Legislatura XXVIII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19181224 - Número de Diario 106

(L28A1P1oN106F19181224.xml)Núm. Diario:106

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 24 DE DICIEMBRE DE 1918

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. -PERIODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO I. -NUMERO 106

SESIÓN ORDINARIA

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 24

DE DICIEMBRE DE 1918

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2.- La Cámara de Senadores devuelve modificado el Proyecto de Ley Orgánica de Tribunales del Fuero Común en el Distrito y Territorios Federales; a las Comisiones unidas de Justicia e imprímase. La Secretaría de Hacienda remite el Ramo Decimocuarto del Proyecto de Presupuesto de Egresos; a la Comisión de Presupuestos y Cuenta e imprímase.

3.- Continúa la discusión en lo general del dictamen de las Comisiones unidas 1a. y 2a. De Hacienda, que consulta un proyecto de ley por el que se aprueba el uso hecho por el Ejecutivo de la Unión, de las facultades extraordinarias que se le confirieron en el Ramo de Hacienda, y se le autoriza para introducir modificaciones en los aranceles de importación y exportación. Es aprobado.

4.- Discusión del artículo 1o. De dicho dictamen. Es presentada una moción suspensiva a la que no da entrada la Mesa. Reclamado este trámite, es discutido y aprobado. Se suspende la sesión.

5.- Reanudada ésta en la tarde, se da cuenta con un memorial signado por 167 profesores y apoyado por la Diputación de Quintana Roo, en que solicitan sea estudiada y resuelta la iniciativa de Ley presentada por las Diputaciones del Distrito y Territorios Federales para reorganizar la educación primaria sobre la base de su directa dependencia del Gobierno General; a las Comisiones de Instrucción Pública y de Hacienda, que tienen antecedentes. Se procede a la insaculación para Presidente de la Segunda Sección Instructora del Gran Jurado; resultado; declaratoria. El C. Diputado Gutiérrez informa sobre la Comisión que le fue conferida.

6.- Primera lectura al Proyecto de Ley de la Comisión de Industria, Trabajo y Comercio, que propone la aprobación del contrato celebrado entre el ciudadano Secretario de Industria, Comercio y Trabajo y el señor Edwin W. Sours, Gerente y Apoderado General de la Agencia Mercantil "R. G. Dun y Cía."; imprímase; se le dispensa la segunda lectura; a discusión el primer día hábil.

7.- Continúa la discusión del dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, sobre el Presupuesto de Egresos para 1919, Ramo Segundo; son discutidas y reservadas para su votación las partidas 1003, 1014, 1060 1062, 1088 y 1130. La Comisión presenta reformada la 1001, que se reserva para su votación. Son votadas y aprobadas las 1001, 1003, 1014 y 1060, desechándose las 1062 y 1088, que vuelven a la Comisión para su reforma. A votación la 1130, es aprobada. La Comisión presenta modificadas las partidas 1062 y 1008, que son aprobadas, terminando con esto el debate sobre el Ramo Segundo; pasa al Ejecutivo para los efectos constitucionales.

DEBATE

Presidencia del

C. BLANCARTE RAMON

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 10.37 a. m.: Se abre la sesión.

- El C. Prosecretario Aguilar, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veintitrés de diciembre de mil novecientos diez y ocho.

"Presidencia del C. Ramón Blancarte.

"En la ciudad de México, a los cuatro y veinticinco de la tarde del lunes veintitrés de diciembre de mil novecientos diez y ocho, con asistencia de ciento treinta y tres ciudadanos diputados, según consta en la lista que pasó el C. Prosecretario Aguilar, se abrió la sesión.

"El mismo ciudadano Prosecretario leyó el acta de la sesión celebrada el día anterior, la cual se aprobó sin debate en votación económica.

"El C. Ángeles Carlos L. Informó del resultado de la Comisión que asistió a la ceremonia celebrada en San Cristóbal Ecatepec, Estado de México, con motivo del aniversario del fusilamiento de don José María Morelos. La Presidencia dio las gracias a los comisionados.

"Por haber fallecido el C. Diputado Jesús de la Torre, la Presidencia designó para que concurrieran al sepelio, a los CC. Gutiérrez Antonio, Fierro Manuel Ignacio, Breceda, Castillo Nájera, Mena, Espinosa y Elenes y Prosecretario Malpica.

"Dióse cuenta con los documentos siguientes:

"Proposición de varios ciudadanos diputados para que, con motivo del fallecimiento del C. Diputado Jesús de la Torre, se enlute la tribuna de esta Cámara por tres días, invitándose al Senado para que haga igual muestra de condolencia, en virtud de que el C. De la Torre firmó la Constitución de Querétaro, y se ministre a los deudos del extinto la cantidad de dos mil pesos, con cargo a la partida número 2 del Presupuesto.

"Con dispensa de trámites y sin discusión, se aprobó.

"Escrito del C. Gregorio Mendizábal, en que solicita permiso para aceptar el nombramiento de Comendador con placa de la Orden de Isabel la Católica, que le confirió el Rey de España. - A la Comisión de Peticiones en turno.

"Estando impresos y distribuidos dos proyectos de ley del C. Diputado Castro Roberto, relativos, respectivamente, a la reglamentación de los artículos 6o., 7o., 8o. y 9o. Reformados y del artículo 10 de la ley de 6 de enero de 1915, y a la reglamentación de los Comités Particulares Ejecutivos creados por la Ley de Tierras de 6 de enero de 1915, la Asamblea acordó admitirlos a discusión, por lo que se turnaron a la 2a. Comisión Agraria.

"También se dio cuenta con estos documentos:

"Proyecto de ley de los CC. Vadillo, Castilleja, Saucedo y doce ciudadanos diputados más, para que se convoque a elecciones extraordinarias de diputados en los Distritos Electorales 1o., 2o., 3o., 4o. y 5o. Del Estado de Guerrero. - A la Comisión de Gobernación en turno.

"Proposición de los CC. Saucedo y Velásquez Juan, apoyada por varios ciudadanos diputados, a fin de que se excite a las Comisiones unidas 1a. de Institución Pública y 2a. De Hacienda, para que desde luego rindan el dictamen relativo a la iniciativa de ley que tiene por objeto que la Educación Primaria en el Distrito y Territorios Federales dependa en lo sucesivo del Ejecutivo de la Unión.

"La Presidencia y el C. Morales César hicieron aclaraciones y en seguida se dispensaron los trámites a la proposición, que fue aprobada, después de que la fundó el C. Rodríguez Herminio. Cumplimentándola, el ciudadano Presidente hizo la excitativa.

"Proposición del C. Morales César para que a la mayor brevedad se inicie a discusión del dictamen que reglamenta el artículo 4o. Constitucional.

"Una vez que hablaron en contra y en pro, respectivamente, los CC. Morales César y Siurob, la Asamblea acordó no tomar en consideración la proposición.

"Presidencia del C. Jesús Rodríguez de la Fuente.

"Dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo al Presupuesto de Egresos del Territorio de Quintana Roo para 1919.

"La Cámara acordó dispensarle las lecturas, que se imprima y se discuta el primer día hábil.

"Recogida la votación nominal acerca de la partida 4,108 del Ramo Quinto del Presupuesto de Egresos, que quedó pendiente en la sesión anterior, se aprobó por ciento cuarenta y tres votos de la afirmativa contra cuatro de la negativa.

"Dióse cuenta con una proposición de los CC. Trigo, Reyes Francisco y Rebolledo, hecha suya por el C. Lanz Galera, tendiente a que se modifique la partida 4,090 del mismo Ramo Quinto, y acto seguido se presentó el dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, en que hace suya esa modificación, respecto del cual habló en pro el C. Rebolledo.

"Presidencia del C. Octavio M. Trigo.

"Por ochenta y cuatro votos de la afirmativa contra cincuenta y dos de la negativa se aprobó el referido dictamen, y la Secretaría declaró que había concluido la aprobación del Ramo Quinto y que pasaba al Ejecutivo para los efectos constitucionales.

"Quedó de primera lectura por no habérsele dispensado los trámites, una proposición de los CC. Villaseñor Mejía, Avilés y Valadez Ramírez, referente a que se reconsiderara la aprobación de las partidas 4,007 y 4,008 bis, del propio Ramo Quinto.

"El C. Toro usó de la palabra para hechos y en seguida se dio cuenta con el dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo al Ramo Segundo, que trata del Poder Ejecutivo, concediendo la Presidencia, a petición del C. Gámiz, diez minutos para que los ciudadanos diputados separaran las partidas que quisieran objetar.

"Presidencia del C. Ramón Blancarte.

"Fueron apartadas las partidas 1,001, 1,003, 1,014, 1,060, 1,062, 1,088 y 1,130, aprobándose las restantes por ciento treinta y ocho votos de la afirmativa contra cuatro de la negativa.

"A discusión la 1,001, habló en contra el C. Andrade, sugiriendo se aumentase a ciento sesenta y cinco pesos diarios el sueldo del ciudadano Presidente de la República. El C. Rodríguez Alfredo, miembro de la Comisión, habló en pro de la partida y contestó una interpelación del C. Villaseñor Salvador. Este, así como el C. García Vigil, apoyaron la opinión del C. Andrade, quien hizo una aclaración.

"Considerando el punto suficientemente discutido, la Asamblea acordó votar desde luego esta partida, que resultó desechada por ciento doce votos de la negativa contra veintisiete de la afirmativa, por lo que volvió a la Comisión para que la reforme en el sentido del debate.

"A las siete y cinco se levantó la sesión, para pasar a secreta."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta su aprobación. Aprobada.

El C. Secretario Soto: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.

"Secretaría de la Cámara de Senadores del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección 2a. - Número 14.

"Habiendo sido modificados la mayor parte de los artículos que componen el Proyecto de Ley Orgánica de Tribunales del Fuero Común en el Distrito Federal y Territorios de la Federación, tenemos el honor de devolver a esa honorable Cámara el expediente relativo, en 435 fojas útiles, para los efectos constitucionales, así como la discusión habida en este Senado, al tratarse del referido proyecto de ley.

"Reiteramos a ustedes nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, a 23 de diciembre de 1918. - B. Germán, S. S. - Francisco Field Jurado, S. S.

"A los ciudadanos Secretarios de la honorable Cámara de Diputados. - Presente." -Recibo, a las Comisiones unidas, de Justicia y Puntos Constitucionales, en turno, e imprímase.

"Secretaría de Hacienda y Crédito Público. - Estados Unidos Mexicanos. - México. - Departamento de Bienes Nacionales. - Mesa 4a. - Número 129.

"Tengo la honra de remitir a ustedes con el presente, a fin de que se sirvan ponerlo a la consideración y estudio de esa honorable Cámara de Diputados, el Ramo Décimocuarto del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 1919, correspondiente al Departamento de Contraloría.

"Reitero a ustedes mi atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 21 de diciembre de 1918. - El Subsecretario Encargado del Despacho, R. Nieto.

"A los ciudadanos Secretarios de la honorable Cámara de Diputados. - Presente." - Recibo, a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.

- El mismo C. Secretario: "Continúa a discusión en lo general el proyecto de ley respecto a las facultades extraordinarias.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Basáñez.

El C. Basáñez: Ciudadanos diputados: Ya habéis oído de los distintos oradores que han hablado en pro y en contra de dictamen de la Comisión, las tendencias de unos y las tendencias de otros. Yo, al inscribirme en contra de este dictamen, no estoy en contra de la Comisión en el fondo, sino en la forma. Ya la vez anterior expresé mi deseo de que se dividiese ese dictamen en dos partes, con el objeto de discutir las facultades extraordinarias en el ramo de aranceles primero, y después, el uso que hizo el Ejecutivo de las facultades extraordinarias. Esto tiene por objeto, primero, el dar facilidades al Ejecutivo, y segundo, una mira política que sólo aquel que no vea a una distancia mayor de las narices, no podrá haber observado en ese dictamen. Yo quisiera que cualquiera de los ciudadanos diputados, los más ardientes defensores del dictamen de la Comisión, me dijesen si tienen pleno conocimiento de todas las leyes que el Ejecutivo ha dado haciendo uso de las facultades extraordinarias que se le confirieron. Yo me permitiría interrogar, por ejemplo, al estimable compañero Martínez del Río, que ha defendido el dictamen, para que me diga si él tiene conocimiento de todas y cada una de las leyes que ha dado el Ejecutivo con sus facultades extraordinarias.

El C. Martínez del Río: No, señor, No tengo conocimiento.

El C. Basáñez: Habéis oído que el compañero Martínez del Río no tiene ese conocimiento, y así como el señor Martínez del Río, que ha defendió el dictamen de la Comisión, tengo la seguridad que ni aun la misma Comisión tiene conocimiento detallado de esas leyes. ¿Y cómo, señores diputados, vamos a ser tan ligeros de echarnos esa responsabilidad encima, de aprobar todo este cúmulo de leyes, sin tener conocimiento de ellas? Vamos a dividir el dictamen en dos y estudiemos las facultades extraordinarias que pide el Ejecutivo en el ramo de aranceles, primero, y démoselas si son conveniente, y después, con más cuidado, ya cuando tengamos algún conocimiento de estas leyes, discutamos el uso hecho por el Ejecutivo de esas facultades extraordinarias y no nos echemos esta responsabilidad a ciegas. Es en beneficio del Poder Legislativo, y si este beneficio lo podemos reportar sin perjudicar en nada al Ejecutivo, ¿por qué no hacerlo? El Ejecutivo en nada se perjudica con que nosotros dejemos de sancionar estas leyes, si es que no las reprobamos, el Ejecutivo sigue haciendo el uso de ellas como hasta aquí y no nos echamos nosotros la responsabilidad de decir que son buenas todas las leyes que dio el Ejecutivo, cuando ni siquiera las conocemos. Yo creo que todos ustedes pensarán como yo pienso, porque es lo lógico, es lo cuerdo no aprobar una cosa que desconocemos. Así es que el objeto al venir a hablar contra el dictamen de la Comisión, es pedir que se divida en dos partes y luego, ya en lo particular, cada uno de nosotros introducirle las reformas que queramos.

La vez pasada tuve el gusto de leer el proyecto que yo había hecho, y ya en lo particular se puede quitar lo que allí no convenga o se puede aumentar lo que se quiera. Hablando el diputado García Vigil en el contra, habló acerca de las facultades extraordinarias en lo general; yo tampoco estoy conforme en la manera de expresarse, aunque lo hizo en una forma muy galana y muy bella y muy razonada, no estoy conforme con él, porque no se están discutiendo las facultades extraordinarias. El Ejecutivo no pide facultades extraordinarias en general, porque ya las tiene, y no va a pedir una cosa que ya tiene; ahora la labor de nosotros está en darle lo que pide, y si a mano viene, restringirlo en lo que ya tiene. Yo creo que las facultades en aranceles son necesarias por las fluctuaciones del comercio y reformas que se necesita hacer rápidamente. Alguno de los compañeros que habló en contra, decía que hablaba en contra del dictamen, porque no había una cláusula que precisase terminantemente que el Poder Legislativo no renunciaba a su derecho de legislar; eso es no conocer nuestro sistema parlamentario, porque nosotros desde el momento que entramos en receso, no podemos ocuparnos sino hasta que entremos en el período ordinario, el 1o. De septiembre de 1919, para dar leyes, y si el Ejecutivo nos convoca, como tiene derecho a convocar a la Cámara para tratar algún asunto, sólo será para el cual nos convoque y nosotros no podremos hablar de otra cosa que no sea expresamente para lo que él nos convoque. Por eso es mi proposición yo no limito más tiempo; que se le den facultades desde la fecha de la promulgación de esta ley, hasta el 1o. De septiembre de 1919, día en que regresamos nosotros a nuestro período ordinario, en que ya podemos legislar libremente; entonces nos dará cuenta del uso que haya hecho de ellas y nosotros podremos modificar tarifas, etc.

Cuando habló el licenciado Silva Herrera, miembro de la Comisión, rebatiendo los conceptos emitidos por mí en esta tribuna, dijo que yo hablaba o presentaba modificaciones en lo particular. Como ustedes verán, no es en lo particular, desde el momento en que pido que en lugar de una ley, sean dos. Hablando él en defensa, no tocó el artículo 1o., en que se cita nada más una ley que autoriza el uso hecho por el Ejecutivo, de las facultades extraordinarias, conforme a la ley de 8 de mayo de 1917; no dijo nada, porque claramente vio que

había omitido poner la ley en que se faculta al Ejecutivo para modificación de aranceles. Cuando se trató del artículo 2o., en que yo expresé que no se decía qué ley queda en vigor, expresó en esta tribuna que en la exposición de motivos lo decía, pero ustedes saben que en las leyes no se publican las exposiciones de motivos, sino únicamente se publican los decretos, y hay que ser concretos y señalar las leyes. Cuando habló del artículo 3o. Dijo que si él no citaba fecha, era porque no lo creía conveniente, que el Congreso en cualquiera época podía legislar, siempre que fuera período ordinario, esto si nosotros nos atenemos al precepto constitucional, único del cual nos podemos agarrar para darle facultades extraordinarias conforme a él. Hay que limitar tiempo y no hacerlo, como lo hicimos nosotros los de la pasada Legislatura, cuando dimos facultades extraordinarias en Hacienda, que no dijimos más: "Que cuando el Congreso diese las reyes respectivas," y ustedes deberán comprender que estas leyes nunca se dan en la vida, hay que estarlas reformando constantemente, conforme a las necesidades de la Nación; así es que por eso pido yo también -pero eso lo trataré en lo particular-, que se ponga plazo fijo; yo creo que la misma Comisión no tiene ningún inconveniente, pues ella en lo particular me lo ha expresado, que no tiene inconveniente en que se divida en dos. Yo quisiera que la Comisión no se aferrara en su primitivo dictamen y lo retirase, para que entrase a discusión este otro, que si bien es cierto que la Comisión no estará conforme en detalles, en lo general sí, y ya la Comisión podrá atacar parte de la proposición, lo que creo conveniente. El mismo ciudadano Subsecretario de Hacienda, en lo particular, cuando le hice presente el proyecto que yo había formulado y el dictamen de la Comisión, estuvo de acuerdo en que se dividiese, y para el objeto, como el señor Subsecretario de Hacienda no puede hacer modificaciones de ninguna especie, si no es por escrito, conforme lo perceptúa el Reglamento, fue por lo que no le hice ninguna interpelación en la Asamblea y sí lo hice en lo particular, llevando para ello a un ciudadano de esta Cámara, para que lo presenciara. Me voy a permitir hacerle la interpelación al ciudadano que presenció la respuesta del ciudadano Subsecretario, para que vean ustedes que también el Subsecretario de Hacienda está conforme en que se divida en dos. ¿Me permite la Presidencia interpelar al ciudadano diputado?

El C. Presidente: Tiene usted la palabra para una interpelación.

El C. Basáñez: C. Valadez Ramírez, ¿oyó usted cuando pregunté al ciudadano Subsecretario de Hacienda.....?

El C. Avilés, interrumpiendo: Allí está el Subsecretario, interpélelo.

El C. Basáñez, continuando: He dicho antes, ciudadanos diputados, que no interpelé ese día al ciudadano Subsecretario de Hacienda, por la circunstancia de que él no puede contestar afirmativamente ante esta Asamblea, por la circunstancia de que, como Subsecretario, no puede hacer modificaciones si no son por escrito; él mismo me expresó que ante la Asamblea contestaría, diciendo que él no podría contestar nada, precisamente por que el Reglamento dice que cualquier modificación , cualquier proposición debe se por escrito, e insisto en mi interpelación al ciudadano Valadez Ramírez, para que él conteste si es verídico. C. Valadez Ramírez, ¿oyó usted de labios del señor Subsecretario de Hacienda que a él le parecía que estaba bien que se dividiese en dos el dictamen de la Comisión, uno en el que se daban facultades extraordinarias al Ejecutivo, y otro en el que se aprobaba el uso hecho por él?

