Legislatura XXVIII - Año II - Período Extraordinario - Fecha 19200622 - Número de Diario 11

(L28A2P1eN011F19200622.xml)Núm. Diario:11

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 22 DE JUNIO DE 1920

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO II- PERÍODO EXTRAORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO IV.- NÚMERO 11

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 22 DE JUNIO DE 1920

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. Los CC. diputados Morales Hesse, Rodríguez de la Fuente, Villalobos y Arrioja Isunza, manifiestan a esta Cámara que, habiendo aceptado comisiones del Ejecutivo, cesarán en sus funciones de representantes; de enterado; se participa a la Tesorería del Congreso, llamándose a los suplentes, con excepción del suplente del C. Morales Hesse, que ya protestó. El C. diputado Alarcón Damián avisa que no podrá concurrir a las sesiones de este periodo extraordinario; de enterado; llámese al suplente y comuníquese a la Tesorería del Congreso. Se concede licencia a los CC. diputados Ramos Matías y Fierro Manuel Ignacio, llamándose a sus suplentes.

3.- Rinde la protesta de ley el C. Pedro Camacho, como diputado suplente por el 4o. distrito electoral del Estado de Oaxaca. Se concede licencia a los CC. diputados García de Alba, Gómez Cosme D., Espinosa Bávara, Avellaneda, García Carlos, Lanz Galera, Gámez, García Vigil, Balderrama y Arlanzón.

4.- Es discutida y aprobada la licencia solicitada por el C. diputado Ángeles Jenaro.

5.- Varios ciudadanos diputados hacen uso de la palabra para alusiones personales y hechos.

6.- Iniciativa de ley que envía el Ejecutivo y por medio de la cual se reforma la Ley para Elecciones de Poderes Federales, de fecha 1o. de julio de 1918; es declarado este asunto de obvia y urgente resolución; recibo, imprímase y a discusión el primer día hábil.

7.- Se aprueba, sin discusión, una proposición del C. diputado Morales Francisco César, para que se enlute la tribuna de esta Cámara por tres días, con motivo del fallecimiento del C. diputado Andrés Amezola.

8.- Es aprobada, sin discusión, una proposición del C. diputado Valadez Ramírez, tendente a que se nombre una comisión especial que estudie las iniciativas en cartera, relativas a reformas a la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común, a fin de que presente dictamen sobre ellas en el plazo de cinco días; se discute el trámite que la Mesa dio a este asunto. La Presidencia designa una comisión para que concurra al sepelio del C. diputado Amezola. Se levanta la sesión por falta de "quórum".

DEBATE

Presidencia del

C. ORTEGA MIGUEL F.

(Asistencia de 143 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5. p. m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Ruiz Martínez, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veintiuno de junio de mil novecientos veinte.

"Presidencia del C. Miguel F. Ortega.

"En la ciudad de México, a las cinco horas y dos minutos de la tarde del lunes veintiuno de junio de mil novecientos veinte, con asistencia de ciento cuarenta y siete ciudadanos diputados, según consta en la lista que pasó el C. secretario Valadez Ramírez, se abrió la sesión.

"El mismo ciudadano secretario leyó el acta de la junta preparatoria celebrada el día diez y ocho de los corrientes, la cual fue aprobada sin discusión en votación económica.

"Los CC. Alberto Sánchez de la Vega y Manuel Hernández Bravo rindieron la protesta de ley como diputados suplentes al Congreso de la Unión por los distritos electorales sexto del Distrito Federal y décimocuarto del Estado de México, respectivamente.

"Los CC. Francisco Reyes, Manuel Gutiérrez de Velasco y Alfonso Toro informaron, respectivamente, del resultado de las comisiones que participaron al ciudadano presidente substituto de la República, a la Cámara colegisladora y a la Suprema Corte de Justicia la instalación de esta Cámara y que hoy se celebraría la sesión de apertura del Congreso General, de acuerdo con la convocatoria expedida por el Ejecutivo de la Unión.

"La Presidencia dio las gracias a los comisionados.

"Con el ceremonial acostumbrado fue introducida al salón una Comisión de la Cámara de Senadores. El C. senador Ancona Albertos, quien la presidía, ocupó la tribuna para manifestar que aquella Cámara se había instalado legítimamente para funcionar durante el periodo extraordinario de sesiones que en esta fecha se inicia. El ciudadano presidente contestó que la Cámara de Diputados se daba por enterada de ese aviso y la Comisión se retiró.

"A las cinco y veinte se levantó la sesión para abrir en su oportunidad la de Congreso General."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Sección - Primera. - Número 440.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"En sesión del Senado celebrada hoy, resultaron electos para funcionar en el próximo mes de junio, como presidente, el C. José I. Novelo, y como vicepresidentes, los CC. José J. Reynoso y Esteban B. Calderón.

"Lo que comunicamos a ustedes para que se sirvan hacerlo del conocimiento de esa H. Cámara, de la que son dignos secretarios, reiterándoles las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 31 de mayo de 1920. - A. S. Rodríguez, S. S. - Jerónimo Meza, S. P. S."- De enterado.

"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.

"Habiendo sido honrado por el ciudadano presidente substituto de la República, con el puesto de subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas, me permito manifestar a esa Honorable Asamblea se sirva tener en cuenta mi citada designación, para que mientras dure en el desempeño de ella se digne llamar a mi suplente.

"Al participar a ustedes lo anterior, me es honroso reiterarles mi atenta y distinguida consideración.

"Sufragio Libre. No Reelección. - México, 18 de junio de 1920. - J. Morales Hesse

"A los honorables secretarios de la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados. - Presente." - De enterado y comuníquese para sus efectos a la Tesorería del Congreso.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados:

"El ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo, me ha llamado a colaborar a su lado, por acuerdo expreso del presidente substituto de la República. En tal virtud, me veo en el caso de solicitar licencia ilimitada para no asistir a las sesiones a que ha sido convocado el Congreso de la Unión. Igualmente suplico a esa H. Cámara se sirva llamar desde luego a mi suplente, que reside en la ciudad de Monclova, Coahuila.

"Reitero a ustedes las seguridades de mi distinguida consideración.

"Sufragio Efectivo. No Reelección. - México, D. F., 17 de junio de 1920. - J. Rodríguez de la Fuente." - De enterado, comuníquese para sus efectos a la Tesorería del Congreso y llámese al suplente.

"Habiéndome sido conferida delicada comisión por el Ejecutivo federal, en cumplimiento de la cual creo poder contribuir con mi modesto contingente a la consolidación del actual gobierno, me permito solicitar de esta H. Asamblea, por el digno conducto de su Mesa Directiva, licencia para aceptar comisiones o empleos del Ejecutivo, permitiéndome separarme de mis funciones como representante popular por el 4o. distrito electoral del Estado de Oaxaca, por el tiempo necesario para el desempeño de dichos empleos y comisiones, llamándose entretanto a mi suplente.

"Protesto a ustedes mi atenta consideración y particular aprecio.

"Sufragio Efectivo. No Reelección.

"México, a 19 de junio de 1920. - Antonio Villalobos.

"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - De enterado , comuníquese a la Tesorería del Congreso para sus efectos y llámese al suplente.

"Ciudadanos secretarios de la Cámara de Diputados. - Presente.

"Eduardo Arrioja Isunza, diputado propietario por el 6o. distrito electoral del Estado de Puebla, ante esa H. Cámara, atentamente expongo:

"Que habiendo sido designado por el ciudadano presidente de la República para desempeñar un cargo dependiente del Ejecutivo de la Unión, me es imposible concurrir a esa Representación Nacional, por lo que suplico se sirvan llamar a mi suplente, que radica en la ciudad de Atlixco, del Estado de Puebla.

"Protesto lo necesario y mis respetos a esa H. Cámara.

"México, junio 21 de 1920. - E. Arrioja Isunza." - De enterado, comuníquese a la Tesorería del Congreso para sus efectos y llámese al suplente.

"Señores secretarios de la Cámara de Diputados. - Presente.

"Teniendo que ausentarme de este capital por tiempo ilimitado, y no pudiendo, por lo mismo, concurrir el periodo de sesiones extraordinarias a que ha convocado el ciudadano presidente de la República, muy atentamente ruego a ustedes se sirvan llamar a mi suplente, señor Porfirio Hernández V., que vive en la calle Sor Juana Inés número 145, de esta ciudad, a efecto de que entre en funciones, como lo previene nuestra Constitución.

"Atentamente. - Damián Alarcón." - De enterado, llámese al suplente y comuníquese a la Tesorería del Congreso.

"H. Asamblea:

"Manuel I. Fierro, diputado propietario al Congreso de la Unión por el 2o. distrito electoral del Estado de Durango, respetuosamente expone ante vuestra soberanía: Que habiendo sido designado por el ciudadano presidente de la República, para desempeñar el cargo de procurador general de Justicia del Distrito y Territorios Federales, y deseando por mi parte contribuir con mis actividades y esfuerzos al mejoramiento de la justicia, que, por desgracia, marcha tan desmedradamente, he aceptado dicho cargo. Pero siendo, por precepto constitucional, incompatible con mis funciones de representante, atentamente pido, con dispensa de todo trámite:

"I. Se me conceda licencia por tiempo ilimitado para separarme del cargo de diputado;

"II. Que se llame a mi suplente, C. Antonio Camacho y Fierro, que tiene su domicilio en la casa número cuarenta del Paseo de la Reforma de esta ciudad.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados. México, 22 de junio de 1920. - M. I. Fierro." - Concedida y llámese al suplente.

Se pregunta a la honorable Asamblea, en votación económica, si se dispensan los trámites a esta solicitud. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse a la Presidencia. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse en pie. Aprobada y se llamará al suplente.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"El subscripto, diputado propietario al Congreso de la Unión por el 8o. distrito del Estado de Zacatecas, por el digno conducto de ustedes manifiesta a esa H. Asamblea que habiéndosele conferido por la Secretaría de Guerra y Marina una comisión en el Estado de Coahuila, cuyo desempeño es incompatible con el cargo de diputado que ha venido desempeñando, muy atentamente solicita que, a partir del día 21 del mes en curso, le sea concedida licencia por tiempo ilimitado llamándose desde luego a su suplente.

"Pido dispensa de todo trámite.

"Me es grato reiterar a ustedes las seguridades de mi distinguida consideración.

"Sufragio efectivo. No imposición. - México, D. F., 15 de junio de 1920.

"El diputado por el 8o. distrito del Estado de Zacatecas, Matías Ramos."

Se pregunta a la honorable Asamblea si se dispensan los trámites a esta solicitud. Los ciudadanos diputados que estén por la afirmativa sírvanse ponerse en pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra se servirán manifestarlo. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse en pie. Se concede la licencia.

El C. Gómez Gildardo: ¡Moción de orden, señor presidente!

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Gómez Gildardo: La Secretaría afirma que hay mayoría cuando nadie se para. Es necesario que realmente se cuente a las personas, para que se controle debidamente. (Voces: ¡Ya se hizo la declaratoria!)

El C. Secretario Ruiz Martínez: Señores representantes: Aun cuando ya está hecha la declaratoria, es deber de la Secretaría manifestar que los ciudadanos representantes acostumbran o tienen dos procedimientos para manifestar su aprobación: uno es parándose y otro por la indicación, levantando el dedo índice de la mano derecha. (Risas. Aplausos.) Es así, pues, por lo que la Secretaría estuvo en lo justo al hacer la declaratoria de que había mayoría (Voces: ¡Bravo! ¡Muy bien! Aplausos.)

El C. presidente: Encontrándose a las puertas del salón el C. Pedro Camacho diputado suplente por el cuarto distrito electoral del Estado de Oaxaca, se comisiona a los ciudadanos diputados García de Alba, Pérez Vargas y secretario Valadez Ramírez para que lo introduzcan al salón a rendir la protesta de ley.

El C. secretario Ruiz Martínez: Los ciudadanos asistentes a las galerías se servirán ponerse de pie, inclusive las damas.

(Rinde la protesta de ley el C. Pedro Camacho, como diputado suplente por el 4o. distrito electoral del Estado de Oaxaca. Aplausos.)

- El C. secretario Valadez Ramírez dio cuenta con lo siguiente:

"H. Cámara de Diputados:

"Para atender a mi salud quebrantada desde hace tiempo, atenta y respetuosamente solicito de vuestra soberanía, con dispensa de trámites, licencia hasta por veinte días con goce de dietas para separarme de los trabajos parlamentarios.

"Protesto las seguridades de mi consideración más distinguida.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados. - México, a 18 de junio de 1920. - José García de Alba."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. A discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

"Ciudadano presidente de la Cámara de Diputados:

"Por graves atenciones de familia que reclaman mi inmediata presencia en la ciudad de

Juchitán, muy atentamente suplico de la H. Cámara de Diputados de que es usted digno presidente se sirva concederme licencia por el término de un mes con goce de dietas. Pido dispensa de trámites.

"Protesto a usted mis distinguidas consideraciones.

"México, junio 18 de 1920. - Diputado, Cosme D. Gómez.

"En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Sí se dispensan los trámites. A discusión .¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

El C. Morales César: Atentamente pido la lectura del artículo 145 del Reglamento.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Artículo 145. La votación económica se practicará poniéndose en pie los individuos que aprueben y permaneciendo sentados los que reprueben."

- El mismo C. secretario, leyendo:

"H. Asamblea:

"El subscripto, diputado por el 3er. distrito electoral del Nayarit, de la manera más atenta solicita se le concede una licencia por treinta días, con goce de dietas y dispensa de trámites, a fin de poderse trasladar a su Estado al arreglo de asuntos relacionados con su cargo representativo.

"México, a 22 de junio de 1920. - J. E. Bávara."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. A discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

"Juan de Dios Avellaneda, diputado en ejercicio, ante esa H. Asamblea comparezco solicitando una licencia hasta por veinte días, con goce de dietas, por encontrarme enfermo y no poder concurrir a las sesiones, cuyo aserto compruebo con el certificado adjunto expedido por médico titulado residente en esta capital.

"Protesto a ustedes las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, junio 18 de 1920. - El diputado, Juan de Dios Avellaneda."

Al margen un timbre de a cincuenta centavos debidamente cancelado. - Al centro: "El médico cirujano que subscribe, de la Facultad de México, y legalmente autorizado para ejercer su profesión, certifica: que el C. Juan de Dios Avellaneda está enfermo de epididimitis, de origen gonocócico, y necesita sujetarse al tratamiento indicado, permaneciendo en reposo durante un mes aproximadamente.

