Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171212 - Número de Diario 81

(L27A2P1oN081F19171212.xml)Núm. Diario:81

Colegio Electoral

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 12 DE DICIEMBRE DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERIODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II.- NÚMERO 81

SESIÓN DE COLEGIO ELECTORAL DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL 11 DE DICIEMBRE DE 1917

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es aprobado el dictamen de la 4a. Sección de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, relativo a las elecciones extraordinarias de diputados al Congreso de la Unión, verificadas en el 3er. distrito electoral del Estado de Tabasco. Es leída y aprobada el acta de la presente sesión, levantándose ésta.

DEBATE

Presidencia del C. SAENZ AARON

(Asistencia de 157 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4.20 p. m.: Se abre la sesión de Colegio Electoral.

El C. Secretario Alonzo Romero: " 1a. Comisión Revisora de Credenciales. - Sección cuarta.

"Honorable Asamblea:

"Los que subscribimos, miembros integrantes de la cuarta Sección de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, habiendo examinado cuidadosamente el expediente que se refiere a las elecciones para diputados verificadas en el 3er. distrito electoral del Estado de Tabasco, encontramos dichos expedientes enteramente ajustados a la ley, y, por tanto, tenemos el honor de someter a la consideración de esta H. Asamblea las siguientes proposiciones:

"Primera. Son buenas y legales las elecciones verificadas en el 3er. distrito electoral del Estado de Tabasco.

"Segunda. Es diputado propietario por el mencionado distrito, el C. Federico Martínez de Escobar, y suplente, el C. Miguel Inclán."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 10 de diciembre de 1917. - Presidente, J. Siurob. - Vocal, J. Morales Hesse."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba la primera parte, que dice: "Son buenas y legales las elecciones verificadas en el 3er. distrito electoral del Estado de Tabasco."

Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada.

- El mismo C. Secretario: Está a discusión la segunda parte, que dice: "Es diputado propietario por el mencionado distrito el C. Federico Martínez de Escobar, y suplente, el C. Miguel Inclán."

Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse. (Voces: ¡A votar!) ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada.

La Mesa declara, por conducto de la Secretaría, que es diputado propietario por el 3er. distrito electoral del Estado de Tabasco, el C. Federico Martínez de Escobar, y suplente, el C. Miguel Inclán.

- El mismo C. Secretario: "Acta de la sesión de Colegio Electoral de la Cámara de Diputados celebrada el día once de diciembre de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Aarón Sáenz.

"En la ciudad de México, a las cuatro y veinte de la tarde del martes once de diciembre de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento cincuenta y siete ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente pasó la Secretaría, se abrió la sesión.

"El ciudadano Secretario Alonzo Romero leyó el dictamen de la cuarta Sección de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, que termina con las siguientes proposiciones:

"Primera. Son buenas y legales las elecciones verificadas en el 3er. distrito electoral del Estado de Tabasco.

"Segunda: Es diputado propietario por el mencionado distrito, el C. Federico Martínez de Escobar, y suplente, el C. Miguel Inclán."

"Puestas a discusión, sucesivamente, las dos proposiciones transcriptas, sin lugar a ella, se aprobaron en votaciones económicas.

"La Secretaría hizo, a nombre de la Presidencia, la declaración correspondiente.

"Se dio lectura a la presente acta, la que, sin discusión, fue aprobada en votación económica.

"Se levantó la sesión a las cuatro y veintisiete, para pasar a sesión de Cámara de Diputados."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta

si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada el acta.

El C. Presidente, a las 4.26 p. m.: Se levanta la sesión del Colegio Electoral para continuar en Cámara de Diputados.

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL 11 DE DICIEMBRE DE 1917

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior. Presta la protesta de ley el C. Federico Martínez de Escobar.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera. Se concede licencia al C. Plank. Primera lectura del dictamen de la Comisión 1a. de Justicia sobre la iniciativa del Ejecutivo para dar competencia a los Tribunales del Distrito Federal, para conocer de los delitos del orden común cometidos en el Estado de Morelos. Son aprobados cinco dictámenes de la Comisión de Peticiones.

3.- Continúa la discusión del proyecto de Ley de Suspensión de Garantías Individuales. Discusión del artículo 1º. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. SAENZ AARON

El C. Presidente, a las 4.27 p. m.: Se abre la sesión de la Cámara de Diputados.

El C. Secretario Alonzo Romero: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados, el día diez de diciembre de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Aarón Sáenz.

"En la ciudad de México, a las diez y diez y ocho de la mañana del lunes diez de diciembre de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento veinticinco ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Saucedo Salvador, se abrió la sesión.

"El ciudadano Prosecretario Limón leyó el acta de la sesión celebrada el día ocho de los corrientes, la que se aprobó sin debate, en votación económica.

"A discusión el artículo 17 del proyecto de ley por el que se declara de utilidad pública el cultivo de las tierras de labor, el C. Márquez Josafat, pidió la palabra para rectificar hechos, negándosela la Mesa en virtud de que las sesiones de la mañanas estaban dedicadas exclusivamente para tratar asuntos agrarios. El C. López Lira hizo una moción de orden, a la que siguió una aclaración de la Presidencia, y el C. Bravo Izquierdo, inscripto en contra del artículo 17, renunció al uso de la palabra. En este sentido habló el C. López Lira, y luego el C. Neri, miembro de las Comisiones, solicitó y obtuvo permiso para retirar, definitivamente, este artículo.

"El artículo 10, que en la sesión del día cinco de los corrientes, fue desechado y volvió a las Comisiones para que lo reformaran, según el sentir de la Asamblea, se presentó redactado así:

"Artículo 10. Cuando se proporcionen elementos de trabajo, pagará el labrador, como máximo, un diez por ciento de la cosecha, y un cinco por ciento, también como máximo, cuando se proporcione únicamente la tierra. Si ésta hubiere sido ya barbechada por el propietario, se abonará a éste un dos por ciento de la cosecha; el cual pagará el Ayuntamiento de la parte que le corresponda.

"Respecto a las tierras a que se refiere la última parte del artículo 9º de esta ley, los que la cultiven no pagarán nada durante el tiempo que las tengan en posesión precaria."

"El artículo transcripto se consideró suficientemente discutido, después de que los CC. Arellano y González Jesús M. hablaron en contra y en pro, respectivamente, y fue aprobado por ciento diez y seis votos de la afirmativa, contra diez y seis de la negativa.

"Los artículos 18, 19 y 1º transitorio, sin que nadie hiciese uso de la palabra, se reservaron para su votación.

"El artículo 2º transitorio fue impugnado por el C. Velásquez y apoyado por el C. Ibarra, miembro de las Comisiones, con lo que se estimó agotado el debate.

"Votaron este artículo afirmativamente ciento un ciudadanos diputados y negativamente treinta y tres, por lo que se declaró que quedaba aprobado.

"Acto continuo, se recogió la votación relativa a los artículos 18, 19 y 1º transitorio que, como se ha dicho, se reservaron sin objeción, y resultaron aprobados por ciento treinta y siete votos de la afirmativa, contra siete de la negativa, de los CC. Anaya, Arellano, Avendaño, Carrascosa, Cristiani, Robles Domínguez y Rojas Dugelay.

"Concluida la aprobación del proyecto de ley presentado por las Comisiones, se dio cuenta con una adición al artículo 5º, de la que son autores los CC. López Lira y Román, Aquél usó de la palabra para fundarla y en seguida la Asamblea, la admitió a discusión. El C. Neri, a nombre de las Comisiones, manifestó que éstas estaban de acuerdo en esta adición y que, en tal virtud, la hacían suya, razón por la que desde luego se puso a debate.

"El C. Neri contestó interpelaciones de los CC. Hernández Garibay y Velásquez; éste habló en pro, y en seguida, dicho C. Neri, con anuencia de la Asamblea, modificó la adición de que se trata, de acuerdo con las ideas del C. Velásquez. El C. Blancarte impugnó el punto el que fue apoyado por el C. Figueroa, quien, al terminar, contestó una interpelación del C. Hernández Garibay, Y una vez que los CC. Manrique y López Lira usaron de la palabra, el primero en contra y el segundo en pro, se declaró agotado el debate y se llevó a cabo la votación correspondiente que produjo noventa y tres votos de la afirmativa y cuarenta y siete de la negativa. Por lo tanto, quedó aprobada dicha adición.

"El C. Secretario Portes Gil expresó que con otras adiciones que había en cartera se daría cuenta

en la sesión del próximo miércoles. El C. Secretario Magallón leyó la orden del día para continuar luego esta sesión que fue suspendida a las doce y veinticinco una vez que se comisionó a los CC. Martínez de Escobar, Sánchez Tenorio y Prosecretario Limón, para visitar al C. Martínez Joaquín, que se encuentra enfermo, y se reanudó a las cuatro y veintitrés de la tarde, con asistencia de ciento veintiocho ciudadanos diputados, según lista que pasó el C. Prosecretario Muñoz. Este pasó a dar cuenta con los documentos siguientes:

"Oficio del Senado, acusando recibo del proyecto de ley que concede pensión a la señora María Luisa Beltrán viuda de Garmendia. - A su expediente.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio, continuando: "Oficio de la Legislatura de Jalisco en que participa que clausuró su período extraordinario de sesiones y que nombró la Comisión Permanente que funcionará en el receso. - De enterado.

"Oficio de la Secretaría de Estado, Negocios Interiores, en que acusa recibo de la Transcripción de un memorial de los vecinos del Municipio de Tacuba, Distrito Federal. - A su expediente.

"Oficio del Gobernador del Estado de Tabasco, con el que se remite un paquete que contiene los documentos relativos a las elecciones extraordinarias para diputados al Congreso de la Unión en el 3er. distrito electoral de esa Entidad Federativa. - Recibo y a la Comisión Revisora que corresponda.

"Escrito firmado por el C. Crescencio A. Miranda, profesor normalista, y hecho suyo por los CC. Cienfuegos y Camus, Portes Gil y Padrés, al que se acompaña la transcripción de una circular que al ocursante dirigió el C. Inspector de la 3a. zona escolar urbana, que indica a los profesores la conveniencia de que se abstengan de tomar parte activa en las luchas políticas. - Transcríbase al Ejecutivo.

"Iniciativa subscripta por el C. general Francisco J. Múgica, a fin de que no se sancionen las partidas que en el Presupuesto de Egresos, se dedican a la Dirección General de Aduanas, substituyendo ésta por un Departamento de Aduanas. - A la Comisión de Presupuestos.

"Proyecto de ley que presenta la diputación del Estado de Campeche, para que se conceda a la señora Carmen Bagungo viuda de Blengio, una pensión de cien pesos mensuales. - A la 2a. Comisión de Hacienda.

"El C. Zubaran pidió dispensa de trámites a este proyecto, y la fundó, pero en vista de haberla negado la Asamblea, subsistió el trámite apuntado

"Proyecto de ley de la misma diputación, a fin de que se conceda una pensión de setenta y cinco pesos mensuales a la señora Josefina Pérez viuda de Minet. - A la 1a. Comisión de Hacienda.

"Dictamen de las Comisiones unidas, 3a. de Guerra y 2a. de Hacienda, que consulta un proyecto de ley por medio del cual se concede una pensión de seis pesos diarios a la señora Julia A. viuda de Zamora.

"La Mesa dio a este documento el trámite de "primera lectura." que fue reclamado por el C. García Vigil, en virtud de que siendo Presidente de la 3a. Comisión de Guerra, se había formulado sin su conocimiento este dictamen. El C. Padilla, miembro de la 2a. Comisión de Hacienda, informó sobre el particular y apoyó el trámite. El C. García Vigil dio a conocer la participación que en este asunto tuvo la Comisión que él preside; la Mesa sostuvo su trámite; el C. Siurob, miembro también de las Comisiones, hizo una aclaración y contestó una pregunta del C. Cámara; el C. García Vigil hizo otra aclaración, y la Secretaría, a petición del C. Manrique, leyó el artículo 92 reglamentario.

"La Asamblea, en votación económica, desechó el trámite de la Mesa, por lo que volvió el dictamen a las Comisiones.

"Dictamen de la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales que en su parte resolutiva contiene un proyecto de ley que concede licencia al ciudadano mexicano Carlos Agüeros, para servir en la Cruz Roja Americana como contador de dicha institución y para portar el uniforme que usan los miembros de ella. - Primera lectura.

"Dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda que concluye así:

"Proyecto de ley. Único: Auméntese la jubilación que actualmente disfruta de cien pesos el C. Andrés Oscoy a la cantidad de cuatro pesos diarios que le serán íntegramente pagados por la Tesorería General de la Nación."

"Puesto a debate, sin él, se procedió a su votación y ella determinó que quedara aprobado por ciento treinta y siete votos de la afirmativa, contra diez de la negativa de los CC. Avendaño, Betancourt, Curiel, García de Alba, García Vigil, Ibarra, Lailson Banuet, Medina Hilario, Otero y Sepúlveda. - Pasa al Senado para sus efectos constitucionales.

"A continuación, y tras de una moción de orden del C. Díaz González, a la que siguió una aclaración de la Presidencia, usó de la palabra para rectificar hechos el C. Silva Jesús, quien fue interrumpido por una moción de orden del referido C. Díaz González, en virtud de la cual la Secretaría recomendó a los concurrentes a las galerías se abstuvieran de hacer manifestaciones.

"El C. Medina Hilario, en moción de orden, excitó a los ciudadanos inscriptos para rectificar hechos, a fin de que no lo hicieran, con objeto de tratar los asuntos que había en cartera. El C. García de Alba también hizo una moción de orden en la que citó la fracción IV del artículo 23 y el 32 del Reglamento, y con tal motivo la Presidencia hizo una aclaración.

"Como se concediera la palabra al C. Padrés para rectificar hechos, dicho C. García de Alba reclamó esta decisión de la Mesa; el C. Padrés hizo una moción de orden y el mismo C. García de Alba insistió en su propósito; el C. Díaz González hizo otra moción de orden y la Presidencia una aclaración. Y luego que el C. Neri citó el artículo 101 del Reglamento, que se leyó a su solicitud, el C. Padrés usó de la palabra para el fin que la había solicitado. Durante su discurso por indicación de la Presidencia, retiró una frase que dirigió al C. Rocha, quien se reservó para después la respuesta a una interpelación que le dirigió el orador; éste también interpeló al C. Plank, el que contestó.

"Asimismo hablaron para rectificar hechos los CC. Ramírez Garrido, Márquez Josafat, Céspedes, Cienfuegos y Camus, (éste por haberle cedido su turno el C. Villarreal Filiberto) Rocha, Blancarte y García Vigil.

"El discurso del C. Céspedes fue interrumpido por mociones de orden de los CC. Portes Gil y Siurob, y por una aclaración de la Presidencia; el del C. Cienfuegos y Camus por la lectura del artículo 195 del Reglamento, que hizo la Secretaría, y por la Presidencia, para pedir al C. Díaz González que retirara una palabra que había dirigido al orador, a lo que aquel accedió; y el del C. Rocha, por la respuesta que dio a una pregunta suya el C. Hermosillo. El C. Blancarte, una vez que terminó de hablar, contestó interpelaciones de los CC. Zubaran y Ramírez Garrido.

"Como llegara la hora en que debía levantarse la sesión, el C. Manrique solicitó se preguntara a la Asamblea si se prorrogaba. Esta resolvió negativamente, y en seguida el ciudadano Secretario Portes Gil dio a conocer la orden del Día para la sesión siguiente, la que fue reclamada por el C. Figueroa, con el propósito de que se substituyera la discusión del proyecto de Ley de Suspensión de Garantías, por la de la iniciativa de Ley del Trabajo. La Mesa ratificó su decisión respecto de los asuntos que fijaba para tratar en la sesión próxima, y luego que el C. Blancarte hizo una aclaración, se cerró la sesión, a las ocho de la noche."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? Se consulta a la Asamblea, en votación económica, si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada el acta.

- El mismo C. Prosecretario: Encontrándose en el salón verde el C. Federico Martínez de Escobar, declarado diputado por uno de los distritos electorales del Estado de Tabasco, se nombra a los CC. Cámara, Ríos Landeros y Sánchez Tenorio, a fin de que lo introduzcan al salón.

El C. Presidente: Se nombra al C. Ruiz en substitución del C. Cámara, para que acompañe al C. Martínez de Escobar.

El C. Prosecretario Muñoz: Se suplica a los asistentes a la galerías que se sirvan poner de pie, inclusive las damas.

(El C. Martínez de Escobar Federico, rindió la protesta de ley. Aplausos.)

- El mismo c. Prosecretario: Encontrándose enfermo el ciudadano diputado Aranda, la Mesa designa en Comisión a los CC. Fernández Martínez, Sepúlveda y Secretario Portes Gil, para que le hagan una visita.

- El mismo C. Prosecretario: La Cámara de Senadores remite dos oficios, en los que acusa recibo de los expedientes relativos a la Ley de Ingresos y al proyecto de ley por el que se concede una pensión a la señora Teodora Cabello viuda de Vásquez. - A sus expedientes.

"Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección 2a. - Número 60.

"Para los efectos constitucionales, tenemos el honor de remitir a ustedes, en doscientas noventa y una fojas útiles, el expediente con el proyecto de reformas a la Ley Constitutiva de la Universidad Nacional.

"Reiteramos a ustedes las seguridades de nuestra consideración distinguida.

"Constitución y Reformas. - México, a 28 de noviembre de 1917. - Luis J. Zalce, S. S. - J. Silva, S. S. - A los ciudadanos Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - Recibo, a la 2a. Comisión de Instrucción Pública, e imprímase.

"El subscripto, diputado por el 2º distrito electoral del Estado de Sonora, atentamente suplica a esta H. Asamblea se sirva concederle, con dispensa de trámite, licencia para aceptar, durante el receso de esta H. Cámara, una comisión del Ejecutivo. en el Estado de Sonora.

"Protesto a ustedes las seguridades de mi distinguida consideración y respeto.

"Constitución y Reformas. - México, 11 de diciembre de 1917. - C. Plank. - A los ciudadanos Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente."

Se consulta a la Asamblea si se concede la dispensa de trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. (Voces: ¡Que la funde!) Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. (Voces: ¡Que se le invite para que la funde!) En votación económica se consulta a la Asamblea si concede la autorización al C. Plank para desempeñar una comisión del Ejecutivo durante el receso de la Cámara. Concedida.

- El mismo c. Prosecretario: La mayoría de las diputaciones de la costa del Pacífico, encabezadas por la diputación de Sinaloa, presentan una iniciativa proponiendo la reapertura de la Escuela Náutica del puerto de Mazatlán. - A las Comisiones unidas, de Marina y Presupuestos.

"H. Asamblea:

"El proyecto de ley que sometemos ahora a vuestra ilustrada consideración, proponiendo la reinstalación de la Escuela Náutica del puerto de Mazatlán, responde a una necesidad así nacional como constitucional. Nacional, porque el estado que guarda hoy día nuestra marina mercante, ha fijado por manera inequívoca, la urgente necesidad que existe de formar pilotos y maquinistas mexicanos por nacimiento; pues la demanda de aquéllos es cada vez mayor y nuestro personal mexicano cada día más escaso. Constitucional, porque el artículo 32 de nuestra Carta Magna, terminantemente previene que, para pertenecer a la Marina Nacional de Guerra, se requiere ser mexicano por nacimiento, y que esa

misma calidad será indispensable en Capitanes, Pilotos, Patrones y Primeros Maquinistas de los buques mercantes mexicanos, debiendo tenerla, además, los que compongan las dos terceras partes de la tripulación. Siendo, pues, una verdad que no admite duda, la escasez de elementos técnicos que tripulen los barcos de nuestra marina , es llegado el momento de proceder a la reapertura de dicha escuela, ya que el personal náutico no se puede improvisar y que es necesario proveer a las exigencias que en este respecto comenzarán a hacerse sentir en un futuro próximo.

"Actualmente se observa una plausible agitación en todas nuestras costas, demostrando claramente que estamos en vías de reorganizar, dándole el impulso que se merece, nuestra incipiente Marina Nacional Mercante. Esto es un bello signo de las ventajas que la Revolución Constitucionalista ha traído consigo, pues que, mediante su saludable influjo, se ha abierto propicio campo para el desarrollo de todas las actividades nacionales.

"El Derecho Internacional Marítimo consigna en una de sus cláusulas que el barco es parte integrante del país cuyo pabellón enarbola, y siendo que un barco constituye un jirón de la Patria, claro está que no puede ser mandado más que por un mexicano de nacimiento, como muy sabiamente lo ordena nuestra actual Constitución, y nunca por un extranjero nacionalizado, porque ello tiene que dar ocasión a los más tristes resultados, como se verá por el siguiente caso concreto, que pasamos a relatar: A raíz de la última invasión norteamericana en Veracruz, a fines de abril de 1914, se encontraban anclados en el puerto de Manzanillo, además de algunos barcos extranjeros, tres buques nacionales. Dos de ellos eran mandados por capitanes españoles -nacionalizados mexicanos -, y el capitán del tercero era el ciudadano sinaloense Francisco N. Miranda, de la Escuela Náutica de Mazatlán. En uno de aquellos días se avistó el crucero "Raleigh," de la marina de guerra de los Estados Unidos, sucediendo que, a su aproximación, fue inmediatamente quemado el muelle del ferrocarril por las tropas del general federal Viruegas, en virtud de orden expresa dictada por aquel jefe. Con este hecho se provocó la alarma consiguiente, por haberse creído que el citado crucero venía en son de guerra. En aquellas circunstancias, y para eterno baldón de aquel par de advenedizos, que de manera tan miserable escarnecieron la dignidad de la raza, sucedió que los barcos "Unión" y "M. Herrerías," arriaron ignominiosamente su bandera, en mala hora confiada a la custodia de aquellos traficantes; solamente la bandera del "General Pesqueira" quedó flotando al viento en toda la bahía de Manzanillo, y eso, porque el capitán Miranda, que es mexicano, mandó que se conservara izada día y noche, mientras se definía la situación originada por el incidente de Veracruz y como una elocuente protesta contra el acto vergonzoso y cobarde de los capitanes iberos Rodrigo Pacheco y Francisco de Sarazúa. Este es un caso concreto, histórico, que consta asentado en el diario de navegación del "Pesqueira," y cuyo capitán podrá en todo tiempo probar y sostener. Si en casos como aquél, en que el riesgo era dudoso, se comportaron los extranjeros de aquella manera, ¿qué no sucedería el día en que ocurriera, desgraciadamente, algo más grave, en que estuviera comprometido el honor nacional? Es por esto que, para prevenir esa clase de actos humillantes, las leyes internacionales y las nacionales de cada país, terminantemente expresan y definen "lo que es un barco" y la necesidad que existe de que cada nave sea mandada por ciudadanos nativos de la Nación cuyo pabellón enarbola. Y ello no obedece solamente a razones de interés privado, sino que también tiene su origen en las muy altas de la dignidad nacional y del lustre y decoro de la bandera.

