Legislatura XXVIII - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19190712 - Número de Diario 64

(L28A1P1eN064F19190712.xml)Núm. Diario:64

ENCABEZADO

MÉXICO, SÁBADO 12 DE JULIO DE 1919

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Año I - . Periodo Extraordinario XXVIII LEGISLATURA Tomo II. - Número 64.

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

12 DE JULIO DE 1919

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2. - Se concede licencia a los CC. diputados Castro y Peña. Iniciativa de Reformas y Adiciones al Capítulo XII de la Ley del Trabajo, presentada por los CC. diputados Tamez, Saldaña y Rosas. A las comisiones unidas de Trabajo y Previsión Social.

3. - Votación del dictamen de las comisiones unidas 1a. de Hacienda, 2a. de Crédito Público, y de Ferrocarriles, en el que se niega al Ejecutivo la facultad que solicita para adquirir el control de las acciones de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán.

Aprobado.

4. - Varios ciudadanos diputados hacen uso de la palabra para hechos. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. OLIVE ISAAC

(Asistencia de 131 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4.23 p. m.: Se abre la sesión.

El C. Prosecretario Aguilar, leyendo: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día once de julio de mil novecientos diez y nueve. - Período Extraordinario.

"Presidencia del C. Isaac Olivé.

"En la ciudad de México, a las cuatro horas y veintitrés minutos de la tarde del viernes once de julio de mil novecientos diez y nueve, con asistencia de ciento veintiocho ciudadanos diputados, como consta en la lista que pasó el C. prosecretario Morales Sánchez, se abrió la sesión.

"Sin debate se aprobó el acta de la sesión anterior, así como tres solicitudes de licencia, con goce de dietas, de los CC. Padrés, Breceda y Trejo, por diez días la del primero, por veinte la del segundo y por un mes la del último.

"Continuó la discusión del dictamen de las comisiones unidas 1a. de Hacienda, 2a. de Crédito Público, y de Ferrocarriles, por el que no se concede al Ejecutivo de la Unión la facultad que solicita para adquirir el control de las acciones de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán.

"El C. Siurob rectificó hechos asentados en la sesión anterior por los CC. secretario de Hacienda y García Ruiz; el orador fué interrumpido por aclaraciones de los CC. Aguirre Vito y García Ruiz, e interpeló al ciudadano secretario de Hacienda. El C. Espinosa Luis, también rectificó algunos conceptos vertidos por el ciudadano secretario de Hacienda, quien en seguida pasó a la tribuna para usar de la palabra con motivo de la interpelación que antes le había hecho el C. Siurob. Asimismo habló para rectificación de hechos el C. Méndez Benjamín, quien fué interrumpido por una moción de orden del C. Alvarez del Castillo, que dio lugar a aclaraciones de la Presidencia, y por la lectura del artículo 195 del Reglamento, que llevó a cabo la Secretaría.

"El C. Castillo Torre pronunció un discurso en pro del dictamen, y una vez que concluyó contestó interpelaciones del C. Méndez Benjamín. El ciudadano secretario de Hacienda, después de una moción de orden del C. Garza y de que la Secretaría leyó los artículos 111 y 127 del Reglamento, se produjo en contra, habiéndole interrumpido dos mociones de orden del C. Espinosa Luis.

"A las ocho y cinco de la noche la Asamblea acordó se prorrogara la sesión.

"Con motivo de que el C. Lanz Galera, inscripto en pro, cedió su turno al C. García Vigil, se suscitó un incidente, en que hicieron mociones de orden los CC. González Marciano, Martínez del Río y Aguirre Vito y aclaraciones la Presidencia. Sometido el caso a la resolución de la Cámara, ésta acordó, por noventa y nueve votos de la afirmativa contra sesenta y uno de la negativa, según resultado de la votación nominal que se recogió a solicitud de varios ciudadanos diputados, que el C. García Vigil usara de la palabra en lugar del C. Lanz Galera. Y una vez que aquél dio fin a su discurso en pro, la Cámara, en votación económica, estimó suficientemente discutido el dictamen Para resolver acerca del mismo se recogió votación nominal, que demostró la falta de quórum, pues noventa ciudadanos diputados votaron por la afirmativa y veinticinco por la negativa.

"A las nueve y cincuenta y dos de la noche, se levanto la sesión."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra?

En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. prosecretario: Se va a dar cuenta con los documentos en cartera.

"Honorable Asamblea: "El subscripto, diputado propietario por el 12 distrito electoral del Estado de Puebla, ruega atentamente a Vuestra Soberanía se sirva concederle, con dispensa de todo trámite, una licencia sin goce de dietas por el término de un mes; suplicando también se llame al C. Alberto Guerrero, suplente por el mismo distrito.

"México, 10 de julio de 1919. - R. Castro."

En votación económica se pregunta si se dispensa los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Se concede la licencia.

"Los CC. diputados Carlos E. Tamez, José P. Saldaña y Miguel Rosas presentan una Iniciativa de Reformas y Adiciones al Capítulo XII de la Ley del Trabajo". - A las comisiones unidas de Trabajo y Previsión Social, imprímase e insértese en el DIARIO DE LOS DEBATES.

(En cumplimiento de este trámite se inserta la presente iniciativa.)

"Honorable Asamblea: "Las empresas agrícolas están constitucionalmente equiparadas, para los fines del artículo 123, a las industriales, mineras, de transportes y comerciales.

"Este punto principalísimo de mira lo ha perdido la honorable Comisión dictaminadora de la Ley del Trabajo, en el capítulo XII, pues habiendo ya cargado a las empresas agrícolas todas las obligaciones que pesan sobre las otras (artículo 153, fracción VIII), SOBRECARGA a aquéllas, de manera tan inconstitucional como injusta, con infinidad de obligaciones tan extrañas como imposibles. Me complazco en reconocer el loable empeño de la honorable Comisión de favorecer decididamente a las clases laborantes; pero ella tendrá que reconocer a la vez, que la extremación de tal empeño haría imposible la percepción de los beneficios anhelados, como intentaré demostrar.

"Artículo 153. I. Esta fracción impone la obligación de proporcionar a los peones GRATUITAMENTE alojamientos higiénicos, y por tales estima esta ley que deben componerse de tres piezas, cuando menos, de determinadas dimensiones. Perfectamente; pero la Constitución establece (artículo 123, fracción XII) que, por tales habitaciones, puede cobrarse rentas que no excedan del medio por ciento mensual del valor catastral de las fincas, y así lo acató la H. Comisión en la fracción VI del artículo 24, tratándose de la industria. Por tanto, esta obligación es general y queda incluida en artículo 153, fracción I de este proyecto.

"III. Permitirle la caza y la pesca, con sólo las restricciones que fijan las leyes federales."

Tales restricciones sólo tienden a evitar la extinción de las especies y a favorecer su procreación; por tanto, debe establecerse otras limitaciones; pues aparte de que la caza representa un valor de importancia para su dueño, no hay precepto legal que la obligue a renunciarlo gratuitamente en favor de tercera persona, y siendo la caza un trabajo más lucrativo, ligero y agradable que las faenas agrícolas, el peón abandonaría éstas para dedicarse en absoluto a la caza, causando así un doble perjuicio al patrón. Esto es clarísimo para los que no ignoren que un venado vale $8.00, un león o un oso, $15.00; un tigre, $25.00; un jabalí $3.00, un guajolote, $2.00; así es que los productos de la cacería SIN LIMITACIÓN, pueden fluctuar entre cien y quinientos pesos mensuales. Y ¿qué le da derecho al peón a disponer y así, sin límite, de tales productos, en cuya creación no ha interviniendo en ninguna forma su trabajo? Nada. ¿En qué precepto constitucional se funda esta obligación para el patrón? En ninguno. Luego, legalmente, debe suprimirse, o, como una concesión graciosa, debe limitarse.

"IV. Dar por concepto de participación en las utilidades, UN MES DE SUELDO. Esta obligación se extingue cuando se pierdan las cosechas."

Es arbitrario fijar a priori cualquier cantidad por concepto de utilidades; en este mismo grave error incurrió la Legislatura veracruzana. Pero en nuestro caso sería mayor la arbitrariedad; pues si en la industria, en que es posible calcular sus utilidades con la relativa seguridad y aproximación, no debe fijarse a priori cantidad alguna por tal concepto, mucho menos debe hacerse tratándose de empresas agrícolas que, por su naturaleza, son esencialmente aleatorias. En las empresas agrícolas, las utilidades o las pérdidas no dependen de la mayor o menor abundancia de los frutos recolectados, de su alto o bajo precio de costo y ni siquiera de las condiciones meteorológicas favorables o adversas de la región; dependen principalmente de las condiciones generales de todo el país y de las condiciones de los medios de transporte. En consecuencia, es imposible todo cálculo de pérdidas o de ganancias antes de estar realizada la totalidad de la cosecha obtenida.

"El único caso previsto por la honorable Comisión, es la pérdida de las cosechas; pero sin distinguir cuando la pérdida sea parcial o sea total sucediendo con frecuencia que una pérdida parcial no sólo anula las utilidades, sino que afecta hasta el capital invertido. La fijación de la participación en las utilidades debe hacerse, respecto de las empresas agrícolas, en la misma forma que se adopte para las industriales, minerales, etc., y así queda incluida esta obligación en la fracción I del artículo 153 de este proyecto.

