Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171111 - Número de Diario 57

(L27A2P1oN057F19171111.xml)Núm. Diario:57

ENCABEZADO

MÉXICO, DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 57

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL 10 DE NOVIEMBRE DE 1917

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2. - Presta la protesta de ley el C. diputado José D. Aguilar. Se da cuenta con los asuntos en cartera concediéndose licencia a los CC. diputados Breceda, González Marciano y Manzano José.

3 .- Continúa la discusión del proyecto de ley Orgánica de las Secretarías de Estado. Presta la protesta de ley el C. diputado Enrique Anaya. Sigue la discusión. Es desechado el inciso IX del artículo 8o.

4. - Rectifican hechos varios CC. diputados. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. RUEDA MAGRO MANUEL

(Asistencia de 133 CC. diputados.)

El C. Presidente, a las 4.12 p. m.: Se abre la sesión.

El C. Prosecretario Limón: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados, el día nueve de noviembre de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Porfirio del Castillo.

"En la ciudad de México , a las diez y dieciocho de la mañana del viernes nueve de noviembre de mil novecientos diecisiete, con asistencia de ciento treinta y cuatro CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. secretario Aranda, se abrió la sesión.

"El mismo C. Secretario leyó el acta de la sesión celebrada el día ocho del presente mes, la que fue aprobada en votación económica, sin debate.

"El C. Secretario Portes Gil, dio cuenta con los siguientes documentos:

"Solicitud del C. diputado Arturo Higareda, con objeto de que se le conceda licencia por veinte días con dietas.

"Dispensados los trámites, sin discusión, se aprobó en votación económica.

"Dictamen de las Comisiones unidas, 2a. Agraria y Especial de Reglamentación del artículo 27 constitucional, que consulta un proyecto de ley por el que se declara de utilidad pública el cultivo de las tierras de labor.

"Abierto el debate en lo general, el C. Siurob, miembro de las Comisiones apoyó el dictamen, en contra del cual habló, el C. Velásquez; en pro lo hizo el C. Neri, miembro también de las Comisiones, y en seguida en contra el C. Leyzaola , después de una aclaración de la Presidencia con motivo de que el C. Sánchez Tenorio, reclamó el trámite que concedía la palabra en contra, a dicho C. Leyzaola; el C. Hay usó de la palabra en pro e interpeló al C. Velásquez, quien contestó; el C. Ortega José M., impugnó el asunto a debate y fue interrumpido por una moción de orden del C. Peña; el C. Cabrera, por las Comisiones, habló en pro; y una vez que el C. Velásquez rectificó hechos, se consideró el punto suficientemente discutido, declarándose con lugar a votar el dictamen en lo general por ciento treinta y nueve votos de la afirmativa, contra uno de la negativa, del C. Velásquez.

"El C. Secretario Aranda, dio a conocer la orden del día para la continuación en la tarde de esta sesión, la que fue suspendida a las doce y cincuenta p. m., reanudándose a las cuatro y veintiuno de la tarde, con asistencia de ciento cuarenta y tres CC. diputados, según aparece en la lista que previamente pasó el C. Secretario Aranda.

"El C. Secretario Portes Gil, declaró que estaba a discusión el artículo 2o. del proyecto de ley, en que se autoriza al C. Gobernador del Estado de México, para la organización de fuerzas de seguridad pública, que está concebido en estos términos:

"Artículo 2º. Dichas fuerzas, dependerán directamente del Gobernador del Estado de México, y su sostenimiento será a cargo del Presupuesto de Egresos de dicha Entidad Federativa; pero quedarán sujetas a las prescripciones de la Ley Orgánica y de la Ordenanza General del Ejército, actualmente en vigor, mientras se reglamenta la Guardia Nacional de dicho Estado."

"El mismo C. Secretario proporcionó un informe solicitado por el C. Céspedes, quien pasó luego

a la tribuna para hablar en contra. En pro usó de la palabra el C. Bravo Izquierdo, y en seguida rectificaron hechos los CC. Céspedes, Cepeda Medrano y Bravo Izquierdo; los CC. Céspedes y Velásquez interpelaron varias veces a las Comisiones, contestando los CC. Aguirre Colorado y Treviño; los CC. Aguirre Colorado Velásquez y Rueda Magro, hicieron aclaraciones, y seguidamente el C. Céspedes, rectificó un hecho. El C. Treviño hizo una aclaración, y el C. Portes Gil, contestó una interpelación que a las Comisiones dirigió el C. Céspedes, quien pasó a la tribuna para hablar en contra; el C. Treviño hizo aclaraciones y luego se consideró el punto suficientemente discutido, procediéndose a su votación nominal.

"Esta produjo un resultado de ciento veinticuatro votos de la afirmativa, contra veintiuno de la negativa, en virtud de lo cual la Secretaría declaró que quedaba aprobado el proyecto de ley, en que se autoriza al C. Gobernador del Estado de México, para organizar las fuerzas de seguridad pública y que pasaba al Senado para sus efectos constitucionales, nombrándose en Comisión para que lo llevaran a aquella Cámara colegisladora, a los CC. Narro, Treviño, Guerrero, Díaz González, García Pablo y Prosecretario Sánchez Tenorio.

"El C. Secretario Alonso Romero, dio lectura a una proposición subscripta por los CC. Manrique, Saucedo Salvador, Peralta, Sánchez Tenorio y López Lira, que se refiere al nombramiento de una Comisión que entreviste al Ejecutivo con objeto de informarse de los motivos que tuvo el mismo para expedir últimamente una Ley Electoral de Ayuntamientos para el Distrito Federal, que modifica la de 1862. - A las Comisiones 1a. de Puntos Constitucionales y del Interior.

"Como el C. Manrique tratara de fundar la dispensa de trámites para esta proposición, hicieron aclaraciones los CC. Hay y Chapa, así como la Presidencia, después de las cuales, la Secretaría manifestó que la Mesa sostenía su trámite; la Presidencia proporcionó un informe que pidió el C. Sánchez Tenorio, y preguntada la Asamblea si consideraba este asunto de urgente resolución, resolvió negativamente, por lo que subsistió el trámite de la Mesa.

"Se reanudó la discusión sobre el dictamen que consulta el proyecto de ley referente a la organización de las Secretarías de Estado, poniéndose a consideración de la Asamblea, el ramo de Dirección de Estudios Biológicos, estimado como una dependencia del Departamento Universitario y de Bellas Artes en el artículo 8º de dicho dictamen. El C. Chapa hizo una proposición relativa a los ramos de dicho artículo 8º que se habían separado anteriormente, por considerarse que no debían corresponder a él; el C. Manrique hizo una aclaración y dicho C. Chapa pidió se preguntara a la Cámara si permitía a las Comisiones retirar el ramo de Dirección de Estudios Biológicos del artículo 8º. El C. Manrique hizo otra aclaración y en seguida se concedió el permiso de referencia a las Comisiones.

"Puesto a discusión el ramo de Instituto Biológico, comprendido en el mismo artículo 8º, el C. Hay pidió un informe a las Comisiones, respondiendo el C. Manrique; aquél estimó que no se le había proporcionado el informe que solicitó, por lo que insistió en su propósito; la Presidencia excitó a las Comisiones para que fundaran el dictamen en el punto a debate, lo que complementó el C. Manrique.

"Para cerciorarse de la existencia de quórum, el C. Secretario Aranda pasó nueva lista, y de ella resultaron presentes ciento veintinueve CC. diputados.

"El C. Hay usó de la palabra en contra y terminó su discurso después de habérsele prorrogado el tiempo reglamentario.

"Presidencia del C. Manuel Rueda Magro.

"El C. Cabrera hizo varias interpretaciones a las Comisiones y al C. Subsecretario del Interior, quien en seguida pasó a la tribuna para informar, siendo interrumpido por una interpelación del C. Cabrera.

"Presidencia del C. Porfirio del Castillo.

"El C. Ruiz Estrada interpeló a las Comisiones, y a nombre de ellas, el C. Manrique, ocupó la tribuna para contestar esta interpelación, así como las del C. Cabrera. El discurso del C. Manrique fue interrumpido por aclaraciones de los CC. Hay y Ruiz Estrada, por mociones de orden del primero, y de los CC. González Marciano, González Galindo y Cabrera.

"Al terminar el C. Manrique, el C. Hay le dirigió una interpelación, lo que motivó que aquél continuará en el uso de la palabra.

"El C. Sepúlveda pretendió interpelar al C. Manrique, y éste, con tal motivo, hizo una moción de orden.

"A las ocho de la noche se cerró la sesión, después de que el C. Secretario Aranda, leyó la orden del día para la siguiente." Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Queda aprobada el acta.

- El C. Presidente: Hallándose a las puertas del salón el C. José D. Aguilar, diputado suplente por uno de los distritos electorales del Estado de México, se comisiona a los CC. diputados Díaz González Ismael y Mariel Samuel H. para que, en unión del Prosecretario Limón, se sirvan introducirlo al salón con objeto de que otorgue la protesta de ley. (Voces: ¡No está Mariel!) Se nombra entonces, en substitución del C. diputado Mariel, al C. diputado Rocha José Federico.

- El C. Aguilar rinde la protesta de ley.) (Aplausos.)

El C. Presidente: Habiendo tenido conocimiento la Presidencia de que se encuentra enfermo el C. diputado Siurob José, se nombra en Comisión a los CC. diputados doctor López Lira y Sepúlveda Roberto con objeto de que se sirvan hacerle una visita.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: "México. - Secretaría de Estado. - Negocios Interiores. - Sección primera .- Número 3000.

"Por el atento oficio de esa H. Cámara, girado

por la Mesa de correspondencia, bajo el número 584, con fecha 1o del actual, ha quedado enterada esta Secretaría de que fueron electos para integrar la Mesa de esa H. Cámara, durante el mes en curso, el C. Porfirio del Castillo como Presidente y los CC. Manuel Rueda Magro y Flavio Pérez Gasga, como Vicepresidentes.

"Reitero a ustedes mi atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, noviembre 7 de 1917. - P. O. del Subsecretario de Estado, Encargado del Despacho del Interior, el Oficial Mayor, Paulino Machorro Narváez.- A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos.- Presente."

- A su expediente.

"Congreso del Estado de Michoacán de Ocampo. - Morelia Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría. - Circular número 5. - M. V.

"Esta H. Legislatura, en sesión verificada el día 27 del que hoy termina, tuvo a bien aprobar el siguiente acuerdo:

"En virtud de que el C. general Martín Castrejón, diputado propietario por el Distrito de Ario de Rosales, no se ha presentado a desempeñar el puesto que el voto popular le ha conferido, no obstante haber terminado desde el 25 de agosto anterior la licencia que le fue concedida por esta Legislatura, y las reiteradas instancias que posteriormente se le han hecho para que pase a continuar sus labores de conformidad con el artículo 125 de la Constitución Política del Estado, prívesele de la remuneración correspondiente; llámese al suplente respectivo; suspéndasele en sus derechos de ciudadano, a fin de que no pueda obtener ningún otro empleo que toque al servicio público, y dese publicidad a este acuerdo."

"Lo que nos permitimos hacer del conocimiento de ustedes para los efectos legales, protestándoles nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - Morelia, a 30 de septiembre de 1917. - D. Prosecretario, Castellanos. - D. Prosecretario, Silva. - Cámara de Diputados. - México, D. F." - De enterado.

"Congreso del Estado de Michoacán de Ocampo.- Morelia. - Secretaría. - Circular número 8.

"Con esta fecha la XXVI Legislatura del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo, abrió su período único de sesiones, con el carácter de constituyente para llevar a cabo las reformas a la Constitución Política de esta propia Entidad.

"Lo que tenemos la honra de comunicar a ustedes haciéndoles presentes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - Morelia, 1o. de noviembre de 1917. - D. Prosecretario, Castellanos. - D. Secretario, Silva. - A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - México. D. F." - De enterado.

"Telegrama de Colima, de 9 de noviembre de 1917.

"Secretarios de la Cámara de Diputados.

"Con esta fecha dirijo siguiente telegrama a Gobernadores:

"Con la iniciativa que me permití dirigir a usted relativa a la formación de Comités Políticos de defensa pública, confirme mi anterior, relativo que antier quedó organizado en ésta, ramificado con los Comités de las ocho Municipalidades de este Estado, un Comité de defensa integrado por ciudadanos conscientes, radicales y de ideales liberales y revolucionarios siendo Presidente de ese Comité el licenciado Víctores Prieto y Secretario diputado Elías Arias. Ofreciendo a usted enviar con toda oportunidad las bases y reglamento a cuales se sujetarán los trabajos del referido Comité, me permito suplicar a usted tomar la debida nota y espero los datos relativos para que haya la debida relación entre el Comité Central que se forme en esa con el ya formado en ésta.

"Salúdolos. - El Gobernador del Estado, J. F. Valle. - De enterado.

"El subscripto diputado al Congreso de la Unión, por el 4º distrito electoral del Estado de Durango, ante esta H. Representación, expone que: teniendo necesidad de ausentarse de esta capital por algunos días para el arreglo de asuntos particulares; con todo el respeto que esta H. Asamblea le merece, suplica atentamente le sea concedida una licencia con goce de dietas hasta por veinte días, con lo que recibirá especial favor.

"Desando salir lo más pronto posible, me permito pedir la necesaria dispensa de trámites .

"México, noviembre 10 de 1917. - Alfonso Breceda .- A los CC. Secretarios de la Cámara de Diputados. - Presente."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. No se dispensan los trámites. (Voces: ¡Sí, sí!) En virtud de haberse puesto en pie otros diputados que no lo habían hecho anteriormente y habiendo más de las dos terceras partes de los diputados presentes puestos de pie, se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Se concede la licencia.

"Comisión de Estado, Departamento del Interior.

"Señor:

"Fue turnado a esta Comisión de Estado, departamento del Interior, el oficio número 2942 subscripto por el C. Subsecretario de Estado, Encargado del Departamento del Interior, en el que manifiesta que deseando el C. Presidente de la República utilizar los servicios del C. diputado general Marciano González, ha de merecer el propio Primer Magistrado, de esta H. Cámara, se sirva conceder al expresado C. diputado González, la licencia respectiva por el tiempo que dure su comisión.

"Los subscriptos, opinamos que se conceda esa autorización, obsequiando los deseos del C. Presidente de la República; y en tal virtud, sometemos a vuestra consideración el siguiente acuerdo:

"1º Se concede permiso al C. diputado Marciano González, para que pueda desempeñar una Comisión del Ejecutivo de la República, debiendo quedar suspenso aquél de sus funciones representativas mientras dure dicha comisión.

"2º En su oportunidad llámese al suplente.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión .- México, 9 de noviembre de 1917. - Francisco Medina .- Flavio Pérez Gasga."

Está a discusión. Los que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba el dictamen. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Aprobado.

"Comisiones unidas 1a. de Puntos Constitucionales y del Interior.

"Señor:

"A las Comisiones unidas, de Puntos Constitucionales y del Interior, pasó para su estudio el expediente formado con motivo de una licencia que telegráficamente y por causa de enfermedad, solicitó el C. diputado Rafael Vega Sánchez. Los datos que arroja dicho expediente y que habrán de servir para formular el dictamen respectivo, son los siguientes: el C. diputado Vega Sánchez dejó de asistir a las sesiones de este H. Congreso consecutivamente desde el día 9 de octubre próximo pasado, sin licencia, ni del Presidente de la Cámara, ni de esta H. Asamblea. El día 25 del mismo mes de octubre solicitó telegráficamente licencia por causa de enfermedad, acreditando ésta con un certificado del C. Doctor Enrique Cortés, expedido telegráficamente en la ciudad de Pachuca, lugar de la procedencia de ambos mensajes.

"Se turnó el asunto a la Comisión del Interior, y ésta, en virtud de que consideró necesario estudiar si en el caso era o no procedente la aplicación del artículo 63, párrafo II, de la Constitución Política de la República, dictaminó en el sentido de que debían ocuparse de dicho asunto, las Comisiones unidas, del Interior y Puntos Constitucionales. El C. diputado Vega Sánchez hizo entrega a las Comisiones dictaminadoras de un certificado expedido por el C. doctor Enrique Cortés, en el cual expresa que, desde el mes de octubre próximo pasado, ha estado asistiendo el médico de referencia, al C. diputado Vega Sánchez, quien se encuentra enfermo de una peri - nefritis aguda.

Estas propias Comisiones, cumpliendo con el acuerdo respectivo de la Asamblea, que aprobó el dictamen a que antes se hizo referencia, opinan que, si bien es cierto que el C. diputado Vega Sánchez faltó durante más de diez días consecutivos sin previa licencia del Presidente de la Cámara, ni de la Asamblea, no puede presumirse que renunció a concurrir hasta el período inmediato, como lo establece el párrafo II ya citado del artículo 63 constitucional: primero, porque se comprobó por medio de certificado médico, que tuvo causa justificada para faltar, como lo fue la enfermedad que adolece, y segundo, porque el hecho de haberse presentado nuevamente en esta Cámara, desvirtúa la presunción que la Carta Magna establece. En tal virtud, el C. Vega Sánchez no ha perdido el derecho a concurrir a las sesiones de la Cámara, y puede, por lo mismo, continuar en el ejercicio de sus funciones.

"Por lo que respecta a la cuestión de dietas, las Comisiones, teniendo en cuenta la causa de enfermedad que motivó las faltas del C. Vega Sánchez, estiman, salvo la opinión de la H. Asamblea, que es de equidad concederle las dietas que corresponden a los días transcurridos desde el 10 de octubre hasta el 2 de actual, en que se presentó nuevamente.

"Por lo tanto, se permiten someter a la consideración de Vuestra Soberanía, el siguiente acuerdo económico:

"Abónense al C. diputado Rafael Vega Sánchez, las dietas que ha dejado de percibir desde el 10 de octubre al 2 del actual, en que se presentó nuevamente al desempeño de sus funciones en esta Cámara."

"Salón de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.

"México, 8 de noviembre de 1917. - Flavio Pérez Gasga. - Rafael Martínez de Escobar. - Francisco Medina. - M. Rueda Magro."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Aprobado.

"El subscripto, diputado al Congreso de la Unión, suplica muy atentamente a esta H. Asamblea, se sirva concederle una licencia hasta por doce días, con goce de dietas y con dispensa de todo trámite, con objeto de poder pasar a la ciudad de Guadalajara, al arreglo de asuntos urgentes de familia.

"Constitución y Reformas. - México, 10 de noviembre de 1917. - José Manzano.

"A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente."

En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Dispensados. Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Se concede la licencia.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Continúa la discusión de la Ley Orgánica de las Secretarías de Estado.

El C. Presidente: Tiene la palabra para rectificar un hecho, el ciudadano Jairo R. Dyer.

El C. Dyer: Señores diputados: Empiezo por decir a ustedes que no soy un fatalista, como el compañero Manrique, ni he consultado a ninguna gitana para que me ordene que venga a esta tribuna diariamente a tomar la palabra, so pena que lluevan sobre mi cabeza todas las plagas del mundo. En cambio pongo, en práctica el sabio precepto del filósofo griego que dijo: "Conócete a tí mismo;" así es que, conociéndome, sé que no soy un orador, sé también que no soy un

enciclopedista, y, en consecuencia, creo que es inútil venir a distraer vuestra atención con discursos que en nada os ilustrarán; creo también que si en esta tribuna se hablara menos, se trabajaría más por el bien de la Patria. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) Si ahora he venido a esta tribuna, es porque creo de mi deber rehabilitar a un muerto. En efecto, en la sesión de ayer en la tarde, el señor compañero Hay, cuyas rectas intenciones y buena fe son de todos bien conocidas, dijo, probablemente basándose en algún dato inexacto, que el Instituto Médico Nacional, en los veinticinco años que tuvo de vida, casi nada hizo de provecho, pues apenas si estudió unas quinientas plantas medicinales, las que nunca era aplicadas o casi nunca, porque los estudios de ellas eran poco conocidos por los médicos y por los farmacéuticos. La verdad es, señores, que el Instituto Médico Nacional, que se fundó en el año de 1890 y que tuvo por objeto estudiar desde el punto de vista médico la flora y la fauna el clima y la geografía del país, tropezó en sus primeros años con muchísimas dificultades, y en muchas ocasiones se le distrajo por completo de sus fines. Ya en los últimos años pudo, sin embargo, normalizarse, tener una marcha mejor y entrar de lleno a su programa. Entonces pudo trabajar como debía haberlo hecho desde un principio, si no hubiera tenido tantas dificultades. Tengo aquí este volumen, que es la "Gaceta Médica de México," órgano oficial de la Academia Nacional de Medicina; este volumen corresponde al primer semestre del año de 1916; en él está publicada una breve reseña que el doctor Terrés presentó a la Academia Nacional de Medicina. Voy a leer este pequeño párrafo, en que se sintetizan los trabajos que hizo el Instituto Médico mientras existió; me voy a permitir leerlo, porque es muy breve y no os cansará. Dice así:

"Siempre que el Instituto obtenía un ejemplar útil, lo conservaba, y así fue formando su herbario, que al terminar el plantel, contaba cerca de catorce mil ejemplares montados y clasificados, más de tres mil quinientos montados sin clasificar, como dos mil sin montar ni clasificar y varios duplicados. Igualmente, reunió como mil quinientas muestras de drogas, es decir, de las partes de planta o animal que se usan como medicina, algunas de las cuales se facilitaban año por año a la Escuela Nacional de Medicina para la clase de Historia de Drogas."

Como veis, señores, estos datos distan mucho de lo que dijo ayer el diputado Hay acerca de las quinientas plantas medicinales que había estudiado el Instituto en los veinticinco años de su existencia. Ustedes comprenden, particularmente los que se han dedicado a algunos estudios científicos, la labor inmensa que implica el estudio de catorce mil plantas; igualmente, es muy laborioso el estudio de mil quinientas drogas, cuyo estudio implica el análisis químico de cada una de las partes que componen la planta; se necesita conocer su composición, los principios activos que contiene y estudiar sus propiedades químicas y farmacológicas, aplicándolas después en la práctica de acuerdo con el resultado de los estudios, ya sea en la medicina o en la industria. Si es cierto que pocos médicos y farmacéuticos conocieron estos trabajos, no es culpa del Instituto, que publicó sus estudios; pero, desgraciadamente, es una cosa muy común entre nosotros, despreciar los estudios científicos hechos por mexicanos y, en cambio, tomar frecuentemente a la ligera los estudios científicos de los extranjeros. Por eso que muy pocos conocieron dichos trabajos y muy pocos farmacéuticos se aprovecharon del resultado de las investigaciones realizadas por el Instituto Médico. Ya veis cómo la labor del Instituto no fue tan falta de provecho como decía el ciudadano Hay; ojalá que, con las rectificaciones que he hecho, logre quitar de vuestra mente, de vuestro ánimo, la mala impresión que causó ayer lo manifestado por el referido señor Hay.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. López Lira.

El C. López Lira: Suplico a la Comisión me diga cuál es su criterio sobre este particular. En la Secretaría de Fomento se ha puesto una Dirección de Exploración de la Flora y Fauna; y en la Universidad Nacional se colocó el Instituto Biológico que, según tengo entendido, está actualmente destinado a esa investigación de la flora y de la fauna del país. ¿La mente de la Comisión fue dotar a la Secretaría de Fomento de aquellos elementos que actualmente utiliza el Instituto Biológico, para que los dedicara a la exploración de la flora y de la fauna, y dejara el Instituto Biológico tal como está? o ¿cuál fue la mente de la Comisión?

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión para contestar. (Voces: ¡Manrique! ¡Manrique! ¡No hay Comisión!)

El C. Chapa: Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Chapa: Voy a contestar la interpelación que hacen a la Comisión, aunque no formo parte de ella, y precisamente voy a argumentar en contra del dictamen.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a Su Señoría el ciudadano diputado Chapa, que debe contestar uno de los miembros de la Comisión, y no un ciudadano diputado, que no forma parte de ella. En consecuencia, y estando presente el ciudadano diputado Araujo, miembro de la Comisión, tiene la palabra para informar el ciudadano diputado Araujo.

El C. Araujo, miembro de la Comisión: No puedo informar sobre el particular, porque no estuve en el seno de la Comisión cuando se trató este asunto.

El C. Chapa: Pido la palabra, señor Presidente.

- El C. Presidente ¿Con qué objeto?

El C. Chapa: Para atacar el dictamen de la Comisión, comencé por informarme de ella cuál era su criterio; así es que sí puedo contestar a esta interpelación, es porque el ciudadano Manrique- que parece que fue el único que formuló este dictamen, y los demás miembros de la Comisión lo firmaron- , me ha hecho manifiesta su decisión.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a Su Señoría el ciudadano diputado Chapa que, encontrándose en el salón los ciudadanos diputados doctor Medina y licenciado Alvarez del Castillo,

a ellos les corresponde contestar la interpelación del ciudadano diputado López Lira.