"Es cierto que actualmente tenemos muchos marinos mexicanos, salidos de las escuelas náuticas de Mazatlán y Campeche y de la Naval de Veracruz; pero para marinar los futuros barcos nacionales, es necesario que se forme nuevo personal, decretando, para el efecto, la reinstalación de aquella escuela. Al proponer esta reapertura, tenemos también en cuenta que la citada escuela existió en dos ocasiones anteriores: su fundación data del año de 1857, por virtud del decreto que el 30 de mayo de aquel año expidió el ciudadano Presidente de la República, don Ignacio Comonfort, Acerca de su desaparición no hemos podido encontrar ningunos datos en los archivos oficiales; pero por el decreto que el 9 de julio de 1880 expidió el entonces Presidente de la República, don Porfirio Díaz, en uso de las facultades que se le habían concedido al Ejecutivo de la Unión por la Ley de 12 de diciembre de 1879, encontramos que dicha escuela fue restablecida, habiéndose regido por las dos leyes reglamentarías relativas que con fecha 19 de julio de 1881 expidió el Presidente don Manuel González. La citada escuela estuvo funcionando hasta el 27 de septiembre de 1894, en que, por disposición superior, fue refundida, juntamente con la que existía en Campeche, en la Escuela Naval Militar de Veracruz. Con la clausura de ella, los alumnos que allí había, pasaron a formar parte del personal de la Marina de Guerra, abandonando la mercante; y como algunos no encontraran las facilidades que eran necesarias para la práctica, hubieron de pasar a buques extranjeros, para poder efectuarla. Actualmente hay, más o menos, treinta marinos en la Armada y en los barcos mercantes, que estudiaron en la citada escuela, y otros tantos que hicieron sus estudios en las de Campeche y Veracruz. Con este dato, se llega a la conclusión de que no se necesita, por lo pronto recurrir a los extraños para tripular nuestros barcos, y por ejemplos que existen, puédese afirmar que en nuestras escuelas se pueden instruir todos los marinos que sean necesarios para los barcos de guerra y mercantes.

"La estadística respectiva arroja los siguientes datos sobre el tonelaje de nuestra marina: en 1890, diez y seis mil toneladas; en 1895, treinta y cuatro mil; en 1905, sesenta mil, y en 1913, ciento veinte mil toneladas. En los actuales momentos, dado el estado de desorganización de la mayor parte de los negocios en la República, como natural consecuencia de los últimos siete años de lucha en que nos hemos debatido, quizá no se puede precisar el total del tonelaje de nuestra marina; pero es de presumirse que haya disminuido considerablemente,

en razón de las mismas causas apuntadas. Es, pues, llegado el momento de proceder a la formación de marino técnicos, mediante la reapertura de la referida escuela.

"El puerto de Mazatlán, a la circunstancia de haber sido el asiento de las dos escuelas náuticas anteriores; reúne la ventaja de ser el lugar más apropiado para aprovechar el concurso de nuestra juventud, que sirva de base a nuestros futuros pilotos de la marina mercante nacional, por ser allí, donde el desarrollo de la instrucción es más amplio y donde todas las ideas liberales y de progreso encuentran franca y entusiástica acogida. Además, por su situación geográfica puede decirse que es el punto medio entre los puertos de la Baja California y Sonora y los del Sur de nuestra República.

"El presupuesto anual de gastos (dotando a la escuela de todos los adelantos modernos de la ciencia, para formar pilotos en un período de tres años, y con capacidad para cincuenta alumnos, de los cuales dos tendrán el grado de sargentos primeros, dos el de sargentos segundos, cuatro de cabos, seis como alumnos de primera y treinta y seis como simples alumnos), montará solamente a $77,659.00, según cálculo hecho en julio del corriente año. Esta cantidad resulta insignificante ante la importancia que reviste para la vida de nuestra marina nacional, el fin a que está destinada, máxime si se toma en cuenta que el costo anual del Departamento de Artillería, calculado en enero ultimo, ascendía a $127,200.00, y el de la Academia de Estado Mayor montaba a $207,636.00, también calculado en enero del mismo año que finaliza, época en que la vida era mucho más barata que en nuestros días.

"En atención a todas las razones que anteceden y con apoyo de lo dispuesto en el inciso XXVII del artículo 73 de la Constitución General, que faculta al Congreso de la Unión para establecer escuelas de enseñanza técnica, nos permitimos someter a vuestra ilustrada consideración, el siguiente

"PROYECTO DE LEY:

"Artículo 1º. Se aprueba la reapertura de la Escuela Náutica del puerto de Mazatlán, para hacer en ella los estudios necesarios a la carrera de pilotos y maquinistas de la Marina Nacional Mercante, en un período no mayor de tres años, siendo cincuenta el número de alumnos a que se les dará instrucción.

"Artículo 2º. La Escuela dependerá directamente de la Secretaría de Guerra y Marina, la que expedirá el reglamento respectivo en que consten: inscripción de ingreso, plan de estudios, y toda clase de requisitos que sirvan para normar su funcionamiento interior.

"Artículo 3º. Quedan derogadas las leyes y disposiciones que de alguna manera se opongan al presente decreto.

"TRANSITORIOS.

"Primero. La Escuela Náutica se inaugurará el 5 de febrero de 1918, a cuyo efecto la Secretaría de Guerra y Marina dictará en su oportunidad las providencias del caso.

"Segundo. La ley de presupuestos fijará para el próximo año fiscal en su parte relativa, la cantidad de $80,000.00 para el pago del personal directivo, el de profesores y alumnos, así como para todos los demás gastos que demande la escuela; fijándose en las leyes de presupuestos subsecuentes la cantidad que corresponda."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F., a 8 de diciembre de 1917. - A. Magallón, diputado por el 2º distrito de Sinaloa. - Mariano Rivas. - E. Leyzaola. - A. Gaxiola, jr. - A. Sáenz. - Higareda . - I. Cancino Gómez. - José García de Alba. - G. López Miro. - Emilio Araujo. - Jesús G. Ibarra. - Manrique. - Manuel Dávalos Ornelas. - José Luis Figueroa. - Benito Ramírez G. - R. A. Soto. - Carlos E. Montiel. - Salvador Saucedo. - J. M. Alvarez del Castillo. - J. T. Reynoso. - J. I. Solórzano. - E. Neri. - J. R. Padilla. - M. A. Peralta. - Ricardo Carrascosa. - Germán Gay Baños. - Justo González. - Enrique Sánchez Tenorio. - Rafael Martínez de Escobar. - Salvador Escudero. - Miguel Alonzo Romero. - M. Rueda Magro. - A. Cienfuegos y C. - E. S. Carrillo. - R. Aveleyra. - Isaac Rojas. - F. C. Manjarrez. - J. Jesús Ibarra. - J. P. Alejandre. - Efrén Aguirre. - Alfonso Pardo. - José M. Ortega. - R. Uruñuela. - M. Bello. - Aurelio Velásquez. - Genaro Ramírez. - Simón Ventura. - Gutiérrez Orantes. - S. Avendaño. - F. C. Villarreal" A las Comisiones unidas de Marina y Presupuestos.

"Comisión 1a. de Justicia.

"Señor:

"El Ejecutivo de la Unión, por el conducto de la Secretaría de Estado, Departamento del Interior, ha enviado a esta H. Cámara, una iniciativa de ley para que se prorrogue la jurisdicción de los Tribunales del orden común del Distrito Federal, para conocer de oficio, o a petición de parte, de los delitos comunes cometidos en el territorio del Estado de Morelos que se encuentra bajo el control de las fuerzas militares de la Federación.

"Se aducen como fundamentos de la prórroga los siguientes que exponemos de una manera sucinta: se cometen en el territorio del Estado de Morelos delitos del orden común muchas veces, aún por vecinos del Distrito Federal, y no habiendo autoridades judiciales en dicho Estado, se hacen consignaciones a los Tribunales del Distrito, quienes después de haber prevenido en los asuntos, practicando las llamadas primeras diligencias, se declaran incompetentes ateniéndose al principio de la "jurisdicción por razón del territorio;" el Gobierno del Distrito recibe de los Jueces inhibidos, a presuntos criminales y expedientes para remitirlos a las autoridades competentes que ya se dijo no existen, o los pone en libertad lesionando los intereses sociales, o los detiene en prisión de una manera inmotivada sin estar sujeto a autoridad judicial alguna, con grave perjuicio de la garantías de los procesados.

"Por eso dice el Ejecutivo, para que la sociedad no se resienta por la impunidad de los delitos, y para la conservación del orden social, es necesario que se imparta pronta y eficaz justicia, y por tanto, es necesario que haya Tribunales que estén expeditos para administrarla, por lo que propone prorrogar la jurisdicción de los del Distrito Federal

que están muy cerca del Estado de Morelos, que aún no ha entrado al orden constitucional. "Pues bien, señor, el artículo 40 del Pacto Fundamental, establece que ha sido la voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en su régimen interior; pero unidos en una Federación establecida según los principios de la Ley Fundamental.

"La soberanía la ejerce pues el pueblo de la República, por los Poderes de la Unión en los casos de su competencia y por los de los Estados en aquellos casos que no están expresamente reservados para los Poderes Federales y de conformidad con sus constituciones particulares, que deben ser forzosamente armónicas con la Constitución General. Artículo 41 y 124 de la Carta Magna.

"Estando, pues, dentro de un régimen de facultades limitadas, las Cámaras de la Unión sólo pueden hacer, como tales, aquello que taxativamente enumera el artículo 73 que señala sus facultades, y como Cámara particular del Distrito Federal y Territorios de la Federación, lo que el mismo artículo indica de una manera concreta y expresa.

"No pueden, pues, las Cámaras de la Unión legislar para los Estados, aunque éstos no hallan entrado al régimen constitucional, porque eso equivaldría a atentar contra su soberanía, y las leyes que se expidan, por anticonstitucionales, serían atacadas en la vía de amparo, por aquellos contra quienes se quisieran aplicar. Artículo 103, fracción II de la Constitución.

"Por tanto, sometemos a vuestra consideración para su aprobación, el siguiente acuerdo económico:

"Único: No hay lugar a tomar en consideración el proyecto de ley que ha sometido al estudio de esta Cámara el Ejecutivo de la Unión, pidiendo que se dé competencia a los Tribunales del Distrito Federal para conocer y sentenciar de los delitos del orden común cometidos en el Estado de Morelos."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la unión. - México, 7 de diciembre de 1917. - H. Medina. - M. Rueda Magro." - Primera lectura.

- El mismo C. Prosecretario: "Comisión de Peticiones.

"Señor:

"En ocurso fechado el día 16 de noviembre último, la señora Florencia Adame viuda de Ponce solicita que esta H. Cámara le conceda una pensión atendiendo a los servicios que prestó al Gobierno su hijo el mayor Esteban Ponce, muerto en campaña.

"La Comisión dictaminadora estima pertinente que este asunto pase desde luego a la respectiva Comisión, toda vez que la solicitud y comprobantes que envía la señora Adame, se encuentran en debida forma, y así tiene el honor de proponerlo a esta H. Asamblea en el siguiente acuerdo económico.

"Túrnese a la Comisión de Guerra que corresponda, la solicitud que envía a esta H. Cámara la señora Florencia Adame viuda de Ponce.

"Sala de Comisión de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 3 de diciembre de 1917.-E. Portes Gil. - C. Rivera Cabrera."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

- El mismo C. Prosecretario: "Comisión de Peticiones.

"Señor:

"La señora Rosalía Montero, viuda de Rodríguez, en ocurso fechado en Tehuantepec el día 4 de noviembre último, pide que esta H. Cámara, teniendo en cuenta la muerte en campaña de su hijo el sargento primero Gregorio Rodríguez, le concede pensión.

"Los subscriptos, después de haber examinado la solicitud que menciona este dictamen, opinan que debe ser turnada a la Comisión de Guerra que corresponda, tomando en consideración que se encuentra dentro de las prescripciones legales; y para el efecto sujetan a la consideración de Vuestra Soberanía, el siguiente acuerdo económico:

"Pase a la Comisión de Guerra que corresponda, la solicitud que envía a esta H. Cámara, la señora Rosario Montero viuda de Rodríguez."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 3 de diciembre de 1917. - El Portes Gil. - C. Rivera Cabrera."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. No se aprueba. (Voces: ¡Sí hombre, cómo no!) Se suplica a los ciudadanos diputados que voten por la afirmativa se sirvan ponerse de pie para hacer la declaración definitiva. Aprobado.

- El mismo C. Prosecretario: "Comisión de Peticiones.

"Señor:

"El C. Aurelio Díaz, residente en la población de Del Río, Texas, Estados Unidos, dirige a esta H. Cámara de Diputados un ocurso denunciando algunos hechos delictuosos por el C. Herculano Rivero, administrador de la Aduana Fronteriza de Villa Acuña, Coahuila, en el ejercicio de sus funciones administrativas; y pide castigo del presunto delincuente.

"Como quiera que esta H. Asamblea carece de facultades judiciales, los subscriptos se permiten sujetar a la consideración de la misma, el siguiente acuerdo económico:

"Remítase original al C. Procurador General de la República, el expediente que contiene el ocurso del C. Aurelio Díaz."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 4 de diciembre de 1917. -E. Portes Gil. - C. Rivera Cabrera."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los ciudadanos diputados que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

- El mismo C. Prosecretario: "Comisión de Peticiones.

"Señor:

"A la Comisión de Peticiones fue turnado el escrito de la señora Carlota Negrete viuda de Espinosa en el que pide se le otorgue una pensión por los servicios que prestó a la Patria su extinto padre el general de división don Miguel Negrete.

"Los subscriptos, tomando en consideración que el escrito que motiva este dictamen está en todo ajustado a la ley, se honran en sujetar a la deliberación y aprobación de Vuestra Soberanía, el acuerdo económico que sigue:

"Pase a la Comisión de Guerra en turno, el memorial que eleva a esta H. Cámara la señora Carlota Negrete viuda de Espinosa."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 24 d noviembre de 1917. - C. Rivera Cabrera. - E. Portes Gil. - Miguel Alonzo Romero."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

- El mismo C. Prosecretario: "Comisión de Peticiones.

"Señor:

"El C. José Velasco, soldado del décimo batallón del Ejército Constitucionalista, dirige a esta H. Cámara un memorial, en el que solicita se le conceda una pensión por haber quedado ciego a consecuencia de un combate.

"La Comisión que subscribe cree pertinente turnar este asunto a quien corresponda y, para el efecto, se honra en someter a la deliberación de esta H. Asamblea, el siguiente acuerdo económico:

"Pase a la Comisión de Guerra en turno, la solicitud que presenta a esta H. Cámara, el C. José Velasco."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 8 de diciembre de 1917. - E. Portes Gil. - Miguel Alonzo Romero."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

El C. Presidente: Habiendo faltado de hacer uso de la palabra para rectificaciones de hechos....(voces: ¡No, no!) los ciudadanos diputados Villarreal, Lailson Banuet, Magallón y Díaz González.... (voces: ¡Ya no! ¡Ya no!), la Mesa cree oportuno poner a la consideración de la Asamblea que no se conceda el uso de la palabra a esos ciudadanos diputados, en virtud de haber excedido el número de los que han rectificado y haber importantes asuntos que tratar. En tal virtud, la Mesa somete esta decisión a la consideración de la Asamblea. (Murmullos y voces: ¡Muy bien!)

El C. Díaz González: Pido la palabra.

El C. Villarreal: Pido la palabra.

El C. Prosecretario Muñoz: Los ciudadanos diputados que estén por la afirmativa se servirán poner de pie.

El C. Díaz González: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Díaz González.

El C. Díaz González: En vista de lo que ayer manifesté en este sentido, yo desde luego renuncio al uso de la palabra.

El C. Villarreal Filiberto C.: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Villarreal.

El C. Villarreal: Con ese mismo fin la pedí, señor Presidente, para no perder más el tiempo. (Aplausos.)

El C. Prosecretario Muñoz: Se consulta a la Asamblea si se aprueba el trámite de la Mesa. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.

El C. Rocha: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Rocha: Para hacer una interpelación a la Secretaría.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Rocha, para hacer una interpelación.

El C. Rocha: Deseo que la Secretaría se sirva decirme, y en sentido se lo suplico atentamente, si ya tiene en su poder el dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que se refiere a la iniciativa de ley presentada por mí hace nueve semanas. Esta iniciativa de ley es la que tiende a inquirir el origen de la propiedad actual. Me permito suplicar a la Mesa que si ese dictamen aún no está en su poder, se sirva excitar a la Comisión para que lo presente cuanto antes.

El C. Secretario Portes Gil: La Mesa informa a Su Señoría que no se ha recibido aún ese dictamen y se invitará a la Comisión, mejor dicho, se excitará para que cuanto antes rinda el informe respectivo.

El C. López Lira: Pido la palabra para una interpelación a la Secretaría.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. López Lira: Suplico a la Secretaría se sirva decir si la Comisión Especial, a la que fue turnada la reglamentación del artículo 4º, rindió ya su dictamen, puesto que ha transcurrido ya el plazo reglamentario. En caso de que no haya sido así, suplico a la Mesa se sirva excitar a la Comisión, atendiendo al poco tiempo que falta para que termine el período extraordinario de sesiones.

El C. Presidente: Se informa a Su Señoría que aún no se presenta ese dictamen. La Mesa hace igual excitativa a la Comisión que debe presentar el dictamen.

El C. Prosecretario Muñoz: Se inicia la discusión del dictamen de la Ley Agraria, que dice....

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Alonzo Romero: Muy atentamente suplico a la Mesa se sirva consultar a la Asamblea si da permiso para retirar el dictamen, a fin de hacerle modificaciones de fondo, pues está herido de anticonstitucionalidad. De acuerdo con el señor Cienfuegos y Camus hago esta petición, y, por consiguiente, formamos mayoría de Comisión. (Aplausos.)

El C. Prosecretario Muñoz: Se consulta a la Asamblea si permite retirar el dictamen para modificarlo de acuerdo con lo expresado por el C. Alonzo Romero. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se concede la autorización.

El C. Díaz González: Pido la palabra para suplicar a la Mesa se sirva decir si después de esto va a poner a discusión la Ley de Suspensión de Garantías, desde el momento en que ésta fue la Orden del Día.

El C. Presidente: La Mesa se permite manifestar a Su Señoría que se está cumpliendo en todo la Orden del Día.

El C. Prosecretario Muñoz: Continúa la discusión de la Ley de Suspensión de Garantías.

"Artículo 1º. Se suspenden en todo el territorio de la República, exclusivamente para los responsables de los delitos a que se refiere esta ley y en los casos y términos que la misma expresa, las garantías individuales a que se refieren los artículos 5º, párrafos primero y segundo; 14, párrafo segundo; 16, párrafos primero y segundo; 19, párrafos primero; 20, fracciones I, II y IX; 21, segunda parte del párrafo primero; 22, párrafo tercero, y 26, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos."

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el ciudadano diputado Lechuga Mariano.

El C. Lechuga, leyendo: "Ciudadanos diputados: «

"Son de tan alta importancia los efectos de la Ley de Suspensión de Garantías y de tan inmensa gravedad las consecuencias de su aplicación, que mi conciencia se ha sobrepuesto a mis temores y a mis escasos y raquíticos conocimientos en materia criminal. Creo que los motivos principales que han dado origen e impulso a este proyecto de ley, son dos principalmente: el aumento rápido del bandolerismo y la estabilidad del Gobierno. Si hay otras causas que hayan inducido al Poder Legislativo a conducirse como lo ha hecho, me esforzaré porque esas causas queden comprendidas en los razonamientos generales que respetuosamente voy a exponer a vuestra consideración; procuraré demostrar que ninguno de los dos motivos amerita la promulgación de la ley que se estudia. Supongo que las leyes en materia criminal tienen o deben tener dos finalidades principales: una, evitar que se cometa el crimen por temor al castigo que se impondrá al transgresor de la ley; y otro, aplicar el castigo señalado una vez que se haya violado la ley.

"La historia de todas las naciones y desde los tiempos más remotos, nos enseña que el crimen ha existido siempre con todos sus caracteres de crueldad y salvajismo, y que no ha habido ley divina o humana que lo pueda evitar. Si la primera finalidad no se obtiene con la promulgación de la ley y el criminal o el bandido ejecuta el hecho penado, ¿Por qué tan grande precipitación en derramar más sangre humana y con violencia inexplicable como si se tratara de ejecutar un acto bueno?

"Todas las leyes promulgadas hasta la actualidad han servido y sirven para castigar a los delincuentes y las más buenas y hermosas son las que ayudan a reformar moralmente al criminal para volverlo, en su debido tiempo, al seno de la sociedad en mejores condiciones que aquellas en que se encontraba antes de violar la ley, Los pensadores más profundos en cuestiones sociológicas y de moral, los que más se han conmovido con el estudio y el contacto de las miserias humanas, están perfectamente convencidos y así lo proclaman desde los altos sitiales en que se encuentran colocados como dulces reformadores o como resplandecientes lumbreras, que el amor es la suprema aspiración humana porque es el génesis de todo lo que existe; el reinado del amor sería la paz universal y el fruto del amor es la felicidad de los individuos, es la felicidad de las sociedades y es la felicidad de las naciones. Acallad vuestras conciencias, detened los impulsos de los sentimientos nobles del corazón, y rápidamente como en la triste e implacable guerra europea que amenaza invadir a todo nuestro continente se oirán en el aire, en el mar, y en la tierra las explosiones que produce el odio, y en seguida los gemidos de dolor, como triste despedida de las víctimas en las angustias de la muerte. Por consiguiente, si la Ley de Suspensión de Garantías es contraria a los magníficos y excelentes principios de moralidad y de amor y además no evita la primera finalidad que persigue, no tiene razón de ser y como consecuencia natural no es de decretarse su vigencia.

"Pase a considerar la segunda finalidad: la aplicación de la ley. Si esta Ley es la de Suspensión de Garantías, estamos más atrasados que los chichimecas, ya que estas tribus en medio de su barbarie y salvajismo todavía concedían tres días de vida a sus enfermos; pero volvamos la vista hacia aquel desgraciado que por su locura o por amor a sus ideales está muy cerca de la maldición o de la gloria. Acaba de realizar un atentado horrible; a un lado y otro de la vía férrea se encuentran esparcidos varios despojos humanos; aquí un cerebro en que se descubre aún una chispa de luz; más allá un corazón palpitante todavía con el último sentimiento de odio o de terror..."

El C. Rocha, interrumpiendo: Moción de orden. Entiendo que estamos discutiendo la ley ya en lo particular; está a discusión el artículo 1º y la peroración del señor orador se refiere a la ley en lo general; ya no tiene caso discutirla en ese sentido.