El C. Valadez Ramírez: Contestando la interpelación del C. Basáñez, debo manifestar que, efectivamente, delante de mí interrogó el señor Basáñez al señor Nieto, preguntándole si no creía que sería más conveniente que se discutiera primero lo relativo a las facultades extraordinarias y en seguida lo demás, y recuerdo que el señor Nieto le expresó que, pues no creía que hubiera inconveniente en que se tratara ese asunto así, en que se trataran primero las facultades extraordinarias y después todo lo demás.

El C. Basáñez: Ya habéis oído, señores diputados, cual fue la contestación; por lo tanto, yo pido a la honorable Asamblea vote en contra del dictamen en lo general, para discutirlo en la forma presentada, o propuesta por mí a esta honorable Asamblea: La discusión en dos partes, primero, ayudemos al Ejecutivo, dándole las facultades en aranceles, porque son urgentes para él, son urgentes, no para él, para la Nación, y después hagamos el estudio del uso que hizo de esas facultades; pero un estudio de verdad, no un estudio ficticio porque, como ya antes expresé, este es el volumen de decretos expedidos por el Ejecutivo con facultades extraordinarias, y como ya ustedes vieron, uno de los diputados que, quizá, tenía más obligación de conocer los citados decretos, primero por ser diputado, y segundo, por ser abogado, declara categóricamente que no los conoce, que es el abogado Martínez del Río. Y si él se encuentra en esas condiciones, la mayor parte, el total de nosotros está en las mismas, aunque tuviésemos la obligación de conocerlos. Así es que, por lo expresado pido a esta honorable Asamblea un voto reprobatorio para el dictamen, para ver si es posible que la discusión se haga en la forma indicada.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Diputado Parra.

No encontrándose en el salón el C. Parra, tiene la palabra el C. Martínez del Río.

No encontrándose tampoco en el salón el C. Martínez del Río, tiene la palabra la Comisión.

El C. Silva Herrera, de la Comisión: Señores diputados: Se ha discutido ya de sobra el proyecto presentado por la Comisión, no sólo en lo general, sino que al parecer hablando en lo general, lo atacaron también, se refirieron de una manera muy especial a cada una de las disposiciones que contiene. Como indudablemente continuará la discusión sobre esas nuevas disposiciones cuando lleguemos a discutirlo en lo particular, la Comisión se reserva para entonces, a fin de fundar cada uno de los preceptos que incluye el proyecto de ley que presentó a la consideración de la Asamblea. Únicamente me voy a referir a lo que ha dicho el señor compañero Basáñez, que desde un principio y desde antes que entrara a discusión, ha pedido que se retire el proyecto de la Comisión y que se

divida en dos partes, para entrar a tratar de dos proyectos que él hizo, que en concepto de la Comisión, como la otra vez lo dijo, no son sino adiciones que deben discutirse una vez que termine la discusión sobre el proyecto; pero como quiera que lo que solicita el señor Basáñez no es sino que se diga en una hoja papel, que se diga, proyecto de ley, se pongan los dos primeros artículos y en otro se diga que es otra ley distinta, y se ponga el tercero, la Comisión no tiene inconveniente para que se comience la discusión por lo que ve a las facultades extraordinarias, que es lo que pretende el señor Basáñez, que quiere que se haga esto porque encuentra que, en tratándose de las facultades extraordinarias, toda la Asamblea estará de acuerdo en otorgarlas, al menos, la mayoría, y que, por lo que ve a la aprobación del uso que hizo el Ejecutivo de las facultades extraordinarias que tiene en el Ramo de Hacienda, habrá que examinar uno por uno todos y cada uno de los decretos dictados en virtud de esas facultades.

Asienta de paso que no debe aprobarse el uso hecho por el Ejecutivo, de las facultades extraordinarias, porque la Asamblea no conoce las disposiciones dictadas y porque tampoco él no las conoce. Encuentro muy peregrina esta razón para no aprobarlas, pero, en fin, si es razón para no aprobarlas, es también razón para no atacarlas, puesto que tanto se necesita conocer el uso hecho por el Ejecutivo de esas facultades para aprobarlas, como se necesita para atacarlas. (Risas.) Asentó de paso que probablemente ni la Comisión las conocía. Debo decir al señor Basáñez que, en efecto, si nos vamos a someter a un examen escolástico sobre los 145 decretos, seguramente que no podremos responder a las preguntas, como se responde en la escuela al catecismo del padre Ripalda (risas), pero que si sobre cada una de ellas entra con nosotros en discusión, le demostraremos que si no las conocemos tanto como él pretende, sí, al menos, la Comisión tuvo conciencia de lo que hacía al probar lo hecho en virtud de esos decretos, de los cuales solamente se exceptuaron dos. El señor Basáñez, pues, pretende que no se aprueben todos los decretos dictados por el Ejecutivo. Entiendo que quiere decir que desde la fecha en que se promulgue este decreto no sigan en vigor todos los demás, o algunos de los que él exceptuó. Yo debo decir al señor Basáñez que ni siquiera se puede hacer ya eso en estos momentos. En la Ley de Ingresos que aprobó ya la Cámara y que se remitió al Senado, se incluyeron todas y cada una de las disposiciones hacendarías que contiene este volumen que tanto espanta al señor Basáñez. La Cámara lo aprobó ya; indudablemente que el Senado también lo aprobará. (Voces: ¡No!) Y si mientras el Senado aprueba allá lo que nosotros aprobamos aquí, nosotros, entre tanto, estamos reprobando lo mismo. ¿Qué efecto podrá tener la derogación de esos decretos? Indudablemente que no tendrá ninguno , puesto que cuando nosotros lleguemos al fin de la discusión de esos decretos, uno por uno, y cuando los hayamos reprobado todos, ya esos mismos decretos son ley, por la aprobación que les ha dado el Senado y por la promulgación que ya habrá hecho el Ejecutivo, de los mismos. Creo, pues, que es necesario entrar a la discusión en la forma que pretende el señor Basáñez.

Pudiera agregar otras muchas razones sobre el particular, que reservo para cuando se discutan separadamente los artículos, pero sí propongo a la Asamblea, de acuerdo con lo indicado por el señor Basáñez, en nombre de la Comisión, que al discutirse en lo particular el proyecto, se comience a discutir el uso en lo relativo a las facultades extraordinarias que solicita el Ejecutivo en el ramo de aranceles. Entiendo que la Asamblea no tendrá inconveniente en ello. Lo contenido en los dos artículos primeros y lo contenido en el tercero es esencialmente distinto; en consecuencia, puede invertirse el orden de discusión, sin que se altere el orden lógico en que viene propuesta la ley, que se puso así porque habría que ponerlo de alguna manera y quizá se hubieran podido hacer dos iniciativas separadas sobre ella, si en esa forma las hubiera propuesto el Ejecutivo. La Comisión no encontró inconveniente agrupar en la misma ley las dos materias que contiene la iniciativa, porque tampoco empleamos ninguna ilegalidad, ni falta de orden, ni de claridad, ni de método; yo propongo, pues, a la Asamblea que permita que al discutirse el proyecto en lo particular, se comience a discutir el artículo tercero que se refiere al otorgamiento de facultades extraordinarias al Ejecutivo en el ramo de aranceles, con lo cual creo que quedará satisfecho el señor Basáñez, porque después tendrá amplio margen para atacar los decretos dictados por el Ejecutivo en virtud de las facultades extraordinarias que tuvo en el Ramo de Hacienda. Por lo demás, como ya han hablado bastantes oradores en pro y en contra y parece que no hablarán más, puesto que algunos que estaban inscritos no se encuentran en el salón, yo creo que es llegado el caso de que la Mesa pregunte a la Asamblea si está suficientemente discutido en lo general, para que se vote en lo general y entremos desde luego a discusión en lo particular y para que al mismo tiempo la Mesa, llegado el caso de la discusión en lo particular, pregunte si se acepta la indicación de la Comisión a virtud de la moción hecha por el señor Basáñez para que se discuta primeramente la solicitad sobre facultades extraordinarias en el ramo de aranceles; yo ruego a ustedes que llegado el caso de la votación en lo general, se sirvan dar su voto aprobatorio, toda vez que al entrar a discusión en lo particular podrán modificar en la forma que la discusión indique, las proposiciones que contiene el proyecto y podrán ilustrarnos más fácilmente los miembros de la Asamblea sobre la materia a que se refiere el proyecto indicado.

El C. García Vigil: Pido la palabra para hacer una interpelación a la Comisión.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. García Vigil: La Comisión acaba de referirse con especialidad al artículo tercero de su dictamen que dice: "Se autoriza al Ejecutivo de la Unión para introducir las reformas que crea conveniente en los aranceles de importación y exportación." Que si con objeto de ser más clara la Comisión, es decir, de ser más claro el dictamen de la Comisión, si está conforme la Comisión en decir lo siguiente: "Que se deleguen en el Poder Ejecutivo las facultades legislativas que conforme a la fracción IX del artículo 73 tiene el Congreso, que dice:

"Para expedir aranceles sobre el comercio extranjero;" porque eso de introducir las modificaciones, etc., etc., no está bien claro, como si de una manera clara y terminante se dice: "Se deleguen en el Poder Ejecutivo las facultades que el Legislativo tiene, conforme a la fracción IX del artículo 73." (Murmullos.)

El C. Silva Herrera: Ya veo a dónde va la interrogación del C. García Vigil. (Risas.) Se espanta mucho de que el Poder Legislativo pueda delegar esas facultades en el Poder Ejecutivo, y su pregunta va encaminada a esto: A que la Comisión diga que no. Se espanta con el término y en seguida dice: "Ya ven ustedes cómo no tiene facultades el Congreso de la Unión para otorgar facultades extraordinarias al Ejecutivo en el Ramo de Hacienda." Pues bien, señor García Vigil, la Comisión no tendría inconveniente en hacer uso de esa palabra "delegación" que tanto le espanta a usted; si no la acepta, le digo a usted, es porque no es un término empleado en la legislación. En la materia de que se trata hay ciertas fórmulas especiales para redactar los artículos y nunca se redactan en esa forma; no me enseñará usted uno redactado así; pero esto no quiere decir que yo me asuste de que el Poder Legislativo delegue sus facultades en el Poder Ejecutivo; está perfectamente facultado para ello. La concesión de facultades extraordinarias al Ejecutivo en determinado ramo, no es sino una delegación que hace de sus facultades el Poder Legislativo; si usted quería que la Comisión fuera a ese terreno para atacarla en él, queda usted satisfecho. (Murmullos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Martínez del Río.

El C. Martínez del Río: Señores diputados: A las consideraciones que aduje la última vez que vine esta tribuna para defender el proyecto de la Comisión, sólo quiero someter a la consideración de ustedes algunas reflexiones que posteriormente he venido haciendo, relativas a este proyecto. Una de las necesidades apremiantes, imperiosas del país, es el desarrollar las industrias nacionales, puesto que esta necesidad traerá consigo una vez satisfecha, la resolución de innumerables problemas del orden económico. Pensando acerca de este particular, he creído que el Ramo de Aranceles presta una oportunidad que no debemos desaprovechar para procurar el desarrollo de esas industrias nacionales. Creo que para todos los señores diputados es conocido el hecho de que actualmente se importan del extranjero, libres absolutamente de derechos, artículos de primera necesidad, como son la harina, el azúcar, manteca y algunos otros artículos; pues bien, señores, la industria nacional harinera, la industria nacional azucarera, la industria relativa a la cría de ganado porcino, todas estas industrias podrían sufrir un mejoramiento de importancia si el Ejecutivo llegara a establecer tarifas proteccionistas que a la fecha no existen, porque, como acabo de decir, todos estos artículos de primera necesidad lleguen al país libres absolutamente de impuestos. Precisamente sobre este particular es sobre lo que el señor general García Vigil llamaba la atención acerca de que pueden cometerse un sin número de abusos, no precisamente por el Ejecutivo, sino por sus allegados; quiero suponer, señores, que en la frontera de México exista una cantidad muy considerable de estos artículos de primera necesidad, que están pendientes para su introducción al país de que se fijen o no se fijen impuestos sobre estos artículos; que el Ejecutivo adopte uno u otro de estos extremos, significaba para quien pueda conocer la mente del Ejecutivo y la seguridad de que se adopten esas medidas, ganancias verdaderamente extraordinarias y, esto naturalmente, se prestaría a la comisión de abusos. Pero viendo al punto principal al que voy a referirme, relativo al fomento de la industria nacional, si permitimos que estos artículos de primera necesidad continúen entrando a la República por todas sus fronteras y por sus puertos absolutamente libres de derechos, la industria nacional tendrá necesariamente que sufrir una depresión de alta importancia. ¿Cómo la industria azucarera va a poder competir con los productos similares que traen del extranjero, si estos artículos entran a la República sin impuesto de ninguna especie, como han estado entrando hasta la fecha? ¿Cómo la industria harinera va a poder competir con la industria similar de los Estados Unidos, cuando la harina de los Estados Unidos llega a la República sin impuesto de ninguna especie? Cuando lleguemos a fijar un impuesto equitativo a estos artículos que se importan del extranjero, las industrias nacionales tendrán que desarrollarse procurando trabajo a multitud de trabajadores que carecen de él en la República Mexicana. Si fijamos un máximum y un mínimum para las tarifas, y los impuestos que hayan de fijarse a esos artículos que entren a la República procedentes del extranjero, procuraremos el desarrollo de la industria nacional, que es por hoy una de las necesidades más ingentes en el orden económico en la República. En estas circunstancias, señores, he pensado someter a la consideración de esta honorable Asamblea, como una adición al proyecto de ley presentado por la Comisión, una proposición que, reserva de hacerla llegar al conocimiento de ustedes por los conductos debidos, me voy a permitir darle lectura:

"Establézcanse tarifas proteccionistas de la industria nacional, especialmente en lo que se refiere a los artículos de primera necesidad, fijándose un máximum y un mínimum, entre los cuales deben de fluctuar los impuestos que de acuerdo con las circunstancias que apreciará el Ejecutivo, deben imponerse a los artículos similares que se importen del extranjero." (Siseos. Voces: ¡No!)

No sé, señores, hasta dónde pudiera ser eficaz esta medida para procurar el desarrollo de la industria nacional, pero sí puedo asegurar a ustedes que la manera de procurar esa industria en el orden económico y en la ciencia económica, uno de los principales elementos consiste en establecer tarifas proteccionistas respecto de artículos similares que nos llegan del extranjero.....

El C. Silva Herrera, interrumpiendo: Señor Presidente, la Comisión pide la palabra para una moción de orden. El señor Martínez del Río pidió la palabra para hablar en pro del dictamen y está fundando una adición que va a presentar, que ni siquiera ha presentado. Ruego a Su Señoría que se sirva decir al señor Martínez del Río que hable en pro, como habló la primera vez, o que hable en contra si ya cambió de opinión; pero que de todos

modos se concrete a lo que está a discusión y que no nos venga aquí a fundar una moción relativa a adiciones que presentará en su oportunidad, según lo dice. - El C. Presidente: La Presidencia excita al orador que se concrete a hablar en pro del dictamen.

El C. Martínez del Río, continuando: Consecuente con lo manifestado por la Presidencia sobre este particular, no tendré, señores diputados, que agregar una palabra más a las consideraciones que ya hice cuando hablé por primera vez apoyando el dictamen presentado por la Comisión para que se concedieran al Ejecutivo facultades extraordinarias a fin de modificar los aranceles en los derechos de importación y exportación y oportunamente presentaré a la consideración de ustedes esta proposición.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Subsecretario de Hacienda.

El C. Subsecretario de Hacienda: Señores diputados: Si los oradores que impugnan la iniciativa del Ejecutivo sobre facultades extraordinarias fueran consecuentes con las resoluciones dadas por el Congreso, indudablemente se evitaría la prolongación indefinida de esta discusión, y la Cámara podría emplear mucho mejor el cortísimo tiempo que le falta para la clausura de sus sesiones. El Ejecutivo no ha pedido facultades extraordinarias en el Ramo de Hacienda: la Legislatura pasada se las concedió y el Ejecutivo ha manifestado expresamente a la Cámara actual que sigue haciendo uso de esas facultades. Hay sólo una excepción, la que se refiere a tarifas sobre comercio exterior, a ese solo punto se concreta la nueva petición del Ejecutivo, sobre facultades extraordinarias; en los demás Ramos de Hacienda no las ha solicitado, por la sencilla razón de que ya las tiene. Discutir desde el punto de vista de los principios si el Poder Legislativo está o no autorizado para conceder facultades extraordinarias al Ejecutivo, resulta perfectamente ocioso. Hace poco leía el "Diario de los Debates" tanto de la Cámara de Diputados como de la Cámara de Senadores, correspondientes a los primeros días del mes de mayo del año próximo pasado. Entonces fueron esgrimidos todos los argumentos que los oradores del contra pretenden ahora resucitar. El congreso resolvió en esa ocasión que sí está facultado para conceder la autorización solicitada y consideró improcedentes las argumentaciones de los oradores del contra. El Ejecutivo está en pleno uso de esas facultades y ha manifestado que sigue haciendo uso de ellas, por tanto, insistir con argumentaciones que ya han sido desechadas por el congreso , resulta extemporáneo. Es esta uno cuestión de simple sentido común, aunque parece a ocasiones que se viene confirmando aquella idea de que el sentido común, es el menos común de los sentidos. Si los oradores del contra quisieran ser consecuentes con las ideas porque vienen propugnando, deberían franca y resueltamente proponer una nueva iniciativa de ley que dijera: "Se revocan las facultades concedidas al Ejecutivo con fecha 8 de mayo de 1917." (Voces: ¡Ya está!) Esto sería preciso para crear una situación clara y definida. Además de que no soy letrado y que por tanto me encuentro imposibilitado para discutir puntos de carácter técnico legal, me inspiran cierto temor supersticioso todas aquellas cuestiones legales en que nunca pueden ponerse de acuerdo los señores abogados. He consultado sobre la materia muchas opiniones de peritos, todas ellas divergentes y contradictorias, aunque en realidad debo confesar que son más numerosas y mucho mejor fundadas las que resuelven que el poder legislativo sí esta autorizado para conceder esas facultades; y no obstante esas opiniones contradictorias, he llegado a formarme un criterio profundamente arraigado de que sí está facultado el Poder Legislativo para otorgarlas; y he adquirido este convencimiento, porque he consultado a dos peritos que indudablemente ninguno de los señores diputados podrá rechazar. Estos dos peritos son: El Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El Congreso de la Unión resolvió ese punto con fecha 8 de mayo de 1917 y la Suprema Corte de Justicia ha estado dictando innumerables fallos en que se tiene por base la legislación dictada por el Ejecutivo en uso de esas facultades. Hago por tanto a un lado todas las opiniones divergentes de los abogados y me atengo a la opinión de estos dos peritos indiscutibles; si estas opiniones, más bien dicho, si estas resoluciones de la Suprema Corte y del Congreso no fueran a ser tomadas en cuenta, saldría sobrando toda discusión y me declararía vencido.