"V. Facilitarle el terreno de agostadero BASTANTE para el sostenimiento de Diez cabezas de ganado mayor y Veinte de ganado menor."

"Para los que conocen algo de la industria pecuaria, esto implica la cesión GRATUITA de cincuenta hectáreas de terreno de agostadero para el

ganado mayor y veinte hectáreas para el menor; separadas las unas de las otras, pues el ganado menor ahuyenta al mayor.

"Siendo así que un peón, trabajando ocho horas diarias, cultiva al año SEIS hectáreas de terreno laborable, hablo de cultivo extensivo - y más la suya de que hablaré después - y que, por concepto de salarios y utilidades, el mismo peón percibe la mitad o sea el producto de TRES hectáreas; resulta que el patrón para cultivar las TRES restantes en provecho propio, además de los gastos generales de sus explotación, tendrá que desprenderse de SETENTA Y CUATRO hectáreas de terreno, sobre las cuales tendrá que seguir pagando las contribuciones de todo género. Respecto de esta onerosa obligación debo repetir lo que ya expresé respecto de la III; que no siendo, como no es, legal, debe suprimirse, o como concesión graciosa, debe limitarse.

"VI. Cederle anualmente y SIN ESTIPENDIO alguno, una hectárea de terreno laborable y lo más cercano que sea posible a su habitación y facilitarle los implementos y acémilas necesarios."

"Si en la mayoría de los Estados y aun en los Territorios, en donde, por la poca intensidad de su población y el bajo precio de la propiedad territorial, subsiste aún el sistema de cultivo EXTENSIVO, sería desastrosa la imposición de ésta y de las demás obligaciones de que he hablado; aquí, en el Distrito Federal, en donde la alta densidad de población, elevando extraordinariamente el valor de la propiedad rústica, va difundiendo rápidamente los sistemas INTENSIVOS de cultivo, tales obligaciones son sencillamente imposibles. En efecto, por estos sistemas, un peón no puede cultivar y explotar más que una y media o dos hectáreas de terreno al año; así es que el patrón tendría que asignarle una de esas hectáreas para su provecho exclusivo; media hectárea más - cuando menos - , par ala cría ilimitada de sus aves de corral, de que hablaré en seguida, y luego echarse en busca de las setenta hectáreas de terreno de agostadero para los ganados mayor y menor y siquiera unas siete mil, para proveerlo de cacería, aunque no fuera ilimitadamente. Esta obligación, como las anteriores, por inconstitucional, debe suprimirse, o como concesión graciosa, debe restringirse en relación con la magnitud y las posibilidades de la empresa agrícola y con el valor de la propiedad territorial.

"VII. Permitirle sin restricción de ninguna especie, la cría de aves de corral y la explotación de sus productos."

"Las aves de corral, no por llamárseles así, industrialmente se crían en los estrechos límites de un corral, y menos cuando el criadero y la explotación sean "sin restricción ninguna"; necesitan amplio campo; y este sólo permiso así, ilimitado, sería bastante para que cinco peones, medianamente inteligentes y loablemente ambiciosos, en cinco años invadieran totalmente una finca agrícola del tipo medio en el Distrito Federal. Esta, como las demás obligaciones de que he hablado, no se apoya en ninguna de las treinta facciones del artículo 123 constitucional y, por tanto, debe suprimirse, o, siendo una concesión graciosa, limitarse igualmente.

"Artículo 158. (Véase este artículo.)

"En los arrendamientos de esta naturaleza, entra muy principalmente, tanto de parte del arrendador como del arrendatario, la consideración de la naturaleza aleatoria de la empresa agrícola, según el conocimiento empírico que ambos contratantes han adquirido de las condiciones meteorológicas locales y, en este concepto, se ajustan siempre tales arrendamientos a un tipo inferior al más bajo de la aparcería, o sea menos del cuarto de la cosecha probable. Por tanto, la emergencia de la pérdida de la cosecha, habiendo entrado en la consideración de los contratantes, no puede legalmente perjudicar los derechos del arrendador; de la misma manera que éste no puede pretender la percepción de un solo centavo más, en el caso de que la cosecha obtenida fuera fabulosa.

Ahora, si terminado el año agrícola, perdida o lograda la cosecha se concede libertad al arrendatario para abandonar o no, la parcela, ¿por qué se niega al arrendador esa misma libertad para refrendar o no el contrato? Esto haría que el arrendatario se preocupara poco de ser honrado, laborioso, moral y pacífico; pues sabe que al arrendador que tuvo la desgracia de tratar con él la primera vez, no le queda más recurso en lo sucesivo, que abandonarle a discreción la finca rentada. Como este artículo no está fundado en ninguna disposición constitucional y es contrario a los preceptos del Derecho Civil común y estando ya reglamentado en el Código Civil, debe suprimirse en esta Ley del Trabajo.

"Artículo 165. (Véase este artículo.)

"Este artículo está inspirado en el mismo criterio unilateral y atentatorio que el anterior y todos los demás de que me he ocupado. Para hacer tangible el absurdo, basta invertir las posiciones: ¿Qué opinaría la honorable Comisión si se estableciera que el arrendador tiene preferencia, si él lo desea, aun cuando el arrendatario no lo quiera, para renovar el contrato sobre las mismas o mejores bases para él? Esto es un atentado contra la libertad que todo hombre tiene de contratar o no contratar y afecta la esencia del contrato mismo que es el mutuo consentimiento de las partes. Este artículo debe suprimirse, igualmente, por la misma razón que el anterior.

"Artículo 164. (Véase este artículo.)

"El artículo 153 le da el peón alojamiento higiénico (fracción I); lo convierte de hecho en cazador de profesión y sin limitaciones (fracción III); lo hace socio forzoso - pero constitucionalmente - del patrón (fracción IV); lo convierte en modesto criador de ganado mayor y menor (fracción V); en usufructuario de una hectárea de terreno laborable, dotada de los implementos y acémilas necesarios para el trabajo (fracción VI); en criador de aves de corral y explotador de sus productos sin restricción de ninguna especie (fracción VII); todo, absolutamente todo, gratuitamente, pues hasta las contribuciones debe pagar el patrón, Y el artículo 167 lo convierte en comerciante en carnes, también de profesión; pues una persona que dispone de tales medios, de tantas y tan gratuitas facilidades, siempre tendrá ganado de su propiedad para sacrificar con fines comerciales, pues si no le bastara el que él cría y los productos de la

caza para sostener su expendio, bien puede comprarlo, y desde ese momento, ya es de su propiedad. Ahora cabe preguntar: ¿una persona con tantas ocupaciones, que le absorben por completo su tiempo, podrá cumplir un contrato personal de prestación de servicios? Seguramente que no. Opino que esta franquicia no debe suprimirse; pero sí debe limitarse prudentemente.

"En esta virtud, y atento, no a las prescripciones del artículo 123 constitucional que se reglamenta, ni a su espíritu, sino al espíritu munificente de la honorable Comisión, es decir, permaneciendo un tanto fuera de las prescripciones constitucionales, pero entrando a la de la equidad, respetuosamente me permito proponer las siguientes:

"Reformas y adiciones al capítulo XII de la Ley del Trabajo:

"Del trabajo agrícola.

"Artículo 151. Son objeto de las disposiciones de este capítulo:

"I. Los empleados y peones de campo, y

"II. Los contratos de arrendamiento y aparcería.

"Artículo 152. El servicio doméstico de dichos centros se sujetará a las disposiciones que marca esta ley.

"Articulo 153. Son obligaciones del patrón para el peón.

"I. Las mismas que, en sus casos, imponen los artículos 17 y 24 de esta ley a los patronos industriales;

"II. Facilitarle, si lo tiene de su propiedad, terreno bastante para el mantenimiento de dos cabezas de ganado mayor y cinco de menor, siempre que esto no perjudique las sementeras;

"III. Permitirles la caza y la pesca, con las restricciones que fijan las leyes federales, un día de cada mes y sin fines lucrativos;

"IV. Cederle anualmente sin ningún estipendio de un quinto de hectárea a una hectárea de terreno laborable, para que lo cultive en su provecho personal, facilitándole también los implementos de trabajo y acémilas necesarios, cuando el peón carezca de ellos;

"V. Permitirle la cría de aves de corral y la explotación de sus productos, dentro del solar demarcado a su habitación.

"Artículo 154. Son obligaciones del peón de campo para con el patrón:

"I. Cumplir eficazmente las instrucciones que reciba del patrón o empleado de campo para el desempeño del trabajo, y

"II. Las que impone la ley a los obreros industriales.

"Artículo 155. Los empleados de campo, cualquiera que sea su categoría, tendrán los mismo derechos y obligaciones que esta ley señala para los peones.

"Artículo 156. el contrato de arrendamiento y aparcería, se celebrará siempre por escrito y con las formalidades de ley, siendo los gastos que origine por cuenta del patrón.

"Artículo 157. Las rentas que se estipulen en los contratos de arrendamiento, se pagarán por anualidades vencidas.

"Artículo 158. Suprimido.

