Legislatura XXVIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19191117 - Número de Diario 57

(L28A2P1oN057F19191117.xml)Núm. Diario:57

ENCABEZADO

MÉXICO, LUNES 17 DE NOVIEMBRE DE 1919

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO II.- PERIODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO III.- NÚMERO 57

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 17

DE NOVIEMBRE DE 1919

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. La Comisión de Presupuestos y Cuenta presenta su dictamen sobre el Presupuesto de Egresos del ramo segundo, enviado por el Ejecutivo para el año de 1920; se le dispensan las lecturas, imprímase y a discusión del primer día hábil.

3.- Dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, proponiendo que se turne el expediente relativo a las modificaciones propuestas a la tarifa de importación con relación a loza no especificada, decorada y sin decorar, a la Comisión de Presupuestos y Cuenta; se aprueba.

4.- Son aprobados dos dictámenes de la 1a. Comisión de Peticiones.

5.- Dictamen de las comisiones unidas 1a. y 2a. de Hacienda, cuya parte resolutiva dice: "No es de derogarse la Ley General del Timbre como lo solicita. El C. Pedro C. Pérez Capetillo" . Aprobado.

6.- Dictamen de las comisiones unidas 1a. y 2a. agrarias, relativo a la solicitud de la Confederación obrera mexicana, referente a que no se despoje al campesino de los terrenos y las aguas de que provisionalmente disfruta, entretanto se expidan las leyes orgánicas del artículo 27 constitucional; aprobado.

7.- Hacen uso de la palabra para hechos y para mociones de orden varios ciudadanos diputados. Consultada la Asamblea si concede el uso de la palabra al C. Espinosa, aquélla resuelve que no es de concedercéle.

8.- Continua la discusión del proyecto de Ley de Ingresos: A votación el dictamen sobre la adición a la iniciativa de Ley de Ingresos presentada por los CC. diputados Méndez Benjamín, Soto Peimbert y otros, es rechazado, volviendo a la Comisión.

9.- Es discutido y aprobado el nuevo dictamen sobre dicha adición. Pasa el proyecto de ley al Senado para los efectos constitucionales. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. FRANCO AGUSTÍN

(Asistencia de 144 ciudadanos diputados.)

- El C. presidente, a las 4.30 p. m. Se abre la sesión.

- El C. secretario Castillo, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día quince de noviembre de mil novecientos diez y nueve.

"Presidencia del C. Agustín Franco.

"En la ciudad de México, a las cuatro y veintisiete de la tarde del sábado quince de noviembre de mil novecientos diez y nueve, con asistencia de ciento treinta ciudadanos diputados, se abrió la sesión.

"Sin debate se aprobó el acta de la sesión celebrada el día doce del presente mes, y se dio cuenta de estos documentos:

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, en que acusa recibo del proyecto de decreto por el que se autoriza al gobernador del Jalisco para organizar fuerzas en ese Estado.- A su expediente.

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, con el que se envía un proyecto de ley reglamentaria de la beneficencia privada.- Recibo, a las comisiones unidas 2a. de Gobernación y 1a. de Hacienda, e imprímase.

"Oficio del ciudadano procurador general de Justicia del Distrito Federal, transcribiendo un escrito que le fue dirigido, en que se pide no otorgue la protesta de ley como magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, el C. licenciado Manuel Suárez, en vista de que no tiene la edad que la ley exige para el desempeño de ese cargo.- A la 1a. Comisión de Peticiones

"Telegrama procedente de Saltillo, Coahuila, por medio del cual se participa que la diputación permanente del Congreso de ese Estado y los presuntos diputados a la XXIV Legislatura, acordaron suspender la sesión del día 13 de este mes, como una manifestación de duelo por la llegada del cadáver del poeta Amado Nervo.- De enterado.

"Oficio de la Legislatura del Estado de Nayarit, en que transcribe las resoluciones a que llegó en el conflicto político surgido últimamente en aquella entidad.- Recibo, y agréguese a sus antecedentes.

"Telegrama procedente de Córdoba, Veracruz, en que el C. A. Deschamps comunica que continuará substituyendo al gobernador constitucional de ese Estado durante la prórroga de la licencia que le fue concedida.- De enterado.

"Mensaje fechado en Campeche, por medio del cual el C. Licenciado Abelardo Morano Lezama pide se le haga un anticipo para que pueda dirigirse al Territorio de Quintana Roo, a fin de tomar posesión del Juzgado de Primera Instancia.- A la 1a. Comisión de Peticiones.

"Telegrama depositado en Zacatecas, el día 12

de los corrientes, en que los miembros de la Mesa Directiva del Partido Civilista Zacatecano hacen una consulta relacionada con la capacidad constitucional en que se encuentra el C. ingeniero Ignacio Bonillas para aceptar su candidatura a la presidencia de la República, desde el momento en que no ha residido en el país durante el año anterior al día de la elección .- A la 2a. Comisión de Peticiones.

"Telegrama procedente de Mérida, Yucatán, hecho suyo por los CC. diputados Romero Cepeda, Bolio y Rivera Castillo, a efecto de que se transcriba a la Suprema Corte de Justicia, en que se hace una relación de los acontecimientos que han tenido lugar en aquel Estado con motivo de las elecciones para diputados locales y municipales.-Como se pide, transcríbase a la Suprema Corte de Justicia. Este trámite fue dado por la Mesa, después de que el C. Bolio, apoyándose en el artículo 97 constitucional, fundo la petición que al calce del telegrama hace en unión de los CC. Romero Cepeda y Rivera Castillo.

"Telegrama de igual procedencia que el anterior, que trata del mismo asunto.

Lo hacen suyo, con idéntico fin, los mismos ciudadanos diputados. A moción del C. Espinosa Luis, le Mesa acordó transcribirlo también al Ejecutivo de la Unión. En consecuencia, el tramite quedó redactado así:

"Transcríbase a la Suprema Corte de Justicia y al Ejecutivo de la Unión."

"Solicitudes de los CC. diputados Lorandi, Basáñez Patiño y Mejía a fin de que se les conceda licencias, con goce de dietas, hasta por un mes a los dos primeros, hasta por veintidós días al tercero hasta por veintiocho días al último. Se aprobaron sin discusión, previa dispensa de trámites.

"Proposiciones de la diputación del Estado de Yucatán, relativa a que esta Cámara ocurra ante la Suprema Corte de Justicia, solicitando el nombramiento de una Comisión que averigüe los hechos que se imputan al juez de Distrito en aquel Estado, con motivo de los acontecimientos que en el mismo han tenido lugar en ocasión de las elecciones a diputados locales y municipales. Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó, así que la fundó el C. Castillo Torre.

"Iniciativa de adición a la Ley de Organización de Tribunales del Fuero Común, relativa a la forma en que deben suplirse las faltas temporales de los magistrados del Territorio de la Baja California, que presenta la diputación del mismo.- A las comisiones unidas 1a. de Justicia y 1a. de Puntos Constitucionales.

"Proyecto de modificación a las partidas 9,419 a 9,425 del ramo noveno del Presupuesto de Egresos, que presenta el C. diputado Castillo Garrido, apoyado por la mayoría de la diputación por el Estado de México.- A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Iniciativa de la mayoría de la diputación por el Estado de Tamaulipas, a fin de que se condonen los derechos de importación al material que se requiere para pavimentar el mercado público de la población de Matamoros, de dicho Estado.- A la 1a. Comisión de Hacienda.

"Presidencia del C. Gregorio Morales Sánchez.

"Los CC. Castillo Torre, Morales Francisco César y García de Alba, usaron de la palabra para hechos. A moción del C. Morales Francisco César, se dio cuenta con un proyecto de ley que tiene por objeto pensionar a las señoritas Elvira y Concepción Nervo y Margarita Nervo, hermanas e hija del extinto diplomático Amado Nervo.- Se turnó a la 2a. Comisión de Hacienda.

"Dióse cuenta también con el dictamen de las comisiones unidas 1a. y 2a. Agrarias, que trata del proyecto de ley sobre fraccionamiento de los ejidos de los pueblos, enviado por el Senador para su revisión.- Segunda lectura y a la discusión el primer día hábil.

"El C. Morales Francisco César pidió se diera cuenta con determinado documento, a lo que no accedió la presidencia, por tratarse de un asunto que debía tratarse en sesión secreta.

"Sin debate se aprobaron cinco dictámenes de la 1a. Comisión de Peticiones, que consultan los puntos resolutivos de que en seguida se hace mérito:

"Dígase al C. licenciado Sebastián Núñez que dirija al Ejecutivo de la unión su solicitud, relativa a que se le ministre la cantidad necesaria para transladarse al Territorio de la Baja California, con objeto de que tome posesión del Juzgado de Primera Instancia del Distrito del Centro de dicho Territorio.

"Dígase al C. licenciado Luis G. Palacios, electo magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Norte del propio Territorio, quien hace una petición análoga a la anterior, que, asimismo, se dirija al Ejecutivo de la Unión .

"Pase a una de las comisiones de Hacienda, el memorial en que las señoritas María y Guadalupe Ramírez solicitan se les pensione.

"Pase a la Comisión de Hacienda en turno, la solicitud de la señorita Hermila Molina, referente a que se le pensione por los servicios que ha prestado por más de treinta años en el ramo de Instrucción Pública.

"Dígase al C. Salvador Dónde, que no es de la competencia de esta Cámara resolver sobre su escrito en que manifiesta su inconformidad con determinados impuestos, y que se dirija a quien corresponda.

"Continuó la discusión del dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta sobre la iniciativa de Ley de Ingresos para 1920.

"A debate el inciso (b) de la fracción XVI del artículo 1o., se concedió la palabra en contra al C. García Vigil, pero éste no estaba presente y el inciso se reservó para su votación. El C. Espinosa Luis pidió que se esperara a que el C. García Vigil impugnara el punto y la Secretaría hizo una aclaración.

"El artículo 4o. se reservó también sin debate, por no encontrarse en el salón el C. Casas Alatriste, quien lo había apartado. Lo propio se hizo con el artículo 8o., separado por el C. García Vigil.

"El artículo 9o., con anuencia de la Cámara, lo reformó la Comisión en los términos que en seguida se expresan, y se reservó:

"Articulo 9o. En caso de que la cotización del papel infalsificable se sostuviera durante más de diez días consecutivos por encima de nueve centavos el Ejecutivo cobrará el impuesto a que se

refiere la fracción III y el inciso (c) de la fracción XVII del artículo 1o. en papel o en metálico a razón de diez centavos oro nacional, por cada peso papel, a opción del contribuyente."

"Se puso nuevamente a debate el artículo 4o. en vista de que ya estaba presente el C. Casas Alatriste, quien habló en contra después de que solicitó y obtuvo informes del ciudadano secretario de Hacienda. La Comisión, con permiso de la Cámara, retiró el artículo y lo presentó modificado así:

"Articulo 4o. Se recaudaran y aplicarán a la conservación de las obras del puerto de Tampico, sin figurar en la Cuenta de Ingresos del Erario, los derechos de barra que se cobren en Tampico, con arreglo a los contratos celebrados con la compañía del Ferrocarril Central Mexicano y demás disposiciones relativas dictadas por el ciudadano Primer Jefe, durante la época preconstitucional, o por el Ejecutivo o el Congreso con posteridad. En consecuencia, continuará cobrándose a razón de diez centavos por tonelada el derecho de barra sobre el petróleo crudo y sus derivados, conforme a los acuerdos del 21 de julio de 1914 y 12 de abril de 1918."