Por educación y por temperamento soy afecto a tratar todas las cuestiones sobre terrenos prácticos. Dado el actual sistema de Gobierno de la República, resulta que el Congreso de la Unión sólo dispone de cuatro meses al año para su labor legislativa en todas las materias de interés nacional; de esos cuatro meses, indudablemente dos por lo menos deberá emplear el Poder Legislativo para la discusión de los Presupuestos; le restan por tanto, dos meses para legislar en todas las demás materias de interés nacional. Si en esos dos meses el Poder Legislativo fuera a conocer de todos y cada uno de los artículos de las leyes fiscales, se echaría a cuestas una labor casi imposible. ¿Cómo podría el Poder legislativo considerar, por ejemplo, todas, y cada una de las fracciones de la tarifa sobre el comercio exterior, todas y cada una de las fracciones de la Ley del Timbre, si comprenden un volumen de tres o cuatrocientas páginas y quizá más de mil fracciones? Y la conclusión que se desprende de esta argumentación, no quiere decir que el Congreso tenga siempre necesidad de conceder facultades al Ejecutivo, bastaría sencillamente con adoptar el procedimiento siguiente: Que el Poder Legislativo resuelva los puntos generales y fundamentales de todas las cuestiones, dejando al Poder Ejecutivo la necesaria libertad para reglamentarlas, ya que al Poder Legislativo le sería imposible, por falta de tiempo, conocerlos hasta en sus últimos detalles. Con este procedimiento se llegaría a resultados provechosos y prácticos.

El C. Diputado Siurob hace dos días pretendía que de las facultades que en materia de aranceles pide el Ejecutivo, se exceptuara la harina, la manteca, el azúcar y algún otro artículo. ¿Por qué sólo esos y no cincuenta, cien o doscientos artículos tan importantes como aquellos? El mismo C. Siurob pretendía que se modificara tal o cual artículo de la ley de Pagos sobre seguros y algún

otro... No de la Ley de Pagos sino de la Ley de Impuestos....

El C. Siurob, interrumpiendo: Sobre hipotecas.

El C. Subsecretario de Hacienda, continuando: Sobre hipotecas. ¿por qué sólo revisar esos artículos y no todas y cada una de las fracciones de la Ley del Timbre, y en general de las leyes sobre impuestos? Indudablemente que el Congreso estaría prácticamente imposibilitado para conocer todas y cada una de las disposiciones de esas leyes. Aun cuando los impuestos federales han sido ya aprobados por la honorable Cámara al resolver hace muy pocos días sobre la Ley de Ingresos, quiero tratar someramente esta cuestión, que ha sido tocada tan a menudo en el presente debate: El Ejecutivo no ha pretendido que el sistema actual de impuestos federales sea un sistema perfecto; por el contrario, nuestra legislación actual en materia fiscal, y no obstante las reformas que ya se han hecho, necesita aun de cambios importantes para adaptarla a los adelantos de la ciencia económica y de la ciencia administrativa. Muchos de esos cambios han sido ya estudiados por la Secretaría de Hacienda y a otros se les consagra preferente atención a efecto de implantarlos en un futuro próximo cuando desaparezcan algunas dificultades de orden monetario y fiscal que entorpecerían de momento su implantación.

El objeto principal del Ejecutivo en materia fiscal ha sido obtener las sumas suficientes de ingresos a efecto de afrontar los enormes presupuestos que han venido reclamando la reorganización administrativa y la pacificación del país, que lentamente, pero seguramente se ha venido llevando a cabo. Y se ha logrado el éxito, no obstante que, en materia de impuestos, son muy pocos los aumentos decretados. Fuera del por ciento federal sobre impuestos locales y municipales en los demás capítulos los aumentos corresponden en realidad a reducciones, y a exenciones que se han implantado. Se ha logrado el éxito no obstante la enorme reducción que se ha experimentado en los rendimientos del comercio exterior, por la bien conocida anormalidad en el mercado internacional. Muchas veces el Ejecutivo se ha visto obligado a posponer determinadas reformas que ha juzgado convenientes en el sistema fiscal, debido a que en ciertos momentos críticos no es posible implantar esos reformas sin exponerse a sufrir una reducción en el rendimiento de los impuestos, que tan imperiosamente requieren las necesidades públicas.

Los impuestos de la Federación pueden ser considerados desde tres puntos de vista: El económico, el político y el administrativo. La equidad es el factor principal que hay que buscar desde el punto de vista económico. Desafortunadamente un gran volumen de los impuestos federales tiene su origen en los impuestos indirectos, en los que es más fácil la incidencia y, por tanto, van a recaer indirectamente sobre las clases sociales económicamente más débiles debido al alza inmediata que provocan en los precios de los artículos de consumo. El ejecutivo, a este respecto, ha estado estudiando la derogación de una gran parte de la tarifa del Timbre; la intención del Ejecutivo es dejar reducida esa ley a cinco, seis u ocho ramos principales, derogando todas las demás fracciones cuyo rendimiento no es de cuantía y que, en cambio, ocasionan al público grandes molestias. En substitución de las fracciones de la Ley del Timbre que vayan a ser derogadas, se pretende implantar un impuesto sobre las ganancias, que responde sin duda a las últimas enseñanzas de la ciencia económica. Desde el punto de vista político, precisa deslindar, ante todo, los campos de acción de los impuestos federales, locales y municipales. En este terreno, el Ejecutivo ha tropezado con algunas dificultades, ya que no hay una ley que defina clara y precisamente la esfera de acción de las tres tributaciones. Afortunadamente, esas dificultades se han venido venciendo, y con la cooperación de los Gobiernos locales y los Ayuntamientos, muy pronto se logrará definir en forma clara y precisa, lo que a cada uno de los tres Poderes corresponda en materia fiscal. Desde el punto de vista administrativo, el desiderátum de toda la legislación fiscal, estriba en la simplificación de los procedimientos. La multiplicidad de los impuestos federales, los innumerables ramos pequeños que alcanzan un rendimiento insignificante, ha sido uno de los principales defectos de nuestra antigua legislación fiscal. La implantación de la Ley de Impuestos sobre las ganancias y la derogación de los Ramos del Timbre a que antes me he referido, vendrán a simplificar grandemente la parte administrativa fiscal. Cabe hacer notar que le impuesto del Timbre no ha causado por gastos de administración, arriba de un ocho por ciento sobre el rendimiento total de la renta. Esto es bastante satisfactorio, pues muy pocos países han alcanzado un porciento tan pequeño en la recaudación de sus impuestos. El objetivo principal del Ejecutivo, es decir, la obtención de los ingresos bastantes para hacer frente a las cuantiosas necesidades del país, se ha venido alcanzando, aún en forma más notoria, desde el último informe que rindió el Ejecutivo al Congreso, en septiembre. En efecto, basta citar este hecho: En el mes antepasado la sola renta del Timbre produjo un rendimiento de nueve millones quinientos mil pesos, es decir, a razón de más de 110 millones de pesos al año. Esto significa que la sola renta del Timbre ha dejado un producto igual o superior al que rendían todos los Ramos de la prosperidad de los tiempos normales. Tout proportion gardé, puede decirse que el Ejecutivo ha realizado a ocasiones, aquel prodigio a que se refería Carlyle, hablando del Directorio en Francia; que con una mesa, un pedazo de papel y una botella de tinta, obtuvo los recurso cuantiosos que en aquel momento crítico reclamaban las grandes necesidades de su patria.

. El señor diputado García Vigil insinuaba que la Secretaría de Hacienda invadió el campo de la Secretaría de Industria y Comercio al dictar las leyes de impuestos sobre terrenos petroleros. En realidad, la Secretaría de Hacienda sólo dictó las disposiciones reglamentarias indispensables para la recaudación de ese impuesto; tan no se pretendió reglamentar el artículo respectivo constitucional, que simultáneamente al estudio de esas leyes, la Secretaría de Industria y Comercio se ocupaba de formular la reglamentación del artículo 27 constitucional, que acaba de ser mandada al Congreso por el Ejecutivo. Es lógico que las

disposiciones hacendarías dictadas por la Secretaría de Hacienda en materia de petróleo no se discutan sino hasta que el Congreso resuelva sobre la Ley Fundamental del petróleo. No obstante el señor diputado García Vigil inició la discusión sobre esta materia y anticipó sus ataques a la legislación petrolera. ¿Por qué? Hace algunos años, hace muchos años, cayó en mis manos un libro que abrió honda huella en mi espíritu juvenil; fue ese uno de los libros que más influyeron en mi ánimo para dar cabida a grandes anhelos de reformas sociales, a grandes anhelos de reformas económicas. El libro se llama "La Bestia," y su autor, el Juez Lindsay, de Denver, Colorado. Es este un tipo singular, que no es raro encontrar en la complicada civilización americana, un apóstol con relieves de santo e impulsos de cruzado batallador e indómito; un reformador que lleva en sus labios prédicas de saber, nazareno y en sus escritos vigores de economista y sociólogo moderno. El Juez Lindsay inició su carrera enfrentándose a todas las corrupciones, propugnando por libertar a las clases económicamente oprimidas. Cuando se obtuvo el convencimiento de que el Juez Lindsay era un hombre incorruptible, un hombre de corazón rectilíneo, amontonaron en su camino todos los obstáculos imaginables; se le vejaba, se le escarnecía, se le calumniaba, a veces se le impedía hasta llevar el pan a su boca. ¿Y quién ere ese enemigo oculto? El Juez Lindsay se compara a un niño que se empeña en descifrar un acertijo. Quizá muchos de los señores diputados recordarán que en los años escolares era frecuente encontrar un grabado que entrañaba un problema para nuestros espíritus infantiles. Era un grabado en que estaban entremezcladas las líneas y los trazos en forma tal, queda imposible descubrir a primera vista figura alguna; parecía algo así como un fragmento de bosque tropical en el que se retorcía la maleza impenetrable y densa; al calce del grabado aparecía una inscripción con el problema: "Hallar el gato." El niño daba vueltas al grabado entre sus manos queriendo descubrir en la hojarasca las orejas de la bestia, creyendo ver la piel del felino en la corteza rugosa de un tronco. Y cuando al final juntaba en surtían todas las diversas partes diseminadas, encontraba, no al gato doméstico que esperaba, sino al gran gato de las selvas vírgenes, en tan fiera actitud y con tal ostentación de pavorosa dentadura, que el niño casi arrojaba el grabado con espanto. El Juez Lindsay, en el enmarañamiento de la civilización americana, llegó a encontrar el gato: Eran los grandes intereses, las grandes corporaciones de petróleo, de luz y fuerza, de ferrocarriles, la fiera que roe constantemente las entrañas de la civilización moderna. Los constituyentes de 1917 y el Ejecutivo de la Unión han hecho a veces el papel de Lindsay. El poder Ejecutivo ha encontrado la bestia; sólo que no ha experimentado ningún temor; por el contrario, lo ha combatido y lo seguirá combatiendo con energía y con denuedo: cuenta para ello con la ayuda del Congreso. El C. Diputado García Vigil, que se precia de su buena cepa revolucionaria, sin duda no se ha dado cuenta de que está militando bajo bandera equivocada, que está propugnando por los grandes intereses, enemigos de los intereses nacionales. Es preciso, es indispensable, que cambie su filiación, si no quiere que sus comitentes desconfíen de sus promesas de revolucionario; si no quiere que los revolucionarios que por él votaron, le arrojen al rostro la frase de Nietsche, el filósofo alemán: "No el haberme tú mentido, sino el no poder yo creerte más, fue lo que conmovió tan profundamente." (Aplausos.)

El C. Siurob: Pido la palabra para unas aclaraciones, señor Presidente, con relación a las palabras que acaba de expresar el señor Subsecretario.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: Honorable Asamblea..... (Voces: ¡Tribuna, tribuna!) Honorable Asamblea: El ciudadano Subsecretario de Hacienda, que me acaba de preceder en el uso de la palabra, al examinar una a una las objeciones distintas que fueron presentándose tanto al uso que está haciendo el Ejecutivo de las facultades extraordinarias y que él considera fuera de conexión con el debate, como a las modificaciones que yo presenté y que creo debieron incluirse dentro de este dictamen, puesto que se trata de aprobar todas las leyes dictadas por el Ejecutivo en el uso de esas facultades extraordinarias y esos proyectos de ley presentados por mí tienden precisamente a modificar algunas de esas leyes dictadas, expresaba el señor Subsecretario que esos proyectos míos y firmados también por otros representantes, no se concretaban más que a establecer determinadas modificaciones en algunas tarifas de artículos de exportación, entre ellos y decía muy bien el señor Subsecretario, el café, el jabón sin aroma, la harina, el azúcar y otros artículos de primera necesidad; pero se preguntaba el señor Subsecretario y decía: ¿por qué nada más esos artículos han de modificarse, por qué nada más esas leyes son las que pide que se modifiquen el C. Siurob? Y yo voy a permitirme contestarle, porque creo no solamente satisfacer a él, sino satisfacer también a la honorable Asamblea y confirmarlo más en el punto principal y capitalismo que a mí me interesa y que es la aprobación de los proyectos de ley que he tenido el honor de presentar a esta honorable Asamblea.

Como recordará la Cámara, yo pedía que se introdujeran libres de derechos algunos artículos de primera necesidad. ¿Qué por qué esos y no otros? Porque esos son los que están más caros aquí y en el interior de la República; porque esos son con los que menos se pueden hacer daño o sean los que menos se relacionan con la agricultura y con la industria nacional. Voy a ir especificando; me refiero en especialidad al asunto de la harina. Todo el mundo está de acuerdo y sabe perfectamente que el pan se está vendiendo cada día a precios más caros, hasta el grado de que me permitía yo decir durante la sesión pasada, que las piezas de pan que antes valían un centavo, hoy están valiendo cinco centavos, y aún son de tamaño menor que las que hacían en aquella época. ¿Qué significa esto? O que hay una escasez tan grande de trigo y harina, que por consiguiente ha traído un alza tan considerable de este artículo, o que ese producto se encuentra en manos de especuladores inmorales que están explotando miserablemente con el hambre y la necesidad del pueblo.

Si es el primer caso, es decir, si el alza en el precio de la harina se deba a que escasea en la producción de la República el grano, es indudable que debemos importarlo. Eso quiere decir que es una necesidad pública importar ese grano en condiciones de baratura mucho mayores que las que existen aquí en el interior de la República. Supongamos que no se debe a escasez de grano, sino que se debe a que esté acaparado por los especuladores. Con mayor razón será una necesidad pública permitir la introducción de ese mismo artículo de los Estados Unidos, para que abarate en el interior del país. Me permito señalar a Vuestras Señorías un hecho muy elocuente: Apenas se ha sabido que la honorable Cámara empieza a discutir este asunto, y ya los especuladores están vendiendo la harina rebajándole dos, tres y hasta cuatro pesos en estos últimos días, única y exclusivamente porque se sabe que esta honorable Cámara va a decretar la importación de harina extranjera, libre. En el mismo caso se encuentra el azúcar. ¿Quién no sabe que el azúcar también ha elevado muchísimo de precio, y que este hecho se debe exclusivamente a las maniobras de especulares sin conciencia que están abusando de las necesidades públicas y de las circunstancias especiales en que se vio envuelto el país con motivo de la guerra? Se me dirá, y con muy justa razón: "Al día siguiente de terminada una guerra mundial, no se puede legislar inmediatamente conforme a la conclusión de esa guerra, porque hay cierto número de intereses creados, porque hay cierto número de circunstancias que impiden que se pueda legislar en esa forma." Precisamente me decían a mí algunos de los harineros - porque debo advertir a Vuestras Señorías que yo me he acercado a hablar sobre el particular con algunos harineros - , y algunos ciudadanos harineros de aquí, del Distrito Federal, me dijeron lo siguiente: "La ley nos perjudicaría a nosotros profundamente, porque nosotros, queriendo favorecer a la agricultura nacional, hemos dado determinadas cantidades a los sembradores de trigo, con el objeto de que éstos puedan sembrar y, por consiguiente, que haya cosecha. Tenemos, pues, anticipadas fuertes cantidades, y aparte ya hemos comprado, y hemos comprado a un precio muy alto, todo el trigo que existía en la República." Pero ellos mismos confesaban que ese trigo no alcanza para sustentar las necesidades de la República y, por otra parte, ellos no niegan que el decreto pueda tener una acción benéfica; lo único que piden es que se aplace por tres o cuatro meses, tiempo en el cual conceptúan salir de todas sus actuales existencias de harina o de trigo; pero eso sencillamente lo que quiere decir es que nosotros, al dar el decreto, tendremos que introducir la simple modificación de decir: "A partir de tal fecha," pero no, por ninguna forma y por ningún motivo quiere decir que nosotros debiéramos prescindir de dejar sentado este hecho, puesto que los mismos harineros, en principio, están en contra de esta nueva tarifa y de que se mantenga esta libertad de importación. Por otra parte, yo interpelé al señor Subsecretario de Hacienda sobre el particular, y si el ciudadano Subsecretario de Hacienda no me dio absolutamente ningunas razones en contra de esta iniciativa, pues debe estimar la honorable Asamblea que si ocasionan un gran bien para el pueblo, si sirven para remediar una calamidad, como es una calamidad el que se venda el pan a precios altos, a precios que están fuera del alcance de nuestras clases necesitadas, es claro que estuve enteramente apegado y que esta Asamblea lo estará más todavía, si aprueba la reforma que yo he propuesto en relación con la harina e igualmente en relación con los demás artículos de primera necesidad. Queda, pues, en este punto satisfecho el ciudadano Subsecretario de Hacienda y yo estimaré y veré con positiva satisfacción, que se vengan a combatir mis ideas con otras que sean susceptibles de modificarlas, pues nunca acostumbro casarme con mis ideas y siempre soy consecuente con la justicia. Por ahora es una necesidad para todo el pueblo de la República que se importen los artículos de primera necesidad que faltan o que están en manos de los atrevidos y de los siniestros especuladores, porque es una necesidad pública que el pueblo se alimente. De manera que no puede haber una necesidad más palmaria, más clara y más indiscutible.

Se refirió también el ciudadano Subsecretario a la cuestión relativa a las hipotecas y a la modificación relativa a las compañías de seguros. Ambas iniciativas están enteramente ajustadas a los preceptos revolucionarios, entran en lo absoluto dentro del programa que se trazó la Revolución, que es el de favorecer a los pequeños propietarios, que es el de favorecer a los individuos que por medio de economías hechas con su trabajo, han logrado reunir pequeñas cantidades y esas cantidades viven o, al contrario, han solicitado aquellas cantidades con que fomentar sus fuentes de vida y sus pequeñas industrias. Refiriéndose especialmente a la iniciativa sobre hipotecas, diré que la iniciativa sobre hipotecas cumple los principios revolucionarios, por dos razones: La primera, porque estable un impuesto proporcional, es decir, porque establece un impuesto progresivo, el impuesto progresivo que debe ser diferencial, para los capitales pequeños, y mayor par los capitales grandes. En esa forma se cumple por dos partes con los preceptos revolucionarios, primero, porque establece un impuesto progresivo; segundo, porque establece un impuesto más bajo para los pequeños capitales, que en realidad son los que fomentan la pequeña industria, la pequeña agricultura y el pequeño comercio. Si estamos de acuerdo todos en que debemos fomentar estas pequeñas fuentes de riqueza, porque estas pequeñas fuentes de riqueza constituyen el medio de progreso de todas las grandes naciones, porque constituyen la base de la prosperidad de los pueblos, debemos convenir en que la iniciativa que yo he tenido el honor de presentar, está enteramente de acuerdo con los preceptos revolucionarios.

En el mismo caso se encuentra la iniciativa respecto de las compañías de seguros. La iniciativa respecto de las compañías de seguros, también en dos capítulos cumple con los preceptos revolucionarios. En primer lugar, porque siguiendo un precepto de nacionalismo, no concede mayores prerrogativas a los extranjeros que a los nacionales, y si la mayoría de las compañías establecidas hasta hoy son compañías extranjeras, es muy justo que estén sujetas a las mismas reglas y a las

mismas leyes que los individuos deudores nacionales.