"México, junio 18 de 1920. - Tomás Moreno. - Seminario, 1."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Dispensados los trámites. A discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

Telegrama procedente de "Monterrey, Nuevo León, 20 junio de 1920.

"Secretario Cámara de Diputados.

"Para atender afección crónica vías respiratorias, solicito Cámara licencia un mes con goce de dietas. Pido dispensa trámites.

"Muy atentamente, Carlos García."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. A discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

"H. Asamblea:

"El subscripto, diputado al Congreso de la Unión por el Territorio de Quintana Roo, ante V. H. expone:

"Por asuntos graves de familia, me veo en la imperiosa necesidad de solicitar un mes de licencia, con goce de dietas, para pasar a Campeche, en donde mi presencia es urgente.

"En tal concepto y en la inteligencia de que es la primera licencia que las circunstancias me obligan a pedir durante toda la actuación de la actual Legislatura, a V. H. pido se sirva concederme la que hoy solicito, con dispensa de trámites.

"México, junio 21 de 1920. - Joaquín Lanz Galera."

En votación económica se pregunta a la asamblea si se dispensan los trámites.(Voces: ¡Es mayoría de diputación; están dispensados los trámites!) En votación económica se pregunta a la Asamblea si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Concedida.

Telegrama procedente de "Monterrey, N. L., 21 de junio de 1920.

"Ciudadanos secretarios de la Cámara de Diputados. - Cámara de Diputados.

"Asuntos particulares, oblíganme permanecer en ésta. Suplico se me conceda licencia veinte días, contestando a Bolívar, veinte.

"Afectuosamente, Gustavo Gámez."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Concedida.

Telegrama procedente de "Oaxaca, Oax., 21 de junio de 1920.

"Secretarios de la H. Cámara de Diputados.

"Atentamente suplico se sirvan dar cuenta a la H. Asamblea que por los conductos debidos solicito diez días de permiso, con el fin de atender asuntos particulares.

"Muy respetuosamente, M. García Vigil."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Concedida.

"H. Asamblea:

"Rafael V. Balderrama, diputado por el 7o. distrito electoral del Estado de Chihuahua, ante vuestra soberanía, como mejor proceda, expongo:

"Que teniendo necesidad de atender asuntos muy urgentes fuera de esta capital, solicita le sea concedida licencia con goce de dietas por quince días. Pide dispensa de trámites.

"México, 21 de junio de 1920. - R. V. Balderrama."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie, en la inteligencia de que se necesitan las dos terceras partes. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba esta licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Concedida.

Telegrama procedente de "Pinotepa, Oaxaca, el 22 de junio de 1920.

"Secretarios H. Cámara de Diputados.

"Mal tiempo impidióme embarque; mismo motivo obligóme solicitar, con dispensa de trámites, honorable Asamblea, un mes de licencia, goce dietas. Atentamente, F. Arlanzón."

En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Concedida.

- El C. secretario Valadez Ramírez. leyendo:

"Córdoba, Veracruz, junio 22 de 1920.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados al Congreso de la Unión. - México, D. F.

"Siendo, como lo es, del conocimiento de esa H. Asamblea, la epidemia que en estos momentos a nuestro primer puerto en el Golfo, así como que no se está a salvo de una posible, aunque remota propagación hacia el interior, y encontrándome en esta ciudad, en pleno ejercicio de mi profesión, he creído que mis servicios, en mi calidad de médico, pudieran ser útiles, razón por la cual acudo respetuosamente ante vuestra soberanía en demanda de que, con dispensa de trámites y con goce de dietas, sea muy servida de concederme un mes de licencia para estar separado del seno de esa H. Cámara, durante el actual periodo de sesiones extraordinarias, debiendo hacer constar que es la primera vez que solicito una licencia.

"Protesto a ustedes mi más distinguida consideración y agradecimiento al dar cuenta con mi solicitud.

"Sufragio Efectivo. No Reelección. - G. Ángeles."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. A discusión.

El C. Lorandi: Pido la palabra en contra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Lorandi: El C. diputado Jenaro Ángeles, quien en alguna ocasión, con verdadero terror recibiera la sugestión de algún amigo nuestro en el sentido de que protestara en esta Cámara en contra del asesinato del señor presidente Venustiano Carranza, tiene la desvergüenza de pedir hoy...

El C. Toro, interrumpiendo: ¡Moción de orden! El orador está usando palabras injuriosas para un compañero. Pido que se le llame al orden.

El C. presidente: Se llama al orden al orador.

El C. Lorandi: Desde luego no considero injuriosa la palabra "desvergüenza"; pero si le escuece al compañero Toro, no tengo inconveniente en retirarla, dado que quiero llegar a mi fin; la retiro, pues. Al calce de su solicitud de licencia, el C. Ángeles ha puesto las palabras "Sufragio Efectivo. No Reelección", cuando por dignidad debió poner: "Constitución y Reformas." La verdad es que comprendo que los revolucionarios de 1920 calcen su solicitud de licencia con este lema: "Sufragio Efectivo. No Imposición": pero que el señor Jenaro Ángeles calce su solicitud con estas palabras, es cosa que me irrita; y ya que tuvo la poca atingencia de no exponer motivos para fundar su petición, vengo a oponerme a que se le conceda licencia. Efectivamente, el diputado Jenaro Ángeles dice:

"...acudo respetuosamente ante vuestra soberanía en demanda de que, con dispensa de trámites y con goce de dietas, sea muy servida de concederme un mes de licencia para estar separado del seno de esa H. Cámara durante el actual periodo de sesiones extraordinario, debiendo hacer constar que es la primera vez que solicito una licencia."

Todo el motivo que da para solicitar la licencia, es que nunca ha pedido una licencia; pero ahora no dice por qué necesita de esta licencia; y yo debo decir a ustedes, a fuer de caballero y protestando decir verdad, que este señor no necesita la licencia, que en Córdoba está ejerciendo la profesión de médico y que no tiene ocupación urgente que allí lo retenga; es suplente y, en consecuencia, debe

venir aquí porque, de otra manera, Córdoba se quedaría sin representante. No hay, pues, motivo para que esta Cámara acuerde esta solicitud.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Espinosa.

El C. Espinosa: Honorable Asamblea: Cuán cierto es el refrán aquel que dice que para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo. Y esto lo traigo a colación, porque el C. Lorandi es, como el diputado Ángeles, veracruzano. Pasma verdaderamente, ciudadanos representantes, que haya compañeros que tengan criterios tan estrechos que vengan a oponerse a una solicitud como la que presenta el C. Ángeles, nada más por lo que pudiera llamarse un sentimiento de discolería. Pudiera calificar la actitud del C. diputado Lorandi de otra manera, pero no quiero ni se necesita. Ya todos vosotros os habéis formado un concepto de cuál es el verdadero sentimiento que impulsa al C. Lorandi al venir a oponerse a esta solicitud de licencia; el C. diputado Lorandi quiere que todos los que ayer eran incondicionales del régimen caído, lo sigan siendo y, francamente, ciudadanos diputados, no hay derecho a esta exigencia Es muy discutible hasta dónde el C. Lorandi pueda todavía considerarse un representativo o algo así como un legatario de la herencia del carrancismo; y digo esto, porque si el C. Lorandi hubiese sido uno de los que acompañaron al señor Carranza hasta el momento aquel en que cayó atravesado por las balas, tendría derecho, porque este derecho, ciudadanos representantes, se lo hubiese dado su lealtad a toda prueba; pero no, el C. Lorandi fue de aquellos que cuando quedó abandonado el tren presidencial, cuando ya no había botín que perseguir, creyó que era el momento de dar las espaldas a Carranza. (Voces: ¡No!) Siempre mis palabras han levantado ámpula entre todos aquellos que tienen alguna lacra que señalárseles; pero por fortuna, esto ya es muy viejo, puesto que ya es larga nuestra brega...

El C. Uzeta, interrumpiendo: ¡Lacra la tienes tú!

El C. Espinosa, continuando: el doctor Uzeta, que siempre ha merecido todos mis respetos, a pesar de que constantemente ha carecido de seriedad en su actuación y que no ha sabido más que reír con una sonrisa irónica de eterno simple, ha tenido de parte del que habla las demostraciones del más amplio y del más profundo respeto; pero ya que él se ha apartado de la conducta que le deben imponer sus años y de la seriedad que debe caracterizar a todo hombre que, como él, peina canas, voy a decirle que yo no tengo lacras...

El C. Molina, interrumpiendo: ¡Moción de orden! Que la Presidencia llame la atención del orador, indicándole que debe concretarse al punto a debate. (Voces: ¡No!)

El C. Espinosa, continuando: ¡Tal parece que se ha agitado la gallera! El compañero Molina, mejor dicho, el diputado Molina, que ha dado en esta Representación Nacional la muestra más abominable de ningún valor civil cuando García Vigil desde esta tribuna ofreció darle de patadas y se quedó con esta ofensa, porque no tuvo los tamaños de hombre para refutarlo, grita ahora sacando alientos de no sé dónde, diciendo que aquí hay desorden únicamente, porque Luis Espinosa viene a decir dos o tres palabras de verdad. ¡No, señor Molina, no es usted quien tiene derecho siquiera a pararse allí para pedir que haya orden, cuando efectivamente ha faltado; no es usted el capacitado para ello; usted debería estar allá con los suyos, con Luis y Alfonso Cabrera en la sierra de Puebla; pero no aquí en esta Representación Nacional! (Aplausos.) Tipos tan despreciables como éstos, no tienen derecho a nada, más bien dicho, no puede uno darles derecho a nada.

El C. Ángeles Carlos L.: ¡Moción de orden! Invito al compañero Toro para que, cumpliendo con su deber, como lo hizo hace un rato, invoque el reglamento que hace un rato invocó en el caso del señor Lorandi.

El C. Toro: No tengo inconveniente, compañeros, en invitar al compañero Espinosa a que retire palabras injuriosas contra cualquiera de los representantes, sea de las derechas o sea de las izquierdas. Yo siempre he querido que aquí se obre con la mayor corrección; sé que el compañero Espinosa es un poco vehemente y quizá tenga algunas veces razón, pero soy el primero en invitarlo a que retire esas palabras que pueden lastimar a cualquiera de los señores representantes.

El C. Espinosa, continuando: Con gusto obsequio la petición del señor compañero y licenciado Toro, porque reconozco que pudiera excederme a veces en la expresión, que no es más que un reflejo de mi indignación hacia el procedimiento de ciertos individuos; pero oigo la voz del compañero y haciendo honor a esta Representación Nacional, yo no tengo inconveniente en retirar palabras que hayan sido injuriosas, ya que no he tenido la intención de ofender a nadie. Si me he extralimitado, téngase esto en cuenta: que ha sido únicamente porque no puedo contenerme ante la situación de ciertos individuos y nada más.

El doctor Jenaro Ángeles funda su solicitud en un razonamiento que nosotros sí deberíamos tener en consideración, a pesar de que el ciudadano diputado Lorandi aviesamente no quiso leerlo, no quiso verlo y dijo que esta solicitud no se fundaba absolutamente en razón de peso ninguna, y todos vosotros recordáis que cuando se dio lectura a esta solicitud, el señor secretario dijo, con voz bien clara, que el ciudadano diputado Ángeles solicitaba licencia porque creía que eran útiles sus servicios de médico en la ciudad donde se encuentra; que podría él allí en caso de que se presentaran casos de peste bubónica, combatirla con toda energía.

El C. Altamirano Manlio Fabio: ¡Ya se acabó!

El C. Espinosa: Ya ven, pues, cómo sí hay un motivo que nosotros deberíamos tener en consideración; pero yo quiero convenir nada más en el terreno de las suposiciones, en que el ciudadano Ángeles no hubiese tenido razón ninguna para pedir esta licencia; yo os pregunto: ¡qué acaso es razón la que invoca el compañero Arlanzón desde las costas de Oaxaca, cuando dice que por no haberse podido embarcar en virtud del mal tiempo que corre, pide una licencia de un mes con goce de sueldo y se le concede sin discusión ninguna? ¿Qué es razón bastante la del C. Carlos García cuando dice que no puede concurrir a la Cámara porque se lo impide una afección crónica que

padece en la garganta? ¿Acaso los ciudadanos representantes se pusieron de pie para decir que no se concediese esa licencia, ya que una afección crónica no puede curarse en un mes, ni probablemente en un año? Sería tanto como tener en consideración que el ciudadano Uzeta, por ejemplo, nos dijera que él también padece la enfermedad crónica de la vejez y por lo mismo solicitara un mes de licencia con goce de dietas para no concurrir a esta Cámara. Sin embargo, nadie absolutamente se levantó a oponerse a que se concedieran las licencias. ¿Por qué? Porque reina entre todos nosotros un verdadero espíritu de compañerismo; estoy seguro de que todos los representantes, haciendo a un lado estas pequeñas politiquerías de campanario que agitan a los compañeros veracruzanos, nos hemos colocado por encima de las bajas pasiones y procediendo con verdadera equidad pensamos que si se concedió licencia a otros compañeros que la han solicitado por razones más o menos atendibles, debe también concederse la del diputado Ángeles, puesto que invoca la razón muy atendible y digna de tomarse en cuenta de que va a prestar sus servicios humanitarios en la ciudad de Córdoba, en caso de que sean necesarios, combatiendo la peste.

