Legislatura XXVIII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19180926 - Número de Diario 33

(L28A1P1oN033F19180926.xml)Núm. Diario:33

Colegio Electoral

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 26 DE SEPTIEMBRE DE 1918

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERIODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 33

SESIÓN DE COLEGIO ELECTORAL

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 26

DE SEPTIEMBRE DE 1918

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2.- Es puesto a votación el dictamen relativo a las elecciones verificadas en el 1er. Distrito Electoral del Estado de San Luis Potosí, siendo aprobado nominalmente.

3.- Se pone a discusión el dictamen reformado relativo a las elecciones verificadas en el 11 Distrito Electoral del Estado de Michoacán; aprobado.

4.- Es puesto al debate el dictamen relativo a las elecciones verificadas en el 3er. Distrito Electoral del Distrito Federal.

Varios ciudadanos diputados se refieren a hechos y alusiones personales; se aprueba el dictamen.

DEBATE

Presidencia del

C. MONTES FEDERICO

(Asistencia de 130 ciudadanos diputados y presuntos diputados.)

El C. Presidente, a las 10.40 a. m.: Se abre la sesión de Colegio Electoral.

- El C. Prosecretario Aguilar, leyendo:

"Acta de la sesión de Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, celebrada el día veinticuatro de septiembre de mil novecientos diez y ocho.

"Presidencia del C. Federico Montes.

"En la ciudad de México, a las diez y treinta y cinco de la mañana del martes veinticuatro de septiembre de mil novecientos diez y ocho, con asistencia de ciento veintisiete ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Soto, se abrió la sesión.

"El propio ciudadano Secretario leyó el acta de la celebrada el día veintitrés del presente mes, la cual, sin debate, fue aprobada.

"En seguida se pusieron a discusión los dictámenes siguientes:

"Del 5o. grupo de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, que declara válidas las elecciones a favor de los CC. José Sánchez R. y José María Suárez, por el 2o. Distrito Electoral del Estado de Tlaxcala, y diputado suplente al mencionado C. José María Suárez, no haciendo igual declaración del propietario, por haber fallecido. Se leyó un telegrama de varios vecinos de ese Distrito Electoral, referente a estas elecciones.

"Habló en contra el C. González Galindo, quien interpeló a la Comisión dictaminadora, y le contestó el C. Castillo Torre; el C. Galindo Carlos, miembro de la misma Comisión, hizo aclaraciones en pro, y en igual sentido usó de la palabra el C. Villaseñor Mejía.

"Se consideró el dictamen suficientemente discutido y se aprobó en votación económica.

"La declaración de aprobación correspondiente fue rectificada por la Secretaría, en vista de una aclaración del C. Céspedes.

"Del 2o. grupo de la 1a. Comisión, que reforma el que formuló anteriormente, relativo a las elecciones en el 10 Distrito Electoral del Estado de México, y que presenta ahora, de acuerdo con el sentir de la Asamblea, favorable a los CC. Isauro Castillo Garrido y Joel del Río.

"Sin discusión fue aprobado y se hizo la declaración de estilo.

"Del 3er. grupo de la 1a. Comisión, que otorga el triunfo a los CC. Humberto Villela y Rafael Santibáñez, por el 7o. Distrito Electoral del Estado de Michoacán. "Como el anterior, se aprobó sin que ningún ciudadano usara de la palabra "Del 5o. grupo de la 1a. Comisión, que estudia las elecciones en el 1er. Distrito Electoral del Estado de San Luis Potosí y que declara diputado propietario al C. Arturo Méndez y suplente al C. Antonio Morales.

"Presidencia del C. Andrés Ortiz.

"Hablaron en contra el C. Siurob, y para hechos el C. Méndez Arturo, quien fue interrumpido por la Secretaría para leer el artículo 195 reglamentario, en vista de las manifestaciones que hacían los concurrentes a las galerías. A favor del dictamen usó de la palabra el C. Verástegui Franco, y así que terminó su discurso, el C. Vadillo requirió el testimonio de los CC. Rosas y Camarena sobre los hechos que tuvieron lugar en la capital de San Luis Potosí al verificarse estas elecciones.

Los referidos ciudadanos hicieron declaraciones sobre el particular, y como luego pretendiera la Presidencia conceder la palabra en pro al C. García Carlos, el C. Siurob hizo mociones de orden. Algunos de los conceptos que éste virtió al hablar en contra, fueron rectificados por el C. Verástegui

José, e inmediatamente se consideró suficientemente discutido el dictamen.

"No se aceptó una proposición del C. Siurob para que se votaran separadamente los dos puntos resolutivos con que dicho dictamen termina. Como algunos ciudadanos diputados reclamaran el quórum, la Mesa resolvió se pasara nueva lista, que comprobó la presencia de ciento veintisiete ciudadanos representantes, por lo que se procedió a la votación nominal, solicitada por el C. Siurob, debidamente apoyado, del dictamen de que se trata.

"Presidencia del C. Federico Montes.

"La Secretaría declaró que el resultado había sido de noventa y cuatro votos de la afirmativa contra treinta y dos de la negativa. El C. Iturralde hizo la aclaración de que figuraba en las dos listas; el C. Vásquez Jenaro pidió que no se computara el voto afirmativo del C. Méndez Arturo, a lo que se opuso el C. Céspedes; la Secretaría contó de nuevo a los votantes de la afirmativa e hizo la rectificación de que eran solamente noventa. Basándose en este dato, la Presidencia declaró la falta de quórum y que se repetirá la votación en la sesión próxima; el C. García Vigil pidió una explicación a la Mesa, con motivo de las distintas declaraciones de la Secretaría, y ello dio lugar a aclaraciones de los CC. Secretarios Lorandi y Pesqueira, del C. Saucedo y de la Presidencia; ésta sostuvo, después de una moción de orden del C. Díaz González, la declaración de falta de quórum.

"Igualmente hizo aclaración el C. García Vigil, y acto seguido, siendo la una cincuenta cinco, se levantó la sesión y se citó para la tarde, a las cuatro, a sesión de Cámara de Diputados."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada el acta.

El C. Secretario Meade Fierro: Por disposición de la Presidencia se procede a tomar la votación del dictamen que quedó pendiente en la última sesión de Colegio Electoral, relativo a las elecciones verificadas en el 1er. Distrito Electoral de San Luis Potosí.

El C. Martínez Saldaña: Pido la palabra para un hecho.

- El mismo C. Secretario: La parte resolutiva del dictamen dice como sigue:

"Primero. Son válidas las elecciones que para diputado al Congreso de la Unión se verificaron el 28 de julio último en el 1er. Distrito Electoral del Estado de San Luis Potosí.

"Segundo. Son diputados, propietario y suplente, respectivamente, por el mismo Distrito, los CC. doctor Arturo Méndez y Antonio Morales."

El C. Martínez Saldaña: Pido la palabra para un hecho.

El C. Presidente: Estamos en votación y no le puedo conceder la palabra sino hasta después de ella.

- El mismo C. Secretario: Se procede a la votación nominal. Por acuerdo de la Presidencia se suplica atentamente al C. diputado Saucedo se sirva pasar a auxiliar a la Secretaría en sus labores.

El C. Secretario Soto: Por la afirmativa.

El C. Secretario Meade Fierro: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Secretario Soto: Votaron afirmativamente los CC. Aguilar Pablo, Aguirre Berlanga, Alejandre, Alencáster, Alvarez del Castillo, Angeles, Avellaneda, Arlaizón, Balderas Márquez, Baledón Gil, Bouquet, Bravo Carlos, Cabrera Federico, Cancela Nogueira, Cancino, Cantú, Cárdenas Emilio, Carreón, Carriedo Méndez, Carrión, Castillo Garrido, Castro Alfonso, Castro Roberto, Céspedes, Cravioto Gallardo, Cuéllar, Chávez, Díaz Infante, Espinosa Luis, Fernández Ledesma, Fernández Miguel B., Ferrel, Franco, Flores, Gaitán, Galindo, García Adolfo G., García Carlos, García Luis, Garza, Giffard, Gil, Gómez Cosme D., González Marciano, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez Orantes, Hernández Loyola, Jiménez, Lara, Lazcano, León, Lomelí, López Emiliano Z., López Ponciano, Macías Juan E., Madrid, Malpica, Mancisidor, Meade Fierro, Medina Antonio, Méndez Arturo, Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Mendoza, Moctezuma, Montes, Morales Francisco César, Morales Sánchez, Navarro, O'Farrill, Ortega, Ortiz Andrés, Ortiz José de la Luz, Pastor, Paz, Peña, Pérez Carbajal, Pesqueira, Ramos, Robolledo, Reyes Francisco, Ríos, Roaro, Rodríguez de la Fuente, Rodríguez Matías, Roel, Romero Cepeda, Ruiz H., Ruvalcaba, Saldaña, Schulz y Alvarez, Solórzano, Suárez José María, Tamez, Toro, Uzeta, Valadez Ramírez, Verástegui Franco, Villaseñor Mejía, Villela y Zerecero.

Total, 101 votos.

El C. Secretario Meade Fierro: Votaron negativamente los CC. Avilés, Barragán, Bolio, Bravo Izquierdo, Breña, Castillo Nájera, Espinosa Bávara, González Jesús N., Iturralde T., Leal, Mariel, Martínez Saldaña, Méndez Pánfilo, Morales Hesse, Orozco Muñoz, Rivera Cabrera, Rivera Castillo, Rodríguez Herminio S., Saucedo, Soto Rosendo A., Torre Rómulo de la, Trejo, Valdillo, Vásquez, López, Villaseñor Salvador y Zuncúnegui Tercero.

Total, 29 votos.

El C. Rodríguez Herminio: Reclamo mi voto por la negativa.

El C. Leal Mariano: Reclamo mi voto que emití por la negativa.

El C. Morales Hesse: Falta en la lista de la negativa mi voto.

El C. Secretario Meade Fierro: Constan en la lista de la negativa los tres votos reclamados.

El C. Trejo: Yo voté por la negativa y no oí mi nombre en la lista.

- El mismo C. Secretario: Su nombre figura en la lista de la negativa. La Presidencia, por conducto de la Secretaría, hace la siguiente declaratoria: Son diputados, propietario y suplente, respectivamente, por el 1er. Distrito Electoral del Estado de San Luis Potosí, los CC. doctor Arturo Méndez y Arturo Morales.

- El C. Prosecretario Bolio, leyendo:

"1a. Comisión Revisora de Credenciales. - 3a. Sección.

"11 Distrito Electoral del Estado de Michoacán.

"H. Asamblea:

"La Comisión que subscribe, tomando en cuenta la resolución tomada por ustedes en la sesión verificada el 19 del mes en curso, al reprobar el dictamen rendido sobre el expediente del 11 Distrito Electoral de Michoacán, presenta a vuestra consideración el presente dictamen, reformado en el sentido de la votación, y somete a vuestra consideración los siguientes puntos resolutivos:

"Primero. Son buenas y legales las elecciones verificadas en el 11 Distrito Electoral del Estado de Michoacán.

"Segundo. Son diputados propietario y suplente, respectivamente, los CC. Isaac Arriaga e Ignacio Villegas."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 24 de septiembre de 1918.-A. R. Aceves. - Santiago Roel."

Está a discusión el dictamen. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, se servirán pasar a inscribirse. En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobado. (Aplausos.)

La Presidencia, por conducto de la Secretaría, declara: son diputados propietario y suplente, respectivamente, por el 11 Distrito Electoral del Estado de Michoacán, los CC. Isaac Arriaga e Ignacio Villegas.

- El C. Secretario Meade Fierro, leyendo:

"1a. Comisión Revisora de Credenciales. - 4a. Sección.

"H. Asamblea:

"A la 4a. Comisión Revisora de Credenciales tocó conocer el expediente relativo a las elecciones para diputados al Congreso de la Unión verificadas el 28 de julio próximo pasado en el 3er. Distrito Electoral del Distrito Federal. Jugaron varias candidaturas, siendo las principales la del "Partido Liberal Nacionalista", en favor de los CC. Rafael de los Ríos y Tomás H. Gasca; la del "Partido Liberal Constitucionalista", que apoyó a los CC. José I. Novelo y Juan Castaño Flores; la del "Gran Partido Liberal Obrero", en favor de los CC. Guillermo Gaona Salazar y Manuel Gutiérrez; la del "Centro Obrero Independiente y Estudiantil Unidos", que postuló a los CC. Fernando F. Franco e Hilarión Muñiz, y la del "Club 13 de julio de 1913", que postuló a los CC. José Escudero y Luis G. Rodríguez. La Junta Computadora asignó a estas candidaturas los siguientes sufragios, respectivamente: 2,333 (dos mil trescientos treinta y tres); 854 (ochocientos cincuenta y cuatro); 354 (trescientos cincuenta y cuatro); 485 (cuatrocientos ochenta y cinco) y 319 (trescientos diez y nueve). Hubo votos en favor de otros candidatos, pero no se toman en consideración por ser las cifras muy pequeñas, pues el que más obtuvo fueron cuatro votos. Los candidatos del "Partido Liberal Nacionalista" y del "Liberal Constitucionalista" son los que en realidad han luchado disputándose el triunfo en las expresadas elecciones. En las casillas electorales y, sobre todo, en la Junta Computadora, se elevaron varias protestas, alrededor de sesenta por los candidatos y sus representantes, alegando diferentes infracciones, como las de que los expedientes no venían legalmente cerradas o faltaba en ellos algún documento; pero por no haber rendido ninguna prueba, la Comisión no los ha tomado en consideración, y sólo va a referirse a las protestas elevadas por el C. licenciado Novelo, que sí adujo algunas pruebas y que quedan sintetizadas en un escrito de protesta y dos testimonios de protocolización de documentos, verificados ante el Notario licenciado don Nicolás Tortolero y Vallejo, las que pasamos a estudiar:

"Hace el señor licenciado Novelo en su protesta alusión a que las casillas números 1, 6, 8, 17, 18, 19, 24 y 29, se instalaron antes de las ocho de la mañana y que, además, muchos de los miembros que instalaron esas Mesas no tenían su domicilio en la Sección Electoral respectiva. Para esta objeción general no se rinde ninguna prueba, y sí consta en las actas respectivas de cada casilla, firmadas por los miembros de la Mesa, que la instalación se hizo a las nueve de la mañana o después. Para la casilla número 1 hace objeciones especiales el señor licenciado Novelo y dice que a las ocho y media de la mañana estaba ya instalada esa casilla, y lo prueba con el dicho de testigos que declaran en documento privado que se protocolizó. En contra de esa prueba está el acta de instalación, que dice lo contrario, y la Comisión cree que debe darse más fe a las actas. Afirma igualmente el señor Novelo que el Presidente de la Mesa, C. Rafael R. Garza, es vecino de otro Distrito Electoral; pero en el expediente obra un contrato de arrendamiento y un recibo, que demuestran que el señor Garza tiene su domicilio desde el 1o. de mayo de presente año, en la casa marcada con el número 42 de la calle de Tacuba, que está dentro de la comprensión del Distrito Electoral, y como además de esta prueba positiva existe en su favor la presunción de ser vecino de ese lugar, la Comisión no da ningún valor a lo aseverado por el licenciado Novelo a este respecto. Afirma el repetido señor licenciado Novelo que no votaron en esta primera casilla más de cuarenta personas ni se practicó el escrutinio, ni se levantó el acta correspondiente después de la elección y que el Presidente de la Mesa se llevó las ánforas a las oficinas del Ayuntamiento. Todas estas aseveraciones quedan desvirtuadas, en concepto de la Comisión, por una copia del acta definitiva que obra en el expediente, firmada por todos los miembros de la Mesa y los representantes de los partidos políticos, inclusive el del "Partido Liberal Constitucionalista"; en esa acta se hace constar que a las cinco de la tarde del día 28 de julio de 1918 se hizo la computación de votos , siendo el número total de votantes 131, correspondiéndole al C. licenciado Rafael de los Ríos 86 sufragios y al C. licenciado Novelo 19. Esta acta original deja sin valor la prueba testimonial consignada en el documento privado que se protocolizó y hace dudar racionalmente a la Comisión, de la veracidad de los otros documentos privados aunque se hayan llevado a protocolizar ante notario. Objeta igualmente el C. licenciado Novelo la casilla electoral número 6, porque dice que está en contradicción un cómputo

hecho por la mesa electoral con el que aparece en el acta respectiva; pues afirma que en ese documento le correspondían 29 (veintinueve) votos a él y sólo 15 (quince) al candidato de los Ríos, y que en el acta de escrutinio que legó a la Junta Computadora aparecen 296 (doscientos noventa y seis) para su contrincante y 35 (treinta y cinco) para él. La Comisión estima, como antes dijo, que debe de tener más valor la documentación del expediente que las pruebas privadas, aunque lleguen a protocolizarse, pero como se verá después, deducida esta votación y a las que se va a hacer referencia posteriormente, aún le quedan al C. de los Ríos mayor número de sufragios. Las objeciones hechas a la casilla número 8 tienen como prueba el dicho de tres testigos ante quienes se dice que se narraron los hechos en que se funda el señor licenciado Novelo para pretender la nulidad de ella, y como ésta no es ni prueba testimonial, la Comisión no la toma en consideración. La casilla número 10 es objetada, entre otras razones, porque no se instaló en el lugar designado por el Ayuntamiento, y como este hecho está comprobado, además de los documentos presentados por el licenciado Novelo, por el acta de instalación respectiva, la Comisión opina que debe nulificarse la votación obtenida en la casilla número 10. La casilla número 17 fue presidida por el C. Raúl M. Garza, quien manifiesta que por la presión del licenciado Novelo o de sus partidiarios y por falta de luz en el local donde estaba, pretendió trasladarse al Ayuntamiento para terminar sus labores y que en el camino lo encontraron don Guillermo Pastoriza y el señor Juan Castaño Flores y lo querían llevar a las oficinas del "Partido Liberal Constitucionalista", pero que él se opuso, por lo que fueron a la quinta Comisaría, en donde se le dispersaron algunos de los miembros de la Mesa Electoral, y que al regresar al lugar en donde había instalado la casilla, éste estaba cerrado, por lo que pasaron a hacer el cómputo a la casa de uno de los escrutadores, pero que fueron acompañados de los expresados miembros del "Partido Liberal Constitucionalista". El licenciado Novelo, por su parte, alega varios motivos de nulidad por las irregularidades habidas en dicha casilla, lo que es una verdad y, por lo mismo, aunque no está el caso expresamente comprendido en alguno de los motivos de nulidad, por las dudas que pudieran haber acerca de la legitimidad de esta votación, ya que recorrió varios lugares antes de hacer el cómputo, la Comisión es de parecer que debe nulificarse. De un modo especial también objeta el señor licenciado Novelo la casilla número 18, por las razones casi generales que alega para muchas casillas, como son de que el Presidente se llevó las ánforas a la Presidencia Municipal, que no se hizo el escrutinio inmediatamente que se terminó la votación, ni hizo la publicación respectiva; como prueba rinde la consabida información de testigos de hechos que ellos no presenciaron, sino que oyeron decir a otros y que, por lo mismo, la Comisión tampoco estima esa prueba como convincente, por lo que no se nulificación de esa casilla. Igualmente objeta el licenciado Novelo la votación de la casilla número 19, y las pruebas que rinde para probar los motivos de nulidad no convencen ni satisfacen y, por lo mismo, no es de declararse la nulidad de ella. Objeta el mismo señor licenciado la votación de la casilla número 24, señalando, entre otras causas, la de que el Presidente de esa casilla afirma que se levantó sin haberse hecho el recuento de los votos, y que se llevó al Ayuntamiento por un señor de apellido Rivero, que se decía Inspector del "Partido Liberal Nacionalista". Los representantes del "Partido Liberal Constitucionalista" obtuvieron de este señor una constancia en documento privado, de la veracidad de esos hechos, y aunque este documento se protocolizó, no aumenta el valor probatorio que tiene un documento privado, y aun dándole el valor probatorio suficiente y restando los votos de esta casilla, se verá posteriormente cuál es el resultado de la votación. Por último, objeta la votación de la casilla número 29 y se funda el licenciado Novelo en que habiendo votado en ella varios de sus partidarios, no aparece ninguna votación en su favor; pero como se funda en un hecho falso, porque sí tiene en dicha casilla 14 (catorce) votos en su favor, la Comisión no ha tomado en consideración esas objeciones. Restando la votación obtenida por los candidatos en las casillas 6a., 10, 17 y 24, le quedan sufragios buenos al candidato de los Ríos 1,402 (mil cuatrocientos dos), y al C. Novelo, 753 (setecientos cincuenta y tres), por lo que esta Comisión se honra en someter a la deliberación de la honorable Asamblea las siguientes proposiciones: "Primera. Son válidas las elecciones efectuadas en el 3er. Distrito Electoral del Distrito Federal, para diputados al Congreso de la Unión, el 28 de julio próximo pasado.

"Segunda. son diputados, propietarios y suplente, respectivamente, por el mencionado 3er. Distrito Electoral del Distrito Federal, los CC. licenciado Rafael de los Ríos y Tomás H. Gasca."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 11 de septiembre de 1918. - Ramón Blancarte. - L. F. Contreras. - F. Aguirre León."

Está a discusión el dictamen. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra en C. Vadillo.

El C. Vadillo: Honorable Asamblea: Aparte de la importancia que tiene la credencial que va a ser objeto de nuestro estudio, por razón de que se refiere a elecciones verificadas en la capital de la República, que nominalmente es un centro de mayor cultura democrática, tiene también este asunto cierta importancia de orden político, puesto que en el 3er. Distrito Electoral de la ciudad de México contendieron elementos políticamente antagónicos: el "Partido Liberal Constitucionalista" y el "Partido Liberal Nacionalista". Sírvame este breve exordio, no para otra cosa, sino para suplicar la atención debida de la Asamblea a este asunto de discusión importante y que va a revelar tendencias de orden político de cierto valer y de cierta importancia. Las Comisiones que dictaminan, como tiene que ser naturalmente cuando las Comisiones tienen una función política como aquí, hacen un estudio de los hechos que dan origen a sus conclusiones, y estos hechos son siempre tomados desde el punto de vista que favorecerá a la conclusión de antemano

buscada, que favorece al interés político. Todos los presentes ya hemos visto aquí demasiado, ya tenemos la experiencia necesaria para no tener la ingenuidad de estar creyendo todavía que en los dictámenes de las Comisiones ha figurado puritana, simple, noble y lealmente la sola ley; la ley ha sido el biombo de seda, discretamente manejado unas veces, groseramente expuesto otras, para ocultar siempre, como tiene que ser, quizá como deba ser, un interés de partido político. Y precisamente por no caer en la ingenuidad que estoy reprobando, vengo a entrar a este debate con la convicción de que las Comisiones, cumpliendo un deber político de grupo, han hecho un dictamen que favorece a un grupo político y que el análisis aparentemente legalista, aparentemente escrupuloso y estricto que nos han presentado acerca de los hechos de las elecciones, todos ellos realizan un movimiento de derivación que va a dar a la conclusión de antemano buscada: que el señor de los Ríos sea el que triunfe en esta elección. Ahora bien, señores representantes; puesto que la Comisión ha hecho un análisis de todos los hechos realizados en el 3er . Distrito para la elección que estudiamos desde el punto de vista, conviene en pro de la equidad y del conocimiento cabal de todos estos asuntos, que se escuche también una relación de esos mismos sucesos desde el punto de vista contrario, sin que oculte que es precisamente el punto de vista contrario, no sólo desde la apreciación política de los hechos, sino desde la enumeración misma de esos hechos. Por esta razón el principio de este debate debe ser una ilustración de la Asamblea acerca de lo ocurrido real, escueta y verdaderamente en el 3er. Distrito Electoral, para que después el compromiso político, el grado de conciencia política de los representantes que se encuentra aquí, sea el que falle en este asunto. Por virtud de esto, suplico a la Secretaría que, con permiso de la Presidencia tenga a bien dar lectura al escrito de protesta presentado por el ciudadano contendiente del C. de los Ríos ante la Comisión Revisora, y que fue citado en el expediente.

- El C. Prosecretario Bolio, leyendo:

"H. 4a. Comisión Revisora de credenciales: "Como candidato por el 3er. Distrito Electoral del Distrito Federal, vengo a exponer respetuosamente lo siguiente:

"En dicho 3er. Distrito se cometieron atentados de esta guisa:

"La mayoría de las mesas de las secciones electorales fueron instaladas antes de las nueve de la mañana del 28 de julio, pues cuando a esta hora se presentaron los ciudadanos a ejercitar el derecho de elegir la Mesa, ya las juntas directivas, ad hoc, se habían posesionado de la casilla, privando así a los comitentes del derecho que les otorga la Ley Electoral. Este fue el primer síntoma denunciador del fraude que premeditadamente iba a consumarse en varias casillas, y que, efectivamente, se cometió en las marcadas con los números 1, 6, 8, 17, 18, 19, 24 y 29.

"En efecto:

"Ninguno de los Presidentes de estas casillas están domiciliadas dentro de la comprensión de la sección a que corresponden; y algunos de ellos, como luego se verá, son vecinos de otros Distritos Electorales, lo cual es tan indebido como si un ciudadano de Xochimilco, 12 Distrito Electoral, hubiese ido a Coyoacán, 11 Distrito Electoral, a presidir una casilla, o como si algún vecino de esta ciudad, fuera a aquellas poblaciones a usurpar el derecho de sus habitantes.

"En las expresadas casillas, con excepción de la número 6, no se practicó el escrutinio después de darse por terminada la votación, ni se levantó el acta correspondiente, ni se fijó el extracto de aquél, en las puertas del local en que se instalaron.

"En esas ocho casillas, los Presidentes respectivos cargaron con las ánforas, en medio de las protestas de los representantes de los candidatos independientes, y las llevaron, o a las oficinas del H. Ayuntamiento, o a otras del servicio público.

"En esas oficinas se practicó el escrutinio en conciliábulo con los directores del fraude, y sin la presencia de ningún candidato ni representante de partido.

"Ante la Junta Computadora, cuatro días después de la elección, se dio a conocer por primera vez el resultado de la votación en dichas ocho casillas, conforme a un escrutinio hecho a mansalva.

"Los paquetes de esas ocho casillas fueron presentados ante la Junta Computadora sin estar bien cerrados ni firmados por ningún representante de partido o candidato independiente. Consistieron en bultos informes, forrados en periódico, en los cuales estaban revueltas las boletas que sirvieron, tanto para la elección de diputados cuanto para la de senadores.

"La Junta Computadora del 3er. Distrito, que presidió nada menos que un individuo que no es vecino de él, se limitó a recontar boletas, desechando las que le vino en mientes, a pesar de no estar facultado por la ley a calificar vicios de la elección, y no permitió a los representantes de los partidos políticos o de los candidatos independientes, ejercer su cargo.

"En efecto, en las ocho casillas de referencia, muy especialmente, el Presidente de la Junta Computadora, no permitió que fuesen revisados los padrones ni que se confrontasen con las actas y extractos de escrutinio, para comprobar la exactitud del cómputo.

"Por excepción, en la casilla número 6, se hizo escrutinio, se levantó el acta correspondiente y se dio a los representantes de tres partidos, una constancia auténtica del extracto de la votación, conforme al modelo "D" de la Ley Electoral; y aunque ese extracto es un documento auténtico, con sello del H. Ayuntamiento, y fue firmado por el Presidente y Secretario de la casilla y por tres representantes de partido, los defraudadores del voto público, se atrevieron, con insigne torpeza, a levantar después, otra acta de escrutinio, adulterando el resultado efectivo de la votación, y presentando acta diversa de escrutinio ante la Junta Computadora.

"Las boletas de las ocho expresadas casillas aparecieron en gran número sin la más leve huella de plegadura, lo que se explica por la festinación febril con que los delincuentes suplantaron los votos.

"En esas ocho casillas, y sólo en ellas, apareció el candidato favorecido fraudulentamente con la credencial, con un número inverosímil de votos, en

algunas, con más de trescientos, siendo así, que materialmente las pequeñas ánforas no tenían capacidad para más de ciento cincuenta, eso, debidamente plegadas.

"La nulidad de los votos que aparecen emitidos en las ocho casillas de referencia, en favor del candidato a quien se expidió la viciosa credencial, resulta indiscutible como indiscutible también la validez de los votos que reconocieron los suplantadores a los demás candidatos, ya que sólo se trataba de defraudar a éstos y de favorecer únicamente a determinado candidato.