"Artículo 159. En los contratos de aparcería se sujetarán los contratos a las prescripciones siguientes:

"I. Si el patrón facilitare al aparcero semillas, implementos, ganado y el terreno fuera de riego, percibirá aquél la mitad de los productos brutos de la cosecha;

"II. Si en el caso de la fracción anterior, el terreno fuere de temporal, percibirá el propietario únicamente un tercio de dichos productos;

"III. Si el aparcero facilitare semillas, implementos y ganado, y el terreno fuere de riego, percibirá el propietario la tercera parte de los productos mencionados, y

"IV. Si en el caso de la fracción anterior, el terreno fuere de temporal, el propietario percibirá solamente la cuarta parte de los susodichos productos.

"Artículo 160. El aparcero gozará de las mismas franquicias que esta ley dispensa al empleado y peón de campo, en lo relativo a pesca, combustible, agua, habitación y terreno de agostadero.

"Artículo 161. En ningún caso podrá el propietario exigir a sus arrendatarios, apareceros, empleados o peones, la venta de los productos que les correspondan, en beneficio propio o de tercera persona.

"Artículo 162. El impuesto municipal por contratos de aparcería o arrendamiento, será cubierto por los propietarios.

"Artículo 163. Los terrenos no abiertos al cultivo y que sean objeto de contrato para su explotación se estipulará que durante el primer año no se pagará renta.

"Artículo 164. Los arrendatarios, aparceros, empleados y peones de campo tendrán derecho a sacrificar con fines comerciales, el ganado que ellos mismos hayan creado, sin más requisito que cubrir los impuestos legales.

"Artículo 165. Suprimido.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 10 de julio de 1919. - Carlos E. Tamez.

"Lo hacemos nuestro: José P. Saldaña. - Miguel Rosas."

"Honorable Asamblea: "El subscripto, diputado por el 6o. distrito del Estado de Michoacán, ante Vuestra Soberanía, respetuosamente expone:

"Que teniendo que acudir a una invitación formulada por sus comitentes, los ciudadanos del distrito electoral de Zitácuaro, invitación que requiere su presencia en aquella ciudad por algunos días, muy atentamente suplico a esta honorable Asamblea que, con dispensa de todo trámite, se sirva acordarle una licencia hasta por quince días, con goce de dietas.

"Esperando que se servirá Vuestra Soberanía acordar en este sentido, doy por anticipado mi agradecimiento y protesto lo necesario.

"Constitución y Reformas. - México, 12 de julio de 1919. - Estanislao Peña. En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica

se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobada.

El C. prosecretario Aguilar: Se va a proceder a recoger la votación nominal del dictamen relativo a los Ferrocarriles Unidos de Yucatán. La parte resolutiva del dictamen, dice así:

"No se concede al Ejecutivo de la Unión la facultad que solicita para adquirir el control de las acciones de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán y la empresa encargada del abastecimiento de combustible mineral."

Está a votación. Por la afirmativa.

El C. Castilleja: Por la negativa.

- El mismo C. prosecretario: Por disposición de la Presidencia se suplica a los ciudadanos diputados y se exhorta a los ciudadanos concurrentes a las galerías para que se abstengan de hacer demostraciones durante la votación, con el objeto de que sea posible recoger ésta.

(Se procedió a recoger la votación. Durante la votación se estuvieron escuchando aplausos; también golpes en los pupitres.)

- El mismo C. prosecretario: De nuevo se suplica, por disposición de la Presidencia, a los ciudadanos diputados, se sirvan guardar orden, para el efecto de poder recoger la votación.

(Continuó recogiéndose la votación. durante el resto de la votación siguiéronse escuchando aplausos).

- El mismo C. prosecretario: Se suplica muy atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan abstenerse de aplaudir; hay personas interesadas aquí que vigilan el escrutinio de los votos, que se impacientan porque no se dicen pronto los nombre y no es posible decirlos, porque con los aplausos no los oyen.

(Continuó recogiéndose la votación.)

- El mismo C. prosecretario: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar?

(Algunos ciudadanos diputados dan sus nombres.)

El C. Castilleja: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar?

El C. prosecretario Aguilar: Se procede a la votación de la Mesa. (Se recogió ésta.)

- El mismo C. prosecretario: Votaron por la afirmativa... (Murmullos. Campanilla.) Se suplica muy atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan oír las listas de votación, para los efectos respectivos. Votaron por la afirmativa los CC. diputados siguientes: Alarcón, Alejandre, Altamirano, Alvarez del Castillo, Amezola, Andrade, Angeles Carlos L., Arriaga, Avilés, Baledón Gil, Barrera de la, Basáñez, Bolio, Bravo Carlos, Breceda, Breña, Casas Alatriste, Castilleja, Castillo Nájera, Castillo Torre, Céspedes, Cornejo, Chablé, Chávez, Esparza, Espinosa Bávara, Espinosa Luis, Espinosa y Elenes, Fernández Miguel B., Ferrel, Fierro, Franco, García Antonio M., García Carlos, García de Alba, García Ruiz, García Vigil, Garza Candelario, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Jesús N., Guerra, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez de Velasco, Hernández Jerónimo, Huerta, Iturralde, Jiménez, Lanz Galera, Lara, Leal, León, Lomelí, Macías Rubalcaba, Madrid, Mancisidor, Martínez Saldaña, Mena, Mendez Pánfilo, Mendoza, Meza, Olivé, Ortiz, Pastor Ramos, Rivera Castillo, Roaro, Rodríguez Herminio S., Rodríguez Matías, Rojas R. Romero Cepeda, Rosas, Ruiz H. José María, Ruvalcaba, Sánchez José M., Sánchez Salazar, Schulz y Alvarez, Serrano, Silva Jesús, Siurob, Soto José M., Suárez José María, Tamez, Tejeda Llorca, Torre Rómulo de la, Trejo, Treviño, Trigo, Vadillo, Valadez Ramírez, Vásquez, Velásquez López, Villalobos, Villaseñor Salvador y Zincúnegui Tercero.

Total, 96 votos.

¿Hay algún ciudadano diputado que desee reclamar su voto por la afirmativa? El C. Soto Rosendo reclama su voto por la afirmativa. (Aplausos y voces: ¡No votó! ¡No estaba aquí!)

El C. Soto Rosendo A.: ¡¡Estoy aquí!! (voces: ¡No votó! Desorden.)

- El mismo C. prosecretario: ¿Algún ciudadano diputado desea reclamar su voto por la afirmativa?

El C. Soto Rosendo A.: ¡Yo, por la afirmativa!

- El mismo C. prosecretario: Votaron por la afirmativa 96 ciudadanos diputados. El C. Soto reclamó su voto después.

El C. Castilleja: Votaron por la negativa los siguientes ciudadanos diputados: Aguilar Antonio, Aguilar Pablo, Aguirre Berlanga, Aguirre Vito, Anda, Angeles Genaro, Araujo Emilio, Araujo Francisco, Arrioja Isunza, Avellaneda, Balderas Márquez, Barragán Martín, Bouquet, Bravo Izquierdo, Cabrera, Carriedo Méndez, Carrión, Castillo David, Castillo Garrido, Castro Alfonso, Castro Roberto, Colina de la, Contreras, Cordero, Cuéllar, Fernández Ledesma, Flores, Gámez, Gámiz, García Adolfo, García Emiliano, C., García Pablo, Gil, Gómez Noriega, González Marciano, Hernández Eulogio, Hernández Loyola, López, Maceda, Malpica, Mariel, Márquez Galindo, Martínez del Río, Martínez Ignacio, Méndez Arturo, Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Moctezuma, Molina, Morales Francisco César, O'Fárrill, Orozco Muñóz, Palacios Moreno, Parra, Pastrana Jaimes, Patiño, Paz, Pérez Vela, Pesqueira, Rebolledo, Ríos Rafael L. de los, Rodríguez Alfredo, Rodríguez de la Fuente, Rodríguez Sabino, Ruiz Martínez, Ruiz Porfirio, Saldaña José P., Sánchez Margarito, Silva Federico, Silva Herrera, Silva Pablo, Solórzano, Soto Peimbert, Suárez Enrique, Tapia, Tello, Uzeta, Velásquez Juan, Verástegui Franco, Verástegui José, Vilchis, Villela y Zayas.

¡Hay algún ciudadano diputado que reclame su voto por la negativa?

El C. O'Fárril: ¡Yo!

El C. Castilleja: Está en la lista el C. O'Fárril. Total, 83 votos por la negativa. (Aplausos nutridos y voces: ¡Bravo! ¡Bravo! Campanilla.)

El C. prosecretario Aguilar: En consecuencia, ha sido aprobado el dictamen relativo a los Ferrocarriles Unidos de Yucatán, por 96 votos de la afirmativa contra 83 de la negativa. (Aplausos y voces: ¡Bravo! ¡Bravo!)

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos el C. Trigo.