El C. Medina Francisco, miembro de la Comisión: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Francisco Medina.

El C. Medina Francisco: Señores diputados: Tocó la casualidad que en el momento de la interpelación del señor Chapa..... (Voces: López Lira), ..... del señor López Lira, salí a hablar por teléfono y, por lo mismo, no pude enterarme de la interpelación del señor López Lira. Yo suplico atentamente al señor López Lira se sirva repetirla.

El C. López Lira: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano López Lira.

El C. López Lira: Suplico a la Comisión se sirva decirme cuál es su criterio sobre el asunto que se discute. La Comisión ha puesto como una dependencia de la Secretaría de Fomento, una Dirección para la exploración de la flora y de la fauna del país, y pone como dependencia de la Universidad Nacional, el Instituto Biológico. El Instituto Biológico está desempeñando actualmente las funciones necesarias para la exploración de la flora y de la fauna. ¿El criterio de la Comisión es que la Secretaría de Fomento sea dotada de aquellos elementos que le van a hacer falta, si pasa el Instituto Biológico a la Universidad Nacional?

El C. Medina Francisco: Procuraré contestar de la mejor manera posible a la interpelación del compañero López Lira.

La Comisión, compañero López Lira, estima que el estudio de la flora y fauna, es una materia importante para la Secretaría de Fomento y que debe tener todos los elementos indispensables para ello; pero estima también que el Instituto no llena únicamente esa labor y que está destinado a una labor más alta y más general que la que tenía cuando era Instituto Médico Nacional. Si la Asamblea determina que el Instituto Biológico, el antiguo Instituto Médico Nacional pase, como debe ser, a la Universidad, y si la Secretaría de Fomento necesita de elementos para la investigación de la flora y fauna no tiene inconveniente la Comisión en que se los arbitre de la mejor manera; pues la Comisión lo que disputa, lo que pelea, es que el Instituto antiguo Médico Nacional, impropiamente llamado hoy Biológico, pertenezca a la Universidad. Creo haber contestado la interpelación.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Subsecretario del Interior.

El C. Aguirre Berlanga Manuel, Subsecretario del Interior: Señores diputados: En todo lo que corresponde a la colocación de las materias que deben pertenecer a determinado ramo administrativo, ha de seguirse un orden lógico enteramente de acuerdo con la naturaleza de ese ramo administrativo, de tal manera que, lo que por razón de su índole, debe pertenecer a la Secretaría de Fomento, por ejemplo, no puede colocarse de ninguna manera en la Secretaría de Hacienda o viceversa; este es el caso que tenemos propiamente a discusión. Desde luego, deseo manifestar a ustedes, señores diputados, porque estimo que será de gran interés para evitar discusiones que, a mi entender, precisamente por lo que voy a informar, no debieran existir, y es esto: no existe el Instituto Biológico que nos ha venido a traer aquí la Comisión; de manera que no existiendo el Instituto, ¿cómo puede colocarlo en determinado lugar? Lo que hay es una Dirección de Exploraciones y Estudios Biológicos y no el Instituto Biológico, que solamente en el concepto de la Comisión existe. Ni en la Secretaría de Fomento, ni en ninguna dependencia del Gobierno general, hay un Instituto Biológico. Esto sería bastante para que, ya no habiendo materia para la discusión, se retirara. He dicho que lo que existe es la Dirección General de Exploraciones y de Estudios Biológicos que no es un establecimiento docente, que no es un establecimiento que tenga por fin la enseñanza, menos aún de una manera especial para los alumnos de ninguna escuela. No es, en consecuencia, tampoco una institución en que la especulación científica se efectúe en ese establecimiento y también, por consiguiente, no puede ser materia que deba depender del Departamento Universitario. La Dirección General de Exploraciones y Estudios Biológicos, tiene principalmente un objeto de orden práctico y prestar servicios no a determinado grupo de la sociedad mexicana, sino a toda la sociedad mexicana, de una manera especial a los agricultores, a los mineros, a los industriales; a ese efecto hace estudios sobre el salitre, sobre el guano, sobre materias colorantes, sobre el pulque; explora las regiones textiles, las regiones del guayule y los frutos tropicales, etc., con objeto de conocer los productos nacionales para darles facilidades a los que deseen explotar la riqueza patria y puedan hacerlo con mayor eficacia y contando de una manera segura con el conocimiento del lugar donde se encuentre determinada riqueza en la región, con todos sus antecedentes y todos esos datos que pueden servir o ilustrar al que desee explotar esa riqueza.

Otra de las funciones de la Dirección General de Exploraciones y Estudios Biológicos, consiste en la exploración de las diversas zonas de la República en sus relaciones con la bacteriología; estudia igualmente las razas locales en relación con las condiciones biológicas y en general, la flora y la fauna; y sería largo enumerar a ustedes, señores diputados, otros servicios de orden enteramente ajenos a la especulación, sino que están principalmente encaminados a servir a la industria, a la agricultura, al comercio, a la higiene y, en general, a la sociedad. Voy a citar algunos casos concretos que podrán ilustrar a ustedes acerca de las funciones de ese establecimiento que, repito, no es Instituto Biológico, sino una Dirección General de Exploraciones y de Estudios Biológicos. Se ha estudiado una levadura que sirva para atacar determinados microbios en la elaboración del pulque, microbios que son tóxicos y que envenenan a los que acostumbran beber ese brebaje, y se han obtenido magníficos resultados, teniéndose establecido un aparato que produce una fuerte cantidad de esa levadura, la que se proporciona a todos los fabricantes de pulque. Con esto, que es enteramente práctico y que es también un servicio distinto por completo de lo que corresponde a los establecimientos

universitarios, se obtiene en gran beneficio para toda la sociedad y se favorece la higiene pública.

Nadie ignora, señores diputados, que depende de la Secretaría de Fomento todo lo relativo a la agricultura, a los bosques, a las aguas, todo ello íntimamente relacionado; tampoco se ignora que para completar los estudios que puedan proporcionar datos útiles a los agricultores, a los que van a explotar y a gozar de las aguas para beneficio de la agricultura, a los que explotan los bosques, conocer todas las circunstancias y todos los datos que puedan servirles, con este motivo tiene exploradores especiales que al mismo tiempo que investigan los bosques, sobre las calidades de las tierras, sobre los productos de esas mismas tierras, sobre los abonos necesarios para esas tierras, recogen todo el material que puede ser útil, también, para la industria y aun para la ciencia de la flora y de la fauna de la República Mexicana. De manera que al lado de razones de orden enteramente científico, de método, de división de trabajo de distribución de labores, existe otra razón de orden económico, y ésta consiste en que al mismo tiempo que hay un personal dedicado a hacer exploraciones de los bosques, de la flora y de la fauna, puede servir - y de hecho sirve el mismo personal sin necesidad de uno nuevo - , para hacer las investigaciones de otro orden y que tiene encomendadas la Secretaría de Fomento.

Es muy útil, señores diputados, que recordéis, y para ello os basta conocer la organización de las Secretarías de Fomento y de Industria y Comercio, para comprender fácilmente que prestarán un gran servicio a la sociedad con las nuevas orientaciones que el Gobierno revolucionario les ha dado. Estas Secretarías, entre otras cosas de sus importantes funciones, están las de ser conducto para dar facilidades a la explotación de la riqueza pública, la que establece y tiene conducto íntimo y relacionado estrechamente con industriales, mineros, comerciantes, exploradores y todos los que deseen fomentar la riqueza pública, y todos los que deseen aprovecharse de esa riqueza, tanto en bien propio, como en bien de la sociedad. Teniendo este carácter tan importante para la sociedad, se explica fácilmente que la Dirección General de Estudios y Exploraciones Biológicas dependa de esas Secretarías, que proporcionarán al público datos interesantes para las distintas actividades mercantiles y de otro orden enteramente particular. El Gobierno de la República se propone que la sociedad, por medio de esas dos Secretarías, establezca y dé el mayor número posible de facilidades. El industrial, por ejemplo, encontrara para el fomento de su empresa, facilidades y conocimientos que le proporcionará la Secretaría de Industria y Comercio, ya en el transporte, ya en conocimiento de los lugares en donde se encuentre determinada mercancía o determinado producto nacional, con objeto de aprovecharlos en el menor tiempo, con la mayor eficiencia y la mayor economía.

En la sesión de ayer el señor diputado Manrique decía que probablemente el Ejecutivo de la Unión, al presentar la iniciativa en el sentido de que la Dirección General de Exploración y Estudios Biológicos dependiese de la Secretaría de Fomento, quizá lo habría hecho sin un estudio previamente concienzudo. Se equivoca el señor Manrique sobre este particular y me complazco en informar que todo lo contrario, fue precedido de un estudio con bastante detenimiento; personas realmente competentes en la materia, dictaminarón - si así puede decirse-, sobre el lugar donde debería ser colocada la Dirección General de Exploración y Estudios Biológicos. Esto, señores diputados, aún en el caso de que no fuese bastante el sentido común para comprender que una institución cuyos servicios son para el público, que no constituye un establecimiento docente de enseñanza, no está ni debe estar en otra Secretaría que no sea la de Fomento, que es la indicada para Desempeñar este papel, y no en la Universidad, la que tiene funciones enteramente diferentes. Las consecuencias que traería el que no continuase donde esta esto es, en la Secretaría de Fomento, el establecimiento a que nos hemos venido refiriendo, serían de grave perjuicio para el público, para la sociedad, sin obtenerse un beneficio claro, porque los estudiantes pueden, dependiendo de la Secretaría, de Fomento, aprender todo lo que allí podrían aprender dependiendo del Departamento Universitario, digo más de lo que podrían aprender allí, porque contarían con mayores elementos, toda vez que la amplitud de las actividades y de los estudios dependiendo de Fomento, tienen necesariamente por su propia constitución y por los factores que ella dispone, mayor amplitud. En cambio, continuando como dependencia de la Secretaría de Fomento, se favorece todo el público, todo el que desee ir a aprender, todo el que desee obtener datos para su industria, para la agricultura, todo el que quiere saber en qué regiones del país se produce determinada cosa y qué parte de la República es más propicia para determinados cultivos. Todo esto, que es un beneficio, resultaría un perjuicio si quedase como dependencia de la Secretaría de Fomento.

Por otra parte, señores diputados, podría haber un grupo de diputados que se inclinase en determinado sentido por móviles de cualquiera naturaleza, honrados y dignos; otro grupo de diputados que también se inclinase en otro sentido, en sentido contrario; pero, señores, siendo dos dependencias del Ejecutivo, tanto el Departamento Universitario como la Secretaría de Fomento, allí sí que no hay móviles ni egoísmos de ninguna naturaleza. Cuando se consultó que se coloque en determinado lugar un ramo de una determinada administración, se hace con la más sana intención de que produzca el mejor beneficio a la sociedad, y al consultar el Ejecutivo de que dependiese de Fomento, es simplemente teniendo presente que allí será más útil, más económico, y que proporcionará a todos, tanto a los universitarios como al público en general, los mejores beneficios. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra para rectificar un hecho el C. Hay.

El C. Hay: Deseaba hablar solamente algo respecto a la rectificación hecha por el C. Jairo R. Dyer. No desearía yo que quedara la impresión de que había yo dado un dato respecto al Instituto Médico con objeto de malévolamente ganar la buena voluntad de los señores diputados, causando una impresión diferente de la que existe en realidad;

el dato que yo obtuve referente a que sólo había estudiadas quinientas plantas, lo obtuve de personas que me merecen crédito; pero al dar este dato lo dí yo con honradez, en la firme creencia de que esa era la realidad. Si hay evidencial documentación de que ese dato estaba errado, no tengo yo ningún empacho en manifestar en que yo debo ser el equivocado y no el señor Dyer que ha venido a hacer la rectificación. La argumentación que yo he hecho a ustedes en esta discusión, ha sido inspirada en una verdadera honradez y con un deseo de que el país pueda tener un elemento a su disposición por medio de la Secretaría de Fomento, con objeto de poder desarrollar, repito, la industria nacional en lo que se refiere a la Agricultura; pero pueden estar seguros los señores diputados, y el señor Jairo R. Dyer con mayor especialidad, de que no he hecho uso de ningún dato falso a sabiendas, y que por ningún motivo lo haré en cualquiera de los asuntos a discusión.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. diputado Cabrera.

El C. Cabrera: Señores diputados: Casi es desalentador el número de diputados que me escuchan. (Voces: ¡No hay quórum!) Tengo mis dudas acerca de la suficiencia de quórum, pero, sobre todo... (Voces: ¡No hay quórum, no hay quórum!)

El C. Martínez Escobar: Que se pase lista. No hay quórum. (Voces: ¡No hay quórum! Campanilla.)

El C. Peña Aurelio M.: Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Peña: Para informar a Su señoría que en el salón verde están reunidos muchos señores diputados de la derecha.

- El C. Prosecretario Muñoz, comienza a pasar lista.

El C. Zapata, interrumpiendo: Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Zapata: Porque veo que ya es notorio, señor Presidente, que hay suficientes diputados para formar quórum, y debemos ahorrar tiempo no pasando lista. (Voces: ¡Sí, ya hay quórum!)

El C. Sánchez Tenorio: Me adhiero a la petición del C. Zapata.

El C. Presidente: Se suplica a los ciudadanos diputados que no se ausenten del salón, porque sólo tienen ese derecho los miembros de las Comisiones.

El C. Cabrera: Señores diputados: Ya que el quórum es un poco más alentador, el asunto a debate sigue siendo todavía absolutamente desconsolador para la atención de los señores diputados, porque generalmente creemos que una materia como está, no merece nuestra atención. En realidad, yo deseo llamar la atención de la Cámara sobre que en el presente caso la Comisión está absolutamente en lo justo... (Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí!) (Campanilla,) al poner... (Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí!) El Reglamento de la Cámara precisamente alterna el pro y el contra desde aquí, pero el objeto de la discusión es precisamente resolver cuál es el que tiene razón, si esos nos o esos sís. (Voces: ¡Síes! ¡Síes!) Existe un error muy común, y desgraciadamente aceptado desde esta tribuna por el señor Subsecretario del Interior, de que la Universidad no tiene más función que la de transmitir conocimientos.

Se cree que los institutos o establecimientos que deban depender de la Universidad deben ser únicamente aquellos establecimientos en que se vayan a transmitir conocimientos del sabio al que no lo es. Ahora bien, esto es absolutamente un error en la parte alta de la Universidad, porque la Universidad está encargada no solamente de transmitir la ciencia adquirida, sino de contribuir a la creación de la ciencia. La Escuela de Altos Estudios, desgraciadamente rebautizada en este dictamen con el nombre de Estudios Superiores, pero que en realidad es de Altos Estudios porque tiene por objeto estudios que conducen a la investigación científica y no meros estudios de transmisión de conocimientos, es una institución que tiene por objeto contribuir al adelanto de la ciencia. Así, pues, si fuéramos a decir que la Universidad no tiene más objeto que transmitir la ciencia, entonces estaría bien que el Instituto Biológico, así como otros institutos no estuvieran en la Universidad, sino estuvieran en la Secretaría que trata de fomentar tal o cual rama de la ciencia, pero no es así. La Universidad tiene también por objeto investigar y contribuir al adelanto de la ciencia. Nada de raro tiene que determinado ramo de la actividad permanezca en una Secretaría mientras la Universidad está encargada de la parte científica que tenga conexión con aquel ramo; ejemplo: los hospitales están al cuidado de la Beneficiencia Pública, pero la clínica que en ellos se hace, los estudios de carácter médico y los estudios de investigación médica y de procedimientos quirúrgicos, se hacen bajo la dirección de la Universidad.

Si fuésemos a ser consecuentes con la teoría del licenciado Hay o del ingeniero Aguirre Berlanga,...(aplausos,) tendríamos que admitir que todo lo que se refiere a la investigación científica en materia de medicina, debería quedar a la Beneficencia Pública, porque para ello es para lo que se está estudiando. Pero no, señores diputados, la Universidad sigue encargada de toda la investigación científica médica, aun cuando toda esa investigación se haga en los hospitales que dependen de otra Secretaría. En el presente caso se trata de investigaciones de orden científico respecto de la fauna y flora. Se pone en el artículo 5o. del dictamen bajo la jurisdicción de la Secretaría de Fomento, un capítulo que se refiere a estudios y exploraciones sobre la fauna y flora de la República; pero los estudios de exploración, los estudios sobre fauna y flora pueden tener dos aspectos: uno que tienda al fomento de la riqueza del País y entonces está bien que esos estudios se hagan en la secretaría de Fomento. Pero si son investigación de otro orden hecha sobre el adelanto de las ciencias biológicas, entonces puede perfectamente la Universidad estar al cuidado de esos estudios, sin que para nada estorben estos estudios la competencia de la Secretaría de Fomento respecto de los otros.

Yo vengo, pues, a afirmar que está bien en la Secretaría de Fomento. Dejémosle el capítulo que hay aprobado respecto de la fauna y la flora. El Instituto Biológico, al decir del señor Subsecretario de Gobernación, no tiene ninguna misión docente; yo

lo acepto, no tiene ninguna misión docente, pero sí ha tenido, como Instituto Médico Nacional,- que así se llamaba antes,- una misión de investigación exclusivamente científica, encaminada al adelanto de las ciencias médicas...

El C. Chapa, interrumpiendo: No docente.

El C. Cabrera, continuando: No docente, pero de investigación científica. Precisamente he allí un diputado para quien he gastado inútilmente cinco minutos de argumentación, supuesto que todavía no comprende que la Universidad no está exclusivamente encargada de materias docentes. Sí, señor diputado Chapa, la Universidad no nomás es docente, es también investigadora, y por consiguiente, si es docente e investigadora, no le restemos todo lo relativo a la investigación científica. Es cierto que el Instituto Médico, por circunstancias muy especiales de que tal vez podríamos ocuparnos, casi no es docente; pero es esencialmente un instituto de investigación científico- médica, que es algo totalmente distinto de la investigación científica que necesita la Secretaría de Fomento. Tomemos un ejemplo: Supongamos una yerba,- temo decir una herejía-, pero tomemos el "tlalchichinole." Mientras estemos investigando científicamente los métodos de producción del "tlalchichinole," estaremos fomentando la riqueza y estaremos ejerciendo actos de la Secretaría de Fomento; pero cuando investiguemos los efectos del "tlalchichinole" en el tratamiento de ciertas afecciones de las mujeres, (risas,) entonces estamos haciendo una función de investigación médica con la cual no tiene que ver absolutamente nada la Secretaría de Fomento. (Aplausos.) Y si hablamos, supongamos de la "cochinilla" o de cualquier otro animal de cualquiera otra especie de nuestra fauna, cuya investigación se siga con propósitos de reproducción, con una rama de riqueza, estamos dentro de las funciones de la Secretaría de Fomento, fomento de nuestra riqueza; pero si estamos apenas investigando si convendrá o no convendrá el desarrollo de la cochinilla, o si al contrario, es un parásito que echa a perder nuestros hermosísimos "cactus" de San Luis, entonces estaremos ya tratando de evitar la propagación de ella, y entonces ya será una materia relacionada con la riqueza del "cactus". Más aún, si tratamos de investigar las funciones de la cochinilla o del ojite como materias medicas, entonces seguramente tendremos una función de la investigación universitaria. Perdonen los señores diputados que me escuchan, pero tuve que hacer nuevamente estas digresiones para el señor diputado Chapa que no me había escuchado.

Así, pues, no hay conflicto de ninguna especie en las funciones de la Secretaría de Fomento al investigar todo lo que quiera sobre nuestra fauna y flora, la función del Instituto Médico Nacional, o sea ahora el Instituto Biológico, en relación con la exploración de las plantas nacionales, que fue el fin principal para que este Instituto se creó. Yo deseo llamar sobre todo la atención de los señores diputados para que no nos presentemos ciegamente a ser instrumentos de pequeñas rencillas entre los antiguos y los actuales directores de un Instituto; ya no estaremos siendo de rencillas de jefes de tal o cual departamento, ni estamos a ciegas siendo fomento de ciertas rencillas muy personales respecto de los antiguos o de los nuevos directores de este establecimiento.

El Instituto ahora llamado Biológico, yo no sé por qué se llamaba antiguamente Instituto Médico Nacional, y fue creado según tengo a la mano un informe del doctor don José Terrés, fue creado desde el año de 1890 bajo el nombre de Instituto Médico Nacional. El propósito directo de este Instituto fue la investigación de las cualidades medicinales de las plantas existentes en México, función estricta y absolutamente de carácter científico que hacerse previamente a la función de fomento, porque para esto era necesaria la investigación científica sobre las cualidades de esas plantas. Pero habiendo sido creado el Instituto Medico Nacional con funciones directamente encaminadas a la perfección de nuestra farmacopea nacional, hizo una labor de un gran número de años, la cual después, como siempre sucede al día siguiente de las revoluciones, pues creemos que es necesario echar a la calle todo lo que se ha hecho antes y comenzar de nuevo.

Así fue como, inconsideradamente, al llegar las fuerzas constitucionales a la ciudad de México, se pensó en destruir mucho de aquello que no se entendía; pero no fueron las fuerzas constitucionalistas las que destruyeron este Instituto, sino que se esperó a que llegaran otras fuerzas revolucionarias, que entendieran un poquito menos de estas materias, y cuando llegaron a México las fuerzas villistas y zapatistas echaron a la calle todo el archivo, todo el herbario y, en general, todo el producto de los esfuerzos que se habían hecho anteriormente. Se clausuró el Instituto Médico Nacional y, por consiguiente, como sí dijéramos, tabla raza de lo que se había practicado antiguamente. Tratándose de rehacer un trabajo que notoriamente espíritus científicos señalaban la necesidad de que se continuara, se pensó entonces en restablecer este Instituto; pero, o se les olvidó el nombre, o no sabían exactamente nuestros señores revolucionarios de 1915, en la ciudad de México, qué diferencia había entre la Biología y la Medicina. El hecho es que se volvió a abrir este Instituto, con el nombre de Biología Médica....

El C. Manrique, interrumpiendo: General Médica.

El C. Cabrera, continuando: General y Médica. Cambiando el nombre en esta forma en esta forma, entonces entró a formar parte de la Universidad Nacional y se consideró, como si dijéramos, una manera de desembarazar a la Universidad, cambiarle nuevamente el nombre y ponerle "Instituto Biológico," a secas, y agregarlo a la Secretaría de Fomento. Este es el momento en que se hizo la confusión entre la función científica del Instituto Médico Nacional y la función económica- práctica de investigación sobre nuestra flora, que correspondía a Fomento. Y jugando sobre el nombre de Instituto Biológico, o de Instituto de Biología, fue como se llegó a confundir y se pasó definitivamente a la Secretaría de Fomento.

Ahora bien, hay una razón muy importante para que este Instituto, como instituto, pertenezca a la Universidad; pero que como departamento de Fomento, pertenezca a Fomento. Los estudios de carácter verdaderamente científico exigen hasta

cierto punto ciertas exploraciones, pero la exploración no es lo principal; lo principal es el estudio botánico..... ¿cómo se dice?..... botánico sociológico de tal manera que el verdadero trabajo del Instituto Médico no está en encontrar ejemplares, sino estudiar los ejemplares encontrados, sobre los cuales debe explorarse; por consiguiente, bien está que la Secretaría de Fomento tenga a su cargo todo un gran número de exploraciones, que buena falta nos hace, siquiera para conocer el nombre castellano de la mayor parte de nuestras plantas; bien está que la Secretaría de Fomento continúe las exploraciones de la fauna y la flora; pero una cosa es eso y otra cosa totalmente distinta es que en el seno del Instituto y con los elementos que el Instituto tenga a su disposición, los médicos encargados de esta materia estudien sobre los ejemplares traídos por virtud de las exploraciones que pueda hacer Fomento. En México, las exploraciones sobre la fauna y la flora, son indispensables, porque no hay absolutamente una geografía botánica ni una geografía sociológica formada.

