Legislatura XXVII - Año II - Período Extraordinario - Fecha 19180619 - Número de Diario 20

(L27A2P1eN020F19180619.xml)Núm. Diario:20

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 1918

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERIODO EXTRAORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO III - NÚMERO 20

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

18 DE JUNIO DE 1918

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior. Se nombra una Comisión para visitar al C. Peñafiel.

2.- Son discutidas y aprobadas las fracciones (a), (g) y (m) del artículo 3o. transitorio y de la fracción IV del artículo 43 y discutidos, y retirados por las Comisiones la Fracción (h) de ese artículo y el artículo 6o. transitorio del proyecto de Ley Electoral. Se suspende la sesión.

3.- Reanudada por la tarde, se ponen a discusión las fracciones (h) y (k bis) del artículo 3o. transitorio y en votación nominal son aprobados, terminándose con esto la discusión del proyecto de Ley Electoral.

4.- Las Comisiones presentan unas adiciones con los artículos 88 104 fracciones II, III y 105, y varios ciudadanos diputados presentan otra adición con el artículo 6o transitorio. Se pone a discusión el artículo 88, y se reserva para su votación. A discusión el 104; las Comisiones reforman la fracción III y se reserva para su votación el citado artículo. A discusión el 105, se reserva para su votación, la que se efectúa nominalmente, aprobándose todas las adiciones. Se admite a discusión la adición presentada por varios ciudadanos diputados referente al artículo 6o. transitorio y se pone a debate; siendo reformado por los firmantes; es aprobado en votación nominal.

5.- El C. García Vigil contesta alusiones personales.

6.- Es presentada por varios ciudadanos diputados una proposición para que se constituya la Asamblea en sesión permanente hasta concluir las adiciones a debate; los signatarios pide permiso para retirar su proposición, y se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C.

GARCÍA VIGIL MANUEL

(asistencia de 125 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 10.23 a. m.: Se abre la sesión.

El C. Prosecretario Limón: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados el día diez y siete de junio de mil novecientos diez y ocho. Período extraordinario.

"Presidencia del C. Manuel García Vigil.

"En la ciudad de México, a las diez y veinte de la mañana del lunes diez y siete de junio de mil novecientos diez y ocho, con asistencia de ciento veintiocho ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. secretario Aranda, se abrió la sesión.

"El C. Prosecretario Limón leyó el acta de la sesión celebrada el día quince del actual, que fue aprobada sin discusión, en votación económica.

"Se dio cuenta con un dictamen de la Comisión de Gobernación que propone se concedan veinte días de licencia, con goze de dietas, al C. Pedroza, que se aprobó sin debate y en seguida el C. Secretario Aranda anunció que continuaba la discusión del proyecto de Ley Electoral.

"Presidencia del C. José de Jesús Ibarra.

"Leído el capítulo IX, el C. Narro hizo una observación acerca del artículo 105, que dio lugar a aclaraciones del C. Rueda Magro. a nombre de las Comisiones; el mismo contestó una interpelación del C. Sánchez Tenorio referente al artículo 103, y luego se procedió a la votación nominal relativa al capítulo IX, con excepción de la fracción II del artículo 104, que apartó para su discusión el C. Velázquez, el que se aprobó por ciento treinta y un votos de la afirmativa contra uno de la negativa del C. Avilés.

"Las Comisiones obtuvieron permiso para retirar dicha fracción II del artículo 104, a fin de reformarla de acuerdo con las indicaciones que hizo el C. Velásquez.

"Los artículos que componen el capítulo X fueron separados por los CC. Cepeda Medrano, Velázquez y Cruz José C.

"Los dos primeros hablaron en contra del artículo 106; el C. Rueda Magro contestó dos preguntas del C. Velásquez y se consideró agotada la discusión de dicho artículo, reservándose.

"El artículo 107 lo impugnaron los CC. Cepeda Medrano y Cruz José C., y en pro usó de la palabra el C. Andrade, con lo que se estimó suficientemente discutido y se reservó.

"Refiriéndose al artículo 108, el C. Cruz José C. interpeló a las Comisiones, contestándole el C. Rueda Magro, y acto seguido se reservó.

"Así que hizo una moción de orden el C. Hernández Maldonado y aclaraciones la Secretaría, se recogió votación nominal acerca del capítulo X que fue aprobado por ciento veintidós votos de la afirmativa, en contra ocho de la negativa de los CC.

Avilés, Cepeda Medrano, Cristiani, Pardo, Ríos Santos, Rojas Dugelay, Velásquez y Villaseñor.

"El C. Cabrera, al votar por la afirmativa, hizo la salvedad del artículo 107, y el C. Zavala Leobino, al hacerlo por la negativa, a del 108.

"El capítulo XI, con excepción de los artículos 119 y 120 que apartó el C. Velásquez, se aprobó por ciento veinticuatro votos de la afirmativa contra once de la negativa de los CC. Arellano, Avilés, Blancarte, Cepeda Medrano, Cornejo, Cristiani, Molina, Pardo, Rojas Dugelay, Silva Herrera y Zavala Leobino.

"Presidencia del C. Manuel García Vigil.

"Los artículos 119 y 120, una vez que los refutó el C. Velásquez, quien fue interrumpido por una aclaración del C. Martínez de Escobar Rafael, se aprobaron por ciento veinte votos de la afirmativa contra diez y seis de la negativa de los CC. Arellano, Aviléz, Barragán Martín, Blancarte, Cepeda Medrano, Cornejo, Cristiani, Díaz González, Molina, Pardo, Ramírez Genaro, Rojas Dugelay, Silva Herrera, Velásquez, Ventura y Villaseñor.

"A las doce y cincuenta y cinco se levantó la sesión y se reanudó a las cuatro y veinticinco de la tarde, con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados, como lo comprueba la lista que pasó el C. Secretario Aranda.

"El C. Prosecretario Sánchez Tenorio dio cuenta de un dictamen de la Comisión de Gobernación, que concluye con un acuerdo económico que propone se concedan veinte días de licencia, con goce de dietas, al C. Amadeo Betancourt.

"Sin discusión fue aprobado.

"El propio ciudadano Prosecretario leyó los artículos transitorios del Proyecto de Ley Electoral, y en seguida las Comisiones dictaminadoras, por conducto del C. Rueda Magro, obtuvieron permiso de la Asamblea para retirarlos con objeto de presentarlos modificados momentos depués, en unión de los otros artículos que con el mismo fin tenían en su poder.

"Presidencia del C. José de Jesús Ibarra.

"Usaron de la palabra para rectificar hechos los CC. González Galindo y Hernández Maldonado, y éste retiró la excitativa de la Presidencia, una frase que dirigió a aquél.

"En tanto las Comisiones primera de Puntos Constitucionales y Gobernación terminaban la reforma de los artículos de que se ha hecho mérito, se suspendió la sesión a las cinco y veinticinco para continuarla poco después.

"Reanudada a las seis y veinte, estando presentes ciento cuarenta ciudadanos diputados, según declaración de la Secretaría, la misma leyó las fracciones II, III, y VI del artículo 43, artículos 49, 50, 55, 57, 61 y 80, así como los seis transitorios del Proyecto de Ley que se discute, que presentaron las Comisiones.

"Separadas para su discusión por distintos miembros de la Asamblea, la fracción IV del artículo 43, las fracciones (a), (g), (h) y (m) del 3o transitorio y el 6o también transitorio, se votaron nominalmente todos los demás artículos y fracciones no objetados, es decir II, III y VI del artículo 43; artículos 49, 50, 55, 57, 61, y 80; 1o. y 2o. transitorios; fracciones (b), (c), (d), (e), (f), (i), (j), (k), y (l) del 3o. transitorio y 4o. y 5o. del mismo grupo que resultaron aprobados por ciento cuarenta y dos votos de la afirmativa contra seis de la negativa de los CC. Avilés, Bravo Izquierdo, Cepeda Medrano, Cristiani, Rojas Dugelay y Velásquez.

"A debate la fracción IV del artículo 43, primero de los puntos objetados, habló en contra el C. González Galindo.

"Presidencia del C. Manuel García Vigil.

"En pro usaron de la palabra los CC. Manrique y Padilla, contestando el C. González Galindo una interpelación del primero.

"El C. Avilés impugnó la fracción de que se trata y en seguida rectificó hechos el C. Vadillo, quien al terminar su discurso contestó dos interpelaciones del C. Padilla.

"Considerada suficientemente discutida la fracción IV del artículo 43, se procedió a su votación nominal, resultando desechada por ciento cuatro votos de la negativa, contra veinticinco de la afirmativa, y se declaró que volvía a las Comisiones para que la reformaran en el sentido de la discusión.

"A las ocho y veintisiete de la noche se cerró la sesión y se citó para el día siguiente, a las diez de la mañana."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien pida la palabra¿ En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada el acta.

El C. Secretario Aranda: Hallándose enfermo el C. diputado Peñafiel, se comisiona a los CC. Echeverría Cleofas y Domínguez Eladio, para que se sirvan hacerle una visita en nombre de la Cámara .

Se suplica a los ciudadanos diputados ocupen sus curules.

- El mismo C. Secretario: Continúa la discusión del artículo 3o. transitorio.

El C. Presidente: Esta a discusión la fracción (a) del artículo 3o. transitorio; tiene la palabra en contra el C. Ramírez Pedro. (El C. Ramírez Pedro renuncia al uso de la palabra, Voces: ¡Ah, ah¿) No habiendo más oradores inscriptos en contra de la fracción (a), reserva para su votación. Sigue a discusión la fracción (g). Tiene la palabra en contra el C. Cravioto. (Voces: ¡Que se lea¡)

El C. Secretario Aranda: La fracción (g), separada por el C. Cravioto, dice así:

"El registro de candidatos quedará abierto desde la promulgación de esta ley y se cerrará el segundo domingo de julio, siendo obligación del Presidente Municipal publicar la cláusula del registro."

El C. Presidente: Habiendo renunciado el C. Cravioto a impugnar la fracción (g), tiene la palabra en contra de la misma el C. Manrique Aurelio. (Voces: ¡No está¡) No estando presente el C. Manrique, se reserva para su votación la fracción (g).

Sigue a discusión la fracción (h).

El C. Blancarte: Pido la palabra. Entiendo que es muy poco el tiempo que se les da para que

puedan hacer sus registros; es el primer domingo de julio..... (Voces: ¡El segundo¡) Entonces no he dicho nada.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra de la fracción (h) el C. Cravioto. (Voces: ¡Que se lea¿)

El C. Secretario Aranda: La fracción (h) dice así: "Las boletas para la votación deberán quedar listas en la Presidencia Municipal, para los efectos del artículo 32, el tercer domingo de julio."

El C. Cravioto: Señores diputados: He apartada la fracción (h) de este artículo transitorio, porque en los términos en que está concebida esta fracción, es absolutamente imposible que se pueda cumplir. La fracción dice así:

"Las boletas para la votación deberán quedar listas en la Presidencia Municipal, para los efectos del artículo 32, el tercer domingo de julio." El artículo 32, en la parte pertinente, dice así:

"Dentro de los tres días siguientes al tercer domingo de junio, la Presidencia Municipal mandará hacer las boletas para la votación; éstas serán en número igual al de los lectores," etcétera.

"Estas se ajustarán al modelo "B," para lo cual cada candidatura será registrada con un color especial, que no podrá corresponder a dos o más.

Ahora bien, conforme a la fracción anterior, el registro de candidatos queda abierto desde la promulgación de esta ley y se cerrará el segundo domingo de julio, siendo obligación del Presidente Municipal publicar la cláusula del registro, es decir, que antes de proceder a mandar hacer las boletas de votación, los Presidentes Municipales deben esperara al segundo domingo de julio, porque el sábado o el mismo domingo pueden registrarse los candidatos. De modo. señores diputados, que cada Municipio se va a ver en esta imposibilidad: que haya cuatro, cinco o más candidatos registrados, lo cual supone otros tantos colores, que pueden hacer oportunamente las boletas de votación para que estén listas el primer domingo de julio. Ustedes conocen perfectamente la situación de la inmensa mayoría de los Municipios de la República. Yo no quiero ya referirme a la situación precaria en que se encuentra, sino a la falta de elementos tipográficos, para que de una manera oportuna den elementos a los Municipios para cumplir con este mandato. En las elecciones pasadas ha habido dos procedimientos: uno ha sido el mas general, en que los Gobiernos de los Estados suministraban a los Municipios las cédulas de votación, y otro, que se empleó conforme a la Ley Electoral expedida en tiempo de Madero, en que cada candidato registraba su color, pero entregaba sus cédulas. De esta manera se facilitó esto. Ahora con esta innovación, es absolutamente imposible de toda imposibilidad. que los Municipios cumplan con este mandato, Todos ustedes saben, aun los menos versados en achaques tipográficos, que la impresión de cualquiera clase de documentos con colores, requiere varias tiradas, es decir que para hacer una cédula de votación donde figuren, por lo menos, cuatro o cinco candidatos -que es el promedio de candidatos que hay en cada distrito electoral-, se necesita, por lo bajo, empleando la tricromía, tres tipos de colores y un tiro en negro. En estas condiciones, es absolutamente imposible que los Municipios cumplan con lo que quiere la Comisión. Por lo tanto, yo llamo la atención de la Asamblea y especialmente de la Comisión, sobre este punto, a fin de que, cambiando ideas sobre el particular, lleguemos a la solución mejor. Parece que en el seno de las Comisiones ya se habían fijado en este asunto y que llegaron a resolverse por esta lea peregrina, alegando que, de otra manera, se va a violar el voto, se va a violar el secreto del voto. Yo creo que era preferible, por esta vez, pasar sobre el secreto del voto. con tal de que se cumpla con la ley, y no venir a hacer lirismos de orden práctico completamente irrealizables, que serán en las futuras contiendas políticas causa de nulidad para muchas credenciales. Si se requiere que haya colores, yo propongo como mas práctico el procedimiento que se siguió en tiempo del señor Madero, de que cada candidato registre su color y esté autorizado para llevar sus cédulas de votación a cada Municipio.

El C. Secretario Aranda: No habiendo mas oradores inscritos, se consulta a la Asamblea si considera suficientemente discutida la fracción (h).(Voces: ¡Que hable la Comisión¡)

El C. Morales Hesse: Pido la palabra, señor Presidente. En vista de que las Comisiones no se encuentran presentes ..... (Voces: ¡ahí están¡)

El C. Martínes Escobar, de la Comisión: Pido la palabra. No hablemos aquí más de dos miembros de las Comisiones, el señor doctor Medina y el que habla. (Voces: ¡Y Guajardo) ¡ah¿ y el señor Guajardo. El que habla esta en un todo de acuerdo con el señor diputado Cavrioto, con respecto a que debe ampliarse el término, porque sería absolutamente imposible, como él puso de relieve, el que los Ayuntamientos pudieran tener listas las boletas el domingo a que se refiere allí el Proyecto de Ley; pero de todas maneras, somos minoría aquí en las Comisiones; tendremos necesidad de reunirnos, de consultar a los demás miembros. Respecto a lo que los candidatos o los partidos políticos hicieran sus cédulas y las llevaran al ayuntamiento a efecto de que no sea el Ayuntamiento el que en una boleta inscribiera los nombres de los candidatos y se pusieran en la misma boleta los colores de esos partidos o de esos candidatos, pues también es cuestión de consultarlo con los demás miembros de las Comisiones. Yo personalmente he estado de acuerdo con este criterio; de manera que el señor licenciado Rueda Magro, cuando hicimos el proyecto de ley, cuándo dictaminamos, pues él sostuvo esa tesis, pero siempre hubo mayoría en la Comisión en el sentido contrario y, por lo tanto, no pudo ponerse el Proyecto de Ley en esa forma, argumentando, principalmente, que se violaría el secreto de voto, en virtud de que, llevando los candidatos o los partidos políticos sus boletas, pues sería imposible que las boletas de los diversos individuos contendientes o de los diversos partidos políticos contendientes, fueran del mismo tamaño, por ejemplo, de tal manera que podría averiguar el votante, en un momento dado, es decir, el que tuviera interés en que un votante votara en determinado sentido, ya porque ejerza sobre él, o bien por cualquier otra razón, convencerse el interesado de cómo voto

aquella persona, y entonces podría ejercer presión o influencia en los elementos que estén subordinados política, económica o socialmente a él. De manera que será cuestión de que la Cámara se forme un concepto de este asunto y cambiemos impresiones sobre la cuestión.

El C. Padilla: Pido la palabra señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Padilla: Para suplicar a la Comisión que delibere un momento. Los cuatro miembros que ya están reunidos forman mayoría, a fin de que se pongan de acuerdo y presenten su resolución definitiva a este respecto.

- El mismo C. Secretario: Se consulta a la Asamblea si permite a la Comisión retirar durante quince minutos la fracción (h) del artículo 3o. para modificarla un poco. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Si se concede el permiso. Está a discusión la fracción (m) del propio artículo. Tiene la palabra en contra el C. Manrique. La fracción (m) dice así: "(m). Para que sean válidas las elecciones que recaigan sobre los Oficiales Mayores, Subsecretarios de Gobierno, Presidentes Municipales, Regidores y Sindicos de los Ayuntamientos, deberán separarse definitivamente de sus cargos el día siguiente de la promulgación de esta ley en los lugares en donde desempeñen sus funciones." (El C. Manrique no se encontraba en el salón.) No habiendo oradores en contra de esta fracción, se reserva para su votación.

El C. Presidente: Sigue a discusión el artículo 6o. transitorio y tiene la palabra en contra el C. Velásquez.

El C. Velásquez: Honorable Asamblea: Con el propósito firme, las Comisiones, de terminar cuanto antes esta ley por la premura del tiempo, entiendo que se ha pasado por algo muy fundamental, y si no hemos de renunciar a la razón, es necesario fijarnos en los defectos capitales que tiene esta Ley. Uno de esos defectos es el artículo 6o. transitorio de ella. Allí concede la Comisión facultades del Poder Ejecutivo a los jefes militares donde no haya ni Gobernadores constitucionales ni preconstitucionales; viola de una manera terminante, clara y expresa, el artículo 120 de la Constitución, que dice:

"Los Gobernadores de los Estados están obligados a publicar y hacer cumplir las leyes federales." He oído constantemente a la Comisión hablar del respeto incondicional y profundo a la Constitución y en este caso está en lo justo al opinar así; pero en su artículo 6o. olvida por completo la Constitución para lanzarse a un terreno tan escabroso como es este: conceder facultades del Poder Ejecutivo a un jefe militar; viola el artículo 120 y ataca la soberanía de cualquier Estado, porque va a promulgar una ley a lo que no está facultado por la Constitución de ningún Estado de la Federación para promulgar esa ley. Yo no sé qué objeto tiene eso, conculcar la soberanía de un Estado. violar el artículo 120 de la Constitución. Yo interpelo a las Comisiones para que me digan si no es facultad exclusiva del depositario del Poder Ejecutivo en cada Entidad Federativa, el promulgar las leyes federales. (Voces: ¡No está la Comisión!).

El C. Presidente: La Comisión se ha ausentado con objeto de ....

El C. Martíez de Escobar, interrumpiendo: Pido la palabra. Ruego al señor licenciado Velásquez tenga la bondad de hacerme de nuevo la pregunta, porque estaba ocupado.

El C. Velásquez: Con mucho gusto. El artículo 6o., señor licenciado Martínez de Escobar, dice que en los Estados donde no hubiera Gobernador constitucional o preconstitucional, promulgará esta ley el jefe militar que hubiere allí. ¿Oyó usted lo que decía yo?

El C. Martínez de Escobar: Sí.

- EL C. Velásquez, continuando: Que si no, se viola en este caso el artículo 120 constitucional y si no, se atacaría la soberanía de un Estado.

El C. Martínez de Escobar: Señor licenciado: Indudablemente que es una facultad del ejecutivo hacer la promulgación de una ley. Eso es de rudimentario Derecho Constitucional, esto todos lo sabemos y en este sentido tiene usted razón. porque es una facultad del Ejecutivo: pero nosotros tuvimos en cuenta para poner la disposición contenida en el artículo 6o. el que existen muchos Estados, o varios Estados, dos o más, que no tienen Gobernadores, que no existe en ellos el Poder Ejecutivo, y , por lo tanto, pues allí habría alguna dificultad con respecto al modo o autoridad que deba hacer la promulgación de la Ley. y entonces.... pues, no encontramos sencillamente otro modo, otro camino afecto de que pueda tener vida práctica la promulgación de la Ley. que facultar a los jefes de operaciones en los Estados en que no exista el Poder Ejecutivo. Esta fue la única razón que tuvo la Comisión para poder en el proyecto el artículo a que usted se refiere. Como por ejemplo, el Estado de Morelos. no existe Poder Ejecutivo: en el mismo Estado de Guerrero, pues tengo entendido que se encuentra en las mismas condiciones políticas Morelos. No existe Poder Ejecutivo. han desaparecido allí todos los poderes constitucionales y para facilitar sencillamente esto, nosotros pusimos que los jefes de operaciones, hicieran la promulgación que corresponde al Ejecutivo en esos Estados.

El C. Velásquez: Han oído ustedes, señores diputados, la confesión honrada, paladina y sincera del señor licenciado Martínez de Escobar, miembro de la Comisión ; no esperaba yo otra cosa de su sinceridad. En efecto se viola la Constitución. Ahora me dirán ustedes si violándose la Constitución esa ley no motivaría nulidad y un amparo. Otra cosa: el Estado de Morelos, en las condiciones en que está, no existe; no hay allí habitantes yo no sé a qué llamará Estado; lo elemental, desde Aristóteles, es que implicaba territorio, población, unidad de régimen; el Estado ahora importa más para nosotros en la ciencia moderna. No hay allí habitantes, no están sino los zapatistas, que no sé si vayan a hacer elecciones y uno que otro grupo de fuerzas del Gobierno Constitucional que los persigue; pero en realidad no hay allí habitantes. Cuernavaca era una población de veinte mil habitantes y no llegan a 18 ó 20 los que están allí: Cuautla era una población de doce mil habitantes, y no tiene más de cincuenta, no hay más que un individuo paralítico que no ha podido salir de allí y 49 mujeres, no hay ciudadanos allí; Yautepec

tenía diez y ocho mil habitantes y no llega a 50 el número de ellos; eran las poblaciones más grandes: de manera que allí no hay Gobierno civil, no hay Legislatura, no hay Poder Judicial, no hay Ejecutivo, ni nada; el caso que se prevé no existe. Respecto al Estado de Guerrero, no es verdad, señor Martínez de Escobar, usted no lo afirma con toda honradez; no es cierto que han desaparecido los Poderes y lo sabe el Ejecutivo Federal porque se han comunicado con él, y lo sabe Gobernación. No han desaparecido, no han desconocido al Poder Federal, no, señor, cualquiera que sea lo que digan ustedes, Yo voy a los hechos legales, no a habladurías callejeras, a los hechos legales: existen los Poderes, Bien, pero suponiendo que no existieran, - el señor Martínez de Escobar no lo afirmó con toda honradez,- suponiendo que no existieran, existe siempre este hecho: Es contra el texto expreso de la Constitución, contra los rudimentos del Derecho Constitucional patrio, que la facultad de promulgar las leyes sólo corresponde al depositario del Poder Ejecutivo, preconstitucional como hemos admitido, o constitucional; pero encomendarle eso a los jefes de operaciones, a los militares darles una facultad que no admite la Constitución, porque nuestra Federación está constituída de esta manera: los Poderes Federales y de los Estados, ejerciéndose esos Poderes por el Poder Legislativo, Judicial y Ejecutivo.

El Ejecutivo, éste, conforme a la Constitución, es de elección popular, o en los casos previstos por esa misma Constitución, lo nombra el Senado, y en período preconstitucional, el depositario del Poder Ejecutivo. Aquí nada de eso hay. Son jefes militares, su misión allí es otra. No sólo, sino que la misma Ordenanza Militar les prohibe - ya habrán ustedes visto en la prensa- intervenir en toda clase de asuntos políticos. Todo esto se olvida, señores, en este artículo 6o., todo.

Para legislar en Morelos y que haya allí diputado, no hay Estado, hay el Territorio, pero ese no es el Estado; el Estado se entiende con los habitantes y con algún régimen social y político; de manera que el caso que las honorables Comisiones habían previsto, no existe y aunque existiera, se viola la Constitución. Pero hay esta dificultad, dice el ilustrado miembro de la Comisión: "¿Pero como se hace?" El pero siempre. De elegirse ilegalmente a no elegirse, es mejor que no se elija; esto es evidente; cuando no se hacen elecciones en tiempo oportuno, habrá el momento histórico y oportuno y legal para convocar a esas elecciones. Esto es jurídico, esto es lo constitucional, esto es lo patriótico y lo razonable. Si en Morelos no se pueden hacer elecciones ahora, se harán más tarde; si en Guerrero, como opinan algunos señores, no hay Poderes y no se pueden hacer, se hará más tarde; pero no pongamos en manos de estos señores una facultad que nuestra Constitución, nuestro criterio, no nos permite. Esto es lo que se hace en este artículo 6o. Yo suplico a los miembros de la Comisión supriman ese artículo y ya vendrá el momento en que se elija. Esto es lo patriótico, lo constitucional y lo honrado.

