Legislatura XXVII - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19170707 - Número de Diario 77

(L27A1P1eN077F19170707.xml)Núm. Diario:77

ENCABEZADO

MÉXICO, SÁBADO 7 DE JULIO DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO EXTRAORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO 1. - NÚMERO 77

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL DÍA 7 DE JULIO DE 1917

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Se lee, discute y aprueba el acta de la anterior. Varios CC. Diputados rectifican hechos, ocupa la presidencia el C. Román.- 2. Se da cuenta con los asuntos en cartera.- 3. Se reanuda la discusión sobre el dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta acerca de la ley de ingresos, discutiéndose la fracción XIII.- 4. Es desechada una proposición para que sean prolongadas las sesiones vespertinas, y aprobada otra para que sólo se efectúen sesiones en la mañana. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. NERI EDUARDO

1.

(Asistencia de 160 CC. diputados.)

El C. Presidente: Se abre la sesión de la Cámara de diputados.

- El C. Secretario López Lira leyó el acta de la sesión anterior. Está a discusión

El C. García de Alva: Pido la palabra para aclaraciones al acta. Para que se haga constar mi protesta ante la versión calumniosa del ciudadano Aguirre.

- El mismo C. Secretario (leyendo una parte del acta): "Los ciudadanos Aguirre Escobar y Velásquez rectificaron hechos e interpelaron, el primero, al C. García de Alba y el segundo. al C. Cienfuegos y Camus."

El C. García de Alva: Pido que se haga constar allí que protesté contra la aseveración del ciudadano Aguirre Escobar, a reserva de rectificar hechos aquí.

El C. Presidente: Manifiesto a Su Señoría que el acta contiene la relación sucinta de los hechos y que lo que manifiesta Su Señoría consta íntegramente en el Diario de los Debates.

El C. García de Alva: Pedí la palabra ayer y no se me concedió, es decir, se me dejó al último.

El C. Presidente: Apareciendo que al final estaban inscriptos para rectificar hechos cinco ciudadanos diputados, se dio lectura a los nombres de ellos por la Secretaría.

El C. García de Alva: Pero eso no quita que yo haya contestado aquí en el momento la imputación calumniosa, y quiero que se haga constar en el acta, a reserva de rectificar hechos después.

El C. Secretario López Lira: Se hará constar la protesta del C. García de Alva.

El C. Otero: Para una aclaración. No contestó que no podía concretar el hecho. sino que no podía demostrarlo materialmente. Porque concretar el hecho sí se puede y así lo manifesté.

- El mismo C. Secretario (leyendo el acta): "El ciudadano Prosecretario Ancona Albertos solicitó del C. Otero que concretara sus cargos a la Secretaría contestando este ciudadano representante que no podía concretar esos cargos."

El C. Otero: No contestó eso, allí están los datos de los taquígrafos.

El C. Presidente: Vuelvo a manifestar a Su Señoría que eso está en las notas de los taquígrafos y debe aparecer en el Diario de los Debates.

El C. Otero: Pero es un hecho interesante; no contesté que no podía concretarlo, sino que no podía demostrarlo materialmente.

El C. Presidente: Se hará la rectificación que usted solicita.

El C. Otero: Protesto contra el hecho de que se asiente una falsedad en el acta; el acta es una relación de hechos y este es un hecho.

El C. Secretario López Lira: ¿Qué dijo Su Señoría?

El C. Otero: Que no podía demostrarse materialmente, y no que no podía concretarse.

- El mismo C. Secretario: Se hará esa rectificación. El acta dice: "El C. Secretario López Lira pasó a la tribuna para hacer aclaraciones acerca de la labor de la Secretaría en la votación a que se refirió el C. Román, y como fuera interrumpido por una afirmación del C. Otero, el orador solicitó....," etc. No me interrumpió a mí el C. diputado Otero, interrumpió al ciudadano Siurob; de manera que yo me permito rogar que se haga constar esto en el acta próxima. Con las rectificaciones hechas se pregunta a la Asamblea si se aprueba

el acta. En votación económica, los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. González Torres para rectificar hechos .

El C. González Torres: Señores diputados: Aun cuando yo no fui uno de los que firmaron la protesta o la acusación ante la Nación, de la Mesa Directiva, sí di mi voto en contra del voto de confianza porque fui uno de los atropellados; pero en mi conciencia existe la creencia de que ayer debió haberse dividido ese voto de confianza entre el Presidente y los secretarios, los vicepresidentes, que no tienen nada que ver absolutamente en el asunto. Sin embargo, no fue así y como no se puede razonar un voto, yo vengo a asegurar a ustedes que mi voto recusando el voto desconfianza, no se refería en absoluto a los vicepresidentes ni al señor doctor López Lira, cuya honradez es intachable. (Voces: ¿A Padrés? ¿A Padrés?

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Padrés para una interpelación al señor González Torres.

El C. Padrés: Yo deseo interpelar al señor González Torres para que se sirva decirme si ya que no se refiere usted al Secretario López Lira que lo considera honrado, diga si se refiere al que está hablando.

El C. González Torres: No me refiero a usted.

El C. Padrés: Con todo valor, señor

El C. González Torres: Equivocadamente podría hacer a usted un cargo, puesto que usted votó por la afirmativa y más cuando la persona que estuvo tomando la votación fue el señor Mata.

El C. Padrés: No, señor, estuvo tomando la votación su servidor.

El C. González Torres: Anotando la votación, usted; pero el señor Mata era el que tenía la lista preguntando los que votaban por la afirmativa y negativa, y cuando yo me acerqué al señor Mata para que me anotara, no me hizo caso. (Voces: í Que hable Mata!)

El C. Padrés: Pues falta usted a la verdad, señor González Torres. El que estaba tomando la votación era su servidor y si yo me equivoqué fue involuntariamente, y si algunos individuos creen que son más honrados que yo, están muy equivocados. Pueden creer que ninguno de los que han firmado la protesta es más honrado que yo. (Confusión y desorden; varios ciudadanos diputados pretenden hacer uso de la palabra.)

El C. Lailson Banuet: Yo soy mil veces más honrado que usted. (Una voz: ¡ El hazme reír de la Asamblea!)

El C. Padrés, continúa dirigiéndose al C. González Torres: Y crea usted que si cometí un error fue involuntario, y si cualquiera de los individuos que han firmado esa protesta cree que es más honrado que yo, está muy equivocado. (Confusión; voces de las derechas: ¡Protestamos! ¡Protestamos! Yo acepto que lo censuren a uno por un equívoco, pero no que lo tilden a uno de falto del honradez.

El C. Robledo: Moción de orden, señor Presidente. (Confusión; campanilla.)

El C. Padrés: Yo no soy de los que van a aceptar que ninguno de los que firman esa protesta, crean que yo soy menos honrado que ellos, puesto que creo que estoy muy por encima de ellos.

El C. Robledo: Moción de orden. Excito al ciudadano diputado Padrés para que vierta sus conceptos con más moderación y que no trate a los ciudadanos diputados de esa manera; estamos obligados a hacer rectificaciones, pero yo me permito suplicar al C. Padrés que se concrete a hacer aclaraciones y no insulte a los CC. diputados. (Aplausos.)

El C. Padrés: Yo creo que el señor Robledo no estuvo pendiente de las palabras del general Treviño, y me extraña que no haya hecho esa moción ayer, porque el señor general Treviño no solamente se expresó en términos exaltados, sino que insultó a muchos de los CC. diputados que están aquí.

El C. Díaz González: ¿Y el señor Cienfuegos qué hizo, señor?

El C. Padrés: ¡No estoy hablando con usted! Así, señor González Torres, voy a seguir mis palabras para decirle esto: ya que usted no tiene el valor suficiente para decir quién es el que ha tenido el error, voy a decírselo: me he equivocado involuntariamente; ahora si no lo quiere creer, haga usted lo que le pegue la gana.

El C. González Torres: Malamente se ha sentido ofendido el señor Padrés, porque él debió reflexionar una cosa: votando Él por la afirmativa, que debe haberlo pensado desde un principio, no me iba yo a imaginar que quitara un voto; así es que yo no acuso a usted de que haya suprimido mi voto con intención, pudo haber sido un error; pero, en cambio, el señor Mata cuando leyó la lista de la afirmativa y que yo reclamé que anotara mi nombre, no me hizo caso . A eso fue a lo que me referí.

El C. Presidente: Tiene la palabra, para aclaración de hechos, el C. Cepeda Medrano.

El C. Cepeda Medrano: Señores diputados: He pedido la palabra únicamente para rectificar algunos hechos y para contestar alusiones personales del señor López Lira, del señor Siurob y del señor Cienfuegos. Señores: vengo yo con la más sana intención de tratar este asunto, con la más sana serenidad, de entablar, si ustedes gustan, una polémica con ustedes. (Voces: ¡No, no !)

Calmados los ánimos durante doce horas que han transcurrido, ya no vendremos con la exaltación natural después de que se nos dirige un insulto que no merecemos. Yo lamento sinceramente y lamento de veras venir a la tribuna a quitar el tiempo en estos momentos en que se trata de asuntos de tan grande importancia, para venir a defendernos de cargos gratuitos que se nos han lanzado por determinado número de personas, porque no les somos simpáticos, lo que lamentamos mucho. (Risas.) El señor López Lira parece que está ofendido, sin razón, desde hace muchísimos días; y el otro día, sin causa justificada, estuvo dirigiendo palabras duros, cuando menos que sí me ofenden a mí, y que no podía quedarme callado en este caso. Fue la razón por que pedí la palabra para contestar alusiones personales y si hemos firmado nosotros, a pesar de todo el afecto que tengamos por algunas personas, si hemos firmado nosotros el voto unánime contra

la Mesa Directiva que actualmente está en funciones en esta Asamblea, ha sido únicamente porque hemos creído sincera y honradamente que hay mucho de parcialidad por parte de algunas personas.

Esto no es para que ustedes se lastimen, esto no es para que se lastimen los señores secretarios y Presidentes. (Voces: ¡No! Siseos.) No, señores, sino que hemos notado algo de parcialidad, muy humana y muy natural, y que nosotros también honradamente necesitamos combatirla.

En cuanto a lo que dijo el señor Siurob, refiriéndose especialmente a mí, que nosotros, gobiernistas, incondicionales, y "todos los de la derecha y especialmente el señor Cepeda Medrano," y que no vine a defender con todo entusiasmo el proyecto del C. Presidente de la República, en lo relativo al impuesto del infalsificable. En esto está en un error el compañero Siurob, y error lamentable. Yo pedí la palabra al señor Presidente y no sé por qué circunstancia estaba entre los últimos que aparecían en la lista; la pedí dos veces; aproveché una oportunidad en que el señor Siurob se dirigía a mí, y entonces pedí la palabra para rectificar hechos, y es público y notorio de la Asamblea que se me suspendió en el uso de la palabra por orden del señor Presidente, porque, según él, me estaba saliendo del punto a debate; perfectamente bien: pero consta al señor Siurob que no se me presentaron oportunidades para poder abordar ese punto, que si yo quería abordar ese punto hasta donde pueden llegar mis escasos conocimientos, y les consta a los CC. Siurob y Acuña que en lo personal hablé con ellos y les manifesté que estaba conforme; el mismo señor Siurob, al entrar a la Cámara hablé con él y le dije que estaba conforme. ¿Por qué el señor Siurob nos viene a atacar porque no defendimos un proyecto? Eso no es culpa de nosotros, señor Siurob, es culpa de la Asamblea, es culpa de muchísimas causas, pero no personales; nosotros hemos tenido gusto, hemos tenido deseos de venir a abordar esta tribuna en muchos casos, aunque nos haya dicho muchas veces el señor Urueta que estamos enamorados de la tribuna. En cuanto a los cargos que nos ha hecho al grupo de liberales reformistas el señor Siurob, falta a la verdad; el señor Siurob ha dicho textualmente lo siguiente: (Voces: ¡No se oye!)

El C. Ramírez G. Benito: ¿Qué periódico es?

El C. Cravioto: "La Cucaracha."

El C. Cepeda Medrano: Es el "Excélsior." Señores , estén ustedes satisfechos, porque es un periódico que ha dado muestras de imparcialidad.

(Siseos.) Pues, señores, si me equivoco, han de demostrarme; "No miento, repite el orador Ayer propiamente no hubo desorden," habla el C. Siurob y además afirma. (Leyó.) Esto de incondicionales, imprudentes, inconscientes y, además, un cargo que se nos hizo de llamarnos "cuarenta y uno," el C. Siurob. (Risas y voces: ¡Más respeto! Aplausos.) Después, ¿cómo podremos contestar estos cargos, señor Siurob? (Campanilla.) (Voces: No les dijo eso.) Aunque ustedes digan que no, señores, lo sostengo, y el mismo señor Siurob nos lanzó ese cargo y falta a la verdad el señor Siurob, porque cuando guste podemos demostrarle lo contrario. (Aplausos y risas. Voces: ¡Pruebas!) ¿Para que quiere usted más pruebas elocuentes, señor Siurob?

¿Para qué quiere usted que vengamos a repeler insulto por insulto tan canallescamente? No, señores; y luego el señor Siurob nos dice que no ha pretendido insultarnos, que él no es capaz de insultar, ¿no es capaz de insultar el hombre que llama a un grupo de diputados "frescos," vendidos, serviles, bajos e incondicionales? Se lamenta profundamente de que el señor general Treviño viniese aquí a contestar con los mismos insultos los que había recibido del general Siurob. Se lamenta de que el general Treviño le hubiese venido a decir que únicamente era audaz e insolente, porque eso únicamente quiere decir audacia e insolencia, y, en cambio, nosotros sólo llegamos hasta la dignidad, hasta donde pueden soportar los hombres honrados.

En cuanto a incondicionales, que se les ha metido entre ceja y ceja a algunas personas, faltan completamente a la verdad. En cuanto a gobiernistas, si ustedes quieren titularnos con este epíteto, estamos dispuestos, yo en lo particular, a aceptarlo de todo grado. Si, señores, soy gobiernista en la época actual y fui antigobiernista recalcitrante en la época de Porfirio Díaz (Voces: o pruebas, pruebas!) ¿pruebas? ya lo demostré aquí en los momentos de la discusión de mi credencial y ya lo demostré a ustedes con el señor Prieto, que yo publicaba un periódico en ciudad Juárez cuando muchos de ustedes no eran revolucionarios. Ya lo demostré a ustedes que tuve honor de ser comisionado para ir a levantar la región, una región de las más importantes, y las pruebas las tienen ustedes aquí dentro. También el señor Siurob ha hecho hincapié en llamarnos varias veces incondicionales.

Incondicionales, como ustedes lo comprenden, en la acepción vulgar de la palabra, se entiende por servilismo, bajeza, humillación. Nosotros no somos serviles, no somos bajos, no somos humillantes.

El incondicionalismo no puede existir en esta forma; entre nosotros existen afectos grandes hacia el Gobierno de la Revolución; existen afectos grandes hacia el señor don Venustiano Carranza, pero nunca llegando a la bajeza y a la humillación, porque nunca, nadie nos puede citar un solo caso, ninguno de esta Asamblea, en que nosotros hayamos recibido siquiera una concesión, y nosotros sí podríamos citar a muchos favorecidos, a muchos concesionarios.

(Voces: ¡Nombres, nombres!) Nosotros sí podríamos lanzar cargos en esta forma y, sin embargo, nosotros, los que somos incondicionales, somos los que estamos en peores condiciones. Entonces, señores, ¿cómo ha de ser posible que vayamos a soportar semejantes cargos y a seguir consintiendo que a cada, momento, por que se le antoje a un individuo determinado, se nos tilde con ese epíteto denigrante para podernos desprestigiar? Ahora yo he sido, desgraciadamente, el blanco de algunos señores diputados y no ha habido en esta Asamblea ninguna persona que con cargos concretos pueda venirme a confundir. No ha habido ninguna persona que venga a demostrar con pruebas con cargos concretos, que yo por un sólo momento haya estado fuera de la Revolución; no la habido en esta Asamblea una sola persona que pueda señalarme un desliz político, una falta en mi vida política; que pueda decirme que yo defeccioné un solo momento y que me pueda decir que no he estado siempre al lado de la Revolución. ¿Que no he sido un valiente de

esos que hay muchos en la Revolución? Lo lamento, señores, pero ¡qué quieren ustedes....! (Voces: ¡Es de la derecha!)

El C. Ramírez Benito: Tú eres el más valiente de la derecha.

El C. Cepeda Medrano: Pues yo lamento, señores ,que no tenga el valor personal militar y civil de los de la derecha; lo lamento porque hubiera hecho una obra grandiosa como la han hecho todos ustedes, pero sí puedo decirles a ustedes y justificarlo con el General Castro, con el General Cesareo Castro, que estuve ocho meses a las órdenes de él en su estado mayor, pues muchísimos de ustedes han estado en estados Mayores y traen insignias de coroneles, de generales y no sé qué más; yo no traigo ningunas y no reclamo nada, pero es exacto que estuve con él ocho meses, corriendo, si ustedes gustan, porque en esa época no teníamos más que una región porque en esa época no teníamos más que ochenta hombres, cuando nos encontramos con el general Murguía en Cuatro Ciénegas, hasta Ocampo y Boquilla del Carmen; pueden consultar este hecho con el general Murguía; después me incorporé al general Murguía. (Voces: ¡No te hagas autobombo, escribe tu biografía!) Ya la escribiré, ya llegará el tiempo oportuno en que yo pueda escribirla con todos estos antecedentes. Lo que yo veo es que ustedes me están molestando día a día. ¿Quieren que soporte desde mi curul los insultos que se me lanzan? Mientras yo esté aquí presente, mientras pueda contestarles, mientras pueda venir aquí con toda serenidad y con toda calma a decirles a ustedes que faltan a la verdad y que estos cargos son gratuitos, lo haré con todo gusto. Yo he querido revestirme de algo de prudencia, pero en muchos casos me ha faltado y a ustedes también; estamos peleando aquí todos los días, estamos insultándonos mutuamente, y la Nación ¿qué dice de todos estos actos? Yo no he venido aquí más que a defenderme cuando se me ha insultado; les consta a ustedes que cuando ataqué la credencial del ciudadano Esquivel, la del ciudadano Sáenz y las de otros muchos, no los acusé de reaccionarios, no toqué el punto político, he tocado el punto legal y, sin embargo, yo he recibido insultos de varias personas injustificadamente; yo quiero que ustedes se documenten, que ustedes, en mi Estado o con personas que me conocen, tomen datos suficientes y entonces vengan a confundirme; el día en que puedan señalarme manchas políticas que me avergüencen, saldré de la Representación Nacional, pero antes no podré salir, y seguiré prestando mis servicios al Gobierno de la Revolución, que es al que venimos a sostener. (Aplausos y voces: ¡Muy bien!)

