Legislatura XXVIII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19181203 - Número de Diario 89

(L28A1P1oN089F19181203.xml)Núm. Diario:89

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 3 DE DICIEMBRE DE 1918

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 89

SESIÓN ORDINARIA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 3 DE DICIEMBRE DE 1918

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior. El C. diputado Araujo Emilio, informa de la Comisión que desempeñó cerca de la Suprema Corte de Justicia.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera.

3.- Son puestos a discusión y aprobados, previa votación nominal para cada uno, los dictámenes reformados de la 2a. Comisión de Gobernación, que proponen se convoque a elecciones extraordinarias al pueblo de los Distritos Electorales 7o. de Chihuahua, Sur de la Baja California y 8o. de Michoacán, para diputados propietario y suplente al Congreso de la Unión; pasan a la Comisión de Corrección de Estilo en turno.

4.- Son presentados el dictamen de la mayoría de las Comisiones unidas 2a. de Gobernación y 2a. de Puntos Constitucionales, que propone no sea tomada en consideración la iniciativa que deroga el decreto de 11 de octubre de 1916, dudo por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, relativo a la supresión de las corridas de toros, y que declara no es de concederé al C. Juan Silveti, matador de toros, el permiso que solicita para celebrar dos corridas de toros de beneficencia, por existir prohibición legal absoluta acerca de esta clase de espectáculos: y el voto particular que propone se derogue el citado decreto, formulado por el C. diputado O'Fárrill, miembro de las citadas Comisiones. Se pone a discusión el dictamen, y agotado el debate, se procede a la votación nominal, siendo desechado. Se levanta la sesión por haber transcurrido la hora reglamentaria.

DEBATE

Presidencia del C. BLANCARTE RAMÓN

(Asistencia de 130 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4,16 p.m.: Se abre la sesión de Cámara de Diputados.

- El C. Secretario Soto, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día dos de diciembre de mil novecientos diez y ocho.

"Presidencia del C. Ramón Blancarte.

"En la ciudad de México, a las cuatro y treinta y siete de la tarde del lunes dos de diciembre de mil novecientos diez y ocho, con asistencia de ciento treinta y tres ciudadanos diputados, según consta en la lista que pasó el C. Secretario Soto, se abrió la sesión.

"El mismo ciudadano Secretario leyó el acta de la sesión celebrada el día treinta del mes próximo pasado, que se aprobó sin debate, y dio cuenta con los documentos siguientes:

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, en que manifiesta haberse enterado de que esta honorable Cámara concedió licencia al C. diputado Alfredo Breceda para que acepte una comisión que le confiará el Ejecutivo.- A su expediente. "Solicitudes de los CC. García Adolfo G. y Vásquez Genaro V., a fin de que se les concedan licencias por diez días, con goce de dietas.

"En votaciones económicas se les dispensaron los trámites y fueron aprobadas, sin discusión.

"Iniciativa de los CC. Andrade, Lara, Ferrel, Cancino, Araujo Francisco, Castellanos Díaz y Ruiz de Chávez, para que se adicionen las partidas correspondientes del Ramo de Egresos que se refiere a Comunicaciones, con varias partidas destinadas a la limpieza y desazolve de los ríos Pichucalco, Teapa, Cunduacán y Mexcalapa, ubicados en los Estados de Tabasco y Chiapas.- A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Dictamen de las Comisiones unidas 2a, de Guerra y 1a. de Gobernación, que consulta un proyecto de ley relativo a que se autorice el ciudadano Gobernador de Veracruz para organizar fuerzas de seguridad en ese Estado hasta por mil hombres, con carácter transitorio.- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

"La Secretaría anunció que se iba a recoger la votación nominal que quedó pendiente en la sesión anterior por falta de quórum, acerca de las fracciones III, VI y X del artículo 2o. del proyecto de ley para combatir el analfabetismo en México, y el C. Casas Alatriste pidió se votara separadamente la fracción VI, a lo que accedió la Presidencia.

"En esa virtud, se llevó a cabo la votación referente a las partidas III y X, que resultaron aprobadas por ciento treinta y seis votos de la afirmativa contra seis de la negativa.

"Dichas fracciones, con las reformas que sufrieron, quedaron así concebidas:

"III. Las pólizas pueden ser solicitadas por personas de uno u otro sexo, en el concepto de que la enseñanza será laica, quedando los métodos, tiempo y horas de trabajo a su libre elección;

"X. No se concederán pólizas a los ministros de

alguna religión o secta ni a las personas que no justifiquen su buena conducta."

"La fracción VI, que no fue objeto de modificaciones, resultó aprobada por ochenta votos de la afirmativa contra cincuenta y nueve de negativa.

"Estado que manifiesta el número de expedientes tramitados por las Comisiones de esta Cámara en los días del 1o. al 30 de noviembre próximo pasado, y que de conformidad con el trámite que le recayó se inserta a continuación: Dar doble click con el ratón para ver imagen

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"México, 1o. de diciembre de 1918. - Edmundo Bolio, D. F. S. - J. Pesqueira, D. S."

"A discusión el artículo 3o. el C. Guerrero Antonio, inscripto en contra, propuso una adición acerca de la cual solicitó el parecer de su compañero de Comisión, el C. Villaseñor Mejía. La Presidencia estimó que esa adición debía discutirse al terminar el debate del proyecto de ley.

"Acto continuo se procedió a la votación del mencionado artículo 3o. y se aprobó por ciento trece votos de la afirmativa contra quince de la negativa.

"Las Comisiones presentaron la siguiente adición al artículo 3o.:

"A los instructores a quienes se les compruebe que no imparten enseñanza laica, se les castigará con la pérdida al derecho de las pólizas que se les hayan otorgado y quedarán inhabilitados para solicitar nuevas."

"La adición transcripta no dio lugar a debate, así como el artículo transitorio del proyecto y ambos fueron aprobados en un solo acto por ciento veintiséis votos de la afirmativa contra trece de la negativa.

"Se declaró aprobado el proyecto de ley para combatir el analfabetismo en México y pasó al Senado para sus efectos constitucionales.

"A las seis y quince se levantó la sesión para pasar a secreta."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Araujo Emilio para informar del desempeño de su comisión. - El C. Araujo Emilio: Honorable Asamblea: La Comisión que esta Cámara tuvo a bien nombrar el sábado pasado para que se acercara a la Suprema Corte a efecto de hacerle saber la petición que la Cámara le hacía para que nombrara un delegado especial que fuera a averiguar la conducta del Juez de Distrito del Estado de Chiapas, tuvo el honor de cumplir con su cometido esta mañana, y después de haber hecho la Comisión ante aquel Alto Cuerpo una síntesis de todo lo que se trató en esta Asamblea con relación a este asunto, el ciudadano Presidente de la Corte nos manifestó, con toda atención, que ya ponía a inmediato estudio nuestra petición en esa misma sesión, y que siendo la idea de la Cámara tendiente a moralizar la justicia, pondría cuanto estuviera de su parte a efecto de dejar la petición obsequiada lo mejor que le fuera posible, agradeciendo también a la Cámara la atención que había tenido de hacerle saber su acuerdo por medio de una Comisión. La Comisión, a su vez, dio las gracias a aquel Alto Cuerpo por la deferencia con que fue recibida.

El C. Presidente: La Presidencia da las gracias a la Comisión por la eficacia con que cumplió su cometido.

2

El C. Secretario Soto: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera:

"Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección Primera. - Número 133.

"Ciudadanos Secretarios de la honorable Cámara de Diputados. - Presentes.

"Para conocimiento de esa honorable Cámara de que son dignos Secretarios, tenemos la honra de participar a ustedes que esta de Senadores eligió:

"Presidente, al C. José J. Reynoso, y Vicepresidentes a los CC. Teófilo H. Orantes y Porfirio García de León, que funcionarán en las sesiones del presente mes.

"Reiteramos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 2 de diciembre de 1918. - F. Field Jurado, S. S. - F. A. Bórquez, S. P. S." - De enterado.

"Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección 2a. - Número 10.

"En 61 foja útiles y para los efectos constitucionales, se recibió en esta Secretaría el expediente con la Iniciativa de Ley de Ingresos para el año fiscal de 1919.

"Reiteramos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas.- México, a 2 de diciembre de 1918.- B. Germán, S, S.- P.- F. Field Jurado, S. S.

"A los ciudadanos Secretarios de la honorable Cámara de Diputados.- Presente." -A su expediente.

"Suprema Corte de Justicia de la Nación.- México Estados Unidos Mexicanos.- Sección de acuerdos.- Número 1,974 - A.

''A los ciudadanos secretarios de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión .- Presente.

''Tengo el honor de comunicar a la honorable Cámara de diputados, por el digno conducto de ustedes, que con esta fecha la Suprema corte de Justicia de la Nación abre su cuarto período de sesiones, de conformidad por lo dispuesto por el artículo 94, párrafo I de la Constitución, y 9o. de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación

''Protesto a ustedes las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.

''Constitución y Reformas.- México, 2 de diciembre de 1918.- El Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, E. M. de los Ríos ''

- De enterado

- El mismo C. Secretario, leyendo:

''2a. Comisión de Gobernación.

''Honorable Asamblea:

''La 2a. Comisión de gobernación que subscribe, presenta por tercera vez a la consideración de esta honorable Cámara, el dictamen relativo al decreto que convoca a elecciones extraordinarias de diputados propietario y suplente al Congreso de la Unión, el 7o. Distrito Electoral del Estado de Chihuahua, que fue devuelto con observaciones por el Ejército Federal.

''Como en la discusión habida sobre el particular en la sesión del 29 de los corrientes se negó a esta Comisión el derecho de tocar los demás puntos del derecho aprobado, limitándose a que emitiera su juicio solamente acerca de las observaciones del Ejecutivo hechas al decreto referido, ésta se ve en el caso de circunscribirse a manifestar que le parece que deben aceptarse las observaciones del Ejecutivo de la Unión, por lo que propone a esta honorable Asamblea se modifique el decreto tantas veces citado, sólo en lo tocante al inciso (f), subsistiendo en todo lo demás dicho decreto

''Por lo expuesto, sometemos a la liberación y aprobación de esta honorable Cámara, el siguiente proyecto de ley:

''Artículo único Se convoca al pueblo del 7o. distrito Electoral del Estado de Chihuahua, a elecciones extraordinarias de diputados propietario y suplente al congreso de la Unión, cuyo período terminara el 31 de agosto de 1920, y sujetándose a las siguientes bases:

''(a) L as elecciones se sujetarán a lo prescripto en la Ley electoral de 1o. de julio de 1918, observándose lo dispuesto en los incisos (a), (b), (c), (d) (f), (i), (k), (l) y (m) del artículo 3o. transitorio de esa Ley.

''(b) el registro de candidatos quedará abierto desde la promulgación de esta ley y se cerrará el 25 de diciembre de 1918,

''(c) La Junta Computadora se reunirá a loa quince días siguientes a aquel en que se verifique la elección, que se efectuara el día 12 de enero de 1919,

''(d) Los Presidentes Municipales cumplirán con lo dispuesto en el artículo 27 de 4 la ley electoral, el segundo domingo de diciembre próximo, con lo preceptuado en el artículo 32, dentro de los tres días siguientes al cuarto domingo del mismo mes de diciembre ,

''(e) en todo lo demás se observará, en lo conducente, la Ley electoral de 1o. de julio de 1918,

''(f) La Cámara de diputados calificará la elección de que se trata, en el próximo período de sesiones ordinarias o en el período extraordinario, si el Ejecutivo Federal, en uso de sus facultades, la convoca especialmente para ello.''

''Sala de comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 30 de noviembre de 1918 - Antonio Quiroga - Lomelí.''

Está discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien solicite el uso de la palabra, en votación nominal se va a preguntar si se aprueba el proyecto de ley. Por la afirmativa.

- El c. Secretario Pesqueira: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Secretario Pesqueira: votaron por la negativa 23 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Soto: Por la afirmativa, 139 ciudadanos diputados. Pasa a la comisión de Estilo, en turno.

-.El mismo C. Secretario, leyendo:

''2a. Comisión de Gobernación.

''Honorable Asamblea:

''La 2a. Comisión de gobernación que subscribe, presenta por tercera vez, a la consideración de está honorable Cámara el dictamen relativo al decreto que convoca a elecciones extraordinarias de diputados propietario y suplente al Congreso de la Unión, en el Distrito Sur de la Baja California, que fue devuelto con observaciones por el Ejecutivo Federal.

''Como en la discusión habida sobre el particular en la sesión del 29 de los corrientes se negó a esta Comisión el derecho de tocar todos los demás puntos del decreto aprobado, limitándose a que emitiera un juicio solamente acerca de las observaciones del Ejecutivo hechas al decreto referido, ésta se ve en el caso de circunscribirse a manifestar que le parece que deben aceptarse las observaciones del Ejecutivo de la Unión, por lo que propone a esta honorable Asamblea se modifique el decreto tantas veces citado, sólo en lo tocante al inciso (f), subsistiendo en todo lo demás dicho decreto.

''Por lo expuesto, sometemos a la deliberación y aprobación de está honorable Cámara, el siguiente proyecto de ley:

''Artículo único Se convoca al pueblo del Distrito Sur de la Baja California, a elecciones extraordinarias de diputados propietario suplente al Congreso de la Unión, cuyo período terminará el 31 de agosto de 1920. y sujetándose a las siguientes bases:

''(a) Las elecciones se sujetarán a lo prescripto en la Ley Electoral de 1o. de julio de 1918, observándose lo dispuesto en los incisos (a), (b), (c), (d), (f), (i), (k), (l) y (m) del artículo 3o. transitorio de esa ley,

''(b) el registro de candidatos quedará abierto desde la promulgación de esta ley, y se cerrará el 25 de diciembre de 1918,

''(c) La Junta Computadora se reunirá a los quince días siguientes a aquél en que se verifique la elección, que se efectuará el día 12 de enero de 1919,

''(d) Los Presidentes Municipales cumplirán con lo dispuesto en el artículo 27 de la Ley Electoral, el segundo domingo de diciembre próximo, y con lo preceptuado en el artículo 32, dentro de los tres días siguientes al cuarto domingo del mismo mes de diciembre,

''(e) En todo lo demás se observará en lo conducente, la Ley Electoral de 1o. de julio de 1918,

''(f) La Cámara de Diputados calificará la elección de que se trata, en el próximo período de sesiones ordinarias o en el período extraordinario, si el Ejecutivo Federal, en uso de sus facultades, la convoca especialmente para ello.''

''Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión - México, 30 de noviembre de 1918.- Antonio Quiroga.- M. Lomelí.''

Está a discusión. ¿No hay quien solicite el uso de la palabra? En votación nominal se va a preguntar si se aprueba.

La Presidencia ruega al C. García de Alba se sirva pasar a auxiliar a la Secretaría.

Por la afirmativa.

El C. Secretario Pesqueira: Por la negativa.

(Se empezó a recoger la votación,)

- El mismo C. Secretario, durante la votación: La Presidencia suplica muy atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan permitir tomar la votación, guardando silencio.

(Concluyó la votación)

- El mismo C. Secretario: votaron por la negativas 42 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Soto: Votaron por la afirmativa 122 ciudadanos diputados. Pasa a la Comisión de Corrección de Estilo.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

''2a. Comisión de Gobernación.

''Honorable Asamblea:

''La 2a., Comisión de Gobernación que subscribe, presenta por tercera vez a la consideración de esta honorable Cámara, el dictamen relativo al decreto que convoca a elecciones extraordinarias de diputados propietario y suplente al Congreso de la Unión, en el 8o. Distrito Electoral del Estado de Michoacán, que fue devuelto con observaciones por el Ejecutivo Federal.

''Como en la discusión habida sobre el particular, en la sesión del 29 de los corrientes, se negó a esta Comisión el derecho de tocar los demás puntos del decreto aprobado, limitándosele a que emitiera su juicio solamente acerca de las observaciones del Ejecutivo, hechas al decreto referido, ésta se ve en el caso de circunscribirse a manifestar que le parece que deben aceptarse las observaciones del Ejecutivo de la Unión, por lo que propone a esta honorable Asamblea se modifique el decreto tantas veces citado, sólo en lo tocante al inciso (f) subsistiendo en todo lo demás dicho decreto.

