Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171107 - Número de Diario 53

(L27A2P1oN053F19171107.xml)Núm. Diario:53

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 7 DE NOVIEMBRE DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 53

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL 6 DE NOVIEMBRE DE 1917

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2. - Se da cuenta con los asuntos en cartera. Son aprobadas dos proposiciones presentadas por la Presidencia y el C. diputado Rocha, relacionadas con la muerte del C. diputado Valentín Flores Garza. Es leído un proyecto de ley de Responsabilidad Civil presentado por varios CC. diputados y pasa a las Comisiones unidas, 1a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Justicia, e imprimase.

3. - Continúa el debate sobre el proyecto de Ley Orgánica de las Secretarías de Estado. Se reanuda el debate sobre el inciso I del artículo 8o. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. DEL CASTILLO PORFIRIO

(Asistencia de 142 CC. diputados.)

El C. Presidente, a las 4.15 p. m.: Se abre la sesión.

El C. Prosecretario Limón: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados, el día cinco de noviembre de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Porfirio del Castillo .

"En la ciudad de México, a las cuatro y diez y ocho de la tarde del lunes cinco de noviembre de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento cuarenta y ocho CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Aranda, se abrió la sesión.

"Sin discusión y en votación económica, se aprobó el acta de la sesión celebrada el día tres del presente mes, la cual fue leída por el C. Prosecretario Limón.

"Acto continuo, el C. Secretario Portes Gil, dio cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en que acusa recibo del que le envió esta H. Cámara, subscripto por el Presidente Municipal de Niltepec, Istmo de Tehuantepec, referente a una queja contra familiares de Rosendo Pineda, por despojo de tierras, respecto del cual oficio manifiesta la misma Suprema Corte que se proveerá en lo que proceda, cuando los interesados ocurran promoviendo en derecho. - A su expediente.

"Telegrama procedente de Ciudad del Carmen, Campeche, subscripto por el C. diputado J. D. Ramírez Garrido, en el que, por razones que expresa, solicita que se le prorrogue hasta por un mes la licencia de que venía disfrutando. - A la Comisión de Estado, Interior.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Guerra, que somete a la consideración de la Asamblea, un acuerdo económico, en que se propone pase a la Comisión de Hacienda en turno, el expediente formado con la solicitud de la señora María Luisa B. viuda de Garmendia, relativa a que se le conceda una pensión por los servicios que prestó a la Patria, su finado esposo, el diputado a la XXVI Legislatura, C. Gustavo Garmendia.

"Sin que nadie hiciera uso de la palabra, fue aprobado en votación económica.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento del Interior, que concluye con la proposición siguiente:

"Dígase al Ayuntamiento de Mulegé, Territorio de la Baja California que no teniendo el carácter de ley, las disposiciones dictadas por el Jefe Político del Distrito Sur de la Baja California, licenciado Enrique Moreno, con fecha 1o y 28 de noviembre del año próximo pasado, no ha lugar a tomar en consideración, la solicitud de los miembros que forman dicho Ayuntamiento, contenidas en su memorial de fecha 6 de junio del año en curso, y archívese el expediente."

"Una vez a debate, el C. Carrillo Eduardo S., pasó a la tribuna para hacer una proposición; el C. Rivera Cabrera interpeló a la Comisión dictaminadora, pero como ninguno de sus miembros estuviese presente, contestó la interpelación el C. secretario Portes Gil, aprobando en seguida la Asamblea, en votación económica, la proposición transcripta.

"Se reanudó la discusión del dictamen, que consulta

un proyecto de ley referente a la organización de las Secretarías de Estado, en lo que respecta a la Escuela Nacional Preparatoria e Internado Nacional, considerados como dependencias del Departamento Universitario y de Bellas Artes, según lo establece el artículo 8o del mismo dictamen.

"Continuó su discurso en pro como miembro de las Comisiones dictaminadoras, el C. Manrique, quien no lo terminó en la sesión anterior, en vista de haberse suspendido por haber llegado la hora que fija el Reglamento para término de las sesiones. El hecho de que el C. Manrique, prosiguiera su discurso, dio lugar a una moción de orden del C. Aguirre Colorado, y aclaraciones del C. Peña y de la Presidencia. Después de que terminó el C. Manrique, el C. Rivera José rectificó hechos, el C. Rocha hizo una moción de orden y luego habló en contra el C. Morales Hesse. Como los concurrentes a las galerías hiciesen manifestaciones, el C. Aguirre Colorado, pidió a la Presidencia que se cumpliera con el artículo 195 del Reglamento; el C. Secretario Alonzo Romero, leyó dicho artículo, así como el 196 y el 197; terminó el incidente exhortando la Presidencia a las galerías, para que guardaran compostura. Los CC. Narro y Cruz José C. usaron de la palabra en pro y en contra, respectivamente, pasando luego a la tribuna el C. Manrique, para apoyar el punto a discusión, a nombre de las Comisiones.

"Presidencia del C. Manuel Rueda Magro.

Se concedió la palabra en pro al C. García Eliseo, y con tal motivo, hizo una moción de orden el C. Rivera José, y la Presidencia una aclaración. El discurso del referido C. García fue interrumpido por varias interpelaciones sucesivas del C. Rivera José, y se prolongó, con permiso de la Asamblea, más del tiempo reglamentario.

"Presidencia del C. Porfirio del Castillo.

"Terminó el C. García leyendo un resumen de las ideas que expuso, y el C. Presidente, a las siete y cuarenta de la noche declaró cerrada la sesión."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada.

El C. Secretario Alonzo Romero: "Noviembre 6 de 1917.

"Al C. Secretario de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"Tengo el sentimiento de poner en conocimiento de esa Secretaría de su muy digno cargo, que hoy a las diez de la mañana, murió el C. diputado coronel Valentín Flores Garza, de diabetis, según certificado médico.

"Lo que me honro en comunicar a usted, a fin de que se digne darlo a conocer a esa H. Cámara, para los efectos a que haya lugar.

Sírvase usted aceptar las seguridades de mi muy atenta y distinguida consideración. - Por encargo de la señora Isabel Dosamantes viuda de Flores Garza: - Carlos Basauri."

"La Presidencia de esta H. Cámara, en cumplimiento del artículo 54 reglamentario, ha ordenado se impriman y repartan esquelas comunicando el fallecimiento del C. diputado Valentín Flores Garza y se nombra en Comisión a los CC. diputados José Federico Rocha, Pedro A. Chapa, Gabriel J. Córdova, Donato Bravo Izquierdo, Raúl Gárate y Prosecretario Cristóbal Limón, para que asistan a los funerales.

"Pide asimismo a esta H. Asamblea la aprobación de los siguientes acuerdos, con dispensa de todo trámite:

"I. La Tesorería del Congreso ministrará a la señora viuda del diputado Valentín Flores Garza para gastos de funerales, y con cargo a la partida número 2 del presupuesto vigente, la suma de $1,200 (mil doscientos pesos.)

"Enlútese la tribuna de la Cámara durante tres días."

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados. México, 6 de noviembre de 1917."

El C. Rocha: Pido la palabra, en contra.

El C. Secretario Alonzo Romero: Está a discusión. (Murmullos.)

El C. Torres Berdón: Pido la palabra, en pro.

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra C. Rocha. (Siseos.)

El C. Rocha: Señores diputados: Yo he pedido la palabra en contra, no para que no se cumpla con lo que se propone aquí, sino, al contrario, para que esta suma de mil doscientos pesos se aumente hasta dos mil....

El C. García Eliseo: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. García Eliseo para moción de orden.

El C. García Eliseo: Juzgo que este asunto, por ser una cuestión económica, debe tratarse en sesión secreta. (Voces: ¡No, no! Siseos.)

El C. Rocha, continuando: Para pedir el aumento de esta cantidad me fundo yo en antecedentes que ya hay sobre el particular. La Cámara de Senadores tuvo que lamentar hace poco tiempo la pérdida de uno de sus miembros, y se le autorizó la cantidad de dos mil pesos para los deudos de él. Además, bueno es que tengáis presente que el compañero Valentín Flores Garza cuya pérdida lamentamos hoy de verdad, fue un ciudadano cumplido en toda la extensión de la palabra; sus virtudes cívicas pusieron ejemplo a muchos que no supieron cumplir con sus deberes; en su vida familiar fue uno de los miembros pundonorosos del Ejército. A mí me tocó en suerte operar de acuerdo con él en algunos lugares del País, y siempre lo vi valiente cumpliendo con su doloroso cometido. Durante la peregrinación que todos los que empuñamos las armas tuvimos que seguir, el coronel Valentín Flores Garza, que nunca tuvo sus grados en el Ejército por asalto, sino siempre por causa justificada siempre por méritos en campaña, llegó a ocupar el grado de coronel, y dejó muchos datos que hoy se consignan en su hoja de servicios como hechos verdaderamente gloriosos. Por todos estos antecedentes y, además, porque durante el período de su enfermedad, casi desde que vino al Congreso estuvo erogando gastos de mucha consideración para atender a sus enfermedades, la familia quedó, pues poco menos que en la miseria, y todo esto me hace pedir a vosotros que reconsideréis la petición que

se hace y que en lugar de mil doscientos pesos se autorice la suma de dos mil. Si no hubiere antecedentes, baste el que hay, que la Cámara es soberana en el manejo de sus fondos. Así lo pido a vosotros y por anticipado os doy las gracias por que espero que así lo haréis. (Aplausos.)

El C. Torres Berdón: Señor Secretario: Yo había pedido la palabra en pro porque creí que se iba a hablar de cosa muy distinta; de manera que renuncio al uso de la palabra .

El C. Secretario Alonzo Romero: Se seguirá dando cuenta de los otros asuntos en cartera, mientras el C. Rocha Federico presenta su moción por escrito.

Se nombra en Comisión a los señores Tomás Valle y Alvarez del Castillo para que pasen a visitar al C. Miguel Hernández Garibay que se encuentra enfermo.

El C. Manrique Aurelio: Pido la palabra para hacer constar que el señor Hernández Garibay ya se levantó. Vino esta mañana a la Cámara.

-El mismo C. Secretario: En virtud del informe del C. Manrique, queda sin efecto la disposición de la Mesa.

- El mismo C. Secretario: Un sello que dice: "Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección de Archivo y Biblioteca. - Número 224.

"Por la atenta comunicación de ustedes fechada el 1o del mes en curso, se enteró el Senado de que, esa H. Cámara eligió, en la sesión verificada el 31 de octubre último, Presidente: Al C. Porfirio del Castillo; y Vicepresidente: A los CC. Manuel Rueda Magro y Flavio Pérez Gasga, quienes funcionarán durante las sesiones del presente mes.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra consideración muy distinguida.

"Constitución y Reformas. - México, 6 de noviembre de 1917. - J. Silva, S. S. - Luis J. Zalce, S. S. - A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - A su expediente.

"Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección Primera. - Número 144.

"En 8 fojas útiles se recibió para los efectos constitucionales, el expediente y la minuta del proyecto de ley en el que se autoriza al Gobierno del Estado de Puebla para organizar y sostener con cargo a su Presupuesto de Egresos, un Cuerpo de Fuerzas de Seguridad Pública, con el carácter de permanente, debiendo constar hasta de cinco mil hombres.

"Dicho proyecto de ley pasó para su estudio a la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales y 2a. de Guerra.

"Protestamos a ustedes la seguridad de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, a 6 de noviembre de 1917. - Luis J. Zalce, S. S. - J. Silva, S. S. - A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - A su expediente.

"Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección Primera. - Número 143.

"En 4 fojas útiles se recibió para los efectos constitucionales, es expediente de la minuta del proyecto de ley relativo a que sea declarado Día del Maestro, el 15 de mayo de cada año, debiendo suspenderse en esa fecha las labores escolares.

"Dicho proyecto de ley pasó para su estudio a la Comisión de Puntos Constitucionales e Instrucción Pública.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, a 6 de noviembre de 1917. - Luis J. Zalce, S. S. - J. Silva, S. S. - A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - A su expediente.

"República Mexicana. - Poder Legislativo del Estado de México. - Número 440.

Tenemos el honor de comunicar a ustedes para conocimiento de esa H. Asamblea, que con fecha de ayer quedó terminada la Constitución Política del Estado, la cual fue protestada, con la solemnidad del caso, por los tres Poderes de esta Entidad .

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - Toluca, noviembre 1o de 1917. - I. Becerril, D. S. - P. N. Gómez, D. S. - A los CC. diputados Secretarios del H. Congreso de la Unión. - México. - D. F." - De enterado.

"Señor:

"El que subscribe pide a la H. Asamblea que con dispensa de todo trámite se tome el acuerdo económico siguiente:

"Con cargo a la partida número 2 del presupuesto vigente minístrese a los deudos del C. Valentín Flores Garza, la suma de dos mil pesos."

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados.

- México, noviembre 6 de 1917. - José Federico Rocha."

Se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Si se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

El C. Rocha José Federico: Pido la palabra para una aclaración, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

- EL C. Rocha: En la comisión que se sirvió designar la Mesa, figura el C. Daniel S. Córdoba y este señor se encuentra enfermo. Me permito suplicar que se le substituya.

El C. Secretario Alonzo Romero: No se trata del C. Daniel S. Córdoba, sino del C. Gabriel Córdova que se encuentra aquí, para formar parte de la Comisión que asistirá a los funerales del C. Valentín Flores Garza. Está a discusión la parte de la proposición que se refiere a que se enlute la tribuna de la Cámara durante tres días. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica

se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

"Proyecto de Ley de Responsabilidad Civil, aplicable a los autores, cómplices y encubridores del cuartelazo del mes de febrero de 1913.

CC. diputados:

Una de las promesas más formales que hiciera la Revolución Constitucionalista desde sus comienzos fue la de castigar ejemplarmente a los autores, cómplices y encubridores del cuartelazo de febrero de 1913 que dio al traste a nuestras instituciones democráticas y, si bien es cierto que las complacencias de algunos altos funcionarios, han impedido que se cumpla con tan justa y salvadora promesa, toda vez que vemos que muchos de los autores de aquellos infames hechos, se pasean tranquilamente por las calles de la Metrópoli, también lo es que la Carta Fundamental de Querétaro, en su artículo 15 transitorio, facultó al entonces Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, para expedir la ley de responsabilidad civil aplicable a los autores, cómplices y encubridores de los delitos cometidos contra el orden constitucional en el mes de febrero de 1913 y contra el Gobierno Constitucionalista, ley que no se expidió durante el período en el que el actual Presidente de la República tuvo facultades extraordinarias.

Ahora bien, como la necesidad de dicha ley se hace cada día más palpable, puesto que a diario se observa que los enemigos del Gobierno revolucionario, se organizan de manera insolente y a mansalva siguen desarrollando sus funestos planes para combatirlo, y, teniendo en consideración por otra parte que es de elemental justicia que los responsables de los crímenes de febrero tengan el justo castigo que merecen, aunque éste se ejecute sobre sus bienes, ya que sobre sus personas no ha sido posible, hasta la fecha hacerlo recaer, los subscriptos, nos permitimos someter a la consideración de Vuestra Soberanía, el siguiente proyecto de Ley de Responsabilidad Civil aplicable a los autores cómplices y encubridores de los delitos cometidos contra el orden constitucional en el mes de febrero de 1913 y contra el Gobierno Constitucionalista:

Artículo 1o. De acuerdo con el artículo 15 transitorio de la Constitución General de la República, las autoridades a quienes correspondan, procederán a exigir en las vías y formas que sean procedentes, las responsabilidades penales y civiles, en que hayan incurrido todas aquellas personas que se encuentren comprendidas en algunos de los casos siguientes:

I. Los que promovieron, ejecutaron o tomaron participación de una manera directa en la asonada militar efectuada en la capital de la República en febrero de 1913, así como los que según las leyes, penales respectivas resultaren con el carácter de cómplices o encubridores, y, además, todos los responsables, conforme a la misma ley penal, de los asesinatos de los señores Presidente y Vicepresidente de la República, señores Francisco I Madero y José María Pino Suárez.

II. Los que sin estar comprendidos en la fracción anterior, y sin haber pertenecido al Ejército Federal, se alzaron en armas para sostener al llamado gobierno de Victoriano Huerta.

