Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171113 - Número de Diario 58

(L27A2P1oN058F19171113.xml)Núm. Diario:58

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 13 DE NOVIEMBRE DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERÍODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 58

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS CELEBRADA EL 12 DE NOVIEMBRE DE 1917

SUMARIO

1. - Se abre a sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2. - El C. Peralta hace del conocimiento de la Asamblea un hecho registrado ayer en el distrito electoral que representa. El C. López Lira informa del resultado de su comisión. Se da cuenta con los asuntos en cartera.

3. - Continúa el debate sobre el proyecto de Ley Orgánica de las Secretarías de Estado. Discusión del inciso X del artículo 8o. Es rechazado. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. DEL CASTILLO PORFIRIO

(Asistencia de 138 CC. diputados.)

El C. Presidente, a las 4.17 p.m.: Se abre la sesión.

El C. Secretario Aranda: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados, el día diez de noviembre de mil novecientos diecisiete.

"Presidencia del C. Manuel Rueda Magro.

"En la ciudad de México, a las cuatro y trece minutos de la tarde, del sábado diez de noviembre de mil novecientos diecisiete, con asistencia de ciento treinta y tres CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Aranda, se abrió la sesión.

"El C. Prosecretario Limón dio cuenta con el acta de la sesión celebrada el día nueve del presente mes, al que se aprobó, sin discusión, en votación económica.

"Acto continuo rindió la protesta de ley, como diputado suplente al Congreso de la Unión, por el 11 distrito electoral del Estado de México, el C. José D. Aguilar, quien fue introducido al salón con ese objeto por los CC. Díaz González, Rocha y Prosecretario Limón.

"Se nombró a los CC. López Lira y Sepúlveda para que visitaran al C. diputado Siurob, quien se encuentra enfermo.

"El C. Prosecretario Sánchez Tenorio pasó a dar cuenta con los documentos siguientes:

"Oficio de la Secretaria de Estado, Negocios Interiores, en que manifiesta haberse enterado de la elección de Presidente y Vicepresidente de esta H. Cámara para el presente mes.- A su expediente.

"Oficio del Congreso del Estado de Michoacán, avisando que la XXVI Legislatura de ese Estado abrió su período único de sesiones, con el carácter de constituyente, para llevar a cabo las reformas a la Constitución Política de esa Entidad.- De enterado.

"Oficio de la misma procedencia que el anterior, por medio del cual se pone en conocimiento de esta H. Cámara los acuerdos que tomó la Legislatura del Estado de Michoacán con motivo de que el C. Martín Castrejón, diputado a ella, no se presentó al desempeño de su cargo.- De enterado.

"Telegrama del C. Gobernador del Estado de Colima, participando que en la capital del mismo quedó integrado un Comité Político de Defensa Pública.- De enterado.

"Solicitud del C. Diputado Alfonso Breceda, a fin de que se le conceda licencia por veinte días, con goce de dietas, para dedicarse al arreglo de asuntos particulares.

"Con dispensa de trámite y sin discusión fue aprobada en votación económica.

"Dictamen de la Comisión de Estado, Departamento Interior, que termina con el acuerdo económico siguiente: "1o. Se concede permiso al C. diputado Marciano González para que pueda desempeñar una comisión del Ejecutivo de la República, debiendo quedar suspenso aquél de sus funciones representativas mientras dure dicha comisión.

"2o. En su oportunidad llámese al suplente."

"Sin que nadie hiciera uso de la palabra, la Asamblea le otorgó su aprobación.

"Dictamen de las Comisiones unidas, 1a. de Puntos Constitucional, y del Interior, que, en su parte resolutiva, dice: "Acuerdo económico. Abónense al C. diputado Rafael Vega Sánchez las dietas que ha dejado de

percibir desde el diez de octubre al dos actual, en que se presentó nuevamente al desempeño de sus funciones en está Cámara."

"Sin debate fue aprobado en votación económica.

"Solicitud del C. diputado José Manzano para que se le conceda una licencia hasta por doce días, con goce de dietas.

"Dispensados los trámites y sin discusión, la Cámara acordó de conformidad esta solicitud.

"Se reanudó la discusión del dictamen que consulta el proyecto de Ley de Organización de Secretarías de Estado, en el punto relativo al Instituto Biológico, considerado como una dependencia del Departamento Universitario y de Bellas Artes. (Artículo 8o.)

"El C. Dyer rectificó hechos conexos a la discusión; el C. López Lira interpeló a las Comisiones dictaminadoras, y contestó el C. Medina Francisco, después de que el C. Chapa pretendió responder a esa interpelación, lo que no le fue permitido por la Presidencia por no ser miembro de las Comisiones, de que el C. Araujo, que sí forma parte de ellas, se excusó de hacerlo por la razón que adujo. El C. Subsecretario del Interior, informó sobre el asunto a debate, y en seguida el C. Hay, rectificó un hecho.

"En vista de que aparentemente no hubiese quórum, el C. Prosecretario Muñoz comenzó a pasar nueva lista; pero desistió de continuarla, con motivo de que el C. Zapata, en moción de orden, expresó que era visible ya la existencia de quórum.

"Acto continuo, pasó a la tribuna el C. Cabrera para hablar en pro, y después de su discurso, los CC. Alvarez del Castillo y Manrique, introdujeron al salón al C. Enrique Anaya, a fin de que protestara como diputado propietario al Congreso de la Unión por el 7o. distrito electoral del Estado de San Luis Potosí.

"Prosiguió el debate, concediéndose la palabra en contra al C. Chapa quien al concluir, contestó una interpelación del C. Ruiz Estrada pero éste no satisfecho con esa respuesta, rectificó su pregunta, en esta ocasión dirigida al C. Subsecretario del Interior, el que en esos momentos no se encontraba en el salón. El C. Medina Francisco, miembro de las Comisiones, apoyó el dictamen y fue interrumpido por una moción de orden del C. Cabrera; el mismo C. Medina, una vez que terminó su discurso, contestó dos interpelaciones de los CC. Chapa y Hay. El C Vadillo, usó de la palabra para impugnar el punto que se discutía. El C. Sepúlveda, hizo una moción de orden, y a continuación el C. Manrique habló a favor del dictamen, siéndole prorrogado el tiempo que fija el Reglamento a los oradores.

"Se declaró agotada la discusión sobre el particular, y el C. Cabrera reclamó el orden, lo que motivó aclaraciones del C. Hay y de la Presidencia, después de las cuales, se procedió a recoger la votación respectiva. Se obtuvieron ciento cuatro votos de la negativa, contra veinticinco de la afirmativa, en virtud de la cual, la Secretaría declaró que quedaba desechado el dictamen de la Comisión en lo que respecta al Instituto Biológico, estimado como dependencia del Departamento Universitario y de Bellas Artes, según lo establece el artículo 8o. del mismo dictamen.

"El C. Cabrera, con motivo de que comenzará a usar de la licencia que tiene concedida, ocupó la tribuna para hacer consideraciones sobre la labor que ha desempeñado en esta H. asamblea, y sobre resoluciones de las misma en asuntos que se han tratado últimamente. El C. Cabrera, durante su discurso, fue interrumpido por aclaraciones de los CC. Cienfuegos y Cámara.

"El C. González Marciano, quien también suspenderá, con permiso de la Cámara, sus funciones representativas, para desempeñar una comisión del Ejecutivo, se despidió de la Asamblea e hizo apreciaciones acerca de los conceptos del C. Cabrera, y, seguidamente expusieron ideas relacionadas con el mismo particular, los CC. González Jesús M., Manrique, Cienfuegos y García Vigil. El primero fue interrumpido por una moción de orden del C. Aguirre Escobar, a la que siguió una aclaración de la Presidencia, y el C. Manrique, estando en el uso de la palabra, dirigió dos interpelaciones al C. García Vigil, que fueron contestadas.

"El C. Cabrera rectificó hechos y fue interrumpido, en esta ocasión, por una aclaración del C. García Vigil y por una interpelación del C. Montes, la que contestó el orador.

"Y una vez que el C. Manjarrez, hizo una proposición y el C. Marciano González aclaró uno de sus conceptos, el C. Presidente, a las nueve y veinticinco de la noche, cerró la sesión."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada.

El C. Presidente: Tiene la palabra para hechos el C. Peralta.

-

El C. Peralta: Señores diputados: Los hechos a que voy a referirme no tienen absolutamente ninguna relación con ninguno de los debates suscitados últimamente en el seno de la Representación Nacional, pero como tienen íntima relación con el que tiene el gusto de dirigiros la palabra, no he vacilado,- aun a riesgo de quitar a esta H. Asamblea unos cuantos minutos de su tiempo -, en permitirme pedir el uso de la palabra con objeto de informar a ustedes de algunos hechos escandalosos ocurridos el día de ayer en la vecina población de Xochimilco.

Como el distrito de Xochimilco, al que yo represento en esta Cámara de Diputados, está tan cercano a esta capital, tengo la costumbre de ir por aquel rumbo los domingos, con objeto de enterarme de las circunstancias o de las condiciones que regían actualmente allá, y ahora, como se avecina la lucha electoral para la elección de munícipes, por solidaridad con el partido que me ha traído a esta Representación Nacional, yo he tenido que estar allá pendiente de las elecciones o de los trabajos de propaganda para la elección del Ayuntamiento.

El día de ayer, como decía, me trasladé a Xochimilco y acompañado de un número regular de mis partidarios, me dirigí a algunos de los pueblos vecinos, a Tlahuac, Tulyehualco y San Gregorio con

objeto de hacer propaganda por la planilla que postula el "Partido Liberal Constitucionalista.

" En esa Municipalidad, durante los "meetings" que verificamos en las poblaciones de Tlahuac y Tulyehualco, noté yo desde luego algunos sintomas alarmantes de que algo serio se preparaba contra nosotros; pero sin hacer aprecio de eso, continúe en mi trabajo, hasta que al regresar a Xochimilco, aproximadamente a las siete y cuarto de la noche, llegó a su clímax lo que yo había sospechado desde un principio. En efecto, cuando llegué a Xochimilco había un número aproximadamente de ochocientos o mil personas en la estación, adonde llegan los trenes de Tulyehualco, que estaban esperando mi llegada; la mayor parte de los individuos que componía ese grupo son partidarios de la planilla que nosotros sostenemos en aquella Municipalidad; pero había entre ellos veinte o treinta individuos, seis u ocho de ellos montados y perfectamente armados, en estado de ebriedad, que estaban queriendo introducir el desorden y el escándalo en aquella manifestación pacífica.

El Presidente Municipal de la localidad, un señor llamado Teófilo Romero, ex - mayor del Ejército que ha estado funcionando con aquel carácter durante un año y medio, poco más o menos, intenta conseguir el voto para seguir como Presidente Municipal y como yo he creído de mi deber apoyar otra fórmula, una fórmula nacida y formada entre elementos exclusivamente del pueblo, este señor ha tenido enemistad conmigo, por cuyo motivo preparó ayer, a mi llegada a Xochimilco, una especie de motín, que naturalmente, tuvo que dar fatales resultados. No voy a entrar en detalles de lo que aconteció, puesto que no quiero cansar mucho tiempo la atención de la Representación Nacional; pero sí debo decir que fui agredido en una forma violenta; que hicieron uso de sus armas aquellos individuos, de los seis u ocho que andaban a caballo, y aun el Presidente Municipal, y que como resultado de los disparos hubo tres muertos y cinco o seis heridos de gravedad, a dos de los cuales, por lo menos, se les espera la muerte.