"Sin debate se reservo para su votación.

"El C. Trejo contestó una interpelación que el C. Liekens hizo a la Comisión de Presupuestos, y en seguida se procedió a votar, en un solo acto, todos los preceptos reservados, así como los que no fueron objeto de impugnación y que son los que se consultan en el dictamen excepto la fracción III, el inciso (e) de la fracción XII, los incisos (a) y (b) de la fracción XVIII, fracción XV e inciso (a) de la fracción XVI, todos del artículo 10.

"Presidencia del C. Agustín Franco.

"Por unanimidad de ciento cuarenta y un votos se aprobaron dichos preceptos. La Secretaría leyó los artículos 122 y 123 reglamentarios y en seguida dio cuenta con una adición firmada por los CC. Méndez Benjamín, Soto Peimbert, González Marciano y Martínez del Río, en la cual se establece que la Ley de Ingresos para 1920 continuará si no se ha expedido la ley que deba substituirla.

"La fundó el C. Méndez Benjamín y fue impugnada por el C. Trejo, quien contestó interpelaciones de dicho C. Méndez y de los CC. Villaseñor Salvador y Soto Peimbert.

"El C. secretario de Hacienda expuso los motivos que tuvo el Ejecutivo de la Unión para incluir en la iniciativa que envió, el artículo transitorio que la Comisión suprimió en su dictamen.

"Admitida a debate la adición de que se trata, se turno a la Comisión de Presupuestos y Cuenta. Los CC. Trejo y Espinosa Elenes insinuaron que se discutiera desde luego y con ese motivo la Secretaría leyó los artículos 122 y 123 del Reglamento.

"Sin que ningún ciudadano diputado hiciera uso de la palabra, fue aprobado por unanimidad de ciento treinta y cinco votos, el proyecto de ley que consulta la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales, y que dice:

"Único. Se concede permiso al C. doctor Gregorio Mendizábal para que, sin perjuicio de su calidad de ciudadano mexicano, acepte el nombramiento de comendador de la Orden de Isabel la Católica, y use la condecoración respectiva que le concedió S. M. el rey de España, don Alfonso XIII.

"Pasó al Senado para sus efectos constitucionales.

"Se sometió a consideración de la Asamblea el dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta sobre la adición a la Ley de Ingresos, propuesta por los CC. Méndez Benjamín, Soto Peimbert, González Marciano y Martínez del Río, y el cual dictamen resuelve que no es de accederse a incluir en la ley, dicha adición.

"Puesto a debate, hablaron en contra los CC. Martínez del Río y Soto Peimbert, y en pro los CC. Espinosa Luis y Pastrana Jaimes.

"Presidencia del C. Gregorio Morales Sánchez.

"El C. Basañez hizo una aclaración y luego pasó a la tribuna el C. secretario de Hacienda para contestar una interpelación que al hablar en pro del dictamen le hizo el C. Espinosa Luis. Este rectificó hechos y en seguida se estimó el punto suficientemente discutido. A solicitud de varios ciudadanos diputados se recogió votación nominal. que produjo setenta y dos votos de la negativa contra cuarenta de la afirmativa.

"En vista de la falta de quórum se levantó la sesión, siendo las ocho y treinta y cinco de la noche."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El C. secretario Aguilar:

"La Legislatura del Estado de Jalisco comunica, por medio de su circular número 12, fechada el día 11 del actual, que en la misma fecha abrió un período extraordinario de sesiones, que clausuró el mismo día."- De enterado.

"La legislatura del Estado de Coahuila comunica por medio de su circular número 1, fechada el día 4 de los corrientes, que en la propia fecha quedó definitivamente instalada, habiéndose designado la mesa directiva que funcionará durante el presente mes."- De enterado.

"La legislatura del Estado de Coahuila comunica por medio de su circular número 2, fechada el día 15 del presente, que en la misma fecha abrió su período de sesiones ordinarias."- De enterado.

"La Comisión de Presupuestos y Cuenta presenta su dictamen sobre el proyecto de Presupuesto de Egresos del ramo segundo, enviado por el Ejecutivo, para el año de 1920."

En votación económica se pregunta si se dispensan las lecturas a este dictamen, mandándose

imprimir y quedando listo para discutirse el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Dispensadas las lecturas; imprímase y a discusión el primer día hábil.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"La 1a. Comisión de Hacienda dictaminó con fecha 30 de diciembre de 1918, respecto de una solicitud presentada por el C. diputado Miguel Gómez Noriega, consistente en que se modificaran las fracciones 296 y 297 de la Tarifa de Importación, relativas a loza labrada en piezas no especificadas, decoradas y sin decorar, modificación que tiene por objeto aumentar respecto a la primera, los derechos de importación de treinta y tres centavos a cincuenta el kilo bruto, y respecto de la segunda, de cuarenta a sesenta.

"Como posteriormente, con fecha 30 de agosto de 1919 el Ejecutivo de la Unión, en uso de las facultades extraordinarias de que goza en el ramo de Aranceles, modificó las partidas aludidas en el sentido que pretendía el C. Gómez Noriega, la Comisión estimo pertinente presentar su dictamen en el que consultaba que no había lugar a las citadas modificaciones.

"La propia Comisión, tomando en cuenta que actualmente se discute el proyecto de Ley de Ingresos para el año fiscal próximo venidero, cree pertinente que el expediente y dictamen a que se viene refiriendo, cesan turnados a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, para que ésta, en vista del plan general de ingresos, proponga, si lo cree conveniente, alguna modificación o adición a las partidas reformadas.

"En ese concepto nos permitimos someter a la consideración y aprobación de esa "H. Asamblea, la siguiente proposición:

Túrnese el expediente relativo a las modificaciones propuestas a la tarifa de importación con relación a loza no especificada, decorada y sin decorar a la Comisión de Presupuestos y Cuenta."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México, 17 de noviembre de 1919.-J. Silva Herrera.- M. G. de Velasco.- E. H. Céspedes."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de Peticiones.

"Señor:

Por acuerdo de vuestra soberanía, paso a la 1a. Comisión de Peticiones para su estudio, el memorial que con fecha 13 de marzo último dirigieron a esta Representación los CC. Diego Peregrina, H. V. Rivera, Francisco L. Lugo y numerosos firmantes más, pidiendo se conceda una pensión a los deudos del general brigadier José María Cabanillas, que falleció a consecuencia de las privaciones que originó la campaña.

"Como la Comisión que subscribe estima que el Ejecutivo de la Unión está facultado, conforme al decreto de 19 de enero de 1918, para conceder pensiones del carácter de la presente, se permite poner a vuestra consideración el siguiente acuerdo económico:

"Dígase a los CC. Diego Peregrina, H. V. Rivera, Francisco L. Lugo y demás signantes, que se dirijan al Ejecutivo de la Unión, quien tiene facultades para conceder pensiones."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México, 23 de septiembre de 1919.- Carlos L. Angeles.- Pablo Aguilar."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"El escrito que presentó con fecha 28 de junio del corriente año el ciudadano presidente municipal de Tahuantepec, Oaxaca, en el que transcribe un memorial que elevó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, solicitando que las oficinas del Juzgado de Distrito sean Transladadas del puerto de Salina Cruz a la ciudad de Tahuantepec, y pidiendo que esta H. Cámara apoye dicha solicitud, fue turnado, por acuerdo de vuestra soberanía, para su estudio, a la 1a. Comisión de Peticiones.

"La subscrita Comisión ha hecho el estudio de rigor a dicho escrito, y lo encuentra que entraña un asunto que no le compete a esta Asamblea, por lo que se honra en poner a vuestra consideración y aprobación el siguiente acuerdo económico:

"No es de apoyarse la solicitud que presenta el ciudadano presidente municipal de Tehuantepec."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México, 23 de septiembre de 1919.- Carlos L. Angeles.- Pablo Aguilar."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

- El mismo C. Secretario, leyendo:

"Comisiones unidas 1a. y 2a. de Hacienda.

"Señor:

"A las comisiones unidas 1a. y 2a. de Hacienda les fue turnado el memorial que ante esta H. Representación Nacional elevó el C. Pedro C. Pérez Capetillo, en el que solicita la derogación total de la Ley del Timbre vigente, exponiendo en apoyo de su petición que, por razones de interés general debe suprimirse.

"Las comisiones juzgan injustificada la pretensión del recurrente, toda vez que los impuestos asignados en la citada Ley General del Timbre y que percibe la federación para atender con ellos parte de los gastos indispensables del propio Gobierno, deben subsistir, entretanto no se substituyan por otras fuentes de ingresos; además, ya la mencionada Ley General del Timbre ha sufrido diversas modificaciones, bien suprimiendo impuestos onerosos o disminuyendo otros, conforme han mejorado las circunstancias del Erario, por cuya razón someten a la aprobación de la R. Asamblea, el siguiente acuerdo económico:

"No es de derogarse la Ley General del Timbre, como lo solicita el C. Pedro C. Pérez Capetillo."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 7 de noviembre de 1919.- J. Silva Herrera.- F. Tejeda Llorca.- Carlos Galindo.- M. G. de Velasco."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobado.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Comisiones unidas 1a. y 2a. Agrarias.

"Señor:

"Impuestos del memorial dirigido a esta H. Cámara por el Comité Central de la Confederación Regional Obrera Mexicana, en que piden que, entretanto se expidan las leyes orgánicas del artículo 27 constitucional, no se despoje al campesino de los terrenos y las aguas que provisionalmente disfruta, encontramos que encierra un deseo perfectamente legítimo y en consonancia con el espíritu del artículo 27 constitucional.

"Efectivamente, en el proyecto de ley sobre dotación y restitución de tierras que ha sido ya estudiado por las dos cámaras de la Unión, se consigna en forma de precepto positivo la prevención que los solicitantes quieren se tome en cuenta por esta H. Representación Nacional.

"Así pues, no podemos menos que referirnos al proyecto de ley últimamente indicado, que hace inútil cualquier estudio que sobre el particular emprendiéramos, dadas las circunstancias, además de estar nosotros enteramente de acuerdo con la necesidad del referido precepto.

"En esta virtud, nos permitimos proponer a la consideración de la H. Asamblea el siguiente acuerdo económico:

"Único. Transcríbase, por vía de contestación a su memorial, a la Confederación Obrera Mexicana, el presente dictamen."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México, a 11 de noviembre de 1919.- F. Martínez Saldaña.- Antonio Gutiérrez - A. Villalobos.- F. A. Mendoza.- Luis Espinosa.- F. Aguirre León."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra?

En votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobado.

- El mismo C. secretario: Tiene la palabra el C. Soto Peimbert para hechos.

