Legislatura XXVIII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19181211 - Número de Diario 95

(L28A1P1oN095F19181211.xml)Núm. Diario:95

ENCABEZADO

MÉXICO MIÉRCOLES 11 DE DICIEMBRE DE 1918

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 95

SESIÓN ORDINARIA

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 11

DE DICIEMBRE DE 1918

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Es leída aprobada el acta de la anterior.

2. - Se da cuenta con los asuntos en cartera. Invitación que hace a la Cámara el Ayuntamiento de Ecatepec de Morelos, para que por medio de una comisión, concurra a la ceremonia que con motivo del aniversario del fusilamiento de don José María Morelos, se verificará en este lugar el día 22 del actual; nombrándose para el efecto a los CC. Angeles Carlos L., Díaz González y prosecretario Aguilar. Primera lectura de una iniciativa de ley suscrita por los CC. diputados Camarena, Meza, Zayas y Velásquez Juan, por la cual se modifica el artículo 116 del Reglamento interior del Congreso.

3. - Son presentados los dictámenes de las Comisiones unidas 1a. y 2a. de Hacienda, referente al proyecto de ley enviando por el Ejecutivo, aprobando el uso que el mismo ha hecho de las facultades extraordinarias que se le concedieron en el Ramo de Hacienda y en el que se le autoriza para introducir modificaciones en los aranceles de importación y exportación; y de las Comisiones unidas 1a. y 2a. de Trabajo y Previsión Social, relativo al Proyecto de Ley del Trabajo. Se les dispensan las lecturas a ambos dictámenes y quedan a discusión el primer día hábil.

4. - Segunda lectura del dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, sobre el proyecto de la ley que reforma la fracción 165 F de la tarifa vigente de los derechos de exportación, presentado por los ciudadanos senador y diputados del Estado de Campeche. A discusión el primer día hábil. Es aprobado el dictamen de la 1a. Comisión de Gobernación, en que se concede licencia al C. diputado Francisco Medina, por el tiempo que dure la comisión que le confiará el Ejecutivo.

5. - Es discutido y aprobado, en lo general, el Ramo Undécimo del Proyecto de Presupuesto de Egresos. Se levanta la sesión.

DEBATE

C. BLANCARTE RAMÓN

(Asistencia de 157 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4.23 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. Prosecretario Aguilar, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día diez de diciembre de mil novecientos diez y ocho.

"Presidencia del C. Ramón Blancarte.

"En la ciudad de México, a las cuatro y veinte de la tarde del martes diez de diciembre de mil novecientos diez y ocho, con asistencia de ciento cincuenta y cuatro ciudadanos diputados, según aparece en la lista que pasó el C. Prosecretario Aguilar, se abrió la sesión.

"El C. Secretario Meade Fierro leyó el acta de la sesión celebrada el día anterior, que se aprobó después de una aclaración del C. Villalobos, y en seguida dióse cuenta con los asuntos en cartera:

"Oficio de la Secretaria de Gobernación, en que se solicita permiso para el C. diputado Francisco Medina para que desempeñe una comisión que le confiará el Ejecutivo de la Unión. - A la Comisión de Gobernación en turno.

"Proyecto de Ley firmado por la mayoría de la Diputación del Distrito Federal, por las diputaciones de los Territorios Federales y numerosos ciudadanos diputados más, tendiente a que la educación pública Primaria, Industrial, Comercial, Agrícola, Preparatoria y Comercial, quede a cargo del Gobierno General en el Distrito y Territorios Federales, y que se autorice al Ejecutivo para invertir durante el próximo año escolar la cantidad de diez millones de pesos en la atención del Ramo de Educación. - A las Comisiones unidas de Instrucción Pública y de Hacienda en turno.

"Proyecto de Ley de los CC. de Anda y Alejandre, que tiene por objeto reformar la tarifa arancelaria en la parte relativa a equipo ferroviario de procedencia extranjera que entre al país. - Primera lectura e imprímase.

"Memorial en que los CC. Juan Rico y Ezequiel Salcedo, por sí y en representación de la Federación de Artes Gráficas, solicitan se derogue el decreto de 22 de agosto del año actual, que grava el papel importado. En vista de que este memorial lo hacen suyo los CC. Saucedo, Méndez Pánfilo y Padrés, pasó para su estudio a la Comisión de Hacienda en turno.

"Iniciativa de Ley del C. Jerónimo Hernández, para que se adicione al Presupuesto de Egresos de 1919 una partida de cien mil pesos destinada a la creación de una Escuela para Ferrocarrileros y a otra partida de ciento cincuenta mil pesos para que se funde una Escuela Técnico Práctica para Chauffeures. - Segunda lectura. La Asamblea Admitió a discusión esta iniciativa por lo que se turnó a la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Proposición de los CC. Villaseñor Salvador, Méndez Benjamín, Carriedo Méndez, Pérez Vela, Zavala Dionisio, Velásquez López y Torre Rómulo de la, a fin de que se celebren sesiones en las mañanas, cada tercer día, para discutir los Ramos del Presupuesto de Egresos para 1919, sin perjuicio de que se haga lo propio en las sesiones de las tardes.

"Así que se le dispensaron los trámites, y la fundó el C. Méndez Benjamín se aprobó.

"Solicitud del C. Castellanos Díaz para que se le conceda licencia por veinte días, con goce de dietas.

"Se le dispensaron los trámites y sin discusión fue aprobada.

"Dictamen de las Comisiones unidas 2a. de Justicia y 1a. de Puntos Constitucionales, relativo al Proyecto de Ley reglamentario de los artículos 103 y 104 de la Constitución Federal, que remitió para su revisión la honorable Cámara de Senadores. La Cámara acordó dispensarle las lecturas, que se imprimiera para conocimiento de los ciudadanos diputados y que quedara para discutirse el primer día hábil.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Relaciones Exteriores, que consulta un Proyecto de Ley referente a que se conceda permiso al C. Miguel de Velasco para que acepte el cargo de Vicecónsul honorario de Suecia en el Puerto de Veracruz. - Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

"Reanudada la discusión de las partidas objetadas del Ramo Tercero del Presupuesto de Egresos, correspondiente al Poder Judicial, el C. Angeles Carlos retiró su objeción respecto a la partida 2025, que se reservó para su votación. Se aprobó, por ciento treinta y dos votos de la afirmativa contra treinta y dos de la negativa, la partida 2035, después de que la impugnó el propio C. Angeles.

"Presidencia del C. Jesús Rodríguez de la Fuente.

"Se reservó para su votación la partida 2041, por no haber estado presente el C. Martínez del Río, quien la había separado. La partida 2059 fue modificada por la Comisión con anuencia de la Asamblea, y después de una moción de orden del C. Díaz González, la Cámara acordó votar al mismo tiempo las partidas 2025, 2041 y 2059, que resultaron aprobadas por ciento cuarenta y cinco votos de la afirmativa contra dos de la negativa.

"La partida 2059, con la reforma que le hizo la Comisión, quedó así:

"Para fuerza motriz, alumbrado, teléfonos y festividades nacionales, $2,000.00."

"Se declaró aprobado el Ramo Tercero del Presupuesto de Egresos y que pasaba al Ejecutivo para los efectos constitucionales.

"Presidencia del S. Ramón Blancarte.

"A debate el Ramo Primero, en lo relativo a la Cámara de Diputados y sus dependencias, que hace suyo la Comisión de Presupuestos en los mismos términos que lo formuló la Comisión de Administración, excepto las partidas 4,34,35,38 y 42 que reformó, fueron apartadas para su discusión las partidas 4,20 y 21.

"Las demás se aprobaron por ciento treinta y ocho votos de la afirmativa contra dos de la negativa.

"La partida número 4 fue impugnada por los CC. Mancisidor, Avilés y García Vigil. En pro habló el C. Casas Alatriste, y en el mismo sentido lo hizo, en dos ocasiones, como miembro de la Comisión de Presupuestos, el C. Rodríguez Alfredo. El C. Prosecretario Aguilar, a solicitud del C. Casas Alatriste, informó acerca de las labores que tiene encomendadas la Oficialía Mayor de esta Cámara. El C. Gámez Gustavo, a nombre de la Comisión de Administración, contestó una pregunta del C. Avilés. Los CC. Castellanos Díaz y Garza hicieron aclaraciones con motivo de los conceptos del C. García Vigil, quien también hizo aclaraciones.

"Considerada la partida número 4 suficientemente discutida, se procedió a su votación nominal y fue aprobada por setenta y un votos de la afirmativa contra setenta de la negativa.

"Respecto de las partidas 20 y 21 que se refieren al sueldo de los taquígrafos parlamentarios, el C. Amezola propuso se aumentase a doce pesos diarios de los taquígrafos primeros y a diez pesos diarios el de los segundos. Rechazadas dichas partidas por setenta y seis votos de la negativa contra cincuenta y uno de la afirmativa, volvieron a la Comisión para que las reforme en el sentido del debate.

"Se pasó a considerar el Ramo Undécimo que trata del Departamento Universitario y de Bellas Artes.

"Varios ciudadanos diputados separaron las partidas que serán objeto de discusión y la Presidencia manifestó que las demás se votarían en la sesión siguiente.

"A las ocho de la noche se cerró la sesión y se citó para las cuatro de la tarde del día siguiente."

Por disposición de la Presidencia se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules.

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se aprueba el acta.

- El C. Secretario Pesqueira, leyendo:

"Suprema Corte de Justicia de la Nación. - Estados Unidos Mexicanos. - México. - Sección de Número 145 - F.

"A los ciudadanos Secretarios de la Cámara de Diputados del Congreso General. - Presente.

"La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en Acuerdo Pleno de hoy, atendiendo la petición que le fue comunicada por una Comisión de esa honorable Cámara ha tenido a bien nombrar, con fundamento en el tercer párrafo del artículo 97 de la Constitución Política de la República, al C. licenciado Eusebio Campuzano, Juez de Distrito de Tehuantepec, comisionado especial para averiguar la conducta oficial del C. licenciado Daniel A. Zepeda, actual Juez de Distrito en el Estado de Chiapas.

"Lo que me honro en hacer saber a ustedes para que se sirvan comunicarlo a ese Alto Cuerpo.

"Protesto a ustedes las seguridades de mi atenta y muy distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 9 de diciembre de 1918. - El Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, E. de los Ríos." - De enterado.

"Número 133. - Estado de México. - Ayuntamiento Constitucional. - Ecatepec - Morelos. - Estados Unidos Mexicanos.

"El honorable Ayuntamiento que tengo el honor de presidir, ha acordado se haga muy respetuosa invitación a la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, a efecto de que este Alto Cuerpo, si a bien lo tiene, se sirva dar lustre por medio de una Comisión de su seno, a la ceremonia cívica que, con ocasión del aniversario del sacrificio del gran insurgente don José María Morelos y Pavón, habrá de verificarse en San Cristóbal Ecatepec de Morelos el 22 del corriente y a la cual se dignarán asistir el ciudadano Presidente de la República y el ciudadano Gobernador de Estado de México.

"Lo que me es honroso poner en su superior conocimiento, encareciéndole lo haga saber a ese honorable Cuerpo que dignamente preside, esperando de su reconocido civismo acepte la invitación que por mi conducto se le hace.

"Constitución y Reformas. - San Cristóbal Ecatepec de Morelos. 6 de diciembre de 1918. - El Presidente Municipal de San Cristóbal Ecatepec de Morelos Román Enríquez.

"Al ciudadano Presidente de la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México." - Se nombra en Comisión a los CC. diputados Angeles Carlos, Díaz González y Prosecretario Aguilar.

Los CC. Diputados Leopoldo Camarena, Enrique Meza, Alfredo Zayas y Juan Velásquez, presentan una iniciativa de ley, por la que se modifica el artículo 116 del Reglamento interior del Congreso, adicionandose con un nuevo artículo Primera lectura, e imprímase.

- El mismo C. Secretario: Las Comisiones Unidas, 1a. y 2a. de Hacienda, presentan su dictamen relativo al proyecto de ley enviado por el Ejecutivo de la Unión aprobando el uso que el mismo ha hecho de las facultades extraordinarias que se le confirieron en el ramo de Hacienda y en el que se le autoriza para introducir modificaciones en los aranceles de importación y exportación.

En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan las lecturas de este dictamen, mandándose imprimir para discutirlo en el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se dispensan las lecturas, para imprimirse.

Las Comisiones unidas, 1a. y 2a. de Trabajo y Prevención Social, presentan su dictamen relativo al Proyecto de Ley del Trabajo.

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan las lecturas a este dictamen, mandándose a imprimir para discutirse el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se dispensan las lecturas.

El propio ciudadano Secretario dio segunda lectura al dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, sobre el proyecto de ley que reforma la fracción 165 - F de la Tarifa vigente de los derechos de exportación sobre las maderas tintóreas, presentado por los ciudadanos senador y diputados por el Estado de Campeche. (Se dio primera lectura el 9 de diciembre.) - A discusión el primer día hábil.

"1a. Comisión de Gobernación.

"Honorable Asamblea:

"A la 1a. Comisión de Gobernación que subscribe, se turnó una solicitud que se hace a la honorable Cámara el Ejecutivo de la Unión, por el conducto de la Secretaría de Gobernación, a fin de que se conceda al C. diputado Francisco Medina licencia por el tiempo que sea necesario para el desempeño de una comisión incompatible con su cargo de diputado.

"Esta Comisión, teniendo en cuenta la armonía que debe existir entre ambos Poderes, y considerando la importancia de los servicios que pueda prestar el C. diputado Medina en el tiempo que dure la comisión a que hacemos referencia, opina que es de accederse a lo solicitado por el Ejecutivo y tiene el honor de someter a la deliberación y aprobación de la honorable Asamblea, el siguiente acuerdo:

"Concédase licencia al C. diputado Francisco Medina, por el tiempo que dure la comisión que le confiera el Ejecutivo de la Unión y llámese a su suplente."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 11 de diciembre de 1918. - J. M. A. del Castillo. - Enrique Parra."

Está a discusión el dictamen. Los que deseen hacer uso de la palabra puede pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación, económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobado.

- El mismo C. Secretario: Sigue a discusión el Presupuesto de Egresos. Se va a dar lectura a las partidas que van a votarse por no haber sido objetas. Partidas números 11,018, 11,019, 11,023, 11,254, 11,255, 11,256, 11,257, 11,261, 11,262, 11,263, 11,264, 11,265, 11,266, 11,270, 11,272. La Secretaría no continúa leyendo partidas no objetadas, porque el C. Toro ha objetado el Presupuesto en todo el Ramo Undécimo. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Toro.