Presidencia del C. NARRO REYNALDO

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manrique, para hechos.

El C. Padilla: Moción de orden, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Padilla para moción de orden.

El C. Padilla: Tenemos que cumplir la orden del día. La ley de ingreso tiene muchas adiciones por discutirse. (Voces: ¡Si, si!) Es lo que interesa a la Nación. ¿Qué le importa a la Nación lo que nosotros nos digamos, los de las derechas y los de las izquierdas? ¿Esto es lo importante, señores? Apelo al patriotismo del señor Manriquez y al patriotismo de los demás oradores para que ya se discuta la ley de ingresos, que es lo que nos importa. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta que todavía hay algunas personas inscriptas para alusiones personales. Dio la palabra al C. Manrique para alusiones personales, pero está conforme con la idea manifestada por el C. Padilla y la pone a la consideración de la Asamblea. Hay todavía algunos representantes inscriptos para alusiones personales y para hechos. (Voces y murmullos.) La Presidencia pone esto en consideración de la Asamblea, la moción del diputado Padilla.

El C. Manrique: Señores diputados: Al señor Presidente le consta que he pedido la palabra desde anteayer o, por lo menos, desde hace tres días, para hechos y no para cuestiones personales....

(Voces: ¡No, no!) Comienzo, señores diputados, por hacer votos porque la serenidad, la armonía y el buen humor que después ....(Voces ¡No, no, no!) de las anteriores tempestades habían ya reaparecido ayer, gracias, sobre todo.... (Voces: ¡No, no, no, no!) de las anteriores tempestades habían ya reaparecido ayer, gracias, sobre todo ....(Voces: ¡No, no, no!) Campanilla.)

El C. Secretario López Lira: La Presidencia encarga a los señores diputados se sirvan escuchar al orador que está en la tribuna. Después de que haya hablado, se pondrá a la consideración de la Asamblea la moción del C. Padilla

El C. Manrique: Digo, pues, que hago votos porque la serenidad, armonía y el buen humor que ayer.... (Voces: ¡No, no, no! Campanilla) que ayer habían reaparecido entre nosotros , gracias, sobre todo, a la feliz memoria y ala voz de Stentor de nuestro compañero Gustavo Padrés, vuelvan a reinar definitivamente entre nosotros. Y ya para entrar en materia (Voces: ¡No, no, no!) voy a rectificar brevemente algunos hechos.....(Voces: ¡No, no, no!) Varios ciudadanos diputados pretenden hacer uso de la palabra.)

El C. Montes Federico: Moción de orden, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Montes para una moción de orden.

El C. Montes: Es notoria la inconsecuencia de la izquierda en no permitir hablar al señor Manrique. Ayer tuve conocimiento de que se vertieron frases injuriosas para los miembros del grupo reformista y ayer no se perdía el tiempo en discusiones bizantinas. Ahora si al señor Padilla, que siempre está hecho un merolico en su asiento, le urge mucho la discusión de su proyecto ... (aplausos nutridos) yo suplico al señor Presidente excite a los señores del "no" para que permitan hablar al señor Manrique, y si a pesar de eso no permiten al señor Manrique el uso de la palabra, ruego a los señores del grupo Reformista abandonen la Cámara.(Aplausos de la derecha.)

El C. Manrique: Deseo, señores diputados, que me concedáis un poco la atención, y no por una amenaza, que agradezco, porque viene del afecto

del compañero Montes; pero siquiera sea por afecto y por equidad......

El C. Alonzo Romero: Vamos a dedicarnos a asuntos más urgentes.

El C. Manrique: Ya para entrar en materia, creo que no habré menester de solicitar para mis palabras, según es costumbre, indulgencia y atención porque, realmente, yo creo que acertaba al compañero Siurob cuando ayer con fina sátira indicaba que a causa del sacrificio en obsequio vuestro, de mi ser, se debía mi actual flaqueza. De manera que resulta que nunca como hoy siento tan indispensable la ayuda y el estímulo vuestros, como entre paréntesis, yo que se me orilla a una explicación, sólo he de deciros que he acabado por convencerme de la necesidad de adoptar como segura guía los conceptos y valores estéticos aquí consagrados y la sabiduría de la vieja máxima, tan propia para normar la conducta de hombres fuertes: "A la tierra que fueres haz lo que vieres." Y anonadado ante la clara dialéctica del Licenciado Medina, cuando argumentaba formidablemente contra la llamada teoría de los viejos, yo no quise que se me tuviera por uno de ellos, y por fin me he convencido de la verdad que encierra la peregrina teoría del compañero Hay, que el respeto que merecen los hombres a la sociedad en que viven, ha de medirse por la longitud de sus barbas. Yo no quiero que me tengáis por romano, ya que mi nariz dista mucho de ser cesárea, me he decidido por ser lampiño; lástima grande que no sea posible, señores, afeitarme moralmente; pero dejemos estas sutilezas y entremos en materia. Solicité de la Presidencia, y ella es testigo, la rectificación de algunos hechos, e incidentes surgido ayer y anteayer me impidieron hacer las rectificaciones. Afirmaba el compañero Martinez Escobar, y en esto estoy de acuerdo, que el hecho torpe, indudablemente, de haber expresado que el peso de papel infalsificable tenía solamente un valor efectivo de veinte centavos oro nacional. no era exclusivamente culpa de la Secretaría de Hacienda, y en esto estoy de acuerdo; esto era culpa del ambiente. Recuerden ustedes las conferencias de aquella época, los periódicos de aquella época y se, convencerán, acudan mejor a sus recuerdos, y se convencerán de que esta era en aquel entonces la idea dominante; nos forjamos la ilusión de que toda la herencia del pasado era mala y viciosa y que todos debíamos rechazarla, hasta las adquisiciones fundamentales de la ciencia y la teoría misma de las instituciones de crédito, que con mucho ingenio define aquel escritor español José Selgas, que el crédito consiste en tener cada uno tantas pesetas en el bolsillo, como personas saben que se tiene una peseta en el bolsillo; de manera que debido a las circunstancias del momento, el papel infalsificable o cualquier moneda fiduciaria, tenía un valor que, efectivamente, no tenía, y de allí que se asignase un valor efectivo de veinte centavos oro nacional, lo que fue seguramente una torpeza y una lección que debemos aprovechar, porque no toda la herencia del pasado debemos rechazarla, ni todo lo viejo es malo, ni todo lo nuevo es bueno; pero en lo que no estoy de acuerdo con el señor Martinez Escobar, es en su afirmación cuando trataba de justificar la política del licenciado Luis Cabrera, diciendo que había sido política de engaño y que esta política era, en realidad, digna de aplauso. Si el señor Martinez de Escobar profesa las teorías de Nicolás Maquiavelo en "El Príncipe," entonces no tengo nada que decir, esta en su papel; pero para un hombre que se precia de honrado, aunque el engaño sea útil, nunca es licito ni plausible; de manera que defender la política del Secretario de Hacienda, diciendo: "el engaño era en aquellos momentos útil," me parece que es una gran falsedad. Yo no recuerdo los datos exactos de la existencia de numerario en las arcas de la Tesorería en aquel entonces; pero no puedo afirmar tampoco si podría haber seguido indefinidamente el canje de papel infalsificable por oro nacional a razón de cincuenta pesos infalsificables por un hidalgo; pero en primer lugar, creo que esto podría haberse sostenido por un periodo, porque el crédito del Gobierno iría, naturalmente, en aumento, sobre todo, por la confianza que aquella medida infundió entre el público. Y por otra parte, porque sabéis perfectamente que no sólo salía metálico de las arcas de la Nación, sino que también entraba a ellas por otros conceptos, impuestos especiales en metálico. Pero mi rectificación consiste en esto: aunque carezca de datos y de números concretos, creo poder afirmar que el llamado engaño se suspendió, no porque no hubiera podido sostenerse, si no porque recordaréis perfectamente que apenas se había iniciado este canje de moneda metálica por papel infalsificable, cuando sobrevino el ataque de Francisco Villa a la población norteamericana de Columbus. En estas condiciones, amenazada la Nación por una guerra internacional, cuando seguramente todos los egoístas que no tenían otro dios que el becerro de papel, cuando todos lo egoístas se habrían apresurado indudablemente, olvidándose de todo espíritu de abnegación y de sacrificio, a deshacerse de todos sus billetes, ¿era justo, era patriótico, era cuerdo, era prudente en el Gobierno revolucionario el seguir sacrificado su oro, o reservarlo para los gastos más urgentes o guardarlo para la próxima guerra? Seguramente que no; esta es mi opinión y seguramente la vuestra, el haberse suspendido en aquella época y apenas iniciado el canje de metálico; posteriormente, como la expedición punitiva hubiese agravado la situación política en el Norte de la República, el crédito del Gobierno siguió por la pendiente, y si a esto se agrega la inmoderada sed de lucro de los especuladores, que se empeñaron en dar muerte al papel infalsificable, lo tendremos perfectamente explicado, sin necesidad de acudir a la teoría de engaño de la política hacendaria del Gobierno de la Revolución.

Una alusión personal; sólo la tocaré brevemente, como lo merecen los asuntos personales. Persisto en mi reproche al público de la capital, y en mi creencia, que yo creo que comparte el mismo doctor Román allá en su fuero interno, a pesar de su deseo muy plausible de conquistar una sonrisa del público de las galerías, cosa que puede serle útil tarde o temprano, la creencia, digo, de que quizá una parte del público de las galerías asistió a estos debates por un laudable deseo de enterarse de nuestra conducta política y de observar la actuación de los diputados; otra buena parte, y esto no se oculta a ustedes, solamente lo ha hecho por interés, por bajo interés y por codicia.

Para terminar tocaré un asunto que creo que nos toca más de cerca, porque se trata de uno de nuestros compañeros. Vengo a levantar mi protesta, en nombre de todos los caballeros, en nombre de la caballerosidad y de la honradez, que creo que son dominantes en esta Cámara a levantar mi protesta, digo por los ataques que han tenido mucho de inmerecidos y de crueles que se han lanzando sistemáticamente desde esta tribuna, iniciados primero por el señor licenciado Sánchez Pontón, secundados por el señor Martinez de Escobar y corroborados más tarde con saña por el señor José Sánchez, contra nuestro compañero el señor licenciado Jesús Urueta. Distanciado el señor Urueta de las derechas por su manera de pensar; alejado del seno de las izquierdas, no puede tomarse mi actitud en esta ocasión como el deseo de adular ni a unas ni a otras. Por otra parte, llegado ya tal vez a su ocaso político el señor Urueta.....(voces: ¡No, no, no!).... tampoco espero nada de él, y quiero, por otra parte, tener siempre el orgullo de afirmar como el bardo español: "Nunca mi labio a la servil lisonja paria rindió;" pero a lo que sí creo tener derecho es a protestar, obedeciendo un sentimiento de honradez, contra esos ataques y de una manera muy especial a los ataques hechos por el señor José Sánchez contra el diputado Urueta; primero, porque seguramente hay en ellos mucho de inmerecido, y segundo, porque fueron hechos a un ausente y, sobre todo, porque fueron hechos a un caído....(Voces de la izquierda: ¡Que caído!)

El C. Zubaran Juan: Protesto, No puede estar caído nunca el licenciado Urueta.

El C. Manrique, continuando: Señores, hasta la sabiduría popular, que raras veces se equivoca, lo ha dicho: "del árbol caído todos hacen leña;" no parece sino que la jauría de gozquecillos que sólo esperaban una oportunidad para acometer, se ha lanzado sobre el fuerte jabalí apenas notaron que sus colmillos estaban desgastados y agotadas sus fuerzas. (Aplausos.) Yo creo que desde esta cátedra, que debemos procurar santificar con nuestra palabra y con nuestra idea, debemos dar a la Nación cátedra de caballerosidad en materia política. No señores, yo creo que la política no debe consistir en descararnos unos a otros ni en alejar de nuestro seno una cosa que ya no nos sirve, como un trasto inservible, a quien ya no nos puede prestar la ayuda de antaño. Yo vengo a protestar contra este procedimiento que solamente redunda en desdoro para la Representación Nacional ¿Por qué no se ataca con la misma saña a Marciano González o a García Vigil? ¿Acaso porque son inmaculados?

Yo creo que no, y no se ofenda, porque yo creo que entre nosotros no hay inmaculados. Lo que pasa es que es menos peligroso atacar a un caído que atacar a una persona como González o como García Vigil, que hoy están pujantes y vigorosos y, al fin y a la postre, ¿por qué tanta saña contra el C. Urueta y por qué se le ataca tan despiadadamente? ¿Qué es, a la postre, el licenciado Urueta, sino la realización más elocuente de lo que somos todos los humanos que estamos hechos de absurdo y de contradicción, de bien y de mal, de fragancia de flor y de fetidez de albañal, de luz de astro y de tiniebla de abismo? No, señores diputados, el vulgo se ensaña siempre en acechar a los hombres que se levantan tres palmos sobre la multitud, y apenas advierte en ellos alguna mancha, apenas advierte en ellos una caída, nos dice frotándose las manos con satisfacción: "¿No os lo decía yo? No podía ser perfecto e inmaculado, si él también es hombre como nosotros, si el también tiene miserias." No, señores diputados, si queremos estar por encima de la vulgaridad, si no queremos merecer el reproche de espíritus ruines y vulgares, es necesario que purguemos a los hombres en su conjunto, contando su debe y su haber, sus vicios y sus virtudes, y que no veamos sólo un lado de su conducta cuando está en el apogeo de su poderío, de sus cualidades y el lado de sus defectos y de sus miserias cuando esté caído; no, señores diputados, seamos generosos con el licenciado Urueta y perdonémosle sus errores y miserias.

(Voces: ¡No las tiene!) Sus faltas y sus caídas, en agradecimiento siquiera de las horas muy deleitables que nos ha hecho pasar desde esta tribuna, pendientes, muy a pesar nuestro, del hilo de oro de sus palabras, de su voz armoniosa y bien timbrada, de la belleza de sus conceptos, de la nobleza de sus ideas y de la elevación de su pensamiento. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Magallón. - El C. Magallón: Voy a molestar por breves momentos vuestra atención, porque se me ha hecho un cargo directo por el señor licenciado González Torres Lo que pasó aquí anteayer al tomarse la votación ....(Voces: ¡Ya está bueno!)

Necesito defenderme, señores diputados, en el mismo caso lo harían ustedes, lo que pasó anteayer se ha repetido infinidad de veces. Reclamo un momento vuestra atención, señores diputados. Yo nunca hablo arriba de cinco minutos..

El C. García Eliseo, interrumpiendo: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. García.

El C. García Eliseo: Se ha dado a la mesa un voto de confianza por las izquierdas. Yo pido que se haga efectivo, respetando las disposiciones de la Mesa, que ha pedido orden para que pueda hablar el orador.

El C. Presidente: La Mesa hace notar a Su Señoría que no puede negar la palabra a los oradores que la piden para alusiones personales.

El C. García Eliseo: Me refería a la Asamblea, que no deja hablar al señor Magallón. Se ha dado un voto de confianza a la Mesa y usted ha ordenado que se guarde silencio.

El C. Magallón, continuando: Decía yo que lo que pasó antier se ha repetido infinidad de veces aquí. ¿Qué quiere decir que al tomarse la votación falten uno, dos o tres votos de ciudadanos diputados? Pues esto se ha repetido ya varias veces. Varios señores diputados, cuyo voto faltó de tomar en consideración, dicen: "yo voté ." Se le toma en consideración. La falta, pues, que cometió anteayer la Secretaría, está perfectamente justificada, puesto que ya se ha repetido muchas ocasiones. Hay otra circunstancia, señores diputados: anteayer el Secretario que tomaba la votación aquí, no el que la transmitia al papel, no podía oír, porque cuando votaban algunos de los señores diputados había una explosión de aplausos en las curules; esto impedía oír perfectamente

los nombres. Por lo que a mí respecta, yo llevaba la afirmativa de la L a la Z, y puedo ser responsable de la omisión de los ciudadanos Ordorica y Rocha. Por lo que al señor Padrés respecta, puede ser responsable de la omisión de tres votos, que son: Basáñez, de la Barrera y González Torres.

Yo voté por la negativa, el señor Padrés por la afirmativa. Si a mi se me quiere hacer responsable de mala fé, pudiera hacerse responsable también al señor Padrés; pero ni el ni yo suprimimos esos votos voluntariamente.

Además, yo no sé si el señor Villarreal dejó de escuchar a los señores Ordorica y Rocha cuando emitieron su voto, para transmitirlo aquí. Por otra parte, los señores que tomaban la negativa no eran secretarios: eran el señor licenciado Aurelio Peña. El señor Manrique, que llevaba de la L a la Z de la negativa, dejo de tomar dos votos que fueron los de los CC. Valle Tomás y Márquez Rafael. Yo no quiero suponer nunca mala fe en el señor Manrique, sino una omisión involuntaria, de la misma manera que nos sucedió a nosotros .