Si a todos los individuos tenedores de hipotecas se les ha impuesto en la Ley de Pagos la obligación de pagar el veinticinco por ciento de las cantidades insolutas, es indudable que también debe establecerse esa misma ley para las compañías de seguros que también son deudoras, y deudoras a individuos nacionales y deudoras hasta cierto punto de un carácter más sagrado, puesto que muchas veces esas compañías son de seguros sobre vida, o de otra índole, pero que siempre significa una deuda verdaderamente sagrada y de verdadera y positiva utilidad para aquellos a quienes se deben estas cantidades de dinero. La segunda razón porque entran también dentro del criterio revolucionario, es porque ordinariamente los que se aseguran en nuestro país, son individuos que se aseguran por pequeñas cantidades y con miles de esfuerzos y con miles de sacrificios han estado pagando sus pólizas para poder gozar al último del fruto que conforme a los contratos establecidos deben reportarles aquellas economías. Puede decirse que, no existiendo en nuestro país cajas de ahorros ni ningún otro procedimiento para el ahorro de los proletarios es uno de los pocos medios de que disponen: la póliza sobre seguros; y en esta forma es indudable que las compañías de seguros, en su mayor parte extranjeras, deben pagar a nuestros nacionales el veinticinco por ciento de los capitales adeudados y el rédito sobre la parte insoluta de los mismos.

En lo referente al café, si he hecho la iniciativa es porque sé que con motivo de la guerra mundial de las dificultades de transportes, algunos otros pueblos, por ejemplo, el Brasil, nos han estado arrebatando los mercados del café mexicano. ¿Por qué? Porque nuestro café no ha podido salir durante todo este tiempo. Necesitamos, pues, que nuestra República no pierda sus mercados de ese producto, ¿y cómo no los perderá? Haciendo que salga del país en las condiciones más fáciles, cuando menos durante una temporada para que vuelvan a adquirirse los compradores y se restablezca el sistema de comercio en este importante ramo de producción nacional.

En lo referente al jabón sin aroma, confieso que el único espíritu; que me ha guiado al establecer la cuota mínima es corregir uno de los más grandes defectos de nuestro pueblo: la falta de aseo. ¿Cómo queremos que se asee si no tiene jabón barato? Todos sabemos que hay un epíteto denigrante con que se tilda a nuestro pueblo en la vecina República: "grasosos" o "grasientos" se nos llama; y si no se refiere este calificativo a nuestras clases cultas, sí se tiene aplicación a las clases desvalidas. Y ya que no podemos mejorar su situación, debemos siquiera proporcionarle los medios para que se asee, para que no se desarrolle en ellas el piojo, germen de tantas enfermedades, entre ellas el tifo, que es la más terrible epidemia que ha asolado a la República.

Estas son las razones que me han guiado para proponer a esta honorable Asamblea las reformas a las tarifas y a las leyes expedidas por el Ejecutivo en el uso de las facultades extraordinarias, Conste que he estado en absoluto de acuerdo con las facultades extraordinarias en la reforma de aranceles, pero que, en cambio. no lo he estado, ni lo estaré en lo absoluto con las facultades extraordinarias en todos los demás ramos de Hacienda. Y este es otro hecho que deseaba yo fijar: hay un argumento que no fue esgrimido ni puedo ser esgrimido, como afirma el ciudadano Subsecretario de Hacienda, durante la discusión de este asunto en la Legislatura pasada y fue el argumento que yo expuse aquí, que es el siguiente: lo que justificó el uso de las facultades extraordinarias del Ejecutivo en el ramo de Hacienda, fue la necesidad de nivelar los Presupuestos, porque como entonces no se conocía, no había ningún ejercicio fiscal anterior, fue enteramente indispensable darle facultades extraordinarias al Ejecutivo para que nivelara esos Presupuestos; pero si el mismo ciudadano Subsecretario nos viene a decir aquí que el único déficit consiste ya en ochocientos mil pesos mensuales y si nosotros estamos en posibilidad de ahorrar esos ochocientos mil pesos mensuales, sisando y recortado el Presupuesto de Egresos de toda la mucha paja que tiene, resulta que habremos logrado nivelar el Presupuesto y si hemos logrado nivelar el Presupuesto, ¿para qué necesita el Ejecutivo del uso de las facultades extraordinarias? Ese argumento que no tiene vuelta de hoja, que se funda precisamente en la declaración del ciudadano Subsecretario, que está en lo absoluto de acuerdo con el criterio económico y con el criterio constitucional, es el que no puede haberse esgrimido durante la Legislatura pasada, por la sencilla razón de que entonces no se conocía el importe del déficit y no se conocían tampoco los medios de llenar ese déficit. Basta simplemente suprimir el aumento que el Ejecutivo pretende para los militares y que reporta la cantidad de ocho millones de pesos al año, para que de allí resulte la economía de los ochocientos mil pesos que se alegan como único déficit en el Presupuesto.

Estas eran las aclaraciones que deseaba yo hacer, cuidadanos diputados, y ya nos ocupamos de presentar una iniciativa, precisamente para que se revoquen las facultades extraordinarias de que goza el Ejecutivo en el ramo de Hacienda, aun cuando debo advertir a Vuestras Señorías, que si la Comisión procediera de acuerdo con las necesidades públicas, si la Comisión fuera celosa y cuidadosa en el cumplimiento de sus deberes, si la Comisión se inspirara única y exclusivamente en las necesidades nacionales y en la conveniencia de que los Poderes hagan uso limitado y consecuente de las facultades que les confieren nuestras leyes, la Comisión debería haber incluido dentro de este dictamen la revocación de todas las facultades extraordinarias concedidas el Ejecutivo en el ramo de Hacienda, con la única excepción del ramo de Aranceles, que es el único en que el Ejecutivo está absolutamente justificado para solicitar esta clase de facultades.

El C. Presidente: habiendo hablado en pro todos los oradores inscriptos y en contra los CC. Basáñez, verástegui, Trigo, García Vigil, Siurob y Basáñez, y estando inscriptos todavía los CC. Pastrana Jaimes, Pérez Vela y García Vigil, se va a consultar a la Asamblea si considera suficientemente discutido el asunto.

El C. García Vigil: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. García Vigil: Ruego a Su Señoría consulte el Reglamento para que vea que establece que cada orador tiene derecho a hablar dos veces sobre un mismo asunto.

El C. Presidente: La Presidencia entiende que un orador tiene derecho a hablar dos veces, pero dentro de los seis oradores que el Reglamento indica; de otra manera la discusión se alargaría sobremanera; sin embargo, la Asamblea decidirá.

El C. García Vigil: Con objeto de que esto no sea motivo de un acaloramiento de parte de la Presidencia, pido que se dé lectura a los artículos respectivos del Reglamento y la Asamblea sabrá interpretarlos.

- El C. Secretario Pesqueira, leyendo:

"Artículo III. Antes de cerrarse en lo general la discusión de los proyectos de ley, podrán hablar seis individuos en pro y otros tantos en contra, además de los miembros de la Comisión dictaminadora y de los ministros. En los demás asuntos que sean económicos de cada Cámara, bastará que hablen tres en cada sentido, a no ser que ésta acuerde ampliar el debate."

"Artículo 99. Los individuos de la Comisión y el autor de la proposición que se discuta, podrá hablar más de dos veces. Los otros miembros de la Cámara sólo podrán hablar dos veces sobre un asunto."

El C. García Vigil: ¿Me permite Su Señoría dar la interpretación que a mi juicio corresponde?

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. García Vigil: Si por un artículo del Reglamento se previene que sobre un Proyecto de Ley o decreto pueden hablar seis individuos en pro y seis en contra, y si por otro artículo también del Reglamento se dice que cada miembro de la Cámara puede hablar hasta dos veces sobre un asunto, no es lógico dar la interpretación de que se compute la segunda vez que hable un individuo como si hablara otro, pues entonces sería tanto como reducir el número de los oradores y los artículos a que se dio lectura claramente indican que pueden hablar seis, individualmente clasificados, y que para cada uno de éstos existe la franquicia de hablar dos veces sobre el mismo asunto; de manera que yo pido a Su Señoría se sirva atenerse a lo prescripto por el Reglamento y, sobre todo, a los antecedentes que nosotros tenemos. Si no fueran bastantes los antecedentes de todas las sesiones anteriores, bastarían los dos casos que se nos acaban de presentar: uno del C. Martínez del Río que ha hablado dos veces sobre el mismo asunto y otro del C. Siurob que también ha hablado dos veces sobre el mismo asunto. Más aún: Hasta el ciudadano Subsecretario de Hacienda ha hablado dos veces sobre el mismo asunto.

El C. Presidente: La Presidencia pone en conocimiento de la Asamblea lo siguiente: Es cierto que habló dos veces el C. Martínez del Río, pero dentro de los seis oradores inscriptos, como habló también dos veces el C. Basáñez dentro de los seis oradores inscriptos; el C. Siurob habló para rectificación de hechos y si se extendió sobre otros temas, en ese caso quien debe de interpretarlo es él mismo y no es posible que la Presidencia marque el cauce que debe llevar esa discusión. Así es, pues, que sigue interpretando la Presidencia el Reglamento en el sentido de que sólo pueden hablar seis oradores en pro y seis en contra, aunque dentro de esos seis puede repetirse un orador, y por eso insiste en consultar a la Asamblea si se considera suficientemente discutido este asunto.

El C. García Vigil: ¡Moción de orden! Ruego entonces a Su Señoría que tenga la bondad de decirme cómo puedo yo ejercitar ese derecho de hablar dos veces sobre este mismo asunto, si Su Señoría pretende poner fin al debate. ¿Se pretende, acaso, que yo promueva una sesión ociosa para tratar este mismo asunto cuando ya no esté a debate? ¿Qué, vamos a pensar con los talones? No, señores. Si claramente se da a comprender que sobre el mismo asunto, cuando sea pertinente. ¿Qué objeto tendría que hablara yo dos veces, es decir, una segunda vez cuando esto cesara de ser debatido? De manera que claramente se comprende que dentro de la discusión misma, antes de que sea votado definitivamente el asunto; de otro modo yo sería un tonto y la Asamblea lo sería en prestarme su atención, y también lo sería el ciudadano Presidente si me concediera la palabra para esa ociosidad.

El C. Presidente: La Presidencia insiste en que ese derecho debería ejercitarlo el C. García Vigil inscribiéndose dentro de los seis oradores, dos veces puede hacerlo, pero en este caso debe ser la Cámara la que resuelva el asunto.

El C. García Vigil: ¡Moción de orden!

El C. Presidente: No hay desorden.

El C. García Vigil: Sí, Señor, está infringiéndose el Reglamento.... (Siseos en las derechas y golpes en los pupitres.) y si estuvieran inscriptos seis oradores distintos.... (Campanilla.) y si estuvieran inscriptos seis oradores distintos, ¿cómo podía concedérseme la palabra?

El C. Secretario Pesqueira: En votación económica se consulta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido este asunto. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. Se procede a la votación en lo general.

El C. Secretario Soto: Por la afirmativa.

El C. Secretario Pesqueira: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

- El mismo C. Secretario: Votaron por la negativa 21 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Soto: Votaron por la afirmativa 118 ciudadanos diputados. Queda aprobado en lo general el uso de las facultades extraordinarias concedidas al Ejecutivo.

- El mismo C. Secretario: Está a discusión el artículo 1o. Que dice así:

"Artículo 1o. Se aprueba el uso hecho por el Ejecutivo de la Unión, de las facultades extraordinarias que se le confirieron en el Ramo de Hacienda, por ley de 8 de mayo de 1917; en consecuencia, se ratifican los decretos y disposiciones dados por el ciudadano Presidente de la República, en virtud de tales facultades, con excepción de los que se expresan en el artículo siguiente."

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Silva Herrera: La Comisión propone, con fundamentos en el artículo 117 en relación con el 158 del Reglamento, que el artículo 2o. Del Proyecto de Ley a discusión de divida para su discusión en dos partes, afín de que se voten también separadamente.

- El C. Secretario Pesqueira, leyendo:

"Artículo 117. Si algún artículo constare de varias proposiciones, se pondrán a discusión separadamente una después de otra, señalándolas previamente su autor o la Comisión que las presente."

"Artículo 158. Los artículos de cualquier dictamen no podrán dividirse en más partes, al tiempo de la votación, que las designadas con anterioridad, según se previene en el artículo 117."

El C. Silva Herrera: Voy a designar las dos partes que contiene el citado artículo: una, referente a la derogación de los decretos sobre beneficencia privada; y otra, relativa a la derogación del impuesto en especie que grava el papel.

El C. Presidente: Lo que se puso a discusión es el artículo 1o. Y la Comisión de ha referido al artículo 2o.; en su oportunidad se hará la división.

El C. Villalobos: ¡Moción de orden!

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Villalobos: Entiendo que según el sentir de la Asamblea y el parecer que ha adoptado en virtud del tenor de la discusión, es procedente discutir en primer término el artículo 2o. Y después el artículo 1o., ya que nadie estará en desacuerdo, por lo menos la mayoría de los miembros de la Asamblea, respecto a la aprobación del uso que ha hecho el Ejecutivo de las facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, y en vista de que hay diversidad de pareceres sobre si deben dejarse o no en vigor los decretos sobre la beneficencia privada y el impuesto al papel. Si se aprueba el artículo 2o., cae de su peso que debe aprobarse el artículo 1o. Por consiguiente, este es el orden en que deben discutirse esos artículos.

El C. Silva Herrera: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Silva Herrera.

El C. Silva Herrera: El C. Villalobos ha indicado que debe discutirse primero el artículo 2o. Y después el artículo 1o. No veo razón alguna para alterar no sólo el Reglamento, sino el orden lógico que se desprende del contenido de los dos artículos. El primer artículo expresa una proposición general y el 2o. Se refiere a excepciones. Tomando en cuenta las razones del compañero, las aplicaría yo al contrario de como él las aplica: Si se reprueba el artículo 1o., ya no hay nada que ver con el 2o y, por consiguiente, es una razón más para que de discuta primero la proposición general y después las proposiciones particulares, que son las que contiene el artículo 2o.

El C. Presidente: Se han hecho indicaciones por algunos de los ciudadanos diputados para que se hagan tales o cuales modificaciones, pero la Presidencia cree de su deber sujetar a discusión este dictamen tal como ha sido presentado. En tal virtud, se pondrá a discusión el artículo 1o. Del dictamen.

El C. Secretario Pesqueira: Está a discusión el artículo 1o. Del dictamen. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. García Vigil.

c - El C. García Vigil: Ciudadanos representantes: Verdaderamente es un problema muy arduo el presentado a nuestra consideración por la rapidez con que se pretende que nosotros demos una resolución en este asunto. Acabáis de ser informados por el ciudadano Subsecretario de Hacienda, del número de decretos, leyes, etc., que con carácter hacendarío dio el Ejecutivo en uso de las facultades que le concedió la pasada Legislatura. Estas leyes y decretos son alrededor de 160 o 170; tengo entendido que son 140.....

El C. González Marciano, interrumpiendo: ¡Son 142!

- El C. García Vigil, continuando:....o 142 los enviados por el Ejecutivo y, en verdad, no podríamos nosotros resolver ni en 142 sesiones que tuviéramos, sobre la bondad o malignidad de cada una de estas leyes o decretos. De modo que es un problema verdaderamente difícil para nosotros y es de gran responsabilidad el venir a aprobar, globalmente, los 142 decretos dados por el Ejecutivo, así como también sería de parte de un espíritu, no como se pretende, sistemáticamente oposicionista, sino siempre juicioso, el reprobar en absoluto por su bondad o por su malignidad todos esos decretos. De modo es que en estas condiciones, aprobar o rechazar en globo esto, se puede considerar como un acto de insensatez de la Asamblea; yo, por lo que a mí trata, no me considero capaz para poder decir desde luego que aprobaría todos los decretos, ni tampoco que los reprobaría en absoluto, porque indudablemente que algunos, aun fuera del orden legal que vengo impugnando como cuestión de fondo, no ameritan por su carácter peculiar el ser reprobados.....

El C. González Marciano, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. García Vigil: Con mucho gusto.

El C. González Marciano: Con permiso de la Presidencia. El señor García Vigil dice que no es posible que se aprueben globalmente los 142 decretos expedidos por el Ejecutivo en virtud de las facultades extraordinarias que se le concedieron el día 8 de mayo de 1917. Me permito llamar su atención acerca de que no por el hecho de que aprobemos esos decretos, perdemos el derecho que nos asiste de modificarlos después.

El C. García Vigil, continuando: La observación del C. González sería atinada si no nos encontráramos bajo el férreo molde de la dictadura que tiene la Constitución actual, que nos impide reunirnos por nosotros mismos, ni por convocatoria de la Comisión Permanente, después del 31 del mes actual. Como ya tenemos el caso dado en este año, de que el Ejecutivo no prorrogó las sesiones después del 31 de diciembre del año anterior, sino que se limitó a convocar al Congreso para discutir la Ley Electoral de poderes Federales, es seguro que en los propósitos del Ejecutivo está el seguir disfrutando de esas facultades, que son una ganga para él, que no podremos reunirnos y que, por lo tanto, no tendremos oportunidad de hacer esas modificaciones particulares a cada uno de los decretos. De modo