''Por lo expuesto, sometemos a la deliberación y aprobación de esta honorable Cámara, el siguiente Proyecto de Ley:

''Artículo único. Se convoca al pueblo del 8o. Distrito del Estado de Michoacán, a elecciones extraordinarias de diputados propietario y suplente al Congreso de la Unión cuyo período terminara el 31 de agosto de 1920, y sujetándose a las siguientes bases:

''a. Las elecciones se sujetaran a lo prescripto en la Ley Electoral de 1o. de julio de 1918, observándose lo dispuesto en los incisos (a), (b), (c), (d), (f), (i), (l) y (m) del artículo 3o. transitorio de esa Ley.

''b. El registro de candidatos quedará abierto desde la promulgación de esta Ley, y se cerrará el 25 de diciembre de 1918.

''c. La junta Computadora se reunirá a los quince días siguientes a aquél en que se verifique la elección, que se efectuará el día 12 de enero de 1919.

''d. Los Presidentes Municipales cumplirán con lo dispuesto en el artículo 27 de la Ley Electoral, el segundo domingo de diciembre próximo, y con lo preceptuado en el artículo 32, dentro de los tres días siguientes al cuarto domingo del mismo mes de diciembre.

''e. En todo lo demás se observara, en lo conducente, la Ley Electoral de 1o. de julio de 1918.

''f. La Cámara de Diputados calificará la elección de que se trata, en el próximo período de sesiones ordinarias o en el período extraordinario, si el Ejecutivo Federal, en uso de sus facultades, la convoca especialmente para ello.

''Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 30 de noviembre de 1918.- Antonio Quiroga.- M. Lomelí.''

Está a discusión.

El C. Quiroga: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Quiroga: En vista de que varios ciudadanos diputados han votado negativamente respecto de los dictámenes anteriores que son exactamente iguales a éste, me permito aclarar a la honorable Asamblea que no se trata de si se verifican o no las elecciones, puesto que la propia Asamblea aprobó que se efectuasen y aprobó la fecha en que deben verificarse, de manera que únicamente esta a discusión el inciso (f) relativo a las observaciones hechas por el Ejecutivo, es decir, si la Cámara conocerá de estas elecciones en el período ordinario o en algunas sesiones extraordinarias, previa convocatoria del Ejecutivo. Así pues, al votar en contra únicamente se está votando en lo referente a dicho inciso, no en lo que se ve a las elecciones en general: eso ya lo aprobó con anterioridad esta Cámara. Me permito hacer esta aclaración en vista

de que muchos diputados me han manifestado que han estado votando sin conocimiento exacto del asunto. (Voces: ¡Gracias por el consejo!)

El C. Secretario Soto: No habiendo quien solicite el uso de la palabra, en votación nominal se va a consultar si se aprueba. Por la afirmativa.

El C. Secretario Pesqueira : Por la negativa

(Se procedió a recoger la votación.)

El C. Secretario Soto: Votaron por la afirmativa 132 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Pesqueira: Votaron por la negativa 22 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Soto: Queda aprobado el Proyecto de Ley y pasa a la Comisión de Corrección de Estilo en turno.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

''Señor:

''Se turnó a estas Comisiones unidas 2a. Gobernación y 2a. de Puntos Constitucionales el expediente formado con motivo del Proyecto de Ley que presentaron varios ciudadanos diputados a la pasada Legislatura, relativo a que se derogue el Decreto expedido por el ciudadano Primer Jefe del Ejercito Constitucionalista, Encargado del Primer Ejecutivo de la Unión, que prohibe las corridas de toros en el Distrito Federal y Territorios y que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha 11 de octubre de 1916.

''Al mencionado expediente, y por acuerdo de esta honorable Asamblea, se agregó una solicitud del C. Juan Silveti, matador de toros, en la que `pide la derogación del decreto de referencia o a no ser posible esto, un permiso especial para la celebración de dos corridas de beneficencia en la plaza ''el Toro'' de esta capital, proponiendo que los productos brutos de esas dos corridas sean entregados al Departamento de Salubridad Pública, a fin de que sean destinados a combatir la actual epidemia de gripa.

''Los subscriptos diputados, que conforman la mayoría de las expresadas Comisiones, habiendo hecho un detenido estudio, tanto del proyecto de decreto presentado a la Legislatura pasada, como de la solicitud del señor Silveti, han estimado que el decreto del ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del poder Ejecutivo, que prohibe en su artículo 1o. las corridas de toros en el Distrito y Territorios Federales, y que hace en su artículo 2o. esa misma prohibición de una manera transitoria para toda la República, en tanto se establece definitivamente el orden constitucional en cada uno de los Estados que la forman, dejando a la soberanía de éstos el adoptar el criterio que crean conveniente, fue un gran paso en el orden cultural, y ya que existe esa disposición legal que acabo con la insana costumbre de hacer del sufrimiento de seres animados y del peligro inminente que en ella corren los seres humanos un motivo de regocijo público, que esta en desacuerdo con los más elementales principios de moralidad que mandan no causar daños innecesarios a ningún ser viviente, ni aún a las plantas mismas y no causar la muerte de ningún animal ni mucho menos del hombre, cuando sea absolutamente indispensable o necesaria, seria a todas luces inmoral y deshonesto dar un paso atrás derogando ese decreto y crear nuevamente con toda conciencia por parte del Estado una fiesta que en la misma España, de donde es originaria, ha sido calificada por los pensadores y por la gente culta como una fiesta bárbara.

''Esta consideración primordial en contra del proyecto que se estudia, esto es inmoralidad que encierra la fiesta taurina en sus múltiples detalles, creemos que no requiera gran esfuerzo de demostración para llevarla al ánimo de la honorable Cámara, ya que la cultura general de la Asamblea hará que se convenga desde luego en que un espectáculo en el que forzosamente debe haber sangre y sol, como dicen sus más ardientes partidarios, en lo que se hiere despiadadamente a una fiera y aún se llega a aplicarle fuego para hacerla más feroz, hasta llevarla con engaños al público sacrificio de sus vida, en la que se entregan a esa ferocidad indefensas cabalgaduras que caen mortalmente heridas ante el regocijo público y en la que seres humanos se juegan constantemente la vida para divertir con ello a los espectadores, es indiscutiblemente un espectáculo bárbaro, como lo ha calificado muy justamente Europa y aún una parte de la misma España y altamente inmoral, ya que encierra una falta absoluta al supremo respeto que merece la vida en general.

''Ahora bien, ¿el Estado tiene entre sus funciones la función moralizadora? Estas Comisiones creen que si. el Estado no sólo está obligado a prestar los servicios públicos materiales necesarios para la vida de un pueblo, sino que, como centro director o coordinador, tiene también el supremo deber de llevar a ese mismo pueblo por la senda del progreso, y he ahí la función educativa dentro de la cual está la moralizadora porque como los individuos amorales, los pueblos amorales no recorren fácilmente esa senda ni llegan a la prosperidad

''¿No está evidentemente en desacuerdo la fiesta taurina, dada su inmoralidad, con la educación moral que se imparte a los niños en las escuelas públicas?

''¿No es el criterio moral que se inculca a los cerebros juveniles la no destrucción, no sólo de los animales, si no aún de las cosas mismas, cuando no hay para ello un motivo que la justifique debidamente como es el deber de llenar una necesidad imperiosa?

''La fiesta taurina con ese lujo de sangre sin el cual no se la concibe, e instituída legalmente, echaría por tierra todas las doctrinas morales que se enseñaran en los planteles de educación y sería el mentís más elocuente que diera el mismo Estado a las teorías que pregonan los comisionados por el para impartirla.

''El Estado ha hecho muy bien, pues, por lo que respecta al orden moral y a su función educativa, al prohibir la fiesta de los toros.

''Pero hay otro punto que las Comisiones han tenido muy en cuenta para estimar que la fiesta de que se trata no debe permitirse, y es, desde el punto de vista material o económico, el perjuicio que la cría de ganado bovino para la lidia causa a la agricultura nacional.

"En España, en donde los datos que se tomen a este respecto pueden darnos una idea bastante aproximada o que nos sirva al menos para formar un criterio a falta de datos tomados en nuestro medio, se calcula que la cría y sostenimiento de una res brava para la lidia, cuesta tanto como la cría de 50 bueyes para la agricultura.

"Suponiendo que esa relación resulte exagerada para México, puesto que aquí son pocas las haciendas ganaderas de ganado bravo que se dedican de una manera técnica, podríamos decir, a la cría de ese ganado, sí es evidente que los elementos de todo género que en ello se empleen, harán falta para la cría de ganado bovino que sirva, dados nuestros procedimientos agrícolas, para labrar y fertilizar tantos campos sin cultivo por falta de ese auxiliar del agricultor: el buey.

"Todas las argumentaciones que pudieran hacerse a favor de la fiesta taurina, caen por tierra, a juicio de estas Comisiones, si se tiene en cuenta las consideraciones anteriores, que han llevado a la mayoría que subscribe la convicción más firme de que no es de restablecerse el reinado de la fiesta taurina en las diversiones públicas, al menos en el Distrito y Territorios Federales, ya que no puede legislar en esta materia en los Estados de la Federación, que son libres y soberanos en su régimen interior.

"Por otra parte, la proposición del señor Silveti ha sido considerada en sí misma como buena y como altruista por el fin benéfico que encierra, pero la misma mayoría cree que ya se ha destruído definitivamente y legalmente el espectáculo de los toros y ya que ha establecido en sus consideraciones anteriores que es un espectáculo inmoral, no debe permitirse que se proporcione al público, aún cuando fuere en una dosis tan corta como la de dos corridas, y aún cuando el fin inmediato de éstas sea el de hacer una obra benéfica.

"Por todo lo expuesto, tenemos la hora de someter a vuestra elevada consideración, las siguientes proposiciones:

"Primera. No es de tomarse en consideración la iniciativa presentada por varios ciudadanos diputados a la pasada Legislatura, para que sea derogado el decreto expedido por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, que prohibe la fiesta de toros en el Distrito y Territorios Federales.

"Segunda. No es de concederse al C. Juan Silveti, matador de toros, el permiso que solicita para celebrar dos corridas de toros de beneficencia, en la plaza "El Toreo," de esta capital, por existir prohibición legal absoluta acerca de esta clase de espectáculos."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 27 de noviembre de 1918. - Marciano González. - Emilio Araujo. - Enrique Parra. - Eduardo Arrioja Isunza."

(Frecuentemente fue interrumpida la lectura de este dictamen por siseos y aplausos.)

El C. Prosecretario Bolio: La Presidencia ordena que se dé lectura a los artículos 194 y 195 del Reglamento, que dicen:

"Artículo 194. Habrá en las galerías un lugar especialmente destinado al Cuerpo Diplomático y otro a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, a los Gobernadores de los Estados y demás funcionarios públicos.

"Artículo 195. Los concurrentes a las galerías se presentarán sin armas: guardarán respeto, silencio y compostura, y no tomarán parte en los debates con ninguna clase de demostración."

El C. Presidente: La Presidencia exhorta a los ciudadanos diputados con objeto de que, aún cuando se trata de la discusión del proyecto para que se suprima el decreto que impide la celebración de las corridas de toros, nos portemos realmente como corresponde a esta Representación Nacional, con toda decencia, para que se vea que, cuando se discuten leyes de esta naturaleza, realmente correspondemos a la representación que se nos ha confiado. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

A los ciudadanos asistentes a las galerías se les exhorta para que, durante la discusión de este proyecto, se sirvan guardar compostura, con objeto de que no obliguen a la Presidencia a tener que cumplir con el Reglamento, mandando desalojar las galerías.

- El mismo C. Prosecretario: "Voto particular......" (Una voz: ¡Qué lea otro!) Moción de orden. Suplico al C. García Ruiz, que ha dicho que lea otro, se sirva manifestar que motivos tiene....

El C. García Ruiz, interrumpiendo: Pido la palabra. No fui yo, está usted equivocado.

- El mismo C. Prosecretario: Bueno, el diputado que haya sido, si es honrado, que diga por qué se necesita que lea otro.

El C. López Emiliano Z.: Yo he dicho que lea otro, porque a usted no se le oye.

- El mismo C. Prosecretario, continuando: "Voto particular.

"Señor:

"El subscripto ha tenido que disentir del dictamen formulado por la mayoría de las Comisiones....

El C. González Galindo, interrumpiendo: ¡Por que se han pagado!

- El mismo C. Prosecretario, continuando: ...... "unidas, 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. de Gobernación, acerca del Proyecto de Decreto presentado por varios miembros de la XXVII Legislatura, relativo a que se derogue el decreto expedido por el ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, que prohibió las corridas de toros en el Distrito y Territorios Federales.

"El subscripto, después de hacer un minucioso estudio sobre el particular, considera y dice:

"Que aún cuando este espectáculo moralmente hablando, tenga algunos inconvenientes y escrúpulos por lo que respecta a las sociedades protectoras de animales, instituídas en los países más cultos de la tierra, las referidas corridas de toros no son anticonstitucionales, porque el Congreso Constituyente de Querétaro rechazó, el 25 de enero de 1917, por 98 votos contra 54, la iniciativa que pedía la prohibición constitucional de esta diversión en toda la República, y como en el sentir del subscripto la mente de los constituyentes al discutirse la Carta Magna vigente, fue la federalización de nuestro sistema gubernamental, es completamente ilógico, desde el punto de vista doctrinal constitutivo, prohibir este espectáculo en la metrópoli, dejando a todos los Estados de la

República la facultad de permitirlos o no, y es por lo tanto risible que dichas corridas de toros estén prohibidas en México y puedan verificarse en Tlalnepantla y Texcoco, pues considerado este espectáculo inmoral, la prohibición debería extenderse a toda la jurisdicción del territorio nacional.

"Es desgraciadamente, a todas luces, visto la penuria por que atraviesa el Erario Nacional. Las corridas estaban antiguamente gravadas con el quince por ciento sobre entradas brutas; posteriormente este impuesto se elevó al veinte por ciento; pero ahora, en nuestro actual régimen constitucionalista, creador del Municipio Libre, grava doblemente este espectáculo con el veinte por ciento sobre la entrada bruta por impuesto municipal, es decir, para el Ayuntamiento libre de la ciudad de México, y el sesenta por ciento federal para el Gobierno General, de manera que financieramente hablando, al derogarse el decreto de la Primera Jefatura, los ingresos sobre el particular tienen positivo interés, pues las empresas que exploten este negocio deberán pagar en total un treinta y dos por ciento sobre entradas brutas, resultando, conforme al cálculo de lo que producía anteriormente por impuesto este espectáculo, que el Ayuntamiento percibirá alrededor de doscientos mil pesos al año y la Tesorería de la Nación sobre ciento veinte mil pesos, también al año, o sea un total el que darán por impuesto las corridas de toros, de trescientos veinte mil pesos anuales, o sean mil pesos diarios, que ningún espectáculo produce este contingente al Erario, y como este cálculo está basado en los precios de los boletos de entrada en épocas anteriores, es de suponerse que en la actualidad ascenderá a mucho más, dado el que todas las diversiones en lo general han alcanzado un precio mucho más elevado;

"Es notorio, y en este sentido se está atacando actualmente al Ayuntamiento de la capital, el que esta corporación no puede proveer a su subsistencia económica; consiguientemente, ha estado necesitando la ayuda pecuniaria del Gobierno General, y es por esto por lo que dicho Ayuntamiento se ha visto en la imprescindible y dolorosa necesidad de abandonar el ramo de instrucción pública, por no poder pagar cumplidamente los sueldos de los profesores del ramo;

"La pompa con que se verifica este espectáculo demanda fuertes gastos para la empresa y para los espectadores, y por eso vemos que se ocupan vehículos y todos los medios de transporte, se establecen vendimias y en general especulan por este medio un número crecido de familias, a quienes indiscutiblemente hay que proteger, desechando la mala impresión que causa la muerte de unos cuantos toros y caballos. Por lo que toca a los accidentes causados con este motivo, es inferior el porcentaje a los que ocasionan los deportes aceptados en toda Europa, como son carreras de automóviles, de caballos, foot - ball y el pugilato. Es de tenerse en muy alta consideración la disminución de criminalidad en los días feriados en que se celebran las corridas de toros, pues las estadísticas nos demuestran de una manera elocuente que tanto las comisarías como los hospitales de sangre reciben para su conocimiento y en su seno, menor número de corrigendos y lesionados.

