Legislatura XXVII - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19170713 - Número de Diario 82

(L27A1P1eN082F19170713.xml)Núm. Diario:82

Colegio Electoral

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 13 DE JULIO DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO EXTRAORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO I.- NÚMERO 82

SESIÓN DEL COLEGIO ELECTORAL DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 13 DE JULIO DE 1917

SUMARIO

1. Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.- 2. Es aprobado el dictamen de la sección quinta de la 1a. Comisión revisora de Credenciales, relativo al 7o. distrito electoral del Estado de Zacatecas.- 3. Se pone a discusión el de la sección tercera de la propia Comisión revisora, relativo al 14 distrito electoral del Estado de Puebla. Se suspende la sesión.- 4. Se reanuda aquélla continuando la discusión sobre el mismo dictamen. Es aprobado nominalmente. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. NARRO REYNALDO

(Asistencia de 168 CC. diputados.)

El C. Presidente, a las 9.15 a.m.: Se abre la sesión del Colegio Electoral.

El C. Secretario Mata: "Acta de la sesión de Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, celebrada el día veintiuno de junio de 1917.

"Presidente del C. Jesús Acuña.

"En la ciudad de México, a las nueve y quince de la mañana del jueves veintiuno de junio de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento veintinueve CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Padrés, se abrió la sesión. El mismo C. Secretario leyó el acta de la sesión celebrada el día siete del presente mes, la cual, sin discusión, fue aprobada en votación económica.

"A continuación, dio a conocer la Secretaría los siguientes dictámenes:

"De la 2a. Comisión Revisora de Credenciales, que concluye con esta proposición única:

"Es buena la elección del C. Delfín Sánchez, como diputado suplente por el 6o. distrito electoral del Estado de Yucatán."

"Puesto a discusión, sin ella fue aprobado en votación económica, y la Presidencia, por conducto de la Secretaría, hizo la declaración correspondiente.

"De la cuarta sección de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, cuya parte resolutiva dice:

"Primero. Es diputado propietario por el 7o. distrito electoral del Estado de San Luis Potosí, el C. Miguel Barragán.

"Segundo. Es diputado suplente por el mismo distrito, el C. Benjamín N. González."

"Previa una aclaración del C. Rueda Magro, se aprobó este dictamen en votación económica por la Asamblea, y en seguida se hizo la declaración conducente.

"De la sección quinta de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, que contiene la siguiente única proposición:

"Son diputados, propietario y suplente, respectivamente, por el 11 distrito electoral del Distrito Federal, los CC. Adolfo Cienfuegos y Luis A. Peredo."

"Puesto a discusión, el C. Neri objetó este trámite de la Mesa y el C. Aguilar Colorado lo apoyó; el C. Hay interpeló a la Mesa, y el C. Secretario López Lira hizo explicaciones en el sentido de que este dictamen debía ponerse a discusión y no a votación, como propuso el C. Neri.

"El C. Cepeda Medrano, en dos ocasiones, usó de la palabra en contra de este dictamen e interpelo otras tantas al C. Sáenz; el C. Neri habló en pro también dos veces; el C. Peralta hizo constar un hecho después de interpelar al C. Cepeda Medrano, quien, asimismo, se refirió a un hecho. El C. Magallón hizo una rectificación, y la Secretaría, a pedimento del C. Cepeda Medrano, leyó el cómputo de votos en la elección para diputados en el 11 distrito electoral del Distrito Federal, considerándose suficientemente discutido el dictamen de que se trata, el cual resultó aprobado en votación nominal, propuesta por el C. Cepeda Medrano, por ciento treinta y seis votos de la afirmativa, contra treinta y uno de la negativa. La Secretaría hizo la declaratoria del caso.

"El C. Zubaran propuso se levantara esta sesión de Colegio Electoral y se abriera la de Cámara de

Diputados, a efecto de que desde luego rindiera la protesta de ley el C. Cienfuegos, como diputado al Congreso de la Unión, lo que se concedio después de que el C. Aguirre Escobar solicitó se diera cuenta con el dictamen relativo a las elecciones de diputados en el 7o. distrito electoral del Estado de Zacatecas. La Secretaría informó sobre el particular y a las diez y quince a.m. se dio por terminada la sesión."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.

-El mismo C. Secretario: "1a. Comisión Revisora de Credenciales.- Sección quinta.

"H. Asamblea:

"La Comisión examinó el expediente relativo a las elecciones verificadas en el 7o distrito electoral del Estado de Zacatecas, y no encontró protestas por violaciones a la Ley Electoral, ni por lo que se refiere a la condición política de los candidatos.

"Faltan algunos documentos de secundaria importancia en relación con algunas casillas electorales; pero, en lo general, la documentación está completa; siendo de notarse que falta el acta de la Junta Computadora, en vista del cual, la Comisión hizo el cómputo directamente de las boletas.

"Hubo varios candidatos, pero las fórmulas que obtuvieron mayor número de votos, son las del C. José Trinidad Luna, como propietario, y C. Antonio Cervantes, como suplente; y esta misma fórmula invertida en que figura como propietario el C. Antonio Cervantes, y como suplente el C. doctor José Trinidad Luna.

"La Comisión no encuentra motivo ninguno para tachar de nulas las elecciones a que se contrae este dictamen, por lo cual, sujeta a la consideración de esta H. Asamblea, las siguientes proposiciones:

"Primera. Son válidas las elecciones verificadas en el 7o. distrito electoral del Estado de Zacatecas.

"Segunda. Son diputados, propietarios y suplente, respectivamente, por el mencionado distrito, los CC. doctor José Trinidad Luna y Antonio Cervantes."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados, a 14 de junio de 1917.- Julio Zapata.- Filomeno Mata."

Está a discusión el dictamen. Las personas que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse.

El C. Manrique: Pido la palabra, para una interpelación a la Comisión.

El C. Hernández Luis M.: La Comisión que dictaminó debe informar por qué siendo una credencial que no aparece objetada y está en regla, se da cuenta con ella tres meses después de haber llegado a esta H. Cámara.

El C. Mata: Soy miembro de la Comisión Dictaminadora y debo decir a la Asamblea que la fecha de este dictamen es el 14 de junio; ese día se presentó al Oficial Mayor y ese mismo día el Oficial Mayor dio cuenta de su existencia a la Secretaría de la Cámara. Toca a la misma responder al diputado Luis M. Hernández por qué hasta ahora se presenta.

El C. Hernández Luis M.: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Hernández Luis M.: Algún diputado del Estado de Zacatecas me informaba que ese expediente vino juntamente con todos aquellos que fueron enviados inmediatamente después de la elección, puesto que se refiere a las verificadas en el mes de abril.

El C. Mata: La interpelación es en otro sentido. La Comisión, a la que yo pertenezco, tenía que dictaminar al último alguna credencial y a esta de que nos ocupamos le tocó en suerte ser la última.

Es una mala suerte, pero a alguna debía tocarle. Bien sabe el diputado Hernández que el 14 de junio se presentó también la del C. Cienfuegos.

El C. Hernández Luis M.: Esa estaba objetada.

El C. Mata: Sí, señor, nos entretuvo veinte días. Tuve también en mi poder la cerdencial del C. Rafael Martínez, que se llevó en su estudio más de veinte días.

El C. Secretario López Lira: Me permito informar a la Asamblea, que ayer fue entregado por la Comisión Dictaminadora, el dictamen de que se trata a la Oficialía Mayor.

El C. Zapata, de la Comisión: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Zapata: Ese dictamen fue concluido a principios del mes de junio y se entregó; no lo entregó al Oficial Mayor el taquígrafo encargado de este asunto, y como ya no estábamos en colegio Electoral quedó así, creímos nosotros que había sido entregado. Si la Comisión no les merece a ustedes crédito, pueden preguntar al taquígrafo que se encargó de tomar este dictamen. (Voces: No es necesario.)

El C. Márquez Rafael: Pido la palabra, para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Márquez Rafael: Señores diputados: Para aclarar el punto debo manifestar que a mí me consta que esta credencial llegó hasta mediados del mes de junio, porque debido a la falta de comunicaciones en la parte del 7o. distrito electoral del Estado de Zacatecas, no pudo llegar sino hasta a mediados del mes de junio; yo me estuve informando constantemente en la Oficialía Mayor.

El C. Manrique: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Está en el interés de la Mesa, señores diputados, el sincerarse de ese cargo. He sabido que el doctor Luna Enríquez era jefe del Partido Liberal Constitucionalista en la ciudad de Zacatecas, y que teniendo este señor interés en las elecciones locales, convenía a sus intereses que no se discutiera esta credencial suya, sino hasta que hubiese pasado el tiempo oportuno, cuando este señor no tuviese asunto ninguno que lo detuviera en la ciudad de Zacatecas. Toca a la Mesa sincerarse de este cargo o a la Comisión relativa.

El C. Mata: ¿Cuál cargo?

El C. Manrique: Que por parcialidad de parte de la Mesa o de la Comisión, se ha detenido la discusión de esta credencial.

El C. Secretario López Lira: Yo suplico a Su Señoría que precise: de la Mesa o de la Comisión.

El C. Manrique: De ambas.

El C. Secretario López Lira: Yo insisto naturalmente en informar la verdad a ustedes, señores diputados. Este dictamen ha sido entregado a la Oficialía Mayor el día de ayer. (Aplausos.)

El C. Lailson Banuet: Que tome nota Otero. (Voces: Que se defienda Otero.)

El C. Zapata: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Zapata: Señores diputados, o señores del Colegio Electoral: Aquí me encuentro precisamente la fecha en que este dictamen fue entregado como concluido el día 14 de junio; este dictamen no tenía absolutamente ninguna importancia para nosotros cuando conocimos en qué condiciones estaba. Muchas veces, y esta es la experiencia de treinta y tantos expedientes que hemos examinado, no aparece nada en el expediente y al abrir el paquete aparecen protestas, acusaciones y todo el juego que ustedes saben. Naturalmente, teníamos que prestar nuestra atención a aquellos asuntos conocidos del público. ¿Qué hubiera sucedido si en lugar de dejar ese dictamen para lo último, dejamos el dictamen del señor Rafael Martínez o el otro dictamen más objetado? Se hubiera dicho que estábamos esperando su momento oportuno o que no queríamos dictaminar. Era natural que tomáramos empeño en presentar aquellos asuntos en que el público y la Cámara estaban más interesados; naturalmente, a algún dictamen habría de tocarle ser el último de ser discutido. En esto no hay absolutamente oposición de ninguna clase. No se han recibido recomendaciones de nadie, nadie ha investigado cómo estaba este asunto y quedó como tantas cosas dejadas así, para el momento en que se esté más desocupado. Si hubiera interés en algún partido, está muy bien que se motejara a la Comisión de no haber presentado antes este dictamen; pero si en este dictamen no han tenido interés ni el público ni los partidos ni los diputados en lo particular, ¿entonces de qué se ataca a la Comisión? Me parece que esto es sencillamente absurdo. ¿Que por qué se presenta hasta ahora el dictamen? Por lo siguiente: fue redactado el día 10, 12 o 14 de junio, lo tenía en sus manos el taquígrafo García; yo creía que ya estaba presentado y firmado por nosotros y hasta que anteayer me habló el Oficial Mayor y nos preguntó si teníamos o no algún dictamen, porque le faltaba uno. Entonces mandé llamar el taquígrafo García y le dije que lo repitiera: se repitió el dictamen y se firmó. Me parece una soberana tontería estar perdiendo el tiempo sobre este particular.

El C. Secretario Mata: Continúa a discusión el dictamen de la quinta sección. (Voces: Que se lea la parte resoluta.) El punto resolutivo dice así:

"Primero. Son válidas las elecciones verificadas en el 7o. distrito electoral del Estado de Zacatecas.

"Segundo. Son diputados, propietarios y suplente, respectivamente, por el mencionado distrito, los CC. doctor José Trinidad Luna y Antonio Cervantes."

¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado. La Presidencia, por conducto de la Secretaría, declara que son diputados propietario y suplente, respectivamente, por el 7o. distrito electoral del Estado de Zacatecas, los CC. José Trinidad Luna y Antonio Cervantes.

El C. García Elíseo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. García Elíseo: Para suplicar a la Mesa que se haga constar la fecha en que se recibió el expediente y la fecha en que la Comisión entregó el dictamen.

El C. Zapata: (Dirigiéndose al C. García Elíseo.) Y también que pongan la fecha en que nació.

El C. Secretario Mata: "1a. Comisión Revisora de Credenciales.- Sección tercera.

- H. Asamblea:

"La Comisión que subscribe, ha estudiado con toda minuciosidad el expediente que se refiere a las elecciones extraordinarias para diputados, propietario y suplente, verificadas en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla, de conformidad con la convocatoria de esta H. Cámara, el 1o. de junio anterior.

"La Junta Computadora, reunida en la ciudad de Zacapoaxtla, señaló a los candidatos contendientes el siguiente número de votos: C. Luis Cabrera, tres mil trescientos treinta y nueve; C. Juan Haquet, seiscientos cincuenta y uno; C. Ernesto Morán, trescientos uno, y C. Claudio Tirado, ciento sesenta y dos. Como suplentes figuraban los CC. Pedro Molina, Manuel E. Sosa, José María Flores y Ernesto Morán, a quienes la misma Junta Computadora señaló dos mil ciento dieciocho, mil quinientos noventa y dos, docientos setenta y cuatro y doscientos noventa y tres votos, respectivamente.

"La Comisión, inspirada en un espíritu de justicia y equidad, y ajustándose al más estricto cumplimiento de la ley, procedio a revisar todas y cada una de las casillas que componen el mencionado distrito electoral, en virtud de las innúmeras protestas que existen subscriptas por los candidatos que aparecen derrotados, y de las cuales después se hará mención, habiendo llegado al siguiente resultado: en el pueblo de Tizicuilán aparece una votación unánime a favor del. C. Haquet, todas las boletas están firmadas con una misma letra y, por lo mismo, la Comisión se ve en el caso de descontarle al expresado ciudadano veintisiete votos; la sección 14a. del mismo pueblo está en idénticas circunstancias a la anterior, por lo que también se le descuentan cincuenta y nueve y treinta dos de la sección 15a.; lo mismo acontece en la sección 12a. del mencionado pueblo, donde se le descuenten al candidato Haquet treinta y cuatro votos, que vienen firmados por José Francisco que, según el padrón respectivo, no sabe hacerlo. Por igual razón son nulos siete votos del candidato Cabrera, correspondientes a la sección de La Rosa, Coyuco, firmados por Vicente García, que tampoco sabe hacerlo, según el padrón. En el expediente aparece que no se verificaron elecciones en el pueblo de Cuetzalán, debido a la presencia de bandidos el día de éstas.

"De ciento seis votos que se emitieron a favor del C. Cabrera en la sección de Ocotzingo, cuarenta

y cinco son nulos por estar escritos con una misma letra, y ciento diecisiete a favor del mismo candidato emitidos en la casilla 3a. de Huahuaxtla, por adolecer del mismo efecto de los anteriores. Al candidato Morán se le descuentan dieciocho votos en la sección 20a. de Cuatzalán, y lo mismo acontece en la sección 19a. del mismo pueblo, donde se le descuentan diecinueve. En la 1a. sección de Huazantla dos votos nulos de Haquet por estar calzados con: "no sé firmar."

En la sección 7a. de Zacapoaxtla se le quitan al C. Cabrera setenta y cuatro votos de los setenta y nueve que fueron emitidos, por venir escritos con letra igual, y por idéntica razón se descuentan al expresado candidato ocho de la Municipalidad de Hidalgo y ochenta y tres en la 25a. sección de Zautla. En las secciones 24a., 14a. y 6a. de Zautla se descuentan ochenta y cinco, cincuenta y sesenta a Cabrera, y once y nueve a Haquet, respectivamente, y en esta última veintitrés del candidato Tirado son nulos por adolecer de igual defecto que las anteriores. En las casillas 9 y 10 de Zautla, la elección es unánime a favor de Cabrera, lo mismo que la nulidad, por estar todas escritas con letra igual, siendo el número total de votos de ciento dieciocho. En la casilla 11a. de Zautla se le descontaron al candidato Cabrera cuarenta y tres votos por estar las boletas llenadas con una sola letra, y en las casillas 12a., 13a. y 14a. de Zacapoaxtla, se descuentan al mismo C. Cabrera cincuenta y uno, treinta y ocho y noventa y ocho votos, respectivamente, por estar viciados en la misma forma que las anteriores casillas.

"La Comisión ha hecho el recuento de todos los votos nulos arriba detallados, y restándolos de los que la Junta Computadora asignó a los respectivos candidatos, llegó al siguiente resultado:

Votos válidos Nulos

C. Cabrera........ 2,139 1,200

C. Haquet......... 450 206

C. Morán......... 251 50

C. Tirado......... 147 25

"La propia Comisión, deseosa de que la H. Asamblea puede darse cuenta exacta de las violaciones a la ley que se cometieron en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla, cree pertinente detallar las protestas que sobre las elecciones verificadas en ese distrito, se recibieron: Una protesta del C. Pascual Ventura Franco, pidiendo la nulidad de las elecciones por adolecer, según el dicho del solicitante, de las siguientes lesiones legales: que las boletas que se repartieron en su mayoría estaban respaldadas por una misma persona; que varios ciudadanos que votaron a favor de la fórmula del Partido Liberal Constitucionalista no aparecieron en la lista de escrutinio; que medio cohecho de parte de los miembros, quienes cambiaban a los indígenas analfabetos boletas en blanco por copas de aguardiente; por haber mediado presión de parte de las autoridades, quienes aseguraban que el candidato Cabrera era Ministro "dedo chiquito de Carranza."

"Otra protesta subscripta por varios vecinos de la ciudad de Zacapoaxtla, denunciando multitud de violaciones y pidiendo la nulidad de las elecciones por creer que hubo cohecho o imposición. Otra protesta del candidato que aparece derrotado, Claudio N. Tirado, denunciando infinidad de hechos con que pretende comprobar las flagrantes violaciones a la ley en las elecciones verificadas el día 17 del mes de junio próximo pasado, y relata someramente los hechos ocurridos el día de la elección. La Comisión ha creído pertinente que esta protesta sea leída en la tribuna, pues cree que podrá ilustrar el criterio de la Asamblea, por lo mismo se abstiene en este dictamen de detallarla. Hay otra protesta del C. Pomposo Aguilar, vecino del pueblo de Zautla, pidiendo igualmente la nulidad de las elecciones por haberse cometido, en su concepto, infinidad de atropellos, y hace diversas consideraciones de carácter político respecto a los CC. Pedro Molina y Manuel Visoso, que figuraron como suplentes del C. Cabrera en la pasada junta electoral; por haber habido fraude y suplantación de votos, pues no aparecieron en el escrutinio más de doscientos votos que para varios candidatos se depositaron; por haber mediado presión por parte del jefe de las armas de la sierra y miembros de su Estado Mayor en favor del candidato Haquet; igualmente de hecho y de derecho las verificadas en el Municipio de Cuetzalán, por estar el día de la elección, substraído ese Municipio a la acción del Gobierno; por ser la votación de la candidatura Tirado tan reducida, que no puede considerarse como la representación genuina del distrito y, por ende, su voluntad.

"La Comisión ha examinado minuciosamente todas estas protestas, pero como los ciudadanos que las hacen no envían pruebas testimoniales que corroboren sus asertos, la misma Comisión las pone a la consideración de la H. Asamblea, para que ésta resuelva lo conveniente.

"Por lo que toca a los suplentes, el C. Pedro Molina obtuvo una mayoría de dos mil ciento dieciocho votos, siguiéndole el C. Manuel Sosa con mil quinientos noventa y dos. A este respecto, la Comisión cree de su deber exponer a la H. Asamblea los siguientes hechos, que aparecen en la protesta del C. Tirado, con referencia a los CC. Molina y Sosa: "Pedro Molina (primer suplente de don Luis), jefe político huertista, que tuvo encapillado la Revolución; por haber obligado al pueblo de Zacapoaxtla a hacer honores de héroes inmortales a dos subtenientes federales. Manuel Sosa, segundo suplente de don Luis (quiso tener de refacción), jurado y brutal enemigo de la Revolución y de los revolucionarios, que brindara el macabro banquete con el general federal Gonzalo Luque, por el aleve asesinato de los primeros mandatarios de la República, los CC. Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. Pueden dar fe de estos antecedentes políticos, si se les interpela solemnemente en nombre de la Patria y de la Revolución, dos honorables CC. diputados, José Dolores Pineda y Gabino Bandera y Mata."

"Otra de las protestas invoca para pedir la nulidad de la elección del C. Cabrera, la violación a la fracción V del artículo 55 de la Constitución, que a la letra dice:

"V. No ser Secretario o Subsecretario de Estado, ni Magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a menos que se separe de sus funciones noventa días antes de la elección."

"A este respecto, la Comisión se permite hacer las siguientes consideraciones:

El C. Luis Cabrera se separó del Ministerio de Hacienda el 30 de abril del presente año. La convocatoria fue lanzada por la Cámara de Diputados el 1o. de junio, habiéndose verificado las elecciones el 17 del mismo mes y año; de tal manera, que de su separación a la fecha de la convocatoria sólo hay trein ta días.

"La Comisión considera que la elección del C. Cabrera está dentro de la ley, como lo demuestra el artículo 1o. transitorio de la Constitución, toda vez que, aunque estamos en un período constitucional y la convocatoria fue lanzada dentro de este mismo período, o sea el 1o. de junio del presente año, estas elecciones no son más que una consecuencia de las anteriores, por el hecho de haberse nulificado las que se verificaron a su debido tiempo, mejor dicho, una necesidad satisfecha dentro del mismo período a que se refiere el citado artículo transitorio, que a la letra dice: "En las elecciones a que debe convocarse, conforme al artículo siguiente, no regirá la fracción VI del artículo 82, ni será impedimento para ser diputado o senador, estar en servicio activo en el Ejército, siempre que no se tenga mando de fuerza en el distrito electoral respectivo; tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión, los Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva."

"Ahora bien, si el licenciado Cabrera se separó definitivamente de la Secretaría de Hacienda el 30 de abril de 1917, o sea un mes antes de expedida la convocatoria respectiva, y siendo así que el artículo de referencia exige que basta con separarse el mismo día de expedida, puesto que el espíritu de la ley es evitar cualquiera influencia que pudiera ejercer como alto mandatario en sus comitentes, y siendo así también que esa influencia deja de ejercer su efecto separándose el mismo día de expedida dicha convocatoria, separándose un mes antes, no cabe duda que tal influencia deja de existir con más razón.

"Sin embargo, podía suceder que la Comisión estuviera en un error interpretando la ley, y en ese caso somete a la consideración de la H. Asamblea los siguientes puntos de resolución:

"Primero. Son válidas las elecciones verificadas en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla.

"Segundo: Son diputados propietario y suplente, respectivamente, por el mismo distrito electoral, los CC. Luis Cabrera y Pedro Molina."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México, 11 de julio de 1917.- Miguel Alonzo Romero.- Francisco Arreola R.- J. Aguirre Berlanga." Está a discusión.

El C. Pardo: Pido que se dé lectura a la protesta.

El C. Secretario Mata: ¿A cuál protesta se refiere Su Señoría?

El C. Pardo: A la del C. Claudio N. Tirado.

-El mismo C. Secretario: "Honorables miembros de la Junta computadora del 14o. distrito electoral del Estado.-Zacapoaxtla, Puebla.

"El subscripto, vecino del Municipio de Xochitlán, de este Distrito, ciudadano en el pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos, soltero, de oficio pirotécnico, ante ustedes, apoyado en el artículo 55 de la Ley Electoral vigente, vengo de modo atento y respetuoso a pedir la nulidad de la elección verificada en este Municipio el 17 del actual, para diputados al Congreso de la Unión, por adolecer dicha votación de las siguientes lesiones legales:

"Primera: Los padrones no fueron publicados como lo previene la ley.

"Segunda: No todos los ciudadanos aptos para votar, recibieron sus boletas, y las pocas que se repartieron, algunas estaban ya respaldadas por una misma persona, a juzgar por la letra, asegurando algunos ciudadanos que muchas boletas vinieron ya respaldadas desde la cabecera, es decir; de Zacapoaxtla.

"Tercera: Habiendo votado varios ciudadanos en favor de la fórmula del Partido Liberal Constitucionalista, no aparecieron en el escrutinio, con gran sorpresa del subscripto, que no pidio se hiciera constar en el acta, por la manifiesta hostilidad de la Mesa y de los presentes.

"Cuarta: Por haber mediado cohecho, de parte de instaladores o empadronadores y hasta miembros de las mesas, quienes cambiaban a los indígenas analfabetos, boletas en blanco por copas de aguardiente, que les eran dadas en la propia casilla y en el acto de la elección.

"Quinta: Por haber mediado presión de los vecinos prominentes del Municipio, parientes de las autoridades, quienes ejercían violencia moral sobre los electores urbanos, al asegurarles que uno de los candidatos era Ministro, "dedo chiquito de Carranza," y que si no votaban por él, graves perjuicios les ocasionaría, siendo esta la causa por que varios ciudadanos conscientes, mejor se abstuvieron de votar.

"Sexta: Conocido el escrutinio, el fraude salta a la vista, por la casi unanimidad de la votación, ya que, en elecciones libres, nunca se verifica, y menos en favor de un candidato completamente desconocido.

"Por todo lo antes expuesto, y en nombre, no sólo de la majestad de la ley, sino del principio reivindicatorio de la Revolución, del Sufragio Efectivo, elevo ante esa H. Computadora este escrito, a fin de que se tenga en cuenta en el cómputo de la votación de mi Municipio.

"Protesto a ustedes mi más alta consideración y respeto.

"Xochitlán, a 19 de junio de 1917.- Pascual Ventura Franco."

(Voces: ¡Que se lea la protesta de Tirado!)

El C. Secretario López Lira: "Piden la nulidad de votos emitidos a favor de los candidatos a que se refieren, para diputados al Congreso de la Unión.

"Honorable Cámara de Diputados del Congreso General.- México, D. F.

"Los subscriptos, ciudadanos mexicanos en pleno goce de nuestros derechos constitucionales, vecinos del 14o. distrito electoral del Estado de Puebla, con cabecera en la ciudad de Zacapoaxtla, ante esa H. Representación Nacional respetuosamente manifestamos:

"Conceptuando que de hoy para lo subsecuente

constituye un grave peligro para integridad nacional y, por consiguiente, un monstruoso crimen de lesa Patria, seguir desconociendo el deber encomendado a los buenos mexicanos, de impedir resueltamente que subsistan y se perpetúen los viejos y atentatorios sistemas de las pasadas dictaduras contra el sufragio popular, conquista integral por excelencia de nuestra Revolución Constitucionalista, no podemos menos que levantar la voz ante esa H. Cámara, pidiendo, como atentamente lo hacemos, la escrupulosa revisión y bien documentada nulidad de los votos viciados emitidos en este Distrito en las elecciones efectuadas el domingo 17 del actual, en favor de los candidatos de imposición, CC. licenciado Luis Cabrera, doctor Ernesto Morán y Juan Haquet, para diputados de ese Congreso, por las siguientes comprobadas violaciones, que antes de precisar en concreto, permitamos la alta Representación Nacional denunciar ante ella el escandaloso fraude impuesto por una mal encubierta presión moral ejercida, no precisamente en las mismas casillas, para burlar la ley, sino fuera de ellas, para befar el voto y asesinar el sufragio una vez más:

"Primero: El triunfo adquirido en la localidad por el señor doctor Alfonso Cabrera para Gobernador de este Estado, cuya elección adquirió mayoría con idénticos métodos, fue el incentivo de sus partidarios, que, con raras excepciones, son los viejos sedimentos de medro dejados por las pasadas dictaduras, para redoblar su servil cuerpo de gobiernistas experimentados, lanzando incontinenti la candidatura del señor licenciado Luis Cabrera, hermano del primero, para diputado a ese Congreso, con tan furioso entusiasmo de propaganda, que eran destruidos e insultados los impresos de los candidatos independientes, salpicándolos con el lodo de la diatriba, ante cuyo espectáculo, poco edificante para el decoro de los pueblos, el espíritu público se sintió conmovido. Era lo inaudito.

"El día de la elección, desde las primeras horas de la mañana, ya los agentes de los candidatos nombrados, habían tomado por asalto los sitios de las casillas de los pueblitos indígenas, provistos dichos agentes de botellas de alcohol, que en su oportunidad fueron obsequiadas a los miembros de las Mesas. Y como en la clase indígena es notoria la falta de práctica en la documentación electoral, el resultado de esta táctica, como lo comprueban los expedientes, fue que las boletas llenadas y firmadas por una sola mano, son los votos a favor del señor licenciado Luis Cabrera, del señor doctor Morán o del señor Haquet.

"Este último candidato había renunciado su candidatura días antes, según impreso que acompañamos; pero un alto jefe militar recorrió personalmente algunos barrios y pueblos dos días antes de la elección, y en la totalidad de los pueblos que visitó, salió electo por mayoría abrumadora de votos, si bien firmados lo fueron por los que no saben leer y por una sola mano. El caso reclamado de la casilla 1a. de esta ciudad, prueba evidentemente el hecho de nuestro aserto, al depositar los soldados de la guarnición sus votos previamente firmados por una sola mano, sin saber firmar, según el padrón, y sin saber responder a la Mesa por quién votaban.

"En Cuetzalán no pudo haber elección legal, toda vez que desde la víspera había sido tomada la plaza por rebeldes que se titularon "villistas," permaneciendo en sospechosa expectativa hasta las nueve de la mañana, quedando así substraído el Municipio al control del Gobierno legal. Esto quedará justificado con el informe oficial conducente. Mas es de advertir que, con sorpresa de la población, el candidato José María Flores, antiguo cacique huertista, se había presentado ese día , sin ser molestado por los asaltantes, como resultado de lo cual las elecciones resultaron por unanimidad relativa en favor del citado candidato propietario Ernesto Morán. La lógica deducción de estos hechos notorios, la dejamos al sereno criterio de la H. Representación Nacional, pasando en seguida a ocuparnos de las pruebas concretas de nuestros asertos anteriores:

"Segundo: En las casillas 7a. de Comaltepec, 11a. de Atacpan, 14a. de Xochitepec, 15a. de Tahitic, es admirable la unanimidad de votos en favor del licenciado Luis Cabrera; en la casilla 12a. de Tatoxcac, la abrumante mayoría de votos está a favor del mismo candidato; pero esos votos están escritos por una misma letra, firmados por los que no saben escribir, o a ruego y encargo por los que saben, según el padrón respectivo. El mismo fenómeno se observa en las casillas del Municipio de Cuyoaco, con la agravante de que en la 3a. casilla, saben firmar los votantes conforme al padrón, pero las boletas resultan firmadas por testigos; de que en la Hacienda de Temextla, todas las boletas están firmadas por J. D. Romero, jefe de la finca, no obstante que algunos votantes saben firmar; pero mayor será la sorpresa si la Comisión llega a notar que en la casilla 7a. de Texcal, votaron hasta algunos muertos, y de los que firmaron su voto, según el padrón, no saben escribir. Igual violencia se nota en la casilla 8a. del propio Cuyoaco, en cuyos votos se nota una misma letra con lápiz. Todos estos expedientes de Cuyoaco, esmeradamente ordenados delatan una pericia asombrosa, pero de una misma mano, como es natural deducirlo y, por otra parte, una educación cívica a toda prueba, puesto que ningún ciudadano dejó de votar de los vecinos de Pochintoc, Concepción, Xicalahuata, La Trinidad, Atototepec y Santa Rosa, todas haciendas. Y si es en el Municipio de Zautla, la H. Comisión de esa Cámara, no podrá menos que comprobar los mismos vicios y otros muchos casos idénticos en los demás Municipios, cuyo resultado no conocemos, por virtud de que a la hora en que formulamos este memorial, la Junta Computadora llega apenas a la mitad de sus labores.

"Pero es muy significativo el hecho de que todos esos vicios, todo ese maremágnum de infracciones, se notan generalmente en los votos de los candidatos de quienes nos venimos refiriendo, que contrastan con la regularidad, limpieza y libertad absoluta del volante, que demuestran los reducidos votos emitidos en favor del único candidato independiente, cuyos anuncios de propaganda se hicieron desaparecer, como ya decimos, del candidato del Partido Liberal Constitucionalista. "Muy largo sería seguir enumerando prueba por prueba de nuestros asertos, siendo bastantes

los anotados casos concretos, para concluir, como humildemente lo hacemos:

"Primero: Que en los votos emitidos en las elecciones del día 17 del actual, en favor de los candidatos CC. licenciado Luis Cabrera, doctor Ernesto Morán y Juan Haquet, para diputados al Congreso de la Unión, por el Distrito de Zacapoaxtla, de este Estado, hay demostrada y manifiesta imposición y fraude.

"Segundo: Que esas infracciones y atentados al sufragio popular, están plenamente comprobados en los expedientes de cada casilla electoral, que ha de revisar esa H. Cámara de Diputados; y que, pues, de quedar justificados, muy patriótico es no dejarlos impunes.

"Tercero: Que, pues, los casos señalados están comprendidos en los artículos 57 y 58 de la Ley Electoral de 6 de febrero del presente año, atentamente pedimos, y así lo esperamos del celo y honradez de la alta Representación a quien tenemos el honor de dirigirnos, se sirva declarar nulos y sin efecto legal los votos viciados de la elección a que nos referimos, y discernir en definitiva la representación de este Distrito, al ciudadano que le haya merecido por acatamiento a la ley.

"Protestamos no proceder de malicia y nuestro respetuoso reconocimiento.

"Constitución y Reformas.- Zacapoaxtla, junio 23 de 1917.- Vicente Soto Munguía.- Miguel Rolón.- Claudio Parra.- Miguel V. Ortiz.- Emilio Sosa.- Plutarco Salgado.- Benigno S. Toral.- Manuel Franco.- R. Reyes Landeros."

El C. Secretario López Lira: ¿Nada más esto se lee? (Voces: ¡Todas las protestas! ¡La protesta de Tirado, la protesta de Tirado!) Pues todavía no sé cuál será.

El C. Alonzo Romero: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Alonzo Romero: Suplico atentamente a la Presidencia se sirva ordenar a la Secretaría que dé lectura a todos los documentos que se encuentran en ese expediente, a fin de que la Asamblea ilustre su criterio. (Aplausos.)

El C. Ramírez Benito: No acabamos en todo el día, son muchas protestas.

El C. Secretario López Lira: Señor Alonzo Romero, Presidente de la Comisión: La Secretaría estimaría a usted mucho se sirviera ilustrarla también, porque aquí parece que están duplicadas las protestas, por lo menos, la de este señor.... (Voces: Pirotécnico), sí, pirotécnico. (Risas.)

El C. Pro secretario Ancona Albertos: "Honorables CC. diputados.- Presentes.

"Desde que pensé en dirigirme a la respetable Representación Nacional en demanda de justicia por las flagrantes violaciones a la ley, en las elecciones verificadas el 17 del mes de junio retropróximo, en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla, propúseme hacerlo, llevando por única norma la verdad. Propúseme presentarme ante la H. Asamblea, como me presentara en mi tierra natal, despojado de toda presión superior, de toda influencia extraña jerárquica y ofreciendo a la discusión democrática de mis conciudadanos, no sólo mi vida política, sino hasta mi vida privada. Más que un político he querido saber ser un verdadero revolucionario. No se compadecen con mis principios, con mis ideales, los viejos sistemas, las prácticas viciadas, pero eficaces, de antaño; del triunfo a costa del engaño miserable de los analfabetos, de los tímidos o de los ignorantes. Llegar al triunfo por la trácala oficial y por el cohecho, es seguro, pero es inicuo. Nuestro pueblo está sediento de verdad y de honradez. Practicar estas virtudes cívicas después de haberlas predicado y exigido con carácter y energía, es, a mi humilde juicio, hacer labor patriótica, y no otra cosa hemos perseguido con tesón los revolucionarios por convicción y por estudio.

"Vengo, pues, CC. diputados, a relataros someramente los incidentes ocurridos en la lucha electoral del Distrito de Zacapoaxtla, sin prejuicios ni ambiciones bastardas, animado sólo de este fin legítimo: que resolváis en última instancia lo que a vuestro sereno juicio convenga a los intereses patrios; pero con previo y amplio conocimiento de causa.

"Bien podía estar ya entre vosotros ocupando una curul, amparado por una credencial fraudulenta como la que extendio la Junta Computadora de Zacapoaxtla, si político sin escrúpulos, y revolucionario sin principios hubiera aceptado con mengua de mi honor y defraudando las aspiraciones de los liberales zacapoaxtecos, la proposición que el señor Julián Herrera, hijo, hízome la noche del martes 12 de junio en la casa de don Manuel Franco, de Zacapoaxtla, en presencia de éste y de los señores Miguel V. Ortiz e Ignacio Fuentes, a saber: que me pasarían todos los elementos cabreristas, si aceptaba como suplente a don Luis Cabrera, el Ministro de Hacienda, con la única condición de que este señor sería quien ocupase la curul, aprobada la credencial por dos meses, y después me la dejaría a mí. Y al interrogar al enviado cabrerista por qué deseaba estar sólo dos meses, contestóme ingenuamente que era el tiempo que le bastaba para amolar a muchos militares y generales y, además, dejar organizados a sus partidarios de la Cámara. Conocido el nada patriótico objeto de don Luis, contesté con una negativa rotunda, sabiendo de antemano la clase de armas que se esgrimirían en mi contra. En efecto, esa misma noche fue destruida toda mi propaganda, fuí insultado soezmente y mandaronse correos a todos los Municipios dando la consigna definitiva.

"La fórmula del Partido Liberal Constitucionalista de México y de los Liberales zacapoaxtecos, por estar integrada por nativos y conocida ampliamente, era la mejor acogida; su seriedad, su presentación sin apoyo oficial, su indiscutible buena fe y honradez inspiraron en el pueblo confianza y simpatías. No así para la fórmula del señor Ministro de Hacienda, para cuya fórmula se sentía verdadera aversión, casi terror, pues el cabrerismo está representado en la región por Federico Cabrera, que pretende ser el único heredero político de don Juan Francisco Lucas, por todos los desechos de las dictaduras porfirio - huertistas, como son Francisco Molina, ex - juez huertista; Miguel Molina y Molina, recalcitrante imperialista; Pedro Molina (primer suplente de don Luis), jefe político huertista que tuvo encapillado la Revolución, por haber obligado al pueblo de Zacapoaxtla a hacer honores de héroes inmortales a dos subtenientes federales,

muertos en los primeros combates con los revolucionarios. Manuel Luis Sosa, segundo suplente de don Luis (quiso tener de refacción), jurado y brutal enemigo de la Revolución y de los revolucionarios, que brindara en macabro banquete con el general federal Gonzalo Luque, por el aleve asesinato de los primeros mandatarios de la República, los CC. Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. Pueden dar fe de estos antecedentes políticos, si se les interpela solemnemente en nombre de la Patria y de la Revolución, dos honorables CC. diputados, José Dolores Pineda y Gabino Bandera y Mata. No creo que los ciegue su partidarismo hacia don Luis, hasta el grado de jurar en vano el nombre de la Patria y de la Revolución.