"En alguna de las casillas, la número 29, por último, dióse el caso de que aun apareciendo haber votado 70 ciudadanos, sólo se hubiesen computado 30 votos; 19 para el candidato agraciado con estos fraudes, 11 para otro candidato y ninguno para el que tiene el honor de dirigirse a esa Comisión Revisora, siendo así, que obtuvo en esa casilla, como luego se demostrará por medio de la declaración que ante notario público hicieron algunos de los ciudadanos que votaron por el subscripto.

"Y como los cargos anteriormente relacionados, tan graves son, que muchos de ellos constituyen delito, me creo en el deber de comprobarlos de modo fehaciente y en forma legal.

"Para esto he ocurrido ante un notario a exhibir los documentos denunciadores, subscriptos por personas de toda honorabilidad, quienes ante el depositario de la fe pública, no sólo reconocieron su firma, sino que ratificaron expresamente el contenido de los documentos.

"Se hicieron al efecto dos protocolizaciones, y exhibo, como anexos números 1 y 2, los testimonios de las mismas, por los cuales esa H. Comisión Revisora vendrá en conocimiento de lo siguiente..."

El C. vadillo, interrumpiendo: A pesar de que la honorable Asamblea en algunos casos por algunos de sus miembros no se digna dar la debida atención a esta documentación, no podré prescindir de su lectura, porque constituyen documentos históricos que se han de conservar en el "Diario de los Debates" y que deberían influir en la decisión de esta honorable Asamblea, y por eso, aun cuando de antemano manifiesto que esta discusión va a ser sumamente cansada, no voy a prescindir absolutamente, en interés del ciudadano electo legalmente en el 3er. Distrito Electoral de la ciudad de México, no voy a prescindir, repito, de la lectura de ninguno de estos documentos de este importantísimo expediente. Ahora se va a dar lectura por el ciudadano Secretario el anexo número 1, en donde el C. Novelo, candidato aparentemente derrotado, presenta una serie de pruebas de orden testimonial que fueron protocolizadas ante un notario público de la ciudad de México, para autenticar las firmas de estos ciudadanos que declararon. Después habremos de discutir la Comisión y el que habla, acerca de la validez de estas pruebas; ahora, simplemente, solicito de la Asamblea su atención por breves momentos para el conocimiento de estos documentos.

- El mismo C. Prosecretario, leyendo:

"Anexo número 1. - Un sello que dice: "Nicolás Tortolero y Vallejo. - Notario número 39. - Ciudad de México."

"Vol. 85. - Número tres mil novecientos ochenta y cuatro. - H. A. La casilla número 1 del 3er. Distrito Electoral, se estableció en la calle de Tacuba número 10, desde las ocho de la mañana, en lugar de haberse instalado a las 9 a. m. como dispone la ley. A las 8 12 a. m. ya se había levantado el acta de la instalación. Del acta aparecía como Presidente de la Mesa de esa casilla, Rafael R. Garza, Oficial Mayor del honorable Ayuntamiento hasta hace pocas semanas y vecino de la Colonia Santa María, en la 7a. calle de las Flores y, en consecuencia, con derecho a votar o a formar parte del personal de las casillas sólo en el 4o. Distrito Electoral y no el 3o. Estuvimos hasta las cinco de la tarde presenciando la votación, y nos dimos cuenta de que en esa casilla no habían votado ni cuarenta personas. A las cinco de la tarde, se dio por terminada la elección y no se levantó el acta del escrutinio ni siquiera se practicó éste. El Presidente de la casilla se llevó las ánforas a las oficinas del Ayuntamiento. Después, ante la Junta Computadora, hubimos de conocer el resultado del escrutinio, pues éste no fue fijado para conocimiento del público, como dice la ley, en las puertas de la casilla, ni el lunes, ni el martes, ni el miércoles siguientes a la elección. En la expresada Junta Computadora, que resultó presidiendo el mismo Rafael R. Garza, nos enteramos con extrañeza que el resultado del escrutinio fue en el sentido de que habían votado ciento veinticinco individuos, siendo así que no llegaron a más de cuarenta. Entonces nos explicamos por qué fueron llevadas las ánforas fuera del local de la casilla, sin practicarse el escrutinio ante el público, como era debido. Lo que ponemos en conocimiento de usted para lo que haya lugar. - México, 3 de agosto de 1918.-(Firmado): E. Sparza. - Cornelio Colorado. - Juan Palacios. - Al ciudadano Presidente del "Partido Liberal Constitucionalista." - Presente."

"Esqueleto "D." - Resultando de la votación. - República Mexicana. - Distrito Federal. - 3er. Distrito Electoral. - Municipalidad de México. - 6a. Sección Electoral.- Número de boletas entregadas por los votantes: 613. - Boletas computadas. - Boletas computadas parcialmente: a) En favor del propietario. - b) En favor de los suplentes. - Boletas no computadas: a) Artículo 65, fracción II. - b) Artículo 65, fracción IV. - c) Artículo 65, fracción V - Suma. - Resultado del escrutinio. - para diputado propietario: J. Escudero, 81 Guillermo G. Salazar, 47. Fernando F. Franco, 45. José I. Novelo, 29. Jesús Garza, 18. Rafael Ríos, 15. - Para ..... suplente. - Presidente de la casilla (firmado), Pedro Elizalde. - Secretario (firmado), A. Valdés. - Secretario. - Representante del Partido X (firmado), Cruz Medina G. - Representante del Partido X (firmado), Manuel Villegas. - Representante del Partido Z (firmado), Juan Vargas Martínez. - Nota: Los números se consignarán con cifras y letras..."

El C. Vadillo, continuando: La lectura de estos dos documentos protocolizados debidamente, comprueban los siguientes hechos: que a las ocho y media de la mañana del 28 de julio ya se había levantado el acta de la instalación de la Mesa; que el Presidente de ella, Rafael R. Garza, es vecino de otro Distrito Electoral; que no votaron en esa casilla ni cuarenta personas; que ante la Junta Computadora resultaron haber votado ciento veinticinco personas, siendo así que, efectivamente, no

pasaron de cuarenta y que, por consiguiente, fueron suplantados 86 votos, los cuales fraudulentamente se asignaron al C. de los Ríos.

- El mismo C. Prosecretario, leyendo:

"Ponemos en conocimiento de usted, para lo que haya lugar, las graves irregularidades e infracciones a la Ley Electoral, cometidas en la casilla número 6 del 3er. Distrito Electoral, que se instaló en la 2a. calle de la amargura número 34, bajo la Presidencia de Pedro Elizalde. Consisten en lo siguiente: Esta casilla fue instalada desde las primeras horas de la mañana del 28 de julio, pues cuando llegamos, a las ocho de la misma, ya estaba en posesión de la casilla la Mesa Electoral. Se desarrolló normalmente el funcionamiento electoral en esta casilla y hubo en ella un regular número de votantes, adictos a las diversas candidaturas, pues los corifeos de ellas que estaban presentes, no ocultaban su satisfacción, atribuyéndose anticipadamente el triunfo de sus respectivos candidatos. A las cuatro y media p. m., poco más o menos, se procedió al escrutinio, consignándose en el esqueleto modelo "D" de la Ley Electoral, del cual va adjunto un ejemplar, subscripto por el Presidente de la casilla, Pedro Elizalde, por uno de los Secretarios, A. Valdés, y por tres representantes de candidatos, a saber: Cruz (ilegible el apellido), Manuel Villegas y Juan Martínez, el resultado siguiente: P. Escudero, 81 votos; Guillermo G. Salazar, 47 votos; Fernando F. Franco, 48 votos; José I. Novelo, 29 votos; Jesús Garza, 18 votos, y Rafael Ríos, 15 votos; lo que significa que en esta casilla votaron doscientos treinta y ocho ciudadanos, siendo de advertir que el candidato del "Partido Liberal Nacionalista", fue el que obtuvo el menor número de votos, pues sólo llegaron a 15. Así las cosas, no pusimos reparo alguno a que el Presidente de la casilla se llevase las ánforas y demás documentos de la votación, pues ya estábamos asegurados del resultado del escrutinio por medio de un documento auténtico, signado nada menos que por el Presidente y uno de los Secretarios de la Mesa y por tres representantes de diversos candidatos. Sin embargo, al asistir nosotros al hotel "Ambos Mundos" el día 1o. de agosto corriente, para presenciar el escrutinio general, nos encontramos con las siguientes graves irregularidades:

I. Que el paquete que contenía los documentos de la elección, estaba visiblemente violado, sin las firmas en la envoltura, del Presidente y Secretarios de la Mesa ni de los escrutadores, ni de los representantes de los partidos políticos; II. Que abiertos los paquetes, aparecieron de una nueva acta de escrutinio, hecha con posterioridad a la que se levantó en el local de la misma casilla, y en la cual se consignaron los resultados efectivos de la votación en los términos arriba expresados, las cifras siguientes: Número de ciudadanos que votaron: 485, siendo así que, según el documento auténtico modelo "D", sellado por el honorable Ayuntamiento y firmado por el Presidente y Secretario de la casilla, solamente votaron 238 ciudadanos, de donde resulta que fueron añadidos por suplantación, 247 votos; III. Que en lugar de tener el señor Escudero 81 votos en la nueva acta de su excrutinio que se hizo fuera de la casilla, sólo le aplicaron 66; que el candidato Guillermo G. Salazar, que en el acta original del escrutinio aparecía con 47 votos, le fueron suprimidos todos estos votos en el acta de escrutinio que se levantó después; y, por último, que el candidato del |'Partido Liberal Nacionalista", que fue el que tuvo menor número de votos, pues sólo obtuvo 15 en el escrutinio que se practicó en la casilla, según se consignó en documento auténtico modelo "D", que firmaron el Presidente y Secretario de la casilla, como se ha dicho, apareció, con verdadera indignación de los que estábamos presentes ante la Junta Computadora, con 295 votos, esto es, con votos en mayor número que el número de ciudadanos que efectivamente concurrieron a votar, pues éstos sólo fueron, como se ha dicho, 238 ciudadanos. Y como efectivamente, según el escrutinio original que se practicó en la casilla, el candidato de los Ríos sólo obtuvo 15 votos, resulta que a este ciudadano se le añadieron con suplantación y fraude, nada menos que 280. Hacemos constar, además, que ante la Junta Computadora se puso de manifiesto, ante el asombro de los circunstantes , que las boletas con que se hizo esa suplantación no tenía siquiera huellas de plegadura y que estaban intactas, como al salir de las prensas litográficas. Hacemos constar, por último, que se puso de manifiesto ante los que presenciaron el escrutinio ante la Junta Computadora, que el padrón de la casilla número 6, en que se verificó este fraude y se cometió este delito de suplantación de votos, no correspondía sólo a la sección electoral número 6, sino a otras varias secciones del 3er. Distrito Electoral y aun a secciones del 2o. y del 4o. Distritos Electorales. Este hecho evidenciado ante los concurrentes, dio lugar a manifestaciones de verdadera indignación contra la Junta Computadora, y especialmente contra el Presidente, Rafael R. Garza, quien tuvimos como principal instrumento de todas estas vergonzosas infracciones, que constituyen graves delitos penados por la Ley Electoral. - México, 3 de agosto de 1918. - (Firmados): Adalberto Concha, 2a. Moctezuma, 21. - Antonio Martínez, 1a. de Lerdo número 20. - J. D. Muñoz. - Al ciudadano Presidente del "Partido Constitucionalista." - Presente."

El C. Blancarte, Presidente de la Comisión: Pido la palabra, para solicitar que se lea el dictamen en la parte conducente a esa casilla, para ver si se computó algún voto en favor del señor de los Ríos. Como se nulificaron esos votos, no tienen objeto las objeciones. Es debido que se lean unos y otros documentos, para venir en pleno conocimiento de la verdad.

El C. Vadillo, continuando: La objeción del C. Blancarte es, en cierto modo, interesante, pero es ilógica en el desarrollo de los debates; ahora estoy haciendo una exposición general de lo ocurrido en el 3er. Distrito Electoral, y a su debido tiempo veremos si la Comisión deja estos votos o no los deja. Invoco el artículo 103 del Reglamento, para que la Comisión se sirva permitirme que hable hasta terminar; ya después, discutiremos en lo particular cada uno de los casos. De la lectura de estos documentos resulta que fue debidamente protocolizado el modelo "D", relativo a esta casilla de que de que se está hablando, y que contiene el escrutinio real y verdadero obtenido en ella; que en ese modelo "D", que contiene el escrutinio general de la

casilla, el C. de los Ríos tenía 15 votos y que en la Junta Computadora, después de haber aparecido el paquete violado y roto, figura el señor de los Ríos con 295, que evidentemente son suplantados. El documento número 4, debidamente protocolizado, dice de esta manera:

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Ciudadano Presidente del Partido Liberal Constitucionalista. - Presente. - Ponemos en conocimiento de usted que en la casilla número 8 del 3er. Distrito Electoral, que se instaló en la 7a. calle del Factor número 91, bajo la presidencia de un señor don Jesús Mosqueda, votaron muy pocas personas, unas sesenta a lo sumo, según nuestros apuntes. - Que a las cinco de la tarde, poco más o menos, se levantó la Mesa, sin que ésta hubiese procedido a practicar el escrutinio ni a levantar el acta correspondiente. - Que el resultado del escrutinio, nunca se llegó a fijar en las puertas de la casilla, y que sólo pudimos enterarnos de él, cuando la Junta Computadora se instaló en el Hotel Ambos Mundos, para practicar el escrutinio general. - No poca fue nuestra sorpresa cuando en ese acto se dio a conocer el resultado del escrutinio, haciendo constar que votaron 340 personas. - Qué más quisiéramos, si los ciudadanos demostrasen tanto interés por estos actos. - Creemos que esta casilla fue de las que tuvieron mayor número de votantes, y sin embargo, no pasaron de sesenta. - Pero lo asombroso está en que no habiendo votado, efectivamente, ni sesenta individuos, hubiese aparecido el escrutinio general, que hubo doscientos veinticuatro votos, según nos pareció oír, para el candidato del Partido Liberal Nacionalista. - La explicación de este milagro solamente puede hallarse en el hecho, que expresamente hacemos constar, de que en la casilla número ocho, no se hubiese practicado el escrutinio ni levantado el acta de él, inmediatamente después de terminada la votación y en que el ciudadano Presidente de la Mesa, se hubiese llevado las ánforas, según voz pública, a las oficinas del H. Ayuntamiento. - Aunque los hechos anteriores dieron margen a protestas presentadas por usted y por otros candidatos, víctimas de los mismos, ante la Junta Computadora, creemos de justicia informarle por escrito para lo que haya lugar. - México, 3 de agosto de 1918. - (Firmados): - Guillermo Pastoriza. - 3a. de Hidalgo, 54. - David Arizmendi. - 6a. de Comonfort, 72, interior 30. - G. Castro Rodríguez. - 6a. Comonfort, 72 - 30."

El C. Vadillo, continuando: La denuncia que estos ciudadanos hacen al "Partido Liberal Constitucionalista" de los siguientes hechos, prueba que en la casilla número 8 no se verificó ningún escrutinio, ni se fijó al público como lo manda la ley; que los paquetes fueron llevados, según la voz pública, a las oficinas del Ayuntamiento; que allí no votaron ni sesenta ciudadanos; que después, en el acta de la Junta Computadora, aparecen trescientos cuarenta votos, de los cuales solamente doscientos veinticuatro se aplicaron al C. de los Ríos, siendo que, repito, en esta casilla no votaron ni siquiera sesenta ciudadanos.

En general, podemos afirmar que en las casillas de la ciudad de México es enteramente extraordinario que se recoja una votación de más de doscientos ciudadanos. En todos los expedientes que hemos estudiado del Distrito Federal, es muy rara aquella casilla que tiene una votación de más de doscientos ciudadanos. El documento número 5 dice de esta manera:

- El mismo C. Prosecretario, leyendo:

"Como Presidente de la casilla electoral número diez, correspondiente al 3er. Distrito Electoral que debió instalarse en la 7a. calle de Santa María la Redonda, número doscientos cincuenta y cinco, no tengo inconveniente en declarar, por ser la verdad, a pedimiento del representante del Partido Liberal Constitucionalista, que dicha casilla no se instaló en el lugar mencionado, por no existir en la nomenclatura de las casas y calles de esta ciudad, ningún predio marcado por aquel número. La casilla se instaló sobre la banqueta de la vía pública, en un lugar que se supuso correspondiente al expresado número doscientos cincuenta y cinco. No hubo mesa ni asiento especial para los electores, por lo cual no se pudo cumplir con lo dispuesto en la fracción II del artículo 48 de la Ley Electoral, que proviene que: "En cada casilla electoral, se colocará una mesa, asiento para un elector y los útiles de escritorio necesarios, suficientemente apartada del personal de la casilla y lo más a cubierto que se pueda de las miradas del público, a fin de que el voto que se emita permanezca secreto." Por estas causas, independientes de mi voluntad, el voto no fue secreto. Hago constar, además, que dos individuos miembros del Partido Liberal Nacionalista, ocuparon asiento en la mesa durante la elección, hasta que los obligó a desocupar el lugar, el licenciado José I. Novelo. - México, 30 de julio de 1918. - (Firmado): - Manuel E. Aspilcueta. - 7a. calle de Comonfort número 90, interior 30."

El C. Vadillo, continuando: En este documento se comprueban hechos que nulifican toda la votación de esta casilla, porque se ha violado en ella el artículo 40 de la Ley Electoral y las fracciones VI y VII del artículo 104 de la misma Ley, debido a que la casilla no fue instalada en donde debía haberlo sido según la Ley; no hubo mesa especial para los electores, lo cual trasciende a violar el secreto del voto y que los miembros del "Partido Liberal Nacionalista", con la parcialidad de la Mesa, ocuparon asiento en la misma mesa electoral.

- El C. Secretario Bolio, leyendo:

"Como representante del Partido Liberal Constitucionalista, manifiesto a usted que he ocurrido repetidas veces a la casa marcada con el número cuarenta y seis de la calle Moctezuma, domicilio del señor Alfonso Zubieta, según el mismo que lo manifestó, en solicitud de una copia certificada del acta de escrutinio de la elección verificada en el 3er. Distrito Electoral, en la casilla número diez y ocho que se instaló en la calle de Mosqueta número cuarenta y dos, y de la cual casilla, resultó ser presidente el expresado C. Zubieta. Que recorrí una a una las casas de todas las calles de Moctezuma, sin haber encontrado a dicho señor. Que se levantó o dio por terminada la elección en la expresada casilla, sin que se hiciese previamente el escrutinio y llevándose dicho Presidente, Alfonso Zubieta, las ánforas en que se depositaron las boletas que sirvieron para votar, así como las boletas sobrantes. - México, 30 de julio de 1918. -

(Firmados): - Pedro Madrigal. - Testigo, Franco de P. Sánchez. - Testigo, C. S. López. - Instalador."

"Un sello que dice: "Pedro Madrigal. - Gran Fábrica Mexicana Manufacturera de Muebles Finos y Molduras. - 2a. de la mosqueta, 32. - México, D. F. - Julio 30 de 1918. - Al ciudadano Presidente del Partido Liberal Constitucionalista. - Presente.

"Hacemos constar que interrogado por el licenciado José I. Novelo, ante nosotros, el C. Alfonso Zubieta, a las once y media de la noche del jueves primero de agosto próximo pasado, en el local en que se reunió la Junta Computadora del 3er. Distrito Electoral (Hotel Ambos Mundos) acerca de por qué razón no practicó el escrutinio, ni levantó el acta respectiva en la casilla electoral que presidió en la calle de Mosqueta número 42, casilla número 18, y por qué no fue habido en la calle de Moctezuma número 46 que designó como domicilio suyo, al C. Pedro Madrigal, representante del Partido Liberal Constitucionalista, qué se hicieron las ánforas de la elección y cuál fue el resultado de ésta, contestó lo siguiente: Que el resultado de la elección fue en todo favorable al señor Novelo; que éste tuvo ciento cincuenta y nueve votos, contra su contrincante el candidato del Partido Liberal Nacionalista; que las ánforas se las llevaron a la Secretaría Particular de la Secretaría de Fomento sin haberse hecho en la casilla respectiva el escrutinio; que no le fue posible oponerse a este procedimiento, y que aun cuando se hubiese opuesto de nada habría aprovechado el señor Novelo, porque análogamente, se había procedido en diez o doce casillas más, como se verá a medida que se vayan realizando ante la Junta Computadora. Que desde luego, en esta casilla, número dieciocho, que él, Zubieta, había presidido, Novelo iba a aparecer con menos de veinticinco votos, y, en cambio, de los Ríos, con más de ciento ochenta. Que no fue habido en Mosqueta 46, domicilio que dio al representante del Partido Liberal Constitucionalista, porque nunca había vivido en ese lugar, sino que es vecino de las calles de Guerrero, por lo cual ni siquiera debió haber votado, ni mucho menos presidir la casilla electoral del 3er. Distrito, sino que debió haber hecho lo uno o lo otro en el 4o. Distrito. - México, 1o. de agosto de 1918. - (Firmados) - Fausto Calderón. - G. Elzaurdia. - Narciso A. Torres."

El C. Vadillo, continuando: Señores representantes: la lectura de este documento nos demuestra en resumen lo siguiente: que no hubo escrutinio en la casilla electoral; que el escrutinio se fraguó en la Secretaría Particular de Fomento, a cargo del C. de los Ríos, contrincante del C. Novelo. El Presidente de la casilla declaró ante testigos, como consta en los documentos, que no sólo en una casilla, sino en ocho o diez más, se había adulterado el resultado de la votación; que el Presidente de la casilla no es vecino del 3er . Distrito Electoral, sino del 4o., y, por consiguiente, queda probado con esta documentación el fraude y la suplantación de por lo menos 159 votos, que aparecen agregados a favor del C. de los Ríos, siendo que en esta casilla triunfó por una mayoría notable el C. Novelo, a pesar de lo cual únicamente le dejaron 25 votos y el resto fue aplicado al C. de los Ríos, porque este señor, según la declaración de los testigos, tuvo la votación y el expediente en sus manos en la Secretaría Particular de Fomento.

- El mismo C. Prosecretario, leyendo:

"El domingo 28 de julio, en que se verificaron las elecciones, el Presidente de la casilla número 17, que se estableció en la primera de Lerdo número 29, C. Raúl Garza, cerró la casilla a las seis de la tarde y se iba en un coche de alquiler, llevándose las ánforas para el Ayuntamiento, sin haber hecho el escrutinio ni levantando las actas; esto, no obstante las protestas de los representantes de los Partidos "Liberal Constitucionalista" y del "Trabajo." En este momento llegó el licenciado Cataño Flores, acompañado del señor Guillermo Pastoriza y, enterado de lo que ocurría, fue, en el automóvil que llevaba, en seguimiento del personal de la casilla y le dio alcance en la esquina de las calles de Mina y Galeana, de donde los obligó a regresar a la casilla de Lerdo. Ya en la casilla, se presentó un individuo, que dijo ser enviado del Ayuntamiento, preguntando al Presidente Garza por qué no había llevado las ánforas al Ayuntamiento, a lo que contestó Cataño Flores: Que no debían ir allí. El Presidente de la casilla se rehusó rotundamente a abrir las ánforas y practicar el escrutinio, por lo que fue llevado a la Comisaría de la quinta Demarcación, para que esta oficina diera fe de lo ocurrido. En la Comisaría se levantó acta detallada de lo ocurrido y no declaró Garza, porque el Presidente Municipal ordenó por teléfono que se pusiera inmediatamente en libertad al citado Garza, con todo y ánforas. Ya para terminarse el acta se presentó el Secretario de la casilla e informó: que al regresar de la Comisaría el señor Garza, llegaron unos individuos en un gran automóvil y se llevaron las ánforas para el Ayuntamiento, acompañados del Presidente de la casilla. Nos consta que en dicha casilla no votaron ni cien personas, lo cual lo ratificó el Presidente, Raúl Garza, al ser interrogado sobre el particular por el licenciado Cataño Flores en el local de la quinta Comisaría. Grande ha sido, pues nuestra sorpresa, cuando nos hemos enterado de que al practicarse el escrutinio ante la Junta Computadora, resultaron nada menos que 345 votos para un solo candidato del "Partido Liberal Nacionalista", siendo así que no hubo ni cien votantes. Presentes durante el acto del escrutinio que se hizo ante la Junta Computadora, pudimos observar que los paquetes de esta casilla no iban cerrados, sellados ni firmados, así como que el Presidente de la Junta Computadora no permitió que los representantes del "Partido Liberal Constitucionalista" confrontasen el padrón con las listas del supuesto escrutinio, que nunca llegó a practicar el Presidente de la casilla, Raúl Garza, hijo del Presidente de la Junta Computadora, Rafael Garza, ambos vecinos del 4o. o del 5o. Distrito Electoral, pues viven en la 7a. calle de las Flores. - México, agosto 3 de 1918. - (Firmados): - Guillermo Pastoriza. - 3a. Hidalgo 57. - F. E. García. - 8a. Guerrero número 158. - Carlos Viveros. - 4a. Santa María la Redonda número 136."

El C. Vadillo, continuando: Señores representantes: En materia de elecciones, tal como os habréis dado cuenta algunos de esta Asamblea, el

Distrito Federal se ha puesto a la altura de los últimos poblados de la República, en cuanto a la grosería para hacer estos fraudes. Evidentemente todos los ciudadanos que lucharon en la República habrán visto múltiples formas de defraudar la libertad popular, pero el Distrito Federal nos ha dado en esta ocasión rasgos mucho más bochornosos para la democracia moderna y para el espíritu público en general. Seguramente uno de esos detalles que debe ser comentado como un elemento de apreciación de los actuales tiempos, es lo ocurrido en este 3er. Distrito Electoral, y en cuanto a la casilla que estoy examinando, aparece comprobado, por la declaración de testigos honorables que ratificaron su dicho ante un Notario Público, lo siguiente: el C. Garza Raúl, que fue Presidente de esta casilla que estoy examinando, es hijo de don Rafael Garza que, a su vez, fue Presidente de otra casilla y después lo fue de la Junta Computadora. Este ciudadano se presentó a la casilla número 1, siendo vecino, como su padre, del 4o. Distrito Electoral, a las seis de la tarde del día 28 de julio, montando en un coche de alquiler, llevándose las ánforas de las elecciones, sin haber practicado el escrutinio ni levantado el acta. Yo tenía dato, único en mi vida, de que un individuo robara las ánforas de la elección y se las llevara, pero esto ocurrió en un poblado de Jalisco de ínfima categoría, en donde el indígena candidato de dos o trescientos de sus conciudadanos de la ranchería, se embriagó el día de las elecciones, cargó con las ánforas y con las actas y se fue por una barranca; pero no tenía yo el dato de que hechos de igual naturaleza pudieran ocurrir en la ciudad de México y, sin embargo, esto es lo que estamos examinando en estos momentos; pero el C. Cataño Flores, que era el representante del "Partido Liberal Constitucionalista," logró dar alcance a éste, que huía con las ánforas en un coche de alquiler, obligándolo a regresar a la casilla para efectuar el escrutinio. Ya en la casilla se presentó un individuo del Ayuntamiento, preguntando a Raúl Garza por qué no había llevado las ánforas a las oficinas municipales, a lo cual contestó el señor licenciado Cataño Flores que por que no debían llevarse allí.

- El mismo C. Prosecretario, interrumpiendo: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, consulta a la honorable Asamblea si es de concederse más tiempo al compañero Vadillo en el uso de la palabra, porque se ha cumplido la hora reglamentaria. Los que estén por la afirmativa, se servirán poner de pie. Se concede.

El C. Vadillo, continuando: Este permiso que concede la honorable Asamblea está justificado por la naturaleza del debate; generalmente procuro yo limitarme hasta donde es posible a la hora reglamentaria, pero esta clase de discusiones es imposible que se concreten al tiempo de media hora que concede el Reglamento.

Esta especie de exhibición de documentos tiene que durar todo el tiempo que Vuestra Soberanía lo quiera, pero de hecho debiera durar hasta que se complete, para tener una idea cabal de ella. El Presidente Raúl Garza se negó a practicar el escrutinio, por lo cual fue llevado a la Comisaría de la 5a. Demarcación; en la Comisaría se levantó el acta detallada de lo acaecido, sin declarar el C. Garza, porque el Presidente Municipal de la ciudad de México ordenó por teléfono que se le dejase libre con todo y ánforas

- El mismo C. Prosecretario, leyendo:

Anexos 9 y 10.