Naturalmente, señores diputados, como decía, no puedo esperar, ni puedo pedir nada de esta H. Asamblea; pero sí deseo preparar a ustedes, ya que mañana la prensa de la capital puede alterar los hechos, tomando informes en fuentes apasionadas y probablemente tomándolos muy directamente del señor Romero, quien no obstante que está perfectamente comprobado que él fue quien mató a uno de los que resultaron víctimados, se pasea tranquilamente hoy día en Xochimilco, apoyado por las autoridades de ese lugar que no han procedido absolutamente en ninguna forma para castigar los asesinatos que se verificaron anoche.

Lo que deseo, pues, es que ustedes conozcan cual fue la verdad de lo que allí pasó, y que ustedes estén enterados de que se trata de una agresión violenta preparada con varios días de anticipación, que afortunadamente para mí no resulto en mi perjuicio, pero que sí ocacionó la muerte de algunos habitantes de la Municipalidad, entre ellos la de dos o tres militares que en perfecto estado de ebriedad, acompañaban al señor Romero en su propaganda política en aquella Municipalidad.

Otra vez pido perdón a la H. Asamblea por haberla distraído durante algunos instantes.

El C. López Lira: Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. López Lira: Para informar de una comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. López Lira.

El C. López Lira: La Comisión que la Mesa se sirvió designar para visitar al señor diputado Siurob, que se encontraba enfermo, cumplió su cometido. Afortunadamente el mal que le aquejaba no era de gravedad, pues, como ven ustedes, ya se encuentra laborando entre nosotros.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: Para dar mis cumplidas gracias a la Presidencia de esta H. Asamblea por la atención con que se ha servido honrarme.

El C. Secretario Alonzo Romero: "Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos.- Sección primera.- Número 148.

"El Senado se honra en hacer presente a la H. Cámara de Diputados, por el digno conducto de usted, sus sentimientos de condolencia por el sensible fallecimiento del C. Valentín Flores Garza, diputado propietario por el undécimo distrito electoral del Estado de México.

"Reiteramos a usted las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas.

"México, a 10 de noviembre de 1917. - Luis J. Zalce, S.S.. - J. Silva, S.S. - Al C. Presidente de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - A su expediente.

- El mismo C. Secretario: "Las Legislaturas de los Estados de San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro y el C. Gobernador del Estado de Tlaxcala, envían oficios de condolencia contestando la escuela en la que se les participa el fallecimiento del C. diputado Valentín Flores Garza." - A su expediente.

"Tribunal Superior de Justicia del Estado de Guerrero.- Presidencia.

"Hoy, previas las formalidades de ley, se instaló el Tribunal Superior de Justicia del Estado, que debe funcionar durante el período constitucional que comenzó el primero de mayo del presente año y termina el treinta de abril de mil novecientos veintiuno, con el personal que se expresa a continuación: "Magistrado de la primera sala, C. licenciado Antonio Aguirre.

"Magistrado de la segunda sala, C. licenciado Fortino Arellano.

"Magistrado de la tercera sala, C. licenciado Herminio Huato.

"Procurador de Justicia, C. licenciado Silvano Saavedra.

"Secretario de Acuerdos, C. José Calvo.

"Los que por acuerdo del propio H. Cuerpo, me honro en comunicar a usted para su conocimiento; haciéndole saber al mismo tiempo que la Presidencia de este Tribunal estará durante este mes, a cargo del subscripto.

"Protesto a usted las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas.- Acapulco, 13 de octubre de 1917.- Herminio Huato.

"A los ciudadanos diputados Secretarios del H. Congreso de la Unión.- México." - De enterado.

- El mismo C. Secretario: (Dio lectura al dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, que se refiere a la pensión de la señora Teodora Cabello viuda de Vásquez.)- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario: (Dio lectura al dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, que se refiere a la pensión de las señoritas Josefa y Rosa Alcocer.)- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario: (Dio lectura al dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que se refiere a la pensión de la señora Emilia Solórzano y Domínguez.)- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario: (Dio lectura al dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que se refiere a la pensión de la señora E. Riveros viuda de Valderráin.)- segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario: (Dio lectura al dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que se refiere a la pensión de la señorita María Luisa Palacios.)- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario: Continúa la discusión de la Ley Orgánica de Secretarías de Estado, en su inciso X del artículo 8o., referente a Museos de Historia Natural. Los que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse.

El C. Vadillo: Desearía que la Comisión se sirviera informar.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión para informar.

El C. Manrique, miembro de la Comisión: Señores diputados: Al iniciarse el debate sobre el Instituto Biológico, el señor Hay solicitó de la Comisión que expresase los motivos en que se había fundado para dar el Instituto Biológico a la Universidad; en aquel entonces, después de haber manifestado las razones que teníamos por lo que tocaba al Instituto, hablé también someramente acerca del Museo de Historia Natural. Si con esto quiere conformarse por el momento el compañero Vadillo, hablaré más tarde; si insiste, estoy dispuesto a hacerlo desde luego.

El C. Vadillo: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Vadillo: Nunca serán por demás las razones que dé la Comisión sobre este punto tan importante, y por ello le suplico se extienda un poco más.

El C. Manrique: Como dije ya, en la sesión en que por primera vez se tocó este asunto, y como lo sabéis muy bien, son los museos centros esencialmente educativos, establecimiento de fines educativos. Los museos, colecciones de objetos o colecciones de seres, tienen en la educación moderna una función importantísima que desempeñar. Puede tratarse, por ejemplo, de museos históricos, de museos en que se reúnan documentos humanos, restos del paso de las generaciones por el planeta; cada generación que va pasando por la vida, deja un legado de documentos históricos, por ejemplo, ejemplares de cerámica o monedas - cuyo estudio constituye la numismática -, armas, etc., etc. Estos museos históricos y los arqueológicos están ya dependiendo actualmente de la Universidad; el Museo Nacional de Historia y Arqueología depende de la Universidad Nacional de México.

En el Museo Nacional de Historia y Arqueología, los diversos objetos están clasificados convenientemente, de acuerdo con el moderno criterio adoptado en las ciencias históricas; cosa análoga podemos afirmar de los museos de historia natural. El Museo de Historia Natural no puede ya consistir en un hacinamiento o en una agrupación más o menos atractiva de objetos deformes o extraños y propios para llamar la atención, sino que debe este Museo de Historia Natural, para desempeñar su papel educativo, presentar sus diversos ejemplares de mineralogía, de botánica y zoología clasificados convenientemente, con arreglo a la clasificación natural; así, por ejemplo, por lo que toca a los animales; en lugar de presentar mezclados los mamíferos con los peces y éstos con la aves, el conocimiento más rudimentario nos exige el establecer una primera división en órdenes y dentro de la división en órdenes, una división en familias, dentro de ésta una división en géneros, hasta llegar a las especies y variedades, todo ello dispuesto en la serie ascendente que nos indica la evolución, de manera que pueda recorrerse en un museo de Historia Natural, desde el ser más imperfecto y embrionario en su organización, hasta el mamífero más elevado en ella: el hombre.

De donde resulta que la clasificación de los ejemplares de un museo de historia natural no podría hacerse por profanos, sino que debe estar encomendada a individuos perfectamente especializados en la ciencia natural, a verdaderos naturalistas. El Museo de Historia Natural comenzará, pues,

por tener para su servicio un buen número de hábiles exploradores que sepan traer de diversas partes del país los ejemplares de vegetales, animales y minerales necesarios para enriquecer las colecciones del museo. El explorador no habrá de limitarse a recoger la planta o el animal para transportarlos al museo, sino que deberá anotar cuidadosa, sagazmente, las costumbres del animal, si de un animal se trata; el medio en que vive, la manera como se multiplica o reproduce; si el animal vive asociado o aislado; en fin, todos los detalles de la vida del animal suficientes para caracterizarlo. Además, habrá que describir al animal dotado de vida, describir sus movimientos, sus actitudes favoritas, ya en estado de vigilia, ya en estado de sueño; en una palabra, todos estos detalles característicos de una especie animal. Cosa análoga habría que decir de los vegetales; no bastaría recoger la especie vegetal, sino que habrá que describir el terreno en donde aquella especie vegetal ha prosperado; si es un terreno arenoso, si es un terreno calcáreo, si húmedo, si seco, si a la sombra de grandes árboles, por ejemplo, en lugares húmedos y sombríos o si, por el contrario, en plena luz solar; en fin, todos estos detalles que han de contribuir poderosamente a facilitar el estudio de la planta.

Lo mismo que dijimos de los animales, diríamos ahora de las plantas; si la planta vive asociada formando, por ejemplo chaparros o bosques con otros ejemplares naturales de su especie o si por el contrario, tiene cierta tendencia a vivir aislada. Un auxiliar poderosísimo del trabajo del explorador es la fotografía, que sorprende al animal en una actitud favorita o efectuando determinado acto, por ejemplo, la reproducción o bien tratándose de las plantas, tratándose de la flores, podría la Cámara fotográfica reproducir el acto de la polinización por los insectos, el momento en que los insectos visitan a la flor predilecta para transportar más tarde su polen a otras flores y luego de haber hecho todas estas observaciones, habrá que llevar el ejemplar animal, vegetal o mineral al museo allí habrá de hacerse el trabajo de conservación. Si se trata de plantas, entonces habrá que secar y montar la planta; si se trata de animales, habrá que empajarlos o disecarlos, como se dice habitualmente - este es el trabajo del taxidermista -; luego de hecho este primer trabajo de preparación o de conservación del ejemplar, el trabajo tal vez más importante, el trabajo verdaderamente científico, el trabajo de clasificación ha de encomendarse a hombres expertos. Si se trata de animales, por ejemplo, hay que hacer un examen cuidadoso del exterior del animal, de su color, de sus dimensiones, de sus formas; luego un examen detenido de su esqueleto, de la forma de su cráneo, la fórmula dentaría, es decir, la forma, número, tamaño y disposición de sus dientes; en fin, todos estos detalles han de encomendarse a un hombre competente en las ciencias naturales, zoología o botánica, según el caso.

Ahora, una vez preparado y clasificado el animal o vegetal, se presenta una parte no poco interesante del trabajo, que consiste en dar al animal una actitud lo más natural posible, actitud que imite lo más perfectamente que se pueda la que el animal habría tenido si estuviese dotado de vida. Luego, como se habría estudiado perfecta y detalladamente las costumbres del animal, entonces habrá, por ejemplo, si se trata de una avecilla, que colocarla en un nido natural y, en fin, rodear al ejemplar que se estudie de todos aquellos detalles que más poderosamente contribuyen a darnos una verdadera idea de la naturaleza de las cosas. Resulta de todo esto, en síntesis, que el museo, no hablaremos ya de los museos de historia y de arqueología, porque están fuera de discusión, el Museo de Historia Natural es un auxiliar poderosísimo de la cátedra. Antaño, el estudio de la historia natural se limitaba a la exposición más o menos brillante, menuda y cansada, hecha por el dominé desde su cátedra, con dibujos en el pizarrón o mostrando cuadros, láminas, que presentasen al animal o vegetal que se estudiaba; ahora, este estudio se ha perfeccionado precisamente por los ejemplares naturales. Si se trata de la botánica, entonces, aparte del estudio tan útil de modelos de pasta que nos presentan una flora imperfecta, conviene que el alumno tenga en sus manos un ejemplar de la planta que se estudia; pero se trata a veces de estudiar una planta cuya estación ya pasó, cuya floración ya pasó; si se trata, por ejemplo, de estudiar en invierno una planta que floreció en el pasado verano o en la pasada primavera, entonces es indispensable recurrir al estudio de una planta ya disecada y montada. Puede tratarse también del estudio de una planta exótica o acaso de una planta de nuestro mismo país, pero que no pueda hallarse en nuestra localidad, por ejemplo, en el Distrito Federal; se trata de estudiar en el Distrito Federal alguna planta muy interesante de la Baja California, del Nayarit, de Tehuantepec, etc., y entonces se nos presentaría un ejemplar preparado por el naturalista. Cosa análoga puede decirse del estudio de los animales, pero cuando el pequeño museo, cuando el pequeño gabinete de historia natural no baste ya para las necesidades de las clases, entonces este estudio tiene que completarse forzosamente por una visita al Museo de Historia Natural, de manera que en este Museo de Historia Natural tiene el último análisis y desempeña el papel de auxiliar de la cátedra. Cuando el pequeño gabinete de historia natural de la Escuela Nacional Preparatoria, por ejemplo, o de la Escuela de Altos Estudios, no baste para dar a los alumnos un estudio suficientemente aproximado de los estudios que en aquel momento se realizan, nada más útil e indicado que una pequeña excursión o visita al Museo de Historia Natural, que presente, ya dispuestos convenientemente, todos los ejemplares útiles para el estudio que se emprende. El Museo de Historia Natural, en síntesis, tiene un papel, está llamado a desempeñar funciones netamente educativas, y tan cierto es esto, que hasta la Secretaría de Fomento, bajo cuya dependencia se halla actualmente, ha publicado un folletito en que se insiste principalmente en el papel educativo del Museo de Historia Natural. Si, pues, el Museo de Historia Natural es un establecimiento educativo, nada más natural que encomendar su dirección a un plantel o a una institución también educativa, a una autoridad en materia de educación. Os recordaré, señores

