Legislatura XXVIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19191016 - Número de Diario 34

(L28A2P1oN034F19191016.xml)Núm. Diario:34

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 16 DE OCTUBRE DE 1919

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO II. - PERIODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO III. - NUMERO 34

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 16

DE OCTUBRE DE 1919

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta anterior.

2. - Se da cuenta con los asuntos en cartera.

3. - Dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, sobre el presupuesto de egresos de la Cámara de Senadores, para el año de 1920; se le dispensan las lecturas; imprímase y a discusión el primer día hábil. Primera lectura del dictamen de las comisiones unidas 1a. de Gobernación y 2a. de Guerra, en que se autoriza al gobernador del Estado de Jalisco, para que con cargo a las partidas del presupuesto de egresos del mismo Estado, organice y sostenga un cuerpo de gendarmería rural con efectivo hasta mil plazas.

4. - Varios ciudadanos diputados hacen uso de la palabra para hechos. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. LEAL MARIANO

(Asistencia de 155 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 4.40 p. m.: Se abre la sesión.

- El C. prosecretario Mena, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día quince de octubre de mil novecientos diez y nueve.

"Presidencia del C. Mariano Leal.

"En la ciudad de México, a las cuatro y treinta y cinco de la tarde del miércoles quince de octubre de mil novecientos diez y nueve, con asistencia de ciento treinta y cinco ciudadanos diputados, se abrió la sesión.

"Sin debate se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior.

"Usaron de la palabra los CC. García Ruiz y Trigo, para hechos, y el C. Espinosa Luis y la Secretaría para aclaraciones.

"El C. Trejo, a nombre de la Comisión de Presupuestos, solicitó permiso para retirar el artículo 1o. del proyecto de ley por el que se retiran al Ejecutivo de la Unión las facultades extraordinarias de que actualmente disfruta en Hacienda y Aranceles; interrumpieron al C. Trejo, los CC. Lorandi y Saldaña José P., para hacer aclaraciones.

"El C. Siurob se opuso a que se retirara el artículo 1o. y pidió éste fuera votado desde luego, aplicándose el artículo 63 constitucional en caso de que se descompletara el quórum. La Presidencia hizo aclaraciones y el C. Casas Alatriste, apoyado por el C. Morales Hesse, solicitó la lectura de un documento.

"Por disposición de la Presidencia, se consultó a la Cámara si se concedía la palabra a varios ciudadanos diputados que la habían solicitado, y aquélla resolvió negativamente en votación económica.

"La Secretaría anunció que se iba a recoger la votación que en la sesión anterior quedó pendiente por falta de quórum, acerca de una proposición para que se constituya la Cámara en sesión permanente hasta que se vote el asunto de la supresión de las facultades extraordinarias al Ejecutivo en Hacienda y Aranceles. El C. Siurob pidió que se declarara que, en caso de que se descompletara el quórum, se cumpliría con la parte final del artículo 63 de la Constitución, y la Presidencia manifestó que se aplicaría la ley a este respecto.

"Recogida la votación, se observó que no había quórum, pues votaron por la afirmativa noventa y siete ciudadanos diputados y por la negativa veintitrés.

"A las cinco y treinta de la tarde se levantó la sesión."

Está a discusión el acta. Los ciudadanos diputados que deseen impugnarla, sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Hay mayoría de pie. Aprobada.

El C. secretario Aguilar: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera:

"La Suprema Corte de Justicia de la Nación manifiesta, por medio de su oficio número 1,550, A, fechado el día 10 de los corrientes, que ha quedado enterada de la elección hecha por el Congreso General, de juez 2o. suplente de Instrucción." - A su expediente.

"El ciudadano gobernador del Distrito Federal manifiesta, por medio de su oficio número 1,997, fechado el día 13 del presente, que ha quedado enterado de la elección hecha por el Congreso de la Unión, de juez 2o. suplente de Instrucción, de esta capital." - A su expediente.

"El C. licenciado Fernando de la Fuente comunica, por medio de su oficio número 1.004, fechado el día 14 de los corrientes, que en la propia fecha tomó posesión del cargo de juez interino 2o. de Instrucción, de esta capital." - A su expediente.

"La Legislatura del Estado del Nayarit envía una iniciativa de ley por la que se reforma el artículo 96 de la Constitución federal, en el sentido de que las legislaturas de los Estados envíen al Congreso una terna de candidatos para hacer la elección de magistrados a la Suprema Corte de Justicia de la Nación." - Recibo, a las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Justicia, e imprímase.

(La iniciativa mencionada dice así:)

"Congreso del Estado Libre y Soberano del Nayarit. - Poder Legislativo. - Estados Unidos Mexicanos. - Sección 1a. - Número 1,107.

"A la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F.

"La honorable Legislatura del Estado de Nayarit, en uso del derecho que le concede la fracción III del artículo 71 de la Constitución general de la República, tiene a bien proponer a esa alta Cámara de la Unión, la iniciativa de ley que más adelante se expresa, y que se funda en las siguientes consideraciones:

"El artículo 96 de la Constitución general, vigente en los Estados Unidos Mexicanos, previene que los candidatos para miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sean propuestos previamente, uno por cada Legislatura de los Estados, en los términos que fijen las leyes locales respectivas, haciéndose la designación por el Congreso de la Unión, en funciones de Colegio Electoral; y en caso de no lograrse la mayoría absoluta en la primera votación, se repetirá ésta entre los dos candidatos que hubieren obtenido más votos.

"Cuando se trató de la renovación de magistrados para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las legislaturas de los Estados, acatando el precepto constitucional invocado, enviaron sus respectivos candidatos. Entonces se palpó de una manera práctica la inconveniencia del procedimiento seguido, toda vez que algunas legislaturas coincidieron en la elección de sus respectivos candidatos, dando esto por resultado que el Congreso de la Unión, apenas si contó con un reducido número de tales candidatos para hacer de entre ellos la elección correspondiente.

"Es indudable, por otra parte, que los constituyentes de Querétaro, al haber consignado en la Carta Suprema de la República, el dispositivo constitucional a que no venimos refiriendo, previeron, naturalmente, la imposibilidad del voto popular directo, para la elección de magistrados a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desde el momento que tal forma de sufragio exige el conocimiento de los hombres de letras, que dificilmente se hallará en la mayoría de los ciudadanos. Seguramente que por esto se optó por que aquella elección fuera lo más representativa posible de la voluntad de los Estados, expresándose en la ley suprema de la nación que cada una de las legislaturas presentara un candidato y que el Congreso de la Unión efectuara la designación correspondiente entre los candidatos propuestos, precisamente por las legislaturas, para evitar que se eligieran ministros que no tuvieran la sanción de los Estados.

"De estas consideraciones se desprende que es anticonstitucional la reunión de varias legislaturas para apoyar a un mismo candidato, y si éstas, cuando se trate de constituir el nuevo Tribunal de Justicia proceden como procedieron, se comprende fácilmente que a la postre se contará con un limitado número de candidatos, y el Congreso de la Unión se verá imposibilitado para hacer una selección amplia y verdadera, y más aun, puede verse obligado a sancionar únicamente la elección que hubieren hecho los Estados.

"Para solucionar estos inconvenientes, y para procurar que la nueva constitución del Supremo Tribunal de Justicia de la Nación, ahora que para lo sucesivo habrá de ser inamovible, se haga en medio donde el Congreso de la Unión disponga de un número suficiente de candidatos de donde pueda hacerse una amplia selección, esta Legislatura del Nayarit tiene la honra de someter a la aprobación de esa alta Cámara de Diputados la reforma del artículo 96 de la Constitución federal, en los términos siguientes:

"La Legislatura de cada Estado enviará una terna de candidatos para magistrados a la Suprema Corte de Justicia, distinguiéndolos con el correspondiente número de orden; si el propuesto en primer término estuviere indicado con anterioridad por otra Legislatura, se escogerá el segundo, y si éste se encontrare en el mismo caso de aquél, entonces la designación se hará en favor del tercero."

"Reiteramos a esa muy honorable Cámara nuestra muy atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - Tepic., Nay., octubre 7 de 1919. - D. S., E. Pérez. - José María León, D. S."

- El mismo C. secretario: La Comisión de Presupuestos y Cuenta presenta su dictamen sobre el presupuesto de egresos de la Cámara de Senadores para el año de 1920. En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan las lecturas, mandándose imprimir y quedando listo para discutirse el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

"Se dispensan las lecturas, se imprimirá y a discusión el primer día hábil

.

- El mismo C. secretario leyendo:

"Señor:

"A las comisiones unidas 1a. de Gobernación y 2a de Guerra, fué turnado para su estudio el escrito del gobernador del Estado de Jalisco, en el cual solicita autorización para organizar un cuerpo de gendarmería rural, con un efectivo hasta de 1,000 hombres, que se encargará de perseguir a los delincuentes y de poner a los que se aprehendan a disposición de las autoridades judiciales y ejercerá las demás atribuciones de la policía rural.

"El referido funcionario funda su solicitud en el hecho de que existen en Jalisco pequeñas, pero numerosas partidas de malhechores, sin bandera política alguna, las cuales, naturalmente, ocasionan graves perjuicios a la vida económica del Estado.

"Las citadas comisiones reunidas en mayoría, al considerar este asunto han tenido en cuenta:

"Primero. Que por los informes recibidos recientemente el gobierno de Jalisco, continúa el desarrollo del bandolerismo.

Segundo. Que 1,000 hombres apenas si son suficientes para que el cuerpo de gendarmería rural cumpla la misión de que se trata, ya que es tan considerable la extensión territorial de Jalisco.

"Tercero. Que la Cámara de la Unión viene concediendo esta clase de autorizaciones a las distintas entidades federativas, no habiendo en este caso motivo alguno para negar la mencionada petición.

"Por estas consideraciones, las comisiones unidas de Gobernación y Guerra, tienen el honor de someter el acuerdo de esta honorable Cámara el siguiente proyecto de ley:

"Único. Se autoriza al gobernador del Estado de Jalisco para que con cargo a las partidas del presupuesto de egresos del mismo, organice y sostenga un cuerpo de gendarmería rural, con un efectivo hasta de 1,000 plazas."

"Sala de Comisiones del Congreso de la Unión.

- México, 11 de octubre de 1919. - Alvarez del Castillo. - Marciano González. - Enrique Parra. - J. Siurob." - De primera lectura.

El C. presidente: Han pedido la palabra para hechos los CC. García de Alba, Martínez del Río y Luis Espinosa; pero la Presidencia cree que no es de concedérseles el uso de la palabra, sino hasta después de la votación, tanto más cuanto que existe el precedente sentado ayer en que la Asamblea resolvió lo mismo que la Presidencia opina. Sin embargo, como estos ciudadanos diputados han pedido el uso de la palabra y no hay prevención expresa en el reglamento sobre el particular, se va a preguntar a la Asamblea si concede que antes de la votación hagan uso de la palabra los ciudadanos antes mencionados.

El C. secretario Aguilar: En votación económica se consulta a la Asamblea si se concede el uso de la palabra a los ciudadanos diputados de que se ha venido hablando. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. (Voces: ¡ No ! ¡ Sí ! ¡ Que hablen !)

No hay mayoría de pie. (Voces: ¡ Sí hay !)

El C. Gómez Noriega: ¡ Reclamo la votación, señor presidente !

El C. secretario Aguilar: Habiéndose reclamado la votación, se nombra a los CC. Ruiz Porfirio y Zincúnegui Tercero para que cuenten a los ciudadanos diputados que están de pie; y a los CC. Cravioto Gallardo y Márquez Galindo para que cuenten a los que están sentados. (Se hace el recuento.) Los ciudadanos diputados a quienes se nombró en comisión para que hicieran el recuento, manifiestan que hay 65 ciudadanos diputados de pie y 63 sentados. (Voces: ¡ No ! ¡ Sí !)

El C. Mena: Pido la palabra para interpelar a los ciudadanos diputados que hicieron el recuento de votos.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Mena: Les suplico tengan la bondad de informarme si es que han tenido en consideración a las personas que están sentadas en la Presidencia.

El C. Cravioto Gallardo: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Cravioto Gallardo.

El C. Cravioto Gallardo: Me permito manifestar que para cumplir la comisión que se nos encomendó, hemos tenido en cuenta a los ciudadanos diputados que están en la Presidencia, pertenezcan o no a la Mesa.

El C. secretario Aguilar: De conformidad con lo que previene el artículo 147 del reglamento, y siendo la diferencia de dos votos solamente, se va a proceder a recoger votación nominal, con objeto de saber si se concede el uso de la palabra a los ciudadanos que la han solicitado para hechos.

El C. prosecretario Mena: Por la afirmativa.

El C. secretario Aguilar: Por la negativa.

(Se procedió a recoger la votación.)

El C. prosecretario Mena: Se ruega a los ciudadanos diputados se sirvan permanecer en sus curules, para poder recoger la votación en su debido orden.

(Siguió recogiéndose la votación.)

El C. prosecretario Mena: ¿ Falta algún ciudadano diputado por votar ?

El C. secretario Aguilar: ¿ Falta algún ciudadano diputado por votar ? Se procede a la votación de la Mesa.

(Se recoge aquélla.)

El C. prosecretario Mena: Votaron por la afirmativa 91 ciudadanos diputados.

El C. secretario Aguilar: Votaron por la negativa 70 ciudadanos diputados. En consecuencia, sí se concede el uso de la palabra a los ciudadanos que la solicitaron.

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos, el C. García de Alba.

El C. García de Alba: Señores diputados: El grave conflicto surgido entre la mayoría y la minoría de esta Cámara, me ha dictado la obligación de venir a esta tribuna a puntualizar hechos conexos con el debate, que creo que pueden suministrar luces a una y a otra parte. La piedra fundamental del debate, la piedra fundamental de la discolería entre las mayorías y las minorías de esta Cámara es, a no dudarlo, la ampliación que se le dio al artículo 1o., no conteste con la aprobación en lo general de la ley, es decir: que va más allá del proyecto de ley aprobado

en lo general, porque esto mismo suprime el uso de las facultades extraordinarias en el ramo de aranceles, en estos momentos necesarias por las altas y bajas del mercado, principalmente de la plata, que podría arrojar a la República a muy graves peligros. De paso voy a hacer la aclaración de la facultad que tiene el presidente, sin que necesite la aprobación de la Cámara, puesto que ésta, en acatamiento de un precepto reglamentario, de varios preceptos reglamentarios y de varios preceptos constitucionales que la facultan, tiene el derecho de imponer multas, que yo no las pido para las minorías, porque creo que llegaremos a salvar el conflicto. El artículo 73, en su fracción XXIII, autoriza a la Cámara a tomar las medidas necesarias para hacer concurrir a los diputados. Los artículos 63 y 64 de la Constitución indican que los diputados - El 63- que faltando diez días consecutivos, pierden su derecho de diputado; asimismo indican también la conveniencia de llamar desde luego a los suplentes, a efecto de que suplan durante los treinta días que tienen los propietarios para presentarse, las faltas de los ausentes. Los artículos 47 y 49 del reglamento dicen la forma como deben concurrir los diputados a las sesiones.

No consiste la concurrencia de los diputados a las sesiones en el hecho de venir a pasar lista; Vuestra Soberanía así lo ha entendido, puesto que recientemente se ha dado un caso rarísimo en todas las asambleas parlamentarias, de que no tenemos conocimiento hasta ahora: haber negado dos licencias de dos faltistas empedernidos de esta Cámara. Me refiero a los señores Aguirre Berlanga y Martín del Campo, ambos diputados por Jalisco, por desgracia. El hecho de que la Cámara negara el permiso a estos ciudadanos ausentes a las sesiones, fué un reproche tácito, expreso por la falta de concurrencia a esta Cámara; luego la Asamblea no ha estimado que concurrir a esta Cámara, pueda consistir en venir a pasar lista, porque esos artículos son terminantes. La manera de hacer las leyes en nuestro régimen, no es otra cosa que votarlas, aunque no haya discusión. En la época porfiriana no había discusiones y, sin embargo, había leyes en la época porfiriana. Luego no es preciso pasar lista; es necesario estar en la votación para hacer leyes, porque es nuestra obligación. La fórmula es la siguiente: no la Comisión, porque no hay Comisión, pues estamos discutiendo con dispensa de trámites, que sean los firmantes los que retiren el artículo 1o. de su ley y lo presenten en el sentido de que retiran las facultades en el ramo de presupuestos y Ley de Ingresos, no así por lo que respecta a aranceles, porque eso ocasionaría graves trastornos, graves perjuicios. Suplico a los mismos compañeros de las mayorías que lo acepten y creemos con esto llegar a un acuerdo.

