Legislatura XXVIII - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19190808 - Número de Diario 83

(L28A1P1eN083F19190808.xml)Núm. Diario:83

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 8 DE AGOSTO DE 1919

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERÍODO EXTRAORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 83.

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 8 DE AGOSTO DE 1919

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior. Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia al C. diputado Huerta Angel H.

2. - Es puesto a discusión el dictamen de la Gran Comisión, que propone nuevo personal para las comisiones 1a. y 2a. de Justicia, 1a. de Puntos Constitucionales y 1a. y 2a. del Petróleo. Por moción de varios ciudadanos diputados se suspende la sesión pública para pasar a secreta, a fin de continuar tratando este asunto.

3. - Se reanuda la sesión; continua la discusión del dictamen, cuya parte resolutiva es dividida en dos partes para el efecto de la votación; son aprobadas las comisiones 1a. y 2a. de Justicia y 1a. de Puntos Constitucionales. A votación las comisiones 1a. y 2a. del Petróleo, se levanta la sesión por falta de "quórum".

DEBATE

Presidencia del C. CASTILLO TORRE JOSÉ

(Asistencia de 127 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4.36 p.m.: Se abre la sesión.

El C. prosecretario Aguilar: Se va a dar lectura al acta

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día siete de julio de mil novecientos diez y nueve. - Período Extraordinario.

"Presidencia del C. José Castillo Torre.

"En la Ciudad de México, a las cuatro y media de la tarde del jueves siete de agosto de mil novecientos diez y nueve, con asistencia de ciento veintinueve ciudadanos diputados, se abrió la sesión. Sin debate se aprobó en votación económica el acta anterior.

"El C. Angeles Carlos informó del resultado de la Comisión que presidió y que se encargó de entrevistar al Ejecutivo de la Unión, a fin de que el ciudadano secretario de Gobernación asistiera al debate relativo al Municipio Libre de la ciudad de México. El ciudadano presidente dio las gracias a los comisionados y en seguida se leyó una proposición de los CC. Martínez del Río, Mancisidor, Aguirre Vito, Morales Francisco César, Castellanos Díaz, Castillo Garrido y Uzeta, tendiente a que el ciudadano secretario de Hacienda asistiera también a la discusión del asunto referente al municipio Libre.

"La fundó el C. Martínez del Río, quien fue interrumpido por los CC. Soto Peimbert, Altamirano y Quiroga, para hacer mociones de orden. Dispensada de trámites, se puso a debate. El C. Morales Francisco César, por las razones que expuso, retiró su firma de la proposición. El C. Gómez Noriega estimó que moral y legalmente el ciudadano secretario de Hacienda estaba incapacitado para tomar parte en el debate de que se trata. El C. Altamirano habló en contra, apoyándose en el artículo 124 del Reglamento. El C. Martínez del Río usó de la palabra en pro; lo interrumpieron los CC. Altamirano y Arrioja Isunza, el primero con una interpelación, y el segundo como miembro de las comisiones que dictaminaron el asunto del Municipio Libre, con una aclaración. Nuevamente usó de la palabra en contra el C. Gómez Noriega, y luego lo hizo en el mismo sentido el C. Lara. Apoyó la proposición, el C. Lorandi, a quien interrumpió el C. Toro para hacer una moción de orden. Suficientemente discutida la proposición, a solicitud del C. Soto Peimbert, debidamente apoyado, se recogió votación nominal.

"Presidencia del C. Francisco Reyes.

"Ciento veintiséis votos de la negativa contra cuarenta y seis de la afirmativa, determinaron que la proposición fuese desechada.

"Votaron por la negativa los CC. Aguirre León, Alarcón, Alencáster Roldán, Altamirano, Amezola, Anda, Angeles Carlos, Angeles Jenaro, Araujo Francisco, Arriaga, Arrioja Isunza, Avilés, Balderas Márquez, Barrera de la, Basáñez, Berumen, Bouquet, Bravo Carlos, Bravo Lucas, Breceda, Camarena, Cancino, Castilleja, Castillo Nájera, Céspedes, Cornejo, Cuéllar, Chablé, Chávez, Díaz González, Díaz Infante, Escudero, Esparza, Espinosa Luis, Espinosa y Elenes, Fernández Martínez, Fernández Miguel B., Ferrel, Fierro, Galindo Carlos, García Antonino M., García Carlos, García de Alba, García José Guadalupe, García Ruiz, García Vigil, Garza, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Galindo, González Jesús, Guerrero Alberto,

Guerrero Antonio, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velasco, Hernández Jerónimo, Huerta, Iturralde, Jiménez, Lanz Galera, Lara, Lazcano Carrasco, Leal, León, López Serrano, Macías Juan, Macías Rubalcaba, Mariel, Márquez Galindo, Martínez Ignacio, Martínez Saldaña, Mena, Méndez, Benjamín, Méndez Pánfilo, Mendoza, Meza, Morales Francisco César, Morales Hesse, Morales Sánchez, Olivé, Ordorica, Ortiz, Pastrana Jaimes, Paz, Peña, Pérez Vela, Quiroga, Reyes Francisco, Reyes Rafael, Ríos Landeros, Rivera Castillo, Roaro, Rodríguez Alfredo, Rodríguez de la Fuente, Rodríguez Herminio S., Rojas Rafael, Rojas Rafael R., Romero Cepeda, Rosas, Ruiz Martínez, Ruvalcaba J. Guadalupe, Saldaña José P., Sánchez José M., Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Saucedo, Schulz y Alvarez, Segura, Silva Jesús, Silva Pablo, Siurob, Soto Rosendo A., Suárez José María, Toro, Torre de la Treviño, Vásquez, Velásquez López, Vilchis, Villaseñor Mejía, Villaseñor Salvador, Villela, Zavala Dionisio, Zavala Leobino y Zincúnegui Tercero.

"Votaron por la afirmativa los CC. Aguilar Pablo, Aguirre Vito, Alcocer, Alejandre, Barragán, Cabrera, Casas Alatriste, Castellanos Díaz, Castillo David, Castillo Garrido, Colina de la, Fernández Ledesma, Gaitán, García Emiliano C., García Pablo, Gil Feliciano, López Emiliano Z., Lorandi, Maceda, Madrid, Mancisidor, Martín del Campo, Martínez del Río, Mejía, Méndez Arturo, Méndez Fortunato, Navarro, O'Fárril, Palacios Moreno, Parra, Pérez Carbajal, Pesqueira, Ramos, Ríos Rafael L. de los, Rocha, Rodríguez Sabino, Ruiz Porfirio, Silva Herrera, Solórzano, Soto Peimbert, Tejeda Llorca, Tello, Uzeta, Velásquez Juan, Verástegui Franco y Zayas.

"La Secretaría comenzó la lectura del dictamen de las comisiones unidas 1a. de Gobernación y 2a. de Puntos Constitucionales, por el que no se acepta el Proyecto de Ley enviado por la honorable Cámara de Senadores, que reforma la base 2a. de la fracción VI del artículo 73 constitucional, relativo a la excepción de la municipalidad de México para estar regida por un Ayuntamiento de elección popular. El C. Parra interrumpió la lectura para pedir se diera cuenta con una proposición que tenía por objeto poner a discusión, con preferencia de cualquiera otra iniciativa, los artículos pendientes de la Ley de Amparo y de la Orgánica de los Tribunales del fuero Común. La Secretaría expresó que la orden del día para esta sesión era el debate del dictamen relativo al Municipio Libre. El C. Parra insistió, y la propia Secretaria dio lectura a la fracción IV del artículo 23 del Reglamento. Consultada la Asamblea sobre si se daba preferencia a otro asunto, resolvió negativamente.

"Continuóse la lectura, que nuevamente fue interrumpida, en esta ocasión por el C. Saldaña José P., para insinuar que no se continuara, puesto que el dictamen estaba impreso y era bien conocido de todos los ciudadanos representantes, y que se entrara desde luego al debate. La Cámara acordó favorablemente esta moción y la Secretaría solamente leyó la parte resolutiva del dictamen.

"Se dio a conocer la lista de los oradores inscriptos, y el C. Martínez del Río, único anotado para hablar en contra, renunció al uso de la palabra.

En vista de esta circunstancia, el C. Toro indicó que, de conformidad con los artículos 118 y 119 reglamentarios, procedía votar desde luego el asunto.

"A solicitud del C. García Vigil, se leyó la parte relativa del DIARIO DE LOS DEBATES correspondiente a la sesión celebrada por esta Cámara el 17 de agosto de 1917, en que aparece un discurso del ciudadano secretario de Gobernación, defendiendo el Municipio Libre. La Secretaría también leyó, a moción del C. Toro, los artículos 118 y 119 del Reglamento, y expresó que la Presidencia había invitado ya al señor secretario de Gobernación para que penetrara al salón. El C. Lorandi propuso que una comisión introdujese a aquel funcionario, lo que juzgó improcedente la Presidencia.

"A pedimento del C. Martínez del Río, y de acuerdo con los artículos citados, 118 y 119 reglamentarios, se preguntó a la Asamblea si el asunto era o no de gravedad. El C. Rodríguez Alfredo pidió que alguno de los miembros de las comisiones fundara el dictamen, y con ese fin pasó a la tribuna el C. Arrioja Isunza, quien fue interrumpido por una moción de orden del C. Martínez del Río, a la que siguieron aclaraciones de la Secretaría. Esta leyó el artículo 119 del Reglamento, y a petición del C. Céspedes, el 120.

"A solicitud del C. Martínez del Río, debidamente apoyado, se recogió votación nominal, para resolver si el asunto era o no de gravedad.

"Presidencia del C. José Castillo Torre.

"Por ciento catorce votos de la negativa contra cuarenta de la afirmativa, la Cámara resolvió que el asunto no era de gravedad y, en ese concepto, se procedió a su votación desde luego. En esta ocasión fue el C. García de Alba, debidamente apoyado, quien solicitó votación nominal, que produjo ciento treinta y seis votos de la afirmativa contra veinte de la negativa. En consecuencia, se declaró aprobada la proposición que consulta el dictamen, la cual está concebida en estos términos:

"No es de aprobarse el Proyecto de Ley enviado por el Senado para su revisión, con fecha 31 de diciembre del año próximo pasado, por el que se acepta con alguna modificación, la Iniciativa de Ley del Ejecutivo, relativa a la Reforma de la base segunda de la fracción VI del artículo 73 constitucional, que exceptúa a la municipalidad de México, de estar a cargo de un Ayuntamiento de elección popular."

"Volvió el expediente al Senado para los efectos constitucionales.

"Votaron por la negativa la consulta referente a si el asunto era o no de gravedad, los CC. Aguirre Berlanga, Aguirre León, Alarcón, Alejandre, Altamirano, Amezola, Anda, Angeles Jenaro, Araujo Francisco, Arriaga, Arrioja Isunza, Avilés, Bandera y Mata, Barrera de la, Basáñez, Berumen, Bouquet, Bravo Carlos, Bravo Izquierdo, Bravo Lucas, Breceda, Camarena, Casas Alatriste, Castillo David, Céspedes, Colina de la, Cornejo, Cuéllar, Chablé, Chávez, Díaz González, Espinosa Luis, Espinosa y Elenes, Fernández Martínez, Fernández Miguel B., Ferrel, Fierro, García Antonio M., García Carlos, García de Alba, García José Guadalupe, García Ruiz, García Vigil, Garza, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, Gómez Noriega, González Galindo, González Jesús N., Guerrero Alberto, Guerrero Antonio,

Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velasco, Hernández Jerónimo, Huerta, Iturralde, Jiménez, Lara, Lazcano Carrasco, Leal, León, López Serrano, Macías Juan E., Mariel, Martínez Saldaña, Mena, Méndez Fortunato, Méndez Pánfilo, Mendoza, Morales Francisco César, Morales Hesse, Olivé, Ordorica, Ortiz, Pastrana Jaimes, Peña, Pérez Vela, Quiroga, Ramos, Reyes Francisco, Reyes Rafael, Ríos Landeros, Rivera Castillo, Roaro, Rodríguez de la Fuente, Rodríguez Herminio S., Rodríguez Matías, Rodríguez Sabino, Rojas Rafael, Rojas Rafael R., Romero Cepeda, Rosas, Ruiz Martínez, Ruvalcaba J. Guadalupe, Saldaña José P., Sánchez José M., Schulz y Alvarez, Segura, Silva Jesús, Siurob, Solórzano, Suárez José María, Tejeda Llorca, Tello, Toro, Torre de la , Treviño, Velásquez López, Vilchis, Villaseñor Mejía, Villela, Zavala Dionisio y Zincúnegui Tercero.