"Y no podía esperarse otro sentimiento de la opinión pública del Distrito, hacia el cabrerismo, ya que precisamente el domingo 10 de junio acababan de verificarse las elecciones para Gobernador y se llegó a lo inaudito, para sacar triunfante a don Alfonso Cabrera. Pero si no hubiera sido bastante, la brutal imposición de Gobernador, la que hiciera antipática la candidatura nepotista del hermano, bastaba el conocimiento pleno que el pueblo tiene de que a don Luis Cabrera, aunque no firmó mañosamente ningún billete, le deben su completa ruina por el papel moneda, máxime cuando aseguran los serranos zacapoaxtecos que los señores Cabrera, por conducto de los Molina citados, les compraron muy cerca de un millón de pesos de mercancía, con papel de Veracruz e infalsificable, un mes antes de la caída completa de estos papeles. Más antipática no podía ser la candidatura de don Luis Cabrera, sólo por estos conceptos, y, sin embargo, triunfó por unanimidad en más de treinta casillas y por mayoría abrumadora en las restantes, todo a costa de cohechos, imposiciones, amenazas, y, sobre todo, a fuerza de burlar, suplantar y escamotear el sufragio, ya que las votaciones están hechas en cada sección por un solo agente, que ganaba dos pesos diarios, sin perjuicio de que estos agentes fueran autoridades en sus respectivos Municipios, como aconteció en Xochitlán. Remítome a las pruebas:

"Acompaño carta con copia de una carta del C. Benigno S. Toral, de Zacapoaxtla, carta con copia del C. Daniel Alvarez, de Zautla, copia de la que dirigí a don Juan Haquet y que ofreció personalmente contestarme, pero que temiendo las represalias cabreristas, ha callado prudentemente; carta sin copia del C. Eduardo U. Suárez, de Zacapoaxtla, representante en la Computadora de don Juan Haquet. Carta con copia del Director de la Imprenta Municipal de Zacapoaxtla, C. Francisco de B. Guzmán, y cinco ejemplares de las boletas, de un tiro de dos mil que por su cuenta y costo mandó hacer don Federico Cabrera, boletas que se mandaban llenas desde Zacapoaxtla, y apareciendo de esta clase de boletas en los expedientes de Xochitlán y Nauzontla, no apareciendo las otras, porque fueron para los Municipios que se quedaron sin votar. Carta del C. Gonzalo E. Becerra, que muestra el pánico que hay en la sierra al enfrentarse al cabrerismo, siquiera sea como representante en una casilla electoral, y con el fin patriótico e impersonal de vigilar la libre y legal emisión del voto, según rezan los nombramientos que extendí y de los que acompaño dos, que por el mismo pánico, me fueron devueltos.

"En Xochitlán, el Secretario del Ayuntamiento, José María Suárez, agente cabrerista, verificó el fraude con tal impudicia, que dos días después de las elecciones, fue destituído por el Presidente Municipal. A mi propagandista C. Ignacio Fuentes, díjole este señor Suárez, que solo por haber sido mi condiscípulo, llenaría unas veinte o treinta boletas para mí, que fuera el lunes 18 a la Secretaría del Ayuntamiento. Mi citado propagandista después de ver el escrutinio de una casilla en la que no aparecieron 26 votos conscientes y sanos a mi favor, comprendio que todo empeño honrado era inútil ante el impúdico Cabrerismo.

"Consta al vecindario de Zacapoaxtla, este hecho escandaloso, Todos los Presidentes de casillas electorales antes de llegar al salón de sesiones del Ayuntamiento a donde debía reunirse la Computadora, llegaban al domicilio de don Federico Cabrera, a quien veían como un patrón de Hacienda, y éste los examina sobre quién había triunfado en su casilla, siendo detenidos si se había cumplido la consigna cabrerista, y siendo regresados con dos o tres hidalgos y con todo y expediente si alguno otro candidato había obtenido mayoría de votos. Así se explica que yo haya triunfado en Xocoyolon y algunos barrios de Zautla y no aparezca el expediente del primero y la votación de los segundos. De 150 casillas más o menos que tiene el Distrito Electoral sólo llegaron a la Computadora 59 expedientes que son los que obran en este Congreso. Naturalmente se le pasaron algunos que no pudo controlar muy a su pesar, que si no hubiera triunfado don Luis Cabrera por unanimidad absoluta como en los tiempos del dictador Díaz.

"El genio festivo de mis paisanos manifestó el sentir leal y honrado de la opinión pública del Distrito en unos escrutinios a máquina que profusamente pegaron en las esquinas y que el cabrerismo destruyó.

"Claudio N. Tirado 172 votos; oro nacional.

"Luis Cabrera 3333 votos; papel Veracruz.

"Así terminaron las elecciones del 14o. distrito electoral del Estado de Puebla.

"Con respecto a las otras candidaturas sólo diré que son ilegales; la de don Juan Haquet impuesta y contra su voluntad por el general don Antonio Medina, jefe de las armas en la Sierra y según se dijo sólo para contrarrestar la influencia cabrerista, y la de los señores Ernesto Morán y José María Flores, por ser una elección que ni en serio puede tomarse, o que de considerarlas en serio hay que consignar los hechos al Ejecutivo para su debido esclarecimiento, pues que son una verdadera imposición de don José María Flores, aliado de don Esteban Márquez, que se halla levantado en armas y ocupaba el 17 de junio la plaza de Cuetzalán y sus alrededores, como lo prueban las dos cartas adjuntas, pudiendo confirmarse esto en el Cuartel General de Teziutlán donde debe haber constancia de esta novedad en ese día. Acompañado carta y copia del C. Ignacio Fuentes y carta y copia del C. Ramón Reyes Landero, de Zacapoaxtla. Amén de que a la H. Comisión revisora debe constarle que todos los expedientes provenientes

de Cuetzalán y sus alrededores, vienen sin nombramiento de instalador; fueron remitidos a la Computadora de Zacapoaxtla, por oficio y no entregados por los Presidentes de las respectivas casillas, como lo previene la ley, seguramente, como se dijo en la propia Computadora, temerosos de ser consignados y esclarecidos ciertos hechos que no han de convenir al antiguo cacique, don José M. Flores.

"Así mismo acompaño un resumen comentado de los 59 expedientes que abrió la tantas veces mencionada Computadora de Zacapoaxtla.

"Ciudadanos Diputados:

"Clara y sencillamente os he relatado los más salientes incidentes de la lucha a que me he venido refiriendo y os he pasado ante vuestras conciencias el reflejo de lo que significa y lo que llegará a ser el Cabrerismo en la infortunada sierra de Puebla, en el Estado del mismo nombre y en la República toda si a tiempo no se le cortan las alas, pues que sus ambiciones recorren desde el caciquismo de la Sierra, hasta la Presidencia de la República. Los zacapoaxtecos gimen ya bajo sus garras y sus peticiones de justicia y reivindicación serán sin apelación, con los hermanos caciques, gobernadores y ministros.

"Seguramente que mi poderoso contrincante pedirá pruebas notariales, testimoniales, declarará ineficaces las presentadas, pedirá la prueba jurídica, y si un disco de fonógrafo le reprodujera su voz, la voz de sus agentes, la voz de sus hermanos, cohechando, no le bastaría, quería más pruebas. y si le mostrárais las evidentes de la retina fotográfica recibiendo fondos de las Principales del Timbre y repartiéndolos a manos llenas con cargo qué se yo a qué partida, no le bastaría, pediría pruebas, más pruebas.

"Lo opinión pública sensible con la afinada sensibilidad de corazón o de sensorio, ha fallado ya y hace fé. Ella es la que en el 14o. distrito electoral me otorga su confianza y su representación, porque mi votación aun mermada, aun defraudada, aun suplantada arteramente, es voluntad, porque cada voto a mi favor es la manifestación expontánea de una conciencia de verdadero ciudadano. Y esa misma opinión pública condena enérgicamente al Cabrerismo, cuya votación es guarismo pero no voluntad, porque cada unanimidad de Cabrera es el producto del cohecho a un ciudadano que llenó las boletas por la paga.

"No CC. diputados, en política rara vez existe la prueba jurídica, la prueba testimonial. Cuando en 1910 el C. Madero luchó en las elecciones contra el poderoso Porfirio Díaz, toda la arlequinesca documentación oficial, declaraba al dictador triunfante por abrumadora mayoría de votos. Los porfiristas pidieron al maderismo, la prueba jurídica, el testimonio del chanchullo y el maderismo cayó, pero la opinión pública, la Nación entera dio la prueba en Puebla y en Casas Grandes primero, y en esta Metrópoli después, y ¿quién es aquél que pide la prueba plena, la prueba jurídica que condene a los asesinos de los CC. Presidentes y Vicepresidente de la República en 1913; que apruebe a Cárdenas su criminalidad y a Huerta y a Blanquet su felonía? Las pruebas están en el augusto recinto de la conciencia nacional. Y también la opinión pública en 1913 ofreció las pruebas con su grito de protesta que encabezara el Gobernador de Coahuila.

"A vosotros corresponde devolver la tranquilidad a los espíritus de los ciudadanos de la Sierra, puesto que si desaprobáis los fraudulentos procedimientos empleados por el Cabrerismo, le habréis dado o esta facción política una severa lección y quizás no continúe mancillando los ideales de la Revolución, aliándose a los clericales y huertistas, conculcando derechos y amordazando liberales, burlando el sufragio y befando lo más sagrado que tenemos: nuestra Constitución.

"CC. constituyentes:

"Como suplente que fuí del 1er. distrito electoral de este Distrito Federal, y por mis modestas iniciativas que envié a Querétaro, y de las cuales algunas cristalizaron en la actual Carta Magna, me considero honrado compañero vuestro, y en nombre de nuestra Constitución, arca de nuestras libertades, os suplico, os excito a que la hagáis respetar por el poderoso Luis Cabrera, que cae en la prohibición de la fracción V del artículo 55 constitucional. No olvidéis que si al poderoso dejáis violarla, no tendréis derecho para exigir su cumplimiento a los pequeños que la violen o la desconozcan. Ya sabéis a qué viene don Luis Cabrera a la Cámara de Diputados, a trabajar por él, por el cabrerismo, con el lema: divide y triunfarás. Y jamás os justificaréis ante la Historia, ni ante la República, si cometéis la debilidad de dejarlo pensar sobre la Constitución.

"Protesto mi más alta consideración y respeto. "México, a 5 de julio de 1917.- Claudio N. Tirado."

"Zacapoaxtla, junio 19 de 1917.

"Señor don Claudio N. Tirado.- Presente.

"Estimado correligionario:

"Por la presente confirmo la conversación que hoy tuve con usted, relativa a que en mi establecimiento de peluquería se dijo lo siguiente: que el señor don Federico Cabrera, hermano del presunto Gobernador, don Alfonso Cabrera, y del ex- Ministro de Hacienda, don Luis Cabrera, reunía todos los días a los presidentes de las casillas electorales de la Junta Computadora, en el camposanto de esta ciudad, y allí les pagaba por sus servicios, disgustándose algunos de ellos porque les pagaba menos de lo que se había comprometido.

"Así mismo se dijo también que un hijo de don Francisco Molina es el que va por tenates de hidalgos a Teziutlán, para los trabajos de elecciones de Gobernador, diputado al Congreso del Estado y diputado al Congreso de la Unión.

"Estas aseveraciones coinciden con el aplastante triunfo que, por unanimidad, acaba de alcanzar el hermano de don Federico, Luis Cabrera, para diputado al Congreso de la Unión, aun cuando ni un solo ciudadano de este Distrito tenga el honor de conocerlo.

"Soy de usted su afectísimo atento y S.S.- Benigno S. Toral."

"Zautla, 12 de junio de 1917.

"Señor don Claudio N. Tirado.

"Muy estimado y fino amigo:

"La presente va con el fin de saludar a usted; he recibido la candidatura de ustedes, pues no tenga usted cuidado, voy a hacer lo posible para que ganemos nuestra candidatura. Pomposo me mandó decir que cómo estuvieron las elecciones, pues mal, porque todas las autoridades se metieron en las casillas electorales; además, por allá pasaré el martes para que sepa usted todo lo que pasó; también le voy a pedir a usted un favor, que si no tiene usted la bondad de mandarme un borradorsito para alzar una acta de las elecciones que va a haber el domingo, de usted, porque hay muchas cosas, si usted tiene la bondad de mandarme el borrador con el enviado, que es un hermano mío. Usted perdone las malas palabras y lo mal escrito; es cuanto le dice su S. S.- Daniel Alvarez."

"Zacapoaxtla , junio 27 de 1917.

"Señor don Juan Haquet.- Ciudad.

"Estimado amigo:

"Muy atentamente suplico a usted me diga, qué día fue cuando nos dijeron que acudiéramos violentamente al Panteón Municipal si queríamos en contrar a don Federico Cabrera liquidando a los presidentes de las casillas electorales de este 14 distrito? y que al reunirnos usted, su hermano Joaquín, Rafael Gómez y el que escribe, como a las 7 p. m., y al acudir no encontramos nada, debido a que no nos fue posible reunirnos con la oportunidad deseada. Que allí acordamos volver al día siguiente, a la hora oportuna; pero que por lo pronto, tanto para confirmar el hecho, como para no dar a maliciar cuál era nuestro objeto, usted y yo nos vinimos por el mismo camino, por la bajada, y su hermano Joaquín y Rafael Gómez se regresaron por el callejón que desemboca el tendajón de Francisco Molina, domicilio de Federico Cabrera, quedando de encontrarnos para que nos comunicaran sus observaciones, en la esquina de la antigua casa de la familia Álamo, de esta ciudad. Que reunidos nuevamente allí, nos manifestaron que, al efecto, habían visto en el tendajón del citado Molina a algunos de los presidentes de las casillas electorales y entraron a comprar en otro tendajón cercano cigarros, y habiéndole preguntado al dueño sobre si habían visto por allí a los electores de la sierra, como aún se les conoce por aquí, contestó afirmativamente.

"Si acaso tiene usted algún dato más a este respecto, le mereceré me lo comunique, en la inteligencia de que el uso que de todos estos datos haga, será siempre que haya necesidad y sobre la base de absoluta justicia y honradez.

"Quedo de usted como su atento afectísimo amigo y S. S.- Claudio N. Tirado."

"Zacapoaxtla, junio 27 de 1917.

"Señor don Claudio N. Tirado.- Ciudad.

"Muy señor mío:

"En mi poder la atenta de usted fechada hoy, la que tengo el gusto de contestar.

"Me dice usted que yo, como representante que fui de la Junta Computadora por el candidato señor Juan Haquet, si tengo presente que el viernes 22, el presidente de una casilla electoral del Municipio de Cuyoaco, en plena Junta Computadora, pidio determinada suma de dinero al señor Federico Cabrera. Recuerdo que fueron dos pesos, cuya suma no se le facilitó del momento por no tenerla.

"Que si también yo tenía presente el día, cuando al bajar usted y yo, ya al obscurecer, nos encontramos en la planta baja del Palacio Municipal a don Federico Cabrera, rodeando de varios presidentes de casillas electorales, que vinieron con motivo de las elecciones que para diputados al Congreso de la Unión, se efecturaon el 17 del actual.

"No tengo presente la fecha; pero precisamente fue en uno de esos días que aún no terminaba sus trabajos la referida Junta.

"Quedan obsequiados sus deseos, repitiéndome de usted atento S. S.-Eduardo U. Suárez."

"Casa de usted. Zacapoaxtla, junio 18 de 1917.

"Señor don Claudio N. Tirado.- Ciudad.

"Estimable señor:

"Obsequiando los deseos de usted, referentes a la pregunta que me hace, de que si es cierto que hice al señor Federico Cabrera una impresión de boletas para elecciones, no tengo inconveniente en decirle: que, efectivamente, he hecho a este señor la cantidad de dos mil ejemplares de las citadas boletas que me mandó imprimir; ignoro para qué las querría; entiendo que ha de haber sido para ocuparlas en dichas elecciones, dado el caso que no llegaran a este Municipio las que debían de mandar del Gobierno del Estado, y como el la Ley Electoral para Poderes Federales está prevenido que los Ayuntamientos hagan el gasto de impresiones de estas boletas, creo que este señor Cabrera, ya que hizo la propaganda del señor su hermano, es decir, de la candidatura de éste, tal vez quiso evitar esta clase de gastos a este Municipio, toda vez que tenía o tiene la intención de que sea electo dicho hermano señor licenciado don Luis Cabrera. Esto es todo lo que puedo decir a usted respecto de este asunto. Sabe que lo estima su afectísimo amigo y S. S.- F. de B. Guzmán.- Encargado de la Imprenta Municipal.

"Adición: La impresión de las boletas de referencia, fue hecha en tamaño más grande del que tienen las que mandaron del Gobierno del Estado, sin ninguna contraseña en el respaldo, por haber sido esta elección única y exclusivamente del diputado del Congreso de la Unión por este 14 distrito electoral del Estado de Puebla, verificada el 17 de los corrientes."

"Casa de usted, a 16 de junio de 1917.

"Señor don Claudio N. Tirado.- Presente.

"Muy estimado amigo:

"Una circunstancia imprevista me obliga muy a mi pesar, no poder acceder a sus deseos, conforme lo que tratamos ayer.

"Al arreglo de asuntos familiares, salgo mañana temprano rumbo a Teziutlán, residencia actual de dos de mis hermanos. Esta determinación la tomó mi mamá ayer noche, razón por la que yo, ignorando eso, me comprometí con usted.

"Le aviso a usted luego con el fin de que tenga tiempo suficiente para ver a otra persona.

"Siendo sobremanera no poder servirle en esta ocasión.

"Su atento amigo y S. S.- G. E. BECERRA."

"Partido Liberal Constitucionalista.- Secretaría.

- Avenida Francisco I. Madero 4."

"El que subscribe, delegado del Partido Liberal Constitucionalista de México, teniendo en consideración las virtudes cívicas que en usted concurren, ha tenido a bien nombrarlo representante de dicho Partido de Principios, a fin de que se sirva vigilar en la jurisdicción de su sección, la libre y legal emisión del voto en las elecciones que para diputados al Congreso de la Unión, trendrán verificativo el próximo domingo 17 del actual.

"Me permito acompañarle al presente nombramiento una Ley Electoral y un folleto de instrucciones de la propia Ley.

"Protesto a usted mi muy distinguida consideración.

"Constitución y Reformas.- Zacapoaxtla, a 15 de junio de 1917.- El delegado. - Claudio N. Tirado.

"Al C. Wenceslao Echeverría.- Presente."- "Presidencia Municipal de la cabecera de Zacapoaxtla, Puebla."-"Se tomó razón fojas 1 frente bajo el número 23 del registro respectivo.

"Zacapoaxtla, 15 de junio de 1917.- F. C. Sánchez.- Secretario interino."

"Zacapoaxtla, junio 19 de 1917.

"Señor don Claudio N. Tirado.- Presente.

"Muy señor mío y amigo:

"Sirve la presente para dar cuenta a usted del resultado de la Comisión que me confirió, consistente en ser su representante en Cuetzalán, cabecera del Municipio de su mismo nombre, para las elecciones que de diputado propietario y suplente, para el Congreso de la Unión, debían tener lugar el domingo 17 de los corrientes.

"El sábado, víspera de dichas elecciones, estando yo en las goteras de dicho pueblo, me informaron que los revolucionarios marquistas, se encontraban en él. Para cerciorarme si era verdad, mandé al señor Benjamín Salgado, que me acompañaba como mozo. Al estar esperando su regreso me sorprendio un revolucionario, que según el decir de él, es de apellido Gómez y originario de Xochitlán, Villa "Romero Rubio," quien, además, me dijo, que el objeto de la venida a dicho pueblo, fue el de evitar las elecciones. Como yo tuve que decirle que mi misión a ese pueblo era la de comprar mercancía, al notar que regresaba a ésta, me hizo preso, creyéndome espía constitucionalista.

Después de alegarle que no era cierto, me dejo en libertad.

"De regreso, pernocté en el pueblo de Xocoyolon a esperar al mozo Salgado, inútilmente, quien llegó ayer noche a ésta, manifestándole que desde el sábado 16, que fue cuando lo mandé, lo detuvieron, dándolo en libertad hasta ayer mismo, como a las doce de la mañana.

"Por todas estas razones no me fue posible cumplir con la representación que me confirió, la que me permito devolver adjunta en la presente.

"Soy de usted, como siempre su afectísimo amigo y atento S. S.- Ignacio Fuentes."

(Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Secretario López Lira: "Zacapoaxtla, junio 19....." (Voces: ¡A votar, a votar!) ¡Sígale, sígale!)

El C. Ramírez G, Benito: Se está perdiendo el tiempo con todo eso.... ¡Ah!, pero es que están esperando a Luis Cabrera. ¡Sígale, sígale!

- El mismo C. Secretario, continuando la lectura: ".....Señor Claudio N. Tirado.- Muy señor mío y amigo:- Sirve la presente....." ¡Esto es lo mismo que lo que se ha estado leyendo! (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Alonso Romero: Todas las protestas de interés ya están leídas, las demás no tienen significación; se puede iniciar ya el debate y yo propongo que se inicie.

- El mismo. C. Secretario: "Pide la nulidad de las elecciones del 14 distrito electoral del Estado de Puebla."

El C. Cravioto: Necesitamos conocer detalles.

-El mismo C. Secretario: "A la H. Cámara de diputados.-México, D. F.

-El que subscribe, vecino y originario del Municipio de Zautla, del Distrito de Libres, Puebla, correspondiente al 14 distrito electoral del Estado de Puebla, para e efecto de las elecciones federales, ciudadano en el pleno goce de sus derechos civiles y políticos, soltero, comerciante, con domicilio en la plaza Benito Juárez, de la cabecera de este Municipio, ante la H. Representación Nacional, y con apoyo en el artículo 55 de la Ley Electoral vigente, respetuosamente pido sean declaradas nulas las elecciones verificadas el 17 del actual en este 14 distrito electoral, para diputados al Congreso de la Unión, por los siguientes poderosos y legales motivos que esa H. Asamblea calificará debidamente:

"Primero. Por haber mediado presión, imposición y cohecho, ya que se ofrecían empleos y prebendas o el desquite por el Gobernador Cabrera de parte de algunas autoridades concejilles en la candidatura de don Luis Cabrera, quien, además, jugó con dos suplentes ultra clericales de Zacapoaxtla, Pedro Molina y Manuel Luis Sosa, enemigos jurados y acérrimos de la Revolución y muy especialmente de nuestro actual Presidente de la República, don Venustiano Carranza. Por haber habido fraude y suplantación de votos, pues no aparecieron en el escrutinio de los barrios de este Municipio más de doscientos votos que para varios diputados se depositaron, según lo manifestó en la misma Junta Computadora el agente cabrerista y miembro de la propia Junta, Rosendo Contreras.

"Segundo. Por haber mediado presión personal en algunos pueblos y barrios de varios Municipios de parte del Jefe de las Armas en la sierra y miembros de su Estado Mayor que lo acompañaban en favor del candidato Juan Haquet, quien al ver la candidatura del señor Ministro de Hacienda, se apresuró a renunciar en público manifesto su candidatura, siendo, por consecuencia, impuesto contra su voluntad.

"Tercero. Por ilegales de hecho y de derecho las verificadas en el Municipio de Cuetzalán de favor de la candidatura de Ernesto Morán y José María Flores, estando ese día como es público y notorio, substraído el Municipio de referencia, del control del Gobierno legítimo de la República, pues lo ocupaban a la sazón, los llamados "villistas," capitaneados por Esteban Márquez y dos cabecillas apellidados Bonilla y Cutiño.

"Cuarto. Por ser la votación de la candidatura Claudio N. Tirado y doctor Rafael Sosa y Cuevas,

aunque la única limpia, tan reducida, que no puede considerarse como la representación genuina del Distrito y, por ende, su voluntad.

"Quinto. Porque la votación en favor de la fórmula caserita Ramón Rivero y Rivero Cajiga, es semejante a la de Cabrera, ya que el administrador de la finca de dichos terratenientes, hizo las elecciones en su escritorio, llenando y firmando 151 boletas de peones analfabetos.

"Sexto. Por haber dejado de votar más de la mitad del distrito electoral, pues votaron los siguientes Municipios: Zacapoaxtla, Xochitlán, Nauzontla, Zautla y Cuyoaco, dejando de votar, por estar, unos en poder de los rebeldes, y otros, por estar amagados, Tenampulco, Tuzamapan, Jonotla, Cuetzalán, Zinacapam, Zicuilán, siendo de observar que la población de estos últimos, reunidos, es mayor que los que votaron, y

"Septimo y último. Porque la votación de Cabrera está, casí en su totalidad, escritas las boletas por una misma persona en cada sección, es decir, de sus "agentes" y, sobre todo, porque, aunque es el de mayor votación, está inhabilitado, conforme a la fracción V del artículo 55 constitucional, por lo que, con el debido respeto, reitero mi petición a la Honorable Cámara de Diputados, de que declare nulas las elecciones verificadas el 17 del actual en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla, por las flagrantes violaciones a la ley e irregularidades que quedan apuntadas.

"Protesto lo necesario.

"Constitución y Reformas.- Zautla, 29 de junio de 1917.-Pomposo Aguilar."

- El mismo C. Secretario: Está a discusión el dictamen; las personas que deseen hacer uso de la palabra en pro o en contra, se servirán pasar a inscribirse.

El C. Cravioto: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cravioto.

El C. Cravioto: Pido al señor Presidente que mande dar lectura al artículo 106 Reglamento y, con fundamento en ese artículo, pido que la Comisión funde su dictamen. (Voces: ¡Muy bien!)

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Secretario López Lira: "Artículo 106. Siempre que al principio de la discusión lo pida algún individuo de la Cámara, la Comisión dictaminadora deberá explicar los fundamentos de su dictamen y aun leer constancias del expediente, si fuese necesario; acto continuo, seguirá el debate."

El C. Alonzo Romero, Presidente de la Comisión: Me había formado, señores diputados, el propósito de no tomar parte en este debate; pero ya que un ciudadano diputado se ha servido solicitar de la Mesa que la Comisión lo haga, no tengo ningún inconveniente en fundar el dictamen que hemos presentado a vuestra consideración, y lo voy a hacer. Antes quiero pasar someramente sobre ciertos cargos, sobre ciertas imputaciones indebidas, serviles, bajas e inmorales que se le habían dirigido a la Comisión por una serie de espíritus enclenques absolutamente y que no tienen el suficiente valor civil de enfrentarse con la misma, para manifestarlo, con cargos concretos, los que han dirigido de antemano, Lo digo a todos aquellos individuos que tienen una columna vertebral perfectamente flexible y la lengua encallecida a fuerza de lamer cadenas. ¡A esos me dirijo! (Aplausos.)

Y bien, se había dicho, señores diputados, que la Comisión estaba influenciada por el Partido Liberal Constitucionalista, para que diese un dictamen reprobatorio. En primer lugar, la Comisión toda y cada uno de los que la componen, no tienen necesidad de prestarse de instrumento vil a cierta clase de insinuaciones. (Aplausos.) En segundo lugar, el Partido Liberal Constitucionalista, pésele a quien le pese, sobre todo a esa prensa asalariada, compuesta de individuos que tienen un nivel moral exactamente igual al de aquellos policías secretos de las épocas dictatoriales, y que únicamente se dedican a oler y a husmear las deyecciones de los poderosos, que la Comisión cuenta con una reputación bien reconocida. Me he dirigido a ustedes y a esa prensa desvergonzada y nauseabunda, para que, de ninguna manera, en conciliábulo maquiavenco, hagan imputaciones tanto al Partido Liberal, como a la Comisión, porque el honor del Partido Liberal Constitucionalista, vuelvo a repetir, pésele a quien le pese, está perfectamente cimentado y no tiene necesidad de componendas. (Aplausos y voces: ¡Bravo, bravo!) Ahora voy a entrar en materia. He hecho el dictamen aprobatorio, por las siguientes razones: en primer lugar, porque la Comisión que tengo el honor de representar, siempre se ha colocado en un terreno de estricta justicia; jamás ha pretendido salirse de esa norma de conducta que se ha trazado, porque así como alguien me dijera de una manera irónica y ridícula que cuáles eran mis antecedentes revolucionarios, creo que los mejores antecedentes revolucionarios que puede tener un hombre, son la honradez y la firmeza de propósitos, y en eso está inspirada la Comisión. Y he hecho mi dictamen en esta forma, por las siguientes razones también: primera, habiendo estudiado el expediente, habiendo leído minuciosamente las protestas, consideré que la Comisión no estaba facultada para tomar en cuenta protestas que no estuvieran perfectamente documentadas, y que únicamente estaba facultada a emitir dictamen, basándose en la cuestión legal. En el dictamen que han escuchado los que quisieron atender su lectura, porque la mayoría de los diputados se entretuvieron en leer otras cosas, quizá por haber traído el propósito deliberado de votar en tal o cual sentido, lo que es perfectamente inmoral..... (Aplausos y voces: ¡Muy bien!), se incluyeron minuciosamente las protestas; y esa fue la razón de que yo hiciera una moción de orden en tal sentido. Ahora bien: como habéis escuchado, existen protestas de distinta índole. Yo recibí verbalmente y por escrito, protestas tanto en el sentido de demostrar la inmoralidad del candidato, como en el sentido de probar que él había sido un traficante de la Revolución; pero eso no le importa absolutamente a la Comisión, porque, como he dicho antes, debe fundarse en la cuestión legal. Se ha limitado a estudiar el expediente y ha fallado en el sentido que lo ha hecho. Existe un punto de trascendencia que es el más saliente: la cuestión del tiempo en que el señor licenciado Cabrera debió separarse del

puesto de Secretario de Hacienda, para poder ser acreedor a esa credencial. El artículo 55 constitucional dice que es indispensable separarse noventa días de la elección; este es el problema, señores diputados. La Comisión se ha fundado en esto: ¿Está o no está vigente el artículo transitorio de la Constitución, que dice: "En las elecciones a que debe convocarse, conforme al artículo siguiente, no regirá la fracción V del artículo 82; ni será impedimento para ser diputado o senador, estar en servicio activo en el Ejército, siempre que no se tenga mando de fuerza en el distrito electoral respectivo; tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión, los Secretarios y subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatorio respectiva"? Yo creo, señores diputados que la convocatoria respectiva a que se refiere este artículo, es la expedida por la Cámara de Diputados. (Voces: ¡Claro! Aplausos de la derecha.) Yo digo lo siguiente: Para poder encauzar el debate y para que se pueda, de una manera evidente, saber si es o no aplicable este artículo, pregunto: ¿Está o no está vigente este artículo 1o. transitorio? (Voces, ¡Sí, sí ¡No, no!) ¿Refiérese únicamente a la convocatoria general, o a todas aquellas convocatorias que son una consecuencia de las elecciones anteriores y que vienen a satisfacer una necesidad o un hueco que ha quedado, a consecuencia también de haberse nulificado una credencial? En esto se fundó la Comisión, señores diputados.

Ahora yo quiero decir lo siguiente: El señor Cabrera se separó el día 30 de abril; la convocatoria, como dice el dictamen, fue lanzada el día 1o. de junio; las elecciones se verificaron el día 17 del mismo mes; de tal manera, que de la fecha de la convocatoria a la separación del señor Cabrera, hay treinta días. El espíritu de la ley consiste en evitar que determinados empleados de alta alcurnia ejerzan influencia moral sobre sus comitentes. Si el artículo transitorio dice que puede separarse el mismo día de expedida la convocatoria, si separándose ese mismo día deja de ejercer influencia, con más razón separándose un mes antes. Esa es la razón por la que la Comisión ha hecho su dictamen en el sentido. Existen diversas opiniones; dejo a los honorables abogados que resuelvan ese punto, porque creo, sin que esto parezca un alarde, que por el hecho de ser constituyente estoy obligado a interpretar la ley y a ponerme en el lugar en que la ley debe estar. (Aplausos.) por consiguiente, y así como la Comisión puede estar en un error, si se me demuestra que lo está, no tengo absolutamente ningún inconveniente en retirar mi dictamen para modificarlo conforme al sentir de la Asamblea. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. Cienfuegos y Camus.

El C. Cienfuegos y Camus: (Siseos de la derecha.) Señores diputados: Vengo a hablar en contra del dictamen respecto de la elección del licenciado Cabrera, por una enorme serie de motivos que afectan indiscutiblemente a los revolucionarios de cepa que estén ya en la derecha o ya en la izquierda. (Voces: Más recio!) Yo he entendido siempre, a pesar de tales o cuales discusiones bizantinas, como dijera montes; a pesar de tales y cuales choques, que desde esta tribuna tenemos los revolucionarios entre sí, tengo la convicción de que esos revolucionarios sentados casualmente en la derecha, enfrente, acaso de las izquierdas respecto de determinados asuntos, respecto de determinadas cuestiones de la Cámara, siempre reside en los revolucionarios de ambos lados un espíritu amplio de amor a la Patria. Cualquiera que pretenda decir que no, acaso lo vería obligado a retirar esa palabra como un mentís o como una ocurrencia infantil.

Entrando al asunto, debo informar a la Cámara y a todos los compañeros que han sentido y que se han sacrificado hondamente por la Revolución, que la familia Cabrera desde el punto de vista político, no ha sido otra cosa en el Estado de Puebla que una especie de compañía de esclavizadores. El Estado de Puebla está sufriendo por todas partes, por todos los rincones, esa presión ya de las autoridades que se apellidan así desde Federico Cabrera, desde el actual Gobernador del Estado de Puebla y luego del ex-Secretario de Hacienda, una presión que deprime de una manera absoluta las libertades del pueblo. (Voces: ¡Pruebas, pruebas!) Bien pronto van a llegar aquí las pruebas, señores, los oradores que estamos inscriptos en el contra tenemos pruebas bastantes para combatir este dictamen; a su tiempo, pues, esos señores que piden las pruebas yo les suplico que las escuchen y que las atiendan, no necesitan pedirlas con anterioridad. ¿Qué cosa ha hecho Luis Cabrera desde que se iniciara en 1910 la Revolución? ¿Qué cosa ha hecho en favor de la Revolución don Luis Cabrera? (Voces: ¡Nada!) Yo podría en cualquier forma interpelar..... (Voces fuertes.)

El C. Presidente: La Presidencia ruega a los señores representantes se sirvan no interrumpir al orador.

El C. Cienfuegos y Camus, continuando: Yo podría aquí llamar a cada uno de los hombres de quienes me consta que han sentido la Revolución, yo llamaría, por ejemplo, aquí, de vosotros (señalando a la derecha) que la sentís tanto como nosotros los de la izquierda, a Luis Hernández, a Jacinto B. Treviño, a Marciano González, a todos esos hombres que en cualquiera forma han llevado su contingente, sacrificándose en favor de la Revolución; y ellos podrían contestar como yo voy a afirmar en este momento que Luis Cabrera no ha hecho desde 1910 más que una labor absolutamente obstruccionista para la Revolución. ¿Cuál ha sido la política de Luis Cabrera? La de dividir, y es por eso seguramente que muchos de nosotros estamos separados, que muchos estamos dentro de esta Asamblea inscriptos en la derecha o inscriptos en la izquierda. No me explico cómo muchos jóvenes liberales, como Marciano González, puedan tener la más insignificante idea de oponerse a la doctrina liberal, si no fuera porque una división enorme se inició con motivo de la política de un hombre sentado en la Secretaría de Hacienda. Nadie podrá contestare contundentemente, así como dicen que sabe hacerlo el propio señor Cabrera, cuál ha sido la política que llevara, ya en el seno del Gobierno, ya en el seno de los hombres representativos de la Revolución. Nunca ha sido favorable para la Revolución, por el contrario, ha sido perfectamente

funesta, y yo no quiero que en el seno de esta Representación Nacional esté un hombre de los antecedentes que en seguida, con datos que nadie podrá negar, voy a referir. (Voces: ¡Muy bien!)

Más o menos, por enero, el 28 o 31, de 1915, se presentó aquí en México, cuando el general Obregón entraba en la ciudad, en contra de la facción zapatista que la ocupaba, se presentó, decía yo, un señor Manero, de esos señores Manero que todos conocemos. (Siseos.) Y este señas don Antonio Manero, traía una carta poder, una carta de representación de licenciado Luis Cabrera, ante el general Obregón. (Siseos.) Esta carta concedía al señor Manero, de parte del señor licenciado Cabrera, toda clase de facultades para tratar asuntos de vital importancia que afectaban directamente a la cuestión revolucionaria y, ¿sabéis cuáles fueron las insinuaciones que hiciera el señor Antonio Manero?, perfectamente antipatrióticas, nada menos que la verificación de esa política a que antes me he referido, la de separar a los elementos de alguna valía para echarlos encima de esos hombres representativos que tenemos en el poder por nuestra voluntad, por la voluntad popular; y entones el C. Manero, con instrucciones expresas del licenciado Cabrera, vino a insinuar al general Obregón allí en el Hotel Saint Francis, que este hombre, cuyos antecedentes estaban bien definidos y lo están todavía y los estarán en el porvenir, era un hombre significado por los intereses de la Revolución y que los acontecimientos, y que la política que se estaba esbozando en Veracruz no era la conveniente, según el licenciado Cabrera, para los intereses de la Revolución. Y puesto que el general Obregón, era hombre de antecedentes, hombre de empuje, hombre de valer, hombre de hombres, era preciso que se pusiera al frente de las circunstancias y que se opusiera rotundamente con las armas que controlaba, en contra el poder que los revolucionarios habían puesto en las manos del señor Carranza. (Siseos.) Pero esta no es una afirmación que no pudría yo comprobar. En cada ocasión que yo tenga que decir de un revolucionario o de un pseudorevolucionario como el licenciado Cabrera alguna cosa, estoy perfectamente dispuesto a comprobarlo de una manera eficiente ante la conciencia nacional.

El general Serrano, que se encuentra actualmente en México, el general brigadier Jesús M. Garza, que por desgracia se encuentra en Sonora, pero que en cualquier caso está dispuesto a la ratificación o rectificación de este cargo, podrán venir, acaso no ante la Representación Nacional, pero sí en cualquiera otra forma, a ratificar este hecho que fue absolutamente del dominio de los que disfrutamos de alguna o de otra manera de la confianza de ese jefe prestigiado que ahora se encuentra alejado de nosotros. Es natural que para hacer este cargo enorme, este cargo antipatriótico, este cargo que de seguro afectará las conciencias de los honrados, ya de uno o del otro lado para que se inclinen por dar....