III. Los que sin haber servido con su persona, suministraron voluntariamente hombres, dinero o cualesquiera otro género de elementos, con el objeto de ayudar al sostenimiento del referido gobierno de Victoriano Huerta.

IV. Los que encubiertamente y aprovechando su prestigio o influencia, pretendieron ayudar voluntariamente a la consolidación del citado gobierno, gestionando en el extranjero o dentro del País, ya sea empréstitos en dinero, ya la adquisición de cualquiera otra clase de elementos de vida para el repetido gobierno, procurando directa o indirectamente atraer la intervención de potencias extranjeras o de elementos extraños.

Artículo 2o. Para el efecto indicado en el artículo anterior, y por lo que se refiere a la responsabilidad penal, los funcionarios a quienes corresponda, según el caso, procederán desde luego a abrir en contra de las personas comprendidas en las cuatro fracciones del artículo anterior, los procesos respectivos en la forma que determinen las leyes de procedimientos vigentes, siguiéndolos hasta su fin, por sus trámites legales con la mayor actividad posible.

Artículo 3o. Por lo que respecta a la responsabilidad civil, el Procurador General de la República, por sí o por medio de sus agentes, en representación de la Nación, precederá inmediatamente a presentar las demandas respectivas en contra de los responsables, aunque éstos se encuentren fuera de la República, promoviendo desde luego el aseguramiento de los bienes pertenecientes a dichas personas, bienes que deberán quedar afectos al pago de las responsabilidades que aparezcan conforme a las leyes.

Artículo 4o. El aseguramiento se verificará por medio de un comisionado depositario, quien formará inmediatamente inventario de los bienes asegurados, de cuyo documento sacará tres copias, una que conservará en su poder, otra que remitirá a la Secretaría de Hacienda y otra que se agregará a la demanda respectiva.

Artículo 5o. Para los efectos correspondientes de las leyes de procedimientos, se tendrán como prófugos, los responsables a que se refiere el artículo 1o, que se encuentra fuera del territorio nacional.

Artículo 6o. Para la computación, división, extinción, modo de hacerse efectiva la responsabilidad civil y demás requisitos que a esa responsabilidad se refieren, se seguirán en todo las disposiciones contenidas en la legislación vigente.

Artículo 7o. Para los efectos del artículo 3o y por lo que se refiere a los requisitos exigidos por el artículo 301 y demás relativos del Código Penal del Distrito Federal, para que se decrete el aseguramiento de bienes, bastará que por algunos de los medios de prueba establecidos por las leyes vigentes, se acredite que las personas de cuyos bienes se trate, se haya comprendida en algunos de los casos previstos en esta ley, sin que dicha prueba tenga efecto en el proceso correspondiente para el ejercicio de la acción penal, sirviendo sólo para acreditar el derecho al referido aseguramiento.

Artículo 8o Practicado el aseguramiento de bienes

a que se refiere el artículo 3o, quedarán éstos desde ese momento, bajo la guarda y administración de los empleados u oficinas que organice el Gobierno, para ese objeto, entre tanto se pronuncia la sentencia definitiva. Si ésta fuera favorable al demandado, se le restituirán sus bienes con los productos líquidos de la administración deducidos los gastos y cargos ocasionados por ésta. Si dicha sentencia fuera adversa al demandado, los bienes pasarán a ser propiedad de la Nación, la que se dispondrá libremente de ellos, según convenga.

Artículo 9o. Los que posteriormente a la defección de Francisco Villa, se aliaron a éste o hayan continuado haciendo gestiones dentro o fuera del País, para adquirir elementos, materiales o intelectuales, con el objeto de destinarlos a entorpecer o paralizar la acción del Gobierno Constitucionalista, tendente al restablecimiento y reorganización del País, quedarán comprendidos en las disposiciones de esta ley, por lo tanto, sujetos a ella, así como las personas que tomaron una participación directa en la citada defección de Francisco Villa.

Artículo 10. Se concede acción popular para denunciar ante las autoridades competentes a las personas comprendidas en esta ley.

TRANSITORIO

Esta ley comenzará a regir desde la fecha de su promulgación.

Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 6 de noviembre de 1917. - E. Portes Gil. - Aarón Sáenz. - G. Padrés. - C. Plank. - J. M. González." - A las Comisiones unidas, primera de Puntos Constitucionales y segunda de Justicia, e imprímase.

Estando subscripta la proposición por mayoría de diputación, pasa a las Comisiones unidas, 1a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Justicia.

- El mismo C. Secretario: Continúa la discusión del inciso I, que se refiere a la Escuela Nacional Preparatoria e internado Nacional, del artículo 8o correspondiente.

El C. García Jonás: Pido la palabra para rectificación de hechos.

El C. Presidente: Tiene la palabra para rectificación de hechos, el C. García.

El C. García Jonás: Señores diputados: Traigo aquí precisamente el "folleto de marras," aquel folleto que tanto escuece a mi compañero señor diputado Manrique, y que contiene verdades, verdades amargas ciertamente, pero verdades. Es un folleto escrito por diferentes personas, todas ellas precisamente conocedoras del asunto que hoy se debate en esta Asamblea; conocedoras de una Universidad, conocedoras de lo que es precisamente una escuela preparatoria; personas todas universitarias; personas que han hecho carrera universitaria, que conocen la organización de estas instituciones, que han vivido la vida universitaria y que, por lo tanto, con conocimiento perfecto de causa han emitido su opinión en este folleto para contribuir así a la dilucidación de un asunto que, en el ramo de instrucción, de educación nacional, es de vida o de muerte.

Se ha dicho, señores, que, si en este debate no aparecieran los móviles políticos ni las pasiones, cuánto ha que se hubieran resuelto; pero precisamente en aquellas personas que pregonan este hecho, entre aquellas personas que dicen: "Aquí se mueven pasiones," es entre las que yo descubro precisamente esos móviles políticos y pasionales. En el caso, por ejemplo, del señor diputado Eliseo García, que ayer al principiar su discurso nos mencionaba este hecho, lo sabréis, señores diputados, que él hablaba de despecho, que él hablaba por rencor (siseos de las galerías), que él hablaba por venganza.....

El C. García Eliseo, interrumpiendo: ¡Miente! (Desorden y campanilla.)

El C. García Jonás, continuando: ..... Porque él, precisamente, sirviendo la Dirección de la Escuela Normal para Profesores, de esta capital, fue retirado de ese puesto por la Dirección General, porque no supo responder a los fines para que se le había allí colocado.....

El C. García Eliseo, interrumpiendo: ¡Miente! (Desorden.)

El C. García Jonás, continuando: ..... Ni en el orden técnico..... (Desorden.)

El C. García Eliseo, interrumpiendo: ¡Miente! ¡Miente!

El C. Peña: Para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Peña: Para suplicar al compañero García Eliseo que, por el decoro y el respeto debido al orador, retire sus palabras.

El C. Presidente: La Presidencia invita al ciudadano Eliseo García para que retire las palabras que ha dicho al orador.

El C. García Eliseo: Señor Presidente: Como lo que está diciendo el señor Jonás García es una falsedad, cabe perfectamente decirle que falta a la verdad (murmullos), porque no está diciendo la verdad y porque no está haciendo una rectificación de hechos, para lo que pidió la palabra, y solamente está usando de ella para desvanecer los razonamientos que yo expuse ayer, porque yo usé razonamientos y números. Yo pido que se le quite el uso de la palabra o que se concrete a la rectificación de hechos. (Voces: ¡No, no! Desorden, murmullos.) El ha pedido la palabra para rectificar hechos y me está atacando con falsedades, que en su conciencia debe estar que son falsedades, y así, le puedo decir que miente, que falta a la verdad. (Aplausos de las galerías.)

El C. Rocha: Una moción de orden.

El C. Torres Berdón: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rocha Federico.

El C. Torres Berdón: He pedido la palabra para una moción de orden, y tengo derecho a hacer uso de la palabra.

El C. Presidente: La había pedido primero el ciudadano Rocha.

El C. Rocha: Las galerías están abusando de la exquisita amabilidad de la Mesa, que les ha dado absoluta libertad para manifestar su sentir;

pero están abusando de esa libertad, porque hasta están chiflando a los oradores. Yo me permito, por lo tanto, suplicar a la Mesa que se llame la atención de las galerías, conforme al artículo reglamentario.

El C. Presidente: La Mesa invita al ciudadano García Eliseo para que retire las palabras dichas al ciudadano García Jonás.

El C. García Eliseo: Yo, respetuoso de la Mesa, retiro las palabras que puedan ser injuriosas para el señor García y solicito se me conceda la palabra para hacer una rectificación de lo que está asentando el señor García. (Aplausos.)

El C. Presidente: Se le concederá en su oportunidad.

El C. Secretario Aranda: La Presidencia me ordena dé lectura a los artículos 195 y 197 del Reglamento, que dicen:

"Artículo 195. Los concurrentes a las galerías se presentarán sin armas; guardarán respeto, silencio y compostura y no tomarán parte en los debates con ninguna clase de demostración.

"Artículo 197. Los que perturbaren de cualquier modo el orden, serán despedidos de las galerías en el mismo acto; pero si la falta fuese grave o importare delito, el Presidente mandará detener al que la cometiere y consignarlo al juez competente."

El C. Presidente: Continúa en el uso de la palabra el C. García Jonás.

El C. García Jonás: Debo anticipar mi defensa respecto a este duro ataque, imprudente y necio, que me ha lanzado el compañero Eliseo García, diciendo que él mismo sabe, como lo saben muchos de esta Asamblea, que me conocen como hombre de conciencia y como hombre que sólo es capaz de abordar la tribuna de esta Representación para decir la verdad y sólo la verdad, aunque ésta sea amarga.

El C. Garza Pérez, interrumpiendo: ¡Es cierto! (Voces: ¡Es cierto! Aplausos.)

El C. García Jonás, continuando: El hecho que voy a rectificar en primer lugar, es el que se refiere a que la Preparatoria no puede ser escuela secundaria. Se aducía en la sesión pasada que no hay dinero para distraerlo en otras instituciones que debemos conformarnos con las que tenemos; que debemos procurar que la Preparatoria pase a depender de la Universidad Nacional y que las escuelas primarias completen su educación en las escuelas especiales que ahora con el nombre de técnicas, existen en algún número en la capital. Yo, señores diputados, debo decir que no hay necesidad, efectivamente, de crear una escuela secundaria, porque de hecho la preparatoria es una escuela secundaria, debe ser una escuela secundaria que, por los momentos actuales nacionales, tiene todas las exigencias de nuestra educación así por lo que respecta al enlace que debe mantener, que debe de existir con las profesionales. Necesitamos en el momento actual, señores diputados.....

El C. Narro, interrumpiendo: Moción de orden, señor Presidente.

El C. Presidente: Para moción de orden, tiene la palabra Su Señoría.

El C. Narro: Yo suplico muy respetuosamente al ciudadano Presidente se sirva notar que, habiendo pedido el compañero García la palabra para rectificación de hechos, está haciendo rectificación de ideas y apreciaciones, y como no puede rectificar un hecho falso que se le haya asentado en la tribuna, o que le parezca falso, está rectificando ideas y apreciaciones, y para eso es la discusión en pro y en contra. (Voces: ¡Bien! Aplausos.)

El C. García Jonás: Esto es, precisamente, señores diputados, lo que me parece falso de toda falsedad, aun comprendiendo el concepto que ayer mismo el diputado Narro, vertiera en esta misma tribuna, y paso precisamente a hacer la rectificación.

Más necesitamos en los momentos actuales de la cultura general de nuestro pueblo, que de profesionistas, ciertamente. En esta escuela secundaria debe de existir, señores diputados, un plan de cultura general, debe de existir un plan que tienda a elevar el nivel intelectual de nuestros jóvenes que pasan la escuela primaria pero a la vez esta misma escuela secundaria debe ser un lugar en donde se desarrollen los cursos necesarios para la preparación de aquellos jóvenes que, queriendo ir más allá de lo que la generalidad admitiera, que será una cultura general, quieran consagrarse al cultivo de una profesión; puede, por ejemplo, en el caso del ingeniero, puede haber cursos especiales en donde se amplíen los conocimientos referentes al cálculo y a las matemáticas..... (Campanilla.)

El C. Presidente, interrumpiendo: Se suplica al orador que se concrete a la rectificación de hechos, para que ha pedido la palabra. (Aplausos.)

El C. García Jonás, continuando: Con más o menos extensión, señores diputados, creo que estoy precisamente en mi papel de la rectificación de hechos. (Voces: ¡No, no!) Tengo que entrar en detalles de cierta consideración, porque así lo exige el punto, que es sumamente delicado, lo que es bien entendido.

Por lo que respecta, señores diputados, a la escuela preparatoria superior, de que aquí nos hablaba el señor diputado Narro, pues no es esto indispensable en los actuales momentos, porque preparados los jóvenes en la escuela secundaria, siguen en la profesional precisamente una materia de un orden perfectamente preparatorio y, por lo tanto, nada hay, nada de eso debe de existir en estos momentos para que reclamemos la fundación de nuevas instituciones y, por lo tanto, de nuevos gastos, en estas condiciones de penuria nacional en que nos encontramos.

Otro hecho que paso a rectificar, el referente a que la Dirección General no ha hecho nada. Yo contesto, señores diputados, que la Dirección General para cambiar la orientación de la Preparatoria que ha tenido a su cargo dos años, no ha hecho nada y ha hecho mucho. (Siseos de las galerías.) No ha hecho nada en cuanto a los programas, porque, señores diputados, antes que reformar está el espíritu de observación. ¿Cómo la Dirección General iba a abordar el punto de reformar los programas que no había observado? ¿Cómo era que la Dirección General, de un golpe iba a quitar los programas y substituirlos con algo que no les constaba,

por la premura del tiempo, que era mejor y que podía garantizar los intereses de la pléyade de alumnos que allí asisten para su educación? ¡Imposible! Esto habría dado margen, señores diputados, para que se hubiera atacado a la Dirección General con mayor saña de la con que se le ha atacado por haber permanecido en estudio y en observación estos dos años. Por otra parte, y aquí quiero referirme a la alusión que hizo ayer, o a la pregunta que hizo ayer el señor diputado Manrique, que el programa que tiene la Escuela Preparatoria no es el comteano; es el programa que el mismo señor Palavicini arreglara a la venida de Veracruz y el que, observando el señor Osuna solamente a la ligera, le hizo pequeñas observaciones; pero ese programa está en observación. Por otra parte, ¿Como era posible cambiar en un momento dado la orientación de esa escuela, cuando ahí había alumnos que estaban sujetos a tres programas distintos, puesto que había alumnos todavía que habían comenzado ahí con el programa de antaño, el comteano; había alumnos que habían comenzado con el programa de García Naranjo, y alumnos que comenzaron sus estudios con el propuesto por el señor Palavicini, y a esto agregar un nuevo programa, señores, sólo por el prurito de cambiar de orientación a la Escuela Nacional Preparatoria? No ha hecho nada la Dirección General en cuanto a programas, también, señores diputados, porque ella sabía que Vuestra Soberanía tendría que decidir acerca de la suerte de esta escuela, y está esperando precisamente que deis vuestra decisión. ¿Para qué emprender la obra ardua, difícil, trascendental, para que fuese después a quedar reducida a cero? Era necesario que se deslindaran primeramente estos asuntos, y una vez que vosotros aprobarais, como no dudo que lo haréis, que la Preparatoria siga dependiendo del Gobierno del Distrito Federal, por mediación de la Dirección General (siseos de las galerías. Campanilla), entonces señores diputados, si queréis la obra de reforma..... (Siseos y silbidos de las galerías.)

El C. Presidente: La Presidencia invita a las galerías a guardar compostura y las exhorta a que se sirvan observar el artículo reglamentario.

