Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171106 - Número de Diario 52

(L27A2P1oN052F19171106.xml)Núm. Diario:52

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 6 DE NOVIEMBRE DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II.- NÚMERO 52

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL 5 DE NOVIEMBRE DE 1917

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera, siendo aprobados los dictámenes de la 2a. Comisión de Guerra y de Estado, Interior, relativos a la pensión que solicita la señora Beltrán viuda de Garmendia y a un memorial del Ayuntamiento de Mulegé, Baja California, respectivamente.

3.- Continúa el debate sobre el proyecto de Ley Orgánica de las Secretarías de Estado. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. DEL CASTILLO PROFIRIÓ

(Asistencia de 148 CC. diputados.)

El C. Presidente, a las 4.18 p. m.: Se abre la sesión.

El C. Prosecretario Limón: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados el día tres de noviembre de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Profirió del Castillo.

"En la ciudad de México, a las cuatro y diez y ocho de la tarde del sábado tres de noviembre de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento treinta y cuatro CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Aranda, se abrió la sesión.

"El mismo C. Secretario leyó el acta de la sesión celebrada el día dos de los corrientes, la cual, sin discusión, se aprobó en votación económica.

"El C. Secretario Portes Gil pasó a dar cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, en que participa que eligió Presidente para el presente mes al C. Juan N. Frías, y Vicepresidentes, a los CC. Arturo Méndez y Bernardino Germán.- De enterado.

"Oficio del H. Congreso del Estado de Durango, comunicando que abrió su primer período extraordinario de sesiones con el carácter de constituyente, y que ante él otorgó la protesta de ley el C. general Domingo Arrieta, electo Gobernador constitucional de dicho Estado.- De enterado.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, que concluye con un proyecto de ley en que se concede una pensión de cinco pesos diarios a la señora Carmen Alatriste viuda de Serdán.- Segunda lectura y a discusión el primer día habíl.

"Dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que contiene un proyecto de ley, concediendo al C. Doroteo Rodríguez una pensión de retiro de sesenta pesos mensuales.- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

"En seguida se aprobaron sin discusión, en votaciones económicas, los dictámenes de la Comisión de Peticiones, que someten a consideración de la Asamblea los acuerdos económicos que a continuación se mencionan:

"Pase a la Comisión de Hacienda en turno, el memorial que envía a esta H. Cámara el C. Andrés Oscoy, en que pide se le aumente la jubilación de que actualmente disfruta."

"Devuélvanse a la señora Francisca M. viuda de Fernández, los documentos que acompañó a la solicitud de pensión que dirigió a esta Cámara, en el año de 1912."

"Pase a la Comisión Agraria en turno, el memorial que eleva a esta H. Cámara el C. Pedro Monroy, haciendo diversas consideraciones sobre el problema agrario."

"Pase a la Comisión de Instrucción Pública en turno, el memorial que elevan a esta H. Cámara las profesoras de las escuelas nacionales del Distrito Federal, pidiendo interponga su influencia, a fin de que se igualen sus sueldos a los de los profesores."

"Pase a la Comisión de Hacienda en turno, el curso que eleva a esta H. Cámara de señora Soledad Marroquín viuda de Hidalgo y Costilla, en que pide una pensión como miembro de la familia del ilustre patricio don Miguel Hidalgo y Costilla."

"Estado que manifiesta el número de expedientes tramitados por las Comisiones respectivas de la Cámara de Diputados, en los días del 1º. al 31 de octubre último, y que de conformidad con el trámite de "Insértese en el acta," se transcribe a continuación:

"XXVII LEGISLATURA

SEGUNDO AÑO

PERIODO ORDINARIO

ESTADO que manifiesta el número de expedientes tramitados por las Comisiones respectivas de la Cámara de Diputados en los días del 1º. al 31 de octubre de 1917.

COMISIONES Existencia Pasados TOTAL Despa Pendientes

anterior a Comisión chados

Estado,

Departamento

Interior......................... 10 9 19 10 9

Primera de

Hacienda 10 7 17 4 13

Segunda de

Hacienda 7 9 16 2 14

Presupuestos .............. 0 4 4 1 3

Primera y

Segunda de Justicia,

unidas............. 3 0 3 1 2

Unidas de Justicia y

Segunda de Puntos

Constitucionales ......... 1 0 1 0 1

Primera de Justicia. 0 1 1 0 1

Segunda de Justicia. 2 0 2 1 1

Segunda de Justicia.

y Primera de Puntos

Constitucionalista,

unidas....................... 0 1 1 1 0

Primera de Puntos

Constitucionales ......... 6 5 11 6 5

Segunda de Puntos

Constitucionales ......... 3 6 9 3 6

Primera Especial para

estudio y presentación

de leyes reglamentarias 0 2 2 0 2

Primera Agraria y de

Reglamentación del

artículo 27 Constitucional

unidas 1 0 1 0 1

Segunda Agraria y de

Reglamentación del

artículo 27 Constitución

unidas 1 0 1 0 1

Especial de

Reglamentación

del artículo 27

Constitucional ............. 0 5 5 0 5

Comercio e Industria 0 1 1 0 1

Unidas de Trabajo y

Previsión Social............ 0 1 1 1 0

Peticiones.................. 52 39 91 51 40

Primera de Guerra ........ 113 56 169 0 169

Segunda de Guerra ...... 115 57 172 0 172

Tercera de Guerra ........ 116 57 173 0 173

RAMO SECRETO

Administración ........ 1 1 2 2 0

Gran Jurado ........... 5 2 7 0 7

TOTALES .............. 446 263 709 83 626

México, a 1º de noviembre de 1917.- M. G. Aranda, D.S.- E. Portes Gil, D. S."

"Túrnese a la Comisión de Hacienda que corresponda, la petición de la señora Herlinda Lomelí viuda de Ibarra, relativa a que se derogue el decreto expedido por la Primera Jefatura del Ejército Constitucional, sobre moratoria de pagos.

"Presidencia del C. Manuel Rueda Magro.

"Dictamen de la Comisión Especial de Reglamentación del artículo 27 constitucional, formulado con motivo de la petición de la Legislatura del Estado de Zacatecas, apoyada por los de otros Estados, relativa a que se faculte a los mismos para crear su deuda interior agraria, y cuyo dictamen concluye con un proyecto de ley, en que se autoriza al Ejecutivo Federal para emitir bonos agrarios hasta por la cantidad de mil millones de pesos, conforme a las bases que en el mismo proyecto de ley se establecen.

"La lectura del documento anterior, que terminó el C. Secretario Aranda, fué interrumpida por el C. Alonzo Romero, con objeto de solicitar se dispensaran al proyecto de ley de que se trata, la primera y segunda lecturas, a lo que no accedió la Asamblea, una vez que fué consultada sobre el particular. Concluida esta primera lectura, el C. Figueroa pidió se dispensara la segunda, lo que resolvió afirmativamente la Cámara, por lo que el trámite sobre este asunto fué el de "Imprímase y a discusión el primer día hábil."

"Dictamen de la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales, que contiene el siguiente proyecto de ley:

"Único. Se concede licencia al ciudadano mexicano Constantino de Tárnava para que pueda desempeñar el cargo de Cónsul de Bélgica en la ciudad de Monterrey, con jurisdicción en el Estado de Nuevo León."

"Presidencia del C. Profirió del Castillo.

"A debate el proyecto de ley transcripto, nadie usó de la palabra, resultando aprobado por ciento diez y siete votos de la afirmativa contra ocho de la negativa, de los CC. Figueroa, Mariel, Méndez, Padilla, Peralta, Prieto, Ruiz Estrada y Sepúlveda.

"Se hizo la declaración respectiva y de que pasaba al Senado para los efectos constitucionales.

"Continuó la discusión del dictamen que consulta un proyecto de ley referente a la organización de las Secretarías de Estado, en el punto relativo a la Escuela Nacional Preparatoria e Internado Nacional, que figuran, en el artículo 8º., como dependencias del Departamento Universitario y de Bellas Artes.

"A solicitud del C. García Jonás, el C. Secretario Aranda leyó un memorial subscripto por el C. Andrés Osuna, Director General de Educación Pública del Distrito Federal, cuyo memorial, que lo hacen suyo varios CC. diputados, tiene relación con el ramo a debate.

"El C. Rivera José impugnó el que correspondiera al Departamento Universitario y de Bellas Artes, la Escuela Nacional Preparatoria e Internado Nacional, y a petición suya, el C. Secretario Aranda dio lectura, en su parte relativa, a un decreto expedido en Veracruz por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. El C. Rivera, después de habérsele prorrogado el tiempo que fija el Reglamento a los oradores, terminó su discurso. El C. Cravioto rectificó hechos, y en seguida los CC.

Higareda y Cienfuegos y Camus hablaron en pro y en contra, respectivamente, excediéndose el último del tiempo reglamentario, con anuencia de la Asamblea.

"Presidencia del C. Manuel Rueda Magro.

"A favor del dictamen usó de la palabra el C. Manrique, quien fué interrumpido por una interpelación y por una moción de orden del C. Torres Berdón.

"Presidencia del C. Profirió del Castillo.

"También al C. Manrique le fué prorrogado el tiempo máximo que establece el Reglamento para la duración de los discursos, y como después llegara la hora fijada para término de las sesiones, se preguntó si continuaba la presente, a lo que resolvió la Asamblea en sentido negativo.

"El C. Secretario Aranda leyó la orden del día para la sesión siguiente, y cerró ésta a las ocho de la noche."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Aprobada.

- El C. Secretario Portes Gil:" Suprema Corte de justicia de la Nación. - México.- Estados Unidos Mexicanos.- Sección de Presidencia.- Número 3394.

"Con su atento oficio número 55, girado por la Secretaría, Mesa Quinta, con fecha 27 de octubre último, se ha recibido en esta Suprema Corte de Justicia, en una foja útil, el curso del C. Presidente Municipal de Niltepec, Istmo de Tehuantepec.

"La misma Suprema Corte de Justicia acordó que cuando los interesados ocurran promoviendo en derecho, se proveerá en lo que preceda.

"Lo que comunico a ustedes en cumplimiento del citado acuerdo para su conocimiento y les protesto mi más atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas.- México, 2 de noviembre de 1917.- El Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, E. M. de los Ríos.

- A los CC. diputados Secretarios del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Cámara de Diputados.- Presente."- A su expediente.

"C. del Carmen, Camp., 31 octubre de 1917.

"Secretarios de la H. Cámara de Diputados.

"Motivo fuerza mayor pues no hay por el momento vapor impúlsame distraer nuevamente las atenciones de Vuestra Soberanía, suplicando respetuosamente concédame prórroga licencia por un mes. En la inteligencia de que no haré uso de todo ese tiempo pues saldré de ésta en primer vapor.

- Diputado propietario.- J. D. Ramírez Garrido.- Nota: Con timbre de ley."- A la Comisión de Estado del Interior.

"Comisión 2a. de Guerra.

"Señor:

"Al estudio de la 2a. Comisión de Guerra, que subscribe, se turnó la solicitud presentada por la señora María Luisa B. viuda de Garmendia, con fecha 10 del mes de octubre próximo pasado, la cual fué apoyada por la diputación de Colima, en la que pide se le conceda una pensión por los servicios que prestó a la Patria su finado esposo el diputado a la XXVI Legislatura, C. Gustavo Garmendia.

"Con fecha 19 del propio mes de octubre, la mencionada señora viuda de Garmendia dirigió un nuevo memorial a esta Comisión en el cual manifiesta que la pensión que pidió para los deudos del extinto C. Garmendia, la hace únicamente por los méritos que como diputado tuvo su esposo; manifiesta igualmente que el grado militar que accidental o provisionalmente tenía su esposo cuando falleció, no es el fundamento de su solicitud, pues no combatió como militar, sino solamente como ciudadano y como diputado.

"Por lo expuesto la Comisión tiene el convencimiento de que los deudos del C. Garmendia, son acreedores a la pensión que solicitan, pero tiene la pena de manifestar a esta H. Asamblea, que en vista del fundamento de la referida solicitud, no es de su competencia conceder la pensión respectiva, sino que este asunto debe ser tratado por las Comisiones de Hacienda, y con objeto de no entorpecer el acuerdo que a ella estimen oportuno dar dichas Comisiones, la que subscribe se permite someter a la deliberación y aprobación de Vuestra Soberanía el siguiente acuerdo económico:

"Pase a la Comisión de Hacienda en turno, el expediente formado con la solicitud de la señora María Luisa B. viuda de Garmendia."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, noviembre 3 de 1917.- Federico Montes.- Marciano González. - F. C. Villarreal."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra?

Es votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Aprobado.

"Comisión de Estado, Departamento del Interior.

"Señor:

"A esta Comisión de Estado, Departamento del Interior, fué turnado un memorial, subscripto por el Presidente y regidores municipales del Ayuntamiento de Mulegé, cabecera del Partido Centro del Territorio de la Baja California, por el que solicitan la derogación de los decretos expedidos por el C. licenciado Enrique Moreno, como Jefe Político del Distrito Sur del expresado Territorio, con fecha 1º. y 28 de noviembre del año próximo pasado, en virtud de las diversas razones que exponen en dicho memorial y que no es del caso, para los fines de este dictamen, enumerar en él.

"El decreto de 1º. de noviembre del año próximo pasado dice:

"Enrique Moreno, Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, a sus habitantes, sabed: Que en uso de las facultades de que me hallo investido por el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, he tenido a bien decretar lo siguiente: 1º. Se erigen en Municipalidad el mineral de Santa

Rosalía y como dependencias del mismo los grupos mineros llamados Providencia, Purgatorio, Soledad y la ranchería conocida con el nombre de Santa Agueda. 2º. Será la cabecera del Municipio de Santa Rosalía, el puerto del mismo nombre. 3º. La extensión del Municipio quedará en una zona de terreno comprendida dentro de un perímetro creado por líneas rectas que partirá de la Boca de Santa Agueda a los lugares en que se hayan los grupos mineros de providencia, Purgatorio y Soledad, y termina en un lugar situado en la costa, llamado Punta de Santa María. Por el Poniente queda limitada la Municipalidad con la costa sobre el golfo de California. 4º. Queda facultado el Ayuntamiento de Santa Rosalía para decretar expropiaciones necesarias, con sujeción a la ley, del terreno que necesite para los servicios públicos del Municipio y para la formación de la población. 5º. Se convoca a sus habitantes para que elijan Ayuntamiento el 1º. de diciembre venidero; en el concepto de que los enemigos de la Causa Constitucionalista, no podrán ser electos, 6º. El Ayuntamiento de Santa Rosalía se compondrá de seis regidores propietarios, un síndico y tres suplentes."

"El decreto de 28 de noviembre del mismo año dice así:

"Enrique Moreno, Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, a sus habitantes hace saber: Que en uso de las facultades de que me hallo investido por el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la República, he tenido a bien modificar los artículos 1º., 3º. y 5º. del decreto de 1º. de noviembre actual, en los siguientes términos: Artículo 1º. Se erige en Municipalidad el mineral de Santa Rosalía y como dependencia del mismo, los grupos mineros llamados Providencia, Purgatorio, Soledad, Congregación de Santa Agueda y la ranchería conocida con el nombre de Boca de Santa Agueda. Artículo 3º. La extensión superficial del Municipio quedará formando una zona de terreno comprendido dentro de un perímetro cerrado por líneas rectas que partiendo de la Boca de Santa Agueda, a los lugares en que se halla la Congregación de Santa Agueda, grupos mineros de Providencia, Purgatorio, Soledad y termine en lugar situado en la costa, llamado Punta de Santa María. Por el Oriente queda limitada la Municipalidad con la costa del Golfo de California. Artículo 5º. Se convoca a sus habitantes para que elijan Ayuntamiento el 3 de diciembre venidero, en el concepto de que los enemigos de la Causa Constitucionalista, no pueden ser electos."

"La Comisión, antes de entrar al estudio del fondo de la cuestión, estimó necesario cerciorarse de la autenticidad de dicho decreto, así como de que al expedirlo se había obrado con facultades del C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la República; y al efecto, para lo primero, dirigió mensaje al Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, preguntándole si habían sido promulgados tales decretos en la Municipalidad de Mulegé y publicados en el periódico oficial de la Federación, y para lo segundo, dirigió oficio al C. Subsecretario de Estado, Departamento del Interior, solicitando los informes relativos.