El C. Saldaña: Haga la interpelación a los firmantes para ver si quieren retirar el proyecto.

El C. García Alba: Voy a interpelar a los ciudadanos firmantes para ver si no tienen inconveniente en retirar el artículo 1o. y presentarlo en la forma que indico.

El C. Fierro: Pido la palabra para contestar. El licenciado Trejo, ayer en la tribuna manifestó el deseo de retirar dicho artículo; no se llegó a votar por falta de quórum.

El C. García de Alba: Yo suplico a ustedes, y también a la Presidencia, que pregunten a la Asamblea si es de tomarse en consideración que retiren los firmantes ese artículo para presentarlo modificado en esa forma, creo que es la forma más honrada y más decorosa para zanjar las dificultades.

El C. secretario Saldaña: Por orden de la Presidencia se consulta a la Asamblea si permite que la Comisión retire el proyecto.

El C. García Vigil: ¡ Moción de orden ! ¡ Moción de orden !

El C. Rodríguez de la Fuente: ¡Moción de orden! Entiendo yo que la honorable Asamblea ha concedido la palabra a varios señores oradores con objeto de que rectifiquen algunos hechos. Creo, por lo mismo, inoportuno que la Presidencia consulte a la Asamblea si es o no conveniente facultar a la Comisión para que retire el artículo 1o., en consecuencia, yo creo que deben seguir desde luego en el uso de la palabra los oradores que están inscriptos para rectificación de hechos.

Presidencia del C. MEZA ENRIQUE

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Martínez del Río.

El C. Martínez del Río: Señores diputados: El hecho persistentemente repetido por la minoría parlamentaria de descompletar el quórum a cada momento que se pone a votación el dictamen relativo a las facultades extraordinarias del Ejecutivo en materia de Hacienda, se presta, ese hecho se ha prestado, señores diputados, a comentarios en los cuales algunos elementos de la mayoría han querido ver por su parte un apoyo decidido de la opinión pública, que dicen estos señores que forman parte de la mayoría, estar decididamente a su favor. Por otra parte, los miembros pertenecientes a las minorías parlamentarias, en lugar de parecer ceder a lo que sus colegas de la mayoría pretenden, están resueltos -y lo digo por lo que a mí se refiere -, estamos resueltos a persistir en esa actitud, no por otra razón sino porque tenemos el firme convencimiento, la certidumbre más completa de que la supresión de toda clase de facultades hacendarias, por lo que se refiere a la acción del Ejecutivo, redunda en perjuicio de los intereses nacionales. (Voces: ¡ Huy ! ¡ Huy ! Campanilla.) Podrá ser que esto redunde o no en perjuicio de los intereses nacionales, pero ésta, señores, es la convicción de los miembros de las minorías, (Voces: ¡ Oh ! ¡ Oh !) y, repito, estamos resueltos a mantenernos en nuestra actitud a base de convicción y de certidumbre. (Siseos. Murmullos.)

El C. secretario García Ruiz: La Presidencia suplica a los ciudadanos diputados se sirvan escuchar al orador, sin interrumpirlo con siseos.

El C. Martínez del Río: Hace poco, señores diputados, uno de los miembros del Congreso Constituyente de Querétaro, me refería este hecho: en aquella Asamblea estaba a discusión si el Poder Ejecutivo, esto es, el presidente de la República era a quien correspondía designar a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia, o bien si esta

facultad correspondía al Congreso General. Este asunto era discutido acaloradamente en el seno del Congreso Constituyente. En aquella ocasión la minoría parlamentaria de esa Asamblea, de aquella Asamblea, sostenía firmemente que los magistrados a la Suprema Corte de Justicia debían de ser designados por el Congreso General, y ante la mayoría aplastante que opinaba por lo contrario, por la proposición contraria, es decir, que el presidente de la República designara a los magistrados, la minoría se vio en el caso de descompletar constantemente el quórum, hasta obtener que la Asamblea votara que el Congreso General fuera el que designara a los magistrados a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Interpelo sobre este particular, ya que el doctor Siurob dice que no es cierto, interpelo al señor Pastrana Jaimes....

El C. Siurob, interrumpiendo: Yo no he dicho que eso no es cierto. (Voces: ¡ No ha dicho nada !)

El C. Martínez del Río: El señor doctor Siurob dice que no ha dicho nada, pero lo ha dicho el señor general García Vigil.

El C. Fierro: Tampoco dijo nada García Vigil.

El C. Martínez del Río: Está diciendo que sí.

El C. Pastrana Jaimes: Pido la palabra para contestar la interpelación.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Pastrana Jaimes: Es cierto lo que el C. Martínez del Río expone.

Realmente descompletamos el quórum para obtener que el Congreso General designara los magistrados a la Suprema Corte de Justicia.

El C. Martínez del Río, continuando: Como ustedes ven, señores diputados, no es una maniobra nueva, no es algo desusado, es algo perfectamente parlamentario el derecho que tienen los ciudadanos miembros de la minoría para descompletar el quórum, y más todavía: este es un hecho sobre el cual me permito llamar poderosamente la atención de la Asamblea, que esta minoría, en un principio de 25 a 26 miembros de esta Cámara, ha llegado en estos momentos a formar una minoría de sesenta y tantos ciudadanos diputados. (Voces: ¡ No es cierto !) Ahora bien, señores diputados; en el fondo de esta cuestión, más que una cuestión meramente legislativa -ojalá que la Cámara siempre se hubiera concretado a las funciones que genuinamente le corresponden en esta materia -,es perfectamente conocido que en el fondo de esta cuestión no se encuentra más que el eterno problema político, (Voces: ¡ No es cierto ! ¡ Sí es cierto !) el problema político que ha venido conmoviendo a todos los miembros de esta Asamblea, y que se sintetiza, que se relaciona íntimamente con la cuestión presidencial..... (Voces: ¡ Ah ! ¡ Pruebas !) ¿ Qué es lo que los miembros de esta mayoría ven en el actual encargado del Poder Ejecutivo de la nación, para que ya todos ellos, ya se llamen obregonistas, ya se llamen "obregoneros", (Voces: ¡ Muy bien ! Aplausos.) hayan unido su esfuerzo en el orden parlamentario, en el orden legislativo para procurar oponer a la actitud, al desarrollo administrativo del Ejecutivo, todas las trabas que sean necesarias a fin de obligarlo, de orillarlo a una situación verdaderamente insostenible para que pueda desarrollar la actividad administrativa que le corresponde ? (Murmullos. Campanilla.) ¿ Cómo es posible que el presidente de la República pueda desarrollar su actividad, tanto en el orden de la pacificación...

El C. Altamirano, interrumpiendo: ¡ Si no ha hecho nada ! (Aplausos.)

El C. Martínez del Río, continuando: como en el orden meramente administrativo, si esa actividad que tiene por base elementos del orden económico está completamente nulificada por virtud de ese pretendido decreto, en virtud del cual se le suprimen toda clase de facultades en el ramo de Hacienda ? ¿ Acaso, señores diputados, es otra cosa lo que pretende la mayoría parlamentaria ? (Voces: ¡ Sí ! ¡ Sí !) Hay algunos elementos que dicen que sí.

¿ Qué es lo que puede pretender la mayoría parlamentaria ?.... (Voces: ¡ Justicia !) ¿ Qué es lo que pretendo obtener dentro del orden político, atentas las circunstancias actuales ? ¿ Pretende la mayoría la separación del Poder, del presidente de la República ?....(Siseos. Murmullos. Voces: ¡ No, hombre ! ¡ Sí ! ¡ Sí ! ¡ Si eso fuera !) Hay algunas voces que dicen "si eso fuera"; pero esas voces son cobardes, porque no lo dicen.... (Siseos.)

Tradicionalmente, señores diputados, el Ejecutivo, tanto en la época de la ominosa y reprobable dictadura....(Voces: ¡ Oh ! ¡ Oh ! ¡ Oh !) tanto en la época del señor Madero y antes, constantemente el Ejecutivo tradicionalmente en nuestra política mexicana ha venido haciendo uso de facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, y eso, señores diputados, -entiéndase que no vengo a defender los abusos del Ejecutivo - (Voces: ¡ Cómo no ! Murmullos.) Esto , ciudadanos diputados, obedece más aún, a pesar de los abusos del Ejecutivo, a la impotencia constantemente manifestada por todas las asambleas parlamentarias para legislar en materia de Hacienda.... (Voces: ¡ No, hombre !) Esa impotencia, ese desacierto constante de las asambleas colegiadas, esa imposibilidad técnica en que se encuentran es lo que necesaria e imprescindiblemente justifica el uso por parte del Ejecutivo, de facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda.... (Siseos.) Ayer se me decía que esto no era legal; señores diputados, no es legal; no he llegado yo a sostener en esta tribuna que las facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda estén perfectamente ajustadas a los preceptos constitucionales; pero sí digo, y alguna vez en otra ocasión lo dije desde esta tribuna, que no es malo que la ley se viole, lo malo es que haya necesidad de violarla.

He ahí el defecto radical, el defecto y el problema capital de nuestra legislación mexicana de que jamás esta legislación mexicana ha estado de acuerdo con las necesidades, con el modo de ser, con la característica de nuestro pueblo; (Murmullos.) hoy mismo, señores diputados, ¿ quién, de aquellos elementos verdaderamente conscientes que se han llamado revolucionarios; quién, de aquellos elementos verdaderamente honrados, de aquellos elementos sinceros, no ha llegado a decir en multitud de ocasiones: la Revolución ha sido un fracaso.... (Murmullos. Voces: ¡ Ah !) ¿ Y qué es, señores diputados, lo que pretendía la Revolución ? Sufragio efectivo, no reelección, moralidad administrativa. He aquí, a mi entender, la síntesis de los anhelos revolucionarios. Pues bien, señores diputados; nunca, ni en la época de la dictadura, se han llegado a consumar atentados como en la época que corre,

como en la época actual, y con todos estos antecedentes, señores diputados, con estos precedentes, ¿ va el pueblo mexicano a pensar que sea posible adherirse conscientemente con alguna esperanza a estos nuevos elementos revolucionarios que a todo trance proclaman y levantan su grito en contra del gobierno constituído ? ¿ Va el pueblo mexicano a dejarse engañar una vez más por estos nuevos revolucionarios....(Siseos) por estos revolucionarios de nuevo cuño, (Murmullos. Siseos. Aplausos.) que ellos mismos, señores diputados, al intentar cualquier movimiento, al procurar cualquiera acción en contra del gobierno constituído, se han cerrado las puertas, porque han llevado a la conciencia del pueblo mexicano la más grande de las decepciones ? Desde esta tribuna yo digo, ciudadanos diputados: no habrá más revoluciones en México, porque las revoluciones, señores, porque las revoluciones, señores, no las hacen unos cuantos elementos, las revoluciones las hacen los pueblos, y el pueblo mexicano está decepcionado; el pueblo mexicano no seguirá a nuevos corifeos de revoluciones..... (Murmullos.) ¿, qué es lo que preparan, repito mi pregunta, los elementos disidentes ?....(Siseos. Murmullos.) ¿ qué es lo que se prepara en esta inmensa mayoría parlamentaria ? Se prepara, señores diputados, no hoy, no será para mañana, se prepara una nueva dictadura; ¿ quién la ejercerá ? Se llamará Obregón, González; pero de todos modos, y lo digo desde la más alta tribuna de la República, el pueblo mexicano no tiene más esperanzas, atenta la actividad de esos impolíticos, no tienen más esperanza que la dictadura....

El C. Mena, interrumpiendo: ¡ Reaccionario malvado ! (Aplausos estruendosos. Voces: ¡ Que retire esas palabras !)

El C. Martínez del Río: Alguien me dice que retire mis palabras; este es mi modo de pensar, ciudadanos diputados; y yo no acostumbro retirar mis palabras.

. - El C. Ruiz Martínez, interrumpiendo: ¡ Si no son las de usted !

El C. Martínez del Río, continuando: El señor Mena puede decir lo que guste. La tribuna, señores diputados, está a disposición del señor Mena, y el porvenir, los años que vendrán dirán si hoy, a pesar de que se me llama reaccionario, he venido a decir a esta tribuna algo que puede o no ser verdad. El tiempo podrá decirlo y darme la razón....(Siseos. Murmullos.) No me opongo, y también en esto insisto, no me opongo a que se tomen todas las medidas administrativas, todos los medios del orden legal para que se corrija, para que se limite hasta donde sea posible el sinnúmero de abusos que se encuentran en los ramos de la administración dependiente del Ejecutivo. No me opongo a eso. (Murmullos. Siseos. Voces: ¿ De qué manera ?) Pero de esto, señores diputados, a ejercer una acción verdaderamente disolvente, una acción de tal trascendencia que colocaría a la República en situación tan anormal, que vendría el desquiciamiento en el orden administrativo, hay una gran distancia....(Voces: ¡ No ! ¡ No !) Sí, señores; la base de todo gobierno, el ejercicio de toda acción gubernamental radica en el orden económico, tiene una base en el orden económico y, ¿ cómo es, señores diputados, que ante la serie de problemas de verdadera importancia, problemas que se suelen presentar momento a momento y cuya resolución está encomendada directamente al Poder Ejecutivo, cómo es que ante esos problemas se va a atar de brazos al Ejecutivo y se le va a decir: absolutamente se te retiran estas facultades en materia de Hacienda ?.... (Siseos.) Ni siquiera, señores diputados; si esto es verdaderamente penoso para la Cámara, ¿ quién nos va a garantizar que la inmoralidad que achacamos hoy al Poder Ejecutivo, no se encuentre en esta Asamblea parlamentaria ? ¿ Quién nos garantiza de lo contrario ?.... (Murmullos.) ¿ Acaso la Asamblea parlamentaria ha dado muestras de desinterés y de cumplimiento de su deber, votándose cinco pesos más por lo que se refiere a sus dietas ? (Voces: ¡ Y lo mil pesos ! Desorden. Murmullos. Aplausos. Campanilla.)

El C. Lomelí: Pido la palabra para una interpelación al orador.

El C. presidente: Si el orador lo permite.

El C. Lomelí: ¿ Tiene inconveniente el orador, C. Martínez del Río, de decir quién fué el autor de la petición de los mil pesos en la Comisión Permanente ? (Voces: ¡ Bravo ! Aplausos estruendosos.)

El C. Aguirre Vito: Pido la palabra para una interpelación al C. Lomelí. (Gritos. Desorden. Campanilla. Voces: ¡ No cabe !) Sí cabe.

El C. Lomelí: Acepto.

El C. Presidente: La Presidencia manifiesta que sólo puede concederle la palabra cuando acepte el C. Lomelí.

El C. Aguirre Vito: Ya lo aceptó. ¿ Me permite el orador interpelar al C. Lomelí ?

El C. Martínez del Río: Sí, hombre.

El C. Aguirre Vito: C. Lomelí: Deseo que usted declare públicamente si cuando se decretó el subsidio de los mil pesos para los miembros de la Comisión Permanente, pertenecía usted a ella. (Voces: ¡ Uh ! Gritos. Desorden.

) - El C. Lomelí: Pido la palabra para contestar, señor presidente. Precisamente porque pertenecía a la Permanente, con mi débil palabra sostuve que no se dieran esos mil pesos y voté en contra. Con esto está contestado el señor Aguirre. (Voces: ¡ Bravo ! Aplausos nutridos.)