"Por lo que respecta a la solicitud que el C. Juan Silveti, matador de toros, eleva a esta honorable Asamblea pidiendo permiso para verificar exclusivamente dos corridas de toros con el nobilísimo objeto de dedicarlas a la Beneficencia Pública, ahora que esta grande institución demanda el auxilio de todos los buenos mexicanos, el que subscribe no ha vacilado en poner a la consideración de esta honorable Asamblea el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se deroga el decreto expedido por el ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, fechado el 11 de octubre de 1916, que prohibió la fiesta de toros en el Distrito y Territorios Federales."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 16 de noviembre de 1918. - E. O'Fárril."

(Aplausos prolongados. Siseos.) Está a discusión el dictamen de la Comisión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra pueden pasar a inscribirse.

El C. Presidente: Se va a dar lectura a los nombres de los miembros de la Asamblea que se han inscripto en pro del dictamen y en contra. En pro se han inscripto los CC. diputados Lomelí, Saldaña, Pastrana Jaimes, doctor Gómez, doctor Quiroga, Rodríguez Herminio, profesor Pablo García, Bolio, Malpica, Espinosa, Avilés, González Galindo, Saucedo y licenciado Céspedes; y en contra del dictamen están inscriptos los CC. diputados Salvador Escudero, Sincúnegui, Meza Enrique, licenciado Carlos García, Verástegui, licenciado Trigo, Martínez del Río, Gómez Noriega, Soto Peimbert, licenciado Alcocer, Avellaneda, Méndez, Villaseñor Salvador, Mariano Leal, García Ruiz, Ríos Landeros y Fernández Martínez.

Tiene la palabra la Comisión.

El C. Arrioja Isunza, miembro de la Comisión: La Comisión ha pedido la palabra y se ha ido a inscribir, pero para hablar después de que algún ciudadano diputado impugne el dictamen.

El C. Ríos Landeros: Pido la palabra para suplicar a la Comisión que funde su dictamen.

El C. Presidente: Se invita a la Comisión para que funde su dictamen.

El C. Arrioja Isunza: El dictamen está ya fundado por sí mismo; allí se han expuesto los argumentos principales.... (Voces: ¡No se oye!) La comisión quiere escuchar los argumentos del contra para poder hablar después en pro del dictamen.

El C. Ríos Landeros: He pedido, con apoyo en el Reglamento, que la Comisión funde su dictamen.

El C. Presidente: La Presidencia no puede hacer más que excitar a la Comisión, como lo hace, a que funde su dictamen, pues no existe ninguna sanción legal para obligarla a que haga tal cosa.

El C. Quiroga: ¡Moción de orden!

El C. Ríos Landeros: Me apoyo en el artículo 106 del Reglamento, que pido se lea.

- El C. Secretario Pesqueira, leyendo:

"Artículo 106. Siempre que al principio de la discusión lo pida algún individuo de la Cámara, la Comisión dictaminadora deberá explicar los fundamentos de su dictamen y aún leer constancias del

expediente, si fuere necesario; acto continuo, seguirá el debate."

El C. Presidente: La Presidencia excita a la Comisión para que cumpla con lo dispuesto en el artículo que se acaba de leer. (Aplausos.)

El C. Arrioja Isunza: Honorable Asamblea: Quería esperar a que alguno de los que se han inscripto para hablar en contra del dictamen expusiera los argumentos que tiene a favor de la fiesta de toros en el Distrito Federal; pero en vista de que algunos de los señores diputados han solicitado que la Comisión funde su dictamen, no tengo inconveniente en venir a hacerlo y suplico a ustedes desde luego se sirvan prestarme un momento de atención para ponerme a las objeciones que creo se vendarán a hacer aquí.

La Comisión ha tomado desde luego como base un punto indispensable que debemos tener siempre a la vista los diputados, no sólo en el momento de formular un dictamen cuando pertenezcamos a una Comisión, sino aún desde nuestras curules en el momento de dar el voto. El punto principal es éste: la Comisión, y lo digo al menos por mí, ha ahogado sus sentimientos, ha ahogado su impresión personal y aún cuando algunos de nosotros nos gustan las fiestas de toros.... (murmullos y voces: Aaah?)... hemos venido a exponer en el dictamen toda la parte inmoral que tiene esas fiestas y a oponernos a nuestra manera de sentir, a nuestras impresiones propias, en favor de las impresiones de orden general y de los principios que deben regirnos en esta materia. Ahora bien, hacer también una observación: considero yo mismo que si alguna vez me he sentido inclinado a las corridas de toros o he asistido a ellas, ha sido verdaderamente por seguir la corriente de la juventud, porque la fiesta ha existido, porque allí hemos ido todos los jóvenes, pero nada más por eso; yo nunca me he sentido verdaderamente taurófilo, y tan es así, que después de la primera impresión de los toros, la corrida me es generalmente aburrida.

Se dice, en favor de las corridas de toro, que es un espectáculo pintoresco, un espectáculo artístico y un espectáculo bello. Señores: es que se toma nada más la primera parte de ese espectáculo, se atiende a la aglomeración de gente que se reúne en la plaza de toros, se atiende al movimiento de carruajes, a las mujeres que allí asisten, a la salida de la cuadrilla y, en fin, a todo lo que es pintoresco y hermoso; pero no se atiende después al coso taurino en sí mismo. Detrás de esto tenemos - y vamos a hacer un estudio de la corrida en sí misma -, que al toro desde luego hay que aplicarle un puyazo, hay que lastimarlo duramente.... (risas) para levantar el ánimo, para levantarle las energías de que es capaz.... (Siseos, murmullos.) Llega ante una caballería en que el jamelgo con los ojos.. (Risas y murmullos) ....vendados, llega en contra desde luego del primer picador que le colocan inocente absolutamente de lo que va a pasar y de donde está. En esa forma el toro acomete contra él, lo hiere, lo levanta en astas.... (Murmullos. Siseos. Voces: ¡Ya lo sabemos!) y todo eso después viene la parte.... (Murmullos. Campanilla.)

Necesito fundar la parte inmortal de las corridas de toros, si no me dejan hablar no voy a poder hacerlo. Después toda la fiesta se reduce en general a ver caballos con los intestinos sangrantes rodando por la arena, el toro perfectamente herido, constantemente lastimado y los toreros en peligro constante de la vida también, exponiéndola a cada momento. La fiesta de toros requiere para se buena que haya precisamente mayor peligro en el torero, que haya el mayor número de caballos muertos, de caballos sacrificados y que el torero se "ciña" como dicen en el lenguaje taurófilo, a los cuernos del toro. Esto no es bello, en primer lugar, no es artístico ni mucho menos.... (Siseos.)

Bueno, suponiendo que este argumento en favor de los toros.... (Siseos y murmullos) ....suponiendo que este argumento en favor de la belleza del espectáculo fuera efectiva y real, habría que admirar entonces otro espectáculo más bello: el circo romano. (Aplausos.) Allí también tenemos, desde el gran coliseo hasta toda la concurrencia de la nobleza, todos los concurrentes con sus miles de trajes, a hombres perfectamente hercúleos y valientes luchando unos contra otros y este espectáculo es infinitamente más bello que el espectáculo de los toros y sin embargo, ese espectáculo ha caído por sí mismo, ha caído por anacrónico, porque en el siglo XX no es posible que exista esa clase de espectáculos.

Hay otro punto muy importante en favor de los toros: se dice que es un espectáculo altamente viril, espectáculo de valor, espectáculo donde se siente uno fuerte; pero todo eso es obsolutamente falso, en primer lugar hay una frase muy común que dice que "no es lo mismo ver los toros desde la barrera," pero aún suponiendo que el espectáculo fuera en sí viril, esta virilidad quedaría para los toros y no para los espectadores, no para el pueblo que asiste a las corridas. ¿Saben ustedes cuál es el verdadero resultado de las corridas de toros? ¿Saben ustedes cuál es el sentimiento que nace en los espectadores? No es el valor, el valor se tiene cuando se está dentro del peligro, lo que se tiene allí es la crueldad, ese es el verdadero sentimiento. (Aplausos. Siseos.) La crueldad, que es el valor sin el peligro. Por lo que respecta al valor, aún acerca de los toreros mismos, es un valor muy relativo.

Nosotros consideramos que el torero es infinitamente valeroso, porque lo vemos muy cerca del toro, pero también debemos considerar que son muy valerosos los acróbatas, los que caminan por los alambres de una torre a otra.... (murmullos, siseos, campanilla), porque consideramos el valor visto desde nosotros mismos. Hay un punto muy importante acerca del valor, aún respecto a los toreros; podría ser el espectáculo de los toros un espectáculo conveniente si realmente hubiera en el algo de desarrollo de fuerza física, de sport; esto tampoco es para los espectadores, este desarrollo de fuerza física es también para los toreros y entre nosotros está probado que no existen verdaderamente toreros y el único que ha salido como un gran torero entre nosotros ha sido Gaona. (Murmullos. Voces: ¡Huy, huy!) Gaona no ha traído absolutamente a México ningún provecho. (aplausos, voces: ¡Cierto!), ha ido a gastar su dinero a España, Gaona se ha nacionalizado español....

(Voces: ¡No, no! Murmullos. Voces en las galerías: ¡Miente usted!)

El C. Meza Enrique, interrumpiendo: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Arrioja Isunza, continuando: Gaona en su casamiento hizo declaraciones ante la prensa española, diciendo que era de una gran familia mexicana, quiso aparecer aristócrata y renegó hasta de su pueblo mismo, hasta de su raza misma.... (Voces: ¡No, no!)

El C. Villaseñor Salvador, interrumpiendo: Pido la palabra para una moción de orden. No está a discusión la personalidad de Gaona, está a discusión el dictamen.... (Murmullos. Campanilla.)

El C. Quiroga: Moción de orden.

El C. Fernández Martínez: Para una verdadera moción de orden.

El C. Meza: Para una interpelación al orador, si me lo permite. (Campanilla.)

El C. Arrioja Isunza, continuando: He tenido que hacer alusión a Gaona porque es la única gloria torera de México, que me dispensen el señor Silveti y los demás a quienes yo no he visto toreando; pero he demostrado, he tratado de demostrar que Gaona no ha traído ningún provecho a México. Si comparamos la fiesta de toros con algunas otras fiestas que se suponen igualmente bárbaras, desde el momento en que se le supone bárbara y peligrosa, se da la razón en contra de la fiesta de toros.

Se dice que las carreras de automóviles, que las carreras de caballos, el boxeo, los gallos y toda esa serie de espectáculos que estamos acostumbrados a ver aquí, se dice que todos ellos son malos, inmorales, y que por qué se van a prohibir las corridas de toros. Esta es una argumentación enteramente inocente, porque si todas esas cosas son malas, si todas esas cosas son inmorales, una inmoralidad no da fundamento bastante para que se cometa otra inmoralidad, quiero decir, no porque esas fiestas son malas, son inmorales y subsisten, vamos a hacer que subsista también la más inmoral de todas, que es la corrida de toros.

Hay otro punto igualmente importante tratado en el Voto Particular y que quiero desde luego refutar desde aquí: se dice que las corridas de toros disminuyen la criminalidad; esto no habrá aquí quien venga a comprobarlo de una manera patente, no hay estadística bastante que lo demuestre y, sobre todo, sería lastimoso, aún suponiendo que esto fuera verdad, que se tome un medio inmoral y bárbaro para contrarrestar otro medio inmoral; de manera que esto, suponiendo que sea exacto, pero que no lo es de ninguna manera, porque la "fiesta brava" intoxica de tal manera el alma popular y la prepara de tal modo al crimen con la vista constante de la sangre y de los puñales, que si no cometen sus crímenes el mismo día, es porque están allí metidos, pero los cometen al día siguiente o al tercer día. (Aplausos. Siseos. Voces: ¡Ah, ah!)

Sobre todo, el argumento más importante para los taurófilos es que se distrae la gente en los toros y no se emborracha. Señores, esto también es inocente, porque la autoridad política ya hace mucho que ha encontrado la solución de este problema tan arduo, ha cerrado las cantinas los domingos en las tardes y con esto no hay quien se embriague.

Otro de los argumentos principales en favor de los toros es que se dice que es nuestra fiesta nacional, se dice que es la fiesta de la raza, y esto no es cierto, es un mentira absoluta. Nuestra fiesta nacional, en tratándose de toros, si acaso, es el jaripeo, son las coleadas de los toros, son las capeas que se hacen en las haciendas, esa si es la verdadera fiesta nacional. La fiesta de los toros es una fiesta exótica entre nosotros, importada por los españoles, como al buey y al toro mismo, porque antes de los españoles sabemos perfectamente que la raza bovina no existía en México; de manera que no es una fiesta nacional. (Voces: ¡Ya, ya!) Aún suponiendo que la fiesta realmente fuese una fiesta del agrado nacional por lo que tenemos nosotros de herencia de los españoles, eso no sería bastante para justificarla desde el momento en que no porque nuestros antepasados hayan cometido actos malos, vamos a seguirlos nosotros cometiendo. Si debiéramos atender al atavismo de raza, señores, es lastimoso decirlo, deberíamos se caníbales, por que los aztecas lo fueron.... (Voces: ¡No, no! Murmullos. Desorden.)

El C. Fernández Martínez, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Arrioja Isunza, continuando: No, señor.

Falta otra serie de consideraciones de otro orden que son igualmente importantes: en la parte económica en el mismo dictamen se expresa que, según opinión del ilustre Jovellanos, el costo de un toro de lidia equivale al costo de cincuenta bueyes para el arado, Cuando nosotros, ahora que la agricultura está tan incipiente, necesitamos los bueyes para el arado, ¿vamos a prohijar la fiesta de toros, de tal manera que todos los toros vayan a dar a la lidia y no tengamos raza bastante para labrar la tierra? Creo que eso sería sencillamente absurdo. Además, todo el dinero, empleado en las corridas de toros, de no ser la parte de contribuciones que queda aquí en México y algunos otros gastos, es casi todo para la cuadrilla española y para los toros que casi siempre son españoles; de manera que el beneficio para la Nación es bien corto, y aún suponiendo que el beneficio para el Municipio fuera bastante, aquí no estamos nosotros en una sesión municipal, allá ellos verán como se arbitran recursos y no nos toca a nosotros venir a implantar nuevamente la fiesta de toros. (Siseos.)

Para terminar, señores, voy a rogar a ustedes simplemente esto: noto que en la Asamblea hay una buena cantidad de diputados taurófilos, son muy libres de serlo, pero yo sí les digo esto, les hago una verdadera excitación a que en este caso se conduzcan de manera que cumplan con el deber que tienen encomendado por sus comitentes, que no se dejen llevar por sus impresiones personales, que esas se deben dejar fuera de esta Cámara; aquí deben venir a hacer obra patriótica, obra leal y honrada, por eso he empezado por decir que a mí no me disgustan en lo general los toros, pero que creo que son un mal para el país. Así, pues, hay un punto.... (Voces: ¡Ya, ya! Murmullos.)

Voy a terminar. La situación actual respecto de los toros es esta: no existen legalmente en este momento. No se trata de venir a quitar la fiesta de los toros como si el domingo pasado hubiésemos tenido corrida, sino que llevamos dos años de no

tenerlas y en esos dos años hemos visto que en cambio ha aumentado la afición por los deportes, por los verdaderos ejercicios físicos y que todos nuestros jóvenes están yendo a desarrollarse en esa clase de ejercicios. Hay esto de que voy a darles cuenta para que puedan juzgar de la situación actual y la situación que prevalecía en la época en que se terminó aquí el llamado imperio de Maximiliano; entonces Juárez fue el primero que al llegar a México suspendió y abolió definitivamente la fiesta de los toros; durante diez y nueve años no hubo toros en México y en esos diez y nueve años estuvimos perfectamente bien, hasta el año de 86, en que por miras enteramente interesadas, porque se vio que los toros eran un buen negocio y por la camarilla que rodeaba a Porfirio Díaz, se establecieron nuevamente los toros, después de diez y nueve años que no los había habido. ¿Vamos a dar ahora este paso regresivo? ¿La Cámara va a dar ese paso atrás diciendo que se implanten los toros? (Aplausos, Voces: ¡No, no! En las galerías: ¡Huy, huy! Campanilla.)

El C. Fernández Martínez: Para una interpelación, pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Fernández Martínez.