El C. Lorandi: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Lorandi: ¡Bueno!... ¡Esto tenía que suceder: estaba a presión el diputado Espinosa; lo que siento es el mal rato que le hice pasar a un compañero que protestaba indignado, diciéndome: "Hombre, no le perdonaré nunca el que haya hecho hablar al diputado Espinosa"! Para que lo señores diputados no se aparten del punto de vista desde el cual ataco la solicitud que hace el compañero Ángeles, me concretaré. Desde luego no da ningún motivo en que pueda fundarse esta solicitud. El diputado Ángeles ejerce, como cualquier hijo de vecino, su profesión de médico en Córdoba; allí está cómodamente y quiere todavía ganar un sueldo en el Congreso de la Unión. Yo les aseguro a ustedes que sí le tengo cierta mala voluntad al doctor Ángeles desde que firma su solicitud con esto de "Sufragio Efectivo y No Reelección", le tengo cierta mala voluntad por aquello de que estuvo en nuestro grupo y yo quiero que los de nuestro grupo sigan estando donde estaban, porque esta es la actitud de los hombres honrados y de los hombres dignos. (Voces: ¡Imposible!) Ahora bien; que esto no le parece a don Manlio Fabio Altamirano, de quien dijera en alguna ocasión el diputado Vadillo que ni era Manlio, ni era Fabio, ni era Altamirano, está bien, no podía ser de otra manera, no faltaba más, sería casi una segunda traición. ¡Bueno! Hace una afirmación el señor diputado Espinosa que ésta sí no debe pasarse por alto, por grave: la de que no tenemos derecho -y no lo tendríamos realmente en caso de que el señor Espinosa estuviera en lo cierto - al hablar en el tono con que lo hacemos porque no estuvimos con el señor Carranza hasta lo último. Sin que se crea que hicimos mucho ni que queremos de ello hacer méritos, debe saber el señor Espinosa que alcanzamos al señor Carranza hasta Zacatepec, lugar que dista del sitio donde se suscitaron los combates de Aljibes alrededor de quince leguas, en una mula, y si el señor Carranza no hace alto en Zacatepec, de seguro que no lo hubiéramos alcanzado nunca. Ahora bien; el señor Carranza me llamó a mí y conmigo a algunos otros compañeros, diciéndonos que nos habíamos excedido en el cumplimiento de nuestro deber; que él veía que era imposible que continuáramos en su columna; que le era forzoso marchar de prisa, porque de lo contrario tendría que presentar combate en circunstancias muy desiguales para él por los pocos elementos con que contaba. En ese caso nosotros creímos que era de atenderse la indicación del señor Carranza y por eso nos quedamos en Zacatepec. Crea el señor Espinosa, lo digo sin ninguna baladronada, que de haber contado con un buen caballo no hubiéramos dejado al señor Carranza y con él hubiéramos estado hasta lo último, que buenos deseos tuvimos de haberlo hecho así. Esta aclaración viene como de molde para darles a estos señores, que quieren tratarnos a puntapiés hoy, un consejo: procuren tratarnos los menos mal posible, porque, por lo que a mí toca, estoy decidido a hablar y hablar claro. Tengo entendido que uno de los errores de la Revolución fue el no haber disuelto este Congreso desde el principio; nos han dado de esta manera una oportunidad brillantísima para hablar en nuestra calidad de diputados y gozando de fuero. En esta virtud, procuren atacarnos lo menos posible y no herir nuestra susceptibilidad, porque tenemos que hablar y hablar mucho y claro y todo lo que sepamos.

El C. Espinosa: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Uzeta: Pido la palabra.

El C. Trigo: Ciudadano presidente, tengo la palabra en pro; me corresponde el turno.

El C. presidente: El C. Espinosa ha pedido la palabra para una aclaración.

El C. Trigo: Pero es una aclaración que se va a convertir en un discurso.

El C. Espinosa: Deseo hacer una aclaración, pero quiero hacerla en una forma lo más correcta que me sea posible y, al mismo tiempo, lo más amplia dentro de la cortedad necesaria.

El C. Lorandi ha terminado su peroración con una amenaza, que yo la recojo. Dije desde un principio que la única razón que tiene el C. Lorandi para oponerse a que su compañero o su excompañero, mejor dicho, el C. doctor Ángeles, no haga uso de esta licencia, es que ha cometido el error imperdonable - llamémosle así - de aceptar el lema de la Revolución, de "Sufragio Efectivo, No Reelección", cuando en concepto del C. Lorandi todavía debería estar haciendo uso del lema carrancista de "Constitución y Reformas". Es una aclaración que se impone, ciudadanos representantes. Es raro que el C. Lorandi que ha demostrado bastante ecuanimidad y cierta inteligencia en algunas ocasiones, se ciegue por la pasión política al grado de querer sostener todavía un lema que, como otras muchas tonterías, ha echado abajo la Revolución. En estas condiciones, no queda a ningún hombre consciente más que someterse, y el lema que oficialmente tendrán que usar reaccionarios, carrancistas o cualquier otro grupo, deber ser a fuerza el de "Sufragio Efectivo y No Imposición". ¿Por qué? Porque es el lema oficial y todo

documento que no lleve este lema, tendrá que ser forzosamente rechazado por las oficinas del Gobierno. Ya ve, pues, el C. diputado Lorandi, cómo sí hay una razón fundamental, capitalísima, para que hasta los ayer carrancistas se sometan de buen grado a estos mandatos imperativos de la Revolución y cumplan, como es natural, con todos los deberes de ciudadano, porque poner este lema es precisamente un deber de ciudadano. Ahora, en cuanto a la amenaza del C. Lorandi, él sí hace muy mal en amenazar, ya que el habla -y digo el que habla, porque yo he sido el que ha provocado esta discusión - no amenazado a nadie, sino sencillamente ha hecho aclaraciones que han ardido, naturalmente, pero que no ha amenazado absolutamente a nadie. Hace muy mal el C. Lorandi en venir a amenazar, porque él más que nadie no debió haber nunca reconocido el Plan de Agua Prieta. La Historia juzgará de una manera implacable de todos los carrancistas; pero me refiero no a los carrancistas de más o menos buena fe, no a los carrancistas honrados, sino a aquellos que fueron favoritos, como lo fue el C. Lorandi del general Aguilar, que ustedes saben perfectamente lo que quiere decir el general Aguilar en relación con el extinto señor Carranza. Si sobre ellos pesa, pues, esta gran responsabilidad, ¿con qué derecho, repito, el C. Lorandi nos viene aquí ahora a hablar de amenazas? ¡No! Ya no es posible, ya no es tiempo; eso lo debieron haber hecho antes de que aquí se hubiese celebrado la sesión para que fuimos convocados por el C. de la Huerta. Entonces el C. Lorandi hubiera merecido mi más amplia, mi más grande admiración; pero desgraciadamente no fue así, y ahora, mal que le pese, ha reconocido el Plan de Agua Prieta, se ha sometido a la actual Revolución, supuesto que de otro modo no estaría aquí; nosotros estamos aquí presentes obedeciendo a la convocatoria del entonces ciudadano primer jefe de la Revolución, señor Adolfo de la Huerta, y ahora presidente constitucional de la República, y es raro que el C. Lorandi nos venga con estos pujos después de haber pasado lista, votado y concurrido quién sabe cuántas veces a esta honorable Asamblea. Ya ven, pues, cómo también el C. Lorandi no tiene razón para venirnos con amenazas. Pero hay más: consecuencia de todo lo que he dicho es la actitud caballerosa y correcta que han asumido muchos compañeros carrancistas de buena fe. Hay muchos compañeros aquí que estoy seguro que en manera alguna consentirían en que el C. Lorandi les ponga la marca que él quiere ya señalarles para que sigan determinado camino. Yo confío en la serenidad y en el buen juicio de estos compañeros, para que no acepten jefes como Lorandi y procedan impulsados por su propio criterio y honradamente, como lo hicieron antes. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Trigo.

El C. Trigo: La tiene el compañero Toro antes que yo.

El C. Toro: Ciudadanos diputados: Esta es una tempestad en un vaso de agua; es una cosa verdaderamente absurda y ridícula que perdamos una o dos horas discutiendo una licencia. Estamos todavía dentro del artículo 50 del Reglamento, que dice que las licencias se pueden conceder hasta la cuarta parte de la totalidad de los miembros que deben componer la Cámara. Creo, pues, que no hay razón ninguna para que al diputado que ha pedido esta licencia se le niegue. ¿Por qué motivo? ¿Por qué razón? No la hay absolutamente. Esto ha servido para excitar un poco las pasiones, para hablar de muchas cosas que no vienen a cuento. Al oír a los oradores del pro y del contra, me ha venido a la memoria aquella fabulilla del abogado que defendía a un individuo que había perdido unos carneros y que de todo hablaba, menos de ellos, y el cliente, naturalmente, le decía: "No olvide usted mis carneros." No hay que olvidar los carneros. Por eso nosotros no debemos olvidarnos de esos carneros y conceder las licencias y no perder el tiempo en tonterías.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Trigo.

El C. Trigo: Yo opino como el diputado Toro: en la actualidad yo creo que vencedores y vencidos - por supuesto con ese vencimiento relativo - debemos ocuparnos en vez de cosas de éstas, en algo más serio. Quisiera, siquiera en una pequeña parte, lavar la afrenta que vencidos de hoy y vencidos de ayer hemos tenido siempre: haber trabajado muy poco. En esto sí creo que estaremos todos de acuerdo, izquierdas y derechas, pero por fortuna, yo en, esta ocasión tengo que agradecer algo al diputado Espinosa, y no he querido, bajo ningún concepto, dejar de hacer la aclaración y dejar de significarle mi agradecimiento especial. Ha dicho aquí el C. Espinosa, en uno de esos momentos en que desaparece el político para aparecer el joven, las siguientes palabras: "No puede usted invocar siquiera el carrancismo, supuesto que no le acompañó." Gracias, Espinosa, a nombre de Murguía le doy a usted las gracias. Usted reconoce que es un leal y, sin embargo, hoy purga un delito que no ha cometido. (Aplausos.)

Y repito, como estamos en un momento, señores, en que a pesar de todos los pujos de revolucionarismo actual - entre estos creo que hay que aclarar y conste que debo hacer esta aclaración: creo que existe un grupo de obregonistas y otro de obregoneros -, es un fenómeno muy curioso que mientras el general García Vigil, mientras un Saucedo, mientras un Serrano nos tienden la mano, nos abrazan y no nos dirigen una sola injuria, los obregoneros de ayer, (Aplausos.) los obregoneros de última hora nos insultan y vuelcan sobre nosotros toda su cornucopia de injurias y denuestos. ¡Esto es muy curioso, ciudadanos diputados!

El C. Lorandi, interrumpiendo: Espinosa se quedó en México.

El C. Trigo: Yo no quiero hacer cargos, C. Lorandi; quiero discutir serenamente. Hago esta aclaración porque es, en efecto, una cosa que choca. Ayer nada menos tuve necesidad, por un asunto profesional, de ir a ver al señor Serrano y contrastaba la actitud de este hombre, recibiéndonos amablemente a Martínez del Río y a mí, como un perfecto caballero, con la de algunos ciudadanos diputados que nos ven por el hombro y que aunque debieran avergonzarse, quieren encima echarnos lodo a nosotros; porque, fuera modestia, señores, yo, el diputado Octavio Trigo, no tiene por qué avergonzarse absolutamente; yo soy de los que puedo hablar alto, porque soy de los no vencidos.

Yo considero vencido a uno que fue un favorito de Carranza, de los que hablaba el C. Espinosa, que mangoneaban y que contaban con toda clase de canongías y que naturalmente ahora las pierden. Yo no, señores diputados; mi carrancismo, mi respeto a Venustiano Carranza, que se lo sigo teniendo a pesar de todos los pesares y por encima de todo, merece que lo siga teniendo, porque pese a todos sus errores, (Aplausos.) porque pese a todos sus errores, ciudadanos diputados, la historia lo reconocerá: Venustiano Carranza es el mejor presidente que hasta ahora ha tenido la República de México. (Aplausos. Siseos.) Con todo y siseos, repito que no es el momento oportuno para juzgar la obra de este hombre. Yo hablo con mi personalidad propia y atenido a mi criterio. Claro es que hay quien discrepe de él; es opinión mía. Sigo sosteniendo que a pesar de todo no he sido un vencido, porque yo no he disfrutado de canonjías de ninguna especie. Yo fuí de los individuos que hasta en las campañas de los Estados quería ayudar a mis amigos, puse algo de mí mismo; ahí está Rafael Cárdenas que puede decir que en Tampico todavía hasta la fecha estoy debiendo a Hernández Barragán 300 dólares que me prestó porque Cárdenas no tenía dinero. Por lo tanto, no tengo de qué avergonzarme; mi actitud desde que vine a la Cámara fue siempre una línea recta; yo no coquetee jamás con el obregonismo, nunca, ni pienso tampoco agregarme al carro de los triunfadores. Han triunfado ellos; perfectamente bien; dejémoslos que hagan la felicidad de la patria; ¿para qué entorpecerlos? Santo y bueno, pero de eso, ciudadanos diputados, a aceptar con una amplitud sin límites las frases del diputado Espinosa, de que los vencidos deberíamos avergonzarnos, hay una distancia sumamente grande, enorme, señores. En los días en que el bloque gobiernista imponía su voluntad en esta Cámara - esta es la frase -, yo fuí de los individuos que no fuí, como el señor Céspedes, a los papelitos amarillos...

El C. Céspedes, interrumpiendo: ¡No es cierto!

- El C. Trigo, continuando:.... para nombrar la junta previa que había de nombrar las comisiones respectivas. (Risas. Aplausos.) Yo, señores diputados, no me tropecé jamás haciendo antesalas en la Secretaría de Gobernación, no ya yendo a recibir la consigna de Aguirre Berlanga, sino ni siquiera yéndosela a pedir, porque eso era lo que hacían los obregoneros de hoy: No esperaban a que Aguirre Berlanga les dijera: "Vengan acá", sino que iban mansamente, servilmente, a inclinarse ante el amo de entonces, como lo tendrán que hacer ante el amo de hoy, a decir: "¡Mande usted, señor amo!" (Aplausos.) Esta es una gran verdad. Miembro de ese bloque de exgobernistas, aun en la actualidad, porque repito, no pienso agregarme al carro de los triunfadores, naturalmente que reprocho la actitud de Lorandi, y la reprocho por dos motivos: primero, porque ¡hombre, venir a hablar aquí de honor y de sufragios más o menos efectivos en México, para mí es tomarnos el pelo a nosotros mismos! (Risas.) Se la reprocho, igualmente, por su intemperancia, porque como bien le decía Espinosa y ojalá el consejo le sirva: "Los vencidos no pueden tener más que dos caminos - y conste que sigo hablando en el terreno de ese vencimiento relativo, porque yo no me considero en nada absolutamente....

El C. Lorandi, interrumpiendo: Yo no estoy de acuerdo con eso.

El C. Trigo, continuando: ....o asumir una actitud absolutamente rebelde, o irse - como dice Espinosa - a la sierra de Puebla, o por el contrario, esperar, como es nuestro deber, que termine este periodo y cada quien cumpla con su deber de ciudadano."

El C. Lorandi, interrumpiendo: ¡No estoy de acuerdo!