El C. Toro: Señores diputados: Bien sé que casi es inútil el que yo venga a hablar y a decir algunas verdades, porque se perderán en el vacío, porque hay una mayoría que aprobará todo lo que se le mande. (Voces: ¡No! Siseos.) Sé que como voy a atacar el Presupuesto de la Universidad, en

general no faltará ni en las galerías la "claque" que pueda haber mandado el Rector de la Universidad, ni tampoco faltará algún miembro de la Comisión, pongo por caso al C. Castillo Torre, que hace muy hermosos discursos, pero que no conoce absolutamente de esto nada, porque acaba de llegar de Yucatán. (Risas.) Sin embargo, él vendrá a atacarme, a mí personalmente, y pasará por alto todo lo que yo diga en cuanto al fondo de esta cuestión. Vengo a hablar no porque crea que mis razones van a convence al público; vengo a hablar porque creo que es mi deber como representante decir la verdad, como representante del pueblo, como electo en verdad popularmente, como no mandado por ningún Gobernador de un Estado a que venga simplemente a defender determinados intereses. (Aplausos. Siseos.)

La Universidad no existe: es un "bluff," el "bluff" más grande que ha habido en el país; la Universidad es algo verdaderamente absurdo, y voy a demostrar que no existe ni legalmente hablando. La Universidad no existe legalmente hablando porque, como sabéis muy bien, señores representantes...

El C. Secretario Pesqueira, interrumpiendo: La Presidencia suplica a los señores diputados se sirvan atender al orador y ocupar sus curules.

El C. Toro continuando: Como sabéis muy bien, ciudadanos diputados, la Universidad se fundo por una Ley expedida por el ilustre maestro don Justo Sierra, el año de 1910. Fue casi un ensayo y no se le quiso dar toda la independencia que debe tener un cuerpo científico como es una Universidad, porque no había los elementos todavía suficientes para ello. Más tarde se dio una ley, el año de 1913, por el Ministro de Huerta, García Naranjo, que reformó las Constituciones de la Universidad, pero ha resultado esto: restablecido el Gobierno legítimo, ya no hubo tal Universidad, no hubo más que el señor licenciado don José Natividad Macías, que es el que hace y deshace en la Universidad; no hay ley ninguna, no se sujeta a ninguna ley.

Antiguamente, cuando se constituyó la Universidad, como todos vosotros sabéis, había un Cuerpo Consultivo de profesores, un Consejo Universitario, un Rector de la Universidad y el Ministerio de Instrucción Pública, que conjuntamente laboraban todos para dirigir esa Universidad. Con posterioridad no hay nada de esto; el señor don José Natividad Macías nombra profesores, destituye profesores, hace lo que a bien le place sin que haya nadie absolutamente que se le oponga. Nuestro país es en muchas cosas absurdo; yo creo en él precisamente porque es absurdo. Una vez le preguntaba a San Agustín que por qué creía en el Misterio de la Trinidad y dijo: "creo absurdo," porque es absurdo. Yo por eso creo en el país, en la síntesis de nuestro país que es el charro, señores, que es un individuo que no tiene que comer, pero que lleva una botonadura de plata y un sombrero galoneado de oro; esto es lo que pasa en nuestro país. No tenemos escuelas elementales, no podemos pagar a los profesores de instrucción primaria, pero tenemos una Universidad y ¡qué Universidad, señores! En verdad no hay Universidad porque es una creación meramente artificial yo convengo en que los tiempos antiguos, es decir, en tiempo de don Luis de Velasco el primero, en que se creó y se fundó en la Nueva España una Universidad, esa Universidad tenía elementos propios, tenía vida independiente, tenía constituciones dictadas por sus doctores, por su claustro universitario. Nuestra universidad no es tal cosa, es una dependencia del Gobierno creada única y exclusivamente para don José Natividad Macías, que hizo una retirada falsa de la política, - se le creó una especie de Ministerio - , para que allí pudiera tener él a todos sus favoritos, a todos sus amigos, a toda la gente que no sirve para nada, pero que puede cobrar un sueldo. (Aplausos.)

Yo no soy enemigo de la Universidad en principio, soy enemigo de la Universidad tal como actualmente está constituída. Mientras la Universidad no tenga una personalidad jurídica, mientras no tenga elementos económicos propios, mientras no tenga independencia, no será tal Universidad: es simplemente una oficina para tener una multitud de individuos con sinecuras, con verdaderas canongías, con "modus vivendi," sin hacer nada absolutamente. Si hubiera libertad en la Universidad, yo os aseguro, señores diputados, que no sería Rector don José Natividad Macías.

De don José Natividad Macías últimamente me han contado uno de los sus rasgos que lo pinta de cuerpo entero como Rector de la Universidad: Había en la Universidad una pieza muy grande ocupada con multitud de publicaciones hechas por la Secretaría de Fomento, por la Secretaría de Instrucción Pública, etc. Allí se encontraba las obras de Ixtlixóchitl, las obras de Muñoz Camargo, los monumentos antiguos mexicanos, publicados en el Centenario de Colón, la Antología del Centenario, etc., etc. Pues bien, ¿sabéis lo que ha hecho don José Natividad Macías, Rector de la Universidad, con todas estas cosas? Mandarlas vender como cartón, para que se hiciera cartón con ellas; mandarlas vender para que se envolviera garbanzo y arroz con ellos. Y esto que yo digo lo puedo justificar plenamente, porque varios libreros me lo han dicho. Me han dicho: "Mejor hubiera sido que el Rector de la Universidad hubiera vendido esto a vil precio y esto se hubiera podido vender a bajos precios al público." No es esto sólo, señores Representantes; el señor Rector de la Universidad tiene pecados mayores que éste: Por mucho tiempo, no en la actualidad, en tiempos anteriores se estuvo ministrando a la Escuela de Derecho la cantidad de quince mil pesos para gastos. Esto me lo ha contado un ex - Secretario de la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Pues bien, por más que él hizo no pudo justificar arriba de tres mil pesos de gastos entonces, naturalmente, lo corrieron porque como los diez mil pesos restantes se dividían entre el Rector de la Universidad y el Director de la Escuela de Derecho, pues le estorbaba aquel señor.

La Universidad, por otra parte, está poniendo en ridículo al país. Ustedes comprenden que un Rector de la Universidad que en fiesta solemnísima se lanza a gritar "Vivat Universitas Mexico" está fuera absolutamente de lo normal. Esto, que hubiera sido ridículo en un bachiller de cualquiera universidad europea en un país como éste que no

tiene muy buena fama literaria ni científica, ustedes comprenden que nos está poniendo en ridículo. Mientras no haya dinero suficiente, mientras veamos a todos esos indios infelices, greñudos, cubiertos de harapos, en cuyo cerebro no ha penetrado ni el A. B. C., nosotros no debemos de estar gastando en cosas que son meramente decorativas, que son tan ridículas como el sombrero del charro, tan ridículas como que tengamos un teatro de mármoles y que no tengamos, por ejemplo, escuelas primarias suficientes, ni tengamos una cárcel de ciudad donde se pueda tener a los reos que no están condenados. El dinero del pueblo no debe mal gastarse en estas cosas, no debe malgastarse en favoritos, debe emplearse en aquello que sea más útil para el bienestar de la sociedad en general. Si alguien quiere pavonearse con un título universitario, con un ridículo título de bachiller, licenciado o doctor, que lo pague.

Yo creo que es muy justo que el individuo que quiera tener un título de esos lo saque del bolsillo, más cuando estos títulos en nuestro país y dadas las circunstancias, en nuestra Escuela de Altos Estudios, con raras y honrosas excepciones que soy el primero en reconocer, no hay ni maestros ni doctores, sino que son simplemente un "bluff" para sacar dinero del Erario Nacional para unos cuantos favoritos; si alguien quiere tener un título de esos, pues que lo pague en bueno hora, pero como decía, hay que tener en consideración, al tratar de estos presupuestos, otra cosa que es muy interesante y que creo que la mayoría de los señores representantes no se ha fijado en ella: desde hace algún tiempo se ha fijado una cuota para los individuos que concurran a las escuelas profesionales, de manera que hay que rebajar estos Presupuestos porque, pongamos por caso, en la Escuela de Derecho los alumnos pagan cinco pesos mensuales, (Voces: ¡Tres!) cinco pesos mensuales y cien por examen profesional, por examen de recepción. De manera que si tenemos en consideración que hay como doscientos cuarenta alumnos, yo creo que estos Presupuestos deben rebajarse, es decir, deben tenerse en consideración estas entradas al considerar estos Presupuestos. Por lo tanto, yo pido, señores diputados, que en lo general reprobéis todas esas cosas de oropel, todas esas cosas que no van al fondo de las necesidades nuestras, todo eso que es meramente decorativo, todo eso que no sirve al pueblo, al verdadero pueblo. Nosotros, mientras haya esos indios desnudos vestidos de harapos a quienes, como he dicho antes, no ha llegado la luz del alfabeto, no debemos gastar el dinero en cosas meramente decorativas y ridículas. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Andrade Priego.

El C. Andrade Priego: Ciudadanos representantes: No vengo a defender al señor Macías; vengo a defender el tiempo que se nos pasa, con el temor de que lleguemos al 31 de diciembre con el ridículo de no haber aprobado los Presupuestos de Egresos. El licenciado Toro, que tanto se preocupa por impugnar el Presupuesto de Egresos, nos ha hablado aquí de los indios greñudos, nos ha hablado aquí de la venta de unas obras viejas convertidas en papel, en cartón, y en otras cosas que no nos interesan. No ha puntualizado cuáles son las partidas que viene a impugnar (Voces: ¡Todas!) Dice y pide que se desechen todas las partidas que son de oropel. Puedo yo traducir el discurso del señor Toro, por su petición de que se suprima la Universidad Nacional. (Murmullos.) Eso lo debiera hacer el señor Toro promoviendo una reforma a la Ley de Secretarías de Estado que creó ese Departamento y no en esta hora en que viene a impugnar las partidas, aunque hasta este momento yo no entiendo si el C. Toro desea la supresión absoluta de la Universidad y, consiguientemente, la supresión de todas las escuelas profesionales; parece que aspira a que la enseñanza profesional se pague en este país. Creo que ya llegará esto, pero hasta después de mucho tiempo; ya se paga en las escuelas profesionales una cuota trimestral que irá acostumbrando al público a pagar esa misma enseñanza; pero por el momento no sería justo suprimir las escuelas profesionales, si eso es lo que pide el C. Toro, porque el gran número de la juventud mexicana es noble y por ahora naturalmente aspira a obtener un título profesional, hasta tanto se convenza que es preferible optar por otra carrera, emplear sus energías en otra clase de negocios o industrias. Por el momento no debemos suprimir las escuelas profesionales, porque todavía el país necesita de profesionales; de manera, pues, que si el señor Toro pretende la autonomía absoluta de la Universidad Nacional, es decir, que no dependa del Ejecutivo Federal, como depende actualmente, dada la existencia de la Ley de Secretarías y Departamentos de Estado, entonces debe promover por separado la reforma de la Ley que creó la existencia de ese Departamento. Tampoco nos ha puntualizado cuáles son las partídas que supone inútiles en el Presupuesto y así no podemos discutir su existencia o no existencia. Así es qué, no habiendo separado las partidas que iba a objetar, no debe tenerse en cuenta su petición ambigua sobre la supresión de la Universidad; y además, el C. Toro debe, como ciudadano, denunciar ante las autoridades competentes esos hechos delictuosos a que se refirió: ese robo de libros, esa mala inversión de fondos, etcétera. Por el momento yo pido a que entremos a votar todas las partidas de la Universidad, si es que algún diputado no objeta alguna de una manera puntualizada.

El C. Esparza Cuauhtémoc: Pidió la palabra para una interpelación.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Esparza Cuauhtémoc.

El C. Esparza Cuauhtémoc: ¿Tuviera la bondad de decidirme la Comisión las razones que tuvo para suprimir la Facultad de Ciencias Químicas en un país en que hay distritos mineros de treinta o cuarenta mil habitantes y no hay un sólo químico que analice los minerales de esas minas y donde las riquezas naturales no han sido explotadas por falta de estos elementos?

El C. Presidente: Se llama la atención al compañero que está haciendo uso de la palabra, que este asunto está a discusión en lo general y que su interpelación deberá hacerla a la hora que sea oportuno.

El C. Esparza Cuauhtémoc: Como esto no aparece en el Presupuesto, tiene que ser cuando se

discuta en lo general. Yo deseo conocer las razones que ha tenido la Comisión.

El C. Castillo Torre, de la Comisión: Pido la palabra como miembro de la Comisión.

- EL C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Castillo Torre: Aunque el C. Esparza ha empleado una voz muy débil para hacer su interpelación, yo he creído entender que pide a la Comisión los motivos que tuvo para suprimir la Facultad de Ciencias Químicas. Pues bien, la razón consiste en que la práctica ha demostrado que esa facultad no llenaba bien su objeto y que es mucho más conveniente destinar ese dinero que costaba a la creación de pensiones, de modo que con estas puedan los alumnos ir a estudiar dichas ciencias especiales al extranjero; esto es mucho más práctico.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Saldaña José P.

El C. Saldaña José P.: Señores diputados: Está en el tapete de la discusión un asunto importantísimo y por tal motivo me permito llamar vuestra atención a fin de que oigáis las razones que algunos compañeros hemos tenido para venir a objetar lo que se refiere a las escuelas superiores y tomo la palabra en contra del proyecto en lo general, por haberlo objetado totalmente el C. Toro; pero mi propósito al venir a esta tribuna es objetar lo que se refiere a la Escuela de Derecho, a la de Medicina, a la Escuela de Ingenieros y a la Escuela del Conservatorio.

Vacilé un momento para venir a esta tribuna, pero he pensado que sobre todas las consideraciones está la muy respetable, la muy grande de la situación que guarda nuestro pueblo. No es justo por ningún motivo que aquí en la capital de la República se imparta instrucción superior que aprovechan unos cuantos en detrimento de la mayoría del pueblo mexicano; se me ha dicho por algunos ciudadanos diputados que aquellos individuos que vienen a recibir instrucción para obtener un título de abogado o de médico son los pobres; y yo considero que no es así; sino que corresponden a la clase media acomodada... (Voces: ¡No, no!) El individuo que puede sostenerse sin necesidad de trabajar, es inconcuso e incontrovertible que puede también erogar un pequeño gasto, una pequeña cuota para poder obtener un título. ¿Qué utilidades ha reportado a la Nación el enorme gasto que se ha estado haciendo de millón y medio de pesos y aún de dos millones de pesos anuales para doctorar a un enorme número de abogados y de médicos que han formado ya el propietario profesional, a pesar de que nuestra República es bastante joven? Ya podemos equipararnos a Europa en lo que se refiere a los profesionales. Van a las escuelas individuos que podían estar perfectamente bien en el campo labrando la tierra, individuos que podían estar en las fábricas haciendo zapatos (Risas); obtienen el título de abogados, el título de médicos y esos individuos, a pesar del título, no son suficientemente capaces para poderse sostener a sí mismos; en consecuencia, no siendo útiles así mismos, no siendo útiles a la familia, ni siendo útiles a la sociedad, no son, en consecuencia, útiles a la Patria. (Murmullos.)