es que la observación del C. González no es atinada, porque estamos en el caso de no poder reunirnos. Nosotros constituimos un Poder que está atado de pies y manos al Ejecutivo; esto es, conforme a la Constitución actual, el supremo Poder Legislativo de la Federación, la Representación Popular. Pues bien, señores representantes, hay principios elementales que no pueden vulnerarse sin perjuicios de gran trascendencia para la colectividad. Nosotros hemos oído que el ciudadano Subsecretario de Hacienda, con la ironía que le es peculiar, la vez pasada que informó a esta Representación Nacional, cuando yo le hice una interpelación sobre qué extensión se le daba a eso de las facultades extraordinarias, indicó que sólo con que se pasara la vista, que la pasara yo por la Ley de Secretarías, comprendería yo los límites en que estaban demarcadas esas facultades; pero es que yo he leído la Ley de Secretarías, porque yo no vengo a ciegas en este asunto. La Ley de Secretarías, en lo que respecta a la Secretaría de Hacienda, no tiene absolutamente nada relativo a pagos, no puede afectar a los pagos y menos cuando están dados los Presupuestos y nosotros sabemos que el Ejecutivo se ha arrogado facultades en lo que respecta a pagos y principalmente en lo que respecta a ese pago de los bonos del veinticinco por ciento de los empleados civiles y militares de la Federación. Si conforme a la ley dada por el mismo Ejecutivo y conforme a los principios más elementales de justicia, no se pueden dar leyes privativas ni menos en favor y en detrimento de una persona en lo particular, puesto que así está dada la ley que creó esa deuda pública del veinticinco o del cincuenta por ciento de los alcances de los haberes de los empleados de la Federación, ¿cómo es que el Ejecutivo ha procedido discrecionalmente, caprichosamente por lo que respecta al pago de estos bonos, de estos haberes devengados, de ese veinticinco o cincuenta por ciento? ¿cómo, pues, que nosotros vamos a aprobar esto? Y lo que digo respecto a esta ley, se puede decir de otro gran número de decretos dados por el Ejecutivo, pero hago hincapié en esto, porque el Ejecutivo, a merced de las facultades extraordinarias en Hacienda se arroga la facultad de pagar discrecionalmente a quienes él considera de los suyos, porque no es otra cosa, y a los que no, no se les paga lo que se les debe, ¿vamos nosotros a consentir en que este estado de cosas subsista? ¿Para qué es dar esta ley que previene que se pagará nada más el setenta y cinco por ciento a todos los empleados hasta que haya ingresos extraordinarios o superávit? Si tal cosa debe ser, nosotros en estas circunstancias debemos exigir primeramente el informe del Ejecutivo, de que hay ingresos extraordinarios o de que hay superávit, para que entonces el mismo Congresos, conforme a las mismas bases dadas por el Ejecutivo en su decreto, vaya ordenando el pago de estos bonos; pero proceder en forma tan irregular, con ese procedimiento tan vejatorio respecto al pago de bonos, es un verdadero atentado y se vulnera la base más elemental de la justicia; así se constriñe a los empleados públicos a recurrir a medios indirectos para satisfacer sus necesidades, tanto más indebido cuando sus haberes hayan sido devengados legalmente. Nosotros tenemos en la cuenta pública rendida por la Contraloría, referente al segundo semestre de 1917, que por pago de alcances en bonos a los empleados de la Federación se han gastado setecientos setenta y seis mil pesos. ¿Cómo se ha hecho este pago, si la ley respectiva dice que se crearán esos bonos; que tendrán tres talones y que se irán cubriendo en pagos sucesivos o de una vez si las condiciones del Erario así lo permiten? Estos bonos no se han dado nunca, sino que discrecionalmente por medio de una solicitud o sin ella, por influencias, se ha ordenado el pago; y nosotros sabemos que están necesitados de esos alcances los empleados inferiores, los escribientes y otros que necesitan de su haber diario para subvenir a sus necesidades; y sabemos también que casi todos éstos no han recibido un solo centavo por este concepto, en tanto que los Secretarios del Despacho y los allegados a ellos sí han cobrado sus bonos; ¡una ley que vulnera el principio elemental de justicia, como es ésta, no debe de ninguna manera sancionar! Así, si se dejan al Ejecutivo las facultades extraordinarias como él las interpreta y si además se deja la ley que establece los bonos, cubriéndoce únicamente el setenta y cinco por ciento de los sueldos, resultará que el Ejecutivo, con un margen tan amplio, pagara a quien quiera y es una verdadera burla la que hace a la Representación Nacional y al pueblo entero, al hacer creer que los empleados públicos están percibiendo únicamente el setenta y cinco por ciento de sus sueldos, cuando no es verdad, pues todos los empleados públicos de alta categoría y los que están en trato familiar con el Presidente de la República, así como los que pueden acercarse a las Secretarías de Estado, no perciben ese setenta y cinco por ciento; lo perciben únicamente en las nóminas, pero de hecho perciben el cinco por ciento, supuesto que después hacen un recibo por lo que les corresponde de sus haberes por tal fecha; de manera que en estas condiciones, yo únicamente quiero llamar vuestra atención, señores representantes, para que este asunto del uso que ha hecho el Ejecutivo de las facultades extraordinarias no sea votado a la ligera. No por esto quiero decir que votemos inmediatamente reprobándolo, pero sí quiero hacer notar que este asunto que ha motivado 142 decretos, debe ser objeto de sesiones en las cuales se examinen esos decretos con minuciosidad, porque tan mala es una cosa como otra, aprobar o reprobar 142 leyes es una verdadera insensatez. Nosotros no tenemos ejemplo en ninguna parte del mundo de que las leyes se voten globalmente así, a razón de 142 leyes en una sola votación, sin estudio ninguno. Ya el C. Siurob ha hecho hincapié en lo que respecta a la ley de la beneficencia privada y, por otra parte, los CC. Trigo y Basáñez se refirieron al asunto del papel; yo me referí la vez pasada al asunto del petróleo y el ciudadano Subsecretario de Hacienda hoy, creo yo que extralimitándose, supuesto que la Constitución dice que los Secretarios de Estado vendrán a informar, ha entrado de lleno al debate. Esto no quiere decir que yo pretenda que los Secretarios no entren al debate, ojalá entraran al debate, seria un paso ya hacia el parlamentarismo este en que los Secretarios de Estado vinieran a debatir con los representantes populares, en que vinieran a justificar su

actuación, a pedirle su confianza y a ser objeto de censuras; de manera que yo por esa parte estoy enteramente satisfecho de la actitud del ciudadano Subsecretario de Hacienda; pero cuando él se refirió a que yo, dije equivocadamente estaba defendiendo intereses generales de capitalistas, pues verdaderamente tomó, como vulgarmente se dice, el rábano por las hojas, porque yo cuando hice alusión a las leyes dadas por el Ejecutivo respecto al petróleo no dije que fueran buenas las leyes, ni dije que fueran malas, yo lo único que dije es que en virtud de las facultades en hacienda no podía legislar sobre industrias, sin meterme a juzgar sobre la bondad de esa ley que reglamenta la industria del petróleo; eso todavía no lo percibo ni ligeramente, con la imaginación, con la inteligencia; de modo es que mal podría yo decir que es buena o mala, lo único que dije yo fue que en uso de las facultades extraordinarias en Hacienda había reglamentado la industria del petróleo, siendo esto privativo de la Secretaría. Por consiguiente, este solo hecho me hacía negar esas facultades, su puesto que se le daba un margen muy amplio al Ejecutivo, supuesto que esto le daba una interpretación sin límite alguno y en este caso por el ingreso o por la erogación de un solo centavo de las arcas del tesoro nacional, se puede legislar absolutamente sobre todo, como nosotros sabemos que se ha legislado hasta en asuntos de materia civil a virtud de las facultades extraordinarias en Hacienda. De modo que este asunto de aprobar o reprobar globalmente 142 decretos, por el solo enunciado. de estos casos concretos a que me he referido, se comprende la conveniencia de aplazar esta discusión, porque es un asunto que no puede ser resuelto desde luego. Yo votaré en contra porque así me lleva mi opinión, desde el punto de vista legal; pero no quiero que se vaya a interpretar que decretos dados por el Ejecutivo y de los que la Nación ha obtenido ya beneficios, los quiero compartir por un espíritu de oposición sistemática. Yo votaré en ese sentido, si la Asamblea me obliga; pero vuelvo a decir que lo único que pretendo es que positivamente la Asamblea examine todos los decretos y repruebe aquellos que lo merezcan, dando su aprobación a los que estime conveniente. De manera es que al tomar la palabra en contra, he venido más que a eso, a pedir que esta discusión sobre uso de las facultades extraordinarias sea aplazada para cuando el Congreso esté en posibilidad de discutirlas. Ahora bien, que ya se ha dictado la Ley de Ingresos y que se pasó a la Cámara de Senadores, perfectamente; esto quiere decir que allá tendrá la fuerza legal indispensable; pero por lo que respecta al uso hecho de esas facultades, sí creo que debemos ser demasiados escrupulosos.

Por lo tanto, pido a la Asamblea que en vista de lo expuesto y en abono de la opinión manifestada por el compañero González de que tendrá el Congreso la oportunidad de legislar sobre este asunto, aplace esta cuestión, porque no veo la razón para que nosotros no aplacemos el ir derogando decreto por decreto y que los aprobemos de plano, porque entonces ¿qué objeto tendría el venir a discutir después, si ya estaban aprobados? De manera, señores, que una cosa es consecuencia de la otra. En tal virtud, yo pido a la Comisión que se aplace la discusión de esto, tanto más cuanto que este asunto del uso hecho por el Ejecutivo de las facultades extraordinarias, son hechos ya consumados; lo que nos interesa a nosotros es resolver ahora el futuro, lo demás es cuestión de responsabilidades, como ya dije antes, y supuesto que el Presidente de la República no es responsable por otra cosa que no sea el delito de traición a la patria, resulta en los actuales momentos ocioso el discutir el uso que haya hecho de esas facultades, pero es ilógico que nosotros demos nuestra aprobación sin conocer a fondo el asunto. De modo es que nuestra atención debe dedicarse a estos puntos de vista: Primero a si continúa subsistentes las facultades extraordinarias que dio la pasada Legislatura al Ejecutivo; segundo, si es de procederse a derogar estas facultades, la ley que crea estas facultades; tercero, que si procede el conferirle facultades legislativas únicamente en los ramos arancelarios de exportación e importación, como lo sugiere el mismo Ejecutivo y si desde luego procede la derogación de algunos decretos particulares, es decir, si procede la derogación en particular de algunos decretos dados por el Ejecutivo, tales como el del papel, como el de la Beneficencia Privada, y yo desde luego sugiero la conveniencia de proscribir en lo absoluto el uso de esas facultades para el pago de los bonos, esto es, que esos bonos no se paguen a ningún empleado, sino hasta que positivamente, conforme a la ley que creó esta deuda pública, haya ingresos extraordinarios o superávit del Presupuesto; de modo es, ciudadanos representantes, que en particular a la Comisión me dirijo, sugiriendo la conveniencia de aplazar la discusión de este asunto, que no hace más que entorpecer nuestras labores, que nos origina una discusión ociosa y que si nosotros lo aplazamos como yo sugiero que se haga, tendremos tiempo, si no el año próximo, porque no se nos convoque por el Ejecutivo, pues en el otro año; en fin, de cualquier manera, el aprobarlo desde luego no sería más que dar una sanción a una cosa que se desconoce en lo absoluto.

El C. Presidente: No habiendo inscripto ningún orador en pro y habiendo pedido la palabra en contra dos veces el C. García Vigil, tiene la palabra el C. García Vigil. (Murmullos. Risas.)

El C. García Vigil: Ciudadanos representantes......

El C. Siurob, interrumpiendo: Pido la palabra. Con objeto de que el C. García Vigil, que acaba de hablar, no se fatigue demasiado, le pido que me ceda su turno, porque yo también estoy apunto para hablar y, en tal concepto, él puede hacer uso de la palabra mañana y hoy en la tarde.

El C. García Vigil: Aquí tienen ustedes patente el vicio de interpretación dado por el Presidente de la Mesa al Reglamento, contra todos los antecedentes establecidos. Si yo me obcecara como él se obcecó en el debate en lo general de este dictamen, puesto que él en esa vez me negó la palabra para decir yo cosas que no había dicho antes, hoy, con esa obcecación que le reconozco como genuina, vendría a repetir lo que he acabado de decir antes; pero como veo que la Asamblea tiene más seriedad que el Presidente de la Mesa y yo en particular,

desisto de hacerlo y ruego que desde luego se proceda conforme al Reglamento, consultando si el asunto está suficientemente discutido, si procede la votación, etc., y sin ninguna interpretación de parte del ciudadano Presidente.

El C. Veladez Ramírez: ¡Moción de orden!

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Veladez Ramírez: Iba a pedir que se le leyera el artículo 97 del Reglamento; pero en vista de que el C. García Vigil renunció el uso de la palabra, yo también la renuncio.

El C. Presidente: En vista de lo manifestado por el C. García Vigil, la presidencia cree de su deber hacer constar que no es la Mesa la que dictó la resolución, sino la Asamblea, y que se acaba de poner de manifiesto el mal resultado de los procedimientos que alega. El C. García Vigil se inscribió dos veces, y como no hubo oradores en pro, la Mesa no tuvo sino que concederle por segunda vez la palabra. La Mesa sigue interpretando que un diputado tiene derecho para hablar en un asunto hasta dos veces, pero dentro de los seis oradores que fija el Reglamento; de otro modo, serían doce en pro y doce en contra. Así es que, interpretando lógicamente el Reglamento, ha sido como lo ha hecho.

El C. Secretario Pesqueira: Se ha presentado esta moción suspensiva: "Honorable Asamblea... (Voces: ¿Una segunda moción sobre este asunto? campanilla.)

El C. Presidente: La Presidencia cree de su deber no darle entrada, porque es terminante el Reglamento, de que no se puede admitir una segunda moción suspensiva en un asunto; simplemente quiere hacerla conocer de la Asamblea, dando este trámite: "No se da curso a la moción suspensiva por haberse presentado ya una con anterioridad." (Voces: ¡Que no se lea!)

El C. Siurob: Pido la palabra. ¡Moción de orden!

El C. Basáñez: Pido la palabra.

El C. espinosa Luis: Moción de orden. Pido la palabra, señor Presidente, para una moción de orden.

El C. Presidente: La han pedido ya dos señores diputados. Tiene la palabra el C. Siurob, para una moción de orden.

El C. Siurob: Mi moción de orden consiste en que no recuerdo que se haya presentado ninguna moción suspensiva sobre este mismo asunto, y pido a la Secretaria que se sirva informar.

El C. Secretario Pesqueira: Con fecha 19 de diciembre fue presentada esta moción suspensiva por la Comisión: "Honorable Asamblea..... "¿La Presidencia ordena que se lea?

El C. Presidente: Se pidió que la Secretaría informara, y la Secretaría tiene la palabra para informar en la forma que crea conveniente.

El C. García Vigil: Moción de orden, señor Presidente. Me voy a permitir hacer esta moción de orden, en obvio de mayores dificultades, porque así vamos a perder el tiempo. Cualquiera moción suspensiva que se haya presentado es evidente que no puede haberse presentado sobre la discusión en lo particular de este artículo 1o., supuesto que acaba de ponerse a discusión; si se presentó una moción suspensiva, fue, indudablemente, en lo general, pero no en lo particular, de manera que, estando en la discusión en lo particular de este asunto, no hay ninguna moción suspensiva hasta hoy, y cabe por derecho la primera moción suspensiva que se presente.

El C. Secretario Pesqueira: Por eso la Secretaría quiere darle lectura a esta moción.

El C. Espinosa Luis: Moción de orden. Para manifestar a Su Señoría, el señor Presidente, que no estoy conforme con su procedimiento en este caso, porque si como lo dijo a la Asamblea, no esta dispuesto a dar entrada a esa moción suspensiva, ¿qué objeto tiene? Por una parte; por otra, desde el momento que manda que se le dé lectura, es tanto como darle entrada de hecho. En cuanto a la observación hecha por el C. García Vigil, debo manifestar también que lo que él pretende es sencillamente un absurdo. Dice muy bien el Reglamento que no pueden presentarse dos mociones suspensivas sobre un mismo asunto, sin referirse a la discusión en lo particular ni a la discusión en general; por lo tanto, una moción suspensiva respecto de un mismo asunto, debe entenderse ya sea que se encuentre en el momento del debate en lo general o en lo particular. Por lo tanto, ruego a Su Señoría que, haciendo a un lado ese criterio parcial y hasta cierto punto probo que aplica, según le conviene, se ajuste en Reglamento y no dé entrada al asunto.

El C. Presidente: Se llama al orden al C. Espinosa, desde el momento en que no se le ha dado lectura a la moción.

El C. Espinosa: Pero Su Señoría ordenó que se le diera.

El C. Presidente: Simplemente se dijo que se había presentado esa moción, para que no se dijera que se dejaba de dar cuenta a la Asamblea.

El C. Basáñez: Reclamo el trámite de la Mesa. - El C. Silva Herrera: Pido la palabra para que la Secretaría informe si ya está a discusión el trámite de la Mesa.

El C. Presidente: Sí está ya a discusión.

El C. Silva Herrera: Pido la palabra en contra.

El C. Basáñez: Se ha dado una mala interpretación a la moción suspensiva que presenté yo.....

El C. Velásquez Juan, interrumpiendo: ¡Ya es la una!

El C. Basáñez, continuando: ..... queriendo hacerla similar a la presentada por la Comisión en días anteriores. La moción suspensiva presentada por la Comisión en días anteriores, fue en lo general, y yo sólo pido la suspensión de la discusión de los artículos 1o. y 2o., para posponerla a la del 3o., entrar a la discusión del artículo 3o., que es en el que se dan facultades al Ejecutivo en aranceles, que no lo que más le conviene al Ejecutivo, que es lo que desea tener, poder hacer uso de esas facultades, y discutir después los artículos 1o. y 2o., pues a nadie se escapa, señores, que la discusión del artículo 1o. que contiene este volumen de leyes, si mi objeto fuera obstruccionar el trabajo, lo que haría, señores, es apartar desde la ley número 1, hasta la 142, para que se discutiera una por una; pero no es ese el objeto.

El objeto es beneficiar a la Administración y darle esas facultades extraordinarias en aranceles al

Ejecutivo, y después de discutir en uso que hizo de las facultades que se le confirieron en la Legislatura pasada. Yo creo que es benéfico, que es conveniente y que es político, señores. Yo creo que suponiendo que no tuviésemos tiempo porque estamos a 24 y sólo faltan seis días para cerrar.. (Una voz: ¡Siete!) Dice aquí un señor compañero que siete, pero el último día lo empleamos en designar la Comisión Permanente y otros asuntos y más, hay un domingo de por medio, es decir, seis días, suponiendo que no tuviésemos tiempo para discutir el uso que hizo de las facultades, en nada se perjudica el Ejecutivo y nosotros nos beneficiamos por la circunstancia de que no vamos a aprobar a tontas y locas todo esto que desconocemos. La Asamblea misma cada vez que he interrogando a alguno, ha estado conforme conmigo en que desconoce en lo absoluto estas leyes; no es el objeto perjudicar al Ejecutivo el que se queden pendientes de aprobación estas leyes en nada perjudican la marcha administrativa y sí la perjudica el que por anteponer la discusión de todo, no se le den las facultades al Ejecutivo en aranceles. Yo creo que la labor que se viene a hacer aquí, que vengo a hacer aquí es benéfica y solamente teniendo tapados los ojos es como no se puede ver. Se le ocurre a la Asamblea decir que no se le dé entrada y lo mismo a la Presidencia, a la moción suspensiva sin conocerla. La moción es para que se discutan primero las facultades en aranceles y después el uso que hizo de las facultades extraordinarias. En lo particular no ha habido ninguna moción suspensiva y muchas veces hemos visto que discutiendo una ley, se han hecho no una, sino diez mociones suspensivas de distintos artículos de esas leyes, con el objeto de tener mayores datos, de que venga el Ministro a informar, de cualquiera circunstancia. Así es que...

El C. Veladez Ramírez: Moción de orden, señor Presidente. Mi moción de orden consiste en esto: Está el C. Basáñez argumentando sobre una moción suspensiva que no se ha presentado, que no se ha admitido, por no ser reglamentario; así es que pido a la Presidencia que mande suspender al orador en el uso de la palabra. No está a discusión ninguna moción suspensiva.

El C. Presidente: La Presidencia informa que se le ha concedido la palabra para atacar el trámite y que no se puede fijar un cartabón a que deban sugetarse los oradores, sino únicamente suplicarles que se sujeten al punto a discusión.

El C. Basáñez: No me he apartado nada de la discusión. Todo esto es precisamente para fundar mi petición reclamando el trámite de la Mesa. ¿Qué, quieren los señores diputados que diga: reclamo el tramite de la Mesa porque sí? He reclamado el trámite de la Mesa y lo estoy fundando y a ello llegaba. La Mesa ha dicho que no se debe dar entrada a la moción suspensiva, porque había otra moción suspensiva. La moción suspensiva que presentó la Comisión fue con el objeto de buscar datos, etc., etc., para que viniera a informar el Subsecretario de Hacienda. Yo presenté está moción suspensiva en lo particular y si en lo general ya se presentó una moción suspensiva, en lo particular cabe hacer otra moción suspensiva. Si he expuesto estos fundamentos, es para que vea la Asamblea mi propósito de colaborar con el Gobierno y no de obstruccionarlo. Por lo que he expuesto pido a la Asamblea que rechace el trámite de la Mesa y que se dé entrada a la moción suspensiva. En nada, absolutamente en nada perjudica a la Asamblea y sí la beneficia. ¿Políticamente nos vamos a hacer solidarios de algo que no conocemos?...