El C. Trigo, continuando: Lorandi dice que no está de acuerdo, pero yo quiero que me diga dónde está el resultado directo de esa injuria y de estos denuestos que no hacen sino buscar que el elemento obregonista -no el obregonero, porque con este no quiero tratar - con el elemento exgobernista que pueda hacer algo útil todavía, no buscar, repito, sino una guerra civil constante dentro de este Parlamento. ¿Qué se consigue con ello? (Voces: ¡Nada!) ¿Que en tiempo oportuno, como dice el señor Espinosa, no hubo una voz que se levantara en esta Cámara? Que recuerde el C. Espinosa que insistimos en varias ocasiones para que Padrés nos concediera el uso de la palabra y siempre se negó a ello. Padrés hizo bien, no se lo reprocho; yo, presidente, hubiera hecho exactamente lo mismo que él. Tenía la necesidad de evitar que en unos momentos sumamente difíciles aquí se prendiera una mecha que no hubiera originado absolutamente nada, sino tropiezos y necedades que hubieran tenido que reprocharse vencedores y vencidos. Pero hay una distancia muy grande entre haber tenido valor para hacerlo y no haber podido hacerlo. Yo quiero que la Asamblea tome cuenta de esto, porque efectivamente yo creo que en esta Cámara ha habido mucho de todas las cosas, pero el honor ha andado siempre por los suelos, muy bajo; es una cosa que hemos cotizado a un precio irrisorio en esta Cámara; cuando ha llegado a cotizarse aquí, ha sido contadas veces. Yo, repito, agradezco y lo agradezco infinitamente por haber venido de un enemigo; tomemos nosotros la declaración del C. Espinosa, que los que acompañaron al señor Carranza han sido leales. Recojo la palabra de Espinosa, y ahí en este juicio, en ese juicio en que ha habido tantas cosas grandes y maravillosas como jamás se han visto en estos tiempos y en estos años, iremos siquiera a hacer constar que un diputado en plena Asamblea ha reconocido que están siendo procesados los leales y que otros hay que debieran estar ahí en vez de los que están. Por lo demás, la licencia Ángeles yo creo que no viene al caso, que no viene al caso siquiera ni insistir sobre esto, señores diputados. Se acaba de conceder una serie de licencias a todo el mundo, como el señor Espinosa decía; unos alegan razones y otros no. ¿Por qué hemos de venir con el deseo de molestar a alguien nada más que por cuestiones de "sufragio efectivo y no imposición" o "no reelección" o como se quiera? Repito que es pitorrearnos de nosotros mismos y es obstruccionar a aquellos hombres que, mal o bien, yo creo que hacen más labor que estando aquí en la Cámara. Por lo tanto, si es más útil su labor allá que aquí ¿Por qué no dejarlo allá? Es una inconsecuencia quererlo traer aquí. (Aplausos.

Siseos. Risas.) Yo, por último, como miembro del bloque independiente actual y gobiernista ayer, por mí mismo, no a nombre de esa colectividad, quiero hacer esta declaración: Soy de los individuos que a pesar de que en este momento veo la fuga de todas las cosas: del honor, de la dignidad, de la vergüenza, de todo absolutamente, quiero tener todavía una última esperanza: la esperanza que nos enseñaron en la escuela, cuando al sustentar un examen nos hacían protestar que cumpliríamos con la justicia, y yo quiero creer todavía en la justicia; por eso precisamente estoy aquí. Mi ambición más ferviente al terminar este periodo era marcharme a Estados Unidos, irme a trabajar allá, desterrarme y dejar a México en manos de otros para que éstos lo encauzaran por el camino que debe seguir; pero ya que desgraciadamente parece que vamos a perder para siempre nuestra nacionalidad.... (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Lorandi, interrumpiendo: ¡Ya metiste la pata!

El C. Trigo, continuando: No he metido la pata, estoy diciendo lo que yo pensaba, señores. Tenemos un enorme defecto, y es el tener un gran miedo para decir la verdad. Yo pienso, sencillamente, que si en esta ocasión el Gobierno actual no se consolida y el Gobierno no hace la paz en México, México será un país perdido. Esto, a pesar de todos los optimismos y de todos los deseos de patriotería...

El C. Gómez, interrumpiendo: ¡Es usted un traidor! (Desorden.)

El C. Trigo, continuando: C. Gómez: para llamar traidor a un individuo se necesitan dos cosas: primera, poder demostrar que lo es, y segunda, haber dado muestras de que se es más patriota. ¿En qué ocasión ha empuñado usted la carabina para ir a defender las libertades de México?

El C. Gómez: ¡Jamás, porque nunca he sido bandido como usted! (Desorden. Protestas. Campanilla.)

El C. Quiroga: Moción de orden. (Continúa el desorden. Campanilla. Voces: ¡Que retire esas palabras!)

El C. Trigo: Yo ruego a ustedes que no pidan que retire el señor Gómez esas palabras. Hay un adagio muy español... (Desorden. Campanilla.)

El C. Toro, interrumpiendo: He pedido la palabra para una moción de orden. Creo que tenemos derecho todos los representantes a exigir más cortesía, porque estamos en un grupo de hombres que, por lo menos, hay que presuponerles que son civilizados, correctos y urbanos, y no hay razón para que el señor Gómez injurie a usted, señor Trigo, y para que usted injurie a nadie. Por lo tanto, pido al doctor Gómez que retire esa palabra que no es correcta, porque no tiene razón el señor Gómez para decir que el que ha tomado las armas para defender a la patria es un bandido. ¡Eso es un absurdo! (Aplausos.)

El C. presidente: Se invita atentamente al C. Gómez para que se sirva retirar las palabras injuriosas.

El C. Gómez Gildardo: Cuando veo que aquí se pierde el tiempo en discusiones estériles. (Voces: ¡Cállate, viejo! Siseos. Campanilla.) Cuando veo que aquí se pierde el tiempo en discusiones estúpidas... (Voces: ¡Cállate! Gritos. Campanilla.) Sí, y no me quisieren oír; pero yo quiero hacer una aclaración. (Siseos.) ¡Señor presidente: favor de callarlos! (Risas. Campanilla.) Los señores no me dejan hablar, porque comprende que cada frase mía va directamente dirigida a ese elemento que ha sido la causa de la desgracia de la Patria, (Siseos. Campanilla.) y no devuelven los dineros que se llevaron, los dineros de la Patria... (Siseos. Campanilla.) y acudieron al presidente de la República... (Siseos. Campanilla.) faltando a todo acto de dignidad... (Voces: ¡Cállate! ¡Cállate!) Me voy a referir a lo que decía el ciudadano presidente. Efectivamente, señores, retiro mi palabra, porque... (Voces: ¡No, hombre! ¡No la retires! Risas. Campanilla.) ¿Quiénes son los que dicen que no? Porque lo pide el ciudadano presidente solamente la retiro; pero la opinión que tengo del C. Trigo me la reservo para hacerla alguna vez pública para que no alardee de esa honradez supina, de ese patriotismo que jamás se le vio en la tribuna de la Cámara. (Voces: ¡Ah! ¡Ah! Aplausos.)

El C. Trigo: Pasado este incidente, en que las canas del C. Gómez quedaron muy por abajo, reanudo mi peroración, ciudadanos diputados. Decía hace un momento a ustedes, lo acaban de ver, que persisten los dos grupos: el obregonista y el obregonero. He ahí un obregonero. (Señalando al doctor Gómez.)

El C. Gómez: ¡No, señor! ¡Protesto! ¡Protesto! ¡Protesto! (Voces: ¡Sí! ¡Sí! ¡No! ¡No!) Yo quiero que retire la palabra obregonero, porque es ofensiva; ¡protesto, señor Trigo! (Risas.)

El C. Trigo, continuando: Yo me recuerdo con esta frase soez, porque este es el verdadero nombre, soez, asquerosa e indigna de un hombre que ostenta un título profesional, recuerdo, repito, un incidente de mi niñez, que voy a referir, porque está muy relacionado con el señor Gómez, para pedir que no retire esa palabra: Había en Veracruz un enajenado, a quien decían por apodo "El Tío Ferruco en la Alameda" -cualquier veracruzano que esté en la Cámara puede decirlo -. (Voces: ¡Es cierto!) Este era un individuo a quien los muchachos molestaban en demasía, y que, naturalmente, cuando se encontraba con alguno y se recordaba todas las diabluras que le hacían, tomaba el desquite inmediato, que se traducía en golpes en la cabeza, coscorrones, etc., etc. Un día yo, que jamás me había metido con "Tío Ferruco", porque a pesar de que el señor Gómez lo puso en duda, soy honrado, pero no honrado de los que van censurando a los ladrones y, sin embargo, se pasean en un automóvil robado. (Una voz: ¿No se referirá usted a Padrés?) Debo hacer la aclaración de que no me refiero al señor Padrés; cuando quiero hacer una acusación, lo hago directamente; por eso no he pretendido ni siquiera mencionar al señor Padrés. Un día, repito que yo tuve la desdicha de pasar por cerca del "Tío Ferruco", este individuo me sujetó del cuello y me vapuleó lindamente. Indignado me volví contra él y tomando una piedra se la arrojé. Casualmente en el momento en que esto hacía, pasaba muy cerca mi padre y es natural que me riñera acremente. Yo, entre mis sollozos y el susto del castigo que me esperaba de mi padre, le dije: "Pero si me ha golpeado." Y entonces me dijo mi

padre: "Tonto, ¿de cuándo acá se hace caso de los locos?" Precisamente por esto no quería que retirara su palabra el señor Gómez. (Risas.)

El C. Gómez, interrumpiendo: Gracias por el insulto.

El C. Trigo: La frase de bandido que me atribuye el señor Gómez, francamente para mí no puede ser injuria, por lo que acabo de expresar, primero; en segundo, porque si es bandido todo el que derrama su sangre por los ideales políticos, ¡habrá tantos bandidos en el mundo! Y bandidos cuyos nombres están esculpidos en bronces y en mármoles, y bien puede un pobre diablillo, un pobre hombre, un pobre pigmeo como yo aspirar a ser bandido de ese juez; por lo tanto, no puede molestarme esto. Conste que yo, al hacer la aclaración que he querido hacer, no ha sido, como lo ha visto la Asamblea, por el deseo de atizar el fuego; por el contrario, soy de los que saben conservar su puesto en estos momentos; yo creo que esto de andar por las calles vociferando y diciendo bandidos y calificativos o los peores dicterios a este Gobierno, no acusa sino una sola cosa: falta de carácter. Quien no esté conforme con la situación actual, tiene los dos caminos que indiqué: o se expatría, como yo pensaba hacer, o permanece en México y, en este caso, pues se conforma con las cosas tal como están...

El C. Lorandi, interrumpiendo: Pero, ¿por qué?

El C. Trigo: Por mucho que se le pongan "por qués", es la ley de la fuerza; eso no tiene remedio. Sobre todo, sí debemos protestar, pero protestar decorosamente, no olvidar que la americana que llevamos y la representación que tenemos en esta Asamblea, nos obligan a ciertas consideraciones y nos obligan a ciertas cosas que si bien es cierto que pueden ser perdonadas al doctor Gómez por sus años, no es justo ni sería que perdonasen a diputados como el diputado Lorandi, que es de muy pocos años; por lo tanto, no he visto la razón de la ofensa. Yo repelí el cargo de traidor, porque yo, que nunca he blasonado de revolucionario (cosa que le consta a esta Asamblea), en los tiempos en que todos hablaban de revolucionarismo, yo que nunca he blasonado de haber conquistado grados y haber recibido heridas y cosas de esas que al fin y al cabo son bien banales; yo, señor Gómez, cuando los americanos invadieron Veracruz, supe ir modestamente, quietamente a coger mi carabina, a defender aquel terruño que casi considero mío, pero sin alardes, sin ir después a pedir al Ayuntamiento que se me condecorara, sin venir a decir después a la Cámara: "Yo soy defensor de Veracruz", sin venir a jactarme de ello. ¿Por qué? Porque ese es nuestro deber. Yo opino - es opinión muy mía - que si en México no se consolida el Gobierno actual y que si continuamos por el camino de las continuas revoluciones, la nacionalidad de México estará perdida. (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Yo me acuerdo todavía el día que bajaba a la fosa el cadáver del expresidente de la República, C. Carranza, me recuerdo todavía esta visión trágica que tuve ante mí: cuando aquel hombre descendía a la fosa, dos soldados americanos, uniformados, presenciaban el descenso, los dos atachés de la Embajada americana estaban al pie de la fosa, uniformados, viendo descender el cadáver del señor presidente de la República. Ya ve el señor doctor Gómez, que tener esta opinión no quiere decir ser traidor. Yo soy de los que tienen la tristísima opinión de que si los norteamericanos invaden México, la mayor parte de los patrioteros que ahora protestan a voz en cuello, apenas vean desembarcar cajas que tienen encima esta marca "Armour", marca de un jamón muy conocido en los Estados Unidos, depondrán su actitud y veremos que, en cambio, cuatro o cinco imbéciles que aún seguimos pensando en que la Patria debe vivir, cogeremos la carabina y cumpliremos con nuestro deber. Claro está que eso de llamar traidor así como así, es como en los días en que estos obregoneros de hoy pretendían llamar traidor a Manuel García Vigil. Entonces me parece que el señor Gómez, perteneciendo entonces al bloque nacionalista, entonces, señores, no hubo más que la voz de un diputado, la mía, para decir: "Si ustedes me prueban que García Vigil es un traidor, yo lo acuso e invocando el honor de un hombre honrado le daré mi pistola para que se levante la tapa de los sesos, porque es lo único que le queda a un mexicano después de habérsele probado que es traidor. Es raro ahora que el señor Gómez infundadamente me llame traidor, porque expongo una opinión muy lógica, a pesar de todas las patrioterías habidas y por haber y que, en cambio, en aquellos días no haya tenido el valor para defender a un hombre a quien se acusaba de traidor a sus espaldas. Esta es la demostración más práctica de que aquí en la Cámara hay muchos y muy diversos valores. Hay individuos que creen, para significarse con el actual régimen, que deben seguir el procedimiento que siguieron con el pasado régimen para significarse como sus partidarios. Ir a hacer antesalas a la Secretarías de Gobernación u otras, venir a insultarnos aquí y después de cada sesión ir cerca de este y aquel individuo a decir: el diputado fulano hizo esto, esto dijo aquél y yo le contesté esto. El deseo de significarse inmediatamente: esto es lo que quieren. Naturalmente que esto también está justificado; hay ciudadanos diputados que no han tenido valor, ni siquiera el deseo por sí propios de salir del montón anónimo y que sólo en esta forma pueden no salir de ese montón, pero cuando menos que el funcionario fulano y el funcionario mengano digan cuando vaya a tratarse algo en la Cámara: "ahí tenemos a varios diputados incondicionales", y esto lo digo por no decir algo más duro. De manera que hasta cierto punto tienen razón.