"No se recibe todavía contestación al mensaje de referencia pero sí existen en poder de la Comisión los informes que dio el C. Subsecretario del Interior, en oficio fechado el 22 del actual, manifestando textualmente: "que el C. Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, nunca tuvo facultades del C. Primer Jefe, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, para crear ni para suprimir Municipalidades en su jurisdicción."

"La circunstancia de no haberse facultado expresamente al Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, por el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, único en quien se encontraron concentradas, durante el período preconstitucional, las facultades inherentes al Poder Público, mediante el cual ejerce el pueblo su soberanía, demuestra claramente que las disposiciones del C. Jefe Político, licenciado Enrique Moreno, no pueden tener el carácter de leyes ni la fuerza obligatoria de éstas, por lo que subsisten en pleno vigor todas las leyes y disposiciones anteriores, relativas a la extensión territorial de la Municipalidad de Mulegé.

"Por esta misma causa, no es procedente la solicitud que hacen el Presidente y regidores municipales del Ayuntamiento, porque el actual Congreso de la Unión sólo podría derogar, en caso de estimarlo procedente, una ley emanada de alguno de los Congresos legítimos anteriores, o del C. Primer Jefe, Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, durante el período preconstitucional, o expedida con autorización expresa de él.

"En virtud de lo expresado, la Comisión se permite someter a la consideración de esta H. Asamblea, la siguiente proposición:

"Dígase al Ayuntamiento de Mulegé, Territorio de la Baja California, que no teniendo el carácter de ley las disposiciones dictadas por el Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, licenciado Enrique Moreno, con fecha 1º. y 28 de noviembre del año próximo pasado, no ha lugar a tomar en consideración la solicitud de los miembros que forman dicho Ayuntamiento, contenida en su memorial de fecha 6 de junio del año en curso, y archívese el expediente."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 25 de octubre de 1917.- Francisco Medina.- Flavio Pérez Gasga.- J. M. A. del Castillo."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra?

El C. Carrillo Eduardo S.: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Carrillo Eduardo S.: Señores diputados: Como acabáis de oír, por el dictamen que rindió la Comisión respectiva, se viene en conocimiento de que se ha instituido la Municipalidad de Santa Rosalía, sin los requisitos legales, por cuyo motivo el Ayuntamiento de Mulegé ha venido sufriendo serios perjuicios; y como no es posible que se continúe en este estado de cosas, ruego a la H. Asamblea, se sirva disponer que se nombre una Comisión para que se acerque al Presidente de la República, a fin de que, desde luego, proceda a suspender al Ayuntamiento de San Rosalía, mandando que pase todo ese territorio y las oficinas de su dependencia, al Ayuntamiento de Mulegé.

El C. Secretario Portes Gil: Se pregunta a la Cámara, en votación económica, si se aprueba el dictamen. (Voces: ¿Qué dice?) "Dígase al Ayuntamiento de Mulegé, Territorio de la Baja California, que, no teniendo el carácter de ley las disposiciones dictadas por el Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, licenciado Enrique Moreno, con fecha 1º. y 28 de noviembre del año próximo pasado, no ha lugar a tomar en consideración la solicitud de los miembros que forman dicho Ayuntamiento, contenida en su memorial de fecha 6 de junio del año en curso, y archívese el expediente."

El C. Rivera Cabrera: Pido la palabra para hacer una interpelación a la Comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rivera Cabrera, para una interpelación.

El C. Rivera Cabrera: ¿Se sirviera la Comisión informarme si esos decretos expedidos en la Baja California fueron dados en la época preconstitucional o ya en esta época constitucional?

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión para contestar.

- El mismo C. Secretario: No encontrándose ningún miembro de la Comisión, me permito informar a Su Señoría el ciudadano Rivera Cabrera, que en el expediente aparece que esos decretos fueron expedidos durante el período preconstitucional; pero según informes de la Subsecretaría del Interior, el Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, no tenía facultades extraordinarias para expedir decretos, organizando o suprimiendo municipalidades.

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba el dictamen. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado el dictamen.

- El mismo C. Secretario: Continúa la discusión del inciso I del artículo 8º. de la Ley Orgánica de Secretarías de Estado, que se refiere a la Escuela Nacional Preparatoria e Internado Nacional.

El C. Presidente: Continúa en el uso de la palabra el ciudadano diputado Manrique. (Murmullos y voces: ¡No! ¡No está! encontrándose en el salón el ciudadano Manrique, tiene la palabra en pro el ciudadano Narro.

El C. Narro: Manifiesto al ciudadano Presidente que el ciudadano Manrique habló en pro y que ahora debe hablar en contra algún otro orador. (En estos momentos entró el C. Manrique. Aplausos y voces: ¡Ahí está ya Manrique! El C. Manrique subió a la tribuna.)

El C. Aguirre Colorado: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Aguirre Colorado, para una moción de orden.

El C. Aguirre Colorado: Hay un artículo reglamentario que previene que, cuando se llama a un orador de los inscriptos en la lista y no está en el salón, se le apunte en último lugar; en consecuencia, si la Presidencia ha llamado ya al señor Narro, que le sigue en turno, no tiene derecho el señor Manrique a hablar, supuesto que no se encontraba en el salón cuando la Presidencia lo llamó.

El C. Peña: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Peña.

El C. Peña: Para suplicar al compañero Aguirre Colorado que no sea tan estricto; el compañero Manrique no se encontraba en el salón, pero sí en uno de los pasillos, porque acababa de salir hacía un momento.

El C. Presidente: Además, la Presidencia debe manifestar al ciudadano Aguirre Colorado, que el señor Manrique es miembro de la Comisión.

El C. Manrique: Señores diputados: Como en la pasada sesión estaba ya verdaderamente fatigada vuestra atención, en parte por lo largo de mi discurso y en parte por lo arduo del tema, pero no, rectifico: el tema en realidad no era arduo; no hay temas arduos ni amenos; no hay sino oradores que sepan dar amenidad a los temas o sepan tratarlos arduamente. Afortunadamente, hoy apenas comienza la sesión y creo que podréis prestarme un poco de atención, compañeros. Terminaba mi exposición de la vez pasada rectificando algunas de las aseveraciones de los compañeros Rivera y Cienfuegos; el compañero Rivera nos había expuesto la idea de que en tanto que en los Estados Unidos de Norteamérica hay una escuela secundaria por cada dos mil quinientos habitantes, aquí en México quería don Gabino Barreda que hubiera una sola escuela preparatoria para el Distrito Federal. Aparte de que la Escuela Preparatoria no la fundó don Gabino Barreda en 1917 sino hace cincuenta años, la Escuela Preparatoria que el señor Barreda quería para el Distrito Federal no era una escuela de la misma capacidad que la que pueden tener en los Estados Unidos esas escuelas secundarias de villorrios de dos mil quinientos habitantes, sino una escuela suficientemente amplia, suficientemente extensa, para dar cabida al mayor número posible de alumnos. El pensamiento de don Gabino Barreda no era el de limitar el número de alumnos que recibiesen el beneficio de la instrucción secundaria, de la instrucción preparatoria, no; el pensamiento de don Gabino Barreda era el de unificar la instrucción secundaria, el de poner bajo una sola dirección, bajo un solo pensamiento directivo, la instrucción secundaria de todos los alumnos del Distrito Federal; y esto se explica perfectamente si se tiene en cuenta la época, al fundarse la Escuela N. Preparatoria en 1867, en el antiguo Colegio de San Ildefonso. Había habido un gran número de escuelas preparatorias, aunque no se conocían con este nombre; los alumnos que deseaban seguir una carrera se distribuían entre los colegios de San Juan de Letrán, de San Ildefonso, de Minería y algunos otros; todas estas escuelas hallábanse verdaderamente divididas, eran escuelas rivales y se distinguían sus alumnos por un uniforme especial, lo que contribuía a acentuar poderosamente la tensión. Don Gabino Barreda comprendió con hábil intención que aquella división de los alumnos, que aquella división de la juventud habría de determinar más tarde una división también profunda en la familia mexicana y quiso hacer desaparecer de una vez para todas estas divisiones, reuniendo bajo un mismo techo a los diversos alumnos lateranenses de San Ildefonso, de Minería, etc.

"Plantar la cuestión en estos términos - dice Barreda -, "plantear la cuestión de estos términos

que son sin du da los verdaderos y los que más en armonía se encuentran con la ley cuyo análisis acabo de hacer, es resolverlas sin necesidad de discusión. No, no es posible que los grandiosos fines sociales de la ley se realicen entregando su ejecución, en lo relativo a estudios preparatorios, a dos o más corporaciones rivales y disímbolas, que bien pronto acabarían por producir los odios irreconciliables que se daban como primer alimento moral a los antiguos colegiales, desde el día mismo en que entraban como alumnos de un colegio. Desde ese mismo día, en efecto, todos los alumnos de los otros colegios eran para él tantos enemigos con quienes era preciso mantener, so pena de ser reputado como mal colegial, una guerra abierta y encarnizada, con hostilidades de todo género.

"Este germen fecundo de animosidad, esta atmósfera de odio y de división, en medio de la cual se educaban antes los hombres públicos, no podía menos de tener una influencia fatal para la paz y para la estabilidad de la sociedad.

"Nada por lo mismo era más lógico ni más indispensable como la concentración de esta enseñanza en un solo establecimiento. Y, también debo agregar que, nada era más conveniente para los alumnos, aun bajo el punto de vista de su porvenir individual. Porque las numerosísimas relaciones que contraen con todos los jóvenes que entran simultáneamente con ellos en la vida pública y social ejerciendo todas las profesiones y todos los cargos públicos, no podrán menos que serles de inmenso provecho. A su vez, los hombres que han menester valerse de todas las aptitudes para el buen servicio de la Nación, tendrán en sus recuerdos de colegio una provisión inagotable de todas ellas."

Esta fué, pues, el pensamiento primitivo de don Gabino Barreda, no el pensamiento estrecho de hacer de la instrucción preparatoria el privilegio de unos cuantos, de limitarla a un pequeño número de favoritos, ¡no!, sino el deseo de unificar a la gran familia mexicana del futuro, comenzando por unificar a la juventud de la época; éste fué el pensamiento de don Gabino, pero los tiempos cambian y el local, el viejo local de San Ildefonso, a pesar de su amplitud no es ya capaz para cobijar bajo su techo, a todos los alumnos que actualmente exigen la instrucción preparatoria, y sabéis perfectamente que ya desde 1910, por lo menos, en uno de los informes del Rector de la Universidad, don Joaquín Eguializ, se insiste en la necesidad de establecer en el Distrito Federal diversas escuelas preparatorias. A este pensamiento, que no es nada nuevo, obedeció también la creación del llamado Internado Nacional.

Ya veis, pues, señores diputados, que la instrucción preparatoria puede, pues, perfectamente ampliarse siempre que el Poder Público pueda suministrar los recursos suficientes para lograr este desiderátum; pero no hay que confundirla, porque sería torpe el hacerlo, con la educación secundaria de otros países, que debe también en el nuestro extender su beneficia influencia a todas las clases sociales. Esta instrucción secundaria que debe todavía tener un carácter popular, ya expresé en la pasada sesión que corresponde más que a nuestra preparatoria, a lo que llamamos entre nosotros educación primaria superior. Intensifiquense y extiéndase la educación primaria superior, auméntese el número de años de dos a cuatro, multiplíquese esta clase de escuelas y se habrá beneficiado a un gran número de jóvenes de nuestras clases populares.

Pero expresé ya, señores diputados, que sin negar en absoluto buena fe a los contendientes del dictamen, es necesario también analizar el problema y preguntarnos cuáles son los móviles a que obedecen, principalmente los señores profesores normalistas que desean desintegrar en lo posible la Universidad. Hay seguramente un interés de clase que obliga a los profesores normalistas a estar en pugna con los profesores universitarios, interés de clase que tiene razón de ser, puesto que de esa lucha de clases resulta la vida de la sociedad, pero que debe tener sus justos límites. ¿Qué dirían los profesores normalistas, si mañana -y no se os ocultará que pudiera fundarse esta pretensión en razones más o menos científicas -, qué dirían repito, los profesores normalistas si quisiese la Universidad invadir, apropiarse las escuelas normales? Seguramente que protestarían, ¿pues por qué ahora los profesores normalistas tienen este decidido empeño de arrebatar a la Universidad Nacional de México su Escuela Preparatoria? (Aplausos de las galerías.) Es necesario que aunque los señores profesores no se hayan educado en la Universidad Nacional de México, comprendan el papel altísimo que está destinada a desempeñar la enseñanza universitaria. ¡No se conciben ya las naciones modernas sin universidades suficientemente organizadas y perfectamente adaptadas para el desempeño de su misión! La Universidad Nacional de México responde a una necesidad ingente de nuestra vida social; negarle facilidades para el desempeño de sus fines, para el logro de sus ideales, tratar de mutilarla, tratar de quitarle el fundamento mismo de su instituto, es perfectamente absurdo.

El compañero Rivera tiene razón al afirmar que no es indiferente por cierto la solución que hayamos de dar al problema, que no es indiferente, ni mucho menos, que la Escuela Preparatoria dependa del Gobierno del Distrito o de la Universidad Nacional, ¡no!, no puede esto sernos indiferente. La Escuela Nacional Preparatoria, - como que corresponde a lo que serían los estudios académicos en otros países -, es el fundamento mismo de la Universidad; quitarle a la Universidad, arrebatarle su Escuela Preparatoria, quitar a las escuelas, quitar a las universidades de los Estados sus institutos científicos, sus institutos de ciencias, sería desquiciar estas mismas universidades. Si se trata de veras de resolver de buena fe el problema, entonces procédase como ya he apuntado, mejorando la instrucción primaria superior, mejorando la educación primaria superior, que es la verdadera representante de la educación secundaria. El compañero Cienfuegos reconocía en la pasada sesión que debe existir una Escuela Preparatoria, pero dice: "Por qué no dividir la Escuela Preparatoria, dejando una parte de ella a la Universidad y dando otra parte a la Dirección de Educación dependiente del Gobierno del Distrito?." Esto sería verdaderamente absurdo; si reconocemos la necesidad de que exista una Escuela Preparatoria, si creemos que la Universidad debe tener estudios preparatorios, ¿entonces

para qué crear una Escuela Preparatoria, señores diputados, si ya la Escuela Preparatoria existe? Si la Escuela Preparatoria ya existe, ¿no sería absurdo desvirtuarla de sus primitivos fines para crear un instituto nuevo que llenase los fines que ella desempeña? Seguramente que sí, y no solamente sería esto absurdo, sino contraria a los elementales principios del ahorro de energías. ¿A qué deshacer hoy para tener que hacer mañana, para tener que rehacer mañana?

Todos los señores profesores que desde esta tribuna vienen a tronar contra la Escuela Nacional Preparatoria, a hablar de sus fracasos, fundándose o aparentando fundarse en estadísticas fraguadas tendenciosamente, se encierran dentro de un círculo vicioso y limitan voluntariamente la esfera de su actividad intelectual. No, señores diputados, es absurdo, es inicuo y es torpe querer culpar a la Escuela Nacional Preparatoria de todos nuestros males; y casi, casi esto es lo que quieren los señores profesores que contra ella combaten; no, señores, no es la Escuela Nacional Preparatoria la culpable de todos nuestros fracasos; si la Escuela Nacional Preparatoria y toda la Universidad, si queréis, ha sido un fracaso, yo preguntaría a quienes así argumentan: si la Preparatoria y la Universidad han fracasado ¿qué cosa no ha fracasado en México desde que tenemos vida independiente, señores diputados?

El C. Fernández Martínez, interrumpiendo: ¡Los discursos de Manrique!

El C. Manrique, continuando: En teoría todas las instituciones sociales han tenido misión que desempeñar, pero, ¿la han desempeñado satisfactoriamente? ¿La administración de justicia ha llenado debidamente la alta misión que le estaba encomendada? Seguramente que no. Si hubiese habido justicia en nuestro país, no hubiésemos tenido tantas y tantas dolorosas revoluciones. El ejército, en teoría, es el encargado de velar por las instituciones; en teoría, es el encargado de cuidar a la Patria del peligro de una invasión extranjera; por unas cuantas campañas gloriosas contra el extranjero, ¿no ha sido acaso el más firme sostén de todas las dictaduras, de todas las tiranías en nuestro País?