El C. Trigo: Honorable Asamblea: Antes de que se continuara la votación pendiente ayer, me permití pedir la palabra al ciudadano presidente para protestar, como diputado por el Estado de Chihuahua, por algo que estimo que ya es necesario que esta diputación proteste a efecto de que se haga cesar. El ciudadano presidente, con muy buen acuerdo, me indicó que esto podría tomarse como pretexto para venir a aumentar razonamientos al ya tan debatido asunto, ya suficientemente discutido ayer, y es por eso que se me concedió la palabra hasta el final, es decir, hasta saberse el resultado de la votación. Mi protesta, ciudadanos diputados, va contra esto y conste que no soy oposicionista y no hago la declaración porque tenga miedo, porque yo soy uno de aquellos que cree firmemente que los revolucionarios, los que llevan sobre el cuerpo dos o tres señales de que han ido a campaña a cumplir con su deber, no tienen por qué arrastrarse ante el Ejecutivo, a los pies del Ejecutivo. En este momento, señores diputados, mi protesta es porque al Estado de Chihuahua, que ya está bastante sacrificado y desangrado, todavía se le hace una afrenta al convertilo en cárcel política para saciar inquinas personales. (Aplausos.) Hace unos cuantos meses, como ustedes saben perfectamente, bajo el pretexto de rectificación fué enviado allá un grupo de periodistas - no quiero ocuparme de esto porque ello ha pasado, pero desgraciadamente hubo silencio en esta Asamblea - ; pero hoy nos noticia la prensa que se ha remitido un grupo de cincuenta o sesenta miembros del Partido Socialista de Yucatán, por castigo de no sé qué faltas o a purgar no sé qué delitos y, ciudadanos diputados, yo no sostengo que estos socialistas de Yucatán sean inocentes o sean culpables; no tengo antecedentes; pero yo reconozco que la obligación del Gobierno, si son culpables, es consignarlos a la autoridad competente para que los juzgue, llevarlos a un consejo de guerra si ellos lo merecen; fusilarlos también, si cree que éste es el castigo que les pertenece; pero no convertir a Chihuahua en una nueva mazmorra, como San Juan de Ulúa o las Islas Marías; no, Chihuahua está llamado a finalidades más altas que para aquella de convertirla en cárcel política. Es por esto, ciudadanos diputados, que en este momento, como diputados por el Estado de Chihuahua, elevo mi protesta y no quiero bajo ningún concepto que se juzgue que se están dejando pasar día a día todos estos atentados que no tienden sino a una sola cosa: a que el Gobierno de la Revolución, de quien es hijo legítimo el socialismo naciente en México, espantado ahora del crecimiento, del desarrollo del socialismo, pretende acabarlo, pretende aherrojarlo mandándolo a las estepas chihuahuenses. (Aplausos.)

El asunto ha sido votado por fortuna para honor de esta Legislatura; ha sido ganado igualmente: en consecuencia, ya no verán los ciudadanos diputados del contra el deseo mío de influir en la votación a este respecto; pero la verdad de las cosas, señores, es que en el fondo de esta cuestión traída aquí no había propiamente el deseo de controlar los ferrocarriles; había un deseo más hondo, más escondido - ya el licenciado Cabrera lo dijo aquí - : el de aplastar a la Reguladora, y Cabrera nos dijo que la Reguladora, la Compañía de Fomento del Sureste y los Ferrocarriles Unidos de Yucatán son una misma cosa juntamente con el Gobierno, y el gobierno de Yucatán, nos decía el C. licenciado Cabrera, es el socialismo hecho Gobierno en Yucatán; por lo tanto, se pretendía aplastar al gobierno socialista de Yucatán. Yo no soy socialista, hago la declaración igualmente; no soy como el C. diputado Avellaneda que clama aquí por los fueros, anhelos e intereses de los obreros, para después, cuando se trata de defender al socialismo, volverle la espalda tranquilamente. (Aplausos.) Repito, no soy ni puedo ser oposicionista; en mí no puede haber odio contra el C. Venustiano Carranza, ni lo habrá jamás; no digo ahora que es presidente, ni mañana que no lo sea. Pero hay que convenir, por que esto es una gran verdad, que cerca de este hombre se agitan muchas y encontradas ideas, muchos y encontrados esfuerzos tendientes a desvirtuar toda su labor revolucionaria y que en realidad no se trata sino de una cosa, del entronizamiento nuevo de los antiguos expoliadores y explotadores de aquel pueblo. Como revolucionario y haciendo un llamamiento a todos los que están dentro de esta Asamblea, yo los excito formalmente para que se una a la voz mía, a la diputación de Yucatán, en este caso, para protestar contra este atentado que se ha cometido con aquellos yucatecos; si son responsables de delitos, que se les juzgue, que se les condene, pero que no nos conviertan a Chihuahua en cárcel política, porque no es esa la misión del Estado de Chihuahua.

El C. Avellaneda: Pido la palabra para una alusión personal.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Chávez Manuel N.

El C. Chávez: Señores diputados: He ascendido a esta tribuna para refutar enérgicamente la imputación calumniosa, insidiosa y gratuita que me hiciera en la sesión de ayer el C. general don Marciano González. Es muy fácil, como dice el licenciado Cabrera - al cual admira el general González - , venir aquí a asentar hechos falsos de toda falsedad, porque con el carácter del señor general Marciano González y con los manotazos que da en esta tribuna, pretende convencer a la Asamblea, y el general Marciano González, sincero admirador de don Luis Cabrera, pero no teniendo, como Blas Urrea, su talento ni la palabra fácil, ni el gesto, ni la sonrisa amable, ni el retruécano que sirve como alfilerazo para desconcertar al contrario, viene a este lugar tribunicio, donde se deben decir las grandes verdades que interesan a la patria, a golpearlo y a lanzar gritos destemplados. El C. Marciano González, sostenedor de la iniciativa del Ejecutivo, no puede ver con buenos ojos que un muchacho de entusiasmos y de ideales se oponga a la labor del Gobierno, es decir, del C. Venustiano Carranza, cuando éste no esté en lo justo, porque hay que declarar al general Marciano González que mis comitentes, Más bien que a defender las iniciativas del Ejecutivo y a sostener al Gobierno, me mandaron para pedir cuentas de

los desastrosos gobernantes que nos ha mandado allá, del sinnúmero de militares sin escrúpulos y sin conciencia que expolian y han expoliado al infortunado cuando querido Estado de Chihuahua, y no he venido aquí para tener una sonrisa de inteligencia del ciudadano ministro o para tener una palmadita de satisfacción; no, señores. El C. general Marciano González, a quien he defendido, porque él lo sabe muy bien, no de amistad de ahora, porque no lo conocí en esta Legislatura, sino tres años antes, quiero darle a conocer que yo fuí su defensor allá cuando en Puebla promovió la escinsión del Partido Constitucionalista, cuando era él secretario del Gobierno de Puebla. Y si de temperancia habla, por que supongo que de buena fe me dijo que yo estaba borracho, si fuera temperante, yo me permito decirle muy cariñosamente que si de temperancia se trata, que se temperante en su manera de hablar, que sea temperante en su modo de ser, que se temperante en sus maneras para que sea popular y simpático a aquel glorioso Estado de Nuevo León, que él pretendió gobernar. Dejo, pues, al criterio de Vuestras Señorías el hecho de haber dicho ayer el general don Marciano González, con sus gritos destemplados y sus manotazos en esta tribuna, que Chávez Manuel M. estaba borracho.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Avellaneda.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Avellaneda: Señores diputados: Yo no he abdicado, no abdicaré jamás, yo sigo la ruta miserable de mis ideales, sigo abrazado al mástil de mis principios, continúo envuelto en el pendón de mis esperanzas. Yo, señores, al votar en contra de esta iniciativa o en contra de este dictamen, no lo he hecho por ofuscación, no por servilismo, no por traición al proletario ni al pueblo, lo he hecho por algo más, por algo que váis a escuchar: yo no veo las cosas de México en el momento actual, yo veo hacia allá, hacia el porvenir... (Risas, Murmullos. Campanilla.) hacia el futuro. Se me dirá que mi voto esta vez favorecía al Gobierno y que yo por mi modo de ser debo y soy contrario a todos los gobiernos, perfectamente; pero cuando y mientras el estado social, el estado actual de la humanidad continué tal como está, cuando yo concibo a la patria, no como esos territorios delineados por fronteras y que no sirven más que para separar grandes y erróneos intereses y egoísmos; mientras los pueblos luchan contra pueblos como individualidades, entonces yo procuraré que este pueblo mío, el pueblo de mis padres, el pueblo de mi raza sea tan fuerte y tan grande que pueda enfrentarse a los demás pueblos de la tierra. Pues bien; sí, señores; ahora yo sé perfectamente que todos los que sabéis algo de historia y sociología, sabéis también que los pueblos han comenzado a hacerse libres e independientes comenzando a adquirir su independencia económica. Tenemos en el momento dos casos que presenciamos: el de Irlanda contra Inglaterra y el de Barcelona contra España. Esos dos pueblos se creen suficientes económicamente y ambos pueblos tienen a su autonomía política. He ahí el caso de Yucatán. Yucatán ahorita solamente tiene a su autonomía económica y por razón de los hechos, por razón natural, después cuando vea que se baste a sí mismo, cuando Yucatán esté convencido de que se basta para sus necesidades, entonces tenderá a la independencia netamente política. (Siseos.) Eso es conocido, eso se puede negar; así lo hicieron las colonias de América contra Europa; eso ha sido siempre, y muy bien hecho. Yo voy más allá; yo no sólo deseo la independencia de Yucatán, sino que deseo la independencia de todos los pueblos de todos los Estados, que desaparezcan los gobiernos. (Siseos y risas.) Pero mientras.... (Siseos. Campanilla.) Pero mientras se haga necesario que el pueblo mexicano sea fuerte, mientras subsista el modo de ser presente, los Estado contra los Estados luchando económicamente contra otros, necesitamos que el pueblo mexicano sea fuerte; he ahí por qué yo voté en contra del dictamen. (Siseos. Murmullos.) Sí, señores; se hace necesario que mientras las cosas estén como están, seamos fuertes y tengamos presente que debemos conservar a Yucatán; he ahí por qué yo voté en contra del dictamen.