El C. Martínez del Río: El autor de esa iniciativa, contestando a la interpelación -pero ruego también a los ciudadanos diputados, se sirvan escuchar mis comentarios -. (Gritos. Murmullos.) Sí, lisa y llanamente, yo fuí. (Murmullos. Voces: ¡ Cínico !) Un momento, señores; yo fuí, ¿ pero qué significa el hecho, señores diputados ? (Gritos, Desorden.) ¿ qué significa el hecho.... ? (Desorden. Murmullos.) Voy allá, no he concluído. ¿ Qué significa el hecho de que toda la Comisión Permanente haya aprobado esto ? (Voces: ¡ No toda !) ¿ De que la mayoría de la Comisión Permanente lo haya aprobado ? Si eso, señores diputados, fue un error, quiere decir que un error no justifica otro error....(Voces: ¡ Uh !) Y eso simplemente demuestra a qué extremos podríamos llegar no sólo con la Comisión Permanente, sino en toda la honorable Cámara de Diputados. ¿ No ha sido la honorable Cámara de Diputados la que votó los cinco pesos más de aumento ? También fue la Comisión Permanente la que votó los mil pesos, como esta Cámara votó los cinco pesos, y yo fuí el iniciador;

de igual manera, señores diputados, que si mañana el señor García Vigil inicia, que no lo espero, algo que fuera contrario a los intereses de la patria, vosotros todos apoyábais al señor García Vigil....(Voces: ¡ No ! ¡ No !) ¿ Ah, no, verdad ?....pues ese peligro se corre. He ahí lo que podemos esperar, lo que hemos visto en la Comisión Permanente y lo que hemos visto en la Cámara de Diputados. Eso es lo que puede esperar el pueblo mexicano de la Cámara de Diputados y de la Comisión Permanente....(Voces: ¡ Por usted !. Si yo fuí el que guié, el que inicié eso, ¿qué puede de los que me siguieron, señores diputados ? (Voces: ¡ Ooooh !) ¿ qué puede decirse de aquellos que hayan iniciado los cinco pesos de aumento y qué puede decirse de la Cámara de Diputados ? No me he referido, señores diputados, a actividades individuales, me refiero a actividades colectivas. ¿ Qué puede esperar la República Mexicana de esta honorable Cámara de Diputados, si la XXVIII Legislatura no ha emitido una sola ley de interés nacional ? ¿ Qué puede esperar de la Cámara de Diputados ? Ni una sola ley. Yo desafío a cualquiera de sus miembros a que me digan: he aquí una ley de interés general....

El C. Fierro, interrumpiendo: ¡ La Ley de Amparo !

El C. Martínez del Río, continuando: Una ley esencialmente técnica, señores diputados. (Voces: ¡ No ! ¡ No !) Una ley en que no ha intervenido la Cámara de Diputados, una ley que muy poco, una ley que para el pueblo nada significa, que no siente los efectos.... (Voces: ¡ Uh !) Una ley que directamente nada significa, la Ley de Amparo.

El C. Espinosa y Elenes: ¡Una moción de orden! El C. Martínez del Río ha pedido la palabra para rectificar hechos; yo no sé cuáles hechos puedan ser esos a los cuales se está refiriendo el C. Martínez del Río. No ha hecho otra cosa más que atacar los principios sostenidos por la Revolución, insultar a la Asamblea y exhibirse en la tribuna como un cínico... (Voces: ¡ Bravo ! Aplausos estruendosos.) Yo pido a la Presidencia llame al orden al orador.

El C. Martínez del Río: En todas partes, señores diputados.....

El C. González Galindo, interrumpiendo: Hay cínicos. (Risas y aplausos.)

El C. Martínez del Río: Desde la época de aquel filósofo a quien Alejandro le tapaba el sol, en todas partes a quienes dicen la verdad se les llama cínicos y estamos viendo.... (Voces: ¡ Oh !) Más aún, señores diputados....

El C. Gómez Gildardo, interrumpiendo: Moción de orden. Ya es tiempo de que haga usted respetar a la Asamblea. El señor Martínez del Río no tiene ni educación, ni es un verdadero ciudadano. Necesitamos que haga usted respetar a la Asamblea, y que este señor cuide de insultarla. De otro modo, señores, parece como que no sabemos darnos nuestro lugar en esta Cámara. Aquí están esbirros de Aguirre Berlanga que aplauden el cinismo depravado de Martínez del Río.... (Aplausos nutridos. Voces: ¡Bien! ¡Bien!) Si no tiene usted valor bastante para castigar a este hombre, hágame favor de renunciar en estos momentos, de esa silla, para que suba quien sepa hacer cumplir el respeto que merece esta Cámara.

El C. presidente: La Presidencia contesta al C. doctor Gómez que faltaría a todo deber de práctica parlamentaria si mandara suspender al orador en el uso de la palabra. Ha pedido ésta para hechos y la Presidencia reputa que estos son hechos, aunque basándose el señor orador en puntos de vista enteramente personales.... (Voces: ¡ Tiene derecho !) Manifiesto, en consecuencia, que los aplausos de aprobación que se hagan aquí a las palabras del señor orador, son también porque coinciden con los puntos de vista de quien tal hace y espera asimismo la Presidencia, que el señor doctor Gómez pueda manifestar, pueda indicar los hechos concretos, por los cuales considera que se ha violado el decoro de la Cámara por parte del señor orador.

El C. Gómez Gildardo: Pido la palabra, señor presidente.

El C. Lorandi: ¡Moción de orden! (Gritos. Desorden. Campanilla.)

El C. Gómez Gildardo: Señor presidente: cuando se insulta a los miembros de la Asamblea, cuando se recurre a los famosos cinco pesos tan decantados ya, es necesario poner coto a esos hechos, porque de otro modo perdemos el tiempo y se está lastimando a los miembros de la Asamblea. Yo he sido el primero en votar en contra de los cinco pesos, no me encuentro lastimado por esas frases del señor Martínez del Río; pero los demás miembros que han votado por esos cinco pesos deben levantarse todos.... (Voces: ¡ No, hombre ! Desorden. Campanilla.) y protestar contra la conducta del señor Martínez del Río.... (Voces: ¡ No ! ¡ No !) Esos "no", no significan nada.... (Gritos. Desorden. Campanilla.) vosotros los del no, no tenéis delicadeza, no sois hombres honrados. (Desorden. Campanilla.)

El C. Martínez del Río: Ya véis, señores diputados, quién es el que insulta, quién es el que injuria. ¡ Este pobre hombre (Risas.) que no hace honor a sus años y que se disgustó el otro día porque le llamé ecuánime, porque le llamé reposado, sereno, este hombre es quien insulta a la Asamblea !

El C. Gómez Gildardo: Para alusiones personales pido la palabra.... (Voces: ¡ No ! ¡ No !)

El C. presidente: La Presidencia manifiesta que el orden lo están interrumpiendo los ciudadanos diputados.

El C. Lorandi: ¡ Moción de orden ! Decididamente el señor diputado Meza no sirve para presidente de la Cámara de Diputados. De una manera enteramente cobarde se ha estado impidiendo el uso de la palabra al señor Martínez del Río, con toda la aquiescencia hipócrita del señor presidente de la Cámara. (Voces: ¡ No es cierto !) La verdad es que peores cosas se han oído desde la tribuna y no ha habido nadie que haya levantado su voz para protestar contra eso; en este caso debe permitirse el uso de la palabra al señor Martínez del Río en la forma que a él le plazca.

El C. Espinosa: ¡ Moción de orden !

El C. presidente: Un momento: Yo suplico al C. Espinosa que me deje contestar este insulto que el señor Lorandi hace a la Presidencia. La Presidencia cree haber cumplido con su deber; la Presidencia no puede callar en un momento dado la voz de los que interrumpan al C. Martínez del Río; la Presidencia hace todo lo que las presidencias hacen aquí: ser un poco transigente con todos y cada

uno de los señores diputados. El señor Lorandi me ha llamado hipócrita y conmino al C. Lorandi a que retire sus palabras o lo mando desalojar del salón. (Aplausos estruendosos. Gritos. Desorden.)

El C. Espinosa: ¡ Pido la palabra para una verdadera moción de orden ! ¡ Para una verdadera moción de orden !

El C. presidente: Suplico a usted que la haga después; espero la respuesta del señor Lorandi; espero que por respeto a la Asamblea y por ser su injuria directa a la Presidencia, retire la injuria que profirió. En consecuencia, insiste en su trámite o lo mandaré desalojar del salón.

El C. Lorandi: He llegado a la conclusión, señores, de que el señor diputado Meza no solamente no sabe dirigir las sesiones de la Cámara de Diputados, sino que no entiende el español. Yo dije "aquiescencia hipócrita" y me referí a la aquiescencia y no a Su Señoría. (Voces: ¡ Aah ! Risas.)

El C. presidente: La Presidencia repite que el C. Lorandi al llamar a la aquiescencia de la Presidencia hipócrita, y al llamarla también cobarde, ha ofendido el decoro de esta Cámara; en consecuencia, insiste en que retire esas dos palabras que la Presidencia conceptúa injuriosas o de lo contrario lo mandará desalojar del salón. (Aplausos nutridos.)

El C. Lorandi: Una pregunta, señor presidente. ¿ Quién califica respecto a mi actitud ? Pido que se someta a votación. (Desorden Campanilla.)

El C. Espinosa Luis: Tengo pedida la palabra para una moción de orden desde hace mucho tiempo.

El C. Martínez del Río: ¿ Me permiten fumar un cigarro ? (Risas.)

El C. presidente: Tiene la palabra para una moción de orden el C. Espinosa.

El C. Espinosa: Señores diputados: El C. Lorandi, habiendo faltado al respeto que debe al ciudadano presidente de la Cámara, al respeto que debe a la Asamblea, pero más que todo al ciudadano presidente que representa, que simboliza en estos momentos la Asamblea toda, no podemos nosotros, los que hemos levantado ante nuestros pupitres a protestar porque no se deja hablar al C. Martínez del Río, a pedir que el C. Lorandi retire esas palabras que todos consideramos injuriosas para el ciudadano presidente de esta Cámara, sobre todo para manifestar nuestra inconformidad con estos procedimientos que tal parece obedecen a una consigna, a la consigna de venir a provocar un escándalo en el seno de esta Asamblea. (Voces: ¡ Uuh !) Por tanto, mi moción de orden consiste en esto: en excitar a la Presidencia de la manera más atenta a que obligue al C. Lorandi a que retire esas palabras denigrantes para la Presidencia y para la Asamblea, y para que en caso de que no lo haga, se haga cumplir el reglamento obligándolo a que se retire de este salón.

El C. Lorandi: Insisto, señor presidente, en que no hay aquí una opinión perfectamente autorizada para calificar mi actitud en estos momentos. Reclamo el trámite de la Mesa; que ella diga si debo retirar las palabras, pero después de una votación.

El C. presidente: La Presidencia hace constar, refiriéndose a las palabras del C. Lorandi, que muy a tiempo hizo ver que en su concepto no estaba atinado el señor Gómez; en consecuencia, cree haber obrado con justicia y no se ha hecho cómplice absolutamente de las injurias que se han dicho al orador, por una parte; en consecuencia, para velar por el decoro de esta Cámara, apela en una votación de ella para ver si conceptúa o no conceptúa injuriosas las palabras del C. Lorandi, y si no las retira, lo mandará desalojar del salón, apoyado en el artículo 21.

El C. Lorandi: Desde el fondo de mi corazón, con absoluta sinceridad, con toda la honradez de que puedo ser capaz, manifiesto que no tuve absolutamente la intención de ofender a esta honorable Asamblea; pero tomando en consideración la última amenaza de usted, no retiro mis palabras por lo que a usted toca y me retiro voluntariamente del salón. (Aplausos.)

El C. presidente: Continúa en el uso de la palabra el C. Martínez del Río. - El C. Mena: Pido que se lea el artículo 21 que es el que se está violando y que es el que puede obligar al C. Lorandi a salir del salón... (Voces: ¡ Ya se fué ! Gritos. Desorden.)

El C. Céspedes: ¡ Moción de orden, señor presidente ! El C. Lorandi al retirarse de este salón ha dicho que se retira por su única y exclusiva voluntad. Debo hacer constar ante esta Soberana Asamblea y para justificación de la Presidencia, que el señor Lorandi se retiró en acatamiento del precepto reglamentario; que la Presidencia lo obligó por fuerza de la ley, por respeto a la ley, por decoro a la Asamblea a retirarse y no por voluntad del C. Lorandi.

El C. Martínez del Río: Señores diputados: Cuando el señor Lorandi dice a la Presidencia "aquiescencia hipócrita", la Asamblea se ofendió y salió Lorandi; cuando el señor Mena dice a Martínez del Río "malvado", la Asamblea no se ha ofendido, está en su derecho. (Aplausos.) Pero es, señores diputados, que Martínez del Río, el reaccionario, es suficientemente liberal y sabe tolerar aun las injurias indebidas. (Aplausos.)

El C. secretario García Ruiz: La Presidencia invita al C. Mena a retirar las palabras que al C. Martínez del Río considera injuriosas. (Voces: ¡ Sí ! ¡ Sí ! ¡ No ! ¡ No !)

El C. Mena: Honorable Asamblea...

El C. secretario García Ruiz, interrumpiendo: La Presidencia informa a la Asamblea que iba a invitar al C. Mena oportunamente a que retirara las palabras, (Voces: ¡ Aah !) pero que debido al incidente Lorandi no pudo hacerse a tiempo.

El C. Mena: Quizá, quizá...(Voces: ¡ Quizá ! ¡ Quizá ! ¡ Quizá !) no me haya excedido en llamar al C. Martínez del Río reaccionario malvado. El admite ser un reaccionario y yo no sé que haya un reaccionario que no sea malvado; así lo siento yo, así lo he sentido siempre, y allá cuando por 1913 se levantaba todo el hervidero de pasiones para defender el régimen del usurpador Huerta, cuando en mi ciudad natal, a la que mucho quiero, se levantan todas aquellas masas a defender al reaccionario Huerta, organizándose lo que se llamaron defensas sociales, también allá, desgraciadamente, allá donde nació...

El C. secretario García Ruiz: La Presidencia llama la atención al C. Mena de que se le ha invitado

para retirar la palabra solamente y no para hacer comentarios y fundarlos... (Voces: ¡ Muy bien ! Aplausos.)

El C. Mena: Terminaré, yo no podré retirar las palabras que he dicho sin justificarme, porque entonces parecería como un acto de cobardía que no lo es, o como un acto de inconsciencia, y no fuí inconsciente en decirlo. Así pues, si la honorable Asamblea quiere oírme, terminaré; si no, retiro las palabras. (Voces: ¡ Que hable ! Murmullos. Voces: ¡ Que desaloje el salón !)

El C. secretario García Ruiz: La Presidencia invita una vez más al C. Mena a retirar sus palabras; de lo contrario, la Presidencia aplicará el reglamento haciendo constar este incidente en el acta respectiva.

El C. Mena: Seguramente que lo que primero que debo aquí, es respeto a ustedes; yo consiento en retirar mis palabras, a reserva de que se me conceda la palabra para hechos.

El C. Saldaña: Moción de orden, señor presidente.

El C. secretario García Ruiz: Habiendo transcurrido los treinta minutos reglamentarios, se pregunta a la Asamblea si permite el uso de la palabra al C. Martínez del Río. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Concedida.

El C. Martínez del Río: Creo, señores diputados, que es un momento oportuno, tomando ocasión de los incidentes que han nacido en esta Asamblea, para hacer, ya que el señor Mena hablaba de Huerta, una declaración perfectamente expresa, a fin de que, como alguna vez dije en esta Asamblea, pueda yo responder a esa pregunta a que todo hombre público tiene obligación de responder: ¿qué es lo que dices de tí mismo? Yo he aceptado el título de reaccionario, pero con esa palabra se ha mencionado aquí el nombre de Huerta.

Señores diputados: Yo digo esto, lo he manifestado también y lo repito hoy: que soy católico. Pues bien, señores diputados, estimo que una autoridad perfectamente constituída, así se llame rey de la Indias, así se llame presidente de la República, merece, por la más profunda convicción como base de orden, el respeto de todos los ciudadanos. Así es que para mí, si en alguna parte he visto justificada la Revolución Constitucionalista, fué únicamente como un acto de justicia, nunca como un acto de evolución social. He ahí mi razón y he ahí cómo puede entenderse ni reaccionarismo. Pues bien, señores diputados; reanudando sobre el tema iniciado en un principio mis ideas, debo manifestar a ustedes que, a mi entender, uno de los actos de verdadero antipatriotismo, de verdadero trastorno del orden social que puede ejercer esta Asamblea, que no ha podido legislar, repito y con afirmación sostengo, en otros ramos y en otros asuntos, consistirá siempre en retirar al Ejecutivo las facultades extraordinarias en materia de Hacienda. (Murmullos. Voces: ¡ No ! ¡ No !) Ante la impotencia de esta Cámara, y si los acontecimientos de esta tarde no son bastantes para ello, a fin de comprobar la imposibilidad psicológica para legislar en materia de Hacienda, yo no sé cómo pudiera realizarse el fenómeno de la marcha administrativa y la manera ordenada, o mal ordenada si ustedes quieren, pero siquiera se realice de alguna manera, suprimiendo al Ejecutivo las facultades extraordinarias en materia de Hacienda. No creo que haya la ecuanimidad suficiente en esta Cámara, y refiriéndome ya a los problemas del orden general, yo lo he visto comprobado siempre, como ley histórica que no se ha perturbado una sola vez; un pueblo que no sabe dominarse, está necesariamente expuesto a ser dominado por otro. Esa es una verdad inmensa, y en el problema formidable de las elecciones que se nos presentan, en el problema formidable de la sucesión presidencial, quizá si volvemos los ojos al Norte estaremos viendo ese peligro inminente, ese peligro constante, y cuando esa oportunidad llegue, señores diputados, entonces se verá quiénes hemos estado del lado del patriotismo: los que hemos procurado dar al Ejecutivo todos los elementos necesarios para establecer el orden en la República, o aquellos elementos que sistemáticamente, constantemente han querido quitar al Ejecutivo las facultades para legislar hasta en materia de aranceles. (Voces: ! No es cierto !) Así está ese proyecto de ley, señores diputados. (Aplausos de la minoría.)