Sabía de antemano que a muchos alarmaría el hecho de venir a esta tribuna a atacar lo que para nosotros es sagrado, porque hace muchos años que lo tenemos. Si se hubiese andado en contemplaciones antes de la Revolución, si se hubiese dicho: "van a morir muchos individuos, se va a destruir la propiedad," es posible que la Revolución no se hubiera hecho; pero en las grandes transacciones siempre viene el desquiciamiento, la desorientación en los espíritus débiles. Aquí en el caso presente ¿qué es lo que se teme? ¿Se teme que ya no vaya a haber abogados o médicos? No, señores, existe en la actualidad la escuela Libre de Derecho, existe también la Escuela Libre de Medicina Homeopática (Siseos y voces: ¡Huy!), existe también... He oído siseos cuando pronuncié Escuela Libre de Medicina Homeopática; se conoce que quienes han siseado ni siquiera tienen nociones de lo que es la Homeopatía... (Aplausos en las galerías. Campanilla.) También existe, señores diputados, la Escuela Libre Preparatoria en la cual hay más de quinientos alumnos inscriptos y esa Escuela no cuesta al Gobierno un solo centavo. Si han podido sostenerse esas escuelas y se ve que paulatinamente han ido progresando ¡por qué el Gobierno no les ha de dar todo su apoyo?, ¿por qué hemos de permanecer indiferentes ante la iniciativa particular? Ha sido una injusticia, un sarcasmo verdaderamente del progreso, el que las escuelas libres después de los inauditos sacrificios que han hecho para sostenerse, ni siquiera se les haya reconocido. Está plenamente comprobado que el profesionista que sale de las escuelas oficiales, sea médico o abogado, cuesta al Gobierno alderredor de $25,000.00; y decidme ¿qué utilidad, con muy raras excepciones, reportan al Gobierno esos profesionistas? En lo general, ninguna; y como ya le dije antes, no tan sólo no prestan utilidad al Gobierno ni a la patria, pero ni siquiera son suficientemente competentes para poder en su vida, que puede ser larga, reintegrar a su bolsillo lo que el Gobierno dio por ellos, o sean los veinticinco mil pesos. Suprimiendo las escuelas superiores a que he hecho referencia y pensionado a las escuelas libres que existen y a las que se instalen, se obtendrá una economía no menor de medio millón de pesos y ese dinero muy bien debe emplearse, ya sea en instrucción primaria, ya sea en escuelas de agricultura, de artes y oficios o lagunas otras que reportan mayor utilidad que las actualmente existen. Para que os forméis una idea de cuál es la línea que nosotros nos hemos trazado para llevar a ustedes al convencimiento de que conviene la supresión de estas escuelas, me voy a permitir suplicar que se dé lectura a un proyecto que hemos formulado, suplicamos a la Presidencia ordene a la Secretaría lea este documento.

- El C. Secretario Pesqueira, leyendo:

"Ciudadanos diputados:

"Los subscritos diputados a la XXVIII Legislatura de la Unión nos permitimos proponer a la consideración y resolución de Vuestra Soberanía las proposiciones que ha continuación se expresan:

"Considerando: que para el Gobierno Federal es sumamente gravoso el sostenimiento de las Facultades de Medicina, Jurisprudencia, Ingeniería y Escuela Nacional de Música, sin que los resultados prácticos correspondan a estos crecidos gastos.

"Que el Estado no está obligado a impartir

gratuitamente la instrucción superior, sino que tiene la obligación única de impartir de manera gratuita la instrucción primaria, conforme al artículo 3o. constitucional.

"Que conforme al espíritu de la fracción XXVII del artículo 73 de la Constitución General de la República, el Estado tiene la facultad de sostener escuelas superiores en tanto que éstas puedan sostenerse por iniciativa de los particulares, y como prácticamente se ha visto que en México se ha logrado el sostenimiento de las escuelas libres de Derecho, Medicina Homeopática y Conservatorio de Música, ejemplo que pueden seguir las Facultades de Medicina Alopática e Ingeniería, estimamos que es llegado el caso de que la facultad que tiene el Estado, de sostener las escuelas superiores mencionadas en el considerando primero, se traduzca sólo a una ayuda efectiva a la iniciativa de los particulares.

"Que las escuelas libres de iniciativa particular, en las manifestaciones de la ciencia y del arte, son indispensables para nuestra democracia, pues en ellas se formarán verdaderos ciudadanos y no profesionistas con el hábito al tutelaje del Estado.

"Que los caudales que se han empleado en el sostenimiento de las citadas escuelas superiores, pueden dedicarse con mayor provecho individual, social y nacional al sostenimiento de escuelas prácticas de Agricultura, de Escuelas de Arte y Oficios y a la escuela de Ciencia Químicas, escuelas que, a pesar de su importancia y su trascendencia nacional fue indebidamente suprimida por la honorable Comisión de Presupuestos.

"Por las razones expuestas nos permitimos proponer lo siguiente:

"I. No se aprueban las Partidas de los Presupuestos de Egresos del Ramo Undécimo, de la 11,024 a la 11,247 y de la 11,368 a la 11,406.

"II. Se aprueba el presupuesto enviado por la Universidad Nacional, para el sostenimiento de la Facultad de Ciencias Químicas.

"III. Partida A. Subvención de la Escuela Libre de Medicina Alopática, además de concederse el uso gratuito del edificio y útiles con que actualmente cuenta la Escuela Oficial, $50,000.00.

"IV. Partida B. Subvención a la Escuela Libre de Medicina Homeopática, además del uso gratuito del edificio que el Gobierno destine, $10,000.00.

"V. Partida C. Subvención a la Escuela Libre de Leyes, además del uso gratuito del edificio que el Gobierno destine, $25,000.00.

"VI. Partida D. Subvención a la Escuela Libre de Ingeniería, además del edificio que el Gobierno señale y útiles con que actualmente cuenta la Escuela oficial, $50,000.00.

"VII. Partida E. Subvención al Conservatorio Libre, además del uso gratuito de un edificio que el Gobierno le destine, $20,000.00.

"Constitución y Reformas. - Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, a 11 de diciembre de 1918. - Lic. D. Pastrana Jaimes. - Antonio Quiroga. - José P. Saldaña. - J. R. Berumen. - Velásquez López. - M. Chávez M. - Amado Trejo. - A. Castro. - L. G. Carrión. - David Castillo. - H. S. Rodríguez. - R. A. Soto. - F. Martínez Saldaña. - J. G. de Anda. - Carlos E. Tamez. - J. P. Alejandre."

Presidencia del C.

RODRÍGUEZ DE LA FUENTE JESÚS

El C. Saldaña continuando: Como se ve, se trata de un proyecto madurado después de un examen concienzudo. Ese tutelaje que el Gobierno ha tenido siempre sobre los profesionistas, ha sido precisamente el perjudicial y el que ha hecho que no se formen entre nosotros verdaderos hombres de ciencia, individuos que vayan a las aulas a estudiar y no a perder el tiempo, como van a hacerlo la mayor parte de los estudiantes. ¿Y por qué es esto? Porque ellos saben perfectamente bien que no les cuesta nada, que todos los elementos son del Gobierno. (Aplausos en las galerías.) El día en que todos los estudiantes sepan que sus padres hacen un sacrificio para que obtengan un título, ese día es indudable que aprovecharán los días, que aprovecharán las horas, y que saldrán de las escuelas competentes, que es lo que necesitamos. (Aplausos en las galerías.) No es necesario tener la cantidad tan enorme, así, tan enorme, que tenemos en la actualidad de médicos y de abogados. ¿De qué sirven? Allí vemos pulular por las calles a abogados que equivocan el camino, que fueron a la Escuela de Jurisprudencia, debiendo estar en el banquillo haciendo zapatos. (Murmullos. Risas.) Abogados que fueron a la escuela a obtener un título y que debían estar labrando la tierra; abogados que han obtenido su título después de muchos sacrificios de ellos, por su rudeza, y sacrificios de sus padres también; ¿para qué? para nada, sencillamente, porque el título les estorba, porque no pueden dedicarse a ningún otro trabajo, porque lo consideran indigno. En consecuencia, no fabriquemos más médicos; hagamos que se intensifique la instrucción primaria, hagamos que se estudie la agricultura, hagamos que se cultiven las artes y los oficios e impulsemos a las escuelas libres, démosles los elementos necesarios, que bien poco es lo que necesitan, para que puedan caminar de frente al progreso; hagamos algo para secundar a esos hombres que, sacrificándolo todo, han instituído escuelas libres, y con la abnegación de profesores y con la abnegación de alumnos, han podido sostenerse ocho o diez años, a pesar de esto - parece mentira -, a pesar de la oposición, a pesar de todos los estorbos que el mismo Gobierno les ha puesto. (Aplausos en las galerías.)

En la parte legal, señores diputados, estamos en lo justo. El artículo 3o. de la Constitución dice en su parte relativa:"...... las escuelas primarias particulares sólo podrán establecerse sujetándose a la vigilancia oficial;" ".......la enseñanza primaria elemental y superior que se imparta en los establecimientos particulares."

Nadie podrá decirme que en la Constitución se dice que la instrucción superior será también gratuita. Además, la fracción XXVII del artículo 73, dice, hablando de las facultades del Congreso:

"Para establecer escuelas profesionales de investigación científica, de bellas artes, de enseñanza técnica, escuelas prácticas de agricultura, de artes y oficios, museos, bibliotecas, observatorios

y demás institutos concernientes a la cultura superior general de los habitantes de la República, entretanto dichos establecimientos puedan sostenerse por la iniciativa de los particulares, sin que esas facultades sean exclusivas de la Federación. Los títulos que se expidan por los establecimientos de que se trata, surtirán sus efectos en toda la República."

Este inciso es clarísimo; se dice que es facultad de la Federación impartir instrucción superior, en tanto la iniciativa particular puede hacerlo; y considero que es llegado el caso de dejar a la iniciativa particular el campo; es necesario que el Gobierno se abstenga de tomar un participio tan directo y tan activo en este asunto, máxime cuando resulta perjudicial para el Gobierno y para el mismo pueblo. No es levantando grandes palacios y monumentos admirables en la capital de la República; no es teniendo Universidades y Escuelas de Derecho, de Medicina y de Ingeniería, pagadas por el Gobierno, como se hace Patria; no, señores, el contraste es bien triste: en tanto que aquí hay un acervo de profesionistas tan grande así, que materialmente ya no pueden vivir, en los pueblos, saliendo del perímetro de la ciudad, encontramos a miles, ¡qué digo!, a millones de individuos que no conocen ni siquiera las primeras letras. Quitemos el millón de pesos que se malgasta en esta forma y démoslo al indio, que tan necesitado está de la instrucción; démoslo al jornalero, al pequeño industrial, al individuo que necesita de la luz de la ciencia para poder mejorar sus trabajos; hagamos algo efectivo, algo práctico; no volteemos siempre las cosas, como acostumbramos hacerlo en nuestra República; caminemos rectamente en la forma que debemos caminar, que es la única, forma en que se puede hacer verdaderamente Patria.

Ahora, quienes vengan a hablar en pro de los Presupuestos, no dirán que no se objetaron en concreto algunas partidas, ni tampoco se nos vengan a decir aquí que se pierde el tiempo, porque yo no sé, señores diputados, en qué forma puede aprovecharse mejor, si formando castas de profesionistas o ilustrando al pueblo en su gran mayoría. Ni tampoco se nos diga que no estamos aptos todavía para emanciparnos de la tutela oficial, porque también eso mismo se dijo en tratándose de la democracia; siempre se alegó por los científicos que el pueblo mexicano no estaba apto para la democracia, y vino la Revolución, y tras de la Revolución, vino el convencimiento de que el pueblo mexicano sí estaba apto para la democracia. (Murmullos.) Es verdaderamente lastimoso que para un asunto tan serio como el que se está tratando, haya ciudadanos diputados que pongan la atención debida. (Aplausos de las galerías.) No es a José P. Saldaña a quien ustedes están oyendo, es a un diputado que representa sesenta mil habitantes y que esos habitantes le obligan, le exigen que venga a cumplir con su deber. (Aplausos en las galerías.) Encarezco a ustedes, ciudadanos diputados, que, tomando este asunto con la seriedad que merece, vean cuánta razón nos asiste para combatir estas partidas a que he aludido. Decidme qué será más conveniente: ¿formar un abogado, que a la postre para nada sirve?...(Murmullos.) Os pido, ciudadanos diputados, que no os déis por aludidos; quienes tengan título y sepan hacerle honor, pueden estar tranquilos. Qué será preferible, ¿formar un abogado o un médico, que importan al erario Federal $25,000.00, o educar con esa suma a quinientos individuos? Decidme en conciencia, ¿qué es mejor? La importancia de esta reforma es inconcusa......

El C. Andrade Priego, interrumpiendo: Pido la palabra para interpelar al orador

. - El C. Presidente: Después de que termine.

El C. Saldaña, continuando: A pesar de que consideraba una celada la que trataba de tenderme el C. Andrade Priego, no tuve temor ninguno; la bondad de la causa que sostengo, se defiende por sí sola; yo nada significo aquí. Ahora, ciudadanos diputados, si consideráis que el asunto reviste la importancia que, en mi concepto, tiene, haced que desaparezcan estas canongías, que desaparezca esto que es una fabricación de profesionistas, para que en lugar de ello venga la instrucción para el indio y para el obrero, que es lo que necesitamos, que es el cimiento de la verdadera Patria.

Presidencia del

C. BLANCARTE RAMÓN

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Trigo.

El C. Trigo: Honorable Asamblea: No vengo precisamente a defender el Presupuesto, porque a pesar de que los CC. Toro y Saldaña trataron de impugnarlo, no lo han hecho en lo absoluto. Estimo que estos señores han estado bordando en el vacío; si tenemos un precepto constitucional que establece la Universidad Nacional, es lógico suponer que existiendo ese precepto y no habiendo una ley que suprima esa Universidad Nacional, debe haber en el Presupuesto una partida con que pagar esa Universidad, mientras legalmente exista. (Aplausos.)