El C. García Jonás, continúa: Una vez hecho esto, señores diputados, una vez que esta H. Asamblea acepte que la Preparatoria siga dependiendo de la Dirección General, veréis cómo comienza la obra ya de hecho después de las observaciones, después del estudio, no de golpe y porrazo, sino después de concienzudo estudio; veréis cómo comienza la obra de la reforma en cuanto a planes y programas de instrucción; veréis cómo el programa comteano queda completamente desfigurado; veréis cómo las materias que antes figuraban de una manera especial en aquel programa, cómo el latín y el griego, el alemán y el italiano, la trigonometría esférica, la analítica, el cálculo infinitesimal, la cronología y otras muchas materias, quedan relegadas, porque en los estudios que nuestra juventud debe hacer en esa escuela, no son necesarias, no se necesitan para que puedan ellos abordar la carrera que ellos deseen, ni tampoco se necesitan para la cultura general del individuo, y veréis también que en ese programa que ahora solamente presento, del que ahora solamente presento un esbozo, veréis cómo aparecerá que allí, en aquel programa, no obstante su carácter enciclopédico, no existe la geografía general; veréis también cómo en el nuevo programa continuarán los ejercicios de lectura y rectificación, tan indispensables para completar esa educación, enseñanza que principia en la escuela primaria y el hecho de cortarla, el hecho de retirarla de los estudios secundarios, ha hecho que muchos profesionistas no puedan abordar cualquier problema de los más difíciles correspondientes a su profesión, y no saben deveras leer, lo que se llama sencillamente leer.

Veréis también cómo aparece en el programa lo referente a educación cívica, que no existe en el antiguo programa, y veréis también lo referente al derecho usual, que en la cultura general del individuo ha de ser una cosa indispensable. Pero, señores diputados, la Dirección General por otro lado ha hecho mucho, ha hecho mucho en cuanto al profesorado. ¿Sabéis vosotros cómo se ha interesado por mejorar a éste? Sabéis vosotros que ha tenido en estudio el modo de llevar a esas aulas, maestros, (siseos y silbidos de las galerías) maestros que sepan ir a inculcar los conocimientos necesarios, que sepan hacerlo de tal modo que promuevan el desenvolvimiento del ser, que promuevan el desarrollo de las facultades intelectuales, morales y éticas del individuo; se ha preocupado por mejorar al profesorado, porque ya no quiere tener ahí, como no tendrá pasado un poco de tiempo, a aquellos hombres que usaban siempre la tradicional frase de "Pase usted al pizarrón," "Deme fulano la clase," y entonces entretener todo el tiempo de la clase con aquel alumno, entretanto que los otros, casi abandonados por completo, se entretenían en hacer muñecos con los pañuelos, o en dibujar al mismo profesor de cuerpo entero. (Aplausos.)

Verán ustedes, señores diputados, si la Dirección General se preocupa por mejorar el profesorado de esa Escuela Preparatoria; ved cómo exige que cada profesor que desee ir a dar una clase ahí, sea tan consciente y tan preparado de su deber, que no deje defraudadas las esperanzas de ver en él un hombre de veras interesado por la juventud y por el porvenir de la Patria; aquí están dos fórmulas que se le dan a cada aspirante; en la primera de ellas ha de anotar sus generales, el nombre, la dirección, la edad, el estado, nacionalidad, asignatura; después, "Preparación Profesional," "Estudios superiores relacionados," que diga qué estudios superiores ha hecho. "Diplomas o títulos recibidos," "Estudios especiales en referencia a la materia que enseña," qué estudios especiales ha hecho de la asignatura para que se pueda considerar maestro de la asignatura, qué estudios de educación ha hecho, "Detalle usted su experiencia como maestro, especificando fechas y establecimiento: Primero, como maestro de la materia que usted enseña; segundo, como maestro de otras materias; tercero, como maestro de grupo."

En la segunda fórmula; contestar en detalle:

"Que fines generales y particulares persigue usted en su enseñanza." ¿Sabéis, señores diputados, lo que algunos profesores han contestado? Tener un modo honesto de vivir, aumentar mis emolumentos..... ¡Es lo que persiguen con la enseñanza muchos

señores diputados! (Risas.) Digo, profesores. (Aplausos.)

En segundo lugar, ¿Qué método emplea usted en su práctica?" En tercer lugar, "¿Qué medios emplea usted para estar al tanto del aprovechamiento de sus alumnos?" Y con esto, señores diputados, se rompe con la costumbre malsana de ir solamente a clase, porque ha llegado el tiempo y de salir de clase en los momentos en que el tiempo fenece, sin preocuparles ni el orden ni la disciplina, ni el grado de adelanto y dedicación de cada alumno. Y esto les consta a ustedes, señores diputados, seguramente. Cuarto: "¿Cuales son las ideas de usted respecto a la disciplina escolar?" "¿Qué medios sugiere usted para cooperar con la Dirección del plantel en su obra disciplinaria?" Esto dará a usted una idea de que la Dirección General se interesa por el mejoramiento del profesorado; porque los alumnos de educación secundaria tengan no solamente maestro competente, que no dudamos en cuanto a competencia que han estado muy bien servidos de muchos años atrás, indudablemente han tenido verdaderas potencias en cada asignatura, ¿Pero han sido maestros? Este es el punto precisamente en que no hay una contestación afirmativa. Pero también la Dirección General ha hecho mucho en cuanto a los mismos alumnos. Los mismos alumnos ahora tienen la obligación de presentar exámenes, reconocimientos mensuales, tienen exámenes por escrito y entiendo que muchos de ellos han lamentado el hecho de pasar, de tener que pasar por algún acuerdo de la Unión a la Universidad, sólo por este hecho de que estos medios y de que esta circunstancias, de que la Dirección se ha valido para hacerlos de veras estudiar y aprovechar su tiempo no van a ser exigidos ahí. (Siseos de las galerías. Campanilla.) Muchos señores alumnos así lo han expresado a sus profesores. (Voces de las galerías: No es cierto.) Ha enseñado también, señores diputados, la Dirección General a estudiar a los alumnos; poca cosa, dirán acaso, pero los ha enseñado también a asistir, a ser puntuales, porque ha dado una ley tronante, terminante, que con un número reducido de faltas se expulsa al alumno de la Escuela; estas son las razones y son los motivos para que el alumno que esté ahí consciente de su deber de ilustrarse, cumpla ciertamente con ese deber; pero también, señores, la Dirección General se ha preocupado de los resultados de esa Escuela; antes sólo se exigía a los profesores un diez por ciento de aprobados. ¿Sabéis lo que ahora la Dirección General (y eso en vía solamente de reforma) exige al profesorado, el cual al tener conocimiento de esta orden, puso el grito en el cielo? El cincuenta por ciento de aprobados. Esto exige la Dirección General y, señores diputados, vosotros sabréis que es un dato muy importante en el orden educacional que no pase de la tercera parte de alumnos reprobados en un grupo, para que no sea un fracaso y una bancarrota la educación de ahí se dé. Refiriéndome al mismo hecho.... (Campanilla.)

El C. Secretario Portes Gil, interrumpiendo: Habiendo transcurrido el tiempo reglamentario, se pregunta a la Asamblea si se concede al orador que continúe en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa se servirán poner en pie. Continúa en el uso de la palabra.

El C. García, continuando: Gracias, compañeros. Voy a referirme ahora, en la rectificación del mismo hecho, al fracaso de los números de que aquí nos hablaba precisamente el compañero Eliseo García. El citó aquí un número total de profesores, y de ese número sacó el que dicen no tienen título, y semejante dato, ¡Ya lo creo!, causó una gran expectación en el público, con razón; pero no, señores diputados, los datos precisos son estos; existen mil novecientos ochenta y dos profesores en el Distrito Federal y con título normal de una Escuela Normal hay ochocientos setenta y los restantes, mil ciento doce profesores, tienen en una gran mayoría título también, no normal; pero de algún instituto o academia en que cursaron los estudios o hicieron su preparación suficiente, dadas las circunstancias de cada uno en el lugar en que lo hizo, para dedicarse a la noble tarea de modeladores de espíritus. Nos hablaba del fracaso de la Preparatoria y citaba de tantos alumnos que asisten a la Preparatoria y nos hablaba del por ciento que señalaban los del contra como un fracaso realmente de esta institución y luego nos hablaba del número de alumnos que en la escuela primaria deberían asistir en el Distrito Federal, si mal no recuerdo, se fijaba en la cifra de doscientos mil, de éstos, pues apenas veinticinco o cincuenta mil asistían; de consiguiente era un fracaso. Señores diputados, no es posible que el parangón sea correcto ni exacto, porque en tanto que en la Escuela Preparatoria se refiere a un por ciento de alumnos que están en la escuela en la primaria se refiere a alumnos que no han sido matriculados ni asisten a la escuela. De consiguiente es ilógico e impertinente el parangón.

En la Dirección General de Instrucción Pública se va haciendo algo en este sentido. ¿Queréis saber que en los kindergardens, en las escuelas elementales y superiores el año pasado había cuarenta y seis mil ochocientos setenta alumnos y que en el actual hay setenta y nueve mil quinientos treinta? ¿Sabéis de cuánto por ciento es el aumento? De setenta por ciento. ¡No se va haciendo nada en el ramo de educación en la Dirección General! En las escuelas técnicas, señores diputados, el año pasado hubo cuatro mil doscientos cuarenta y nueve, en el actual seis mil setecientos treinta y tres, aumento de cincuenta y ocho por ciento. ¡No se va haciendo nada en el ramo de educación por la Dirección General! En la Preparatoria y en el Internado, el año pasado hubo novecientos sesenta y siete alumnos y en el actual mil sesenta y nueve, más el diez por ciento de alumnos en la Preparatoria y en el Internado. No es un aumento comparable con los anteriores, pero no significa estancamiento, ni mucho menos retroceso en la obra de la educación secundaria o preparatoria. Total de los alumnos que están bajo la jurisdicción de la Dirección General: El año pasado: Cincuenta y dos mil ochenta y dos; en el actual ochenta y siete mil trescientos treinta y tres aumentó el sesenta y siete por ciento. ¡Es poco seguramente lo que se ha hecho en este lapso de tiempo por la Dirección General!

Pero tienen ustedes, señores diputados, otra cifra curiosísima que aquí nos presentó el señor diputado

Eliseo, (risas,) el referente nada menos que a las pensiones que reciben los alumnos de la Escuela Normal; con insidia hizo aquí la nota de que recibían solamente quince pesos de pensión y de éstos se les rebaja el veinticinco por ciento. Señores diputados, si hemos de ser amadores y adoradores de la verdad, hay que expresar siempre la verdad. Hay tres clases de cuotas en la Normal de Profesores: Quince, veinte y veinticinco pesos, que se dan según las necesidades y las circunstancias de cada alumno, y estos dineros se han estado dando íntegramente de septiembre acá y de julio a septiembre; la rebaja que sufrieron va a reintegrárseles en estos días, se han dado las órdenes correspondientes.

En cuanto al Internado Nacional también nos hablaba aquí con gran entusiasmo y nos decía que aquella era la escuela preferida, que ahí el Presidente de la República iba a hacer sus visitas con frecuencia, que ahí se les reglamentaban trajes lujosísimos entretanto que a los alumnos de la Normal se les tenía a media ración, y a medio cubrir su cuerpo. Señores diputados, en este respecto debo decir a ustedes que no ha gastado el Gobierno un solo centavo en trajes y en uniformes del Internado; estos trajes y estos uniformes pertenecen a los alumnos y los alumnos hasta a sus mismos criados pagan ahí en el Internado.

Que la Dirección General ¿Qué ha hecho en el ramo de educación? Señores diputados, si no hubiera hecho más la Dirección General que dar un programa de estudios en las escuelas primarias como el que ha dado, sería suficiente para abonarle lo que en justicia le corresponde; ha hecho un programa de estudios con el Consejo Técnico de Educación, que ha puesto sobre bases netamente psicológicas; en su parte física está atendida la parte física de la educación, en estos programas está perfectamente atendida, aceptando los modernos ejercicios gimnásticos, los juegos deportivos y los ejercicios militares que vosotros sabéis se ejecutan en todas nuestras escuelas. Este programa de estudios en la parte elemental no ha hecho poca cosa y tenemos allí precisamente que ha dado preferencia al yo pensante, que es uno y que desarrolla la actividad en lo general. En estos mismos programas señores diputados, se estudia, se garantiza el estudio del mundo inorgánico, precisamente por la abstracción, por la ciencia del cálculo y por la matemática. Se garantiza también el estudio del mundo orgánico por las ciencias naturales, por la geografía, por las ciencias biológicas en general; pero también, señores diputados, y más principalmente tiende en sus diferentes aspectos al mundo interno, al interior del individuo mismo y en sus diferentes departamentos, diremos así, el intelectivo, el afectivo o emotivo y el volitivo, teniendo en asignaturas especiales su luz y su fuerza ese programa de educación para las escuelas primarias. No comprendéis el valor de esta obra seguramente, señores diputados, porque probablemente no conocéis esos programas de educación. Así respectivamente el lenguaje o actividad psíquica está perfectamente distribuido y perfectamente consignado para que sea un hecho efectivo su enseñanza para el desarrollo de los alumnos en este sentido. El dibujo, por ejemplo, la música, los trabajos manuales, las ocupaciones domésticas que cultivan el desarrollo del sentimiento hacia todo lo noble y lo bello están perfectamente representados aquí, y la moral ¿Qué diremos de esto? ¿Y de las ciencias sociales en general? Son las que atienden precisamente, a que los alumnos se enseñen a formar propósito, desde que son estudiantes de la primaria, que se enseñen a fortificar la voluntad, sí señores, a fortificar la voluntad, palabra poderosa para remover todos los obstáculos en el camino de la vida! ¿Y en el orden moral, señores diputados? La Dirección General comenzó suprimiendo las prebendas y las canongías odiosas y vergonzosas de nuestros pasados regímenes; suprimió el personal que era innecesario en muchas de las oficinas. ¿Sabéis vosotros, señores diputados, cuántos empleados vino a encontrar en la Dirección General que acababa de regentear precisamente el señor diputado Eliseo García? Vino a encontrar noventa y tres empleados; él, con su obra moralizadora y efectiva y en pro de los ideales de la Revolución, redujo a menos de la mitad ese personal, porque era inmoral tener mayor número de empleados en esas dependencias; persiguió, ha perseguido de hecho y lo seguirá haciendo, la inmoralidad entre el profesorado, porque éste es también otro punto que debe ser seguramente muy lastimoso para nuestros corazones, pero es la verdad que mucha inmoralidad hay en nuestro gremio dedicado a la educación, y esa obra de reconstrucción y de eliminación ha venido emprendiendo la Dirección General desde que el señor profesor Osuna está en ese puesto. Siseos en las galerías. Campanillas.) Ha organizado las escuelas señores diputados, sobre mejores bases y no muy tarde las tendréis sobre verdaderas bases de moralidad. Preguntad a los maestros si hay inspección o no en estos tiempos; preguntad a los maestros si con frecuencia no está el inspector a las puertas de sus clases para investigar, para llamar la atención, para enseñar el modo de dirigir las escuelas y el modo de enseñar también en cada caso particular, y así tendréis, señores diputados, una idea de lo que la Dirección General ha hecho en el ramo de educación, tendiendo a su mejoramiento. Preguntad a cada profesor, si en la Dirección General habrá moralidad precisamente en todo el personal docente, y si no se lleva una cuenta estricta, exacta de cada uno de sus actos, de sus competencias, y si al fin del año no se paga a cada quien lo que hubiere merecido, y veréis si no se ha expulsado a ineptos, a inmorales, a incompetentes y si no veréis cómo de esta manera todos los que tienen amor cariño a la educación, se dedican a la escuela con todas las fuerzas de su alma. Por fin ha organizado, señores diputados, la Inspección Administrativa y Técnica de las escuelas de un modo perfectamente democrático, porque cada inspector tiene cierta libertad para nombrar su profesorado, para que así pueda exigir él personalmente responsabilidades, así como la Dirección se les puede exigir a él; por supuesto, la Dirección neutralizándolo todo para que en la marcha de la educación nacional haya orden, precisión y armonía. (Aplausos.)

El C. García Eliseo: Pido la palabra para contestar alusiones personales. (Voces: ¡No, no! )

El C. Presidente: Para rectificar alusiones personales

se ha sentado el precedente de que éstas se hagan al fin de la sesión o al principio de la próxima.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Aarón Sáenz.

