Legislatura XXVIII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19181031 - Número de Diario 61

(L28A1P1oN061F19181031.xml)Núm. Diario:61

Colegio Electoral

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 31 DE OCTUBRE DE 1918

DÍARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 61

SESIÓN DE COLEGIO ELECTORAL DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 31 DE OCTUBRE DE 1918

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2. - Continúa la discusión del dictamen relativo a las elecciones verificadas en el 16 Distrito Electoral de Estado de Oaxaca; la Comisión solicita permiso para retirarlo, pero no se le concede y contunúa el debate, por lo que, agotado que es, se procede a la votación, aprobándose económicamente el primero de sus puntos; nominalmente se vota el segundo y como resulta no haber quorum, se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. ALVAREZ DEL CASTILLO

JUAN MANUEL

(Asistencia de 126 ciudadanos diputados y presuntos diputados.)

El C. Presidente, a las 11.01 a. m.: Se abre la sesión.

- El C. Secretario Soto, leyendo:

"Acta de la sesión del Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, celebrada el día veintinueve de octubre de mil novecientos diez y ocho.

"Presidencia del C. Juan Manuel Alvarez del Castillo.

"En la ciudad de México, a las diez y cincuenta de la mañana del martes veintinueve de octubre de mil novecientos diez y ocho, con asistencia de ciento veintisiete ciudadanos diputados y presuntos, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Soto, se abrió la sesión.

"El mismo ciudadano Secretario leyó el acta de la sesión celebrada el día veintiséis del presente mes, la que se aprobó sin debate en votación económica.

"Recogida la votación nominal que quedó pendiente en la sesión anterior por falta de quorum, respecto de la segunda proposición del dictamen que estudia las elecciones en el 9o Distrito Electoral del Distrito Federal, y que declara diputado propietario al C. Rafael Alducin y suplente al C. Ignacio de la Hidalga, se obtuvieron ochenta y seis votos de la negativa contra cuarenta de la afirmativa, por lo que se declaró desechada dicha proposición y volvió el dictamen al 5o Grupo de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, para que sea modificado en el sentido de la discusión.

"Dióse cuenta con una solicitud del C. Céspedes, Presidente de dicho Grupo 5o, para que se le inhiba del conocimiento del dictamen rechazado, así como los demás que tiene en estudio el mismo grupo.

"Fundada la solicitud por su autor, fue impugnada por el C. Valadez Ramírez; ínmediatemente la Mesa trató de sujetar el asunto a votación, pero a ello se opuso el C. Montes, quien opinó debía preguntarse antes si se dispensaban los trámites, a lo que accedió la Presidencia, después de que hizo aclaraciones.

"Acordada la dispensa de trámites se inició la discusión; hablaron en contra los CC. García de Alba, Méndez Benjamín, Montes y González Marciano, y en pro, el C. Martínez del Río, quien fue interrumpido por una interpelación del C. Flores Manuel H., y a los CC. Céspedes y Espinosa Luis; el C. González Marciano contestó una pregunta del C. Céspedes y luego se consideró suficientemente discutida la solicitud. El resultado de la votación para resolver acerca de ella fue dudoso, por lo que se comisionó para el recuento de votos a los CC. Fernández Martínez y Fierro Manuel Ignacio. Estos informaron que habían votado negativamente setenta y nueve ciudadanos diputados y presuntos, y afirmativamente cincuenta, quedando, en consecuencia, desechada la solicitud de que se trata.

"El C. Méndez Benjamín contestó alusiones personales e interpeló, en dos ocasiones, al C. Morales Hesse.

"La Secretaría leyó un memorial del C. Castillo Garrido, en que hace diversas consideraciones con motivo de la actitud asumida por la Asamblea en ocasión en que aquél defendió la credencial del C. Rafael Jiménez. El contenido de este documento que recibió el trámite "Dése cuenta y archivese", motivó aclaraciones del ciudadano Presidente y de los CC. Pesqueira y Valadez Ramírez.

"A consideración de la Asamblea el dictamen formulado por el referido 5o Grupo de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales, que trata de las elecciones en el 16 Distrito Electoral del Estado de Oaxaca, y que propone para diputados, propietario y suplente, respectivamente, a los CC. Crisóforo

Rivera Cabrera e Ismael Rueda, fue impugnado por el C. Soto Peimbert. El orador fue interrumpido por aclaraciones y una moción de orden del C. Rivera Cabrera; interpeló a la Comisión, por la que contestó el C. Galindo Carlos, y solicitó la lectura de un documento. Sostuvo el dictamen el C. galindo, quien contestó una interpelación del C. Rocha, el que luego paso a la tribuna para hablar en contra. El C. Rivera Cabrera, a indicación de la Presidencia, retiró una frase con que interrumpió al C. Rocha. Los CC. Bolio y Céspedes usaron de la palabra en pro y en contra, respectivamente. A solicitud del último leía el C. Secretario Soto varios documentos, cuando el C. García de Alba reclamó el quorum, cuya falta se comprobó con la lista que pasó la Secretaría, pues únicamente estaban presentes ciento veintiún ciudadanos diputados y presuntos.

"A las dos y tres minutos de la tarde se levantó la sesión y se citó para las cinco y media a sesión de Cámara de Diputados."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. Secretario: Se reanuda la discusión del dictamen relativo al 16 Distrito Electoral del Estado de Oaxaca, interrumpida en la sesión pasada por falta de quorum.

El C. Presidente: Continúa en el uso de la palabra el C. Céspedes.

El C. Céspedes: Señores jurados: En la sesión próxima pasada, de igual carácter que la de hoy, tuve a bien comenzar a exponer las razones de índole legal que concurren en la votación obtenida en el pueblo de Tlacolulita, que convencen de que ella fue absolutamente fraudulenta, así como convencen también de que el dictamen que la Comisión rinde de este Distrito debe desecharse. Efectivamente, en la votación de Tlacolulita, como dije a ustedes en la sesión pasada, existen documentos que hacen prueba elocuente en la aseveración que acabo de hacer. Esos documentos, a pesar de haberlos dado a conocer a ustedes antes de ayer, hoy me voy a permitir nuevamente presentarlos a vuestra consideración, para que reviva en vuestras conciencias el convencimiento de que ellos son prueba bastante para juzgar que esa votación es perfectamente nula. Desde luego, señores compañeros, vuelvo a poner a la consideración de ustedes el acta que el 28 de julio se levantara en el pueblo de Tlacolulita y ante los miembros que aquí aparecen como del Ayuntamiento, para hacer el nombramiento de las personas que integraron el Consejo Municipal.

- El C. Secretario Pesqueira, leyendo:

"En el pueblo de Tlacolulita, a los veintiocho días del mes de julio de mil novecientos diez y ocho, siendo las nueve de la mañana, se abrió la sesión de este honorable Ayuntamiento, bajo la Presidencia del C. Mateo Bruno, Presidente Municipal de este pueblo, y siendo el objeto de esta sesión, constituir el Consejo Municipal determinado por la fracción (b) del artículo 3o transitorio de la ley, y para elección de Poderes Federales, se procedió a la elección de los tres ciudadanos: 1o, Sóstenes Martínez; 2o, Benigno Vega; 3o, Gregorio Zárate, que, como miembros propietarios, deben integrar dicho Consejo Municipal, apegandose a las prescripciones relativas expresadas en la propia fracción (b) del artículo 3o transitorio de la citada ley para elección de diputados y senadores. Habiéndose puesto en la respectiva ánfora y en cédula, los nombres de los ciudadanos de la Municipalidad que saben leer y escribir, con excepción de los empleados comisionados de la Municipalidad, del Ejecutivo Federal y del Ejecutivo local. Extraídas las tres primeras cédulas, éstas correspondieron por su orden a los CC. que siguen: José Reyes, Juan Estrada, Cristóbal Sosa, Policarpo Guadalupe, Juan Reyes e Ismael Pacheco. Porque el Consejo Municipal de este pueblo quedó formado como sigue: CC. Sóstenes Martínez, Benigno Vega, Gregorio Zárate y Juan Zenón. - Secretario. - Rúbrica. - Concluída el acta anterior, se levantó la presente acta, acordandose, además, se comunique a los electos la designación, haciéndose constar que para la celebración del acta, se citó oportunamente a los representantes de los partidos políticos y candidatos independientes registrados.

"Constitución y Reformas. - Tlacolulita, julio 28 de 1918. - E. P. M., Mateo Bruno. - Juan Zenón, Secretario."

El C. Céspedes, continuando: Por la lectura de esta acta, ciudadanos compañeros, se ve que el 28 de julio, día en que se efectuaban las elecciones, el Ayuntamiento de Tlacolulita - si es que estos son los miembros -, el Presidente y Secretario levantaban esa acta por virtud del nombramiento que hacián de las personas que debían formar el Consejo Municipal. Este cuerpo, el Consejo Municipal, como ustedes comprenden muy bien, está llamado a ejecutar trabajos preparatorios de toda elección. Si pues, la elección de estos miembros se hacían a las nueve de la mañana del mismo día 28 de julio, día de las elecciones, mal puede haber actos preparatorios de la elección que vinieran a dar como consecuencia un buen acto electoral efectuado ese día. Por otra parte, ciudadanos compañeros, el patrón que figura en esta casilla aparece firmado por el instalador de la casilla, C. José Reyes, en lugar del empadronador, o de las personas que debían hacer este padrón; pero si falta la firma del empadronador, también hago constar que falta el sello del Ayuntamiento para que viniera a suplir, en caso dado, la ausencia de esta firma. En este padrón aparecen 193 ciudadanos enlistados y todos ellos aparecen votando, absolutamente todos, sin excepción. (Murmullos.) Las boletas, ya ustedes - y hasta casi resulta ocioso repetirlo -, se han dado perfectamente cuenta de que todas ellas carecen del sello de la Presidencia del registro que la Presidenciadebe hacer, ya poniendo el sello de esta oficina o cuando menos la firma del Presidente Municipal; ninguna de ellas ofrece este requisito. Por otra parte, todas ellas aparecen cruzadas con el mismo lápiz y en la misma forma; de esto la Asamblea puede dar fe si quiere tomarse la molestia de revisarlas. Esto, señores, por lo que se refiere a los elementos de prueba que aparecen en el mismo expediente de Tlacolulita, respecto a que tal votación fue perfectamente

fraudulenta y hecha por dos o tres individuos interesados en la elección. Pero hay otra cosa respecto a este pueblo y es que tal circunscripción territorial de tal Municipio estaba fuera de la acción del Gobierno, el día de la elección estaba en poder de los rebeldes. para ello no quiero emitir palabras, sino comprobación y, por consiguiente, voy a permitirme molestar nuevamente a la Secretaría para que se sirva leer los documentos que justifican mi aserto.

- El C. Secretario Soto, leyendo:

Al margen un timbre de a cincuenta centavos debidamente cancelado.

"El C. mayor Antonio Ruiz, Jefe de Armas en esta ciudad, hace constar:

"Que en el archivo de esta oficina a mi cargo, existe un documento que literalmente dice: "Hago referencia ciudadano Jefe por los revolucionarios entraron a esta población ayer a las cinco de la tarde la residencia vinieron de Tlacolulita, Distrito de San Carlos Yautepec estuvieron toda la noche, me pidieron víveres de comestibles para la manutención de su fuerza el siguiente día a las once de la mañana procedió como corresponde, cambió de autoridad fundándose de las pasadas elecciones que fue el primer domingo de diciembre de 1917, en cuyo procedimiento el pueblo no quiso infrigir del decreto número 300 de la fecha 10 de noviembre del año pasado, expedido por el Superior Gobieno del Estado, pero éste no dió por entendido antes al contrario, se puso abiertamente contra la población y contra las autoridades de este pueblo, entregando el cargo al C. Jacinto Cartas, como Presidente Municipal, con entera Corporación, lo destituyó el cargo de mi empleo, impidiendo los pasos que ya no reconocemos al Distrito de Tehuantepec, obligándonos a la fuerza que reconozcamos como Distrito, el pueblo de Tlacolulita; que como no tenemos ninguna clase de elementos para nuestra defensa, con este motivo, valiéndose del impulso de estos revolucionarios, por no tener nada a este pueblo, sin embargo la autoridad y los habitantes de esta población, pedimos amparo ante ustedes para que se sirva librar sus órdenes de mandar una escolta especial para guarnecer de esta población, cuya resolución espero para conocimiento de esta autoridad. - Constitución y Reformas. - Huamelula, marzo 6 de 1918. - Por el Presidente Municipal, Juan E. Avendaño, Secretario.

"Al margen un sello que dice: "Municipalidad de Huamelula. - Distrito de Tehuantepec. - Al ciudadano Jefe de la Guarnición de Tehuantepec." "Es copia de su origen que certifico, haciendo constar que en la misma situación se encuentra el pueblo de Tlacolulita en la actualidad, es decir, que se encuentra en la zona rebelde.

"Constitución y Reformas. - Tehuantepec, agosto 10 de 1918. - El mayor, Jefe de la Guarnición, Antonio Ruiz ."

El C. Céspedes, continuando: Por la lectura de este documento, ciudadanos compañeros, se viene en conocimiento de que todavía el 10 de agosto, según certificación del ciudadano mayor Jefe de la Guarnición de Tehuantepec, el pueblo de Tlacolulita estaba dentro de la zona rebelde, estaba sin ser controlado por acción federal.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Ayuntamiento Constitucional de Tehuantepec. - Estados Unidos Mexicanos. - Número 898.

"Tengo el honor de contestar el atento telegrama de usted fechado el 28 de agosto anterior y recibido hoy, manifestandole, que para poder rendir a esa H. Comisión el informe que me pide, me dirigí al Jefe de la Guarnición de esta plaza, solicitando datos de dicho cuartel y el referido jefe militar , me dice en contestación lo siguiente:

"Contesto la atenta nota de usted número 897 de hoy, manifestándole que el pueblo de Tlacolulita está comprendido en la zona rebelde, pues las fuerzas del Gobierno, sólo llegan hasta Tequisistlán ignorándose si haya autoridades en dicho pueblo. En Tequisistlán hay una guarnición federal, pero en dicho pueblo constantemente están molestando los rebeldes atacando algunas veces a la guarnición, lo mismo que a la guarnición de Jalapa. Por informes que ha dado el Presidente de Huamelula, se sabe que en Tlacolulita está el Cuartel General de los rebeldes que encabeza Jarquín, desde hace mucho tiempo."

"Lo que me permito transcribir a usted para conocimiento de esa Comisión, agregando de mi parte, que desde que ocupo la Presidencia Municipal de esta ciudad, hace diez y seis meses, no he tenido ninguna correspondencia de aquel pueblo, por estar subtraído a la acción del Gobierno, pues las cordilleras solamente llegan hasta Tequisistlán y con muchas dificultades por la inseguridad que haya en los caminos, por lo que no es posible informarle si ha habido o no Ayuntamiento, no es así el pueblo de Tequisistlán que está más cerca de esta cabecera, sobre el camino que conduce a Tlacolulita, el que según consta en el oficio inserto está controlado por las fuerzas del Gobierno.

"Protesto a ustedes mis respectos y consideración.

"Constitución y Reformas. - Tehuantepec, Oax., septiembre 11 de 1918. - El Presidente Municipal,Gabino Cadena.

"Al C. diputado E. L. Céspedes. - Presidente del 5o Grupo de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales. - Cámara de Diputados. - México, D. F.

El C. Céspedes, continuando: Por este otro documento, ciudadanos diputados, también se comprueba que el pueblo de Tlacolulita está dentro de la zona rebelde; el Presidente Municipal Gabino Cadena lo certifica así, y es autoridad del Ayuntamiento de Tehuantepec, cabecera del Distrito que se discute.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Estados Unidos Mexicanos. - Presidencia de la República. - 6,907.

"En debida respuesta a la atenta nota de ustedes, del 2 del mes actual, a continuanción les trasncribo el mensaje que con fecha 21 de septiembre próximo anterior, dirigió a esta Presidencia desde Oaxaca, el C. general Juan Jiménez Méndez, jefe interino de la división "21," informando acerca de la situación de la plaza de Tlacolulita al efectuarse las pasadas elecciones:

"Refiérome su respetable mensaje de ayer, permitiéndome manifestar a usted que plaza Tlacolulita, no estaba ocupada por nuestras fuerzas día en que verificáronse elecciones para diputados al Congreso de la Unión.

"Renuevo a ustedes las seguridades de mi distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - Palacio Nacional de México, D. F. a 3 de octubre de 1918. - V. Carranza.

"A los ciudadanos diputados C. Galindo y José Castillo Torre, miembros del 5o Grupo de las Comisiones Escrutadoras de Credenciales. - Cámara de Diputados. - Ciudad."

El C. Céspedes, continuando: Este otro documento como ustedes han oído, transcribe el texto íntegro de un mensaje que dirige el C. general Juan Jiménez Méndez al ciudadano Presidente de la República, diciéndole que la plaza de Tlacolulita el día de la elección no estaba en poder de las fuerzas del Gobierno. El C. Juan Jiménez Méndez es el jefe, interino, como se dice en este documento, de la División 21, y jefe encargado de las operaciones dentro del Estado de Oaxaca. Ahora bien, en contradicción a estos documentos, hay éste, que suplico a la Presidencia ordene que la Secretaría le dé lectura.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Ejército Nacional. - 91 Batallón de Infanteria. - Comandancia. - Número 730.

"Por el presente hago constar que, según informes que me rinde el jefe de la guarnición de Tequisistlan, el pueblo de Tlacolulita, Estado de Oaxaca, aunque no tiene guarnición, tampoco se encuentra en poder del enemigo, pues continuamente llegan nuestras exploraciones hasta dicho punto, por lo que puede decirse que ésta controlado por las fuerzas leales.

"Y para los usos que convengan, extiendo el presente.

"Constitución y Reformas. - San Jerónimo Ixtepec, Oaxaca, agosto 14 de 1918. - El coronel jefe de la 2a. Zona, C. Ramírez Garrido.

"A quien corresponda."

El C. Céspedes, continuando: Sí ustedes se fijaron en la lectura o en el texto de este oficio, de este certificado, pudieron comprender que él no afirma nada categórico respecto al pueblo de Tlacolulita, que dice:

"El pueblo de Tlacolulita, Estado de Oaxaca, aunque no tiene guarnición, tampoco se encuentra en poder del enemigo, pues continuamente llegan nuestras exploraciones hasta dicho punto, por lo que puede decirse que ésta controlado por las fuerzas leales."

Esto lo afirma el C. Ramírez Garrido, coronel jefe de la 3a. Zona que está dentro del Estado de Oaxaca; pero, ¿Qué él, autoridad militar, militarmente hablando, tiene más autoridad para certificar este hecho, que el C. general jefe de las operaciones de todo el Estado de Oaxaca, que es el C. general Juan Jiménez Méndez? Y si este señor Juan Jiménez Méndez afirma categóricamente en su mensaje que pone al Presidente de la República, que el pueblo de Tlacolulita no estaba ocupado por las fuerzas del Gobierno, no estaba bajo la acción del Gobierno Federal, esta certificación de Ramírez Garrido, en concepto de todos los que entienden algo de la materia militar, es perfectamente vaga, en primer lugar, y segundo, sin ninguna fuerza si se toma en consideración la certificación de su jefe superior inmediato, que es el C. general Juan Jiménez Méndez. Hay otro documento aquí que transcribe la copia íntegra de un mensaje que pone el C. general Alvarado, diciendo lo siguiente:

"En contestación al adjunto oficio de usted, número 2,888, de 21 de septiembre próximo pasado, transcribiendo el oficio que ha presentado a ese Juzgado de su cargo el C. licenciado Crisóforo Rivera Cabrera, a continuación transcribo a usted el mensaje que se ha recibido del general Salvador Alvarado.