Ahora, en cuanto al socialismo, no, señores, no es el socialismo, no es tal socialismo lo que aquí se defiende, el socialismo de Estado, según se ha dicho; aquí los diputados no defienden al socialismo, defienden a su fuerza que tienen allá, por la que son diputados aquí, aunque lo nieguen. (Siseos.) Sí señores; que se niegue aquí que los diputados de Yucatán son del Partido Socialista, y entonces no he dicho nada; pero todos saben muy bien que son del Partido Socialista, que el socialismo impera allá y que aquí no de defiende al socialismo, defienden la fuerza propia de ellos. Cuando el socialismo, cuando cualquiera otra clase de asociaciones pretendan imponerse sobre los demás, yo estaré en contra de ellos, porque yo estoy por la igualdad y éstos son los que están en contra de la igualdad, porque quieren la preponderancia de ellos. (Siseos.) Este es el caso, no es el socialismo el que se defiende. (Murmullos. Campanilla.) Cuando la democracia, cuando el socialismo, cuando cualquiera otra forma de institución social pretenda imponerse sobre el resto, estaré yo en contra de ella; como antes dije, yo no veo el socialismo como un fin, muy mezquino sería mi fin si ese fuera. Yo deseo la igualdad, la fraternidad, pero bien entendidas, bien consideradas hasta allá, hasta donde me llevan los ideales anarquistas. (Risas.) Allá en Yucatán, según lo que se ha dicho aquí, no es el humilde proletario, es el labrador hecho potentado, es el que manda a sus diputados al Congreso de la Unión, y según me han dicho, porque allá les dan algo más de lo que aquí ganan; (Aplausos.) he ahí por qué necesitan sostener esa potencia, por qué necesitan sostener esa fuerza para ser fuertes los que vienen por Yucatán. No se me confunda, no se me diga que he abdicado, no se me diga que he pisoteado lo que llevo en mi alma, lo que forma parte de mi ser, lo que llevo dentro de mí. Yo no concibo la existencia mezquina de los que no se preocupan de nada, de los que no saben de nada, de los que no piensan en nada; no, señores; yo, por desgracia, nací amarrado, atado a un ideal, erróneo si ustedes quieren, pero mío; y a ese ideal he dedicado mis esfuerzos, le he dedicado los días de mi existencia precaria y miserable, si ustedes quieren, con amor, con cariño a ese ideal, a ese ideal he consagrado mi existencia y a él entregaré hasta mi vida. (Siseos y aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Siurob, para hechos.

El C. Siurob: Ciudadanos diputados: No voy a entretener demasiado tiempo vuestra atención; únicamente vengo a rectificar dos hechos que interesan a mi honorabilidad, y como aspiro a tenerla sin mancha dentro de esta honorable Asamblea, en prestigio de las instituciones y en prestigio de los ideales que vengo yo a defender, por eso voy a permitirme hacer la rectificación de estos hechos. El primero es pedirle al compañero García Ruiz que, únicamente en nombre de la verdad y de la justicia, se sirva retirar una frase ofensiva para mí que lanzó al calor de la discusión, muy disculpable por afectos personales, llamándome calumniador, por las aseveraciones que yo hice en el asunto de los Ferrocarriles Nacionales. Digo que pido esta rectificación en nombre de la verdad y de la justicia únicamente, por estas razones: primera: porque yo, al citar las versiones que corren, ni siquiera me hice solidario de ellas, sino que única y simplemente las lancé tales como habían sido arrojadas a la opinión pública por toda la prensa de la capital. Segunda: porque aun suponiendo que yo me hubiera hecho solidario de ellas en esta tribuna, el Código Penal, al hablar del delito de difamación y de calumnia, expresa de una manera clara que no existirá ese delito cuando se tenga por mira el bien público, y que en el presente caso nadie me podrá probar que mis declaraciones fueron expresadas con el fin y propósito de perjudicar a alguien, sino únicamente con objeto de informar y de ilustrar el criterio de la Asamblea, de lo que resulta que no he querido, que no he tenido la intención dolorosa de calumniarlo. Por tanto, yo suplico a la Presidencia se digne conceder al compañero García Ruiz la palabra, y a este compañero le estimaré me diga si está en la disposición de retirar la frase ofensiva que me lanzó en la sesión pasada.

El C. García Ruiz: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. García Ruiz.

El C. García Ruiz: Insistiendo, señores diputados, en que al compañero Siurob, a quien reconozco su caballerosidad, se le ha sorprendido con todas esas relaciones folletinescas relacionadas con la actuación del señor Pescador; insistiendo en que ha sido usted sorprendido, no tengo inconveniente, señor Siurob, en retirar las palabras que usted considera calumniosas, y a la vez, por mi parte, le suplico a usted muy atentamente se sirva retirar a su vez la suya que me lanzó ayer también cuando me dijo que mentía yo.

El C. Siurob: Está retirada. (Aplausos.) En seguida, ciudadanos diputados, voy a rectificar otros hechos asentados ayer aquí por el C. Benjamín Méndez. El C. Benjamín Méndez pareció indicar desde esta tribuna que el tren militar que yo tuve a mi cargo durante el gobierno del Estado de Guanajuato, se había encargado de transportar cereales, cereales con los cuales yo especulaba.

El C. Martínez Ignacio: Pido la palabra para una moción de orden. Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: No hay desorden.

El C. Martínez Ignacio: Moción de orden.

El C. presidente: No hay desorden.

El C. Martínez Ignacio: Es una moción de orden. (Siseos. Murmullos. Voces: ¡No hay desorden!) Moción de orden. Moción de orden.

El C. Siurob: Ciudadanos diputados.....

El C. Martínez Ignacio: Señor presidente: Moción de orden. Voy a rectificar al señor Siurob.

El C. Siurob: Digo, continuando mi discurso

El C. Martínez Ignacio: Moción de orden, señor presidente. Señor presidente, moción de orden. (Murmullos.) Honorable Asamblea: Aquí tengo...

El C. Siurob: Continuó en el uso de la palabra. (Aplausos.) Continúo en el uso de la palabra... (Campanilla.)

El C. Martínez Ignacio: Honorable Asamblea: Tengo aquí muchos amigos guanajuatenses que me han dado una idea de la manera como se portó el compañero diputado Siurob, cuando fué gobernador. (Siseos. Murmullos. Campanilla.) Tenía un tren de carros..... (Campanilla.)

El C. presidente: No se le ha concedido la palabra al C. Martínez.

El C. Martínez Ignacio: Sí, Señor; es una moción de orden.

El C. García Ruiz: Para una verdadera moción de orden. Quien está poniendo el desorden en la Asamblea, es el ciudadano compañero.

El C. Martínez Ignacio: Miente usted, compañero: vengo a rectificar hechos. Miente usted; yo tengo la palabra. (Desorden. Campanilla.)

El C. García Ruiz: Usted es el que miente. Está usted metiendo el desorden. (Campanilla.)

El C. Martínez Ignacio: Yo tengo la palabra, yo la he pedido. Todo Guanajuato sabe cómo se portó el señor. El señor no ha hecho más que robar semillas en Guanajuato y venderlas en dólares. (Siseos.) Esto es lo cierto. (Siseos.) ¿Para qué no viene a decir mentiras? (Murmullos. Desorden. Campanilla.)

El C. Siurob: Ciudadanos diputados: Continuando en el uso de la palabra, dijo el C. Benjamín Méndez que yo había usado el tren militar que estaba a mi cargo, para transportar cereales, con el objeto de lucrar. De esto no se hacía solidario el C. Benjamín Méndez, sino que decía que era una especie que le había sido comunicada. Aclarando esta idea lanzada por el C. Benjamín Méndez, debo decir que son absolutamente falsos los informes en que se apoya este ciudadano, y para comprobarlo, la cuestión es muy sencilla. El C general Silva, cuyo hermano fué administrador de rentas en el Estado de Guanajuato, puede ser testigo, por que tiene el testimonio de su hermano, de que todas las cantidades que por concepto de cereales o de compra - venta de cereales recaudaba el Gobierno entraba directamente a la Tesorería del Estado de Guanajuato y no a ninguna otra compañía, como ha querido afirmarlo el C. Benjamín Méndez. Otro testigo es el C. Avellaneda, que está aquí presente y a quien le consta que, en efecto, había necesidad de surtir algunas poblaciones del Estado de Guanajuato que se encontraban en estado de hambre y de miseria. El diputado por Guanajuato, que es el C. general García, puede ser testigo, y yo apelo también a su testimonio; yo lo interpelo para que diga si es o no verdad que la capital de Guanajuato atravesada en aquellos momentos por un verdadero estado de hambre.