El C. Alvarez del Castillo: Moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Alvarez del Castillo: Señores representantes, se está perdiendo miserablemente el tiempo. La Mesa incurrió en este error, que es de todos perfectamente conocido, error anti-rreglamentario, dando cuenta con una moción suspensiva enteramente improcedente. El artículo relativo es terminante, de tal suerte que la moción suspensiva presentada anteriormente afecta a la discusión del negocio, no sólo en lo general, sino también en lo particular

. - El C. Presidente: Precisamente la Mesa no ha hecho más que dictar un trámite diciendo que no se ponía a discusión el asunto; de suerte que ese es el trámite que se está objetando.

El C. Basáñez: Me extraña la objeción hecha por el compañero... (Voces: ¡La una! Aplausos. Murmullos. Campanilla.)

El C. Castilleja: Ha pasado la hora reglamentaria!

El C. Basáñez: En vista de que no queréis dar oídos a razones, ni a nada absolutamente, renuncio al uso de la palabra.

El C. Presidente: Habiendo llegado la hora reglamentaria, se va a consultar a la Asamblea si se prorroga la sesión para terminar este incidente del trámite.

El C. Secretario Soto: Los ciudadanos diputados que estén por la afirmativa de que se prorrogue la sesión para terminar este incidente del trámite de la Mesa, sírvanse poner de pie. Se prorroga la sesión.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Silva Herrera.

El C. Silva Herrera: Señores diputados: Voy a aprovechar este pequeño incidente surgido aquí para hacer ver a ustedes la inconveniencia de no sujetarse estrictamente al Reglamento. El señor Presidente de la Cámara dio entrada a la discusión del trámite, es decir, dictó un trámite sobre un asunto en que no debía haberlo dictado y por eso es que yo solicité el permiso de interrogar a la Asamblea si estaba a discusión el trámite, porque realmente no debía haberse puesto a discusión el trámite., toda vez que de plano debía haberse rechazado la moción hecha por el C. Basáñez. El Reglamento dice en su artículo relativo, que me parece que es el 109: "No podrá presentarse más de una proposición suspensiva en la discusión de un negocio." El señor Basáñez dice que se presentó la moción suspensiva sobre el asunto en general y no sobre alguna disposición en lo particular, como lo acaba de hacer él mismo. Esto, señores, es enteramente contrario a lo que dice el Reglamento, que dice: "Sobre un negocio," y es el mismo negocio, ya se trate en lo general o en lo particular del dictamen que está a discusión. Es obvio, pues, insistir sobre esto, debe aprobarse el

trámite de la Mesa, quedando en consecuencia desechada la pretensión de dar entrada a mociones suspensivas enteramente inconvenientes. Por lo demás, esto nos hará comprender una vez más que tanto la Mesa como la Asamblea deben someterse estrictamente al Reglamento, porque ya se ha hecho aquí una práctica enteramente viciosa y mala que estorba la discusión serena y metódica de los negocios que se presentan a vuestra consideración, haciéndose en algunos casos que un simple acuerdo económico reforme el Reglamento...

El C. Basáñez: Una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Basáñez: Habiendo cambiado el espíritu del debate, he de hacer esta siguiente moción de orden: Con el derecho que me asiste como diputado, presenté esa moción suspensiva, a la cual el Presidente no quería dar trámite y, entonces, con el mismo derecho de diputado, le he reclamado para que diese cuenta a la Asamblea que no daba trámite, y eso fue lo que reclamé. Digo esto para que el C. Silva Herrera pueda orientar su debate.

El C. Silva Herrera: Decía a ustedes, señores, que se ha adoptado la práctica viciosa de reformar el Reglamento por un acuerdo económico de la Cámara. Que sirva esto para que en cada caso, no sólo la Mesa, sino todos nosotros, apoyemos el Reglamento; es el Reglamento una ley y las leyes sólo se reforman en la misma forma en que se expiden y no solamente por un acuerdo económico. Pido, por tanto, que se apruebe el trámite de la Mesa, para que pueda continuar la discusión del dictamen en lo particular.

El C. Secretario Soto: En votación económica se pregunta si se aprueba el trámite de la Mesa. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse en pie.

El C. García Vigil: Reclamo el quórum. (Voces: ¡No hay quórum, no hay quórum! ¡Sí hay, sí hay!)

- El mismo C. Secretario: Aprobado el trámite de la Mesa.

El C. García Vigil: Reclamo el quórum (Voces: ¡No hay quórum! ¡Ya se hizo la declaratoria! Murmullos. Campanilla.)

- El mismo C. Secretario: Orden del día 24 de diciembre a las cuatro de la tarde: "Continúa la discusión del Presupuesto de Egresos, Ramos 2o., 16 y 4o., en lo relativo a la Baja California y Quintana Roo."

El C. Basáñez: Se reclamó el quórum antes de que se hiciese la declaratoria; por tanto, es nula esa declaratoria.

El C. Presidente: Se levanta la sesión. (1.13 p.m.)

Presidencia del C. BLANCARTE RAMON

(Asistencia de 131 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4.25 p.m.: Se abre la sesión.

El C. Secretario Soto, leyendo: "Señores diputados: A la XXVIII Legislatura del honorable Congreso..." (Voces: ¡No se oye!) Y si gritan, menos se ha de oír. (Aplausos.)

"Señores diputados a la XXVIII Legislatura del honorable Congreso de la Unión:

"Los signatarios, todos maestros de escuela y en ejercicio activo en la Enseñanza Pública Primaria del Distrito Federal, en uso del derecho de petición que nos otorga la Constitución Política, ocurrimos a Vuestras Señorías, por medio de este memorial, para solicitar con el mayor respeto, por el interés que para nosotros entrañan las cuestiones de carácter educacional, que en vista de la importancia y trascendencia del proyecto de ley presentado el día 6 de los corrientes a esa respetable Cámara por las diputaciones del Distrito y Territorios y las de algunos Estados de la República, para reorganizar la educación primaria sobre la base de su directa dependencia del Gobierno General, así en lo técnico como en lo económico; se procede desde luego al estudio y resolución de la referida iniciativa, elevándola a la categoría de ley antes de que termine el actual período de esa Asamblea Legislativa, a fin de que al comenzar el nuevo año escolar, se inicie también para los establecimientos docentes una era de positivo adelanto para bien de la Patria, que tanto necesita de la cultura de todos sus hijos como fundamento de su prosperidad.

"Señores diputados:

"Urge que no dejéis pendiente este asunto, que tanto afecta a los intereses del pueblo que dignamente representáis, pues el momento oportuno de salvarlos aprobando el proyecto sometido a vuestra consideración, a afecto de que haya tiempo de formar el presupuesto respectivo y para realizar otros trabajos de preparación de conformidad con la nueva ley.

"Creemos que nuestros compañeros que existen en esa Cámara Popular, harán suya esta petición y nos secundarán en ella con toda decisión para obtener un resultado favorable.

"Seguros de que será atendida esta solicitud, dado el móvil que nos ha guiado al formularla, nos complicamos en augurar a los honorables miembros de la XXVIII Legislatura a quienes tenemos la honra de dirigirnos, al aplauso que la Historia de la Pedagogía en México les tributará merecidamente al consignar en sus páginas este acto de tanta significación social.

"Protestamos lo necesario.

"México, a 24 de diciembre de 1918."

"La diputación de Quintana Roo hace suyo este memorial. Joaquín Lanz Galera."

Viene calzada con 167 firmas y la ha hecho suya la diputación de Quintana Roo; en consecuencia, pasa a las Comisiones de Instrucción Pública y de Hacienda, que tienen antecedentes de este asunto.

- El mismo C. Secretario: Se va a proceder a la insaculación del Presidente de la Segunda Sección Instructora del Gran Jurado, por haber muerto el C. De la Torre. Los inmaculados son: Francisco Cornejo, Federico de la Colina, Miguel Rosas, Franco Verástegui, Eulogio Hernández, Francisco Martín del Campo, Ismael González, Miguel B.

Fernández, Romero Cepeda, Mariano Leal y Carlos Bravo.

El C. Presidente: Se invita al C. Pérez Vela para que saque del ánfora la cédula. (El C. Pérez Vela extrajo una cédula.) La cédula que ha extraído del ánfora el C. Pérez Vela Corresponde al nombre del C. Mariano Leal. (Aplausos.)

- El mismo C. Secretario: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, declara: Es Presidente de la Segunda Sección Instructora del Gran Jurado, el C. Mariano Leal. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Gutiérrez para dar cuenta de la comisión que se le confirió.

El C. Gutiérrez: Señores diputados: La Comisión que tuvo a bien nombrar la Presidencia de esta Cámara ayer, que se acercara a la familia de nuestro querido compañero Jesús de la Torre y darle su condolencia, así como acompañar el cadáver de este compañero hasta su última morada, tiene el honor de hacer del conocimiento de esta honorable Asamblea, que cumplió debidamente con tan penosa comisión, habiendo acompañado al cadáver del compañero y dado sus expresiones de condolencia a la familia, quien, agradecida, manifestó que le honraba tal distinción.

El C. Presidente: La Presidencia da las gracias a la Comisión por el desempeñó fiel del encargo que se le hizo para que asistiera a los funerales del C. De la Torre.

Presidencia del C. RODRÍGUEZ DE LA FUENTE JESÚS

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Comisión de industria, Trabajo y Comercio.

"Honorable Asamblea:

"Fue turnado a esta Comisión el contrato celebrado por el C. Ingeniero Alberto J. Pani, Secretario de Industria, Comercio y Trabajo, en representación del Ejecutivo de la República y el señor Eswin W. Sours, Gerente y Apoderado General de la agencia mercantil R. G. Dun y Cía.

"Estudiado minuciosamente el contrato, encontramos que en compensación de algunos servicios que la Agencia Mercantil presta al Gobierno, a los que se refiere el artículo 2o. Del contrato, se le concede la exención del impuesto federal de patente para las oficinas y dependencias de la Agencia en el Distrito Federal y en los Territorios Federales, exención que está terminantemente prohibida por el artículo 28 de la Constitución Política de la República.

"Por lo demás, esta Comisión no ha encontrado nada que objetar al contrato de referencia y estima que la Agencia de que se trata, presta un valioso servicio al comercio y en consecuencia, debe estimularse en alguna forma, estimándose justo que el Gobierno dé una compensación a la Agencia, por los servicios que le presta.

"Por las consideraciones expuestas, nos permitimos someter a la deliberación de esta honorable Asamblea la aprobación del siguiente Proyecto de Ley:

"Artículo 1o. Se aprueba el contrato celebrado con fecha 30 de noviembre de 1918 entre el C. ingeniero Alberto J. Pani, Secretario de Industria, Comercio y Trabajo, en representación del Ejecutivo de la Unión y el señor Edwin W. Sours, Gerente y Apoderado General de la Agencia Mercantil R. G. Dun y Cía., con las salvedades que se expresan en el artículo siguiente.

"Artículo 2o. La Agencia Mercantil R. G. Dun y Cía., no gozará de ninguna exención de impuestos y percibirá como compensación de los servicios que presta al Gobierno Federal, a que se refiere el artículo 2o. del contrato, una cantidad que será pagada por la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, que no excederá de la suma que la Agencia deba cubrir por concepto de la contribución federal de patente que causen sus oficinas y dependencias en el Distrito Federal y en los Territorios Federales.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Gobierno de la Unión. - México, 23 de diciembre de 1918. - R. Casas Alatriste. - J. P. saldaña. - J. P. Alejandre." - Primera lectura, e imprímase.

A pedimento de la Comisión se consulta a la Asamblea si se dispensa la segunda lectura a este Proyecto de Ley con el fin de que sea discutido el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensa la segunda lectura. (Voces: ¡No, no!) A discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario: Está a discusión la partida 1,0003 del Ramo Segundo: "Tres taquígrafos de primera, a $2,920.00, cuota diaria: $8.00."

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Diputado Gámiz.

El C. Gámiz: Honorable Asamblea: Me permití separar la partida 1,003 del Presupuesto del Ramo Segundo del Presupuesto de Egresos, la cual se refiere a tres taquígrafos de primera a razón de $8.00 diario. Me he permitido hacer esta separación en razón de que al discutirse los Presupuestos de Egresos en lo relativo a la Cámara de Diputados, no tuvo esta honorable Asamblea inconveniente ningún en conceder a la honorable planta de taquígrafos de primera clase de este Congreso, un sueldo de $12.00 diarios. No veo yo la razón, señores, de por qué si damos a los taquígrafos nuestros $12.00 diarios, en cambio, a los del Ejecutivo se les asignen $8.00 diarios únicamente.

Por razones de equidad, me permito excitar a la Asamblea para que se igualen esos sueldos. Se me podría decir que es mucho el trabajo que aquí se tiene y que se carece de él allá; yo podría argüuir, en contra de esta impugnación, lo siguiente: Los taquígrafos de la Presidencia de la República entran a sus labores desde las nueve de la mañana; muchas veces salen a las ocho o a las nueve de la noche; el trabajo que tienen que desempeñar es de

gran responsabilidad: Generalmente se les confía la traducción o desciframiento de los telegramas que vienen el clave. Por otra parte, tienen estos señores taquígrafos que estar en roce constante con multitud de personas que por su posición social les exigen ir con determinada presentación correcta, y todo esto amerita que a este cuerpo de empleados se les trate con la equidad debida y se les eleven sus sueldos a la suma de $12.00 diarios que hemos asignado para nuestros taquígrafos. Es costumbre, ciudadanos diputados, que en esta Asamblea, cuando se trata de votar una partida que ha sido discutida al principio del debate, los argumentos del pro y del contra se han embotado ya en la memoria de los ciudadanos representantes y se da el caso lamentable muchas veces de que el votar una partida de éstas se hace muy poco recuerdo de lo que se dijo y muchas veces se vota por la afirmativa por evitarse sólo la molestia de preguntar de lo que se trata. Señores representantes: Yo me permito excitar a la Asamblea en bien de ese pequeño grupo de individuos, tres únicamente de ellos, para que se sirvan votar la partida del Presupuesto en el sentido de que sean $12.00 diarios para cada uno de ellos, dando su voto negativo a lo que propone el Ejecutivo en su Proyecto para que dejemos en pie el principio de equidad que tenemos el deber de respetar.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Diputado Avilés.

El C. Avilés: Señores diputados: Por lo regular los sindicatos de trabajadores y lo mismo de empleados, han sentado este precedente: para trabajo igual, salario igual, En lo que se refiere a los taquígrafos de la Cámara de Diputados, el trabajo que tienen en verdad es excesivo, puesto que comienzan a trabajar desde las cuatro de la tarde hasta las ocho, nueve o diez de la noche; eso cuando hay sesiones nada más en la tarde, pero cuando hay en la mañana, comienzan desde las diez u once hasta la una de la tarde. Y no es comparable el trabajo desarrollado por los taquígrafos de esta Cámara a los de la residencia presidencial; allí únicamente se trata de asuntos de correspondencia, ocho, diez o doce cartas que se escriban,.... (Voces: ¡No, hombre, quinientas!) nunca pueden compararse al trabajo que desarrollan los taquígrafos de acá de la Cámara. Indudablemente que el Ejecutivo que está al tanto y que hemos visto ha venido aumentando los sueldos a todos los dependientes del Palacio Nacional, indudablemente que ve que los taquígrafos sí están bien remunerados con el precio, con el salario de $8.00 diarios. Yo pido a la Asamblea que debe de aceptar tal como nos presenta esta partida la Comisión. (Voces: ¡No!) Pues ustedes dirán que no, ciudadanos diputados, pero el asunto debe de ser así. No hay cosa que no venga aquí en asuntos de Presupuestos que no venga aumentando día a día. La Nación ya no puede con tanto recargo que le estamos haciendo diariamente, debe de ponerse una taxativa a esto.

Las argumentaciones que nos trajo aquí a esta tribuna el ciudadano que habló en contra de esta partida, pues en verdad es que carecen de fundamentos, porque él tomó como fundamento que el trabajo de los taquígrafos de la residencia presidencial, pues era casi igual al de los de la Cámara de Diputados, y esto no es cierto; aquí casi no descansan ya ni un minuto los señores taquígrafos, pues que desde que se abre la sesión es estar trabajando, hasta que termina, y todavía no para ahí la cuestión, sino que luego tienen que pasar en limpio todo lo que han producido taquigráficament. Yo pido a la Asamblea que sí es de aceptarse tal como nos presenta la Comisión esa partida.

- El mismo C. Secretario: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se consulta si se considera suficientemente discutida la partida l,003. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Suficientemente discutida. Se reserva para su votación.

A discusión la partida 1,014: "Un intendente, cuota diaria, $20.00."

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Diputado Andrade.

- El mismo C. Secretario: No estando presente el C. Andrade, que separó esta partida, se reserva para su votación.

- El mismo C. Secretario: A discusión la partida 1,060: "Para servicio de coches y caballerizas, sostenimiento y reparación de cinco landeaux, cinco coupés, un breack, nueve caballos (cruzada inglesa), sostenimiento de los automóviles, asignación anual, $42,000.00."

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Diputado Saucedo.

El C. Saucedo: Deseo que la Comisión me informe por qué aumentó esta partida a $42,000.00. (Voces: ¡No se oye!) Deseo que la Comisión informe a la Asamblea qué razones tiene para aumentar a $42,000.00 la partida 1,060, que comprende las reparaciones a coches y automóviles presidenciales; en el Presupuesto del año anterior se dedicaron únicamente $20,000.00, y parece que esas reparaciones no se verifican; no encuentro, pues, justificada la ampliación de esta partida en la forma que la presenta la Comisión y. que por lo mismo, le ruego que me diga los fundamentos que tuvo para hacerlo.

El C. Rodríguez Alfredo, miembro de la Comisión: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rodríguez Alfredo: Para contestar la pregunta que hace el señor diputado Saucedo, debo decirle que, si es verdad que en el Presupuesto que debió estar vigente para 1918, figuraban solamente $20,000.00 para esta partida, también es verdad que la XXVII Legislatura no tuvo siquiera el cuidado de hacer un cálculo de lo que podía importar el sostenimiento de los coches, y votó a priori los $20,000.00. Su señoría debe saber que nueve caballos de alzada, como los que están al servicio de la Presidencia, consumen, cuando menos, $2.00 diarios cada caballo; los automóviles, que son de seis cilindros, cada uno consume como mínimum treinta litros de gasolina y seis de aceite. Su Señoría haga la cuenta y verá que la partida no es exagerada. La Comisión no la aumentó, y lo único que hizo fue aceptarla tal como la propuso el Ejecutivo. (Aplausos.)

- El mismo C. Secretario: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se consulta si se considera suficientemente discutida la

partida 1,060. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutida. Se reserva para su votación.

A discusión la partida 1,062: "Para gastos generales y extraordinarios de las residencias presidenciales, Castillo de Chapultepec, edificio del lago del mismo, Palacio Nacional y residencia en el Castillo de San Juan de Ulúa, Veracruz, gastos, viajes y recepciones oficiales, asignación anual,.... $230,000.00."

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. diputado Mariel.

El C. Mariel: Primeramente deseo que la Comisión se sirva decirnos a qué se refiere cuando dice: "Partida 1,062. Para gastos generales y extraordinarios.." (Voces: ¡No se oye!)