El C. Soto Peimbert: Señores compañeros: Yo ruego a ustedes se sirvan prestarme su atención breves momentos, porque necesito hacer hincapié sobre un hecho que es ya del dominio público; me refiero a la forma muy especial en que ha sido entendido el decreto respectivo de la Primera Jefatura sobre la prohibición de las corridas de toros. Es verdaderamente ridículo, señores, el que se conceptúe en vigor del decreto que prohibe las corridas de toros en el Distrito Federal, cuando hemos visto que en la plaza de toros "El Toreo" se celebró el día de ayer una corrida de toros... (Una voz: ¡Magnífico!) tiene mucha razón el compañero. Es un espectáculo que si revistiera todas las calidades de arte que deben exigirse, era de aplaudirse; pero es verdaderamente ridículo el que se viole en esa forma un decreto, cuando está en nuestra mano el derogarlo de plano. En la forma en que en la actualidad se están dando corridas de toros, lo único que se logra es quitarle su belleza al espectáculo; es imposible que verdaderos toreros, maestros de ese arte, se presten a mojigangas, como la que tuvo lugar ayer en la plaza de toros "El Toreo". Y como soy muy amigo de que las cosas queden claras, yo me permito preguntar a la Comisión a la cual fue turnada la solicitud correspondiente para que se resolviera ese punto, qué ha sido de ese dictamen. Ruego muy atentamente al señor diputado Blancarte, si no tiene inconveniente, se sirva informarme.

El C. Blancarte: Pido la palabra para contestar.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Blancarte: Como presidente de la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales, recibí para su dictamen el expediente formado con motivo de la solicitud a que se refiere el compañero Soto Peimbert; al tercero o cuarto día de turnado el asunto, nos pusimos en contacto los miembros de las comisiones 1a. de Puntos Constitucionales y 1a. de Gobernación, para tratar el asunto, y estuvimos de acuerdo en el fondo en el sentido de que este asunto no debe distraer la atención de la Asamblea, sino que compete a los ayuntamientos. (Aplausos. Voces: ¡Muy bien!) y de acuerdo ya en este punto, formule el proyecto de dictamen, lo pasé al compañero Enrique Parra, y desde esa fecha me dijo que iba a revisarlo, más en cuanto a la forma que en cuanto al fondo, y no he podido conseguir ni la devolución, ni observaciones al asunto; así es que lo tiene el compañero Parra.

El C. Céspedes: ¡Hay asuntos más importantes que tratar!

El C. Soto Peimbert: Señores compañeros: Aun cuando oigo desde aquí que el compañero Céspedes, entre otros, dice que hay asuntos más importantes que tratar... (Voces: ¡Claro!) y aun cuando un coro que parece ser guiado por la batuta de un Polaco me contesta: ¡claro!, yo debo decir a ustedes que el reglamento no hace distinción en este punto y que obliga a las comisiones a dictaminar en el término de quince días, y el calificar el orden en que debe discutirse el asunto, no compete a los

coristas que me interrumpen, sino a la Cámara en general. Por lo demás, estimo que en esta Cámara hay dos bandos: aquellos que somos decididos partidarios de la fiesta brava y los que creen ver en ella un espectáculo salvaje, porque no son sino unos malos imitadores de las costumbres que no son nacionales. Yo encuentro que cuando se ha profanado el coso taurino convirtiéndolo en un campo de boxeo, cuando vemos el espectáculo repugnante de dos hombres que se abofetean y que llegan a los extremos y que en un rapto de furor sacan la pistola y la vacían sobre otro indefenso, no se tiene ni siquiera el derecho para protestar contra esa gaya fiesta. En consecuencia, yo pido a la Comisión que haga a un lado sus escrúpulos y cumpla con el deber que le impone el Reglamento, entregando su dictamen, que ya le tocará a la Cámara ver el turno que le da y la resolución que da a este asunto.

El C. Gómez Gildardo: ¿Por qué tanto interés?

El C. Soto Peimbert: Porque me gustan los toros, señor hipócrita. (Aplausos. Siseos.)

El C. secretario Aguilar: Tiene la palabra el C. Espinosa, para hechos. (Voces: ¡Huy! Siseos.)

El C. Espinosa: Ciudadanos representantes: Voy a permitirme rectificar un hecho relacionado con la discusión del artículo transitorio debatido el último sábado. Al efecto, me permito suplicar a la Presidencia que tenga a bien invitar al C. Luis Cabrera, secretario de Hacienda y Crédito Público, en caso de que se halle presente, para que pase al salón a fin de dirigirle algunas preguntas que tengo que hacerle sobre el particular.

El C. Pérez Vela: Moción de orden, señor presidente. (Desorden. Campanilla.

El C. Espinosa: Perdóneme el compañero Pérez Vela, pero yo no estoy dispuesto a tolerar su interrupción frecuente. (Aplausos.) Yo, desde el momento en que no estoy violando el Reglamento, vengo a hacer uso de la palabra amparado por un derecho que me da el Reglamento, y su señoría viene a meter el desorden nada más por hacer alarde de ese servilismo incondicional que le ha distinguido en esta tribuna, desde que se ha pegado como un pulpo a las esferas oficiales. Por lo tanto pido al compañero Pérez Vela, que tenga calma y que no me interrumpa, ya que está es la mejor manera de servir en algo. Cuando yo esté faltando a alguno de los artículos del Reglamento, su señoría, con todo el derecho que le corresponde, podrá hacer reclamar el orden, y esta clase de reclamaciones o mociones; de lo contrario, no.

El C. Pérez Vela: ¡Moción de orden! Creo que lo que en los parlamentos se acostumbra y lo que dispone el Reglamento en este caso, no permite hablar en contra, tanto más después de haberse recogido la votación respecto al artículo transitorio; debe procederse inmediatamente a recogerse ésta. (Voces: ¡A votar!) Me reservo para contestar al C. Espinosa los cargos que en este caso pueda hacerme. Por el momento básteme sólo recordarle este hecho: Que ya el licenciado Blancarte, en una memorable ocasión, nos ha referido los recados que en otra memorable ocasión, el compañero Espinosa le traía de la Secretaría de Gobernación.

El C. Mena Ignacio: He pedido la palabra conforme al Reglamento para moción de orden, y ésta no consiste en otra cosa sino en darle lectura al artículo 104, y suplicar muy atentamente después a los ciudadanos diputados se sirvan ceñirse de una manera estricta al precepto de este artículo 104 de nuestro Reglamento que dice así:

"Articulo 104. No se podrá reclamar el orden sino por medio del presidente, en los dos casos siguientes: primero, cuando se infrinja algún artículo de este Reglamento; segundo, cuando se viertan injurias contra alguna persona o corporación."

Es molesto que todo individuo que quiera interrumpir a un orador se levante de su curul y grite: ¡Moción de orden!. y moción de orden se oye por todas partes, y esto no es sino un verdadero desorden. El Reglamento, por una sabia razón, dice que se reclame el Reglamento por medio del presidente y no se interrumpa al orador, y que el orden se reclame cuando éste haya sido verdaderamente infringido. Así pues, espero que para que no perdamos el tiempo de esta manera tan lamentable, pidamos, cuando el Reglamento nos lo mande, la reclamación de orden por medio del presidente y no parándonos de nuestras curules para reclamar el orden, que no es sino constituir un nuevo desorden. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Espinosa: Insisto en mi súplica a la Presidencia para que tenga a bien suplicar al ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, pase al salón, a efecto de que pueda hacerle unas preguntas que considero sumamente necesarias para seguir adelante.

El C. Méndez Benjamín: ¡Moción de orden! Moción de orden señor presidente. Acceder a los deseos del C. Espinosa, equivaldría ni más ni menos que a volver a abrir el debate sobre el artículo transitorio ya votado, puesto que ya se comenzó a tomar la votación, (Voces: ¡Claro!) y se quedó pendiente por falta de quórum. En consecuencia, lo que procede es que la Secretaría repita esa votación. (Aplausos. Voces: ¡Claro! ¡Claro!)

El C. Espinosa: Lamento que el ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público se encuentre ausente de este recinto, porque de esta manera...(Voces: ¡Moción de orden! Desorden. Gritos. Campanilla.) porque de esta manera no podré hacer la aclaración que deseaba. (Continúa el desorden.)

El C. Ruiz Martínez Ignacio: ¡Moción de orden!

El C. Espinosa: Es por demás que los compañeros de la minoría quieran oponerse a que yo hable; nada más vengo a aclarar que no entraré a debate ninguno; no he venido aquí a hacer ningún debate, he venido solamente a aclarar hechos relacionados...

(Gritos. Desorden. Campanilla.)

El C. Ruiz Martínez Ignacio: Moción de orden, señor presidente. Lo que corresponde. señor presidente, es que se recoja la votación pendiente de la sesión anterior. (Desorden. Golpes en los pupitres. Gritos. Campanilla.)

El C. Espinosa: Suplico a los compañeros que tengan la bondad de guardar compostura, a efecto de que no haya desorden.

El C. prosecretario Mena: La Secretaría va a dar lectura, por orden de la presidencia y a petición del C. Pérez Vela, al artículo 115 reglamentario.

"Articulo 115. Asimismo, cierra la discusión de

cada uno de los artículos en lo particular, se preguntará si ha o no lugar a votar; en el primer caso, se procederá a la votación; en el segundo, volverá el artículo a la Comisión."

El C. Espinosa: Nada más quiero llamar la atención ... (Voces: ¡No! ¡No! Gritos. Desorden. Campanilla.)

El C. Ruiz Martínez: No, señor presidente; no podemos tolerar esto.

El C. González Marciano: ¡Moción de orden, señor presidente! porque esto es un juego de chiquillos, al que no estamos dispuestos a someternos; se ha cerrado la discusión el sábado, fuimos a votación y no hubo quórum; cualesquiera asuntos que hoy se relacionen con lo que entonces se suspendió, es undudable, señores, que nos va a envolver de nuevo en una discusión y nosotros no debemos permitirlo, (Voces: ¡Claro!) No quiero pasar por alto la circunstancia que afirma o que confirma mi criterio: El señor Espinosa apenas empieza y ya pide que venga el señor secretario a informar.

El C. Espinosa Luis: No he pedido eso.

El C. González Marciano: Lo que quiere decir que el señor Espinosa, como algunos otros compañeros que piensan como él, pretenden traer de nuevo al tapete de la discusión este asunto que nosotros por precedente y por prestigio de la Cámara no debemos tratar nuevamente, sino ir como lo indica el Reglamento mismo: De ahí a votar. (Aplausos. Voces: ¡A votar! ¡A votar! ¡Claro! ¡A votar!)

El C. Villalobos: Moción de orden. Como lo acaba de decir el señor diputado González, efectivamente, el Reglamento ordena que después de haberse agotado la discusión de un asunto se pase inmediatamente a votación; pero yo, uniéndome al señor Espinosa, reclamo el respeto de esta Asamblea y su benevolencia para que, siguiendo el precedente que se estableció con las facultades extraordinarias... (Voces: ¡No! ¡No! Desorden.)

El C. Espinosa: Para la intransigencia... (Desorden. Campanilla. Golpes en pupitres.)

El C. secretario García Ruiz: Por disposición de la Presidencia, se va a dar lectura al artículo 112 reglamentario.

"Articulo 112. Cuando hubieran hablado todos los individuos que puedan hacer uso de la palabra, el presidente mandará preguntar si el asunto está o no suficientemente discutido. En el primer caso, se procederá inmediatamente a la votación; en el segundo, continuará a discusión; pero bastará que hable uno en pro y otro en contra, para que se pueda repetir la pregunta."

El C. Ruiz Martínez: Estamos en votación únicamente, señor presidente.

El C. Espinosa Luis: Cálmese el señor Ruiz Martínez. (Continúa el desorden. Gritos.) La Asamblea y la minoría quieren que haga uso de la palabra (Continúa el desorden. Gritos.) Nada más quiero demostrar que estoy en mi derecho. (Gritos.)