"Votaron por la afirmativa el mismo punto, los CC. Aguirre Vito, Angeles Carlos L., Balderas Márquez, Cabrera, Cancino, Castillo Garrido, Castro Alfonso, Díaz Infante, Escudero, Esparza, Fernández Ledesma, Gaitán, Gámez Gustavo, García Emiliano C., García Pablo, Lorandi, Maceda, Macías Rubalcaba, Madrid, Márquez Galindo, Martínez del Río, Martínez Ignacio E., Mejía, Morales Sánchez, Navarro, Palacios Moreno, Parra, Pérez Carbajal, Pesqueira, Ríos Rafael L. de los, Rocha, Ruiz Porfirio, Sánchez Margarito, Silva Herrera, Silva Pablo, Soto Peimbert, Soto Rosendo A., Verástegui Franco, Verástegui José y Zavala Leobino.

"Aprobaron el dictamen, los CC. Diputados siguientes: Aguirre León, Aguirre Vito, Alarcón, Alejandre, Alencáster Roldán, Altamirano, Amezola, Anda, Angeles Carlos L., Angeles Jenaro, Araujo Francisco, Arriaga, Arrioja Isunza, Avilés, Balderas Márquez, Bandera y Mata, Barrera de la, Basáñez, Berumen, Bouquet, Bravo Carlos, Bravo Lucas, Breceda, Camarena, Cancino, Casas Alatriste, Castilleja, Castillo David, Castillo Garrido, Castillo Torre, Céspedes, Cornejo, Chablé, Chávez, Díaz González, Díaz Infante, Escudero, Esparza, Espinosa Luis, Espinosa y Elenes, Fernández Ledesma, Fernández Martínez, Fernández Miguel B., Ferrel, Fierro, Galindo Carlos, García Antonio M., García Carlos, García de Alba, García José Guadalupe, García Ruiz, García Vigil, Garza, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, Gómez Noriega, González Galindo, González Jesús N., Guerrero Alberto, Guerrero Antonio, Gutiérrez Antonio Gutiérrez de Velasco, Hernández Jerónimo, Huerta, Iturralde, Jiménez, Lara, Lazcano Carrasco, Leal, León, López Emiliano Z., López Serrano, Macías Juan E., Macías Rubalcaba, Mariel, Márquez Galindo, Martínez Ignacio E., Martínez Saldaña, Mejía, Mena, Méndez Fortunato, Méndez Pánfilo, Mendoza, Morales Francisco César, Morales Hesse, Morales Sánchez, Olivé, Ordorica, Ortiz, Padrés, Pastrana Jaimes, Peña, Pérez Vela, Quiroga, Ramos, Reyes Francisco, Reyes Rafael, Ríos Landeros, Rivera Castillo, Roaro, Rocha, Rodríguez Alfredo, Rodríguez de la Fuente, Rodríguez Herminio S., Rodríguez Matías, Rodríguez Sabino, Rojas Rafael R., Romero Cepeda, Rosas, Ruiz Martínez, Ruiz Porfirio, Ruvalcaba J. Guadalupe, Saldaña José P., Sánchez José M., Sánchez Margarito, Schulz y Alvarez, Segura, Silva Jesús, Silva Pablo, Siurob, Soto Rosendo A., Suárez José María, Tejeda Llorca, Tello, Toro, Torre de la, Treviño, Vásquez, Velásquez López, Vilchis, Villaseñor Mejía, Villaseñor Salvador, Villela, Zavala Leobino y Zincúnegui Tercero.

"Votaron por la negatividad el dictamen, los CC. Aguilar Pablo, Cabrera, Castro Alfonso, Colina de la, Cuéllar, Gaitán, Gámez Gustavo, García Emiliano C., García Pablo, Gil, Lorandi, Maceda, Madrid, Martínez del Río, Navarro, Palacios Moreno, Silva Herrera, Solórzano, Soto Peimbert y Velásquez Juan.

"A las seis y media de la tarde se levantó la sesión."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie.

Aprobada.

El C. secretario Pesqueira: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera:

"Telegrama procedente de Puebla, el 8 de agosto de 1919.

"Presidente Cámara de Diputados. - México, D.F.

"Asuntos graves familia encuéntrome ésta, donde he sabido Cámara rechazó proyecto Ejecutivo sobre Municipio. Mis Felicitaciones a tan alto Cuerpo por haber salvado el principio de nuestra democracia, y mi más acre censura para aquellos que, desconociendo sus deberes, votaron en forma contraria a la autonomía municipal.

"El regidor 17 de la ciudad de México, Fernando F. Franco." - Recibo, y al Archivo.

"Ciudadanos Secretarios de la honorable Cámara de Diputados.

"El que subscribe, diputado en ejercicio por el 6o. distrito del Estado de Zacatecas, ante Vuestra Soberanía, con el debido respeto, expone:

"Teniendo necesidad de arreglar asuntos particulares fuera de esta capital, he de merecer de Vuestra Soberanía, con dispensa de trámites, se sirvan concederme una licencia por un mes, con goce de dietas.

"Protesto las seguridades de mi atención y respeto.

"Constitución y Reformas. - México, 8 de agosto de 1919. - A. H. Huerta."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie.

No se dispensan los trámites. (Voces: ¡Sí, hombre!)

Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica.....

El C. Avellaneda, interrumpiendo: Pido la palabra para una aclaración. Deseo hacer saber que estando para terminarse este período de sesiones, no creo que la honorable Cámara esté capacitada para conceder una licencia abarcando el período próximo; de tal manera que esa licencia sólo podrá reducirse al período en que estamos actuando.

- El mismo C. secretario, continuando: No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie.

Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Gran Comisión. - Mesa 2a. - Número 44.

"Señor:

"La Gran Comisión, en acatamiento al oficio que con fecha 2 de agosto le fue dirigido por los ciudadanos secretarios de esta honorable Cámara, se reunió en sesión el día de ayer con objeto de aplicar el acuerdo de 7 de mayo último, relativo a substitución de comisiones que no hubiesen presentado dentro del término legal los dictámenes que les correspondían.

"Fueron designadas para ello las comisiones 1a. de Hacienda y 1a de Crédito Público, 1a. y 2a de Justicia, 1a. de Puntos Constitucionales y 1a y 2a. de Petróleo.

"Respecto de la 1a. de Hacienda y 1a. de Crédito Público, estimó la Gran Comisión que no estaban en el caso de ser substituídas conforme al acuerdo de que se trata, por haber ya formulado y presentado, durante el período ordinario, el dictamen correspondiente al Banco Único, que últimamente se devolvió a las propias comisiones, por haberse aclarado que el suplente de la Comisión 1a. de Crédito Público autorizó dicho dictamen, estando en funciones el propietario; pero como actualmente el propietario está ausente, con licencia, basta que el suplente ratifique a su firma, y así lo tiene ya hecho, para que el mencionado dictamen sea puesto desde luego en cartera.

"En cuanto a las comisiones 1a. y 2a. de Justicia estimó, igualmente, que no les es aplicable el repetido acuerdo de 7 de mayo, porque estas comisiones unidas sólo tienen pendiente de presentar dictamen sobre el capítulo relativo a jurisdicción de los juzgados Correccionales, dictamen que, según informes, ya está formulado, con lo que quedará completa la Ley Orgánica de la Administración de Justicia en el Fuero Común, circunstancia indispensable para que dictaminen sobre la Ley Reglamentaria del Ministerio Público, que también tienen en estudio.

"En cuanto a la 1a. de Puntos Constitucionales, que juntamente con la 2a. de Justicia tienen a su cargo dictaminar sobre el artículo 92 de la Ley de Amparo, ha formulado ya su dictamen para presentarlo hoy y, por tanto, se creyó que tampoco le era aplicable el acuerdo antes referido.

"La Gran Comisión, por las circunstancias antes dichas, juzgó que no debía interpretarse literalmente el acuerdo de 7 de mayo, pues siendo el espíritu de dicho acuerdo el rápido despacho de los asuntos pendientes, su aplicación estricta en los casos citados, lejos de alcanzar la finalidad que se propuso la Cámara, dilataría su resolución, toda vez que las nuevas comisiones, aun aceptado los dictámenes ya formulados, tendrían necesariamente que tomarse algún plazo para estudiarlos y preparar su defensa.

"No obstante lo anteriormente expuesto, en acatamiento de un precepto reglamentario se designó presidente de la 1a. Comisión de Justicia, por estar ausente, con licencia indefinida, el C. Limón Uriarte, que desempeña tal cargo; se nombró también suplente para la 2a. de Justicia, por que en el que ejercía esas funciones recayó el nombramiento de presidente de la 1a. Además, se designaron con carácter provisional, presidente y vocal de la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales, por estar ausentes, con licencia, los CC. Blancarte Ramón y Trejo Amado J., que integran la referida Comisión.

"En lo que se refiere a las comisiones 1a. y 2a. de Petróleo, sí estimó aplicable la Gran Comisión la disposición de la Cámara, no obstante que todos sus miembros han estudiado el asunto, porque lo han hecho aisladamente y sin llegar a un acuerdo, siquiera de la mayoría, para poder constituir dictamen; pero al mismo tiempo que creyó que deberían substituirse esas comisiones, juzgó que deberían permanecer en ellas algunos de sus primitivos componentes, a fin de que los que nuevamente la integran, pudieran aprovechar los estudios y conocimientos ya adquiridos con anterioridad por los primeramente designados, que se han elementado sobre la materia, adquiriendo toda clase de datos en fuentes oficiales y privadas, y haciendo personalmente observaciones sobre el terreno mismo donde se produce el aceite mineral. Cree la Comisión que al obrar así, se adapta al espíritu del acuerdo de 7 de mayo que persigue la pronta resolución de los proyectos sometidos a las comisiones, porque es indudable que si las comisiones de Petróleo se hubiesen substituído en su totalidad, requerirían mucho tiempo para producir dictamen, que el que necesitan integradas como están por miembros nuevamente designados y otros de los que con mucho tiempo atrás vienen estudiando el asunto.

"En ese concepto, nos permitimos proponer a la consideración y aprobación de ustedes, los nombramientos de las comisiones ya dichas, integradas como se expresan a continuación:

"1a. de Justicia

José Gaitán.

Eduardo Arrioja Isunza.

Francisco Araujo.

Sup. Santiago Roel.

"2a de Justicia

Enrique Parra.

Carlos García.

Ramón Martínez del Río.

Sup. Eduardo Guerra.

"1a. de Puntos Constitucionales

Manuel Andrade.

Carlos L. Angeles.

Enrique Suárez.

Sup. Marino Castillo Nájera.

"1a de Petróleo

Eliseo L. Céspedes.

Antonio Aguilar.

Enrique Meza.

Sup. Manlio Fabio Altamirano.

"2a. de Petróleo

Samuel H. Mariel.

Manuel García Vigil.

Jesús Rodríguez de la Fuente.

Sup. Narciso Paz.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D.F., 6 de agosto de 1919. - Carlos Galindo. - J. Iturralde T. - C. Esparza. - F. Castellanos D. - H. S. Rodríguez. - Alfonso Breceda. - F. A. Mendoza. - Vito Aguirre. - F. C. Morales. - Rómulo de la Torre. - E. Arrioja Isunza. - José M. Suárez. - G. Morales Sánchez. I. Olivé. - J. Pesqueira. - J. Silva Herrera, Srio."

Está a discusión el dictamen de la Gran Comisión. Los que deseen hacer uso de la palabra, deben pasar a inscribirse.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Altamirano.

