Legislatura XXVII - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19170814 - Número de Diario 105

(L27A1P1eN105F19170814.xml)Núm. Diario:105

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 14 DE AGOSTO DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADO UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO EXTRAORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO 1 -NÚMERO 105

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS EFECTUADA EL DÍA 14 DE AGOSTO DE 1917

SUMARIO

1. Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior. Informa la Comisión que fue nombrada para invitar al Ejecutivo para que, por conducto del C. Subsecretario de Hacienda, manifestara qué papel desempeñan en dicha Secretaría los norteamericanos E. W. Kemmerer y A. E. Chandler. - 2. Se da cuenta con los asuntos en cartera. - 3. Se aprueba el dictamen de las Comisiones unidas Primera y Segunda de Justicia Especial, sobre las modificaciones propuestas por los CC. Cabrera y Aguirre Berlanga, al Proyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial del Fuero Común en el Distrito y Territorios Federales. Se pone a discusión un proyecto de modificaciones a la misma Ley, presentado por las Comisiones respectivas. - 4. Se suspende la discusión para que informe el C. Subsecretario de Hacienda, sobre la participación de los señores Kemmerer y Chandler en el estudio de los problemas financieros del país. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. SIUROB JOSÉ

(Asistencia de 135 ciudadanos diputados.

El C. Presidente, a las 4.15 p.m.: Se abre la sesión.

El C. Secretario del Castillo: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados el día trece de agosto de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Basilio Vadillo.

"En la ciudad de México, a las cuatro y quince p.m. del lunes trece de agosto de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento cuarenta y un ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Sáenz, se abrió la sesión.

"El ciudadano Secretario Padrés leyó el acta de la sesión celebrada el día diez del presente mes, la cual, sin discusión, fue aprobada en votación económica.

"A continuación la Mesa comisionó a los CC. Plank, Esquivel y Prosecretario Villarreal, a efecto de que hagan una visita de condolencia al C. Aguirre Colorado, por el fallecimiento de un miembro de su familia.

"Se dio cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, por el que se acusa recibo del proyecto de ley que concede una pensión a la señora Sara Pérez viuda de Madero. - A su expediente.

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, en que participa haber recibido el expediente con el proyecto de ley que concede una pensión a la señora María Cámara Vales viuda de Pino Suárez. - A su expediente.

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, en que avisa que recibió el proyecto de ley que concede una pensión a la señora Filomena Valle viuda de Serdán. - A su expediente.

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, comunicando haber recibido el expediente con el proyecto de ley que autoriza al Ejecutivo de la Unión para hacer modificaciones en la tarifa general de aduanas. - A su expediente.

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, al cual se acompaña el expediente con el proyecto de ley que pone en vigor, con algunas modificaciones, la ley de nueve de octubre de mil novecientos diez y seis, expedida por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo. - A las Comisiones Unidas de Justicia y 2a. de Puntos Constitucionales, e imprímase.

"Oficio de la Secretaría de Estado, Negocios Interiores, en que expresa haber recibido la transcripción de la parte relativa del escrito que dirigió a esta H. Cámara el C. Pedro Monroy. - A su expediente.

"Oficio de la Secretaria de Estado, Negocios Interiores, poniendo en conocimiento de esta Asamblea que ya se toma en consideración la solicitud presentada por los escribientes taquígrafos del Tribunal

Superior de Justicia del Distrito Federal, relativa a pagos de sueldos que tienen devengados. - A su expediente.

"Tres oficios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Departamento de Bienes Nacionales, que se refieren, respectivamente, a una modificación al Presupuesto de Egresos propuesta por la Suprema Corte de Justicia de la Nación; a la adición de una partida de veinte mil pesos, solicitada por el Departamento de Salubridad Pública; y al proyecto de Presupuestos del Departamento de Caza y Pesca presentado por el ciudadano Secretario de Fomento - A la Comisión de Presupuestos.

"Escrito del ciudadano diputado Salvador Escudero, en que solicita, con goce de dietas y dispensa de trámites, una licencia por diez días, para poder atender al restablecimiento de su salud.

"Dispensados los trámites, en votación económica fue aprobada, sin discusión, esta licencia .

"Oficio del Gobierno del Estado de México, por el que se reitera que las elecciones en el 5o. distrito electoral sólo se celebraron en la cabecera del mismo. - Al archivo.

"Dictamen de las Comisiones Unidas 1a. de Crédito Público y 2a. de Hacienda, que consulta el proyecto de ley que autoriza al Ejecutivo de la Unión para que comprometa el crédito del Estado hasta por cincuenta millones de pesos, destinados a reparación de vías, reposición de equipo y reorganización de los servicios de la Compañía de los Ferrocarriles Nacionales de México, en el concepto de que el propio Ejecutivo someterá previamente al Congreso General las bases de los arreglos que hiciere y la inversión del empréstito que vaya a obtenerse.

"Sin que nadie hiciera uso de la palabra en pro ni en contra, fue aprobado en votación nominal por unanimidad de ciento cincuenta y un votos, por lo que se declaró que pasaba al Senado para sus efectos constitucionales.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, que termina con esta proposición:

"Se concede licencia al ciudadano diputado Roberto V. Pesqueira para que pueda desempeñar una comisión del ciudadano Presidente de la República, cesando en sus funciones representativas mientras dure la nueva ocupación, llamándose al suplente en su caso.

"Sin debate, fue votado favorablemente por la Asamblea.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, que consulta una proposición que dice:

"Se concede licencia al ciudadano diputado general Rosalío Alcocer para que pueda desempeñar una comisión del ciudadano Presidente de la República, cesando en sus funciones representativas mientras dure la nueva ocupación, llamándose al suplente, en su caso."

"En votación económica se aprobó, sin que nadie hiciera uso de la palabra.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, que concluye con este acuerdo económico:

"Concédase prórroga por quince días, con goce de dietas, por continuar enfermo, al ciudadano diputado Juan D. Robledo."

"Puesto a discusión, sin ella fue aprobado en votación económica.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, cuya parte resolutiva contiene la siguiente proposición:

"Comuníquese al C. Alejo Bay que no es de concederse la prórroga por dos meses que solicita en su telegrama relativo, fechado el tres del actual."

"En votación económica, fue acordado de conformidad, sin debate.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, que en su parte resolutiva dice:

"Proposición: No ha lugar a la solicitud de licencia que, por ocho días, hace a la H. Cámara el ciudadano diputado Martín Barragán."

"Sin discusión, se procedió a su votación económica, que, después de que a solicitud del C. González Marciano se leyó nuevamente la parte resolutiva, fue repetida por haber duda de ella, y resultó desechado por setenta y seis votos, contra sesenta y dos de la afirmativa, según recuento llevando a cabo por los CC. Manrique, Pérez Brambila, Ibarra y Padilla, comisionados con ese fin.

"Durante la segunda votación, el C. Morales Hesse usó de la palabra para un hecho y el ciudadano Secretario Padrés para una aclaración.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, que concluye así:

"Acuerdo: Concédase prórroga por quince días, con goce de dietas, para que atienda al restablecimiento de su salud, al ciudadano diputado Rafael Rojas."

"Se resolvió afirmativamente, sin discusión.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, que contiene el acuerdo que en seguida se transcribe:

"Concédase prórroga por quince días, con goce de dietas, para que atienda al restablecimiento de su salud, al ciudadano diputado Justo González."

"Fue aprobado en votación económica, sin que nadie hiciera uso de la palabra.

"Dictamen de las Comisiones Unidas 1a. de Guerra y 1a. de Hacienda, que expresa en su parte resolutiva:

"Resérvese para el próximo período de sesiones ordinarias, la solicitud presentada ante esta H. Cámara por el mayor de infantería permanente, José Rodríguez y transcríbasele este acuerdo."

"Puesto a debate, sin él fue acordado favorablemente.

"Dictamen de las Comisiones Unidas 1a. de Hacienda y 1a. de Crédito Público, que somete a la consideración de la Asamblea el siguiente acuerdo:

"Primero. Resérvese el memorial que presentó a esta H. Cámara de Diputados la señora Luciana Sánchez, para que sea tomada en consideración al hacerse el estudio de la Ley de Pagos.

"Segundo. Comuníquese el acuerdo a la peticionaria."

"Sin discusión, fue aprobado en votación económica.

"Dictamen de la Comisión de Peticiones, que termina con este acuerdo económico:

"Pase a la Comisión de Puntos "Constitucionales en turno, el memorial que elevan varios vecinos del pueblo de Jesús María."

"En votación económica, y sin discusión, fue aprobado.

"Dictamen de la Comisión de Peticiones, cuya parte resolutiva está concebida en estos términos:

"Acuerdo económico. Dígase al C. José de J. Sánchez que no ha lugar a lo que solicita en su memorial, por no ser de la competencia de esta Cámara resolver el asunto que en él se trata."

"Sin debate, fue aprobado por la Asamblea, en votación económica.

"Dictamen de la Comisión de Peticiones, que concluye así:

"Acuerdo económico. Pase a la Comisión de Hacienda en turno, el expediente formado con motivo de la solicitud del C. Antonio A. Moll."

"Fue votado de conformidad por la Asamblea, sin discusión.

"Dictamen de la Comisión de Peticiones, cuya parte resolutiva está constituída por este acuerdo económico:

"Archívese el expediente formado con motivo de la solicitud del ciudadano licenciado Enrique Cervantes Olivera."

"Puesto a discusión, sin ella, fue acordado de conformidad.

"Dictamen de la Comisión de Peticiones, que termina con el acuerdo económico que expresa:

"Dígase al C. Pedro Ojeda que no ha lugar a lo que solicita."

"Sin que nadie hiciera uso de la palabra, se aprobó en votación económica.

"Oficio del Ayuntamiento de Mulegé, Baja California, pidiendo que los decretos expedidos por el Jefe Político de ese Distrito Sur con fechas primero y veintiocho de noviembre próximo pasado, queden sin efecto. - A la Comisión de peticiones.

"Memorial de los CC. S. Gutiérrez, Emilio Moreno y veintiún firmantes más, vecinos de Maravatío, Michoacán, en que piden se dicte la ley que ponga en vigor la ejecución de los contratos comprendidos en la ley de Pagos de quince de septiembre de mil novecientos dieciseis. - A la Comisión de Peticiones.

"Escrito del C. Francisco Flores, en que de queja de persecuciones políticas de que lo ha hecho objeto el ciudadano Gobernador de Guerrero, y pide le sean devueltos sus bienes intervenidos. - A la comisión de peticiones.

"El C. Rivera Cabrera reclamó este trámite y propuso el de "Al Ejecutivo para los efectos consiguientes." Se leyó el artículo sesenta y tres del Reglamento; la Mesa sostuvo su trámite, y después de que el C. Rivera Cabrera insistió por dos veces en su reclamación, la Asamblea, en votación económica, aprobó el trámite de la Presidencia.

"Petición de la Liga Central de Empleados de Comercio, para que esta H. Cámara haga cuanto esté de su parte, a fin de que las autoridades dispongan el cumplimiento del artículo ciento veintitrés de la Constitución. - A la Comisión de Peticiones.

"Oficio del Gobierno del Distrito Federal, en que se transcribe la parte conducente del acta que se levantó con motivo del arreglo satisfactorio de un conflicto obrero en la fábrica "La Minerva." - Dése cuenta y archívese.

"Telegrama de los CC. Edmundo Coyoli, Luis Solís, José Santos Jáuregui y M. Francisco Urías, en que transcriben otro dirigido al ciudadano Presidente de la República, proponiendo que los empréstitos últimamente decretados se coloquen en el país, aunque sea en parte, y, al efecto, dedican un día de haber cada bimestre. - De enterado.

"Memorial enviado por el C. R. Juárez y subscripto por varios vecinos del pueblo de Colucán, Municipio de Izúcar de Matamoros, Puebla, quienes denuncian varios atropellos cometidos por la guarnición de ese lugar y piden garantías. - de enterado y transcríbase al Ejecutivo.

"Ocurso del ciudadano ex - coronel convencionista J. M. Gómez, por el cual solicita que a él y sus compañeros se les dé ocupación, para así devengar el haber que les pasa la Nación. - A la Comisión de Peticiones.

"Escrito de la señora Matilde Durán, pidiendo se le conceda pensión para ella y para su hijo, por los servicios prestados a la Patria por su marido, el coronel Luis L. Garza. - Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"Solicitud de pensión por la muerte de su esposo, el teniente coronel médico cirujano Ismael León, firmada por la señora Esperanza L. viuda de León. - Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"Escrito del C. José Velasco, soldado que fue del décimo batallón, pidiendo pensión vitalicia por haber quedado ciego a consecuencia de un combate.- Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"Ocurso de la señora Tomasa Alvarado, viuda del cabo primero del cuarto cuerpo rural, Liborio Sánchez, muerto en campaña, solicitando se le conceda una pensión. - Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"Escrito de la señora María Conchas Lewls, pidiendo una pensión por la muerte, en campaña, de su esposo, el capitán primero Ignacio Beltrán.- Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"Documentos relativos a la pensión que solicita la señora Catalina Molina, a nombre de su hija María Julia Ocotlán, por la muerte, en campaña, del soldado Cristóbal Pavón, enviados por el ciudadano coronel Ascensión Tépal. - Resérvense para el período ordinario de sesiones.

"Ocurso de la señora Virginia López, al que acompaña un documento relacionado con su solicitud de una pensión por la muerte, en campaña, de su hijo, el capitán segundo Filiberto Cabrales. - Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"Escrito de las señoritas María M., Lucía, María Guadalupe y Rosa María Puga, en que piden seguir disfrutando la pensión que, como hijas del teniente coronel Lucio Puga, se les había concedido. - Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"Solicitud de una pensión por haber muerto en campaña su hijo, el capitán segundo de caballería, Arnulfo C. Sandoval, firmada por la señora Josefa del Castillo. - Resérvese para el período ordinario de sesiones.

"El C. Cabrera, a moción de la Presidencia, pasó a informar sobre la Comisión que se le confirió, en unión de otros ciudadanos representantes, a efecto de comunicar a la H. Cámara de Senadores el acuerdo de esta Asamblea, referente a la suspensión de las sesiones hasta el día treinta del mes actual.

"El C. García Salvador Gonzalo interrumpió al C. Cabrera con una moción de orden.

"El ciudadano Secretario Padrés leyó un escrito signado por los CC. C. de Juambetz, F. Trujillo y Rafael Trujillo, hecho suyo por los ciudadanos diputados Aveleyra, Ibarra, Alonso Romero, Siurob, y Vadillo, y en el que se pide sea interrogado el ciudadano Subsecretario de Hacienda, acerca de la cooperación de los señores Kemmerer y Chandler en la organización de los asuntos financieros de la República.

"El C. Manrique reclamó el trámite de la Mesa, que fue: "A la Comisión de Peticiones." El C. Ibarra pidió la dispensa de trámites y en seguida fue tomada en consideración, por la Asamblea, la solicitud de que se trata. La Secretaría declaró que estaba a discusión, y esto dio lugar a una moción de orden del C. Cravioto.

"Dispensados los trámites, en votación económica, y tras de una moción de orden del C. Zubaran, el C. Ibarra fundó la petición a debate; el C. Cabrera habló en pro y contestó una interpelación del C. Ibarra. En el mismo sentido usó de la palabra el C. González Jesús M., Y se declaró agotada la discusión.

"El ciudadano Secretario Padrés dio nueva lectura a la petición hecha suya por los ciudadanos diputados Aveleyra, Ibarra, Alonzo Romero, Siurob y Vadillo, y surgió una reclamación del C. Cabrera, sobre la redacción de la parte concluyente, que dio motivo a una explicación de la Presidencia. El C. Cabrera insistió en dos ocasiones; la Presidencia manifestó que sostenía la redacción de la parte referida; el C. Hay hizo una moción de orden; el ciudadano Secretario Padrés dio nueva lectura a la petición, y siguieron explicaciones de la Presidencia y mociones de orden de los CC. Gómez Mauricio y Hay. Y así que la Presidencia hizo un aclaración, el ciudadano Secretario Padrés leyó el artículo 93 constitucional, a solicitud del C. Manrique, hecha con anterioridad por dos veces. Después de una aclaración de la Secretaría, hicieron mociones de orden, sucesivamente, los CC. Villarreal Filiberto C., Hay y Cravioto. El C. Ibarra usó de la palabra para aclaraciones; el ciudadano Secretario Padrés volvió a dar lectura a la petición de referencia en los mismos términos en que fue presentada por sus firmantes, y en seguida la Asamblea, en votación económica, la aprobó, por lo que la Mesa comisionó a los CC. Neri, Manzanilla Tejero, Martínez de Escobar y Secretario Padrés, para acercarse ante el ciudadano Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, con el objeto indicado.

"La Secretaría dio a conocer el dictamen de las Comisiones unidas primera y segunda de Justicia y Especial, relativo a las modificaciones propuestas por los CC. Cabrera y Aguirre Berlanga al proyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial del Fuero Común en el Distrito y Territorios Federales, presentado por las mismas Comisiones y que fue ya aprobado por esta H. Asamblea.

"Puesto a discusión en lo general, y una vez que el C. Rueda Magro hizo una aclaración, el C. Cabrera pidió que este dictamen se sujetara al trámite de segunda lectura. El C. Rueda Magro, en nombre de las mencionadas Comisiones, pidió la dispensa de trámites.

"La Presidencia hizo una aclaración y dispuso fueran leídos los artículos 122 y 123 reglamentarios. El C. Neri hizo una moción de orden; el C. Rueda Magro una aclaración, y acta contínuo, fueron dispensados los trámites, en votación económica.

"Una vez a discusión, tras de nueva lectura del dictamen en cuestión, y de invitarse a los ciudadanos diputados para la separación de los artículos, el C. Cabrera pidió que las Comisiones concretaran su proposición, y esto dio margen a aclaraciones del C. Pérez Gasga.

"Iniciada la discusión en lo general, a moción de las Comisiones dictaminadoras, el C. Cabrera habló en contra y en pro el C. Pérez Gasga, miembro de aquellas. Nuevamente hicieron uso de la palabra en contra y en pro, respectivamente, los CC. Cabrera y Pérez Gasga, y siguieron aclaraciones de los CC. Rueda Magro y Cabrera.

"Considerando suficientemente discutido el punto, el C. Cabrera pidió fueran leídas las modificaciones que suscribió y que no fueron aceptadas por las Comisiones de Justicia; el C. Rueda Magro hizo una aclaración y otra la Presidencia, después de una moción de orden del C, Rivera Cabrera. El ciudadano Secretario Padrés leyó las modificaciones presentadas por el C. Cabrera.

"La Presidencia consultó acerca de si debía recibirse en sesión pública a la Comisión del Senado que se encontraba a las puertas del salón, con objeto de informar respecto del acuerdo tomado por ese H. Cuerpo Colegislador sobre la suspensión de las sesiones, y la Asamblea resolvió afirmativamente, por lo cual fueron nombrados en Comisión los CC. Román, Cabrera, Manrique, Martínez de Escobar, Rebolledo y Secretario Padrés, a fin de que introdujeran a la Comisión aludida.

"El C. Senador Góngora pasó a la tribuna para rendir el informe respectivo que fue contestado por el ciudadano Presidente de esta Asamblea.

"La Mesa designó, a continuación, a los CC. Echeverría, Valle, Ruiz Estrada, Román y Prosecretario Magallón, para que hagan una visita al C. García Vigil, quien se encuentra enfermo.

"Se procedió a la votación nominal, en lo general, del dictamen de las Comisiones unidas primera y segunda de Justicia y Especial, referente a las modificaciones propuestas por los CC. Cabrera y Aguirre Berlanga.

"Presidencia del C. José Siurob.

"Los ciudadanos Prosecretarios Villarreal y Magallón dieron lectura a las listas respectivas y se declaró aprobado el citado dictamen por 103 votos de la afirmativa por 53 de la negativa.

"Votaron afirmativamente los CC. Aguirre Efrén, Aguirre Escobar, Alonzo Romero, Aranda , Arlanzón, Avendaño, Bandera y Mata, Benítez, Betancourt, Bravo Izquierdo, Cancino Gómez, Cano , Carrillo Iturriaga, Castañeda, del Castillo, Céspedes, Cienfuegos y Camus, Cisneros, Córdoba Daniel S., Curiel, Dávalos Ornelas, Domínguez, Echeverría, Esquivel, Fernández Aurelio M., Fernández Martínez Luis, Figueroa, Flores Garza, García Pablo, Garza Ernesto, Garza González, Garza Pérez, Gaxiola, Gay Baños, Gómez S. Emiliano, González Jesús M., Guajardo, Guerrero, Hay, Hernández Maldonado, Higareda, Jurado, Lechuga Val, Leyva, Leyzaola, Lizalde, López Miro, Luna Enríquez, Magallón,

Malpica, Manjarrez, Mariel, Márquez Rafael, Martínez de Escobar, Mata Filomeno, Mata Luis I., Medina Francisco, Medina Juan, Méndez, Mendoza, Meneses, Moctezuma, Montiel, Montiel, Morales Hesse, Múgica, Muñoz, Navarrete, Neri, Ortega José M., Padilla, Padrés, Pardo, Pérez Brambila, Pérez Gasga, Pineda, Portes Gil, Portillo, Ramírez Genaro, Reynoso, Ríos Landeros, Rivas, Rivera Cabrera, Robles Domínguez, Rodríguez Saro, Rojas Dugelay, Román, Rueda Magro, Ruiz Estrada, Ruiz Juan A., Sáenz, Sánchez José M., Sánchez Tenorio, Siurob, Soto, Suárez, Torre Rómulo de la, Torres José D., Vadillo, Valle, Vega Sánchez, Velásquez, Ventura y Villarreal Filiberto C.

"Votaron Negativamente los CC. Aguilar Alejandre, Alvarez del Castillo, Barragán Juan Francisco, Barragán Martín, Basáñez, Tellolo, Breceda, Cabrera, Cárdenas, Carrillo Eduardo S., Cepeda Medrano, Córdoba Gabriel J., Cristiani, Dávila, Esparza, Fentanes, Gaitán, Gámez Gustavo García Eliseo, García Jonás, García Salvador Gonzalo, Gómez Mauricio, González Marciano, González, Torres, Gutiérrez, Hermosillo, Hernández Ernesto, Hernández Jerónimo, Hernández Luis M., Herrera, Izquierdo, Laison Banuet, Lanz Galera, Manrique, Manzanilla Tejero, Marcelín, Martínez Rafael, Montes, Ortiz, Otero, Paredes Colín, Parra, Pedroza, Peñafiel, Pesqueira, Ramírez Llaca, Rebolledo, Rocha, Rosas, Saucedo J. Concepción, Segovia, Silva Herrera, Silva Jesús, Téllez Escudero, Torre Jesús de la, Uruñuela Villareal Jesús J.

"A las ocho p.m. se levantó la sesión."

El C. Secretario del Castillo: La Mesa suplica a las Comisiones designadas ayer se sirvan pasar a informar de su cometido.

El C. Plank: Ciudadanos diputados: Cumpliendo con la misión que se sirvió conferirme ayer esta H. Asamblea, pasamos ayer mismo a la residencia del C. diputado Aguirre Colorado para hacerle presente en nombre de la Asamblea nuestra condolencia por la pérdida de su hermano, habiéndonos manifestado su agradecimiento por esta deferencia.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Román Alberto.