El C. Martínez de Escobar: Pido la palabra. Después de escuchar con todo detenimiento la serie de argumentos expuestos por el licenciado Velásquez respecto a que esa fracción es anticonstitucional, es decir, que choca abiertamente contra un precepto expreso de la Constitución, el que habla, como miembro de la Comisión, no cree sencillamente que sea esto una verdad, porque nosotros, al exponer allí esas ideas, tuvimos en cuenta la siguiente consideración: en los Estado en que no haya un Poder Ejecutivo, como en el Estado de Guerrero, en que yo sí sostengo que han desaparecido los Poderes constitucionales, puesto que el que tenía en sus manos el Poder Ejecutivo, que es el general Mariscal, sabemos perfectamente bien en donde se encuentra y que los miembros que integran la Legislatura del Estado, también sabemos donde están y que están en choque abierto con el Poder Ejecutivo Federal, creemos indudablemente, porque es la elocuente verdad de los hechos, que sí han desaparecido los Poderes constitucionales. El que habla no tiene ningún interés en la cuestión política de Guerrero; de manera que sólo expongo mi opinión sincera y honrada a este respecto, puesto que he visto que de hecho han desaparecido aquellos Poderes, Sentado este principio, las Comisiones creen que en los lugares donde no existe el Poder ejecutivo, los jefes de operaciones son los que representa de una manera perfecta y absoluta, ¿pues quién otro lo podía hacer? Esto lo hemos visto en época pasada, cuando estábamos en el período Preconstitucional, cuando fungían los llamados comandantes militares y encargados del Poder Ejecutivo de los Estados, por eso podemos decir, por analogía, que los individuos que son jefes de operaciones en los Estados donde no hay Poder Ejecutivo, lo representan para ejercitar las facultades que tendría el mismo Poder si existiera. Eso es lo que creo con toda sinceridad, puesto que no hay razón tampoco para que en Guerrero, por el sólo hecho de que el Gobernador constitucional desapareció, no haya elecciones, cuando quizá ese Estado está militarmente mejores condiciones que algunos otros donde si funcionan los Poderes constitucionales, como el Tabasco, que se encuentra en un estado completo de anarquía y que tiene su capital próxima a caer en poder de los rebeldes. Por lo tanto, no es justo que Guerrero se quede sin representación por el choque que ha habido entre los poderes locales y federales, y las Comisiones sostienen que sí debe haber elecciones allí y que aunque no se diga en el Proyecto de Ley que los jefes de operaciones deberán hacer la promulgación, de todas maneras el Ejecutivo Federal hará que los jefes de operaciones la lleven a efecto. Si lo pusimos fue para la mayor claridad, a fin de que no se desorienten los elementos votantes de aquel Estado, de que por virtud de no existir Gobernador no haya elecciones por eso pero es verdad que es facultad del Ejecutivo el autorizar al jefe de operaciones y aunque nosotros no pongamos eso en la fracción, el Ejecutivo lo hará. Además, nosotros no sabemos realmente cómo se encuentra el Estado de Guerrero, y yo desearía que el señor licenciado Neri nos hiciera favor de darnos una explicación y decirnos cómo se encuentra el Estado de Guerrero, para aclarar sencillamente este asunto.

El C. Neri: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Neri: Señores diputados... (Voces: ¡Tribuna, Tribuna!) (El orador pasa a la tribuna) Señores: Después de que se ha confirmado una a una todas las afirmaciones que los diputados guerrerenses que nos sentamos en las izquierdas hicimos en este mismo recinto al iniciar nuestro primer período ordinario de sesiones en relación con la política guerrerense dirigida entonces por los señores general Mariscal y licenciado Velásquez, yo hubiera deseado no haber vuelto a tocar este punto relativo a la política guerrerense en relación igualmente con estos dos personajes, porque soy ajeno, señores diputados, a ocuparme de cadáveres políticos; pero ya que el licenciado Martínez de Escobar me interpeló sobre este punto y ya que también el señor licenciado Velásquez ha encontrado en la Ley Electoral a una ley sumamente pródiga en darle oportunidades para ponerse en ridículo, no rehuyo el contestar la interpelación que me hace el distinguido compañero Martínez de Escobar. Militarmente, señores y fuera de toda hipocresía y hablando con toda la sinceridad que debe ya conocer esta Cámara, supuesto que desde un principio, como dije antes, he venido afirmando determinadas cosas relativas a Guerrero, debo decir que militarmente el Estado de Guerrero se encuentra controlado en absoluto por el Gobierno: en la región Norte, como le consta al compañero Bandera y Mata, hay defensas sociales que han contribuído en gran manera a repeler las agresiones de los zapatistas; en la misma región Norte, fuerzas del general Fortunato Zuazua persiguen con suma actividad el enemigo; respecto al centro del Estado, y a la costa Chica. de donde es el licenciado Ventura, también pudo dar los mismos informes. La revolución mariscalista sí la hay, y yo mismo, señor licenciado Velásquez, he puesto en manos del general Barragán, jefe del Estado Mayor Presidencial, el manifiesto de rebelión de aquel famoso Julio Adams destituído en la aduana y después nombrado Gobernador provisional y luego Secretario de Gobierno y, finalmente, por ser insustituible, quedó nuevamente como Gobernador provisiona. Yo mismo he puesto en manos del general Barragán un manifiesto con que se comprueba la rebelión de este individuo. La Revolución está concretada exclusivamente a la Costa Grande del Estado de Guerrero, por Atoyac, por la tierra de Mariscal; de suerte que en una palabra contesto a mi fino amigo el licenciado Martínez de Escobar, diciéndole que el Estado de Guerrero se encuentra controlado militarmente por el Gobierno Federal, y que los Poderes locales se han rebelado en contra del Gobierno del centro.

El C. Velásquez: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

- EL C. Velásquez: Debo hacer una aclaración por el cargo que he dirigido mi siempre querido amigo y discípulo, señor Neri. No es cierto que yo he manejado la política de Guerrero, y desafío usted, señor Neri, solemnemente, para que me diga si en un sólo caso he indicado algo. ¡Nunca, lo juro! No ha estado, pues, en lo cierto. ¿Que me he puesto en ridículo? Tampoco está en lo justo. Yo no lo he atacado, por más que bien pudiera, pues que se cómo ha venido; pero me lo reservo.....

El C. Neri, interrumpiendo: Dígalo.

- EL C. Velásquez: A pesar de que me ofende, no lo digo; es muy denigrante para el señor Neri. Vamos a otra cosa. No es fehaciente el manifiesto a que se aludió y que se puso en manos del jefe de Estado Mayor Presidencial; los Poderes locales de Guerrero se han dirigido al señor Presidente manifestándole que siempre lo han reconocido, así como a los demás Poderes Federales. No hay, pues, sublevación, en el sentido que lo afirmaba el C. Martínez de Escobar; la rebelión, como lo saben él y el señor Neri, consiste en levantarse en abierta hostilidad. para subvertir el orden constitucional; y nada de esto han hecho los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de Guerrero. Lo que ha ocurrido es que se han inventado multitud de cosas y se han lanzado al público manifiestos apócrifos. Los Poderes Públicos de Guerrero están en inteligencia con el Presidente de la República al que le han mandado propios, en vista de que el general Maycott, jefe de las operaciones, en Acapulco, no quiso prestar la línea para obtener comunicación. Por eso que han mandado varios propios, manifestando al señor Presidente de la República que ellos no han desconocido los Poderes Federales.

Esto parece que me favorecería, yo vendría aquí y buscaría una credencial; no busco ninguna credencial, aun cuando me perjudicara, nunca he vivido de diputado, de cincuenta y tantos años que tengo, no he vivido más que un año siendo diputado. Yo no creo que sea de los elementos llamados a hacer algo en favor de la Patria, desempeñando este puesto, porque soy incapaz y por eso me retiro; yo no he abrigado la suprema ilusión de seguir siendo diputado en este Congreso, cuando no tengo la aptitud para ello; de manera que verá el señor Neri que yo no vengo con ningún interés. Me lastima eso que dice que yo he dirigido la política en el Estado de Guerrero, y como dice que ha sido desacertada, me imputa un desacierto en contra de mi Estado, y yo nunca iré en contra de los intereses sagrados de mi Estado, por que lo quiero mucho; yo no haré nunca nada en contra de mi Estado, y si algo se me consultara y no lo hiciera, yo pediría que se me relevara de eso, porque no quiero que se vierta una gota de sangre por mi Estado. Yo nunca, nunca busco mi bien particular en sacrificio del Estado, de los habitantes que han sufrido mucho, éstos se merecen más, se merece más ese Estado, porque ha sido allí el Sinaí de las libertades de los mexicanos. porque allí se firmó el plan de Ayutla, porque allí se levantó la sagrada antorcha de la libertad. Quiero mucho a mi Estado para venir a sumirlo en el infortunio. Insisto, pues en este hecho. Volvamos al caso, se viola la Constitución encomendando a quien la Carta Fundamental no encomienda, la facultad de promulgar una ley, señor Martínez de Escobar; los jefes militares no tienen esa misión, no. no encuentra usted un texto legal ni nadie que le diga que un jefe militar representa al Ejecutivo. En estos momentos el Estado de Guerrero ha entrado al orden constitucional; ¿se ha alterado? hay medios en la Constitución para volver a ese orden, los hay, eso se hace, a eso se acude. ¿Han desaparecido los poderes? Que vuelva el orden constitucional allí; pero encomendarle al jefe militar y decirle allí están

las facultades legislativas, ejecutivas y judiciales, eso es un absurdo constitucional es la delegación de las ideas más elementales del Derecho. No, no ha estado nunca, y que no se me invoquen épocas pasadas. El Estado ha entrado al orden constitucional mientras no se subvierta todo el orden constitucional y en caso de que subvierta, la Constitución dice que hay medidas para establecer ese orden, la Constitución dice como se hace cuando han desaparecido todos los Poderes; no es verdad lo que ustedes dicen; eso quiere decir que vendrá el medio constitucional para que se restablezca el orden, ejerciendo sus funciones cada uno de los Poderes; que el Senado deberá intervenir, pero siguiendo el orden legal, no confiriendo a un jefe militar la convocatoria a elecciones, la publicación de una ley, que es sencillamente desconocer lo más fundamental de nuestra Carta Magna. ¡Y así se nos dice que se respeta la Constitución! ¡No es verdad; lo hacen cuando les conviene y cuando no, pasan sobre ella! No hay rebelión en Guerrero ni está controlado por el Gobierno del centro, como lo dice el señor Neri; sí se goza de completa paz y domina el jefe militar enviado allí, como dominaría cualquiera que no tiene con quien pelear. En la parte Norte del Estado no ha habido un sólo disparo; hasta ahora los zapatistas empiezan a invadir esa región, sin que sea consecuencia del transtorno político habido. Es mentira lo que se manda decir en tantos partes como se están enviando, dando cuenta de hechos de armas; está pasando únicamente lo que decía el general Castro, que cada jefe se ha convertido en un Cid Campeador, ganando batallas y más batallas a cada rato. Pero nada es verdad, pues repito que no ha habido un sólo disparo entre fuerzas sublevadas y las del Gobierno. Federal. De manera que, mientras legal y constitucionalmente no se restablezca el orden, no es constitucional ir a conferir facultades encomendadas por la Constitución al Poder Ejecutivo, a los Jefes de operaciones; si eso se hace aquí deliberadamente y en presencia de la República , se atropella la Constitución, se atropella la soberanía de un pueblo digno de mejor suerte y de mayor respeto, especialmente de todos y cada uno de nosotros. ¡Nunca debería hacerse esto por el placer de obtener una credencial! Por mi parte, aseguro que no la deseo; no me faltaría manera de conseguirla, pero no la busco. Cuando se sabe que no se es apto para desempeñar determinada función y que no se ha cumplido con el deber, se debe dejar libre el puesto; en el cuerpo social y político ocurre cosa semejante a lo que pasa en el organismo humano: cada celdilla debe aportar su contingente y desaparecer en seguida. Esto es lo que también nosotros debemos hacer, porque es lo patriótico, lo constitucional, lo honrado, lo orgánico, lo biológico en el organismo social.

El C. Sánchez Tenorio: Pido la palabra para una interpelación al orador.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra para una interpelación.

El C. Sánchez Tenorio: Acaba de afirmar Su Señoría enfáticamente que los elementos que integran el Gobierno local del Estado de Guerrero nunca ha observado una actitud de rebeldía. Es público y notorio y está en la conciencia pública, que el Ejecutivo de la Unión ha enviado fuerzas para combatir esos elementos. ¿No opina Su Señoría que el Ejecutivo ha cometido un atentado incalificable y llagrante al enviar fuerzas a Guerrero?

El C. Velásquez: Está usted muy mal informado, señor licenciado. El Ejecutivo de la Unión no mandó por eso al general Maycott, no sabe usted por qué lo mandó, óigame usted con paciencia. Resultó un choque entre las tropas en aquel Estado y el Ejecutivo estuvo en su perfecto derecho para mandar fuerzas, no ha habido violación flagrante.

¿Nada más eso quería usted?

El C. Neri: Pido la palabra para verificar un hecho.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Neri: Señores diputados.... (Voces: ¡Tribuna, tribuna!) No vale la pena. Desearía yo no insistir en este asunto, pero cabe recordar a la Asamblea que aquí mismo en el Distrito Federal fuerzas del general Mariscal se levantaron en armas a raíz de la prisión de este señor general, pero afortunadamente fueron exterminadas en tiempo oportuno, y esas fuerzas no tenían otra bandera que la misma bandera que tienen los rebelde que se encuentran en la Costa Grande de Guerrero. Cuando llegó el señor general Maycotte al puerto de Acapulco, fue batido por el segundo del general Mariscal llamado Pablo Vargas, que acaba de morir en un combate librado con las tropas del general Figueroa de las fuerzas del general Maycotte: en ese combate de Acapulco, los mariscalistas se llevaron ciento sesenta mil pesos de la Aduana; si esto no es rebelión contra el Gobierno del Centro, la Asamblea misma puede juzgarlo. Respecto a que yo haya venido a esta Cámara de una manera indecorosa, si el señor licenciado Velásquez es un hombre honrado, como lo está afirmado constantemente, yo le agradecería que dijera de qué manera he venido: yo lo que puedo afirmar es que he venido por el voto de mis conciudadanos, como le consta al compañero López Celis y el señor licenciado Velásquez vino por imposición del mismo Mariscal, como este general se lo dijo en el Hotel Palacio en ocasión en que el licenciado Velásquez le organizó un banquete.

El C. Velásquez: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Velásquez.

El C. Velásquez: Tengo documentos fehacientes de que en el Distrito por donde usted vino diputado no hubo elecciones, ni se promulgó la ley....

El C. Neri, interrumpiendo: ¡Es falso!

- El C. Velásquez ¿Quiere usted que los traiga mañana?

El C. Neri: Sí, señor.

El C. Velásquez: En cuanto a la pretendida rebelión, digo que no ha existido; las fuerzas que se fueron de aquí cometieron un deserción, sin que nunca se haya desconocido a los Poderes de la Unión, ni se haya atacado la Constitución ; se trata de una deserción en grupo.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Siurob.

El C. Siurob: Ciudadanos diputados: De las aclaraciones que mutuamente se han hecho los compañeros Neri y Velásquez, venimos en conocimiento

de que no puede conocerse la situación exacta de Guerrero ¿Los Poderes Locales se encuentran en estado de rebelión en contra del Gobierno del centro? Unos dicen que no; pero lo que es un hecho es que existen fuerzas federales, ¿Combatiendo a qué elementos? El C. Neri dice que está controlado Guerrero por dichas fuerzas y el señor Velásquez asegura que sólo se trata de una deserción en masa, que de ninguna manera puede calificarse como rebelión. Desde luego, el Gobierno no deserta, desde el momento que no son soldados los que lo integran; pero si en masa se va a las montañas y se va a combatirlo, seguramente que hay rebelión, aunque sobre esto no hay que prejuzgar. De todas maneras, el artículo no tiene razón de ser. ¿Existen autoridades, sí o no? Supongamos que existen autoridades, si o no? Supongamos que existen autoridades, en ese caso no tenemos que preocuparnos, ya que el Ejecutivo está facultado en la fracción I del artículo 89 constitucional para promulgar las leyes, proveyendo en su esfera administrativa a su exacta observancia. Por consiguiente, la Constitución dice que el Poder Legislativo no tiene que vigilar si se promulga o no la Ley, ni preocuparse de la manera cono se efectúe; el Ejecutivo es responsable y sabrán en la esfera de su acción de que manera se encarga de promulgar y dar a conocer las leyes al pueblo. Supongamos, por el contrario, que hayan desaparecido los Poderes; en ese caso el Ejecutivo es responsable de que no se haya proveído conforme a la Constitución en la fracción V del artículo 76 a dar cuenta al Senado de que han desaparecido los Poderes para que proponga por el Ejecutivo la terna y que el Senado resuelva la forma en que debe ser nombrado el Gobernador del Estado de Guerrero. Esta es una de tantas irregularidades de las cuales es responsable el mismo Ejecuto; directamente el Ministro de Gobernación, indirectamente desde el mismo Presidente de la República. es un caso semejante al de Tamaulipas, se piensa hacer lo mismo que en Tamaulipas: valerse primero de una multitud de medios reprobados que no dan resultado, que no pueden darlo, desde el momento en que no se apoya en la ley, y todo lo que no se apoye en el pacto de los ciudadanos, no puede conducir sino al desastre de los Poderes, al desastre del Gobierno, si, pues, el Ejecutivo tiene la culpa de no haber dado cuenta, puesto que han desaparecido los Poderes desde el doce de abril de este año, él tiene la culpa del estado en que se encuentra esa Entidad Federativa, allá se lo hallé! La responsabilidad legal es absoluta y enteramente suya, el culpable será él, no sólo de los males que estén sucediendo actualmente, sino del estado de la revolución en que está aquel Estado y de la desolación y el terror que cunde en aquellas regiones y, sobre todo, de que se siga violándose la ley y de que se siga conculcando los derechos de los ciudadanos, de que no sea posible que se pueda promulgar una Ley Electoral y de que todo un Estado de la República se vaya a quedar sin representante ven la próxima Legislatura de la Unión. El artículo 120 constitucional dice terminantemente que el Gobierno está obligado a cumplir y hacer cumplir, o que los Gobernadores están obligados a cumplir y hacer cumplir las leyes federales. ¿Hay un Gobernador en el Estado de Guerrero? Voy a interrogar al señor licenciado Velásquez y al señor Neri y veréis cómo los dos me van a dar datos absolutamente contrarios. Pido permiso al señor Presidente para interpelar al señor licenciado Velásquez y para que me conteste, diciéndome si existe un Gobernador nombrado constitucionalmente en el Estado de Guerrero.

El C. Velásquez: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Velásquez: Sí, señor; hay Gobernador Constitucional elegido constitucionalmente, y el substituto, el interino es también un Gobernador constitucional, porque ha sido nombrado por la Legislatura: y claro está que si el Ejecutivo no ha presentado la terna al Senado, no han desaparecido los Poderes Constitucionales del Estado. Supongamos que una fracción de las fuerzas del general Mariscal de ha sublevado; pues no hay rebelión y nada tiene que ver con la situación política de la Entidad Federativa expresada. La deserción en masa de verificó aquí; en esta ciudad se fueron algunas tropas que vinieron con el Gobernador; pero nunca han levantado la voz de rebelión, no han desconocido la Constitución; sólo se han sublevado en masa; y, repito; eso pasó aquí, no haya. Allá, los Poderes subsisten y se han dirigido al Presidente de la República y al Ministro de Gobernación, quienes por esto no han presentado la terna respectiva al Senado, respetando la fracción V del artículo 76 de la Carta Magna.

El C. Siurob: ¿Tuviera usted la bondad, señor Neri, de indicarme si han desaparecido los Poderes Constitucionales del Estado de Guerrero?

El C. Neri: En el Estado de Guerrero existe actualmente un Gobernador interino constitucional que se halla rebelado en contra del Gobierno del Centro.

El C. Siurob: Lo cual quiere decir que no existen allá Poderes Constitucionales, porque si el único poder constitucional se ha rebelado en contra del Gobierno del Centro y si todavía no se juzga a ese Gobernador, no se puede decir que existan Poderes Constitucionales. El C. Velásquez, por su parte, dice que sí existen y que no se han rebelado en contra de la Federación; así las cosas, nosotros no podemos formarnos un juicio, a pesar de que estamos en esta Cámara y contamos con medios para normar nuestro criterio; y mucho menos se formarán un juicio acertado de la situación los habitantes de Guerrero. ¿Van a ser responsables aquellos pobres ciudadanos si toman una actitud u otra y si se derrama sangre en aquel Estado de una manera tan infame e injusta, sólo porque el Gobierno general no define correctamente la situación de toda la Entidad Federativa? Me permito llamar la atención de vosotros sobre esta actitud del Gobierno del Centro, no sólo en este asunto, sino en otros muchos, por ejemplo, en el de la Ley Electoral, en las elecciones de Tamaulipas y en este asunto de Guerrero, que han venido a demostrar que el Ministro de Gobernación no cumple en lo absoluto con su papel, y es así que el Presidente de la República no ve con la debida atención estos asuntos que se refieren a la paz, al orden, al restablecimiento de las instituciones

en muchos Estados de la República. De esta manera no parece sino que el Gobierno Federal tiene especial empeño en que se vaya perpetuando el estado anárquico, en que vaya consumándose una serie de atentados que con el tiempo harán que haya odios entre la familia mexicana y, en fin, él será el culpable de esta situación enteramente anómala que conducirá, a no dudarlo, a que se vaya dificultando la obra de la reconstrucción nacional. Parece increíble que personas que debieran tener los más grandes deseos de llevar adelante su obra, aun en provecho de ellos mismos, aun en provecho del propio Gobierno que ha encarnado la Revolución Constitucionalista, contribuya con su lenidad, con su torpeza, con su falta de apego a la ley y sobra de malas intenciones a este estado de cosas, a que de esa manera se estén violando las leyes, porque, ya lo he dicho, el peligro más grande no depende ni de los reaccionarios, ni de los terratenientes, ni de la incurría de los pueblos, ni de la falta de cultura; el peligro más grande depende de que nuestros pueblos gobernantes sean los primeros en consultar las leyes, los primeros en no obedecerlas; de cualquiera manera que sea, concretándome al punto a debate, el artículo en cuestión sobra en lo absoluto en la Ley Electoral, porque no es de nuestra competencia, porque ningún artículo constitucional dice señalar al Ejecutivo los medios de que tendrán que valerse para dar a conocer esta propia ley. ¿Que quién promulgará la ley en el Estado de Guerrero? El Ejecutivo será el responsable. Pero nosotros no debemos salirnos de nuestras atribuciones señalándole al Ejecutivo u obligándolo por medio de la ley para que se valga de tal o cual medio para promulgar la ley, según se va a elegir el próximo Congreso. No quiero hacer larga la discusión, porque quiero que se termine la Ley Electoral con lo que he dicho, creo que habrá sido suficiente para dejar en vuestros ánimos dos impresiones que son las que importan que se graven; primero, la falta de cumplimiento de sus obligaciones en un asunto tan tracendental por parte del Ejecutivo, que ha consistido en que se haya proveído al nombramiento de una autoridad constitucional en el Estado de Guerrero, ni se hayan dado a conocer a la Nación las causas que han motivado la situación actual en aquel Estado de la República, y, segundo, la necesidad que tiene este mismo Congreso de no salirse de sus atribuciones fuera de la Constitución, sino ser el primero que ponga el ejemplo de cómo se cumplen las leyes de la República. (Aplausos.)

El C. Martínez de Escobar: Las Comisiones solicitan permiso de la H. Asamblea para retirar este proyecto de artículo, para que no haya necesidad siquiera de votarlo, porque no tiene objeto.

El C. Secretario Aranda: Se consulta a la Asamblea, en votación económica, si concede el permiso solicitado. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Sí se concede.

El C. Presidente: Se va a proceder a la votación de las fracciones (a), (g) y (m) del artículo 3o. transitorio. Respecto a la fracción (a), que el C. Pedro Ramírez había apartado, no se discutió por haber renunciado al uso de la palabra: en cuanto a la (g), el C. Cravioto que la apartó, también renunció el uso de la palabra, y el C. Manrique no estuvo presente al discutir la fracción que él reservó.

Como la fracción (h) todavía no se ha presentado ya modificada por la Comisión, se reserva para que se discuta en su oportunidad.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Se procede a loa votación de los incisos enunciados. Dicen así:

"Artículo 3o. transitorio..........

"(a) La división territorial será la que sirvió para elegir a los diputados y senadores del XXVII Congreso de la Unión.

"(g) El registro de candidatos quedará abierto desde la promulgación de esta ley y se cerrará el segundo domingo de julio, siendo obligación del Presidente Municipal la clausura del registro.