Dicho ésto, encuentro yo verdaderamente inconsecuente que el señor Manrique que estuvo funcionando como Secretario y que omitió dos votos involuntariamente, haya negado su voto de confianza ayer, puesto que al negárselo a la Secretaría, se lo negó a él mismo. Dicho todo esto, quiero interpelar atentamente al C. González Torres para que me diga si entre los secretarios que enumeró hace un momento, pues únicamente exceptúa al señor López Lira, me considera falto de honorabilidad.

El C. Ramírez Benito: Dice que Mata.

El C. González Torres: Ya hice la aclaración correspondiente: en primer lugar, yo no creo a ninguno de los secretarios falto de honorabilidad; en segundo lugar, el hecho de que yo haya negado mi voto de confianza para la Mesa, no fue porque se haya omitido mi voto por los que anotaron en la lista, sino que cuando el señor Mata leyó la lista y le hice las observaciones que solicitaba, no me hizo caso; por otra parte con razón, porque en esos momentos se levantaron todos y fue un escándalo espantoso como a todos les consta. De manera que yo no acuso a los señores secretarios de falta de honorabilidad.

El C. Secretario Mata: ¡Gracias!

El C. González Torres: (Dirigiéndose al C. Magallón.) Usted no podía darse por aludido, desde el momento en que ya dije que por la confusión no se me podía escuchar; el señor Padrés tampoco puede sentirse agraviado, porque él votó por la afirmativa y no había de quitar a su partido un voto. Cuando protesté porque no se me había anotado, me dirigí al señor Mata, diciéndole que me apuntara y él no me hizo caso; pero en esos momentos se levantó toda la Asamblea y se hizo el escándalo espantoso que presenciamos y, por lo tanto, no tuvo la culpa, porque ya no pudieron hacer nada los secretarios.

El C. Magallón: Esta es la declaración que quería yo oír de labios del señor González Torres. (Voces: ¡Que dé las gracias Mata!)

El C. Secretario Mata: Ya las di.

El C. Soto: Pido la palabra. Estoy inscripto.

El C. Presidente: La Presidencia estima que tenemos asuntos urgentes que tratar y vamos a entrar a discusión.....

El C. Soto: Unos cuantos minutos nada más. Se me dijo que después del señor Magallón se me concedería el uso de la palabra.

El C. Córdoba: Cuando se ofende a una persona tiene derecho de hablar y es necesario que se le conceda la palabra.

El C. Secretario López Lira: Se pregunta a la Asamblea si la Mesa sigue concediendo la palabra para rectificación de hecho y aclaraciones. (Voces: ¡No, no, no!) Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. No hay mayoría. No se concede el uso de la palabra para rectificar hechos ni para aclaraciones.

- El mismo C. Secretario: "Secretaría de Estado Negocios Interiores. Sección la.....

El C. Avilés, interrumpiendo: Pido la palabra para una interpelación a la Mesa. Tiene usted derecho de concedérmela.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Avilés.

El C. Avilés: Antier once diputados de Michoacán presentamos un escrito de acusación contra el Gobernador de Michoacán. Ya era tiempo de que se hubiera dado lectura a ese documento, sobre todo, cuando iba con el carácter de urgente. Así es que yo pido a la Mesa que ordene dar lectura a ese documento, porque es de urgencia.

- El mismo C. Secretario: La Presidencia informa a Vuestra Soberanía que el C. diputado Parra se acercó hoy a la Oficialía Mayor pidiendo se retirara la acusación en contra del C. Rentería Luviano.

El C. Parra: Hay una equivocación en la Mesa. Yo pedí a la Oficialía Mayor que se aplazara la discusión de un escrito en que pedimos a la corte que solicite el nombramiento de un visitador; pero no me referí a este oficio de que habla el señor Avilés.

El C. Secretario López Lira: Hecha la aclaración por el señor diputado Parra, la Secretaría manifiesta a Su Señoría (dirigiéndose al C. Avilés) que es asunto que debe tratarse en sesión secreta.

El C. Avilés: Yo no sé quién autorizaría al señor compañero Parra para que hubiera ordenado retirar ese documento.(Voces y murmullos.) La Presidencia debe dar resolución a este asunto.

- El mismo C. Secretario: Se dará cuenta con él en sesión secreta, puesto que se trata de una acusación contra un Gobernador.

El C. Parra: Para explicar.....(Campanilla.)

- El mismo C. Secretario dio cuenta con los siguientes asuntos en cartera: Oficio de la Secretaría de Estado, Negocios Interiores, en que participa haber quedado enterada del memorial que dirigieron a esta H. Cámara varios reclusos de la cárcel municipal de Veracruz, pidiendo la expedición de una amplia ley de amnistía, que permita a todos los mexicanos, sin distinción de credos políticos, trabajar por el mejoramiento nacional.- A su expediente.

Circular del Congreso del Estado de Sonora, participando que el día 18 del mes próximo pasado, entró dicho Congreso en sus funciones de Constituyente,

las cuales durarán hasta el 15 de septiembre próximo.- De enterado.

Oficio del Gobierno del Estado de Veracruz - llave, al cual se acompañan dos ejemplares del decreto expedido el 29 de junio último por el C. Cándido Aguilar, Gobernador de esa Entidad, en uso de las facultades extraordinarias que en el ramo de Hacienda le concedió la H. Legislatura local - De enterado y archívense los ejemplares del decreto.

Comunicaciones de condolencia por el fallecimiento del C. diputado Miguel Barragán, subscriptas por el C. Subsecretario de Estado, encargado del Despacho del Interior; la Secretaría de la Legislatura de Guanajuato y los CC. Gobernadores de los Estados de Aguascalientes y Tlaxcala y del Distrito Federal.- A su expediente.

"Comisión de Estado, Departamento Interior.- Señor: Se turnó a esta Comisión de Estado, Departamento Interior, un ocurso subscripto por el C. diputado José Gaitán, en el que manifiesta: que se le concedió licencia por seis días para ir a Morelia a traer a su familia, cuya licencia expiró el 18 de junio próximo pasado; y no pudo presentarse sino hasta el día 24 del propio mes en virtud de que le fue indispensable prolongar su permanencia por enfermedad de su señora madre; y concluye pidiendo que, en atención a que las faltas de asistencia después de concluida la licencia, fueron justificadas, se le paguen las dietas correspondientes.

"Acompaña una carta de dos vecinos de Morelia. de paso en esta ciudad, en esta ciudad, en la que manifiestan que el C. Gaitán no pudo salir de aquella ciudad del 17 al 21 de junio por enfermedad de la señora su madre.

"La Comisión estima justificada la solicitud de referencia y, en esa virtud, se permite someter a vuestra consideración la siguiente proposición:

"Páguese al C. diputado José Gaitán las dietas correspondientes a los días 19 al 23 de junio próximo pasado, inclusive.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.-

México, 5 de julio de 1917 .- Flavio Pérez Gasga.- Francisco Medina." Rúbricas.

Está a discusión el dictamen. ¿No hay quien haga uso de la palabra? (No) En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

"Comisión de Estado. Departamento del Interior.

Señor: Se turnó a esta Comisión de Estado, Departamento Interior, un memorial subscripto por los Presidentes Municipales de varios pueblos del ex distrito de Juxtlahuaca, del Estado de Oaxaca, y apoyado por siete miembros de la diputación del mismo Estado, en que solicitan se convoque a elecciones de diputados a este Congreso de la Unión por el mencionado ex - distrito, alegando como fundamentos, la necesidad y el derecho de tener un representante en esta Cámara y, además, la circunstancia de que antes de la división territorial que sirvió en esta vez para las elecciones, fue por un año, la Comisión encontró que en el círculo electoral de aquella región. Consultada la división territorial del Estado de Oaxaca que sirvió de base a las elecciones verificadas el 11 de marzo del corriente año, la Comisión encontró, que en el círculo electoral número 13 están comprendidos los pueblos que corresponden al ex - distrito de Juxtlahuaca, otros que pertenecen al distrito de Tlaxiaco y otros correpondientes al de Tepoxcolula, siendo el centro del distrito electoral la villa de este último nombre.

"Por tal motivo, la convocatoria debería expedir, en todo caso, de acuerdo con la expresada división territorial y no como lo piden los solicitantes; pero hay más todavía: la Comisión ha recibido informes de algunos otros miembros de la diputación oaxaqueña en el sentido de que la región que comprende el 13o. distrito electoral del estado de Oaxaca, no se encuentra bajo el control del Gobierno de la República, o si lo está, es sólo en una insignificante porción del expresado distrito electoral.

"En tal concepto, la Comisión estima pertinente que antes de resolver, sobre la convocatoria a elecciones, solicitada, se recabe del Ejecutivo de la Unión informe sobre si están o no bajo el dominio del Gobierno los pueblos que forman el 13o. distrito electoral del Estado de Oaxaca.

"Por lo expuesto, nos permitimos someter a vuestra elevada consideración la siguiente proposición:

"Pídase informe al C. Presidente de la República sobre si se encuentran o no bajo el control del Gobierno los pueblos que forman el 13o. distrito electoral del Estado de Oaxaca."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión .- México, 5 de junio de 1917.- Flavio Pérez Gasga.- Francisco Medina ."- Rúbricas.

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

La Presidencia designa en comisión para que soliciten los informes a que se refiere el acuerdo económico que acaba de ser aprobado, a los CC. diputados Rivera Cabrera, Avendaño, Cancino Gómez, Leyva, Montiel y Secretario Padrés.

"Comisión de Estado, Departamento del Interior. "Señor:

"El C. diputado Francisco J. Múgica, por telegrama fechado en Morelia el 1o. del actual y que fue turnado a esta comisión, solicita prórroga por cinco días, de la licencia que por un mes se había concedido, el día 1o. de junio próximo anterior, habiendo concluido por lo tanto, dicha licencia, el día último del expresado mes; y como la solicitud telegráfica tiene fecha 1o. de julio, no es procedente la prórroga solicitada y sólo podría concederse una nueva licencia por el término de cinco días, en atención a que las causas en que se funda la petición de prórroga son las mismas que sirvieron de base a la primera licencia concedida.

"En tal virtud, nos permitimos someter a vuestra elevada consideración la siguiente proposición:

"Concédase al C. diputado Francisco J. Múgica Licencia por cinco días, sin goce de dietas, para que pueda estar separado del ejercicio de sus funciones."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados.- México, 5 de julio de 1917.- Flavio Pérez Gasga.- Francisco Medina."- Rúbricas.

Esta a discusión.

El C. Lailson Banuet: Pido la palabra. Tengo entendido que si el señor pide prórroga por cinco días y deben contarse desde el día 1o, en la fecha no es procedente esa licencia, puesto que estamos a más de 5.

El C. Medina Francisco: Pido la palabra. Sí es procedente, porque el señor Múgica puede justificar que faltó el día 5 con permiso de la Cámara.

El C. Secretario López Lira: ¿No hay quien haga uso de la palabra?

El C. Manrique: Pido la palabra en contra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: No habrá olvidado ustedes que por primera vez y estableciendo un verdadero privilegio, se concedió a un diputado, que lo fue el señor Francisco J. Múgica, una licencia de un mes con goce de dietas, que no fue para tratar asuntos de familia, sino para su propaganda a la gobernatura de Michoacán; en estas condiciones tal licencia, lo reconocimos a poco de haberla concedido, fue injusto concederla, porque establecimos un verdadero privilegio; todavía solicita hoy el señor Múgica una prórroga, siquiera de un día; yo creo que no es delicado de su parte y no debe concederse.(Aplausos.)

El C. Medina Francisco: Pido la palabra. El señor Múgica solicitó licencia de un mes, pero renunció al goce de dietas, de manera que la licencia fue sin goce de dietas. Las razones que hoy expone para no venir a la Representación Nacional en tiempo oportuno, son bastante poderosas para la Comisión. Creo que cinco días es un plazo muy corto para que le sean concedidos al señor diputado Múgica.

- El mismo C. Secretario: La Secretaría hace constar que la proposición se refiere a licencia sin goce de dietas.

El C. Medina Hilario: Es claro y por nuevas causas, ¿verdad? ¿Por qué pide la licencia? (Voces: ¿Cuales son las causas?)

- El mismo C. Secretario: Dice: "Habiendo expirado la licencia que esa H. Cámara se sirvió concederme, ruego a usted se sirva dar cuenta al propio Congreso, con esta mi solicitud de prórroga por cinco días que creo me bastarán para desligarme de los asuntos políticos que atiendo en esta. Muy respetuosamente.- Diputado propietario por el 16o. distrito electoral de Michoacán, general F. Múgica."- Rúbrica.

El C. Medina: ¿En falta de delicadeza pedir una licencia, señor Manrique?

- El mismo C. Secretario: ¿No hay quien haga uso de la palabra?

El C. García Eliseo: Una interpelación a la Mesa.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. García Eliseo.

El C. García Eliseo: ¿Está concedida por la Comisión sin goce de dietas? ¿La anterior fue concedida con goce de dietas?

- El mismo C. Secretario: El C. Múgica hizo su solicitud expresando que la Cámara resolviera si era de concedérsele con o sin goce de dietas, y en un segundo acuerdo económico la Cámara resolvió que segundo acuerdo económico la Cámara resolvió que fuera con goce de dietas, es decir, se puso a la consideración de la Asamblea, primero, si se concedía la licencia: fue aprobada en votación económica y en esta misma forma resolvió la Asamblea que fuera con goce de dietas. Ahora la Comisión propone que sea sin goce de dietas esta prórroga de cinco días solicitada por el C. diputado Múgica.

¿No hay quien haga uso de la palabra?

El C. Parra: Pido la palabra para interpelar a la Comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Parra.

El C. Parra: Desearía que la Comisión se sirviera indicarme si cuando se recibió el escrito del señor Múgica había expirado ya la licencia anterior

El C. Medina Francisco, de la Comisión: Suplico a la Secretaría de lectura al dictamen de la Comisión. Allí están las fechas. El mismo C. Secretario repitió la lectura del dictamen.

El C. Parra: En vista de esa explicación me permito manifestar a la Comisión dictaminadora y a la Asamblea. que es improcedente ese acuerdo.

La prórroga no cabe porque sólo se prorroga lo que está en curso. Si estaba ya vencida, no podía prorrogarse. Ahora bien. nueva licencia no puede darse, porque no está solicitada. Así es que no cabe que la Comisión la conceda: de manera que no pueda prorrogarse.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C: Siurob.

El C. Siurob: Señores diputados: Es un asunto de mera fórmula; el señor general Múgica ha pedido permiso para ir a hacer su campaña electoral al Estado de Michoacán y la Cámara, juzgándolo con el criterio de que es muy justo que un C. diputado aceptara un puesto mayor en el que quizá pueda laborar de una manera más amplia por el bien de país, ha tenido a bien concederle este permiso. Ustedes saben que después de una lucha política como la de Michoacán, que ha sido bastante intensa, siempre se adquieren compromisos, cuando menos la necesidad de esperar que el Congreso Local resuelva en definitiva. Por otra parte, pueden estar tranquilos los partidarios del señor ingeniero Ortiz Rubio; yo estuve presenciando las elecciones, y es casi seguro que triunfará, pero de todas maneras no puede negarse al señor Múgica la posibilidad de seguir luchando democráticamente, ya que todos sus actos verificados en el Estado de Michoacán fueron democráticos, por lo menos a lo que a mí me consta; si pudo haber alguna exaltación de parte de algunos partidarios políticos, esta exaltación no pasó hasta cierto punto del carril democrático y deben estar seguros los CC. diputados que en el Estado de Michoacán se obró con entera justificación.

El C. Avilés, interrumpiendo: ¡No, no es verdad!

El C. Secretario: López Lira: Se llama al orden al C. diputado Avilés.

El C. Siurob, continuando: Y para tranquilidad de esta Representación Nacional, es necesario que se sepa que en el Estado de Michoacán se cumplió con los ideales de la Revolución. Yo, como individuo enteramente neutral, manifiesto a la H. Cámara que usando de la licencia que se me concedió, estuve en Michoacán durante la época de las elecciones y que si hubo exaltación allí, fue

únicamente de parte de personalidades, pero no de los grupos; en general, los grupos se manejaron correctamente; el Gobierno cumplió con su deber y, por consiguiente, allí se llevó a cabo en todas sus partes el ideal de la Revolución, haciéndose democráticamente las elecciones. Así es que, señores diputados, por todas estas razones yo creo que es justo concederle la razón al señor general Múgica y concederle la licencia. Los mismos diputados por Michoacán se servirán apoyarme precisamente para que se vea que democráticamente se le conceden esos cinco días para hacer la lucha electoral en Michoacán.

El C. Avilés: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Avilés.

El C. Avilés: Por haber quedado detrás del general Siurob, no me fue dable haber oído su discurso y sólo unas cuantas palabras llegaron a mí, y éstas son las que vengo a rebatir. Dice que el general Múgica luchó democráticamente, y si el señor Siurob leyera este decreto, si se ocupara de leerlo, cambiaría de ideas, cambiaría indudablemente de modo de pensar: (Murmullos.) Voy al caso, señores...

El C. Presidente: Se manifiesta al C. diputado Avilés que está a discusión si se concede o no la licencia...

El C. Avilés, interrumpiendo: ¡Pero, señor Presidente! ¿Cómo va uno a venir a la tribuna a decir: "no se concede la licencia" y se baja uno? (Risas y aplausos.) El general Siurob no acaba allí de soltarnos un discurso larguísimo? (Risas y aplausos) (Voces: ¡Que hable, que hable!) Ahora vamos al caso. Dije ya que venía a rebatir unas cuantas palabras que dijo el general Siurob, y éstas me van a servir de base para asegurar mi criterio en lo referente a si se le concede al general Múgica la licencia que solicita.

