Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171005 - Número de Diario 26

(L27A2P1oN026F19171005.xml)Núm. Diario:26

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 5 DE OCTUBRE DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 26

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL DÍA 4 DE OCTUBRE DE 1917

SUMARIO

SUMARIO................................................................................

1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior. Se da cuenta con los documentos y dictámenes en cartera.

2. - Es aprobado nominalmente en lo general y en lo particular, el dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, relativo a la pensión a los hijos del C. Belisario Domínguez.

3. - Previa rectificación de hechos y contestación de alusiones personales que hace el C. Manrique, se da lectura a una petición de varios ciudadanos, relativa a la autonomía universitaria.

4. - Continúa la discusión sobre el inciso relativo a la Universidad Nacional, del artículo 1o. de la Ley de Organización de las Secretarías de Estado. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. SÁNCHEZ PONTÓN LUIS

(Asistencia del 145 CC. Diputados.)

El C. Presidente, a las 4.17 p. m,: Se abre la sesión.

El C. Secretario Aranda: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados el día tres de octubre de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Sánchez Pontón Luis.

"En la ciudad de México, a las cuatro y veinte de la tarde, del miércoles tres de octubre de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento cincuenta y seis CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Aranda, se abrió la sesión.

"El mismo C. Secretario, leyó el acta de la sesión celebrada el día de los corrientes, la cual, sin discusión, se aprobó en votación económica.

"Acto continuo el C. Secretario Magallón, dió cuenta de los siguientes documentos:

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, en que participa la elección de Presidente y Vicepresidentes para el presente mes. - De enterado.

"Oficio de la Secretaría de Estado, Negocios Interiores, comunicando, haberse impuesto de que fué aprobado por esta H. Cámara, el proyecto de ley que concede pensión a los hijos del extinto C. Belisario Domínguez. - A su expediente.

"Oficio de la Legislatura del Estado de Veracruz, por medio del cual avisa que declaro su instalación, abriendo desde luego su primer período de sesiones ordinarias. - De enterado.

"Telegrama procedente de Tlaxcala, en que el C. general Ríos Zertuche participa que hizo entrega del Gobierno de ese Estado al C. general Luis M. Hernández. - De enterado.

"Solicitud del C. diputado Portillo Marcelo, para que, con dispensa de todo trámite y goce de dietas, se le conceda licencia por veinte días.

"Con dispensa de trámites y sin discusión, fué aprobada en votación económica.

"Proyecto de ley, subscripto por los CC. Lizalde, Dyer, Aguirre Escobar, Esparza, Márquez Rafael, Cienfuegos y Camus, Muñoz, Hay, Manjarrez, Domínguez, Alonzo Romero, Magallón y Esquivel, que se refiere a la autorización que debe concederse a los Estados, Territorios y Distrito Federal, para crear su deuda agraria, de conformidad con lo preceptuado en el artículo 27 de la Constitución. - A la Comisión Especial del artículo 27.

"Memorial subscripto por numerosos ciudadanos y hecho suyo por varios CC. diputados, por medio del cual se pone en conocimiento de esta H. Cámara, hechos relacionados con el asesinato cometido por el C. Ángel Pandal, en la persona del C. Luis G. Portillo. - Remítase original el presente escrito al C. Procurador General de la Nación.

"Memorial firmado por gran número de ciudadanos y hecho suyo por varios CC. diputados, en que se pide apoyo a la iniciativa del C. Villarreal Filiberto C., relativa al pago de rentas de casas. - A las Comisiones unidas, 2a. de Hacienda, 2a, de Justicia y 2a de Puntos Constitucionales que estudian el proyecto de ley.

"Solicitud de la señorita Josefina Salazar y Matamoros, a fin de que se le aumente la pensión de que disfruta como nieta del general insurgente, don Mariano Matamoros. Hacen suya esta solicitud los CC. diputados Ruiz Juan A., Saucedo Salvador y Montiel Carlos R. - A la 1a. Comisión de Hacienda.

"El C. Ruiz Juan A., leyó una carta que, relacionada con este asunto, le dirige la solicitante.

"Ocurso signado por el C. Miguel Rebolledo y

siete firmantes más, propietarios de casas en el Distrito Federal, en que hacen consideraciones relativas a la iniciativa presentada por C. diputado Villarreal Filiberto C. - A la comisión de Peticiones.

"Escrito en que varias señorías, ex empleadas de Secretaría de Guerra y Marina, piden que esta H. Cámara influya ante quien, corresponda para que les sea entregada en bonos la parte de sus sueldos que les fué descontada. - A la Comisión de Peticiones.

"Oficio del Presidente Municipal del pueblo de Niltepec, distrito de Juchitán, Oaxaca, en que pide la intervención de esta H. Cámara con el fin de que un familiar de don Rosendo Pineda, no despojo al pueblo citado de los terrenos que le pertenecen. - A la Comisión de Peticiones.

"Solicitud de la señora Guadalupe Montero, viuda del mayor de guardia nacional, Ignacio Ruiz, muerto en campaña contra los yaquis rebeldes, a fin de que se lo siga ministrando la pensión que en época anterior venía disfrutando. - A la Comisión de Peticiones.

"Ocurso del C. Franco Verástegui, acompañado de varios anexos que se refieren a la iniciativa sobre rentas de casas, y que pide se turnen a las comisiones dictaminadoras. - A la Comisión de Peticiones.

"Petición de la señora Francisca M. viuda de Hernández, para que le sean devueltos unos documentos que dice acompaño a su solicitud de pensión el 30 de Abril de 1912. - A la Comisión de Peticiones.

"Memorial en que la señora Natividad Díaz viuda de Vázquez, pide pensión por haber muerto en campaña su esposo, el subteniente Luciano Vázquez. - A la Comisión de Peticiones.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Interior, que termina con esta proposición:

"Concédase ampliación por siete días, con goce de dietas, a la licencia que disfruta el C. diputado Benito Fentanes."

"Sin discusión, fué aprobado en votación económica.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Interior, que concluye con el siguiente acuerdo económico:

"Concédase al C. diputado Lauro González, un mes de licencia, con goce de dietas, para atender su salud."

"Sin que nadie hiciera uso de la palabra, la Asamblea le otorgó su aprobación.

"Dictamen de las Comisiones unidas, 1a. de Puntos Constitucionales y 1a. de Trabajo y Previsión Social, que en su parte resolutiva dice:

"Dígase al Sindicato Mexicano de Electricistas, de esta capital, que está para expedirse la Ley Orgánica del artículo 123 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, y en ella encontrará la interpretación amplia que solicita del precepto relativo, así como su fácil aplicación para que no sean ilusorios los derechos de los obreros frente al capital, conquistados por la Revolución en la Carta Magna de 1916 - 17."

"Puesto a discusión, sin ella, se aprobó en votación económica.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales, formulado con motivo de la solicitud de los vecinos del pueblo de Jesús María. Aguascalientes, para que esta Cámara declarara que el C. Juan López está inhabilitado para desempeñar el cargo de diputado al Congreso de aquella Entidad, cuyo dictamen concluye con el siguiente acuerdo:

"Único. Con inserción de este dictamen, comuníquese a los firmantes de esta solicitud que: el H. Congreso de la Unión no tiene facultades para conocer en el asunto a que se refiere."

"Puesto a debate, sin que nadie hiciera uso de la palabra, la Asamblea lo aprobó en votación económica.

"Dictamen de las Comisiones unidas de Estado, Interior, y 2a. de Puntos Constitucionales que propone pase a la Comisión que estudia los proyectos de leyes reglamentarios de artículos constitucionales, la solicitud del C. Martín F. Reyes, a fin de que expida la Ley Orgánica del Municipio Libre para el Distrito Federal.

"Fué aprobado en votación económica, sin discusión.

"También se dió cuenta con los dictámenes de la Comisión de Peticiones que proponen pasen a la de Guerra que los corresponda, las solicitudes de pensión de las señoras Gabina Vasconcelos viuda de Cruz, María Sandoval viuda de Méndez, Catarina Jiménez viuda de Blanco, María Calderón viuda de Mayo, Tomasa Alvarado viuda de Sánchez, y la del C. Secundino Flores, dictámenes que, sin discusión, se aprobaron en votación económica.

"En la misma forma la Asamblea otorgó su aprobación a otro dictamen, asimismo de la Comisión de Peticiones, que propone pase a la Comisión de Puntos Constitucionales que corresponda, el expediente formado con motivo de la solicitud de los CC. coronel Alberto Salinas y capitanes Felipe Carranza, Benjamín J. Venegas y Guillermo Villasana, a fin de que se les autorice para usar una medalla que les fué concedida por el gobierno de El Salvador.

"A continuación fué puesto a debate, reformado por las Comisiones, el artículo 1o. del dictamen que consulta el proyecto de Ley Orgánica de Secretarías de Estado.

"El C. Hay solicitó se cambiara la denominación de "Secretaría de Negocios Interiores," por la de. "Secretaría de Gobernación, "lo que aceptaron las Comisiones; los CC. Manjarrez y Ortiz interpelaron a éstas y al primero le contestó el C. Manrique, resolviendo en seguida la Presidencia que, a fin de ordenar la discusión, los CC. diputados se sirvieran separar los puntos de dicho artículo 1o. que quisieran objetar; el C. Neri apoyó la reforma sugerida por C. Hay, y a efecto de realizarla el C. Manrique solicitó y obtuvo permiso de la Asamblea para retirar el dictamen y presentarlo modificado por lo que se refiere a la denominación de "Secretaría de Gobernación" en lugar de "Secretaría de Negocios Interiores." Este dió lugar a una moción de orden del C. Rivera Cabrera y aclaraciones del mismo, del C. Neri y de la Presidencia.

"A solicitud de varios CC. diputados se separaron los puntos relativos a Secretaría de Comunicaciones, Departamento Universitario y de Bellas

Artes, y Departamento de Aprovisionamientos Generales.

"Con estas excepciones se procedió a la votación nominal de dicho artículo 1o. que resultó aprobado por unanimidad de ciento cincuenta y dos votos.

"Por consiguiente, quedaron aprobadas las Secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores, Hacienda y Crédito Público, Guerra y Marina, Agricultura y Fomento, Industria, Comercio y Trabajo, y Departamento de Salubridad Pública.

"A discusión el punto relativo a la Secretaría de Comunicaciones el C. Ortiz pidió que este Departamento de Estado se denominara "Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas." La Asamblea consintió en esta modificación, después de haberla aceptado las Comisiones. Sin que nadie hiciera uso de la palabra, se reservó para su votación esta parte del artículo 1o.

"A debate el punto relativo al Departamento Universitario y de Bellas Artes, el C. Guajardo habló en contra, y en pro los CC. Rueda Magro y Velázquez, el primero miembro de las Comisiones. Y como la Presidencia concediera la palabra en contra al C. Siurob y en seguida la solicitara en pro, por las Comisiones el C. Manrique a quien la Mesa concedió derecho preferente para hablar, el C. Siurob hizo una moción de orden, otra el C. Blancarte, y aclaraciones la Presidencia, seguidas de otras del C. Siurob. El C. Secretario Portes Gil leyó los artículos 97 y 99 reglamentarios, a petición del C. Siurob, quien de conformidad con ellos solicitó se le permitiera el uso de la palabra. También se dió lectura al artículo 103 del Reglamento, a petición del C. Blancarte, y al 101, a solicitud del C. Manrique.

"El C. Presidente sometió al voto de la Asamblea su decisión de conceder la palabra al C. Manrique, y aquella resolvió afirmativamente. El C. Siurob insistió para que se le permitiera hablar; siguieron aclaraciones de la Presidencia y mociones de orden de los CC. Alonzo Romero, Medina Hilario, Siurob, Zubaran, y Cabrera. La Asamblea, en votación económica, resolvió nuevamente que correspondía el uso de la palabra al C. Manrique; el C. Siurob reclamó dicha votación; la Secretaría pasó nueva lista, y como de ella resultó no haber quórum, se levantó la sesión a las ocho y cinco minutos de la noche, después de que el C. Secretario Aranda leyó la orden del día para la sesión siguiente."

Está a discusión el acta. ¡No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada.

El C. Secretario Alonzo Romero: "Secretaría de Estado. - México. - Negocios Interiores. - Sección primera. - Mesa segunda. - Número 2215

"Con el atento oficio número 46, girado por la Mesa 5a de la Secretaría de esa H. Cámara, con fecha 18 del que cursa, se recibió en esta Secretaría el ocurso original del C. J. M. Gómez, en el que solicita ingresar en el Ejército o en alguna dependencia de la Secretaría de Guerra.

"Reitero a ustedes las seguridades de mi consideración distinguida.

"Constitución y Reformas. - México, septiembre 28 de 1917. - P. O. del Subsecretario de Estado, Encargado del Despacho del Interior. - El Oficial Mayor, P. Machorro Narváez. - A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - A su expediente.

"C. Secretarios del H. Congreso de la Unión. - Secretaría del Congreso de Michoacán de Ocampo. - Circular número 4. - M. V. - México, D.F.

"En sesión verificada el día 28 del mes que hoy termina, éste H. Congreso, de conformidad con el artículo 23 del reglamento interior del mismo, tuvo a bien elegir a los CC. Carlos García de León y Miguel Jiménez, para que funjan como Presidente y Vicepresidente de la mesa Directiva, durante el mes de octubre próximo.

"Al comunicarlo a ustedes, nos es grato protestarles nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - Morelia, septiembre 30 de 1917. - Diputado Secretario, A. C. Castellanos. - Diputado Secretario, Timoteo Guerrero." - De enterado.

"Telegrama de Tlaxcala, 3 de octubre de 1917.

"Presidente de la Cámara de Diputados.

"Ayer nombré Secretario General de este Gobierno, al C. ingeniero Luis Laval en substitución del licenciado Manuel Gómez Lomelí, habiendo tomado desde luego posesión de su encargo, previa la protesta de ley que otorgó. Tengo el honor de comunicarlo a usted para su conocimiento, renovándole mi consideración muy distinguida.

"El Gobernador provisional del Estado, general Luis M. Hernández." - De enterado.

"H. Asamblea:

"Teniendo presentes las palabras del ciudadano Presidente de la República, acerca de que, para salvar el desequilibrio económico debemos atenernos a nuestros propios recursos y, siendo urgente allegar en la mayor cantidad posible, para que cuanto antes se establezca el Banco Único de Emisión, me permito someter a la consideración de Vuestra Soberanía el siguiente proyecto de ley:

"Artículo 1o. El Ejecutivo de la Unión mandará practicar una investigación minuciosa para inquirir el origen de la propiedad actual, equiparando la riqueza que acusaba cada propietario en el año de 1910, a la que posee actualmente.

"Artículo 2o. La investigación a que se refiere el artículo anterior, comprende las fincas rústicas y urbanas, haciendas, ranchos, semovientes, carruajes, etc.

"Artículo 3o. El Ejecutivo de la Unión tomará las medidas que juzgue convenientes para hacer tales investigaciones, y la Cámara de Diputados nombrará una Comisión de entre sus miembros, para que conozca de todos y cada uno de los asuntos que, por este concepto se presenten, para informar a la Representación Nacional.

Artículo 4o. El mismo Ejecutivo queda facultado para decomisar a aquellos bienes que, como consecuencia de las investigaciones de referencia, resulten ser ilegítimos.

"Artículo 5o. Todos aquellos bienes que daten del año de 1910 a la fecha inclusive, y cuyos propietarios no hayan tenido bienes de fortuna antes del primer año citado y no satisfagan debidamente la adquisición de ellos durante la revolución, se considerarán ilegítimos.

"Artículo 6o. El Ejecutivo de la Unión queda igualmente facultado para vender todos los bienes que por ilegítimos, se decomisen, en el concepto de que los fondos que se recaben, se destinarán exclusivamente al Banco Único de Emisión.

"TRANSITORIO.

"Artículo único. Esta ley comenzará a regir desde la fecha de su promulgación.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados.

- Constitución y Reformas. - México, octubre 2 de 1917. - Diputado por el 10 distrito electoral del Estado de México, José Federico Rocha." - Primera lectura.

"H. Asamblea:

"El día 23 de agosto de 1913, en la hacienda de "Santiago," cercana a la Villa de Arriaga, San Luis Potosí, murió sosteniendo desigual combate en contra del esbirro Jesús Faz, el general constitucionalista profesor Cándido Navarro. Hacer historia revolucionaria de este distinguido guanajuatense, sería muy largo; pero baste recordar que, desde la iniciación de la lucha en contra del régimen porfirista, se distinguió por su valor, constancia y honradez.

"Al sucumbir el mencionado general Navarro, dejó en la más completa miseria a su señora esposa Carlota Bravo y a sus hijos Hiparco y Dioscóride. Los jóvenes Navarro continúan prestando sus servicios en el ejercito, razón por la que no están en condiciones de ayudar a su señora madre, quien, por tal motivo, se ha visto precisada a concurrir, en calidad de obrera, a los talleres impresores de estampillas, en donde percibe el miserable sueldo de un pesos veinte centavos diarios, cantidad que, se comprenderá, no le basta para cubrir sus más apremiantes necesidades.

"Por lo expuesto, me permito someter a Vuestra Soberanía, el siguiente proyecto de ley:

"Único: Se concede a la señora Carlota Bravo viuda de Navarro, una pensión de $5.00, cinco pesos diarios, que le será pagada por la Tesorería General de la Nación, mientras conserve su actual estado civil.

"Suplico que, en atención a lo precario de la situación económica de la señora viuda de Navarro, sean dispensados los trámites a la presente proposición.

"Adjunto algunos documentos, con carácter devolutivo, que comprueben en qué perdió la vida el extinto general Navarro.

"Constitución y Reformas. - Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, octubre 3 de 1917. - Manuel Lailson Banuet." - Primera lectura.

"Comisión 2a. de Hacienda.

"Señor:

"A la 2a. Comisión de Hacienda fué turnada la iniciativa presentada a Vuestra Soberanía, por varios CC. diputados, encaminada a que se expida una ley que conceda una pensión de diez pesos diarios, a la señora Pilar P. viuda de Rendón, por los servicios prestados a la causa del pueblo, por su esposo, el diputado a la XXVI Legislatura, licenciado Serapio Rendón.

"Esta Comisión cree un deber de alta justicia, ante la historia del Parlamento Mexicano, el que se conceda la pensión solicitada en favor de la viuda del ilustre representante yucateco, que, al ser sacrificado por los esbirros de la usurpación huertiana, dejó una estela luminosa, que siempre marcará, ante las generaciones futuras, cuál es el sendero del deber y del patriotismo, que los esforzados paladines de la noble causa del pueblo deberán seguir en el cumplimiento de sus altos deberes.

"La Comisión, por tanto, cree que es un deber de alta justicia, secundar la iniciativa presentada por los CC. diputados firmantes, y pide atentamente a Vuestra Soberanía, la aprobación del siguiente proyecto de ley:

"Artículo único: Se concede a la señora Pilar P. viuda de Rendón, por los servicios prestados por su esposo, el licenciado Serapio Rendón, diputado a la XXVI Legislatura, una pensión de diez pesos diarios, que le serán pagados, íntegros, por la Tesorería General de la Nación, en tanto que no cambie de estado civil."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 3 de octubre de 1917. - J. R. Padilla. - J. Silva Herrera. - R. Basañez." - Primera lectura.

El mismo C. Secretario dió lectura al dictamen de las Comisiones 2a. de Guerra y 2a. de Puntos Constitucionales, relativo a la creación de fuerzas de seguridad pública en el Estado de Hidalgo. - Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

El mismo C. Secretario leyó el dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, que consulta una pensión para la señora viuda de don Ramón Cabrera. - Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

El mismo C. Secretario leyó el dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, consultando una pensión para la señorita Guadalupe Hidalgo y Costilla. - Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario: "Comisión 1a. de Hacienda.

"Señor:

"A la Comisión que subscribe pasó el expediente relativo al proyecto de ley de la pensión que esta H. Cámara aprobó para los hijos del C. Belisario Domínguez. La Cámara de Senadores devuelve el expediente, reformando el proyecto de ley, en el sentido de que se den cinco pesos diarios a cada uno de los hijos mencionado C. Belisario Domínguez.

"Por estas consideraciones, y encontrando esta Comisión acertada la reforma de la Cámara colegisladora, somete a la aprobación de esta H. Asamblea, el siguiente proyecto de ley:

"Primero. Se concede una pensión de cinco pesos, íntegros, diarios, a la señorita Hermila Domínguez, pensión que disfrutará mientras conserve su actual estado civil y que le será cubierta por la Tesorería General de la Nación.

"Segundo. Se concede una pensión de cinco pesos, íntegros, diarios, al joven Ricardo Domínguez, por todo el tiempo en que curse sus estudios, pensión que le será cubierta por la Tesorería General de la Nación, debiendo comprobar anualmente, ante el Tesorero General de la Nación, el curso de sus estudios, con el certificado respectivo.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.

"México, 26 de septiembre de 1917. - Juan Zubaran. - Mauricio Gómez."

Está a discusión en lo general. ¡No hay quien haga uso de la palabra? Los ciudadanos que deseen inscribirse, que tengan la bondad de pasar a hacerlo. Ya que no se ha inscrito ningún orador ni en pro ni en contra, se va a proceder a la votación nominal, en lo general.

¡Se efectúa la votación.)

- El mismo C. Secretario: Ha sido aprobado el proyecto en lo general por unanimidad de 144 votos. Se pone a discusión en lo particular.

- El mismo C. Secretario: Está a discusión el artículo 1o., que dice:

"Primero: Se concede una pensión de cinco pesos, íntegros, diarios, a la Hermila Domínguez, pensión que disfrutará mientras conserva su estado actual civil y que le será cubierta por la Tesorería General de la Nación."

Está a discusión. Los que desean hacer uso de la palabra, pasarán a inscribirse. No habiendo ningún orador inscripto, se procede a la votación nominal del artículo 1o.

El C. Prosecretario de la Barrera: Por la afirmativa.

El C. Secretario Alonzo Romero: Por la negativa.

(¡Se recoge la votación.)

- El mismo C. Secretario: Ha sido aprobado el artículo 1o. por unanimidad de 134 votos.

Está a discusión el artículo 2o., que dice:

"Segundo. Se concede una pensión de cinco pesos, íntegros, diarios, al joven Ricardo Domínguez, por todo el tiempo en que curse los estudios, pensión que le será cubierta por la Tesorería General de la Nación, debiendo comprobar anualmente, ante el Tesoro General de la Nación, el curso de sus estudios, con el certificado respectivo."

Está a discusión. ¡Ningún ciudadano desea hacer uso de la palabra? No habiendo ningún orador inscripto, se procede a la votación nominal.

El C. Prosecretario de la Barrera: Por la afirmativa.

El C. Secretario Alonzo Romero: Por la negativa.

(Se recoge la votación.)

Ha sido aprobado el artículo relativo por unanimidad de 128 votos. - El C. Presidente: Pasa a la 2a. Comisión de Estilo.