- El mismo C. secretario: La Presidencia, en virtud de que el C. Espinosa está fuera del Reglamento, pregunta a la Asamblea, en votación económica, si se le permite el uso de la palabra. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Si! ¡Si! Aplausos.) Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

El C. Siurob: ¡Pido votación nominal!

El C. secretario García Ruiz: Se procede a la votación nominal. (Voces: ¡Moción de orden! Campanilla.)

El C. Blancarte: Moción de orden. Su señoría, el presidente, ha declarado que se va a recoger la votación nominal, y desde el momento en que el C. Espinosa ha contrariado el Reglamento, no puede preguntarse a la Asamblea si se viola el Reglamento; desde el momento en que está fuera de él, no cabe preguntar, porque aunque resuelva la Asamblea que no, se violaría el Reglamento y no cabe la pregunta que hace.

El C. secretario García Ruiz: La Presidencia dispone que se proceda a recoger la votación nominal. (Voces: ¿De qué?) Si se le permite o no hablar al C. Espinosa. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Si! ¡Si!)

El C. Ruiz Martínez: Yo estoy apoyado por el Reglamento, señor presidente.

El C. secretario García Ruiz: Por la afirmativa.

(Principia la votación.)

El C. secretario Saldaña: Por la negativa.

El C. secretario García Ruiz: Se ruega a los señores diputados permitan tomar la votación. ¿Como vota el C. Oscar H. León?

El C. León: No voto.

El C. secretario García Ruiz: ¿Como vota el C. Oscar H. León?

El C. León: No voto, porque nadie me puede exigir que vote cuando mi criterio no me lo dicta.

El C. secretario García Ruiz: La Secretaría procede conforme al Reglamento y por eso pregunta a su señoría cómo vota.

El C. León: Estando violándose el Reglamento, tengo derecho para no votar. (Continúa la votación.)

El C. secretario García Ruiz: ¿Como vota el C. Esparza Cuahutémoc?

El C. Esparza: No voto. Hace veintidós años que se votó el Reglamento y no tengo la necesidad de votarlo nuevamente.

(Continúa la votación.)

El C. secretario García Ruiz: Votaron por la afirmativa 61 ciudadanos diputados.

El C. secretario Saldaña: Votaron por la negativa 111 ciudadanos diputados. En consecuencia, no se concede el uso de la palabra al C. Espinosa. (Aplausos.) (Votaron por la afirmativa los CC. diputados Alecáster Roldán, Alvarez del Castillo, Arlanzón, Basáñez, Berumen, Bolio, Bravo Lucas, Breña, Camarena, Cárdenas, Castilleja, Castillo Torre, Céspedes, Crespo, Chablé, Díaz González, Ferrel, Franco, García Antonino M., García Carlos, García José Guadalupe, Garza, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Galindo, Guerra, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velasco, Gutiérrez Orantes, Hernández Jerónimo, Jímenez, Lanz, Galera, Lara, Lazcano Carrasco, Méndez Pánfilo, Mota Pastor, Pastrana Jaimes, Paz, Reyes, Ríos Landeros, Roaro, Rodríguez Herminio S., Rojas Rafael, Romero Cepeda, Sánchez José M., Saucedo Schulz y Alvarez, Segovia, Silva Jesús, Siurob, Suárez José María, Torre de la, Trejo, Valadez Ramírez, Velásquez López, Villalobos, Villaseñor, Mejía. Total 61 votos.

Votaron por la negativa los CC. diputados Aguilar Antonio, Aguilar Pablo, Aguirre Berlanga,

Aguirre León, Alcocer, Alejandre, Amezola, Anda, Angeles Carlos L., Angeles Jenaro, Araujo Emilio, Araujo Francisco, Avilés, Balderas Márquez, Balderrama Bandera y Mata, Barragán, Barrera, Blancarte, Bravo Carlos, Cabrera, Carriedo Méndez, Carrión, Castillo, Castillo Garrido, Castro Alfonso, Castro Roberto, Cervantes Olivera, Colina, Contreras, Cordero, Cravioto Gallardo, Diaz Infante, Espinosa Bávara, Espinosa Fernández Ledesma, Fernández Martínez, Fernández, Flores, Frías, Fuentes Barragán, Gaitán, Galindo, Gámiz, García Norberto, García Pablo, García Ruiz, Gil, Gómez Noriega, González Marciano, Herrera, Huerta, Limón Uriarte, Lomelí López Serrano, Maceda, Macías, Madrid, Márquez Galindo, Martín del Campo, Martínez, Mejía, Mena, Méndez Arturo, Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Mercado, Moctezuma, Morales Sánchez, Navarro O'Farril, Ordorica, Palacios Moreno, Patiño, Peña, Pérez Carbajal, Pérez Vargas, Pérez Vela, Pesqueira, Quiroga, Rodríguez Alfredo, Rodríguez Matías, Rodríguez Sabino, Rosas, Ruiz H. José María, Ruiz Martínez, Ruiz Porfirio, Saldaña, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Silva Herrera, Silva Pablo, Solórzano, Soto Peimbert, Sotres y Olaco, Tamez, Tello, Toro, Treviño, Urdanivia, Uzeta, Valdés, Valverde, Valladares, Vásquez, Velásquez, Verástegui Franco, Verástegui José, Vilchis, Villaseñor, Zerecero, Total, 111 votos.)

El C. secretario García Ruiz: Se procede a la votación nominal del artículo que dice así:

"Único. No ha lugar a lo solicitado por los recurrentes y, en consecuencia, archívese este expediente."

Por la afirmativa.

El C. secretario Saldaña: Por la negativa. (Comienza la votación .)

El C. secretario García Ruiz: El C. Pastrana Jaimes rectifica su voto; vota por la afirmativa.

(Prosigue la votación.)

El C. Velásquez López rectifica su voto; vota por la afirmativa.

(Sigue la votación.)

El C. Verástegui José rectifica su voto; vota por la negativa.

(Continúa la votación.)

El C. secretario García Ruiz: Votaron por la afirmativa 65 ciudadanos diputados.

El C. secretario Saldaña: Votaron por la negativa 105 ciudadanos diputados. Vuelve a la Comisión para que se reforme en el sentido de la discusión.

(Votaron por la afirmativa los CC. diputados Alencáster Roldán, Amezola, Avilés, Balderrama, Barrera, Basáñez, Bravo Carlos, Breña, Cárdenas Emilio Castilleja, Céspedes, Crespo, Chablé, Díaz González, Díaz Infante, Fernández Martínez, Ferrel, Franco, Galindo, García Antonino M., García Carlos, García José Guadalupe, García Norberto, Garza Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Galindo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velasco, Hernández Jerónimo, Jiménez, Lanz Galera, Lara, Lazcano Carrasco, Liekens, Lomelí, Méndez Pánfilo, Mota, Ortega, Pastor, Pastrana Jaimes, Pérez Vargas, Reyes, Ríos Landeros, Roaro, Rodríguez Herminio S., Rojas Rafael, Ruiz H. José María Saldaña, Sánchez José M., Saucedo, Schulz y Alvarez, Silva, Siurob, Soto, Suárez Enrique, Toro, Torre, Trejo, Valadez Ramírez, Valverde, Velásquez López, Villalobos, Total, 65 votos.

Votaron por la negativa los CC. diputados Aguilar Pablo, Aguirre Berlanga, Aguirre León, Alcocer, Anda, Angeles, Jenaro, Araujo Emilio, Araujo Francisco, Arlanzón, Balderas Márquez, Baledón Gil, Bandera y Mata, Barragán, Blancarte, Bouquet, Cabrera, Cancino, Carriedo Méndez, Carrión, Castillo Garrido, Castro Alfonso, Castro Roberto, Cervantes Olivera, Colina, Contreras, Cornejo, Cravioto Gallardo, Cuéllar, Esparza, Fernández Ledesma, Fernández, Flores, Frías, Fuentes Barragán, Gaitán, Gámiz, García Adolfo G., García Pablo, García Ruiz, Gómez Noriega, González Marciano, Guerrero, Hernández Loyola, Herrera, Huerta, León, Limón, Uriarte, López Serrano, Maceda, Macías, Madrid, Márquez Galindo, Martín del Campo, Martínez, Méndez Arturo Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Mercado, Moctezuma, Morales Sánchez, Navarro, Ocampo, O'Fárril, Ordorica, Palacios Moreno, Parra, Patiño, Paz, Peña, Pérez Carbajal, Pérez Vela, Rodríguez Alfredo, Rodríguez Matías, Rodríguez Sabino, Rosas, Ruiz Martínez, Ruiz, Rubalcava, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Segovia, Silva Herrera, Silva Pablo, Solórzano, Soto Peimbert, Sotres y Olaco, Tamez, Tejeda, Llorca, Tello, Treviño, Trigo, Urdanivia, Uzeta, Valdés, Valladares, Vásquez, Velásquez, Verástegui Franco Verástegui José, Vilchis, Villaseñor, Zavala, Zerecero. Total, 105 votos.)

- El C. secretario Saldaña, leyendo:

"Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Honorable Asamblea:

"Las comisiones de la Cámara, como cuerpos técnicos, al producir sus dictámenes deben apegarse estrictamente a la Constitución Política de la República y a las leyes que rigen en la materia sobre la cual los comisionados dan opinión.

"Por este motivo, la Comisión de Presupuestos y Cuenta creyó y sigue creyendo que como grupo técnico no puede rendir dictamen favorable sobre el artículo transitorio de la Ley de Ingresos que figuró en la iniciativa del Ejecutivo de la Unión, mismo artículo transitorio propuesto a vuestra soberanía como una adición a la Ley de Ingresos aprobada por esta Asamblea Pues la Comisión cree que la interpretación jurídica de los artículos 65, fracción II, 73, fracción VII, y 74 fracción IV, sólo permite al Congreso y particularmente a la Cámara de Diputados, discutir la Ley de Ingresos que debe regir en el año fiscal siguiente.

"Pero ahora, la Comisión se encuentra en el caso de atacar, contra su parecer, las indicaciones de la Asamblea, en el sentido de que debe aprobarse el indicado artículo transitorio, ya que la votación referente al dictamen que produjo la Comisión de Presupuestos sobre la iniciativa de adición, fue rechazado, y el artículo volvió al seno del grupo de presupuestos para su reforma en el sentido de la discusión.

"En vista de lo expuesto y debiendo votar la Comisión en sentido negativo, proponemos a la consideración de la Asamblea el siguiente proyecto de ley, como una adición a la Ley de Ingresos:

"Transitorio.

"Único, La presente Ley de Ingreso continuará en vigor aun después de terminado el año fiscal de 1920, mientras no se expida la Ley de Ingresos que deba sustituirla.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 17 de noviembre de 1919.- José Ignacio Mena.- Amado J. Trejo.- L. Bravo. - R. A. Soto.- M. L. Fierro."

Está a discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Espinosa.