El C. Altamirano: Señores diputados: En sesión anterior de esta honorable Asamblea, se acordó, por mayoría de votos, substituir a los miembros de aquellas comisiones que en el término de 15 días no hubieran producido su dictamen o los dictámenes que tuvieran pendientes. Acatando ese acuerdo y a instancias del señor presidente, se reunió la Gran Comisión para determinar, para nombrar los miembros que deben formar las nuevas comisiones, especialmente las del Petróleo, por tratarse de un asunto de tanta trascendencia. Ahora viene la Gran Comisión presentándonos para las comisiones del Petróleo, para la 1a., como presidente, al señor Céspedes, y a los señores Aguilar, Meza y Manlio Altamirano, como suplente; en la 2a,. a los señores Mariel, García Vigil, Rodríguez de la Fuente, y suplente, Narciso Paz.

Por consecuencia, ustedes pueden darse cuenta de que únicamente lo que se ha hecho es cambiar; se ha cambiado a unos miembros de una Comisión para ponerlos en otra, y los de la 2a. han pasado a la 1a. Por consecuencia, los miembros de la Gran Comisión no han cumplido con el mandato de esta honorable asamblea.

Ahora, señores, me vengo a oponer por esta otra consideración: al seno de la Gran Comisión concurrió uno de los miembros de las comisiones del Petróleo; fue a informar acerca de los motivos que tuvieron, o que tienen, para no dictaminar aún en ese asunto de tanto interés para nosotros. Y dijo poco más o menos estas palabras: "Que no habían determinado los miembros de la Comisión del Petróleo, en vista de tener motivos muy graves del orden internacional." Por consecuencia, lo lógico es esto: que si las comisiones han tenido motivos graves del orden internacional para no dictaminar en el asunto del Petróleo, que se nos cite a una sesión para que todos los diputados sepan porqué razón las comisiones del Petróleo no han dictaminado y, en ese caso, no procede la substitución de esas comisiones. Ahora, si debe subsistir el acuerdo de la Asamblea, de que se cambien esas comisiones, entonces debe substituirse totalmente a los miembros de esas mismas comisiones. Por eso vengo a oponerme a ese dictamen. (Aplausos.)

El C. Silva Herrera, miembro de la Gran Comisión: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Silva Herrera.

El C. Silva Herrera: Señores diputados: El C. Altamirano, que acaba de hablar aquí, pidió la palabra en contra; pero, ciertamente, no atacó de una manera digna de tomarse en cuenta, el dictamen. Ya la Comisión expuso en su dictamen, las razones que tomó en cuenta para no substituir totalmente a esas comisiones; expuso que para cumplir con el acuerdo del 7 de mayo, que persigue como fin el pronto despacho de los negocios, estimaba que no era necesario substituir a todos los miembros, sino dejar algunos de ellos para que los que entraran nuevamente pudieran aprovechar los conocimientos ya adquiridos por los primeramente designados. Es la razón que tuvo la Comisión, la cual no atacó el C. Altamirano, quien se refirió únicamente a la circunstancia de haber dado un informe enteramente privado el presidente de la 1a. Comisión, durante la sesión de la Gran Comisión, diciendo, en efecto, que: "por algunas razones que él creía de alguna consideración, no habían dictaminado." Nosotros no tomamos en cuenta esas razones para lo que hemos hecho aquí; la Gran Comisión no debe tomar en cuenta estos razonamientos; en este caso los tomaría la Cámara para revocar su acuerdo, para modificarlo o, en fin, para aprobar el dictamen. Nosotros tomamos en cuenta únicamente el acuerdo del 7 de mayo, que se nos comunicó oficialmente por conducto de la Secretaría, para que substituyéramos las comisiones. No entendemos que substituir comisiones consiste en quitar a todos los miembros y poner otros nuevos; nosotros entendemos que substituir comisiones es nombrar otras nuevas, aunque haya miembros de las anteriores, sobre todo, si tomamos en cuenta la disposición en que se fundó la Cámara, en que ustedes se fundaron, para acordar que nombráramos nuevas comisiones. El espíritu de ese acuerdo del 7 de mayo y la finalidad que persiguió la Cámara, aprobándolo e instando al presidente para que se cumpliera, es el pronto despacho de los negocios, y se necesitaría tener un criterio enteramente obtuso para no comprender que agregando a esas comisiones, miembros de los anteriormente designados, indudablemente que estarán más capacitadas para despachar los asuntos de que se trata.

Si nombráramos comisiones nuevas, es decir, si substituyéramos a todos los miembros, resultaría que tendrían que tomarse quizá el mismo tiempo que tienen ya las comisiones con el estudio de los proyectos, sin haberlos despachado.

Entiendo, pues, que estas razones son de tomarse en cuenta, y mientras no se destruyan, indudablemente que deberá aprobarse el dictamen. Por otra parte, debe tomarse en cuenta que la Gran Comisión obra como lo hacen todas las comisiones: no está obligada a someterse a un úkase; un acuerdo

de la Cámara no es un úkase. Se dice: "Substitúyase una Comisión", y la Gran Comisión tiene perfecto derecho para decir: "No la substituyo, les reitero mi confianza (Voces: ¡No!) a los que tengo designados." Por ese motivo, se presenta el dictamen nuevo a la Cámara para que aquí lo rechacen; rechazado este dictamen, entonces sí substituiremos a las comisiones, sometiéndonos a la resolución de la Cámara; substituiremos a todos y cada uno de los miembros.....

El C. Altamirano, interrumpiendo: Pido la palabra.

El C. Silva Herrera, continuando: Un momento. Ese es el objeto de someter los asuntos de la Cámara al estudio de comisiones; si las comisiones fueran previamente a interpretar el sentir de la Cámara, indudablemente que no habría para qué nombrarlas: se tomarían los acuerdos en la misma Cámara sin necesidad de pasar a Comisión. Nosotros reconocemos el derecho de la Cámara para reprobar nuestro dictamen, y por esto lo sometemos. Si la Cámara reprueba este dictamen, si la Cámara nos dice: "no estoy conforme con que no se hayan substituído todos y cada uno de los miembros de las comisiones", entonces la Gran Comisión, obedeciendo ya el acuerdo de la Cámara, fundado en el Reglamento y en la ley, substituirá a las comisiones. Debe tenerse en cuenta, por otro lado, que no hay una disposición reglamentaria que autorice a la Cámara para dar de baja a comisiones. La Cámara por sí y ante sí no puede darlas de baja; la Cámara tiene que hacerlo por conducto de la Gran Comisión, y las comisiones no van a obedecer órdenes de la Cámara; van a dictaminar sobre esa orden que se les tramite y, en ese concepto, nosotros hemos creído que así debía hacerse, quedando, por supuesto, enteramente al arbitrio de la mayoría de la Asamblea aprobar o no aprobar el dictamen; de no aprobarse nosotros lo reformaremos en el sentido que aquí se dicte. Creo inútil extenderme ya más sobre este particular; no he hecho sino reforzar las razones en que hemos apoyado el dictamen y agregar esta otra más que la Cámara no tomó en cuenta y que ahora quizá, aun algunos miembros de la Comisión, tampoco la tomaron, y por eso me he permitido exponerla, sin que crea necesario, pues encuentro que el dictamen, con las razones que tiene, está bastante fundado.

Antes de concluir, señores diputados, quiero referirme a algo de lo que ocurrió en la sesión del día 2 de agosto, cuando, a petición de la Asamblea, el ciudadano presidente de la Cámara dispuso que se reuniera la Gran Comisión para cumplir el acuerdo del 7 de mayo; en esa sesión, el C. César Morales, con una ligereza imperdonable y sin que viniera a cuento, declaró primero que el C. Silva Herrera casi nunca venía a las sesiones, y como si esto no fuera bastante, insistentemente volvió a pedir la palabra, interrumpiendo a algunos de los que hablaban, y repitió que el ciudadano secretario nunca asiste; se refería al secretario de la Gran Comisión. Este cargo a que me refiero es absolutamente injustificado; injustificado, porque se funda en hechos falsos, primero, y segundo porque era absolutamente inoportuno y no venía al caso. Se funda en una falsedad manifiesta, porque consta oficialmente por las listas de asistencia y por las de votación, que sí asisto a la Cámara; no me precio de venir a dormir la siesta en un cómodo sillón del salón, pero concurro a las sesiones; y algunas de las faltas que he tenido, las he justificado también, como consta al mismo señor Morales, a quién alguna vez me acerqué cuando presidía la Cámara, a decirle que no podía concurrir a alguna sesión. Está, pues, demostrado que es enteramente falso el cargo.

Es injustificado, dije también por inoportuno. ¿Cree el señor César Morales que el secretario de la Gran Comisión tenía obligación de adivinar que se le iba a decir que se reuniera la Comisión para citarla? Eso no sólo acusa ligereza, sino una completa ignorancia del Reglamento y de las prácticas de la Cámara. El secretario de la Gran Comisión no puede convocar a sesión, si no se lo ordena el presidente de la misma, y a falta del presidente de la Gran Comisión, como en el presente caso en que está acéfalo el puesto por ausencia del C. Rebolledo, debía esperar a que oficialmente se le comunicara por el conducto debido la orden correspondiente. Pues bien, cuando el C. César Morales lanzaba estos cargos en mi contra, todavía no recibía yo ningún acuerdo; estaba en los pasillos de la Cámara y una hora después se me entregó un oficio de la Secretaría indicándoseme que era llegado el caso de cumplir el acuerdo de 7 de mayo, y que por consiguiente debía convocar a la Gran Comisión.

Si el señor César Morales se refirió a mí, en mi carácter de secretario, al hablar de las labores de la Gran Comisión, debo decirle que en cada caso el secretario ha estado a la altura de su deber en ese puesto. Consta a todos los compañeros que inmediatamente después de las sesiones, se han levantado y se han autorizado las actas y que se han hecho los dictámenes por el secretario; consta también la hora en que se presentó el dictamen al presidente de la actual Comisión y le consta que está firmada el acta, redactada por el propio secretario. En consecuencia, si el C. César Morales no obra con dolo, sino simplemente con ligereza, o quiso hacer un cargo como recurso oratorio para llamar la atención, que indudablemente es una comidilla sabrosa para la Asamblea; digo, si no obró con dolo, debe venir a la tribuna y rectificar este cargo que me hizo.

El C. Morales Francisco César: Pido la palabra.

El C. Rodríguez de la Fuente: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Toro.

El C. Toro: Desde que se abrió el período de sesiones extraordinarias presenté esa iniciativa a la cual se dice que se ha dado cumplimiento, aunque no es exacto, porque he visto que la cuestión del Petróleo es para nosotros de vital importancia, es de vida o muerte; pero noto que hay un ambiente hostil entre determinado grupo de diputados, que no quieren que se despache esta cuestión. Ignoro cuáles son las razones que tenga para ello; yo quisiera que tuvieran la franqueza de manifestarlas, ya sea en una sesión pública o en una sesión secreta; pero que no estemos constantemente con esta especie de política marroquí, tratando de engañar al extranjero; llegará el día en que

no podamos engañarlo y tiempo es, por lo tanto, de que se cumpla con ese acuerdo tal como fue determinado por la Asamblea, que la Asamblea en esas cuestiones es soberana y necesario es que nuestras relaciones internacionales tomen otro rumbo distinto del que han tomado hasta ahora.

Por eso, yo suplico a mis compañeros que hagan que se cumpla el acuerdo tomado con anterioridad, removiendo a todos los miembros de las comisiones. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Altamirano: ¡Pido la palabra!

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Carlos Galindo.

El C. Galindo Carlos: Señores compañeros: Entiendo que en lo indicado aquí por el señor licenciado Toro respecto a la interpretación que la Gran Comisión ha dado al acuerdo de la Asamblea, sí está justificado el proceder de la Gran Comisión. Me voy a referir, desde luego, a que en la Asamblea sí reinó el buen deseo de acatar en todo el acuerdo de la honorable Asamblea, pero no se estimó justo en forma alguna eliminar a los buenos elementos que se han preocupado por trabajar, que tienen toda una información, como es el señor licenciado Rodríguez de la Fuente...

El C. Rodríguez de la Fuente, interrumpiendo: Pido la palabra para hacer una aclaración, señor presidente.