El C. Presidente: Para contestar alusiones personales, tiene la palabra el C. Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: Esta discusión, este debate sobre el Departamento Universitario en que se comenzó por esgrimir el arma de llamar a los que sostienen determinadas ideas, reaccionarios, haciéndose aparecer como genuinamente revolucionarios los que sostienen la opuesta, siguen por el camino tan trillado de las alusiones personales, hechos éstos que son claramente reveladores de una verdadera penuria en la argumentación cuando es pobre cuando las razones que esgrimimos en defensa de una causa no son lo suficientemente convincentes, ni siquiera para los mismos que las esgrimen, entonces se echa a mano de las alusiones personales; desprestigiamos, combatimos al defensor de una causa para desprestigiar a la causa misma. Comenzó mi compañero, don José Siurob, por achacarme que ha venido a esta tribuna a adular a las muchedumbres y a los tiranos. De cualquier cosa podría el señor Siurob reprenderme, menos, seguramente de adular a nada ni a nadie. Ya este cargo de subir a la tribuna, por sólo el deseo de un aplauso, me lo había hecho en anterior ocasión el compañero Sánchez Pontón, y, en verdad, que desde que subí por vez primera a esta tribuna, puedo aseguraros que invoqué reverentemente, a la manera pagana, los manes venerados de mi abuelo materno, don Francisco Hernández y Hernández, honra de la tierra veracruzana, como lo saben los señores diputados por el Estado de Veracruz, y honra de la tribuna parlamentaria, lo sabe bien el diputado Urueta, y me propuse desde entonces, subir a esta tribuna sin más propósito que defender las ideas buenas y verdaderas, importándoseme muy poco que hubiese de conquistar ahora el aplauso, señal de asentimiento a mis ideas, ahora la rechifla. Los hechos, que al cabo tenemos meses y años por delante, dirán si cumplo o no esta promesa, que me hice solemnemente. De manera que, si el aplauso debe significar el asentimiento al convencimiento íntimo llevado a la mente de las personas que me escuchan, claro es que anhelo este asentimiento, este aplauso; pero no confundo el significado con la cosa significada, ni doy al aplauso el valor que no tiene. Sigue el compañero Siurob diciendo: ¡Qué defensores han resultado ahora a la Universidad? El diputado Manrique, que poco tiempo atrás atacaba a los estudiantes de Medicina de las Comisarías, llamándolos marihuanos,

y he aquí una flagrante contradicción." Yo pruebo que no adulo a nadie, que la mejor muestra de mi cariño para mis compañeros, ha sido reprochar los defectos donde se encuentren. Mi afirmación, que consta en el Diario de los Debates, y que no retiro, fué, haciendo las necesarias salvedades y excepciones, ésta, el practicante de Comisarías no es en tesis general, el tipo del mejor estudiante de Medicina; el practicante de Comisarías se recluta, por regla general entre los estudiantes, como nosotros decimos, fósiles. El practicante de Comisarías, por el medio en que vive, por la escasez de la retribución, por el tiempo que emplea en vivir en aquel medio que no es, ciertamente, una escuela de moral, y que lo aleja de la Escuela de Medicina, natural es que se corrompa. Claro es que hay excepciones; pero mi afirmación queda en pie, y eso prueba que no adulo a nadie. Sigue el compañero Siurob tratando de mostrarme a los estudiantes, como alguien que es indigno de su confianza; pues yo voy a asegurar a mi compañero Siurob, que los compañeros estudiantes de todas las escuelas de la capital, me conocen mejor que el propio Siurob. De manera que esta tentativa de desprestigiarme, resultó frustrada. Hizo alusión el compañero Siurob a lo que llamó haberme opuesto a que las clases obreras y estudiantiles se incorporasen a las fuerzas del general Obregón, cuando llegaron a esta ciudad allá por el mes de marzo de 1915. No está el señor Siurob muy bien informado de estos hechos; saben perfectamente los estudiantes que me escuchan, lo que en el Teatro Ideal sucedió.

Se nos invitó a los estudiantes todos de la capital para que cambiásemos ideas y expusiéramos nuestra opinión sobre la conveniencia de afiliarnos colectivamente a alguna de las tres fracciones que en aquél entonces se disputaban los destinos de la Nación; los zapatistas, los villistas y carrancistas, que así se les llamaba aún, Como quiera que los directores del movimiento, los que dirigían aquella sesión del Teatro Ideal tenían ya una resolución perfectamente tomada, y como habían circulado también - y esto es perfectamente cierto -, algunos centenares y millares de pesos de Veracruz, había la intención deliberada de tomar determinada resolución. De manera que la convocatoria para estudiar deberás y a fondo el problema nacional, no fué sincera. Contra esta falta de sinceridad de quienes nos convocaban, yo protesté con la sinceridad con que lo hago siempre; al explicar mi opinión en este momento ante un público respetuoso, nada quiero decir seguramente; en aquel entonces lo expliqué a una asamblea que resultó ser, por las pasiones del momento, perfectamente hostil, y yo escuché, tranquilo e imperturbable, la rechifla de los mil obreros que nos llamaban a los estudiantes y representantes de la clase estudiantil, reaccionarios y burgueses, y para pintar un detalle, a mí, que como visto ahora y he vestido siempre y que vestía más humildemente que muchos obreros, se me motejaba por mi traje, llamándome burgués y algunas otras cosas. La prueba mejor de que no tuve nunca la intención de oponerme a que deberás se estudiase aquel problema que sólo quería estudiarse ligeramente, a flor de piel, recuerdo haber expresado, entonces que debería hacerse un análisis más profundo de la cuestión. El argumento supremo que se esgrimió para convencer a los estudiantes y obreros de la necesidad de abrazar el Constitucionalismo era éste: " A los zapatistas no debemos aliarnos porque ellos son reaccionarios, y traen escapularios de la Virgen de Guadalupe;" a los villistas no recuerdo por qué otra razón, y que a los constitucionalistas sí debíamos unirnos porqué habían arrebatado a los burgueses el templo de Santa Brígida para darlo al Obrero Mundial. Yo tenía derecho para dudar de la sinceridad de aquellos actos, que sólo tenían en mi sentir, el fin de halagar las pasiones de una clase a la que era forzoso ganarse. Ahora puedo probar que tenía razón en dudar de aquella sinceridad, allí está el manifiesto del general Pablo González de algunos meses después, allí está también la clausura de la Casa del Obrero Mundial, allí está todavía como muestra elocuente de mis afirmaciones Ernesto Velasco en una mazmorra de la Penitenciaría. La prueba mejor de la sinceridad de estas ideas, está en que precisamente pocos momentos antes había yo logrado que se llegara a un advenimiento entre obreros y estudiantes. Si mi idea hubiese sido oponerme, mi actitud hubiera sido pasiva, y fué, por el contrario activa. Se había invitado a todos los estudiantes de la capital a concurrir a la Casa del Obrero Mundial para formar un sindicato de estudiantes que se agregaría a los sindicatos de obreros, con el objeto de que los estudiantes se incorporasen a la Casa del Obrero Mundial. Acudieron los estudiantes en gran número, estudiantes de todas las escuelas y facultades de la capital y los estudiantes llevaron a la Casa del Obrero Mundial lo que llevaban siempre dentro de sí, su espíritu libre y bromista; y cuando los obreros, que estaban preocupados por la situación, que era terrible para ellos, porque estaban paralizadas casi todas las fábricas del Distrito Federal, cuando querían que se estudiase aquel problema que era para ellos de vida o muerte, los estudiantes comenzaron a tomar la cosa a broma. ¡Es claro, los estudiantes habíamos comido aquel día, en tanto que los obreros estaban atenaceados por el hambre y por los sufrimientos! Los obreros veían con profundo respeto su Casa, la Casa del Obrero Mundial, y los estudiantes iban allí a tratar las cosas a la broma, como las hemos tratado siempre aún en nuestras propias escuelas. El resultado fué que los obreros se indignaran, que los estudiantes se levantaran en masas gritando ¡vámonos!; en más de una ocasión las pistolas salieron a relucir, se cambiaron amenazas e insultos y en aquellos momentos llegué yo a la reunión, y esto puedo decirlo sin jactancia y sin temor a que me desmienta, gracias a mí, aquello que iba a terminar mal se arregló; solicité la palabra, y como yo tenía allí amigos entre los obreros, porque la Casa del Obrero había yo trabajado algunas semanas atrás estudiando con ellos el problema del impuesto único y tenía este ascendiente que aún tengo entre los estudiantes de la capital, pude exhortar a los unos y a los otros para llegar a un avenimiento; los estudiantes comprendieron su error, comprendieron que era necesario ayudar con sus luces a la resolución de aquel problema tan grave para los obreros; entonces quedó todo arreglado en medio de un ambiente verdadera fraternidad y de cordialidad;

fraternizaron estudiantes y obreros, se abrazaron, escenas hubo conmovedoras y aún entre los estudiantes se inició la idea de hacer un donativo a la Casa, y se reunió lo que se pudo y todos quedamos muy amigos; se decidió formar el Sindicato de Estudiantes del que fui nombrado no recuerdo si Secretario General o del Interior o del Exterior; a las 8 de la noche, como primer acto de nuestra vida sindical, se nos invitó al Teatro Ideal, en el que por una verdadera mala inteligencia hubo aquella desavenencia a la que el compañero Siurob se refería en la vez pasada. Pasando adelante, dejando esto a un lado, debo decir, como mencioné hace pocos momentos, que había trabajado en la Casa del Obrero Mundial en el estudio del impuesto único que vino a predicar entre nosotros un ingeniero norteamericano, Roberto Brinsmade; este ingeniero que escribió la obra que el compañero Vadillo conoce, nos invitó entre otras personas, al ingeniero José Rodríguez Alcaraz y a mí, y yo recuerdo que en diciembre de 1914, época en que el villismo dominaba en esta Capital, en una reunión muy concurrida por obreros y por todas las clases sociales que se verificó en la Asociación Cristiana de Jóvenes, el ingeniero Brinsmade, muy entusiasmado, decía: "Señores, creo que podemos arreglar satisfactoriamente que se lleven a cabo y se empleen en este país estas ideas, porque el general Villa, hombre de mucho valor, nos apoya decididamente." Yo entonces pedí la palabra - este es público - para rectificar al señor Brinsmade, diciendo: "Se equivoca el señor don Roberto Brinsmade si cree que el general Villa ha de contribuir a la resolución de estos problemas; ni el general Villa ni los reaccionarios que lo rodean, como la familia Madero, que se ha afiliado al villismo, sólo por ideas de salvar sus intereses, han de decidir de la salvación de los intereses de los obreros; la salvación de los obreros está en ellos mismos." Esto es público y quisiera que alguien me desmintiese; esto fué en diciembre de 1914.

Como una muestra más de que no sé adular a nadie a la vez que alabo los ideales de los estudiantes, señalo también algunas de las dolencias que padece actualmente la clase estudiantil, señalo la profunda inmoralidad que ha reinado por algún tiempo, entre otras escuelas - porque no es la única -, en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Esto me parece que no es adular precisamente a los estudiantes de jurisprudencia. Es del dominio de ustedes lo que ha sucedido en la Escuela de Jurisprudencia, la prensa calla lo que en la Escuela de Jurisprudencia sucedió, solamente el "Gladiador," que en aquella época se publicaba y me parece que también "Excélsior," dieron cuenta de lo que allí pasaba. Hubo verdaderos trastornos y vea el compañero Siurob que no es verdaderamente justo reprochar a la juventud, que si fuese verdaderamente una juventud amante de sus libertades ya habría arrojado de los puestos directivos a los individuos que los habían usurpado. Efectivamente, la juventud pensante de la Escuela de Leyes y sobre todo la juventud honrada trató de arrojar de su puesto al director de la Escuela, pero se estrelló contra el poder político de José Natividad Macías ( Siseos y aplausos.) Con motivo de la desorganización reinante en la Escuela de Leyes se reunieron los estudiantes y nombraron una comisión que estudiara el problema de la Escuela y que presentase conclusiones. Me voy a permitir dar lectura a este documento que justifica mis afirmaciones pasadas y digo esto, no porque se me haya desmentido, sino porque el señor Lizardi ha afirmado que eran falsos de toda falsedad los cargos que le había lanzado conscientemente y haciéndome aparecer como un vulgar calumniador ante los que no conocen de estas cosas. Dice así el documento:

"Dictamen que la Comisión nombrada al efecto presenta acerca de la manera más eficaz de reorganizar la buena marcha de la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

"Capítulo 1o.

"Comentarios a la sesión.

"Compañeros:

"Reunidos en uno de los salones de la Biblioteca de la Escuela de Leyes a las cinco y media de la tarde del pasado día 4, todos los miembros de la Comisión, exceptuando al señor Desentis, ausente entonces de esta ciudad, cambiamos impresiones e ideas, procurando no sólo corresponder al honor que ustedes nos dieron con su voto, sino, más bien encontrar un procedimiento en verdad efectivo para lograr el remedio buscado; por fortuna no nos dejamos llevar por ningún impulso, (cualquiera hubiera sido perjudicial en este caso), sino que tuvimos una discusión serena, metódica, de mero raciocinio, tendentes siempre a no volver estériles nuestros esfuerzos. De aquí que no vengamos ante ustedes a presentar un proyecto de reformas en el que se prometan imposible, sino que lleguemos ofreciendo lo que según la razón, la justicia y el carácter especial del momento sociológico nos permiten considerar como hacedero, convencidos de que, si ustedes obran con la cordura y la energía debidas, conseguiremos realizar nuestro intento.

"Uno de los puntos que más debatimos fué el del modo de nuestra actuación como colectividad reglamentada por la Ley Universitaria y por las disposiciones de la disciplina escolar, y amparada para sus pretensiones de mejoramiento por un cúmulo de derechos, entre los que, seguramente, sin que estos sean los más fuertes, se cuentan el de propia conservación, el de ver por su prosperidad, no tolerando pasividades y apatías ruinosas, el de cumplir con las justas, indefectibles necesidades de sostener y aumentar el prestigio y la bondad de una institución de tan elevada naturaleza, etc, etc., un gran número de facultades que, siendo un poco escrupulosos, bien se puede admitir como de obligaciones ineludibles. Algunos opinaron que se propusiera la reforma sin emplear miramientos ni consideraciones para nadie; exigiendo responsabilidades a todas aquellas personas que directamente o indirectamente han venido contribuyendo al actual desgobierno del plantel; velando únicamente por los intereses de éste; usando, si hasta allá fuera preciso llegar, de un jacobinismo demoledor, practicado ruidosamente, y esto para que la sociedad mexicana, ya alarmada por nuestras llagas, se percatara de que la mala fe o la ninguna actividad de algunos funcionarios, sumada a la fuerza misma de las cosas, y nosotros,

es el motivo de nuestra decadencia. Proponían se los que tal pensaban, considerando al ya insoportable estado a que hemos llegado, lograr una solución pronta, violenta, radical, huyendo de templanzas y de estorbosos respetos y formalismos."

Como es algo extenso el documento, no lo leo íntegro.

"Otros, por el contrario, y estos fueron los más, sostuvieron en el debate la opinión de obrar en una forma más diplomática, pero no por esto menos digna y entera. Hicieron ver la utilidad de este medio, pintando la infructuosidad de todos nuestros pasos al usar energías tumultuosas o de ardorosos apresuramientos; aconsejaron la conciliación de la urgencia de la reforma con el carácter del estado actual de las cosas; de nuestras prerrogativas como alumnos con nuestras obligaciones como dependientes de una institución sostenida, y resguardada por un Gobierno que aún tiene en el tapete asuntos espinosos que resolver por venir apenas de un movimiento revolucionario.."

"Otro de los temas que más tiempo gastaron fué el concerniente al cambio de profesores. Al discutir los caracteres y las personas de aquellos profesionistas que debiéramos proponer para ser llamados como catedráticos, la opinión de la Comisión siguió dos caminos diferentes. Una parte de ella, con un idealismo sano y loable pero temerario por su imposible realidad, proponía que la Universidad nombrara maestros de entre aquellos abogados que, sin distinción ninguna de antecedentes políticos, sean efectiva y ampliamente competentes en la cátedra; la otra parte llegó a demostrar lo utópico de este triunfo pretendido, señalando los impedimentos de muy variada índole que niegan la consecución de tal progreso. Efectivamente, compañeros; si nos detenemos por un breve instante en el estudio de esta aseveración, encontramos su verdad; analicemos, siquiera sea de prisa, la naturaleza del actual momento histórico, y nos convenceremos con facilidad de que nuestro medio social no es lo suficiente adelantado para que en él se pueda exigir una separación completa entre la política y la pedagogía. Por desgracia no es dable demandar en las esferas directoras un profundo respeto y un criterio de honorífica distinción para el profesorado, aparte de las enemistades o recios antagonismos emanados por discordia en materia política o razones semejantes. La profesión de los maestros de nuestra Escuela, muy particularmente los coloca dentro de esta imposibilidad de deslinde, ya que ellos, por conocedores del mecanismo de la cosa pública, de sus males, y quizá de sus remedios, más que ningunos otros intelectuales están obligados a participar, y participan de buen grado casi todos en diversas escalas, en las orientaciones y prácticas referidas. ¡Cómo, pues, pretender que un Ejecutivo que no tiene aún cuarenta días de nacido, desobligándose de compromisos contraídos como Jefe de una Revolución; guiándose tan sólo por nuestros buenos y nobles propósitos; saturado de bondad para los estudiantes; casi paternal pero imprudentemente llame al servicio de su administración a elementos que con justicia o sin ella están reconocidas como enemigos irreconciliables del actual orden de cosas? Ya nos parece oír a los radicales de un rojo llameante exclamar: "¡Qué es lo que hace el Presidente de la República? ¡Por qué ese perjudicial eclecticismo? ¡Para qué se sacrificó tanto el pueblo si a la postre se perdona y protege a sus contrarios?" Bien sabemos, compañeros, que habría de ser hermoso orillar egoísmos y rencores; que habría de ser provechosísimo dar las cátedras a quienes las merecieran sin escrúpulos de credos ni de orígenes; pero sabemos también, y esto con tristeza, que nuestra cultura, por ser aun mediana, impide este estado ideal. Conforménos pues, con la verdad de las cosas, y no pidamos lo que de antemano sabemos que se nos habrá de negar"

He aquí cómo habla dignísimamente un joven:

"Por lo que toca a la resolución tomada con respecto a la actual Dirección del Colegio, únicamente el compañero Gómez Jáuregui opinó en contra del resto de los comisionados, (y por medio él se hace constar), expresando su deseo de procurar la remoción de que habla el acuerdo segundo, capítulo 3o., mediante argumentos que basó en los intereses del quinto año, tan atendibles y significativos como los de cualquiera otro curso, y pretendiendo que fuera posterior a la renovación del profesorado el cambio del director, dado que cualquiera modificación de esta especie provocaría fuertes alteraciones en el curso de los estudios de aquellos que están para terminar su carrera.

"A todos los demás acuerdos, tras breves, pero sólidas razones, llegamos némini discrepante.

"Capítulo 2o.

"Exposición razonada.

"Considerando 1o. Que no solamente a las autoridades escolares, sino también a nosotros mismos, corresponde la obligación de cuidar de la buena marcha y del prestigio del Establecimiento, buena marcha y prestigio que desde ha ya largo tiempo han venido, la una entorpeciéndose notablemente, y el otro menguando muchísimo por razón de nuestra indolencia y nuestro abandono, que nos convierten en cómplices del fraude que hacemos a nuestra misma dignidad, a nuestras familias, y a la sociedad entera, motivando el escaso valor de nuestros futuros títulos de abogados y descendiendo actualmente el nivel de nuestra seriedad, al grado de procurarnos la ingenua, pero bochornosa alegría de juegos y holganzas meramente infantiles, sumados a constante olvido de las clases y los libros.

"Considerando 2o. - y este es el más interesante para mi propósito -. Considerando 2o. Que el actual Director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, Director sólo de nombre, es un individuo contemplativo, inepto para todas aquellas medidas que se traduzcan en orden y progreso en nuestra instrucción; hombre cuya mezquina moralidad, universalmente conocida y admitida, ha testimoniado llegando a alcoholizarse hasta con sus mismos alumnos y ridiculizando el buen nombre del plantel en circunstancias tan serias y significativas, como en las del caso de la recepción que hicieron los estudiantes al panlatinista don Manuel Ugarte. Esto es perfectamente sabido, el señor licenciado Lizardi fué designado como representante de la intelectualidad mexicana para dar la bienvenida al señor

Manuel Ugarte. ¡Y qué bienvenida le dió a Ugarte, señores! Director que no obstante su relativa juventud, tiene en su voluntad achaques fatales que le vuelvan conservador inmutable ante una dolencia que ya nos resulta crónica; elemento que por no sabemos qué fieles compadrazgos ha venido siendo siempre una rémora, un pesado estorbo que por empañar la dignidad de este centro educativo provoca las burlescas críticas de las gentes y funda la justicia de nuestra protesta.

"Considerando 3o. Que uno de los principales motivos de nuestro estancamiento estriba en que, no obstante haber algunos profesores de integridad moral e intelectual comprobada y aplaudida, existen otros cuya pereza o incompetencia fomenta u obliga nuestra nula aplicación y nuestro desaliento, haciéndose acreedores a que se les expulse respetuosamente de las aulas y a que se les aprecie con picardía, puesto que con su comportamiento hasta nos permitan suponerles cierta mala fe aprovechada en manufacturar simples tinterillos hueros imposibilitados para hacer en lo futuro competencia en la profesión; que la Rectoría de la Universidad (la Rectoría cumple así con uno de sus deberes) tiene ya formada una lista (y adviértase que con esto tenemos ya mucho del camino andado) de los abogados a quienes proyecta nombrar catedráticos, lista hecha en parte, hasta donde la situación lo tolera, sin los perjudiciales prejuicios políticos de que tratamos en el antepenúltimo párrafo del capítulo 1o.; que una de nuestras más urgentes necesidades es la de agenciar la pronta renovación de los profesores indignos, laborando al mismo tiempo de la conservación de los merecedores a ésta, sin temores, antes por el contrario, satisfechos porque los que se queden y los que vengan nos hagan cumplir con nuestras obligaciones de buenos estudiantes.

"Considerando 4o. La alta conveniencia de procurar el mejoramiento de la Biblioteca, cuyas mesas hemos puesto en estado desastroso, que está falta de papel, de tarjetas de registro, de fondos para encuadernar muchos volúmenes necesitados de esto, falta, en una palabra de elementos.

"Considerando 5o. Que todas las reformas apuntadas pueden únicamente conseguirse mediante la favorable resolución del Rector de la Universidad.

"Nos permitimos proponer a ustedes los siguientes.

"Capítulo 3o.

"Acuerdos.

"Primero: Propongamos y prometamos ser de hoy en adelante más cuidadosos del prestigio de nuestra Escuela, portándonos con la actividad y el decoro que demanda nuestro carácter de estudiantes. Los estudiantes reconocen que de una parte del desprestigio son ellos los responsables y se proponen poner remedio.

"Segundo: Procúrese: inmediata renuncia del actual Director, señor licenciado don Fernando Lizardi.

"Tercero: Excítese a la Rectoría de la Universidad para que a la mayor brevedad posible proceda a la indagación del nuevo profesorado, de acuerdo con la Ley Universitaria, exponiéndole razonadamente los nombres de los actuales que se deseen conservar.

"Cuarto: Pídase a la Rectoría el pronto mejoramiento económico de la Biblioteca del Plantel.

"Transitorio.

"Elévense las solicitudes de que hablan los acuerdos segundo, tercero y cuarto al señor Rector, usando de un memorial en el que se analice el estado actual por que atravesamos, empleando la mayor corrección y mesura, pero a la vez sin reticencias ni cobardías.

"Aquí está, compañeros, lo que nuestro estudio nos ha dado como más racional, más práctico y más conveniente. Toca ahora a ustedes discutir nuestro dictamen; discutirlo con la cabeza y no con el corazón; confiamos en la serenidad de todos ustedes y esperamos que si nuestro proyecto merece reformas, (hay que tomar en cuenta que nuestra capacidad no alcanza el tamaño de nuestra buena voluntad) se dignaran volverlo a la Comisión, para que ella, con la misma sinceridad y el mismo celo de que ha dado pruebas, se honre nuevamente en presentarlo de acuerdo con la inteligencia y el sentimiento generales. - México, 6 de junio de 1917."

Como consecuencia de estos acuerdos, que fueron ampliamente discutidos en la Asamblea estudiantil, se elevó a la Rectoría de la Universidad este ocurso, que termina diciendo:

"Esta exposición, sintética y verídica, basa nuestras tres solicitudes que a continuación expresamos:

"1a. Que se dé un nuevo Director a la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

"2a. Que se proceda a la mayor brevedad posible, conforme a la Ley Universitaria, a la integración del nuevo profesorado de la Escuela, y tomando en cuenta que algunos de los actuales elementos pueden conservarse.

"3a. Que se ponga a la Biblioteca de la Escuela a la altura en que debe estar, suministrándole todos los elementos necesarios.

"Dada la buena voluntad y la diligencia de usted, señor Rector, confiamos en su justa y pronta resolución.

"Protestamos lo necesario, y reiteramos todos nuestros respetos.

"México, 13 de junio de 1917. - Otilio González - Ángel Alaniz. - J. L. Solórzano."

Al final me encuentro un anota que dice:

"Nota: El original de este concurso, calzado por más de setenta firmas, la mayor parte de ellas de alumnos identificados perfectamente con la Revolución Constitucionalista, fué entregado en la Rectoría de la Universidad el 15 de junio, sin que hasta la fecha y con violación del artículo 8o. constitucional, se les haya comunicado a los interesados acuerdo alguno. - Octubre 3 de 1917."

Ahora os quedan los comentarios, señores.