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos, el C. Espinosa.

El C. Espinosa: Ciudadanos representantes: Empiezo por colocarme por encima de los desahogos personales de esta Santa política; me refiero, no a la política santa, sino a la Magdalena oficial, que ya es bien conocida en esta Asamblea. Hago a un lado todas las palabras injuriosas vertidas con ira apostólica en contra de los ciudadanos diputados que integran esta Representación Nacional; hago a un lado toda la falsa y vana argumentación esgrimida por él para manifestar una vez más su hidrofobia gobiernista; me concretaré únicamente a contestarle una pregunta, única que, en mi concepto, merece ser considerada.

El C. Martínez del Río, en el curso de su peroración, hizo esta pregunta: ¿ qué ha hecho el Ejecutivo para que nosotros pongamos obstáculos a su administración en el ramo de Hacienda ? C. Martínez del Río: Los que como el que tiene el honor de dirigir la palabra a esta honorable Asamblea tienen heridas en su cuerpo, han dejado a dos hermanos muertos en el campo de batalla y muchos de sus parientes han muerto, (Murmullos.) tienen derecho a decir la verdad desde esta tribuna. Por desgracia, la verdad que aquí se dice nunca repercute allá afuera; la opinión pública siempre está engañada por los periódicos pagados a expensas del pueblo y por manos del Ejecutivo; pero yo acudo en esta ocasión a estos representantes del pueblo colocados en las galerías, para que ellos, con la libertad que tienen, hagan saber a la República que aquí hay defensores de sus intereses, que vienen a decir la verdad, toda la verdad.

El ciudadano presidente de la República no merece, en mi concepto, la confianza de los representantes del pueblo para seguir administrando a su absoluta libertad los fondos públicos; hay motivos de verdadero peso que así lo exigen. En primer lugar, debo hacer constar, porque estoy seguro que muchos de los ciudadanos representantes lo ignoran, que las facultades extraordinarias en el ramo de aranceles no tienen la importancia que se ha pretendido darles. Los aranceles no están sujetos,

como se ha asegurado, a fluctuaciones diarias; eso es absolutamente falso. Los aranceles están fijados por leyes bastante antiguas, que se vienen reformando lentamente, periódicamente. Los aranceles no son otra cosa que tarifas fijadas para imponer impuestos a los artículos de importación y de exportación, (Voces: ¡ Ah !) pero estas tarifas no están sujetas a los vaivenes de los mercados extranjeros. (Risas. Siseos. Voces: ¡ La plata !) Lo que está sujeto a fluctuaciones es únicamente el valor de la moneda. (Voces: ¡ Uh ! Risas. Siseos.)

Los impuestos por exportación, por ejemplo, de un quintal de café, son fijos; lo que puede cambiar es el valor de la moneda extranjera con relación a la nuestra. Esto es lo único que cambia; pero la tarifa no cambia: esa es fija. Aquí se viene a asustar a los que no conocen de estas cosas, (Risas. Toses.) diciéndoles que quitar al Ejecutivo estas facultades sería llevarlo al desastre, porque entonces se verá en el caso de no poder administrar. Y esto es absolutamente falso. (Siseos.) Suplico a los impacientes gobiernistas que por respeto a la Asamblea tengan la calma suficiente para escucharme. Yo vengo aquí a razonar, no vengo a ofender. En cambio, ciudadanos representantes, las facultades extraordinarias en aranceles no representan otra cosa que legalizar el mangoneo de los fondos públicos. Ya la Contaduría Mayor de Hacienda ha traído ante Vuestra Honorabilidad un caso de mucha significación: en Tampico hay una compañía explotadora de petróleo, que conforme a una ley decretada por el Congreso, debe pagar por impuesto de exportación, un peso por cada barril de petróleo. Y en cambio, por concesiones hechas en Hacienda, paga únicamente la risible cantidad de diez centavos. Esto a cualquiera, al más ingenuo le deja ver que ahí existe una combinación verdaderamente sucia. ¿ De quién ?

Lo ignoro, pero el hecho existe; el hecho es cierto, rigurosamente exacto. ¿ Cómo vamos nosotros a continuar dando al Ejecutivo estas facultades para que de esta manera se defrauden los fondos públicos ? Esto es altamente inmoral.

Es éste uno de los capítulos por los cuales la mayoría quiere que el Ejecutivo no siga haciendo uso de esas facultades extraordinarias. Hay más: el Ejecutivo, durante casi tres años, ha hecho uso de esas facultades extraordinarias, ¿ y qué ha hecho ? Nada. En lugar de pacificarse el país, aumenta la rebelión, aumenta el descontento, aumenta la inconformidad para con las instituciones actuales. ¿ Porqué ? Porque sus procedimientos han sido enteramente contrarios a la ley, porque han sido enteramente contrarios al sentimiento general.

El dinero que se ha dado al ciudadano presidente de la República por el concepto de facultades extraordinarias, ha servido, como ya se dijo aquí, para imponer a funcionarios públicos en toda la República. Es éste el abuso que el Ejecutivo ha hecho de la confianza que nosotros hemos depositado en él. El ciudadano presidente de la República ha hecho uso de las facultades extraordinarias en cuestión de Aranceles para hacerse de elementos y pagar prensa que defienda su política personal.

El ciudadano presidente de la República ha pretendido, por medio de esta prensa, hacer creer que su administración es verdaderamente honrada, que todos sus colaboradores han desempeñado su cargo a conciencia, en bien de los intereses generales, cuando a todos consta que ha sido lo contrario, cuando a todos consta que esos colaboradores del ciudadano presidente de la República no han hecho otra cosa que defraudar las esperanzas de la Revolución. (Aplausos de las galerías.)

El ciudadano presidente de la República ha hecho uso de este dinero para premiar a traidores; el ciudadano presidente de la República ha hecho lo que no ha hecho ningún gobernante en la historia de México. (Voces: ¡ Qué bárbaro !) Cuando Elizondo traicionó a Hidalgo, no consigna la Historia que se le haya pagado su traición ni con dinero, ni con honores; cuando Picaluga traicionó a Guerrero, la Historia dice que se le pagaron cincuenta mil pesos; pero no dice que se le haya dado grado militar alguno, ni ascenso. Y, en cambio, ciudadanos representantes, el C. Carranza, pisoteando el decoro del Ejército revolucionario, de este glorioso Ejército que ha luchado y ha derramado su sangre por reconquistar la libertad perdida por la usurpación de Huerta, ha dado un grado, como premio, a la hazaña de un traidor. (Aplausos.) Pero no le pareció bastante al Ejecutivo esta recompensa; creyó necesario darle, además de honores, un premio en metálico de cincuenta mil pesos. ¿Y de dónde ha salido este dinero ? De las arcas de la nación; este dinero había ido allí por concepto de las facultades extraordinarias en el ramo de aranceles. ¿ Y quien nos dice, ciudadanos representantes, que el Ejecutivo no seguirá haciendo mal uso de esta confianza que nosotros le hemos dado, y que no seguirá pagando a otros traidores ? (Una voz: ¿ Quién es el traidor ?) El traidor es de todos bien conocido; pero como yo tengo el valor civil de llamar aquí a las cosas por su nombre, no tengo empacho en decir que el traidor es un individuo - no le puedo llamar jefe del Ejército - que está a las órdenes del general Pablo González y que se apellida Guajardo. (Aplausos en curules y galerías.)

El C. Gómez Noriega, interrumpiendo: ¡ Mañana llega ! (Voces: ¿ Y qué ? ¡ Uh !)

El C. Siurob, interrumpiendo: ¡ Y lo va a esperar mañana con flores !

El C. Espinosa: Ciudadanos representantes: El compañero Gómez Noriega me anuncia estará el C. Guajardo en la capital de la República.....

El C. Siurob, interrumpiendo: ¡ Y lo va a esperar con flores ! (Risas.)

El C. Espinosa, continuando: yo no sé si pretendiendo con esto intimidarme. Si esa ha sido su intención, perdone el compañero que me ría; si él quiere con esto salir en defensa de los fueros de Guajardo; si el compañero Gómez Noriega se hace solidario de lo hecho por Guajardo, no tengo inconveniente en lanzarle a él el escupitajo de mi desprecio, que he lanzado al rostro de otro. (Aplausos.)

El oro que ha salido de las bolsas del pueblo y que ha llegado a las arcas del tesoro público por medio de los aranceles, ha servido para que el Ejecutivo pretenda pisotear la soberanía de los otros elementos del Poder. Ya el C. García Vigil, con esa clarividencia que le caracteriza, ha denunciado

desde esta Asamblea cómo el Ejecutivo ha ejercido presión en las esferas del elemento judicial. El Ejecutivo, saliéndose por completo de la órbita de facultades que la ley le señala, por medio de sus instrumentos, al Poder Judicial, fue al Poder...... (Campanilla)

El C. secretario Castillo: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, invita al C. diputado Espinosa a que retire las palabras ofensivas.....(Voces: ¡ Cuáles !)

El C. Céspedes: Si no ha hecho ninguna amenaza, ¿ para qué las retira ?

El C. Gómez Noriega: Pido la palabra.

El C. García Vigil: Moción de orden. Yo me permito muy atentamente, con todo respeto, llamar la atención de Su Señoría sobre que creo que no está fundada la suspensión que ha hecho en el uso de la palabra al C. Espinosa. Yo rogaría a la Presidencia que tuviera la bondad de fundar este hecho.

El C. presidente: La Presidencia rectifica esta moción, puesto que creyó haber entendido que era un insulto directo. y he oido una observación que manifiesta que fue una cosa enteramente condicional, por lo cual yo no tengo inconveniente en retirar mi moción. (Voces: ¡ Muy bien ! Aplausos.)

El C. Espinosa: El C. Gómez Noriega oyó perfectamente bien que yo dije que no tendría inconveniente, siempre que él dijese aquí que se hacía solidario de la conducta de Guajardo, de lanzarle el escupitajo de mi desprecio, que con la mayor indignación he arrojado al traidor......

- El C. Gómez Noriega, interrumpiendo:¿ Me permite una interpelación el orador ?

El C. Espinosa, continuando: y como él no dijo que salía al frente de los intereses o de la reputación de éste, no creo yo que se sienta el licenciado Gómez Noriega ofendido; conste que él no ha salido a recoger la ofensa dirigida a quien tengo derecho de lanzársela....

El C. Gómez Noriega, interrumpiendo: ¿ Me permite una interpelación el compañero Espinosa ?

El C. Espinosa, continuando: Decía, ciudadanos representantes, que el Ejecutivo, saliéndose de la órbita de las facultades que le señala la Constitución, ha ido hasta el Poder Judicial a imponer su augusta voluntad, a efecto de que el exfederal Francisco de P. Alvarez, que había sido amparado por la Justicia federal, fuese pasado por las armas en el puerto de Veracruz; que el ciudadano presidente de la República, extralimitándose en sus facultades, había mandado poner en libertad transitoriamente al exfederal Morelos Zaragoza; y si esto no es violar la ley, si esto no es invadir las facultades del Poder Judicial, yo no sé cómo pueda llamársele, señores representantes.

El Ejecutivo hace uso del dinero del pueblo para pretender imponer en esta Asamblea su santa voluntad. Es así como hemos visto nosotros que aquí muchos compañeros, y precisamente de los más descalificados, como el C. Martínez del Río, que se atreve a pretender manchar de lodo a muchos compañeros, a la mayoría de esta Asamblea a la gran mayoría que ha sacudido la tutela del Ejecutivo y ha roto en mil pedazos la cadena ficticia con que el ciudadano ministro de Gobernación pretendió esclavizarla, viene ahora, ciudadanos representantes, a querernos manchar de lodo, porque no aceptamos ni directores políticos, ni pastores de ninguna clase. (Aplausos.) ¿Y esto a qué obedece, ciudadanos representantes ? A que hay personas, cuya conducta no me atrevo a calificar, que, arrastrándose, pretender alcanzar del Ejecutivo una migaja del dinero acumulado en el tesoro nacional por medio de las concesiones que hemos hecho en el ramo arancelario.

Muchos casos podría citar, ciudadanos representantes para contestar la interpelación del C. Martínez del Río; pero creo que he dicho lo bastante. Es, por las razones expuestas, ciudadanos representantes, que vengo a esta tribuna verdaderamente indignado a oponerme a que el ciudadano presidente de la República siga haciendo uso indebido de esas facultades extraordinarias; y hay que decirlo de una buena vez por todas: queremos que se quiten estas facultades extraordinarias de una manera absoluta, ¿ por qué ? ¿ para qué ? Ya lo dije ayer: para que el Ejecutivo reconozca que es derecho nuestro y sólo nuestro el de legislar en este asunto; el Ejecutivo, si necesita esas facultades extraordinarias en el ramo de Aranceles, que venga ante la Representación Nacional, por medio del ciudadano ministro de Hacienda, a pedirlas; con esto sin humillarlo, pero haciéndole comprender que debe consideración y respeto a esta honorable Asamblea, se las concederemos, si es que se pueden conceder, (Aplausos.) Entonces y en vista de las razones que aquí se traigan, veremos si son o no de concederse esas facultades; pero desde luego yo os recuerdo que la ley está antes que todo servilismo y de toda abyección; y la ley, ciudadanos representantes, de manera categórica, de manera concisa, dice que el ejecutivo no puede gozar de facultades extraordinarias en ningún sentido; que esta Representación Nacional no puede por ningún título, concederle facultades extraordinarias, sino solamente en el caso que señala el artículo 29 de la Constitución, es decir, facultades extraordinarias de orden político, como es la suspensión de las garantías individuales en determinada parte del país o en todo él, según las circunstancias en que éste se encuentre. Nada más.

Ahora, ciudadanos representantes, ¿ qué es lo que a nosotros corresponde ? Retirar las facultades. Yo pregunto al ciudadano más gobiernista que se encuentre en esta Asamblea para que me diga en qué artículo legal o en qué ley funda la concesión de esas facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda o en cualquiera de los ramos de Hacienda. Deseo que se me conteste en qué ley la minoría vergonzante ha fundado el manifiesto ridículo que ayer dirigió a la nación.

Me rebelo verdaderamente y ardo en indignación cuando comprendo que hay en esta Asamblea individuos que siguiendo el interés del estómago, caen de rodillas ante un fetiche y abofetean a dos manos el rostro augusto de la Ley. (Aplausos.)

Seguid, ciudadanos diputados, instrumentos del Ejecutivo, violando la ley; seguid ofendiendo a la Constitución; seguid pisoteando la voluntad soberana del pueblo representada en la Carta Magna, que aunque no para eso os ha mandado el pueblo, probablemente ya tengáis en vuestras venas,

por herencia congénita. la sangre negra que os impulsa a arrastraros a los pies de los que mandan.

Quedáos con vuestra satisfacción de venir a hacer pedazos la ley en pro, no de los intereses nacionales, como aviesamente habéis asegurado en vuestro manifiesto: pero yo os refuto que los intereses generales no son el pillaje; los intereses generales no son el manganeo de los fondos públicos; los intereses generales no es favoritismo a tres o cuatro paniaguados que están al rededor del Ejecutivo. Quedáos con vuestra bandera de harapos, que nosotros enarbolaremos la nuestra: la de la Constitución.