El C. Manrique: Para una moción de orden, señor Presidente. Yo quiero aprovechar esta ocasión, señor Presidente y señores compañeros, para insistir en que la cordura y la urbanidad más elementales nos obligan a no interrumpir al orador. El artículo reglamentario dice que no puede intirrumpirse al orador sino para una moción de orden; es cierto, pero por encima del Reglamento que nos autoriza a interrumpir al orador, está la urbanidad más elemental. En ese sentido, por ser una lección para el nuestro, está el Reglamento de la Cámara francesa que prohibe interrumpir al orador aún para mociones de orden; la moción de orden sólo puede hacerse una vez que el orador ha terminado su discurso.

En pasado días el ciudadano senador Zubaran reprochó a la Mesa que interrumpiese al orador; bien está que hagamos uso de ese derecho que el Reglamento nos concede cuando realmente el orador nos importune demasiado, pero cuando, como sucede en este caso, el orador está procurando cumplir con su deber y llevar a nuestro ánimo el convencimiento

de una idea que juzga buena, creo que nada puede autorizarnos a interrumpirlo. Yo excito, pues, a la Mesa para que no permita que se vuelva a interrumpir al orador so pretexto de mociones de orden. (Aplausos.)

El C. Secretario Portes Gil: La Mesa informa a Su Señoría que tiene forzosamente que ceñirse al Reglamento, puesto que es la ley que debe regir a la Asamblea en sus sesiones, y, por lo mismo, no puede negar el uso de la palabra para mociones de orden. Asimismo, como no sabe cuáles son las ideas de los oradores inscriptos, tienen que concederla a todos los que se inscriban previamente. Se suplica así mismo, tanto al ciudadano diputado que está en la tribuna como a los que sigan, se concrete al punto que está a discusión.

El C. López Lira: Para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. López Lira: La Mesa debe cumplir con el Reglamento, porque desgraciadamente para nosotros se ha olvidado un artículo reglamentario que viene a apoyar las ideas del compañero Manrique, es el artículo 103 y el primer párrafo del artículo 104. El artículo 103 dice:

"Artículo 103. Comenzada la discusión, ningún individuo puede pedir la palabra, sino en voz baja y acercándose al Presidente, ni se podrá interrumpir al que habla, bajo pretexto alguno, a no ser para reclamar el orden."

Y el 104 dice:

"Artículo 104. NO se podrá reclamar el orden sino por medio del Presidente, en los dos casos siguientes: primero, cuando se infrinja algún artículo de este Reglamento; segundo, cuando se viertan injurias contra alguna persona o corporación."

Es indudable que los individuos que quieran llamar la atención sobre que el orden se ha alterado, deben acercarse al Presidente y comunicársela en voz baja para que éste tome o no en cuenta sus indicaciones. Verdaderamente se ha estado abusando de las mociones de orden, interrumpiendo a cada momento a los oradores.

Yo ruego a la Mesa se sujete al Reglamento, como lo ha anunciado.

Presidencia del C. TORRES JOSÉ D.

El C. Lechuga Mariano, continuando: Todavía puedo decirle al compañero que estoy en mi perfecto derecho, porque además del artículo 1º hay otros muchos artículos, como son el 5º; el 14 párrafo 1º y 2º; el 16 párrafo 2º y el 19, en los cuales está uno de los puntos que precisamente estoy atacando; sino que yo he tomado el peor de todos esos, el del criminal, el del bandido, porque creo yo que es al que con más justicia pueden negársele las garantías de la Constitución. Esa es la causa por la que me estoy concretando a este punto, porque si en este punto llego felizmente a convencer a toda la Asamblea de que la Ley de Suspensión de Garantías no debe existir en este punto, creo que para los demás no darán su voto en favor de esta ley.

(Leyendo:)

"La República se conmueve; la Cámara Legisladora vibra colérica; el Ejecutivo ordena la movilización de sus ejércitos hacia el lugar del terrible siniestro.

"Es aprehendido el verdadero autor de tan salvaje atentado.

"¿Es un loco o es un héroe? ¿Es un bandido o es un patriota? ¿Es un verdadero criminal o es un luchador incansable que ofrenda su vida y las de sus víctimas en aras de una libertad que le enamora? La ley de Suspensión de Garantías no le permite serenar su imaginación calenturienta y con la tranquilidad de un reo convicto declara las causas que lo condujeron al abismo; exige la inmediata ejecución del feroz asaltante; se oye una descarga y al desaparecer los ejecutores de esta segunda y sangrienta escena solamente se ven al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo que se estrechan la mano, fríos y helados como la misma muerte y en medio de ellas al cadáver de un criminal con esta inscripción más dura que el acero, más cruel que el puñal: "Ojo por ojo y diente por diente." No, ciudadanos diputados, las leyes del terror no deben existir en ningún tiempo sancionadas por hombres que velan o deben velar por los derechos inalienables humanos. No abandonemos nuestros sitial de pensadores para colocarnos en la baja esfera de los delincuentes que también desean aplicarnos exactamente la misma Ley de Suspensión de Garantías. Dejemos que las facciones que combaten a nuestro actual Gobierno sigan manchándose en la sangre de nuestros patriotas, no tienen tiempo para deliberar y además bajan de la montañas en donde habitan los tigres y las panteras; pero nosotros colocados en el puesto más alto de la República cumplamos con nuestro cometido arrojando haces de luz y de vida por todos los ámbitos de la República.

"Pasaré a considerar la segunda causa que determinó la iniciación de esta ley. La estabilidad del Gobierno, históricamente hablando, las revoluciones que han transformado los Gobiernos de las naciones, han tenido como origen causas muy hondas y graves perturbaciones sociales en el orden económico, en el orden político y en el orden religioso. Díganlo si no la revolución francesa, la decapitación de Carlos I de Inglaterra, la guerra de Independencia, de todo el continente americano. Me concretaré a nuestra guerra civil. Una vez empuñada la bandera de la legalidad por nuestro ilustre e invicto Presidente Carranza y triunfante esa misma bandera con las terribles derrotas de Celaya y Tampico, el afianzamiento del Gobierno, la estabilidad de ese Gobierno dependería en lo absoluto del fiel cumplimiento de sus promesas revolucionarias; tales como las leyes agrarias, la verdadera libertad municipal, la no reelección, las leyes de justicia. No le quiero quitar uno solo de los laureles al glorioso Ejército Constitucionalista, por sus proezas y por sus hazañas, ha merecido bien de la Patria; pero es preciso confesar y decirlo muy alto, que la victoria rodeó con espadas de fuego a la H. Veracruz, porque de allí salieron en forma de relámpagos que iluminaban no sólo a la República sino a todo el continente americano aquellos decretos que forman ya la Constitución Política

de la República, base firme, roca inmutable de todos nuestro derechos, de todas nuestras libertades y de todas nuestras justicias. Consolidemos al Gobierno, hagámosle fuerte y se es necesaria nuestra vida, pongámosla también al servicio de la Patria; pero antes, señores diputados, sepamos cumplir con nuestro deber dándole al pueblo la tierra prometida, a los Municipios su verdadera libertad y a toda la nación la justicia y la igualdad.

"Tengo un altísimo concepto del Presidente de la República; el Poder Legislativo es muy respetable para mí y merece todos mis homenajes; pero el pensamiento se ofusca muchas veces cuando son muy grandes las responsabilidades que están bajo su consideración, felizmente el Gobierno tiene amigos que velan constantemente por salvarlo de manchas indelebles. La vida humana no es una flor que pueda ser fácilmente deshojada por la primera mano que la alcance; la vida humana no es un reptil venenoso que debe ser muerto por el primer hombre que lo encuentra en su camino. Ya son innumerables las vidas segadas por conquistar las libertades, pero si aún no es suficiente tanta sangre derramada; si todavía es necesario ofrecer más corazones en el altar de Huitzilopochtli; recordar, ciudadanos diputados, que estamos en presencia de un cataclismo universal y que cualquiera que sea la suerte de la guerra europea, de cualquier lado que se incline la victoria, nosotros como nación siempre estaremos frente a frente del coloso del Norte, más militar por su aprendizaje en el frente europeo, más desconfiado por los reveses sufridos y más colérico por no haberlo acompañado en las locas aventuras. Las grandes acciones pertenecen a los grandes corazones y este es el momento preciso, ciudadanos diputados, en que antes de partir para los consuelos del hogar o para la difíciles tareas de la vida; podáis exclamar llenos de consuelo y de satisfacción y con la dulce tranquilidad de aquel excelente griego: "Por mí nadie ha vestido luto." (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Pruneda.

El C. Pruneda: Señores diputados: Desde la primera ocasión que se trató en esta Cámara de discutir el proyecto de Ley de Suspensión de Garantías Individuales tuve el gusto de poner en conocimiento de ustedes las razones por las cuales yo he creído que es conveniente suspender algunas garantías en la República y, por lo tanto, vengo a hacer hoy esta misma labor, porque estoy convencido de la utilidad de la Ley de Suspensión de Garantías individuales, pero no en todo cuanto expresa esta ley que está equivocada, no con intención de la Comisión, sino por lo que se refiere a las cuestiones latentes de importancia.

Nosotros sabemos, señores diputados, que la Revolución que acaudilló el señor Carranza y con anterioridad el señor Madero, ha sido una revolución más que política, una revolución social. Las revoluciones sociales todos sabemos que tiene una diferencia muy grande de las revoluciones políticas, porque las revoluciones políticas únicamente guían al individuo a quitar a otro del poder para sentarse en él individuo que ha hecho esa misma revolución. Las revoluciones sociales tienen como único interés el producir el mejoramiento tanto económico como social de nuestros conciudadanos y en este caso la Cámara de Diputados, conocedora en lo absoluto de las dificultades porque atraviesa el Gobierno en muchos Estados de la República, está obligada a pensar con tranquilidad, muy serenamente, cuáles son las garantías que se pueden suspender pero que el Ejecutivo en cualquier caso no pudiera decir: "La Cámara de Diputados es la culpable de un fracaso; yo no tengo ninguna culpa y sólo a ellos podéis dirigir vuestras miradas de inquina y de enojo." Y no debemos ponernos nosotros en evidencia, sino al contrario, darle al Ejecutivo facultades para que así el Ejecutivo no diga, zafando el cuerpo, que toda responsabilidad debe recaer directamente sobre la Cámara de Diputados. Ya el Ejecutivo dará cuenta exacta y pormenorizada del uso que haga de esta Ley de Suspensión de Garantías y todos tendremos el derecho como representantes de la Nación, de objetar y de atacar a ese mismo Ejecutivo si el Ejecutivo no cumple fielmente y al pie de la letra con esta Ley de Suspensión de Garantías y, naturalmente, cuando se exceda tendremos el derecho de llamarlo al orden, porque nosotros estamos en la posibilidad de objetar los actos del Ejecutivo, porque somos un Poder que está en muchos casos por encima del Ejecutivo.

La Ley de Suspensión de Garantías Individuales, como se ha dicho ya cuando se ha tratado este asunto en lo general, no tiene como base el deseo de asesinar a mansalva, apoyados, defendidos por una ley que haya dictado este Congreso; no, señores, y debemos pensarlo con tranquilidad y debemos hacer caso omiso de tantas objeciones como se nos hacen, que no nos llevan más que a este fin: a hacernos pensar que el Ejecutivo desea una "matona," como la que usaba el general Díaz, como la que usó Huerta para asesinar, y no es eso, señores; el Ejecutivo desea una Ley de Suspensión de Garantías que garantice la estabilidad del Gobierno revolucionario y que garantice la tranquilidad también. En muchos casos puede aducirse, mejor dicho, en todos los casos los enemigos de esta ley aducen que no todo el mundo va a hacer buen uso de la ley; pero señores diputados, si vamos a desconfiar en lo absoluto, si vamos a creer que no hay un hombre en México que sea capaz de hacer cumplir esta ley como ley, estamos perdidos efectivamente; pero no debemos ser tan pesimistas, debemos tener un poco más de optimismo, y quizá las cosas cambien y mejoren nuestras condiciones social y política.

La intranquilidad pública, señores, se debe únicamente a la falta de una ley que puedan esgrimir los Jueces para poder castigar los asesinatos y los robos cometidos a mansalva, algunas veces hasta pasándose los asesinos por enemigos políticos. Tenemos aquí, en México, enemigos en mucha cantidad, y principalmente en esta capital, y éstos han ido metiéndose en los puestos públicos y posesionándose del Gobierno, haciéndose aparecer como amigos de él. Estos individuos son los que generalmente hacen cometer las faltas, son los autores intelectuales, y aquellos infelices, como decía el C. Lechuga, no son más que impulsados, y para que nosotros radicalmente reformemos el problema político

y social de la República y aseguramos la estabilidad del Gobierno revolucionario, debemos aprobar esta ley, señores....(Voces: ¡No, no!) El que no la quiera aprobar, que no la apruebe (Voces: ¡Claro!); pero yo suplico a mis compañeros que no me interrumpan, pues hay ocasiones en que, los que subimos a esta tribuna raras veces, no perdemos la hilación de nuestros discursos; sería un favor que les agradecería mucho.

Ojinaga, saben ustedes, señores, es un pueblo cercano a la frontera, y cuando ataco Villa últimamente a Ojinaga y se metió allí, fue debido a los espías el buen espionaje que tenía Villa en esas regiones. (Una voz: Fue porque Murguía quiso imponer a Espinosa Mireles!) No se debió esta entrada más que a ir a recoger parque que les venía de Estados Unidos; los mismos jueces de Ojinaga, al acusar a los espías de Villa, por no tener una ley dura, como es la ley, cualquiera que ella sea, para aplicarla a aquellos espías, esos individuos han salido hasta bajo caución, y no se les ha podido castigar, no obstante que son como partidarios de Villa, que se reputan enemigos, no solo de la Revolución, sino de cualquier causa de mejoramiento social y de cualquier causa de moralidad.

Está ley de suspensión de garantías, señores tendrá que aplicarse y creo que se aplicará con justicia; por eso es que vengo a hablar en pro de ella. No podemos llegar hasta el caso de abrazar a nuestros mismos enemigos que, como lo villistas, son unos rufianes que al darles nosotros un brazo sincero, nos darían ellos una puñalada por detrás; el amor es muy hermoso, pero en otro sentido (risas), en ese sentido hasta allá no llego, en ese soy un poco pesimista; no todos devuelven una palmada cariñosa a otro; por lo general, hace uno un servicio y se lo devuelven con un perjuicio. El amor es muy relativo; compañero Lechuga la moralidad de que hablaba usted, pues también es muy relativa porque yo creo que un hombre que se precie de honrado, que se precie de honorable y de moral, pues no va a abrazar a un enemigo político, no va a estrecharlo en su seno para que después ese hombre, que ha sido todo inmoralidad y todo perversidad, vaya a laborar dentro del mismo seno del hombre que en la sociedad lleva la moralidad y la honradez, vaya a laborar por el perjuicio de ella misma.

Resumiendo: El artículo 1º, Señores, que es lo que esta a discusión tiene como base, principalmente, ayudar a los pequeños poblados y evitar las incursiones de enemigos, puesto que sabiendo el enemigo que hay fuerzas suficientes para que inmediatamente que se le atrape en un crimen, en un robo un pillaje cualquiera que sea este, tendrá que morir irremisiblemente ya terminarán los bandidos, terminarán aquellas gavillas que solamente van a buscar el maíz de los infelices que lo han trabajado durante todo un año, van a destruir pueblos y rancherías y van sembrando la muerte y la desolación, y aunque el compañero Lechuga decía que no era más que implantar aquello de "ojo por ojo y diente por diente," en este caso cuando no hay remedio, cuando hay individuos irredentos, cuando no hay individuos que no tienen el más insignificante sentimiento ni la más pequeña moralidad de un ser deben morir irremisiblemente, porque son seres inconscientes del error y asesinos empedernidos y por lo tanto, deben morir.

He hablado en pro del artículo 1º de la ley de suspensión de garantías, por estas razones: La Comisión ha visto con horror, verdaderamente, este artículo 1o impreso en el dictamen de las comisiones unidas 1a, 2a, de justicia, este dictamen que ha sido en lo absoluto equivocado principalmente en lo que se refiere al artículo 1º, han puesto en el artículo 1o, el párrafo 1 de artículo 2º y 14 se suspendían aquí venia en el párrafo 1 la retroactividad de la ley y, sencillamente, es imposible la retroactividad de la Ley; no es posible que las mismas comisiones hubieran pensado tal cosa, porque es de lesa humanidad hacer leyes retroactivas ¡esa es una equivocación también! hay otro más: el artículo 16 no debe ser solamente en lo que se refiere el párrafo II, sino al I y II. El artículo 2º está sólo en el dictamen y era natural que la comisión le produjera horror este artículo, tal como esta redactado, por la equivocación de caja como se dice vulgarmente en términos de imprenta. Debe haber producido este mismo horror a todos los compañeros de la Cámara, porque es abominable tal como está hay que aceptar este artículo tal como está redactado en el original. Tal como diga la comisión que lo presento para su publicación e impresión.

Por lo tanto suplico a la Asamblea antes de que nos pongamos a discutir sobre esta base, base de todo punto equivocada, esperamos que la comisión nos de datos sobre el asunto, para que vea la asamblea que esto ha sido un error y que la Comisión no ha tenido esos deseos terribles de asesinato, como se ha creído algunas ocasiones.

El C. Medina Hilario: Pide la palabra ala comisión .

El C. Presidente: Tiene la palabra la comisión.

El C. Medina Hilario: Miembros de la Comisión: Deseo llamar la atención, señores diputados, sobre la equivocaciones que contiene el dictamen impreso que circula en estos momentos la Cámara. Suponiendo que cada señor representante tenga esta hoja, voy a permitirme hacer la indicaciones para que se sirvan tomar nota en el margen del párrafo, y así la discusión no pueda extraviarse atacando cosas que no contiene el dictamen.

"Artículo 1º. Se suspende a todo el territorio de la República, exclusivamente para los responsables de los delitos a que se refiere esta ley y en los términos que la misma expresa, las garantías individuales a que se refieren los artículo 5º, párrafos primero y segundo; 14 párrafo segundo; 16 párrafos segundo y primero también; Aquí faltan párrafos primero y segundo en 16.....(Voces: mejor que vuelva.) Es todo ya. 19, párrafo primero ; 20, fracciones I, II y IX; 21, segunda parte, párrafo primero ; 22, párrafo tercero, y 26 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos."

son las únicas correcciones que hay que hacerle.

El C. Presidente: Tiene la palabra C. López Lira.

El C. López Lira: Señores diputados: La trascendencia del asunto que se discute me ha sacado de mi habitual mutismo; lo siento con tanta más razón, cuanto que necesito hacer esfuerzos para hacerme oír de los señores diputados, porque esto me ocasiona en la presente ocasión un trastorno un poco mayor del que ya tengo en mi salud. Hago, pues, una súplica muy respetuosa a ustedes para que se sirvan disimular lo cansada y monótona que va a pareceros mi voz y que sólo os fijéis en las cosas de grano, como dice el licenciado Neri, que está tomando ya la exclusiva en aquello de las interrupciones y de las interpelaciones.

En la ocasión anterior en que se inició la discusión en lo particular de la Ley de Suspensión de Garantías, la Comisión estuvo muy poco atinada en sus maniobras; la Comisión quería hacer: caer a la Cámara en el más grande de los errores al pedir que se discutiera fraccionadamente el artículo 1º cuando al fondo de ese artículo y al alcance de ese mismo artículo hay que hacerle, en mi concepto, modificaciones de trascendencia, y parece como que la Comisión se vio temerosa de que fuera a ser rechazado ese artículo 1º. Esto se debe seguramente a una interpretación equivoca a propósito de lo que significa la discusión en lo particular y la discusión en lo general. La H. Cámara aprobó ya en lo general el dictamen a discusión, ¿qué quiere decir eso? Que la Cámara de Diputados está dispuesta a sancionar que se suspendan las garantías constitucionales. (Voces: Algunas partes de ellas.) Los votos son elocuentes: hubo mayoría, estuvo aprobada en lo general la Ley de Suspensión de Garantías. De nada sirve lo demás, puesto que sobre hechos no hay argumentos, porque aquellos que no votaron por la suspensión de garantías tienen que conformarse con las decisiones de la mayoría de la Cámara de Diputados; pero no quiere decir que se esté absolutamente de acuerdo con el dictamen de la Comisión.

Ahora vamos a ver cuáles son las garantías que deben suspenderse y para qué casos, ahora vamos a fijarnos en el alcance, en la trascendencia de esta ley, así como en la anticonstitucionalidad que contiene el artículo 1º. Desde luego señores diputados, llamo la atención de la Cámara sobre estos procedimientos que yo no achaco a la Comisión, pero que no deben ser aceptados en asuntos de tanta trascendencia como ésta; la Comisión ha presentado un dictamen, se ha impreso varias veces en el "Diario de los Debates," y en los momentos de la discusión es cuando la Comisión viene a hacer notar cuáles son los errores trascendentales que contiene. Hay diferencia entre el dictamen de la Comisión y el dictamen impreso; pero también al dictamen que firmaron los miembros de la Comisión ha sido necesario que el Presidente de las Comisiones unidas vaya a hacer algunas modificaciones, y esto es sencillamente extraviar el debate. Si estaba mal impreso, ha sobrado tiempo para repetir la impresión del dictamen; de manera que yo llamo la atención de la Cámara para que, cuando los dictámenes no sean impresos de acuerdo con las Comisiones, sean éstas las primeras que pongan todo su empeño en que ellos sean corregidos con oportunidad.

Ahora, señores diputados, hagamos una historia de este proyecto de Ley de Suspensión de Garantías.

El Ejecutivo de la Unión remitió a la Cámara de Senadores un proyecto de ley en el que solicitaba se pusiera en vigor una ley a la que llama Ley de Salteadores de Caminos y de Plagiarios. En el Senado se hicieron algunas modificaciones a esa ley y en el artículo 8º se terminaba con esta graciosa parte: "Se suspenden en toda la República las garantías que sean necesarias para el mejor cumplimiento de esta ley." (Risas.) Ustedes recuerdan, señores diputados, que este artículo, aunque venía casi al final de la ley, a solicitud del diputado Cabrera fue discutido en primer lugar; no recuerdo si la Comisión ......sí, la Comisión retiró el artículo y ahora nos presenta este nuevo dictamen, ahora ya francamente se llama esta Ley de Suspensión de Garantías. ¿En qué casos y con qué condiciones deben ser suspendidas las garantías en todo el país? Lo expresa de manera clara y terminante el artículo 29 constitucional; pone como condiciones esenciales para que se suspendan las garantías individuales, por lo menos como condiciones primordiales, sin dejar de ser esenciales, "que el Presidente de la República, de acuerdo con el Consejo de Ministros, solicite del Congreso de la Unión, y en los recesos de éste, de la Comisión permanente, podrá suspender en todo el país o en un lugar determinado, las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación....."