"Debo agregar a este informe, que requerido por mí el repetido Presidente, ante los testigos que subscriben, acerca del mayor número de votos que hubiese sacado alguno de los candidatos contendientes, me dijo el lunes, que no pasaban de veinte; y que exigido por mí que me exhibiese los apuntes de que me habló relacionados con el escrutinio, me contestó que no los tenía en su poder, sino que los tenía uno de los Secretarios cuyo nombre no recordaba. Lo que hace más sospechosa la conducta del presidente, y hace presumir una infracción grave de la Ley Electoral, es que vuelto a requerir el martes último, dicho señor Presidente, para que me dijese si todavía no tenía datos acerca de cuál de los candidatos había obtenido mayor número de votos, díjome en esta segunda vez, que no tenía todavía los apuntes, pero que serían como cuarenta votos el mayor número de los obtenidos por uno de los candidatos. Lo que en cumplimiento de mi deber comunico a usted, acreditando lo dicho con los testigos que subscriben, que en ambas ocasiones y en ambos requerimientos estuvieron presentes. - México, 31 de julio de 1918. - Firmados: Fausto Calderón. - Carlos A. Carrera. - Alberto Galindo. - 2a. de Arteaga, 24."

"Hacemos constar que aun cuando el señor Antonio García, Presidente de la casilla electoral número 19, que se instaló en la 4a. calle de Lerdo número 85, en los sucesivos requerimientos que le hicimos el lunes 29 de julio y el martes 30, para que nos diese una copia o extracto del escrutinio de la elección nos manifestó: I. Que el candidato que había obtenido número de votos, sin decirnos cuál era, no había alcanzado más de veinte:

II. Que después, y a virtud de nuevos requerimientos, nos dijo que el candidato que había obtenido mayor número de votos, sin querer decir cuál era, no había alcanzado más que cuarenta votos, reiterando en ambos requerimientos, que las ánforas y los documentos de la votación se las había llevado uno de los secretarios de la mesa, al H. Ayuntamiento, sin poder precisar el nombre ni el domicilio de dicho Secretario, ni de los demás miembros de la Mesa, concurrimos a presenciar el escrutinio de esta casilla ante la Junta Computadora que se instaló en el Hotel Ambos Mundos, habiendo presenciado lo siguiente: I. Que el paquete de la documentación no estaba cerrado, sellado ni firmado en manera alguna. Consistió en una informe envoltura hecha con periódico; II. Que al conocer por primera vez el resultado del escrutinio, ante la Junta Computadora, pues nunca llegó a practicarse, ni darse a conocer en la forma que dice la ley, venimos en conocimiento de que el mayor número de votos que obtuvo el candidato victorioso, no fue de veinte ni de cuarenta, como nos dijo en su propio domicilio y en los reiterados requerimientos, el Presidente de la casilla Antonio García, sino de trescientos diez y siete votos, que le atribuyeron y acomodaron, en forma oculta, al candidato del "Partido

Liberal Nacionalista"; III. Que requerido por nosotros ante la Junta Computadora el expresado Presidente Antonio García, para que explicase la razón de esa discrepancia, nos dijo, que él no sabía nada, que se llevaron las ánforas y los documentos de la votación por uno de los Secretarios de la Mesa, a quien él no conoce, como no conoce tampoco a ninguno de los demás miembros de la Mesa, y que sólo éstos podrán decir cómo resultó el candidato del "Partido Liberal Nacionalista" con 317 votos. Que, por último, ya había hablado de todo esto con el señor licenciado Armando Z. Ostos y que este señor le dijo que no tuviese cuidado, que no le sucedería nada. - México, 3 de agosto de 1918. - Firmados Carlos Carrera, 4a. Mosqueta número 93. - Alberto Galindo, 2a. Arteaga número 24. - Fausto Calderón, 1a. Santa María de la Redonda, número 38."

"Como Presidente de la casilla electoral número 24, situada en Mercado número 28, manifiesto que a las 5 p. m. se levantó la casilla sin haberse hecho el recuento de los votos, habiéndose llevado al Ayuntamiento un señor de apellido Rivero, que se dijo inspector del "Partido Liberal Nacionalista", las ánforas de la elección en que estaban las boletas. - México, 31 de julio de 1918. - El Presidente de la casilla electoral, 3er. Distrito número 24. - Firmados: B. Mondragón.- El Instalador, Juan Rodríguez. - En la casilla número 24, del 3er. Distrito Electoral, que se instaló en la calle de Mercado número 23, y de la cual resultó ser Presidente el señor Baldomero Mondragón, y fue instalador el señor Juan Rodríguez, ocurrió lo siguiente: Se dio por terminada la votación alrededor de las cinco de la tarde. No se hizo el escrutinio para saber qué número de votos había correspondido a cada candidato, ni se levantó el acta correspondiente después de haberse dado por terminada la elección. Al día siguiente, como no se hubiese fijado el extracto del escrutinio en las puertas de la casilla, nos pusimos a inquirir del domicilio tanto del instalador como el Presidente de la casilla, y no conseguimos localizarlo. El 31 de julio nos dirigimos personalmente al dueño de la casa en que se instaló la casilla, calle de Mercado número 28, y este señor por medio de un aprendiz de carpintería, nos condujo a la casa del instalador, Juan Rodríguez. De este señor inquirimos qué resultado se había obtenido en el escrutinio, a lo que contestó, diciendo que no lo sabía, pero nos hizo el favor de llevarnos en donde estaba el señor Mondragón, el cual fue hallado en la Escuela Industrial de Huérfanos de donde es empleado. Dijimos al señor Mondragón sólo para disponerlo a decirnos la verdad, que se necesitaba en el Ayuntamiento saber urgentemente el resultado del escrutinio y el paradero de las ánforas y boletas, pues éstas no habían llegado todavía al Ayuntamiento. El señor Mondragón, incontinenti, nos respondió, que eso no podía ser posible en razón de que las ánforas y boletas habían sido llevadas al Ayuntamiento, por un señor de apellido Rivero, que se dijo ser inspector del "Partido Liberal Nacionalista". Entonces le dijimos, en presencia del instalador, que para salvar tanto él como el instalador su responsabilidad , nos diese por escrito esa declaración. Le consultamos qué número de votantes, poco más o menos habrían concurrido a la casilla, para suplir con este dato el posible extravío de las ánforas y de las boletas, a lo que el señor Mondragón nos dijo, que casi nadie había votado en la casilla número 24 que él presidió. Después de todo esto, el señor Mondragón nos extendió por escrito un documento, que tanto él como el instalador firmaron, el cual acompañamos original y que dice lo siguiente: "Como Presidente de la casilla electoral número 24, situada en Mercado número 28, manifiesto que a las 5 p. m., se levantó la casilla sin haberse hecho el recuento de los votos habiéndose llevado al Ayuntamiento, un señor de apellido Rivero, que se dijo inspector del "Partido Liberal Nacionalista", las ánforas de la elección en que estaban las boletas. - México, 31 de julio de 1918 - El Presidente de la casilla electoral, 3er. Distrito número 24. - Firmado: B. Mondragón. - Rúbrica. - El instalador, Juan Rodríguez." - Rúbrica.

"Ahora bien, como a pesar de que, según declaración expresa del señor Mondragón, la casilla estuvo casi desierta, por falta de votantes, ha resultado que el escrutinio que, sin duda, fue hecho en alguna de las oficinas del Ayuntamiento, según la declaración del señor Mondragón, vino a arrojar ante la Junta Computadora un total de 268 votos, para el candidato del "Partido Liberal Nacionalista", cuyo inspector se llevó las ánforas, y como de tal escrutinio, indudablemente confeccionado ad - hoc, aparece que votaron 308 ciudadanos, y el mismo señor Mondragón aseguró que la casilla estuvo casi desierta, resulta evidente que se ha cometido un fraude por medio de suplantación de votos. - Lo que ponemos en conocimiento de usted, para lo que haya lugar. - México, 3 de agosto de 1918. - (Firmados): - E. F. García. - 8a. Guerrero número 158. - Héctor Calderón. - Factor 104. - B. B. Otero. - 9a. Magnolia 228."

"En la casilla electoral número 29, que se instaló en Hombres Ilustres número 71, y de la que fue Presidente el señor Ismael E. Galindo, se cometieron las siguientes infracciones, que ponen de manifiesto el fraude electoral: - I. No se practicó el escrutinio al darse por terminada la votación; II. No se levantó el acta correspondiente del escrutinio; III. El Presidente se llevó las ánforas para practicar una y otra cosa, sin la presencia de todos los interesados; IV. Nunca se fijó en el local de la casilla el resultado del escrutinio, como dispone la ley; V. El resultado del escrutinio se dio a conocer por primera vez ante la Junta Computadora; VI. Los paquetes de la elección que se presentaron ante la Junta Computadora, no estaban cerrados, sellados y firmados; VII. El escrutinio dado a conocer ante la Junta Computadora acusa setenta votantes, según los documentos que obraban en el paquete; VIII. A pesar de esto, sólo se asignaron once votos a un candidato y diez y nueve votos a otro, de donde resulta que sólo se computaron treinta votos y faltaron por computar cuarenta; IX. No se asignó un solo voto al candidato del "Partido Liberal

Constitucionalista", lo cual no ocurrió en ninguna de las demás casillas, ni en aquellas en que visiblemente se comprobó el fraude electoral; X. Hubo, pues, substracción de votos en esta casilla en contra del "Partido Liberal Constitucionalista." - Lo que comunicamos a usted para su conocimiento. - México, 3 de agosto de 1918. - (Firmados): Jesús Romero. - 4a. Libertad número 138, casado. - G. Ochoa Alcázar. - Casado. - Callejón Esmeralda núm. 13."

"Número tres mil novecientos ochenta y cuatro.

- En la ciudad de México, a trece de agosto de mil novecientos diez y ocho, ante mí, Nicolás Tortolero y Vallejo, Notario Público de esta capital, comparecieron como primera parte el señor licenciado José I. Novelo, y como segunda parte, los señores E. Sparza, Cornelio Colorado, Juan Palacios, Adalberto Concha, Antonio Martiñón, Juan D. Muñoz, Guillermo Pastoriza, David Arizmendi, G. Castro Rodríguez, Guilebaldo Ochoa Alcaraz, Manuel E. Azpilcueta, Pedro Madrigal, Francisco de P. Sánchez, Francisco E. García, Fausto Calderón, Guillermo Elzaurdia, Narciso A. Torres, Carlos Viveros, Carlos A. Carrera, Alberto Galindo, Héctor Calderón, Bernardo B. Otero, y dijo el señor licenciado Novelo: que exhibe para su protocolización los documentos subscriptos en esta ciudad, respectivamente, por las personas que forman la segunda parte compareciente, y son: I. Documento de fecha tres de agosto de mil novecientos diez y ocho, subscripto por el señor Cornelio Colorado O., E. Sparza y Juan Palacios, y un anexo al documento siguiente, o sea al esqueleto D, del resultado de la votación de la sexta Sección Electoral, de esta capital, subscripto por Pedro Elizalde, como Presidente; A. Valdés, como Secretario, y por los señores Cruz Medina G., Juan Vargas Martínez y Manuel Villegas. - II. Documento de la misma fecha, subscripto por Alberto de la Concha, Antonio Martínez y J. D. Muñoz. - III. Documento subscripto en la misma fecha, por Guillermo Pastoriza, David Arizmendi y G. Castro Rodríguez. - IV. Documento subscripto el treinta de julio de mil novecientos diez y ocho, por el señor Manuel E. Azpilcueta. - V. Documento de la misma fecha, subscripto por Pedro Madrigal y testigos Juan de P. Sánchez y C. S. López. - VI. Documento subscripto el primero de agosto de mil novecientos diez y ocho por don Fausto Calderón, G. Elzaurdia y Narciso A. Torres. - VII. Documento subscripto el tres de agosto del año en curso, por Guillermo Pastoriza, F. E. García y Carlos Viveros. - VIII. Documento subscripto el treinta y uno de julio de mil novecientos diez y ocho, por don Fausto Calderón , don Carlos A. Carrera y don Alberto Galindo. - IX. Documento de fecha tres de agosto de mil novecientos diez y ocho, subscripto por Carlos Carrera, Alberto Galindo y Fausto Calderón. - X. Documento subscripto el treinta y uno de julio del año en curso, por B. Mondragón y Juan Rodríguez. - XI. Documento de tres de agosto del año en curso, subscripto por Héctor Calderón, F. R. García y B. B. Otero; y XII. Documento de tres de agosto de mil novecientos diez y ocho, subscripto por Jesús Romero y G. Ochoa Alcaraz. Los comparecientes de la segunda parte, por lo que a cada uno toca, manifestaron estar conformes en que se protocolicen los documentos exhibidos, ratificando las firmas que, respectivamente, los calzan, y su contenido; por lo que yo, el Notario, protocolizo y agrego al apéndice en catorce fojas útiles, marcadas con las letras A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K y L, del legajo correspondiente a esta acta, los citados documentos. Por sus generales, manifestaron ser: el señor Cornelio Colorado, profesor de Ilustración Pública, casado, de treinta y siete años de edad, de este domicilio y vive en la casa número tres de la primera de Zacatecas; el señor E. Sparza, soltero, de veintiun años de edad, comerciante, vecino de esta ciudad, y vive en la casa número noventa de la calle de Comonfort; el señor Juan Palacios, casado, comerciante, de cincuenta y tres años de edad, vecino de esta capital, con habitación en la casa número ochenta y siete de la segunda del Cedro; el señor Adalberto Concha, casado, de cincuenta y dos años de edad, comerciante, de este domicilio, y vive en la segunda de Moctezuma número veintiuno; el señor Guillermo Elzaurdia, de treinta y un años de edad, soltero, profesor de Veterinaria, vecino de esta ciudad, y vive en la casa número veinticinco de la calle de Santa María la Redonda; el señor Juan D. Muñoz, casado, de cincuenta y un años de edad, empleado público, vecino de esta capital, con habitación en la casa número once de la calle de la Misericordia; el señor Antonio Martiñon, soltero de veintinueve años de edad, maestro de obras, de este domicilio, y vive en la casa número veinte de la calle de Lerdo; el señor Guillermo Pastoriza, soltero, comerciante, de cincuenta años de edad, vecino de esta ciudad, y vive en la casa número cincuenta y cuatro de la tercera de Hidalgo; el señor Guillermo Castro Rodríguez, soltero, comerciante, de veintitrés años de edad, vecino de esta capital, con habitación en la casa número setenta y dos de la sexta de Comonfort, interior treinta; el señor David Arizmendi, soltero, comerciante, de veintitrés años de edad, de este domicilio, y vive en la sexta de Comonfort número setenta y dos; el señor Manuel E. Azpilcueta, de cincuenta y cuatro años de edad, doctor en medicina, casado, vecino de esta ciudad, y vive en la casa número noventa de la séptima calle de Comonfort; el señor Pedro Madrigal, casado, de cuarenta y ocho años de edad, carpintero, vecino de esta capital, con habitación en la casa número treinta y dos de la segunda de la Mosqueta; el señor Francisco E. García, soltero, comerciante, de veintiocho años de edad, de este domicilio, y vive en la octava de Guerrero número ciento cuarenta y ocho; el señor Carlos Viveros, soltero, comerciante, de veinticuatro años de edad, vecino de esta ciudad, con habitación en la casa número ciento treinta y seis de la cuarta de Santa María la Redonda; el señor Bernardo B. Otero, soltero, de treinta y dos años , empleado, vecino de esta capital, y vive en la novena de la Magnolia número doscientos veintiocho; el señor Francisco de P. Sánchez, comerciante, casado, de cincuenta y ocho años de edad, de este domicilio, y vive en la séptima de Galeana número ciento setenta y seis; el señor Fausto Calderón, soltero de veinticinco años de edad, comerciante, vecino de esta ciudad, y vive en la casa número treinta y ocho de la primera de Santa María la Redonda; el señor Narciso A. Torres, casado, comerciante, de treinta y siete años, de este

domicilio, y vive en la Calzada Vallejo ciento veinte; el señor Ochoa, casado, de cuarenta y ocho años, comerciante, vecino de esta ciudad, y vive en el callejón de la Esmeralda trece; el señor Carlos A. Carrera, soltero, de cuarenta y nueve años de edad, propietario, vecino de esta ciudad, y vive en la casa número noventa y tres de la cuarta Mosqueta; el señor Alberto Galindo, casado, de cincuenta y dos años de edad, comerciante, vecino de esta ciudad, y vive en la casa número veinticuatro de la segunda calle de Arteaga; y el señor Héctor Calderón, soltero, de veintiún años, comerciante, de este domicilio, y vive en la casa número ciento cuatro de la octava calle del Factor. - Por no ser conocidos del Notario los comparecientes en segundo término, presentaron como testigos de conocimiento a los señores Adolfo Cienfuegos y Camus y licenciado Eduardo Neri. Yo, en Notario, doy fe conocer a los señores licenciados Novelo y Neri y señor Cienfuegos y Camus; y por sus generales manifestaron ser: el señor licenciado Novelo, casado, abogado, de cuarenta y nueve años de edad, con habitación en la casa número ciento cincuenta y nueve de la novena calle de las Flores; el señor Cienfuegos y Camus, de veintinueve años, soltero, profesor de Instrucción Pública, con habitación en la casa número dos de la primera calle de Arquitectos; y el señor licenciado Neri, soltero, abogado, de treinta y dos años de edad, con habitación en la casa número sesenta de la Avenida Sinaloa; los tres, vecinos de esta ciudad y con capacidad legal. - Leída y explicada por mí esta acta a los interesados, manifestaron su conformidad, la ratificaron y firmaron; siendo testigos los señores don Germán Matus, que vive en la casa número doscientos treinta y ocho A de la Avenida Chapultepec, y don Federico Bello, que vive en la casa número veintiuno de la primera calle del Estanco de Hombres; ambos de este domicilio, de veintiocho años de edad, solteros, empleados, idóneos, y a quienes doy fe de conocerlos, los cuales también firmaron. - Doy fe. - (Firmados): - Carlos Viveros. - Narciso A. Torres. -Juan Palacios. - G. Ochoa Alcaraz. - F. E. García.- Guillermo Pastoriza. - E. Sparza. - Héctor Calderón. - Fausto Calderón. - Alberto Galindo. - David Arizmendi. - G. Castro Rodríguez. - G. Elzaurdia. - Adalberto Concha. - J. D. Muñoz. - B. B. Otero. - Pedro Madrigal. - Carlos A. Carrera. - E. Neri. - José I. Novelo. - A. Cienfuegos y C. - Cornelio Colorado O. - Antonio Martiñon. - Manuel E. Azpilcueta. - Franco de P. Sánchez. - Germán Matus. - Federico Bello. -Autorizo en México, en la fecha del acta. - (Firmado): - N. Tortolero y Vallejo. - Un sello que dice: "Nicolás Tortolero y Vallejo. - Notario número 39. - Ciudad de México." - Al margen: Derechos devengados por la escritura: treinta y dos pesos.-(Firmado): - Tortolero . - Nota primera. - No se envió nota alguna a la Oficina del Timbre, por no causar más cuota que la del protocolo, según la excepción D, de la fracción segunda de la Tarifa. - (Firmado): - Tortolero. - Nota segunda. - En trece del mismo, se expidió copia certificada en nueve fojas para el señor licenciado Novelo, a petición suya. - (Firmado): - Tortolero. - Derechos devengados por la copia: dos pesos. - (Firmado): - Tortolero.

"Se sacó de su registro esta copia certificada para el señor licenciado don José I. Novelo, a petición suya, en estas nueve fojas timbradas legalmente, y queda cotejada. Certifico que se tomó copia en prensa para fijar lo escrito.- México, agosto trece de mil novecientos diez y ocho. - Doy fe. - N. Tortolero y Vallejo."

El C. Vadillo, continuando: Señores representantes: La lectura de este documento, de esta serie de documentos, para aquellos ciudadanos que tuvieron la bondad de escuchar la lectura atentamente, viene a constituir una prueba de indiscutible valor encaminado a mostrar la serie de fraudes de los más graves y hasta de lo más torpes que fueron cometidos en el 3er. Distrito Electoral. Tenemos los casos de que los paquetes se hayan presentado a la Junta Computadora violados, de que los expedientes electorales de casillas hayan sido llevados a las oficinas del Ayuntamiento y a las oficinas del candidato que trae la credencial, que es el señor de los Ríos, Secretario Particular del Secretario de Fomento. Existen declaraciones de testigos como prueba, y estos testigos son cinco Presidentes de casillas que ante la Junta Computadora declararon que los paquetes relacionados con las ocho casillas, que son las que estamos examinando en estos momentos, esos paquetes fueron presentados violados, abiertos, coincidiendo precisamente ese dato con el hecho de que en esas casillas, según la documentación que hemos leído, hubo una suplantación de votos y coincidiendo también con el hecho de que únicamente en esas casillas aparece una votación excesiva con relación a todas las demás casillas, porque sólo en ellas hubo necesidad de agregar votos a favor del señor de los Ríos, para que aquí aparecieran con un número exorbitante y pudiera dársele la credencial. Esta documentación a que he hecho referencia, en que declaran cinco Presidentes de casillas ante un Notario Público, que da fe de su firma en este documento denuncia de estos hechos, es absolutamente indispensable que sea escuchada por la Asamblea, a pesar de la fatiga que noto en todos los ámbitos de esta Representación, pero es una prueba contundente y será un argumento de que echaré mano después en contra del dictamen de la Comisión Revisora, porque es sumamente elocuente para convencer a cualquiera de que en el 3er. Distrito Electoral se cometió un fraude en grande escala, que no puede pasar desapercibido. Esa documentación es más grave que la anterior, pero es sumamente concisa en cuanto a hechos graves en relación con este dictamen.

- El C. Secretario Meade Fierro, leyendo:

"Nicolás Tortolero y Vallejo. - Notario número 39. - Ciudad de México.

"Vol. 82. - Número tres mil novecientos ochenta y seis. - S. O.

"Los que subscribimos hacemos constar, a solicitud del representante del "Partido Liberal Constitucionalista", que tuvimos la satisfacción de concurrir a la casilla electoral número 29, del 3er. Distrito Electoral, que se instaló en la Avenida Hombres Ilustres número 71, y que votamos por la fórmula, distintivo tricolor circular, del "Partido Liberal Constitucionalista". - México, 4 de agosto de 1918. - (Firmado): - Dr. A. G. de Velasco. - Manuel G. Caballero. - Aureliano Colorado. - Vicente Madrigal. - Hombres Ilustres 61. - Nicolás Vergara. - Hombres Ilustres 61. - Dr. F. Mercadillo y Zavala. -

Jesús Dávila. - Santa Veracruz 86. - Graciano Rentería. - Santa Veracruz 86. - E. Neri. -..."

"Nicolás Tortolero y Vallejo. - Notario número 39. - Ciudad de México.

"Número tres mil novecientos ochenta y seis. -

En la ciudad de México, a quince de agosto de mil novecientos diez y ocho, ante mí, Nicolás tortolero y Vallejo, Notario público de esta capital, comparecieron los señores licenciado José I. Novelo, doctor A. G. de Velasco, Manuel G. Caballero, Aureliano Colorado, Vicente Madrigal, doctor Faustino Mercadillo y Zavala , Nicolás Vergara, Jesús Dávila, Graciano Rentería, Guillermo Ezaurdia, Jerónimo Vásquez, Felipe de Jesús Flores, Narciso A.. Torres y Andrés C. Pérez, y dijo el señor licenciado Novelo: que para complementar el documento protocolizado con la letra L, en escritura de trece de los corrientes mes y año, otorgada en esta capital ante el subscripto Notario, relativa a la casilla número veintinueve, que se instaló casa número setenta y uno de la Avenida de los Hombres Ilustres de esta ciudad, en la que aparece que hubo setenta votantes y computados sólo treinta votos, por haberse omitido los emitidos en favor de los candidatos del "Partido Liberal Constitucionalista", exhibe para su protocolización el documento subscrito por los señores doctor A. G. de Velasco, Manuel G. Caballero, Aureliano Colorado, Vicente Madrigal, Nicolás Vergara, doctor F. Mercadillo y Zavala, Jesús Dávila y Graciano Rentería, en el que consta que dichos señores votaron por los candidatos del partido mencionado. Que exhibe igualmente para su protocolización, un acta fechada en esta ciudad el dos de los corrientes mes y año, subscripta por los señores Guillermo Elzaurdia, Jerónimo Vásquez, Felipe de J. Flores, H. Pérez Lemus, Narciso A. Torres y Andrés C. Pérez. Los comparecientes mencionados, por lo que a cada uno toca, manifestaron estar conformes en que se protocolicen los documentos exhibidos y ratifican las firmas con que respectivamente los calzan, así como su contenido; por lo que yo, el notario, protocolizo, agregándolas al Apéndice del protocolo, en dos fojas útiles, marcadas con las letras A y B, del legajo respectivo, los documentos exhibidos. Por sus generales manifestaron ser: el señor doctor A. G. de Velasco, casado, de treinta y tres años de edad, vecino de esta ciudad y con habitación en la casa número setenta y cinco de la Avenida Hombres Ilustres; el señor Manuel G. Caballero, casado, comerciante, de cuarenta y cinco años de edad, de este domicilio y vive en la casa número setenta y seis de la Avenida Hombres Ilustres; el señor Aureliano Colorado, abogado, casado, de cincuenta y dos años de edad, vecino de esta capital, con habitación en la casa número diez y nueve de la calle de Belisario Domínguez ; el señor Vicente Madrigal, casado joyero, de veintiocho años de edad, de este domicilio y vive en la casa número setenta y uno de la Avenida Hombres Ilustres; el señor Mercadillo y Zavala, soltero, doctor en Medicina, de treinta años de edad, vecino de esta ciudad y vive en la casa número setenta y cinco de la Avenida Hombres Ilustres; el señor Nicolás Vergara, casado, carpintero, de treinta y un años de edad, de este domicilio, con habitación en la casa número setenta y uno de la Avenida Hombres Ilustres; el señor Jesús Dávila, casado, peluquero, de treinta y tres años de edad, vecino de esta ciudad y vive en la casa número ochenta y seis de la tercera calle de la Santa Veracruz; el señor Graciano Rentería, de treinta y ocho años de edad, casado, peluquero, de este domicilio y vive en la casa número ochenta y seis, interior número quince, de la tercera calle de la Santa Veracruz; el señor Jerónimo Vásquez, casado comerciante, de treinta y ocho años de edad, vecino de esta capital y con habitación en la casa número noventa y cuatro de la séptima calle del Factor; el señor Felipe de Jesús Flores, casado, ebanista, de cuarenta y cuatro años de edad, vecino de esta ciudad y con habitación en la casa número trece de la segunda de la Magnolia; y el señor Andrés C. Pérez, soltero, artista filarmónico, de cincuenta y cuatro años de edad, vecino de esta ciudad y vive en la casa número sesenta y siete de la calle de Soto. Por no ser conocidos por el señor notario los comparecientes señores Velasco. Caballero, Colorado, Madrigal, Zavala, Vergara Dávila, Rentería, Vásquez, Flores, Pérez, Lemus y Pérez, presentaron como testigos de conocimiento a los señores Adolfo Cienfuegos y Camus y licenciado Eduardo Neri. Yo, el notario, doy fe de conocer a los señores licenciados Novelo y Neri y señores Cienfuegos y Camus, Guillermo Elzaurdia y Narciso A, Torres; y por sus generales manifestaron ser: el señor licenciado Novelo, casado, abogado, de cuarenta y nueve años de edad, con habitación en la casa número ciento cuarenta y nueve de la novena calle de las Flores; el señor licenciado Neri, soltero, abogado, de treinta y dos años de edad, con habitación en la casa número sesenta de la Avenida Sinaloa; el señor Cienfuegos y Camus, de veintinueve años de edad, soltero, profesor de instrucción pública, con habitación en la casa número dos de la primera calle de Arquitectos; el señor Elzaurdia, de treinta y un años de edad, soltero, profesor de veterinaria, con habitación en la casa número veinticinco de la calle de Santa María la Redonda, y el señor Torres, casado, comerciante, de treinta y siete años, con habitación en la casa número ciento veinte de la Calzada de Vallejo; los cinco vecinos de esta ciudad y con capacidad legal. Leída y explicada por mí esta acta a los interesados, manifestaron su conformidad, la ratificaron y firmaron ; siendo testigo los señores don Germán Matus, que vive en la casa número doscientos treinta y ocho A de la Avenida Chapultepec, y don Federico Bello, que vive en la casa número veintiuno de la primera calle del Estanco de Hombres; ambos de este domicilio, de veintiocho años de edad, solteros, empleados, idóneos y a quienes doy fe de conocer, los cuales también firmaron. Doy fe. - (firmados.): Aureliano Colorado. - Nicolás Vergara.- Narciso A. Torres. - Jerónimo Vásquez. - F. Mercadillo Zavala. - Doctor A. G. de Velasco. - Felipe de J. Flores. - Graciano Rentería. - Vicente Madrigal. - G. Elzaurdia. - Jesús Dávila. - A. Cienfuegos y C. - Manuel G. Caballero. - Andrés C. Pérez. - José I Novelo. - E. Neri. - Germán Matus. - Federico Bello. - Autorizo en México en la fecha del acta.(Firmado): N. Tortolero y Vallejo. - Un sello que dice: Nicolás Tortolero y Vallejo. - Notario número 39. - Ciudad de México.-

Al margen: Derechos devengados por la escritura: veinticuatro pesos. - (Firmado): Tortolero. - Nota primera. No se envió nota alguna a la oficina del timbre, por no causar más cuota que la de protocolo, según la excepción (d) de la fracción segunda de la tarifa. - (Firmado): Tortolero. - Nota segunda. En quince del mismo se expidió copia certificada en tres fojas para el señor licenciado Novelo, a petición suya. - (Firmado): Tortolero. - Derechos devengados por la copia: dos pesos. - (Firmado): Tortolero.