"(m) Para que sean válidas las elecciones que recaigan sobre los Oficiales Mayores, Subsecretarios de Gobierno, Presidente Municipales, Regidores y Síndicos de los Ayuntamientos, deberán separarse definitivamente de sus cargos al día siguiente de la promulgación de esta ley, en los lugares en donde desempeñen sus funciones."

- El mismo C. Prosecretario: Por la afirmativa y por la negativa.

(Se recogió la votación de los diputados.)

- El mismo C. Prosecretario: ¿Falta algún ciudadanos diputado por votar? (Algunos ciudadanos diputados dan sus nombres.) ¿Falta algún otro ciudadano diputado por votar? Se procede a la votación de la Mesa. (Se recogió.) De acuerdo con el resultado de la votación, se declaran aprobados los incisos (a) y (g) del artículo 3o. transitorio, por 124 votos de la afirmativa contra 5 de la negativa, y el inciso (m) por igual número de votos de la afirmativa contra 6 de la negativa. Siendo los diputados que votaron por la negativa los siguientes: Avilés, Cepeda Medrano, Cristiani, Rojas Dugelay, Paredes Colín y Velásquez.

presidencia del C. MANJARREZ FROILÁN

- El mismo C. Prosecretario: La Comisión presenta modificada la fracción IV del artículo 43 en la forma siguiente:

"(No ser ministro de algún culto religioso."

Está a discusión.

El C. González Galindo: Pido la palabra en contra..... (Voces ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. González Galindo.

El C. González Galindo: Señores diputados: Ya es verdaderamente audáz e inaudita la actitud de a Comisión Dictaminadora..... (Aplausos de las derechas.) ¿A qué viene, señores diputados, que hayámos votado ya la primera vez que no debe quedar esa facción textualmente como lo expresa la Constitución, sino que debe agregarse algo y después viene alterando, mejor dicho, proponiendo la Comisión otra solución que tampoco ha sido aceptada, que se ha rechazado, y ahora nos vuelven a presentar el primero de sus dictámenes? Si esas dos soluciones no son admisibles, ¿por qué se

empeña la Comisión en sostener ese dictamen? ¿queréis saberlo, señores diputados? Anoche, al salir de este salón, al salir de la Cámara de Diputados algunos de los diputados de la izquierda me ha asegurado que solamente votó porque se lo ha suplicado el señor diputado Peralta, porque se lo ha suplicado el señor diputado Jonás García....... (Voces: ¡Nombres, nombres!) El señor diputado Aureliano Esquivel me ha dicho que él, sonrojados verdaderamente por haber dado su voto afirmativo, lo hizo porque el señor diputado Jonás García le suplicó atentamente que no votara en sentido negativo, porque entonces quedaría incapacitado para jugar su candidatura frente a un señor de la Garza en Coahuila.....

El C. Peralta: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra para una moción de orden.

El C. Peralta: El señor diputado Galindo tiene la costumbre de hacer afirmaciones canallas sin ninguna prueba: el señor González Galindo acaba de afirmar que yo he suplicado a alguna persona que no vote en sentido negativo. Que diga quién es esa persona: si no el señor González Galindo es un canalla.

El C. González Galindo, continuando: Muy bien; la Asamblea sabrá dar su verdadero valor al calificativo de este señor diputado, que verdaderamente ya está explotando el sentimiento de la Cámara, y lo esta explotando en su provecho personal. ¿Que nos importa que él tenga cuentas pendientes con la justicia! Quiere ahora hacer uso de esta Asamblea para dejarse capacitado y obtener su reelección, eludiendo así la acción de la justicia: si él no es culpable, ¿qué teme? Si Padilla no ha sido cura, ¿qué teme con que se apruebe esta fracción? ¿qué es lo que temen entonces? Es verdaderamente infantil que no viendo ellos peligro alguno en ella, se empeñen en sostenerla como lo proponen las Comisiones. Repito, que es inaudito y que siquiera por respeto a esta Cámara se debe obligarlas a que no quieran imponer su criterio, ya que sólo por capricho quieren sostener la fracción. Propondría que después de rechazarla, como ya fue rechazada la vez pasada, se votara por uno u otro de los dictámenes, relativo el primero a los ministros de cualquier culto religioso, aunque no estén en ejercicio; y el segundo, a los ministros de cualquier culto religioso que no se hayan separado pública y solemnemente del ejercicio de su ministerio, cuando menos cinco años inmediatamente anteriores al día de la elección. En uno de esos dos sentidos debe votarse la fracción. Vuelvo a insistir que ya es verdaderamente inaudito que las Comisiones sostengan la fracción que fue rechazada desde un principio; pues qué, ¿no les merece la Asamblea ningún respeto? Lo único que se deduce es que a todo trance quieren salvar a los hombres, aunque se hundan los principios.

El C. Martínez de Escobar: Si ya terminó el C. González Galindo pido la palabra para explicar por qué redactamos la fracción como está.

El C. Presidente: Tienen la palabra las Comisiones.

El C. Martínez de Escobar, de la Comisión: Dice el C. González Galindo que se necesita una verdadera audacia para la Comisión presente esta fracción en que lo hace al presentar su proyecto general de ley, Yo lo que si creo, señores diputados, es que se necesita una terrible audacia, como la que tiene el señor González Galindo, para ir a sostener en la tribuna, cuestiones que sencillamente no comprende. Voy a explicarme por qué: nosotros, al presentar el proyecto de ley general, no hicimos más que traducir el artículo de la Constitución en su facción relativa, y con el sentido común, que es con lo que vasta para compenetrarse de la idea que la constitución entraña, no pudimos variar el concepto, no quisimos desfigurar el pensamiento, la substancia y la idea del Constituyente en esa fracción. Si los legisladores de Querétaro, introduciendo el mismo pensamiento que los legisladores del Constituyente del 57 porque no fue otra cosa lo que allí se hizo, pusimos: "No ser ministro de ningún culto," porque así lo dice la Constitución: "No ser ministro de algún culto," y si una ley orgánica lo único que puede hacer es establecer el procedimiento para hacer fácil la aplicación de un artículo constitucional, nunca, señores, a no ser que se esté reñido con el sentido común y con los más rudimentarios conocimientos del Derecho Constitucional, puede cambiarse la substancia de un precepto. ¿Como íbamos a poner las Comisiones, señores diputados: "No haber sido ministro de algún culto," si la Constitución dice: "No ser ministro de algún culto" Creo yo que seria cambiar sencillamente, no sólo el espíritu de la Constitución, sino el texto completamente íntegro, el alma que palpita y vive en esa disposición. Nosotros no estamos facultados bajo ningún concepto para cambiar la redacción del Texto Constitucional, porque la ley orgánica sólo puede establecer el procedimiento para hacer aplicable el texto constitucional y nada más. Sería algo semejante a lo siguiente: si nos dice la Constitución que los militares, los Gobernadores de los Estados, los Secretarios de Estado deben separarse de sus puestos noventa días antes de las elecciones para que puedan ser electos porque pueden hacer presión sobre sus electores, no podría ponerse un artículo en que se dijera que deberían separarse seis meses antes, porque entonces violaríamos flagrantemente la Constitución. De manera que nosotros fuimos consientes al redactar eso precepto tal como está en la Constitución. Sin embargo, las Comisiones, cansadas de estar entrando a discusiones verdaderamente nimias - no quiero aplicar un calificativo más duro,- para evitar el que se estuviera perdiendo el tiempo, separamos la fracción, porque no fue votada, recuerden ustedes perfectamente bien, sino que el que habla solicitó a nombre de las Comisiones permiso para retirar la fracción, a fin de estudiarla y acomodarla a lo que pudimos ver en la opinión de la Asamblea. Pero realmente, lo confieso, después las Comisiones no sabíamos qué hacer; decir que los ministros de los cultos de separaran dos, tres, o cinco años, era un absurdo; pero, en fin, para no estar perdiendo el tiempo lastimosamente, pusimos dos años, a pesar de lo cual el C. González Galindo sigue atacando la fracción. Ya oímos que el C. Vadillo trató esta cuestión substanciosamente y que lo que él se proponía al haber expuesto razonamientos, era que la fracción quedará, exigiéndose que no se

fuera ministro de algún culto y no que se exigiesen tres o cinco años mediando entre su separación y el día de las elecciones, porque es absolutamente imposible. Eso iría contra el buen sentido y, sobre todo, contra el espíritu de la Constitución.

Vimos cómo el C. González Galindo, que está empapado en las cuestiones de teología, teosofía y en todas aquellas que sólo conocen los hombres que han estado practicando esas cosas, dice que el que haya sido ministro de algún culto, a pesar de que se separe de su ministerio, aunque sea un apóstata de sus creencias, seguirá pensando eternamente según los principios de la filosofía espiritualista o los dogmas y que ese individuo será siempre religioso. Eso no puede venir a discutirse en esta Cámara, porque estamos legislando en el mundo humano, no en el mundo de la espiritualidad, como pretende dicho señor. Poner el requisito de la separación tres, cinco o diez años antes, es un error, pues ya hemos visto cómo se han sostenido las ideas de que los principios se inculcan en la niñez y que es imposible que después se cambie de manera de ser. El mismo señor Vadillo ha dicho que el que forma su cerebro en determinada época de su vida, podrá, sobre todo en cuestiones religiosas, combatir dura y enérgicamente a las personas o los abusos que se cometan por individuos pertenecientes a determinada creencia religiosa; pero que las ideas subsisten. Hemos oído esa opinión del señor Vadillo y hemos visto que , en algunos casos, no ha resultado cierto; así, nos consta que el señor Padilla es un buen liberal, no obstante que fue seminarista, y vemos también entre nosotros a los señores Peralta y Jonás García. De manera que nosotros, tocando la tierra, viviendo entre la humanidad, sencillamente sostenemos que sí son capaces de emancipación los hombres que en determinada época de su vida tenían incluida determinada creencia religiosa y hayan abjurado de ella; esos sí pueden tener acceso a esta Representación Nacional.

Nosotros no hemos hecho más que copiar íntegro el texto constitucional; de manera que ruego a la Asamblea que pasemos a votar. La Cámara próxima o las Cámaras subsiguientes que vengan, se ocuparán de estudiar, de calificar a los individuos que hayan pertenecido a determinada religión, católica o protestante, a aquellos individuos que hayan pertenecido a algún culto, sobre si deben entrar o no a esta Representación Nacional. Por lo tanto, ruego a esta Asamblea que pasemos a votar esta fracción. Nosotros no hemos hecho más que ceñirnos al espíritu de la letra constitucional.

El C. Alvarez del Castillo, de la Comisión: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Alvarez del Castillo: Unicamente me resta agregar a las palabras, a lo dicho por el distinguido compañero licenciado Martínez de Escobar, que ayer, como miembro de las Comisiones, tuve el gusto de interpelar al señor diputado Vadillo de una manera particular, y me dijo que él opinaba porque la fracción a debate quedase en los términos precisos en que está el Código Fundamental, es decir, tal como las Comisiones habían tenido el honor de presentarla a esta Honorable Asamblea. Por otra parte, entiendo que tanto el señor González Galindo, como todos los señores diputados que aún albergan dudas a este respecto deben tener presente que el artículo 60 constitucional dice:

"Cada Cámara calificará las elecciones de sus miembros y resolverá las dudas que hubiese sobre ellas.

"Su resolución será definitiva e inatacable."

En su consecuencia, las Cámaras están facultadas para rechazar aquellas elecciones de los individuos que, por sus antecedentes en el ministerio religioso no sean dignos de figurar en los escaños de una Representación Nacional.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Peralta.

El C. Peralta: Señores diputados: En vista de que la opinión está perfectamente unificada, y en vista de que ya le dije al señor González Galindo lo que le iba a decir en la tribuna, renuncio el uso de la palabra.

El C. González Galindo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. González Galindo: Suplico a Su Señoría el señor Presidente, obligue a este señor diputado Peralta a que retire esta palabra, porque no es la tribuna para dirigir esas palabras. Ya dijo en estos momentos que ya me había dicho lo que tenía que decirme en la tribuna....(Risas.) Yo suplico a Su Señoría que lo obligue a retirar esta palabra porque no puede quedarse de esa manera, creo que la Asamblea merece respeto.

El C. Presidente: Se suplica a Su Señoría, el diputado Peralta, retire la palabra que dirigió al C. González Galindo.

El C. Peralta: Fue condicional mi calificativo. Si el diputado González Galindo no prueba que yo dije verdaderamente lo que me atribuye y lo sigue afirmando, es un canalla; y como no ha probado nada, por lo tanto es un canalla. No puedo retirar esta palabra.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: En votación económica se consulta a la Asamblea si considera suficientemente discutida esa fracción. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Suficientemente discutida. Se procede a la votación nominal.

El C. Secretario Alonzo Romero: Suficientemente discutido. Se procede a la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar?

(algunos ciudadanos diputados dan sus nombres.)

El C. Secretario Alonzo Romero: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? Se procede a la votación de la Mesa.

(Se recogió la votación.)

- El mismo C. secretario: Fue aprobada la fracción IV del artículo 43, por 120 votos de la afirmativa contra 14 de la negativa, de los CC. Avilés, Basáñez, Cámara, Cepeda Medrano, Córdoba Daniel S., Córdoba Gabriel J., Díaz González, Garza González, González Galindo, González Jesús M., Hernández Jerónimo, Mariel, Segovia, Valdés y Zavala.

El C. Presidente, a las 12.10 p.m.: Se suspende

la sesión y se cita para las cuatro en punto de la tarde.

(Asistencia de 125 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4.38 p.m.: Se reanuda la sesión.

El C. Secretario Aranda: Continúa la discusión de los artículos transitorios. Artículo 3o., fracción (h) que dice:

"(h) Quedan suspensos los efectos del artículo 32.

"Los partidos políticos y candidatos registrados, harán sus boletas en papel blanco, en 16o. de triple, ajustándose estrictamente al modelo E. Los candidatos o sus representantes deberán entregar dichas boletas a los Presidentes Municipales, antes del tercer domingo de julio, para los efectos del artículo 34.

"Los partidos, candidatos y sus representantes podrán retirar las boletas ya contraseñadas de las manos del Presidente Municipal, después del tercer domingo de julio, para entregarlas personalmente a la Mesa el día de las elecciones, si lo desearen.

"Los presidentes Municipales entregarán proporcionalmente a los instaladores el sábado anterior a la elección, las boletas que les quedaren, bajo pena de once meses de arresto y suspensión de derechos políticos por tres años, si no lo hicieren.

"El Presidente de la casillas no admitirá las boletas que no vayan selladas por los Ayuntamientos."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? (Voces: ¡No!)

El C. Mariel: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Mariel: Para Pedir a las Comisiones que expliquen el motivo de la reforma de este artículo y ver si no se rompe con el secreto del voto.

El C. Secretario Aranda: Se llama al orden al C. Córdoba.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rueda Magro: Señores diputados: En la sesión de en la mañana, el señor diputado Cravioto asentó en esta, Asamblea una verdad relativa al poco tiempo de que se dispone para las próximas elecciones, para que se proceda a la impresión de las boletas y al reparto de las mismas con toda oportunidad. En esa virtud, las Comisiones pedimos licencia para retirar la fracción H. del artículo 3o. transitorio, a la mayoría de esta asamblea asintió, con lo cual creímos los miembros de las comisiones y así es la verdad, que la Asamblea daba la razón el señor diputado Cravioto. En esa virtud presentamos el artículo relativo modificado en los siguientes términos:

"H. Quedan suspensos los efectos del artículo 32.

"Los Partidos Políticos y candidatos registrados harán sus boletas en papel blanco, en 16o. de triple, ajustándose estrictamente al modelo "E." Los candidatos o sus representantes deberán entregar dichas boletas a los presidentes municipales, antes del tercer domingo de julio, para los efectos del artículo 34.

"Los partidos, candidatos y sus representantes podrán retirar las boletas ya contraseñadas de las manos del Presidente Municipal, después del tercer domingo de julio, para entregarlas personalmente a la Mesa del día de las elecciones si lo desearen.

"Los Presidentes Municipales entregarán proporcionalmente a los instaladores el sábado anterior a la elección, las boletas que les quedaren, bajo pena de once meses de arresto y suspensión de Derecho Político por tres años, si no lo hicieren.

"El Presidente de la casilla no admitirá las boletas que vayan selladas por los Ayuntamientos."

El artículo 32 establecía en general la obligación de los Ayuntamientos de hacer en determinada fecha, después de cerrado el registro de candidatos, una boleta única en la forma del modelo que consta en el expediente, en la que se tenían que poner los diferentes colores de los candidatos que se hubiesen registrado con sus nombres, el nombre del partido que los eligió, o si eran independientes: además de un hueco en blanco para que se pudiesen votar por las personas que no hubiesen sido registradas ni como candidatos independientes ni como candidatos de algún partido político. El señor diputado Cravioto dice, -y esto es la verdad-, que de el tercer domingo de julio que se ha fijado para la clausura de la inscripción de candidatos, al cuarto domingo en que se va a ser la elección, hay un tiempo sumamente angustioso, primero, para que después de cerrado el registro de candidatos se puedan mandar hacer las boletas únicas condiferentes colores, lo implica prácticamente varios tiros.

(Voces: ¡Sí!) y en segundo lugar, que esas boletas estén determinado día en la presidencia municipal para que los candidatos concurran a contra señalar para el efecto de que no se vaya a votar con boletas suplantadas. En esa virtud, el artículo sigue en la siguiente forma:

" Los partidos políticos y candidatos registrados harán sus boletas en papel blanco, en 16o. de triple, ajustándose estrictamente al modelo "E"...- El modelo se leerá oportunamente-. "Los candidatos o sus representantes deberán entregar dichas boletas a los Presidentes Municipales, antes del tercer domingo de julio, para los efectos del artículo 34"...

Esto es para que los demás contrincantes vengan a poner su contra seña y para que el Presidente Municipal reselle las boletas con el sello de la Municipalidad. "Los Partidos, candidatos y sus representantes podrán retirar las boletas ya contraseñadas de las manos del Presidente Municipal, después del tercer domingo de julio, para entregarlas personalmente a la Mesa el día de las elecciones, si lo desearen" .... Esta es una franquicia que se concede a los candidatos registrados, con el objeto de que conserven en su poder las boletas hasta el momento que se vaya a proceder a la elecciones, para que en ese instante las entreguen a efecto de que se haga el reparto entre las personas vayan a sufragar, pero en general se dice:

"Los Presidentes Municipales entregarán proporcionalmente a los instaladores el sábado anterior a la elección, las boletas que les quedaren, bajo pena de once meses de arresto y suspensión de derechos políticos por tres años, si no lo hicieren"...

En el caso de los candidatos independientes o candidatos de partido no recojan sus boletas, quedarán forzosamente en poder de la Presidencia Municipal y la Presidencia las entrega a los instaladores para que éstos a su vez instalen la casilla y las entreguen a la Mesa según dice la Ley en sus reglas generales. Los Presidentes de las casillas no admitirán boletas que no vayan reselladas por el Ayuntamiento. Como el resello de los candidatos es protestativo y el resello del Ayuntamiento es obligatorio, se ha establecido esta última parte del artículo para que no se vayan a presentar boletas en el momento de la elección sin ningún resello, sino que sean forzosamente las que se presentaron a la Presidencia del Ayuntamiento y que ya están contadas según el número que corresponde a la cantidad de votantes que hay en cada casilla. Creemos que esto no desvirtúa el secreto de voto, porque como se verá en el inciso (k) bis, se establece la manera como se ha de votar a efecto de que no se sepa en el momento de la votación por qué persona se votó. Me voy a permitir dar lectura al inciso (k) bis, que será materia de otra discusión, para que se vea que se ha previsto por la Comisión, hasta donde es posible, que se conserve el secreto de voto.

"(k) bis. Habrá en las casillas de elección, una tercera ánfora de mayor capacidad que las destinadas a la votación de Diputados y Senadores, y que servirá para depositar las boletas inutilizadas. Presentadas las credenciales por los votantes, el Presidente de la Mesa les entregará un ejemplar de todas y cada una de las boletas que haya recibido. De éstas, escogerán secretamente los votantes una para la elección de diputado y otra para la de senador, depositándolas en el ánfora respectiva y entregando las cédulas sobrantes al Presidente, quien inmediatamente las depositará en el ánfora de que antes se habló, sin verlas ni permitir que se vean. Si el votante no quisiera sufragar por el candidato registrado, lo hará por la persona que deseare, en el espacio destinado a cada boleta para este objeto.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 18 de junio de 1918.- Rafael Martínez de Escobar.- M. Rueda Magro."

En efecto, las boletas que presentamos a vuestra consideración tienen el círculo que ha elegido el candidato; deberá ponerse el nombre y si es candidato propietario para diputado o senador, lo mismo que si es para diputado o senador suplente y a continuación varias rayas en blanco con una inscripción que dice: "Candidaturas no registradas." Hemos creído que en las boletas que cada uno de los diputados registrados lleve a la Mesa, se ponga un hueco para los diputados que no se hayan registrado, a efecto de que tengan facilidad para poder ser votados aun cuando no hayan sido registrados. Estas fueron las razones que nos indujeron a modificar el inciso (h) creo que son suficientemente obvias para que las toméis en consideración y otorguéis un voto afirmativo a la fracción.

El C. Cámara: Para una interpelación, señor Rueda Magro.

El C. Presidente: Para una interpelación tiene la palabra el C. Cámara.

El C. Cámara: Dice usted que a los candidatos se concede la franquicia de que el mismo día de la elección se presenten al Ayuntamiento con sus boletas para que sean reselladas. (Voces: ¡No, no!)

El C. Rueda Magro: No señor: continúe usted.

El C. Cámara: Si el mismo día pueden y deben presentarse, naturalmente se considera que solamente pueden sellarse en las casillas que se instalen en las cabeceras de los Municipios, mas no aquellas que se instalen fuera de la cabecera del Municipio, porque entonces no hay Presidente Municipal a quien...

El C. Rueda Magro, interrumpiendo: No dice eso señor Cámara. Las boletas se deben entregar antes del tercer domingo de julio a los Presidentes Municipales para que se haga el resello, se recojan y el candidato las entregue al Presidente de casilla.

El C. Secretario Aranda: No habiendo otra persona que impugne esta fracción, se consulta a la Asamblea....(Murmullos.)

El C. Cabrera Federico: Para hacer una pregunta a la Comisión.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Cabrera Federico: Que si en la forma en que está así el inciso (h) excluye. (Voces: ¡No se oye!) Que si en la forma en que está así el inciso (h) excluye los casos en que puedan imprimir las boletas en todos los colores. (Voces: ¡No se oye! ¡Tribuna!)

El C. Rueda Magro: Suplico a Su Señoría se sirva hablar un poco más recio.

El C. Cabrera Federico: Que, por ejemplo, en las capitales donde pueden imprimirse las boletas, como dice la Ley general, ¿excluye este inciso (h) los casos esos?

El C. Rueda Magro: El inciso (h) excluye todos esos casos, porque creímos mejor adoptar una regla fija en todos los municipios.

El C. Secretario Aranda: No habiendo ningún orador inscripto en contra, se consulta a la Asamblea si considera suficientemente....

El C. Saucedo, interrumpiendo: Para una interpelación a la Comisión.

El C. Presidente: ¿Para qué?

El C. Saucedo: Para hacer una interpelación a la Comisión.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Saucedo: Quiero que me diga la Comisión si no estima conveniente que las boletas estén foliadas, a fin de evitar posibles fraudes o suplantaciones de votos.

El C. Rueda Magro: La Comisión se permite contestar en la forma siguiente:

Las boletas se van a foliar, es decir, se van a numerar después de emitida la votación, no antes. Y no puede haber fraude si hay una vigilancia eficaz en cada casilla y si con anticipación se llevan las boletas para que sean contraseñadas, nadie podrá falsificar la contraseña que Su Señoría adopte.

El C. Secretario Aranda: los ciudadanos diputados que crean que está suficientemente discutida la fracción, sírvanse ponerse de pie.

Suficientemente discutida. Se reserva para su votación.

Se procede a la votación nominal del a fracción (h) del artículo 3o.

La Presidencia reforma el trámite que acaba de

darse y pone a discusión la fracción (k) bis del mismo artículo 3o.

"(k) bis. Habrá en las casillas de elección, una tercera ánfora de mayor capacidad que las destinadas a la votación de diputados y senadores, y que servirá para depositar las boletas inutilizadas. Presentadas las credenciales por los votantes, el Presidente de la Mesa les entregará un ejemplar de todas y cada una de las boletas que hayan recibido. De éstas, escogerán secretamente los votantes una para la elección de diputado y otra para la de Senador, depositándolas en el ánfora respectiva y entregando las cédulas sobrantes al Presidente, quien inmediatamente las depositará en el ánfora de que antes se habló, sin verlas ni permitir que se vean. Si el volante no quisiera sufragar por el candidato registrado, lo hará por la persona que deseare, en el espacio destinado a cada boleta para este objeto.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 18 de junio de 1918.- Rafael Martínez de Escobar.- M. Rueda Magro."