El C. Espinosa: H. Asamblea: Altamente agradecido porque en vez de haberme permitido hablar en un momento en que si bien es cierto que me amparaba el Reglamento, tal vez hubiese sido inoportuno, vengo ahora a pedir de vuestras señorías tengan a bien dispensarme la atención necesaria a efecto de que mis humildes razonamientos les lleven, si no la convicción que ansío, cuando menos les demuestren la buena fe con que vengo a defender esos asuntos que entrañan un interés general para toda la Representación Nacional y que son enteramente ajenos a mis intereses personales, Estoy convencido, pero con un convencimiento profundo, que muchos de los compañeros, que muchos de los ciudadanos diputados de filiación no precisamente independiente, sino de gobiernistas de buena fe, que en muchas ocasiones han sabido estar a la altura de su deber votando en contra de las iniciativas oficiales, en esta vez aprobaron con su voto el artículo transitorio de la Ley de Ingresos sugestionados por la presencia del ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público; si estoy equivocado, si no ha sido la presencia de este prohombre en la política nacional la que ha influído para arrancar este voto de los ciudadanos representantes, tal vez sea otra la razón y esté lejos de mi alcance poderla conocer. De cualquier manera, ciudadanos representantes, yo debo hacer un llamado a vuestras conciencias de representantes legítimos del pueblo. El artículo transitorio que se propuso en la sesión del sábado, entraña una de las violaciones más grandes a la Constitución de la República el artículo transitorio es algo así como la confirmación de todas las violaciones, de todas las faltas de respeto que el Ejecutivo ha tenido para la Constitución General y que constituye, el mismo tiempo, una de las inmoralidades más grandes de la administración actual, ya que las otras violaciones a la Carta Fundamental no habían sido más que propuestas; pero de ninguna manera sostenidas desde la altura augusta de esta tribuna por uno de los representantes del Ejecutivo.

El ciudadano Cabrera, que en política se ha mostrado capaz de todo, no ha tenido inconveniente en venir a patrocinar una causa tan innoble como es la del artículo transitorio, que ahora se propone a vuestra consideración. Yo no sé hasta dónde pensarán ir estos ciudadanos representantes del Ejecutivo con estas maniobras de sucia política, de tenebrosa política, que conmueven a todos los espíritus honrados y que espantan al mismo tiempo por su magnitud y por su maldad que encierran. Ya el sábado, durante su discusión, demostré que este artículo es ocioso, que es verdaderamente inútil, y, sin embargo, esta Representación Nacional, sugestionada, como antes dije, por la palabra del licenciado Cabrera, ha ratificado con su voto ese artículo. Yo no puedo ofender a la Representación Nacional, considerando que ha sido sugestionada por móviles bastardos; sí creo que ha sido arrastrada únicamente por la palabra prestigiosa del licenciado Cabrera, no porque haya traído argumentos de peso, sino por la fuerza incontrastable que tiene la palabra de un ministro en esta tribuna. (Aplausos.)

La Comisión dictaminadora, que se ha distinguido en este Parlamento por su honradez verdaderamente acrisolada, viene ante vosotros en esta ocasión y os dice: "Yo he dictaminado obedeciendo el mandato de la mayoría; pero en nuestra conciencia de representantes y de dictaminadores está la convicción íntima de que esta proposición, de que con este artículo se violan de manera flagrante tres artículos de la Constitución." Y si la misma Comisión viene y así lo declara; si la Comisión técnica que es la voz más autorizada en esta Asamblea viene y os reprocha vuestro proceder por este medio tan caballeroso, si ésta os dice que no solamente está íntimamente convencida de que con este artículo se viola la Constitución, sino que dice más, que estará en contra de ella, que vendrá a rebatir este absurdo artículo y que, como último recurso de protesta, votará en contra ¿cómo es que vosotros no os convencéis ante la evidencia de los hechos? El C. secretario de Hacienda, cuando en la XXVII Legislatura fue diputado , asumió una conducta política muy distinta a la que ahora ha seguido. Efectivamente, ciudadanos representantes, nadie, absolutamente nadie podrá negar que el C. Cabrera, desde que se empezó a discutir la Ley de Ingresos, ha hecho antesalas largas, antesalas en ese fatídico salón amarillo (Voces: ¿Por qué es fatídico?) y que han ido como traídos por la rica miel de flores, un montón de diputados como si fuesen abejas a rodear a la influencia ministerial. (Aplausos.) Y ahí en ese salón amarillo, el C. Cabrera, con seguridad, porque así debemos suponérnoslo, se ha valido del instante propicio para hacer propaganda dando palmaditas, hablando al oído, obsequiando sonrisas más o menos halagadoras, y este procedimiento no debe daros risa (Risas.) a los que todavía tengáis algún resto de pudor político. Este procedimiento, ciudadanos diputados, fue duramente censurado por Luis Cabrera en la XXVII Legislatura. Precisamente era el hecho que quería rectificar, cuando no se me permitió el uso de la palabra para eso era, para recordar al hoy ciudadano secretario de las finanzas nacionales sus palabras, que yo quería que estuviese presente en esta Asamblea; no pensaba molestale con ninguna interpelación, pero ya que desgraciadamente no se me permitió hablar y ya también que desgraciadamente no se encuentra en esta Asamblea, yo si quiero para aquellos diputados que quieran prestarme atención , o más bien dicho, que quieran conocer quién era el Luis Cabrera,

diputado, y quieran también conocer el contraste del Luis Cabrera diputado con el Luis Cabrera ministro de Hacienda y Crédito Público, me voy a permitir dar lectura a algunos cuántos párrafos del canto de la sirena, de Blas Urrea, o diré de Luis Cabrera, cuando se despidió desde esta tribuna en virtud de una licencia que se le había concedido. Al efecto, el ciudadano Luis Cabrera dijo en su discurso de despedida:

"Señores diputados: Si yo fuese a creer que el señor Aguirre Berlanga había hecho mella en los diputados y menos en los reformistas que han dado muchas pruebas también de una absoluta independencia de criterio, estaría yo faltando absolutamente al respeto a mis compañeros..."

"... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

"... He querido sentar de una vez para lo sucesivo que el subsecretario o secretario de Estado que venga a esta Cámara a tomar parte en los debates, tiene ante todo la obligación de restringirse dentro de los límites y estar aquí en esta tribuna para informar y discutir cuando le toque el turno; pero que esté profanando el recinto de esta Cámara, si empieza a hacer labor de propaganda que nunca, ni en las épocas de la dictadura se había hecho francamente, descaradamente por un secretario desde los escaños, este es el hecho que denuncio; este es el hecho contra el cual debemos de precavernos, no solamente vosotros los del "Partido Liberal Constitucionalista" que al fin y al cabo estaríais en condiciones, y en condiciones de poder rechazarlo hasta con indignación..."

"... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..

"Durante todo el tiempo en que yo fui diputado, nadie me ha visto hablando al oído de nadie, ni nadie me ha visto conquistar un voto que no sea desde aquí. El día en que yo hubiera comenzado otra labor para la conquista del voto, y habría yo estado profanando mi misión y habría yo estado faltando al respeto que, como miembro de esta Cámara, deseo que esta Cámara tenga.

Hasta ahora había empleado mi palabra para adquirir votos a las ideas que yo tenía, independientemente de que estas ideas estuviesen o no estuviesen de acuerdo con las que por conducto de los secretarios de Estado exponía aquí el Ejecutivo; pero puesto que ya hay medios que yo considero responsables, pero que , al fin en política, son aceptables, y que conquistan los votos sin la ayuda de mi palabra, no falto al deber que me impuse desde el principio, aunque sí siento que la semilla de la corrupción de esta Cámara, se haya sembrado por primera vez."

Y así por el estilo. (Risas.) Y así por el estilo está el discurso, ciudadanos representantes. (Voces: ¡Ya llegó el ministro! ¡ahí está!) El C. Cabrera es lo suficientemente corpulento para descubrirse en cualquier rincón en que se encuentre desde esta tribuna y, por lo tanto, no pasa lo que cuando él me busca y no me encuentra. Yo lo he visto desde que entró al salón, señor compañero, pero de todas maneras, le doy las gracias por su aviso. (Risas. Aplausos.)

Ya ve la H. Asamblea cómo el C. Cabrera, diputado a la XXVII Legislatura, levantaba su verbo candente para atacar la política del ingeniero.... (Risas.) o del licenciado Aguirre Berlanga, que soplara en el oído de algunos diputados la forma en que deberían emitir su voto. Ya ve la H. Asamblea el contraste del diputado con el ministro de Hacienda; entonces el licenciado Cabrera consideraba una ignominia, una vergüenza, una ofensa a la Representación Nacional el permitir que los diputados se acercasen a un ciudadano secretario o subsecretario del gabinete presidencial, y, en cambio, hoy he visto cómo el señor licenciado Cabrera, en sus funciones de secretario ha cambiado de criterio; ahora yo no sólo considera esta actitud bochornosa sino que el mismo la procura; así hemos visto cómo se repleta el Salón Amarillo cuando el ciudadano secretario de Hacienda se compadece o tiene a bien encerrar su omnipotencia en las cuatro paredes de amarillas de esa dependencia de esta Cámara. Así pues, dentro del recinto mismo de esta Representación Nacional, es donde el licenciado Cabrera ha pretendido corromper las conciencias de los ciudadanos diputados para arráncales un voto favorable a sus iniciativas. (Siseos.) Podéis sisear cuanto queráis; la figura simpática del compañero Méndez, cuando sisea, deslumbra con esos espejuelos que en lugar de pequeños reflejos, tal parece que despidieran luz; es gallarda la postura de C. Méndez cuando sisea, y crea que esta gallardía es lo único que ha aprendido a hacer durante el tiempo que ha sido diputado.

El C. Méndez: Gracias.

El C. Espinosa: Es muy fácil, ciudadanos representantes, desempeñar una labor como la de ciertos compañeros; en realidad cuesta más trabajo mantener siempre el cuerpo erecto, que doblegarlo constantemente y hacerles grandes caravanas a los hombres del poder; lo segundo está al alcance de todos, lo primero no. Si el C. Cabrera, diputado, tuvo un criterio tan opuesto al que ahora sostiene en este Parlamento, nosotros debemos creer al diputado y no al ministro de Hacienda; nosotros debemos convenir en que es una inmoralidad, y una inmoralidad muy alta, aceptar la sugestión de cualquier intermediario del Ejecutivo; hay que recordar las palabras de decoro dichas en aquella ocasión solemne, ese canto del cisne del licenciado Cabrera, puesto que fue su último discurso en aquella XXVII Legislatura; debe ser para nosotros un ejemplo y una enseñanza. El licenciado Cabrera, entonces adversario político del licenciado Aguirre Berlanga, con su actitud de diputado lo atacó de una manera fuerte y contundente. (Voces: ¡Todavía son adversarios!) Si todavía son adversarios, no me toca a mí decirlo en esta tribuna; las cuestiones de bastidores, las cuestiones de palaciegas a los únicos a quienes les interesan en este caso serían al licenciado Aguirre Berlanga y al licenciado Cabrera; y, por otra parte, y si acaso en esta Representación Nacional, a los berlanguistas o cabreristas, puesto que solamente a ellos incumbirían estas rencillas personales; pero de ninguna manera desenderé a contaminarme de esa atmósfera envenenada que se respira en toda la República, trayendo a esta respetable representación nacional esas pasiones enteramente personales; allá los ciudadanos que defienden la política de uno y otros ministros.