"Se sacó de su registro esta copia certificada para el señor licenciado José I. Novelo, a petición suya, en estas tres fojas timbradas legalmente, y queda cotejada. Certifico que se tomó copia en prensa para fijar lo escrito.- México, quince de agosto de mil novecientos diez y ocho. - Doy fe. - N. Tortolero y Vallejo."

El C. Vadillo, continuando: La copiosa documentación que ha leído la Secretaría y que ha sido escuchada atentamente por una gran parte de los ciudadanos diputados, viene a comprobar de una manera contundente que deben ser nulificadas las votaciones obtenidas en la casillas siguientes: En la casilla número 1, ochenta y seis votos que fueron fraudulentamente atribuídos al C. de los Ríos; en la casilla número 6, doscientos noventa y cinco por las razones que se exponen en el documento que se ha leído; en la casilla número 8, doscientos treinta y tres votos por las declaraciones que comprueban el fraude y la suplantación habida allí; en la casilla número 17, trescientos cuarenta y cinco votos, porque aun a simple vista aparece exageradamente esta votación, aumentada, dada la votación que se obtuvo en lo general en las demás casillas, como se va a ver; en la casilla número 19, trescientos diez y siete votos; en al casilla 18, ciento ochenta y cinco votos; en la casilla número 24, doscientos sesenta y ocho votos; en la casilla número 29, diez y nueve votos. Por el cuadro siguiente va a convencerse la Asamblea de que en general en la casillas del 3er. Distrito Electoral nunca se tuvo una votación alta; esta votación que voy a leer más o menos la votación regular obtenida en las demás, menos en las ocho casillas fraudulentas.

Casilla número 2: el C. de los Ríos obtuvo únicamente veintiocho votos y el C. Novelo obtuvo treinta y un votos; casilla número 3: según las constancias que obran en el expediente y que no se refieren a las casillas objetadas como fraudulentas, el C. de los Ríos obtuvo treinta y un votos y el C. Novelo obtuvo treinta y dos votos; en la casilla número 4, el C. de los Ríos obtuvo catorce votos y el C. Novelo obtuvo veintitrés votos; en la casilla número 5, el C. de los Ríos obtuvo cincuenta y dos votos y el C. Novelo ciento ochenta y dos; en la casilla número 7, el primero de los contendientes obtuvo diez y siete votos y el segundo sesenta y dos, o sea el C. Novelo. En la casilla número 9, el C. de los Ríos únicamente alcanzó una votación de diez y ocho sufragios y el C. Novelo obtuvo diez y siete. en las casillas 11 y 12, el C. de los Ríos obtuvo once votos y el C. Novelo doce votos; en la casilla No. 13, el C. de los Ríos obtuvo 23 votos y el C. Novelo 24; en la casilla No. 14, la votación fue de diez y siete y de 62; en la 15 fue de veintinueve y de cincuenta y uno, respectivamente; en la 16, fue de diez y siete y veinticinco respectivamente; en la 20 fue de veintiuno y ocho; en la 21, fue de veintidós, y diez y ocho; casilla en que perdió el señor Novelo; en la casilla número 22 fue de treinta y cinco y veintidós; en la 23 fue de doce y ocho, respectivamente; en la 25, fue de nueve, no se conoce la votación a favor del señor Novelo; en la 26 obtuvo el C. de los Ríos diez y ocho y el C. Novelo únicamente cuatro; en la 27, el C. de los Ríos, cuatro, y el C. Novelo, cuatro; en la 28, obtuvo el C. de los Ríos, seis votos, y el C. Novelo, ciento veintiocho; total: el C. de los Ríos obtuvo trescientos ochenta y cuatro votos y el C. Novelo setecientos tres votos. Esta votación es la que evidentemente aceptó la Junta computadora, tanto para uno como para otro de los contendientes y únicamente no se menciona aquí la votación obtenida en las ocho casillas en las cuales aparecen votaciones de doscientos y trescientos ciudadanos, cuando en todas las demás, como habéis observado, el máximo es de ciento ochenta y dos votos, lo cual es otra prueba presuncional muy importante para asegurar que en esas ocho casillas a que se refiere la documentación que hemos leído, en esas ocho casillas hubo una verdadera suplantación de votos, aparte de la declaración terminante de cinco representantes de casillas que comprueban que esos expedientes precisamente, y no otros, aparecieron abiertos y violados en la Junta Computadora. Por el resultado final a que hemos llegado mediante la lectura de documentos, mediante razones fundadas exclusivamente en documentos, aparece que el señor de los Ríos resulto con un número máximo sobre el señor Novelo, debido a la suplantación manifestada de votos; pero que descontando esos votos en obsequio del artículo 104 de la Ley Electoral, quedan a favor del señor Novelo setecientos trece votos, lo que le da la superioridad sobre el C. de los Ríos y, por consiguiente, legalmente corresponde al señor Novelo ocupar un lugar en esta Representación Nacional, y no al C. de los Ríos. Después de esta exposición escueta de números y de documentos, la Asamblea debe tener el convencimiento de que la superioridad de votos legales favorece al C. Novelo y no al C. de los Ríos. La Comisión Revisora de Credenciales correspondiente, ha llegado a un resultado enteramente contrario, porque la Comisión Revisora de Credenciales, según lo confiesa el dictamen, se ha fundado para llegar a sus conclusiones en la constancias oficiales, especialmente en aquellas que da la Junta Computadora. Frecuentemente, señores representantes, he venido a impugnar aquí ese criterio que domina en algunas de la comisiones revisoras. La Junta Computadora, según la ley, es únicamente el paso de trámite de las elecciones; la elección se verifica en las casillas , pasa por la Junta Computadora y se discute aquí con las pruebas que recibe la Junta Computadora o que recibe la casilla y sobre todo con las pruebas que se presentan aquí al seno de la Comisión Revisora. El punto de ataque que hemos tenido siempre para las Comisiones Revisoras ha sido este: que ellas pegan la cabeza únicamente a aquel documento que viene de la

Junta Computadora. Ahora bien, señores diputados; cuando en la Junta Computadora, como en el caso presente, el Presidente es parcial, notoriamente parcial a favor de uno de los candidatos, cuando niega a los representantes el derecho de alegar en favor de los intereses electorales que representan, cuando él mismo es cómplice, como se ha comprobado aquí, de fraudes manifiestos, cuando él y su hijo anduvieron robando expedientes de las casillas y en virtud de ello uno de ellos fue a dar a una comisaría. ¿cómo es posible que la documentación que venga por la vía de la Junta Computadora sea la única suficiente para formar un criterio?

Efectivamente, la Comisión Revisora debe tomar en consideración aquellas otras pruebas que vengan de la parte contraria y no tan a ciegas ir a dar fe total, fe absoluta, fe únicamente a la documentación oficial venida por conducto de la Junta computadora. Si algún defecto tiene la Ley Electoral, es de dar toda la ventaja a aquel candidato que aparentemente o legalmente, o como quiera, traiga la credencial, el espíritu de la Ley Electoral es de que aquí se discuta una credencial y de que el veinte por ciento, el treinta por ciento, el cincuenta por ciento, según la moralidad que haya dominado en las elecciones, salga de aquí; por eso el que traiga una credencial es un presunto y debe ser efectivamente un presunto diputado, porque la Ley Electoral no da derecho al candidato, aparentemente derrotado, ni siquiera de venir a defender aquí su derecho, en la Junta Computadora no puede nulificar y éste los votos, aun cuando notoriamente vayan viciados y si las Comisiones Revisoras después vienen aquí a atenerse y únicamente a la opinión de las Juntas Computadoras cuando conviene a intereses políticos y si no hacen caso de la Junta Computadora cuando no conviene a intereses políticos, como sucedió en el caso del C. Silva, en que la Junta Computadora ella misma declarara que aquella elección era viciosa, entonces se ve claro que queda la elección de un candidato a discreción verdaderamente de las Comisiones Revisoras, lo cual es una lesión flagrante, manifiesta, a la justicia más elemental. Precisamente la índole de este debate, la naturaleza íntima de la contradicción en que estamos la Comisión Revisora y yo en este momento, es el valor probatorio que tiene la documentación que ella tuvo en sus manos y a la cual le dio mayor valor y el valor probatorio que tiene la documentación que me he permitido solicitar sea leída para conocimiento general de la Asamblea; yo sostengo que estos documentos prueban suficientemente los fraudes habidos en ocho casillas del Distrito Electoral y que, probados esos fraudes, resulta una votación legal a favor del C. Novelo y en contra del C. de los Ríos; precisamente quiero yo orientar este debate y en el sentido general, primero: del valor probatorio que tienen esos documentos, y así interpelo formalmente a la Comisión para que me diga qué defecto ha encontrado en la documentación que yo he leído aquí, para no dar el valor que tienen, a esos testigos, que hay un representante de la fe pública como es un notario, ya que han dicho, han declarado en número suficiente para ser creídos en cualquier tribuna, han demostrado los hechos delictuosos, los fraudes notables, las aberraciones groseras electorales, que tuvieron verifictivo en ocho casillas del Distrito 3o. de esta ciudad.

El C. Blancarte: Pido la palabra para contestar al orador una interpelación que me ha hecho.

El C. Presidente: si el orador lo permite.

El C. Blancarte: Me ha hecho una interpelación, y como miembro de la Comisión pido la palabra para contestar.

El C. Vadillo: Suplico a la Comisión que, al terminar, tenga la bondad de hacer una explicación amplia acerca de este particular; pero ahora voy a terminar haciendo una síntesis ligera de la conducta que han observado aquí las Comisiones Revisoras, para que se vea por la Asamblea cómo estamos en el derecho en este momento, casi en el deber, de fijar, aun cuando ya sea en las postrimerías de este género de discusiones, el criterio que debe dominar. Una vez discutíamos aquí la credencial del C. Jerónimo Hernández, y traje yo mismo como elementos de prueba, declaraciones rendidas ante el Juzgado de Distrito, y fue el C. Soto Peimbert quien dijo que ellos se concretaban a los elementos que constaban a la Junta Computadora, que no tenían obligación de buscarlos por otra parte, a reserva de que el C. Soto Peimbert después haya declarado desde aquí que habían pedido declaraciones al Ministro de la Guerra acerca del asunto de Puebla, en relación con la credencial del C. Márquez Galindo, lo cual demuestra que algunas veces se atienen a los elementos que hay aquí y otras veces hasta los van a buscar. En estos momentos hay muchos dictámenes pendientes, porque las Comisiones andan buscando elementos de prueba para dictaminar con acierto, lo cual demuestra que no se atienen en determinados casos, a lo que consta en los documentos que vienen de la Junta Computadora. Otras veces se declara que lo dicho por la Junta Computadora, conforme a determinado artículo de la Ley Electoral, no vale cuando sea en materia de juzgar elecciones, porque ellos no están capacitados para calificar, dando a esta palabra "calificar", una extensión acomodaticia. Así vemos en el caso del C. Silva que la Junta Computadora en masa, de manera solemne, declaró que le constaban los hechos de los vicios de aquella elección y, sin embargo, la Comisión Revisora no hizo caso de esa declaración de la Junta Computadora. En determinados casos se ha dicho aquí que lo declarado ante el Presidente Municipal y ratificado por él, no tiene valor, porque no es una autoridad seria, y en determinados casos, como en el caso del C. Arrazola, a quien se echó de aquí injustamente, el testimonio de un Presidente Municipal, es decir, la declaración rendida ante el Presidente Municipal y ratificada por él, fue suficiente para que toda una casilla fuese nulificada y el C. Arrazola saliese de aquí. Yo presento pruebas no rendidas ante un Presidente Municipal, no rendidas ante un Juez, no dadas por la Junta Computadora, porque fue parcial, sino recogidas por un representante de la fe pública, por un notario público a la Junta Computadora, y la Comisión Revisora declara ahora que es un testimonio como otro cualquiera y que no le da fe; entonces, digo yo, señores representantes, uno que viene a alegar aquí un derecho en contra

de una decisión de la Comisión Revisora, ¿qué género de pruebas necesita traer aquí? Ya hace tiempo que en la mente de la Asamblea está esta pregunta: ¿qué género de pruebas contestas a las Comisiones Revisoras? Ni la fe pública externada en la prensa, ni el testimonio ante un Presidente, en determinados casos, ni el testimonio ante un notario público, ni los testimonios directos de testigos ni los testimonios de las Juntas Computadoras satisfacen en determinados casos a las Comisiones Revisoras, ¿entonces, qué? Después de esto, para fallar en estos juicios políticos no queda otra cosa que el capricho de la Comisión Revisora, el mayor o menor grado de honradez; fortuna es que, a veces, en determinados casos, se hayan escogido, efectivamente, a los hombres más honorables o más reconocidamente honorables para que formen estas Comisiones; cuando no la hay, cuando por noventa y seis votos viene un diputado aquí, cuando se hace un diputado por sorpresa, se mete un dictamen en el momento en que no hay quien lo discuta, ¿entonces qué estamos, pues, haciendo aquí?

Pues bien, ciudadanos diputados, no tengo intención, ni cae bien en estos momentos en que estamos hablando seriamente de un debate de los más fundados, de venir a hacer aspavientos líricos acerca de la injusticia que en muchos casos se ha aprobado, para las Comisiones Revisoras, y mucho menos tiene lugar en estos momentos en que voy a contender con el C. Blancarte, persona que me merece bastante crédito y que es, seguramente, sensato en materia jurídica; per sí hago constar que no sólo es opinión mía, sino que es opinión de muchos individuos que espontáneamente la han manifestado, que las Comisiones Revisoras han procedido, en lo general, no conforme a un criterio de sensatez, sino conforme a insinuaciones personales, conforme a caprichos, conforme a recomendaciones y muy raras veces conforme a la justicia, ciega, sana , absoluta como debía ser la que reinara en esta clase de discusiones.(Aplausos) Por esta razón, para concluir esta parte de mi exposición y deseando escuchar al C. Blancarte, le suplico se sirva tener la bondad de concretar el debate a estos términos: ¿qué valor probatorio tiene una declaración testimonial autenticada por un notario público, para las comisiones? ¿Si vale o no vale este testimonio y cuál es el que vale en lo general? Y para que si perdemos este debate siquiera prevenirnos para el otro, pues nosotros no sabemos que es lo que exigen de nosotros las Comisiones Revisoras. Yo he tenido fortuna para presentar aquí pruebas de distinta índole, pruebas testimoniales de declaraciones rendidas ante los juzgados, ante notarios, por las Juntas Computadoras, declaraciones directas de los ciudadanos; se han despreciado aquí las firmas de más de ochocientos ciudadanos, sencillamente porque eran ciudadanos. si las hubiera certificado un notario público dirían, como el C. Blancarte, que tienen el valor del testimonio único de un individuo, el notario, y no de ochocientos individuos. Sí las hubiese certificado un Presidente Municipal, habrían dicho que no era de las que señalaba la Ley Federal como elementos de prueba.

La Ley Electoral efectivamente no señala esa parte de los elementos de prueba, porque la Ley electoral reconoce que el tribunal popular para juzgar estas credenciales tiene que llevarse por los elementos naturales del sentido común, del sentido jurídico, por lo que en todas partes hace prueba, por lo que en todas partes impresiona como verdad, aun por el tono en que vienen determinados documentos, que no pueden ser recusados de falsedad, pues la mentira se reconoce casi siempre por los individuos que tengan práctica en reconocerla. La Ley Electoral, pues, no señala qué clase de pruebas deben rendirse, porque si las señalara entonces darían mayor margen al fraude por quienes forzarían esa puerta y siempre se traerían esas pruebas aquí, que nada probarían. No, en cada caso es el juicio de las Comisiones; pero estas Comisiones deben de concebir, por lo menos un concepto general, deben saber cuándo vale una prueba , y aquí hemos tenido que muchas valen y muchas no valen, según el capricho del momento, según el deseo de que conspiran las Comisiones para dar gusto a determinado candidato, Repito, tengo esperanzas de que el C. Blancarte y yo, nos pongamos de acuerdo en cuanto a estos elementos de prueba lo son irrefutablemente y que, por consiguiente, las ocho casillas que ellos mencionan deben ser nulificadas en contra del C. de los Ríos, para dar la credencial que legítima, que realmente, que legalmente corresponde al C. licenciado Novelo. (Aplausos.)

Presidencia del C. ORTIZ ANDRÉS - El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte para contestar la interpelación del C. Vadillo.

El C. Blancarte: Honorable Asamblea: el C. Vadillo ha empezado su peroración indicando que siempre en las comisiones o en lo general, cuando menos, se ha notado esto: que primeramente se tiene la idea política y después se busca la forma legal para el triunfo a aquella persona que políticamente corresponde. Ya en esta tribuna alguna vez hice la siguiente declaración: yo entiendo que entre los miembros del "Partido Liberal Constitucionalista," que dominó en la Cámara pasada y entre los elementos que formábamos las derechas, no había diferencia substancial de principios y de ideas, que la había de forma y que con quienes deberíamos precisamente de luchar era con enemigos que no teníamos en la Cámara, en donde por alta política realmente se tiene una distancia entre ellos y nosotros; entre el elemento que simpatizó con las ideas de la Revolución, con la idea de que se necesitaba quitar los obstáculos para el progreso y los elementos que se oponían para que se obtuviera ese progreso, para que se obtuviera esa evolución mediante ese movimiento revolucionario a que fue necesario llevar a la nación. Así es, pues, que debo yo de confesar desde esta tribuna que sí creo que debe tomarse la idea política para determinadas resoluciones, pero la idea política amplia, la idea política que tienda principalmente a la consideración del actual orden de cosas, la idea política que consolide al gobierno actual; pero no la idea política personalista que se puede tener entre unos miembros y otros de los

que estamos dentro del mismo campo. Así es, pues, que en cuanto a la objeción que hiso el señor Vadillo sobre política personalista, les protesto a ustedes que la Comisión que me honro en presidir no la ha tomado en consideración para sus dictámenes, ni en este dictamen ni en los demás. Ha procurado que haya uniformidad de ideas, únicas que norman la resolución de esos dictámenes.

Pasando ya al punto concreto de esta credencial, voy a hacer de la manera más somera posible, un resumen de lo que se hizo para dictaminar y el valor que se da a esas pruebas.

Debo de manifestar al señor Vadillo lo siguiente: una prueba testimonial cuando se refiere a hechos de interés público, cuando no hay un interés particular, sino que el interés es el que se va a jugar, en esa prueba testimonial se necesita que se haga ésta ante un juez competente; que el Ministerio Público, en representación de la sociedad, pueda preguntar a esos testigos para saber si dicen la verdad, o no. Así es que eso es indispensable para que esa prueba tenga convicción y la lleve ante los demás. (Voces: ¡Claro!) Cuando se trata de un interés particular, se necesita que esa prueba testimonial se reciba con citación de la parte contraria y que a ésta se le dé el derecho de repreguntar para poder en esas preguntas hacer hacer patente si dicen la verdad o están diciendo una falsedad los testigos. La prueba, en lo que se refiere a actos civiles, se tiene de una manera plena en los registros que se llevan a ese efecto. Por eso vemos que las actas del registro civil prueban plenamente en cuanto a la edad. en cuanto al matrimonio, en cuanto al nacimiento, etc. Así es, pues, que las pruebas en cuanto a la parte electoral se tiene también por las constancias que se extienden por las mesas electorales, por las mesas de escrutinio, que son las autoridades para poder resolver en estos casos. Cuando todas estas formas de prueba que enumerado tienen que examinarse, se necesita pesar el valor de unas, el valor de otras y eso es precisamente lo que la Comisión ha hecho en este caso. Todo ese Cúmulo de documentos que se han leído, señores, podemos decir que se reduce esta clase de pruebas a pruebas documentales; no es prueba testimonial, señores, la prueba testimonial, repito, es la narración de un hecho que se ve o que se oye , que cae bajo los sentidos y que por eso puede decirse ante una autoridad competente: "este es el hecho de que he presenciado." Así es que estos testimonios no deben recibirse ante un notario, porque el notario tiene funciones especiales, tiene que dar fe de la declaración de una persona cuando se trate de un testamento, cuando se trate de hecho similares, da fe de que aquella persona dijo tal o cual cosa y cuando este testamento -de los que se llaman cerrados - necesita pruebas formales para que haga fe plena el dicho del notario. Así es, que el hecho de llevar ante un notario un documento para que lo protocolice ¿le da fe para que le demos crédito? Al contrario, debe ser sospechosa aquella prueba testimonial que pudo llevarse ante un juez y no ante un notario, que no tiene ni la representación de la sociedad ni interés en esos negocios. Así es que esa prueba que se ha querido llevar ante los notarios consiste en estos hechos: dos miembros del "Partido Liberal Constitucionalista" que dirigen un documento al Presidente de ese Partido en que le dicen, no le dicen -veamos que ni siquiera esta fuerza tienen - oímos que el Presidente de esa casilla o dos personas que estaban platicando, narraban estos hechos. ¿Qué hechos? Hechos acaecidos en la casilla. Este documento, firmado por dos personas que no son testigos, porque oyeron decir a otro...¿ese es un documento? Yo hago esta pregunta. De allí lo sacó el señor Novelo, lo llevó ante un notario, lo protocolizó y entonces esos testigos dijeron: reconocemos este documento como firmado por nosotros. El hecho de llevarlo ante un notario, ¿le aumenta la prueba? Cuando no se llenan los requisitos legales, ¿vamos a darle fe, vamos a creer en esas pruebas? Pero hay más todavía, señores: para no darle valor a esa prueba rendida, tenemos otras noticias: en el mismo expediente, como es una copia del acta de la primera casilla, firmada por el mismo presidente del "Partido Liberal Constitucionalista," el señor Novelo -voy a suplicar a la Secretaría dé lectura a las objeciones que hace el señor Novelo para la primera casilla, porque de allí podrá la Asamblea inferir el valor que le dimos a los testigos en todas las demás, viendo el valor que tiene en la primera casilla el dicho de esos testigos.

- El C. Secretario Meade Fierro, leyendo:

"Anexo número 1. - Documento número 1 correspondiente a la casilla número 1. "Con el se comprueba:

"I. Que a las ocho y media de la mañana del 28 de julio, ya se había levantado al acta de la instalación de la Mesa;

"II. Que el Presidente de la Mesa, Rafael R. Garza, es vecino de otro Distrito Electoral;

"III. Que no votaron en esa casilla cuarenta personas;

"IV. Que no se practicó el escrutinio ni se levantó el acta correspondiente, después de la elección;

"V. Que el Presidente de la Mesa se llevó las enforas a las oficinas del Ayuntamiento;

"VI. Que no se fijó el resultado del escrutinio en las puertas de la casilla, en ninguno de los días subsiguientes al de la elección;

"VII. Que ante la Junta Computadora resultaron haber votado 125 personas, siendo así que efectivamente no pasaron de cuarenta los votantes.

"Fueron, pues, suplantados 85 votos. Se asignaron fraudulentamente 86 al candidato que porta credencial. Estos votos son nulos, según la fracción V, del artículo 104 de la Ley Electoral, y la suplantación y el fraude constituyen el delito penado por el artículo 118 de la misma.

"Al candidato signatario de este memorial, le reconocieron sólo 19 votos, ante la Junta Computadora, que deben reputarse válidos."

El C. Blancarte, continuando: Suplico a la Asamblea se sirva tener tantita paciencia por estar ya revuelta la documentación en la forma en que yo la había dejado y no encontrar el documento a que quiero que se le dé lectura. Debo manifestar que una de las objeciones que se hacen a la votación de la primera casilla electoral, es esta: el Presidente de la casilla no era

vecino de ese Distrito Electoral. La Comisión, además de la presunción que debe de tener de que los que instalan una casilla son de aquella sección, tienen una prueba positiva que consiste en un contrato de arrendamiento y un recibo de la renta de un local hecho al mismo Presidente de esa Mesa, desde mayo próximo pasado. Así es, pues que aparte de la presunción se tiene la prueba positiva para demostrar que sí es vecino.

Respecto de los otros puntos, se va a dar lectura a una copia del acta de la casilla.

- El C. Secretario Meade Fierro, leyendo:

"En la ciudad de México a las 5 de la tarde del día veintiocho de julio de mil novecientos diez y ocho, se procedió a levantar la presente acta de la votación obtenida en la casilla número uno del 3er. Distrito Electoral, de la Municipalidad de México, con respecto al cargo de diputados propietarios y suplente del Congreso de la Unión. al efecto, se hace constar lo siguiente: que el número total de votantes es de ciento treinta y uno; que el número de ciudadanos que no votaron fue de ciento treinta y nueve; que se nulificaron parcialmente tres boletas y totalmente cuatro boletas inutilizando con rayas diagonales éstas últimas; que la votación para diputado propietario fue como sigue: Rafael de los Ríos, ochenta y seis votos; José I. Novelo, diez y nueve votos; Guillermo G. Calazar, cuatro votos; Fernando F. Franco, seis votos; José Escudero, cuatro votos; Lorenzo Ramos, un voto; Eduardo Pallares, un voto ; Juan García, un voto; Julio García, un voto; Manuel Herrera y Lazo, dos votos; que la votación para diputado suplente fue como sigue: Tomás H. Gasca, ochenta y cinco votos; Juan Cataño flores, diez y nueve votos; Manuel Gutiérrez, cuatro votos; Hilario Muñiz, seis votos; Luis G. Rodríguez, cuatro votos; M. Suárez Real, un voto; Efrén D. Marín, un voto; Pedro Molina , un voto; Salvador Milanés, un voto; Ignacio Vallejo Macouzet, dos votos; y por último, que los representantes de los Partidos Centro Obrero Independiente y Estudiantil Unidos, Daniel Franco; Partido Liberal Nacionalista, Luis Piña; Partido "13 de Julio de 1913," C. Jesús E. Vélez; Partido Liberal Independiente, C. F. B. Rodríguez H., y Partido Liberal Constitucionalista, C. Gregorio Vélez, no tuvieron ninguna protesta que formular, firmándola de conformidad con los componentes de la Mesa y los representantes de los partidos , se cierra la presente acta que se levanta por duplicado.

"El C. Presidente, R. R. Garza. - 1er. Escrutador, E. Prieto. - 2o. Escrutador, León Díaz. - 1er. Secretario, R. Felgueres Pani. - Segundo Secretario, Guillermo de la Garza. - Representante del Partido Liberal Nacionalista, Luis Piña. - Representante del partido " 13 de julio de 1913". - Jesús E. Vélez.- Representante del Centro Obrero Independiente y Estudiantil Unidos, Daniel Franco. - Representante del Partido Liberal Constitucionalista, Gregorio Vélez .- Por el Partido Liberal independiente "Ramon Corona," F. B. Rodríguez H."