No vengo a discutir sobre la conveniencia o inconveniencia de suprimir las escuelas profesionales, ni sobre la conveniencia o inconveniencia de apoyar y hacer todo lo posible, porque se desarrolle la instrucción libre en México, porque, repito, está fuera de cuadro y está fuera de ocasión la iniciativa que nos ha leído, a petición del C. Saldaña, en estos momentos. Yo creo que bien pudo haberla llevado al seno de la Comisión para su discusión, haberla votado como una ley y, entonces, ya suprimida la Universidad Nacional, no habría razón de discutir su Presupuesto, puesto que no existiendo la Universidad, claro es que no habría Presupuesto sobre la Universidad; por lo tanto, si el C. Saldaña dice que debemos hacer algo efectivo y algo práctico, yo creo que debemos empezar por hacerlo aquí, por no perder el tiempo, y ya que él ha empleado frases altisonantes y han hecho cátedra de patriotería, yo debo decirle que más que todas las cosas y sobre todas las cosas, el patriotismo nuestro debe ser este: ganar a conciencia los veinte pesos diarios que el pueblo nos paga y no defraudar los intereses del pueblo, porque el pueblo se encargará de juzgar a cada uno de nosotros..... Sí, señor Quiroga, el pueblo se encargará de juzgar a cada

uno de los diputados y no es el momento de venir con bizantinismos a atacar algo que no está a discusión y que no viene al caso. Estamos discutiendo Presupuestos y debe discutirse partida por partida, pero no vengamos a decir que no debe discutirse, porque esto es entender la lógica de una manera muy rara y muy extraña. (Aplausos.)

El C. Saldaña: Pido la palabra para una aclaración, señor Presidente, relacionada con lo que acaba de decir el C. Trigo.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Saldaña: Bien se comprende que el C. Trigo no puso atención a lo que yo dije, como muchos ciudadanos diputados tampoco la pusieron: yo no pedía que la Universidad dejara de existir, entendámoslo bien; pedí que en lugar de sostener la Escuela de Medicina, la Escuela de Leyes y la Escuela de Ingenieros..... (Voces: ¡Que forman la Universidad!), se establecieran escuelas libres y se subvencionaran; eso no quiere decir que desaparezca la Universidad, pues se compone de otros muchos departamentos: la Escuela de Altos Estudios y algunas otras. Tampoco he ido allí a perder el tiempo; no, señores, considero que esto es interesantísimo para nosotros e interesante también para el pueblo.

El C. Castillo Torre: Pide la palabra la Comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Basáñez: Pido que se lea el artículo 75 de la Constitución dice así:

"La Cámara de Diputados, al aprobar el Presupuesto de Egresos, no podrá dejar de señalar la retribución que corresponda a un empleado que esté establecido por la ley; y en caso de que, por cualquiera circunstancia, se omita fijar dicha remuneración, se entenderá por señalada la que hubiere tenido fijada en el Presupuesto anterior o en la ley que estableció el empleo."

El C. Castillo Torre, de la Comisión: Señores diputados: La lectura de este artículo les habrá demostrado que han sido completamente impertinentes las observaciones que han venido hacer en esta tribuna los CC. Toro y Saldaña. La Universidad Nacional es un Departamento creado por la Ley de 25 de diciembre de 1917; de consiguiente, sus empleados han sido creados en virtud de una ley y no puede la Cámara de Diputados dejar de señalar las retribuciones que correspondan a dichos empleados. Ahora, como aquí, lo mismo el C. Toro que el C. Saldaña, han venido a perder el tiempo, porque han venido ha hablar de cosas que no entienden..... (aplausos), voy a demostrarles que es un verdadero disparate el sostener la no intervención del Estado de México en los altos órdenes de cultura social cuando nos falta la iniciativa privada.

Las personas que han venido a sostener la no intervención del Estado en el sostenimiento de las escuelas profesionales, debían haber comenzado por demostrar previamente a la Asamblea que la iniciativa privada ha tomado a su cargo en el país el sostenimiento de tales escuelas y, hecho, de consiguiente, inútil la intervención del Estado en ellas. ¿ Por qué no han comenzado por la citada demostración? Sencillamente porque no han podido. Nadie, nadie que no esté loco, repito, es capaz de tomar sobre sí la tarea de demostrar que en México, que es un país de rudimentaria disciplina moral, podría la iniciativa privada sustituir a la iniciativa del Estado en los órdenes de cultura pública. Pero como es preciso hacer una ligera síntesis de las doctrinas que se han expuesto sobre los fines y el origen del Estado, a fin de que podáis votar con entera consciencia sobre este particular, voy a permitirme hacer dicha reseña.

La revolución religiosa iniciada por Lutero en Alemania, repercutió necesariamente en el movimiento político moderno y dio margen a profundas investigaciones sobre el origen y los fines del Estado. Desde Hugo Grocio el reformador o, mejor dicho, el restaurador insigne de la ciencia del derecho natural, hasta nuestras días, se han emitido numerosas doctrinas, cada una de las cuales trae una fracción de verdad, susceptible de unirse a las otras para formar una verdad sintética y una doctrina superior. Juan Jacobo Rousseau, señores, en Francia, por "El Contrato Social," libro que identificó y casi confundió el orden social con el orden político, impresionó los ánimos y dejó la mayor parte del movimiento social en manos del Poder Público; por lo contrario, en Inglaterra, desde el advenimiento de Guillermo III al trono, sucedió un orden constitucional a los disturbios anteriores y allí el espíritu público ha tenido constantemente a restringir la esfera de acción del Estado y a ensanchar cada vez más el terreno de la iniciativa individual que es la base del self government. En Alemania, las doctrinas sobre los fines y el origen del Estado fluctuaron hasta que las victorias de los ejércitos de Guillermo I y la diplomacia de Bismarck lograron que allí privase la doctrina conocida con el nombre de absolutismo del Estado, absolutismo que debe su base científica a Hegel. Podemos agrupar, señores, todas las doctrinas que se han emitido respecto de este particular, en tres grandes categorías que comprenden la doctrina de la unidad, la doctrina de los fines parciales y la doctrina armónica. La doctrina de la unidad es la doctrina de los tiempos antiguos; nadie ignora que en la época antigua la sociedad desaparecía en el Estado, como ocurría en Grecia y en Roma, o bien al contrario, el Estado era absorbido por el orden social, como aconteció en los Gobiernos religiosos del Oriente. Respecto de la doctrina de fines parciales., cábeme decir que señala varias o muchas facultades particulares al Estado; pero es preciso distinguir entre la época de la Edad Media y la época de la Edad Moderna. Nadie ignora que el cristianismo dividió el estudio del hombre, considerando aparte el espíritu del cuerpo, la vida temporal de la vida eterna, los fines del más allá, de los fines terrenales. En la Edad Media se cometió el grandísimo error de poner en una situación falsa dicha división, entregando a la Iglesia todos los fines espirituales y dejando al imperio todos los fines temporales.

Esta división, con la ambición posterior de los Papas, trajo las luchas religiosas hasta el día en que los pontífices perdieron el poder temporal, como castigo por no haber comprendido que sus funciones se limitaban únicamente a asegurar la prosperidad moral y espiritual de los pueblos. En la

Edad Moderna - y aquí entra precisamente la parte importante de nuestra tesis -, se ha reproducido, aunque de un modo moderado, el concepto antiguo del Estado. Hugo Grocio no hizo más que comenzar a donde habían concluído los publicistas de la Edad Antigua, y confirió al Estado dos fines: el fin de derecho y el fin de tomar parte activa en el bienestar social. Leibniz, que es el cerebro mejor organizado que ha existido desde la época de Aristóteles, profesa la misma doctrina y afirmó que el Estado posee el derecho de tomar participación en el perfeccionamiento social. Años más tarde, Kant encabezó una reacción contra las teorías de Leibniz y creó la doctrina llamada de la omnipotencia social, porque en ella se afirma que el Estado no tiene nada que ver con la dicha de los gobernados; y esta doctrina de Kant, profesada actualmente por los anarquistas enrage, es la que los CC. Toro y Saldaña han pretendido sostener al declararse partidarios de la omnipotencia social en un país casi primitivo, donde no se encuentran sino leves manifestaciones de iniciativa privada, que no bastaría para atender las órdenes de cultura. Monsieur Lavely refiere la historia de un estudiante centroamericano, que escuchaba con mucho entusiasmo las lecciones del célebre Molinari, profesor que predicaba la no intervención de Estado y que llegaba en sus atrevidas elucubraciones hasta aconsejar la formación de una compañía empresaria encargada de asegurar el bien nacional. El estudiante centroamericano retornó a su país y fue Presidente de la República, ¿y qué hizo? A fuer de discípulo convencido, procuró llevar a la práctica las doctrinas de su maestro y, en efecto, suprimió el presupuesto de educación, suprimió el presupuesto de obras públicas y dejó todos aquellos huecos para que fuesen llenados por la iniciativa privada. ¿La iniciativa privada respondió, señores, a la voz de aquel gobernante? No; lo que ocurrió fue que se empantanaron los puertos, creció la maleza en los caminos y se cerraron las escuelas. El error de aquel gobernante centroamericano es el mismo que padecen el C. Toro y el C. Saldaña, al pretender entregar a la iniciativa privada la alta cultura de la Nación, su exponente científico que desaparecerá y caerá en el desastre si sobre él no permanece firme la mano vigilante y protectora del Estado. Es precio comprender, señores, que hay muchos casos en que los individuos no pueden hacer las obras, aun las que son notoriamente favorables, porque no pueden ellos solos realizarlas totalmente, ni obligar a los otros por la fuerza, a hacerlas en común. La intervención del Estado está plenamente justificada, señores, en todo caso en que la iniciativa privada es impotente para asegurar el ejercicio de las garantías del ciudadano y la realización de los órdenes de cultura y aquí en México, la iniciativa privada es impotente para sostener las escuelas profesionales; nos lo demuestran los mismos defensores de la tesis, quienes, después de que nos aconsejan dejar en manos de la iniciativa privada las escuelas profesionales, nos están pidiendo nada menos que subsidio del Estado para que puedan vivir aquellas instituciones. Por todos estos razonamientos, señores, espero que tengáis en cuenta que es un absurdo, y un gran absurdo, abolir la intervención del Estado, para llenar el hueco que dejaría dicha abolición, no tendríamos a mano la iniciativa privada.(Aplausos.)

El C. Quiroga: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Quiroga, para hacer una interpelación a la Comisión.

El C. Quiroga: No, deseo hacer una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Quiroga: Señores diputados: Es verdaderamente lamentable que el C. Trigo haya señalado a esta Asamblea que estamos perdiendo. el tiempo y después el C. Castillo Torre haya hecho la misma declaración. El C. Trigo se llenó la boca al decir que debemos ganar bien los $20.00; pues yo le digo que precisamente creemos ganar bien los $20.00, aquellos a quienes nos gusta discutir todos los puntos y que votamos después de convencidos por los argumentos del pro o del contra; cada quien, en su esfera de acción y según su capacidad: unos hablando en la tribuna, otros pensando y otros votando, creen cumplir con su deber y ganar bien los $20.00. Respecto al C. Castillo Torre, creo que todos estarán convencidos de que él fue el primero, él, sí, efectivamente, en venir a hacer perder el tiempo. (Voces: ¿No! ¿Si!)

El C. Castillo Torre: Pide la palabra para una interpelación.

El C. Quiroga: No admito interpelaciones. El C. Castillo Torre señaló la inoportunidad del C. Saldaña y del C. Toro para discutir este asunto tratándose de los Presupuestos, y dijo que para atacar los Presupuestos hay que referirse a hechos; pero ya vieron ustedes cómo el miembro de la Comisión, C. Castillo Torre, al venir a defender los Presupuestos, hizo todo, menos eso: se limitó a dar un rato de música..... (risas), con una cátedra sobre la historia de quién sabe cuántas cosas. (Aplausos.) Yo me permito hacer esta aclaración a la honorable Asamblea: el C. Saldaña y el C. Toro, por lo que he podido comprender, no pretende suprimir la Universidad, sino hacer una Universidad efectiva; es la única forma de hacer verdadera Universidad, instituyendo las escuelas libres, porque ya estamos viendo que en la forma en que están, en la forma que se ha practicado, no dan ningún resultado y, mucho menos, aparecen estas instituciones como formando parte de una Universidad. En ese concepto, lo que se pretende aquí es precisamente impugnar el Presupuesto, porque se presenta en tal forma que no viene a modificarse en nada el bienestar que deben de gozar todos los educandos, ni viene a satisfacerse ese concepto de Universidad. Formando las escuelas libres y, naturalmente, llevando determinados planes que después serán reglamentados de acuerdo con esta iniciativa que se va a presentar, podrá llegarse a lo que persigue el ciudadano, es decir, los ciudadanos del pro y los ciudadanos del contra: hacer una efectiva Universidad; pero decía yo que, efectivamente, es a propósito en la discusión del Presupuesto, porque lo que se propone, lo que se pretende, cuando menos, es que ese Presupuesto se modifique en forma de subvenciones a las escuelas, de tal manera que cada una de las escuelas cuente con una mensualidad fija, precisa, y que después, en la reglamentación.....

El C. Castillo Torre, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Quiroga, continuando: No permito.....Después, en la reglamentación administrativa de cada escuela, se asignará mayor a menor cuota a cada uno de los educandos, y esto es natural. Ya ustedes se convencerán más tarde de que nosotros debemos ocuparnos del punto y reglamentarlo de una vez por todas, legislar sobre él para hacer un bien al Estado y a los que van a recibir la instrucción. Ustedes habrán visto que, conforme a los preceptos constitucionales, se da toda clase de instrucción, que el Estado no tiene más obligación que dar la instrucción primaria y que las escuelas superiores y profesionales deben de ser sostenidas por aquellos que reciben esa instrucción. incuestionablemente en todas las Universidades ese fin se persigue y es la única manera de que pueda lograrse con más éxito el adelanto de los alumnos y, además, el beneficio del Estado, que es lo que nos interesa.

Expuesto lo anterior, como aclaración, creo que no cabrá duda de que la intención de los CC. Saldaña y Toro es manifiesta de atacar el Presupuesto de Egresos en el asunto universitario.

El C. Castillo Torre: Pido la palabra para interpelar al C. Quiroga.

El C. Quiroga: No permito interpelaciones. Las palabras que pudiera decir el C. Castillo Torre son para convencer a la Asamblea, no a mi....

- El Presidente: No se le ha concedido el uso de la palabra al C. Quiroga.

El C. Castillo Torre: Con permiso de la Presidencia, C. Quiroga, suplico a usted oiga esta interpelación, por si la cree fácil de contestar....

El C. Quiroga: Pido la palabra para aclaraciones.

El C. Castillo Torre: ¿Tuviera usted la bondad de decirme si usted pide escuelas libres?

El C. Presidente: El orador no permite interpelaciones.