El C. Cepeda Medrano: ¡Pruebas!

El C. Cienfuegos: Señor Cepeda Medrano: Soy hombre honrado, a menos que usted diga lo contrario, y estoy seguro de poder probar cada uno de los hechos que estoy comentando. Yo invito al C. Cepeda Medrano, como a todos los que tengan duda de mi individuo como revolucionario y como hombre, para que ratifiquen con los individuos que estoy citando, como prueba para que vean hasta qué punto es efectiva la labor antipatriótica, antirrevolucionaria de un hombre que acaso pertenece a la familia de los reptiles, que se meterá entre ustedes en caso de llegar a esta Asamblea, para halagar con una lengua semidulce y venenosa vuestros oídos y para morderos después el corazón. (Aplausos.) Cabrera entre ustedes, Cabrera ente nosotros. Cabrera entre la Nación, no hará ninguna política que solidifique al Gobierno que ha emanado de nuestra voluntad. Cabrera no es gobiernista, Cabrera no es carrancista, Cabrera no es revolucionario, Cabrera no es más que cabrerista.

(Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

Cabrera ha de venir aquí y ha de ir a todas partes, a todos los rincones de la República a sembrar la división, a separar a los hombres, aun cuando éstos sean puros en la expresión de sus ideas y aun cuando éstos sean absolutamente contundentes en la expresión y sostenimiento de sus principios. Allí irá el licenciado Cabrera a separarnos y a dividirnos siempre porque él no está conforme conque colectividades más o menos sólidas, con que colectividades más o menos unidas lleven al triunfo las ideas de la Revolución, cuando éstas no están de acuerdo con los provechos que de ellas pueden adquirir personalmente. Eso es enteramente exacto, lo digo para los unos como para los otros, yo no vengo aquí a discutir hombres, a discutir quiénes de nosotros de la izquierda o de la derecha tenemos razón; acaso lo he dicho íntimamente al señor Marciano González, de este lado (señalando la derecha), como de este otro lado (señalando a la izquierda), habemos liberales y esos liberales, distanciados por la significación de un grupo, estamos unidos desde el punto de vista de nuestros principios. Pues bien, señores, el cargo a que me estoy refiriendo no sé quién podría atreverse a pedirme un documento, creo que ninguno de los señores de la Cámara será tan ardoroso, será tan inocente para decirme: "Traedme un documento que pruebe la criminalidad del licenciado Cabrera en la cuestión revolucionaria insinuando al general Obregón a que se volteara contra el C. Carranza, que sintetizaba y que sintetiza hoy los intereses de la Revolución, así como los intereses de nuestra nacionalidad." Pero es natural que en una carta de presentación no iba a decirle al general Obregón por escrito: "Haz esto y haz esto otro;" sería incomprensible como lo digo, para un político tan hábil como el licenciado Cabrera, ya conocemos sus habilidades, ya llegaremos a conocer sus habilidades como funcionario público; es incapaz, pues, que un individuo de esta índole, de esta inteligencia que todos podemos más o menos concederle, pueda escribir una carta particular diciéndole al general Obregón: "Voltéate, enfréntate a la amenaza que nos viene de Venustiano Carranza con respecto a la verdad de nuestros principios revolucionarios que flaquean en manos de ese hombre." El caso es que el señor Manero, como dije antes, venían bien facultado por el señor Cabrera para hacer toda clase de asquerosas maquinaciones en la política de la Nación que afectaba de una manera terminante a la Revolución. Afortunadamente,

señores, el general Obregón nunca ha sido accesible a esas bajezas, a esas miserias de los hombres como Cabrera, para poder voltear sus armas en contra de aquél de quien ha sido solidario desde los orígenes de la lucha, de la contienda armanda, de la contienda de los principios, en beneficio del pueblo.

Entrando a las cuestión, juzgándolo como un funcionario público, en cuyo puesto lo hemos sostenido como revolucionario, quiero preguntar a los más amigos del licenciado Cabrera: ¿Qué cosa hizo en beneficio de la hacienda pública, cuando su engrandecimiento ha sido el desiderátum de todos nuestros esfuerzos revolucionarios? ¿qué cosa hizo allí el licenciado cabrera? No hizo más que especular con su investidura de funcionario, no hizo otra cosa que minar poco a poco con esa habilidad de un político cabrerista, los intereses de la Revolución. Muchos de vosotros, generales, muchos de vosotros, militares, muchos de vosotros, civiles, interesados por la cuestión militar de la Revolución, podréis comprobar en cualquier momento cuál fue la obstrucción que se hacía a los jefes con mando de fuerza, para que no se cubriese a las fuerzas el pago de sus haberes. Cuando más podía el licenciado Cabrera, retenía los envíos de papel moneda destinados al pago de la tropa y los demás gastos del Ejército; su propósito no era otro que hacer fracasar a los jefes militares en sus operaciones de guerra. Se pregona un civilista; y yo sé decirles - con permiso de algunos civiles enteramente honrados -, que los civilistas, que esos hombres que vienen a pregonar ante la Nación esas doctrinas de civilismo, no han servido en estas conmociones sociales que todos hemos sufrido, más que como verdaderos obstruccionistas de los principios y de las libertades públicas. Todos esos civilistas han tenido esa labor, y si no, citemos un caso en que aparece uno de esos civilistas pregonando que se acojan al teponaxtle como a cualquier otro instrumento de voz sonora que pueda llegar a los oídos de las masas. ¿Cuál ha sido su actitud en estos momentos de pruebas y en aquellos que hemos pasado desde hace siete años? Ni siquiera en lo que significan las leyes, ni siquiera en lo que pueden hacer en lo que tiene que hacer esos civilistas, han hecho absolutamente nada; por lo contrario, ese grupo nefasto: Palavicini, Macías, etc., iniciaron, pretendieron iniciar en el Constituyente el fracaso de nuestra Carta Magna que aceptamos ahora con el espíritu y con todo el corazón de revolucionarios. Pero eso, en virtud de que en Querétaro, a pesar de ese grupo nefasto, que se llamó renovador en otros tiempos, encontró la oposición franca de los revolucionarios, que, más o menos aptos se encontraron, afortunadamente para la Revolución, en aquel Congrego. Si esto no hubiera sucedido, indiscutiblemente que esa Carta Magna que sostenemos con tanto ardor, con tanto cariño, a pesar de tal o cual deficiencia que seguramente ha de tener, porque es obra humana, hubiera fracasado rotundamente; entonces sí se daría un paso retrospectivo desde el punto de vista político en la Constitución y también se hubiera dado muchos pasos, muchos kilómetros atrás desde el punto de vista social, en lo que consideramos adelantada nuestra Constitución. Eso fue lo que impidiera triunfar a los señores que representaban los intereses de Cabrera - que Palavicini representaba sus propios intereses -, que representaban los intereses de una minoría, que representaban los intereses de un grupo insignificante y por cierto pigmeo, ya desde el punto de vista intelectual o revolucionario, y tuvo que fracasar ¿en virtud de que? En virtud de que la Revolución se imponga a pesar de una mayor o menor cantidad de ignorancia, pero siempre con una superiorísima ventaja respecto de las fuerzas para sostener los principios, y allí tuvimos una mayoría cuando menos para los casos más transcendentales de la Revolución.

Hay un asunto también muy interesante respecto de este señor Cabrera; para esto voy a interpelar a algunos diputados que de seguro habrán de decirnos de una manera documentada la verdad sobre el particular.

Esos señores Manero, cuyos antecedentes desconocemos en el sentido revolucionario, que ningunos méritos revolucionarios se les conocen, han sido acogidos de la manera más particular por el ciudadano ex-Ministro de Hacienda, o, mejor dicho, por el Ministro de Hacienda, pues así lo es de hecho y sólo es ex - Ministro desde un punto de vista más o menos legal, pues en realidad el señor licenciado Cabrera sigue siendo Ministro de Hacienda, pese a ustedes o me pese a mí. El licenciado Cabrera va a acordar los asuntos de Hacienda, pese al Encargado del Despacho o pese al mundo entero, pese a la justicia, que mucho tiene que lamentar y que mucho tendría que arrojar al rostro de este individuo, que ha podido pasar sobre todos los principios y sobre todas las nociones de revolucionarismo, para aprovecharse cuanto ha podido -pero entiendo que hoy no va a poder hacerlo -,de todas las fuentes, para bien suyo y para bien de su benemérita familia. Yo interpelo al señor licenciado Urueta.

El C. Cepeda Medrano: ¡Ah! ¡No!

El C. Cienfuegos y Camus: No encuentro motivo, señor Cepeda Medrano, para que se oponga, pues muy pronto le tocará su turno para hablar. Yo no tengo la más insignificante intención de hacer obstrucción, y le probaría al señor Cepeda Medrano, como a cualquier otro que pretendiera arrojarme alguna mancha al rostro, que llevo siempre limpio de todo ultraje, de mi fuerza, dentro de mis principios revolucionarios, sostenidos desde que fuí muy joven, que yo no vengo a hacer una política sistemática de oposición ni para el Ejecutivo, ni siquiera para el señor Cepeda medrano; yo vengo a hacer una labor honrada, porque para eso recibí unos cuantos votos, que me autorizaron para entrar, con vuestra aquiescencia, a esta Cámara: (Voces: ¡Unos cuantos votos!) Poquísimos, si ustedes quiere, pero esos poquísimos me bastaron para llegar aquí, puesto que representan una concienia o muchas conciencias, tantas cuantos votos tuve para llegar aquí; y esos que dicen "poquísimos," deben tener la seguridad bastante de que con ellos vine a los escaños de esta Representación. Llevo, pues, a cabo la interpelación que hago al ciudadano Urueta, por lo que se refiere al origen de ese nombramiento que se hiciera en favor de ese Antonio Manero y su hermano,

para que ocuparan un puesto público de carácter tan delicado, tanto en el ramo de Hacienda, como en el ramo de Instrucción Pública, más o menos similares.

El C. Urueta: Cuando concluya Su Señoria, pediré la palabra con el objeto de contestar su interpelación. (Aplausos de la izquierda).

El C. Cienfuegos: ¿Qué cosa he hecho Cabrera durante su permanencia en la Secretaría de Hacienda, repito? Obstruccionar con el dinero y aprovecharse del dinero para sus intereses enteramente personales. Esos grandes negocios que hiciera el licenciado Cabrera con ese señor Nieto, que aparece como un niño, como un instrumento, y un señor Retana, que todo el mundo, que todo aquel que se precie de revolucionario, debe tener perfectamente conocido. Tres individuos: Luis Cabrera, Rafael Nieto y Reyes Retana, han hecho los más asquerosos negocios en detrimento de los intereses de la Nación, y para eso aceptaría el reto del mismo licenciado Cabrera, para probarle que de este hecho también puedo acudir al archivo de la Secretaría de Guerra, para probar hasta qué grado se llegará cuando el general Obregón ordenó la aprehensión de Reyes Retana, a pesar de las constantes protestas de Nieto y de Cabrera; de esto el mismo Ejecutivo puede atestiguar; por lo que más, hubo allí, en la Secretaría de Hacienda, uno señor Pruneda, padre de un diputado que tenemos en nuestro seno. Este señor fué el iniciador de tres asuntos en la Secretaría de Hacienda, mediante los cuales se pretende, como digo, por lo que se refiere a los intereses que defienden Cabrera y Nieto, darle una acentuación revolucionaria a esa labor; pero revolucionarios no eran ni Nieto ni Cabrera ni ninguno que los funcionarios más que ese señor, al que antes me refeía y que desgraciadamente ha muerto, pero que si hijo, en todo caso, tiene la obligación de atestiguar ante la Representación Nacional y ante la Nación entera. La creación de la Oficina de Contraste se debió nada menos que el señor Alvarado Pruneda. No es preciso analizar cuál será la importancia de esta oficina; todos conocen esta importancia, pero también inició el proyecto del Banco Unico, que muy próximamente vendrá a ser sostenido con calor de parte de los funcionarios de la Secretaría de Hacienda. No ha habido ni Cabrera ni Nieto, ni ninguno de esos altos funcionarios que no se hayan ocupado durante su permanencia de ese sitio, más que de especular, de absorver los dineros de la Revolución y de absorber todo lo que es posible en cuestiónes de dinero de la Patria; jamás se han preocupado por aquello que beneficia de una manera directa los intereses del pueblo, y mucho menos del pueblo proletario de nuestra Patria, que es enorme y abundante. Los impuestos ya podréis decirme hasta qué punto son revolucionarios; ya podréis decirme, cuando llegue al caso, cuando estudiemos de una manera seria las cuestiones del impuesto único - que muchos señores aquí rechazan por impracticable y que yo me propongo, como se propondrán otros diputados, que sin ser precisamente socialistas, sí son revolucionarios, demostrar que esos problemas tiene su oportunidad en estos momentos en que hemos preparado por una serie enorme de sacrificios, y que es precio sacar algún provecho en bien del pueblo proletario de nuestra patria -. Ya llegaremos a ese caso y no quiero hacer por ahora digresiones de esa naturaleza. El proyecto del papel infalsificable también es del señor Pruneda. De manera que, descartados estos tres asuntos, ¿qué cosa han hecho, pregunto a la Nación y pregunto a los representantes del pueblo, qué cosa han hecho los famosos funcionarios de la Secretaría de Hacienda, Rafael Nieto y particularísimamente el señor Licenciado Cabrera? Absolutamente nada. En todas partes desaparecen, por lo que respecta a los beneficios de su inteligencia, que le suponemos podría reportar al pueblo; pero sí aparece particularmente el licenciado Cabrera, como un obstruccionista, no del Primer Jefe, precisamente, sino de la Revolución en general, y podría decir con el caso que señale antes, que el Primer Jefe en particular, porque el licenciado Cabrera pretendió ser candidato para la Presidencia de la República, y el señor licenciado Cabrera seguirá pretendiendo, a través del tiempo y mediante la paciencia nuestra, un puesto tan relevante, que le permita llenar su ambición y que le permita llenar sus arcas con el oro de la Nación.

Después tenemos el asunto Lacaud acerca de la compra que el licenciado Cabrera hizo de setenta mil pesetas pagando con billetes infalsificables de veinte, cincuenta y cien pesos, cuando ya estaba acordado que se había anulado dicho papel. Las cantidades mencionadas entonces tenían un valor más o menos significativo y antes de que fuera pagada la cantidad de las setenta mil pesetas a que me he referido, y cuando la casa se dió cuanta de la mala maniobra de Luis Cabrera, uno de los empleados salió y telegrafió al Banco en Europa para que no fuera efectuado ese pago. Ya llegará aquí el señor Cabrera a responder de todos estos cargos que no creo, por ningún motivo creo, que a los revolucionarios de buena cepa, que a los revolucionarios que están del uno o del otro lado, afectará, sino cuando tuvieran verdadero interés incontrovertible, incondicional, de que el licenciado Cabrera viniera aquí a esta Cámara para encabezar uno u otro grupo; pero cualquiera de los grupos que lleragan a encabezar el famoso intelectual, el licenciado Calabrés, (Voces: ¡Muy bien!) podría yo asegurarle bajo todas las protestas de un hombre honrado, que se le subiría por los pies así como se suben todos esos bichos que pertenecen nada menos que a la familia de los reptiles, para lamer primero los pies, para acariciar a los uno y a los otros y para después llegar a morder vuestras conciencias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Habiéndose concedido permiso al C. diputado Urueta para ir a traer algunos documentos que le servirán para contestar la interpelación que le hizo el C. Cienfuegos y Canus, se concede el uso de la palabra en pro al C. licenciado Luis Cabrera.

El C. Luis Cabrera: (Aplausos y siseos.)

El C. Presidente: Se recomienda a las galerías no hagan manifestaciones.

El C. Cabrera: Señores diputados: Como breve introducción a lo que yo considero mi nueva carrera parlamentaria, si consideráis que soy digno de estar entre vosoros, os manifiesto que jamás me perturban

las interrupciones; que jamás considero que una interrupción, un siseo o un aplauso alteran absolutamente en lo más mínimo lo que tengo que decir, porque siempre sé lo que tengo que decir. Cuando diga que alguna persona miente, yo no retiro mis palabras, porque al decir que meinte es que sé que miente y, por consiguiente, tengo la certeza de la que afirmo y por tanto, no tengo yo y no me valdré jamás de la excusa de no haber sabido lo que decía en un momento de arrebato; yo no tengo momento de arrebato...(Varios diputados tosen y sisean.)

El C. Presidente: La Presidencia llama la atención de los CC. representantes, sobre de que no deben interrumpir al orador.

El C. cabrera, continuando: No me molestan las interrupciones y tengo la costumbre de no dejar la tribuna hasta que no me hago oír y cuando se tiene el propósito de no oírme, reclamo mi derecho y me hago oír...(Voces: Otro Uriel Avilés.) He escuchado con atención todas las razones que ha expuesto el C. diputado Cienfuegos contra mi aceptación en el seno de esta Asamblea. Supongo que algún otro orador de los que están inscriptos en contra expondrá los motivos jurídicos o legales que existen para que yo no venga a esta Asamblea; hasta este momento no se han expuesto más que motivos de carácter personal que se consideran suficientes para eliminarme, ni siquiera de carácter político, sino de carácter exclusivamente personal...(Voces: También políticos.) Todavía podrían decirse y todavía se han dicho por escrito y a sotto voce muchas más cosas de las que ha dicho el C. Cienfuegos y Camus; pero no sabría yo cómo agradecer al C. Cienfuegos y Camus la oportunidad que me ha dado de contestar algunos de los cargos precisamente por lo faltos, por lo totalmente faltos de fondo que esos cargos son. De estos cargos voy a ocuparme, porque son los únicos que he escuchado hasta este momento, pidiendo únicamente a la Presidencia y a la Asamblea que si en lo sucesivo se expresan razones de otro orden ya sea jurídico, legal, político o de cualquier otro filo, tenga yo oportunidad de contestarlas. El señor Cienfuegos y Camos, a quien no tenía el gusto de conocer hasta este momento en que ha subido a la tribuna, es, a mi entender, diputado por el 11 distrito electoral del Distrito Federal. ¿No es así, señor Cienfuegos?.

El C. Cienfuegos: Sí.

El C. Cabrera: Tuve el honor de representar a ese mismo distrito electoral en la XXVI Legislatura...

El C. Ramírez G. Benito: ¡Pobre distrito!

El C. Cabrera: La forma en que representé a ese distrito electoral en la XXVI Legislatura, está escrita en el "Diario de los Debates" del año de 1912. No me toca a mí juzgar si hice o no hice labor revolucionaria, porque eso está escrito en el "Diario de los Debates" de este Congreso y puede verse allí, si en aquel tiempo, en aquel Gobierno que se compartió entre el elemento revolucionario y elementos enteramente conservadores, yo representaba el lado conservador o si representaba el lado de la Revolución y las reformas.

El C. Garza Pérez, interrumpiendo: El vazquismo.

El C. Cabrera: Tuve el honor de ser en aquella época jefe de un grupo que llegó a formarse con bastante cohesión y que era considerado como el más radical y el más revolucionario de los grupos, y a él pertenecieron algunas de las personas que en la actualidad se sientan en los escaños de esta Cámara y que consideraron que en aquella época, no solamente no era yo un conservador, no solamente no iba yo contra las tendencias revolucionarias, sino que precisamente la marcha que ese grupo trató de imprimir a la Cámara de Diputados, fué la de la reforma. Allí veo, por ejemplo, al diputado Ancona Albertos que perteneció a esa agrupación. esa agrupación no solamente demostraba que había un propósito revolucionario, sino que lejos de haber un propósito disolvente, un propósito disgregante, había un propósito de unificación y la prueba es que ese grupo, pequeño como era, porque no llegó a formar la mitad de la Cámara, tenía sin embargo el domino de la Cámara debido a la sólida consistencia de sus principios y a los procedimientos democráticos que en su seno se seguían para resolver todas las cuestiones. Esto por lo que hace a las indicaciones en general que el C. diputado Cienfuegos ha hecho respecto de que la labor del licenciado Cabrera no era revolucionaria, sino que era conervadora, y no era de unificación, sino que era de disolución y de discordia.

¿Qué ha hecho el licenciado Cabrera desde 1910? Sería una verdadera falta de tacto político y de modestia y una cosa perfectamente inútil que yo viniese a hacer mi propia apología; realmente, al escuchar las palabras del C. Cienfuegos y Camus yo mismo me he quedado sorprendido de verme en ese espejo y de conocerme tan absolutamente monstruoso como se me pintó; ignoro si la pintura será exacta, pero el peor juez para juzgarse a sí mismo es aquel de cuyo juicio se trata; por consiguiente, no seré yo quien diga qué he hecho por la Revolución, no desde 1910, señor Cienfuegos y Camus, sino desde 1892 en que yo antirreeleccionista, desde 1900 en que era yo periodista, o desde 1908, 1909 y 1910 en que yo era escritor antiporfirista; pero desde 1910 para acá es desde donde se datan, como tienen que datarse para un hombre público, los errores o faltas de honradez en su carrera, y como a eso se ha referido el discurso anterior, a eso vengo a limitarme.

La familia Cabrera, dice el señor Cienfuegos, es una familia de caciques bien conocida en el Estado de Puebla.....(Una Voz: ¡Es cierto!) Es cierto, agrega un diputado a mi derecha....(Voces: ¡Es cierto!) y varias más a la izquierda. Señores, la familia Cabrera no era más que para usar el lenguaje bíblico, la familia del carpintero. Mi familia absolutamente no ha tenido jamás ni posición ni nombre, ni bienes de fortuna... (Voces: ¿Yo ahora?) Para hacer lo que haya podido hacer, necesitó emigrar de su país, de su pueblo natal, y todos mis hermanos han dejado su terruño antes de la edad de catorce años; de la edad de catorce años en adelante, jamás hemos vivido en el Estado de Puebla, y si nos hemos interesado por su suerte, ha sido por ser aquél nuestro Estado de origen; pero jamás hemos tenido influencia, posición, bienes de fortuna ni nada que pudiera dar motivo para considerar a esta familia como una familia influyente,

ni mucho menos como una familia de caciques. (Voces de la izquierda: ¿Y ahora?, ¿y ahora?) ¿Y ahora? preguntan algunos por la izquierda. Ahora sigue siendo lo mismo, y ahora sigue siendo lo mismo porque no hay peor profeta que el profeta que le quisiera ser en su tierra, porque en cualquiera otra parte, con mayor o menor justicia, podría ser reconocidos los méritos de un hombre, menos en el lugar en que ha nacido y donde fué conocido en condiciones de absoluta pobreza y en condiciones de absoluta insignificancia. Hablo estas cuentas palabras acerca de mi familia, porque cuando se dice: la familia Cabrera, se está un poco más allá de lo que el debate en esta tribuna exigiría aquí para atacar mi personalidad, a saber: el licenciado Cabrera. Si alguna otra persona de mi familia estuviese al debate en estos momentos, no tendría inconveniente en decir unas cuentas palabras acerca de ella, pero tengo la costumbre de limitarme estrictamente a los términos de un debate. Personalmente, como he manifestado en muchas otras ocasiones, no tengo bienes de fortuna; los que tenía casi están enteramente acabados, y esos los adquirí antes de la Revolución.

El C. Ramírez G. Benito, interrumpiendo: Hay que saberlo hacer.

El C. Cabrera: Se ha presentado aquí...-voy a dejar a un lado los ataques de carácter vago que personalmente el señor diputado Cienfuegos no podría conocer y que tuvo necesariamente que acudir a informaciones que se le proporcionaran -,para limitarme a ataques de carácter político que se creyera que manchaban mi personalidad como revolucionario, para venir al seno de esta Representación. Uno de esos ataques es el siguiente que, si no lo traduzco bien, el señor diputado Cienfuegos tendrá la bondad de rectificar: El señor licenciado Cabrera trató de intrigar cerca del general Obregón para que este faltara a la lealtad que debía el Primer Jefe. Creo que esto....

El C. Cienfuegos: Eso es.

El C. Pruneda: E intrigó usted.

El C. Cabrera: El ciudadano diputado Acuña, que formó parte en aquel tiempo del Gobierno, dice en voz baja que efectivamente intrigué.

El C. Acuña: ¡Yo no he dicho eso!

El C. Cabrera: Hago presenta mis excusas al ciudadano Acuña, pero no puede uno con facilidad distinguir quién habla, cuando se hace con los labios a medio abrir y no se tiene el valor de venir a la tribuna (Aplausos.)

El C. Acuña: Yo tengo demasiado valor para eso.

El C. Cabrera: El general Obregón se encontraba en la ciudad de México y el licenciado Cabrera dió una carta de presentación a don Antonio Manero, que había sido y seguía siendo periodista, con el fin de que viniese a la ciudad de México y hablase con el general Obregón. La carta ha sido perfectamente conocida y aun reproducida, y siento no haber tenido conocimiento de esto, porque no habría tenido inconveniente en traerla y leerla; y fué a manos del general Obregón, quien al recibirla, como dice el ciudadano Cienfuegos, no encontro en ella nada de particular. Fué la manera como el enviado señor Manero haya usado de esta carta y sobre todo, la manera como el general Obregón haya entendido la misión del señor Manero, lo que dió motivo a una pequeña mala inteligencia que no llegó absolutamente a tomar caracteres de conspiración. Escribí al señor general Obregón sobre este asunto, y tengo de él una carta que es perfectamente satisfactoria y que ya que no tenga ocasión de leerla aquí, la publicaré mañana o pasado en los periódicos. Por lo pronto no deseo a este respecto hacer más que una argumentación, porque en una argumentacíon se basa el ataque. Se dice que no habría de ser tan cándido un político para poner en una carta términos de cohecho, soborno, etc.; por consiguiente, la insinuación o la intriga cerca del general Obregón, tenía que venir en una forma disfrazada; es decir, que un simple argumento sacado de esta correspondencia, es el que se hace valer en esta tribuna. Manifiesto a los señores diputados que, con motivo de este incidente, don Antonio Manero, quien llevaba la carta, fué puesto preso en la ciudad de Veracruz, por orden del ciudadano Primer Jefe; permaneció en la cárcel, entiendo que dos meses, y hasta que no se esclarecieron los hechos, y el general Obregón tuvo ocasión de hacer conocer el Primer Jefe qué cosa había entendido y cómo había pasado el suceso, no fúe puesto en liberta el ciudadano Manero.

El señor Manero fué puesto en libertad por el Primer Jefe, señor Carranza, cuando el licenciado Cabrera no se encontraba en la República: estaba entonces en Estados Unidos, entiendo que en el mes de septiembre de 1915. Por consiguiente, la prisión de Manero, la investigación y libertad de Manero por lo que hace a ese incidente, fueron hechos de que tuvo conocimiento de Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista, y, sin embargo, la Primera Jefatura no consideró, ni nunca ha considerado, que el licenciado Cabrera hubiera tratado de minar su fuerza ni de minar la disciplina revolucionaria con ninguno de sus actos, y la prueba de ello es que posteriormente, cerca de dos años han pasado, durante los cuales ha mantenido su confianza y amistad al señor Carranza al licenciado Cabrera.

El C. Garza Pérez, interrumpiendo: También a Macías y a Palavicini. (Risas.)

El C. Cabrera: Sobre este punto deseo que se tenga presente que los antecedentes del licenciado Cabrera desde la Convención de México, durante la Convención de Aguascalientes, y posteriormente, estaban en absoluta contradicción con la actitud que se supone que asumió. El C. diputado Cienfuegos supone que el licenciado Cabera intrigaba para que el general Obregón desconociese al Primer Jefe; pero olvida, o probablemente no recuerda, que precisamente durante la Convención de México, durante la Convención de Aguascalientes y durante todo el momento que yo llamo de desorientación política que siguió a la Convención de México, la actitud del licenciado Cabrera fué absolutamente la de unidad en el partido revolucionario alrededor del C. Carranza, mientras que, sin que esto implique un ataque en general Obregón, la actitud de algunos hombres de buena fe, como el señor general Hay, el general Villarreal y el mismo general Obregón, insistían cerca del C. Primer Jefe para que abandonara la jefatura de la Revolución.

Eran dos formas de opinión que tan eran sinceras de parte del aquellos jefes, que inmediatamente que se convencieron de la falta de sinceridad de Villa y de los que lo rodeaban, volvieron desde luego al lado del Primer Jefe. El licenciado Cabrera nunca había estado ni por un momento lejos del Primer Jefe en este sentido; no se concibe que en octubre, noviembre o diciembre de 1914, cuando todavía no desempeñaba el licenciado Cabrera ningún puesto en el Gobierno de la Revolución, hubiera estado absolutamente del lado de la unidad revolucionaria alrededor del Primer Jefe y que después cuando el licenciado Cabrera ya era Secretario De Hacienda en el mes de febrero de 1915, fué cuando se le ocurriera empezar a intrigar para sembrar la cizaña o la discordia entre jefes militares, como el general Obregón. como la insinuación ha sido hecha en ese forma, la tomo como hecha de buena fe; así no dudo que ha sido considerada y sólo esta argumentación para que se vea que esa insinuación no tiene base.

En cuanto a las actividades y la conducta del licenciado Cabrera como Secretario de Hacienda, el C. diputado Cienfuegos preguntas y se contesta asi mismo: "¿Qué ha hecho Cabrera mientras fué Secretario de Hacienda, en el mes de febrero de 1915, testa: "¡Nada!" "¿Qué ha hecho contra el pueblo? ¡Mucho!" El licenciado Cabrera no ha hecho nada, no ha hecho más que dar forma, paso por paso, a la política hacendaria acordada por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista; ni uno solo de los actos que pueden llamarse trascendentales de la Hacienda pública dejó de ser conocido, discutido y aprobado expresamente por el Primer Jefe, y no son, reconoce modestamente el licenciado Cabrera, producto de él mismo. Las iniciativas revolucionarias, las ideas, todo es producto de la colectividad; la idea más genial que no es del que la expone, casi siempre el que la expone no es más que un intérprete de un sentimiento que existe ya; las ideas revolucionarias, las ideas acerca de la transformación de presupuesto, las ideas mismas acerca de la manera de cubrir nuestros gastos durante la Revolución, no eran de éste, de que él o del de más allá; era el sentimiento general, el sentimiento común de todos los revolucionarios. Todos colaboramos; muchas cosas que pudieran considerarse aún en la actualidad como la obra de un hombre en el Gobierno, no son más que la exteriorización de una idea que ya existe en la opinión pública y es utilizada por el Gobierno. La labor de un gobierno no consiste en inventar ni en encontrar panaceas, la labor de un gobierno serio consiste un buscar, cuáles de las ideas que dominan en la opinión pública son sensatas y son útiles para traerlas a luz y traducirlas. El Señor Pruneda, el difunto don Alvaro Pruneda, con cuya amistad me honré, y de quien recibí todo género de consideraciones durante su vida, fué, en efecto, uno de los más inteligentes y activos colaboradores de la Secretaría de Hacienda durante el tiempo que trabajó al frente de la Oficina Impresora, porque era un verdadero artista; presentó algunas iniciativas tendentes todas a dar firmeza al papel, procurando su infalsificabilidad; él fué, en efecto, el más empeñoso en que se hiciera el papel infalsificable, y a él debe esa parte del mérito la Secretaría de Hacienda.

La Secretaría de Hacienda no niega a nadie los méritos que haya tenido, absolutamente no pretende tomar lo que no es suyo. Lo que sí pretende es que no se le ponga encima lo que no es suyo. México pasó por un estado de revolución absolutamente anárquico desde principios del año de 1913 hasta septiembre de 1914; continúo en otro estado aún más anárquico todavía: desde septiembre de 1914 hasta agosto de 1915. Durante toda esta época podemos decir, casi no hubo trabajo, casi no hubo labor industrial, casi no hubo impuestos regularmente cobrados, casi no hubo absolutamente fuentes de recursos de donde pudieran tomerse fondos para hacer frente a la situación, y la labor de la Secretaría de Hacienda durante esta época, verdaderamente revolucionaria, y durante esta época verdaderamente anárquica, para quien desee juzgarla con espíritu sereno, consistió en arbitrarse fondos para la lucha y evitar hasta donde se pudiera las consecuencias tremendas que amenazaban al país como resultado de la situación en que nos encontrábamos. Cuando se trata de analizar "a posteriori" una labor cuyos frutos se cosechan, se perciben y se palpan, esa labor trae mérito; cuando se trata de analizar una labor cuyos frutos consisten exclusivamente en lo que no se ve, en los perjuicios que se evitaron, en las consecuencias que no vinieron, entonces se necesita un poco más de criterio, un poco más de serenidad de espiritu. La labor de la Secretaría de Hacienda durante la Revolución, no pretende, ni el señor Carranza ni la Secretaría de Hacienda, que sea juzgada, que pueda ser juzgada en la actudalidad: esa labor no podrá juzgarse sino dentro de algunos años; vendrá otra época en que pueda aquilatarse debidamente qué fué lo que México evitó durante 1913, 1914 y la mitad de 1915 con la política hacendaria que se siguió, y qué fué lo que no se evitó, y entonces sabréis que esa labor es más meritoria de lo que se cree y no es del que habla, sino que es casi exclusivamente del C. don Venustiano Carranza.

¿Qué fué lo malo que hice como Secretario de Hacienda? Permitidme que en esta materia eluda la contestación. El cargo consiste, el principal, el antirrevolucionario, es asegurar que originé dificultades a los jefes militares por la falta de dinero. No sé, desconozco si ya en el seno de esta Cámara, yo no podría recordar quiénes de los miembros de ella estuvieron directamente en contacto con nosotros en la labor que tenía que hacerse para dar abastos a nuestros gastos, para darles abasto, siquiera sea imprimiendo el papel moneda con que habría de pagarse al Ejército pero básteme decir que personas como...... - entiendo que es diputado el señor Serapio Aguirre -. (Voces: No, es senador.) El general Treviño que está aquí, en fin, todo el que pudo haber conocido un poco del manejo de los recursos de la Revolución en aquella época, debe saber que no alcanzaban nuestros pequeños recursos litográficos en Veracruz, ni alcanzaba el tiempo para imprimir billetes de corto valor en cantidad suficiente para pagar a los soldados. Cuando hagáis con un lápiz la cuenta de lo que pudo imprimirse por minuto en billetes de a un peso, y sepaís que eran necesarios algunos millones de pesos diarios para sostener al Ejercito,

y que la mayor parte de nuestros recursos tipográficos se habían quedado en la ciudad de México, sabréis que si se imprimían papeles de alto valor, esto es papeles de cincuenta y cien pesos, era para dar violentamente abasto a algunas necesidades. Se imprimía muy lentamente el papel de a un peso, que era el que se necesitaba urgentemente para la tropa y constantemente había sobre la carpeta de la Secretaría de Hacienda órdenes de pago por valor de algunos millones de pesos, mientras que en la Tesorería entraban muy lentamente, por cientos de miles, en vez de entrar por millones. La Secretaría de Hacienda siempre ha llevado una nota diaria, absolutamente el día de todas los órdenes de pago y de todas las entregas que se hacían, y con mucha frecuencia no solamente tal o cual jefe militar a quien se pudiera suponer que la Secretaría de Hacienda le tenía mala voluntad, sino que todos en general, tenían que sufrir esa escasez. Y el General Obregón, que se encontraba verdaderamente agobiado por las necesidades de la ciudad de México, que le tocó tomar, donde le tocó reorganizar su ejército, necesitaba un promedio - allí está el diputado Sáenz que lo puede decir - de un millón de pesos diarios, aproximadamente, que con trabajos, se le enviaban, según se iba pudiendo. El general González, en Tampico, estaba en las mismas condiciones; en el Oeste el general Diéguez estaba en las mismas condiciones; el general treviño, en El Ebano, se encontraba en las mismas condiciones; no era que la Secretaría de Hacienda no quisiera dar dinero, era que no había dinero, era que era indispensable, ir atendiendo a las necesidades de todos. Oaxaca se encontraba en el poder del enemigo; Villa se encontraba en Monterrey y Saltillo; por todas partes el dinero era una necesidad urgente y no había más fuente de recursos, no había absolutamente más que las siguientes dos fuentes de ingresos: 1a exportación que se cobraba en oro nacional para comprar armas en el extranjero y nuestro papel moneda, con que pagábamos a los soldados. La labor que tuvo que afrontar la Secretaría de Hacienda durante meses y meses en esta escaseces, es algo que no se conoce, porque la Secretaría de Hacienda nunca ha dicho una sola palabra acerca de las dificultades con que tropezó; pero baste decir que la mayor parte de los jefes militares, en vista de la imposibilidad de hacer frente a la situación con nuestras prensas, tuvieron que ser autorizados, como lo fué el general González, como lo fué el general Mariscal en Guerrero, como lo fué el general Alvarado en Yucatán, como lo fué el general Diéguez en Jalisco, como lo fué Iturbide en Sinaloa, como lo fueron casi todos, a emitir billetes provisionalmente, para emitir vales con que pagar a la tropa, porque Veracruz no podría satisfacer debidamente todas las necesidades de nuestro ejército. Era natural que hubiera difucultades, y esas dificultades existieron; pero tengo la certeza de que si aquí estuviera cualquiera de los generales, cualquiera de los que llevan águila de división, podrían decirnos si "a posteriori" no se convencieron de que era difícil que se les pudiera surtir de fondos. No había propósito malévolo, sería necesario que la Secretaría de Hacienda fuese suicida, para que quisiese hacer fracasar al elemento militar en esos momentos, cuando toda la salvación, todo el problema era la lucha militar. Sólo había un problema: vencer a Villa, y para hacerlo se necesitaba tener dinero para comprar armas y para pagar al soldado; los demas problemas se estaban pensando, y no nos alcanzó el tiempo para resolverlos, los demás problemas tenían que resolverse aquí; el problema único era el de dinero y el problema militar. El de dinero y el militar eran los únicos problemas en que el Primer Jefe tenia concentrada toda su atención; sería ridículo pensar que los jefes militares que acudieron directamente en telegramas, en forma insinuante, al Primer Jefe para que les diese dinero, no hubiesen podido obtenerlo, cuando el Primer Jefe tenía constantemente la mirada puesta en la Secretaria de Hancienda, de donde salían los elementos para poder luchar. Repito que no había más que dos problemas, el de dinero y el militar, y era absolutamente necesario que la Secretaría de Hacienda estuviese entregando fondos a los que luchaban. En la parte en que sí voy a suplicar a la Cámara me excuse de no entrar en consideraciones, es en los ataques de carácter vago. Se dice que Cabrera no hizo más que especular para beneficio propio y de los suyos; que el licenciado Cabrera hizo negocios. Yo no tengo ni una gota de resentimiento por esa insinuación, por esta afirmación hecha por el diputado Cienfuegos; él ésta equivocado, no ha procedido más que por los informes que, con gran vaguedad, se le han dado. Le han dicho: "Allí hay un negocio de cientos de miles de pesetas, que compró Cabrera para provecho propio. "Yo le suplico que antes de volver a esta tribuna, telefonée a la casa bancaria a que mencionó, y le pregunte si hubo algún envío, ya sea por cuenta mía ni por cuenta del Gobierno, que era quien podía situar fondos en el extranjero. El Gobierno, en aquella época compraba giros diariamente sobre el extranjero, porque tenía que pagar todas sus municiones en el extranjero. Se compraban a veces letras en México, y no tendría nada de raro que hubiera diez, cien o mil letras de cambio compradas a los Bancos y a las casas bancarias de México, y, sin embargo, no hay una sola letra para situar pesetas sobre España, y así me lo dijo por escrito, en una carta que se publicó en los periódicos, el señor Amilien Lacaud. Esa insinuación fué tomada como argumento parlamentario para lanzármela; pero puedo asegurar al señor Cienfuegos y Camus, y lo hago en este momento y en esta forma correcta, de que tome sus datos, y verá que carecen absolutamente de fundamento. Esta insinuación es tan falta de fundamento, que ni siquiera me indigna; es tan falta de fundamento, que yo pongo por testigo al señor licenciado Acuña, que entonces era el Secretario de Gobernación, para que diga si, cuando yo tuve conocimiento personal, privado, de esa insinuación, no pedí al Primer Jefe y a él en lo personal, que abrieran una averiguación a este respecto. ¿Es cierto, señor licenciado Acuña?