El C. Vadillo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Blancarte: Voy nada más ha hacer una explicación. Como ustedes ven, la primera casilla me objeta porque dice que solamente hubo me parece que veinte y tantos votos para el candidato De los Ríos y que no se hizo el acta de escrutinio, que no se hizo la computación, y todos esos hechos vienen demostrados en la prueba testimonial a que se dio lectura; contrariando esa prueba testimonial se tiene la copia, el duplicado del acta que se levantó en la casilla, en donde firman todos los representantes de los partidos, incluyendo también el del "Partido Liberal Constitucional." Así es, pues, que esta acta sí hace prueba plena en concepto de la Comisión y viene haciendo comparación con la prueba de aquellos testigos, a decirnos que aquella prueba testimonial no solamente no lo es, sino que viene a atestiguar hechos falsos cuando ya uno de los mismos representantes de ese Partido ha dicho que fueron ochenta y tantos para el señor De los Ríos y que son los que se computan en el acta respectiva de la junta Computadora.

Desde luego otros Presidentes de casillas, cinco, que vienen aquí también con un comprobante de que son del "Partido Liberal Constitucionalista," que vienen declarando que en las otras casillas en donde ellos no estuvieron se hicieron tales o cuáles cosas y que se llevaron los expedientes abiertos y que no se hizo la computación. De esto también hay que dudar mucho, de este testimonio, porque, como digo, viene desvirtuándose con hechos que para la Comisión hacen prueba plena, como es este documento. Si a la falta de valor de esas pruebas se agrega que están contradichas con documentos fehacientes, ya la Comisión fundadamente tiene que dudar del dicho que esas personas, expuesto en documentos privados que protocolizaron, y por lo mismo no tiene prueba en concepto de esta Comisión ese dicho de testigos, aunque se protocolice...

El C. Vadillo, interrumpiendo: ¿Me permite una aclaración?

El C. Blancarte: Sí, señor.

El C. Vandillo: El documento número 1, protocolizado, a que se dio lectura, prueba entre otras cosas que el Presidente de la Mesa se llevó las ánforas a las oficinas del Ayuntamiento. El C. Blancarte responde con el acta de la casilla en donde, según se afirma, firmó también el Presidente del "Partido Liberal Constitucionalista." Deseo llamar la atención de la Asamblea acerca de que no son contradictorios estos dos hechos. Después de hecha el acta en la casilla, pudieron haberla firmado los representantes de todos los partidos y pudieron muy bien después, como lo prueban los testimonios, haberse llevado las ánforas; pero no veo ninguna contradicción en esto. Efectivamente, el C. Garza - interesado en la elección a favor del C. De los Ríos - terminada la votación se llevó las ánforas y el acta firmada por los representantes de los partidos todos y es el caso que está denunciando el documento número 1 entre otras cosas; de manera que la argumentación del señor Blancarte cae por tierra; efectivamente firmaron... (Siseos.) pero el Presidente De la Garza se llevó, según lo dicen los testigos honorables, el ánfora, el paquete y el cual paquete después apareció abierto, como lo testifican cinco presidentes de casilla ante un Notario Público. De manera que el C. Blancarte ve claro que no son contradictorios los dos hechos; bien puede ser exacto y no dudo, que el que firma

como representante del "Partido Liberal" lo sea efectivamente y no que hubiera ido a buscar uno que firmara como representante del "Partido Liberal Constitucionalista." cosa de que son muy capaces, pero supongo que es cierto, pues todavía así es cierto también que el Presidente De la Garza se llevó las ánforas a su casa o a las oficinas del Ayuntamiento y eso lo dicen los testigos y así aparee también ratificando por cinco Presidentes de Casillas ante un notario público; de manera que la nulidad procede porque se llevaron las ánforas y no por falta del acta.

El C. Blancarte: Entiendo que la Asamblea se ha de haber dado cuenta exacta de lo que expuso el señor Vadillo que, realmente, no veo cómo puede él inspirar que no hay contradicción. Los testigos dicen: "No se hizo cómputo;" el acta ésta dice "Salieron tantos votos para que el señor De los Ríos y tantos para el otro y tantos otros como propietario y suplente." ¿A qué hora se hizo esto? Dice el acta que a las seis de la tarde del día 28. ¿En dónde? En el lugar de la casilla. Luego, ¿cómo no se hizo cómputo, si en el acta se dice el número de votos que sacó cada uno? ¿Se puede decir que el número que sacó cada uno sin hacer el cómputo? Luego allí sí se hizo el cómputo. ¿En donde? Dice el acta que en la casilla. ¿A qué hora? a las seis de la tarde del día 28. ¿En dónde? En el lugar de la casilla. Luego ¿cómo no se hizo cómputo, si en el acta no se dice el número de votos que sacó cada uno? ¿Se puede decir el número que sacó cada uno sin hacer el cómputo? Luego allí se hizo el cómputo. ¿En dónde? Dice el acta que en la casilla. ¿A qué hora? A las seis de la tarde del día 28. ¿Quiénes testifican estos hechos? Todos los miembros de la Mesa y, además, los representantes de los partidos políticos. ¿Qué tantos votos sacó el señor de los Ríos? Ochenta y tantos le señala el acta. ¿Qué tantos dicen los testigos que sacó? Veinte y tantos. ¿Quién dice que sacó veinte y tantos? unos testigos que no lo son en realidad , sino que afirmaron un documento privado. El acta que sacó ochenta y tantos y son los que le computa la Junta respectiva. ¿Hay contradicción o no la hay? ¿Que documentos harán en adelante más prueba? ¿Esta prueba testimonial o las actas de las casillas que vienen en cada expediente? Así, pues, no es que la Comisión haya tenido en cuanta el criterio político, sino exclusivamente legal y, por lo mismo, nulifica cuatro casillas de las objetadas, cuatro, aunque no está perfectamente comprobado el hecho por el que se nulifican, para dar prueba de hasta dónde llega para ir de acuerdo con esas protestas y porque hay algún indicio de prueba que sí puede realmente justificar ese dictamen, y nulificó cuatro casillas. La primera que se nulifica es la número 6, y la nulifica precisamente porque hay una constancia, hay un documento privado que no ha sido reconocido por sus autores, pero que ese dice que hubo una votación distinta de la que se tiene en la Junta Computadora y, por lo mismo, la casilla número 6, que sí está protestada y hay un principio de prueba, se nulificó. Todas las demás casillas, hasta la 9a., no se nulifican, porque, no hay más que una prueba testimonial.

Viene la casilla número 10, objetándose, porque se instaló en distinto lugar del señalado por el Ayuntamiento. En efecto hay una prueba allí, de que se instaló en distinto lugar, pues se instaló en la calle y por eso se nulifica la votación de la casilla número diez.

La casilla número... no recuerdo el número que le corresponde, me parece que es el 18, manifiesta el Presidente de la casilla, según documento que también existe en el expediente, que tanto el candidato Novelo como los representantes del "Partido Liberal Constitucionalista," estuvieron molestándolo todo el día y, sobre todo, cuando ya se iba a hacer la computación de los votos; que como en aquel lugar no había luz y había aquel molestado constantemente, se iba a trasladar a las oficinas del Ayuntamiento para hacer sus trabajos, pero en el camino se encontró con dos representantes del "Partido Liberal Constitucionalista", con quienes tuvo un altercado, y entonces fueron a la Comisaría. En la Comisaría, estando como detenido, se recibió orden de la Presidencia Municipal, de que se les dejara en libertad, y entonces pasaron otra vez al local donde se había instalado la casilla, pero estaba cerrado; de allí se fueron a la casa de uno de los miembros de la Mesa y allí se hizo el cómputo en presencia de los dos representantes del "Partido Liberal Constitucionalista." Como cuando estaban en la comisaría, los demás miembros de la Mesa se retiraron, la Mesa creyó, o la Junta Computadora creyó que debía señalarle esos votos, pero la comisión aquí no se los computa, como dice el mismo dictamen, porque habiendo recorrido tantos lugares esa documentación, pudiera ser sospechosa y, por lo mismo, no la computa. Viene todavía en al casilla número 24, en donde se le sacó al Presidente de esa casilla un documento privado por el representante del "Partido Liberal Constitucionalista," en el que dice que él no hizo el cómputo, sino que un señor Vélez se llevó las ánforas a la Presidencia Municipal. Es sólo el dicho del Presidente de la casilla ante el representante del "Partido Liberal Constitucionalista;" no obstante que esa prueba no es plena, sin embargo se le nulifican esos votos y, como se ve, la debilidad de las pruebas que toma en consideración la Comisión para nulificar los votos, se notará que solamente donde no hay ninguna prueba no pudo nulificar esa votación, y después de nulificar esas cuatro casillas, todavía queda una superioridad de votos buenos a favor del señor De los Ríos, y por eso el dictamen fue a favor de él. (Aplausos.)

Así pues, y contestando al señor Vadillo que qué criterio sigue la Comisión que tengo el honor de presidir, debo decirle que es el criterio legal. ¿En qué forma se reciben las pruebas? Ya lo dije; si se trata de la prueba en asuntos electorales, las constancias de las Mesas electorales y de la Junta Computadora son las que tienen la preferencia para probar; a las pruebas testimoniales rendidas con las condiciones que las leyes señalan, también se les da valor, pero no esas pruebas que nos vienen a traer aquí con el relumbrón "protocolización ante un Notario," y que no son sino un documento privado de los partidarios de ellos, que dirigen al mismo partido político.

Así, pues, esas pruebas no las puede tener en consideración la Comisión, tanto más, cuanto que hay constancias fehacientes que vienen a dar la convicción de que mienten los testigos que declaren en esos documentos privados. Así, pues, esta es la razón por la que el dictamen esta en favor del señor De los Ríos. (Aplausos.)

El C. Vadillo: Pido la palabra. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: tiene la palabra en pro, el C. Espinosa Luis. (Voces: ¡Ya no! ¡A votar!)

El C. Espinosa: Señores diputados: Suplico a ustedes que me dispensen un momento nada más de atención, voy a procurar ser lo más breve posible, en atención a la hora tan avanzada. (Voces: ¡Gracias!)

El C. Vadillo, probablemente quiere imitar al Zaratrusta de la novela de Blasco; se sintió en esta tribuna sobre un gran cerro, pero no de trapos viejos y sucios, sino de papeles que no sirvieron más que para poner de manifiesto lo que pudiera llamarse el timo de las pruebas. (Una voz: !Para hacer perder el tiempo! siseos. Murmullos.)

No me detendré por lo tanto, a examinar todo ese cerro de papeles, supuesto que ya el C. diputado Blancarte, miembro de la Comisión, vino a justificar de una manera amplia el dictamen presentando a favor del C. diputado de los Ríos. (Voces: ¡No es diputado!) Sí hare únicamente hincapié en este punto: que esta naturaleza de papeles, y no de documentos, como quiso llamárseles, no prueba absolutamente nada, porque allí la actuación del Notario viene únicamente a concretarse a esto: a dar fe de lo que ante él se declara y de las firmas que asientan en el mismo papel los individuos que van allí a declarar; pero de ninguna manera viene a dar fe del hecho denunciado, es decir, de ninguna manera prueba que el hecho aquel sea cierto. Si esto fuera así, él mismo podría protocolizar o, más bien dicho, justificar una mentira, una absoluta mentira, como ya se demostró que son muchos los papeles que forman este expediente y de los cuales el C. Novelo ha querido valerse para arrebatarle al C. diputado de los Ríos una elección que, efectivamente, y a pesar de todo lo que se diga el C. Vadillo, lo acredita como un representante legítimo del 3er. distrito electoral de este Distrito Federal. Ante la mayoría de votos abrumadora, tres mil, que tiene el C. de los Ríos, contra ochocientos que obtuvo el C. Novelo, por más viciada que sea la elección, por más fraudes que se encuentren en ella, claro que es C. diputado de los Ríos es el legítimo representante de los ciudadanos de este 3er. Distrito. (Voces: ¡A votar!)

Por lo demás el C. Novelo, que en este caso fue tan débilmente defendido por el C. diputado Vadillo, cuya voz de sonoridad metálica, otras veces ha llegado a impresionarme, no estuvo a la altura de lo que pudiera yo llamar - devolviéndole al mismo ciudadano diputado el calificativo que nos lanzara en otra vez-, de pastor del rebaño "Constitucionalista", porque, francamente, no hubo una defensa digna de tomarse en consideración y aunque el ex - diputado Novelo es reconocido como jefe de ese grupo, no tuvo en esta ocasión compañeros que salieran a su defensa con los bríos que era de esperarse. Debo hacer notar que los individuos que declaran a favor del diputado Novelo, unos son testigos falsos de oficio (siseos), porque allí se encuentran dos de los que fueran a declarar a la Comisaría en contra de los diputados Marciano González y Federico Montes. Debo hacer constar que entre los individuos que allí declaran, varios de ellos son ex - empleados de la Contaduría Mayor de Hacienda, de filiación netamente "peleceana", de donde se desprende que no hay ahí mas que intereses de individuos enteramente favorecidos por aquel grupo y que quisieron demostrar de esta manera, su agradecimiento y fidelidad a los amigos que los habían ayudado colocándolos en esos puestos. Naturalmente, el dicho de estos individuos no es ni puede se cierto, no puede tomarse en consideración de ninguna manera. Hay más: estos individuos que se hacen aparecer allí como Presidente de casillas, cuando rindieron su declaración ante el Notario público, de hecho ya no eran Presidentes de casillas, eran simples ciudadanos; las funciones que los acreditaban como Presidentes de las casillas habían terminado en el mismo momento en que concluyeron sus funciones como tales; de otro modo era tanto como aceptar este absurdo; que nosotros, después de haber terminado aquí los dos años que la ley señala para desempeñar el puesto de diputado, todavía nos siguiéramos llamando diputados y nos creyéramos con las facultades que tiene un representante del pueblo. Así pues, estos individuos no son más que simples ciudadanos, pero de ninguna manera tienen la representación que se les quiere dar en este documento; no son Presidentes de casillas, después de diez o doce días de haber dado por terminadas las funciones que la misma ley les señala. Podría todavía argumentar mucho sobre este asunto, pero creo que está en la conciencia de todos. (Voces: ¡A votar!) que el dictamen en absoluto legal; el C. Blancarte hizo una defensa de él y ha llevado, estoy seguro, la convicción al ánimo de todos y, (Siseos.) por lo tanto, yo solamente pido a todos los ciudadanos que, dando una muestra del buen criterio que siempre han demostrado, de apego a la ley a la justicia, vote en pro del dictamen que es a favor del C. de los Ríos. (Aplausos. Siseos. !A votar, a votar!)

El C. Vadillo: Pido la palabra . (Voces: !A votar, a votar! Murmullos.)

El C. Presidente: tiene la palabra el C. Vadillo.

El C. Vadillo: (Siseos. Murmullos.) Ciudadanos representantes: Haciendo a un lado las argumentaciones de este pequeño Zaratustra chiapaneco, (Risas. Aplausos.) voy a concretarme exclusivamente a aludir a las argumentaciones de orden jurídico del C. Blancarte, lamentando mucho, señores diputados, de la manera más sincera, tener que reconocer en el C. Blancarte un positivo y formidable error en su materia profesional. E. C. Blancarte, analizando acá las funciones del Notario Público, ha cometido un verdadero error; el C. Blancarte cree que a la documentación que he tenido el honor de presentar a esta honorable Asamblea, le hemos dado el carácter de una prueba instrumental. No, le hemos dado el carácter de una prueba testimonial, (Murmullos.) y únicamente la intervención notarial aquí ha sido para la identificación de las personas que firman un documento y para la identidad de las firmas que calzan este documento. Los que defendemos la credencial legítima del C. Novelo no hemos venido a decir: los fraudes constan, porque los certifica un Notario. El Notario no certifica los fraudes. Nosotros hemos venido a decir: estos documentos de testigos, estas declaraciones de testigos, son auténticas, son exactas; el que firma aquí, efectivamente, es el que firma; el C. Fulano de tal, que aparece como autor de esta declaración es, efectivamente, el que la dio. Y con esa declaración de testigos en una materia política, venimos a la Comisión Revisora y le decimos: "Efectivamente,

hubo treinta y seis testigos que declararon esto y ustedes no pueden negar la identidad de esa declaración ni la identidad de esas personas. Ustedes pueden negar el hecho que contiene el documento, pero no pueden negar a esos testigos, esa declaración no pueden negar que los testigos que aquí aparecen son ellos efectivamente, y eso es lo único que hemos querido probar. Ahora la Comisión debiendo haberles dado ese valor puramente testimonial a los documentos que están aquí, debió haber reflexionado que treinta y seis testigos son capaces de convencernos de esos hechos: ¿sí o no?, no el Notario, sino los testigos; por eso repito que es una prueba testimonial que nosotros hemos tenido en cuenta. Todavía el señor Blancarte dice cómo observa en algunos individuos, sin duda peritos en materia legal, algunos movimientos de incredulidad. Acerca de este respecto, me veo en el caso, con el detrimento de vuestro tiempo, de ampliar un poco más estas ideas. vosotros sabéis bien, porque no se necesita mucho para saberlo - y lo digo, porque no todos los aquí presentes son abogados -, que el Notario Público es un funcionario en una situación un poco equívoca; fluctúa su actuación en la sociedad entre un profesionista que usa de la libertad profesional constitucionalmente y la de un empleado público que tiene funciones señaladas por la autoridad misma. Ha sido siempre equívoca esa situación y siempre ha dado lugar a controversias la rectitud en su función. Me basta para comprobar esto, decir que la Ley del Notariado, que tiene cuarenta y nueve artículos, tiene cincuenta y tantas circulares explicativas, lo cual prueba precisamente los debates a que ha dado lugar la actuación de esos funcionarios extraordinarios. El artículo 1o. de la Ley del Notario dice:

"El ejercicio del notariado es una función de orden público que, en el Distrito y Territorios Federales, únicamente puede conferirse por el Ejecutivo de la Unión, en los términos que establece la presente ley."

El ejercicio del notariado es una función de orden público; este solo concepto, expresado en el artículo 1o. de la Ley del Notariado, nos resuelve el problema, el por qué el Notario Público, en determinadas condiciones no puede actuar para dar fe de ciertos hechos con la fe plena que le concede la ley en otros determinados. Si el Estado es el que regula las funciones del Notario, si el Estado a su vez ya tiene otros órganos como los Juzgados del ramo civil, del ramo penal, del fuero común o fuero federal para distintos asuntos especificados, claro está que el Estado no puede conferirle al Notario funciones que ya están expresamente dadas a otros individuos del engranaje general administrativo. Claro está eso.

Por esa razón un notario público no merece fe plena sino en aquellos asuntos que le competen directamente, porque la Ley del Notario se la concede. Ahora bien; la Ley del Notario no le prohibe, como pareció afirmarlo aquí el C. Blancarte, el que dé esta clase de certificaciones. El C. Blancarte mencionaba...

El C. Blancarte, interrumpiendo: Para una aclaración. En los mismos términos en que lo hizo el señor Vadillo, suplico que me permita hacer una aclaración. - El C. Presidente: La Presidencia no puede conceder al señor Blancarte el uso de la palabra, sino con el consentimiento expreso del orador.

El C. Balancarte: Por eso cito el hecho de haberle concedido que aclarara cuando yo estaba haciendo uso de la palabra.

El C. Vadillo: Por mi parte, con todo gusto, señor Blancarte.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte.

El C. Blancarte: Para que no sigamos argumentando sobre hechos falsos, sobre conceptos falsos, yo manifiesto al señor Vadillo lo siguiente: Yo no he dicho que hizo mal el notario; yo no he dicho que no hace lo que él certifique, y lo que él certifica es esto: existe un documento firmado por dos personas, y ese documento lo reconocieron esas dos personas. Así es que ese hecho sí lo demuestra; es competencia notarial. Lo que yo negué fue esto: que aumente el valor del dicho de esas personas, porque se lleve ante el notario o porque se lleve ante cualquier autoridad. Estas personas narran hechos que no vieron y estas personas, aunque hubieran visto esos hechos, no es la forma en que deben dar esas declaraciones. Así es que eso fue lo que yo asenté, y para que se siga atribuyéndome lo que yo no he dicho, aclaro estos conceptos. (Aplausos.)

El C. Vadillo: Recojo la declaración final del C. Blancarte, quien afirma que estos hechos no debieron haberse hecho constar ante el notario. No es cierto...

El C. Blancarte, interrumpiendo: Pido la palabra . Acabo de decir que estos hechos pueden hacerse constar ante la autoridad que quieran, pero no aumentan su valor probatorio, su valor intrínseco, su valor de convicción, porque se lleven ante notario, ante juez o ante otra de las autoridades que hacen fé pública. Eso digo. Así es, pues, que yo no les doy valor, porque intrínsecamente, desde su principio, no lo tienen.

El C. Vadillo, continuando: Entonces, ciudadanos diputados, es inútil continuar, porque el C. Blancarte, en la primera exposición que hizo acá, trataba de tachar, y esto, quienes lo recuerdan tienen que hacerlo constar así , la intervención notarial en esta clase de asuntos, porque afirma que no eran materia de controversia. (Voces: ¡No!) Pero supongo que, o bien rectificó, o bien se le deslizó aquella idea, y ahora acepto la explicación que este ciudadano da y dice: "no tienen esos testimonios valor, si no es como testimonios de individuos que vieron o que oyeron aquellos hechos." Desde que yo subí a la tribuna, declaré que las Comisiones, y ahora puedo incluir en ellas la del C. Blancarte, dan a las pruebas que se les presentan el valor que quieren. ¿Qué razón tiene el C. Blancarte para negar fe a estos testigos? Ya ahora dice que acepta que sea exacta la declaración que ellos dan, que ellos son los que realmente declararon, que son treinta y seis testigos, que éstos son efectivamente los que están aquí, y no es cierto, C. Blancarte, que todos ellos certifiquen hechos que oyeron hablar; la mayoría dicen que hechos que vieron o que presenciaron y no por el hecho de que algún documento vengan dos o tres, ya por eso dos o tres, ya por eso todas las pruebas son falsas y

únicamente puede usted referirse a una o dos casillas; esta documentación tiene la característica siguiente: de que en ningún documento hay menos de tres testigos, de que el conjunto de ellos son treinta y seis ciudadanos, perfectamente honorables e identificados por notario público.

Esa falacia que soltó aquí este C. Espinosa, de que ellos eran miembros del "Partido Liberal Constitucionalista," quedaría deshechada con un documento que tengo aquí, del Secretario del "Partido Liberal Constitucionalista", en que dice que, de esos treinta y dos ciudadanos, únicamente seis fueron miembros de ese partido; puede darse lectura a este documento... (Voces: ¡No, no!) y precisamente ahora voy, en breves términos, a mencionar las circunstancias de que ha hecho mérito el C. Blancarte aquí, de que los testigos, cuando pertenecen a un partido político interesado, no tienen fe o tienen una fe muy relativa.

C. Bancarte: en la actualidad, estamos nosotros en la República fundando los postulados de la futura democracia; la democracia tiene por órganos legítimos y naturales y únicos, los partidos políticos, y esta clase de debates, aquí y en todas partes, hoy y siempre, tiene que vincularse con amigos, con partidarios y no con enemigos. Es infantil pretender que con una causa favorable a un partido político vaya a ser probada con enemigos de ese partido político; de manera que, de hoy en adelante, si nosotros tenemos verdaderas tendencias a la organización de los partido políticos en la República, tenemos que aceptar este precedente: los partidarios políticos serán los que nos den testimonios favorables y no los enemigos, y dentro de ese concepto, de esa moral política en la lucha de los partidos, tenemos que admitir que, con que sean individuos honorables, identificados como tales, su dicho debe de tener fe, debe hacer prueba en más o menos grado, junto con los documentos adjuntos a las pruebas de otra especie. De manera que es un criterio roñoso, mezquino, al venir a decir que porque con partidarios no merecen fe, pues entonces, ¿qué, quieren que se pruebe con los enemigos? ¿No estamos viendo aquí, en lo pequeño, cómo es la lucha política y no aceptamos esa lógica que es universal, no aceptamos el hecho de que será eterno, de que los debates de orden político tienen que probarse precisamente con elementos de ese partido? Es cosa aceptada por los partidos contendientes siempre: que tendrán que luchar con sus parciales, y a la hora de los debates un partido antagónico vendrá forzosamente, porque esa es la moral íntima de los partidos, a dar fe a las personas honorables del partido contrario. Aceptar el postulado de que los enemigos políticos dicen siempre falsedades, es tanto como destruir la base íntima sobre que están construidas las democracias prácticas; aceptar, como lo hace en la práctica el C. Blancarte, que los enemigos políticos, forzosamente, necesariamente van a proceder con interés mezquino de partidarismo y no van a decir la verdad, es tanto como no querer dar un paso en las luchas políticas que habrán de presentarse. ¿Cómo queremos entonces, señores representantes, que las democracias se levanten? ¿Cómo queremos que de este barrizal del escepticismo nacional acerca de las virtudes cívicas de nuestros hombres y de nuestro pueblo, se levante un día la democracia efectiva , si quienes estamos destinados a darles un rumbo, a señalarles una ruta, a fijar un criterio de moralidad política, no empezamos por aceptar los de un partido contrario, sobre todo cuando es un partido organizado, de ideas y tendencias y tan respetable como entidad general, como es respetable individualmente cada uno de sus elementos? destruir esas ideas generales, es tanto, repito, como crear el hecho de que los partidos sean bandos contendientes, es tanto como declarar la eterna enemistad, la acrimonia de unos contra los otros, la lucha constante de personalismo de unos contra los demás. Si no empezamos por respetar a los enemigos, si no empezamos por reconocerles la honorabilidad a que tienen derecho, si no empezamos por darles la personalidad como elemento de debate en las cuestiones de esta naturaleza, los partidos en México, señores, van a ser toda la vida, como han sido hasta la fecha, verdaderas facciones que luchan por devorarse los unos a los otros; si no establecemos la íntima moralidad de que es respetable un grupo por las ideas que representa, que es respetable con la alternabilidad en que se ejerce el poder público, porque se turnan los partidos en el poder, el partido derrotado ahora puede ser que esté mañana arriba. Simplemente por egoísmo nosotros nos empeñamos en considerar al elemento ajeno a los partidos, no sólo como enemigo político, sino como un elemento perverso, como un elemento falso. Esa inmoralidad de la tesis es la que yo vengo aquí en estos momentos a contrariar al C. Blancarte, porque este caballerete, C. Espinosa, ha venido a decir acá que sencillamente porque son representantes de los partidos políticos, no se les debe dar fe. ¿Por qué razón? ¿Es decir que nuestro enemigo político no es una persona honorable, y no puede decir la verdad? Dentro del debate está probar si dijeron la verdad o no, y mientras no se haya probado, como no se ha probado, tenemos obligación, como enemigos o como amigos del "Partido Liberal Constitucionalista", de declarar que el testimonio de treinta y dos testigos perfectamente identificados con un testimonio cuyas firmas están también autenticadas ante un representante de la fe pública, es una prueba contundente, es una prueba evidente, es una prueba moralmente incontrastable para destruir un dictamen, y la Comisión dictaminadora lo ha despreciado. El cargo evidentemente que hago a la Comisión y después del cual he de descender de esta tribuna, es el siguiente, tal como lo empecé a decir al principio acá: se ha querido despreciar al "Partido Liberal Constitucionalista", no sólo como partido, sino hasta en la honradez de sus miembros, porque se le ha negado fe a la declaración testificada de ellos ante un Notario Público; por consiguiente, si es cierto como afirmé al principio, que hubo una tendencia política hacia la cual se pretendió hacer derivar toda la parte expositiva del dictamen y que acá se ha triunfado, ha reinado otra vez esta pasión del partidarismo, que en ninguna parte, que en ningún tribunal, que en ninguna reunión de tres hombres honorables y además de honorables bien informados, hubiera sido despreciado el testimonio auténtico de treinta y dos ciudadanos honrados e identificados evidentemente.

esta es la última vez, ciudadanos diputados, que he de venir a discutir acá una credencial para oponerme, como lo he hecho hasta aquí, en algunas ocasione ocasiones, a los dictámenes de las Comisiones. (Aplausos y siseos.) Estoy íntimamente persuadido de un hecho que es vergonzoso para esta Legislatura. Primero: en determinados casos -se pueden señalar-, ha habido manifiesta parcialidad y se han aprobado credenciales acá, que no venían justificadas. También queda patente el caso de que las Comisiones, una misma, ha procedido con criterio diametralmente opuesto en casos iguales y que...

El C. Blancarte, interrumpiendo: ¿En qué caso?