El C. Castillo Torre: Como quiera que todavía están fijas en la Asamblea las últimas palabras del señor Quiroga, le pregunto si lo que pide son escuelas libres subvencionadas por el Estado. ¡Esto es lo mismo que pedir cadenas para libertar a los esclavos! La escuela libre es la sostenida por la iniciativa privada, y hago presente que desde 1824 existe la libertad de enseñanza y que, sin embargo, la iniciativa privada en ninguna parte de la República ha llenado la función educativa con verdadero interés.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Molina.

El C. Molina: Ciudadanos diputados: Ya el licenciado Trigo indicó la inoportunidad de las razones del contra y, por lo tanto.... (Voces: ¡No se oye!), ya el licenciado Trigo indicó la inoportunidad de las razones del contra y se funda precisamente en que existe constitucional y legalmente la Universidad Nacional de México. Que existe constitucionalmente, lo demuestra el mismo C. Saldaña, puesto que la Constitución indica de una manera terminante y perfectamente clara que al Estado toca sostener la Universidad de México, mientras la iniciativa privada no puede ser suficiente para asegurar la vitalidad de esa Universidad. Que existe legalmente, queda demostrado con la Ley Orgánica de las Secretarías de Estado sancionada por la XXVII Legislatura y mientras esa Ley Orgánica de las Secretarías de Estado no sea modificada en el sentido de suprimir el Departamento Universitario exige una partida especial en el Presupuesto de Egresos. Es claro que siguiendo la ley natural de la evolución, deba el Estado preocuparse, antes que nada, por fomentar la instrucción de las masas, por llevar al pueblo bajo o no bajo, pero en general al niño, la instrucción que lo capacite para colocarse después en la sociedad como un ser útil; pero siguiendo también esa ley de la evolución natural, digo que la iniciativa privada viene a alcanzar un término posterior a la iniciativa del Estado. Históricamente se puede demostrar que todas las grandes empresas en todos los pueblos del mundo, en la antigüedad, fueron precisamente a iniciativa del Estado; a medida que la humanidad ha ido avanzando en el terreno de la civilización, la iniciativa del Estado ha tendido a ser una mera protección y a dejar en muchos casos a la iniciativa privada el campo libre; pero ni en países tan adelantados, tan civilizados como los Estados Unidos, se ve que el Estado permanezca indiferente ante las universidades; todas ellas o la mayor parte de ellas disfrutan de una subvención que el Gobierno les da con el fin de fomentar la instrucción pública secundaria, la instrucción superior, con el fin de llenar uno de los deberes principales que tiene el Estado y que es el de protección y en ese deber de protección precisamente está comprendido el fomento de la cultura. Pero si concretamos nuestro estudio y nos fijamos únicamente en la Universidad de México, puedo decir desde luego que considero injusto que esa Universidad deje de percibir todos los elementos que le son necesarios para su sostenimiento, toda vez que existen facultades, como la de ingeniería, fundada solamente por la iniciativa privada, facultad de ingenieros que, por uno de tantos errores de nuestros gobernantes, fué despojada del capital y de los bienes que poseía para su sostenimiento y para su engrandecimiento. La facultad de ingenieros actualmente, que desde fines del siglo diez y ocho se llamó Escuela de Minas de México, no se fundo con el dinero del Estado; se fundó bajo los auspicios del Tribunal de Minería que era sostenido por todos los mineros del país. Los donativos de esos mineros fueron los que constituyeron el fondo con que contó la Escuela de Minas para su sostenimiento. En el paso de la guerra de independencia a la República, el Tribunal de Minería no pudo rendir cuentas, ni pudo tampoco prolongar su vida más allá del régimen virreinal y fué entonces cuando la República en 1826, por un decreto especial, se adueño de los bienes de la Escuela de Minas y la dejó relegada únicamente a la condición de un tutoreado. Pero no solamente se detuvo allí ese error, que yo llamo del Estado en aquel entonces, en la época del señor Juárez, y no culpo al gobierno del señor Juárez de esto, pero hago la indicación de que por la fuerza de las cosas y reconociendo el origen de esta disposición que la dictó precisamente en el decreto que dió el Presidente de la República en 1826, el señor Juárez decretó también que absolutamente todos los bienes con

que contaba la Escuela de Minería pasaran a poder del Estado, con la condición de ser el Estado el que tendría que sostener a esa escuela, Por lo tanto, la Escuela de Ingeniería actual y de Minería también, puesto que allí también, puesto que allí también se imparte instrucción a los mineros, no vienen a pedir una limosna al Estado, sino únicamente a demandar, a exigir que se les atienda en lo que tienen derecho. Durante el régimen de Porfirio Díaz, la Escuela de Ingeniería casi llegó a encontrarse en un estado agonizante, siendo que a los ingenieros, a los mineros, a los ingenieros industriales en particular, está reservada la tarea eminentemente patriótica y útil de ir a las fuentes naturales de nuestra riqueza y de procurar a la nación mexicana el provecho que esa misma riqueza natural debe proporcionar, siendo que a la carrera de la ingeniería precisamente está reservada la tarea de trabajar por destruir esa influencia nociva que los ingenieros extranjeros, - sobre todo los ingenieros norteamericanos -, producen en el país, toda vez que han llegado a acaparar las minas, los ferrocarriles y todas aquellas fuentes de riqueza, todos aquellos medios de aprovechamiento de esas riquezas, siendo, digo, que al ingeniero mexicano le está reservado un gran papel en la evolución nacional. La Escuela de Ingenieros durante el régimen de Porfirio Díaz casi estuvo a punto de morir, desapareciendo completamente el esplendor con que había dado al país mineros que llevaron a un adelanto muy grande la minería de aquel entonces. El Gobierno Constitucionalista precisamente se ha procurado por fomentar esa facultad, correspondiendo en cierto modo al derecho que le asiste también, de contar con emolumentos suficientes para su progreso. Ha sido el Gobierno Constitucionalista el que ha dictado el decreto por el cual todos aquellos proyectos de ingeniería que se presentan a la consideración de los Ministerios, de las Secretarías de Estado, deben estar firmados precisamente por ingenieros mexicanos. Ha sido el Gobierno Constitucionalista el que se ha dictado el decreto por el cual todos aquellos proyectos de ingeniería que se presentan a la consideración de los Ministerios, de la Secretaría de Estado, deben estar firmados precisamente por ingenieros mexicanos. Ha sido el Gobierno Constitucionalista el que se ha preocupado porque los alumnos de la Escuela de Ingeniería tengan por lo menos tres prácticas cada año y por que tenga al final de los cursos una práctica suficiente para llegarse a colocar al mismo nivel que los ingenieros extranjeros. No se da ahora el caso de que un ingeniero de minas salga de la Escuela de Ingenieros con muchas teorías en la cabeza y sin haber conocido siquiera el socavón de una mina. De suerte que aunque estos datos que en concreto he citado y que justifican de una manera terminante, definitiva, la protección que el Estado debe dar a la Escuela de Minería, de Ingenieros actualmente, aunque estas razones favorezcan solamente a estas facultades, desde luego afectan a la tesis sostenida aquí por el contra de que el Estado no debe proteger de una manera decidida, suficientemente capaz, a las facultades universitarias de México.

He querido apuntar estos datos con el fin de patentizar que en cierto modo el Gobierno no sólo cumpliendo con uno de sus deberes esenciales que es el de proteger al pueblo que gobierna, sino respondiendo en cierto modo a una deuda contraída por ese mismo Gobierno con los facultades universitarias y principalmente con la facultad de Ingeniería y existiendo, por otra parte, la ley reglamentaría de las Secretarías de Estado, uno de cuyos capítulos justifica, determina, mejor dicho, la existencia del Departamento Universitario, por todas estas razones creo que nosotros no tenemos en esta ocasión más que aprobar o modificar estos Presupuestos, pero nunca llegar al extremo de modificarlos en cantidad y reducirlos a cero, como pretenden algunos señores diputados. (Siseos y aplausos.)

El C. Presidente: No habiendo inscripto en contra ningún orador, tiene la palabra un orador del pro, el C. Villaseñor Mejia. (Siseos y voces: ¡Huy!)

El C. Villaseñor Mejia: No voy a cansar por mucho tiempo vuestra atención, únicamente vengo a manifestarme ante ustedes, extrañado de una discusión consentida por la honorable Mesa de esta Cámara, que no tiene un fundamento reglamentario, un fundamento legal.

Se ha desarrollado una discusión en lo general sobre una serie de partidas del Presupuesto de Egresos, que hubiera quedado perfectamente colocada en su lugar, es decir, antes de haber aprobado en lo particular varias partidas, como se ha hecho en las sesiones pasadas. El que se presenten por partidas los dictámenes respectivos del Presupuesto de Egresos, siguiendo un orden que le ha parecido a la Comisión, no tiene nada de extraño y, antes al contrario, lo exige el método por las facilidades y quizá el acuerdo con que han podido llegar a presentar ese trabajo y no hacer retardar la discusión tan importante de los Presupuestos de Egresos; pero ya que se ha entrado en la discusión que comienzo por reprobar, y habiéndome inscripto entre los oradores del pro, debo de hacer una aclaración, pues no creo que pueda llamarse otra cosa lo que voy a expresar.

Se ha hablado aquí de querer suprimir de la Universidad las facultades de medicina, de leyes y de ingeniería y los que han venido no repararon, como ya lo dijeron los oradores que me procedieron en el uso de la palabra, en la existencia de un artículo constitucional por el que aparecemos en esta vez incapacitados para llevar a la práctica la reforma que se presenta, sin haber hecho antes las modificaciones, necesarias a la ley que creara la Universidad, reduciendo el número de facultades que la forman. Si los empleos existen, como lo dice el artículo 75 de la Constitución, estos son acreedores a que tengan el emolumento o sueldo consiguiente, advertidos de que todas las supresiones que en esta ley se hagan, harán que en las oficinas encargadas de hacer los pagos, tengan que hacer aquellos con fundamento a las partidas de presupuestos anteriores. Esto por lo que respecta a la incompetencia momentánea de la Cámara para hacer la modificación pedida, pero debo hacer también algunas consideraciones de carácter general: Se habló aquí del aumento de profesionistas, se dice que ya no son necesarios, se quiere que vayan a los campos y no han reflexionado los oradores que esto han dicho, que la inmensa mayoría de indígenas, en número que es igual a las dos quintas partes de la población total de la República, es la encargada de labrar los campos y la raza mestiza es la llamada a ir a estos colegios, por su idiosincrasia propia, por tener en su cuerpo sangre

europea, y por tal motivo, señores, ese es el camino que voluntariamente buscan los mestizos, y para ello bastaría observar que los colegios que comprende la Universidad están llenos en su totalidad o cuando menos en una inmensa mayoría, de individuos de raza mestiza y si acaso por allá se ve algún indígena con tendencias iguales, y si vamos a observar, también veremos que la raza indígena no busca el camino de la Universidad, la raza indígena va voluntariamente a los seminarios, pues tiene allí todo el apoyo que necesita y más tarde viene a ser director de conciencia o fraile que eso sí, fomenta, como alguien lo ha dicho, una casta que nada produce y nada hace, como también ha expresado en esta tribuna alguien, denigrando a los profesionistas y equiparándonos con mendigos, lo que a él en opinión propia se le ha antojado desde aquí. ¿Para qué, señores perder el tiempo si no podemos reformar unas partidas del Presupuesto, si tenemos la obligación constitucional de crear éstas, de mantener éstas, mejor dicho, y si todas las supresiones que hagamos sabemos que no producirán ningún efecto, supuesto que la constitución faculta a pagar las partidas respectivas y que se apliquen las que antes existieron? Yo rogaría que esta discusión se diera por terminada máxime que, como dije al principio, carece de base reglamentaria y no puede caber la discusión en lo general de una ley en que ya se ha aprobado mucho de ella en lo particular.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Pastrana Jaimes.

El C. Pastrana Jaimes: Señores diputados: No creía yo en la locura del señor Castillo Torre, pero por el discurso que ha venido a pronunciar en esta tribuna, sí creo que está loco y lo voy a demostrar: ¿El señor Castillo Torre pudiera enseñarme la ley que crea los empleos públicos que figuran en el Presupuesto de la Universidad? ¿Puede enseñarme el señor Castillo Torre la ley que creó el empleo de Secretario Particular del Director de la Universidad?

El C. Castillo Torre: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Castillo Torre.

El C. Castillo Torre: La Ley de 25 de diciembre de 1917 crea para el despacho de los negocios del orden administrativo de la Federación siete Secretarías de Estado y cinco Departamentos, y entre estos Departamentos figura el Departamento Universitario y de Bellas Artes; teniendo en cuenta que la ley ha creado este Departamento y no siendo posible creer que todas las funciones de él pudieran desempeñarse únicamente por el Director, es claro que el Director tiene facultades para nombrar a todos los empleados que necesite para llenar las funciones de estos Departamentos que consigna la Ley y Retorciéndole el argumento al orador, yo le pregunto si me puede señalar alguna ley en la que se expresen todos y cada uno de los empleos, por ejemplo, de los Ministerios de Estado.

El C. Pastrana Jaimes: No me extraña, ciudadanos diputados, que el C. Castillo Torre se haya salido por la tangente. No le he preguntado yo cuál es la ley que crea la Universidad, sino la ley que crea los empleos que figuran en el Presupuesto, que es cosa distinta; hay una ley que crea la Universidad, pero no hay una ley que vaya creando empleo por empleo, que es a lo que se refiere el precepto constitucional que usted ha citado para decir que es obligación asegurar los sueldos a los empleados que figuran en una ley. Además, hay un precepto constitucional que indica que el Congreso tiene facultades: "Para crear y suprimir empleos de la Federación y señalar, aumentar o disminuir sus dotaciones."

El señor Castillo Torre al objetar al compañero Saldaña....

El C. Castillo Torre, interrumpiendo: De acuerdo con el Reglamento, tiene la facultad indiscutible de nombrar a estos empleados que, por otra parte, fueron reconocidos en los Presupuestos anteriores. (Campanilla.)

El C. Pastrana Jaimes, continuando: El señor Castillo Torre, al repetir las argumentaciones del C. Saldaña, ni siquiera entiende los argumentos del C. Saldaña. No hemos pedido la supresión de la Universidad Nacional, hemos pedido únicamente que se independice la Escuela de Leyes, la Escuela de Ingeniería, la Escuela Nacional de Medicina y la Escuela Nacional de Música; esto no es acabar con la Universidad Nacional. (Aplausos.)

El C. Castillo torre: Aquí están los Presupuestos......(Campanilla.)

El C. Presidente: No se le ha concedido la palabra al C. Castillo Torre.