El C. Acuña: Es rigurosamente exacto lo que dice el licenciado Cabrera.

El C. Cabrera Luis, continuando: Muchas gracias. Por consiguiente si cuando tuve conocimiento de esta insinuación me apresuré a hacer que se investigara ¿cómo habría yo de dejarlo así? Creo

que el señor Cienfuegos y Camus muy pronto se convencerá, y muy pronto, con la honradez que le caracteriza, me dirá que estaba equivocado, fue un dato tomado demasiado a la ligera. El señor diputado Cienfuegos dijo en el curso de su peroración, entre otras cosas que pueden haber impresionado a los oyentes, lo siguiente: ¡Los negocios que hacía el licenciado Cabrera con el señor Nieto y un señor Reyes Retana en Nueva York! No hay manera de argumentar ante esta Asamblea a ese respecto más que en esta forma: alguien dice: "Hizo negocios," y yo digo: "No he hecho ni un solo negocio"; pero la argumentación: "Hizo negocios," tiene una prueba o puede buscarse-el señor diputado Cienfuegos puede buscarla - yo le aseguro que se encontrará como en el caso de la insinuación relativa a la situación de pesetas en España, que carece en lo absoluto de fundamento, que no he hecho absolutamente un solo negocio de ningún género con el señor Reyes Retana y que los datos que el puede tener respecto de este asunto, con todo gusto los oiría y les contestaría sin vacilación, sin retirarme siquiera de la Cámara. En general, no deseo hacer la defensa de un hecho negativo consistente en que yo haya especulado para mí y para mis familiares; es difícil defenderse diciendo: yo no he especulado para mí ni para mis familiares: Lo único que puedo decir es que ninguna de las personas de mi familia, ninguno de esos hermanos tan poderosos en el Estado de Puebla, tiene un solo centavo de capital, que de la familia Cabrera soy el único que tiene algo de fortuna hecha antes de la Revolución y que está bastante mermada y que después de la revolución no he ganado ni un solo centavo que me haya venido como compensación de mis servicios al gobierno dado por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Mis hermanos no han especulado; yo tampoco. Esta es una afirmación de carácter general que no debo dejar en silencio, porque se vería mal que no tuviera la franqueza de tomarla y contestarla, siquiera sea para que veáis que no se me enrojece la cara al decirlo. Es consolador que no haya más. Si he sido revolucionario o no, el criterio a este respecto no se forma en este momento; sería ridículo que yo pretendiese ahora comprobaros que he sido revolucionario. Esperad, leed la historia, algunos de vosotros tal vez recordaréis escritos, porque no he sido militar sino civil; pero no pretendo haber sido un gran revolucionario. Acepto el calificativo modesto de revolucionario; he sido revolucionario que ninguno de vosotros; pero he sido tan revolucionario como cualquiera de vosotros. No voy a preguntar que haciáis, cuáles era vuestras opiniones de revolucionarios en 1909 ó 1910, antes de la revolución, porque muchos tenías opiniones sinceramente revolucionarios y no las externábais; yo no tuve otros méritos frente a todos aquellos que no las externaban, que haber expuesto las mismas ideas que aquellos mis hermanos los revolucionarios ya llevaban en el cerebro. Ni una palabra de lo que he dicho es mía, lo único que he hecho es recoger la opinión pública, concentrarla, darle forma concisa y lanzarla para que todos digan: "Esto es lo mismo que yo había pensado." No he sido más revolucionario que aquellos que me han dado sus ideas para que yo hiciese mis escritos. Sois vosotros los que teníais las ideas revolucionarias, yo no he hecho más que darles forma; esta es mi contribución, no es ni mayor ni menor que la vuestra, es igual a la vuestra. Pero precisamente porque soy revolucionario y porque creo que en el momento de la lucha y en el momento de la situación difícil hay necesidad de estar donde creemos que es más necesaria una labor revolucionaria y donde vemos que hay más ideas revolucionarias aun cuando algo desorientadas y aun cuando algo difíciles de exteriorizarse a consecuencia de la lucha parlamentaria; por eso he venido aquí, por eso he aceptado que se trajera mi nombre entre el fango y que se pusiese mi reputación en tela de juicio, ese es el sacrificio que ofrezco a cambio de un sitial; tengo la certeza de estar limpio como revolucionario, pero, sobre todo tengo la certeza de que aquí en los momentos actuales, debe de hacerse la obra más importante de la Revolución. Por eso he venido aquí, no es como la vulgar y ridícula actitud del que ve a otro querer abrir una cerradura y piensa que lo hará mejor que aquel que no puede; no es que yo pensara que lo haría mejor que cualquiera de vosotros, es que yo he comprendido que era el momento de ayudar y de colaborar y que, sobre todo, es aquí donde discuten los problemas más trascendentales del país. Pero eso he preferido a seguir siendo llamado secretario o ministro, el ser simplemente, humildemente, un miembro del Congreso de la Unión. (Aplausos.)

El C. Presidente a las 12.07 m.: En vista de lo acordado por la Asamblea, se suspende la sesión del Colegio Electoral para continuarla a las cuatro de la tarde en punto.

(Asistencia de 163 CC. diputados.)

El C. Presidente, a las 4.15 p. m.: Se reanuda la sesión del Colegio Electoral.

El C. Secretario López Lira: Continúa el debate del dictamen de la Comisión a propósito de la elección en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Urueta, para contestar una interpelación.

El C. Urueta: Señores diputados: No voy a tomar participación alguna en este debate; razones de delicadeza personal me lo impiden; pero se me ha interpelado y debo contestar la interpelación. Si ella hubuera tenido por objeto asuntos de mera opinión, hubiera rehusado cortesmente contestarla, porque, naturalmente, no puedo ser imparcial en el asunto que atañe a la credencial del señor don Luis Cabrera. Como la interpelación se ha referido a un punto sobre el cual estoy perfectamente documentado, mi palabra nada significa, los documentos son el todo y ellos hablarán con elocuencia irrefutable de lo escrito sobre hechos. El señor diputado Cienfuegos y Camus concretó su interpelación a este punto: "Diga el diputado Urueta lo que sabe respecto al asunto de los señores Manero." Y lo que sé consta aquí. El día 2 de noviembre de 1915,

escribimos una carta al señor don Rafael Nieto, Subsecretario Encargado del Despacho de Hacienda y Crédito Público, don Rafael Zubaran, Jesús Urueta, Julio Zapata, don Francisco Cosío Robelo y don Manuel W. González. En esta carta le manifestábamos nuestra extrañeza por el nombramiento que la Secretaría de Hacienda había hecho un favor del señor don Antonio Manero, como vocal de la Comisión inspectora y reguladora de las instituciones de crédito, y le hacíamos ver el efecto que ese nombramiento había producido en los grupos revolucionarios. El señor Nieto nos contestó el día 17 de noviembre del propio año, en los siguientes términos:

"Muy estimados amigos míos:

"Ha sido en mi poder su grata 3 del actual, en la que se quejan del nombramiento que esta Secretaría hizo, por acuerdo del C. Primer Jefe, en favor del señor Antonio Manero como segundo vocal de la Comisión Reguladora e Inspectora de Instituciones de Crédito, originando su queja el hecho de que el señor Manero tuvo un proceso por estafa, acusado por una institución de crédito.

"Si me permití proponer al Primer Jefe el nombramiento del señor Manero, fué porque tuve informaciones de fuente fidedigna, de que había quedado demostrada la inculpabilidad de dicho señor; información que venía a corroborarse con el dicho del Subdirector del Banco Nacional, quien me informó que en la institución de referencia no existía ninguna responsabilidad pendiente en contra del señor Manero. Referí al Primer Jefe la carta de ustedes y los datos a que antes he hecho referencia, y el citado funcionario, en telegrama fachado en Saltillo el 13 del actual, me dice lo siguiente:

"Conteste a los firmantes de la carta en que impugnan el nombramiento del señor Antonio Manero, deben presentar la sentencia recaída en el asunto con el Banco Nacional, pues si fué absolutoria, está relevado de toda responsabilidad dicho señor y rehabilitado para desempeñar cualquier cargo público."

"Ruego a ustedes, por tanto se sirvan, presentar a esta Secretaría los documentos respectivos, seguros de que se resolverá en justicia.

"Me repito a sus órdenes, amigo y S. S.- Rafael Nieto."

Obedeciendo al contenido del telegrama del Primer Jefe, tuvimos la fortuna de recabar los documentos necesarios. Aquí, está, señores diputados, la copia íntegra del proceso seguido contra los señores Manero. Al señor Nieto le contestemos incluyéndole la copia de la sentencia dictada contra los señores Manero. La carta tiene fecha de 25 de noviembre de 1915, y hasta estos momentos estamos esperando la respuesta del señor Nieto. (Murmullos.) Naturalmente que el asunto era de interés, y hay que tomar sus precauciones tratando con algunas personas. (Voces: ¡Muy bien dicho!) Enviamos esta carta con la copia de la sentencia en este sobre, pidiéndole al señor Nieto que firmara el recibo, y consta aquí firmado el recibo. Esto nos pareció indispensable. El señor Nieto no puede negar haber recibido esta carta. La carta dice así:

"Mucho agradecemos a usted la contestación que con fecha 17 del presente mes tuvo a bien dar a la carta que le dirigimos el día 3 del propio noviembre, en la que nos permitíamos hacer a usted alguna observaciones, por considerando correligionario nuestro, relativa al nombramiento del señor Antonio Manero como segundo vocal de la Comisión Reguladora e Inspectora de Instituciones de Crédito, fundados en el conocimiento que teníamos de que este señor había sido acusado y procesado por los delitos de falsificación y fraude al Banco Nacional de México.

"Nos dice usted, es su muy atenta carta, que si se permitió proponer al Primer Jefe el nombramiento del señor Manero, fué porque tuvo informaciones de fuente fidedigna de que había quedado demostrada la inculpabilidad de dicho señor; información que venía a corroborarse con el dicho del señor Subdirector del Banco Nacional, quien informó a usted que en la institución de referencia, no existía ninguna responsabilidad en contra del señor Manero.

"Al expresarle a usted en nuestra carta la extrañeza que causó ese nombramiento, tanto a nosotros como al público en general, fué no sólo porque teníamos informaciones de fuente fidedigna también, de que no había quedado demostrada la inculpabilidad de dicho señor, sino porque obraba en nuestro poder una copia textual de la sentencia del Juez cuatro Correccional, que condenó a Antonio Manero por los delitos acumulaos de falsificación y fraude a sufrir la pena de dos años seis meses de prisión, con una cuarta parte más de retención en su caso, a pagar una multa de ochocientos setenta y cinco pesos, a o sufrir, en su defecto, tres meses más de prisión, quedando inhabilitado para obtener toda clase de honores, cargos o empleos públicos y amonestándolo para que no reincidiera en los delitos por los cuales se le condenó.

"No transcribe usted, en su carta, un telegrama, del C. Primer Jefe en contestación al comunicado que usted le hizo de nuestra carta, en el cual el señor Carranza, con entera justificación, dice que debemos presentar la sentencia recaída en el asunto con el Banco Nacional, pues si fué absolutoria, el señor Manero está relevado de toda responsabilidad y rehabilitado para desempeñar cualquier cargo público. Aunque a la Secretaría al digno cargo de usted correspondía haber pedido al señor Manero la presentación de la sentencia absolutoria, y a este señor presentarla, ya que así no se hizo, cumplimos ahora nosotros con la indicación contenida en el telegrama del C. Primer Jefe y tenemos la pena de poner en manos de usted una copia, no de una sentencia absolutoria que no existe, y que, por lo tanto, nadie podrá presentar, sino por el contrario y desgraciadamente, copia de una sentencia condenatoria. Debemos advertir a usted que esa sentencia fué apelada por Manero y que aún no se verifica la vista en la quinta Sala del Tribunal Superior del Distrito Federal, y debemos agregar por último, que el señor Manero goza de libertad bajo caución de mil pesos que le concedió la propia Sala.

"Esta sentencia, si bien fué dictada por las autoridades judiciales de la época de Huerta, se basa en la reconstrucción completa -documentos, testigos, dictámenes periciales, etc.-, del proceso que se inició y desarrolló en mayor de 1911, época del

Gobierno constitucional, proceso que desapareció del Juzgado en los días del cuartelazo, y, que, por lo tanto, no pudo terminar con una sentencia de las autoridades legítimas. Desde este punto de vista no hay sentencia ni absolutoria ni condenatoria, pero la acción penal está viva porque no ha prescripto, y los hermanos Manero continúan sujetos a ella, pues el extravío o robo del expediente, de que también ha dido acusados, no puede librarlos de la responsabilidad penal por los delitos de falsificación y de fraude en contra del Banco Nacional . Están, pues, bajo la acción de la ley que debe juzgarlos, y el proceso tendrá que reconstruirse por las autoridades constitucionalistas, en el caso de que no se revaliden las actuaciones judiciales del gobierno usurpador. En consecuencia, todas las informaciones de fuentes fidedignas salen sobrando para decidir sobre la culpabilidad o inculpabilidad de Antonio Manero. Esto sólo puede hacerlo la ley. En un caso, Manero es un sentenciado; en otro caso, Manero es un procesado.

"Creemos, por lo tanto, que la corroboración de los informes que usted tuvo para creer demostrada la inculpabilidad del señor Manero, hecha por el señor Subdirector del Banco Nacional, quien aseguró a usted que en la institución de referencia no existe ninguna responsabilidad pendiente en contra de aquel señor, se refiere tan sólo a la responsabilidad civil que el Banco puede ahora, inspirado por sus intereses y de los cuales es el único juez, dejar de exigir al señor Manero; pero nunca a la acción criminal que es la orden público, pues como usted sabe, los delitos de falsificación y fraude se persiguen de oficio.

"Escribimos a usted esta carta con pena, pero cumpliendo un deber. Puede usted creer que no tenemos ni el más pequeño sentimiento de odiosidad o antipatía hacia el señor Manero, con quien no hemos tenido ocasión de relacionarnos en la vida pública, y a quien sólo conocemos a través de un libro intitulado "El Antiguo Régimen y la Revolución," publicado a mediados del 1911, publicación costeada, en parte, por el señor Antonio Pliego Pérez y por el señor don Ramón Corral - según declaración expresa del propio Manero - libro de índole netamente "científica" y lleno de entusiastas alabanzas al general Díaz a don Ramón Corral, a don José Ives Limantour, a don Rosendo Pineda, a don Jorge Vera Estañol y a don Pablo Macedo como puede usted comprobarlo si se toma la molestia de leer algunos renglones de las páginas 62, 104, 108, 112, 114, 115, 162, 300, 313, 344, 361, 410 y 412 del mencionado libro.

"Agradecemos a usted se sirva acusarnos recibo de esta carta y del documento adjunto.

"Somos de usted afectísimos amigos y atentos SS. SS."

No voy a cansar la atención de la H. Asamblea leyendo la sentencia y los demás documentos que obran aquí; los dejo en poder de la Secretaría por si es necesario que algunos de esos documentos se lea. Aquí tengo las fotografías de la asignación antropométrica del señor Antonio Manero, Enrique Manero y José Trinidad Villa. Este pobre hombre que fué cómplice del delito, me causa preocupaciones muy honda; este pobre hombre podría ser personaje del algún admirable cuento de Anatole France; este pobre hombre se pasó todo el tiempo en la Penitenciaría: con éste sí hubo justicia; no sé nada de él, quizá haya muerto de tifo, ¡qué se yo! Los señores Manero, saben ustedes que uno fué nombrado vocal de la Comisión de Instituciones de Crédito y ahora tiene un cargo semidiplomático en el extranjero; y que el otro fué nombrado por la Secretaría de Hacienda, pagador de la de Instrucción Pública. (Siseos.) Además, hay fotografías de varias cartas agradeciendo el envío que el señor Manero hizo a esto personajes de su libro: "La Revolución y el Antiguo Régimen," Porfirio Díaz, Ramón Corral, De la Barra, Reyes Espíndola, Miguel S. Macedo, y otros. Voy a poner estas fotografías en conocimiento de los señores diputados. Como digo razones de delicadeza me impiden tomar parte en este debate: se me ha interpelado sobre un hecho concreto, sobre el que estoy documentado, y presento los documentos.

El C. Crabioto: ¿Y la credencial?

El C. Urueta: La credencial... no se me ha interpelado sobre asuntos relativos a la credencial, se me ha interpelado sobre el asunto de los señores Manero. Ignoro la conclusión que la Asamblea saque de esta interpelación, simplemente pongo en conocimiento de ella los documentos que se me han pedido; esto es todo. Yo sólo saco una conclusión y es la siguiente:.....

El C. Garza Pérez: Dime con quién andas y te diré quién eres. (Aplausos y risas.)

El C. Urueta: Realmente la conclusión que ha sacado el C. Garza Pérez, es la exacta, yo voy a ampliarla un poco. Como en estos asuntos toda la responsabilidad se atribuye al antes Primer Jefe del Ejército constitucionalista y hoy Presidente de la República, es preciso que las conclusiones que se deriven de las premisas, sean las justas. Constantemente vemos que los funcionarios públicos dice: "No, si yo no he hecho nada, el Primer Jefe es el que lo ha hecho todo; en consecuencia, yo no tengo responsabilidad, la responsabilidad es del Primer Jefe." Pues bien, señores diputados, de estos documentos se desprende una cosa: ha sido alto empleado de la Secretaría de Hacienda un falsificador, un falsario y un estafador; la responsabilidad es de dos personas: del Secretario de Hacienda y de don Venustiano Carranza.

El C. Cienfuegos y Camus: Pido la palabra para una interpelación al orador.

El C. Urueta: Con mucho gusto, señor Cienfuegos.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Cienfuegos: Agradezco mucho señor Urueta, que haya atendido usted mi petición, para contestar la interpelación que le hiciera esta mañana; pero tengo urgente necesidad de molesta la atención de usted para que me conteste una nueva interpelación, que afecta de una manera precisa el asunto que está al debate. Señor licenciado Urueta: ¿tendría usted la bondad de decirnos cuál fué la actitud del licenciado Cabrera cuando se determinara la crisis ministerial en Veracruz? ¿Pudiera usted decirnos a dónde, en quién radican las responsabilidades de las dificultades que se originaron en este asunto? Yo agradeceré al señor licenciado.

Urueta me dispense que le haga esta nueva interpelación, pero la considero patriótica para el caso que estamos discutiendo.

El C. Urueta: Voy a contestar con gusto la interpelación que me dirige Su Señoria, en la misma forma que he contestado la anterior, leyendo simplemente los documentos y no haciendo consideración alguna sobre ellos. (Voces: ¡Ya estaba de acuerdo!) Me falta un documento, pero el señor licenciado Cabrera podrá, si la Asamblea así lo desea, informar sobre el particular, porque es un documento subscripto por él: La primera renuncia firmada por los señores Manuel Escudero y Verdugo, Rafael Zubaran Capmany, Luis Cabrera y Jesús Urueta, fué firmada con la pluma del señor licenciado don Luis Cabrera. El señor licenciado don Luis Cabrera nos indicó cuál era en su concepto el orden en que debían colocarse las firmas, y siguiendo sus instrucciones así se hizo. Hay varias copias de esta primera renuncia con las firmas originales. Dice así:

"En la forma más atenta y respetuosa venimos a presentar ante usted la renuncia irrevocable de los cargos con que, respectivamente, se sirvío usted usted honrarnos, fundándonos en los siguientes motivos:

"Usted sabe que hemos sido revolucionarios desde el principio de la lucha contra el antiguo régimen, y que durante nuestra permanencia de la esfera oficial, nos hemos preocupado por secundar lealmente la política de usted dentro de los principios y aspiraciones de la Revolución; ustes sabe también, que con igual lealtad le presentamos la cuestión de confianza...." Porque, efectivamente, señores diputados, antes de formular una renuncia le habíamos presentado al señor Carranza la cuestión de confianza, en vista de de los elementos de que se estaba rodeando entonces el Primer Jefe. "....usted sabe también, que con igual lealtad, le presentamos la cuestión de confianza, en vista de los elementos de que se estaba rodeando entonces el Primer Jefe. ".... usted sabe también, que con igual lealtad, le presentamos la cuestión de confianza a raíz de la segunda victoria obtenida por nuestras armas en Celaya, al ver que elementos indelicados, dentro del propio Gobierno Constitucionalista, comenzaron a laborar por producir la división y la desconfianza entre usted y nosotros.

"No obstante que cada vez se marcaba más la división entre los elementos de su Gobierno y se acentuaba la anarquía en las labores que, por decreto de usted corresponden a cada Secretaría, continuamos en nuestros cargos esforzándonos por que esta situación se aliviara y por dar nuestro humilde contingente a la grande obra patriótica que tan noble y abnegadamente viene usted realizando.

"Por desgracia, en lugar de corregirse esta situación, se ha hecho incompatible con nuestro deseo de seguir trabajando al lado de usted y con la unidad que fundadamente debe existir en la política y administración de todo gobierno; y este mal ha sido ocasionado por la política que han venido desarrollando el señor Subsecretario de Instrucción Pública y los hombres que lo rodean.

"Como usted conocía esta situación, hemos esperando que, en bien de la unidad del Gobierno, dada la ya irreductible incompatibilidad entre el grupo citado y nosotros, decidiría usted quiénes debían permanecer a su lado, estando usted seguro y así lo manifestamos, de que nosotros continuaríamos siempre sirviendo a la Revolución en cargos más humildes o sin ningún carácter oficial.

"La política que dentro del Gobierno exterioriza el diario oficioso "El Pueblo," ha pasado ya de las alusiones y notas internacionales, a los ultrajes descarnados en contra, no sólo de la persona, sino de la dignidad oficial del señor Subsecretario de Justicia, con la promesa escandalosamente expresada de hacernos víctimas, por el órgano del Gobierno, de semejantes ultrajes." En estos cuadernos constan también los artículos de "El Pueblo" en contra del Subsecretario de Justicia.

"Dentro de la ley, de la razón y de la conveniencia política, el señor Secretario de Gobernación quiso evitar, en los delicados momentos actuales, la perpetración de ese acto, poniéndolo en conocimiento del Procurador General de la Nación. No pudo ser evitado. Respetamos la decisión de usted que nos coloca, por dignidad, y en beneficio de la política de usted y de la causa, en la necesidad absoluta de presentar a usted desde este momento la irrevocable renuncia de los cargos con que se sirvió honrarnos, haciendo constar en esta ocasión, como cuando verbalmente se lo expresamos, que seguimos siendo sus invariables admiradores, resueltos a seguirlo en su obra de realización de los ideales revolucionarios.

"Sirvanse usted aceptar nuestra respetuosa consideración.

"Constitución y Reformas.-Veracruz, junio 15 de 1915.-Manuel Escudero y Verdugo.-R. Zubaran Capmany.-Luis Cabrera.-Jesús Urueta.

"Al C. Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión.-Presente."

"Contestación a la renuncia del licenciado R. Zubaran Capmany.

"Tomando en consideración los hechos que motivaron la renuncia que con fecha 15 de los corrientes y juntamente con los señores Secretarios de Hacienda, Relaciones Exteriores y Justicia licenciado don Luis Cabrera, don Jesús Urueta y don Manuel Escudero y Verdugo, respectivamente, presentó usted de su cargo de Secretario de Gobernación, sin tener en cuenta las razones que se exponen en la propia renuncia, esta Primera Jefatura acepta la de usted, expresándole sus agracedimientos por los importantes servicios que prestó a la Causa Constitucionalista, en el cargo que hasta hoy ha desempañado y en las diversas comisiones que le han sido encomendadas.

"Acepte usted mi más atenta consideración.

"Constitución y Reformas.-H. Veracruz Ver, a 16 de junio de 1915.-V. Carranza.

"Al C. licenciado don Rafael Zubaran Capmany.-Presente."

En iguales términos se contestó la renuncia del licenciado Escudero y Verdugo.

"Contestación a la renuncia del licenciado Jesús Urueta.

"Refiriéndome a la renuncia que presentó usted ayer del cargo de Subsecretario de Relaciones Exteriores, en unión de los señores Secretarios de Gobernación y Hacienda, y Subsecretario de Justicia, licenciado don Rafael Capmany, don luis

Cabrera y don Manuel Escudero y Verdugo, respectivamente, manifiesto a usted que no encontrando fundadas las razones en que apoya su renuncia, no es de aceptársele por esta Primera Jefatura.

"Acepte usted mi más atenta consideración.

"Constitución y Reformas.- H. Veracruz, Ver., a 16 de junio de 1915.- V. Carranza.

"Al C. licenciado don Jesús Urueta.- Presente."

"Comunicación del licenciado Urueta, a la media hora:

"He recibido la atenta comunicación de usted, de fecha de ayer, en la cual se digna manifestarme que por no encontrar fundadas las razones en que apoyé mi renuncia del cargo de Subsecretario de Relaciones Exteriores, ha acordado usted no aceptar dicha renuncia.

"Mucho agradezco a usted esta prueba de confianza; y por ella me siento profundamente apenado al tener que manifestar a usted de nuevo que la renuncia que he hecho del cargo con que usted me honró tiene el carácter de irrevocable. Ruego a usted me haga la justicia de creer que al obrar de esta manera, sacrifico no sólo una honrosa posición, sino que hago violencia a mis sentimientos de afecto personal hacia usted; pero obedezco al mandato imperativo de un deber que me obliga a seguir esta línea de conducta; porque considero que mi permanencia en la Subsecretaría de Relaciones es absolutamente incompatible con los elementos que usted ha creído necesario conservar y con las tendencias y procedimientos de estos elementos. La vida política de usted es un singular ejemplo del cumplimiento del deber; y anhelo que, en esferas más humildes, todos los mexicanos logren poder inspirarse en la conducta de usted para cumplir los dictados de la conciencia. Yo consideraría que faltaba a mis obligaciones si aceptara volver al puesto con que usted me distinguió, sin que se hayan modificado las condiciones que motivaron mi renuncia. Mi actitud, lejos de crearle a usted dificultades, obedece tan sólo al deseo de que pueda usted unificar con los elementos afines, la acción política de su Gobierno; y de nuevo manifiesto a usted con toda la fuerza de convicción de que soy capaz, que, fuera del círculo oficial, secundaré la política de usted dentro de los postulados materiales y espirituales de la Revolución. Mi gratitud hacia usted como mexicano es más grande que mi afecto respetuoso hacia usted como colaborador.

"Ruego a usted acepte la expresión de mi lealtad y de mi respeto.

"Veracruz, junio 17 de 1915.- Jesús Urueta."

Aceptación natural de mi renuncia. Esta comunicación mía tiene fecha de 17 de junio de 1915. Como no se aceptó tampoco la renuncia del licenciado Cabrera, el licenciado Cabrera envió, con fecha 19 de junio, dos días después de mi segunda comunicación, su segunda renuncia al Primer Jefe. Textualmente diese así:

"Oportunamente recibí la atenta comunicación de usted, de fecha 16 del corriente, en la cual se sirve usted manifestarme que, no encontrando fundada la renuncia que presenté de mi cargo de Secretario de Hacienda y Crédito Público, en compañía de los señores Zubaran, Urueta y Escudero, no considera usted conveniente aceptarla y espera que seguiré colaborando con la Primera Jefatura, como hasta hoy.

"Si sólo fuera a tomar en cuenta el texto del documento en que puse mi firma al lado de la de los señores Zubaran, Urueta y Escudero, y el cual no deja lugar a duda acerca del carácter de irrevocable con que esa renuncia fue presentada, no habría tenido otra cosa que insistir, en cumplimiento de mi palabra escrita, en que dicha renuncia me fuera aceptada.

"Tomando en consideración esa circunstancia y el compromiso de solidaridad que con ella contraje con mis demás compañeros, se habría hecho innecesaria toda meditación para contestar a usted, tanto más cuanto que, habiendo sido aceptadas tres de las renuncias, mi posición al admitir que a mí no se me aceptara, resultaba extremadamente indecorosa.

"He creído, sin embargo, de mi deber, pensar detenidamente y con seriedad, la actitud que debería tomar en el presente caso, por encontrarse en conflicto mis deberes hacia la causa y hacia usted, que me obligan a no rehusar mi cooperación en la labor revolucionaria que está todavía sin concluir, con mis deberes hacia mis compañeros y hacia mí mismo, que me ponen en el caso de insistir en mi renuncia, mientras no cambien las circunstancias o condiciones que la motivaron.

He procurado reflexionar serenamente sobre cuál es el verdadero camino de mi deber en este caso, y he llegado a la conclusión de que, aparte de las razones de solidaridad, subsistiendo las causas expresadas en la renuncia colectiva de fecha 16, no podría yo aceptar continuar colaborando al lado de usted como Secretario de Hacienda, sin saber si las personas que quedan integrando su Gabinete y las nuevas que deban ingresar a él, formarían conmigo un conjunto homogéneo y con la unidad de criterio necesario para ser realmente útil a la causa y a usted.

"Las causas expresadas en la renuncia colectiva, subsisten, desde el momento en que prestan sus servicios a usted varias personas, indudablemente útiles y adictas, pero que no estarían nunca en armonía conmigo, puesto que abiertamente antagonizan conmigo, tratando de hacerme aparecer como inepto y hasta como políticamente ambicioso.

"Siendo condición de un buen gobierno el que haya armonía y unidad de acción entre los diversos elementos que lo componen, la más ligera diferencia entre los elementos civiles que colaboramos con usted, sería motivo seguro para que nuestra labor no fuera eficaz.

"Las circunstancias que han mediado de algunos días a esta parte, y especialmente el hecho de no haberme aceptado usted mi renuncia, me han proporcionado la oportunidad de reflexionar también acerca de ciertos antagonismos que desde hace algún tiempo he venido sintiendo de parte de algunos de los elementos militares que ayudan a la Causa y que son de indiscutible utilidad para usted."

Entiendo, señores diputados y el licenciado Cabrera se encargará de ratificar o rectificar el

punto, que el licenciado Cabrera se refirió aquí de manera muy especial al señor general don Francisco Coss.

"He creído, por lo tanto, que ésta era la oportunidad de resolver de una vez si mi permanencia al lado de usted, no perjudicaba, en cierta manera, la buena voluntad y la acción de esos elementos militares en favor de la causa. La conclusión a que he llegado es que debe aprovecharse esta oportunidad para que, insistiendo yo en mi renuncia, fundándola, además, en la pugna existente entre algunos elementos militares y mi humilde persona, puede usted utilizar plenamente esos elementos militares, sin que mi presencia estorbe para ello.

"Creo que, en una oportunidad como la presente, debe pensarse definitivamente en todas las circunstancias que puedan ser un obstáculo para el buen gobierno.

"A este respecto considero necesario exponer como uno de los motivos que me obligan a insistir en mi renuncia, el hecho que he mencionado a usted en diversas ocasiones, de no haberme sido posible establecer en la Secretaría de Hacienda el principio de autoridad del Secretario sobre todas las oficinas dependientes de la Secretaría, a consecuencia de diversas circunstancias, que es innecesario mencionar aquí por escrito.

"Debo asegurar, entre las causas para insistir en mi renuncia, el hecho de que, debido al sistema, inevitable en muchos casos, de intervención de la Secretaría particular en los negocios que son de la competencia de las diversas Secretarías, todos los encargados de Secretarías nos encontramos en condiciones difíciles por cuanto a disciplina de nuestros Departamentos, innecesariamente en pugna con la Secretaría particular de usted, pugna que tiene que redundar forzosamente en perjuicio de la causa."

Este es un cargo enderezado directa y especialmente en contra del señor don Gustavo Espinosa Míreles.

"No quiero que se interprete que la insistencia de mi renuncia es sólo un acto de amor propio o exclusivamente una consideración personalista hacia los señores Zubaran, Urueta y Escudero y Verdugo, cuyas renuncias ha sido ya aceptadas; no quiero que se piense que mis afectos personales hacia esos amigos míos se han sobrepuesto a mis deberes como patriota, como revolucionario y como amigo personal de usted, y espero que me hará usted la justicia de creer que, para insistir en mi renuncia, he tomado en consideración no solamente mis ligas de amistad con mis compañeros de trabajo, sino también, y principalmente, mis deberes hacia la causa y mi efecto y mi agradecimiento personal hacia usted.

"En este sentido, tengo la absoluta seguridad de que no hay paso más conveniente para la causa en estos momentos que el que conduzca a proporcionar a usted la más amplia oportunidad de reorganizar desde luego, enteramente sobre nuevas bases, su administración civil, escogiendo sus Secretarios con la más absoluta libertad. Ruego a usted se sirva fijar especialmente su atención sobre este punto, pues creo que no estoy prestando un verdadero servicio a la causa, al dar ocasión para que usted haga un esfuerzo de reconstrucción del gobierno civil, removiendo para ello todos los obstáculos que pudieran existir a causa de las ligas por servicios anteriores prestados por nosotros.

"Aceptada mi renuncia, y, si el caso llega, también la del señor Palavicini....."

El señor Cabrera sugería aquí la conveniencia de que el señor Palavicini también renunciara. ¡Naturalmente, el señor Palavicini no podía renunciar! "Aceptada mi renuncia, y si el caso llega, también la del señor Palavicini, usted, de acuerdo con el elemento militar, podrá reunir un nuevo grupo de hombres que lo ayuden, los cuales tendrán sobre nosotros, la ventajas de significar elementos nuevos, libres todavía de todo celo de parte de los militares, de toda rivalidad política de parte de otros civiles.

"Me ha preocupado, por último, la consideración de que, en los momentos actuales, nuestra situación internacional es delicada, y que, por lo tanto, la renuncia de cuatro de los ayudantes de usted podría hacer pensar en el extranjero en que le hemos abandonado o en que hay causas demasiado hondas para nuestra separación.

"A este respecto, creo honradamente que la renuncia de todos los encargados de Secretaría, con el carácter de una franca crisis ministerial, sería de menos consecuencias perjudiciales que la renuncia de otros y la permanencia de otros, que acusaría un desacuerdo en el seno de la Revolución.

"Para aminorar los efectos de esta crisis, lo que debemos hacer, y lo que todos nos hemos manifestado dispuestos a hacer, es mostrar por actos inequívocos que nuestra separación del Gabinete no implica de ninguna manera que abandonemos la causa ni que haya profundas divergencias de opiniones revolucionarias entre usted y nosotros; en este sentido vuelvo a manifestar a usted una vez más, por escrito, lo que de palabra le he dicho antes, a saber: Que aún sin formar parte del Gabinete, estoy enteramente resuelto a mostrar con mis actos, con mi cooperación y con mi esfuerzo en favor de la Revolución representada por usted, que nuestra separación absolutamente no significa una escisión en el seno del Constitucionalismo.

"Por lo anteriormente manifestado, ruego a usted que en bien de la causa se sirva aceptar la renuncia que tengo presentada, en la seguridad de que guardo para usted el más alto respeto y el más profundo agradecimiento por la amistad y la confianza que siempre me ha dispensado y por la inapreciable oportunidad que me ha proporcionado de servir a mi patria a su lado.

"Soy de usted respetuoso correligionario y sincero amigo.

"Veracruz, junio 19 de 1915.- Luis Cabrera.

"Al C. Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión.- Presente."

Esta renuncia, como dije antes, está fechada en Veracruz el 19 de junio. Existe otra, señores diputados no tengo el documento en mi poder, conozco el texto de esa renuncia, entiendo, y el señor Cabrera dirá si me equivoco o estoy en lo cierto, que esa tercera renuncia también tiene fecha 19; lo que sí puedo asegurar, es que en esa tercera renuncia desaparecieron completamente, por una

parte, los cargos contra algunos militares y, por otra parte, de una manera muy especial, el cargo contra el Secretario particular del señor Carranza. Pocos días después el señor Cabrera partía en comisión de la Primera Jefatura a los Estados Unidos y muchos días después el señor cabrera volvió a hacerse cargo de la Secretaría de Hacienda, habiendo permaneciendo en ella hasta el día último de abril de este año, según entiendo. Estos son los documentos conque me permito contestar la interpelación que me ha hecho el compañero Cienfuegos y Camus. (Murmullos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Aarón Sáenz para hacer una aclaración.