Para la discusión de este artículo falta la iniciativa del Ejecutivo en términos claros y precisos; el Ejecutivo debe señalar de antemano cuáles son las garantías constitucionales que desea suspender y aunque la Cámara de Diputados haya aprobado ya en lo general la suspensión de garantías, y aunque no aprobara de nuevo esa iniciativa del Ejecutivo, es preciso, dentro del terreno constitucional, que venga por la vía legal la Ley de Suspensión de Garantías: precisamente para que de esa manera no vayan a echar abajo esa ley, es para lo que, sin apasionamiento de ningún género debemos laborar dentro de la esfera de nuestra posibilidades, para lo que exigimos todo el apego a la Carta Fundamental de la República, El señor Saucedo hacía una interpelación a las Comisiones: ¿por qué se suspendían, decía él, en toda la República, las garantías constitucionales, cuando hay determinados Estados que se encuentran en paz? No es del caso tratar esto; yo aventuraré que en mi opinión es quizá imposible señalar zonas en que se suspendan las garantías, porque prácticamente se ha visto que los rebeldes se pasan a una zona inmediata, limítrofe entre dos Estados, para que deje de ser efectiva la Ley de Suspensión de Garantías. Pero no me refiero a eso, voy a referirme a la contestación del señor licenciado Medina. El señor licenciado Medina decía que esto se refiere a la discusión en lo general. No, señores diputados, esto debe referirse a la discusión en lo particular, como debe referirse a la discusión en lo particular y del artículo 1º el hecho de que no se señala en ese mismo artículo hasta cuándo van a estar suspendidas las garantías constitucionales a que se refiere esta proyecto de ley. Estas son condiciones absolutamente indispensables que hieren de muerte a esta Ley de Suspensión de Garantías antes de ser aprobada por el Congreso de la Unión. Ya ve, pues, el señor licenciado Medina, cómo era imposible, discutiendo el artículo a retazos, que se

pudieran hacer las objeciones que acabo de indicar. Ahora bien, entremos ya a los artículos constitucionales que se pretende sean suspendidos en las garantías que otorgan. El artículo 5º constitucional propone la Comisión que se envuelva en esta suspensión de garantías, y esto se dice para que pueda estar dentro de la suspensión de garantías el artículo 5º de la misma ley. Este artículo 5º que se refiere a que: "Los jefes o Jueces Auxiliares, comisarios o tenientes de las haciendas, ranchos y demás poblados, y los propietarios o encargados de fincas rústicas, estarán obligados a poner inmediatamente en conocimiento de la autoridad municipal correspondiente, los delitos de que trata esta ley, que hubieren sido cometidos en sus respectivas jurisdicciones o dentro de los límites de sus propiedades....."

El "6º. Los vecinos de las haciendas, ranchos y demás poblados, tienen obligación de prestar auxilio a la fuerza pública que se encargue de la persecución de los malhechores responsables de alguno de los delitos comprendidos en el artículo 1º de esta ley, y en caso de que se negaren a hacerlo, siendo expresamente requeridos para ello, serán castigados con prisión, que no bajará de uno, ni excederá de cinco años."

Yo convengo que para el señor diputado Pruneda, que es un habitante de la capital, esto no signifique nada: pero para aquellos que venimos representando Distritos que en su mayoría tienen población rural. esto vendría a producir una complicación de tal naturaleza en aquellos poblados, que por sí sola vendría a asentar el bandidaje y a aumentar el número de los alzados en armas; la vida de los habitantes de los campos estaría absolutamente amenazada con la autorización que se diera a los jefes de las fuerzas para hacer un verdadero reclutamiento, para hacer una verdadera leva, para exigir a todas horas los servicios de estos individuos y en los momentos en que la Representación Nacional se ocupa el discutir una Ley sobre Tierras Ociosas, en el momento en que la Nación está pidiendo los brazos para la agricultura, en el momento en que se hace necesario atender a la subsistencia nacional, viene la Comisión a pedir que con el pretexto de perseguir a los bandoleros, se quiten elementos de trabajo de la esfera de su acción y de sus facultades, en donde debe dar un producto absolutamente indispensable para la vida de los habitantes de la República. Esto, además de que va a vulnerar esa vida tranquila, ese ostracismo en que los labriegos por su propio gusto están metidos, viene a amenazar grandemente el porvenir de la agricultura; y luego, señores diputados, los abusos - si los usos que se pudieran hacer de este artículo darían tan malos resultados y esto no necesito esforzarme en demostrarlo, porque está en la conciencia de todos los que conocen el medio a que me refiero -,¡a qué no podrán dar lugar los abusos! Se ha repetido mucho desde esta tribuna cómo son de indisciplinadas las fuerzas, no es un secreto absolutamente para nadie como se transforma la psicología de los individuos aun de los más cultos, cuando andan en campaña, cómo rebasan cualquiera línea derecha y esto está naturalmente dentro de la misión arrasadora que les imponen las necesidades de la guerra y del combate; pero si de estos casos debemos lamentarnos, por ningún motivo debemos sancionarlos. No es posible que la Ley de Suspensión de Garantías salga violando uno de los más caros, uno de los más ardientes ofrecimientos de la Revolución. Los jefes militares saben bien cuánto contingente dieron a la Revolución las levas hechas por Victoriano Huerta; en el primer combate en que las fuerzas se encontraban se dirigían indefectiblemente a engrosar las fuerzas constitucionalistas. ¿Qué garantía puede ofrecer la Comisión de que se hará uso del artículo 5º de una manera tan exquisita que pusiera a cubierto los intereses de los hombres y de las familias que no tienen siquiera la noción más elemental de la vida en común, de las necesidades generales? ¿Que garantía nos ofrece aquí la Comisión para que fueran respetados los derechos de los labradores? Absolutamente ninguna. Ahora, ¿con qué objeto es? ¿Con objeto de poder localizar al enemigo? Yo entiendo que es una labor exclusivamente encomendada a las fuerzas militares, a los jefes de ellas, pues por medio de un espionaje bien organizado está solucionada la dificultad, utilizando elementos de los mismas fuerzas que conocen las regiones, y sobre todo, fijándose el Gobierno General en la necesidad de designar, en las diferentes regiones del país, hombres conocedores de las mismas, y así es cómo deben subsanarse, aun militarmente, aun por interés militar del país, estas dificultades que la Comisión pretende resolver haciendo una gabela sobre los pacíficos habitantes de los pueblos y rancherías. En toda la República se cometen abusos, en los lugares que yo conozco yo podía citar a la Representación Nacional tan sólo dos hechos que han obligado a los vecinos de las haciendas de la Gavia y San Miguel Octopam, que corresponden, respectivamente, a los distritos electorales 10 y 11 de Guanajuato, quienes se han dirigido a los diputados por su distrito en cartas verdaderamente lastimosas, y las cartas, señores diputados, terminaban con un fondo común, con un fondo que debe ser doloroso para los que deseamos que la justicia sea un hecho en nuestro país: "Ya no pedimos garantías, sino que nos dejen en paz las fuerzas del Gobierno." Estas cartas fueron transcriptas al señor Ministro de la Guerra para que tuviera conocimiento del asunto y para que viera con cuántas dificultades tropezaba la campaña en el centro de la República, por que, dicho sea de paso, no son verdad todas esas buenas nuevas que contienen los partes oficiales, y las regiones limítrofes en los Estados de Michoacán, Guanajuato Jalisco, están verdaderamente invadidas por el bandolerismo, Si, pues, sin estar suspendida la garantía constitucional que otorga el artículo 5º se han cometido abusos sin cuento de los que es inútil ocuparnos en esta tribuna con todo detalle, ¿Cómo es posible que la Comisión sostenga este dictamen? si en el seno mismo de la Comisión ha habido una división, yo no sé dónde estará la fuerza moral de los miembros que sostienen ahora este dictamen; está dentro de su conciencia que es imposible señalar trabajos forzados, obligatorios y menos en las condiciones en que se proponen. El señor diputado Pruneda se refirió aquí a las responsabilidades que le acarrearía a la Cámara no aprobar la Ley de Suspensión de Garantías, y con el temor de que el Ejecutivo no descargara la responsabilidad sobre la Cámara de Diputados, instaba a ésta

para que cuanto antes diera su voto aprobatorio al dictamen. Señores diputados: si ustedes no han venido aquí, conscientes de las responsabilidades de su voto, valía más que no hubiera Poder Legislativo en la República. Haré punto omiso de todas estas niñerías que ha venido a decir aquí el señor Pruneda. La Comisión, afortunadamente a tiempo, se dio cuenta de que en el dictamen figuraban, entre las garantías que debían suspenderse, el primer párrafo del artículo 14 constitucional, que establece que a ninguna ley se le dará acción retroactiva; pero ha dejado subsistente que se suspendan aquellas garantías que se otorgan en las fracciones XII y XIX del artículo 20 constitucional. La fracción II del artículo 20 constitucional, dice textualmente.

"II. No podrá ser compelido a declarar en su contra, por lo cual queda rigurosamente prohibida toda incomunicación o cualquier otro medio que tienda a aquel objeto."

¿Cómo es posible que, dentro del amplísimo criterio de justicia que ha animado a la Revolución, soliciten las Comisiones se suspenda esta elemental garantía constitucional? Yo quiero suponer que el fondo de las Comisiones es única y exclusivamente aquel que se refiere a la incomunicación; pero si ésta es su mente, que lo digan de una manera clara y terminante, porque es imposible que, de otra manera, se acepte que los acusados deberán ser compelidos a declarar en su contra, por cualquier medio que esté al alcance de los alcaides o carceleros. ¿Cómo es posible que las comisiones se coloquen en este terreno? Mientras las Comisiones nos presenten un dictamen en le que, con la menor cantidad de garantías constitucionales que se suspendan, se llene el objeto que pretende la ley de salteadores de caminos, las Comisiones habrán cumplido con un altísimo, con un honroso y a la vez con un penoso deber. Toda garantía constitucional que se suspenda para cualquiera, es indudablemente una muestra que viene a impugnar los grandes ideales de libertad y de justicia de la Revolución. Si aceptamos esta ley, por ser una ley de circunstancias hagámosla hasta en la forma, dentro de la dignidad que debe normar los actos de los miembros del Poder Legislativo que ha emanado de una Revolución reivindicadora y libertadora. Algo semejante debo hacer notar a propósito de la fracción IX del mismo artículo, que dice:

"IX. Se le oirá en defensa por si o por persona de su confianza o por ambos, según su voluntad. En caso de no tener quien lo defienda, se le presentará lista de los defensores de oficio, para que elija el que o los que le convengan. Si el acusado no quiere nombrar defensores, después de ser requerido para hacerlo, al rendir su declaración preparatoria, el juez le nombrará uno de oficio. El acusado podrá nombrar defensor desde el momento en que sea aprendido y tendrá derecho a que éste se halle presente en todos los actos del juicio, pero tendrá obligación de hacerlo comparecer cuantas veces se necesite."

¿Qué garantía constitucional se pretende suspender? Yo no me lo explico; de la manera más sincera deseo que las Comisiones me digan qué es lo que pretenden con esta suspensión de garantías. En pláticas privadas que en alguna ocasión tuve con algunos de los miembros de las Comisiones, se decía que este artículo tenía inconveniencias, que en las viejas prácticas se habían notado; una de ellas consistía en que un acusado nombraba defensor de su confianza a persona que se encontraba muy lejos del lugar de su residencia y aun fuera del territorio nacional; que esto daba lugar a moratorias sin cuento y que la Suprema Corte de Justicia, en muchas ocasiones tuvo que amparar a acusados, porque el juez no esperaba la renuncia o la aceptación de personas que, como ya he dicho, se encontraban muy lejos del lugar de su residencia, y aun fuera del país. Si a esto es a lo que se refiere la Comisión, que lo diga de manera expresa y terminante, que diga que los defensores deberán nombrarse en tales y cuales condiciones; pero no es el caso, señores diputados, de venir a suspender una garantía constitucional, que otorga al acusado el supremo derecho que, aunque no estuviera contenido en esta Constitución, lo tendría siempre: de ser oído en su defensa, porque las leyes humanas no tienen absolutamente una doble interpretación. ¿En este caso, a quién se le niega que pueda defenderse? En los casos a que se refiere esta Ley de Suspensión de Garantías, Así, pues, señores diputados, si la Comisión tiene algunos motivos y algunos fundamentos que a mi se me escapan, yo quiero que la Comisión, honradamente, venga a fijar para qué casos y en qué condiciones y únicamente en esas, es en las que pretenda suspender las garantías constitucionales a que se refiere; pero suspender de golpe el derecho de defensa, es algo de que no deberíamos ocuparnos en esta tribuna. (Voces: ¡Muy bien!)

Viene en segunda, señores diputados, la suspensión de la garantía que otorga el artículo 22 constitucional, y aquí, señores diputados, encuentro o la Comisión no sólo injusta, sino impolítica. La parte de la garantía constitucional que pretende la Comisión se suspenda, es ésta:"......Queda prohibida la pena de muerte por delitos políticos....." - es el párrafo III del artículo 22 de la Constitución. -,"y en cuanto a los demás, sólo podrá imponerse al traidor a la Patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación y ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves del orden militar."

Presidencia del C. RIVERA JOSÉ

El C. López Lira, continuando: ¿Cómo es posible, señores diputados, que la Comisión venga siquiera a decirnos que se suspenda la garantía constitucional que expresa que nadie puede ser privado de la vida por un delito Político? ¿No se refiere a esto el artículo? Pues a aclararlo, cuando menos por decoro de la Revolución, para no dar lugar a que los enemigos que se encuentran allende el Bravo, declaren que apenas salió a la luz la Constitución de Querétaro, ya en el seno de la Cámara de Diputados se suspende la garantía constitucional en contra de los reos de delitos políticos. Esto está

dentro del decoro de la Cámara y aun dentro del decoro personal de los miembros de las Comisiones.(Aplausos.)

Los demás casos a que se refiere el artículo 22 no tienen razón de ser. La pena de muerte está autorizada para los salteadores de camino, y esta ley es para los salteadores de camino. El artículo 2º de la ley que se discute, dice:

"Artículo 2º. Quedan sujetos a las disposiciones de esta ley:

"I. Los salteadores de caminos, teniéndose como tales:

"(a) Los que dentro a fuera de las poblaciones asalten los trenes para robar o cometer cualquier atentado contra las personas; interrumpan la marcha de dichos trenes con el mismo objeto; destruyan o levanten la vía, o pongan obstáculos en ella......"

Luego si la Constitución permite que se aplique a los salteadores de caminos la pena de muerte, ¿a qué viene suspender el artículo 22 constitucional? El artículo 26 de la Constitución Política expresa esto:

"Artículo 26. En tiempo de paz, ningún miembro del Ejercito podrá alojarse en casa particular, contra la voluntad del dueño, ni imponer prestación alguna. En tiempo de guerra, los militares podrán exigir alojamiento, bagajes, alimentos y otras prestaciones, en los términos que establezca la Ley Marcial correspondiente."

De tal manera, señores diputados, que la garantía que otorga el artículo constitucional no puede suspenderse, sino que sólo en tiempo de guerra la Ley Marcial decretará cuáles prestaciones pueden exigir los militares. Este artículo 26 viene a hacer presentar al artículo 5º para vulnerar más los derechos de los habitantes de los pequeños poblados, porque, como decía a ustedes, el señor diputado Pruneda no se da cuenta, en su calidad de citadino, del alcance de esta ley. Pero lo que siempre sucede dentro de todas las injusticias sociales: la hebra se revienta por lo más delgado y donde se van a exigir préstamos, donde se van a hacer requisiciones, etc., es principalmente en los más miserables, en los más pequeños poblados de la República.

¿Cómo es posible que a la Comisión - digo yo - se le ocurra suspender esta garantía constitucional? Pero, señores, ni ante el hecho concreto de que las fuerzas tuvieran que acuartelarse en un poblado, debía la Comisión autorizarlo; si estamos enfermos de eso, si estamos enfermos de los abusos que ciertos militares han cometido, si ésta es una enfermedad fatal que está minando a la Nación, ¿cómo es posible que vayamos a aceptar la suspensión de esta garantía constitucional?...(Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

He impugnado el artículo 1º del dictamen en aquellas partes que en mi concepto no están de acuerdo con la Constitución Política de la República, en otras he dejado de impugnarlo seguramente, pero esto es porque yo soy obediente del mandato de la Asamblea y la Asamblea a resuelto que se suspendan las garantías en la Repúblicas, pero, como he dicho antes, hay que dilucidar cuáles garantías se suspenden. Pero lo curioso del caso, señores diputados, es que estas garantías no se suspenden tan sólo para los salteadores de caminos, también para las autoridades o particulares que dieran informes falsos al jefe de una fuerza de seguridad encargada de perseguir a los responsables de los hechos previstos por el artículo 2º de esta ley, ocultar a estos para impedir que sean aprehendidos o protejan su fuga. Y yo pregunto a la Comisión y pongo en presencia de la Asamblea este dilema: si urge abreviar el procedimiento en aquellos casos en que constitucionalmente, - no se olvide -, se puede aplicar la pena de muerte, ¿para qué precipitar los trámites y los términos de nuestra justicia tan imperfecta en casos en que se va a sentenciar a cinco y a diez años de prisión? ¿para que abreviar los términos de defensa para estos individuos que caerán bajo la sanción del artículo 4º y que va a sufrir una prisión de cinco o diez años? ¿para qué abreviar los términos de prueba, para qué abreviar los términos de disculpa para aquellos individuos a quienes se les va a imponer como prisión un año o cinco, si el criterio, con bastante pena para los que hemos perseguido un ideal, se ha inclinado del lado de que se suspendan las garantías y se haga un procedimiento sumario? Admitámoslo en aquellos casos en que una voz de "fuego" va a dar término a la vida de un hombre; pero para aquellos que van a sufrir una prisión de uno, cinco o diez años en las mazmorras de nuestras cárceles, ¡y qué cárceles! ¿para esos se abrevian los términos de la prueba y se cierra el derecho de defensa? No, que se pongan la Representación Nacional a la altura de su deber; que si penosamente tiene que dar una Ley de Suspensión de Garantías exclusivamente para los salteadores de Garantías exclusivamente para los salteadores de camino, para los plagiarios, convenido, pero que no se suspendan las garantías para todos aquellos infelices que por un error del que ni el mismo Juez es responsable, sufrirán una prisión de cinco a diez años, No, hagamos una ley de la que no nos avergoncemos a pesar de todos los cambios políticos y de todo lo que venga en lo futuro para la Nación. La Asamblea ha aprobado que se suspendan las garantías; falta, como he dicho, que el Ejecutivo diga qué garantías desea que suspendan, el Ejecutivo, de acuerdo con el Consejo de Ministro. Aquí se trató mucho en el seno de los bloques si la Cámara tenía facultades para ampliar esas garantías y se llego a la interpretación constitucional de que no podía la Cámara ampliar la suspensión de garantías a otras de las que señalara el Ejecutivo. Si por otra parte, estamos dispuestos a que se haga, mejor dicho, no estamos dispuestos nos vemos en la imperiosa necesidad de que se haga un procedimiento sumario para aquellos que han de pagar con su vida sus fechorías y los ataques a la propiedad, yo entiendo que no estamos dispuestos a que para aquellos que han de sufrir una pena más o menos excesiva, pero no puse de los términos corrientes, se suspendan aquellos garantías que precisamente son lo único que puede justificar a la Revolución. La Constitución de Querétaro y digámoslo claro, las garantías constitucionales y sobre todo aquellas que se refieren a la libertad de los individuos y a los procedimientos en los juicios, es algo que salió de la Asamblea de Querétaro, a pesar de todos los obstáculos, porque era un sentimiento unánime de libertad el

que flotaba en el espíritu de los constituyentes. Es a ese precio, es al precio, es al precio de la sangre derramada como la República ha conquistado las garantías que se le han otorgado aquí, ¿Cómo es posible que se abrevien los términos, como ya he dicho antes, para venir a sentenciar a un individuo a cinco o diez años de prisión?

Estamos conformes en poner en manos de los Jueces de Primera Instancia y de ninguna manera en manos de los militares, un arma tan peligrosa como la Ley de Suspensión de Garantías, pero esto debe ser en términos tan decorosos que no salgan del aliento revolucionario que debe tener siempre presente el respecto a la vida humana y el respeto a la conciencia individual que ha señalado perfectamente a la Representación Nacional. Y para ahorrarnos debates, yo rogaría a la Comisión que retirara este artículo 1º. porque es imposible aprobarlo todas las inconstitucionalidades que contiene y digámoslo claro, con todas las monstruosidades a que puede dar lugar...(Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

Presidencia del C. SAENZ AARÓN

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Rueda Magro, miembro de la Comisión.

El C. Rueda Magro: Ciudadanos diputados: Debía yo haberme inscripto en contra del artículo a debate, no obstante que soy miembro de la Comisión y así voy a hablar en cierta parte, porque yo deseo que se deseche este artículo para que se pase a la discusión y al conocimiento de vuestra soberanía el artículo relativo del voto particular que en unión del C. licenciado Blancarte y del compañero Pérez Gasga, hemos tenido el honor de someter a la consideración de esta Asamblea. Desde luego voy a contestar algunas de las consideraciones que tan brillantemente expuso el señor doctor en leyes, el señor doctor López Lira, respecto al artículo 1º del dictamen a discusión. Dice el señor doctor López Lira que el artículo es inconstitucional; la parte en que lo tacha de inconstitucional es aquella en que, haciendo una relación de los hechos que motivaron la expedición de esta ley y su llegada a esta Cámara, indica que el Ejecutivo no estableció de una manera expresa, de conformidad con el Consejo de Ministros, cuáles eran los garantías que debían suspenderse para que él pudiera hacer frente a la situación. En efecto, es muy cierto que el Ejecutivo sometió a la consideración de la H. Cámara de Senadores la Ley de agosto de 1916, llamada de salteadores de caminos. Desde luego esta ley funcionó en pleno período preconstitucional, en la época en que estaban suspendidas todas la s garantías que otorgaba al hombre y al ciudadano la Constitución de 1857. Cuando el Ejecutivo sometió a la Cámara de Senadores la Ley de agosto 6 de 1916 para su aprobación implícitamente pedía que se suspendieran aquellas garantías que se oponían para que la Ley de agosto de 1916 quedara en pleno vigor. En el Senado la Comisión ponente estimó cuáles debían ser las garantías que habían de suspenderse y las enumeró en el artículo relativo que tenía el número uno del proyecto de aquellas Comisiones. No sé por qué circunstancia en la Cámara de Senadores se desaprobó ese artículo; se puso a discusión la ley de las Comisiones, pero tal como había venido de las mismas manos del Ejecutivo; y en el momento de la discusión se encontraron los senadores con que no sabían cuáles eran las garantías que debían suspenderse.