El C. Quiroga: Moción de orden, señor Presidente. Reclamo el orden en que hemos sido inscriptos los oradores; el señor Fernández Martínez no está inscripto ni para una interpelación, ni para ninguna otra clase de cuestiones, y no tiene derecho a ocupar la tribuna en estos momentos.

El C. Presidente: Me permito informar a su Señoría que el C. Fernández Martínez ha pedido la palabra para una interpelación a la Comisión.

El C. Quiroga: Me permito aclara a la Presidencia que ayer, de una vez por todas, se expresó ante esta Asamblea, que no se pueden permitir interpelaciones, porque no es el orador el que está facultado para la palabra a determinado ciudadano diputado, sino exclusivamente la Presidencias la que tiene derecho para ello. Me permito..... (Campanilla. Desorden.)

El C. Presidente, interrumpiendo: La presidencia va a explicar lo que ha sucedido; ayer lo que pasó fue de acuerdo con el Reglamento, no se puede interrumpir al orador sino para mociones de orden; pero esto no quiere decir que no pueda ningún miembro de la Asamblea interpelar a la Comisión, cuando no haya ningún orador a quien se interrumpa. Así es que esto es lo que se ha establecido. (Aplausos.) El C. Fernández Martínez ha pedido la palabra para interpelar a la Comisión, y se la he dado.

El C. Quiroga: Para una moción de orden. ésto no autoriza..... (Campanilla.)

El C. Presidente, interrumpiendo: No se le ha concedido a usted la palabra.

El C. Quiroga: Para una moción de orden.

- El C. Presidente ¿Con qué objeto?

El C. Quiroga: Con el objeto de reclamar el orden de la inscripción.

El C. Presidente: No se ha violado el orden, porque no es orador, no más se trata de una interpelación.

El C. Quiroga: Pero si va a hablar, cómo no va a ser orador.

El C. Fernández Martínez: Ruego atentamente al orador que acaba de hacer uso de la palabra y que ha asentado aquí que las corridas de toros no son fiesta nacional y en cambio el jaripeo sí, me diga si Cuahutémoc o algunos de su época colearon coyotes montados en un perro. (Aplausos y risas.)

El C. Quiroga: Para una moción de orden. (Siseos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Escudero.

El C. Escudero Salvador: Honorable Asamblea: Ignoro si por refinada sensibilidad o por mi hazaña idiosincrasia, que siempre ha vegetado en el aislamiento de la provincia, huyo de las muchedumbres y me espanta todo lo que significa notoriedad. Por tal concepto, muy pocas serán las veces que ascienda a esta tribuna y tenga la honra de dirigiros mis humildes palabras.

Ya que de toros se va a tratar, confieso ingénuamente que en esta tribuna estoy sintiendo las mismas inquietudes y las mismas zozobras que un debutante espada en la puerta de cuadrillas en los momentos emocionantes de sonar el clarín. (Aplausos.)

Las corridas de toros, o para mejor decir, el arte del toreo tan injustamente llamado salvado por tirios y troyanos, constituye el alma del pueblo mexicano. (Aplausos. Murmullos. Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí!) Privar a este pueblo de su espectáculo tradicional y favorito, es atentatorio y es infame. Nuestras clases proletarias olvidan sus privaciones y olvidan también la sombra infecta de sus bohardillas en las graderías del circo taurino. Recordad cómo estalla el aplauso, cómo hace explosión el júbilo de la muchedumbre ante la cuadrilla pintoresca que rompe la plaza. (Murmullos. Siseos. Aplausos.) Y es que el alma nacional palpita en cada terno de luces.. (voces: ¡Ah, ah!), en cada lance de capa, en cada rayo de sol que arranca destellos a los mantones de Manila.

Yo siento lástima, profunda y verdadera lástima por esos civilizados gophir, por esos moralistas de nuevo cuño que abominan de las corridas de toros, pero que son viejos exploradores de todos los extravíos sexuales..... (aplausos nutridos y prolongados) que se abrevan en las cloacas del vicio. En nuestra época, señores diputados, el torero es un burlador de Nuestra Señora la Muerte; basta con una flexibilidad de cintura, con levantar los brazos, y tender el capote en tal o cual sentido, para que el cornúpeto falle el golpe, para que los instrumentos de cirugía permanezcan en sus estuches y salgan intactos de la sección médica. Por otra parte, siempre he considerado como gran factor de energía, como un estímulo del carácter, el espectáculo que nos legara la raza en cuyos dominios un día jamás se puso el sol. (Aplausos.)

Yo recomiendo a los abúlicos, a los pusilánimes, a los degenerados, a los enfermizos, a todos los eunucos de la voluntad y de la alegría, que asistan a una corrida de toros; allí su sangre circulará más de prisa, allí sus nervios vibrarán como cuerdas impetuosas de sonoridad, allí su corazón será como una pira donde se consuma todo el pesimismo y toda la tristeza. Manuel Machado, el poeta de las grandes intuiciones, tuvo un bello arranque de sinceridad, cuando confesó en estos dos versos de hermoso colorido:

"Antes que un mal poeta, mi deseo primero hubiera sido ser un buen banderillero....."

(Aplausos y siseos.)

Ahora bien.,los Estados más cultos de la República como Jalisco, San Luis Potosí, Puebla, Nuevo León, Guanajuato, etc., etc., son fervientes devotos de la fiesta brava. Jalisco, que siempre ha caminado a la vanguardia del movimiento científico, literario y político, es taurófilo en su absoluta totalidad. Ese mágico vergel que se llama Guadalajara, que tengo la honra de representar y donde hay bellísimas flores de cultura de civilización y de verdadera filantropía, rinde culto al arte de Rafael Guerra, sin mengua de las cualidades anotadas. Yo anhelo que los oradores del contra me concreten los daños que hayan causado o puedan causar las corridas de toros. ¿Acaso el alcohólico dejará de beber por la supresión de los toros?...

.. (Voces: ¿Sí, sí!) ¿Acaso el criminal nato dejará de matar por la supresión de los toros? (Voces: ¿Sí, sí! ¿No, no!) Con toros y sin ellos, el estómago de nuestro pueblo bajo seguirá hinchándose de vino y de pulque; nuestros matones seguirán esgrimiendo el puñal en las encrucijadas y nuestros rateros seguirán haciendo su agosto en las arcas ajenas. Si queremos ser moralistas en el amplio y justo sentido de la palabra, dejemos en paz a toros y toreros y juremos guerra sin cuartel a los militares espadachines, que son lacras en nuestro glorioso. Ejército; guerra sin cuartel a los funcionarios arbitrarios y déspotas y tontos y rampantes... (aplausos) que empañan el prestigio de la administración pública hagamos una campaña activa contra el alcohol y los libros perniciosos; una página de una novela de Paul de Kock u otra de Vargas Vila, una escena representada en alguno de nuestros jacalones, llamados teatros por ironía, hacen más estragos en la conciencia popular que todas las corridas de toros...... (aplausos prolongados) hace más estragos en el alma popular que todas las corridas dadas desde el tiempo de José Redondo hasta nuestros días. (Aplausos.)

Ahora, señores diputados, votad el dictamen a discusión de acuerdo con vuestra conciencia, no olvidéis que sois genuinos representantes del pueblo y que ese pueblo os pide a gritos la derogación del decreto prohibitivo de las corridas de toros. (Aplausos prolongados.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manuel Lomelí, en pro. (Siseos.)

El C. Lomelí Manuel: Respetable Asamblea: Como habéis escuchado el dictamen a que la Secretaría ha dado lectura ante vuestra consideración y habéis oído también el Voto Particular del C. O'Fárrill, solamente voy a hacer por asentar unos cuantos hechos para demostrar que, efectivamente, la fiesta brava es una fiesta bruta. (Siseos. Aplausos.)

Las razones ya asentadas por la Comisión en el dictamen no necesitan, señores diputados, que se hagan más comentarios; esa honorable Comisión ha hecho.... (toses, campanilla) lo que les dicta su sentir de hombres de gran moralidad: colocarse a la altura de los hombres civilizados. Es indudable, señores diputados, y no desconozco que la solicitud hecha ante Vuestra Soberanía por el torero Juan Silveti viene calzada por un sinnúmero de firmas de representantes y estos señores representantes, es indudable que en un momento de alucinación, sugestionados indudablemente por los trajes de luces, por los mantones de Manila, y por los colores rojo y gualda que tan simpáticamente nos pintan en las panderetas españolas, no tuvieron indudablemente en ese momento el criterio suficiente para reflexionar que como representantes de la Nación, están obligados y estamos todos obligados, a proporcionar actos y diversiones cultos que vengan a dignificar a todo el pueblo.

Señores diputados, si concienzudamente vosotros ponéis vuestras manos en vuestras conciencias, vendréis al conocimiento de que no es esta la fiesta con que se quiere beneficiar a las víctimas de la "influenza," podéis asegurar, ciudadanos diputados, que en esto, si vamos al fondo de la cuestión, no hay otra cosa, señores diputados -y pensado bien-, que el mercantilismo actual. Pero hay más, ciudadanos diputados, y voy a llamar poderosamente la atención de ustedes por un momento siquiera. Si como os he oído tantas veces que se ha hablado de la gran revolución social de nuestro pueblo, si recordáis y tenéis en cuenta que la Revolución trajo escrito en sus banderas el bien de la sociedad y el mejoramiento de los pueblos, entonces, ciudadanos diputados, si os llamáis revolucionarios consientes y honrados, no podréis votar en contra del dictamen, porque indudablemente, señores, estaríais en contraposición de las postulados más sagrados de nuestra Revolución. (Aplausos.) Y para confirmar mi dicho, señores representantes, quiero sentar simplemente un hecho y es el siguiente, y me dirijo muy particularmente, con todo el respeto, al diputado Escudero, que me acaba de presidir en el uso de la palabra.... (Voces: ¡Preceder, preceder! Risas.) Bueno, preceder, es un lapsus linguae, señores diputados, dispensen ustedes.

Además, señores, como dijo, yo voy a sentar un hecho para demostrar al señor diputado Escudero que no es el acto ni la "fiesta brava" lo que viene a dar la virilidad de la raza y voy a demostrarlo con hechos: Si recordáis -porque supongo que no habéis olvidado-, los famosos tiempos huertianos, aquellas noches trágicas, señores, en que el fatídico automóvil de la muerte recorría nuestras calles conduciendo a ciudadanos indefensos e inocentes para ser sacrificados, señores, en los panteones de Coyoacán, Tlálpan y la Villa; si recordáis, señores, aquella oprobiosa leva, en que a las puertas de las fábricas se arrebataba a centenares de trabajadores y aun de su propio lugar para ser llevados a ingresar las filas huertianas, y que estos individuos más tarde volvían a regresar a sus hogares, sabían, señores, que al día siguiente, domingo por la tarde, cuando estaba pletórica esa plaza de "El Toreo," cuando estaban allí no menos de ocho o diez mil hombres presenciando el espectáculo, no hubo, señores, entendedor bien, no hubo, señores, en aquel público conocedor de todos esos atropellos de lesa humanidad, no hubo la virilidad suficiente para que aquellos ocho o diez mil hombres lanzaran su voz de protesta contra aquellos actos. (Aplausos.) ¿Esa es la virilidad? ¿Eso es lo que se da a nuestro pueblo? Ciudadanos diputados, por unos momentos pónganse la mano en el corazón y entonces vendrán al conocimiento de que los toros no son una diversión

viril para nuestro pueblo. Después de considerar lo que acabo de mencionar a ustedes y si ustedes retroceden en vista a tiempos antiguos, a los tiempos romanos de que nos hablaba la comisión, tendréis bien presentes las palabras de aquel emperador romano, cuando decía a su pueblo: "Id a los espectáculos, id al Circo; las necesidades públicas son de nuestra incumbencia, las vuestras son las recreaciones." (Voces: ¿Quién lo dijo?) ¿No saben ustedes lo que fue aquel Circo? ¿Queréis ahora vosotros, ciudadanos diputados, hacer lo que en aquel tiempo, tener adormecido al pueblo, tenerlo narcotizado con esas diversiones que no son más que el relajamiento, en toda la extensión de la palabra y una mancha, un borrón de ignominia contra la moderna civilización? (Murmullos. Voces: ¡Muy bien! Campanilla.)

El C. Presidente, interrumpiendo: La Presidencia manifiesta a las galerías que si no reprimen sus manifestaciones, se verá en la necesidad de mandar las desalojar.

El C. Lomelí, continuando: Pero, señores diputados, no quiero por más tiempo ocupar vuestra atención, solamente quiero sentar aquí, señores diputados, dos cosas: primera, que si ustedes, habréis confirmado de hecho lo que dijo aquel capitán francés cuando escribió a su país con estas palabras, ciudadanos diputados: "Los mexicanos tienen todos los vicios de los españoles, pero ninguna de sus virtudes." (Siseos.) Además, señores, como he dicho a ustedes, voy a terminar para no cansar a ustedes, voy a sentar dos cosas que son estas: primero, si váis a votar en favor de los toros, pues habréis comulgado con la odiosa máxima de la realeza española, de su Gobierno, que dijo a su pueblo que lo que necesitaba era pan y toros; vosotros, si vais a dar toros al pueblo, habréis confirmado, señores diputados, que nuestro pueblo lo que necesita es pulque y toros, y en esa forma, ciudadanos diputados, habréis arrojado a la ignorancia y al obscurantismo a nuestro pueblo, digno de mejor suerte. (Aplausos. Siseos.)

Presidencia del C. RODRÍGUEZ DE LA FUENTE DAVID

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. Zincúnegui Tercero. (Aplausos en las galerías.)

El C. Zincúnegui Tercero: Señores representantes: Si para atacar el dictamen tuviera que concretarme a echar por tierra los argumentos de moral trasnochada y lacrimosa (aplausos) en que se ha basado la mayoría de la Comisión para oponerse a que en México se celebren corridas de toros, bastaría seguramente que yo diera lectura a los considerados del dictamen para que éste por sí mismo apareciera en toda su deleznable consistencia; pero como la honorable Comisión se ha concretado a venir a tratar el punto bajo un sentimentalismo cursi, como la honorable Comisión no ha ido al fondo efectivo para tratar el asunto tal y como debe tratarse, tal como lo vemos los que estamos porque en México se establezcan las corridas de toros, voy a ampliar más aún debates, estas consideraciones, a efecto de demostrar que los señores del pro y que los que estamos porque en México vuelvan a existir las corridas de toros, perseguimos con ello no solamente un fin frívolo, sino que vamos a tratar de solucionar en gran parte problemas de carácter económico que, por desgracia, no han podido solucionarse hasta ahora. (Aplausos. Campanilla.) Como la honorable Comisión, a semejanza de algún maleta, y valga la frase, ya que se trata de asunto de toros, se ha concretado a salir del paso....

. - El C. de los Ríos, interrumpiendo: ¡Más recio!

El C. Zincúnegui Tercero, continuando: y usted más quedo.

Si necesidades momentáneas obligaron al ciudadano Presidente de la República, en aquel entonces Jefe de la Revolución, a derogar las corridas de toros, hoy que estas circunstancias de momento. de carácter absolutamente político han desaparecido, hoy que nada debe tenerse de los conglomerados, hoy que nada se opone a que las multitudes se reúnan con uno o con otro objeto, no debemos nosotros permitir que se prive al pueblo, no solamente de una diversión, sino de los emolumentos que por medio de esa diversión se podrían proporcionar a numerosos infelices, a numerosos necesitados. La Comisión ha venido aquí a hablarnos de los pobrecitos toros, de los pobrecitos caballos, etc., y se ha olvidado de los infelices que mueren por centenares faltos de medicinas, faltos de recursos, sin que se las pueda proporcionar el Gobierno, porque sencillamente no las tiene. (Aplausos.) Esa honorable Comisión que quizá, quizá sea la primera en tomar un palco el día de la primera corrida..... (aplausos), he venido a hablarnos aquí de moral, olvidándose de que centenares de maestros están en la más absoluta indigencia, que andan por esas calle de Dios, para vergüenza de nuestra cultura, como verdaderos limosneros e infinidad de personas que podrían llevar a su hogar un pedazo de pan, un mendrugo siquiera, no se los arrojan todos estos señores sentimentalistas que ganan $20.00 y que se oponen a que se apruebe. (Aplausos.) Esa honorable Comisión que beatíficamente almuerza dos o tres beefteacks que le produce un pobrecito torito muerto en el rastro o quizá algún caballo, que aquí todo suele suceder..... (risas) esta honorable Comisión se ha olvidado de muchas cosas a las cuales voy a tener el gusto de referirme.