El C. Sáenz Aarón: Señores diputados: Yo no voy a hacer ninguna aclaración, sino a contestar una interpelación que esta mañana me hiciera el señor licenciado Cabrera. Contestando el licenciado Cabrera el cargo que el diputado Cienfuegos y Camus le hiciera de que durante su estancia en la Secretaría de Hacienda obstruccionaba la labor de los militares impidiendo que en su debida oportunidad les fueran proporcionados los fondos necesarios para el sostenimiento de sus fuerzas, dijo el licenciado Cabrera que esas causas estaban perfectamente justificadas y que bajo ningún concepto era culpabilidad de la Secretaria de Hacienda, sino que por la imposibilidad material y dada la carencia de elementos para que hubiera la suficiente cantidad de papel moneda, para atender a las necesidades del Ejército. Citaba, en apoyo a esas razones, que durante la época en que el general Obregón ocupó la ciudad de México, a principios de 1915, y que fue durante el término de cuarenta días, el general Obregón necesitaba aproximadamente un millón de pesos diarios; y me pone como testigo para que hiciese una aclaración. Señores diputados, considero una falta de honradez el no contestar la interpelación del licenciado Cabrera, porque esto implicaría enteramente la aceptación tácita y completa de la afirmación del licenciado Cabrera, que en este caso no parece sino que quiere hacer una inculpación muy especial a los militares y entre éstos al general Obregón. (Voces: ¡No, no!) Durante... (Voces.) Ya tendrán ustedes tiempo para venir a hablar después. Durante la XXVI Legislatura, es decir, en la época del señor Madero, en esta misma tribuna el señor diputado de aquella época, Querido Moheno, hacía este cargo al licenciado Cabrera, le decía que en todos sus actos era pérfido, que en todo tenía perfidia. El licenciado Cabrera subió a esta tribuna y le dijo: "Efectivamente, acepto el cargo de ser pérfido; pero hago una distinción sobre que hay perfidia buena y perfidia mala; sólo que usted, Moheno, tiene perfidia mala, y yo, Cabrera, tengo de la buena." Entonces yo era también de opinión que el licenciado Cabrera tenía, en aquella época, perfidia buena, dada la forma de interpretación que tenía el licenciado Cabrera. Desgraciadamente, ahora me parece que los conceptos se han trocado y que la perfidia que el licenciado Cabrera emplea en sus argumentos, es de la perfidia mala, y si no ¿cómo se explican ustedes que todo un señor Secretario de Hacienda venga a esta tribuna a hacer una afirmación como la que hizo esta mañana de que en esa época sólo el general Obregón necesitaba un millón de pesos diarios para sostenimiento de sus fuerzas? ¿Qué, acaso el licenciado Cabrera no tiene la obligación, como Secretario de Hacienda, de conocer lo que el Ejército ha costado en esta Revolución, no de una manera absoluta, pero sí cuando menos apreciativa, con los datos que deben existir en la Secretaría de Hacienda? Y si el licenciado Cabrera no tiene esos datos, yo se los vengo a proporcionar aquí para que la Asamblea y la Nación entera juzgue las palabras del señor Cabrera. He dicho yo que pudieran atribuirse a perfidia mala los conceptos del licenciado Cabrera, porque hace pocos días, en una polémica que sostenía en la prensa, decía, aunque en distinta forma, los mismos conceptos; en el fondo decía que los que habían dilapidado más, que los que habían gastado más fondos eran los militares y que entre los militares nos mencionaba a los generales Obregón, González, Treviño, Alvarado, Diéguez y todos los principales y connotados jefes militares. Por otra parte, es natural que en esa época los militares fueran los que gastaran la mayor parte del dinero ¿cómo no, señores, si el mismo licenciado Cabrera nos dijo aquí esta mañana que en esa época no había más que un problema: Vencer a la Reacción? ¿Y quiénes vencían a la Reacción? ¿Acaso la Secretaría de Hacienda a los civiles que colaboraban con la Secretaría de Hacienda? Los militares señores, los civiles con el arma en la mano; ésos fueron los que combatieron a la Reacción y éstos eran los que gastaban los dineros de la Nación perfectamente justificados, perfectamente sancionados por la opinión pública que sancionaba los procedimientos de esta Revolución.

El general Obregón, Jefe del Cuerpo de Ejército del Noroeste, desde abril de 1914 hasta el 31 de mayo de 1916, época más o menos en que quedó disuelto el Cuerpo de Ejerció del Noroeste, con motivo de su designación a la Secretaría de Guerra, gastó la cantidad de $63.497,341.23, conforme a documentación perfectamente comprobada que ha sido enviada a la Secretaría de Hacienda, y que indudablemente el licenciado Cabrera conoce perfectamente y sabe que existen esas cuentas, porque la Pagaduría General del Cuerpo de Ejército del Noroeste y del Ejército de Operaciones, que también se incluyó en ellas, fue la que rindió una pormenorizada distribución de los gastos y erogaciones hechas por conducto de esa Pagaduría; pero veamos más en particular: Desde el mes de abril de 1914, hasta finalizar el año, es decir, desde la época que el señor general Obregón salió para Sonora para hacer la campaña hasta México, el Cuerpo de Ejército del Noroeste gastó la suma de quince millones novecientos sesenta y un mil cuatrocientos ochenta y cinco pesos sesenta y cinco centavos; y en el año de 1915, y este es el dato que nos debe servir más especialmente, el Cuerpo de Ejército del Noroeste y el Ejército de Operaciones que comandaba el general Obregón en la campaña contra los villistas, empleo $36.338,338.65 centavos, comprendiendo desde el primero de enero hasta el 31 de diciembre, que fue precisamente la época a que el licenciado Cabrera aludió con respecto al general Obregón. De modo es que supongamos que durante los cuarenta días que ocupó la ciudad de México el general

Obregón, por las circunstancias de la población en esa época, no hubiera recibido un millón de pesos diarios, sino cada tercer día, sería veinte millones de pesos. ¿Creen ustedes que durante diez meses veinte días, el Ejército de Operaciones que llegó a estar constituido por más de treinta mil hombres hubiera podido sostenerse con dieciséis millones y pico? Desde luego queda perfectamente demostrado que ni una sola vez el Cuerpo de Ejército de Operaciones recibió un millón de pesos diarios, pero ni siquiera decenales; y es preciso manifestar también que cuando precisamente se combatió con más rudeza a la Reacción, hubo épocas, meses enteros, sin que la Pagaduría recibiese un solo centavo para haberes de las tropas. La mejor demostración es que durante cuatro o cinco meses las fuerzas del general Obregón que se encontraban en el interior de la República, se sostuvieron con una emisión que no recuerdo si fue de nueve o diez millones de pesos, constándole al mismo licenciado Cabrera que los billetes se mandaron hacer a Guadalajara y con ellos se sostuvo todo el Ejército de Operaciones y se sostuvieron también los gobiernos civiles dentro de la zona controlada y bajo el dominio del mismo Cuerpo de Ejército. Pero yo no quiero que el cargo lanzado a los militares en general quede contestado sólo en lo relativo al Cuerpo de Ejército de Operaciones que fue al mando directo del general Obregón, voy más allá, voy a hacer la defensa de todo el Ejército Nacional, para probar a esta Asamblea que bajo ningún concepto pudo haberse gastado una cantidad, no ya aproximada a la que indicó el licenciado Cabrera, pero ni siquiera otra mucho menor que no guarda comparación. En efecto, y según los datos que existen en la Secretaría de Guerra, las órdenes de pago que esa Secretaría expidió a la Secretaría de Hacienda, por todos conceptos, en el ramo de guerra, ascendieron, del 24 de noviembre de 1914, es decir, desde la evacuación de México después de los acontecimientos de la Convención, hasta el 31 de mayo de este año, según el detalle que existe en la Secretaría de Guerra, importaron lo siguiente, con la inversión que luego se especifica:

Cuerpo de Ejército de Oriente: En papel, $140.022,400.00; en oro nacional, $8.500,000.00, y en dólares, $200.00.

Cuerpo de Ejército del Noreste: En papel, $118.963.426.00; en oro nacional, $3.654,659.70; en dólares, $278,686.88.

Cuerpo de Ejército del Noroeste: En papel, $97.786,009.60; en oro nacional, $3.792,526.68, y en dólares, $189,755.02.

Cuerpo de Ejército del Sureste: En papel, $31.230,558.89; en oro nacional, $622,755.02, y en dólares, $38,000.

Primera Jefatura, División "Supremos Poderes," Secretaría de Guerra y las demás corporaciones dependientes directamente de la Primera Jefatura: En papel, $55.764,191.66; en oro nacional, $3.929.187.70, y en dólares, $41,277.53.

Las cantidades totales que estas cifras arrojan son:

En papel moneda $ 443.767.191,66.

En oro nacional 20.455,836.31 y

En dólares 47,388.45.

En veintiocho meses, señores diputados, el Ejército, por concepto de haberes, en veintiocho meses, fíjense bien, empleó cuatrocientos cuarenta y tres millones y pico en papel infalsificable, veinte millones y pico en oro nacional y quinientos cuarenta y siete mil y tantos dólares; esto es, en concepto de haberes; si a los haberes se agregan los demás gastos que el ramo de Guerra hiciera, consistentes en pasturas, equipos, armamentos, fletes, pasajes, reclutamientos, gastos diversos no clasificados, ascienden a la suma total de quinientos quince millones en papel moneda, veintiséis y medio millones en oro nacional y dos millones de dólares; es decir, tomando solamente el papel moneda, la proporción mensual de todas las atenciones de guerra de que se tienen noticias en la Secretaria de Guerra, no asciende sino a dieciocho millones de pesos. ¿Cómo va a ser posible que el general Obregón hubiera tenido época en que gastara un millón de pesos diarios? Es lo que he querido dejar demostrado ante esta Asamblea; y, finalmente, me voy a permitir hacer una segunda consideración. Si el general Obregón, con el mando del Ejército, hubiera gastado aproximadamente un millón de pesos diarios, y suponiendo que todo el resto, las demás fracciones del Ejército gastaran otro millón de pesos diarios, serían dos millones de pesos diarios; en un año serían, según cálculos del licenciado Cabrera, alrededor de ochocientos millones de pesos; en tres años que llevamos de revolución, serían dos mil y tantos millones de pesos. (Siseos.)

El C. Manrique: Son dos mil cuatrocientos millones de pesos.

El C. Sáenz: Ahora bien, el licenciado Cabrera nos ha informando por diversos conductos, es decir, en la Secretaría de Hacienda, que la emisión en infalsificable no llega a quinientos millones. Supongamos que la de Veracruz haya llegado a mil millones, que conforme a las autorizaciones, no pudo haber llegado sino a otros quinientos millones. ¿Es posible que hubiera podido sostenerse el Ejército con una cantidad inmensamente menor, con la que, según el cálculo del licenciado Cabrera, se hubiera necesitado para el solo Ejército, sin tomar en consideración los demás gastos de la administración civil, así como las diversas erogaciones hechas para el sostenimiento de los representantes diplomáticos, etc.? Queda demostrado que, bajo ningún concepto, puede aceptarse que todo el Ejército en México hubiera podido haber llegado, ni aun en el período de mayor número de elementos, a gastar un millón de pesos diarios, muchos menos las fuerzas que comandaba el general Obregón. Es probable que en los datos que he leído y que se pueden comprobar en cualquier momento, hayan quedado algunas otras partidas, pues que la Primera Jefatura directamente, o la Secretaría de Hacienda, es probable que hayan hecho algunas erogaciones en el ramo de Guerra; pero cualesquiera que sean las sumas gastadas, no pueden llegar sino a otro tanto de las cantidades de que se tiene noticia en la Secretaría de Guerra. Es, pues, inexacto que haya habido un solo día en que el Ejército Nacional hubiera gastado un millón de pesos diarios, como lo asentó esta mañana el licenciado Cabrera.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el licenciado Sánchez Pontón.

El C. Sánchez Pontón: Señores diputados:

(Aplausos.) El gran pensador americano recientemente desaparecido, José Enrique Rodó, al iniciar su crítica acerba a la civilización norteamericana, sintió fácil su espíritu para hacer el clásico saludo caballeresco; yo también, en esta ocasión, señores, estoy en la misma actitud respecto al licenciado Cabrera, y antes de empezar mi ataque, le hago el clásico y cortés saludo, porque no se trata de venir a atacar a un enemigo, porque no trato en esta ocasión, de ser ningún instrumento ni una víctima de pasión personal al venir a hablar en contra del dictamen que la Comisión ha emitido en favor del licenciado Luis Cabrera. Trato, solamente, señores de presentar a ustedes la cuestión legal que, en mi concepto, si no es la única, sí la principal que debemos tener en cuenta para desechar o aprobar esta credencial. Se ha hablado ya de todas las cuestiones políticas, se hablado de una infinidad de cosas que tienen relación directa o indirecta con el asunto, pero que no llegan al fondo de la cuestión y que no hieren en el corazón el dictamen emitido por la Comisión encargada de estudiar este asunto. Digo, efectivamente, señores, que ni personalmente ni como miembro de un Partido vengo a atacar al licenciado Cabrera, porque personalmente no tengo enemistad con él, y como de Partido, soy uno de los que han creído que la intervención o la entrada del señor licenciado Cabrera en esta Cámara, no sería absolutamente de consecuencias trascendentales ni para unos ni para otros. No vengo, señores, con el terror pánico de unos, ni vendría tampoco con el entusiasmo de otros, por quitarse los primeros un enemigo y por tener un jefe los otros. Absolutamente no creo, señores, que en las condiciones actuales de la política nacional, un hombre que ha actuado como el señor licenciado Cabrera, pueda poner el pánico en las filas de un Partido sólidamente establecido, ni tampoco pudiera ser el jefe de una facción que también tiene sus principios determinados y que quizá no encajaría precisamente en las filas que en lo futuro debe formar el señor licenciado Cabrera. Hecha esta declaración, paso desde luego, señores, a estudiar la cuestión legal, porque, como decía antes, es el factor que debe decidir esta votación esencialmente.

La Comisión, al dictaminar, expresó la duda - y no quiero hacer una afirmación categórica -, respecto a que si el licenciado Cabrera se encuentra colocado en la excepción contenida en el artículo 1o. transitorio o en el artículo 55 de la Constitución. Cree la Comisión, estudiando estos puntos, que puede estar colocado el licenciado Cabrera en la excepción hecha para los Secretarios y Subsecretarios de Estado en el artículo 1o transitorio, y por lo tanto, sin haber llegado a resolver - según las mismas confesiones hechas verbalmente por el señor diputado Alonzo Romero -, el punto jurídico, creo que se ha inclinado más el criterio de la Comisión para creerlo comprendido en el artículo transitorio. La mayor parte de los elementos que en esta Cámara no han traído hasta el momento actual un criterio definido sobre este particular, no han tenido ocasión de pensar sobre la interpretación de estos artículos constitucionales, están perplejos y quieren, con verdadera razón; oír los argumentos que precisamente sobre estos puntos deben esgrimirse en la discusión. Es, por lo tanto, del deber de cada uno de nosotros, fundar su voto, desde el punto de vista legal, para que así, a la hora de que la votación se efectúe, cada uno, conscientemente, pueda emitir su parecer. Yo no he querido más que emitir mi voto y fundarlo en esta tribuna. La razón de la ley, del cuerpo de la ley constitucional contenida en le artículo 55 para exigir la separación de los Secretarios y Subsecretarios de Estado, con noventa días de anticipación a la fecha de las elecciones, no ha sido otra, señores, como todos a primera vista pueden suponerlo, que evitar la influencia y la presión oficial que puede ejercer un funcionario desde ese elevado cargo sobre los elementos que deben intervenir en las elecciones; y no solamente, señores, ha creído la Asamblea Constituyente, y otras muchas que han hecho Constituciones parecidas, que la presión y la influencia de un elemento oficial puede ejercerse mientras se encuentra actuando el funcionario en el puesto que ocupa, y no ha querido que se extienda más allá, que pueda pasar determinado período de tiempo y que esa influencia subsista sobre las masas, sobre los elementos subordinados de la administración para poder ejercitarle en su favor; por eso es que el artículo 55 constitucional dice: "Para ser diputado se requieren los siguientes requisitos: Fracción V. No ser Secretario o Subsecretario de Estado, ni Magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a menos que se separe de sus funciones noventa días antes de la elección."

El C. González Marciano: Pido la palabra para una interpelación.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. González Marciano: ¿Dónde estaba el C. Sánchez Pontón cuando se trató de la credencial del ciudadano Hay, quien no se retiró de la Secretaría de Fomento, sino hasta el día en que se publicó la convocatoria? (Aplausos.) La ley es bastante extensa y dice que el funcionario que se presente como candidato a las elecciones, debe retirarse precisamente el día en que se haga la convocatoria; advirtiendo que el licenciado Luis Cabrera no era Secretario de Estado cuando se expidió la convocatoria. El C. Hay sí era Subsecretario de Estado cuando se publicó la convocatoria; y al discutirse se credencial, el ciudadano Sánchez Pontón no levantó su voz para protestar. (Aplausos.)

El C. Sánchez Pontón: Si Su Señoría hubiera tenido la bondad de interpelarme cuando yo hubiera terminado mi discurso, no habría caído en el error en que ha caído, por tratarse en este momento de un caso enteramente distinto del que cita. (Aplausos.) El caso del ciudadano Hay quedó perfectamente aclarado en esta Asamblea, porque, en primer lugar, el señor diputado Hay entró a este Congreso en virtud de la convocatoria general a elecciones y, en segundo lugar, nos demostró aquí de una manera palpable, que él se había separado, había presentado su renuncia con el carácter de irrevocable, antes de que se hubiera publicado y promulgado el decreto de convocatoria. Este hecho quedó perfectamente demostrado, como consta en el "Diario de los Debates" de esa época, y así la mayoría de esta Cámara la aceptó.

Yo estuve hablando con el señor Hay antes de que se discutiera este asunto, para informarme bien de los detalles, y después oí pacientemente, lo que no ha hecho Su Señoría, las discusiones sobre el particular; y no sólo fui yo, señores, sino fue la mayoría de esta Cámara, la que se convenció sobre el particular, y por eso el señor Hay es diputado en la actualidad. El caso del señor Cabrera, dentro de la ley, es perfectamente distinto, y a eso van enderezados precisamente mis razonamientos. Estaba diciendo cuál era la razón filosófica y cuál era la razón política que tuvo el Constituyente para fijar este requisito en el artículo 55. Ahora bien, señores, encontramos en el artículo 1o. transitorio, una excepción a este precepto constitucional, excepción que, como es natural, debe haber tenido una razón de índole perfectamente definida, para ponerla en los artículos transitorios de la Constitución. Es perfectamente sabido que cuando una ley no puede aplicarse en un momento dado y que es necesaria para el orden, para la salud, para el bienestar público, que esa ley durante cierto tiempo no se verifique, y que deba tener algunas modalidades en su ejecución o que deba suspenderse por determinado tiempo; en los transitorios de la ley se expresa esa suspensión, modalidades o excepciones a la ley misma. Naturalmente una razón definida y concreta deba exigir para hacer una excepción a una regla general. En este caso, los señores constituyentes que se encuentran en esta Cámara, son testigos de cuáles fueron las razones de índole momentánea y política para que se expusiera esta excepción en el artículo 1o. transitorio, en relación a los Secretarios y Subsecretarios de Estado. No es necesario que se hubieran traído a esta Asamblea el "Diario de los Debates" o las actas de esa sesión del Constituyente. Afortunadamente, no ha pasado mucho tiempo de dicho Congreso, y está fresca en la memoria de todos los que estuvieron en esa Asamblea y de todos los que seguimos paso a paso por la prensa o por referencias de amigos, los trabajos de esa Asamblea, y nosotros supimos perfectamente, señores, que ya una vez que se había determinado que la convocatoria general a elecciones iba a ser para mediados del mes de marzo, y que el artículo 55 de la Constitución fija noventa días de anticipación para separarse a los Secretarios y Subsecretarios de Estado, algunos de éstos - y muy especialmente el señor ingeniero Hay -, comprendieron que, de subsistir ese artículo 55, el ciudadano Hay no podía tener derecho para entrar en la lisa en las elecciones para diputados a esta Cámara; y fue él quien, habiendo hablado con varios amigos suyos, expuso su idea de que se hiciera una excepción para ese caso, como se hacía también con los militares con mando de fuerza y como se hacía para el ciudadano Primer Jefe, a efecto de que pudiera figurar como candidato a la Presidencia de la República. Parece que varios constituyentes ya tenían la misma idea, y así, en una sesión de las últimas del Congreso, se discutió y aprobó esta excepción, diciendo de una manera terminante, estas palabras: "En las elecciones a que debe convocarse, conforme al artículo 2o., no regirá la fracción V del artículo 82,".... y que también dice: "Tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión, los Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos, el día que se expida la convocatoria respectiva."

¿Cuál fue la razón jurídica y política que tuvieron los señores del Constituyente para poner esta excepción? No fue otra que la razón de retroactividad, que se podría dar a la Constitución, de exigirse el requisito del artículo 55. En efecto, señores, si la Constitución se promulgaba el 5 de febrero y la convocatoria fijaba la fecha del 17 de marzo, no era posible a los Secretarios y Subsecretarios de Estado, que se separasen noventa días antes, cuando entonces tendría que aplicarse la Constitución con una fecha retroactiva: Entonces esa consideración hizo que se consignara la excepción del artículo 1o.

Ahora nos queda solamente en estudio este punto principal: El señor licenciado Cabrera, cuya credencial es el resultado de una elección extraordinaria, verificada el día 17 de junio próximo pasado, ¿puede gozar de esta excepción, consignada en el artículo 1o. transitorio? (Voces: ¡Sí! ¡No!) Es cuestión de lógica y de una poca de serenidad para llegar a la conclusión de "Sí" o "No." Dice la Comisión que hay una frase especial, en la que parece que el artículo 1o, transitorio comprende hasta los casos de elección extraordinaria, y es ésta: "Tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión, los Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva." Y razona de esta manera: Si, pues, este es el próximo Congreso de la Unión, a que se refiere el artículo 1o. transitorio de la Constitución, y el licenciado Cabrera ha sido electo para ese mismo Congreso de la Unión, claro está que debe quedar comprendido en la excepción de la parte final del artículo. Examinemos estos razonamientos: La razón, como hemos dicho, fue solamente para que se aplicara la Constitución con efecto retroactivo. ¿Existe esa razón cuando la elección se verifica el 17 de junio y no el 17 de marzo, habiendo mediado más de noventa días desde la época en que se promulgó la Constitución hasta la fecha de esa elección extraordinaria? Claro es que han mediado los noventa días y, por lo tanto, no se aplicaría nunca con efecto retroactivo la Constitución, tanto más, cuanto que todo lo relativo a elecciones está en vigor desde la fecha de la promulgación de la misma Constitución y no desde el 1o. de mayo. ¿Que el señor licenciado Cabrera se separó antes de la convocatoria y que, por lo tanto, estaba en mismo caso del señor Hay y dentro del artículo 1o. transitorio? es una consideración absolutamente absurda, que cae de su propia base. El señor Hay no conocía la Constitución noventa días antes de la elección, y el señor Cabrera sí la conocía, ¿cómo podía, por lo tanto, favorecer el mismo caso a quienes se encontraban en tan diferente situación? El señor licenciado Cabrera, si pensaba desde aquel entonces que se promulgó la Constitución, venir a este Congreso y renunciar su cargo, como nos ha dicho esta mañana, diciendo que él prefiere perder la posición de un Ministro, para venir a los escaños de esta Representación Nacional, debió, desde

la promulgación de la Constitución, haberse puesto fuera de esta excepción del artículo 55, para poder entrar, en caso de que hubiera alguna elección extraordinaria.

El C. Alonzo Romero, interrumpiendo: Para una interpelación al orador, si me lo permite.

El C. Sánchez Pontón: Con mucho gusto.

El C. Alonzo Romero: Suplico atentamente al señor orador se sirva manifestar a la Comisión lo siguiente, para no bordar en el vacío, puesto que la Comisión considera que la piedra de toque de la discusión es el punto siguiente: ¿Tiene la bondad el señor Sánchez Pontón de demostrar que está en vigor o no está en vigor el artículo 1o. de la Constitución? Si está en vigor, como dije anteriormente al fundar nuestro dictamen, el señor Cabrera está dentro de la ley, y si no está en vigor, entonces huelga toda discusión. Suplico al señor orador se sirva demostrar esto a la Comisión. (Aplausos de la derecha.)

El C. Sánchez Pontón, continuando: Voy a contestar de una manera precisa y categórica a ese punto, que es precisamente al que yo iba a entrar después de la anterior argumentación. Los artículos transitorios, como dije, son de una índole especial, que su nombre solamente lo indica: Transitorio es para todo lo que comprende esta aceptación de la palabra en la cuestión jurídica, una disposición que sólo tiene por efecto el que se cumpla un sólo requisito, un sólo efecto, un sólo plazo, una suspensión, como antes decía, o una excepción a una causa concreta, pero con la particularidad de que, una vez que se ha cumplido aquello que el artículo ordena, cesa naturalmente la vigilancia de ese artículo transitorio; de lo contrario - adulcen algunos autores que precisamente hoy en la mañana he consultado -, el artículo dejaría de ser transitorio y estaría encajado en el cuerpo de la ley; y se llega a afirmar que con sólo dos veces que tuviera aplicación un artículo transitorio, dejaría de serlo; transitorios son todos los artículos de la Constitución, y si vamos examinándolos, se verá cómo unos dice: "En tal fecha será esto;" natural es que, pasada esa fecha y verificado lo que el artículo previene, éste tiene que perder toda su fuerza.

Algunos de los mismos diputados, cuando se trataba de la cuestión del nombramiento de Magistrados del fuero común, nos decían: "Señores, si nosotros no cumplidos hoy con este precepto, no podemos cumplirlo después, porque es un precepto constitucional, y el aplazar esto sería una derogación o el aplazamiento de esa fecha, lo que no podemos hacer." Por lo tanto, ese artículo transitorio, al llegar esa fecha, deja de ser un artículo de ley, ha pasado su vigencia y no existe su disposición; ese artículo transitorio ha surtido sus efectos desde el momento en que este Congreso se constituyó. Una prueba que nos da la misma Constitución es la siguiente, y yo quiero que la Comisión la aprecie. Dice el artículo 1o.:

"En las elecciones a que debe convocarse, conforme al artículo siguiente, no regirá la fracción V del artículo 82; ni será impedimento para ser diputado o senador, estar en servicio activo en el Ejército, siempre que no se tenga mando de fuerza en el distrito electoral respectivo; tampoco estarán impedidos para ser electos al próximo Congreso de la Unión, los Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva.

"Artículo 2o. El Encargado del Podré Ejecutivo de la Nación, inmediatamente que se publique esta Constitución, convocará a elecciones de Poderes Federales, procurando que éstas se efectúen de tal manera, que el Congreso quede constituido en tiempo oportuno, a fin de que hecho el cómputo de los votos emitidos en las elecciones presidenciales, pueda declararse quién es la persona designada como Presidente de la República, a efecto de que pueda cumplirse lo dispuesto en el artículo anterior."

Es la urgencia que había en el caso para que se reuniera el Congreso e hiciera el cómputo de la elección presidencial lo que había originado la excepción hecha en el artículo, anterior y, por tanto constituido el Congreso conforme a ese precepto, ha cesado la vigencia del artículo 2o. (Aplausos y voces: ¡No,¡no!)

Yo rogaría a los diputados del "no" a que nos desarrollaran una proposición concreta, sacada de premisas de la misma ley y que no se conformaran con hacer rumores y protestas que se ve que solamente son el resultado de prejuicios. Queremos ver que algunos de esos diputados nos demuestren su tesis, que haga un silogismo legal, que nos ponga las premisas de ley y saque la conclusión de que este artículo transitorio está en vigor, y entonces le escucharemos. El artículo transitorio ya no está en vigor, ha cumplido su misión, se ha desempeñado todo lo que él decreta; y si no, venga todavía otra prueba del orden legal. El Congreso Constitucional, según los preceptos de la Carta Magna, sólo tiene un período de sesiones que empieza el 1o. de septiembre. ¿Cuales han sido las razones para que se citara a un período extraordinario? Sencillamente que se hiciera el cómputo de las elecciones presidenciales y se expidieran las leyes de que habla el artículo 6o. transitorio. Si, por lo tanto, ese período extraordinario ha tenido por principal misión la de constituir el Poder Federal, con él se ha querido establecer, en una palabra, el orden constitucional de la Federación, y eso se ha cumplido, no tienen ya razón de ser los artículos transitorios en los actuales momentos; sólo quedan, señores, desde el día que se promulgó la Constitución y más especialmente desde el día en que está en vigor todo el cuerpo de la Carta Magna, los preceptos que contiene en su cuerpo de ley; de los transitorios sólo quedarán vivos aquellos que no se hayan cumplido. Esta elección extraordinaria no pudo caber en la mente de los constituyentes, no podían poner el caso concreto que ameritaba la excepción, pensar que se nulificarían credenciales totalmente en un distrito o que no se hubiera hecho en ese mismo distrito elecciones y que, por lo tanto, tuviera que citarse a elecciones extraordinarias, y en caso de que en la mente de los constituyentes hubiera estado este argumento, hubieran comprendido desde luego que al hacerse las elecciones posteriores podrían los señores Secretarios y Subsecretarios de Estado cumplir con el precepto del artículo 55; esto es perfectamente claro en el

orden legal, es por lo mismo que yo quisiera oír la argumentación contraria, porque, como dije antes, la Comisión, con muy buen acierto y tacto, ha querido que se esclarezca este punto legal en las discusiones, para así normar la conducta de la Asamblea.

El C. Alonzo Romero: Pido la palabra, para una interpelación, si me lo permite el orador.

El C. Sánchez Pontón: Con todo gusto.

El C. Alonzo Romero: ¿No considera el señor licenciado Sánchez Pontón que la convocatoria lanzada por la Cámara de Diputados es una consecuencia de la convocatoria general y que estas elecciones vienen a llenar la necesidad, el hueco que ha dejado la nulidad de una elección anterior? (Aplausos de la derecha.)

El C. Sánchez Pontón: No, señor doctor Alonzo Romero, no lo creo por la siguiente razón: En los artículos transitorios se dice: "Artículo 1o. En las elecciones a que debe convocarse conforme al artículo siguiente, no regirá la fracción V del artículo 82; ni será impedimento para ser diputado o senador, estar en servicio activo en el Ejército, siempre que no se tenga mando de fuerza en el distrito electoral respectivo; tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión los Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva." Y el artículo siguiente dice: "El Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, inmediatamente que se publique esta Constitución, convocará a elección de Poderes Federales, procurando que éstas se efectúen de tal manera, que el Congreso quede constituido en el tiempo oportuno, a fin de que hecho el cómputo de los votos emitidos en las elecciones presidenciales, pueda declararse quién es la persona designada como Presidente de la República, a efecto de que pueda cumplirse lo dispuesto en el artículo anterior."

Es una elección convocada por el Encargado del Poder Ejecutivo y ésta es una elección convocada por el Congreso; no puede regir, por lo tanto, una ley de excepción. (Aplausos y voces: ¿Bravo, bravo! Siseos.) Ahora, yo a mi vez, con permiso de la Presidencia, me permito interrogar al señor Alonzo Romero para que me diga, me precise este punto: ¿El señor licenciado Cabrera pudo haberse separado los noventa días antes de la elección, o no? (Voces: ¿Sí! ¿No! Ni sabía que habría elecciones.)

El C. Alonzo Romero: Yo considero que sí pudo haberse separado; pero habiéndose lanzado una convocatoria y como el caso no estaba previsto, el señor licenciado Cabrera no tenía motivo para separarse tres meses antes, porque no sabía que se iba a nulificar tal credencial.

El C. Sánchez Pontón: El señor Alonzo Romero ignora que es un principio general que la ignorancia de las leyes no sirve de excusa ni puede aprovechar a nadie. (Aplausos.) Aquí no se trata ni he hecho alusión acerca de la ignorancia de la convocatoria que expidió el Congreso, sino de la ley constitucional que estaba ya en vigor desde el día 5 de febrero, y natural que, como consecuencia de una ley, se expida otra como la convocatoria a elecciones o se verifica un hecho; éste no es el que rige, sino es la base fundamental, la base establecida por la Carta Magna. La cuestión legal respecto al estudio del expediente tiene otro aspecto, señores. Cuando la primera vez las Comisiones nos trajeron el dictamen relativo al 14 distrito electoral del estado de Puebla, emitieron un dictamen que en la parte relativa dice lo siguiente:

"En acta que levantaron los CC. presidentes que pudieron reunirse en el salón de cabildos de la cabecera del distrito y que obra en poder de esta Comisión, se hace constar: que tan sólo se presentaron 28 CC. presidentes de las diversas casillas electorales; que en las Municipalidades de Xochitlán, Tenotla, Tuzamapan, Cuyoaco y Zautla no se presentaron todos los presidentes de las casillas electorales; que de Tonampulco, Cuetzalán y Nauzontla no hubo ninguna representación; que de las Municipalidades de Zacapoaxtla y Cuetzalán que tienen mayor número de habitantes, no tuvieron más que 2 representantes y que éstos corresponden a Zacapoaxtla, debiendo ser 15 de ésta.

"Que en vista de las razones anteriormente expuestas y teniendo en consideración que los presidentes allí reunidos no eran ni la mitad de los que legalmente debieran estar presentes, acordaron unánimemente no constituirse en junta computadora, pues los trabajos electorales que llevaron a efecto no fueron legales, acordando declarar que no hubo elecciones, poniéndose en conocimiento del Congreso de la Unión y del C. comandante militar del Estado de Puebla.

"Esta Comisión, juzgando que es razonable y conforme a la ley lo anteriormente manifestado por lo presidentes de las diversas casillas electorales, así como digna de aplauso su determinación, declara:

"1o.-No son válidas las elecciones verificadas en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla, en virtud de que no se pudieron llevar a cabo en la mayor parte de las Municipalidades que comprende este distrito.

"2o.- Convóquese a elecciones, para diputados propietario y suplente, y en general para constituir los poderes federales en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla.

"Sala de Comisiones, México, 13 de abril de 1917. (Firmas de la Comisión.)"

Ahora, señores, según el dictamen de la Comisión, de las ciento cincuenta casillas que en números redondos debe dar ese distrito, se reunieron nada más 58. La razón que hubo para nulificar la elección la vez pasada fué que en concepto de los presidentes de las casillas y de la misma Comisión que había aceptado su criterio, fué que no habían sido reunidas la mayor parte o siquiera la mitad más una de las casillas que debieran formar el distrito electoral. Ahora sucede lo contrario, es un poco más que la tercera parte de las casillas, subsiste la misma idea y sin embargo inconsecuente con el criterio aplicado la otra vez, la Comisión ahora declara válidas las elecciones de que nos ocupamos. El cómputo de los votos nos da el resultado de 3,400 para el señor licenciado Cabrera, y 147 para uno de los señores contrincantes. Ciertamente la desproporción es grande y entiendo que la Comisión, después de haber nulificado todos los votos malos correspondientes

al licenciado Cabrera encontró que todavía tenia una mayoría muy grande sobre el contrincante que le seguía en número de votos. Todos ustedes han oído que los señores de la sierra han calificado, con un ingenio que no se puede negar, que los 147 votos referidos son oro nacional y los 3,400 correspondientes al licenciado Cabrera son papel de Veracruz. (Risas.) Esto solamente nos indica, señores, que si es verdad que numéricamente hubo mayoría, también es que esa mayoría está enteramente minada en la bondad de los votos por toda la serie de infracciones cometidas en esa elección y de que se ha dado cuenta con documentos que hacen fe, que deben hacer fe, por que en otros casos la han hecho en esta Asamblea. Los 3,400 votos del ciudadano Cabrera han sido a mi entender, por la documentación que viene en el expediente y por los datos recogidos de individuos que han venido de aquella región, 3,400 votos obtenidos solamente en la cabecera del distrito y en una que otra población de menos importancia, porque hasta uno de los pueblos, como es Cuetzalán estaba el día de la elección en poder de los rebeldes, donde verificadas las elecciones sacaron avance la candidatura de un señor Morón. Si el estado de pacificación es quizá peor del en que se encontraba el distrito en la época de las primeras elecciones, si entonces ameritó esa situación del distrito de Zacapoaxtla la nulidad de las elecciones por haberse reunido solamente una minoría de expedientes electorales, si ahora todavía después de estos argumentos la candidatura del señor Cabrera - como todos los que somos del Estado de Puebla lo comprendemos -, no ha sido grata en aquel distrito y ha levantado una ola de protestas, venimos a comprender que esos 3,400 votos han sido arrancados únicamente por la presión de determinadas autoridades locales, como en el mismo expediente consta, especialmente de los empleados de Hacienda, que ejercitaron todo su poder y toda su influencia la pusieron en juego, para poder obtener este resultado en la votación. Esta es una de las razones, señores por la que yo he venido a impugnar esta credencial, la única, en todo el período del Colegio Electoral.

El C. Cabrera: Suplico al orador me diga qué empleados de Hacienda hay en Zacapoaxtla.

El C. Sánchez Pontón: En Zacapoaxtla hay como empleados de Hacienda, el del Timbre, desde luego. (Voces: ¡Ah, ah!)

El C. Cabrera: No hay Administración Principal del Timbre en Zacapoaxtla.

El C. Sánchez Pontón: En Zacapoaxtla, señores, como en todos los distritos de la República, hay un agente del Timbre, debe haber Renta del Timbre, como en todas las poblaciones, hay ese agente en Zacapoaxtla. Hay, además, Recaudador de Rentas, hay Agente del Timbre cuando no hay Administración Principal o Administración de otro orden, hay por lo menos Agentes en todas las poblaciones, especialmente en todas las poblaciones de un distrito importante.

El C. Cabrera: ¿Me permite una interpelación el señor orador?

El C. Sánchez Pontón: Puede usted hacerla, señor Cabrera.

El C. Cabrera: Señor Sánchez Pontón: Un Administrador subalterno del Timbre es siempre un empleado particular del Administrador Principal del Timbre. (Siseos.) ¿Fuera del Administrador subalterno del Timbre, a qué otros empleados de Hacienda se refiere cuando habla en plural y dice que todos los empleados de Hacienda hicieron presión?

El C. Sánchez Pontón: El Administrador subalterno, como el licenciado Cabrera ha confesado, es un empleado particular del Administrador Principal del Timbre en el Estado de Puebla; y este Administrador Principal es don Ángel W. Cabrera, tío del licenciado don Luis Cabrera. (Aplausos.) Además, hay otros empleados de Hacienda, porque seguramente las agencias no están solas; debe tener agencias en el Estado la Jefatura de Hacienda del mismo.

El C. Cabrera: Si el orador me permite la palabra, le manifestaré que la distribución de las oficinas del Timbre está arreglada de tal manera, que no se hace depender del Distrito de Zacapoaxtla, del Estado de Puebla.

El C. Presidente: la Presidencia suplica a Su Señoría que no haga rectificaciones, sino hasta que concluya el orador. (Aplausos.)

El C. Otero: Moción de orden. El C. Sánchez Pontón comenzó a hacer uso de la palabra a las cinco y cuarto, y en este momento faltan cinco minutos para las seis; ha transcurrido, pues, la media hora.

El C. presidente: La Presidencia manifiesta a Su Señoría que desea en este debate dejar en amplia libertad a los oradores. (Voces: ¡No!)

El C. Ancona Albertos: Pido la palabra.

El C. Márquez Josafat: Como el Reglamento sólo autoriza a los oradores para que hablen durante media hora y esa ya transcurrió, debe consultarse a la Asamblea.

El C. Ancona Albertos: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Ancona Albertos para una moción de orden.