En nuestra bandera está escrito que bajo ningún concepto deben concederse al Ejecutivo estas facultades extraordinarias, y estoy seguro de que a pesar de vuestras exclamaciones escritas y de vuestros gritos destemplados, el pueblo estará con la mayoría de esta Asamblea, porque el pueblo sabe muy bien que la mayoría no hace más que cumplir con su deber defendiendo a la Constitución. (Aplausos.) Pero, ciudadanos representantes, el objeto principal que me trajo a esta tribuna para rectificar las declaraciones oficiales hechas por el jefe del Gabinete presidencial, por el C. Aguirre Berlanga, ministro de Gobernación, y publicadas en la prensa de esta mañana. El C. Aguirre Berlanga, con un criterio que no me atrevo a llamar del todo tapatío, porque me consta que en Jalisco ha habido hombres preclarísimos, que hay diputados que horan a ese Estado.....(voces: No es de Jalisco ! De Coahuila ! Entonces con un criterio netamente coahuilense, (Risas.) establecido y usado en Cuatro Ciénegas, el C. Aguirre Berlanga sustenta la absurda por no decir risible teoría de que los fracasos que los secretarios de Estado sufran en esta Asamblea, individualmente no repercuten en contra del prestigio del Ejecutivo, sino que repercuten en contra de toda la nación. Absurdo más grande no se puede considerar, ciudadanos representantes ¿ Qué tiene que ver la nación con el sonado fracaso de Lucas Gómez en esta Asamblea con la cuestión de los Ferrocarriles de Yucatán ? ¿ En qué se ha perjudicado la nación, ciudadanos representantes, con que nosotros no hayamos permitido el despojo del principal elemento de riqueza del pueblo yucateco ? Absolutamente en nada. Con eso se demuestra que la teoría oficial, que la teoría del C. Aguirre Berlanga es absurda y de absoluta nulidad.

El C. Aguirre Berlanga asienta en sus declaraciones que la actitud de las minorías desintegración del quórum es una actitud digna de aplauso cuando como en el caso presente, se trata de quitar al Ejecutivo facultades extraordinarias en el ramo arancelario.

Ciudadanos representantes: Yo no sé cómo calificar esta teoría del ciudadano ministro de Gobernación, pero no queriendo faltar en lo más mínimo al respecto que me merece vuestra soberanía, me concretaré a decir que este criterio es un criterio altamente inmoral. El ciudadano ministro de Gobernación ofende a las minorías haciéndolas aparecer como instrumentos suyos, cosa que no creo; pienso que son sus amigos y que quieren ayudarlo, lo cual no obsta para que los instigue, como si tuviera facultades sobre ellos, haciéndoles así una ofensa imperdonable; los instiga a que vengan a esta Representación Nacional de servirle de instrumento, a desarrollar su maquiavélico plan político de salirse cuantas veces se quiera votar este asunto. ¿ Por qué ? porque al ciudadano ministro de Gobernación, como al ciudadano ministro de Hacienda, les conviene seguir teniendo ellos facultades extraordinarias en el ramo de aranceles.

Estoy seguro que ni al ciudadano presidente de la República, en lo personal, le interesan estas facultades. Ya Lucas Gómez apartó treinta millones de pesos que ojalá podamos pedirle cuenta de ellos algún día. Pero si el ciudadano Lucas Gómez y el ciudadano secretario de Gobernación necesitan con necesidad urgente que persistan estas facultades extraordinarias, y es por eso que soplan al oído de sus amigos, haciéndoles la ofensa de considerarlos incondicionales y servirles, dispuesto a descompletar el quórum cuantas veces sea necesario, a efecto de que no se voten ni se reprueben estas facultades extraordinarias; esto, ciudadanos, no es político, no es patriótico, no es moral. (Voces: Ya ¡ Bueno !)

Falta el tercer punto que deseo rectificar y que es el más importante: El ciudadano ministro de Gobernación asienta en sus declaraciones," que de seguir cultivando el espíritu de independencia y de dignidad en esta Asamblea, no sería remoto que pronto se presenciara la disolución del Parlamento. Clara y terminantemente lo dice el secretario de Gobernación Yo necesito hacer una amplia explicación acerca de esta burda amenaza, El ciudadano ministro de Gobernación amenaza con la disolución del Poder Legislativo. Señores: Ojalá que viniera un golpe de Estado en contra de esta Representación Nacional, porque entonces, con la caída de nuestra, vendría también, de manera automática, la caída del Ejecutivo, y tal vez, de esta manera, se salvaría el país del desastre en que actualmente se encuentra. (Aplausos, risas. Voces: ¡ Aah !) Pero no crea el C. Aguirre Berlanga que nos va a asustar con esta amenaza; esta amenaza no es más que un golpe teatral. ¿ Cómo vamos a creer nosotros que el ciudadano presidente de la República le convenga disolver el Poder Legislativo, cuando sabe perfectamente bien que no duraría en el Poder ni siquiera lo que duró Huerta después del cuartelazo dado a la XXVI Legislatura ? (Aplausos.)

El C. Ruiz Martínez, interrumpiendo: ¡ No tiene necesidad !

El C. Espinosa Ruiz, continuando: Si el Ejecutivo contara con individuos como usted, si toda la Representación pensara como usted, C. Ruiz Martínez, claro que el Ejecutivo no tendría necesidad, (Aplausos.) porque entonces aquí todos serían perros mudos, aquí todos serían individuos plegadizos a la consigna, porque entonces aquí todos no serían más que un instrumento para legalizar todos los atentados del Poder Ejecutivo. (Aplausos.)

El C. Ruiz Martínez, interrumpiendo: ¿Por qué era usted antes del Bloque Liberal ! Nacionalista, C. Espinosa ?

El C. Espinosa: Pertenecí, y lo digo con satisfacción, al Bloque Liberal Nacionalista; a todos

les consta cuál fue mi actuación dentro de ese bloque; fue una actuación de rebelde a todas las consignas, fue una actuación de hombre digno dentro de tantas claudicaciones. Y debo hacer constar, para honor de esta Asamblea y para que lo sepa el público, que la mayoría del Bloque Liberal Nacionalista estuvo compuesta siempre por hombres dignos y por hombres honrados. (Voces:¡ Aaah !) sí señores; es cierto........ (¡ Voces Pruebas !)

El C. Secretario García Ruiz: La Presidencia manifiesta al C. Ruiz Martínez que no debe interrumpir al orador, sin permiso de ella. (Aplausos.)

El C. Ruiz Martínez: No volveré a interrumpir al orador.

El C. Espinosa, continuando: No es la hora, ciudadanos representantes, de liquidar cuentas de nuestra actuación parlamentaria; no quiero tampoco justificar mi actuación dentro de Bloque Liberal Nacionalista, porque ya ésta ampliamente justificada; me separé de ese bloque cuando ya no cabía en él, cuando comprendí que, no la mayoría, porque la mayoría se fue conmigo, sino la minoría, iba por un camino opuesto al camino que yo persigo dentro de mis aspiraciones de hombre libre.

El ciudadano ministro de Gobernación ha creído asustarnos diciendo que próximamente se presenciara la disolución del Poder Legislativo, y esto, ciudadanos representantes, como antes dije, no es más que una burda amenaza. El C. Aguirre Berlanga más que nadie sabe que quien le inyecta vida al Poder Ejecutivo, es el Legislativo, a pesar de todo lo que se diga, a pesar de los cargos lanzados desde esta tribuna por el C. Martínez del Río. Sé muy bien, y lo sabe también el pueblo, a pesar de las mentiras oficiales, que esta Representación Nacional cumple con su deber: que esta Representación Nacional ha trabajado mucho, mucho más de lo que dicen sus detractores; esta Representación Nacional tiene consideración ante el criterio público no sólo para exigir que se le respete, sino también para darle algo de lo mucho que le falta al Ejecutivo.

Ciudadanos representantes: He terminado la rectificación de hechos que me trajo a esta tribuna.

Únicamente quiero descender de esta tribuna después de recordaros que estaremos en pie, a pesar de todas las intrigas, a pesar de las maniobras y a pesar de todas las consignas oficiales.

Aquí no se trata de favorecer al C. Carranza ni de ayudar a su política, porque no necesita de ayuda. El gobierno del C. Carranza está bien cimentado y no necesita para vivir de estas facultades extraordinarias en el ramo de aranceles. Los que tal proponen no buscar más que un fin personal, haciéndose de méritos los ministros para ver qué les dan. Eso es todo. Y¿ cómo va a ser, ciudadanos representantes, que sirváis de escalera a las ambiciones de tres o cuatro pilicastros de esta Asamblea ? Yo os doy la voz de alerta, para que os déis cuenta de esta maniobra; ya lo dijo el C. Cabrera: "El Ejecutivo no necesita de facultades extraordinarias en ningún sentido." ¿ A qué seguir sosteniendo esta teoría inmoral, supuesto que pugna con los principios constitucionales? Yo pido a la minoría y así lo espero, que tenga el valor civil suficiente de ir al triunfo o a la derrota.

No os salgáis a la hora de votar, porque esto, tarde o temprano, os remorderá vuestra conciencia de hombres honrados, porque yo tengo la obligación de creer que muchos de vosotros que formáis las minorías, sois honrados, Convencéos que estáis en un error y sostenéos en pie en vuestros puestos; solamente así habreís correspondido al mandato de vuestros comitentes, solamente así habréis cumplido con vuestro deber, (Aplausos).

El C. Gómez Noriega: Para una interpelación, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Gómez Noriega: Señores diputados: Si no fuera porque el compañero Céspedes manifestó ante vosotros....(Voces:¡ No se oye !) Si no fuera porque el compañero Céspedes manifestó ante vosotros que yo había amenazado al señor licenciado Espinosa, no haría esta interpelación que voy hacer y que va aclarar el punto. El licenciado Espinosa me hará favor de decirme, contestando la pregunta que le voy hacerle, lo siguiente: Al bajar yo esta escalinata ( señalando la de la derecha), había varios diputados ahí en ella, y cuando se refería al señor Espinosa al señor Guajardo.....(Voces: ¡ Señor !) alguno de los diputados dijo: "Ya está preso, ya lo traen." El compañero Espinosa oyó estas palabras y volteó......(Voces: ¡ No, no !) Un momento (Siseos Murmullos.)

El señor Espinosa volteó en los momentos en que yo descendía, y se me quedó mirando, y me dijo: ¿ qué dice ? Que ya viene le dije yo. (Voces: ¡ No ! ¡ No !) Eso es lo único. El señor Espinosa comprendió por señas que inmediatamente le hice, que no decía esa frase a título de amenaza; yo apelo al C. Espinosa para que haga esta aclaración.

El C. Espinosa: Honorable Asamblea: con toda honradez declaro que yo oí conversación ninguna; oí una increpación a mí, una amenaza directa del C. compañero Gómez Noriega, (Aplausos.) diciéndome que mañana estará en México Guajardo, y yo entonces le contesté que no aceptaba amenazas, porque no les temo, ni de Guajardo ni de nadie; tengo confianza, porque así lo siento que ya en Sonora se destaca la figura respetable del hombre que moralizará al pueblo y que dará garantías a todos por igual. (Aplausos)

El C. secretario García Ruiz: la presidencia informa a la Asamblea.....

El C. Avellaneda: Para un hecho, pido la palabra.

El C. presidente: Si es que tiene relación con el debate.

El C. secretario García Ruiz: La presidencia informa al C. Avellaneda que pase a inscribirse para hechos, porque hay adelante de él algunos ciudadanos inscriptos ya. La Presidencia informa a la Asamblea que cuando se le consultó si se permitía la palabra para hechos, solamente estaban inscriptos los CC. García de Alba, Martínez del Río y Espinosa Luis, y que posteriormente se inscribieron los CC. García Vigil, Meza, Villaseñor y Siurob, y consulta a la Asamblea si se permite la palabra para hechos a estos ciudadanos. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Sí se concede. (Aplausos.)

Presidencia del C. SOTO ROSENDO A. - El C. presidente: Tiene la palabra para hechos el C. García Vigil.

El C. García Vigil: Ciudadanos representantes; Todos vosotros sois testigos de que yo no acostumbro distraer vuestra atención con el socorrido recurso de los hechos, para abordar, esta tribuna y divagarme en elucubraciones sobre cuestiones de interés personal o de poquisimo interés general; pero desde el momento en que, por una maniobra absolutamente reprobable, se ha dado cabida en esta tribuna a muchos oradores, interrumpiendo así, suspendiendo así el asunto que estaba a votación, me veo en el caso de subir a ella, y haciendo uso del mismo derecho que los anteriores, venir a sostener con la mayor suma de razonamientos todos los que he podido acumular en el decurso de este largo debate, con el objeto de convenceros, a vosotros los de la minoría, de que estáis absolutamente equivocados, de que estáis faltando completamente a vuestro deber.

En la sesión de antier tuve a honor el haber votado en contra de la moción que pretendía aplicar el artículo 64 de la Constitución, relativo al descuento de las dietas a los faltistas; digo que tuve honor, porque consideró que de compañero a compañero no debía emplearse este procedimiento. Y todavía después me consideré gozoso de subir a la tribuna a dirigiros palabras de confraternidad: pero de ninguna manera creí que esta actitud fuera a dar pábulo a los arrestos de la minoría prevaricadora y que ejerciendo miedos absolutamente indignos y fuera de la ley, hasta servirse de la voz desautorizada del ciudadano secretario de Gobernación, pretender hacer que esta Representación Nacional, hoy que ha dado un paso definitivo en el ejercicio de su poder, volviera atrás y entrara en transacciones indecorosas, ilegitimas e ilegales: por esto es que yo vengo también a merced de los hechos a dirigiros la palabra y a demostrar que lo que se está haciendo aquí y precisamente porque el secretario de gobernación, es absurdo, lleva en sí un germen de rebeldía, tiende a descomponer completamente el sistema gubernamental, desea arrastrar a la minoría, ciega por el miraje que ejerce el poder público sustentado por las bayonetas y por las áreas federales, a prevaricar en tal forma que quiere precipitarnos a una revolución; digo que quiere precipitarnos, porque tenga entendido que esta mayoría, absolutamente consciente de su deber, en este caso está resuelta a ir ella si a ella la llevan. (Aplausos.)

No sé qué espíritu maléfico se ha infiltrado por entre las apretadas filas gobiernistas haciendo corifeo de ellas al señor Martínez del Río que no con el cinismo de Diógenes, especulador, sino con el cinismo del que se siente absolutamente postergado por los hechos actuales, no ya en México, sino en el mundo entero, trata de revolverse airadamente contra la ley sociológica del progreso gradual de las multitudes hasta descentralizar al Poder Público de la forma arcaica, monárquica, que fue sustentada por los que sufrieron la pena de tener un yugo en su cerviz. Este es el C. Martínez el Río y es de lamentarse que esta minoría que cuenta con elementos que pueden venir a ostentar aquí una cruz revolucionaria, no una cruz cualquiera de las que se dan con la mayor facilidad a charlatanes, (Risas.) sea el que venga (Aplausos.) a sustentar aquí los argumentos tan escasos de esa minoría y pretenda erigirse en el oráculo del Poder Ejecutivo, viniendo a decir aquí la verdad absoluta que él cree tener. Pero naturalmente que esto no viene aisladamente: Todos nosotros hemos visto desde ayer cuál ha sido el tenor de la prensa, y hoy acabamos de confirmar, por los solos rubros que han encabezado la crónica de la sesión de ayer, que se tiende a preparar a la opinión pública para la disolución del Poder Legislativo, supuesto que esta minoría se siente instigada y sostenida por el Poder Ejecutivo para este acto que es absolutamente en contra de los intereses de la nación...

- El C. Lorandi desde uno de los palcos de la prensa:¡ No ! (Voces:¡ Si ! Aplausos.

) - El C. Zincútenegui Tercero: Señor presidente...

- El C. Lorandi abandona el palco de la prensa.

El C. García Vigil, continuando: ¿ Cómo es que el ciudadano secretario de Gobernación se atreve a hacer declaraciones, reforzando la actitud de la minoría que ha salido completamente... (El C. Lorandi penetra al salón. Voces: ¡ Fuera ! ¡ Fuera ! que ha salido completamente de la senda del deber y pretende que se haga una transacción en un asunto que es absolutamente constitucional, en que no se versan intereses particulares, en que no entran intereses de fracción, en que se tiene enfrente a la ley que determina categóricamente, estableciendo la división de los poderes, que el Poder Legislativo jamás debe depositarse en un solo individuo ? ¿ Qué, vamos a hacer caso del argumento absolutamente reaccionario del C. Martínez del Río de que constantemente los poderes ejecutivos han hecho uso de facultades extraordinarias en Hacienda ? ¿ Pues para qué se hizo la revolución, entonces ? Sobre todo, para ¿ qué se estampó en la Constitución ese precepto ? ¿ Qué, no se tuvo oportunidad en el Congreso Constituyente de observar todas las deficiencias de la fracción tal del artículo 73 ? ¿ Por qué el jefe del poder Ejecutivo, el entonces primer jefe del ejercito Constitucionalista, reprobó categóricamente el uso de las facultades extraordinarias a los ejecutivos? ¿Pero es que se trata de engañarnos a tal punto ? ¿ Y nosotros vamos a soportar que se nos venden los ojos ? ¿ qué, no tenemos manos para quitárnosla ?