El C. Vadillo, continuando: El del C. Soto Peimbert... y que la mayoría de las Comisiones no han tenido el criterio de serenidad suficiente para juzgar en un jurado popular los intereses electorales del pueblo mexicano. (Aplausos.) En determinados casos también se ha comprobado manifiesta ignorancia de una parte de los elementos de las Comisiones con relación al dictamen dado por otros y no han sabido venir a defenderlo acá. En la mayoría de los casos se ha comprobado también los siguiente: que en una Comisión se preocupa poco, se preocupa absolutamente nada en venir a justificar acá sus decisiones cuando han sido atacadas, bien persuadida esa Comisión de que tiene detrás de sí el bloque que domina en la Cámara, para que las decisiones de los dictámenes sean aprobadas, y esta situación ventajosa de las Comisiones pugna con la moralidad política más rudimentaria, porque equivale a autorizar que un bloque dominante por su número más o menos dominante, sea el que suplante la soberanía nacional, es decir, que de antemano saben las Comisiones que sean cuales fueron las razones que aquí exponemos, ellas triunfarán forzosamente y por eso hemos visto este caso único de los que hemos presenciado aquí; que las Comisiones se preocupan poco absolutamente por defender sus dictámenes. Leído el "Diario de los Debates" acerca de todas las credenciales, los discursos en defensa dichos por los miembros de las Comisiones, no equivalen no a la décima parte de aquellos razonamientos que se han expuesto en contra de esos dictámenes; mucho menos en calidad son comprobatorios de los hechos que acá hemos denunciado. Por esta razón, ciudadanos diputados, no pretendo seguir prestándome a esta miserable farsa que está resultando aquí. (Aplausos.) En determinados casos, muy contados, me he propuesto venir a decir razones acá que en cualquier tribunal hubieran sido apreciadas; las he dicho con el único fin de que en la Historia permanezcan, la Historia tome nota de ello, porque vosotros, hombres muchos de vosotros ingenuos, no por cierto con la ingenuidad del C. Franco Verástegui, no, con la ingenuidad verdadera, con la pureza política de quienes vienen por primera ve a verse en un centro político de actuación, porque muchos ciudadanos honorables, por ser la primera vez que se ven en andanzas políticas, creen que esto que ahora se hace y que aparentemente se justifica en política, va a justificarse históricamente en moral, y no es cierto. El año pasado nosotros estuvimos en el centro político dominante, como muchos de vosotros estáis; nosotros en aquella vez poníamos en la balanza un movimiento revolucionario formidable, honorable precisamente por su magnitud, por su intensidad y a la luz de ellas examinábamos las credenciales y a muchos, yo lo declaro, los desechamos de aquí, porque de un lado pusimos la tesis nacional de la Revolución. Pero ahora, ¿qué habéis puesto en contra de determinadas credenciales? Ahora no hay la tesis de la Revolución, porque vosotros mismos nos habéis dicho que no tenéis en cuenta el criterio político. (Siseos y aplausos en las galerías.) Ya véis, ciudadanos diputados, cuando me siséais aquí, excitáis a las galerías a que aplaudan; os ruego que para no interrumpir el orden y el silencio y ganar tiempo, os abstengaís de sisear. Pues bien; la historia tomará nota de ello; estos dos huesos de la Asamblea son los ojos por donde se asoma aquí la República, los cronistas, hombres silenciosos aquí que discurren por los pasillos como si no fuesen nada, ellos nos exhiben a la República; con un adjetivo os deshonran, con una palabra os anonadan, y cuando vayáis a vuestros pueblos creyendo haber hecho algo bueno acá, así como fue satisfactorio al bloque, os recibirán con una sonrisa que no entenderéis, porque es de escepticismo y de desprecio; y eso se debe a ellos. En aquella época todos creímos hacer bien y lo hicimos, luchamos... Se va a preguntar si se me concede seguir en el uso de la palabra. - El C. Secretario Lorandi: Por disposición de la Presidencia, se interroga a la Asamblea si permite que continúe hablando el orador. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Sí se permite. (Aplausos.) - El C. Vadillo, continuando: Efectivamente, hicimos algo bueno; la Cámara pasada luchó por la soberanía de los Estados y pretendió encauzar sus intereses; no convino esa actitud de la Cámara y la prensa la atacó. Esa Cámara luchó por la independencia del Poder Legislativo, respecto a los demás Poderes, Y luchó enérgicamente desde el principio hasta el fin; a los intereses políticos de entonces no convino esa actitud y la Cámara fue atacada por la prensa. La Cámara pasada se preocupo hondamente por la solución del problema obrero, y en lugar de haber, como ahora, visitas en el Salón Verde y en los pasillos, se encontraba a obreros que discutían con los diputados acerca de la legislación obrera; a los intereses de aquel tiempo no convino esta actitud de la Cámara en componendas tan directas con las organizaciones obreras de la República y se hizo poco caso de los esfuerzos de esa Cámara en cuanto a la solución de los problemas obreros. Se quiso hacer una legislación agraria y la prensa, en cuarta plana, puso los proyectos con letra miñona, resultado desconocidos para todos. ¿Qué intereses políticos había? Pues bien; tengo por cierto que aquella Cámara debió su desprestigio nacional, si se quiere, a esa actitud artificiosa de la prensa y esto es innegable. Vosotros sois, efectivamente, subsidiarios del Cuarto Poder; efectivamente, en las democracias modernas, las Legislaturas son lo que quiere la prensa que sean; vosotros sois lo que quiere la opinión pública que séais, vosotros no estaís en contacto con los sesenta mil habitantes que os mandaron acá, y los periódicos sí están en contacto con los sesenta

mil habitantes que os mandaron acá. Y la actitud que vosotros observáis aquí es todos los días vista por los periódicos hoy al servicio de los intereses políticos presentes; la actitud vuestra no es de satisfacción, es decir, no sois siquiera afectos a la política presente; entonces, tenedle miedo a la opinión pública. (Aplausos.) Víctor Hugo decía: "Cuando la opinión pública diga que llevas la torre de Nuestra Señora de París en el bolsillo, ¡cuídate!" Pues bien, señores diputados, cuando la opinión pública diga que vosotros habéis conculcado la justicia, que vosotros habéis conculcado la ley, que vosotros habéis conculcado la revolución y ella lo diga al pueblo mexicano, ¡cuidanos del pueblo mexicano! (Aplausos.) Pero si no sólo lo dice, sino que ello es cierto, y de ello dáis pruebas todos los días cuando se discuten credenciales, ¡tenedle más miedo! (Aplausos.) Bajo de la tribuna, ciudadanos representantes. . . . (voces: ¡vaya, hombre!) con una convicción única que es la que he demostrado en plenitud de derecho y por cuanto hace a esta clase de tribunales, a esta clase de tribunal especialísmo, he demostrado la legalidad de la elección a favor del C. Novelo. (Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí!) En los tribunales de naturaleza especifica por la ley, como los juzgados de orden civil o penal, de un fuero o de otro fuero, la naturaleza de las pruebas que se rinden está especificada. En este tribunal especial únicamente triunfa el sentido común, pero libre de perjuicios políticos. Aquí he hablado para el sentido común, que no he podido hablar no he intentado hablar para los perjuicios políticos; a esos perjuicios políticos es a quienes debo el siseo en estos momentos, pero al sentido común que está aculto debajo, a ese le he dado pruebas, testimonios irrecusables, testimonios que si los tuviéseis en la mano, individualmente, os convencerían de una manera amplia y que sólo colectivamente no os convencen, porque hay una subconciencia colectiva que os ha sido inspirada en le bloque. No sé si esa convicción, si esa subconsciencia de que sois víctimas en este momento, sean originadas por las Comisiones que allá hayan ido a argumentar, o sean inspiradas por los directores puramente políticos del bloque; de todas maneras, aquí he creado una convicción, y si vosotros lo negáis apelaría a aquellos que no tienen prejuicios y que han oído serenamente los debates; me refiero al pueblo que asiste acá y que ha dado pruebas manifiestas de estar con los individuos que hemos venido a atacar este dictamen.¿Por qué? Porque ellos no tienen prejuicios políticos y vosotros sí los tenéis; porque ellos no tienen un compromiso anterior, ese compromiso inmoral de que tanto ha hablado la prensa y que ha sido el obstáculo más grande, la barrera infranqueable para que la justicia llegue hasta acá. Pues bien, repito, de hoy en más, por cuanto hace a la pequeñez en la participación que he tomado en estos debates dejo la responsabilidad de todo lo que se haga a la mayoría dominante, no sin advertirle que la República se asoma por estos dos orificios de la Cámara a veros. La opinión pública está contra vosotros; si vosotros no le tenéis miedo, id entonces contra ella; pero la opinión pública es la que triunfará contra vosotros. (Aplausos.)

El C. Espinosa Luis: Con apoyo en el artículo 105 del Reglamento, pido la palabra para contestar una alusión personal.

El C. Presidente: Después de que hable la Comisión.

El C. Espinosa: Dice el Reglamento que después de haber hablado un orador se tiene derecho a rectificar alusiones personales.

El C. Presidente: En todo caso tiene preferencia la Comisión.

El C. Blancarte: Honorable Asamblea: Parece que el señor diputado Vadillo no pudiendo ir a destruir la argumentación legal que se hizo para fundar la credencial del señor de los Ríos, ha ocurrido a una serie de conjeturas abstractas para poder así atraerse la voluntad. Nos ha hablado aquí de partidos políticos, nos ha hablado de conceptos abstractos, pero, yo pregunto: ¿Ha venido a demostrar que el dicho de dos personas. . . . . fíjense bien, yo no he venido a objetar que se vayan a recluir o que se vayan a no aceptar como pruebas las testimoniales cuando se trate de asuntos políticos, cuando vayan los testigos a declarar ente las autoridades competentes, cuando se cite al Agente del Ministerio Público, al representante de la sociedad, cuando hay intereses generales; cuando se cite a los interesados, cuando haya intereses particulares, cuando se trate de intereses individuales y que de allí, de esa prueba, venga el esclarecimiento de un hecho. Esa prueba sí debemos aceptarla cuando se trate de actos notariales, por ejemplo, cuando un Notario dé fe de tales o cuales hechos, como aquí da fe de que existió un documento y que reconocieron los interesados esos hechos, y debemos aceptarla, porque se trata de un documento que reconocieron los interesados. ¿Pero lo que se dice en ese documento es la verdad? Lo que dicen allí esas dos personas - yo no digo que no sean honorables- , pero también pregunto al señor Vadillo: ¿Son honorables los testigos que van a declarar en todos los asuntos que se presenten? Y sin, embargo, se quiere que se rodeen determinados requisitos para que hagan prueba. ¿Por qué? Porque la humanidad es la humanidad y la humanidas tiene sus defectos, que no le podemos quitar al honorable más honorable cuando se apasiona en política, no se le puede creer, no se le puede dar crédito en asuntos que tratan de demostrarse. Así es que sí creo que deben aceptarse como prueba, pero siempre que se llenen los requisitos de que se han querido rodear para que hagan fe los dos testigos, y no son treinta y dos, como maliciosamente el señor Vadillo dice, siempre está citando trenta y dos y yo pregunto: ¿Treinta y dos individuos narran un solo hecho? No. Luego maliciosamente se quiere que un cúmulo de individuos vengan a hacer prueba; en realidad no hay más que dos o tres que son los que narran un mismo hecho.

El C. Vadillo: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Vadillo: Yo he afirmado que el total de testigos es de treinta y dos y que no son miembros del "Partido Liberal Constitucionalista"; nada más. La totalidad de testigos es treinta y dos, y los podemos contar.

El C. Blancarte, continuando: Queda, pues demostrado, que no hay treinta y dos testigos para un hecho, sino dos o tres, y que esos treinta y dos

testigos, vienen declarando en distintos hechos. Y yo pregunto al señor Vadillo: ¿Qué le dice su sentido común: que dé fe a ese documento, en donde se dice que a las seis de la tarde se efectuó la computación y se obtuvieron ochenta y tantos votos, documento firmado por todos los miembros de la Mesa y representantes de partidos políticos, o que dé crédito a dos testigos a quienes él tiene en tanto valor, a pesar de que ellos eran interesados en el asunto y, por tanto, parciales?

El C. Vadillo: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Vadillo: El señor Blancarte habla de un caso abstracto; no se puede juzgar lo concreto por lo abstracto. En abstracto, le diría que debe darse fe a ese documento fehaciente; pero en concreto, aquí no se trata de ese hecho. Los que afirman el acta son el C. Garza, que después fue Presidente de la Junta Computadora y que, según nuevos documentos que están allí, se mostró parcial en todos los casos. Además, el documento que yo enfrento a ese acta del señor Blancarte prueba que se llevaron las ánforas y los elementos de la votación al ayuntamiento; y vuelvo a insistir en que no hay inconveniente en admitir los dos, en el que trata de que se levantó la casilla a las seis de la tarde, y el que se refiere al hecho de que se cargó con todo a las oficinas del Ayuntamiento. De manera que se puede creer en ambos documentos, porque no asientan hechos contradictorios.

El C. Blancarte, conticuando: El sentido común del señor Vadillo le dice que puede dar crédito a los dos documentos, y yo pregunto si realmente el sentido común puede decir que no son contradictorios, cuando los testigos dicen que sólo votaron veintitantos individuos y los documentos dicen que votaron ochenta y tantos a favor del C. de los Ríos; los testigos dicen que no. Estos hechos no son contradictorios, según el sentido común del señor Vadillo. . . (risas); así es que, con ese sentido común, sí estoy de acuerdo con los razonamientos del señor Vadillo; pero vuelvo a insistir en lo dicho: ¿No se admiten pruebas testimonales? Sí se admiten; pero esto no es una prueba testimonial ni mucho menos, ni llena los requisitos de la ley. Se nulificaron cuatro casillas: La 1a. no, porque hay documentos fahacientes que prueban que la verdad es lo que se dijo en la Junta Computadora, lo cual tuvimos presente al hacer el dictamen. No aceptamos la nulidad de otras tres casillas, porque no hay pruebas que el consabido dicho de dos personas en un documentos privado, y ésta no es una prueba testimonial notarial, ni es ninguno de los otros medios de prueba que el sentido común, que la ley y que la sociedad admiten para demostrar los hechos; así es que por eso no se hizo a favor del C. Novelo este dictamen.

Yo creo que con esto quedan perfectamente aclarados y nulificados los razonamientos que el señor Vadillo pretendio dar conforme al sentido común, cuando el sentido común dice precisamente lo contrario.

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra en este momento, el señor doctor Siurob. (Voces: ¡¡A votar!! ¡¡A votar!!)

El C. Espinosa Luis: Suplico a la Presidencia se sirvan mandar leer el artículo 105 del Reglamento.

El C. Secretario Meade Fierro: Se va a proceder a dar lectura al artículo 105 del Reglamento: "Artículo 105. No podrá llamarse al orador que critique o censure a funcionarios públicos por faltas o errores cometidos en el desempeño de sus atribuciones; pero en caso de injurias o calumnia, el interesado podrá reclamarlas en la misma sesión, cuando el orador haya terminado su discurso, o en otras que se celebre en día inmediato. El Presidente instará al ofensor a que las retire o satisfaga al ofendido. Si aquél no lo hiciere así, el Presidente mandará que las expresiones que hayan causado la ofensa, se autoricen por la Secretaría, insertándolas ésta en acta especial, para proceder a lo que hubiere lugar."

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra.

El C. Presidente: El artículo que invoca el C. Luis Espinosa, como claramente se ve por su lectura, dice que inmediatamente después o en otra sesión, y el precedente que se ha establecido es que, para aclaraciones y hechos, se conceda la palabra después de terminada la discusión de un asunto. (Aplausos.)

El C. Espinosa Luis: El Reglamento me apoya, y no es para la rectificación de un hecho para lo que he solicitado el uso de la palabra, sino para contestar alusiones personales, que considero calumniosas y creo tener derecho para que se me conceda la palabra.

El C. Presidente: La Presidencia no niega el derecho que le asiste a usted para contestar alusiones personales, pero se le concederá a usted la palabra en su oportunidad.

El C. Espinosa Luis: La oportunidad que marca el reglamento es después de que acaba de hacer uso de la palabra el orador y claro lo dice el Reglamento, y es por eso por lo que lo reclamo. (Voces: ¡Sí, sí! ¡Tiene derecho!)

El C. Presidente: Tiene el uso de la palabra el C. Doctor Siurob. (Aplausos.)

El C. Villaseñor Mejía: ¡Pido la palabra!

- El. C. Blancarte: Moción de orden.

- El. C. Presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte para una moción de orden.

- El. C. Blancarte: Después de haber habido debates sobre este asunto, quien tiene facultades para resolver es la Asamblea; en tal concepto, que se pregunte.

El C. Secretario Meade Fierro: Por disposición de la Presidencia se consulta a la Asamblea, en votación económica, si concede el uso de la palabra al C. Luis Espinosa. (Voces: ¡Sí, sí!) Los que estén por la afirmativa, se servirán poner de pie. Se concede.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Luis Espinosa.

El C. Espinosa: Antes de contestar las alusiones personales, quiero que se haga constar mi protesta por la forma arbitraria y dictatorial de la Mesa, al pretender negarme el uso de la palabra, contra un mandato expreso del Reglamento.

Este ciudadano que se llama Basilio Vadillo, cada vez que sube a la tribuna, no tiene más gracia que la de pedir respeto para el grupo a que pertenece y para él mismo, sin tener en consideración

su sobrada inconsecuencia de que en la misma tribuna no hace más que proferir injurias contra el grupo enemigo al suyo y contra cada uno de los individuos que lo forman.

Yo no estoy conforme, señor Vadillo, en aceptar de usted ni de nadie, injurias que menoscaben mi reputación de hombre digno y honrado; si para usted soy un caballerete, para los hombres que me conocen soy una persona íntegra y honrada; si, en el criterio de usted, soy un caballerete, usted, en el mío, es un truhán. Si usted ha creído que los que venimos por primera vez a esta tribuna somos unos ingenuos que nos dejamos arrastrar por la impresión de la hueca palabrería de usted o de otros, se equivoca, porque esa ingenuidad no se llama así, sino de otro modo. Usted, señor Vadillo, que se ha revelado en esta Asamblea, no precisamente como un político, sino como un politicastro de baja ley, no tiene derecho a llamar caballerete a hombres que, como yo, nunca han dado una sola demostración de faltar al respeto que se merece esta Asamblea o alguno de sus representantes. (Aplausos.)

El C. Presidente: La Presidencia insiste en hacer constar que de ninguna ha tratado de coartar el uso de la palabra al C. Espinosa para contestar los cargos que le hiciera el C. Vadillo; únicamente dijo que se le concedería a su dabido tiempo.

El C. Vadillo: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Vadillo: Señores diputados:. . . . (Voces: ¡Tribuna, tribuna!) A la visible agitación con que el C. Luis Espinosa me ha alidido, respondo yo con la más notoria y visible serenidad.

Cuando yo en la tribuna califico al grupo "Liberal Nacionalista," estoy en mi derecho, porque es un debate de orden político. Acre, enérgico, débil o como sea en mis ataques, eso es cuestión de temperamento o quizá de educación, si es que la tengo; pero jamás - y ya lo he manifestado también desde allá- , he tenido la intención de molestar a nadie en lo personal. . . . (murmullo). . . . porque yo no soy un caníbal político. . . (risas). . . porque yo no soy un caníbal político; discurro ideas, califico actuaciones con el derecho que me asiste como representante del pueblo. Por lo que hace a la alusión, sí muy personal que se me deslizó a mí en relación con el C. Luis Espinosa, debo de decirle que la disculpa principal mía en este caso, es la de que no fue intencionalmente: Cuando yo busco intencionalmente a un enemigo, lo busco a nivel un poco más alto que el de usted, C. Luis Espinosa. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. doctor Siurob. (Aplausos.)

El C. Siurob. Honorable Asamblea: Desgraciadamente a pesar de que el tiempo es avanzado. . . . (Voces: ¡¡Bastante!!) . . . y de que vuestros estómagos reclaman ya la salida de esta Honorable Asamblea, no puedo resistir a la necesidad, no puedo resistir a la imperiosa obligación de venir a seguir aquí descorriendo el velo de los atropellos a la ley, a descorrer el velo de la injuria con que se está atacando a los mismos miembros de la Representación Nacional por parte de una mayoría que ha demostrado en esta vez no tener más criterio que el de su propia conveniencia. (Aplausos.) Yo sé perfectamente cómo acostumbra dictaminar el C. Blancarte; yo sé perfectamente que no dictamina nadie más que él; yo sé perfectamente que no se guía más que únicamente por las simpatías y por el criterio político; yo sé perfectamente que, cuando se le llevan las credenciales para su dictamen, busca los nombres y luego dice: "Es necesario que triunfe Fulano" y tras de esa convicción de que es necesario que triunfe fulano, todos los argumentos se acomodan como hojarasca alrededor de aquella idea principal; todos los razonamientos van a dar al bulto, y lo que en apariencia pudiera favorecer al contrincante, las razones más reales y positivas, todo es letra muerta para el C. Blancarte, quien no ha tenido otro criterio más que éste: Como abogado, burlarse de la ley; como miembro de una Comisión, atropellar las pruebas presentadas y dictaminar en contra de la justicia, y como miembro de esta Asamblea, ya lo vimos durante la pasada Legislatura; venir a defender sistemáticamente las ideas de la reacción. Voy a citaros un hecho concreto y claro que demuestra la falta de razón del señor Blancarte. Este señor ha dicho que treinta y dos testigos no sirven para demostrar un solo hecho. . . . (Voces: ¡No dijo eso!) Me equivoqué en la expresión; él dijo que treinta y dos testigos no afirmaban un solo hecho, es decir, que no signaban bajo su firma hechos que en resumen vinieran a ser uno solo; y eso es una falsedad. Los treinta y dos testigos firmantes son el testimonio irrecusable de la presión oficial en contra del C. Novelo, porque unos atestiguan el hecho de que las casillas se instalaron mucho antes de la hora reglamentaria; otros atestiguan que se levantaron antes del momento que marca la ley; otros atestiguan que se llevaron las ánforas al Ayuntamiento, y otros atestiguan que también se llevaron a las oficinas particulares de la Secretaría de Fomento; y todos estos actos que significan maniobras ejecutadas dentro del campo oficial, con la aquiescencia del Ayuntamiento, en el primer caso, y con la aquiescencia, en el otro caso, de la misma Secretaría Particular del Ministerio de Fomento, indican la parcialidad, la presión de parte de los elementos oficiales en contra de la candidatura del C. Novelo. Se necesita estar ciego para no dar a esta prueba todo el testimonio que se merece. Con un argumento propio de rábula, nos dice aquí el C. Blancarte que los presidentes de casillas han dejado de ser y no pueden atestiguar como presidente de casillas seis días u ocho días después de que se ha verificado la junta computadora. Esa no es la fuerza del argumento. . . .

El C. Blancarte, interrumpiendo: Yo no dije eso.

El C. Siurob, continuando: ¿Pues que fue lo que dijo usted, señor Blancarte? Porque tanto es lo que usted dice y se desdice, que yo dudo pueda usted afirmar algo en contra. (Aplausos.)

El C. Blancarte: Pido la palabra. Creo que le señor diputado Siurob no tendrá la pretensión de que es más cierto lo que él diga que lo que la Asamblea afirme. Yo pregunto, que diga la Asamblea si yo afirmé lo que él está diciendo.

El C. Díaz González: Es falso lo que usted asevera, doctor Siurob.

El C. Siurob: Yo quiero que diga usted, señor Blancarte, lo que usted dijo. Tenga la bondad de repetirme que fue lo que usted dijo a propósito de que los testimonios de esos seis presidentes de las casillas no eran valiosos porque ya no fungían como presidentes de casillas. ¿No dijo usted eso?

El C. Blancarte: Con permiso de la Presidencia. El "Diario de los Debates" dirá si yo hice esa afirmación y también vendrá a demostrar toda la veracidad de lo que el doctor Siurob está diciendo y las falsedades de esos hechos.

El C. González: Digo y vuelvo repetir que es falso lo que dice el C. Siurob.

El C. Siurob, continuando: El C. Blancarte dijo y esta es la verdad. . . . . . (Voces: ¡No, no!) La vedad es ésta: Ha dicho que los testimonios de esos seis presidentes de casillas no tenían más valor que el de cualquier ciudadano, puesto que estos seis presidentes de casillas. . . (Voces: ¡Fue el C. Espinosa!) Pero de todas maneras este dicho es absolutamente falso. (Murmullos y voces: ¡Ah!) El testimonio de los presidentes de las casillas es más valioso que el de cualquier ciudadano, desde el momento en que estuvieron capacitados por la ley para vigilar las elecciones, desde el momento en que son testigos de los que no se puede dudar y desde el momento en que estuvieron vigilando los actos electorales y presidiéndolos. Por consiguiente, no puede objetarse ni puede afirmarse que no tienen fuerza los testimonios de los presidentes de casillas, y si en este caso los seis presidentes de casillas nos dicen que los expedientes fueron llevados al Ayuntamiento, que fueron llevados a las oficinas de la Secretaría de Fomento, unos afirmando una cosa y otros afirmando otros de estos hechos señalados, esto quiere decir sencillamente que tenemos la obligación de tener la presunción de que hubo presión oficial, tal como lo afirman los individuos que tuvieron a su cargo los expedientes electorales. Conforme a la Ley Electoral, los Presidentes de casillas tienen la obligación de mantener en su poder los expedientes electorales hasta el día en que se verifique la Junta Computadora. Este artículo de la Ley Electoral significa la desconfianza de parte del legislador, de que se entregaran esos expedientes a las autoridades que podrían violarlos; y en este caso seis Presidentes de casillas no conservaron en su poder los expedientes, sino que ellos mismos declararon que fueron llevados a las oficinas del Ayuntamiento y a la Secretaría Particular del Ministerio de Fomento. No sólo, sino que hay un comprobante de que este hecho es cierto y veraz: Todos los paquetes que contenían los expedientes estaban abiertos cuando fueron llevados a la Junta Computadora. ¿Qué quiere decir esto? Que fueron abiertos después de las elecciones; es claro que si en el momento de ser presentados a la Junta Computadora no tenían los paquetes las firmas que marca la ley para demostrar que no habían sido violados, es porque sí lo fueron después de haber sido arrebatados de las manos de los Presidentes de casillas. Y con esto no sé que criterio va a aplicar esta Asamblea; por un lado tales Presidentes declararon que les fueron arrebatados los paquetes; por otro lado la Junta Computadora declara que los paquetes estaban abiertos y carecían de las firmas de ley; por otro lado los demás testigos afirman el mismo hecho. ¿Qué quiere decir esto? Toda la Junta Computadora atestigua esto, aparte de las treinta y dos personas que también lo hacen; y si por otra parte hay el precedente de que además de que no estaban cerrados los paquetes, los Presidentes de casillas declaran que no estuvieron en su poder, pues que les fueron quitados para ser llevados a las oficinas públicas, la Comisión debió haber tenido la presunción legal que aquellos expedientes habían sido violados. ¿Pero para qué estamos haciéndonos tontos nosotros mismos; para qué estar pretendiendo engañarnos con una farsa, cuando aparece la realidad tan clara y tan triste para el pueblo mexicano, de que ni en la capital de la República se respetó el voto popular, poniéndose aquí la muestra de la imposición y chanchullos? ¿Para qué engañarnos cuando en la capital de la República las autoridades, a los ojos mismos de la Presidencia de la República, han sido las primeras en conculcar los derechos sagrados del voto, violando los expedientes electorales en el Ayuntamiento, que era el primer vigilante que tiene el pueblo para hacer que se respete la libertad del voto? (Aplausos.) Bastaría que anduviera metido en estos asuntos el individuo que tantas veces ha aparecido aquí exonerándose en la Constitución de la República, exonerándose en la libertad de los ciudadanos, Armando Ostos; bastaría que este títere de la opresión y de las imposiciones apareciera en este expediente, para que hubiera la suposición de que allí había habido chanchullos, de que allí había habido fraudes, de que allí había habido intrigas descaradas contra el voto popular. Hay credenciales, señores diputados, que son una cloaca, y esta es una de ellas; esta es una cloaca en donde, como digo, se ha exonerado sobre la ley Armando Ostos y tras de él todos los que han hecho el chanchullo. El Ayuntamiento ha demostrado, como en todos los demás hechos, como en casi todos los demás hechos de su actuación, la falta de pudor político, la falta de honradez como funcionarios públicos y la falta también de honradez como individuos que se precien de pertenecer a un gobierno emanado de la Revolución. Si tenemos el precedente de que el Ayuntamiento en una buena parte de sus miembros carece de la honorabilidad necesaria, ¿no es esta una presunción de que se consumó realmente aquí un fraude electoral? Si sabemos que allí fueron llevados los expedientes, si tenemos como testigos a todos los de la Junta Computadora, si tenemos como testigos a los Presidentes de las Casillas, ¿no es ésta una prueba fehaciente de que se ha consumado allí un chanchullo? Entonces, ¿por qué esta honorable Asamblea no juzga todos estos hechos? ¿Es que quiere ensombrecer su conciencia con la simple presunción legal, es que quiere ocultar a su razón y negar asimismo la justicia que asiste al C. Novelo para venir a ocupar un puesto en esta honorable Asamblea? (Voces: ¡No, no!) ¿Es que se trata de juzgar así en este caso, porque se trata del Presidente del "Partido Liberal Constitucionalista"? ¿Es que se tiene miedo de que el C. Novelo venga aquí a exponer razonamientos radicales, razonamientos dignos a favor de la justicia y del honor nacionales? (Voces: ¡No, no!) Pues no se explica de otra manera, porque apegándose al estricto criterio de la justicia, el borrón de la

imposición, la mancha de la infamia y de la calumnia aparecen sobre esta credencial. Los hechos están comprobados, no comprobados ante los tribunales, sino comprobados ante el tribunal que se llama la Cámara de Diputados, con todas las presunciones legales.