El C. Pastrana Jaimes: Además, señores, con el mismo criterio que el señor licenciado Castillo Torre procedió el haber consultado la supresión de la Escuela de Ciencias Químicas y de haber consultado la supresión de la Escuela Odontológica, también nosotros procedimos - pero con un criterio racional -, para pedir la independización de Esta Escuela. El C. Castillo Torre, al consultar la supresión de la Escuela de Ciencias Químicas no supo lo que hizo, no tuvo noción de lo que es una Escuela de Ciencias Químicas, que es mil veces más superior a una Escuela de Leyes. (Aplausos.)

Creo, señores diputados, que el señor licenciado Castillo Torre no ha entendido siquiera los argumentos del contra y voy a referirme al fondo de la cuestión. Creo, señores diputados, que es sumamente difícil desde una tribuna hacer comprender a todos ustedes, hacer llegar a vuestra conciencia la conveniencia, la utilidad de un bien futuro, pero grande y que no sería posible substituirlo por un bien que tenemos en la actualidad, aunque ese bien sea pequeño, y que a la larga se convierte en un mal. Se ha dicho con bastante justicia que aquí en la República Mexicana, fuera de México todo es Cuautitlán, y esto, señores, no sólo se refiere a la parte material, sino a la parte intelectual, a la parte cultural de la Nación Mexicana. Aquí en México tenemos todo y fuera, en nuestros campos, no tenemos absolutamente nada. Si preguntamos cuál es la medida de nuestra cultura, se responde por muchos: la cultura en México se mide por el número de músicos, por el número de abogados, por el número de médicos, por el número de curas y por el número de ingenieros. Y no es ese lo más triste, señores diputados, sino que si examinamos los resultados de esa cultura, podremos llegar a este

resultado evidente, perfectamente bien demostrado: que a mayor número de músicos, más miseria entre ellos y menos arte nacional. Desde que se estableció la Escuela Nacional de Música no hemos tenido en la República músicos como Felipe Villanueva, como Ernesto Elorduy, como el maestro Melesio Morales y como el célebre compositor Juventino Rosas. Nuestra Escuela de Música sólo produce los pianistas que en los teatros nos tocan los one steps y two steps y demás bailes gringos, pero que no saben nada de arte nacional. De nuestra Escuela de Ingenieros desde que ésta se estableció, bajo la tutela oficial, ¿Qué ha pasado? Que desde nuestra sociedad tiene que soportar ingenieros de la escuela oficial, tenemos más derrumbes, más multas del Ayuntamiento, más caídas de casas y no tenemos un ingeniero como Manuel María Contreras. (Aplausos.) Señores diputados: desde que la Escuela Oficial de Leyes ha brotado por centenares un número de abogados tal, tenemos menos justicia en la República Mexicana, hay más chicanas, más sinvergüenzadas en los Tribunales y menos justicia. (Murmullos.) Y, señores, me voy a referir a los médicos: desde que tenemos la Escuela de Medicina bajo la tutela oficial, hay más mortandad en la República Mexicana. (Aplausos. Murmullos, Siseos.) Señores diputados: se ha demostrado perfectamente bien que en México el término medio de la vida ha disminuido en veinte años; hace cincuenta años el término medio de la vida era de sesenta años y ahora es de cuarenta años, y, señores, tenemos el ejemplo palpable de la "influencia española" que llegó maléficamente y se fué por la Divina Providencia, por que los doctores no supieron qué cosa era.

Ahora examinemos, señores, la parte legal de esta cuestión: ¿Tiene el Estado en sus funciones esenciales la obligación de impartir la enseñanza superior? La Constitución General de la República en su artículo 3o. le impone al Estado la obligación de impartir la enseñanza primaria únicamente; no le impone la obligación de impartir la enseñanza superior. Como el Estado desatiende la enseñanza primaria y procura el establecimiento de las Facultades superiores, por eso tenemos a nuestros profesores de instrucción primaria pidiendo limosna y a muchos favorecidos de Macías gastando automóvil en las calles. (Aplausos.) El artículo 73 de nuestra Constitución impone al Estado la obligación, más bien dicho, concede al Estado la facultad de sostener las escuela superiores en tanto nace la iniciativa particular; pero nuestro Gobierno, por influencia de Macías, en lugar de fomentar la iniciativa particular la ha matado, la está asesinando y así ha pasado con la Escuela Libre de Homeopatía, que no ha sido reconocida después de cuatro años de lucha; así ha pasado con la Escuela Libre de Leyes que ni siquiera ha sido reconocida por el Gobierno, por la influencia del señor licenciado Macías. (Aplausos.) Necesitamos, señores, antes que todo estimular la iniciativa particular, la iniciativa individual y no hostilizándola como debemos estimularla, sino fomentándola, ayudando las escuela libres que ya se han establecido en nuestro territorio. Tenemos Conservatorio Libre, tenemos Escuela Homeopática Libre, tenemos Escuela de Leyes Libre y no han recibido de ningún Gobierno ninguna ayuda, antes al contrario, se las ha dado el más grande desprecio a estas instituciones que deberían ayudarse, fomentarse. (Aplausos.)

Si examinamos, señores diputados, la parte económica, verdaderamente da vergüenza lo que pasa en nuestra República; cada abogado, cada médico, cada ingeniero le cuesta a la Nación alrededor de 35,000 pesos y deseo que me digan ustedes ¿qué abogado, qué médico, qué ingeniero devuelve a la sociedad siquiera la tercera parte de ese dinero que se ha gastado en ellos? ¿Qué beneficio le han dado al pueblo mexicano tantos profesionistas que viven en la miseria? No es cierto que tenemos en México un verdadero proletariado profesionista? (Vamos; No, no.) Si, señores, tenemos muchos profesionistas que viven en la miseria, que no han podido hacer en su carrera ni siquiera la mitad de lo que el Gobierno gasta en ellos. (Voces: ¿Cuánto ha ganado usted?) Nada. Además, hay otra parte económica, señores diputados: Los Estados de la Federación contribuyen al Gobierno Federal con un ochenta por ciento de los impuestos y en cambio quiero que me digan ¿qué beneficios reciben dos Estados de ese mismo Gobierno? Aquí todas las energías de los Estados, todo el sudor de nuestros pueblos, de nuestros indios, viene a consumirse en la Capital de la República para mantener escuelas, y en cambio para ellos no se tienen ni escuelas primarias. Yo siempre he considerado, señores, que es un mal diputado aquel ni siquiera por un momento piensa en su patria chica. Yo desearía, señores diputados, que recordemos un poco de historia, que veamos cómo trabajaron los diputados del general Porfirio Díaz y cómo estaban constituídas esas Legislaturas, para que nos expliquemos un fenómeno que es bastante explicable: es bien sabido que en la época del general Porfirio Díaz todos los diputados eran vecinos radicados en el Distrito Federal; el general Díaz dictaba sus órdenes para que en los pueblos se confeccionasen los expedientes de los favorecidos que venían a México y todos estos favorecidos sólo se ocupaban por el engrandecimiento del Distrito Federal. Ahora, nosotros, que venimos de la providencia, que venimos de nuestros terruños, como algo sagrado para nosotros debemos pedir al Gobierno que ese ochenta por ciento de ingresos a la Federación, para que se traduzca en un beneficio para nuestras patrias chicas, que se acabe el tutelaje del Estado y que en nuestras patrias chicas se forme una escuela de Artes y Oficios, una Escuela de Agricultura; sólo así cumpliremos nuestro deber como diputados. Si alguno de los compañeros que han venido a esta Capital al desempeño de su cometido se han mareado en las avenidas con el humo de los automóviles, habremos muchos que no sabremos nunca corrompernos y trabajaremos por nuestra patria chica. Por eso pedimos que se funden en los Estados Escuelas de Artes y Oficios, Escuelas de Agricultura y que el Gobierno Federal no siga derrochando lo que nuestros comitentes proporcionan para la prosperidad de sus respectivos Estados. Por último, señores, me voy a permitir citar a ustedes una frase del ciudadano Presidente de la República y solicito a la Secretaría la lectura de esto.

- El C. Prosecretario Aguilar Pablo, leyendo:

"Las instituciones científicas libres deben ser estimuladas por el nuevo Gobierno que en breve va a

organizarse, tanto por exigirlo así la situación económica del país, cuanto porque vienen a ser un corolario de la libertad política y social que han obtenido al fin el pueblo mexicano."

- El C. Pastrana Jaimes, continuando. estas palabras fueron pronunciadas por el actual presidente de la República; yo creo que él ha dado pruebas de alto patriotismo y no haremos mal si seguimos estimulando la existencia de las escuelas libres y alejando el tutelaje de esas escuelas superiores. (Aplausos.)

El C. Castillo Torre: Pide la palabra la Comisión para hacer una interpelación al orador.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Castillo Torre, de la Comisión: C. licenciado Jaimes: ¿Tiene usted la bondad de decirme cuál es; en su concepto, el motivo de que hasta ahora haya progresado tan poco, mejor dicho, nada la Escuela libre en la República?

El C. Pastrana Jaimes: Porque los mismos gobiernos la han hostilizado y no la ayudan para nada absolutamente. (Aplausos.)

El C. Castillo Torres: Esa es una respuesta obscura. En primer lugar tiene usted que demostrar que el Estado ha obstruccionado el desarrollo de la Escuela Libre y ha vulnerado la libertad de enseñanza, cosa que no podrá usted probar. Por otra parte, el C. Pastrana Jaimes, creyendo poner una pica en Flandes, nos cita ciertas palabras del ciudadano Presidente de la República, palabras con las cuales este alto funcionario afirmó la ingente necesidad de estimular el desarrollo de la Escuela Libre. La cita sobre por qué nadie ha sostenido aquí, excepción hecha del C. Pastrana Jaimes, que el Presidente de la República esté vulnerando la libertad de enseñanza y el derecho de la Escuela Libre, sino que lo que han sostenido varios diputados, inclusive Pastrana, es el disparate enorme de prohibir las Facultades oficiales.... (Una voz: ¡Profesionales!) Y como la iniciativa privada, ya lo demostré antes, no podrá llenar el hueco que dejase la mano patriótica del Estado, si llega a aprobarse esto, no se ganará otra cosa sino que desaparezcan de la República todas las escuelas profesionales, privadas y públicas. Ahora, como usted, C. Pastrana Jaimes, paladinamente dijo en la tribuna que no existía ley alguna que estableciera los empleos dependientes del Departamento Universitario, yo tengo el gusto de hacerle conocer a usted que la Ley de Ingresos del Presupuesto de Egresos del Erario Federal para el año fiscal que comenzó el 1o. de enero y terminará el 31 de diciembre, es la ley que establece dichos empleos y entre ellos el empleo de Secretario del Departamento Universitario, con un sueldo de quince pesos diarios. ¿Tiene usted, además, la bondad de decirme si no es cierto que usted aseguró en la tribuna que el Estado no tenía facultad constitucional para crear escuelas profesionales?

El C. Pastrana Jaimes: No es cierto.

El C. Castillo Torre: Usted lo dijo. Pues bien: no conoce usted la Constitución. El artículo 73 de la Constitución vigente dice:

"El Congreso tiene facultad:

"XXVII. Para establecer escuelas profesionales de investigación científica, de bellas artes, de enseñanza técnica, escuelas prácticas de agricultura, de artes y oficios, museos, bibliotecas, observatorios y demás institutos concernientes a la cultura superior general de los habitantes de la República, entre tanto dichos establecimientos puedan sostenerse por la iniciativa de los particulares, sin que esas facultades sean exclusivas de la Federación. Los títulos que se expidan por los establecimientos de que se trata surtirán sus efectos en toda la República."

Usted ignoraba la existencia de esta fracción del artículo relativo de la Carta Magna.

El C. Pastrana Jaimes: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Pastrana Jaimes: El señor licenciado Castillo Torre nos cita la ley de Presupuestos del año pasado para justificar que existe una ley que creó o que haya creado los empleos de la Universidad. La Ley de Presupuestos termina el día último de este mes; de manera que para el año entrante no existe esa ley y tiene que venir la otra, donde tenemos la facultad de suprimirla. Además, el señor Castillo Torre ha dicho que cometeríamos aquí una estupidez suprimiendo la facultad de Leyes y la Facultad de Medicina, y yo le digo al C. Castillo Torre que la verdadera estupidez la cometió él suprimiendo la Escuela de Ciencias Químicas y no nosotros. (Aplausos.)

El C. Castillo Torre: Pido la palabra para contestar. (Campanilla.)

El C. Pastrana Jaimes: Continúo en el uso de la palabra. La fracción XXVII del artículo 73 constitucional, da la facultad al Estado para mantener las escuelas superiores en tanto que no surge la iniciativa privada. Yo suplico al C. Castillo Torre que medite un poco sobre este asunto, porque quien ha dado muestras de no entenderlo es él.

El C. Castillo Torre: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a los ciudadanos diputados que para tomar la palabra necesitan pedirla antes y esperar a que se les conceda, no interrumpiendo al orador en el uso de la palabra.

El C. Castillo Torre: Yo suplico al ciudadano Presidente me conceda la palabra, porque necesito poner las cosas en su lugar, no por mi prestigio personal, sino por el prestigio de la Comisión. El C. Pastrana Jaimes durante todo el debate se ha dirigido individualmente a Castillo Torre, y debe tener en cuenta que no es más que uno de los miembros de la Comisión. Además, como el mismo C. Pastrana ha asentado hechos con los que no estoy de acuerdo, necesito rectificarlos.

Presidencia del C. TRIGO OCTAVIO M.

- EL C. Presidente: tiene la palabra el C. Villalobos.

El C. Villalobos: Los discursos de los CC. Toro y Saldaña pretendieron aparentemente demostrar una misma tesis y en realidad cada uno

persigue un objetivo distinto; el C. Toro pretendió demostrarnos que la Universidad Nacional es inútil y que aprovechando la XXVIII Legislatura la ocasión que le presentaba la discusión de los Presupuestos en el ramo relativo, debería suprimirse. Pero ambos señores hicieron radicar toda la fuerza de sus argumentos, gastando más de las palabras necesarias para demostrar otros muchos que demostraron, cosas relativas a ellos y de ninguna manera relativas a la tesis que deberían sostener y, digo, giraba la tesis alrededor de esta inculpación: el C. Macías, el C. Rector de la Universidad en funciones es inútil, tiene antecedentes políticos perfectamente conocidos y perfectamente sucios y, por consecuencia, mancha a toda la institución que gobierna y esta debe suprimirse. Ya algunos de los oradores han demostrado la inconsistencia de estos argumentos y toda la Asamblea está seguramente impresionada en el sentido de que no puede destruirse una organización porque todos los individuos que están funcionando, que están fungiendo para que ésta camine, sean malos y menos todavía cuando a uno solo de ellos se ataca y se le ataca, más que todo, por motivos políticos muy personales.

El C. Pastrana Jaimes: ¡Protesto!