"545. No me ha sido posible averiguar desde qué fecha controlan nuestras fuerzas Tlacolulita, San Carlos Yautepec. Me refiero su mensaje relativo.

El texto de este mensaje, señores diputados, tampoco afirma categóricamente el hecho de que Tlacolulita esté bajo la acción federal, como en contrario y categóricamente lo afirma el C. Juan Jiménez Méndez. Estos son los distintos documentos que la Comisión ha tenido a la vista para formular el dictamen que se discute en estos momentos. Y me voy a permitir leer un párrafo del dictamen, para demostrar a la Asamblea que la Comisión, en este punto, no tiene un concepto determinado y único. Dice la Comisión:

"Segunda. Tlacolulita se halla dominada por las fuerzas del Gobierno desde una fecha que no ha sido posible averiguar al general en jefe del Sureste, lo cual hace pensar que tal fecha es muy lejana y anterior a las elecciones.

"Queda todavía por examinar un documento interesante: El telegrama subscripto por el Gobernador Provisional del Estado de Oxaca y jefe interino de la División 21, general Juan Jiménez Méndez. El primer Magistrado Oaxaqueño afirma rotundamente que Tlacolulita no estaba ocupado por las fuerzas del Gobierno el día de las elecciones. Aquí está el intríngulis de la cuestión - dice la Comisión -, ¿Debe creerse al Gobernador de Oaxaca cuyo atestado se encuentra en contradicción con el del coronel Ramírez Garrido, jefe directo de la 3a. Zona militar, donde se alza el pueblo de Tlacolulita? ¿Debe creerse lo que dice el general Jiménez y no lo que asegura el general en jefe de la División del Sureste? Tratándose, como se trata, de un asunto militar, creemos que las autoridades militares en funciones en el territorio donde se encuentra ubicado el pueblo de Tlacolulita, son las que merecen mayor crédito, pues el Gobernador de Oaxaca no puede tener mejores informes que los que proporcionan los jefes que operan en el indicado territorio."

Ya en esta tribuna habéis oído la lectura de un documento, esto es, para coger la palabra a lo que la Comisión dice en estos párrafos; habeís oído la lectura de un documento del jefe de la guarnición de Tehuantepec, que afirma, que dice categóricamente que el pueblo de Tlacolulita está en zona rebelde hasta la fecha 10 de agosto, que tiene el certificado. Otro documento en que la autoridad municipal de cabecera del Distrito, el Presidente Municipal de Tehuantepec, afirma también que el pueblo de Tlacolulita está dentro de la zona rebelde, categóricamente hace la afirmación, son las dos autoridades más cercanas o más inmediatas al pueblo de Tlacolulita, si es que debe creerse a lo que dice la Comisión, que las autoridades más

inmediatas del lugar son las que merecen más crédito en tal aseveración. Ahora bien; dice la Comisión que el Gobernador de Oaxaca, el jefe de operaciones en el Estado, el Comandante Militar del Estado, general Juan Jiménez Méndez, no podía tener mejores informes sobre este hecho, pues el Gobernador de Oaxaca, por el hecho de ser jefe de operaciones en todo el Estado, está perfectamente capacitado para conocer la situación en cada uno de los rincones del mismo y como autoridad civil, es decir, como Gobernador, también está capacitado bastante para certificar sobre si el pueblo de Tlacolulita, sobre si las autoridades municipales de Tlacolulita mantienen relaciones con el Gobierno de su cargo, y sobre si el Ayuntamiento está perfectamente reconocido por el gobierno de su cargo. Por consiguiente, de los documentos que la Comisión ha tenido a la vista, podría decirse que de todos ellos resulta la convicción perfecta, la convicción firme de que el pueblo de Tlacolulita estaba fuera de la acción federal, puesto que el jefe militar de Tehuantepec así lo afirma. El Presidente Municipal de la cabecera de Tehuantepec, que tuvo que ver con este pueblo con motivo de las elecciones, así lo afirma también y el Gobernador del Estado también lo afirma, quien tuvo y tiene que ver con todos los ayuntamientos del Estado. En consecuencia, creo que si a los ojos de la Comisión ha resultado obscuro este punto que se debate, a los ojos de la Asamblea debe aparecer perfectamente claro: No existe controlado por el Gobierno de la Federación el pueblo de Tlacolulita. De manera que si los documentos que forman el expediente de la casilla única de Tlacolulita demuestran fehacientamente que lo que allí se hizo fue una verdadera farsa electoral, que lo que allí se hizo fue un verdadero chanchullo, que lo que allí se hizo fue dar un bofetón a la libertad de sufragio, y si también los documentos a que se acaba de dar lectura demuestran que dicho pueblo está fuera de la acción federal, no sé cómo la Comisión pudo reputar como buena la elección de Tlacolulita. Debo hacer constar, ciudadanos compañeros, que el C. presunto diputado Crisóforo Rivera Cabrera obtuvo en el distrito, contando con los votos de Tlacolulita, 2,008 votos que la Junta Computadora se vió constreñida a computarle, porque no tiene facultades para dejar de hacerlo, según la Ley Electoral; el contrincante obtuvo 1,995, es decir, la diferencia entre ambos es de 13 votos a favor del C. Rivera Cabrera. De manera que si descontamos, como tenemos que descontar - si es que rendimos pleito homenaje a la verdad y a la justicia -, los votos de Tlacolulita que son ciento noventa y tantos por ser perfectamente fraudulentos, resulta el C. Rivera Cabrera en segundo lugar, quedando en primer lugar el C. ingeniero Porfirio Ruiz, con mil novecientos y tantos votos.

Esto es analizando la casilla de Tlacolulita.

Ruego a la Secretaría se sirva mandar proporcionarme la documentación de la 3a. casilla, de San Mateo del Mar. Suplico a la Comisión se sirva disponer que traigan aquí a la Asamblea la documentación de las Casillas siguientes: 3a. de San Mateo del Mar; 2a., 3a. y 4a. de Jalapa; 1a. y 4a. de Salina Cruz.

He pedido las casillas que acaban ustedes de oír, porque ellas ofrecen también irregularidades de orden legal, que debieron haber merecido de la Comisión una atención más preferente, dado que estas irregularidades apoyan la nulidad de esa elección, de esa votación. (Se trajo documentación.) Continuó en mi peroración. Debo decir a ustedes que la 3a. casilla de San Mateo del Mar ofrece también irregularidades que debieron haber sido tomadas en consideración por la Comisión. El que habla, con el convencimiento y el estudio amplio que ha hecho de este expediente, está en capacidad de ofrecer a ustedes todos los datos que sobre él se pidan, que sobre él se hagan, todas las objeciones que sobre él se hagan. La 3a. casilla de San Mateo del Mar ofrece las siguientes irregularidades y ahora examinando el expediente nos convenceremos de ello. Primero: La irregularidad de que no hay nombramiento de instalador; ello puede pasar desapercibido para ustedes, porque no puede ser tomado en consideración como motivo de nulidad que falte el nombramiento de instalador; pero el padrón tiene 129 ciudadanos empadronados y aparecen votando 149, según las boletas que aquí vienen, siendo 133 para el C. Rivera Cabrera y 10 para el C. Ruiz; de tal modo que aquí ha habido un perfecto fraude en esta votación, un perfecto fraude en esta elección. ¿Por qué aparece mayor número de boletas, mayor número de votos que los ciudadanos empadronados? Porque así convenía seguramente a los intereses de los individuos que apoyaron este burdo chanchullo electoral. Aquí tienen ustedes ciudadanos; es la última cifra anotada en números progresivos de este padrón...

El C. Villaseñor Mejía, interrumpiendo: Pido la palabra, señor Presidente, para interrogar al orador, si me lo permite.

El C. Céspedes: Con mucho gusto.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Villaseñor Mejía.

El C. Villaseñor Mejía: Quiero que me diga usted si en esta casilla que se examina existen padrones adicionales que pudieran corresponder a transeuntes o a algunas otras personalidades que tienen derecho a votar sin estar empadronados.

El C. Céspedes: Contestando la interpelación de usted, debo manifestarle que no existen; precisamente por eso impugno la casilla, porque no existen los comprobantes necesarios que la ley determina para justificar que fuera del padrón se presentaron ciudadanos a emitir su voto; por eso la impugno, pues de lo contrario, me obstendría de ello. Aparecen, como llevo dicho, 129 ciudadanos empadronados y son 133 boletas, fueron recontadas por la Comisión 133 boletas - aquí está escrito el número -, en favor del señor Rivera Cabrera, es decir, más todavía del número de ciudadanos empadronados y 10 votos para el C. Ruiz. Esto también, en mi concepto, debió haberlo juzgado la Comisión, porque es una irregularidad elocuente de un chanchullo, de fraude electoral. Se creyó, confiados en que la Comisión Revisora de Credenciales aquí en esta Cámara se atendría única y exclusivamente a las actas, metieron votos y más votos, porque éstos sí iban a ser computados allá en la Junta Computadora y allá era donde interesaba ganar la credencial. Ya se vería la forma como

aquí se defendería, De la 2a., 3a. y 4a. casillas de Jalapa, me permito manifestar a ustedes que, según lo asienta la Junta Computadora en su acta relativa, estos expedientes llegaron violados a aquella Junta. Dice:

"Municipio de Jalapa: Sección primera, expediente abierto; sección segunda, expediente abierto; sección tercera, expediente abierto; sección cuarta, expediente abierto." Eso es lo que certifica aquí la misma Junta Computadora respecto de esos expedientes, que llegaron perfectamente violados a la Junta Computadora. Además, examinando estos expedientes, se ve que uno de los documentos esenciales en toda votación, como es el padrón, ofrece la irregularidad nada menos de que no es padrón. Hojeando este padrón o esta lista, mejor dicho, se ve primeramente que no tiene el sello del Ayuntamiento para salir en caso dado las firmas respectivas; no ofrece tampoco ninguna firma absolutamente que haya dado fe y fuerza a este papel, a esta lista. El expediente de la casilla 4a. del mismo lugar de Jalapa, además de haberse presentado violado a la Junta Computadora, aparece también con las irregularidades apuntadas respecto a la primera: Nadie firma el padrón, absolutamente nadie y, por tanto, no es padrón.

La 2a. casilla de Jalapa está en igualdad de condiciones: Tampoco la firma nadie; ni siquiera tiene el sello del Ayuntamiento. Un documento de esta naturaleza que no ofrece las firmas de las personas que deben darle forma legal de documento, conforme a la ley, no merece la fe de ninguna asamblea seria, de ninguna asamblea que rinde respecto a la verdad y a la justicia. Los padrones de la 1a. y 4a. casillas de Salina Cruz, vienen también en la igualdad de condiciones: Aparecen los padrones hechos a troche y moche; no tienen firmas; son simples listas de nombres que nadie puede probar que no han sido copiados, vuelvo a repetir, de algún almanaque. Debo hacer constar que respecto a las casillas 1a., 2a., 3a. y 4a. de Jalapa, el C. Rivera Cabrera obtuvo en ellas casi la totalidad de los votos.

Por las consideraciones, ciudadanos compañeros, de índole exclusivamente legal, de verdad absoluta, de apego estricto a la elocuencia de los documentos que forman este expediente, podréis juzgar del desinterasado propósito que aquí me ha traído, podríes juzgar de mi firme decisión de defender hasta lo último la libertad del sufragio, (Siseos en las galerías.) de defender siempre y por siempre el respecto a los pueblos ultrajados en esta forma. (Siseos.) Ya basta, ciudadanos compañeros, de que se siga burlando la voluntad del pueblo, (Siseos, Campanilla.) no sembréis en él la desconfianza o la indiferencia para estas cuestiones netamente públicas, para estas funciones que son la forma más elocuente en que hace brillar la absoluta soberanía que tiene.

El C. Vadillo, interrumpiendo: ¡Hasta cuándo!

El C. Céspedes: El C. Vadillo, que dice desde su curul que hasta cuándo, quiero que me cite también un hecho respecto a las credenciales que yo he tenido que dictaminar aquí en esta Asamblea, ¿Cuándo he cerrado los ojos a la razón, a la ley, a los documentos que en ellas vengan? Su misma credencial puede atestiguarlo.

El C. Vadillo: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Vadillo.

El C. Vadillo: Ante la solemne interpelación que me hace el C. Céspedes, debo declarar que por el momento no tengo ningún dato para culpar al C. Céspedes en el cumplimiento de su misión; pero de todas maneras y comentando la involuntaria exclamación mía, debo decir que desearía haber oído al C. Céspedes estas palabras desde el principio de las discusiones electorales acá. Efectivamente, acá se han violado muchas veces los principios elementales de la ley, como él lo acaba de reconocer tardíamente, y hubiera deseado yo que la voz tan autorizada del C. Céspedes se hubiera levantado desde el principio de estas discusiones para echar en cara a la Asamblea, a la mayoría y a las Comisiones en general, el poco respeto que ha tenido a la ley. (Aplausos.)

El C. Céspedes, continuando: Debo hacer constar al C. Vadillo, con relación a su constestación, que el 5o grupo de la Comisión Revisora de Credenciales, que tengo el honor de presidir, no ha sido impugnado en sus dictámenes, sino hasta a últimas fechas: El dictámen del señor Alducin y el dictamen que está a vuestra consideración; y por lo que a éste toca, manifiesto que no he conocido absolutamente de él desde que esta Cámara me eximió de su conocimiento, Por consiguiente, no habiendo sido atacada esta Comisión en sus dictámenes, porque los ha rendido con estricto apego a la ley, no ha tenido necesidad de venir a defender y pugnar por la justicia que en ellos había impreso.

Repito, ciudadanos compañeros, que por las consideraciones de estricto apego a la ley que acabo de hacer, de respeto absoluto a los documentos que en la parte principal del expediente constan, y de respeto a la verdad de los hechos ocurridos en cada una de las casillas que hemos examinado, podreís juzgar de la justicia de mis palabras y de la justicia de mis recomendaciones. Yo no he venido con el propósito de quitar el tiempo a la Asamblea con disquisiciones de carácter político; no quiero meterme en ese terreno perfectamente movedizo y lastimoso; yo quiero que en este recinto tomen ustedes en consideración el criterio único que debemos tener al juzgar de credenciales, que es el criterio legal y el respeto absoluto a la ley y a los documentos que aquí obran. Si alguno de los oradores quiere tocar la parte política, que sea en buena hora; puede hacerlo y tiene derecho para ello; pero yo, por el respeto que quiero guardar a la Asamblea, que necesita tiempo para cosas mejores, no quiero entrar a ese terreno perfectamente lastimoso.

En esta tribuna se va a venir también a decir que una de las casillas de San Blas ofrece votos de menores de edad, y por anticipado debo asentar aquí el hecho siguiente: La Comisión, al examinar los expedientes, nulificó esos votos, no tuvo en consideración esos votos que aparecen a favor del C. Porfirio Ruiz, porque de ello tengo casi la seguridad que se van a coger los oradores del pro de este dictamen con objeto de querer nulificar esa elección.

La votación de Tlacolulita a todos ustedes les consta que es un perfecto fraude, (Siseos.) a todos consta de la necesidad que hay de no pasarla como legal, porque de lo contrario, esta honorable Asamblea sentarían un precedente perfectamente pernicioso para todos los poco escrupulosos que, poco respetuosos de la libertad del pueblo en estos asuntos, poco

respetuosos (siseos) de la Ley Electoral quieran fraguar en sus propios domicilios una elección a su favor.

Yo pido, por las consideraciones que he hecho en este dictamen, un voto en contra, un voto reprobatorio para el dictamen que rinde la Comisión. (Siseos. Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra, en pro, el C. Rivera Cabrera.

El C. Rivera Cabrera: Honorable Asamblea: Una vez más me presento ante vosotros solicitando vuestra benevolencia para que me oigáis con atención, así como lo habéis hecho con el señor Céspedes. Me anima el más grande deseo de dejar a ustedes completamente convencidos de la legalidad de mi elección, aplicando realmente la ley y no aplicando argumentos de petimetre, como lo ha hecho el señor Céspedes.

Como quiera que desde el comienzo de estas sesiones se ha hecho mucha labor de zapa, mucho trabajo de bajos fondos en contra de mi reputación política, achacándome hasta crímenes; y como quiera que llevando adelante esta insana labor, esa labor pérfida de verdaderos calumniadores, han arrojado desde esas alturas estas fotografías (mostrándolas) en que se me hace aparecer como prohombre o líder del "felicismo," me voy a permitir comenzar mi operación, con la venia de ustedes, destruyendo previamente estos cargos políticos; en seguida entraré a la parte legal para sostener el dictamen de la honorable Comisión.

Aquí hay una fotografia que está calzada con la siguiente leyenda: "Grupo de felicistas: 1: Licenciado fidencio Hernández. 2: Crisóforo Rivera Cabrera." etceterá. Creo que lo que los señores infamadores pretenden es hacerme aparecer en connivencia con Fidencio Hernández que fue posteriormente un líder "felicista" en el Estado de Oaxaca. Desde este punto de vista, voy a hacer la aclaración pertinente a esta forografía. Esta fotografía es auténtica; lo que es una maldad, de un espíritu meramente perverso, es la leyenda que fue puesta por los mismos calumniadores. Fue tomada en el año de 1909 en la ciudad de Tehuantepec, a donde llegó el señor Fidencio Hernández que había sido mi compañero de estudios en el Instituto de Oaxaca, a fin de pasar allí una temporada, perseguido por los "cientificos" de aquí, pues como ustedes saben, el señor Hernández no perteneció en verdad al "Partido Cientifico," sino que era miembro del Partido anti - Porfirista; con este motivo, los cientificos lo atacaron tan rudamente que se vió precisado a huir de ellos yéndose a Tehuantepec, y alguna vez que nos reunimos se tomó esta fotografía en 1909 cuando todavía no tomaba parte activa en la política nacional. ¿Puede ser esto para mí un cargo político? Contra este me voy a permitir suplicar a la Secretaría dé lectura a un documento que realmente va a demostrar cuál ha sido mi labor política, es una extra del periódico "Pueblo Istmeño" que yo dirigí en la ciudad de Tehuantepec en diciembre de 1914.

- El C. Secretario Soto, leyendo:

"Tehuantepec, diciembre 13 de 1914.

"¡Félix Díaz, Gobernador de Oaxaca!

"Mientras distraemos nuestra atención concretándola a Villa y Zapata, un tercer enemigo, la encarnación más genuina de retroceso, aparece audaz y descarado, burlón y amenazante, nada menos que en nuestro Estado de Oaxaca y nada menos que ocupando la Primera Magistratura del mismo. Ese tercer enemigo se llama Félix Díaz, y es el mismo que hace pocos días cubierto con el pellejo de José Inés Dávila, acaba de incautarse el Gobierno del Estado. No hay que dudarlo, porque es evidente y así lo saben todos los que algún conocimiento tienen de los hombres y las cosas de Oaxaca. Félix Díaz y José Inés Dávila, constituyen en el Estado, una sola persona, una tenebrosa dualidad en una que babea veneno y odio; recorre los antros más tenebrosos y lame las más chorreadas plantas, haciendo derroche de indignidad e ignominia, para lograr la finalidad que ahora tienen ya alcanzada, un centro oficial e inmune del felicismo.

"Pruebas:

"En primer término, vos mismo, señor Gobernador Dávila, fuisteis el lugarteniente de Félix en Oaxaca, en los días de efímero predominio político; Huerta, el sucio coaligado de vuestro bis, por ello os metió en la Penitenciaría de México.