Leyendo y examinando el libro de don Cecilio Robelo, sobre los aztequismos de México, he encontrado que hay un gran número de palabras aplicadas a nuestras plantas y a nuestros animales, que no conocemos ni siquiera la correspondiente o el nombre español de ellas- con excepción del diputado Manrique, que creo que no es mexicano de nacimiento, sino español (aplausos), creo que pocas personas pueden decir cómo se dice en español atole, ocote, olote, o cualquiera de esos términos que deberíamos conocer; sobre todo en el nombre de árboles existe un buen número de ellos, cuyo nombre español no conocemos, que no están absolutamente clasificados botánicamente y que será absolutamente necesario proceder a conocer. Los trabajos de la Secretaría de Fomento en la investigación de la fauna y de la flora, tienen un campo amplísimo y me parece un espíritu de verdadera mezquindad y de verdadera envidia, el estar disputándonos una materia sobre la cual hay tanto que trabajar, que es absolutamente imposible que la Dirección de estudios sobre la fauna y flora de México haga las funciones que el Instituto Biológico, o antiguo Instituto Médico estaba llamado a hacer. Las funciones de la Secretaría de Fomento en el estudio de la fauna y flora son tan extensas, que consumirían constantemente el trabajo de cientos de hombres encargados de esta labor; sin que absolutamente tocaran uno sólo de los trabajos que se estaban antiguamente haciendo en el antiguo Instituto Médico Nacional. Así pues, si una cosa es la exploración con el propósito del desarrollo de la riqueza, y otra cosa totalmente distinta es el examen y estudio botánicos y médicos con propósitos de aplicación a las necesidades de la humanidad, ¿porqué estarse discutiendo y disputando un instituto que lógicamente corresponde a la Universidad por lo que hace a la investigación científica, y cuyo trabajo lógicamente corresponde a Fomento, por lo que hace a la exploración? Pero hay más aún : la labor de la Secretaría de Fomento no es labor de gabinete en esta materia; no es labor de laboratorio; no debe ser labor de laboratorio: tiene que ser labor de estudio de nuestras condiciones climatológicas, de nuestras condiciones geográficas, y en ese sentido es como se ha visto que era necesario que conociera de la materia biológica. Un pequeño inventario que he mandado levantar de lo que contiene o contenía el Instituto Médico Nacional, nos da los siguientes resultados: "Elementos materiales del Instituto Médico Nacional: Edificio esquina de Balderas y Ayuntamiento." Yo creo que eso es lo que se disputan realmente: el edificio.

El C. Manrique: Algo más que eso.

El C. Cabrera, continuando: Yo creo que el edificio es lo que más ha tentado la codicia de ambos departamentos, para discutir esta materia. Un edificio muy al centro, en la esquina de la antigua Balderas y Ayuntamiento, construído especialmente para el Instituto Médico Nacional, dividido en la siguiente forma: "Sus elementos materiales: "Edificio (esquina de Balderas y Ayuntamiento), construído especialmente para el Instituto Médico. "Estaba dividido en: "Sección de Historia Natural. Rico herbario, modelo en su género.

"Sección de Química Analítica. Dotación completa de aparatos y reactivos.

"Sección de Fisiología Experimental. Aparatos para experimentar en animales los productos aislados de las plantas.

"Sección de Terapéutica. Archivo de investigación clínica y una sala en el Hospital General para la aplicación de las plantas ya estudiadas.

"Sección de Geografía Médica. Sólo útiles de escritorio"- esto se lo pasaría yo a Fomento-. (Voces: ¿Bueno!)

"Sección de Química Industrial.- Aparatos para la preparación de drogas.

"Botamen fabricado especialmente para la conservación de drogas y otros productos químicos.

"Biblioteca.

"Archivo.- Las publicaciones fueron regaladas, por orden del actual Director del Instituto Biológico, a todo el que las solicitaba," los cuales, entre paréntesis, fueron regaladas y vendidas en El Volador, y en la actualidad casi no existen.

El C. Manrique: Es cierto.

El C. Cabrera: Y luego, "Animales diversos para la experimentación fisiológica."

Esta sola lectura, señores diputados, está indicando que se trata de un Instituto de experimentación científica mente universitaria. No sólo, sino que, aunque se lo dejáramos a Fomento, Fomento no lo usaría, sino que al día siguiente tendría que ponerlo probablemente a disposición de la Escuela de Medicina, o tal vez de la escuela de Ingeniería o de cualquiera otra escuela, porque no sabría qué hacer con el, Fomento. Así, pues, señores diputados, el Instituto, como Instituto en sus funciones de experimentación científica y en su edificio, es algo que lógicamente corresponde a la Universidad. La exploración de la fauna y flora, como exploración, con propósito de desarrollo de la riqueza del país, lógicamente corresponde a la Secretaría de Fomento. Por consiguiente, no estemos haciendo un disparate dejando a Fomento lo que ya le dimos y poniendo en la Universidad lo

que ahora la Comisión le pone, si acaso es esto pecata minuta, y yo pediría a la Comisión que le volviera a dar su verdadero nombre, que le llamara nuevamente Instituto Médico Nacional y que lo restableciera en las condiciones en que se encontraba; pero esto es pecata minuta por lo que hace al nombre; pero en cuanto a la subsistencia misma debe necesariamente corresponder a la Universidad Nacional, si entendemos por Instituto Biológico el instituto de experimentación y de investigación científica.

Ahora, si como quiere el señor Subsecretario de Gobernación, entendemos por Instituto Biológico, lo que Fomento llama instituto biológico, es decir, los trabajos de exploración de la fauna y flora, pues entonces es una mera cuestión de nombre. Llamemos a una de un modo y a otra de otro y ya no habrá discusión. Creo, por lo tanto, señores diputados, que aunque la materia parecía ser muy ardua, pues, como decía Lope de Vega, por el primer tercio debemos de entrar aunque sea en el primero, tampoco es científico como a mí me es permitido usarlo, porque yo no soy un naturalista ni un médico; veo sin embargo, la conveniencia de distinguir entre una organización de investigación científica y una organización de mera exploración.

Pido, pues, a los señores diputados, que, sin temor de hacer un disparate, con conciencia de que estamos haciendo algo directamente encaminado al adelanto de la ciencia, dejemos a cada quien lo suyo, dejemos a la Secretaría de Fomento lo que le hemos dado, esa dependencia de estudio de la exploración de la fauna y la flora, y dejemos a la Universidad Nacional lo que la Comisión le da: el Instituto Biológico. (Aplausos.)

El C. Presidente: Encontrándose a las puertas del salón el C. Enrique Anaya, diputado propietario por el 7º distrito electoral de San Luis Potosí, se nombra en comisión a los CC. Alvarez del Castillo y Aurelio Manrique, a fin de que lo introduzcan a este recinto para que rinda la protesta de ley. (El C. Enrique Anaya rindió la protesta de ley. Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. Chapa.

El C. Chapa: Señores diputados: Ninguno de los asuntos que se ha presentado ante la consideración de esta H. Cámara, había sido dictaminado de una manera tan débil y enclenque como el presente. Pensad, señores diputados, que para este asunto de la organización de las Secretarías de Estado, era precisamente el Ejecutivo el más competente para iniciar esta ley, porque él, mejor que nadie, conoce las necesidades de cada Secretaría. Pues bien, señores diputados, el Ejecutivo presentó un proyecto de ley, concienzudamente estudiado, lo pasó, lo presentó ante la Cámara de Senadores, la Cámara colegisladora, después de amplísimas discusiones, se sirvió aprobarlo. Pasó a esta Cámara, y de la noche a la mañana nos presenta la Comisión un dictamen, donde ha hecho radicales reformas, donde ha quitado unos Departamentos de unas Secretarías para ponerlos en otras y sin siquiera dignarse en su exposición de motivos dar las razones, dar las causas en que se fundó para hacer estos radicales cambios. "El Instituto de Estudios Biológicos que hasta ahora perteneció a la Secretaría de Fomento, fue puesto en las dependencias de la Universidad Nacional, por obvias razones científicas," dice la Comisión, razones científicas tan obvias que ni el Ejecutivo siquiera, razones científicas tan obvias, que en el Senado, compuesto por personas sabias e inteligentes, tampoco se dieron cuenta de ellas. (Murmullos.)

Señores diputados: Para resolver este asunto atinadamente, es menester formarnos un concepto preciso de lo que es la secretaría de Fomento, de su organización, de sus tendencias y de sus fines. La secretaría de Fomento tiene en su programa cuatro grandes problemas, de los cuales el primero es uno de los problemas, de los dos problemas más grandes que tiene la Revolución Constitucionalista en su bandera: tiene a su cargo nada menos que la resolución del problema agrario, el estudio de la posesión de la tierra, el fomento de la distribución equitativa y proporcional de esa tierra; la restauración a cada individuo y a cada pueblo del pedazo de tierra que le corresponde. El segundo de sus problemas es la producción del territorio nacional; el tercero es la habitabilidad de las diversas regiones del país, y el cuarto es el estudio de la población, el estudio de sus razas,. el mejoramiento de éstas, la colonización, etc. Pues bien, señores diputados, para resolver sabiamente estos cuatro problemas, la Secretaría de Fomento se organizó en siete Departamentos, siete Departamentos que forman un conjunto armónico, siete Departamentos que necesitan cada uno de ellos la ayuda de los demás. Es imposible, señores diputados, que estos Departamentos trabajen desarrollando su labor si pretendemos desintegrarlos. Tanto el Departamento Agrario, como el de Aguas, como el de Agricultura, como el de Bosques, como el de Estudios Geográficos, Climatológicos, como el de Estudios Etnológicos, forman un conjunto armónico, como he dicho; hay una inmediata relación entre ellos, íntima, y si separamos esos Departamentos del Instituto Biológico, veremos que es imposible que la Secretaría de Fomento trabaje en la resolución de estos asuntos. Para hacer patente la tesis que tengo el honor de presentar ante vuestra consideración, para demostrar palpablemente, gráficamente, el trabajo de estos Departamentos, me voy a permitir presentar ante vuestra consideración las dos obras últimas que ha emprendido la Secretaría de Fomento. La primera, el estudio del Territorio de Quintana Roo, este lejano jirón de nuestro país que contiene riquezas fabulosas, está apenas habitado, y apenas si es conocido del resto de la República. La Secretaría de Fomento comenzó por enviar una comisión de geógrafos que fueran a precisar los puntos geográficos y hacer las exploraciones generales para levantar la cartas de ese pedazo de la República.

En seguida, la Comisión de la Sección Agraria deslindó los terrenos y comenzó el estudio para la Ley de Fraccionamiento de Tierras. La Dirección de Estudios Biológicos se encargó de la clasificación de las plantas, del estudio de la flora y de la fauna en general. Es así como al rendir su informe nos presenta un estudio de los productos de aquel Territorio, del plátano, del hule, del chicle, del café, de la caña de azúcar, etc. El Departamento de Agricultura

igualmente mandó su comisión y estableció una estación agrícola para estudiar las plantas que pueden introducirse a ese Territorio y comerciabilidad de ellas. Así, pues, señores diputados, ya véis que especialmente el Departamento de Agricultura estaría imposibilitado de seguir llenando su cometido si segregásemos de la Secretaría de Fomento, el Departamento de Estudios Biológicos. La segunda obra que emprende la Secretaría de Fomento es la desecación y bonificación de las tierras del lago de Texcoco. Aquí, como es el caso de Quintana Roo, los diferentes departamentos enviaron sus comisiones: el Departamento de Aguas se encargó de la desecación, del riego y de las obras hidráulicas en general; la Sección Agraria se encargó del deslinde y del fraccionamiento de las tierras; la Dirección de Estudios Biológicos estudió el terreno para saber cuáles eran las plantas que se podrían cultivar, siendo estudios análogos a los de otros países y a los de otras regiones del país. El Departamento de Agricultura también estudió la manera del cultivo de estas plantas. Como veis, señores diputados, es de urgente resolución el que el Instituto de Estudios Biológicos permanezca en Fomento, pero después de todo, como dijo el C. Hay, ya hemos aprobado que este Instituto permanezca en Fomento.

Al presentar el Ejecutivo su dictamen, cambió el nombre de Instituto Biológico por el de Dirección de Exploración de Fauna y Flora en la República, y ese departamento ya quedó aprobado por esta Cámara en la Secretaría de Fomento. Lo que ha hecho la Comisión es dar tres nombres a este antiguamente llamado Instituto Biológico: le llama Dirección de Estudios Biológicos, le llama Instituto Biológico y le llama de Exploración de la Fauna y Flora en la República. Dio a Fomento la Dirección de la Fauna y Flora en la República y quiso dar a la Universidad el Instituto Biológico y todo tendiente a conceder a la Universidad el edificio de Balderas. Decía el señor Manrique que no puede comprender a estos espíritus prácticos...

El C. Manrique, interrumpiendo: Que blasonan de prácticos.

El C. Chapa, continuando: ...que quería que el Instituto Biológico permaneciese en la Secretaría de Fomento, únicamente porque veíamos la parte práctica inmediata, los resultados inmediatos y es natural que el señor Manrique no comprenda a los temperamentos prácticos, puesto que él es un santo varón de evangélicas virtudes que se complace únicamente en la especulación absoluta y no en las cosas prácticas; más bien estaría en una caverna de un anacoreta... - El C. Manrique, interrumpiendo: Ya lo veis, aquí estoy.

El C. Chapa. continuando: que estudiando la resolución de los problemas eminentemente prácticos como éste. Precisamente si tratamos, señor Manrique, de que el Instituto Biológico pertenezca a Fomento, es porque va a dar inmediatos resultados para todos los ciudadanos de la República; es verdad que en la Universidad sería de mucha utilidad, pero esa utilidad, esos frutos los recogerían únicamente unos cuantos privilegiados. Con la exposición de los estudios que hace Fomento ante el pueblo de México, se podría conseguir mandar a tantos trabajadores que apenas si se ganan la vida en el centro de la República, en los regiones pobladísimas; encontrarían allí un amplio campo de acción en las regiones de territorios casi inhabitados. Igualmente los capitalistas podrían invertir sus fondos en las explotaciones de los productos de esas regiones. Así, pues, señores diputados, por todas las razones expuestas yo os suplico que no aprobéis el dictamen para que pase el Instituto Biológico a formar parte, es decir, para que siga formando parte de la Secretaría de Fomento. Es un órgano indispensable de la Secretaría de Fomento, y para terminar, señores diputados, debo hacer manifiesta mi íntima satisfacción, y la satisfacción que estoy seguro tienen todos los revolucionarios, porque podemos probar que la Revolución no ha sido únicamente obra de destrucción, de sangre, de incendio; no ha sido solamente un papel en el que se han impreso promesas ilusorias; no, señores; la Revolución ya ha hecho algo perdurable, ya ha hecho obra de progreso, y la mayoría de esa obra estoy seguro que pertenece a Fomento, porque la Secretaría de Fomento ha estado, por fortuna dirigida por un revolucionario de antecedentes indiscutibles, por un revolucionario que no se ha ocupado de la politiquería de personas, por un revolucionario que no ha sido seducido por las sirenas mitológicas, que a mí se me antojan simbolizar todas las vanidades de esta feria oropelesca; así, señores diputados, si la Secretaría de Fomento ha trabajado con todo éxito como lo ha hecho, yo os suplico que no la mutiléis para que siga produciendo este racimo de frutos que lo recogerá todo el pueblo mexicano; la secretaría de Fomento, cuya obra consiste nada menos en el conocimiento de lo que somos, de lo que tenemos y de lo que podemos. (Aplausos.)

El C. Ruiz Estrada, interrumpiendo: Pido la palabra. Para darles mayor valor a las palabras huecas que ha pronunciado usted en la tribuna, quiero que nos haga usted favor de decirnos claramente cuáles ha sido los resultados prácticos en dos años que ha estado regenteado por la Secretaría de Fomento, en qué se ha gastado el dinero de la Nación.

El C. Chapa, continuando: Debo decir ante todo que la Secretaría de Fomento organizó debidamente el llamado anteriormente "Instituto Médico" que después se le llamó "Instituto Biológico;" a pesar de lo expuesto aquí por le señor diputado Cabrera, el Instituto Médico no obtuvo resultados prácticos de las miles y miles de plantas que se estudiaron en ese Instituto. Yo quisiera que me dijera el señor licenciado Cabrera cuáles de ellas se han puesto al conocimiento del comercio, cuáles de ellas parece que contienen productos químicos de inmediata explotación que la planta, esa poblana de que nos hablando aquí el señor Cabrera, que me suena a Chalchicomula, que acaso esa planta se probó que sirve para ayudar a las mujeres en sus enfermedades. Eso es a lo que se reducía la obra del Instituto Médico anteriormente; se le mandaba una planta, la del piojo o la poblana que mencionaba el licenciado Cabrera, y después de meses y meses de estarla inyectando y haciéndola usar a los pacientes, los pacientes se morían y el dolor dictaminaba que no servía la planta. Ese es todo el

resultado del Instituto Médico, ahora es diferente, señor compañero, ahora el Instituto Médico, bajo una dirección sabia, forma sus comisiones que van a Torreón, a La Laguna, por ejemplo, a estudiar el picudo, que estudian todas las plagas que destruyen nuestras plantas, es de un uso práctico inmediato.

Además, la Secretaría de Fomento, teniendo a cargo el Museo de Historia Natural, que era anteriormente un basurero y que era visitado apenas por unas cuantas personas, yo suplicaría a Su Señoría pasara a visitar ese Museo de Historia Natural para que se convenciera cómo se han renovado los antiguos ejemplares que parecían de circo, por ejemplares vivientes que han traído de Quintana Roo, de la Baja California y de otras partes del país. Han sido clasificados estos ejemplares, metódica y sabiamente. Es preciso, yo no sé si Su Señoría haya estado en el Instituto Biológico y en el Museo de Historia Natural, y si estuvo en épocas pasadas, vería inmediatamente el orden que hay en ese establecimiento. Yo no sé sí está contestado con esta la interpelación de Su Señoría.

El C. Ruiz Estrada: Como el señor compañero no ha contestado mi interpelación, se la traslado al señor Subsecretario de Gobernación.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Subsecretario de Gobernación. (Voces: ¡No está, no está!)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Medina Francisco, miembro de la Comisión.

El C. Medina Francisco: Señores diputados: El asunto a debate, o sea el Instituto Biológico, fue fundado con el nombre de "Instituto Médico Nacional" para obedecer a una necesidad que se sentía. Se conocían en nuestra República una multitud de plantas a las cuales se les atribuía propiedades curativas; pero empíricamente nada más; el Instituto Médico Nacional fue fundado para estudiar esas plantas, para extraer los alcaloides platinos y aplicarlos con una rigurosa experimentación a los enfermos. El que tiene el honor de dirigiros la palabra, cuando fue estudiante de medicina, asistió entonces al Instituto Médico Nacional con objeto de perfeccionarse en sus estudios de terapéutica. La práctica que se seguía en el Instituto Médico Nacional, era la siguiente...

El C. Cabrera, interrumpiendo: Pido la palabra para una moción de orden. Lo que está diciendo el señor doctor Medina es sumamente importante; él lo sabe por experiencia propia. Suplico a la Mesa se sirva llamar a silencio a la Asamblea para que escuche al orador.

El C. Presidente: Se suplica a los señores diputados se sirvan ocupar sus curules y prestar atención al orador. (Siseos.)

El C. Medina, continuando: Decía, señores diputados, que hay plantas que se conocían únicamente por sus virtudes curativas empíricamente; llegaban al Instituto Médico Nacional donde eran analizadas por expertos químicos, y extraídas las substancias medicinales que contenían, eran aplicadas en la curación de determinadas enfermedades; eran analizadas sus substancias y aplicadas a animales para después experimentarlas en el hombre; una vez que se conocían los efectos en los animales, entonces se hacía la aplicación en el hombre, para lo cual existía en el Hospital General una sala exclusivamente reservada para la experimentación de los productos medicinales. Los alumnos de la clase de terapéutica asistían al Instituto Médico Nacional y después de escuchar las explicaciones del profesor acerca del descubrimiento de la substancia medicinal, la veían aplicar en los animales y observaban los efectos fisiológicos producidos. En seguida pasaban al Hospital General y se les aplicaba a los enfermos, llevando una historia clínica rigurosa; se conocía el pro y el contra de la substancia medicinal, y el resultado que obtenía el Instituto Médico Nacional en la referida medicina.

Otra sección, de parasitología, estudiaba los insectos bajo el punto de las enfermedades que producían en el hombre, pero no solamente esta función médica tenía el Instituto Médico Nacional, señores diputados, sino que también al hacer el estudio de las plantas, se encontraban otras muchas substancias que servían para la industria, y entonces el químico encargado dictaminaba que al lado de las substancias medicinales, por ejemplo, el tanino, se encontraban otros productos útiles para las fabricaciones industriales y que se podían explotar. De esa manera sacaba provecho la Secretaría de Fomento. Esta labor del Instituto Médico Nacional se continuó hasta el año de 1915, en que fue pasada a la Secretaría de Fomento, como lo ha explicado el señor licenciado Cabrera. Pues bien, un Instituto que había sido hecho exclusivamente con un fin médico y que se había adaptado para estos fines, fue tomado para la Secretaría de Fomento, y era natural que no correspondiera a su objeto, puesto que estaba adaptado a Instituto Médico Nacional. Allí había una infinidad de aparatos de uso exclusivamente médico, y naturalmente la Secretaría de Fomento ni los podía usar, ni los sabía usar. He visitado esta mañana el actual Instituto Biológico y me he encontrado con gran pesar: relegados al olvido una multitud de aparatos que actualmente no sirven, porque se ha tratado de desvirtuar el objeto del antiguo Instituto Médico Nacional. Con el objeto de hacer más patente la diferencia del Instituto Nacional al que existe, se le ha querido poner otro nombre y en el edificio que se disputa se ha puesto en el frontispicio "Secretaría de Fomento. Dirección de Estudios Biológicos," cuando en realidad está adaptado y formado para prestar útiles e importantes servicios a la medicina, como ya lo he explicado.

Los señores diputados del contra opinan que si es verdad que le dejamos a la Secretaría de Fomento el estudio de la explotación y experimentación de la flora y la fauna, le quitamos en cambio los medios. Y yo digo: no se los quitamos, puesto que esos medios que actualmente tiene la Secretaría de Fomento no son para ese fin, sino que fueron creados para otros fines diferentes. ¿No tiene la Secretaría de Fomento estaciones agrícolas experimentales? ¿No tiene su Escuela de Agricultura donde puede probar, donde puede experimentar la explotación de la fauna en nuestro país? Indudablemente que sí la tiene señores, y ahora, suponiendo que fueran altamente necesarios e indispensables los laboratorios que actualmente tiene el Instituto Biológico, digo, si le fueran necesarios,

¿habríamos por eso de desligarlos de la Universidad a donde primitivamente pertenecieron y a que estaban determinados? No, señores, demasiada carga y demasiado peso tiene la Secretaría de Fomento en los momentos actuales porque atravesamos para dedicarse a otros estudios y a otras tareas y dejar el Instituto de investigación científica a la Universidad a que debe pertenecer. Para la Comisión, señores, ha sido este asunto absolutamente sencillo; se le han presentado a su estudio una multitud de trabajos que tenía el Ejecutivo, y para poder llevar a feliz término sus labores, pidió que se estableciera una división en Secretaría de Estado y en Departamentos, es decir, que se establecieran funciones y se hiciera la división del trabajo, y es natural que las Comisiones pensaran que a determinadas Secretarías correspondería únicamente lo que aquellas Secretarías deben tener, y los institutos de investigación científica, sin discrepar ninguno de los miembros de la Comisión, pasaran a formar parte de la Universidad. Así, seguramente, sería el criterio de cualquiera de los señores diputados si se les pusiera una multitud de problemas a resolver y tuvieran que dividirlos para expeditar mejor el trabajo.

Seguramente que todo lo que se relaciona con lo científico, con la investigación, con lo educativo, pasara a depender de la Universidad, y todo lo que se relacionara con la formación de nuestro suelo, con la formación de nuestra tierra, perteneciera a la Secretaría de Fomento y Agricultura. Seguramente que todo tiene conexión y que los principios adquiridos una vez llevados a la práctica se relacionan íntimamente, armónicamente, pero, ¿Qué porque la Secretaría de Fomento tiene necesidad de conocer determinados principios le vamos a dar una escuela, le vamos a dar un instituto que puede prestar mejores servicios a la Universidad? No, señores, el Instituto Biológico, perteneciendo a la Universidad, también serviría a Fomento, pues que, ¿los Secretarios de Estado no laboran armónicamente? ¿No podrá el señor Secretario de Fomento pedir datos a la Universidad, datos que la Universidad pediría a su vez al Instituto Médico, o Biológico, si le dejaran este nombre, los pediría, a su vez, y entonces la Secretaría de Fomento los pondría en práctica?. Seguramente que sí, señores diputados, y así llegaríamos a establecer nosotros una división de Secretarías perfectamente armónica y no haremos un maremágnum colocando en una Secretaría de Estado el Instituto que debe pertenecer a la Universidad. Ya ve, pues, el C. Chapa, como el antiguo Instituto Médico Nacional sí tenía un papel educativo, un papel docente, seguramente que su papel era educativo e investigativo en alta clase. Pero ya ha demostrado el licenciado Cabrera, con su clarividencia asombrosa, que las universidades no tienen solamente el objeto de transmitir la ciencia de hombre a hombre, de profesor a discípulo, sino que tienen otras funciones, otra labor, que es la de investigar dónde se puede emplear esa ciencia y transmitirla.