La Comisión de una manera vigorosa, franca, sin embozos de ninguna clase, ha dicho que el artículo que se pretende aprobar es absolutamente /

inconstitucional, de absoluta inconstitucionalidad, y el sábado en la tarde el licenciado Cabrera, valiéndose de un sofisma - para lo cual es un maestro en grado superlativo -, asentaba que ese artículo no es anticonstitucional ni inconstitucional, y él sabe perfectamente que sí lo es, porque es abogado y porque tiene el talento suficiente para saber interpretar la ley; pero los funcionarios públicos, obedeciendo a intereses políticos, no tienen empacho en desfigurar la verdad cuando así les conviene; pero nosotros, que somos los verdaderos defensores de la ley, que venimos a hacer precisamente que se cumpla y a hacer cumplir la Constitución, supuesto que así lo hemos jurado en el acto de protesta, no debemos faltar a este juramento, no debemos ser perjuros. En buena hora que los que defienden aquí ciertos intereses políticos vengan con su voz de sirena a gritarnos que no hay violación constitucional; pero cuando ha llegado al fondo de nuestro espíritu este convencimiento, cuando sabemos que sí existe esta violación a la ley, nosotros debemos rechazar toda sugestión, así sea que venga del ciudadano secretario de Hacienda, o bien directamente del propio Ejecutivo. El artículo 65 constitucional, en su fracción II, aclara de una manera completa la anticonstitucionalidad - no inconstitucionalidad - de este artículo. Si el ciudadano presidente de la República, si el ciudadano ministro de Gobernación, si todos los demás colaboradores del Ejecutivo se han mostrado tan celosos defensores de la Constitución cuando a sus intereses conviene, ¿por qué ahora nosotros vamos a permitir que el Ejecutivo no siga cumpliendo con ese alto deber de moralidad política? Probablemente, ciudadanos representantes, el C. Cabrera no ha estudiado bien el punto y es por eso que en la sesión, del sábado sostenía con entusiasmo, casi con convicción, que con este artículo que se propone a vuestra consideración, no se viola la ley fundamental; pero pasado con atención vuestros ojos por el artículo 65 y veréis lo que dice:

"Artículo 65. El Congreso se reunirá el día 1o. de septiembre de cada año, para celebrar sesiones ordinarias, en las cuales se ocupará de los asuntos siguientes......"

Esta parte del artículo 65 presupone de una manera terminante que estas funciones que en seguida se enumeran, que estas facultades que se expresan aquí para el Congreso, deben ser, a fuerza, ejercidas año por año y que de ninguna manera se hará para años posteriores lo que debe hacerse en el año respectivo, que es precisamente lo que aquí se nos viene a pedir. Dice: "cada año", y en seguida, en la fracción II:

Examinar, discutir y aprobar el Presupuesto del año fiscal siguiente, y decretar los impuestos necesarios para cubrirlo."

Creo, ciudadanos representantes, que no se necesita invocar ninguna de las fracciones de los otros artículos de la Constitución señalados por la Comisión dictaminadora, para llevar a vuestro convencimiento la anticonstitucionalidad de esta pretensión escrita, a pesar de la muy respetable opinión del C. Cabrera. Cuando en la tarde del sábado se creyó que este artículo había triunfado, muchos compañeros comentaban que había habido mayoría por la afirmativa, gracias a la influencia que en estos momentos ejerce la esperanza de que el Ejecutivo, a fin, dará los cinco pesos a los ciudadanos diputados; (Siseos.) yo me levanté indignado y protesté contra este cargo, que conceptúo calumnioso.

A ninguno de mis compañeros consideré jamás capaz de subordinar su estómago a sus convicciones, lo repito nada más en estos instantes, porque espero que serán ellos los que con su actitud se encarguen de desmentir esta versión calumniosa. Yo en aquellos instantes, ardiendo en santa cólera, protesté de una manera enérgica por esta imputación verdaderamente gratuita; pero si nosotros tenemos el íntimo convencimiento de que lo que se pide es un atentado a la Constitución, ¿por qué vamos nosotros, ciudadanos representantes, a darle ahora nuestro voto? El C. Cabrera, que si es abogado, el sábado decía que en el único artículo que se fundaba para presentar a la consideración de vuestra soberanía esta iniciativa, era en el artículo de la suprema necesidad. !Valiente razonamiento, ciudadanos representantes, para los hombres que representan el Poder público y para los hombres que han salido de la Revolución! Porque yo no niego ni me atreveré nunca a negar la personalidad revolucionaria del licenciado Cabrera; entre el elemento civil de la Revolución es uno de los más representativos; pero es lástima, también que siendo ministro falte por completo a sus convicciones de revolucionario y venga aquí no solamente a obligarnos a que violemos la Constitución, sino a que pisoteemos también nuestros principios de revolucionarios. El C. Cabrera invoca la ley única, la ley de la necesidad, ¿y qué es para nosotros, ciudadanos representantes, esta palabra en boca del ciudadano secretario de Hacienda? Un concepto verdaderamente erróneo, una frase absolutamente hueca, falta de sentido y de ningún valor filosófico ni político. ¿Qué es esto de la ley de la necesidad? Está muy bien, señores representantes, que cuando la ley no impera, que cuando se ha roto el orden constitucional, que cuando todo el Poder está en manos de un solo hombre, se hagan tales o cuales actos políticos en nombre de la suprema necesidad; pero nosotros, C. Cabrera - y usted también lo sabe muy bien -, somos esclavos de la ley, y que por encima de ella no estamos facultados a pasar. Podemos hacerlo todo, pero hay que reconocer, porque tenemos conciencia para ello, que nos hacemos también reos de un delito. En buena hora que los hombres del Ejecutivo, persiguiendo un fin político, vengan aquí a pretender engañar a la Representación Nacional y a pretender que cometa un delito; pero allá ellos con su conciencia, ya que ni siquiera tienen responsabilidad por esta clase de actos. Si nuestras instituciones fueran distintas, si los funcionarios públicos no fuesen irresponsables, si pudiesen ser acusados ante algún tribunal que los llamase a cuentas y les pusiera el castigo correspondiente, no veríamos en esta ocasión al revolucionario de ayer y al escrupuloso diputado de la XXVII Legislatura venir a sugestionarnos y a ofrecernos que cometamos una ignominia, porque una ignominia - esa es la palabra - es lo que se nos viene a pedir. Si el C. Cabrera estuviera sujeto a responsabilidades, si hubiese algún tribunal que lo juzgase y le impusiese castigos, no estaría en estos instantes

pidiéndonos semejante monstruosidad; pero, desgraciadamente, ciudadanos representantes, en nuestro país no existe nada de eso. Los ciudadanos ministros son verdaderamente irresponsables, y aunque su personalidad es muy alta y aunque sus funciones son de muchísima importancia, ellos, dentro de las instituciones, no representan más papel que el de simples funcionarios; es decir, el de simples empleados del Ejecutivo, y para esto ni siquiera el Ejecutivo es responsable, ya que la misma Constitución, hecha más bien para un dictador que para el gobernante de una república democrática como la nuestra, y en cuya confección yo me declaro culpable, no le fija al ciudadano presidente ninguna, absolutamente ninguna pena por sus violaciones a la ley. Si la Comisión, de una manera terminante, sintiéndose avergonzada de lo hecho por la Asamblea, viene ahora con un nuevo dictamen a pretender que se repare el error; si la Comisión viene con nuevas luces y de una manera terminante, citándolo dice: "Se han violado tres artículos de la Constitución", más bien dicho, "Se pretende violar tres artículos de la Constitución", ¿con qué derecho vamos nosotros ahora a dar nuestro voto por la afirmativa, es decir, por que se apruebe este disparate que no tiene proporciones ni antecedentes en nuestro Parlamento? Yo estoy seguro de que los ciudadanos representantes, desatendiéndose de las palmaditas, de las sonrisas y de las sugestiones del ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, se colocaran a la altura del deber y demuestren a sus comitentes de la nación entera que no están dispuestos a violar la ley, así se los pida el ciudadano secretario de Hacienda, así se los pida el mismo ciudadano presidente de la República. Pero hay más, ciudadanos representantes, no solamente me concreto a rechazar con toda indignación el cargo que se ha hecho a mis compañeros que en un momento de error votaron en pro de esa iniciativa, sino que quiero llegar un poco más lejos; es necesario que tengáis presente que esta probabilidad, que esta remota esperanza en que algunos sueñan, no es más que la espada de Damocles puesta por el Ejecutivo sobre la cabeza del Legislativo, más bien dicho, sobre la de algunos ciudadanos diputados para tener sobre ellos una influencia decisiva. En estos momentos en que se debate la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, no hay que esperar absolutamente nada del Ejecutivo; ya el ciudadano secretario de Gobernación, con esa intolerancia, con esa aspereza en la forma de sus opiniones, ha manifestado que de ninguna manera el Ejecutivo transará con las pretensiones del Legislativo, de aumentarse la partida de gastos extraordinarios; no nos hagamos, pues, ilusiones de ninguna naturaleza; ocupemos el lugar que nos corresponde como representantes dignos del pueblo, y que el Ejecutivo se quede con sus inmoralidades de que cuando le convenga diga que se viola la ley y cuando le convenga diga que no se viola, aunque continuamente se esté violando; allá los hombres que de esta manera falsean su criterio, que de esta manera faltan a la ley, que la República entera sea el juez supremo que los juzgue; el Ejecutivo que venga aquí a decirnos que no se viola la ley, que no es anticonstitucional esa iniciativa, nosotros, sus representantes, digámosle al Ejecutivo, con toda entereza y con toda energía, que no aprobaremos este artículo, porque aunque él lo niegue, porque aunque él no lo quiera, viola tres artículos de la Constitución general de la República.

El C. Méndez Benjamín: Pido la palabra para una interpelación al orador.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Méndez Benjamín: Señor diputado Espinosa: Estoy verdaderamente confundido con lo que acaba usted de expresar desde esa tribuna, y quiero que me haga favor de aclararlo con la franqueza que le caracteriza. En la sesión secreta que tuvimos hace pocos días, cuando se trató la partida de gastos extraordinarios, usted hizo la imputación calumniosa a la Asamblea, de que los ciudadanos diputados, esperanzados por los famosos cinco pesos, estaban cediendo demasiado a las insinuaciones del ciudadano secretario de Hacienda, y de ahí dependía su triunfo en la Ley de Ingresos. Actualmente acaba usted de decir que no hace tal ofensa a los ciudadanos diputados, ni siquiera lo imagina; en aquella ocasión subí a la tribuna y rebatí sus opiniones al final de su peroración. Acabo de oír algo de la espada de Damocles que tiene el Ejecutivo pendiente sobre la cabeza de unos ciudadanos diputados, y esto me hace creer que usted, en el fondo, hace la misma imputación a los ciudadanos diputados. Quiero que me aclare definitivamente este concepto, porque he oído dos teorías enteramente diferentes en dos ocasiones y aun en una misma sesión.