El C. Román Alberto: Ciudadanos diputados: La Comisión nombrada por esta Asamblea con objeto de que pasara a informase de la salud del ciudadano diputado García Vigil cumplió esta mañana su cometido, pudiendo informar a ustedes que el C. García Vigil está un tanto mejorado, aun cuando no fuera de peligro. El C. García Vigil nos rogó significáramos a esta H. Asamblea su agradecimiento por la deferencia y muestra de consideración que le ha dado mandando a informarse de su salud.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Neri.

El C. Neri: Honorable Asamblea: La Comisión que la respetable Mesa de esta Cámara se sirvió nombrar para hacer saber al Ejecutivo que deseaba que el C. Subsecretario de Hacienda informara acerca del papel desempeñado en la Secretaría de Hacienda por los norteamericanos E. W. Kemmerer y A. E. Chandler, entrevistó hoy en la mañana al Ejecutivo de la Unión y el C. Presidente de la República, con una atención que debe agradecer la Cámara de diputados, manifestónos que ya que esta H. Cámara deseaba informes del Subsecretario de Hacienda, con todo gusto lo enviaría hoy en la tarde para que dijese ampliamente a esta H. Asamblea cuál es la misión que desempeñan en la Secretaría de Hacienda los norteamericanos antes citados.

El C. Soto Rosendo: Pido la palabra para un hecho relacionado con este asunto.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Soto Rosendo A: Señores diputados: Ayer, cuando se trataba este asunto y que la Asamblea acordó nombrar una Comisión para invitar al Ejecutivo a que rindiera un informe sobre la misión de esos señores americanos en la Secretaría de Hacienda, les decía a algunos de mis compañeros que tenía conocimiento de que un particular les había dirigido una carta a esos señores poniendo en claro algunos puntos respectos a la misión que, según él cree, traen esos individuos cerca de la Secretaría de Hacienda. Esta mañana, señores, me puse en busca de ese señor para suplicarle me diera una copia de esa carta y habiéndola conseguido me resolví a traerla a la Cámara para que, si vosotros lo permitís, darle lectura. Creo que encierra puntos muy importantes que nosotros, señores diputados, todos debemos tomar en cuenta para que nos sirva de clarinada o cuando menos que sirva de punto de partida para que nos pongamos con empeño a estudiar, para que nos pongamos a investigar de qué manera podemos ayudar al Ejecutivo a resolver la cuestión financiera de nuestro país. Yo creo que sin hacerme solidario de las opiniones del autor de esta carta, creo que sin que se piense siquiera en que al tomarse en consideración lo que él diga, signifique falta de confianza al Ejecutivo, cuyo patriotismo nos tiene plenamente convencidos y sin que por otra parte signifique también falta de confianza al señor Subsecretario de Hacienda; el único objeto, digo, que quiero que tenga la lectura de esta carta es que cada uno de los diputados encuentre algún punto de partida para fundar los estudios que estamos en la obligación de hacer en relación con el problema financiero de México. De modo que si me lo permitís, empezaré a darle lectura. (Voces: ¡Sí, sí!) (Leyó.) (Voces: ¿Quién es?)

El C. Soto: Leo en el membrete del papel que usa para sus cartas lo siguiente: "Tomás Cerón Camargo, Doctor en leyes. - Organizador de hacienda pública y bancos nacionales. - Perito en sistemas monetarios."

El C. Secretario López Lira: "Secretaría del Congreso del Estado Libre y Soberano de Sinaloa. - Circular. - A los CC. diputados Secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F.

"En las elecciones verificadas hoy entre los ciudadanos diputados que forman la XXVII Legislatura del Estado, resultaron electos para formar la nueva Mesa Directiva que fungirá durante el mes de agosto próximo, los ciudadanos siguientes:

"Presidente, C. diputado ingeniero Emiliano Z. López; Vicepresidente, C. diputado Pedro L. Gavica;

Secretarios, 1o. y 2o., respectivamente, CC. diputados Félix A. Mendoza y Leopoldo Dorado, y Prosecretario, C. diputado Susano Tisnado.

"Al participarlo a usted tenemos el honor de hacerle presentes nuestra atenta consideración y respeto.

"Constitución y Reformas. - Mazatlán, Sinaloa, julio 31 de 1917. -Manuel M. Sáenz, D. S. - Serapio López, D. S."

"Comisión de Estado, Departamento Interior.

"H. Cámara:

"Se turnó a esta Comisión de Estado, Departamento Interior, una carta impresa firmada por el C. diputado Roberto V. Pesqueira participando que, por decreto del C. Presidente de la República fechado el 5 de julio pasado, se estableció una Agencia Financiera perteneciente al Gobierno Mexicano, en la ciudad de El Paso, Texas, habiendo sido nombrado para regentearla el mencionado C. Pesqueira; adjunta a la vez copia impresa del decreto y nombramiento respectivos.

"La Comisión que suscribe tiene el honor de someter a la deliberación de la H. Asamblea el siguiente acuerdo:

"Contéstese de enterado al C. diputado Roberto V. Pesqueira."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 13 de agosto de 1917. - Francisco Medina. - Pérez Gasga. - J. M. A. del Castillo."

Está a discusión el acuerdo económico. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán de pie. Aprobado.

- El mismo C. Secretario: A petición del C. diputado Múgica, se va a dar lectura a este documento:

"C. Gobernador del Estado. - Presente.

"Los suscriptos, alumnos de la Escuela de Jurisprudencia del Estado de Michoacán, por nuestro propio derecho, ante usted con el debido respeto comparecemos a exponer:

"Con esta fecha se ha servido usted acordar se reconozca la revalidación que hizo el general José María Miercoles, Gobernador militar del Estado de Jalisco durante la época de la usurpación huertista, de los estudios que hizo en el Seminario de esta ciudad el señor Agustín González Argüeso.

"El Plan de Guadalupe, base de la Revolución, en su artículo 3o. textualmente dice: "Se desconoce a los Gobiernos de los Estados que aún reconozcan a los Poderes Federales que forman la actual administración, treinta días después de la publicación de este Plan." El general José María Miercoles, autor de la revalidación de que se trata, no solamente no desconoció a Victoriano Huerta en el plazo que marca el artículo citado, sino que fue uno de los últimos que con las armas en la mano combatió a la Revolución; por lo mismo la revalidación de los estudios del señor González Argüeso, es nula de pleno derecho.

"Ahora bien, la Constitución General de la República, en su artículo 130, establece que: "Por ningún motivo se revalidará, otorgará dispensa o se determinará cualquier otro trámite que tenga por fin dar validez en los cursos oficiales, a estudios hechos en los establecimientos destinados a la enseñanza profesional de los ministros de los cultos. La autoridad que infrinja esta disposición será penalmente responsable, y la dispensa o trámite referidos será nulo y traerá consigo la nulidad del título profesional para cuya obtención haya sido parte la infracción de este precepto."

"Por lo anteriormente expuesto, y siendo todos y cada uno los que formamos la sociedad mexicana, los directamente obligados a velar porque la Constitución sea cumplida en todas sus partes,

"A usted ciudadano Gobernador, respetuosamente pedimos se sirva reconsiderar su acuerdo en el sentido de que no se admita en la Escuela de Jurisprudencia de Michoacán al señor Agustín González Argüeso, por haber hecho sus estudios en "un establecimiento destinado a la enseñanza profesional de los ministros de los cultos," como era el Seminario de Morelia, por exigirlo así la Constitución de la República y el decoro de la Escuela de Jurisprudencia, puesto que de la contrario todos los exseminaristas tendrán acceso a los establecimientos educativos oficiales, por encontrarse en las mismas condiciones que el repetido señor González Argüeso.

"Protestamos lo necesario.

"Constitución y Reformas. - Morelia, agosto 9 de 1917. - A. Soto Reyes. - J. Ramírez Mendoza. - Miguel Mora. Jr."

- El mismo C. Secretario: La parte resolutiva del dictamen de las Comisiones Unidas de Justicia rendida a propósito de las modificaciones y adiciones presentadas por el ciudadano diputado Cabrera y el ciudadano Aguirre Berlanga, dice:

"SECCIÓN IV.

"De los Juzgados de lo Civil de la ciudad de México y de los Partidos Judiciales de Tacubaya y Tacuba.

"Artículo 31. Habrá en la ciudad de México cinco Juzgados de lo Civil, y uno en cada uno de los Partidos Judiciales de Tacubaya y Tacuba.

"La planta de los Juzgados de la ciudad de México se compondrá de un Juez, un primer secretario, tres auxiliares, un taquígrafo, cinco escribientes y un comisario.

"La de los Juzgados de Tacuba y Tacubaya constará de un Juez, dos secretarios, cuatro escribientes y un comisario.

"Artículo 37 bis. Los Jueces de lo Civil de los Partidos Judiciales de Tacubaya y Tacuba, conocerán, dentro de su jurisdicción, en todos los asuntos a que se refieren los artículos 34, 35 y 37.

"SECCIÓN V.

"De los Juzgados del Orden Penal de la ciudad de México y de los Partidos Judiciales de Tacubaya y Tacuba.

"Artículo 38. Habrá en la ciudad de México siete Juzgados de lo Penal y uno en cada uno de los Partidos Judiciales de Tacubaya y Tacuba.

"La planta de los de la ciudad de México se comprondrá de un Juez, un primer secretario, dos auxiliares, un taquígrafo, cuatro escribientes y un comisario. La de los Partidos Judiciales de Tacubaya y Tacuba, de un Juez, dos secretarios, cuatro es escribientes y un comisario.

"SECCIÓN VI.

"De los Juzgados Mixtos del Distrito Federal y de los Territorios.

"Artículo 42. En la cabecera de cada uno de los Partidos Judiciales de Tlálpam y Xochimilco, del Distrito Federal; Norte, Centro y Sur, de la Baja California, y Territorio de Quintana Roo, habrá un Juzgado de jurisdicción mixta.

"TÍTULO V.

"De los secretarios, empleados y auxiliares de la administración de justicia.

"CAPÍTULO I.

"De los secretarios y empleados subalternos de los Tribunales y Juzgados.

"Artículo 90........

"X. bis. Practicar las diligencias que, por auto expreso, les encomienden los Jueces en los casos en que estén autorizados éstos para hacerlo.

"Artículo 95. Los Jueces podrán encomendar a sus secretarios, por resolución expresa que conste en autos, la práctica de las diligencias, cuando cuenten con los medios necesarios para cerciorarse de la autenticidad de las diligencias practicadas; pero los cuestionarios de pruebas testimoniales y de confesión, serán siempre calificados por el Juez."

Está a discusión en lo particular. Los señores diputados que deseen separar, para su discusión, alguno de los artículos, se servirán manifestarlo. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación nominal de pregunta si se aprueba.

(Se toma la votación.)

El C. Secretario Mata: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar?

El C. Prosecretario Villarreal: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? Se procede a la votación de la Mesa.

El C. Secretario López Lira: El dictamen de la Comisión fue aprobado en lo particular por unanimidad de 147 votos.

- El mismo C. Secretario: "Comisiones Unidas, la. y 2a. de Justicia.

"Señor:

"Las Comisiones de Justicia, con el propósito de asegurar de la mejor manera la independencia de la administración de justicia, se permiten insistir en que se adopten substancialmente las modificaciones propuestas con anterioridad; y bajo tal concepto, suplican que, con dispensa de todo trámite, se aprueben las siguientes modificaciones al proyecto aprobado de Ley de Organización y Competencia de los Tribunales del Fuero Común, en el Distrito y Territorios Federales:

"Artículo 74........

"II. Nombrar por mayoría de votos, a los secretarios y demás empleados del Tribunal, destituirlos, suspenderlos y aceptar las renuncias que hagan de sus cargos, consignándolos al Ministerio Público, cuando cometieren algún delito.

"III. Conceder licencias a los Jueces de su jurisdicción y a los empleados del Tribunal, cuando excedan de tres días.

"III bis. Nombrar a los substitutos de los Jueces de lo Civil, de lo Penal y Mixtos del Distrito Federal, Territorio de Quintana Roo y Partido Norte de la Baja California, en las faltas temporales de éstos, que excedan de quince días.

"Artículo 80......

"VI. Conceder licencias a los Jueces y a los empleados del Tribunal, para que se separen de sus respectivos cargos.

"VI bis. Nombrar los substitutos de los Jueces Mixtos del Partido Centro y Sur de la Baja California, en las faltas temporales de éstos que excedan de quince días.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados. - México, 13 de agosto de 1917. - Enrique Parra. - Flavio Pérez Gasga. - Isaac Rojas. - M. Rueda Magro. - Sánchez Tenorio. - Aurelio Velázquez."

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Pérez Gasga.

El C. Cabrera: El artículo 122 del Reglamento dice: "En la sesión en que definitivamente se vote una proposición o proyecto de ley, podrán presentarse por escrito adiciones o modificaciones a los artículos aprobados."

En la última sesión en que se aprobó la Ley de Organización de Tribunales, tanto las Comisiones, como el que habla y los señores diputados Mariel, Aguirre Berlanga y otros, hicimos proposiciones de adiciones, porque esa era la sesión en que pudimos haberlo hecho; pero con pretexto de que ya se aprobaron aquellas proposiciones, las Comisiones vuelven ahora a presentar nuevas adiciones, sin tener ya derecho, porque el artículo 122 es muy claro y no admite discusión. Pues bien, en la última sesión en que se vota una ley es cuando se pueden presentar modificaciones o adiciones; pero ésta no es la última sesión en que se votó la ley de que se trata; lo que hoy se ha votado es el dictamen de las Comisiones a propósito de las primeras adiciones.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Pérez Gasga.

El C. Pérez Gasga, de la Comisión: Señores diputados: La Comisión ha pedido la palabra en pro del trámite de la Mesa, por las siguientes razones: No se trata de una proposición de adiciones a la ley aprobada, se trata única y exclusivamente de insistir sobre las proposiciones presentadas en su oportunidad y con toda anterioridad por la misma Comisión. En efecto, señores diputados, cuando las Comisiones propusieron estas adiciones o reformas, la Asamblea, impresionada indudablemente por los argumentos de anticonstitucionalidad de esa proposición, reprobó lo que las Comisiones proponían; pero ya que en la sesión de ayer se aprobó definitivamente el dictamen de las mismas Comisiones que rechazaban las adiciones propuestas por el licenciado Cabrera, relativas al cambio de sistemas aprobado con anterioridad, es pertinente insistir sobre este particular,

es decir, sobre las modificaciones muy pertinentes que con toda oportunidad habían hecho las Comisiones. Hay algo más: Según los miembros de las Comisiones han sido informados por algún ciudadano representante, se rechazó la proposición hecha por las mismas Comisiones respecto de la que hoy insisten, por una verdadera confusión, porque muchos de los diputados entendieron que las Comisiones, al proponer que el Tribunal Superior debía hacer los nombramientos de los substitutos en los casos de faltas temporales de los Jueces, debían de haber fijado las mismas Comisiones un límite a esas faltas temporales, es decir, deberían haber determinado hasta por qué tiempo debían ser las faltas temporales para que la substitución fuese hecha por nombramiento o elección hecha por el Congreso General o por el Tribunal Superior. De manera que en el ánimo de la misma Asamblea estuvo no rechazar esas adiciones, sino por la circunstancia de que las Comisiones no habían fijado un límite. A este respecto, las Comisiones son deudoras a la Asamblea de una amplia explicación que funde con toda exactitud la proposición que habían hecho anteriormente y que demostrará la constitucionalidad de la misma proposición. Por esta circunstancia, las Comisiones suplican a la Asamblea se digne tomar en consideración la proposición que hacen, mejor dicho, la proposición en que hoy insisten, a fin de que con toda amplitud de detalles puedan fundarla y demostrar su constitucionalidad y la circunstancia de que esa proposición facilita y expedita la administración de justicia y son fuertes argumentos para impedir que en lo sucesivo, bajo del pretexto de que el Congreso va a librarse de un gran trabajo, pretenda insistir todavía en el punto ya debatido y aprobado de que los Jueces deben se nombrados o electos por el Congreso de la Unión. Las Comisiones, por todas estas razones, suplican muy atentamente a la Asamblea, se digne permitir, es decir, tomar en consideración las modificaciones en que insisten hoy, y que no son propuestas en esta sesión, sino que lo fueron con toda oportunidad, a fin de demostrar con amplitud de detalles y con razones convincentes la procedencia de las mismas.

El C. Cabrera: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cabrera.

El C. Cabrera: El ciudadano Pérez Gasga no ha dicho ninguna palabra para fundar con qué motivo hace estas proposiciones; yo he reclamado el trámite de la Mesa que mandó presentar a la consideración de la Asamblea estas adiciones, con fundamento en el artículo 122, y suplico a la Mesa revoque su trámite, retirando estas adiciones por no estar presentadas en tiempo oportuno.

El C. Neri: Pido la palabra.

El C Presidente: Tiene la palabra el C. Neri.

El C. Neri: Señores diputados: En términos generales es cierto lo que dice el C. Cabrera de que las adiciones deben presentarse el día en que acaba de discutirse un proyecto de ley; pero lo que acaban de presentar las Comisiones es sencillamente lo que fue rechazado en una sesión y que, como rechazado, ha vuelto a las Comisiones para que lo presenten modificado; de suerte que las Comisiones están en su perfecto derecho de proponer nuevamente las modificaciones que fueron rechazadas con anterioridad, y la Mesa está en su perfecto derecho al haber dado el trámite que dio. No es, pues, el caso de los artículos 122 y 123 a que se ha referido el diputado Cabrera. (Aplausos.)

El C. Prosecretario Magallón: Se consulta a la Asamblea si está de acuerdo con el trámite dictado por la Presidencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse poner de pie. Aprobado.

El C. Secretario Padrés: Encontrándose en esta Cámara el C. Subsecretario de Hacienda, que viene a informar respecto a la explicación que se pidió al Ejecutivo, se suspende por breves momentos el debate de la moción presentada.

El C. Neri: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Neri: Al informar acerca de la Comisión que nos fue conferida para pedir al Ejecutivo los informes que va a rendir en estos momentos el ciudadano Subsecretario de Hacienda, dije que el señor Presidente de la República, con una cortesía que la Cámara de Diputados debía agradecer, nos había dado grandes explicaciones sobre el caso. Sé que el señor Presidente de la República protocolariamente pudo haberse concretado a decirnos que vendría el Subsecretario de Hacienda; pero como el mismo alto funcionario tuvo amplísimas explicaciones sobre el caso y marcada deferencia para la Comisión, así como muchas muestras de afecto para esta Asamblea, por eso es que me permití decir que la Cámara de Diputados debía agradecer esas consideraciones. Doy a ustedes estas explicaciones para que no vayan a pensar que yo creo que no se merece esta Cámara toda clase de consideraciones.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Subsecretario de Hacienda.

El C. Subsecretario de Hacienda: Señores diputados: El C. Presidente estima que, conforme al artículo 93 de la Constitución, no están obligados los señores Secretarios de Estado o Encargados del Despacho a venir a informar, sino en los casos que esté a discusión la ley o asunto sobre que se desea la información. Sin embargo, por atención a la H. Cámara y por tratarse de un asunto que pudiera prestarse a torcidas interpretaciones, he venido a rendir a Vuestra Soberanía el informe solicitado. La Secretaría de Hacienda, desde hace mucho tiempo, vió palpablemente la necesidad de comenzar una reorganización efectiva, principalmente en los ramos administrativos y de contabilidad. En noviembre del año próximo pasado conversando en Atlantic City con los señores Luis Cabrera y Alberto J. Pani sobre estas cuestiones, me fue mostrado un libro recientemente publicado por el señor Henry Bruere en donde podía verse la enorme labor que este señor había realizado en las finanzas de la ciudad de Nueva York, donde, después de muchos años de continuos déficits en sus presupuestos, se comenzó a obtener superávits tras de la inteligente labor del señor Bruere. Fuí presentado al señor Bruere y este señor, con la mejor buena voluntad y el mayor desinterés, nos ofreció su colaboración para mejor enfrentarnos con el rudo problema de la organización

administrativa y financiera de México. Más tarde, cuando la Secretaría de Hacienda pudo presentar al C. Presidente proyectos definidos de reorganización, se aceptó la colaboración del señor Bruere y se le hizo formal invitación para colaborar en los estudios técnicos de la Secretaría de Hacienda. Antes de invitar al señor Bruere, habían sido ya nombrados por la Secretaría de Hacienda para el estudio de las cuestiones bancarias, los señores Elías S. A. de Lima, Holandés, y H. Muirhead, canadiense. Estos nombramientos fueron publicados por la prensa, sin que entonces se haya provocado una interpelación y sin que tales designaciones hayan causado extrañeza a Vuestra Soberanía. Bruere desde hace unos dos meses dio principio a sus estudios en la Secretaría de Hacienda, ayudado por dos expertos contadores americanos, los señores Oakey y Lill, juntamente con cinco expertos contadores mexicanos y ocho o diez empleados de la Secretaría de Hacienda. Los estudios de Bruere están ya en poder de la Secretaría de Hacienda, la que los considera con toda atención y próximamente serán sometidos al acuerdo definitivo del C. Presidente de la República. Hay algunos datos que honran al señor Bruere y que quiero dar a conocer al ilustrado criterio de los señores representantes. El notable escritor inglés, H. G. Wells, en su último libro publicado que se titula: "¿What is coming?" hace resaltar la necesidad que tendrá el mundo civilizado, después de la guerra actual, de hombres que, con desinterés y conocimientos amplios, se dediquen a remediar la postración económica de las naciones; y cita precisamente al señor Bruere como una de esos hombres - tipos, de un amplio espíritu desinteresado, que harán una labor intensa en la reorganización mundial. El señor Bruere cuando se encargó de la organización administrativa de la ciudad de Nueva York, disfrutaba de un salario de catorce mil dólares al año, a cuya suma renunció expontáneamente, cuando consideró terminados sus estudios, y no obstante la insistencia que, para continuar en su puesto, le hicieron las autoridades neoyorkinas. El señor Bruere ha venido a México absolutamente sin ninguna retribución y sólo con la obligación de nuestra parte de cubrir sus gastos. Al estudiar la Secretaría de Hacienda concretamente la parte fiscal y monetaria de su problema económico, tras de alguna discusión se convino en pasar invitación a los señores Chandler y Kemmerer para que estudiaran respectivamente los ramos sobre los que son especialistas. El señor Kemmerer ha sido por mucho tiempo catedrático en la Universidad de Cornell y actualmente lo es de la de Princeton; sus libros sobre materias económicas están colocados en primera fila entre las más prestigiadas autoridades en ese ramo de la ciencia económica. El señor Chandler es otro hombre de ciencia y actualmente es catedrático de la Universidad de Columbia, Nueva York. Los dos han venido ganando modestos salarios en relación con su significación científica. Ninguno de entre ellos tiene conexión de ninguna especie con el gobierno americano; vienen con carácter absolutamente particular, a ayudarnos en el estudio técnico de estas cuestiones. Para llevar a cabo sus estudios, la Secretaría de Hacienda las proporcionó todos los datos necesarios, y conviene hacer notar que, entre esos datos, no hay uno solo que no deba ser publicado, y por tanto, no existe ningún secreto que ellos no deban conocer, pues toda esa información, más o menos tarde llegará a ser del dominio público. El resultado de sus estudios va a la Secretaría de Hacienda, y ésto lo toma o no en consideración. No tienen, pues, estos señores, ninguna ingerencia en la administración hacendaria. Refiriéndome en concreto a la proposición, cuasi anónima, que motivó esta interpelación, por encargo del C. Presidente de la República, manifiesto a ustedes que: No se trata de una ingerencia de los economistas extranjeros al estilo de la de Nicaragua; no hay al frente de las finanzas públicas ningún extranjero; los señores Kemmerer y Chandler no son tutores del Gobierno mexicano; los asuntos hacendarios, como todos los demás que el Gobierno estudia, son resueltos con absoluta independencia, sean cuales fueren las fuentes de información que el Ejecutivo utilice. Al C. Presidente de la República le ha causado extrañeza la interpelación, no sólo por el hecho de que, como ya he manifestado a ustedes, y de antemano no sabía que se utilizan los servicios de diversos extranjeros, entre ellos un holandés y un inglés, sino que, además, la Cámara probablemente conoció por noticias de la prensa, que se utilizan también en los establecimientos fabriles veinte expertos japoneses y algunos alemanes. El C. Presidente me encarga manifestar a ustedes que tiene dadas suficientes pruebas de su profundo respeto a la dignidad de la República, para que se ponga en duda su intensa labor de nacionalismo. (Aplausos de la derecha y siseos de la izquierda.)