Aparte de desvanecer o de contestar estas alusiones personales a que me he referido, pedí la palabra para hacer algunas rectificaciones, que estas sí son interesantes, más de los que ya dije al discurso de nuestro compañero José Siurob. El compañero José Siurob se haya verdaderamente apasionado de este interesantísimo estudio; la pasión es seguramente un poderosísimo motor, ello explica seguramente la mayor parte de nuestros actos, pero es necesario que a la pasión le vayamos a la mano de cuándo en cuándo, y que ella no sea suficiente

a ofuscar la razón. He aquí por qué el señor Siurob se ha equivocado, porque no he refrenado lo necesario de sus pasiones. Después de habernos dado una clase de filosofía en que demostró que se halla a la misma altura que su buen amigo el señor Macías, es decir, que se halla atrasado cincuenta años en el movimiento filosófico contemporáneo... (Aplausos de las galerías.) demostró lo mismo; podéis comprar el discurso del compañero Siurob con el discurso del Rector de la Universidad y los veréis todavía fervientes defensores, al Rector de la Ley de los tres Estados tan brillantemente defendida por Augusto Comte y al compañero Siurob de otros principios ya pasados de moda.

El C. Siurob: ¡Cuáles?

El C. Aranda: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria, (voces: que siga) se pregunta a la Asamblea si continúa en el uso de la palabra el orador. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Concedido. (Aplausos de las galerías y curules.)

El C. Manrique, continuando: El compañero Siurob, con la ley reglamentaria de la Escuela de Altos Estudios en la mano, hizo algunas afirmaciones seguramente ligeras. No voy a tratar de ridiculizar tal o cual afirmación suya, sino sencillamente a desmentir con la propia ley en la mano alguno de sus asertos. Yo creo que el compañero Siurob, - no tengo derecho para suponer otra cosa - ha producido con entera buena fe y que ha, efectivamente, tenido en la mano la ley que expresaba, que él mismo aquí nos leyó, pero probablemente su ley es un poco atrasada. ¡Qué fecha tiene, compañero Siurob, la ley que usted nos leyó?

El C. Siurob: Voy a buscarla.

El C. Manrique: Mientras el compañero Siurob nos dice la fecha exacta, voy a exponer cuáles son las principales diferencias entre los datos por él expuestos y los que correspondan al estado actual de la Escuela de Altos Estudios. El compañero Siurob, después de haber hecho determinadas afirmaciones la noche del viernes, en la sesión inmediata las rectificaba diciendo. Yo no he dicho eso. Pero, señores: "Verba volant, escripta manent." "Las palabras vuelan, los escrito queda." Parafraseado por aquel popular poeta, las palabras sólo son aire y vuelan, la tinta es negra y traidora y lo escrito queda. (Toses.) De manera que, para fortuna nuestra, la taquigrafía que nos ha conservado los discursos desde Cicerón hasta las filípicas del doctor Siurob, nos hace ver en el Diario de los Debates cuáles fueron las verdaderas afirmaciones del señor Siurob. La verdad es que luego de haber llamado ruines a la Comisiones, rectificó el concepto: "yo no quise decir esto." Al compañero Siurob Habría que decirle una vez lo que aquel donoso y galano ingenio español Francisco Quevedo y Villegas, decía a algún poeta: "Pues si eso quisisteis decir, ¡por que no lo dijisteis?" Qué fecha tiene, compañero Siurob, la ley de Altos Estudios?

El C. Siurob: 17 de enero de 1916.

El C. Manrique: Entonces es la misma que tengo en la mano, compañero, 1916. Saliéndose un poco de la cuestión a debate, porque en realidad no está a discusión el reglamento de la Escuela de Altos Estudios, pero fundándose en su afirmación para desprestigiar la Universidad más de lo que merece, el compañero Siurob dirige sus palabras sobre todo a la Escuela de Altos Estudios y nos decía de ella muy peregrinas cosas; afirma el compañero Siurob que no hay en la Escuela de Altos Estudios estudio de especialidades médicas. ¡Dijo usted esto, compañero Siurob?

El C. Siurob: Que no están completos los estudios de especialidades médicas.

El C. Manrique, continuando: Que no había estudio de especialidades médicas: "Los estudiantes de Medicina - dice el Diario de los Debates - no encontrarán en este programa ninguna," ninguna, esto es absoluto; si hubiese dicho algunas especialidades...

El C. Siurob, interrumpiendo: No hay ninguna.

El C. Manrique, continuando: Ninguna especialidad que corresponde a su materia. He aquí lo que es no poder ver cuando se tiene una venda delante de los ojos: "Artículo 21. Por lo que al objeto a que el inciso III del propio artículo 1o. se refiere, quedan igualmente establecidos los cursos relativos a los estudios especiales de los siguientes ramos de la ciencia médica, cada uno de los cuales se hará en dos años."

Después de haber recibido su título en la Escuela Nacional de Medicina o en alguna Escuela de los Estados, puede el graduado asistir a la Escuela de Altos Estudios y especializarse en alguna rama del saber médico. "Curso de Ginecología y Cirugía del vientre," que desempeña, como es bien sabido, el Doctor Velázquez Uriarte; "curso de Oftalmología," que desempeña el doctor Vélez o del doctor Silva o ambos; "curso de Fisioterapia, Hidroterapia y Masajes;" "curso de Psiquiatría," que desempeña, con universal beneplácito. el doctor José Meza Gutiérrez; "curso de Dermatología," que desempeña el doctor Ricardo Cicero.

Ya veis lo inconsciente de la afirmación.

Afirma también el compañero Siurob, - y mi discurso en esta parte carecerá en absoluto de unidad, porque también de ella carece el compañero y voy estudiando detalle por detalle, señores, cada una de las afirmaciones que hace -, afirma, digo, que en la Escuela de Altos Estudios no deben de estudiarse lenguas, sino solamente literaturas, y que el estudio de las lenguas debe se exclusivo de la Escuela Preparatoria - así consta en el Diario de los Debates -. Yo no sé cuál sea la explicación de este criterio de nuestro compañero, no me explico cómo puede estudiarse en la Escuela de Estudios Superiores el "Cantar de los Cantares" de Salomón, sin haber antes estudiado la lengua hebrea, y la lengua hebrea, señores diputados, no me parece un estudio muy a propósito para la Preparatoria. No me explico cómo puede estudiarse a Xenofonte, a Homero y a Eurípides sin haber antes estudiado los rudimentos de la lengua griega; pero, ¡qué digo rudimentos de la lengua griega! ya en cierta extensión y con cierta profundidad, y este estudio no me parece ciertamente, el de las lenguas clásicas, no me parece muy a propósito para la Escuela Preparatoria y lo mismo podemos decir de las lenguas modernas. Estúdiese en buena hora la literatura inglesa y francesa

en la Escuela de Altos Estudios, pero estos estudios se hacen en el idioma mismo que es como debe de ser, requiere el conocimiento algo más que superficial de la propia lengua, y es perfectamente sabido que los estudios hechos en una Escuela Preparatoria, hechos en un gimnasio o en una academia, no son lo suficiente para llegar a interpretar debidamente las literaturas de una lengua, es decir, las literaturas.

Pero vamos adelante, nos dice también el compañero Siurob en otro párrafo de su discurso, que la Filología que debiera desligarse de la Lingüística, se estudia en una sola clase; esto, señores, es otra afirmación inexacta; hay un curso llamado Filología y Lingüística que se hace en tres años "Filología y Lingüística; primer año." Antiglosía o Gramática comparada; Lengua alemana, primer curso; Lengua latina, primer curso; Historia de los pueblos de la Antigüedad." Viene después el segundo año con la Antiglosía o Gramática comparada, segundo curso; Lengua alemana, segundo curso y Latina, y Literatura castellana, primer curso; y así el tercer año; previos estos indispensables conocimientos de Lingüística, base de la Filología, entramos entonces al estudio de la "Filogía general," a la que siguen completándola los estudios de "Lógica y Metodología, Pedagogía" y el segundo curso de la "Literatura castellana."

Para terminar, otra afirmación igualmente ligera: reprocha a la Escuela de Altos Estudios el proyecto que él llama esencialmente latino, de otorgar una infinidad de títulos; si por infinidad extendemos este pequeño número de tres, entonces tiene razón el compañero Siurob, y si nos atenemos a la razón y lógica revisión de estos diversos grados que en la Escuela de Altos Estudios se consideran, veremos que el reproche no tiene razón de ser. En la Escuela de Altos Estudios o, como queremos denominarla, de Estudios Superiores, se otorgan estos tres grados diversos: el de "Profesor Académico," que se obtiene estudiando una asignatura cualquiera por espacio de dos años; de manera que quien quiera de vosotros que desee graduarse, por ejemplo, para profesor de francés, debe antes de haber cursado la enseñanza preparatoria, y debe cursar dos años de esta enseñanza superior; a los dos años de asistencia asidua, tiene derecho a tener el título de Profesor Académico que le da entrada preferente a cualquiera de las escuelas oficiales. Hay un grado más; aquél que desee estudiar tres años, recibirá su título de "Profesor Universitario," que es algo más que "Profesor Académico;" y hay, finamente, el título de "Doctor," que es el máximo que se concede en esta escuela, y me parece que se otorga a quien haya estudiado por lo menos cinco años una especialidad cualquiera del saber humano.

Y llegamos a la parte fundamental del discurso del compañero Siurob; reprocha a las Comisiones luego de haberlas motejado de ruines, el dar a la Universidad Nacional una insignificante autonomía. Si este es, efectivamente, el pensamiento del C. Siurob, si cree que las Comisiones han propuesto para la Universidad Nacional menos, pero muchísimo menos, de lo que él cree posible darle, bienvenido el compañero Siurob, posible por mil títulos sus argumentación; pero si él o algún otro diputado quiere restar a la Universidad algo de lo muy poco que las Comisiones han pedido para ella, entonces no estamos dispuestos a ceder ni una sola pulgada de terreno. Si el propio compañero Siurob desea para la Universidad algo más de lo que para ella proponemos, si cree, como opinaba también el diputado Guajardo y como opinaba algunos otros compañeros, que la creación del Departamento Universitario no satisface el vivísimo deseo que todos sentimos, el hondo anhelo de otorgar a la Universidad la autonomía que ella nos pide, entonces estamos de acuerdo, compañero Siurob, estamos de acuerdo compañeros. Pero es necesario que examinemos si el camino ideado por el señor Siurob es precisamente el indicado para la consecución de los fines que nos hemos propuesto. Propone que, por no esclavizar, por no encadenar a la Universidad Nacional al Poder Ejecutivo, haciéndola depender de él por medio del Departamento Universitario, propone digo, que sea la Cámara popular la que nombre el Consejo Universitario (voces: !No, no!) y esta proposición del compañero que consta al lado de otra en el "Diario de los Debates" No. 23, Tomo II, Período ordinario, Legislatura XXVII, año de gracia del Señor de 1917, (siseos) esta afirmación del compañero Siurob, digo, sigue otra no menos infundada que las anteriores, que consiste en sostener que no hay en la Universidad un Consejo Directivo, cuando es perfectamente sabido y cualquiera de vosotros que eche una ligerísima y superficial ojeada - aunque no tan superficial como alguien acostumbra darlas - a la ley constitutiva de la Universidad Nacional, ver a cómo en ella se crea un Consejo Universitario que está precisamente encargado de estudiar los programas y planos de estudios de las diversas facultades, un Consejo Universitario elegido o compuesto lo más demócratamente que podáis imaginaros: con representantes del profesorado, con representantes de los alumnos elegidos a su vez por los compañeros de curso; además de estos representantes, los directores de las escuelas, y, finalmente y como autoridad suprema en el Consejo, el Rector de la Universidad.

Ya veis, pues, que existe un Consejo Universitario y que este Consejo ha sido designado por los únicos que pueden ser competentes para designarlo: por los profesores y alumnos de las escuelas, por lo únicos que están verdaderamente empapados, en cuanto pueden estarlo, de las necesidades de su Escuela, de las necesidades de su Facultad. ¡Creéis acertado, señores, creéis siquiera posible que designemos satisfactoriamente en esta Cámara Popular en medio de las pasiones que aquí se agitan, un buen Cuerpo de Profesores, un buen Consejo Universitario? ¡Lo creéis posible, cuando la orientación política cambia en esta Cámara, ni siquiera cada dos años, sino hasta veces doce veces en el año? De manera que al aceptar la idea del compañero - que por lo demás ha sido ya rebatida con acierto por algunos otros de los miembros de la Comisión -, no merece siquiera tomarse en consideración; pero las Comisiones han deseado dar a la Universidad la máxima autonomía posible, el máximum de autonomía compatible con las condiciones del momento. El factor económico, por grande que sea su magnitud, resulta secundario

al lado de los otros factores; podría la Universidad...

El C. Siurob: Moción de orden. El orador acaba de rectificar ya los hechos que quería rectificar y ahora está hablando en pro; por consiguiente, debe llamársele al orden.

El C. Presente: La Presidencia ha notado que, evidentemente, el C. Manrique ha tratado otros asuntos que no son, precisamente, rectificación de hechos ni contestación a alusiones personales; pero como la Asamblea le ha prorrogado el tiempo que le concede el reglamento, juzgo que la misma sea escuchar todas las argumentaciones del orador, Por lo demás, atentamente le suplico sea concreto en la rectificación de hechos y en la contestación de alusiones personales, para que solicitó la palabra.

El C. Manrique: Pedí hablar para alusiones personales y rectificación de hechos; terminé aquéllas y voy a concluir lo otro. Rectifico la idea - aquí es necesario decir a cada momento: Contesto alusiones personales, o: Rectifico. para que nadie nos coarte el uso de la palabra -. (Aplausos. Rectifico la afirmación del compañero Siurob, de que este Consejo Universitario, designado por la Cámara popular, satisfaría el desiderátum; y digo esto, aparte de la razón ya expuesta de que no somos los más indicados para hacer la designación de profesores y miembros del Consejo Universitario. Recordad, por un momento, lo que ha sucedido por habernos excedido en nuestras funciones al designar al Poder Judicial. Ya la idea de reforma a la Constitución General de la República, dejándonos pura y exclusivamente la facultad de designar al Tribunal Superior, para que éste a su vez designe a los jueces de Primera Instancia, es una idea que se va abriendo camino cada vez más en el ánimo de los diputados; oponiéndose a esta corriente, todavía hay diputado que sostenga la necesidad de que nos excedamos aún más en nuestras atribuciones y designemos también, ya no las ínfimas autoridades judiciales, sino también el profesorado mismo. Debo decir, para terminar, que, rectificando el concepto de que las Comisiones hubiesen procedido con un espíritu de ruindad y de condenable mezquindad al otorgar al Instituto Universitario una autonomía que no merece el nombre de tal, debo explicar que las Comisiones creyeron interpretar cuál era el estado de ánimo en esta Asamblea y cuál era, diremos, el pulso político de la Nación. Las Comisiones pueden haberse equivocado, ojalá se hayan equivocado. ¡Cree el compañero Siurob, para explicar mejor mi pensamiento, que el artículo 3o., en materia de enseñanza, que el artículo 3o. constitucional sea todo lo liberal que debiera ser, todo lo liberal que teóricamente debiera ser? No aguardo la contestación, porque seguramente sería negativa.

El C. Fernández Martínez, interrumpiendo: ¡Sí lo es!

El C. Manrique, continuando: ¡No!, no es todo lo liberal que debiera se teóricamente....

El C. Fernández Martínez, interrumpiendo: Así lo veían los reaccionarios.

El C. Manrique, continuando: Lo que sucede es que creyeron necesario los constituyentes - como antes habían creído necesario los constituyentes de 57 -, creyeron necesario combatir a un enemigo político, oponiendo determinadas restricciones a las actividades de este enemigo; esta fué la consideración principal que hizo que las Comisiones no solicitasen para la Universidad toda aquella autonomía, todo aquel grado de autonomía que ellas hubiesen deseado, porque ya preveían que habría de surgir oradores capaces de convencer a la Asamblea de que una Universidad autónoma, tanto cuanto las Comisiones hubiesen querido, constituiría un verdadero peligro para la tranquilidad política de la Nación. Esta y sólo ésta fué la consideración que tuvieron en cuenta las Comisiones para no exponerse a un fracaso; pero si hubiesen sido absolutamente consecuentes con su pensamiento, habrían propuesto para la Universidad una autonomía aun mayor de la que la creación del Departamento Universitario supone. De manera que, si se cree y se demuestra en los debates subsecuentes que el Departamento Universitario no satisface a la autonomía de la Universidad, entonces las Comisiones, estoy seguro de interpretar su deseo, serán las primeras en pedir, en otorgar la supresión del Departamento Universitario. En este sentido creo que podremos fácilmente ponernos de acuerdo; si se quiere dar a la Universidad una autonomía aun mayor de la que las Comisiones conceden, y si se cree que la creación del Departamento Universitario no satisface, realmente, el desiderátum de autonomía universitaria, entonces serán las Comisiones las primeras en confesar su insuficiencia y solicitar la supresión del propio Departamento, con objeto de que la Universidad Nacional de México pueda, realmente, merece el nombre de autónoma. (Aplausos.)

El C. Secretario Aranda: Acaba de recibirse este documento que, por tener relación con el asunto a debate, me ordena la Presidencia sea leído:

"Los que subscribimos, firmantes del memorial presentado por los profesores y alumnos universitarios a esa H. Cámara de Diputados, para que fuera rechazado el acuerdo de la H. Cámara de Senadores, que incorporaba el Departamento Universitario al Ministerio de Gobernación, a ustedes respetuosamente decimos:

"Que teniendo el referido memorial por fin inmediato mostrar las importantes razones que existían contra el acuerdo del Senado, no dejaba de reconocer que, como decía en la página once, "la existencia de la Universidad con recursos que le proporcione el Gobierno de la Federación, pero libre en su régimen interior, no sólo es constitucional, sino que, además, es el ideal al cual debe tender la instrucción pública superior en todo país civilizado;" que estando enterados de que la opinión y el buen juicio de los miembros de esa H. Cámara conoce el valor de las razones que militan en pro de la autonomía universitaria; teniendo, además, en cuenta, que algunos CC. diputados consideran factible que tal institución viva independiente con los fondos que le suministre el Estado.

"A ustedes, respetuosamente, pedimos que, al considerar el artículo relativo de la Ley Orgánica de las Secretarías de Estado, acuerden, si lo juzgan viable, la autonomía de la Universidad, sin más obligación que la de rendir anualmente un

informe de su marcha administrativa, al Congreso de la Unión.

"México, a 4 de octubre de 1917. - V. Lombardo Toledano. - Teófilo Olea y Leyva. - Antonio Castro. - Alfonso Caso. - M. Gómez Morín. - A. Vázquez del Mercado.

"A la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Presente." - (Aplausos.)

"Hacemos nuestro el anterior escrito. - Jesús Urueta. - Julio Zapata. - José Siurob. - Juan Zubaran. - Alberto Román. - L. Sánchez Pontón. - J. López Lira." - A las Comisiones dictaminadoras de la Ley Orgánica de Secretarías de Estado, que tienen antecedentes. (Aplausos nutridos.)

El C. Secretario Portes Gil: Continúa la discusión sobre el inciso relativo a la Universidad Nacional.

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. Siurob.

El C. Siurob: (Siseos y aplausos de las galerías.) CC. diputados: Voy a principiar por refutar algunos de los argumentos que se han esgrimido, porque no parece sino que desde que ha comenzado la discusión sobre el dictamen Universitario, muy especialmente las Comisiones, que han producido un dictamen perfectamente retrasado conforme a las ideas de la Revolución; las Comisiones, que no han sido consecuentes con su papel de revolucionarias, que deben desempeñar en estos momentos, se han esmerado en hacerme blanco de sus ataques, porque comprenden que tengo la razón y la justicia. El mismo señor Manrique, tan obstinado en defender el dictamen de las Comisiones, acaba de confesar de la manera más paladina, que las Comisiones no tendrán inconveniente en ponerse de acuerdo con nosotros si queremos concederle a la Universidad Nacional toda la autonomía, es decir, la autonomía completa.

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Pues es claro!

El C. Siurob, continuando: Yo, señores, no voy a hablar en un castizo español y me dispensaréis que no lo haga.... (Aplausos.) (Siseos de las galerías).... porque entre hablar unas veces en español y otras veces en náhuatl, que es el lenguaje que acostumbramos usar los diputados en estas discusiones, he preferido usar el lenguaje común y corriente, al que estoy acostumbrado, y, en todo caso, no voy a claudicar en él, seré siempre el mismo, cuando menos no mal acostumbraré los oídos de las personas que me escuchen.

Los hechos que deseo rectificar son los siguientes: Todos se han confabulado en contra mía al decir que no tengo razón al proponer que los ejercicios físicos.... (murmullos).... que los ejercicios físicos deben formar parte del programa Universitario, y sin embargo CC. diputados, en todas las Universidades del mundo los ejercicios físicos tienen una parte importantísima en el programa Universitario. (Voces: ¡Aaaah! Siseos de las galerías. Murmullos.) Voy a permitirme leer a ustedes cuál es la vida de los universitarios de Oxford, es decir, de una de las Universidades más conspicuas del mundo de una de las Universidades que han formado escuelas y a la cual corresponden todas las Universidades americanas:

"Cada estudiante reparte poco más o menos así su tiempo: se levanta a las siete, almuerza en seguida frugalmente en su departamento del colegio o de su lodging house; oye una o dos lecturas, antes de las doce, de una hora; el profesor dicta y él toma nota en su cuaderno; luego hace a la una, un lunch levísimo para hallarse ligero, en training, para los sports; de una a siete se dedica al remo, la equitación, el foot - ball, el cricket, etc., etc., en trajes cómodos y adecuados; y a las siete debe hallarse vestido con su traje claustral en el salón donde todos comen, los estudiantes, en la mesa común, la "mesa baja," y los profesores, de frac y toga, en la "mesa alta."

Como ustedes ven, la mitad del tiempo de los estudiantes universitarios en las Universidades europeas está consagrada única y exclusivamente al sport.... (Exclamaciones de las galerías: ¡Aaah!) No sólo, sino que los meses de vacaciones son seis en las Universidades europeas y cinco en las alemanas, y estas vacaciones se dedican exclusivamente al deporte. Pero hay más todavía: la época en que los estudiantes deben recibir instrucción universitaria varía entre los dieciocho y veinticinco años, porque a esta edad aún no está terminado fisiológicamente el desarrollo del individuo; eso lo sabemos todos los médicos (Risas de las galerías) y todos los que conocen un poco, aunque sea ligeramente, acerca del desarrollo del individuo. Por consiguiente, señores, si la vida en la Universidad propiamente dicha se desarrolla entre los dieciocho y veinticinco años, urge completar el desarrollo físico de la juventud; urge terminarla en las mejores condiciones posibles para que al pasar a la edad adulta se encuentre más adaptada para sufrir los rigores de la lucha por la vida. Sino que entre nosotros hay una preocupación añeja, una preocupación conservadora, de que los ejercicios físicos quedan para los chiquillos y que no deben tomar parte en ellos las personas grandes y formales. La prueba es que todos los intelectuales que hablan en contra de los ejercicios físicos pueden reducirse a Palavicini, que es una reliquia de la reacción; Ezequiel Chávez, que es el espíritu de la dictadura, pero solamente el espíritu, porque el cuerpo casi no existe; nuestro compañero el señor Manrique, que todavía hace muy poco tiempo usaba barba al estilo de la edad media (Risas. Siseos de las galerías.) y si se la ha quitado, es única y exclusivamente por adaptarse al medio, a las necesidades de aquí de la Cámara; pero en todo caso, todavía huele a santo, todavía trasciende las épocas medievales. (Aplausos prolongados. Siseos de las galerías.) Por último, el señor del Castillo, el estimable compañero del Castillo, representa el tipo del revolucionario enfermizo y del revolucionario, a quien quizá los azares de la campaña, el mucho pensar o cualquiera otra circunstancia, hace que su voz sea vacilante, que su voz sea reticente, que no pueda producirse con la debida libertad y espontaneidad, lo que yo atribuyo a su falta de cultura física. (Murmullos.) Ya veis, pues, que en todas las Universidades del mundo los ejercicios físicos se alternan con la enseñanza teórica; más todavía, CC. diputados.....

El C. Ríos Landeros, interrumpiendo: Falta el hidrópico de Macías.

El C. Siurob, continuando: Me faltó mencionar entre los ciudadanos que no tienen cultura física al señor Rector de la Universidad Nacional, que es todo estómago, lo cual demuestra que no hace a tiempo ejercicios muy convenientes con los músculos de la pared anterior de la cavidad abdominal. (Risas y murmullos.)