No, una amenaza sostenida en la forma en que se pretende sostener, no puede conducir más que a un desastre del país y sería visible, vergonzoso, que la mayoría parlamentaria de esta Cámara que sostiene el precepto constitucional de no enajenar el Poder Legislativo sus facultades en el Poder Ejecutivo, fuera a retroceder un solo instante. Si vamos a ser llevados de nuevo en la vorágine de la Revolución, vamos y vayamos como quiera llevársenos, pero de ninguna manera se nos quieran invocar aquí argumentos como los del C. Martínez del Río y sobre todo que no sostengan amenazas Ya se ha visto cuál ha sido el efecto, antier de las Amenazas en contra de esta minoría que comenzó a hacer uso del recurso de descompletar el quórum; airados se volvieron los ciudadanos representados y yo aplaudí

su actitud; comprendo perfectamente que no siendo unos niños de escuela no eran para ser llevados allí; basta conque sean altos funcionarios de la Federación para que no deban ser tratados en esta forma y si a esto se agrega que nosotros no solamente somos individualmente altos funcionarios de la Federación, sino que representamos por el principio enmandado de la democracia el principio de las mayorías, la resolución definitiva en este asunto, no sé cómo calificar el atentado que se pretende cometer contra la Representación Nacional. Desgraciadamente el asunto de las facultades extraordinarias que ha ido degenerando hasta pasarse toda esta sesión en hechos. Afortunadamente el C. Espinosa elevó el debate levantándolo del cieno en que lo había arrojado el C. Martínez del Río, pero ahora señores, ¿ qué argumentos ha traído la minoría ? ¿ Careció de la oportunidad consiguiente para oponerse al precepto del artículo 1o. cuya votación está en suspenso ? ¿ No se preguntó bastantes veces si no había quien se inscribiera en pro o en contra ? ¿ Se les negó a esas minorías el derecho de ascender a esta tribuna a sostener su tesis ? ¿ No hemos sabido nosotros por que boca de algunos de sus miembros caracterizados y honorables de ha dicho que esta tesis en Derecho Constitucional, es absolutamente insostenible ? Si pasado esto, si considerando perdido este asunto se rompe el quórum una vez, y se rompe otra, y otra y otra más, ¿ Es esto el deber ? ¡ Nunca ! El artículo 157 del reglamento lo especifica claramente: Todos los ciudadanos diputados estamos obligados a no abandonar el salón a la hora de votación y a no excusarnos de votar. ¿ Cómo, pues se puede elegir el derecho este recurso momentáneo, para interrumpir las labores legislativas ? ¿ Cómo puede ser un derecho en contra del deber primordial de votar, de la función genuina del legislador ? Así es que aún cuando lo digan todos los diarios, aunque lo diga el señor ministro de Gobernación, aunque lo digan todos los consejeros del ciudadano presidente, y aunque lo sostengan con las bayonetas, nosotros estamos convencidos de que ese no es vuestro derecho; de que se antepone vuestro deber: El deber de votar. ¡ Pero calculad hasta qué punto ha llegado la amenaza !

Se niega el eminente principio democrático; de manera que se trata de subvertir todo el orden establecido desde siglos atrás; el supremo principio de la representación popular, el de la mayoría desiderativa, es violentamente ultrajado por el ciudadano secretario de Gobernación. Es un derecho, se dice. No, señores: esclarezcamos el caso; no es un derecho; puede ser un recurso, pero nada más. Se antepone nuestro deber. Ahora bien, ¿ la minoría ha traído argumentos algunos en pro de las facultades arancelarias ? Todas esas dificultades que quiere que nosotros veamos,¿ dónde están ?¿ de qué ramo se nos ha hablado aquí ? Cuál es ese ramo que requiere forzosamente, es decir, que tiene una fluctuación constante y que requiere forzosamente una acción violenta, rápida, en lo que respecta a sus impuestos, para que nosotros siquiera exceptuemos este sólo ramo o los que sean ?¿ Cuándo la minoría nos ha dicho: ve ciudadanos de la mayoría, las dificultades que se presentan ? Sólo se han traído argumentos especiosos y no ha faltado desgraciadamente el argumento del peligro del Norte, este peligro que han invocado todos los ejecutivos que se han apartado completamente del camino del pueblo: todos los que se han anajenado la confianza popular, todos los presidentes de la República que han degenerado en dictadores despóticos, todos en el momento oportuno, lo mismo Porfirio Díaz, que Estrada Cabrera y que Napoleón III, han invocado el peligro extranjero con el objeto de traer a la sumisión a la multitud del pueblo hambrienta de justicia (Aplausos.) El C. Martínez del Río nos habla de la incapacidad legislativa de la Cámara; ¿ pero cuándo ha probado su tesis siquiera por medio de un silogismo, siquiera experimentalmente por casos prácticos que pudieran hacer visibles a todos nosotros o al menos a una mayoría bastante para obtener el triunfo ? ¿ Cuándo el C. Martínez del Río lo ha hecho o cualquiera otro de los sostenedores contumaces de esta rebeldía en contra de la Representación Nacional ? Que nos diga el C. Martínez del Río, ¿ qué poder público actualmente en Europa o en América disfruta de facultades extraordinarias en aranceles ? Ni durante el período de guerra de los países más interesados en el resultado de ella se sirvieron de facultades extraordinarias en Hacienda Si el C. Martínez del Río sabe que las dificultades de esos países no pueden de ninguna manera ampararse a las que nosotros tengamos, suponiendo, sin conceder, que tengamos algunas. ¿ cómo es, repito, que nosotros nos vamos a ver obligados a que en todo el periodo presidencial el C. Carranza siga haciendo uso de las facultades extraordinarias en Hacienda ? Se invocó en la memorable sesión del 6 de mayo de 1917, el momento de transición del orden preconstitucional al constitucional, y en aquel entonces se sostuvieron argumentos tan risibles como este: "Ciudadanos representantes", se dijo en esta tribuna, son absolutamente necesarias el Ejecutivo las facultades extraordinarias en Hacienda, ¿ sabéis por qué ? Por que el C. Carranza, respetuoso como el que más, de la ley, si mañana no tiene leyes con las cuales cobrar o con las cuales pagar, toda la máquina administrativa quedará paralizada. Señores: el C. Carranza, tan respetuoso de la ley, no meterá la mano en las áreas nacionales para sacar un solo peso para pagar al Ejército Nacional que ésta combatiendo contra los rebeldes, que ésta combatiendo contra las chusmas desorganizadas; ciudadanos diputados: el C. Carranza, respetuoso de la ley, no cobrará tampoco solo centavo; ¡ se paralizará toda la administración ! ¡ Qué horror !" (Risas.) Ya hemos visto nosotros, experimentalmente, cómo el C. Carranza sí se atreve a todo y estan seguros de que es capaz de atreverse a más todavía. (Aplausos.)

- El C. González Galindo ¡ También el pueblo sufrirá algo más !

El C. García Vigil: Pero hay algo que conturba mi espíritu. Yo vuelvo los ojos, no al pasado remoto, sino al ayer solamente; voy a las fuentes de origen de esta Constitución y del poder constitucional del C. Carranza; voy al Congreso Constituyente y es una sorpresa sin igual para mí encontrar los preceptos del C. Carranza, en su proyecto de reformas a la Constitución, absolutamente ajustados a nuestra conducta, a la conducta de

nosotros los de la mayoría.¿ Qué metamorfosis se ha producido en el C. Carranza de cuatro años a esta fecha, para que él se obtiene en tener facultades extraordinarias, invadiendo la esfera del Poder Legislativo ? Yo de momento quiero creer y aun creo esto: positivamente el C. Carranza no alcanza a comprender la magnitud de este acto, pues no es posible creer que un hombre se contradiga tan flagrantemente y menos un hombre como él, el hombre más representativo de la nación mexicana en estos días. Así señores, en la página 260 del DIARIO DE LOS DEBATES del Congreso Constituyente, sesión inaugural de 1o. de diciembre de 1916, el C. Carranza, al exponer los motivos de reformas, lee lo siguiente:" Y en efecto, la soberanía nacional, que reside en el pueblo, no expresa ni ha significado en México, una realidad, sino en poquísimas ocasiones, pues si no siempre, sí casi de una manera rara vez interrumpida, el poder público, se ha ejercido, no por el mandato libremente conferido por la voluntad de la nación, manifestando en la forma que la ley señala, sino por imposiciones de los que han tenido en sus manos la fuerza pública para invertirse a sí mismo o invertir a personas designadas por ellos con el carácter de representantes del pueblo....." Así principia, y sigue:

"Tampoco ha tenido cumplimiento y, por lo tanto, valor positivo apreciable, el

otro principio fundamental claramente establecido por la Constitución de 1857, relativo a la división del ejercito del poder público, pues tal división sólo ha estado, por regla general, escrita en la ley, en abierta oposición por la realidad, en la que, de hecho, todos los poderes han estado ejercidos por una sola persona, habiéndose llegado hasta el grado de manifestar, por una serie de hechos constantemente repetidos, el desprecio a la ley suprema, dándose sin el menor obstáculo al jefe del Poder Ejecutivo la facultad de legislar sobre todo clase de asuntos, habiéndose reducido a esto la función del Poder Legislativo, el que de hecho quedó reducido a delegar facultades y aprobar después lo ejecutado por virtud de ellas, sin que haya llegado a presentarse el caso, ya no de que reprobase, sino al menos, de que hiciese observación alguna."

Estas son las palabra del C. Carranza en el Congreso Constituyente de Querétaro, y yo no puedo, solamente que él viniera personalmente a sostener lo contrario, creer que contradiga; no es posible, sería para Venustiano Carranza este acto peor que si fuera derrocado como presidente de la República vale más el honor, la palabra empeñada de un hombre, que todos los papeles, que todos los subterfugios, que todas las sutilezas de la política. Recuerdo en este momento que un célebre orador argentino, en ocasión de la guerra europea, pronunció un memorable discurso en que hizo el elogio de la palabra; le sirvió de tema el chiffon de papier desgarrado por la mano de Bethman Holweg. A la palabra y a la escritura, dice, confía el hombre toda su voluntad todo su pensamiento, todo su honor; a la palabra es a la que de se debe el bien humano supremo; la palabra es el distintivo más alto del hombre con la animalidad; la palabra, ¿ para qué concluir, si Gabriel D, Annunzio también lo dice ?: "El verbo es todo y lo puedo todo". Y la palabra del Primer Jefe del Ejercito Constitucionalista aviesamente quiere ser contradicha por una minoría que ni siquiera tiene en cuanta los antecedentes de esta Constitución. De ninguna manera quiero arrojar mi suspicacia contra el honor del C. Carranza; yo sostengo que éste fue sincero en la exposición de motivos y creo firmemente que el C. Carranza también cree que él no debe usar de facultades extraordinarias. Y más todavía, porque debe haber reciprocidad en esto: Carranza y toda la minoría parlamentaria deben creernos también que de ninguna manera pretendemos ejercer aquí una represalia, ni siquiera menguar el Poder Ejecutivo, de tal manera que venga a menos para los fines que se persiguen para la reconstrucción nacional; que el Poder Ejecutivo, como lo dijo el C. Espinosa, venga, no sumiso, altivo, legalmente ante nosotros y en nosotros encontrará un poder solidario; yo, el primero, me esforzaré en que las leyes arancelarias sean expedidas a la mayor brevedad y, más todavía, procuraré complacer los deseos del ciudadano presidente de la República. (Aplausos).

Pero, señores, este asunto de las facultades extraordinarias es un asunto de principios; yo vengo sosteniéndolo desde 1917, me he encariñado con él; yo creo que si la ley no ha de ser respetada, pronto llegaremos a la disolución del pueblo mexicano y entonces habrá manos más hábiles, hombres más cuerdos, hombres más competentes que vendrán a conquistarnos y a subyagarnos. Yo tengo fe, y por eso no puedo más que ir a la ley, me prosterno ante la ley; yo, iconoclasta, me prosterno ante la ley.

Bien sabéis que yo, en diferentes ocasiones, he censurado, he hecho crítica de la actual Constitución; pero, a pesar de eso, para mí la Constitución es la ley suprema; en aquello en que nuestra contradicción, yo trato de interpretarla y en caso de que mi interpretación no sea tan fiel como es sincero mi deseo, me someto siempre a lo que decidís vosotros; pero para mí la ley, la ley es el Poder.

¿ Cómo es, pues, que nosotros por argumentos como los que se presentan aquí, vamos a transgredir la ley ? Ahora bien, señores; entrando al asunto, haciendo psicología del caso, ¿ qué no comprendéis que las leyes arancelarias pueden ser objeto de especulaciones inmorales ? Nosotros sabemos que una tarifa nuestra puede ser el reflejo de otra del exterior, perfectamente; pero qué, vamos a dejar en sigilo la expedición de una ley arancelaria, hasta el momento en que los especuladores, los que juegan a la bolsa, los negociantes, previendo esta ley o teniendo conocimiento de ella, arrojan su capital antiguo para extraer del fondo de donde lo han echado un acervo cuantioso ? No comprendéis que precisamente nuestro comercio está tan decaído por la leyes arancelarias no sujetas a regla fija; que estas leyes arancelarias afectan de tal modo el comercio, que si por un interés público se ha elevado un impuesto en un dos por ciento del que existía, el comerciante se resarcirá con creces, haciendo no ya de mercader, sino haciendo también de empeñero que obtiene un rédito de prestamista, de agiotista ? ¿ Cómo, pues, se van a conceder las facultades en aranceles? Pero si nosotros, por el procedimiento constitucional expedimos las leyes arancelarias, entonces en esta Representación Nacional encontrara todo el que tenga su dinero en juego la

la posibilidad de acrecentarlo en una posibilidad legítima; no podrá obtener otra cosa mas que la adquisición de los datos, día a día, tarde a tarde, según la duración en la expedición de esta ley; el telégrafo quizá funcionará bastante, sí, señores; pero de ninguna manera un individuo, dos, tres o más podrán obtener ni siquiera una ley arancelaria y servirse de ellas para sus fines personales. Este es el secreto de nuestro poder. De ninguna manera se puede creer que yo pretenda echar una mancha sobre el honor del C. Carranza en estas cuestiones; pero, señores, el telegrafista, el empleado inferior, el escribiente, todo aquel que tiene un empleo, al saber que se va a fijar un impuesto sobre determinado artículo. ¿ no puede aprovechar ese conocimiento hasta obtener una utilidad para sí ? Pues verdad que sí ?¿ Si esto es lo propio, si no estamos viendo, si la inmoralidad ha rayado en lo increíble en estos tiempos, cómo vamos a conceder estas facultades arancelarias ? ¿ y nosotros vamos hacer víctima al pueblo de los flujos y reflujos que sufran esas tarifas ? ¿ qué, no estamos viendo que constantemente han subido los precios de todos los artículos, incluyéndose principalmente los de primera necesidad ?

¿ Pues por qué ese estado de miseria en que se encuentra el pueblo; por qué al atravesar el país, al salir de México a cualquier punto de la República nos hallamos que todas las estaciones están plagadas de mendigos harapientos que lloran miserablemente por un mendrugo que les arrojan los pasajeros ?

¿ Es éste el bien de la Revolución ? Cómo, pues, no fijar nuestra atención, máxime en las cuestiones económicas, en las cuestiones arancelarias, en las cuestiones hacendarías ? Así es que a nosotros no podrán convencernos jamás; no vemos la inminencia del peligro, no nos la han ni siquiera esbozado los sostenedores del contra. Entonces, pues, nosotros debemos ser consecuentes con la ley, nosotros debemos ser consecuentes con las necesidades y, sobre todo, seamos consecuentes todos con la moralidad administrativa que se requiere.

Incidentalmente el C. Martínez del Río tocó el asunto de los cinco pesos.