El C. García Carlos: Es cierto, Compañero Siurob.

El C. Siurob: Gracias. De igual testimonio podrá valerme, invocando a los ciudadanos diputados por el Estado de Guanajuato; ahí tenéis al compañero Leal y al compañero Gutiérrez de Velasco. Todos estos ciudadanos diputados pueden afirmar que en las poblaciones de Guanajuato, como Silao, Salamanca y algunas otras poblaciones del Norte, como Dolores Hidalgo, y aun San Luis de la Paz, llegó a haber hambre durante algún tiempo, y yo por medio del tren militar que estaba a mi cargo, transportaba realmente cereales, comprados por el Gobierno y cuyos fondos ingresaban directamente a la Tesorería del Estado de Guanajuato, pero no a ninguna compañía abastecerdora de cereales, ni menos patrocinada por mí; ingresaban a la Tesorería del Estado de Guanajuato. Yo interpelo a los ciudadanos Gutiérrez de Velasco y Leal, diputados por Guanajuato, para que digan si saben o les consta que yo haya tenido alguna vez alguna especulación en provecho propio o que de alguna manera haya procurado enriquecerme utilizando el gobierno del Estado.

El C. Leal: Pido la palabra para contestar. A mí me consta que en varios lugares del Estado de Guanajuato había expendios de artículos de primera necesidad y que se vendrá al pueblo en los lugares donde había mucha escasez de esos artículos. También me consta que esos expendios dependían directamente del Gobierno y no de una empresa particular, y que el Gobierno era el que percibía las utilidades y hacía los negocios en esos expendios. Por tanto, no me consta que el C. Siurob haya tenido ingerencia personal y en provecho propio en esos mismos negocios.

El C. Martínez Ignacio: ¿En aquella época quién era gobernador? ¿Me permite usted que le pregunte? En esa época a que usted se refiere.... (Campanilla.)

El C. presidente: No tiene la palabra el C. Martínez.

El C. Martínez Ignacio: Pido la palabra para una interpelación al señor.

El C. Siurob, continuando: En esa época había una compañía establecida en la capital de Guanajuato, a la que se refirió el C. Benjamín Méndez; pero tan no tenía yo ninguna ingerencia en esa compañía, que por estar vendiendo una vez uno de sus gerentes el maíz en una cantidad exagerada, que no era la que el Gobierno del Estado había fijado como precio a los cereales, fué castigado y encarcelado este ciudadano. De manera que yo no hubiera podido encarcelar a un individuo de quien hubiera sido cómplice, y esa es la prueba más evidente de que no era cómplice yo de ese ciudadano.

Estas eran las únicas rectificaciones que yo deseaba hacer, ciudadanos diputados, y una vez que las he hecho, sólo me resta felicitar a esta honorable Asamblea y felicitar a todo el pueblo de la República porque la votación que acaba de pasar muestra palmariamente que ya hay Cámara de Diputados, que ya existe un Poder libre y soberano, regulador de las funciones nacionales, capaz de dictarle leyes limpias, puras y emanadas de la voluntad popular. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Castillo Torre.

El C. Castillo Torre: Señores diputados: En el Estado de Yucatán han ocurrido últimamente sucesos sangrientos. Las escenas macabras de horror tuvieron lugar en una villa denominada Muna. Los autores de esos crímenes son cinco individuos clasificados entre la facción llamada "Partido Liberal Yucateco". Entre el "Partido Liberal Yucateco" y el "Partido Socialista de Yucatán", existe una antigua y justificada enemiga, es la enemiga que existe siempre entre el grupo de hombres que van a la conquista del progreso y el grupo de hombres que se obstinan en mantenerse como estatuas de sal bajo los cielos de la reacción. Aquellos cinco individuos, pertenecientes a la facción denominada "Partido Liberal Yucateco", organizaron una orgía de sangre, y con ayuda, con auxilio de ciertas personalidades, cuyos nombres constan en este documento que tengo a la mano, tergiversaron la justicia, y en vez de ir a la cárcel los verdaderos responsables, son los inocentes lo que han sufrido el peso de la persecución, son los socialistas de Yucatán los que han sido fusilados sin formación de causa, son los socialistas de Yucatán los que han sido cogidos de "leva" y traídos a la capital de la República, para llevarlos luego no se sabe a qué obscuros y peligrosos lugares. El señor Felipe Carrillo, presidente del "Partido Socialista de Yucatán", me dirige el siguiente telegrama:

"Mérida, Yucatán, el 5 de julio de 1919.

"Señor licenciado José Castillo Torre. - Cámara de Diputados.

Con motivo sucesos Muna, general Luis M. Hernández cerca cien trabajadores fueron aprehendidos en sus propias casas y conducidos como prisioneros de guerra, desde domingo en la mañana hasta hoy, sin ponerlos disposición ninguna autoridad competente; mismo señor general Hernández espera instrucciones señor presidente República para filiar trabajadores en distintos batallones están interior República. Como este acto es inhumanitario y es acto con que acostumbró tiranía imponerse este Estado, suplícole le haga llegar nuestra voz de protesta a toda la Nación mexicana, en unión de todos nuestros amigos que están en esa, para ver no se lleve a cabo tan gran atentado, pues dichos trabajadores son inocentes cuanto ha sucedido en Muna. Impunidad es tan grande, que han sido fusilados sin formación causa, seis trabajadores sacados de sus casas a viva fuerza por mismos soldados y al poco tiempo ha sido quemados sus casas. Es necesario tú hagas saber a todos compañeros nuestros en esa honorable Cámara para que sepa cómo se trata al Estado de Yucatán, que es fuente de la riqueza nacional. Estos atentados son cometidos en las personas de todos los socialistas, pues no hay un pueblo en el Estado donde no se atropellen trabajadores ligas de resistencia por fuerzas federales.

"Afectuosamente, Felipe Carrillo."

Decía el honorable diputado Trigo hace breves momentos, desde esta tribuna, que parecía que detrás de la iniciativa que acaba de rechazar la honorable Cámara, había el propósito de destruir el partido político mejor organizado de la República,

el "Partido Socialista de Yucatán". Yo no sé señores, hasta dónde alcanzará ese propósito, ¡son los brujos políticos tan raros y tan singulares! Sin embargo, el "Partido Socialista de Yucatán", reconociendo que en esta Asamblea se ha refugiado, como en una ensenada de salvación, la barca revolucionaria, ha querido que yo levante aquí mi voz de protesta contra las persecuciones emprendidas contra el único partido político que en la República, bien organizado y fuerte, está realizando de modo continuo, de modo constante, la liberación de los parias y la dignificación del proletario. (Aplausos.) Como yo comprendo, señores, que este no es asunto que esté dentro de aquello que debe ser tratado en este período de sesiones, no voy a bordar sobre estos acontecimiento un discurso, por más que materia sobra, para levantar los ánimos en pro de aquellos trabajadores perseguidos, de todos los hombre que en México saben todavía apreciar lo que valen las conciencias libres y amar la libertad. Para concluir, advertiré que no creo necesario destruir los argumentos pueriles, las razones banales, las frases disparatas de don Pobre de Dios Avellaneda..... (Risas.) Como mi objeto principal al ocupar esta tribuna fué que la Asamblea nacional conociese la protesta que el "Partido Socialista de Yucatán" ha redactado con motivo de los acontecimientos de Muna, yo suplico a la honorable Presidencia ordene a la Secretaría dé lectura al referido documento.

- El C. prosecretario Aguilar, leyendo:

"Al margen: "Liga Central de Resistencia del Partido Socialista. "Comité Central.

"Presidente F. Carrillo P. Secretario, F. Valencia López. "Mérida Yucatán."

"Al centro: "El Partido Socialista protesta contra los crímenes desarrollados en Muna.

"Señala a la vindicta pública los nombres de los criminales responsables.

"Al pueblo de Yucatán, a los socialistas ligados, a las autoridades competentes:

"La prensa diaria ha venido atiborrada de noticias acerca de los sucesos de Muna, sucesos que se desarrollaron a la luz de los incendiso y al ruido de los disparos. La sangre corrió abundante, y fueron sacrificados en aras a los instintos malvados y sanguinarios de los eternos explotadores del pueblo, jóvenes y niños.

"Clama al alma indignada por el salvajismo desarrollado en estos crímenes perpetrados a sangra fría, bien meditados y utilizados como un elemento político, como una arma filosa para herir en el corazón la fortaleza del Partido Socialista. Planearon los crímenes cuya narración nos horroriza, precisamente los hombres que tienen que defender intereses contrarios a los de la comunidad y se valen para ello de todos los procedimientos, hasta de los más criminales y ruines, siguiendo el axioma maquiavélico, de que "el fin justifica los medios."