El C. Manrique: Pido la palabra para un hecho.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Señores diputados: Anónima o no la invitación o la denuncia que se hace a la Cámara de Diputados de la intervención de determinados hombre de ciencia extranjeros en la Secretaría de Hacienda, ello es que la proposición fue prohijada por los diputados que la apoyan. Desde este momento la responsabilidad de esta interpelación al Presidente de la República es nuestra y todos somos de ella solidarios. Esta proposición de la que yo ni siquiera tenía conocimiento hasta ayer, pero que encuentro perfectamente fundada, podemos efectivamente basarla en la última parte del artículo 93 constitucional: Cualquiera de las Cámaras podrá citar a los Secretarios de Estado para que informen cuando se discuta una ley o se estudie un negocio relativo a su Secretaría. El señor Subsecretario de Hacienda, don Rafael Nieto, ha expresado, ha dicho explícita y claramente que no ha venido en obediencia a una prescripción de la Representación Nacional, sino como una gracia; y esto, señores diputados, es bueno definirlo. No tengo la necesaria erudición en esta materia, erudición de que quisiera echar mano en estos momentos para citar las doctrinas pertinentes de derecho constitucional y sobre todo los precedentes históricos de interpelación por las Cámaras legislativas a los Secretarios o Ministros del Ejecutivo; pero el artículo 93, en su última parte, ni siquiera es materia de interpretación, pues es clara y terminante.

El señor Nieto parece creer que sólo podremos tener derecho cuando se tratase de la discusión de una ley, pero hay aquí una disyuntiva inmediatamente después de la expresión: "Cuando se discuta una ley o se estudie un negocio relativo a su Secretaría." Como ya lo expresó con un perfecto sentido práctico en alguna ocasión el señor licenciado Rueda Magro, casi siempre los artículos de una ley se leen incompletos con objeto de fundar determinada tesis. Cualquiera de los miembros de esta Cámara podrá citar a los Secretarios de Estado para que informen cuando se discuta una ley. Aquí se mutila el artículo. No, señores, hay una disyuntiva, la conclusión o que diga el primer término con otro segundo. No solamente tenemos derecho para citarlos cuando se discuta un proyecto de ley, sino también cuando se estudie un negocio relativo a su Secretaría. Se ha sometido a nuestra consideración la conveniencia o inconveniencia de que extranjeros intervengan en nuestros negocios y asuntos económicos. Como no podremos, a riesgo de pecar de ligeros, dar determinado fallo sobre este asunto, un fallo aprobatorio o condenatorio de los actos del Gobierno, nos era menester el conocimiento, tener pleno conocimiento de la índole de esta ingerencia de los señores Kemmerer y Chandler en los trabajos de la Secretaría de Hacienda. Para adquirir este pleno conocimiento del asunto de que tanto habemos menester, hubimos de recurrir, fundándonos en el artículo 93 constitucional, a interpelar a la Secretaría de Hacienda. Creo, señores diputados, en vista de la Carta Magna, que el Ejecutivo no nos ha concedido ninguna gracia, sino que ha cumplido con un mandato constitucional, y esto que pudiera creerse de poca monta, es necesario definirlo de una vez para todas, porque la Cámara tiene este derecho, entre los muy limitados que nuestra Constitución le ha concedido, y es fuerza que escatime, que sea celosa defensora de aquellos que la Constitución le concede. De manera, señores diputados, que ya un decir español lo consagra, que lo cortés no quita lo valiente. Claro está que en estas relaciones entre los diversos Poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, la cortesía no está fuera de orden; todo lo contrario. Es, pues, muy laudable y justo motivo de regocijo para nosotros que haya una perfecta armonía, que las relaciones entre el Legislativo sean corteses y verdaderamente cordiales, pero esto no quiere decir, señores diputados, que prescindiendo de toda cortesía no hayamos fundado nuestro proceder en un precepto estrictamente legal. (Aplausos.)

El C. Neri: Pido la palabra, para una aclaración.

El C. Presidente: Para una aclaración, tiene usted la palabra.

El C. Neri: Señores diputados: Me extraña sobremanera que el señor Subsecretario de Hacienda haya comenzado a rendir su informe, manifestando que, conforme al artículo 93 constitucional, no teníamos el derecho de llamarlo a que informara sobre el asunto de los norteamericanos que están interviniendo en cuestiones de hacienda; me extraña, porque el señor Presidente de la República, como consta a los CC. Martínez de Escobar, García, Jurado, Manzanilla y Secretario Padrés hoy en la mañana, tan pronto como le hicimos ver cuál era la misión que nos llevaba a su presencia, nos manifestó lisa y llanamente que ya que la Cámara de Diputados deseaba esa clase de informes, que con todo gusto enviaría al Subsecretario de Hacienda para que nos diera una amplia explicación. Esto es, el señor Presidente de la República reconoció desde luego el derecho que tiene la Cámara de Diputados para interpelarlo sobre asuntos que interesan a la administración pública. El señor Subsecretario de Hacienda, decía yo, desde luego nos manifestó que no teníamos derecho para llamarlo a que informara sobre el particular; por otra parte y a indicaciones del compañero Martínez de Escobar, yo hice saber al ciudadano Presidente de la República, que ni los señores diputados que hicieron suya la moción, ni los que habían intervenido en la discusión, habían manifestado en lo más mínimo su desconfianza acerca del patriotismo del propio Presidente de la República en estos asuntos internacionales, puesto que el ambiente de la Cámara era en el sentido de que el señor Carranza en asuntos internacionales siempre había estado a la altura de las circunstancias. Me extraña que el C. Nieto venga a decirnos que le llamaba la atención al Presidente de la República que nosotros desconfiáramos de su patriotismo. (Aplausos.)

El C. Cabrera: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Cabrera: Honorables señores diputados: La prensa de hoy trae la noticia de que "formarán parte de la Secretaría de Hacienda, coadyuvando en la organización monetaria, los ciudadanos norteamericanos Kemmerer y Chandler, quienes, según dicen los periódicos, han venido a México invitados por la Secretaría de Hacienda." Ante esta noticia, asáltanos el temor de que la invitación de que habla el ciudadano Subsecretario de Hacienda sea una invitación al estilo de Nicaragua. (Leyó.) Esto fue lo que dijeron ante la Cámara de Diputados unos señores cuyas firmas son ilegibles, totalmente ilegibles, a excepción de una que dice: Rafael Trujillo. Esas firmas creo que el señor diputado Ibarra me va a decir de quienes son.

El C. Cabrera: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Ibarra.

El C. Ibarra: Nosotros no hemos podido estar de acuerdo con el C. Cabrera respecto a que este escrito sea anónimo, porque anónimo quiere decir sin firmas y este escrito las tiene, no siendo, por lo tanto, anónimas. Por esa razón y, dado que el señor Cabrera ha considerado que nosotros hemos obrado con buena fe, me abstengo de contestar de un modo más amplio, porque no hemos prohijado un anónimo, lo que bien sabe el C. Cabrera.

El C. Cabrera: Pues....yo sigo sin poder leer la firma. (Risas.)

El C. Ibarra: Me dicen algunos compañeros que la firma que el C. Cabrera no puede leer, dice: Juan Betz. Yo tampoco la pude leer; pero de cualquier modo, hay en el escrito dos firmas perfectamente ilegibles. Nosotros sólo hemos querido que la Nación entera tenga, de labios autorizados, una explicación de lo que la prensa ha revelado; eso es sencillamente lo que hemos pretendido. Considero que el C. Cabrera, hábil parlamentario, pudo anteayer haber iniciado la idea de que nosotros procedimos con fines aviesos y por esa razón lo interpelé. Ahora, repito, y afortunadamente la Asamblea es testigo de

que lo que nosotros hemos perseguido es solamente la idea de hacer que todos los ciudadanos de la República sepan a qué atenerse sobre este particular, es que se haga desaparecer la duda que se advierte en este documento subscripto por dos firmas legibles que para el C. Cabrera son ilegibles, esta duda que está impresa en el espíritu de muchos ciudadanos.

El C. Cabrera: Señores diputados: Como no hay propiamente una cuestión a debate y habiendo hecho uso de la palabra dos ciudadanos diputados, uno para exponer una teoría constitucional y el otro limitándose realmente a expresar los hechos que, en su concepto, debieron expresarse, no habiendo, pues, un debate, el ciudadano Subsecretario de Hacienda no podría terciar en él, no podría pedir la palabra y no podría. hacer las explicaciones necesarias fuera del encargo que el Ejecutivo le ha confiado. Creo que no es este el momento propio para discutir la constitucionalidad o inconstitucionalidad del llamado de los Secretarios de Estado a informar sobre asuntos sueltos; y aun cuando el ciudadano diputado Manrique desearía que de una vez por todas lo definiéramos, fue, precisamente con motivo de un asunto en que el ciudadano Presidente de la República encontró Indispensable informar a la Representación Nacional para que se viera que no había nada que ocultarle, cuando se presentó la cuestión. El ciudadano Presidente de la República opina, y sobre esto hemos oído las palabras del Subsecretario de Hacienda, que fuera de los casos en que se está estudiando o discutiendo alguna ley, en que se está estudiando un asunto relativo a la Secretaría respectiva, que es lo que dice el artículo 93, los Secretarios no tendrán el deber de venir ante la Representación Nacional a informar; pero consideró que el asunto era de tal naturaleza que cualquiera renuencia de parte de él para informar sobre él, induciría a dudas respecto de la limpidez, la limpidez de los procedimientos que usaba el ciudadano Presidente de la República para estudiar los negocios hacendarios y creyó necesario inmediatamente, como cuestión de cortesía, que viniera el Subsecretario de Hacienda a informar, y tan estaba basado el diputado Neri, tan estaba empapado en la suma cortesía del Poder Ejecutivo al tomar esta actitud, que primero desde la tribuna dijo que con una cortesía y una amabilidad, que con una muestra de condescendencia que debíamos agradecer, inmediatamente dijo que vendría a informar el señor Nieto. Más tarde aquel espíritu de no sé cómo llamarle, ese espíritu que quiere escatimar elogios al Ejecutivo, sopló al oído del señor Neri: "¿Pero por qué dice usted que debemos agradecerlo, si no es una cortesía que debemos agradecer?", y entonces el señor Neri viene y dice: "No, señores, no es una cortesía que debamos agradecer. Sea o no, el punto no tiene realmente importancia, puede quedar para otra ocasión; pero aquí se ha mostrado extrañeza y se considera como opuesto el criterio del Ejecutivo, como lo entendieron los miembros de la Comisión y el criterio del mismo Ejecutivo tal como lo expresó el ciudadano Subsecretario de Hacienda. Pues bien, creo que a este respecto debemos atenernos a la interpretación auténtica. El Poder Ejecutivo considera que fuera de los casos señalados en el artículo 93 de la Constitución, en los demás está en libertad de enviar o no a sus Secretarios de Estado ante la Cámara, no porque desconozca a ésta una igualdad de poder, sino porque con frecuencia ocurre que en las Cámaras cualquier individuo hace iniciativas de interpelación, vengan o no a cuento, y entonces se toma inmediatamente la medida de interpelar al Ejecutivo sobre un hecho concreto y no sobre una materia de estudio, ni sobre una ley que se tenga en consideración. El Ejecutivo no ha querido negar a la Cámara el derecho de pedir que vengan los Secretarios a informar cuando se trata de leyes o asuntos a estudio; pero tratándose de actos concretos casi anónimos, es natural que rehuya ser el juguete de individuos que con un lenguaje tan poco decente, tan poco parlamentario, tan poco digno y tan poco respetuoso, hayan venido a la Representación Nacional a pedirnos esto; y cuando digo tal lenguaje, no lo atribuyo a los diputados que prohijaron la hoja, sino a sus verdaderos autores, y por eso he leído las palabras; la hoja no está concebida en términos respetuosos; allí se dice claramente que asalta a los firmantes el temor de que la invitación hecha a los señores Chandler y Kremmerer sea al estilo de la que se hizo en Nicaragua a individuos norteamericanos. Si este es un lenguaje respetuoso, vosotros podéis decirlo; yo creo que es altamente irrespetuoso. Pero desde el momento en que un grupo de diputados, fijándose únicamente en el espíritu de la iniciativa y haciendo a un lado la letra de ella, la prohijan, dije yo que quería creer y creo que los diputados no prohijaron las palabras, sino únicamente el espíritu de la iniciativa. Quiero conceder y concedo a los diputados que prohijaron esta iniciativa que ellos no vieron más que este punto: "Es necesario que la Representación Nacional y el país conozcan estos hechos," y que se desentendieron de los términos altamente injuriosos de la iniciativa. Así sí me explico que el señor Subsecretario de Hacienda haya transmitido palabras que yo mismo en otras ocasiones he escuchado de labios del señor Presidente de la República. ¿Por qué razón si el señor Presidente de la República ha dado pruebas constantes de su independencia de criterio para juzgar los asuntos y resolverlos y de su gran respeto a la soberanía y a la dignidad de la Nación, por qué suponer ni por un momento que sea capaz de hacer una invitación para que el gobierno norteamericano mande tutores a México? Pero como este es el texto de la proposición y esto es lo que ha de quedar en autos, esto es lo que ha de quedar precisamente en los archivos de la Secretaría, aquí queda ahora consignar una duda injuriosa para el Presidente de la República y, en mi concepto, el Subsecretario de Hacienda ha hecho justamente lo que debía hacer: Rechazar en nombre del Ejecutivo cualquiera duda, no de parte de los diputados que prohijaron eso, si se quiere, sino de parte de los redactores de ese escrito. Yo considero que los diputados que prohijaron ese escrito no tienen otra explicación que dar para haberlo prohijado más que esta: El asunto era de tan alto interés, que no vimos las palabras, sino únicamente el espíritu. ¿No lo cree así el señor diputado Ibarra?

El C. Ibarra: En su oportunidad diré dos palabras.

El C. Cabrera: Así lo creo, porque no se puede explicar de otra manera el espíritu que guió a los diputados prohijantes de ese escrito. Una razón patriótica,

que se sepa hasta dónde llega la ingerencia de determinados elementos extranjeros en el estudio de nuestros problemas, y en esto el Ejecutivo encontró que era tan necesario informar a la Representación Nacional, que no quiso discutir absolutamente la cuestión de si la Cámara tiene o no tiene derecho para llamar a los Secretarios de Estado y, por consiguiente, inmediatamente, y sin vacilación dijo que enviaría al señor Subsecretario de Hacienda y lo envió. Por lo que hace a algunos otros incidentes que surgen por lo general, yo no cesaré de laborar en esta Cámara por la armonía entre todos los Poderes; pero en la misma forma en que los señores diputados me encontrarán siempre el primero entre los defensores de la independencia del Poder Legislativo, en la misma forma me encontrarán siempre el primero para decir al Poder Legislativo: Nos estamos metiendo en lo que no nos importa. Cuando por ejemplo se ha tratado de que nos metamos en el nombramiento del Poder Judicial más allá de lo que la Constitución pide, no ha habido otro que con más terquedad haya dicho que el Poder Legislativo hace mal en pretender poner bajo su dominio al Poder Judicial, porque respeto tanto al Poder Judicial como al Poder Legislativo. Pues bien, tratándose de relaciones entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo, ocurre con mucha frecuencia que el Poder Legislativo, casi instintivamente, casi ciegamente, da por supuesto que tiene el derecho de llamar en todo caso al Poder Ejecutivo. Aquí mismo, acabo de oír a algún diputado, no recuerdo quién, que decía que sí tenemos derecho a que el Ejecutivo nos dé cuenta de sus actos. Es cierto que el Poder Legislativo tiene derecho a que el Ejecutivo le dé cuenta de sus actos, que conforme a la Constitución son de la competencia del Poder Legislativo; pero el Ejecutivo no tiene obligación de darle al Poder Legislativo cuenta de actos que son de la competencia exclusiva del Ejecutivo, como la Suprema Corte de Justicia haría muy bien en negarse a dar cuenta al Poder Legislativo de por qué ha fallado en tal o cual sentido en determinado asunto, porque no es de la competencia del Poder Legislativo revisar las sentencias del Poder Judicial Pero estos puntos surgirán constantemente. Lo que yo he deseado es hacer un llamamiento al espíritu de igualdad y de equidad que debe normar las relaciones entre ambos poderes. Cada vez que un ciudadano diputado sube a la tribuna a atacar al Secretario o Subsecretario de Estado que ha usado de la palabra antes, ya tengo casi en el oído grabadas las palabras que surgen de entre las curules: "¡Duro y a la cabeza!" (Risas.) Se considera que es algo de mérito atacar al Ejecutivo. Y así como en otros tiempo la independencia de criterio en el Poder Legislativo era un actor de valor, una verdadera audacia, en los tiempos actuales se sigue creyendo lo mismo, solo que ahora atacar al Ejecutivo ya lo hace cualquiera, mientras que para defenderlo sí se necesita un poco de valor. (Aplausos.)

Presidencia del C. VADILLO BASILIO

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Neri (Voces: ¡Duro y a la cabeza!)

El C. Neri: Señores diputados: Si alguien en esta tarde no reservaba ningún elogio para el Ejecutivo de la Unión, era precisamente el que tiene el honor de dirigiros la palabra. Muy bien impresionado de la entrevista que hoy en la mañana tuvimos con el señor Presidente de la República, me excedí un poco al dar cuenta de la Comisión que la honorable Mesa se sirvió conferirnos, y dijo que el Ejecutivo había tenido consideraciones para la H. Cámara, que ésta debía agradecer. Pero la información del C. Subsecretario Nieto, y las palabras del C. Cabrera me obligan por tercera vez a volver a esta tribuna. Nadie me ha soplado al oído, señor Cabrera; para negar un aplauso al Ejecutivo por el respeto que ha demostrado a esta H. Asamblea. Tengo, fuera de toda modestia, el criterio bastante para saber lo que hago y tengo el suficiente valor civil para decir lo que pienso; de suerte que nadie me ha soplado al oído para negar ese aplauso al Ejecutivo de la Unión. Respecto a la cuestión constitucional que ha querido plantear aquí el C. Cabrera y que tocó de antemano el señor Manrique, del derecho que tengamos para interpelar al Ejecutivo de la Unión, el mismo señor Presidente de la República ha interpretado la Ley y no es precisamente como una cortesía del Ejecutivo, sino que es un cumplimiento al precepto constitucional, al artículo 93 de la Carta Magna. El mismo Ejecutivo de la Unión ha interpretado esa ley como debe interpretarse desde el momento en que mandó al señor Subsecretario de Hacienda para que informara sobre los hechos que nosotros hemos pedido que se nos informe. Por lo demás, me extraña que el señor Cabrera diga que el Ejecutivo no tiene obligación de rendir informe a la Cámara sobre tales y cuales asuntos, cuando para el día 1o. de septiembre tendrá el Ejecutivo de la Unión que venir a esta Cámara a rendir informes sobre la marcha de todos los ramos de la administración pública.

El C. Hay: Para una aclaración.

El C. Presidente: Para una aclaración tiene la palabra el C. Hay.

El C. Hay: Dada la casualidad de que el oído derecho del señor Neri está a mi izquierda y el oído izquierdo del señor Cabrera está a mi derecha, pudiera decirse que yo estoy soplando al oído de uno y de otro; pero esto no tiene importancia y yo me aprovecho ahora para decir lo siguiente: Ha venido aquí el C. Subsecretario de Hacienda a informar acerca de una interpelación que la Cámara de Diputados le hizo, y se está discutiendo ampliamente sobre el derecho que tenemos o que nos falta para interpelar al Ejecutivo. Pido sólo a la Presidencia que se sirva encausar la discusión, la que deba referirse exclusivamente al objeto de la información que el C. Subsecretario de Hacienda ha venido a hacer aquí a la Cámara.

El C. Presidente: Manifiesto al C. Hay que la Mesa no puede adivinar en qué sentido van a hablar los oradores, los que se han inscrito unos para hablar en pro y otros para rectificar hechos. En tal virtud, no se puede poner taxativas de Orden literario a los oradores.

Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: Fuí uno de los firmantes de la proposición que consistía en pedir al Ejecutivo que

informara sobre el asunto de la ingerencia de extranjeros en la Secretaría de Hacienda, y al hacer esta iniciativa no me siguió otro objeto ni otro afán que dar al Ejecutivo precisamente la oportunidad para demostrar ante la faz de la Nación lo que con mucha facilidad adulteraría la prensa de escándalo, sólo quise que, habiendo la circunstancia política de que están pendientes varios empréstitos y que la prensa de escándalo podría decir mañana o pasado que el Ejecutivo había admitido a estos individuos en la Secretaría de Hacienda para que se dieran cuenta de nuestros recursos y de nuestras finanzas y así rastrear un empréstito, repito, sólo quise dar una oportunidad al Ejecutivo para que viniera a demostrar claramente ante toda la Nación y muy especialmente ante esa prensa de escándalo, que cualquiera suposición suya en este sentido ya había sido contrarrestada por las declaraciones terminantes del Subsecretario de Hacienda. Señores, es absolutamente indispensable, porque he tocado este asunto de la prensa es absolutamente indispensable digo, que fijemos nuestra atención en que la prensa, que es precisamente la que muchas ocasiones nos obliga a dar ciertos trámites, a tomar ciertas iniciativas que no tienen sino por único objeto aclarar todas las falsedades, que así pudiera estimar, con motivo de diversos asuntos. Yo creo que es perfectamente constitucional el hecho de haber llamado al señor Subsecretario de Hacienda para que informase a esta H. Asamblea y voy a demostrarlo: La presencia de estos individuos en la Secretaría de Hacienda tiene gran importancia puesto que puede relacionarse con los empréstitos votados por esta Cámara. Cualquiera pensaría que ellos, al venir a la Secretaría de Hacienda, no han tenido otro objeto ni otra mira, y aun creo que así lo dijo alguno de los periódicos de escándalo, que darse cuenta de nuestras finanzas y llevar esos datos al extranjero para ver si de esta manera podemos o no obtener nuestro empréstito.