El C. Galindo Carlos, continuando: el señor Céspedes y algunos otros compañeros...

El C. Rodríguez de la Fuente, interrumpiendo: Pido la palabra para hacer una aclaración, con permiso del orador.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rodríguez de la Fuente: Voy a permitirme hacer una aclaración: Los miembros de las comisiones del Petróleo entendemos perfectamente bien que el asunto es delicado y así debe comprenderlo también el C. Toro, que ha venido a hacer la proposición de que se renueven todas las comisiones. En esa virtud, señores representantes, yo personalmente no deseo figurar en la nueva lista de comisiones, sencillamente porque no se ha ratificado el nombramiento al resto de los individuos que forman esas comisiones y que también han cumplido con su deber. En consecuencia, para evitar estas discusiones, yo entiendo que los miembros de la Gran Comisión deberían cumplir con el acuerdo de la Asamblea, esto es, remover de plano a todos y cada uno de los miembros que integraron las comisiones del Petróleo. (Voces: ¡Está bueno!)

El C. Galindo Carlos, continuando: Como digo, el deseo de la Gran Comisión no es precisamente que subsistan determinadas personas; la Gran Comisión, como el ciudadano secretario lo dijo muy bien, no tiene más que acatar ahora lo que esta Asamblea resuelva sobre el particular. El C. Rodríguez de la Fuente y otros compañeros, saben perfectamente la amplitud con que se trató el asunto allí, donde todos los acuerdos fueron tomados por mayoría de votos, porque jamás ha estado unificado el criterio de la Gran Comisión. De manera que al presentar a la Asamblea el dictamen que se ha leído, ha sido como resultado de los acuerdos tomados por la mayoría. Ahora, si la Asamblea, que es soberana, no rechaza este dictamen y nos puntualiza lo que debemos de tomar en consideración para el nuevo dictamen, la Gran Comisión, repito, no tiene más que acatar la disposición de la Asamblea. No es un empeño nuestro el que subsistan determinadas personas; a la Gran Comisión se le ha informado acerca de los individuos que verdaderamente han trabajado; si alguno de nuestros compañeros que no figura en la nueva Comisión efectivamente ha trabajado y de ello no teníamos conocimiento, no se nos culpe, creyéndose que ha sido nada más un capricho el retirarlos, pues ha sido en vista de los informes proporcionados.

El C. Martínez del Río: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Manlio Fabio Altamirano.

El C. Altamirano: Señores diputados: Vengo a insistir sobre que esta honorable Asamblea no debe permitir que el señor secretario de la Gran Comisión dude de la soberanía de ella. Debe entender el señor secretario de la Gran Comisión que esta Asamblea es soberana para imponerle su voluntad y que esta Asamblea ha dicho que deben substituírse las comisiones. Indudablemente que sí ha habido motivo para substituir a esos miembros de las comisiones, los que deben ser cambiados totalmente. Ahora, si no ha habido motivo, deben quedar las mismas comisiones; pero si el acuerdo de la Asamblea es, por decirlo así, un reproche para esos diputados que no han dictaminado en el asunto del petróleo; si esos señores diputados no han dictaminado por no querer trabajar o por no tener la suficiente asiduidad en el asunto, entonces va a resultar lo mismo, si nosotros dejamos a esos mismos miembros en las comisiones; por consecuencia, no tiene razón la Gran Comisión.

Ahora, que no me venga a decir aquí la Gran Comisión que creyó necesario dejar a algunos de esos miembros porque ya tienen estudios hechos; yo tengo entendido que en el voluminoso expediente del asunto del Petróleo, todos los estudios constan por escrito, ya sea en folletos, ya sea en informes, ya sea en opiniones de los abogados que se han dedicado a estudiar ese asunto y, por consecuencia, los mismos señores que han estado en las comisiones del Petróleo, como otros diputados que no han visto ese expediente, pueden estudiar esos mismos papeles y pueden darse cuenta de los puntos de vista desde los cuales deben considerar el asunto del Petróleo, es decir, desde el punto de vista de nuestra legislación, desde el punto de vista político interior y desde el punto de vista político internacional.

Por consecuencia, no creo yo que tenga razón la Gran Comisión, y la Asamblea debe rechazar este dictamen en la parte que se refiere a las comisiones del Petróleo.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Andrade.

El C. Andrade: Señores diputados: El Propósito y la intención de la Cámara al tomar el acuerdo del 7 de mayo, fue expeditar los dictámenes sobre diversos asuntos que las comisiones tienen en su poder. Refiriéndome especialmente a la Comisión del Petróleo, hay en ella miembros que tienen hechos estudios sobre el asunto; estos estudios se perderían, se dejarían de aprovechar al descartar

los por completo de la formación de las nuevas comisiones y en lugar de hacer breve y pronto el despacho de los dictámenes, se haría más tardío el asunto, porque necesariamente tendrían los miembros de la comisiones, que estudiar a conciencia un asunto de suyo difícil y nuevo en nuestra legislación. En las otras comisiones, señores, se han substituído algunos miembros, porque no podía hacerse otra cosa; el señor Blancarte no está en la Cámara, y necesariamente se le substituye; el señor Trejo no está en la Cámara, y necesariamente se le substituye; el señor Limón Uriarte tampoco está en la Cámara, y necesariamente hubo de venir un substituto. Y los otros ciudadanos que integran las viejas comisiones nombradas y que han denotado buena voluntad, como los CC. Rodríguez de la Fuente, Céspedes, y casi todos, han sido dejados nuevamente en la formación de las comisiones, no habiéndose dejado a los que no están en la Cámara. ¿Cómo vamos a echar de la Comisión de Puntos Constitucionales al señor Arrioja Isunza, que tiene formado el dictamen sobre la Ley del Ministerio Público del Distrito Federal y Territorios? Sería contraproducente nuestro procedimiento, porque las nuevas comisiones, enteramente nuevas, como decía el señor Altamirano, tendrían que iniciar el estudio del asunto, y en vez de hacer breve su despacho, lo harían interminable.

Ruego a la Asamblea se sirva tomar en cuenta estas razones y aprobar el dictamen. (Voces: ¡No!)

¿Por qué el empeño de la Asamblea de retirar de las comisiones del Petróleo a los señores Céspedes, Rodríguez de la Fuente y algunos otros que tienen ya un estudio avanzado sobre el asunto; que han compilado legislaciones; que han tomado la opinión de varios abogados; que fueron al campo petrolífero de Tampico, en fin: que tienen en estos momentos más competencia que todos nosotros para hablar sobre el Petróleo, ya que se trata de un asunto enteramente nuevo?

El C. Altamirano, interrumpiendo: ¿Me permite usted que lo conteste?

El C. Andrade, continuando: Un momento. Además: en la 1a. Comisión del Petróleo, con el carácter de suplente, está el señor Manlio Fabio Altamirano, que es un abogado inteligente y que, además, es de la región petrolera; él podrá ayudar a la Comisión; lo digo de entera buena fe. De modo que creo que el C. Altamirano lo que va deseando aquí, es no prestar sus servicios importantes en este asunto y, en consecuencia, yo pido a la Asamblea que apruebe el dictamen.

El C. Altamirano: Pido la palabra para hacer una interpelación.

El C. Siurob: Pido la palabra para rectificar hechos.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. José Ignacio Mena.

El C. Siurob: Para rectificar hechos, señor presidente, al acabar el debate.

El C. Mena: Honorable Asamblea: Yo quiero constreñirme estrictamente al punto a discusión, que a mí me importa como presidente de la 1a. Comisión de Crédito Público.

Es verdad que los debates están girando más bien por lo que se refiere a las comisiones del Petróleo y que en este asunto es en que la Cámara quizá desea un cambio en las comisiones; pero yo de todas maneras querría que se esclareciera de una manera precisa el que los miembros de las comisiones 1a. de Hacienda y 1a. de Crédito Público no merecen el castigo de ser removidas; la razón que para ello tengo es bien clara: desde diciembre del año pasado tuvimos el honor de presentar a Vuestra consideración un dictamen sobre este asunto del Banco Único; desde diciembre se imprimió, desde diciembre se repartió y obra en poder de todos nosotros. Sucedió que el C. Alejandre firmó ese dictamen porque el C. licenciado Gutiérrez Orantes no concurrió a ninguna de las juntas en las que tuvimos que discutir el asunto del Banco Único; pero después se dijo que estando en funciones el licenciado Orantes y no estándolo, por consiguiente, su suplente el C. Alejandre, no era válido el dictamen que él había firmado, y preciso era que el compañero Alejandre, retira su firma; ahora, ya lo ha hecho y con esa rectificación, el dictamen está a la disposición de la Asamblea par que lo discuta cuando mejor le plazca. Así pues, yo pido a la honorable Asamblea que apruebe en ese punto el dictamen de la Gran Comisión, y respecto a los demás puntos, no haré más que sujetarme a lo que Vuestra Soberanía decida; pero, repito, pido respetuosamente que Vuestra Soberanía lo apruebe así.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Martínez del Río.

El C. Martínez del Río: Señores diputados: En términos generales, no estoy absolutamente de acuerdo con el dictamen de la Gran Comisión. Yo creo fundadamente que no es fácil, aun cuando existan estudios previos escritos, documentación más o menos abundante en este asunto, que los nuevos miembros que designe la Cámara de Diputados o que proponga la Gran Comisión puedan formarse algún concepto del asunto relativo al petróleo; necesitarían cuando menos, leer cuidadosamente toda esa documentación referente a esta cuestión; leerla con la detención y el empeño que reclama su importancia. No creo que haya justicia en la remoción general de todos los miembros de la Comisión del Petróleo; por el contrario, creo que la Cámara debería ratificar todos y cada uno de los nombramientos hechos. En materia de una legislación nueva, como es la relativa al Petróleo, no es fácil improvisar una ley; naciones mucho más cultas que nosotros, técnicos especialistas, conocedores de ese asunto, no estarían capacitados para hacer una Ley del Petróleo en el perentorio plazo, no digo de 1 mes, de 2 ó 3, sino de 6 ó más meses.

Entiendo, por consiguiente, que no es justificado absolutamente el cargo hecho a la Comisión del Petróleo; pero si ahondamos todavía un poco más, creo que el estudio de esta cuestión relacionada íntimamente tanto con la política interior como con la política internacional, requiere no sólo el momento oportuno, quizá, para presentar el dictamen, sino condiciones especiales, tanto de política interior como exterior; es necesario que, penetrados de la trascendencia de este asunto, tengamos la suficiente calma y la suficiente tranquilidad para estudiar este negocio, y no puede de ninguna manera echarse sobre la Comisión del Petróleo el cargo