diputados, que al tratarse de quitar al Departamento Universitario - digo quitar, porque me refiero al dictamen de la Comisión -, el Instituto Biológico, para dejarlo a la Secretaría de Fomento, se insistió precisamente en que este Instituto Biológico, además de ser utilísimo para el desempeño de la misión encomendada a la Secretaría de aquel nombre, este instituto, digo, se repitió aquí hasta el cansancio, más que un papel educativo, tenía una misión de investigación, de análisis de los productos suministrados por la exploración del territorio; pero tratándose del Museo de Historia Natural, no podría argumentarse que tenía un papel de investigación. No, el Museo de Historia Natural aprovecha las investigaciones hechas anteriormente por otros establecimientos, llámense Instituto Biológico o Comisión Exploradora de la Flora y Fauna del territorio.

El Museo de Historia Natural nos presenta una colección de objetos ya preparados por investigadores destinados a esta clase de estudios. ¿El Museo debe desempeñar un papel educativo? Entonces encomendémosle a una autoridad educativa.

El principio fundamental del derecho administrativo, como aquí se ha dicho tantas veces, es el de la división del trabajo. Ya que el Ejecutivo ha de encargarse de diversas materias, es conveniente que estas materias se clasifiquen reuniendo las semejantes y apartando las diferentes: Asuntos de justicia no los tocamos ya, porque no son material del Ejecutivo, pero, en fin, asuntos de justicia de la competencia del Ejecutivo, encomendémoslos a la Procuraduría; ¿se trata de comunicaciones? Pues a la Secretaría de este nombre; ¿se trata de guerra?, pues a ese Ministerio; ¿se trata de educación?, pues autoridades en materia de educación; ¿se trata de educación elemental, de educación primaria o de educación secundaria, entonces a la Dirección de ese nombre, a la Dirección de Educación Pública del Gobierno del Distrito. Esto fue lo que nos hizo dar la Preparatoria a esa autoridad ¿Se trata de educación superior?, entonces a la Universidad. Estos han sido los motivos en que la Comisión se ha fundado para dar el Museo de Historia Natural, de índole y fines esencialmente educativos, a la Universidad Nacional.

El C. Presidente: Para una rectificación, tiene la palabra el C. Alvarez del Castillo.

El C. Alvarez del Castillo: Señores diputados: En la página 24 del "Diario de los Debates" de ayer, se dice que él que habla pronunció estas palabras: "Pero ya prosperó." Como quiera que yo no he dicho estas palabras, únicamente quiero hacer esta rectificación para que conste en el propio "Diario de los Debates."

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. Hay.

El C. Hay: Señores diputados: Deseo empezar ante todo por felicitar sinceramente al compañero Manrique, quien, a nombre de la Comisión, en esta vez sí ha venido a informar a la Cámara de Diputados. Cuando en otras ocasiones se le ha pedido que informe, o se ha rehusado o lo han hecho en una forma, más o menos vaga que, en realidad, no ha llenado las condiciones de información que eran necesarias; pero en esta ocasión es honrado confesar que los del contra, al menos el que habla, está enteramente satisfecho del informe que ha hecho el señor Manrique a nombre de la Comisión. No quiere decir esto, sin embargo, que yo esté de acuerdo con los conceptos del señor Manrique; una cosa es que haya informado con toda la extensión debida y dando atención a todos los puntos concernientes al asunto, y otra cosa es que estemos de acuerdo con los conceptos de ese informe.

Casi juzgo innecesaria esta discusión, porque desde el momento en que la Cámara por una mayoría aplastante aprobó en la sesión que el Departamento, o mejor dicho, el Instituto Biológico pasase o quedase bajo la dirección de la Secretaría de Fomento, claro es que automáticamente debe de quedar en la Secretaría de Fomento, es decir, agregar a ese Instituto Biológico todos aquellos elementos que pueden considerarse como elementos constitutivos del Instituto Biológico. No se comprende realmente cómo es posible que se pueda pretender que el elemento al cual está encomendado todo lo que se refiere a exploraciones y a estudios consecuentes de dichas exploraciones, es decir, a obtener los resultados de dichas exploraciones, pueda quedar separado de la parte viva de esas exploraciones que es el Museo de Historia Nacional, si precisamente los exploradores van y obtienen los elementos necesarios para hacer los estudios que son indispensables para la creación, para el objetivo principal del Instituto Biológico y si una vez obtenidos esos elementos se los entregan a un departamento distinto, como sería el Instituto Biológico, ¿cómo pueden seguir adelante con todos sus estudios? Es muy natural que haya una perfecta comunidad de ideas, y no solamente comunidad de ideas, sino que haya el contacto natural que proviene cuando diversos elementos de estudio existen en el mismo departamento, como, por ejemplo, los elementos exploradores y aquellos que van formando, que van catalogando las colecciones obtenidas por dichos elementos exploradores. De otra manera la labor sería muy difícil; de otra manera sería, no imposible, pero se dificultaría grandemente el que estos elementos exploradores que han estudiado la fauna y la flora, que han traído gran colección de animales, de plantas de verdadero interés, no para la curiosidad nacional, para la curiosidad del pueblo, sino también para la curiosidad muy justificada, científica, que puedan estar en contacto íntimo, directo, con todos aquellos que van a coleccionar, a catalogar, a colocar debidamente todos los productos de dichas exploraciones. Francamente - y permítaseme una comparación muy vulgar -, sería tanto como si a un flux se le dividiese y se decidiera que los pantalones quedaran en la Secretaría de Fomento, y el saco quedara en el Departamento Universitario. No hay una verdadera relación entre uno y otro, si es que están separados. En cambio, reunidos los dos elementos, sí pueden hacer algo que es un elemento perfectamente completo y homogéneo. Se pretende que el Museo de Historia Natural vaya a la Universidad, y haciendo a un lado, haciendo abstracción de las observaciones que creo que en justicia pueden hacerse a este respecto, voy a demostrar el grave inconveniente que habría si este Museo de Historia Natural fuese a la Universidad. Desde luego, si juzgamos la orientación o el criterio que podría llamarse representativo

de la Universidad, basta con mencionar lo que un filósofo, un poeta, cuya inteligencia sinceramente admiro, porque soy un sincero admirador de su inteligencia y capacidad mental, ha dicho en una declaración que hizo el domingo 30 de septiembre y publicada en "El Demócrata." Se trata del licenciado Caso. El señor Caso, al hacer referencia al Museo, dice lo siguiente: "Hay que hacer, no sólo Universidad general, sino Universidad nacional, saber lo que es nuestra fauna, nuestra flora y todas las materias ignoradas de la República, - agregó el maestro Caso.

"Y, ¿Cómo van a hacerse esas investigaciones, si a los Gabinetes se niegan las facultades, y las tienen los Ministerios? ¿Cómo vamos a poder hacer ciencia, si se nos quitan los medios para poder elaborarla? El Instituto Astronómico pertenece a Fomento, ¿y qué tiene que hacer ese Ministerio con la Astronomía?"

¿Qué tiene que ver, señores ese Ministerio con la astronomía?, yo creo que nada significa lo que tiene que ver el Observatorio Astronómico con la Secretaría de Fomento, en donde tienen que realizarse estudios muy importantes sobre geodesia, meteorología, etc., pero, ¿qué tiene que ver la astronomía con la Secretaría de Fomento? nada - ¿verdad, señores diputados? -, absolutamente nada. En fin, cuestión de opiniones. Después dice, haciendo una crítica acerca del Museo y es sobre esto sobre lo que yo quiero hacer llamar la atención de Vuestra Soberanía, para que se vea la orientación posible que elementos intelectuales de tan alta posición, como es el señor Caso, al cual he dicho que sinceramente admiro, pretendieran dar a ese Museo. Dice lo siguiente, tomando íntegramente lo que dice aquí la declaración:

"En forma sutil, plena de ironía, refiere el orador después, que hace poco hizo una visita al Museo, pudiendo enterarse del estado que guarda el establecimiento. Y que cuando recorría los salones, oyó decir a un pequeñuelo del bajo pueblo, que admirado contemplaba un lagarto que pendía de la pared: " - Mira que lagartija tan grandota que trepa por ahí." ¡Y para eso está el Museo! No para que se hagan estudios, que sirvan de algo. Y también vi, señores, junto a los pensamientos de hombres grandes en la historia de la humanidad, un pensamiento de Alfonso Herrera, que dice: "La vida, es el movimiento a través del infinito." ¿Quiere decir algo, eso? Nada en absoluto. ¡He podido comprobar lo que vale la ciencia en manos de la Secretaría de Fomento!"