El C. Ancona Albertos: Es cierto que el Reglamento de la Cámara limita a media hora el uso de la palabra; pero siempre ha sido costumbre, cuando se está en sesión del Colegio Electoral, dejar que tanto los que atacan como los que defienden, se extiendan el tiempo que sea necesario; por consiguiente, creo que la Asamblea debe aprobar que los diputados hablen cuanto sea preciso.

El C. Presidente: La Presidencia repite la primera aclaración, esto es: que quiere dejar en libertad a los oradores del pro y del contra que tomen el tiempo necesario para su defensa.

El C. Barragán Martín: Ya veremos si es cierto.

El C. Márquez Josafat: Entiendo que el trámite de la Mesa debe de consultarse a la Asamblea.

El C. Montes: Moción de orden. Me permito decirle muy respetuosamente al señor Presidente, que, en mi concepto no tiene facultades para violar el Reglamento, y una violación del reglamento es concederles a los oradores, de sus propias facultades, mas de media hora. Siempre ha sido costumbre que la cámara permita que los oradores hablen todo el tiempo que lo deseen, y estoy seguro que si se consulta a la Asamblea no le negará el uso de la palabra al señor Sánchez Pontón; únicamente rogaría al señor Presidente se sirviera consultar a la asamblea, por conducto de la Secretaría, lo conducente para dar cumplimiento al Reglamento.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a Su Señoría que respecto del caso particular del señor Sánchez Pontón, aún no cumple la media hora. (Voces:¿Sí, sí!) Respecto a lo demás, en vista de lo que manifiesta Su Señoría, la Mesa ha estado siempre dispuesta a cumplir con el Reglamento.

El C. Otero: Seguramente el señor Secretario o encargado de anotar la hora no lo hizo, porque a las 5.15 comenzó a hablar el señor Sánchez Pontón. Me fijé yo. (Voces: ¿Cómo no reclamaron cuando habló Cabrera esta mañana?)

El C. Secretario Mata: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, pregunta a la Asamblea si permite al orador continuar en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Sí se permite. (Aplausos.)

El C. Sánchez Pontón: Yo agradezco profundamente a la Asamblea esta muestra de cortesía, en compensación les ofrezco solamente molestar su atención unos cuantos minutos más. No quiero, señores, de la parte legal que estaba tratando, deslizarme por el camino que había emprendido de la cuestión política relativa a la elección en ese distrito, por la presión y por los demás elementos que se pusieron en juego en el mismo distrito y al mismo tiempo podría tocar, porque está íntimamente ligada con este asunto la elección general del Gobernador hecha en el Estado de Puebla, y que aparece en estos momentos a favor del doctor Alfonso Cabrera; pero como la cuestión que en todo el Estado de Puebla ha dado ese aparente triunfo al señor Cabrera Alfonso, es la misma cuestión, todavía más reconcentrada, en el Distrito de Zacapoaxtla, por lo que hace a la elección del señor don Luis Cabrera. En todo el Estado de Puebla es notorio, y así vienen las protestas y vendrán todavía mejor documentadas, que se ha hecho la presión más grande que puede haber en el mundo, por los empleados de Hacienda, por los visitadores y por los comisionados especiales que han salido de la Secretaría de Hacienda para hacer la propaganda en aquel Estado. Díganlo si no todos los diputados de Puebla que en cada uno de sus distritos se ha tenido noticia acerca de la manera como se ha llevado a cabo esta campaña electoral.... (Voces: ¡Pruebas!) Hay muchas elocuentes; en la Cámara Local de Puebla se han estado rechazando día a día con un criterio que deja muy por atrás al famoso machete de los tres o cuatro filos. (Risas.) En aquella Asamblea se ha esgrimido un filo más, desconocido aquí, que es el filo cabrerista. (Risas.) En la Legislatura de Puebla, sólo por el hecho de no ser uno de los presuntos diputados cabreristas, se le ha arrojado de allí, cambiándole por elementos perfectamente corrompidos. (¡Pruebas!) Pues preguntad quién es Díaz Ortega, que ha entrado a la Cámara de Puebla y que fué diputado en todo el tiempo de Huerta en la Legislatura Local, y el Jefe Político también en el Distrito de Zacapoaxtla. (Voces: Y compañeros de usted cuando era huertista.) Ese señor ha sido puesto en lugar de un elemento sano y honrado, pero que tenía el defecto de no ser cabrerista.

Podría citar todos los casos de los diputados rechazados en aquella Legislatura, pero no lo creo pertinente por no estar esos asuntos ligados directamente con el que discutimos, así como porque no quiero extenderme más sobre este punto. Sólo digo que, no obstante que en el Estado de Puebla se han puesto en juego todos estos ardides, todos estos criterios, todas estas infracciones a la ley, yo solamente pido a ustedes y les suplico que para el caso de la credencial del licenciado Luis Cabrera se tenga en cuenta solamente el criterio legal, que si este criterio no es lo suficientemente claro, lo suficiente intenso, no se ha demostrado, bastando que no favorece al licenciado Cabrera, entonces se le dé un voto en favor; pero si este criterio legal ha estado como lo está perfectamente claro, entonces, con toda la conciencia de la Representación, que cada diputado dé un voto en contra del dictamen emitido por la Comisión. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Blancarte.

El C. Blancarte: Señores diputados: (Aplausos y siseos.) Debo empezar por decirles que me da tristeza suma ver cómo de una parte oigo aplausos y de otra siseos. ¿Por qué, señores diputados? Veo que no hay aquí la serenidad que debe haber en los representantes del pueblo, serenidad para juzgar este asunto. ¿Prejuzgan ustedes de lo que voy a decir o están suficientemente ilustrados y no quieren oír una palabra más para poder dar en conciencia su voto y poder favorecer los intereses nacionales, resolviendo problemas que, yo confieso, me aterrorizan cuando veo la situación del país y los problemas arduos que tenemos que resolver los que realmente, al menos por lo que se refiere a mí, son bastante obscuros y no estamos lo suficientemente ilustrados para afrontar esa situación, resolviéndola con acierto?

Así es, pues, señores, que yo suplico a ustedes mayor serenidad para juzgar en estos casos y mayor patriotismo, mayor independencia de nuestras ideas, mayor atención en lo que se refiere a los intereses generales, a los problemas arduos que tenemos que resolver; digo, debemos fijar más la atención sobre esto: que los intereses de grupo, que no representan siquiera la tendencia de una mayoría en el pueblo, sino está enteramente reducida; si vosotros hacéis arma de partido el que entre aquí el señor Cabrera o no, si triunfáis, habréis obtenido un triunfo que naturalmente halagaría al partido, pero quedará en vuestras conciencias un remordimiento. (Voces: ¡No, no!) Porque habéis desechado un elemento intelectual, un elemento de valer que puede ayudarnos para resolver estas cuestiones. (Voces de la izquierda: ¡No, no; sí! Murmullos.) Vuelvo a repetir, señores, que esas manifestaciones de afirmación o negación en las curules, yo creo, señores, que no nos traen ninguna luz al entendimiento y ninguna convicción para poder votar. (Voces: ¡Entonces que venga Limantour! ¡Que venga Limantour!) Me dicen algunas personas que venga alguno de los hacendistas que hemos tenido aquí, pero que ha sido de los atacados por el mismo señor licenciado Cabrera, y yo pregunto, ¿qué, acaso en vuestro criterio están en la misma significación legal el señor Limantour y el señor Cabrera? ¿Juzgáis que la voluntad del pueblo de la misma manera aceptaría a uno que a otro? Voy a tratar la cuestión legal y yo suplico a ustedes, señores diputados, que si no les sirve absolutamente de nada lo que yo

pueda decir, pues que tengan la deferencia de dejarme hablar, si no para que se ilustre vuestra inteligencia, siquiera por compañerismo, para poder así juzgar y si hay alguna razón o no.

Se ha dicho esto: que es aplicable la fracción V del artículo 55 y no la parte relativa del artículo 1o. transitorio de la Constitución de 1916 - 17. ¿Qué razones se tienen, señores? Vuelvo a repetir, aunque no quieran ustedes recibirlo bien, yo creo de una manera consciente, de una manera franca, que no es otra sino la tendencia para no admitir aquí en la Cámara a un elemento, porque creen que puede hacerles oposición, en lo que se refiere a las tendencias de grupo; pero debemos verlo desde este punto de vista: dice así la parte relativa del artículo 1o. transitorio: "En las elecciones a que debe convocarse, conforme al artículo siguiente, no regirá la fracción V del artículo 82;" y luego dice: "... Tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión..." - y este es el "próximo Congreso de la Unión" -, "...los Secretarios y Subsecretarios de Estado siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva."

Dice aquí: "el próximo Congreso de la Unión," es decir, que debe regir este artículo para el actual Congreso en que estamos constituidos; tiene que ser éste según la letra expresa del artículo transitorio, es decir, que mientras no salgamos que este Congreso en el que estamos funcionando, tiene aplicación el artículo 1o., y, por lo tanto, debe aplicarse la parte final que es como sigue: "Si no se separan definitivamente de sus puestos el día en que se expida la convocatoria respectiva." La expedida el día primero del mes en que se hicieron las elecciones; luego la convocatoria se expidió el día 1o. del mes y el 17 se hicieron las elecciones; fué, pues, después de la convocatoria. Está, pues, enteramente comprendido en la letra del artículo transitorio y se necesita un gran esfuerzo, como el hecho por el C. Sánchez Pontón, para poder hacer aparecer cosa distinta de la que establece el artículo transitorio y que éste ha dejado de existir. No me alargaré sobre el punto legal, porque creo que el señor licenciado hará uso de la palabra y tratará con más tino y acierto este punto para el que no me creo ni siquiera con los conocimientos necesarios y paso a tratar otros puntos.

Como dije al principio, creo que tenemos en esta Asamblea problemas trascendentales, obscuros para nosotros, que resolver, y que necesitamos aquí intelectos de la pujanza del licenciado Cabrera. (Voces: ¡Que vengan Palavicini y Macías!)

El C. Presidente: Se llama la atención a los representantes de la izquierda y se les suplica escuchen al orador. (Aplausos.)

El C. Blancarte: Señores diputados: Lamento una vez más esta falta de imparcialidad, que debe ser una característica de los representantes del pueblo cuando no tenemos aquí sino los que han emanado de la Revolución, de los principios liberales, y que realmente haya esa especie de tendencia constante a obstruccionar todo lo que no está de acuerdo con lo que de a antemano el grupo ha determinado; así es que vuelvo sobre el punto que estaba tocando y creo que sí hay otros entendimientos tan vastos y tan profundos, tan ilustrados en muchos de los ramos que necesitamos tocar aquí, como el señor licenciado Cabrera, no están a discusión; está a discusión el señor licenciado Cabrera y si ustedes creen que el que ustedes indicaban puede venir, en buena hora pueden llamarlo; yo no estaría de acuerdo con él, porque no sería legal y esto sí es legal. En la parte económica ha sido triste el ver cómo cuando se discute aquí el presupuesto, pues la mayor parte no conocemos los asuntos. (Voces: ¡Aaaah!) Cuando se ha tratado aquí también de algunos otros ramos, aun de...

- El C. Mata Filomeno, interrumpiendo ¡Tráete a Limantour y a Moheno!

El C. Blancarte, continuando: Señores: Parece que aquí, en la Cámara, hay algunas personas que pudiera yo comparar con las características en los teatros, que no se ocupan de otra cosa, sino de estar distrayendo la atención de los oradores, para poder hacer que los que no estamos acostumbrados a estas lides parlamentarias, perdamos la ilación del asunto que estamos tratando y, en esa forma, no podamos hacer lo que nos corresponde hacer como hombres honrados y caballeros. (Aplausos de la derecha.) Yo he sido respetuoso con todos los grupos y yo no sé por qué esa insistencia sistemática a hacer esta oposición, que ningún beneficio trae ni para nosotros, ni para la Nación. Decía yo, ¿por qué esa especie de temor de que venga aquí un elemento que viene a colaborar con nosotros con sus luces, con sus conocimientos, para poder salvar esta situación difícil, por que ya hemos visto vamos atravesando desde estos momentos? ¿Qué, acaso, no está perfectamente demostrado que es legal su elección, desde el momento en que la Comisión, honradamente, aunque considerándolo como enemigo del grupo, ha tenido que dictaminar favorablemente? ¿No es ésta la mejor prueba de que esta elección es legal? (Voces: ¡No, no!) Señores: si no es así, yo creo lealmente que aquí, en este caso, las personas que dicen que no, no han tenido el suficiente valor para decirlo en esta tribuna. Creo que los que creen que tienen razón, no discuten desde su curul, sino que vienen a decirlo a esta tribuna. El señor licenciado Sánchez Pontón decía que la interpretación que debe darse a este artículo 1o., es que ya no está en vigor, que ya pasó; y yo pregunto al mismo señor Sánchez Pontón. ¿Qué, no dice: "Tampoco estarán impedidos para poder ser electos para el próximo Congreso de la Unión, los Secretarios Subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día en que se expida la convocatoria respectiva"? ¿Qué, este Congreso, no es el próximo Congreso a la fecha en que se expidió esa ley?

El C. Sánchez Pontón: Para contestar al ciudadano Blancarte, me permito decirle que el Congreso Constituyente, al expedir los artículos transitorios, puso esta frase, que aparece en un número del "Diario de los Debates" : "Los artículos transitorios del proyectos de reformas, tienen por objeto facilitar el paso del antiguo al nuevo régimen." Esto ya se verificó; ya no tienen razón los artículos transitorios.

El C. Blancarte: El ciudadano Sánchez Pontón

no ha contestado categóricamente; tomo su contestación que dice: "Estos artículos transitorios sirven para pasar del antiguo al nuevo régimen." Pregunto: ¿esta elección no es para pasar del antiguo al nuevo régimen? Si se dice que no, no sé cómo deberán entenderse las palabras; pero creo que es el caso de la transición del antiguo al nuevo régimen, o sea de la fecha en que estábamos inconstituídos, a la fecha en que nos vamos a constituir.

El C. González Jesús M.: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Blancarte: Sí, señor.

El C. González Jesús M.: Me parece que, aunque fuera rechazada la credencial del C. Cabrera este Poder, como los demás, seguiría funcionando, sin hacerle mucha falta la presencia del señor Cabrera, a quien no juzgo absolutamente necesario. Han quedado constituidos los Poderes desde que se expidió la primera convocatoria, que es a la que se refiere el artículo transitorio respectivo. (Siseos.)

El C. Blancarte: No ha sido interpelación la que se me acaba de hacer, ha sido una interpretación a lo que el ciudadano Sánchez Pontón dijo, y esto pudiera calificarlo de.....

El C. González Jesús M.: No será interpelación, pero es verdad lo que yo le he dicho. (Siseos.)

El C. Blancarte: Dije y sostengo que este es el "próximo Congreso" después de la expedición de la ley, y para este Congreso rige el artículo transitorio. Si se le quiere dar otra interpretación, no sé cómo pueda sacarse el que no es éste el caso del señor Cabrera.

En cuanto a la parte política del señor Cabrera, yo creo que no habrá en la Asamblea quien diga que no ha sido un elemento revolucionario, que ha simpatizado con las ideas de la Revolución. Yo no conocía al señor licenciado Cabrera, sino desde una vez que lo ví en esta Cámara, cuando la protesta del ciudadano Primer Jefe, y no lo había vuelto a ver hasta hoy. No sabía cómo hablaba; por lo mismo, no puedo tener ningún otro antecedente de él, sino la impresión que me había formado. (Campanilla.) Yo suplico al señor Ramírez G. Benito, que me está interrumpiendo a cada momento, que venga a impugnar mis ideas, pero que me deje hablar, por corrección, si no por otra cosa. Cuando se trató de derribar la tiranía que habíamos tenido por tantos años, y que entonces era peligroso ir en contra de ese régimen dictatorial, porque era omnipotente, los artículos de Blas Urrea hacían cargos concretos a Limantour, que era el núcleo de aquellos elementos, impresionando a toda la región de donde yo era, de una manera favorable, porque estaba de acuerdo con los sentimientos de los que querían que se acabara aquella situación por la que los derechos del pueblo estaban enteramente subyugados. Entonces la impresión que ocasionó el señor Cabrera en mi cerebro y en mi sentir, fué buena. Cuando volvió a tomar parte otra vez, con el señor Madero, para hacer que los principios de libertad y de bienestar del pueblo fueran efectivos, entonces volvió el licenciado Cabrera a impresionar de una manera favorable en toda aquella región, a los elementos que no eran de la dictadura; ahora de nuevo, en la Revolución de 1913, el señor licenciado Cabrera ha tomado parte en esa Revolución, señores, ¿obrando siempre bien? No puedo yo defender ese caso; pero yo supongo que no habrá uno sólo que tenga la jactancia de haber obrado siempre bien dentro de la Revolución o fuera de ella, en todos sus actos. ¿Por qué, pues, ese escrúpulo para negar y no dejar que ingrese un elemento que pueda servir mucho para ilustrarnos- lo digo con sinceridad-, porque creo que puede ilustrarnos, puede ayudarnos a resolver los problemas, que tal vez muchos de nosotros no podamos hacer? ¿Por qué esa inquina? Yo llamo al patriotismo de todos los aquí reunidos, para que dejemos a un lado compromisos de grupo que hayamos contraído, no conforme a nuestras conciencias y nuestras convicciones, sino conforme a una especie de obligación de grupo, y votemos conforme a nuestras convicciones, conforme a nuestras conciencias, en este caso; así habremos dado una muestra de honradez, de independencia y no nos estaremos echando más todavía esa opinión adversa que hacia nosotros, se tiene en casi toda la Nación. Creo que la opinión pública que sostiene a los gobiernos, es la que debemos tomar en consideración para saber si estamos obrando bien o mal; así es que sea esta la reflexión que hago, para no entretener más vuestra atención y dejar que elementos con más acierto, vengan a tratar el punto, que puedan ser del agrado de los grupos, para que realmente escuchen sus palabras, como debe escuchar todo hombre honrado.

- El Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Torres Bordón.

El C. Torres Bordón: señores diputados: (Voces: Versos, fábulas!)estoy a la disposición de todos los partidos, y hablaré como ellos quieran, pero defenderé el principio que traigo.

El pez grande envuelve al chico, dice un proloquio vulgar; mas yo no puedo asegurarles que es esto una falsedad, pues siendo yo un pez pequeño, ¡A que no me come Blas!

(Aplausos, risas y voces: ¡Otro verso!) y para que todos los partidos queden conformes, sigo accediendo a sus deseos. "A la Cámara "......

El C. Cravioto: ¡Ah caramba!

El C. Torres Bordón: "A la Cámara."

Si eres agua, tus ondas cristalinas luzcan alimentando al arroyuelo que hace el surco feraz: si eres anhelo. torna a la azul tus alas diamantinas; si albo rosal, en vez de tus espinas tributa tus encantos a este suelo, y, si negro crespón guarda en tu duelo para el tiempo que fue, preces divinas. Más si eres soplo para el bien fecundo, eco de espiritual filosofía, que va de lo sublime a lo profundo, entonces, por tu dios, Cámara pía, sé redentora paz, que sepa el mundo que en México hay patriotas todavía.

(Aplausos nutridos.)

Pues bien, señores diputados, en cuanto a la parte legal, que se refiere a la credencial del licenciado Cabrera, quisiera oír....

- El C. Alvarez del Castillo, interrumpe con palabras que no pudieron ser oídas.

El C. Torres Berdón, continuando: Estoy dispuesto a contestar usted, señor licenciado, pero hable usted fuerte; estoy dispuesto a oírlo, porque no va a convencerme jamás, en cuanto a lo que yo quiero decir, que es lo siguiente. Antes voy a hacer una ligera interpelación al señor Cabrera. ¿Usted me conoce, señor licenciado?

El C. Cabrera: No tengo ese gusto.

El C. Torres Berdón: Pues el señor Cabrera esta mañana dijo que no era de aquellos que, cuando decían a un individuo miente, no retiraría jamás esa palabra. Pues bien, yo si voy a salvarlo de ese conflicto; yo no quiero decir que usted miente, pero sí me conoce usted perfectamente bien. ¿Se acuerda el señor licenciado Cabrera - no debe acordarse tampoco - ,cuando con una comitiva perfectamente flamante, puso los pies en el muelle fiscal del puerto de Frontera? ¿Se acuerda el señor Cabrera que, comisionado por las diversas clases sociales del Estado de Tabasco, fui yo el que dirigiera a usted la palabra, porque lo creía, porque yo mismo lo consideraba a usted un verdadero revolucionario? ¿Sí o no?....¿Tampoco se acuerda usted?

El C. Cabrera: Tampoco me acuerdo.

El C. Torres Berdón: Bueno, pues voy a poner a usted un ejemplo práctico. Al salir de la Cámara estoy dispuesto a poner un mensaje al señor general Mucel, para ver si es verdad que él, precisamente, me presentó con usted, después de mi discurso, habiéndome facilitado por él, y es triste que usted, señor Cabrera, no se acuerde de esto, porque estando, precisamente, los derechos de exportación a una altura perfectamente tremenda, yo invoqué la sangre derramada de sus hermanos, para que permitiera que, con más continuidad, vinieran los vapores americanos a hacer embarques de roatán, que es la única felicidad de aquél pobre Estado. Tampoco se acuerda de esto el señor Cabrera.

El C. Barragán Martín: Para una interpelación, si me lo permite el orador.

El C. Torres Berdón: Sí, señor.

El C. Barragán Martín: Encontrándome yo en la campaña del Estado de Veracruz y usted en San Andrés Tuxtla, ¿tiene usted la bondad de decirme qué actitud asumió usted en la época revolucionaria?

El C. Torres Berdón: Inmediatamente. Recordarán todos los señores diputados. Voy a contestar categóricamente. (Voces: Conteste usted categóricamente.)

El C. Alonzo Romero: Para una moción de orden. No está a discusión la personalidad política del señor orador.

El C. Torres Berdón: Pero estoy en el deber de contestar. En Veracruz he estado multitud de veces. Diga usted, ¿de qué época quiere que le hable? ¡Yo si me acuerdo de todo! Si habla usted de la época del felicismo, voy a contestarle. Nunca he hecho mi biografía, jamás he atacado en el Parlamento a Palavicini; pero ya que llegó este momento, voy a decir, voy a decir por si tiene algún asunto pendiente conmigo, que Palavicini, en su modo de sentir político, ha sido para conmigo perverso. Al triunfo de la Revolución Constitucionalista, fui Secretario de la Prefectura de Villa de Guadalupe, y allí por conducto de otro individuo, que era un Contador General de Hacienda, me parece que el señor Melgares, me envió dos compañeros de colegio para que renunciara aquella Secretaría, indicando que yo había sido no sé qué cosas y debía huir. Entonces vine a la Secretaría de Hacienda, vi a Melgares y también a un señor que se llama Julio Villegas, preguntandole si era verdad, que si yo debía huir por no sé qué cosas; pero como tengo conciencia, no sólo como hombre, sino como revolucionario, para responder, debo advertir a ustedes que los dos únicos diarios que ha habido siempre en Veracruz, han sido "La Opinión" y "El Dictamen;" y en la época del felicismo se editó un periódico que se llamó "La Causa," que yo dirigí, periódico único que antes murió que servir, como lo sirvieron los otros dos periódicos, al felicismo; el jefe de Redacción murió asesinado aquí en México. (Voces: ¡Ya está bueno!)

El C. Barragán Martín: Precise usted (Voces: ¿No!)

El C. Torres Berdón: Soy revolucionario.

El C. Barragán: ¿Qué va usted a ser!

El C. Presidente: La presidencia recomienda al orador se circunscriba al punto a debate.

El C. Torres Berdón: Voy al punto, pero antes quiero sentar este otro principio: por la prensa quiero dar todos los detalles que se me piden. No fui en 1892 periodista como el señor licenciado Cabrera; yo lo fui a los trece años y allí está en la biblioteca del puerto de Veracruz mi primer periódico. Pues bien, señores, en aquella época aciaga, ya al triunfo de la Revolución, cuando el Estado de Tabasco veía que su única subsistencia, su único modo de vida eran precisamente estos embarques de roatán (plátano), fue en esa época, hace dos años, cuando se presentó el señor licenciado Cabrera y a quien pronuncié, por recomendación y como representante de la clase social del Estado de Tabasco, un discurso de bienvenida que él escuchó bajo el sol de medio día y con el sombrero en la mano. Las clases obreras, señores, formaron doble valla; lo llevamos hasta el Ayuntamiento y allí en el Ayuntamiento hizo promesas divinas, pero de ellas no queríamos más que influyera a fin de que esos embarques de roatán (plátano), siguieran continuamente, porque el Estado de Tabasco se moría de hambre. Vino después de aquella sesión en el Ayuntamiento, expresa, especial para el señor licenciado Cabrera, un banquete que se dio en los altos de la Aduana marítima. Después se le llevó a pasear a la barra, se le hicieron conocer todas las necesidades de aquel pueblo por lo menos, y él, como iba estudiando precisamente las necesidades, sin estudiarlas y sin verlas, hizo promesas que no ha cumplido hasta la fecha. Pues bien; siguió su ruta. Fue entonces a Tapachula y detrás de él, detrás de su cortejo, salían multitudes de tercios de carne salada, acabando así con lo que aquel pueblo tenía para vivir;- yo no asiento falsedades, yo no digo

más que puras verdades -, el licenciado Cabrera quedó que de Tapachula volvería a Frontera y hasta hoy, señores diputados, lo estamos esperando. Pues bien, no quiero distraer más la atención de la H. Asamblea; mi principio, en síntesis, en su resultado es este: Los hombres que hacen promesas a un pueblo y no las cumplen, no deben ser hombres que se sienten en uno de los escaños de la Representación Nacional, porque entonces no solamente engañaron y se olvidaron de ese pueblo, sino que se olvidaron de la Patria entera. (Aplausos.)

El C. Barragán: Pido la palabra para una rectificación.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Barragán.

El C. Alonzo Romero: Las rectificaciones se harán después de la discusión.

El C. Presidente: La Mesa manifiesta que se ha concedido la palabra para rectificaciones después de que han concluido los oradores.

El C. Barragán: Ciudadanos diputados: Me causa verdadera extrañeza que un individuo que ha militado a las órdenes de Huerta venga ahora a dárselas de revolucionario para impugnar una credencial verdaderamente limpia. El señor Eliseo García va a tener la bondad de decir a ustedes, contestando una interpelación, si es verdad que el diputado que me acaba de preceder en el uso de la palabra desempeñó un puesto en la Escuela Normal de México, en la época del zapatismo, a las órdenes de...

El C. Aveleyra: Moción de orden. (Murmullos.) El C. Barragán ha pedido la palabra para rectificar hechos y va a hacer interpelaciones y a asentar hechos.

El C. Torres Berdón: Se ha hecho una interpelación y debe responder aquel a quien se le hizo.

El C. Cepeda Medrano: Si él quiere.

El C. García Eliseo: Con permiso de la Presidencia. El profesor Torres Berdón fue administrativo en tiempo del zapatismo, de un plantel educativo a las órdenes del director zapatista Leopoldo Rodríguez Calderón, quien fue expulsado al entrar la Revolución.

El C. Barragán: Entonces, ¿cómo el señor se viene dándosela de Revolucionario e impugna una credencial limpísima? Yo no vendré con galanuras del lenguaje, pero si vengo... (Siseos.) ¿Cómo es que ahora esos elementos que se han colado vienen a dárselas de revolucionarios e impugnan una credencial de las más limpias que se han presentado? Ni conozco al señor Torres Berdón ni él me conoce tampoco. El C. Benito Ramírez G., ha dicho que va a hablar de Tamiahua; le demostraré que soy revolucionario tanto como usted podrá haberlo sido. Sin embargo, no está a discusión el asunto de Tamiahua.

El C. Aguirre Colorado: Pido la palabra para una interpelación.

El C. Barragán: Lo que se trataba de demostrar es que el C. Torres Berdón es enemigo de la Revolución, que se ha colado en nuestro seno y ahora de revolucionario puro.

El C. Aguirre Colorado: ¿Me permite el orador una pregunta?

El C. Barragán: No se trata de interpelaciones, sino de desenmascarar a los malvados que se han colado en la Revolución.

El C. Ramírez G. Benito: ¡Tamiahua!

El C. Barragán: Con todo y que el C. Benito Ramírez me dice lo de Tamiahua, le demostraré que soy tan revolucionario como él. (una voz; ¡Cómo le ardió!)

Yo quise demostrar precisamente qué clase de persona es Torres Berdón, que ahora viene aquí a hacernos versos.

El C. Ramírez G. Benito: Yo suplico a la Presidencia que sea enérgica con los diputados; el señor Barragán no tiene derecho a estar en la tribuna.

El C. Barragán: Entonces, bájeme usted. Yo tengo el mismo derecho que le asiste a usted para hacer una rectificación. Usted no tiene que venir a impugnar que yo esté en esta tribuna. (Voces: Ya, hombre; ya, hombre!) Aunque se trate de alusiones personales, pero que no se venga a sugestionar a la Asamblea, que el señor venga a demostrar tal o cual cosa cuando no me ha contestado la interpelación que le he hecho, que el señor no es sino un simple cura y ahora resulta que es revolucionario como el señor Padilla que después de haber sido un pobre cura, ahora nos resulta un revolucionario.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Medina Hilario.

El C. Medina Hilario: Señores diputados: Tratar de convencer en estos momentos, es tarea menos que imposible, (voces: Más) o más que imposible, como ustedes quieran. La atmósfera parece cargada por momentos, pero todos los diputados tienen un fondo que hace su personalidad íntima, que hace su conciencia y su sentir íntimo y en ese fondo hay una dosis de serenidad y de sangre fría que es preciso traer a colación en estos momentos para que no demos un espectáculo, para que no sigamos con los apasionamiento que no dejan nada, que no resuelven nada, y aunque esto, como se ha dicho muchas veces en cada tribuna, sea muy latino y sobre todo muy mexicano, es preciso, señores diputados, que ya no demos tema para que la prensa, que se complace en calumniarnos y atacarnos, tenga materia de donde partir y pueda bordar sus invectivas y hacernos desprestigiables ante la opinión pública.

Tratar de convencer es inútil; yo sé que hay compromisos cantraídos previamente para votar en contra. (Voces: ¿y también en pro!) Y para votar en pro; y los que han contraído compromisos previamente faltan a la obligación capital que les impone el mandato popular, porque es preciso que en el seno de esta Asamblea y conforme las constancias de autos, haga la verdad y se abra paso la luz. (Voces: ¡Muy bien!) Ahora bien, ¿qué nos dicen esas constancias de autos, qué nos dicen los oradores que han venido a desfilar en esta tribuna? Total, nada; total, nadie. (Voces: ¡Eso es de Emeterio de la Garza!) Sí, señores; pero es muy cierto. Total, nada; total, nadie. ¿Qué pruebas han desfilado aquí para convencernos a los que venimos sin compromisos a esta Asamblea para arrancarnos un voto? ¿Cuáles han sido los argumentos que se han esgrimido en contra de la credencial que está a discusión en estos momentos? Se ha hablado de la familia

del licenciado Cabrera faltando al principio más elemental de cortesía y democracia, porque no es la familia del licenciado Cabrera la que tiene que pasar en este debate; es el licenciado Luis Cabrera. (Aplausos.) Se ha hablado también del asunto Manero, y yo pregunto: ¿El asunto Manero qué luz viene a dar en este debate sobre la credencial del licenciado Cabrera? Se ha hablado también de si conocía o no al diputado Torres Berdón cuando le recitó un soneto; y vuelvo a preguntar: ¿qué luz viene a arrojar aquí el soneto que recibió el señor Torres Berdón allá en Tabasco? Se habla, por último, de la parte legal, y el señor Sánchez Pontón, que justamente había conquistado en esta Asamblea el prestigio debido a su juventud, debido a su inteligencia y debido a ese concepto que todos tenemos " a priori" de los hombres que son buenos y sinceros; el señor Sánchez Pontón ha venido a torturar la ley, acudiendo a un procedimiento que benévolamente quiero llamarle de tinterillo, para sacar de la ley lo que la ley no tiene. (Aplausos.)

El C. Secretario Mata: La Presidencia llama la atención a las galerías. (Voces: ¡No, no!)

El C. Cienfuegos y Camus: Entonces que se permita que los empleados de la Secretaría de Hacienda aplaudan, señores.

El C. Aveleyra: Es la claque de la Secretaría de Hacienda.

El C. Medinas Hilaría, continuando: No hay derecho para llamar a todos los ciudadanos que ocupan las galerías, empleados de la Secretaría de Hacienda, queriendo ustedes decir esto con que son unos serviles, que son una claque. (Aplausos, nutridos.) No hay derecho para ello. Señores, se ha releído varias veces la segunda parte del artículo 1o. transitorio de la Constitución. Un representante me hizo notar, porque yo no ponía atención en esos momentos preciosos, que e l señor diputado Sánchez Pontón había suprimido en su lectura la última palabra que es: "respectiva." Esta palabra es preciso traerla aquí a colocación, para estudiar la ley desde el punto de vista de la ley, y en seguida pasar a estudiarla desde el punto de vista del espíritu de esa ley, y conste que no fuera preciso, señores diputados, penetrar a esta clase de estudio y de argumentación porque el caso es claro y ese artículo constitucional no debe ser objeto de interpretación, porque su letra es clara; pero ya que se ha venido a torcer la ley y a querer hacerla decir lo que no dice, es preciso ocuparnos de este argumento, que es el único que en esta sesión, que comenzó desde en la mañana, es el único que ha venido de algún ciudadano representante de buena fe, con apariencia de verdad. Dice así la parte relativa del artículo 1o. transitorio:"....Tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión los Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que estos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva."

Si está concluido, como dice el señor Sánchez Pontón, el tránsito del régimen preconstitucional al régimen constitucional, este artículo ya no debe explicarse y este artículo ya pasó a la historia. El artículo 1o. transitorio, que tenía por objeto facilitar ese tránsito, ya no debe aplicarse; pero preguntó, si ya se consumó el tránsito del período preconstitucional al constitucional en que nos encontramos, la Cámara no debió haber convocado nuevamente a elecciones para integrar su cuerpo; pero desde el momento en que la Cámara convocó a elecciones para integrar su cuerpo, porque muchos ciudadanos que habían sido primitivamente designados no pudieron venir, entonces la Cámara, el funcionamiento electoral, ha tenido forzosamente que ceñirse a los preceptos de la ley vigente en materia electoral; y en materia electoral están vigentes los preceptos constitucionales, sean del cuerpo de la Constitución, sean de los artículos transitorios y está vigente la ley electoral. Porque el hecho de ser una elección extraordinaria amerita que se apliquen las reglas extraordinarias, y si amerita que se apliquen reglas extraordinarias, ¿de dónde las vamos a sacar? ¿La ley electoral que sirvió para apreciar las elecciones en virtud de las cuales estamos nosotros aquí, esa ley no se va a aplicar? Pues esa ley electoral y las disposiciones constitucionales que rigen principalmente para este caso en las elecciones, son las únicas que deben aplicarse. Elecciones extraordinarias. ¿Y qué tiene que ver que sean así? ¿No habla el artículo transitorio de la convocatoria a elecciones "respectivas" y esta palabra supone que deben verificarse elecciones varias para venir a integrar este cuerpo? ¿Es este un hecho nuevo en la historia del parlamento mexicano, que no haya lugar a convocar a elecciones extraordinarias? La convocatoria a estas elecciones debe tenerse siempre presente en todos los casos, porque siempre en todos los congresos se ha ofrecido la oportunidad de convocar a elecciones extraordinarias y esas elecciones forzosamente deben venir a someterse a los preceptos de la ley vigente. Para "el próximo Congreso," para el Congreso actual, no para el venidero, para el Congreso actual, para aquel de que la Cámara de Diputados forma parte integrante en estos momentos, para este Congreso no rigen las reglas de la fracción V del artículo 82 y debe estarse a lo prescrito en el artículo 1o. transitorio. Esto es indiscutible. Pero la parte legal que no es más que un pretexto, que no es más que una apariencia de verdad para otras causas que apenas hemos podido descubrir, que todos sabemos y que muchos adivináis, no es lo único que juega en la credencial del C. licenciado Luis Cabrera, y analizando desapasionadamente la razón de ser de la situación actual, es preciso convenir en que hay otros dos capítulos en los cuales debe de detenerse la atención. Entre las palabras de los oradores del contra se ven palpitar dos clases de argumentos; argumentos de carácter personal y argumento de carácter político. La psicología de los oradores del contra en los en los argumentos de carácter personal, es muy explicable y está perfectamente justificada.