Comenzaré por decir que estoy de acuerdo en que debe concedérsele al general Múgica lo que solicita, para que siga haciendo chanchullos en Michoacán. Yo no rehuyo estas cuestiones. Yo tendré oportunidad de probar como hasta la fecha lo he probado, que...(Voces y risas.)

El C. Aveleyra: ¡Ahí viene Múgica!

El C. Avilés, continuando: Usted, señor Aveleyra, que se llama con el pomposo nombre de socialista y que no sabe ni siquiera conjugar ese verbo... (Risas prolongadas y aplausos estruendosos.) Siempre está usted desde su curul lanzando amenazas sobre el orador que viene a esta tribuna, cosa que no es digna de uno que se hace llamar socialista, señor Aveleyra. Yo soy, y se lo voy aprobar a usted y no nomás de boca como lo es usted. (Risas.) Si, señor (Voces: ¡Pero conjugando el verbo!) Yo sé que el socialismo, tarde o temprano, tendrá que implantarse en todo el mundo (aplausos). pero no soy de los fantoches que a cada momento lo están sacando a colación para no hacer nada. Un socialista, señor Aveleyra, comienza por ser el hombre quieto, el hombre callado (voces: ¡No, no, no!), el hombre que siempre de be estar oyendo las razones de los demás y no con alharacas y chismes como usted lo hace. Decía desde mi curul hace un momento, que desafiaba al general Siurob para que me probara que el general Múgica había luchado democráticamente en el Estado de Michoacán y queda en pie mi reto, señor Siurob.

El C. Siurob: Interpéleme usted, señor.

El C. Avilés, continuando: No tengo que interpelarlo, los hechos están colocando a cada uno en el puesto que le corresponde, (voces: ¡Tiene miedo!) y nos seguirán colocando en el puesto que nos corresponde a cada uno. (Voces: ¡Tiene miedo!) ¿Yo miedo? Que lo diga la Representación Nacional y que lo diga casi toda la República si tengo miedo. Sí, señores, algún día desde esta tribuna tendremos que lanzarnos cargos formidables sobre muchas cosas; ya vendrán, porque ya vienen en camino; ya el crisol que deberá purificar todas estas cosas se está preparando, señores.

Yo he probado hasta la evidencia que la lucha en Michoacán no ha sido por parte del general Múgica una lucha democrática y aquí están estas pruebas que lo justifican; allí tenemos una acusación presentada contra el Gobernador de Michoacán que hará mucha luz, y siento mucho, señor general Siurob, que se constituya usted en defensor de ese Gobernador; yo desafío para entonces al señor general Siurob. Si, señores, yo pido que el señor general Múgica no sólo se le concedan 5 días, puesto que ya se han cumplido, es decir, ya no tiene caso ese acuerdo que presenta la Comisión; yo pido que al general Múgica se le conceda un mes más de licencia para que siga allí en su lucha democrática en Michoacán.

El C. secretario López Lira: Se pregunta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido el dictamen. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. En votación económica se pregunta si se aprueba la proposición que dice: (Leyó.)

Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobado.

"Comisión de Estado, Departamento Interior. Señor: Se turnó a esta Comisión de Estado, Departamento Interior, un memorial fechado en Tijuana el 25 de junio último, por el que el C. diputado J. L. Cant·, solicita prórroga por diez días y por causa de enfermedad, de la licencia que se le había concedido.

"Traídos a la vista los antecedentes del asunto, aparece de ellos, que el 23 de mayo de fue comunicado el acuerdo de la Cámara, concediéndole licencia hasta por un mes, sin goce de dietas, para estar separado del ejercicio de sus funciones.

"En tal virtud, para que fuese concedida la prorroga de aquella licencia, sería indispensable que se hubiese solicitado antes de fenecer ésta, es decir antes del día 23 de junio; y como la solicitud telegráfica está fechada el 25 del mismo junio, no ha lugar a prorrogar la repetida licencia.

"En tal virtud, y teniendo en cuenta que la causa alegada por el ciudadano diputado Cantú es bastante, a juicio de la Comisión, para que se le conceda nueva licencia por el término que indica, nos permitimos someter a vuestra elevada consideración la siguiente proposición:

"Concédase al C. diputado J. L. Cant·, licencia por diez días sin goce de dietas, para estar separado del ejercicio de sus funciones, como diputado por el distrito Norte de la Baja California."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados

del Congreso de la Unión.- México, 5 de julio de 1917.- Flavio Pérez Gasga .- Francisco Medina".- Rúbricas.

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba; los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobado.

"Comisión de Peticiones.

"Señor:

"El C. Joel Tapia, eleva a la Cámara de Diputados un memorial tratando asunto económicos y expone algunas consideraciones que pide sean tomadas en cuenta al expedirse la ley respectiva.

"Como el memorial del C. Tapia se refiere a hechos que a la Comisión de Crédito Público toca conocer y en vista de que las consideraciones que hace son del resorte de la Comisión de Hacienda, la que subscribe se permite someter a la consideración de esta H. Asamblea el siguiente acuerdo económico:

"Pase a las Comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público, el memorial que eleva a esta H. Cámara el C. Joel Tapia, tratando asuntos económicos."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México, 15 de junio de 1917.- López Lira.- C. Rivera Cabrera.- Miguel Alonzo Romero."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobado.

- El mismo C. Secretario: Está de primera lectura y con el trámite de "imprímase" el dictamen de la Comisión de Presupuestos sobre el ramo 4o. Se pregunta a la Asamblea si dispensa la primera lectura, puesto que se va a imprimir desde luego.

En votación económica se pregunta si se dispensa la primera lectura. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se dispensa la primera lectura.

- El mismo C. Secretario: Continúa la discusión de la ley de ingresos.

"Impuestos interiores que se causan en toda la Federación.

"Fracción XII: Productos de la renta del Timbre. A. Impuesto general del Timbre. sobre los actos, documentos y contratos, que se causa en estampillas comunes, conforme a la ley de 10 de junio de 1906, reformada por la de 23 de mayo de 1907, su reglamento de 30 de octubre del mismo año de 1906, decreto de 28 de octubre de 1909 y disposiciones relativas.

"B. Contribución federal sobre los enteros hechos en las oficinas recaudadoras de los Estados, Territorios, Distrito Federal y Municipios de los mismos, que se causará y percibirá en la forma prescripta por decreto de junio 9 de 1917 y disposiciones relativas.

"C. Impuesto sobre pertenencias mineras, conforme al reglamento de 29 de junio de 1912, decreto de 10 de mayo de 1916 y disposiciones posteriores.

"D. Impuesto sobre el oro, la plata y demás metales destinado a a la exportación, de acuerdo con la ley de 25 de marzo de 1905, reglamento de 30 de marzo del mismo año, decretos de 1o. de mayo y 8 de diciembre de 1916 y circular número 144 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de 8 de diciembre del mismo año y demás disposiciones anteriores.

"E. Impuesto adicional de un peso infalsificable por cada peso oro, del impuesto que causen el oro y la plata y demás metales destinados a la exportación. conforme a la ley de 25 de marzo de 1905, decreto de 1o. de mayo de 1916 etc., y que se cobrará de acuerdo con el decreto de marzo 29 de 1917.

"F. Impuesto a los tabacos labrados conforme al decreto de mayo 18 de 1917, reglamento de 10 de diciembre de 1892 y disposiciones posteriores.

"G. Impuesto especial del Timbres, sobre ventas de primera mano de licores, aguardientes, tequilas, mezcal y demás bebidas alcohólicas de producción nacional obtenidas por destilación. vinos y cervezas de producción nacional e impuestos sobre productos similares procedentes del extranjero, con arreglo al decreto de abril 14 de 1917 y reglamento de 28 de junio de 1912.

"H. Impuesto especial del Timbre sobre la producción de las bebidas elaboradas con jugo de maguey llamadas "pulque" y "tlachique," conforme a las disposiciones que se expidan.

"I. Impuesto adicional de un peso infalsificable por cada peso oro sobre las impuestos enumerados en los incisos F, G y H de la fracción XIII de esta ley, que se refieren al impuestos sobre tabacos, ventas de primera mano de licores aguardientes, etc., y producción de "pulque" y "tlachique."

"J. Impuestos sobre la hilaza y los tejidos de algodón conforme a la ley de 17 de noviembre de 1893, reglamento de 28 del propio mes, decretos de 30 de octubre de 1902, 18 de diciembre de 1912, su reglamento de 2 de enero de 1913 y decretos de 29 de septiembre de 1914 y 15 de noviembre de 1916 así como las disposiciones del inciso G. de la fracción XIV de la Ley de Ingresos de 3 junio de 1912, respecto del impuesto que cause la venta de hilo de algodón en carrete o bolita para coser, fabricado en el país.

"K. Impuestos por autorización y verificación de pesas y medidas, cuando dichas autorización o verificación sean hechas por empleados federales, conforme al reglamento de la ley de 6 de junio de 1905, expedido el 16 de noviembre del mismo año, y demás disposiciones relativas.

"L. Derechos de marcas y de patentes de invención, conforme a las leyes relativas de 25 de agosto de 1903 y sus reglamentos.

"M. Impuesto especial del Timbre sobre el petróleo crudo de producción nacional, conforme al decreto de abril 13 de 1917 y su reglamento de abril 14 este mismo año."

Como se ve, está a discusión la fracción XII con todos sus incisos, excepción hecha del inciso I. Las personas que deseen hacer uso de la palabra, servirán pasar a inscribirse.

El C. Padilla: Pide la palabra la Comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Padilla: Tengo que informar a la H. Asamblea, que habiéndose recibido con posterioridad a este dictamen varios decretos del Ejecutivo que gravan y reforman algunos impuestos, la Comisión tiene el honor de solicitar a la Asamblea se le permita retirarlos para presentarlos reformados, los incisos H y J y el M de la fracción que acaba de leerse.

El C. Secretario López Lira: La Comisión solicita permiso para retirar el dictamen en los incisos H, J y M de la fracción XII del artículo 1o. En votación económica se pregunta si se concede a la Comisión ese permiso.

Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Si se concede el permiso. Las personas que deseen hacer uso de la palabra en pro o en contra de los incisos restantes, ser servirán pasara a inscribirse.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. diputado Vadillo.

El C. Secretario López Lira: Las personas que deseen hacer uso de la palabra en contra de los incisos restantes, se servirán pasar o inscribirse.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Vadillo.

El C. Secretario López Lira: La Mesa llama la atención de los CC. diputados para que se sirvan ocupar sus curules. Ciudadano diputado Fernández Martinez la Mesa llama a Su Señoría para que se sirva ocupar su curul. Ciudadano diputado Jurado, la Mesa suplica a Su Señoría se sirva ocupar su curul. - El C. Vadillo: Señores diputados: En un escrito publicado allí por el año de 1884 (toses y voces: ¡uy!) lamentábase Spencer porque las asambleas legislativas no tenían en el Código Penal un artículo que imponga alguna pena a los malos legisladores. El filósofo inglés demostraba que las leyes, aun las que menos lo parecen, tienen una trascendencia segura, directa o indirecta sobre los interese más vitales de los pueblos, es decir, sobre la vida misma de los pueblos. Reflexionaba aquel austero filósofo que siendo así que las leyes penales imponían un correctivo a todos los profesionales notoriamente incapaces en su profesión y que violan los intereses populares, que los legisladores están impunes verdaderamente contra sus desmanes conscientes o inconscientes y logran a veces producir verdaderos males a los pueblos. A propósito de esto señalaba el que en un período de diez años en Inglaterra se habían dado muchos miles de decretos que después habían sido derogados con notorio y bien probado perjuicio de la sociedad inglesa. He recordado estas lamentaciones amargas de Spencer, porque he visto que en esta Asamblea hoy por primera vez, después de muchos años de calma, las leyes que de manera vital, de manera directa tocan a los intereses vivos de la Nación, han sido discutidas con sumo interés, y esta Asamblea, por primera vez en la vida parlamentaria de México, no se ha concretado a hacer un torneo de frívola condescendencia con el Gobierno. Para ser digno de este interés, señores, con que la Asamblea ha venido estudiando estos puntos, me he inscripto en contra para hacer una crítica del capítulo que tenemos a discusión relativo a la ley de ingresos. Vamos en el que esta ley de ingresos grava, además del capítulo de la ley del timbre, grava las pertenencias mineras, grava el oro de exportación, los metales, grava los tabacos, grava los licores grava la verificación de pesas y medidas, grava la fundición y la afinación de metales, grava la amonedación, grava la luz y grava el sonido. Yo quiero hacer una critica, señores diputados. de este capítulo de la ley desde el punto de vista del concepto mismo que envuelven los impuestos en general , y luego, del concepto revolucionario aplicado a las legislaciones económicas. Nunca he podido persuadirme, señores diputados. del derecho que tengan los gobiernos para gravar la producción, es decir, el trabajo, ni para gravar el capital, es decir, el fruto del mismo trabajo. Yo desearía abrir un debate en el terreno científico, sereno y amplio de la Economía Política, para que pudiera demostrarse hoy por primera vez, que los gobiernos tienen derecho, sin violentar la naturaleza, de imponer contribuciones al libre ejercicio de la actividad humana; que tienen derecho los gobiernos a poner también taxativas o a crear exacciones al capital que sea el resultado del trabajo mismo. Los impuestos expuestos en leyes que se discuten ampliamente en los parlamentos, son promulgados al son de la fuerza moral que tienen los gobiernos; no son otra cosa, señores, que una transformación del antiguo tributo exigido brutalmente al vasallo, al súbdito o al esclavo por el antiguo sátrapa, por el antiguo jefe de tribu, por el antiguo egipcio o por el antiguo rey. En aquellos tiempos de barbarie, el éxito personal de un hombre excepcional que tenía la facultad de dominar a los demás por su fuerza, por su energía o por su utilidad en el gremio, tenía también como una especie de consecuencia natural el derecho de imponer a los vencidos un tributo, de exigir un rescate, de ponerles una base a su vida que estaba a su arbitrio, que estaba bajo su dominio absoluto. Los faraones pudieron así hacerse los túmulos elegantes que dieran a la posteridad el testimonio de su fuerza y de su poderío e hicieron que los esclavos sometidos a su fuerza pudieran construir, trayendo sobre sus espaldas las grandes moles que habían de conservar su memoria y su infamia. Posteriormente los señores feudales pudieron también desde lo alto de su nido de piedra, de sus fortalezas enclavadas en la cumbre de las serranías inaccesibles, tuvieron el derecho de exigir a sus vasallos que les trajeran un saco de trigo para alimentarlos, que les trajeran una mujer del seno de su familia para satisfacer sus apetitos, o que les trajeran en todo caso un signo de su vasallaje, de su inferioridad e ignominia al consagrarse siervo de un señor. Posteriormente los reyes, según la jurisprudencia de aquellos tiempos de barbarie, todavía tuvieron también el derecho de considerar a todos los habitantes de su reino como unas pertenencias, como una propiedad que podían transferir a su guisa a todos en forma de herencia, a la vez que el terreno que formaba la extensión del mismo imperio, a quienes quisieron dejarlos por herencia. Pero eso era entonces, señores diputados; hoy la

civilización, que tiende a reivindicar los derechos naturales de la humanidad; hoy la civilización en todas partes lleva como centro impulsor de su fuerza, el espíritu de reivindicar lo que es de la naturaleza, como una propiedad instransferible, como un derecho intocable, como una soberanía absoluta, que no dependa ni de las circunstancias ni de la tradición. Hoy no es posible sostener la doctrina de que las administraciones llamadas gobiernos tengan el derecho de entonces, transformado en la forma en que sea para imponer a la libertad una taxativa, a la producción un cercenamiento y a la riqueza pública, que es el resultado del esfuerzo individual, un cercenamiento también a favor de la administración pública, como lo voy a demostrar. Es seguro, ciudadanos diputados, que Juan Jacobo Rousseau fue, si no el apoyo racional, por lo menos el pretexto para que al iniciar la ciencia económica los hombres especuladores con las fuerzas vivas de la sociedad, hayan creado el mito dogmático de que los hombres tenemos obligación de concurrir para los gastos públicos en la forma de una distribución de esos mismos gastos. Juan Jacobo Rousseau, al establecer el famoso "Contrato Social," daba a comprender que los hombres por un mutuo consentimiento táctico, formaban una colectividad y, por consiguiente, los gastos naturales de esa colectividad tendrían que ser erogados a expensas del producto que deban las energías de esos mismos hombres viviendo en la colectividad misma y disfrutando de la paz misma que da esa misma colectividad. Ahora bien, señores diputados, las teorías nuevas, la naturaleza que se abre paso en las ciencias, que llega un poco tardíamente a las ciencias exactas como a las ciencias económicas, pero que va siendo del dominio de la ciencia moral y en general de las ciencias sociales. La filosofía naturalista nos demuestra que no ha existido ni existe ni debe existir ese famoso "Contrato Social" de Juan Jacobo Rousseau; que no existe un mutuo acuerdo entre los hombres para construir las sociedades; que el hombre es social por su propia naturaleza y contra su propia voluntad expresa; que un hecho fatal que el hombre sea por su propia naturaleza sociable y que no pueda existir fuera de la sociedad sin salirse de su ser natural aunque él mismo lo quiera. Siendo esto así, señores, siendo que es una fatalidad la sociabilidad del individuo, que es una imposición tiránica de la misma naturaleza que el hombre sea un ser agregatorio, claro está que la naturaleza misma tiene la obligación correspondiente a este hecho que ella misma impone, de satisfacer todos aquellos recursos que son necesarios para la sociabilidad efectiva del hombre, y la naturaleza no es sorda a sus obligaciones, no es sorda a esos lamentos, sino que ella satisface plenamente las exigencias que sean naturales de los individuos. ¿De qué manera? Según la siguiente explicación económico - política: la riqueza es la resultante de estos tres elementos: la tierra, el capital y el trabajo.