Está a discusión. Las personas que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra impugnando esta fracción, se reserva para su votación. Se va a proceder a la votación nominal de las dos fracciones (h) y (k) bis.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Se procede a la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. Prosecretario Limón: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Apoyada la Mesa en el resultado de la votación, declara que es de aprobarse el artículo que ha provocado esta votación por ciento treinta y dos votos de la afirmativa contra 13 de la negativa.

El C. Prosecretario Limón: De los CC. diputados siguientes: Avilés, Barragán Martín, Basañez, Cepeda Medrano, Cristiani, Cruz José, Espinosa García Eliseo, Hermosillo, Mariel, Pardo, Rojas y Velásquez.

El C. Espinosa: Yo voté por la negativa.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: ¿En qué sentido reclama Su Señoría el voto?

El C. Espinosa: Voté Por la negativa.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Se cancela el voto del C. Espinosa Felipe por la negativa y se incluye en la afirmativa.

El C. Espinosa: He votado por la negativa.

- El mismo C. Prosecretario: Entonces no hay razón para que Su Señoría reclame el voto, porque su nombre aparece por la negativa.

- El mismo C. Prosecretario: Habiéndose agotado la discusión de la Ley Electoral, se va a someter a la alta consideración de la Asamblea una serie de adiciones que se han presentado a la misma Ley, haciéndose constar que hay adiciones presentadas por las Comisiones y hay adiciones presentadas por algunos señores diputados y aun por extraños. Las adiciones son las siguientes:

"Artículo 88. Después de hecho el escrutinio general y revisado por los escrutadores, el Presidente declarará en voz alta, el número de votos que obtuvo cada candidato y en cual de ellos recayó la elección por haber obtenido mayor número de votos. A este último se le entregará la credencial respectiva, firmada por el Presidente y Secretarios, en los siguientes términos:

"Los infrascritos, Presidente y Secretarios de la Junta Computadora correspondiente al.... distrito electoral del Estado de .......... (Distrito Federal o Territorios), certificamos que el C....................... ha sido electo diputado (propietario o suplente), al Congreso de la Unión por el expresado distrito electoral." Fecha y firmas. Las firmas de los miembros de la Junta Computadora, serán certificadas por los Presidentes Municipales de las cabeceras de los distritos electorales."

"Artículo 104.........

"II. Haber mediado cohecho, soborno o presión de alguna autoridad para obtener la votación en favor de determinado candidato;

"III. Haberse ejercido violencia en las casillas electorales por la autoridad o particulares armados con el mismo objeto que indica la fracción anterior;

"V. Haber mediado error o fraude en la computación de los votos.

"Artículo 105. La nulidad de que habla el artículo anterior no afecta a toda la elección, sino simplemente a los votos que estuvieran viciados; pero cuando tenga por causa la incapacidad del electo o por medio de cohecho, soborno, presión o violencia se haya obtenido la mayoría de los votos, la elección misma será declarada nula respecto de los candidatos que en estas condiciones hayan resultado electos.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 17 de junio de 1918.-M. Rueda Magro."

"H. Asamblea:

"En vista de no haberse pedido reglamentar en esta Legislatura el artículo 15 transitorio de la Constitución General, que establese la responsabilidad de los autores del cuartelazo de la Ciudadela y demás individuos que sirvieron a los Gobiernos usurpadores, y siendo un posible peligro para la República la ingerencia de estos ciudadanos en las próximas elecciones, pedimos a la H. Asamblea que, dispensa de todo trámite, apruebe la siguiente proposición:

"6o. transitorio. No podrán ser electos diputados y senadores al próximo Congreso de la Unión, los que hubieren desempeñado puestos de secretarios, Subsecretarios y Oficiales Mayores de las Secretarias de Estado;

"Los Gobernadores de los Estados y del Distrito Federal y sus Secretarios particulares de todos los anteriores;

"Los Secretarios de Gobierno de los Estados y del Distrito Federal;

"Los diputados y senadores al Congreso de la Unión y locales, electos bajo el régimen de la usurpación;

"El Procurador General de la República y Agentes del Ministerio Público Federal;

"Los Magistrados de la Suprema Corte de Justicia

de la Nación y de los tribunales de los Estados y Jueces de 1a. Instancia;

"Los Jueces de Distrito y comandantes de navío;

"Los oficiales de cualquiera categoría, hayan tomado participio en los cuartelazos de Veracruz y de la Ciudadela;

"El director General de la Policía del distrito Federal y de los Estados;

"Los directores de Correos y Telégrafos;

"Los Administradores de Aduanas y del Timbre;

"Los directores, propietarios y gerentes de periódicos semioficiales de ese tiempo;

"Y, además, todos aquellos a quienes se compruebe haber ejecutado actos de cualesquiera especie suficientes para acreditarlos como coautores del Cuartelazo.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, a 18 de junio de 1918.-M. García Vigil.- J. Siurob.- R. Aveleyra.- E. C. Sánchez Tenorio.- R. de la Torre.- J. Jesús Ibarra.- Pedro Ramírez.- Ernesto Aguirre.- José Luis Figueroa.- Alonzo Romero.- Rafael Martínez de Escobar."

El C. Cravioto: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra para una moción de orden.

El C. Cravioto: En vista de que hay una cantidad indefinida de proposiciones, pido a Su Señoría, el señor Presidente, mande cumplir con el artículo 123 del Reglamento.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Se suspende la lectura de las demás adiciones, de acuerdo con lo propuesto con el C. diputado Cravito y con apoyo del artículo 123 de nuestra Ley Reglamentaria, se invita, si es que quieren hacerlo, a alguno de los autores de las adiciones presentadas, para que se sirvan fundarlas, a fin de que inmediatamente se pregunte a la Asamblea si se aceptan o no a discusión.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. Presidente: La primera adición que se pone a discusión, es la propuesta por las Comisiones.

El C. Rueda Magro: ¡Moción de orden! Ese artículo se refiere a las adiciones presentadas por los ciudadanos diputados, no a las presentadas por las Comisiones, las que desde luego entran a discusión.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: La Presidencia opina que el espíritu que informa el artículo 123 del Reglamento es, como dice el C. Rueda Magro, es decir, hace referencia a las adiciones presentadas por los diputados y no a las que provengan de las Comisiones encargadas de dictaminar. El artículo 123 dice:

"Leída por primera vez una adición y oídos los fundamentos que quieran exponer su autor, se preguntará inmediatamente si se admite o no a discusión.

Admitida, se pasará a la Comisión respectiva; en caso contrario, se tendrá por desechada."

El C. Presidente: Las adiciones presentadas por las Comisiones pasan, desde luego, a Comisión; así es que están a discusión las adiciones propuestas por las Comisiones.

El C. Cravioto: ¡Moción de orden! No se pueden poner a discusión esas adiciones; lo que manda el Reglamento, muy cuerdamente, es que se pregunte a la Asamblea, después de oír las razones que tenga el autor de las adiciones, si se admiten o no a discusión, con objeto de evitar pérdida de tiempo.

El C. Presidente: No es aplicable lo que sostiene el C. Cravioto, por el hecho de que el artículo 123 del Reglamento dice las adiciones que se presenten se leerán, y que luego que haya hablado el autor, se dirá si se admiten o no a discusión. Como para esto tendrían que pasar las adiciones a las Comisiones y estás son las que las han formulado, resultaría que no podrían pasarse a sí mismas las adiciones presentadas. Por consiguiente, pasan a discutirse desde luego las adiciones subscriptas por las Comisiones unidas, de Puntos Constitucionales y Gobernación.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Voy a dar lectura a las adiciones presentadas por las Comisiones:

"Artículo 88. Después de hecho el escrutinio general y revisado por los escrutadores, el Presidente declarará en voz alta el número de votos que obtuvo cada candidato y en cuál de ellos recayó la elección por haber obtenido mayor número de votos. A este último se le entregará la credencial respectiva, firmada por el Presidente y Secretarios, en los siguientes términos:

"Los infrascriptos, Presidente y Secretarios de la Junta Computadora correspondiente al...... distrito electoral del Estado de ........(Distrito Federal o Territorios), certificamos que el C. ......ha sido electo diputado (propietario o suplente), al congreso de la Unión por el expresado distrito electoral." Fecha y firmas.

"Las firmas de los miembros de la Junta Computadora, serán certificadas por los Presidentes Municipales de las cabeceras de los distritos electorales."

Está a discusión este artículo. Los ciudadanos diputados que deseen impugnarlos se servirán pasa a la Mesa a inscribirse.

El C. Presidente: Tienen la palabra las Comisiones.

El C. Alvarez del Castillo: Como ven los señores diputados, este artículo contiene la adición que se refiere al certificado de las firmas de los miembros de la Junta Computadora, extendido por el Presidente Municipal de la cabecera del distrito electoral respectivo; y esta adición es de tal manera importante y práctica, que los miembros de las Comisiones entienden que no habrá uno solo de los diputados que la impugne, toda vez que, por la experiencia bien dolorosa y muy reciente que hemos tenido de que por un mismo distrito se presentan varios diputados con distinta credencial, con esta adición se evita ese peligro que es gravísimo y que muy bien podría dar al traste con la instalación de las futuras Cámaras. En consecuencia, los miembros de las Comisiones solicitan de la honorable Asamblea que se sirva aceptar esta adición en el sentido propuesto.

El C. Peña: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Peña: Suplico a las Comisiones se sirvan

informar a la Asamblea si esta certificación causa timbre o queda libre de todo gravamen.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: No habiendo más oradores inscritos con relación al artículo 88, se reserva el mismo para su votación, y está a discusión el artículo 104, que estatuye:

"Artículo 104: .......................................

"II. Haber mediado cohecho, soborno o presión de alguna autoridad para obtener la votación en favor de determinado candidato;

"III. Haberse ejercido violencia en las casillas electorales por la autoridad o particulares armados, con el mismo objeto que indica la fracción anterior; "V. Haber mediado error o fraude en la computación de los votos.

"Artículo 105. La nulidad de la que habla el artículo anterior no afecta a toda la elección, sino simplemente a los votos que estuvieran viciados; pero cuando tenga por causa la incapacidad del electo o por medio de cohecho, soborno, presión o violencia se haya obtenido la mayoría de los votos, la elección misma será declarada nula respecto de los candidatos que en estas condiciones hayan resultado electos."

¿No hay ningún ciudadano diputado que desee hacer uso de la palabra con respecto a estas fracciones?

El C. Rueda Magro: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rueda Magro: Los artículos 104 y 105 del proyecto a debate se aprobaron con alguna discusión; pero después los miembros de las Comisiones nos dimos cuenta de que había una contradicción flagrante entre las fracciones II y III y V del artículo 104, tal como estaba redactado en el artículo 105; y por eso presentamos la modificación, que es la siguiente: La fracción II del artículo 104 establecía como causa de nulidad de una elección el haber mediado cohecho, soborno o presión de alguna autoridad, si se hubiese obtenido como consecuencia la mayoría absoluta que en el proyecto se decía la pluralidad de los votos. En las mismas condiciones era nula la elección obtenida por violencia en las casillas electorales, ejercida por autoridades o particulares, y también cuando hubiera habido cohecho o fraude en la computación de los votos, siempre que se hubiera afectado la pluralidad de los votos. El artículo 105 establecía que la causa de nulidad a que se refiere el artículo 104, no afectaba más que a los votos materialmente vaciados, pero no a toda la elección y sólo se declaraba ésta nula cuando era por falta de requisitos constitucionales o legales en favor del electo. Nosotros modificamos esto, estableciendo ahora que es causa de nulidad el que haya habido cohecho, soborno, presión o violencia de algún particular o de las autoridades y que haya mediado error o fraude en la computación de los votos; y que en esos casos, si se ha obtenido con tales delitos la mayoría de los votos para un candidato, se declare nula toda la votación pero en contra del candidato no como se hizo en esta Asamblea durante la discusión de credenciales, en que una vez se resolvió declarándose nula la elección en un distrito, perjudicándose así a individuos que habían obtenido algunos sufragios; y declarándose en otras veces nulos los votos afectados y también la elección en general y entonces vino aquí a representar un distrito un individuo que había obtenido un determinado número de votos, no obstante que el candidato a quien se le había calificado de nula la mayoría de sus votos, tenia más votos que el que fue admitido en esta Asamblea: es lo que hemos querido evitar. Es muy natural que se castigue al cohecho ejercido por un individuo y que por esa circunstancia se le afecta de nula la mayoría de los votos, declarándose sin valor toda la elección, aunque haya obtenido más votos que otra persona. Esa es la única modificación al artículo 104 en relación con el 105; y por eso quisiera que se discutieran los dos a la vez.

El C. Aveleyra: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Aveleyra: Para proponer una pequeña modificación a la adición a que se acaba de referir el señor Rueda Magro y que dice: "Haber mediado fraude, soborno, etc., por parte de las autoridades o de particulares armados." Yo suplicaría que de retirara la palabra "armados" porque todos sabemos perfectamente que individuos que no son armados pueden ejercer una presión efectiva en los momentos de la elección.

El C. Rueda Magro: La fracción III dice: "Haber ejercido violencia." Creemos que la autoridad es la única que puede ejercer violencia armada o sin armas, y que los particulares, para ejercer verdadera violencia en el momento de las elecciones, se necesita que estén armados.

El C. Aveleyra: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Aveleyra: Señor licenciado Rueda Magro. Un caso muy común en los Estados de nuestro país es el siguiente: los administradores de las haciendas se presentan en las casillas a ejercer una presión efectiva en los votantes, y, sin embargo, muchas veces no van armados. La presión es ésta: ya sea por señas, por un ademán cualquiera, con amenazarlos que lo cesarán en su trabajo, con quitarles el trabajo que están desempeñando en la hacienda, esa es una manera de presión y, sin embargo, los administradores de las haciendas muy pocas veces van armados. Así es que yo suplico a usted que tenga en consideración estos casos.

- El señor Rueda Magro: En nombre de las Comisiones retiro la palabra "armados" de la fracción III y queda entonces en esos términos: "Haberse ejercido violencia en las casillas electorales por la autoridad o particulares con el mismo objeto que indica la fracción anterior."

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: No hay oradores inscriptos en contra de la fracción del artículo 104: por lo mismo, se reserva para su votación, en el concepto de que la fracción III queda modificada en los términos que ha expresado uno de los miembros de la Comisión.

- El mismo C. Prosecretario: Está a discusión el artículo 105. Este establece:

"Artículo 105. La nulidad de que habla el artículo anterior no afecta a toda la elección, sino simplemente a los votos que estuvieran visados; pero cuando tenga por causa la incapacidad del

Electo o por medio de cohecho, soborno, presión o violencia se haya obtenido la mayoría de los votos, la elección misma será declarada nula respecto de los candidatos que en estas condiciones hayan resultado electos.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 17 de junio de 1918.-M. Rueda Magro."

- El mismo C. Prosecretario: Tampoco hay ningún diputado inscripto respecto de este artículo, y, en consecuencia, se reserva para su votación. Se va ahora a proceder a la votación nominal de las adiciones propuestas por las Comisiones, las que habían sido reservadas para este objeto.

El C. Fernández Martínez: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Fernández Martínez: Me permito reclamar un documento al que no se le ha dado lectura, a pesar de que ya se le llegó su turno. - El C. Presidente: La Presidencia suplica a Su Señoría indique si el documento a que se contrae se refiere a adiciones a la Ley Electoral. - El C. Fernández Martínez: Se trata de una adición a la fracción II del artículo 104 que se va a votar y por eso es que suplicaba atentamente a la Presidencia que tuviera en cuenta este detalle.

- El mismo C. Prosecretario: Hace pocos momentos se discutió y se resolvió que primero se tomarían en cuenta las adiciones presentadas por las Comisiones y después las de los ciudadanos diputados. En consecuencia, oportunamente será leído el documento a que se refiere Su Señoría.

- El mismo C. Prosecretario: Se procede a la votación. Por la afirmativa.

El C. Prosecretario Limón: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Arrojando la votación el resultado de 134 votos por la afirmativa, contra 2 de la negativa de los CC. Uriel Avilés y Cepeda Medrano, es de declararse, y se declaran, aprobadas las adiciones presentadas por las Comisiones.

- El mismo C. Prosecretario: Se va a dar lectura a las siguientes nuevas adiciones, teniendo en consideración su presentación por orden cronológico.

"H. Asamblea:

"En vista de no haberse podido reglamentar en esta Legislatura el artículo 15 transitorio de la Constitución General, que establece la responsabilidad de los autores del cuartelazo de la Ciudadela y demás individuos que sirvieron a los Gobiernos usurpadores, y siendo un posible peligro para la República la ingerencia de estos ciudadanos en las próximas elecciones, pedimos a la H. Asamblea que, con dispensa de todo trámite, apruebe la siguiente proposición:

"6o. transitorio. No podrán ser electos diputados y senadores al próximo Congreso de la Unión, los que hubieren desempeñado puestos de Secretarios, y Oficiales Mayores de las Secretarías de Estado:

"Los Gobernadores de los Estados y del Distrito Federal y los Secretarios particulares de todos los anteriores:

"Los Secretarios de Gobierno de los Estados y del Distrito Federal;

"Los Diputados y Senadores al Congreso de la Unión y locales, electos bajo el régimen de la ursupación:

"El Procurador General de la República y Agentes del Ministerio Público Federal:

"Los Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los Tribunales de los Estados y Jueces de 1a. Instancia;

"Los Jueces de Distrito y demás autoridades judiciales;

"Los generales, coroneles y Comandantes de Navío;

"Los Oficiales de cualquier categoría, que hayan tomado participio en los cuartelazos de Veracruz y de la Ciudadela;

"El Director General de Policía del Distrito Federal y los de los Estados;

"Los Directores de Correos y Telégrafos;

"Los Administradores de Aduanas y del Timbre;

"Los Directores, propietarios y gerentes de periódicos semi-oficiales de ese tiempo;

"Y además, todos aquellos a quienes se compruebe haber ejecutados actos de cualquiera especie suficientes para acreditarlos como coautores del Cuartelazo.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, a 18 de junio de 1918.-M. García Vigil.- J. Siurob.- R. Aveleyra.- E. C. Sánchez Tenorio.- R. de la Torre.- J. Jesús Ibarra.- Pedro Ramírez.- Ernesto Aguirre.- José Luis Figueroa.- Alonzo Romero.- Rafael Martínez de Escobar."

Está a discusión el artículo 6o. transitorio.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Siurob: Ciudadanos diputados: Las manifestaciones tan espontáneas de Vuestras Señorías pidiendo que el artículo pase a votación, son la mejor garantía de que ya está en la conciencia de todos la proposición que acaba de hacerse a esta H. Asamblea, y que lleva la recomendación muy especial de haber sido aceptada por las Comisiones, que tan sensatas y conspicuas se han portado en el desempeño de su cometido,...(toses) pero por si no bastara esta feliz circunstancia, voy a decir algunas cuantas palabras que creo que serán suficientes para levantar el ánimo de Vuestras Señorías; la impresión enérgica, terrible, grabada en nuestra mente con todos los colores siniestros con que se graba siempre el asesinato, la traición y la infamia de los hechos acontecidos en febrero. La primera razón, la más grande, la suprema razón que debe obligarnos a aceptar la iniciativa presentada, es la justicia, la justicia revolucionaria, la que fue inscripta en nuestro lábaro, en nuestra bandera como uno de nuestros más preclaros y de nuestros más grandes pendones; esa justicia que consistiría en separar el grupo de los ciudadanos honestos, de los ciudadanos verdaderos, de los ciudadanos conscientes y también de tantos aquellos que han sufrido durante el movimiento revolucionario, a la hez de la sociedad mexicana, a los que no son dignos de llamarse hermanos, hasta que no demuestren por medio de hechos, que han abjurado del asesinato que prohijaron con su conducta y por medio de sus hechos.

No se trata de un jacobinismo que mata, porque todo jacobismo se funda única y exclusivamente en ideas preconcebidas de partido; el jacobinismo tiene su asiento exclusivamente de la rabia del sectario, y aquí no se trata sino de la justicia cumplida y exacta, de la justicia que cae severa, no en la forma de cuchillo de tres filos de que hablaba el diputado Hay durante la discusión de las credenciales, porque aquí el cuchillo ya no merece nombre: es la espada de la ley manejada por la misma justicia y que, puesta en la balanza, va a decidir el platillo del lado de los intereses del pueblo. No es otra cosa sino la voz de la misma patria que nos dice que el miembro podrido que tiende a envenenar el organismo social, debe ser separado antes que vaya a inficionar el resto de los ciudadanos honestos que sólo quieren la vida, la prosperidad y una ambiente favorable para este mismo organismo. No sólo, corrobora todavía qué es un acto de justicia el vamos a ejecutar, el recordar a ustedes que acabamos de aprobar un artículo un artículo para que a todos los que hayan conculcado el voto se les aplique una pena severa, privándolos de sus derechos de ciudadanos; que al que simplemente comete un acto aparentemente insignificante, se le señale una pena terrible. ¿Qué quiere decir esto? que Vuestras Señorías han considerado que es de alta conveniencia para el país que las penas aumenten para todos los conculcadores de la voluntad popular, para que se manifieste en toda su pureza en el momento del sufragio. ¿Y quién ha conculcado más el voto del pueblo, quién lo pisoteó de la manera más infame, quién lanzó un bofetón a los ciudadanos que habían depositado su voto de una manera tan libre, espontánea y justiciera en favor de la persona del mártir Madero? ¿Quiénes fueron los que con el asesinato, mediando un cadáver entre la ley y el pueblo, se atrevieron a enfrentarse contra ese mismo pueblo, lanzándole el más rudo insulto de que se le ha hecho víctima en nuestra República? Fueron precisamente los que son objeto de la ley, los réprobos del organismo social, los que no se han arrepentido de sus delitos y que han huido al extranjero a esconder su vergüenza y su despecho y que todavía desde allende el Bravo o desde el antiguo Continente están conspirando en contra de nuestras libertades, de nuestros derechos y de todo lo que significa dignidad mexicana. No sólo es un acto de justicia, sino que pretendemos, como dije, que en la próxima legislatura se ahorren discusiones ociosas y ya que se encuentre marcada una línea de conducta, para que la prensa asalariada, la prensa insultante, ya que ha llegado el momento de las claudicaciones, no vengan a echarnos en cara que hemos abusado de un criterio perfectamente legal; que si nosotros fuimos manejados aquí por el verbo candente de la Revolución Constitucionalista, los que van a sucedernos en este recinto podrán guiarse con mayor razón, teniendo ya el escudo de la ley. Se trata, pues, de ahorrar discusiones y pérdida de tiempo, para que la próxima legislatura pueda dedicarse con mucha más energía al cumplimiento de sus deberes y con mucha más dedicación que la que hemos tenido nosotros, y con resultados más fructíferos para los intereses populares. Por otra parte, se trata de ahorrar al mismo pueblo un error; en las pasadas elecciones vimos que muchos individuos vinieron aquí: allí está Gómez Noriega, allí está Villarreal y podría citar muchos ejemplos, que vinieron a esta Representación Nacional escudados por una credencial, pero escondiendo en su propio corazón la podredumbre de la época del asesinato y de la traición a que pertenecían, esa época en que la conculcación de los derechos de los ciudadanos se erigió en suprema regla de conducta. Por otra parte, los artículos que se proponen a vuestra consideración no son anticonstitucionales; como sabéis, el artículo 15 constitucional dice que el Congreso dictará la Ley de Responsabilidades y mientras esto sucede, el ciudadano Presidente de la República está facultado para dictar la Ley de Responsabilidades Civiles. Verdaderamente considero como una omisión del actual Gobierno, que siendo así que ha legislado sobre tan amplios temas, no haya hasta la fecha dictado una ley referente a la Responsabilidad Civil. Yo considero que la palabra con que se distinguió al propio ciudadano Venustiano Carranza de "vengador," no es más que hija de la buena voluntad de los que quisieron ver un vengador en él, porque ya lo estamos viendo, se hace caso omiso de una facultad constitucional y de esa manera se ha expuesto al pueblo durante las elecciones pasadas y se le vuelve a exponer durante las elecciones actuales, a que se equivoque lamentablemente; porque creo, señores diputados, que el pueblo consciente no será capaz de elegir a un hombre manchado con la sangre de sus antiguas dictaduras, a un hombre que hubiera ido a hacer leva a cualquier Estado de la República, a un hombre que al frente de un Juzgado de distrito no hubiera concedido amparo a los individuos que lo pedían, a un hombre que hubiera ido al Gobierno de un Estado a imponerse contra el Gobierno Constitucional y a usurpar sus funciones. ¿Créeis que el pueblo elegiría a estos individuos a quienes debe considerar como sus legítimos enemigos, puesto que fueron los que entronizaron la usurpación que costó tanta sangre a la República? Indudablemente que no, y en ese criterio nos basamos las Comisiones Revisoras de Credenciales al iniciarse las labores de este Congreso, para separar con toda la energía posible a aquellos individuos a quienes considerábamos manchados suficientemente para no creer que habían sido electos legítimamente por sus mandatarios.