Y bien, señores ¿qué conclusión sacan ustedes de esta observación tan profunda hecha por el señor Caso? El se admira de que un pequeñuelo del pueblo vaya al Museo, vea una lagartija y diga: "Mira, que lagartija tan grande;" pues eso demuestra justamente que el Museo está enseñando al pueblo, porque desde el momento demuestra que ya ha provocado bastante interés en el pueblo para que un pequeñuelo, que en otros tiempos no se hubiera atrevido, porque le inspiraban miedo toda esa clase de institutos y nunca se hubiera atrevido a entrar en un museo, se fijo en uno de los animales allí expuesto, y después, inmediatamente reúne la pequeña lagartija con el gran lagarto que está allí, y muy lógico y muy natural. No, realmente no merece burla de parte del señor Caso el que ese pequeño ignorante haya reunido en su imaginación al pequeño lagartijo con el gran lagarto. Se critica que estaba en la pared. ¿Pues cómo quería que estuviera? ¿En agua? Se critica que una ballena en ese museo está colgada del techo. ¿Pues cómo querían? ¿Quieren que haya un mar en cada museo? Pues sería muy infantil verdaderamente, para eso es el carácter educativo del museo; educar al pueblo. El señor Manrique dice que porque el museo tiene un carácter esencialmente educativo, debe este museo ir a la Universidad puesto que la Universidad tiene una función esencialmente educativa. En síntesis, estoy de acuerdo con él, pero creo que esas fueron sus palabras, ¿verdad? El dijo que el museo debe desempeñar un papel educativo y, por lo tanto, debe ser encomendado a autoridades en materia de educación. Claro es que en síntesis, y de primer golpe de vista, el señor Manrique tiene razón en lo que ha dicho, pero hay que diferenciar las dos clases de educación que puede llevar a cabo un departamento: la Universidad educa por medio de los libros y por todos los medios que están a su alcance, por medio de un museo también, a alumnos; y el museo educa, se puede decir, casi exclusivamente al pueblo que va allí a visitar y que no va a recibir sino precisamente lecciones objetivas, es decir, va a estudiar y va a aprender a través de lo que ve en figuras, en animales, en fotografía, y también a través de las descripciones de esos animales, de las costumbres que pueden haber tenido, de los lugares en donde viven, etc. etc. Esta es una función educativa, pero las funciones educativas no pueden ni deben estar siempre encomendadas a un profesor de escuela o a una colectividad de ellos, es decir, a una Universidad. Si se trata de dar una clase a los alumnos sobre historia natural, muy conveniente es que esa clase pertenezca a la Universidad; pero si se trata de educar al pueblo en una forma objetiva, entonces debe tener el pueblo una facilidad extraordinaria para entrar a los museos y de allí obtener todos los conocimientos que un museo puede concederle. Por eso es que yo divido el carácter educativo a que ha hecho referencia al señor Manrique, en dos: el carácter educativo puramente docente y el carácter educativo de índole, por medio de procedimientos objetivos como el museo. Claro es, y no lo niego, que los alumnos de una universidad o de una escuela tienen necesidad absoluta de recurrir a un museo con objeto de poder complementar sus conocimientos obtenidos en la clase por medio de la lectura, por medio de la instrucción dada por el profesor, con los conocimientos que objetivamente puedan obtener yendo a un museo; pero no quiere decir eso que necesariamente los museos tienen que estar exclusivamente a disposición de la Universidad. Todavía más, si esta Cámara hubiera aprobado que el Instituto Biológico debiera de haber quedado en poder, o bajo la dirección de la Universidad, habría yo sido el primero, - y puede estar seguro de esto el señor Manrique -, habría yo sido el primero en sostener aquí que el Museo de Historia Natural debiera de ir juntamente con el Instituto Biológico a la Universidad, porque yo no estoy buscando ningún fin particular, no tengo ningún deseo

de perjudicar a la Secretaría de Fomento ni a la Universidad; yo no hubiera visto sino el interés nacional y hubiera yo deseado que no existiera una mutilación como la que actualmente se pretende al sostener el dictamen, a pesar de que ya una parte de este asunto ha sido aprobado en tal forma que, si se reuniera con lo que estamos ahora discutiendo, provocaría una mutilación, ya sea de uno o de otro Departamento y por eso mismo yo, para ser lógico en esta discusión, hubiera sido el sostenedor del dictamen en caso de que la H. Cámara hubiera decidido que el Instituto Biológico pasara a la Universidad Nacional; entonces hubiera yo sostenido con los pocos elementos que tengo a mi disposición, como un pobre orador, de que el Museo de Historia Natural pasara también a la Universidad; pero como eso no fue el caso, vengo aquí con igual sinceridad a sostener y a pedir a esta H. Asamblea, que tome nota de la mutilación que se llevaría a efecto si se aprobara, como se pretende, que el Museo de Historia Natural permanezca en la Universidad mientras que ya, según se ha aprobado, el Instituto Biológico siga en la Secretaría de Fomento. Es necesario que en todas nuestras decisiones seamos lógicos y no podremos ser lógicos si dividimos estos dos asuntos de gran importancia, dejando un elemento verdaderamente indispensable para la Secretaría de Fomento, en la Secretaría de Fomento y llevando el otro elemento, es decir, el complemento del Instituto Biológico, a la Universidad. Esto en lo que se refiere a los inconvenientes de dividirlos, pero ya que se ha dicho tanto de la poca, o, mejor dicho, se ha insinuado la poca competencia de la Secretaría de Fomento para manejar esta clase de asuntos, es necesario que yo traiga a la consideración de los señores diputados algunos datos que son rigurosamente exactos y que creo pueden ser de mucho interés, no para ayudar a decidir en esa cuestión, porque yo creo que por lógica, cae por su propio peso, sino para demostrar cuánta justicia existe en que sigáis de acuerdo con esta lógica y aprobéis que el Museo de Historia Natural, juntamente con el Instituto Biológico, sigan dentro de la Secretaría de Fomento.

Durante la época que este Museo de Historia Natural estuvo en manos de la Universidad, tenía un término medio de asistencia, o de visitantes, de unos cinco mil ciudadanos, cinco mil visitantes al mes. En el mes de octubre último tuvo cuarenta mil visitantes, es decir, se multiplicó por ocho veces el número normal de visitantes mensuales, que mientras estuvo en la Universidad, y por lo tanto ustedes podrán ver la enorme diferencia. En el último año, durante el año, tuvo doscientos mil visitantes el Museo de Historia Natural. Si esto no es demostración perfecta de que la Secretaría de Fomento ha transformado este Museo de Historia Natural de tal manera que lo ha hecho interesante al pueblo, entonces no sé la interpretación que se pueda dar a estos datos tan importantes, datos rigurosamente exactos. Con estos datos se puede ver claramente que la Secretaría de Fomento está llenando su objetivo; está cumpliendo con su obligación de hacer esencialmente educativo para el pueblo en general este Museo que tanto interés tiene no solamente para el Distrito Federal, sino para toda la Nación. Por otro lado, la transformación que ha sufrido el Museo es algo extraordinario. Cuando estuvo el Museo en poder de la Universidad, era verdaderamente penoso, era desagradable el hacer una visita a ese museo, y acerca de este asunto tengo yo aquí algunos documentos de los que me voy a permitir algunas pequeños fragmentos para que se vea la importancia de este asunto, y para que se vea el diferente interés que la Universidad dio a este Museo de Historia Natural y el que dio la Secretaría de Fomento. Aquí tengo un documento debidamente timbrado y firmado por varios profesores, que dice lo siguiente:

"El desorden y descuido era la característica de todas las demás secciones. Así, por ejemplo, el estado en que las colecciones entomológicas se encontraba, era verdaderamente espantoso y causaba lástima ver ejemplares valiosos, como son las mariposas del Brasil y otros muchos que sería imposible enumerar, completamente apolillados a causa de la falta de ciudadano, verdaderamente punible, del que estaba encargado de la conservación de dichas colecciones. Estos cargos no son injustificados. Todavía quedan como un recuerdo vivo, varias cajas que contienen los despojos de insectos preciosos, perdidos para siempre, ejemplares que costaron a la Nación, sacrificio y dinero. Por otra parte, cuando por orden del ciudadano Director de este museo, se procedió a la rectificación de las clasificaciones, se vio - y de esto son testigos todos los profesores de museo -, que con excepción de algunos insectos cuyo nombre científico es conocido aun de los principiantes de zoología, todos los demás contenían clasificaciones completamente erróneas, llegando al grado de encontrarse letreros que, por lo disparatado y mal escritos, pues ni siquiera con ortografía, estaban, causaban rubor y hacían pensar en el escándalo que produciría, cuando eran éstos leídos por extranjeros ilustrados que pretendían hacer estudios sobre la fauna de nuestro país. Fue tal el desorden y la incuria en que se tuvo a los ejemplares de este hermoso ramo de la ciencia, que al abrir algunas cajas que debían contener insectos, sólo se encontró en ellas una masa informe de asquerosos gusanos, causando a los que lo vimos, una sensación de asco y tristeza, sí, de tristeza y asco, al ver el descuido que había ocasionado la total destrucción de ejemplares preciosos y de inestimable valor científico. Y si se nos pregunta cuáles eran esos ejemplares de valor inestimable, contestaríamos con un sólo ejemplo: Los que forman la preciosa colección del doctor Dugés y otros muchos que no es posible reponer."

Tengo también aquí otro documento firmado por varios elementos de dicho museo, por una porción de firmas, como ustedes ven, que entre otras cosas dice lo siguiente:

"Uno de los subscriptos, pudo ver a un mamífero con la etiqueta de una ave. Don Federico Damm, filántropo naturalista, quiso obsequiar en cierta vez a la Nación, con una colección entomológica netamente mexicana, que él con sin igual constancia y ayudado por el tiempo, había formado; pero era tal el estado de los ejemplares existentes en el museo, que temió por el porvenir de los suyos y arrepintióse de su primer pensamiento. La colección fue en busca de mejor medio y hoy

exhíbese en Berlín, en el Museo Nacional Alemán."

Ustedes verán, señores, que esta falta de cuidado, esta falta de cariño con que la Universidad veía a este museo, fue suficiente para que la Nación no solamente perdiera colecciones valiosísimas, si no que se le impidiera el obtener una colección valiosa como ésta, que podría ahora ser un orgullo de ese museo, desde el momento en que había sido formada aquí, en la misma República Mexicana, y que ahora adorna un museo extranjero.

Este es uno de los muchos pecados, que generalmente no le damos importancia a lo nuestro y que es en el extranjero en donde nuestra verdaderas joyas naturales se lucen, tanto en arqueología, y como estamos viendo aquí, en historia natural. ¿Qué cosa quiere decir esto? Que la Universidad no supo nunca apreciar lo que tuvo. ¿Y creen ustedes posible que ahora podría apreciarlo? Es muy posible que lo practique, acepto que ahora se sepa apreciarlo. ¿Por qué? Porque en esa época el Museo de Historia Natural era una cosa abandonada, era una especie de bodega, como ustedes han visto, y estos son documentos firmados, no son datos perdidos que vengan a dar, y por lo tanto, no les merece a los elementos universitarios bastante cariño o bastante entusiasmo.

El C. García Eliseo: ¿Me permite una pregunta, compañero, con permiso de la Presidencia?

El C. Hay: Con mucho gusto.

El C. García Eliseo: ¿El museo a que usted se refiere dependía anteriormente de un modo directo, de la Universidad, o dependía, como la Universidad, de la Secretaría de Institución Pública y Bellas Artes?

El C. Hay: Entiendo que dependía de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes; pero como más directamente dependía de la Universidad y los elementos universitarios tenían que hacer mucho con este museo, muy natural es que esto se hubiera remediado si ellos hubieran insistido con la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes para que este orden de cosas se fuera modificando, a lo que ellos mismos hubieran ido a ayudar, ya que tanto amor tenían por ese museo, ya que el Gobierno no lo hacía, hubieran ido a ayudar para transformarlo y modificarlo, y no permitir que siguiera en ese estado de abandono en que se encontraba. De manera es que es indiferente que haya dependido de la Secretaría de Instrucción Pública o de la Universidad, ya que los elementos universitarios estaban capacitados para acercarse a la Secretaría de Instrucción Pública con el objeto de convencerla, de que otra clase de cuidados eran los necesarios para que pudiera provocarse el mejoramiento de dicho museo. Por otra parte, siempre el elemento de la Secretaría de Fomento, los empleados, los exploradores de la Secretaría de Fomento son los que más directamente han contribuido a la formación de ese museo, y si antes era así, si en todo tiempo se puede decir que ha sido así, con especialidad, puesto que han sido, podríamos llamarles los explotadores oficiales en toda la República, con mucho más razón ahora que la Dirección de Exploración de Flora y Fauna está dentro de la Secretaría de Fomento, que ésta tiene como una consecuencia natural, como un complemento natural al Instituto Biológico, y muy natural es, por lo tanto, que tenga el Museo de Historia Natural, porque los elementos, los exploradores de la Secretaría de Fomento son los que van a seguir surtiendo, los que van a seguir, enriqueciendo este museo, y claro es que aquellos que enriquecen un museo son los más directamente interesados en que todos los objetos, todos los animales, todas las flores, todas las plantas que van a enriquecer ese museo, estén debidamente catalogadas, estén debidamente cuidadas.