de descuido en el estudio del asunto que se le ha confiado. El dictamen de la Gran Comisión Contiene, además, otros puntos referentes a otras comisiones, figurando entre ellas la Comisión 2a. de Justicia, a la que yo pertenezco, y la cual está integrada por el señor licenciado Parra, el señor licenciado Gaitán y el señor licenciado Carlos García. Cabe esta satisfacción a esta Comisión y especialmente a los señores compañeros Parra y García, que la integran - aceptando yo, que con toda franqueza digo, que he sido el más flojo de los miembros de esa Comisión; esto es exacto, es la verdad de las cosas -, el señor licenciado García ha estudiado concienzudamente todas sus materias, lo mismo el señor licenciado Parra; la 2a. Comisión de Justicia no tiene un solo expediente en su poder, todos absolutamente han pasado ya a la Oficialía Mayor, para que se sometan a la consideración de esta Cámara en su oportunidad; pero, por otra parte, ninguno de los miembros que formamos parte de la 2a. Comisión de Justicia tenemos interés en figurar, por el contrario: nuestro interés estaría en no figurar. Hasta hoy, digo, hemos cumplido rigurosamente con nuestro deber, desde el momento que no tenemos en nuestro poder un solo expediente de los que nos han pasado para dictaminar. Insisto, sí, y creo que la Asamblea cometerá un error, un error de trascendencia y dilatará mucho más el estudio de la cuestión relativa al petróleo, con aceptar el dictamen de la Gran Comisión, removiendo a todos y dejando solamente a algunos miembros que formaban parte de la Comisión del Petróleo. Me consta personalmente, porque tuve ocasión de acompañar a la Comisión del Petróleo a la región petrolera, y he tenido ocasión también de escuchar sus discusiones, de examinar la orientación de sus estudios y de estar en contacto con los trabajos de esa Comisión; me consta, repito, que ni uno solo de sus miembros ha dejado de trabajar en este asunto, unos bajo la orientación de un criterio, otros bajo otro criterio absolutamente distinto. El asunto presenta en sí dificultades verdaderamente delicadas, tanto del orden técnico - jurídico, como del orden político interior y del orden político exterior. ¿Para qué aceptar esto? Yo creo que, llegada la ocasión, si hoy se designa una nueva comisión del Petróleo, no podrá orientarse, no digo dentro de un mes, ni dentro de dos, para allegar a la consideración de esta Representación Nacional un dictamen más o menos de acuerdo con el tecnisismo y con las razones del orden jurídico que tienen que regir en la discusión y aprobación de ese dictamen, y que se hubiera posesionado enteramente de las condiciones especiales de la política interior y de la política exterior que deben presidir, de un manera muy especial, al estudio de esa ley de tanta trascendencia para los intereses nacionales. Es también mi opinión sobre este particular, y permítaseme que la externe en este momento: que sobre este asunto necesitamos por decoro, por patriotismo y por interés de la Representación Nacional, cambiar impresiones con técnicos especialistas sobre este particular y hasta cambiar orientaciones de orden general con el Ejecutivo en lo que se refiere a política interior y a política exterior. Todas estas circunstancias, todos estos elementos ya habían empezado a ser estudiados por los miembros que integraban la Comisión del Petróleo que ahora se pretende sean removidos de sus puestos. Creo, pues, que es un deber de patriotismo, y en este asunto también espero que, en su oportunidad, la Representación Nacional marchará absolutamente de acuerdo, dejando confirmados los nombramientos en vista de la delicadeza y de las condiciones especiales de este asunto, rechazando en esta forma el dictamen de la Gran Comisión para que la Cámara de Diputados ratifique todos los nombramientos de los miembros que integraron primitivamente las comisiones del Petróleo.

El C. Altamirano: ¿Me permite el orador una interpelación?

El C. Martínez del Río: Con mucho gusto.

El C. Altamirano: Con permiso de la Presidencia. Uno de los motivos de mayor efervescencia en el Estado de Veracruz y, en general, en la región del petróleo, y uno de los motivos de nuestra falsa posición con respecto a la política internacional, sobre todo con los Estados Unidos e Inglaterra, es que tanto los terratenientes y los interesados en la industria petrolera, como las naciones extranjeras, no saben hasta la fecha a qué atenerse en lo referente al petróleo, pues con una simple circular o acuerdo cambian las condiciones del petróleo. ¿No creo el compañero Martínez del Río que sería más patriótico que nosotros dedicando nuestro tiempo a esa ley, la produjéramos tratando de conciliar todos los intereses y dando así satisfacción a los intereses extranjeros en nuestro país?

El C. Martínez del Río: Estoy de acuerdo; no he atacado los razonamientos del licenciado Altamirano; al contrario, son mi convicción, los ratifico y me complace que tenga él esas orientaciones. Me consta porque estuve en la región petrolera, que no sólo hay esto, sino que se han paralizado multitud de operaciones, ya sean del orden técnico para perforar, ya sean para hacer operaciones con los terrenos que pueden ser petrolíferos; se han paralizado varios intereses extranjeros y están sufriendo grandes trastornos: me consta todo esto. Lo único que revela esto es que el problema presenta en sí dificultades técnicas dificilísimas de distinto carácter. Y digo yo: ¿cómo nuevos miembros que vengan a integrar a esta Comisión van a posesionarse íntimamente de todas estas dificultades, como lo están ya los miembros que han formado parte de las comisiones 1a. y 2a. del Petróleo?....

El C. Altamirano, interrumpiendo: Entonces, ¿Por qué no dictaminan?

El C. Martínez de Río, continuando: El conjunto precisamente de esas dificultades, las razones que han palpado esos miembros de las comisiones, que han palpado tanto en el orden político interior como en el orden político exterior, los han orillado, los han preocupado hondamente hasta buscar la mejor oportunidad y la mejor orientación sobre este particular. Yo opinaría por que esta Representación Nacional ratificara esos nombramientos y pusiera un plazo determinado para que las comisiones dictaminaran, y yo creo que previamente a todo esto deberíamos puesto que está relacionado este asunto con las comisiones del Petróleo, interpelar al Ejecutivo para que nos dijera aquellas condiciones de política exterior íntimamente relacionados con este asunto y que pudieran servir de norma y de orientación para dictar la ley relativa al petróleo;

todos estos son elementos que pueden preparar, que pueden orientar con acierto a la Representación Nacional.

Yo opino, y ojalá que algunos señores compañeros iniciaran esa moción, que en sesión secreta se interpelara al Ejecutivo para que en esta sesión viniera el Ejecutivo a manifestarnos cuáles son las razones de política exterior que están íntimamente ligadas con la cuestión del petróleo, a fin de que esta Representación Nacional pudiera a conciencia darse cuenta de la gravedad de las condiciones especiales que reviste este asunto

Sobre este particular no sé si será imprudente aventurar algo: yo he recibido alguna carta de algún compañero mexicano residente en Estados Unidos, que me dice esto: "La razón principal de las fricciones que puede haber en el orden internacional entre el gobierno de los Estados Unidos y el gobierno de México, tienen su origen principal, primordial, en intereses especialmente ligados con el asunto del petróleo." En vista de esto, señores, yo creo y estimo que deberíamos interpelar al Ejecutivo y quizá el Ejecutivo pudiera convencernos en vista de la manifestación que hiciera y de ahí pudiéramos deducir por qué las comisiones del Petróleo han estado no remisas, no faltando a su deber, sino tímidas, desorientadas antes de rendir su dictamen. Yo creo que debe de expedirse la Ley del Petróleo y depende de la solución y de la orientación que demos nosotros a este problema, algo sumamente importante y de trascendencia para el país. Insisto, pues, en que se rechace el dictamen de la Gran Comisión y en que se ratifiquen todos y cada uno de los nombramientos, tanto de la Comisión 1a. como de la 2a. del Petróleo. (Voces: ¡No!)

El C. presidente: Tiene la palabra para rectificar hechos el C. César Morales.

El C. Morales Francisco César: En esta Cámara, como en esta infortunada República, todos somos muy delicados, pero casi ninguno cumple con su deber; tenemos la susceptibilidad a flor de piel, pero a las cuatro y media de la tarde no ha podido abrirse la sesión y a las seis y media ya no hay quórum; somos irritables sobremanera. El Compañero Silva Herrera dice que yo violentamente vine a atacarlo y que él asiste con toda regularidad: ¡peor para él! Si desde el 7 de mayo se había ordenado a la Gran Comisión que cumpliera con un dictado de esta Asamblea, ese dictado debió haberse cumplido con anterioridad, con toda oportunidad. No tuve la intención de lesionarlo, si bien estas confesiones siempre lesionan, porque decir que se ha ordenado algo y que no se ha cumplido, eso lastima a todos. Pero es el caso, todos somos muy delicados, pero hay en poder de las comisiones la inmensa mayoría de los expedientes y los asuntos de alta urgencia de la República duermen y seguirán durmiendo todavía. Por lo que respecta a las dos sesiones en las cuales la Gran Comisión resolvió el asunto que está a debate, me voy a permitir aclarar algunos puntos. Tuve el honor de haber propuesto a mis compañeros, que en virtud de la delicadeza de este asunto, que acaso sea mayor de la que muchos de nosotros - lo digo por mí - creemos que tiene, y que por la urgencia de este caso, no debería nunca desecharse a las comisiones ya nombradas, que deberían subsistir estas comisiones y que debería asesorárseles de otras, buscando a los elementos de esta Cámara que tuvieran más capacidad para colaborar con ellas y llevar a feliz término este trabajo; desgraciadamente mi proposición no prosperó. Algún compañero proponía que a todos los miembros de estas comisiones se les quitaran sus puestos y se nombraran comisiones enteramente nuevas, porque ese había sido el acuerdo de la Asamblea; perfectamente bien - según argumento que esgrimimos entonces - se nombraran nuevas comisiones, como existe también - según argumento que esgrimimos entonces - en la Constitución la disposición de que cada dos años se renueve la Cámara y, sin embargo, a la nueva Cámara pueden venir muchos de los elementos que han estado en la anterior. Además, el señor licenciado Rodríguez de la Fuente nos explicó aquí hace tres o cuatro días que ellos han tenido que traducir obras enteras, que estar estudiando legislaciones completas de diferentes países, vertidas de diversos idiomas, etc. Yo creo que las versiones, que las traducciones de todos estos trabajos no les ha sido posible a los miembros de estas comisiones escribirlas, presentarlas impresas para el estudio de los demás miembros de la Cámara; en consecuencia, habrán escrito aquello que haya sido posible en el período de tiempo con que han contado para escribir, para ilustrar a esta honorable Asamblea, pero muchos de esos datos los tienen para sí para formular su dictamen y para sostenerlo a la hora de la discusión. En vista de ello fue que nosotros pensamos que sería muy prudente dejar a la mayoría de los miembros de estas dos comisiones para que en unión de algunos otros hicieran los dictámenes; a eso obedece que figuren los nombres de algunos de ellos y que también haya nombres de ciudadanos diputados que no figuraban antes en estas comisiones para que continuaran el trabajo; pero como ya lo ha dicho atinadamente el presidente de la Gran Comisión, nosotros no estamos enamorados de nuestra designación; nosotros creímos de esta manera corresponder a la Comisión que se nos había dado; pero si a pesar de ello se cree que con nuevas comisiones - lo cual yo no creo - se va a hacer el trabajo más eficiente y más violento - cosa que no podrá ser -, en tal caso no tiene esta honorable Asamblea para qué seguir perdiendo el tiempo, sino votar en contra este acuerdo y nosotros tendremos que plegarnos estrictamente a su determinación.

El C. Silva Herrera: Pido la palabra.

El C. presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Silva Herrera: Como miembro de la Gran Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Silva Herrera: Señores diputados: Únicamente me voy a referir a lo que dijo el C. Altamirano cuando vino a atacar el dictamen después que yo hice uso de la palabra. Declaró que era necesario que el secretario de la Gran Comisión respetara la soberanía de la Cámara. Debo decir a esto que tanto el secretario como los miembros de la Gran Comisión tienen muy en cuenta la soberanía de la Cámara y se someten a ella; pero eso no obsta para que ella obre con absoluta libertad al dictaminar conforme a su criterio con relación al

acuerdo de 7 de mayo. Nosotros, en general todas las comisiones, debemos, no sólo debemos, y tenemos facultades, sino que estamos obligados a dictaminar conforme a nuestro criterio y someter el dictamen a la Cámara; si ésta lo reprueba, nosotros lo reformamos en las condiciones que haya indicado la Asamblea, y en esto consiste el respeto a su soberanía. Las comisiones no tendrían objeto si de antemano tuvieran que someterse a dictaminar en el sentido en que creyeran que pensaban los diputados; en esa forma saldrían sobrando las comisiones y faltarían al cumplimiento de su deber. En ese concepto ni la Gran Comisión, ni su secretario han desconocido la soberanía de la Asamblea, pues, por el contrario, han reconocido que deben dictaminar conforme a su criterio y someter su dictamen a la Asamblea para que ella dicte la última palabra, la que acataremos en caso de que se rechace este dictamen.