Por otra parte, tenemos la convicción íntima de que el que ha sido cura no deja cuando menos de proceder en cuanto a su disciplina intelectual como un seminarista; y que del mismo modo el que ha sido "huertista" no dejará de ser en lo futuro más que un individuo servil y abyecto, propio para todos los crímenes y muy especialmente para las imposiciones del poder; para todos los caprichos de los déspotas, para las usurpaciones y para las conculcaciones de la voluntada popular. Cumplimos, además, con otro de los amplios elementos de justicia escritos en nuestra bandera revolucionaria, pues anteriormente sólo se hacía la justicia en la persona de los humildes; si en un pueblo se veía que alguno no había estado de acuerdo con un mal cacique, se le castigaba y muchas veces se expulsaba a ese infeliz del lugar en que vivía; y en la actualidad estamos viendo que se pasean tranquilamente

individuos que nunca debieron haber venido, sin justificar antes la vindicta pública por medio del castigo ejemplar que merecen. Tenemos, por ejemplo, a Guasque, que fue uno de los jefes de estado mayor de Huerta; tenemos a Joaquín Pita, que fue uno de los que asesinaron al protomártir de las nuevas libertades, al héroe de Puebla, Aquiles Serdán, y tenemos a una multitud que ya han sido señalados por la prensa y marcados por la opinión pública; pero, sin embargo, se pasean a ciencia y paciencia de las autoridades, corrompiendo con su propaganda infame, sus hablillas y su sistema de intrigas, ya que no pueden hacer otra cosa, a muchos mexicanos, porque están maniatados, entre otras cosas, por su propia vergüenza. No sólo, se incluyen precisamente entre los individuos que merecen mil castigos, a los diputados electos durante el período de la usurpación. Yo quería al principio que se hubiera incluído a todos los diputados de la anterior Legislatura que no hubieran dado pruebas de su protesta en contra del "Gobierno huertiano," porque yo creo, y no sólo yo, sino muchas personas, entre ellas muchos autores que han escrito sobre la responsabilidad de los mexicanos- podría citar a Márquez Sterling, podría citar a González Blanco y podría citar a otro que no es nada sospechoso para nadie, a Prida, uno de los elementos científicos-; todos ellos están de acuerdo en admitir que el pasado Congreso manchó precisamente apoyando a Huerta, dando a su Gobierno un cariz legal y permitiendo que la lucha en esa forma, que el cariz de la lucha se encendiera por el equívoco en que incurrían muchos ciudadanos que veían que el Gobierno era sancionado por el Congreso legal; no sólo, sino que por esa causa muchas naciones extranjeras concedieron su apoyo al Gobierno de Huerta, porque se fijaron aparentemente con visos de justicia, en que si un Congreso daba su apoyo a un Gobierno que había brotado del asesinato, era porque aquel Gobierno podía tener alguna esperanza de legalidad. Yo considero a todos aquellos diputados culpables también ante la Patria; pero como entre ellos hubo muchos que protestaron, hubo muchos que padecieron después las consecuencias de su error, quizá tengan razón los compañeros que dicen que la Revolución debe absolverlos y sólo deben estar comprendidos aquellos electos en pleno período usurpador.

No creo que haya necesidad de extenderme más sobre este asunto, ya que la justicia está latente en todos vuestros cerebros, y ya que obramos conforme al criterio de la Revolución, como se ve claramente en este artículo. Así, pues, en nombre de un justo y sano radicalismo, y en nombre de la justicia inscripta en nuestro lábaro revolucionario, yo pido de los honorables compañeros su voto aprobatorio para el artículo que se propone ante vuestra consideración. (Aplausos.)

El C. Bravo Izquierdo: Pido la palabra para hacer una interpelación al orador, si me lo permite.

El C. Siurob: Sí señor.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Bravo Izquierdo.

El C. Bravo Izquierdo: Señor compañero Siurob. Yo comulgo con las ideas de usted y las aplaudo: me siento altamente satisfecho de que en esta Representación Nacional haya quienes, como usted, pienses tan radicalmente sobre nuestros enemigos de ayer. Quiero hacer notar a usted y a las personas que con usted firmaron esa proposición, el hecho de que excluyan a una persona o a unas personas en las que, o bien por una distracción las pasaron, - y en este caso se los recuerdo-, del modo contrario quiero que se sirva el señor compañero Siurob decir el porque excluyó en este caso a los jefes políticos, que fueron los peores, los que obraron directamente de acuerdo con el usurpador Huerta para mandarle un contingente de sangre, pues en la actualidad, no sólo tengo entendido, tengo comprobantes en mi poder, que en las Líneas Nacionales todos los ferrocarrileros....(Campanilla.)

El C. Presidente, interrumpiendo: Usted únicamente solicitó la palabra para hacer una interpelación al orador.

El C. Bravo Izquierdo: La estoy fundando, Señor Presidente, pero si no me la permite hacer, entonces hágala usted.

El C. Presidente: Usted ha pedido la palabra para una interpelación.

El C. Bravo Izquierdo: ¿Quiere decir que no tengo derecho para hablar?

El C. Presidente: No, no tiene usted derecho, y le voy a decir por qué. Dice el artículo 123 del Reglamento:

"Leída por primera vez una adición y oídos los fundamentos que quiera exponer su autor, se preguntara inmediatamente si se admite o no a discusión. Admitida, se pasará a la Comisión respectiva: en caso contrario, se tendrá por desechada."

Para que usted pueda impugnarlo se necesita que pase a Comisión; yo le ruego que suspenda su juicio para hacerlo valer un su oportunidad.

El C. Bravo Izquierdo: Pedí la palabra para una interpelación y ésta la estaba fundando, puesto que no le iba a decir al señor Siurob en una palabra la interpelación, pero Su Señoría me suspende del uso de la palabra y pido la palabra en contra.

El C. Presidente: No está a discusión.

El C. Bravo Izquierdo: Entonces, para su oportunidad.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: El ciudadano que me acaba de interpelar tiene realmente derecho para hacerme la interpelación y la considero de acuerdo con mi criterio y en absoluto acuerdo con la iniciativa que se ha presentado. Yo suplicaría al señor Presidente que revocara su trámite y concediera al compañero que me hiciera la interpelación.

El C. Presidente: No puedo revocar el trámite, porque el artículo del Reglamento es terminante. El artículo dice: "Se preguntará inmediatamente si se admite o no a discusión;" de manera que se va a preguntar si se admite o no a discusión.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Atentas las razones expuestas por el ciudadano Presidente, se consulta a la Asamblea, en votación económica, si admite o no que pase a Comisión el artículo. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie.

El C. Presidente: Pasa a la Comisión.

El C. Cravioto: Reclamo el trámite.

- El mismo C. Prosecretario: Si se admite a discusión. Pasa por lo tanto a la Comisión respectiva.

El C. Cravioto: Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Para qué? - El C. Cravioto: Para reclamar el trámite.

- El mismo C. Prosecretario: En virtud de que en esta proposición se solicita de la Asamblea la dispensa de trámites, en votación económica se consulta a la Asamblea se concede esa dispensa. Los que voten por la afirmativa sírvanse poner de pie. Sí se dispensan los trámites y en consecuencia está a discusión el artículo 6o. transitorio y sírvanse pasar a inscribirse a la Mesa los ciudadanos diputados que deseen hablar con relación a este artículo.

El C. Presidente: Se han inscripto para hablar en pro y en contra los siguientes ciudadanos diputados: en contra, CC. Bravo Izquierdo Donato, Cepeda Medrano, Manrique y León Luis. En pro, CC. Sánchez Tenorio, Siurob y Torres Berdón.

Tiene la palabra en contra el C. Bravo Izquierdo.

El C. Bravo Izquierdo: Tal parece, señores diputados, que por esta vez más que el Reglamento ha conmovido un tanto a nuestro radical Presidente de la Cámara el hecho de que se pusiera a discusión una ley, pues no entiendo de otra manera el que me haya suspendido en el uso de la palabra, pero ya no haré hincapié sobre el particular.

No es precisamente que me haya venido a inscribir en contra de esta ley, porque esté en desacuerdo con lo que en ella se consulta, he venido precisamente a reforzar todos los conceptos justificados del señor Siurob y que no son más que los míos, pues yo soy el último, quizá el que menos servicios le haya prestado a la Revolución, que aun cuando equivocadamente en alguna ocasión se me lanzó aquí el cargo de "huertista" por el compañero Manrique, -quien estoy seguro que está perfectamente persuadido de que es una mentira-, puesto que el que me lanzó el cargo es un canalla-; vengo a demostrar ante esta Representación Nacional que yo no he servido a ningún Gobierno y, por consiguiente, sí quiero que se les aplique a todos estos traidores este criterio político. Por ningún concepto vería aquí con buenos ojos a aquellos que estuvieron en la época de Huerta a su sombra medrando, y a su sombra asesinando y a su sombra mandando individuos del pueblo para contingente del Ejército, del llamado Ejército de aquel entonces; en la actualidad bajo la sombra de altos funcionarios se encubren los más asquerosos huertistas y esto lo digo con fundamento, puesto que como lo asentaba hace un momento, en la división de Oaxaca tenemos al frente de la División como Superintendente, a un señor Alfredo Vázquez, coronel "huertista," jefe de los trenes de Cartón y jefe de los trenes de Rubio Navarrete, que andaba precisamente en otra época persiguiendo al señor general Coss. ¿Dónde está, entonces, el radicalismo de que debemos hacer uso en este caso? A mí me daría asco ver a un ciudadano de estos en esta Asamblea, aun cuando no rehuyo el combate, aun cuando en una ocasión no lejana asentó el compañero García Vigil en esta tribuna, que no evade la lucha con los enemigos; yo tampoco la evado y me pongo frente a frente con ellos, pero sí quiero que tengamos una ley que nos autorice plenamente no para que se aplique en esta ocasión, como en esta Legislatura se aplicó, el cuchillo de veinte filos, que en ésta ocasión se aplique el artículo, el de un solo filo, a fin de que él sea el que mate, el que asesine por completo a nuestros traidores. Yo me considero con el suficiente derecho para venir a hablar ante esta Representación Nacional porque en algunas ocasiones y en repedidas ocasiones también he expuesto mi vida, mi humilde grano de arena para hacer triunfar esta Revolución; por consiguiente, hago hincapié especialmente en que no he venido a hablar en contra de la ley, al contrario, he venido a hablar en contra del trámite despótico que dio el ciudadano Presidente de la Cámara.

El C. Presidente: No habiendo hablado realmente en contra el C. Bravo Izquierdo, tiene la palabra en contra el C. Cepeda Medrano. (Siseos. Voces: ¡Uuh! ¡A votar, a votar!)

El C. Cepeda Medrano: Después de mi peroración espero la avalancha de insultos que se me arrojarán y se me dirá: "ahora sí muy justificadamente podemos señalar al señor Cepeda Medrano como reaccionario, como enemigo de la revolución. Pues láncenme ese calificativo, lo habéis hecho algunas otras veces y siempre he contestado: en mi conciencia está que soy un liberal y con eso me basta, no quiero el juicio de nadie.

Esta proposición que presentan algunos señores diputados revela justamente que el apasionamiento de un partido, del partido de la Revolución, no permite la entrada a este recinto sagrado a todos los ciudadanos que protege la Constitución de 1917 dictada en Querétaro ya que bajo ningún concepto podemos arrebatarles esos derechos, ni quitarles esos fueros; eso es sagrado para ellos y el ciudadano que equivocadamente en política ha tomado otro derrotero completamente distinto al nuestro ¿podemos nosotros convertirnos en jueces y calificarlos en estos momentos en que por la fuerza de las armas y por la fuerza del pueblo mexicano y por el prestigio de la causa hemos triunfado? Indudablemente que no. ¿Cuándo terminamos con esta guerra fraticida? Cuando veamos en cada uno de los ciudadanos y en cada uno de los que puedan estar aquí en estos momentos y que se complacen en estar dictando leyes y disposiciones retardatorias y en contra de lo más sagrado que tiene el hombre, porque se lo ha concedido la naturaleza y se lo ha concedido la ley...(Siseos.)

Podéis sisear, señores diputados, podéis hacer todo lo que gustéis, pero yo debo hablar en esta vez, mi criterio no ha variado ni un solo momento. Cuando vine a esta Cámara antes de tratarse mi credencial, vine a defender a todos los hombres revolucionarios, y allí está Palavicini, Villarreal, el doctor Moreno y el ingeniero Mares, ¿qué delito habían cometido estos hombres? ¿Qué falta habían cometido? El chanchullo más grande se cometió en esta Cámara y se les arrebató su credencial para introducir a otras personas que tenían grandes afectos y grandes simpatías en esta Cámara. Pero ¿se obró con justicia? No, de ningún modo. ¿Qué delito había cometido Palavicini? ¿Quién puede levantarse, -y podrán levantarse algunos, pero no justificadamente-, a decir que es más revolucionario que Palavicini, que Moreno y que Mares? Indudablemente

podrían entrar etancia, sería pedantería en nosotros porque estábaron enemigos de la Revolución; únipero ahora, idea, por antipatía y por el desprecio caso, ahora algunos señores diputados. ¿Pero eso perfecta signado en nuestra Constitución? ¿Para eso se hizo la Revolución, para venir aquí a echar fuera a hombre electos por el pueblo y a burlar una y mil veces el sufragio efectivo? No, yo sustentaba esto antes de que se aprobase mi credencial y he seguido sustentándolo después de aprobada mi credencial y a varios señores diputados les he dicho que si vuelvo alguna vez al Congreso, seré el mismo, (murmullos, siseos, voces: ¡Uuh!) tendré los mismos principios y defenderé a los hombres aunque para ellos haya muy pocas simpatías y que por temor no haya el suficiente valor civil para levantar su voz de protesta.

¿Qué esperamos de todo esto, señores diputados, qué esperan de todos esos señores que están fuera del país, acaso esperan favores¿ No, lo que los amparaba era la ley, lo que los protegía era la justicia, lo que los había hecho venir a esta Cámara era la elección legítimamente ganada en su distrito electoral el día de la elección y que aquí se les hizo pedazos.

Habéis visto cómo el señor doctor Moreno se le aplicó el calificativo de "zapatista," únicamente porque un "zapatista," le había dirigido un recado, que no había llegado a su poder, que no tenía conocimiento de él y que, por ningún concepto, podía hacer prueba plena para aplicarle ese calificativo tan denigrante y para haberlo arrojado de esta Cámara; habéis visto al señor ingeniero Mares, que fue el hombre que vino con mayor número de votos a esta Cámara, y, sin embargo, se le arrebataron miserablemente, porque se le dijo que era enemigo de la revolución, que su nombre lo había asociado al del señor licenciado José Natividad Macías y que, con ese solo acto, con ese solo hecho, bastaba y sobraba para que aquel hombre lo echásemos fuera del Congreso. Y así lo hicimos. Al señor Villarreal, que tanto lo han calumniado, a ese ilustre coahuilense, hombre de talento y hombre de gran figura en el foro mexicano, al señor licenciado don Antonio Villarreal, lo arrojaron de esta Cámara, lo arrojaron de este Congreso únicamente porque había tenido la audacia de defender al "huertista" Enrique Cepeda. ¿Y qué, como licenciado no estaba en su deber? Pero no tomasteis en consideración que había defendido a más de doscientos revolucionarios que eso se había de haber tomado en consideración para haberse hecho su balance político, toda vez que había defendido a más de doscientos revolucionarios y les salvó la vida, y defendió a un "huertista" y mereció ser decapitado. ¿Qué es ésta, señores diputados? No es más que el apasionamiento que reina en esta Cámara, no es más que el apasionamiento político, que no nos deja obrar libremente y que somos esclavos de todas estas pasiones políticas bastardas y ruines.

Yo considero perfectamente bien que, si los enemigos de la Revolución son unos asesinos, son unos criminales que han cometido algún delito o algún desmán, perfectamente; si viniesen a este Congreso, que se pida su desafuero y que entonces se les juzgue; ese es el único medio que establece nuestra Constitución y el único medio legal que tenemos.

Ahora, señores, si en un distrito electoral lanza su candidatura un enemigo de la Revolución, que nosotros lo consideramos como enemigo de la Revolución y que este hombre tiene gran prestigio y apoyo y ha conseguido un gran número de votos, ¿cuál es nuestro deber? ¿Venís a protegernos aquí con un artículo transitorio para arrebatarle sus derechos? No, vamos a combatirlo honradamente, con toda entereza y con todo valor en su distrito, por las armas legales que nos da la misma ley en igualdad de circunstancias, pero no apoyándonos en un partido revolucionario que ha triunfado; para eso no se hizo la Revolución, la Revolución se hizo para reivindicar los derechos políticos, aun hasta los más renuentes, y ahora estamos viendo que la Revolución, que un grupo de revolucionarios, bien intencionados, tal vez, pero obrando por ese apasionamiento político que he señalado, quieren arrebatarles esos derechos políticos. La Constitución, en su artículo 34, dice lo siguiente:

"Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos:

" I. Haber cumplido diez y ocho años, siendo casados o veintiuno si no lo son, y " II. Tener un modo honesto de vivir."

Estos son los ciudadanos mexicanos; después establece cuáles son los requisitos para ser Gobernador, para ser diputado y para ser senador, en esta misma Constitución de 1917, y nosotros no podemos pasar sobre la ley, nosotros no podemos arrebatar lo que la Constitución de 1917 ha consignado, y aquí apelo a la honorabilidad de estos caballerosos amigos, al señor Martínez de Escobar, al señor Rueda Magro, al señor Alvarez del Castillo y a otras personas que forman la Comisión, que esta mañana nos decían, con ese ardor que tiene el señor Martínez de Escobar: "nosotros no podemos pasar sobre la ley, nosotros no podemos pisotear la Constitución, no podemos castigar a los frailes ni podemos señalarles determinado tiempo para que se retiren de su labor, porque antes que todo está la ley, está la Constitución. Nosotros hemos quitado todo eso, porque es anticonstitucional, y nos hemos concretado a establecerlo en una forma en que lo dice el artículo constitucional relativo."

Lo oímos todos, lo escuchamos todos y la Asamblea aceptó las ideas del señor Martínez de Escobar con gusto. Si yo voté en contra de ese artículo, ha sido, señores diputados, porque quisiera ver ese radicalismo que ustedes quieren ver en este caso, pero no porque esté dentro de la Constitución. Ahora, el artículo 15 transitorio, a que usted se refiere, dice lo siguiente:

"Artículo 15. Se faculta al ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, para que expida la ley de responsabilidad civil aplicable a los autores, cómplices y encubridores de los delitos cometidos contra el orden constitucional en el mes de febrero de 1913 y contra el Gobierno Constitucionalista."

Perfectamente bien; si esa es facultad que tenemos delegada en el Poder Ejecutivo, dejemos que el Poder Ejecutivo dicte esta ley; pero nunca el Poder Ejecutivo podrá dictar una ley arrebatando los derechos de los ciudadanos, nunca absolutamente, porque ese criterio no puede estar en los hombres

honrados, porque ese criterio no puede estar en los hombres bien intencionados, porque ese criterio con que obramos aquí, no puede estar nunca en la conciencia de hombres que se ajustan estrictamente a la ley. Ahora, la verdad de todo esto, se señores diputados, es que queremos demostrar ante el mundo entero y principalmente allí donde se encuentran los que en la campaña armada estuvieron en contra de nosotros, de que tenemos miedo, de que tenemos temores de que vengan a sentarse en las curules y nos vengan a deshacer toda nuestra obra revolucionaria. No, de ningún modo, ni ellos son tan grandes ni nosotros somos tan pequeños; aquí, si alguno de esos individuos que tomó equivocadamente participación en la lucha armada, en la lucha política, y digo equivocadamente, porque muchos hombres estuvieron equivocados, que no todos tienen la lucidez y el talento, ni la conciencia ni la facilidad de pensar que muchos de vosotros tenéis; indudablemente que en política, que es la ciencia más difícil, el arte más complicado y el sistema actual que tenemos, el sistema que gobierna a los pueblos, que dirige a los ciudadanos, no puede conocerse lo imprevisto en política; en la ciencia política no podemos decir nosotros: "tenemos la verdad." Nosotros estamos en completo error.

Cuántas veces muchos grandes hombres se han equivocado y cuántos de esos hombres, que son nuestros hermanos, quiera o no quiera el señor doctor Siurob, que son nuestros hermanos de sangre, que son nuestros hermanos de raza y que, desgraciadamente, nos han dividido únicamente la lucha armada y la lucha fraticida, ¿qué, ahora, en estos momentos queremos prolongar más esta contienda? ¿Por qué no prestamos facilidades para que vayan tomando participación, si no en la cosa pública, cuando menos que vengan a ejercitar sus derechos, a tomar posesión en lo que justamente deben tomar? Ahora, señores diputados, si en un distrito electoral sale electo un individuo que nosotros consideramos enemigo de la Revolución, y que no es revolucionario, ¿por qué no lo atacamos? Si triunfa, es que el pueblo soberano lo ha elegido, respetemos ese voto, porque antes que todo es la ley, antes que todo es la soberanía del pueblo, porque antes que todo está la Constitución. Si ese pueblo soberano ha dado su voto en favor de un ciudadano, quienquiera que sea, antes que todo está la ley, antes que todo está el pueblo soberano. ¡Qué triste espectáculo daría la Nación si en el próximo Congreso hubiese cuarenta o cincuenta individuos enemigos de la Revolución! Indudablemente que esa sería la demostración, la prueba más justa de que no habíamos luchado en el campo de las ideas. Ahora se dice: la Revolución se hizo exclusivamente para provecho de los revolucionarios. No imposible, no puede ser eso, la Revolución se hizo para reivindicar los derechos del pueblo, para proteger a todos los hombres, aun a aquellos que permanecen irredentos, para amparar todos los intereses, para que todos los hombres estuviesen en paz; ya basta de tanta sangre derramada, ya debemos de prescindir de todos éstos actos que están ejecutando únicamente por ese jacobínismo mal entendido, únicamente por esa idea que tenemos de hermanos contra hermanos; es necesario que nos demos la mano; ¿qué, acaso no observamos un detalle significativo y altamente elocuente en las familias? En una familia numerosa compuesta de muchos hermanos, esa familia tiene, esos individuos tienen distintos negocios, distintas tendencias, tienen distintos modos de pensar y hay fricciones, hay disgustos entre ellos y, después, la madre cariñosa, el padre amante, los trae en compañía, los llama al orden, los excita a su criterio y a su conciencia y los hace que se estrechen efusivamente, como buenos hermanos.

¿Por qué, señores diputados, hace alarde aquí la prensa, y principalmente la prensa enemiga, de que no hemos dado una ley de amnistía y de que no traemos aquí a nuestros hermanos? ¿Por qué, señores diputados, vamos a arrebatarles esos derechos a los hombres que por ningún concepto debemos arrebatarles? ¿Ellos han cometido crímenes, ellos han cometido faltas? pues acúseseles ante la justicia, pero no nos hagamos justicia nosotros mismos.

(Voces: ¡A votar, a votar!) Ahora, si aplicamos este precepto no va a ser más que la venganza, la venganza de los partidos políticos que ya se cierne en esta Asamblea, no vamos a obrar más que en la misma forma en que obramos al principio de abril del año pasado, en que no nos ajustamos a ninguna ley, en que pisoteamos el voto público, en que a todos los individuos que no nos simpatizaban, que nos causaba asco su presencia, tratabamos de formarle una atmósfera hostil y arrojarlos por la puerta de la ilegalidad. Pero ahora, señores diputados, veamos en el Congreso Constituyente, cuando se dictó esa sabia ley, entonces no hubo allí ningún artículo que dijera, ni aun transitorio, que los enemigos de la Revolución quedaban excluídos de ejercer sus derechos, es decir, ¿ahora queremos arrebatarles hasta sus derechos de votar y de ser votados? Si eso no lo establece la ley constitucional, si por la ley constitucional no podemos pasar. Ahora, en el mismo Congreso Constituyente se rechazó esta idea, fue rechazada por unanimidad y si los constituyentes en esta Constitución no establecieron todo esto, ¿por qué ahora en el Gobierno Constitucional vamos a aplicarlo únicamente porque tenemos temor de que los enemigos nos arrebaten nuestra credencial y triunfen en la lucha electoral? si eso se hace, señores diputados, no habremos obrado con justicia, no habremos obrado con sinceridad y honradez; pero yo comprendo perfectamente bien que la idea de muchos buenos compañeros es de que se excluya a los enemigos de la Revolución; pero no es este el procedimiento, no puede nunca ser este el procedimiento, busquemos otro procedimiento legal para ponerlo en práctica y a eso debemos recurrir, pero nunca arrebatarles sus derechos; yo lamento que el proyecto de ley que se presentó, además de las multas, de las presiones, se les arrebaten a los individuos los derechos constitucionales, los derechos de ciudadanos, y eso no podrá arrebatárseles, aun cuando esté consignado en esa ley inmensamente injusta, porque los ciudadanos pedirán amparo y la justicia seguramente estará presta a dar ese amparo. (Voces: ¡A votar, a votar!) Ahora, señores diputados, en el Constituyente, cuando se formó ese cuerpo electoral, ese cuerpo legislativo, entonces en la ley que nos convocó figuró el artículo 4o., en que se decía que los enemigos de la Revolución no

podrían entrar en aquel recinto; perfectamente bien, porque estábamos en su período preconstitucional; pero ahora señores diputados, no estamos en ese caso, ahora tenemos un Gobierno Constitucional, perfectamente establecido, sólido, sobre bases firmes que no podrán destruir ni las maldades ni la inquina, ni la intriga de muchos individuos que por algunas circunstancias viniesen a esta Representación; no debemos tener temores, pero más que todo, señores diputados, no debemos ponernos en el ridículo y dar margen para que los que están al otro lado del Bravo nos critiquen en una forma cruel, acerba y dura, porque no hemos reflexionado en las graves consecuencias que traerá a la Nación ese artículo transitorio. (Voces: ¡A votar, a votar! Siseos.) Si esta ley estamos plenamente convencidos de que no podrá modificar bajo ningún concepto el Código Fundamental, nuestra Carta magna, nuestra gloriosa Constitución, que ella no puede apoyar bajo ninguna forma este artículo transitorio que nos traen aquí ahora, señores diputados, debemos rechazarlo y dar una prueba elocuente ante la Nación de que la Revolución ha triunfado, tanto en el campo de las ideas políticas como en la lucha armada, y que si los enemigos de la Revolución se levantan nuevamente estaremos dispuestos a combatirlos, tanto en política como en el campo de batalla.