Por las razones antes dichas, señores diputados, y creyendo que este asunto no merece una tan larga discusión, como el Instituto Biológico, por ser perfectamente lógico que no haya un desmembramiento de los elementos que hemos puesto a disposición de la Secretaría de Fomento, y por creer que aquellos mismos que, como yo, tienen cariño a la Universidad, porque tengo cariño a los intereses nacionales y que por este motivo no quiero yo que quede mutilado algo que es tan importante para el desarrollo de una ciencia o para una colectividad de ciencias, como son las que pueden emanar de ese Museo de Historia Natural, por eso mismo pido, señores diputados, que, sin gran discusión, porque, como he dicho antes, por su propio peso cae el que esos dos elementos vayan juntos a la Secretaría de Fomento, que se apruebe que el Museo de Historia Natural quede dentro de la Secretaría de Fomento, es decir, por primera providencia, que se desaprube el dictamen a efecto de que la Comisión pueda modificarlo en la forma que ya he indicado.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Chapa.

El C. Vadillo: ¿El C. Chapa va a hablar en pro?

El C. Presidente: No, en contra, pero según el Reglamento puede hablar en vista de que no hay oradores inscriptos en pro.

El C. Chapa: Señores diputados...

El C. Hay: Pido la palabra. No porque me oponga yo por un solo momento a que el diputado Chapa hable en contra, pero yo desearía saber si la Comisión no ha encontrado ninguna objeción que hacer a lo que yo he dicho en esta tribuna, porque en ese caso sería muy conveniente que la Comisión fuese a exponer sus argumentos a efecto de que el que hable en contra pueda rebatirlos si fuera posible, porque de otra manera se vería manifiesto el deseo de parte de la Comisión o de parte de alguno de esos miembros para esperar hasta que todos los diputados hablen en contra, para después ir y dar en último lugar los argumentos en pro del dictamen. Por esta razón yo deseo interpelar a la Comisión si ha considerado como justos y como acertados todos los conceptos que vertí aquí, para que, si acaso no los consideró, los vengan a rebatir como es su obligación.

El C. Manrique: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Manrique: Voy a explicar al ingeniero Hay que no es exacto, como afirma, que la Comisión esté obligada a contestar inmediatamente

a los argumentos que crean deleznables o fuera de su lugar, Efectivamente, señor Hay, la Comisión no está conforme con todos los argumentos vertidos por Su Señoría, sin desconocer que haya dicho algunas cosas oportunas y dignas de tomarse en cuenta; pero para que no suceda lo que nos ha estado sucediendo, desgraciadamente, que por tomar la palabra para rebatir a cada orador del contra, llegue a cansar a la Asamblea, yo me reservo de solamente por esta consideración para después de haber oído al señor Chapa, y si es necesario, al compañero Vadillo.

- El Hay: Excúseme la Asamblea si aparezco demasiado insistente en este asunto, pero es de sumo interés que para que haya una perfecta inteligencia al tratarse un asunto, la Asamblea vaya oyendo el pro y el contra, y tan es justo esto, que el mismo Reglamento marca la condición de que hable primero un orador en contra y otro en pro. Por estas razones y para que la Asamblea vaya formándose un perfecto juicio del asunto a discusión y que la Comisión nos pueda demostrar que no tiene ningún interés personal, sino solamente el interés lógico y natural de ilustrar a la Asamblea en todos los puntos, por eso pido yo que después de cada orador en contra venga la Comisión a hablar en pro del dictamen, rebatiendo los argumentos de cualquier orador en contra de dicho dictamen. En esta forma creo que procederemos de una manera acertada y la Cámara podrá formarse un concepto más justo de la discusión, y por eso yo pido que el mismo señor Chapa suplique a la Comisión rebata los argumentos ya expuestos, para que a su vez el señor Chapa pueda rebatir los argumentos de la Comisión.

El C. Chapa: Señores diputados: Después de la amplísima argumentación del C. ingeniero Hay, poco me resta decir sobre la tesis que ha sostenido, y que es en contra del dictamen en lo que se refiere a que el Museo de Historia Natural pase a pertenecer a la Universidad Nacional. Debo comenzar diciendo que es verdaderamente ingrata la labor de un representante del pueblo; se le critica unas veces porque habla, y otras porque no lo hace; unas veces porque está de acuerdo con el Ejecutivo y otras veces porque está en contra de las ideas sostenidas por el Ejecutivo. Una vez ataqué yo aquí enérgicamente, pero honradamente, un acto del Ejecutivo porque me pareció inconstitucional; al día siguiente, la prensa se me echó encima tildándome de reaccionario, tildándome de enemigo del Gobierno y otros muchos cargos. En este caso me tocó en suerte estar de acuerdo con un proyecto del Ejecutivo y vine igualmente con muy buena voluntad a sostenerlo, y se me han echado encima diciendo, o insinuando que había recibido consigna. ¿Y quién, señores diputados, fue quien precisamente me vino a criticar la noche del sábado, si no el señor licenciado Cabrera, que casi siempre era el defensor incondicional, diré, porque en muchos casos así lo probó, como es el asunto Mucel, de las ideas del Ejecutivo? Se asombra el licenciado Cabrera. Dice:

"Me falta ver el día en que Chapa, ¿quién me lo había de decir!, ¡Chapa!, había de venir a decir aquí que esta era la opinión del Ejecutivo y que él era el único capacitado para saber dónde estaba la verdad en materia del Instituto Biológico, me faltaba ver que hasta Chapa fuese un convencido de la necesidad de que dejáramos al Ejecutivo esta materia."

No, señores diputados, yo nunca he visto la necesidad de que dejamos al Ejecutivo iniciar las leyes; pero en este caso dije yo en mi discurso del sábado que el Ejecutivo era el más capacitado para hacer un estudio de esta ley, puesto que son sus Secretarías; el ha tenido larga práctica en la organización de ellas; ha visto las deficiencias y ha introducido las mejoras. Es natural, por ejemplo, cuando se trata de una ley de obreros, que los mismos obreros expresen su opinión, y si ellos mismos pueden iniciar una ley, pues tanto mejor.

Aquí se trataba de las Secretarias del Ejecutivo y ha sido él el que ha hecho un estudio concienzudo que nos ha presentado. Yo supe que era la opinión del Ejecutivo el que el Instituto Biológico siguiese perteneciendo a Fomento, porque precisamente en el proyecto de ley del Ejecutivo allí consta esta opinión pero señores diputados, si siempre hemos de recibir las críticas de los partidos políticos, yo creo que toca a nosotros sobreponernos a todo esto y obrar con toda conciencia. Me recuerda a mí aquel cuento del viejo que caminaba con su asno y sobre de él iba su hijo; al pasar por un pueblo oyó a alguien que dijo: "Qué viejo tan tonto, en lugar de que su hijo joven fuese a pie y él montado sobre el burro, pues hace lo contrario." En seguida bajó al muchacho y se subió él y al pasar por otro pueblo oyó a alguien que dijo: "Qué viejo tan egoísta que en lugar de ir él a pie y montar al muchacho, va él subido en el burro." Viendo que no podía satisfacer ni a uno ni a otros, los dos se montaron en el burro y al pasar por el tercer pueblo no faltó quien dijera: "Pobre asno que tiene que cargar al viejo y al muchacho!" Inmediatamente se bajaron los dos y se fueron a pie; en el cuarto pueblo le dijeron "¡Qué tontos son esos hombres que no saben aprovecharse de la bestia que llevan." Viendo que de ninguna manera podía dar satisfacción al gusto de todas las personas, entonces el viejo hizo como se le antojó. Yo creo, que es lo que debemos hacer: Obrar concientemente a pesar de todas las críticas.

Entrando en materia, creo que el Museo de Historia Natural debe seguir dependiendo de la Secretaría de Fomento porque éste señores diputados, no es más que un salón de exposición. ¿Cómo puede publicar la Secretaría de Fomento las obras que hace en los distintos Estados de la República? Por medio de libros, por medio de monografías; pero también tiene la facilidad de hacerlo gráficamente en un museo. El principal argumento del señor Manrique para que el Museo de Historia Natural dependa de la Universidad, es el de que es un lugar educativo pues yo creo que seguiría siéndolo, señores Diputados, si depende de la Secretaría de Fomento. Dejemos a la Secretaría de Fomento que organice el Museo, que exponga allí todo lo que ha traído, todos los especímenes de la flora y fauna que existen en los diferentes Estados de la República y que vaya la Universidad, que mande a sus alumnos, quiero decir, que los manden allí a hacer estudios; nadie se lo impedirá. He tenido en mi poder

cartas que se han cambiado el señor Director de la Escuela de Altos Estudios con el señor profesor Herrera, Director del Instituto Biológico y también del Museo de Historia Natural. En estas cartas el señor profesor Herrera hacía ver al Director de la Escuela de Altos Estudios la conveniencia de que mandase allí a sus profesores y a sus alumnos para dar clases ante las colecciones de flora y fauna existentes. El argumento de peso del señor ingeniero Hay, es que el Museo no debe ser como un círculo en donde se exponen ejemplares exóticos raros, que no causan allí sino un momento de deleitación para las personas que no tengan otra parte donde ir a divertirse; debe ser una constante renovación de especímenes de flora y fauna que suministre la Secretaría de Fomento. El ya os ha hecho ver con datos lo que ha prosperado esta institución mientras ha dependido de la Secretaría de Fomento. En efecto, anteriormente, cuando dependía de la Universidad, estaba aquello en un estado desastroso; apenas si había unos cinco mil visitantes al mes, mientras que en el mes anterior, octubre, fueron cuarenta y cinco a cincuenta mil visitantes.

Por lo expuesto, señores diputados, yo espero que vuestra soberanía dará un voto reprobatorio al dictamen para que pase a depender, como antes dependía este Museo de Historia Natural, de la Secretaría de Fomento. (Murmullos. Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Vadillo.

El C. Vadillo: Señores diputados: Visto de que la Comisión no se digna agregar nuevas razones a las expuestas hasta aquí la Cámara puede ver prácticamente que esta discusión toca a su fin y que por consiguiente es perfectamente inútil subir a la tribuna a rebatir razones que no hay. (Voces: ¡A votar, a votar!) En caso de que la Comisión, sometida a la presión de ochenta atmósferas de las derrotas que ha llevado, exponga todavía nuevas razones, seguramente los del contra nos veremos obligados a salir a rebatirlas. Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Manrique: Señores diputados: (Voces: ¡A votar, a votar!) Yo quisiera que quienes dicen "a votar, a votar," se pusiesen de pie, ya que es manera esta cobarde, por cierto, de combatir. La Comisión al venir aquí a defender sus ideas no hace otra cosa que cumplir con el mandato de Vuestra Soberanía y fustigarla precisamente porque cumple con su deber, me parece enteramente indigno de vuestra ilustración. (Voces: ¡A votar, a votar!) Viene la Comisión a esta tribuna, no bajo la presión de ochenta u ochocientas atmósferas de sus pasadas derrotas, las derrotas no son cosa que hayan amedrentado a las Comisiones; que esto lo hubiese dicho algún entendimiento vulgar, me lo explico, pero un hombre fuerte como el compañero Vadillo, que sabe que esto lo hacemos, no por interés particular sino porque estamos convencidos de la verdad de la idea, poco importa que esa idea se abra paso en nuestras conciencias hoy o dentro de veinte años y la Comisión viene a defenderla sin preocuparse de la demás. Todavía en la sesión pasada, cuando se trató del Instituto Biológico, compañero hubo que me dijo:- "¿Pero a qué sube usted a la tribuna si está ya perdida la votación?."

-¿Y qué?, le contesté desdeñosamente: ¿Y qué? le contesto ahora al señor Vadillo, si he de perder esta votación, me importa muy poco." (Murmullos.)