Está en la conciencia de todos ustedes, señores representantes, de que con excepción del Distrito Federal y Territorios, las corridas de celebran actualmente en toda la República..... (voces: ¡No, no!) suponiendo, en la mayor parte, y el Erario percibe, según cálculos hechos en una forma absolutamente verídica, alrededor de trescientos veinte mil pesos anuales, es decir, poco menos de mil pesos diarios. (Voces: ¡Es menos, es menos!) Esa cantidad, que puede ingresar al Erario público para remediar tantas necesidades, esa cantidad de dinero, señores, se la vamos a quitar al Distrito Federal para dársela al Estado de México, que puede establecer una plaza de toros a veinte minutos de aquí. Esta es la razón por la que va a venir a hablaren contra mi buen amigo el doctor Quiroga porque, como defiende el Estado de

México naturalmente, quiere que no aprobemos las corridas. (Aplausos.) Por esa razón se va a venir a oponer aquí. (Risas y aplausos.)

El C. Quiroga. interrumpiendo: Pido la palabra. (Voces: ¡No, no!) Ya la Mesa lo permitió una vez. (Voces ¡No, no!) Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto solicita usted el uso de la palabra?

El C. Quiroga: Fundándome en los motivos que tuvo la Mesa antes para dar la palabra al C. Fernández Martínez. (Voces: ¡No, no! ¡No es el mismo caso!)

- El. C. Presidente: La Mesa no puede permitir el uso de la palabra al C. Quiroga, porque interrumpe en estos momentos al orador. (Aplausos. )

El C. Zincúnegui Tercero, continuando: Quiero dejar sentado, señores, aquí, que el hecho a que hice referencia antes es una presunción, a la que tengo derecho. Creo que el señor doctor Quiroga, como representante del Estado de México, donde ya el Congreso permitió las corridas de toros, naturalmente de opondrá a que se celebren aquí, porque esos trescientos y tantos mil pesos que van a dar al Erario y que algunos pretenden quitarle, los que se oponen, esos trescientos y tantos mil pesos irían al Estado de México, y es natural, pues a veinte minutos de aquí, tomando un eléctrico, podría uno ocurrir a una corrida de toros en el Estado de México. Es una de las causas por las cuales sería inútil oponernos a que aquí se celebraran corridas de toros, pues privamos al Municipio y al Gobierno de recibir fondos que son absolutamente necesarios, siquiera para los maestros de escuela. Yo creo que la cultura de un pueblo no se hace con decretos, sino que es el resultado de una educación, y ¿cómo se va a educar a un pueblo que no tiene para pagar maestros? ¿cómo se va a educar a un pueblo quitándole sus tradiciones, quitándole todos sus gustos, quitándole todas sus diversiones, si no se comienza por darle antes que todo el pan del alfabeto? Mi concepción, mi manera de apreciar la cultura del pueblo, repito, está muy distante de lo que piensan los señores de la Comisión. Al pueblo, antes que todo, hay que educarlo; las corridas de toros morirán el día que el mismo pueblo las mate, es decir, el día que el pueblo deje de concurrir a las plazas de toros. (Aplausos.) Entre los argumentos que aduce la honorable comisión, hay el siguiente: que los menores de edad se perjudican moralmente con el espectáculo de los toros; yo estoy perfectamente de acuerdo en este respecto, pero es muy fácil subsanar esa dificultad prohibiéndola entrada a los menores de edad..... (aplausos), reglamentándola, sí, señores. Ahora bien, señores yo pediría a ustedes que el reglamentarse este artículo se aprobara que los productos que el Gobierno y el Municipio obtengan de las corridas de toros, se dedicaran a la Beneficencia y a la Instrucción Pública únicamente; esa sería la manera de aprovechar debidamente esos fondos. El asunto esta amplio, se presta a tantas consideraciones y tiene tantos puntos de vista, que seguramente podríamos estarlo discutiendo muchas horas y, acaso, muchos días, sin que por este sólo hecho pudiéramos llegar a una conclusión absoluta. En las cuestiones de esta indole, de esta naturaleza, hay dos factores que pueden intervenir directamente para su resolución; uno de ellos es el convencimiento científico, el convencimiento por una argumentación racional y filosófica, y el otro es del sentimentalismo. Si fuéramos a guiarnos por un simple raciocinio filosófico, estoy seguro que muchos de nosotros nos veríamos en la obligación de conceder cierta inmoralidad en las corridas de toros, pero también estoy en perfecto acuerdo que si tratamos de extirpar esa inmoralidad, debemos de comenzar por extirpar otras muchas que fluctúan en nuestro medio ambiente, a ciencia y paciencia de nuestras autoridades. Ya el compañero Escudero hizo presente a la Asamblea lo inmoral que puede ser una película cinematográfica donde se pone de manifiesto el adulterio, el pillaje, el robo, etc., los teatros de barrio donde se va a prostituir desde el más pequeño hasta la anciana que viene de provincia..... (risas, voces: ¡Ah, ah!), hasta la anciana que viene de provincia con susceptibilidades, con cierta infantil inocencia, viene a prostituirse a esos antros de degeneración del arte teatral donde, con todo beneplácito de las autoridades, se ponen de manifiesto nuestros vicios por medio de la pornografía, por medio de todo ese léxico de nuestro pueblo bajo que se exhibe allí en una forma materialmente brutal.

Nos argumentan que las naciones civilizadas han excluido las corridas de toros; sí, señores, pero en Inglaterra los flemáticos ingleses no tienen empacho con toda su cultura en ver cómo se despedazan dos infelices perros de pelea. En otras partes de Europa están permitidos infinidad de deportes como el pugilato, el box, el foot-ball, tan brutales y puede ser que más brutales que las corridas de toros y las estadísticas se encargas de demostrar que causan muchas más víctimas esa clase de deportes que las corridas de toros. (Aplausos.) Yo creo, señores, que es extemporánea el tratar de extirpar de nosotros esta diversión; la cultura, la verdadera cultura, la que se aprende en las escuelas y no la que se adquiere por un decreto inoportuno, es la que hace que el pueblo se aparte de aquellas diversiones que son perjudiciales a su verdadero adelanto. El día que el pueblo tenga escuelas, el día que el pueblo se civilice, el día que el pueblo adquiera un grado de cultura lo suficientemente grande para apartarlo de esas diversiones, las corridas de toros morirán por si mismas; pero ahora, señores, y debe quedar grabado para la hora de la votación en la mente de ustedes: ¿vamos a tratar de remediar un mal que no podemos evitar a unos cuantos pasos de aquí? ¿Vamos a quitarle al Municipio y al Gobierno una entrada de más de mil pesos que ninguno de los señores de la Comisión ni ninguno de los señores del contra han venido a tratar de hacer ingresar a las arcas nacionales por algunos otros medios, es decir, vamos a permitir que el Estado de México obtenga esa cantidad de dinero que podría ser altamente benéfica en los actuales momentos, nada más por un bizantinismo, nada más por un sentimentalismo cursi, nada más porque algunos señores diputados pretenden que la prensa, el "Diario de los Debates" y algunas cuantas personas digan que son muy cultas y muy civilizadas, etc., etc., cuando, como decia perfectamente uno de los

oradores anteriores, quizá haya muchas más lacras y muchos más vicios en el fondo de algunos individuos que pretenden aparecer como morales? Yo creo, señores, que dejándonos de sentimentalismos ridículos, debemos dar un voto reprobatorio al dictamen de la mayoría y permitir que se celebren las corridas de toros. (Voces: ¡No, no! Aplausos.) Los señores que dicen que no, desearía yo que procuraran ceder un tanto de sus dietas para dar las medicinas que proporcionarán las corridas que solicita el C, Silveti. (Aplausos ruidosos. Voces: ¡Bravo! Campanilla.)

El C. Presidente: Tiene la palabra, en pro, el C. diputado Saldaña. (Aplausos. Siseos. Voces: ¡Huy!)

El C. Saldaña: Señores diputados: Me ha tocado en suerte venir a rebatir las argumentaciones expuestas desde esta tribuna por dos delicados poetas, por dos individuos que trajeron aquí la fluidez de sus palabras para llevar el convencimiento a todos aquellos diputados que estamos en la obligación de defender al pueblo, para que consintamos en derogar un decreto (aplausos, siseos), que ha prohibido las corridas de toros, lo que quiere decir que nosotros demos un paso atrás cuando el progreso nos ha llamado adelante. (Aplausos. Siseos en curules y galerías. Campanilla.)

El C. Presidente, interrumpiendo: La presidencia ruega muy atentamente a las galerías se sirvan abstenerse de hacer manifestaciones en contra de los oradores, en virtud de que hay un precepto expreso del Reglamento interior de la Cámara, que previene que los señores asistentes a las galerías no tomen participación en los asuntos que están a debate. Por lo mismo, les suplica muy atentamente se sirvan abstenerse de hacer manifestaciones.

El C. Saldaña, continuando: El diputado Escudero, como buen poeta, nos habló del sol, de las flores, de los mantones de Manila, de la elegancia de las suertes que se ejecutan con el toro; nos habló de muchas bellezas, nos habló de todo el valor que se desarrolla frente a la fiera, pero no nos habló, no nos dijo una palabra del sufrimiento del pueblo, no nos dijo nada de la degeneración del indio.... (Siseos.) Yo le hubiera preguntado al señor Escudero: bien está que haya mucha belleza en esas fiestas, bien está que se derroche allí alegría, que se derroche dinero, pero, ¿qué me dice de la raza indígena, de esa raza que en un tiempo diera tantas glorias a México, de esa raza que se llamó azteca, que se llamó, otomí, que se llamó zapoteca; qué nos dice de esa raza viril y sufrida que en otra época se opusiera con las ondas, con las piedras, a otra raza de blancos que venían a dominarlos con el fusíl y el cañón? (Aplausos) ¿Dónde está la virilidad de aquella raza, señor diputado Escudero? La virilidad de aquella raza se ha perdido entre los toros y el pulque. (Aplausos. Voces: ¡Muy bien!) No venimos aquí, señores diputados, a defender nuestros gustos, no venimos aquí precisamente a hacer que unos cuantos individuos se aprovechen de las miserias del pueblo, no venimos aquí nosotros, señores diputados, para que los gobernantes, para que los individuos que están en el Poder, para que aquellos que siempre han mangoneado con las miserias del pueblo, vuelvan nuevamente a medrar con las corridas de toros en tanto que los miserables, en tanto que los individuos de abajo, en tanto que aquellos peones que no tienen que comer sacrifican a su familia, sacrifican a sus hijos, sacrifican a sus esposas para acudir a una corrida de toros. (Aplausos.) Se dice: que haya corridas de toros, es necesario ayudar al pobre, se está muriendo, está enfermo, hay que llevarle medicina. No es la forma esta, señores diputados; con los toros viene la miseria del pueblo y con la miseria viene la enfermedad. ¿Qué se gana entonces con recoger unos cuantos pesos para curar mil enfermos, si después de las corridas de toros vamos a tener cincuenta mil? (Voces: ¡No, no!) No es la gente de poder, no son los ricos, no es la aristocracia la que llena los tendidos de las plazas de toros, es el pueblo bajo, es el obrero (siseos fuertes en las galerías, voces: ¡No, no!), es el individuo que gana un reducido jornal, y habéis visto, señores diputados, como comprobación a lo que acabo de asentar, que en tiempo de toros los Montepíos se ven atestados de gente, no cabe la gente dentro de los edificios y hacen cola en la calle para ir a empeñar el último jergón, la última silla, la última cama para asistir a las corridas de toros. (Aplausos. Siseos.)

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Eso menos beberán de pulque!

El C. Saldaña: Eso más beberán de pulque.

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Menos!

El C. Saldaña, continuando: Van a los toros, señores diputados, y la fiesta, que es de alegría, la fiesta, que es de emoción, la fiesta, que es de valor, necesita precisamente, para levantar el espíritu, algo de alcohol. (Murmullos. Siseos en las galerías.) Obtienen con muchos sacrificios dos pesos: dedican un peso, o uno cincuenta para los toros, y el resto, señores diputados, van a ingerirlo de alcohol, van a tomarlo a un figón, de pulque; no puede ir un individuó del pueblo bajo a la plaza de toros sin antes haber ingerido cuatro o cinco litros de pulque. (Murmullos. Voces: ¡Se muere! ¡No le caben!) El señor Escudero nos dijo: "¿Acaso el borracho dejará de beber porque no va a los toros"? "¿Acaso el que mata dejará de matar"? No por cierto, pero tampoco porque vaya a los toros va ese pueblo viciado a moralizarse. Por el contrario, vamos a dar pábulo para que ese pueblo que no pueda sostenerse con todas las exigencias actuales, que no puede atender a la subsistencia de su familia, vamos a dar lugar, señores diputados, para que con los toros ya no viva en la miseria como actualmente vive, sino que labre de una vez la sepultura en que debe enterrar a los suyos, para que de una vez abandone completamente su hogar su esposa, sus hijos que ven un sostén en aquel hombre, vean a un verdugo, porque aquel verdugo.... (siseos) antes que atender a la subsistencia de los suyos, va a darse el placer de acudir, en una tarde hermosa de sol, al tendido de los toros. (Siseos. Voces: ¡No, no!)

El representante de Tajimaroa.. (Risas.) el señor Zinecúnegui: trajo algunos argumentos de los caballos, no pudo razonar en una forma verdadera, en una forma concienzuda sobre el tema que aquí abordó, que dijo él que era amplísimo, que podría estarse aquí horas y hasta días y quizá no llegaría a un acuerdo. Bien está, pero cuantos argumentos se puedan traer aquí serán en contra precisamente de los toros. (Siseos.) En la misma

España, señores diputados, actualmente se está trabajando por extirpar esta fiesta. (Voces: ¡No, no! Siseos.) En Córdoba, en Málaga, en Cádiz, en Sevilla no se verifican al año más que siete y ocho corridas de toros. (Voces: ¡No, no! Siseos,) En cambio, señores diputados, aquí en la capital de la República en permitiendo que haya toros, se verifican corridas, no digamos ya los domingos, sino hasta en los días de trabajo, entre semana también se han verificado. (Siseos.)

Señores diputados, nuestro deber en esta Representación Nacional es abogar por el pueblo, no tener temor ninguno a los exaltados, a los que piensan que halagando a cierta parte del pueblo han cumplido con su deber; no, nuestra misión es más alta, nuestra misión es más noble, nuestra misión es más sublime; qué importa recibir los siseos en un momento si llevamos en cambio la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber? (Aplausos y murmullos.) aquí, señores diputados, no traigamos el argumento de la inmoralidad; es innecesario, dejémoslo, señores, a un lado: traigamos el argumento de la necesidad del pueblo, de la conveniencia del pueblo. Hay que tener presente, señores diputados, y que le tenga presente toda la República que esta clase de diversiones son buenas, son indispensables, son necesarias donde domina un tirano, no en una República democrática. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) Lo vemos en la antigua Roma: en tanto que Nerón se divertía con sus secuaces en orgías continuas, el pueblo concurría a los circos para distraerse, y aquel pueblo no sabía el importe de las entradas, porque los circos los ponía el Gobierno gratuitos, precisamente para distraer a ese pueblo, precisamente para quitar la atención del pueblo de la cosa pública, para distraer a ese pueblo de la cosa pública, para poder el tirano seguir dominando, para poder el tirano seguir poniendo el pie sobre la cabeza de todo el pueblo. (Aplausos. Siseos.) Por fortuna, señores diputados, en nuestra República no hemos llegado todavía a este estado. Si Porfirio Díaz creyó necesario, ya cuando estaba terminado su período penúltimo, traer nuevamente las corridas de toros, fue precisamente porque sentía ya la amenaza del pueblo, precisamente porque sentía ya que se levantaba el pueblo, (Voces: ¡No! Murmullos.) para castigarlo. Y quiso Porfirio Díaz divertir al pueblo con los toros, quiso Porfirio Díaz distraer la atención del pueblo dándole diversiones, dándole toros. (Voces. ¡No, no! Siseos. Murmullos.) Ahora, señores diputados, en los tiempos que corren, no necesitamos nosotros toros, no necesita el pueblo toros. (Voces: ¡Sí, sí, sí! ¡No!) Ha vivido el pueblo dos años sin los toros; esto, señores diputados, viene a justificar que el pueblo mexicano no necesita en la actualidad toros, por que no tiene tiranos... (Voces: ¡Huy!) El día que volvamos a tener tiranos, entonces, señores diputados, pidamos que haya toros (Siseos fuertes en las galerías y voces: ¡Huy! Aplausos, Campanilla.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Meza. (Aplausos de las galerías.)