"Fuisteis el fundador y Presidente del "Club Central Felicista de Oaxaca." Vos sois uno de los factores que en mucho contribuistes para nuestra desgracia nacional.

"Guillermo Meixueiro, vuestro protector que os dió de limosna la silla que ocupáis. Al lado de Félix militó en la Ciudadela; como vos, y por la misma causa y por el mismo animalejo, fue preso. Besó las averiadas plantas del Pretorio en su agonía, y el cual como perverso impenitente, quiso dejar a la humanidad una malvada y dañina herencia, y la armó y la aventó a la Sierra de Oaxaca para que en ella y en él a la cabeza, renaciera el muerto felicismo.

"Y así fue, y ahí lo tenéis como Jefe de las Armas llamadas hipócritamente defensoras del Estado; pero en realidad, no son sino sostenedoras del asqueroso felicismo.

"Y es el que quita y pone reyes; el que puso al flexible e impúdico Canseco, el que os puso a vos para que cumpláis sus antojos, satisfagáis sus caprichos y sus bastardos designios. No haréis nada sin que él quiera. Os quitará como a Canseco: Cuando él lo quiera, y os manejará como a Canseco: A latigazos; y acabá con vuestra personalidad política, como acabó con la de Canseco: Arrojándola al basurero del desprecio nacional.

"Fidencio Hernández, que ocultáis en Ixtlán de Juárez, compañero de Félix y Meixuero durante la infamante Decena, Secretario del Primero y cautivo por los mismos causales que el segundo.

"Es el hombre que en la Sierra mantiene la psicología del felicismo y arma y adiestra los brazos fratricidas que muy pronto crisparán sus puños en contra del Constitucionalismo. Allí está trabajando día y noche en la formación de soldados para la próxima pelea que todos ustedes acarician en mente y la legión de proscriptos felicistas que en vustra capital protejéis sin rubores, a la luz del día, como que sois uno de los jefes. Allí tenéis substraídos de la acción de la Justicia nacional del merecido castigo de que se han hecho acreedores, una multitud de bribones, una corte de hampones sobre cuyas cabezas ha tiempo está suspensa la reivindicadora Cuchilla Constitucionalista.

"Reíd, José Inés Dávila: Reíd Guillermo Meixuerio: Reíd Fidencio Hernández; reíd legiones felicistas, reíd, porque ahora ya tenéis un Estado y porque se vigorizan vuestras esperanzas de poseer el resto de la República. Mas no reiréis siempre! Os lo prometo. Ya llegará día en que vuestras fuerzas, vuestros engaños y vuestras impudicias se descarnen y se conviertan en guanteletes de hierro para azotar vuestros encallecidos rostros.

"Llegará día en que cesen las contemplaciones que para vosotros tienen los jefes constitucionalistas, que en verdad no os creen nada.

"Llegará el día en que la Nación cansada de tantas farsas y mentiras, os arroje a puntapiés. Llegará el día en que dejéis comprar a la prensa, para mentir una vez más diciendo que el general Jiménez Figueroa siguió en Oaxaca vuestro vil sistema de cuartelazos.

"Llegará el día en que la República entera con toda evidencia que Jiménez Figueroa, lejos de ser un malvado como lo pintáis en "La Opinión" de Veracruz, fue un valiente que os acogotó en defensa de la causa del pueblo, y que vosotros, los felicistas, los eternos enemigos de la causa popular, fuisteis su verdugo, como lo fuistéis del Apóstol, como lo habéis sido siempre de todos los altruistas!"

El C. Rivera Cabrera, continuando: Bien, señores diputados, esta es la primera prueba de 1914; van en seguida otras anteriores de 1912. Yo suplico a algún diputado que haya pertenecido a la Legislatura XXVI me diga de qué lado estuvo mi actuación política. (Voces: ¡Silva Herrera, Balderas Márquez!) Señor diputado Silva Herrera: Usted que perteneció a la Legislatura XXVI, tenga usted la bondad de informar a la Cámara cúal fue mi actuación política de aquella época, de que lado estuve militando.

El C. Silva Herrera: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la Palabra.

El C. Silva Herrera: Efectivamente, tuve el honor de ser miembro de la XXVI Legislatura, y me consta que el C. diputado Rivera Cabrera fue uno de los que con más valentía y decisión se adhirieron a la causa del señor Madero, a la que perteneció desde que se inició la Revolución, y posteriormente, en los momentos difíciles, cuando la emisión de una opinión política ponía en peligro inminente la vida, el C. Rivera Cabrera fue uno de los que dieron más muestras de valor, como puede comprobarse con el "Diario de los Debates" de aquella época. (Aplausos.)

El C. Rivera Cabrera, continuando: Ahora vaís a oír, ciudadanos diputados, ciertas constancias que os van a probar el fementido "felicismo " que se me achaca:

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"México, julio 26 de 1913. - Señor Gobernador del Estado de Oaxaca. - Hay noticias en esta secretaría de que los señores diputados Rivera Cabrera y Gurrión son los iniciadores y promotores del levantamiento que se trataba de efectuar en Tehuantepec. Sírvase usted tomar las medidas conducentes, y ya sabe usted que la mente del Ejecutivo es que se cumpla y aplique estrictamente la ley en estos casos. - Urrutía."

"México, agosto 7 de 1913. - Señor Jefe Político. - Tehuantepec. - Está en Rincón Antonio, procedente de la Habana, José N. Petapa, quien con Presidente Municipal, de dicho lugar, Rómulo Carter, Tomás y Luis Matanche y en connivencia con Lino J. Aragón, actualmente sublevado con los demás de Tehuantepec, preparan un levantamiento en aquel lugar. M. Cámara, auditor del Ferrocarril de Tehuantepec, es también de los complicados. Diputado Crisóforo Rivera Cabrera, en relación con rebeldes, está en la hacienda de San Cristóbal y pueblo de Jalapa. Con precauciones debidas, aprehenda usted desde luego a los individuos enumerados antes, así como a todos los Mora, propietarios de la hacienda de San Cristóbal, y póngalos a mi disposición, remitiéndolos con seguridades debidas a ésta, excepto a Rivera Cabrera, a quien, comprobada culpabilidad, que cuidará de asentar en acta, apliquele sin vacilación alguna todo el rigor de la ley. Confio en su eficancia para fiel y exacto cumplimiento de lo que se le ordena, recomendándole no olvide ningún detalle que pueda hacer fracasar órdenes. - A. Urrutia."

"México, agosto 11 de 1913. - Jefe de las Armas en San Jerónimo, Oaxaca, general Lauro F. Cejudo. - De una manera especial encarezco a usted importancia de la aprehensión del diputado Rivera Cabrera. Agradezco actividad y energía con que han trabajado en las otras aprehensiones, y respecto a esta última, que deseo encomendarla especialmente a usted, ruégole que tan pronto como se verifique haga sentir la mano del Gobierno. - A. Urrutia."

"San Jerónimo, Oaxaca, agosto 11 de 1913. - Ministro de Gobernación. - México. - Hónrome comunicar a usted quedar enterado con agradecimiento su atento y superior mensaje cifrado de hoy. Ya tomo providencias aprehensión diputado Rivera. Respetuosamente. - Lauro F. Cejudo.

"Tehuantepec, Oaxaca, agosto 15 de 1913. - Doctor Aureliano Urrutia, Ministro de Gobernación. - México. - Rivera Cabrera se encuentra oculto cerca ésta. Usando prudencia recomendada, se ha demorado procedimiento, pero resultado final será cumplimentado satisfactoriamente órdenes recibidas usted. Respetuosamente. El Jefe Político, - E. Loza Ceballos."

El C. Rivera Cabrera, continuando: Bien, señores diputados, creo que esas constancias leídas son bastantes para llevar a vuestro ánimo el más profundo convencimiento respecto a mi actuación revolucionaria. Hay aquí una segunda fotografía con esta leyenda:

"1. Crisóforo Rivera Cabrera.

"2. Felipe Santibáñez (fusilado por traidor a don Jesús Carranza.)

"3. Alfredo Santibañez (fusilado por traidor a don Jesús Carranza.)

"4. Fidencio Hernández.

"5. Fotógrafo Ravieba (fusilado por traidor a don Jesús Carranza.)

"6. ...

"7. Licenciado Manuel Garfias Salinas (Prsidente del Club Felicista de Tehuantepec.)

"8. Licenciado Rómulo Moreno (Director del periódico "La Ciudadela," de Tehuantepec.)"

Señores diputados: Todos ustedes saben muy bien

que, con motivo de las fiestas del Centenario en 1910, vino una misión especial japonesa a tomar participación en esas fiestas; llegaron dos barcos de guerra a Salina Cruz, conduciendo a dicha misión. Parte de la oficialidad de esos barcos, con los plenipotenciarios se vinieron a México, y otra parte se quedó en Salina Cruz. Con ese motivo, la sociedad de Tehuantepec quiso agasajar a los marinos japoneses y les ofreció una fiesta campestre, que se verificó en una de las huertas que están alrededor de Tehuantepec; esta es la reseña gráfica de esta fiesta. Si ustedes fijan su atención, verán que, desde luego, se ve un tipo japones que ésta entre los concurrentes; y si se viera la fotografía auténtica, el tipo resaltaría más, porque aquí hay algunos borrones, hechos sin duda intencionalmente, para evitar que la Asamblea reconociera el tipo de los individuos sentados. Es una fiesta que en 1910 se hizo en honor de los japoneses que vinieron con la misión especial a las fiestas del Centenario. Todas estas personas, como entonces estaban radicadas en Tehuantepec y figuraban en primera línea, por ser autoridades y personas pudientes de aquella época, también concurrieron a esa fiesta; pero en 1910, Santibáñez no se había levantado en armas ni había hecho nada, y todas estas personas eran funcionarios públicos de aquella época; de manera que, ¿Puede atribuírseme alguna maldad política, algún desaguisado, por el hecho de que haya yo concurrido con las personas de Tehuantepec a una fiesta dada a los japoneses? Pero vean ustedes algo más, señores: Es cierto que Felipe fue fusilado, es cierto que todos, que el fotógrafo Rabiela también y Alfredo Santibáñez, ¿Pero por qué no me fusilaron a mi también? Es que se me quiere hacer aparecer como complicado en el asesinato de don Jesús Carranza. Allí está el señor Castellanos, que era jefe del Estado Mayor del general Domínguez, que fue a hacer la campaña contra Santibáñez y él puede dar, puede acreditar ante la honorable Asamblea que se contituyó un Consejo de Guerra que juzgó a todos, absolutamente a todos los que tomaron participación en la tragedia de San Jeronimo, y estos señores, como realmente habían tomado parte en aquel horrible crimen, indudablemente que recibieron el castigo a que se hicieron acreedores, y yo, ¿Por qué no lo recibí? Indudablemente, porque ninguna participación, ninguna convivencia tuve con los complicados. Pero yo tengo algo más que mis palabras para comprobar lo que estoy diciendo. Con ese motivo voy a suplicar a la Secretaría se sirva leer un documento que tengo a la mano. (Murmullos.) Nada más la parte relativa, no os asustéis.

- El mismo C. Secretario: Periódico diario de "La Prensa."

"(b) Periódico diario "La Prensa", de la ciudad de México, número 5, del 11 de febrero del año de 1915, artículo "Declaraciones del señor Ministro Zubaran sobre la muerte de don Jesús Carranza, párrafo que dice"... El general Carranza fue aprehendido la noche del día treinta... Los dos mensajes únicos en que se conoció la verdad fueron puestos por el señor Crisóforo Rivera Cabrera."

"(c) Diario "El Pueblo", del 14 de marzo de 1915, artículo intitulado

"El señor A. Herrera relata los sucesos." Habla el señor Herrera: "Nos acompañan en el Pullman: La viuda del señor Ché Gómez, sus hijas, Crisóforo Rivera Cabrera...

"Salinas se presentó ante el señor general don Jesús Carranza y éste le dijo que llamara al traidor Santibáñez, volviendo a los pocos momentos Salinas con esta respuesta: "Dice que no puede venir, que pase usted a la Jefatura de Armas." Ante esta contestación, el señor Crisóforo Rivera tomó su rifle y se dirigió al Pullman y todos nosotros nos armamos... Grupos de soldados entraron al Pullman buscando con desesperación al coronel Palacios y al licenciado Crisóforo Rivera, no encontrándolos, pues, más tarde supimos que el señor Rivera había escapado para dar aviso al Primer Jefe..."

El C. Rivera Cabrera, continuando: Bien, señores; ahora aquí tengo un nombramiento de Administrador de la Aduana de Piedras Negras, hecho el 13 de julio, por acuerdo del Primer Jefe, y aquí tengo otro telegrama del mismo señor Carranza, que va a leer la Secretaría, si así lo permite la Presidencia.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

Telegrama. "Palacio Nacional. México, 30 de agosto de 1916.

"Crisóforo Rivera Cabrera.

"Enterado con satisfacción del mensaje de usted, fecha 27. Ya ordeno Secretaría Hacienda mande substituir a usted, a fin de que marche al Istmo de Tehuantepec para ayudar en sus labores al general Luis Gutíerrez, cerca del cual irá como Secretario de la Jefatura Política y de la Comandancia Militar. Saludándolo afectuosamente. - V. Carranza." Señores: ¿Sería posible que el señor Presidente Carranza siguiera dispensándome su absoluta confianza, como queda demostrado por haberme nombrado Secretario General en el Istmo de Tehuantepec, después de que hubiera la más ligera duda de que yo estuviera complicado en la tragedia de San Jerónimo? Pensar lo contrario, sería un absurdo; así es que creo que ustedes ya quedaron perfectamente convencidos de que en lo absoluto soy ajeno completamente a todos esos cargos políticos que los señores intigrantes se han servido hacer en mi contra. Para abreviar esta enojosa cuestión de los asuntos políticos, yo quisiera que alguno de los presentes, como el señor Olivé, que dijo aquí que yo tenía una gran cauda sobre ese partícular, me hiciera algún otro cargo, pues estoy dispuesto a contestar. En cierta ocasión, en esta Asamblea dijo usted, señor Olivé, que yo tenía una larga cauda política sobre hechos nefandos que me atribuía usted mismo; para de una vez dejar esclarecido este asunto, para que de una vez la Nación sepa quiénes son los verdaderos revolucionarios y quiénes son los pseudo revolucionarios como usted, yo quiero que en este momento me haga los cargos políticos que tenga que hacerme.

El C. Olivé: Pido la palabra para contestar la interpelación del C. Rivera Cabrera.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Olivé: Debo manifestar al C. Rivera Cabrera que cuando yo crea oportuno, entonces haré los cargos que dije. (Voces: ¡Huy!)

El C. Rivera Cabrera, continuando: El punto legal, señores diputados. ¿Quiénes me han atacado desde esta tribuna? El "huertista" señor Rocha,

cargo perfectamente comprobado; natural es que un enemigo de la Revolución tenga que atacar a un revolucionario como soy yo, pésele a muchos que pretenden lo contrario. El señor Soto Peimbert, que trajo aquí una vergonzosa votación del pueblo de Cusihuiriáchic, una votación que el hombre menos honrado del mundo habría sentido rubores para presentarla aquí, y esto que digo con respecto al señor Soto Peimbert, lo digo también con respecto al señor Rocha, pues en la conciencia de todos ustedes está todavía aquella vergonzosa información testimonial levantada ante un Presidente Municipal del Estado de México, por la cual se le dió el triunfo indebidamente, lanzando de esta honorable Asamblea al revolucionario obrero señor Arrazola. (Aplausos en las galerias.) ¿Y quién me ataca también? El señor Céspedes, que ha traído aquí el expediente que todos los tratadistas del derecho electoral están conformes en calificar como el caso típico de fraude; todos los votos, cinco o seis mil, me parece que trajo el C. Céspedes, todos, absolutamente todos, a favor de él, no hubo uno solo en contra suya, a favor de nadie; (Siseos.) no hubo ni siquiera un contrincante, según lo declaran los dictaminadores, y como no quiero hablar sin justificación de mi dicho, como yo no quiero hacer ningún cargo sin la debida comprobación, voy a enseñar al señor Céspedes dónde está el dictamen de la Comision, en donde la misma Comisión dide que el señor Céspedes no tuvo contrincante y que toda la votación fue a su favor.

- El mismo C. Secretario, interrumpiendo: La Presidencia muy atentamente suplica a los ciudadanos diputados y presuntos diputados, se sirvan ocupar sus curules.

Se llama la atención al C. Cornejo,

El C. Rivera Cabrera, continuando: Voy a pedir el "Diario de los Debates", y mientras tanto voy a continuar mi peroración. ¿Tiene usted la bondad (dirigiendose al ciudadano Oficial Mayor) de mandar traer el "Diaro de los Debates" correspondiente al día en que se dió cuenta con el dictamen del señor Céspedes?

Ahora, señores, se hace de todo punto dispensable que ustedes sepan a quién estos señores quieren darle el triunfo: A un reaccionario huertista.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Porfirio Ruiz ante la verdad. - En la pasada campaña electoral para diputados al Congreso Constituyente, el ingeniero Porfirio Ruiz, o sus parciales, aseguraron que aquél jamás sirvió al Gobierno del traidor Huerta. - El siguiente documento prueba plenamente la falsedad de la audaz aseveración.

"El Director de Contabilidad y Glosa que subscribe, certifica: Que en el libro auxiliar que obra en la Sesión Liquidataria de la Dirección de su cargo, correspondiente a la cuenta de Egresos número 180, denominada "Dirección General de Aguas", el cual libro forma parte de la Contabilidad de la Hacienda Pública por el ejercicio fiscal de mil novecientos trece a mil novecientos catorce, que llevó el Gobierno de la usurpación, aparece en el folio número cuarenta y cinco, una cuenta particular, abierta con el nombre de "Ruiz Porfirio. - Ingeniero Inspector", constando en ella que el interesado percibió por sueldos desde el primero de julio de mil novecientos catorce, la cantidad de un mil quinientos setenta pesos a razón de cinco pesos diarios; la cual suma fue pagada con cargo a la partida número nueve mil ciento ochenta y cuatro del Presupuesto de Egresos para el año de mil novecientos trece a mil novecientos catorce, antes citado.

"Y para constancia expido el presente, en México, a los siete días del mes de noviembre de mil novecientos diez y seis. - El Director de Contabilidad y Glosa. - F. de M. Campo."

El C. Rivera Cabrera, continuando: Ahora bien, señores, este señor, conforme a la Constitución y a la Ley Electoral, está incapacitado para ser diputado, porque está sujeto a interdicción legal; dice la Constitución así:

"artículo 10. Los que huebieren figurado en el Gobierno emanado de la rebelión contra el legítimo de la Repúlica, o cooperando en aquélla, combatiendo después con las armas en la mano, o sirviendo empleos o cargos de las facciones que han atacado al Gobierno Constitucionalista, serán juzgados por las leyes vigentes, siempre que no hubieren sido indultados por éste."

Consiguientemente, ya ven ustedes que, en virtud de un precepto constitucional, el señor Ruiz está incapacitado para ser diputado, puesto que está sujeto a interdicción judicial, salvo que estuviera indultado, pero eso sería excepción que el señor Ruiz tendría el deber de comprobar y no yo, que le niego el hecho.