El C. Manrique: Pide la palabra la Comisión para contestar al C. Jonás García. Pido a la Presidencia se sirva ordenar la lectura del artículo 99 para que se vea que no trato de disputar injustamente el turno a un compañero, sino de hacer uso de un derecho. Según el artículo 99, cualquier miembro de las Comisiones tiene derecho a hablar más de dos veces, lo que naturalmente permite a la Comisión, compañero Padilla, defenderse, replicar en defensa de su dictamen a todos los señores diputados que asentasen ideas opuestas al dictamen. En defensa de este derecho, la Comisión solicitó oportunamente el uso de la palabra, pero la Presidencia interesadamente se adelantó a conceder la palabra al compañero Sáenz. (Voces: ¡No, no!)

El C. Secretario Aranda: "Artículo 99. Los individuos de la Comisión y el autor de la proposición que se discuta, podrán hablar más de dos veces los otros miembros de la Cámara sólo podrán hablar dos veces sobre un asunto."

El C. Presidente: La Presidencia se permite manifestar al C. Manrique que, con anterioridad había concedido el uso de la palabra al C. Aarón Sáenz, obedeciendo al turno de los ciudadanos que están inscriptos y que no tienen ningún interés en negarle el uso de la palabra a Su Señoría, pero en su oportunidad se le dará.

El C. Manrique: La oportunidad es precisamente ésta, señores diputados, lo que sucede -yo soy el primero en reconocerlo -, que por haber hecho uso de la palabra ya en algunas ocasiones, os he cansado tanto; (voces: ¡Es verdad!) ya lo veis, ya veis como no miento, señores diputados, esto explica...

El C. Hernández Maldonado: Moción de orden. Conforme al artículo 97, los miembros de la Cámara hablarán alternadamente en contra y en pro; el señor Presidente ha llamado al orador que estaba inscripto en el contra, y por lo tanto, le corresponde el uso de la palabra, en mi concepto, a este orador; si al mismo tiempo hubiese pedido la palabra antes de que hubiese sido concedida la palabra en contra, el señor Manrique, en ese caso, estaría en su perfecto derecho para reclamar ese lugar; pero en vista de que le fue concedida la palabra primeramente al otro orador en contra, debe corresponderle desde luego el uso de la palabra. (Aplausos.)

El C. Presidente: La Presidencia creyó haber obrado rectamente al conceder la palabra al diputado Sáenz, máxime cuando el señor diputado Manrique se había acercado a pedir la palabra después de que hablara el señor Sáenz.

El C. Manrique: El Reglamento, señores diputados...

El C. Padilla, interrumpiendo: Que se cumpla el Reglamento.

El C. Manrique, continúa: Que se cumpla, compañero Padilla; el Reglamento especifica que al comenzar las discusiones se formará una lista de los oradores del pro y del contra; en esta lista ¡Está claro!, después del orador que estaba inscripto anteriormente en pro, toca hablar en contra al compañero diputado Aarón Sáenz, pero en esta lista de oradores que se forma al comenzar la discusión, para nada se tiene en cuenta a los miembros de Comisión, que pueden hablar en el momento en que lo consideren oportuno para contestar argumentos de cualquiera de los señores diputados. Por esta razón yo insisto respetuosamente en reclamar para la Comisión el derecho que tiene para hacer uso de la palabra.

El C. Presidente: La presidencia manifiesta que no tiene inconveniente en concederle el uso de la palabra, pero la tiene dada con anterioridad al C. diputado Sáenz, según el orden de la lista.

El C. Manrique: Señores diputados: Con permiso de la Presidencia... (Voces: ¡No, no!) (Campanilla.)

El C. Presidente: La Presidencia repite a Su Señoría que no le ha concedido la palabra.

El C. Manrique: He pedido la palabra, señores diputados, (voces: ¡No, no!) para reclamar el orden, que creo interrumpido. Si la Presidencia, no en obediencia al Reglamento, sino por hacer imperar su capricho, quiere quitarme en estos momentos el uso de la palabra, que lo haga en buena hora.

El C. Aarón Sáenz: Señores diputados: Largamente ha sido debatido ante la Representación Nacional el asunto de la Escuela Nacional Preparatoria, y tanto de una parte como de otra se nos han traído serios argumentos que, aun cuando se ha hecho la salvedad de que están desposeídos de toda pasión política, no han podido prescindir de este natural sentimiento humano y han tenido necesariamente que redundar muchos de ellos en un asunto político.

Yo me esforzaré por prescindir de la cuestión política, y aun cuando no tengo el patrimonio que el C. Manrique negaba hace días a los del contra, de tener en este caso la verdad, también creo que no es patrimonio de los del pro sostener en absoluto la verdad en el presente caso. Creo también, que los que vendrán con posterioridad a mí a hacer uso de la palabra, y muy especialmente el señor licenciado Cabrera, nos habrán de traer una brillante exposición que mucho ha de servir para determinar una resolución en el asunto tan trascendental a debate; pero yo ruego a los ciudadanos representantes se sirvan tomar en cuenta mis observaciones que, como antes digo, no tendrán el patrimonio de la verdad, pero sí el de una completa y absoluta lealtad, aun cuando el C. Manrique la ha reclamado por su parte.

El asunto a discusión ha versado más que todo alrededor del nombre de la Escuela Nacional Preparatoria; se ha pretendido sostener, sin abrir los ojos a la razón y a la necesidad de hacer reformas en el ramo educacional, al tradicionalismo, y naturalmente ese tradicionalismo nos ha hecho ver desfigurada la verdadera solución del problema que la Representación Nacional tiene ante sí y que para su resolución debe aportar todas las luces de su buena fe y todo el ardor de su revolucionarismo que debe hacerse sentir en un ramo tan trascendental como el de la educación. No soy enemigo de la Preparatoria; es suficiente el que yo haya cruzado por sus aulas para sentir el amor y el cariño

que todos los que han pasado por ella sienten para esa institución benemérita; lo único que me guía a hacer uso de la palabra es venir a definir, si fuere posible, la posición en que nos hemos colocado, deslindar los campos y los terrenos, y dar una solución de acuerdo con las necesidades del momento y en atención a la urgente necesidad que tenemos de hacer algo por la educación nacional, ya en efecto, señores, ¿Qué acaso el hecho indiscutible, qué acaso el hecho que los alumnos estudiantes vayan al recinto que hoy ocupa la Escuela Preparatoria en San Ildefonso significa ya que van a obtener una enseñanza preparatoria y que los procedimientos y métodos en ella empleados satisfacen las necesidades que tenemos que llenar? ¿Qué acaso el nombre de la Escuela Preparatoria lo encierra todo y significa la resolución del problema? Yo creo que no.

Ni la Escuela Preparatoria ni su nombre, ni el edificio de San Ildefonso, ni su laboratorio, ni sus libros, - como alguien ha dicho -, van a resolver el problema que está a debate en la Representación Nacional; es ante todo el estudio sereno y reposado que hagamos de la necesidad de darle nueva orientación a la educación popular y de hacer que los vicios que tienen nuestras instituciones educacionales de remediar y que podamos crear, en la forma necesaria, las nuevas con las adaptaciones que les sean necesarias también. No es tan poco la falta de dinero ni de personal la que ha determinado los errores y fracasos que se hayan hecho sentir en la Escuela Preparatoria y en la educación en general, supuesto que dinero y personas competentes las hubo también en tiempo de la dictadura porfiriana y la Escuela Nacional Preparatoria, llamada a satisfacer la educación popular, no alcanzó a tener ni su desarrollo ni el éxito deseado por todos los ciudadanos de la Patria. Es, pues, el caso de resolver el problema estudiando las consideraciones que en pro y en contra nos ha ofrecido la experiencia durante el tiempo que ha funcionado la Escuela Preparatoria.

El C. Manrique hacía una alusión, al hacer uso de la palabra, diciendo que la oposición de algunos diputados a la presente Legislatura, a que la Preparatoria sigue dependiendo de la Universidad, se debía a que en la Escuela Preparatoria no había una cátedra que enseñara a los alumnos a revolucionar. No, señores, no es que vengamos a exigir que se inscriba en los planes de estudios de las escuelas preparatorias una cátedra para enseñar a revolucionar, sino que lo que queremos es que los alumnos, por medio de la educación que en ella reciban, se formen una clara percepción de los deberes, del deber y del honor, pues no debemos olvidar, señores diputados, que dentro de la Escuela Nacional Preparatoria no hubo una clase que les enseñara el revolucionarismo, pero sí ha formado un medio por el cual han tenido tendencias a tolerar las dictaduras y marcadamente opuesto a las tendencias libertarias que en estos últimos años se han desarrollado en nuestro País. Prueba de ello la tenemos palpable en la Escuela de Jurisprudencia y en este caso pongo por testigo al señor licenciado Luis Cabrera, era uno de los centros donde más se conspiraba contra el gobierno revolucionario del señor Madero; allí no aprendieron solamente a no amar la libertad, sino a hacer esbirros de la libertad, porque iban contra la libertad. Allí está la Escuela Libre de Derecho, una emanación de la acción contra la libertad y contra la revolución iniciada por el señor Madero; la Escuela Libre de Derecho, que ya ha sido debatida en otra ocasión, y que tuvo un origen esencial y exclusivamente político, donde todos los enemigos del Gobierno del señor Madero se valieron de los estudiantes, que eran un medio propicio para desarrollar una labor contraria a las tendencias libertarias y revolucionarias encausadas por el C. Madero.

Se ha dicho aquí que no es una prueba el fracaso de la Preparatoria como actualmente está organizada, porque tal promedio de reprobados o de destripados, como se dice en términos estudiantiles, ha habido en la Escuela Preparatoria como lo ha habido en las escuelas primarias, quiero conceder que en ese sentido tengan alguna razón los que han hecho tal afirmación; pero yo debo manifestar, ciudadanos diputados, que no se debe estimar en la misma proporción el aprovechamiento de una escuela secundaria y primaria con la Preparatoria, en la misma forma en que se estima en las escuelas primarias; y es natural, a la escuela primaria van niños cuando inician su educación, cuando no tienen absolutamente ningunos conocimientos y cuando van a adquirir de su maestro que se los transmita. En cambio, en una educación secundaria y especialmente la preparatoria, los alumnos llevan ya una iniciación en su carrera educacional, van a la Preparatoria para adquirir nuevos conocimientos y a que los pongan en su nivel muy distinto del en que los ponen en la primaria. Así, pues, el promedio de aprovechamiento debía ser mucho mayor que en la escuela secundaria, como debe ser mucho mayor que en la escuela secundaria, como debe ser mucho mayor en la secundaria que en la primaria.

También se ha dicho que a pesar de que la Escuela Preparatoria actualmente depende de la Dirección de Educación Pública, y digo Dirección de Educación Pública y no Primaria como algunos han querido venir a insinuar, para hacer creer en el ánimo de algunos que la intensión de los que opinamos que la Escuela Preparatoria debe sufrir una modificación en su organización actual es que quede en la categoría de primaria, para que desaparezca ésta; pero, repito, es la Dirección de Educación Pública y no Primaria. El programa actualmente en vigor ha sido puesto desde el 15 de enero de 1916, fecha anterior a la en que se hizo cargo el actual encargado de la Dirección de Educación Pública. Ese programa estaba ya implantado en la Escuela Nacional Preparatoria, y ya lo ha dicho un orador, que no es posible estar cambiando planes de estudios cada año y aun cada seis meses, porque entonces el mal que se trata de remediar se aumentaría con la confusión producida en torno de los estudiantes con estos cambios tan frecuentes de programas.

Por otra parte, el programa no puede apreciarse en sus bondades en uno o dos años y es necesario que transcurra un tiempo mucho mayor para

poder apreciar y poder sumar las observaciones de la experiencia para aplicar un nuevo plan de estudios y además el actual programa en vigor en la Escuela Preparatoria adolece de los mismos defectos de que adolecía el primitivo plan de estudios, pues las modificaciones que han sido hechas han sido insignificantes y en substancia es el mismo plan de estudios implantado por Barreda desde su fundación.

Se nos citaban las palabras del ilustre Barreda para decirnos que él ya tenía en su mente organizar la Escuela Preparatoria para preparar a la juventud para la vida práctica del mañana. Pues a pesar de ese buen propósito del ilustre Barreda, esa aspiración no se ha podido lograr, no se ha podido conquistar y la juventud que pasa por las aulas de la Escuela Preparatoria no ha llegado todavía a prepararse debidamente para el futuro, ni ha preparado la educación popular, que es por la que debemos preocuparnos en este momento para darla a la Nación. Se nos ha mencionado que en la Preparatoria ha habido distinguidos; sí los ha habido y muy ilustres, pero hay que ver, señores diputados, que el promedio de estos distinguidos de la Escuela Preparatoria, si se pudiera precisar, sería en términos tan desalentadores que eso sólo serviría para adoptar francamente un nuevo sistema y un nuevo plan de estudios en nuestra educación popular. Y no se nos diga que esta falta de resultados prácticos de la Escuela Preparatoria se debe en México al medio, pues yo estoy en posibilidad de afirmar que los medios, defectos de que adolece la Escuela Preparatoria y que han determinado sus fracasos parciales, porque no afirmo en lo general, estos mismos factores ha habido en los Estados, aunque indudablemente en los Estados hay menos números de circunstancias que hagan perder el tiempo a los alumnos y les dejan mayor atención escolar, y por ese motivo en los Estados podrá ser mayor el por ciento del aprovechamiento; pero de todos modos es reducido el aprovechamiento que en estas escuelas se obtiene.

Otro de los errores está en que no debe medirse el aprovechamiento de las escuelas preparatorias por los alumnos que terminan su profesional, pues yo creo francamente que la misión de la escuela preparatoria no es exclusivamente preparar para las profesionales; la misión de la Escuela Preparatoria, a más de eso debía ser para preparar a la inmensa mayoría del pueblo mexicano para luchar en un medio más propicio de vida, pues necesariamente no han de ser todos profesionistas los alumnos que vayan a inscribirse a la Escuela Nacional Preparatoria, y en esta forma es absolutamente defectuosa la actual organización de la Escuela Nacional Preparatoria, porque si contiene como única función o como una de las principales facultades el preparar a los alumnos para entrar a las profesiones debemos preparar a la clase popular mexicana una institución, una escuela secundaria, donde pueda ilustrarse y alcanzar mayor educación que la que tiene actualmente en las escuelas primarias.

El problema que tenemos ante nosotros es el de tener que satisfacer una función social necesaria a la vida del organismo nacional, esa función necesita su órgano, y ese órgano en el caso educacional es la escuela. Nosotros no hemos dado todavía a la juventud, a la inmensa juventud popular de México, una escuela secundaria donde pueda formar su carácter, su personalidad, donde pueda adquirir todos los conocimientos que los capaciten, no para seguir una carrera profesional, sino que lo capaciten para sostener la lucha por la vida, para que podamos obtener después de cursada esa escuela secundaria, artesanos, obreros y agricultores que estén en capacidad de poner en práctica las conquistas de la ciencia, y que no solamente tengamos intelectuales de alta intelectualidad, si vale la palabra, que son actualmente los que nos da la Escuela Preparatoria; es necesario también que hagamos una transformación en la actual organización de la escuela secundaria, porque necesitamos poner en capacidad al pueblo para que pueda ilustrarse y para que pueda alcanzar el mayor cúmulo de satisfacción con el menor esfuerzo; y esto, señores diputados, solamente se puede obtener mediante una educación apropiada para todos los miembros de la sociedad. Es también otra verdad incontrastable que en lo general el nivel educacional del pueblo mexicano no capacita a su juventud para ingresar de pronto a la Escuela Preparatoria; si nosotros tuviéramos un por ciento menor de ignorancia, si hubiéramos alcanzado mayor desarrollo cultural e intelectual, en buena hora que la Escuela Nacional Preparatoria con su organización actual se pusiese en vigor; pero, desgraciadamente, señores diputados, no hemos alcanzado ese desarrollo y, por lo mismo, necesitamos crear una nueva escuela secundaria que sea el eslabón entre la Escuela Preparatoria y la Universidad, que es la que sigue. Y yo estoy absolutamente de acuerdo con los que sostienen el pro en este sentido, de que la Universidad Nacional debe tener su Escuela Preparatoria. Esa escuela preparatoria debe ser pura y exclusivamente de la Universidad, porque debe ser dependencia de la misma; pero lo que nosotros pretendemos es que desaparezca la Escuela Preparatoria con sus vicios de organización actuales, que desaparezca esa escuela, aunque tengamos que dar nacimiento a dos escuelas, la escuela secundaria y la propiamente preparatoria, a la cual ya la hemos dado en la misma ley que tenemos aprobada, a la Universidad, pues uno de los incisos que han sido aprobados y en el que figuran las dependencias de la Universidad Nacional, se encuentra la Escuela Nacional de Estudios Superiores. Yo creo que en esta Escuela encajan las funciones de la Escuela Preparatoria que reclama la Universidad. Así es, pues, que esto es por lo que me he inclinado a afirmar que la discusión se ha hecho sobre un nombre, no sobre un problema que se trata de resolver.