El C. Meza: Señores diputados: Tengo un concepto sobre la fiesta brava tan elevado, que verdaderamente cuando he escuchado los argumentos que se han traído hasta estos momentos a esta tribuna, me he sentido profundamente decepcionado de los oradores del pro; en primer lugar, y esto es lo que más me ha llamado la atención, encuentro en ellos un criterio muy individualista. Seguramente que si este asunto se viniera a discutir aquí, no por esta Representación Constitucional sino por un plebiscito, el triunfo, en pro de la restauración de las corridas de toros sería unánime. (Aplausos en las galerías.) ¿Por qué? La razón es obvia; la fiesta de toros está en el corazón, está en la médula de lo que todavía no es la nación mexicana. Y bien, aquí está el criterio individualista: vienen muchos diputados y vienen dogmáticamente, no vienen absolutamente a interpretar el sentimiento del pueblo, sino que vienen a imponer el suyo individual, el suyo propio. (Aplausos estruendosos en las galerías.) Y bien, señores diputados, me voy a producir con sinceridad: ¡Soy taurófilo pero no soy el taurófilo a outrance, no soy el fanático taurófilo, no me ha importando saber en estos momentos si soy o no soy taurófilo; he hecho abstracción de eso y me he preguntado qué cosa es lo que mi pueblo querría en este caso. (Murmullos.) Y he oído imperiosamente la voz de mi corazón, la voz de mi conciencia que me ha dicho: "Recuerda que en tu Distrito los toros son uno de los más grandes espectáculos." (Aplausos ruidosos en las galerías. Voces: ¡No!) Esa es la razón sentimental, la razón nacional, que me trae aquí; y ahora, oid lo que es verdaderamente la razón y no el sentimiento: Desde luego me voy a referir al punto de vista moral: La moral trata de las costumbres; las costumbres son buenas o malas; la discusión aquí está en si los toros son buenos o son malos, y para juzgar de la bondad o de la maldad de los toros, sencillamente nosotros debemos juzgar, ante todo, oidlo bien, el medio, la educación. Nosotros, señores diputados, necesitamos dentro de nuestro sistema educaciones de las corridas de toros. (Aplausos y siseos fuertes.) Voy a procurar demostrarlo antes de que termine mi discurso, ni siquiera intentaré, que los que son fanáticos entren en razón. Cumplo con mi deber, y voy a exponer aquí las razones por las cuales creo que la corrida de toros es, sencillamente educacional. (Siseos y aplausos. Voces: ¡Sí! ¡No!) Esto es una montaña, muchos se asombrarán ante ella, y, más todavía, antes de oír las razones. Vamos nosotros, voy a seguir en estos momentos, mejor dicho, un sistema comparativo; voy a comparar primero el espectáculo de los toros con los espectáculos deportivos de las naciones del resto del mundo; después lo voy a comparar con los demás espectáculos, deportivos o no, que han echado raigambre en México. Tenemos, desde luego, cada nación con sus deportes típicos y vamos a ver dónde es mayor la mortandad. No he traído, porque no lo he considerado suficiente, porque la cultura de vosotros no necesita que traiga documentos a esta tribuna, no necesito documentos, digo, para demostrar que el footbolismo, la aviación, el automovilismo, etc. producen más muertes que las corridas de toros. (Aplausos y siseos.) Esto, señores diputados, es una verdad que sólo el que no quiere oir no oirá. En México se pueden contar por nones los toreros que han muerto, y no llegan a tres. (Aplausos en las galerías.) Año por año, si

nos ponemos a leer las crónicas de toros, no encontramos muertos, señores diputados, y si nos ponemos a leer los accidentes de las carreras automovilísticas, los accidentes de la aviación, encontramos una proporción que a veces nos escandaliza, de los muertos que allí hay, y esto para los que lo juzgan por el lado de los muertos.

Me voy a esforzar por ver la cosa desde el punto de vista mío personal; podré no ser completo, pero procuraré coger los casos que yo considero más culminantes. Ahora voy a comparar el espectáculo de las corridas de toros con los demás espectáculos y vamos a ver aquel que hoy por hoy es el más favorito en la capital, me voy a referir al cinematógrafo. La mejor crítica que yo he leído en contra del cinematógrafo es algo cómico que leí hace algunas tardes en "El Nacional." Dice que allí en el cine se observa más aquello de que las gallinas de arriba, etc. (risas.) Es verdad, señores diputados, y -decía- algo más también. Efectivamente, los cinematógrafos son unos focos de inmoralidad, allí las celestinas de chupan los labios; eso es en cuanto a la ocasión que el lugar de cine proporciona. Vamos a ver ahora lo que enseña y voy a recurrir aquí al testimonio de algunos pedagogos: Desde luego no se necesita serlo para ver que esto tiene su razón de ser. Se usa como un procedimiento intuitivo la película para llevar el conocimiento de muchas cosas; así nosotros vemos a los niños más entusiastas presenciando de bulto escenas heroicas en el cine, y es claro, si esto es sabido de todos, absolutamente de todos: la ejemplarización es uno de los factores de la educación. ¿Cual es el ejemplo de cinematógrafo? Nick Carter que abre una caja fuerte, y de allí sale aquel individuo que ha pagado barato, quince centavos por su permanencia voluntaria, a fraguar todos los crímenes que va a cometer, todos los crímenes de que nos va a dar cuenta después en "notas criminales" la prensa de la capital. (Aplausos.) ¿Vamos por eso, señores diputados, a proscribir el cine de las diversiones? Pues bien, señores diputados, muchas razones de esta índole podrían esgrimirse y todas ellas creo que me merecerían la atención de ser escuchados; pero ahora me voy a referir a otra montaña. Se van a espantar. (Murmullos.) Me voy a referir a la restauración de las corridas de toros desde el punto de vista revolucionario. La Revolución ha traído una misión -entre revolucionarios huelga que se hable de la misión de la Revolución-, la Revolución antes que todo y sobre todo, debe hacer patria. Vamos a pasar los ojos por los terrenos de la sicología y vamos a consultarle a ella cómo se hace la patria, y encontraréis allí en la árida especulación científica, que la patria, antes que todo, sobre todas las cosas, existe cuando existe una nación. (Siseos.) Sí, algunos se espantan, pero no conocen los conceptos sociales de nación. (Aplausos, Voces: ¡Bien!) México es un estado de Derecho Internacional, pero no es una nación; nos estamos haciendo, con gran dificultad, una nación. ¿Qué cosa es la nación? Es el conjunto de vínculos así éstos, no así, sino son éstos: el lenguaje, las costumbres, la historia, las tradiciones, (Aplausos en las galerías.) Cuando todas estas cosas han formado una unidad, cuando todas estas cosas se han fundido, entonces podemos decir que hay una patria, que hay una nación. (Aplausos.) De lo contrario, seremos una persona en Derecho Internacional, seremos un Estado de Derecho Internacional, pero no seremos nación y nosotros debemos convencernos, debemos verlo con tristeza, como yo lo veo, que México no es una nación, que lejos de mantener esos contingentes los queremos disgregar, queremos hacer la suplantación de nuestras tradiciones, queremos traer cosas nuevas, hacer que los jirones de nuestra nacionalidad se vayan perdiendo con el tiempo. Os voy a argumentar con una sencillez que hubiera sido para mi una gran dificultad hace algunos años: Hace algunos años, entre las aulas, corriendo mi vida en aquella bohemia, yo no hubiera podido exhibiros un peso; hoy está a mi alcance, está también al alcance de todos ustedes. (Voces: ¡Veinte!) Pues bien podéis ver allí en ese peso, señores diputados, una águila de frente; sacad el "azteca" diario que ganáis en oro, y veréis el calendario por un lado y por el otro en la misma época, el águila de perfil de pollo. (Risas.) Esto no significa nada absolutamente para muchos y aquí la frase del poeta: "no escuche quien no sabe de estas cosas." (Aplausos.) Pero si véis cómo en el símbolo de la Patria le damos dos formas, nos preguntamos cómo es la tradición, cómo tenemos el escudo aquél; cuando el Ejército Trigarante entró en México, cuando se quiso dar una patria, cuando se pensó en un color, cuando se pensó en una forma, cuando se pensó en un canto, ¿qué cosa es lo que se hizo? Y eso debemos mantenerlo siempre; ¡cambiarlo, es cambiar nuestro corazón! (Aplausos estruendosos en las galerías.) Más todavía: Viene la Revolución y triunfa y vemos cómo un ayuntamiento o cualquiera autoridad quita con fines enteramente mezquinos una placa, evocadora de una fecha gloriosa, de algún hecho que debe ser imborrable para eso que yo llamo vínculos sociales que formarán la patria; se quita y se pone el nombre de un hombre que, si resucitara, diría: "Yo no te exijo eso; yo te exijo que hagas Patria. Vuelve a poner la placa que estaba y devuelve lo que has hurtado al tesoro de la Patria." (Aplausos y voces: ¡Muy bien!) A todas estas cosas le lla mo ser revolucionario. Por eso es que digo que la restauración de la fiesta brava triunfa desde el punto de vista revolucionario porque nosotros, lejos de borrar un recuerdo, lejos de borrar eso que nos ha llegado España, así fuera un defecto -que no lo es- (Siseos. Aplausos) debemos nosotros, lejos de quitarlo mantenerlo, mantener eso en el corto caudal de nuestro vínculos sociales porque desgraciadamente no los tenemos. (Aplausos.) ¿Racionalmente el pueblo se explica todas estas cosas y por eso ama los toros? ¿O pasionalmente ama los toros? Vosotros explicaos eso; el pueblo no se lo explica; no es el caso de que lo expliquemos al pueblo: el pueblo ama la fiesta brava, somos representantes del pueblo, no somos sus dictadores, y nosotros debemos interpretar el sentir del pueblo y votar por la restauración de los toros, (Voces: ¡Bravo! Aplausos ruidosos en curules y galerías.) Ante estas razones evocadoras de la patria, evocadoras de todo aquello que debemos amar no caben argumentaciones, señores diputados. Me decía algún compañero ayer: por todas esas razones yo opino porque volviera a restaurarse el

Colegio Militar desde el punto de vista histórico. Y sí: ¿qué culpa tenemos nosotros de las llagas de esa institución? ¿Que culpa tiene el peñón de Chapultepec de todos los borrones que se han echado a esa institución? Ello es que, de los banquillos de la escuela, desde chicos, traemos aquella savia, y nosotros los provincianos llegamos a México auscultando el horizonte para mirar aquella cumbre y decir: ¡allí! evocando una fecha gloriosa. ¿Aplausos.) Y es esto: es que para formar patria no debemos matar los recuerdos, y ahora, si todas esas cosas que conceptúo grandes las echáis abajo por el argumento de una damisela clorótica, entonces, señores diputados, quedaos con esas doctrinas de moral, incomprensibles para el pueblo, y quitadle esa tradición más, quitadle ese antecedente más, cambiad al pueblo. (Aplausos estruendosos y voces: ¿A votar, a votar!)

Presidencia del C. BLANCARTE RAMÓN

El C. Morales César: Para una aclaración, señor Presidente: (Murmullos, Campanilla.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Gómez Gildardo.

El C. Gómez Gildardo: Ciudadanos diputados: Porque confío en vuestra ecuanimidad, porque sé que vengo a hablar ante un concurso selecto e ilustrado y porque sé que este mismo pueblo que me va a escuchar será respetuoso y hará honor a su nombre de glorioso y digno,.... (Murmullos.) Señores diputados: suplico vuestra atención en honor a la curul que ocupáis; suplico vuestra atención porque vengo a defender a nuestra raza lastimada y vejada por algunos oradores que quieren confundir lo digno y lo grande con la perversidad y los vicios. (Voces: ¡Huy, huy! Aplausos.)

En los últimos momentos en que la patria se salvaba y los conquistadores daban un paso hacia atrás lanzándose hacia los mares y volviendo a sus antiguos terruños, mi tierra, señores, Oaxaca, representada por el primer Congreso que se estableció, daba el siguiente decreto:

"El Congreso Constituyente del Estado, ha tenido a bien decretar:

"Articulo único. Las autoridades por ningún motivo promoverán ni permitirán las corridas de toros, quedando éstas prohibidas en el territorio de Estado.

"Dado en Oaxaca, el 4 de septiembre de 1826."

(Aplausos. Siseos, Murmullos.) Y ese Congreso, señores, estaba formado por la raza india, por la más noble, por la más pura, la que tendrá que resolver los problemas sociales de la Patria. (Aplausos. Siseos.) Y si esto no bastara, si no bastara este destello de luz con que ese Congreso iluminó al pueblo, tendremos algo más grande, un faro grandioso: el inmortal Juárez, ese indio que estaba penetrado de lo que es su raza y que tenía conciencia y sabía el camino porque había llevarla, ese indio, señores, siendo Gobernador de Oaxaca en el año de 1847, daba un nuevo decreto prohibiendo las corridas de toros. (Voces: ¡Muy bien! aplausos. Siseos.) Y por una hermosa coincidencia que se presenta siempre grande y sublime, en momentos terribles para la Patria, el señor Carranza, director también de este pueblo que ha sabido orientar con la causa revolucionaria y que sabrá, señores, cumplir con lo que ha ofrecido, porque de otro modo quedaría borrado en la Historia, ha iniciado y ha presentado también este decreto. (Voces: ¡Huy! Siseos fuertes en las galerías aplausos. Risas.)

El C. Rojas Rafael R., interrumpiendo: ¡Echale más jabón!

El C. Gómez Gildardo, continuando: Oigo algunas risas.... No es jabón, señores, porque yo soy diputado independiente; no traigo más consigna que la de mis comitentes y es mi deber orientar a los míos por el buen sendero, no por los vergonzosos de algunos diputados asalariados que aquí defienden esta causa innoble y perjudicial. (Aplausos. Voces: ¡Nombres, nombres!) Los diré en su oportunidad, porque no me falta valor civil para quitar caretas. (Aplausos. Siseos.) Y como quiera, señores que estas últimas frases pudieran, como lo el señor diputado.... (dirigiéndose al C. Diaz González.)

El C. Díaz González, interrumpiendo: No, señor, no dije nada.

El C. Rojas: Yo lo dije.

El C. Gómez Gildardo, continuando: Pues el que lo haya dicho, que son adulaciones al gobernante, no, señores, hoy defiendo ese decreto, mañana atacaré la reforma del artículo 3o. constitucional. (Aplausos.) Yo no acepto consignas, vengo con la frente hacia delante y ni tampoco recibo (risas) cantidades especiales para defender aquí las corridas de toros.

El C. Zincúnegui Tercero, interrumpiendo: Está usted obligado a decir nombres.

El C. Gómez Gildardo, continuando: Si bajo el punto de vista político, como he demostrado, el decreto de las corridas de toros es incuestionablemente inconveniente, más lo es entrando en otras consideraciones. Voy a referirme a este punto en el cual hace hincapié el Voto Particular de la Comisión, y es el siguiente: la cuestión económica. Las corridas de toros no pueden ser un factor benéfico en el sentido económico, y no pueden ser, señores, por estas circunstancias: una corrida de toros distrae en su labor al pueblo. (Voces: ¡No, no! Siseos.)

Por una sola vez voy a decir esto a las galerías: los siseos no me intimidan.. (Voces en las galerías: ¡Huy, huy!)