El C. Acuña, interrumpiendo: Y la inteligencia.

El C. Vadillo, continuando: El capital y el trabajo son los elementos activos, la tierra es el elemento pasivo. Lógicamente y según la teoría sana de la economía política, el capital puede sufrir en sí mismo únicamente lo siguiente: el interés, el trabajo puede únicamente satisfacer una cosa: el salario; y es la tierra, señores, la que tiene la obligación; el elemento tierra tiene la obligación, en el estado social, de satisfacer todos aquellos demás gastos, y la naturaleza impone al hombre social y que reclama para que esta sociabilidad sea efectiva. Por esa razón los economistas modernos, los economistas revolucionarios cargan a la tierra, al capítulo tierra el gasto, las erogaciones a título de gasto público, las erogaciones de las administraciones públicas y a esto es lo que se llama la renta de la tierra y esto es lo que da origen a la teoría llamada de impuesto único. Si yo padeciese, señores, de la pedantesca manía dogmática que les he visto a muchos individuos que suben a esta tribuna, me entretendría algunos minutos en explicar lo que es el impuesto único, pero supongo que hablo con personas entendidas que conocen ampliamente este sistema y únicamente vengo a defenderlo en cuanto a sus resultados, en cuanto a sus fundamentos político - económicos en la vida de los pueblos. Es la tierra, ciudadanos diputados, la que debe y la que puede satisfacer todos los gastos públicos, digo todos los gastos públicos naturales dentro de una administración pública distinta de la actual, eso sí, distinta de la actual. Yo lo que defiendo es que si la tierra no satisface los gastos de la administración actual, como nosotros la concebimos, no es culpa de la tierra ni de la economía, ni de los principios revolucionarios, es culpa del camino falso por donde han ido las economías políticas oficiales que de día en día multiplican el engranaje de la máquina administrativa, que de día en día complican las cargas públicas, que de día en día aumentan las formas de exacción a los pueblos y que son el origen, señores diputados, de todas las revoluciones que hemos presenciado de siglo en siglo en el seno mismo de cada nación. Los impuestos públicos, señores diputados, son los virus que se transmiten de generación en generación en todos los pueblos; ellos son los que de tiempo en tiempo flotan a la superficie en forma de rebelión, en forma de enfermedades, en forma de conmociones sociales; ellos son los que un día hacen que los pueblos se derrumben en su poderío porque les falta la resistencia interior del mutuo consentimiento de los asociados y hacen que las naciones aparezcan entonces como leprosos que se descarnan a sí mismos, cayéndose sobre su propia base.

Por eso repito señores, diputados, que en una Cámara revolucionaria, días después en que acaba de sufrirse una conmoción social eminentemente económica en México, tenemos la obligación sana de producir una ley de impuesto que sea digna de esta época, que sea digna de vuestros compromisos revolucionarios, que sea digna de vuestras convicciones. (Aplausos.) Nosotros, señores diputados, los que no anduvimos a sablazos en el campo; los que no fuimos a Veracruz con la Primera Jefatura a bailar danzones en la playa asoleada y hospitalaria del puerto jarocho, (aplausos) los que tenemos por único título revolucionario la posesión sana y arraigada de nuestros principios,

tenemos el derecho de buscar en los ochenta capítulos o artículos de esta ley de ingresos, en el fárrago de todas esas exacciones consagradas al pueblo, tenemos el derecho de buscar entre ellas siquiera la punta saliente de nuestra roja bandera revolucionaria, (Aplausos). Y confieso, señores diputados, que por ningún lado aparece la punta sangrienta de nuestra bandera revolucionaria.

En esta ley de ingresos, señores, que hubiera firmado Santa Anna, se grava la luz y se grava el sonido. El impuesto único sobre la tierra, señores diputados, no es un sueño de aquellos que me atribuía en su verborreico discurso el C. Manrique.

El impuesto único ha sido expuesto y ha sido sostenido por los mejores economistas en todo el mundo civilizado moderno y ha sido puesto a la práctica en distintas partes con éxitos asombrosos. En la provincia de Córdova, la municipalidad de Cruz, en la República Argentina, según esta revista que he recibido, se derogaron los impuestos sobre abasto, el impuesto sobre rodados, el impuesto de hornos de ladrillos, el impuesto a las panaderías, a las carnicerías, a las lecherías, a los puestos de verduras, a los vendedores ambulantes de pescados, etc., el derecho de piso, el impuesto de tabacos, y se dejó únicamente como recurso de ingresos el siguiente: un impuesto único sobre el valor de la tierra libre de mejoras, pagado por los propietarios. Yo creo, señores diputados, que la Constitución, en su artículo 27, que por sí solo vale una revolución, indica los fundamentos legales, los fundamentos lógicos y sanos de una revolución económica en México en materia de impuesto. Yo dejo la palabra a individuos que más hondamente la conocen, porque firmaron y pensaron esta Constitución, en su artículo 27, pero mi convicción íntima es que ella misma tiene filiación lógica en economía con estas ideas que estoy exponiendo en estos momentos. El artículo 27 de la Constitución, al nacionalizar en alguna forma la tierra, da a la Nación el derecho a la posesión de la tierra, y si no a la posesión efectiva, al equivalente por el usufructo de la tierra en quienes la tengan. De este principio fecundo en consecuencias económicas se podría inferir todo un sistema nuevo de impuesto, toda una revolución en materia de impuesto y yo espero ver la traducción del terreno económico de esta ley suprema y fundamental. He subido a la tribuna exclusivamente después de este exordio, para preguntar a la Comisión dictaminadora sobre presupuestos y cuentas, qué traducción lleva a la práctica en la forma de leyes de ingresos. Esta ley, en cuanto a la propiedad de la tierra por parte de la Nación, y en esta pregunta, señores, suspendo mi discurso, porque esa es la pregunta esencial. Si somos revolucionarios de verdad, si efectivamente hemos venido a luchar por los intereses populares, ¿por qué, señores, vamos a aprobar una ley que es absolutamente la ley misma de todos los tiempos de atrás en México, si la única novedad que presenta la ley es el gravamen que trae para la luz, para el sonido, para el petróleo y, en general, para las industrias?

Yo sostengo todavía, para concluir, que es una infamia de los Gobiernos actuales todos, y en general de la vida humana presente, el que se siga consagrando la exacción a la actividad humana, a la labor, la que se sigue consagrando al capital, cualquiera que sea, y la de que no se deje franca y libre la actividad humana, que no puede ser tocada absolutamente por los gobiernos ni por nadie, ni a título de utilidad social, desde el momento en que ésta puede satisfacerse por otros caminos naturales como es este: gravar el uso de la tierra. Por estas razones, señores, para concluir, deseo oír la voz serena, científica y alta de la Comisión para que nos explique qué traducción tiene el artículo 27 constitucional en cuanto al sistema de adquirir elementos para la vida gubernamental en el país. ¿O vamos a continuar absolutamente en la forma misma, con las leyes que tienen veinticinco años, como ustedes lo pueden comprobar viendo las fechas que se citan?.

¿Va a ser eso lo que se dé a los pueblos después de una revolución sangrienta que fue precisamente ideada para satisfacer esa necesidad económica que se manifiesta precisamente en el sentir de los pueblos por el peso formidable que tienen todas las industrias que encarecen la vida y que hacen de la subsistencia de los pueblos nuevos, como México, una verdadera fatalidad? En esta pregunta, repito, suspendo mi discurso y cedo la palabra a la Comisión. (Aplausos nutridos.)

- El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Basáñez, de la Comisión: Señores diputados: La Comisión abunda en los conceptos del señor Vadillo; pero la imposibilidad en estos momentos de hacer un estudio; la necesidad urgente que tenemos de aprobar los ingresos que han de servir a la Nación para pagar todos sus presupuestos de egresos, ha hecho que la comisión dictamine en este sentido y más contando con tan limitado tiempo que ha tenido. La comisión invita a esta Asamblea a que entre a la discusión de los presupuestos en esta forma y aplaza también a esta H. Asamblea para hacer un estudio concienzudo de la forma de impuestos de que nos habló el compañero Vadillo. Así es que siendo de una urgencia grandísima la aprobación de esto, yo invito a la Asamblea a que las teorías del compañero Vadillo sean aplazadas, como antes he dicho, para un estudio verdaderamente meditado, que ahora no estamos en condiciones, por el poco tiempo que tenemos. A esto únicamente se reduce mi contestación acerca de lo que el compañero Vadillo ha expresado.

El C. Aguirre Colorado: Pido la palabra para una aclaración a la Comisión. Yo ruego a la Comisión me diga si, efectivamente, está en su fuero interno el que es de suma urgencia aprobar todos los presupuestos en la actualidad, porque, entiendo, que tiene facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda el Ejecutivo de la Unión.

El C. Basáñez: En la conciencia de toda la Cámara, señores Aguirre Colorado, está el irle restringiendo las facultades al Ejecutivo, y para restringírselas debemos dar leyes, que son las que vienen quitando precisamente esas facultades. (Voces: ¡No se oye!)

El C. Aguirre Colorado: En consecuencia, me ha dicho el señor Basáñez, miembro de la Comisión, entiendo que se irán suprimiendo las facultades extraordinarias al Ejecutivo, a medida que se expidan leyes; pero entonces, ¿en dónde está la urgencia que nos pinta la Comisión para que aprobemos un presupuesto que nos presenta inmediatamente?

Vamos a estudiarlo para restringirle esas facultades.

El C. Basáñez: El impuesto debía haber comenzado en el mes ya en curso y, en virtud de eso, yo creo que no necesita el señor Aguirre Colorado que yo le diga que es urgente, cuando debió estar en vigor desde el día 1o. del actual.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Avilés. - El C. Manrique: Moción de orden, señor Presidente.

El C. Manrique: El diputado Vadillo puso el dedo en la llaga. Pidió a la Comisión una verdadera exposición de motivos; la Comisión no ha satisfecho al diputado Vadillo. Si el señor Basáñez no puede hacerlo, la Comisión no es solamente el señor Basáñez. Que nos hable el señor Padilla, el señor Reynoso o cualquier otro de los miembros de la Comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Padilla, de la Comisión: Señores diputados: A nombre de la comisión voy a agregar unas cuantas palabras a lo expuesto por el compañero Basáñez.

Son bellísimas ciertamente las teorías de Henry George y de Tolstoi esbozadas por el compañero Vadillo; pero yo quisiera el concurso de nuestro ilustrado compañero para que, agregado a la Comisión y siempre que pudiéramos durar siquiera unos diez años, pudiéramos formar ese hermosísimo proyecto. Es bien sabido, señores diputados, que en el Canadá, hace muchos años, tienen el problema del impuesto único y sólo se ha podido en unos cuantos condados y sólo por un corto tiempo.

El C. Medina Hilario, interrumpiendo: En Estados Unidos está vigente el impuesto único.

El C. Padilla, continuando: En Estados Unidos no está vigente el impuesto único; en Estados Unidos se gravan los capitales. El último decreto, el "income tax," que ha conmovido a los financieros americanos, es la prueba más incontrastable de que están muy lejos de haber llegado a la solución del problema, y a nadie se le oculta que el pueblo americano es el pueblo que ha llegado a la mayor perfección en materia de economía.

La liberal Inglaterra, que es la patria del gran economista Henry George, es decir, donde más se han divulgado sus doctrinas, porque es él americano de origen, tampoco ha llegado nunca a un proyecto equitativo para establecerlo de manera definitiva. Nosotros, después de la conmoción social, que todavía no puede decirse que haya terminado, no podríamos nosotros valuar nuestra tierra de manera precisa, clara y definida para poder valorizarla según las diferentes categorías, según su riqueza y producción, etc., para poder hacer un avalúo perfecto y equitativo para poner ese impuesto. Dejo a la ilustrada consideración de esta Asamblea lo complejo de este problema para que pueda, en justicia, decir si una Comisión que ha tenido quince días para resolver tan arduo problema, puede hacer una reforma que es una revolución completa en el orden económico; creo que se nos pide más de lo que nuestras fuerzas pueden dar. Nuestro criterio eminentemente revolucionario admira, y con toda razón y desea que el impuesto único sea implantado en México. A los compañeros de Tepic les consta que escribí una serie de artículos en "El Reformador," tratando el impuesto único inspirado en el libro de Henry George y en el de León Tolstoi, y estoy conforme en que la tierra es la que debe pagarlo todo, que la industria, el capital y el trabajo no deben ser gravados; pero lo que pide el señor Vadillo creo que ni en veinte, ni en cincuenta años podremos hacerlo nosotros.

El C. Chapa: Pido la palabra para interpelar al orador. El señor Vadillo ha expuesto una serie de teorías abstractas; todos estamos conformes con ella; estamos de acuerdo también en que no se puede, de la noche a la mañana, cambiar todo el sistema económico; pero puesto que la Comisión ha manifestado que está de acuerdo con estas teorías, yo me permito preguntarle si siquiera se ha hecho un pequeño esfuerzo para llevar a cabo esas teorías, es decir, ir gravando la tierra y, en cambio, ir quitando los otros impuestos.

El C. Padilla: La comisión no ha podido ni siquiera hacer el esfuerzo a que se refiere Su Señoría, en vista de que no se le han podido ministrar los datos estadísticos necesarios; el nuevo Catastro no se ha empezado a hacer, y ustedes saben que el Catastro en la República es muy deficiente; yo conozco fincas que valen dos o tres millones de pesos, valorizadas en sesenta mil pesos; ¿cómo es posible que una Comisión que tiene encima los presupuestos de ingresos y egresos pueda tener datos estadísticos?.

En este sentido, todo lo que hiciéramos sería improductivo. Yo entiendo, y no descansaré en este sentido, que en el próximo período ya podremos encauzar nuestros trabajos, a efecto de que se puedan obtener los datos estadísticos de las diferentes entidades de la República y que hagamos un esfuerzo siquiera sea para colocar la primera piedra en la realización de este sistema.

El C. Chapa: Para otra interpelación. Yo me permito preguntar a su Señoría si es posible aprobar esos presupuestos interinamente, es decir, a reserva de que la comisión estudie esto detalladamente y que se vayan reformando.

El C. Padilla: tengo que contestar a Su Señoría, que al aprobar esos presupuestos lo debemos hacer porque, a mi juicio, tenemos el deber imperioso de dictar las leyes más obvias en ingresos y en egresos, a fin de que cesen las facultades extraordinarias que, a mi juicio, no debe tener el Ejecutivo más que por el tiempo que sea absolutamente indispensable. La Comisión, deseando que cuanto antes estén expedidas las leyes fundamentales para el funcionamiento de la hacienda pública, ha aprobado estas leyes bajo este sistema, obligada por las circunstancias, porque por de pronto no podríamos establecer las reformas que, según el criterio revolucionario, deben establecerse. Así es que, para que el Ejecutivo pueda tener la norma de funcionamiento de la hacienda pública y cesen de hecho las facultades extraordinarias, es por lo que sometemos a la consideración de la Asamblea la aprobación de estas leyes en la forma y mecanismo que se presentan.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Avilés. (Voces: ¡Lista, lista!)

El C. Secretario López Lira: La Mesa consulta a la Asamblea si desea que se prolongue la sesión hasta la una de la tarde, en el concepto de que en

la tarde no habrá sesión. (Aplausos.) Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se prolonga la sesión.

El C. Avilés: Señores diputados: Indudablemente que mi escasa inteligencia no está hecha para estas cosas, pero como representante del pueblo, sí me creo con derecho de venir a hablar aquí a esta tribuna sobre cualquiera materia que esté a discusión. (Voces: ¡Bien dicho! El notable orador señor Vadillo, que lo mismo que pide la anexión de una parte del Estado de Michoacán a Colima, nos viene a hablar ahora del impuesto único. Yo, en lo que se refiere al impuesto único, exclamaría como el poeta: "¡Ojalá fuera verdad tanta belleza." (Aplausos.)

El C. Cravioto: ¿Cuál poeta?

El C. Avilés, continuando: El impuesto único señores diputados, no cabe duda que es halagador, pero en verdad es impracticable. Las pruebas las tenemos en el Uruguay, en la Argentina y en los mismos Estados Unidos, donde se ha pretendido poner en práctica ese impuesto y ha sido un fracaso solemne. Eso por lo que se refiere al impuesto único. No se han podido implantar ni en aquellos países que están llenos de paz, que están llenos de riqueza, y mucho menos podría implantarse en nuestra patria, que día a día camina a la ruina. Sí, señores diputados. (Voces: ¿Donde queda el Uruguay?) ¿En qué predicamento pondríamos al Gobierno desechando la ley de impuestos que pone a la consideración nuestra? ¿A donde iríamos si aceptáramos aquí de plano las teorías hermosas del diputado Vadillo? No se trata, señores diputados, de venir a gobernar a la patria con lirismos ni con bellas intenciones. No, señores diputados lo que debemos de hacer, lo que debe estar en la mente de cada representante del pueblo, es que debemos hacer patria nueva, es que debemos hacer que este Gobierno, salido de la revolución, se consolide. No paremos en los medios, señores; los medios son malos siempre. Yo estoy de acuerdo, señores, con el fondo del discurso del señor Vadillo, pero no es para ponerlo en práctica en estos momentos, en que la patria chorrea sangre.

El C. Aveleyra: ¿En dónde queda el Uruguay?

El C. Avilés: Allá debe quedar en su casa; vaya, señor, y búsquelo allí.