Por cuanto a lo que dijo el C. César Morales, siento volverme a ocupar de este enojoso asunto; pero vuelve a lanzarme un nuevo cargo, diciendo que el acuerdo de la Asamblea para renovar las comisiones se dictó desde el 7 de mayo y que hasta ahora se cumplió. Señor César Morales: ya lo dije y creo que usted también debe haberlo entendido, que la Gran Comisión, como cualquiera otra, no podía inmediatamente después de dictado un acuerdo de la Cámara ir a substituir comisiones, porque no sabía cuáles comisiones deberían ser substituídas, sino que debía esperar a que la Secretaría de la Cámara se dirigiera a su presidente para que por conducto de su secretario se convocara a la misma Gran Comisión a fin de cumplir el acuerdo. Cumplió, pues, con su deber la Gran Comisión reuniéndose en estos últimos días y designando comisiones; si se hubiera extralimitado en sus funciones, hubiera sido reprobado unánimemente por la Asamblea. Si desde el día 7 de mayo o el 8 hubiera pretendido remover a las comisiones, ¿qué comisiones removía? ¿cómo puede una Comisión de la Cámara saber cuáles han presentado su dictamen y cuáles no? Es necesario que por los conductos oficiales se le comunique que no han rendido su dictamen dentro del término legal, para que entonces se les aplique el acuerdo del 7 de mayo, como intentamos hacerlo en la sesión que verificamos el día 5 del actual.

Por cuanto a la informalidad de la Cámara, y eso de que a las cuatro y media de la tarde no hay quorum, yo estoy conforme con el señor César Morales; pero no lo estoy en que este señor me convierta en cabeza de turco, pues me parece que no personifico yo a la Cámara para que a mí se me diga lo que él tiene razón de decir respecto de todos.

Entiendo que la discusión sobre el dictamen está ya enteramente agotada y creo por demás reforzar razones que ya han sido reforzadas brillantemente por el C. Andrade, por Martínez del Río y otros de los que han venido a hablar; resta sólo a la Gran Comisión someterse a lo que Vuestra Soberanía tenga a bien resolver sobre el particular.

El C. presidente: Tiene la palabra, para rectificar hechos, el C. Siurob.

El C. Siurob: Ciudadanos diputados: Es admirable, verdaderamente peregrino, lo que han venido a exponernos aquí los miembros de la Gran Comisión, y lo más curioso es que han hablado por todo lo que han callado las comisiones del Petróleo. Diez meses llevan las comisiones del Petróleo de tener este asunto en cartera; ¿se le podrá ocultar siquiera que ese asunto de tan grande gravedad, que la nación exige imperiosamente la resolución de algo que está perjudicando sus relaciones internacionales y los grandes intereses de los mexicanos en la región petrolera? Soló que no lean la prensa, solamente que no platiquen con nadie, solamente que queden encerrados en una especie de culto budista a la leyes del petróleo. Yo entiendo, señores diputados, que estos ciudadanos miembros de las comisiones del Petróleo, tienen el propósito de no dictaminar. Por ahí se dice esperan a que vuelva de su elevada comisión el C. general Cándido Aguilar; que hasta que este ciudadano general no regrese trayendo las novedades de la vieja Europa y después de haberse paseado por el puente de Londres, hasta entonces será cuando estas comisiones se resuelvan a dictaminar. (Risas.)

Se nos habla de que las comisiones fueron a Tampico; pero si fuera allá como el C. Luis Cabrera a Yucatán, a recorrer aquella región viéndola únicamente a través de los automóviles de los petróleos, entonces sacaron lo mismo que sacó el señor don Luis Cabrera, a pesar de su gran talento y de sus grandes cualidades; no traerán verdaderamente luces sobre asunto tan interesante como el que se discute. Se nos dice que tienen grandes estudios, volúmenes enteros han hecho los miembros de la Comisión del Petróleo a propósito de la cuestión técnica, a propósito de la cuestión política y de teorías internacionales nuevas en relación con el petróleo; en una palabra, cada uno de ellos se ha convertido en un sabio con ideas originalísimas sobre cada una de estas cuestiones; ¿y por qué no nos han expuesto aquí sus conocimientos? Anatole France, en una ironía muy fina, dice que: "a medida que los hombres son más sabios, se confunden más en sus ideas, llegando en esa confusión casi hasta la estupidez". Creo que algo semejante ha sucedido a los miembros de la Comisión del Petróleo: que a fuerza de perfeccionarse en tan interesante ramo, han llegado al último grado: a la estupidez (Aplausos Risas.) Los artículos 88 y 89 del Reglamento de la Cámara facultan a las comisiones para ir a pedir informes y tener conferencias con los secretarios de Estado. Pido que se lean estos artículos.

El C. Rodríguez de la Fuente: Hemos pedido muchos informes.

- El C. prosecretario Aguilar, leyendo:

"Artículo 88. Las comisiones, por medio de su presidente, podrán pedir a cualquiera archivos y oficinas de la nación, todas las instrucciones y copias de documentos que estimen convenientes para el despacho de los negocios; y esas constancias les serán proporcionadas, siempre que el asunto a que se refieran no sea de los que deban conservarse en secreto, cuya relación pueda ser perjudicial al servicio o los intereses públicos.

"Artículo 89 Pueden también las comisiones, para ilustrar su juicio en el despacho de lo negocios que se les encomiende, tener conferencia con los secretarios de Estado. Lo mismo pueden hacer

con las comisiones del Senado las de la Cámara de Diputados y viceversa, para expeditar el despacho de alguna ley u otro asunto importante."

El C. Siurob, continuando: Como veis, ciudadanos diputados, yo supongo a estos miembros de la Comisión del Petróleo absolutamente diligentes en el desempeño de su cometido y que han tenido numerosas conferencias con los ciudadanos secretarios de Estado; y aquí vuelvo a lamentar sinceramente que no se encuentre al frente del Ministerio de Industria y Comercio un hombre verdadero consejero del Ejecutivo, un hombre capaz de activar la resolución de esta clase de asuntos; aquí vuelvo a lanzar una justísima censura al ciudadano presidente de la República, por no integrar debidamente su Gabinete, conforme lo previene la Constitución General, porque esta es la oportunidad en que la personalidad de un consejero capaz y hábil, y de un consejero inteligente que comprendiera las necesidades nacionales y que fuera fiel intérprete de ellas, viniera a activar dentro de este recinto la resolución de un problema tan grave y tan importante. (Una voz: ¿Quién?) Pero el hecho, señores, el hecho esencial es éste: que las comisiones no han venido aquí a decir las dificultades que han tenido; una Comisión que comprende sus verdaderos deberes, que sabe interpretar sus verdaderas obligaciones, que sabe que de la resolución de un asunto que tiene en cartera depende el mejoramiento de las relaciones internacionales y evitar un serio peligro aun para la autonomía e independencia; esa Comisión que no viene a decir aquí las dificultades que tiene, que no viene a exponerlas de viva voz, que si tiene como dice el C. Manlio Fabio Altamirano, datos muy graves en asuntos internacionales que no le han permitido rendir un dictamen; que no viene ante esta honorable Asamblea a solicitar una sesión secreta para hablar de estos asuntos; esa Comisión yo digo que no cumple con su deber y, sobre todo, la Cámara ha acordado ya con muy bien sentido y con muy recto criterio, que esta Comisión sea removida, y decir que sea removida, no quiere decir que sea cambiada en lo absoluto; se entiende únicamente que la mayoría de los miembros de esa Comisión sean removidos. Ahora yo, ciudadanos diputados, desde que he observado que esta Cámara comienza a hacerse fiel intérprete de los verdaderos intereses nacionales, yo tengo positivo y decidido empeño en que marchemos con paso firme y con paso decidido al cumplimiento de nuestro deber; ya desde antes estaba yo animado de estos sentimientos, pero hoy esos sentimientos revisten en mí los caracteres de un verdadero entusiasmo. En tales condiciones, yo pido a la Presidencia de esta honorable Cámara que se pase inmediatamente a junta secreta, con objeto de que los miembros de las comisiones del Petróleo informen sobre las causas de orden internacional a que se refirió el C. Manlio Fabio Altamirano y que le manifestó el C. Rodríguez de la Fuente, para que si esas causas son de tan naturaleza que obliguen realmente a suspender la discusión sobre el asunto del Petróleo, llamemos inmediatamente al ciudadano ministro de Relaciones, porque este es un asunto que no debe dilatarse y este es un asunto que está perjudicando a los propietarios mexicanos de terrenos en la región petrolera, puesto que está viéndose obligados a vender en condiciones gravosas y onerosas para ellos, de una manera apresurada, de una manera violenta, y por si esto no bastare, ya sabemos que la espada de Damocles está suspendida sobre nuestras cabezas precisamente por un asunto que depende de nuestra diligencia y de nuestra actividad. Pido, pues, al ciudadano presidente de esta honorable Cámara, que en vista de haber expuesto los miembros de las comisiones que graves asuntos internacionales les había impedido rendir un dictamen, se convoque inmediatamente a sesión secreta para que los miembros de la Comisión puedan informar sobre el particular; y para ratificar todavía más mi aserto, interpelo a los miembros de la Comisión del Petróleo, para que me digan si es cierto lo que manifestó el C. Rodríguez de la Fuente al C. Altamirano, acerca de que grave razones de orden internacional les habían impedido presentar su dictamen.

El C. Rodríguez de la Fuente: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rodríguez de la Fuente: En primer termino, debo manifestar al C. diputado Siurob, que nosotros no hemos estado esperando la llegada de ningún prominente de la política mexicana para dictaminar en este asunto. Las razones que hemos tenido para ello podemos manifestarlas en sesión secreta, como lo ha solicitado el C. Siurob; pero no son, como dijo el C. Altamirano, graves cuestiones de carácter internacional; esa es una palabra que únicamente ha empleado el C, Altamirano en esta tribuna. Como ha dicho muy bien el diputado Siurob, hemos pedido informes a las secretarías de Estado, no sólo por escrito, sino que hemos estado en distintas ocasiones con el ministro de Industria y Comercio platicando sobre el asunto; pero como este ministro tiene las ideas "bolshevikis", igualmente que Su Señoría, no nos hemos puesto de acuerdo; de ahí por qué el problema no lo resolvería tampoco Su Señoría ni ningún miembro de la Comisión que tuviera las mismas ideas del que está hablando ahora. Para eso se necesitaría, no un estudio de tres meses, sino de muchos, no para llegar al grado de estupidez que ha dicho Su Señoría, si no para llegar a presentar un dictamen digno del asunto que se debate y, sobre todo, a la altura de las circunstancias políticas, tanto de carácter internacional como de carácter interno, por las que está atravesando la República.

Nosotros hemos cumplido con nuestro deber y lo vamos a probar si se llega a efectuar la sesión secreta; pero como Su Señoría también ha hecho un cargo al presidente de la República, de que no ha integrado su Gabinete, debe recordar que hace unos cuantos meses nombró como ministro de Industria y Comercio a un individuo, el señor Plutarco Elías Calles, que es del mismo grupo político al cual pertenece Su Señoría. Indudablemente que el señor Calles no tendría los tamaños suficientes para discutir con nosotros este asunto; si el subsecretario que ahora tiene a su cargo estudiar esta cuestión ha tenido forzosamente que retirar ciertos artículos después de la discusión habida con los miembros de la Comisión entiéndalo bien Su Señoría: el señor Plutarco Elías Calles ni siquiera sabe lo que es la cuestión del petróleo. Así pues, si los representantes de la Nación desean que nosotros informemos sobre

los tópicos de carácter internacional a que se ha referido el C. diputado Altamirano, no tenemos inconvenientes en que se pase desde luego a sesión secreta y hablaremos brevemente lo que yo expuse a la Gran Comisión. (Aplausos.)

El C. Siurob: Continúo en el uso de la palabra. Celebro desde luego, señores diputados, adquirir una noticia, y es que los sabios son contrarios al "bolshevismo", cuando menos el sabio compañero Rodríguez de la Fuente, autor de uno de los volúmenes escritos a propósito de la cuestión petrolera. En cuanto a otra noticia, también muy interesante, es que estos ciudadanos sabios saben tratar mejor la política que la Ley del Petróleo, puesto que en política están dispuestos a hablar todos lo días y respecto de la Ley del Petróleo, que es su obligación y en que estaban obligados a decirnos las dificultades que tenían y que debían haberlo dicho desde hace mucho tiempo, no han dicho ni siquiera una sola palabra. En seguida, reprocha el C. Rodríguez de la Fuente, que el general Calles no se encuentre el frente del Ministro de Industria y Comercio; si el general Calles no se encuentra al frente de ese Ministro, culpa será del representante del Poder Ejecutivo, que no lo fuerza o a que renuncie el cargo o a que quede al frente del Ministerio de Industria y Comercio. Por consiguiente, mi cargo sigue en pie y no ha podido desbaratarlo el C. Rodríguez de la Fuente....