El C. Rodríguez Alfredo: Para contestar al diputado Mariel.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rodríguez Alfredo: La partida, como muy claro lo indica, es para el sostenimiento de las residencias presidenciales que, como Su Señoría debe saber, son el Castillo de Chapultepec, el edificio del lago en el mismo bosque de Chapultepec, el Palacio Nacional y el edificio de San Juan de Ulúa, en Veracruz. Esas residencias implican gastos para su sostenimiento decoroso; no es que en esta partida se consideren los sueldos de la servidumbre, que tienen su partida especial, pero si los gastos de sostenimiento, como son los arreglos que deben hacerse allí, de instalación y reparación. Además, la Comisión consulta a la honorable Asamblea el aumento de esta partida en $100,000.00, es decir, que quede la cantidad total de $230,000.00 porque, como lo dice en su dictamen, ha tenido en consideración que una vez terminada la guerra europea, el Gobierno mexicano tiene la estricta obligación de significar su afecto o amistad a los países con los que cultiva relaciones. Debido a la Revolución, a los ocho años que llevamos de ella, así como la guerra europea, esas relaciones se han suspendido por completo. A eso se debe que el Ejecutivo haya podido, mal por cierto, salir avante de sus compromisos oficiales y protocolarios, con las partidas tan exiguas que le han sido aprobadas; pero las cosas han cambiado por completo: Tiene forzosamente el Ejecutivo, repito, que invertir gastos en dar recepciones, en corresponder agasajos que forzosamente tendrán que hacerle. Creo que la honorable Asamblea no tendrá empeño en que el decoro oficial del Gobierno mexicano se desmerite únicamente por un espíritu de economía mal entendido. Como lo dice la Comisión, se consulta a la Asamblea el aumento de $100,000.00 en esta partida, cuyo aumento será invertido siempre que sea necesario y que las condiciones del Erario lo permitan. Por el decoro nacional, señores diputados, la Comisión os pide que votéis los $100,000.00 en que se aumenta la partida de referencia. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Mariel.

El C. Mariel: Señores diputados: Creo que la Comisión no ha logrado convencer a ninguno de vosotros. En el Presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas se tiene la friolera de $165,000.00 para reparación, conservación y vigilancia del Palacio Nacional El Gobierno cuenta con servicio de ingenieros, con electricistas, jardineros y toda clase de mozos para lograr el sostenimiento de las residencias presidenciales, y si a esto agregamos todavía $100,000.00 que pide la Comisión como aumento para la partida 1,062, entonces nos resultan $400,000.00, cantidad bajo todos puntos de vista muy exagerada. Las razones que nos han expuesto, de que vamos logrando a medida que corre el tiempo, la nivelación de los Presupuestos, no deja de ser una solemne mentira, porque debemos la insignificante suma al extranjero, de casi $1,000.000,000.00; por concepto de intereses tenemos que pagar anualmente........ $25.000,000.00; a esos debemos agregar................... $10.000,000.00 ó $12.000,000.00 anuales que se están debiendo a todos los empleados del Gobierno, a quienes se les quita el veinticinco por ciento de su sueldo; debemos a los bancos $60.000,000.00, sobre los que tenemos que pagar intereses; tenemos que pagar, igualmente, los perjuicios ocasionados por la Revolución, y en los Presupuestos no se nos hacen figurar los rendimientos de los Ferrocarriles Nacionales. A estos pasos, señores diputados, vamos a la bancarrota.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rodríguez Alfredo: Para contestar a Su Señoría el diputado Mariel, que ha pretendido venir a espantar a la honorable Asamblea con el tenebroso fantasma de las deudas. (Voces: ¡Tribuna!) Nadie puede dudar, señores diputados, que debemos; pero también es que Su Señoría el diputado Mariel no debió haber venido a decir aquí, como lo ha hecho, que debemos tantos más cuantos miles de millones de pesos y que teniendo en cuenta esas deudas no debemos aumentar una partida. ¿Qué, Su Señoría cree honradamente que en el ejercicio fiscal de 1919 va a poder el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos satisfacer esas deudas con esos intereses? Creo que no. ¿En qué amengua, en qué modifica las intenciones que se tengan, los propósitos que se hayan hecho para cubrir esas deudas y esos intereses, el que $100,000.00 se gasten en lo que decorosamente tienen que gastarse? Su Señoría ha querido venir a espantar a la Asamblea con una cosa que es perfectamente conocida: ¿Qué los gastos originados por la Revolución van a pagarse? Ni en el año entrante ni dentro de diez años. Tiene que darse el tiempo necesario para que estas deudas sean solventadas y los intereses se cubrirán, si es que también lo permiten las condiciones del Tesoro; pero, repito, cien mil pesos que es lo que la Comisión consulta de aumento, en nada modifican las deudas que la Nación tiene que pagar.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Villaseñor Mejía.

El C. Padrés: Pido la palabra, señor Presidente.

El C. Presidente: ¿En qué sentido?

El C. Padrés: En contra.

El C. Presidente: Antes está inscripto el ciudadano diputado Villaseñor Mejía.

El C. Villaseñor Mejía: Renuncio al uso de la palabra, en vista de las explicaciones bastante

convincentes del señor general Rodríguez. (Voces: ¡Huy! Siseos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Padrés.

El C. Padrés: Ciudadanos diputados: La Comisión nos presenta una adición a la partida 1,062 por la cantidad de $100,000.00 para gastos generales extraordinarios, etc., para las residencias presidenciales. La Comisión únicamente se ha servido informar que el Ejecutivo necesita de estos fondos para cubrir todos los gastos que tenga que erogar en el desempeño de Comisiones extraordinarias para la atención y recepción del Cuerpo Diplomático. Yo tengo entendido, señores diputados, que es protocolario únicamente que el Presidente de la República dé un banquete al año al Cuerpo Diplomático y este banquete se verifica el día 5 de enero; pero yo considero que para dar un banquete al Cuerpo Diplomático no se necesitan al año $230,000.00, sino únicamente, - y muy sobrada y suficiente la creo, la cantidad de $130,000.00. (Murmullos.) Debemos de considerar también que las reparaciones que tengan que hacerse al Castillo de Chapultepec y a las residencias presidenciales están ya asentadas en el Presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas y por tal razón no considero de necesidad imperiosa que se aumente esta partida, pues para un banquete y ciertas recepciones que se den al año al Cuerpo Diplomático, son suficientes $130,000.00.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rodríguez Alfredo: Para contestar a Su Señoría el señor Padrés, que ha hecho una aseveración del todo infundada. La Comisión no ha dicho que pide el aumento de $100,000.00 en la partida para reparaciones; la Comisión está perfectamente enterada de que las reparaciones de los edificios de propiedad de la Nación las llevará a cabo la Secretaría de Comunicaciones, conforme a las partidas que se tengan a bien votar para ese fin. La Comisión ha dicho que esta partida como está perfectamente explicando en el proyecto de Presupuesto, es para el sostenimiento de las residencias presidenciales, para las obras pequeñas que deban hacerse allí que no ameriten presupuesto especial, ni intervención de la Secretaría de Comunicaciones y, sobre todo, en lo que no se ha fijado ninguno de los señores oradores del contra, es en que en la partida se especifica que también están considerados los viajes que pueda o tenga que hacer el ciudadano Presidente de la República, bien sea, como dice la Comisión, en el desempeño de su alto encargo o para proporcionarse descanso. Esos viajes, señores diputados, a nosotros nos consta lo que resultan de costosos; en cada viaje el ciudadano Presidente de la República tiene que viajar con las comodidades y el fuste que a su alto encargo corresponde ¿Vamos, por un espíritu, - como dije antes -, de economía mal entendida, a menguar el decoro con que debe vivir el Primer Magistrado de la República? No, señores; el que vosotros aprobéis la partida con un total de $230,000.00, no quiere decir que se vaya a gastar toda esa suma; sólo se quiere dejar al Ejecutivo el margen necesario para que pueda obrar sin estar consultando a esta Asamblea tal o cual ampliación o tenga necesidad de echar mano de otras partidas para solventar gastos indispensables. El C. Padrés ha dicho que es protocolario un banquete al Cuerpo Diplomático; pero Su Señoría está equivocado: Además de ese banquete, el Ejecutivo, - es de Protocolo también - debe dar un banquete al Poder Legislativo. (Voces: ¡No lo ha dado!) Sus Señorías deben recordar que el señor Madero lo dio; el señor Carranza no lo ha podido dar en vista de lo exiguo de las partidas y por las condiciones especiales por que ha atravesado el Erario Nacional. Creo que el señor Presidente Carranza, si la Cámara vota esta partida, tendrá gusto en darlo... (Voces: ¡No queremos!) para demostrar la solidaridad que debe existir entre ambos Poderes. Vuestras Señorías, con un afán de oposición, también muy relativo y torpe... (Voces: ¡No!) emplazo a Vuestras Señorías a que si se llega a realizar el banquete, me demuestren que no concurrirán; entonces allí estaréis, porque de seguro se alegará el derecho que tienen los diputados para asistir.

El C. Padrés: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Padrés: El C. Rodríguez, en la explicación que dio cuando fue interpelado por el señor Saucedo, únicamente se refirió a los gastos que por decoro tenía que erogar el Presidente de la República ante el Cuerpo Diplomático; pero no habló de las reparaciones que tenían que hacerse en las residencias presidenciales y sus agregados. No estoy equivocado, el señor Presidente de la República no tiene más obligación , conforme al protocolo, que dar un banquete al Cuerpo Diplomático, que se verifica el 5 de enero. Por el estado de democracia que nosotros queremos conservar, se ha aceptado que el ciudadano Presidente de la República dé un banquete al Congreso de la Unión y como esos banquetes no se dan, se evitan también esos gastos, pues tenga usted la seguridad de que el señor Carranza es poco afecto al bombo en lo personal y yo tengo la seguridad de afirmar que mis compañeros de Revolución y amigos personales del señor Carranza, - porque a satisfacción lo tengo -, no estamos prefiriendo tampoco hacer bombo. Tengo más que agregar: Ninguno de nosotros - que se nos ha titulado como oposicionistas - hemos demostrado al señor Carranza más que una lealtad pura, pura y leal, pero no de servilismo. (Aplausos en las galerías.)

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra para contestar al señor Padrés.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión .

El C. Rodríguez Alfredo: Me extraña, señor Padrés, que Su Señoría se haya puesto el saco, si es que no le viene. No dije yo: "El señor Padrés oposicionista;" aquí existen en esta Cámara oposicionistas, y si Su Señoría se colocó entre ellos, Su Señoría tendrá razón para haberlo hecho, pero yo no lo signifiqué a usted.

Ahora, por lo que se refiere a la lealtad de usted al señor Carranza, no se está juzgando en estos momentos; la lealtad se demuestra en muchas circunstancias y en muchos momentos. Tampoco tiene razón Su Señoría para decir, ni por mí, ni por los demás compañeros que aprobaron mis palabras que

son serviles. Si Su Señoría tiene algún cargo de servilismo que hacer a alguno de los señores diputados, debe levantarse y decir clara y terminantemente: "Conceptúo que el ciudadano diputado Fulano es servil, por estas y estas razones."

Ahora, por lo que se refiere al punto a debate, que Su Señoría dijo que yo no expliqué que se tratara en la partida de reparaciones, repito a Su Señoría que la partida no es para reparaciones como claramente se dice y debió haberlo visto Su Señoría; dice: "Para gastos generales y extraordinarios de las residencias presidenciales......gastos, viajes y recepciones oficiales....."

Las razones que aduje de lo costosas que son tanto las recepciones oficiales, las que no pueden ser limitadas, porque Su Señoría se ha referido únicamente al banquete protocolario que dice que es el único que se le da al Cuerpo Diplomático y repito que tienen que ser dos, pero también el Ejecutivo de los Estados Unidos Mexicanos se verá en la obligación, bien sea de corresponder o bien sea de dar esos banquetes o esas recepciones y, por lo mismo, no podrá fijar el número de ellos ni el Ejecutivo ni la Cámara; las condiciones y circunstancias del momento son las que obligan al Ejecutivo a hacerlos. Ahora, por lo que se refiere a los viajes, Su Señoría debe saber lo costoso que son estos viajes. Nada ni nadie nos puede asegurar que el señor Presidente de la República no se vea obligado a ir a una conferencia con el Presidente de los Estados Unidos de Norte América o con cualquier otro mandatario. ¿Esos gastos de dónde se hacen, si la partida es tan exigua? ¿De dónde va a obtener el Ejecutivo el dinero necesario para pagar los gastos que indispensablemente erogará, si va a una entrevista?

El C. García Carlos: Pido la palabra para una interpelación.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. García Carlos: Ruego a la Comisión diga qué injerencia tiene en la administración de estos fondos el ilustre señor Intendente del Palacio Nacional.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rodríguez Alfredo: No podría, de manera concreta, contestar a Su Señoría; desconozco el orden interior de las residencias presidenciales; pero creo, por razón de sentido común, que el señor Intendente de Palacio tiene únicamente a su disposición - previa orden que se da para ello -, los fondos necesarios para alimentos y demás gastos en el momento necesario. Esta partida, lo mismo que las otras de gastos, no están a disposición del Intendente; su categoría es demasiado pequeña para que él sea quien maneje estos fondos, que son de la competencia del ciudadano Presidente de la República.

El C. Secretario Soto: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se pregunta si se considera el asunto suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutida la partida. Se reserva para su votación.

A discusión la partida 1,088, que dice: "Para gastos extraordinarios del Estado Mayor, a disposición del ciudadano Presidente de la República, asignación anual, $30,000.00."

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Manuel H. Flores.

El C. Flores: Señores representantes: Vengo a referirme a esta partida, porque desearía que la honorable Asamblea no aceptara la sugestión que hace la Comisión, de que la cantidad a que alude dicha partida, quede a disposición del Presidente de la República y no del jefe del Estado Mayor, tal como lo propone el Ejecutivo; la Comisión dice en su dictamen:

"Entre los gastos diversos del Estado Mayor Presidencial, figura la cantidad de $30,000.00, amparada por la partida 1,008, cuya cantidad se propone quede a disposición del jefe del Estado Mayor Presidencial. La Comisión tiene la honra de proponer a Vuestras Señorías que la partida de referencia no quede a disposición del jefe del Estado Mayor Presidencial, sino que esté a las del ciudadano Presidente de la República."

Por más que me he esforzado, señores representantes, para encontrar las razones de por qué la Comisión disiente del criterio del Ejecutivo, no me ha sido posible encontrarlas; en cambio, las que hay en favor de la opinión del Ejecutivo, son poderosas: En primer lugar, cabe hacer constar, señores representantes, que constantemente, día a día llegan a esta capital diversas comisiones de todos los jefes de operaciones de toda la República, con objeto de agenciar entre la Presidencia de la misma el envío de haberes, de equipo de armamento, de parque, etcétera, etcétera; el conducto para hacerse llegar al señor Presidente de la República, es por lo regular, el jefe del Estado Mayor, y con mayor razón, señores representantes, ahora que, como todos sabemos, el Presidente de la República es el que dirige las operaciones en todo el país; a todas estas comisiones los jefes de operaciones les ministran fondos para sus viajes y para los gastos de permanencia en ésta, y como por lo regular tienen que permanecer aquí más días, siempre les hacen falta fondos para continuar por algún tiempo más en esta población, y así, pues, tiene que recurrir al jefe del Estado Mayor Presidencial porque al Presidente de la República es más difícil verlo, para que éste les proporcione los fondos suficientes para su permanencia en ésta. Además, señores representantes, constantemente también ocurren a las oficinas del Estado Mayor Presidencial infinidad de soldados enfermos y desvalidos, así como las viudas de los soldados muertos en la Revolución, y muchas otras personas que van para que se les auxilie. Si para todos estos gastos tuviera que invertir el ciudadano Presidente de la República, si para una orden de $10.00, $20.00 ó $35.00 tuviera que intervenir, no haríamos más que aumentar el trabajo sin ningún resultado práctico, distrayendo su atención de otros asuntos importantes. Por esto creo que esa cantidad debe quedar a disposición del jefe del Estado Mayor Presidencial, tal como lo propone el Ejecutivo.

Estas son las razones que obran en este sentido, aparte de otras muchas. La Comisión no ha dado ninguna en favor de su opinión y, por lo mismo, pido a la Asamblea se sirva aprobar esta partida tal como la presentó el Ejecutivo.

El C. Rodríguez Alfredo: Pide la palabra la Comisión.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rodríguez Alfredo: La Comisión no ha tenido en lo absoluto la idea de lastimar al jefe del Estado Mayor Presidencial; si hizo la proposición que está a vuestra consideración, fue por una razón de suprema equidad. Existe en el Presupuesto del Ejecutivo una partida, ya aprobada por vosotros, la 1,013, que dice: "Para gastos del servicio especial secreto, a juicio del Ejecutivo, cada mes, $2,500.00, asignación anual, $30,000.00."

Esta partida es, puede decirse, para los gastos que el Ejecutivo tiene que erogar en el orden civil, en comisiones o investigaciones de diversa índole; y no está a disposición del Secretario Particular, sino del jefe del Ejecutivo. La partida a que se refiere el C. Flores, que es por la misma cantidad de $30,000.00, no está destinada para erogar los gastos a que eludió, porque el Jefe del Estado Mayor Presidencial no debe dar auxilios; porque si se trata de soldados enfermos o heridos, la Secretaría de Guerra debe en su Presupuesto considerar los establecimientos sanitarios que se necesiten para su atención. Por lo que se refiere a las viudas y a los huérfanos a que Su Señoría hace alusión, éstos tienen también su lugar y su partida; así es que la partida de $30,000.00 que nos ocupa, está destinada a los gastos, - puede decirse -, de orden militar que el Ejecutivo tiene que erogar y si es que el Secretario Particular no tiene a su disposición la partida para gastos de orden civil, ¿Por qué razón el Jefe de Estado Mayor debe tener a la suya la partida de gastos de orden militar? Esa es la suprema razón que la Comisión ha tenido.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Miguel Limón Uriarte.

El C. García Vigil: ¿En pro o en contra?

El C. Presidente: En contra.

El C. García Vigil: Gracias.

El C. Limón Uriarte: Señores diputados: Las mismas razones que vino a aducir aquí el señor diputado Flores eran las que me animaban a mí para venir a ocupar esta tribuna. La verdad me ha llamado la atención que en el Presupuesto anterior, no obstante que se tenía a la XXVII Legislatura como enemiga del Ejecutivo, estuvo bastante condescendiente con el Presupuesto y ahora nosotros, que nos decimos amigos y algunos de los que forman la Comisión de Presupuestos, vienen a poner obstáculos a la marcha del Ejecutivo; así es que por esta razón, señores, yo vengo a impugnar esa modificación hecha por la Comisión, que aparentemente parece sencilla, pero que, - como decimos los jarochos -, puede tener gran cola. Creo que el miembro que ocupa el cargo de Jefe de Estado Mayor del ciudadano Presidente, cualquiera que él sea, sin atender a personalidades, debe ser por mil conceptos honorables, y honorable se entiende a un hombre que vale más de $30,000.00. (Voces: ¡Ah!) Si por $30,000.00 vamos a poner esas modificaciones, pues claro es que no debe entonces de ser ni jefe de Estado Mayor. Por esas razones, señores, yo conceptúo que la persona que está al lado del Primer Mandatario es capaz de manejar, y así lo debe considerar la Representación Nacional, por sí y ante sí, esos $30,000.00. Por tales razones, pido que se repruebe la modificación hecha por la Comisión.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rodríguez Alfredo: Vuelvo a repetir lo que he dicho antes: La Comisión no ha tenido intención de lastimar la persona del jefe del Estado Mayor Presidencial, sea quien fuere; la suprema razón que ha tenido es la de la equidad, puesto que si uno tiene una facultad, debe tenerla también el otro; y si la Asamblea ha aprobado la partida relativa a los gastos del orden civil y que esa partida no esté a disposición del Secretario Particular que desempeña en cierta relación las mismas funciones que el Jefe del Estado Mayor Presidencial, bueno es que a éste no se le conceda lo que a aquél tampoco se le otorga. Tanto uno tiene un puesto oficial elevado como el otro, y la Comisión no ha hecho más que pedir que se apruebe la modificación de que la partida de referencia esté a disposición del ciudadano Presidente de la República, naturalmente, y como es de sentido común, por conducto del Jefe del Estado Mayor, sin que esto implique ninguna desconfianza, porque no tiene derecho para ello la Comisión ni tampoco la Asamblea. Creo que la Comisión ha estado en su lugar y la honorable Asamblea resolverá.