Es de todo punto falsa la afirmación que alguien ha hecho aquí, de que los que nos oponemos al proyecto en la forma propuesta por la Comisión, opinamos contra la Universidad. No señores, no seríamos capaces de atentar contra una institución en la que hemos cifrado el porvenir de la intelectualidad mexicana, no podríamos atentar contra esa institución, por más que en los momentos actuales hay quienes tengan más desconfianza y alguna incertidumbre; pero hay que recordar, señores diputados, que toda pasión política personal que en

estos momentos pudiera debatirse es transitoria, que los que están tanto en una parte como en la otra son transitorios. Lo que debemos hacer patriótica y lealmente es afrontar el problema de la educación nacional y dar al pueblo mexicano los medios necesarios para que complete su educación. Ya he referido anteriormente que en el proyecto que hemos aprobado, en los incisos no objetados del artículo a discusión, hemos dado a la Universidad la verdadera Escuela Preparatoria; pero todavía hay más: Si nosotros queremos que nunca desaparezca el benemérito nombre de la Escuela Nacional Preparatoria como dependencia de la Universidad Nacional, es muy sencillo, señores: Aprobemos que la Escuela Nacional Preparatoria sea una dependencia de la Universidad en lugar de la Escuela Nacional de Estudios Superiores; entonces formamos la escuela secundaria, la escuela que, como dije antes, ha de responder a la educación popular y a la educación de las masas en general. (Aplausos.) El nombre es, pues, lo que en último análisis nos pondría en dificultad para votar este asunto, y esto yo creo que debe importarnos muy poco si tratamos de resolver patrióticamente un problema tan arduo y trascendental para el porvenir de la Nación, como es la educación. Se ha invocado como una dificultad para lograr esto, que no tenemos una Ley de Educación, ¿Y qué importa una Ley de Educación si podemos nosotros, si tenemos los medios de remediar y resolver de una vez por todas el problema educacional sin necesidad de esperar que quizá venga la próxima Legislatura a aprobar una nueva Ley de Educación que modifique la actualmente en vigor? Yo soluciono esta dificultad en la siguiente forma: Aquí mismo podemos presentar una iniciativa de ley autorizando al Ejecutivo de la Unión para que organice la escuela secundaria, deslindando lo que corresponde a la actual Escuela Preparatoria, que dependa de la Dirección General de Educación Pública y se organice y se faculte al jefe del Departamento Universitario, o al Ejecutivo mismo, para que dentro de la Universidad misma organice la verdadera Escuela Preparatoria y nadie será capaz de atentar contra ella, supuesto que los que hasta aquí se han señalado como los más interesados en rechazar el dictamen, han hecho esta proposición tendente a este mismo fin. Rechacemos, pues, el dictamen por lo que respecta a la idea de Escuela Nacional Preparatoria generalizada en la forma en que la he examinado; presentemos una iniciativa facultando al Ejecutivo para que organice la escuela secundaria y la escuela preparatoria, deslindando los terrenos de una y de otra, y entonces habremos dado el primer paso para resolver definitivamente el problema educacional de México y entonces sí habremos laborado patrióticamente dentro del recinto de la Representación Nacional y entonces sí podremos estar satisfechos de haber iniciado la obra de reivindicación educacional la que, por lo que aquí se nos ha dicho, ha sido casi un fracaso desde la primaria hasta la Universidad, y en este hecho debemos estar de acuerdo y debemos aceptarlo: Ha habido fracaso en todo, pero más que eso se debe a la falta de medios y de elementos para desarrollarlo. Hagamos, pues, una labor patriótica y acumulemos al lado del Ejecutivo todos los elementos necesarios para resolver el problema en una forma práctica y patriótica.

Yo invito, pues, a todos los ciudadanos diputados, especialmente a los que han pasado por la Escuela Nacional Preparatoria, cuyo amor y cariño no debe extinguirse jamás, como en mí , para que rechacemos el dictamen tal como se ha presentado, y que formemos la escuela secundaria y que presentemos una iniciativa autorizando al Ejecutivo de la Unión, dándole facultades para la organización de la escuela secundaria y preparatoria dentro de la generalidad de las ideas que he expuesto. En este sentido ruego a los señores diputados se sirvan tomar nota de mis observaciones que, como antes digo, las hago desposeídas de toda pasión política y desposeídas de toda mezquindad y que las he venido a exponer con toda la buena voluntad y lealtad que debe caracterizarnos en estos momentos, por tratarse de uno de los problemas más formidables y trascendentales que tenemos ante nuestros ojos. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: La verdad es, señores diputados, que resulta satisfactorio el contender con un adversario leal y honrado, como el compañero Sáenz. (Toses.) Una prueba clara de su lealtad y honradez, es que tiende siempre a la conciliación, a conceder al adversario una parte de la razón.

Ahora - por disipar vuestro aburrimiento -, os voy a contar un cuento. (Voces: ¡Bueno! Aplausos.)

Acababa de decidirse favorablemente para mí la elección que había de traerme a esta Cámara y ya me sentía verdaderamente abrumado por el peso de la enorme responsabilidad que gravitaba sobre mis hombros; os lo he de confesar, soy un tanto fatalista, ya que se ha observado muy atinadamente que el fatalismo es la última superstición de los incrédulos; de manera que, preocupado por el porvenir, me dije: ¿Cómo averiguarlo? La verdad es que desdeño la grafología, por los ribetes de ciencia que tiene, y soy un poco más amante de la nigromancia, de la astrología y de otras yerbas. Así es que en una tarde en que me hallaba verdaderamente perplejo, eché a andar por esas calles de Dios en busca de una gitana.... (Risas y voces: ¡Olé!) A poco andar, para fortuna mía, di con ella, una de esas pobres criaturas que llevan vida errante y vagabunda; le tendí mi mano con la palma extendida para que leyese en ella mi porvenir. -"¡Bien!, me preguntó maliciosamente, ¿Quieres saber de amor?" - "No, le dije, de amor ya lo sé; en amor soy harto infortunado; otra cosa es la que me preocupa: Quiero saber cuál ha de ser mi suerte en la Cámara." Mostró en la expresión de su rostro que no había entendido mis palabras. -"Bueno, le dije, vamos, en esa casa grande a donde van de tarde en tarde los hombres a disputar entre sí para hacer feliz a su pueblo." - Ah, vaya, dijo sonriendo maliciosamente, es que, como nosotros los gitanos no tenemos patria, no sabemos de esas cosas, y es una fortuna, porque no tenemos tampoco ni ejército, ni jueces, ni clérigos.."

El C. Garza Pérez, interrumpiendo: ¡Sobre todo clérigos!

El C. Manrique, continuando: "..... Ni otras muchas cosas que ustedes tienen para su felicidad. Bueno, pues pon una moneda en tu mano." Puse en la palma abierta de mi mano una moneda de plata, que la gitanilla tomó ávidamente, haciéndola desaparecer en uno de sus amplios bolsillos; luego, examinando o fingiendo examinar atentamente las líneas de mi mano, después de un momento de meditación, viendo al cielo y pronunciando no sé qué palabras cabalísticas, me dijo: -"Esta línea larga, muy larga, quiere decir que estás condenado a subir todos los días a la tribuna para defender en ella tus ideas; unas veces tendrás la buena fortuna de obtener un aplauso, tal vez tímido, sobre todo cuando halagues las pasiones de tu auditorio, por ejemplo, hablando mal de algún periodista italiano (risas), también otras veces, otras veces podrás obtener el fácil aplauso populachero de la plebe estudiantil - como ha de decir algún diputado puritano - (voces: ¡Nombres!), - pero si no los sabía la gitana -; pero, de todas maneras, unas veces con éxito mediano o bueno, y otras veces obteniendo aplausos siquiera a regañadientes, has de estar condenado a subir a la tribuna tarde a tarde y el día..... (Voces: ¡Y el día que no subas, te mueres!)

Presidencia del C. PÉREZ GASGA FLAVIO

El C. Morales Hesse, interrumpiendo: ¡Te vio el pelo la gitana, Manrique!

El C. Manrique, continuando: .....Y el día en que por desgracia para ti dejes de subir a la tribuna, ese día han de llover sobre tu cabeza muchas desgracias." Calló la gitana y yo me alejé meditabundo, pensando en sus palabras, que aún resonaban en mis oídos; y he aquí por qué, señores diputados, habréis de perdonarme, así lo espero, que obediente a mi sino, creyente en mi fatalidad, venga a esta tribuna, acaso por milésima vez, a defender las ideas que creo buenas, porque de lo contrario atraería sobre mi cabeza las iras de las fuerzas ciegas y desconocidas que nos gobiernan. (Aplausos.)

Recuerdo en estos momentos las paradógicas frases de Nietzsche: "Se os ha dicho que las buenas causas son las que hacen batalla; más yo digo que es la buena batalla la que hace las buenas causas." Yo he querido dar una buena batalla en defensa de una buena causa y he querido luchar con entusiasmo hasta quemar el último cartucho por una idea que creo buena; y así, habréis de perdonarme mi tenacidad, si os resulta cansada. Una cosa os pido para seguir adelante: Que para escucharme cerréis los ojos, imaginando ver aquí, no mi figura, que ya os es harto conocida, sino, por ejemplo, la simpática de don Jairo R. Dyer, que no nos ha hecho el honor de venir a esta tribuna.....

El C. Bandera y Mata, interrumpiendo: ¡No te vayas a referir a mí, hermano!

El C. Manrique, continúa: Urge rectificar algunas de las ideas expresadas, ora por los compañeros diputados, ora ideas que corren impresas en un folleto titulado: "La Escuela Preparatoria." Comienzo por rectificar estas últimas. Ninguno de vosotros, señores diputados, si se ha dedicado a meditar un poco sobre este problema, ignora que las ciencias sociales y la ciencia de la educación, distan mucho todavía en el actual estado de nuestros conocimientos, de merecer este nombre de ciencias. Nadie ignora que entre las ciencias sociales, por ejemplo, una de las de más reciente creación, la estadística, se halla todavía en pañales; la estadística, como medio de investigar y estudiar los fenómenos sociales, de estudiar sus alcances, de adivinar sus causas y sus consecuencias, la estadística es todavía un conocimiento embrionario; la parte más sencilla del trabajo del estadístico, la que consiste en agrupar datos, en trazar gráficas, en formar cuadros estadísticos, está es relativamente sólida y segura; pero la parte más interesante, que constituye como el coronamiento del trabajo primitivo y que consiste precisamente en interpretar los datos estadísticos para obtener generalizaciones, inducciones, ésta sí es verdaderamente difícil y requiere dos cosas: Por una parte, talento crítico, espíritu bien disciplinado, y por otra, un ánimo sereno y desapasionado en el estudio de estos complejos problemas.

Aplicando estas ideas al estudio de lo que es, ha sido y debe ser la Escuela Preparatoria, se pueden formar estadísticas y sacar de ellas conclusiones. Se puede afirmar que la Escuela Nacional Preparatoria ha constituido entre nosotros un fracaso, de dos maneras: Puede esto afirmarse a posteriori, se inquiere, se estudia y se investiga, se analiza y de este examen, de estas investigaciones y de este análisis, resulta esta conclusión: La Preparatoria ha sido un fracaso. Esto sería afirmar, hacer la afirmación a posteriori; pero se puede seguir también el camino inverso, afirmar a priori: La Escuela Preparatoria es un fracaso. "La Escuela Preparatoria nos ha sido encomendada, estamos ya en ella y tenemos que echar raíces en ella; abandonar la Preparatoria que se ha confiado a nuestras manos, esto no debe ser; pero para conservar la Preparatoria en nuestras manos, debemos demostrar que hemos tenido éxito en nuestra gestión y que en años anteriores la Escuela Preparatoria ha sido una fracaso. ¿Cómo demostrar esto? Muy sencillamente: Acaparemos datos, torzámoslos si es necesario, saquemos conclusiones falsas si es fuerza hacerlo, y habremos sacado avante nuestra idea. La Escuela Preparatoria es un fracaso, esto es lo que hay que demostrar, quod est demonstrandum; esto podemos apoyarlo más tarde en las estadísticas que forjemos." Este es un segundo procedimiento. Así se procede apriorísticamente, así se ha procedido; se comienza, eso sí, por confesar que "la mala documentación estadística llevada en esa Escuela en años pasados, no obstante la muy pregonada perfecta (?) administración de los tiempos porfirianos, nos impide dar por ahora el dato sobre aprovechamiento....." Esto dice el folleto en la página octava. De manera que los datos estadísticos que puede proporcionar la Escuela Preparatoria son pobres, exiguos, y, sin embargo, porque eso nos conviene, nos creemos con derecho a fundar en ellos conclusiones. Dice el folleto y tiene

razón: "Hay dos criterios para apreciar la labor de una escuela: Por el primero se investiga la proporción de aprovechamiento intelectual de los educandos y el rendimiento intelectual que la escuela da a la sociedad. Por el segundo se procura medir la influencia que los hombres formados por la escuela ejercen como agentes sociales."

De estos dos criterios es más fácil aplicar el primero, y a pesar de la mala documentación llevada en la Escuela, los profesores autores del folleto han formado sus cuadros estadísticos, trazado sus gráficas, como lo haría un alumno de geometría analítica, y expuesto sus conclusiones, buenas o malas, a mí no me toca juzgar; pero la parte más difícil, la aplicación del segundo criterio, la que exigía un espíritu crítico, un espíritu disciplinado y analítico, la que requería un estudio minucioso e inteligente de la influencia relativa de los hombres salidos de esta Escuela en su medio social, ésta, ésta se han abstenido de hacerla los señores autores del folleto. Ahora, dad a sus conclusiones el valor que ellas merecen.

El señor Director de Educación Primaria envió en pasados días un memorial a la Cámara, este memorial se leyó en la sesión del sábado, memorial que algunos compañeros diputados habían hecho suyo, y en este memorial y rebatiendo algunas afirmaciones de los alumnos, el Director de Educación Primaria trata de explicar, disculpándola, la disciplina patente e innegable que existe en estos momentos en la Escuela Nacional Preparatoria, y, señores diputados, yo apelo en este momento a todos vosotros que habéis sido profesores, que habéis consagrado, con la frase del compañero Morales Hesse, los mejores años de vuestra vida a la noble, a la altísima tarea del magisterio, a vosotros, señores profesores, apelo en primer lugar; el éxito principal de la enseñanza es la disciplina, en segundo lugar, la disciplina o, mejor dicho, el secreto de la disciplina - lo saben bien los señores profesores -, es ante todo y sobre todo, la competencia técnica y el valor moral e intelectual del maestro; son precisamente los maestros ineptos científicamente y carentes del don de gentes, carentes del don de gobernar, de ese don de sugestionar a los compañeros o a los inferiores, son ellos precisamente los que más pregonan esta férrea palabra: "Disciplina." En cambio, los maestros que saben darse a respetar en sus clases, porque ellos saben convencer a los alumnos, porque ellos saben convencer a su auditorio de su verdadera superioridad, de su legítima superioridad intelectual, ellos no pronuncian probablemente nunca la palabra "disciplina" y, sin embargo, la disciplina intelectual y moral, moral y ética, como diría algún compañero, existe en su clase. Tan cierto es esto que, por ejemplo - lo sabe el compañero Siurob -, en la Escuela de Medicina los mismos alumnos de un año determinado son perfectamente disciplinados en la cátedra de un maestro respetable por su saber y por su amor a la humanidad, y esos mismos alumnos son perfectamente indisciplinados en la cátedra de un maestro incompetente y torpe; esto lo sabéis todos los que habéis pasado por las aulas, ya de las escuelas normales o universitarias. De manera que esto es precisamente, señores diputados, y en esto no caben eufemismos, esta es la clave de la actual disciplina de la Escuela Nacional Preparatoria: La incompetencia en tesis general del actual profesorado de la Preparatoria. (Aplausos de las galerías.)