Yo lamento haber prolongado esto; pero me obligó para ello el doctor Gómez con su intemperancia, y yo emplazo al doctor Gómez, no con baladronadas de verse a la salida, porque eso de los duelos son tonterías, son necedades; por otra parte, yo confieso que tengo mucho amor a la vida, yo amo la vida entrañablemente, porque estoy en las puertas de ella, mientras que el señor Gómez está en el ocaso de la suya y no es justo que yo me vaya a matar con él, él que ya está casi para morirse y yo que apenas empiezo a vivir. (Risas Aplausos.) Yo emplazo al doctor Gómez para el día en que haya que demostrar - ¡y ojalá y ese día no se llegue nunca! -, en que debamos ser mexicanos y en que debamos ser patriotas, patriotas, no patrioteros. A mí no hay cosa que me haya repugnado más toda

mi vida que esos gritos estentóreos de esos hombres cuando oyen tocar nuestro himno patrio, esos gritos de ¡Viva México! cuando hay una tirantez de relaciones y están a 5,000 kilómetros de distancia del enemigo. Esos me dan mucha risa. Desgraciadamente en México no queremos tomar las cosas en serio; ya nos hemos acostumbrado a que se nos tenga miedo, siguiendo el procedimiento de los gozquecillos, de los perros falderos, ladrar. No hemos querido nunca tomar seriamente nuestra vida y, por lo tanto, se concibe que cuando se habla de un asunto serio, la frase sea una parecida a la de mi distinguido amigo el galeno Gómez: ¡Traidor! (Murmullos.) Lo dijo así, como una frase que me recuerda a Yago el de la tragedia, una frase campanuda, ruda, y, sin embargo, doctor Gómez, yo creo que llegará el día en que lo dos estemos cerca y en que yo pueda devolver a usted su injuria.

El C. secretario Valadez Ramírez: Habiendo hablado todos los oradores inscriptos, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba esta licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

El C. Uzeta: Pido la palabra para alusiones personales.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Molina.

El C. Molina: Para mí, lo mismo que para muchos jóvenes que no tenemos aun curtido el corazón ni hecho a las artimañas de la política, nos duele verdaderamente ver a un joven lleno de energías y de fortaleza insultar a un viejo. Ese impulso de mi alma fue lo que me hizo levantar de mi asiento para que, rindiendo un tributo a la justicia y emulando al señor licenciado Toro, pidiera también a mi vez que el ciudadano presidente de la Cámara encauzara los debates por el verdadero camino que deben seguir. Cuando el diputado Espinosa desde esta tribuna insultaba y se dirigía al doctor Uzeta, yo me sentí indignado. Por esto me levanté para protestar y pedir orden a la Asamblea. Para mí que no tengo, como dije antes, curtido el corazón, lo mismo es el obrero Pánfilo Méndez que vino de las fábricas con las manos callosas por el trabajo, a sentarse en una curul de esta Cámara, que el jurisconsulto más ilustre que representa un distrito en esta Asamblea. Por esto, señores, no puedo tolerar que a nadie, ni menos cuando hay la disculpa de fuerzas y vigor, como la hay en un joven y un viejo, se insulte en esta asamblea valiéndose de la ocasión que da esta tribuna. Justificada, pues, mi actitud en cuanto a haber protestado contra las palabras del señor Espinosa, brevísimamente, puesto que ya es un hecho que todos habrán juzgado en su interior, pasaré brevísimamente, digo, sobre el incidente de la discusión de la credencial del general García Vigil.

Todos ustedes recordarán que unos eran los argumentos que se esgrimían en esta tribuna atacando esta credencial, y otra era la labor de zapa que se hacía en los corrillos y en las juntas de los bloques. Aquí en esta tribuna el señor García Vigil no era más que un usurpador de las funciones de otro ciudadano; es decir, García Vigil no tenía mayoría legalmente adquirida para venir a representar en esta asamblea un distrito de Oaxaca. (Voces: ¡Sí!) Esos eran los argumentos que esgrimían aquí los oradores del contra, entre ellos el señor Céspedes y el señor Valadez Ramírez, y muy en su derecho ellos estaban; lo que yo quise en aquel entonces, y que despertó una verdadera tempestad de indignación y de insultos sobre mí, fue que aquellos cargos de traidor que se le hacían, aquella propaganda malévola, si es que lo era, malintencionada y de mala ley que se hacía en los corrillos y reuniones de los bloques, saliera aquí a la luz. Esa fue mi intención y ahora pregunto yo: ¿No fue esta intención una intención sana y una intención noble? Me dice el diputado Espinosa que yo en aquel entonces dí la muestra de retirarme cobardemente cuando el C. García Vigil me amenazaba con patearme. El general García Vigil usó esa frase como hubiera usado cualquiera otra como un argumento en contra mía; pero no pensaba sobre mí el general García Vigil, sobre mí pesaban dos consideraciones tremendas en aquel instante: Primera, la idea de que pudiera yo haber aparecido ante los ojos de esta Asamblea como un instrumento de viles intrigas, y eso fue lo que me hizo enmudecer y morderme los labios para no contestar al general García Vigil; la otra consideración, la del respeto que siempre he tenido a esta Asamblea. Pero si el diputado Espinosa, por las circunstancias difíciles en que estamos ahora los que nos llamanos, o que nos llaman, caídos, por las circunstancias desventajosas en que nos encontramos, y él cree que tiene derecho y tamaños suficientes para insultarme ante la Asamblea, yo reto al diputado Espinosa a que en cualquier terreno ponga a prueba mi valor de hombre digno, honor que yo sabré defender aun a costa de mi vida. Yo creo que nadie tiene derecho a pensar que los demás sean inferiores ni en valor ni facultades intelectuales, ni en corazón, ni en voluntad, ni en carácter. ¿Por qué esa constante tarea del diputado Espinosa de calificar a todos los demás diputados? Señores, ¿eso no es insultativo? ¿Eso no es insultante para aquel diputado a quien se dirige el diputado Espinosa? Es un insulto a la Asamblea casi en general, puesto que viene casi a constituirse como en un censor de la misma, como el único capaz de señalar los méritos de los demás representantes. Yo, señores diputados, no creo haber hecho en esta Asamblea una labor brillante; pero sí que al retirarme de ella no llevo en la conciencia ningún remordimiento y llevo lo único que traje aquí: mi pequeñísima personalidad ganada en las aulas; eso es lo único que me llevo, mi honradez y mi nombre limpio, y yo quiero que se respete, señores.

El C. Espinosa: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Uzeta Horacio.

El C. Uzeta Horacio: Señores diputados: voy a referirme a los tres puntos que atacó el señor Espinosa, cuando hizo alusión a mi persona: mi actuación, mi sonrisa y mi vejez. (Risas.)

Mi actuación como diputado ha seguido siempre una línea recta de conducta. Yo vine a esta

Cámara a sostener al Gobierno constituído legalmente y no me he apartado un solo instante de esa actuación. Reto a cualquiera de ustedes para que me diga si yo anduve echando maromas en la política de este país. No soy de aquellos que escriben volúmenes enteros para definir su actuación y los reparten a profusión para ganarse la reelección; no soy de esos, ni tampoco soy de aquellos que vinieron primero a esta Cámara de Diputados abrigados por el Bloque Liberal Nacionalista para que se les aprobara su credencial, y una vez aprobada esta credencial dieron la voltereta de la manera más indigna que pueda verse. ¡De esos no soy yo! Yo seguí en el partido gobiernista hasta que murió el señor Carranza. Si, como dice el señor Espinosa, no seguí a Carranza hasta donde fue asesinado, eso se debió a que no tuve caballo para seguirle; pero yo puedo demostrarle al señor Espinosa que a pesar de los muchos años que él me calcula, (Risas,) porque según los cálculos que él tiene, Matusalén queda muy pobre al lado mío, (Risas,) yo le puedo demostrar al señor Espinosa que cuando acompañé al señor Carranza en su odisea no temblé ni ante las ametralladoras ni ante las descargas de los cañones y le puedo demostrar, también, que en la línea de fuego atendí a los heridos que hubo allá. (Voces: ¡Si es cierto! ¡A Millán!) Recuerdo yo que en uno de los días aciagos, aquellos en que estuve yo cerca de la línea de fuego, en la vanguardia, curando unos heridos en los primeros carros, los mismos soldados que estaba yo curando me dijeron que no era prudente que ahí los vendara, sino que volviera un poco más atrás porque ya caían las balas sobre el carro donde yo estaba curando. Eso demuestra al señor Espinosa que a pesar de mis años tengo todavía el valor personal suficiente para cumplir con mi deber. (Aplausos.) ¿Que no escribo volúmenes, que no digo muchos discursos en esta Cámara, que no se ha oído frecuentemente mi voz, que no a cada rato he venido aquí con discursos insultantes, discursos que vienen a herir muy seguido el amor propio de los oyentes con alusiones personales, duras o impertinentes, con discursos kilométricos que causan la atención, como el señor Espinosa? El señor Espinosa comenzó su tarea parlamentaria de oratoria en el Congreso Constituyente, donde fue un verdadero hazmerreír de todos los constituyentes, porque entonces él empezaba sus primeros pininos en oratoria. Ver al señor Espinosa en la Asamblea Constituyente pedir la palabra, era motivo para que toda la Cámara constituyente se pusiera más que de sobra en peligro de dormir. El señor Espinosa ha tomado aquí muchas veces la palabra, es cierto; es probable que sea uno de los oradores que más han hecho uso de ella. Pero, ¿en qué forma? ¿Cuándo se han visto aquellos destellos de oratoria que tiene Vadillo? ¿Cuándo se ha visto la inteligencia de García Vigil? ¿Cuándo se ha visto algo de talento? No; comienza él a hacer uso de la palabra, y oyen ustedes el martilleo, como un yunque y un martillo que cae monótonamente sobre las orejas de los oyentes.(Risas. Aplausos.) ¿Que ha tenido mucho atrevimiento, mucho atrevimiento para decir muchas cosas que no debió haber dicho, que ha tenido muchos juicios temerarios sobre el Gobierno del señor Carranza? ¿Por qué? Porque tiene fuero. El chiste hubiera sido que esas cosas las dijera sin fuero; cuando el señor Espinosa, si no es reelecto - que no se lo deseo por cierto -, (Risas.) tenga oportunidad, sin fuero, de decir verdades, entonces le reconoceré el valor civil; pero el valor civil por ahora se lo pongo en duda. Mi sonrisa... Ahora paso al segundo punto. (Risas.) Mi sonrisa es de bondad, señor Espinosa. (Risas.) Los viejos tenemos siempre mucha bondad para los jóvenes. Y es natural, hemos pasado por donde ellos van, hemos visto la inexperiencia de los primeros años, la hemos pasado nosotros mismos; conocemos los errores que comete la juventud, no quiero decir con esto que todos los jóvenes cometan muchos errores, también los viejos los cometen. Acabamos de ver el error de mi compañero Gómez (Risas. Aplausos.) de la intemperancia juvenil a la intemperancia senil, es más perdonable la primera que la segunda. (Risas. Voces: ¡Bravo!) Mi sonrisa a veces es irónica, y es natural, ¡cuántas veces habré tenido yo un detalle de ironía cuando estoy oyendo desde esta tribuna muchas necedades! (Risas.) ¡Naturalmente me sonrío irónicamente! ¿No tengo derecho a ello, señor Espinosa? Ahora, yo conozco muchos serios que son imbéciles (Risas. Aplausos.); conozco gentes que jamás contraen los músculos de la cara ni por la ira ni por la risa y, sin embargo, son unos idiotas, no son otra cosa. (Bravos.) De manera que la risa no quiere precisamente decir la falta de intelectualidad; quiere decir, sencillamente, que se ve la vida desde un aspecto que trae la experiencia, un aspecto que nos ha dado el curso de los años en que vamos viendo las cosas desde un punto de vista muy distinto, del que se ve con el rosicler de la juventud! (Aplausos. Risas.) Mi vejez, decía, de ésta no tengo mucho que hablar, señor Espinosa, (Risas.) está muy bien empleada; los años que he corrido de la vida los tengo perfectamente bien empleados desde todos los puntos de vista: desde el punto de vista intelectual, porque en el ejercicio de mi profesión no he ocupado un lugar de los últimos en la provincia donde la he ejercido. (Voces: ¡Es verdad! ¡Así es!) ni tampoco como viejo estoy en la decrepitud, porque tengo todavía la fuerza,... (Risas.) la fuerza necesaria para ponerme enfrente de los jóvenes que no tienen experiencia y de los jóvenes que muchas veces no tienen valor civil.

Señor Espinosa: Yo lo he respetado a usted siempre, como usted dijo que me había respetado a mí; lo he tratado con familiaridad, y esta vez si desde mi curul le dije a usted que las lacras están en otra parte, me quise referir a esto: a que las lacras del carrancismo todavía no es tiempo de mencionarlas, la Historia las mencionará cuando sea oportuno y la historia cuando se escribe a renglón seguido de los sucesos, siempre es pasional; de manera que en este momento si nosotros nos ponemos a hacer análisis de los actos del Gobierno pasado, con toda seguridad que juzgaremos pasionalmente todos los que somos partidarios de él, como los que son enemigos habiendo sido antes sus partidarios. De manera que, juzgar de los actos de un hombre a renglón seguido cuando todavía su cadáver está en descomposición, no es tiempo, no es tiempo para tener un juicio histórico preciso, severo, exacto, justiciero, como corresponde a los

actos humanos; dentro de veinticinco años, cuando se juzgue este movimiento que ahora triunfa, entonces se dirá cuál labor fue mejor, si la anterior o ésta. Queda usted satisfecho, señor Espinosa.

El C. Espinosa: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Lorandi.