En esta ocasión, señores diputados, va a demostrarse si quienes han atacado sistemáticamente a la Universidad lo han hecho porque tenían ideas propias, o pura y sencillamente por pasión. Yo diré hoy lo que dije anteriormente: no creemos que los oradores del contra no hayan tenido una buena parte de razón; no señores: había argumentos de peso por lo que se refería a la Preparatoria y por lo que tocaba al Instituto Biológico también los había; aunque de menor cuantía por lo que toca al Museo de Historia Natural, son embargo, es mucho más defendible la causa del Museo de Historia Natural, que lo que pudiera haber sido la del Instituto Biológico. El señor ingeniero Hay insistía en la necesidad de que para que la Secretaría de Fomento llenase su cometido, le dejásemos el Museo de Historia Natural Insisto en la contradicción que señale la vez pasada en el discurso del compañero Vadillo, pero como en aquellos momentos vuestra atención no era lo que yo hubiera deseado, voy a insistir en estos argumentos. Es muy fácil decir desde esta tribuna que la Revolución quiere que el Museo de Historia Natural esté en la Secretaría de Fomento, pero debemos preguntarnos, analizando la cuestión, cuál es el pensamiento característico de la Revolución.

En la época de don Porfirio Díaz, bien lo sabéis, se acallaba sistemáticamente toda iniciativa individual; aun en el estrecho círculo de las esferas oficiales, determinada ciencia sólo debía estudiarse por determinado maestro. Si un Ministerio quería imitar lo que estaba encomendado a otro, inmediatamente llegaba una orden, que era una consigna, una orden superior, que ordenaba que se suspendieran aquellos estudios. Esto de matar sistemáticamente todo estímulo, ese estímulo, ese choque de voluntades y de diversas opiniones que es tan favorable para el progreso de la humanidad, eso es precisamente, eso fue precisamente lo que la Revolución quiso hacer desaparecer. Ahora vamos a ver si el Ministerio de Fomento logra su objeto procediendo como ha procedido hasta estos momentos. Yo no voy a negar que el Ministerio de Fomento haya trabajado real y verdaderamente por el progreso de la ciencia. Ya dije que es una tarea muy ingrata, que yo no quiero emprender, la de buscar al actual Director de Estudios Biológico sus lados flacos para atacarlo; tarea es ésta que yo no emprenderé; pero quiero que los oradores del contra se coloquen en este mismo terreno. El ingeniero Hay, lo mismo que el compañero Chapa, quieren desconocer, como han desconocido, la meritoria labor de veinticinco años de esfuerzos desarrollados en el Instituto Médico, quieren desconocer hoy la tarea desarrollada por el Museo de Historia Natural, y sin buscar una explicación, sólo nos presentan datos más o menos elocuentes, que no hacen otra cosa que apartarnos de la verdad. No es verdad, señores diputados, es muy apasionada manera de presentar las cuestiones, ésta de decir que el Museo Nacional de Historia Natural,

fracasó porque un mamífero tenía colocada, a sus pies la etiqueta de una ave. Me parece que es muy injusta, y casi diré muy torpe, esta manera de argumentar. Ciertamente, el argumento no es del ingeniero Hay ni del ciudadano Chapa, sino que es un documento que viene de la Dirección de Estudio Biológico; pero es injusta esta manera de juzgar las cosas.

El C. Hay, interrumpiendo: Pero hay muchos.

El C. Manrique, continuando: Hay muchos, compañeros, allá vamos. Sabéis perfectamente que lo mismo que aquí los diputados estamos divididos en grupos, los hombres de ciencia, o los que pretenden serlo, han estado en nuestro país divididos por antiguas cuestiones de escuela; un pequeño grupo, a la sombra de un profesor reputado, ha de combatir sistemáticamente la obra de otro profesor que acaudilla a un grupo de hombres de ciencia. Yo, al venir aquí a defender la pertenencia del Instituto Biológico, a la Universidad Nacional, no me he querido hacer eco de esas rencillas, de esas mezquinas cuestiones personales, atacando a unos para defender a otros.

El C. Chapa: ¿Me permite el orador una interpelación?

El C. Manrique: Dentro de un momento. Pero, señores diputados, quienes hayan visto el antiguo Museo de Historia Natural, recordarán que las etiquetas de que se habla en estos momentos, eran etiquetas movibles, etiquetas como esas que se pegan a los paquetes que se envían por express, una etiqueta movible, que un mozo, por descuido, pudo haber cambiado de un mamífero a una ave, ¿y eso es suficiente para motejar la obra de los naturalistas del museo? Me parece que es muy tonta esa manera de proceder; pero, en fin, vamos a cuestiones de más significación.

(El orador arrojó al pavimento el tapón del botellón.) (Risas.)

Fue una pequeña estratagema para ganarme vuestra atención, señores diputados (Risas.) La verdad es que no sabe uno qué pensar cuando la discusión, aun siendo caballerosa como la ha sido, aun entonces vuestra atención es nula; se necesita para excitarla que los diputados nos estemos peleando a la manera de "comadres," como sucedió el pasado viernes; entonces sí logré cautivar vuestra atención, señores diputados; pero, en fin, dice el señor ingeniero Hay, con la elocuencia de los números, que en la época en que el Museo de Historia Natural pertenecía a la Secretaría de Instrucción Pública, el número de visitantes era de cinco mil, en tanto que actualmente es de cuarenta mil. Es cierto, señores diputados, perfectamente cierto, pero hemos de buscar una explicación al hecho, y la explicación es muy sencilla: El actual Museo de Historia Natural no es el mismo museo de algunos años atrás. ¿Sabéis qué es lo que da interés al actual Museo de Historia Natural? Pues sencillamente una riquísima elección que existía en Tacubaya en años pasados y que dependía de la Secretaría de Fomento; en Tacubaya, lugar relativamente alejado del Distrito, el número de visitantes a esta colección era relativamente escaso. Tuvo el Ministerio de Fomento la buena idea de traer esa colección de la ciudad de Tacubaya - que ni siquiera se hallaba en el centro de aquella población sino en un lugar muy apartado -. Conocéis la configuración de Tacubaya y sabéis que hay unas lomas; pues en la más alta de esas lomas había sido situado este viejo Museo de Historia Natural. Es claro, transportando este museo al corazón de la ciudad, de esta ciudad de México, tendríamos visitantes que allí no había. Esto es lo que ha sucedido con el Museo de Historia Natural. De allí que actualmente haya cuarenta mil visitantes, en tanto que en años anteriores no había sino cinco mil; la explicación es, pues, muy sencilla, y sin restar méritos a la Secretaría de Fomento, ya veis que no todo se explica por su actividad y por su ciencia. Pero planteemos la cuestión en estos términos: ¿Es o no es un establecimiento educativo el Museo de Historia Natural? Dice el compañero Chapa, y dice bien, que además de la educación universitaria fomenta la educación popular en materia de historia natural. Es cierto, pero la educación, lo mismo para los cultos que para los profanos, la educación debe de estar en manos competentes, y no son, ciertamente, las manos de los empleados de un Ministerio, las más a propósito para emprender orientaciones en materia de educación.

Si hoy el Instituto Biológico, la Dirección de Estudios Biológicos tiene la buena fortuna de tener a su frente a un hombre sabio, al profesor Herrera, gracias a que lo apoya personalmente el Ministro de Fomento, don Pastor Rouaix, cuando mañana el señor Rouaix abandone el Ministerio de Fomento, ¿quién nos asegura que no llegue a ese Ministerio algún político de oficio, que quite al señor Herrera y a algunos otros profesores ameritados de la Dirección del museo y de la Dirección de Estudios Biológicos? En suma, ¿quién nos asegura que este Museo de Historia Natural no haya de seguir los naturales vaivenes de la vida política? A esto debe concretarse lo que hemos querido evitar, pidiendo tarde o temprano, la autonomía de la Universidad, y autónoma o no la Universidad, ella es la única competente o la más a propósito para legislar en materia de educación. Que la educación del museo es una educación popular, ¿y que? ¿no tiene acaso la Universidad, como misión altísima, extender el estudio universitario?

Yo no sé por que el ingeniero Hay insiste al tratar del Instituto Biológico en que dejarlo en poder de la Universidad es favorecer a un pequeño grupo de privilegiados. La universidad no trata de formar privilegiados, la Universidad, si llena su papel como queremos que lo llene, está destinada precisamente a formar hombres que más tarde han de utilizar las diversas Secretarías del Gobierno de la República para el desempeño de su misión. Es cierto que en el Ministerio de Fomento el Instituto y otros establecimientos dejan una utilidad inmediata, pero se olvida una cosa: los ingenieros, los hombres de ciencia que en estos momentos están sirviendo a la Secretaría de fomento, no están utilizando los datos adquiridos hoy en el Instituto Biológico, no es cierto; los ingenieros que están en este momento explorando nuestro territorio y dilucidando viejas cuestiones de aguas y de tierras, no están aplicando la ciencia adquirida en estos

momentos en el laboratorio, sino la que adquirieron años atrás en las aulas y en la vida práctica. Los datos científicos que en estos momentos adquiere la Secretaría de Fomento por sus investigaciones, no los aplica inmediatamente. Este en un gravísimo error. ¿Sabe el señor ingeniero Hay cuántos y cuántos, años, cuántos y cuán numerosas observaciones a cada paso corregidas se necesitan para decidir, por ejemplo, que el mejor abono para el trigo en determinada estación y en determinado suelo es el formado por determinadas proporciones de fosfato, carbonado de cal, potasio, etc.? Necesita numerosísimas observaciones rectificadas paso a paso y día tras día en el laboratorio; de manera que las observaciones hechas hoy no se aplican inmediatamente, no es cierto. Pero viniendo al Museo de Historia Natural, este es un establecimiento educativo; la Universidad no tiene por objeto una clase privilegiada, sino hombres útiles para la realización de los fines del Gobierno revolucionario. Si hoy queremos dar a Fomento todos los elementos que solicita de nosotros, es cierto, habremos facilitado su labor; pero su labor inmediata y habremos matado ese almácigo de hombres de ciencia que se llama Universidad. ¿Sabéis cuál ha de ser el resultado de esta política de negar sistemáticamente a la Universidad lo que legítimamente nos pide? Pues que al fin de cinco, diez o quince años, cuando estos hombres actualmente vigorosos que prestan sus servicios a la Secretaría de Fomento estén caducos y empolvados y no sepan de la ciencia moderna, entonces no tendremos a quienes acudir, porque la Universidad no habrá dado una nueva generación de hombres prácticos, habrá dado una generación, como nos hablaba el doctor Siurob, de hombres incapaces de afrontar la vida diaria. Demos a la Universidad los elementos para formar esos hombres capaces de afrontar los problemas de la biología y dentro de algunos años, a medida que el tiempo pase, podrá contar la Secretaría de Fomento con nuevos soldados que vengan a llenar los claros hechos en las filas de los hombres que en la actualidad necesitamos. Por esto, señores, diputados, y no por un interés personal, es por lo que vengo yo, amante de la Universidad, cuyo amor es la pasión que me hace venir a esta tribuna, a pedir porque no quitemos a la Universidad lo que legalmente le corresponde. ¿Qué significa esta autonomía de la Universidad que sostuvieron algunos señores diputados, como por ejemplo el señor Siurob? ¿Autonomía de qué? ¿Autonomía de qué, si le quitamos hoy un establecimiento y mañana otro? Es la autonomía de un cadáver, de esa momia vacilante de que nos hablaba el C. Vadillo.....

El C. Martínez de Escobar, interrumpiendo: ¡Técnica!