Falta de sellos en las boletas de Tlacolulita. Vamos a estudiar este punto para comprobar que esta irregularidad, mejor dicho, que esa infracción a la Ley Electoral, no es motivo de nulidad. El artículo 34 de la Ley Electoral dice que lo que a continuanción voy a leer con respecto al sello que debe ponerse a las boletas: No es verdad que la ley exija las dos cosas, sello y firma del Presidente Municipal. Sello o firma, dice la ley. Por consiguiente, puede, mejor dicho, la refutación va a versar sobre la cuestión del sello:

"Artículo 34. Tres días antes de la elección, deberán estar listas en la Presidencia Municipal las boletas que se destinen para la votación, selladas con el sello del Ayuntamiento para que sean firmadas o selladas por un representante de cada partido político o candidato debidamente registrado que quiera ejercer derecho. Las personas que hubieren intervenido en esta operación, tienen derecho a que se les expida constancia escrita del número las boletas firmadas o selladas.

"La infracción de las disposiciones contenidas en este precepto se castigará con multa de treinta a trecientos pesos.

"El Juez del lugar es el competente para conocer de las infracciones a que se refieren este artículo y el anterior.

"Si en la época que señala este precepto no estuvieren listas las boletas en la Presidencia Municipal, la firma o resello se podrá hacer en la casilla electoral antes de que principie la elección, sin perjuicio de la aplicación de las penas por la omisión."

Esa es, señores diputados, toda la sanción de esa falta de sellos a las boletas, pero en modo alguno determina la ley que la sanción deba traducirse en nulidad de la votación, porque ustedes deben saber que la nulidad es una pena y, como toda pena, debe aplicarse sujetándose estrictamente a una ley

previamente escrita sobre el particular,. Mientras tanto que el hecho no esté ajustado estrictamente a la ley anterior, no se puede aplicar ninguna pena, porque esto sería anticonstitucional, dado que la Constitución garantiza el no establecimiento de leyes especiales, de leyes privativas para juzgar a los individuos. Por consiguiente, ya vemos cómo por estos dos argumentos de carácter legal que yo he esgrimido, no puede decretarse la nulidad de la elección habida en Tlacolulita solamente por el hecho de que les haya faltado el sello respectivo a las boletas.

Ahora vamos a la cuestión de si está o no está controlado Tlacolulita, o si estaba o no controlado Tlacolulita el día de la elección.

Desde luego, señores diputados, por el solo hecho de que estamos gozando de un período constitucional, se presume legalmente que todos los pueblos de la República, están dentro del orden constitucional; cuando están substraídos, es un caso excepcional, y como toda excepción debe comprobarse y en el presente caso plenamente, porque esa prueba plena está en contra de una presunción legal, yo quiero que el señor licenciado Carlos García o algún otro abogado que esté aquí, me diga si es cierta esta tesis que yo estoy sosteniendo. Señor licenciado Blancarte: Suplico a usted me dé su opinión sobre esto que yo acabo de aseverar: Que por el solo hecho de que el país está dentro del período constitucional, se presume legalmente que todos los pueblos de la República están dentro del orden constitucional y, además, que para destruir esta presunción legal se necesita una prueba plena.

El C. Blancarte: Pido la palabra para contestar la interpelación.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Blancarte: Debo manifestar que mi opinión es esta: Sí es verdad que desde el momento en que está el país dentro del régimen constitucional se presume que todos los pueblos están controlados, salvo prueba en contrario: Digo, salvo prueba en contrario, porque hay presunciones que conocemos nosotros jures tantum y juris et jure. Además, unas no admiten prueba en contrario y otras sí. Así es que en este caso sí se puede admitir prueba en contrario.

El C. Rivera Cabrera: La segunda parte de mi pregunta, señor, si esta prueba tiene que ser plena.

El C. Blancarte: Creo que esa contestación ya no necesita darse; todas las pruebas deben de ser plenas, es decir, suficientes para llevar la convicción al ánimo de quien debe probarse. Así es que necesita ser plena.

El C. Rivera Cabrera, continuando: Ahora bien, establecido este antecedente, vamos a ver si los documentos exhibidos por mis contrincantes destruyen esa presunción legal. Yo ruego a la honorable Comisión o a cualquier miembro de ella, me facilite todos los documentos, absolutamente todos, allegados sobre ese particular, a fin de que la Asamblea quede profundamente convencida de que no voy a omitir ninguno, y como no he manejado para nada el expediente y como no quiero que los señores pierdan el tiempo, yo rogaría me los vinieran a ministrar a efecto de violentar la discusión de este asunto. (El C. Galindo, miembro de la Comisión, pasó a la tribuna a ministrar los documentos.)

- El mismo C. Secretario, leyendo:

Telegrama de "Tehuantepec, 11 de septiembre de 1918. - Señor diputado Eliseo L. Céspedes. - Presidente del 5º grupo de la 1a. Comisión Revisora de Credenciales. - Cámara de Diputados.

"Contesto su atento telegrama 28 de agosto pasado, recibio hoy, pueblo Tlacolulita, según informes autoridades militares, substraído acción Gobierno; en él encuéntranse campamentos rebeldes desde hace tiempo..." (Interrumpiendo.) La Presidencia ruega a los ciudadanos diputados y presuntos, se sirvan guardar silencio.

(Continuando.) "Ignórase existencia Ayuntamiento, pues correspondencia sólo llega con dificultad pueblo Tequisistlán, que tiene controlado Gobierno. Correo va informes detallado. - Respetuosamente. - Presidente Municipal, Gabino Cadena."

El C. Rivas Cabrera, continuando: Ahora, señores diputados, voy a informar a ustedes un antecedente con respecto a este señor Cadena, Presidente Municipal de Tehuacán, a efecto de que podáis valorizar su testimonio.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Cinematógrafo de Caciques Reaccionarios.

"Película pasada: S. Rangel, Recaudador de Contribuciones.

"Película próxima: Gabino Cadena, Presidente Municipal de Tehuantepec.

"Película a la vista: Manuel Odilón Ramírez, Juez del Registro Civil."

El C. Rivera Cabrera, continuando: En la campaña electoral, señores, este individuo estuvo haciéndome un trabajo formidable en contrario, estando tan manchado como está, porque siempre fue un elemento reaccionario de Tehuantepec, y es con ese motivo que yo lo ataqué en esta hoja, cuya lectura relativa acaban de oír. Sentado, pues, convencidos podré leeros, vamos a valorizar el testimonio de este señor. Dice así:

"Contesto su atento telegrama 28 de agosto pasado, recibido hoy, pueblo Tlacolulita, según informes autoridades militares, substraído acción Gobierno; en él encuéntrase campamento rebeldes desde hace tiempo..." ¿Qué autoridades militares son éstas que invoca el Presidente Municipal de Tehuantepec? Todos los que saben algo de derecho administrativo convendrán conmigo en que, cuando se hace una transcripción, como quiso hacerla aquí este señor, se dice: "Fulano de tal, jefe de tal lugar, me dice lo que sigue:" y se inserta el testimonio que se quiere transcribir; pero no en esta forma anónima: "Que según informan las autoridades militares, el pueblo de Tlacolulita se encuentra substraído." Por otra parte, es de explorado derecho que los funcionarios públicos solamente puedan certificar hechos que sean de su competencia y hechos ocurridos dentro de su jurisdicción territorial. El señor Presidente Municipal de Tehuantepec, ni es de su competencia un asunto meramente militar, como el de que se trata, ni tiene jurisdicción sobre el pueblo de Tlacolulita, que es un Ayuntamiento muy distinto del de Tehuantepec y que está a diez y ocho leguas de distancia sobre la sierra; pero ni siquiera como testimonio singular se puede aceptar esto, desde el momento que materialmente sus

sentidos no pudieron percibir a tan larga distancia que ese día de las elecciones, el pueblo de Tlacolulita estuviera ocupado por los rebeldes. Aquí traigo (mostrándolo), señores diputados, el mapa respectivo de aquella región. La Secretaría podrá dar fe de los puntos en que se encuentran situados ambos pueblos, y se verá que la distancia es enorme.

El C. Secretario Soto: Según la escala en que fue hecho este mapa, aparecen los pueblos de Tehuantepec y Tlacolulita a una distancia bastante considerable. (Risas.) La escala es de 1 a 500,000.

El C. Rivera Cabrera, continuando: Además, dice el Presidente Municipal de Tehuantepec, que no ha tenido relación administrativa con el pueblo de Tlacolulita. Indudablemente que sí, señores, no la ha tenido, porque éste, además de ser un Ayuntamiento autónomo del de Tehuantepec, ni siquiera Tlacolulita corresponde al Distrito Político de Tehuantepec. El pueblo de Tlacolulita corresponde al Distrito Político de Yautepec, que fue agregado al Distrito Electoral de Tehuantepec para completar los sesenta mil habitantes que requiere la ley para la elección de diputados; por consiguiente, ¿Qué relaciones pueden existir entre un Presidente y otro, si son de distintos Distritos Políticos? Además, ¿Acaso el Presidente Municipal de Tehuantepec es un Jefe Político - que de hecho sí lo es, porque es un cacique reaccionario de allí -, es un Jefe Político, para que pueda sujetar a su jurisdicción a un pueblo distante, que ni siquiera pertenece al mismo Distrito Político de Tehuantepec? Indudablemente que no; esa es una aberración del señor Presidente de Tehuantepec. Por consiguiente, vean ustedes que el testimonio de éste es absolutamente nulo ante la ley y ante la naturaleza de las cosas. Vamos ahora al testimonio del jefe de las armas de Tehuantepec.

Al margen un timbre de a cincuenta centavos debidamente cancelado.

"El C. mayor Antonio Ruiz, jefe de armas en esta ciudad, hace constar:

"Que en el archivo de esta oficina a mi cargo, existe un documento que literalmente dice:

"Hago referencia, ciudadano jefe, que los revolucionarios entraron a esta población ayer, a las cinco de la tarde; la residencia, vinieron de Tlacolulita, Distrito de San Carlos Yautepec, estuvieron toda la noche me pidieron víveres de comestibles para la manuntención de su fuerza; el siguiente día, a las once de la mañana, procedió como corresponde, cambió de autoridad, fundándose en las pasadas elecciones, que fue el primer domingo de diciembre de 1917, en cuyo procedimiento el pueblo no quiso infrigir del decreto número 300, de fecha 10 de noviembre del año pasado, expedido por el Superior Gobierno del Estado; pero éste no dió por entendido, antes al contrario, se opuso abiertamente contra la población y contra las autoridades de este pueblo, entregando el cargo al C. Jacinto Cartas, como Presidente Municipal, con entera Corporación, lo destituyó el cargo de mi empleo, impidiendo los pasos que ya no reconocemos al Distrito de Tehuantepec, obligándonos a la fuerza, a que reconozcamos como Distrito, el pueblo de Tlacolulita; que como no tenemos ninguna clase de elementos para nuestra defensa, con ese motivo, valiéndose del impulso de estos revolucionarios, por no tener nada a este pueblo, sin embargo, la autoridad y los habitantes de esta población, pedimos amparo ante usted, para que se sirva librar sus órdenes de mandar una escolta especial para guarnecer de esta población, cuya resolución espero para conocimiento de esta autoridad. - Constitución y Reformas. - Huamelula, marzo 6 de 1918. - Por el Presidente Municipal, Juan E. Avendaño, Secretario."

Esta está fechada: "Huamelula, marzo 6 de 1918." ¿Qué tiene que ver el día 6 de marzo de 1918, con el 28 de julio de 1918, en que se verificaron las elecciones? (Murmullos.) Pero querían a fuerza encajar el falso hecho de que Tlacolulita estaba substraída a la acción del Gobierno el día de las elecciones y encajaron aquí esto:

"Haciendo constar que en la misma situación se encuentra el pueblo de Tlacolulita en la actualidad; es decir, que se encuentra en zona rebelde. - Constitución y Reformas. - Tehuantepec, agosto 10 de 1918. - El mayor, jefe de la guarnición, Antonio Ruiz."

El mayor, jefe de la guarnición, en Tehuantepec no tiene jurisdicción más que en la ciudad, es decir, en el Municipio de Tehuantepec. El mayor, jefe de las armas, en Tehuantepec no es el jefe del sector, ni el jefe de la zona militar de aquel lugar; es el jefe del Municipio de Tehuantepec, y esto lo podrá acreditar el señor diputado por Juchitán, que sí está en condiciones humanas de producirse en este particular, y yo me permitiría suplicar a dicho señor diga si es cierto esto que estoy manifestando a la honorable Asamblea. Bien. Voy a comprobar después de otra manera, que este señor no es más que jefe de las armas en el Municipio de Tehuantepec, mejor dicho, de la ciudad de Tehuantepec. Señor Gómez: Tenga usted la bondad de decir si es cierto que el jefe de las armas en Tehuantepec es únicamente jefe de las armas de Tehuantepec, que no tiene jurisdicción más que el Municipio de Tehuantepec.

El C. Gómez: Pido la palabra. Unicamente... (Voces: ¡No se oye!) Unicamente, señores diputados, es el jefe de las armas en la plaza de Tehuantepec.

El C. Rivera Cabrera, continuando: Ahora bien , señores diputados, este mismo documento se destruye por sí mismo; dice que Tlacolulita está en la zona rebelde, y Tlacolulita, según ustedes podrán ver este mapa, está en la misma dirección de Huamelula, Tenango, Tequixquitlán, Zaragoza, en la misma dirección, a una distancia a lo sumo de tres a cuatro leguas de pueblo a pueblo. En las últimas elecciones de diputados, que se verificaron en todos esos pueblos, no fueron tachadas por mis contrincantes sino nada más Tlacolulita, y pues dice el jefe de las armas que Tlacolulita está en la zona rebelde, lógico es pensar que todos los otros pueblos que están dentro de esa zona también fueron rebeldes, y desde el momento que no se hace tal cargo a los otros pueblos, es lógicamente rigoroso pensar que no existe la verdad en este documento, sino que nada más se esgrimió para poder hacerme algún cargo que viniera a destruir mi elección... (Voces: ¡A votar, a votar!) No, señores, todavía falta el documento del Gobernador del Estado de Oaxaca, dice asi:

"Refierome su respetable mensaje de ayer, permitiéndome manifestar a usted que plaza Tlacolulita no estaba ocupada por vuestras fuerzas día en que verificáronse elecciones para diputados al Congreso de la Unión."

Y bien, señores, si yo no estoy sosteniendo que Tlacolulita estaba ocupada por las fuerzas de la Federación el día de las elecciones, ¿Acaso es necesarísimo, es indispensable que un pueblo esté ocupado por las fuerzas de la Federación para que se considere a ese pueblo como dentro de orden constitucional? ¿Es requisito sine qua non eso, señores? ¿En qué cerebro cabe deducir de este certificado el hecho de que porque no estaba ocupado por fuerzas del Gobierno Tlacolulita, estaba substraído a la acción del Gobierno? Vean ustedes qué lógica, lógica de pie de banco, muy especial del señor Céspedes...(Aplausos en las galerías.) No obstante esto, y tengo que hacer a ustedes la mala voluntad que me tiene el señor Jiménez Méndez, porque ustedes habrán oído que desde esta tribuna lo he atacado con motivo de la elección del señor Villalobos, no se atrevió a afirmar lisa y llanamente que tal pueblo estaba substraído a la acción del Gobierno. ¿Y por qué no se atrevió? Indudablemente porque pensó, porque se imaginó que aquí podría yo tener algunas pruebas con las cuales viniera a darle un mentís que lo exhibiera ante la faz de la República; pero todavía más, y esto nada más en el sentido hipotético: Yo quiero suponer que realmente en Tlacolulita ese día de la elección hubiera gente armada, revelada. Yo pregunto al señor Céspedes que me diga cómo quiere considerarlos? ¿Como rebeldes con bandería política persiguiendo una ética finalidad, o como meramente bandoleros? (Murmullos y voces: ¡No oyó!)

El C. Céspedes: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Céspedes: Como tengo que hablar después para contestar alguna malas apreciaciones que ha hecho el señor Rivera Cabrera, entonces tocaré todos los puntos a que se refiere.

El C. Rivera Cabrera, continuando: Pues bien, señores; bajo los dos aspectos voy a considerar el asunto. Bajo el aspecto hipotético, como ya dije, de que esa facción rebelde tuviera bandera revolucionaria; si como quiere el señor Céspedes, por ese hecho substraemos a aquel pueblo del orden constitucional, sería tanto como reconocerles beligerancia a esos alzados, y un enemigo del Gobierno no le haría tan formidable cargo como el que el señor Céspedes le hace por ese concepto. En el segundo caso, de que estuviera ocupado, que hubiera allí bandoleros; ¿Por eso se va a castigar a los ciudadanos de allí, con la pérdida de sus derechos políticos, como es el de votar, por el solo hecho de que en aquel pueblo hubiera un puñado de bandidos? (Murmullos.) ¿Acaso no todos nosotros sabemos que solamente una sentencia judicial puede decretar la pérdida de los derechos políticos de los ciudadanos? La Constitución se opone terminantemente a ello y este mismo razonamiento se puede esgrimir en cuanto a que esa fracción rebelde tuviera alguna bandería política: No podría por ningún motivo castigarse a los ciudadanos de aquella población nulificando sus votos por el solo hechos de que contra la voluntad de ellos se entrometiera en la población una facción rebelde. (Murmullos.) Viene otro certificado del jefe de la zona militar residenciado en San Jerónimo. Dice así:

"Estados Unidos Mexicanos. - Ejercito Nacional. - 91 Batallón de Infantería. - Comandancia. - Número 730.

"Por el presente hago constar que, según informes que me rinde el jefe de la guarnición de Tequisistlán, el pueblo de Tlacolulita, Estado de Oaxaca, aunque no tiene guarnición, tampoco se encuentra en poder del enemigo, pues continuamente llegan nuestras exploraciones hasta dicho punto, por lo que puede decirse que está controlado por las fuerzas leales.

"Y para los usos que convengan, extiendo el presente.

"Constitución y Reformas.

"San Jerónimo Ixtepec, Oaxaca, agosto 14 de 1918. - El coronel Jefe de la 3a. Zona, C. Ramírez Garrido. - A quien corresponda."

Yo quiero antes que todo destruir un prejuicio que aquí se ha propagado solapadamente. Se ha dicho que este señor Ramírez Garrido es el mismo don José Ramírez Garrido, coronel igualmente, que el año pasado perteneció a esta Cámara. El señor José Ramírez Garrido perteneció al "Bloque Socialista"; yo no pertenecía a ese Bloque, pero aparte de eso, no es la misma persona. El señor que está ahí (señalando una curul) me dice que es su hermano, y se quiere deducir de que porque perteneció el hermano a esta Cámara, por eso este certificado peca de parcial. Fíjense ustedes en la lógica que se ha esgrimido en los pasillos de esta Cámara. Pero aquí se sienta el señor Federico Cabrera - por antiguas atenciones políticas yo soy amigo personal de don Luis Cabrera -, y el señor Federico Cabrera gratuitamente se me ha declarado un enemigo formidable. Ya ven ustedes que dentro de la misma Cámara puedo poner un ejemplo de dos hermanos que tienen distintos sentimientos con respecto a mí. Ahora bien; examinando este documento, haciendo un estudio lógico y legal de él, se llega al convencimiento de que además de las presunciones legales que yo tengo a mi favor, de que Tlacolulita se encuentra dentro del orden constitucional, porque estamos en un período constitucional, presunciones legales que no han sido destruidas por este documento que yo he examinado con criterio estrictamente legal, este documento viene a confirmar de una manera plenísima que sí este pueblo está controlado por las siguientes razones: Primera, el pueblo de Tlacolulita está comprendido dentro de la zona militar de San Jerónimo; la zona militar de San Jerónimo está compuesta de todos los pueblos del Distrito de Juchitán, de todos los pueblos de Tehuantepec, y de los pueblos de Yautepec, que limitan con esos pueblos del Distrito de Tehuantepec; la misma situación del pueblo de Tlacolulita, como puede verse en este mapa, nos dice que tal pueblo está dentro de la zona abarcada por la faja del Istmo; consiguientemente, si este señor está capacitado porque recibe los partes diarios de todas las poblaciones, porque le comunican todas las novedades militares de aquellos lugares, porque tiene jurisdicción en todo ese terreno, y si este señor nos dice que está controlado por las fuerzas militares, porque

sus exploraciones militares llegan allá constantemente, si ese señor dice tal cosa, claro, evidente es que sí se encuentra controlado este pueblo por las fuerzas del Gobierno, desde el momento en que acata las declaraciones del Gobierno Federal. Pero vean ustedes lo que son las cosas. El señor Céspedes, en su ceguedad para atacarme, lee el acta del Ayuntamiento de Tlacolulita, en que se hace constar que el día 28 de julio, se instaló allí el Consejo Municipal.