Vamos adonde debemos ir, a la esfera de la educación nacional: ¿por qué los señores profesores que atacan la enseñanza universitaria no van más allá? ¿Por qué no van adonde deberían ir, a la causa de todos nuestros males? Yo querría que se levantase desde esta tribuna una voz tocante, vigorosa y sincera que afirmase que la educación primaria en México no ha sido un enorme fracaso. (Aplausos.) Es ilógico y es absurdo el querer culpar a la Escuela Nacional Preparatoria, a la educación preparatoria, que no está colocada ni en la base ni en la cima de nuestra educación, sino en la parte media de todas nuestras facultades en materia de educación. ¿Por qué no buscamos la explicación de ese enorme número de alumnos destripados que después de haber entrado al primer año de Preparatoria, desertan por no haber podido continuar, porque su evolución mental no era tan perfecta como hubiera sido necesario para que el alumno hubiese proseguido en sus estudios? ¿Por qué no buscamos la razón de ser de este doloroso fracaso de nuestra Escuela Preparatoria? Y si de la esfera de la educación intelectual pasamos a la esfera de la educación social, ¿por que hemos de culpar a la Universidad de haber formado hombres incapaces de comprender la alteza de su misión social y no nos fijamos en la manera como la escuela primera llenaba el papel importantísimo de preparar al alumno para la vida cívica?

El Co mpañero Cruz, el compañero don José C. Cruz, al defender en una de las pasadas sesiones la idea de que se honrase socialmente al maestro decretándose un día especial que habría de llevar el nombre de "día del maestro," defendía con todo el entusiasmo que le conocemos esta idea: "en la escuela primaria es donde se ha incubado la idea de la Revolución Mexicana. Al profesor, al paciente y noble profesor de educación primaria es a quien debemos agradecer el haber tenido hombres que hayan sido más tarde capaces de amar a su Patria." Pues yo creo, señores, que si el compañero Cruz y el compañero Rivera y el compañero Guajardo y muchos otros beneméritos profesores de instrucción primaria, supieron substraerse a la maléfica acción del medio y del momento natural inculcando en las mentes de sus jóvenes alumnos el amor a la Patria, y el amor sobre todo a la libertad y a la nobleza de sus instituciones sociales, yo, en cambio, puedo asegurar, sin temor a ser desmentido, que la escuela primaria ha sido precisamente el foco primero de la corrupción cívica en que nos hemos encontrado. Si dudáis de esto, señores, buscad, ojead por un momento los textos de Historia Patria en que han bebido todos los jóvenes, en que todos aprendimos cuando pasamos por la escuela primaria; es verdad que se nos enseñaba a venerar la memoria de Hidalgo, es cierto que se nos enseñaba a amar a Juárez y a los hombres de la Reforma, pero también se glorificaba y se proclamaba como el hombre único, indispensable, honrado y fuerte, a Profirió Díaz. Ojead cualquier texto de Historia Patria de las escuelas primarias....

El C. Garza Pérez, interrumpiendo: ¡Eran textos de frailes!

El C. Manrique: Dice el compañero Vida Garza Pérez que eran textos de frailes. No, compañero don Vida Garza Pérez; en esto estaban de acuerdo precisamente los frailes y los falsos liberales, los falsos liberales que creián que toda la esencia del credo liberal era el organizar manifestaciones cívicas en honor de Juárez el 18 de julio, y que enseñaban a la juventud a venerar a Profirió Díaz como el hombre único de las democracias mexicanas; en esto estaban de acuerdo los clericales y los falsos liberales. ¿Quién no protestaría contra esta corrupción sistemática de la juventud, de la niñez mexicana? Yo creo difícil corromper a la juventud cuando se ha

ciudad de salvar a la niñez.

Si las impresiones que tenemos en los años de nuestra adolescencia y de nuestra juventud son perdurables, también es verdad que son acaso más hondas las huellas que dejan en nuestro espíritu las ideas y los sentimientos que recibimos en los primeros años, cuando el alma infantil es a modo de blanda cera, fácil a todas las impresiones y a los llamados de todo sentimiento. Eduquemos a la niñez con pureza, con lealtad y bondad de corazón y habremos salvado a la juventud y habremos salvado

a la edad madura. De manera que no culpemos solamente de nuestra corrupción nacional a los establecimientos de instrucción primaria y a los establecimientos universitarios. No, señores diputados, el mal es mucho más hondo, la carcoma viene de mucho más lejos, la carcoma viene de los primeros años de la vida. La escuela primaria es culpable en buena parte de todos nuestros fracasos en materia de educación y es culpable también de haber formado esos hombres que, si acaso perfectos intelectualmente, hallábanse muy distantes de poder ufanarse de ser modelos de ciudadanos y modelos de perfección moral. De manera que ya ven los señores diputados que quienes dirigen todos sus tiros, todas sus diatribas a la Escuela Nacional Preparatoria, en realidad limitan la esfera de su actividad intelectual, cuando debieran de preguntarse cuáles eran todas y cada una de las verdaderas causas de nuestros males. Y esto es precisamente - es triste decirlo -, uno de los filones que más habían explotado los señores del contra. ¡Ah, la Escuela Nacional Preparatoria, esa institución que se cuidado llamar benéfica, que es la culpable de nuestras revoluciones y de nuestros fracasos!

No, señores diputados, los poetas que son a veces mejores y más profundos psicólogos que muchos autores de textos de psicología pedagógica, los poetas, que a veces encierran en uno solo de sus versos una amplia fórmula de psicología o de sociología, pueden también darnos alguna lección. Yo sólo he de recordaros la frase de Quintana, el gran poeta épico español, cuando defendiendo a su patria de quienes la culpaban de haber cometido crímenes en América, decía esta frase elocuente: "Crímenes son del tiempo y no de España." (Voces: ¡Aaaah!) Es ya trivial, es ya trivial la frase, pero es digna de meditarse. No culpemos a la Escuela Nacional Preparatoria de haber producido hombres nocivos para la Patria: culpemos al ambiente, culpemos al medio, culpemos a la época, culpemos sobre todo, a todos los procedimientos sistemáticamente corruptos del profesorado y de la juventud, que en lugar de conceder las cátedras a los más aptos, las daban a unos cuantos favoritos; pero si creemos y confiamos de veras en la trascendencia del movimiento social revolucionario, hemos de creer seguramente que en un futuro no muy lejano todas las escuelas, lo mismo el "kindergarden" que la primaria, la secundaria, la preparatoria y la Universidad, habrán de tener en su profesorado hombres verdaderamente aptos y verdaderamente amadores de su misión.

Reorganicemos, pues, las escuelas sobre una base de moralidad, de verdadera ciencia, de amor a la juventud, y habremos contribuido a resolver el problema; pero no creamos que la panacea para todos nuestros males ha de ser el dejar la Escuela Nacional Preparatoria a la Dirección de Educación de pendiente del Gobierno del Distrito. (Murmullos.)

Todavía incurren en un error fundamental los señores profesores que contribuyeron a la formación de este folletito que con el nombre de "La Escuela Preparatoria" ha circulado entre vosotros. Allí se asienta que la Escuela Preparatoria no ha cumplido con su misión, porque aseguran que no ha contribuido a preparar a los alumnos para la lucha por la vida, a hacerlos hombres prácticos capaces de enfrentarse con los problemas de la vida diaria, ni tampoco ha sabido el prepararlos para el estudio de una carrera profesional. Eso asienta el folleto.

Por lo que toca a la preparación para la vida, sin discutir si efectivamente la Preparatoria ha dejado de llenar esta misión, yo sólo digo estas palabras a mis contendientes: si la actual organización de la Preparatoria no ha sido lo suficientemente práctica para llenar esta misión, mejoremos la organización de la Escuela Nacional Preparatoria.

Por lo que se refiere a la afirmación de que la Escuela Nacional Preparatoria no ha podido preparar a los alumnos para el estudio de una carrera profesional, dice el folletito de marras, que una prueba de esto, una prueba de esto, ¡asómbrense, señores diputados! es que en el estudio de las diversas carreras profesionales hay materias que son verdaderamente preparatorias. Así se dice, por ejemplo, que en la Escuela de Leyes - y podéis consultar el folleto si dudáis de mis palabras -, que en la Escuela de Leyes se estudia Economía Política, que debiera ser una materia de la competencia de educación preparatoria. De manera que el autor de este malhadado folleto, imagina probablemente que el abogado, el jurisconsulto, sólo debe tener como fondo de sus conocimientos el Código de Procedimientos Civiles y el de Procedimientos Penales, y esto es estrecho y absurdo. El abogado, sobre todo tal como se le concibe en nuestros tiempos modernos, es un hombre que conoce ante todo y sobre todo ciencias sociales. ¿Cómo podría un buen abogado conocer derecho mercantil si no hubiese antes estudiado amplísimamente Economía Política? Es tan absurdo este argumento, que no quiero ya insistir en él, porque sería acaso ofenderos.

Se dice también que en la Escuela Nacional de Medicina se estudia anatomía y fisiología, materias que deberían corresponder a la Preparatoria, y probablemente imaginan quienes así razonan - si esto es razonable -, que el médico sólo tiene que acercarse a la cabecera del enfermo para aprender inmediatamente, sin el estudio previo y profundo de todos los más delicados detalles de la organización del cuerpo humano, y sin el conocimiento profundo y metódico de su funcionamiento, es decir, de su fisiología, como si fuera posible en estas condiciones estudiar los complejos fenómenos de la patología humana para pasar de éstos al estudio de la terapéutica; es decir, del tratamiento de las enfermedades; y razonando análogamente nos dicen que en la Escuela de Ingenieros se estudian matemáticas que debieran ser también materia de preparatoria, ¡como si la matemática superior, como si la mecánica analítica, como si el cálculo diferencial en sus ya amplios estudios, pudieran ser materia propia para estudio de adolescentes que cursan la instrucción preparatoria. Hemos oído - recordará el compañero Alvarez del Castillo -, casi con lástima en el seno de las Comisiones - lo recordará también el compañero Araujo -, repetir esta vulgaridad que habría sido perdonable hasta a un alumno de preparatoria, que puede perdonarse a un profano esta vulgaridad de decir que para qué puede servir a un médico el estudio de la trigonometría rectilínea, y para qué a un ingeniero el estudio de las ciencias naturales. Quien así razonaba

- recordará el compañero Alvarez del Castillo -, era un profesor de educación primaria que hoy truena contra la Escuela Preparatoria (siseos de las galerías), y trata de convencernos (voces: ¡Nombres, nombres!) apelando sobre todo a nuestro sentimiento de las necesidades imperiosas. "Si queremos que se salve la Patria y sus instituciones - decía -, que se incorpore la Escuela Preparatoria a la Dirección, dependiente del Gobierno del Distrito." (Siseos de las galerías. Voces: ¡Nombres, nombres! ¿Quién es?)

Quienes así razonan y se atreven todavía a motejar la obra y de Barreda a decir que el positivismo cometió el error de querer fundar la educación sobre en método lógico, en lugar de fundarlo sobre un medio psicológico; quienes cometen este error, éstos se creen capaces de señalar nuevos derroteros a la educación nacional y de resolver aquí, ex - cathedra, nuestro problema educacional. No, señores diputados, la Escuela Preparatoria con todos sus errores que el tiempo nos ha ido señalando paulatinamente, y con todos los que habrá de señalarnos en lo sucesivo, tiene una misión que desempeñar y la instrucción de carácter enciclopédico que da esta Escuela Preparatoria a pesar de sus defectos, que conviene atenuar y corregir, por qué negarlo, tiene por misión principal el procurar el desarrollo armónico de las facultades intelectuales del alumno, lo mismo sus facultades de análisis que las de síntesis, lo mismo sus facultades de abstracción, que sus facultades de observación. De allí la necesidad de este plan complejo enciclopédico en el que se atiende por igual a las diversas facultades del espíritu humano; de allí la necesidad de que los alumnos en esta época de su vida estudien, a la vez que las matemáticas, ciencia deductiva, la física, la química, la historia natural, ciencias eminentemente inductivas.

Se nos decía que convirtiendo la Escuela Nacional Preparatoria en lo que debe ser, en una escuela secundaria, podría llenar más tarde el vacío resultante de su supresión, creando, como afirman que sucede en algunos países europeos, una preparatoria o estudios preparatorios especiales para cada profesión. La idea del fundador de la Preparatoria fué buena, no por ser suya, sino porque el análisis y la razón así nos lo dicen, esto es: educar conforme a este plan enciclopédico a los alumnos en esta edad de su vida, con objeto de permitir el libre y amplio desarrollo de todas sus facultades, con objeto de que el alumno tuviese tiempo de fijar y decidir cuál es su verdadera vocación para que no sucediese - decía don Gabino Barreda -, lo que acontecía antaño, que obligado el alumno, al salir de la escuela de primeras letras, a escoger, a decidirse por una profesión, optaba, después de un examen sencillo y superficial del asunto, u obligado tal vez por intereses de familia o por consejos de sus tutores o ascendientes, optaba por una profesión que no era probablemente aquella para la que estaba verdaderamente capacitado. (Murmullos y voces: ¡Ya, ya!) Iniciaba el estudio de las materias preparatorias de esta profesión y llegado el momento de iniciar los estudios de la carrera médica, de la carrera de derecho, de la carrera eclesiástica que entonces se llevaba a tantos y tantos de nuestros jóvenes, se encontraba muchas ocasiones el alumno con que había creado la vocación. y entonces ya era menester - tiempo perdido -, desandar lo andado para comenzar el estudio de una nueva profesión para la que esta vez si creía hallarse verdaderamente capacidad. Esto fué, entre otras cosas, lo que quiso evitarse, dando a los alumnos una educación homogénea; durante los cuatro o cinco años que tiene de duración la educación preparatoria, tiempo y sobrado tiene el alumno de ver cuál es aquella profesión a la que se haya real y verdaderamente inclinado; tiempo tiene de analizar, de hacer una verdadera introspección evita errores lamentables de que más tarde tendría que arrepentirse.

Termino ya, señores diputados... (murmullos y voces: ¡Vaya, vaya!) después de haber desvanecido, así lo creo... (Aplausos tibios.) Gracias por el aplauso, compañero García. Termino ya después de haber fatigado seguramente vuestra atención y de haber tratado de desvanecer no todos, seguramente, pero si algunos argumentos de mis contrarios. He de seguir atentamente el curso de esta discusión y me propongo a quienes afirmasen nuevos errores.

Entretanto, meditad serenamente el problema; creed que si el pensamiento revolucionario es en esencia el de hacer progresar nuestra patria resolviendo principalmente sus problemas educativos, no es ciertamente la panacea para todos nuestros males el incorporar la Escuela Nacional Preparatoria al Gobierno del Distrito. El problema es más hondo, debemos estudiarlo a la luz de la razón, sin prescindir para ello de nuestros sentimientos. Estudiad y decidid en razón, señores diputados, y pensad bien que si la Universidad Nacional de México tiene una misión social que desempeñar y no la ha desempeñado hasta ahora, debemos creer que en lo futuro la desempeñará y no comencemos so pretexto de resolver nuestros problemas, por desquiciar y desintegrar la Universidad Nacional, quitándole la Escuela Preparatoria, base y sustentáculo seguro de su alta misión social.

El C. Fernández Martínez: Pido la palabra para una interpelación al orador.

El C. Rivera José: Pido la palabra para rectificar hechos.

El C. de la Barreda: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Rivera para rectificar hechos.

El C. Rivera José: Señores diputados: El profesor a que se refirió anteriormente el señor Manrique, fuí yo. (Siseos de las galerías.) Desgraciadamente interpretó muy mal mis palabras. Señor Manrique, si así sirvió usted de intérprete a la justicia zapatista, ¡cuántos males no ocasionaría usted!

El C. Rocha José Federico: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rocha: Pido que se cumpla con el artículo reglamentario, porque en las galerías están siseando a los oradores.

El C. Morales Hesse: Señores diputados: La triste, dolorosa e íntima convicción de nuestro atraso cultural por una parte, el pleno convencimiento de que nuestra educación secundaria o preparatoria

tiene los mismos defectos de antaño, agravados con el avance del tiempo, que pide nuevos derroteros, por la otra, hacedme venir a esta tribuna parlamentaria con el objeto de tomar parte, modesta, sí, pero muy activa, en el debate que se ha suscitado a propósito de la incorporación o la no incorporación de la Escuela Nacional Preparatoria a la Universidad Nacional.

Vengo, señores diputados, desprovisto de todo prejuicio; quiero darle a mi espíritu cuanto sosiego sea menester; quiero darle a mi corazón la quietud necesaria para que la emoción no vaya a paralizar la serenidad de que soy capaz, ni para que mis palabras, a impulso del entusiasmo, dejen de traducir fielmente mis pensamientos; y quiero también que no vayáis a figuraros que rindo incondicional homenaje - y aquí seré dizque latinista -, al "Laudator témporis acti."