El C. Lorandi: Me permito solicitar de esta H. Asamblea que me dispense por un momento más la atención, ya que veo que en realidad está cansada por los discursos a que dio lugar nada menos que la solicitud de licencia del señor doctor Jenaro Ángeles; pero como entra en el plan de mis proyectos no hablar mucho en esta Cámara y así lo haré, si como dije antes no nos dan una oportunidad los que quieren tratarnos a puntapiés, voy a hacer todavía algunas aclaraciones. La primera, que reconozcan ustedes que no he lanzado la primera piedra y que al tirar la segunda no insulté precisamente a nadie. El señor Espinosa que tuvo para mí frases despectivas, de seguro no habrá oído ninguna mía despectiva para él y fue él quien más me atacó. Ahora bien, una aclaración, esta es la más grave de todas y esta sí quiero que todos ustedes la reconozcan. En los momentos en los que pudo haber peligro - que yo no lo vi nunca en ninguna parte, esa es la verdad -, yo dije que no reconocía el Plan de Agua Prieta, vine a dos o tres juntas previas debido a que ilegalmente se estaba llamando a los suplentes. Era tonto dejar que le metieran a uno el suplente, perder el fuero y perder por consiguiente las dietas. (Siseos.) Eso era sencillamente estúpido. Nosotros vinimos a una que otra junta previa, digo yo, y cuando se trató de darle a la República un presidente, yo no le di el presidente que en la actualidad tiene, con mi voto, ni vine a su protesta, ni a la sesión de su informe para conocer los motivos de este período. En esa virtud estoy yo en mi puesto, no reconozco el plan de Agua Prieta; ahora bien, aunque estoy aquí, dice un señor compañero, debo decirlo que estoy aquí como estaría en el salón verde, como en cualquiera otra parte, en el salón amarillo, por ejemplo, si ustedes quieren, en el teatro, porque estas son sesiones muy amenas las que aquí se tienen; yo estoy en cualquier lugar, menos en una sesión legal de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, que en esta sesión no estoy. Ahora bien; ¿por qué no me voy al monte? Ahí estuvo atinado el diputado Trigo; yo estoy desilusionado, señores, con la peor de las desilusiones, la derrota que yo he sufrido, que es la peor de las derrotas que un individuo puede sufrir , es la derrota que se lleva uno dentro de sí mismo; yo estoy derrotado dentro de mí mismo, no porque haya sido, como dijo Espinosa el favorito de Cándido Aguilar, que fue mi amigo y es hoy mi grande amigo y seguirá siéndolo; no por esto, no, porque yo estoy sencillamente aturdido en este ambiente de inmoralidad en que estamos viviendo y yo no puedo más, esta situación me va a matar. Ahora bien; al decir que ya no quiero más, quiero de una vez por todas declarar mi íntima convicción de que el revolucionar en México es un crimen de alta traición a la Patria; hacer una revolución en México es traicionar a la Patria! Nadie debe ir a una nueva revolución; debe aceptarse el estado actual de las cosas sin meternos a investigarlas, nada de eso. No debe discutirse ya más el crimen de don Venustiano Carranza, quién sugirió ese crimen, quién lo ordenó, nada absolutamente, nadie debe meterse a investigar eso. Por eso, señores, yo que he sido testigo de esta gran tragedia nacional, no puedo aceptar el criterio del señor Trigo que quiere que vaya con mi contingente a las sierras a hacer una nueva revolución; no, señores; yo no quiero levantar a los traidores de mañana.

Señores, declaración en dos líneas: Es de aceptarse ante el más puro criterio nacionalista, que nacionalista fui, el estado actual de cosas no colaborando con estos señores; de la salvación del país ellos son responsables, que si en alguna ocasión hay responsabilidades y muy grandes, es la que estos señores tienen; que ellos hagan la paz y lo justifiquen, si es posible que lo justifiquen; pero pensemos en la patria. Ahí está el peligro de la nación, como decía el diputado Trigo, ese es el gran peligro. Nosotros, yo el primero, terminando este período me voy a la Escuela de Medicina a reanudar mis estudios; no más volveré a hacer política; esta es mi íntima convicción; de aquí saldré para la escuela a trabajar, al taller donde antes trabajaba y del cual nunca debí haber salido; pero, señores, cuando venimos a esta Cámara de departir, nos suponíamos entre gente decente, surge de aquí, de allá y de las más allá alguien nos insulta, y nosotros no estamos hechos de madera de Cristo. Por eso hacía yo la invitación, la más sincera, de que procuraran estos señores que nos tratan a puntapiés, darnos los menos posibles, hasta que podamos resistirlos, porque, señores, el concepto de la patria es muy grande, es muy grande, pero la nerviosidad que todos me han reconocido es también grande y es posible que la olvide por un momento y sería un crimen, y entonces yo hablaría. Por eso digo que esta aclaración que hago me privará en el futuro de hablar más, y si hablo, haré mal hablando.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Espinosa.

El C. Espinosa: Les consta a muchos ciudadanos representantes, con quienes estuve abiertamente distanciado en política, que tuve para con ellos hasta en los últimos instantes del gobierno del señor Carranza una completa disposición de servirlos como compañero y como amigo, cuando muchos de los diputados del grupo gobiernista hacían las maletas para seguir al señor Carranza en su odisea, como dijera el C. diputado Uzeta. Yo no me escondí un instante, que siempre estuve exhibiéndome en estas calles, porque debo decirlo con franqueza que nunca creí que el señor Carranza ni su gobierno fueran un gobierno de asesinos, por que tenía la convicción de que mi vida sería respetada, estuve al lado de mis compañeros que se iban y les dije que yo quedaba aquí, porque ya no tenía chiste que yo saliera a empuñar un rifle, supuesto que estaba en la conciencia de todos que el régimen caído. Hago esta remembranza, ciudadanos representantes, por que no quiero que en esta ocasión se me tilde de enemigo de los vencidos, porque efectivamente no lo soy, y permítaseme un pequeño paréntesis

respecto al concepto de vencidos. Ayer cuando asumí una actitud hostil al Gobierno del señor Carranza, nunca me consideré un vencido, no gocé ninguna prebenda de aquel Gobierno y no pude considerarme como un favorito del mismo en ningún caso y, sin embargo, señores, cuando tenía yo cerradas todas las puertas de los ministerios, cuando para tratar algún asunto en alguna oficina de ínfima categoría tenía que hacer uso de mi pistola y de mi fuerza para abrirme paso en medio de los esbirros que se oponían, jamás me consideré un vencido.

El C. Lorandi, interrumpiendo: ¡No es cierto!

El C. Espinosa, continuando: El C. Lorandi dice que no es cierto; pero la prueba puede encontrarse en el Ayuntamiento, donde tuve que darle de golpes a un alto empleado para que se me dejara tramitar un asunto. Entonces, señores, no me consideré un vencido; por esta misma razón no juzgo vencidos a los que ayer fueron gobiernistas, más bien dicho, carrancistas, y me refiero a los hombres de carácter, no me refiero a aquellos paniaguados que, quieran o no quieran - conste que no tengo el propósito de lastimar a nadie -, no me refiero a aquellos paniaguados que no tuvieron más virtud para hacerse notables, que no tuvieron ni siquiera esta constancia que yo he demostrado en esta tribuna para abrirse paso, sino que aceptaron la fórmula simplísima de arrastrarse para figurar en aquel Gobierno y es por esto que he sido implacable para juzgar tal vez equivocadamente, tal vez injustamente, tal vez vehementemente, a los ciudadanos que se regresaron de Aljibes dando por terminada su misión de representantes, porque eso llenaba su deber de amigos del señor Venustiano Carranza. ¿Por qué? Porque yo pensaba, tal vez equivocadamente, y conste que no me refiero a los que fueron, porque entre ellos fueron compañeros dignos y honrados, sino a aquellos que son conocidos de todos como servirles, y creo que era el deber de aquellos que sabían solamente arrastrarse, que ya que no tenían caballos, debían de haber ido arrastrándose. (Siseos.)

Tengo derecho a hablar como lo estoy haciendo, porque algunos compañeros no quieran darle ningún mérito a mi labor, yo, sin modestia, sí creo que hice lo que debí hacer como representante. Muchos de los compañeros de la oposición optaron siempre por un término medio para atacar al Gobierno; se dirigieron a los secretarios o a los subsecretarios del Estado; yo siempre me dirigí al C. Carranza personalmente. Cuando en esta tribuna se hicieron cargos formidables no sólo a la administración, sino a los altos jefes del Ejército por sus abusos y malos procedimientos, vine aquí a acusar de una manera franca y abierta a los responsables de traición y al asesino del jefe suriano Emiliano Zapata; y pueden estar seguros los compañeros, porque mejor que a ellos les consta que el fuero no es una coraza que defienda el cuerpo de un 30 - 30 o de una puñalada. No quiero con esto, naturalmente, hacerme aparecer como un valiente ante vosotros; no es esa mi intención; pero sí quiero que se haga justicia a la actitud de los compañeros que supieron estar a la altura de su deber. En cuanto al reto del C. Molina, siento decirle que, estando descalificado por el mismo Código del Honor, puesto que se dejó ultrajar de una manera tan infame en aquella ocasión en que el C. García Vigil desde esta tribuna ofreció darle de patadas y él no tuvo una frase de protesta, me he creído fuera del deber de aceptar cualquier reto que de él venga.....

El C. Lorandi: Los padrinos lo dirán.

El C. Espinosa: No es cuestión de padrinos, ni de ninguna persona; es cuestión de un código que existe y que así lo dice. Sobre todo, yo mismo me sentiría rebajado midiendo mis armas con un hombre así. Que perdone Molina mi franqueza, pero no puedo hablar de otra manera. Yo hice este cargo al compañero Molina porque él me atacó primero; me referí en forma dura al C. Uzeta, porque también él me atacó primero. El doctor Uzeta vino después de desvirtuar el concepto; desde su asiento me dijo que yo tenía lacras; y yo, doctor Uzeta, nunca me he considerado lacrado, ¿de qué, de dónde? La ofensa vino de un hombre a quien yo he respetado mucho y para quien no he tenido más demostraciones de afecto y simpatía. Y miren ustedes lo que son las cosas: el doctor Uzeta vino a esta tribuna como enemigo mío a satirizarme y a señalarme como un hazmerreír en el Constituyente y como un hombre que nada ha hecho en el Congreso; en cambio, el doctor Uzeta, si tiene buena memoria - como es seguro que la tiene -, recordará que aquí en esa puerta, al salir, me abrazaba y me decía: "Compañero, ya acabamos; ya nos vamos; quiero tener la satisfacción de decirle que he visto en usted un hombre de tales o cuales cualidades", ¿para qué repetirlas? Pero sí quiero hacer hincapié en esto: "Conozco sus discursos y su actitud en el Constituyente, y del C. Luis Espinosa de aquel entonces al de ahora, hay una transformación grandísima, compañero, y usted es una esperanza en flor de la patria." Me veo en el caso de hacer esta aclaración para que se vea hasta dónde las pasiones humanas hacen cambiar de criterio y de conceptos a los hombres. Aquí, en la tribuna, el doctor Uzeta, enemigo mío, viene a lanzarme un cargo por completo desfavorable; el doctor Uzeta, amigo mío, en lo privado me pone por las nubes y me coloca en un lugar que no me corresponde, porque de seguro no merezco. Hago esta aclaración para que se vea lo deleznable del criterio de algunos hombres, nada más.

Ahora, ciudadanos representantes, quiero, porque esto sí es de importancia, referirme a la situación del compañero Lorandi. El compañero Lorandi probablemente ofuscado, porque no puede creerse de otra manera, sostiene todavía que él no ha reconocido el Plan de Agua Prieta; pero, en cambio, sigue cobrando sus dietas, confesión ingenua y honrada, que yo le aplaudo sinceramente...

El C. Lorandi, interrumpiendo: ¿Y eso qué? (Risas.)

El C. Espinosa, continuando: Cuando el C. Carranza dictó la orden, por sugestión, según se asegura, el maquiavélico Luis Cabrera, para que a los diputados obregonistas y tal vez obregoneros - y permítaseme aquí una pequeña aclaración, y esto porque al C. diputado Trigo tal vez pudiera ofrecérsele mañana o pasado hacer un ataque de esta naturaleza, que el que habla, desde 1916 en el Constituyente hizo profesión de simpatía hacia la personalidad del C. general Obregón; está escrito en

mis discursos, no en una ocasión, sino en varias, cuando el general Obregón no era ni siquiera candidato a la Presidencia de la República -; hago esta aclaración, por lo que pueda venir más tarde y también que yo no soy un obregonista. Nunca, ciudadanos representantes, me he atado al carro de un triunfador a última hora; nunca he consentido en que se me crea el incondicional o el admirador rendido de un hombre al grado de que me sienta honrado con llevar la designación de su nombre. En mi juventud, sí, impulsado por un sentimiento noble y cuando todavía no comprendía la bajeza de los personalismos, tuve a orgullo llamarme maderista, pero a través de los desengaños y del tiempo he comprendido que toda designación de esta naturaleza es ignominiosa. Quiero, por lo tanto, que mis compañeros sepan que no soy ni he sido nunca un individuo que ha aceptado denominaciones de esta naturaleza. Soy un simpatizador del C. general Alvaro Obregón como candidato a la Presidencia de la República, porque considero que el C. Obregón es un hombre honrado; porque considero que es el enemigo más formidable de la reacción, y porque considero que en él están depositados los principios revolucionarios, y nada más. Si Alvaro Obregón no tuviese estas virtudes que le reconozco, no sería en manera alguna partidario de la candidatura de él; pero suplico a los ciudadanos representantes que en manera alguna confundan los conceptos. No soy ni seré nunca un incondicional de Alvaro Obregón; soy un simpatizador del hombre que considero conveniente para ocupar la Primera Magistratura de la República, y nada más. El C. Lorandi dice que no ha reconocido el Plan de Agua Prieta, pero cobra dietas; y el ciudadano presidente de la República, Venustiano Carranza, cuando quiso dar de una manera efectiva un golpe de Estado a esta Representación Nacional, lo primero que hizo fue ordenar que se suprimieran las dietas a los diputados independientes o, como se les llamaba, obregonistas. Es natural que el C. Lorandi, de la misma escuela de Carranza, debiera empezar para que se le desconociera su categoría de diputado, por renunciar también el goce de dietas.

El C. Lorandi: ¡No!