El señor Manrique decía que ese Instituto podía considerarse como una función de escuela normal, como una función de escuela para profesores y tendríamos esta otra ventaja; que los profesores que saldrían del Instituto Médico Nacional serían profesores nacionalistas, porque saldrían a ilustrarnos y a enseñarnos sobre las propiedades que se suponen en las plantas de nuestro país únicamente. Sí, bastante rico en plantas medicinales es nuestro país, que no conocemos, y el Instituto ha llenado una grande y noble tarea. Yo aseguro al C. Chapa que la labor del Instituto Médico Nacional, que fue conocida en el extranjero, nos valió bastantes aplausos para ese establecimiento; recuerdo entre otras cosas, que una planta conocida en la República Mexicana por sus cualidades curativas empíricas, fue estudiada detenidamente en el Instituto Médico Nacional y se llegó a la conclusión de que podía parangonarse con la digital de las europeas y muchos médicos nacionales progresistas y cultivadores de nuestro medio, ya formulan y prescriben a sus enfermos productos mexicanos. Ninguno de los señores diputados ignoran que existe en la República Mexicana una planta cuya raíz lleva el nombre de una de nuestras poblaciones, la raíz de Jalapa, y nadie ignora que esta planta tiene propiedades altamente curativas; pues bien, esta planta y mejor descrita en el extranjero que entre nosotros, y el Instituto Médico Nacional que estaba llenando ese hueco, que estaba llenando esa labor con mucha satisfacción, ¿Por qué, señores, ya que se nos presenta la oportunidad de componer lo que se ha desecho hace dos años quitando al Instituto Médico Nacional y dándolo a la Secretaría de Fomento, por qué no poner las cosas en su verdadero lugar, como decía el C. Cabrera, por qué no llevar a a la Universidad lo que debe depender de la Universidad y por qué no dejar a la Secretaría de Fomento lo que debe ser de ella? Dice el C. Hay que está bien que queremos que la Secretaría de Fomento tenga la explotación y la investigación de la flora y fauna, pero que le quitamos los medios, es decir, como si le dijéramos que puede explorar el cielo estrellado y le quitáramos el telescopio. Sí, señor Hay, sería quitarle el telescopio si ese Instituto estuviera bien adaptado para esas funciones; pero recuerde el señor diputado Hay que el Instituto Biológico no está adaptado para esas funciones, sino para la función que ya he descrito a ustedes. Por tal motivo, señores diputados, pido, en obvio de tiempo, propongo a ustedes que después de desocupar esta tribuna aprobéis que se vote el asunto conforme al dictamen, porque así habremos hecho una división perfectamente armónica de las Secretarías de Estado, dando a cada quien lo que corresponde, porque así habremos corregido un error que se cometió hace dos años. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Chapa, para interpelar a la Comisión.

El C. Chapa: Me voy a permitir interpelar a la Comisión y especialmente al señor doctor Medina, ya que dice que el Instituto Médico obtuvo tan brillantes resultados; si conoce él, como médico, alguna de estas plantas que en la actualidad se venda en las boticas, si conoce él una fórmula que se haya obtenido del resultado de las gestiones de este Instituto Médico.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Medina, para contestar.

El C. Medina: Me voy a permitir pasar al señor diputado Chapa una Farmacopea que tengo a la mano y que fue hecha en el Instituto Médico

Nacional; ahí encontrará, mejor que en mis pobres palabras, todas las plantas que han sido estudiadas.

El C. Hay: Pido la palabra, señor Presidente, para una interpelación a la Comisión. Suplico al señor diputado Medina que, como miembro de la Comisión, se sirva decirme en qué año, más o menos aproximadamente, fue estudiada en Europa la Raíz de Jalapa, a que hizo referencia hace un momento.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión, para informar.

El C. Medina: Señor diputado Hay: El asunto que le preocupa podría ser examen de terapéutica; yo suplico al señor diputado Hay que, si tiene tanto interés en ilustrarse acerca de la "Raíz de Jalapa," recurra también al mismo libro que he proporcionado al señor Chapa. (Aplausos.)

El C. Hay: Pido la palabra, si me permite la Mesa. La salida del señor diputado Manrique o del señor diputado Medina (risas), claro es que aparentemente es muy ingeniosa; así todas las Comisiones pueden informar; pero ya que la misma Comisión mencionó esa determinada raíz, yo, como diputado, me creo con derecho para hacer algunas preguntas acerca de esa raíz; ya que fue mencionada, tenía obligación de conocerla, tanto más, cuanto que es médico; pero no he terminado; el motivo de mi interpelación no era un torito, tenía un fundamento serio, es el siguiente: el señor Medina, a nombre de las Comisiones, ha dicho que, desgraciadamente, la "Raíz de Jalapa" había sido estudiada en Europa; si había sido estudiada en Europa, ¿Entonces de qué servía el Instituto Médico Nacional, por qué durante veinticinco años no pudo estudiarla? (Aplausos.)

El C. Medina: Es infantil la pregunta del señor diputado Hay; la Raíz de Jalapa fue estudiada antes de que se estableciera el Instituto Médico Nacional. (Aplausos.)

El C. Hay: Es lo que quería que me dijera. (Voces: ¡Aaah!)

El C. Secretario Aranda: (Campanilla.) Se suplica a los señores diputados pongan atención al orador.

El C. Vadillo: Señores diputados. En esta discusión que demasiado se prolonga, ya se siente deseo de invocar al dios Térmico, divinidad nacional de los romanos. Ignoro yo si el culto que tributaban los antiguos pobladores de la península itálica eran los bostezos que percibo ya por todos los rumbos de la Asamblea, pero de todas maneras es evidente que la Asamblea desea terminar cuanto antes este prolongado debate. Yo no creo injuriar ni al debate en sí mismo, ni a los señores del pro o del contra, si afirmo que aquí no tenemos, otra cosa que una cuestión de obstetricia. Se trata de saber si el cordón umbilical administrativo del departamento que se llama Instituto Biológico debe prenderse al ombligo de la Secretaría de Fomento o al ombligo del Departamento Universitario. (Aplausos y risas.)

Y ya que de Instituto Médico Nacional se ha hablado, bien puedo yo afirmar, valiéndome de un proloquio precisamente de los parteros, decir lo siguiente: en todo vientre deprimido hay una criatura. En la argumentación del C. Cabrera percibo yo alguna criatura, porque su argumentación fue bastante deprimida. Ignoro yo si el señor Cabrera tenga algún interés personal en la solución de este asunto; él pareció afirmar que pasiones de orden personal exclusivamente se debaten en el fondo de esta discusión; no sé, por consiguiente, si en el vientre del debate existe esa criatura; de todos modos, si existe, el señor Cabrera afirma que tiene dos cabezas: 1º, porque el Departamento del Instituto Biológico es en parte investigador y en parte eminentemente explorador. Yo afirmo que es de una sola cabeza, eminentemente científico y que a pesar de ser eminentemente científico, esta bien en la Secretaría de Fomento. La exploración de la flora y de la fauna mexicanas es absolutamente interesante, no sólo desde el punto de vista abstracto, sino desde el punto de vista de las graves y hondas obligaciones que tiene el Gobierno actual de ser por fin un Gobierno nacional en su forma administrativa, es decir, necesitamos por fin conocer biológicamente nuestra República: la flora y fauna mexicanas, desconocidas para todos los mexicanos y no desconocidas para el extranjero, necesitan por fin incorporarse al cúmulo de conocimientos que forman nuestra propiedad científica propia y nacional; por consiguiente, si la Secretaría de Fomento por medio de un Instituto, llámese como se quiera, cumple esa misión indispensable, este Instituto eminentemente científico, como lo voy a demostrar, debe permanecer en la Secretaría de Fomento. Las investigaciones de orden biológico no pueden ser de hoy en más en el terreno puramente científico un concepto de meras colecciones muertas y almacenadas en nuestros museos, defecto del que han adolecido siempre en nuestra Patria todos los elementos científicos que son susceptibles de almacenamiento, llámense museos, llámense colecciones, llámense elementos educativos de cualquiera especie; es tiempo ya, señores diputados, de que de los viejos anaqueles donde se guardan los ejemplares científicos, nazca una entidad viva que se llame tesis científica; es tiempo ya de que en los museos no se levante únicamente el polvo cuando va a sacudir el mozo, es necesario que de nuestras bibliotecas no se levante solamente el morbo de la tuberculosis almacenado allí por los eternos prejuicios de nuestro modo muy mexicano de tener guardados bajo siete lleves todos aquellos elementos de cultura popular. Es necesario también que todos los elementos nacionales que son susceptibles de proporcionar un conocimiento a la Patria, sean por fin científicamente estudiados y ellos con los elementos de conocimiento formen parte de la corriente universitaria de cultura que está siendo reclamada en los tiempos modernos de un modo absoluto. Si únicamente supusiésemos que las exploraciones científicas que tienen por objeto la flora y fauna mexicanas, fueran meras colecciones para las cuales bastaría un mozo, un individuo cualquiera que fuese con una bolsa a recoger de todos los rincones de nuestro País elementos y luego almacenarlos para luego someterlos de aquella injuria de que hablaba Alfonso Kerr, para torturarlos e injuriarlos después con una etiqueta en latín y colgarlos en los anaqueles, entonces sí podríamos admitir que cualquiera, que quienquiera podría tener este departamento que se llama el Instituto Biológico; pero si no es así, si no debe ser así, si

efectivamente consideramos que los elementos de flora y fauna mexicanas pueden dar los elementos para una tesis científica, cualquiera que sea, ya entonces las exploraciones de la flora y de la fauna deben tener un carácter científico y el departamento debe ser absolutamente científico. Eso es precisamente lo que ocurre, señores diputados, la Revolución Constitucionalista, debemos reconocerlo, fue la que tuvo de los triunfos más grandes al reconocer, al acertar como por un instinto altamente científico, que este Instituto debería ser hoy de exploración, pero de exploración científica, y si es de exploración y si por este concepto pertenece a Fomento, debe seguir perteneciendo a Fomento, precisamente porque es de exploración, precisamente porque debe ser científico.

Esta objeción de orden puramente administrativo de que a quién pertenecerá este Departamento, debe de resolverse en estos términos: Si pertenece a Fomento, no se perjudica la Universidad y si pertenece a la Universidad sí se perjudica Fomento y sí se perjudican los fines para que está creado este Instituto. La Universidad puede, de la manera más fácil, más absoluta, tener en el Instituto Biológico todos los elementos de investigación que necesite; si lo que quiere la Universidad es imponer un criterio de investigación, entonces sí no podrá tener el Instituto Biológico todos los elementos que necesite: si quiere ponerle un bozal, de terciopelo aun cuando fuese, al Instituto Biológico, entonces la Universidad puede querer reclamar absoluta y constantemente este Instituto; pero si la Universidad, dentro de la obligación moral de la ciencia de dar absoluta libertad a las investigaciones, quiere aprovechar el resultado de esas investigaciones, no veo por qué la Universidad se empeña en que haya al frente del Instituto de Biología elementos que administrativamente dependan de la Universidad. Es decir, señores diputados, ¿Nosotros vamos a caer en el error profundamente grave de que la Universidad Nacional esté obligada a crear en México una escuela filosófica cualquiera?

Estamos nosotros en el error de que el maestro supremo de la República va a ser Universidad, que ella nos va a crear un dogma científico, que ella nos va a impulsar a todos en una corriente hecha por ella; ¿No vamos a admitir nosotros la libertad de investigación, no vamos a admitir, como debe admitirse, que la ciencia no tiene absolutamente limitación de ningún género?. Entonces, si se hacen investigaciones científicas en el Instituto con absoluta libertad o si, por el contrario, sometemos este instituto a la Universidad, habrá de perjudicarse la parte utilitarista al someterla a un criterio definido; entonces nosotros, como liberales, como revolucionarios, debemos procurar manumitir, esta es la palabra, al Instituto Biológico y dejarlo ir por su propio camino.

El peligro que hay de que la Universidad se posesione del Instituto Biológico es éste: que las investigaciones científicas del Instituto fuesen a ser verdaderos postulados muertos, coleccionados en el archivo de la Universidad Nacional, es decir, verdades no útiles; por lo contrario, las verdades que vaya elaborando este Instituto esencialmente reformador, esencialmente revolucionario en la ciencia, como lo voy a probar después, en el Departamento de Fomento, serían absolutamente útiles para el progreso científico mismo. Noten los señores diputados que el espíritu científico puro, el espíritu a lo Kant, la razón pura suele albergarse en las universidades, y ese es precisamente el defecto de las universidades, la creación de la verdad como una deidad encerrada en una tienda de campaña muy próxima al dogma, muy próxima al imperialismo de la verdad pura, pero no de la verdad utilitaria. En Fomento, el Instituto es una verdad útil a la Nación; en la Universidad sería útil de una manera indirecta, no visible, no práctica. Con frecuencia, señores diputados, en esta Asamblea se nos ha tachado a algunos de idealistas, en el mal sentido de la palabra, en el sentido de la vacuidad, en el ánimo de la floración del humo, y nunca en el sentido de propósito, que ese es el verdadero y útil idealismo.

Ahora son las Comisiones dictaminadoras las que pretenden que nuestras legislaciones se conviertan en algo idealista, y verdad que el mundo en estos momentos, no está para esos idealismos. El idealismo, como floración de humo, debe desaparecer absolutamente de todos los centros activos, sobre todo de los centros activos en materia científica. Desde que el buen Don Quijote ha desaparecido del mundo, desde que podemos encontrárnoslo en chancletas o alpargatas detrás de un mostrador, poniéndole precio al antiguo y famoso yelmo de Mambrinu, el idealismo ha desaparecido del mundo. Desde que Sancho Panza es ministro, desde que Sancho Panza es accionista de ferrocarriles, el espíritu práctico es el que reina en la tierra, el idealismo no existe ya y no debe existir en el terreno científico. En verdad que si en la actualidad existiese Apolo en el propio Olimpo, yo afirmo que Apolo ya se hubiera convertido en empresario, y ya le hubiese ido a vender a cualquier empresario de cosas funerarias, los mismísimos mármoles del Monte Helicón (aplausos), y el propio Apolo de los cedros líricos del Olimpo ya hubiese hecho un contrato con Pahissa para convertirlos en muebles útiles de algún comedor burgués. ¿Por qué, señores? Porque el idealismo no existe, no debe existir en las sociedades modernas como una actividad inútil, sobre todo en el terreno científico. El razonamiento principal que yo aduzco en contra de las Comisiones es éste : el Instituto Biológico en el momento, es útil al programa revolucionario, porque las investigaciones que realiza habrán de tener un valor científico utilizable en el seno de la propia Universidad, tienen un valor inmediato para los fines propios de la misma Revolución. Yo creo que cualquiera de los señores diputados aquí presentes ha encontrado alguna vez en su Distrito, dispersos algunos de los folletos educativos de la agricultura, pero científicamente útiles para nuestros agricultores de los campos, en que se enseña la manera de determinados cultivos, en que se han introducido poco a poco, indiscutiblemente, pero de una manera muy efectiva y muy útil, se han introducido, digo, los procedimientos modernos de la agricultura. Yo he tenido oportunidad de encontrar en el Sur de Jalisco algunos medianos agricultores, que tenían en sus manos folletos que ha expedido la Dirección

de Agricultura, Departamento de Fomento, que evidentemente son fórmulas científicas que se van difundiendo en el pueblo; esto hecho o no por el Instituto Biológico, pero que creo que debe ser por lo menos con consentimiento de él, o por lo menos con asentimiento de este Instituto, porque es la ciencia de la Biología aplicada, este conocimiento yo creo absolutamente, estoy seguro de que la Universidad Nacional no lo daría absolutamente, porque sus fines no son esos, sobre todo en el concepto en que se tienen a las universidades en nuestro país y desde ese punto de utilidad yo creo, señores diputados, que está bien el Instituto Biológico en Fomento, porque es más útil en Fomento y porque no perjudica los fines generales de la Universidad. Aquí, señores diputados, podría yo poner punto final a mi discurso, pero me siento tentado a examinar otra fase a que se presta este debate, es decir, me siento tentado de aprovecharme de la ocasión para hacer, a mi manera de ver, un ligero análisis acerca del movimiento intelectual en nuestra Patria, desde el punto de vista de la Universidad, con relación precisamente a nuestro instituto. Vosotros sabéis muy bien, señores diputados, que las ciencias no son revolucionarias, las ciencias son eminentemente evolucionistas, que es su propio papel; la ciencia, blanca teoría de vírgenes serenas que van con una lámpara en la mano alumbrando el sendero. Su función es la evolución del pueblo, el mejoramiento indirecto de ellos por medio del dogma de la verdad útil; pero hay una ciencia que podemos llamar ciencia revolucionaria única, es la ciencia de la biología. Yo creo que la biología fue la única de las ciencias que estuvo en París el día en que el pueblo francés fue a bailar toda una noche sobre las ruinas de la Bastilla. Me parece que es la biología la única que puede darnos noticias del acento que tuvo la primera vez que se cantó la Marsellesa en las calles de París, porque la ciencia de la biología es la única revolucionaria en el sentido de que es la única investigadora, la única que va de frente contra los viejos métodos de investigación y la única que, por su propia naturaleza, ha hecho conmoverse al armazón de hierro de todo el mundo científico. (Aplausos.) La investigación acerca de la vida, las concepciones nuevas acerca de este concepto de la vida, son las que han transformado en lo hondo de las conciencias, las concepciones mismas del estado del mundo al mundo mismo. En el fondo científico es la voz de ella la que ha repercutido a todos los demás órdenes, a la sociología, a la política, a la constitución moral de todos los pueblos, la denegación del mundo ultra- terreno, la negación de los prejuicios viejos, de la moral sectaria, la negación de todos los prejuicios religiosos tiene su base firme, absoluta, innegable, en la biología; por ella sí puede con toda seguridad un hombre ser verdaderamente independiente en sus ideas en contra de todos los prejuicios. Por esto digo yo que la biología es la ciencia esencialmente revolucionaria.

Ahora bien, señores diputados: ¿En México tenemos nosotros la revolución científica, es decir, tenemos nosotros el espíritu científico dispuesto francamente a la aceptación de las teorías renovadoras en el terreno puramente científico? Yo afirmo categóricamente que no, señores diputados, y no lo tenemos, no porque no nos haya llegado de Europa, de los centros culturales del Viejo Mundo la vibración de esas verdades que están conmoviendo a todo el planeta, sino porque no tenemos sujeto, es decir, no tenemos hombres.

El C. Cabrera, con esa sutil penetración correlativa de su terquedad y de sus grandes virtudes, reconocía que en México en la actualidad y en el seno de la Revolución no tenemos hombres, hombres para la política, hombres para las finanzas, hombres para las necesidades vitales del momento, es decir, hombres para darle un basamento de acción a las teorías que son el cuerpo de doctrina de nuestra Revolución. Pues también en el terreno científico no tenemos hombres; yo siento profundo terror, señores diputados, cuando veo entrar a nuestras escuelas superiores las actividades vacilantes de nuestros viejos maestros; siento la tentación suprema de descubrirme delante de su pasado honorable, maestros que pasaron su vida junto al pupitre enseñando a las generaciones, maestros que acabaron su energía, mal pagados y mal vestidos, son objeto del más profundo respeto por mi parte; pero siento absoluto terror y se me enfrían todos los huesos al pensar: ¡Qué enseñarán estos ancianos a nuestras juventudes! (Aplausos.) ¿Qué pueden hacer ellos, señores?. El jesuitismo científico está apoderado de las altas esferas de nuestras actividades intelectuales, el espiritualismo científico, que es la escuela filosófica reinante en México, está apoderada de las conciencias superiores nuestras y no tenemos revolucionarios en el terreno científico. Hay dos o tres especímenes de los que produjo el gobierno dictatorial en México en el terreno puramente científico, algunos jóvenes que en lo sagrado de su cátedra enseñan a nuestra juventud y que son oídos con profundo respeto como verdaderas pitonisas del verbo científico moderno. Ahora bien, señores diputados, esos jóvenes, esos maestros relativamente nuevos, son los que tienen un desconcierto tan absoluto en sus conciencias de sabios, son los que tienen una revolución tal en sus cerebros, que tal parece que en el centro de su propio cerebro, allá donde Descartes afirmaba que estaba asentada el alma en la glándula pineal, podríamos decir que allí tienen sentada la anarquía filosófica más grande; pero más grande es la que reina en nuestras escuelas, en nuestros corros intelectuales, en nuestros focos de cultura superior, maestros que juntos con Schopenhaüer citan a Santa Teresa de Jesús, maestros en cuyos labios de jóvenes revolucionarios por la ciencia nacional, ponen del brazo los nombres antitéticos de Catalina de Sena y Max Nordau. ¿Qué esperamos de éstos, señores diputados? ¿Qué esperamos de los hombres que ponen frente a los jóvenes las virtudes de Pedro Calazans, que tienen por elementos de insinuación en las conciencias nuevas que viven en México, nada menos que a Ignacio de Loyola y que hacen todavía la apología franca y acalorada de Federico Klopstock, por ejemplo?, ¿Tanto por su aspecto literario, cuanto por el fondo místico de sus propias obras, es decir, que el misticismo filosófico, el espiritualismo filosófico, es decir, que la reacción científica, es decir, que el jesuitismo organizado está todavía apoderado

en lo alto de las propias frentes de nuestros jóvenes nuevos?. Y así no es de extrañar, por la divina Minerva, no es de extrañar que estas juventudes que se llaman los estudiantes, anden también tan desorientados que no nos comprendan, que no comprendan la razón filosófica del movimiento revolucionario de México, que anden a trompicones con las personalidades más salientes de nuestra gran Revolución, que vayan a gritar mueras a don Luis Cabrera y al día siguiente se sientan inclinados a llevarlo en hombros como a un torero de cartel. (Aplausos.)

Esta es la verdadera explicación, señores diputados, de por qué la atmósfera citadina, la atmósfera citadina es pesada, es asfixiante para los principios revolucionarios. Yo comprendo la sutileza de quienes hicieron el Congreso Constituyente en Querétaro, porque fueron a sacar una obra, a dar a luz una obra lejos de la atmósfera asfixiante de esta maldita ciudad. (Aplausos estruendosos.) Desde cuando el C. Cabrera una vez en esta misma tribuna decía que deberíamos nosotros ser muy cautos para no ir a poner la Universidad Nacional en manos del enemigo, nunca he sentido yo más vehementes tentaciones de aplaudir en lo íntimo de mi conciencia al C. Cabrera, porque ese día estuvo en lo justo, y ahora es cuando siento que esté deprimido en sus conceptos; por eso decía yo que en el vientre de su argumentación hay criatura. (Aplausos.) No, señores diputados, hoy por hoy, mientras nosotros no tengamos una generación nueva, apta para los altos fines científicos del mundo moderno, nosotros haremos bien patrióticamente, si le restamos lo posible a la Universidad Nacional. La Universidad Nacional, muy respetable como Universidad Nacional en abstracto, porque es el esfuerzo más grande que hace la nacionalidad por la cultura suprema, en estos momentos la Universidad Nacional es un peligro inminente si logra apoderarse de la conciencia nacional. (Aplausos.). Desde el hombre que se sienta en la silla rectoral y que llena el vano del asiento con su obesidad, o llena aquel sitio con su desprestigio político, desde ese hombre hasta el más joven de los que enseñan o parecen enseñar en las escuelas de altos estudios, son hombres perfectamente desequilibrados en cuanto al criterio racional de la ciencia moderna. (Aplausos.) No pueden ser sabios, señores diputados (voces: ¡Un caso, ejemplos!) No pueden ser sabios jamás quienes se encargan de dirigir sobre las frentes de nuestra sedienta juventud que va a las escuelas con el ánimo franco de recibir de una vez por todas el rayo de sol de la vida moderna, no pueden ser sabios los que se encargan míseramente de dirigir sobre esas frentes unos cuantos dicharajos de las filosofías alemanas o francesas, todo revuelto, como lo hacen los médicos malos que van a la cabecera de los enfermos a recitar proloquios de Hipócrates que están fuera de cuento absolutamente. (Aplausos.) No necesitamos ni siquiera saber que existe esa ciencia de la biología, la verdadera dueña del porvenir, la verdadera ciencia revolucionaria, la que está apartada de todas las demás ciencias, como se aparta una mujer liberal de una beata gasmoña, es necesario que esa ciencia tenga un ambiente propio, que se meta en el rincón de la calle de Balderas y que allí la dejen operar. ¿Qué nos perjudicamos con eso, señores diputados? ¿Acaso la Universidad no puede echar mano allí de las teorías, no puede recoger la síntesis que se hayan hecho de las investigaciones e incorporarlas al cuerpo de doctrina de la nación que no es universitaria? ¿Acaso nos perjudica una verdad contradictoria de las verdades que descubren en las universidades? En verdad que no, y si provocamos una lucha científica entre un instituto y una universidad, hacemos bien para la Patria, porque provocamos el libre examen, porque los alejamos del dogma científico que impera en nosotros, porque nosotros no estamos persuadidos de cómo, señores diputados, en México tenemos verdaderos dogmas, verdaderos maestros que repatingados en el asiento de la cátedra se sienten absolutamente intocables y creen como el trágico Káiser, que Dios está con ellos, que la verdad está con ellos. (Aplausos.)