Son antieconómicas las corridas, porque arrancan de la labor honrada al trabajador y lo distraen durante toda la semana en que estos hombres esperan la corrida de toros (siseos), porque a la llegada de los toros por el ferrocarril, va la multitud perdiendo sus horas útiles dedicadas a su labor, únicamente a contemplar esos cajones cerrados en donde entran esos animales. (Voces: ¡Ah, ah!) Y, por último, señores, porque quitan el pan que deben gastar para sus hijos, esa tarde en que ellos van a presenciar el espectáculo más triste, el de vociferar sin ningún provecho. (Voces: ¡Huy, huy!) Y es todavía más antieconómico, porque no es cierto que estos hombres no se perjudiquen en su propio organismo con presenciar estos toros. Sí es verdad que en el fondo se perjudican, y se perjudican

física y moralmente. (Siseos.) Tampoco es cierto, señores, que esto aporte grandes entradas a los Municipios y a los Ayuntamientos, y aun cuando aportara, es muy triste en mi concepto, señores, que un pueblo, que un Ayuntamiento necesite lucrar con los vicios y con las malas inclinaciones morales de los hombres para acrecentar su Erario. No, señores, quiero hablar aquí con toda franqueza: yo considero pobres pueblos a aquellos que tienen necesidad de la explotación de los vicios y del mal encauce de sus conciudadanos, para poder formar el Erario de las Municipalidades. (Aplausos. Siseos.) A esos pueblos los comparo con esos pobres hombres que tienen necesidad de mandar a sus esposas a los Ministerios para poder obtener un empleo público. (Aplausos. Murmullos.) ¿Y cuál es, señores, la cuestión moral que nos pueden traer los toros? Yo no sé si los que han subido a la tribuna a decir que esta diversión no es bárbara, realmente en el fondo de sus conciencias han pesado lo que han dicho, y si realmente comprenden que trae alguna moralidad el desarrollo de esta triste diversión. Y más todavía me apena, señores, cuando oigo esta frase de jóvenes como el señor escudero, de un hombre que ha sido inspirado por la naturaleza, de un hombre de talento y de quien hemos oído sonetos hermosos, estrofas sublimes. ¿Cómo, señores, llamar hermosa a una fiesta de esta naturaleza, oír estas frases de un poeta ya laureado y aplaudido por nosotros? No puedo comprenderlo, y solamente me explicaría que estuviera pagado por venir a hacer esta defensa a esta Asamblea. (Siseos. Voces en las galerías.) Sí, señores, un hombre que conoce lo que es el arte, que es inspirado por el arte, no el arte como dijo el interesado, el torero Silveti, en su memorial. Yo llamo arte a lo que sublima, a lo que eleva, a lo que dignifica, a lo que levanta a los hombres; sí, señores, (Aplausos. Siseos) Yo llamo arte, señores, a esas frases hermosas que nos hacen conocer verdaderamente lo que es la Patria; yo llamo arte, señores, a esa música que ha transformado el ruido en sonido sublime (voces: ¡Ah, ah!, siseos); yo llamo arte, señores, a esa música que nos da el recuerdo digno y noble de nuestra propia personalidad, a esa música que da valor al guerrero y que lo hace olvidar por completo las fatigas. Eso es arte, señores, no lo que nos presenta escenas de sangre, no lo que nos lleva a la barbarie, no lo que nos lleva, señores, a borrar por completo lo que se llama dignidad personal. (Aplausos.) ¡Ah, señores! cuando oigo en labios de un representante del pueblo que la plaza de toros y que estas corridas son un medio de educación, no sé qué pensar: o que este hombre ha perdido el juicio (risas, aplausos, siseos) o que también es uno de los asalariados por los amigos, por las empresas de toros. ¿Qué, puede ser educacional, señores, el espectáculo sangriento, lo más terrible, todo aquello que llevará a nuestros hijos a crearles la idea de sangre, a llevarlos al crimen? Si registramos las estadísticas, señores, entre los trabajadores el más criminal es el matarife, es aquel que continuamente ve sangre y que poco le importe ver la sangre de sus hermanos y presenciar escenas de sangre sin objeto, únicamente por ir a vociferar, por ir a tener un rato de desviación moral. No me explico, señores, en qué sentido pueden comprenderse como medio de educación las corridas de toros. De educación vergonzosa, sí, señores, de educación que degrada, y esta honorable Asamblea, que es un grupo directivo social y el primero en la República, no debe permitir, señores, que se establezcan esos antros de perversión (siseos) porque nosotros estamos obligados a dar dirección a nuestro pueblo, a enseñarle el mejor camino y ese camino, señores, está en la escuela, ese camino está en el ejemplo, ese camino no está en el interés del vicio ni en esas tristes herencias que nos legaron los españoles. (Murmullos. Siseos. Voces: ¡A votar, a votar!)

Y no se crea, señores, que yo soy enemigo de la raza hispana; yo sé también agradecer a querer, Agradezco el idioma que poseemos, esa lengua que nos legaron, la más pura, la más rica y la más hermosa que haya hablado los hombres; agradezco también, señores, ese espíritu caballeresco y de hidalguía que ha servido de ejemplo para nosotros en ciertos actos de la vida y -sin que se me tache de fanático-, agradezco también, señores, la buena nueva de enseñarnos una religión cristiana..... (siseos y voces: ¡Huy!), que si se hubiera separado de ciertas formas y de ciertas tendencias, habría contribuido poderosamente para llevarnos por un camino también de perfeccionamiento.

El C. Alencáster, interrumpiendo: ¡Esa es una de las lacras!

El C. Gómez Gildardo, continuando: Pero, señores, cuando se habla aquí de que con estas dos o tres corridas de toros que dé el español Silveti..... (voces: ¡No es español!), que dé Silveti, sin ser español, se aliviará a los que sufren, con eso se acudirá a proteger a los enfermos, ¡ah, señores, he aquí una falacia únicamente, porque detrás de esa miseria que se invoca para ayudar a los enfermos, estaría el campo abierto para que este hombre hiciera millones de pesos a costa del pueblo! (Voces en las galerías: ¡Huy! Siseos.) Eso no quieren comprenderlo muchos, pero esta tarea, esta idea de llevar a cabo la libertad para las plazas de toros, no significa más, señores que apoyar únicamente a una empresa para que los pobres hombres que conquistan un peso con el sudor de su rostro, vayan a depositarlo en esa alcancía de los siempre tiranos, de los siempre explotadores del pueblo. (Aplausos. Siseos.) No, señores, no manchemos con sangre las manos piadosas de esa buena madre, la más sublime: ¡La caridad!

Yo confio mucho y creo firmemente que la juventud que integra la mayoría de esta Cámara estará conmigo..... (voces: ¡No, no!), y tengo firme y plena convicción, señores, porque recuerdo un hecho hermoso, porque traigo a la memoria algo que leí en la mitología. Voy a referirme al viaje de Teseo cuando se fue a la Creta. La Creta, señores, había ejercido presión tremenda sobre Atenas, por un hecho sencillo de venganza y en un laberinto, según refiere ella misma, existía un famoso toro -ya que de toros hablamos-. (Voces: ¡Huy, huy!) La Creta había impuesto a Atenas el castigo anual de llevar a seis hermosas doncellas y a seis jóvenes viriles para que fueran la presa de tan terrible animal y arrojadas en el laberinto; cada año eran víctimas de la terrible fiera y morían en el laberinto. Teseo, indignado, se lanzó a la Creta, se reunió con los jóvenes de Atenas,

penetró y luchó y dio muerte a aquel animal, emblema, señores, de la sangre y de la servidumbre. (Voces: ¡Ah, ah!) Pues yo quiero ir con todos los jóvenes de esta Asamblea a dar muerte a ese emblema de la degeneración social. (Voces: ¡Ah, ah, ah! ¡A votar!)

Cuando se hablaba, señores, de que hay ciertas cosas más malas que los toros y un célebre orador decía que el automovilismo, que la aviación eran peores, no encuentro ni palabra para aquilatar y apreciar ese criterio. (Voces: ¡Huy, !) Igualmente, señores, lo que significa avance y progreso; llegará el momento en que veremos y podremos surcar la misma atmósfera sin temor y sin peligro; así lo fue la navegación y así lo es todavía. Cuando oía otra frase todavía más triste y falta por completo de ideología, cuando se refería a llamar al cine una especia de sport, se conoce que no ha hojeado ni siquiera el diccionario de la lengua. (Voces: ¡No lo dijo!)

Pero hay un punto importantísimo, señores; se decía también que por qué hemos de arrancar las costumbres adquiridas de nuestro mayores, cuando de ese modo hacemos jirones a la Patria; que por qué hemos de arrancar las corridas de toros, que forman parte de nuestra alma nacional. ¡Qué falta de filosofía, qué falta de verdadero patriotismo! Nosotros debemos arrancar el mal en donde quiera que se encuentre; nosotros debemos procurar siempre la conquista de lo bueno, e ir más allá; a la conquista de lo mejor. ¿La Patria se va a formar de ese modo.....? (Voces: ¡A votar, a votar!) ¿La Patria se va formar de ese modo, con las escorias que hemos heredado? No, señores, la Patria se forma con todo lo bueno ..... (voces: ¡A votar, a votar!), se forma con todo lo grande, ¿y sabéis, señores, cómo puede hacerse Patria? Se puede hacer Patria respetando y amando las buenas leyes de nuestro mayores, de esos hombres que desde el cielo nos lanzan continuamente rayos de luz..... (voces: ¡Huy!) para guiarnos por el convencimiento y por el perfeccionamiento a hacer Patria de ese modo: respetando las leyes del gran indio Juárez. No importan los monumentos grandiosos, no importan las letras de oro; lo que importa, señores, es respetar esas leyes y seguir su ejemplo; así se hace nacionalidad, así se hace Patria. (Siseos.) Poca cultura revelan los que me sisean, con el consentimiento del señor Presidente, quien no cumple con su deber..... (campanilla); pero no importa, señores, yo no vengo aquí a intrigar, ni vengo aquí a inclinarme ante el duro peso de los dólares que van a recibir algunos de los que defienden esta causa..... (voces: ¡Nombres, nombres!), yo vengo con una honradez sana..... (voces: ¡Nombres, nombres!), a cumplir con mi deber (Voces: ¡¡Nombres!! ¡¡Nombres!!)

Deseo terminar, pero permitidme esta pregunta, que voy hacer al C. Díaz González.....

El C. Meza Enrique: ¡Pido la palabra!

El C. Zincúnegui Tercero: ¡Está usted obligado a decir nombres!

El C. Meza Enrique: ¡Pido la palabra, señor Presidente!

El C. Gómez Gildardo: No interrumpa usted al orador, ¡siéntese usted! (Risas.)

El C. Meza Enrique: ¡Moción de orden!

El C. Gómez Gildardo, continuando: Quiero que me conteste usted esta pregunta, señor Díaz González.....

El C. Meza Enrique, interrumpiendo: ¡¡Moción de orden!! Concédame usted la palabra, señor Presidente, puede que mis palabras lleven una poca de calma al orador.

El C. Presidente: No está interrumpido el orden.

El C. Meza Enrique: El señor Presidente interrumpe el orden, porque los aludidos por el ciudadano que está en la tribuna, que somos los que hemos hablado en contra del dictamen, no podemos tolerar pacientemente que se insista en este punto y yo, por mi parte, le exijo que diga nombres, porque estoy en el caso a que él se refiere. (Aplausos.)

El C. Gómez Gildardo, continuando: Señor Díaz González: ¿Sabe usted qué dictaminó el Congreso anterior, es decir, esta Cámara, el año pasado respecto a esta cuestión que se debate?

El C. Díaz González: No se dictaminó.

El C. Gómez Gildardo: ¿Sabe usted si a la Comisión le ofrecieron $15,000.00 para que dictaminara a favor?

El C. Díaz González: ¿A cuál Comisión?

El C. Gómez Gildardo: A la Comisión dictaminadora del año pasado.

El C. Díaz González: No lo sé.

El C. Gómez Gildardo: ¡Pues debía usted saberlo! (Siseos.)

El C. Díaz González: ¡Pido la palabra para contestar al orador!

El C. Gómez Gildardo, continuando: Quiero satisfacer a ustedes, señores..... (Desorden. Campanilla.)

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Señor presidente, pido la palabra para contestar la interpelación que se me ha hecho!

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Díaz González: Señor diputado Gómez: Si usted es capaz de hacer honor a su edad y a sus canas, debe usted decirme si ha tenido la intención de herir mi amor propio al decir que tenía la obligación de saber lo que me preguntó. De lo contrario, lo tendré a usted por intrigante de lo peor que puede haber aquí. (Aplausos.)

El C. Presidente: Se suplica a las galerías, por última vez, no tomen parte en los debates; de otra manera me veré precisado a desalojarlas.

El C. Gómez Gildardo: Pido a usted que retire la palabra "intrigante" y voy a contestarle por qué debería saber lo que le interrogo: siendo usted diputado a la Legislatura pasada, sin duda que estuvo al tanto de este asunto...

El C. Díaz González, interrumpiendo: Dispense usted, señor orador...

El C. Gómez Gildardo, continuando: Debía usted saberlo, tenía la obligación de saberlo, supuesto que estaba recibiendo las dietas completas.... (Voces: ¡Aah!)

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡No, señor!

El C. Gómez Gildardo, continuando: Si no lo sabía usted, no es culpa mía. La explicación que solicitaba de usted no ha sido para lastimar su persona, sino porque he creído que siendo miembro de la Legislatura pasada, debía ilustrarnos

Explicando los antecedentes que tenía sobre esta cuestión. Repito, no he querido lastimarlo, sino únicamente porque siendo usted uno de tantos de la Legislatura pasada, no debía ignorar esto.

El C. Díaz González: Señor Gómez, usted, si hace honor a la verdad, debe confesar que hace un momento en su peroración dijo que los individuos que se interesaban por los toros eran asalariados y me señaló a mí. Ya con anticipación había pedido la palabra para exigir a usted dijera si yo era en su concepto uno de esos asalariados; de lo contrario mi palabra quedaría en pie, porque usted no debe hacer ningún cargo cuando no está debidamente justificado.

El C. Gómez Gildardo: Es una falta de lógica darse por aludido cuando no se le dice a uno su nombre.

El C. Díaz González: ¡Usted me señaló a mí!

El C. Gómez Gildardo: Señalé a cualquiera, no precisamente a usted. (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!

El C. Díaz González: Para una pequeña aclaración.

El C. Verástegui José: Pido la palabra. Creo que el autor del voto particular no está presente y no ha podido ni fundar su voto particular, ni defenderse de esos cargos que el señor orador le ha hecho; yo estoy con él en cuanto a los principios que ha defendido en esa tribuna, pero no estoy con él y protesto por lo que está diciendo el orador en contra de algunas personas.

El C. Siurob: Pido la palabra para una moción de orden. Si no se ha permitido que se interrumpa a otros oradores, ¡con qué derecho se tolera que estén interrumpiendo aquí al orador!

El C. Díaz González: ¡Moción de orden! Yo estaba en el uso de la palabra, aún no he concluido. (Varios ciudadanos diputados piden la palabra, simultáneamente, para moción de orden.)

El C. Siurob: Si Su Señoría no ha permitido que se interrumpa al orador en el uso de la palabra, para hacerle interpelaciones o explicaciones de cualquier género, por eso hago esta moción de orden, porque lo está interrumpiendo este ciudadano que acaba de hablar, en los momentos en que continuaba su peroración.

El C. Díaz González: ¡Continúo en el uso de la palabra! (Voces: ¡No es cierto! ¡Ya terminaste! Desorden.)

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a la Asamblea que el señor doctor Gómez bajaba ya de la tribuna, (Voces: ¡No! ¡Se paseaba!) ... cuando hicieron una indicación por allá y en realidad ya no era interrumpir al orador; pero la Presidencia pregunta al señor doctor Gómez si ya ha terminado de hablar.

El C. Trejo: Pido la palabra para un hecho. (Voces: ¡No se puede!)

El C. Díaz González: ¡Estoy en el uso de la palabra!

El C. Trejo: ¡Pido la palabra para un hecho!

El C. Gómez Gildardo: Continuó en el uso de la palabra.

El C. Trejo: ¡Pido la palabra para un hecho!

El C. Presidente: Después se le concederá a usted.

El C. Díaz González: ¡Estoy en el uso de la palabra! (Voces: ¡No!) Yo le estaba contestando al señor. El diputado Araujo...

El C. Gómez Gildardo, continuando: Quiero dar por terminada esta peroración, para evitar dificultades. Solamente quiero llamar a vuestro buen criterio, para que apoyéis y déis un aplauso justo a la Comisión, que posponiéndose a todo género de prejuicios, pretendiendo aquí orientar dignamente al pueblo, ha dado un fallo en contra de que exista entre nosotros la vergonzosa diversión de las corridas de toros... (Voces: ¡A votar, a votar! Siseos.)

El C. Prosecretario Bolio: Habiendo hablado tres oradores en pro y tres en contra...