Yo pregunto a esa prensa de escándalo (dirigiéndose al palco de la prensa) que es en general toda la de la República, porque con excepción de "Excelsior" que ha dado crónicas más o menos verídicas de los asuntos tratados en esta Cámara y con excepción de "El Demócrata" que también en parte ha hecho labor buena en este sentido, (voces: ¡No, no!) todos los demás periódicos en lo absoluto no se han encargado más que de adulterar lo que decimos y de dar noticias absolutamente falsas sobre nuestra actuación en el seno de la Representación Nacional y de llevar a todos los ámbitos de la República cosas absolutamente falsas que desprestigian nuestra labor como Asamblea Legislativa, asegurando que nosotros no cumplimos con nuestro deber, cuando ella es quien no cumple con el suyo. Si es un poder y precisamente como poder vengo a atacarla, es un poder abusivo que abusa de la Nación, porque le lleva noticias falsas, que abusa de la opinión pública puesto que no le da noticias verídicas ni siquiera en las cuestiones extranjeras, pues unos están pagados por una nación extranjera y otros por otra para informar al público mexicano conforme a sus aviesas miras y de una manera enteramente torcida. (Aplausos.) Estos señores de la prensa de escándalo, señores, son verdaderos yangüeses de la revolución, individuos a quienes la revolución cortó los grillos, individuos a quienes la revolución libertó de aquel yugo que les tenía puesto el despotismo y que hoy se vuelven en contra de la misma revolución con piedras en la mano para lapidarla. Todos estos órganos de la prensa de escándalo debieran llamarse colmillos, porque todo les falta: Información, verdaderos artículos literarios, artículos de fondo, porque para escribir estos artículos se necesita talento, valor y convicciones, cosa que ellos no tienen. Como acabo de demostrar, la información está enteramente mistificada; la que viene del exterior, la que se adultera según quien la paga, como la del interior que está controlada por los caciques de los Estados o por los candidatos de los reaccionarios que son los únicos que tienen dinero para comprar la mentira y el engaño. (Aplausos.) No tienen tampoco artículos literarios puesto que sólo escriben personas desconocidas en el mundo de las letras y carentes de toda ilustración, y si se trata de versos, sólo exhiben verdaderas perversidades en contra de la literatura y del arte. ¿Que tienen, pues, esos periódicos? Unos son partidarios de los otros, su diversión favorita; otros sólo hablan de la cantina elegante, donde tendrán su cuartel general; otros sólo hablan en sus notas sociales y personales de la aristocracia rancia y cursi, en la que pretenden enrolarse; pero la generalidad no se ocupa de los verdaderos asuntos nacionales. La prensa de Europa y los Estados Unidos se ocupa en lo general de procurar encauzar el gobierno de sus respectivos países, sometiéndole iniciativas para que los gobiernos se orienten y provocando concursos para que se sometan a las asambleas legislativas las leyes más apropiadas para conseguir aquellos fines. ¿Y la prensa mexicana actual qué cosa hace? No tiene más que colmillos para machacar y triturar el mendrugo que le arroja el Presupuesto. Por eso levanto mi voz y digo que esa prensa debe corregirse por el decoro propio de la Nación y la necesidad que tiene de orientar la opinión pública, contribuyendo a la obra de la Revolución para la que ni siquiera tiene agradecimientos, por haberle roto los grillos que la sujetaban, dejando en libertad su pensamiento. Ya véis sus leaders; acabáis de ver las declaraciones faltas hasta de sentido común de uno de sus principales miembros en los Estados Unidos, acabáis de oír las declaraciones del ingeniero Palavicini. (Voces: No es ingeniero.) No será ingeniero, pero por lo menos es filibustero de la prensa. Palavicini, de una manera absolutamente traidora para el Presidente de la República, de quien se dice su mejor amigo, y para la Nación Mexicana, de la que se dice defensor, y, por último, hasta para él mismo, para sus intereses verdaderamente reaccionarios, acaba de afirmar en la prensa de los Estados Unidos, que la Cancillería Mexicana obró con torpeza, porque debía estar de preferencia al lado de los aliados. Digo que el señor Palavicini ha hecho una contradicción flagrante a sus propias convicciones, porque se dice civilista y quiere provocar la guerra. Ha hecho traición al Presidente de la República, porque se dice su mejor amigo, y al atacar a la Cancillería, como la Cancillería no es más que la actuación del Presidente de la República, de hecho a atacado y traicionado al Presidente

de la República y, por último, señores, es también traidor a los intereses del pueblo mexicano, porque sabe perfectamente que para nuestro país traería verdaderos conflictos la intervención de México en favor o en contra de alguna de las naciones extranjeras actualmente en guerra. Ya véis, pues, cuál es la labor de la prensa. Así es, señores, que precisamente uno de los ideales que nos hemos propuesto los que hemos votado porque se llamara al Subsecretario de Hacienda para informar, es precisamente que la prensa de escándalo que al día siguiente publicaría con toda seguridad un artículo diciendo que la Asamblea Legislativa no cumple con su deber de velar por la soberanía nacional, dejando que los extranjeros tengan ingerencia en los asuntos públicos, de esta manera le anticipamos un mentís y les demostramos que nosotros somos tan celosos del honor de la República y del honor de nuestro Primer Mandatario, que no queremos que pase sobre ellos ni siquiera la sombra de una sospecha. Tal ha sido la idea que yo he tenido, tal ha sido el pensamiento que me ha guiado al dar mi voto afirmativo por esa iniciativa. Yo creo, señores, que en asuntos políticos peligrosos que tengan relación con leyes decretadas por esta Cámara, que en asuntos políticos que afecten a nuestras relaciones exteriores, aun cuando no esté acabado de votar algún proyecto de ley que tenga relación con ellos, esta Cámara tiene derecho de pedir informes al ciudadano Presidente de la República. Yo excito a este cuarto Poder todavía reaccionario y abusivo y que por eso lo ataco, señores, no ataco a los débiles, yo ataco a los fuertes, y por eso ataco precisamente a la prensa de escándalo, a la prensa reaccionaria que es acaso la única que tenemos actualmente, por eso la ataco y en nombre de la Nación, en nombre de los ideales de la Revolución, la excito a que sea más agradecida para esos ideales que le han quitado los grillos, que sea más patriota para con esa nación donde vive, donde alienta y donde llena el bolsillo de tostones y el hogar de comodidades. Por último, señores, creo que estaréis convencidos de que los que hemos firmado esta iniciativa no es en ninguna manera y por ningún concepto que hayamos dudado del ciudadano Presidente de la República, cuya labor internacional es quizá una de las cosas que más debemos admirar, pero sí hemos querido dar una oportunidad al mismo señor Presidente para que demuestre ante la faz de la Nación que en cada uno de sus actos, en cada uno de sus pasos en lo relativo a relaciones internacionales, se ha mantenido a la altura de su deber, a la altura de aquellos grandes liberales que nos legaron una herencia gloriosa ante la historia. (Aplausos.)

Presidencia del C. SIUROB JOSÉ

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. López Ricardo.

El C. López F. Ricardo: Señores diputados: Vengo sencillamente a hacer una pequeña aclaración. El señor licenciado Luis Cabrera, al terminar su peroración, se permitió decir que yo había soplado al oído del licenciado Neri estas palabras: "Duro y a la cabeza." (Voces: ¡No!) Si él no lo dijo de una manera categórica, yo debo entenderlo, porque yo lo dije, pero no en los términos que él expreso; yo sencillamente dije: "Duro!," pero al decir eso, nunca tuve la intención de referirme al Ejecutivo. (Risas.) Sencillamente quise decir que viniera a atacar con energía las ideas del ciudadano Nieto, que nos dio la información ambigua y que, de seguro, no aprueba el Ejecutivo, porque ha usado ciertas palabras que no deben tomarse en consideración. Si el ciudadano Cabrera es un hábil tergiversador de las cosas reales, yo debo decir que no soy político ni tergiversador, ni nada, sino que simplemente soy un hombre honrado que vengo a demostrar mis ideas. (Voces: ¡Es la antítesis!) Yo, al ciudadano Presidente de la República le debo pura convicción, mucho respeto e inquebrantable lealtad..... (Voces: ¡Y favores!) Favores, nunca. Ayer, precisamente, fué la primera vez que tuve el honor de hablarle. ¿Favores? Ningunos. Yo hablo como mi corazón me lo dicta y digo lo que mi pensamiento me indica. Esa es la aclaración que yo quería hacer. El señor Cabrera no tuvo el tino suficiente de ser en esta tribuna lo honrado que siempre ha sido, entiendo que tendrá la deferencia de rectificar sus palabras, porque yo no he dicho lo que él dijo aquí en esta tribuna.

El C. Cabrera: Pido la palabra para alusiones personales.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Ibarra.

El C. Ibarra: Señores: He pedido la palabra para decir breves palabras, como se lo indiqué al señor Cabrera. El me ha interpelado para que manifieste si nosotros nos hemos guiado únicamente por el espíritu que animó a los firmantes del oficio remitido a esta Representación Nacional, o si nos hemos atenido a la letra. Yo declaro que por mí, y seguramente que en la misma forma lo piensan los compañeros y de un modo semejante lo ha expresado aquí el señor Siurob, me he atenido única y exclusivamente a la trascendencia de la petición, al espíritu que la petición ha entrañado. Queda, pues, satisfecho el deseo del señor Cabrera, de que yo contestara a su interpelación. Es claro que nosotros únicamente nos hemos sentido impulsados al hacer nuestra esta petición de tres ciudadanos mexicanos, a que, con su voz autorizada, el Ejecutivo haga saber al país, descargue esa pretendida responsabilidad que nuestro reportazgo más o menos riguroso y que tales versiones hayan podido causar en el ánimo; eso es simplemente lo que me ha guiado a mí al firmar esa proposición; desvanecer, pues, y dar lugar al Ejecutivo para que desvanezca esas sospechas que han circulado en todas partes. Por lo demás, el ciudadano Cabrera ha expresado términos que pueden estar en íntima relación con los firmantes de esta proposición. Al terminar su peroración, dijo que parece que se ha estilado en esta Representación Nacional que muchos diputados intentan, a cada paso, esperando la mejor ocasión, atacar al Ejecutivo, ya que no hay ningún mérito en atacar al Ejecutivo y que sí es un gran mérito el defenderlo. Yo sostengo que nosotros, que yo no tengo empacho, porque tengo antecedentes revolucionarios, en decir a la hora que lo considero conveniente, lo que crea una verdad,

aun cuando pueda dolerle al Ejecutivo; yo no considero que el papel de un representante de la Nación y digno, sea el de simplemente ser siempre el defensor de todos los entuertos o de todas las cosas bien hechas que haga el Poder Ejecutivo. Nosotros ya no estamos en los tiempos en que los diputados venían aquí únicamente a ganar sus dietas para aprobar y aceptar los actos del Ejecutivo, porque nosotros no hemos recibido el encargo que nos trajo aquí, como favor de ningún Poder. Nuestros antecedentes revolucionarios -y no habrá quien lo niegue -, nos ponen a salvo de toda sospecha sobre este particular. No nos hemos casado con Carranza para ir a la Revolución; no, no he seguido creyendo en el hombre, sino en los principios, que es preciso que se lleven a la práctica siempre de un modo completamente firme, absolutamente recto; ese ha sido el móvil por el que yo he ido a la Revolución y que yo me haya sacrificado, así como otros muchos. En consecuencia, nosotros no servimos a los intereses de un hombre, por más que se llame Presidente de la República; no aprobamos cualquiera cosa constituyéndonos defensores sistemáticos del Ejecutivo; nosotros queremos que él no se aparte de los principios revolucionarios. Nuestro papel al pedir, en diversas ocasiones, que el Ejecutivo informe, que el Ejecutivo cumpla con determinada promesa, y recuerdo la reglamentación del artículo 123, que no se ha servido mandarnos, no hemos hecho más que cumplir con nuestra conciencia revolucionaria, única y exclusivamente y yo protesto contra esas falsas, yo no sé..... resbaladizas insinuaciones del señor Cabrera respecto de nosotros. Yo estaré dispuesto siempre, como lo estuve en el campo de la lucha, como lo están todos los diputados que han estado siempre dispuestos a sostener los principios de la Revolución en contra de quien sea, así sea el Presidente de la República, así sea cualquiera de los Poderes, así sea el mismo Poder Legislativo, ese es nuestro papel dentro de la Representación Nacional. Señor Cabrera, una interpelación, si tiene usted la bondad de contestarla. Usted ha dicho, señor Cabrera, que no tenemos derecho para interpelar al Poder Ejecutivo sobre este asunto especial, y el final del artículo 93 de la Constitución dice que se puede interpelar al Ejecutivo también cuando se discuta una ley o se estudie una iniciativa relativa a cualquiera Secretaría. La pregunta es ésta: ¿Este es un negocio relativo a la Secretaría de Hacienda o no lo es, señor Cabrera?

El C. Cabrera: Ya contestaré, señor; he pedido la palabra.

El C. Ibarra: Es todo, señores diputados, quiero que se vea cuál es nuestra actitud aquí, no de incondicionales, jamás, porque contra el incondicionalismo estamos reñidos por educación, por convicción, por temperamento; nuestro papel, lo repito, debe ser el de sensores del mismo Poder Legislativo, y ya no digo de los demás Poderes de la Federación; dentro de nuestras facultades podemos obrar en bien del Poder Legislativo; así es que, como revolucionario, repito que protestamos contra esa insinuación y estoy y estaré siempre dispuesto a sostener lo que yo considero que está ligado con los intereses de la Revolución, simple y sencillamente. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manjarrez.

El C. Manjarrez: Ciudadanos diputados: Después de las débiles frases del señor Subsecretario de Hacienda, hemos visto que, uno a uno otro, todos los oradores que han ascendido a esta tribuna no se han concretado más que a ver si tenemos derecho o no para interpelar al Subsecretario de Hacienda; pero yo entiendo que no es esa la moción que obligó a la interpelación, puesto que, en todo caso, se habría discutido tal derecho precisamente cuando se hizo la interpelación. Yo, sin haber estado cuando se hizo la moción aquella, sí creo que tuvo una tendencia más honda el hecho de haber interpelado al Subsecretario de Hacienda sobre un asunto que es de alta trascendencia. Indudablemente que el nombramiento, el llamado que se ha hecho a unos norteamericanos para que colaboren con la Secretaría de Hacienda en la reorganización de este importante ramo de la administración, es un punto que debemos considerar con más detenimiento.

Yo no niego, no dudo siquiera, del patriotismo de que, no ahora, sino en mil casos y durante el período de la lucha y en los momentos más críticos, ha dado pruebas el ciudadano Presidente de la República: no es un diputado de la oposición sistemática quien habla aquí, porque yo he dado pruebas mediante mi votación de que precisamente cuando el Ejecutivo pedía facultades extraordinarias en Hacienda, voté esas facultades. Y precisamente por eso creo que estamos en el deber de considerar esto. Entiendo que es inmoral el hecho de haber llamado a individuos norteamericanos y especialmente en los momentos actuales en que estamos solicitando o que se autoriza al Ejecutivo para comprometer el crédito de la Nación con varios empréstitos; es inmoral, repito, que ciudadanos norteamericanos vengan a colaborar en la reorganización del departamento financiero. Uno de los artículos constitucionales que no tengo a la mano dice que para los cargos o empleos públicos se preferirá siempre a los mexicanos que a los extranjeros. Estos son cargos. El público y yo preguntamos: ¿La Revolución, la República, no tiene los hombres que cuenten con los suficientes conocimientos hacendarios para que vengan a encargarse de ayudar a la Secretaría de Hacienda en sus labores? (Aplausos.) ¿Tenemos nosotros que apelar a los extranjeros?

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cabrera.

El C. Cabrera: (Voces: "¡Duro y a la cola!") Como siempre que hay alusiones personales tengo la costumbre de olvidar la parte que a mi humilde personalidad toca, casi había olvidado para qué había pedido la palabra, si no me hubiera recordado al señor Ibarra que él me había hecho una interpelación concreta.

El C. Ibarra, interrumpiendo: Insignificante, probablemente.

El C. Cabrera, continuando: Respecto a la alusión personal del señor López, no tengo inconveniente en rectificarla; no dijo: duro y a la cabeza; dijo: a la tribuna y duro. Hago esta rectificación. (Risas.) El artículo 93 constitucional determina que cualquiera de las Cámaras podrá citar a los Secretarios de Estado para que informen cuando se discuta

una ley o cuando se estudie un negocio relativo a su Secretaría, y yo me permito afirmar que en el presente caso no estaba al estudio ningún negocio ni había a discusión ninguna ley relativa a la Secretaría de Hacienda. El asunto relativo a la cooperación de los expertos financieros americanos en la Secretaría de Hacienda, es, en efecto, un asunto relativo a la Secretaría de Hacienda y un asunto, como lo ha dicho el señor diputado Manjarrez, importante. Lo que yo digo es que este asunto no sólo no estaba al estudio, sino que en los momentos actuales ni siquiera está al estudio, porque estamos discutiendo absolutamente en el vacío sin ninguna proposición concreta. El más concreto de los oradores ha sido el diputado Manjarrez cuando ha traído al estudio esta proposición. En su opinión, es indebido que se ocupen ciudadanos norteamericanos para consultarles sobre materia hacendaria. Esto es lo más concreto de lo que he escuchado hasta estos momentos, y conforme a mi leal saber y entender yo manifiesto al ciudadano Manjarrez que, en efecto, si hubiera ciudadanos mexicanos, los hay, pero uno vive en Trouville y se llama José Yves Limantour; otro vive, no recuerdo en qué parte de Europa, etc., etc. Los hay, nada más que no están con nosotros.

Desgraciadamente en la Revolución todos somos ignorantes, todos tenemos necesidad de saber lo que otros piensan sobre los asuntos que nos interesan. Las materias hacendarias en los momentos históricos actuales no son materias que se puedan resolver exclusivamente con el conocimiento de las condiciones del país únicamente, sino que las materias de circulación monetaria y las materias de impuestos son tan trascendentales e importantes, que requieren conocimiento de las condiciones económicas de todos los países del mundo, sobre todo en los momentos actuales. Nadie puede decir que en estos momentos pueda resolverse nada sobre la materia de impuestos a cualquiera de los productos que constituyen la principal fuente de riqueza de nuestro país, sin tomar en cuenta las condiciones existentes en los momentos actuales en todo el resto del mundo. México produce petróleo, metales, henequén, cueros, guayule, palo de tinte, etc., y cada una de estas materias que tiene que ser objeto de impuestos porque es fuente esencial de riqueza, está absolutamente relacionada con las condiciones monetarias financieras y económicas de todo el resto del mundo. La circulación de la moneda de un país no es un asunto que pueda resolverse exclusivamente dentro del país, es indispensable tener en cuenta cuáles son las condiciones predominantes en materia monetaria, sobre todo en los momentos actuales, de los metales que sirven para la moneda, que atraviesan por una crisis de encarecimiento y alto valor que empieza a conmover todos los sistemas monetarios del mundo. La moneda, por consiguiente, no puede estudiarse aisladamente teniendo únicamente en cuenta las condiciones de México, sino que necesitamos tener en cuenta las condiciones de los principales países de plata, China, India, y los mercados ingleses y americanos. Respecto de estos puntos ¿Qué influencia pueden tener todos estos aspectos internacionales en las cuestiones delicadas, desde el punto de vista económico, sobre las finanzas de México? La Secretaría de Hacienda, desde que estuvo regida por el que habla, consideró que necesitaría acudir a los conocimientos concretos de otros hombres que conocían tal vez poco de México, pero mucho de otras naciones; mientras la Secretaría de Hacienda cree tiene el orgullo de que conoce algo de México, aunque bien poco del mundo exterior. Es cierto, para estas cuestiones no tenemos mexicanos competentes en los momentos actuales, porque todos los revolucionarios somos hombres de reciente formación, porque todos nosotros reconocemos con modestia que no estamos suficientemente preparados para discutir aquí con los Macedo, con los Limantour y los Casasús, pero que estáis poniendo, tengo honor en decirlo, una gran dosis de muy buena voluntad para tratar de resolverlas. Es cierto, no tenemos hombres, desgraciadamente, que resuelvan estos problemas.

El C. Marciano González: Para una interpelación.

El C. Presidente: Para una interpelación tiene usted la palabra.

- EL C. Marciano González: Ha asentado usted que entre los hombres competentes en las finanzas, está el señor Limantour. ¿Qué explicación da usted o qué razón encuentra para que haya sido el factótum en materia de finanzas durante aquella época, un señor Simons, francés de origen y que utilizaba en todos sus actos como financiero Limantour?

El C. Cabrera: Voy a contestar la interpelación del compañero González, para manifestarle que bajo la administración de don José Yves Limantour ni un solo momento dejó de consultar la opinión de un gran número de extranjeros financieros para la resolución de los problemas hacendarios, sólo que había esta diferencia: se consultaba a extranjeros que tenían intereses en México y que vivían mucho tiempo en México y que tenían ligados sus intereses con el Gobierno mexicano de aquella época; mientras que en la actualidad hemos procurado tomar hombres universitarios, de ciencia, desconectados de la política de su país y absolutamente desconectados de los negocios del nuestro; a aquellos hombres se les consultaba para materias de moneda y podíais ver las juntas directivas de la Comisión Monetaria integradas por todos los hombres que tenían intereses bancarios y financieros en México, aun cuando fueran extranjeros. La Secretaría de Hacienda, en la actualidad, cuando ha comprendido que no tiene suficiente material científico para poder resolver algunas cuestiones, procura consultar a los que saben, y procura que éstos sean gentes que den garantías de imparcialidad por su absoluta separación y por su absoluto alejamiento de todos los negocios mexicanos. Los señores Kemmerer y Chandler no tienen absolutamente ninguna ingerencia en ningún negocio mexicano, son dos profesores universitarios, peritos especialistas en la materia para que se les consulta y no tienen absolutamente ninguna liga de carácter económico con el Gobierno mexicano ni con el Gobierno de Estados Unidos.