Nosotros necesitamos para que la obra revolucionaria dure y sea respetable, para que no quede convertida en una incursión vandálica de los campesinos sobre las ciudades, necesitamos nosotros preparar una tesis que en todos los tiempos sea en la Historia de México la justificación científica de nuestras obras; necesitamos que la juventud de aquí a diez años pueda decir: la Revolución Constitucionalista repartió tierras por este principio científico; en jurisprudencia necesitamos que las juventudes de aquí a diez años puedan justificar a la Revolución en el terreno franco y puramente científico; si no, señores diputados, la Reacción, esa de que tanto se habla a cada momento aquí, la Reacción es divinidad ominosa que nosotros sentimos todos los días en la penumbra, como un enfermo febricitante siente la pesadilla en la madeja de sus nervios exaltados, esa Reacción vendrá forzosa y necesariamente sobre nuestro país, porque todo tiene su justificación; todos los movimientos sociales tienen un punto de impulsión de donde parten y ese punto es el criterio científico que se tenga acerca de las cuestiones sociales. Ya veis, ¿No hay acaso un Colegio de Abogados en donde van franca, real y efectivamente en contra de los principios revolucionarios, escudados en la ciencia? ¿No don Demetrio Sodi proclamó el dogmatismo de las viejas teorías de jurisprudencia? ¿No hemos oído aquí mismo, señores diputados, que se levantan los Códigos Civiles en contra de las leyes revolucionarias más bellas para nuestro pueblo, como son sencillamente la repartición de las tierras ociosas? (Aplausos.) Es decir, los Códigos civiles, lámparas apagadas, sostenidas por una momia vacilante, ¿No han venido aquí a oponerse científicamente alegando razones en contra de los principios de la propia Revolución? (Aplausos.)

No, señores diputados, el departamento de Biología está perfectamente bien en Fomento, dispone allí de elementos pecuniarios de que no ha dispuesto cuando era Instituto Médico Nacional; tiene campo propicio, tiene lugar favorable para su acción, es útil, prácticamente útil a los fines revolucionarios y científicamente útil para la formación en México de un criterio científico, de un criterio nuevo. Entonces, señores diputados, señores revolucionarios, cumpliréis con vuestro deber si dejáis a este departamento en el lugar en que está actualmente. Y para concluir, tomando las

palabras del C. Cabrera, aunque inversamente, se las repito: no temáis cometer un disparate, dejad el departamento Biológico donde está, que allí está bien. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Sepúlveda: ¡Moción de orden! Que se consulte a la Asamblea si está suficientemente discutido el asunto.

El C. Presidente: Conforme al Reglamento no puede hacerse esa pregunta, porque faltan de hablar un orador en pro y otro en contra. (Voces: ¡Ya no se necesitan más!)

El C. Manrique: La impaciencia, señores diputados... (voces: (¡Sed corto!) la impaciencia de esta Asamblea no sería otra cosa que una clara muestra de cobardía en unos y de pereza intelectual en otros. (Voces: ¡A votar, a votar!) ¿Estáis ya todos seguros de la resolución que habréis de tomar? (Voces: ¡Sí, absolutamente!) ¿Entonces qué os importa escucharme unos cuantos minutos? (Voces: ¡No perder el tiempo!) ¿Estáis absolutamente seguros de poseer la verdad, señores diputados? (Voces: ¡Sí, sí!) ¡Mentira!

Comienzo por rebatir los argumentos del señor ingeniero don Eduardo Hay, (voces: ¡Es por demás!) yo os he de confesar que, apasionado como soy, me ví tentado a decir que el C. diputado Hay había hablado en muchas ocasiones y que nada dijo en apoyo de su tesis; pero sometiendo su poderoso discurso a la prensa hidráulica de mi análisis... (risas,) señores diputados, me fue absolutamente imposible reducirlo de volumen: en el discurso del C. Hay no hay nada que signifique apasionamiento, ni personalismo, no hay en él nada de paja, todo es grano; dijérase que es una pirámide de Keops, maciso, imponente, sólido; no hay en él nada de vacuo ni de superfluo. De manera que yo me he hallado precisamente en la opuesta situación que él, él tenía la dificultad de buscar argumentos que no hallaba en mi discurso; yo me encuentro perplejo ante el problema de comenzar, de decidir cuál es el argumento más valioso en el discurso del señor Hay. ¿Por cuál comenzar, si con dejar uno solo de ellos en pie sería bastante para derrumbar el dictamen, señores diputados? Estoy verdaderamente abrumado, os lo confieso, pero, en fin, ensayemos el dirigir nuestros débiles esfuerzos para demoler siquiera uno de esos gigantescos argumentos, es tarea de gigantes, pero siquiera el ensayarla sería bastante para haber cumplido con mi deber.

Posteriormente el señor compañero don Pedro A. Chapa vino a esta tribuna a decir tantas cosas tan fuera de su lugar, que la verdad no puedo resistir, compañero Chapa, a repetiros aquellas palabras que el ingenio español, cuando escribía el prólogo de su libro inmoral, dijera un amigo suyo, dándose una gran palmada en la frente y disparando en una larga risa: "Por Dios, hermano, que ahora me acabo de desengañar de un engaño en que he estado todo el largo tiempo que ha que os conozco, en el cual siempre os he tenido por discreto y prudente en todas vuestras acciones, pero ahora veo que estáis tan lejos de serlo, como lo está el cielo de la tierra..." (Murmullos, voces: ¡Aaaah!

El C. Martínez Escobar, interrumpiendo: ¡Están pegados!

- El C. Manrique, continuando:...El tiro principal muy certero del compañero Chapa, ha sido tendiente a desprestigiar al diputado Manrique, atacándolo en la parte aparentemente mal vulnerable de su ser. Comienzo por reconocer en el compañero Chapa uno de los contendientes más caballerosos con quienes he medido mis armas,... (murmullos, toses) el compañero Chapa me refería y no me lo refería para que os lo contase, pero os lo voy a contar, aunque su modestia se ofenda, que para rebatir el dictamen habíanle ofrecido al señor ingeniero Chapa, yo no sé si documentos o simplemente datos verbales para atacarme a mí personalmente. ¿Quién de vosotros, señores diputados, quién de nosotros, exceptuando, por supuesto, al señor ingeniero Hay, puede en esta Asamblea ufanarse de ser inatacable? Probablemente ninguno. (Voces: ¡Garza Pérez)

De manera que no es de extrañar que verdadera o falsamente, puedan decirse de mí muchas cosas. ¿Sabéis cuál fue la respuesta del ciudadano Chapa? Que él no venía a atacar personas, sino a defender principios. ¡Así se cumple con la idea de caballerosidad! Pero sin dejar de reconocer la lealtad del combatiente, estoy obligado a señalar la flaqueza, la endeblez de sus argumentos. En un famoso tratado sobre lingüistica, afirma Hovelacque esta verdad experimental, que todos habréis observado: que la humanidad se divide actualmente entre lo que saben o presumen saber, en dos bandos; el de los que aceptan la teoría monogenética de la humanidad y los que estudian la teoría poligenética, o sea el origen de la humanidad en diversas ramas; en fin, los unicistas y los poligenistas; y dice Hovelacque de todos estos que se dicen ser partidarios, los unos de una teoría y los otros de la opuesta, que ninguno de ellos, probablemente ninguno, ha puesto el pie en un laboratorio de antropología. Señor compañero Chapa, que aquí habéis venido a hablar de exploraciones y de la clasificación de la flora y de la fauna, ¿Ha clasificado Usía.... (risas) en alguna ocasión una sola planta? (El C. Chapa hizo un ademán negativo)

El C. Manrique, continuando: Ya veis, señores diputados, que paladinamente dice que no. ¿Ha confesado el señor Chapa a algún bicho viviente? (Risas.) Digo, ¿Ha analizado algún bicho viviente? (Voces: ¡Sí, al orador!) Ya lo veis, no ha clasificado ningún animal y, sin embargo, con un discurso preparado en el gabinete, de un mes atrás, según él confiesa, ha venido aquí a pretender echar abajo todos los datos que la experiencia de muchos años ha dado a quienes se han venido dedicando al estudio de esta materia. El señor Chapa, que probablemente no es muy práctico, porque, según entiendo, fue aviador en una escuela francesa, y los aviadores, a fuerza de andar por las nubes, suelen olvidarse de las realidades de la tierra, el compañero Chapa, digo, dice que el diputado Manrique es un hombre más propio para la especulación y la contemplación; pues, compañero Chapa, en ocasiones nos equivocamos, y hombres a quienes tenemos por meros soñadores, suelen ser más prácticos que muchos que blasonan de prácticos. Quien habla- y perdonadme que recurra al argumento ad hominem, al argumento personal, ya que lo tocó el compañero Chapa y que no deja de ser efectivo-, es también algo práctico y sabe también ganarse el pan de cada día, y sabe también, a pesar de que

le tenéis por un algo bonachón, repeler los ataques de cualquier diputado, por envenenados que ellos se supongan (toses); pero, en fin, dejemos el argumento ad hominem, que es secundario y vamos al grano, al fondo de la cuestión.

El discurso del ingeniero Hay, lo mismo que el discurso del compañero Chapa, tienen, en realidad, sólo unos cuantos argumentos de fuerza. Yo no voy a decir que hayan venido aquí a decir sólo vaciedades, no; pero sí creo que han esgrimido en apoyo de una tesis falsa, muchas verdades fundamentales que ninguno de nosotros sea capaz de desconocer. ¿Quién de nosotros atreveríase a negar, a riesgo de pasar por un ingrato, por un mentecato, alguna de las verdades fundamentales de la biología, de las ciencias sociales y la verdad imponentemente elocuente del triunfo revolucionario? Seguramente que ninguno, pues reunamos hábilmente todo este haz de teorías por todos aceptadas, en apoyo de una tesis falsa; olvidemos la génesis de los acontecimientos y presentemos las cosas de una manera diversa de como se hallan en la realidad; si es necesario, desprestigiemos de paso, a todos los que pudieran hacernos sombra. Hay dos maneras, señores diputados, y no más, de realizar el propio valer o el valer de la tesis o de la institución que defendemos: La primera, la propia de las almas leales, es la de demostrar directamente la verdad de nuestra tesis; la otra, es la de quienes no sienten suficiente confianza en la verdad que sustentan, y este procedimiento consiste en desprestigiar los principios opuestos. ¡Es claro! si yo trato de demostrar que soy más hermoso (murmullos y toses), que el compañero don Salvador Saucedo (siseos), tengo dos caminos: o mostrarme tal cual soy, y este sería el más desacertado, o pintaros al compañero Saucedo como horriblemente feo. Este sería más acertado y habría de darme la primacía. Pues bien, tal ha sido el proceder del ingeniero Hay, tratando en la pasada sesión de desconocer la obra respetable del Instituto Médico Nacional. Ya lo decía el viejo proloquio latino: non multa sed multum. No muchas cosas, sino mucho. No confundamos la cantidad con la calidad; no confundamos el número de nuestras acciones en determinado sentido, con la intensidad de esas acciones. ¡Claro! Aquí hay un compañero de quien yo sé...... ¡bueno!, digo mal, no es un compañero, ni un amigo, de quien yo sé que ha devorado en unos cuantos meses algunos centenares de libros; y conozco, en cambio, a un hombre llegado a la edad madura, que sólo conoce, que sólo ha leído siete u ocho libros. ¿Cuál será más sabio de estos dos caballeros? Seguramente que el primero, si aceptamos el torpe criterio de la cantidad; pero ¿Sabéis qué han sido pasto a la voracidad del primero? Pues paréceme que son las novelas de Carolina Invernizio y Carlota Braemé; y en cambio, el segundo no ha leído sino cinco o seis libros en su vida: la Iliada, el Quijote, Shakespeare; paréceme que alguno moderno como Maetterlinc, y nada más. Sin embargo, este hombre, que ha consagrado su vida a un esfuerzo intenso y noblemente dirigido, vale mucho más que aquel otro y que muchos otros de su calaña; de manera que querer medir la labor desarrollada por un instituto como el Biológico Nacional, o querer medir la labor de un hombre por el número de libros o escritos o por el número de periódicos en que colabore, nos daría, probablemente, una idea de su mayor o menor actividad, pero nunca de la verdadera trascendencia y perdurabilidad de su obra, de manera, señor ingeniero Hay, que la labor del Instituto Médico Nacional no se mide por haber estudiado quinientas plantas, como decía Su Señoría cuando vino a rectificar el número; la verdad es que no es el número lo que hay que rectificar; bien pudiera haber estudiado sólo cien plantas o sólo cincuenta; pero entendámonos: ¿Qué es lo que se entiende por estudiar, no digo cincuenta, sino una sola planta?. Para que entendáis lo que era el estudio de una planta en el Instituto Médico, sólo os he de referir en breves palabras la secuela de este estudio, y yo, señor Chapa, sí he puesto el pie en los laboratorios de antropología de que hablaba hace algunos momentos, he visto ese trabajo prácticamente y lo he ejecutado, y en los archivos de ese Instituto podéis ver algunos centenares de cédulas escritas por mi mano; no son centenares, son probablemente cinco mil cedulillas y aquí está, en aquel palco, el señor Secretario actual del Instituto Biológico, y en aquel entonces Secretario del Instituto Médico, doctor don Leopoldo Flores; (voces: ¡Interpeladlo!) Desgraciadamente, no podré interpelarlo. El Instituto Médico, que se formó con objeto de explorar la fauna y la flora médica de la República, tenía una primera sección de explotación, tenía colectores que recorrían el territorio nacional en busca de ejemplares, acercándose al vulgo, porque, señores diputados, solemos reír del vulgo, y la verdad es que del vulgo tenemos mucho que aprender; los más altos principios de la ciencia tuvieron su embrión en tal o cual conseja vulgar.

Pues estos colectores acercábanse también a las poblaciones de indígenas preguntándoles por las propiedades de tal o cual yerba, de tal o cual animal, más o menos milagroso, según el decir de las buenas gentes; recogían luego ejemplares de las plantas, la parte útil si se trataba de un árbol que no era fácil transportar, tomaban parte de su corteza, de sus flores, de sus hojas; si era una planta pequeña, podían tomarla íntegra; pero como quiera que la planta tiene una evolución determinada, este trabajo habría de repetirse en diversas épocas del año para obtener una vez la raíz, más tarde las flores y poco después los frutos. Este minucioso trabajo de colección, mejor dicho, el producto de este trabajo llegaba a la Sección de Historia Natural del Instituto; aquí se comenzaba por clasificar estos ejemplares. El señor Chapa ridiculizaba la labor del Instituto diciendo que después de algunos meses de haber llegado la planta se resolvía su clasificación científica. Es claro que quien nunca haya desempeñado personalmente esta tarea, ignore lo que significa; es una tarea que no puede hacerse en un día, ni en una semana, sino que requiere largos días de comparación, de estudio, de consulta de obras, de examen de ejemplares ya existentes en el Instituto etc.; clasificada la planta, era necesario saber cuáles eran los principios químicos existentes en la planta; pasaba entonces, la transición estaba claramente indicada, al departamento químico en que se analizaba la planta,

en que se buscaba el alcaloide; por ejemplo, si se trataba del cafeto, se extraía la cafeína; si se trataba de la nuez vómica, se extraía la estricnina; y si del pipitzahuac, se sacaba el ácido pipitzoico riolózico, descubierto por don Leopoldo Río de la Loza. Una vez hecho este análisis químico, era necesario preguntarse qué influencia, qué acción podía ejercer la substancia en el organismo; y como habría sido peligroso ensayar en el hombre, se comenzaba por ensayar en animales, y aquí el departamento llamado de Fisiología Experimental, allí se experimentaba in anima vile, en animalillos, en cuyos, ranas, en carneros, a los cuales se inyectaba, se daba a beber o se administraba en cualquiera otra forma la substancia extraída; se anotaba la dosis, el número de milígramos o gramos de la substancia inyectada, y luego, a la manera como el médico suele colocarse a la cabecera del lecho del enfermo para estudiar atentamente la marcha de su enfermedad, así el experimentador, paciente y noblemente, se colocaba al lado del cuyo o de la rana inyectada para examinar paulatinamente la influencia ejercida por el medicamento; se anotaba, por ejemplo, la temperatura; se anotaba la tensión arterial, la mayor o menor frecuencia del pulso, se observaba el aspecto del paciente, la ranilla o el cuyo, y si por ejemplo se llegaba a esta conclusión: Esta medicina, esta substancia química en determinada dosis produce una elevación de temperatura, entonces resultaba clara esta inducción: aplicado este medicamento en las dosis convenientes a un enfermo que esté tan débil que su temperatura se halle abatida, un enfermo que haya comenzado a enfriarse, entonces si se le administra este medicamento probablemente reaccionará y su temperatura volverá a elevarse; al contrario, si el medicamento produce un descenso de temperatura, un enfriamiento, entonces es claro que cuando el enfermo esté presa de la fiebre, cuando el febriscitante tenga la boca seca,. las fauces secas y la mirada angustiosa, entonces aplicándole en la proporción atingente el medicamento salvador, la fiebre desaparecerá, podrá el enfermo volver a la temperatura normal, se le habrá salvado; pero no era lo mismo experimentar en el animalillo que experimentar realmente en el hombre.

Muchos de vosotros probablemente leísteis el libro de lectura de Luis Felipe Mantilla; en este libro de lectura, recuerdo haber visto esta frase, recuerdo haber visto estas palabras: "Nunca des a un conejo perejil, porque es un veneno que lo mata." Bueno; lo que quiere decir que una misma planta perjudicial para el organismo animal, es beneficiosa para el hombre, y, al contrario, bien pudiera suceder que una plantita perjudicial para el hombre pudiera ser altamente beneficiosa para el animal, En fin, después de haber experimentado en el animal, era conveniente experimentar prudentemente en el hombre y se experimentaba con toda la cautela y toda la prudencia y con toda la circunspección que da la sabiduría, y entonces en el hospital se administraban muy tímidamente primero, con más seguridad después, los medicamentos, y entonces sí se llegaba a la conclusión de que el medicamento era útil para sanar, para producir determinadas modificaciones en el estado patológico; ahora sí estaba ya decidido que el medicamento tenía un valor y era conveniente prepararlo, entonces venía una última sección del Instituto, que se llamaba la Sección de Química Industrial o de Farmacopea Industrial; allí se preparaba la pomada, el extracto, el polvo, la tintura, que se expendía después al público a precios seguramente más convenientes que la cascarina, por ejemplo, o cualquiera otra medicina de patente que a precios tan altos se consiguen en las droguerías. Esta es, pues, la labor del Instituto Médico; y agréguese todavía el estudio del clima, de la manera como se reparten las enfermedades en la República, y se tendrá una idea sólo aproximada de la importancia de esta labor meritoria desempeñada por el Instituto durante un espacio de veinticinco años. Pero ya que os he dicho en pocas palabras (voces: ¡En muchas!) lo que el Instituto significa, vamos a examinar el valor real de los argumentos de los CC. Hay y Chapa.... (Voces: ¡No, no! ¡A votar, a votar!)

El C. Secretario Aranda: Habiendo transcurrido la media hora reglamentaria, se consulta a la Asamblea si permite que el orador continué en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. (Voces: ¡No hay quórum!) Sí se le permite.

El C. Manrique: De manera que ya veis, señores diputados, que es injusto y hasta ruin, es sólo el fruto de la pasión, el querer desconocer la obra de veinticinco años de trabajo de hombres que dedicaron toda su vida al cultivo de la ciencia y no la meramente especulativa, sino la ciencia eminentemente práctica y eminentemente bienhechora que se llama la medicina; de manera que desconocer la trascendencia de esta labor, decir que la Revolución suprimió el Instituto porque no había dado resultados prácticos, esto es un crimen, esto es una infamia. El Instituto Médico Nacional sí dio buenos frutos; yo no he de seguir el camino que siguieron mis antecesores, buscando ahora la manera de desprestigiar al Instituto Biológico actual, a pesar de que tiene puntos vulnerables; hay en la actual organización del Instituto y su gestión asuntos que se prestan maravillosamente al ridículo; pero en primer lugar, porque mi temperamento me lo impide, porque la ironía y no siempre hábilmente, sólo la manejo muy de tarde en tarde y, además porque sería fundamentalmente injusto el desconocer la labor de los hombres buenos que están al frente del Instituto Biológico experimentando desinteresadamente y procurando darnos nuevos conocimientos; esto no lo haré yo; yo no voy a desprestigiar la tarea del actual Director que, si acaso equivocado en alguno de sus derroteros, merece seguramente el respeto de todos nosotros, porque es la suya una vida consagrada al bien y a la verdad; no, no es este el camino, a pesar de que es muy fácil y muy tentador, seguiré mejor un camino un poquito más difícil.

Toda la argumentación fundamental de los compañeros Hay y Chapa consiste en poder de manifiesto, en descubrir con la elocuencia de su pasión y digo pasión en el sentido más amplio de la palabra, porque con pasión han hablado y con pasión debe hablarse, digo, que nos han descrito las importancia que la labor que la Secretaría de Fomento se propone desempeñar. Yo no voy a negar la importancia

de esta labor, pero lo que habría que demostrar es que dejando el Instituto Biológico a la Universidad, se mutilaba y se entorpecía la obra de la Secretaría de Fomento. Sólo se puede asentar esto, señores Hay y Chapa y señores diputados, olvidando la génesis del actual Instituto Biológico, o como queréis llamarle: Dirección Exploradora de la Fauna y de la Flora Mexicana. ¡Sí!, si el único instituto creado por la Secretaría de Fomento fuera éste, quitárselo sería impedir su obra, ¿Pero sabéis cómo se formó el Instituto Biológico actual?...

El C. Bandera y Mata, interrumpiendo: ¡No!

- El C. Manrique, continuando:...Pues muy sencillo; existía un Instituto Médico, compañero Bandera y Mata, fundado en 1890 por el general don Carlos Pacheco; existía también, fundado no recuerdo cuándo, un establecimiento, una dependencia de la Secretaría de Fomento que se llamaba Dirección Exploradora de la Flora y la Fauna de la República; éste no es un nombre nuevo, el nombre es antiquísimo; Fomento tenía esa Dirección Exploradora de la Flora y de la Fauna, es como se llamaba; existía también un Museo de Historia Natural dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública, y en 1915, ¿Sabéis lo que hizo la Secretaría de Fomento? Dice el ingeniero Hay que fue la Revolución la que mató al Instituto Médico Nacional; no, señores diputados, hartos errores ha cometido la Revolución, que es un movimiento humano; errores cometió la Revolución como movimiento social, como errores cometen los hombres, señor Vidal Garza Pérez; hartos errores ha cometido la Revolución para que todavía queramos colgarle un error que no ha cometido; no, la Revolución no puede enorgullecerse de esto, que es obra del Ministerio de Fomento; pero el Ministerio de Fomento no es la Revolución, a pesar de que está regenteado por un hombre a quien aquí se cansan de proclamar, con justicia, revolucionario y honrado, pero falible al fin. ¿El señor ingeniero Pastor Rouaix, obró así por propia inspiración? Seguramente que no; cobró por consejos de quienes le indicaron la conveniencia, para dar gloria al Ministerio de Fomento, de tener bajo una sola dirección los estudios biológicos; ¿Y esto es revolucionario?. Aquí se ha proclamado que esto era revolucionario; ¡habría que demostrarlo! y lo habréis creído, porque nos inclinamos, ya lo indicaba el diputado Garza Pérez, a creer a aquellos hombres que nos inspiran confianza: la confianza es algo subjetivo y natural. El C. Hay, como revolucionario que es desde 1910, (voces: ¡Desde antes!) ¡bueno!, desde antes, natural es que cuando hable de revolución el ingeniero Hay, a quien no podemos negar sus méritos, pues señores, tenemos que inclinar la frente; pero vamos a demostrar que la Revolución, que el criterio revolucionario está precisamente del lado de la tesis del mismo ingeniero; más tarde examinaremos los argumentos aparentemente más sólidos y formidables del inteligente compañero Vadillo... (¡Uuh!) más tarde, se entiende si lo permite la Asamblea.

El C. Peña Aurelio: ¡Muchos diputados ya no quieren permanecer aquí; les interesa más salir a pasear!