Es bastante ingrato este asunto, pero de cualquiera manera que sea, no se ha probado aún la inconstitucionalidad de esa ley, porque hay que distinguir: el C. Carranza arguye, por conducto de su secretario de Estado, que esto es una remuneración o compensación por los servicios de los diputados; pero, en cambio...¡ah! y tiene a satisfacción el renunciar el aumento que le hemos asignado a él; pero desconoce, ignora u olvida el C. Carranza que, tanto él como todos los funcionarios y empleados del Poder Ejecutivo, tienen dos clases típicas de compensaciones: las correspondientes a su sueldo exclusivamente y las concernientes a su representación. ¿Podrá decirnos el C. Carranza, lo mismo que cualquier secretario de Estado, que todas las asignaciones para la representación del Poder Ejecutivo no es una cosa semejante a la que nosotros hemos querido para el Poder Legislativo?

El gasto que se hace en las residencias presidenciales, en la compra de coches, en la manutención de los caballos, en los uniformes para el Estado Mayor, etc., etc.; todo esto que no es precisamente el sueldo del funcionario, no es lo ¿ correspondiente a su presentación ?¿ Pero, qué se obstinan entonces en tener a la Representación Nacional como si fuera la de unos pordioseros que vayan azotando las calles más sucias de la capital y puedan ser atropellados por cualquiera sin respeto a su representación ? ¿ Se quiere invalidar al Poder Legislativo hasta el punto de que se mengua, ludibrio y escarnio del propio país ?¿ Qué, se pretende arrojar a cualquiera contra el diputado; se quiere que se arrebate su botón, que se le extraiga de la cartera su credencial, que se le encarcele, que se le deje, que se le menosprecie ?Entonces esto es lo que se quiere hacer con el pueblo, porque el pueblo está aquí representado. Ve, pues, señores, que esto de los cinco pesos, ni con el argumento más sofistico empleado por el Poder Ejecutivo, ni con el del C. Martínez del Río se puede sostener que sea inconstitucional; será una novación; eso será todo, pero de ninguna manera es inconstitucional.

Ahora, ciudadanos representantes, llegamos al momento más crítico para esta Representación Nacional: una minoría ofuscada se empeña en romper el quórum tarde a tarde con objeto de impedir la votación de este asunto. Ya he sostenido, y creo que en modo bastante la ilegalidad de este procedimiento y vuelvo como en sesión anterior, a apelar el sentido más honrado de cada uno de los miembros de la minoría; quiero decirles, y se los digo con la mayor franqueza, que en este caso están siendo víctimas de una mala jugada de hombres avezados a todas las conculcaciones, porque hay que ver, ¿existía la convicción íntima, profunda, en ellos, de votar este asunto en contra, de impedir su votación?

Tuvieron la oportunidad para oponerse; pero ve el fenómeno cómo se ha presentado: después del primer rompimiento del quórum, ha seguido el segundo más tenaz y más tenaz, y a la fecha la rebeldía ha culminado en la declaración del secretario de Gobernación. No puedo creer de ninguna manera que esta minoría pretenda llevarnos al caso, que no quiero que llegue, de la disolución de la Cámara de Diputados; el patriotismo por encima de todo, es el que debe guiar nuestro pensamiento y nuestra voluntad, y yo apelo al patriotismo de los ciudadanos de la minoría. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos, el C. Salvador Villaseñor. (Voces: ¡ A votar ! ¡ A votar !)

El C. Villaseñor Salvador: Señores diputados: Son con ésta, tres tardes las que lleva perdidas la Representación Nacional, tratando solamente de que se llegue a verificar la votación del asunto de las facultades extraordinarias, y ante el conflicto que se presenta en esta Cámara, puesto que se han dividido los miembros de ella, ante esa minoría, minoría muy relativa, puesto que cuenta con cincuenta y tantos o sesenta miembros, yo pregunto:¿ va a ser lógico que tarde a tarde continuemos perdiendo el tiempo en esta forma ? No faltan sino sesenta sesiones por celebrar a esta XXVIII Legislatura, y yo creo, señores que deberíamos aprovecharlas de una manera efectiva, haciendo verdadera labor para la patria. Cuando hemos visto que ha llegado aquí un asunto y que en su votación se ha descompletado el quórum más de cuatro o cinco veces, la Presidencia, tal vez cuerdamente, señores, se ha abstenido de volverlos a presentar a votación, para evitar volver a perder una tarde más el tiempo...

El C. Morales Francisco César, interrumpiendo: ¿ Qué asunto es ?

El C. Villaseñor Salvador, continuando: El asunto de Palavicini, que era una cuestión en la que no faltaba más que la votación y que toda la Asamblea, casi la mayoría, estaba anuente en que se les concediera, (Voces: ¡ Está !) por ser de justicia, usar esa condecoración que se le ha concedido.

Supongamos, señores representantes, que el día de mañana el Ejecutivo recibiera un decreto enteramente legal, constitucional, de esta Cámara, para su promulgación, y que indebidamente no lo promulga. ¿ Qué debería hacer esta Representación ? ¿ Debería disolverse ? ¿ Por la fuerza debería hacérsele promulgar ese decreto ? ¿ Qué fuerza podría usar el Poder Legislativo, si no la tiene ? ¿ Qué fuerza efectiva ? No, señores; la nación entera, el anatema del pueblo caería sobre el presidente de la República. Ahora bien, señores; si aquí mayorías y minorías no llegan a un acuerdo y se está descompletando este quórum, ¿ por qué no retirar este asunto de votación ? (Voces: ¡ No ! ¡ No !) Y que el pueblo....(Voces: ¡ No !¡ No !) Sí, señores el pueblo, que es soberano, sabrá juzgar y dar a cada quién lo que corresponda; el pueblo sabrá perfectamente quién cumple con su deber y quién no, pero agradecerá que el día de mañana, señores diputados, se le pueda decir: "Aquel asunto no se votó, por culpa de una minoría que abandonaba el salón." (Voces: ¡ No !) ¿ Pero, en cambio, se puede decir al pueblo: aquí tenéis un presupuesto que hemos hecho nosotros en previsión de que el Ejecutivo no nos mandara ninguno ? Y en estos momentos invito a los diputados de buena fe para que, aunque no formemos parte de la Comisión de Presupuestos, nos unamos a ella para ayudarle en nuestra esfera de acción a formar esos presupuestos, a fin de que no venga el año próximo y nos encontremos con que no tenemos siquiera presupuestos. (Voces:¡ A votar !) Sí, señores; esa minoría relativa ha dicho que ésta dispuesta a descompletar el quórum saliendo del salón, minoría en que no me encuentro, porque si bien es cierto que he votado porque no se retiren esas facultades, me he estado siempre con mi curul votando y ahí estaré siguiendo votando en esa misma forma. Pero creo que también cabe aquí no olvidar, y me permito recordarlo a mis estimados compañeros García Vigil, Mariel, Vadillo y, en general a los de las izquierdas, en que cuando esas izquierdas estaban desoladas, muchos miembros de la mayoría de ahora se empeñaron por hacer salir de esta Representación Nacional al Genera Vigil, calumniándolo y aun llegando a decirle que era traidor a la patria; que se ha olvidado eso y que también se ha echado de aquí por los mismos de la mayoría actual, a revolucionarios como Rivera Cabrera, que debería estar sentado en un curul. Ahora se ésta oyendo el canto de las sirenas. Yo tarde a tarde llego a esta Cámara y me encuentro con que mi pupitre está ocupado, cuando antes ese lado estaba enteramente vacío; ¿por que ese cambio ? ¿ por qué habéis abandonado esas derechas? Yo disculpo a los diputados que llegaban aquí de sus provincias sin conocer este medio, sin conocer muchos de ellos siquiera la capital, deslumbrados hasta por este candil, que pasaron por las horcas caudinas de los nacionalistas a fin de que fuera aprobada su credencial, pero que en seguida se separaban de ese partido; mas no apruebo que los que han militado ahí sistemáticamente, más de un año, ahora estén diciendo que son independientes y más que independientes, antigobernistas, señores diputados. ¿Qué vamos a creer? No olvidemos, señores, que los Estados Unidos donde el tiempo es oro y donde no se pierde el tiempo, están pendientes de esta representación Nacional, que fue convocada a período de sesiones extraordinarias, entre otras cosas, para discutir el importantisimo asunto del petróleo. Allá en los Estados Unidos, hay mucho capital, hay muchos millones de pesos (Voces: ¡ Ah!) que no vienen a México.....(Voces: ¡ Ah!) Sí, señores porque están esperando cómo queda definitivamente esa Ley del Petróleo. Pasó el período extraordinario y, ¿a qué se hizo? Irse a pasear aquí unos cuantos señores diputados con todo confort a Tampico y nada más. En el senado está fracasando la ley.

Se trata aquí de la Ley del Trabajo para salvar al pueblo, a los trabajadores, y ni esa ley, ni con todas sus imperfecciones, se va a terminar. Y ahora, finalmente señores ¿va a ser lógico que este parlamento se disuelva por él mismo? Señores: Sería verdaderamente absurdo.....

El C. Espinosa, interrumpiendo: ¡ Qué se va a disolver !

El C. García de Alba: ¡ Llamaremos a los suplentes !

El C. Villaseñor Salvador, continuando: Se me dice por el Moisés de la Cámara: "llamaremos a los suplentes." ¿ Cómo vendrían los suplentes ?..... (Voces: ¡ A la carrera !) Eso no es posible, eso no es lógico. ¿ Les pagarán el viaje y los traerán aquí ?

Yo seguro que no vendrá ninguno, yo aseguro que no vendrán. (Risas.) Finalmente, señores, yo invito a la Asamblea para que no haga cuestión de capricho este asunto de las facultades, porque propiamente no es ya el C. Carranza el que las necesita; ya es un capricho aquí en esta Cámara, de mayorías y minorías relativas, de quitárselas o de no quitárselas. (Voces: ¡ Ah ! ¡ A votar ! ¡ A votar !) - El C. presidente: Tiene la palabra, para hechos, el C. Siurob. - El C. Siurob: Renuncio al uso de la palabra, únicamente con el objeto de pasa inmediatamente a la votación, y pido que, en caso de que no llegue a haber quórum, se siga cumpliendo con la última parte del artículo 63 constitucional.

El C. presidente: La presidencia manifiesta a Su Señoría el diputado, Siurob que hace un momento la Asamblea votó en el sentido de que se concediera la palabra a los ciudadanos diputados que se habían inscripto para ello. (Voces: ¡ No ! ¡ A votar ! ¡ A votar !) Pero habiendo renunciado el C. Siurob al uso de la palabra, (Voces: Era el último!) tiene la palabra para hechos, el C. Avellaneda.

El C. Avellaneda: Señores diputados: Nada más vengo a citar a usted dos hechos: el primero consiste en que el propio diputado Espinosa dijo en esta tribuna que creía conveniente que el Ejecutivo viniera a informar a la Asamblea respecto a este asunto...

El C. Espinosa Luis: Yo no he dicho eso.

El C. Avellaneda: Si el C. Espinosa no ha dicho eso, el señor Trejo no negará que dijo en esta

tribuna, en la sesión de ayer, que quería reformar el artículo que se trata de votar. Me permito interpelar al C. Trejo para que me diga si esto es o no verdad.

El C. Trejo: Hablaré después que usted concluya.

El C. Avellaneda: Dice el C. Trejo que me contestará después. A todos ustedes les consta que, en efecto, lo dijo; que en efecto pretendió reformar el proyecto de ley; pues bien, señores; esto tácitamente es pedir permiso para retirarlo, porque de otra manera es intocable el proyecto de ley, estando en poder de la Presidencia de la Mesa. Motivo es éste por el que ruego a ustedes se sirvan tener en cuenta ya que la Comisión ha pedido permiso para retirar el proyecto y reformarlo, y motivo es éste por el que no se puede votar este asunto hasta que no se conceda permiso y se reforme. Por eso me opongo a que se vote. En cuanto a la votación de la sesión permanente, si se concede permiso a la Comisión, ya que no tiene objeto, pues ya no podremos aprobar ni mucho menos poner a votación la proposición del C. García Vigil, puesto que saldría sobrando. De tal manera que no puede entrar en votación este proyecto de la Comisión, puesto que repito, ella misma pidió permiso para reformarlo. (Voces:¡ No es cierto !) Sí, señores; si vosotros queréis negar, lo podéis hacer, sin que por eso deje de haberse solicitado ese permiso. De modo, pues, que me opongo a la votación por ese motivo, esperando que no lo negarán ustedes, porque a todos les consta.

El C. presidente: Tiene la palabra, para hechos, el C. Marciano González. (Aplausos. Voces: ¡ A votar ! ¡ A votar ! Campanilla.)

El C. secretario García Ruiz: La Presidencia llama la atención, muy atentamente, a la honorable Asamblea, para que sirva guardar compostura y escuchar al orador. Asimismo llama la atención a las galerías con objeto de que se evite todo escándalo para que la Presidencia no aplique el Reglamento.

El C. González Marciano: Honorable Asamblea:

Dentro de ese espíritu democrático en que las mayorías reciben y hacen el ánimo de los que pertenecemos a las minorías, es preciso que hablemos compenetrándonos dentro de esa lógica que debe normar toda discusión y que es la que ha venido, reposada e inteligentemente, a vaciar aquí García Vigil. Y esa es la lógica que nosotros pedimos, ese es el razonamiento que exigimos y no ese eterno ulular semejante el de los coyotes, que repiten los de las galerías. (Siseos.) ¿ Eso es democracia ? Eso es atropellar por la fuerza bruta, contra la cual venimos los de las minorías y seguiremos viniendo, entiéndase bien, hasta que ustedes vacíen sus razonamientos y nos convenzan de que estamos en un error; pero entretanto siga la fuerza, ahí la debilidad; pero es la debilidad que tiene todavía sed, deseos muy hondos de escuchar razones. Yo no sé qué sea más censurable: si abandonar la Representación Nacional cuando se va a la votación porque no se han escuchado razones, en más abominable escuchar de algunos representantes un eterno insulto para los que pertenecemos a las minorías; insulto que muchos de nosotros que nunca vaciamos cuando estuvimos en las mayorías. (Aplausos. Voces:¡ No !) Ya lo creo, algunos dicen: ¡ No ! ¿ Y a dónde nos arrastra, a dónde nos lleva, en qué pendiente nos coloca ese eterno ¡ no !, ese vocablo sin sabor insípido... (murmullos y risas.) y a veces hasta necio ? (Risas.) ¡ Ah, se ríen porque he dicho "sin sabor, insípido", porque he puesto dos negaciones !¡ Mal oído tiene aquel que no ha escuchado una coma entre los dos vocablos! (Risas.)

Ha dicho el diputado García Vigil, quien ha ahondado la cuestión, quien ha traído consigo documentos, que es anticonstitucional conceder al Ejecutivo facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda. Eso es lo que queremos, eso es lo que deseamos discutir; y entienda García Vigil que mientras eso llegue, si el secretario de gobernación por su influencia si la tiene o no la tiene pretende disolver la Representación Nacional, cuentan las mayorías con muchos de las minorías que sabremos estar en nuestro papel y asumiremos la actitud digna que nos corresponde...(Aplausos.) y somos los primeros, lo digo por mí, en censurar el procedimiento antipolitico ensayado por Aguirre Berlanga. (Aplausos.) Señores, nosotros creemos, y lo digo por mí, que si es anticonstitucional conceder las facultades extraordinarias al Ejecutivo en el ramo de Hacienda, hay otras consideraciones generales que van aparejadas y que tienen acaso la misma fuerza que la ley; creemos honradamente que debemos discutir, pero el C. Aguirre Berlanga no ha estado en su papel. Lamento infinito tener que sacar a colación al licenciado Aguirre Berlanga, porque vosotros sabéis que cuando el Bloque Nacionalista tuvo la mayoría, yo fui quizá el único que personalmente se enfrentó con el C. Aguirre Berlanga para decirle que Marciano González en el terreno de la ley estaría con Venustiano Carranza, y que Venustiano Carranza fuera de la ley sería enemigo de Marciano González. (Aplausos.)

Yo le fui a pedir que me dejase a la Representación Nacional la libertad que le correspondía y que no ensayase porque era indecoroso, porque era indigno y nosotros no lo permitiríamos procedimientos que marcharan nuestro decoro y que irían con nosotros como la duda infinita que llevan consigo los que roban la honra y los que empeñan su palabra de honor. Así es que de esto se deduce que no soy amigo de Aguirre Berlanga, pero sí soy amigo de Venustiano Carranza.... (Una voz: ¡ Es igual ! Risas.)¡ No es igual ! Alguien dijo por ahí...(Campanilla.