Se nos dice que el testimonio de un Notario no tiene ninguna fuerza; y esto también es un hecho falso que asienta el C. Blancarte. . .

El C. Blancarte, interrumpiendo: ¡Yo no he dicho eso!

El C. Siurob, continuando: Ha dicho usted que tenía la misma fuerza que si se tratara del mismo documento firmado con un simple papel. Eso es falso, porque desde luego existe ya la presunción de que el que firma ante un notario es capaz de ratificar su firma en cualquier momento ante el mismo Notario. El individuo que por primera vez firma un escrito, puede muy bien alegar que le fue presentado en tales o cuales condiciones, que no estuvo bien apercibido del caso y que no se dio cabal cuenta de los acontecimientos; pero no cuando un individuo firma ante un Notario, que certifica que aquella firma es suya, la ratifica y se afirma en su declaración. Pero no es ese el caso: Al afirmar este hecho el señor Blancarte, lo hace únicamente guiado por el criterio político; si hubiera traído el señor Novelo un simple papel, estoy seguro que se le hubiera dicho que debió haber traído esas firmas legalizadas ante un Notario; mas como las trajo legalizadas por un Notario, se le dice que hubiera valido más un simple papel. Estos son los argumentos que me permiten afirmar que si el señor Blancarte fuera de esta Asamblea puede obrar con criterio de abogado, aquí adentro y al frente de la Comisión que preside, ha venido obrando con criterio de rábula; aquí tenéis la prueba. Estoy seguro de que si se hubiera presentado un simple papel, como es el caso del señor Cordero, trayéndose un testimonio subscripto por setecientas firmas, se hubiera dicho que se trataba de firmas recogidas al acaso, las que no tenían valor por no haberse legalizado ante Notario; pero como se trajo firmas tras de las cuales existe fe pública, se les niega ahora toda fuerza legal. Es el mismo criterio, el criterio de acordeón, que ha caracterizado al "Partido Liberal Nacionalista", el criterio de la consigna; si vosotros negáis que la habido, yo afirmo que sí ha existido; y he visto con mis ojos al C. Reynoso yendo de Comisión a Comisión, dando consignas a algunas, las que se prestaban, a recibirlas; yo he oído algunas de esas consignas, yo he visto también las consignas que por cuenta del ciudadano Ministro de Gobernación se han venido a extender dentro del seno del bloque "Liberal Nacionalista," No me neguéis, pues, que hay consigna. (Voces: ¡Pruebas!) estos son hechos concretos y claros. Yo lo he visto. (Voces: ¡Pruebas, pruebas!) ¿Pruebas? Las boletas que se os enviaron por parte del Ministerio de Gobernación para que eligiérais Mesa. ¿También me lo negáis?

El C. Díaz González: ¡Miente usted. . . o falta usted a la verdad!

El C. Siurob, continuando: Sin embargo, en el criterio de todos está, me lo han dicho muchos de los miembros del Bloque, que el Ministro de Gobernación ha enviado al seno del mismo Bloque boletas ya impresas con los nombres de los candidatos que debían salir, en un caso para presidente del Bloque y en otro caso para Presidente de la Cámara. (Voces: ¿Quiénes?) Como se ha dicho, los testigos que se presentan en este caso no son miembros del Partido Liberal Constitucionalista. Yo sí ido a la Secretaría se digne leer este comprobante.

- El C. secretario Meade Fierro, leyendo:

"Partido Liberal Constitucionalista. Comité Ejecutivo electoral.- 3a. Motolinía 25, altos 20.- Teléfono Mexicana 16- 75 Neri.- México, D. F.

"Fernando Aguirre Colorado, Secretario del Partido Liberal Constitucionalista, certifico:

"Que los ciudadanos E. Sparza, Juan Palacios, Antonio Martínez, David Arizmendi, G. Castro Rodríguez, Manuel E. Azpilcueta y Pedro Madrigal, Francisco de F. Sánchez, Francisco E. García, Fausto Calderón, Guillermo Elzaurdia, Narciso A. Torres, Carlos Viveros, Alberto Galindo, Héctor Calderón, Aureliano Colorado, Nicolás Vergara, Gerónimo Vásquez, F. Mercadillo Zavala, A. G. de Velasco, Felipe de J. Flores, Graciano Rentería, Vicente Madrigal, Jesús Dávila, Manuel G. Caballero, Andrés C. Pérez, no aparecen inscriptos en el libro de registro de socios del Partido Liberal Constitucionalista.

"Certifico, igualmente, que sí aparecen registrados como socios los CC. Cornelio Colorado, Adalberto Concha, Juan D. Muñoz, Guillermo Pastoriza, Guilebaldo Ochoa y Bernardo B. Otero.

"Y a pedimento del C. general José Siurob, extiendo el presente en México, a los veintiún días del mes de septiembre de mil novecientos diez y ocho.- Fernando Aguirre."

El C. Siurob, continuando: Aquí tenéis, conciudadanos, como estos testigos no es cierto que pertenezcan al "Partido Liberal Constitucionalista"; por consiguiente, su testimonio tiene más fuerza, desde el momento en que no son testigos parciales, sino que son absolutamente imparciales, puesto que no pertenecen a ningún partido político, a no ser que el "Liberal Nacionalista" los reclame para sí, y en ese caso tienen más fuerza para nosotros, porque tienen el testimonio de la parte contraria.

Pero hay otro que permite afirmar la imposición oficial: El anexo número 2, que ignoro si se le dio lectura. (Voces: ´¡A todos los documentos se les dio lectura!) Pero este anexo número 2 es la certificación de varios ciudadanos de que dieron su voto por el C. Novelo en una casilla en que, conforme a la Junta Computadora, el C. Novelo no tuvo ni un voto. Hay que fijarse en la honorabilidad de los ciudadanos que firman este documento; son individuos que en su mayor parte tienen una profesión, son individuos, por consiguiente, en quienes se supone la suficiente cultura intelectual para no oponerse a entrar en una contradicción terrible consigo mismo al afirmar que habían verificado un acto y aparecer posteriormente que ese acto no lo habían verificado. Esto demuestra que los votos en efecto fueron dados a favor de la fórmula tricolor y, sin embargo, allí en el lugar donde fueron llevadas las ánforas electorales, se cometió el chanchullo que se cometió en las demás casillas. Si a todas estas causas que hacen suponer que hubo, en efecto, presión oficial, se añade la presión

oficial demostrada en otras elecciones del Distrito Federal, estoy por decir que en la mayoría de las que se verificaron en el propio Distrito Federal, y esta Asamblea tiene ya suficientes datos para poder asegurarlo, ha habido presión. Por lo tanto, la presión oficial está absoluta y perfectamente demostrada, así como la nulidad de estas casillas, conforme al artículo 104 de la Ley Electoral, que en su inciso II dice: "Haber mediado cohecho, soborno o presión de alguna autoridad para obtener la votación en favor de determinado candidato."

Ese es el caso precisamente; de manera que si esta honorable Asamblea, por encima de todos los razonamientos, por encima de todas las causas que le hacen suponer que hubo presión oficial en esta elección, por encima del testimonio del ciudadanos absolutamente independientes e imparciales, algunos de los cuales eran presidentes de casillas; si por encima de todos estos datos va a aprobar una credencial contraria a la ley y a los preceptos democráticos, va a demostrar una vez más ante la faz de la República, que en la discusión de credenciales no predominó ningún criterio más que el de la conveniencia, más que el de la consigna, más que el de la necesidad que tienen los funcionarios públicos, de que no haya aquí quien venga a defender a la Revolución.

Actualmente se está conspirando en tal forma contra el criterio revolucionario, que ya podemos decir que hay un verdadero, enérgico y gran partido dentro de esta Cámara y fuera de ella para contrarrestar las ideas de la Revolución y su causa, y que este partido se encuentra en todas las esferas oficiales, de tal manera que no parece sino que se ha hecho tan odiosa la Revolución, que basta que un individuo sea revolucionario para que todo el mundo se considere con derecho a suponer que ese individuo es todo lo infame, pérfido y destructor que se pueda imaginar. Se está dando en esta forma alas al partido reaccionario y muy pronto, tanto los actuales gobernantes como muchos a quienes se tolera esta labor, habrán de arrepentirse de ella. Por medio de la prensa, digo, se ha comenzado a hacer esta labor; no de otra manera deben explicarse las infamias y el cúmulo de calumnias, el cúmulo de denuestos que se han arrojado sobre la Legislatura pasada. Basta que haya sido revolucionario, basta que haya estado siempre en pie, basta que haya defendido siempre los intereses revolucionarios, para que se tratara de hundirla en el último de los desprestigios. Esta ha sido la causa por la que se ha tirado tanto contra la Legislatura pasada, esta ha sido la causa por al que se ha tirado contra todos los elementos revolucionarios de ella; contra un elemento revolucionario que se levanta, se levanta diez a denigrarlo para hacer creer a toda la República que los revolucionarios han sido la hez de sus hijos; que los revolucionarios hemos sido los que menos tenemos derecho a la consideración, al prestigio y a la estimación de nuestros conciudadanos. En esta labor, honorable Asamblea, ha coadyuvado también el mismo Poder Ejecutivo, puesto que el mismo Poder Ejecutivo ha dado la consigna para que se hostilizara a la Cámara de Diputados pasada. De ahí viene toda esa multitud de calumnias que se han exhibido como moneda corriente en contra de la Legislatura, de ahí viene que se le nulificara toda acción, todo derecho y que aun los mismos actos buenos que haya verificado se hayan considerado como actos malévolos, como actos torpes, injustificados y de atrabiliaria oposición. Pero ya veremos cuál Cámara resulta más ajustada a los preceptos revolucionarios; ya veremos cuál Cámara está más de acuerdo con la opinión pública, la opinión pública nunca estuvo en contraposición con aquella Cámara, lo cual prueba que aquella Cámara estaba orientando el sentido de esa misma opinión. ¿Y vosotros podéis decir que contáis con la opinión pública? (Voces: ¡Sí, sí! ¡No, no!) Ya no contáis con la opinión pública, la opinión pública está contra vosotros y la opinión pública está contra vosotros precisamente porque ya desde ahora habéis comenzado a quemar el incienso, y la manera de quemar el incienso es arrojar de esta Asamblea a tantos individuos que con una credencial limpia tienen derecho a estar en ella. (Aplausos.)

Yo sí seguiré impugnando credenciales; yo no participo de la opinión de mi estimable compañero el C. Vadillo; yo creo que la justicia, aun cuando no se le haga caso, aun cuando se le arroje a un rincón como si estuviera leprosa. . . (Voces y murmullos.) Ese ciudadano que me interrumpe tiene derecho a hacer befa de mis palabras, puesto que esa es la forma que también tiene de quemar incienso a los grandes. (aplausos.) Decía que aunque la justicia quede arrinconada en un rincón como si estuviera leprosa, (Murmullos.) aunque todo el mundo se venga a burlar aquí de ella, aunque sea acogida con risas sarcásticas de parte de las curules, aunque a mí en lo particular se me considere como un individuo de una terquedad enorme, no me importa, sé que vengo a defender la justicia, que al fin y al cabo en los oídos de los que me escuchan se queda vibrando que yo la tuve, que defendí los derechos del pueblo mexicano, y se queda también en su mente la idea de que la mayoría de esta Cámara ha conculcado, en el poco tiempo que lleva de actuar, los sagrados derechos del pueblo mexicano, mucho más que lo hiciera en el mismo lapso de tiempo la Legislatura anterior.

El C. Díaz González: ¡Una interpelación al orador!

El C. Siurob: ¡No admito interpelaciones!

El C. Díaz González: Pertinente a las falsedades que usted asentó.

El C. Siurob: ¡No admito interpelaciones!

El C. Díaz González: ¡Tiene usted muy poco valor civil!

El C. Blancarte: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Blancarte: El doctor Siurob ha dicho que yo buscaba, primero, los nombres de las personas que se disputaban la credencial y luego decía a quién debía dársele el triunfo; sobre esto iba a interpelarlo, pero como ha declarado que no admite interpelaciones, me limito a protestar contra esa imputación calumniosa, que sólo puede venir de quien ha ejecutado actos como los que todos conocemos. En la Legislatura anterior se lanzó de aquí al señor ingeniero Mares que traía siete

mil y tantos votos; qué revolucionarismo aplicaron entonces? También se lanzó al general Vargas y Navarro para meter a la Cámara con ochenta votos al C. Cienfuegos; ¿es eso la justicia revolucionaria que quiere el doctor Siurob que nosotros practiquemos? Se echó también de esta Cámara al doctor Cervantes para traer en su lugar a un partidario de los individuos que predominaban aquí entonces; ¿y quiere él que nosotros hagamos otro tanto? El mismo doctor Siurob, durante su gobierno en Guanajuato, con su propia mano mató a veinte o treinta miserables y los arrastró; ¿es ese el revolucionarismo que exige de nosotros? Se llevaron los metales que había en Guanajuato para venderse en Estados Unidos, y en relación con este asunto existe un cheque a favor del señor Siurob por determinada cantidad; es eso en lo que consiste el revolucionarismo? El doctor Siurob azotó personalmente a varias personas, sujetándolas como esclavos; ¿y esto es revolucionarismo? ¡Yo no quiero ser revolucionario si todo lo anterior lo hace un revolucionario; si todo eso es propio de un revolucionario y lo contrario de un reaccionario, yo quiero ser reaccionario! (Aplausos.)

El C. Siurob: Pido la palabra para contestar una alusión personal.

(Voces: !A votar, a votar!)

El C. Alvarez del Castillo: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Alvarez del Castillo, para una moción de orden.

El C. Alvarez del Castillo: El señor licenciado Blancarte acaba de hacer cargos muy serios al señor diputado Siurob. Yo creo que la Asamblea, por un principio de justicia, debe permitir al señor doctor Siurob defenderse de estos cargos. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: Yo he dicho aquí que el C. Blancarte ha procedido en esa forma, es decir, diciendo que debería sacar a determinado individuo y haciendo contra la ley todo lo que estaba de su parte para sacar a ese mismo individuo, y lo he demostrado ya, puesto que allí está la credencial del C. Jairo Dyer. Yo tengo pruebas de la credencial del C. Jairo Dyer y allí demostró el C. Blancarte que no quiso atender a la justicia, que no quiso atender más que a su criterio perverso de ex - cura. . .

El C. Blancarte, interrumpiendo: ¡Protesto!

El C. Siurob, continuando: . . .para venir aquí a que se pisoteara una credencial contra la ley y contra la justicia. Yo he demostrado en otras credenciales que he impugnado, que el C. Blancarte ha obrado contra todo ese criterio de justicia y de honradez, de manera que tengo derecho para decir lo que he dicho, y esas son pruebas que existen ante toda la Asamblea. Es un hecho comprobado que el C. Blancarte no quiso ir a traer un papel, una acta que se le pidió, siendo que decía haberla traído porque era su obligación, siendo que ese papel estaba allí al alcance del mismo C. Blancarte, porque después lo he sabido por algunos de los empleados de la Cámara y en esta forma el C. Blancarte no quiso ir a traer este papel porque era favorable a la justicia. Le he demostrado, pues, que al lanzarle esa aseveración, esa afirmación, lo hago con plena justificación y no soy calumniador. El sí es un vil calumniador, los hechos acaban de comprobarlo diciendo, primero, que hay un cheque a favor mío que he cobrado o que está en poder de alguno de mis agentes o que sea mi apoderado o representante, o en poder de cualquier otra persona, por algo que yo vendí en Estados Unidos, y yo declaro ante esta Asamblea que nunca he vendido nada a los Estados Unidos, ni he recibido un cheque de nadie a mi favor y desafío a este vil calumniador que se llama Blancarte a que traiga las pruebas.

El C. Blancarte ha dicho que yo maté a ciento treinta y tantas personas por mi propia mano. . . . (Voces: ¡Treinta y tantas!) a treinta y tantas personas en Santa Cruz; ¡Desafío a este calumniador de oficio que se llama Blancarte para que me demuestre los hechos que acaba de afirmar!

El C. Blancarte me ha lanzado otra imputación, diciendo que yo he apaleado en cierta vez a determinado individuo; le suplico me diga el nombre de esa persona, porque de otra manera seguiré confirmando que no es más que un calumniador. . . (Voces: ¡Lo dijo Uzueta!) El señor Uzueta dijo que yo había mandado azotar, pero que yo no había azotado, y ese es también un hecho falso puesto que he demostrado que no fui yo quien ordené que se azotara a nadie, sino que un individuo al resistirse contra la orden de aprensión librada, obligó a que se le tratara con dureza.

Conste, pues, que todo lo dicho por el C. Blancarte no es más que una calumnia; como tales las reputo y lo desafío para que me compruebe lo que asegura, lo que no podrá, mientras que yo sí le compruebo que ha pasado sobre la ley y la justicia. El señor Blancarte estuvo a pique de ser fraile y naturalmente tiene que esgrimir argumentos de mala ley y acudir a intrigas y bajas pasiones para tachar a un revolucionario. . .

El C. Blancarte: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte.

El C. Blancarte: Respecto a que yo de antemano designe la persona en cuyo favor se debe dictaminar, debo decir que es un cargo que no se me hace a mí, sino a la Asamblea, porque es ella la que aprueba los dictámenes, después de discutirlos ampliamente.

En cuanto a los demás cargos, consta a los miembros de la Legislatura anterior que se encuentran aquí, que sí se desecharon muchas credenciales, sin criterio y sin justificación ninguna; así es que está demostrado este hecho. . . (Voces: ¡Sí! ¡No!)

Respecto del asunto de Guanajuato de que hay un proceso instruído por robo de unos metales y de que también obra una constancia y existe un talón en Estados Unidos a favor del señor Siurob, se necesitaría traer las constancias del expediente para probar. . .

El C. Siurob, interrumpiendo: ¡Tráiganlas!

El C. Blancarte, continuando: Respecto de hechos conocido de todos en Santa Cruz, son perfectamente conocidos por todos en Santa Cruz, y

personas de Guanajuato también han afirmado estos hechos expresamente: "Santa Cruz, 25 de junio de 1915.

"Siurob, personalmente en Santa Cruz, el 25 de junio de 1915, al frente de todas sus fuerzas, y al salir los feligreses de misa que se celebraba en el templo parroquial, formó a los pacíficos ciudadanos, y, personalmente, con su revólver, asesinó a diez y seis hombres, en medio del pánico general del pueblo indefenso. Está plenamente comprobado que todos los ciudadanos asesinados eran absolutamente inocentes, siendo seis vecinos del pueblo, cuatro de Romerillos, y los demás de las rancherías cercanas."

Estos son hechos narrados por personas que tendré oportunidad de que declare aquí estos hechos y también el año pasado en Guanajuato se narraron por distintas personas, estos hechos: Que el propio doctor Siurob fue a desalojar a unos bandoleros que estaban por esos ranchos cuando un día antes ya habían salido y entonces algunos vecinos pacíficos de allí fueron los que la pagaron, eso está en la conciencia pública y con testigos también se demostrará. Ahora pido a la Secretaría que se lea un documento que me han proporcionado.

El C. Secretario Meade Fierro: Leyendo:

"Los abajo subscriptos ciudadanos guanajuatenses y vecinos del Distrito de Salamanca, ante la honorable Cámara de Diputados que forma la XXVIII Legislatura del Congreso de la Unión, y secundando la idea del H. Ayuntamiento de esta ciudad, comparecemos para exponer:

"I. El ex - Gobernador de este Estado, doctor José Siurob, por sí mismo y por intermedio de su hermano Emiliano y de los jefes y oficiales a sus órdenes de la brigada Escobedo, sustrajo de las haciendas y ranchos de este Distrito, los animales de trabajo, so pretexto de que los poseedores estaban en connivencia con los alzados en armas contra el Gobierno.

"II.- Esos animales, bueyes y cabras, fueron vendidos a una nube de espectadores en esta ciudad, lo que dio lugar a escandalosos abusos e incalificables atropellos y trajo por resultado de que los campesinos despojados y maltratados se alzaran a su vez en armas, siendo este el motivo porque se inició y tomó incremento el bandidaje, tanto en esta región como en el resto del Estado. Como ejemplo típico de estos levantamientos de los campesinos expoliados, está el caso de Ramón Ortiz, ciudadano pacífico, honrado y trabajador, que fue expoliado y golpeado de orden del doctor Siurob, por el capitán Ballesteros, quien además amenazó fusilarlo. Este proceder fue lo que ocasionó el levantamiento de Ortiz, quien llegó a ser el azote de toda la comarca y el causante del saqueo que sufrió esta población el día 10 de febrero del corriente año. Además, esos robos escandalosos del ganado de trabajo ha sido el motivo de la ruina casi total de la agricultura de este Distrito y del Estado en general, ruina que persistirá por mucho tiempo, junto con la inseguridad de los campos y los pequeños poblados.

"III.- En esta población, sin previas averiguaciones ni formalidades de ninguna especie, fueron fusilados, al azar y por el capricho de un hombre desequilibrado, como lo es seguramente el doctor Siurob, ocho ciudadanos a quienes acusó una mujer de ser de los individuos que tomaron participio en el saqueo de una casa comercial de esta ciudad; y en la conciencia de todos nosotros los firmantes, está que la mayoría de los fusilados eran hombres perfectamente inocentes. El día de esos fusilamientos, lo fue de pánico y terror para toda esta ciudad, pues al mismo tiempo que a unos se les fusilaba, fueron sacados de sus casas multitud de vecinos de todas clases y sujetados a torturas inquisitoriales, habiendo sido golpeados rudamente por una soldadesca desenfrenada y ebria de sangre, más de treinta personas honradas.

"IV.- Al retirarse de esta ciudad el doctor Siurob, él y sus oficiales se llevaron consigo los muebles de una casa particular en donde estuvieron alojados.

"Por todas estas razones expuestas y que son un somero relato de los delitos de lesa humanidad y contra la propiedad y el derecho de gentes, percatados por el doctor José Siurob, se desprende que sería absolutamente inmoral que este hombre vuelva a introducirse en la Representación Nacional ocupando una curul en la honorable XXVIII Legislatura de la Unión y por eso pedimos a esa honorable Cámara que así lo declare por su propio honor y como una satisfacción debida a todo un pueblo honrado y trabajador que hoy indignado, protesta y acusa.- Protestamos lo necesario.- Salamanca, a 31 de agosto de 1918.- Emilio Soto.- J. Refugio Villanueva.- F. B. Rojas.- Manuel Villanueva," y siguen muchas firmas.

El C. Siurob: Pido la palabra para una interpelación a la Secretaría.

El C. Vadillo: ¿Están autorizadas esas firmas, señor Secretario?

- El mismo C. Secretario: No, señor; no están.

El C. Vadillo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Vadillo: ¿Cómo presenta usted esas firmas que no están certificadas por ninguna autoridad y por lo tanto carecen de valor probatorio, cuando las firmas testificadas por un notario, no le han valido a usted ningún respeto? (Aplausos.)

El C. Siurob: Pido la palabra para alusiones personales.

El C. Blancarte: Yo no he dicho que esas firmas tengan un valor probatorio definitivo para demostrar esos hechos, yo dije que se leyera ese documento que me habían proporcionado y suplico al señor Pérez Vela me diga si tiene conocimiento de algunos hechos de los que yo he hablado en esta tribuna y cuáles son.

El C. Pérez Vela: Con permiso de la Presidencia. Creo que si la Representación Nacional tiene interés en este asunto, lo más práctico sería nombrar una Comisión que pasara al Estado de Guanajuato y allí sobre terreno de los hechos, quizá pudiera hacer luz sobre este asunto porque, como dije yo en una noche que tomé la palabra en las primeras sesiones de Colegio Electoral, a pesar de haber tratado en alguna ocasión al doctor Siurob, quería darle oportunidad para

que se defendiera de esos cargos, que allí subsiste esa opinión, que está arraigada y que forma parte de la conciencia pública del pueblo guanajuatense.

El C. Siurob: Pido la palabra para alusiones personales.

El C. Soto Peinmbert: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra para una moción de orden.

El C. Soto Peinmbert: Yo he solicitado la palabra para una moción de orden, en virtud de que juzgo más digno e interesante para la Representación Nacional el que fallemos el caso que se ha discutido y no que estemos convirtiendo esta tribuna en dimes y diretes que, si son muy interesantes, desdicen del decoro que debe guardarse.

El C. Siurob: Al señor Peinmbert. . . . . (Campanilla.)

El C. Presidente: La Presidencia tiene la misma idea que el C. Soto Peinmbert, y precisamente lo demuestra al haber inscripto al señor Espinosa para que una vez que terminaran los debates, comenzaran las rectificaciones y alusiones personales, pero así lo ha querido lo Asamblea, y así se hará.

El C. Siurob, continuando: Muy fácil es, conciudadanos, lanzar cargos contra cualquier ciudadano, sin que estos cargos vayan revestidos de ninguna justificación; muy fácil es cuando se viene, como en el caso del C. Blancarte, a exhibir aquí documentos con firmas de no se sabe quiénes y que pueden haber sido colectadas y que lo han sido en este caso por el ciudadano Gobernador del Estado de Guanajuato, a quien ustedes saben que yo he acusado desde la Legislatura pasada y en ésta, por sus violaciones y atropellos en aquel Estado. (Aplausos de las galerías.)

Voy a hablar de todos los cargos, uno a uno, que se me hacen y sobre la labor que desarrollé en aquel Estado, porque es justo que la Representación Nacional sepa...(Voces, murmullos.) Tengo derecho. (Murmullos, voces: ¡Vámonos!) Excito a los ciudadanos diputados que se respeten, tengan una poca de consideración para con uno de los representantes, con el derecho que tiene para defenderse.

El caso a que se refería el C. Blancarte fue en Santa Cruz, y fue de la manera siguiente: Estaban de guarnición en el pueblo de Santa Cruz fuerzas del general Amaro en número de 80 hombres; en estas condiciones el enemigo, que era una chusma de bandoleros. . . . .

El C. Castillo Nájera, interrumpiendo: Pido que se pase lista nuevamente y que se haga efectivo el artículo constitucional.