El C. Cepeda Medrano: ¡No hay quórum!

El C. Manrique: Pero, compañero Cepeda Medrano, no es cierto que la Revolución haya querido haya querido la muerte del Instituto Médico Nacional; comparemos en la demostración de esta verdad los procedimientos del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz con los que debe seguir la Revolución: el gobierno de Porfirio Díaz, fundado pedantemente, decía, en la filosofía positivista de Augusto Comte, que no comprendía, solo había erigido un utilitarismo de que se avergonzaría Vendome, un darwinismo social que proclamaba el principio de los más altos, desconociendo los méritos de los hombres buenos y honrados y estáis aquí señores diputados, y está cada uno de nosotros, incompetente tal vez, como decía el señor licenciado Cabrera, pero no inferior a los hombres del pasado régimen, en buena voluntad y en conocimiento y amor a su Patria; estamos aquí precisamente por haber derrocado aquel principio; aquel principio quería matar la libre competencia, no podía haber más sabios que los sabios oficialmente creados y no podía haber más hombres buenos que los que tenía un diploma de bondad oficial. Este quería en la Escuela de Medicina y en los hospitales y en Jurisprudencia y al mando del Ejército, el predominio y el entronizamiento de una sola casta de hombres; esta absurda tarea exigía que tan pronto como un joven, como cualquiera de vosotros, con un criterio independiente y sano quería también descubrir algunas verdades y quería comunicarlas a sus compatriotas, éste fuese exterminado sistemáticamente, a éste se le acallase, se le hiciese la política del silencio, en fin, se quería matar, acallar todo estímulo y cuando algún sabio, fuera de la esfera oficial, quería decir algo bueno, entonces se le acallaba porque no pertenecía a la Academia Oficial, ni tenía un título de validez de verdad oficial; pues la Revolución debe seguir un camino absolutamente inverso y no lo ha seguido en el caso del Instituto Médico. Señor Hay: nada hay que produzca mejores frutos como la competencia y el libre estímulo, y por eso el discurso, el bello discurso del compañero Vadillo, encierra, lleva en sí, no una criatura, sino un germen de muerte; el discurso del compañero Vadillo se funda en una contradicción: quiere, por una parte, compañero Cepeda Medrano, quiere el compañero Vadillo, compañero Cepeda Medrano, que el Ministerio de Fomento sea el único capacitado para estudiar biología en la República y en cambio nos ha hablado de la libertad del pensamiento y de la libre competencia; esta es una contradicción que da muerte al discurso del diputado Vadillo. (Voces: ¡No hay quórum!)

El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: He contado a los señores diputados y he visto que somos apenas noventa.

El C. Presidente: Se va a pasar lista. (Voces: ¡Basta con decir que ya dejó de hablar el diputado Manrique para que penetren al salón los diputados!)

El C. Figueroa: Pido la palabra.

(El C. Prosecretario Muñoz, sólo principió a pasar lista. Regresaron los diputados que se encontraban en los pasillos, completándose el quórum.)

El C. Presidente: Continúa en el uso de la palabra el C. Manrique.

El C. Manrique: Digo que tiene este discurso del C. Vadillo, y afortunadamente ya regresó,

porque no me gusta tocar a los ausentes; digo que el discurso lleva en su seno, no una criatura, sino un germen de muerte, que consiste en la contradicción de afirmar que los estudios biológicos, cuya importancia no podemos negar, deben de estar al cuidado de la Secretaría de Fomento; y por otra parte, proclamar el principio que todos debemos aceptar, los verdaderos revolucionarios en el seno de su conciencia, el principio de la libre competencia en todos los órdenes de la actividad humana. Pues bien, antes de que el Ministerio de Fomento crease la Dirección de Estudios Biológicos, ¿En cuántos centros oficiales se estudiaba la biología? En el Instituto Médico Nacional por una parte, que era un instituto de biología médica, pero de biología al fin, biología específica; es la Secretaría de Fomento, en su Dirección Exploradora de la Fauna y Flora mexicanas; en su Comisión de Parasitología y en tantas otras, (voces: ¡A votar, a votar!) y esta competencia, este libre estímulo que producía frutos innegables, esto fue lo que vino a destruir el acuerdo de la Secretaría de Fomento al querer reunir en una sola todas estas dependencias. Este defecto muy mexicano, principalmente en los últimos cien años, de centralizarlo todo, de acapararlo todo, es lo que mata el estímulo; y no puede ser revolucionario, porque es opuesto al progreso y a toda verdad. Y el Instituto Biológico que se ha formado reuniendo el herbario del antiguo Instituto Médico, el herbario prácticamente idéntico del Museo de Historia Natural, el herbario de la Comisión Exploradora de la Flora y Fauna mexicanas; el Instituto Biológico que tiene una biblioteca que se ha formado sumando las bibliotecas del antiguo Instituto Médico, del antiguo Museo de Historia Natural y de la Comisión Exploradora de la Flora y de la Fauna mexicanas, esto no puede dar buenos frutos para la ciencia mexicana, si se adopta este sistema de centralización y unificación del criterio. Podríais contestarme probablemente que un herbario completaba otro y una biblioteca completaba otra biblioteca; pues no hay tal, señores diputados, porque yo no vengo a hablar aquí por la lectura de folletos de Fomento, sino por haber conocido, de visu, los herbarios de estos establecimientos. El herbario del Instituto Médico, por ejemplo, era idéntico al herbario del Museo de Historia Natural, era una colección vendida, eran colecciones formadas por exploradores americanos, los señores Rose y Pringle, y por un explorador de origen alemán, don Guillermo Schaffner, que vivió algunos años en San Luis Potosí; eran herbarios idénticos. ¿A qué reunirlos bajo una sola Dirección? Pero todavía faltaba que el señor compañero Vadillo...,(voces: ¡A votar, a votar!) para acabar de demostrarnos que es un espíritu polifásico, un espíritu complexo, nos descubriese en la sesión memorable de este día una fase de su espíritu que nos era desconocido hasta hoy; el diputado Vadillo había desde esta tribuna lanzado los dardos de su elocuencia a la manera de un Júpiter tomante; frío, implacable, parecía personificar a la razón pura; pero ahora, el señor Vadillo - no sabe todavía a dónde voy a parar..., (murmullos, risas) ahora el señor Vadillo nos ha mostrado una fase espiritual que le desconocíamos; es esta: la de jovencita romántica, jovencita romántica alimentada con las lecturas de Alfonso Karr, este buen don Alfonso Karr, a quien también he leído y que decía que el clasificar las plantas dándoles un nombre científico, latino, era atormentar a las pobrecillas. El compañero Vadillo ha venido hoy a esta tribuna en defensa de los fueros de las pobres plantas martirizadas con nombres latinos, señores diputados, y se atreve todavía a proclamar que el espíritu del bueno de don Alfonso Quijano, el Bueno, ha desaparecido de este mísero planeta cuando ha venido a encarnar en él y viene aquí, no a defender doncellas, ni a defender viudas esclavizadas por gigantes follones, sino que ha venido en defensa de las pobres florecillas; ¡bien por vuestra sensibilidad, compañero Vadillo! Pero no olvidéis que hay en vuestra tesis una contradicción; pedís, por una parte, la unificación de todos los estudios biológico, bajo la dependencia de la Secretaría de Fomento; y proclamáis, por otra parte, el libre examen y la competencia. ¡Qué la Biología es la única ciencia revolucionaria, pues entonces demos Biología a la Universidad Nacional para que pierda su reaccionarismo! (Aplausos.) Si la Universidad es conservadora y la biología es la única ciencia revolucionaria, yo diría que no lo ha sido la biología, sino unos cuantos espíritus rebeldes como por ejemplo Pasteur, que no era un empleado de la Secretaría de Fomento de su país, aunque tampoco se me diría era profesor universitario; (voces: ¡A votar, a votar!) aprobemos, pues, el dictamen de la Comisión..., (voces ¡No, no!) que no ha querido, como apasionadamente ha tratado de demostrarse, mutilarse la Secretaría de Fomento; no queremos quitar a dicha Secretaría, señor Hay, los medios necesarios para que lleve adelante la explotación de la flora y fauna de la República, cuya importancia no desconocemos ni podemos desconocer, (voces: ¡A votar, a votar!) lo que queremos es dar a la Universidad lo que legítimamente le corresponde, lo que correspondía en 1910 y le correspondió de 1910 a 1915, a saber: no el edificio, sino el Instituto Médico Nacional. Así habremos cumplido con nuestro deber, así habremos dado a la Universidad el medio de regenerarse, así habremos llegado a la consecución de este noble ideal: hacer de los hombres que salgan de la Universidad no unos cuantos privilegiados como quiere el C. Hay, sino hombres cultos y prácticos en la lucha por la vida que más tarde habrán de ser empleados por la Secretaría de Fomento, de Industria, Comercio y todas las Secretarías del Gobierno, precisamente para hacer la felicidad de la Nación. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Secretario Alonzo Romero: No habiendo más oradores en contra, se pregunta a la Asamblea en votación económica, si está suficientemente discutido este asunto. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Suficientemente discutido. Se procede a la votación nominal.

El C. Cabrera: Moción de orden. Yo tenía pedida la palabra en pro, y conforme al Reglamento, estando inscripto un orador en pro, no puede declararse un asunto suficientemente discutido.

El C. Hay: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene la palabra para una aclaración, el ciudadano Hay.

El C. Hay: Yo estaba inscripto en contra; pero en vista de que ya la Asamblea que está suficientemente documentada sobre este asunto y no queriendo cansar más su atención, por eso no reclamé mi derecho.

El C. Presidente: La Presidencia se permite manifestar que los señores Manjarrez y Hay, habían renunciado anticipadamente su derecho de hablar en contra; en este caso sólo faltaba por hablar en pro el ciudadano Cabrera y, de acuerdo con el Reglamento, se preguntó a la Asamblea si consideraba suficientemente discutido este asunto o si daba la palabra al ciudadano Cabrera, que estaba inscripto en pro.

El C. Secretario Alonzo Romero: Se procede a la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. Prosecretario Muñoz: Por la negativa.

El C. Saucedo Salvador: ¡Que se lea!

El C. González Jesús M.: Pido la palabra para que se lea el dictamen.

El C. Prosecretario Muñoz: Se va a votar lo siguiente: "Artículo 8º. Corresponde al Departamento Universitario y de Bellas Artes: Instituto Biológico." (Voces: ¡No, no!) (Se tomó la votación.)

El C. Secretario Alonzo Romero: Votaron por la negativa los CC. diputados siguientes: Aguirre Colorado, Aguirre Crisóforo, Aguirre Efrén, Aguirre Escobar, Alejandre, Alonso Romero, Ancona Albertos, Andrade, Aranda, Arellano, Arreola, Avendaño, Anaya, Bandera y Mata, Barragán Juan Francisco, Bello, Benítez, Bravo Izquierdo, Cámara, Cancino Gómez, Cano, Cantú, Carrillo Eduardo S., Cepeda Medrano, Cienfuegos y Camus, Córdova, Cristiano, Cruz, Chapa, Dávalos Ornelas, Domínguez, Esparza, Figueroa, Gámez Gustavo, Gárate, García Adolfo G., García Jonás, García Salvador Gonzalo, Garza Pérez, Gómez S. Emiliano, González Galindo, González Ibarra, González Jesús M., González Justo, Guajardo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Orantes, Hay, Hernández Garibay, Lanz Galera Leyzaola, Lizalde, López Couto, López Ignacio, López Celis, Manjarrez, Manzanilla Tejero, Manzano, Márquez Rafael, Martínez de Escobar, Mendoza, Meneses, Mercado, Montes, Montiel, Muñoz, Narro, Navarrete, Neri, Porchas, Padrés, Paredes Colín, Parra, Pineda, Ramírez Pedro, Rebolledo, Reynoso, Rivas, Rivera Cabrera, Rivera José, Rocha, Román, Rueda Magro, Ruiz Alberto, Ruiz José P., Ruiz Juan A., Sáenz, Sánchez Pontón, Sánchez Tenorio, Saucedo Salvador, Sepúlveda, Silva Herrera, Soto, Suárez, Téllez Escudero, Urueta, Vadillo, Valle, Velásquez, Ventura, Zapata y Zavala.

El C. Prosecretario Muñoz: Votaron por la afirmativa los CC. diputados: Araujo, Arlanzón, Barragán Martín, Cabrera, Céspedes, Curiel, Dávila, Dyer, García de Alba, García Vigil, Gómez Mauricio, González Lauro, Higareda, Izquierdo, Manrique, Medina Francisco, Olivé, Otero, Padilla, Pereyra Carbonell, Ramírez Genaro, Robles Domínguez, Ruiz Estrada, Silva Jesús y Torres José D.

El C. Prosecretario Muñoz: Se suplica a los CC. diputados no abandonen el salón.

- EL C. Ruiz Estrada: Reclamo mi voto.

El C. Aguirre Berlanga: Reclamo mi voto.

- EL c. Prosecretario Muñoz: El voto del C. Ruiz Estrada está por afirmativa. Desechado el dictamen. ¿Algún C. diputado desea rectificar su voto? (Voces: ¡No! Murmullos.) Desechado el dictamen, por 104 votos de la negativa, contra 25 de la afirmativa. Vuelve a las Comisiones para que lo reformen en el sentido de la discusión. (Aplausos. Voces: ¡Orden del día, orden del día! ¡No hay quórum! ¡No hay quórum! El C. Cabrera sube a la tribuna. Voces: ¡Que hable Cabrera, que hable Cabrera!)

El C. Cabrera: Señores diputados: Debiendo comenzar a hacer uso de la licencia que he solicitado de esta Cámara, desde esta fecha, no he querido dejar la oportunidad de manifestar que me retiro del seno de ella con la conciencia de no haber ni siquiera comenzado la labor que me había propuesto. Hay dos formas de actividades de un diputado, una de ellas es la parte de estudio y trabajo que puede hacer, sea que esté en el seno de la Cámara, o sea que esté fuera. Me propongo continuar como hasta ahora, procurando prestar mi contingente a la labor revolucionaria que en la Cámara he emprendido. La otra labor del diputado, consiste en aportar su contingente para la convicción o convencimiento, es decir, para obtención de determinados propósitos, de determinados votos; fue real y efectivamente la razón de ser de mi venida a esta Cámara. En este sentido, me retiro satisfecho de que mi presencia es ya absolutamente innecesaria en el seno de esta Cámara.... (voces: ¡Es útil! ¡No! ¡Sí! Murmullos), y es innecesaria, y yo deseo dar a mis palabras toda la serenidad que es posible darles, para que la Asamblea no se sienta lastimada; es innecesaria, porque los hechos han venido demostrando desde hace varias sesiones aquí, que ya está absolutamente adquirido para el Ejecutivo, para los propósitos del Ejecutivo, el voto de la Asamblea, sin necesidad de los esfuerzos del orador desde la tribuna. Durante todo el tiempo en que yo fui diputado, nadie me ha visto hablando al oído de nadie, ni nadie me ha visto conquistar un voto que no sea desde aquí. El día en que yo hubiera comenzado otra labor para la conquista del voto, habría yo estado profanando mi misión y habría yo estado faltando al respeto que, como miembro de esta Cámara, deseo que esta Cámara tenga. Hasta ahora había empleado mi palabra para adquirir votos a las ideas que yo tenía, independientemente de que estas ideas estuviesen o no estuviesen de acuerdo con las que por conducto de los Secretarios de Estado, exponían aquí el Ejecutivo; pero puesto que ya hay medios que yo considero reprobables, pero que, al fin, en política, son aceptables, y que conquistan los votos sin la ayuda de mi palabra, no falto al deber que me impuse desde el principio aunque sí siento que la semilla de la corrupción de esta Cámara, se haya sembrado por primera vez.

El C. Manrique: Pero no prosperará.

El C. Alvarez del Castillo: Pero ya prosperó.

El C. Cabrera: De eso no sé cuál sea el final o el resultado; sólo sé decir que cuando he creído que para la prosecución de las ideas que, sin

modestia, las ideas del Ejecutivo acerca de ciertos problemas, creo - sin modestia -, conozco yo cuando menos tan bien, si no mejor que muchos de los Encargados de las Secretarías de Estado, mientras yo creí que mi palabra era necesaria para el apoyo de esas ideas, aquí estuve, en cuanto veo que ya no es necesaria, dos votaciones que acaban de transcurrir me indican en el momento psicológico en que ya estaba resuelta mi separación, puesto que ya me la habíais concedido desde antes, dos votaciones sucesivas me indican que ya no es necesaria mi presencia, que los votos para la voluntad del Ejecutivo, bien o mal interpretada por los Secretarios de Estado, que eso a mí no me toca calificarlo, no son ya conquistados por virtud de la Comisión, sino que pueden ser conquistados por virtud de la labor política que se puede hacer en los escaños (Voces: ¡Es cierto!), entonces, yo pongo a vosotros por testigos.....

El C. Manrique, interrumpiendo: Y yo lo soy.

El C. Cabrera, continuando: .... como una forma de protesta contra la corrupción de la Cámara. Me retiro de ella, porque ya no es necesaria la lucha parlamentaria, sino que comienza entonces la intriga. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) Esta Cámara tenía y deberá tener, y ojalá tenga siempre en lo sucesivo, el orgullo de su rebeldía dentro de la razón. Durante mucho tiempo.....

El C. Cienfuegos y Camus, interrumpiendo: ¿Me permite el señor Cabrera que le haga una interpelación?

El C. Cabrera: Sí, señor.

El C. Cienfuegos y Camus: Con el respeto que me merece la Asamblea; con todo el respeto que siempre me ha merecido, a pesar de todo, el señor licenciado Cabrera, deseo, si él no tiene algún inconveniente, haga todos esos cargos que dirige a la Representación Nacional, en una forma más precisa, más concreta, pues si él reconoce que ya no está el honor de la Cámara a su altura, probablemente haya muchos aquí, y muchos como yo, nos contamos dentro de los hombres honorables.....(Voces: ¡Muy bien!) que no podemos, que no debemos recibir las palabras de usted como una bofetada que se nos da, porque entonces seríamos indignos, y no es verdad que seamos indignos, señor licenciado Cabrera. Yo le suplico a usted, por el respeto que acabo de invocar, el respeto a la Cámara y el respeto a usted mismo, que nos haga cargos enteramente precisos, porque por mi parte.... (Voces: ¡Por la mía! ¡Por la mía también!) y por la parte de muchos de mis compañeros, he de decir a usted que ni intrigas políticas, que ni corrupción por medio del metálico, han mediano en nuestra opinión, sino que hemos sostenido lo que ha estado en nuestro ser, en nuestro espíritu, con toda sinceridad. Así es que haga usted sus cargos más precisos, que todavía habrá tiempo estando usted dentro de esta Cámara, para que pongamos en claro todo aquello que usted ha visto tan obscuro y tan deshonrosamente. (Aplausos ruidosos.)

El C. Cabrera: Yo agradezco al C. diputado Cienfuegos la ocasión que me da de percibir que no estaba yo siendo debidamente entendido, para rectificar a tiempo el concepto que falsamente se hubiera tomado. Yo no he dicho ni puedo decir que esta Cámara esté corrompida: Yo he dicho que desde que yo ingresé a esta Cámara, y durante mucho tiempo, alguna de las Secretarías de Estado que ha estado presente a casi todas los debates, la Secretaría de Gobernación, ha tenido un órgano en su Subsecretario, el licenciado Aguirre Berlanga - así quiere el diputado Cienfuegos que precise -, el cual ha tenido como misión venir a esta Cámara y desde esta tribuna a hacer conocer cuáles eran las ideas del Ejecutivo; pero en el momento en que el licenciado Aguirre Berlanga, faltando a sus deberes y a la confianza que en él pone don Venustiano Carranza, ha creído que en vez de ser desde esta tribuna, desde donde deba luchar por las ideas del Ejecutivo, debe ser en los pasillos, buscando los votos aislados, estoy de sobra.... (Voces: ¡No, no!) Estoy de sobra, porque si mi palabra y mi voto va a ser motivo de conflictos y de falta de orientación en un gran número de mis compañeros, es de mi deber inmediatamente retirarme de un lugar donde mi labor no es efectiva. Mi labor como miembro de esta Cámara estuvo perfectamente delineada en la siguiente forma: traer a la Cámara mis pocos conocimientos, mi gran esfuerzo, y no admito ninguna discusión sobre mi perfecta rectitud en los motivos que me impulsaron a venir a ella. Creo que como parlamentario un poco más ducho y que como hombre, más por experiencia que por los libros, conozco mucho de los problemas de mi país, y creí que mi labor aquí sería verdaderamente efectiva. En efecto, estoy orgulloso de mi labor, orgulloso realmente, porque en medio de las derrotas, siempre he obtenido algo, siempre se me ha dado la razón en cuanto a la rectitud de motivos que siempre me han impulsado; pero en el momento en que ya mi palabra pudiera entrar en conflicto con las tendencias no predicadas desde aquí, sino cuchicheadas en los escaños por el señor Subsecretario de Gobernación, don Manuel Aguirre Berlanga, desde ese momento sería un obstáculo en la marcha armónica para la Legislatura, y, por consiguiente, no hay mejor oportunidad que la que se me presenta para poder retirarme y no poder estorbar al Ejecutivo.

Yo no haré nunca lo que ha hecho el señor Subsecretario de Gobernación; yo no empezaré a mendigar consentimientos o votos en otra forma que no sea pidiéndolos francamente desde aquí, tanto a mis amigos como a los que francamente fueron en ciertos casos mis enemigos. Yo creo que la labor parlamentaria debe hacerse desde esta tribuna, o francamente en el seno de un bloque a que se pertenezca. (Aplausos.) Yo creo que la labor parlamentaria de un Secretario de Estado no consiste en aprovechar y abusar de la facultad que le da la Constitución y el Reglamento, de estar en nuestro seno, para venir a usar otros medios de convicción que no sea la tribuna misma. Yo denuncio, repruebo, esos procedimientos, y como miembro del Poder Legislativo no puedo estar conforme con ellos. No son celos de otro orden, muy poco me interesa a mí el que se crea que colaboro o no colaboro en debida forma: es que por respeto a una institución de la cual formo parte, es necesario que diga una palabra de franqueza, porque estoy cierto - perdonadme que en esto falte a la modestia-, estoy cierto que pocos se habrían atrevido a subir a esta tribuna a denunciar este hecho.... (Voces: ¡Muy cierto! Murmullos.)

¿Qué me importa a mí que se diga que colaboro o no colaboro en la obra del Ejecutivo, si yo dentro de mi propia conciencia sé que lo estoy haciendo? ¿Qué me importa a mí que, por ejemplo, un periódico de la mañana deslice ciertas especies como para indicar que yo no sirvo para nada, que yo no estoy haciendo nada? Yo no voy a predicar a todo el mundo que es lo que hago, que es lo que he hecho, que es lo que me propongo hacer; pero sí, como miembro del Poder Legislativo, tengo el deber sobre todos mis deberes, aun sobre mis deberes hacia el Poder Ejecutivo, y aun sobre mis deberes de disciplina política, tengo el deber de vigilar por la pureza de esta institución, porque si este Congreso ha de continuar, o no este Congreso, el que venga, u otro que venga más adelante, ha de continuar ya poco a poco acomodándose al espíritu de la consigna, prefiero salir por esa puerta antes de ver que llegue ese día. (Aplausos nutridos. Voces: ¡Muy bien!) No, señores diputados, no es por esos medios por los que se conquista la cooperación del Poder Legislativo con el Ejecutivo: es por los medios de discusión franca y de convencimiento de la diversidad de criterios que pueda uno tener de un poder hacia el otro, no es insinuando, como se ha insinuado aquí, que el Ejecutivo vería con mucho disgusto que la Preparatoria perteneciese a la Universidad, que tal vez hasta pondría su veto a la ley que así se enviara; por consiguiente, marcando, ya no sólo la opinión del Ejecutivo, sino el deseo del Ejecutivo, de que se haga tal o cual cosa. Me faltaba ver el día en que Chapa, ¡quién me lo había de decir!, ¡Chapa!, había de venir a decir aquí que esta era la opinión del Ejecutivo y que él era el único capacitado para saber dónde estaba la verdad en materia del Instituto Biológico, me faltaba ver que hasta Chapa fuese un convencido de la necesidad de que dejáramos al Ejecutivo esta materia. No, señores, el Ejecutivo no quiere, ni siquiera admite, estoy cierto, porque yo conozco a don Venustiano Carranza y jamás admitiría él que se considerara que en vez del convencimiento, de la necesidad revolucionaria de un acto, pesara sobre la conciencia de los diputados la idea de que esa era su voluntad.