"Era necesario que el Partido Socialista hiciera escuchar su voz acerca de estos sucesos; pero también era necesario que cuando hablara, las verdades fueran di chas en forma tan clara y expresiva que nadie dude acerda de quienes son los culpables de los crímenes y qué motivos los indujeron a cometerlos. Cuando leíamos las informaciones novelescas y fantasiosas de los periódicos diarios, reflexionábamos sobre los hechos, y no podíamos convencernos de que los trabajadores hubieran cometido la locura, la insensatez de levantarse en armas, quemar las casas, asesinar mujeres y niños. Y estas lecturas nos dejaban confusos, porque unas veces se decía que los sucesos fueron ocasionados por excesos religiosos, unas veces, y otras por cuestiones políticas.

"Pero la verdad - clamábamos después de cada lectura - , ¿cuál es?

"Y no encontrábamos, en nuesto cerebro, respuesta alguna.

"Ahora, con los datos que tenemos en cartera, con la afirmación de numerosos trabajadores, sabemos quiénes son los responsables y el por qué de sus criminales intentos.

"En la Asamblea Cultural del lunes último, se leyó una comunicación de nuestro compañero Anatolio B. y Buenfil, que señala a los verdaderos culpables. Dice lo siguiente:

"(Aquí la comunicación adjunta.)

"Señalamos, pues, a la vindicta pública (ya que tenemos muy poca confianza en la justicia que los hombres hacen por la facilidad con que se equivoca siempre en perjuicio de los humildes, de los que necesitan más de que la justicia los ampare) los nombre de los asesinos, de los criminales, que no temieron manchar con sangre inocente sus manos y atizar la tea incendiaria para destruir los hogares de quienes no quisieron ser esclavos.

"Enrique Cáceres, alcalde municipal de Muna; Manuel Carrillo y Sóstenes Carrillo, hacendados y pixoyeros; Delio Lara y Serapio Cabrera, exclavistas bien conocidos por los trabajadores de la región, son quienes deben responder de los crímenes de la noche terriblemente trágica y sangrienta del sábado, en vez de los inocentes trabajadores aherrojados en las cárceles públicas.

"Estos cinco nefastos hombres son los únicos responsables de los crímenes desarrollados en Muna y son precisamente los únicos a quienes favorecen los sucesos. La política seguida por ellos para destruir la organización socialista de los trabajadores del municipio, los llevó a formar esos planes horrorosos, cuya ejecución causa pavor, y que llevaron a cabo con la misma criminal tranquilidad que los asesinos ponen en el desarrollo de sus planes.

"Nosotros somos los primeros en clamar justicia, en pedir el castigo enérgico de quienes son los culpables, porque consideramos como es necesario que se ponga remedio inmediato al mal, que se impidan sucesos semejantes a éstos, que se hablan muy poco a favor de la cultura de nuestro Estado y son elemento magnífico y bien utilizado por nuestros enemigos, para la destrucción del socialismo.

"¡Qué fácil es para nuestro enemigos, cometer atropello, asesinatos, incendios, y después arrojar la responsabilidad contra quienes ni se han mezclado en el asunto!

"¡Asesinos! Palabra que tiene poca fuerza para expresar nuestra indignación por los criminales actos de estos hombres que se han burlado del principio de humanidad y del principio de justicia y libertad.

"Queremos que nuestro anatema sea tal, que

Ejerza castigo enérgico sobre estos criminales sin conciencia, sobre estos explotadores del pueblo, sobre estos asesinos que se cubren con la piel del cordero.

"Por las noticias que tenemos acerca de lo ocurrido en Muna, estamos firmemente convencidos que se trató de hacer un caso semejante al de Tahmek, hace cosa de un año: asesinar a mansalva a los trabajadores socialistas y ampararse los asesinos y criminales en la mentira para arrojar la responsabilidad de sus atentados sobre los inocentes. Y la justicia humana, nuevamente equivocará el camino de la verdad, porque para ello están los poderosos, los explotadores del pueblo, que tienen influencia para extraviar el criterio judicial y burlarse de los más santos principios morales.

"En Tahmek - bien lo recordamos con pena - sucedieron hechos lamentables, que produjeron la protesta de todos los trabajadores.

"El alcalde municipal de Tahmek, de acuerdo con los comerciantes y los señores explotadores del pueblo, mandó asesinar a los trabajadores. Corrió la sangre, mucha sangre, ardieron las casas y el clamor de justicia pedida por todo un pueblo, exigió de las autoridades una actuación enérgica. ¿Cuál fué el resultado? El de siempre. Los asesinos escaparon a la acción de la justicia, pues fueron puestos en libertad y no se castigó a nadie. Causa horror recordar los hechos. Dos niñitas de ocho años fueron asesinadas de la manera más despiadada. Hubo padre de familia que perdiera tres hijos. Muchos jóvenes perecieron; la flor de la juventud de Tahmek fué sacrificada. Y los sátrapas gozaban con sus crímenes y se revolcaban de satisfacción entre la sangre caliente y roja de sus víctimas.

"Caso semejante ha sido el de Muna. El alcalde municipal, Enrique Cáceres, de acuerdo con los explotadores y los comerciantes de la villa, entre los cuales descuellan Sóstenes y Manuel Carrillo, hacendados pixoyeros; Delio Lara y Serapio Cabrera, individuos que sueñan con la esclavitud de los trabajadores, en una noche que hoy sabemos por la narración que nos hacen las infelices mujeres, esposas y madres de las víctimas.

"Afortunadamente, el pueblo se dió oportuna cuenta de lo que tramaban estos sus enemigos, que deseaban el exterminio de una doctrina que venía a libertar a los trabajadores de la cadena de esclavitud y humillación que los sujetaba; los enemigos que deseaban el exterminio de los sostenedores de este principio libertario; y pudo repeler con la fuerza lo que se le quería hacer utilizando la fuerza.

"Los crímenes de Muna, son crímenes políticos. No tiene que ver con las ideas religiosas.

"Los asesinos se ha burlado de la justicia y tergiversado la verdad. Los elementos de difusión, de formación de criterio, han sido utilizados para desviar del sendero recto a la opinión pública.

"¿Qué crédito puede prestarse a las informaciones de un corresponsal de periódico, que está mezclado en los asuntos, por ser precisamente el organizador de la orgía de sangre que ha provocado tanta expectación y tanta indignación en todas las conciencias honradas?

"Tergiversar los hechos; hacer recaer las responsabilidades sobre los inocentes, es un plan demasiado sencillo y fácil de llevar a la práctica, y este medio fué utilizado para engañar la opinión de las autoridades, de la prensa y del pueblo. Pero ahora, los puntos se pondrán sobre las íes.

"Nada de lo que se ha dicho en los folletines publicados por corresponsales y reporteros, como origen de los sucesos, es rigurosamente exacto.

"Enrique Cáceres, Cóstenes y Manuel Carrillo, Delio Lara y Serapio Cabrera, son los culpables de lo ocurrido en Muna. Fué muerta mucha gente, se quemaron muchas casas, pero no fueron estos hechos cometidos por los socialistas, como dice Cáceres, sino que contra los mismo socialistas por disposición de Cáceres y demás confabulados.

"Los organizadores de la matanza y del incendio, Cáceres y socios, valiéndose de la fuerza que poseen en la calidad de alcalde municipal el primero y los otros como poderosos y ricos, mandaron sacar de sus casas, después de quitarles sus escopetas, machetes y corvas, a los infelices indios que son socialistas, para tener presos a unos y matar a otros, según el grado de rencor de sus sicarios. Y las casas de estos trabajadores sirvieron de luminaria para los crímenes que se comenzaron a llevar a cabo.

"A la luz de los incendios de estos humildes hogares, los sicarios de Cáceres, los Carrillo, Lara y Cabrera, comenzaron a machetear a indefensas

personas, a ejercer tropelías sobre las mujeres, a saciar sus instintos salvajes en los niños y las niñas. Comenzó la prometida orgía, remedando las célebres romanas organizadas por Nerón el matricida.

"El aguardiente corrió en grandes cantidades. El olor de la pólvora y los vapores del alcohol produjeron necesariamente el recubrimiento de los instintos feroces de los bandidos que seguían las órdenes de los miembros de la mafia y de los directores morales y materiales de estos sucesos.

"Otros, que son señalados por Cáceres y compinches con responsables de los desmanes de la noche del sábado, son personas que fueron sacadas de sus hogares bajo pretexto de que se les necesitaba para que prestaran sus auxilios enterrando a los muertos y recogido a los heridos. Cuando los tuvieron en su poder, preocupados con la idea de salvarse de la acusación que tendría que recaer sobre ellos, les hicieron presos y con amenazas terribles los condujeron para entregarlos a las fuerzas federales, diciendo que eran los asesinos.

"Entre estos infelices, se encuentran Felipe Castro, Felipe Baac, Isidoro Castro Juan Cabrera, Galo San Miguel y Nicanor Poot, quien retornó hace un año de las filas militares a donde lo llevó la odiosa leva.

"El domingo, Enrique Cáceres mandó poner en libertad a Timoteo Caamal y Francisco Baas, y luego los mandó buscar, nuevamente presos, con los policías Mateo Negrete, Francisco Ortiz y Rómulo Pech, quienes encontraron a sus víctimas descansando en sus hamacas, y sin que les enteraran del motivo sin orden judicial alguna y luego fusilados sin formación de causa. Estos mismos policías fueron quienes dieron fuego a la casa de Couhuo.