El C. Villalobos. Refiriéndome a cada uno de los argumentos, a cada una de las afirmaciones que han hecho los oradores que han tratado de demostrar, sin conseguirlo a mi entender, que deben suprimirse las partidas del Presupuesto en el Ramo Undécimo, que ellos apartaron y objetaron directamente, a propósito de uno de los tópicos de la argumentación del señor Saldaña, él decía de una manera afectista, de una manera que yo no vacilo en llamar populachera, con el propósito de conquistarse aplausos, que lo que se invierte en sostener por parte del Ejército Federal en estas instituciones profesionales, se debería dedicar al sostenimiento de escuelas de instrucción primaria procurando, por consiguiente, su ampliación en número. Perfectamente, él se refiere a la instrucción primaria de la República; si la instrucción primaria de la República estuviera federalizada, si su conservación, si su cuidado estuviera encomendado a la Federación, la argumentación del C. Saldaña era por lo menos aparentemente demostrativa y aparentemente lógica; pero sabiendo, como todos vosotros sabéis, que la instrucción primaria está encomendada a los Municipios y que es de su peculio particular de donde deben hacerse las erogaciones necesarias para sostener la instrucción primaria, es inconcuso que las cantidades que nosotros substrajeramos del Presupuesto no podrían aplicarse a las atenciones de la instrucción pública; en consecuencia, toda esta palabrería, todos estos giros brillantes y oropelescos no conducen a convencer de una manera íntima y concienzuda de que sea preferible optar por el camino que nos indica el señor Saldaña y suprimir esta partida en el Presupuesto de Egresos y substituir o aplicar esta asignación en los presupuestos municipales. El C. Saldaña, concretando más sus argumentaciones, hizo una verdadera requisitoria contra las escuelas profesionales y principalmente contra la de Ingenieros, la de abogados y contra la de Medicina Alopática; y para demostrarnos la inconveniencia o por lo menos la inutilidad de la existencia de esas escuelas profesionales, nos dijo que por virtud del funcionamiento de esas escuelas profesionales, -no nos dijo si en la ciudad de México o en toda la República-, se había constituído un proletariado profesional. Pues bien, señores, si se hubiera constituído el proletariado profesional, si con esto se hubiera distraído de las actividades útiles de la República individuos que pudieran dedicarse a algunas de las actividades abandonadas por los compatriotas y actualmente en manos de extranjeros más o menos favorecidos por las administraciones anteriores, entonces también tendría apariencia de demostración lógica o de argumentación lógica este encadenamiento de afirmaciones del C. Saldaña, pero tampoco se preocupó él de demostrarnos el hecho de la superproducción de profesionales, del parasitarismo de estos profesionales: pero aun suponiendo, sin conceder, que esto sucediera, no sólo en la capital de la República sino en todas las capitales de los Estados y en toda la República, pesando gravemente como una carga enorme sobre la actividad toda de la Nación, tendría que demostrarnos todavía el C. Saldaña que esto era por culpa de las escuelas profesionales de la capital de México; y todos vosotros sabéis, señores, que si en efecto hay una superproducción de profesionales y que estos profesionales no llenan suficientemente su cometido y que estos profesionales no demuestran de una manera práctica, de una manera elocuente que la patente de éxito que les ha dado con su título la han merecido y es un titulo de suficiencia, las capitales de los Estados son las culpables también de este mal, por que las capitales de los Estados donde funcionan escuelas profesionales, por la carencia de elementos para sostener la instrucción ésta es sumamente superficial, sumamente rápida y, por consecuencia, en extremo deficiente. No quiero hacer alusión a ninguna escuela, pero esta facultad de los Estados de sostener escuelas profesionales, ha permitido a Estados, tristemente célebres como el de Tlaxcala, constituirse en verdaderas fábricas de abogados que han venido a contener indebidamente en los tribunales de la República con aquellos que legítimamente han obtenido el título. En consecuencia, señores, creo yo que es inconsistente la demostración o aparente demostración del C. Saldaña, tendiente a convencernos de que deben suprimirse estas escuelas profesionales que hay, en virtud de que hay una superproducción de profesionales y que esos profesionales son algo así como una mancha, como un estigma al decoro de la República y un fracaso de los anhelos que todo buen mexicano debe perseguir en cuanto a la cultura general de su Patria. Pero el C. Saldaña va más allá; quizá por no conocer el medio cultural de México ignora que la Escuela de Bellas Artes, que también puede considerarse como una instrucción superior y en la que están fundidas dos facultades o dos series distintas de estudios, como son los estudios de arquitectura y los estudios propiamente artísticos, la escuela de Bellas Artes con mayores títulos está sobrando, es inútil y pesa verdaderamente sobre el Erario Nacional. Si conocéis vosotros, seguramente que muchos de vosotros, sí conocéis nuestro medio artístico -y todos los que estén

enterados de este detalle sabrán que es verdaderamente raquítico -, que es exiguo. Entre nosotros, los escultores, los pintores, los dibujantes en general que sean una honra del país y que sepan ostentarse como un título de orgullo ante las demás instituciones artísticas de las naciones extranjeras, son escasos; los artistas se producen casi por generación espontánea y debido exclusivamente a sus méritos intrínsecos; la instrucción artística, la cultura artística en la Escuela de Bellas Artes es en extremo difícil y si debiéramos atender a las razones del C. Saldaña, sí que debiéramos proponer la supresión de la Escuela de Bellas Artes; pero, como ya lo ha asentado aquí uno de los miembros de la Comisión dictaminadora, el C. Castillo Torre, nosotros al discutir los Presupuestos lo único que podemos hacer es aumentar o disminuir las asignaciones que proponga el iniciador de la Ley ante esta Cámara para los distintos empleos que están establecidos por una ley en vigor, y que el procedimiento para destruir una organización que se sostiene con las erogaciones del Presupuesto, no es suprimiendo esas erogaciones, sino derogando aquella ley que establece aquella institución.

Todos vosotros, o una buena parte de vosotros, señores representantes, sabéis que en la época dictatorial -en que se elaboraban los Presupuestos más bien que en el recinto de esta Cámara, en el gabinete presidencial-, se modificaba la organización de los departamentos, se modificaba la organización de muchas oficinas públicas, no modificando la ley que las había creado, sino disminuyendo o aumentando partidas en el Presupuesto. Así. por ejemplo, en muchos juzgados del orden civil vemos a empleados que no figuraban en la Ley de Organización y Competencia, siendo ésta la ley que había creado los puestos, para aumentar empleados o disminuirlos, se debería reformar esa ley, pero no, señores, por un procedimiento subrepticio y para seguir la secuela que había adoptado aquel régimen, en que se suprimían las partidas de los Presupuestos primitivos o se aumentaban y así se modificaba las organizaciones de las Secretarías de Estado y de las oficinas dependientes de ellas mismas. En consecuencia, señores, siguiendo el procedimiento incuestionablemente ilegal y anticonstitucional, se sentaba, además, el precedente sumamente peligroso y que permitía, al revisar los Presupuestos, revisar en realidad todas las leyes que necesitaran para su vigor, para su permanencia y para su vigencia, el que fueran erogados algunos gastos en las partidas respectivas de los Presupuestos.

Al tratar de este punto no puedo dejar pasar, señores, algunos errores del C. Saldaña; él, que no ha venido mucho tiempo en la capital, y menos en las escuelas profesionales, no conoce el medio estudiantil; habéis oído, señores representantes, cuando él decía que los estudiantes de las facultades superiores, que las facultades liberales se reclutaban entre la clase media acomodada, que un murmullo de desaprobación y hasta humorístico, comentaba en las galerías y en los escaños estas afirmaciones del C. Saldaña, y, en efecto, señores, no es necesario acudir a una estadística oficial: la experiencia de todos los que hemos estado en las escuelas profesionales de la capital, nos indica....

El C. Ortiz José de la Luz, interrumpiendo: Para una interpelación.

- EL C. Villalobos, continuando: La experiencia de las escuelas profesionales de la capital nos indica que los alumnos de las escuelas profesionales son en su mayoría.....

El C. Ortiz José de la Luz, interrumpiendo: Pido la palabra para una interpelación al orador. (Campanilla.)

- El C. Villalobos, continuando:.....individuos de la clase media pobre, de la clase media sin dinero.....

El C. Ortiz José de la Luz, interrumpiendo: Pido la palabra para una interpelación al orador. (Campanilla.)

- El C. Villalobos, continuando:.....y que los alumnos de la clase media acomodada, que los alumnos de la clase media pseudo aristocrática o aristocrática de la capital y de los Estados, que vienen a las escuelas profesionales a recibir.....

El C. Ortiz José de la Luz, interrumpiendo: Para una interpelación al orador. (Campanilla.)

El C. Presidente: Se suplica al C. Ortiz no interrumpa al orador.

El C. Villalobos, continuando: ..... su título profesional, los estudiantes, digo, que puedan considerarse como la crema, como la élité social en las escuelas profesionales, eran los que nunca aprovechaban y los que nunca sacaban provecho de ninguna clase y los que constantemente eran motejados por los alumnos y por los profesores. En consecuencia, señores, lamento que el C. Saldaña se haya producido en un tono denigrante, que parece perfectamente autorizado, para los estudiantes de la capital; pero espero que, consultando la experiencia de los que hemos estudiado aquí, rectifiquen sus afirmaciones y convendrá en que la mayoría de los estudiantes que obtienen un título o que, por lo menos, hacen esfuerzos para obtenerlo, son de la clase media pobre. Pero trata otra cuestión el C. Saldaña, que merece ser en estos momentos comentada y expuesta a vuestra consideración, porque ello también servirá para tema de la discusión de una importante ley. Habló del charlatanismo, habló de los falsos profesionistas, de los individuos que desprestigian las facultades respectivas y que hacen creer a todos los que ven las cosas desde afuera y desde lejos, que los que tienen la culpa son los estudiantes que han luchado legítimamente en las escuelas y, en definitiva, las instituciones de las que han salido. Todos vosotros sabéis, señores, que al lado de los estudiantes amparados por un título obtenido en la escuela, están los profesionistas que han salido tales por virtud de un decreto de las Legislaturas de los Estados o por virtud de una constancia que les ha expedido un Estado, como el de Tlaxcala, en donde se fabricaban -como dije antes-, títulos de abogado. Estos individuos claro está que, sin una tradición escolar, que sin un decoro profesional que defender, vayan a los tribunales, vayan a la vida privada, a donde tiene que atender a sus paisanos ejerciendo como médicos y procuren única y exclusivamente un lucro pueril para vivir exclusivamente, sin tener en cuenta el decoro de la profesión; pero este charlatanismo no se combate suprimiendo las escuelas profesionales, este charlatanismo se combate

expidiendo la Ley Orgánica del artículo 4o. constitucional, impidiendo que compitan con los profesionales verdaderamente tales, los individuos que no son más que supuestos profesionales; esto es lo que debemos hacer, señores, y entonces veréis cómo de la competencia diaria se desechará a los abogados falsos, a los médicos impostores y a los ingenieros convertidos de contratistas en ingenieros; entonces veréis, señores, que los facultativos podrán distinguirse perfectamente y que, aunque costosos para el Erario Nacional, justificarán -en parte siquiera -, los sacrificios que la Nación ha hecho para constituirlos en entidad. (Aplausos.)

El C. Trejo: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Trejo.

El C. Prosecretario Aguilar: Se suplica a los señores Castellanos Díaz, Valladares y Quiroga se sirvan ocupar sus curules.

El C. Trejo: He pedido la palabra en contra, teniendo el convencimiento íntimo de que los que hemos sostenido las ideas de las escuelas libres, vamos a ser derrotados en la votación; pero, señores diputados, nosotros, los que hemos presentado una iniciativa que se ha leído aquí y que seguramente los señores diputados no fijaron su atención en ella, tenemos derecho de venir a defenderla, a quemar en esta tribuna el último cartucho.

Nosotros, señores diputados, no pretendemos la supresión de la Universidad, que para pedir la supresión de la Universidad hubiéramos presentado una iniciativa de ley tendiente, a ello en su oportunidad. Nosotros, por el momento, lo que queremos es atacar estos Presupuestos y encaminarnos a Universidades Autónomas, a las escuelas libres, no a esas escuelas oficiales que han sido nada más antros a donde van a sentarse individuos que han pululado y que han servido para extender patentes de corso profesionales, salvo muy honrosas excepciones. (Aplausos.) ¡Ah!, señores diputados, yo siempre he creído que el ideal supremo de la instrucción superior reside en la escuela libre!..... (aplausos); yo personalmente, allá en el Estado de Veracruz, he luchado ardientemente por ella y he logrado establecer dos escuelas libres, la Escuela Libre de Derecho y una Escuela Preparatoria. (Aplausos.) Voy a contaros lo que ha sucedido en el Estado de Veracruz con la escuela oficial, y lo mismo que ha sucedido en Veracruz ha sucedido en todas partes, porque la escuela oficial tiene que estar, como está, sujeta siempre a los vaivenes de la política.

Allá, cuando todavía no había conmoción revolucionaria, cuando había un gran estancamiento en las cuestiones políticas, nosotros, los del Estado de Veracruz, tuvimos la gran dicha de poseer dos grandes escuelas, las mejores que quizá había entonces en el país: la Escuela Normal y la Escuela Preparatoria de Jalapa. De esa Escuela Normal han salido alumnos, excelentes profesores que han ido a repartir el pan de la vida en todo el país. Dígalo si no el C. Leopoldo Camarena, que tengo entendido que hizo allá sus estudios.

El C. Camarena: No los hice halla, pero soy testigo.