El C. de la Barrera: Para una interpelación al orador.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. de la Barrera: Si me lo permite el orador.

El C. Cepeda Medrano: Estoy dispuesto a contestar cien.

El C. de la Barrera: Si para la próxima Legislatura, señor Cepeda Medrano, se diera el remoto caso de que vinieran como diputados Félix Díaz, Mondragon y usted también, ¿usted daría su voto afirmativo por la credencial de ellos?

El C. Cepeda Medrano: Con gusto inmenso paso a contestar esta interpelación que me ha hecho el compañero, señor de la Barrera: Si en la próxima Legislatura viniesen aquí a este recinto con una credencial Félix Díaz, Mondragon, o Cepeda Medrano, ¿daría mi voto en su favor? Si, señores; si, señor de la Barrera, con toda entereza, con todo valor civil.....

El C. de la Barrera, interrumpiendo: Eso quería saber yo nada más y con eso me basta. (Siseos, Aplausos. Voces: ¡Bajate!)

El C. Cepeda Medrano, continuando: Pero a mí no me basta, señor de la Barrera, a usted sí le basta esa contestación; pero yo debo fundar esa contestación, tengo derecho a ello. Si en el próximo Congreso viniese por el distrito que viene usted, por un distrito del estado de Puebla, viniese por allí Félix Díaz o Mondragón, ¿qué demostraría?; demostraría que los ciudadanos de ese distrito eran inmensamente "huertistas," que allí no había triunfado la Revolución y que si daban su voto a favor de Félix Díaz, era que tenían derecho, basados en la constitución de 1917, para votar en favor de quien se le antoje al pueblo mexicano. (Aplausos.) ¿Qué, acaso vamos a poner restricciones a ese pueblo que nos ha mandado a esta Representación, acaso vamos a ponerle obstáculos y dificultades para decirle: "No, tú eres libre, pero no debes de votar por otros, más que por nosotros mismos?" Eso, señores diputados, es engañar, eso no es de un país libre, donde hay ciudadanos libres. (Aplausos en las galerias.) Queda contestada la interpelación del C. de la Barrera.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Sánchez Tenorio, en pro.

El C. Sánchez Tenorio: Señores diputados: O bien es muy cierto que al señor Cepeda Medrano no le importa que le llamen revolucionario, por que el martillo constante de su conciencia, que provoca chispas de acusación, lo ha ensordecido de tal suerte que no escucha de los ataques de su propia conciencia -si es que la tiene-, o bien el señor Cepeda Medrano no sabe lo que significa reaccionario. No sólo son reaccionarios aquellos que con las armas en la mano quisieron oponer un Valladar al desenvolvimiento de los ideales de la Revolución Constitucionalista, sino también lo son aquellos que tomaron participación activa en la Revolución con el exclusivo objeto de medrar, de servirse de ella para levantarse y hacer de la Patria y de la Nación un mercantilismo político. Aquí énfaticamente nos ha repetido el C. Cepeda Medrano, a voz en cuello, que no tiene intenciones de volver de esta Cámara como diputado: esto no me extraña si en la Beneficencia Pública está ganando pingüe sueldo, que le basta suficientemente para vivir en su vida poco holgada en que él está acostumbrado a vivir. El complexo mecanismo social requiere para su normal funcionamiento la eliminación de todos aquellos reactivos que de alguna suerte comprometen la armonía de que han menester sus elementos integrales para colaborar uniformemente hacia la consecución del supremo fin de las sociedades, cual es su cabal perfeccionamiento. El organismo social, como todo organismo natural, desde los más rudimentarios hasta los más heterogéneos, requiere una práctica constante con elementos extraños para producir la evolución de sus funciones y consiguientemente la armonía de los actos que se encaminan de una manera perfecta hacia la consecución e ideal funcionamiento.

Siendo ello así, la lógica más rudimentaria nos aconseja que eliminemos todo aquello antagónico, excluyendo todo aquello que podamos conceptuar un medio adecuado para la incubación y florecimiento de esos elementos antagónicos, y si esto es así y si a cada paso vemos que los elementos reaccionarios van infiltrándose poco a poco a través de las capas sociales que han surgido al calor del movimiento evolutivo que aun sacude a nuestra patria y vemos que en todas partes de la República la reacción palpita y se va inmiscuyendo en todas las manifestaciones de la vida pública, como lo tenemos en México en el mismo Gabinete Presidencial, como lo tenemos en Yucatán, en donde la reacción se ha infiltrado de tal manera que puede decirse que la revolución está próxima a fracasar, si no es que la revolución a fracasado ya, argumentos son estos dignos de tomarse en consideración, aun cuando el C. Cepeda Medrano diga que no; el tiene razón porque al impugnar este artículo labora per se.

Paso ahora a analizar siquiera sea brevemente las argumentaciones de orden constitucional que ha aducido el C. Cepeda Medrano.

El artículo 10 transitorio de la Constitución establece que "los

que hubieren figurado en el Gobierno emanado de la rebelión contra el legítimo de la República, o cooperado a aquélla, combatiendo después con las armas en la mano, o sirviendo empleos o cargos de las facciones que han atacado al Gobierno Constitucionalista, serán juzgados por las leyes vigentes, siempre que no hubieren sido indultados por éste." Ahora bien, si mediante un simple auto de formal prisión se suspenden los derechos civiles del acusado, de aquellos contra quienes se dicta ese auto, con tanta más razón cuando que tratándose de un artículo de nuestra Carta fundamental se viene a establecer que son delincuentes, que son criminales aquellos que de alguna manera tomaron participación activa en la revolución, aquellos que tomaron participio activo contra el movimiento que se desenvolvió en México contra los principios fundamentales de la revolución constitucionalista.

¿Por qué, pues, no habremos de privarles a estos individuos que se han caracterizado como elementos morbosos, de sus derechos políticos? ¿Por qué, pues, si en primer caso que puse o sea que cuando se trate de auto de formal prisión se les prive de sus derechos, por qué, pues, cuando se trata de individuos que han ido en contra las libertades públicas, no se les va a colocar en la misma balanza? Solamente un espíritu mediocre que esté interesado por su propio bienestar, por sus tendencias políticas conocidas .... (Voces y murmullos)-no me he referido a Su Señoría, señor Cepeda Medrano,- solamente ese puede sostener lo contrario. Repito, el artículo 34 que también citó el señor Cepeda Medrano, dice lo siguiente:

"Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo calidad de mexicanos, reúnan además, los siguientes requisitos:

"I. Haber cumplido diez y ocho años, siendo casados, o veintiuno si no lo son, y "II. Tener un modo honesto de vivir."

El artículo 34, en la fracción II, incluye un requisito que es indispensable para ser ciudadano de la República, cual es tener un modo honesto de vivir.

Está en la conciencia pública cuál es la entidad moral de todos aquellos que de alguna manera colaboraron o pusieron algo de su parte con el fin de provocar el cuartelazo de febrero. Estos individuos, que son verdaderos elementos morbosos, están fuera de la ley, son incalificablemente criminales y hay una presunción grave, perfectamente admitida en derecho, según la cual cuando un individuo es criminal debe establecerse la conclusión de que no tiene un modo honesto de vivir. En consecuencia y en mi concepto, aquellos que de alguna manera tomaron participación en la asonada de febrero, deben conceptuarse como verdaderos criminales y, en consecuencia, como individuos que no tienen la capacidad suficiente para ser ciudadanos de la República. En mi concepto, las pocas argumentaciones que acabo de desenvolver, son suficientes para demostrar de manera eficiente la absoluta necesidad de que aprobemos la adición que nos hemos permitido proponer a la consideración de la Asamblea y, repito, que solamente aquellos que estén en ligas completas con los reaccionarios que se encuentran en el poder público, y entre éstos abundan mucho, aunque se ría el C. Cepeda Medrano, y abundan también en el mismo Gabinete Presidencial, porque estamos viendo cómo un rubicundo Ministro lanza a los cuatro vientos de la República verdaderas consignas y éstas no son más que manifestaciones de un reaccionarismo reconcentrado. Debemos, por todas estas consideraciones, votar esta proposición y decir de esta suerte que hemos cumplido con nuestro deber.

(Aplausos.)

El C. León: Pido la palabra.

Presidencia del

C. IBARRA JOSÉ DE JESÚS

El C. Presidente: Tiene la palabra primero el C. Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: La experiencia de la vida lleva a grabar en nuestro ánimo esta convicción firmísima: la verdad no es patrimonio de un hombre, ni de un grupo de hombres. Y digo esto porque hoy debo reconocer honradamente que el C. Cepeda Medrano que habitualmente, se va a los cerros de Ubeda y por los laberintos del error, ha traído a nuestra vista un fragmento palpitante aún del mutilado cuerpo de Osiris, ha venido a exponer casi elocuentemente una tesis profundamente cierta, un postulado político plenamente defendible en estos momentos. La tesis encontra puede victoriosamente defenderse, los argumentos del pro de esa proposición constituyen un verdadero fantasma que se desvanece como una nube de humo, nube roja, es verdad, pero nube al fin. ¿Estamos o no estamos, señores diputados, ese es el problema, dentro de un régimen constitucional? Si la revolución hizo bien o hizo mal en limitar el periodo llamado preconstitucional para entrar de lleno en el régimen constitucional, es asunto cuya discusión tiene mucho de especulativo, de metafísico. Vengamos a la realidad, al momento presente, error o acierto, la elocuencia del hecho se impone, nos hallamos en estos momentos en pleno periodo constitucional; en consecuencia, la ley fundamental, la Magna Carta, como tanto y a veces tan importunamente decimos, la Magna Carta es la única norma de nuestra conducta política. Todo aquello que se aparta en lo mínimo de este cartabón al que ineludiblemente debemos ajustar nuestros actos aquí y dentro de la sanción de esta misma Constitución política que hemos, -no lo olvidemos, señores diputados,- protestando solemnemente cumplir y hacer cumplir. ¿O ha sido nuestro argumento falaz, o hemos hecho reservas mentales, o nos hemos prometido interiormente el protestar cumplir sólo aquello que nos interesa, grandes o pequeños, mezquinos o nobles? Seguramente que no. Si la Constitución la encontraramos imperfecta, errónea. -Y esto tenemos derecho de decirlo, puesto que yo no soy de los fanáticos que consideran la Constitución de 1916-1917 como algo intocable, pues imperfecta, por humana, al fin ha tenido errores que el análisis nos permite señalar y que debemos reconocer con el sereno valor que debemos usar en estas contiendas políticas,- y si bien reconocemos sus errores, si bien admitimos que es ya una obra perfectible como humana, la propia Constitución nos señala los medios adecuados

para su reforma. Mientras no hagamos reformas a esta Constitución, mientras no reformemos ampliamente determinados preceptos suyos, restringiendo otros, no tenemos derecho a tocarla en leyes reglamentarias; lo contrario, como quieren los estimados compañeros firmantes de la proposición, sería desconocer fundamental distinción entre la ley sustantiva o constitucional y la ley adjetiva o reglamentaria; la ley adjetiva o reglamentaria no puede tener preceptos que contraríen, que combatan en el fondo, que en lo fundamental esté en abierta contradicción con los principios de la ley sustantiva, la ley substancia, la ley que es punto de partida, que es centro, Alfa y Omega de todas las demás leyes: la ley constitucional, la Magna Carta. Si la Constitución de 1917 establece y define las condiciones para que el ciudadano pueda considerarse en el pleno, en el amplio ejercicio de sus derechos políticos, toca a la ley adjetiva el reglamentar, el señalar títulos, pero nunca establecer preceptos que también sean fundamentales, en lo esencial, los preceptos de la otra Inconsistente es en verdad el fundamento expuesto por los compañeros signantes.

Cítase en apoyo de su tesis el artículo 15 transitorio de la Constitución: el artículo 15 transitorio, señores diputados, lo dice claramente, al menos que necesitemos aprender a leer como ayer decía: "Se faculta al ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión para que expida la Ley de Responsabilidad Civil, aplicable a los autores," etc... ¿Qué es lo que entendemos por responsabilidad civil? La responsabilidad civil trae como consecuencia la indemnización pecuniaria por los daños causados en la esfera económica . A esto se refiere el artículo 15 transitorio, pero nunca a las responsabilidades políticas.

Es necesario que no confundamos la responsabilidad civil con la consecuencia política; para la delincuencia política, para castigar debidamente, del 6 de enero y posteriormente la propia Constitución nos señala los casos en que el ciudadano pierde sus derechos, de tal manera que sin una declaración previa de tribunal autorizado de que tal o cual individuo por un delito común de cuartelazo, asonada, que yo soy el primero en proclamar, que son delitos que marcan indeleblemente a sus autores, complices y encubridores; mientras no haya, digo, un tribunal que marque por medio de sentencia formal y considere excluído y suspensos en derechos de ciudadanos a determinados individuos, no podemos nosotros, señores diputados, al correr de la pluma, en un simple artículo transitorio forjado al calor de las pasiones de esta Asamblea esencialmente pasional, excluir a quienes la ley constitucional no excluye. Pero prescindiendo de las consideraciones legales, que no son secundarias sino fundamentales, entremos en consideraciones de orden político. La legislación, señores diputados, es como un reflejo fidelísimo de la época y de los hombres que la fundaron. Así las Leyes de Reforma, sabiendo leer entre líneas, sin haber leído siquiera la historia de aquellas cruentas luchas, la guerra de tres años y subsiguientes, nos bastaría examinar a la luz de la filosofía de la historia y de la filosofía de la legislación nuestras Leyes de Reforma de 57 y nuestra Constitución de 57 para adivinar, para inferir, cuál era el estado de ánimo de la sociedad mexicana. De la misma manera, las leyes expedidas por la XXVI Legislatura, son el reflejo claro del modo de pensar de aquel cuerpo; las leyes expedidas por esta Legislatura han de ser reflejo fidelísimo y claro, han de reflejar cuál es el estado de ánimo, cuáles son las pasiones aquí dominantes, y, señores diputados, si las leyes que aquí expedimos son un claro reflejo de cobardía moral, de pereza intelectual, el juicio de la historia será inexorable. Si nosotros expedimos leyes que sólo han de amparar nuestro personal interés como pretenden algunos ciudadanos diputados al pedir que se excluyesen por ejemplo a los diputados a los Congresos locales con el sólo objeto de despejar el campo político y de triunfar sin competencia y sin lucha, si esta Asamblea legislativa limita cada vez más el campo de acción de los contendientes en los campos de la contienda electoral, habrá dado una clara muestra de cobardía y de pereza intelectual. No, señores diputados, si créeis y estáis convencidos de que el movimiento revolucionario no ha triunfado ya no tan sólo en el terreno de las armas, que ésta es en realidad la victoria más pasajera y fugaz, si créeis que tiene derecho el credo revolucionario a triunfar plenamente en la conciencia del pueblo mexicano, entonces habremos de demostrar nuestra potencialidad y nuestra virtualidad en el campo de la lucha política, en el campo de la lucha moral, y vengan en buena hora los enemigos, que no los tememos.

Recordad en estos momentos la actitud, viril y quijotesca de Antonio Díaz Soto y Gama en la Convención Revolucionaria; - debe recordarla también el compañero Rafael Pérez Taylor, cronista de "El Universal" y en aquel entonces delegado a la Convención Revolucionaria -, la viril actitud de Soto y Gama cuando al discutirse en el seno de la Convención Revolucionaria la credencial de un delegado Cepeda, no Cepeda Enrique, el de Villarreal, sino un Cepeda católico, el señor Soto y Gama se levantó desde la tribuna diciendo: "Venga en buena hora el señor Cepeda que no temo a su tesis, que no temo a sus ideas, que cuando la voz del señor Cepeda se levante en defensa de sus ideas, aquí estará la mía siempre dispuesta a contestar, estará siempre dispuesta a refutarlo, siempre dispuesta a combatirlo en el terreno de la idea. " Esta deber ser nuestra actitud, si estamos y si creemos en la teoría heroica de la lucha por la vida, si creemos que la vida es lucha en la que deben vencer los más fuertes y los más aptos, los mejor acondicionados; si estamos dispuestos a entablar esa lucha y tenemos fe en la victoria, en el triunfo de la lucha intelectual y moral, entonces no eliminemos artificialmente por medio de la legislación a los posibles enemigos, a los posibles contrarios. El hacerlo así sería ir al abismo del desprestigio político. No, señores diputados, recordad la frase memorable de aquel noble patriarca ruso León Tolstoy: al ser excomulgado por la iglesia rusa ortodoxa, publicó un manifiesto a la nación rusa, hecho circular profusamente y que ha llegado hasta nosotros, citando a guisa de epígrafe las palabras de no recuerdo qué obispo que dicen: "El que comienza por amar más al cristianismo que a la verdad, seguirá por amar más a su propia secta o iglesia que al cristianismo y terminará amándose más

a sí propio que a la verdad." "Yo, - decía Tolstoy, - he seguido precisamente el camino absolutamente contrario: comencé por elevarme queriendo amar más al cristianismo que a mi secta o iglesia, y amé más a la verdad que al cristianismo; esto me ha elevado, esto me ha dignificado, y terminé amando más a la verdad que a mí mismo." Políticamente podemos decir, parafraseando las palabras de Tolstoy: "el que comienza por amar más a su partido que a la nación, seguirá por amar dentro de su partido a una facción más que a sus derechos propios y acabará por amar más a sus propios mezquinos y personales intereses que a la nación entera." Si queremos dignificarnos y elevarnos, señores diputados, debemos seguir el camino contrario, no rehuyamos la lucha porque ello sería tanto como no aceptar el combate franca y lealmente, y una vez grabada en nuestro ánimo esta firmísima convicción, preguntémonos, por otra parte, si existe una razón de ser de los temores verdaderamente pueriles, indignos de quienes, como Siurob, como García Vigil y tantos otros que han expuesto su vida y sometido a privaciones y miseria a trueque de no transigir con tiranías; ¿y qué decir de García Vigil , cuya firma en esta proposición es una verdadera, una absurda contradicción de sus palabras del otro día, cuando nos decía que en la lucha política él aceptaba aun a los santaanistas si existiesen, porque él estaba seguro y ufano de su propia pujanza? La firma de García Vigil no vale en esta proporción . De manera que aceptando la lucha en el terreno político y no eliminando artíficialmente a los contrarios, debemos preguntarnos, por otra parte, el peligro para el que pretendemos legislar existe en realidad. ¿Quiénes han de decidir, señores diputados, del triunfo de las próximas elecciones? Indudablemente que las clases populares, hoy verdaderamente despiertas, que es verdad que comienzan ya a cargar sobre sus espaldas muchas decepciones por los ruines manejos de hombres encumbrados al poder que, llegados a las alturas, se olvidan de sus promesas de antaño; es verdad, pero de una u otra manera las clases populares, - ya lo decía aquí algún compañero hace pocos días, paréceme que el compañero León -, tienen admirable instinto que les ha permitido señalar sin equivocarse de qué lado estaba la justicia, de del la de Huera o del lado de Carranza, de que lado posteriormente, del lado de Carranza o del lado de Villa.

Este instinto inegable quizá tiene, por lo demás, la formidable elocuencia de los hechos; este instinto de nuestras clases populares nos permiten creer que será una arma poderosa en las próximas elecciones, en la lucha, en la propaganda de cada candidato; el señalar el hecho de que el contrario haya vigorosamente laborado por el triunfo de Gobierno espurios, si la convicción popular no reacciona vigorosamente el llamado de quienes señalan el error de los contrarios, entonces, señores diputados, la Nación estaría perdida y sería en vano que viniesen aquí legisladores, ¿por qué? porque encima de las teorías están los hechos que se imponen brutalmente. ¿Creéis que si el peligro existe realmente, hemos de detenerlo con unas cuantas plumadas? Seguramente que no. Pero agreguemos otra consideración que, aunque realmente es secundaria al lado de los anteriores, no deja, sin embargo, de tener cierta fuerza: En el Senado, señores diputados, se presentó ya una proposición análoga a la que estudiamos y el Senado rechazó por gran mayoría, casi por unanimidad, tal propuesta. Es así, que para que una ley se expida, se necesita el mutuo acuerdo, el consentimiento unánime de los dos cuerpos que no en vano se llaman colegisladores- Cámara de Diputados y Cámara de Senadores-, Luego entonces sería en vano, señores diputados, que todos aprobásemos esta proposición que estamos casi seguros que el Senado habrá de rechazar. ¿Qué habría sucedido si aquí hubiesemos rechazado el voto secreto? ¿No sabíamos acaso que tal idea triunfó por gran mayoría en el Senado? Pues, entonces, habría pasado a ésta para su revisión la ley que hoy discutimos, y habrían los senadores seguido en sus trece y habrían tenido razón. Y si queremos que esta Ley se expida y que ella rija para las próximas elecciones- ya fatalmente próximas-, entonces es necesario que no cometamos el error político de enviar al Senado ideas que sabemos de antemano que se han de rechazar, lo que traería como consecuencia inevitable que la ley, luego de estudiada y rechazada en el Senado, volviese a nuestro seno para nuestra reconsideración. En tantas idas y venidas la ley dejaría de expedirse y no tendríamos ley y habríamos sacrificado lo más a lo menos.

Apoyemos, pues, y ratifiquemos la protesta hecha formalmente, de cumplir y hacer cumplir la Constitución de 17, y rechacemos en consecuencia la proposición que los compañeros traen a nuestro estudio, porque ella sería indiscutible en un período preconstitucional, pero es absurda, es ilegal e ilógica en un período constitucional, como este en que estamos.

Rechacémosla, pues, y dejando de ver enemigos imaginarios para los que no hemos de legislar, dejando de ver fantasmagorías; vengamos a la vida práctica, vengamos al momento histórico actual. Frase es que tanto se repite, frase tan trillada y que, sin embargo, parecemos a veces no entender. Vengamos al momento histórico actual, que él nos dice con abrumadora elocuencia que el peligro no es de temerse, que nuestra pujanza es harta, suficiente para vencer ese mismo peligro; tengamos fe en nuestros propios esfuerzos, señores diputados, que ello habrá de ser a la postre lo que nos salve. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra, en pro, el C. Siurob.