Ahora, señores diputados, voy a referirme a un último punto concerniente con los ejercicios físicos. En la actualidad la idea socialista, la idea libertaria, la idea más avanzada es de que el trabajo intelectual sólo debe durar cuatro horas, y estáis viendo el ejemplo aquí en esta H. Asamblea, los que venimos duramos cuatro horas diarias.... (Risas de las galerías y voces: ¡Aaaah!) porque aparte del trabajo de la Cámara, tenemos que desempeñar algunos otros preparatorios, los trabajos de la Comisiones y los que se necesitan para que los estudios que presentamos ante esta Cámara sean lo suficientemente fructuosos. En cuanto a la crítica que me hace el compañero Manrique, si yo he dicho que no hay ninguna especialidad en Medicina es porque las que se estudian aquí como especialidades, tales como Ginecología, Oftalmología, Dermatología y otras, no son especialidades, sino que esas clases deben verse en la Escuela de Medicina. (Siseos de las galerías.) Esto depende de la ignorancia absoluta del señor Manrique en asuntos de Medicina...

El C. Manrique: ¡Gracias! (Siseos de las galerías.)

El C. Secretario Portes Gil: La Presidencia exhorta a la galerías a que guarden la compostura debida.

El C. Siurob: Ahora, respecto de las artes, decía muy bien que no deben enseñarse las lenguas, sino las literaturas. Aquí tengo un programa de una Universidad de Bélgica, una de las principales. Confieso que no conocía este programa, hasta ahora que me lo acaba de presentar el licenciado Urueta (En las galerías: ¡Aaaah!) ¿Es cierto, señor licenciado Urueta?

El C. Urueta: Sí, señor.

El C. Siurob, continuando: En estos momentos me lo acaba de mostrar, aquí tienen ustedes cual es el programa en estas escuelas de altos estudios:

(ESTANDO EN IDIOMA FRANCÉS EL FOLLETO DE DONDE LEYÓ EL ORADOR LO QUE SIGUE, EL COMPILADOR DE EL "DIARIO DE LOS DEBATES" NO ASEGURA LA EXACTITUD DE SU TRADUCCIÓN.)

"Historia de la literatura latina.

"Historia de la literatura griega.

"Historia de la literatura francesa.

"Historia de la literatura inglesa.

"Literatura rusa.

"Literatura escandinava.

"Las grandes corrientes (?) intelectuales y sociales en la literatura italiana

"El cosmopolitismo literario.

"Artes industriales y de ornamentación.

"Historia de la pintura.

"Historia de la escultura y de la arquitectura.

"Historia de la música."

Este es el programa verdaderamente que debe existir en una Escuela de Altos Estudios en el ramo de humanidades, en el ramo de literaturas; no deben existir las lenguas, porque las lenguas se enseñan en la Preparatoria, como yo perfectamente lo había dicho y si no, la Nación está gastando por dos capítulos: por las clases de lenguas en la Preparatoria y por las clases de lenguas en la Escuela de Altos Estudios, siendo así que si los individuos que entran a la Escuela de Altos Estudios han olvidado las lenguas, deben recordarlas primero para que vayan allí y no querer a cada momento que la Nación esté volviendo a pagarles profesores, cuando eso no debe ser, porque es un derroche para la Nación; no debe formar parte del programa de la Escuela de Altos Estudios, que ni es de Altos Estudios, porque este nombre es un nombre pretencioso, es un galicismo que no tiene razón de ser. ¿Cuáles altos estudios? ¿Siquiera tan altos como la reputación política del señor Macías? Serán estudios superiores, estudios trascendentales, de cualquiera otra manera, pero no altos estudios. Aquí tienen ustedes un programa, un gran programa de una Escuela de Altos Estudios, de una Universidad europea; aquí pueden ustedes ver cuáles son las especialidades que se estudian; no voy a entrar en muchos detalles pero, por ejemplo, se estudia la ciencia política con especialidad y en esta ciencia se estudian:

"Historia antigua.

"Historia de Grecia.

"Instituciones políticas de Roma.

"Historia de Bélgica.

"Historia de la colonización.

"La doctrina de los partidos políticos.

"Egiptología.

"Historia de las instituciones políticas de Rusia.

"Historia de las instituciones políticas de los Estados Unidos.

"La Rusia contemporánea."

En asuntos de sociología hay todo un verdadero curso: (Leyó.)

Aquí tienen ustedes. ¿Cómo dijo el señor Manrique que yo había hecho mal en afirmar que la higiene debe ser un tema obligado en la Escuela de Altos Estudios? ¿Por qué me criticó? Ya ve que no tenía razón y que sólo depende esto de que tanto él como las personas en cuyas manos se encuentra la Universidad, no conocen nada de Universidad. (Siseos de las galerías.) Podría citar otras muchas especialidades que hay aquí y la manera como se estudian en las Universidades europeas; por ejemplo, a propósito de la ciencia económica se estudia esta ciencia por cursos generales y cursos trascendentales:

"Economía del crédito.

"Evolución del régimen económico.

"Historia de la economía: Instituciones y doctrinas.

"Ciencia de las finanzas.

"Estadística.

"La expansión económica de las diferentes naciones de Europa."

Todo se estudia en clases separadas, estos son los verdaderos estudios trascendentales, superiores o altos estudios, como quieran llamarlos, y no las clases de alemán, de inglés y de francés que son

estudios absolutamente de la Preparatoria. Conste, pues, que todas mis proposiciones son perfectamente justificadas, ciertas y atinadas en cuanto se refiere al programa de la Universidad Nacional.

Ahora, entremos en el tema principal que es el que voy a desarrollar, es decir, contrario a que haya un Departamento Universitario y tenga ese nombre. Señores diputados, ¿la Revolución, el programa revolucionario en el sentido de instrucción pública, se hizo exclusivamente para crear una Universidad como la que proponen las Comisiones? ¿Esas son todas las reformas que vamos a introducir en nuestra enseñanza? ¡Qué dirían los muertos intelectuales que han sucumbido por la Causa si se levantaran y vieran que únicamente por toda innovación, por todo movimiento revolucionario en instrucción pública, habíamos de aprobar una Universidad que fue creada en tiempo de la dictadura y vamos a dejarla que se mantenga dentro de aquel molde raquítico y estrecho! Lo que pasa, señores, es que la Revolución se le están ligando sus brazos y se le está extraviando la conciencia y la inteligencia; lo que pasa es que se quiere que permanezcamos estacionarios con la idea de que todo gobierno tiene que ser por fuerza conservador, con la idea maquiavélica de que todo gobierno transige, de que todo gobierno tendrá que transigir con los intereses, ¡pero nunca tendrá que transigir con los principios! Yo pregunto: ¿A eso se va a reducir la labor revolucionaria? No, señores diputados, es necesario que conservemos el radicalismo es necesario que conservemos los ideales primitivos de que veníamos animados cuando atravesábamos los desiertos del Norte, las Huastecas o la tierra caliente... (Toses fuertes) y luchábamos en todas partes de la República. (Murmullos y siseos de las galerías.) (Dirigiéndose a las galerías): ¡Basta ya de manifestaciones, ciudadanos; por respeto al reglamento, por respeto al lugar donde nos encontramos deberíais guardar compostura! Por otra parte, las manifestaciones estudiantiles perdieron mucho de su carácter espontáneo, perdieron mucho de su carácter vibrante desde que sirvieron para aplaudir a Félix Díaz, desde que sirvieron para aplaudir a Huerta... (aplausos nutridísimos)... desde que la dictadura convertida en una Thais o en una Dalila, tomó por su cuenta a ese coloso que se llama juventud metropolitana y ebria de odios y ebria de alcohol, la hizo que fuera a arrastrar la estatua de Jorge Washington (voces de las galerías: No, no!) sin pensar que arrastraba, no la de un individuo... (Protestas de las galerías, murmullos) no la de un individuo que pertenece a Norte América, sino la de un coloso de las libertades mundiales que reposa en el panteón de los hombres ilustres de la humanidad. (Aplausos.) Lo que yo vengo a defender aquí señores, es lo siguiente: vamos a concretarnos al punto a debate, vamos a elevar el asunto y a tratarlo con la serenidad absoluta conque debemos tratar los legisladores, los legisladores de la Revolución, los legisladores netamente mexicanos, que no sabemos ver más que al fondo de nuestras conciencias y a la voz de los muertos que nos mandan ser consecuentes con su sangre, con su heroísmo y con sus sacrificios. Lo que yo propongo es que si todos son contribuyentes en la República, si todos tienen derecho de enviar a sus hijos a una institución donde se imparta la educación más alta, propongo que no haya una sola Universidad, sino que se creen Universidades, no sólo en la capital de la República, sino en los principales centros de población, por ejemplo, en la capital se Sonora, en Torreón, en Monterrey, en Mérida, en Guadalajara, en Veracruz, etc. (Voces: ¡Puebla!) No, está muy cerca de la ciudad de México.

Las razones en que me apoyo para proponer a esta Asamblea que se creen esas Universidades libres vais a escucharlas en estos momentos: en primer lugar, el derecho que tienen todos los ciudadanos de la República, desde el momento en que pagan contribución federal, a contar, cerca del lugar donde viven, con centros donde eduquen a sus hijos de una manera liberal, es decir, en donde sus hijos hagan una educación superior y trascendental. Precisamente de la falta de estos planteles ha venido que nuestras clases intelectuales siempre sean reaccionarias y conservadoras, porque solamente los ricos pueden mandar a sus hijos a que estudien en las Universidades. Un individuo que viva en Sonora y que sea pobre no podrá mandar a sus hijos a la ciudad de México a que estudien en la Universidad; de ahí la necesidad imperiosa de que las Universidades existan también en algunos de los Estados de la República. ¿De qué manera se hará esto? ¿No se viola la soberanía de los Estados? No, porque el Gobierno Federal contrata con las Legislaturas de los Estados; le dice a un Estado: "Creo conveniente, el Gobierno Federal estima conveniente, como medida revolucionaria, que en el Estado de Coahuila se establezca una Universidad, lo consulta con la Legislatura de aquel Estado, en la inteligencia de que le dará tal o cual cantidad de dinero, de que subvencionará en tal o cual forma a una Universidad libre que se establezca allí;" de esta manera no se viola la soberanía de los Estados, de esta manera el Gobierno Federal tendría que desembolsar, yo he calculado una cantidad aproximada a 200,000 pesos para cada Universidad; suponiendo que fueran cinco Universidades, sería un millón de pesos. ¡Que estamos en circunstancias precarias, que estamos en circunstancias difíciles! Estos son los pretextos que pone la reacción para que no se haga nada en el sentido de la Instrucción Pública Nacional. (Aplausos.) Allí tienen ustedes, señores, si se mandarán por cuenta de la Secretaría de Guerra inspectores que fueran a inspeccionar cada cinco brigadas, cada diez brigadas de las que existen en la actualidad en el resto de la República, tendríamos que se ahorraría mucho más del millón. Yo estoy perfectamente seguro, se ahorraría mucho más de un millón, y en esa forma, con ese ahorro es con lo que vamos a subvenir las necesidades, los gastos de las nuevas Universidades. Si las grandes naciones de Europa han podido desarrollarse de una manera brillante en un curso relativamente de pocos años, se ha debido única y exclusivamente a que han creado muchas Universidades; ahí tienen ustedes a Italia, tiene aproximadamente trece o catorce Universidades; ahí tienen ustedes a Alemania, que tiene más de veinticinco; los Estados Unidos tienen

más de setenta y siete Universidades; Inglaterra tiene treinta y tantas Universidades y nosotros no tenemos más que una (Voces: Y mala).... es decir, no tenemos nada, porque la tal Universidad no es Universidad. (Siseos de las galerías.) Por ello verán ustedes, CC. diputados, que yo tengo mucha razón y mucha justicia al venir a hacer esta proposición aquí. No quiero que el Gobierno controle las Universidades de los Estados, porque éstas serán tan libres como la Universidad Nacional de la ciudad de México, perfectamente libres e independientes del Gobierno, que no tengan que dar más cuenta que del uso que han hecho del dinero que se les haya dado, puesto que esto es justo por haberlo recibido de la Nación. Cuando en tiempo de la Revolución Francesa, aquella magna revolución trató de dar curso a los grandes anhelos de los libertarios que llevaron a cabo la campaña, no se pusieron a pensar que no tenían más dinero que los asignados, que tenían a las puertas, en Valmy, a la Europa entera coaligada contra la Francia sola, sino que aquellos colosos, los gigantes, como los llama Víctor Hugo, Roger, Colart, Guizot, los Compte y toda aquella pléyade de hombres ilustres crearon la Universidad sacando dinero de donde lo había, porque en la instrucción del pueblo no se hace más que poner dinero a rédito, prestándolo a los que se van a dedicar al estudio, quienes lo devolverán con creces cuando den el rendimiento de la instrucción que han recibido, cuando den su fruto las facultades que se les han inculcado. Por otra parte, ya los Estados han tomado iniciativas: la Legislatura de Veracruz ha creado una Universidad; pero, naturalmente, esas Universidades tienen que ser precarias, porque los elementos con que se cuentan en los Estados no son suficientes para subvenir a sus necesidades. La Universidad de Sonora sería próspera, porque podría traer profesores extranjeros, por que necesitamos esos profesores extranjeros para ciertas materias, no para todas; necesitamos profesores extranjeros para las materias que no llevan en sí la inculcación del alma nacional; sería muy conveniente esto. Yo sé de muchos profesores alemanes que están en los Estados Unidos en las Universidades y que están disgustados porque los americanos los ven con desprecio por el hecho de ser alemanes, y que vendrían con mucho gusto a las Universidades del país, ¿que sería muy costoso? No, señores. ¿Cuánto ganan los profesores universitarios en Alemania? No ganan más - y aquí está este libro, aquí tengo este libro -, los profesores de las Universidades de Alemania no ganan más que seis mil marcos, es decir, aproximadamente tres mil pesos. Si el Gobierno de la Federación contribuye con doscientos mil pesos para cada una de las Universidades, tiene perfectamente para pagar a todo el profesorado, y así los Gobiernos de los Estados no se preocuparán más que por dotar a los establecimientos de investigación, por dotar a los establecimientos de alta cultura en los que se van a hacer esta clase de trabajos.

No sólo eso, señores diputados, sino que yo estimo que debe crearse también una Escuela Politécnica en la cual se vayan a enseñar todas las artes que no sean liberales; eso también es enteramente indispensable para hacer más práctico el caracter de nuestra raza. Ya basta de que los pobres muchachos vayan a aprender los oficios a los cuales deban dedicarse en establecimientos en donde muchas veces se les trata con desprecio, en donde no se les enseña lo que es conveniente y donde no tienen un campo amplio y vasto. La Revolución Francesa creó también una Escuela Politécnica, ¿por qué no vamos a hacer también nosotros lo mismo? ¿qué es lo que nos hace falta? Debemos crear una Escuela Politécnica aquí y posteriormente, que no se haga luego; pero que se creen Escuelas de Artes en los Estados de la Federación.

Si, pues, el Departamento que se cree va a controlar no sólo la Universidad, sino las Escuelas de Artes, Escuela Politécnica y, hasta cierto punto, va a ser intermediaria entre la Universidad y esta Asamblea cuando se trate de ver si los gastos han sido bien empleados, no debe tener el nombre de Departamento Universitario, porque no va a controlar exclusivamente la Universidad, debe abolirse este Departamento, porque no va a controlar en lo absoluto la Universidad. Esta se va a entender directamente, por medio de cualquier Ministerio, con el Congreso, únicamente para presentar cuentas, y nosotros, con toda liberalidad, confiando en el cuerpo de profesores que la integren, vamos a darle todo lo que necesite, con un amplio criterio de libertad y de confianza; y aquellos hombres van a usar del dinero estando únicamente obligados a dar cuenta, para que veamos que el dinero fue perfectamente empleado. (Aplausos.) ¿Cómo vamos a trazar el programa? Voy a referirme el orden especial de la Universidad de México. Esta debe ser perfecta y absolutamente libre, no debe depender de ningún Ministerio ni de ningún Departamento; los profesores deben ser nombrados por oposición, y por oposición también debe integrarse el Consejo Universitario. Ya es tiempo de introducir esta reforma, y así tendremos profesores muy aptos, que son los que necesita la clase estudiantil.

¿Que cómo evitaremos que se mezclen en la política? ¿Que cómo evitaremos que vayan a desviarse del verdadero curso que deben seguir? Yo, señores, creo que la profesión de maestro es perfectamente excluyente; el maestro no debe dedicarse a otra cosa que a enseñar; que el maestro no debe dedicarse ni a la política ni a ninguna otra profesión que no sea la enseñanza, y si tenemos la intención de pagar bien a los profesores, tenemos el derecho de exigirles una exclusión absoluta de cualquiera otra coas que no sea la enseñanza. Que no suceda lo que está sucediendo ahora. Dícese que si el Congreso nombra a los profesores universitarios, que entra la Universidad en la política. ¡Pues, y más de lo que está! ¿Se concibe siquiera que la Universidad pueda estar más enfangada en la política de lo que lo está el actual Rector, quien no se ocupa más que de ver cómo devuelve las tierras a los terratenientes y se las quita a los pueblos, como Luis Manuel Rojas no se ocupa más que de hacer negocios en su bufete y de pelar al prójimo por medio de sus influencias? ¿Y allí no está Palavicini, que funciona entre bastidores y que no se ocupa más que de hacerse bombo, para ver si lanza dentro de poco tiempo su candidatura para Presidente de la República? (Murmullos.) Ya veis..

El C. Secretario Portes Gil, interrumpiendo: Habiendo transcurrido la media hora que fija el reglamento, se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si concede permiso al orador para continuar en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Continúa en el uso de la palabra el ciudadano diputado Siurob. (Aplausos.)

El C. Siurob, continuando: Gracias. Ya veis, señores, que no puede estar más enfangada en la política nuestra Universidad, y la llamo enfangada porque siquiera que toda esa política fuera limpia; pero no es política limpia, es política reaccionaria, es política antigua, es política de las sucias, es política de la que recurre a la intriga, a las componendas, a las camarillas, al chantaje, a todos los medios.

Ahora, señores, vamos a ver cuál debe ser la independencia de nuestra Universidad. Nosotros debemos decir que la Universidad es libre, con estas restricciones: que a los profesores de la Universidad les esté prohibido tratar cualquier tema político militante; que les esté prohibido tratar cualquier tema religioso, y que no puedan dedicarse a cualquier otra cosa que no sea la enseñanza. Esas serán las tres únicas restricciones que estimo se deben poner a la Universidad Nacional; pasado de ahí, ninguna. Que la Universidad elija sus programas, su reglamento en todo lo que dependa en su régimen interior. (Aplausos.) Sería hacer muy poco honor a nuestros hombres intelectuales, a nuestros hombres pensantes, a nuestras notabilidades en todos los ramos del saber humano, sostener que no son capaces de formar un reglamento y dar la organización debida a la Universidad Nacional; sería hacerle muy poco honor a la juventud estudiosa, suponerla tan absolutamente carente de ideas, tan deprimida en su moral, que no protestara enérgicamente cuando algún profesor, saliéndose del carril que le marca su conciencia y el pueblo, fuera a convertir la Universidad en cátedra de oposición contra el Gobierno o de propaganda fanática religiosa. (Aplausos.) A pesar de que me siento un poco decepcionado de una parte de la juventud estudiantil, no creo que toda ella fuera capaz de transigir con un profesor malo que, en el seno de la cátedra, se aprovechara de su puesto para atacar a un gobierno o para salirse de su papel, porque el estudiante le diría con todo valor civil, con toda honradez, como debe ser un caballero mexicano; le diría: "Usted se está saliendo de su papel, la Nación le paga para que usted sea un profesor, exclusivamente un profesor, para que usted no aborde más tema que éste, y usted tiene el deber de someterse," y si no lo hiciera, entonces la restricción puesta por esta Cámara vendría a sellar el pacto. De manera que por todas estas razones: primera, porque la Universidad que se va a crear y las demás que se van a crear en los Estados, van a ser perfectamente libres; segunda, porque los otros establecimientos que se van a crear no tienen el carácter universitario; por estas dos razones pido yo que se deseche la idea de un Departamento, y con más razón que se desecha la idea de un Departamento que tenga el carácter de Departamento Universitario.

Creo, señores, haber expuesto claramente este asunto. Tomo al vuelo una idea de mi estimado compañero el señor Guajardo, la idea de que se dotaran con bienes del clero a las Universidades. Esto tiene graves inconvenientes, y voy a decir cuáles son; no el inconveniente de que se le quiten los bienes al clero, al contrario, yo he sido el primero que he recogido quince millones en bienes del clero en el Estado de Guanajuato; yo creo que al clero se le deben quitar todos los bienes, porque, de otra manera, nuestra Revolución no habrá cumplido su programa, porque de otra manera nos habremos quedado más tibios, mucho más de lo que les exigía su radicalismo a los revolucionarios de 57; porque los revolucionarios no se contentaron con recogerle los bienes al clero, sino que aquellos bienes los pusieron en subasta pública para que se aprovecharan por todos los ciudadanos nacionales; si no hacemos esto, habremos cumplido menos con nuestros ideales de revolucionarios; pero, en fin, no quiero tocar este punto, porque se queda para otra oportunidad.

Si digo que no sería conveniente dotar a la Universidad con bienes del clero, porque casi van a parar a manos de los conservadores, y éstos son tan malos hasta como conservadores, que no saben conservar siquiera lo que se les ha entregado. Ya estáis viendo que todos los donativos de la Beneficencia Pública van a dar a manos de los conservadores; ahí está el hospital Béistegui, la Junta Vergara y una multitud de juntas de beneficencia; pues, repito, estos señores son tan malos conservadores, que no han sabido conservar íntegros aquellos capitales, y han ido menguando y menguando hasta el grado de que el Hospital Béistegui, que tenía cuarenta camas, ahora sólo cuenta con diez; el Hospital de Jesús, que disponía de veinte camas, ahora solamente tiene cinco; estas son las razones en que me apoyo; no tengo pretensiones ningunas, ni puedo tenerlas, porque no soy más que una humilde partícula de ese fanal inmenso revolucionario que está alumbrando en estos momentos toda la República; únicamente he venido a exponer mis razones, las que si han encontrado una resistencia tenaz, firme y decidida, es porque los elementos reaccionarios siempre se opondrán a todo lo que hagamos los revolucionarios. Si queréis ser consecuentes con vuestros principios, si queréis honrar la memoria de los muertos, si queréis cumplir con los mandatos del pueblo, si queréis que la Revolución no sea un mito, para orgullo de los reaccionarios y mengua de todos nosotros, aprobad estas ideas que acabo de exponer y que serán la salvación de la República. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Martínez de Escobar.

El C. Martínez de Escobar: Ciudadanos representantes: Varios diputados, sobre todo ayer, levantáronse de sus curules y ascendieron al más elevado sitial de la Cámara, que es esta tribuna, desplegaron sus alas intelectuales en otras ocasiones recias, fuertes, vigorosas, como alas de águila, intentando acometer el vuelo por vastos horizontes científico - educativos, y por amplias regiones de Derecho Constitucional, y apenas se habían levantado unas cuantas varas, unos cuantos metros sobre la discusión, cayeron casi inermes a la tierra,

porque sus alas de águila ayer, fueron alas enclenques y enfermizas, casi de golondrina, en esta discusión, señores. (Murmullos.)

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡De murciélago, hombre!

El C. Bandera y Mata, interrumpiendo: ¡De chupamirto!

(Una voz: ¡De chichicuilote! (Risas.)

El C. Martínez de Escobar, continuando: Creo indispensable y necesario tratar esta cuestión, señores diputados, bajo cuatro aspectos, bajo cuatro manifestaciones; el aspecto Constitucional, primero; el aspecto histórico, segundo; el aspecto educativo científico, tercero, y su aspecto político, por último.

Es necesario, de una vez por todas, sentar aquí, en esta Asamblea, jurisprudencia sobre este tema jugoso y trascendental de trascendentalísima importancia. ¿Puede el Congreso de la Unión crear Departamentos Administrativos que no sea el Departamento que ha creado expresamente la Constitución en su artículo relativo, o sea el de Salubridad? Es indispensable y necesario tratar esta cuestión, no obstante que quizá en estos momentos yo, en vista del escrito presentado hoy por algunos estudiantes y secundado perfectamente bien por algunos diputados, quizá concretándome al punto en cuestión tendría que hablar en contra del dictamen, porque yo creo también, y conmigo todos los que sean liberales y progresistas, que antes que todo y sobre todo, está el problema educativo, el cual es más interesante que el problema obrero, que el problema agrario, el cual sólo podremos resolver atinadamente estableciendo la más amplia libertad, independencia y autonomía de la Universidad Nacional. (Aplausos.)