Sí, pues, si la utilidad que se tenía de mi palabra, consistía precisamente en una exposición franca y muchas veces brutal, nunca incondicional, pero siempre revolucionaria y siempre honrada, si la utilidad que se tenía de mis palabras, se cree que ya no se puede obtener en lo sucesivo, si se cree que se ha encontrado un substituto a este procedimiento, en vez del procedimiento parlamentario de la discusión, emplear el procedimiento político de la convicción, al oído, sígase ese camino; pero por mi parte no debo estorbar al señor Subsecretario de Gobernación, él se basta y se sobra para hacer sus trabajos. En consecuencia, no se tomen estas palabras como un acto de agresión al Ejecutivo ni mucho menos como un acto de ofensa al Poder Legislativo, pero sí como un acto de mi deber que me impone dar la voz de alarma, porque las tiranías y las sumisiones de un Poder hacia otro, casi nunca las hace el príncipe, casi siempre las hace su Secretario. (Aplausos.)

El C. Cámara, interrumpiendo: Pido la palabra para un hecho. (Voces: ¡No, no!) No voy a hacer más que una aclaración. Bien sabido es que yo no pertenezco a lo que aquí en esta Cámara, sea por cualquier motivo, por alguna circunstancia de política de bloques, han llamado incondicionales. Yo he venido a hacer netamente labor revolucionaria en todo lo que ha sido posible, compatible con mi capacidad. Por consiguiente, no puede considerarse que lo que voy a decir tenga por objeto la consigna del señor Aguirre Berlanga; pero sí voy a demostrar a la Asamblea, o al menos voy a exponer ante la Asamblea, un hecho que ví, para mí muy conocido. El señor Aguirre Berlanga se sentó un gran rato al lado de un señor Silva, que se sienta por allí ... (Voces: ¡Uuuy! Murmullos.) y ese señor Silva votó en pro del dictamen; si el señor Aguirre Berlanga lo hubiese conquistado, como estuvo mucho tiempo sentado a su lado, hubiera él votado en contra. (Voces: ¡Uuuy! Murmullos y siseos.)

El C. Cabrera: Señores diputados: Si yo fuese a creer que el señor Aguirre Berlanga había hecho mella ya en los diputados, y menos en los reformistas que han dado muchas pruebas también de una absoluta independencia de criterio, estaría yo faltando absolutamente al respeto a mis compañeros. Si precisamente porque no le dará resultado, precisamente porque no debe dar resultado, es por lo que al retirarme he querido denunciar este hecho, he querido... no denunciarlo, porque vosotros lo sabéis: llamaros la atención; he querido sentar de una vez para lo sucesivo que el Subsecretario o Secretario de Estado que venga a esta Cámara a tomar parte en los debates, tiene ante todo la obligación de restringirse dentro de los límites y estar aquí en esta tribuna para informar y discutir cuando le toque el turno; pero que esté profanando el recinto de esta Cámara, si empieza a hacer labor de propaganda que nunca, ni en las épocas de la dictadura se había hecho francamente, descaradamente por un Secretario desde los escaños, este es el hecho que denuncio este es el hecho contra el cual debemos de precavernos, no solamente vosotros los del "Partido Liberal Constitucionalista," que al fin y al cabo estaríais en condiciones y en condiciones de poder rechazarlo hasta con indignación. (Aplausos y voces: ¡Muy bien!) Este es el hecho que precisamente denuncio, porque los hombres de aquí de mi derecha que durante muchísimo tiempo siempre han venido votando, a pesar de la presión, de cierta presión de la opinión pública, por la razón, convencidos de la razón cuando lo estaban, o contra lo que yo mismo sostuviera cuando yo no había logrado convencer, como en muchas ocasiones sucedió.

No se tomen mis palabras como despecho, porque en dos ocasiones hayan sido derrotadas las ideas que yo haya proclamado desde esta tribuna, por una votación casi unánime de ambos lados, no; es el hecho mismo que se inicia, es el hecho que quiero denunciar y es necesario denunciar antes que dé resultados. (Voces: ¡No dará resultado!) Yo hago uso de una licencia, como miembro del Poder Legislativo, y al venir a esta Representación tengo el orgullo de decir que mientras he sido miembro del Poder Legislativo, no he sido traidor a las funciones del Poder Legislativo, que he obrado dentro de mi carácter de diputado y siempre dentro de

mi carácter de diputado, que jamás absolutamente he usado de ningún modo que no sea absolutamente aceptado, aprobado y moral y recto para traer el convencimiento a mis compañeros; que cuando en estos trabajos no he tenido éxito, he sabido perder, porque ya habéis visto que muchas veces he sabido perder; pero lo que es indispensable es que no se crea que yo, por un momento pudiera tolerar que el interés de hacer triunfar determinadas ideas y por cierto determinadas ideas en que el Presidente de la República personalmente me ha dicho que no tenía absolutamente ninguna opinión formada, ni ningún empeño en hacerlas triunfar, no he querido que se creyera que yo pudiera tolerar, que para hacer triunfar determinadas ideas, necesitaba acudir a medios que no fueran absolutamente parlamentarios. Así, pues, no se tome esto como un exabrupto, tómese como una llamada.

Yo, a pesar de todo, he sido desde hace años, he seguido siendo y seguiré siendo un revolucionario convencido. Yo, a pesar de todo, considero que en los momentos actuales no hay ningún hombre que pudiera reunir toda la fuerza política y toda la serenidad que la situación exige para salvar a nuestra Patria como don Venustiano Carranza. Yo estoy al lado de don Venustiano Carranza y yo no soy de los que quieren que don Venustiano Carranza por fuerza gobierne con los hombres que sean de mi aprobación, si con todos puede gobernar; si el talento de don Venustiano Carranza consiste precisamente en haber sabido gobernar con todos absolutamente. Así es que, como revolucionario, dentro de este Gobierno, respeto al señor Aguirre Berlanga, él es el Secretario de Gobernación, es una autoridad a quien tenemos que rendir pleito homenaje; pero no formo parte del Ejecutivo y, por consiguiente, no me encuentro en el caso de tener que callar; formo parte del Poder Legislativo y para bien del Poder Legislativo y para bien del Poder Ejecutivo, quise hacer la advertencia de que es necesario que de hoy para siempre se siente el siguiente precedente: el Secretario que viene a la Cámara a tomar parte en un debate, debe absolutamente limitarse al campo de acción que le concede la Constitución, y que le concede la independencia del Poder Legislativo. (Aplausos y voces: ¡Muy bien! ¡Tiene razón!)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. González Marciano.

El C. González Marciano: Compañeros: Concedida por esta Representación Nacional la licencia que el Ejecutivo solicitó para aprovechar mis servicios, antes de abandonarla, vengo a decir a ustedes cuatro palabras que sean, si no un símbolo de cuanto siento y pienso, sí la manifestación prístina de mis buenos deseos, de mi vehemencia porque siga siendo esta Cámara lo que hasta hoy ha sido, a pesar de todos los vaticinios y a pesar del parecer del señor Cabrera.

Voy con el Ejecutivo porque lo considero patriótico, aun cuando no sea necesario. No tendría derecho como revolucionario a enfrentarme mañana con ese mismo Ejecutivo para pedirle cuentas si aprovechara los servicios de los reaccionarios, si me negara a prestar los míos; pero voy como estuve aquí, abrazado a mi conciencia, amando con fe intensa, con profundo cariño, todos los ideales de la Revolución, que no los reaccionarios, sino los hombres malos de la Revolución han manchado.

En este maremágnum, en este abigarramiento de pareceres, es muy difícil, señores, que lleguemos a profundizar el alma o la candidez individual de cada uno de vosotros y que podemos saber en determinado instante quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Estamos, pudiéramos decir, unidos en maridaje continuo; pero no es tiempo todavía, señores, para que lancemos la piedra y para que digamos: "Nosotros hemos hecho bien; aquéllos han hecho mal." Llevo el concepto más alto de la Representación Nacional, porque no ha habido hasta este momento uno solo de ellos que pudiera decirse como incondicional; nadie ha bajado del pedestal en que está la Representación Revolucionaria para batirse en el fango de todas las adulaciones y de todas las bajezas, porque hay aquí espíritus jóvenes y espíritus viejos que sabrán ponerse siempre frente al lábaro de nuestra Patria para besarlo, sin que ese beso lleve la mancha que otros le atribuyen. (Aplausos.)

No tiene la Revolución, señores, no tiene el Gobierno Constitucionalista todavía, ni lo tendrá mañana, dinero bastante para corromper estas conciencias juveniles que vienen aquí sedientas de verdad, sedientas de justicia para reclamarle hasta a Dios mismo, si contra Dios va. (Aplausos.) ¡Qué, señores! ese criterio baladí, superfluo, ligero, de los individuos que pasa así como una sapiencia que no le reconocemos, queriendo pesar la conciencia individual para decir: reflejáis una mancha. No, señor Cabrera, no tiene el señor Aguirre Berlanga ni el talento ni el dinero suficiente para comprar a estos hombres. Y tan estoy seguro de ello, señores...(Murmullos.) ¿Qué decía usted, señor García Vigil?

El C. García Vigil: Nada

El C. González Marciano, continuando: Un ligero análisis, una observación serena, meditando sobre cuanto ha hecho el señor Aguirre Berlanga, analizando y sumando también las votaciones, la historia misma de esta Legislatura, nos viene a convencer, señores, de los contrario de lo que ha dicho el señor Cabrera. Si, todos saben que se ha tenido a la derecha por gobiernista, en la izquierda tres partidos o tres grupos, que también merecen la consideración, y ellos han sido considerados como contrarios a las ideas de la derecha y que siempre votan en contra del Gobierno o en contra de lo que ellos creen que es la idea del Gobierno, y, sin embargo, la votación ahora ha sido más o menos unánime; ¿y cómo es posible que este mercantilismo de que ahora habla el señor Cabrera fuera bastante para venir a unir a los que ayer estaban distanciados para votar conforme al proyecto del Ejecutivo? No, señor Cabrera, no hay que olvidarnos del recato y del respeto que merecen las acciones, los hechos consumados y las manifestaciones mismas de los individuos. ¿Cómo es creíble que el señor García Vigil y el señor Cienfuegos, que hoy han votado en la forma en que lo han hecho, que Cienfuegos, y no menciono más individuos, y cito estos dos porque son....que Martínez Escobar, que otros, Vadillo, que casi siempre votan ellos en su grupo de acuerdo, ¿cómo es posible que hoy por el hecho de que hayan votado en contra, cómo es posible que hoy venga a decir que ya no se necesita aquí

su gestión talentosa?. Y yo rindo pleito homenaje, porque admiro al licenciado Cabrera, porque, efectivamente, tiene un cerebro bien nutrido, una energía y un valor que le coloca en condiciones, las necesarias precisamente, para decir la verdad y para poner los puntos sobre las íes. No me explico cómo pueda creer que esos espíritus rebeldes, formados, no en el fragor del combate, porque son demasiado jóvenes para que hayan tenido muchos y éstos los hayan puesto a la altura que deben estar, cómo es posible que crea que porque estos individuos han votado hoy en concordancia en lo que se cree que es opinión del Ejecutivo, venga a decirnos aquí que es innecesaria su labor? No, señores, se necesita todavía la labor del señor licenciado Cabrera, y no porque él lo sea, sino porque, confesémoslo, señores, sin egoísmos, sin pasiones: mucho bueno ha dejado el señor licenciado Cabrera aquí, como un perfume; como mucho también han vaciado el señor Vadillo y otros talentosos compañeros, y eso no es más que enseñanza, no es mas que la substancia misma, no de los individuos de hoy, sino de los hombres que ellos forman para mañana; pero no es así como se estimula a una juventud sedienta de verdad, sedienta de instrucción: se le estimula con sus buenos consejos y con buena labor parlamentaria; pero no así, arrojándole sin piedad ninguna, una bomba que venga a pulverizar lo que pudiera decirse que es el sostenimiento propio de la individualidad intelectual del individuo.

Al irme, yo no quiero - y confieso que soy incapaz para ello -, analizar detenidamente todas las manifestaciones, o lo que algunos dicen, "los desahogos del señor licenciado Cabrera;" pero estoy seguro que todos los diputados han leído como yo, lo que "El Universal" de hoy dice, y lo que el "Excelsior" trae también en sus columnas: y eso no es sino la revelación clara de que existe precisamente entre el señor licenciado Cabrera y el señor Aguirre Berlanga, una cierta predisposición. ¡Allá que se entiendan en buena hora; pero que no venga el licenciado Cabrera a trastornar así, a quebrantar la firmeza de propósitos de estos hombres que, como dije antes, jóvenes o viejos, están verdaderamente animados de ideas verdaderamente buenas y verdaderamente nobles. (Aplausos nutridos.) Repito, no es el momento todavía para que se haga el análisis y de ese análisis resulte quiénes han sido los buenos y quiénes los pérfidos a los ideales de los hombres que nos enviaron aquí, y por eso es pérfido, señores, que no obremos conforme a nuestras convicciones, conforme a nuestras conciencias; estimulémonos, precisamente para que ese estímulo lo haga que se borre la corrupción de los espíritus, el estímulo que vaya a borrar en las almas las ideas o las tendencias de los malos, que al fin las ideas buenas florecen precisamente con las emanaciones purísimas de la conciencia, con ellas deberemos de persistir por el bien de la Patria, porque así cumplimos con nuestro deber.

Yo, confieso, voy al puesto donde el Ejecutivo me llama, y voy temeroso de no poder cumplir con mi deber, porque no tengo facultades para ello; pero hay algo que me estimula: mi voluntad y algo que me fortalece también, la esperanza de que todos los buenos patriotas, los bien intencionados, los buenos compañeros, vayan de vez en cuando a darme un abrazo que fortalezca mi alma y a darme buenos consejos, que al fin la Patria nunca reconoce la vetustez de sus hijos y siempre espera la juventud de los ideales de ellos. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra, para un hecho, el C. Jesús M. González.

El C. González Jesús M.: Comienzo por decir, señores diputados, que sería necesario ser un verdadero psicólogo para entender al señor licenciado Cabrera. Yo no sé cómo este político viejo - o este viejo político -, que ha estado con todas las revoluciones, puede todavía ser tan simpático a los verdaderos revolucionarios. No hace mucho que nos decía el señor Cabrera: "yo no tengo el prurito de atacar a cualquiera nada más por hacerlo;" nos decía que él había venido al seno de esta Representación Nacional, muy lejos de la idea de sembrar divisiones entre los dos bloques parlamentarios, sino, al contrario, de unirlos, y nunca ha hecho otra cosa que dividir, que tratar de dividir sin poder conseguirlo, porque lo que ha hecho el señor Cabrera es unir a aquellos que estaban casi divididos.

Yo me permito recordar esto al señor Cabrera, que nos quiere servir de mentor, pero nunca podrá servirnos, porque no puede servir de mentor aquél que cometió un acto de discolería en Veracruz, abandonando al Primer Jefe cuando tenía necesidad de elementos intelectuales, cuando los revolucionarios se batían en las trincheras revolucionarias, y lo dejó abandonado; no nos puede servir de mentor un individuo que flaquea tan fácilmente; no necesitamos esa clase de mentores. Nosotros, jóvenes, sin las argucias de los viejos políticos, creemos que sabremos caminar más rectamente y que no seremos nunca instrumentos. Nos ha dicho que no viene a hacer divisiones, y no ha sido otra cosa lo que ha pretendido, siempre burlándose de las izquierdas y siempre halagando a los de la derecha, para que, al final., cuando ha perdido una votación, en momento en que pensaba haberla ganado, venir y arrojar todo el lodo de que es capaz: halagar primeramente, para después decirles: "Vosotros sois capaces de ser comprados." Yo me admiro de otra cosa, de que un viejo político sea capaz - perdonadme esta expresión tan vulgar-, de meter la pata, cuando no debía haberlo hecho. (Risas.)

Recordará el señor licenciado Cabrera que cuando se discutió aquí la Ley de Ingresos, el señor licenciado Aguirre Berlanga se paseaba también en las curules, con el objeto - yo no diré que para aconsejar, yo no escuché nada, porque si yo lo hubiera oído, soy capaz de decírselo al ciudadano Aguirre Berlanga o a cualquier otro -, pero él debía haber presumido lo que hoy ha presumido; entonces le convenía al ciudadano Cabrera que la votación fuera unánime en pro de lo que él deseaba; pero hoy que él ha opinado distinto a como ha opinado el señor licenciado Aguirre Berlanga, y que la votación ha sido favorable a lo que desea el señor Aguirre Berlanga, porque así haya sido el criterio y el juicio que se han formado todos los señores diputados, y no porque hayan sido comprados votos, pues yo aseguro, no por defender a los de la derecha, no por tratar de halagarlos, pues saben los de la derecha que jamás, nunca he tenido ninguna frase que pueda lastimarlos, pero es cierto:

no han sido comprados. Ha sucedido únicamente que este fracaso ruidoso del licenciado Cabrera lo ha afectado, lo ha lastimado, y en esta vez no fuera de tiempo.....

El C. Aguirre Escobar, interrumpiendo: Moción de orden, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Aguirre Escobar para una moción de orden.

El C. Aguirre Escobar: Entiendo que ha llegado la hora reglamentaria, y debe preguntarse a la Asamblea si se prorroga la sesión. (Murmullos.)

El C. González Jesús M., continuando: Estoy en el uso de la palabra, compañero. (Risas.)

El C. Aguirre Escobar: ¿Me permite? El asunto que se está tratando aquí, entiendo que carece de importancia..... (Voces: ¡Claro! ¡No!), y nosotros somos los que estamos dando el espectáculo de una casa de vecindad. (Murmullos.)

El C. Presidente: El Presidente no ha levantado la sesión, porque los señores pidieron la palabra para rectificación de hechos, antes de terminar la discusión sobre la Ley de Secretarías de Estado, y se les dijo que se les concedería una vez terminada ésta.

El C. González Jesús M., continuando: Voy a terminar diciendo unas cuantas palabras y directamente en lo particular a los de la derecha. Ojalá que fuera posible que no pudiera oírse aquí eso de izquierdas y de derechas, creanme ustedes; a mí me lastima tener que oírlos, soy sincero, no quisiera que hubiera esa división. Voy a decir lo siguiente: vosotros que estuvísteis, bien arrastrados por la verba del señor Cabrera, o bien porque era vuestro criterio votar como votasteis antes de acuerdo con el pensamiento del señor Cabrera y que tanto os estuvo halagando, aprovechad esta lección, pero no como él quiere que la aprovechéis, fijáos que el mismo que os estuvo halagando para conquistar vuestro voto, atacando a los de la izquierda y halagándolos como pudo, ha venido hoy a lanzaros un cargo que no ha lanzado a ninguno de la izquierda y que probablemente no se atreverá a lanzar, diciendo que sois capaces de ser comprados, que sois tan pequeños.

Queridos compañeros: yo quisiera que, en vez de que fructificara esa semilla de que nos habla el señor Cabrera, en vez de que se ahonde esta división que desgraciadamente existe, aunque de una manera relativa, se borrase esa división, no fructificara esa semilla, y que todos nos hagamos uno, que cambiemos impresiones, que no seamos tan pequeños para ir distanciándonos cada vez más.

Yo pido en vosotros, tanto de la izquierda como de la derecha, si no un gran talento, si no mucha habilidad política, sí una gran dosis de sinceridad. Sed revolucionarios siempre que deis vuestro voto, siempre que vengáis a esta tribuna, y que no sea capaz, ni el señor Cabrera ni el señor Aguirre Berlanga, que tratándose de la Representación Nacional, que tratándose de la Revolución, son sumamente pequeños, son microscópicos, que no sean capaces ninguno de ellos de ahondar esas divisiones, que espero que desde hoy quedarán borradas para siempre. (Voces: ¡Bien! Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manrique.

- EL C. Cienfuegos: Para rectificación de hechos, pido la palabra.

El C. Manrique: Yo creo que esta división que existe y que el compañero don Jesús González bonachonamente afirma que no debe existir, yo afirmo categóricamente que existe y que debe existir (murmullos), porque precisamente la división de la Cámara en grupos, como las divisiones de la familia humana en grupos, ha sido siempre germen de progreso y de verdad. (Voces: ¡Claro, claro!) ¿Qué fuera de esta Cámara si todos pensáremos absolutamente lo mismo? Entonces en esta Cámara no habría vida, ni habría opinión ni habría sentimientos; esta Cámara no sería ya lo que es: centro de pasiones y de sentimientos, sino que sería una gran charca muerta, y eso debemos evitarlo. (Voces: ¡Muy bien!) Uniformidad absoluta, tablero raso, de manera que este diputado no se distinga de aquel ni éste de otro; no, señores diputados. Al contrario, que cada uno de vosotros adquiera su propia individualidad y que el diputado de la derecha, aun teniendo puntos de contacto con los de la izquierda, sea, sin embargo, ese diputado de la derecha, y un leal diputado de la derecha.

Pero, compañero González, yo creo que en las palabras del señor licenciado Cabrera hay una verdad fundamental. (Voces: ¡Claro!) No es, como han creído algunos compañeros, que sólo se corrompe comprando a los hombres como se compra una mercancía, diciendo: "¿Cuánto me das por este voto?" Eso, señores diputados, sería muy poco discreto y muy torpe y no diría bien ni quien propusiese ni quien aceptase la venta. Ya se ha dicho con justicia que quien se vende no vale la pena de ser comprado. No, señores diputados, pero hay algo que no es ni el oro ni el ofrecimiento concreto de un cargo público o de una ventaja en la esfera administrativa, que es, sin embargo, capaz de inclinar algunas voluntades débiles de suyo, inclinar las voluntades de quienes no tienen o fortaleza moral, o actividad intelectual suficiente. Para esta manera de corromper, señores diputados, corromper, aceptado como expresión genérica, es sencillamente ese fantasma que se llama Ejecutivo.

Yo no podría cuantificar y decir cuántos diputados votaron aquí hoy o ayer en la materia de la Preparatoria y en materia a debate hoy; cuántos votaron por sugestión del Ejecutivo, sería difícil decirlo, pero esto es cosa que todos los sentimos, esto es sabido por intuición, no podríamos señalar con el dedo diciendo: Fulano votó por sugestión del señor Aguirre Berlanga o de las treinta monedas; no señores, sencillamente fue debido a ese respeto que nos infunde ese fantasma que se llama Ejecutivo, respeto de unos por educación, por tendencias, por temperamento más o menos tendiente a la sumisión; pero es una cosa que todos sentimos y que ninguno sería capaz de negarlo. Yo sé perfectamente, yo no voy a cometer la torpeza de afirmar porque fui derrotado, que todos los que votaron en contra del dictamen votaron por seguir la opinión del Ejecutivo; yo sé perfectamente, y esto no es eufemismo, que buen número de diputados, no diré cuántos por ciento, procedieron así por opinión propia, porque creyeron que servían a la causa revolucionaria; pero un buen número hubo de diputados que votaron así porque se les dijo

que esa era la opinión del Ejecutivo. (Voces: ¡Nombres, nombres! ¿Derecha o izquierda?) Como la atención a mis palabras ayer no fue bastante, quiero ufanarme de haber sido el primero en exponer este peligro desde la pasada sesión. Ayer tal vez, insisto, no me escuchasteis y hoy os repito mis palabras:

"o qué - decía yo -, se zanja la discusión sabiendo la opinión del Ejecutivo en la materia? Yo creo que no. Por eso me parece que en la pasada sesión hubo cierta segunda intención al pedir que el señor don Manuel Aguirre Berlanga informarse sobre la Preparatoria, con objeto de inclinar algunos ánimos vacilantes; pero sea de ello lo que fuere, la opinión del Ejecutivo es cosa perfectamente discutible."

Queda, pues, en pie este hecho que ya señalé yo desde ayer, puesto que aquí no hay quienes no tienen opinión propia... (Voces: ¡Nombres, nombres!) Lo sabéis mejor que yo, (Voces: ¿Izquierda o derecha?) de los dos lados, sino que en las derechas, los que no tienen esta opinión propia, se deciden por la opinión que dicen que es la del Ejecutivo. (Voces: ¡No es cierto!) Digo que los que no tienen opinión propia, si no hay ninguno, entonces no he dicho nada. (Risas.) En la izquierda, los que no tienen opinión propia, y todos lo reconocen. Si yo le pregunto al compañero García Vigil: ¿cree usted que haya en la izquierda uno o algunos individuos sin opinión propia? (Voces: ¡No, sí! murmullos.)

El C. García Vigil: Es un punto demasiado difícil de serle contestado. Yo creo que en el terreno de las posibilidades cabe eso.

El C. Manrique, continuando: La verdad es que el compañero García Vigil está en desacuerdo con el clásico y con el ya proverbial valor civil que le conocemos, para contestar categóricamente a mi pregunta; pero yo le preguntaría de nuevo al compañero García Vigil: ¿cree usted, compañero García Vigil, que en la izquierda de la Cámara no hay ningún diputado carente de opinión propia? (Murmullos.)