Volviendo, pues, a la materia de preferencia respecto de nacionales, manifiesto que, por ejemplo, el autor de la carta que ha leído el diputado Soto es también extranjero, latinoamericano educado en Alemania, que por consiguiente vemos el ejemplo

de un extranjero que desinteresadamente viene al país y dice: "Aquí estoy, yo también quiero ayudar y aportar las luces que yo puedo al estudio de los problemas monetarios." Tendrá razón o no, pero es loable su actitud, supuesto que sin tener siquiera los deberes que el patriotismo le impondría, viene a nuestra patria y ofrece el caudal de sus conocimientos. En las mismas condiciones, si hubiera un mexicano, uno siquiera o dos que teniendo la suma de conocimientos que podemos adquirir, que puedan reunir los señores a quienes se consulta, ofrezca sus servicios al gobierno mexicano y fuera un mexicano que sinceramente se interesara por el desarrollo financiero, sobre nuevos cimientos y nuevas bases, el gobierno inmediatamente estaría dispuesto a consultarlo, pero desgraciadamente los hombres que entienden, y entienden bastante de finanzas, no están con la revolución; esos son los hombres a quienes si necesitáramos deberíamos buscarlos entre los consejeros del clero, que en estos momentos financia muy hábilmente todo movimiento de insurrección y de rebeldía contra la revolución; a esos hombres tendríamos que irlos a buscar entre los consejeros de los capitalistas intervencionistas; estos hombres los buscaríamos en suma entre todos los partidarios del antiguo régimen y no entre los partidarios de la revolución y su ciencia no estaría al servicio de nosotros, estaría aparentemente, pero en el fondo sería en contra de la Revolución. Por eso es por lo que hemos necesitado en estos casos acudir a los conocimientos de personas extrañas. El ciudadano Presidente de la República me expresaba sus ideas a este respecto más o menos en los siguientes términos: No basta cambiar el gobierno y las personas para hacer una reforma, es necesario cambiar también los sistemas. En el gobierno actual es indispensable comenzar un cambio tan absoluto, radical y trascendental en nuestras finanzas, que realmente asegure una época nueva y un régimen nuevo. En materia financiera, hasta estos momentos las finanzas de México han estado casi exclusivamente ocupadas en ver día a día en donde sacamos el centavo o el peso que nos hace falta. Hemos vivido cinco años de revolución, cuatro años de revolución entrados en cinco, sin haber tenido tiempo más que para obtener dinero para triunfar. En los momentos actuales en que se comienza el trabajo de organización de la Secretaría de Hacienda, - y quien dice la Secretaría de Hacienda dice de todos los sistemas administrativos del Gobierno Federal, - es indispensable comenzar por poner bases firmes en materia de administración, en materia de contabilidad, en materia de circulación monetaria, en materia bancaria,en materia de impuestos, etc., etc.; pero para cada uno de esos problemas se ha comenzado un trabajo especial, con una comisión especial, la mayor parte de sus miembros compuesta de varios mexicanos y de uno o dos extranjeros; citando, por ejemplo, la Comisión que se ha ocupado de las materias bancarias, se encuentran en ella diversos mexicanos y hay dos extranjeros, uno que es holandés y otro que es canadiense. ¿Por qué están estos dos extranjeros? Porque son peritos conocedores de la materia bancaria. ¿Por qué se escogieron estos dos extranjeros? Porque fueron probablemente los dos únicos banqueros que pudieron encontrarse en la ciudad de México que no tuvieran interés especial en contra de la Revolución, o un interés especial para favorecer sus propios negocios. Fueron escogidas estas dos personas y se escogieron hasta con el cuidado de ver que uno tuviese una educación enteramente europea, mientras que otro tenía una educación bancaria netamente americana. En todos los ramos de la Administración Pública ha habido necesidad de utilizar siempre con el carácter de peritos los servicios de extranjeros, ya sean peritos ingenieros mecánicos, como ya lo dijo el Subsecretario de Hacienda, para trabajos de los talleres fabriles militares, ya sean peritos agrónomos, como lo hace la Secretaría de Fomento tratándose del combate contra las plagas, en fin, ya sea como en la Secretaría de Comunicaciones, peritos especiales en materia ferrocarrilera, ya sea como lo ha hecho la Secretaría de Fomento, peritos especiales en materia de irrigación. De todas partes hemos tenido necesidad de acudir a las luces de los que conocen otros lados de la cuestión que nosotros no conocemos acá. El C. Presidente de la República entiende la reforma del país primero y principalmente trayendo a contribución los conocimientos históricos y geográficos de nuestro propio país; y yo puedo asegurar a los ciudadanos diputados que es un timbre de orgullo para la revolución el afirmar, como afirmo, que a los hombres que están tomando parte en el gobierno, tanto en el Poder Ejecutivo como en el Legislativo y el Judicial se les puede tachar de ignorantes en las ciencias que se conozcan en el extranjero, pero todos tienen un timbre de orgullo frente a gobiernos pasados, pues todos conocen su país mejor que lo conocían los sabios anteriores. (Aplausos.) Los hombres mexicanos que han tomado parte en la revolución tienen el más alto conocimiento de las condiciones de nuestro país y solamente necesitan, para no hacer tanteos inútiles, no diré para no errar, para economizar tiempo y no hacer intentos inútiles, conocer por medio de consultores especiales los remedios y procedimientos que ya han tenido éxito o han fracasado en otras regiones; no vienen, como en presencia mía el señor Bruere manifestó al señor Presidente, a aconsejarnos que adoptemos los métodos de los Estados Unidos, porque ellos han descubierto que México tiene métodos especiales y reglas de gobierno también especiales que realmente deberían estudiarse y aprenderse en el extranjero. Lo que vienen a hacer es a hacer conocer los procedimientos de organización privada que en los negocios han dado más resultados y que es indispensable que las naciones apliquen en el manejo de los negocios públicos. En otra sesión, aunque en sesión secreta, tuve oportunidad de decir que la contabilidad fiscal que en México se lleva es un perfecto absurdo. Los métodos y procedimientos de contabilidad que los grandes negocios del mundo aplican ahora, no son conocidos por la administración pública, es decir, el conocimiento de la técnica científica de los negocios aplicada a nuestro gobierno, es lo que tenemos que aprender; esto no lo sabemos, lo confesamos, no sólo los que nos encontramos en el seno de la Representación Nacional, sino aun los que se encuentran en frente de la Secretaría de Hacienda; necesitamos

siempre de las luces consultivas de otros hombres que les ayuden; pero todo esto tiene una resolución que jamás debemos olvidar. El señor Carranza, como Primer Jefe primero y como Presidente de la República después, siempre ha consultado la opinión de extranjeros respecto a un gran número de cosas; siempre ha existido un extranjero que podrá haber dicho una palabra o que ha tenido una idea luminosa, pero la voluntad que ha aprobado esa palabra, el corazón que ha admitido esa idea y que la ha puesto en práctica, os puede asegurar que es, ha sido y seguirá siendo estrictamente mexicano. (Aplausos.)

El C. Presidente: Para terminar este incidente, ruego al señor Subsecretario de Hacienda se digne hacer presente al ciudadano Presidente de la República las gracias por los informes que por su digno conducto se ha dignado proporcionarnos, y al mismo tiempo hacer evidente que esta Asamblea nunca ha dudado de su rectitud ni de su manera de obrar en la administración pública, sino que únicamente quería hacer patente ante la Representación Nacional el hecho de referencia e igualmente ante el pueblo. (Aplausos.)

El C. Secretario Padrés: (leyó una proposición para que se dé un voto de confianza al Ejecutivo, presentada por los ciudadanos Hay, Peralta, Martínez de Escobar y Jurado.)

Se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites; los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se dispensan los trámites. Está a discusión.

El C. Martínez de Escobar: Pido la palabra para fundar la proposición.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Martínez de Escobar: Señores diputados: Triste, sensiblemente triste es, en verdad, el espectáculo que en estos momentos hemos dado sin que haya habido razón de ser fundamental para ello. Esta mañana, como dijo antes aquí el C. Neri, y en acatamiento a la Comisión que la mesa directiva nos confirió a efecto de que nos acercáramos al señor Presidente de la República para manifestarle que el día de ayer la Cámara de diputados había acordado que se le interpelara a efecto de que viniera a hacer una explicación para que fuera conocida de todo el país, por virtud de esos dos americanos que ya se han mencionado muchas veces y que están colaborando en la reorganización administrativa y financiera de nuestro país, hablamos con el Primer Magistrado de la Nación. En verdad que todos los comisionados que allí estuvimos y que departimos con el señor Presidente de la República salimos perfectamente satisfechos, perfectamente contentos, con un regocijo y con un júbilo verdadero, porque vimos que el señor Presidente de la República fué en demasía afectuoso y atento para con nosotros y, como dijo el compañero Neri, no sólo se concretó, como perfectamente bien podría haberlo hecho, a encerrarse dentro de un formulismo netamente protocolario, sino que expresó la verdadera tendencia armónica de él a unificarse perfectamente bien con este poder. Por eso fué que el C. Neri expresó a esta Asamblea que la Cámara debía sentirse agradecida; seguramente que el señor Neri no expresó las palabras más apropiadas para el caso y se ve bien su intención y la causa generadora de esos conceptos: la verdadera armonía, el verdadero acercamiento que hubo entre la comisión representante de la Cámara y el Poder Ejecutivo. El Presidente de la República nos dijo enérgicamente, porque su palabra así es de enérgica, nos manifestó que como la Cámara deseaba que fuese el ciudadano Subsecretario de Hacienda a la tribuna de esta Cámara a responder la interpelación, él estaba perfectamente de acuerdo en que viniera dicho Subsecretario, y lo dijo en términos tales que se ve que él sí ha experimentado perfectamente bien cuál es la interpretación del artículo constitucional tan traído y llevado y que no viene al caso discutir; pero es el caso que el Ejecutivo sí ha comprendido que tiene obligación de enviar a sus ministros en cuestiones trascendentales como ésta y tanto es así que el señor don Rafael Nieto ha venido en cuerpo y alma, en espíritu y carne a esta tribuna. No hay que discutir, pues, si tenemos o no derecho, desde el momento en que el señor Nieto vino, reconociendo de este modo el Ejecutivo que sí tiene esta Asamblea ese derecho; si no, no lo hubiese enviado. Es triste que quien aquí hubiese ocasionado este incidente fuese el ciudadano Subsecretario de Hacienda, quien se extralimitó un tanto y sí llama la atención que después de haber escuchado las frases de afecto y muy cordiales del señor Presidente de la República, que nos dejó perfectamente contentos, viniéramos a escuchar otras que en verdad estaban en cierta oposición, en forma antitética, contradictoria, a la manera enteramente correcta, enteramente exquisita y afectuosa con que el señor Presidente de la República recibió a esta comisión. Por eso fué que esta Asamblea, como lo manifestó el ciudadano Manrique, se sintió lastimada y se produjo el incidente que acabamos de presenciar, pero esto no nos debe importar. El caso es que el señor Presidente de la República, que departió con nosotros algunos minutos sobre esta cuestión, estuvo enteramente de acuerdo con la Cámara, no manifestó que él creyera que se dudaba de su patriotismo, de su dignidad y amor nacional en esta Asamblea, sino, muy por el contrario, reconoció que era necesario, porque aunque el Ejecutivo, el Presidente de la República tenga la convicción íntima de que todos sus actos, principalmente en cuestiones internacionales, han sido de una gran altura, perfectamente ajustados a los intereses nacionales, que toda la nación debe saber el por qué de la venida de esos individuos cuando en momentos críticos de cuestión hacendaria y por obra de las relaciones en general del país en estos momentos pudiera haber algunos o muchos que sospechasen del por qué de estos individuos en nuestra gestión administrativa. De manera que como aquí en cierta forma puede quedar la creencia de que se sospecha o de que no se tiene confianza en el Ejecutivo respecto de la materia de que se trata, nosotros creemos honradamente, y con toda justicia, que debemos darle un voto de confianza al Presidente de la República porque él, vuelvo a repetir, reconoció perfectamente bien que tenemos ese derecho y se portó como deben portarse los hombres que han llegado a esas alturas por sus merecimientos propios, como lo es el ciudadano Presidente de la República. De manera que no hay razón

para que ningún diputado viniera a oponerse a esta iniciativa que no tiene ninguna manifestación de servilismo ni de lacayismo, sino que viene de hombres que han sabido siempre estar a la altura de su deber criticando o censurando los actos del Ejecutivo cuando lo hemos creído de justicia; ahora creemos honrada y sinceramente que esto es justo y por eso pedimos a la Asamblea Nacional que toda unánimemente apruebe este voto de confianza que sinceramente sale del fondo de todos nuestros espíritus. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Alejandre.

El C. Alejandre: Señores diputados: Atacar al Ejecutivo sistemáticamente así como defenderlo incondicionalmente, entiendo yo que ambas cosas no debe hacerlas esta Representación Nacional. Voy a referir a ustedes algunos hechos precisos que están en relación con éste: Soy el primero en reconocer que no tengo ningún conocimiento ni mucho menos talento para tratar este asunto de tal importancia, pero voy a referir algunos hechos porque en el año de 1904 el que habla trabajaba en Chicago, en los Estado Unidos de América, en la calle de Adams Street 84, en una negociación que se llama "Mex. Association Commercial Exchange," regenteada por el señor McCormick. Este señor, como buen amigo de México, siempre tuvo para México frases sinceras y que en este caso yo soy el primero en reconocer, como los firmantes de la proposición, que no debemos admitir en nuestros asuntos financieros y administrativos a ningún extranjero. En aquella época, señores, el señor Creel, que ustedes saben tenía amplios conocimientos en cuestiones hacendarias, se encontraba en Nueva York. Casi toda la prensa de Nueva York de aquel entonces había publicado las revelaciones que había hecho el señor Creel sobre la importancia que tendría para México el establecimiento del talón de oro en la República Mexicana; pero, señores diputados, esto a quien directamente afecta es a los banqueros neoyorquinos y éstos serán los primeros que se opondrán, por afectarse sus intereses, y se opondrán al establecerse en México el talón de oro, porque entonces ellos ya no podrán negociar con nuestra plata. Este es el asunto y se puede ver a la ligera aun sin tenerse amplios conocimientos en materias financieras, puede reconocerse que afectando a sus intereses y siendo dichos señores de Estados Unidos, no podrán dar un consejo sincero y sano, sino que siempre verán por el bien de su país. Así, pues, abundo en las ideas del señor Soto; simplemente voy a decir con toda ligereza cuáles son los deseos de Estados Unidos y en este caso no debemos criticar al Ejecutivo, pues que estamos obligados a indicarle el peligro que entraña el que los extranjeros de que se ha tratado se interioricen en detalle de los asuntos hacendarios de nuestro país. ¡Quién sabe qué intenciones ocultas tengan! De allí nuestra duda y nuestra desconfianza y por eso esta Asamblea está obligada a evitar que más tarde resulten algunos perjuicios a nuestra patria. Mucho me ha extrañado que un asunto como el que manifestó el ciudadano Soto no haya sido visto con la debida atención, a pesar de su grande importancia. Es lástima que esta cuestión de interés general la hayamos tratado con desprecio, como casi siempre lo hemos hecho tratándose de otros asuntos de trascendencia. Como ustedes saben, México tiene de hecho el talón oro, pero el talón oro lo tiene reconocido y garantizado en plata. Sencillamente voy a dar una pequeña explicación. Diez pesos plata tienen el valor efectivo de veinte pesos oro nacional. Si en México llegáramos a establecer el sistema oro, ya no iría a Estados Unidos toda la plata que estamos acuñando y los únicos que perderían serían los banqueros neoyorquinos. Por consiguiente, ningún norteamericano podrá dar un consejo sano, limpio y a conciencia, cuando ese consejo perjudicara a los intereses de su país. En lo que se refiere a exportación, invito a cualquiera de ustedes a que vaya a la ciudad de León, para que vean todo lo que trabajan allí los industriales y cómo se esfuerzan por el mejoramiento de sus mercancías; lo que conseguirán cuando nosotros, ayudándoles, hayamos puesto unas tarifas de importación altísimas para que no puedan llegar los productos extranjeros y esto, señores, ¿creen ustedes, por ejemplo en calzado, podrán obtener mayor desarrollo?........ (Campanilla.)

El C. Presidente: La presidencia llama la atención al orador para que se sujete al punto a debate.

El C. Alejandre: Tiene relación con este, señor Presidente. Decía yo, señores, suplico a ustedes me permitan una poca de atención, voy a permitirme, ya que esto se refiere también al debate, hacer un llamamiento más o menos provechoso, puesto que no tengo mucho tiempo para desarrollarlo como debiera, pero en el caso yo creo, señores, y confieso que si se quiere obrar con sinceridad debemos gravar la importación de los efectos que nos vienen de Estados Unidos, que son los que se encuentran aquí en abundancia en el país y por esto creo que la permanencia de estos señores en la Secretaría de Hacienda no es provechosa, lo digo con toda sinceridad y al hacerlo conocer así al Ejecutivo, no es precisamente por un ataque sistemático, porque yo nunca lo he atacado, pero sí creo que cuando nos encontremos en un caso como éste, nosotros debemos, cuando menos, hacerle conocer nuestros buenos deseos para que si él cree que efectivamente estamos en lo justo, él mismo reconozca su error.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Hay.

El C. Hay: Señores diputados: La historia de este asunto es como sigue: Primero, una carta de unas personas llegó a esta Cámara dirigida a varios diputados y fué prohijada por algunos de los mismos; con motivo de este asunto, se hizo una interpelación al Ejecutivo para saber cuál era la actuación de unos extranjeros en la Secretaría de Hacienda. Como consecuencia de esto, el ciudadano Subsecretario de Hacienda vino a informar. Ahora bien, la información de la Secretaría de Hacienda, es decir, la información del Ejecutivo o es satisfactoria o no lo es; no debe haber en un caso como éste un término medio, tiene que ser o positivo o negativo. Si no aceptamos este voto de confianza, entonces tenemos que dar un voto de censura.... (Voces: ¡No, no!) Indudablemente

que no, por una razón muy sencilla. La intervención extranjera en la Secretaría de Hacienda tiene importancia y sobre todo es de trascendencia dependiendo de los motivos por los cuales estén algunos extranjeros en la Secretaría de Hacienda y los asuntos que tengan a su estudio, así como los datos que se pongan en sus manos; tiene importancia también desde el punto de vista de la personalidad de dichos individuos, porque hay que saber si son financieros o técnicos en asuntos de finanzas; el asunto cambia en uno y en otro caso. Después de haber oído las explicaciones del Ejecutivo que se han puesto en nuestro conocimiento por conducto del ciudadano Subsecretario de Hacienda, hemos venido a la conclusión, la mayor parte de nosotros, según entiendo, de que no hay motivo de desconfianza para el Ejecutivo por la admisión de elementos extranjeros en la Secretaría de Hacienda para que puedan prestar las luces y conocimientos que tengan para la mejor transformación del sistema hacendario de la República. Claro es que si juzgamos este asunto con Patrioterismo, debemos decir que no es de permitirse la intromisión extranjera en nuestros asuntos; pero vamos a ver, señores diputados, si nosotros queremos crear un México nuevo, si queremos transformar nuestro país, ¿debemos aprovechar solamente la práctica y la experiencia que México tiene? No, señores, porque la práctica y la experiencia de México más bien es de carácter negativo que positivo, por lo que debemos buscar otras fuentes de donde poder sacar conocimientos suficientes para cambiar de una manera favorable nuestra Constitución, la Constitución hacendaria, a fin de poder así manejarnos en una forma distinta de como lo hemos hecho y transformar debidamente la República. ¿Qué, acaso nosotros podemos inculpar de falta de patriotismo al Gobierno Japonés cuando llamó a su lado a individuos de una multitud de naciones, a franceses, a alemanes, a chinos (Voces: a chinos, no) por ser sus vecinos, a americanos? ¿Por qué razón la China ha llamado a los japoneses que son también sus vecinos? Porque se comprende que en un solo país no se pueden tener todos los conocimientos vastísimos y se comprende que los conocimientos mundiales es conveniente que vayan a concentrarse en cualquier país que quiera desarrollarse de acuerdo con el resto del mundo. Eso es lógico. ¿Por qué razón no se critica que haya algunos japoneses en la fábrica de cartuchos? ¿Qué, acaso no es de vital importancia para nosotros la cuestión de los cartuchos, de la pólvora y de todos esos asuntos que se refieren al armamento nacional? Indudablemente que sí, señores, y precisamente porque esto es de importancia y porqué aquí no tenemos todavía los suficientes conocimientos en el ramo, hemos traído a japoneses y probablemente traeremos a alemanes y franceses para que nos enseñen aquellas cosas que nosotros no sabemos y después de haberlas aprendido entonces las aprovecharemos para beneficio de la nación. Esa es la cuestión. Ahora bien, si después de las explicaciones que nos ha hecho el Ejecutivo por boca del Subsecretario de Hacienda, nosotros no le damos un voto de confianza, dejamos una interrogación que va a preocupar a toda la República en el sentido de que la Cámara no ha quedado satisfecha de las explicaciones que aquí ha dado sobre este asunto tan delicado el Ejecutivo de la Unión. Esta es la razón por la que algunos ciudadanos diputados juntamente conmigo hemos firmado esta proposición a efecto de que se le dé un voto de confianza al Ejecutivo, y este voto de confianza consiste en esto, señores diputados, de que nosotros sabiendo que hay elementos extraños en la Secretaría de Hacienda, y en este caso particular se hacen oír los nombres por tratarse de un caso concreto y porque de esos nombres se hizo mención en la solicitud original para poder traer aquí al Subsecretario de Hacienda a que informase a nombre del Ejecutivo, nos dirigimos al Ejecutivo diciéndole que sabiendo que tiene allí elementos extranjeros, teníamos la convicción de que esos elementos extranjeros traerían provecho para la cuestión hacendaria mexicana y de que el Ejecutivo no dará datos que no puedan darse a elementos extranjeros y que les comunicará sólo aquellos que puedan ser comunicados. Esa es la cuestión que tiene nuestro voto de confianza, porque yo creo que en resumen nosotros debemos mirar únicamente que el Ejecutivo ha desarrollado una labor absolutamente nacionalista desde el primer momento en que ha empuñado la bandera de la revolución. En todos los países, repito, pasan cosas semejantes. En Sudamérica se ve, en Buenos Aires, capital de la República Argentina, más que en otros puntos, la intervención extranjera en grado extremo. Claro es que allí la proporción de extranjeros con relación a los habitantes nativos es mayor que en otros países del mundo. Sin embargo, es un hecho de que países como Chile y otros de Sudamérica llaman continuamente a extranjeros, pagándoles sueldos regios, cantidades estupendas para que vayan y enseñen y después a su casa, una vez que hayan enseñado, dándoseles las gracias y las atenciones que se merecen, pero habiendo ya los extranjeros transmitido sus conocimientos a los habitantes del país de donde se les llamó. Debemos ser nacionalistas, verdaderos patriotas, no patrioteros y para lograrlo tenemos que conducirnos con toda serenidad en este asunto, buscando siempre que los individuos que sean consultados, en caso de ser necesario, presten todas las garantías necesarias para evitar que puedan hacer uso de los conocimientos que obtengan, para sus fines personales. Por eso precisamente no se ha buscado a financieros, sino a peritos en finanzas y esa es la razón que más confianza me inspira. Algunos compañeros decían que por qué razón no se consultaba a esos peritos por correspondencia; debiendo yo consultar que si se quiere obtener una información a fin de poder dictar una resolución definitiva y llegar a un buen resultado, es preciso dar por carta, por un documento, todos los datos necesarios para que el extranjero a quien se consulta esté en aptitud de resolver acertadamente sobre el caso que se le someta; eso, naturalmente, es factible, pero trae consigo los graves inconvenientes del tiempo y otros muchos que es inútil mencionar. Por lo demás, si se pueden dar por carta, por escrito, cierta clase de datos, ¿por qué no darlos de viva voz para que la persona consultada pueda contestar inmediatamente, sin dilación de ninguna clase? Así el interrogado diría que tal o cual dato no le era suficiente y que debiera

hacerse tal o cual cosa. Esta es la razón por la que se ha admitido en el seno de la Secretaría de Hacienda a elementos extranjeros que coadyuven en la reorganización financiera y administrativa de nuestro país. Se ha dado la casualidad de que son elementos norteamericanos y por eso algunos diputados se han preocupado; pero sus escrúpulos deben desaparecer, teniendo la explicación muy sencilla de que ellos sean norteamericanos y no procedentes de otro país, desde el momento en que consideren que somos vecinos de ellos, de esa nación poderosa y que debemos tener más cuidado en nuestras relaciones con ese país que con cualquiera otro. Pero allí precisamente está basado el voto de confianza, en que conocemos el espíritu del Ejecutivo, en que conocemos su patriotismo acendrado, del que nos ha dado muchas pruebas especialmente en estas cuestiones internacionales; indudablemente ha tomado más precauciones con estos señores norteamericanos que si se hubiera tratado de otros extranjeros de algún otro país y yo sí creo, leal y honradamente que, aunque no hay posibilidad de sospecha, pero para que no quede esa sospecha, esa enorme interrogación que puede vagar sobre los ánimos de toda la República, es necesario y es preciso que nosotros demos nuestro voto de confianza al Ejecutivo. (Aplausos.)