Decía el señor licenciado Olivé, buen amigo mío, selecto compañero y querido paisano - y a propósito de esto digo que en el pórtico del discurso del diputado Olivé yo pondría la exclamación de Hamlet: "¡Palabras, palabras, palabras! Nada más." - Constitucionalmente sí pueden crearse, señores diputados, muchos infinitos, cuántos fueran necesarios, Departamentos Administrativos. Decía el diputado Olivé que nuestro sistema constitucional es aquel donde están perfectamente expresas y determinadas las facultades de los Poderes Federales, y que todo aquello que no esté perfectamente especializado en la misma Constitución, no puede hacerlo. ¡No! Ante las verdades, todos los sofismas se hacen pedazos, antes las verdades que se destacan, que se ostentan como esta verdad de que sí podemos crear un Departamento Administrativo, todos los errores caen inermes. La tesis es ésta: podemos crear, - como decía muy bien el licenciado Novelo en la Cámara de Senadores -, "podemos crear todas las Secretarías que sean indispensables, que sean necesarias para el buen despacho de los negocios que hagan fácil y expedito el movimiento administrativo del Poder Ejecutivo, y podemos crear - decía también -, todos los Departamentos Administrativos que a este efecto sean necesarios." Y es verdad, yo estoy con esa tesis; de una buena vez debe dejarse sentado aquí que es de ingente necesidad, que es indispensable la creación de un nuevo Departamento Administrativo. Se dirá: ¡No! Allí está una barrera infranqueable, allí está la Constitución que lo prohibe. ¡No es verdad! Solamente existe como límite al Congreso de la Unión el artículo 14 transitorio de la Constitución, que ha suprimido de una buena vez por todas, aunque se llama transitorio, que ha suprimido, decía yo, la Secretaría de Instrucción Pública y la de Justicia. ¿Por qué? Principalmente por el carácter federativo de nuestro sistema de gobierno. Porque es verdad que estas Secretarías, su radio de acción, su círculo, su esfera de movimiento, se concretaba dentro de los límites del Distrito Federal; no podía ir más allá de Milpa Alta, ni de Atzcapotzalco; en Chalco y en Texcoco no tenían esfera de acción, de manera que esa fue una razón de ser que tuvimos principalmente en el Constituyente para la supresión de esa Secretaría. ¿Pero se violaba acaso la Constitución de 1916 - 17 porque estableciéramos 10 ó 15 Secretarías?

No, porque solamente se ha establecido la restricción de que no se creen esas dos Secretarías; las demás sí: ¿es acaso posible tener un criterio tan raquítico, tan estrecho, que para crear el Departamento Administrativo Universitario - que en estos momentos ya no estoy dispuesto a sostener -, será acaso posible que porque no hay un precepto que diga: "Se crea el Departamento Administrativo de Correos, Telégrafos, etc.," no pudiera crearlo el Congreso General? ¿Tan ruin y tan estrecha es su soberanía, tan estrecho es el movimiento de ideas generadoras que tiene el Congreso de la Unión? No, señores, podemos crear todos los Departamentos que sean necesarios, solamente no podemos suprimir el Departamento de Salubridad. Hay que dejar sentada esta tesis, es necesario que haga jurisprudencia: podemos crear todos los Departamentos Administrativos que se necesiten, sólo violaríamos la Constitución suprimiendo el Departamento de Salubridad, sólo violaríamos la Constitución implantando las Secretarías de Justicia e Instrucción Pública. La Universidad mexicana. Las Universidades, herencias misteriosas, señores diputados, que ha legado a la cultura la Grecia; resurgimiento del pensamiento libre y de la investigación audaz que abrieron sus palestras bajo los pórticos de Atenas, las Universidades son el alma vigorosa de la civilización en todo el mundo. ¿Desde cuándo nació la Universidad Mexicana? Bien lo sabemos, señores diputados. La Universidad Mexicana nació en la época del régimen colonial, en la época de Nueva España, bajo el reinado de Carlos V, que por una cédula de septiembre de 1521 la creó, y vino a erigirse, vino a fundarse en la época del segundo virrey de México, don Luis de Velasco, me parece, en 1555. Desde entonces, vino a crearse la Universidad Mexicana, dotándola, naturalmente, el Estado, con determinada cantidad, primero de mil pesos oro de mina anualmente; después, se aumentó a cuatro mil, creo que por Felipe II. Y esta Universidad, ¿qué proceso ha experimentado? ¿Cómo ha vivido? ¿Firme? ¿Inquebrantable? No, fue legada por el régimen de Nueva España a México y en la época de la Independencia todavía vivió tres o cuatro años. Fue don Valentín Gómez Farías, en los años de 1833 - 34, eminentemente liberal y reformista mexicano, que la suprimió; fue el que la clausuró. ¿Por qué? Por las guerras religiosas; por el pensamiento liberal que estaba destruyendo sencillamente

a los conservadores. Luego vuelve a ser creada en la época de Santa Anna, y así sigue una serie de vaivenes, siguen las fluctuaciones del movimiento político hasta que así vemos que dentro de una época reformista, como 1857, Comonfort la suprime, Zuloaga la pone en vigor, Juárez la destruye, hasta que en 1865, más o menos, en la época del Imperio, Maximiliano la extingue casi definitivamente. Esta época de la Universidad mexicana podemos llamarla Universidad pontificia, Universidad religiosa, de esta época para acá se ha erigido en México la Universidad laica, perfectamente laica. La Universidad, señores diputados, en todas las épocas del mundo ha sido la que ha venido a engendrar la ciencia en su más compleja, en su más vasta manifestación. ¿Quién no sabe que se pueda asegurar que antes de la Era Cristiana ya existía la Universidad, que ya en la China existía una Universidad llamada por los nobles de aquel país la Universidad China? ¿Quién no recuerda aquella obra monumental realizada por los esfuerzos de los hombres, llamada las Pirámides de Egipto? ¿Quién no recuerda también el esfuerzo gigantesco y colosal de aquellas obras hidráulicas que tuvieron por objeto regar con las aguas caudalosas del río Nilo las sementeras que se formaron en el Desierto del Sahara? Pues bien, estas Universidades, los genios que en tal obra trabajaron, fueron hijos de Universidades, las Universidades de aquella época, creadas por los faraones. Vemos, pues, cómo la Universidad es indispensable para la vida filosófica, artística, científica bajo todos sus aspectos. En otra época tuvieron el aspecto religioso, pero estas Universidades tuvieron por objeto arrancar la enseñanza de la iglesia, arrancar la enseñanza del pontificado y hoy tienen por objeto las Universidades arrancar la enseñanza del Gobierno, de la esfera oficial, de la influencia de la política. Durante la edad media cambió su aspecto el sistema universitario; era éste un sistema escolástico meramente, después siguió vigorosamente el cambio completo de teorías, de caminos, cuando vinieron los grandes descubrimientos de las ciencias naturales. ¿Quién no sabe que las Universidades cambiaron cuando se descubrieron las leyes de Kléper? ¿Quién no sabe que con las leyes de Newton, que con el descubrimiento del cálculo infinitesimal e integral de Leibnitz, quién no sabe que Bacon y Descartes y todos aquellos sabios con sus ideas contribuyeron al cambio de las Universidades? Seguramente que esto fue, pues, por decirlo así, la base en donde después se edificara ese majestuoso edificio de arquitectura grandiosa que se llamó la Enciclopedia. Vemos pues, cómo la Universidad ha venido en todos los tiempos, en todos los pueblos y en todas las concepciones produciendo grandes, inmensos beneficios. Don Justo Sierra en el año de 1910, en mayo, creó la Universidad mexicana, la Universidad laica. ¿Bajo qué base? ¿Bajo qué sistemas? ¿Qué ideas dominaron? Los que han estudiado esto con espíritu de análisis y con espíritu de crítica, nos dicen que dos influencias armónicamente combinadas, que dos pensamientos perfectamente enlazados dieron origen a esa Universidad; por lo menos esas dos tendencias que estaban perfectamente bien marcadas, una, la influencia germánica, es decir, el tipo germánico, el tipo alemán en cuestión de Universidades, que eso la representaba, según dice, Ezequiel Chávez; la otra, el tipo francés de Universidades, la representaba don Justo Sierra, y por esta razón, siguiendo las tendencias del tipo francés, del tipo que parece que le imprimió don Justo Sierra, se anexó a la universidad, se anexaron a la Universidad las escuelas profesionales, la de Jurisprudencia, la de Medicina, la de Ingeniería y la Escuela Preparatoria, según se dice. Siguiendo un principio tradicional de las facultades de arte de la época medieval y de acuerdo con la tendencia germánica, nació la Escuela de Altos Estudios, y en vías de nacer, porque no llegó a ser un hecho, esa institución médico - biológica - bacteriológica, museos, siguiendo la tendencia netamente germánica y que ya tendremos nosotros tiempo de ocuparnos de esta cuestión; pero es necesario que nosotros, de una vez por todas, creemos la Universidad enteramente autónoma y libre. Hagamos un sistema educacional perfectamente adaptado a nuestro medio, porque ya es necesario que así sea, porque la Universidad Nacional responde a nuestra organización social.

Ya hemos visto que sí tiene un aspecto genealógico, que tiene una solución de continuidad en su aspecto pontificio y después en su aspecto laico. Parece que siempre ha estado latente en el espíritu mexicano la existencia de la Universidad. ¿Qué sistema educativo debemos seguir? Algunos señores diputados han sido enemigos de la Universidad, es decir, no de la Universidad, sino que no han comprendido perfectamente la comprensión de la palabra Universidad, y han sido enemigos de esa institución. Debemos recordar nosotros que en la XXVI Legislatura un señor Aragón y no recuerdo qué otros de la confederación cívica..., (El C. Cravioto, interrumpiendo: Barreda). Pues bien, el señor Barreda y el señor Aragón querían que se suprimiera la Universidad de México, porque decían que era contraria a nuestro organismo social, pero hemos visto que no, que han estado en un error. Decían también que era contrario a nuestras instituciones republicanas. Bien sabemos, que no, y cómo ya en la Francia, ya en Estados Unidos, ya en todos estos países que son, por decirlo así, nuestros antecesores en cuestión política, puesto que sus sistemas de gobierno aquí los hemos tenido, ya sabemos que en todas partes existen, en Estados Unidos desde el siglo XVIII o XIX y se están difundiendo por todas partes; por todos sus horizontes, por todas esas ciudades y provincias se está difundiendo la enseñanza universitaria. En Inglaterra, bien lo sabemos, se creó la institución universitaria a principios del siglo XVIII; ya no solamente se quiere que tengan un círculo de acción restringido, sino mucho más amplio, mucho más vasto, que penetren torrentes de luz en inteligencias obscuras; que penetren chorros de sol en inteligencias que ayer vivían en la sombra pavorosa de la más completa ignorancia. Algunos también han pensado por falta de conocimiento de lo que es la enseñanza universitaria, que cómo es posible que nosotros en vez de extender la enseñanza a todas partes, es decir, en vez de seguir el sistema extensivo, lo que tengamos sea el sistema intensivo; ¿para qué queremos cinco, seis o siete sabios si

tenemos tantos millones de individuos enteramente ignorantes? Por eso debemos procurar que la educación en México esté perfectamente enlazada en todos sus aspectos; la escuela primaria, perfectamente enlazada con la preparatoria; la escuela preparatoria, perfectamente enlazada con las profesionales, y éstas y la preparatoria más perfectamente enlazadas, unificadas con la Escuela de Altos Estudios, tan necesaria entre nosotros. Es decir, debemos establecer el sistema gráfico, que dijera algún orador piramidal: "Bases son: base de la luz, la escuela primaria; vértice de sol, la Escuela de Altos estudios, y el puente de oro que sea la Escuela Nacional Preparatoria, que venga a enlazar una con otra, ya que todos los principios fundamentales de la ciencia vienen a constituir uno sólo, porque las ciencias todas vienen a constituir una misma." ¿Quién no sabe, acaso, que la Física de las escuelas, que la Química, que la Geografía de las mismas, acaso no es la misma Física universitaria, la misma Química universitaria y la misma Geografía universitaria? ¿Hay acaso una solución de continuidad entre los unos y los otros conocimientos? No, si hay unidad de fuerza moral, de fuerza física, de fuerza intelectual, tiene que haber una unidad de fuerza enteramente educativa, es decir, de los conocimientos científicos, una sola unidad de la ciencia en cuestión educativa, es decir, de los conocimientos científicos, una sola unidad de la ciencia en cuestión educativa en México. (Aplausos.) Tres tipos, señores diputados, de universidades salientes existen. La Universidad inglesa, en cierta forma llamémosle sistema antiguo; la Universidad tipo francés, también sistema antiguo, porque es verdad y aquí vale la pena hacer alguna alusión a mi inteligente compañero licenciado Alvarez del Castillo, que están más cerca, mucho más cerca, señor Alvarez del Castillo, las universidades inglesas y las universidades francesas están más cerca del tipo medieval, de las universidades de esos que ayer llamasteis zapatistas alemanes. Es el tipo alemán el tipo más moderno de universidades, el tipo más contemporáneo de universidades. Y así como decía el diputado Siurob, las universidades inglesas son aquellas en que la investigación no es verdaderamente intensa, en que se prepara para la vida económica de una manera directa, sino que se estudia la ciencia por la ciencia, se trata de descubrir la verdad por la verdad, la filosofía por la filosofía. De aquí que es fundamentalmente humanístico tener aplicaciones individuales de gran importancia; pero de aquí que el cardenal Newman, irónicamente, sarcásticamente, con esa ironía finísima que tenía, dijera alguna vez que esa Universidad sirve para crear aquella anticuada variedad de la especie humana, resto del feudalismo, que es el aristócrata "gentleman." Esto fue irónicamente, pero no quiero decir ni hacer crítica; no soy para esto, para hacer crítica de la Universidad inglesa; pero de todas maneras está un poco más cerca que el sistema medieval el sistema universitario enteramente moderno. El francés es el más antiguo, casi el sistema universitario francés, con la influencia germánica que ya han aceptado despojándose un poco de un sentimiento provincialista de patria; antes nada más preparaba para las escuelas profesionales y nunca para hacer hombres completos que es lo que busca y es necesario que haga la Universidad; en tanto que el tipo germánico es el tipo perfecto universitario: es intenso en la investigación, pero quizá es más intenso todavía en la cultura técnica perfectamente intensa en las cuestiones prácticas. Allí se armonizan, allí se abrazan la teoría con la práctica y esto es lo que indudablemente deberá servir de base, armonizando estas dos tendencias: la teoría con la práctica, en la Universidad Mexicana. Así lo han comprendido las naciones civilizadas; así lo están haciendo ya en Inglaterra; así lo están tomando como ejemplo y modelo las universidades americanas, ese tipo universitario alemán.

Ahora, señores diputados, debe manifestar que ayer estaba inscripto en pro del dictamen tendente a que se estableciera el Departamento Universitario. ¿Razón de ser de mi actitud? Es que no estaba conforme, bajo ningún concepto, como el Senado había acordado que dependiera de la Secretaría de Gobernación. Eso era sencillamente mutilar la enseñanza, hacer trizas la Universidad, hacerla pedazos, no dejarla mutilada, como está mutilada la Venus de Milo, que aun mutilada es bella y hermosa. No, esto sería hacer trizas a la Universidad, porque estaría enteramente sujeta, subordinada a la presión oficial, al funcionamiento de la política y eso es lo que a mí me hacía pensar que cuando menos la libertad que debía dársele a la Universidad era la de crear el Departamento Universitario. Pero hoy que los estudiantes y un grupo de diputados manifiestan que están de acuerdo, ¿de acuerdo con qué? voy a contestar en estos momentos. De acuerdo, señores diputados, con lo que el Partido Liberal Constitucionalista de México quería, esto era necesario. No vengo a hacer política, pero sí es indispensable que se diga que el Partido Liberal Constitucionalista eso quería: la autonomía, la libertad más amplia de la Universidad Nacional de México. (Aplausos de las galerías.) Si eso fue nuestro pensamiento, si esa fue nuestra idea, ese ha sido el sentimiento que existe latente y palpitante en nuestras almas; esa es la verdad, señores diputados: Si en un momento de ofuscación, señores diputados, el diputado Siurob llamó reaccionaria a la clase estudiantil, yo no podría llamarla reaccionaria, porque no es verdad; seguramente que a las clases estudiantiles de ayer, que estaban modeladas en la época de Porfirio Díaz y de Victoriano Huerta, sí podría llamárseles reaccionarias, pero la juventud de hoy es imposible que lo sea, no puede serlo porque ha nacido bajo un medio... (Aplausos nutridos de las galerías. Campanilla.)

Digo que es imposible que lo sea, porque, naturalmente que nació a vida en una época en que en los horizontes nacionales alborean auroras democráticas y libertarias, en tanto que los de ayer - yo me encuentro entre ellos, pero no pensaba como ellos -, en tanto que los de ayer habían modelado su espíritu, sus caracteres, su alma, en los moldes enteramente dictatoriales y pasados. Y es por eso que el doctor Siurob, mal comprendido - permítaseme la palabra -, tuvo en un momento de su fogosidad oratoria, una palabra, si se quiere, dura y escabrosa para los estudiantes (aplausos de las galerías).... pero porque es verdad, señores,

que las clases estudiantiles de México - y esto no lo podrán negar ustedes ni lo podrá negar absolutamente ningún diputado -, en un momento dado, como multitud psicológica, quizá la más bulliciosa, la más turbulenta, la más fogosa, la más entusiasta, la que por su edad, quizá, procede más bien por instinto que por razonamiento, en un momento dado sí han sido sugestionadas y han hecho que tuerzan su camino, políticos enteramente de oficio. Y eso creo yo, señores, que pensaban determinados hombres de la Administración actual. Por eso el doctor Siurob decía que las clases estudiantiles de México habían sido quizá las clases sociales más enclenques y enfermizas del pasado. Yo recuerdo, y a través de nuestra historia tenemos grandes ejemplos de esto, señores, en la época que era Presidente de la República don Sebastián Lerdo de Tejada, y tuvo alguna importancia esto, se le hacía la guerra al Gobierno, y una juventud estudiosa sirvió de intriga, sin darse cuenta, a determinados políticos de oficio, y vino un ataque formidable a aquel Gobierno. ¿Quién no recuerda también, cuando el señor Vázquez Gómez era Ministro de Instrucción Pública, hubo una clase estudiantil que fue a las antesalas del Ministerio y porque por X o por Z no la pudo recibir, salieron a las calles los estudiantes gritando mueras al señor Madero y vivas entusiastas, movidos por políticos maquiavélicos, a Macedo, a Pineda y al general Díaz, y quién no recuerda que las clases estudiantiles sirvieron de instrumento en un momento dado, cuando el licenciado Cabrera condensaba las ideas revolucionarias en esa época y era director de la Escuela de Jurisprudencia, y entonces, por hacerle la guerra al gobierno del señor Madero, Rabasa, Reyes y otros, de cuyos nombres no quiero acordarme, quisieron quitar de la dirección al señor Cabrera e hicieron que en esa época se fundara la Escuela Libre de Leyes? (Una voz: No es cierto.) Es cierto; él podrá decir si es o no es verdad. Sí, señores, era director de la Escuela de Jurisprudencia y querían hacerlo salir por intrigas políticas. Muy pocos estudiantes no estuvimos conformes, pero la mayoría estuvo conforme y entonces se fundó la Escuela Libre de Derecho. Por esa razón es que el doctor Siurob lanzó ese grito que molestó tanto a las clases juveniles; pero yo, señores, les digo a ellas que no es posible que los hombres jóvenes de esta Cámara, que no es posible que nosotros, que acabamos de salir de las aulas, que nosotros, la mayoría de los que integramos el Partido Liberal Constitucionalista, escuchadlo bien, no es posible que estuviéramos distanciados en ideas, más o menos como las que vosotros tenéis, ni en principios nobles. No, yo, señores, siento mi alma confundida con el alma estudiantil y tiene que sentirla - y así la siente - el doctor Siurob, y tienen que sentirla así todos los jóvenes diputados de esta Asamblea. Que se transforme México, señores diputados, que venga una verdadera transfiguración. Así como ayer se transfiguró Grecia y dio origen al mundo pagano; así como ayer se transfiguró Roma y dio origen al mundo cristiano; así como se transfiguró la Francia y dio origen al mundo humano, así también, señores diputados, que se transfigure México bajo la base del sistema Universitario más amplio, para que se funde el mundo latinoamericano, el mundo democrático latino, a base de la Universidad mas autónoma y más libre que pueda pensar el espíritu humano. (Aplausos prolongados en curules y galerías.)

Presidencia del C. LÓPEZ LIRA JESÚS

El C. Presidente: tiene la palabra en contra el C. diputado Cravioto. (Siseos de las galerías.)

El C. Cravioto: Señores diputados: Si yo fuera un filósofo ironista, ¡qué jugosa disertación podría haber hecho ahora analizando la psicología de ciertos miembros de la Cámara a propósito del debate sobre la Universidad Nacional! Leía esta mañana, con mucha satisfacción, en un periódico nuestro, la teoría propuesta por un humilde sabio mexicano, para explicar todos los fenómenos del Universo. Este sabio nuestro, analizando que todo ha sido pueril en los grandes descubrimientos científicos como en los grandes descubrimientos sociales, comenzaba por pedir perdón para la puerilidad de la demostración que según él, daba acerca del origen vibratorio del Universo, lo mismo del origen de una piedra que el origen de una transformación química, que del origen del pensamiento. (Voces: ¡No se oye!)

El C. Hay: ¡No se oye!

El C. Cravioto: Todos vosotros sabéis, señores diputados, que la sumersión de Arquímedes en una tina, dio lugar al descubrimiento de una ley científica conocida. La caída de una manzana, observada por Newton, dio origen al descubrimiento de las leyes de la gravitación universal, y el odio al señor Macías, tal vez, va a dar lugar en esta vez a la libertad de la Universidad.

El C. Manrique: Así sea.

El C. Cravioto: En una clásica novela de Voltaire, que ha sido extendida por el mundo, se aplica el nombre de cándido a todos los ingenuos.... (Voces: ¡No se oye, más fuerte!) Señores diputados: imitando la parte humana que haya en fondo de alguna razón para pedir la libertad universitaria, yo por el contrario de cándido, aunque pueda tener algo de cándido, también digo: benditas sean las malas causas que puedan producir tan bellos efectos.

Yo, señores diputados, he pedido la palabra en contra del dictamen de la Comisión que propone a Vuestra Soberanía el establecimiento de un Departamento Universitario y de Bellas Artes, porque creo de buena fe que ya es tiempo de que la Revolución decrete de una vez por todas, la libertad total, la autonomía completa de la Universidad Nacional. Las ideas que ha traído al debate el señor Siurob no son sino una fragmentación del ideal revolucionario en materia de educación. Estas ideas fueron expresadas por primera vez en esta tribuna en un mensaje presidencial presentado por el señor Madero, fueron expresadas después por el señor Palavicini en la recepción del director de la Universidad don Valentín Gama, y fueron expresadas también por la Secretaría de Instrucción Pública al formarse un completo programa de reformas educativas. Yo me encuentro, como la

mayoría de los miembros de esta Asamblea, con la fatiga de esta larga discusión, y por eso pido permiso a la Asamblea para no entrar en muchos detalles, sino trazar un esbozo general, sintético, casi sobre ideas generales, acerca de lo que la Secretaría de Instrucción Pública, cuando existió, acerca de lo que creyó la Secretaría de instrucción Pública que debía abarcar el programa revolucionario en materia de educación. Todos vosotros sabéis, señores diputados, que desde la iniciación de la labor del señor Palavicini en la Secretaría de Instrucción Pública, se comenzó a preparar, a sostener y a demostrar la alta conveniencia que tendría la República con la supresión de esta Secretaría, Secretaría que no solamente estaba en pugna abierta con nuestro sistema federal, que no solamente era casi ridícula, puesto que abarcaba un radio de acción muy mediocre, sino que dañaba gravemente los intereses de la cultura pública, estableciendo el sistema de politiquería dentro de la enseñanza. Se pensó, por lo tanto, en suprimir esta Secretaría, lo que se consiguió con el acuerdo del Congreso Constituyente, y se pensó también en la liberación completa de la Universidad Nacional. La liberación de la Universidad Nacional no solamente tiene todas la ventajas políticas y pedagógicas que se han expuesto en esta tribuna, sino que tiene además, la gran ventaja de crear, sin lesionar, los intereses de soberanía de los Estados, una gran núcleo de atracción, de cohesión y de disciplina a través de la República, que contribuirá, sin duda, eficazmente a la formación del alma nacional.