El C. Siurob, continuando: No es hora de sesión. (Murmullos y voces: ¡Sí, si!) Se ha prolongado. En el caso de Santa Cruz eran 80 los individuos que estaban de guarnición en el pueblo de Santa Cruz y los bandoleros llegaron y coparon a aquella guarnición, y los vecinos de ese pueblo, que desde la época del señor Madero se encontraban levantados en contra del Gobierno, fueron los que ayudaron a los bandidos a penetrar al interior de la plaza, fueron los que les fueron a decir cuándo no había parque y otro vecino fue y les llevó las escaleras para que subieran a la torre, donde se encontraba la corta guarnición a que me refiero, y cuando los bandoleros encontraron, la mayor parte de aquellos 80 soldados perecieron, y no crean ustedes, señores diputados, que perecieron a manos de los bandoleros, sino que perecieron a manos del pueblo de Santa Cruz, perecieron a manos de una plebe desordenada que no es el pueblo, sino que es el populacho y que se entregó al asesinato, dando muerte a un capitán, a un mayor, a varios oficiales y a otros soldados. En estas condiciones a mí se me avisó, como era Gobernador del Estado, que el enemigo había derrotado a la guarnición; me trasladé al sitio de los acontecimientos, recogí a mi paso por Celaya 8 ó 10 soldados de las fuerzas del general Amaro que habían quedado de la guarnición; los llevé a Santa Cruz, y como era mi obligación en un período preconstitucional, puesto que me lo ordenaba la ley de 25 de enero de 62, puesto que se acababa de cometer un atentado en fuerzas constitucionalistas y puesto que ese atentado no había sido en combate, sino que habían sido acuchillados los soldados por los individuos de la plaza, mandé formar a muchos de los ciudadanos que allí estaban, y por conducto de los soldados que habían quedado de la guarnición, les formé un juicio para que declararan y dijeran quiénes habían sido los que habían asesinado a los soldados constitucionalistas. Entonces los soldados de Amaro. . . .

El C. Díaz González, interrumpiendo: Todo lo que se diga aquí no puede seguir asentándose, porque no hay quórum; hay 107 ciudadanos diputados; ya los conté.

El C. Presidente: Habiendo reclamado el quórum el C. Díaz González, se procede a pasar lista. (Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí!)

El C. Siurob, continuando: Es inútil que reclame el quórum, Díaz González, porque en esta sesión o en otra rectificaré los mismos hechos.

El C. Díaz González: No hay quórum, compañero.

El C. Secretario Meade Fierro: Por acuerdo de la Presidencia se procede a pasar lista. (Voces: ¡No hay quórum! ¡Sí, sí! Se pasa lista.)

- El mismo C. Secretario, después de pasar lista: Hay 126 ciudadanos diputados y presuntos; hay quórum.

El C. Siurob: Prosigo en el uso de la palabra. (Campanilla.)

- El mismo C. Secretario: Por acuerdo de la Presidencia, se pregunta a la Asamblea si en vista de lo avanzado de la hora, se permite al orador que siga en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Sí se le concede permiso.

Presidencia del

C. LIMÓN URIARTE MIGUEL

El C. Siurob: Continúo, señores diputados, explicando el asunto que se refiere a Santa Cruz.

Al recuperar la plaza, como digo, por medio de los soldados que habían presenciado los acontecimientos y que pertenecían a la guarnición aniquilada, se comprobó quiénes fueron los individuos que personalmente anduvieron asesinando a los soldados constitucionalistas y los que fueron a llevar el aviso a las fuerzas enemigas, y estos individuos, tras de levantarse el acta consiguiente y en presencia del Presidente Municipal del pueblo, se les ejecutó; no fueron más que catorce. De manera que, como habéis visto, yo como Gobernador, estaba en la estricta obligación de hacer un castigo ejemplar; porque ya habían sido muchos los casos en que el populacho había tomado parte al lado de las tropas enemigas, asesinando a los soldados nuestros, violando los domicilios, robando los objetos y, por consiguiente, verificando actos de tal naturaleza, que esos mismos actos eran los ha hacían que yo procediera con toda energía en aquellos casos; pero ninguno de aquellos individuos ciudadanos castigué yo personalmente, fueron oficiales míos, subordinados míos los encargados de ejecutar mis órdenes. De manera es que yo, por justicia y en cumplimiento de la Ley de 25 de enero, en virtud de la cual todo individuo que ayude al enemigo en una forma directa y a quien esto se le compruebe mediante testigos suficientes, debe ser ejecutado inmediatamente y en esos momentos hubo ahí testigos, los soldados del general Amaro, el Presidente Municipal y muchos vecinos testifican que en aquella época se procedió de acuerdo con aquella ley.

Pero vamos otra vez al asunto; a la otra imputación que se me hace, a los robos de animales. De todos los jefes constitucionalistas puede decirse la misma cosa; a todos los jefes en absoluto se les puede atribuir que se robaban en aquella época los animales y se llevaban las semillas, y era natural: En los momentos en que entré yo al Estado de Guanajuato, lo encontré en plena lucha, estaba el enemigo en algunas plazas, ocupaba con sus fuerzas todavía la ciudad de León, estábamos pelando en todo el vasto campo del Estado de Guanajuato y no había día que no se combatiera en cuatro o cinco puntos al mismo tiempo. Además, los cereales escaseaban porque por allí había pasado el ejército de los federales cuando marchaban hacia el Norte; posteriormente había pasado el ejército del general Obregón cuando avanzó hacia el Sur y después había pasado el ejército de Francisco Villa, y posteriormente también, de vuelta, el ejército del general Obregón, rumbo al Norte. Yo interpelo respecto a estas condiciones que prevalecían en el Estado de Guanajuato a uno de los jefes que operaron allá, lo interpelo para que diga si no era necesario en aquellos momentos en que no recibíamos lo suficiente para forrajes, tomar los forrajes de donde los hubiera. El general Silva mandaba una brigada entonces y yo interpelo al general Silva para que diga si no estaba Guanajuato en aquellas condiciones, para que diga si no es cierto que el enemigo ocupaba algunas plazas, para que diga si no es cierto que se combatía en todas partes y para que diga si las circunstancias que predominaban eran las que acabo de exponer.

El C. Silva Federico: Honorable Asamblea: Efectivamente, lo que asienta el general Siurob es cierto; pero la escasez de elementos por el paso de grandes masas armadas por aquella región no desvirtúa en ningún sentido los cargos que le hacen en el documento a que acaba de darse lectura. Casi terminamos con todos los elementos de vida en aquella región, pero no niego ni afirmo los cargos que se le hacen al doctor Siurob.

El C. Siurob, continuando: Pero este hecho demuestra que tenían que tomar los elementos las fuerzas, ya sea en conglomerado o en partidas y yo pregunto: ¿Se va a hacer responsable a un jefe de todos los actos que haya hecho cualquiera de sus subordinados? (Voces: ¡Sí, sí!) ¿Sí? En ese caso haced responsable al C. Venustiano Carranza de todos los actos que hemos ejecutado todos, y acabaréis por fusilarlo. (Risas.)

Ahora se trata, en este caso, como digo, de denigrar a los elementos revolucionarios; yo esperaba que se llegara este momento, porque de mí se han dicho todas estas quejas que corren como moneda corriente, se me ha insultado, se me ha calumniado y, sin embargo, no se ha dicho lo bueno que se hizo en el Estado de Guanajuato; se ha dicho todo lo que puede marchar en contra mía pero para demostrar a ustedes, señores diputados, que el pueblo de Celaya no me considera tan deshonrado, ni tan contrario a la justicia y al honor, voy a suplicar a la Secretaría se digne leer este telegrama en que el Ayuntamiento de Celaya me confía su representación aquí para defenderlo contra las violaciones al sufragio efectivo.

- El C. Secretario Meade Fierro, leyendo:

"Telegrama de Celaya, Gto., 4 de septiembre de 1918.

"CC. diputados José Siurob y Basilio Vadillo.- Cámara de Diputados.

"Suplícoles que en compañía Diputación guanajuatense, protesten enérgicamente contra Comisión Permanente de Guanajuato, que trata de imponer Presidencia Municipal a regidor Francisco Aguilera, sin tener facultades para ello. Mayoría Ayuntamiento protesta contra tan vulgar atentado independencia municipal, consagrada en nuestra Carta Magna. Atentamente. El primer síndico, José de Viedo."

El C. Siurob, continuando: Este acuerdo de nuestra a la Representación Nacional que precisamente el Ayuntamiento de Celaya, es decir, la corporación oficial, no sólo no me considera como un individuo indigno de estar en esta Representación Nacional, sino que me confía su representación para hacer respetar aquí sus derechos.

Los cargos que hoy se me hacen no se me han hecho sino después de haber acusado yo a Alcocer, mientras no acusé a Alcocer, ni en el Constituyente, ni en la Legislatura pasada se me ha lanzado ningún cargo de esos, ¿por qué? porque todos esos cargos se pueden hacer a todos los revolucionarios; escuchad la voz de la reacción lo que dice el general Alvarado; dice que ha monopolizado todos los negocios de la península, que ha hecho y deshecho, que ha cometido atropellos, que son miles los fusilados sin formación de causa. ¿De Murguía, qué dicen?, dicen que todos los haberes que cobra no los entrega a los soldados,

que no hacen una verdadera campaña militar, ¡miles de infamias dicen los reaccionarios sobre los jefes constitucionalistas! De Treviño dicen que tenía 18,000 soldados en papel, pero que cuando atacó Villa a Chihuahua, no había más de cinco mil; de Jesús Agustín Castro dicen que los atropellos que cometió en Oaxaca, en los tres Estados aquellos del Sur, en Oaxaca, en Chiapas y en Tabasco, son los que han levantado en contra del Gobierno a aquellas regiones, (Voces: ¡Cierto, cierto!) que son miles los fusilados sin formación de causa, en una palabra: Se hacen muchos cargos a los revolucionarios, no hay un solo jefe a quien no se le achaquen estas infamias, y vaya que estos jefes gozan del favor oficial y que están, como vulgarmente se dice, en las alturas, y a mí, ¿por qué se me ataca en esta forma? ¿por qué se viene aquí con documentos que no son Fehacientes, a intrigar como el señor Blancarte que ha traído aquí cargos que no tienen nada de honrado ni de justo? Yo sé que Alcocer ha pagado a 50 centavos por cada firma de todos los documentos que vengan en contra mía ante esta Representación Nacional. . . - El C. Leal Mariano, interrumpiendo: Para un hecho, si el orador lo permite.

El C. Siurob: Con mucho gusto.

El C. Leal Mariano: Como diputado por el Estado de Guanajuato, creo de mi deber hacer conocer los siguientes hechos: El Gobierno del doctor Siurob en Guanajuato tendría muchos defectos, pero esos defectos en estos momentos están perfectamente desvanecidos, y la mayoría del sentir popular está actualmente en Guanajuato a favor del gobierno del doctor Siurob, que ha venido a justificar la pésima administración del general Alcocer. El general Alcocer, viendo que se hunde, trata, para salvarse, de venir arrojar lodo sobre el general Siurob, y yo, como representante de Guanajuato, vengo a manifestar que si el doctor Siurob hizo muchos males en Guanajuato - que no lo acepto - ., hizo también muchos bienes, bienes que ha venido a dejar sin efecto el C. Alcocer. El C. Siurob fundó escuelas en Guanajuato, protegió a la instrucción pública y actualmente el Gobernador de Guanajuato, Alcocer, ha quitado todas estas escuelas, no se les paga a los maestros y en cambio se tienen legiones y legiones de soldados que no hacen más que asolar los campos. Así pues, yo como diputado por uno de los distritos del Estado de Guanajuato, debo manifestar que todas esas calumnias que vienen a esgrimirse aquí contra el general Siurob, no son sino maquinaciones que sólo dan por resultado acabar de hundir en el desprestigio al Gobierno del general Alcocer. Creo, pues, cumplir con un deber como guanajuatense, al hacer esa aclaración ante la Representación Nacional.

El C. Siurob, continuando: ¿Creéis que los reaccionarios van a sentirse satisfechos con que les arrojéis mi honra como un guiñapo para que se sacien en ella? No, señores; no se saciarán: Tras la mía seguirán las de vosotros, porque estos hombres no son capaces de comprender que todo movimiento revolucionario está formado por una multitud de fuerzas ignotas, pero de cuyas fuerzas todos somos responsables y que no puede arrojarse la responsabilidad sobre uno solo, puesto que este movimiento es incontenible y de estos movimientos que, como digo, están controlados por las fuerzas ignotas, salen generaciones nuevas donde el derecho es más puro, donde la justicia es más acrisolada y donde la verdad es más esplendorosa; pero eso serán incapaces de comprender los reaccionarios, y por eso tratarán de arrojar aquí en esta honorable Asamblea mi honra como guiñapo para que la pisoteéis; pero yo vengo a defenderme con la justicia y con la ley; que vengan más cargos, ya lo dije cuando se discutió mi credencial, ¿por qué entonces no se me lanzó ninguno? Aquí estuve yo y dije que los iba a contestar y voy a seguirlos contestando, señor Blancarte.

El ciudadano Blancarte dice que hay a mi favor un cheque en los Estados Unidos por haber vendido yo determinada cantidad de metal; yo lo desafío como digo, a que demuestre: Primero, que yo vendí ese metal; segundo, que yo he cobrado algún cheque, porque supongo que no lo habré cobrado, desde el momento que existe; tercero, que yo he recibido dinero por venta de cualquiera forma del Gobierno, durante mi gobierno en Guanajuato; precisamente yo procuré, durante mi gobierno en aquella entidad federativa, no hacer ningún negocio, no echarme encima ningún compromiso no atender a los negocios de mi familia; desatendí mis propios intereses para que no viniese a arrojarse sobre mí esa mancha. He manejado intereses por valor de cinco millones de pesos en Guanajuato y en Querétaro, donde antes fui Gobernador, ¿y creéis que si yo hubiese sido un conculcador, no fuera rico? Allí está mi vida clara, al alcance de todos, que vivo en una casa humilde y modesta, que mis bienes no han aumentado, que ya tenía algunos desde antes de la Revolución; allí está mi vida para que se vea que no he comprado palacios de mármol, que no he comprado haciendas, que no tengo cheques de Banco ni bonos en ninguna compañía; yo no he especulado en lo absoluto con la Revolución. Yo desafío al ciudadano Blancarte y a cada uno de los individuos malévolos que quieran hacerme cargos, a que demuestren si yo he especulado con la Revolución y, en cambio, con la frente muy alta, sí puedo mostrarles a ustedes muchos individuos, que ellos sí han especulado y robado por medio de la Revolución. . . . (Voces: ¡Nombres!) No es esta la oportunidad, ciudadanos; yo buscaré la oportunidad, la ocasión en que eso sea oportuno, cuando venga algún individuo aquí a hablar en contra de la Revolución, cuando venga algún individuo aquí a decirse revolucionario y a tratar de marchar contra los principios de la Revolución, yo seré el primero, se lo prometo a mi estimado compañero el ciudadano Alvarez del Castillo, en esta misma tribuna. . .

El C. Alvarez del Castillo, interrumpiendo: No será contra mí, por cierto.

El C. Siurob, continuando: No, no, señor. Otro cargo que me parece que recuerdo, son los tres cargos que me ha lanzado el C. Blancarte y le suplico que me diga si tiene otro.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte.

El C. Blancarte: Manifesté que tenía conocimiento de un proceso que existe en Guanajuato, en el cual cobraba una copia de un talón, de un cheque; afirmé también que traía una constancia de uno de los diputados de Guanajuato, que por cierto no es alcocerista, que le habían dado estos datos de que se habían matado a algunos ciudadanos pacíficos; le hice cargos de haber metido aquí en la Legislatura pasada, favoreciendo al grupo a que pertenecía el general Siurob, a elementos como el señor ingeniero Domínguez, echando fuera al señor ingeniero Mares, que no tenía nada de reaccionarismo; le cité que habían corrido el general Vargas, que era revolucionario, para meter al señor Cienfuegos y Camus, que tenía solamente unos cuantos votos; se había corrido al señor Cervantes por revolucionarismo, para que entrara aquí el señor Esquivel. Estos fueron los hechos que yo asenté.

El C. Siurob, continuando: Ya dije, respecto del asunto del proceso, que no es contra mí, es contra un mayor del ejército contra quien está el proceso en Irapuato, no es contra mí; de manera que conste que no es contra mí el proceso, y en cuanto al cheque, desafío al señor Blancarte a que lo traiga y justifique que yo he cobrado o vendido algo en los Estado Unidos. En cuanto a los cargos políticos, todo el público sabe que el señor Cervantes no podía venir a esta Asamblea, porque no tenía el requisito de vecindad; todo el mundo sabe que en el caso de Mares no podía estar en la Asamblea, porque todas las boletas estaban en el respaldo con una excitante para votar por este ciudadano, afirmada por el Presidente Municipal, que era el presidente del partido a que pertenecía el señor Mares, y este hecho lo tomó la Comisión en cuenta, como un hecho flagrante de presión. En el caso del C. Vargas, todo el mundo sabe que no estaba en el recinto de la República y por este motivo no podía entrar en la Representación Nacional. Están contestados los tres cargos, eso consta en el "Diario de los Debates", y como allí consta, todo el mundo puede enterarse.

Conste, pues, que continúa siendo calumniador el C. Blancarte.

Ahora vamos a ver, tengo derecho a decirlo, cuáles son los bienes que yo hice en el Estado de Guanajuato: Durante mi permanencia allí se prohibió el alcohol y el juego, y cito como testigos de esto a los mismos diputados por Guanajuato para que atestigüen si es verdad o no lo que estoy diciendo. C. Méndez, suplico a usted diga si es o no verdad lo que estoy diciendo.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Méndez Benjamín.

El C. Méndez Benjamín: Señores diputados: Efectivamente, la administración del señor Siurob en Guanajuato, puede haber tenido muchos errores, pero hizo muchos bienes, que si no fueron fructíferos, sí tuvo la buena intención, y debo declarar también que si el gobierno del doctor Siurob cometió errores, puede considerarse como el gobierno de Federico el Grande, comparado con la administración de Alcocer.

El C. Siurob, continuando: Pero vamos adelante, ¿no es cierto que en su propio distrito de usted se levantó el nivel de la presa en virtud del cual se surte de agua el pueblo de Dolores, la cuna de la Independencia, y que en virtud de esa obra se proporcionan al pueblo de Dolores un millón quinientos mil metros cúbicos de agua? Suplico a usted se sirva decirme.

El C. Méndez Benjamín: Efectivamente.

El C. Siurob, continuando: Allí tenéis una prueba en el distrito del señor; en el distrito del C. Pérez Vela, yo suplico al C. Pérez Vela diga si es o no verdad que al Municipio de Celaya yo le proporcioné cuarenta mil pesos del tesoro del Estado para sus mejoras; que allí en ese distrito se abrieron dos calles nuevas durante mi permanencia y se estableció una escuela regional.

El C. Pérez Vela: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Pérez Vela: Sí es cierto lo que manifiesta el señor doctor Siurob, aunque también es cierto que el presidente municipal, que era el señor Rivera Sotomayor, se portó muy mal en su administración, y el cargo que se le hace al señor doctor Siurob es que no atendía a las quejas de los vecinos; pero respecto de lo que él manifiesta, de haber entregado el dinero para mejoras materiales, es cierto.

El C. Siurob, continuando: Cada uno de los diputados de Guanajuato podía ir citando los hechos verificados durante mi administración, que podrán demostrarles a ustedes que todos los gobernantes que han seguido, no obstante que han durado más tiempo que yo en el gobierno del Estado, no han hecho ni la décima parte de la labor que hice yo. Yo hice un catastro de los predios, por el cual el valor de la propiedad en el Estado aumentó de ciento cincuenta a quinientos y tantos millones de pesos, lo que permitió rebajar la contribución predial hasta el grado de que era la más baja de la República, que entonces se cobraba: El cuatro al millar. Yo suplico a algunos de los ciudadanos de Guanajuato que diga si es o no cierto lo que acabo de decir.

El C. Leal: Sí es cierto.

(Voces: ¡A comer, a comer!)

El C. Siurob, continuando: Yo entregué ejidos a los pueblos, y puedo citar casos concretos de pueblos a quienes yo entregué ejidos. Cuando en toda la República no se resolvía un solo ejido, yo ya había resuelto los de los pueblos siguientes: Irámuco, Tenango el Nuevo, Tenango el Viejo, San Miguel Octopan, aparte de otros que siguieron. Yo suplico a algunos de los miembros a quienes les consta este hecho por haber estado en la Comisión Agraria, se sirvan decir si es verdad o no. (Voces: ¡Sí es verdad!) Yo hice un Congreso Pedagógico, que es el único que fue organizado; por lo que me siento muy satisfecho, porque allí ví reunidas a mil personas, a mil maestros, para cambiar impresiones sobre la manera más apropiada para instruir al Estado. Este congreso pedagógico siguió sus trabajos hasta terminarse y trajo consecuencias luminosas, y trajo como consecuencia, que el Estado contara con cinco escuelas normales que se formaron, las escuelas rudimentarias, la cultura del arte de las escuelas, la restauración de las escuelas fundadas, la

escuelas del hogar; fui el primero en llevar agua a algunos distritos, como por ejemplo al distrito de Abasolo, en que se introdujo el agua a la población de aquel distrito que no tenía agua propia. En el distrito de Acámbaro también se estableció una escuela normal, se proporcionaron treinta y tantos mil pesos para mejoras en aquel distrito y se construyó una gran avenida a lo largo de la vía que conduce a la estación del ferrocarril. (Voces: ¡etc., etc.!) Yo, ciudadanos, durante mi permanencia en...

El C. Berumen J. M., interrumpiendo: Moción de orden. Además de tener el orador más de media hora de hablar, ya la honorable Asamblea casi está convencida de lo que dice el señor generla Siurob. Yo le suplico que tenga en cuenta nuestros estómagos, son las cuatro de la tarde.

El C. Siurob, continuadno: Suplico a la Asamblea se sirva ser indulgente. Se trata de saber si existe dentro de esta misma honorable Asamblea un hombre consiente, capaz de conocer los intereses del pueblo mexicano, que los haya respetado dentro de las condiciones a que se hallaba sujeto y que merezca estar con nosotros. Por eso mismo yo suplico a la honorable Asamblea se digne ser consecuente y se digne escucharme hasta lo último, puesto que no es justo que cuando se me han lanzado cargos tan injustos, viles y calumníosos por la reacción por boca del C. Blancarte, no se me deje el derecho de defenderme. Ya que acusáis a los revolucionarios, siquiera permitidles que se justifiquen; ya que tratáis de hacer aparecer a los revolucionarios como monsturos, permitidles siquiera que digan lo que a Malco: "¡Aquí está la otra mejilla!"

El C. Secretario Meade Fierro: Por acurdo de la Presidencia se consulta a la Asamblea si se concede más tiempo al orador en el uso de la palabra. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

El C. Siroub: Reclamo la votación.

El C. Presidente: En vista de haber reclamado la votación, el doctor Siroub, se comisiona al señor Bouquet para que haga el recuento de los que estén parados y al ciudadano Saucedo para que cuente a los que estén sentados. (Informaron los comisionados.)

El C. Presidente: Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Doy las gracias a esta honorable Asamblea por la justicia que me dispensa y voy a ser ya muy breve. Algún día estaréis vosotros en el caso mío, que se os hagan imputaciones semejantes por enemigos malvados, por hombres viles y canallescos que se vengan a hacer aquí eco de la reacción, entonces comprenderéis que todos tenemos el sagrado derecho de defendernos; precisamente es el caso; ya he demostrado que los cargos que se formulan en contra mía no tienen ningún fundamento. Existe la circunstancia de que el Gobernador Alcocer, a quien he atacado en la Legislatura pasada y seguiré atacando por que es uno de los hombres que han atropellado los intereses de la Revolución en Guanajuato, tiene interés especial en traer estas acusaciones dentro del recinto de esta Asamablea y para ello no ha vacilado en el procedimiento de pagar firmas a cincuenta centavos por cada individuo que firme en contra mía; no sería extraño que esas acusaciones que se han presentado siguieran viniendo y cien más, pero cada acusación que venga la seguiré destruyendo en la forma que destruyo éstas, con la misma facilidad que se estruja un muñeco con que se pretende

engaratusar a un niño. Esta acusación que habéis visto, conforme a la justicia, conforme a la ley y conforme al criterio revolucionario, así como todas las acusaciones que se me han hecho, han diso echadas por tierra, puesto que ninguna de ellas ha tenido la sanción de la justicia. En esta forma suplico a la honorable Asamblea, tome debida nota de ello para que más tarde, al seguirse presentando acusaciones, yo no escatime que mi personalidad se discuta aquí ante la luz de la opinión pública; me complace que lo que no se ha hecho con otros revolucionarios, de venir a discutir su personalidad durante el período preconstitucional, se venga a hacer conmigo; a nadie se le ha discutido durante el período preconstitucional, a nadie se le han hecho imputaciones, a mí sí se me han hecho; lo celebro para tener el placer de desbaratarlas, como he desbaratado las imputaciones del señor Blancarte que me ha venido a hacer aquí, haciéndose eco de la reacción.

Conste, pues, que si puede adolecer de defectos mi actuación durante mi gobierno de Guanajuato, son los defectos de toda obra humana, porque ángeles no existen más que en la mente de uno que otro fanático que los han considerado como entes morales, pero los hombres que actuamos durante el período, de lucha, en un período de pasiones efervescentes, mandando individuales cuya disciplina no esta consolidada, cuyas pasiones eran hirvientes, no podemos ser responsables de los hechos que se nos acumulan; tened en cuenta mi época, juzgadme de acuero con mi época, no sólo de bueno que hice; no niego que pude haber hecho males, porque soy hombre, porque los hombres son para equivocarse, porque el que se encuentre sin un error, que me lance la primera piedra; pero que no se niegue que cumplí como revolucionario, que tuve la mano dura para castigar, porque los enemigos cortaban la planta de los pies de nuestros soladados y los obligaban a andar sobre el suelo, porque había un bandido que tanteaba el lugar donde latía el corazón para hundir el puñal; porque había individuos que arrojaban a nuestros soldados de las torres, los mutilaban, les cortabana las partes de su cuerpo y se las ponían en las narices. Porque había individuos que pasaban sobre todo honor y sobre toda justicia, porque desgraciadamente en todas las poblaciones de nuestro país hay un populacho que no es el pueblo y que a la menor ocasión se entrega al más desenfrenado y más vil de los saqueos y yo como gobernante, tenía la obligaciyon, la estricta obligación de imponer respeto en bien de la sociedad. Esta fue la forma como yo precedí; que se me justifique que yo fusilé, que yo maté a un solo individuo sin estar ajustado a los preceptos de la ley que en aquel entonces regía y entonces sí habréis hecho justicia; pero mientras que vengan a decir aquí calumnias como lo que ha hecho el C. Blancarte, de que yo maté a

treinta individuos con mi propia mano, que ni siguiera el documento lo comprueba, en ese caso ho hay derecho más que para considerar al individuo calumniado que ha cumplido con su deber y al que lo calumnia como un individuo calumniador que no tiene derecho a la consideración de sus compañeros.

El C. Blancarte: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte.

El C. Blancarte: Se ha dicho por el ciudadano Siurob que yo he calumniado al señor doctor Siurob; él sí fue el que calumnió primero cuando dijo que yo veía los nombres de las personas que el expediente decía en favor de cuál debía de dictaminarse, porque este hecho no me lo puede demostrar porque es falso. Respecto de los otros hechos que yo narré no son calumnias, porque estoy dispuesto a comproblarlas hasta la saciedad. Este documento me fue proporcionado por uno de los diputados y así yo lo manifesté. Este hecho es cierto; afirmé este otro hecho: Hay un proceso en Guanajuato en el que se tiene constancia de un cheque expedido en los Estados Unidos en favor del doctor Siroub, ese hecho lo narré también y ese hecho estoy dispuesto a demostarlo, pues no es una calumnia; luego respecto de los que mató con su propia mano, yo interpelo al señor Pérez Vela para que diga si él no me proporcionó esos datos, nacidos de la voz pública; allí se decía, cuando estuve en Guanajuato, esos hechos se narraban como de los que se había considerado que motivaban el que hubiera cierto horror para el doctor Siurob; así es que estos datos fueron proporcionados por la diputación de Guanajuato, y respecto a que yo haya dicho que él con su propia mano, yo no lo dije, en la lectura del documento es donde se dice y esos puntos fueron comprobados en el Estado de Guanajuato. (Voces: ¡A votar, a votar!)

Presidencia del C. ORTIZ ANDRES

El C. Secretario Meade Fierro: Por acuerdo de la Presidencia, se pregunta a la Asamblea si considera suficientemente discutido el dictamen. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie...

El C. Saucedo: Misión de orden. No hay quórum.

El C. Díaz González: Estamos en votación, no tiene derecho.

- El mismo C. Secretario: Aprobado. La Presidencia, por conducto de la Secretaría, hace la siguiente declaratoria:

Son diputados, propietario y suplente, respectivamente, por el 3er. Distrito Electoral del Distrito Federal, los CC. licenciado Rafael de los Ríos y Tomás H. Gasca.

El C. Presidente, a las 4 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana, a las cuatro de la tarde.