) - El C. Secretario García Ruiz: La presidencia exhorta por última vez a las galerías a guardar compostura.

El C. Zincúnegui Tercero: ¡ No son las galerías !

El C. Espinosa Luis: ¡ No fueron las galerías; fuimos nosotros !

El C. González Marciano, continuando: Yo me permito respetuosamente llamar la atención de la Presidencia sobre que en esta vez las galerías no han hecho demostración alguna y que mis compañeros, al hacerla....(Aplausos en las galerías.) están en su papel. ¿ Cuál es el medio de que nos valemos en los conglomerados para recibir la impresión, el efecto que ha causado nuestro discurso? Indudablemente que éste es, y debe de participar en esas manifestaciones y en esas expresiones lo mismo el

el público que ésta aquí representando al pueblo, que el publico que está allá arriba, porque viene también a velar por los intereses suyos, que son los intereses nuestros. (Aplausos.)

Pero queremos, los de las minorías, escuchar razones; no queremos que se nos insulte eternamente, que día a día se vacíen sobre nosotros todas las injurias y todo el lodazal; queremos oír y lógicamente discutir.

Es indudable que esta Representación Nacional es el cúmulo representativo de la mayor suma del pueblo mismo y aquí en esta Representación Nacional venimos a ver qué es lo que puede, en el terreno de la practica, beneficiar más al mismo pueblo que representamos. Lo más absoluto que ha podido recoger el pueblo más fuerte de la tierra, Estados Unidos, ha sido esa modificación constante, esas innovaciones improvisadas en que sus legisladores han caído por vicio o por interés; lo mejor que ellos tuvieron fue lo que recogieron en la Constitución colonial. Más tarde se sirvieron de lo que trajo el dominio de Inglaterra y posteriormente todo no ha sido sino un incesante ensayo en el que a veces no se observan tanto los errores y los fenómenos sociales como aquí, porque los hombres se ocupan de los negocios, pero no de la política.

Es indudable que hay arcaísmos; encontraremos fenómenos sociológicos que no pueden compararse con los nuestros que los hemos resuelto a posteriori mejor que como ellos los han resuelto; pero se va a la Cámara a discutir; se entra en el terreno del análisis; a la ley misma se le ausculta, se le observa; y queremos aquí -y entiéndanlo bien los señores de la mayoría -, que los de la minoría estamos dispuestos a escuchar razones; pero mientras se siga el procedimiento hasta aquí lastimosamente seguido de insultarnos o de no dejarnos hablar, les diré, a semejanza de aquel famoso orador neoleonés, don Servando de Teresa y Mier: "La culpa de que se castigue a este justo no es nuestra." Nosotros también queremos salvar a ese justo, que en este caso es el país. Velemos por él y estén seguros los de la mayoría que en el terreno de la razón siempre estaremos a sus órdenes los de la minoría para cooperar con ellos. (Aplausos.) Yo estoy seguro que podremos llegar a una perfecta inteligencia; no hemos sembrado todavía división alguna entre los intereses generales que son los que aquí nos traen y por eso, os repito para terminar, cuando se pretenda resolver los problemas del país, alejémonos de pasionalismos, vengamos a respirar otra atmósfera, y dentro de la armonía, dentro de la discusión de los intereses generales, la minoría estará con ustedes. (Aplausos. Voces: ¡ A votar !)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Lorandi.

El C. Arriaga: ¡ Pido la palabra para una moción de orden !

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Arriaga: La Asamblea ha dado permiso para que hablen los oradores que estaban inscriptos en el momento en que se le pidió su consentimiento; pero el C. Lorandi no estaba ni podía estar inscripto, puesto que estaba fuera de la Asamblea, puesto que la Presidencia anterior le ordenó salir de este recinto.

Así es que pido a Su Señoría, con todo respeto, que se sirva preguntar a la Asamblea si concede la palabra al C. Lorandi.

El C. secretario García Ruiz: A solicitud del C. Arriaga, se consulta a la Asamblea, en votación económica, si se le permite la palabra al C. Lorandi y al C. Aguirre Vito, que también está inscripto. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Sí se permite.

El C. Siurob: Breve, Lorandi.

El C. Lorandi: ¡ Sí ! Cuando los representativos de la mayoría de esta Cámara lanzan cargos como el que lanzó a la minoría el señor general García Vigil, es urgente rectificarlos y voy a hacer la rectificación al cargo que hizo el señor general García Vigil a la minoría, de estar casi en complicidad con el Poder Ejecutivo para llegar hasta la disolución de las cámaras. Como premisa principal, esto es falso. Por mera coincidencia, a un acto gallardo y noble, perfectamente legal, de una minoría que se sintió acosada; por una verdadera casualidad, repito, comete una torpeza -casualidad naturalmente pensando en este acto - el señor ministro de Gobernación; el señor ministro de Gobernación da un paso perfectamente torpe y todo el mundo piensa, en las mayorías, que las minorías estábamos de acuerdo con él...

El C. Siurob, interrumpiendo: ¡ Es claro !

El C. Lorandi, continuando: Y esto es claro, cuando lo dice el doctor Siurob con toda malevolencia; está perfectamente clara la cuestión, ¡pero nada hay más falso! Yo tengo la absoluta sinceridad de que algunos individuos de la minoría, que no nos dirigen como piensa el general García Vigil, sí hablaron con el señor ministro de Gobernación y hablaron después de que, por generación espontánea, se constituyó esa minoría. Estos señores obtuvieron tal o cual éxito, se quiere pensar, en superficie y se lo arrogaron y fueron a ver al señor ministro de Gobernación y le dijeron: "Por nuestras gestiones, por nuestra labor en la Cámara... (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) Es absolutamente inútil que los diga, porque en este caso me hago solidario de la labor política que ellos están desarrollando en la Cámara y de ninguna manera los voy a delatar. (Voces: ¡ Ah !) Bien, naturalmente que es una maniobra que nosotros debemos a toda costa atacar, la que está efectuando la mayoría. Dice a la nación, porque la prensa lo publicará: "la minoría de esta Cámara, perfectamente gobiernista, está en contra del pueblo que nosotros representamos"; y sienta una tesis que parece no puede contradecirse. No, señores diputados; la minoría ha sostenido una tesis en contra de la mayoría y nada más. Que no hemos dado razones; no las hemos dado en el caso de las facultades extraordinarias, porque no han querido aceptarse, porque ya las mayorías tenían formado su criterio a ese respecto. ¿ Por qué no se dieron razones en el caso de Yucatán ? Porque ya se venía con el decidido propósito de votar en contra del Ejecutivo. En el caso del Municipio Libre, muchos hubiéramos querido hablar, pero no lo hicimos porque nos pareció inútil. Respecto al asunto actual, hay razones que hemos dado en un manifiesto que fue redactado, entre otros, por mí. (Voces: ¡ Aah !) ¡ Y yo traje algunas razones aquí ? Ninguna, porque era inútil exponerlas. El mismo general García Vigil, cuando estaba convencido de que al Ejecutivo se le

quitarían las facultades extraordinarias en Hacienda, estuvo preparándose por espacio de quince días, lo sé de buena fuente, estuvo documentándose para pronunciar el brillante discurso que ha pronunciado, pero que anteriormente no pronunció debido a que lo consideró inútil; en aquella ocasión dijo unas cuantas palabras, un discurso que no puede hacer época en su historia parlamentaria, pidiendo que se votara en contra de las facultades extraordinarias, porque lo consideraba necesario; en cambio, hoy no hemos organizado, no porque tal o cuál aministro nos lo haya aconsejado, sino por generación espontánea, por lo mismo que corre el venado cuando lo acosan los perros, ha pronunciado un discurso. Ahora bien; habla García Vigil de que las minorías rebeldes no aceptaban las decisión contundente de las mayorías. ¿ Por lo mismo que no la aceptaban ellos, hace apenas unos cuantos meses ! El se rebelaba contra la mayoría, contra el número. "¡ No es la ley, no es la razón; es el número !" Por eso mismo nosotros nos rebelamos hoy; eso mismo hacemos nosotros hoy. No votamos nosotros ahora, como no han votado ustedes en caso del señor Palavicini, por ejemplo; han echado mano de un recurso para prolongar esa votación, para hacerla indefinida... (Voces: ¿ Quiénes ? ¡ Nombres ! ¡ Nombres !)

El C. Zincúnegui Tercero: ¡ Hemos votado todos !

El C. Alencáster Roldán: ¡ el que desintegra el quórum es Mancisidor !

El C. Lorandi, continuando: Algo, que es necesario también rectificar: "que el comercio internacional de México se ha perjudicado con las facultades de que ha venido disfrutando el Ejecutivo." (Voces: ¡ Sí ! ¡ Sí !) Señores: en el caso de que se le resten las facultades al Ejecutivo para legislar en el ramo de Aranceles, habrá casos en los cuales no se podría atener nadie a nada, porque hemos visto que aquí o se labora; de hoy en adelante esta Cámara hará exclusivamente labor política en favor del general Obregón, o en favor de tal o cual candidato, pero su labor es eminentemente política, no legislativa, y llegaremos a un momento en que nadie tendrá una ley para importar ni exportar nada. Por lo que respecta a un cargo que así presentado aparatosamente asume grandes proporciones, el caso de los que dijo el señor presidente Carranza en su exposición de motivos al enviar la Carta Magna al Constituyente.... (Voces: ¡ El proyecto !) El proyecto de la Carta Magna al Constituyente, ¿ no es acaso de aplaudirse la actitud del señor Carranza, que hace a un lado su amor propio ? ¿ Qué creéis, acaso, que el señor Carranza ignoraba que podía habérsele echado en cara eso mismo ? Hay algo más sacrosanto que la ley, hay algo que más debe respetarse y es la urgente necesidad de defender a la patria, y, señores, Carranza bolsheviki, Carranza atacado en el extranjero y atacado aquí ahora por sus propios paisanos, Carranza ha salvado a la Revolución pasando por encima de la ley en cuestiones hacendarías.

El C. Altamirano, interrumpiendo: ¿ Y Querétaro, y Guanajuato, y San Luis ?

El C. Lorandi, continuando: Toda la prensa, toda la prensa dice mal de Cabrera, ese sublime calumniado que alcanza ya casi su Gólgota; pero ojalá para bien de la patria que esos hombres sigan firmes en la ruta que se han trazado; ojalá que lleguen hasta el fin, no obstante que se les vitupere. ¡ Estos hombres alcanzarán su desprestigio, pero habrán salvado a la Revolución !....

El C. Altamirano, interrumpiendo: ¡ No, hombre; qué van a salvar, la han traicionado !

El C. Lorandi, continuando: ¿ Qué haría el país con este loco bienintencionado que se llama Manuel García Vigil ? ¿ Qué haría el país con esos hombres en el Gobierno ? ¿Acaso la labor serena, la labor ecuánime que corresponde a los gobernantes es la que asume el C. García Vigil ? ¿ Es acaso la ocasión de proclamar una revolución más para el país ? (Siseos. Voces: ¡ Sí !) ¡ No, hombre, no ! (Risas.) Este discurso de ninguna manera podría equipararse, por ejemplo, el pronunciado por Escudero en la Cámara modernista, en la XXVI Legislatura; entonces sí había que hablar de revolución, pero no en estos momentos, cuando sabemos que el C. Venustiano Carranza de ninguna manera disolverá el Poder Legislativo, que no han pensado en eso, ni ninguno de los que colaboran con él... (Voces: ¡ Como no ! ¿ Y Aguirre Berlanga ?) Nosotros seremos los primeros en unirnos a García Vigil si llegaran las circunstancias que él indica; pero esto no será, felizmente, para el país. Bien, señores; continúa planteada la cuestión: No se ha llegado a ninguna conclusión; las mayorías no nos respetan, me refiero a las minorías en este caso; la discusión deberá establecerse ecuánime y serenamente de parte a parte y debemos reunirnos y ceder nosotros en el caso de que se le restaren facultades al Ejecutivo en Hacienda, pero ratificándoles en la cuestión de Aranceles; si no, seguiremos aquí cada quien en nuestro puesto y....¡ ya veremos entonces !

El C. Avellaneda: Pido la palabra para una alusión personal.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Vito Aguirre.

El C. Aguirre Vito: Renuncio al uso de la palabra, porque el C. Lorandi ha dicho, en síntesis, lo que yo iba a decir, y ha hecho la manifestación del sentimiento de la minoría a que pertenezco.

El C. Lorandi: Yo hablé por mi. (Voces: ¡ Que hable Vito !)

El C. Aguirre Vito: Ciudadanos representantes: Pedí el uso de la palabra para hechos, con el único y exclusivo fin de protestar contra las alusiones del C. García Vigil, quien vino a esta tribuna a decir que si no toda la minoría, cuando menos algunos de sus componentes... (Murmullos, Voces: ¡ Déjenlo Solo !) Favor de no interrumpir... veníamos insinuando y - por qué no decirlo - casi hasta pagados por las fuentes oficiales, o sea por el ciudadano secretario de Gobernación...

El C. Fierro, interrumpiendo: ¡ Ya lo dijo Lorandi !

El C. Aguirre Vito, continuando: ¡ Si lo dijo Lorandi, yo lo repito !... (Voces: ¡ muy bien ! ¡ viva "Plagües" !) Yo protesto contra esa insinuación calumniosa por lo que a mi persona se refiere, por que a mi ni el ciudadano secretario de Gobernación, ni ningún secretario del C. Carranza podrá comprarme, porque no nací para venderme. (Aplausos. Voces: ¡ Aah ! ¡ Plagües ! ¡Plagües !)

Si he estado y estoy y seguiré estando con las minorías, es por mi convicción propia, no porque me vengan a insinuar ideas u opiniones en tal o cual sentido mis compañeros de la minoría. Yo sigo y seguiré estando con las minorías, sin recibir, sin percibir, sin desear, sin anhelar una remuneración de las fuentes oficiales, porque creo y sigo creyendo que estoy en mi deber y estoy en mi puesto... (Voces: ¡ Bajate !) Ahorita me bajo, no tengan mucho apuro... (Risas.) Voy a decir dos o tres verdades aquí: aquí se viene a atacar al C. Carranza, al ciudadano secretario de Gobernación y al ciudadano secretario de Hacienda. Ninguno de los amigos, de los que tienen relaciones con tales ciudadanos, han tenido el valor suficiente, el valor civil de sacar la cara por ellos y ahora lo vengo a sacar yo... (Voces: Risas. Gritos. Desorden. Campanilla.)

El C. Zincúnegui Tercero, interrumpiendo: ¡ Qué mala cara !

El C. Aguirre Vito, continuando: Tal vez por esos siseos y por esas carcajadas pueda traducirse que yo vengo aquí halagado por el puesto que mañana o pasado pueda ofrecerme el gobierno actual; el gobierno actual no puede ofrecer ya puestos, porque ya está en el ocaso; si vengo a defenderlo, si vengo a defender al poder actual, desde el C. Carranza hasta sus ministros, es porque creo firmemente, sinceramente y honradamente que el C. Carranza y sus secretarios están en sus puestos... (Voces: ¡ Plagües ! ¡ Plagües !) Por lo que respecta... (Murmullos. Siseos. Campanilla.) Carranza es más inteligente que usted, C. Altamirano. Por lo que respecta al asunto a debate, yo no hablo en nombre de las minorías, porque no estoy autorizado por ellas... (Siseos. Voces: ¡ A votar ! ¡ A votar !) Vuelvo a repetir... (Voces: ¡ No, hombre, no ! Gritos. Campanilla.)

El C. Lorandi: ¡ Moción de orden, señor presidente ! Ha transcurrido la hora reglamentaria.

- - El C. Aguirre Vito: ¡ Gracias, compañero !

El C. secretario García Ruiz: Habiendo transcurrido la hora reglamentaria, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se prorroga la sesión. (Voces: ¡ No ! ¡ Sí !) Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie.

No se prorroga.

El C. Zincúnegui Tercero: Reclamo la votación.

- El mismo C. secretario: Orden día para mañana:

"Proyecto de Ley sobre Facultades Extraordinarias del Ejecutivo. Votación del proyecto de ley facultando al C. Félix F. Palavicini para aceptar y usar una condecoración. Sesión de Colegio Electoral. Dictamen sobre elecciones en el 8o. distrito electoral de Michoacán. Sesión secreta."

El C. presidente, a las 8.03 p. m.: Se levanta la sesión.