El C. Trejo, continuando: De la Escuela Preparatoria de Jalapa salieron alumnos que vinieron aquí a la capital de la República, no a hacer un mal papel, sino a ponerse al lado de los de Jalisco y Nuevo León, que entonces eran los primeros alumnos de la República. Pues bien, señores, vinieron las conmociones políticas, los cambios de Gobierno y cada vez que venía un cambio de Gobierno había un cambio de personal. ¿Sabéis para qué? No para mejorar la Escuela, sino para dar una canongía a individuos que no tenían ningún merecimiento.....(Aplausos.) Y aquí, señores, con mucho sentimiento, voy a tener una acre censura para el actual Gobernador de Veracruz, general Cándido Aguilar. La Escuela Normal de Jalapa y el Colegio Preparatorio de Jalapa han venido por tierra desde que el general Aguilar llegó al Gobierno de Veracruz; no quiero culparlo de él, quiero culpar a las personas que estuvieron a su lado. Desde entonces se inició el decaimiento de la Escuela Preparatoria de Jalapa, el decaimiento de la Escuela Normal veracruzana. Después, señores, después de ese gran decaimiento, cuando a esas escuelas fueron llevados maestros que no tenían méritos para ello, cuando de la Escuela Normal veracruzana se arrojó a un Delfino Valenzuela, que en cualquiera parte pudo fungir como director de una escuela normal haciendo mérito a sí mismo y honrando al Estado en donde ha nacido, para introducir allí a una persona que no tiene méritos para ello, después de esto, sí, señores, los que hemos vivido en Jalapa, pretendimos, quisimos fundar la Escuela Libre y así fundamos nosotros la Escuela Libre de Derecho, que apenas tiene un año de existencia, y fundamos la Escuela Preparatoria. Y ahora, un elogio al general Aguilar: acaba de reconocer la Escuela Libre de Derecho y todavía no nos reconoce la Escuela Preparatoria. (Aplausos.) Pero, señores, al lado de esto ha habido otras cosas: el general Aguilar ha pretendido, y esto es muy loable, levantar a Córdova y hacerla un centro cultural veracruzano. Yo aplaudo eso, lo aplaudo de todas veras, pero yo censuro que un centro cultural se levante abatiendo a otro, que se pretenda levantar a Córdova abatiendo a la ciudad de Jalapa, y esto yo no he podido verlo, yo por esto siempre he protestado y no he protestado nada más con mi voz, sino también con mi humilde pluma, desde las columnas de los periódicos. En el Estado de Veracruz, señores, se votó, se dió una ley para fundar una universidad, se nombró un personal universitario y ese personal universitario se ha designado, no precisamente atendiendo a los méritos de cada uno de los individuos que están en él, sino es muy posible que para dar una canongía, quizá para quitar un moscón que pulula al oído de los altos mandatarios de Veracruz. Pues esto mismo que ha sucedido en el Estado de Veracruz ha sucedido en todas partes, ha sucedido aquí en la capital de la República y aquí quizá más intensamente. Nosotros hemos visto y tenemos que decir -ya digo, salvando honrosísimas excepciones-, que a los banquillos de los maestros se han ido a sentar, no verdaderos catedráticos ni verdaderos maestros que hagan honor a ese honroso título, sino individuos que han ido allí a cobrar una nómina, y esto no sucede hoy solamente, sino que ha sucedido siempre. Yo sé, por ejemplo, que el señor ingeniero Francisco Bulnes, siendo catedrático de geometría analítica, jamás iba a su clase, sino que cada decena personalmente se presentaba a cobrar

los cincuenta pesos que devengaba como catedrático de tal materia.

Pues bien, señores, lo que dije en un principio: nosotros sabemos que vamos a ser derrotados en esto, pero estamos dispuestos (Voces: ¡No, no!) a sostenerlo siempre. Si hoy nos derrotan, mañana presentaremos una iniciativa para la Universidad autónoma. Cuando la Universidad sea autónoma, cuando esté sostenida por la iniciativa particular, cuando los individuos que vayan a ella sepan que van a cumplir con un deber y no a cobrar un sueldo mal devengado, entonces nosotros tendremos verdaderos profesionistas, y entonces se habrán acabado esas patentes de corso que tanto deshonran al que la lleva, como a la escuela que la produjo, como deshonra a toda la República. (Aplausos.)

El C. Castillo Torre: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Castillo Torre, de la Comisión: Señores diputados:.... (Voces: ¡Tribuna!) Señores diputados: La Comisión se complace en manifestar..... (Voces: ¡Tribuna, tribuna! El orador asciende a la tribuna.) Señores diputados: (Siseos, Murmullos.) Como miembro de la Comisión, me complazco en manifestar que no estando de acuerdo con los oradores anteriores al señor licenciado Trejo, quienes pedían nada menos que la supresión de las escuelas oficiales profesionales, sí lo estoy con el C. Trejo en lo que se refiere a la necesidad nacional de fomentar el desarrollo de las escuelas libres. Si ustedes han seguido atentamente los debates, se habrán fijado en que la Comisión en ninguna manera ha entorpecido con argumentos el ánimo de la Asamblea para hacer nacer en él el falso concepto de que las escuelas libres son perjudiciales. No, señores, ojalá que cada día aumente el número de escuelas libres y que llegue un momento en que la iniciativa privada, asumiendo esta responsabilidad social, deje al Estado sin necesidad de costear las escuelas profesionales; pero ese momento todavía no ha llegado. De modo que lo que la Comisión sostiene es que es absurdo, completamente absurdo, acabar por hoy con las escuelas oficiales profesionales, mientras tanto que debidamente fomentadas las instituciones libres, no vengan a llenar esta necesidad social. Por otra parte, el C. licenciado Trejo decía las siguientes palabras: "Si hoy nos derrotan, mañana presentaremos una iniciativa para establecer la autonomía de la Universidad Nacional" y yo pongo en conocimiento de la Asamblea y, por consiguiente, en conocimiento del diputado Trejo, que existe en la Secretaria de la Cámara en proyecto de reformas a la ley constitutiva de la Universidad Nacional, presentando al Senado el año anterior por el C. senador José Inés Novelo, en cuyo proyecto se defiende y se sostiene esa autonomía de la Universidad Nacional. Con estas explicaciones, creo que ustedes quedarán ya en disposición de poder votar de modo inteligente y benéfico en este debatido asunto. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: Tiene la palabra, en pro, el C. Rodríguez de la Fuente.

El C. Rodríguez de la Fuente: Señores representantes: No hubiese tomado participio en este debate de los Presupuestos del Departamento Universitario y de Bellas Artes, si no conceptuase en este momento que el criterio de los individuos que han venido a impugnarlo se ha desviado en este fin, como crear una Universidad verdaderamente autónoma, crear escuelas libres en la República, que no estén pagados sus profesores por el Erario Federal. Esto es, señores diputados, lo que han venido a sostener aquí a los que han impugnado el Presupuesto del Departamento Universitario.

Los cargos empiezan por la cabeza de quien regentea en este momento la Universidad; seguramente que, si no fuese el Rector de la Universidad el C. licenciado Natividad Macías, no se hubiese levantado aquí esa protesta uniforme en contra del Presupuesto de la Universidad. (Siseos.) Pero, señores diputados, yo creo que debemos hacer abstracción por completo de quién es el Rector de la Universidad, para ver si está en lo justo la Representación Nacional para aprobar o no estos Presupuestos. Yo entiendo que los ataques que hiciera aquí el C. diputado Toro al Rector de la Universidad, están justificados hasta cierto punto, como muchos de los diputados lo han creído y han censurado la conducta del Rector; pero para tratar esta cuestión, señores diputados, no vayamos nosotros a hablar aquí del Rector de la Universidad, vamos a hablar nosotros del Presupuesto y si constitucionalmente podemos desechar la partida a que se refiere la Comisión de Presupuestos. Yo voy a proceder, señores diputados, lógicamente, si es posible encauzar por ese sendero esta discusión, por que no voy yo a hablar aquí de la autonomía de la Universidad, sencillamente porque no es el momento oportuno de hablar sobre la Facultad de Leyes, sobre la Faculta de Ingenieros o sobre la Facultad de Medicina.

Existen, señores diputados, leyes expedidas en la época del general Díaz; leyes expedidas en la época del señor Madero, que ha creado la Escuela Nacional de Jurisprudencia, la Escuela Nacional de Medicina, la Escuela Nacional de Ingenieros, la Escuela Nacional Homeopática, la Escuela Odontológica y algunas otras más. ¿Qué, con una sola plumada vamos nosotros a hacer desaparecer las escuelas que constituyen la Universidad Nacional? Indudablemente que no, señores diputados, porque esas leyes que crearon la Escuela de Jurisprudencia, la de Ingenieros y demás que he enunciado, esas leyes, digo, tienen que ser derogadas por el Poder Legislativo, siguiendo los mismos trámites que todas las demás leyes. Este es el verdadero punto a discusión; en estos momentos no vamos a crear nosotros la Universidad; la Universidad está creada ya por la Constitución y por la Ley Orgánica de las Secretarías, que señala un Departamento Universitario. Luego, aun cuando Sus Señorías quisieran desaprobar el Presupuesto del Departamento Universitario, el artículo 75 de la Constitución es claro y es terminante. No me extraña a mí de un pedagogo, como es el C. Saldaña, que venga a impugnar el Presupuesto del Departamento Universitario, sin tener en cuenta el artículo 75; me extraña a mí de algunos abogados que han venido a esta tribuna y que seguramente no han leído el artículo 75 de la Constitución..... (aplausos, risas, siseos), que dice a la letra así:

"La Cámara de Diputados, al aprobar el Presupuesto de Egresos, no podrá dejar de señalarla retribución que corresponda a un empleo que esté

establecido por la ley; y en caso de que, por cualquiera circunstancia, se omita fijar dicha renumeración, se entenderá por señalada la que hubiera tenido fijada en el Presupuesto anterior o en la ley que estableció el empleo."

Algún ciudadano diputado, que entiendo fué el C. Pastrana Jaimes, dijo que no, que si no se consideraba alguna partida en el Presupuesto, no habría con qué pagar. Yo voy a decir a Su Señoría el licenciado Pastrana Jaimes, que las escuelas de la ciudad de México han sido creadas por leyes anteriores, por gobiernos legales; que esas leyes están en vigor puesto que la Universidad funciona en todas sus dependencias; que si nosotros no aprobásemos el ramo XI, correspondiente al Departamento Universitario, nos veríamos en este caso: que el Ejecutivo, el día 10 de enero, el 20, o en las decenas respectivas, pagaría a todos los empleados, por que la Escuela de Leyes, la Escuela de Medicina y la Escuela de Ingenieros fueron creadas por una ley en la época constitucional. No sé por qué, señores, hemos perdido el tiempo toda la tarde.....(siseos), hablando sobre la autonomía de la Universidad; no sé por qué el C. Trejo, y por qué los otros ciudadanos diputados que vinieron a la tribuna, han hablado aquí de que van a presentar una iniciativa sobre la autonomía de la Universidad; este es punto y aparte, podremos decir, estas son cuestiones que no están a debate, Señores, vamos a concretarnos al punto a discusión, vamos nosotros a estudiar el Presupuesto de Egresos del Departamento Universitario; yo les manifiesto a Sus Señorías que además del artículo 75 a que me referí, tenemos algunos otros artículos, y entre ellos está el artículo 72, en su fracción (f), que se refiere a cómo deben expedirse las leyes por el Poder Legislativo. Ya manifesté a la honorable Asamblea hace unos cuantos momentos, que esas leyes que crearon todas las escuelas nacionales, fueron de la época constitucional y que en consecuencia, si nosotros queremos que desaparezcan y que hayan tan sólo escuelas libres, necesitamos primero presentar a la honorable Cámara de Diputados una iniciativa donde se diga: se derogan las leyes expedidas en la época a que antes me refería. En consecuencia, señores, hemos estando bordando toda la tarde en el vacío. (Aplausos.) Es la absoluta verdad. Cuando los señores diputados que han hablado en contra de este Proyecto de Presupuesto nos trajeran aquí una iniciativa de ley derogando esas disposiciones, entonces yo les concedía un perfecto derecho para que viniesen a hablar aquí de la autonomía de la Universidad, para que viniesen a hablar aquí de la bondad de la Escuela Libre y para que viniesen a tratar aquí de la negligencia de algunos profesores de las escuelas oficiales o de los malos frutos que han dado las escuelas oficiales; pero en este momento, en que tan sólo tratamos del Proyecto de Presupuestos, yo creo que debemos decir: "estos Presupuestos, señores, son exagerados; en consecuencia, voy a atacar la partida número tantos, porque no corresponde, en verdad, al momento por que atraviesa la República en la cuestión de finanzas." Muy bien; yo creo, señores diputados, que es lo que debieron haber hecho los ciudadanos diputados que vinieron a hablar aquí en contra del Presupuesto, es decir, separar cierta partida, por que lo contrario es perder el tiempo. Este proyecto, señores diputados, debemos aprobarlo en lo general, ya que hemos entrado a esta discusión, para después pasar a la discusión de artículo por artículo. ¿Por qué, señores diputados? Porque si no aprobamos este Presupuesto, el Ejecutivo, en el mes de enero, tiene que pagar a los empleados que están en las Escuelas Universitarias por disposición, o más bien dicho, por una ley del orden constitucional. ¿Cuáles son las consecuencias de la no aprobación de este Presupuesto? Ningunas, absolutamente, señores diputados. Por eso he querido yo venir a tratar la cuestión desde este sólo punto de vista: desde el punto de vista constitucional. Lo demás son lirismos; que queden, señores, para cuando tratemos aquí la ley sobre la libertad de la Universidad Nacional de México. (Aplausos. Voces: ¡Muy bien!)

El C. Toro: Pido la palabra para una aclaración, señor Presidente.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Toro para una aclaración.

El C. Toro: Señores: Mi aclaración se reduce a lo siguiente. (Voces: ¡A votar, a votar!) En primer lugar, que yo no he sido quien ha atacado la existencia de las escuelas especiales. Segundo, que no debe extrañarle al señor orador que acaba de precederme en el uso de la palabra, que yo haya atacado a la Universidad en lo general, puesto que la Universidad no está funcionando de una manera legal. La Universidad se instituyó por ley dictada por el Ministro Sierra el año de 1910. Esa ley establece Ministerio de Instrucción Pública, Consejo Universitario, Juntas de Profesores y Rector de la Universidad. Esa ley fué derogada posteriormente, en tiempo del Gobierno del usurpador Huerta, por el Ministro García Naranjo, y no se aplica actualmente en la Universidad ni una ley ni otra. Tan es así que, por ejemplo, el Rector actual de la Universidad destituye y nombra profesores, sin atender a indicaciones ni del Consejo Universitario, ni a ninguna de las otras instituciones que se establecieron cuando se fundó la Universidad.

Presidencia del C. BLANCARTE RAMÓN

El C. Prosecretario Aguilar: Habiendo hablado todos los oradores inscriptos, en votación económica se consulta a la Asamblea si se considera el punto suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Suficientemente discutido. Se procede a consultar la aprobación del Ramo Undécimo, discutido en lo general, en votación nominal, en el concepto de que podrán discutirse separadamente todas las fracciones que hayan sido objetadas.

El C. Secretario Pesqueira: Se suplica al C. García de Alba auxilie a la Secretaría. Se procede a la votación nominal, en lo general. Por la afirmativa.

El C. García de Alba: Por la negativa.

(Se tomó la votación.)

El C. Secretario Pesqueira: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? Se procede a la votación de la Mesa.

El C. García de Alba: Votaron por la negativa 13 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Pesqueira: Votaron por la afirmativa 137 ciudadanos diputados. Queda aprobado en lo general el Ramo Undécimo del Presupuesto de Egresos.

El C. Presidente, a las 7.30 p. m.: Se levanta la sesión pública, para pasar a sesión secreta.