El compañero Jonás García, para explicar lo que debe la educación pública a la Dirección de este nombre - y por nombres no disputamos, compañero Sáenz -, afirmaba que había algunos cuestionarios que nos mostró, cuestionarios que se exigía llenar a los maestros que quisiesen aspirar al desempeño de una cátedra en la Escuela Nacional Preparatoria. Todas estas hermosas ideas que aquí expresó el diputado Jonás García, yo las comentaré con esta sola frase: ¡Lástima grande que no sea verdad tanta belleza, compañero Jonás García! (Aplausos de las galerías.) Sí, es cierto, esos programas teóricos, esos cuestionarios que existen, son muy bellos, muy hermosos, muy bien intencionados, ¿Por qué negarlo?; pero os invito, señores diputados que os intereséis por la educación pública, a visitar uno de estos días la Escuela Nacional Preparatoria (aplausos de la galerías), que al cabo vuestro carácter de diputados creo que os deja franca la entrada a todos los establecimientos del Gobierno; id allá, examinad serenamente la situación, vivid un momento al lado de los alumnos, sabed de sus miserias intelectuales, sabed el por qué de su indisciplina y el por qué de los sufrimientos probablemente muy hondos que debe experimentar un joven que razona más de lo que imaginamos, al encontrarse frente a un profesor inepto; entonces, señores diputados, podréis juzgar con pleno conocimiento de causa. (Voces: ¡A votar, a votar!)

Ya voy a terminar.

Me urge rectificar una idea aquí expuesta por el compañero Rivera, queriendo resolver el problema de la educación preparatoria, nos hablaba de escuelas extranjeras norteamericanas, alemanas, inglesas y francesas, y como ya preveía sagazmente la objeción que pugnaba por brotar de todos los labios, se adelantó a ella, con habilidad de retórico, diciendo: "Ah, se nos va a objetar que es necesario que seamos nacionalistas; yo no entiendo este nacionalismo, quienes predican el nacimiento que se abstengan de usar el ferrocarril, el telégrafo y el teléfono, que son inventos extranjeros," ideas estas, entre paréntesis, leídas recientemente en un periódico de la mañana; pero, en fin, las ideas no son patrimonio de nadie.

Dice que es necesario que entendamos lo que quiere decir nacionalismo. De acuerdo, compañero Rivera, lo que queremos no es el rechazar sistemáticamente con un criterio "boxer" las ideas venidas de centros extranjeros; no, no es esto lo que queremos; el nacionalismo bien entendido, que es precisamente uno de los artículos del credo revolucionario debe significar el implantar en nuestro País, no transplantándolas ni ingertándolas, sino adaptándolas sabiamente a nuestro medio, a nuestras condiciones, a nuestras tradiciones y necesidades, las ideas de otros países. Es verdad que, con variantes, las leyes fundamentales del espíritu humano son únicas, unas las leyes espirituales, las leyes del espíritu del esquimal y las mismas las del patagón, las del mexicano o las del europeo; esto en tesis general es cierto; pero no cabe duda que el problema educativo,

el problema educacional mexicano tiene características que permiten hacerlo inconfundible, que impiden que lo confundamos con el problema educacional norteamericano, francés, sueco o esclavo. Este es, pues, el criterio que debe normar la adaptación de los progresos de otras naciones a nuestro medio: Estudiarlos para adaptarlos, no para implantar plantas exóticas entre nosotros. Y el error fundamental del compañero es éste: Dice que los males de que adolece nuestra educación nacional son los mismos que los de todas las naciones latinas, los mismos que han motivado el fracaso de la educación francesa, italiana y española; rumana, portuguesa y sudamericana, agregaría yo, es decir, los que han motivado el fracaso de la educación en los países latinos. Sentado y admitido este principio y reconocido este hecho, quiero llegar a la siguiente conclusión: "Debemos dirigir nuestra mirada ávida de verdad y de progreso, a los países sajones, a los países germánicos, a los Estados Unidos, a Inglaterra y Alemania." Yo creo que esto es un error fundamentalísimo; ciertamente que debemos tener abierto nuestro entendimiento a todos los vientos del espíritu para aceptar la verdad, si ella viene de Alemania o si viene del lejano Japón. No, no es esto lo que disputamos, pero yo creo, compañero Padilla y compañeros, que no se trata aquí de diversos grados de civilización o de diversos grados de cultura, yo creo que se trata de conceptos fundamentalmente diversos de civilización; yo creo que no puede afirmarse categóricamente que Alemania sea más civilizada que Bélgica, o que Berlín sea más civilizado que París; se trata sencillamente de conceptos diversos de una misma idea. El concepto claro, discreto, amable, elegante, ateniense de la cultura francesa, no es seguramente idéntico al concepto un tanto nebuloso, férreo, sistemático, disciplinado, automático, romano de la kultur alemana. Se trata, pues, de diversos conceptos de la civilización y yo planteo el problema en estos términos, señores diputados: En el momento de resolver nuestro problema educacional y nuestros problemas sociales, ¿En qué fuentes debemos beber de preferencia? ¿En las fuentes de la educación española, por ejemplo, que cuenta a campeones como Altamira, como Posada, como Joaquín Costa; en las de la francesa que tiene a hombres, que tiene a intelectuales de la talla de Poincaré, de Painlevé, de Le Bon, o en las de Italia que tiene el nombre ilustre de la Montessori? ¿En qué fuentes debemos beber, en estas fuentes latinas, o en las fuentes germanas y anglo - sajonas? ¿Cuáles están más cerca de nosotros por raza, por lenguaje, por tendencias, por la naturaleza misma de las cosas? Este es el problema, señores diputados; resolvedlo.

El C. Siurob, interrumpiendo: Ya se va la "claque."

El C. Manrique, continuando: Ya sabe el compañero Siurob que a mí no me preocupa la claque; agradezco, y naturalmente me alegran, los aplausos de una juventud que sé que siente conmigo, pero creo también compañero Siurob, que soy el primero en lamentar y reprochar que a los diputados, quienes quiera que ellos sean, - que somos cada uno de nosotros por lo que representamos, respetables -, se nos sisee o se nos silbe: Esto es cosa que yo soy el primero en reprobar, compañero Siurob, y los jóvenes que así irreflexivamente sisean o silban, no saben por lo menos que pierden algo, que naturalmente por espíritu de clase nos duele que se sisee o se silbe a un compañero nuestro y entonces nos sentimos distanciados de aquel que le ha siseado o silbado y así se establece un lamentable divorcio entre la opinión de la galerías y la opinión de la Cámara; esto yo soy el primero en lamentarlo y reprobarlo y mi influencia, pequeña o grande que ella pueda ser entre la juventud estudiosa, será la primera que levante su voz en este sentido. Pero vamos a lo fundamental que es a rectificar el concepto final del compañero Jonás García. El compañero don Jonás... (Campanilla.)

El C. Secretario Aranda, interrumpiendo: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria, se pregunta a la Asamblea si concede permiso al orador para que continúe en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Continúa en el uso de la palabra.

El C. Manrique, continuando: Afortunadamente para vosotros por breves minutos. El compañero don Jonás García, en defensa de la labor de la Dirección de Educación Pública, nos decía estas palabras, proporcionándonos datos numéricos: El año pasado había en no sé qué escuelas cuatro mil y pico de alumnos y actualmente hay seis mil y tantos, es decir que se ha obtenido un aumento de un cincuenta y ocho por ciento en asistencia. En la Escuela Nacional Preparatoria e Internado Nacional, la existencia, en el pasado año escolar era de novecientos alumnos, poco más o menos, y actualmente es un poco superior a mil; aumento, decía, que si no constituye un verdadero progreso, un progreso muy sensible, sí está muy lejano del estancamiento o del retroceso. Es cierto, compañero García, y como yo creo que no debemos disputar méritos al contrario y que es torpe la conducta de quienes niegan todo mérito al adversario, no puedo negar que una parte de este aumento se deba a los loables esfuerzos de la Dirección de Educación; pero os hago esta pregunta que ya os habréis hecho interiormente cada uno de vosotros: ¿Este aumento de la asistencia escolar, si puede atribuirse en parte a los esfuerzos de la Dirección de Educación Pública, no se deberá también en una buena proporción al mejoramiento de nuestras condiciones sociales, al relativo aumento de bienestar y de tranquilidad en los hogares que permiten que los padres puedan enviar sus hijos a la escuela, sin tener la preocupación de solicitar su ayuda? Seguramente que sí.

El C. Peña Aurelio, interrumpiendo: ¡Se debe también a las familias que en gran número han venido de los Estados a radicarse aquí!

El C. Manrique, continuando: Debemos pensar que ese aumento en la asistencia se debe en una buena parte a las circunstancias. Análogamente, yo os preguntaría si los ingresos habidos en el pasado trimestre en la Tesorería General de la Nación, que son muy superiores a los habidos en igual período de tiempo en años anteriores, se deben exclusivamente a la hábil labor financiera del señor don Rafael Nieto, y de seguro se me respondería que se debe principalmente a que el estado actual del País va mejorando, a que va tranquilizándose,

restableciéndose las comunicaciones, etc. Así, pues, razonad análogamente por lo que se refiere a este aumento de asistencia en las escuelas. El compañero Sáenz, y con esto termino, llegaba a esta conclusión: Debe existir en la Universidad Nacional una Escuela Preparatoria, pero debemos también fundar una escuela secundaria. Entonces, con un ánimo verdaderamente conciliador, planteaba el problema en estos términos: Si reconocemos la conveniencia de que haya a la vez una Escuela Preparatoria - porque esto no lo niega Sáenz ni lo niega tampoco Cienfuegos, que fue un contendiente leal, ellos reconocen que debe haber una Preparatoria dentro de la Universidad -, y, si además, existe la necesidad de crear una escuela secundaria que imparta una enseñanza a las clases populares en el máximo de extensión posible, ¿Por qué no hemos de resolver el problema dividiendo la actual Escuela Preparatoria? Esto ya se le había ocurrido hace algunos años a aquel buen rey sabio que se llamaba Salomón; esto ya es bien conocido y basta referir el nombre para que todos sepáis que se trata del famoso juicio de Salomón. Esto es lo que se trata de hacer con la Escuela Preparatoria, dividirla, dejándole un cachito a la Universidad Nacional y otro cachito a la Dirección de Educación...

El C. Pruneda, interrumpiendo: ¿Y el resto?

El C. Manrique, continuando: Esta proposición del compañero Sáenz es verdaderamente significativa, señores diputados, es verdaderamente elocuente. En primer lugar, el compañero Sáenz, ya lo sabéis, representa aquí la voz del actual Director de la Escuela Nacional Preparatoria, don Moisés Sáenz... (Aplausos.) Digo que el compañero Sáenz la representa y la representa muy dignamente; digo que esto quiere decir que... ¡Vamos!, que es una declaración semioficial de los señores profesores y del Director de la Preparatoria, que comprenden que ya el terreno no es tan firme y seguro como en los primeros días de la discusión, y ahora se ha comenzado a ceder un poco de terreno; antes se quería toda la Escuela Preparatoria para la Dirección de Educación; hoy se comprende que a pesar de la hueca palabrería de los oradores del contra, que dijera el compañero Rivera, a pesar de la verbomanía o mejor de la logomanía, para no emplear voces híbridas, a pesar de la verbomanía de algunos retóricos, como dijo el diputado Cruz, y a pesar de la deslealtad y perfidia de los oradores del pro, como dijo Cienfuegos, siempre la verdad, como luz que es, se va abriendo paso a través de los resquicios que se oponen a su entrada; y ahora, ya la luz ha comenzado a hacerse en los espíritus, ahora ya no se puede adoptar una situación de intransigencia, ya no se puede afirmar a outrance que toda la Escuela Nacional Preparatoria debe pasar, porque sí, a la Dirección General de Educación Pública; ahora se empieza a ceder diplomáticamente y se quiere llegar a una resolución amigable; pero nosotros queremos, sin cerrar las puertas a la idea de que más tarde se funde, generalice y difunda la escuela secundaria, que se proceda racionalmente; estamos resolviendo un problema de clasificación científica, si la Escuela Nacional Preparatoria, estudiada a la luz de las clasificaciones escolares, corresponde o no corresponde a la Universidad Nacional. Me dicen, el diputado Siurob, por ejemplo, que en su primer año, que en su primer año es más bien secundaria. Pues es claro, porque naturalmente el primer año de la educación preparatoria tiene muchos puntos de contacto con el último año de la educación primaria superior, porque por muy disparatados que sean nuestros planes de enseñanza, siempre se pasa de un modo relativamente insensible racional, del kindergarden a la primaria elemental, de ésta a la superior, de ésta a la preparatoria y de ésta a la Universidad. Razonando como este compañero, se llegaría a esta conclusión: Que convendría dividir la escuela primaria elemental en dos partes, una para kindergarden y otra para la primaria superior; y así razonando, vendríamos a desmenuzar, a dividir todas nuestras instituciones escolares. No, señores, a cada quien lo suyo, pero si os obcecáis los del contra sólo por vuestro legítimo interés de clase, entonces votad en contra del dictamen; si porque sois profesores primarios celosos de los intereses de vuestra clase, os olvidáis que tenéis en vuestras manos un problema más difícil que el de la Preparatoria, el problema de la educación primaria, entonces quered invadir otras esferas y quitadnos la Escuela Nacional Preparatoria.

El compañero Rueda Magro decía ayer una frasecilla que me dice ser familiar en Oaxaca y que es muy reveladora. "No puedes andas y ya quieres corres." Esto, señores, perdonad lo prosaico de la cita, pero traduzcámosla en lenguaje culto: El problema de la escuela primaria es suficiente para exigir todas vuestras actividades, todo vuestro celo y todas vuestras energías; la energía de vuestros brazos y otras energías, tanto la física como la moral, y ¡Todavía queréis invadir la esfera de la Escuela Preparatoria! Yo creo que al hacerlo así, cometeríais un lamentable error... (Voces: ¡Ya, hombre, ya! ¡A votar!) (Campanilla.) Recuerdo que hace algunos meses, cuando tan preocupados... (voces: ¡A votar, a votar!) hace algunos meses, decía, cuando tan preocupados nos tenía la expedición punitiva que al mando de Pershing había invadido el Norte de nuestra República, alguna ocasión, al subir a un tranvía, me tocó en suerte sentarme al lado de dos norteamericanos. Los norteamericanos comentaban, estos caballeros comentaban en alta voz la situación mexicana con absoluta despreocupación, seguros de que nadie habría de entenderles. Yo, que en un principio no hacía caso de su conversación, de pronto sentí interés hacia ella por estas palabras pronunciadas con tono despectivo: "Oh, the mexican!" ¡Oh, los mexicanos!; "Oh, the mexican people!" decían. Entonces agucé el oído y pude enterarme de su conversación; decían poco más o menos: "Tarde o temprano los Estados Unidos han de intervenir en México, como han intervenido en Puerto Rico y en Cuba, porque conocemos nosotros los norteamericanos a México mejor, pero mucho mejor de lo que pueden conocerlo los mismos mexicanos, conocemos su historia y su prehistoria; conocemos su lenguaje y su psicología, de manera que somos nosotros los norteamericanos los indicados para resolver los problemas político - sociales de México." Yo, que no podía tomar parte en la conversación, recuerdo que protesté íntimamente diciendo: Es verdad, nos conocéis

muy bien, pero os falta una sola cosa para poder gobernarnos: Ser mexicanos; somos los mexicanos los adecuados para gobernarnos, porque tenemos por encima de todos los conocimientos que podáis adquirir, una enorme superioridad, la de nuestras tradiciones y nuestro sentimiento íntimo de los problemas mexicanos.

Pues análogamente, señores profesores primarios que habéis querido resolver nuestro problema universitario, yo creo, sin que os niegue el derecho de opinar en nuestros asuntos, que los adecuados para resolver el problema universitario, son los universitarios, porque ellos no tienen un conocimiento teórico de la Universidad, sino que allí han vivido; ellos han pasado por la Preparatoria, no la conocen sólo teóricamente por folletos más o menos bien forjados. Cuando tratemos aquí el problema de la educación normal, entonces, señores diputados, oigamos con una saludable desconfianza la opinión de los universitarios, del doctor Narro, de don Luis Cabrera, del General Sáenz; pero entonces escuchemos respetuosos el pensamiento, la palabra autorizada de los señores Vadillo, Cienfuegos, Rivera, y de todos los profesores normalistas que conocen el problema, porque han vivido la vida de la Escuela Normal.