Nada nuevo puedo traeros, señores compañeros; tanto se ha dicho y escrito acerca de la educación, que mi material, sino es completamente arcaico, si muy conocido de todos vosotros, pero así - válgame lo atrevido del símil -, como en las construcciones modernas el material y los procedimientos artísticos de hoy, son los mismos de hace diez años, y, sin embargo, el talento del artista hace que la fabricación resulte mucho más hermosa que otras y de mayor solidez, así también en las cuestiones pedagógicas un talento vigoroso y bien dirigido, podrá construir con moldes conocidos, un gran, un bello edificio educacional.

Yo, sin otras armas que mi voluntad disciplinada y orientada en pro de mi País, os traigo unos cuantos datos que no darán, es cierto, plena luz en la discusión, pero que si espero os ayudarán a que dejéis resuelto un problema de tanta trascendencia como es el de la educación, considerada en sus aspectos físico, moral, intelectual y estético.

El medio, señores diputados, no parece oportuno, ni mucho menos propicio, para legislar sobre educación, y no es por el estado de efervescencia de nuestros enemigos, ni es tampoco por los desmanes de los bandoleros y los asesinos que asaltan y vuelan trenes, moviéndose dentro de su propia esfera de acción; no, es por la tristeza de espíritu, por la postración del ánimo que empieza a cansarse, por la creencia de que un destino aciago y terrible nos ha condenado a sufrir las mayores torturas.

No somos partidarios de la fuerza, creemos que la cultura, el convencimiento.....

El C. Ramírez G. Benito, interrumpiendo: La razón.

El C. Morales Hesse, continuando: La razón, como dice el compañero, y el convencimiento que sigue al derecho de cada uno, son los únicos que preparan el camino del progreso; pero cuando la mala fe responde a los esfuerzos de la clase dirigente, y las diatribas, el escarnio y la hostilidad contestan ala buena fe del legislador, no hay que hablar de principios, no de leyes que regulen esto o lo otro, sino de medidas rigurosas y violentas que conduzcan al restablecimiento del orden. Las leyes, señores compañeros, libertan a los hombres; pero las leyes no hacen a los hombres libres con toda espontaneidad. La educación es la única que salva distancias, extingue rencores y pule asperezas; la educación el alma, la purifica y la embellece; por eso se ha dicho que la educación le viene al hombre de adentro para afuera, y no de afuera para adentro.

¿La Escuela Nacional Preparatoria debe depender de la Universidad Nacional? Sin preámbulos de ningún género me inclino por la negativa. (Siseos de las galerías.) Y contesto así, porque los que hemos empleados los mejores años de nuestra vida juvenil en el noble ejercicio de la enseñanza, y que siempre hemos preconizado una educación menos empírica y más amplia y racional, tenemos la convicción profunda, tenemos la dolorosa experiencia de que nuestro sistema educativo fué un completo fracaso, y de continuar así, nunca podrá formarse una verdadera alma patria que satisfaga las aspiraciones que reclaman nuestros destinos y nuestras aptitudes.

Ayudar a la naturaleza, seguir paso a paso el desarrollo mental del alumno; hacer que observe primero para que después experimente y concluya por hacer abstracción; despertar su cerebro; poner al alcance de su tierna inteligencia los signos del lenguaje, es tarea nobilísima; es dicha inefable y satisfacción profunda, que resarce al verdadero educador de la indiferencia de las masas.

No es mi propósito, señores compañeros, analizar punto por punto las causas del fracaso, porque además de ser harto variadas, su misma complejidad haría interminable un discurso, y no quiero por mucho tiempo distraer vuestra atención. Básteme asentar que nuestra escuela siempre ha visto la instrucción como un fin y la educación como un medio; precisamente lo contrario, pues éste es el único fin de la escuela. Toda instrucción que no eduque, ya sea en la escuela primaria, ya sea en la escuela secundaria o preparatoria, es perjudicial, Es una verdad psicológica, aceptada y comprobada por todos cuantos han dirigido sus energías al estudio de la psicología experimental, que el ser humano, desde que nace, trae en sí, de una manera embrionaria, sus defectos y sus pasiones.

Herbert Spencer hizo notar que el niño se parece a los salvajes, por la desproporción de sus miembros y por la forma de sus facciones; el niño es todo voluntad, casi un anarquista, pero independientemente de la reversión atávica, que hace revivir en el niño las malas cualidades, y de la herencia patológica, que le transmiten las dolencias y las enfermedades de sus progenitores, es indudable, señores diputados, que los actos buenos, que los ejemplos y las ideas de los padres influyen mucho en la conducta futura de los hijos; un ambiente propicio y una educación bien dirigida, destruyen el germen de las pasiones insanas, y así, el educador, auxiliado por la antropología pedagógica, por la psicología y por la pedagogía, encauza el desarrollo de las facultades de ese ser que amenaza convertirse en baldón y tormento para los suyos y en vergüenza para la sociedad.

La criminología moderna hace al hombre responsable, pero no de un modo absoluto, sino de acuerdo con su temperamento, con su educación y según la sociedad en que vive y el medio moral en que se desliza su existencia. Ahora bien, ¿nuestra Escuela Nacional Preparatoria ha tomado en cuenta los ideales educativos a que he hecho referencia?

No se necesita ir muy lejos, señores compañeros, hasta Roma, como vulgarmente se dice, para dar la respuesta, pues bien sé que está en la conciencia de todos vosotros que muy poco, o casi nada, se ha hecho antes de este período libertario.

Nuestra educación primaria ha comenzado a sufrir no pocas y atinadas reformas; con todo, necesita unidad; la educación industrial requiere un mayor radio de acción y la enseñanza secundaria o preparatoria una renovación completa de su plan de estudios, a fin de adaptarla al fin que se propone; educar hombres, prepararlos para la vida práctica.

Tengo la creencia, señores diputados, de que nuestros destinos escolares van por buen camino, y espero fundadamente una reforma educacional. Así, pues, no seríamos consecuentes con los principios modernos pedagógicos, si consistiéramos en que la Escuela Nacional Preparatoria dependiera de la Universidad Nacional. (Siseos de las galerías. Campanilla.)

Los programas escolares constituyen una verdadera carga para el alumno; en ningún plantel de educación, inclusive la Escuela Nacional Preparatoria, se lleva un registro antropométrico del mismo alumno. Nuestra escuela no se ha preocupado por estudiar la naturaleza, el temperamento del alumno, sus tendencias, sus gustos, y así resulta que, cuando nuestros escolares han cursado el sexto año primario, su carácter, sus inclinaciones se encuentran - permítaseme la frase -, tan gelatinosos como cuando cursó el primero. Y yo pregunto: ¿es con esta preparación con la que se ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria? ¿No creéis vosotros que esa falta de continuidad, el hecho de pasar de la escuela primaria a la secundaria, sin esa transición que sirve como eslabón entre las dos escuelas, sea motivo de que el alumno comience a fatigarse y se declare poco tiempo después completamente vencido?

Todos los años nuestra Escuela Nacional Preparatoria abre sus puertas a una infinidad de alumnos, con notas no muy satisfactorias, y estos mismos alumnos, señores compañeros, después de dos o tres años, suspenden sus estudios, es decir, destripan, como se dice generalmente en términos estudiantiles, sin que tengan ningunos medios de lucha; tocan a las puertas de las oficinas públicas y cuando más, si son aptos para el humildísimo puesto de escribiente. La vida así, señores diputados, tiene que ser para ellos, y de hecho es, una cadena no interrumpida de congojas y de amarguras. (Aplausos.)

Pero he dicho, señores compañeros, que nuestros escolares pasan de la escuela primaria a la escuela secundaria o preparatoria, sin continuidad de ninguna especie, sin la transición necesaria que sirviera de eslabón entre esas dos escuelas, y así es, en efecto, señores diputados, en nuestra escuela primaria se ha procurado educar, aunque sea de una manera imperfecta, vaga, inconsistente, pero se pasa a la Escuela Nacional Preparatoria y la educación cesa allí como por encanto, se han olvidado en absoluto los fines a que está destinado este plantel, que - ya lo dije anteriormente -, debiera ser la preparación para la vida práctica, la tendencia a embutir en cada educando el gobierno por sí mismo, la necesidad de hacer patente la formación del individuo por sí solo, se han olvidado, digo, los fines a que está destinado este plantel para dar paso a los más extravagantes y antipedagógicos programas escolares, pues la base principal de éstos es la instrucción y, por consiguiente, el descuido del desarrollo de las facultades tanto éticas, como morales y físicas del alumno.

Todos los países cultos, compenetrados de que el período más difícil del educando es la transición por demás interesante que experimenta al pasar de la escuela primaria a la escuela secundaria, no han omitido ni gasto ni sacrificio alguno, ni escatiman la observación ni el estudio para hacer más feliz esa transición e impartirle la más discreta cuanto inteligente ayuda. Y así en Francia, en Alemania, en Inglaterra, en Estados Unidos, en la República Argentina, etc., para no citar más países, se ha fundado la verdadera escuela secundaria, en donde la enseñanza es meramente educativa. En esa escuela se atiende de preferencia al desarrollo armónico de las facultades, de las tendencias, etc., del alumno, que son las que vienen a resolver si ese mismo alumno está capacitado para dedicarse a algún oficio o a alguna carrera técnica, o si está igualmente capacitado para seguir una carrera profesional. Ahora bien, ¿nuestra Escuela Nacional Preparatoria ha tomado en cuenta estos factores educativos? Indudablemente que no, señores diputados, y ya que por ahora ni nuestras finanzas, ni muchos otros factores nos permiten fundar la verdadera escuela superior, debemos, en el límite de nuestras posibilidades, amoldar la Escuela Nacional Preparatoria a las exigencias de la moderna educación; debemos cambiar sus derroteros y sus viejas prácticas; debemos hacer de ella lo que ella reclama ser, esto es, la necesaria y lógica continuación de la escuela primaria, la que en los dos primeros años eduque y prepare a nuestros jóvenes para la vida práctica, y en los años subsiguientes conduzca, por decirlo así, a esos mismos jóvenes hacia la escuela profesional. Pero para que la tantas veces mencionada Escuela Nacional Preparatoria responda inequívocamente a este ideal educativo, es necesario, señores diputados, como el enfermo para curarse, médico que observe y diagnostique procedimientos y medicinas adecuadas a la enfermedad, y una de estas medicinas y uno de estos procedimientos es dejar la Escuela Nacional Preparatoria en manos de verdaderos maestros, en manos de verdaderos educadores, en mano de conspicuos pedagogos (siseos de las galerías y gritos de las mismas. Campanilla), y estos maestros, y estos pedagogos y estos educadores de los que por fortuna tenemos muchos (siseos de las galerías), díganlo si no los Bustamantes, los Tapias, los de la Brena, los Rodríguez, los Velasco, que dependiendo de la por hoy y por todos conceptos inteligente Dirección de Instrucción Pública, pueden, repito, encauzar y colaborar también inteligente a la modificación que necesariamente tiene que sufrir nuestra enseñanza secundaria. Dejar esto en manos de la Universidad Nacional es simple y sencillamente, señores diputados, hacernos solidarios de un futuro y más trascendental fracaso educacional. (Siseos de las galerías. Voces: ¡Orden, orden, que se cumpla con el Reglamento!) Decía,

señores diputados que dejar la Escuela Nacional Preparatoria en manos de la Universidad Nacional, es simple y sencillamente hacernos solidarios de un futuro y más trascendental fracaso educacional, ya que los profesores de la Universidad Nacional, engolfados como deben de estar en la investigación especulativa de la verdad científica, jamás, y esto, oídlo bien, a través de los lentes del adusto Magister, dará preferencia a los impulsos, a los móviles de la verdadera educación tendentes a destruir toda clase de deformaciones morales más o menos definidas. La enseñanza secundaria compete al maestro secundario; en sus manos, pues, debe quedar, el éxito es seguro si se le confía a los más aptos que son, no cabe duda, los que han hecho de su carrera de profesores normales un verdadero apostolado. Por estas razones, señores compañeros, y aun otras que podría aducir, pero que no lo hago para no abusar de vuestra indulgencia, os pido respetuosamente deis vuestro voto en el sentido de que la Escuela Nacional Preparatoria, destinada a formar los hombres del mañana, no dependa de la Universidad Nacional. (Aplausos y siseos. Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Aguirre Colorado: Pido la palabra, para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Aguirre Colorado: Ruego atentamente a la Presidencia que haga cumplir el artículo 195 del Reglamento, respecto a las galerías, porque verdaderamente esto es una falta de respeto a la Representación Nacional. (Aplausos.)

El C. Secretario Alonzo Romero: "Artículo 195. Los concurrentes a las galerías se presentarán sin armas; guardarán respeto, silencio y compostura, y no tomarán parte en los debates con ninguna clase de demostración."

(Voces: ¡Los dos siguientes!)

- El mismo C. Secretario: "Artículo 196. Se prohibe fumar en las galerías. Las personas que infrinjan este artículo serán expulsadas del edificio.

"Artículo 197. Los que perturben de cualquier modo el orden, serán despedidos de las galerías en el mismo acto; pero si la falta fuese grave o importare delito, el Presidente mandará detener al que la cometiere y consignarlo al juez competente."

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a las galerías que hasta ahora se les ha permitido, por complacencia de la Mesa, alguna libertad; pero si ésta traspasa los límites de la prudencia, se apegará la Mesa estrictamente a las determinaciones del Reglamento. (Aplausos y voces: ¡Muy bien!)

El C. Narro: Señores diputados: La defensa de la idea que consagra la unión de la Escuela Preparatoria al Gobierno del Distrito, está contenida con todas las razones posibles en este folleto que ha circulado entre nosotros y que está formado por personas, inteligentes, cultas y perfectamente conocedoras en el asunto de que se trata. Creo, pues, que los razonamientos asentados en el folleto de referencia, son lo mejor que dichos señores tienen en su bagaje para defender la idea de que la Escuela Preparatoria pertenezca al Gobierno del Distrito. Todo lo que puede entresacarse del folleto de referencia, es lo siguiente: que la Escuela Preparatoria no es popular, que no ha llenado su objeto y que constituye una entidad aislada entre la escuela primaria y la escuela profesional, y como remedio de todos estos males los señores del folleto dicen que la Escuela Preparatoria debe pertenecer al Gobierno del Distrito y no a la Universidad Nacional.

Se dice y se ha cantado en todos los tonos, que la Escuela Preparatoria no es popular. Si popularidad en el caso se llama a la facilidad de acceso que puede tener el pueblo a la Escuela Preparatoria, creo que no le ha faltado popularidad. ¡Qué se ha exigido, señores diputados, para ingresar a la Escuela Preparatoria? ¡Acaso alguna cuota? ¡Acaso algún desembolso en efectivo que no pudiera estar al alcance de las clases pobres? Creo que nada de esto; todo el mundo ha tenido acceso a la Escuela Nacional Preparatoria, el pobre y el rico; de manera que no ha sido, es un error de los más grandes, o más bien dicho es un error consciente de los señores del folleto, afirmar que la Escuela Preparatoria ha sido creada para cierta clase de la sociedad. Todos sabemos, o lo hemos visto, lo hemos palpado, que la mayoría de los alumnos de la Escuela Preparatoria precisamente pertenecen a la clase modesta, a la clase media de la sociedad, la que trata por cualquiera manera de mejorar una posición humilde en la cual le ha colocado el destino. Casi todos los que estamos presentes, señores diputados hemos pasado por la Preparatoria y tenemos la firme convicción de que ni siquiera un cinco por ciento pertenece a las clases aristócratas o burócratas; todos somos de la clase media, acercándonos más al pueblo todavía. (Aplausos.) Creo, pues, señores, que la Escuela Preparatoria, lo mismo la de México que las de todos los Estados, han sido todo lo populares que pueden serlo, puesto que han sido completamente accesibles a todas las clases populares. La Escuela Preparatoria si no ha sido más popular de lo que es, es porque en la República Mexicana, en nuestro medio social, en nuestras costumbres, en las costumbres de nuestro pueblo, la instrucción no es popular todavía, ni la primaria siquiera. Quitadle, señores diputados, la facultad al Gobierno para multar a los padres de familia porque no llevan a sus hijos a la escuela primaria, y las escuelas primarias del Gobierno casi se quedarían desiertas; de lo que resulta que no solamente la instrucción secundaria no es popular, sino que ni siquiera la instrucción primaria en México es popular. Todos sabemos perfectamente bien que las clases humildes de la sociedad apenas sus hijos aprender a escribir y a leer, inmediatamente los sacan de la escuela para que vayan a ayudar al padre y a la madre en sus faenas para ganarse el sustento. En nuestra clase media, que muchas veces tiene la oportunidad o tiene el fondo suficiente para poder sostener a un muchacho en la escuela, lo manda a la Escuela Preparatoria. Por eso es raro, en realidad, que de la clase netamente popular, de la clase pobre, de la clase humilde, vayan a la Preparatoria, porque repito, señores diputados, hasta probablemente no irían ni a la primaria, y la prueba es que el Gobierno tiene penas señaladas para los padres que no manden a sus hijos a la primaria, y a pesar de eso muchos no los mandan ni siquiera a la escuela primaria. Queda, pues,

sentado que la Escuela Preparatoria bajo este punto de vista no es popular, porque la instrucción no es popular todavía entre nosotros; pero es popular todo lo que puede ser; su acceso está para todo el mundo, para todas las clases de la sociedad. Si no tiene más alumnos es porque más no quieren ingresar a ella.