La Universidad libre puede ser, como ha dicho el señor Siurob, el centro de donde partan ramificaciones universitarias para todos los Estados de la República que juzgue Vuestra Soberanía y que a la vez sirvan de difusión para los conocimientos universitarios. Pueden ser también a su vez el único eje de los distintos Estados que abarque para controlar la dirección pedagógica en toda la República. Esta es una manera de resolver este problema, que es de capital importancia para la creación del alma nacional. Se ha dicho, señores diputados, que es necesario apartar la política de la enseñanza, que la política es nociva a la educación, que la política, como una prostituta harapienta, debe ser proscripta en definitiva en el templo sereno del saber de las sinagogas de la ciencia. Bien está que separemos de las escuelas la política baja, la politiquería, la política mezquina que no es otra cosa sino el punto de la incompetencia de los individuos que posponen los intereses generales a los intereses particulares. Pero en este tiempo de reorganización retrospectiva, en este tiempo en que todos nosotros necesitamos de bases nuevas y de nueva organización, la escuela, la enseñanza y la sociedad, todos necesitamos de una norma, de una guía, de una política, en fin, sana, verdadera, noble; y esta política puede concretarse en estas breves palabras: México ante todo y México sobre todo. ¡Ah, señores diputados, de cuántos crímenes, de cuántas miserias, de cuántas catástrofes se hubiera librado esta doliente patria nuestra, si los inconvenientes de nuestra cultura, todos los conocimientos ajenos, tendencias extrañas, exóticas que nos han hecho perder la conciencia de lo que somos, muchas veces nos hayan extraviado en el norte seguro de lo que debemos ser! Necesitamos, por lo tanto, una política de protección a los maestros y de cultivo a lo nuestro. La situación de los maestros es verdaderamente precaria, y este es uno de los problemas fundamentales de la enseñanza. Todos vosotros sabéis la vida triste de los que se dedican entre nosotros a la enseñanza pública; todos vosotros sabéis la penuria que se le espera y la situación social verdaderamente desesperante en que se encuentran. ¿Cómo vamos nosotros a dejar sin remediar la situación de estos grandes hacedores, de estos verdaderos hacedores del alma nacional? Un maestro de escuela no tiene más horizonte que la miseria y más porvenir social que el desdén, casi y unánime. Todos vosotros sabéis que aquí y fuera de aquí los maestros de escuela están pésimamente pagados. Suponiendo, como hay en la mayoría de ellos sin duda alguna, la predestinación para este apostolado, la vida misma les obliga a cambiar de psicología y a ser verdaderamente perjudiciales a la Nación. Un individuo tiene forzosamente necesidad de formarse una familia; un pobre maestro de escuela con los sueldos generales sucede que después de llenarse de hijos se encuentra completamente en la miseria, primero material y después moral. Resulta que su espíritu se vuelve espíritu de fracasado, espíritu de desesperado, espíritu de los más inadecuados para ponerse en contacto con los de la niñez. Por lo tanto, una de las reformas que debe hacer la Revolución de la manera más práctica que se encuentre, es mejorar en todo sentido y fomentar a los maestros de escuela. El mexicanismo es, sin duda alguna, en la enseñanza, como en toda la vida nacional, una necesidad capital, necesitamos crear lo nuestro, fomentarlo, cultivarlo, desarrollarlo y propagarlo. He ahí el problema, pero he ahí también la salvación. Cuando México deje de ser una madre para los extranjeros y una madrastra para los mexicanos; cuando fuertes de fe en nosotros mismos y confiados en el porvenir sacudamos los prejuicios que nos a legado la codicia de los conquistadores y la perfidia de las dictaduras... (Voces y murmullos.)

El C. Secretario Aranda: La Presidencia suplica a los ciudadanos diputados ocupen sus curules y ponga atención al orador.

El C. Cravioto: Cuando fundemos nuestro progreso en nuestro esfuerzo individual, cuando esta Revolución resuelva el problema eficazmente concediendo a nuestros nacionales las mismas facilidades que hasta ahora dimos por fatalidad a los extranjeros, cuando hayamos resuelto el problema educativo, cuando en una sola haz de fuertes vivas a nuestra alma nacional, hoy tan desgraciada y dispersa, le demos la unidad de nuestra acción y de todas nuestras voluntades, tendrá que surgir la fuerza y el genio suficiente para hacer de nuestro México el mismo prodigio que el pueblo japonés, ese pueblo con quien tenemos tantas afinidades étnicas que ha resuelto sus problemas en sólo 25 años de energía y de esfuerzo, y entonces, sólo entonces, México no tendrá nada que temer. (Aplausos.)

Voy a abreviar mi discurso, señores diputados, pues que ya tendré la ocasión de desarrollar más

ampliamente estos temas, que son de verdadera importancia, cuando se trate de la organización nacional. Por ahora voy a concretarme a robustecer la conveniencia y la necesidad de que la Cámara toda vote en contra del Departamento Administrativo para crear de una vez por todas la autonomía total universitaria. Los argumentos son sencillos, en el ánimo de todos nosotros está que la autonomía de la Universidad se impone. ¿Qué inconveniente hay para esto? Un inconveniente político, nos dicen por allí. Yo voy a demostrar que no existe ningún inconveniente. Yo pregunto, señores diputados, ¿el Gobierno tiene derecho a entregar esos bienes nacionales que se llaman iglesias, para que el clero los aproveche a fin de que se llene una función religiosa? Indudablemente que sí. ¿Las escuelas nacionales, en su parte material, son bienes de la Nación? ¿Tenemos nosotros facultades para dar estas escuelas a particulares con el objeto de fomentar la cultura pública? Indudablemente que sí. Por lo tanto, en esto no hay discusión posible, no ha discusión posible tampoco en la parte económica, porque además de que la Universidad. como lo ha dicho ayer el señor Guajardo, ha tenido en otros tiempos donaciones, privilegios y propiedades que se traducen en dinero, en réditos, y por lo tanto, en un capital acumulado que debe la Nación a esa institución, suponiendo que la Universidad no tuviera esos bienes, nosotros tenemos absoluto derecho para darle a la Universidad, a título de subvención, lo que ahora tiene en el presupuesto, del mismo modo que la Cámara tiene derecho de votar subvenciones para espectáculos cultos, de la misma manera que tiene derecho para votar subvenciones para obras benéficas.

Creo, por lo tanto, que estas minucias no son de discutirse. Me voy a ocupar exclusivamente de la parte política, que sí es verdadero escrúpulo para algunos revolucionarios. Se dice, señores, que libertando a la Universidad, vamos a hacer la barbaridad casi heroica, de entregar el cerebro de la Nación a las manos de los reaccionarios, puesto que éstos, indudablemente, cuando menos en su grupo de directores, tiene suficiente habilidad, suficiente intelectualidad y suficiente conocimientos para irse apoderando lentamente de la enseñanza. Yo creo, señores diputados, que este peligro, que indudablemente existe, es muy fácil de conjurar. Todos vosotros sabéis que el problema verdadero de nuestras turbulencias en México, ha sido el problema económico de las clases medias, un problema de burocracia. En otros países las clases medias tienen una acción social abierta a los cuatro vientos de la actividad humana; en otros países las clases medias no solamente se dedican a la política, sino a la industria, al comercio, a las profesiones liberales, etc., etc. En México, dado lo precario de nuestro medio económico, de nuestro medio social, las clases medias para comer han tenido forzosamente que ser clases burocráticas hasta ahora; dedicarse a la empleomanía y al ejército. Y aquí, señores diputados, y como el presupuesto por más que se le haya ampliado y se le siga ampliando, no bastará nunca jamás a cubrir las necesidades de estómago de toda una clase social bastante desarrollada, de allí que pugnen los de fuera por entrar y de allí que estemos en un círculo inevitable que no tiene más que este origen económico desastroso de nuestra clase media. Pues bien, la mayor parte de la política que se ha desarrollado en las escuelas, no tiene otro origen más que la pugna estomacal. Una buena parte de nuestros profesores se ha dedicado exclusivamente a enseñar, no tiene otros medios de vida; ustedes saben que el régimen del cientificismo era aquel de que el que no está conmigo está contra mí, y los pobres profesores para defender su existencia, para defender sus familias, tenían forzosamente necesidad de estar o aparecer que eran partidarios de esos regímenes. Yo creo, señores diputados, que la política en la enseñanza, en lo que toca a la Revolución, tiene dos clases de interés, uno del orden intelectual y el otro del orden personal; en la cuestión del orden intelectual yo creo que nosotros debemos tener el valor y la sinceridad de entregar nuestros ideales a la crítica universal aquí y fuera de aquí. Si los revolucionarios, como lo creemos, debemos defender un solo ideal benéfico para la patria, para la humanidad, ¿qué nos importa la crítica de los sabios, si realmente es un impulso de progreso el que queremos dar a nuestro pueblo y, por consiguiente, a todos los pueblos de la América Latina y a la humanidad entera, ¿qué nos importa que un sabio más o menos reaccionario haga crítica de lo que quiera si la verdad se impone y las ideas son suficientemente fuertes para destruir todos esos prejuicios políticos, si estamos en lo justo? No defendemos un error; yo estoy seguro que nosotros, a pesar de todo, queremos el bien de la patria, seremos los primero en rectificar esos errores. Por lo tanto, este peligro no existe, el de la personalista, el de la política politiquera; pero si nosotros establecemos la dignificación de los maestros y les creamos una situación independiente de la política, si les damos estabilidad, si creamos un sistema al dar la ley de la Universidad, que les garantice contra estas movilizaciones de encumbramiento más o menos revolucionarios o más o menos sucios, entonces, señores diputados, habremos evitado que los maestros se metan a la política.

Creo yo que esto basta, porque probablemente no hay quien se oponga estas ideas para robustecer lo expuesto por el señor Siurob. En 1914 o en 1910, cuando fue creada la Universidad Nacional, se le saludó con sarcasmo y con ironía, como una pirotecnia del Centenario, como un artificio para deslumbrar a los extranjeros. Poco a poco se vio que aquello era más serio y que la Universidad respondía a una grande necesidad social, y esta idea ha cundido por fortuna a todos los partidos de la Cámara, como a casi todas las clases de la sociedad. Así, señores diputados, ahora ya nadie discute que sea un bello ideal; yo quiero que sea una bella realidad la autonomía de la Universidad. Es cierto que en el ánimo de algunos representantes existen titubeos de conveniencia política, vacilaciones, visiones de peligros imprecisos; pero yo debo recordarles que la política reformista, que debe ser la inspiradora de todos los grupos de la Cámara, debe sostener la frase de Danton, que decía: "Audacia, audacia y audacia;" y ha dicho un publicista nuestro que el reformador que cuenta a sus enemigos, que mide los peligros, que consulta pitonisas, que siente vacilaciones y que obra siempre por prudencia

y por razón, midiendo lo que él puede hacer con las dificultades, ese no puede ser un reformador ni es un revolucionario, ese es un infeliz.

Señores diputados: Anatole France ha puesto en los labios de Atena frente a una estatua de Renan, este apotegma consolador: "Lentamente, pero siempre, la humanidad realiza los sueños de los sabios." Que toque a la Revolución mexicana la gloria de apresurar y realizar este bello ideal: La ciencia libre en el Estado libre. (Aplausos nutridos.)

Presidencia del C. SÁNCHEZ PONTÓN LUIS

El C. Presidente: Se pregunta a la Asamblea si se prorroga la sesión, en vista de que se aproxima la hora reglamentaria. (Voces: ¡Sí!)

El C. Secretario Portes Gil: Se pregunta a la Asamblea si continúa la sesión. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Continúa la sesión. (Voces: ¡No hay quórum!)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cabrera Luis.

El C. Cabrera Luis: Señores diputados: Yo no había escuchado nunca en una sesión parlamentaria el sinnúmero de disparates que se han dicho en esta tribuna hoy: la razón de los disparates es en primer lugar que deseamos halagar a la clase estudiantil y estamos hablando para ella, como no estamos razonando para ver lo que más conviene al desarrollo de la patria, sino que la presión de simpatías, que es la más fuerte de las presiones, pesa sobre nosotros y tememos, somos cobardes ante la juventud. (Aplausos.) Yo siento que sea tan avanzada la hora, yo siento que estén tan desiertas las galerías, aun cuando nunca hablo para ellas, sino para los señores diputados, porque yo, sin eufemismos ni falsas adulaciones, creo firmemente que el disparate más grande que podemos proponer en los momentos actuales es el de supeditar la Universidad al Poder Legislativo, como quiere el diputado Siurob, o de hacerla autónoma, como quiere el señor Cravioto, porque será una autonomía de burla y que no será más que entregar al enemigo el santo depósito de la educación popular. Yo sí vengo a hablar contra la autonomía de la Universidad, yo si vengo a decir por qué razones de carácter trascendental y político y nacional es absolutamente estúpido lo que se propone en este escrito que presentan los estudiantes y absolutamente estúpido lo que iniciaba mi compañero Cravioto, lo que propone a esta Asamblea. El tiempo es corto, pero, afortunadamente, señores diputados, yo no voy a entrar a la cátedra de derecho canónico universitario que nos dio el diputado Siurob, ni a la cátedra histórico - universitaria que nos dio el diputado Martínez de Escobar. Yo voy a hablar de México. Yo no voy a hablar de las Universidades alemanas ni de las universidades americanas, ni de las Universidades francesas, yo voy a hablar de las necesidades de educación que se sienten en los momentos actuales en la República Mexicana y de si contribuye o no contribuye a una institución de educación pública el programa que se nos propone de independencia de la Universidad. Yo voy a hablar del pueblo mexicano y de su grado de cultura y de si lo que estamos pretendiendo hacer, va de acuerdo o no va de acuerdo con el grado de cultura en que encontramos al pueblo mexicano al día siguiente de esta Revolución. Yo no soy universitario ni quiero que se me considera como tal, y por consiguiente, estoy absolutamente dispensado de entrar en todas las disquisiciones acerca de si debe llamarse escuela de "Altos Estudios" y si tales estudios son altos, y si la gimnasia es o no alta en relación con los estudios. (Risas.)

El problema consiste en lo siguiente: hay una Universidad, ¿dónde la ponemos? Unos dicen: "Pongámosla en la Secretaría de Estado, es decir, resucitemos bajo el carácter de hija de la Secretaría de Estado, la Secretaría de Instrucción Pública." Así raciocinó el Senado. Otros dicen: "Independámosla, pero con absoluta independencia," Martínez de Escobar, Cravioto. Otros dicen: "Cambiemos el órgano del Gobierno que la ha de tener apergollada - Siurob - porque quiero que sea el Poder Legislativo el que maneje la Universidad," cuando somos absolutamente incapaces de manejar otras cosas de menos trascendencia! Y otros decimos: "El paso, el camino señalado a la Universidad está indicado: desde una dependencia del Poder Público, como lo era anteriormente, para que paso a paso vaya recobrando su independencia, una independencia que tiene que recobrar, que tiene que obtener, que tiene que conquistar, no recobrar, conquistar, cuando tenga el fundamento democrático educacional en las masas, que es necesario para la existencia de una Universidad libre." Pero me parece perfectamente estúpido... (risas) ... repetiré la palabra, que cuando la educación primaria está absolutamente a los esfuerzos, al dinero del Estado y está absolutamente en manos del Estado; cuando la educación primaria, los catorce millones novecientos mil habitantes de la República están en manos del Estado, queramos que la Universidad subsista económica y políticamente como institución independiente, sin fijarnos en que no tenemos la base económica independiente del Estado, también para que pueda subsistir. Tres son los procedimientos, por consiguiente, para tratar esta cuestión. ¿La vamos a dejar en la Secretaría de Instrucción Pública, - llamo así a la Secretaría de Estado - en donde la puso el Senado? El argumento más fuerte que he escuchado es éste: "Por qué la Constitución dice en sus artículos transitorios que se suprime la Secretaría de Instrucción Pública." Pues hay otros argumentos mucho más fuertes, pero yo no he oído absolutamente a nadie hablar por qué vuelve la Universidad a ser un Departamento dependiente de la Secretaría de Estado; es absolutamente infantil argumentar a este respecto; por consiguiente, este problema queda, pues, en esos tres términos: Opina el diputado Siurob que siga dependiendo del Gobierno, nada más que en lugar de ser del Ejecutivo, ahora sea del Legislativo. Opinión de Martínez de Escobar y Cravioto: "independámosla." Opinión de la Comisión, - que tenía yo miedo que fueran a pedir el retiro del dictamen dizque convencidos por la

discusión - que pide un carácter relativamente autónomo, supuesto que forma un Departamento del Poder Ejecutivo que está fuera de la acción política de una Secretaria de Estado, es decir, hagamos relativamente la autonomía de la Universidad dentro de las posibilidades del momento. Esta es la opinión a que yo tengo y por eso he pedido la palabra en contra, y como siempre que se pide la palabra en pro de una Comisión en contra de algo, y como la opinión que por adulación a la masa estudiantil se ha expresado aquí es una opinión de absoluta autonomía de la Universidad, contra ese sueño, - sueño y absurdo -, es contra lo que he pedido la palabra. Unas cuantas palabras para hacer así a un lado esto de que aquí en el Poder Legislativo seamos quienes manejemos la Universidad quienes hagamos los nombramientos del Consejo universitario para que no salga José Natividad Macías.

La prensa de hoy en la mañana de la noticia que, a virtud de una visita mandada practicar por la Suprema Corte de Justicia, tres Magistrados de la Suprema Corte encontraron que había, no delitos, sino irregularidades en el manejo de un Juzgado de Distrito e hicieron cesar a un juez de Distrito que, dígase lo que se quiera, es honrado y revolucionario, y nombraron en su substitución al hermano del antiguo Procurador de justicia de don Porfirio Díaz, licenciado don Julio López Masse. (Siseos.) ¿Donde se ha levantado una protesta que no sean estos siseos que ahora que os llamo la atención se levantan en son de protesta? (Voces: ¡No lo sabíamos!) Todos los periódicos lo han publicado hoy en la mañana.

El C. Manrique: ¡Cierto!

El C. Cabrera: ¿Habéis oído? pero oíd todavía la transcendencia que para mi tienen estos casos: es que hemos querido independer a la Suprema Corte de Justicia en una forma no estudiada suficientemente; hemos dado a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia la facultad política de designación de los jueces de Distrito y Magistrados de circuito y luego hemos electo como Magistrados de la Suprema corte de Justicia, en vez de elegir a revolucionarios, hemos elegido a abogados, y los abogados por espíritu de cuerpo, tenían necesariamente que volver lo ojos cuando tienen que elegir, hacia aquellos que en su concepto pueden desempeñar las funciones de Juez a su modo, independientemente de que si esto significa o no un paso hacia atrás en materia revolucionaria. Yo creo que la elección de la suprema corte de hoy, es de tal trascendencia que debe hacernos ver exactamente cuál va a ser, cuál seria el efecto de la Cámara de diputados, o el congreso general designara el Consejo Universitario para que después el consejo Universitario fuese el que comenzara a designar el profesorado de la Universidad. Yo le daría 24 horas a cualquiera de los partidarios de la independencia de la Universidad, por ejemplo el que conoce más al personal universitario, que es a Cravioto yo le daría 24 horas de plazo para que me presentara una candidatura, no diré de muchos, de 7 miembros del consejo universitario que en su concepto no solamente fuesen competentes, sabios, capaces de resolver los problemas técnicos que el Consejo Universitario debe resolver, sino además tuvieran, en la cabeza, sino el corazón, pero bien asentado, el espíritu revolucionario para que el desarrollo futuro de esa Universidad siguiera los pasos que deseamos que siga para que el desarrollo de la Universidad no nada más de aquí al primer congreso Universitario se siguiera, sino que después no se orientara ese congreso hacia todos los demás sabios, que si existen, vergüenza da decirla entre todos esas clases que todavía están trabajando y pensando sesudamente en la destrucción de este régimen gubernamental. Inmediatamente yo pregunto: ¿Cómo es posible que cerebros que trabajan brillantemente y que corazones que sienten honradamente pueden resucitar la incongruencia, la inconsistencia de esta idea? La Constitución ha hecho el último esfuerzo de independencia para la escuela primaria, le ha prohibido al ministro del culto que sea profesor, ha quitado hasta el último rasgo de poder sobre la materia de instrucción pública en la materia primaria, no la quita en la materia universitaria; no están impedidos los miembros de los cultos, los ministros de los cultos y aquí sí, llámense católicos o llámense protestantes, que para mi en materia educativa tan malos son los unos como los otros. (Aplausos.) No les ha impedido ser profesores Universitarios, vamos, no les ha impedido ser jueces, no les ha impedido ser ministros de la Suprema Corte de Justicia. Ahora que el diputado Vadillo y yo estudiamos algunas materias, nos encontramos con que el ministro del culto tiene incapacidad absoluta para votar y ser votado para cargos de elección popular, pero no tiene incapacidad para ser profesor universitario ni para ser Ministro de la Suprema Corte de Justicia. ¿Cómo es posible que cuando este esfuerzo afrontando ya un sentimiento religioso, profundamente arraigado en nuestro pueblo, se ha hecho por el constituyente de 17 y sin embargo, no se ve, no se palpa que la autonomía de la Universidad en los momentos actuales equivalen absolutamente a la entrega de la Universidad al enemigo? Ya he escuchado aquí todos los sueños económicos que se hacen para la subsistencia de la Universidad y estos sueños solamente me indican que hay tal deseo, tal necesidad y tal convicción de que es necesaria la autonomía de la Universidad, pero comprendiéndose que la Universidad no será autónoma, porque su amo será siempre el que le dé dinero. Se busca una manera de que el dinero le venga enteramente dado para que pueda de esta manera adquirir su autonomía, adquiriendo al mismo tiempo, sea de donde fuere, una gran suma de dinero para poder subsistir. Yo no voy a rebatir estos sueños económicos, a mi me basta que el primero que los haya expuesto se llame Candor (Risas.) Lo que si me extraña es que un individuo que lleva estereotipada en los rasgos de su cara la inteligencia de la zorra, haya caído en la candorosidad enunciada por el C. Guajardo, el C. Cravioto. (Risas.) Hace un momento consultábamos los diputados Padilla, Basañez y yo una lista de todos los templos que quedan todavía, es decir, todos los que se han salvado del naufragio y que quedan todavía disponibles y encontramos que esos templos ascienden, según cifras aproximadas, a seis mil y pico, con

un valor - ¡qué cuentas alegres hacemos! - varia entre cien y ciento cincuenta millones de pesos; seis mil y pico de templos que todavía existen abiertos al servicio público, y que de los cuales, por ejemplo, dicen podría disponerse de una parte para destinar aquel fondo a la Universidad. Yo voy a suponer que podemos disponer de esos templos; hay muchas razones que no son de ahora del caso, pero que llegara una oportunidad indiscutiblemente en que se demuestre que no se puede disponer como riqueza de todo lo que se ve existente, porque una cosa es que existan los bienes, y otra cosa en que puedan entrar en función de producción económica para que sirvan para un fin práctico.