El C. Manrique, continuando: ¿Autonomía para qué, para formar hombres teóricos incapaces de decidir en el laboratorio o en el gabinete el problema más fundamental de biología? No eso todo lo que queremos, por eso es que discutimos hasta el último momento lo que ha de pertenecer a la Universidad; pero si queréis seguir adelante, entonces quitadle también el Museo de Historia Natural; ya le habéis quitado la Preparatoria, había razones para ello, no lo niego, le quitasteis también el Instituto Biológico, también había algunas razones en vuestro favor; quitadle ahora el Museo de Historia Natural y habréis seguido llevando adelante el viejo sistema porfiriano de centralizar y de unificar todo. ¿Sabe usted, señor ingeniero Hay, lo que se ha pretendido al colocar bajo la dirección de la Secretaría de Fomento estos estudios biológicos? Sencillamente las sirenas que no faltan nunca y que son más reales que mitológicas, soplaron al oído del ingeniero Rouaix que le convenía para la gloria de su administración unificar todas las ciencias biológicas en el Ministerio de Fomento; nadie tendrá derecho a estudiar biología en la República Mexicana, si no es en el Ministerio de Fomento.

Dos años atrás, compañero Chapa, se estudiaba biología en el Museo de Historia Natural perteneciente a la Secretaría de Instrucción Pública, en el Instituto Médico, también perteneciente a la Secretaría de Instrucción Pública, y en la Comisión Exploradora de Fauna, y no sólo ahí, sino en la Comisión de Parasitología. ¿Sabe usted lo que resultaba de esto? Que se despertaba la rivalidad, el estímulo entre estos diversos elementos; Fomento no se quería quedar a la zaga de la Secretaría de Instrucción Pública; que competían y rivalizaban los naturalistas del Museo con los naturalistas del Instituto Médico y éstos con los de la Comisión Exploradora de Flora y Fauna, y éstos también con los de la Comisión de Parasitología; esto era útil para la ciencia nacional. Ahora se ha querido seguir el procedimiento de unificar todo; nadie sino la Secretaría de Fomento tiene derecho de estudiar biología; esto es torpe para el futuro de la ciencia mexicana. Es cierto, ¿Por qué negarle al Ministerio de Fomento que ha hecho algo bueno por la ciencia biológica? Pero si sigue esto adelante, a la verdad que dentro de algunos años no tendremos ya naturalistas.

De manera que todos los argumentos del compañero Chapa y del compañero Hay sólo servirán para darme dentro de algunos años la razón. ¡Ojalá me equivoque, señores diputados! (Aplausos.)

El C. Chapa: Para una interpelación, señor Presidente, si lo permite el compañero Manrique .

- El C. Manrique; Sí.

El C. Chapa: ¿Es o no verdad, señor diputado Manrique, que la mayor parte, que el mayor contingente que existe en el Museo de Historia Natural lo proporcionó la Comisión de Geografía y de Exploración, que durante treinta y ocho años hizo los estudios de la República, dependiendo de la Secretaría de Fomento?

El C. Manrique: Es cierto, compañero Chapa, que dependía toda esa rica colección de la Comisión de Exploración, pero no es cierto que la Comisión Exploradora hubiese proporcionado esos ejemplares; la colección existente en el antiguo Museo de Tacubaya se había formado principalmente por una colección comprada en una exposición universal, me parece que en 1889. Esta rica colección, de animales extranjeros, por supuesto, fue comprada en París en 1889 por el señor Ferrari Pérez. Esta es la base, el núcleo del Museo. Aparte de esto, la Comisión había agregado algo, bien lo sabe el señor Hernández Garibay, la rica colección de los hermanos naturalistas Duges, de Guanajuato; de manera que no es absolutamente labor de la Comisión Exploradora.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Vadillo.

El C. Vadillo: Señores diputados: Perdonadme mucho la magnanimidad de este sentimiento: a mí me agrada mucho ver indignarse al C. Manrique en la tribuna, por dos razones: Porque cuando el C. Manrique se indigna, se le olvida la pronunciación castiza del español, y, segundo, porque cuando el señor Manrique se indigna, es un síntoma evidente de que las Comisiones que él preside están derrotadas. En el curso de mis observaciones he venido comprobando que este síntoma es infalible: Indignado el C. Manrique y derrota al canto. En este caso ha sucedido absolutamente así, vosotros lo veis, la discusión ha caído en eso que los marinos llaman calma chica; esa absoluta e irremediable falta de atención de los ciudadanos diputados al debate, prueba absolutamente que ni tirando el botellón, ni tirando el vaso, estratagema que ha inventado el C. Manrique para llamar la atención, se puede levantar ésta. (Aplausos y risas.) Y ello es debido, señores diputados, a que acerca de este particular del museo, tenemos formado ya un criterio definitivo: Los datos para este criterio fueron nada menos que la discusión pasada en relación con el Instituto Biológico. Si algún ciudadano diputado la vez anterior hubiese tenido alguna desconfianza en su voto para dejar el Instituto Biológico en Fomento, hoy ningún ciudadano diputado puede dudar de que un museo es dependencia natural y legítima de un Instituto Biológico. Únicamente pudiera decirnos en contra una argumentación fuerte, sobre todo de hechos, en que se nos probase que la utilidad de este museo fuese mejor perteneciendo administrativamente a la Universidad que al Instituto Biológico que ya pertenece a Fomento. Pero esto no es posible demostrarlo, porque el éxito del Museo de Historia Natural en México nos está probando que es contemporáneo del tiempo en que empezó a pertenecer al Instituto Biológico, y, por consiguiente, a Fomento. Nosotros podemos explicar el éxito de una institución por dos capítulos: Primero, porque lleno mejor el cometido que, según su naturaleza, se le asigne; segundo, porque económicamente sea más barato para la administración oficial que la paga. Esto es lo que ha ocurrido con el Museo de Historia Natural en México; las cifras estadísticas nos demuestran que por las artes que sea, el Museo de Historia Natural es, en la actualidad, útil a todos estos elementos: Primero, a las escuelas superiores universitarias, a las cuales no se les niega jamás el ingreso al Museo de Historia Natural; segundo, a las escuelas elementales y superiores del Distrito Federal, a las cuales tampoco se les niega el ingreso a este Museo de Historia Natural; y, en tercer lugar, al pueblo mismo todo, al pueblo anónimo todo que tiene siempre franca la entrada al Museo de Historia Natural, tal como nunca jamás se ha visto en México, al grado de que las cifras estadísticas que tengo aquí, acusan para el año anterior, para el mes de octubre, cincuenta y tres mil visitantes a este museo y para todo el año pasado, doscientos mil visitantes estuvieron en este Museo de Historia Natural. Los señores diputados que hayan alguna vez, como seguramente lo habrán hecho, pasado por esa institución, se habrán percatado del vivo interés que ha despertado en las mesas ignaras, aún en las más ínfimas de la sociedad, no sólo el edificio, no sólo los ejemplares raros que allí se encuentran, sino la misma disposición de éstos, y tal parece que se enciende en el pueblo ínfimo, aún en el pueblo ínfimo, algunas de las grandes verdades que enseñan los mismos ejemplares raros que se encuentran en este museo. Me parece que esa es la función del museo y si no es esa no debe ser otra, porque los museos son elementos educativos, perfectamente dispuestos no solamente para las concepciones científicas, sino para insinuarse en las conciencias humildes, para ir sugiriendo las verdades generales en la ciencia. Esto es precisamente lo que ocurre actualmente en nuestro museo.

La debilidad de los argumentos del señor Manrique, es ésta: Creer porque administrativamente el Museo de Historia Natural no pertenece a la Universidad, ya por eso la Universidad resulta perjudicada. El señor Manrique debía habernos probado, para dejarnos persuadidos de este error, que el Museo de Historia Natural, sólo porque es el jefe de esta institución determinado profesor, se haya puesto un gendarme con cara de pocos amigos y con la consigna absoluta de que no deje salir nada que vaya a parar a la Universidad y que no deje entrar en este museo algo que venga de la Universidad; mientras no se nos pruebe eso, no podemos inferir de que administrativamente pertenezca al Museo al Instituto de Biología y de allí se infiere que la Universidad, las escuelas todas, vayan a sufrir en sus trabajos o que vayan a encontrar obstáculos en sus investigaciones. Como muy respetuoso de esta Asamblea y persuadido de que el tiempo de que disponemos es absolutamente corto y que debemos ser económicos de este tiempo, me limito a exponer estas razones y a suplicaros nuevamente que, ratificando vuestro acuerdo anterior, que sin duda habréis formado ya, neguéis vuestro voto aprobatorio al dictamen de la Comisión y determinéis que el Museo de Historia Natural quede perteneciendo a la institución de que es derivación natural e inmediata, el Instituto de Biología.

(Aplausos. Voces: ¡A votar!)

Presidencia del C. RUEDA MAGRO MANUEL

El C. Magro: Pido la palabra en pro. (Voces: ¿A votar!)

El C. Medina Francisco: Señor Presidente, estoy inscripto antes.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Medina Francisco, miembro de la Comisión: Señores diputados: La Comisión ha considerado, para colocar el Museo de Historia Natural en la Universidad Nacional, que este establecimiento viene a ser un aditamento, viene a ser un componente de la cátedra de historia natural y de la cátedra de biología, también. Es natural pensar, señores

diputados, para que se estudie con provecho la historia natural, necesitan los alumnos de enseñanza objetiva de los ejemplares, de tal manera que al estudiar los mamíferos, encuentren ahí toda la colección de ellos, igualmente las aves, reptiles, peces, etc. ¿Qué consideraría esta Asamblea de una Comisión que estableciendo determinadas cátedras en la Universidad Nacional, le quitara los elementos indispensables para que el estudio de esta cátedra fuera provechoso? Era tanto como sí se le quitara a un farmacéutico su botica, era tanto como si al maestro de escuela se le quitara su material escolar, sus pizarrones, sus yesos, sus útiles.

El C. Hay, interrumpiendo: No se les quitan. (Campanilla.)

El C. Medina, continuando: No se les quitan, dice el señor ingeniero Hay, pues ¿Por qué no dejarlos en la Universidad Nacional?

El C. Hay, interrumpiendo: Ya lo dije.

El C. Medina, continuando: La Universidad si gana mucho, porque los alumnos harán sus estudios completos, y no tendrán que ir a hacer el trayecto, el recorrido, hasta el Museo de Historia Natural, sino que allí mismo se establecerán las cátedras, como estaban antiguamente.

Señores diputados: El Museo de Historia Nacional se formó por naturalistas, y éstos pertenecen a la Universidad, no a la Secretaría de Fomento y Agricultura. La Secretaría de Fomento ha tratado aquí de darse bombo teniendo Institutos Biológicos, teniendo Museos, cuando olvida que su labor está en cultivar el campo, el hacer esa labor que tanto necesitamos actualmente. ¿Quién estaría mejor capacitado del Instituto, de la Universidad Nacional o la Secretaría de Fomento y Agricultura para nombrarlos naturalistas y coleccionadores de ejemplares del Museo de Historia Natural? Seguramente que la Universidad, señores diputados. Y si se me dice que la Secretaría de Fomento está en aptitudes de buscar buenos naturalistas para formar Museos de Historia Natural, yo le diría al que lo hiciera que sería un gasto superfluo, inútil, porque ese mismo gasto lo podría hacer la Universidad y así tendríamos una economía.

Dice el C. Hay que ya esta Asamblea aprobó que el Instituto Biológico dependiera de Fomento, también debe pertenecer el Museo de Historia Natural. No, señores, si ya a la cátedra de biología se le quitó su instituto injustamente, si ya se le quitó porque la Asamblea lo determino así, no le quitemos la cátedra de Historia Natural; no porque hayamos cometido un disparate, vayamos a cometerlo esta vez. La asistencia de visitantes al Museo es un gran argumento de que está ahora en muy buenas condiciones; pues ¿Qué diría el C. Hay si le preguntara si el número de habitantes que tiene ahora México es el mismo que cuando el Museo de Historia Natural pertenecía a la Universidad? No, señor Hay. Por otra parte, en ese caso se diría que la cátedra de historia natural y el Museo estaban mal servidos, pero no mal colocados; su colocación precisa, su colocación útil está en la Universidad, allí está llamada por su papel esencial, por su papel educativo, esencialmente ayudador de las clases estudiantiles. La mayor parte de los ejemplares que existen en el Museo de Historia Natural, sobre todo los más valiosos, fueron donados, como dijo el señor Manrique, por el ilustre naturalista Duges, que perteneció a una Universidad; el señor Duges, naturalista de Guanajuato, cada vez que llegaba a sus manos un ejemplar, ¡claro!, procuraba agenciarse otro igual y lo mandaba a la ciudad de México; de ahí que puedan verse todavía los ejemplares en el Museo de Historia Natural, porque esos ejemplares fueron donados por el doctor Duges.