Se dice aquí en el folleto de referencia, y se demuestra, que la Escuela Preparatoria no ha llenado su objeto, es decir, no ha preparado alumnos. Aquí quiero hacer dos interrogaciones. ¿Es lo mismo, señores, escuela preparatoria que escuela secundaria? Según mi modo de pensar no es lo mismo, son una entidad totalmente distinta escuela secundaria y escuela preparatoria. La escuela secundaria es la continuación natural de la escuela primaria y la escuela preparatoria es la antesala de la escuela profesional. Tal lo entiendo yo, y creo, señores diputados, que no estoy precisamente en un error. El término escuela preparatoria se ha querido torturar para significar que en ella deben ingresar los que quieran prepararse para la vida práctica, pero, señores, decir escuela preparatoria porque prepara a los alumnos para la vida práctica, es decir escuela preparatoria a la escuela de medicina, porque prepara a los alumnos a ser médicos y cirujanos; la escuela preparatoria, simple y sencillamente como se le llama a nuestra escuela, fué fundada casi exclusivamente para preparar a los alumnos a las facultades superiores. Cuando uno dice en una conversación, por ejemplo, voy a hacer un curso preparatorio de francés, a buen seguro que no se va a entender que voy a hacer un curso preparatorio de francés para trabajar de médico, se sobre entiende la idea de preparatorio que voy a hacer un curso que está íntimamente ligado y conexo con está. La escuela preparatoria, al decir preparatoria, está íntimamente ligada con otra que vendrá después y la única que vendrá después de la escuela preparatoria es la escuela profesional; en cambio, ¿no es la escuela secundaria continuación de la primaria? Esta sí debe naturalmente estar íntimamente ligada con ella y la ciencia que se estudia en ella debe tener el punto de vista de preparar a los alumnos para la vida práctica. Creo, señores, que aquí ha sido cuestión de confusión, en el mismo folleto de referencia se confunde, se habla de escuela preparatoria y escuela secundaria como una cosa enteramente idéntica, como si se pudiera decir lo mismo preparatoria que secundaria y como, repito, creo yo que la cosa es enteramente distinta, yo estoy de acuerdo, y cualquiera lo está, en que la escuela secundaria o primaria superior, como se le quiera llamar, pero yo llamaría simple y sencillamente secundaria, es la continuación de la primaria, y está íntimamente conexa con ella; al fin de la escuela primaria termina la instrucción práctica del individuo que va a la lucha por la vida, en la escuela secundaria las ciencias deben adoptar el matiz de esencialmente prácticas, ciencias enteramente prácticas, propias para aplicarlas en la vida; pero la Escuela Preparatoria debe tener un carácter esencialmente científico y especulativo, únicamente para preparar a los alumnos a las facultades superiores, es decir, a las escuelas profesionales.

Las causas del fracaso que se dicen de la Escuela Preparatoria todos los conocemos ya precisamente muy bien: es el programa de estudios, es el plan de estudios. El señor Barreda cometió evidentemente un gran error al aceptar la clasificación comteana para la enseñanza de la Escuela Preparatoria, siendo que pasaba de lo abstracto a lo concreto, es decir, de lo que necesita raciocinio a lo que necesita la memoria, cuando es elemental en psicología que la última facultad que se desarrolla en el adolescente es precisamente el raciocinio y la crítica; la memoria antecede con mucho al raciocinio y a la crítica. Así es que los autores del plan de la Preparatoria en el principio, y sus continuadores después bajo el mismo plan, no tuvieron en cuenta esa idea psicológica elemental, de que lo último que se desarrolla en el niño es el raciocinio, y por lo tanto, las ciencias abstractas como las matemáticas, deben estar racionalmente en los últimos años de estudio, es decir, cuando el niño ya está perfectamente desarrollado. Creo que la cuestión no tiene más que este único aspecto, señores diputados: que en México nos ha faltado hasta hoy la escuela secundaria, la verdadera escuela secundaria; en el País se han fundado en distintas partes, por iniciativa particular, escuelas secundarias; pero nunca nuestro Gobierno ha tenido escuelas secundarias.

Ahora bien, ese abismo que dice el folleto y que han repetido los señores, que se encuentra entre la escuela primaria y la escuela preparatoria es precisamente la escuela secundaria que entre nosotros no existe. Hay que fundarla, pero querer destruir la preparatoria para fundar otra preparatoria y secundaria, es un absurdo; dejemos la preparatoria, modifiquemos la preparatoria con modificaciones que sean adecuadas a su papel, es decir, preparar a los alumnos para la escuela profesional y fomentemos la escuela secundaria que es la que falta para hacer hombres útiles y aptos para la vida práctica; es la que nos falta, porque la preparatoria la tenemos mala, con un mal plan de estudios, malos métodos, pero existe y su objeto malo o bueno lo ha llenado y si en México no lo ha llenado tal vez por esas circunstancias, en muchas partes del país las escuelas preparatorias han llenado perfectamente su objeto. Yo, de la Escuela Preparatoria donde hice mis estudios puede asegurar, sin que sirva para nada en mi argumentación el hecho de que con seguridad más del cincuenta por ciento de los alumnos de primer año pasaron al segundo, no eran cinco, ni diez por ciento, ere treinta, cuarenta o cincuenta por ciento; ya desde luego era algo. Fundemos la escuela secundaria y esta escuela sí está conexa íntimamente con la escuela primaria, es la continuación de ella, la continuación de su mismo método, de su plan de estudios, la que está destinada a formar hombres o alumnos para la vida práctica; pero la preparatoria que, como he dicho y lo tengo que repetir de nuevo, que prepara únicamente para las carreras profesionales, esa tiene íntima conexión, es racional que lo tenga con las mismas carreras cuya base es la preparatoria perfectamente bien metodizada con su plan de estudios propio para cada facultad y esta íntimamente conexa con ella. Yo, pues, creo que la escuela secundaria debe pertenecer a la primaria, pero que la escuela preparatoria debe pertenecer a la Universidad,

porque tiene en mi concepto íntima conexión con ella y nada más que para ella sirve; no sirve, en mi modo de ver, por otra cosa, modificada o no hasta ahora, pero de todas maneras nada más para ella debe servir y en su frente, compañero Rivera, debe de escribirse: "El que no quiera estudiar facultades superiores, que no entre aquí," así como en el frente de la Escuela de Medicina debe escribirse: "El que no quiera ser médico que no ingrese aquí." Exactamente lo mismo respeto de la Escuela Preparatoria y la Universidad y la escuela secundaria y las escuelas primarias. Tal debe ser la división y esta es la escala natural, lógica racional de la enseñanza. Esta es, señores diputados, mi humilde opinión; por lo pronto el compañero que me antecedió en el uso de la palabra ha recordado algunos nombres que pueden dar lustre a normalistas, a la Escuela Preparatoria Normal; también buscando un poco en la historia de la Escuela Preparatoria, nos encontramos con Barreda, Ramírez, Altamirano, el maestro Covarrubias y muchos hombres muy valiosos. (Aplausos de las galerías. Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. diputado Cruz José C.

El C. Cruz: Ciudadanos diputados: Asistimos a los comienzos de la verdadera labor revolucionaria de la Representación Nacional; empiezan a discutirse entre nosotros los problemas más palpitantes de la reforma social que llevaremos a cabo en nuestro País, y para ello debemos, bajo la presidencia de la serenidad, discutir todos aquellos problemas que, como el educativo, el agrario, el obrero, etcétera, son de vida o de muerte para nuestra naciente democracia. Debemos venir aquí a esta misma Representación Nacional bajo la presidencia de la serenidad, como antes he dicho, a definir de una vez por todas cuál es la orientación definitiva que debe tomar la República en estos momentos en que de una manera decisiva debemos emprender la obra de la reconstrucción de la Patria; es preciso también que en estos momentos los jefes del partido popular, que de una manera tan resuelta fueron a los campos de batalla en defensa de un ideal y en defensa también de los fueros de la justicia violada, no flaquean ahora ante la verbo manía de algunos retóricos que algunas veces en la tribuna y otras en la prensa hacen de estas armas de lucha política, algunos de ellos una cábala para desvirtuar de buena o mala fe los principios de la regeneración colectiva. No vengo a dirigir apóstrofes amargos ni mucho menos candentes a ninguna personalidad política ni educativa de las prominentes en nuestro Gobierno actual; vengo sencillamente, a exponer mis opiniones en lo referente al asunto que está a discusión, con entera independencia de criterio y, por lo mismo, creo tener derecho a que mis opiniones sean respetadas de la misma manera que he estado dispuesto a respetar las opiniones de los oradores del pro por más que hayan sido contrarias a las mías. Tampoco se crea, señores diputados, que soy enemigo ni mucho menos de los intereses de la juventud, pues muy al contrario, por la educación de la juventud he tenido la satisfacción de sacrificar los mejores días de mi vida y en medio de mi labor silenciosa desde hace más de quince años he procurado provocar en nuestro país, y en diversas partes el resurgimiento de los verdaderos hombres libres. Antes de la vida parlamentaria y en ocasiones que juzgue propicias, me he permitido exponer ya de una manera verbal, o ya por escrito, el tema por demás sabido de vosotros, es decir, que si queremos que la Revolución se resuelva en opimos frutos para provecho del pueblo mexicano, la obra esencial de los gobiernos presentes y futuros deben ser una obra esencialmente educativa. Debemos pretender que la Revolución misma vaya hasta el seno de las aulas, removiendo todos los escombros y todos los obstáculos depositados allá por las manos de los antiguos domines, debemos echar abajo el moho depositado por los años en la máquina científica y administrativa de nuestras instituciones docentes para provocar de esta manera el desenvolvimiento progresivo de nuestra juventud, puesto que ella es y siempre lo ha sido el verdadero porvenir de nuestra Patria. Persiguiendo estos principios y la realización de estos ideales que me parecen buenos, vengo a oponerme al inciso a discusión porque de quedar como está en el proyecto de la comisión, juzgo que se sacrificarían los intereses de la mayoría, quiero decir de la democracia intelectual de la república en aras de los intereses de unos cuantos, que son los que más tarde van a emprender estudios profesionales o universitarios. Por otra parte, señores, es una verdad que la educación en nuestro País desde hace algunos años afortunadamente, - hablo de la educación popular -, gracias a la labor incansable de pedagogos distinguidos, pugna por deshacerse de las abstracciones puramente filosóficas que las torturaron en el pasado, para iniciar su desenvolvimiento de conformidad con las leyes incontrovertibles de la psicología y de la sociología modernas, porque las leyes de la psicología, sobre todo en materia de educación, son las de la naturaleza humana que se manifiesta en todos los individuos de esta misma especie, normalizando los actos de su vida misma en todas las épocas de su desarrollo y aun de su decadencia.

Y estas leyes indudablemente que no pueden ser comprendidas a fondo ni mucho menos practicadas por aquellos que no han asistido al desenvolvimiento de las facultades del hombre desde los comienzos de su existencia, por aquellos hombres de buena voluntad que, abstraídos en la especulación científica, no han tenido tiempo de ver cómo se desarrolla el árbol fecundo de la inteligencia humana, ni cómo ni por qué se deshace, ni cómo se resuelve más tarde en búcaros de pensamientos iridiscentes destinados a embellecer el alma de una raza en un país que, como el nuestro, debe respirar ahora y siempre una atmósfera saturada de verdad, de igualdad y de justicia, y en un país semejante es claro que debemos trabajar, sobre todo en el seno de esta Representación Nacional, por los intereses de todos, procurando nivelar en lo posible el repartimiento de los beneficios educativos, que estamos obligados a repartir entre los hijos de los habitantes de la Nación entera.

Hay que observar también, como lo hacía notar no hace mucho tiempo el señor diputado Morales Hesse, que la lógica y la metafísica que en todo tiempo fueron los ejes movedores de la educación nacional de nuestro País, es ya tiempo de que dejen paso libre a la acción regeneradora, como antes

he dicho, de los principios de la psicología moderna en materia de educación. Sin pretender con esto menoscabar el prestigio de los sabios profesores de la Universidad Nacional, debo decir que por más revolucionarios en materia de ciencias y en materia de educación, digo, por más revolucionarios que sean, no pueden llevar a cabo en estos momentos una labor educacional tal como la reclaman las circunstancias, por las razones anteriormente expuestas, es decir, porque no han estudiado las aspiraciones ni las tendencias de la raza en el alma del niño mexicano, porque quizá la mayoría de ellos no han descendido a estudiar los anhelos, los dolores de nuestras razas olvidadas y que si algo hubiésemos hecho por el desenvolvimiento, más aún, por la formación de su carácter, otra sería en estos momentos la suerte de nuestra República tan afortunada, y, por lo mismo, más amada por nosotros. La Escuela Preparatoria, como lo afirman muy bien algunos profesores distinguidos, no debe preparar tan sólo a los estudiantes para emprender más tarde una carrera profesional, pues en mayor escala y principalmente debe preparar a estos mismos para hacer frente a todas las necesidades de la vida intelectual y colectiva, capacitándolos para ser miembros moralizadores y útiles de la sociedad y del Gobierno en que viven, pero siempre tomando como principal punto de mira las aspiraciones nacionales. Hay más aún: desde el punto de vista revolucionario, sin olvidar las tendencias que dieron vida al colosal movimiento constitucionalista, que, en su fondo, por más que se quiera otra cosa, ha sido una conmoción social, debemos desvanecer las prácticas que aspiran a formar ejércitos de bachilleres en determinada ciencia del saber humano; a lo que debemos aspirar, señores, es a formar bachilleres en la ciencia de la vida y más aún, de la vida ciudadana.

Creo que los oradores del pro por más que se han esforzado por traer a esta tribuna verdaderos argumentos, no han logrado convenceros de la bondad de la tesis que ellos pretenden sostener; creo que no necesitamos perder más el tiempo en una discusión demasiado larga en este asunto, y, por lo mismo, para no cansar más la atención de esta Asamblea, manifiesto a ustedes, más bien dicho, los invito a desechar el inciso a discusión para votar, en su oportunidad, por el dictamen de los señores profesores Rivera y no recuerdo qué otro (voces: Esquivel), en el sentido de que la Escuela Preparatoria y el Internado Nacional sigan, como hasta ahora, dependiendo de la Dirección General de Instrucción Pública (siseos), porque de esta manera la mayoría de la juventud, la democracia por la cual debemos luchar en esta Representación, recibirá una educación más democrática, más igualitaria, más efectiva (siseos en las galerías), más en consonancia con los principios revolucionarios, por las aspiraciones de este movimiento libertario que ha ensangrentado nuestro País con la sangre de nuestro pueblo todavía desheredado, harapiento y sin educación efectiva. (Siseos y aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Eliseo García.

El C. Manrique: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manrique.