El C. Manrique: Para una interpelación.

El C. Presidente: Para una interpelación tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Señor ingeniero Hay: Los firmantes de la proposición se han concretado a explicarnos la necesidad de que confiemos en la política del Ejecutivo, pero no nos han demostrado el que nos hallemos autorizados para dar ese voto de confianza al Ejecutivo. Los firmantes de la proposición deben fundar ésta en nuestra Carta Magna; los firmantes de la proposición no han hecho otra cosa que imitar lo que sucede en algunos países europeos que tienen el régimen parlamentario en los cuales se plantea el asunto de confianza, el problema de confianza; el dar un voto de confianza al Ejecutivo significa darle mayor solidez a su Gabinete o Gobierno, lo mismo que el dar un voto de censura ocasiona la caída de ese Gabinete, pero entre nosotros este voto de confianza o de censura nunca vendría a tener ningún resultado práctico. Como hoy damos un voto de confianza, mañana podremos solicitar un voto de censura y la confianza o la censura están ya manifestadas en las palabras de los oradores y en los aplausos o en la reprobación que siguen a ellas. (Aplausos.)

El C. Hay, continuando: Es muy posible que desde el punto de vista legal, el señor compañero Manrique tenga razón. (Voces: No tiene; sí tiene.) Pero dejemos este punto a algunos jurisconsultos, a algunos diputados abogados que puedan contestarlo con más conocimiento de lo que yo pudiera hacerlo; sí podría decir al señor compañero lo siguiente: Yo decía que o se da un voto de confianza cual lo pedimos nosotros, o en caso contrario se haga hincapié sobre el hecho de que si no se da el voto de confianza se debe única y exclusivamente a que la Constitución no nos permite darlo.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Ibarra, en contra.

El C. Ibarra: Señores diputados: Si nosotros pulsamos hasta que punto inspira confianza, no el ciudadano que representa en su persona al Poder Ejecutivo, sino la confianza que puedan inspirarnos y que puedan inspirar a la Nación entera los manejos de la Secretaría de Hacienda, si nosotros pretendemos realmente interpretar el sentir de nuestros comitentes, si nosotros cumpliendo con nuestro deber recogemos las angustias de todos los que aquí nos han enviado, si nosotros acatando su voluntad más íntima, recogemos todo lo que ellos han sufrido debido a los manejos de la Secretaría de Hacienda, si nosotros cumplimos con ese deber, aseguro que nosotros negaremos un voto de confianza que por reflejo viene a ser un voto de confianza para la Secretaría de Hacienda. Nosotros, señores diputados, yo lo expresé en la sesión de ayer, tenemos fe, creemos que el ciudadano Presidente de la República continúa adelante con su labor de nacionalismo, con labor verdaderamente digna enfrente de diversos problemas internacionales, pero nosotros hacemos, debemos hacer una separación entre la persona del ciudadano Presidente de la República y la entidad que representa la Secretaría de Hacienda. En este caso el sentir unánime de la Asamblea ha sido que el Presidente de la República, señor Carranza, ha cumplido con su deber; en eso estamos perfectamente de acuerdo, por lo menos así lo creo yo; pero, señores diputados, nosotros no creemos en lo íntimo que la Secretaría de Hacienda sea digna de un voto de confianza. (Aplausos.) Si este voto de confianza fuera exclusivamente para el Presidente de la República, probablemente por unanimidad se votaría, pero el voto de confianza que se intenta dar se daría de reflejo, como antes he dicho, a los manejos de la Secretaría de Hacienda que ha sido tan combatida en esta misma Asamblea, y ese voto de confianza seguramente que no podemos darlo. (Voces: ¡Ni debemos darlo!) Agregan varios compañeros que ni debemos darlo, porque sería verdaderamente inconsecuente con nuestra conducta anterior, con todo lo que hemos sostenido, con lo que hemos sentado en diversas ocasiones desde esta tribuna y con nuestros votos en contra de la Secretaría de Hacienda. Hace tres años, señores diputados, o un poco menos, que pesa sobre el país,- y desgraciadamente el látigo del estilista licenciado Urueta no tiene a bien ahora descargar sus iras santas en contra de la Secretaría de Hacienda, - desde hace tres años sabemos que la Secretaría de Hacienda ha burlado incesantemente los intereses nacionales, pasando sobre palabras empeñadas con el pueblo de la República, pasando sobre toda clase de consideraciones y hundiendo en la miseria a la mayor parte de los ciudadanos del país. Se retiraron de la circulación diversas emisiones de papel moneda y acabaron por retirarse todas a la vez y no se crea que yo intente nunca defender las instituciones bancarias, pero las instituciones bancarias también se cerraron de golpe y porrazo, quedando el país en una situación verdaderamente terrible, verdaderamente desesperante porque nadie de los individuos que habían acumulado a costa de sus esfuerzos durante tanto tiempo papel, ya fuera de aquel que señalaban con una B o del que señalaban con una C, en fin, aquéllos del Ejército Constitucionalista, verdes, pudieron

absolutamente hacer nada con ellos, porque fueron nulificados el mejor día; un día valían y al siguiente día no. Después del desastre del papel del Gobierno Constitucionalista que fué probablemente el primero, no lo recuerdo, vino el segundo que se emitió durante la revolución, vino el papel de Veracruz;el papel de Veracruz a pesar de que se decía que se lanzaría una emisión determinada, se lanzaron emisiones que sobrepasaban a las ordenadas por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y bajándolo hasta no valer nada, dando un verdadero golpe de estado a los intereses del pueblo, la Secretaría de Hacienda, al nulificar con una firma o con un borrón negro la palabra que había empeñado al pueblo mexicano de hacer valer ese papel. (Aplausos.) Por final de cuentos, señores diputados, viene el papel infalsificable, ese papel que estuvimos esperando como un maná durante mucho tiempo, porque se estaba imprimiendo en los Estados Unidos y no llegaba nunca; llegó por fin para sostener un valor ficticio de un peso entre tanto que se firmó y se hizo público el decreto respectivo del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista; pero una vez que se secó la tinta con que se firmó aquel decreto, breves horas después de aquel acto, la Secretaría de Hacienda dijo que el papel valía veinte centavos, defraudando al pueblo; (aplausos) pero no fué esto todo, después de ese atentado incalificable con el papel en que todos cifrábamos grandes esperanzas, viene un nuevo atentado: la Secretaría de Hacienda, - y no lo digo por mí, es la voz del pueblo, - coyoteó miserablemente con ese papel y lo hizo bajar de valor cuando quiso, para poder especular de la manera más ignominiosa. Esto lo dice la nación entera, esto lo sabe todo el mundo. Desgraciadamente, y no desgraciadamente, porque hay elementos buenos y malos en todas partes, tengo algún amigo coyote y este coyote, como todos los coyotes de México, saben que la Secretaría de Hacienda especuló con el papel infalsificable. En consecuencia, ¿nosotros, vamos, interpretando ese sentir nacional, considerándonos verdaderos representantes del pueblo, a dar un voto de confianza al Ejecutivo, que no viene a ser más que un voto de confianza para la Secretaría de Hacienda? ¿Es posible que nosotros vayamos, - yo me avergonzaría de que la Representación Nacional tomara una determinación semejante, - a dar un voto de simpatía, de aplauso y de confianza a la Secretaría de Hacienda? Sería preciso haber vivido en Hotentosia, en el último confín del Universo, en la Patagonia, para no saber los manejos de la Secretaría de Hacienda. Yo apelo a la personalidad moral, a los sentimientos de justicia que cada diputado abriga para que se niegue este voto de confianza que, entre paréntesis, no procede por lo que ha dicho el compañero Manrique, no procede por ninguna causa, absolutamente por ninguna. Ahora bien, la desconfianza que reina contra la Secretaría de Hacienda en todo el país, debe ser causa suficiente para que los que manejan la Secretaría de Hacienda hace tiempo que se hubieran retirado de la Secretaría de Hacienda y fueran a esconder su desvergüenza. (Aplausos de la izquierda y de las galerías.) Señores: ¿para qué se quiere más todavía que el voto de censura que en estos momentos los representantes verdaderos del pueblo han dado con este aplauso y que las galerías, hasta violando el reglamento, han aprobado también? Este es un efectivo voto de censura; pero más todavía, el voto de censura existe desde hace mucho tiempo en lo íntimo de todos los corazones mexicanos; no procede por ningún motivo un voto de confianza a esa funesta Secretaría de Hacienda. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Nicasio Jurado.

El C. Jurado Nicasio: Señores diputados: Como uno de los firmantes de la proposición del voto de confianza al Ejecutivo, debo manifestar a ustedes que nosotros no nos hemos referido para nada a la Secretaría de Hacienda. El voto de confianza que hemos tenido el honor de pedir a vuestra soberanía no puede ni debe interpretarse como una sanción incondicional a los actos del Ejecutivo ni debe concedérsele un carácter estrictamente oficial. Creo que ese voto puede sostenerse interpretándolo como un acto de reciprocidad o de cortesía; con ese único carácter es como lo pedimos.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Sánchez Pontón.

El C. Sánchez Pontón: Ciudadanos diputados: No es sólo la proposición que en estos momentos se discute lo que debe ser motivo de nuestra lamentación, sino las firmas que la calzan. (El C. Magallón: Bien dicho.) Efectivamente, señores; podría haberse creído que en esta ocasión se hablase de voto de confianza por otros elementos de la Cámara que estarían perfectamente en su papel sin que fuera motivo de censura; pero que lo hayan presentado individuos de reconocida independencia de criterio, individuos que siempre han estado a la altura de las circunstancias en momentos en que no se trataba de un asunto de tanta trascendencia como el de estos momentos, vinieran a pedir un voto de confianza, precisamente cuando se trata de la intervención de extranjeros en el seno de la Secretaría de Hacienda. (Voces: ¡Muy bien! ¡Bravo!) Y no basta que se nos arguyan todos los sofismas posibles y los pseudo-argumentos que se traigan a la tribuna en esta ocasión, ni que venga el señor Hay a decirnos de una manera perfectamente clara que negar el voto de confianza sería darlo de censura. No, señores, entonces sería una proposición que podríamos llamar un plan ranchero. Quiero decir que se propone a la Cámara una disyuntiva formidable, diciéndole: o das un voto de confianza y te haces solidario de este acto o das un voto de censura y en este caso creas una situación álgida entre los dos poderes. Pero no es así, ninguno de los diputados ha venido a hablar en contra de la proposición; efectivamente, señores, ya lo apuntaba el ciudadano Manrique y eso debe ser la base de la argumentación en este caso. Prescindiendo de que legalmente pudiera tener la Cámara el derecho de dar un voto de confianza o de censura, no es políticamente conveniente en nuestro régimen presidencial, dar un voto de confianza, sencillamente porque no podemos darlo de censura; y no podemos darlo de censura porque no tendría eficacia el que esta Cámara aprobara un voto de censura contra tal o cual acto del Ejecutivo, porque nada se ganaba, porque no se podría disponer

de ningún medio para que ese voto de censura fuera eficaz en lo referente al acto censurado. Y ya que no tiene eficacia el voto de censura, en cambio sí la podría tener el voto de confianza, porque se haría aparecer que la Cámara se hacía solidaria de los actos del Ejecutivo con relación al nombramiento y a la utilización de los servicios de dos norteamericanos en la Secretaría de Hacienda. La Cámara no puede dar un voto de confianza, porque las explicaciones dadas esta tarde a unos les pueden bastar y a otros no les bastarán, quedando en este caso perfectamente claro el hecho de que la nación debe saber que se han utilizado para asuntos interiores de la Secretaría de Hacienda los servicios de dos norteamericanos. Ahora viene la explicación de por qué no estamos conformes con que se utilicen los servicios de los señores Kemmerer y Chandler. Dice el ciudadano Hay, y con mucha razón, que por qué nos venimos a asustar de que se utilicen los servicios de dos competentes individuos muy versados en materias financieras, cuando en otras ocasiones y en México mismo en muchas otras ocasiones se han aceptado los servicios de prominentes extranjeros en el ramo de Instrucción Pública, de administración, etc. No, señores, no se trata evidentemente de reprochar el nombramiento de dos extranjeros para que encaucen tal o cual ramo de la administración o para que nos vengan a ilustrar con sus conocimientos. Nadie pudo haber censurado nunca que se hubiera nombrado al eminente pintor Sorolla en otra ocasión a ser Director de la Academia de Bellas Artes, y sin embargo nuestros artistas, con la Representación Nacional, intrigaron y estuvieron haciendo trabajos para que fuera un artista mexicano el que presidiera ese establecimiento docente, y eso que ninguna influencia política podía tener un pintor en la Academia de Bellas Artes, absolutamente ninguna. Esa es la contestación que podemos dar también a las frases del Subsecretario de Hacienda, que nos dice: ¿Por qué no habéis reprochado al Ejecutivo el nombramiento de un holandés el año pasado, - que entre paréntesis no podíamos haberlo reprochado porque no estábamos aquí todavía -; por qué no habéis reprochado tampoco el que se utilicen los servicios de los japoneses en la fábrica de armas y cartuchos? Pues sencillamente porque no sabemos hasta ahora que los japoneses hagan política al fabricar los cartuchos y porque no sabemos absolutamente de qué manera puede intervenir en nuestros asuntos interiores de política y administración un mecánico que desempeña trabajos manuales. Pero unos individuos que se traen a la Secretaría de Hacienda para resolver problemas bancarios, monetarios, etc., y que estos señores no sólo son extranjeros traídos del Japón, Francia, etc., sino son dos ciudadanos de los Estados Unidos, y de aquí viene precisamente la base de la desconfianza; no precisamente a la honradez del Ejecutivo, sino a la labor de esos ciudadanos norteamericanos, y eso es lo que debemos decir perfectamente claro. El ciudadano Presidente de la República puede perfectamente estar bien intencionado al traernos a dos individuos de cualquiera nacionalidad para que nos ilustren con sus conocimientos técnicos de que son especialistas, pero el ciudadano Presidente de la República no puede saber hasta dónde la malicia se puede aprovechar de los conocimientos que lleven esos ciudadanos americanos, después de su intervención en la Secretaría de Hacienda. Recuerdo algo que no dejaba de ser un golpe sólo de ingenio, pero que en fondo traía todo el espíritu de nuestra raza con relación a los Estados Unidos. Se trataba de discutir en una reunión de amigos si la política del Presidente Wilson sería efectivamente recta hacia nosotros o tendría algún doblez; y después de traer a colación los antecedentes del mismo Presidente, después de recordar sus grandes teorías anunciadas en diversos libros y en la cátedra, después de citarlo como un filósofo contemporáneo de los de mayor normalidad y honradez en cuestiones políticas y administrativas, decía un desconfiado de los que llevan honradamente clavada por todos los incidentes de la vida esa desconfianza perfectamente salvadora, especialmente para las cuestiones patrióticas, decía: "Sí mister Wilson será profesor de Princeton, mister Wilson será filósofo, será el escritor de las nuevas libertades; pero mister Wilson es yanquee; esto no se lo puede quitar nadie." (Aplausos.) Así podemos decir nosotros, aunque no queremos lastimar, porque no tenemos derecho a ello, personalmente a los señores Kemmerer y Chandler, quienes deben ser dos bellos sujetos y perfectamente honrados, pero son yanquees. Ellos sabrán perfectamente todo el mecanismo, hasta en lo más íntimo, de nuestro sistema financiero y hacendario, sabrán perfectamente cómo funcionan nuestras aduanas, nuestras casas de moneda, el futuro Banco de Estado, porque ellos lo van a hacer, estando a la cabeza de la Secretaría de Hacienda el ciudadano Nieto; no se puede pensar sino que ellos vayan a manejar todos los asuntos de la misma Secretaría. Ellos sabrán hasta el último detalle, hasta la última letra de nuestra Secretaría de Hacienda y nuestro sistema financiero en general, y mañana, después de algunos años, cuando haya algún cambio en las relaciones de los dos países, en fin, ¡cuántas vicisitudes puede haber entre dos pueblos que se encuentran solamente separados por el charco del Río Bravo! Mañana se podrán utilizar todos estos servicios ¡y qué funesta será para el país toda esa labor que ahora desempeñan! Debemos recordar, como un antecedente, que en una ocasión cuando la Sociedad de Geografía y Estadística en tiempo de la dictadura hacía sus planos en el Estado de Veracruz, permitió a un individuo norteamericano que se disfrazaba perfectamente con la careta de tourista y que resultó después que no era sino un miembro del Estado Mayor americano, se le permitió que estuviera con la Comisión de Geografía y Estadística haciendo los planos del Estado de Veracruz; y señores, cuando la expedición de los Estados Unidos vino a tomar Veracruz, se traían los informes y los planos que había levantado ese individuo.

Así es, señores, que no es un vano escrúpulo, no es un fantasma, no es una sombra contra la que venimos en estos momentos a combatir. Nuestra vocación no se ha hecho para combatir fantasmas ni sombras, tenemos delante un problema verdaderamente trascendental para la República y en esa virtud nosotros debemos decir respetuosamente al Ejecutivo: No desconfiamos de ti, desconfiamos de que

en nuestros asuntos más transcendentales se mezclen extranjeros. Entonces, creo que el C. Carranza sabrá perfectamente distinguir y alabará el celo con que la Representación Nacional defiende los intereses verdaderamente nacionales de la República. El C. Hay dice: No queremos el progreso, queremos ocultarnos tras de nuestra muralla de harapos, y no queremos pedir que vengan de fuera la ilustración, los conocimientos que nosotros no tenemos en el interior. Sí, señores, que venga todo en buena hora, que vengan todos los datos, vengan los libros, pero mandemos nosotros las comisiones técnicas que vayan a estudiar lo que no se sabe, que vayan a Estados Unidos, que vayan al extranjero llevando esas comisiones que cuestan dinero al país para que estudien convenientemente estudios técnicos. Pero aquí la Secretaría de Hacienda se puede decir que en más de una vez, unos u otros funcionarios han pasado a los Estados Unidos en diversas ocasiones para estudiar esto y lo de más allá, pero no vienen sabiendo absolutamente nada y después de todo ese tiempo, nos vienen a confesar paladinamente que no hay en México quien sepa una sola palabra de asuntos financieros, y se ha estado aceptando el nombramiento de la Secretaría de Hacienda durante todo el período de la Revolución y del período preconstitucional. (Aplausos.) Honrado y perfectamente honrado hubiera sido desde entonces renunciar, expresando los motivos de ineptitud para desempeñar un cargo tan trascendental en la República. Ahora, señores, el criterio que se está planteando en el mismo sistema que en la República se ha llamado por el pueblo "científico". Efectivamente ¿por qué se llamó científicos a una parte de los porfiristas, los más funestos en la historia de nuestra patria en este período? Porque todas sus funestas maquinaciones, todas sus intrigas perjudiciales para el pueblo, siempre se hacían aparecer con el disfraz de científicas. El pueblo no podía votar porque con la sociología en la mano se le demostró que no estaba apto para ejercer el derecho de voto. !Esa es la teoría científica de la democracia! No podían tomar parte en la administración pública los ciudadanos mexicanos, porque apenas habían salido del semisalvajismo y no podían absolutamente opinar sobre estos asuntos. Los profesores que salían de la Normal apenas eran aptos para ir a los pueblos de las montañas donde se morían de hambre por falta de sueldos, porque no eran aptos para venir a la Capital de la República, donde solamente los señores educados en Europa o los extranjeros podían dar cátedra en altos estudios o de algunas otras facultades universitarias. Esa era toda la teoría y todo se probaba con la ciencia en la mano. Ahora, nosotros venimos a lamentar que no esté Limantour entre nosotros porque él es único, se dice, hábil en los asuntos; pero ¿a dónde está la habilidad de Limantour que ha creado la ruina de nuestro país? En ese caso no habría que ocurrir a los viejos moldes implantados por Limantour, y ya estaríamos salvados. ¿Llamar a Casasús que es el único enteramente hábil? ¿Dónde levantaron una base sobre la que descansara el florecimiento de la hacienda pública, si precisamente, al contrario, lo que hicieron fué destruir el crédito nacional que desgraciadamente se ha destruído todavía más durante las gestiones del período preconstitucional? No, señores, el señor general Jara en una ocasión tuvo un bello rasgo de patriotismo. El dijo a los Estado Unidos, cuando se estaban haciendo aquellas exploraciones ante los jefes revolucionarios antes del reconocimiento: "Sí, efectivamente, nosotros podremos progresar más rápidamente con el protectorado americano, lo que nadie duda, pero nosotros preferimos progresar lentamente, pero sobre una base firme de patriotismo y nacionalismo. No importa que lo que se haga en cinco años con la ayuda norteamericana, lo hagamos en cincuenta si lo hacemos nosotros solos, con el yunque de nuestra persistencia material y espiritual, por nuestro propio esfuerzo como pueblo libre." Eso decía; debemos tenerlo presente. Nosotros progresaremos más lentamente, no cabe duda; con un poco de tiempo más Cuba estará en todos los órdenes de ideas muy adelante de México por el protectorado americano; pero en Cuba sólo esos intelectuales que han querido aceptar el sistema científico que hubo en México son los que han aceptado el protectorado americano, el pueblo no lo acepta aunque progrese más rápidamente. Pues, bien, señores, nosotros progresaremos más lentamente, pero que no sea con ese progreso ganado a machetazos, como el que tienen las colonias americanas, que no seamos las Filipinas, que no seamos Cuba, que no seamos Panamá, seamos México aun cuando entonces progresemos lentamente, pero con el derecho de llamarnos siempre nación libre y soberana. (Aplausos nutridos.)

Presidencia del C. VADILLO BASILIO

El C. Neri: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Neri.

El C. Neri: Los firmantes de la proposición, en vista del sentir de la Asamblea, nos permitimos suplicar a la Mesa se sirva consultar a la Cámara si permite que la retiremos. (Aplausos.)

El C. Cabrera: Pido la palabra. (Siseos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cabrera.

El C. Cabrera: He pedido la palabra, señores diputados, para sostener que había lugar al voto de confianza. Lamento la cobardía de los iniciadores; pero aquí está mi lápiz y una hoja de papel, que yo también puedo hacer una iniciativa del mismo género, y fundarla.

- C. Neri: Una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

- EL C. Neri: Yo creo que antes que el C. Cabrera continúe en el uso de la palabra, debe consultarse a la Asamblea si se permite o no retirar la proposición. En cuanto a la cobardía, los firmantes de esta proposición, como miembros de esta H. Asamblea, respetamos sus decisiones y la decisión de ella está manifestada en los unánimes aplausos prodigados al señor Sánchez Pontón y en la hostilidad que muestran a los oradores del pro. Si el señor Cabrera quiere firmar una igual, que lo haga después que hayamos retirado la nuestra. (Aplausos.)