Esto, el señor Céspedes lo alega en contra mía y por eso le da fe aquel documento hecho por el Ayuntamiento de Tlacolulita; pero cuando se trata de comprobar que este pueblo está dentro de orden constitucional, entonces el señor Céspedes le niega todo valor a este documento hecho por el Ayuntamiento de Tlacolulita... (Aplausos en las galerías.)

Creo, señores diputados, haber convencido a ustedes de la legalidad que asiste a esta elección. Ahora, esta doctrina, mejor dicho, esta tesis que yo he venido sosteniendo está plenamente confirmada por esta honorable Asamblea con la jurisprudencia que tiene establecida, pero antes de pasar adentro yo voy a narrar a ustedes un hecho que mucho va a influir en vuestro ánimo para la concesión de vuestro voto. Esta votación de Tlacolulita fue consignada al Juez de Distrito de Tehuantepec, a petición de mi contrincante, el señor Ruiz; hasta hoy no se allega al expediente el fallo que se hubiera pronunciado con ese motivo y aquí hay muchos antecedentes que han venido a sentar esta doctrina; mientras tanto no se allegue al expediente el fallo de la autoridad judicial, debe tenerse como bueno el documento tachado de fraudulento, o como buena la elección tachada. Tal cosa sucedió o tal doctrina se sentó en el dictamen del día 22 de agosto recaído en el asunto del diputado Jerónimo Hernández. Aquí está, señores diputados, el "Diario de los Debates" del día 22 de agosto.

- El C. Secretario Pesqueira, leyendo:

"Entiendo que el señor Vadillo, al formar parte de la Legislatura pasada, juzgó que quince días era término suficiente para fallar en esta clase de asuntos; si, pues, el señor Vadillo, se equivocó, justo es que resienta ahora su equivocación, tanto más, cuanto que las equivocaciones en política son funestas. El Juez, al remitir el oficio, dice que no habiendo concluido la averiguación, quedan a disposición de esta Asamblea las actuaciones por si desea que se le remitan. Desde luego, el Juez ignora que su deber es fallar dentro de los quince días; si no lo ha hecho, tiempo habrá en que se justifique; a nosotros no nos interesa por ahora saber las causas de demora que pudo haber tenido."

- El C. Rivera Cabrera, continuando; Fue el señor Soto Peimbert el que dijo tales cosas, sosteniendo el dictamen como miembro de la Comisión. En el caso del general diputado Silva, dictamen del día 7 de septiembre...

- El C. Secretario, leyendo:

"La Ley Electoral, en su artículo 95, incisos I y II, señala el improrrogable término de quince días para aplicar las averiguaciones relativas a las reclamaciones presentadas en las casillas electorales o ante la Junta Computadora, y ese lapso es suficiente para que la Cámara de Diputados pronuncie su resolución definitiva e inapelable, conforme al artículo 97 de la citada Ley Electoral en el presente caso, por no haber pronunciado resolución alguna el Juez Segundo de Distrito, no obstante haber transcurrido con demasía el término legal."

".................................................................

"Primera. Son válidas las elecciones para diputados, propietario y suplente, al honorable Congreso de la Unión, efectuadas en el 12 Distrito Electoral del Distrito Federal.

"Segunda. Es diputado propietario por el 12 Distrito Electoral del Distrito Federal, el C. general Federico Silva.

"Tercera. Es diputado suplente por el mismo Distrito electoral, el C. licenciado Enrique Cervantes Olivera."

El C. Rivera Cabrera, continuando: En el mismo día el señor Céspedes dijo lo que sigue, aquí está la constancia, como miembro de la Comisión: "Que no se puede culpar a los doscientos o trescientos electores sólo porque el Presidente Municipal hubiera nombrado Presidente de la casilla a un funcionario público."

Esto viene a cuento por lo que sigue nombrar como funcionario de una Mesa de casilla electoral a un empleado público, es una infracción a la Ley Electoral; la falta de sellos en las boletas es otra infracción a la Ley Electoral; de manera que por lo que hace al concepto legal, lo mismo es una infracción que otra, pero en este caso, el señor Céspedes dice: "¿Cómo vamos a culpar a esos doscientos o trescientos ciudadanos porque el señor Presidente Municipal haya nombrado un funcionario público?" mas en mi caso sí dice: "Castíguese a esos señores electorales de Tlacolulita, porque el Presidente Municipal dejó de poner los sellos en las boletas con que sufragaron." (Siseos en las galerías.) Vean ustedes, pues, si este señor usa de dos pesas y dos medidas en sus decisiones. (Aplausos en las galerías.)

Ahora bien; vamos con otro género de aplicaciones de la jurisprudencia de esta Cámara: El señor licenciado Carlos García, el mismo día 22 de agosto, defendiendo una credencial, dijo: "Que no entra en el artículo 109, único que prevé las causas de nulidad."

Por consiguiente, siguiendo un universal principio de derecho, como ya dije, siendo que la nulidad es una pena, no se puede aplicar esta pena más que con motivo de los hechos que encajen precisamente dentro de la jurisprudencia de la ley, considerada, tanto en su espíritu como en su texto. Todavía más: El día 12 de septiembre, el señor dictaminador Rodríguez de la Fuente dijo: "Que sólo se procede a revisar las elecciones protestadas con pruebas fehacientes."

Señores diputados: La elección de Tlacolulita no fue protestada. Oficiosamente el señor Céspedes vino a atacar aquí esa elección. (Murmullos.) No fue protestada esa elección en Tlacolulita que es donde se debió haber protestado lo que quiera llamarle el señor, la falta de sellos, el fraude, la infracción, lo que se quiera allí se debió haber protestado esa infracción. Pues bien; allí no fue protestada por nadie, sencillamente por esta razón: Porque ninguno de los contendientes en esa lucha electoral envió representante a Tlacolulita. Yo no mandé ningún representante, el señor Ruiz tampoco, el señor

Barradas tampoco, y el señor Ruiz y el señor Barradas no enviaron representantes porque ni siquiera sabían estos señores que Tlacolulita pertenecía al Distrito Electoral de Tehuantepec. Fueron tan torpes estos señores, que ni siquiera se dieron cuanta de que San Jerónimo, pueblo que está situado sobre la vía del ferrocarril y a corta distancia de Tehuantepec, ni siquiera se dieron cuenta de que San Jerónimo pertenecía al Distrito Electoral de Tehuantepec. Lo supieron cuando ya me vieron trabajando allí y lo voy a probar de una manera palmaria. El día 6 ú 8 de julio pasé por San Jerónimo en mi viaje de propaganda, habiendo salido de esta ciudad; pues bien, en San Jerónimo a mi paso me informaron y vi personalmente después que el licenciado Trinidad Mesa Salinas, que había jugado o que estaba luchando por obtener la confianza de aquellos lugares, estaba trabajando en el pueblo de San Jerónimo, creyéndolo del Distrito Electoral de Juchitán. ¿Es cierto esto, señor Cosme Gómez? ¿Es cierto lo que estoy diciendo, que el señor Trinidad Mesa Salinas, contendiente de usted en la pasada lucha electoral, estuvo trabajando igualmente en San Jerónimo, creyendo que pertenecía San Jerónimo al Distrito de Juchitán?

El C. Gómez Cosme: Sí es cierto.

El C. Rivera Cabrera, continuando: Ya lo oyen ustedes, señores, ni siquiera lo sabían estos señores. (Aplausos en las galerías.) Y la razón es esta: Ninguno de ellos, es decir, el señor Ruiz hace no menos de veintidós años que salió de Tehuantepec, no se ha dado cuenta de la legislación, y no se dio cuenta de esa integración de San Jerónimo a Tehuantepec y Tlacolulita, porque esa integración se hizo con motivo de una nueva ley de división territorial que dio el gobernador del Estado de Oaxaca en uso de sus facultades preconstitucionales.

Yo pregunto al mismo señor Olivé me diga si es cierto o no que se dio esa ley de nueva división territorial del Estado de Oaxaca, no hace mucho tiempo: (Voces: ¡No está!) Pues bien, no está el señor Olivé, pero aquí está el periódico oficial, en donde consta esa nueva división territorial. (Siseos y voces: ¡Ya, ya! ¡A votar!) Pues bien, señores, nada más voy a citar todos los casos. Miren , aquí tienen ustedes todos los "Diario de los Debates" en donde consta todo lo que yo voy a expresar aquí como jurisprudencia de la Cámara, que apoya el dictamen de la Comisión recaído en mi credencial. El señor diputado Blancarte, dictaminando en el asunto de Jairo Dyer, dijo:

"Que si se sujetase estrictamente a la Ley Electoral, no habría Congreso."

Eso lo dijo el señor diputado Blancarte en la presencia de todos ustedes, aquí está la confirmación respectiva en el "Diario de los Debates."

En el caso del diputado Roaro, allí en ese expediente hubo también boletas sin sellos, y como este es un caso exactamente igual, me voy a permitir solicitar que se lea el pedacito del dictamen en donde consta esto.

El C. Secretario Pesqueira: Este párrafo se refiere al diputado Chávez y no al diputado Roaro, como acaba de expresar el C. Rivera Cabrera. Dice:

"1a. de Guadalupe. Se nulificó la votación por aparecer las boletas tricolores sin sello y sin firma de la Presidencia Municipal y en número doble del de votantes que figuran en el padrón, habiendo los siguientes antecedentes para este caso; el escrutinio de la casilla consigna 53 votos para la fórmula Chávez - Segovia; la Junta Computadora consigna igualmente 53 votos para la misma fórmula y, en el paquete se hacen figurar 105 boletas, con la circunstancia de que en ella pudo notarse la huella de la cruz de una sobre la otra y todas sin doblar."

El C. Rivera Cabrera, continuando: Bien, señores, este fue el parecer de la Comisión, que se debía nulificar esa casilla, porque las boletas no tenían sello y porque aparecía doble el número de boletas que las expresadas en el acta respectiva.

Pues bien, este dictamen fue rechazado por la Asamblea; aquí está:

"El C. Secretario Meade Fierro: Votaron por la negativa 125 ciudadanos diputados y presuntos. En consecuencia, vuelve el dictamen al seno de la Comisión, para que lo reforme en el sentido de la discusión." Con ese motivo, al reformarse el dictamen, se le dio el triunfo al señor Chávez, precisamente el expediente en donde estaban esas boletas sin sello, y no solamente esas fueron las infracciones, no solamente esos fueron, pues, digamos, los desaguisados allí cometidos, sino que hubo otras infracciones a la ley, pero que no son motivo de nulidad.

En el caso del señor Roaro también hubo grandísimas irregularidades, pero que la Cámara tuvo a bien aceptar como meras irregularidades, sin que fueran motivo de nulidad.

"En el caso de la credencial del señor Galindo se sentó la tesis de que es el jefe del sector militar un hecho relativo a la campaña militar."

Esta tesis la sustentó el señor Olivé y la Cámara la aceptó.

El caso del señor Mancisidor, que yo voy a leer, es también un caso típico que viene a sostener lo que yo estoy sosteniendo, es decir, que esas infracciones a la Ley Electoral no son motivo de nulidad... (Voces: ¡A votar, a votar!)

- El C. Secretario Soto, leyendo:

"A este respecto, los datos y documentos que obran en el expediente, son contradictorios, pues mientras unas autoridades afirman que el pueblo mencionado estaba substraído a la acción del Gobierno Federal, otras constancias dicen lo contrario, y en el expediente obra la documentación completa de esta casilla, firmada por el Presidente Municipal, autorizada con el sello del Ayuntamiento y empadronados doscientos soldados, que votaron en esa casilla. Además, el Presidente Municipal de Jalapa, manifiesta por medio de oficio dirigido a la Junta Computadora, que el expediente lo recibió de la Junta Municipal de Actopan , debidamente custodiado, en vista de los peligros que presenta el camino, y que llegó cerrado y sin huellas de haber sido abierto; por lo cual, la Comisión estima que la imputación hecha en esta casilla, no se ha comprobado."

El C. Rivera Cabrera, continuando: Los señores Barragán, Fabio Altamitano y Basáñez pueden atestiguarnos aquí sobre ese caso del señor Mancisidor. Yo suplico al señor Barragán, si está en la Cámara, nos diga algo sobre el particular.

El C. Barragán: Pido la palabra para contestar.

El C. Altamirano: Tenga la bondad de repetir la interpelación, señor compañero, no la oí.

El C. Rivera Cabrera: Ya va a contestar el señor Barragán.

El C. Barragán Martín: Efectivamente, en el Colegio Electoral, cuando se discutió la credencial del C. Mancisidor, manifestó a esta Asamblea tener conocimiento de que Actopan estaba substraído a la acción de Gobierno. La elección en ese lugar fue la que vino a dar el triunfo; si se le hubiesen descontado esos votos, no habría triunfado. No tomó en consideración esta Asamblea ni el mensaje del Gobernador del Estado, que aseguraba mi aserto. Es lo que tengo que decir.

El C. Rivera Cabrera, continuando: Gracias. Ahora vean ustedes en el caso de Cancela Nogueira.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Este Distrito comprende un conjunto de pueblos ubicados en la sierra de Zongolica, y por tanto, las elecciones deben de ser juzgadas de acuerdo con las circunstancias, dificultades y falta de cultura inherentes a los pueblos de las serranías."

El C. Rivera Cabrera, continuando: Como ven ustedes, cuando se trató el caso de Zongolica, entonces la Comisión se transportó ficticiamente a aquel pueblo y vio que era un pueblo de indígenas, imposible de exigírseles un exacto cumplimiento a la aplicación de la Ley Electoral. Y fue desde este punto de vista que se juzgó la credencial, que fue agraciada con un dictamen favorable. El señor Secretario no leyó lo suficientemente la parte resolutiva del dictamen y, con ese motivo, yo lo voy a hacer, para que se den exacta cuenta. Dice así:

"Transportados a estas condiciones, los miembros de la Comisión han visto, por la documentación del expediente que, en lo general, preside en todas las pequeñas o grandes irregularidades que en la documentación se notan, una completa buena fe, no exenta de ignorancia, en lo que se refiere a los detalles de la última Ley Electoral, y estima la propia Comisión que, atendidas todas esas circunstancias y la dificultad de que en los pueblos de la sierra de Zongolica se conociera y manejara la Ley Electoral perfectamente, las elecciones allí verificadas están apegadas a dicha ley, tanto como pueden estarlo otras que tuvieron lugar en las capitales de algunos Estados, y de las cuales ha tenido conocimiento la Asamblea; pero si en la sierra de Zongolica se llevaron a cabo de una manera ingenua esas elecciones, desde la Junta Computadora, inspirada en el deseo notorio de perjudicar a un candidato y favorecer a otro, comenzó a prepararse el terreno para que en esta capital y en el seno de la Comisión, se llevara a cabo un formidable ataque, por medio de extensos alegatos, de testimonios de amigos y correligionarios y de gestiones por toda clase de personas, con objeto de que la Comisión Revisora confeccionara un dictamen favorable al que con más lucidez hubiera presentado como insuperables los efectos de la propia elección.

"Y de este modo se ha pretendido por los candidatos derrotados, introducir el expediente dentro de una especie de fábrica legal, para que, entrando en ella la voluntad sencilla de los habitantes de la sierra, salga por virtud de los escritos de los abogados, transformada en triunfo para aquellos que allá en Zongolica perdieron la elección.

"La Comisión ha visto claro y, despreocupándose absolutamente, ha podido comprobar que la votación favoreció para diputado propietario al C. Rodolfo Cancela Nogueira, a quien le fue otorgada la credencial respectiva, aunque perdió la Presidencia de la casilla y tuvo en su contra en la Junta Computadora a los partidarios de don Luis Quijano, que alcanzó el segundo lugar, como pasamos a demostrarlo a continuación."

Vean ustedes: "Del acta de la Junta Computadora se desprende la verdad de la apreciación anterior, con sólo notar que en las casillas donde la votación favorece a Cancela Nogueira, se menciona con toda clase de detalles las irregularidades reales o supuestas que se encontraron y, en cambio, las del señor Quijano, siempre aparecen con entero arreglo a la ley, siendo digno de notarse que este señor obtuvo el triunfo en las casillas presididas por ciudadanos que ocuparon después los puestos de Presidente y Secretarios de la propia Junta."

Por consiguiente - y esto es necesario subrayarlo, porque en la casilla de Jalapa, el señor Céspedes alega el hecho de que los paquetes llegaron abiertos y dice que es motivo de nulidad -, y, por consiguiente, deben nulificarse los votos expedidos en el pueblo de Jalapa, Ya vemos cómo a virtud de este propio dictamen se sienta la tesis, la jurisprudencia de esta Cámara, de que no es motivo de nulidad el que un paquete haya llegado abierto a poder de la Junta Computadora. Todavía sigue el caso del señor general Villela ¿Qué me dicen ustedes de este caso? Un solo pueblo del Distrito sufragó. Y una documentación... pues que no es documentación, sencillamente. Sin embargo, yo creo que, de acuerdo con mi tesis, la Cámara no ha hecho mal en todos estos casos, porque antes que todo hay que respetar la voluntad del votante, del ciudadano. Si de alguna manera se manifiesta esta voluntad, entonces hay que respetarla, aun cuando haya multitud de defectos superficiales que el fondo no afecten la elección. Tal es el caso en que se encuentra Tlacolulita y todos esos asuntos de que yo he dado somera cuenta a ustedes, y por eso las Comisiones respectivas no han nulificado esa votación; pero como aquí sí se tiene especial empeño, porque el señor Soto Peimbert quiere servir al señor Reynoso, es por esto que se pretende que esta elección mía quede nula, porque el señor Céspedes quiere servir al señor Ministro de Gobernación, por eso pretende que mi expediente sea nulo y porque el señor Rocha quiere servir a otros intereses bastardos (Voces: ¿Cuáles?), y, sobre todo, porque es enemigo político mío, porque él es "huertista", y también pretende que dicha elección sea nula. Pero vamos señores (voces: ¡A votar!), nada más voy a narrar el hecho, si lo creen bajo mi palabra de honor, pero si no quieren creerlo traeremos la documentación respectiva. (Voces: ¡No, no!) El pueblo de San Blas, compuesto de 3,000 habitantes, se dice que sufragó con 927 votos listados todos, ni uno solo dejó de votar; también hay más votos que ciudadanos registrados; las actas de instalación de las casillas tienen la misma letra. Yo pregunto: ¿Es posible creer que un pueblo que tenga 3,000 habitantes

dé 927 electores, cuando el paludismo no hace mucho que diezmó aquellas poblaciones del Istmo? Es decir, ¿Que en 3,000 habitantes, la tercera parte sea de hombres capacitados para votar? ¿Es admisible esto? Pues no señores; ¡Qué admisible va a ser! Sin embargo, para el señor Céspedes es admisible, aceptó como bueno todo, no hizo mención de ese expediente aquí. ¿Por qué? Porque ese expediente favorece su bastarda causa. Si ustedes quieren convencerse de lo que yo digo, pediremos el expediente, las boletas no están dobladas siquiera, la misma pulsación de las cruces hechas en el anillo azul que tienen esas boletas, la misma se nota en todas esas cruces. El pueblo aquel, según el certificado de ese mismo jefe de armas de que ya hablé a ustedes, es la guardia de los alzados felicistas que infestan los contornos de Tehuantepec, porque San Blas está en las goteras de Tehuantepec. Antiguamente era un barrio apartado algo de la ciudad; hace poco se constituyó en pueblo. Pues bien; todo ese pueblo es completamente felicista, así lo justifica el jefe de las armas, ahí mataron a un señor, quedó malamente herido, un señor Calvo Monterrubio, sólo porque allí fue visto con un traje de kaki lo creyeron carrancista y lo hirieron ahí. Aquí traigo también la comprobación respectiva de ese hecho y allí un señor coronel, un llamado coronel "felicista", Fernando Gallegos, que lleva su descaro a tal grado que ha levantado allí en ese pueblo una gran casa señorial, ven ustedes un jefe rebelde felicista levantando dentro del pueblo de San Blas una casa señorial. Esto que yo digo lo pueden comprobar el mismo señor Gómez, que conoció esa casa, y muchos ciudadanos de Tehuantepec que viven en esta capital. Pues bien; esa votación sí se consideró como buena y aquí tengo yo una noticia que da la prensa acerca de la muerte de ese coronel Fernando Gallegos, que yo acabo de decirles; aquí está el recorte respectivo. .. (Voces: ¡A votar, a votar!) Dice así: "Al público:..." - me lo mandaron de allá de Tehuantepec -.