El C. Manrique: Señores compañeros: El compañero Morales Hesse y el compañero Cruz, sólo nos han presentado en realidad un argumento capital. ¿Para qué exponer aquí, señores diputados, tantas cosas en las que todos estáis fundamentalmente de acuerdo? Porque no habría, señores diputados, de disertar sobre los principios elementales de las matemáticas, por ejemplo, si todos estamos de acuerdo con estos principios. El compañero Morales Hasse, lo mismo que el compañero Cruz, insisten en que el espíritu de la época exige de nosotros, y se felicitan de ello, y yo con ellos, exige de nosotros que demos nuevos rumbos a la educación nacional; que la educación nacional no sea lo que ha sido hasta aquí. Pues estamos de acuerdo en esto, señores diputados, pero lo que es necesario que aquí se demuestre es que la educación nacional tomaría nuevos derroteros, y no sólo hay que querer que tome nuevos derroteros, sino nuevos buenos derroteros; hay que demostrar aquí que la causa de la educación nacional se habría salvado incorporando la Escuela Nacional Preparatoria al Gobierno del Distrito; esto es lo que aquí hay que demostrar y lo que precisamente no se ha demostrado.

En todo lo demás, en que en la Escuela está el secreto de la prosperidad nacional, en que del esfuerzo del maestro, esfuerzo noble y levantado, ha de depender nuestra suerte como pueblo culto, pues en todo estamos de acuerdo, señores diputados; esto estaría bien si viniésemos a discutir aquí los planes de la Escuela Preparatoria, de tratar de dar a la Escuela Preparatoria planes diversos de lo que ha tenido hasta aquí. Que la Escuela Nacional Preparatoria ha fracasado entre otras cosas por haber seguido las ideas de Comte, pues ya que el espíritu del siglo lo quiere, demos a la Escuela Preparatoria otras ideas que las ideas de Comte; pero esto lo mismo puede hacerse quedando la Escuela Nacional Preparatoria en la Universidad Nacional que agregándola a la Dirección del Gobierno del Distrito. Pero rectifico: hace dos años que ésta la Escuela Nacional Preparatoria dependiendo del Gobierno del Distrito, y en estos dos años, ¿se ha dado a esta Escuela un plan no fundado en las en las ideas comteanas? Que contesten los señores diputados que aquí han venido a defender la idea opuesta. Luego quiere decir, señores diputados, que no es así como se resuelve el problema; todos estos argumentos de los señores Morales Hesse, Cruz y Rivera, os lo aseguro y podéis convenceros de ello, consultando entre los empolvados papeles de nuestra Biblioteca, constan en las actas de las juntas de profesores de la Escuela Nacional Preparatoria, en época en que la Escuela Nacional Preparatoria ha sido dependencia de la Universidad; estas ideas no son descubrimientos de los señores Morales Hesse, Cruz, ni Rivera, estas ideas las han sustentado y defendido los profesores de la Escuela Preparatoria. ¿Y sabéis por qué no han salido avantes? Sencillamente por obra y gracia de los Ministerios de Instrucción Pública, por culpa de un Subsecretario de Instrucción Pública que se llamó don Ezequiel Adeodato Chávez, por culpa de mil y mil circunstancias, por aquel espíritu de quietismo, aquel espíritu de quietismo que reinaba en la educación nacional y en los últimos siete años precisamente por nuestras confusiones intestinas; pero la Universidad

Nacional está penetrada de estas ideas salvadoras, lo que sucede es que no se ha querido decir con toda franqueza. ¿Qué creen los señores Cruz, Morales Hesse y Rivera que la Universidad Nacional, que los profesores universitarios no son los capacitados para sacar avante la Escuela Nacional Preparatoria? Les ha faltado la franqueza de decir esto, franqueza ésta que no faltó al compañero Candor Guajardo; y, señores diputados, ¿es verdad, como aquí se ha dicho, que los profesores universitarios sean ignorados en la ciencia pedagógica, sean absolutamente profanos en pedagogía? Seguramente que no. El compañero Cienfuegos nos decía aquí la vez pasada que la Universidad Nacional había sido un fracaso, que a no ser por la Escuela de Medicina, de Ingeniería y de Jurisprudencia, la Universidad Nacional ya no existiría y sólo veríamos en ella pasearse la trágica figura de su Rector. Es decir este Congreso, sino fuera por los compañeros Fernández Martínez, por Medina y Sánchez Tenorio, por Araujo, por Otero y Gómez S., y por Guajardo, no sería tal Congreso.

Señores diputados: Yo os puedo asegurar que, sin negar que hay falsos universitarios, y sin negar que hay individuos que han usurpado las cátedras que ocupan en la Escuela de Jurisprudencia, en la Escuela de Medicina, en la Escuela de Ingeniería, que eso ya lo hemos dicho y yo no he venido a adular a nadie, sin negar eso que es una verdad; sin venir yo aquí a señalar las faltas que existen en las escuelas normales, por ejemplo, y no tocar aquello que más de cerca llega a la Universidad, sino exceptuando lo que de malo existe en todas ellas, es necesario también que reconozcamos que son muchos profesores universitarios, casi la mayoría, en cuya biblioteca podéis encontrar al lado del manual, al lado del libro que los informa en la ciencia que enseñan, un tratado de Ciencia de la Educación, un tratado de Metodología de la misma materia que enseñan. Para no citar sino un ejemplo, ¿quién de vosotros ignora, señores diputados, lo que debe la educación nacional a aquel hombre tan laborioso que se llamó el doctor don Luis E. Ruiz? ¿Y quién ignora que el doctor don Luis E. Ruiz dió largos años en la Escuela Nacional de Medicina, conferencias sobre pedagogía de la medicina, es decir, sobre la manera como los profesores de medicina deberían impartir su ciencia? Esto quiere decir que los profesores universitarios no desconocen que, además del conocimiento de determinada materia, la resistencia de materiales, el derecho romano, la patología general, es necesario tener también muy en cuenta la psicología del educando, y por ende, la manera como los conocimientos deben transmitírsele; pero aun aceptando todo lo que quieren los contrarios que aceptemos, es necesario no confundir las cosas. No son los profesores universitarios, es decir, los profesores de facultades universitarias, los que van a invadir las cátedras de la Preparatoria; la Escuela Nacional Preparatoria ha tenido - y podéis convenceros de ello quienes no hayáis estado en esa escuela, estudiando sus listas de profesores -, el profesorado de la Escuela Nacional Preparatoria ha sido un profesorado sui generis; ha habido, es verdad, algunos profesores que a la vez que daban una cátedra en la Preparatoria, daban alguna otra en tal o cual facultad universitaria; ha habido también - quién lo ignora -, profesores normalistas que a la vez daban una cátedra en la Escuela Normal de Profesores o Profesoras, y esa misma cátedra u otra diversa la daban en la Escuela Nacional Preparatoria; pero ha habido también un profesorado especial, que no es ni universitario ni primario, de profesores que se han especializado por el ejercicio de su profesión durante largos años en la enseñanza de determinadas materias.

Presidencia del C. RUEDA MAGRO MANUEL

El C. Manrique, continúa: Pero es necesario que nos coloquemos en el verdadero punto de vista; el profesorado preparatorio no debe ser ni universitario ni primario, como quiere el compañero Morales Hesse; el profesorado preparatorio debe ser eso, profesorado preparatorio, a la manera como en las escuelas secundarias de otros países el profesorado secundario no es el primario, sino que es el preparado en escuelas especiales, que se llaman escuelas normales secundarias; de la misma manera el profesorado de la Preparatoria debe formarse de una manera especial, comenzando desde luego por elegir a las personas que se hayan dedicado al estudio, a la enseñanza de una materia por espacio de largos años, cuya competencia es ya acreditada, pero reservándonos para fundar una Escuela Normal, que tenga por función el dar profesores a la Preparatoria; parte de este trabajo lo ésta ya realizando.

Sabéis muy bien que la Escuela Nacional de Altos Estudios, en los dos últimos años sobre todo, ha perdido ya aquel carácter tan poco práctico que le dieron sus fundadores, y en buena parte se ha convertido en una Escuela Normal Superior, escuela que tiende a formar profesores académicos y profesores universitarios; sabéis muy bien que con dos años de estudio de determinada materia en la Escuela Nacional de Altos Estudios y después de haber estudiado además la metodología de aquella ciencia, se obtiene el título de profesor académico; así es como ha de prepararse el futuro profesorado universitario y el futuro profesorado preparatorio. De manera que no es exacto que el problema haya de resolverse poniendo la Escuela Nacional Preparatoria en manos de los profesores primarios, y en esto no voy a hacer sino repetir las ideas de mis compañeros, con las que estoy de acuerdo: cada edad de la vida exige un conocimiento especial; no se educa de la misma manera al pequeñito de kindergarden que al niño de la escuela primaria, secundaria o al adolescente de la preparatoria o al joven de la escuela profesional, o al hombre, maduro muchas veces, de las facultades universitarias o de la Escuela de Altos Estudios; cada edad de la vida requiere una manera especial de transmitir el conocimiento, y a los señores profesores, que por interés de clase, muy explicable,

están verdaderamente ansiosos de tener para sí la Escuela Nacional Preparatoria, yo he de preguntarles una cosa: ¿No es problema más interesante para el futuro de nuestra Nación, el de la educación primaria? ¿No es este problema harto difícil, no obstante arduo para que le consagren todas sus actividades los señores profesores primarios? Sí, me dice el compañero Guajardo, la educación primaria es un problema tan grave, que basta por sí solo para ocupar a todos los profesores primarios existentes y otros muchos que hayan de graduarse en las escuelas normales; ¿y antes de satisfacer este problema, antes de llenar las exigencias del momento, que quieren ante todo y sobre todo educación primaria, todavía quieren los señores profesores invadir la Escuela Preparatoria, arrebátandola a la Universidad, a la que de hecho corresponde? Que mediten un poco en las consecuencias de su desmedida ambición; a cada quien lo suyo, al profesor primario su escuela primaria, al profesor secundario la secundaria, a la Universidad las facultades universitarias y la Escuela Nacional Preparatoria... (Aplausos de las galerías. Campanilla. Voces: ¡A votar!)

El C. García Jonás: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. García: Para hacer una interpelación al señor Manrique. Es solamente para contestar la pregunta que hizo.

El C. Presidente: Suplico al compañero García tenga la bondad de inscribirse en el pro o en el contra, porque de otra manera no se le puede conceder la palabra. Tiene la palabra en pro el C. García Eliseo.

El C. Rivera José: Para una moción de orden. Ya habló en pro el C. Manrique y no puede hablar otro orador en pro.

El C. Presidente: Se hace saber al compañero Rivera que, conforme al artículo 111 del Reglamento, pueden hablar seis oradores en pro y seis en contra, sin hacer cuenta de los miembros de las Comisiones; en consecuencia, la Presidencia cree que pueden hablar indistintamente en cualquiera los miembros de las Comisiones.

El C. García Eliseo: Señores diputados: Si los intereses creados, si el encono y la pasión política no asistieran, como lo hacen, a este debate, sería para vosotros el problema de la Escuela Preparatoria de una transparencia sin igual, podríais ver este problema en su simplicidad, problema que no podéis contemplar en estos momentos sino en una forma borrosa e imprecisa debido a los múltiples y varios vidrios de colores que se han encargado de poner en vuestros ojos los oradores del contra. No todos los ideales, por hermosos que ellos sean, son susceptibles de llevarse a la práctica en un momento dado, no porque nos anime un buen deseo o nos lleve un gran anhelo, si es que un buen deseo o un gran anhelo nos anima, son lo suficiente para poder, sin estudiar el terreno, sin ver las posibilidades y aun sin examinar las consecuencias de nuestras empresas, llevarlas a cabo.

No podemos nosotros, señores diputados, rubricar el "hágase" inmediatamente a un asunto que es de esta trascendencia, sino después de haber meditado perfectamente si las condiciones son propicias, y por fortuna para nosotros, señores diputados, vuestro encargo como legisladores, como representantes del pueblo, os pone en condiciones muy a propósito para conocer nuestras condiciones, tanto económicas y sociales como políticas, y saber en este caso determinar lo que sea más conveniente, si tenemos siquiera las facilidades relativas para poder realizar los sueños que tienen los señores del contra. Voy a procurar ser corto, examinando, cada una de las argumentaciones que los señores del contra han presentado a vuestra consideración, advirtiéndoos de paso y de antemano que juzgo que todos los argumentadores, el señor profesor y diputado Cienfuegos es el que ha tratado el asunto con mayor verdad y con mayor sinceridad, por que si bien es cierto que ha estado de acuerdo en muchos puntos comunes con todos ellos, también es cierto que ha llegado a poner el problema en este punto terminante: o se divide la Escuela Preparatoria en dos, o se hacen dos escuelas distintas, una escuela secundaria y una Escuela Preparatoria. Puestos los puntos en este lugar, seguramente que es muy fácil dilucidar la situación de la Escuela Preparatoria.

Decía el señor Rivera el sábado, el señor Rivera, miembro de todas las Comisiones de esta Cámara, absolutamente de todas, miembro de la Gran Comisión de Presupuestos y hasta de la de Justicia, y por consecuencia tiene tan amplios conocimientos y estas comisiones la han prestado tan bellas oportunidades para conocer a fondo todos nuestros problemas, que la Escuela Preparatoria, como primer punto y como primer ataque a ella, es aristócrata; aristócrata puesto que a ella no llegan, todos los alumnos que no quieren más que ir a estudiar la preparatoria, todos los alumnos que no quieren ir a hacer otra clase de estudios que los preparatorios para las carreras.

Ya el compañero Narro hizo alusión a este razonamiento que expuso el C. Rivera y manifestó que no es culpa absolutamente de la Preparatoria que no fueran allí sino determinados alumnos, puesto que esta institución concreta tiene que admitir solamente a los que van con ese propósito, a los que van para fines que ella persigue. Donde se dice zapatería, no entra el que no busca zapatos; donde se dice Escuela de Párvulos, no entran más que niños de cuatro a cinco años. ¡Y esto es claro! (Aplausos en las galerías.) ¿Los alumnos que van a la Escuela Preparatoria son aristócratas y privilegiados porque tratan de seguir una carrera? ¿Porque son privilegiados no necesitan de esa preparación para la carrera que van a seguir, y el Estado no está en la obligación de poner esa escuela para dar esa preparación a los alumnos que tratan de estudiar esa carrera? Entre nosotros está perfectamente establecido, será una mala costumbre. En los demás pueblos se estila que los alumnos paguen esa instrucción preparatoria, pero entre nosotros no se ha podido hacer eso y no se ha podido hacer porque no hemos llegado a ese grado de cultura en que están los otros pueblos que así lo hacen, y además porque si aún los elementos de nuestro pueblo se prestan para poder hacerlo.

Dice el señor Rivera que también tiene un mal plan de estudios, puesto que primero se enseñan las matemáticas y después se enseñan la botánica

y la zoología, que son ciencias concretas, y termina diciendo aún todavía esto: "Salen los alumnos de la Escuela Preparatoria tan incapacitados, que no sirven ni a Dios ni al diablo." Y yo pregunto lo que había preguntado hace un momento uno de los compañeros y que no dejó completo. (Voces y murmullos.) Suplico al compañero Martínez no me esté interrumpiendo. (Voces: ¡No es Martínez, es Pruneda!) (Campanilla.) Creo que el asunto es demasiado serio para estarlo tomando a chacota como muchachos de escuela. (Aplausos en las galerías.) Pregunto yo al señor profesor Rivera y a los señores del contra: ¿con hacer que la Escuela Preparatoria pase a ser regenteada por la Dirección General de Educación Primaria y por el Gobierno del Distrito, se corrige el plan de estudios? (Aplausos de las galerías. Campanilla.)

El C. Morales Hesse, interrumpiendo: Sí señor, completamente.

El C. García Eliseo, continuando: Yo digo que no, y voy a demostrarlo. (Aplausos de las galerías.) ¿Cuántos años hace que la Dirección General de Educación Primaria tiene a su cargo la Escuela Preparatoria? La Universidad jamas la ha tenido bajo su potestad; la Universidad se creó en 1910 como todos saben, en las fiestas patrias, y tanto la Universidad como la Escuela Preparatoria estuvieron dependiendo desde un principio de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, sin que para nada tomara la Universidad la corriente directriz de los estudios que se hacían en la Escuela Nacional Preparatoria; hasta en Veracruz se repartieron las funciones que esta Secretaría tenía, en direcciones que se llamaron tanto técnicas como generales y otras de Educación Pública, y entonces se incorporó la Escuela Preparatoria en la Dirección General de Educación Pública; es decir, la única institución que ha tenido a la Escuela Preparatoria bajo su férula, ha sido la Dirección General de Educación Primaria. Ya era tiempo de que la Dirección General de Educación Primaria hubiera dado esta nueva orientación que tanto le preocupa ahora, ya era tiempo de que hubiera mejorado estos programas. ¿O el señor Rivera, que es maestro inteligente, y se lo reconozco, está contento, está satisfecho con el programa que actualmente sigue la Escuela Nacional Preparatoria? (Aplausos de las galerías.)