Me admira de veras y me abisma, señores, que ustedes que se dan ese trato de señores, sean algo así como nada. (Risas.) Yo, cuando vengo a esta tribuna, es que vengo a decir lo que siento, es que vengo a decir algo mío, algo que me pertenece, y si ustedes toman esto que yo vengo a decir con tal o cual guasa, la responsabilidad caiga sobre ustedes y no sobre mí. Hace un momento que ustedes me pedían lecciones de geografía. No, señores, yo no sé nada, yo he surgido así, de la nada, yo pertenezco al pueblo bajo y, sépanlo ustedes de una vez: Yo he salido de esas masas anónimas, de ese pueblo que ha sentido los latigazos quizás de muchos de ustedes que están aquí ahora en la Representación Nacional. ( Aplausos.) Basta esta explicación, señores, yo no tuve más escuela ni más libros que lo que pudieron impartirme allá en mi pueblo, donde la instrucción ha estado siempre por los suelos. Yo, a los conscientes, a los honrados, pido perdón, sí, señores, por este mi lenguaje que está muy lejos de las especies poéticas y de esas cosas con que ustedes adornan su lenguaje. Yo únicamente vengo a hablar con el corazón y a decir lo que siento (Aplausos.) Muy mal hecho señores, que ustedes a cada momento estén con esa o con la otra cosa. Yo vuelvo a repetir: Si me piden ustedes lecciones de geografía, no puedo dárselas, porque no la conozco; si me piden ustedes lecciones de gramática, no puedo dárselas, porque no la conozco, porque apenas, apenas, alcancé a prender el a, b, c, que me enseñaron allá en mi pueblo. Y vuelvo, señores, a la cuestión del impuesto único.

Decía yo hace un momento que, en el fondo, estoy de acuerdo con esa idea, porque es una idea muy bonita, muy halagadora es una teoría hermosísima, pero impracticable en estos casos, en estos momentos solemnes porque atraviesa la República. Yo sí vengo a pedir a la representación Nacional que dé su voto aprobatorio a este impuesto que pone en consideración nuestra el Ejecutivo; yo no soy incondicional del Ejecutivo, como ayer lo dijera el señor Siurob; muy lejos de miras incondicionales, mucho muy lejos estoy; pero tampoco, señores, no soy ni debo de ser, y creo que todo hombre honrado, todo revolucionario honrado, en estos momentos no debe poner trabas al Ejecutivo, porque si nosotros elevamos a ese Ejecutivo allí, si nosotros somos parte de ese Gobierno, ¿cómo es que tan obstinadamente, a cada momento y por cualquier cosa, lo estamos atacando? ¿por qué es que a cada paso y a cada momento estamos desvirtuando sus decretos?.

No estoy de acuerdo con esa política, señores diputados, porque esa política, más que llevar al país por el camino recto, por el camino del bien, nos está arrastrando por el camino del mal. Yo he tenido mucho tiempo de darme cuenta cómo la reacción en cada momento que aquí se ataca al Ejecutivo se bulle, se hincha y se engrandece; sí, señores diputados, cada vez que aqui por mala fe, por torpeza o lo que ustedes quieran, se están haciendo ya ataques violentos, ya ataques directos al Ejecutivo, cada vez la reacción allí crece y se engrandece. Muchos de ustedes, señores diputados, no habrán ido a aquellos pueblos, donde se ven las cosas de cerca, donde hay muchos reaccionarios, donde acto hostil que hay aquí en la Cámara contra el Ejecutivo, repercute por todos aquellos ámbitos, hace crecer y crecer más a la reacción. El estado de Michoacán, señores, hace tres o cuatro meses estaba pacificado antes de que esta Cámara abriera sus sesiones, prácticamente el estado de Michoacán estaba pacificado; yo recuerdo ahora que estuve allá, merodeaban partidas por aquel rumbo, preguntaba yo a los vecinos que cual habría sido el motivo. Me dijeron:

"Pues, señor, el motivo, ustedes mismos lo saben, lo están dando en la Cámara. Allí están las declaraciones del señor García Vigil, de que la Constitución de 16-17 es falsa, y estos hombres, alucinados por esas declaraciones, han ido a la lucha porque ahora pretenden sostener la Constitución de 57. Ustedes les han dado esa bandera, ¿cómo es que ahora se asustan de que esos revolucionarios proclamen la Constitución de 57?" Pero me he salido del punto a debate, me diría cualquier señor diputado. Vuelvo yo a insistir, señores, en que el impuesto único no debe en estos momentos tomarse en consideración. Yo estoy de acuerdo con lo que dicen las Comisiones. ¿Cómo quieren que estos señores

de la Comisión en ocho o quince días hubieran desbaratado todo el engranaje antiguo? Todo esto nos hubiera traído nuevas cosas a debate. No, señores, es imposible; las revoluciones, como ustedes saben, caminan a la ruina más que al progreso, y eso, señores diputados, hay que confesarlo, porque es honrado, que nosotros tenemos mucha y muy grande culpa en que nuestra República vaya a esta ruina. Nosotros nos hemos desvestido del carácter de patriotas para llegar a los personalismos más terribles, a los personalismos más indignos que no deben esgrimirse en esta Cámara. ( Voces: ¡ Ahí viene Múgica!) Decía entre uno de los pasajes de su discurso el señor Vadillo, que muchos habíamos ido a las playas de Veracruz a bañarnos en las costas. Está bien, eso no lo tocaré, no obstante que tengo derecho de su discurso el señor Vadillo, que el Gobierno en esta vez pretende hasta gravar la luz y gravar el sonido de los vientos. (Aplausos y risas.) Lo que el Gobierno pretende gravar aquí en este caso, no son más que los teléfonos y a esos sonidos se refiere el señor Vadillo, ¿La luz? ¡ Pues la luz eléctrica señores!, es la que pretende gravar el Gobierno, no la luz del día. (Risas.) Según el señor Vadillo, es la luz del día. No, señores diputados, yo estoy de acuerdo y realmente creo que si ustedes quieren que el Gobierno se consolide, que llegue al fin que persigue, deben de votar por la aprobación de esta ley; de otro modo yo no sé a dónde iremos, si a cada momento estamos quitando al Ejecutivo facultades; ¿ de dónde debe sacar elementos para subsistencia? Y aquí cabe esto, señores diputados: venimos a cada momento a quererle restar elementos, fuerza al Ejecutivo y aún no llega el día de decena y ya todos estamos exigiendo al Gobierno a que nos pague esa decena. (Aplausos.)

El C. López Lira: No nos paga el Ejecutivo.

El C. Avilés, continuando: Yo no he dicho que el Ejecutivo nos pague, el pueblo es el que nos paga; pero si nosotros no damos esas facultades al ejecutivo para que recoja los dineros del pueblo, el pueblo ¿de dónde nos paga, señor López Lira? Si no damos estas facultades al Ejecutivo, ¿ cómo llegarán esos dineros a las arcas nacionales para que de aqui salgan a nuestros bolsillos? Yo no me lo explico y está muy bien que no sea el ejecutivo el que pague, sino la Nación; pero la Nación ya está cansada de estarnos pagando sus dineros sin que hasta ahora hayamos hecho algo práctico. Yo me he propuesto, señores diputados, a no hacer caso en lo sucesivo de todas las habladas que no valen nada; si yo me pusiera a contestar a cada uno de estos señores, si yo me pusiera a hacerles sus biografías, indudablemente que no saldrían bien parados. ( Voces: ¡ No hay argumentos!) Sí señores, si hay argumentos; si el señor Presidente tuviera la bondad de callar a los señores estos, yo se lo estimaría sobremanera, verdad, o si el señor Presidente me permite que yo esté contestando cada una de las interpelaciones que estos señores me estén haciendo ...... ( Voces: ¡ Muy bien! Risas.)

Decía aqui el señor Vadillo que la tierra era la única que debía gravarse, y yo digo, que estoy de acuerdo con esto. Sí, señores; pero en lo que no estoy de acuerdo es en que muchos no queremos ir a labrar esa tierra. El mismo señor Vadillo nunca, yo creo que nunca ha ido a agarrar un arado. ( Risas.)

Eso que dicen los señores que nos hablan de que la tierra debe producirlo todo, y que debemos sacar todo de la tierra para sostener al Gobierno, yo los desafío a esos señores para que me indiquen el medio de irlo a hacer. Y yo sé de muchos, yo sé de muchos de los que están aquí, sí señores, que dirán que el impuesto único lo vamos a sacar de la tierra, todo lo que necesite el Gobierno; pero a la hora de que fueran a tomar un arado, a la hora que fueran a querer trazar un surco, ninguno de los señores iría. Sí, señores, ¿ cómo vamos a resolver esto del impuesto único cuando no estamos ni siquiera preparados para ello? ¿Cómo vamos a resolverlo? No, señores, no es lo mismo llevar en la mano un fusil, que llevar en la mano un arado. ¿ No es cierto, señor Aguirre Colorado? El fusil cualquiera lo maneja y el arado no todos lo saben manejar porque falta, yo invito al señor, vamos a ver a quién de los dos hace una raya más derecha. creo que saldría perdiendo. (aplausos.)

El C. Sánchez Tenorio: Yo acepto el reto. (Voces: ¡Al grano, Avilés!)

El C. Avilés: Yo voy a terminar con esto en seguida. Insisto en que el impuesto único es muy bonito; pero es una medida radical que en estos momentos no puede implantarse. Sigo insistiendo, señores, en que debe aprobarse el proyecto del Gobierno, porque de ese modo ayudaremos al Ejecutivo a que salve esta situación. Hay muchas partes donde aún hasta la fecha a las tropas que andan por allí no se les han pagado sus haberes. ¿Y eso por qué? Se explica sencillamente, porque no hay dinero y hora todavía nos vienen con que no aprobemos esto, que es una fuente que da bastante dinero al Ejecutivo; nos vienen diciendo que no lo aprobemos, según la doctrina del C. Vadillo, sino que aprobemos el impuesto único. Yo preguntaría al señor Vadillo si él se haría cargo, y yo creo que hasta sería consecuente el Ejecutivo para entregarle el poder al señor Vadillo para que él se encargara (Aplausos) de poner en práctica este su famoso impuesto único, para que él resolviera el problema económico que ahora pesa, más que sobre los hombros nuestros, sobre los hombres del Ejecutivo, por que aquí a la Cámara de Diputados no nos vienen a decir ni los generales ni los soldados: "paganos". Y los soldados y los generales sí van seguido con esto a molestar al Ejecutivo. Y luego resulta que si no damos este fondo al Ejecutivo,¿ de dónde toma el Ejecutivo, de donde toma la Nación?, diré yo al señor López Lira, para cubrir todos los gastos que tiene la Nación?

Yo no me explico; nosotros mismos comenzaríamos por protestar siendo diputados, si después de veinte días no se nos daba ni un centavo de dietas (Voces: ¿Cállate, hombre!), no obstante que somos los que recibimos el dinero con mayor puntualidad.

El C. López Miro: ¡Cállate!

El C. Avilés: No me callo, porque esas son verdades; somos los que se nos ha atendido hasta ahora como a muchachas coquetas, porque todavía no llega el día 10, cuando ya estamos cobrando en la Tesorería nuestras dietas. ¡Y queremos quitar al Ejecutivo esta facultad, para establecer el impuesto único, que no ha dado resultado ni en Estados Unidos!

(Voces: ¡Ni en Uruguay ha dado resultado! Risas.)

El C. Secretario López Lira: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria..... (Voces: ¡Que siga, que siga!)

El C. Avilés: Ya voy a terminar ......

- El mismo C. Secretario: Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Continúa en el uso de la palabra.

El C. Avilés, continuando: Usted, señor López Miro, cada vez que yo vengo a la tribuna es de los que hacen más escándalo. Yo quisiera verlo aquí en la tribuna......

El C. López Miro, interrumpiendo: Yo no estoy diciendo nada.

- El C. Avilés, continuando:...... siquiera diciendo barbaridades, como yo vengo a decir. A cada momento me está usted fastidiando. Ya no voy a cansar a ustedes más, señores. (Aplausos, risas y campanilla.) Voy a terminar ya, únicamente pidiendo a los señores diputados, que aprueben tal como está la ley ésta del Ejecutivo, por las razones que he expuesto, que creo que son de peso. (Risas.) Sí, señores, indudablemente que son de peso, porque si cerramos, vuelvo a repetir, esta fuente al Ejecutivo, ¿ de dónde sostiene al Ejército? ¿ De dónde nos sostienen a nosotros y a todo el engranaje administrativo? Esta es la razón, y yo creo que el Ejecutivo se comprometería a entregar el Poder a cualquiera de ustedes, si resuelven este problema. (Aplausos. Voces: ¡Viva Múgica!)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. López Lira para una interpelación.

El C. López Lira: Señores diputados: Confieso que del punto en que dejó el debate el diputado Vadillo, yo lo hago descender, porque mientras éste abarcó en su peroración todos los puntos de ese dictamen, yo vengo a concretarlo a uno sólo y deseo que la Comisión se sirva informarme e informar a la Cámara sobre cuales son los fundamentos, cuáles son las razones en que apoya el impuesto que se consulta en la fracción B o en el inciso B de la fracción XII, que dice: "Contribución federal sobre los enteros hechos en las oficinas recaudadoras de los Estados, Territorios, Distrito Federal, y Municipios de los mismos, que se causará y percibirá en la forma prescripta por decreto de 9 de junio de 1917 y disposiciones relativas." Según me ha informado la misma Comisión, se trata del sesenta por ciento de contribución federal. La Comisión no se ha dignado informarnos en la mayoría de los casos, qué contienen los decretos que citan cada una de las fracciones y de los incisos que se consultan, de manera que, señores diputados, estamos votando sin entero conocimiento de las cosas que se nos consultan; la expedición de un decreto expedido en tal fecha y la Comisión ni siquiera nos ha dicho qué es lo que expresa ese decreto. Yo concreto, pues, mi interpelación a la Comisión, para que se sirva decirme qué razones ha tenido para imponer esta contribución. Segundo, que ramos va a gravar esta contribución, ya que es tan disímulo el género de contribuciones que se causan en los diferentes Estados y, sobre todo, en los diferentes Municipios de la República. En seguida, señores diputados, si Vuestra Soberanía me lo permite, hablaré sobre el particular.

El C. Reynoso: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Reynoso, de la Comisión: El impuesto del timbre, a que se refiere esta fracción, está en vigor desde hace muchos años en México.

El C. Zubaran: Desgraciadamente.

El C. Reynoso: Y entiendo que este impuesto es general en toda la Federación; los impuestos municipales, por concepto del Timbre, la Comisión ha tenido en cuenta el estado en que se encuentra el país, y aunque como dice en su exposición de motivos, que le parece excesivo este aumento al sesenta por ciento, el Ejecutivo le hizo ver la necesidad que hay de que se ponga en vigor este impuesto, desde el momento en que, como ya se ha dicho, existe un déficit de setenta millones de pesos. Necesita el Gobierno pagar al Ejercito, subvenir a las necesidades generales que tiene para su subsistencia, y la Comisión, como lo dice en su exposición de motivos, aceptó el proyecto del Ejecutivo, por las razones que él mismo expuso. Las necesidades que tiene el Gobierno son conocidas de todos, señores; es imposible que el Gobierno, sin aumentar algunos impuestos, sin gravar algunos artículos que antes no estaban gravados, pueda subsistir, y nosotros estamos en la obligación de dar facilidades al Gobierno para que pueda llevar a cabo la pronta pacificación del país y para que pueda subsistir. De manera que necesitamos gravar ese impuesto hasta el sesenta por ciento, por la necesidad imperiosa a que antes he hecho referencia.

La Comisión discutió ampliamente este asunto; había acordado primeramente dejarlo al cincuenta por ciento, que está en vigor actualmente en la República, porque en el Distrito Federal, como dice la exposición de motivos, va a ser paulatino el aumento. Ahora está en el veinte por ciento; después, en el mes de julio será el cuarenta por ciento; va aumentando hasta el sesenta paulatinamente; de manera que después de una amplia discusión, llegamos al acuerdo de que se gravara hasta el cincuenta por ciento; pero el Ejecutivo nos hizo ver las necesidades que por ahora existen para que aquel impuesto quede según el decreto del Presidente de la República, la Comisión no tuvo inconveniente en dejarlo en ese sentido y ponerlo así a la consideración de esta H. Asamblea. La Comisión ningún interés tiene en que subsista este sesenta por ciento; únicamente el interés general de la Nación, que necesita vivir y que necesitamos nosotros ayudar al Gobierno para que viva.

El C. Zubaran: Pido la palabra para una interpelación a la Comisión. Yo suplicaría atentamente a la Comisión nos dijese si es posible que el recargo de sesenta por ciento ....... (Voces ¡Tribuna, tribuna!) Yo ruego atentamente a la Comisión informe a la Asamblea si es posible que de sesenta por ciento no sea excesivamente oneroso para los municipios, gravados con impuestos municipales, un impuesto de Estado. Pero todos ustedes saben que lo más pobre que tenemos en todo el territorio nacional, son los municipios, que no pueden sostenerse, y todavía se pone un impuesto hasta de sesenta por ciento sobre las contribuciones municipales, para nivelar el presupuesto. Esto es lo más absurdo, señores. En la época de Tuxtepec se dijo que el Timbre iba abajo;

jamás llegó este impuesto arriba del cuarenta por ciento, y hora se consulta un sesenta por ciento; un veinte por ciento de recargo sobre los Estados es demasiado gravoso, pero un sesenta por ciento sobre los impuestos tan onerosos que han creado los Gobernadores de los Estados, es imposible, pero materialmente imposible, que puedan soportarlo. Esta es una de las razones por la que yo suplicaría a la Comisión que nos ilustrase, si a su juicio cree ella que este impuesto puede subsistir, que pueden los gravantes poderlo causar.