Todos los Ministros de Hacienda en todas las épocas por que ha atravesado la República han desmerecido ante la opinión pública en los momentos de su actuación y sólo se ha necesitado un largo transcurso de tiempo, una verdadera investigación histórica cuajada de datos estadísticos y de apreciaciones serenas y científicas para colocar en su lugar a aquel gran Ministro de Hacienda que al lado de Juárez salvó en el extranjero la integridad nacional; era el señor Matías Romero. Todos los Ministros de Hacienda, y este es un hecho de comprobación

experimental histórica mexicana, han tenido como único patrimonio, porque siempre la Hacienda Pública mexicana ha pasado por trastornos financieros, han tenido siempre como patrimonio el desprecio de sus contemporáneos y la inquina de todo el pueblo. Y esto, ciudadanos diputados, como fenómeno psicológico es muy natural. ¿Cómo es posible que nosotros, parte integrante del pueblo, no nos sintamos cada uno lastimados en nuestros intereses, cuando hemos padecido más o menos en nuestra Hacienda? Los que la tenían, la perdieron; los que no la tenían pasaron hambres y miserias. Esta impresión popular que no razona, que no busca los fundamentos, que no quiere encontrar las causas, que no puede encontrarlas, es una opinión universal, unánime y formidable que viene a ser la aureola de los Ministros de Hacienda, en esta Hacienda de México siempre atravesando por dificultades invencibles. La miseria económica de México es un hecho perfectamente comprobado, a no ser, ciudadanos diputados, que haya alguien que quiera venir a sostener que sólo José Yves Limantour encontró la panacea por aquellos famosos ochenta millones en caja, aquella red ferrocarrilera tan completa, aquella red telegráfica, aquella prosperidad económica tan aparente y tan general en la República mexicana; todo se desbarató al primer cañonazo como un castillo de naipes ¿qué tiene por fundamento aquella organización económica de Limantour? ¡Nada! Y todas aquellas miserias que venía padeciendo el pueblo mexicano arrancan indudablemente de aquella mentira oropelesca con que el Ministro de Hacienda de Profirió Díaz había cubierto a la Nación, haciéndola aparecer en exposiciones extranjeras, en los certámenes universales como uno de los países más prósperos y más ricos; y, sin embargo, esto era mentira. En México apenas estamos en ese segundo periodo de la evolución económica que se llama la agricultura extensiva, y es un hecho de comprobación sociológica experimental que las democracias no pueden establecerse sino mediante el régimen industrialista por medio del maquinismo y el maquinismo no puede existir sino por medio de la agricultura intensiva, siendo el régimen de la agricultura intensiva en la mayor parte del país y ya sabéis que el día en que el régimen de las lluvias escasea, ese día el pueblo perece de hambre; pues bien, ese problema fundamental, ese fundamental problema del régimen económico mexicano había sido despreciado o relegado a un lugar secundario por el régimen económico del general Díaz y sólo se ocupaba de la parte aparente, de la parte visible, de la que podía exhibirse en el extranjero para que viniera el conglomerado, el vocerío de los admiradores, de los que hablaban de la prosperidad material de México; pero en último análisis aquel régimen económico podía reducirse a unas cuantas palabras llenas de verdad y de desgracia para el pueblo: el negocio de unos cuantos. Todos los demás eran unos hambrientos; en materia política, en materia administrativa, en materia económica, en materia de finanzas, en materia de riquezas, un grupo había hecho carro completo, como decía un publicista, había cerrado las puertas y todos los demás se quedaban afuera envueltos en su miseria. Esta, indudablemente, fue una de las causas fundamentales sociológicas de la Revolución mexicana y el régimen económico de la República Mexicana, naturalmente arranca de aquellas causas y que indudablemente hubieron de producir todos sus efectos. La agitación revolucionaria tuvo que echar mano de las riquezas que encontraba, desde luego, las cosechas en pie, los ganados, los útiles de labranza; se dio el espectáculo, señores diputados, todos lo sabéis, se dio espectáculo de que se hubieran destruido hasta los materiales propios para la labranza, imposibilitando así el cultivo para el año próximo. En estas condiciones la comisión del papel moneda, que era un paso indispensable para la Revolución que tenía necesidad de vivir, en estas condiciones tuvo que acentuarse la miseria del pueblo y esta miseria que envolvió a todos, grandes y chicos, que hizo padecer a todos, propietarios, proletarios, rentistas y empleados, esa miseria vino a ser una opinión formidable, implacable, una opinión que ahora se cierne sobre un hombre inocente. (Aplausos.) Yo, que he negado que el gran movimiento revolucionario es debido a un solo hombre, que siempre he proclamado que este gran movimiento salvador, que esta revolución redentora es el resultado de una revolución progresiva y que quiero dar el mérito de toda ella al pueblo mexicano, pecaría contra mis ideas más íntimas si pudiera admitir siquiera que la causa de la miseria del pueblo mexicano fue debida al señor licenciado Cabrera; pero, sin embargo, la opinión pública no razona; el sentimiento popular no quiere que puedan encontrarse las causas científicas que expliquen el desquiciamiento económico de México y esa emoción popular y ese sentimiento popular es el que viene a ser el fundamento, la parte psicológica de los argumentos de carácter personal que se esgrimen en contra del señor licenciado Cabrera.

Sigue la parte política, y el señor ingeniero Hay, que creó para muchos la funesta cuchilla de tres filos, tiene que desfilar siempre en toda esta clase de discusiones, aunque personalmente opino, ciudadanos diputados, que es legítima la actuación de una Asamblea política que examina políticamente a sus componentes. Este es un hecho que ha tenido que repetirse invariablemente en todos los parlamentos de todo el mundo; en todos los parlamentos hay una disposición constitucional que autoriza a las Cámaras a examinar la elección de sus miembros y calificarla. Ahora bien, para el examen y la calificación de estos miembros es preciso traer a colación ideas de carácter político, supuesto que se trata de un órgano de funcionamiento exclusivamente político como la Cámara de Diputados; nada tiene de raro, nada tiene de particular que hayan venido a esgrimirse en otras ocasiones consideraciones de carácter político; pero ahora en el caso presente ¿qué argumento de carácter político, qué verdades que pesen en la conciencia individual se han esgrimido? La vida política del C. Cabrera es la vida de un revolucionario; esto es indiscutible. Se ha demostrado hasta la evidencia que, como Secretario de Hacienda, habiendo manejado los dineros públicos, salió con las manos limpias. (Toses y murmullos.) Si es, pues, un políticos que en los actuales momentos está identificado

con la Revolución mexicana y si como alto funcionario público ha dado muestras de desinterés, no hay argumento político que pueda esgrimirse en su contra. Cuando desfilan los oradores del pro y del contra, el apasionamiento político hace que todos se pregunten: ¿qué interés lleva el que habla? Porque parece que ahora ya no se puede concebir una palabra desprovista de interés pecuniario.

Cuando vosotros, cuando pensadores como el C. Cienfuegos, vienen a tachar aquí a algún representante, porque no se le vio en los campos de batalla, cuando se considera a la Revolución, cuando se considera el resultado de la Revolución como un banquete al que sólo tienen derecho de sentarse los que estuvieron con el arma al hombro, cuando se desconocen los méritos de los que han preparado la Revolución, de los que han pensado la Revolución, de los que la han hecho con sus ideas, con sus sentimientos, entonces, señores diputados, si fuera esto cierto, sería preciso concluir que la Revolución tendría que fracasar, porque los que están llamados a sentarse al banquete de la Revolución, son la minoría de todo el país; pero, por fortuna, esto no es cierto. Seguramente que la Revolución tiene verdades íntimas y propias que la salvarán a pesar de todos nosotros, si nos opusiéramos en contra de ella; seguramente que ella, como una emanación de espíritu popular, es algo que ha impedido todos los órganos de la vida social y que ha llegado al establecimiento de la situación inquebrantable, inconmovible, contra la cual ya no puede actualmente ni el poderío de la Reacción, ni la labor inicua de los enemigos allá en el extranjero, ni siquiera las rencillas ni las divergencias de los triunfantes de hoy. Seguramente que esta Revolución tiene virtud propia, que por sí misma la ha de llevar a feliz término y para el verdadero espíritu liberal, y para el verdadero espíritu revolucionario, es indispensable que todo el pueblo venga a participar del banquete de la Revolución, porque ella le ha señalado, le ha demostrado sus derechos y le ha abierto nuevos horizontes y le ha demostrado a cada ciudadano que es un hombre que tiene derecho a ser un hombre y que puede vivir y que puede vivir bien; ese es el espíritu amplio de la Revolución. Pues bien, todo ello hubiera fracasado, todo ello se hubiera perdido, si nosotros con nuestras miras personales, con nuestra miras de sólo un día, de sólo un año, fuéramos a juzgar este gran movimiento histórico que desde hace diez años ha comenzando y que no sabemos nosotros cuándo vendrá a acabar; pues bien, en medio de ese gran movimiento revolucionario, en medio de esa enorme impresión, yo he venido leal y sinceramente a poner mi grano de arena, mi esfuerzo personal. Nacido a la vida política desde hace poco tiempo, todavía no tengo odios ni rencores, todavía no tengo los profundos apasionamiento que dividen a los hombres y a las Cámaras en derechas y en izquierdas; no, señores diputados, cuando yo os vengo a decir que es preciso obrar aquí con ese fondo de sinceridad y de lealtad que todos llevamos en el fondo, yo me siento hablar por mi mismo espíritu y yo os aseguro, señores diputados, que vengo a hablar sin interés, con toda lealtad y sinceridad. Y ya que en estos momentos es inútil pretender un convencimiento imposible, por que hay compromisos adquiridos de antemano, es preciso que cada uno de vosotros venga a fundar conforme a su leal saber y entender, la opinión formada en este asunto para que se pueda saber ante todo el mundo que no todos los diputados han obrado víctimas del apasionamiento de un momento pasajero que pasará dentro de pocos días, porque debemos todos venir a laborar por las instituciones públicas y en ellas no quedarán nada de nuestras ruindades y de nuestros apasionamiento. Lo único que valdrá ante la hacienda ante la historia, ante la faz de la Nación y la propiedad pública, será la parte de buena fe que hayamos venido a poner en la discusión de todos los asuntos. (Aplausos.)

El C. Secretario López Lira: Habiendo transcurrido la hora reglamento, se pregunta a la Asamblea si se prolonga el debate. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Continúa el debate.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Siurob.

El C. Siurob: CC. diputados: Nunca como en esta ocasión he sentido tanto tener necesidad de tomar parte en un debate; nunca como en este caso he sentido en el fondo de mi corazón dos voces encontradas que me gritan, una: "Calla." Y la otra: "Habla. Y habla fuerte y habla con sinceridad y patriotismo y habla por el honor de tus padres, porque tus padres te educaron por un sendero de rectitud, porque tú recibiste la educación de un verdadero mexicano es la que demanda defender los intereses de la patria antes que los intereses individuales." Yo, señores, digo que lamento venir a esta tribuna, porque soy amigo personal del señor licenciado Luis Cabrera, soy un antiguo amigo de él, porque en 1910, cuando fraguábamos el complot de Tacubaya, el licenciado Cabrera era uno de nuestros consejeros y a él íbamos a pedirle muchas veces el auxilio intelectual que necesitábamos los que éramos noveles conspiradores y, por consiguiente, expuestos a cualquiera imprudencia. Pero voy a decir a ustedes que el licenciado Cabrera tiene tres fases en su vida política hasta estos momentos. La primera fase le corresponde a "Blas Urrea," la segunda fase le corresponde a Luis Cabrera y la tercera fase le corresponde al licenciado Calabrés; voy a explicarme de una manera clara, señores, tengo derecho, más que para otros diputados, a juzgar al señor Cabrera conforme al criterio político, porque él fue uno de los creadores de este sistema de juicio en la anterior Legislatura, en la XXVI. Todos los diputados de aquella Legislatura recuerdan la energía, la intensidad con que el señor Cabrera defendió el criterio político como una base de juicio en el seno de aquella Representación. Se ha dicho hasta aquí, señores, que no se han hecho cargos concretos en contra del señor Cabrera, cargos políticos, y yo voy a hacerle uno. Cuando al señor licenciado Cabrera, en la época en que había caído ya el Gobierno del señor Madero, se encontraba en los Estados Unidos, dirigió un telegrama, contestación de otro que le debe haber dirigido el director del famoso "Imparcial," y voy a leer a ustedes lo que dice este telegrama para después hacer los debidos comentarios. "Copia de un carta publicada en "El Imparcial" del jueves 6 de marzo de 1913. (Página 5a. columna 5a.)

"Lo que dice el diputado don Luis Cabrera.- Nueva York, marzo 5 de 1913.

"Señor Director de "El Imparcial."- México.- Le suplico se sirva publicar en "El Imparcial," que encontrándome accidentalmente fuera del país, desde fines del pasado enero, ninguna participación he podido tomar en asuntos públicos.

Tampoco me ocuparé de política hasta regresar a México, estimando inconveniente hacerlo desde el extranjero.

"Opino que los elementos personalistas del maderismos, deberían cesar en su resistencia, pues es un esfuerzo inútil después de la muerte del señor don Francisco I. Madero y del licenciado José María Pino Suárez. Los elementos renovadores que nunca fueron personalistas, con mayor razón deben aceptar los hechos consumados sin tratar de enmendarlos, tomando la situación actual como el punto de partida para sus futuros trabajos dentro de las vías constitucionales, procurando el pronto restablecimiento de las libertades, pero absteniéndose de obrar hasta conocer los programas políticos de los nuevos hombres sobre administración de justicia, autonomía municipal, reclutamiento militar, reformas agrarias y demás ideales renovadores.

"Le anticipo las gracias por la inserción de estas declaraciones.- Firmado.- Luis Cabrera,"

Ahora, vamos a comentar este telegrama, señores diputados. El señor Cabrera les dice a los miembros del grupo renovador, que eran los que constituían la única esperanza del pueblo en el seno de aquella representación, les dice, con su voz autorizada de jefe de aquel grupo, que deben cesar en su actitud, que deben esperar hasta que el nuevo gobierno demuestre cuál es su idea respecto de la cuestión agraria, del reclutamiento militar y de otras cosas por el estilo. ¿El señor licenciado Cabrera desconocía la manera como había sido el señor Madero y como había parecido a su lado el señor Pino Suárez? Indudablemente que no, porque Washington no es el Japón, porque Washington no es China y hay una multitud de mexicanos que continuamente están yendo de un lugar a otro y más en aquel tiempo de agitación en que se iniciaba la Revolución Constitucionalista y, por consiguiente, el señor licenciado Cabrera sabía a qué atenerse. Debemos advertir que en esta parte es más grave, más terrible este cargo por varias razones: la primera, porque el licenciado Cabrera era todavía Blas Urrea; el señor Cabrera era todavía el que apostrofaba a la dictadura legendaria y era todavía el que había lanzado aquella carta abierta al señor Carranza, diciéndole que no debía ceder ni transigir; era todavía el liberal verdadero, el liberal honrado y radical que se levantaba sobre el pedestal de la justicia y el honor nacionales y tenía plena conciencia y el suficiente esfuerzo para gritarle al apóstol Madero: "No cedas, triunfa sobre tus enemigos hasta el último, porque tu triunfo significa el de la justicia y el honor nacionales." Sin embargo, el señor Cabrera se dirigió al grupo renovador y este grupo era la única esperanza del pueblo mexicano en aquellos momentos, y por conducto del grupo se dirigió a toda la nación, puesto que su telegrama era dirigido a "El Imparcial" y llevado a todos los ámbitos de la República, diciendo, no estas palabras, sino otras más explícitas, otras más claras que resonaron en esos momentos en el fondo de todas las conciencias. Eran estas: "Todos los mexicanos deben aceptar los hechos consumados, todos los mexicanos deben esperar que este régimen dé los frutos que esperamos nosotros." ¿No es esta una responsabilidad? ¿No es un cargo concreto? Ahí lo tenéis, allí está la prueba. No hubiera venido a atacar al licenciado Cabrera, que ha sido amigo mío, si no tuviera un cargo concreto, si mi honradez, gritándome más alto que lo que me hubiera aconsejado esa antigua amistad, no me hubiera dicho: "Levántate y acusa." Y por eso he venido a esta tribuna a acusar. (Aplausos.)

Pero todavía hay datos posteriores, señores, que permitirán a esta H. Asamblea afirmar que "Blas Urrea" no se parece a Luis Cabrera, ni se parece tampoco al "licenciado Calabrés," "Blas Urrea" es el revolucionario gigante que se enfrenta a la dictadura, "Blas Urrea" es el hombre de convicciones que, alzándose sobre su pupitre de trabajo, enarbola el pabellón rojo en que se condensan las lágrimas y los sufrimientos de un pueblo; él expone su vida y expone su honor a las vejaciones de aquella época; va y acusa. Luis Cabrera es ya el revolucionario triunfante, el que ha probado las mieles del poder y que se ha sentado en una curul y ha sido agasajado por todos los partidos como a favorito del Presidente de la República. Luis Cabrera es quien se encuentra, en virtud de un mandato del Presidente de la República, en Washington, y allí en Washington, en medio del confort, en medio de las satisfacciones que procura la vida de la capital de la República Norteamericana, olvida, señores, olvida por un momento aquel pueblo, aquel pueblo que defendió, aquel pueblo que lo aclamó desde el fondo de su corazón, aquel pueblo que desde el fondo de su miseria le gritó que había hecho bien, aquel pueblo que desde el fondo de todos sus amores, del amor a sus hijos, al terruño y a su patria, supo decir: "El señor "Blas Urrea" es uno de los pocos hombres verdaderamente honrados, verdaderamente inteligentes y verdaderamente fuertes que existen en la República."

Decía yo que hechos posteriores y vamos a seguir con los hechos posteriores. El señor Cabrera ha sido jefe de varias agrupaciones; la primera fue el grupo vazquista; el grupo vazquista fue una segregación del maderismo; todos conocemos la historia del grupo vazquista. El grupo vazquista comenzó por ser una segregación personalista del gran partido revolucionario que encabezó el señor Madero. Después, cuando vino la Convención de 1911, este grupo personalista acabó de acentuar su personalismo no sujetándose a las descisiones de aquella Convención democrática, y voy a demostrarlo: En esa Convención democrática fueron cuatro grupos políticos, el grupo vazquista calderonista, el grupo del señor Robles Domínguez y el grupo pinista. El grupo del señor Robles Domínguez, al salir de la Convención, fue a defender al señor Pino Suárez, como era su deber democrático. El grupo vazquista fue a encastillarse antidemocráticamente dentro de sus convicciones, y desde ese momento el partido democrático que llevaba el nombre de Vázquez Gómez debió haberse llamado antidemocrático, y no se contentó con eso, sino que posteriormente elevado el señor Madero a la Presidencia

de la República, el grupo vazquista se levantó en armas y juntamente con el grupo reyista, que era esencialmente conservador, comenzó a hostilizar al señor Madero. Ustedes ven que el señor Cabrera prohijó en este caso a un grupo de reaccionarios, a un grupo de hombres que provocaron la primera rebeldía en contra del señor Madero. Vamos adelante. Después, el señor licenciado Cabrera es el lider del grupo renovador esencialmente gobiernista, que no tuvo tampoco mérito ninguno con ir a sostener en el seno de la Cámara maderista los principios avanzados, porque no lo hizo, sino que, al contrario, sostuvo los principios semiconservadores; digo, conservadores para aquel régimen. Pues bien, en este grupo también tuvo mala suerte el señor Cabrera; este grupo falló en lo absoluto de las altas ideas que de él se esperaban; en ese grupo estuvo Querido Moheno y traicionó. (Voces: ¡No!) ¡Si estuvo! Tiene representantes, por fortuna, ese grupo que siempre se han conservado intactos como el señor Ancona Albertos, Neri, y no recuerdo qué otros; pero fuera de estas personas, este grupo no ha sido otra cosa más que un grupo gobiernista, no por ideales, sino por consideraciones del estómago; son gobiernistas viscerales. En la actualidad este grupo tiende a extenderse, ya no se le llama grupo renovador, ahora se le llama grupo civilista. ¡Y es un civilismo curioso! Es un civilismo que aconseja por boca de Palavicini a la faz de toda la Nación, que se arme la República para ir a luchar contra una Nación que no nos ha hecho la menor ofensa. ¡Qué hermoso civilismo!.

Sería, señores, como por ejemplo, el que dijera que iba a combatir enérgicamente la prostitución y que fuera el primero en poner un prostíbulo. Es igual de antitética una idea con otra. El señor Palavicini se cansa de predicar el civilismo y por otra parte en su periódico nos aconseja la guerra de una manera imprudente y hasta ridícula, porque es ridículo comenzar a hacer anuncios en este sentido cuando toda una Cancillería, que es la que tiene mejores datos, no ha hecho indicaciones de ninguna especie. Pero esto, señores, también es cuestión de vísceras, también es cuestión de estómago, como todo lo que se refiere a todo lo que queda del grupo renovador (murmullos), salvo las excepciones naturalmente que he hecho. (Voces: ¡¡Ah, ah, ah!!) Ya las he hecho antes y por eso no creí necesario insistir sobre ellas, señores. Ahora, conste que hay dos grupos, más bien dicho, tres, que ha regenteado el señor Cabrera y que estos tres grupos han sido al fin y al cabo conservadores.

Ahora vamos adelante. El señor Cabrera cometió una falta de valor civil y una injusticia queriendo hechar sobre los hombros del Primer Jefe toda su responsabilidad en el Ministerio de Hacienda; yo le lanzo este cargo. (Aplausos y voces: ¡Muy bien!) Ninguno de nosotros, señores, ha rehuido jamás las responsabilidades que le resulten al haber desempeñado algún cargo en la Revolución; el señor general Obregón ha sido suficientemente enérgico para decir que ha sido el responsable de la campaña del Cuerpo de Ejército del Noroeste y de su actuación en la Secretaría de Guerra; el general González ha sido suficientemente justo y suficientemente valiente para afrontar su responsabilidad al frente del Cuerpo de Ejército de Oriente, y por el estilo todos los revolucionarios han tenido siempre suficiente valor civil para afrontar las responsabilidades de sus actos. Yo siento en el alma tener que lanzar este cargo al licenciado Cabrera, este es un cargo cierto, es un cargo que no podrá quitárselo, porque estos son hechos comprobados por sus mismas palabras.

No, señores, esa manera de quitarse esos cargos, es esencialmente conservadora; si oyen ustedes a Palavicini, dice lo mismo; si oyen ustedes a Macías, dice lo mismo: "El Primer Jefe, el Presidente de la República es el que tiene la culpa." ¿Cómo va tener la culpa, señores, si deposita su confianza en ellos? Yo no culpo al Primer Jefe de toda mi actuación como revolucionario; yo soy el único responsable, porque el día que yo hubiera visto que el Primer Jefe flaqueara en el terreno de los ideales de la Revolución, desde ese momento yo me hubiera separado en lo absoluto de la administración y así lo hice ante una sola cosa que me pareció no estaba con los ideales, me separé en lo absoluto inmediatamente, presenté mi renuncia; y eso que a mi me pareció nada más porque aún no creo tener la justicia.

Ahora, señores, vamos a hablar de la labor del licenciado Cabrera en el seno del Ministerio de Hacienda. ¿Sabéis lo que ha sido durante el periodo revolucionario? Pues sencillamente no ha sido el Ministerio de Hacienda, y voy a decir por qué. Porque los trabajos principales del Ministro de Hacienda consisten en esto: en la aprobación o no aprobación de presupuestos, en el trabajo para adoptar los presupuestos a las necesidades nacionales, dictar leyes de acuerdo con esas mismas necesidades nacionales, y este trabajo, que es el principal que constituye la base de una Secretaría de Hacienda, no lo pudo haber tenido el señor Cabrera, desde el momento en que no era posible conocer las necesidades nacionales, ni era posible que dictara leyes adaptadas, ni que se hubiera tenido nada de eso. ¿Cuál fue el trabajo del Ministro de Hacienda? Exclusivamente fabricar billetes y repartirlos; esto fue todo el trabajo. La indicación venía de arriba, venía del C. Venustiano Carranza; el señor Cabrera decía: "No creo conveniente que se contrate ningún empréstito en el extranjero." El señor Carranza, con su talento de patriota, endurecido en las luchas políticas, comprendió que el empréstito extranjero sería el hundimiento de la Revolución y del país y prefirió que se emitieran billetes. Las necesidades eran imperiosas: no se podía más que repartir billetes al Ejército, y no discutir. En tal caso, la Secretaría de Hacienda no tuvo más papel que éste, repartir el dinero al Ejército, repartir el dinero a los funcionarios y comprar las armas y pertrechos necesarios para el mismo Ejército; esto fue el exclusivo papel de la Secretaría de Hacienda. En la última parte de su gestión, en la que verdaderamente iba a entrar a su verdadero papel, allí se empezaron a notar las deficiencias y voy a citar casos.

Yo he dicho ante esta Asamblea que la emisión del papel infalsificable, todos esperábamos que iría a valer un peso, por cada unidad; sin embargo, el decreto decía que valdría veinte centavos. ¿Por qué pudiendo haber valido un peso, la Secretaría

de Hacienda le dio el valor de veinte centavos? Este es el enigma que yo he señalado a la consideración de ustedes y para el cual yo deseaba que viniera el señor Cabrera, porque tendría profunda satisfacción en que me lo explicara. Esta labor, señores, en mi humilde concepto y mientras no se me diga lo contrario, debe tomarse como un paso en falso dado por la Secretaría de Hacienda, precisamente cuando comenzaba a ser Hacienda, precisamente cuando de su actuación se podía esperar algún otro resultado mejor... (Voces: ¡A votar, a votar!)

Yo tuve conocimiento, señores, accidentalmente de un hecho que fue contado delante del señor general Obregón, y por eso, como allí no se desmintió, yo no lo pongo en duda y lo transmito precisamente al señor licenciado Cabrera para que nos lo aclare. Se trata del señor Reyes Retana, que fue un porfirista y un reyista, cobró, no sé si al señor Nieto o en la Secretaría de Hacienda, cien mil pesos para las gestiones que hizo en favor de una compañía petrolera en la cual se dijo que el señor Nieto representaba la mayoría de las acciones. De manera es que acerca de este punto, al señor general Obregón se le negó una suma de dinero para el sostenimiento del Cuerpo de Ejército que mandaba, o le dijeron que no había, y entonces el señor Obregón le puso una comunicación al Ministro de Hacienda diciéndole que sí había dinero para dar propinas de cien mil pesos a Reyes Retana y no había dinero para pagar el Cuerpo de Ejército del Noroeste. Allí se dijo delante de mí y en presencia del general Obregón. Ahora yo pregunto ¿a qué dinero se refería esta alusión? Yo quisiera que se me explicara, porque en esta tribuna y en esta Asamblea hemos convenido en que sea éste un tribunal revolucionario en el cual vamos a juzgar a todos los individuos que entren al seno de esta Asamblea, porque queremos darle todo el respeto que se merece, porque queremos que este Congreso, que es el primero que surge de en medio de la llamarada revolucionaria, sea el que venga animado por los grandes anhelos, con las mejores intenciones y también purificado delante de todo el pueblo mexicano.

Voy a terminar, señores, con la parte legal. (Voces: ¡Ah!) Pues es indispensable que me escuchen un poco más. Acaba de decirse, señores, al leer el expediente, en las protestas que allí se mencionan aparecen como propagandistas del licenciado Cabrera unos señores Molina que fueron huertistas y caciques del pueblo de Zacapoaxtla; en otra protesta se dice que en las mismas elecciones se obsequiaba a los votantes con aguardiente; en otra parte se nos dice que se esgrimió para convencer a los mismos votantes el argumento del "dedo chiquito;" además, era candidato a gobernador del Estado el hermano del señor licenciado Cabrera, persona muy honorable y verdadero revolucionario, entre paréntesis. Por otra parte, aparecen después del examen de la Comisión varias protestas sobre que en gran número de casillas hubo tal uniformidad de sufragios, que no hubo absolutamente ni un voto para los contrarios del señor Cabrera. Eso, señores, es un milagro democrático, es un milagro tan democrático que deja de ser democrático. (Risas.) Si a esto añaden ustedes el argumento de que nadie es profeta en su tierra, todas las circunstancias nos permiten afirmar que en este caso hubo una imposición verdadera en el terreno de los hechos. Me van a permitir equiparar este caso, aunque en sentido contrario, al del señor Hernández Garibay. En el caso de este señor Hernández Garibay, fui el Presidente de la Comisión, y yo como Presidente reprobé la credencial del señor Garibay porque no era legal, conforme a lo más estricto de la ley; pero luego vino el señor Garibay y pudo convencer a la Asamblea de que a pesar de que legalmente había objeciones en su candidatura y no tenía el número de votos suficientes, pudo convencer a la Asamblea de que muchos de los votos que nosotros habíamos desechado deberían computarse, teniendo en cuenta la ignorancia de los habitantes en su distrito. Aquí es lo contrario, a pesar de que la Comisión diga que en este caso la elección está sujeta a todas las reglas electorales; sin embargo, nosotros debemos afirmar por todas las presunciones que acabo de analizar, que allí hubo imposición y esta elección no puede ser legal desde el momento en que era candidato del Gobierno del Estado ya en la época de la convocatoria, el señor Alfonso Cabrera, que el señor Cabrera no renunció antes de la fecha debida. Tercero, que el señor Cabrera por el simple hecho de ser adicto al Primer Jefe e íntimo amigo suyo y de seguir funcionando todavía, aunque no de una manera oficial, en la Secretaría de Hacienda, con ese simple hecho bastaba para intimidar a los votantes.

Voy a terminar con este último punto refutando algunas aseveraciones del compañero Medina. El señor Medina, señores, tiene todas las cualidades que se necesitan para ser un verdadero orador, menos una: arrogante apariencia, voz melódica y apropiada al oído, (Risas y aplausos) dicción fácil y adaptada a los preceptos académicos, ideas elevadas que han evolucionado después de sabias lecturas; pero le falta una cosa, señores, le falta atreverse a defender con la suficiente energía la verdad. Esto es lo que le falta al señor Medina para ser un gran orador; por eso yo lamento que haya venido aquí a querer trastornar el espíritu de la ley, yo no digo que dé mala fe, siempre he reconocido una admirable buena fe en el señor Medina; pero aquí tienen ustedes, señores, el artículo transitorio que dice: "En la elección a que debe convocarse conforme al artículo siguiente, no regirá la fracción V del artículo 82; ni será impedimento para ser diputado o senador, estar en servicio activo en el Ejército, siempre que no se tenga mando de fuerza en el distrito electoral respectivo; tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión los Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que éstos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva."

Aquí habla de la convocatoria respectiva, de una sola convocatoria, no de las subsecuentes; aquí habla de la convocatoria respectiva de las elecciones a que convocaría el Presidente de la República, no de las subsecuentes, y tanto es así que en las subsecuentes quedan dentro de los preceptos ordinarios de la Cámara y así lo estatuye perfectamente

el artículo 77, fracción IV de la Constitución que dice que son facultades de cada una de las Cámaras "expedir convocatorias para elecciones extraordinarias, con el fin de cubrir las vacantes de sus respectivos miembros."

El C. Prosecretario Magallón: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria, se pregunta a la Asamblea si continúa el orador con el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Continúe el orador en el uso de la palabra.

El C. Siurob: ¡Gracias! Allí tienen ustedes: si se convoca a elecciones ordinarias ya las reglas que se deben aplicar son los preceptos ordinarios y de ninguna manera los extraordinarios, puesto que la convocatoria que originó esta elección es ordinaria y prescrita ya por un precepto, es el artículo 77, en su fracción IV. Estos son hechos, esta es una demostración, aunque no soy abogado, perfectamente legal que bastará para convencer a la Asamblea.

Ahora, señores, hago mis votos más sinceros porque el señor licenciado Cabrera venga a sincerarse en esta tribuna de los cargos que yo le he dirigido; lo deseo ardientemente, lo deseo como se desea una cosa buena, una cosa grande, una cosa honrada. (Siseos.) Sí, señores, por que siempre será grande que los hombres honrados se conozcan y se examinen; por eso deseo ardientemente que el licencia Cabrera venga a destruir estas inculpaciones mías; y si desgraciadamente no las destruye, pido a esta Asamblea que, consecuente con sus principios revolucionarios, rechace el dictamen de la Comisión. (Aplausos.)

El C. Presidente: El C. general Treviño cede la palabra el C. licenciado Cabrera.

El C. Cabrera Luis: (Aplausos.) Siento verdaderamente, CC. diputados, que el debate se haya prolongado por tanto tiempo y que haya cansado vuestra atención, primero, porque no estaríais tal vez en situación de pesar todavía nuevas ideas o nuevos argumentos que se trajeran a la discusión; y en seguida, porque tal vez tendré necesidad de ser sumamente breve, a fin de no abusar de vuestra paciencia. La ley me concede, a lo que entiendo, una media hora; y procuraré aprovecharla. Si al final de esta media hora os encontráis cansados, francamente rehusadme el uso de la palabra. La existencia de bloques en el seno de la Cámara... (En este momento se pone enfrente de él una cámara fotográfica.) Suplico a esta otra cámara me haga favor de dejarme en paz. Esa sí me molesta. (Aplausos y risas.)

La existencia de bloques en la Cámara es legítima y es justificada. La votación que de ellos deriva no la llamo por consigna sino por compromiso entre los miembros de un bloque, es una arma parlamentaria aceptada. La existencia de bloques tiene por objeto dar uniformidad y consistencia a una idea que se ha discutido y a una determinación que se ha formado; pero el diputado que sin conocer los antecedentes y sin tener ideas de las materias que se fueran a presentar a su consideración hubiera tomado el compromiso de votar en determinado sentido, simple y sencillamente falta a sus deberes, al deber que le ha impuesto sus conciudadanos al designarlo para que vaya a cumplir con su deber de diputado conforme a su patriotismo y conforme a su conciencia. Pero digo más, el cuchillo de tres filos es una arma legal. Yo fui el primero que desde esta tribuna en 1912 consideré que era un peligro para la Patria que los miembros del partido católico se sentaran en aquellos escaños; yo fui el primero que aprovechando el criterio político dije que los revolucionarios teníamos el derecho de procurar excluir elementos que sabíamos que iban a venir franca y claramente a intrigar, desunir y sobre todo a conspirar en el seno de la Representación Nacional. Los hechos me dieron la razón; el asesinato de los señores Madero y Pino Suárez, digan lo que digan algunos que a este respecto han reclamado, fue una consecuencia necesaria e inmediata de la debilidad de algunos de nuestros elementos al haber dejado entrar al seno de la Representación Nacional un grupo compacto de porfiristas activos en la labor de conspiración y un grupo compacto de católicos hipócritas firmes en su labor de desunión y discensión del Gobierno del señor Madero. La caída de Madero se debió precisamente a la existencia dentro de su Gobierno, de elementos que no estaban absolutamente identificados con la Revolución de 1910. Este Gobierno tiene obligación de ver que todos los ciudadanos que tomen parte en la cosa pública, estén bien identificados con los fines de la Revolución. Aplicadme el criterio político, hacéis bien en aplicarme el criterio político, pero tened presente que uno es el criterio político revolucionario y otro es el criterio político de partido, dentro del elemento revolucionario. He querido decir estas palabras, porque tengo la certeza de que, honradamente, los miembros radicales, los miembros del grupo socialista, los miembros del grupo que aquí se designa y que yo acepto francamente que se designe con el nombre de grupo ministerial y los miembros del Partido Liberal Constitucionalista, pueden votar en mi favor. Sólo habría una razón para que no lo hicieran así; que antes de conocer la verdad del caso, hayan tomado el compromiso de votar en mi contra; sino hay compromiso, escuchad la voz de vuestra conciencia y haced justicia.

Por vía de entremés y para dar un poco de esparcimiento al ánimo, voy a permitirme antes de entrar verdaderamente en materia con un criterio lógico, contestar, así al volar de la palabra, algunos de los puntos tratados por los oradores que han hablado esta tarde.

Al señor Sáenz le manifestaré que mis palabras de esta mañana en ninguna forma deberán tomarse al pie de la letra, pues dije que me parecía que el general Obregón estaba necesitado en la época a que me referí un millón de pesos diarios. Esta mañana no podía imaginar sobre qué recaería el debate y, por consiguiente, no puede tener a la mano algunos documentos que me fueron útiles. Siempre ha habido cierto choque, cierta pugna entre el jefe militar que necesita con urgencia fondos y la Secretaría de Hacienda que no los tiene. Esto ocurrió en febrero de 1915 y los señores Sáenz y Cienfuegos que estaban cerca del general Obregón en aquella época, tal vez podrán recordar. Pero tengo a mano parte de la correspondencia cruzada entre el general Obregón y yo y en uno de los telegramas que con verdadera urgencia enviaba el

general Obregón de la ciudad de México pidiendo fondos, se encuentran las siguientes palabras. Al Primer Jefe le decía el 5 de marzo: el general Obregón había tomado la ciudad de México y tenía que hacer una acción rapidísima de pertrechamiento y aprovisionamiento, pues de otra manera se vería en el caso de abandonar la ciudad, fuente de recursos, antes de haber concluido de aprovisionarse; por consiguiente, el general Obregón en dos semanas tendrá que hacer compras y gastos que serían imposibles hacer más tarde y por eso en una o dos semanas tuvo necesidad absoluta de cinco o seis millones de pesos. No diré yo que gastaban un millón diario, sino que en aquellas semanas tuvo necesidad de pedir fondos en esa cantidad. Por una verdadera casualidad traigo en mi expediente el telegrama a que he hecho referencia y que dice:

"México, marzo 5 de 1915.- Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

"Los enormes gastos que hemos tenido que pagar en ésta y que me tienen sorprendido a mí que me consta su inversión justificada, creo que habrían llamado la atención a la Secretaría de Hacienda, pues hemos tropezado con dificultades para que se nos proporcionen los fondos indispensables para haberes, y se me ha dicho, por parte del Secretario, que apenas le alcanza tiempo para contestar que no tiene dinero. Esto me hace sugerir a usted, respetuosamente, la conveniencia de que la Primera Jefatura nombre un Pagador para este Cuerpo de Ejército, que en lo sucesivo tenga a su cargo todo lo relativo al manejo de fondos y puedan las oficinas superiores atenderlo con eficacia, sin que esto implique desconfianza alguna para el actual pagador, que me merece el concepto de ser honrado.- Respetuosamente.- Alvaro Obregón."

Como se ve, yo no hacía ninguna inculpación al general Obregón, simplemente presentaba este hecho: se trataba de que no sólo de parte del general Obregón, sino también de parte de los generales Treviño, González, Caballero, Diéguez, de todas partes nos requerían dinero y si todos tenían necesidad de dinero, el general Obregón tuvo más necesidad en aquella época que ninguno otro.

La Secretaría de hacienda, como ha dicho muy bien el señor Siurob, no hacía más que "imprimir billetes y darlos," es cierto; lo demás que hacía tenía su importancia, pero no tenía la importancia de proporcionar fondos a las fuerzas. En aquel tiempo se comenzó el sistema de impuesto a las exportaciones que no habían pagado antiguamente, en aquel tiempo se comenzó a cobrar en Yucatán el impuesto sobre el henequén y en otras regiones al petróleo, etc., con el fin de conseguir dinero para la lucha. Me he encontrado por casualidad con una carta de marzo 6 dirigida por mí al general Obregón y de cuya lectura os hago gracia por ser demasiado larga, pero en ella se consignan datos como los siguientes:

"...por ahora me limito a enviarle, para que usted pase su visita por ellos, los estados diarios de existencias de caja y de entregas de dinero que se han hecho durante todo el mes de febrero, única manera que tengo de mostrar a usted que cuando no le enviamos fondos, ha sido porque verdaderamente no hemos podido hacerlo.

"Verá usted, por lo tanto, que el general Diéguez apenas se ha podido remitir menos de un millón de pesos, que el general Alvarado no se le ha dado ni medio millón, que al general González con muchos trabajos hemos podido darle $700,000.00 etcétera, etcétera.

"Por lo que hace a la ciudad de México, dice usted en su telegrama que a usted mismo le sorprende la cantidad que se ha gastado. Yo le digo que a nosotros no debe sorprendernos y que debimos haber estado preparados, sabiendo que la ciudad de México nos consumiría mucho dinero, y de hecho en la Secretaría de Hacienda así lo suponíamos desde el principio."

Más adelante dice la misma carta: "La capacidad productoras de nuestras máquinas en Veracruz no llega a más de $200,000.00 diarios, imprimiéndose $160,000.00 en billetes de $100.00 y de $50.00. Como por todas partes del país se empezó a sentir considerablemente la escasez de moneda pequeña, cuando menos de billetes de $1.00 y de $5.00, tuvimos necesidad de crear el billete de $2.00 y de dedicar la mayor parte de nuestros operarios al trabajo de impresión de billete chico. Pero es el caso que imprimiendo billete chico, apenas pudimos producir $30,000.00 al día, y no podremos producir más hasta que no estén instaladas las nuevas prensas venidas de México."