El C. Jurado Nicasio: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Jurado Nicasio: Como uno de los firmantes de la proposición, tengo yo derecho a que se me consulte si se retira o no. Yo no la retiro.

El C. Neri: Estamos de acuerdo con los CC. Martínez Escobar, Hay y yo, que somos mayoría, y en ese concepto hacemos esta súplica a la Mesa.

El C. Hay: Moción de orden. (Siseos.)

El C. Presidente: Para una moción de orden tiene usted la palabra.

El C. Hay: La Presidencia seguramente va a preguntar a la Asamblea si se permite que se retire o no la proposición, y como nosotros somos la mayoría, para poder suplicar que se retire, antes que se pregunte, tenemos que fundar nuestra petición y en vista de esto, respetuosamente pido que se me conceda la palabra para fundar mi petición y después se podrá discutir si se retira.

El C. Manrique: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Presidente: Para una moción de orden tiene la palabra el C. Manrique.

El C. Manrique: El Reglamento resuelve la cuestión. Conforme al Reglamento, no puede retirarse una proposición cuando el debate está ya agotado; pero desde el momento en que el C. Cabrera y algunos otros diputados están inscritos para hablar, quiere decir esto que el debate no está agotado aún y, en consecuencia, puede retirarse la proposición.

El C. Gómez Mauricio: ¡Moción de orden!

El C. Neri: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Gómez.

El C. Gómez: Tienen muchísimo derecho sus señorías que pretenden retirar la proposición para retirar sus firmas, pero no la proposición, puesto que hay otro de los firmantes que la sostiene. Si a los que quieren retirarla les han convencido las argumentaciones hechas en contra, digo que pueden retirar sus firmas, pero la proposición debe seguir sometida al debate por la razón que indico. (Aplausos.)

El C. Neri: Pido que se pregunte a la Asamblea si se permite a la mayoría retirar la proposición.

El C. Gómez: ¡No! las firmas es lo único que pueden retirar.

El C. Jurado Nicasio: Pido la palabra... (Voces: ¡No!) Dos palabras nada más... (Voces ¡No!) Somos o no somos. Pido que se vote afirmativamente la proposición o que se deseche. (Voces ¡Bien dicho!)

El C. Secretario López lira: La Mesa cree estar de acuerdo con el Reglamento. El trámite que ha dado es que tiene la palabra el C. Cabrera. Los que aprueben el trámite de la Mesa sírvanse ponerse de pie. (Mayoría.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cabrera. (Siseos.)

El C. Cabrera: Señores diputados: Las resoluciones de una Asamblea se toman en votos y no en aplausos y siseos. Nadie puede saber si una resolución está o no de acuerdo con el sentir de la Asamblea, sino hasta que ha visto tantos votos del sí y tantos del no; mientras esta proposición no sea desechada es inútil decir que los aplausos que pueden sonar más o menos fuertemente, que el silencio aprobatorio de los que no aplauden, sean la prueba que hayamos acertado o nos hayamos equivocado. Los señores firmantes de la proposición, diputados Neri y Hay, ante la oleada rumorosa que acogió las palabras elocuentes y patrioteras del señor licenciado Sánchez Pontón....... (Siseos, Aplausos.) Como habéis visto, aquí hay de todo, como en botica. (Risas.) Yo no puedo decir que tales o cuales manifestaciones de aprobación y de elocuencia o de acuerdo con las frases, o de acuerdo con el estilo, o de acuerdo con la idea, sean en ningún caso la forma de votar; el reglamento no conoce otra forma que por "si" o por "no" y no por los aplausos y siseos. Para los oradores y para los luchadores parlamentarios de verdadera cepa, solo hay una cosa que les haga sentir el poder de la Asamblea y es el voto. Yo siempre me inclino obediente ante el voto de las mayorías, pero mi absolutamente no me a mí convence el siseo; yo estoy acostumbrado a expresar ideas que se consideran estúpidas y absurdas en un momento dado y que acaso más tarde sean consideradas como verdaderas. ¿Qué cosa es lo que en substancia hemos hecho señores diputados? Mostrar desconfianza al Ejecutivo. Ya escuchasteis sus palabras hoy y en le momento en que se os pide un voto de confianza. Decís: no tenemos derecho a dar ese voto de confianza. Es cierto, señor Manrique, es cierto; el reglamento no nos autoriza a dar un voto de confianza ni nos autoriza a dar un voto de censura; pero en este caso el Ejecutivo nos merece cuando menos una contestación, cualquiera que ella sea, que no sea un voto de confianza que sea uno "de enterado" o cualquiera respuesta al Ejecutivo por que él ha enviado a uno de sus Secretarios a informar a la Cámara. Hemos dicho ayer al Ejecutivo que nos asaltaba el temor de la invitación de que habla el señor Subsecretario de Hacienda es uno en su invitación al estilo de la de Nicaragua y cuando el Ejecutivo contesta y un grupo de diputados dice: "Démosle un voto de confianza, digámosle que ya no tenemos ese temor, que estamos convencidos, "Entonces nos escudamos detrás de la constitución y decimos, "No podemos dar ese voto de confianza. "Es cierto, constitucionalmente no podemos dar votos de confianza; constitucionalmente tampoco debíamos haber interpelado al Ejecutivo en ese forma; por eso decía yo que la interpelación no estaba de acuerdo con ella, pero el Ejecutivo, pasándose de los límites del cumplimiento de la ley y entrando dentro de los límites de la cortesía y la consecuencia hacia el Poder Legislativo, nos ha contestado y nosotros respondemos a esta actitud cortés del Ejecutivo diciendo que la constitución no nos permite darle votos de confianza y que además nosotros debemos morir como los chinos, dentro de nuestras murallas, que no necesitamos de falta la ayuda de ningún pueblo ni de ninguna otra persona. Si creéis que no hay absolutamente nada que lastime al Ejecutivo en decirle que nos asalta el temor de que los señores Kemmerer y Chandler sean simplemente tutores americanos que nos manden los Estados Unidos, entonces no habrá que dársele un voto de confianza. El Ejecutivo a cumplido con su deber y nosotros muy orgullosos aquí estamos para

ver que siga cumpliendo con su deber, que al fin y al cabo llevamos mucho tiempo de estarle pidiendo esto y lo otro y preguntarle lo que se nos ocurre, pero sin ayudarle. Le pedimos la ley de Obreros, pero nos ponemos a trabajarla; le pedimos iniciativas, porque es muy fácil criticar y muy difícil crear. Perfectamente fácil es criticar, hasta un individuo que no sabe ni siquiera cuál fué la emisión de billetes, si, los de Monclova, los de Veracruz, los verdes o los colorados sí se permite exponer que la labor de la Secretaria de Hacienda ha sido un desastre desde el principio hasta el fin...

El C. Ibarra: Con el aplauso de todo el pueblo.

El C. Cabrera: Con el aplauso de todos los coyotes.

El C. Ibarra: Abajo no hay coyotes.

El C. Cabrera: Arriba y Abajo.

El C. Ibarra: No todos.

El C. Cabrera: no, ya lo creo que no todos. (Campanilla.) siempre califico mis términos y ahora voy a calificarlos con el aplauso de los coyotes. Llevo muchos meses de estar oyendo constantemente estas palabras: La labor de la Secretaría de Hacienda no ha sido más que un desastre para la revolución. Sí señores, ha sido un desastre para todos los que habían acumulado en sus bolsillos el papel ganado a poco costo y que ya figuraban que tenían en oro contante y sonante grandes riquezas. (Aplausos.) Pero el pueblo, al verdadero pueblo, que trabaja y que sufre, el que ha expuesto su pecho a las balas, que ha estado en la línea de combate, el que ha estado en labor día tras día, noche tras noche, el que no tiene más fortuna que el salario que gana al atardecer, que absolutamente no tiene manera de acumular riquezas; todo ese pueblo ha vivido durante tres años con el papel. En la actualidad, los mismos que ayer lucharon a sangre y fuego contra la Secretaría de Hacienda para hundir el papel moneda, porque creían que así hundían a la Revolución, esos mismos suspiran ahora por lo gloriosos tiempos del papel infalsificable... (Voces: Cierto! Aplausos.) Quienes claman contra las plumas aquellas que de la noche a la mañana, dizque el Gobierno del Primer Jefe revocaba el valor de los billetes, los que los tenían, es decir, los que ganaban más de lo que necesitaban para no morir de hambre diariamente, pero el pueblo, el verdadero pueblo, no el que hace negocios, sino del que vive del sudor de su frente, ese había comido durante cinco años. El pueblo, el verdadero pueblo, el que había sufrido, y expuesto a su vida, el que había muerto en el campo de batalla, el soldado que había hecho triunfar la revolución, ese había vivido y ese había hecho triunfar la Revolución con papel moneda ¿Cuáles son los cargos que en substancia se hacen o se pueden hacer así en substancia, a la labor de la Secretaría de Hacienda? Ya lo hemos oído, ya lo hemos leído, ya lo hemos escuchado hace mucho tiempo, están en todos, los periódicos; están en todo lo que se escribe desde la Habana, Nueva Orleans y Guatemala, allí están; los archivos de todos los Bancos, en los archivos de todos los que claman contra este sistema de confiscación que no ha traído la revolución; allí están todos los cargos. Para qué venir a mentarlos nuevamente, sin bases, sin conocimientos siquiera de los hechos si con números y procedimientos científicos todos los reaccionarios nos han probado que la revolución es un fracaso en el ramo hacendario. Para que aumentar esos cargos hechos por los que día a día y cuarto por cuarto por cuarto de centavo lucharon contra el Gobierno por hacer bajar el papel, mientras el Gobierno aumentaba sus esfuerzos por mantener el valor de la moneda y cuando el Gobierno calló derrotado por las grandes instituciones coyoteriles y cuando el Gobierno vió reducido su papel a 3/4 de centavo y no pudo ya pagar a sus soldados ni pudo permitir que se pagara con esté papel a los obreros y a los empleados, que ya no valía; cuando el Gobierno se dio por vencido y entonces no tuvo más remedio que tomar el dinero de donde lo podía tomar y volver a la circulación metálica, entonces es cuando se dice que el Gobierno ha desconocido su papel y se dice: ¡Oh, crimen espantoso! ¡Ha cerrado los bancos! Es decir, que cuando las instituciones con quiénes habíamos tenido que estar luchando durante muchos años, antes como amos que eran del gobierno, como amos y señores que eran de la Secretaría de Hacienda, habían vencido y derrotado al gobierno y cuando el gobierno no tuvo otro remedio que o dejar fracasar la revolución o tomar dinero de donde lo hubiera, el dinero se tomó y entonces una voz que desgraciadamente es socialista, dice: ¿Los Bancos! ¿Un socialista defendiendo al capital! (Aplausos y risas.) No, señores, no todo ha sido aciertos, ha habido muchos traspiés, ha habido muchas dificultades, ha habido muchos problemas que han requerido una grandísima energía para su resolución; ha habido muchos casos en que el mismo Primer Jefe casi, casi no podía saber cual era el verdadero camino de la salvación de la revolución, si éste o aquel. Más aun ha habido ocasiones en que el más prestigiado jefe Militar en la Revolución, el general Obregón, estuvo absolutamente en contraposición y enteramente en desacuerdo con el señor Carranza acerca de qué medidas financieras debían tomarse en un momento dado: cito por ejemplo, para que se vea la perplejidad y dificultades que había para resolver cada uno de los cientos de miles de problemas que teníamos que solucionar violentamente, el problema de la ocupación de México por las fuerzas del general Obregón y la circulación del papel villista. Entonces sí se gritaban mueras a Cabrera, entonces sí se me odiaba, entonces sí se lanzo sobre el Primer Jefe todo el escarnio que podían lanzarse por las masas en la ciudad de México, porque el señor Carrranza no dejó que circulara el papel de Villa en ningún lugar ocupado por las fuerzas constitucionales. Y entonces, aun por nuestros propios amigos, por los hombres mejor intencionados, como el general Obregón, se dijo que estábamos yendo contra los intereses del pueblo, que no estábamos haciendo obra revolucionaria, que tratábamos de matar de hambre al pueblo mexicano. El incidente del cual probablemente hay muchos testigos, como el general Sáenz, el diputado Cienfuegos y algunos otros que estaban al lado del general Obregón lo relataré de la manera más breve que sea posible. El Primer Jefe ordenó que al ocuparse la ciudad de México no circulara el papel de Villa en la misma ciudad; el pueblo mexicano, el pueblo de la ciudad de México

tenía hambre y no tenía más dinero que el que tenia en las manos, que era dinero Villa. Aparentemente el acto del Primer Jefe significaba un atentado; por un acto de gobierno o por un decreto, por una orden telegráfica dejaba sin comer a medio millón de habitantes. El general Obregón, que estaba en la ciudad de México y que veía de cerca las manifestaciones de las necesidades públicas, pidió al Primer Jefe que dejara circular el papel de Villa aunque no fuese más que por 24 horas. Más aún, dio una orden militar permitiendo la circulación del papel de Villa durante 24 horas y definitivamente hasta que se resolviera el Primer Jefe. El Primer Jefe con esa energía de que le acusan afortunadamente todos sus enemigos, ordenó que el papel de Villa no circulara y el papel de Villa no circuló; decía el Primer Jefe que cada individuo del verdadero pueblo no tiene en las manos a lo sumo más que el producto de las ganancias de una semana: pero con un poco que se haga de distribución de cereales y de pan, ese pueblo puede comer y ya no morirá de hambre, porque en la siguiente semana será pagado en el otro papel. El General Obregón acató la disposición del Primer Jefe y revocó sus órdenes, a pesar de que no era esa su opinión. Los hechos posteriores dieron la razón al ciudadano Primer Jefe. El papel de Villa donde quiera que se acercaban las fuerzas constitucionalistas, era inmediatamente reducido a polvo y las murallas de las ciudades se conmovían a la presencia de nuestras huestes, porque sabían que en llegando aquellas huestes el papel de Villa no sería ya útil. De esta manera Villa no tuvo ya dinero con que seguir haciendo la revolución, mientras que si hubiésemos permitido la circulación del papel de Villa, Villa habría tenido su dinero y el nuestro para seguir haciendo la revolución. Este es uno de los cientos de ejemplos que la labor hacendaria de la revolución ha sido un desbarajuste, una especie de calamidad pública o langosta que cayó sobre esta pobre ciudad de los palacios y, sin embargo, señores, esta disposición hacendaria, como en otros muchos casos, fué personal y directamente del Primer Jefe, porque él hacía mucho tiempo que había visto esta situación y llevaba una línea de conducta bien determinada. El mismo general Obregón, dos semanas después de este suceso, en una carta me decía: "Ante todo, yo soy un soldado y sé obedecer, pero además de esto, tenía usted razón." ¿De que se culpa, de que se inculpa a la Secretaría de Hacienda, cuando es bien sabido que no hay peor enemigo que la tamalera de enfrente? ya lo habéis oído, los coyotes culpan a la Secretaría de Hacienda de coyotear; es claro, como que el propósito de la Secretaría de Hacienda fué que no hubiera más que un coyote que fuera ella: no hay absolutamente que disfrazar el término. Hubo leyes, en efecto, dictadas por la Primera Jefatura, tendentes terminantemente a que no hubiera más agentes de cambio en los momentos en que se especulaba con los dineros de la Nación, que la Secretaría de Hacienda; compraba y vendía diariamente muchos cientos y miles de pesos y aun millones de pesos, por lo que es natural que los coyotes que no podían hacer estas operaciones, dijeran que la Secretaría de Hacienda estaba coyoteando, no en el sentido bueno en que lo digo, sino en el sentido en que los enemigos han tomado el término, es decir, que los que estaban al frente de la Secretaría de Hacienda se estaban enriqueciendo personalmente. Ya véis que no escatimo ni rehuyo entrar a cualquiera de los problemas que se traten, siempre que se traten con seriedad y conocimiento de causa. Que no se nos venga a impugnar, que no se nos venga a decir que culpa de la Secretaría de Hacienda es que habiéndose aprobado una emisión de doscientos cincuenta millones se emitieron setecientos millones. Sí señores, la Secretaría de Hacienda faltó a la ley, pero aquí podemos decir: ¡Se han perdido muchas cosas, pero se salvó a la Revolución! porque con el papel que se emitió vivieron nuestras tropas. Vuelvo a decir que no todo ha sido traspiés, ni todo ha sido aciertos; la obra ha sido de humanos y yo no soy de los que vienen y desde luego dicen: "yo me considero capaz;" yo soló digo que me considero patriota con propósito de trabajar; si yerro, la experiencia me servirá. ¿Que por qué no renuncié hace tiempo? Pues no renuncié por incapacidad, porque el concepto que yo tuviera de mí mismo no es el concepto que tuviera, por ejemplo, el ciudadano Primer Jefe o algunos otros revolucionarios; y aun cuando no fuera yo hacendista, cuando menos consideraron que era revolucionario. Si yo permanecí en el Gobierno, a pesar de ser muy mal hacendista, ha sido porque era revolucionario; pero si queremos tener en el Gobierno muy buenos hacendistas, aunque no sean revolucionarios, entonces no se habrá salvado la revolución. Queremos tener en el gobierno buenos revolucionarios aunque no sean hacendistas y consumados políticos, entonces sí habremos salvado a la revolución. Si cada uno de vosotros fuera a medir sus propios méritos y a decir: tengo yo conocimientos parlamentarios, legales, históricos, para ser diputado, deberíamos renunciar; pero el pueblo os impone un mandato, el pueblo os dice: "Ignorante o no, te considero patriota y te envío allá a hacer sentir las ideas que yo siento," y el pueblo siente las ideas hondas y honradas; por eso no renunciáis, por eso no renunciamos cada uno de nosotros, porque por encima de nuestra capacidad está el mandato de nuestros conciudadanos, ya sea expresado en las urnas, como fué expresado el nuestro para estos cargos, ya sea en el sentir general, como fué expresado por el hecho de sostener al Gobierno revolucionario durante cuatro años. Por eso no renunciáis; pero yo no voy a hacer la apología de mí mismo, porque yo no soy quien va a decir que las cosas han andado mal por mi torpeza o ignorancia, porque yo durante mi permanencia en la Secretaría de Hacienda no hice más que dar forma y seguir e iniciar aquellas ideas que en mi concepto tendían a salvar a la revolución y a reformar el sistema financiero del país. Es muy fácil criticar, es muy difícil hacer y ahora que la revolución está ya hecha, ahora que ya estamos nuevamente encarrilados en una forma de gobierno, ahora si tenemos facilidad de venir y decir: No han hecho nada; como se ha dicho desde esta tribuna cuando tuve la osadía de formar parte de esta Cámara; se dijo: El licenciado Cabrera, ¿Qué ha

hecho por la revolución? Nada, absolutamente nada, y mañana o pasado mañana - quiera Dios que no llegue ese tiempo - habrá quien diga: ¿Qué ha hecho el ciudadano Carranza por la revolución? Puros errores, puros disparates. Si los señores que han iniciado el voto de confianza al Ejecutivo quieren retirarlo, pueden retirarlo; yo no voy a ser más papista que el papa, ni fui yo de los iniciadores del voto de confianza al Ejecutivo, pero hay una consideración de absoluta equidad: nosotros hemos lanzado al Ejecutivo esta hoja que mañana procuraré que se publique aunque sea en la prensa vendida de que nos hablaba el diputado Siurob para que el público, el pueblo en general, no nada más nosotros, sino que nuestros comitentes, juzguen si esto entraña o no entraña una sospecha injuriosa para el Presidente de la República; y si esto entraña una sospecha injuriosa, es un deber, no legal ni constitucional, sino de caballerosidad contestar al Poder Ejecutivo siquiera de enterado; estamos satisfechos con tus explicaciones. No le deis el voto de confianza si no creéis que lo merezca, pero entonces decid al Presidente de la República: Estamos satisfechos de tus explicaciones; y ahora el divorcio, el perpetuo divorcio entre el Presidente de la República y el Secretario, el perpetuo ataque únicamente a la Secretaría, protestando siempre que a la cabeza no. No podemos, decía algún diputado desde esta tribuna, dar un voto de confianza porque no vaya hacer que algunas migajas de este voto de confianza las recoja la Secretaría de Hacienda y esa Secretaría no merece nuestra confianza. No, señores diputados, estoy de acuerdo con el diputado Ibarra, estoy de acuerdo; no ha habido en nuestra historia una Secretaría de Hacienda que tenga la confianza del país, que tenga popularidad; no ha habido un solo Secretario de Hacienda que tenga la más mínima pretensión de hacer una carrera política; el Secretario de Hacienda necesariamente está llamado a sufrir todos los embates de las ambiciones no satisfechas o de las decepciones pecuniarias; el Secretario de Hacienda es siempre en todos los gobiernos el que tiene que resistir la oleada de desprestigio, debe resistir la oleada de desprestigio. Lo único que es de desearse en un gobierno sujeto a los embates de la política, como lo es, ha sido el del señor Carranza, es que tenga, no un Secretario de Hacienda sabio, sino un Secretario de Hacienda que sepa tener un espíritu de solidaridad para ir siempre al lado del Presidente de la República, sin acobardarse ante los ataques que a él se le hacen. La Secretaría de Hacienda, cuando tuve el honor de estar al frente de ella, estuvo absolutamente sin discutir jamás todos los improperios que se le lanzaron, porque la Secretaría de Hacienda sabía, personalmente lo sabía yo, que la hora de las responsabilidades de la Secretaría de Hacienda, de todo país, no viene sino muchos años después de que ha pasado el gobierno en que laboró. Consultad a Don José María Luis Mora y la historia de México entera, preguntad quiénes son los verdaderos autores de las transformaciones trascendentales de nuestro país y probablemente la mitad de los diputados ignora que hubo un Don Matías Romero.. Don Matías Romero. Escucho al señor Padilla, quien dice que Don Matías Romero fué el suegro del general Díaz. ¡Ya véis hasta dónde llega la ignorancia respecto al señor Romero! Don Manuel Romero Rubio fue secretario de Gobernación y suegro del general Díaz; pero don Matías Romero es otra cosa, él fué embajador nuestro en Washington durante mucho tiempo y más tarde Secretario de Hacienda en México. Con que ya veis, señores diputados, cómo el nombre de un hombre que hizo tanto por México, como don Matías Romero, que comenzó a poner cierto orden en todas las finanzas mexicanas; después de la época más revolucionaria del general Diaz, don Matías Romero fué el que comenzó a ver de poner orden en las finanzas mexicanas y ¡oh, dolor! a don Matías Romero le confunden con el patriarca y fundador del cientificismo, don Manuel Romero Rubio. El ciudadano diputado Sánchez Pontón ha puesto el dedo exactamente en el punto importante. Ha dicho y ha establecido la teoría aquí de que no debemos admitir la cooperación de elementos extraños. Sólo llamo la atención del señor Sánchez Pontón sobre que la cooperación de elementos extranjeros que ahora se ha admitido nunca es para la resolución de nuestras cuestiones, jamás ha sido para la resolución de nuestras cuestiones. En materia diplomática, aun en nuestras cuestiones con los Estados Unidos, hemos obtenido la cooperación de norteamericanos que muy honradamente nos han dado su opinión sobre nuestras dificultades; pero las resoluciones, malas o buenas que se han tomado, han sido tomadas por el señor Carranza. El licenciado Douglas, abogado consultor del Gobierno Mexicano durante una gran parte de la revolución en Washington, uno de los hombres de más energía que he conocido entre los americanos, constantemente daba su opinión al señor Carranza acerca de las cuestiones internacionales, y el señor Carranza tomaba las resoluciones y ya habéis visto que las resoluciones que en materia internacional ha tomado el señor Carranza no han sido muy desertadas que digamos. El señor licenciado Douglas actualmente es el abogado consultor de la embajada de México en Washington y goza una amplia estimación personal de parte del señor Carranza. No hay ninguna duda que en las dificultades internacionales que pudiera haber entre México y los Estados Unidos, cualquier norteamericano, por poco patriota que fuera, tendría que sentirse influenciado por el espíritu de su nacionalidad y, sin embargo, el licenciado Douglas siempre expuso los hechos como los veía con su cabeza y con su corazón de norteamericano y el Primer Jefe consideró todos estos hechos con su cabeza y con su corazón de mexicano, y era el Primer Jefe quien tomaba las resoluciones.