"Al público.

"El C. coronel Jefe de la guarnición de este puerto, que subscribe, hace saber a los habitantes de esta Municipalidad que, con fecha de ayer, recibió el telegrama siguiente:

"Ejército Constitucionalista. - Jefatura de Guarnición. - El Jefe de Armas de San Jerónimo, en telegrama número 1,269 - A, me dice lo que a continuación se lee:

"Número 9. - De San Jerónimo, el 15 de octubre de 1918. - Recibido en Salina Cruz a las 10.30 a. m. - Señor coronel P. Hermosillo. - Número 1,269 - A. - Le pongo en su conocimiento que ayer tuve un encuentro con los llamados generales Efraín Gómez y Zuriaga, cabecilla Gallegos y otros, siendo derrotados por completo. Al levantarse campo, se encontró cadáver del referido Gallegos, mayor Valdivieso y otros cabecillas de Lachiguire y once de tropa, lamentando por nuestra parte la muerte de un capitán primero y un sargento primero, habiéndole quitado al enemigo catorce armas, diez y seis caballos ensillados, dándose, por tanto, por terminada la gavilla de bandolero Gallegos. - Salúdolo. - El coronel, Jefe de la 3a. Zona, A. A. Ochoa."

"Constitución y Reformas. - Salina Cruz, octubre 16 de 1918. - El Jefe de la guarnición, P. Hermosillo."

Consiguientemente, señores, se ha comprobado de una manera plena y evidente, que lo que el señor Céspedes quiere aplicar a mi credencial no es más que la resultante de su manifiesto odio en contra mía, manifiesto digo, porque todos ustedes se acordarán de que él se inhibió del conocimiento de mi asunto por el encuentro personal que tuve con él en el archivo de esta Cámara y, además según la discusión de ese día, el sentir de la Cámara fue que para nada, absolutamente para nada, interviniera en mi asunto. Sin embargo, con una impudencia detestable, el señor Céspedes se ha venido a enseñar en contra mía, sólo porque me cree un caído político... (Aplausos en las galerías. Voces: ¡A votar!)

Ahora, señores compañeros, solamente una cuantas palabras más: No es verdad, como se ha dicho, que yo sea un enemigo del Gobierno legalmente constituido, no, señores, yo como el que más, quiero tener la satisfacción de ser el más firme sostenedor de este Gobierno por una gran causa especialmente y por otras que también diré: Porque representa el concepto legal. Para mí ese es el gran concepto que lo hace fuerte y que lo hace inatacable y por eso lo respeto, porque yo siempre he sido legalista, porque yo he reconocido siempre todo lo que emana de la ley. En segundo lugar, creo que si el señor Carranza deja la Presidencia por medio de la violencia, entonces el país caería en la anarquía; vendría el caos público y esto no sería sino un antro tenebroso que sería disputado por todos los grandes generales con mando de fuerzas ahora. Además, pienso que sí podría en tal caso sobrevenir la intervención norteamericana. En tercer lugar, porque nosotros para la salvación de la Revolución, para justificarnos con ese paso que vendría a dar la razón a nuestra labor revolucionaria, necesitamos que el Poder Ejecutivo se traslade pacíficamente de las manos del señor Carranza a quien le suceda legalmente. Esto es absolutamente necesario y es por ese motivo que también yo soy uno de los que quieren tener la satisfacción de apoyar firmemente al señor Carranza. Ya ven ustedes, señores, que es falso todo lo que se ha dicho sobre este particular; nada más se dice que para malquistarme y conquistar votos en contra de mi credencial; pero esto que yo digo en cuanto a mi modo de pensar con respecto a este Gobierno, no es absolutamente un decir, sino que lo he comprobado con hechos: Cuando el señor Carranza pidió a esta Cámara facultades extraordinarias en el Ramo de Hacienda, mi voto fue en pro de esa petición, ¿Por qué? Porque yo sabía que para sostenerse un Gobierno necesita de fondos. Con ese motivo, como yo quería su sostenimiento, le di mi voto en favor. Cuando el señor Carranza pidió facultades para contratar un empréstito por ciento cincuenta millones, me parece, o por cien millones, no recuerdo, también mi voto fue favorable, ¿Por qué? Porque pienso que el Gobierno para su sostenimiento necesita dinero; sin dinero no será posible que este Gobierno pueda desarrollar todo su plan administrativo. (Voces: ¡A votar!)

Cuando se atacó, mejor dicho, cuando se pidió por el mismo Primer Mandatario de la República, autorización de esta Cámara para rescindir el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec, recibiendo el Gobierno ese Ferrocarril y nueve millones de pesos que correspondían por concepto de utilidades, no solamente

apoyé el dictamen que fue favorable, sino que vine aquí a esta tribuna a defender con toda energía, con toda virilidad, con todo el ardor de que soy capaz, aquel dictamen, y la autorización fue dada al señor Carranza. Todavía más: En esa memorable sesión, que fue ya la última de la pasada Legislatura, los oradores del contra estaban desarrollando la maniobra de que pasara, de que transcurriera esa noche o ese día, al efecto de que ya al día siguiente la Cámara no pudiera funcionar, y con ese motivo presenté una moción para que la Cámara se constituyera en sesión permanente hasta la votación del asunto. La Cámara acordó esa solicitud mía, y la ley se votó como a las dos o tres de la mañana. Ya ven ustedes, señores, que mi decantada enemistad política al Gobierno Nacional no es verdad; es verdad, sí, que no estoy conforme con ciertos procedimientos; es verdad, sí, que no estoy conforme con muchos sinvergüenzas que están desprestigiando a la Revolución, con eso no estoy conforme; pero es por la misma satisfacción, es por el mismo prestigio que yo quiero darle a la Revolución, porque yo quiero que todos los que salen fuera de sus preceptos, que todos los que no siguen esa Constitución, todos esos sean arrojados del rededor del Presidente de la República. Esa es la verdad, señores. Aquí me tienen ustedes exhibido, y ahora échenme fuera de esta Cámara, si así les place.(Aplausos.)

El C. Altamirano: Pido la palabra, señor Presidente, para interpelar al orador, si me lo permite.

El C. Rivera Cabrera: Sí, señor.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Altamirano: Señor compañero: He oído la argumentación legal de usted acerca de las boletas de Tlacolulita, pero me queda una duda.

El C. Rivera Cabrera: Diga usted.

El C. Altamirano: Se verificó en la votación de Tlacolulita el fenómeno, raro por cierto, de 193 ciudadanos que aparecen listados en el padrón, aparecen votando todos los 193 ciudadanos. Yo le suplico que para satisfacer esta duda mía se sirva explicar este fenómeno.

El C. Rivera Cabrera: Yo voy a decir a usted lo que presumo, porque ya dije a la Cámara que no tuve representante ahí, ni los otros partidos. Estuve el día de las elecciones en San Jerónimo y en la lista de ese pueblo está mi nombre, porque ahí voté. No quise que se me achacara el caso del compañero O'Fárrill; así es que estaba a 26 leguas de Tlacolulita y yo no puedo decir a usted nada, qué fue lo que dio ese resultado, es decir, no puedo decirle a usted señalándole el caso concreto, porque yo no tuve representante, pero sí en lo general voy a decirle una cosa: Los pueblos de San Carlos Yautepec, al que pertenece políticamente Tlacolulita, antes de verificarse toda elección se reúnen en plebiscito, todo acuerdo a favor de determinar candidato, y después de tomar ese acuerdo todos, sin excepción, votan a favor de aquel candidato acordado. Como ve usted en esa acta del Ayuntamiento de Tlacolulita, como que el señor Céspedes quiere probar quién sabe qué cosa, la lista de jurisdicción del Consejo Electoral se hizo el día 28, es decir, que de ella se deduce que después del plebiscito se alistaron todos los que habían asistido al plebiscito y de allí que todos los nombres en esa lista electoral hayan votado el día mismo de las elecciones; esa es la explicación que yo me doy, porque ya le digo a usted, materialmente, yo no presencié esos hechos, porque estaba a veintiséis leguas de distancia, ni tuve agentes tampoco; de manera que no pude saber nada de lo que allí sucedió; esta es una prueba más de que materialmente no pude haber cometido fraude electoral alguno en una población que estaba a veintiséis leguas de distancia de donde yo estaba.

El C. González Galindo: Para otra interpelación.

El C. Rivera Cabrera: Diga usted.

El C. González Galindo: Con permiso de la Presidencia. Señor presunto diputado: ¿Es cierto que la candidatura de usted sufrió, resintió persecuciones de algunas autoridades locales del Estado, al extremo de que algunos de sus propagandistas hubieran sido asesinados y colgados en el pueblo de San Jerónimo?

El C. Rivera Cabrera: Señores diputados: Yo no quise intencionalmente tocar este punto para que no se dijera que quise conmoverlos y, como consecuencia de ese sentimiento, muy natural, ustedes me hubieran dado su voto, pero esa es la verdad: Se me han asesinado a cinco de mis partidarios en Tehuantepec... (Voces de las galerías: ¡Es cierto!) Les voy a enseñar a ustedes los retratos de ellos, que tengo aquí; toda la prensa habló del caso, todavía tengo los recortes. Después de esa presión brutal, fenomenal como no hay precedente en el país, ¿Todavía se quiere nulificar mi elección? Eso sería, señores, el colmo de la desvergüenza (Aplausos en las galerías. Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Secretario Soto: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, consulta a la Asamblea, en votación económica, si se prorroga la sesión por haber terminado ya el tiempo reglamentario. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Sí se prorroga.

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. Vito Aguirre.

El C. Aguirre Vito: Ciudadanos diputados: Yo no voy a hacer hincapié en la filiación política del C. Ruiz, ni tampoco voy a parar mientes en los méritos revolucionarios más o menos aceptables del C. Rivera Cabrera. Tampoco voy a tomar en cuenta si Tlacolulita estaba o no dentro de la acción federal. El hecho patente aquí, señores, es que la votación, que las boletas que vienen de Tlacolulita no vienen requisitadas conforme lo prescribe la ley. (Siseos. Voces en las galerías: ¡Huy!) la Ley Electoral es muy concisa, (Siseos en las galerías.) en un asunto como este... (Siseos en las galerías.) Si esas boletas no traen la sanción de una autoridad, ¿Cómo pueden ser válidas?

El C. Rivera Cabrera, interrumpiendo: ¿Se me permite contestar? Está toda la documentación... (Campanilla.)

El C. Aguirre Vito, continuando: Pues yo entiendo que la Ley Electoral prescribe, mejor dicho, manda que las boletas sean llevadas ante las autoridades municipales para sufrir el debido registro. En consecuencia, si estas boletas no traen el registro, si no están selladas ni autorizadas por ninguna persona investida de autoridad, ¿Cómo pueden ser buenas? Ahora bien; la votación de Tlacolulita es la que da el triunfo al señor Rivera Cabrera

y descontándole esa votación el triunfo resulta en favor del C. Ruiz; naturalmente que al hacer su defensa el C. Rivera Cabrera tiene que fundamentarla en esa votación: Ese es su fuerte. Descontada esa votación fraudulenta...(Voces: ¡Pruebas! Siseos.) ¡Qué más pruebas que las boletas no tienen ninguna autorización! ¡Ahora, si yo estoy errado... (Voces: ¡Con "H!" Risas.) Señores, sin H," por otra parte, aquí está probado con documentos que Tlacolulita no estaba bajo la acción de ninguna autoridad; no había autoridades, pues éstas se constituyeron precisamente el día de la elección, queriendo sancionar los actos de los electores. Esto nos habla muy alto acerca de la actitud política de los propagandistas y del mismo señor Rivera Cabrera; pero al mismo tiempo desdice mucho de su honradez política. (Siseos.)

Ahora bien, sentado este precedente, el de las boletas, ¿Cómo la Comisión dictaminó favorablemente por el C. Rivera Cabrera? ¿Lo hizo por la amistad? Aquí no debemos tener más amigos que la ley; (Siseos y voces: ¡Huy!) ¿Lo hicieron por consigna? aquí no debemos tener más consigna que la de nuestra conciencia. (Voces ¡A votar, a votar!)

El C. Castilleja José, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación? Usted acaba de afirmar, compañero, que aquí no se debe tener más consigna que la de nuestra propia conciencia. (Campanilla.) En la conciencia de usted... (Campanilla.)

El C. Presidente: Se llama al orden al C. diputado Castilleja...

El C. Castilleja: ¿Me concede la palabra, señor Presidente, para hacer una interpelación con permiso del orador?

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Castilleja: ¿En la conciencia de usted, compañero, de hombre honrado y legal, está que debemos admitir, - ya que de conciencia acaba usted de hablar en estos momentos -, al C. Rivera Cabrera, o un huertista como el señor Ruiz? (Voces: ¡No le hace, no le hace!)

El C. Aguirre Vito, continuando: Yo hablo de la conciencia legal, no sé si el C. Ruiz será o no huertista, yo no lo conozco, no conozco ni a sus amigos. Hago esta aclaración, nadie se ha acercado a mí para decirme que hable en contra del dictamen, yo me he basado siempre en la votación, en el asunto electoral de Tlacolulita y en eso he venido a apoyar mis argumentos, a mí no me ha mandado aquí nadie. Pues bien, si las boletas correspondientes a la votación de Tlacolulita no vienen registradas conforme a la ley, y esta Cámara está facultada, ya que no la junta computadora, para calificar esos votos, nosotros cumplamos con la ley; si antes no se ha cumplido, cumplamos siquiera de hoy en adelante, (Siseos. Risas. Voces: ¡Huy!) que se nulifiquen esos votos y si el C. Ruiz tiene también votos malos, que se le nulifiquen, pero que no se sigan cometiendo arbitrariedades, porque éstas lo son verdaderamente. Querer dar el triunfo por simple simpatías y por compañerismo a determinados ciudadanos, ¿Por qué se ha de hacer esto? ¿No venimos entonces a cumplir con la ley? ¿Venimos a amoldar todos los asuntos a nuestro capricho? Por todo lo expuesto espero que déis un voto reprobatorio al dictamen.

El C. Fernández Martínez: Pido la palabra para la lectura de un artículo de la ley. (Voces: ¡A votar, a votar!) Y antes de la lectura solicito que se me dejen decir dos palabras para explicar lo relativo a esa lectura.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Fernández Martínez: El compañero que ha abordado la tribuna ha venido a decirnos que las boletas presentadas en la casilla a que se está refiriendo no tienen sello y que como no lo tienen, no pueden ser buenas. Ruego a la Secretaría dé lectura al artículo 74 de la Ley Electoral para probarle que no es indispensable que tengan sello las boletas, pues que hasta en un simple papel se puede hacer la votación. (Aplausos.)

- El C. Secretario Soto, leyendo:

"Artículo 74. Cuando a la hora señalada no se presentare el instalador, podrá hacer la instalación el suplente. Cuando después de media hora ninguno de los dos se hubiere presentado, se ocurrirá al Presidente del Ayuntamiento a que pertenezca la sección respectiva, si la casilla debiera instalarse en la cabecera municipal, para que nombre a otra persona que haga la instalación en forma legal, y cuando la casilla deba instalarse fuera de dicha cabecera, se ocurrirá al Agente Municipal del lugar para que excite al instalador a fin de que cumpla con su cometido.

"Si después de una hora nadie se hubiera presentado para hacer la instalación, ésta podrá hacerse por los presentes, y si faltaren las boletas, se harán en papel simple, autorizadas por el Presidente y Secretarios de la Mesa, y serán válidas aunque no estén en la forma determinada por el artículo y modelos respectivos, haciéndose constar en el acta la causa, para evitar impugnaciones e imponer la pena a los culpables. Si el votante no supiere leer ni escribir, se acompañará de un testigo para que éste haga la operación material del voto."

(Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Fernández Martínez, continuando: Estará convencida esta Asamblea de que la persona que habló...

El C. Presidente, interrumpiendo: Inmediatamente después de que hable en pro el C. Franco y habiendo hablado en contra el C. Vito Aguirre, se procederá a preguntar si se considera el punto suficientemente discutido.

El C. Fernández Martínez, continuando: Están ustedes convencidos de que la persona que abordó la tribuna hace un momento no dijo más que necedades... (Voces: ¡No, no!) Por tal motivo, dejo el asunto a vuestro arbitrio.

El C. Mena Ignacio: ¿Puede la Presidencia permitirme la palabra para una interpelación al C. Rivera Cabrera?

El C. Franco Agustín: Señores diputados: Los señores que me han precedido en el uso de la palabra se han ocupado de hacer crítica, el análisis del dictamen de la Comisión desde el punto de vista legal, desde el punto de vista de la aplicación de los elementos electorales. Agotado este tema, voy a considerar el dictamen de la Comisión desde otro punto de vista, bajo otro aspecto.

Se ha dicho, y es una verdad, que los gobiernos

por ley son imperfectos, porque las leyes son duras, son inflexibles, de una sola manera y los casos que se presentan son múltiples y sujetos a distintas circunstancias. Sobre este terreno se ha movido siempre el criterio legal y además el criterio legal descansa sobre un precepto bastante ficticio: El suponer que todos los ciudadanos conocen y saben las leyes que han de cumplir. En consecuencia, como habéis oído, uno o varios casos del proceso, del expediente electoral del señor Rivera Cabrera no están comprendidas en los términos de la Ley Electoral y esto viene a comprobar precisamente mi aserto anterior: La imperfección de toda ley. La justicia, señores diputados, es como el color, únicamente, no tiene existencia real, únicamente se le puede suponer relacionándolo con el sujeto y concurriendo ciertas circunstancias; la justicia es de la misma manera, únicamente relacionándola con el sujeto y concurriendo circunstancias de tiempo y de lugar, puede existir entre dos individuos, y en un mismo momento dado tienen diferente manera de apreciar la justicia y un mismo individuo en momentos sucesivos de su vida, según las circunstancias de tiempo de lugar, puede tener diferente manera de apreciar la justicia. Yo me alegro bastante de que las Comisiones de Poderes, de que la Comisión Revisora hubiese salido en esta ocasión sin darse cuenta probablemente de los términos legales y viene probando precisamente que la generalidad de la Ley no puede abrazar los múltiples casos.