El C. Espinosa: ¡Claro que sí! Después de la credencial, que es donde esta sintetizada la voluntad de los electores, es el cobro de las dietas lo que da el carácter del representante, puesto que, conforme a la Constitución, estos gastos son irrenunciables; sobre todo, dentro del concepto del decoro y la dignidad personal, es el dinero lo que debe distinguir, lo que debe fijar la honradez y la gallardía de los representantes. Así pues, si el C. Lorandi no se considera parte integrante de este Poder, que sí ha reconocido en su mayoría, más bien dicho, en su totalidad el Plan de Agua Prieta, si el C. Lorandi no está conforme con la actuación de este Parlamento, si el C. Lorandi no considera legal la instalación de los trabajos de la Cámara de Diputados, es natural que él, como una protesta justa o, más bien dicho, como una protesta razonada, como una protesta que aceptaría la admiración de todos nosotros, debió haber empezado por retirarse de esta Asamblea y por decir que en la tesorería no se le pagaran sus dietas, más bien dicho, por no cobrarlas. Entonces Lorandi sí merecería la admiración y el respeto de todos nosotros, pero ya hemos visto que él, haciendo uso de una confusión ingenua, dice: "Yo he venido a esta Cámara porque no reconozco el Plan de Agua Prieta y también porque creía tonto darle entrada a mi suplente para que él viniera a cobrar las dietas." Yo disculpo la inmoralidad de Lorandi por la franqueza que encierra, que es digna de admirarse, pero fijémonos cuál es el criterio fundamental del C. Lorandi: es inmoral, no cabe duda. Para terminar, ciudadanos representantes, quiero dirigirme a todos vosotros y manifestaros que así como antes en los momentos para vosotros de relativo peligro, cuando os ibais embarcados en la aventura yo os dije que quedaba aquí un amigo vuestro, y no solamente os abrí los brazos, sino que también os demostré que os quería fraternalmente, ahora que indebidamente se nos llama los triunfadores y a vosotros los vencidos, quiero hacer presente que si en aquella ocasión tuve a honor y a satisfacción ofrecerme como vuestro amigo, ahora con doble motivo quiero ser vuestro compañero y también vuestro amigo, pero esto dentro del concepto personal, dentro del concepto político, para aquellos que quieran seguir una actitud torcida, para aquellos que quieran seguir siendo los de ayer me encontrarán siempre en esta tribuna.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Por acuerdo del ciudadano presidente de la República, y con fundamento en el artículo 71, fracción I, de la Constitución General, e inciso V, artículo 11 de la Ley de las Secretarías de Estado, tengo a honra presentar a esa H. Cámara la siguiente Iniciativa de Ley, proponiendo las modificaciones convenientes a la Ley Electoral de Poderes Federales de 1o. de julio de 1918, para las elecciones próximas de Poderes Legislativo y Ejecutivo de la Unión; en el concepto de que, así la prematura del caso, como la notoriedad indiscutible de los acontecimientos políticos que acaban apenas de consumares, me servirán seguramente de legítima excusa para no entrar en extensos razonamientos tendentes a apoyar la necesidad de las modificaciones que por mi conducto consulta el Primer Magistrado de la República.

"El artículo 1o. de la citada Ley Electoral dispone que las elecciones ordinarias correspondientes a los Poderes Legislativo y Ejecutivo de la Unión, se celebrarán en los años terminados en cero o cifra par, el primer domingo de julio y, en el presente año, ambas elecciones deberán verificarse el día 4 del próximo mes, o lo que es lo mismo, dentro del angustioso término de doce días, a contar desde hoy.

Ahora bien; los trabajos preparatorios de las elecciones federales comienzan, realmente, desde el mes de octubre de todos los años de cifra impar, con la publicación que en ese mes deben hacer los gobernadores de los Estados, Territorios y Distrito Federal, de la división territorial de cada Entidad federativa, y después vienen: la formación de las tres clases de consejos que previene la ley, o sea

de listas electorales, de distritos electorales y municipales; la división que cada Ayuntamiento debe hacer de las diferentes municipalidades en secciones numeradas progresivamente, trabajo que debe hacerse en el mes de noviembre siguiente; la formación de listas electorales permanentes y su oportuna publicación, a efecto de que se depuren esas listas mediante reclamaciones de particulares; la formación de las ocho listas electorales de que habla el artículo 21 de la citada Ley Electoral; la formación de la lista de electores cuyo derecho de elegir sea reconocido, y su correspondiente publicación en el mes de abril del año en que deban hacerse elecciones; la publicación de avisos en que se haga saber al público la apertura de registros de candidatos para diputados, senadores y presidente de la República, los cuales registros deben conservarse abiertos durante quince días; la publicación de la lista de casillas electorales y lugares donde deban instalarse, que deberá hacer el Ayuntamiento de cada Municipalidad; y, finalmente, el reparto oportuno de las boletas que sirvan para la votación. Estos últimos trabajos se desarrollan aproximadamente en un período de tres meses.

"Algunas de estas operaciones previas al acto de la votación se han realizado ya, con más o menos eficacia y oportunidad, en el Distrito Federal y en la mayor parte de los Estados y Territorios; pero seguramente que no ha sucedido así - a lo menos desde el día 23 de abril - en los de Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Zacatecas, Michoacán, Tabasco y Guerrero, pues a consecuencia de la proclamación del Plan de Agua Prieta en el primero de estos Estados, y de la adhesión a este Plan de los restantes ya mencionados, natural es tener por cierto que se interrumpieron las labores preparatorias de que se ha hecho mérito.

"En esta virtud, hay necesidad imprescindible de prorrogar el término señalado en la ley para las elecciones de diputados y senadores al XXIX Congreso de la Unión, sólo por el tiempo absolutamente necesario, a efecto de que dentro de esta prórroga se completen y perfeccionen los trabajos preliminares que requiere la repetida ley; que haya tiempo de que se haga la declaratoria respectiva, y pueda dicho Congreso quedar instalado el día 1o. de septiembre próximo, como lo dispone el artículo 65 de la Constitución General; bien entendido que este aplazamiento y la consiguiente modificación de otras disposiciones, que están íntimamente relacionadas con ella, sólo podrá hacerse mediante la aprobación del proyecto de ley que se consulta.

"En cuanto a la elección de presidente de la República - que por prescripción del artículo 77 de la consabida Ley Electoral debiera hacerse el mismo día que la de diputados y senadores -, no sólo militan, en tesis general, los mismos anteriores razonamientos, sino que hay además otra consideración particular, relacionada estrechamente con la primera parte del artículo 83 constitucional, y que justifica sea más la prórroga para esta elección.

"Efectivamente, disponiendo la primera parte de este artículo que el presidente de la República entre a ejercer su encargo hasta el 1o. de diciembre, nada más oportuno y de alta conveniencia pública, al mismo tiempo, que aprovechar este margen y consultar, para la elección presidencial, una prórroga mayor, y así los hace el Ejecutivo por mi conducto, a fin de que, tanto los partidos militantes ya organizados, como los candidatos independientes, y el pueblo todo, puedan con mayor amplitud preparar sus labores electorales, propagar sus candidaturas y aprestarse más fácilmente a la próxima contienda cívica, en que reinará un ambiente de completa libertad toda vez que el actual presidente de la República tiene el más firme propósito de no permitir, por ningún motivo, que en manera alguna se defraude la voluntad popular.

"Estos propósitos, que seguramente responden a los justísimos anhelos del pueblo mexicano, y las consideraciones generales y especiales antes expuestas, justifican plenamente, a juicio del ciudadano presidente de la República, las prórrogas ya indicadas, así como la consiguiente modificación de las disposiciones congruentes con ellas; y en esta virtud, tiene a honra presentar a la consideración de la H. Cámara de Diputados el siguiente proyecto de ley:

"Artículo 1o. En las próximas elecciones ordinarias para diputados y senadores y para presidente de la República, se observarán las disposiciones contenidas en la Ley Electoral de Poderes Federales promulgada el 1o. de julio de 1918, con las modificaciones que establece la presente.

"Artículo 2o. Las elecciones ordinarias para diputados y senadores al Congreso de la unión se celebrarán el primer domingo del próximo mes de agosto.

"Artículo 3o. Las elecciones ordinarias para presidente de la República se harán el primer domingo del próximo mes de septiembre.

"Artículo 4o. Las ocho listas de electores y su remisión al Consejo del distrito electoral, a que se refieren respectivamente los artículos 21 y 22 de la Ley Electoral vigente, se formarán y remitirán, para las elecciones de diputados y senadores, en el improrrogable término de cinco días, contados desde la fecha de esta ley; y para la elección de presidente de la República, en los primeros seis días del próximo mes de agosto.

"Artículo 5o. en los lugares en que no se hubieren instalado los consejos de listas electorales, de distritos electorales y municipales que establece el artículo 4o. de la citada ley, bastará que se formen y funcionen los municipales en todo caso, y los de Distrito para aquellos casos en que una Municipalidad comprenda más de un distrito electoral.

"Servirán como base de las listas electorales, en los casos a que se refiere este artículo, los padrones de las últimas elecciones federales, los que serán completados y enmendados por los consejos municipales y de Distrito, a cuyo efecto designarán tantos auxiliares electorales cuantos se necesiten para completar dichos padrones. Estos consejos asumirán, además, todas las atribuciones de los no instalados, en cuanto fueren compatibles con su carácter.

"Artículo 6o. El segundo domingo de julio, el Ayuntamiento en cada Municipalidad, mandará publicar la lista electoral de su jurisdicción para la elección de diputados y senadores.

"Para la elección de presidente de la República, esta publicación se hará el segundo domingo de

agosto, debiéndose antes de corregir las listas electorales por el Consejo respectivo.

"Los presidentes municipales de la capital del Estado, Distrito Federal o Territorios, publicarán además avisos, los mismos días de quedar abiertos los registros de candidatos para diputados, senadores y presidente de la República, y los presidentes de cabeceras de distritos electorales harán igual publicación de haberse abierto el registro para candidatos a diputados.

"El registro estará abierto desde el día de la publicación de los avisos respectivos, quedará cerrado diez días antes de aquel en que deba verificarse la elección correspondiente, y se llenarán además todas las formalidades que establece el artículo 27 de la Ley Electoral vigente.

"Artículo 7o. Para la elección de diputados y senadores, antes del tercer domingo de julio, los presidentes municipales cumplirán con lo dispuesto en el artículo 28 de la citada ley, haciendo entrega a los consejos municipales o de Distrito, de las credenciales que deberán recibir los electores para acreditar su derecho a votar. Los consejos ordenarán el reparto de esas credenciales con la oportunidad debida, a fin de que quede concluido antes del cuarto domingo de julio.

"Para las elecciones de presidente de la República, las credenciales a electores serán entregadas a los consejos antes del cuarto domingo de agosto, y el reparto quedará concluido antes del último domingo del mismo mes.

"Artículo 8o. El cuarto domingo de julio el Ayuntamiento de cada municipalidad publicará de nuevo la lista de las casillas electorales de su jurisdicción y de los lugares donde deben instalarse, agregando el nombre de un instalador propietario y de un suplente para cada una de ellas, los que serán nombrados por el propio Ayuntamiento.

"Para la elección de presidente de la República se cumplirá con esta disposición el último domingo de agosto.

"Artículo 9o. Los partidos políticos y candidatos registrados, deberán hacer sus boletas, y los candidatos o sus representantes entregarán dichas boletas a los presidentes municipales, a más tardar el cuarto domingo de julio para la elección de diputados y senadores, y el último domingo de agosto para la de presidente de la República.

"Artículo 10. El registro de credenciales en favor de los representantes de partidos políticos y de candidatos independientes, de que habla el artículo 33 de la Ley Electoral, se hará antes del último domingo de julio próximo, si se trata de las elecciones de diputados y senadores; y antes del último domingo de agosto, si se trata de las de presidente de la República.

"Artículo 11. A más tardar el día treinta de julio, para las elecciones de diputados y senadores, y del día tres de septiembre para las de presidente de la República, estarán en poder de los electores las credenciales a que tuvieren derecho y de que habla el artículo 35 de la Ley Electoral.

"Artículo 12. Para la elección de diputados y senadores, el primer domingo de agosto, a las nueve de la mañana, se procederá a la instalación de las casillas electorales, precisamente en los lugares designados en la lista a que se refieren los artículos 27 y 47 de la Ley Electoral vigente.

"Artículo 13. Para la elección de presidente de la República, el primer domingo de septiembre, a las nueve de la mañana, se procederá a la instalación de las casillas electorales, en los mismos términos a que se refiere al artículo anterior.

"Artículo 14. En el caso previsto por el artículo 55 de la Ley Electoral vigente, la credencial de elector formará parte del expediente electoral de que habla el artículo 63 de la propia ley, y a este efecto, tan luego como uno de los secretarios haya anotado nombre del elector en la lista respectiva con la palabra "votó", le entregará para su resguardo la constancia de haber votado, subscripta por el presidente y uno de los secretarios, recogiéndole la credencial.

"Artículo 15. El "Congreso local o la Cámara de Diputados, si se trata de la elección de senadores por el Distrito Federal, recibirán los expedientes que les remitan las juntas computadoras de los distritos, y harán la computación total de votos ajustándose a las prescripciones aplicables al caso contenidas en el capítulo VII de la Ley Electoral de 1o. de julio de 1918, expresando el número de votos obtenidos por cada candidato y en cuál de ellos recayó la elección por haber obtenido el mayor número de votos.

"Si el Congreso local no estuviere en sesiones, la Comisión Permanente del mismo hará la computación de votos y la declaración del candidato en cuyo favor recayó la elección, por haber obtenido la mayoría de sufragios.

"Artículo 16. En los Estados en que no esté establecido el orden constitucional y en aquellos en que haya desaparecido el Poder Legislativo, la computación de los votos para la elección de senadores se hará por la Comisión Escrutadora del Senado, a cuyo efecto las juntas computadoras de cada distrito electoral enviarán directamente a la Secretaría del Senado y por paquete postal certificado, los expedientes electorales respectivos.

"Hecho el cómputo, la primera Comisión Escrutadora del Senado hará la declaración de haber sido electa la persona que hubiere obtenido la mayoría de los votos emitidos, expidiéndole la correspondiente credencial.

"Sobre la legitimidad de esta credencial dictaminará la segunda Comisión Escrutadora del Senado, y la Cámara calificará estas elecciones, como las de todos sus demás miembros, de manera definitiva e inatacable.