Son tres hojas de tribulaciones en que daba al general Obregón una explicación del por qué no tenía fondos a su tiempo y esas tres hojas tan minuciosas que explican nuestro estado de ánimo en aquella época para poder luchar. Es cierto, no lo dudo, que el diputado Siurob, en la Secretaría de Hacienda en aquella época habría hecho mucho más y también cualquiera otra persona; pero declaro que de lo que hice bueno, que fue lo que dije esta mañana, no hice bueno más que lo que hice por orden del Primer Jefe; no es que eluda responsabilidades de lo malo, es que no quiero tomarme el mérito de lo bueno. Hay diferencia entre una y otra cosa. La política hacendaria fue absolutamente consistente, uniforme, rectilínea y precisa en todos sus lineamientos, porque el único autor de la política hacendaria fue verdaderamente el señor Carranza; yo no hice más que dar forma a esa política hacendaria. Y para que se vea que es verdad lo que asiento, tengo a la mano la discusión telegráfica que se entabló desde la ciudad de México a Veracruz y viceversa, entre el general Obregón y el Primer Jefe, cuando aquél apremiado por la presión de las masas de la ciudad de México deseaba dejar circular el billete villista. El Señor Carranza veía que en lo futuro, si permitíamos que circulara el billete villista, habríamos dado armas y dinero al enemigo, en vez de derrotarlo. Este es un verdadero triunfo en la historia hacendaria de la Revolución en la que no tomé absolutamente ninguna parte, porque los telegramas se transmitieron, entre el Primer Jefe en Veracruz y el general Obregón en México. Hago estas explicaciones contestando la imputación del señor Siurob, de que eludo las responsabilidades. No quiero cogerme los méritos.

Vamos a ahora a los tres criterios que deben aplicarse para decidir si un ciudadano tiene derecho a representar a un grupo de ciudadanos en este

recinto, es decir, para aplicarlos a una credencial. El criterio legal consiste en investigar primero si el candidato tiene la capacidad legal para ser diputado, si las elecciones se verificaron dentro de la ley, es decir, si hubo elección y si ese candidato obtuvo la mayoría. Mucho se ha dicho en este recinto acerca del aspecto legal de este asunto. Ya el señor Medina y el señor Blancarte hicieron valer argumentos perfectamente incontrovertibles; pero el argumento toral, y lo llamo toral, no porque venga del señor Sánchez Pontón, sino porque es principal, consiste en que la excepción que hace artículo transitorio de la Constitución, nada más reza para los que trajeron sus credenciales antes de mayo; para los que no trajeron sus credenciales en mayo, ya no reza, es decir, y argumenta el señor licenciado Sánchez Pontón, el artículo transitorio ya no está vigente. Se llama artículo transitorio en una ley, aquél que no tiene aplicación más que una sola vez en un solo caso, que no prevé de condiciones generales y que no va a regir en todas las elecciones, sino que va a regir exclusivamente para una elección o para un caso determinado. Un artículo transitorio se puede referir o a un día, o a un mes, o a un hecho o a una Asamblea determinada. Los artículos transitorios de la Constitución, todos se refieren al procedimiento para la transformación del régimen preconstitucional en régimen constitucional; uno de los pasos para la transformación consiste en la integración de esta Cámara; pero la integración de esta Cámara no es un acto único que se verifique en un momento, sino en un acto de sucesivos pasos. Cuando se convocó a elecciones para esta "Cámara de Diputados, no se convocó en Chihuahua, no se convocó en Guerrero, no se convocó en Morelos, en fin, se supuso, el legislador supuso que más tarde se integraría la Cámara y tendría que convocarse a otras elecciones y por eso el legislador usó estos términos que son absolutamente indiscutibles. El artículo transitorio se refiere "al próximo Congreso de la Unión," no se refiere a las elecciones a que se ha de convocar el seis de febrero por el Primer Jefe; dijo claramente al tratar de los Secretarios y Subsecretarios de Estado, palabras más precisas que las que dijo al hablar de los militares; dijo:"...Tampoco estarán impedidos para poder ser electos al próximo Congreso de la Unión, las Secretarios y Subsecretarios de Estado, siempre que estos se separen definitivamente de sus puestos el día que se expida la convocatoria respectiva."

Por consiguiente, el artículo transitorio se estaba refiriendo a una Asamblea que iba a tener vida especial año y medio; y esa Asamblea es esta. La mejor prueba de si estamos interpretando una ley con justicia, es comprobarla por la regla de la equidad. Algunos diputados dicen: "Hay sí, porque él estuvo en el Constituyente y previó; el C. Hay se separó en aquel tiempo y pudo entrar a este Congreso antes que Cabrera, pero Cabrera no." El argumento de equidad, es de sentido común, no es argumento legal, ¿Por qué razón en estos mismos escaños puede estar sentada una persona que cuando se expidió la convocatoria, el 6 de febrero, renunció; y no pudo estar sentada otra persona que cuando se hizo la convocatoria de marzo hacía mes y medio estaba fuera de la Secretaría? Si el argumento legal o la letra os cohibe, acudid a vuestra conciencia y consultad el sentido común y así podréis ver que las mismas razones que campearon para que se hiciera una excepción para este Congreso respecto del Subsecretario Hay, existen para que se haga que se aplique el mismo criterio respecto de mí. No creo que haya otro argumento de fuerza respecto del punto de vista legal; permitid que yo vea con asco entrar a la consideración de si en Zacapoaxtla hubo tantos votos o si la Mesa estuvo cerca de la casa de mi compadre o no; permitid que no dé ni siquiera importancia a ese argumento y tan trillado que consiste en atacar algunas personas por relacionada con el interesado, con el fin de que los ataques aparezcan contra él. Aquí se ha mencionado a Manero, porque se supone que el lodo que se echa encima de él caerá sobre mí; aquí se ha mencionado a un gran número de actos ajenos por el estilo, pero sobre todo, se ha abusado en materia de elecciones de este sistema de argumentar respecto de imposiciones: mientras el doctor Alfonso Cabrera jugaba como candidato a la gubernatura de Puebla, todos los ataques no fueron contra del doctor, sino contra su hermano el licenciado, y se dijo que la elección del doctor Cabrera en Puebla era una imposición; y ahora me encuentro con el originario y risible argumento de que la elección del distrito de Zacapoaxtla es una imposición del doctor Cabrera, que era candidato al Gobierno del Estado de Puebla. (Risas y aplausos.) Por eso digo que no creo que debamos ocuparnos de esto ya.

Yo suplico a los señores diputados que hayan obtenido más de tres votos en su credencial, que tengan la bondad de ponerse de pie. (Varios diputados se ponen de pie, Aplausos.) Muchas gracias. Como habéis visto y no obstante que esta indicación la hice a los ciudadanos diputados, no para convencerme yo, sino para convencer a los demás...

El C. García Vigil, interrumpiendo: No tiene facultades el orador para llamar a un grupo de la Asamblea (siseos prolongados) a que se ponga de pie, (Nuevos siseos.)

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta al C. García que no hay artículo del Reglamento que lo prohiba; además, el orador suplicó a los señores diputados que se pusieran de pie y ellos la hicieron. (Aplausos.)

El C. García Vigil: Pregunto yo, señor Presidente, si el orador tiene facultades para pedir a la Asamblea que se pare.

El C. Presidente: El orador tiene facultades para invitar a los ciudadanos a que se levanten, y los diputados tienen facultad para hacerlo o no, si quieren. (Aplausos.)

El C. Cabrera Luis, continuando: Yo reconozco que el orador no tiene derecho para pedir una forma de votación disimulada; pero así como se acude a todos los medios de convencimiento y así como se provoca el aplauso o la crítica ¿por qué no se ha de provocar la democracia de un hecho determinado por medio de una invitación que puede o no ser obedecida? Yo quise solamente poner de manifiesto un hecho y al efecto habría podido

interpelar a la Secretaría y eso sí con mucho derecho, pero le daría demasiado trabajo, para que me dijera cuántas de las credenciales aprobadas en este Congreso tiene más de tres mil votos, y la Secretaría, si yo insistiera en mi petición, tendría que ir a los archivos para contestarme y nos haría perder el tiempo; y por eso preferí usar el argumento tangible. Se trata, pues, de una credencial que tuvo un número considerable de votos; tres mil y tantos competidores que no obstante ser de la región y capaces, sin embargo, no obtuvieron una votación considerable. Y no dejaron de obtenerlos porque hubiera imposición, voy a decirle al señor Sánchez Pontón por qué los señores Tirado y Haquet no obtuvieron más votos; porque ellos mismos confesaron, haciéndome un honor que les agradezco, que consideraban mi candidatura más viable y más deseable para los intereses del país. Aquí tengo los manifiestos publicados por el comité que apoyaba la candidatura del señor Tirado y un manifiesto publicado personalmente por el señor Haquet, en el cual declara francamente que no se considera en posibilidad de luchar conmigo. El señor Haquet dice:

"Deberes de gratitud, patriotismo y respeto, me inclinan a que no figure mi candidatura para diputado al Congreso de la Unión en las próximas elecciones, por más que en las verificadas el 11 de marzo anterior, haya un honroso triunfo.

"Deber de gratitud, pues está en mi convicción y en el sentir público, las disensiones que se han provocado; y un forastero jamás debe provocarlas en el lugar que le ha brindado hospitalidad. De patriotismo, porque reconozco en las nuevas candidaturas, elementos intelectualmente vigorosos que, muy superiores a mi humilde personalidad, son una garantía para resolver los grandes problemas de la Patria, en la Representación Nacional; y de respeto, porque como revolucionario de convicciones firmes, faltaría a mis ideales, posponiendo los principios a mis ambiciones personales."

Esto decía un hombre honrado, y no obstante que el señor general Medina hizo todos los esfuerzos porque triunfara el señor Haquet, este señor de hecho estaba retirado, por eso fue vencido. Por lo que hace al señor Tirado, él personalmente, él está en la condición en que yo estoy. También él se retiró de la sierra de Puebla hace muchos años.

El C. Cienfuegos y Camus: ¿Me permite hacer una interpelación a la Comisión, el señor Presidente?

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Cienfuegos y Camus: Invito al C. Alonzo Romero para que haga del conocimiento de la Asamblea el documento en el cual aparece que el señor Tirado fue invitado para ser el suplente del licenciado Cabrera, en virtud de que el licenciado Cabrera no necesita venir aquí sino por dos meses para organizar determinado grupo político y para iniciar la batida sobre otros.

El C. Alonzo Romero: Suplico a la Presidencia ordene a la Secretaría dé lectura a ese documento, que está en el expediente. (Voces: Ya se leyó!)

El C. Manrique: Moción de orden. Me permito hacer observar muy atentamente al compañero Cienfuegos y Camus que, como supongo que todos escuchamos la lectura de ese documento hoy por la mañana, es ya superfluo leerlo nuevamente.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta que de todas maneras al terminar el orador, se le va a dar lectura al documento a que alude el señor Cienfuegos y Camus.

El C. Cabrera Luis, continuando: Decía, pues, que es realmente innecesario entrar al análisis de todas estas puerilidades. Soy originarios del Estado de Puebla; no creí necesario ir personalmente a hacer mi campaña a Zacapoaxtla, precisamente para evitar que se dijera que había habido imposiciones y fui electo por mis conciudadanos. Respecto de la capacidad para representarlos, he dicho todo lo que tenía que decir, pero como muy bien dijo el señor licenciado Medina, no es eso lo que nos tiene aquí, no es el número de votos de Zacapoaxtla o de Xoyonoacaxtla o de Tenestatiloyan lo que nos interesa, no es el número de votos el que trae la cantidad de espectadores que vienen a esta sesión, no; es el problema político que es el que se espera ver dilucidado; más aún, no creo ni siquiera que sea la morbosa curiosidad de oír las injurias que pudieran lanzarse contra mí, porque afortunadamente he sido tratado relativamente en forma mucho más benigna que algunos otros señores diputados; no, es el problema exclusivamente político y yo divido el problema político en dos partes: Primera: ¿Tiene el candidato condición de revolucionario para considerarlo un miembro de este Gobierno emanado de la Revolución, para formar al lado de los hombres que han trabajado por ella y para participar de las labores de ellos? ¿Es revolucionario o no es revolucionario? (Voces: ¡No, no es usted revolucionario!) He oído la contestación dada por mis impugnadores de que no soy revolucionario. (Campanilla.)

El C. Secretario López Lira: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria, se pregunta a la Asamblea si se concede al orador que continúe en el uso de la palabra. (Voces: ¡Qué hable, que hable!) Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Si se concede permiso.

El C. Cabrera, continuando: Gracias. Se confunde generalmente el criterio revolucionario, con el criterio funcionario. Hay quien crea que criticándose mas o menos atingentemente la labor que yo haya efectuado en la Secretaría de Hacienda, ya dejo de ser revolucionario, como por ejemplo, el caso del señor Torres Berdón; para quien "mea culpa" la verdadera prueba toral de que no soy revolucionario, es que no me acuerdo de él, (risas y aplausos) y, además, otra prueba es que no pude tomar para Tabasco las medidas que en su concepto eran de desearse. Una cosa es la actuación que como funcionario tiene un hombre dentro de un gobierno y otra cosa son sus principios revolucionarios. No quiero yo, y me había propuesto no decir una palabra acerca de mis antecedentes como revolucionario, pero no voy a hacer más que un paralelo. ¿Es revolucionario el señor Urueta? Nadie lo pone en duda. La labor, podemos decir descontando cualquiera otra cosa que yo haya hecho, la iniciamos juntos, la seguimos juntos, la sufrimos juntos, la discutimos juntos como periodistas; más tarde en el seno de esta Representación, él estuvo en el mismo grupo en que yo estaba; todo lo que

se diga contra la labor del grupo renovador en aquella Cámara afecta a él y me afecta a mí; pero generalmente se acostumbra hacer cargos sin saber nada. Hoy se ha dicho, reproduciendo algo que publicó un periódico, que en esta Cámara Querido Moheno, miembro del grupo renovador, había hecho tal o cual cosa, para que ustedes piensen que, como Moheno era mi compadre, los cargos que a él se hagan caigan también sobre mí. Se habla de Moheno y en un periódico de hoy en la tarde se dice que todo el mundo sabe los chanchullos que Cabrera, en comadrazgo con Moheno, hizo en las credenciales de 1911. Eso es hablar de memoria. El señor Urueta fué renovador, estuvo también en esta Cámara y yo estuve al lado de él; es decir, que, como miembro del grupo renovador, no fuí revolucionario, tenéis que decir que Urueta tampoco lo fué ...(una voz: ¿Y el telegrama?)

El C. Cabrera: ¿Quién dijo: "Y el telegrama?"

El C. González Jesús M.: Yo.

El C. Cabrera: ¿Tuviera usted la bondad de decirme su nombre?

El C. González Jesús M.: Jesús M. González.

El C. Cabrera: Señor González, suplico a usted tome una hoja de papel, y en el tiempo que falta de mi peroración, redacte un telegrama que tuviera que pasar por las líneas del usurpador, publicárse en un periódico del usurpador y en que tuviera que decirles a sus amigos: "No os comprometáis, esperad que vamos a empezar a trabajar." (Aplausos.)

Si para entender ese telegrama, que yo sabía que se traería aquí al debate, es necesario conocer la historia del gobierno de Madero. Si para entender el telegrama es necesario ser un poco político. Yo os aseguro que ese telegrama leído por todos los que acaban de pasar por la inmensa tragedia de febrero, no hubo uno que le entendiera el sentido que lo entendió el doctor Siurob, todos lo entendieron así: "No os sacrifiquéis inútilmente, esperad;" y así lo hicieron todos. ¿Dónde estábais cada uno de vosotros el 6 de marzo? Todavía no se había oído sonar el Plan de Guadalupe todavía estábamos esperando a ver quién era el hombre de acción que habría de tomar la bandera para guiarnos, todavía estábamos sacudidos por la impresión de la tragedia, todavía no sabíamos a ciencia cierta cómo habían ocurrido los acontecimientos. Unos días antes de este telegrama, no recuerdo con qué fecha escribí al señor Rafael Zubaran de Nueva York a México, y en mi carta apenas trataba yo de adivinar cómo habían ocurrido los acontecimientos. Si el 6 de marzo todavía la desmoralización y el pánico eran generales, el 6 de marzo de 1913 ya había revolucionarios en Sonora, el 6 de marzo de 1913 ya había revolucionarios en otras partes, el 6 de marzo de 1913 ya estaba yo diciendo a los renovadores por el único conducto posible: "No os comprometáis, esperad;" y los renovadores no se comprometieron y esperaron. Es muy sencillo leer un telegrama cuando se subrayan las palabras que se desean dar a conocer y cuando se dejan pasar al vapor las que no se desea sean conocidas. Este telegrama ya ha sido publicado por dos veces, no es un argumento nuevo; no voy a convenceros sobre lo que hayáis pensado antes de leerlo, pero subsiste mi invitación al señor González para que en tiempo de Huerta hiciera pasar por las líneas de Huerta, y que se publicara en un periódico de Huerta, un telegrama en que quisiera decir a sus amigos: "Esperad, ya volveré al país, ya volveremos a luchar por el restablecimiento de la libertad," que es lo que dice el telegrama. Sí señores; yo soy el autor de este telegrama y este telegrama ha sido puesto con el mismo propósito con que Carranza envió a Arredondo a entretener a Huerta. ¿Quién inculpa a Carranza de haber enviado al licenciado Arredondo a entretener a Huerta y de haber permanecido Arredondo en esta ciudad dizque para ver si Carranza transigía o se sometía, mientras él continuaba organizando la Revolución que debía estallar en el Plan de Guadalupe y llevarnos al triunfo? No hay que juzgar las cosas "a posteriori;" os presento un gran número de escritos de todos los más connotados revolucionarios, y si les aplicáis ese criterio resultan traidores y resultan aun haber reconocido a Huerta. Si tenéis duda acerca del telegrama, ved lo que seguía, ved si realmente los hechos posteriores correspondieron a la interpretación que dió el diputado Siurob al telegrama, ved si alguna vez reconocí a Huerta y permití escuchar las insinuaciones que Urrutia y Garza Aldape me hacían invitándome para regresar al país; ved si acepté entrar como vicepresidente a las elecciones de 1913, cuando el grupo antirreeleccionista lanzó mi candidatura juntamente con la de Vázquez Gómez para las elecciones de 1913. Entonces contesté desde Europa donde me encontraba, que no entraría a las elecciones porque no eran legales; y no quería reconocer al Gobierno de Huerta de un modo indirecto. Y a propósito de Vázquez Gómez, abriremos un paréntesis. El diputado Siurob, para demostrar que no soy revolucionario me liga con Vázquez Gómez antes del parto, en el parto y después del parto. (Risas.) No fuí leader de Vázquez Gómez y apelo al testimonio del señor Urueta si no durante la Convención de 1911, pasada la Convención de 1911, políticamente sostuve la fórmula Madero - Pino Suárez. Tengo correspondencia dirigida al señor Pino Suárez y también al Presidente Madero, en que les hacía ver cuáles eran los peligros de la candidatura De la Barra que estaba a punto de triunfar sobre la de Pino Suárez. Yo hablé a este señor sobre este asunto y durante todo el tiempo que permaneció en México me dispensó una muy alta y sincera amistad. No fuí colaborador de Vázquez Gómez más que en la Convención de 1911, después de ese momento fuí a los comicios a votar por Pino Suárez, obedeciendo la disciplina de partido que me obligaba a aceptar al candidato triunfante en la Convención.

El C. Urueta: Es cierto lo que afirma Su Señoría.

El C. Cabrera Luis, continuando: Decía yo en este telegrama: "Le suplico se sirva publicar en "El Imparcial..." Señor Siurob, me permito hacer a usted esta aclaración; esta no era ninguna contestación a ningún telegrama de "El Imparcial," esto era espontáneo, salió de mí con un propósito; no estaba yo con el agua a la boca ni con un dogal al cuello, pero necesitaba hacer yo en esos momentos una declaración sobre el Gobierno

de Huerta; este era un telegrama que no habiéndoseme pedido, debe interpretarse tenía un objeto político. Ese telegrama fué enviado el 5 de marzo de Nueva York, publicado en "El Imparcial" el día 6 y "El Imparcial" era el periódico de Huerta. Caído Madero, Mario Méndez renunció inmediatamente de su carácter de director de los Telégrafos Federales, e inmediatamente comenzó la censura en el telégrafo, no era posible, como no lo sería ahora, como no lo fué en tiempos de Villa en México, pasar un telegrama por las líneas del usurpador sin que éste tuviera conocimiento de el. Este telegrama fué publicado en "El Imparcial," órgano de Huerta, y el telegrama dice así:

"Nueva York, marzo 5 de 1913. - Señor Director de "El Imparcial," - México. - Le suplico se sirva publicar en "El Imparcial," que encontrándome accidentalmente fuera del país, desde fines del pasado enero, ninguna participación he podido tomar en asuntos políticos."

Yo les explicaré la causa de esto, y ello vendrá por otro ataque que se me hace a "sotto voce," y que consiste en no haberme dejado matar en la ciudad de México en 1913.

"Tampoco me ocuparé de política hasta regresar a México, estimando inconveniente hacerlo desde el extranjero."

Señores, yo tengo un criterio: la política se hace en el país; el que la hace en el extranjero es un traidor. Todos los revolucionarios, todos los que hemos laborado al lado del señor Carranza, hemos ido al extranjero a misiones de carácter internacional; ninguno de nosotros ha hecho política fuera de México. San Antonio, Texas, no fué la cuna de la Revolución Constitucionalista; la cuna de la Revolución fueron Sonora y Coahuila. Yo profesaba esa idea, la profeso todavía y la profesaré, de que para hacer política contra un estado de cosas es necesario venir al país a hacerla.

"Opino - sigo yo diciendo - , que los elementos personalistas del maderismo, - debía haber subrayado el señor Siurob estas palabras - , los elementos personalistas del maderismo deberían cesar en su resistencia, pues es un esfuerzo inútil después de la muerte del señor don Francisco I. Madero y del licenciado José María Pino Suárez,"

Esto, traducido al castellano, para el que quiera entender un poco de política, quería decir: " es necesario no sacrificarse inútilmente." Todos vosotros sabéis cómo el Gobierno de Madero estuvo durante todo el tiempo dividido en dos grupos, el de los revolucionarios y el de los personalistas que no eran revolucionarios.

"Los elementos renovadores que nunca fueron personalistas, con mayor razón deben aceptar los hechos consumados sin tratar de enmendarlos, tomando la situación actual como punto de partida para sus futuros trabajos dentro de las vías constitucionales...."

Imposible hubiera sido que el telegrama pasara si no dijera " dentro de las vías constitucionales." ¿Y qué otra cosa hizo el señor Carranza, si no fué obrar dentro de las vías constitucionales, enarbolando el estandarte de la Revolución como Gobernador constitucional del Estado de Coahuila?

".....procurando el pronto restablecimiento de las libertades....."

Si eso no quiere decir que yo no reconocía el régimen de Huerta como régimen de la libertad, ¿qué otra explicación podía darse?

".....pero absteniéndose de obrar hasta conocer los programas políticos de los nuevos hombres sobre administración de justicia, autonomía municipal, reclutamiento militar, reformas agrarias y demás ideales renovadores.

"Le anticipo las gracias por la inserción de estas declaraciones."

En los momentos en que este telegrama se escribía, todavía no se sabía absolutamente ni cuál iba a ser el resultado final de la lucha que se iniciaba entre Félix Díaz y Huerta; en los momentos en que este telegrama se escribía, ya había al lado de Huerta hombres que estaban queriendo convencerlo de que enarbolara la bandera de la revolución y se hicieran las reformas, porque era la manera de salvarse; en esos momentos un revolucionario que había luchado años y años por la propaganda de los ideales revolucionarios, no podía dejar de pensar en los hombres que iban a entrar, sino en cuáles iban a ser los principios. Afortunadamente, para justificación mía, ninguno de los dos hombres llevaban trazas de prohijar los ideales revolucionarios. Esta es la explicación que honradamente esperaba yo oír dar de ese telegrama a un amigo mío; esta es la explicación que doy yo acerca de su interpretación; esta es la explicación que todo político debe haber buscado y que encontraron todos los renovadores; todos los que leyeron este telegrama, les sugirió inmediatamente la siguiente idea: "No hay que sacrificarse inútilmente, hay que esperar;" esa es la interpretación que se debe dar. Ahora, "a posteriori," es muy fácil criticar; yo os puedo traer escritos políticos de los considerados como más radicales y que leídos en la actualidad resultan absolutamente anodinos. Preguntad a Urueta, allí también él, cómo podía escribirse en 1908 y 1909; preguntadle si se podía alardear como se alardea ahora aquí de independencia de criterio, si podía vivir acaso uno de aquellos periódicos como "El Mañana" o "La Nación," y si habrían podido subsistir en aquella época; si no era necesario hacer verdaderos esfuerzos para decir a todos aquellos que ansiosos de libertad leían y entendían entre líneas las palabras de libertad, y, sin embargo, aquellas palabras leídas en la actualidad, parecerían un elogio, un encomio al general Díaz. Entonces era necesario escribir en condiciones tales, que había que dejar adivinar las ideas libertarias; entonces no se escribía como ahora llamando francamente dictador a Carranza y un ladrón al Secretario de Hacienda; entonces era el señor Limantour y había que hacerle un artículo satírico y fino que no tuviera absolutamente por donde cogerse.

El C. Garza Pérez: ¿Y los Flores Magón? - El C. Cabrera, continuando: Esos fueron de los que fueron a hacer política al extranjero. Me gustan la interrupciones, porque dan motivo a una explicación; los Flores Magón escribieron en "El Hijo del Ahuizote," años después de que Daniel Cabrera lo había publicado durante doce años. "El Hijo del Ahuizote" perduró, fué publicado desde 1898 hasta el año de 1900 en que tuve el honor de ser su director, y después por enfermedad de su propietario, que quedó paralítico enteramente inútil, lo

tomaron en arrendamiento los señores Flores Magón. Los señores Flores Magón empezaron su campaña periodística entonces, en "El Hijo del Ahuizote," y la dictadura a los pocos días acabó con la empresa y los llevó a la cárcel. Es cierto que escribieron en esa época los Flores Magón; más tarde se fueron a Estados Unidos y desde allí continuaron su labor.

Ahora vamos al criterio de funcionarios. Si no tengo derecho a sentarme en los escaños de esta Cámara, porque he errado, echadme de aquí; si creéis que todos vosotros sois infalibles en materia de finanzas, echadme de aquí; si creéis que debí haber hecho tal cosa y no tenga derecho para sentarme a vuestro lado para discutir lo que ha pasado, echadme de aquí; si la experiencia que haya adquirido en los errores que enseñan más que los triunfos, no os sirve de nada, echadme de aquí. (Voces: ¡Ora pro nobis! Risas.) Ahora vamos precisamente a tocar el punto que el C. Blancarte tocó y que es más interesante de lo que parece. No pretendo tener ni poseer más luces que las que poseen los señores diputados; no pretendo traer nada nuevo a esta Cámara; no pretendo traer más que el contingente de la experiencia que hayamos tenido; ese contingente de la experiencia no va a ser utilizado ya en un decreto lanzado por un solo hombre, sino que ahora es a vosotros a quienes toca resolver qué es lo que debe hacerse en lo futuro. Si soy culpable de haber errado, ¡y bien! pongámonos a trabajar; esta Cámara no errará, supuesto que componiéndose de un gran número de personas de criterio, podrá opinar y formar mejor sus conceptos que un solo hombre. Lejos de mí la pretensión de venir aquí a encabezar grupos, no a organizarlos, ni a dar lecciones. Como dije en la audiencia de la mañana, no vengo sino porque creo que es este el lugar donde más esfuerzo revolucionario hay que desarrollar, y en este sentido cuando apelo a vuestro voto y os pido, no solamente apelo a los que indiscutible y espontáneamente me han dicho que me lo darán, no solamente apelo a todos los hombres de conciencia y sentido común que están formando calladamente su criterio y que no hablan, pero que siempre votan conforme a sus convicciones; también apelo a los que vosotros podríais considerar como mis enemigos, también a los miembros del "Partido Liberal Constitucionalista" les conviene que yo venga a la Cámara. (Voces: ¡No, no,! ¡Sí, sí!) ¿Por qué? Pues o el "Partido Liberal Constitucionalista" es un partido de principios, o el "Partido Liberal Constitucionalista" es un partido personalista. (Voces: De principios.) ¿De principios? Así lo quiero creer, así lo creo y así debe ser. Si el "Partido Liberal Constitucionalista" es un partido de principios, ¿cuáles son esos principios? No son diferentes de los que profesan los demás, no son diferentes ni distan mucho de los que profeso yo, ni distan de los que profesa este lado (señalando la derecha), ni siquiera distan de los que profesan los socialistas; pero si el "Partido Liberal Constitucionalista" quiere que triunfen estos principios, no para ésto (señalando la izquierda), no contra éstos (señalando la derecha), sino esos principios que son los de todos éstos (señalando a toda la Asamblea), contra los de aquéllos (refiriéndose probablemente a los reaccionarios), que constantemente siguen luchando por nuestra derrota, entonces también debo estar aquí. Ya no hay enemigo, es la palabra que se escucha siempre que en el seno del partido triunfante se efectúe la inevitable y necesaria difurcación. Un diputado del "Partido Liberal Constitucionalista" tal vez dice: "El enemigo está en la tribuna" (risas);esto en substancia no equivale más que a decir: "El licenciado Cabrera es enemigo de la Revolución." Enemigo en el sentido revolucionario de la palabra, no tenéis aquí; enemigo en el sentido personalista de la palabra, aquí está uno. Si la labor que váis a hacer en el resto de este Congreso es labor de personalismo, aquí está un enemigo; si la labor que váis a hacer es labor de principios para hacer triunfar los principios revolucionarios, este es un amigo. (Aplausos.) ¿Cuáles son las tendencias del "Partido Liberal Constitucionalista?" ¿No son acaso las mismas tendencias de reforma porque estamos luchando? ¿Qué criterio aplicaría el "Partido liberal Constitucionalista" a cada uno de los grandes problemas en que nos debatimos en la actualidad? ¿Pensaría distinto el "Partido Liberal Constitucionalista" en materia internacional de lo que pensamos todos los demás, es decir, en la conservación de la dignidad, de la independencia y de la soberanía de nuestro país? ¡Nunca!

En los momentos actuales, el Presidente de la República que tiene la labor más difícil; el Senado que tiene la de más responsabilidad, y la Cámara de Diputados que tiene la de más trascendencia, todos deberán estar unidos para que la Revolución, los principios proclamados por ella, se obtengan en forma de fruto, es decir, para que persistan en nuestras leyes y en nuestras costumbres. ¿Qué otra cosa es lo que pretende el "Partido Liberal Constitucionalista," que no sea lo que nosotros pretendemos? En los momentos actuales, México se encuentra ya casi sin más comercio exterior que el de los Estados Unidos; en los momentos actuales los Estados Unidos tienen el súmum de poder económico sobre nuestro país, y nuestro país tiene que hacer grandes equilibrios para no dejarse arrastrar a una guerra, en la que todas serían responsabilidades para el más débil y ventaja para el más fuerte; en los momentos actuales el Senado tiene en sus manos la suerte del país en este sentido; el Presidente de la República tiene los grandes problemas de defensa y pacificación, que absorben y deben absorben totalmente sus energías; el Presidente de la República se encuentra absolutamente ocupado con la labor militar de pacificación, así como la reorganización del Ejército, que por sí solas son tareas que ameritan se levantara una estatua al hombre que las llevase a cabo; y estas tareas se encuentran al lado de las necesidades diarias de la vida, de las necesidades económicas del país, que son uno de los problemas principales. El problema económico a vosotros toca resolverlo, a quienes toca discutirlos impuestos que debe pagar el pueblo mexicano para no matar la gallina de los huevos de oro, pero al mismo tiempo, para que alcancen a satisfacer las necesidades del momento. Ahora todas las reformas revolucionarias están esperando que acabéis la labor económica, para que iniciéis, en el período siguiente, esa

labor de reformas, reformas en los principios, reformas en los impuestos, señores socialistas, y allí estaré con vosotros; reformas en las materias religiosas, que parece que la hemos olvidado; reformas en todas partes.

El C. Secretario López Lira: En votación nominal se pregunta si se aprueba. (Voces: ¡Viva la Revolución!)

El C. Alonzo Romero: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Alonzo Romero: Señores diputados: Yo no me voy a referir a la cuestión del propietario, que ya está suficientemente discutida. Ustedes habrán notado, cuando se leyó el dictamen, que respecto a los suplentes existen cargos bastantes serios, comprobándose que han sido huertistas. Quiero que ustedes decidan que se separe al suplente y se vote sólo al propietario. (Voces: ¡Bien!)

El C. Secretario Mata: La Presidencia pregunta a la Asamblea, en votación económica, si toma en consideración lo que propone la Comisión. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Se toma en consideración.

El C. Gómez Mauricio: Suplico a la Mesa ponga en votación económica la primera parte, que se relaciona sobre si fueron válidas las elecciones o no.

El C. Secretario Mata: Se pregunta si se aprueba la primera parte, que dice: "Son válidas las elecciones verificadas en el 14 distrito electoral del Estado de Puebla."

Los que estén por la afirmativa sírvase poner de pie. Aprobada. En votación nominal se pregunta si se aprueba la segunda parte, que dice: "Es diputado propietario el ciudadano Luis Cabrera, por el mismo distrito." (Se principió a recoger la votación.)

- El mismo C. Secretario: Por estar enfermo el ciudadano Prosecretario Ancona Albertos, se suplica a algún diputado venga a ayudar a recoger la votación.

(Subió el diputado Manrique y continuó el acto.)

El C. Cepeda Medrano, durante la votación: Moción de orden. No puede anticiparse el diputado Manrique, diciendo de antemano en qué sentido votan los diputados.

El C. Ibarra: El C. Manrique dice en qué sentido votan los diputados, antes de que ellos mismos lo digan, porque conoce la psicología de los miembros de la derecha.

El C. Secretario Mata: ¿Falta algún diputado por votar? Por segunda vez, ¿falta algún diputado por votar?

El C. Alvarez del Castillo: Moción de orden. Me permito preguntar a la Presidencia si se tomó en cuenta el voto afirmativo del ciudadano Aguirre Berlanga.

El C. Secretario Padrés: Fué el primero.

El C. Marciano González: ¿Y el del ciudadano Ancona Albertos? (Voces: ¡Sí!)

El C. Secretario Mata: Al leerse la lista se harán las aclaraciones conducentes. (Voces: ¿Y el voto de Cabrera?) Se procede a la votación de la Mesa.

(Se recogió la votación de la Mesa.)

- El mismo C. Secretario: Votaron por la negativa los CC. Acuña, Aguirre Colorado, Aguirre Crisóforo, Aguirre Escobar, Arreola, Benítez, Cámara, Campero, Cancino Gómez, Cienfuegos y Camus, Cruz, Echeverría, Esquivel, Fernández Martínez, Figueroa, García Salvador Gonzalo, García Vigil, Garza Ernesto, Garza González, Garza Pérez, Gaxiola, González Casimiro, González Galindo, González Jesús M., Guajardo, Ibarra, Leyva, Lizalde, López F. Ricardo, López Miro, Magallón, Malpica, Manjarrez, Márquez Rafael, Mata Filomeno, Mata Luis I., Méndez, Montiel, Muñóz, Narro, Navarrete, Neri, Padilla, Padrés, Pardo, Peralta, Pruneda, Ramírez G. Benito, Ríos Landeros, Rivas, Rojas Rafael, Rueda Magro, Ruiz Estrada, Ruiz Juan A., Sáenz, Sánchez Daniel, Sánchez José M., Sánchez Pontón, Sánchez Tenorio, Saucedo Salvador, Sepúlveda, Siurob, Torres Berdón y Valle.

Total: 65 votos.

El C. Manrique: Votaron por la afirmativa los 129 CC. Aguilar, Aguirre Berlanga, Aguirre Efrén, Alejandre, Alonzo Romero, Alvarez del Castillo, Ancona Albertos, Andrade, Aranda, Araujo, Arellano, Arlanzón, Avendaño, Avilés, Bandera y Mata, Barragán Juan Francisco, Barragán Martín, De la Barrera, Basañez, Bello, Betancourt, Blancarte, Breceda, Cano, Cárdenas, Carrillo Eduardo S., Carrillo Iturriaga, Cepeda Medrano, Córdoba, Córdova, Cravioto, Cristiani, Curiel, Chapa, Dávalos Ornelas, Dávila, Díaz González, Domínguez, Dyer, Escudero, Esparza, Fentanes, Fernández Aurelio M., Gaitán, Gámez Gustavo, Gámez Ramón, Gárate, García Adolfo G., García de Alba, García Eliseo, García Pablo, Gay Baños, Gómez Mauricio, Gómez S. Emiliano, González Justo, González Lauro, González Marciano, González Torres, Guerrero, Gutiérrez, Hermosillo, Hernández Ernesto, Hernández Garibay, Hernández Jerónimón, Gárate, García Adolfo G., García de Alba, Herrera, Higareda, Izquierdo, Jurado, Laison, Banuet, Lanz Galera, Lechuga Val, Leyzaola, López Couto, López Ignacio, López Lira, Manrique, Manzano, Mariel, Márquez Josafat, Martín del Campo, Martínez Rafael, Medina Francisco, Medina Hilario, Mendoza, Meneses, Moctezuma, Montes, Ordorica, Ortega Rafael, Ortiz, Otero, Paredes Colín, Parra, Pedroza, Peñafiel, Pérez Brambila, Pesqueira, Pineda, Plank, Portillo, Prieto, Ramírez Llaca, Ramírez Pedro, Rebolledo, Rocha, Rodríguez Saro, Rojas Dugelay, Rosas, Ruiz José P., Saucedo J. Concepción, Segovia, Silva Herrera, Silva Jesús, Soto, Suárez, Téllez Escudero, Torre Jesús de la, Torres José D., Treviño, Urueta, Uruñuela, Velásques, Ventura, Villarreal Jesús J., Villaseñor, Zapata y Zavala.

El C. Secretario López Lira: Aprobada la credencial del licenciado Luis Cabrera, por 129 votos de la afirmatiava, contra 65 de la negativa. La Presidencia, por conducto de la Secretaría, declara: Es diputado propietario por el 14 distrito electoral del Estado de Puebla, el C. Luis Cabrera. (Aplausos.)

El C. Presidente, a las 9.10 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las nueve.

El Jefe de la Sección de Taquigrafía, JOAQUÍN Z. VALADEZ.