Eso motivó el famoso artículo 8º de la ley que vino a esta Cámara procedente de la de Senadores y que el señor licenciado Cabrera solicitó que se pusiera a discusión previamente. Como eran sumamente amplios los términos del artículo 8º de referencia, la Asamblea se pronunció en contra del mencionado artículo y de ahí que la Comisión retirase toda la ley para presentarla con las modificaciones introducidas en el dictamen que se discute. Creo que no es anticonstitucional, ni inconstitucional la ley, porque el Ejecutivo no haya dicho de una manera clara y terminante cuáles eran las garantías que debían suspenderse, desde el momento en que pidiéndose la aprobación de la ley de salteadores de caminos, esta Cámara, por medio de sus Comisiones, pudo saber desde luego cuáles eran las garantías que debían suspenderse para que pudiera ponerse en plena aplicación la mencionada ley. Tres de los miembros de la Comisión no estuvieron conformes en la suspensión de los artículos 5º y 26 de la Constitución; no estuvimos conformes en la suspensión del artículo 5º en sus párrafos primero y segundo, y más que por otra cosa, más que por razones jurídicas, por razones de hecho, según consta en la exposición de motivos que hicimos al fundar nuestro voto particular; ahí hicimos constar las grandes dificultades a que se daría lugar con la suspensión de los artículos de los artículos 5º y 26 en relación con el 6º de la mencionada ley. En efecto, en el artículo 6º se establece la obligación de los dueños de las haciendas, ranchos y demás poblados de prestar auxilio a la fuerza pública, no sólo con sus servicios personales, sino en toda forma que pudieran auxiliarla, con bagajes, con dinero, de cualquiera manera que prestaran esos servicios a las fuerzas. Ya hicimos constar que no solamente se trata de fuerzas de policía y de seguridad, sino hasta una poderosa columna de ejercito y que esto podía dar lugar a un enrolamiento disimulado de vecinos pacíficos de diversas localidades de la República Nosotros hemos tenido la ocasión de ver prácticamente que los individuos que una vez dan un auxilio a una fuerza, si esa fuerza no permanece en el lugar para dar después garantías a esos individuos, ellos tienen que emigrar del lugar en donde estaban pacíficamente viviendo o desempeñando algún trabajo y separarse de aquel lugar, o unirse de una manera definitiva a la fuerza pública. ¿Por qué? Porque es imposible que el Gobierno pueda tener el número de fuerzas suficientes para tener guarnecidos todos los lugares del vasto territorio de la República; por eso nosotros nos opusimos a que se suspendiera el artículo 5º constitucional y también el artículo 26, porque no tiene razón de ser la suspensión.

El C. Velásquez, en un discurso que pronunció en días pasados atacando este mismo artículo, expresó

de manera clara y concienzuda que esta Ley de Suspensión de Garantías no es una ley marcial; en consecuencia, aun cuando en esta ley se establezca que los moradores de las haciendas, de los ranchos y de los pueblos tienen que dar bagajes, emolumentos a las tropas en marcha, pueden éstos, al ser obligados, pedir amparo y el amparo se les concedería por no tratarse de una ley marcial. Esta fue la razón que tuvimos nosotros para disentir del parecer de la Comisión y para presentar un voto particular pidiendo que se suprimiera la suspensión de las garantías consignadas en los artículos 5º y 26 constitucionales.

El señor compañero López Lira no atacó el proyecto a discusión por lo que respecta a la suspensión del artículo 14 en el párrafo segundo, ni tampoco por lo que respecta al artículo 16 en sus párrafos primero y segundo; se refirió de una manera especial a las diferentes fracciones del artículo 20, que consignan la garantía de la incomunicación y con esto si estamos conformes los tres que hicimos el voto particular y pedimos que se suspenda desde luego esa objeción a la fracción II del artículo 20 constitucional, que dice: "No podrá ser compelido a declarar en su contra, por lo cual que da rigurosamente prohibida toda incomunicación o cualquier otro medio que tienda a aquel objeto."Desde luego, lo único que queremos los miembros de las Comisiones es que se pueda permitir la incomunicación, es lo único que desean los miembros de las Comisiones y con eso estamos conformes los firmantes del voto particular; si las mayorías de las Comisiones amplían más la suspensión de esta garantía, no estamos conformes. Desde luego se ha notado, desde la expedición de la Constitución y especialmente desde que se puso en vigor, que la mayoría de los criminales salían a los dos o tres días de haber sido aprehendidos, porque los jueces han estado en la imposibilidad de averiguar los delitos puesto que, según el artículo relativo, no debían estar ni un momento incomunicados los delincuentes; se ha visto que mientras los presuntos criminales han cometido los mayores delitos, llevan abogados de más nota y mayor número de testigos, para que inmediatamente que llegan a declarar ante el Juez, el abogado redacte la declaración y le ponga diez o veinte testigos de coartada, para que a los dos tres días salga el delincuente, si es que no sale antes, porque también está permitida la fianza hasta por penas que no excedan de cinco años de prisión. Eso es lo que queremos nosotros, que quede la facultad de los jueces que averigüen los delitos que se encuentran determinados en el dictamen: que quede con la facultad de incomunicar a los reos, no para arrancarles la confesión de sus delitos, porque no es con la incomunicación con lo que se consigue, y sí con el tormento que se seguirá aplicando en muchas partes, si no sedan leyes apropiadas para evitarlo. La incomunicación ya no anonada; lo que anonada a los reos es el tormento y no muchas veces los verdaderos reos se declaran responsables de un delito, sino aquellos que quieren evitar el tormento que les aplican las autoridades. Por eso nos hemos pronunciado en que determinadas autoridades que no son de las autoridades judiciales, conozcan de los asuntos comprendidos en la Ley de Suspensión de Garantías, porque no aplican los jueces el tormento, sino las autoridades administrativas; muchas veces llegan las primeras diligencias a manos de la autoridad judicial, confesos los reos y convictos de sus delitos en sus más pequeños detalles y, sin embargo, después niegan y explican que aquellas declaraciones se las arrancaron por medios violentos: por eso, puesto que tenemos alguna práctica en estas cosas, pedimos que los único que se suspenda sea la garantía de no ser incomunicado, pero que no se usen otros medios para arrancar la confesión al individuo.

Otra de las garantías que se han suspendido en el dictamen, es la relativa a la defensa, pero no la defensa amplia y en los términos en que lo ha entendido el C. López Lira; se refiere sencillamente a lo que dijo que se le había comunicado en pláticas en lo particular a la defensa tan amplia que se concedía a los reos para que pudiesen defenderse por cualquiera persona, siendo de su confianza, porque esa si ha sido una práctica constitucional. Para evitar muchas veces que se termine un proceso, muchos reos de graves delitos del orden común solicitan que los defienda, por ejemplo, tratándose de casos concretos que yo conozco, alguien pidió que lo defendiese don Francisco León de la Barra cuando era representante diplomático de México en las Repúblicas de Sur; a los seis mese llegó el exhorto diligenciado y el señor licenciado de la Barra se negó a defenderlo, como era natural; entonces se encomendó la defensa al licenciado Covarrubias, representante de México en Rusia; a los 6 ó 7 meses volvió el exhorto diligenciado y se estuvieron nombrado defensores a todos los ministros diplomáticos de la República y cuando se agotaron los ministros diplomáticos, se recurrió a otro licenciado cuyo nombre no recuerdo, que residió en la Ensenada de Todos Santos en la Baja California. Así pasó el tiempo que la ley establece para que no se pudiese fusilar a un individuo que había cometido un parricidio, y, en consecuencia, pasados los cinco años se tuvo que conmutar la pena de muerte por la de 20 años. Esto es a lo único a que la Comisión ha querido entender la garantía de la defensa y en eso estamos conformes los tres firmantes del voto particular, Repito, si más se amplía la decisión de los miembros de la Comisión en esta suspensión, nosotros no estamos de acuerdo. Por lo que respecta a todos los demás ataques que el señor López Lira hizo al dictamen, me reservaré para contestar sobre el particular cuando se trate de los artículos relativos porque, según sé, no está a discusión más que el artículo 1º. En consecuencia, pido a esta H. Asamblea que dé un voto negativo a este artículo 1º para que a continuación se discuta ampliamente el voto particular que suprime la Suspensión de las Garantías del artículo 5º en sus párrafos primero y segundo y del artículo 26 constitucional.

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra el C. Saucedo Salvador.

El C. Saucedo Salvador: Señores diputados; Al presentarse el proyecto de ley a discusión en lo general, yo fui uno de los ciudadanos que votaron en contra, por que yo no estoy de acuerdo en aceptar la suspensión de las garantías individuales ni en principio, porque aunque no fui constituyente de

hecho, lo fui de derecho y no quiero que, cuando apenas hace un año que se comenzó a discutir aquella Constitución, ya se comiencen a violar los preceptos constitucionales que se aprobaron en aquella H. Asamblea. Una vez más, señores diputados, se nos presenta el fenómeno de que los hombres todos, hasta aquellos más fanáticos por las libertades, apenas escalan las cumbres del poder se tornen en opresores del pueblo, relegando al olvido su glorioso pasado de luchadores indomables contra todos los despotismos y contra todas las tiranías; una vez más, repito, estamos presenciando el triste espectáculo de aquellos hombres que más condenaran las medidas violentas del poder, son los que hoy, abjurando de aquellos principios que proclamaron como salvadores, no sólo se convierten en verdugos del pueblo, sino que pretenden, en el paroxismo de sus ambiciones, utilizarnos como vil instrumento para consumar la muerte de todos los derechos y los funerales de todas las libertades. ¿Que significa, señores diputados, esta absoluta negación del ideal de libertad y de justicia que tremoláramos en nuestras banderas? ¿Que habrá que perder toda esperanza de redención? ¿Qué estaremos fatalmente condenados a ser viles esclavos que irremisiblemente necesitamos de un dictador sanguinario y feroz? ¡No, de ninguna manera! Es tiempo de que nuevos horizontes se abran para la Patria, que ya no tiene "lágrimas que llorar sobre de tanta víctima, ni brazos para cavar tanta sepultura;" es necesario que la Revolución no sólo haya triunfado para nosotros que hemos escalado algunos peldaños hacia la cumbre del poder, sino que la Revolución debe triunfar para los humildes, para los desheredados para los que han hambre y sed de justicia, para los que nos dieron una curul, para los que siguen siendo los esclavos de las tiranías y los huérfanos de las libertades. Seguir, señores diputados, con las mismas prácticas de antaño, es tanto como justificar a Porfirio Díaz y a Victoriano Huerta; y yo creo que no valía la pena haber derramado torrentes de sangre, de haber sacrificado a tantos mexicanos para que impere otra nueva dictadura; porque esta es una nueva dictadura; y si combatimos a dictaduras fieramente erguidas, debemos combatir esta que está hipócritamente agazapada. (Aplausos.) Aprobar esta suspensión de garantías, señores diputados, es tanto como confesar la esterilidad de la Revolución, la infecundidad de los esfuerzos, la inutilidad de tantas vidas sacrificadas en esta cruenta lucha que acabamos de sostener; por esto, señores diputados, yo me opuse desde un principio a la suspensión de garantías, y si no hable en aquella fue porque con verdadera dificultad lo hago; pero hoy no puedo pasar desapercibido esto y vengo a protestar contra la suspensión de las garantías individuales que pretende el Ejecutivo que aprobemos. Hay más señores diputados, el Ejecutivo pide suspensión de garantías, sin embargo de que dijo a raíz de haberla solicitado, que nunca, como entonces, eran mejores las condiciones que guardaba la República. ¿Entonces para qué quiere la suspensión de garantías, señores diputados? Las Comisiones, al presentar el nuevo dictamen, han limitado la suspensión de garantías en tiempo, pero no en lugares, y yo creo que ha hecho muy mal la Comisión, porque por ejemplo, en el Estado de Aguascalientes, en el de Colima, en el de Sinaloa, en el de Tlaxcala, en el de Yucatán y en el del Nayarit, no hay absolutamente bandoleros, y sin embargo, se quiere que la suspensión de garantías rija para toda la República. Esto es indebido, señores diputados, esto es atentatorio y profundamente inmoral, porque a aquellas regiones pacificas de la República se les va a imponer una suspensión de garantías que no es necesaria ni se justifica. Hay que convencerse, señores diputados, de que la pacificación por medio del terror es fugaz, porque si el terror debilita al rebelde, más debilita al tirano, y hoy día necesitamos más de paz y tranquilidad pública que de terror y de medidas violentas que nos mantengan en constante alarma. El señor diputado Pruneda, al hablar en pro de la suspensión de garantías, decía, presentaba como ejemplo de entrada de los villistas a Ojinaga, y vosotros, señores diputados, seguramente que alguno de vosotros sabéis que la entrada de los villistas a Ojinaga fue ocasionada, no precisamente porque haga falta esta Ley de Suspensión de Garantías sino porque mientras el general Murguía, que guarnecía aquella plaza, vino a imponer a Gustavo Espinosa Mireles como Gobernador de Coahuila.....

El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: ¡Es falso!

El C. Saucedo: ¡Es cierto! Usted no es capaz de venir a desmentirme.

El C. Cepeda Medrano: ¡Si soy capaz!

El C. Saucedo, continuando: Mientras el general Murguía vino a imponer a Espinosa Mireles....

El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: ¡Digo a usted que es falso!

El C. Saucedo: ¡No es falso; usted no tiene derecho a desmentirme!

El C. Cepeda Medrano: ¡Tengo absoluto derecho!

El C. Saucedo, continuando: ¡No tiene usted derecho! (Voces: ¡Ya, ya!).... Mientras el general Murguía vino a imponer a Gustavo Espinosa Mireles como Gobernador de Coahuila. Villa entró a Ojinaga..... (Aplausos en las curules y en las galerías. Campanilla.) El Ejecutivo, antes que pedirnos suspensión de garantías, debe de cambiar de procedimientos, que son los mismos de la dictadura porfiriana y huertiana; antes que pedir suspensión de garantías, debe cambiar su Gabinete, que es perfectamente impopular y está desacreditado ante la opinión pública. (Aplausos. ) En Jalisco y Colima, acaba de nombrase jefe de las operaciones militares al llamado general Juan José Ríos ..... (Voces: ¡Es general!) Este individuo, que fue a Colima a cometer toda clase de atentados y rapacidades, como lo dije en otra ocasión; ese individuo que corrió en la cuesta de Sayula, que corrió en Ocatlán, que corrió en La Barca y que ha corrido en otras muchas partes, ese ha sido nombrado jefe de las operaciones militares en Jalisco y Colima. En Colima, mientras él fue jefe militar, hubo bandolerismo; luego que dejó de serlo, se acabó. ¿Es posible que la región de Jalisco se pacifique con un jefe militar que ante la visión del peligro huye como un cobarde? Sin embargo, el Ejecutivo lo sigue sosteniendo contra viento y marea. Cuando el licenciado Cabrera hablo desde esta tribuna en pro de la suspensión de las garantías individuales, señalaba poderosas empresas que desde

las sombras conspiran en contra del Gobierno revolucionario; sin embargo, en este proyecto no vemos comprendida ninguna de esas empresas, solamente vemos que se levanta, como moderna espada de Damocles, la Ley de Suspensión de Garantías sobre los humildes, pero de ninguna manera alcanza a los que tienen elementos para defenderse. Yo pido a la Comisión que ya que fue aprobada la Ley de Suspensión de Garantías en lo general, ahora que esta discutiéndose en lo particular, retire el dictamen para presentarlo limitado, no solamente en tiempo, sino también en lugares, excluyendo aquellos Estados que no necesitan de esta terrible ley, de esta ley inmoral y atentatoria, que solamente será para castigar a los inocentes, porque de hecho la Ley de Suspensión de Garantías rige en todo el territorio de la Nación para los asaltantes que están comprendidos en este proyecto; luego al aprobarse, al sancionarse esta ley, les será aplicada, no a los verdaderos culpables, sino a los inocentes. Por muy graves que sean las condiciones del país, yo, señores diputados, no estoy dispuesto a sancionar con mi voto la aprobación de esta terrible ley; yo prefiero que arda el país en la más desenfrenada de las anarquías y prefiero aun la caída del Gobierno, antes que sancionar con mi voto esta ley atentatoria y criminal. (Murmullos y voces: ¡Uuuh!)

Sí, señores diputados, no porque haya venido a hablar en estos términos se me vaya a suponer enemigo del Ejecutivo; yo no lo soy, yo soy un gran admirador del Caudillo de Guadalupe, pero no por esa admiración que siento por aquél que protestó contra el crimen y que enarboló la bandera de la legalidad, voy a poner a las plantas del dictador Carranza la representación que mi pueblo me ha dado. (Aplausos.)

El C. Blancarte: Pido la palabra como miembro de la Comisión.

El C. Presidente : Tiene usted la palabra.

El C. Blancarte, miembro de la Comisión: Ciudadanos diputados: Podemos reducir a dos las objeciones que hizo el compañero que acaba de hablar, a la Ley de Suspensión de Garantías, y la que hizo en lo general, creo que es inútil, porque no debemos seguir discutiendo en lo general, su puesto que ya la Ley fue aprobada también en lo general por esta Asamblea. Si fuéramos a repetir discusiones sobre una misma ley, en este caso una sola ley nos quitaría todo el tiempo de un período de sesiones. Sin embargo, voy a hacer algunas observaciones sobre los puntos que se tocaron. La Ley de Suspensión de Garantías se impone porque están cometiéndose delitos que no pueden ser refrenados de otro modo; nadie ignora lo que la sucedido en Michoacán; debe tenerse conocimiento que la partida de rebeldes que se encuentra en ese región no solamente ha asaltado los poblados y ha saqueado, sino que ha cometido violaciones que vienen a herir lo susceptible de las familias. Creo que debe también tenerse conocimiento de que se han hecho voladuras de trenes en algunas partes y se han intentado en otras; en estos casos no sólo muere el individuo que tenga alguna delincuencia, sino muchos inocentes; y si debemos tener como teoría que se destierre la pena capital, esto debe ser cuando no haya quienes sean merecedores a ella; pero cuando hay individuos que con sangre fría, sin peligro ninguno ponen una bomba o quitan rieles para matar a multitud de inocentes que no tienen siquiera conocimiento de cuál es el motivo de las luchas actuales políticas; cuando por salvar la vida de esos individuos a quienes se les quiere quitar la Ley de Suspensión de Garantías, se pone en peligro a multitud de inocentes, eso no es lógico ni justo; que cese la ley que impone la pena capital cuando se hayan acabado los delitos que ameriten esta pena. Paso al segundo punto relativo a que se limite la Ley de Suspensión de Garantías a los lugares donde hay revolución y manifestó que la Ley no es para los Estados. ni para determinada región; es para los delincuentes que cometen determinados delitos, y los delitos que se enumeran en el artículo 2º pueden cometerse en todas las regiones. Si no hay delito, entonces no se aplicará la ley. Que en Colima y Jalisco, por ejemplo, podemos decir que no hay revolución; está bien, allí no se aplicará porque no habrá delincuentes a quienes aplicarse; pero si allí dejamos sin suspender las garantías, con toda seguridad los elementos rebeldes que están en Michoacán, los que se encuentran también en la parte Sur, lindado con el Estado de Colima, invadirán los Estados o las regiones en donde no se haga esa suspensión...

El C. Saucedo Salvador, interrumpiendo: ¿Y las guarniciones de qué sirven?

El C. Blancarte, continuando: ...Me interpela el señor Saucedo, dice que las guarniciones de qué sirven; yo le pregunto a usted: ¿de qué sirven en los lugares donde ha habido esa invasión, en dónde se tiene esa situación todavía de rebeldes? Así es, pues, que ¿de qué sirven las guarniciones, pregunta? precisamente de procurar que se aprehendan a esos individuos que cometen los delitos para que se les apliquen las penas; pero yo creo que él (refiriéndose al C. Saucedo) debe estar más convencido que nadie, de que no bastan las guarniciones, porque no es posible que ocupen todo el territorio que está en paz para que no sea invadido por los rebeldes de otras regiones.

Creo que estos puntos dejarán contestadas las observaciones del señor Saucedo y paso a una hecha por el señor doctor López Lira, indicando que la suspensión de las garantías para los delincuentes políticos es una monstruosidad. La suspensión se refiere a los cómplices, se refiere a aquellos individuos a que se refiere el artículo 1º que podían tener este recurso; cuando un individuo haga una voladura de un tren militar, tendrá que decir: "Mi intención, el objeto de haberlo hecho, fue el de derrocar al Gobierno; derrocar al Gobierno es un acto netamente político y por lo mismo no está suspendida la garantía para los delitos políticos, que es el que yo cometí." Es pues, para cerrar esa puerta que es como un recurso que pueden tener los delincuentes; que cuando se encuentran con individuos que pueden valerse de todos esos recursos para evitar que se ejecute la sentencia que corresponde a su grave delito, la pena no se ejecute por esos recursos que no es raro que se vayan a interponer. Este es, pues, el objeto de la suspensión en lo que se refiere a delitos políticos, cerrarles la puerta a estos recursos y, repito, esta suspensión se refiere a los cómplices de delitos

a los que también se aplica la pena de muerte cuando se cometen esos delitos; esos cómplices pueden decir que el delito es netamente político y que no es la ejecución del acto. Estas son las razones que se tienen para sostener estos puntos; en cuanto a los demás, forman parte también de los que presentamos en nuestro voto particular y deseo manifestar igualmente que no estoy conforme en todos los puntos a que se refiere el artículo 1º.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Rocha. (Voces: ¡No está!) No encotrándose en el salón el C. Rocha, tiene la palabra el C. Ramírez Garrido.

El C. Ramírez Garrido: Cedo mi turno al C. Alonzo Romero.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Alonzo Romero.

El C. Alonzo Romero: Señores diputados: Vengo a oponerme con todo el calor de una juventud convencida en estos momentos de que la ley de que se trata no tan sólo es atentatoria, sino inmoral, porque considero que en tanto no se depure la Administración Pública, cuya inmoralidad es la causa de todas las desgracias nacionales, la suspensión de garantías es un crimen, la suspensión de garantías es una atentado contra esos infelices ciudadanos que han ido a luchar y que después de habérseles hecho todas las promesas que la Revolución hasta este momento no ha cumplido, se les quiere privar de la vida porque protestan de nuevo con las armas en la mano. (Aplausos) ¿Y como no voy a protestar, señores diputados?

El C. Prosecretario Muñoz: Se suplica a las galerías se abstengan de hacer manifestaciones. (Voces en las curules: ¡No, no!)

El C. Alonzo Romero: ¡Y cómo no voy a protestar si mientras esos pobres infelices muertos de hambre asaltan los caminos para buscar el pan, después de haber expuesto su vida en la Revolución, esa Revolución que tantas promesas les hiciera, en los alcázares enmarmolados de los Ministros se derrama la champagne y aquellos desheredados de ayer, con la mayor insolencia se pasean en aristocráticos automóviles por las principales avenidas de la capital! (Aplausos.) ¡Y cómo no voy a protestar, si en este momento esa inmoralidad de la cosa pública no se debe más que al consentimiento de todos esos que se titulan jefes de la Revolución? Yo no vengo aquí con la hipocresía de algunos a decir que yo no soy enemigo del Ejecutivo, yo vengo a decir la verdad , a analizar la clara y terminantemente: El único responsable en estos momentos de que exista un noventa por ciento de reaccionarios en la Administración Pública, es don Venustiano Carranza.... (Voces: ¡Muy bien! Aplausos y también de las galerías. Campanilla.)