El C. Reynoso: La Comisión repite que le parece gravoso este impuesto que sí es oneroso, pero que ha tenido en cuenta las necesidades imprescindibles, imperiosas, que tiene la Nación para cubrir su déficit. El impuesto a que se refiere el señor Zubaran de los municipios, no se perjudican propiamente los municipios con este impuesto, son los contribuyentes los que tienen que hacer ese pago, pero a los municipios en particular no se les quita un centavo. Es un impuesto adicional a los impuestos de los municipios. Las multas, por ejemplo, las cantidades que ingresan en concepto de multas, se paga un 60 por ciento del importe de la multa a la Federación; es un excelente, es un aumento, es un impuesto adicional, no son los municipios los que pagan este impuesto.

Esta es la aclaración que quería hacer el señor Zubaran. La Comisión repite que le parece oneroso y por eso lo pone a la consideración de la H. Asamblea para que discuta ampliamente este asunto; si es que quiere que se rebaje ese impuesto, la Comisión no tendrá ningún inconveniente en aceptar lo que la Asamblea determine.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. López Lira.

El C. López Lira: La Comisión nos dice que el impuesto es oneroso y la Comisión viene a consultar a Vuestra Soberanía el impuesto de que se trata.

La Comisión nos dice es un impuesto que no pagan los municipios, sino que es una adición. Pues si este es el argumento de la Comisión, mal parada está la Comisión. No, si todos los impuestos los paga el pueblo y precisamente por ello hay que rebajar el impuesto. Nos dice la Comisión que en vista de las difíciles circunstancias porque atraviesa el país, el impuesto, esa contribución que la misma Comisión considera onerosa por las difíciles circunstancias porque atraviesa el país, la Comisión aumenta las gabelas que pesan sobre el país. Es cierto, señores diputados, que se trata de un impuesto adicional, pero de un impuesto adicional que como la Comisión ha dicho, gravita directamente sobre los contribuyentes. Yo me permití interpelar a la Comisión sobre el hecho de que cuáles impuestos eran los que causaban esta adición y la Comisión me contestó que la causaban todos los impuestos que se pagan en los municipios y en los Estados. Quiero concretarme a los impuestos que se causan en los municipios. Uno de los grandes anhelos revolucionarios ha sido la libertad municipal y debemos confesarlo, señores diputados, en el Congreso Constituyente no estuvimos a la altura de nuestro deber puesto que nosotros tuvimos escrúpulos para decretar que la Hacienda municipal fuera exclusivamente municipal.

El C. Fernández Martínez, interrumpiendo: Yo no.

El C. López Lira, continuando: y pusimos un artículo que, si bien en los casos en que las Legislaturas de los Estados sean ampliamente liberales y revolucionarias, puede llegarse a esta conclusión indirectamente: en los casos contrarios el Municipio quedará con los arbitrios que la Legislatura le señale y la vida del Municipio o la libertad del Municipio que depende de su riqueza y su libertad económica no habrá sido sino uno de tantos fracasos de la Revolución. (Aplausos.) Son exiguos los arbitrios municipales y gravitan naturalmente sobre el pueblo y mientras más exiguos son esos arbitrios, tienen que ser mayores las contribuciones. ¿Y todavía vamos a aumentar un 60 por ciento adicional? ¿Cuáles son los arbitrios de los municipios?.

Recordando a la ligera, algunos tenemos o por lo menos se tiene en los municipios del Estado de Guanajuato la contribución de plaza por venta enteramente al menudeo; los puesteros, los vendedores ambulantes. ¿A éstos, señores diputados, vamos a cargar el 60 par ciento como impuesto federal? (Voces: A esos no.) Yo he interpelado a la Comisión y me ha dicho que a todos los impuestos que causen en los municipios y este es un impuesto municipal.

El C. Manrique, interrumpiendo: Licencias y otras cosas.

El C. López Lira, continuando: Licencias .....

El C. Acuña, interrumpiendo: Pido la palabra, señor Presidente, para hacer una aclaración si me lo permite el orador.

El C. López Lira: Con mucho gusto, señor.

El C. Acuña: Yo no sé por qué la Comisión no ha hecho esta distinción muy pertinente: los municipios tienen sus rentas propias y rentas concurrentes con los Estados; aquéllas que concurren con los Estados han pagado siempre veinte por ciento o treinta por ciento cuando la Nación ha estado en una situación muy angustiosa y difícil, no al grado que se pone una revolución, sino cuando viene por ejemplo la depreciación de la plata o cuando sufre cualquier otro deprimento la hacienda pública, se aumentan las contribuciones y éstas se aumentan a los Estados, que repercuten sobre los impuestos municipales; de manera que los municipios o los ayuntamientos tienen impuestos concurrentes con el Estado e impuestos propios. Los impuestos de mercados, por ejemplo, o de los panteones, son propios del municipio; éstos se causan con un pedazo de papel amarillo o colorado, éstos no se causan por medio del timbre; de manera que esta no es la objeción que hace el señor López Lira; en los impuestos propios no se hace ningún gravamen en la Federación, no tiene que ver nada; el señor Cepeda Medrano creo que tiene conocimiento sobre la materia y podrá ilustrar a la Asamblea.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cepeda Medrano.

El C. Cepeda Medrano: El impuesto que se aplica a los municipios, como lo ha expresado el señor licenciado Acuña, es de los impuestos que se llaman propios del Ayuntamiento, que están exceptuados por ley expresa del Estado, pues no tienen ninguna contribución ni federal ni de los Estados;

esos son absolutamente para el sostenimiento de los municipios. En consecuencia, todos esos impuestos a que se ha referido el señor López Lira, no se ven gravados absolutamente en nada con esa ley que vamos a dictar. Lo que sí es muchísimo es el sesenta por ciento; yo soy el primero en expresarlo.

Yo veo que el sesenta por ciento es mucho. Antiguamente se pagaba el cuarenta por ciento. Bien, voy a decirles a ustedes en qué forma: el veinte por ciento que está expresado en la ley que en este momento tiene aqui el señor Aguirre Colorado, lo pagaba a la Federación, y sobre ese veinte por ciento en los impuestos concurrentes al Estado, pagaban un veinte por ciento adicional al Estado. De manera que, en consecuencia, viene siendo un cuarenta o cuarenta y cinco por ciento. Los dos impuestos, agregados, eso pagaban y estaban todos conformes con ello. Aceptaban ese impuesto adicional de todo agrado, pero después se fueron aumentando hasta el veinticinco, treinta y cincuenta por ciento últimamente. Muy bien, pero ahora tenemos, señores, que la ley exige que los ayuntamientos tengan su hacienda pública independiente del Estado.

En consecuencia, el Estado ya no carga el veinte por ciento que se estableció.

Así es que podemos en este caso solucionar este conflicto, agregando el cuarenta por ciento solamente, y entonces no se sentirán perjudicados, porque el veinte por ciento que pagaban a la Federación estaba invívito en la Federación, y el veinte por ciento que pagaban al Estado estaba invívito en la contribución. De manera que era en total un cuarenta por ciento.

El C. López Lira: Yo agradezco las indicaciones que me han hecho los señores Acuña y Cepeda Medrano, pero queda en pie mi argumentación, es decir, porque en los impuestos de plaza va a pasar lo que he visto que sucede en los municipios de mi Estado. En toda multa por cualquier objeto, se agregaba lo que entonces era el treinta por ciento federal. (Voces: ¡No, no!) Sí, señores, se agregaban el treinta por ciento de contribución federal. En todas las licencias......

El C. Padilla, interrumpiendo: ¿Me permite el orador leer un decreto para que de una vez se encauce la Asamblea? (Voces: ¡No!)

El C. López Lira, continuando: La Comisión tendrá esas argumentaciones cuando se sirva rebatirme. (Voces: ¡No! ¡Sí!)

El C. Basáñez: No va a hablar la Comisión; nada más para que se lea un documento, hay derecho.

El C. López Lira: Tiene derecho a la lectura de documentos, pero cuando termine el orador. Yo me permito preguntar al señor ingeniero Aranda, que ha sido Presidente Municipal, si no es cierto que se agregaba un treinta por ciento sobre el concepto de multas, de multas causadas en la Tesorería Municipal.

El C. Aranda: No recuerdo exactamente.

El C. Méndez: Pido la palabra.

El C. Aguirre Colorado: Pido la palabra para ilustrar el criterio del orador.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Aguirre Colorado.

El C. Aguirre Colorado: Señores diputados: Para una aclaración he pedido la palabra; nos decía el señor licenciado Acuña que no concurre la contribución federal en la contribución local de algunos municipios, y efectivamente, él puede decirlo, por lo que respecta al Estado de Coahuila; pero precisamente allá voy; en el Estado de Tabasco, por ejemplo, se paga una contribución por el abasto de una res que se da a cuchillo, y en ese abasto, señor, hay una contribución del veinte por ciento que se paga en timbres; desde luego es una contribución federal concurrente con la del municipio. En consecuencia, hago esta aclaración para que la tome en cuenta el señor doctor López Lira.

El C. Soto: Igualmente que en Tabasco, se hace lo mismo en Jalisco: sobre todas las contribuciones municipales hay un recargo de contribución federal; actualmente en todos los municipios de Jalisco están procurando nivelar la Hacienda pública, de modo que están gravando un poco, si se puede, cada contribución; además de esos gravámenes que han impuesto las autoridades municipales en los nuevos presupuestos municipales, ¿vamos a agregar un sesenta por ciento? Esto será verdaderamente imposible para los municipios. No quiero decir que del tesoro del municipio se vaya a dar esa contribución, en ese sentido no sufre el municipio; pero hay que ver que todas estas contribuciones van a salir de los habitantes del municipio, de modo que será una carga verdaderamente terrible para él. En Jalisco toda contribución municipal lleva un recargo de contribuciones federal.

El C. Méndez: Pido la palabra. El señor López Lira interpelaba al señor Aranda.

El C. Padilla, de la Comisión: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Padilla.

El C. Padilla: La Comisión tiene preferencia siempre.

El C. Méndez: El señor López Lira interpelaba a un Presidente Municipal. Yo fui Presidente Municipal de Veracruz, y recuerdo que en una multa de cien pesos, se decía: treinta por ciento para la Federación, y quedaba el setenta por ciento para el Municipio. De suerte que con el sesenta por ciento adicional, ahora sale más perjudicado el Municipio.

El C. López Lira: Eso sucedía en Veracruz; pero en Guanajuato ya he comprobado esos datos con lo que ha dicho el señor diputado Soto.

El C. Muñoz: Igual cosa pasa en el Estado de Aguascalientes. Hasta en diversiones toda contribución tiene un recargo de treinta por ciento federal.

El C. López Lira: Es un impuesto que se llama " Contribución Federal;" de manera que, señores diputados, insisto en que las multas por cualquier concepto que ingresaban a la Tesorería Municipal, llevaban la federal correspondiente ...... (Voces: ¡Deducida!) No deducida, aumentada. La Presidencia me ordena que no conceda ya permiso para interpelaciones y voy a concluir. De cualquiera manera, señores diputados sea que se deduzca de las rentas del Municipio, sea que se aumente al contribuyente, esto es una gabela excesiva, tanto más cuanto que es general, es injusto y vuelvo a mi tema, señores diputados, las contribuciones que se causan, al comercio sobre todo, son en el Estado de Guanajuato contribuciones al Timbre directamente,

contribuciones al Estado y contribuciones al Municipio; y tanto la contribución del Estado, como la contribución del Municipio, llevan la correspondiente federal que amortizan en las estampillas respectivas los jefes de las oficinas recaudadoras. Creo que no digo nada nuevo, señores diputados.

Yo acepto que el Gobierno está en una situación angustiosa; pero yo pido en todo caso que la Comisión dé una distribución más equitativa a este impuesto; no es justo que se recargue en la misma proporción entre los comerciantes en pequeño que entre los grandes capitalistas; un impuesto tan general no es equitativo; de manera que puesto que la opinión de Vuestra Soberanía, a pesar de los innumerables errores en que he incurrido en mi exposición, está de acuerdo en que es muy oneroso el sesenta por ciento, yo pido no solamente que se rebaje, sino que la Comisión nos dé un medio de que sea distribuido más equitativamente, porque de esta manera habremos conseguido indudablemente fomentar la riqueza pública de los mismos municipios, ya sea que de la contribución municipal se deduzca la contribución federal, ya sea que a la contribución municipal se aumente el sesenta por ciento federal, de todas maneras viene en merma de la riqueza pública, viene aumentando las gabelas y viene haciendo naturalmente más difícil el comercio que es el que principalmente resulta gravado, porque es al que se dedican en las poblaciones en las que se carece de industria, es al comercio a lo que más se dedican las clases necesitadas y son, naturalmente, las que recibirán un beneficio si Vuestra Soberanía acuerda disminuir el impuesto de que se trata. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Padilla, de la Comisión: La Comisión, señores diputados, no tiene empeño en sostener en que este impuesto no es oneroso. Desde que se discutió en el seno de la Comisión estuvimos todos de acuerdo en que triplicar este impuesto era demasiado oneroso para el causante; pero para que la Asamblea se forme una idea exacta de la forma en que va a cumplirse este impuesto, voy a leer el decreto de 9 de junio que, según he notado, es absolutamente desconocido para los señores representantes, y voy a explicar nuevamente la forma en que se hará este gravamen. Dice el decreto así: "Artículo 1o. Se modifican nuevamente los artículos 249, 250 y 251 de la Ley de 1o de junio de 1906, en los términos siguientes: "Artículo 249. En todo entero que por cualquier título o motivo se haga las Oficinas Recaudadoras de los Estados y Municipios de los mismo, se causará, además a beneficio de la Federación, un sesenta por ciento sobre su importe que se pagará con las estampillas llamadas "Contribución Federal"

"Artículo 250. Cuando los enteros provengan de multas, bienes mostrencos, herencias vacantes, tesoros o de cualquier otro origen que no sea el pago de un impuesto o derecho en sus diversas formas, la contribución federal se considera incluida en dichos enteros, de los cuales deberá cubrirse el 37.5 por ciento de su importe en estampillas de "Contribución Federal."

"Artículo 251. En los casos de que algún Estado o Municipio arriende o contrate cualquier de sus contribuciones o impuestos, se cobrará, además, el sesenta por ciento de contribución federal sobre la suma estipulada en el contrato a medida que se verifique el pago, sin que el contratista cobre por separado a los causantes la contribución federal, ni tenga que cancelar estampillas por cada cobro de impuesto local que verifique, aunque se considere subrogado en las atribuciones de oficina recaudadora."

"Artículo 2o. Con referencia a lo que dispone el artículo 9o. de la ley de 22 de mayo de 1917, se hace extensivo al Distrito Federal y Territorios, en toda clase de enteros que por cualquier título o motivo se haga en las oficinas recaudadoras, el impuesto federal del Timbre establecido para los Estados, modificándose los artículos 10 y 11 de la citada ley en los términos siguientes:

"Artículo 10. El impuesto federal del Timbre se causará del siguiente modo:

"Desde el 1o. de julio próximo, veinte por ciento.

"Desde el 1o. de septiembre siguiente, treinta por ciento.

"Desde el 1o. de noviembre siguiente, cuarenta por ciento.

"Desde el 1o. de enero de 1918, cincuenta por ciento.

"Desde el 1o. de marzo de 1918 en adelante, sesenta por ciento.

"Artículo 11. En las cuotas que actualmente se pagan por impuestos predial de fincas urbanas de la municipalidad de México, así como en los del municipal sobre diversiones públicas, se considera comprendido el impuesto federal del Timbre, y, por lo tanto, el sesenta y dos y medio por ciento de dichos impuestos se pagará en efectivo, y el treinta y siete y medio por ciento, en timbres de la Renta Federal.

"TRANSITORIOS

""Artículo 1o. Se deroga el artículo 2o. del decreto de fecha 13 de diciembre de 1916."

Como se ve, el espíritu del Ejecutivo al gravar de esta manera los impuestos, ha sido precisamente gravar las contribuciones directas sobre fincas, sobre propiedades rústicas y urbanas: precisamente este aumento, en su mayor parte, se refiere a los bienes raíces, a los inmuebles, en concordancia de alguna manera con la tendencia revolucionaria de gravar la tierra, o sea implantar en principio el impuesto único.

Precisamente ha dejado el Ejecutivo los capitales, las industrias y el trabajo en general, con menos gravamen, porque los que principalmente reportan este impuesto, son los terrenos, las fincas y demás inmuebles. Ahora bien, la Comisión tuvo diversidad de criterios para aceptar este impuesto. El subscripto, como podrán testificarlo los demás miembros de la Comisión, siempre sostuvo que este impuesto, cuando más, podría tolerarse hasta el que está actualmente, o sea el cincuenta por ciento, teniendo en cuenta, además, que el Distrito Federal nunca había sido gravado en esta forma. Tiene que ser más sensible que para los Estados en donde ya existía el impuesto adicional de que se trata, En tal concepto, por más que por solidaridad

haya evitado dar un voto particular, en este sentido haya firmado el dictamen; yo sí estoy de conformidad con la Asamblea para que, por lo menos, se reduzca esa contribución al cincuenta por ciento ya que, como la expresó el señor Cepeda Medrano, en algunos Estados llegó al cuarenta o cuarenta y cinco por ciento. La diferencia sería poco sensible, y dado que el Gobierno no podría encontrar otras fuentes de ingresos, puesto que ya ha gravado en lo posible otros ramos, en caso de que el Gobierno no pueda contratar un empréstito interior o exterior, creo que el Gobierno ocurrirá al impuesto de la renta del Timbre, que todos sabemos que es onerosa. Por lo tanto, hay que estudiar serenamente; hay que ver que el Ejecutivo tiene que afrontar los gastos; el Ejército nos demanda constantemente gastos imprescindibles, sobre todo en las regiones en que no está todavía completamente pacificado, exigiendo a la Tesorería fuertes cantidades de dinero. Todo lo hemos tomado en cuenta, y ante esta imperiosa necesidad, la Comisión no pudo más que aceptar estos gravámenes, por más que son demasiado altos y que pesan de una manera terrible sobre el causante.