Señores diputados: Si para quitarle el Museo de Historia Natural a la Universidad nos valemos aquí del argumento de que es muy revolucionario, tened en cuenta que habremos hecho un despropósito, que no haremos labor útil y que perjudicarnos a las clases estudiantiles y a las generaciones que tienen que ir a nutrirse, a beber la ciencia en la Universidad Nacional. Yo ruego a los señores diputados que se sirvan tener en cuenta en su ser íntimo lo siguiente: ¿A quién deberá pertenecer una colección de ejemplares que sirven para la enseñanza de la historia natural? Pues a la parte donde se enseña esta materia, es decir, a la Universidad Nacional. Si porque pertenece el Museo de Historia Natural a la Universidad, la Secretaría de Fomento cree que ya no puede hacerse de ejemplares, falta a la verdad, pues estando el Museo de Historia Natural ahí, podrá la Secretaría de Fomento mandar los Ejemplares a la Universidad, la cual estaría mejor capacitada para que sus coleccionadores hicieran el catálogo de esos mismos ejemplares y sirvieran después para las clases. Señores diputados: Se ha prolongado mucho este debate y creo que la Asamblea está perfectamente convencida de que en este caso asiste toda la justicia a la Comisión. (Voces: ¡A votar!)

El C. Presidente: Tiene la palabra, en pro, el C. diputado Narro.

El C. Narro: Señores diputados: Me voy a permitir decir solamente ya unas cuantas palabras sobre esta tan debatida cuestión del Museo de Historia Natural. Creo que la falta de oradores en pro viene precisamente de la falta de argumentos en contra; he estado oyendo con atención todo lo que han hablado el C. diputado Hay, el C. diputado Vadillo, etc., y no se ha mencionado un solo argumento que demuestre fundamentalmente que el Museo de Historia Natural debe pertenecer a Fomento.

El señor diputado Hay solamente ha insistido en esto: En que el Museo de Historia Natural es el complemento del Instituto Biológico; estoy perfectamente de acuerdo con el compañero; pero es un complemento que ya no sirve para nada a la Secretaría de Fomento. No sé qué relación pueda tener la Secretaría de Fomento con el Museo, no sé qué utilidad pueda sacarle la Secretaría al Museo de Historia Natural. El compañero Vadillo ha desarrollado perfectamente que el Museo de Historia Natural solamente tiene una función educativa, primero para los universitarios, segundo para los primarios y tercero para el pueblo en general; total, una función educativa. Y, señores, ¿La Secretaría de Fomento tiene algo que ver con alguna función educativa? ¿La Secretaría de Fomento tiene algún papel educativo? Creo que no, señores. El papel educativo corresponde a la Universidad o corresponde a la Dirección de Instrucción Primaria, pero de ninguna manera pertenece a la Secretaría de Fomento, ningún papel educativo como es única y exclusivamente

el papel del Museo de Historia Natural. Que la Secretaría de Fomento de los elementos necesarios para la formación del Museo, ciertamente; pero una vez esos elementos llegados al Museo de Historia Natural ya no tienen absolutamente nada que ver con la Secretaría de Fomento y sí con la Universidad y con la Dirección General de Instrucción Primaria, etc., etc. Ese es el papel del Museo, un papel simplemente educativo. Por lo demás, otro argumento que se ha esgrimido es que durante el tiempo en que el Museo de Historia Natural ha estado bajo la Secretaría de Fomento, ha prosperado; esto quiere decir que el Museo tuvo en estos dos años pasados una buena dirección; pero esa no es una razón para pasarlo de una Secretaría a otra Secretaría, porque mañana o pasado, una institución cualquiera, la Escuela de Medicina, supongamos, por mala dirección, por malos directores y profesores tiene malos resultados y no es una razón para que la pasemos de la Universidad a la Secretaría de Relaciones o a cualquiera otra Secretaría. Hay que buscar la razón por la cual una institución no cumple sus fines; pero no creo que sea un argumento para que la pasemos a otra Secretaría de Estado. Por lo mismo, creo yo, señores diputados, y reasumiendo lo poco que he dicho a ustedes, que los argumentos que han presentado los señores no son en realidad ningunos argumentos, no hay nada fundamentalmente dicho, para que, como he dicho, el Museo de Historia Natural pase a la Secretaría de Fomento en lugar de estar en la Universidad Nacional, que es la que tiene entre nosotros un fin esencialmente educativo tal y como lo tiene el Museo; Fomento absolutamente, a mi modo de ver, nada tiene ya que hacer ni nada que sacar del Museo de Historia Natural.

El C. Hay: Para una rectificación de hechos, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Hay: Deseo hacer una corta rectificación de hechos: El C. Manrique dijo que algunas sirenas habían soplado al oído del señor ingeniero Rouaix para hacerle creer que aumentaría su engrandecimiento si permanecían el Instituto Biológico y el Museo de Historia Natural dentro de la Secretaría de Fomento: No es que salga a la defensa de un Secretario de Estado, salgo únicamente a la defensa de un hombre honrado que ha demostrado en todo y por todo patriotismo en todos sus actos, y de eso tengo constancia por haber estado a su lado una larga temporada, y es de justicia que diga yo lo siguiente: El señor ingeniero Rouaix fue - y tuve el gusto de colaborar en este sentido - uno de lo más entusiastas partidarios de que se dividiera la Secretaría de Fomento en dos, es decir, en la Secretaría de Fomento y Agricultura y en la de Industria y Comercio; si él hubiera querido engrandecerse personalmente, claro está que hubiera estado en contra de estas ideas, porque hubiera disminuido su engrandecimiento, según dice el C. Manrique, o hubiera trabajado en contra de esa separación. Por tanto, se ve que quien con gusto sacrifica, no sacrifica, se desprende de una cantidad muy importante de direcciones de una Secretaría, no va a ser un "pichicatero" ni a estar peleando un solo Instituto como el Biológico; este argumento es incontestable.

El señor Medina dice, por otro lado, que desde el momento en que la clase de Historia Natural y de Biología está en la Universidad, el Museo tiene que estar también en la Universidad, porque si no los alumnos tendrán que recorrer el trayecto de esa Universidad hasta el Museo, y yo pregunto: ¿Qué por el hecho de que el Museo pertenezca a la Universidad no van a tener que recorrer ese trayecto? ¿Qué acaso pretende el señor Medina o la Comisión llevarse el Museo como un cuerpo dentro de la clase, el Museo de Historia Natural? Esto es infantil, y me extraña que el talento del señor Medina pueda usar un argumento como este y se puede decir que es el único argumento que ha usado.

También el señor Medina dijo que el señor Rouaix había tratado de hacerse bombo con este departamento. Esto está contestando con lo que dije anteriormente: El que no quiere hacerse bombo con todos los elementos que pueden constituir una Secretaría, claro está que no va a pretender hacerse bombo con un solo departamento.

Dice también que los habitantes han aumentado en la capital y que por eso hay un aumento en los visitantes del Museo. Aceptando y suponiendo que en esa época al iniciarse eso hubiera solamente quinientos mil habitantes y que, según él, el número de visitantes del Museo se ha multiplicado por ocho, pues ha subido de cinco a cuarenta mil. Si fuera cierto lo que dice el señor Medina, deberíamos suponer cuatro millones de habitantes a la capital.

Por otro lado, el señor Narro nos viene a decir que no ha encontrado argumento alguno, pero él tampoco en realidad nos dio ninguno, de manera que no hago mención de lo dicho por el señor Narro.

Presidencia del C. DEL CASTILLO PORFIRIO

El C. Secretario Aranda: No habiendo oradores en pro ni contra, se pregunta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido el punto. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se considera suficientemente discutido. En votación nominal se pregunta si se aprueba. Se procede a la votación del inicio X del proyecto de Ley Orgánica de las Secretarías de Estado. (Leyó.)

Por la afirmativa.

El C. Secretario Alonzo Romero: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Secretario Aranda: Votaron por la afirmativa los CC. diputados siguientes: Alvarez del Castillo, Araujo, Arlanzón, Barragán Juan Francisco, Barragán Martín, Blancarte, Cárdenas, Céspedes, Cravioto, Cristiani, Díaz González, Escudero, González Lauro, Hernández Garibay, Higareda, Izquierdo, Lizalde, Manrique, Mariel, Márquez Rafael, Medina Francisco, Medina Juan, Méndez, Morales Hesse, Narro, Olivé, Ortiz, Otero, Peña, Pereyra Carbonell, Prieto, Rebolledo, Robles

Domínguez, Rojas Dugelay, Ruiz Estrada, Silva Jesús, Solórzano y Torres José D.

- El mismo C. Secretario: Votaron por la negativa los siguientes CC. diputados: Aguirre Berlanga, Aguirre Crisóforo, Aguirre Efrén, Aguirre Escobar, Alonzo Romero. Aranda, Arellano, Arreola, Avendaño, Avilés, Anaya, Bandera y Mata, Barragán, Juan Francisco, Bello, Betancourt, Breceda, Campero, Cancino Gómez, Cano, Carrascosa, Carrillo Eduardo S., Castillo del, Cepeda Medrano, Cienfuegos y Camus, Córdoba Daniel S., Córdova Gabriel J., Cruz, Chapa, Dávalos Ornelas Domínguez, Fentanes, Fernández Martínez, Figueroa, Gámez Gustavo, Gárate, García Adolfo, García Jonás, García Pablo, García Salvador Gonzalo, Garza Ernesto, Garza Pérez, Gómez S., Gómez Mauricio, González Ibarra, González Justo, Guajardo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Orantes, Hay, Hernández Jerónimo, López Couto, Lanz Falera, López F. Ricardo, López Celis, Malpica, Manjarrez, Manzanilla Tejero, Manzano, Martínez de Escobar, Mata Filomeno, Mata Luis I., Mercado, Moctezuma, Montes, Navarrete, Neri, Ordorica, Ortega, Porchas, Paredes Colín, Pedroza, Peralta, Pesqueira, Pineda, Plank, Portes Gil, Portillo, Ramírez G. Benito, Ramírez Genaro, Ramírez Llaca, Reynoso, Rivas, Rivera Cabrera, Rojas Rafael R., Rosas, Ruiz Alberto, Ruiz Juan A., Sánchez José M., Sánchez Tenorio, Saucedo Salvador, Segovia, Sepúlveda, Soto, Suárez, Téllez Escudero, Treviño, Uruñuela, Vadillo, Valle, Velásquez, Ventura y Zavala.

El C. Alonzo Romero: Lizaldi Juan R. Votó por la afirmativa. Silva Jesús votó por la afirmativa. Son 104 por la negativa. En virtud de haberse modificado el voto de los señores Silva Jesús y del diputado Juan R. Lizalde, son 104 por la negativa.

El C. Secretario Aranda: Se desecha la fracción por 104 votos de la negativa, contra 38 de la afirmativa. Vuelve a la Comisión para que lo modifiquen conforme a la discusión.

El C. Presidente, a las 7.52 p.m.: Se levanta la sesión pública para pasar a secreta.