No es solamente, eso, señores, sino que estaba la dirección de instrucción Primaria en condiciones muy ventajosas a las que en estos momentos está para trabajar, porque la Dirección de Educación Primaria tuvo en su apoyo toda la época preconstitucional para hacer reformas radicales como las que pide en estos momentos, sin autorización del Congreso, y más aún con la inapreciable ventaja de que el Director de Educación Primaria, pasando sobre la Secretaría de Instrucción Pública, acordaba directamente con el señor Carranza y pudo haber logrado de él que le concediera un director inteligente y apto que sí hubiera hecho esa reforma tan necesaria. Y, sin embargo, señores, vemos que la Escuela Preparatoria está en statu quo, sigue más o menos la misma rutina, y hasta ahora que se trató de arrebatarle esta Escuela Preparatoria, que se le cedió, yo creo que por un error, hasta ahora es cuando sí siente que la Escuela Preparatoria no es lo que debía ser, que debe ser modificada. Yo soy maestro primario y en este momento hago a un lado lo que puede llamarse orgullo de profesión y compañerismo y veo el asunto desde el punto de vista de la conveniencia de los alumnos y de las facilidades que tenemos, sobre todo, económicas (aplausos), para llevar a cabo esto.

Dice también el señor profesor Rivera que la Escuela Preparatoria ha sido un fracaso, que la Escuela Preparatoria es un fracaso, y pone como datos para poder reforzar este argumento que se ha visto en la Escuela Preparatoria este fenómeno: que de doscientos alumnos que empezaron la preparatoria solamente cerca de dieciséis fueron los que llegaron a titularse. El señor profesor Rivera es maestro primario como yo, el señor profesor Rivera sabe también perfectamente que en una escuela primaria elemental, la que él escoja, la escuela que él sirvió hasta antes de lanzarse como bizarro militar a la campaña, en esa escuela elemental, como en todas las escuelas elementales, generalmente hay por lo menos tres grupos de primer año, con lo que se empieza la escuela elemental perfectamente bien repleta de alumnos, no menos de ciento cincuenta, porque es cuando los niños hacen más travesuras, y las mamás no quieren que los niños falten a la escuela; y sabe también el señor Rivera perfectamente que de esos ciento cincuenta alumnos como mínimo que hay en la escuela elemental en el primer año, son veinticinco a lo sumo los que llegan al cuarto año. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que la Escuela Preparatoria ha fracasado, porque de doscientos muchachos que comienzan, y que son más conscientes, sólo dieciséis se reciben? En la escuela elemental apenas veinticinco terminan los cuatro años que constituyen la educación elemental. (Una voz: Porque los reprueban.) También en las escuelas elementales en el cuarto año se reprueban, también de esos veinticinco hay reprobados, precisamente porque van a pasar los alumnos de la escuela elemental a la superior inmediata, y en la escuela inmediata la ley faculta a los directores y al profesorado de las escuelas para retrogradar a los alumnos que no saben, que no son lo bastante capaces; a eso se debe que en el cuarto año se dé mayor número de reprobados. Pero, señores, ¿creéis y aceptáis que por esta disminución de alumnos se ha originado un fracaso? Pues tenéis que aceptar que en la escuela elemental también se ha fracasado. Sabe el señor Rivera y lo sabe porque hasta los periódicos se han ocupado últimamente de dar estos datos, que en el Distrito Federal hay un millón y medio de habitantes; sabe también, y voy aceptar que sea un millón doscientos mil habitantes para tener cifras exactas. ¿Cuántos niños en edad escolar podrá haber en un millón doscientos mil habitantes? ¿Quiere aceptar que sean trescientos mil? ¿Una cuarta o una quinta parte? ¿Quiere aceptar solamente doscientos mil? Yo acepto que solamente doscientos mil alumnos haya en edad escolar en este pueblo de México. Voy a decir al señor José Rivera, y él puede perfectamente rectificar si es cierto lo que digo, porque tiene bastantes facilidades para hacerlo en la Dirección General de Educación Primaria; pero tengo aquí el dato, señores, rendido por la Dirección General de Educación Primaria no hace ni quince días, en el cual se hace

constar que los alumnos matriculados, no que asisten, porque de la matrícula falta casi la mitad, simplemente los matriculados, para no dar cifras exageradas a ustedes, sino para proporcionarnos la verdad, os puedo asegurar que los alumnos matriculados son cincuenta y nueve mil doscientos sesenta y cinco, la cuarta parte de los alumnos que debería haber; quiere decir que hay la cuarta parte, puedo contarle al señor Siurob las escuelas particulares, porque también las hay, no tengo aquí el dato exacto, pero aseguro al señor Siurob, si él gusta, que por lo menos y, concediendo todo lo que quieran ustedes que sea posible conceder, faltan tantas escuelas como las que hay ahora establecidas en estos momentos en el Distrito Federal y que precisamente este fracaso de falta de escuelas elementales y que precisamente el hecho de que no concurra sino la mitad de los alumnos que debieran concurrir, porque no hay escuelas a donde ir, son el motivo, son la base de ese pavoroso setenta y seis por ciento de analfabetos que tenemos nosotros en México. Y señores diputados, si yo os hago estas consideraciones es para que lleguemos a este resultado: Si ha fracasado la Escuela Preparatoria, y no tengo por qué negarlo y no tendrián por qué negarlo los mismos profesores y alumnos de la Escuela Preparatoria, porque vale que si el plan de estudios es malo, es un mal que no depende de los alumnos de la Escuela; si decimos que la Escuela Nacional Preparatoria ha fracasado, tenemos que confesar que la Escuela Primaria Elemental también ha fracasado, y si aceptamos que la Escuela Primaria Elemental ha fracasado, ¿por qué no aceptamos también que este es el fracaso de los fracasos, que este fracaso, incluyendo también el fracaso de la Preparatoria, que este fracaso es la base de todos los fracasos que encontramos en México? Porque, ¿qué, la democracia en México, qué, la justicia, qué el patriotismo en México no son también un fracaso? Esto no depende de la Escuela Preparatoria, a quien se le ha querido echar encima todo el pecado, y nosotros los que amamos realmente a México, los que hemos entrado a la Revolución y la Revolución nos ha entrado a nosotros también (murmullos), deseamos que una sola cosa no fracase, que es la escuela elemental; esta Revolución, digo, fundada única y exclusivamente en la Escuela Primaria Elemental.

Decía el señor Rivera que la prueba de que la Escuela Nacional Preparatoria, digo, aducía una nueva prueba, de que la Escuela Nacional Preparatoria había fracasado, y esta demostración la hacía por medio de un parangón que establecía entre la Escuela Nacional Preparatoria y el Internado Nacional, el Internado Nacional que, de paso diré a ustedes, es, en mi concepto, una de las instituciones más interesantes en México. El Internado Nacional que para nuestras instituciones liberales representa nada menos que el colegio de los propios liberales; el Internado Nacional, al que ya pueden los padres de familia, liberales, enviar a sus hijos, cosa que no era posible hacer antes, dado que sólo podían enviarlos a escuelas conventuales de jesuítas o de alguna otra secta religiosa.

El C. Rivera José, interrumpiendo: ¿Me permite el orador una interpelación?

El C. García Eliseo: Sí, señor.

El C. Rivera José: ¿Quién reorganizó el Internado Nacional, quién hizo la apertura de ese establecimiento si no fué el Constitucionalismo? ¿No fué la Dirección General de Educación Primaria?

El C. García Eliseo: La Secretaría de Instrucción y Bellas Artes, a cargo del C. Félix F. Palavicini...(Siseos.) ¡El fué quien lo hizo! ¡Evítenlo ustedes!

El C. Garza Pérez Vidal: ¡Fue la Revolución! (Aplausos.)

El C. García Eliseo: Decía yo que el C. Rivera estableció un parangón precisamente entre los resultados obtenidos por la Escuela Preparatoria y los alcanzados por el Internado Nacional; y decía que las dos son escuelas preparatorias, pero que en una se obtiene un porcentaje muy elevado de reprobados, mientras que en la otra hay muy buenos resultados. Y yo digo que no es pertinente la comparación, porque los buenos resultados que se pueden tener en le Internado, no deben depender desde luego de un programa distinto, porque si de esto dependiera, con modificar el programa de la Preparatoria y hacer uno igual al del Internado, se arreglarían las cosas; no depende tampoco del cuerpo directivo, porque aunque no conozco a su director, sé que es competente... (Exclamaciones: ¡Uuuuuuh!) No conozco al director de la Preparatoria, creo que de vista seguramente; pero debo decir que tengo las mejores referencias de sus prendas personales.

El C. Peralta, interrumpiendo: ¡Sí lo conoce de sobra!

El C. García Eliseo: ¡No lo conozco; falta usted a la verdad; pregúnteselo a él mismo y se convencerá de que no lo conozco!

El C. Peralta: ¡De sobra lo conoce!

El C. García Eliseo, continuando: No creo, por consecuencia, que sea precisamente un especial cumplimiento del deber el que haga que el Internado Nacional sea distinto en resultados que la Escuela Preparatoria; más todavía, algunos de los profesores del Internado Nacional son precisamente profesores en la Escuela Nacional Preparatoria. ¡No! no está allí la diferencia. Ponga el señor Rivera subdividida la Escuela Preparatoria en escuelas preparatorias de ciento cincuenta alumnos como tiene el Internado, ponga solamente al frente de ciento cincuenta alumnos a un director y a todo un personal, ponga instructores y además no solamente vigile las clases que se estén dando en el momento por los profesores, sino también la ventaja de poder vigilar hasta los estudios y descansos de los alumnos como pasa en el Internado y verá como entonces los resultados que pueden obtenerse serán exactamente los mismos que los que se obtienen en el Internado Nacional, por constar de ciento cincuenta alumnos en estas condiciones. (Aplausos.)

El C. Medina Hilario, interrumpiendo: ¡Muy bien dicho! (Campanilla.)

Presidencia del C. PÉREZ GASGA FLAVIO

El C. Secretario Aranda, Interrumpiendo: Habiendo

transcurrido la media hora reglamentaria, se consulta a la Asamblea si concede permiso al orador para que continúe en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Continúa el orador en el uso de la palabra.

El C. García Eliseo, continuando: Para hacer todavía más atractiva esta comparación hecha por el señor Rivera, recuerdo que nos platicaba en la sesión del sábado, que era esta escuela a tal grado predilecta del mismo señor Presidente de la República, que en sus momentos desocupados iba a visitarla constantemente. En esto de que es la escuela predilecta tiene exacta razón el señor José Rivera, porque recuerdo perfectamente bien que mientras los alumnos de la Escuela Normal para Maestros, aquellos a los que el señor Cienfuegos llamó los desheredados de la fortuna, los humildes, carecían materialmente de todo elemento de vida porque apenas si podían vivir, en el Internado Nacional se les regalaban uniformes de gala costosísimos y en le Internado Nacional se le daba una asistencia que pagaban con muy poco dinero y que no representaba ni siquiera el valor de lo que se comían, y vamos, que el Internado Nacional está hecho para ricos, por lo menos para personas acomodadas; allí están los hijos del señor Osuna, el del señor Nieto y el del mismo señor Palavicini. Todavía la condición de los alumnos de la Escuela Normal para Maestros es tan deplorable como la he pintado antes; a la fecha tiene quince pesos de pensión que se les paga por meses atrasados y con una rebaja a veces de un veinticinco por ciento, debiendo ellos mismos cubrir los pasajes en los trenes para dirigirse a Tacuba; mientras los otros alumnos andan vestidos elegantemente, los de la Normal no tienen en estos crudos días de invierno ni con que cubrirse el cuerpo. Como el señor Rivera se diera cuenta de que podía presentársele la objeción, porque él la estaba sintiendo, de que no con poner la Escuela Preparatoria en este punto o en otro, bajo esta jurisdicción o bajo aquella otra se solucionaba la cuestión, se adelantó y dijo que si no importa el lugar en que debe estar la Escuela Preparatoria, pues vamos a ponerla bajo la jurisdicción de la Secretaría de Fomento o de la Secretaría de Industria y Comercio, y entonces el esclarecido talento del señor Rouaix o del señor Pani podrán perfectamente dirigirla.

Presidencia del C. RUEDA MAGRO MANUEL

El C. García Eliseo, continuando: Esto, señores, simplemente es una superchería. No es la Secretaría de Fomento un cuerpo directriz de la educación pública, ni lo es la Secretaría de Comercio, como lo es la Universidad donde se trata de poner la Preparatoria; absolutamente no cabe pensarlo así y si cree que deverás el lugar no importa, si cree que está bien puesta, por ejemplo, la Escuela de Comercio bajo la férula de la Secretaría de Comercio, ¿por qué no se quita la Escuela de Ingenieros y se pone bajo la férula de la Secretaría de Fomento o de la de Comunicaciones y Obras Públicas? Sería exactamente lo mismo, en mi concepto; desde la Escuela de Comercio, porque no es ninguna Secretaría la más a propósito para encarrilar la educación pública en ninguna de sus manifestaciones; las Secretarías son ayuda únicamente del Ejecutivo para poder gobernar al pueblo y debe respetarse un cuerpo directivo, directriz, encauzador de esta educación en todas sus manifestaciones.

Por último, señores diputados, decía el señor Rivera, y no como un argumento, puesto que no lo es, sino aprovechándolo como una argucia, que por desgracia es bastante bien socorrida en esta Asamblea, donde hemos visto patentemente la demostración hostil que hay en contra del señor Palavicini; él no podía quedarse atrás y tenía forzosamente que atacar al señor Palavicini y tenía que decir: "No os pongáis en el caso del señor Palavicini que en Veracruz sabiamente firmó la separación de la Escuela Preparatoria de la Universidad para dársela a la Dirección General de Educación Primaria y ahora en el periódico, en la crónica que ha hecho un reportero, se ha puesto a decir: "Hoy día tantos se va a estudiar el asunto de la Escuela Preparatoria, como diciendo ya se ha hecho atrás el señor Palavicini; ya está llamando para que ataquen precisamente las ideas que él llevó a cabo en Veracruz," Falta bastante lógica en esto, no es una forma de hacerlo y si cree el señor José Rivera que esto es una verdad, le voy a decir que es él el menos a propósito para decirlo. ¿Qué no se acuerdan ustedes de aquel famoso dictamen del infalsificable? ¿Qué no se acuerdan ustedes que el señor José Rivera lo separó como representante de la Comisión antes de atacarlo, antes de que fuera atacado en la Cámara? ¿Qué no se acuerdan ustedes que fué retirado, corregido y muy estudiado profundamente? ¿Qué no se acuerdan ustedes que se volvió a presentar a vuestra consideración, que lo firmó el señor Rivera y que al tratar de votarlo votó en contra del propio dictamen?

El C. Rivera José, interrumpiendo: Es muy parlamentario.

El C. García Eliseo, continuando: ¿Por que, entonces, se admira el señor Rivera de que el señor Palavicini en Veracruz haya hecho una obra y aquí diga en un periódico: "Se va a tratar de esa obra, vayan ustedes a tirarla?" Dice que es muy parlamentario, pues es de sabios y de prudentes cambiar de opinión, señor Rivera. (Aplausos.)