El C. Prosecretario Ancona Albertos: La presidencia dispone que, creyendo de fácil resolución la solicitud que se va a leer, la pone desde luego a la consideración de la Asamblea. En la siguiente:

"ÚNICA:

"Con el objeto de que los diputados puedan consagrarse al estudio de los diversos problemas sometidos a su consideración, declárese insubsistente el recuerdo tomado en sesión anterior, de verificar sesiones por las mañana, y prolónguense las sesiones vespertinas hasta las 9 p. m.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados. - México, 5 de julio de 1917.- Aurelio Manrique, jr.- J. Aguirre Escobar." (Rúbricas.)

Se pregunta a la Asamblea si dispensa los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie, advirtiendo que se necesitan las dos terceras partes. No se dispensan los trámites. (Aplausos y voces: ¡Sí se dispensan, sí se dispensan! ¡Hay mayoría, que se cuenten!) La Presidencia..... (Voces: Hay mayoría!) Un momento, señores diputados. La Presidencia, en vista del resultado dudoso de la votación y de las protestas que se han expresado, va a repetir la votación. En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se dispensan los trámites. Está a discusión.

El C. Cepeda Medrano: Pido la palabra en contra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Cepeda Medrano: Señores diputados: Vengo únicamente a manifestar mi inconformidad con esta iniciativa, porque no es práctica, porque no es humana, porque bastante trabajamos aquí para después no tener ni siquiera tiempo para estudiar o para atender algunos otros asuntos de familia que requieren nuestra atención. Todos estamos recién llegados; se da el caso de que algunos diputados no encuentran casa todavía y que sus familias las tienen en los hoteles, y en esta forma la Asamblea no les da ni siquiera dos o tres días para buscar hogar. Señores diputados: creo que así, en la forma en que estamos, tendremos un rato de descanso, o sea de la una a las cuatro de la tarde, para poder estudiar; de las ocho en adelante, igualmente; hay la circunstancia muy especial, de que la mayor parte de los diputados que nos encontramos aquí vivimos fuera de la capital, porque así lo requieren las circunstancias porque hemos atravesado......

El C. Prosecretario Ancona Albertos, interrumpiendo: La Presidencia llama la atención al C. Secretario López Lira, para que se sirva guardar orden. (Aplausos.)

El C. Cepeda Medrano, continuando: Hemos necesitado buscar casas en los pueblos, para poder vivir con comodidades y para evitar el contagio de las enfermedades que se están desarrollando aquí y que se desarrollan cada año.

Señores diputados: si admitimos que trabajemos aquí hasta las nueve de la noche, ¿a qué horas vamos a llegar a nuestras casas los que estamos viviendo fuera de la capital? (Aplausos.) Aqui está el señor González Torres, que vive en Coyoacán, el señor Velásquez, que vive en San Pedro de los Pinos, el señor García que vive en Mixcoac, y también hay muchos que viven en Tacubaya.

¿Cómo va a ser posible, señores diputados, que nosotros, los que vivimos fuera de la capital, empleemos materialmente más tiempo del que emplean los señores que viven en la ciudad, esto con el tráfico de trenes y además con la inquisitorial disposición de esta Asamblea que nos obliga a que vengamos con horas de anticipación y que, en muchísimos casos, la fuerza motriz que mueve los tranvías eléctricos se interrumpe y que necesitamos hasta tomar un coche o un automóvil para cumplir con nuestras obligaciones, y todavía se quiere obligarnos más? ¡Esto es inhumano, todos estamos dispuestos a trabajar humanamente, pero excediendo, tenemos que protestar de una manera enérgica.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: Claro que voy a ser breve dada la hora y dado lo sencillo del asunto. No me explico que el señor Cepeda Medrano, estando en el fondo de acuerdo con la proposición, se haya limitado a atacar los detalles. El fondo de la proposición es este: que tengamos tiempo para estudiar y que para ello no consagremos todo el día a sesiones; que solamente tengamos sesión por la tarde. Una vez resuelto esto, podremos ponernos de acuerdo en las horas dedicadas al trabajo y esto sería motivo de una modificación a nuestra proposición. Lo que yo creo necesario sostener y creo que no me costará mucho esfuerzo convencer a ustedes que ya están convencidos... (Voces: ¡No, no, no!) Pues creo que no me costará mucho trabajo convencerlos.... (Voces: ¡No, no!) ¿ No están convencidos? Está bien. (Campanilla.)

El C. Secretario López Lira: La Presidencia

suplica a los CC. diputados guardar silencio a fin de que se haga más breve esta discusión.

El C. Manrique, continuando: No nos hemos de pelear para decidir si están o no convencidos. Lo que se trata de establecer es esto: este trabajo que estamos haciendo viniendo a sesión mañana y tarde, tiene mucho de infructuoso; es un trabajo perezoso, como se ha dicho paradógicamente. Quienes ya tienen una preparación no adquirida de ayer, no adquirida la víspera, sino por estudios de años atrás; por ejemplo. a todos llamará la atención que se pueda improvisar tan sólidamente como el compañero Vadillo y claro que esto no es una improvisación: es el resultado de estudios por lo menos de algunos meses atrás y como sé que no le ofende esto, lo digo: el resultado de algunos años atrás. De otra manera, si seguimos dejando en vigor, si seguimos dejando en pie de la costumbre establecida, pues produciremos estas lamentables improvisaciones que hemos producido muchos de nosotros arrastrados por nuestro romanticismo, por nuestro platonismo, o que nada sólido, nada verdadero han aportado en muchas ocasiones al asunto a debate. Por el discurso del señor Acuña, por algún otro, que fueron verdaderamente sólidos y suculentos, ¿qué se ha dicho aquí sino vaciedades? No se ofenda nadie. De que es claro que esta proposición mía va a encontrarse con la oposición, esta proposición mía tropezará con la oposición. (Campanilla.) Tropezará nuestra proposición con la decidida oposición de quienes quieren tener aquí el monopolio de la ciencia, porque ya tienen una preparación de años atrás conseguida en la escuela o en el gabinete, quienes a falta de talento natural nos vienen aquí a recitar textos; pero yo sé también que la mayor parte de los señores diputados que creen tener derecho y tener el deber de ocuparse de todos estos asuntos y no para discutirlos, al menos para votar a conciencia, se convencerá de la necesidad de tener un rato de descanso en el día, no sólo para atender sus ocupaciones particulares, sino siquiera para contestar la correspondencia de nuestros comitentes y para tantos otros asuntos que son del resorte del diputado, sí que también para estudiar todos y cada uno de los problemas que aquí se nos presentan y poder abordarlos con alguna preparación; de manera que yo pido a los señores diputados, para llegar a algo práctico, que si la oposición de alguno de ellos ha nacido del detalle de la hora, esto lo dejemos para una segunda votación. (Voces: ¡No, no; luego!) Podemos pues, modificar nuestra proposición el señor Aguirre Escobar y yo, pidiendo que las sesiones se verifiquen de cuatro de la tarde a ocho de la noche. (Voces: ¡De nueve a una.) El señor Aguirre Escobar y yo nos permitimos modificar la proposición pidiendo que las sesiones vespertinas se prolonguen hasta las ocho de la Noche. (Aplausos y voces: ¡De nueve a una; de cuatro a ocho.)

El C. Cravioto: Pido la palabra en contra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Cravioto: Señores diputados: Vengo a hablar en contra de la proposición, porque da un resultado perfectamente contrario al que busca Su Señoría. El reglamento previene muy acertadamente, teniendo en cuenta la fisiología nuestra, cuatro horas cuando más para trabajar en las sesiones del Congreso. Está ya demostrado por la experiencia de todos nosotros, que más de cuatro horas es imposible de soportar con una atención eficiente, con una conciencia clara, con ...

El C. Manrique, interrumpiendo: Para una aclaración, señor. (Voces: ¡No tiene derecho, no tiene derecho!) La proposición pide cuatro horas.

El C. Cravioto, continuando: Si nosotros trabajamos de cuatro a nueve, en realidad no vamos a trabajar ... (Voces: ¡De cuatro a ocho!) Eso es cierto.

Creo yo que esta razón basta como psicológica además de las razones prácticas que ya expuso el señor Cepeda Medrano. Hay algunos compañeros que se inclinan a que las sesiones se verifiquen en las mañanas ... (Voces: ¡No, no!) pero yo hago esta objeción: en primer lugar, el espíritu nuestro es más abierto para el estudio en las horas de la mañana que en las de la tarde. La hora de la tarde es más propicia a la discusión cuando ya traemos el trabajo asimilado, listo para el debate. Además, aunque esto sea algo prosaico, es efectivo: la mayor parte de nosotros no podemos vivir con el sueldo de que disfrutamos. Es esta una verdad que se puede aplicar a la mayoría de los miembros del Congreso y dado que las necesidades actuales son de tal manera que todos nosotros estamos obligados a buscar en otro orden de actividades el complemento de nuestra vida material, hemos hecho sacrificios para cumplir con nuestros deberes satisfactoriamente, para cumplir satisfactoriamente el acuerdo de la Cámara con todo gusto y desinterés; pero, señores diputados, esto no se puede soportar indefinidamente porque da al traste con nuestra vida.

Nosotros necesitamos trabajar y el trabajo en México, por las costumbres establecidas, se realiza generalmente de once a una de la mañana. Si ustedes creen que sea necesario trabajar más horas, que sea necesario este trabajo de mañana y tarde, yo propondría en último caso que trabajáramos de nueve a once sin pasar doble lista, sin leer dobles actas y que se trabajara en la tarde dos o tres horas, en el concepto de que cuando fuera necesario pudiéramos decir en una sesión: "no hay trabajo pendiente." (Voces: ¡A votar, a votar!) Por lo tanto, yo pido que no se apruebe la proposición del señor Manrique. (Campanilla.)

El C. Secretario López Lira: Habiendo pasado la hora reglamentaria, se procede a pasar lista. (Voces: ¡No, no, a votar!- Comenzó a pasar lista.- Voces: ¡No, no!)

El C. Secretario Mata: Se pregunta a la Asamblea si se prolonga la sesión. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie.

El C. Pardo: Pido la palabra.

El C. Secretario Mata: Se llama al orden a los CC. diputados Peralta, Martínez de Escobar y Montes Federico.

El C. Villarreal Filiberto: Señores compañeros: (Voces: ¡De tres a siete! ¡De nueve a una!) Yo suplico que me escuchen dos minutos nada más.

El C. Presidente: Se suplica a los señores representantes guarden silencio, si no, no puede continuarse la sesión.

El C. Villarreal Filiberto: Señores diputados:

Hemos visto prácticamente que ni siquiera las Comisiones tienen tiempo de preparar sus proyectos para presentarlo a la consideración de la Asamblea y nosotros hemos recibido un proyecto de ley en la mañana y en la mañana misma tenemos que discutirlo sin tener tiempo de estudiarlo. Yo lo digo por mí; si el señor Cravioto tiene tanta práctica parlamentaria, puede venir a trabajar aquí con las Comisiones, a ayudarlas. Hay algunos diputados, como el señor Domínguez que ni siquiera han podido encontrar casa para su familia. (Voces: ¡No, no!) Yo me permito proponer que haya sesiones de nueve de la mañana a una de la tarde. ¡Aplausos y voces: ¡No, no!)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Ancona Albertos.

- EL C. Ancona Albertos: Señores diputados: He pedido la palabra en contra por razones muy sencillas. Nos falta de discutir las siguientes leyes: de Presupuesto, de Empréstito, orgánica del Poder Judicial del Fuero Común, dos leyes del Ministerio Público, Amnistía, que ya está en el Senado, Suspensión de garantías, Amparo y otras económicas de la Cámara, etc. Yo creo, señores diputados, que todos ustedes verdaderamente desean tener receso... (Voces: ¡Sí!) porque en septiembre empiezan un nuevo período que no terminará sino hasta el 31 de diciembre. De modo que si seguimos trabajando como actualmente, tendremos un periodo que se abrió en abril y terminará en diciembre, casi ocho meses Por otra parte, señores diputados, cuatro o cinco horas diarias es muy poco trabajo y es mucho menos el trabajo que se realiza cuando estas horas son corridas. Yo propondría que se trabajaran cinco horas, dos y media en la mañana y dos y media en la tarde (Voces: ¡No!) porque el trabajo es más efectivo. Fíjense ustedes que trabajamos únicamente cinco horas y con esto nos adelantamos mucho a los socialistas que quieren ocho horas de trabajo. Así es que, señores diputados, yo creo que se debe reflexionar en esto, porque si tenemos una sesión nada más y es vespertina, el período extraordinario se reunirá con el ordinario indefectiblemente, y el descanso más efectivo, que es el del receso, no lo tendremos. Además, señores diputados, hay que tener en cuenta que el trabajo es mucho más eficiente cuando las horas no son corridas. En todo el mundo se trabaja así.

- El V. Villarreal Filiberto. Moción de orden. (Varios CC. diputados pretenden hacer uso de la palabra.)

El C. Presidente: Con el fin de encauzar la discusión, se pone a la consideración de la Asamblea si acepta la proposición de los CC. Manrique y Aguirre Escobar.

El C. Secretario López Lira: Se pregunta a la Asamblea si considera suficientemente discutido el punto. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí está suficientemente discutido. En votación económica ... (Voces: ¡Que se lea! La leyó.)

El C. Villarreal Filiberto: Moción de orden. Está presentada una proposición y pido que se lea. (Voces: ¡Se va a votar esto!)

- El mismo C. Secretario: Los que aprueben la proposición del C. Manrique se servirán poner de pie. No se aprueba. (Aplausos.)

El C. Peralta: Reclamo la votación.

- El mismo C. Secretario: ¿Han reclamado la votación?

El C. Manrique, Sí, que se repita. (Voces: ¿Que se va a votar?)

- El mimos C. Secretario: La proposición del C. Manrique que dice: (Leyó. Aplausos y voces: ¿No, no!) Orden, señores diputados.

El C. Presidente: Suplico a los señores diputados se sirvan guardar respeto a la Cámara.

- El mismo C. Secretario: Se va a repetir la votación. Los que aprueban la proposición del C. Manrique....

El C. Manrique: Para una aclaración,- con permiso del señor Presidente -. Como solamente leyó el diputado López Lira la última parte que dice: "prolónguense las sesiones. " tal parece que se dice hasta las ocho de la noche, pero no hay que olvidar la primera parte.

El C. Secretario López Lira: La proposición del C. Manrique consiste en que no hay sesión en la mañana y sí en la tarde hasta las ocho de la noche.

(Aplausos y voces: ¡No, no!) Los que aprueben esta proposición se servirán poner de pie. (Voces: ¡Ya está aprobada!) Se van a contar los votos. (Voces: No hay mayoría.) No hay mayoría. (Aplausos.) No se aprueba. Hay dos proposiciones iguales que dicen: "Los subscriptos, ponemos a la consideración de la H. Asamblea las siguiente proposición: Las sesiones de la Cámara de Diputados serán de 9 a. m. a 1 p. m."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados.

- México, julio 7 de 1917.- E. Ríos Landeros.- Filiberto C. Villarreal."- Rúbricas.

"Proponemos que la sesión sea de 9 a. m. a 1 p. m."- López Lira.- J. M. Hernández Garibay. F. Montes.- M. García V.- Ernesto Aguirre."- Rúbricas.- (Voces: ¡No, no!)

El C. Ancona Albertos: Pido la palabra en contra. (Voces: ¡A votar, a votar!)

- El mismo C. Secretario: Considerando la Presidencia que está suficientemente discutido este asunto, lo va a poner desde luego a votación; los que opinen porque haya una sola sesión diaria de 9 a 1, se servirán ponerse de pie. (Voces: ¡No, no!) Hay mayoría. Aprobada. (Aplausos y voces: ¡No, no!)

El C. Céspedes: El acuerdo de esta Asamblea es perfectamente violatorio al Reglamento, que es una ley expedida por ambas Cámaras, y en esa virtud, no debe ser modificado en la parte relativa de que se trata, por un acuerdo único de esta Asamblea. (Confusión. Campanilla.)

- El mismo C. Secretario: La Presidencia no concederá la palabra a los señores diputados hasta que no guarden el debido orden.

El C. Jurado: Pido la palabra.

- El mismo C. Secretario: Se procede a pasar lista (Aplausos.)

El C. Chapa: Para interpelar a la Presidencia sobre la resolución de este asunto.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a Su Señoría que el Reglamento, en su parte relativa dice así: "Las ordinarias se celebrarán durante los períodos constitucionales todos los días

0158º30025 útiles; serán públicas, comenzarán por regla general a las tres de la tarde y durarán hasta cuatro horas; pero por disposición del Presidente de la Cámara o por iniciativa de alguno de los individuos de ella, aprobada en los términos de este Reglamento, podrán ser prorrogadas."

La Presidencia cree que el artículo del Reglamento no es terminante y por eso lo ha puesto a discusión y así se ha aprobado.

El C. Secretario López Lira, pasó lista.

El C. Presidente, a la 1.25 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para el lunes a las 9 de la mañana a sesión de Cámara de Diputados y a las 11 Congreso General, para tomar la protesta al C. Magistrado Enrique Moreno.

El Jefe de la Sección de Taquigrafía,

JOAQUÍN Z. VALADEZ.