Si yo le regalara la catedral a la persona que dijo : ¿Y por qué no?, al Señor Manjarrez, yo le aseguro que le regalaba el elefante blanco (Risas.) , porque, al menos que lo malbaratara, como se malbarataron todos lo bienes de la época de desamortización de bienes, desde el 56 hasta el 84, a menos que lo malbaratara vendiéndola por un plato de lentejas, no podría sacar de la catedral el valor de diez millones de pesos, que es el valor que representa la catedral de México, esto sin meterse, por supuesto, a saber si es prácticamente posible, dentro de las condiciones sociológicas, sencillamente abolir así nada más el cabildo, el arzobispado de México, quitar la catedral y poner cualquier otra cosa en su lugar porque yo convengo que los revolucionarios a lo Ravachol, nos digan: "Bueno, para qué queremos religión, que se acaben todos los curas y las religiones; " pero que Cravioto (Risas) diga eso, si me extraña. (Voces: La zorra) no, señores, es muy difícil encontrar en los momentos actuales no digamos noventa millones de pesos o cincuenta millones de pesos, ni diez millones de pesos han podido conseguirse con garantía de todos esos bienes nacionales, por la sencilla razón de que sería un capital que tendría que invertirse enteramente en la destrucción, recomendación, reparación, adaptación , transformación de todos los templos para hacerlos elementos económicos de producción, que es lo que necesitamos, porque en México nos pasa una cosa muy curiosa, siempre que pensamos en beneficencia pública e instrucción publica y empezamos a dotar a la beneficencia pública e instrucción pública; no se nos ocurre más que dejarle de herencia un elefante blanco. Se muere algún testador que ya no tiene a quien dejarle lo que queda, y que cree que si muere rico, como diría Carnegie, no podrá pasar por el ojo de una aguja; entonces lega a la beneficencia pública una casa que vale, por ejemplo, cien mil pesos, y lo único que se nos ocurre es establecer en esa casa, en vez de tomarla y arrendarla para sacar un crédito humildemente de tres o cuatro mil pesos al año, para el sostenimiento de un hospicio humilde, lo que se nos ocurre es convertir la casa en hospicio y que nos dé el gobierno cien mil pesos para el sostenimiento del hospicio. En materia de instrucción pública eso mismo hemos hecho. Eso mismo llevamos mucho tiempo de hacer no pensamos en los edificios públicos que pertenecen a la nación, y lo digo porque no hay un solo ejemplo, una excepción de un solo Gobernador de toda la República Mexicana, que no haya pedido de los edificios que se les haya quitado al clero o enemigos, un edificio para establecer una escuela, no ha dicho: "Dame dos o tres edificios para con las rentas sostener una escuela;" Dame tres o cuatro edificios para establecer tres o cuatro escuelas y el presupuesto de las escuelas, pues ese seguimos cargándolo al pueblo consumidor, para que siga pagando." No es posible sacar, en los momentos actuales, las millonadas que sueña el señor Guajardo: pero suponiendo que lo fuera, voy a suponer que un Carnegie o Rockefeller, con apellido latino, nos regale, no quiero mucho, un millón de pesos para obtener la independencia de la Universidad. En las sociedades modernas no hay nada independiente: hay independencia respecto de tal o cual fuerza o respecto de tal o cual poder, del cual nos queremos librar haciéndonos dependientes de tal o cual fuerza o poder. Si a mi se me propusiera un plan que consistiera en independer la Universidad de la tiranía del gobierno o de los tutores, donadores del clero o de la fuerte reacción conservadora pero poniéndolo bajo una dependencia democrática de un gran número de gente, diría yo: "pensaremos el punto." La Universidad dependerá siempre del que le dé el dinero, esto es absolutamente indiscutible. Yo he oído llamar aquí a las universidades americanas, universidades independientes y democráticas, y este es uno de los muchos disparates que he oído decir desde aquí, porque las universidades, de algún tiempo a esta parte - y permitidme esta digresión hacia Estados Unidos -, dependen en realidad, de los millonarios que las han dotado y que siguen de hecho, con todo el poder económico con que las dotaron, y que siguen siendo " ad vitam y ad memoriam" los verdaderos amos de más Universidades Todos los trabajos que se han hecho con apariencia de beneficencia social en la capital de los poderosos, han sido únicamente los más grandes de las hipocresías sociales que existen en la actualidad. Como sabemos que los Estados unidos son una república demócrata y donde las libertades florecen para los blancos (Aplausos), consideramos, dije para los blancos, consideramos que aquella es una república democrática, donde hay verdaderas libertades. Se necesitaba un sacudimiento tan vigoroso como el que el conflicto mundial actual ha hecho sentir a la democracia americana, para que saliera a la superficie todo lo que hay de tremendo e injustamente tiránico en esta sociedad (Aplausos estruendosos.) Ya ha llegado la época del Anticristo ya empezamos a ver quiénes son los verdaderos demócratas del mundo y quiénes no son demócratas, y en verdad señores, no es el pueblo americano, diremos con más corrección, no es hacia el gobierno americano, aunque se llame demócrata, a donde tenemos que dirigir nuestras miradas, para encontrar verdaderas raíces de libertad. No me hablen de la independencia de las universidades americanas, porque todo el que ha vivido en aquel país y a conocido el manejo de las universidades, sabe que, en efecto son independientes de determinado poder; pero que en realidad, siguen siendo y seguirán siendo dependencia de aquellos que les pagan. Ahora bien, si

una Universidad puede estar basada sobre una democracia, es decir, si el dinero con que ha de vivir ha de venir del pueblo, de las verdaderas clases numerosas, entonces esa universidad tiene posibilidades de ser independiente; pero si la Universidad ha de seguir recibiendo, a manera de limosna, el costo de su vida del poder público, seguirá dependiendo del poder público y no importa, no nos engañemos, no hagamos falacias creyendo que porque deja de depender del Ejecutivo y pasa al Legislativo, es más independiente; sigue siendo tan esclava antes como después. Pero me he divagado y sobre lo que yo quería principalmente llamar vuestra atención, es sobre la coexistencia de dos sistemas educativos uno para las clases bajas y otros para las clases acomodadas, que el fin y al cabo, la enseñanza universitaria es para todos aquellos que han logrado trascender y pasar el nivel de la clase baja y pretenden, ya que económicamente no pueden ser una clase alta, pretende , intelectualmente ser una clase dominante.

¿Cómo es posible que coexista un sistema de importancia suma y es de la materia de educación primaria y no se haya levantado una voz pidiendo la independencia de la educación primaria respecto del Poder Público, si no, que, por el contrario, todos estamos conformes en que es obligación del Poder Público impartir la instrucción primaria, y creemos posible la autonomía de la universidad? ¿por qué digo que es incompatible un sistema y otro? porque entre el estado actual de la educación primaria de nuestro pueblo y el estado de ideal en que soñaron los fundadores de la universidad - y entre paréntesis, el verdadero fundador de la Universidad fué Barreda -, lo demás no fué más que acumular lo que se había tomado y fundar la Universidad. Entre el estado educativo intelectual de nuestro pueblo, de nuestras clases bajas, con un setenta y cinco por ciento de analfabetismo que exige tremendos esfuerzos y grandes sacrificios de nuestra parte para elevarla gradualmente y el estado ideal en que vemos a la Universidad, hay un abismo que es necesario llenar, por que una Universidad no existe ni puede existir si no hay una escuela que lo una gradualmente desde la educación de las clases bajas hasta la alta educación universitaria. ¿Que hemos hecho? ¿Hemos intentado llenar ese vacío? estamos apenas luchando, estamos apenas debatiéndonos en la sola consideración de lo deficiente de nuestra educación primaria; pues bien, mientras no hayamos puesto - y aquí si viene bien traer la parábola de las pirámides, aun cuando sean las pirámides de Cleops -, aquellas otras de que nos habla el diputado Martínez Escobar, la parábola de las pirámides; pongamos el ancho y hondo cimiento de la educación primaria, sobre él pongamos el ancho cimiento de la educación industrial; sobre él pongamos el fuerte cimiento de la educación de la vida práctica, de la educación de nuestras clases medias, sobre ese pongamos el fuerte cimiento de nuestra educación profesional, y cuando tengamos esto bien cimentado, entonces ya podemos pensar en que la cúspide de la pirámide pueda mirar hacia el sol y soñar en la libertad. No puede existir la Universidad Autónoma por más que soñemos en ella, y por más que hacia allá deberán estar dirigidas nuestras miradas, mientras no tengamos la educación de nuestro país. Yo consideraría que faltaba a mi a mi deber de diputado si permitiera que mientras en la educación primaria faltan miles y cientos de miles y millones de dinero que gastar para levantar, aunque no sea más que una pulgada o un codo el nivel intelectual de nuestras masas, estemos pensando, en aprovechar las millonadas del clero para darle independencia a una institución que no es en la que está, pensando en la que está soñando y que ha de darle vida al pueblo que nos trajo aquí. (Aplausos.) Sí hay millones y bienes raíces que estén todavía en manos de la Iglesia y otros pocos que no están en México; pero que están en Estados Unidos, y mantienen otras Iglesias aquí en México (Aplausos.); si, hay millones que permanecen todavía amortizados, no solo en forma de propiedad raíz en manos del clero, sino lo que es todavía peor, para ludibrio nuestro, en forma de dinero contante y sonante y de depósito en los bancos y que son lo que hace la fuerza con que están luchando los traidores de la revolución por siete años por traernos la otra intervención (Aplausos.) Si hay millones, pero cada millón que pudiese obtener para cualquier mano que fuera, yo lo arrebataría de esa mano para que no llegara a manos de la Universidad, porque todavía el tonel de los Danaides de la instrucción pública esta absolutamente sin llenar, no digamos noventa, ni treinta, ni veinte, ni diez millones; si esos millones de ese ignorado y no nacido Rockefeller latino aparecieran, bien empleado sería en la educación de nuestras clases bajas mal empleado estaría en pretender dar una independencia y una independencia que sería el arma más fuerte de nuestros enemigos al día siguiente. Yo no hablo aquí absolutamente para nada de las funciones de la Universidad, porque yo supongo que todos vosotros las conocéis. ¿Para qué he de ocuparme en todas estas disquisiciones de carácter casi teológico en que ahora os habeís engolfado, si ya sabemos que es ideal, que es el coronamiento del saber humano, que es el perfeccionador de los conocimientos, si las tendencias de todos vosotros van hacia esa independencia y autonomía? Pero lo único que discuto es desde ese punto de vista que se me hecha en cara, frío y terco y persistente, que haremos un disparate político si pretendemos emplear el dinero en estos momentos en dar autonomía a la Universidad en dar autonomía a una institución que no la sabría conservar, en dar una autonomía que al poco tiempo sería absolutamente falsa y en poner la universidad fuera de las manos del gobierno para dejar que al poco tiempo estuviera ya en manos de los conservadores y reaccionarios, sea del clero católico o sea del clero protestante (Aplausos. campanilla.)

El C. secretario Portes Gil: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria ....(Voces: ¡Que siga! ¡Que siga!) los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Continúa en el uso de la palabra.

El C. Cabrera: ¡Qué haría la Universidad independiente? supongámosla con dinero, voy a suponerla con dinero, porque todo lo que sea pensar en la autonomía Universitaria con saliva, es absolutamente inútil. La Universidad puede ser autónoma si tiene dinero, dinero, no casas y edificios en

que establecer salones y en donde poner clases, no; dinero para vivir y pagar sus profesores y sostenerse, porque si la Universidad ha de vivir atenida a una teta del presupuesto, aunque la hayamos declarado y santificado como libre, no será libre, seguirá siendo una dependencia del poder; pero supongamos a la Universidad por un momento con dinero y libre: una de dos o ese dinero es susceptible de aumentar, crecer y, por consiguiente, constituir cada día un sostén más firme de esta institución o ese dinero permanece del tamaño que lo tenía al principio. En materia de dinero, y perdóneme el diputado que sea frío en materia de dinero, en materia de dinero, si el dinero no aumenta, quiere decir que vamos a menos; para que una institución realmente progrese, subsista y viva, es necesario que el dinero con que viva aumente paulatina y constantemente, es decir, que tenga un fondo, que tenga un fondo en funciones de reproducción económica. ¿Es capaz, o nos creemos capaces de crear un Consejo Universitario o una rectoría o un gobierno universitario desde el punto de vista económico, capaz de invertir debidamente en los momentos actuales el millón del no nacido Rockefeller de nombre latino? (Voces: ¡No!) no son capaces. ¿Qué pasa con los individuos que no son capaces o no tienen posibilidad de aumentar sus fondos? que o siguen pidiendo limosna , como piden limosna muchos de las muy contadas ricas instituciones educativas de Estados Unidos, y digo que piden limosna, aun que pidan limosna de un millón; o la Universidad sigue pidiendo limosna, y por consiguiente, del primero que le tienda la mano, o la Universidad va a menos o desaparece a poco tiempo. Cualquiera de estos dos peligros es nada comparado con el tercer dilema; que la Universidad para subsistir tiene realmente que ver por la conservación o el aumento de sus fondos y comience a convertirse en una institución conservadora por necesidad y por excelencia, amortizadora por nacimiento, y que al cabo de poco tiempo esté en la materia educativa el elemento conservador más precisamente, más clásicamente conservador que pueda existir.

Las instituciones de beneficencia tiene que ser las más conservadoras de todas las instituciones, y en ello, no hay peligro, porque al fin y al cabo, se trata de dar poco a poco un poco del pan que por otro lado los don Juan de Robes, que las fundaron, habían cedido a los pobres; las instituciones de beneficencia no hay peligro que se conviertan en esencialmente conservadoras, pero en las instituciones de educación pública, pero en las instituciones de educación pública es absolutamente indispensable que desde el momento en que las ponemos a vivir por si solas vemos aquellos medios de vida, no es un medio de vida que las conduzca al conservatismo. Ahora bien, ¿Por qué todas las elevaciones y caídas de las Universidades en todas la épocas del mundo? ¿Por qué las Universidades nacen demócratas y mueren conservadoras? Aquí nos decía precisamente el diputado Martínez de Escobar, así como relámpago, nos trae la historia de la Universidad de México, y decía: la fundó Carlos V , el demócrata Carlos V! Yo considero mucho más demócrata a Felipe II que a Carlos V, no porque el secretario de Felipe II se haya llamado Luis de Cabrera, pero la verdad es que México tiene muchísimo que agradecer a Felipe II que las leyes más sabias y trascendentales, sobre la fundación de los pueblos, sobre dotación de ejidos , fueron de Felipe II, pero Carlos V fué el fundador de la Universidad y luego nos decía: "Señores diputados - rehuso la paternidad de estas ideas y las tomo del señor Martínez de Escobar, porque no quiero asumir responsabilidades históricas -, decía el señor Martínez Escobar: "La resucito Santa Anna." Es cierto la ¡Universidad resucita por el demócrata Santa Ana!

El C. Martínez de Escobar: ¡No dije demócrata!

El C. Cabrera: Yo digo eso, lo de demócrata me lo digo yo. Y por último, la verdadera creación democrática de la Universidad de México la hizo Cabrera Las transformaciones sufridas, por que la Escuela Preparatoria fué el alma verdadera de la universidad y a su alrededor se crearon nuestras facultades, fué Barreda, que en una época de democracia hizo hacer lo que ahora conocemos por nuestra Universidad y no tuvo ni siquiera el sueño de hacerla independiente, se limito modestamente a hacer la Escuela Preparatoria como un órgano de la materia educativa y gubernamental. ¿Cuando floreció para empezar después a deshojarse la Universidad Nacional? Cuando en un alarde de vanidad centenal quisimos ver como eran las batas y togas de lo doctores en Europa y Estados Unidos y otros países, y convocamos a todos para inaugurar solemnemente nuestra Universidad en 1910, mostrando, pues, sencillamente lo mismo que teníamos, nada más que agrupado en una ley en esa ley que ha leído tal vez no sabéis que la ha leído el diputado Olivé, y enseguida comenzó el descanso porque no había en realidad en aquella inauguración otra cosa distinta de la que había en todas las demás inauguraciones que yo recuerdo en el año del centenario: si vosotros recordáis, entonces se inauguró el teatro Nacional, el Palacio Legislativo, etc., etc. Pues bien el punto esencial al que me referí al hacer mención de este nacimiento democrático de las Universidades y de la muerte conservadora de ellas, es el que es una ley ineludible que cuando una institución que tiende a perdurar a través de las generaciones no tienen una vida autónoma económica, necesariamente por defensa propia se vuelve o aduladora o conservadora, y el ejemplo de todas las instituciones de este género, es eso, o siguen viviendo de limosna, pidiendo a los magnates o pidiendo a los gobiernos, o siguen viviendo conservando con avaricia su dinero y por consiguiente asumiendo todas las características del conservatismo que las hace poco a poco conservar no solamente el dinero, sino las tradiciones y hasta los principios científicos que están llamados a evolucionar. Y ahora, entre paréntesis, las evoluciones no han sido universitarios, quiero decir, rectificando una falsa inteligencia de esta idea, las revoluciones no han tenido la tendencia a la creación de altas instituciones educativas; las revoluciones tienen por objeto una igualdad en un régimen en donde había desaparecido la igualdad, y por consiguiente, como todo trabajo de aplanamiento y de nivelación tiene necesariamente que abatir las altas cúspides, ya se

llamen de poder militar, ya se llamen de poder religioso, ya se llamen de poder económico y hasta de poder intelectual, con el fin de lograr que aunque no sea más que una pulgada, se eleve al nivel de las clases bajas, este es el fin de la Revolución, esta es la Revolución que estoy cierto se llamará a la Revolución de la Igualdad o la Revolución de los tantos años, supongamos de los siete años: esta Revolución, como todas las Revoluciones, han tenido como objeto traer una igualdad, procurar una igualdad en lo político, procurar una igualdad en lo económico, procurar una igualdad en lo moral, y para eso se ha visto obligada a tirar eminencias que se consideraban indestructibles, pero que fué necesario arrasar y tan grandes como las vimos, después de tiradas apenas en un codo ha podido subir a su estatura el pueblo mexicano.

Después de todos los despilfarros que en esta revolución hemos hecho, los sagrados despilfarros que no pudimos menos que hacer en esta sagrada Revolución después de toda la destrucción de riqueza que hicimos y de la cual nos culpan generalmente al otro lado de alguna frontera, encontramos que todo aquel dinero, todo aquel poder, si ha medio levantado un poco el salario de nuestros pobres; pero era necesario abatir las eminencias económicas para que subiera un tanto el nivel económico de nuestras clases. ¿Y en lo político? En lo político también, señores diputados. En lo político hemos destruido una verdadera dictadura, hemos destruido también otra dictadura, después un militarismo rabioso y salvaje y después de todo este grandísimo poder que hemos destruido apenas si nuestro pobre pueblo tiene la miseria del poder municipal, que muy poco a poco comienza a conquistar y que desgraciadamente cada mes pasan las pesuñas de los caballos a arrasar. En lo intelectual, también, no os asustéis, señores diputados, no os asustéis, las grandes instituciones educativas de que alardeábamos ni eran tan grandes porque, tiradas y hechas polvo, y no temáis tirarlas y hacerlas polvo, apenas un milímetro harán subir el nivel educativo e intelectual de nuestras masas. Ojalá que si destruida la Universidad, siquiera la educación de nuestras masas subiera un tanto. Si se me dijese que la Universidad sería absolutamente suprimida y que las carreras profesionales serían abolidas a costillas del Estado, estaría yo absolutamente conforme con tal de saber que lo que íbamos a hacer con el sacrificio de la educación universitaria íbamos a aprovecharlo en la educación de las masas. Así entiendo a la revolución en materia intelectual. (Aplausos.) Así entiendo la materia revolucionaria. En este Congreso, en esta revolución hay muchos, habemos muchos que estamos conformes con bajar de nuestra condición, tal vez usurpada, de nuestra reputación de intelectuales, estamos conformes en bajar humildemente para ser demócratas, estamos conformes en abandonar el privilegio intelectual del que se creía que podíamos gozar, con tal de que haya algo efectivo para el pueblo; no, señores diputados, si el tiempo que hemos gastado y la inteligencia que hemos derrochado y el dinero que hemos empleado en discutir este bizantismo de si la Universidad debe estar aquí o allá, lo empleásemos en ver cómo es posible hacer algo realmente fundamental y permanente en materia de educación primaria, estaríamos cumpliendo mucho mejor con nuestro cometido, porque mi cometido, y hablo de mí como el ejemplo, a cada uno de vosotros, no le viene de los intelectuales ni le viene de los cultos, (aplausos) le viene de los miserables el mío ha venido de una población que todavía no llega al zapato ni al calcetín, sino que está en el cacle, que todavía no habla el español, sino que todavía se encuentra en el totonaco y en el mexicano, que todavía no tiene la educación necesaria ni siquiera para comprender qué cosa es esa Universidad de que su diputado estuvo ahí hablando en la tribuna (risas.), sino lo que ese pueblo quería, era un pedazo de pan que ni siquiera nos pide, sino que simplemente desea que le permitamos sacar de la tierra y nada más que el silabario, ya no queremos otra cosa siquiera para poder servirle de preparativo, a fin de que sus hijos puedan ser unos medianos industriales. Esta Revolución, como todas las revoluciones, viene de los desheredados; no hay revolución que no califique a sus autores como descamisados; es curioso que todos los idiomas apliquen al revolucionario el mismo término; se llaman "Sans culotte," se llama descamisado, se llama pelado y en nuestro idioma se llama chinaco, que no quiere decir otra cosa más que encuerado. Esta revolución que ha hecho los niveladores de las clases bajas no espera tanto de nosotros, no nos pide que estemos agotando nuestras energías y nuestra inteligencia en discusiones acerca del lugar donde vamos a colocar la Universidad, nos pide que hagamos una base de educación pública, amplia, fuerte, firme y ancha y aun cuando no sea muy alta, y si después encima podemos poner la cultura universitaria, bien esta, pero entretanto este es el caso de recordar las palabras del más grande revolucionario que ha tenido el mundo: "Buscad el reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura." (Aplausos prolongados.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Urueta.

El C. Urueta: Señores diputados: Vengo a defender con toda conciencia la autonomía de la Universidad. Naturalmente, he seguido con creciente atención el discurso que el señor diputado Cabrera acaba de pronunciar, no en contra del dictamen de la Comisión ni en pro del dictamen de la Comisión, sino en contra de la Universidad. El discurso del señor licenciado Cabrera, por su amplitud y por la seriedad de su argumentación, amerita ser analizado también con amplitud y con seriedad. Comenzó el señor licenciado Cabrera diciéndonos que no cree conveniente que la Universidad dependiera de una Secretaría, de la Secretaría de Estado, porque esto sería tanto como rehacer el destruido Ministerio de Instrucción Pública y un ministerio especial para el Distrito Federal; que tampoco cree prudente que la Universidad dependiera del Poder Legislativo, porque era humanamente imposible que el Poder Legislativo pudiera regir a la Universidad; pero el señor licenciado Cabrera no analizó el último punto que

es este: ¿Por qué se pretende que la Universidad sea un Departamento especial? ¿Por qué se pretende crear el Departamento Universitario ligado de una manera tan estrecha, como su nombre mismo lo indica, al poder Ejecutivo? Nos decía el diputado Cabrera que él se encontraba verdaderamente alarmado por el procedimiento último de la Suprema Corte de Justicia, que destituyó o separó temporalmente de sus funciones a un Juez de Distrito; que no estaba pues, capacitado el Poder Legislativo que había hecho la elección de los Magistrados a la Suprema Corte de Justicia, para elegir, que yo no he oído a ninguno de los colegas exponer esta tesis; el licenciado Cabrera la atribuye al doctor Siurob, a lo menos hoy no le he oído yo al señor Siurob pronunciar ninguna palabra que indique que él pretende que la Universidad dependa directamente del Poder Legislativo. Claro está que yo no podría convenir tampoco en esto, no creo que el Poder Legislativo esté capacitado para desempeñar una función semejante; entiendo que una Universidad que dependiera del Poder Legislativo no sería ya Universidad, pero su Señoría va más lejos y dice: "¿Es una mera utopía, un sueño irrealizable la autonomía de la Universidad." ¿Por qué motivo estamos nosotros gastando el tiempo en discusiones bizantinas y no cumplimos con nuestro deber; porque aquí no nos han traído los altos intelectuales, los sabios de profesión, aquí nos ha traído el pueblo, el pueblo pobre, el pueblo que aun no lleva zapato en el pie, y en consecuencia nuestra obligación primordial deber ser única y exclusivamente, a lo menos en su fundamento, la educación primaria? Y la verdad sí, señores diputados, se han dicho muchos disparates esta noche; pero el señor Cabrera también los ha dicho, (Aplausos y risas) y este es uno de ellos y serio y grave.