Existe en la mayor parte de las conciencias el prejuicio legal, el sedimento de que la verdad y la justicia únicamente pueden encontrarse en la Ley que emana del Estado; si esto fuera cierto, Maugniau, el Presidente del Tribunal francés de Chateau Thierry, nunca se habría hecho célebre por sus sentencias; y precisamente se ha hecho célebre, porque sus sentencias las basa fuera de la ley, fuera del texto legal. Tal parece que la Comisión en este caso se ha sometido a las existencias reales, más bien que seguir el sistema legal romano que priva en nuestros códigos y en nuestras leyes; se ha sujetado al sistema legal heleno, que opuso siempre a la ley escrita el derecho de los dioses, las exigencias reales y el derecho natural. Nosotros hemos seguido el sistema legal romano en todas nuestras decisiones y debido a esto, si es cierto que los mártires cristianos fueron inmolados en virtud de decisiones legales de los tribunales romanos, nosotros en la Cámara de Diputados hemos inmolado a los revolucionarios y a los hombres honrados en virtud de decisiones estrictamente legales de las Comisiones Revisoras. Si tuviéramos partidos políticos doctrinarios, estaría fuera de duda que tendríamos aquí a sus representantes; pero no existiendo en la Nación partidos políticos; el Parlamento tiene que estar integrado por elementos populares. Los partidos políticos dectrinarios no surgen de la noche a la mañana al conjuro de unas cuantas voces elocuentes, ni siquiera surgen tampoco al entusiasmo del champagne de los ágapes; los partidos políticos doctrinarios son siempre efecto de largas luchas y largas tradiciones que van depositando en el sentimiento un fondo común de ideas, un fondo común de ideales y de propósitos. Nuestros partidos políticos son personalistas y estos partidos políticos son los que se oponen precisamente a que se arraiguen las tradiciones democráticas y a que se arraiguen también los hábitos legales que constituyen por hoy el ideal de la República. Si no tenemos partidos políticos doctrinarios, desde luego hay que suponer que los elementos parlamentarios o los componentes de la Cámara, tienen que integrarse por elementos que representen el orden y por elementos que representen la libertad. El orden y la libertad, señores diputados, son dos fuerzas esenciales que obran tanto en la sociedad como en los Parlamentos para que pueda haber equilibrio en el funcionamiento. La XXVII Legislatura estuvo integrada por elementos de la libertad, y la minoría en aquella Legislatura representó el orden; en nuestra Legislatura XXVIII, los elementos del orden están en la mayoría y los elementos de la libertad en la minoría. Y es este elevado concepto moral y es este elevado concepto de constitución parlamentaria el que nos obliga desde luego a traer aquellos elementos de la libertad; porque únicamente de esta manera se explica el funcionamiento normal del Parlamento. A los elementos del "Partido Liberal Constitucional," a los elementos de la libertad, se les ha atribuido su gran tendencia a la libertad, y si es cierto que Fouquier Tinville, el acusador del tribunal revolucionario de París, fue acusado por Frenon por haber hollado la justicia y haber pasado por los elementos de la legalidad, y en la requisitoria que le dirigió el fiscal del tribunal, expresó únicamente: "Soy hombre del Gobierno, órgano de la ley, y las atrocidades de ésta no son crímenes míos." A los elementos del "Partido Liberal Constitucionalista," si se le interpela de su actitud, a la requisitoria táctica que se les podría hacer, ellos podrían responder: "Somos hombres de la Revolución, órganos de la libertad, y si la libertad tiene crímenes, estos crímenes no son crímenes nuestros."

Fundado, pues, en estas razones de moral parlamentaria, me voy a permitir a ustedes, señores diputados que aprueben el dictamen de la Comisión en los términos en que está redactado, porque responde, como dije antes, a un elevado concepto moral parlamentario.

El C. Galindo Carlos: Pido la palabra como miembro de la Comisión.

El C. Rivera Cabrera: Para un hecho. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Secretario Soto: Habiendo hablado...

El C. Presidente, interrumpiendo: La Presidencia ha manifestado a esta honorable Asamblea que después de que hablase el C. Franco, iba a preguntar a la misma si este asunto ya estaba suficientemente discutido. La honorable Comisión dictaminadora en este momento acaba de solicitar se le permita hacer una aclaración sobre el dictamen (voces: ¡No, no!); y como quiera que la petición del C. Galindo, miembro de la Comisión, viene en cierto modo a desvirtuar la declaración que hizo esta Presidencia a la honorable Asamblea, y como quiera que la Mesa no quiere aparecer en manera alguna parcial en este asunto, se va a consultar a la Asamblea si se permite al C. Galindo, al C. Céspedes y al C. Vásquez hacer una brevísima aclaración con objeto de que el debate se declare agotado.

- El mismo C. Secretario: En votación económica se pregunta a la Asamblea si permite a los CC. Galindo, Céspedes y otro diputado, hacer uso de la palabra para aclaraciones. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie.

Sí se permite.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Galindo Carlos: Señores diputados: Como se ha manifestado por algunos ciudadanos diputados del contra, que la Comisión ha procedido con apasionamiento o bien por consigna y por amistad, como miembro de la Comisión protesto de la manera más enérgica, porque todos vosotros deberéis estar convencidos de que no es así, son más de cuarenta los dictámenes que hemos presentado subscriptos con mi firma y en ninguna vez se ha dudado de la honorabilidad de la Comisión. No sé por qué ahora se quiere pretender hacer creer que algún interés especial nos ha guiado al dictaminar en el asunto del 16 Distrito del Estado de Oaxaca. No admito, como miembro de la Comisión dictaminadora, que se haga esta imputación. Además, en los debates se ha dicho que el asunto de Tlacolulita ha sido consignado el Juez de Distrito; la Comisión desconoce por completo esos documentos, y en apoyo a este dicho y para que no se dude en lo más mínimo de la Comisión, vengo a suplicar atentamente, salvo el parecer de mi compañero de Comisión, señor licenciado Castillo Torre, se le permita a esta Comisión, para mayor seguridad de todos los que duden de este dictamen, retirarlo a efecto de pedir esos comprobantes al Juez de Distrito. (Voces: ¡No, no!) Creo que de esta manera quedarán desvirtuados por completo los cargos que a la Comisión se le han hecho.

El C. Villaseñor Salvador: Pido la palabra, señor Presidente.

- El mismo C. Secretario: En votación económica se pregunta a la Asamblea si permite a la Comisión retirar el dictamen. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. No se permite.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Vásquez Jenaro V.

El C. Vásquez Jenaro.: Señores representantes: Con el fin de fortalecer la solidaridad que debe haber entre los pocos oaxaqueños que estamos en la inarmónica diputación de Oaxaca, voy a hacer algunas aclaraciones, suplicando tengáis la bondad de concederme unos cuantos momentos.

Es sumamente imposible poder colocarse en el terreno de la discusión moderada en ese debate de credenciales, porque hemos visto desgraciadamente cómo las pasiones y los rencores personales vienen escondiendo dentro de los crespones del odio, los razonamientos, los silogismos, la serenidad, para dar en cambio como arma de combate en esta palestra la espada mellada de la injuria, el oxidado peto de la calumnia y el yelmo abollado de la mala educación.

¡Qué palabras más irreverentes no hemos escuchado en esta tribuna de labios de algunos representantes que, por ningún motivo, debieron ser pronunciados en el sagrado recinto de la ley, al que tan sagradamente respetaron los romanos y al que nosotros deberíamos entrar tarde a tarde, después de haber bañado nuestro espíritu en el agua lustral del patriotismo; después de haber jurado haber meditado hondamente, como no lo hacen muchos diputados que están murmurando en estos momentos, gravemente en los difíciles problemas que, tarde a tarde, deben debatirse en este Parlamento. Pero no, señores representantes, ¡Imposible!, las pasiones se agrupan, se anudan, crecen y se agigantan, como si fueran una torre de Babel, lanzando a los cuatro vientos las lenguas de fuego de su iracundia; y entretanto, vamos perdiendo lastimosamente el tiempo en discusiones bizantinas, en discusiones personalistas y de odios que nos hacen perder lastimosamente el tiempo, repito en lugar de estar discutiendo, por ejemplo, los Presupuestos, que tan serias meditaciones demandan de esta Asamblea.

Pero refiriéndome al asunto a debate, para hacer las aclaraciones que me había propuesto, debo manifestar que es indebido el acaloramiento que se ha demostrado en este asunto, después de que tan minuciosa y detalladamente ha sido estudiado dentro del bloque "Liberal Nacionalista." donde la mayoría, esa mayoría que muchos han tildado de mala fe y que muchos han calificado de inconsciente, ha conquistado una verdadera reivindicación, ha conquistado un verdadero laurel al lograr la libertad de voto en esta asunto, por lo cual, yo, desde mi pequeñez de pensador demócrata, le estrecho la mano y la felicito! Y bien habéis hecho, ciudadanos a la mayoría, en haber logrado esa libertad de voto en este asunto, porque eso os ha elevado de la pequeñez de los ilotas de Grecia, a la grandeza de los compañeros de Espartaco. En todas las colectividades existen dos clases de individuos: Los que sirven de apoyo y los que se sirven de ese apoyo; si los que se sirven de ese apoyo son inteligentes, bien está que se apoyen; si los que se sirven de esa fuerza para levantarse tienen energías, carácter y, sobre todo, valor civil, bien está que se aprovechen de esa fuerza; pero si esos individuos sólo tienen aptitudes para cometer errores; si esos individuos sólo tienen aptitudes para ser inconsecuentes con sus compromisos políticos y para no defender a sus amigos cuando debieran hacerlo, como hace pocos días, cuando algunas personas debieron haber defendido con toda virilidad y con toda majestad al Presidente de la República y al Ministro de Gobernación, estoy seguro que estos individuos probablemente tienen un ojo en el Palacio Cobián o en el Palacio Nacional, y otro ojo en el porvenir presidencial. Seguramente estos individuos...... (En este momento el C. Rivera Cabrera subió a la tribuna, pasando detrás del orador y pronunciando algunas palabras. (Voces: ¡El apuntador, el apuntador!) ¡No tengo apuntador, señores, soy perfectamente consciente para decir las cosas como pienso y siento! Seguramente estos individuos son de los que están con los amigos que están en el poder a la hora de las delicias gubernativas, pero que a la hora del festín de Baltasar estos individuos piensan como Marcelo, el poeta latino de los cinismos, que dijo: "Con el César, si está fuerte; contra el César si está débil." Seguramente, ciudadanos representantes, que estos individuos son, no para regir a las mayorías, esas mayorías a quienes muchos han tachado de mala fe, esas mayorías a quienes han tachado de inconscientes, no deben permitir dejarse guiar por esos individuos,

porque nunca jamás las llevarán a la paz virgiliana del aprisco, sino al escenario cascabeleante del escarnio.

El C. Mena, interrumpiendo: ¿Y esa es una aclaración?

El C. Vásquez Jenaro V., continuando: Sí, señor. No me extraña, ciudadanos representantes, que individuos, que algunos, mejor dicho, algunos ciudadanos que traten de granjearse la buena fe, la buena voluntad y su bienestar personal respecto de ciertos funcionarios, vengan aquí a impugnar la credencial del señor Rivera Cabrera, porque estos individuos, indiscutiblemente, están utilizando como instrumento, usando un símil vulgar, tomando como escalera a la mayoría de buena fe; no me extraña ciudadanos representantes, que en estas maquinaciones, que en estas intrigas, que en estas confabulaciones, haya entrado el C. Olivé. El C. Olivé, quien ha manifestado una aversión cordial para todos los oaxaqueños, a la que nosotros hemos visto insignificante y pequeña, pero que, principalmente a mí, me ha creado una portentosa admiración, ante la cual me detendré un momento para contemplarla, como contemplan los viajeros los obeliscos de Luksor en la serena majestad del desierto. Si estuviésemos en la era de Sesostris, bajo los cielos diáfanos y embalsamados con el perfume de las rosas de Alejandría, ya podríais ver el pueblo egipcio arrodillado frente a los múltiples dioses animalescos que tuvieron, símbolos del bien y del mal. Si estuviésemos en la era de Sesostris, digo, estad seguros de que el espíritu del señor Olivé estaría representado por alguno de los seres de la escala zoológica como un símbolo: Como el símbolo del cinismo. (Aplausos.) Ese espíritu lo ha llevado, siempre que defiende algún asunto, al ridículo; siempre lo hemos visto defendiendo las cosas con tan mala suerte, con tan poca inteligencia y con tan menguada atingencia política, que me resisto a creer que este ciudadano haya sido nombrado como defensor de oficio en este parlamento, del señor Ministro de Gobernación.

Lo que me extraña es que el C. Céspedes, constituyente, liberal y revolucionario, venga a impugnar la credencial del C. Rivera Cabrera, revolucionario, liberal y constituyente.

Parodiando la frase de Hugo, señores representantes, vengo a deciros... (Murmullos en las derechas,) escuchad lo que digo; parodiando la frase de Hugo, vengo a deciros que el partido "clerical" se levanta. El partido clerical, causante de los desastres de la Patria, comienza a organizarse hábil y rápidamente, en tanto que el partido "liberal" se divide y continúa debilitándose; el partido "liberal, cuya prestigiosa jefatura tuviera el inmortal indio de Guelatao, perece que está condenado a conquistar, en vez de la prosperidad de la República, el aniquilamiento completo de las instituciones liberales; ya es tiempo, señores representantes, de que todos los liberales nos pongamos de acuerdo de que todos los liberales, como en Pascua Florida, nos demos un abrazo de confraternidad, conforme al bello pensamiento del Poeta de Galilea.

Pero no, imposible, las pasiones se consolidan; las pasiones se abren paso y, entre tanto, ciudadanos representantes, qué raro ejemplo de egoísmo, qué raro ejemplo de pequeñez entre dos liberales, entre dos revolucionarios y entre dos constituyentes que están aquí: Uno, insinuando que salga el otro de este Parlamento, y éste pugnando por quedarse, porque es lo que legalmente le corresponde; y, entretanto, el partido "clerical," como la princesa del poeta, ríe, ríe, ríe!

Pero el C. Céspedes, ciudadanos representantes, tiene una falta moral más grave todavía: La de querer despreciar el esfuerzo de los indios de Tehuantepec, que en las amarguras de la lucha electoral, nunca perdieron la esperanza de que el C. Rivera Cabrera fuera admitido en este Parlamento. ¿Estáis vosotros, ciudadanos representantes de la clase indígena de la República, satisfechos y contentos con ese procedimiento? ¿De cuándo acá señores representantes, el simple capricho de un hombre blanco va a hacer naufragar las aspiraciones y los anhelos de los indios? (Aplausos.) Pensad gravemente en los indios, en aquellos que en otra época fueron una gloriosa estirpe y hoy desfallecen abandonados; pensad en aquellos pobres indios, en aquellos vilipendiados, en aquellos, que, según la frase del poeta, cruzaron por el suelo de la Patria como un haz de centellas y en las noches de abril, claras y bellas asesinaban con sus flechas de oro el tibio corazón de las estrellas y de quienes solamente quedan su sangre y su color en nosotros!

Pensad, ciudadanos representantes, en esos infelices indios, que ayer con la esclavitud de la Colonia y hoy en la esclavitud de la ignorancia, con el vilipendio de los poderosos, con la burla de los blancos, con la desesperanza más completa de poderse levantar, pueden amoldarse perfectamente bien a aquel verso de Tirteo: Hay una salvación para los vencidos no esperar ninguna salvación." Y si vosotros, ciudadanos representantes, créeis que los indios deben ser representados por sus mismos paisanos, si vosotros céeis que no hay ningún motivo por el que el C. Céspedes, más que alentado por la pasión que lo martiriza, vaya contra el C. Rivera Cabrera, debéis votar por este dictamen. (Aplausos.)

Las aclaraciones que principalmente trato de hacer, señores representantes, son las siguientes primero: Que el señor Céspedes no viene a obrar más que por pasión; que el C. Olivé no viene a hablar más que por pasión; que el señor Rocha, que es el más inadecuado para venir a impugnar esta credencial, supuesto que tiene encima el pecado de que por culpa de él se haya echado fuera a un hombre honrado, al artesano Arrazola... (aplausos), venga aquí a impugnar la credencial. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Céspedes.

El C. Rivera Cabrera: Para un hecho.

El C. Presidente: Después de que hable el C. Céspedes.

El C. Céspedes: Creía yo que los argumentos de los oradores del pro me harían ocupar nuevamente la tribuna para producir argumentos de réplica a lo que ellos dijeran; pero como el C. Franco se ha limitado a hacer un discurso filosófico, moral, etc., sin haber tocado la parte legal del asunto, y como el C. Vásquez se ha limitado a producir otro discurso lleno de poesía, pero huérfano en lo absoluto de argumentos de carácter legal, sólo me voy a limitar

a aclarar unos cuantos hechos desde mi curul con objeto de no asentir mi silencio, a ellos.

El C. Vásquez, en su discurso sentimental y de exhortación a mi persona, dijo desde la tribuna que yo debería de abstenerme de atacar al C. Rivera Cabrera, porque él es la representación del ansia indígena tehuahtepecana; y me permito hacer esta aclaración por si esos conceptos del C. Vásquez tendieran a expresar que el C. Ruiz no es de Oaxaca: Yo asiento que este señor es de San Blas. De manera que los ciudadanos tehuantepecanos tendrían aquí también un representante tehuantepecano.

Hay otros hechos que me abstengo de considerar, porque, en mi concepto, y parece que en la conciencia de la Asamblea no se necesita hacer más aclaraciones; el mismo señor Rivera Cabrera, muy al contrario de su actitud de siempre de acometividad y de firmeza, se ha producido con un discurso perfectamente débil, sin haber argumentado en pro de la credencial; todo su discurso está herido claramente del convencimiento que tiene de que en aquel Distrito no ganó él la elección espontánea y por mayoría de sus comitentes; por consiguiente, renuncia al uso de la palabra.

El C. Villaseñor Salvador: Para una interpelación. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Rivera Cabrera: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra

El C. Rivera Cabrera: Señores diputados: Yo creo absolutamente indispensable y necesario, para que vosotros os forméis cabal juicio en este tan largamente debatido asunto, que se presenten a vuestra visita los paquetes electorales correspondientes a ese pueblo de San Blas, porque de esta manera material, de esta manera como antes vuestros ojos se va a presentar el hecho fraudulentamente escandaloso de la votación de San Blas, es indudablemente manifestarlo que en lo general quedaríais convencidos de la justicia que me asiste. Con ese motivo, yo ruego a la honorable Comisión mande por esos paquetes. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Soto Peimbert: Para una moción de orden. Ruego muy atentamente a la Presidencia se sirva informar a esta Asamblea si lo que ella misma aprobó no es el que hicieran aclaraciones tres ciudadanos, entre los cuales no se encuentra el C. Rivera Cabrera. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta que esto fue lo que acordó la Asamblea, que hicieran aclaraciones tres ciudadanos más y que inmediatamente se preguntara si estaba suficientemente discutido.