El C. Espinosa: Voy a contestar, señor presidente. Probablemente el compañero Benjamín Méndez, que a pesar de que aparentemente - y así estoy obligado a creerlo -, tiene un cuerpo sano, carece de una mente sana. Para contestar su interpelación no quiero fiarme ni a mis propias palabras ni a mi propia memoria. Suplico al ciudadano presidente que tenga la bondad de pedir la versión taquigráfica relativa a esa sesión, y verá el compañero Méndez como entonces ni ahora he hecho semejante imputación a mis compañeros; se la hice de una manera directa al ciudadano secretario de Hacienda; pero de esto a lo que su señoría supone con toda mala intención en este caso, hay un abismo de por medio. ¿Qué tiene que ver que haya dicho entonces - no tengo empacho en repetirlo ahora - que el ciudadano secretario de Hacienda ha pretendido ejercer presión sobre nosotros, sobre esta Representación Nacional, por medio de ese malhadado decreto que aún está en pie y que no sabemos cómo se resolverá? Esto, el cargo que yo hice, justo o injusto, pero que yo lo llevo dentro de mi ser como una convicción muy íntima, para el ciudadano secretario de Hacienda, ¿qué tiene que ver con el cargo que usted pretende ahora lanzar a mis compañeros de una manera directa, poniendo en mis labios frases absolutamente faltas de verdad? Si a su señoría no le basta ni el testimonio de mi honradez, que siempre ha sido respetada por mis compañeros, yo estoy dispuesto a satisfacerlo ampliamente: que vengan esas copias taquigráficas y entonces verá que yo dije en aquella sesión lo que ahora estoy repitiendo: Es el Ejecutivo, por medio del secretario de Hacienda, quien pretende ejercer esa presión sobre nosotros, aplazando la promulgación o no promulgación de ese derecho, es decir: la resolución de ese asunto. Pero de que yo

haya dicho que es el Ejecutivo el que pretende - entiéndalo bien, compañero Méndez -, el que pretende - es una condición, no es hecho realizado, yo no he dicho que ejerza esa presión, sino que pretende ejercerla, yo creo que usted entiende español -, son dos conceptos enteramente distintos. Creo que es malévola su interpelación, compañero, y la he contestado ampliamente.

El C. secretario Saldaña: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, manifiesta que no se puede dar lectura a la versión solicitada por el C. Espinosa, por haber sido tratado el asunto en sesión secreta. (Voces: ¡Es claro!)

El C. Espinosa: En atención a que no puede hacerse pública esa versión taquigráfica de una sesión secreta, yo suplico al compañero Méndez que cuando quiera satisfacerse, vea él mismo esa copia taquigráfica, y entonces verá que estoy en lo justo.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Trigo.

El C. Trigo: Honorable Asamblea: Debo empezar por felicitar a mi estimable compañero Espinosa, porque veo que en el transcurso de estos días que he dejado de tener la satisfacción de escuchar diariamente su armoniosa voz, que he dejado de comer hígados de Venustiano Carranza diariamente - y eso ya es una ventaja en el C. Espinosa -, veo que Espinosa ya ha trocado su papel de insultador del Ejecutivo o del representante del Ejecutivo, y que, cuando menos ya, si no con absoluta suma de razones, cuando menos con un criterio un poco más sereno viene a discutir aquí, dejando a un lado la diaria contumelia que acostumbraba usar; esto, señores, ya es motivo, por lo menos a mi manera de ver, de felicitar al compañero Espinosa. Pero desde luego veo que el C. diputado Espinosa no ha dejado de confundir lastimosamente las cosas desde esta tribuna. En efecto; tal parece que Espinosa no ha venido a atacar el artículo transitorio, sino la personalidad de Luis Cabrera, secretario de Hacienda y Crédito Público; de sus palabras se desprende. Tal parece que para el pueblo de México y para esta H. Asamblea, tiene una grandísima importancia, al entender del señor Espinosa, lo que don Luis Cabrera pueda hacer, es decir: contarnos que es traductor del "Cantar de los Cantares"; contarnos que es un hombre de talento; que es un hombre que sigue una política más o menos tortuosa, etcétera; pero yo veo, señores, cuando menos a mi humildísimo entender, que no discutimos aquí la personalidad del señor secretario de Hacienda; esto para nosotros debe ser peccata minuta.

El C. Espinosa, interrumpiendo: Son sus actos.

El C. Amezola, interrumpiendo: No le haga usted la barba a Cabrera.

El C. Trigo, continuando: No tengo por qué hacérsela, ciudadano diputado me dirijo a usted, porque es lamentable que usted, que jamás trae luces a la tribuna, se complazca en estar molestando eternamente a los oradores que vienen aquí. No es esa la manera de contender, ciudadano Amezola. (Siseos. Voces: !Huy!)

El C. Trejo, interrumpiendo: ¡No lo regañe!

El C. Trigo, continuando: Me extraña que el C. Trejo me diga que no lo regañe; sabe el C. Trejo que siempre he tenido oídos para escuchar..... (Siseos. Voces: ¡Al grano! ¡Al grano!) Señores, estáis dejando muy mal parado a Carreño: tened un poco de paciencia. (Siseos. Voces: ¡Ah! Es original el criterio con que piensan algunos ciudadanos diputados en esta Asamblea, y son esos que tienen ese criterio los que tienen la culpa de que aquí se haya perdido toda noción de respeto y toda noción de decoro. Si cada vez que un ciudadano diputado, olvidándose del respeto que se debe a sí mismo le faltara al respeto a quien está aquí en la tribuna, recibiera un siseo de parte de ustedes, no del que contesta, seguramente que ya hubiéramos evitado estos diarios incidentes en que ya hemos visto cómo se llega hasta la injuria más soez. Recordemos el incidente del C. Bolio y del C. Andrade, hace algunos meses, en que se llegó ya al colmo, ciudadanos diputados. Yo creo que para exigir que un orador sea correcto, es necesario que los ciudadanos diputados no se olviden de que tiene el deber de ser correctos con el orador.

Está a discusión el artículo transitorio, señores, y según la opinión del señor licenciado Trejo al emitir su dictamen, él estima que esto es inconstitucional; pero el C. Trejo dice: no es anticonstitucional, de acuerdo con la letra de nuestra carta fundamental; es el espíritu de la Constitución, es en la interpretación de la Constitución donde yo veo la pugna entre ella y el artículo transitorio. Indudablemente, señores, que con el señor licenciado Trejo hay que tener en cuenta estas dos circunstancias: el licenciado Trejo es abogado, no es sólo diputado, es decir: tiene criterio de abogado y éste sale por sobre todas las cosas, en lo que hace perfectísimamente bien. El C. Trejo en este caso opina haciendo, o, más bien dicho, dando una interpretación restrictiva a la Constitución......

El C. Trejo, interrumpiendo: ¡Es la Comisión!

El C. Trigo: La Comisión yo la entiendo por el C. diputado Trejo, porque él ha sido quien ha formulado proyectos, quien ha hecho proposiciones, como al negarse las facultades extraordinarias cuando no se me dejó hablar, y por eso yo lo reconozco como autor de esa maniobra; pero esto no es motivo de una discusión. Es la Comisión, C. Trejo; queda usted satisfecho. La Comisión dice que interpreta el espíritu de la Constitución y que, de acuerdo con los artículos que cita en su dictamen, tal artículo transitorio es violatorio, o, más bien dicho, pugna con el espíritu constitucional, como decía antes. En el diputado Trejo pasa lo que con esos músicos con un oído perfectamente cultivado para la música: cualquiera disonancia les cae mal, no pueden pasar por ella. Yo concibo que el licenciado Trejo y el licenciado Carlos García tengan esta pugna con el espíritu de la Constitución. ¡Claro que a sus oídos, es decir - válgaseme la expresión -, a su manera de sentir como abogados, esto cae mal! ¡Pero que Luis Espinosa sienta esa disonancia, señores! Risas. Siseos.) !Eso ya es demasiado sentir! ¡Eso ya es demasiado interpretar, ya es irse demasiado largo!

El C. Trejo, interrumpiendo: Es pasante de abogado.

El C. Trigo, continuando: Perfectamente bien, ciudadano licenciado; pasante de abogado que sea el ciudadano Espinosa, no veo por qué pueda... (Siseos.) Ruego a sus señorías que se tomen el tiempo necesario para sisearme, para que me escuchen después. Dice el licenciado Trejo, e insisto,

no la Comisión, que el artículo transitorio viola el artículo 65 en su fracción II, que dice: "Examinar, discutir y aprobar el Presupuesto del año fiscal siguiente, y decretar los impuestos necesarios para cubrirlos."

El artículo 73, en su fracción VII, expresa: "Para imponer las contribuciones necesarias a cubrir los Presupuestos", es decir, facultades de la Cámara....

El C. Trejo, interrumpiendo: Del Congreso.

El C. Trigo, continuando: No se incomode su señoría; del Congreso. El riubarbo está un poco caro, ciudadano Trejo. Y el mismo artículo 73 en su fracción VII que expresa: "Para imponer las contribuciones necesarias a cubrir el presupuesto."

El C. Trejo, interrumpiendo: ¡Eso es de la Cámara!

El C. Trigo: Eso de la Cámara, dice el ciudadano Trejo. Tengan paciencia, señores compañeros, no nos corretean. Como se ve, el ciudadano diputado Trejo expresa francamente, honradamente y con el talento que le caracteriza...

El C. Trejo: ¡Gracias!

El C. Trigo: ¡No hay de qué! (Toses.) ... que no pugna el artículo transitorio con la letra de nuestra Constitución, es decir, que no hay inconstitucionalidad por ese concepto; pero el ciudadano Trejo dice: siendo facultad de la Cámara, o del Congreso en su caso, legislar en materia de Presupuestos y en materia de Ley de Ingresos, desde luego, si damos un artículo transitorio que deje cierto derecho a legislar, o, más bien dicho, que deje la puerta abierta para legislar en materia de presupuestos, en algo que no compete a la XXVIII Legislatura, claro está que existe la violación constitucional. Desde luego, ciudadanos diputados, hay otra cosa que bien vale la pena de tomarse en consideración. El ciudadano Trejo me ha dicho estas palabras: mi pasión no llega al extremo de interesarme por una tontería como ésta, porque si bien es cierto que una redundancia de la ley, no la conceptúo ni de grandes perjuicios ni de grandes daños para la nación o que valga la pena de empeñarse en una discusión más o menos larga en que al fin y a la postre, apruébese o deséchese el artículo transitorio, no habrá traído ningún mal ni ningún bien para el país. Por ese concepto es raro que el ciudadano Espinosa haya venido a bordarnos un discurso... bueno, le llamaré así, porque no encuentro cómo llamarlo, un discurso al margen de la personalidad del señor secretario de Hacienda, cuando la misma Constitución está diciendo que ella estima que esto no perjudica a los intereses generales.

El C. Trejo, interrumpiendo: No he dicho eso.

El C. Trigo, continuando: el ciudadano Trejo - allí sí hago la rectificación - ha dicho que esto no perjudica a los intereses generales; que esto no es más que una mera redundancia. Después de esta aclaración del ciudadano Trejo, pregunto yo: ¿qué, aun en pequeñeces de estas ha de estar nuestra mezquina pasión política sobre todas las cosas y sobre todas las razones? ¿Es que el hecho de que el Ejecutivo sostenga, como decía el ciudadano Espinosa hace un momento, que no debe emplear los gastos extraordinarios para que se nos paguen los cinco pesos, repito, debe ser esto motivo de presión - tomo la frase del ciudadano Espinosa -, no injuria a la Asamblea, con suponer que todos sus actos los subordina a este incidente? Pero es que desgraciadamente el ciudadano Espinosa, y un grupo de diputados piensan aún que nuestros actos con respecto al Ejecutivo deben sujetarse enteramente a esto. ¿Por qué, señores diputados, si el artículo transitorio de esta ley no es perjudicial, si no es más que mera redundancia - aceptando lo que dice el ciudadano Trejo -, repito yo, dónde está el daño que se origine al país, dónde está la lesión a los intereses generales que debe ser el interés principalísimo que debe guiar los actos de esta Asamblea, para que así nos empeñemos en una discusión que yo no vacilo en calificar de bizantina, como ésta? El ciudadano Espinosa, quien nos decía hace un momento que él estimaba que esta cuestión era la espada de Damocles que el ciudadano presidente de la República tenía suspendida sobre la cabeza de algunos diputados...