No puede ignorar el señor Cabrera que en materia de educación no se procede nunca de abajo hacia arriba, sino por el contrario, de arriba hacia abajo. (Aplausos.) Y es claro. Agrega Su Señoría, como si en la Constitución se llegó a formular el artículo 3o. con objeto de impedir que el sacerdote de cualquiera religión, que para su Señoría todos, de una o de otra son malos y para mi son peores son peores. (Aplausos) ¿Cómo, dice, nada se agregó tratándose de profesores universitarios? Por una razón muy sencilla, porque el Constituyente cuidó los derechos del niño, porque el Gobierno no puede desamparar al niño, porque es absolutamente necesario que la educación primaria sea laica; pero tratándose de la Universidad, ¿en dónde está el peligro? Cuál puede ser? Si no llega el alumno a la Universidad sino después de haber pasado por la escuela, primero por la primaria, después por la primaria superior, preparatoria, etc,; en consecuencia, ¿en dónde está el peligro si ya tiene su criterio formado? Ya tiene su corazón hecho, su inteligencia abierta a todas las confidencias de la ciencia y del arte, ¿en dónde puede estar el peligro? ¿Qué me importa a mí que desempeñe la cátedra de astronomía un presbítero, si al fin y al cabo que ya tengo veinticinco años al cursar esa cátedra, considero a Dios..... de cualquiera manera. (Voces: ¡Suéltala, suéltela!) En consecuencia, ¿qué se me puede a mí enseñar que tuerza mi criterio, que falsee mis convicciones, que me induzca al error? Esto es sencillamente absurdo. Tratándose del niño sí es necesario que el Estado lo cuide, es necesario que esa educación se imparta para que no se le enseñe religión ninguna, porque estas cosas solamente en el sagrario del hogar, con toda libertad, pero ¿en la escuela? No. Es preciso que la instrumentación sea natural en materia religiosa, pero del grado, del ya formado, del que ya tiene conocimientos adquiridos, del que solamente los va a desarrollar, ¿ese qué teme? ¿qué puede temer? ¿o qué, nosotros queremos impedirle el paso a la ciencia, impedirle el paso al arte, solamente porque no profesan la ciencia o el arte gentes que no sean revolucionarias? (Aplausos.) Eso es absurdo señores, sería tanto como declararnos en bancarrota, sería tanto como declarar nuestra impotencia, ¡si a estas cosas no se les puede temer! ¿Acaso el que usa una poderosa arma moderna puede temer la vieja flecha de obsidiana? ¿Acaso el que estudia la química en los libros de los químicos franceses y alemanes, puede temer al catecismo del padre Ripalda? (Aplausos.) De suerte señores diputados, que esa preocupación del licenciado Cabrera es verdaderamente peregrina, y si la analizamos un poco más, nos resulta de una extrañeza exorbitante: derramar los millones para que el pueblo se eduque, para que el pueblo se instruya. Bien. Hagámoslo así, nunca será poco, mejor dicho, siempre será poco lo que se gaste en este sentido después del pan - decía la voz profética de Dantón -, la educación es la primera necesidad del pueblo. Sí, hagámoslo así, pero no descuidemos la cultura superior, porque entonces estamos perdidos ante el mundo y ante nosotros mismos; el descuido de la cultura superior es la abdicación de todo lo que el hombre tiene de alto y grande en la naturaleza; el descuido de la cultura superior es reducir al hombre a esa igualdad que el señor licenciado Cabrera quiere establecer hasta en el orden intelectual y moral, cuando en el orden intelectual y moral la igualdad no solamente es imposible, sino que sería absurda. (Aplausos estruendosos.) ¡Oh, la igualdad en el orden económico! Esa es la primera, esa es la base; después todo lo demás viene, todo lo demás llega lentamente; esta revolución se hizo por la igualdad, y se llamará la Revolución Igualitaria! Que empiece el licenciado Cabrera y que empiecen todos los fríos economistas a plantear claramente los problemas económicos del país, que son los únicos que pueden salvar al pueblo del hambre, los únicos que pueden hacer que el pueblo no abomine de los revolucionarios. (Aplausos estruendosos.) Pero pretender que no exista la alta, la noble aristocracia de la ciencia y del arte, eso señores diputados nunca, jamás, nunca jamás, porque esa alta cultura se infiltra a través de las capas sociales, y es la que produce la difusión completa de la enseñanza abajo y los resplandores soberanos de la civilización arriba. La alta cultura trae consigo un beneficio tan grande para el humilde, para el individuo que asiste a la escuela primaria, como el señor Cabrera no se lo puede imaginar nunca. (Aplausos.) Basta, señores, que en un país exista un sabio

de renombre universitario, para que se pueda decir que todas las escuelas públicas de ese país dan una instrucción suficiente a las necesidades de la época y a las exigencias del porvenir. (Aplausos.) ¡No! En esto no hay uniformidad. Cuando el Ministro de Instrucción Pública de Francia, Monsieur Fortoul decía una vez con orgullo, sacando su reloj: "El ministro de Instrucción Pública de Francia sabe en estos momentos qué es lo que se hace en todas las escuelas de la República," decía una palabra abominable. "Sabe todo lo que se hace en las escuelas de la República." ¿Era, pues, aquello el régimen de la uniformidad? ¿Era, pues, aquello el régimen mecánico? ¡No! Si es preciso que el maestro no se concrete a pretender enseñar a una alma abstracta, a un ser ideal, sino que sepa suficiente psicología para poder comprender cuales son las aspiraciones de la generación que va a educar. Si no se compenetra con ellas, si no las siente, es un mal educador y viene el divorcio entre la generación de jóvenes que no lo tolera y el hombre aislado que ha estado muy lejos de la inteligencia y del corazón de sus educandos. Es preciso que se compenetre de las necesidades de momento, es preciso que sepa cómo corre la vida universal punto por punto en todas las partes del planeta y sobre todo en el país que vive, en el país suyo; es preciso que sea un educador nacional antes que todo. ¿Por qué cada país, sobre todo cada generación dentro de ese país, tiene su temperamento, tiene su idiosincrasia, tiene su ideal. Cuando el maestro no lo conoce, entonces, cómo puede penetrar el espíritu del alumno? Y si no penetra el espíritu del alumno, si no hay simpatía, si no hay amor, podrá enseñarle muchas reglas de matemáticas, pero no podrá enseñarle nunca una cosa que con nada se paga: enseñarle desde niño a que ame a su país por encima de todas las cosas y que envidie a los otros en sus sabios, en sus poetas, en sus artistas, para procurar ser como uno de esos sabios, como uno de esos poetas, como uno de esos artistas. (Aplausos nutridos.)

Tengo en mi poder algunos números del periódico órgano de los estudiantes universitarios de Buenos Aires, que se intitula: "El universitario." En este número, que es el de julio del corriente año, me encontré un artículo denominado : "El mensaje presidencial y la Universidad," que fué el que me inspiró la idea de combatir el dictamen de las Comisiones, que pretenden que exista un Departamento Universitario, y de sostener la autonomía de la Universidad. Aquí se trata de una Universidad que tiene dinero propio, aun cuando poco, que está sostenida con dinero del Gobierno; y, sin embargo, cuando el Ejecutivo en el mensaje presidencial anunció que iba a suprimir alguna partida destinada a la Universidad, vino inmediatamente la protesta, y la protesta en una forma tal, señores diputados, que se le citó al Ejecutivo el estatuto universitario. En ese estatuto universitario hay dos artículos: Uno que deja al consejo de la Universidad la facultad de disponer de los fondos y otro que le impone esta sola obligación: dar cuenta cada año las Cámaras, por conducto del Ejecutivo, de la inversión que se haya hecho de los fondos. Eso es todo.

Pero la universidad conserva su autonomía, no se permite siquiera que el Gobierno tenga un inspector de sus dineros, y en estas condiciones es una Universidad laica de tal manera próspera que da gusto, señores diputados, leer estos cuantos papeles. Y precisamente, dos o tres de esos números contienen artículos severos en contra de una liga de estudiantes católicos que se ha estado comenzando a formar en la ciudad de Buenos Aires, artículos terribles. He aquí el otro peligro señalado por el señor Cabrera: La universidad tiene que convertirse en conservadora; pues qué bueno, señores diputados, qué bueno que la Universidad se convierta en conservadora de sus fondos. (Risas.) ¿Conservadora de qué otra especie? ¿Conservadora en ciencia? ¿Pues qué se van a eternizar los profesores? (Murmullos.) ¿Que no llega un momento en que aun cuando no sea sino por el duro peso de los años ya un profesor no pueda ser profesor? ¿Pues qué acaso no surgirán constantemente alumnos de las diferentes facultades? Entonces no puedo yo comprender que desde el punto de vista científico, que desde el punto de vista docente, que es el único que por el momento nos interesaría, la Universidad se convirtiera en conservadora. "Vamos a entregar el alma de la patria al enemigo," ¡Vamos a procurar entregar el alma de la patria a la ciencia, señor Cabrera! La ciencia es la única que la puede hacer modelar, la ciencia es la única que la puede hacer fuerte, la ciencia es la única que la puede hacer digna de vivir; eso es lo que vamos a hacer, eso es lo que pretendemos hacer. Pero no formemos un Departamento Universitario que dependa del Ejecutivo, que el Ejecutivo sea siempre el paternal protector de la enseñanza, que el Ejecutivo reciba el diploma de honor, que el Ejecutivo sea el Rector honorario de la Universidad y todas estas cosas, que ellas forzosamente vendrían, porque, ¡es natural !, habría que congraciarse con el Ejecutivo. Naturalmente que a mí la cuestión de personas no me importa en estos momentos. Yo no combato el Departamento Universitario, por que el señor licenciado Macías se encuentra al frente de él; yo puedo ocuparme del señor licenciado Macías, pues..... hasta en los columnas de un periódico; pero aquí, en la Representación Nacional naturalmente que no puedo ocuparme de este señor; perdería el tiempo lastimosamente; de manera que no es eso, no es porque sea éste o sea aquél; no; pero naturalmente esta dependencia sí convertiría al director del Departamento Universitario, o sea el rector de la Universidad, en un verdadero Ministro de Instrucción Pública dentro del distrito Federal. Naturalmente, pues, el Ejecutivo haría todo lo demás: estatutos, nombramientos de catedráticos, planes docentes, etc., etc., y entonces sí correríamos el riesgo, no de que se convirtiera la Universidad en Conservadora; pero sí de que no se enseñara nada en la Universidad o que se enseñara tan poca cosa que realmente fuese una locura sufragar gastos al estar sosteniendo un departamento del Gobierno; si el Gobierno, señores, no puede ni debe ser educador, si el Gobierno no tiene absolutamente ni las más pequeña característica del educador y, sobre todo, tratándose de lo que se llama altos estudios, tratándose de las facultades,

¿qué sabe el Gobierno, qué ha sabido nunca el Gobierno? ¿No se cuenta que alguna vez el general Díaz confundió a Tolstoy con un estudiante y encargó a don Ignacio Mariscal que le buscara un empleo? (Risas.) ¿No se cuenta que alguna vez el señor..... (Voces: ¡González Cosío!) No, el Secretario de Instrucción Pública, y es un hombre culto en su ramo, que es en afecciones de la garganta, el doctor Vázquez Gómez, no se cuenta que viendo un yeso de la Venus de Milo, dijo al Director de la Academia de San Carlos, qué le había pasado, qué donde se había roto aquella estatua? (Risa.) Naturalmente esto no, y es claro, señores diputados, que la obra es lenta, que la obra es muy lenta; no tenemos, no tenemos hombres; nunca; pero si nunca los hemos tenido tampoco; pero es claro que por algo se ha de empezar y que alguna vez se ha de empezar. Pierda cuidado el señor diputado Cabrera, no se descuidará la Instrucción Primaria, por el contrario, pondremos todo nuestro empeño, todos nuestros desvelos, todas nuestras energías para ampliarla, para extenderla; pero vamos a empezar también a preocuparnos un poco de la otra, de la alta, de la noble, de la que forma a los especialistas, de la que hace a los profesores, de la que hace a los que después van a defender la ciencia; hagamos también esto, empecemos pobremente, como podamos empezar. Estamos aniquilados, no tenemos con qué, todo el mundo lo dice, el señor Cabrera lo repite implacablemente y hace bien en repetirlo, porque es preciso que sepamos cual es el mal, porque es preciso que sepamos qué es lo que origina el daño para procurar alguna vez corregirlo; pero vamos a empezar, señores, y vamos a empezar francamente, dándole su autonomía a la Universidad. Si esto es un sueño, puede ser que alguna vez el sueño se realice. Ya el C. diputado Cravioto citaba la célebre frase inscripta al pie del monumento de France: "Lentamente, pero de un modo fatal, la humanidad realiza los sueños de sus sabios;" pero vamos a suponer que el sueño no se realice, no estamos obligados a realizarlo, no estamos obligados a acometer la empresa, no estamos obligados a trabajar por ella; estamos obligados a poner de nuestra parte todo lo que redunde en pro de la alta cultura ¡a esa sí estamos obligados!; pero esto no se obtendrá siendo el Departamento Universitario algo así como una sección de un ministerio, ni tampoco se logrará, señor Cabrera, siendo el Departamento Universitario un anexo del Poder Ejecutivo como tal Departamento Universitario; en cambio, esto puede lograrse dando libertad a la Universidad. Vamos a ver si puede vivir. ¿No estamos en un régimen de libertad o no pretendemos estar en un régimen de libertad? ¿No decimos esto todos los días? Pues vamos a ver si la Universidad florece en un régimen de libertad, y que no nos diga el señor Cabrera cosas sobre el origen de las Universidades, no; si ya sabe, se sabe que las antiguas Universidades, ¿qué otra cosa iban a hacer? Estudiaban lo que se llamaban, creo que eran siete, las siete ciencias presididas por la venerable teología; y un Rector de una de las primeras Universidades de Francia, el cardenal Palavicini, inauguró la Universidad, y al entregar el bonete al nuevo Rector, le dijo: "Sí, pero antes jurad que sostendréis el dogma de la inmaculada concepción de María," ¿Qué otra cosa iban a hacer las Universidades entonces? Eso era antes, ahora no; ahora la única deidad que las preside es la ciencia dentro de un régimen de libertad. Y más todavía: ¿Sabe el señor Cabrera, puede calcular él que es tan frío en los números, que es un calculador implacable, que no descuida la falta de un guarismo, por pequeño que sea; sabe el señor Cabrera lo que produce en riqueza un sabio humilde que al tropezar en el pavimento cae bajo las patas de los caballos de un ómnibus y que se llamó Curie; sabe lo que produce de riqueza ese hombre? el radio, nada menos que el radio. Cada espíritu que se cultiva intensamente es un productor de riquezas, de incalculables riquezas, de las que el señor Cabrera no puede medir. Pero sin ir más lejos, ¿Un cantante, un gran cantante no produce riqueza? Se dirá que también la quita. Evidentemente; pero esa es la vida: Se da y se quita; pero la produce y la produce en cantidad, naturalmente, pues no vamos a pretender de hoy a mañana tener un grupo privilegiado de sabios, ni habitar en un parnaso, ni cosas por el estilo. ¡No!, vamos a ser humildes; no llamemos filosófico a cualquiera, ni sabio a cualquiera, ni poeta a cualquiera, ni rector de la Universidad a don José Natividad Macías. (Aplausos nutridísimos.)

Pero vamos a estudiar, vamos a cultivar nuestro espíritu, vamos a ver si en este páramo se logra encontrar algún pequeño oasis, alguna fibra de agua, alguna tenue palmera; vamos a procurar esto, no hay nada más justo, no hay nada más noble y sobre todo no hay nada más humano. De suerte, señores, que desechemos todos esos temores que son pueriles, no combatamos el ensueño que puede ser realidad mañana, con el arma cruel de la sátira, ¡no!, pongámonos dentro de nuestra situación y dentro de ella, que es bien triste y bien precaria, manos a la obra; que todos tengan su participación en este banquete de ideales; ya tenemos hambre y sed de ello; ya hemos vivido muchos años de destrucción y de muerte; ya no habita ni una sola alondra en los corredores de las escuelas; ya todo parecía muerto para siempre ¡y no!; cuando menos se espera, debajo de las ruinas salta el pájaro sagrado, hiende los aires y entona su canción: Es preciso que el trabajo sea uniforme en todos los órdenes de nuestra actividad; vamos a darle al humilde lo que el humilde necesita, lo que el humilde exige, aquello a que tiene derecho. Cuidemos al niño del conservador, del reaccionario y del fraile; si, cuidémosle con toda nuestra vigilancia, con todo nuestro amor, con toda nuestra fe en el progreso y en las luces de la ciencia; pero no pretendamos que al hombre ya formado no se le inculpen determinadas ideas, porque el hombre ya formado no necesita de tutores, no puede tener más que uno que es éste: la verdad, la verdad que sólo se encuentra en la ciencia y la ciencia que sólo se encuentra en el estudio. (Aplausos prolongados.)

El C. Cabrera: Pido la palabra para contestar alusiones personales.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Cabrera: Señores diputados: Cuando he pedido la palabra para contestar alusiones personales, es porque realmente me voy a referir a alusiones

personales; pero las alusiones personales a veces vienen en una forma en que no lo parecen. Yo he visto colgado de mi cuerpo un sambenito, de haber venido a decir que era absolutamente innecesaria la cultura intelectual y a vosotros os consta que no he dicho tal cosa, que he abogado por la cultura de nuestras clases bajas, para que haya un cimiento sólido y fuerte para esa cultura intelectual. Yo también, como el diputado Urueta, creo que lenta, pero fatalmente se realizan los ideales de los sabios; yo también creo que la desigualdad intelectual es la causa del progreso, pero yo me he opuesto a que dilapidemos en una Universidad autónoma lo que podríamos emplear en la educación de las masas. El diputado Urueta ha dicho que no hay conservatismo en las instituciones educativas libres y yo sólo quiero referirme a un ejemplo de la época de Madero, que hace un momento se mencionó aquí y que ya olvidamos. Es a saber: que en los momentos de reacción el centro de donde se concentran los esfuerzos del enemigo de una revolución es en el recinto sagrado, porque al igual que en los antiguos tiempos los criminales se refugiaban en los templos, en los modernos tiempos los reaccionarios se refugian en la beneficencia privada y en la educación pública (Voces: ¡Sí es cierto!). Por consiguiente, así como el cardenal Palavicini daba el bonete rojo previniendo que no se dejase de confesar el dogma de la Inmaculada Concepción, así en todas las Universidades hemos visto el proceso del conservatismo que por fin acaba por ser conservador no solamente en la guarda del dinero, sino también en la guarda de lo que creen las verdades ya intransformables, y las verdades de la Edad media eran religiosas, pero estamos en una época en que las verdades son democráticas y ¡ay de nosotros si creemos que hemos llegado a conquistar la verdad democrática y que no tenemos ya nada que adelantar! La Escuela Libre de Derecho, por confesión de sus propios alumnos, en el año de 1912 fué el centro más genuinamente instigador de la reacción que había de costar la vida al presidente Madero. (Voces: ¿Sí es cierto.) Desgraciadamente muchos jóvenes alumnos se han ido ya de las galerías y no pueden escuchar lo que yo pudiera decir a este respecto. Era Director el que habla, de la Escuela Oficial de Derecho, por nombramiento del señor Secretario de Instrucción Pública, don José María Pino Suárez, y creyó de su deber el Director de aquella Escuela comenzar una era de verdadero trabajo en una Escuela donde estaban acostumbrados a la tolerancia y a las adulaciones de directores que creían que el tener la buena voluntad de los alumnos era el todo en materia de la dirección de un plantel. La Escuela de Derecho cuando entré, entonces sí había hasta salón de ajedrez, donde por supuesto no se jugaba ajedrez; en la Escuela de Derecho no se estudiaba, la tolerancia para las calificaciones era increíble la recomendación del director a los profesores para que se fueran blandos en los exámenes era la regla; los pases de bufete y de práctica en los tribunales eran sencillamente criminales porque los jueces con una lenidad inconcebible daban un pase a cualquier estudiante, sin que hubiere estado más de media hora en el juzgado y sin haber dado siquiera las cuatro puntadas clásicas del expediente. Entonces, el Director creyó necesario establecer un estudio serio de Derecho Civil y de Derecho Romano; creyó necesario establecer un estudio verdadero del Derecho Mexicano que desde la época de Pallares se tenía olvidado, y creyó conveniente dictar otras muchas medidas tendentes a disciplinar aquella Escuela. Este fué el pretexto para que un grupo de profesores y de abogados de la misma Escuela, que la traicionaban y que después traicionaron al Gobierno y de otros profesores que no tenían obligación de ir a la escuela, organizaran la Escuela Libre; y entonces, ¡Oh, cómo se habló de la libertad de la Universidad, cómo se habló de la Escuela Libre de Derecho y cuánto lodo cayó sobre aquel Director de la Escuela Oficial que no sabía entender la verdadera evolución de la educación que tendía necesariamente a la independencia de la Universidad y que, por consiguiente era la base de la Escuela Libre de Derecho! Y en aquella época revolucionaria, muy semejante a la actual, pero mucho muy semejante,... (Voces: ¡Es cierto!) se estableció la Escuela Libre de Derecho y los alumnos no tuvieron una frase que probablemente es injuriosa para ellos, porque es frase de perdón, porque dije: "Perdónales, señor, que no saben lo que hacen." (Aplausos.)

Y en efecto, de esa Escuela donde eran profesores De la Barra, Vera Estañol.... (voces: ¡Macías!) Macías, Rodolfo Reyes, etc.; de esa Escuela de Derecho fué de donde salió precisamente la mayor parte de la intriga reaccionaria que habría de costar la vida al Presidente y al Vicepresidente Madero y Pino Suárez; de esta Escuela de Derecho era alma un abogado respetable por todos conceptos en cuanto a su vida privada; pero el típico representante del criterio teológico en la enseñanza del derecho... (voces: Don Agustín Rodríguez.) Don Agustín Rodríguez, un hombre honrado por todos conceptos, sabio, pero absolutamente conservador y reaccionario desde el punto de vista científico, y alrededor de este hombre honrado había una buena manada de pícaros que no hacían otra cosa más que hacer política; (voces: ¡Allí estaba Macías!) Allí estaba como alma de esa Escuela verdaderamente De la Barra y allí estuvieron otros muchos de cuyos nombre realmente no me acuerdo, (murmullos) pues si me acordara los repetiría. Pues bien, ese ensayo de libertad universitaria en los momentos precisos en que era más necesaria la concentración de la acción en materias educativas, debe servirnos de experiencia en el presente caso. Yo no soy enemigo de enseñanza del Derecho, y, sin embargo, fuí enemigo de la institución de la Escuela de Derecho, y el Presidente Madero con la bonhomía y con la tolerancia que le caracterizaban, me decía: "¿Pero qué de malo le encuentra a la Escuela de Derecho?" Solamente Pino Suárez, que tenía la clarividencia, que tenía la intuición del que va a morir trágicamente, veía que de aquella Escuela era de donde había de salir el golpe, la puñalada que lo había de matar. El profesorado de la Escuela para sus fines políticos, y no hablo de memoria;

al día siguiente de clausuradas las puertas de la Escuela de Jurisprudencia, los alumnos de la Escuela de Derecho - como les consta a los CC. diputados Vadillo y Cienfuegos -, fueron a hacer propaganda contra el candidato a diputado por el undécimo distrito electoral del Distrito Federal, que era también Director de la Escuela de Jurisprudencia y al que ahora habla; de tal manera, que aquella Escuela inmediatamente dió sus frutos en política e inmediatamente se vieron cuáles eran los resultados que de ella podían esperarse. ¡No! no todo lo que es cierto en lo absoluto yo he sido acusado de reaccionarismo, porque en un momento político he considerado y considero que lo que en cualquiera otra época hubiera sido conveniente, en aquel momento era debido. Creo que en los momentos de reconstrucción revolucionaria por los que estamos atravesando, debemos tener mucho cuidado. No temo a los sacerdotes del bonete rojo enseñando teología, química o astronomía temo a la organización inteligente de los que toman la capa de la educación de la juventud para cubrirse, a fin de poder asaltar más tarde. No temo la influencia de ministros de un culto o de gentes más o menos conservadoras en la enseñanza de su ciencia concreta, temo lo que tememos todos cuando hemos excluido a los ministros de los cultos de la educación primaria; no temo que enseñen aritmética, geografía, etc., es que tenemos que bajo la capa de la educación se haga algo que no sea educación. Este hecho personal, que me llega en lo personal, que me duele, no por lo que de mi amor propio hubiera sido lastimado, sino porque veía claramente que la Escuela Libre de Derecho no era propiamente una Escuela sino una intriga política; esta experiencia personal mía creo de mi deber traerla a luz para mostrar que en los momentos presentes debemos ser educación de la juventud es los momentos de más difícil reconstrucción.

El C. Presidente, a las 9.35 p. m.: Continúa para mañana la discusión del dictamen relativo al proyecto de Ley Orgánica de las Secretarias de Estado. Se levanta la sesión.

El jefe de Sección de Taquigrafía,

JOAQUÍN Z. VALADEZ.