"Artículo 17. Los partidos políticos, los candidatos independientes y sus representantes, podrán retirar las boletas ya contraselladas de las manos del presidente municipal, después del cuarto domingo de julio - si se trata de elecciones para diputados y senadores -, a fin de entregarlas personalmente a la mesa el día de las elecciones.

"Este mismo derecho podrá ejercitarse después del último domingo de agosto, en el caso de elecciones para presidente de la República.

"Artículo 18. No es obligatorio para los partidos políticos y candidatos independientes que hagan las publicaciones que respectivamente les ordenan la fracción VI del artículo 106 y 107 de la Ley Electoral de 1o. de julio de 1918.

TRANSITORIOS

"Artículo 1o. Esta ley entrará en vigor desde la fecha de su publicación en el "Diario Oficial" de la Federación.

"Artículo 2o. Los diputados electos y los senadores pares de la Legislatura anterior, así como los senadores de nueva elección, se reunirán, sin necesidad de citación, en sus respectivas Cámaras, a las tres de la tarde del día 20 de agosto del presente año.

"Artículo 3o. Se autoriza al Ejecutivo de la Unión para aclarar las dudas y resolver las dificultades que surjan con motivo de la aplicación de esta ley.

"Sufragio Efectivo. No reelección. - México, 21 de junio de 1920. - El subsecretario de Gobernación, encargado del despacho, Gilberto Valenzuela.

"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente."

La Presidencia estima que es conveniente dejar terminado cuanto antes el estudio de esta ley, y se permite preguntar a la honorable Asamblea, por conducto de la Secretaría, si se declara de urgente resolución. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se declara de urgente y obvia resolución. Trámite: Recibo, imprímase, y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"H. Asamblea:

"Con todo respeto me permito proponer a ustedes que, en virtud de haber muerto hoy nuestro compañero Andrés Amezola, se enlute por tres días la tribuna de esta Cámara.

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados, junio 22 de 1920. - F. Cesar Morales."

En votación económica se pregunta a la honorable Asamblea si se prueba esta proposición. Los que están por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobada.

- El C. secretario Ruíz Martínez, leyendo:

"Señor:

"Entre los temas anotados en la convocatoria expedida por el ciudadano presidente de la República, para ser tratados por el H. Congreso de la Unión durante este período extraordinario de sesiones, figura el relativo a reformas a la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común, indicando que se harán dichas reformas tomando en cuenta las iniciativas que se encuentran en la cartera del Congreso General. Como quiera que se trata de reformas de verdadera trascendencia y que, además, existen siete iniciativas diversas, conviene dictamine una sola Comisión, a efecto de que haya necesaria unidad de criterio y sea despachado todo en un solo dictamen y con la actividad que reclama la brevedad de este período extraordinario.

"Tomando en consideración que el Reglamento Interior del Congreso autoriza el nombramiento de comisiones especiales, y teniendo presentes las razones expresadas antes, me permito proponer a la deliberación de vuestra soberanía solicitando dispensa de trámites, el siguiente acuerdo económico:

"Único. Nómbrese una comisión especial que estudie las iniciativas que están en cartera, relativas a reformas a la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común, a fin de que presente dictamen sobre todas ellas en el perentorio plazo de cinco días."

"Constitución y Reformas. - Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D.F., a los 22 días del mes de junio de 1920. - A. Valadez Ramírez."

Se pregunta a la honorable Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos representantes que deseen hacer uso de la palabra pueden pasar a inscribirse. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba la proposición. Los ciudadanos representantes que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

El C. Espinosa: Pido la palabra para sugerir a la Presidencia se nombre una Comisión que acompañe los restos del compañero Amezola hasta su última morada, ya que esto es protocolario.

El C. secretario Ruíz Martínez: El trámite recaído a la proposición para que se nombre una Comisión especial que estudie las iniciativas en cartera relativas a la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común, es el de que se pida a la Gran Comisión que cuanto antes nombre a los miembros que deban formar la Comisión respectiva.

El C. Espinosa: Pido la palabra en contra del trámite.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa: En atención a que tenemos el tiempo muy limitado para tratar los asuntos contenidos en la Convocatoria a sesiones extraordinarias, me parece inconveniente el procedimiento señalado de que pase esta iniciativa a la Gran Comisión para que proceda a nombrar la Comisión respectiva. Me parece que sería más práctico que la Cámara hiciera la elección tomando de todos los miembros de las comisiones respectivas; sería un procedimiento más rápido y nos llevaría al mismo resultado, porque claro está que los miembros que proponga la Gran Comisión tiene que ser forzosamente aquellos que integran las comisiones de Gobernación y Puntos Constitucionales que son los más capacitados; y nosotros podríamos hacer una elección rapidísima cuando se nos convocara por la Presidencia a ello. Es la objeción que quería hacer; ahora mismo podría quedar integrada esta Comisión.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar al C. Espinosa, que dio este trámite tan sólo por sujetarse al Reglamento, pero si la Asamblea está conforme en que se modifique el trámite, la Presidencia no tiene inconveniente en modificarlo.

El C. Morales Francisco César: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Morales Francisco César.

El C. Morales Francisco César: Esta Asamblea no está capacitada para destruir el Reglamento de la Cámara; este Reglamento lo forman las dos Cámaras y, en consecuencia, cualquiera determinación que se tome aquí carecerá de legalidad. Este asunto tiene forzosamente que pasar a la Gran Comisión y ésta designará la comisión para que delibere a continuación la Asamblea.

El C. presidente: La Presidencia se permite contestar al C. Francisco César Morales, que hay un artículo en el Reglamento que dice que las resoluciones del presidente están sujetas siempre a la Asamblea. Que al Reglamento deben sujetarse tanto la Cámara de Senadores como la Cámara de Diputados, no quiere decir que para tomar nuestros acuerdos cuando se viole el Reglamento - como lo hemos violado tantas veces -, tengamos que ocurrir al Senado para sancionar estas modificaciones, más cuando se trata de un asunto de la importancia del que señala el compañero Espinosa.

El C. Trigo: ¡Reclamo el trámite!

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Trigo.

El C. Trigo: Muy respetuosamente me permito significar a su señoría, lo mismo que a la Asamblea, que no es esta Asamblea la capacitada para discutir si debe aplicarse una ley o no; desde el momento en que es ley, debe cumplirse; el Reglamento es una ley y hay que cumplirlo. Yo estimo que el C. Espinosa tiene la buena intención de facilitar esto, pero si empezamos a violar el Reglamento hoy y mañana lo mismo que otras veces, ¿adónde vamos a parar? Yo por eso respetuosamente reclamo el trámite y pido que se aplique el Reglamento, no que se discuta el Reglamento.

El C. Espinosa: Pido la palabra en contra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa: Precisamente dentro del terreno legal considero que sí puede el presidente de esta Asamblea o la Cámara misma nombrar esta Comisión. Hay un artículo reglamentario que trata de las comisiones especiales - y remarco a los ciudadanos representantes que ahora se trata de una comisión especial, no se trata de ninguna de las comisiones designadas por el Reglamento, por que esas están nombradas, están en funciones -, es, pues, el nombramiento de una comisión nueva y fuera del Reglamento, de lo que vamos nosotros a conocer; se trata de nombrar una comisión especial, así se ha dicho, así lo dice la proposición y el reglamento concede facultades al presidente de la Cámara para hacer esa designación; es un artículo reglamentario el que lo autoriza y de ahí que estemos dentro del Reglamento, que es una ley; no hacemos más que cumplir ese artículo del Reglamento al aceptar que sea esta Cámara la que haga esa designación o el mismo presidente. Además, ¿quién nos va a reclamar la ilegalidad del procedimiento? ¿A quién perjudica? En cambio, ganaremos mucho tiempo.

El C. Morales César: Pido la lectura del artículo 74 del Reglamento.

El C. presidente: Que se lea también el artículo 71.

- El C. secretario Ruiz Martínez, leyendo:

"Artículo 74. Compete a la Gran Comisión proponer a su Cámara el personal de las comisiones permanentes y especiales."

"Artículo 71. Asimismo cada una de las Cámaras nombrará las comisiones especiales que crea conveniente, cuando lo exijan la urgencia y calidad de los negocios."

El C. presidente: Con apoyo en el artículo 71, había propuesto que la Cámara resolviera este asunto.

El C. Pastrana Jaimes: Suplico que se lea el artículo 23, fracción X.

- El C. secretario Ruiz Martínez, leyendo:

"Artículo 23. Son obligaciones del presidente:..

"X. Nombrar las comisiones cuyo objeto sea de mera ceremonia;..."

El C. Trigo: Insisto en rogar a su señoría que ponga a discusión el trámite y me conceda la palabra en pro.

El C. secretario Ruíz Martínez: A discusión el trámite de la Presidencia, que dice así: "Pídase a la Gran Comisión que a la mayor brevedad proponga la Comisión especial respectiva."

El C. Trigo: Pido la palabra en pro del trámite.

El C. Espinosa: Pido la palabra en contra.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Espinosa.

El C. Espinosa: El C. Pastrana Jaimes al mandar dar lectura al artículo 23, fracción X, de seguro equivocó el punto o, más bien dicho, no interpretó bien el espíritu del trámite. Aquí no se trata de comisiones para desempeñar ceremonias, sino se trata del nombramiento de una Comisión técnica, y esta clase de comisiones sólo puede nombrarlas la Cámara de Diputados por dos procedimientos: primero, a propuesta de la Gran Comisión; y segundo, a propuesta de cada ciudadano representante de algún bloque. En el primer caso, la Cámara nombra a las comisiones de acuerdo con el artículo 74; pero esta designación se refiere a comisiones de funcionamiento permanente. En cambio, el artículo 71 autoriza a la Cámara para que por sí misma nombre aquellas comisiones de igual carácter que la anterior, es decir, de caracter técnico, para que conozcan y resuelvan aquellos asuntos urgentes y de obvia resolución. Estamos en este caso: ya la Cámara acordó o consistió en que el asunto de reformas a la Ley Electoral es de urgencia; por lo tanto, no hacemos más que ser consecuentes con el espíritu y con la letra del artículo 71 al sostener que sea la Cámara quien en obvio de dificultades proceda desde luego o en la sesión de mañana al nombramiento de esta Comisión. Pero hay más, muchos de los miembros que componen la Gran comisión están ausentes, quizá habría imposibilidad material hasta para que se reunieran y tengamos en cuenta que nosotros necesitamos el tiempo de una manera urgente, el tiempo para nosotros es precioso, no debemos perder una sola tarde. Yo no veo razón, ni legal ni política, ni de ninguna otra naturaleza, para que no se haga la elección por la Cámara; de ahí que en obvio de dificultades yo suplique a todos los ciudadanos compañeros que desechen el trámite dado por la Mesa y acepten el que yo propongo, es decir, que sea esta Cámara la que directamente haga el nombramiento y no por medio de la Gran Comisión.

- EL C. presidente: Tiene la palabra en pro del trámite el C. Trigo.

El C. Trigo: Ciudadanos representantes: No es efectivamente porque yo crea que esto tiene interés político ni de ningún otro carácter, sino por el deseo de que paren ya hasta aquí las violaciones diarias al Reglamento y a la Constitución, por lo que yo insistí en que debe sostenerse este trámite, hace un momento. Y estimando (precisamente porque soy de los diputados vencidos que va a volver a lanzar su candidatura y que va a venir de nuevo aquí con su credencial), estimando que es necesario que se despachara cuanto antes la Ley Electoral, le sugerí al señor presidente la idea de que se omitieran las dos lecturas reglamentarias y que se imprimiera esta ley desde luego. Con esto demuestro mi buena voluntad de que este asunto se despache cuanto antes; pero yo creo que aquí lo que sucede es que hay un error en el C. Espinosa. ¿Por qué es ésta una Comisión especial, cuando este asunto debe ser conocido por las comisiones de Gobernación y de Puntos Constitucionales ya existentes? Recuerdo que hay un precedente ya en la pasada Legislatura: cuando se trató del asunto de la Ley Electoral, fueron estas comisiones las que conocieron de ello. ¿Por qué, pues, ese empeño ahora en nombrar una nueva Comisión, ya apelando a la Gran Comisión o ya bien nombrándola esta Asamblea? ¿No es más retardatario ese procedimiento que el de darle el asunto a la Comisión ya existente? Hay esta razón que para una demasiada sutileza política podría tenerse en cuenta:...

El C. Lara César A.: ¡Moción de orden! Ya no estamos tratando la cuestión de la Ley Electoral. Es una proposición acerca de las reformas a la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común. El compañero Trigo está hablando de la Ley Electoral.

El C. Trigo: Efectivamente, sufrí un error; es la Comisión ya existente la capacitada para conocer de esto. No hay por qué pasar al nombramiento de una Comisión especial, que es el punto que sostengo. Si la Comisión existe, pásese la iniciativa de ella. Sólo puede haber la sutileza de que en esa Comisión haya miembros del bloque exgobiernista; pero esto no debe ser un obstáculo, puesto que el dictamen vendrá a discusión aquí.

El C. Guerra Eduardo: Me permito decir al C. Trigo que ya también esta Cámara aprobó el nombramiento de la Comisión especial.

El C. Trigo: La Cámara sencillamente ha violado un precepto reglamentario y el Reglamento es una ley sancionada y promulgada; por lo tanto, la Cámara, por muy Cámara que sea, mientras no se reforme esa ley, está obligada a respetarla y todo acto que viole la ley es nulo de pleno derecho.

El C. González Galindo: Es visible la falta de quórum y en consecuencia pido que se pase lista.

El C. secretario Ruíz Martínez: (Pasó lista)

El C. secretario Valadez Ramírez, durante la lista: La presidencia ha tenido a bien nombrar en comisión para acompañar los restos del C. diputado Andrés Amezola, a los siguientes ciudadanos diputados: Martín Barragán, José M. Soto, Luis Espinosa, José Guadalupe de Anda, Isauro Castillo Garrido y prosecretario José Ignacio Mena.

El C. secretario Ruíz Martínez: (Terminó de pasar lista.)

Hay noventa y cinco ciudadanos diputados presentes; por consecuencia, no hay quórum. Orden del día para mañana, veintitrés de junio de 1920, a las cuatro de la tarde: "Discusión del Proyecto de Reformas a la Ley Electoral de Poderes Federales, enviado por el Ejecutivo de la Unión."

El C. presidente, a las 8.05 p.m.: Se levanta la sesión.