No son los señores Chandler y Kemmerer solos quienes van a trabajar en la Secretaría de Hacienda, pues como dijo el señor licenciado Nieto, el señor Bruere, el señor Oakey y el señor Lill han prestado muy importantes servicios, todos de carácter consultivo sometiendo iniciativas o proponiendo modificaciones o reformas a determinados procedimientos administrativos de gobierno, y no son ellos los que han tenido que dar las resoluciones anteriores, sino que ha sido personalmente el señor Presidente de la República quien ha tenido que

tomar y sigue tomando las resoluciones en cada caso. Si lo que se quiere es atacar, es poner en los puestos públicos a hombres que tengan la responsabilidad de las resoluciones, estoy conforme con el espíritu "Boxer" del diputado Sánchez Pontón; pero si lo que se pretende es que nos bastemos a nosotros mismos y no necesitamos absolutamente de nadie y que debamos nosotros estudiar y resolver, no estoy conforme. La experiencia ha demostrado que la mayor parte de las comisiones que se envían al extranjero a estudiar nuestras cuestiones, son ineficientes. Entre paréntesis, la Secretaría nunca se ha trasladado al extranjero; pocas las veces que el que habla ha tenido ocasión de ir a los Estados Unidos al desempeño de alguna comisión del Primer Jefe, no ha sido llevando un carácter hecendario. Más aun, cuando el que habla ha estado como Secretario de Hacienda en Estados Unidos, se ha rehusado sistemáticamente a tratar ningún asunto de carácter financiero, porque lleva el criterio de que los asuntos de carácter financiero más trascendentales, deben tratarse siempre en México y no cuando está uno allá en las grandes metrópolis extranjeras, rodeado de otra atmósfera y de otra manera de sentir. La Secretaría de Hacienda no ha podido mandar al extranjero comisiones a estudiar, ni probablemente las mandará, porque la experiencia dolorosa le ha enseñado que las comisiones que van a estudiar al extranjero, como le consta al licenciado Sánchez Pontón, no trabajan mucho; generalmente van a Europa y se radican en París dándose un poco de vuelo, en fin... y luego regresan y aquí consultan las bibliotecas que se encuentran aquí y desde aquí rinden su informe. Siempre recordaré una comisión que el Presidente Díaz confiara a un abogado de cuyo nombre no quiero recordarme, (Voces: ¿Quién es?) para que estudiara la organización de las escuelas de derecho. (Voces: ¿Quién es?) Si ustedes conocen historia y han estado siguiendo los acontecimientos del país, van a recordarlo. (Risas.) Para que estudiara la organización de las escuelas de derecho en Europa. (Voces: ¿Quién es?) Este abogado - que entre paréntesis es muy buen chico - viajó seis meses, pasó muy bien el tiempo por allá, volvió a México y escribió un volumen sobre la organización de las escuelas de derecho en Europa, todo tomado del Archivo de la Universidad de México, ya en México. Así es como ocurre generalmente con las comisiones que se mandan a estudiar, como no sean comisiones que lleven un punto concreto. Pero voy a advertir al señor Sánchez Pontón que cuando se manda una comisión a estudiar un punto concreto al extranjero, se hace generalmente el más grande de los errores, porque generalmente se pone en manos de hombres que, para la resolución de un asunto trascendental, están rodeados de un medio que no es el mexicano, que es el que debe servirles siempre de norma para resolver esas cuestiones. Yo he dicho en otra ocasión desde esta tribuna, y lo repetiré siempre, que lo primero que debemos estudiar para aplicarla a mejorar las condiciones de nuestro país es la Historia de Nueva España y la Historia de México. Que esa historia ha sido hasta ahora falseada, es verdad; pero que se comience hacer historia verdadera y que desterrados los errores de don Carlos María Bustamante, estudiamos a don José María Luis Mora, y comenzar a conocer que todos fueron errores del Gobierno Español, a ese Gobierno Español al cual durante cerca de sesenta años que motejamos, y que ahora estamos conociendo que no era tan malo como había parecido en un tiempo, que lo único realmente original que tenemos en América es lo que nosotros hayamos podido conservar de lo que los españoles nos dejaron. En la actualidad, ante todo, y ya que conocemos a nuestro país, y por consiguiente, si una comisión se encarga de un estudio fuera de México, fracasará casi siempre, porque está en otro medio e inmediatamente se inspirará en la corriente de opiniones que otros países más cultos tienen. Todos los que habéis vivido en el extranjero sabéis cómo se pierde el punto de vista mexicano, al mes o a los dos meses de estar viviendo en el extranjero, cómo es indispensable estar en contacto con asuntos mexicanos para no dejar llevarse por ideas de otro orden. Por eso es por lo que no se deben mandar comisiones al extranjero con tanta frecuencia como parece que debieran enviarse. Pero en substancia, ¿Qué ha hecho el Ejecutivo? Preocuparse por estudiar los problemas trascendentales nombrando comisiones de mexicanos que principalmente las estudien y agregar a estas comisiones de mexicanos, peritos especialistas en determinada materia para que los ayuden en esos estudios. ¿Qué mal pueden traer estos extranjeros? Lo dice el licenciado Sánchez Pontón y yo tengo que decir al señor Sánchez Pontón, no hay que eludir la contestación a los argumentos;" es claro, dice el señor Sánchez Pontón, pero esos hombres aunque no estén allí más que incidentalmente y por muy honrados que sean, siempre son yanquis y siempre tenderán a interpretar las cosas a la luz del criterio yanqui." Es cierto, pero eso lo sabemos todos y en el momento en que conocemos sus opiniones y las pesamos y sobre todo en el momento en que el Ejecutivo resuelva, tomará simplemente en consideración todos los elementos y conocimientos traídos tanto por americanos, como por mexicanos, franceses o ingleses. Qué otro inconveniente pudo haber, - decía con sentido común que siento que no use con más frecuencia en esta tribuna -, el diputado don José María Sánchez; él decía: no, porque entonces estarán en poder de los extranjeros un gran número de datos que no deben ser conocidos y que podrán ser utilizados más tarde, no por ellos, sino por algunos otros. Traduzco el pensamiento, lo traduzco honradamente. Ni eso, señores diputados; en materias hacendarias ¡cosa curiosa! no hay secretos ni pueden haber secretos.

El C. Manrique: No debe haber secretos.

El C. Cabrera: No debe haber secretos, dice el C. Manrique, en materias hacendarias... (Campanilla.)

El C. Prosecretario Magallón: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria, se pregunta a la Asamblea si se permite que continué el orador en uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa, sirvanse poner de pie. Sí se concede.

El C. Cabrera: Agradezco la cortesía y corresponderé con otra cortesía: la de la brevedad. En

materias hacendarias no hay secretos, ni debe haber secretos. Cada uno de los datos, como lo dijo el ciudadano Subsecretario de Hacienda, cada uno de los datos que sirvan de fundamento para sus estudios a cualquiera persona que nos ayude en nuestras labores, son datos que no solamente pueden conocerse, sino que deben conocerse, son datos que necesitamos externar para fundamentar y afirmar el crédito de nuestro país, porque en materia hacendaria no andamos tan mal como se cree, porque tenemos suficientes recursos; y por que confiamos en que tenemos suficientes recursos, hemos pensado que es posible reorganizar la hacienda pública, así como las finanzas, y ponerlas sobre nuevas bases. Si creyéramos que no era posible esto habría sido inútil absolutamente emprender el trabajo. Los comisionados americanos que nos ayudan en nuestra labor tienen un carácter consultivo para darnos su opinión sobre los diversos asuntos que se someten a su consideración; sólo parten de bases y datos que a más tardar el primero de septiembre necesariamente deben conocer los diputados, que deberíamos conocer mes a mes y que es imposible que se desconozcan, porque en materia de impuestos todas las grandes empresas y las pequeñas están constantemente vigilantes de lo que se hace en asuntos fiscales y, por consiguiente, no hay nada absolutamente que ocultar. Por tanto, no puede hacerse como en materia de guerra un mal uso de los secretos que se conozcan. Acepto que en materias criminales, diplomáticas políticas haya secretos; concibo que las Secretarías de Estado no deban externar los motivos, los datos o fundamentos de sus actos, pero la Secretaría de Hacienda no está en el mismo caso. Más habría que descubrir y que decir en materia de secretos militares que en materia de secretos financieros. No hay nación del mundo que tenga propiamente secretos financieros y en la actualidad todas las naciones del mundo lo primero que hacen es dar a conocer a todo el mundo cuál es el estado de sus finanzas, de sus ingresos, de sus egresos y aun de su déficit. Qué más, yo creo, esa es mi opinión personal, que con una rápida reorganización de nuestras finanzas no vamos ni siquiera a necesitar a caso acudir a un empréstito; pero si necesitamos desgraciadamente recurrir a un empréstito, no podemos recurrir a éste sin antes publicar absolutamente todo el estado de nuestras finanzas y mientras más exacto fuese, mejor resultado obtendremos en nuestras gestiones aun cuando pareciera que estábamos en bancarrota. Creo que la labor que se hace en estos momentos en la Secretaría de Hacienda es de las más trascendentales, porque tiende precisamente a reorganizar nuestra administración bajo una base de economía tendente a equilibrar nuestras finanzas. Creo que un empréstito, como vosotros lo sabéis, no es más que un medio dilatorio, porque cincuenta o ciento cincuenta millones para nuestro pueblo en estos momentos no es más que el aplazamiento de la cuestión final de poder vivir bien para uno, dos o tres años más tarde; de manera que la labor de buscar un empréstito, es menos trascendental, es menos importante que la labor que se está haciendo en estos momentos de reorganización; por consiguiente, si llamásemos a extranjeros a ayudarnos a pensar en la forma de contraer un empréstito, sería tanto como llamar a nuestros acreedores a ayudarnos a pensar cómo nos defenderíamos y cómo empezaríamos a laborar para obtener este empréstito, sino que se han llamado precisamente para reorganizar nuestro sistema de administración que va a permitirnos no necesitar del empréstito. (Voces: Muy bien.) No deis el voto de confianza, señores diputados, pero decid al Ejecutivo en la forma que lo queráis que no pensasteis decirle palabras injuriosas de desconfianza, Eso es lo último que pido. (Voces: Ya lo dijo Siurob.) El señor presidente de la Cámara lo ha interpretado debidamente y si las solas palabras del Presidente de la Cámara sacadas de los extractos taquigráficos fuesen enviadas al Ejecutivo en contestación a su información, el Ejecutivo se sentiría satisfecho y vería que se le había hecho justicia. (Aplausos.)

El C. Hay: Pido la palabra. (Siseos.)

El C. Presidente: Tiene usted la palabra. (Voces: ¿A votar, a votar!)

El C. Hay: Señores compañeros: Creo que tengo el derecho, como compañero vuestro y diputado que soy, a exigir que se me oiga unos cuantos momentos para fundar el retiro de esta moción. Es algo tarde, pero cuando se trata de asuntos de vital importancia, como éste, y cuando se trata de un asunto que puede lastimar de manera más o menos velada o descubierta la representación política de un diputado, creo yo que hay el derecho del diputado a exigir que se le oiga y haya obligación, por compañerismo, y obligación moral también de parte de los diputados, para escucharlo debidamente. El diputado Cabrera dijo que nosotros por cobardía civil habíamos retirado esta moción. Desde luego, señores diputados, no vengo a demostrar que soy un valiente en cuestiones civiles, pero sí tengo la convicción de que jamás he retrocedido ante nada ni ante nadie cuando he tenido una convicción íntima, presentándola siempre y oponiéndome en ocasiones contra toda la Asamblea; muchos compañeros recordarán, los miembros del Partido Liberal Constitucionalista, que en ocasiones he tenido una opinión distinta de ellos y con todo valor civil la he presentado y cuando me he convencido de que estaba en un error me aparto de él, y lo confieso, porque nunca me amacho con mis errores. Por lo tanto puedo asegurar al señor Cabrera que he sido un cobarde, debiendo hacer la siguiente explicación: Cuando algunos de los compañeros insinuaba la idea de que era mejor retirar la proposición, no porque fuera mala sino porque resultaría desechada y al serlo redundaría en perjuicio de la solidaridad que debe existir entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo, que resultaría justamente lo contrario de lo que buscábamos, es decir, que la nación supiera que nosotros estábamos teniendo desconfianza al Ejecutivo, dije por solidaridad: si ustedes, la mayoría, quiere retirarla, ya no me opongo. Y por eso precisamente vengo ahora, para demostrar que no ha habido, en primer lugar, una cobardía y en segundo lugar que la razón ha sido política, no de miedo, porque creo que ninguno lo ha hecho por miedo, sino solamente pesando las circunstancias que pueden existir al desecharse esta proposición en

el sentido político. Debo referirme a algunos de los argumentos asentados por el compañero Sánchez Pontón, porque me atañen directamente. El se ha extrañado de que los firmantes que estamos entre el grupo de los independientes, hayamos sido los que subscribimos esta moción, pero qué ¿acaso esta moción demuestra pérdida de independencia? No señores. ¿Qué, acaso la independencia consiste en atacar consecutiva y sistemáticamente al Ejecutivo? No, la independencia consiste precisamente en atacar o defender al Ejecutivo cuando el Ejecutivo haya de ser atacado o defendido (aplausos), y esta es justamente la mira del Partido Liberal Constitucionalista. Aquí nos habéis visto en ocasiones desaprobando proposiciones y en otras ocasiones aprobando en masa esas proposiciones del Ejecutivo; por consecuencia, ¿Qué cosa puede decir cualquiera de los diputados o cualquiera de los espectadores de la nación que esté siempre pendiente de la Cámara de Diputados, aunque muchas veces a través de vidrios de colores enteramente falsos o a través de prensa, que es poco honrada, con excepciones raras? Habrá visto toda la nación que en muchos casos este Grupo Liberal Constitucionalista, al cual se le dice oposicionista sistemático, ha aprobado cosas que son esenciales para la fortaleza y para la resistencia que debe tener el Gobierno actual. ¿Por qué razón cuando en la época de Huerta hubo muchos diputados patriotas que se opusieron a la aprobación del empréstito, porque la aprobación de ese empréstito venía a reforzar a ese Gobierno, que en opinión de esos diputados no debía existir, por qué razón nosotros venimos ahora aquí a apoyar al Ejecutivo dándole facultades de obtener un empréstito? Porque nosotros creemos que ese medio es un medio de fortaleza para el Gobierno y como el actual Gobierno es emanado de la revolución y nosotros también lo somos, tenemos la obligación de sostener a ese Gobierno y darle todas las armas de combate que puedan serle necesarias. Ahora bien, que esté satisfecho el señor Sánchez Pontón de que no he perdido mi independencia. Mis actos han demostrado que siempre he sido independiente y lo seguiré demostrando mientras tenga una gota de sangre en mi cuerpo. Bien sé que este asunto se presta a críticas patrioteras; yo sé que mañana alguna prensa tendrá acerbas críticas de que nosotros queremos traer aquí la dominación yanqui, el dominio extranjero. Yo desprecio todas esas cosas, porque ante todo tengo la convicción de mis actos, la convicción de mi propio patriotismo y yo estoy seguro que si acaso hubiera una guerra con los Estados Unidos o con cualquiera nación, esos que están criticando en la prensa serían los últimos en exponer sus pechos a las balas de los enemigos. (Aplausos.) Esta asunto tan sencillo se basa en argumentos, uno de los cuales ya tocó el ciudadano Cabrera, que es el que estos individuos que vienen del extranjero a examinar los asuntos de la Secretaría de Hacienda van a revelar los secretos, pues si tal hicieran nos podríamos dar por satisfechos todos los mexicanos, porque yo creo que toda la Nación debe saber continuamente todos y cada uno de los actos de la Secretaría de Hacienda. ¿Y qué acaso los actos de la Secretaría de Hacienda no deben ser ejecutados por conducto del Congreso de la Unión? ¿No todas las leyes de ingresos se discuten aquí en público para que los debates sean del conocimiento de toda la Nación? ¿No son conocidas las entradas y todo el movimiento de las aduanas? Triste y mucho sería nuestra historia si estuviéramos condenados a que perpetuamente se conservaran secretos en la Secretaría de Hacienda; al contrario, tiene que ser transparente. Otras Secretarías de Estado, como la Guerra y la Gobernación, de sí pueden estar obligadas a conservar ciertos secretos, mas nunca la Hacienda. Cada uno de los mexicanos tiene derecho de exigir que se le dé a conocer minuciosamente la actuación de la Secretaría de Hacienda, que se rige por leyes que todas ellas emanan de este Congreso, y el Congreso no puede ni debe hacer nada en asuntos hacendarios que sea secreto para la nación. Cuando más pronto sean conocidos nuestros recursos, mejor. Que nuestra situación hacendaria es mala y la financiera es pésima, eso todo el mundo lo sabe desde el momento en que estamos autorizando un empréstito y nadie ignora que cuando eso se hace es porque un país está en dificultades o que trata de avanzar más allá de lo que sus propios esfuerzos lo permiten. No debemos temer nada, por el contrario....(¡Lista!) ya quieren irse algunos diputados, pero la verdad es que yo creo que pueden sacrificar algunos minutos y que deben sacrificarlos, por que es un asunto importante. Por otro lado, cuando aquí se me dijo que estaba esa comisión yanqui, yo también me alarmé, señores, y yo entonces tuve ocasión de averiguar lo que fué rectificado aquí por el Subsecretario de Hacienda, que esta comisión no tiene un carácter ejecutivo, sino solamente un carácter consultivo y además que no están solos, sino que son miembros de una comisión donde hay una gran mayoría de mexicanos y yo me sentí inspirado de confianza para con esos mexicanos. Estas son las razones que yo he tenido para firmar esa proposición. Verán ustedes que yo no he modificado mi linea de conducta a pesar de que el ciudadano Cabrera ha dicho que por cobardía he insistido en pedir a vuestra soberanía que nos permita retirar esta moción. Lo hago yo únicamente con objeto de que si por desgracia fuera desechada, no se tome esto como un voto de censura para el Ejecutivo, porque yo creo que en este caso no se lo merece el Ejecutivo. Insisto, por lo tanto, en que se nos permita retirarla, después de que nuestros motivos han sido del conocimiento de toda la Asamblea, y de que todos saben que no ha habido ni razón de defensa personal de determinado individuo, ni razón de incondicionalidad, ni motivo de miedo, sino que únicamente que las mismas razones de carácter político que nos impelieron a firmar la proposición, esas mismas razones de carácter político nos inducen ahora a pedir que se nos permita retirarla.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob. (Voces: ¡Lista, lista, lista, lista! Siseos. Murmullos.)

El C. Siurob: He perdido la palabra en favor de la proposición del señor Hay seguramente porque la consideró una redundancia después de que esta honorable Asamblea me ha hecho el honor de asentir a la interpretación que yo dí a su manera

de pensar, sobre la contestación que se debía dar al ejecutivo. Me parece que huelga cualquier otro acto que haga esta Asamblea en el sentido de manifestar su aprobación. Yo pudiera haber venido a decir aquí muchas cosas: que los mismos ciudadanos norteamericanos que están hoy en la Secretaría de Hacienda fueron los delegados del Gobierno americano para arreglar las finanzas de Filipinas. Yo podría alegar otras cosas, pero no, señores, creo, como muchos oradores que han hecho uso de la palabra, que merece toda confianza el ciudadano Presidente de la República en su altiva labor internacional, y por eso únicamente me concreto a suplicar a ustedes se dignen acordar en el sentido de que se retire la proposición presentada por el ciudadano Hay, en vista de que es una redundancia, toda vez que ya he tenido el honor, en nombre de esta Asamblea, de expresar al ciudadano Subsecretario los sentimientos contenidos dentro de esa misma proposición. (Aplausos.)

El C. secretario López Lira: Se pregunta a la Asamblea si concede permiso a los firmantes para retirar esta proposición. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Concedido.

Presidencia del C. SIUROB JOSÉ

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Ibarra para un hecho. (Voces: ¡No, no!)

El C. Ibarra: De la calumnia algo queda y de la insidia también. Debo contestar. Señores diputados, voy a ser sumamente breve, pero me urge hacerlo en vista de que es posible que las sesiones de la Cámara se suspendan. Tengo derecho a hacer una rectificación a ciertos cargos deslizados con la sonrisa sardónica característica en el licenciado Cabrera, al tratar despectivamente a todos los que considera que no están en la eminencia o cerca de la eminencia que él ocupa. El ciudadano Cabrera ha deslizado el cargo de que yo, diputado socialista, he defendido a los bancos, y esto es lo único que quiero rectificar. Están los apuntes taquigráficos que mañana pueden conocerse y allí se ve que no me he constituido en defensor de las instituciones bancarias, lo que ha causado sonrisas en la Asamblea. Si los señores diputados recuerdan lo que expresé, estarán conmigo en que dije que califico de inoportuna... (¡Lista!) y a la vez que se quitaba de la circulación toda clase de billetes, inmediatamente, sobre la marcha, se hacía a la vez, pudiéndose haber hecho antes la suspensión de la circulación de los billetes de Banco. Eso es únicamente lo que yo dije. (Voces: ¡A votar, a votar! ¡Lista!) He creído preciso hacer esta aclaración, porque sé perfectamente que el licenciado Cabrera cuenta con prensa, mientras que nosotros no contamos con periódicos para defendernos, y es claro que mañana se desvirtuarán los hechos y esto no me conviene. (¡Lista!) En cuanto a los cargos de no haber estado enterado de la marcha hacendaria de la Secretaría de Hacienda durante el periodo preconstitucional, estoy de acuerdo en haber olvidado si los billetes de Monclova fueron posteriores a cualquiera otra clase de billetes. (Voces: ¡Lista!) Para terminar, señores diputados, voy a declarar que tal como nos ha pintado el señor Cabrera, tal como ha pintado sus grandes méritos adquiridos en la revolución, su alto espíritu de sacrificio, acabaremos por nombrarlo protomártir de las finanzas mexicanas, a su muerte. (Risas. Voces: ¡Lista, lista!)

- El C. presidente, a las 8:50 p.m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a la hora reglamentaria.

El jefe de la Sección de Taquigrafía,

JOAQUIN Z. VALADEZ.