Yo considero, señores diputados, que si la promesas de la Revolución se hubieran llevado a cabo, en estos momentos saldría sobrando la suspensión de las garantías. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) Si en vez de gastar tanto dinero en cartuchos y en pertrechos de guerra se empleara ese dinero para crear la deuda agraria, ningún infeliz de esos muertos de hambre que van a asaltar los trenes, estuviera en esas condiciones; todos tendrían un palmo de tierra para poder vivir y entonces la Revolución estaría en su puesto. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) Hace algún tiempo, de la manera más cínica nos encontramos en las páginas de los periódicos con que el Gobierno del Distrito excitaba a los ciudadanos de esta capital para que se defendieran contra los salteadores. Señores, hemos vuelto a la edad primitiva, hemos vuelto a aquella época en que cada uno tenía que defenderse contra los elementos; eso ya los sabemos, a ni el que me asalte le quito la vida; pero hay infelices que no están en condiciones de hacerlo, y en vez de derrochar tanto dinero y en vez de que el peluquero del Gobernador del Distrito se paseara en suntuosos automóviles, que se organizara una buena guarnición de policía capaz de poder evitar esas inmoralidades y no venir, de la manera más cínica, a decir que cada uno se defienda. Debemos empezar a aplicar la suspensión de garantías al Gobernador del Distrito...... (Voces ¡Bravo! ¡Muy bien! Aplausos. campanilla), y no sólo al Gobernador del Distrito, a muchos Ministros, a algunos Gobernadores de los Estados y aun a algunos diputados..... (Voces: ¡Muy bien! Aplausos y también de las galerías. Campanilla.)

El C. Martínez de Escobar, interrumpiendo: ¡Nombres!

El C. Alonzo Romero, continuando: No tengo necesidad de señalarlos, yo me refiero a los incondicionales, y cada uno sabe el lugar que ocupa en esta Representación Nacional, y la incondicionalidad. señores diputados, es tan inmoral, que no debe nunca ni tomarse en consideración, porque la incondicionalidad, señores diputados, es tan inmoral, que no debe nunca ni tomarse en consideración. porque la incondicionalidad es la cadena miserable que ata a los individuos a su triste condición de esclavos. ¡Y cómo no voy a protestar!

Se me dirá que vine a hablar respecto de la discusión en lo general de la Ley; pero yo no entiendo de chanchullos de abogados de esos que únicamente ven a través de la mampara ridícula que les obliga a hacer leyes desastrosas e inmorales, porque probablemente, a través de esa muralla vislumbran un Ministerio o una Embajada. ¡Ya está lanzado, el primer anzuelazo!

Yo no quiero ocupar más vuestra atención, no se necesita hacer un larguísimo discurso para protestar contra estas leyes inmorales e inhumanas; yo me refiero a la juventud revolucionaria de esta Cámara a los viejos jóvenes, porque son revolucionarios y porque el corazón no envejece, para que se levanten incólumes por encima de los escombros de esa administración que no está lejano el día en que se derrumbará; y ustedes, señores diputados, los revolucionarios, deben levantarse con todo rigor sobre esos escombros, imponiendo la bandera Revolucionaria. Si mañana la nube del escepticismo ensombrece un solo momento y vuestro espíritu, no os crucéis de brazos ante los grandes problemas que tenemos enfrente, ante esos grandes desastres por los que atraviesa el pueblo mexicano! (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra......

El C. Díaz González: ¡Moción de orden! creo que para que pueda tomar otro individuo la palabra en contra, se necesita que otro hable en pro.

El C. Cepeda Medrano: Pido la palabra en pro.

El C. Presidente: Tienen usted la palabra en pro, pero debo decirle que antes no la había solicitado.

El C. Cepeda Medrano: Señores diputados: Ya hemos observado, hemos escuchado un discurso vehementísimo del señor Saucedo y otro más vehemente del C. Alonzo Romero, no solamente vehemente, sino incitándonos a la revuelta, a que derroquemos a este Gobierno.... (siseos), a que pongamos en lugar de Venustiano Carranza, a Francisco Villa, a Zapata o a Félix ....(Murmullos fuertes voces de protesta, siseos, campanilla; ¡Uuuuh! Uuuy!); ya hemos presenciado aquí muchísimos palabras y nada más que palabras, los hechos son otros completamente distintos. Ya hemos oído aquí la palabra elocuente del señor Alonzo Romero, que nos dice que sobre las ruinas de esta administración. debemos levantar las armas, debemos levantar nuestras voces de protesta y debemos hacer caer a la actual administración. ¿Qué quiere decir todo esto, señores diputados? En frases sencillas, en frases sencillas, en frases francas, en frases que puedan llegar al conocimiento de todo el pueblo, quiere decir levantarse, señores diputados, contra la actual administración, levantarse contra el actual Gobierno, hundir en la nada, hundir en el abismo a la nueva Revolución, al Gobierno que hace unos cuantos días, nosotros le dimos nuestro voto, al Gobierno que nosotros hemos puesto con tantos sacrificios, con tanta sangre y con tantos esfuerzos, ¿y ahora, lo vamos a derrocar nosotros mismos?...... (murmullos), ¿ahora los hijos le sacan a la madre, las entrañas? - a la Revolución -;(murmullos y risas); pero entonces, señores diputados, qué hermoso espectáculo presenciaríamos, cuando todos los que nos encontramos en este recinto..... (campanilla.)

El C. Secretario Portes Gil: La Mesa excita a los asistentes a las galerías con objeto de que se sirvan guardar la compostura debida. La Mesa vuelve a insistir, en la inteligencia de que se procederá de acuerdo con el Reglamento. (Voces: ¡No, no!)

El C. Torres Berdón: Para una moción de orden.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Torres Berdón: Para una moción de orden.

El C. Presidente: Para una moción de orden, tiene la palabra el ciudadano diputado Torres Berdón.

El C. Torres Berdón: Se ha sentado el procedimiento en sesiones anteriores, de que cuando las galerías hagan manifestaciones perfectamente ruidosas, se someta a la consideración de la Asamblea si se les permite o no. Por tanto, o subsiste el Reglamento, o se pone en caso a la decisión de la Asamblea lo que debe hacerse.

El C. Presidente: La Mesa permite contestar al diputado Torres Berdón que no tiene otra obligación sino la de cumplir el Reglamento...... (voces: ¡Muy bien!) aun cuando en muchos casos está en la mejor disposición para permitir manifestaciones ordenadas, si está resuelta a no permitir desordenes, y tiene que llamar ala atención a los asistentes a las galerías,muy a su pesar, y si éstos no acatan las disposiciones de la Mesa, se verá obligada, conforme al Reglamento, a proceder en la forma prescripta.

El C. Rivera Cabrera: Para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Rivera Cabrera para una moción de orden.

El C. Rivera Cabrera: Hasta ahora, señor Presidente, las galerías no han hecho ninguna manifestación desordenada; se han concretado únicamente a manifestar su voto de asentimiento por medio del aplauso. Por consiguiente, creo que no se está en el caso de aplicar el Reglamento con todo rigor. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos).

El C. Presidente: El Reglamento prohibe toda manifestación de las galerías, y la Mesa apela y al patriotismo corrección de las galerías para que guarden compostura; de lo contrario, tendrá que verse precisada a cumplir con el Reglamento. Continúa en el uso de la palabra el diputado Cepeda Medrano.

El C. Cepeda Medrano, continuando: Estamos conformes, señores diputados, en que los gobiernos déspotas y tiramos cuando se pone en sus manos una Ley de Suspensión de Garantías, podrán abusar de ella; pero no estamos conformes en que esta vez se venga a acusar al actual Gobierno de que dándole facultades en este caso y en esta vez, vaya a abusar de las facultades y vaya a poner las armas en manos de sus enemigos. El señor Carranza, cuando era Primer Jefe del Ejército Constituciónalista, y hoy Presidente de la República, cuando nosotros le dimos todas las facultades, cuando tenía él facultades omnímodas y fue obediente, patriota y justo, ¿por qué entonces, señores diputados, ahora que se encuentra investido con el cargo elevado de Presidente de la República que nosotros mismos le hemos conferido, venimos a dudar de su honradez, de su patriotismo y de su buena fe? ¿Cómo ha de ser posible, señores diputados, que nosotros vengamos a incitar día por día, momento a momento, desde esta Cámara, que es el embrión de la nueva Revolución, como lo han dicho aquí algunos, vengamos a incitar a ese pueblo y decirle: "Prefiere la caída del Gobierno, prefiere que arda la tea revolucionaria antes que se apruebe, antes que se dé esta Ley de Suspensión de Garantías"? No podemos admitir, señores diputados, que estas frases sean admitir, señores diputados, que estas frases sean de buenos revolucionarios; no podemos admitir que estas frases salgan del corazón de los hombres jóvenes y honrados que vienen a laborar de aquí de la manera más honrada y patriótica en favor y en bien del pueblo mexicano. Nosotros no vamos a ir contra los inocentes; nosotros vamos a ir contra los culpables. No, nosotros vamos contra los bandoleros, contra esos hombres que asaltan trenes, que vuelan día a día miles y miles de personas honradas, de hombres indefensos y que los encontramos asaltando no solamente en los caminos reales, sino hasta dentro de los pueblos; que presenciamos también las grandes violaciones que día a día se hacen; que presenciamos también los grandes plagios, los inmensos plagios que se nos presentan constantemente, ¿y qué no vamos a aniquilar a esos asesinos? Para esos, señores, queremos la ley justa, la ley enérgica, el castigo más grande que pueda presenciarse. Acaso los que han venido hablar desde esta tribuna no han tenido ninguna víctima, ninguna persona que haya sido

víctima de estos atentados; acaso estos señores ignoran que saliendo de la ciudad de México y caminando en cualquiera dirección del territorio de la República, nuestra vida está es constante peligro y que no podemos caminar con nuestras familias, ni solos, ni podemos salir de estos centros, ¿por qué, señores? Porque tememos los asaltos, porque tememos las voladuras de los trenes, porque tememos los bandidos que constantemente están acechando, ¿y cómo va a ser posible que a estos hombres vengamos a insinuarles, a decirles: "Lánzate a la revolución porque eres pobre, porque eres miserable, porque eres mendigo, y, en cambio, deja que allá en los salones se ahoguen en champagne los Ministros del señor Carranza"? No, señores diputados, no podemos tolerar nunca esto, porque es arrojarnos a una revolución, a una guerra injusta, a una guerra criminal, y nosotros no venimos para hacer esta injusticia; nosotros hemos venido a laborar por el pueblo, a sostener al actual Gobierno. Es nuestro deber, pues, sostener al actual Gobierno; es nuestro deber prestarle nuestra ayuda y darle esa Ley de Suspensión de Garantías. Más que ninguno, el "Partido Liberal Constitucionalista" que con tanto ardor y tanto entusiasmo luchó por la candidatura del señor Carranza, ¿de qué se asustan ahora si conocían perfectamente al señor Carranza, si sabían realmente que era un hombre enérgico, de gran patriotismo y de grandes virtudes? ¿Cómo es posible que venga a hacerse oposición a este hombre para que resulte otra nueva revolución? (Voces: ¡No, no!) No. Esto es lo que han dicho y lo que están diciendo constantemente aquí; están conspirando constantemente y no somos nosotros los que vendremos a tolerar semejantes abusos... (Voces: ¡No es cierto!) No somos nosotros los que vendremos a tolerar día a día que se este excitando al pueblo desde aquí, desde la Cámara de Diputados, diciéndole: "Lánzate a la revolución." ¡Y después nos asustamos de que el noventa por ciento de los hombres esté levantado en armas contra el Gobierno dirigido por el señor Carranza!

No se trata, señores, de arrebatar todas las garantías; no se trata aquí de que el actual Gobierno vaya a castigar a los hombres inocentes. No, lo que se quiere únicamente es que todos esos hombres que asaltan, que violan, que asesinan, que roban, que matan, sean castigados, que se les aplique la pena de muerte y se hagan desaparecer, por que las malas semillas no deben existir en las sociedades honradas. Lo que se pretende con esta Ley de Suspensión de Garantías no es arrebatar al trabajador, no es poner dificultades y un dique al progreso; no señores diputados, lo que se quiere aquí con esta Ley de Suspensión de Garantías es aplicar la ley inmediatamente para que sea eficaz el castigo, para que sea justo de castigo, para que esos hombres no vengan a burlarse por medio del amparo que les concede la ley. Sabemos perfectamente en qué condiciones nos encontremos nosotros. Consta a todos nosotros y somos testigos de los atropellos, de los asesinatos que día a día se cometen, ¿y vamos a seguir tolerando este estado de cosas? Nuestra Constitución - qué en nada la vamos a violar -, nuestra Constitución de 1916-17 en su artículo 29 faculta al Presidente de la República para que presente esta iniciativa, y faculta al Congreso de la Unión para que conceda la Ley de Suspensión de Garantías. Entonces, ¿qué mal hacemos nosotros en tomarla en consideración? ¿Que mal hacemos a la República, si queremos acabar con esos malvados? ¿Por qué no compadecen ustedes a los que se encuentran en las cárceles, a esos criminales? ¿Por qué no se compadecen ustedes porque se castiga a esos hombres que matan, roban, que violan dentro de las ciudades? ¿Por qué no solicitan su libertad? (Siseos.) ¿Porqué no se oponen a que se les castigue con todo rigor? Porque es necesario castigar ejemplarmente a esos criminales, de lo contrario no habría moralidad. ¿Que acaso nosotros vamos a suponer que todos los Jueces no son honrados y que no laboren patriótica y honradamente por el pueblo mexicano? No, señores diputados: habrá de todas clases mexicanos, habrá unos honrados y otros criminales, y otros malvado, y otros asesinos, y otros de mil colores, en la sociedad mexicana; pero para los asesinos, para los malvados, necesitamos un castigo, y los hombres honrados siempre deben coaligarse, siempre deben unirse, siempre deben estar juntos para ir contra aquellos que están trastornando la sociedad y que están minando la actual administración.

Analicemos detalladamente en qué condiciones nos encontramos. Nuestra actual situación, ¿es buena? No, sabemos perfectamente bien que veinte Estados de la República se encuentran en completa revuelta. Desgraciadamente allá ha cundido esa semilla revolucionaría y no es precisamente porque quieran tiernas, no es precisamente porque anhelen libertades, no es precisamente porque deseen su mejoramiento, sino que se han lanzado a la revolución fratricida, a la revolución criminal únicamente porque es muy fácil coger el rifle para ir a matar hombres honrados. (Murmullos y aplausos en algunas curules de la derecha.) Los criminales en la actual época se escudan con el baluarte poderoso de las montañas; los criminales en la actual época se escudan con los rebeldes Francisco Villa, Félix Díaz y Zapata; ¿y qué vamos a hacer en esas condiciones? Necesitamos combatirlos, necesitamos cogerlos en el campo de batalla, en el campo de la acción, y allí aplicarles el castigo, el castigo ejemplar, el castigo necesario. Si es necesaria la muerte, que venga la muerte para esos hombres que no pueden detenerse, que no se han detenido, que los hemos llamado a nuestro lado, que los queremos recoger dentro de los hombres honrados, que se les han hecho invitaciones miles y miles de veces y nunca han correspondido a esa invitación. ¿Qué vamos a hacer con esos hombres que no quieren ser honrados? Indudablemente que necesitan el castigo. Si acaso aquí se encontraran algunos diputados que hubieran perdido a un hermano, a su padre, a sus hijos, o a cualquiera persona de su familia, que la hubieran violado, entonces levantarían un grito de protesta, vendrían indignados.

Pero nosotros, felizmente algunos de nosotros, no estamos en esas condiciones y no nos encontramos en ese caso. ¡Cuántos y cuántos miles de mexicanos hay que están pidiendo enérgicamente que se castiguen esos atropellos! ¡Cuántos y cuántos miles de mexicanos honrados y conscientes están pidiendo al actual Gobierno que se castigue ejemplarmente a esos criminales! Y el Gobierno se encuentra imposibilitado,

se encuentra impedido y maniatado con esa Constitución, porque es respetuoso de la ley, porque nosotros hemos visto que ha sido respetuoso y firme en el cumplimiento de la ley; porque don Venustiano Carranza ha sido un gran demócrata siempre, siempre ha sido un verdadero hombre que ha respetado la libertad. ¿Cuándo en un Congreso, cuándo en la época del señor Madero, se dijeron las cosas que se dicen ahora? Nunca, absolutamente nunca. (Voces: ¡Si, si!) Nunca en la época política de México hemos tenido un Congreso tan libre y un jefe del Ejecutivo que respete tan hondamente las decisiones de esta Cámara y que se sujete completamente a ellas, habiendo sido el Jefe de la Revolución y habiendo sido el que ha tenido todo el poder, el que ha tenido toda la fuerza, ¿por qué vamos a dudar en estos momentos de que el señor Carranza vaya a abusar de esas facultades que vamos a poner en sus manos, si sabemos que es un hombre honrado, que es justo, si sabemos que es un buen gobernante? Entonces, ¿qué tememos? Indudablemente que lo que haría el señor Carranza sería aplicar la Ley de Suspensión de Garantías, pero con toda ecuanimidad, con toda justicia, y nunca con apasionamientos vulgares. El señor Carranza ha tenido mucho tiempo facultades extraordinarias, ha tenido toda la fuerza, ha tenido todo el poder, y nunca, absolutamente nunca, se ha salido de su deber, nunca se ha salido de sus facultades: ha sido siempre ecuánime, ha sido siempre justo. ha sido siempre patriota. (Murmullos.)

Ahora, si nosotros pedimos, o admitimos, que la Ley de Suspensión de Garantías sea en todo el territorio de la República, es precisamente para proteger a los Estados, a las Entidades Federativas que se encuentran en completa paz, en completa calma. Son muy pocas, la mayoría de vosotros los sabéis, las que se encuentran en calma; casi todas, en casi todas esta el orden transtornado. Si nosotros vamos a dar a Ley de Suspensión de Garantías únicamente para aquellos lugares que se encuentran en estos momentos en agitación, indudablemente, señores diputados, que pocos días después tendremos a la revuelta, a los asesinos, a los criminales, en aquellas regiones, en aquellos lugares que están excluidos de la Ley de Suspensión de Garantías, y se protegerán con la Constitución, y se burlarán de la Ley de Suspensión de Garantías, y las incursiones serán constantes. Y entonces aquellos Estados que estaban libres de todo bandolerismo, se encontrarán inundados de criminales y malvados. Para proteger a esos hombres, a los hombres honrados de esos lugares, es para lo que pedimos que se haga extensiva a toda la República la Ley de Suspensión de Garantías, y no precisamente porque vengamos a pedir que en esa Entidad federativa se castigue a hombres inocentes. No, la Ley de Suspensión de Garantías se aplicará, se hará efectiva únicamente sobre los culpables, sobre los asesino, sobre los malvados, sobre los malos mexicanos. Si nosotros creemos, señores diputados, si nosotros vamos a suponer que el Ejecutivo, que el Jefe de la Revolución, que el actual Presidente de la República y que los Jueces son venales, son vendibles y que tienen tendencias torcidas, entonces no podremos hacer nada; pero si estamos convencidos de sus honradez, estamos convencidos de que en los momentos más difíciles y supremos por que atravesaba la República Mexicana se portaba el Jefe a la altura de su deber, entonces, ¿por qué esa desconfianza? ¿Por qué, señores, no queremos poner esta arma poderosa y salvadora en manos del actual Gobierno, para que termine con los abusos para siempre, con el bandolerismo y con el pillaje, los asesinatos, las miles y miles de voladuras que diariamente se registran? ¿Cómo queremos ayudar a este hombre, cómo queremos ayudar a la actual administración? ¿O queréis ser sus enemigos francos y decididos? Lanzaos al campo de batalla... (Risas.) Id a donde se encuentran Zapata, Villa y todos los demás rebeldes. (Siseos y aplausos en algunas curules de la derecha.) ¿Para qué estamos desde este lugar protegidos por el fuero, para qué estamos desde este lugar incitando al pueblo a que se levante en contra de Venustiano Carranza? (Aplausos.) ¿en contra de la actual Revolución? (Siseos en las izquierdas y aplausos de la derecha.) Somos hombres, y hay muchos, hay muchísimos, se encuentran hombres de gran valor y de gran prestigio. Id a engrosar las filas para saber con quiénes tenemos que combatir. (Voces: ¡Bien! Aplausos de la derecha.)

El C. Ancona Albertos, interrumpiendo: ¡Eso le dijo Braniff a Palavicini durante la época de Huerta!

El C. Cepeda Medrano, continuando: Ahora, señores diputados, ¿Cuáles son nuestras armas legales, y cuáles son las armas de que disponen los rebeldes? Los rebeldes, cuando caen en poder de la justicia, se protegen con la Constitución de 1916 - 17; los rebeldes cuando caen bajo el poder de la actual administración, entonces se amparan, se escudan con la ley, ponen miles y miles de dificultades; se les manda a la Penitenciaría o se les pone en las cárceles. Prueba de ello tenemos con Terrazas, con Caraveo, con José Inés Salazar, que estaban recluidos en la Penitenciaría formalmente presos, ¿Y qué sucedió? Poco tiempo después salieron de allí para ir a engrosar las filas de los revolucionarios nuevamente y para trastornar el orden. Si nosotros vamos a ser tan magnánimos, si nosotros vamos a ser tan sentimentalistas que no permitamos que el Gobierno, que la actual administración castigue a estos individuos, castigue a estos criminales y castigue a estos trastornadores del orden, ¿entonces para quién es el castigo? ¿Para los hombres honrados? No, los hombres honrados no cometen crímenes de esta naturaleza. Los rebeldes, los salteadores de caminos, los voladores de trenes, los que violan doncellas, ellos son los que deben de caer bajo esta ley; si caen en poder de la justicia, entonces piden amparo, piden justicia, nombran a sus defensores y ponen miles de dificultades para la aplicación de la ley, y si la pena es menor de cinco años, nuestra Constitución los pone en absoluta libertad si tienen algunos cuantos centavos del producto de su rapiña, del producto de su robo y salen en completa libertad por medio de la Constitución, porque nosotros los hemos protegido, porque nosotros los protegemos. ¿Cuáles son las armas del Gobierno? ¿Cuáles son las armas de los defensores de la ley? Completamente mezquinas comparadas con la gran libertad que tienen los rebeldes. Los rebeldes luchan contra la Constitución de 16-17; es la bandera política de Francisco Villa, y es la bandera política de Félix Díaz Hemos visto que

Francisco Villa, a raíz del establecimiento del Congreso Constituyente, lanzó un decreto diciendo que todos los diputados constituyentes estaban fuera de la ley. Los primeros diputados que cayeron en poder de este hombre fueron miserablemente asesinados: se llaman el general Toribio de los Santos y el coronel Gabriel Calzada, que fueron asesinados únicamente porque habían sido diputados constituyentes, cuando venían a tomar posesión de su puesto a la ciudad de Querétaro. Félix Díaz ha lanzado decretos en la prensa americana - que ha llegado a nosotros -, en donde dice que desconoce completamente a la Constitución del 17 y que luchará hasta el último momento por la restauración de la Constitución de 57. Lo mismo dice Francisco Villa que la Constitución de 57 debe restaurarse, debe ponerse en lugar de la de 17, y que debe caer esta actual administración juntamente con la Constitución que estableció en Querétaro. ¿Y qué nos admira, señores diputados, que estos bandidos, que estos hombres, que siempre fueron enemigos de la Revolución, que siempre fueron enemigos de la Constitución en épocas normales, de la misma Constitución de 57 que nunca respetaron y que siempre violaron, vengan ahora a declararse partidarios de la Constitución de 57 y vengan a ser enemigos de la Constitución de 1916 - 17?