El C. Quiroga, interrumpiendo: ¡Moción de orden! (Voces: ¡Moción de orden!)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Quiroga.

El C. Quiroga: El Reglamento ordena que cuando se trata de la derogación de una ley, se necesita que hablan seis oradores en pro y seis oradores en contra: aquí se trata de derogar una ley... (Voces: ¡No, no!) deben hablar seis oradores en pro y seis en contra.

El C. Díaz González: ¡Verdadera moción de orden!

El C. Presidente: Se va a dar lectura a lo que está discutiendo para que la Asamblea se dé cuenta de que no se trata de derogar una ley, pues lo que deroga la ley que prohibe las corridas de toros en el Distrito Federal, es el voto particular. Cuando éste se discuta podrán hablar seis oradores en pro y seis en contra; por ahora se trata solamente de un acuerdo económico y por tal motivo se va a preguntar si se considera el asunto suficientemente discutido.

El C. Quiroga: ¡Eso es injusto; yo tengo la razón...!

El C. Céspedes: ¡Moción de orden!

El C. Quiroga: ...Para derogar una ley se necesita otra ley... (Voces: ¡No está a discusión el Voto Particular!) Desde el momento en que se rechazara el dictamen de la Comisión, ese solo hecho ya implica la aprobación del voto particular.... (Voces: ¡No, no!) Señores, tiende cuando menos a aprobar la derogación del decreto preconstitucional. En ese concepto, creo que tratándose exactamente de la derogación de ese decreto, deben hablar y pido que hablen seis oradores en pro y seis en contra.

El C. Prosecretario Bolio: La Presidencia ordena a la Secretaría dé lectura al siguiente artículo del Reglamento:

"Artículo 111. Antes de cerrarse en lo general la discusión de los proyectos de ley, podrán hablar seis individuos en pro y otros tantos en contra, además de los miembros de la Comisión dictaminadora y de los Ministros. En los demás asuntos que sean económicos de cada Cámara, bastará que hablen tres en cada sentido, a no se que ésta acuerde ampliar el debate."

El C. Presidente: La Presidencia insiste en que no se trata ni de un Proyecto de Ley ni de una derogación; el Voto Particular es el que deroga una ley, de manera que después de que terminemos con el dictamen entrará a discusión, en su caso, el voto particular en el que podrán hablar seis oradores en pro y seis en contra.

El C. Morales Francisco César: Para una aclaración, señor Presidente.

- El mismo C. Prosecretrario: En consecuencia de lo dicho por el ciudadano Presidente, se consulta a la honorable Asamblea, habiendo hablado tres oradores en pro y tres en contra, si se considera suficientemente discutido el dictamen. Los que están por la afirmativa sírvanse ponerse de pie.....

El C. Morales Francisco César, interrumpiendo: Para una aclaración. (Voces: ¡Estamos en votación!)

- El mismo C. Prosecretario: Se considera suficientemente discutido el dictamen. (Voces: ¡Votación nominal!) Se va a proceder a la votación nominal.

El C. Morales Francisco César: Pedí la palabra para una aclaración con toda anticipación y no se me ha concedido.

El C. Díaz González: Ya está suficientemente discutido este asunto. (Voces: ¡A votar, a votar!)

- El mismo C. Prosecretario: Antes de proceder a la votación, se va a dar lectura a las proposiciones de la Comisión Dictaminadora.

"Primera. No es de tomarse en consideración la iniciativa presentada por varios ciudadanos diputados a la pasada Legislatura, para que sea derogado el decreto expedido por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, que prohibe la fiesta de toros en el Distrito y Territorios Federales.

"Segunda. No es de concederse al C. Juan Silveti, matador de toros, el permiso que solicita para celebrar dos corridas de toros de beneficencia, en la plaza "El Toreo," de esta capital, por existir prohibición legal absoluta acerca de esta clase de espectáculos."(Aplausos. Siseos.)

Se va a proceder a la votación nominal. La Presidencia, por conducto de la Secretaría, suplica a los ciudadanos asistentes a las galerías que no interrumpan la votación con manifestaciones en pro o en contra, porque en caso contrario se verá obligada a mandar desalojar el local.

El C. Prosecretario Morales Sánchez: Por la afirmativa.

El C. Prosecretario Bolio: Por la negativa. Se suplica a los señores diputados tengan la bondad de ocupar sus curules.

(Se empezó a recoger la votación.)

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Moción de orden!

El C. Trejo: ¡Moción de orden!

El C. Prosecretario Bolio: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, manifiesta que no se procederá a la votación mientras los ciudadanos diputados no ocupen sus curules. (Aplausos.)

Se llama al orden al C. Gómez Noriega, que está en posición algo sospechosa (risas); y ordena la Presidencia diga a los ciudadanos diputados que no interrumpan la votación, porque tomarán ejemplo las galerías.

(Continúa la votación.)

El C. Siurob, interrumpiendo: ¡Moción de orden!

- El mismo C. Prosecretario: La Presidencia ordena se suspenda la votación mientras los ciudadanos diputados no guarden compostura, a fin de poder corregir a las galerías.

El C. Siurob: ¡Moción de orden!

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Como habrá podido observar Su Señoría, se han introducido dentro del ambiente de esta Asamblea los mismo gritos desaforados y la misma falta de sindéresis (siseos, voces: ¡Moción de orden!), de parte del público de las galerías... (Voces: ¡Estamos en votación!) La misma presencia de ese público, su número, las manifestaciones que ha hecho y la manera como se ha portado, todo indica que no es el verdadero pueblo mexicano... (siseos), sino el mismo grupo de fanáticos que lo mismo saben ir tras del torero maleta, que ir a aplaudir a Victoriano Huerta cuando se presentaba a la plaza de toros.....

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Moción de orden!

El C. Siurob, continuando: En tal concepto... (Siseos, Gritos, Campanilla.)

El C. Presidente, interrumpiendo: La Presidencia excita de nuevo a los ciudadanos representantes para que guarden compostura y den su voto con toda corrección, sin manifestaciones; y la misma Presidencia será la primera en que, si las galerías persisten en su actitud, no se continúe la sesión hasta que sean desalojadas. Suplica, pues, a los diputados, den el ejemplo de corrección para poder obrar como se debe.

El C. Prosecretario Bolio: Continúa la votación.

El C. Siurob: ¡Estoy en uso de la palabra!

El C. Díaz González: ¡Moción de orden!

El C. Siurob: Ese ciudadano imbécil que me interrumpe no tiene razón.....

- El C. Díaz González, interrumpiendo. ¡El imbécil es usted, generalete!

El C. González Marciano: ¡Moción de orden!

- El C. Presidente. Tiene usted la palabra.

El C. González Marciano: Yo me permito llamar la atención, respetuosa y enérgicamente a la Presidencia, para que exija más respeto para los diputados de parte del C. Díaz González. (Aplausos.)

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Pido la palabra!

El C. Presidente: Se llama al orden al C. Díaz González.

El C. González Marciano: No he terminado mi moción de orden. Yo exijo a la Presidencia que ordene al C. Díaz González que retire la palabra "generalmente" que ha proferido al doctor Siurob. (Aplausos.)

El C. Presidente: En seguida que se termine la votación se hará la excitativa a que se refiere el C. Marciano González. (Voces: ¡No, no! ¡En este momento!)

El C. Siurob: Señor Presidente: Ni a Su Señoría le concedo el decreto de intención de interrumpirme.....

El C. Presidente, interrumpiendo: Se llama al orden al C. Siurob.

El C. Siurob: No he terminado mi moción de orden..... (Campanilla.)

El C. Presidente: No tiene usted la palabra.

El C. Siurob: ¡Pido la palabra para una moción de orden!

El C. Presidente: No hay desorden.

El C. Siurob: Estaba yo en el uso de la palabra. ¡Reclamo el trámite! (Campanilla.)

El C. Presidente: Se llama al orden al C. Siurob.

El C. Siurob: Protesto en contra de la tiranía de Su Señoría, que no me quiere conceder el uso de la palabra. Su Señoría no es ni ha sido nunca revolucionario, ¡qué le importa la Revolución!, ¡qué le importa la Carta Magna!..... (Campanilla.

El C. Presidente: ¡Se llama al orden al C. Siurob! ¡Que indique qué artículo del Reglamento se está violando!

El C. Siurob: Las galerías están violando el artículo que dice que debe haber orden en esta Asamblea.

El C. Morales Hesse: Moción de orden, señor Presidente.

El C. Presidente: Se ha restablecido el orden y las galerías están en silencio; por tanto, debe continuarse la votación.

El C. Siurob: Las galerías están en silencio, pero apenas comience la votación volverán a interrumpir el orden, si Su Señoría no manda leer el artículo respectivo del Reglamento.

El C. Prosecretario Bolio: Continua la votación.

(Concluyó la votación. Aplausos prolongados.)

El C. Morales Francisco César: Pido la palabra para un hecho. (Voces: ¡Después de la declaratoria!)

El C. Prosecretario Morales Sánchez: Votaron por la afirmativa los CC. Alencáster, Altamirano, Alvarez del Castillo, Andrade, Ángeles Carlos L., Ángeles Genaro, Araujo Emilio, Arrioja Isunza, Avilés Baledón Gil, Barragán, Basáñez, Bolio, Cabrera, Camarena, Cancino, Casas Alatriste, Castillo, Garrido, Castillo Torre, Castro Roberto, Céspedes, Colina, Contreras, Cuéllar, Espinosa Luis, Fernández Miguel B., Galindo, Gámiz, García José Guadalupe, García Vigil, Gil Feliciano, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Galindo, González Jesús N., González Marciano, Gutiérrez Antonio, Iturralde T., Jiménez, Lomelí, Madrid, Malpica, Mariel, Márquez Galindo, Martín del Campo, Mejia, Mena, Méndez Arturo, Méndez Fortunato, Morales Francisco César Morales Sánchez, Ocampo, Olivé, Parra, Pastrana Jaimes, Pérez Carbajal. Quiroga, Rebolledo, Reyes Francisco, Rodríguez Herminio S. Rodríguez Sabino, Ruiz de Chavéz, Ruvalcaba J. Guadalupe, Sánchez Salazar, Saucedo, Silva Herrera, Siurob, Solórzano, Tamez, Tapia, Torre Rómulo de la, Torre Garza, Uzata, Vadillo, Valladares, Verástegui José, Vilchis, Villalobos, Villaseñor Mejía y Villela Humberto.

Total, 80 votos.

El C. Prosecretario Bolio: Votaron por la negativa.....

El C. González Galindo: interrumpiendo: Reclamo mi voto por la afirmativa.

El C. Prosecretario Morales Sánchez: ¿Reclamo su voto el C. González Galindo por la afirmativa?

El C. González Galindo: Sí, señor.

El C. Prosecretario Morales Sánchez: González Galindo Modesto, sí está en la afirmativa.

El C. Prosecretario Bolio: Votaron por la negativa los CC. Aguirre León, Aguirre Vito, Alcocer, Alejandro, Anda, Araujo Francisco, Arriaga, Blancarte, Bravo Izquierdo, Bravo Lucas, Breceda, Breña, Carriedo Mendez, Carrión, Castellanos Díaz, Castilleja, Castillo David, Castillo Nájera, Cordero..... (Interrumpiendo: Se suplica a los ciudadanos diputados presten atención a la lectura de los votos. De lo contrario, no se prosigue. Murmullos. Continuando): Cornejo, Chablé, Díaz González, Escudero, Esparza, Espinosa Bávara, Espinosa y Elenes, Ferrel, Fierro, Flores, Fuentes Barragán, Gómez Gustavo, García Carlos, García de Alba, García Ruiz, Garza, Gómez Noriega. Guerrero, Gutiérrez de Velasco, Gutiérrez Orantes, Hernández Eulogio, Hernández Jerónimo, Hernández Loyola, Huerta, Iturralde T., Leal, León, López Emiliano Z., López Ponciano, Martínez del Río, Martínez Saldaña, Méndez Benjamín, Méndez Pánfilo, Mendoza, Meza, Molina, Morales Hesse, Navarro, Ordorica, Ortiz, Padrés, Pastor, Peña, Pérez Vela, Ramos, Reyes Rafael, Ríos Landeros, Ríos Rafael L. de los Roaro, Rodríguez Alfredo, Rodríguez Matías, Rojas Rafael, Rojas Rafael R., Ruiz H., Soto José M., Soto Peimbert, Suárez, Tejeda Llorca, Tello, Toro, Torres, Torres Garza. Trejo, Treviño, Trigo, Urbanivia, Valadez Ramírez, Velásquez Juan, Velásquez López, Verástegui Franco, Villaseñor Salvador, Zavala Leobino, Zerecero y Zincúnegui Tercero.

Total, 92 votos. (Aplausos.) En vista del resultado de la votación....

. El C. Torres Garza: ¡Reclamo mi voto! Estoy en la negativa y voté por la afirmativa.

El C. Prosecretario Bolio: Con la corrección hecha, queda 91 votos por la negativa. Dado el resultado de la votación, se rechaza el dictamen de la Comisión, quedando el voto particular para su discusión.

El C. Siurob: Pido la palabra para rectificar un hecho, de acuerdo con el artículo 105 del Reglamento.

El C. Presidente: Se han inscripto los CC. Trejo, Zincúnegui Tercero, Morales Francisco César y Siurob.

El C. Morales Francisco César: Fui el primero que me inscribí, desde hace dos horas.

El C. Presidente: La Presidencia no ha tenido ninguna intención de posponer en el uso de la palabra a ningún ciudadano diputado; están inscriptos para hablar las personas que se han nombrado; pero habiendo sonado la hora reglamentaria, se pregunta a la Asamblea si continúa la sesión.

El C. Prosecretario Bolio: En votación económica se pregunta si se prorroga la sesión. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. No se prorroga la sesión.

El C. Siurob: ¡Moción de orden! En vista de que el C. general Marciano González, quién me merece todo crédito, a dicho que el diputado Díaz González me ha injuriado, pido, conforme al artículo 105 del Reglamento, ordene la Presidencia que se retire la palabra injuriosa.

El C. Presidente: Se excita al C. Díaz González para que retire la palabra ofensiva.

El C. Díaz González: Suplico al C. Siurob diga qué palabra ofensiva proferí.

El C. Siurob: Interpelo al compañero Marciano González para que diga.

El C. Marciano: contestando la

interpelación del compañero Siurob y porque ya estamos cansados los generales del deshonor con que algunos pisotean su grado y del poco respeto que algunos hacen que se les tenga, no puedo permitir que el C. Díaz González deje sin la satisfacción que se merece al C. Siurob, por haberle dicho: "generalete."

El C. Presidente: La Presidencia, considerando que esa es una palabra despectiva, excita al C. Díaz González para que la retire; de lo contrario se hará constar en acta especial para los fines a que haya lugar.

El C. Díaz González: Pido la palabra. El señor general Siurob fue el que me dijo una palabra injuriosa: "¡imbécil!", y al decirme imbécil, yo le dije: "Generalete, el imbécil es usted." Y lo sostengo toda la vida.

El C. Siurob: Para una rectificación, señor Presidente. Yo no he dicho al señor: "imbécil," sino al que me estaba interrumpiendo..... (Voces ¡El fue!) Si él era el que me estaba interrumpiendo, confieso..... (Campanilla.)

El C. Presidente, interrumpiendo: Se ruega a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules, para dejar terminados estos incidentes.

El C. Siurob, continuando: Si él era el que me estaba interrumpiendo, entonces sí debe haberle venido el saco; pero, en todo caso, la palabra "imbécil" no es ningún insulto..... (Murmullos.)

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Esa fue la misma palabra que yo le dije a usted!

El C. Siurob, continuando: La palabra "imbécil" no significa mingún insulto, ni cosa que denigre a un individuo. (Murmullos.) Sin embargo, por respeto a la Asamblea, si el C. Díaz González la considera insultante, la retiro.

El C. Díaz González: ¿Retira usted su palabra? Yo, por honor a la Asamblea, la retiro también.

El C. Presidente: La orden del día para la sesión de mañana, 4 de diciembre, es la siguiente: Primero, discusión del voto particular relativo a la no supresión de las corridas de toros; y segundo, discusión del Ramo Tercero del Presupuesto de Egresos.

Se levanta la sesión y se cita para mañana, llamando la atención a los ciudadanos diputados en el sentido de que continuamente con la precisión de hoy en abrir la sesión a las cuatro de la tarde, (8.52 p. m.)