El C. Secretario Soto: No habiendo más oradores....

El C. Padrés: Yo pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Padrés: Ya el compañero Flores vino a expresar las razones que existen para que la partida 1,088 de $30,000.00 para gastos extraordinarios del Estado Mayor Presidencial, a disposición del Jefe de la corporación, quede tal como la Comisión la presentó en su dictamen primitivo. Deben ustedes considerar que el Jefe del Estado Mayor Presidencial tiene facultades dadas por el mismo Poder Ejecutivo para que atienda los asuntos económicos que se presenten a la consideración de él, entre éstos se encuentran muchas viudas que van a pedir alguna ayuda por la situación económica en que se encuentran, algunos militares inválidos y cosas por el estilo que se presentan a la consideración del Jefe de Estado Mayor y el ciudadano Presidente de la República tiene demasiadas ocupaciones para que estuviera pendiente de cada uno de esos individuos que van a buscar protección. Estos gastos extraordinarios, señores, son más bien para cubrir esas necesidades de los elementos de la Revolución que están en malas condiciones y no sería, pues, posible al ciudadano Presidente de la República estar dando un vale, un recibo o una orden de pago para el ciudadano tesorero de la pagaduría del Estado Mayor, con objeto de que se dieran $5.00, $10.00, ó $2.50, ó $3.00, ó $15.00, ó lo que fuera, pero el ciudadano Presidente no podría estar atendiendo tantas cosas, ni se le podría estar molestando a cada momento para que diera esos auxilios a esa gente pobre que los va a solicitar. Yo estoy seguro que no sólo esa gente pobre a va a solicitar esos auxilios; hay también muchos ciudadanos que van a pedir auxilios y que no necesitan de ellos, van a pedir esos auxilios que vulgarmente se les llama entre nosotros los "embutes"... (Risas.) que se van a pedir al Presidente de la República; pero esto, señores, está realmente para la gente necesitada y no porque un

señor diputado o un señor burgués va a pedir auxilio y no se le da si tiene enemistad con el jefe de Estado Mayor, esta partida no debe estar allí, o porque se le va a regalar algo a fulano. Esas no son cuestiones que tenemos que investigar nosotros; el ciudadano jefe de Estado Mayor debe tener toda la confianza del ciudadano Presidente de la República y nosotros debemos confirmársela una vez más, porque estamos obligados a creer que el ciudadano Presidente de la República no tendrá a su lado gente que no obre con toda honradez al manejar los fondos del Erario.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rodríguez Alfredo: La Comisión, por tercera vez, vuelve a decir a Su Señoría el diputado Padrés, que no la han movido los sentimientos bajos a que Su Señoría quiso referirse. No existe enemistad y Su Señoría es testigo de la amistad que al que habla une con el general Barragán; así es que los cargos que Su Señoría pretende hacer no son reales ni existen. Ahora, también Su Señoría y la honorable Asamblea deben saber que existían, - y no sé si vengan ahora consideradas en el Presupuesto de Guerra, puesto que no lo ha recibido la Comisión todavía -, partidas especiales para gastos extraordinarios secretos de las jefaturas de operaciones militares.

Esas partidas nunca estuvieron a disposición de los jefes de Estado Mayor; la responsabilidad la exige la Nación al jefe supremo de la corporación. Así es que debe entender Su señoría, lo mismo que la asamblea, que la comisión no ha hecho más que seguir el orden de justicia establecido; y, repito, si el secretario particular, persona que es de más confianza para el Ejecutivo que el Jefe del Estado Mayor, porque son distintas las labores que desempeñan, siendo éste un individuo apto para tales o cuales cosas, mientras que el Secretario Particular, como su nombre lo indica, es un verdadero confidente del ciudadano Presidente de la República, no maneja los fondos que asigna la partida, el lógico que tampoco debe hacerlo el Jefe de Estado Mayor, máxime cuando existe el precedente de que los Jefes de Estado Mayor de las corporaciones del Ejército, inclusive de la Secretaría de Guerra, no manejan las partidas destinadas a gastos extraordinarios y secretos. La Secretaría de Guerra tiene una partida mucho muy considerable para esta clase de gastos, la cual está a disposición del Secretario del Ramo y no del Jefe de Estado Mayor. Por estas razones de justicia, la Comisión ha hecho esta proposición.

El C. Padrés: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Padrés: Señor general Rodríguez: Usted como militar, debe comprender y sabe bien que las atribuciones del Secretario Particular del ciudadano Presidente nunca son las mismas que las de un Jefe de Estado Mayor.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rodríguez Alfredo: Su Señoría debe haberme entendido; hice la diferencia entre unas y otras funciones.

El C. Secretario Soto: Habiendo hablado tres oradores en contra de la partida, y la Comisión tres veces, se consulta, en votación económica, si se considera suficientemente discutida. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de Pie. Suficientemente discutida. Se reserva para su votación.

A discusión la partida 1,130: "Para compra de vestuario y equipo de tropa, asignación anual, $50,000.00."

El C. Presidente: Tiene la palabra, en contra, el C. Saucedo. (Gritos en las curules.)

El C. Saucedo: ¡Los borregos se han tornado coyotes! (Murmullos) Señores diputados: La Comisión, una vez más acepta una partida excesiva, como si estuviéramos en bonanza. En el Presupuesto del año anterior únicamente se fijaban $30,000.00 para los gastos de uniformes de la escolta presidencial, y hoy se aumentan éstos a $50,000.00. Seguramente que ahora que termine la guerra europea bajarán las telas y será todo más barato que el año anterior; sin embargo, se fija una partida más alta. En el caso de que se hicieran dos uniformes anuales a los soldados y éstos valieron $50.00 cada uno la suma no sería más que de $35,000.00, y seguramente que a los soldados no se les va a hacer uniformes de a........ $50.00, así es que claramente se ve que esta partida es excesiva; pero hay más: En el Departamento de Aprovisionamientos Generales se confeccionan los uniformes y resultan más baratos. Por lo mismo he venido a impugnar esta partida, a fin de que la Comisión la presente reformada en $30,000.00, que son los que asignó el Presupuesto del año anterior.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Rodríguez Alfredo: Su Señoría, el diputado Saucedo, como la mayor parte de los ciudadanos diputados que han impugnado las partidas del Presupuesto a debate, no se han fijado a lo que la partida se refiere. Su Señoría ha hecho grande hincapié únicamente en los uniformes de la guardia presidencial y la partida dice: "Para compra de vestuario y equipo de tropa". La cuenta que Su Señoría, el diputado Saucedo, hace de que confeccionándose dos uniformes al año para cada soldado de la guardia presidencial que son, como Su Señoría debe saber, en número de trescientos, serían seiscientos uniformes al año que, a razón de $50.00 cada uno, serían $30,000.00, no es correcta, porque Su Señoría se olvida de que el soldado usa zapatos, usa guantes, usa camisa, usa camiseta, usa calzoncillos, usa sable, usa polainas, usa correaje y demás, que es lo que se quiere adquirir con esta partida. También Su Señoría debe tener en cuenta, como la honorable Asamblea, que todos los artículos necesarios para la confección del equipo y vestuario han aumentado grandemente de precio. Si es verdad que la guerra europea ha terminado, las ventajas no las veremos en el año de 1919; y, sobre todo, el Ejecutivo hace bien en ser supervisor y no fundarse en una eventualidad para hacer un Presupuesto que seguramente le resultaría malo. Así es que, Su Señoría ve que la partida no es exagerada y que

la razón que aduce, de que en el Presupuesto de ejercicio vigente se aprobaron únicamente..... $30,000.00, no tiene fundamento, pues, le repito, que los opositores de la XXVII Legislatura no tuvieron cuidado de hacer los cálculos necesarios para poder impugnar con razones de números tales o cuales partidas.

El C. Saucedo: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Saucedo: Suplico al señor general Rodríguez me diga cuál es la función de los Almacenes Generales de Aprovisionamientos Militares. Estos, en mi concepto, deben encargarse de surtir a todo el Ejército mexicano; y seguramente que todo lo que se hace allí resulta más barato, Por más que cueste un uniforme, no pasa de $50.00, todo, completo. Son $354 soldados los que forman la escolta presidencial y, por tanto, no puede gastarse arriba de $35,000.00 cuando más.

El C. Rodríguez Alfredo: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Rodríguez Alfredo.

El C. Rodríguez Alfredo: Las funciones de los Establecimientos Fabriles Militares son, como su nombre lo indica, las de fabricar lo que se necesita para el Ejército; pero Su Señoría sabe bien que entre esos establecimientos no cuenta el Gobierno de los Estados Unidos de México con fábrica de paño, ni tampoco de hilo, sables, botones, etc., pues esos elementos, sin los cuales no puede procederse a la confección de sus productos, tiene que adquirirlos, estando tales artículos sujetos a las fluctuaciones del mercado. En los Establecimientos Fabriles Militares no se hace más que transformar la materia prima en uniformes o equipos, y esa materia prima tiene que adquirirla el Gobierno al precio de plaza. A esto se debe el aumento en la partida.

El C. Secretario Soto: En votación económica se consulta a la Asamblea si considera suficientemente discutida esta partida. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutida. Se reserva para su votación.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Honorable Asamblea:

"La Comisión de Presupuestos y Cuenta, respetuosa con el sentir de Vuestra Soberanía, manifestado en la discusión relativa a la partida número 1,001 del dictamen sobre el Presupuesto de Egresos de 1919, se honra en someter a vuestra deliberación la citada partida en los términos siguientes:

"Partida número 1,001. Un Presidente, $165.00 diarios; asignación anual, $60,225.00."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 24 de diciembre de 1918. - A. Rodríguez. - Candelario Garza. - E. Soto P. - José Castillo Torre."

Se reserva para su votación.

Se procede a pasar lista.

(Pasó lista.) Hay una asistencia de 144 ciudadanos diputados. Hay quórum. A votación la partida 1,001: "Un Presidente, $165.00 diarios, asignación anual, $60,225.00."

Los ciudadanos diputados que deseen votar en contra de esta partida, sírvanse ponerse en pie. Se va a votar la partida 1,001: "Un Presidente,.... $165.00 diarios." Los ciudadanos diputados que deseen votar en contra de esta partida, sírvanse ponerse de pie.

(Se tomó la votación.)

Aprobada la partida 1,001, por 133 votos de la afirmativa, contra 11 de la negativa.

A votación la partida 1,003: "Tres taquígrafos de primera, a $2,920.00, cuota diaria, $8.00."

Los ciudadanos diputados que deseen votar en contra de esta partida, sírvanse ponerse en pie.

(Se recogió la votación.)

Aprobada la partida 1,003, por 134 votos de la afirmativa, contra 10 de la negativa.

A votación la partida 1,014: "Un Intendente, cuota diaria, $20.00."

Los ciudadanos diputados que deseen votar en contra de esta partida, sírvanse ponerse en pie.

(Se recogió la votación.)

Aprobada la partida 1,014, por 117 votos de la afirmativa, contra 17 de la negativa.

A votación la partida 1,060: "Para servicio de coches y caballerizas, sostenimiento y reparación de cinco landeaux, cinco cuopés, un breack, nueve caballos (cruzada inglesa), sostenimiento de los automóviles, asignación anual, $42,000.00."

Los ciudadanos diputados que deseen votar en contra de esta partida, sírvanse ponerse en pie.

(Se recogió la votación.)

Aprobada la partida 1,060, por 123 votos de la afirmativa, contra 21 de la negativa.

A votación la partida 1,062: "Para gastos generales y extraordinarios de las residencias presidenciales, Castillo de Chapultepec, edificio del lago del mismo, Palacio Nacional y residencia en el Castillo de San Juan de Ulúa, Veracruz, gastos, viajes y recepciones oficiales, asignación anual,....... $230,000.00."

Los ciudadanos diputados que deseen votar por la negativa, sírvanse ponerse en pie.

(Se recogió la votación.)

El C. Baledón Gil: Pido que se cuenten los votos de la negativa.

El C. Saucedo: Moción de orden, señor Presidente.

- El mismo C. Secretario: ¿Falta algún ciudadano diputado que desee votar por la negativa?

El C. Saucedo: Moción de orden. Moción de orden.

El C. Presidente: Para una moción de orden tiene usted la palabra.

El C. Saucedo: Suplico a Su Señoría ordene a la Secretaría que ahora se pongan de pie los que voten por la afirmativa, porque han salido algunos ciudadanos diputados del salón.

El C. Presidente: Después de que se tome la votación por la negativa, la Presidencia suplicará a los ciudadanos diputados que votaron por la afirmativa que se pongan de pie.

- El mismo C. Secretario: ¿Falta algún ciudadano diputado que desee votar por la negativa la partida 1,062, que asigna $230,000.00 anuales? Los

ciudadanos que deseen votar por la negativa esta partida, sírvanse ponerse en pie.

(Se recogió la votación.)

Votaron por la afirmativa 50 ciudadanos diputados; por la negativa 78. En consecuencia, queda rechazada la partida 1,062 y vuelve a la Comisión para que la reforme.

A votación la partida 1,088: "Para gastos extraordinarios del Estado Mayor, a disposición del ciudadano Presidente de la República..." La discusión de esta partida ha versado sobre si la cantidad debe quedar a disposición del ciudadano Presidente de la República o a disposición del jefe del Estado Mayor Presidencial. (Voces ¡No, no!)

El C. García Vigil: Es lo mismo, es ocioso eso.

- El mismo C. Secretario: Se pregunta si se aprueba la partida tal como está: "Para gastos extraordinarios del Estado Mayor, a disposición del ciudadano Presidente de la República." Los que deseen votar en contra sírvanse ponerse en pie. La Secretaría hace la siguiente aclaración: Lo que se va a votar es lo siguiente: Si la cantidad de $30,000.00 queda a disposición del ciudadano Presidente de la República, como lo presenta la Comisión....(Voces: ¡No, no!) Al ser rechazado esto, pues es natural que la Asamblea desea que quede a disposición del jefe del Estado Mayor. Los que voten por la negativa sírvanse ponerse en pie.

(Se recogió la votación.)

El C. Saucedo: Moción de orden. Pido nuevamente a Su Señoría se pregunte quiénes votan por la afirmativa, para que se pongan de pie. ¿Cuántos hay por la negativa?

- El mismo C. Secretario: Resultaron 73 por la negativa y 71 por la afirmativa. En consecuencia, pasa a la Comisión para que la reforme.

El C. Basáñez: Reclamo esta votación, ciudadano Presidente. En la votación pasada hubo un total de 128, y ahora resultaron 140; así es que no puede ser, porque no se ha pasado lista. (Voces: ¡Que se pase lista!)

El C. Saucedo: Yo pedía a Su Señoría que se preguntara nuevamente a los de la afirmativa.

- El mismo C. Secretario: Los ciudadanos que deseen votar esta partida por la afirmativa, sírvanse poner de pie.

El C. Flores: Ya se hizo la declaratoria. (Murmullos. Campanilla.)

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a Su Señoría que no se ha hecho declaratoria de ninguna especie. (Voces: ¡Sí, Sí!)

El C. Flores: Pregunte usted a la Secretaría si hizo o no la declaratoria.

- El mismo C. Secretario: Ciudadanos diputados: Ya sea que se tome el quórum que obtuvimos al pasar lista de 144 ciudadanos diputados, o que se tome el quórum de 128 que arrojaron las listas anteriores, queda rechazada la partida. No sé para qué vamos a perder el tiempo. (Aplausos.)

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta a los ciudadanos diputados que el C. Basáñez hizo la aclaración de que en la votación anterior fueron únicamente 128 ciudadanos diputados, y a su vez el diputado Saucedo pidió a la Presidencia que los ciudadanos que votaran por la afirmativa, se pusieran en pie; en consecuencia, la Presidencia, para cumplir con lo prometido por el C. Saucedo, suplica a la Asamblea se sirva poner de pie los que voten por la afirmativa.

El C. Saucedo: Pido la palabra para una aclaración.

- El mismo C. Secretario: Los ciudadanos que deseen votar por la afirmativa la partida 1,088, sírvanse ponerse en pie.

(Se recogió nuevamente la votación.)

Votaron por la afirmativa 32 ciudadanos diputados, por la negativa, 73; total. 105. No hay quórum. (Voces: ¡Que se pase lista!)

El C. Presidente: En vista de que parece que no hay quórum para continuar la sesión, se va a proceder a pasar lista.

(Se pasó lista.)

El C. Prosecretario Aguilar: Hay una asistencia de 133 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Soto: Se procede a la votación nominal de la partida 1,088: "Para gastos extraordinarios del Estado Mayor, a disposición del ciudadano

Presidente de la República, $30,000.00 anuales."

Por la afirmativa.

El C. Secretario Pesqueira: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

Votaron por la afirmativa 40 ciudadanos diputados.

- El mismo C. Secretario: Votaron por la negativa 95 ciudadanos diputados.

El C. Secretario Soto: En consecuencia, queda rechazada la partida. Vuelve a la Comisión para que la reforme.

A votación la partida 1,130: "Para compra de vestuario y equipo de la tropa, asignación anual, $50,000.00."

Se procede a la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. Secretario Pesqueira: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Secretario Soto: Votaron por la afirmativa 91 ciudadanos diputados; por la negativa, 46. En consecuencia, queda aprobada la partida 1,130.

El C. Secretario Pesqueira: La Comisión de Presupuestos y Cuenta ha presentado las partidas siguientes, modificadas en el sentido de la discusión:

"Honorable Asamblea:

"De acuerdo con el sentir de la mayoría de esta honorable Cámara, la Comisión de Presupuestos y Cuenta se honra en presentar la partida 1,062 del Presupuesto de Egresos para 1919, en la siguiente forma:

"Para gastos generales y extraordinarios de las residencias presidenciales, Castillo de Chapultepec, edificio del lago del mismo, Palacio Nacional y residencia en el Castillo de San Juan de Ulúa, Veracruz, gastos, viajes y recepciones oficiales, $130,000.00."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 24 de diciembre de 1918. - A. Rodríguez. - Candelario Garza. - José Castillo Torre. - E. Soto P."

"Honorable Asamblea:

"De acuerdo en el sentir de la mayoría de esta Cuenta se honra en presentar la partida 1,088 de la honorable Cámara, la Comisión de Presupuestos y Presupuesto de Egresos para 1919, en la siguiente forma:

"1,088. Para gastos extraordinarios del Estado Mayor, a disposición del jefe de la corporación, $30,000.00."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D.F., 24 de diciembre de 1918. - A. Rodríguez. - C. Garza. - José Castillo Torre."

Se va a proceder a la votación nominal de estas dos partidas.

El C. Baledón Gil: Pido que se voten por separado las dos.

- El mismo C. Secretario: Habiendo reclamado el C. Baledón Gil, se va a poner a votación separadamente cada partida. (Voces: ¡No, no!) En votación económica se pregunta a la Asamblea si se hace en una sola votación. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se procede a una sola votación.

Los que voten por la negativa de estas dos partidas, se servirán ponerse de pie. ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? Votaron por la negativa 13 ciudadanos diputados; por la afirmativa, 122. Queda aprobado el Ramo Segundo con sus Ediciones; pasa al Ejecutivo para los efectos constitucionales.

El C. Presidente, a las 7.08 p.m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las cuatro de la tarde, bajo las siguiente orden del día:

"Orden del día 25 de diciembre de 1918.

"Continua la discusión del Presupuesto de Egresos, Ramos Décimosexto y Cuarto, en lo relativo a los Gobiernos de la Baja California y Quintana Roo.

"Asuntos de particulares."