El C. Rodríguez de la Fuente, interrumpiendo: ¿Cuál cargo?

El C. Siurob: El cargo que he hecho de que no integra debidamente su Gabinete el presidente de la República.

El C. Martínez del Río: ¡Y de que no trae calzones de pontífice!

El C. Siurob, continuando: Ha dicho el C. Rodríguez de la Fuente que no son de orden internacional las dificultades que se le han presentado para dictaminar; pues si no son de orden internacional, entonces para qué convocar a sesión secreta?....

El C. Rodríguez de la Fuente, interrumpiendo: ¡He dicho que no son graves!

El C. Siurob, continuando: Pues si no son graves, ¿para qué convocar a sesión secreta, si podemos exponerlas en plena sesión pública, y así se verá la justificación que tengan los ciudadanos miembros de la Comisión del Petróleo? En resumen, señores, sigue en pie que la Comisión, a pesar de estar formada por sabios prominentes, no ha podido, o no ha querido, o no ha sabido....

El C. Rodríguez de la Fuente, interrumpiendo: ¡No ha querido!

- El C. Siurob, continuando; a pesar de toda su sabiduría, dictaminar sobre la cuestión del petróleo......

El C. Rodríguez de la Fuente, interrumpiendo: ¡No ha querido!

El C. Siurob, continuando: Pero como la Nación necesita que estos sabios lleguen a alguna conclusión, vuelvo a pedir a Su Señoría, el señor presidente de la Cámara, que levante la sesión pública y que estos ciudadanos vengan a informar sobre la cuestión internacional. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. García Vigil.

El C. García Vigil: Ciudadano representantes: Me veo precisado a dirigir unas cuantas palabras con el objeto de hacer algunas aclaraciones, porque creo que hasta hoy no se ha tratado con la franqueza con que debe tratarse este asunto de gran trascendencia. Los miembros de las comisiones se encierran en una torre de marfil,de omnisciencia por una parte, de sigilo diplomático por otra: parece que estas dos comisiones constituyen un aquelarre de brujas, más que un cuerpo de diputados en pleno siglo XX. Nos dice un caracterizado miembro de las comisiones, el señor licenciado Rodríguez de la Fuente, que están esperando que lleguen un prominente político....

El C. Rodríguez de la Fuente, interrumpiendo: Dije lo contrario: que no estamos esperando.

El C. García Vigil, continuando: Perfectamente bien. Nos dice el C. Rodríguez de la Fuente, que las comisiones no han querido dictaminar..(Voces: ¡Eso sí!) ¿En esto estoy en lo justo, C. Rodríguez de la Fuente?

El C. Rodríguez de la Fuente: Sí, señor.

El C. García Vigil: Es precisamente lo contrario al deseo de la Asamblea.

Cuando la Asamblea tomó su acuerdo fechado el 7 de mayo, fue porque sentía la necesidad de que se dictaminara sobre todos los asuntos que se encontraba en cartera de las comisiones. Si después se ha traído a la memoria para sus efectos este acuerdo, ha siso también la Asamblea, por todas las influencias que nosotros conocemos, se ve obligada a tomar una ingerencia más directa en este asunto y, consiguientemente, a enfrentarse con el problema. Así es que si las comisiones deliberadamente no quieren, no han querido dictaminar en este asunto, es necesario ser consecuentes con el sentir de la Asamblea y que se renueve todo el personal de las comisiones, con objeto de que nuevas comisiones nuevos miembros sin perjuicios ningunos, sin escrúpulos ningunos, se enfrenten con este problema y resueltamente lo traten bajo todos los aspectos que presenta. Yo creo que se ha hecho ya una conseja vulgar lo de la gravedad internacional que entraña este asunto; esto no quiere decir que yo desconozca que tiene que estar afectado por la política exterior; pero no quiero convenir en que sea únicamente sobre la base de la cuestión internacional sobre la que se debe tratar el asunto de la reglamentación del artículo 27.

Para darnos cuenta de lo que significa esto, es indispensable que vayamos a los orígenes del artículo 27 constitucionales. Los orígenes del artículo 27 son los siguientes: para quienes han hojeado o conocido el proyecto de reformas presentado por el Primer Jefe el Congreso Constituyentes de Querétaro, se sabrá que el Primer Jefe no incluyó en su Proyecto el artículo 27 tal como se encuentra, sino que, muy al contrario de esto, dejó al artículo 27 en sus términos arcaicos, tal como se encuentra en la Constitución de 1857. Como todos nosotros sabemos, con el Primer Jefe colaboraron en el Proyecto de reformas los más conocidos políticos "renovadores" como el licenciado Macías, como el ingeniero Palavicini, etc., el secretario particular suyo en aquel entonces, señor Ugarte, y además es indudable que debe haber tomado participó en la elaboración de ese Proyecto

de Reformas el secretario de Agricultura y Fomento, esto es, el señor ingeniero don Pastor Rouaix. ¿Como es, pues, que este proyecto de Reformas que fue generado en la mente del Primer Jefe de largo tiempo antes y que debió haber sido generado meditadamente, no contuvo en el artículo 27 reforma alguna, y cómo es que en el Congreso Constituyente de Querétaro el artículo 27 que se había dejado intacto en el Proyecto de Reformas como se encontraba en la Constitución de 57, fue objeto de una trascendentalísima modificación, esto es, de una modificación esencial? Por lo que yo he sabido, un día el señor secretario de Agricultura y Fomento se dirigió a las Comisiones de Constitución con objeto de sugerirles reformas por lo que se respecta al artículo 27. Podemos, pues, decir que el artículo 27, como se encuentra en la Constitución actual nació en el mismo Querétaro; y el más empeñoso colaborador del dictamen correspondiente fue el mismo señor Rouaix, secretario de Fomento. Aquí no podemos dejar de hacer consideraciones sobre esta mutación radical en lo que respecta al criterio oficial sobre el artículo 27; ¿qué fue lo que motivó esa modificación esencialísima en este asunto y, sobre todo, con esas tendencias tan radicales que tenían que afectar forzosamente a la propiedad de los extranjeros, valuada en muchos millones de pesos? Hasta hoy no se sabe exactamente qué; pero debe ser motivo de graves consideraciones, puesto que no es explicable que tanto el Primer Jefe que elaboró pacientemente su proyecto, cuanto sus colaboradores que contribuyeron a elaborarlo, solamente de la noche a la mañana les haya venido a la mente la idea de reformar el artículo 27 y que antes no hayan siquiera pensado en una sola reforma aunque no fuera ya esencialísima. Si nosotros seguimos analizando la situación en que se encontraba el Gobierno mexicano con respecto al exterior, tendremos también que hacer muchas consideraciones. De estas consideraciones vamos nosotros a sacar conclusiones exactos. Yo por mi parte voy a procurar aclarar todos los puntos que parecen un poco dudosos para que la Asamblea los tome en consideración y creo que asentirá conmigo sobre esas conclusiones. El artículo 27 constitucional, cuya reglamentación se pide a las comisiones, puede verse desde estos puntos de vista: el técnico puro, esto es, lo que corresponde a la cuestión de la reglamentación de la industria petrolera; el que afecta a los intereses principalmente de los extranjeros poseedores por arrendamiento de grandes extensiones de terreno y explotadores del subsuelo del país; la médula del artículo 27 o sea el principio de socialización de las riquezas del Estado y explotación, es decir, aprovechamiento por parte de él, y ya en la reglamentación de este artículo hay otro factor importante que es necesario considerar; este factor es el fiscal, esto es, aquel que grava en determinada medida la producción para el aprovechamiento. Alguna vez dije yo que el Ejecutivo se había arrogado facultades en el ramo de industria en que no las tenía, puesto que a pretexto de imponer leyes fiscales haciendo uso de las facultades extraordinarias en Hacienda, reglamentaba la industria petrolera. Ahora bien, señores; la gravedad que tiene el artículo 27 está afectada por distintas causas; los extranjeros, es indispensable que se sepa por todos nosotros, no han visto en la reglamentación del artículo 27, esto es, en la imposición de contribuciones fiscales a base del artículo 27 una simple aplicación de este artículo por parte del Ejecutivo, sino que han hallado otra cosa, y es indispensable que nosotros lo confesemos, que nosotros lo digamos: en los momentos críticos en que el grupo de países aliados se encontraba en guerra con Alemania, fue cuando se dieron estas leyes fiscales que gravaban a tal punto la industria petrolera, que hacían casi imposible la explotación, por parte del grupo, es decir, por parte de las naciones del grupo de países aliados y consiguientemente afectaban en su esencia a la consecución de la guerra por parte de estos países. Así es que los países aliados, los reclamantes ante nuestro gobierno, no han tenido solamente en cuenta la parte económica, han tenido también en cuenta la parte política internacional. Si las leyes de impuestos que se han dado a la industria petrolera se hubiesen dado en otra época que no fuera aquella en que la Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Bélgica se encontraban en una lucha a muerte con Alemania y los países centrales de Europa, es indiscutible que no habrían tenido la trascendencia que tuvieron al darse como fueron dadas. De manera, que los países aliados, los que reclaman ante México, no sólo han visto por lo que respecta a estos impuestos, la parte económica que les afecta vitalmente en sus intereses, sino también han visto la parte política y nosotros no debemos dejar desapercibido nunca que constantemente todos los que atacan al gobierno mexicano, todos los que están azuzando a los intervencionistas, al gobierno, con objeto de que intervenga en México, no cesan de repetir que el señor Carranza fue enemigo de los países aliados, esto es, que el gobierno mexicano no desarrolló una política neutral. De manera es que los países aliados no ven la cosa bajo el punto de vista económico solamente, sino que resisten en su parte más íntima la cuestión política, esto es, los efectos políticos desarrollados por las leyes fiscales; para ellos esas leyes no tuvieron otro objeto al ser dadas, que el de mermarles en cuanto fuera posible, la explotación y consiguientemente el uso o consumo del petróleo para los efectos de la guerra. Es, pues, indispensable que si la guerra ha cesado, que si por ciertas razones, que yo no vacilo en declarar en esta tribuna, los países aliados encontraron la política de nuestro país con respecto a ellos no tan neutral como fue declarada, es indispensable que nosotros, que todo el pueblo mexicano corrija los yerros de esa política exterior.

En apoyo de lo que vengo a sostener se encuentra lo siguiente: primero, una declaración oficial de nuestra Secretaría de Estado del Exterior a cargo del general Cándido Aguilar, cuando se presentó una reclamación porque se decía que el gobierno mexicano abrigaba en su litoral a los submarinos alemanes que estaban haciendo incursiones hasta las costas orientales de los Estados Unidos y echando a pique todos los barcos que salían de Nueva York. Todos nosotros recordamos que en aquel entonces nuestra Secretaría de Estado en vez de afirmarse sobre su política de absoluta neutralidad,

que era lo que se le pedía declaró que "si la escuadra ingresa era tan poderosa como se decía, debía impedir ella la llegada de submarinos alemanes hasta el Golfo de México."