El C. Siurob: Ciudadanos diputados: Parece increíble que individuos que han hecho profesión de fe "constitucionalista." que han reprobado el crimen cometido en la persona del señor Madero, que consideran ese crimen como uno de los crímenes más grandes que se han registrado en nuestra historia, que están perfectamente convencidos de que todos aquellos que tomaron parte en el crimen son de hecho cómplices y coautores y que así los señala nuestra Constitución, vengan ahora a sostener la tesis, que sería infantil si no fuera exageradamente ridícula, de que aquellos individuos no son absolutamente culpables y que tienen tanto derecho a alternar con nosotros, como el que se siente limpio de cualquiera mancha. Se nos dice que es anticonstitucional el artículo que se somete a la consideración de vuestras Señorías; no lo es, ciudadanos diputados;

la Constitución dice que el Presidente está facultado para expedir la Ley de Responsabilidad Civil y desde luego se comprende que ya desde la misma Constitución viene concibiéndose la culpabilidad, la criminalidad de todos aquellos que tomaron parte en el Gobierno usurpador de Huerta y se les considera criminales. ¿Por qué no considera criminal al señor Cepeda Medrano al individuo que viene a nulificar por medio de una orden de asesinato el voto público? ¿No considera culpable el señor Cepeda Medrano al Consejo de Ministros que condenó a muerte al apóstol Madero? ¿No considera culpables el señor Cepeda Medrano a los individuos que al frente de los Gobiernos de los Estados, lejos e volver de la Constitución , ya no por la nueva, sino por la antigua, por la del 57, debían de haber tomado las armas inmediatamente para defender a la Nación de los criminales asesinos del apóstol? ¿No considera culpables el señor Manrique, no considera altamente culpables a los individuos que al frente de los Gobiernos de los Estados fueron a sancionar la muerte de tantos ciudadanos, acusándolos de los delitos políticos, a quienes arrebataron de sus hogares para privarlos de la vida en cualquier basurero? No consideran estos ciudadanos que son culpables los jefes políticos por medio de la "leva" arrancaron de sus hogares a tantos miles de ciudadanos para que fueran a despedazarse con los que sostenían la causa de la legalidad y del orden? Les parece que todos estos individuos hicieron una gracia y que todos estos individuos no merecen alguna pena? ¿Y cuál sería la pena mínima que se les podía aplicar, ciudadanos diputados? (Voces: ¡Matarlos!) Para ellos se expidió por el ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista la Ley del 25 de enero, se volvió a reexpedir, se les tomó de los archivos de don Benito Juárez, se resucitó, por que se les consideró casi como traidores a la Patria, desde el momento que la habían traicionado en el ejercicio de su Soberanía, es decir, en el ejercicio del voto. El pueblo había votado a un mandatario que cristalizaba todos sus anhelos, que cristalizaba todas sus aspiraciones, que era el fruto legítimo de sus propios derechos conculcados por tantos años de tiranía, y un infame asesino, un beodo, un marihuano, seguido de una cohorte de ecuases infames y sicarios, se atrevió a mancillar en la persona de aquel hombre el voto del pueblo, ¡Y esto a esos ciudadanos les parece una gracia! Estos ciudadanos, ¿por qué vinieron a combatir contra Huerta? Lo hubieran tratado con caricias, lo hubieran tratado con todo el respeto debido, puesto que no había hecho más que ejercitar sus derechos, los que tienen cualquier ciudadano para hacer lo que le venga en gana. ¿Tenían derecho, C. Cepeda Medrano, los diputados que fueron electos durante la usurpación, para postularse al amparo de la consigna? No espero que me conteste, porque no quiero que conteste usted con palabras vagas que van a durar dos horas molestando a la Asamblea. (Risas.) Tampoco quiero que me conteste el C. Manrique, porque él lo sabe, esta dentro de su propia conciencia: los individuos que vinieron a conculcar el voto sabiendo que iban a ser electos, sino que iban a ser impuestos por fuerza para venir a la Cámara siendo electos en pleno periodo de usurpación, esos individuos son tan culpables, son mucho más culpables que los que conforme a nuestra ley, vayan a llenar de nuevas boletas las urnas electorales. Pero es que a estos señores se les ha aflojado el resorte revolucionario. ¡Cómo se conoce que no era más que un asunto de conveniencia! ¡Se conoce que no era, pues, más que un asunto de moda! ¡Les entró la moda de ser revolucionarios! (Murmullos y risas.) La Revolución no la sintieron. (Aplausos.) A la revolución no fueron con animo Y al referirme a ellos, me refiero a todos los que han aplaudido que no se castigue a los culpables de aquella época, porque todos los que han aplaudido que no se les castigue, son los mismos que porque Madero obraba de la misma manera que quieren que obremos ahora nosotros, a Madero lo llamaban débil y loco, lo llamaban un individuo tan excesivamente incapaz para gobernar, que no había sabido cortarle la cabeza a Félix Díaz, para después darle la razón a Félix Díaz en contra de Madero. Son los mismos individuos capitalinos que recibieron el latigazo en las espaldas pero que ya se olvidaron del latigazo que recibieron en la época de Huerta, porque en aquella época había pan y circo. (Aplausos y voces: ¡Les hace falta!), porque en aquella época había lo que a muchos de ellos les hace falta, amplias casas de juego en donde medrar, el oro derrochado por los sicarios del dictador tirado en las cantinas y en toda clase de centros de disipación y de vicio: y tiene la culpa también la prensa, mucha de esa prensa malsana e infame que tanto se ha esmerado en justificar a la época de las dictaduras, que mucha parte del público metropolitano de la República cree que valía más la dictadura que la Revolución, por la sencilla razón de que ahora se vive con dificultad, se padece un poco de miseria, se padece miseria física, pero se comienza a no padecer miseria moral; se padece la miseria de los cuerpos, pero los espíritus comienzan a ser libres para decir en todas partes lo que se piensa, comienzan a ser soberanos, para ver claro en las necesidades de su país, a ver claro para elevar a México a la altura a que debe encontrarse. El señor Cepeda Medrano escuchó la voz del amo y la vino a repetir en esta tribuna, pero a veces desatina (siseos, risas y aplausos); escuchó la voz del amo, porque cree que la voz del amo le viene a decir que aquí se viene a transigir que es necesario que aquí se transija; pero desafina, porque su amo no transige tanto, porque su amo fue el que expidió la convocatoria para el Constituyente y de la cual se excluyó a todos estos individuos y se hizo justicia y nadie osó contradecirlo y nadie creyó que había cometido un acto de enorme jacobinismo porque tenía mucha razón, desde el momento en que eran culpables, que ya habían sido condenados por la opinión pública; y digo que desafina, también porque dentro de su propia conciencia está que esos individuos fueron culpables y que hay que aplicarles una pena, y él sabe perfectamente que el mínimo de la pena que se les pudiera aplicar, sería precisamente privarlos de sus derechos de ciudadanos, que es lo que va a hacer este Congreso. Este Congreso no puede juzgar de la pena civil que les corresponde, pero sí puede juzgar de la pena política que debía ser el mínimo de las que les debería corresponder: la pena de estar privados de sus derechos de ciudadano

durante algún tiempo. Es el mínimum de la pena posible para un individuo, y si ya se ha dicho que muchos ciudadanos que no estuvieron contaminados van a sentir que esta no es pena, ¡qué pena será para los individuos que hollaron, que befaron, que fusilaron en la persona del señor Madero, el voto popular! ¡Que pena será que los privemos ahora de sus derechos de ciudadano! La Constitución misma parece indicarnos que en la sanción del Congreso Constituyente está ya aprobado que estos individuos son culpables. Lo que falta únicamente es la pena, porque el Congreso Constituyente, en dos meses, era imposible que hubiera señalado la pena con que debe fustigarse a todos estos criminales; pero nosotros, como un comienzo precisamente de la extensión que debemos dar a esta pena debemos al mismo tiempo prevenir a la Nación contra el peligro, enorme contra el peligro de que todos estos agitadores, contra el peligro de que todos estos bandidos vayan más tarde a venir a estos escaños y a faltar aquí lo que la Nación nos exige: el cumplimiento sagrado de los ideales revolucionarios. Figuráos a un diputado Huertista aquí, figuráos a un individuo que hubiera servido en el Gabinete de Huerta. ¿qué vendría a hacer aquí este individuo? ¿que ideales vendría a sostener? ¿Con qué cara vendría a pararse aquí mismo, en donde vinieron los esbirros de su amo para aprisionar a los pocos diputados que había solamente porque entonces quedaba uno que otro que tuviera el valor civil?

Dice el señor Cepeda Medrano que nosotros tenemos miedo a los individuos "huertistas" Llama la atención que lo diga habiendo aquí tantos revolucionarios que demostramos que no les tuvimos miedo en el campo de batalla y que saben perfectamente que si no les tuvimos miedo en el campo de batalla, intelectualmente aquí ha habido algunos y los hemos arrojado por esa puerta en la revisión de credenciales contendiendo con ellos por medio de la idea, conteniendo con ellos por medio de la palabra. Cita otros casos que no fueron de explusión verificada en esta asamblea por causas políticas cita, por ejemplo, el caso del C. Palavicini fue expulsado por esta razón: el C. Palavicini fue expulsado porque se supo que su elección en Tabasco no había sido más que una imposición directa del Gobernador del Estado. Cita el caso del C. Mares: el caso del C. Mares tampoco fue una expulsión política, fue una expulsión debida a que las boletas se notaba la consigna oficial de la presidencia municipal del distrito de Salvatierra. Si bien es cierto que, en realidad no hubo esa consigna; hubo, desgraciadamente, la torpeza de hacerla aparecer como si hubiera sido una consigna, porque las boletas tenían el sello del Presidente Municipal. Cita el caso, por ejemplo del doctor Cervantes; el doctor Cervantes no fue expulsado de aquí por causas políticas, el doctor Cervantes salió de aquí porque, conforme a un artículo constitucional, debía haber renunciado algún tiempo antes... ¡ah! no, porque no tenia la vecindad ya me acordé, la había perdido en el distrito por donde se decía que había venido electo. Así, pues, no tiene razón el señor Cepeda Medrano: los que fueron expulsados precisamente por "Huertistas" fueron Villarreal, fueron ..... no recuerdo en estos momentos de algunos otros casos (voces: ¡De la parra!), de la Parra, el C. Gómez Noriega esos sí fueron expulsados precisamente por "Huertistas" (Voces: Arreola Valadéz!)

Una de las objeciones con apariencia de seriedad que nos pone el C. Manrique, es ésta: que en el Senado se pretendió hacer lo mismo y que fue desechado por la opinión de los ciudadanos senadores. No es la verdad: en el fondo se pretendió hacer lo mismo, pero precisamente no se concertó, como nosotros nos hemos esmerado en hacerlo, principalmente sobre los más grandes culpables, y ya he dicho y vuelvo a repetir, que la ley hasta ahora sólo ha caído sobre los pequeños culpables, sobre los de calzón blanco, sobre los culpables propietarios, y la ley ha respetado hasta ahora en su castigo a todos los que tienen dinero con que comprar la justicia o la influencia suficiente para que no caiga sobre ellos la espada de la ley, de la justicia, y nosotros pretendemos precisamente eso. Si en el Senado se hubiera presentado una proposición igual a la nuestra, tengo por seguro que hubiera sido aprobada, porque tengo la opinión de varios senadores de que hubiera sido aprobada y hubiera venido aquí a la Cámara esa innovación: así es que no debe ser este un escrúpulo. Yo estoy perfectamente seguro, por la opinión de muchos senadores, y afortunadamente reina allí todavía un espíritu verdaderamente revolucionario, creo que va a aprobar en todas sus partes este artículo que nosotros añadimos a la nueva Ley. Ya digo, el defecto que se achacaba al señor Madero era precisamente ese, que había sido demasiado débil con enemigos, que había sido demasiado transigente. Uno de nuestros mayores ideales cuando vamos del Norte, cuando veníamos con las armas en la mano, era precisamente castigar a todos los que habían contribuido al crimen cometido en la Condadela, y total, al llegar a la Metrópoli, en donde nos sentimos asfixiados por tantos intereses creados, en donde nos sentimos asfixiados en una atmósfera contraria a los principios revolucionarios en medio del ambiente muelle de adinerados y de aristócratas que se respira en la capital fue perdiéndose poco a poco este ideal primitivo con toda la pureza, toda la diafanidad, con toda la sinceridad de una recta y grande justicia por ahora es tiempo de volverlo a resucitar ahora es tiempo de que los que no renegamos todavía de la Revolución los que no hemos claudicado, los que no hemos sentido que debemos renegar ni claudicar, los que amamos todavía, con toda la fuerza los sacrificios de los apóstoles de la democracía los que nos sentimos honrados en nuestras personas como si la herida hecha a la persona de Madero hubiera sido hecha a nosotros mismos, a nuestros hogares, ahora es tiempo de que nos levantemos, ahora es tiempo de que nos irgamos y aprobemos ese artículo en el cual se consigna lo que condenamos aún todos nosotros, lo que condenamos o sólo nuestra nación, sino todos los países extranjeros que invocaba el señor Cepeda Medrano. No parece sino que este señor solo viene aquí a procurar no obtener la más mínima censura de los países extranjeros. A mí no me importa que me censure alguien ni algún país extraño, ni debe importarle eso a ningún mexicano, si nosotros los

mexicanos obramos en nuestra propia defensa y cumplimos con nuestros deberes.

Pero el señor Cepeda Medrano invoca esto como esas ideas que invocan siempre los reaccionarios. Los reaccionarios tratan de influir en el ánimo de los ciudadanos, no con la pureza primitiva de las ideas, sino por consideraciones de circunstancias, por influjos de medio, por influencias, por todos esos medios reprobados y condenados por nuestra revolución y que solamente hoy empiezan a resucitar al amparo de estos mismos "huertistas," que en otro tiempo fueron los conculcadores del voto popular, al amparo de las nuevas libertades, estos individuos que ya empiezan a infiltrarse en los cargos de Gobierno, a dirigir la política a fin de hacer creer a ese público que lo que es el sol de la Revolución Mexicana, es la sombra de la noche de una nueva dictadura.

Así es, conciudadanos, que hay que desdeñar, pues, el consejo que susurran en nuestros oídos estos libretos arrepentidos que se llaman Cepeda Medrano y Manrrique. (Aplausos.) Hay que decirles que si ellos no estuvieron perfectamente conscientes de la Revolución que hicieron, todavía es tiempo de que retrograden, todavía es tiempo de que den la vuelta, todavía es tiempo de que vayan a buscar los aplausos de esa mayoría que iba y aplaudía las orgías de alcohol y de sangre en que se encenegaba Huerta. H ay que decirles que vayan a animar todavía a sus secuaces de una nueva dictadura posible, para que conspiren allí en combinación los enemigos del orden; hay que decirles a esos defensores de don Venustiano Carranza que no lo defiendan hasta el grado de arrojarlo en brazos de sus enemigos, que no lo defiendan hasta el grado que pretendan arrojarlo envuelto con la Revolución en el torbellino que nos prepara la reacción cada vez más prepotente al amparo de esos mismos mandatarios que no son lo suficiente enérgicos para combatir en contra de los enemigos del país. (Aplausos.)

Es necesario, pues, es indispensable, ciudadanos diputados, que si no hemos renegado todavía de los ideales que nos obligaron a formar las armas en defensa del pueblo, que si no hemos olvidado los sacrificios de nuestros familiares y los nuestros, que si no hemos olvidado la muerte de tantos valientes hijos del pueblo, de esos proletarios sobre los que recae siempre la justicia, en peso de la ley, los más grandes atropellos de los mismos mandatarios cuando quedan impunes todos los altos hombres del dinero, de la influencia y del poder, es necesario que si no hemos renegado de todos estos sagrados principios, los tremolemos en nuestra bandera libertaria y en último caso, si la reacción llega a enseñorearse y a ensombrecer el porvenir de la República y a derrotarnos y a que nos encastillemos en nuestro baluarte de justicia y libertad, que sepamos caer victoriosamente envueltos en los girones de nuestra propia bandera, de que no faltará quien la levante, para honor de la República, para honor de la libertad y para honor de la raza!

El C. Díaz González: Para una interpelación al orador, señor Presidente.

El C. Presidente: Para una interpelación al orador, si lo permite el C. Siurob.

El C. Siurob: ¿De que se trata?

El C. Díaz González: de una interpelación señor Siurob.

El C. Siurob: Si, señor.

El C. Díaz González: Yo pregunto que si el señor Siurob es tan radical como los firmantes que calzan esta proposición, ¿por qué no incluyó en las mismas a los nefastos ex-zapatistas, Generales, Jefes y oficiales? (Siseos.)

El C. Siurob: Pido la palabra para contestar. Precisamente fundándonos, ciudadano diputado, en el ambiente de justicia, de legítima cordialidad que debe existir entre los mexicanos, fundándonos en que no debe castigarse sino a aquellos verdadera y absolutamente criminales....

El C. Díaz González, interrumpiendo: Saltadores de trenes y caminos.

El C. Siurob, continuando: Esos serán castigados indudablemente como salteadores de caminos y de trenes, pero no podemos comprender allí, ciudadano diputado, a muchos individuos que aún andan con las armas en la mano en el campo de Zapata y que, engañandolos, todavía sueñan con lo que debemos soñar también nosotros: con la restitución de tierras a los pueblos.

(Aplausos de las izquierdas.) Por eso no somos jacobinos; por eso no somos jacobinos, porque a todos aquellos que tienen siquiera una sombra de justicia, porque a todos aquellos que pueden esgrimir siquiera el pabellón de una libertad, aunque esa libertad sea demasiado problemática, a todos esos no les negamos el derecho, a todos esos les llamamos todavía hermanos: pero a los que renegaron de toda libertad, a los que pisotearon todo ideal de justicia, a los que enarbolaron como suprema bandera el asesinato, a esos no podemos concederles nunca, compañero, el amparo de la Ley. Nunca podemos concederles el derecho de venir a representar a ese mismo pueblo, lo cual constituyeron, la befa, el escarnio y la vergüenza. (Aplausos.)

El C. Díaz González: Yo le pregunto al compañero.... (Campanilla.)

El C. Díaz González: Bueno, si usted lo permite.

El C. presidente: Para una nueva interpelación tiene usted la palabra.

El C. Díaz González: Yo pregunto al compañero Siurob si todos los villistas o exvillistas que se han rendido a nuestro Gobierno, andaban peleando en los campos de batalla o anduvieron peleando por las mismas tierras o por la libertad que usted ha dicho. (Siseos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra, para contestar, el C. Siurob. (Voces: ¡Ya no! ¡Dejalo!)

El C. Siurob: En virtud de ser obvia la contestación, me abstengo.

El C. Presidente: Tiene la palabra encontra el C. León Luis.

El C. León: Señores diputados: He pedido la palabra en contra de una proposición de la que soy un convencido entusiasta, únicamente para apoyar la proposición que hizo el compañero, de que deben de ser comprendidos dentro de la proposición los jefes políticos. Hecha esta salvedad, tomo el tema desde el punto de vista alto y doctrinario. Señores: Tengo para mí que las dificultades que se nos han presentado en la discución de esta ley, estriban en la confusión de dos criterios. Nosotros

como legisladores debemos de legislar en una democracia abstracta, debemos de tomar los principios teóricos tal y como son: y como revolucionarios, tenemos el deber de cumplir con nuestras convicciones en el momento en que vivimos. De tal manera que la ley general que será para después, que transcenderá al tiempo y a los años, tenga que ser una ley que garantice la libertad absoluta.

es decir, el Gobierno del pueblo para el pueblo. Enarbolando estas doctrinas altas, fuera de todos los sectarismos, arriba de todos los jacobinismos, es como ha venido aquí a hacer una proposición que le honra el C. Velásquez, proponiendo el voto proporcional, y es como ha venido aquí ahora el compañero Manrrique con el gesto gallardo de Cyrano, con su capa al viento y su penacho airado, a proponernos que combatamos en todos los terrenos a los enemigos, aun en el mismo terreno de la ley; pero hay, señores, también, que no podemos des prendernos del momento en que vivimos. Augusto Compte ha dicho que la única proposición universal que existe es que todo es relativo, y todo es relativo.

Estos principios, señores, tal como los han concebido los teóricos, son para las sociedades que caminan dentro de un régimen normal, que no tienen otras armas de combate en la lucha de los partidos, que las que les da la ley; pero en una sociedad como la nuestra, dividida por odios y pasiones irreconciliables, es donde casi son imposibles las redenciones, en donde casi es imposible que aquel odio a muerte se torne después en la lucha caballeresca, con guante blanco, que propone el C. Manrrique; en estos momentos, señores, no debemos ver fantasmas como el señor Manrrique, debemos ver bien el fondo de la sociedad mexicana y debemos ver bien, por que la experiencia nos lo está gritando, porque por eso cayó Guerrero y por eso murió Madero, señores. (Aplausos.) Yo, sé bien que esta tesis es antipática a la mayoría de la opinión de la República; lo se muy bien, señores, porque nosotros somos lo nuevo, porque nosotros somos lo ideal, somos la miseria de hoy y el sueño del mañana: nosotros no podemos darle al pueblo lo que el mendigo le pidió a De la Parra: "Dame para hoy, que mañana no me importa."

Nosotros le damos hoy la miseria y le hablamos del mañana. así han sido todos los reformadores. (Aplausos.) Por eso no he vacilado en sacrificar la vanidad de conquistar un aplauso de las galerías, a mis convicciones; porque la opinión pública es muy respetable para mí, pero yo sé bien que se ha equivocado muchas veces: una vez dijo de Sócrates: "toma la cicuta," y de Jesús, "crucificadle;" la opinión pública dijo de Colón, "ahórquenlo;" la opinión pública hizo la guerra de las cruzadas e impuso durante diez siglos el poder temporal del Papa. (Aplausos.) Qué, ¿será un fantasma el reaccionarismo tal como lo ve el ilustrado compañero Manrrique? No, señores, el compañero Manrrique, que es un Quijote que tiene el sentimiento enérgico del hombre que sabe lo que lleva adentro, quiere la lucha franca, la lucha honrada, la justa caballeresca y esa no existe. Los reaccionarios no vendran aquí con su etiqueta "huertista," los reaccionarios no vendrán aquí con su etiqueta "felicista:" vendrán disfrazados, cubriéndose con hipocresía con el manto gophir de un revolucionarismo falso. Así vendrán aquí y, poco a poco, con la teoría lenta de la gota que cae y cae y horada la roca, se nos irán infiltrando. Ya el sútill ingenio del compañero Vadillo nos lo decía el otro día: ¿Dónde están los reaccionarios que se preparan enérgicos a combatir al Constitucionalismo? Esos, o están en el extranjero o andan en las montañas huyendo. Los reaccionarios que se están infiltrando, los que están carcomiendo todo el urdimbre social y todo el cuerpo mexicano, esos se meten poco a poco, abultando los defectos y los errores del Gobierno, exagerando los sufrimientos del pueblo, y negándole a aquél todos los éxitos y callándole todas las satisfacciones, es así como trabajan los reaccionarios; no es el combate franco como el que quería el compañero Manrrique. (Aplausos) Entonces, señores, hagamos una ley pura, llena de democracia, llena de idealismo para el futuro, pero vivamos estos momentos, y si en nuestra mano está defender los principios de la Revolución, de la Revolución que para mí, -tal vez será por mi falta de criterio-, es más grande que la Constitución misma...(Voces: ¡Claro! Aplausos estruendosos, voces: ¡Bravo!), defendamosla por esta elección en un transitorio. Después tendremos tiempo, si somos conscientes, de acudir al mandato de Vadillo y al ruego de Manrrique, e ir a consquitar la opinión pública. Es deber nuestro conquistarla, es deber nuestro hacerla revolucionaria: pero esta vez defendámonos, porque es cuestión de vida o de muerte. Yo también creo, como Vadillo, que estamos frente a una crisis de la Revolución. (Aplausos.) Defendámonos, y si se nos tilda de anticonstitucionales, y si allá en el Norte, del otro lado del Río, como dice Cepeda Medrano, se ríen de nosotros los americanos, y si todo el mundo nos critica por nuestra actitud, sepamos ser dignos revolucionarios, aceptemos ese desprecio y recurramos a la defensa de los nuevos, de los reformadores: al tiempo, al tiempo que es un gran vengador de injusticias! (Aplausos.) Por eso es que yo pido a la Asamblea que votemos ese artículo, y lo debemos votar concientemente, sabiendo las responsabilidades que contraemos, sabiendo las críticas que vamos a desatar, pero es nuestro deber y debemos cumplirlo, porque antes que nada y por sobre todos los hombres y por sobre todas nuestras personalidades y por sobre todas las críticas, está la Revolución. Cuenta la vieja leyenda que cuando el rey Boadbil, el jefe de moros del soneto, perdió Granada, le dijo su madre a manera de reprocho: "llora, llora como una mujerzuela;" y si nosotros no sabemos vivir este momento, si nosotros no sabemos defendernos, si no sabemos ir contra todos, mañana, en el desierto o en las montañas, huyendo, cuando una nueva dictadura en México haya aplastado como inmensa mole de granito, las libertades públicas, también entonces la carcajada de la reacción, que hoy se defiende, nos dirá al oído: "Lloren, lloren a la Revolución como mujerzuelas, ya que no supieron defenderla como hombres." (Aplausos estrenduosos.)

El C. Manrriquez de Escobar Federico: Pido la palabra para una interpelación.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrriquez de Escobar: Les voy a hacer una interpelación a los dos compañeros que más

ardientemente defienden..... (Voces: ¡Tribuna, tribuna!) al compañero Siurob y al compañero que acaba de hablar. Quizás extrañe al compañero Siroub. -antes de que me explique- esta interpelación, porque él perfectamente bien me conoce, que podrá haber aquí uno igual de radical a mí, pero no más que yo.