"La trágica noche del sábado, los asesinos a sueldo de los criminales confabulados, cuyos

nombres están ya estampados en esta protesta por los sangrientos sucesos de Muna, quemaron las casas y asesinaron a los trabajadores socialistas. Se cebaron en las mujeres y en los niños, y, naturalmente, los trabajadores repelieron la agresión de que fueron víctimas.

"Hicieron los trabajadores de Muna muy bien en disparar sus armas sobre los asesinos; en blandir sus machetes sobre las cabezas de los criminales que saciaban sus feroces instintos en las mujeres y en los ancianos; hicieron bien, porque cuando las autoridades en vez de proteger las vidas, se convirtieron en temibles criminales, todos los ciudadanos están autorizados para defenderse de ellas.

"Contra el fuego, respondieron ellos con el fuego. Los incendiarios que obedecían órdenes de Manuel Carrillo y Enrique Cáceres quemaban las humildes casas de los trabajadores socialistas, y en justa represalia, queremos creerlo así, los trabajadores quemaron las tiendas de los comerciantes explotadores.

"Cuando llenas de furor y de odio, sedientas de sangre, las hordas criminales fueron desatadas por los conspiradores contra la tranquilidad y la seguridad públicas, para que mataran hombres y mujeres, ancianos y niños, los trabajadores que vieron interrumpido su sueño de manera tan trágica y horrible, apelaron a las armas que la casualidad les deparaba y se defendían heroicamente y defendían también a sus familias.

"Al fuego, se le opuso fuego; a las balas, balas; a los machetes, machetes; y el cuadro que se produjo fué terriblemente sangriento.

"Este cuadro fué el visto por los soldados; fué el que los llevó a hacer fuego, produciendo más víctimas.

"Pero, repetimos, no son culpables los trabajadores de lo que hicieron, puesto que se guiaron por el natural deseo de defenderse, de luchar por sus vidas. Impidieron que se les asesinara, como fueron asesinados otros muchos: a traición.

"En la hacienda "Yaxchá" han ido, el domingo, soldados con órdenes terminantes, instigados por Cáceres y demas corifeos del crimen y, como vieran a un hombre tranquilamente parado ante la puerta de sus hogar, con una niña en los brazos, hicieron fuego sin que afortunadamente le tocaran las balas, porque el hombre se refugio en su casa. Poco después estos soldados penetraban a todas las casas recogiendo las escopetas, machetes y útiles de labranza que pudieran ser utilizados como armas. Además, estuvieron amenazando a los trabajadores con acabar con ellos, como habían acabado con los socialistas de Muna, si es que querían entrar al Partido Liberal, dejando de ser socialistas.

"Enrique Cáceres, rodeado de Sóstenes Carrillo, Manuel Carrillo, Delio Lara, Serapio Cabrera y otros de la misma calaña, pedían la muerte de todos los socialistas, para acabar con los únicos que se oponen a que se cometan atropellos, que se violen derecho, que exploten a los humildes trabajadores, que les impongan la religión que ellos desean.

"Cuando llegaron a Muna el general Luis M. Hernández y el juez instructor, estos individuos pidieron a las autoridades referidas que dispusieran se fusilase a todos los presos, porque eran socialistas, y estos son los culpables de lo que había sucedido. Y agregaron que querían acabar con los socialistas, porque solamente debía haber en Muna gentes del Partido Liberal.

¡No tuvieron empacho alguno en acusar a los trabajadores de haber cometido los crímenes que desarrollaron ellos mismos, utilizando las fuerzas que tenían, y de pedir que se fusilara a inocentes, para evitar que la verdad sea esclarecida!

¿Qué motivos podían inducir a Cáceres para tener ese odio tan reconcentrado contra los que lo habían llevado al Poder?

"El de que en diversas ocasiones llegaron a Mérida quejándose contra actos suyos, como alcalde municipal, comisiones de trabajadores salidas de la Liga de Resistencia, quienes protestaban contra los abusos que cometía, contra la venta tan descarada de pixoy que hacían sus socios contraventores de la ley, con los cuales estaba comprometido para hacer estos negocios tan sucios.

"Y como estaba vendido en cuerpo y alma a los reaccionarios, a los que siempre han explotado al pueblo, quería la desaparición del socialismo y los socialistas, en la extensión de terreno que consideraba como sus dominios. Tuvo compromisos políticos con el Partido Liberal y se vió obligado por todo esto a aceptar los procedimientos que sus compañeros de mafia le sugerían para dar un golpe certero contra los socialistas de Muna.

"¿Logró algo con estos crímenes?

"El tiempo lo dirá. Creemos firmemente que la sangre derramada, que las hogueras producidas por las casas incendiadas de los trabajadores, que los inocentes sacrificados al ansia de matanza que tenían Cáceres y los suyos, caerá sobre la cabeza de quienes ocasionaron estos crímenes nefandos.

"La justicia se hará. Y los culpables recibirán el justo castigo. No impunemente se atenta contra las libertades y la vida de un pueblo.

"Protestamos contra las versiones que se hacen correr, para desviar la justicia de su verdadero, cauce. Lo que decimos hoy indignados, es muy cierto. Los culpables, son los que señalamos. Ellos deben ser juzgados.

"Cuantas noticias tenemos, estamos seguros de que son verdad pura, porque las hemos escuchado de labios de humildes mujeres del pueblo, de trabajadores honrados, de madres que han perdido sus hijos, de esposas que lloran a sus esposos.

"Se quiere desviar la justicia y estos crímenes políticos hacerlos aparecer como excesos de religión, como odios de sectas, y atribuir a protestantes y católicos los hechos que hicieron los asesinos instigados por los llamados liberales y capitalistas.

"Y antes de terminar, recordemos una frase de Enrique Cáceres, cuando se sentía socialista, cuando hablaba a los socialistas que lo llevaron al Poder: "Si alguna vez yo me vendo a los enemigos del trabajador, a los capitalistas, tú, pueblo socialista que hoy me subes al Poder, puedes bajarme utilizando la fuerza incontrastable de tu voluntad, los machetes que te sirven para tumbar el monte, las escopetas con que cazas tus conejos."

"Cáceres se ha ligado con los explotadores de las miserias del pueblo, ha comerciado con el

aguardiente que le vende, el cual es un veneno contra la raza y un ataque a los principios socialistas; ha hecho escarnio de sus principios... y, sin embargo, no ha sido castigado como debería serlo... ¡Aun no han vibrado las cóleras del pueblo!

"El hombre que engaña al pueblo, que no tiene convicciones ni honradez, es quien puede organizar crímenes tan sangrientos como los de Muna y mentir para desviar a la justicia, escapando del castigo a que se hace acreedor.

"Y su compañero, Serapio Cabrera, se ha jactado, en los corredores de la Comisión Reguladora del Mercado de Henequén, ante otros admirados hacendados, de haberse "mandado" él solo a doce desgraciados trabajadores.

"En estos momentos hay más de sesenta presos acusados de estar mezclados en el asunto, y el expediente fué turnado al juez del Distrito, como causa del fuero Federal, siendo simplemente del fuero Común. ¿A qué se debe esto? Además, gozan de libertad los verdaderos criminales, los que pueden dar luz en el asunto, los que deben ser castigados: Enrique Cáceres, Sóstenes Carrillo, Manuel Carrillo, Delio Lara y Serapio Cabrera. ¿Por qué es esto?

"Pueblo de Yucatán: ante tí hacemos la protesta más enérgica de ser verdad lo que decimos; los socialistas no están mezclados en el asunto; los crímenes no son producto de odios religiosos sino producto de las venganzas políticas, rastreras de nuestro enemigos.

"Han querido extraviar tu criterio, dándote la lectura de folletines en que se habla de cuarenta y tantos muertos, que se han reducido a diez y siete, que son víctimas de los sicarios de Cáceres y demás que fueron muertos por las balas de los soldados y policías que intervinieron en los sucesos. Eso habla mucho; dice demasiado acerca de cómo se ha querido engañar a la opinión pública.

"Socialistas de Yucatán, compañeros ligados: Es necesario que hagamos todos una protesta serena y enérgica contra estos crímenes y que pidamos una investigación y una justicia recta y completa.

"Los criminales deben ser considerados como criminales, y caer bajo la sanción de la justicia.

"Partido Socialista de Yucatán. - F. Carrillo."

El C. Morales Francisco César: ¡No hay quórum!

El C. Castillo David: Reclamo el quórum

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Alejandre.

El C. Alejandre: Como me voy a referir a algunos conceptos vertidos aquí por el diputado Siurob, y no lo encuentro - me parece que no está aquí el salón - yo suplicaría, si se tuviera la bondad, que viniera el doctor Siurob, porque voy a referirme a algunos cargos que ha lanzado contra el gremio ferrocarrilero (Voces: ¡No hay quórum!) Por no encontrarse el doctos Siurob y ser una injusticia lanzarle cargos a un individuo cuando no se puede defender, mejor me reservo para otra sesión.

El C. prosecretario Aguilar: Orden del día para el lunes: Discusión de la Ley de Amparo.

El C. presidente, a las 5.55 p. m.: Se levanta la sesión.