Como todos nosotros comprendemos, esta no es una declaración diplomática; nosotros debemos condenar esta aclaración, porque ha afectado muchísimo nuestra relación con esos países. Independientemente de la opinión que podamos tener cada uno de nosotros, por lo que respecta a la guerra europea esto es, independientemente de la filiación más o menos intensa que hayamos dado a nuestra persona en lo que respecta a los intereses, ya morales, ya materiales que estaban en juego en esa guerra, nosotros, aceptado el principio de neutralidad de nuestro Gobierno, debemos declarar que esa contestación de nuestra Secretaría de Estado no está dentro de los términos protocolarios por lo que respecta a lo que se pedía, esto es, que observara una estricta neutralidad como lo había declarado al principio de la guerra. Si a esto se suma aquella convocatoria hecha por el entonces Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, jefe de nuestro Gobierno, convocatoria de fecha 12 de febrero de 1917, en que pretendía establecer una nueva teoría de la neutralidad, convocando a todos los países neutrales para que no suministraran absolutamente ningún elemento a ninguno de los contendientes, esto es, aquella convocatoria que más tarde derivó en la Comisión que encabezó a Sudamérica el señor licenciado Cabrera, nosotros tenemos que encontrar otra huella del paso de la política internacional, afectando profundamente a esa neutralidad que se había declarado. Todos nosotros conocemos el fracaso sufrido por esa misión que fue presidida por el señor licenciado Cabrera; todos nosotros sabemos que el Derecho Internacional, después de las Conferencias de La Haya, declaró establecida la teoría de la neutralidad sobre las bases de que el neutral podía vender con objeto de que no sufriera perjuicios su comercio, tanto a uno como a otro contendientes. De manera que el pretender nuestro Gobierno establecer una nueva de neutralidad sobre lo estipulado en el último Congreso, al cual asistió el mismo México, y en el cual ratificó todos los acuerdos tomados , y afectando únicamente a los países aliados esta nueva teoría de la neutralidad que pretendía establecer nuestro Gobierno afectaba profundamente a estos países, nos enemistaba enteramente con ellos y, consiguientemente, teníamos que esperar de ellos, en un tiempo más o menos remoto, una revancha. Afortunadamente hoy no se ha hecho sentir con la fuerza tiránica que podía hacerse sentir, por parte de países poderosos, como son Inglaterra, Francia y Estados Unidos; debemos declarar que es un gran beneficio para el pueblo mexicano el que se encuentre al frente del gobierno americano un hombre de ideas puras, un hombre de ideas sanas, como el presidente Wilson, que ha resistido las insinuaciones que se le han hecho con objeto de que intervenga, con objeto de que pasen las tropas americanas la frontera. (Aplausos.)

Así señores, si a esto sumamos los hechos que ya conocemos respecto a la difícil posición en que se puso o fue puesto, con razón o sin ella, con apariencia de razón, o con razón entera, alguno de nuestros ministros, ya en la Habana, ya en otros países - y todos vosotros sabéis a quién me refiero -; si se despertó recelo en los países aliados por lo que se refiere a la actitud que guardó nuestro Gobierno durante la guerra, ¿cómo no esperar que en estos momentos en que las naciones vencedoras se han puesto a arreglar sus cuentas con todos los países, estén constantemente azuzando al gobierno americano para que intervenga y estén repitiendo constantemente el estribillo de que el señor Carranza es enemigo de los Estados Unidos, que el señor Carranza personalmente es enemigo también de Inglaterra, y todos nosotros sabemos que nuestras relaciones con Inglaterra están de hecho interrumpidas?

De modo es, señores, que nosotros, el asunto de la reglamentación del petróleo no debemos verlo solamente bajo el punto de vista económico, y que no se nos engañe, no son solamente los intereses materiales los que están en juego; en cuestión de intereses materiales, todos nosotros sabemos que México ha sabido cumplir con sus compromisos; para todos nosotros es un hecho que verdaderamente agitó a la opinión pública el de la declaración de culpabilidad por lo que respecta a aquellos fondos piadosos de los monjes de California, en que fuimos condenados por el Tribunal de La Haya. En México, nosotros jamás podremos reconocer individualmente que aquellos monjes que fueron a colonizar el Sudoeste de los Estados Unidos, hayan tenido razón para venir a reclamar en 1908 o 1910 una cantidad crecida alrededor de 2.000,000.00 o más, de dólares; pero nosotros, fieles a nuestro compromiso contraído en aquel entonces, pagamos, y tengo entendido que seguimos pagando todos los réditos de ese capital. De modo que los intereses materiales, por profundos que sean, por muy cuantiosos que sean, pueden en determinadas momentos arreglarse, pueden conciliarse; pero los intereses morales difícilmente se reconcilian, si no es por una declaración franca, por una avenimiento, por una confesión plena de reconocimiento de la parte ofendida, de la parte afectada; y nosotros, ya que nuestro Gobierno hasta hoy nos mantiene en absoluto secreto por lo que respecta a nuestras relaciones con el exterior, debemos, porque somos los verdaderos representes del pueblo, enfrentarnos con el problema y señalar un derrotero a nuestra política exterior, (Aplausos nutridos.) tratando de restablecer nuestras relaciones con todos esos países.

De ninguna manera se vaya a creer que los sentimientos natos en el alma mexicana vayan a ser afectados, no; es indispensable que comprendamos nuestra responsabilidad, que veamos cuál es nuestro papel en el mundo, cuáles son nuestras fuerzas, cuáles nuestros designios, qué es lo que pretendemos, qué es lo que podemos alcanzar; es necesario que disciplinemos nuestra voluntad. ¡Nunca, jamás ha pasado por la mente de un solo mexicano, desistir de ese gran progreso a que tiene derecho a alcanzar para la Patria! Aunque no lo veamos nosotros, pero lo verán los venideros dentro de cinco, diez, quince o veinte siglos, esa grandeza a la cual todos nosotros aspiramos; ¡nunca! Pero es indispensable que nosotros sepamos regir nuestra conducta de tal modo, que ni un solo día nos apartemos de este caminos para alcanzarlo y es indispensable

que en este camino nosotros salvamos todos los escollos, que seamos cautos, que nuestra planta la vayamos poniendo pausadamente para no dar un paso en falso. Estamos seguros de que nuestros manes nos lo reconocerán, porqué nuestros manes son los que nos guían. De manera que, ¡jamás, jamás!, el pueblo mexicano podrá desistir de eso a que tiene perfecto derecho; pero es indispensable que seamos bien encaminados y que no por una precipitación absurda, por una torpeza de un gobierno insensato, se vaya a precipitar una intervención en México,... (Aplausos nutridos y voces: ¡Bravo! ¡Bravo!) que nos ocasione, y nos ocasiona. ¿qué?: muchas coronas de laurel para los héroes, pero muchas privaciones para los venideros, mucho vasallaje para ellos; mucha esclavitud como nunca podríamos haberla soñado. De manera que si ya nos emancipamos, es indispensable que nosotros sigamos la conducta de los pueblos libres, que nos disciplinemos, que agucemos nuestra inteligencia, que nuestra moralidad la fortalezcamos y que alcancemos el éxito sabiendo siempre dónde se encuentran los escollos y sabiendo salvarlos. Así es que nosotros, el asunto del petróleo debemos tomarlo desde todos estos puntos de vista: desde el punto de vista puramente técnico, que es, como todos vosotros comprendéis, el menos grave, esto es, el más sencillo; desde el punto de vista fiscal, esto es, de los impuestos hechos a la industria petrolera a base de facultades extraordinarias en Hacienda; desde el punto de vista internacional, esto es, por lo que respecta a la cuestión constitucional de la postactividad o retroactividad de la ley, y también desde el punto de vista eminentemente moral, esto es, desde el punto de vista de nuestras relaciones con los países aliados, con los países vencedores, que se enfriaron durante la guerra europea hasta el punto de que se nos tuvo desconfianza, hasta el punto de que nuestros representantes fueron objeto de pesquisas indecorosas dignidad.

Yo creo que sí es indispensable que sean removidos todos los miembros de las comisiones; es indispensable, porque ellos tienen ya un juicio formado sobre este asunto, y el juicio de ellos es que se detenga indefinidamente digo, porque no nos dicen todavía cuándo podrán dictaminar, porque no nos dicen siquiera cuáles son los verdaderos escollos que encuentran; que es indispensable que sean removidos todos los miembros, porque tampoco es decoroso para la Representación Popular que éste esperando, no digo la consigna del Ejecutivo, pero por lo menos la insinuación del Ejecutivo; esto es, que la Representación Popular prescinda de su papel propio, rehuya las responsabilidades que tienen obligación de aceptar y, sobre todo, los compromisos que ha contraído con el pueblo de ser ella, ella, porque no le corresponde al Ejecutivo, sino al Poder Legislativo, el reglamentar este artículo; que sea ella, repito, la que se enfrente con el problema, y nosotros, así como por lo que respecta a los Ferrocarriles Unidos de Yucatán y al Municipio Libre de México escuchamos el clamor popular, principalmente de la ciudad en la que vivimos, así también escucharemos el clamor popular de toda la República y sabremos dar una ley reglamentaria que satisfaga a todas las conciencias y que no menoscabe nuestra dignidad. (Aplausos.)

El C. presidente: La Presidencia manifiesta a la Asamblea, que habiendo el C. Siurob pedido que se pase a sesión secreta, y toda vez que un miembro de la Comisión del Petróleo hizo saber que tiene razones que sólo podría exponer en sesión secreta, la Presidencia ordena que se suspende la sesión pública y se pase a sesión secreta, para continuar con el debate de este asunto (6.25 p.m.)

- El C. presidente, a la 7.37 p.m. Se reanuda la sesión pública.

El C. secretario Soto: Como lo pidió el C. Silva Herrera, se va a dividir en dos partes la parte resolutiva del dictamen.

El C. García Vigil: ¡Moción de orden!

Tengo entendido que el Reglamento dice que antes de entrarse a la discusión de algún dictamen, si se pide por algún miembro de la Asamblea, se dividirá para su discusión; pero si no fuere así, se votará como se hubiese discutido. De modo es que no puede venir la división en el momento de la votación sino que la votación debe afectar, en general, a todo el dictamen.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Silva Herrera.

El C. Silva Herrera: La Comisión, al proponer que se divida la parte resolutiva para la votación, lo hace únicamente con el objeto de poder interpretar mejor el sentir de la Asamblea, porque, repito, como solamente la discusión ha versado alrededor de las comisiones del Petróleo, si se desecha el dictamen en una sola votación, dudaríamos nosotros si deberíamos renovar las comisiones que no son las del Petróleo, mientras que dividiéndolo, podremos fácilmente interpretar el sentir de la Asamblea Yo creo que es de aceptarse mi petición. (Aplausos.)

- El mismo C. Secretario: La Presidencia sostiene trámite de que se divida, según lo pide la Comisión, la parte resolutiva.

"1a de Justicia

José Gaitán.

Eduardo Arrioja Isunza.

Francisco Araujo.

Sup. Santiago Roel.

"2a de Justicia

Enrique Parra.

Carlos García.

Ramón Martínez del Río.

Sup. Eduardo Guerra.

"1a de Puntos Constitucionales

Manuel Andrade.

Carlos L. Angeles.

Enrique Suárez.

Sup. Marino Castillo Nájera."

En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a de Petróleo

Eliseo L. Céspedes.

Antonio Aguilar.

Enrique Meza.

Sup. Manlio Fabio Altamirano.

"2a de Petróleo.

Samuel H. Mariel.

Manuel García Vigil.

Jesús Rodríguez de la Fuente.

Sup. Narciso Paz."

En votación económica se pregunta si se aprueban dichas comisiones. (Voces: ¡No! ¡Sí!) Los que estén por la afirmativa, sírvase ponerse de pie.

Aprobadas.

El C. Alarcón: Reclamo la votación, señor presidente.

El C. Martínez del Río: Pido votación nominal.

El C. Pastrana Jaimes: Reclamo el quorum. (Murmullos. Desorden.)

El C. Siurob: Reclamo la votación, señor presidente. (Voces: ¡Ya se hizo la declaración!)

El C. Martínez del Río: Reclamo la votación. Pido votación nominal.

- El mismo C. secretario: Habiendo reclamado la votación el C. Martínez del Río, se ruega a los ciudadanos diputados que estén por la afirmativa, se sirvan ponerse de pie nuevamente. Se comisiona a los CC. Martínez del Río y Cabrera para que cuenten a los que están de pie, y a los CC. Aguirre Vito y Pastrana Jaimes, para que encuentren a los que estén sentados.

El C. Siurob: Señor presidente, reclamo el quorum.

(Se efectuó el recuento.)

- El mismo C. secretario: Hay 77 ciudadanos diputados de pie y 34 sentados. No hay quorum (Voces: ¡Sí! Que pase lista! ¡No! ¡No!) Orden del día para mañana: Ley de los Tribunales del Fuero Común, Ley de Amparo y Ley del Trabajo.

- El C. presidente, a las 7.48 p.m. Se levanta la sesión.