Decía a ustedes que, en mi concepto, el señor profesor Cienfuegos trató con mayor serenidad y con mayor verdad la cuestión de la Preparatoria, y sólo difiero en un punto de la tesis por él sustentada: En una de las consideraciones que hizo, que como maestro de escuela y cariñoso en su profesión tenía que hacerlo, porque es difícil substraerse a este prejuicio, a este propio honor, dice que la Escuela Preparatoria debe ser una consecuencia, la continuación de la escuela primaria; es así que la escuela primaria, los maestros de educación primaria son los que se encargan de ella, deben, por consecuencia, seguir a los alumnos de la escuela primaria en la escuela preparatoria; deben los alumnos seguir teniendo los mismos maestros. Esto es hasta alentador para los maestros,

esto los cautiva grandemente, a ellos que tienen tan poco horizonte donde moverse; pero, señores, esto también es indebido. ¿Sabe mi querido compañero Cienfuegos y toda la Asamblea cuántos son los maestros titulados que existen en las escuelas elementales de México? Tengo también el dato oficial rendido últimamente; servios fijaros en él, porque habla más que todas las palabras: de mil quinientos nueve maestros que a la fecha hay en las escuelas elementales, novecientos uno no son titulados.....(Siseos.) Este es un dato que puedo comprobar en cualquier momento, ¿qué quiere decir esto? Que precisamente no es posible tener profesores titulados, mientras se sigan dando al estudiante que aspira a la carrera de maestro, quince pesos mensuales; mientras se le tenga casi muerto de hambre; mientras no se estimule al maestro; y ahí es donde deberíamos fijar nuestra atención, a fin de conseguir que esta Revolución sea realmente salvadora. Es preciso mejorar los sueldos de los maestros para que tengan algún aliciente, guardales mayores consideraciones, para que aumente el número de candidatos a profesores normalistas, a fin de que tengamos mayor contingente que sirva en las escuelas primarias. Si no hay, señores diputados, un número suficiente de profesores, siquiera sea para atender a las necesidades que son elementales, que son primordiales en nuestra sociedad, de la escuela elemental, ¿es posible, señores, que podamos nosotros pedir que todavía se distraigan estos profesores primarios para llevarlos a la Escuela Preparatoria? Yo no dudo absolutamente que allí harían un magnífico papel, lo hacen de hecho; pero esos profesores inteligentes son tanto más necesarios en la Escuela Preparatoria, cuanto más competentes son como maestros y lejos de ir a ayudar a una escuela secundaria, a una Escuela Preparatoria en la cual no tienen una misión perfecta, definida, importante y trascendental como en la escuela primaria, deberían venir a ayudar a resolver el problema de la educación primaria, que ese sí es un problema y que para nada absolutamente se nos delinea en ninguna de las insinuaciones de la Dirección General de Educación Primaria. (Aplausos.)

El C. Manjarrez, interrumpiendo, dirigiéndose al orador: ¿Me permite hacerle una interpelación?

El C. García Eliseo: ¡No, señor! Dice el panfleto, el cuadernito, señores, que todos ustedes tienen en las manos, porque fué repartido con profusión, lo mandaron a todos los diputados con sus nombres y una carta suplicándoles que prestaran atención, y como es asunto de importancia, juzgo que todos se la dieron.....

El C. Jurado, interrumpiendo: Se lo mandaron al licenciado Cabrera, nada más.

El C. García Eliseo, continuando: En este panfleto, que está hecho nada menos que por el Consejo de Educación Primaria, se dice - y aquí lo tengo a la mano para los que no lo hayan visto o para los que lo hayan visto y no lo recuerden puedan tenerlo fresco -, hacen un estudio bastante amplio en bastantes capítulos y con diversas consideraciones, que por último resumen en las siguientes conclusiones, que son muy cortas:

"1a. La Escuela Preparatoria debe ser simplemente una escuela secundaria, de organización similar a la de los liceos de Francia, gimnasios de Alemania y "high schools" de Inglaterra y Estados Unidos.

"2a Su plan de estudios deberá fundarse en la psicología del alumno y ser, por consiguiente, la natural continuación de la escuela primaria.

3a. Deberá ser eminentemente popular, como consecuencia de nuestras instituciones democráticas.

"4a. El eslabonamiento entre las escuelas secundarias (preparatorias) y la Universidad, exige la creación de la Escuela Preparatoria Superior, de organización similar a la de los colegios que en otros países forman parte de las Universidades." Etcétera.

Es decir, lo que propone este cuaderno y lo que proponen estos señores profesores, es lo siguiente: Que se establezca en México, como condición necesaria, porque ha sido llegado el momento, una escuela que se llame secundaria y que viene a llenar el papel de Liceo en Francia, del Gimnasio en Alemania, y de la High School en Estados Unidos e Inglaterra, para que se puedan ampliar los conocimientos de los alumnos de la Escuela Preparatoria y les sirvan de puente para poder llegar a la Escuela Preparatoria Superior, que es el colegio también en los Estados Unidos para poder entrar a la Universidad. A mí me parece la idea muy bonita, me parece muy buena, pero me parece irrealizable en estos momentos, porque no tenemos dinero; basta con esto sencillamente: ¿es posible que en este momento establezcamos escuelas secundarias que vengan a substituir a las escuelas primarias? ¿Con qué elementos las fundamos y de qué profesores disponemos? Más todavía, ¿se cree que los alumnos de la Escuela Preparatoria que existen actualmente en San Idelfonso, que tienen su edificio, que tienen sus laboratorios y sus profesores, que están allí precisamente porque desean prepararse para la lucha por la vida, prepararse para iniciar una carrera, será posible que estos alumnos vayan a formar la escuela secundaria? No señores, tienen que ser distintos; éstos ya han definido su situación, ya están dispuestos por voluntad propia o por la de sus padres o tutores, a seguir los cursos de la Preparatoria, porque pretenden hacer más tarde una carrrera; por consiguiente, la escuela secundaria tendría que ser formada por elementos diversos de los que integran la Escuela Preparatoria. Los alumnos que en este momento están cursando la Escuela Preparatoria, ¿en qué condiciones quedarían? ¿Qué se hace con estos alumnos que están terminando su educación preparatoria? ¿tienen que regresar, terminados los cursos de una escuela superior, a una escuela que viene a ser inferior?

Es muy difícil poder hacer esto; yo juzgo que si en Alemania existe el gimnasio, y no me digan el gimnasio, en Alemania existe también una escuela intermediaria entre la elemental y el gimnasio, que es la escuela de los burgueses; y si allí existe también, después de la escuela secundaria, el colegio, la universidad, y si aún más, existe el bachillerato y el grado de maestro en artes, y si sigue todavía el doctorado, es porque está en condiciones intelectuales y materiales para hacerlo; es porque,

sepan ustedes, en Alemania hay un tres décimos por ciento de analfabetos; es porque en los Estados Unidos hay un siete décimos por ciento de analfabetos; es porque en Francia hay un catorce por ciento de analfabetos, mientras que en México tenemos nosotros un setenta y seis por ciento de analfabetos, ¿y cómo podríamos hacer popular esta escuela secundaria si el pueblo no sabe leer, si de cien del pueblo, setenta y seis no saben leer? ¿Cómo llegan a esta escuela secundaria? Hay que resolver primero, como he dicho, antes que todo, el problema de la educación elemental y resuelto éste, seguramente podríamos llegar allí, debemos llegar allí, debe ser un anhelo nuestro; pero el que sabe como uno, desea aprender como dos; y el que sabe como dos, desea aprender como tres. Si nosotros no sabemos todavía como uno, ¿por qué queremos llegar a saber como tres, al ejemplo de esas naciones que ya en estos momentos están precisamente en el pináculo de su civilización, que han logrado que menos de la mitad de uno por ciento sean analfabetos, y eso entre los reclutas del Ejército, ni siquiera entre los niños de las escuelas?

No concibo tampoco, señores diputados , cómo esa, escuela secundaria, que digo que prácticamente es imposible fundarla, porque no tenemos los elementos para fundarla; no comprendo cómo va a costearla cuando tiene un presupuesto tan carísimo, tan crecido el Gobierno del Distrito, que por ley la tiene que hacer sus erogaciones propias y no tiene que acudir absolutamente para nada a la Federación; y si esta Escuela Preparatoria es pagada por la Federación, ¿con qué derecho el Gobierno del Distrito quiere regentearla y pedir dinero a la Federación? Creo que el Gobierno del Distrito en estos momentos que las prefecturas, quizá hasta la de México, no sé, pero en las Municipalidades foráneas no pagan desde luego a los maestros - el maestro siempre entre nosotros es una figura muy secundaria, no vale absolutamente ni su trabajo ni su persona -, no digo que no se haya pagado solamente a los profesores con puntualidad, sino hasta se está pensando en suprimir la luz de muchos; ¿será posible que nosotros, en estos momentos históricos y precisos, nosotros fundemos una noble escuela con nuevos elementos, con nuevos profesores, con nuevas adaptaciones, con nueva organización? Señores, como he dicho a ustedes, yo juzgo que la idea es muy bonita, muy halagadora, pero es irremediablemente impracticable en los momentos en que nos encontramos.... (Aplausos, Campanilla.)

El C. Cravioto, interrumpiendo: ¡Tenemos derecho de aplaudir nosotros! (Aplausos prolongados. Campanilla.)

El C. García Eliseo, continuando: Por fortuna, señores profesores , para la Dirección General de Educación Primaria (voces: ¡No somos profesores!) que con tanto entusiasmo ha acariciado esta nueva idea en los momentos en que se trata de quitarle la Escuela Preparatoria, puede, sin necesidad de grandes erogaciones, hacer un intento, hacer un ensaye de esta escuela. Yo creo que esta escuela secundaria no sólo no debe implantarse en México, sino hasta debe hacerse porque tenga elementos materiales, morales e intelectuales muy superiores a los de la Escuela Preparatoria, porque yo juzgo que si lo hacemos en estas condiciones, podríamos seguramente dar un golpe de muerte a esa costumbre tan latina y sobre todo tan mexicana, de ir todos a la Preparatoria, porque todos queremos ser profesionistas, porque creemos que la única cultura posible está en un título de médico, de abogado o de ingeniero; y si establecemos una escuela secundaria en mejores condiciones que la preparatoria, seguramente nos llevaremos a los alumnos que sólo por el brillo y oropel desean estar en escuela, y les haremos un gran bien, así como a la sociedad en que vivimos. (Aplausos.)

Las escuelas superiores que se establecieron en el Congreso de 89 - 90, exclusivamente para servir de lazo de unión entre la Escuela Primaria Elemental y la Escuela Preparatoria, no han llenado en lo absoluto su objeto y es natural que no lo puedan llenar en el término de dos años de que se dispone ¿Cómo vamos a exigir ahora en México lo que se exige en los Estados Unidos, en Alemania, en cuyos países se exigen ocho años obligatorios al alumno, si estamos viendo que los cuatro años que en estos momentos son obligatorios no pueden ser cumplidos por los alumnos? ¿Simplemente por falta de voluntad? No, señores, allí están trabajadores que cansados de sus rudas faenas en el día, se presentan en la noche para poderse instruir, porque están ansiosos de hacerlo; no, es que las condiciones de nuestro mismo proletariado, que las condiciones del jornalero, señores diputados y señores socialistas, que vosotros conocéis tan perfectamente bien y que decís sentir en vuestra alma; es que las condiciones del proletariado, los jornales de miseria que ganan en estos momentos no permiten, no bastan absolutamente para que los alumnos terminen ni siquiera su educación elemental, porque esos misérrimos sueldos que reciben los jornaleros de cincuenta y setenta y cinco centavos diarios para familias de seis o siete miembros, no bastan absolutamente para su sostenimiento, y los niños, no importa que sean tiernos, de diez, de doce años, tienen que ser arrancados de la escuela para que vayan a contribuir también y aumentar esos exiguos emolumentos para que la familia materialmente no perezca; ellos, como nosotros, primero son y después buscan la forma de ser. (Aplausos.) Por consecuencia, señores, si no es posible tener estas exigencias, si cuatro años de escuela elemental no podemos hacerlos obligatorios por nuestras condiciones, vamos todavía a exigirles después de esta escuela superior dos años y todavía después la escuela secundaria de cuatro años y todavía la escuela superior preparatoria, para que después entren a la carrera? y todavía estamos facultados nosotros para poder conceder la escuela secundaria con ese plan, si no hemos dado la ley antes? Para que se establezca esta escuela secundaria tiene que venir esta ley, previamente, para fundar esta escuela secundaria y después establecerse. (Voces: ¡Ya está dada la ley.) ¿Está dada la ley de la educación secundaria? No está dada, señores, ¿quién la ha dado? No es posible que se haya dado. Si esto es un bello anhelo, ¿por qué la Dirección General de Educación Primaria no aprovecha esa Escuela Superior de dos años que tiene y le aumenta un poquito, siquiera otros dos años, por qué no dentro de las

asignaturas de la Escuela Superior pone alguno de los elementos necesarios para iniciar esta escuela secundaria? ¿por qué? Y esta es una ventaja que seguramente vosotros no conocéis, porque no estáis al tanto de la última determinación del C. Presidente de la República, haciendo que todas escuelas industriales de México y comerciales que hay en el Distrito que pertenecían a lo que se llama Dirección General de Educación Técnica pertenezcan ahora a la Dirección General de Educación Primaria, y estas escuelas son nada menos que los comerciales, las industriales y las de labores femeniles.

¿Qué, en estas escuelas que tienen cursos superiores, que tienen elementos para formar industriales, comerciantes, arquitectos, etc., no es posible que allí comencemos a iniciarnos, a dar nuestros primeros pasos para la realización de esta idea que es grandiosa y bella? Por qué no lo hacemos quitándole el carácter de obligatorio? Vamos a hacerlo en estas escuelas, repito, sin darle un carácter de obligatorio, a fin de dar al pueblo los medios convenientes para su ilustración, a fin de que en la lucha por la vida tenga mayores medios con que triunfar y obtener su felicidad.

Voy a terminar haciendo un resumen de las ideas que he expuesto:

"I. La Escuela Preparatoria es necesaria; todos la han aceptado, porque aun en el mismo cuaderno que ésta escrito para tratar de convencer a ustedes de que se necesitan escuelas secundarias, se ha dicho también que después se establecerá la Escuela Preparatoria Superior o el colegio, como se llama en los Estados Unidos, que sirva de preparación para la Universidad; de modo que nadie ha negado que la preparatoria sea necesaria para las carreras.

"II. La escuela secundaria es de desearse y aun debe trabajarse poco a poco por llegarla a implantar, yo agregaría que aun especializándose en ella para procurar que resulte muy superior por su organización y elementos a la misma Preparatoria para ver de matar esa tendencia muy latina, y sobre todo muy mexicana, de ser antes que todo un profesionista, llegando a creer que esto constituye el único signo de cultura.

"III. No hay dinero, digo, para crear las escuelas secundarias, ya vimos que ni siquiera para las escuelas elementales ni de preparación previa, para que puedan ser realmente populares; hemos dicho que no puede ir el pueblo allí, porque el pueblo lo forma la mayoría, la masa y como setenta y seis por ciento no saben leer, no pueden llegar a esta escuela y ser, en consecuencia, popular.

Presidencia del C. DEL CASTILLO PROFIRIÓ

El C. García Eliseo, continuando: "IV. Con los alumnos que asisten a la Preparatoria no se podrían formar las escuelas secundarias; pues todos ellos aunque no les vendría mal que los preparasen para la vida, - como lo entienden estas escuelas - asisten exclusivamente a prepararse para seguir una carrera profesional; porque si no fuera así, habrían ido a la Escuela de Comercio, a la de Artes y Oficios o a las Industriales.

"V. De establecerse la escuela secundaria, ésta tendría que ser obligatoria para los que quieren hacer carrera y como no cabe en estos momentos anular la Escuela Preparatoria, los que estudian y terminan ésta, se encontrarían en una posición falsa.

"VI. Establecer la Escuela Secundaria equivale a aumentar en cuatro los años de estudios de las carreras.

"VII. Para hacerlo, tendría que estar basada en una ley previa dada por nosotros.

"VIII. Los defectos de la Escuela Preparatoria no se corrigen dependiendo ésta del Gobierno del Distrito, - aparte de que éste no tiene para pagar su crecido presupuesto -, sino mejorando su plan de estudios y esto se puede hacer desde luego y subdividiéndola para corregir la indisciplina ya legendaria y que a no dudarlo la aglomeración de alumnos favorece grandemente.

"IX. Ensáyese, - si se cree ya es tiempo -, una iniciación de la escuela secundaria, sin ser obligatoria por supuesto, en las escuelas primarias existentes, aumentando, por ejemplo, dos años a la superior o aprovechando las escuelas comerciales e industriales que está regenteando ya la Dirección General, como la "Miguel Lerdo," "Doctor Mora," "Josefa Ortíz de Domínguez," etc.

"X. Deje la Dirección General el problema de la Escuela Preparatoria a la Universidad, pues ella es la que necesita controlarla y preséntenos a la mayor brevedad el problema de la escuela elemental que le compete y que por sí solo basta para absorber todo su tiempo y atención, y que es de mayor importancia como necesidad social, salvador y como única base de nuestro anhelado progreso." (Aplausos.)

El C. Presidente, a las 7.40 p. m.: Se levanta la sesión pública para pasar a sesión secreta.

El jefe de la Sección de Taquigrafía,

JOAQUIN Z. VALADEZ.