Entretanto, os lo diré una vez más, si queréis obedecer pura y exclusivamente a vuestro amor propio, por pasión, pasión buena o mala, que ambas nos ciegan y apartan de la verdad, votad en contra del dictamen, quitad a la Universidad su Escuela Nacional Preparatoria. (Aplausos. Voces: ¡A votar, a votar!)

Presidencia del C. RUEDA MAGRO MANUEL

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Cabrera.

El C. Cabrera: Señores diputados: Casi estoy tentado de pedir a la Mesa que, faltando al Reglamento, me niegue la palabra, porque lo cierto es que, después de tres días de discusión, todavía no he oído nada, pero absolutamente nada sobre la materia a debate. Yo he escuchado muy luminosos y, ¡Cosa curiosa!, todos acertados, muy luminosos discursos sobre lo que es la preparatoria, y lo que debiera ser, sobre lo que es la educación primaria y lo que debería ser la educación primaria; pero una persona de las docenas que me asaltan en los pasillos de la Cámara, me decía:

"He pasado dos horas allí, pero no sé de qué se trata." (Risas.) En efecto, quien quiera que haya escuchado esta discusión, no puede saber que se trata del lugar donde vamos a poner la Escuela Preparatoria; todos creen que se trata de reorganizar la Escuela Preparatoria; todos creen que se trata de reorganizar la educación primaria, de si la educación primaria debe ser protestante, católica o franciscana, etc., etc., y entonces he pensado que era necesario, por vía de excusas al auditorio, manifestar honrada y francamente, como un medio de cautivar su atención, que prometo firmemente no hablar una sola palabra de pedagogía en este discurso. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

Tenemos una institución que se llama Escuela Preparatoria, y ni los que hemos pasado por ella la conocemos, ni sabemos qué cosa es; yo no sé si porque ya no la conocemos o porque nunca la hemos conocido; pero, en fin, tenemos una institución que se llama Escuela Preparatoria, y la Comisión nos dice, opina que pongamos la Escuela Preparatoria en el Departamento Universitario, y los del contra nos dicen: No, vamos poniéndola, agregándola a la Dirección de Educación Pública. Este es el debate. Aquí tenemos un mueble que se llama Escuela Preparatoria y no sabemos dónde ponerlo. (Murmullos.) Esto me recuerda la disputa - no va de cuento - (risas), la disputa entre mi cocinera y mi recamarera, un día que me cambié de casa. La recamarera pretendía que el piano se pusiese en la sala; la cocinera decía que no, que ese piano tenía forma de aparador y que quedaría bien en la cocina. (Risas.) La recamarera argüía que hasta su mismo nombre, "piano," estaba indicando que debería esta en la sala; la cocinera, que era leguleya, decía que no, que el nombre no significaba nada, que la forma era de aparador y que, por consiguiente, estaba mejor para poner allí los trastes. (Risas y aplausos.) La recamarera argüía que iba a estropear el piano en la cocina, y sobre todo, que el piano no era para la cocina y hacía un largo discurso acerca de las ventajas del piano como mueble de sala y de las funciones que está llamado a desempañar en el desarrollo artístico, estético, etc., etc.; pero la cocinera argüía..

El C. Pruneda, interrumpiendo: ¿Y el patrón qué dijo?

El C. Cabrera, continuando: ..... Que no, que era más democrático, ahora que estábamos en los tiempos modernos, llevar el piano a la cocina (aplausos); que, por consiguiente, con sólo hacerle unos anaqueles arriba, donde se ponen las piezas de música, para colocar allí los trastos, quedaría bien. La cocinera argumentaba que el nombre de piano indicaba que debía tener un manubrio, y entonces el caballerango opinó que, poniéndole un manubrio, podía quedar perfectamente en el cuarto de criados, y esto resolvería la cuestión: Ni en la cocina, ni en la sala. Esta disputa, que no es cuento, es la que está ocurriendo en estos momentos en la Cámara de Diputados; tenemos la Escuela Preparatoria y disputamos sobre el lugar donde la vamos a colocar; pero en vez de disputar si realmente es piano o aparador, estamos discutiendo sobre lo que debería ser y sobre de aquello de que tenemos más necesidad; no he oído una sola palabra acerca de las razones de por qué la Escuela Preparatoria como la tenemos y como existe en la actualidad, antes de que vea surgir esas hermosas leyes que prometen tanto los oradores del pro como los del contra, debamos colocarla, bien en la Dirección de Educación Pública o en la Universidad. La discusión toda se ha desviado; yo no vengo a hablar una sola palabra acerca de lo que debería ser la preparatoria o de lo que se desearía que fuese; simplemente, desde el punto de vista exclusivamente administrativo, deseo llamar la atención de los señores diputados sobre

qué funciones está desempeñando la Escuela Nacional Preparatoria, y por consiguiente, quién debe estar encargado de manejarla y de hacerla servir para los fines para que está sirviendo. En primer lugar, el nombre ha dado ocasión a un gran número de discusiones; se llama Preparatoria, dicen, porque ha de servir para preparar para las carreras profesionales; contestan del otro lado: No, es preparatoria, porque se necesita para servir, para preparar a los hombres para la vida, es decir, no solamente el mueble está en disputa, sino hasta el nombre está en disputa. La Escuela Preparatoria, en los momentos actuales, está desempañando entre la educación pública y la Universidad, entre las cuales hay un grandísimo trecho que no alcanza a llenar la Escuela Preparatoria, el papel que desempeña el cobertor en el conocidísimo proloquio mexicano: "No jales que descobijas" (risas), porque es natural, nosotros hemos dado con que hay dos necesidades que llenar, una, la de complementar la educación primaria, y otra, la de preparar el ingreso universitario y, naturalmente, según el punto de vista desde donde se tome la cuestión, se desea tirar de la cobija para la Universidad o tirar de la cobija para la Dirección de Educación Pública, porque la preparatoria no alcanza, y entonces, así como por casualidad, surge la idea en esta Cámara, que ya había sido bien estudiada por el Consejo de Educación Pública, de que en realidad hay que hacer otra escuela, nada más que los universitarios dicen: Hay que hacer una escuela que complemente la educación primaria, mientras que la Dirección de Educación Pública y los oradores del contra, dicen: "No, déjame la Preparatoria y haz otra preparatoria, y hasta la llaman Escuela Preparatoria Superior, es decir, no habiendo propiamente aparador en la cocina, la cocinera quiere que el piano sea el aparador, que es lo mismo que si dijéramos que, no habiendo piano en la sala, la recamarera quisiera que del aparador hiciéramos piano.

Hasta este momento las razones únicas, substanciales que yo he escuchado para quitar a la Preparatoria de la Universidad y entregársela al Departamento de Educación Pública, son que ya la tiene, que ya por virtud de una ley fue entregada la Preparatoria a la Dirección de Educación Pública, y sobre esto han salido todos los personajes bíblicos, hasta del vientre de la ballena, Jonás (risas), a disputar de si está bien o no está bien en su lugar esta Escuela Preparatoria; no sólo Jonás ha terciado, sino también Eliseo y Aarón (risas. Voces: ¡Y Moisés!), porque, naturalmente, se trata de probar que en manos de la Dirección General de Educación Pública está bien la Preparatoria y va muy bien, mientras que en manos de la Universidad ha ido siempre mal; y a ese respecto se traen unas estadísticas, entre paréntesis, compañero Manrique, muy mal hechas como todas las estadísticas, porque son estadísticas ocasionales de uno o dos años, con las cuales se pretende probar que la Preparatoria había andado muy mal hasta que cayó en manos de la Dirección de Educación Pública y que desde entonces va pero que vuela. (Aplausos.)

La verdad es que el único dato estadístico que he podido sacar en claro del folleto publicado por la Dirección General de Educación Pública es este: Que cada alumno de los que completan sus estudios preparatorios cuesta aproximadamente veinticinco mil pesos. Pero como siempre sucede en estas discusiones, una cifra, un hecho, un dato es inmediatamente el que aprovecha el pro para argumentar a su manera y el que aprovecha el contra para argumentar a la suya. Desde luego, reclamo el punto de vista parlamentario; lo que está a discusión no es qué cosa vamos a hacer para obtener una buena preparatoria o cómo la vamos a reformar, sino simplemente dónde ponemos a la Preparatoria; y a este respecto no tenemos absolutamente más que ver lo siguiente: ¿En la actualidad, para qué está sirviendo la Preparatoria? Si en la actualidad la Preparatoria es meramente el complemento de la educación primaria, dejémosla a la Dirección de Educación Pública; pero si a la fecha la Preparatoria sirve como un medio de preparación universitaria, dejémosla a la Universidad. Si queremos hacer otra cosa y transformarla, entonces primeramente transformemos o fundemos previamente otra institución que responda a las otras necesidades, y entonces ya tendremos el mueble que poner en uno o en otro lugar, que nos faltaba. En los momentos actuales, y mientras no tengamos una ley que reforme nuestra educación primaria y que la complemente por medio de una institución que se llame como queráis, pero indudablemente que no le vendrá bien el nombre de la Preparatoria, sino de complementaria o alguno otro nombre que indique el coronamiento de la educación primaria, mientras no hagamos esa otra institución, no tendremos más que una, iba a decir, no tenemos más que una cobija y está en los momentos actuales sirviendo casi exclusivamente, diré exclusivamente, como un medio de preparación universitario.

Si no hubiera un poco más trascendentales, pero que tengo miedo de tocar, porque ya está la Asamblea verdaderamente cansada de eta discusión; si no hubiera otras razones, simplemente diría yo que si la Escuela Preparatoria está en los momentos actuales sirviendo de primer peldaño para la educación universitaria, necesariamente, por razón de homogeneidad y por razón de consecuencia, debemos dejarla absolutamente que sirva para la función para que ahora está sirviendo, es decir, dejarla a la Universidad, porque de otra manera (aplausos y también de las galerías), de otra manera corremos entre otros, el riesgo de dejar un abismo tan considerable entre la escuela preparatoria y la educación universitaria, que no podamos llenarlo y además corremos el riesgo de que la Universidad, como Universidad, exige determinada preparación en los que a ella deban ingresar y esa preparación no puede dárseles porque la escuela preparatoria, abandonando los fines para que primeramente se había creado, comienza a tender a otros fines de educación pública y no llena debidamente los fines de complemento de la educación primaria, ni llena los fines de complemento de la educación preparatoria. Supongo yo a la Universidad exigiendo determinados requisitos para el ingreso a cualquiera de los establecimientos profesionales; mientras la Preparatoria se encuentre en manos de la Dirección de Educación Pública no habrá, por consiguiente, una manera de llenar el

vacío, es decir, el salto, la solución de continuidad que se establecerá entre la educación preparatoria y la educación universitaria.

He escuchado aquí el argumento absolutamente visto del otro lado: Cuatro años de educación primaria, dos de educación superior y todavía nos queda un salto grande que dar desde esta educación superior hasta el nivel de la escuela preparatoria para que quede en el inmediato escalón de la educación superior, pero se descuida que al mismo tiempo se aleja la preparatoria de la Universidad; el problema es siempre el mismo: No alcanza la cobija. Es necesario, por consiguiente, llenar el vacío que ha de quedar, o entre la educación primaria y la preparatoria, o entre la preparatoria y la Universidad. Aquí es donde creo que consideraciones de orden democrático y social están en favor de la Comisión, es decir, están en favor de la idea de que francamente dejemos la preparatoria como preparación universitaria y atendamos por otros medios el complemento de la educación primaria. (Murmullos. Aplausos de las galerías.) Parodiaré la frase bíblica, que dice: "Siempre tendréis pobres con vosotros," y diré: "Siempre tendréis ignorantes y analfabetos con vosotros." (Murmullos.)

El esfuerzo de complemento de la educación primaria debe ser un esfuerzo de carácter generalísimo y no intentar aristocratizar la última parte de la educación primaria. La experiencia nos enseña que aun cuando la edad escolar corre, digamos, de los cinco a los doce - y perdóneseme la herejía si no es exactamente eso -, que aun cuando la edad escolar corre de los cinco a los doce años, el niño nunca hace la educación superior primaria, no porque no desee continuarla, ni porque sus padres no deseen que la continúe, sino porque las necesidades de la lucha por la vida obligan a toda la familia en donde hay un muchacho que ha cumplido ya los diez años, a sacar de ese muchacho una parte del pan que ha de comer el resto de la familia. Así, pues, económicamente y democráticamente es importante que en México demos lo que tiene obligación de dar el Estado en materia de educación primaria, lo más pronto que podamos y lo más corto que podamos. Todo lo que sea extender la educación primaria, inclusive la superior, a más de seis años, es robar el pan a las familias de nuestras clases desheredadas (murmullos), porque no todo lo que significa un perfeccionamiento de educación, casi siempre puramente intelectual entre nosotros, significa un mejor medio de ayudar económicamente a la vida de las familias. En la mayor parte de los casos los muchachos que continúan la educación de carácter elemental, superior y aun entran a la profesional, son un elemento económicamente perdido. Por consiguiente, si vamos a ver por el bien de la educación primaria, si vamos a ver por la lucha contra el analfabetismo, debemos concentrar decididamente todos los esfuerzos en la educación primaria y evitar todo lo que tienda a desperdiciar las fuerzas empleándolas en la educación de una de carácter superior, aun cuando sea buena y necesaria para individuos que van a educarse a carreras liberales y aun a carreras industriales o técnicas, sin embargo no es lo que necesita la mayoría del pueblo.

De cada mil alumnos que pasan por la Escuela Preparatoria, no perdamos de vista que novecientos cincuenta deben y desean inmediatamente empezar a luchar por la vida y empezar a trabajar.

En la actualidad no tenemos todavía creada una clase media y la clase media tiene que irse creando poco a poco por el levantamiento del nivel intelectual de todas las clases bajas; en la actualidad, todo esfuerzo que empleemos en prolongar la educación primaria debilitará los frutos principales de la educación primaria elemental; así, pues, que no favorecerá la principal tendencia de los maestros. Por bien de la lucha contra el analfabetismo, es indispensable que economicemos las fuerzas, que la educación preparatoria la dejemos exclusivamente reducida, y si es posible, pagada por los individuos que la necesiten, a aquellos que realmente van a emprender una educación liberal, pero que la educación primaria sea lo más corta, lo más efectiva, lo más eficiente que sea posible, durante la única época en que contamos con el niño en nuestras manos.