Indudablemente que yo soy el primero que voy a apoyar el que se exima, el que se elimine de esta Cámara a todos los hombres que contribuyeron en una forma o en otra a que se verificara el cuartelazo dado a Francisco I Madero y Pino Suárez. Yo conceptúo a todos esos hombres, indudablemente en una forma o en otra, culpables; pero quiero que me diga el compañero Siurob, por ejemplo, ¿qué artículo se le aplicaría, qué ley se les aplicaría, por ejemplo, a todos esos hombres que son de origen revolucionario, pero que después en el campo cívico han venido de la manera más canalla, de la manera más sucia, de la manera más descarada a entregarse en brazos de la Reacción? Y admito, no voy a criticar al hombre que se ha enriquecido dentro de este movimiento revolucionario, critico yo, por ejemplo, al hombre que se ha enriquecido en determinada forma, porque si yo veo a un revolucionario X, que se ha enriquecido quitándole a diablazos a los reaccionarios el dinero, lo absuelvo; pero cuando veo, por ejemplo, que un Luis Felipe Domínguez, a ese canalla ex-Gobernador de Tabasco, que está en manos de la Reacción y que se ha enriquecido en pleno compadrazgo con ella, yo deseo que me explique el compañero Siurob en dónde ponemos a toda a esa clase de hombres, porque así como Luis Felipe Domínguez, que es un ejemplo clásico que hay en mi tierra, indudablemente abundan infinidad de "constitucionalistas" que se levantaron en armas y que al venir al campo cívico han desvirtuado por completo en el orden moral, en el orden de las leyes, en el orden de la justicia, en todo orden de cosas, los principios revolucionarios. Que me contesto el compañero Siurob, que me conteste el otro compañero, o cualquiera de los que han firmado la iniciativa, ¿en dónde catalogamos a esos hombres? Porque yo también deseo ser más radical que todos ustedes, para que también los excluyamos. (Aplausos.)

El C. Siurob: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Para contestar tiene la palabra el C. Siurob.

-E C. Siurob: El compañero Martínez de Escobar tiene mucha razón.

Deberíamos excluir también a todos aquellos que se han aprovechado de la Revolución para formar con ella un trapo sucio con que limpiarse las botas, o un cascabel con que ascender a un Ministerio, a una gobernatura de Estado o a un generalato. Deberíamos excluir también de nuestra Ley Electoral a todos aquellos que sólo utilizan a la Revolución en cuanto puede servir a sus bajezas, a su ansia de lucro, a sus ambiciones personales. Desgraciadamente como estos crímenes, como estas faltas tendrán que ir siendo denunciadas con el tiempo a la vindicta pública, todavía no es tiempo de aplicarles el justo castigo que se merecen: quizá pronto lo sea. En esta Legislatura ya se hizo alguna proposición para que se formara un Comité que estudiara el origen de todas estas fortunas, de todos los robos, para que se diera a cada quien lo que corresponde: al verdadero revolucionario, al que incólume ha sostenido los principios, el honor que le corresponde: y al hombre que ha abusado de estos principios para enriquecerse y para medrar, se le expulsará del seno de la sociedad honesta; pero, desgraciadamente, compañero, aún no podemos todavía formar ese tribunal; debemos confiar en hombres tan revolucionarios como usted que, si vienen al próximo Congreso, sabrán hacerlo. Por ahora, conformémonos con castigar a los que han demostrado que no tienen patria que no tienen ley, que no tienen amor a sus hijos, que no tienen honor, que no tienen nada de lo que es característico en un hombre: después castigaremos a los que usted señala. (Voces: ¡A votar!)

El C. Velásquez: Pido la palabra para una aclaración. (Voces: ¡A votar!) Señores diputados: Algunos de los argumentos que se han esgrimido por los del contra, han versado sobre lo siguiente: que esa proposición es anticonstitucional. No es verdad; puédese en la ley reglamentar el artículo constitucional, en la Ley Electoral privar o suspender el derecho de ciudadanía a determinadas personas por indignidad, por incapacidad, por criminalidad, y lo dice la parte final de este artículo. Voy a leer esa parte final del artículo 38:

"La Ley fijará los casos en que se pierden y los demás en que se suspenden los derechos de ciudadano, y la manera de hacer la rehabilitación."

Es anticonstitucional esa proposición, para que el público se entere de que está la Cámara en su perfecto derecho suspendiendo, no como se dice, por temor, porque no se luche frente a frente de los enemigos; no, porque son criminales, porque se han referido a los del asesinato infame que sumió a la República en la peor de las condiciones políticas y constitucionales; hay allí crímenes tremendos de rebelión y asesinato a los altos mandatarios y de cadenas de crímenes para sostener al Gobierno usurpador, a los que contribuyeron directamente, a los cómplices, a los apologistas de esos crímenes -ustedes saben que hubo muchos-, a esos se les puede comprender como criminales. Esa es una razón semejante a la que establece una de esas fracciones: "y por estar prófugo de la justicia, etc." En el proceso instruido con motivo del asesinato del Presidente y Vicepresidente de la República, proceso en que yo presenté un dictamen como asesor, allí está la lista de todos los del cuartelazo; de manera que éstos están prófugos de la justicia, caen en esta fracción del artículo 38, y en los demás casos estamos facultados para suspender en sus derechos políticos a los que han sido autores o cómplices de ese crimen. Estamos en un terreno completamente constitucional por si quedare alguna duda en la Asamblea. No es verdad que no tenemos derecho para en esta ley suspender en sus derechos políticos a esos individuos, por crímenes, no por temores; el temor es otra cosa: son responsables de un crimen del que deben responder ante la justicia, están substraídos de ella o no han sido descubiertos; pero hay leyes que los castigan y en ese transitorio es constitucional. Después de cometido el crimen, hay en la Ley Penal penas como éstas, y ésta es la que debe aplicarse ahora. Es conveniente y es constitucional aplicarla. Son criminales, y como tales, el Poder Legislativo puede suspenderlos en sus derechos, arreglado a la parte final del artículo 38 de la Constitución. (Aplausos y voces: ¡A votar!)

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: En vista de las manifestaciones de la Asamblea, se consulta, en votación económica, si se considera el asunto suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Si se considera suficientemente discutido. (Voces: ¡Que se lea!)

El C. Siurob: Pido la palabra. (Voces: ¡Estamos en votación!) Para una aclaración que concierne a la votación.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: La aclaración que pienso hacer es esta: que ya incluímos de acuerdo los firmantes, a los jefes políticos.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Con la modificación propuesta por el C. Siroub, se va a proceder a la votación del artículo enunciado. (Voces: ¡Que se lea!) Por la negativa.

El C. Prosecretario de la Barrera: Por la afirmativa.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Se suplica a los señores diputados que están de pie se sirvan ocupar sus curules respectivas. Al mismo tiempo se les suplica guardar silencio a fin de que pueda tomarse la votación.

(Se corrigió la votación.)

El C. Prosecretario de la Barrera: Aprobadas las adiciones que se pusieron a discusión de esta H. Asamblea, por 130 votos de la afirmativa contra 6 de la negativa, de los CC. Arellano R., Cepeda Medrano, Manrique, Molina Pedro, Rebolledo y Suárez Enrique.

El C. Presidente: Para alusiones personales tiene la palabra el C. García Vigil.

El C. García Vigil: Ciudadanos diputados: El muy estimable compañero Manrique aludió a mí, haciéndome aparecer como versátil, desde el momento en que, en una sesión reciente, sostuve yo -y sigo sosteniéndolo-. que no importa que vengan aquí elementos de criterio "huertista." retardatario, etc., pues estamos dispuestos a contender con ellos siempre, y el que suscriba yo la proposición, que afortunadamente ha sido aprobada por una enorme mayoría, en que sostengo la exclusión de ciertos elementos "huertistas," que están clasificados en la misma proposición. Con anterioridad a la votación pensé hacer toda una disertación que comprendiera todos los casos tratados por los señores Cepeda Medrano y Manrique y hacer también una recopilación de sucesos, con objeto de que el ánimo de la Asamblea se inclinara decididamente en favor de la proposición que nosotros suscribimos, aparte de discutir el punto desde lo que nos permite la ley; pero en vista de que el verbo hecho llama del C. León ha caldeado los corazones al punto de que podemos decir que por aclamación se ha suspendido en el uso de la palabra a muchos que estábamos inscriptos en el pro con objeto de salir del trance y dar desde luego la aprobación a este artículo transitorio, quedé relevado por completo de la tarea que me había impuesto: pero estoy obligado a satisfacer, tan ampliamente como es debido, al estimable compañero Manrique, por el error en que se encuentra respecto a mis convicciones.

A mi juicio, el compañero Manrique sufre un error capital. No obstante que él ha cursado Filosofía y que es un estudioso, no ha podido distinguir, y me ha negado con antelación el derecho de hacer los distingos. En efecto, si en reciente sesión dije, como sostengo ahora, que no me importa contender, ni por la fuerza, ni por las ideas, con los elementos que afortunadamente hemos vencido, es porque tengo una confianza absoluta, ciega, no tanto en mí, cuanto en la fuerza acumulada en mí dimanada de la Revolución misma; es a la Revolución a la que yo debo esta convicción profunda, de que nuestros enemigos, los enemigos de ella, deben despedirse definitivamente de sus caras ilusiones, Jamás de jamases volverán..... (voces: ¡Las obscuras golondrinas! Risas), a los puestos en que defraudaron no solamente las arcas de la Nación, sino los más caros ideales del pueblo. Nunca más creo yo que volveremos a tener un régimen que trate de perpetuarse en la forma en que lo pretendió el porfirismo. Hemos visto cómo un dictador de mucha mayor pujanza que Porfirio Díaz. Victoriano Huerta, no pudo prevalecer sobre la ola tempestuosa de la Revolución que nosotros hicimos saltar siempre con el pecho opuesto a aquella preparación militar de que tanto se ufanaba el dictador y a la que tanto cantaban los periodistas asalariados como aplastante para nosotros. De manera que nunca, nunca ha pasado por mi imaginación, nunca por mi espíritu un sólo pensamiento, un sólo sentimiento de debilidad, que me haga creer que los tiempos dictatoriales con las características que han desaparecido hace tres o cuatro años, vuelvan a aparecer en nuestra historia. No, los pueblos tienen un proceso al cual se sujetan indeclinablemente: los fenómenos político-sociales son de todas veras indeclinables; la Revolución ha sido uno de esos fenómenos.

Nosotros, en los albores del siglo XX no pudimos de ninguna manera, aunque lo quieran elementos retardatarios, marchar con el paso lento con que se marchaba hace sesenta o setenta años: no, la obra de Porfirio Díaz, afortunadamente ha caducado; la tesis sostenida por nosotros ha sido comprobada en todas partes en la tribuna, en las aulas, en las bocacalles, en las puertas mismas de la casa del dictador a pedradas en la noche del 24 de mayo; y posteriormente ha sido sostenida, a manera que lo deseaban los usurpadores, en los campos de batalla. Y del pueblo mismo ha surgido la vitalidad portentosa que hemos observado, con manifestaciones de guerreros para los cuales decimos tener siempre una loa muy elevada para que jamás desfallezcan, y para que estimulemos a los que tienen que venir indefectiblemente, porque la Revolución habrá de sufrir algunos traspiés; pero nunca nos sentiremos desfallecidos. La Revolución sucesivamente ha vencido y va venciendo siempre con mayor facilidad todos los obstáculos que se le presentan: de modo es que nunca ha pasado por mi mente que elementos que fueron nuestros enemigos, ni en lo intelectual, ni en lo moral, ni en lo político podrán jamás, no digo derrotarnos, vencernos, pero ni siquiera combatirnos. Tengo una fe ciega en ello y, repito, esta fe no dimana de mí mismo, sino de la Revolución, que ha sido una obra de precursores para los cuales, en estos momentos, quiero tener una palabra de recuerdo y una palabra

de admiración. ¡Benditos seáis los que desde la primera usurpación de Porfirio Díaz, cuando defraudó los principios mismos que él sostuvo, se encararon a este canalla y lo combatieron! ¡Bendito sea Filomeno Mata, figura representativa de esos caracteres que jamás claudicaron, que jamás desfallecieron y que apenas pudo entrever los albores de la Revolución triunfante! (Aplausos.)

Pues bien, señores, nunca he pensado que tales sujetos podrían, no vencernos, ni competirnos. ¿Por qué, pues, esta confusión en el compañero Manrique? Porque el compañero Manrrique, demasiado Quijote, ha creído que nosotros, así como no sentimos temor ninguno para justar con ellos, debemos también ser injustos con nosotros mismos, con la Revolución, con la sangre derramada por la libertad, con las lágrimas, con todos los sacrificios hechos por la Revolución y merecer el anatema de la historia por nuestra debilidad, porque no supimos llevar al patíbulo a quienes lo merezcan y a las prisiones a quienes también lo tienen muy merecido, y entonces nosotros nos hagamos acreedores a que esa reacción sea, en efecto, una fuerza que reaccione contra nosotros mismos y que nos derroque nuevamente y entonces mereceremos el anatema del pueblo, por no haber sido acreedores a este triunfo, que después de haberlo tenido, fuimos indignos de haberlo conservado. Así, pues, desde el punto de vista de la justicia, desde el en que yo me he colocado para signar esa proposición, no es temor a ellos; yo soy el primero en sostener que si los señores del "A B C" están batallando constantemente, tenazmente por sacar avante sus ideas capitales de la política, de la ineptitud conque quieren estigmatizarnos y de la suprema aptitud de que tanto se envanecen, que sigan combatiendo, siempre, siempre; hay que respetarles ese derecho; pero todos aquellos que tienen pendientes cuentas con la justicia, que las ajusten primero, para después penetrar en esta representación Nacional. (Voces: ¿Muy bien! Aplausos.)

Señores diputados: No hay, pues, contradicción alguna entre mi actitud en reciente sesión, y el hecho de que yo haya signado, y no sólo signado, sino juntamente con el compañero Siurob, hecho esa proposición. Pero remontándonos a una justicia tan elevada como la pedía el C. Cepeda Medrano, como la desea e invocó el compañero Manrique, ¡qué gloria mayor para la Revolución misma que clasificar a sus enemigos!; ¡qué mejor para ella, que se vea que no ha sido fuerza ciega, ciega por las pasiones, y que ha pretendido colocar al mismo nivel a todos sus enemigos!; ¡qué mejor, pues, que comenzar esas clasificaciones, esas gradaciones que exige la justicia inmanente de todas las cosas!; ¡qué mejor que eso, qué mayor satisfacción para los elementos que sirvieron al "huertismo," que vean que ellos, algunos de ellos, no están clasificados aquí!; ¡qué mejor para ellos y para nosotros, pues dirán que la Revolución esta haciendo justicia; no todos hemos sido culpables en el mismo grado; no todos robamos; no todos asesinamos! ¡No, también de muchos de nosotros se aprovechó el dictador y aquellas clases privilegiadas; también muchos de nosotros fuimos como un rebaño llevado por el pastor y sujetos constantemente! ¡Qué mejor, pues, para la revolución que comenzar a hacer justicia y no dejar que vague ese elevadísimo concepto de boca en boca y en bocas que no pueden articular una sola palabra de justicia, porque esas palabras no pueden ser concebidas por cerebros que están mal equilibros, porque la virtud suprema del hombre es el ser justo, y el hombre justo es el hombre por excelencia! Por consiguiente, ¿cómo dejar que el concepto de justicia para enemigos de la Revolución anduviera vagando, ya aquí, ya allá, y que por igual fueran clasificados desde el último gendarme como el oficial de correspondencia de una oficina, hasta el asesino que premeditadamente y con toda la saña propia del acto, con toda la avilantez requerida, se haya atrevido a concular la Ley, a violar domicilios, a llevar a calles oscuras, para matarlas, a las víctimas: cómo vamos a hacer esto? Entonces la Revolución ha hecho tabla rasa No, para reivindicarnos de los ataques de que somos objeto, debemos establecer gradación, y ha llegado el momento. Es por esto por lo que nosotros hemos puesto en primer término a todos aquellos que han tenido una responsabilidad política perfectamente clara, inconfundible; y la nación entera aplaudirá esto porque es un acto de verdadera justicia. ¿Es posible creer que si la ley prohibe que puedan ser electos el Presidente de la República, los Secretarios de Estado, los Magistrados, los jefes con mando, los Presidentes Municipales, etc., del régimen propio del que formamos parte, vayamos a admitir que elementos del régimen opuesto y en grado similar a este que nosotros tenemos señalado para los nuestro puedan penetrar al recinto de Representación Nacional? Jurídicamente, es imposible; moralmente, más todavía; por tanto ¿iba a hacer un acto de injusticia la Representación Nacional proscribiendo de los derechos a la misma Representación a elementos como los Secretarios de Estado que son enteramente solidarios en política, al Presidente de la República: a los Subsecretarios de Estado, a los Oficiales Mayores? De ninguna manera. ¿Iba a cometer un acto de injusticia la Representación Nacional proscribiendo de esos derechos a los generales con mando de fuerzas, a los coroneles y militares de alta graduación que unos robaron, asesinaron, violaron, otros lo hicieron todo junto, todo a la vez? No: ¿es un acto de justicia negarles la entrada?

Indudablemente que sí. Los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se sentenciaron penalmente o por consigna a tantas víctimas, ¿son dignos de que la Revolución los perdone?, ¿son dignos de que puedan penetrar a la Representación Nacional? ¡Jamás! Los Jueces de Distrito que no ampararon a tantas víctimas, ¿son dignos de penetrar a la Representación Nacional? Los Jueces de Primera Instancia, los agentes del Ministerio Público que figuraron en aquella época y que contribuyeron, por su representación, por el puesto que desempeñaban para que aquél régimen subsistiera, son dignos de penetrar a la Representación Nacional? ¡Nunca! Los administradores de aduanas, es decir, todos los funcionarios de carácter administrativo, que sacaron provecho material y que forzosamente tenían que hacerse solidarios del régimen férreo de una dictadura enteramente criminal. ¿queden penetrar a esta Representación Nacional? De ninguna manera.

Así es pues, que esta proposición es justiciera en el más alto grado, justiciera para nosotros mismos, justiciera para todas las víctimas que ha tenido la Revolución, para todos los nuestros. Necesario es que nosotros recordemos cómo se hizo la Revolución. ¿Pues qué vamos a olvidar alguna vez aquel enfatuamiento de que se sentían poseídos los "huertistas" cuando clamaban que era imposible vencer al Ejército federal, cuando decían que habían sido reconocidos por casi todas las naciones extranjeras, cuando cometiendo los actos más criminales de que no se tiene noticia en nuestra historia, conculcaban hasta los derechos de los más humildes; cuando el llanto de las familias por el abandono en que se encontraban, al ser lanzados sus hombres a la guerra en contra de los usurpadores, las miserias, las privaciones las violaciones que sufrieron en su hogar, no clamaban para que nosotros hoy, haciendo un acto de justicia por primera vez, puesto que es el primer acto de esa naturaleza que hace la Revolución, proscribamos a los miserables que cometieron todos los atropellos? Indudablemente que sí. ¡Que doloroso es que se haya venido a hablar de libertad y de justicia por uno que a sí mismo se dice remotamente revolucionario. ¿Es posible que olvidemos tantos dolores, tantos penas, tantos sufrimientos; y es posible, sobre todo, que hombres representativos de un momento histórico dejemos de cumplir nuestras amenazas?

¡Si las dejamos de cumplir, es porque también estamos dispuestos a dejar de cumplir nuestras promesas! (Aplausos.) Y es por esto por lo que yo, de igual modo que constantemente estoy exigiendo el cumplimiento de la Revolución como fue difundida en el alma popular, no como vanamente ha tratado de escribirse, es natural que venga a sostener el cumplimiento de nuestras amenazas. Nosotros debemos ser como aquel pueblo de un islote del mar Egeo, que en el momento de celebrar una alianza arrojó enormes peñas al mar, jurando que dejaría de cumplir sus promesas cuando las peñas volvieran a la superficie; así debemos hacer nosotros; hemos jurado justicia, venganza, contra los criminales y hemos prometido libertad, bondad, igualdad, fraternidad para los humildes y para los desposeídos, pues cumplamos una y otra cosa; pero lo repito: si nosotros queremos dejar de cumplir nuestras venganzas, que no son precisamente venganzas pasionales, sino venganzas que exije la justicia humana, es porque estamos bien dispuestos a faltar a nuestros compromisos y para que no faltemos a nuestros compromisos, hagámonos acreedores a una venganza igual a aquella que nosotros hemos lanzado contra nuestros enemigos, para que los que vengan después se venguen en nosotros, porque nosotros no hemos cumplido como lo hemos ofrecido.

(Aplausos.)

Cumplamos, pues, por igual. El corazón del verdadero revolucionario tiene el temple de las espadas templadas al frío, son duras al combate y se pueden romper también ante un sentimiento de los más sencillos; así es como nosotros tenemos tipos en la revolución que por igual han sabido oprimir y abrir el puño prestando la protección debida a los desfallecidos, a los caídos, a los perseguidos; no han necesitado levantar la mano sobre el insultante, sobre el que los ha atacado, sino que ha bastado que la palma de la mano los proteja como un nimbo; ese es el tipo del verdadero revolucionario, pero el tipo del verdadero revolucionario no debe mistificarse hasta el punto de que resulte un histrión diciéndose revolucionario cuando no ha sabido mantener los principios incólumes; pero yo vengo a emplazar a cualquier histrión, cuando venga aquí a la tribuna, para que me diga si no es un espíritu de bondad el mío de cumplir suficientemente con la ley, es decir, que no estoy llamado para ser un reformador y esto es lo que me hace perdonar a los enemigos que debían estar en el patíbulo y muchos de ellos decapitados.

Señores; el compañero León desenvolvió admirablemente su pensamiento y con una figura bellísima hizo estallar el aplauso, y, sobre todo, como dije antes, caldeó los corazones con la llama de su verbo y los corazones caldeados mostraron toda la suavidad y toda la nobleza que les es propia, en el estallido del aplauso. Nada hay que agregar después de estas palabras y después de las dichas por el señor licenciado Velásquez, que tan acertadamente señaló el punto jurídico desde el cual podemos nosotros perfectamente inscribir entre los proscriptos de la Representación Nacional, a los que conculcaron la misma ley. Hoy sólo me queda, sirviéndome también de una figura bella, rogar a todos que la Revolución sea defendida como nuestra cosa más cara. Gabriel D'Annunzio, esteta sumo, en una increpación notable tiene palabras de las más vehementes para aquellos que no han sabido defender la belleza; en una increpación notabilísima, lanza esta frase que se ha quedado grabada en mi mente, siempre que se ha tratado de un ideal carísimo: "Puesto que hoy los mortales ya no tributan honor y reverencia a la musa que les es predilecta, a la belleza; defendedla con todas las armas y hasta con las befas, si mejor os sirven que las invectivas." Eso es lo que debemos hacer con la Revolución: ¡defenderla con todas las armas y hasta con las befas, como lo he hecho con los histriones, si mejor me sirven que las invectivas! (Aplausos.)

Presidencia del C.

MANJARREZ FROYLAN

El C. Figueroa: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Figueroa: Suplico a la Mesa ponga a la consideración de esta Asamblea la proposición presentada por varios diputados, relativa a que se tome un acuerdo para que la misma Asamblea se constituya en sesión permanente hasta terminar la Ley Electoral.

El C. Presidente: En efecto, fue presentada la proposición a que hace referencia el C. Figueroa pero no ha podido dársele lectura por haber otros asuntos a discusión. Habiendo terminado estos asuntos, se va a proceder a darle lectura.

- El C. Prosecretario de la Barrera, leyendo:

"H. Asamblea:

"Los subscriptos diputados en ejercicio al Congreso General, someten a Vuestra Soberanía, pidiendo dispensa de trámites, el acuerdo que sigue:

"Acuerdo único:

"Constitúyase esta Asamblea en sesión permanente, hasta concluir la discusión de la Ley Electoral a debate.

"Salón de Sesiones del Congreso de la Unión.- México, junio 18 de 1918.- Rafael Martínez de Escobar.- José Luis Figueroa.- E. C. Sánchez Tenorio.- Salvador Saucedo.- R. Aveleyra.- R. Basáñez.- B. Vadillo.- J. Siurob.- A. Cienfuegos y C..- A. P. Castañeda.- A. Esquivel.- J.R. Padilla.- E. Suárez.- U. López Celis."

El C. Sánchez Tenorio: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Sánchez Tenorio: Como ha pasado ya la hora reglamentaria y son muchas las adiciones que hay en cartera, suplico que se deje pendiente esta proposición a fin de que sea discutida el día de mañana.

El C. Figueroa: Pido la palabra.

El C. Siurob: Pido la palabra para obtener un dato de la Secretaría.

El C. Aguirre Colorado: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra para una moción de orden.

El C. Aguirre Colorado: Entiendo que la Presidencia antes de dar lectura a esta proposición, habiendo llegado la hora reglamentaria debía haber preguntado si se prolongaba la sesión; prolongada la sesión, cabe esta proposición.

El C. Figueroa: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Figueroa: Para pedir permiso a esta Honorable Asamblea con objeto de retirar esta moción, debido a que he sido informado por la Secretaría de que hay todavía muchas adiciones que discutir a la Ley Electoral. Esto no significa, ni mucho menos, que nosotros hayamos quitado de nuestros espíritus la intención de trabajar, sino que, como hay tantas proposiciones todavía, no acabaríamos de discutir esta noche y sería inútil provocar el cansancio de la Asamblea.

- El C. Presidente, a las 8.20 p.m. Se suspende la sesión y se cita para mañana a las 10 de la mañana.