El C. Soto Peimbert: Ahora bien; como el pasar sobre los acuerdos de la Asamblea es alterar el orden acordado por la misma, yo pido respetuosamente a la Presidencia que ponga inmediatamente, es decir, que interrogue a la Asamblea, como ella misma lo ha determinado, si juzga el asunto suficientemente discutido o no. Tengo para mí que de juzgarse que no está suficientemente discutido, está en su perfecto derecho la Presidencia para concederle al C. Rivera Cabrera, pero no antes de hacer esta pregunta.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta al C. Soto Peimbert que, efectivamente, para demostrar absoluta imparcialidad en este asunto, se sirvió consultar el muy honorable acuerdo de esta Asamblea; pero en vista de que los CC. Vásquez y Céspedes hicieron algunas aclaraciones y el C. Cabrera pidió la palabra para un hecho relacionado con el debate, por esto, señores compañeros, la Presidencia creyó oportuno concederle la palabra por ser el directamente interesado; pero en vista de la moción de orden que ha hecho el C. Soto Peimbert, se va a preguntar a la Asamblea si considera el punto suficientemente discutido.

El C. Rivera Cabrera: ¡Moción de orden!

El C. Silva Herrera: La Presidencia no tiene el derecho de coartar al C. Rivera Cabrera el perfecto derecho que tiene para hablar; el Reglamento no dice nada sobre el particular y yo invoco la práctica que se ha sentado siempre: Los candidatos cuya credencial sea discutida han tenido derecho de hablar en cualquier momento. Por otra parte, la Mesa jamás ha obrado con ese apego al Reglamento que ahora quiere seguir. El C. Rivera Cabrera no es del pro ni del contra, es un ciudadano a quien estamos juzgando; por consiguiente, sería violar su derecho de defensa si se le prohibiera el derecho de defensa. (Aplausos.)

El C. Martínez del Río: ¡Moción de orden!

El C. Rivera Cabrera: Según el Reglamento, pueden hablar tres oradores en pro y tres en contra; pero por el mismo Reglamento cada orador tiene derecho de hablar dos veces. Yo hablé una sola vez; ahora me falta la otra vez. Por consiguiente, tengo derecho a hablar en esta ocasión.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta que le extraña sobremanera la opinión del C. Silva Herrera; él mismo sabe que no está en lo justo al decir que la Presidencia se ha manejado en esta vez con un apego escrupuloso al Reglamento; la prueba es que la Presidencia no ha querido imponer ningún criterio, sino que se ha estado conformando al acuerdo de la honorable Asamblea. En su consecuencia, va a preguntársele si considera el punto suficientemente discutido, y si la Asamblea manifiesta que no, en ese caso se concederá el uso de la palabra al C. Rivera Cabrera.

El C. Secretario Soto: En votación económica se pregunta a la Asamblea si considera este asunto suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. Los puntos resolutivos dicen así:

"Primero. Son válidas las elecciones verificadas en el 16 Distrito Electoral del Estado de Oaxaca el 28 de julio último para diputados al Congreso de la Unión.

"Segundo. Son diputados, propietario y suplente, por el mismo Distrito, los CC. Crisoforo Rivera Cabrera e Ismael Rueda."

El C. Rivera Cabrera: Pido votación nominal.

El C. Secretario Soto: En votación económica se pregunta si se aprueba el primer punto resolutivo a la validez de las elecciones en aquel Distrito. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse en pie. Sí se aprueba. En votación nominal se pregunta si se aprueba el segundo punto. Por la afirmativa.

El C. Secretario Pesqueira: Por la negativa.

(Se empezó a recoger la votación.)

El C. Secretario Soto, durante la votación: La Presidencia suplica a las galerías se sirvan guardar el orden necesario para tomar la votación.

(Se continuó recogiendo la votación.)

- El mismo C. Secretario: Se va a dar lectura a la votación... (Voces ¡El número!) por la afirmativa.

El C. Secretario Pesqueira: Se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan prestar atención con objeto de que puedan reclamar su voto en el caso de que se haya omitido.

- El. C. Secretario Soto: Votaron por la afirmativa los CC. diputados siguientes: Aguirre León, Alejandre, Alvarez del Castillo, Andrade, Arlanzón, Arriaga, Barragán, Basáñez, Bolio, Bravo Izquierdo, Carreón, Carriedo Méndez, Carrión, Castellanos Díaz, Castilleja, Castillo David, Castilo Nájera, Castillo Torre, Chávez, Espinosa Luis, Fernández Martínez, Franco, Galindo Carlos, García José Guadalupe, García Ruiz, García Vigil, Garza, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Galindo, González Jesús N., Guerrero Antonio, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez Orantes, Hernández Loyola, Iturralde, Lanz Galera, Leal, López Ponciano, Macías Juan E., Márquez Galindo, Martínez Ignacio E., Méndez Benjamín, Molina, Morales Francisco César, Morales Hesse, O'Farril, Oropeza, Padrés, Pastor, Pérez Carbajal, Pérez Vela, Pesqueira, Reyes Rafael, Ríos de los, Rivera Cabrera, Rivera Castillo, Roel Santiago, Romero Cepeda, Sánchez José M., Serrano, Silva Herrera, Soto Herrera, Soto José M., Soto Rosendo A., Suárez, Torre Rómulo de la, Trejo Vadillo, Vásquez Jenaro, Velásquez López, Vilchis, Villaseñor Salvador y Villela. Total, 74 votos.

El C. Secretario Pesqueira: Votaron por la negativa los CC. diputados Aguilar Pablo, Aguirre Vito, Alencáster Roldán, Araujo Francisco, Bravo Lucas, Cabrera, Cancino, Cárdenas Rafael, Céspedes, Contreras, Cornejo, Espinosa y Elenes, Ferrel, Fierro, García Adolfo G., García Antonino M., García de Alba, García Emiliano C., Herrera, Lara, León, López Emiliano Z., Macías Rubalcaba, Mancisidor, Martínez del Río, Mena, Méndez Fortunato, Mendoza, Moctezuma, Olivé, Ramos, Rocha, Rodríguez Herminio S., Ruiz H., Ruvalcaba, Schulz y Alvarez, Silva Federico, Soto Peimbert, Tamez, Tapia, Tejeda, Llorca, Toro, Torre Jesús de la, Uzeta, Valadez Ramírez, Valladares, Velásquez Juan, Verástegui Franco, Villaseñor Mejía y Zayas. Total, 50 votos.

El C. Secretario Soto: En consecuencia, votaron 124 ciudadanos diputados; no hay quórum.

El C. Rivera: Hay dos diputados fuera. (Voces: ¡Que se repita la votación! ¡Lista, lista! Campanilla.)

El C. Presidente, a las 3.03 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para sesión de Cámara de Diputados esta tarde a las seis.

SESIÓN ORDINARIA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS EFECTUADA EL DÍA 31 DE OCTUBRE DE 1918

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

Presenta la protesta de ley el C. Rojas Rafael. Se nombra en Comisión a los CC. Tejeda Llorca y Altamirano, para que visiten al C. Cancela Nogueira, que se encuentra enfermo.

2. - Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia al C. Mancisidor.

3. - Es presentada una proposición suscrita por el C. Arlanzón, en que pide se convoque a elecciones extraordinarias para diputados por los Distritos 13 y 14 de Oaxaca; a la Comisión de Gobernación en turno. Segunda lectura del dictamen de la 2a. Comisión de Gobernación, relativo al proyecto de ley para convocar a elecciones por el Distrito Sur de la Baja California.

4. - Se procede a la elección de los miembros que deben integrar la Mesa Directiva para el próximo mes; resultado; declaratoria. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ALVAREZ DEL CASTILLO JUAN MANUEL

(Asistencia de 127 ciudadanos diputados.)

- El C. Presidente, a las 6:24p. m.: Se abre la sesión.

El C. Secretario Soto: Se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules.

- El mismo Secretario, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día treinta de octubre de mil novecientos diez y ocho.

"Presidencia del C. Juan Manuel Alvarez del Castillo.

"En la ciudad de México, a las cinco y cincuenta de la tarde del miércoles treinta de octubre de mil novecientos diez y ocho, con asistencia de ciento veintisiete ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Prosecretario Aguilar, se abrió la sesión.

"Se aprobó, sin debate, el acta de la sesión celebrada del día veintinueve del presente mes, la cual fue leída por el propio ciudadano Prosecretario, y se pasó a dar cuenta con los asuntos en cartera:

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, en que acusa recibo del decreto que autoriza al C. Carlos Agüeros para desempeñar el cargo de Contador de la Cruz Roja Americana, cuyo decreto dice la misma Secretaría, ya remite debidamente requisitado al "Diario Oficial" para su publicación. - A su expediente.

"Solicitud del C. Meade Fierro para que se le conceda licencia hasta por diez días, con goce de dietas.

"Así que se le dispensaron los trámites, se aprobó sin debate.

"Memorial de la señora Ana María Flores viuda de Rojas, en que pide pensión por el fallecimiento de su esposo, el C. ingeniero Luis Rojas, inspector de primera del Departamento de Minas. - A la Comisión de Peticiones en turno.

"Escrito en que la señora Paz Bravo viuda de Díaz pide que el expediente relativo a la pensión que solicitó ante la Cámara de Diputados el año de 1912, se ponga a la vista, para que siga su tramitación.- El mismo trámite.

"Solicitud de la señorita Ana María Palacios, relativa a que se le conceda pensión por los servicios

que prestó a la Patria su finado padre, el general de Brigada, Miguel Palacios. - Igual trámite.

"Petición de la señora Dominga Osnaya viuda de Cortés, para que se conceda pensión por la muerte de su esposo, el C. Manuel F. Cortés, registrada en el asalto de un tren del Ferrocarril Interoceánico. - Igual trámite.

"Proyecto de ley, subscripto por la Comisión de Administración, que dice: "Artículo único. Se amplía en la cantidad de $10,000.00 la partida número 2 del Presupuesto de Egresos vigente."

"Considerado el asunto de urgente resolución, se puso a debate este proyecto de ley, y sin que ningún ciudadano usara de la palabra, se aprobó por unanimidad de 137 votos, después de que la Secretaría pasó nueva lista, por haber demostrado una votación nominal que sobre este mismo asunto se recogió antes, la falta de quórum.

"Pasó el proyecto a la 1a. Comisión de Corrección de Estilo, la que inmediatamente presentó la minuta respectiva en los mismos términos del proyecto de ley transcripto, y la cual, sin discusión, fue aprobada, declarándose que pasaba al Ejecutivo para los efectos constitucionales.

"Con motivo del fallecimiento del C. diputado Roberto Camacho y, siguiendo los precedentes establecidos, la Asamblea acordó, con dispensa de trámites y sin debate, una proposición de los CC. Alvarez del Castillo, Cabrera Federico, Silva Federico, Meade Fierro, Zerecero, González Jesús N. y Gámez, que dice en su parte resolutiva:

"Primera. Enlútese por tres días la tribuna de esta Cámara.

"Segunda. Minístrese a los deudos del extinto C. Roberto Camacho, la cantidad de $2,000.00 para gastos de funerales, con cargo a la partida número 2 del Presupuesto.

"También se pusieron a consideración de la Asamblea los tres documentos de que en seguida se hace mérito.

"Proposición del C. Silva Federico, formulada con motivo de la frecuencia con que se desintegra el quórum y tendente a que se envíen a la prensa, recomendándole su publicación, las listas de los diputados que dejen de concurrir a las sesiones.

"Una vez que su autor la fundó y que hizo una aclaración el C. Valadez Ramírez, se desechó en votación económica.

"Telegrama procedente de Puebla, en que el C. Rojas Rafael R. solicita licencia de diez días con goce de dietas.

"Se le dispensaron los trámites a esta petición y sin debate fue aprobada.

"Proposición del C. Valadez Ramírez, con objeto de celebrar en las mañanas las sesiones ordinarias de la Cámara, y que las de Colegio Electoral tengan lugar los miércoles y viernes, de cuatro a seis de la tarde.

"Dispensada de trámites, se puso a discusión. Hablaron en contra el C. Malpica, quien interpeló al C. Siurob, y en pro el autor de la proposición, que, considerada suficientemente discutida, se declaró aprobada en votación económica. Reclamó ésta el C. Malpica, por lo que se repitió, y fueron comisionados para el recuento de votos, el mismo C. Malpica y los CC. Mariel, Berumen y Saldaña José P., quienes informaron que habían votado negativamente 70 ciudadanos diputados y afirmativamente 59.

"En consecuencia, la Secretaría rectificó su declaración, en el sentido de que la proposición quedaba desechada.

"A las seis y quince se levantó la sesión y se citó para las diez de la mañana del día siguiente, a sesión de Colegio Electoral."

Está a discusión el acta. No habiendo quien solicite el uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán poner de pie. Aprobada.

El C. Presidente: Encontrándose a las puertas del salón el C. Rafael Rojas, diputado suplente por el 6o. Distrito Electoral del Estado de Hidalgo, se comisiona a los CC. Samuel H. Mariel, Balderas Márquez y Secretario Soto, para que tengan la bondad de introducirlo a prestar la protesta de ley.

(Presta la protesta de ley el C. Rojas Rafael.)

El C. Presidente: Habiendo informado el propio C. Cancela Nogueira, diputado al Congreso de la Unión, que está sumamente enfermo, y habiendo reclamado él de una manera directa una Comisión que se sirva visitarlo, se comisiona a los CC. diputados Francisco Tejeda Llorca y Manlio Fabio Altamirano, para que tengan la bondad de hacerle una visita, en nombre de esta Representación Nacional.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, - Sección Tercera. - Número 5.

"Con el atento oficio de ustedes, de fecha 18 del actual, se recibió en esta honorable Cámara el expediente y la minuta del Proyecto de Decreto, relativo a la aprobación del contrato celebrado entre el ciudadano Subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas, en representación del Ejecutivo, y el señor Christian Schjetnan, para la desecación y relleno del lugar denominado "Chacaltita", ubicado en el lago de Chapala, pasando desde luego dicho expediente para su estudio a la Comisión de Comunicaciones y Obras Públicas.

"Protestamos a ustedes nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, a 31 de octubre de 1918. - R. Guzmán, S. S. - Francisco Field Jurado, S. S.

"A los ciudadanos Secretarios de la honorable Cámara de Diputados. - Presente."- A su expediente.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"José María Charles, Presidente de la XXXVII Legislatura del Estado de Nuevo León, con pena participa a ustedes el fallecimiento acaecido hoy a las 8:35 a. m., del C. licenciado Juan B. Garza y Garza,

diputado suplente por el 2o. Distrito Electoral del Estado.

"Monterrey, 27 de octubre de 1918." - De enterado con sentimiento.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Comisión de Administración. - Mesa Tercera.- Número 158.

"Tenemos el honor de acompañar a ustedes el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Cámara de Diputados y sus dependencias, que para el año de 1919 presenta esta Comisión de Administración, a efecto de que sea turnado a la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 31 de octubre de 1918. - G. Gámez. -F. Castellanos D. - Alfonso Breceda.

"A los ciudadanos Secretarios de la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Presente." - A la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Honorable Asamblea:

"Teniendo urgente necesidad de salir de esta metrópoli por atenciones apremiantes de familia, me permito suplicar a Vuestra Soberanía se me conceda una licencia de seis días, con goce de dietas, para separarme de mi cargo.

"Pido dispensa de trámites.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados.- México, a los 31 días del mes de octubre de 1918.- J. Mancisidor."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán poner de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán poner de pie. Aprobada.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Honorable Asamblea:

"El subscripto, diputado en ejercicio por el 15 Distrito Electoral del Estado de Oaxaca, con el respeto debido manifiesta a Vuestra Soberanía:

"Que con motivo de la última campaña electoral que sostuvo por el Distrito invocado, tuvo oportunidad de darse cuenta (por su proximidad geográfica) que en el 14 Círculo del propio Estado de Oaxaca no se efectuaron las elecciones para diputados y senadores al XXVIII Congreso de la Unión, el 28 de julio pasado, por la única razón de no haber llegado a tiempo la Ley Electoral;

"Que deseando cerciorarse últimamente si el mencionado Círculo continuaba controlado por las fuerzas del Gobierno, para así solicitar vuestra venia en pro de la convocatoria respectiva, suplicó a la honorable Secretaría, con fecha 12 del actual, a fin de que oficialmente se le interrogara al Gobernador de aquel Estado sobre este particular, extendiéndose la pregunta al 13 Distrito del mismo Estado, que también no mandó representante; y como quiera que el ciudadano Gobernador de Oaxaca contestara el día 23 que "solo podrán verificarse elecciones en Círculo número 13" y en el 14 "tan pronto como mejore situación militar", el subscripto molestó nuevamente a la honorable Secretaría, a fin de que se le hiciera igual pregunta al C. general Juan José Baños, jefe de la brigada "Plan de Guadalupe", que radica en Pinotepa Nacional, Oaxaca, y que controla el rumbo a que hago mención. Siendo la respuesta de aquel militar en sentido de que la mayoría de los pueblos del Círculo 14 están controlados por sus fuerzas, de una manera atenta y respetuosa, me permito suplicar a Vuestra Soberanía para que, con dispensa de trámites, se sirva aprobar la siguiente proposición:

"Convóquese a elecciones extraordinarias para elegir diputados al XXVIII Congreso de la Unión, a los Círculos números 13 y 14 del Estado de Oaxaca, de acuerdo con los términos de la Ley Electoral vigente y artículos transitorios.

"Dichas elecciones tendrán verificativo el tercer domingo de diciembre de 1918."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados el Congreso de la Unión. - México, a 31 de octubre de 1918. - Francisco Arlanzón." - A la Comisión de Gobernación en turno.

En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites, a fin de que pase desde luego a Comisión. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Pasa a la Comisión de Gobernación en turno.

(El mismo ciudadano Secretario dio segunda lectura al dictamen de la 2a. Comisión de Gobernación, relativo al Proyecto de Ley para convocar a elecciones al Distrito Sur de la Baja California. Lo firman los CC. R. Castro y M. Lomelí, y se le dio primera lectura el día 29 del actual.)

- El mismo C. Secretario: Se va a proceder a la elección de la Mesa para el próximo mes. (Votación y cómputo; comienza.)

El C. Presidente: Se manifiesta a las galerías que si continúan silbando, la Presidencia va tener la pena de ordenar que desalojen el salón. (Aplausos. Sigue el cómputo.)

El C. Secretario Pesqueira: El resultado de la votación fue el siguiente: Para Presidente: C. Eliseo L. Céspedes, 109 votos; C. M. G. de Velasco, 47 votos; C. A. Méndez, 2 votos.

Para primer Vicepresidente: C. E. Araujo, 101 votos; C. A. J. Trejo, 3 votos; C. Carlos García, 46 votos; C. C. L. Ángeles, 2 votos; C. E. Soto Peimbert, 1 voto; C. J. Pesqueira, 1 voto; C. F. Silva, 1 voto; C. M. G. de Velasco, 1 voto, y C. M. Andrade, 1 voto.

Para segundo Vicepresidente: C. J. G.

Rubalcaba, 108 votos; C. S. H. Mariel, 45 votos; C. Macías Ruvalcaba, 1 voto, y C. C. García, 2 votos.

El C. Presidente: La Presidencia declara que son Presidente y Vicepresidentes, respectivamente, para el próximo mes, los CC. Céspedes Eliseo L., Araujo Emilio y Ruvalcaba J. Guadalupe, que obtuvieron mayoría de votos.

Se levanta la sesión y se cita para mañana a sesión de Cámara de Diputados, a las cuatro de la tarde. (7:40 p. m.)