En México no se puede contar, por la conveniencia económica de nuestras clases sociales, con una niñez para una educación de ocho años, una educación primaria de ocho años, tenemos que conformarnos con tres o cuatro años a lo sumo y todo lo que pase de este tiempo, o restará fuerzas a las familias, a la clase social baja, o se hará correr el peligro de desperdiciar una gran suma de energías económicas y lucrativas en algo que no producirá resultado. La Escuela Preparatoria, dicen los oradores del contra, está muy lejos del fin de la educación primaria; es cierto; pero yo agrego: Y debe estar lejos y es natural y es conveniente y es procedente que haya una solución de continuidad entre la educación primaria, que es la que tiene obligación de impartir el Estado y la educación profesional, comenzando por la Preparatoria, la educación universitaria, que no es de la obligación del Estado y que solamente tiene que quedar reservada a aquellos que económicamente puedan llevarla a cabo. Es la educación industrial la que estamos olvidando, es la educación meramente técnica industrial sobre la que debemos poner nuestra vista, y a esa educación no responde la Escuela Preparatoria, absolutamente nunca ha respondido la Escuela Preparatoria, ni su fundador mismo en sus grandes sueños pensó jamás que respondiera la Escuela Preparatoria. Lo que necesitamos, después de la educación primaria, es una educación realmente educativa de la vida; pero en el sentido de preparar al alumno a la lucha inmediata para la consecución de los medios económicos, necesitamos hacer el industrial, no necesitamos hacer el sabio, ni el químico, ni el físico ni el profesional en general. Lo que necesitamos hacer es el hombre que pueda inmediatamente ser útil en materias industriales. La Escuela Preparatoria no está llamada a responder a esta necesidad, ni puede llenarla. Todos vosotros sabéis que, por ejemplo, en materia de preparación, la Escuela Preparatoria está pintada en este solo hecho: ¿Quién de todos vosotros que habla dos idiomas ha adquirido el otro idioma en la Escuela Preparatoria? (Voces: ¡Ninguno!) Nadie, todos estudiamos francés, inglés, algunos hasta alemán o italiano en la Escuela Preparatoria;

pero los que más tarde en el ejercicio del comercio, o en el ejercicio de las actividades económicas han adquirido otro idioma, lo han adquirido fuera de la Preparatoria, porque la educación en idiomas que daba la Preparatoria era una educación meramente universitaria que iba a servir para estudios posteriores y no para las necesidades prácticas de la vida. (Murmullos.) De la Preparatoria no salen técnicos para las industrias, no pueden salir, más bien dicho, nunca se ha pensado en que salgan. Si, pues, necesitamos técnicos para las industrias, es necesario que los creemos en otra forma menos costosa que la Preparatoria, porque gastar veinticinco mil pesos para que un hombre pueda, después de concluidos los estudios preparatorios, así como una especie de bachillerato, dedicarse a la química industrial, o a la física industrial, o a cualquiera otra actividad de carácter utilitario, es mucho gastar. Veinticinco mil pesos deben gastarse en preparar mil personas para el trabajo, pero no en preparar un solo individuo. Yo concibo que se gasten veinticinco mil pesos en hacer un bachiller, cuando ese bachiller pueda pagar, o su familia pueda pagar los veinticinco mil pesos que cuesta su educación, pero es necesario que cese el despilfarro del Estado en materia de educación universitaria; es necesario que nos vayamos acostumbrando a la idea de que fuera de los casos de pensión por méritos y talento verdaderamente reconocidos en el curso de una educación primaria, por un alumno que recibe una beca, fuera de esos casos, la educación verdaderamente universitaria esté a cargo de la clase social que desea aprovecharse de ella y el Estado debe concentrar absolutamente todas sus fuerzas, replegarlas enteramente sobre la educación primaria y ver que esta educación primaria sí llene sus fines. Nuestras clases sociales, - y va a tachárseme de poco demócrata -, indican claramente el límite de educación que esperan del Gobierno y el límite del principio de educación que ya no esperan de él. En nuestras clases sociales mismas, existe un abismo desgraciadamente muy grande, entre la clase baja y la clase aristocrática; no tenemos clase media. La misma división de nuestras clases sociales está indicándonos la diversidad de necesidad; las clases bajas necesitan, necesitan y necesitan educación primaria; las clases medias, cuando existan, necesitarán esa especie de educación con que ahora sueñan los oradores del contra y que desearían que desempeñara la Escuela Preparatoria; nuestras clases acomodadas son las que podrían soportar la educación universitaria; así, pues, el problema que se presenta, que se nos presenta en materia de educación, es primeramente luchar contra el analfabetismo, en seguida hacer una educación de carácter industrial utilitario y por último una educación universitaria. La Escuela Preparatoria que en la actualidad tenemos no responde a la necesidad de educación industrial utilitaria, pero como se ha visto que habrá una institución que por un lado se llame complementaria de la educación primaria y por otro yo llamo institución de educación industrial, se ha pensado, en vez de crear el organismo que debe responder a esta nueva función, se ha pensado en tomar el organismo que ya existe y aplicarlo a esta función, y aquí es cuando viene a cuento otra vez la discusión de la cocinera y de la recamarera; es verdad, si lo que tenemos es piano, aun cuando no lo necesitemos, dejémoslo piano, pero no es posible que una institución hecha expresamente para preparación universitaria, la bajemos del nivel educativo en que estaba para hacerla servir a otros fines, que resultaría sobre todo más barato si creáramos una nueva institución. (Una voz: ¡No!) La Escuela Preparatoria gasta en la actualidad un promedio... gastaba en 1910, aproximadamente,... $200,000, en novecientos trece, ya cerca de...... $250,000; en 914, ya 293,000; en 917, con las economías de cincuenta o setenta y cinco por ciento en los sueldos, todavía tiene un presupuesto de más de 270,000, es decir, que de hecho la Escuela Preparatoria, para un promedio de treinta y seis alumnos, de treinta a treinta y cinco alumnos que pasan, que concluyen sus estudios, gasta aproximadamente cuatrocientos mil pesos por año. (Murmullos.)

Esto quiere decir que el instrumento es muy caro, que la institución es sumamente cara, que, por consiguiente, el Gobierno haría bien en ver que el gasto de esta institución, reducido exclusivamente a la preparación universitaria, fuese a cargo de otro bolsillo que no fuese el bolsillo de la Federación y el bolsillo del contribuyente; y que, por otro lado, se fundase otra institución que con esto, o con más si es necesario dar más, pero con muchísimo menos costo de promedio por alumno, fuera capaz de producir en dos o tres años, utilidades en elementos industriales, educados muy superiores a los que produce en la actualidad. La Escuela Preparatoria, fuera de los treinta o treinta y cinco alumnos que pasan a la profesional, produce un gran número de alumnos destripados, que no diré yo que no sean útiles - casi todos los alumnos destripados de la Preparatoria fuimos muy útiles como maestros de escuela -; pero todos los que, habiendo concluido nuestros estudios preparatorios cortamos allí la carrera, nos encontramos con un bagaje de conocimientos muy superior para las posibilidades que nos presentaba la vida, y muy escaso para poder tener los vuelos que habíamos pensado tener antes. Casi todos los preparatorianos destripados, en otras épocas acudieron a la empleomanía, el periodismo y al magisterio de escuela. Ahora bien; si la única preparación que podemos tener de esta escuela cuando no se sigue la escuela profesional, es preparación para el periodismo, para la empleomanía, o para el magisterio, es muchísimo más barata la Escuela Normal; rinde muchísimo más el dinero que se emplea en atender la educación normal, que el que se emplea en atender la educación preparatoria en este sentido. (Aplausos.) El costo que he calculado por alumno que concluye los estudios preparatorios, es de veinticinco mil pesos por cada uno; con veinticinco mil pesos, podría, sin exageración, prepararse en vez de un alumno, diez alumnos, a razón de dos mil quinientos pesos por cada uno, si estos alumnos estuvieran dedicados ya directamente al aprendizaje de alguna actividad industrial, técnica, en general, utilitaria, pero directamente utilitaria. Si en vez de hacerse un alumno que tiene que saber..... que tiene que saber.... - yo no me acuerdo qué tiene que saber -, matemáticas,

física, cosmografía, química, zoología, etc., etc., hubiera uno que supiese exclusivamente física o electricidad para dedicarse especialmente a esas materias con los conocimientos de preparación indispensable para estas actividades, en dos o tres años a lo sumo se tendría un alumno suficientemente preparado, prácticamente preparado para la vida, en vez de un alumno que habrá hecho todos los estudios como se hacen en la actualidad en la preparatoria. Casi, casi oigo repetir al compañero Alonzo Romero este argumento empleado para el otro lado: Pues bien, si la preparatoria es tan costosa, suprimamos la preparatoria y orientémosla en otro sentido. Sí, es cierto, si queremos transformar la preparatoria, presentemos la ley de transformación de la preparatoria y, como dice el folleto de la educación pública, y como han opinado muchos de los oradores, dividamos la preparatoria, pongamos dos años, usemos dos años, los elementos para dos años de estudio de preparatoria, usémoslos para completar la educación primaria y hacer una educación técnica y los otros tres años hagámoslos realmente preparatorios; pero entonces, cuando hayamos dividido la preparatoria ¿Cuál de los dos pedazos será la preparatoria? Y encontramos que el de arriba seguirá siendo la preparatoria y que el de arriba necesariamente tendrá que agregarse a la Universidad, mientras que el de abajo lo tendremos que agregar a la Dirección de Educación Pública.

Por consiguiente, el problema es, como dijo Manrique: El juicio de Salomón; hay que partir la institución, hay que dividirla y hay que aplicar un pedazo a la educación universitaria y otro pedazo a la Dirección de Educación Pública; pero aquí es donde el juicio de Salomón viene a darnos la solución del problema. ¿Cuál es verdaderamente la parte esencial de la preparatoria, y cuál quedará para la Universidad? Indudablemente que lo esencial, la idea fundamental de Barreda y de sus continuadores, seguirá siendo la llamada Escuela Preparatoria, y esa, dígase lo que se diga, seguirá perteneciendo y formando una parte de la Universidad. (Aplausos de la galerías. Campanilla.) La otra parte será una nueva institución que habremos ideado y que probablemente tendremos que transformar y que idear en forma totalmente distinta de la que tiene ahora la preparatoria, porque los dos primeros años de preparatoria, con sus matemáticas, su lengua nacional, su francés, su inglés, etc., no son suficientes para nada de complemento de la educación primaria. Entonces tendremos que crear otra institución totalmente distinta, y en cuanto a esa institución nunca habrá ninguna duda: Esa sí deberá quedar al cuidado de la Dirección de Educación Pública, mientras que la que quede, realmente cabeza y corazón de la Escuela Preparatoria, seguirá siendo parte de la Universidad. El problema, pues, no es como hasta ahora lo he oído plantear desde esta tribuna, sino este otro: Es necesario tener una institución complementaria de la educación primaria, institución que sirva también de preparación verdadera para la vida. ¿La Escuela Preparatoria actual responde a esa necesidad? (Voces: ¡No!) No, indudablemente no. ¿Es necesario tener una institución que se llame colegio, traducido del inglés, lo que llaman colegio ahora, o que se llame como se quiera llamar, pero que sirva de preparación para la Universidad? Sí, es necesario. ¿Responde la Preparatoria en la actualidad a esa necesidad? Sí responde; habrá defectos, habrá errores, habrá desperdicio de dinero; pero, indudablemente, es el fin a que mejor responde. Por consiguiente, no preguntemos cuál es la necesidad que tenemos que esa todos la conocemos, que es eso todos estamos de acuerdo, tirios y troyanos, todos están conformes en esa nueva necesidad. Preguntémonos qué hacemos con la preparatoria tal como existe en la actualidad, porque si lo que queremos es establecer esa otra institución, entonces el debate es en la actualidad inútil, porque en la actualidad lo único que nos preguntaba la Comisión es qué vamos a hacer con la Escuela Preparatoria existente.

La Escuela Preparatoria, tal como existe, no puede quedar más que a cargo de la Universidad. (Aplausos de las galerías. Campanilla.)

Deseo concluir con un punto de vista que, aunque no sea fundamental en oratoria, sirva para coronar un discurso, yo no tengo costumbre de coronar discursos, sin embargo lo he escuchado como uno de los argumentos que han hecho más mella en la opinión de algunos señores diputados, y es este: ¿Quién va a seguir pagando la Preparatoria? Y aquí el egoísmo provincial nos hace ver que realmente la Preparatoria, por razón de dinero, debe ser pagada por el Gobierno del Distrito Federal, así como paga Coahuila su Ateneo, así como paga Monterrey su Instituto, así como paga Campeche hasta dos escuelas preparatorias que tiene, una en el Carmen y otra en Campeche, así como paga Jalisco, así como pagan cada uno de los Estados un ateneo o un instituto de educación superior, así vemos que la Escuela Preparatoria debería ser pagada por el Gobierno del Distrito, y entonces se cree que este es un argumento para agregar la Preparatoria al que la paga, al Gobierno del Distrito y no agregarla a la Universidad, que está sostenida por toda la Nación. Esta no es más que una cuestión de números. En realidad el Gobierno del Distrito y la Federación misma lo único que llevan son cuentas, pero la verdad es que la Federación sigue pagando la mayor parte de los gastos del Gobierno del Distrito Federal; que aunque pasara la Preparatoria, como en la actualidad está, aunque pasara si la pusiéramos en la Educación Pública, el Gobierno del Distrito Federal tendría siempre un gran déficit que la Federación, tendría que cubrir y siempre estaría pagando la Federación la Escuela Preparatoria. En realidad este no es un argumento; pero el argumento del dinero es importante desde el punto de vista de lo costoso de la Institución; es necesario que si queremos una educación complementaria de la educación primaria, esta institución sea tal, que pueda albergar cuando menos, don Jonás, cuando menos don Eliseo, ya no a los doscientos mil alumnos que debieran salir, ni siquiera a los cincuenta mil que asisten a las escuelas primarias del Distrito Federal, pero que fuera una institución que pudiera albergar y educar siquiera a diez mil alumnos en el Distrito Federal.

Ahora bien, si para un promedio de asistencia de alumnos a la Preparatoria, de quinientos, gastamos

trescientos o cuatrocientos mil pesos, cuando esta Escuela Preparatoria quisiera responder a los fines de complemento de educación de diez mil alumnos, el presupuesto sería considerablemente exagerado. Este argumento de proporción que es muy sencillo: La Escuela Preparatoria en la actualidad educa a un término medio de quinientos alumnos; pero no logra más que treinta o treinta y cinco, con un gasto aproximado de cuatrocientos mil pesos, ¿Cuánto necesitaría gastar la Escuela Preparatoria si quisiéramos que diese educación complementaria a diez mil alumnos? Por consiguiente, bajo la organización que tiene la Escuela Preparatoria no podríamos tener el dinero ni serviría para los fines a que queremos hacerla servir. Por lo tanto, si queremos pasar, si pasamos inmediatamente la Preparatoria a la Dirección de Educación Primaria, tenemos que estar preparados a gastar cuando menos unos cinco mil millones de pesos anuales para esta institución.... (Murmullos.) No es que no los haya, no es que no valga la pena el gasto, es que hay que hacerlo sobre bases más económicas; es que la Preparatoria como institución educativa es excesivamente cara y no debemos utilizarla para traerla a fines que deben ser más democráticos y más generales; es que es necesario crear la otra institución y esa sí agregarla a la Dirección de Educación Pública; pero la Preparatoria, costosa como es, debemos procurar, al contrario, hacerla más exclusiva y hacerla cada día que se baste más a sí misma, de modo que no quede a cargo del presupuesto de educación que, real, justa y democráticamente, no debe estar a cargo del pueblo. Cada vez que se presenten materias de educación, señores diputados, yo seré de los que aparentemente estarán en contra de la alta educación; pero no porque esté decididamente en contra de la alta educación, sino porque estoy principalmente en favor de la gran institución de la educación primaria. Así, pues, si no tenemos los medios, so no tenemos el organismo que ha de servir para ese fin que yo apruebo, que yo aplaudo, que yo considero bueno y noble, del que nos han hablado Cienfuegos, Sáenz y todos los demás oradores del contra; si no tenemos el organismo y los medios, limitémonos exclusivamente a decir cuál ha de ser el lugar de esa institución que ahora tenemos y pongámonos inmediatamente a trabajar para ver cómo vamos a llenar la otra necesidad, porque la otra necesidad ni siquiera estamos a punto de llenarla, porque cuando tengamos la institución preparatoria agregada a la educación popular, todavía tendremos este otro problema: La educación primaria superior está en condiciones muy poco satisfactorias, la educación primaria elemental, necesita absolutamente todos nuestros esfuerzos, no sólo en el Distrito Federal, sino en todo el País; la educación primaria superior necesitará esfuerzos después de que hayamos llenado la primera función; después la educación técnica industrial o preparatoria de la vida, como le llamarían los oradores del contra, vendrá en seguida; por consiguiente, limitémonos sencillamente al problema tal como está propuesto por las Comisiones. Tenemos una institución que para preparar las carreras sirve actualmente, que para la función a que la destinamos, a que se pensó destinar, no es útil. ¿Dónde la ponemos? En la actualidad conformémonos con ponerla en la Universidad, que es lo que pide la Comisión. Pido, pues, que se apruebe el dictamen de la Comisión, que es lo único sensato y lo único posible que podemos hacer en los momentos actuales. (Aplausos de las curules y galerías. Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Secretario Aranda: "Orden del día 7 de noviembre.

"En la mañana, a las diez: Continúa la discusión del proyecto de Ley Orgánica del Ministerio Público Federal."

(Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente, a las 7.30 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez de la mañana.

El Jefe de la Sección de Taquigrafía,

JOAQUÍN Z. VALADEZ.