El C. García Vigil: ¿Me permite la Presidencia? Yo de ninguna manera rehuyo el dar una contestación categórica a un punto que verdaderamente lo exige así y que merezca una contestación categórica y al recibirla no se preste a interpretaciones diversas; pero naturalmente si usted se sirviera decirme, si hubiera algunos diputados, o alguno de la izquierda, que careciera de opinión propia sobre un punto particular, yo se lo diría, porque es casi seguro que un diputado que no tenga opinión propia formada respecto a un asunto, sí la tenga respecto a otro. Por consiguiente, se necesitaría concretar sobre qué asunto era sobre lo que no tenía opinión propia ese diputado. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

El C. Manrique, continuando: Pues nada, que yo soy el primero en aplaudir de todo corazón la habilidad del compañero García Vigil. (Risas.) Lo que yo quiero preguntar es esto: no opinión propia sobre determinado asunto, pues es claro, no todos vosotros sois médicos, ni todos ingenieros, ni todos taurófilos; no, es claro que todo lo sabéis entre todos, uno tiene una opinión en medicina, por ejemplo, el compañero Alonzo Romero, el de más allá podrá conocer de otra materia, de milicia, como el compañero Padrés; no, lo que yo quería preguntar al señor García Vigil es esto: ¿no cree usted que haya en las izquierdas algunos hombres carentes de convicciones?...

El C. Salvador Gonzalo García: Una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra para una moción de orden.

El C. García: Yo suplico atentamente al señor orador que no abuse de la paciencia de la Asamblea, pues ya ha pasado la hora reglamentaria y ya sabemos que el señor Manrique nos tiene acostumbrados a discursos de más de una hora. (Aplausos.) Yo suplico al señor Manrique que sea breve.

El C. Manrique, continuando: Agradezco la observación del compañero y termino diciendo: que creo que es honrado y leal concretar mis palabras, que a pesar de que en estas últimas discusiones ha sido de una manera general la izquierda enemiga de mi opinión personal, creo, y sigo creyendo, que el lado de la Cámara en que hay - no podría cuantificarlo, ni decir cuántos por ciento, pero sí creo que el lado de la Cámara, y no por halagarlo, donde hay mayor independencia de criterio, es en la izquierda de la Cámara, pues soy el primero en reconocer también que en la derecha hay elementos que puedan tener el orgullo de proclamarse independientes, no nombraré muchos, me bastará con nombrar al compañero Alvarez del Castillo.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cienfuegos.

El C. Cienfuegos y Camus: Señores diputados: Así como habéis oído a algunos de nuestros compañeros que se han extendido demasiado en el tiempo ocupando vuestra atención, así quiero que con el respeto recíproco a que tenemos derecho, me oigáis dos palabras solamente. El compañero Marciano González, desde esta tribuna ha asentado algo que mañana, con esa propiedad vocinglera de los que fatalmente tienen el derecho de reflejar nuestra opinión pública, ésos van a repetir lo mismo que el señor Marciano González, aunque con diversa intención; me consta en lo personal aquello que significa un hecho digno de rectificación por mi parte, a propósito de esta cuestión que bendigo por la ocasión en que viene a tratarse desde esta tribuna, porque es preciso, señores, que vayamos delineando la conducta de cada uno de nosotros, a fin de ser seriamente responsables ante la historia respecto de nuestra actuación. Es preciso, digo, que vayamos estudiando cada uno de nuestros errores si los hemos cometido, para tener el valor bastante de asumir la responsabilidad que por ellos nos venga.

Dice el señor Marciano González, y este es el hecho que vengo a rectificar desde esta tribuna, que el "Partido Liberal Constitucionalista," - y no os asustéis por el nombre -, (risas) el "Partido Liberal Constitucionalistas" no ha hecho otra cosa durante su actuación parlamentaria que oponerse a toda idea que se supone venida del Ejecutivo, es decir, el señor Marciano González, con muy buena intención, - en lo personal me lo ha dicho, pero en esta tribuna no le dio tiempo de decirlo -, pudo hacer creer a los voncingleros que ya todos vosotros

conocéis y que no quiero ocuparme de ellos, (risas,) que hacemos una labor de oposición sistemática al Ejecutivo. Y lo que dijo el señor Marciano González, así tan ligeramente, es lo que está en muchas conciencias de vosotros los de la derecha y por aquí estoy oyendo las palabras de asentimiento. El compañero Cepeda Medrano.. (Voces de la izquierda: ¡Ah!) ... y algún otro, dice que sí, que no ha sido otra nuestra labor...

El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: Es falso, no he dicho una sola palabra.

El C. Cienfuegos, continuando: Dispénseme usted, señor Cepeda Medrano, pues oí de alguien, y geográficamente lo señalé a usted; de manera que no se preocupe. (Risas.) El hecho claro es este: aquí se ha tocado un punto fundamental. ¿Por qué estamos divididos? - dicen -. Manrique dice: "Con razón. ¿Por qué? Porque en un parlamento siempre debe haber dos ideas encontradas, porque de ellas ha de nacer la verdad. Esto es fundamental pensar que nosotros, los de la izquierda, es decir, los que pertenecemos al "Partido Liberal Constitucionalista" no hacemos una oposición sistemática, sino que reprobamos únicamente aquello que en nuestra conciencia está que debe reprobarse y, en cambio, votamos como en esta ocasión, por más que sea la idea del Ejecutivo, o de quien quiera que sea, votamos en favor de esa idea, porque nos parece que es digna de nuestra aprobación. Así es que esta es la conducta que sigue el "Partido Liberal Constitucionalista" dentro de la Cámara, este es el papel que ha desempeñado, pero vosotros sí lo habéis repetido muchas veces, ya mediante vuestros corifeos de afuera, ya mediante de esos que nos señalan ante la Nación como opositores sistemáticos; "El Universal" y otros de la misma especie, esos están diciendo constantemente que nuestra labor es perversa, que somos un atajo de despechados y es preciso que los de la izquierda y los de la derecha tengamos en cuenta, en el fondo de nuestras conciencias, en lo más sincero de nuestro espíritu, que no es esa nuestra labor, que nosotros no vemos por nada más que por los ideales revolucionarios, que nosotros no venimos a servir a nadie, así se llame Ejecutivo o como se llame, no venimos a servir sino dentro de nuestro raciocinio, buscando siempre la justicia sobre todas las cosas. Señores: ¿queréis preocuparos, queréis investigar quiénes son los autores de la división entre los revolucionarios? aquí ya se ha dicho: es Palavicini el que desde las columnas de su periódico ha hecho esa perversa labor. Ese es el primero y yo no contestaré porque no tengo periódico con qué contestar, pero sí tengo el derecho de afirmar desde esta tribuna, porque es el único sitio desde donde yo puedo hacerme oír, porque es el único sitio desde el cual yo puedo defenderme, pero ese señor, con toda esa caterva de individuos que están tan acercados, es ... (Voces: ¡Un monstruo!) Es necesario llamarlo de algún modo, ese monstruo llega, es más bien, seria una espiroqueta, (risas) es él el que ha venido realizando una labor de división entre nosotros. A vosotros os ha hecho entender que nosotros somos sistemáticos opositores de las instituciones que han resultado de la Revolución y ¡qué contradicción! ¿Acaso Palavicini ha estado alguna vez donde se han parado muchos hombres honrados y muchos hombres valientes, revolucionarios tan inteligentes o más inteligentes que Palavicini, que están en las curules de la Cámara? Indudablemente que no. Palavicini no ha sido otra cosa que una celestina de la Revolución. (Risas.) Mientras que aquí, en la Representación Nacional, como lo he dicho en otras ocasiones y lo digo ahora, vosotros los de las derechas, vosotros los de las izquierdas, tenéis en vuestro seno muy buenos elementos, elementos positivamente revolucionarios que no tienen otra intención que el mejoramiento colectivo del país que no tienen otra intención que las del progreso del país. En alguna parte de la Cámara, efectivamente, hay malos elementos, pero esos elementos ¿qué cosa han hecho? No han hecho absolutamente nada, no han podido arrollar la opinión de la Cámara, porque están perfectamente incapacitados para ellos, no han podido adquirir la fuerza que tendrían en una pocilga o en otra parte donde no hubiera criterios. No, señores, aquí ante todo, ya lo hemos visto con satisfacción, las ideas más avanzadas son los que han abierto paso y todos habéis votado con toda conciencia a pesar de todas las obstrucciones de la obscuridad y de la obsecación. Entendedlo bien, yo repetiré este cargo adonde quiera que él quiera, él es el factor y totalmente nosotros somos culpables porque hemos sido lo bastante débiles para soportar a un hombre asqueroso para que venga a abrir surcos en medio de una multitud que no buscó en un momento dado más que un solo fin, una sola idea y que en el momento de la lucha civil, en el momento de la lucha por las ideas, nosotros nos dividimos en virtud de la llegada de un hombre fatal que no sabe hacer otra cosa que separar a los hombres honrados y muchas veces hasta corromper a los hombres honrados con sus ideas; así es que, compañero González, compañeros de la derecha, ya sabéis a quiénes llamo mis compañeros, a todos vosotros os protesto que el "Partido Liberal Constitucionalista," - y no es una declaración oficial, es una sincera declaración que debe transcender a la Nación -, este es el único medio como podemos conseguirlo, tened presente que este Partido no viene a luchar por bastardos intereses, de tal manera que no ha venido a hacer una oposición sistemática ni al Ejecutivo ni a ningún miembro del Ejecutivo; no ha venido aquí más que a defender sus ideas y a sostener incólume el ideal que costara tanta lucha y tanto esfuerzo, ya en el campo, como después en la campaña civil que iniciamos en estas Cámaras. Tened en cuenta esta rectificación honrada, y a vosotros los que todavía repetís que somos opositores, no os suplico, os demando honradez bastante, clarividencia bastante, para comprender la verdad de nuestros procedimientos. (Aplausos.)

El C. González Jesús M.: ¿Me permite el orador una interpelación? (Voces: ¡Vámonos!)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. García Vigil.

El C. García Vigil: Señores diputados: Yo no creía que la sesión se prolongara por tan largo tiempo para tratar un asunto como éste, porque verdaderamente podemos decir que es una pérdida de tiempo la que estamos sufriendo aquí, puesto que lo que ha dado origen a esta detención nuestra es, en esencia, demasiado infantil y fútil. Yo

no quiero atreverme, no podría yo dar consejos al señor licenciado Cabrera, y menos, consejos, en política; no puedo, pero ya que él abordó la tribuna acá y trató este asunto haciendo una revelación que para muchos era completamente desconocida, pues me veo en el caso de dirigir unas cuantas palabras sobre este asunto. Lo único que yo descubro en el fondo de todo esto es que el señor licenciado Cabrera, aunque no de una manera expresa, explícita, ha venido a confesar acá que, siendo él un leal colaborador del Ejecutivo, se había propuesto venir acá a la Representación Nacional, influir en el ánimo de la Asamblea siempre desde esta tribuna, no en los pasillos, ni cuchicheando en las curules, pero colaborando enteramente de acuerdo con el Ejecutivo.

Aquí, con motivo de la discusión de las Secretarías de Estado y otros asuntos, hemos tenido constantemente presente desde algunas sesiones, al señor Subsecretario del Interior, que también colabora con el Ejecutivo con la mayor lealtad y trata de influir en al ánimo de la Asamblea, naturalmente para obtener votación favorable a los proyectos del Ejecutivo; pero que el Subsecretario del Interior, representante del Ejecutivo, en vez de seguir el procedimiento que le señala su colega, mas no del mismo género, no Subsecretario o Secretario el señor licenciado Cabrera sigue otro muy distinto, el que el licenciado Cabrera condena, el de cuchicheos en los pasillos, conversaciones, etc. Como la Asamblea ve, pues esto en resumen verdaderamente no es más que un pleito de comadres. (Aplausos y risas.) Demasiado sensible es tener que manifestar esto como acabo de hacerlo, pero no hay otra cosa en el fondo de este asunto más que el señor licenciado Cabrera, que siendo colaborador del Ejecutivo, que ha coadyuvado con él tanto, encuentra que su colega, el Subsecretario del Interior, ha seguido un procedimiento distinto del que él preconiza. Naturalmente el señor Cabrera, repito lo que dije al principio, que no me atrevo a darle un consejo en política al señor Cabrera, porque no tengo la capacidad bastante para ello, creo yo, sin embargo, que lo más natural habría sido que ambos, el C. Subsecretario de Estado y el señor Cabrera, ante su representado el Ejecutivo, comparecieran y manifestaran la discrepancia de procederes, para que él en debida forma dictara el procedimiento que, a su juicio, fuera el mejor. (Risas y aplausos.) Esto nos habría ahorrado a nosotros muchas horas de discusión, de entusiasmos líricos, de reproches, de llamamientos a confraternidades, de llamamientos a confraternidades que puedo yo llamar imposibles (voces: ¡Claro!), y, en fin, otras cosas por el estilo, todas para mí fútiles.

Por tanto, yo creo que no sacamos nosotros en conclusión y en provecho otra cosa, sino que el señor licenciado Cabrera se va porque ya tenía pedida una licencia, mas no por esto, porque esto ha sido incidental, es decir, que hasta hoy ha venido a reventar la bomba. Quizá el licenciado Cabrera desde hace tiempo estaba observando estos manejos del Subsecretario del Interior y no hallaba modo de reprocharlos, de indicar que no eran procedentes y otras cosas por el estilo para que no se siguieran haciendo; como hoy hemos llegado a una votación en la que el señor licenciado Cabrera ni siquiera tuvo oportunidad de hablar en pro, porque fue extemporáneo cuando lo indicó, a juicio de la Mesa, no a juicio mío, y esta votación fue adversa por una gran mayoría y en este punto sí he acompañado al licenciado Cabrera en la derrota, puesto que también voté afirmativamente (risas), resulta que el señor licenciado Cabrera hoy no ha podido soportar más y ahora, como generalmente se dice, ha perdido los bártulos; el licenciado Cabrera ha subido a la tribuna sin aquel aire por una parte dogmático, por otra festivo, alegre, afectuoso, que ha tenido siempre, puesto que hoy subió bastante alterado, habló con bastante vehemencia, y cuando se le emplazó para que señalara concretamente a personas, no tuvo empacho alguno en referirse al Subsecretario del Interior, como nadie lo había hecho, y, naturalmente, no atacó al Subsecretario del Interior, licenciado Aguirre Berlanga, en persona, sino al Ejecutivo, porque, constitucionalmente y no constitucionalmente, el Subsecretario del Interior no es más que parte integrante del Ejecutivo; pero hemos sacado algo más en conclusión y en provecho, y es que el señor licenciado Cabrera, contra lo que se esperaba, indudablemente menos algunos de las izquierdas, había de esperar que de su boca salieran reproches velados; pero sí reproches para las derechas y elogios para las izquierdas. El licenciado Cabrera, acá, señores, nos ha proporcionado principalmente para las izquierdas, un gran estímulo, puesto que ha dicho que se retiraba porque notaba que iba desapareciendo de la Cámara esa independencia que él había observando al llegar, y se refirió particularmente a las izquierdas. Yo no dejo de aprovechar esto, y con toda sinceridad lo digo, me siento satisfecho profundamente, porque alguna vez al fin el señor licenciado Cabrera, que tan tenazmente ha combatido a las izquierdas, ha venido a reconocer, como la verdad suprema en cualquier parlamento, la independencia de criterio. (Voces: ¡A tomar acuerdo en los bloques!) Y también, como lo dice el compañero Neri, a tomar acuerdo en los bloques parlamentarios, previamente a las sesiones en que había de discutirse aquello que una vez se atacó, según dice el C. Presidente de la Mesa.

Ya para concluir, después de dar las gracias al señor licenciado Cabrera, porque encontrándome en las izquierdas, se refería a las izquierdas y habló en comiásticamente de la independencia de criterio de las izquierdas, quiero decir algo que me sugirió el punto principal tratado aquí por el C. Cienfuegos, y es eso, que se dice que todo ataque sistemático al Ejecutivo, sin que esto constituya una declaración en nombre del "Partido Liberal Constitucionalista," sino muy mía, a mí me importa un bledo que alguien diga que ataco sistemáticamente al Ejecutivo.

El C. González Jesús M: Pero es cierto.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cabrera.

- EL C. Cabrera: Señores diputados: Bueno está que le vean a uno la faz risueña y por eso no paramos, compañero García Vigil; pero no puedo estar de acuerdo en que, cuando se trata precisamente de dar una campanada de atención sobre algo que tiene que ser trascendental para la vida del Poder Legislativo, se haya hecho un choteo; permítame el señor García Vigil que le rectifique únicamente

el siguiente concepto: créase que no he estado trabajando sólo aquí como colega del licenciado Aguirre Berlanga, sino como diputado, y yo desafío a quien quiera, es decir, invito a quien quiera, a que me diga si en su concepto, - al más encarnizado de los enemigos míos, inclusive el licenciado Jesús María González -, si no creen que en mi labor me he ceñido a mis funciones de diputado.

El C. García Vigil, interrumpiendo: ¿Me permite el señor licenciado Cabrera? Para hacerle notar, entre algunas otras cosas, que quería hacerle notar a usted en particular su actuación por lo que respecta al caso Mucel, en que de una manera velada, también usted se sirvió indicar que esto que se pretendía hacer con Mucel no eran más que rasguños que se le daban al señor Carranza, y usted indicó que siendo el señor Mucel hijo de la Revolución, podemos decir criatura del señor Carranza, era tanto como rasguñar al señor Carranza, y usted, sin dar ningún argumento específico jurídico, sostuvo la inculpabilidad del señor Mucel, cuando a todas luces, señor licenciado Cabrera, ha infringido la Ley Fundamental de la República.

El C. Cabrera: Pues continuando, así como se hace un cargo a las izquierdas de ser siempre hostiles al Ejecutivo; así también cuando hay un diputado que lleva sus propios principios y que coinciden en la mayor parte con las ideas del Ejecutivo, naturalmente se atribuye a que él es incondicional del Ejecutivo y yo emplazo especial y personalmente al diputado García Vigil y a todos los miembros del "Partido Liberal Constitucionalista" para que más tarde me digan si en realidad no es un precedente que, por bien de las Legislaturas locales o del Congreso de la Unión, debemos evitar conocer del asunto Mucel; pero dejando a un lado el asunto Mucel, yo solamente deseaba rectificar al C. diputado García Vigil que las funciones que estábamos llamados a desempeñar aquí, el que habla y el Subsecretario de Gobernación, eran absolutamente distintas; yo hablaba en mi carácter de diputado y con mi derecho de diputado, yo podría haber tenido el derecho de afiliarme a un bloque y de trabajar parlamentariamente en todos los momentos y por todos los medios que pudiera haberme valido, y, sin embargo no lo hice, porque cría que era necesario, por lo que a mí se refiere, un único procedimiento; pero lo que es permitido a todo diputado, absolutamente a todo diputado, no es permitido al representante del Ejecutivo, y aquí tócame hacer una rectificación acerca del Ejecutivo, pues tengo la certeza de que ya en estos momentos, a menos que se lo hayan avisado por teléfono el señor Berlanga, el señor Carranza no sabe absolutamente nada de los procedimientos del señor Berlanga en la Cámara.

El Ejecutivo designa su representante, pero no puede hacerse responsable de la forma concreta en que ese representante desempeñe sus funciones. Yo pido que no se tome esto de ninguna manera como un ataque al señor Carranza, sino como un ataque a los procedimientos empleados por uno de los representantes del señor Carranza, y por lo que hace a las derechas, creo que me conocen bastante y es inútil que haga la rectificación a las palabras del diputado González, absolutamente no es necesario. Yo no he dicho que hubieran dado resultados tales o cuales procedimientos, no mucho menos he mencionado la palabra comprar ni nada dicho de eso, sencillamente llamaba la atención sobre que se empleaban procedimientos que sólo tiene derecho de emplear los diputados, no el representante del Ejecutivo.

No quiero decir más, ni he dicho más, ni atribuyo importancia a estos dos renglones insignificantes, como los que encuentran aquí en la Ley de Secretarías. Cuando en otras materias trascendentales he sido derrotado, he sabido aceptar la derrota. Aquí, si bien es cierto que el diputado García Vigil encuentra una cuestión de guasa, yo encuentro una cuestión en la que es necesario dar la voz de alarma; es indispensable, precisamente por el honor de las derechas, que tan desinteresadamente han trabajado en pro del Ejecutivo, por el honor de las derechas es por lo que hablo y digo que es necesario advertirlas desde luego y por eso he hablado en sesión pública, para así hablar tanto a las derechas como a las izquierdas, para hablar al público y para hablar a la prensa, para decir que yo repruebo todo procedimiento que no sea estrictamente parlamentario, dentro de la Cámara. Así, pues, las derechas no tienen que sentir de mis palabras, las derechas han logrado cumplir con su deber, conscientemente, pero lo que yo repruebo es el procedimiento que se ha empleado; así, pues, no se tomen mis palabras, ni creo que se hayan tomado, en el sentido en que las tomó el señor González, y en cuanto a mi labor, en la opinión del señor González, no puedo cambiar su opinión respecto a mi persona.

El C. Montes: Pido la palabra para una interpelación al señor Cabrera.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Montes.

- EL C. Montes: Señor Cabrera: Al hablar usted de procedimientos del señor Aguirre Berlanga, mencionó usted que por el honor de las derechas hizo usted esa delación. ¿Cree usted que a las derechas se ha dirigido el licenciado Aguirre Berlanga proponiéndolas o instigándolas o cohechándolas para obtener su voto?

El C. Cabrera: Voy a contestar al diputado Montes. El licenciado Aguirre Berlanga es un hombre que ya cree político (risas); por consiguiente, no solamente considera que tiene su grupo sobre el cual puede mandar, sino que ya también puede conquistar parte de las izquierdas. (Risas.) El señor licenciado Aguirre Berlanga no se ha limitado, no se ha ceñido a su papel de Subsecretario de Estado en la tribuna, que generalmente y por costumbre, debía estar; en la tribuna, desde donde debería hablar, sino que me consta que, como argumento para convencer a algunas de las personas, tanto de las derechas como de las izquierdas, ha usado de razones que no son las que expuso desde la tribuna, y es natural, y a esto no tengo inconveniente en contestar con una franqueza brutal al señor diputado Montes, es natural que unos argumentos usara cuando creía que, como político, ya estaba conquistando miembros del "Partido Liberal Constitucionalista," para su futuro partido, y que otros argumentos de distinta especie usara para los que sabe que son amigos sinceros del señor Carranza, porque para esto un argumento de cierta fuerza, consiste,

por ejemplo, en decir: "el señor Carranza tiene verdadero empeño en que esto se apruebe, y aun opondrá en veto a esta ley, si no se aprueba en esa forma," mientras que para las izquierdas podía decir: "realmente, el señor Carranza en esta materia no tiene un criterio formado y tiene sus conceptos muy elevados acerca del "Pélese." (Risas).

El señor licenciado Aguirre Berlanga en esta materia ha trabajado como un político fino; pero como yo no tengo obligación de respetar ninguna finura absolutamente y como yo el trabajo que he desempeñado en esta Cámara lo he desempeñado absolutamente sin más propósito que el bien de la Revolución y del Gobierno Constitucionalista, creo que sí sale absolutamente sobrando todo otro trabajo que no sea parlamentario y que perjudica cualquier trabajo que sea político.

Así, pues, lo que denuncia, es en general la ingerencia de un Secretario de Estado en la Cámara por procedimientos que no sean los que la Ley y la Constitución le conceden.

El C. Manjarrez: Pido la palabra, señor Presidente, para suplicar a la Asamblea que por hidalguía y por caballerosidad, se le conceda la palabra al C. Aguirre Berlanga, aunque no tenga derecho, pero desde el momento en que se le ha atacado, por nuestra propia caballerosidad debemos acordar que se le conceda el uso de la palabra.

El C. Presidente: Tengo entendido que el C. Aguirre Berlanga ha salido del salón. (Voces: ¡Vámonos!)

El C. González Marciano: Yo ruego a ustedes, atentamente, que lean mañana el "Diario de los Debates"... (Voces: ¡Vámonos, vámonos! Desorden.) Yo no he dicho lo que dijo el señor Cienfuegos, yo no he mencionado al "Partido Liberal Constitucionalista;" yo no dije que el "Partido Liberal Constitucionalista" hiciera una oposición sistemática al Gobierno. Hago estas aclaraciones para que se me siga teniendo en el mismo concepto en que hasta ahora se me ha tenido, y, por lo tanto, ruego a la Asamblea que vea mañana lo que yo he dicho.

El C. Presidente: Se levanta la sesión y se cita para el lunes a las cuatro de la tarde.