El actual Gobierno necesita de las facultades extraordinarias, y necesita que se le dé la Ley de Suspensión de Garantías para que acabe de una vez por todas con todos esos criminales que andan en la República Mexicana. ¿Y qué ha sucedido, señores diputados, allá en San Luis Potosí? Allí se pusieron elementos militares honrados, como son el general Diéguez y un gran número de soldados que fueron a acabar con el bandolerismo en el Estado de San Luis Potosí, y el Estado de San Luis Potosí en estos momentos se encuentra en mejores condiciones. Pero no se dispone de fuerza armada para ir a todos los Estados de la República a acabar en la misma forma. Tenemos al Estado de Michoacán, al Estado de Veracruz; tenemos otros muchos Estados que están inundados, que están ardiendo en la tea revolucionaria, ¡y que nosotros todavía estemos excitando al pueblo de la capital de la República, aquí, donde hay tantos reaccionarios, a que vaya a engrosar las filas de Zapata, de Villa y de Félix Díaz! Aquí en la capital de la República, donde nosotros debemos convenir en que estos hombres no han sentido el aliento revolucionario, y que estos hombres han sido los que menos contingente han prestado a la Revolución; aquí, donde se encuentran más reaccionarios; aquí, donde se encuentran más hombres enemigos de la Revolución; aquí, donde se conspira día a día, públicamente, lo mismo en los restaurantes que en las cantinas, en los tranvías, en todos los lugares públicos, en todas partes se conspira constantemente, y nosotros necesitamos que se ponga en nuestras manos la Ley de Suspensión de Garantías para poder terminar de una vez por todas con estos hombres que están excitando, que están lanzando al pueblo a la Revolución sin ir ellos, quedándose en la capital de la República; a todos esos hombres que van a ser nuestros enemigos mortales que quieren que se prolongue este estado de cosas por toda la vida, que esta situación sea negra y tormentosa. Constantemente están estos hombres en contra del Gobierno del señor Carranza, en contra del Gobierno que nosotros hemos formado, en contra del Gobierno del cual nosotros somos responsables; aunque algunos de ustedes proteste y diga que no trabajó por este Gobierno, por esta candidatura; pero el pueblo de la República entera sabe que con toda libertad se hicieron las elecciones....(risas), que nosotros, consciente y honradamente dimos nuestro voto en favor de los hombres que formas esta Representación y en favor de los hombres que forman el Poder Ejecutivo.

Entonces, señores diputados, admitiendo que nosotros no diésemos la Ley de Suspensión de Garantías, ¿qué iríamos a decirles a los rebeldes con todos los discursos que se han dicho aquí, que día a día se hace un gran número de ejemplares del "Diario de los Debates" para que vaya, a servir de propaganda revolucionaria, - porque los enemigos de la Revolución, también están aquí dentro de esta Cámara - y que se está haciendo con los dineros de la Nación, para que se esté incitando a la revolución, a los hombres honrados? (Aplausos y siseos.)

El C. Fernández Martínez, interrumpiendo: Aplausos tibios.

El C. Cepeda Medrano, dirigiéndose al diputado Fernández Martínez: Nosotros no traemos "claque." Ya habéis visto, la "claque" la traen muchos de ustedes cuando hay necesidad de discutir cualquier asunto grave. En las galerías hay unos pocos honrados y conscientes que se encuentran allí, y que saben que en estos momentos difíciles y supremos se necesita apoyar al actual Gobierno, se necesita poner en sus manos la Ley de Suspensión de Garantía para que pueda dominar. ¿O qué queremos hacer con el actual Gobierno? No le damos facultades, no le prestamos facilidades para que domine, y le exigimos constantemente que acabe con los rebeldes y que establezca un Banco de emisión; le exigimos que establezca un Banco agrario, y le exigimos que establezca miles y miles de cosas y no le prestamos facilidades.

Muchísimos de vosotros, señores diputados, no sabéis cómo ha podido el Ejecutivo con grandes esfuerzos y con muchísimas dificultades, salvar la actual situación económica: vosotros estáis recibiendo seiscientos pesos mensuales sin saber de dónde vienen, ni qué está haciendo en estos momentos el Gobierno. (Murmullos.) Pero si nosotros, señores diputados, estuviésemos dispuestos a prestarle todas nuestra ayuda, todo nuestro contingente, todas nuestras buenas intenciones al Presidente de la República, al señor Carranza, quien tanto odiáis....(Voces: ¡No, no!) Al señor Carranza, sí, señores, quien tanto odiáis.... (Voces: ¡No, no!) Al señor Carranza, a quien quisiérais ver derrocado.... (Voces: ¡No, no!) Al señor Carranza, a quien quisiérais ver vendido, al señor Carranza.....

El C. Padrés, interrumpiendo: Protesto contra esa aseveración del C. Cepeda Medrano. Usted dice puras falsedades. (Siseos, murmullos y campanilla.)

El C. Cepeda Medrano, continuando: ¡Puras falsedades que llegan a lo hondo....

El C. Padrés, interrumpiendo: Para una aclaración, señor Presidente. Tenga usted la seguridad, señor Cepeda Medrano, de que los revolucionarios honrados estamos con Carranza cuando cumple con

su deber. (Voces: ¡Muy bien! y aplausos de la izquierda.)

El C. Cepeda Medrano, continuando: Los revolucionarios honrados, señor Padrés, que no dudo de su honradez estamos con el señor Carranza cuando él no se aparta de la ley.....

El C. Padrés, interrumpiendo: Sí, señor.

El C. Cepeda Medrano, continuando: Estamos con el señor Carranza cuando cumple con su deber. Señalad al señor Carranza cuándo se ha apartado de la ley, y señaladle cuándo no ha cumplido con su deber; señaladle al señor Carranza un solo error, y ñaladle.....

El C. García Vigil, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Cepeda Medrano, continuando: Sí, señores diputados, señaladme.....

El C. García Vigil: ¿Me permite que yo se lo señale? Yo se lo señalo, yo le señalo dónde se ha apartado de la ley.

El C. Cepeda Medrano, continuando: Señaladme todos los desaciertos cometidos por el señor Carranza, señaladme todos los atropellos que ha cometido el señor Carranza; decidlo ante todo el mundo para que se sepa en qué condiciones nos encontramos, para que se sepa cómo estamos formados en esta Cámara, para que se sepa cómo estamos formados en esta Asamblea. Ya hace mucho tiempo, señores diputados, que se nos lanzan a nosotros esos dicterios graves, esas calumnias, esos insultos, que constantemente se nos viene a decir que somos vendidos, que somos incondicionales, que somos serviles, que somos "ministeriales," que estamos de parte del señor Carranza. ¿Y todo por qué, señores diputados? Porque, tanto en el Constituyente como en el Congreso General de la República hemos venido a apoyar esta política honrada, porque conceptuamos al señor Carranza patriota, honrado justo y estaremos eternamente a su lado.

Cuando el señor Carranza se aparte de la ley, cuando el señor Carranza se aparte de lo honrado y de lo patriótico, nosotros también tendremos la virilidad, el valor civil, el entusiasmo de separarnos de él para ir a combatirlo. Pero hasta estos momentos el señor Carranza ha seguido un línea recta; hasta estos momentos el señor Carranza ha estado siempre constantemente a la altura de su deber.

Ha salvado a la Revolución y salvará también a la República, si el caso se presenta; ha salvado a la patria en Veracruz, en Chihuahua, en muchísimas ocasiones, y salvará cuando se presente la ocasión, también a la República en general. ¿Por qué entonces vamos a estar en contra de este hombre? Ya basta, señores diputados, que próximo a terminar este período, estamos lanzando todavía miles de insultos y miles de improperios; que estemos aquí prendiendo la tea revolucionaria para que, cuando nosotros nos separemos de este Congreso, seamos los primeros propagandistas para decirle al pueblo: "Anda contra Venustiano Carranza. Derroca este Gobierno que nosotros hemos formado, por inmoral, por criminal, porque se ha apartado de la ley, porque no ha estado dentro de lo justo." ¿Pero cuándo podremos señalarle estos errores al señor Carranza? ¿Cuándo podremos señalarle estas maldades y estos crímenes? ¿No en toda la Revolución, no en todo el período revolucionario admirasteis y estuvisteis de parte del señor Carranza, y ahora, siendo Presidente de la República, ahora que se ha sujetado, después de tener en sus manos todos el poder, toda la fuerza, se ha sujetado a la Constitución? ¿No hizo entrega en el Congreso Constituyente de ese poder y de esa fuerza, para que se formaran estas leyes? ¿Ahora, después, venimos a atacar las disposiciones en esta Cámara, dictadas en ese Congreso? ¿Por qué, siendo él un verdadero demócrata, por qué no le ayudamos en su labor patriótica, por qué no le ayudamos honradamente y le prestamos las facilidades necesarias? Hemos venido aquí a laborar en bien del pueblo, a sostener la actual administración. Cumplid, señores diputados, con vuestro deber. A mí, realmente, señores diputados y compañeros, me sorprende esta actitud, me sorprende todo esto que estamos aquí presenciando. Yo no quisiera venir a hablar aquí de todo esto, pero si hemos soportado con calma que vengan oradores furibundos a hablar y decir en contra de la Revolución, en contra del Gobierno, en contra de la administración y en contra del señor Carranza, natural es, señores diputados, que nosotros que consideramos que estamos dentro de lo justo, sigamos nuestra política y sostengamos al Gobierno que ha emanado de la Revolución. Sin ofender a ustedes, nos consideraríamos apóstatas, nos consideraríamos traidores a los principios, y enemigos del Gobierno y de la Revolución, si fuésemos a laborar en contra de este hombre y si fuésemos a laborar en contra de su obra. Tiempo tuvimos, señores diputados cuando fue Jefe del Ejército Constitucionalista, para que se le combatiera por sus enemigos, para que se hiciera nuevamente división tras división, la que necesitaba hacerse en el elemento constitucionalista? ¿Por qué no la hicisteis los que fuisteis enemigos del señor Carranza? ¿Por qué no os lanzasteis a la Revolución a combatirlo? ¿Por qué no se lanzan los que vienen aquí a incitar al pueblo y se ponen al frente de ese pueblo, y se van a combatir aquí, a unas cuantas leguas, donde se encuentra Zapata, donde se encuentran Villa o Félix Díaz? Sería más patriótico, sería más honrado, sería más justo. Nosotros quisiéramos que se deslindaran los campos; quisiéramos que, de un vez por todas, viniésemos a saber cómo quedamos aquí: o estamos dispuestos a ayudar al Gobierno, a trabajar dentro de la ley y a sostener esta administración, o estamos dispuestos a combatirla, a derrocarla, a hacer que caiga el Jefe del Ejecutivo.....

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Es lo que quieren, precisamente!

El C. Cepeda Medrano, continuando: Señores diputados: Tiempo habrá de sobra y nos quedan tres años largos todavía. Como he dicho antes, ya podéis traer vuestros candidatos, hombres que sean de vuestra estima, que aparezcan hombres honrados y patriotas, hombres de grandes méritos, ¿pero para darles prestigio a estos hombres, vamos a crearle dificultades al actual Gobierno? ¿vamos a maniatarlo y a pretender derrocarlo en un momento de desesperación, cuando cumple con su deber? ¿Vamos a negarle elementos para castigar a los rebeldes y tenga él que salirse de los límites

para castigarlos, como lo está haciendo en estos momentos, señores diputados, como dicen algunos diputados que en el campo de batalla se castiga a los rebeldes con la pena de muerte? Pues entonces, si ya se les está castigando con la pena de muerte, autoricemos estos actos, hagámoslos legales. Es lo único que queremos. Nosotros también estamos dispuestos a combatir el artículo 1o., en lo que se refiere a la suspensión de las garantías del artículo 5o. en sus fracciones I y II, en lo que se refiere al trabajo; no estamos dispuestos a aceptar, a apoyar este artículo en la forma en que se nos presenta. Rogamos a la Comisión que lo retire y lo modifique, presentándonoslo en otra forma, para poder dar nuestro voto; pero la suspensión de garantías es indispensable. Necesitamos hacerlo. ¿Qué se hizo en la República en tiempo del señor Juárez? ¿Qué, acaso el señor Juárez no tuvo en sus manos facultades omnímodas para poder dominar a la República, para poder gobernar en la época de la intervención francesa? El señor Juárez tuvo también, en alguna vez, que dar un golpe de Estado y que disolver el Congreso.....

El C. García Vigil, interrumpiendo: ¡Y ese era Juárez!

El C. Cepeda Medrano, continuando: Y si al señor Juárez no se le hubiesen prestado esas facultades, indudablemente que no habría podido dominar a la República. ¿Cómo se iba a dominar si se encontraba en condiciones anormales, como en las que nos encontramos ahora? Si nosotros estuviésemos en completa paz, si todos estuviésemos tranquilos, si no hubiese bandidos, ¿para qué vendríamos a solicitar esta Ley de Suspensión de Garantía? Indudablemente que no seríamos tan torpes y criminales para venir a pedir una cosa completamente injusta; pero si sabéis perfectamente bien cómo se encuentra la Nación en estos momento; si sabéis que desde Querétaro, que desde el momento en que se firmó esta Constitución, empezaron a aumentar día a día los rebeldes, ¿y por qué, señores diputados? Porque se protegía bajo esta ley. Perfectamente bien. Nosotros no venimos a hacer a un lado la Constitución; pero en el caso presente, en momentos supremos, en circunstancias extraordinario as, la misma Constitución autoriza para que se dicte, para que se decrete la Ley de Suspensión de Garantías en lo que se estime conveniente, por un tiempo limitado, y precisamente estamos en este caso, señores diputados. Nos encontramos en situación anormal; estamos en esta situación extraordinaria, y es natural, es indispensable, es necesario que nosotros prestemos ayuda al Gobierno; que no digamos aquí que somos enemigos de la administración, y que cuando se trate de prestarle facilidades amplísimas para acabar en tiempo limitado con el bandolerismo actual, entonces no le neguemos nuestro apoyo al Ejecutivo, tal como lo pide en el proyecto. No señores diputados, en la conciencia de los hombres honrados que se encuentran en esta Cámara, está perfectamente que, a pesar de los compromisos de partido que tengan de antemano, está que su voto y su conciencia no pueden venderse; saben que antes del compromiso con el "Partido Liberal Constitucionalista," está el interés general de la Nación, y que, tomando eso en consideración, debemos votar la Ley de Suspensión de Garantía. No votaremos el artículo 1º. en la forma en que se encuentra. No, yo también soy de los que piden que se modifique; pero de eso a que no dictemos la Ley de Suspensión de garantías, es mucha la diferencia.

Nosotros debemos apoyar al Gobierno nuestro, verdaderamente revolucionario; nosotros, los hombres que estamos dispuestos a apoyar a esta administración y a hacernos solidarios de ella, y a respetar esta ley, debemos prestar al Ejecutivo amplísimas facultades; debemos darle a Ejecutivo la Ley de Suspensión de Garantías para que pueda presentarnos el país perfectamente pacificado en pocos meses, en el tiempo que él estime conveniente, pero siempre que nosotros con todo nuestro poder, con toda nuestra soberanía le demos facultades para ello. De otro modo, señores diputados, nosotros únicamente seremos los responsables de que arda la tea revolucionaria. (Aplausos en las derechas.)

El C. Rivera Cabrera: Para una interpelación al orador.

El C. Presidente: Si lo permite el orador.

El C. Hay: Para una moción de orden

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Hay para una moción de orden.

El C. Rivera Cabrera: En seguida pido la palabra para una interpelación a la Comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Hay para una moción de orden.

El C. Hay : He pedido la palabra para una moción de orden, y voy a hacer uso de la palabra desde aquí, no porque pretenda hacer un discurso ni tan siquiera corto, sino solamente con el objeto de ser bien escuchado por todos. Tenemos quince días escasos de trabajo; lo más probable es que no podamos prolongar nuestras sesiones porque probablemente no habrá sesiones extraordinarias. Estamos discutiendo una ley; ya hemos pasado a la discusión en lo particular del artículo 1o. y a pesar de que se ha pasado a la discusión en esa forma, solamente el C. López Lira es el único que se ha concretado a discutirlo en lo particular, y los CC. Rueda Magro y Blancarte, como miembros de la Comisión, también se han concretado a la discusión en lo particular. En cambio, los CC. Saucedo, Alonzo Romero, Pruneda y Cepeda Medrano, han hablado, al discutir este artículo, únicamente en lo general. Por esta razón,- y a esto se concreta mi moción de orden -, vengo a suplicar a los ciudadanos diputados que se concreten a lo que se refiera al artículo 1o., con el objeto de terminar rápidamente la discusión de esta ley y poder pasar a otros asuntos de gran importancia. De otra manera podremos seguir hablando en lo general de esta Ley de Suspensión de Garantía, y dentro de quince días, al final del mes, señores, después de los quince días hábiles que más o menos tenemos, estaremos todavía discutiendo esta ley y ni siquiera la habremos aprobado o reprobado.

Por esta razón apelo al patriotismo de los ciudadanos diputados que hagan uso de la palabra, para que se concreten a lo que está a discusión, que es el artículo 1o., evitando en todo lo posible hacer una discusión en lo general, puesto que ya está discutida la ley en lo general. (Aplausos.)

El C. Presidente: Para una interpelación a la Comisión tiene la palabra el C. diputado Rivera Cabrera.

El C. Rivera Cabrera: Yo suplico atentamente a los miembros de la Comisión se sirva informarme, primero, hasta cuándo surtirá sus efectos esta Ley de Suspensión de Garantías y si ella no afectará, como así lo creo, las próximas elecciones de diputados y senadores. (Murmullos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión para contestar.

El C. Medina Hilario: Se propone en el artículo 1o., de la Ley de Suspensión de Garantías, que regirá hasta el treinta de abril de 1918. El actual Congreso concluye sus labores el último de julio del año de 1918... (Voces: ¡Agosto!) De agosto de 1918; de manera que las elecciones próximas tendrán lugar el mes de julio; habiéndose suspendido la ley el treinta de abril, no tiene que afectar en lo absoluto las elecciones que tienen que hacerse. (Murmullos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manrique, en contra.

El C. Manrique: Señores diputados: No es de extrañar que hayamos vuelto a discutir en lo general esta Ley de Suspensión de Garantías, dado que en realidad toda la médula de la ley se haya contenida en el artículo 1o. (Voces: ¡Es claro!) El artículo 1o. define la extensión territorial que ha de abarcar la ley, y define también todas aquellas garantías que la propia ley debe suspender. Es natural, en consecuencia, que en lugar de hacer una discusión detallada de cada una de las partes del artículo a discusión, del artículo 1o. en lo particular, se confunda con la discusión de la ley en lo general. Digo esto para que se me excuse, como ya excusasteis tácitamente a los anteriores oradores, el hacer brevísimas consideraciones sobre las consecuencias generales de la aplicación de la ley, en el supuesto de que esta ley fuere por nosotros aprobada. (Voces: ¡No lo será!)

¿Habéis seguido atentamente, señores diputados, el curso de los debates de esta Ley de Suspensión de Garantías? Yo creo que sí; pues habréis llegado seguramente a esta conclusión innegable: la Ley de Suspensión de Garantías está ya condenada a no ser aprobada por este Congreso. No en vano nos esforzamos por llevar al convencimiento de nuestros oyentes la verdad de una idea. Este es un hecho de observación; os dirigimos la palabra por espacio de algunos minutos; insistimos con toda la energía de que somos capaces para vencer la resistencia de vuestro sentimiento y de vuestra razón. A veces, al llegar la votación, parece que hemos sido derrotados; sin embargo, si las ideas expuestas desde esta tribuna tienen verdad o razón, aquéllas tarde o temprano se abren camino en las conciencias. Tal ha sucedido con nuestros argumentos en contra de la Ley de Suspensión de Garantías. Reñida fue la primitiva discusión; al votarse, por una pequeñísima diferencia, - cinco o seis votos -, fué aprobada esta ley en lo general. Ha transcurrido el tiempo y lo habéis tenido para meditar hondamente sobre las consecuencias que tendría la aprobación de la ley, y ahora estáis convencidos, - claro que no en la totalidad, pero sí la mayor parte de vosotros -, de que esta ley debe ser rechazada por la Cámara de Diputados. Hay todavía algunos leales defensores del proyecto; allí Cepeda Medrano, allí algún otro compañero, compañeros que son para mí respetables y para quienes no he tenido nunca un siseo ni una muestra de desaprobación, porque sé, señores diputados, que a pesar de sus errores, - yo creo naturalmente que están en el error -, son respetables por la absoluta sinceridad y firmeza de sus convicciones, y porque sé una cosa, señores diputados: Yo he atacado desde aquí al Ejecutivo en más de una ocasión, y lo he hecho porque he creído necesario hacerlo, no por conquistarme un vano aplauso; pero sé una cosa, - y esta debo confesarla -, que se necesita en los actuales momentos, en el momento presente, más valor para defender al Ejecutivo y declararse partidario suyo, que para atacarlo. (Aplausos.) Yo sé por esto que cumplen con su deber, y que merecen nuestro respeto quienes se declaran franca y lealmente "gobiernistas;" para ellos nuestro aplauso; pero ello nos impide seguramente seguir atacando en el terreno de la idea y de la razón este proyecto del Ejecutivo.

Decididamente, quien conozca un poco nuestra historia y refiera lo que sucede en el momento actual y lo que antaño sucedía, habrá de exclamar con un dejo de amargo pesimismo: Estas nuestras Repúblicas latinoamericanas están perpetuamente condenados a caminar de la anarquía a la dictadura, y de la dictadura a la anarquía. Y este Gobierno lleva ya en su seno gérmenes de anarquía, de disolución, que han de producir su muerte. Es lo cierto; esto parece revelarnos el espectáculo de lo que sucede en esta Cámara. Yo creo, sin embargo, dicho sea de paso, que sería torpe de nuestra parte el creer que podemos precipitar la caída del Ejecutivo, como si el Ejecutivo no formase parte, o como si no formásemos parte con el Ejecutivo, del Gobierno, del Gobierno revolucionario. De manera que es torpe el tratar por una parte, sistemáticamente, si de ello se tratare, de separar a la Cámara del Ejecutivo, de la misma manera que ha habido, - no se nos oculta -, "gobiernistas" a outrance que han soplado al oído del Ejecutivo la funesta idea de disolver las Cámaras. Ambas ideas serían igualmente perniciosas, pero si creemos que es conveniente apoyar al Gobierno porque la caída de este Gobierno, la caída de un Gobierno más que se agregase a la ya interminable cadena de gobiernos que se precipitan en el abismo, habría de ser fatal para los principios revolucionarios; si tenemos el deber de procurar la subsistencia del Gobierno, debemos querer también la pureza de ese Gobierno. Sean, pues, bienvenidas todas las censuras al Gobierno cuando ellas vengan animadas por un espíritu de verdadera justicia; pero hay que preguntarnos, señores diputados, para que el debate no se extravíe: En primer lugar, ¿don Venustiano Carranza va a ser el juez supremo que aplique la ley? Así parecía entenderlo este compañero Cepeda Medrano, que al lado de sus cualidades, tiene el gravísimo defecto de personalizar demasiado. Para él la cuestión más elemental, una discusión de impuestos municipales, una discusión sobre el establecimiento de una escuela en la Baja California, forzosamente la encadena con la persona

de don Venustiano Carranza. (Risas, aplausos y voces: ¡Muy bien!) La personalidad de don Venustiano Carranza no está aquí a discusión, C. Cepeda Medrano, y sólo incidentalmente se ha tocado en el momento de discutir la ley en su aspecto político; natural es que un orador lo censure y otro lo defienda, pero que no se nos venga a decir que somos desleales a don Venustiano Carranza porque no aprobemos un proyecto de ley, pues esto paréceme muy poco discreto, compañero No, es fuerza de un vez por todas nos desentendamos de las efímeras personas. (Risas.) No, compañero, es cierto, ya lo ha afirmado Carlyle, que la historia no es sino un sucesión de biografías. De manera que así, nuestra Patria tiene unas cuantas biografías que sintetizan la historia nacional: Hidalgo, Guerrero, Juárez, y por supuesto a todos hemos de contar, Santa, Comonfort, Miramón; más tarde Juárez, Díaz, Madero, Carranza. Es cierto, pero qué al lado de la figura de Carranza no se levantan otras figuras, siquiera sean de segundo orden, que han contribuido también en la medida de su esfuerzo y facultades, al logro de los deseos de la Revolución de 1913? ¿O qué sin Madero la Revolución de 1910 no se hubiera llevado a cabo? Si no hubiera sido Madero, otro habría surgido en su lugar; el movimiento llevar ya su germen en el seno fecundo del pueblo. Si don Venustiano Carranza no hubiese lanzado el grito de rebelión en Guadalupe, ¿habría faltado un mexicano que encabezase el movimiento? Yo creo firmemente que no, porque el creer lo contrario sería harto consolador, sería sentar la teoría de los hombres únicos e indispensables. Méritos y muy grandes tiene Venustiano Carranza, pero es necesario ya que no lo ensalcemos tanto, a riesgo de que suceda lo que está sucediendo: que a fuerza de ensalzarlo lo estamos desprestigiando. Es fuerza que no se proceda como en el Constituyente: "Si sois leales al Primer Jefe de la Revolución, aprobad este proyecto de Constitución. Lo contrario sería ser desleales al Primer Jefe de la Revolución, y por ello a la Revolución y traidores a la Patria." (Aplausos y voces: ¡Muy bien) No, este argumento podía haber sido muy eficaz en la época en que el espíritu de individualidad no estaba todo lo arraigado, todo lo desarrollado que está en los actuales momentos; este argumento pudo haber sido bueno en la época de Porfirio Díaz, pero hoy es diferente porque se tiene una representación de hombres de libre pensamiento. (Voces: ¡Bravo! Aplausos.) Me recuerda, - dicho sea de paso -, al actitud de algunos compañeros apasionados,- tal vez sea dura y hasta un poco denigrante la palabra -, que a fuerza de ser personalistas han llegado a merecer que de ellos se diga lo que un ironista español, a propósito de la escasa individualidad de muchos españoles, decía de alguno de ellos que en sus tarjetas de visita ponía este nombre: "José Ramírez, amigo del Bombita." Análogamente, parece que hay algunos compañeros o algunos políticos, que en lugar de decir: "Me llamo Juan Pérez," a secas, - y Juan Pérez significa lo que ya sabéis -, creen necesario para valer algo, para realzar su personalidad escasa, decir en sus tarjetas de visita: "Juan Pérez, amigo de Venustiano Carranza." (Voces: ¡Muy bien! aplausos de la izquierda.) Hagamos, pues, a un lado a don Venustiano Carranza para entrar a la discusión en lo particular del artículo 1o. de la Ley de Suspensión de Garantías, artículo este que naturalmente está ligado con todos los demás de la ley, con los que forma un conjunto armónico. El plan de la ley, como sabéis, es éste: el artículo 1o. expresa que en toda la extensión de la República se suspende un buen número de garantías consignadas en diversos artículos constitucionales. A continuación se nos dice, - el mismo artículo expresa -, que esas garantías se suspenden para las personas comprendidas dentro de la ley. Posteriormente se nos dice, se enumera quiénes son las personas que quedan sujetas a las disposiciones de la ley. Luego la pena que corresponda la definen artículo posteriores, el 3o. y 4o. Finalmente, se describe el procedimiento, procedimiento sumarísimo para juzgar de estos delitos. Más tarde se habla de los recursos que pudieran caber contra las penas decretadas y hay posteriormente algunas disposiciones secundarias. Lo que debemos, pues, preguntarnos, es si conviene en estos momentos para el prestigio mismo y para la estabilidad del Gobierno, el suspender todas estas garantías que consigna la Constitución de 17 en sus páginas. Yo creo que se puede ser leal amigo del Gobierno, siquiera porque formemos parte de él, y no ser sistemáticamente contrario, y negar, sin embargo, al Ejecutivo, la aprobación de la Ley de Suspensión de Garantías, porque debemos preguntarnos: ¿Conviene al Ejecutivo que le demos esta Ley de Suspensión de Garantías? (Voces: ¡No!) ¿Conviene al Ejecutivo que le otorguemos facultades para suspender diversas garantías constitucionales? (Voces: ¡No, no!) Si efectivamente conviniese al Ejecutivo, - y por supuesto antes que al Ejecutivo a la Nación, porque somos leales, verdaderos amigos del Gobierno, pero somos naturalmente más amigos de la Nación antes que del Gobierno mismo, siquiera formemos parte de él -, ¿conviene a la Nación, conviene después que a la Nación al grupo revolucionario, conviene después que al grupo revolucionario a los principios revolucionarios, al Gobierno actual de que formamos parte, que expidamos esta Ley de Suspensión de Garantías,... (voces: ¡No!) que suspendamos las garantías que especifica el artículo 1o. de la ley a debate? Yo creo que no.

Hay, es verdad, algunos hombres que como don Luis Cabrera y como don Adolfo de la Huerta - según me platicaba un compañero -, como muchos de vosotros quizá, hay algunos hombres que creen que la entrada al período constitucional fue prematura; que hemos entrado prematuramente al imperio de la Constitución; que no era tiempo todavía de que la guerra.... que debería haberse perpetuado el estado de guerra. Bien, para quienes así razonan, suponiendo que estuviesen en lo justo, nada más oportuno que corregir el error cometido, y si hemos hecho mal en entrar a un régimen constitucional, retroceder siquiera un poco volviendo a un estado preconstitucional, al menos en parte. (Murmullos.) Para quienes así razonan esto es perfectamente legítimo; pero quienes comprendemos la inmensa importancia, digo, el grande alcance que ha tenido para la consolidación del Gobierno el haber proclamado que ajustaba sus actos todos a una Constitución; quienes

creemos que el haber promulgado en Querétaro la Constitución de 17 ha contribuido a solidificar extraordinariamente al Gobierno emanado de la Revolución, éstos no hallamos dispuestos y no creemos que fuese prudente el retroceder el camino en que ya nos hemos colocado, porque el hacerlo así, el declarar que garantías de tanta importancia para la vida del hombre que están consignadas en los diversos artículos enumerados se suspenden, así, porque lo creemos conveniente, esto sería declararnos vencido, esto dar armas al enemigo, esto sería contribuir a que el Gobierno se debilitase aún más de lo debilitado que reconocemos que se halla. Recordad, si no, por un momento, cuáles son las garantías que en el artículo 1o. se suspenden: Suspende las garantías consignadas en los párrafos primero y segundo del artículo 5o. constitucional; la una se refiere, en el primer párrafo del artículo 5o., a que nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales, etc.; más tarde el segundo párrafo se refiere a la garantía que todos tenemos de no poder ser obligados a prestar servicios públicos, con determinadas excepciones. El artículo 14 nos dice que nadie puede ser privado de la vida, o de los bienes, o de la libertad, posesión o derecho, sino mediante un juicio que se sujete a determinadas formalidades. Esta es la garantía que se suspende, así como también.... esto sólo en el artículo 14. En el artículo 16 se consagra la inviolabilidad del domicilio: "Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente que funde y motive la causa legal del procedimiento...."

También el párrafo segundo del artículo 16 prohibe a la autoridad administrativa el practicar visitas domiciliarias que no sean las que tengan por objeto el acatar órdenes del Consejo de Salubridad. Luego, el artículo 19. El artículo 19 preceptúa que la detención no puede exceder del término de tres días sin justificarse con un auto de formal prisión, y garantiza las libertades y garantiza las prerrogativas a que tiene derecho todo procesado. En el artículo 20 se suspenden también algunas garantías: la relativa a la fianza, la relativa a la incomunicación - conquista ésta de que se enorgullecen con justicia los constituyentes de Querétaro -, la garantía relativa al nombramiento de defensor. Y posteriormente se suspenden también algunas garantías. Pensad por un momento, sintetizad brevemente todas estas garantías que se suspenden; no os fijéis en ellas aisladamente, que ya el suspender una sola de ellas sería harto y harto expuesto a pésimas consecuencias, estudiad el conjunto de garantías que se suspendan al procesado; este procesado es, si queréis, el peor de los criminales, ya lo sé, un hombre a quien se sorprende infraganti volando un tren o disponiéndose a volarlo; pero pensad también en la extensión que tiene el artículo 2o., que preceptúa la suspensión de garantías no sólo para el salteador de camino, ni para el asaltante a un tren, sino también para el que destruya las sementeras, para el que robe las cosechas, etc. Esto, probablemente me diréis, es materia de la discusión del artículo 2o., y haría algo de razón; pero, suponiendo, si aceptamos que las garantías se suspendan - para alguien han de suspenderse -, pues suspendámoslas al peor de los criminales. ¿Qué, señores diputados, no sabéis lo que son los errores judiciales? Hay quien se queja de que en muchas ocasiones, siendo patente un asesinato, habiéndose sorprendido infraganti a un criminal, todavía, sin embargo, tiene garantías verdaderamente injustas, tiene derecho a nombrar a un defensor, el proceso es larguísimo y cuando el delito era evidente, cuando los testigos mundeaban, sin embargo todavía la justicia protege y ampara a aquel hombre que debería haber sido muerto en el acto. Sabéis, sin embargo, que toda esta máquina, todo este conjunto de garantías al procesado tiene por objeto precisamente evitar los errores judiciales que en muchas ocasiones no se evitan, ni aun con todas estas garantías, ni aun en estos procesos dilatadísimos. Pensad por un momento a cuántos errores hallaríais expuesta a la justicia, pensad por un momento que no va a ser don Venustiano Carranza, hombre culto y ecuánime, quien va a aplicar la ley, sino estas autoridades secundarias, que aun cuando se trate de Jueces de Primera Instancia en un ningún caso de autoridades militares, se trata de hombres rudos, de relativa rudeza, de muy escasa cultura, en pequeños poblados y que por otra parte estarán siempre dispuestos a rendirse al argumento de autoridad, estarán siempre dispuestos a escuchar a los distintos jefes de armas, al jefe de patrulla, al soldado que afirma haber sorprendido infraganti al salteador de caminos; imaginad por un momento la enorme presión ejercida por el jefe de las armas sobre el Juez de Primera Instancia por honrado, por íntegro y leal que se le suponga, y ya comprenderéis la enormidad que puede resultar de la aprobación de esta Ley de Suspensión de Garantías.

En estas condiciones y puestas en las manos de tantas autoridades secundarias, de tantos hombres incultos o perversos, habrá de convertirse esta ley en un instrumento fácil de venganzas y persecuciones, y lejos de robustecer al Gobierno que deseamos que perdure, habrá de ser, por lo contrario, la manera más segura de socavarlo en sus cimientos. Eso es lo que queremos evitar los que nos proclamamos leales amigos del Gobierno. "Ya lo sabemos," me diréis, pero las circunstancias nos obligan, a grandes males grandes remedios, ya es fuerza que hagamos a un lado un ridículo sentimentalismo que es bueno entre colegiales y muchachos románticos, pero que no debe ser característico de los legisladores, de los políticos de profesión que deben caracterizarse en todos sus actos por un profundo conocimiento de la historia general y de la historia de su propio país, que es la que más les interesa conocer, por un profundo conocimiento del alma humana y por una absoluta e implacable serenidad.

Suspended, pues, las garantías individuales, que no van a suspenderse para hombres honrados, sino para los malhechores, para los malhechores de la sociedad ya amenazada en sus cimientos, y si queremos salvarla, es necesario que aprobemos esta Ley de Suspensión de Garantía. Sin embargo, este razonamiento es débil en su base y deleznable. Y reasumiendo mis argumentos diré: retroceder declarando suspensa la Constitución, ya que no en su totalidad, parcialmente, sería declararnos vencidos. Yo sé, señores diputados, que cuando se lanza un ataque al Ejecutivo, obtenemos en más de una ocasión un caluroso aplauso, este aplauso es complejo complejos son los móviles que lo incitan, de muy

diversas mentalidades y de muy diversos sentimientos son también los diversos hombres, los diversos individuos que aplauden.

Son, algunos, revolucionarios convencidos, que aplauden la independencia de criterio y que aplauden también porque sienten amor por los principios revolucionarios ; es también, esto no puede ocultársenos, el aplauso de la Reacción, que acoge nuestras palabras, porque, es claro, un ataque al Ejecutivo en labios de un revolucionario, significa el gérmen de desunión en el seno de Gobierno y no puede menos que ser acogido con íntima fruición, con íntimo y regocijado alborozo, por los enemigos de la Revolución; sin embargo, es necesario que no invirtamos el argumento y que no porque la opinión enemiga aplauda algunos de nuestros actos, hemos de creernos por eso obligados a abstenernos de proceder en esta forma; sí, es fuerza que el Gobierno se sostenga, sí, es fuerza que el Gobierno sea enérgico; pero la verdadera energía, señores diputados, la única energía sólida y verdadera, es la energía que se escuda en la ley; la energía que consiste en gobernar sólo con facultades extraordinarias, ésta es artificial, ésta, señores diputados, es una debilidad paradógica. ¿Quiénes son los hombres más dotados de acometividad, los que están siempre dispuestos a hacer uso de sus armas? Son precisamente los débiles. Esto, en la vida diaria, el hombre que está seguro de sus fuerzas, el buen pugilista, éste, ya lo sabemos, es manso; leed la página admirable que en defensa del pugilato escribió Mauricio Materlink. Análogamente, los Gobiernos que quieren sostener se solamente por medidas extremas, son, en realidad, gobierno débiles. Yo por eso insisto, señores diputados, en que no confesemos la debilidad del Gobierno, en que no reconozcamos la debilidad del Gobierno, o más bien, en que no le atribuyamos una debilidad que no tiene, aprobando medidas de Gobierno, que son propias de gobiernos que están próximos a caer, pero nunca del Gobierno actual, que, por más que lleve en su seno gérmenes de disolución y anarquía, creemos, sin embargo, que tiene una poderosa vitalidad.

Afirmaba un compañero, y era su palabra convincente, que el gobierno del señor Juárez se había sostenido también, gracias a una Ley de Suspensión de Garantías. La verdad es que estos argumentos de índole histórica son muy peligrosos, señores diputados, son arma de dos filos, con la que jugamos a nuestro antojo; es muy difícil saber, en el momento de deslindar responsabilidades, en el momento de analizar el complicado y variadísimo fenómeno histórico, cuál es la importancia de debemos atribuir a cada uno de los factores que intervinieron en su desenvolvimiento. Porque el Gobierno del señor Juárez triunfó y porque Juárez tuvo a su arbitrio una Ley de Suspensión de Garantías, ¿tenemos derecho a afirmar que triunfó precisamente porque tuvo a su antojo, a su disposición, una Ley de Suspensión de Garantías? Yo creo, señores diputados, que este es un vulgar sofisma, un vulgar post hoc, ergo propter hoc. (Voces: ¿Qué es eso?) Es decir, que porque el fenómeno que se desenvuelve coincide con otro fenómeno, que porque Benito Juárez gobernó con la Ley de Suspensión de Garantías, hemos de atribuirle el triunfo de Juárez no al hondo raigambre que tenía en la conciencia del pueblo mexicano la idea de la Reforma, no al amor a la Patria, excitado precisamente por la Intervención francesa, sino a una circunstancia secundaria y despreciable como la Ley de Suspensión de Garantías? De manera que no nos equivoquemos, no saquemos consecuencias ilegítimas de un hecho a todas luces discutible; demos, pues, al Gobierno, todo el apoyo y en concreto demos al Ejecutivo todo el apoyo que tiene derecho a esperar de nosotros; pero no unos equivoquemos dándole, en lugar de una ley que lo fortalezca, que contribuya a darle estabilidad y poderío, una ley que no ha de ser, en manos de las autoridades secundarias, sino gérmen de disolución para el propio Gobierno.

Yo creo, señores diputados, y dicho sea esto en desagravio de los oposicionistas al proyecto de suspensión de garantías, que si fuésemos hipócritas conspiradores en contra del Ejecutivo, no haríamos cosa mejor para precipitar su caída, que aprobar esta Ley de Suspensión de Garantías. (Aplausos nutridos.) No, precisamente porque queremos que le Gobierno emanado de la Revolución se vivifique y robustezca, siempre, naturalmente, que sea puro en sus procedimientos y honrado en sus manejos; por eso le negamos la Ley de Suspensión de Garantías, porque confiamos en que, aunque aprobada ya en lo general, ha de ser rechazada sistemáticamente, artículo por artículo, en lo particular, lo que prácticamente ha de equivaler a reprobarla en lo general. Y no se me diga que el proceder así hemos sido traidores a nuestros propósitos; yo personalmente ataqué la ley desde el principio, lo mismo que buen número de mis compañeros. Sabéis que la aprobación de la ley en lo general sólo se debió a un escaso número de votos de ventaja; nada significa, pues, que al cabo del tiempo, la verdad se haya abierto campo en la conciencia y os hayáis a la postre, convencido de que esa ley sería de funestas consecuencias para el Gobierno. Por eso, porque no queremos hacerle traición, porque queremos ayudarlo, pero ayudarlo consciente y honradamente, es por lo que negamos la aprobación al proyecto de decreto y, dicho sea de paso, es natural que, siquiera incidentalmente, condenemos la tartufería, no del Presidente de la República, sino de muchos individuos que a su sombra medran, la tartufería al proclamar que es necesario, porque la sociedad está en peligro, que demos esta bárbara Ley de Suspensión de Garantías.

Señores diputados, si hemos de ser honrados, si no hemos de ser tartufos, entonces demos la Ley de Suspensión de Garantías para los criminales que son un peligro para la sociedad, pero démosla también para todos aquellos que a la sombra de este mismo Gobierno no tienen otro propósito que el de enriquecerse y medrar personalmente; esto es condenable (aplausos estruendosos), porque lo contrario sería entronizar la más odiosa iniquidad, proclamar la más injusta desigualdad. No señores, si es criminal el hombre que exponiendo su vida va a dinamitar un tren a su paso, es también criminal..

El C. Hay, interrumpiendo: ¡Más criminal!

El C. Manrique, continuando: ... es también criminal y aún más criminal el que en el seno del propio Gobierno está defraudando las esperanzas

de la Revolución; (aplausos estruendosos) el hipócrita y tartufo que sólo piensa en el personal enriquecimiento, en el lucro personal a despecho de la miseria que ya se hace sentir sobre toda la Nación y que pesa naturalmente sobre las espaldas del pueblo infeliz para cuyo bienestar, para cuyo beneficio y sólo para él, hemos venido aquí a legislar. (Aplausos estruendosos.)

El C. Prosecretario Muñoz: Habiendo pasado la hora reglamentaria, se consulta a la Asamblea si resuelve que se prolongue la sesión. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. (Voces: ¡Para votar!) - El C. Presidente: Queda inscripto en pro el ciudadano diputado Díaz González y en contra los CC. Cienfuegos y Camus, Sánchez Tenorio, Ramírez Garrido, Velásquez, Magallón, Figueroa, Rivera Cabrera, Villarreal, Ramírez Garrido, Martínez de Escobar, Martínez Fernández y Sepúlveda.

El C. Ancona Albertos: Pido la palabra para una interpelación a la Mesa. Deseo saber, señor Presidente, cuántos oradores han hablado en pro y cuántos en contra.

El C. Presidente: La Mesa no ha preguntado si considera suficientemente discutido el punto, porque solamente han hablado cinco oradores en contra y dos en pro. (Voces: ¡De una vez el otro!)

El C. Castañeda Austreberto: Moción de orden. Suplico al señor Presidente se sirva decirnos cuántos oradores están inscriptos en contra. (Voces: ¡Ya lo dijo!) Porque si solamente el señor Díaz González está inscripto en pro, yo suplicaría a la Asamblea que permitiera que hablara el señor Díaz González para dilucidar el asunto.

El C. Díaz González Ismael: Yo renuncio al uso de la palabra y que se proceda a la votación ya que tanta prisa tienen ustedes.

El C. Castañeda: En vista de que es usted el único orador en pro... (Campanilla.)

El C. Presidente: Se pregunta a la Asamblea si se prolonga la sesión. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. No se prolonga la sesión.

El C. Prosecretario Muñoz: Orden del día 12 de diciembre a las 10 a. m.:

"Discusión de las adiciones al proyecto de Ley de Tierras Ociosas.

"Discusión del proyecto de Ley del Trabajo."

El C. Presidente, a las 8.15 p. m.: Se levanta la sesión.