El C. Espinosa: ¡No he dicho eso!

El C. Trigo: ... tenía suspendida sobre la cabeza de algunos diputados para manejarlos a su antojo...

El C. Espinosa: ¡No he dicho eso!

El C. Trigo: Cuando menos esa es la interpretación que yo le he dado, ciudadano Espinosa... (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Debe usted concederme que yo interprete las palabras de usted, como el ciudadano Trejo interpreta la Constitución.

El C. Espinosa: Me da pena que usted interprete falsamente mis palabras...

El C. Trigo: ¿Tiene usted la bondad, ciudadano Espinosa, de repetirlas?

El C. Espinosa: Pido la palabra para contestar al C. Trigo.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa: Es con verdadera pena que voy a contestar la interrogación del ciudadano Trigo, porque tal parece que no me concede ni el don de raciocinar; pero si es cierto que no he sido abogado o no he sido titulado, sí durante varios años he estudiado la profesión de abogado; precisamente cuando el ciudadano Cabrera era director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia yo fui ante él, esto era a fines de 1912, con una tarjeta del ciudadano Rómulo Farrera, diputado a la XXVI Legislatura y amigo de él, en que, por haber llegado ya un poco tarde, le suplicaba se me aceptase como alumno. Esto en cuanto a mis escasos conocimientos jurídicos. Yo no sé si el ciudadano Trigo es abogado o no, ni me interesa el asunto ni a esta Cámara probablemente; hago esta aclaración nada más para manifestar la pena que me produce contestarle a un hombre de tantas luces como él, pero que, sobreponiéndome a esta natural molestia, yo le diga que el concepto que él me atribuye yo lo dije de manera muy clara: Fueron varios compañeros quienes allá afuera, después de la sesión del sábado, me dijeron que se rumoraba en los corrillos donde ellos estaban, que aquí la Cámara había votado en favor de la iniciativa del ciudadano Cabrera, es decir, a favor del artículo que se discute, por la presión que hace en ellos la esperanza de que les sean pagados los cinco pesos. Es, pues, concepto de otros compañeros, ciudadano Trigo, y no mío. Así lo he dicho,

y yo verdaderamente indignado protesté contra esa imputación calumniosa delante de los compañeros que me lo dijeron. Ya ve su señoría cómo es cosa distinta a lo que él me atribuye.

El C. Trigo, continuando: Perdone el ciudadano Espinosa el error cometido por mí y debo hacer una aclaración antes de continuar. No es como el compañero Espinosa supone, que yo no lo crea capaz para raciocinar; es que el compañero Espinosa tiene una manera muy rara de pensar: tiene unos cambios de frente y de flanco que dejan espantado a cualquiera. Espinosa hace unos cuantos meses llamaba inmaculado a Venustiano Carranza, allí está el Diario de los Debates, y Venustiano Carranza no ha cambiado un ápice en su línea de conducta... (Siseos. Voces: ¡No!) sigue siendo, a pesar de los "nos", el mismo; no ha cambiado un ápice en su línea de conducta. El que ha cambiado es Espinosa...

El C. Siurob, interrumpiendo: Carranza siempre ha sido dictador.

El C. Trigo, continuando: Estamos de acuerdo; podrá haber sido dictador ...

El C. Siurob, interrumpiendo: Sí, estamos de acuerdo.

El C. Trigo, continuando: No ha cambiado nunca, conviene usted conmigo; luego entonces si el C. Carranza no ha cambiado, el que ha cambiado es Espinosa...

El C. Espinosa, interrumpiendo: ¡No!

El C. Trigo, continuando: ¡Lógico! Si Venustiano Carranza era dictador hace un año y entonces era inmaculado para Espinosa, y sigue siendo dictador y ahora ya no es inmaculado para Espinosa, es Espinosa el que ha cambiado; no es que yo no le reconozca a Espinosa el espíritu de raciocinar, es que el C. Espinosa tiene un grandísimo defecto, a mi manera de ver: es un hombre de grandes pasiones, la pasión política ha llegado a hablar más alto en él, sobre todas las demás razones que pudiera tener. Jamás he tenido la intención de injuriar al C. Espinosa, y él lo sabe perfectamente bien; hago esta aclaración, porque estima como una injuria perfecta que yo no le crea con el derecho de raciocinar; es que la pasión política en él ha acabado por obcecarlo de tal manera, que no quiere aceptar nada que pueda traducirse como un beneficio, como algo... (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) Ciudadanos diputados: El Reglamento me concede treinta minutos para hablar; por lo tanto, haré uso de la palabra dentro de esos treinta minutos, a pesar de todas las manifestaciones en contra, y si yo hace un momento me refería a las palabras del C. Espinosa, es, señores, por esto: en los actuales momentos en esta Cámara tal parece que venir a esta tribuna a levantar la voz en algo que beneficie, no a Venustiano Carranza, sino al Ejecutivo, es algo que debe ser, o así lo entienden algunos, motivo de vergüenza; que debe ocultarse la simpatía o la amistad al presidente de la República. Yo quiero declararle esto al C. Espinosa abiertamente: en las postrimerías del gobierno de Venustiano Carranza, cuando ya no me puede dar ninguna canonjía que no le he pedido antes, cuando ya no puedo ser ni siquiera gendarme, a mucho estirar, creo que estoy obligado sencillamente por antecedentes, y por todo, a ser amigo de Venustiano Carranza, a apoyar al Ejecutivo en sus determinaciones en esta tribuna, abiertamente, francamente, sin tapujos, sin miedo, sin cobardía; yo no entiendo de esa actitud de algunos señores diputados que blasfeman aquí en contra de Venustiano Carranza; que un día después van a Querétaro a coquetear con él, a acercarse a él y a ver si es posible alguna atracción hacia sí y a ver si es posible significarle de alguna manera que podrían, pasándole la mano por el hombro, volver cerca de él... (Voces: ¡Nombres!) Saldría sobrando que los citara, ciudadanos diputados; saldría sobrando... (Voces: ¡Nombres!) Yo no quiero constituirme en delator; pero en la conciencia de muchos está que esta es una grandísima verdad: que atacamos aquí a Venustiano Carranza; pero que, en cambio, fuera de esta tribuna, coqueteamos lindamente para ver si es posible que se nos atraiga. Yo he llegado a hacer esta conclusión de los oposicionistas de esta Cámara, franca, abiertamente: de los oposicionistas, uno de los pocos que quizá no se dejara caer con Venustiano Carranza, es García Vigil. García Vigil es uno de los pocos oposicionistas, porque lo siente con honradez, francamente, y lo digo ahora que no está aquí...

El C. Trejo, interrumpiendo: ¡Siurob!

El C. Trigo, continuando: Efectivamente, Siurob también; no tengo por qué negarlo. Pero ya yo decía desde esta tribuna: esos señores oposicionistas hace unos cuantos meses se arrastraban - esta es la verdadera frase - a los pies de Aguirre Berlanga, y ahora vienen con gran entereza y energía a comerse a Venustiano Carranza. Yo no entiendo este valor civil: esto no es más que cobardía, esto no es más que miseria. Por lo tanto, yo no veo este empeño tenaz de por qué el estar cerca del presidente debe ser tomado como una vergüenza en esta Cámara. Yo tengo la conciencia de que la minoría de esta Cámara, que ya lo demostró durante los días en que se discutió lo relativo a las facultades extraordinarias, sabrá tener conciencia de sus actos y sabrá ir valientemente al final, sin miedo de que se nos llame gobiernistas; yo soy gobiernista; yo soy carrancista -¡vaya, ahora que no hay carrancistas! -; prefiero serlo antes que revolucionario; ahora que ya hay muchos revolucionarios, señores, es una grandísima ventaja. Martínez del Río declarándose ; reaccionario desde esta tribuna, se ha puesto más alto que todos los revolucionarios que están aquí, (Risas.) porque siquiera ha tenido el valor, señores diputados, de declararse reaccionario cuando hay muy pocos reaccionarios que quieran serlo, o cuando menos que quieran declararse reaccionarios; en cambio, hay muchos revolucionarios en esta Cámara que hace dos años temblaban ante esta frase y que hoy, sin embargo, blasonan de serlo, y de pura sangre. (Murmullos. Risas.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: H. Asamblea: Lamento muy sinceramente que circunstancias familiares me hayan impedido asistir a la sesión de esta Cámara, en que comenzó a discutirse el asunto que hoy está a debate, y digo que lo lamento, porque yo estoy seguro, tengo tanta confianza en la fuerza de mi convicción, en la justicia que me asiste, en la pureza de miras que voy a sustentar en este momento en esta tribuna, que, repito, tengo la convicción más absoluta de que no habríais rechazado el dictamen

tal como fue presentado por la Comisión de Presupuestos y Cuenta. Y digo esto, porque lo que se nos propone en estos momentos con el artículo adicional de la Ley de Ingresos y que propone la Secretaría de Hacienda, no es en resumen sino una enorme violación a las leyes, un tanteo político, más que un tanteo, una de las columnas en que se apoyará el futuro y gran chanchullo que constituirá la elección presidencial en nuestra República. Voy a demostrar cada uno de mis aciertos; pero para eso es preciso antes desligarme en lo absoluto de las personas; yo no voy a considerar en lo absoluto a don Venustiano Carranza, me voy a apartar en lo absoluto de su personalidad, voy a considerarlo como lo consideran los gobiernistas, como un viejo Budha al cual no hay que acercarse más que de rodillas, y en cuanto al señor ministro de Hacienda, licenciado Luis Cabrera, también voy a desligarme en lo absoluto de su personalidad; no lo voy a considerar más que como yo lo figuro, como la imagen de Cuahtilque, la diosa de la muerte, porque donde quiera que va, siembra la muerte. (Risas.) Sé que podré tocar su personalidad perfectamente desde esta tribuna, puesto que desde el momento en que él "desciende" a esta tribuna a discutir el pro y el contra como un diputado, yo sé que podré hablarle perfectamente a la manera de Urueta, de sus ojos de espulgo, de sus antiparras que ven a través de ellas objetos dobles o triples, de sus artimas para desfacer entuertos y para vengar agravios, y de todas aquellas mas que heredara del buen licenciado Calabrés y que le han valido esta misma denominación. (Aplausos. Murmullos.) Pero no vengo aquí, me desligo en absoluto de la personalidad del licenciado Cabrera; (Risas.) tampoco quiero tocar el baño de rosas que vino a darse aquí este ciudadano ministro cuando habló de los enormes méritos de la Secretaría de Hacienda cuando la derrota aquella del "infalsificable", cuando dijo que el "infalsificable" había sido derrotado por una fuerza superior a la fuerza del gobierno: la fuerza económica del capital. Como si el gobierno en aquellos momentos no fuera el árbitro de todo, inclusive del capital mismo. La derrota en aquellos momentos, del "infalsificable", fue la derrota de la Secretaría de Hacienda por falta de conocimientos, por falta de pericia, por falta de talento de la Secretaría de Hacienda. El "infalsificable" debió haber valido un peso, y valió sólo veinte centavos, que era lo único que se decía tener alguna garantía. De manera que el "infalsificable" se derrotó solo; fue su derrota desde el vientre de la Secretaría de Hacienda, o sea desde el vientre del señor licenciado Cabrera. (Aplausos. Risas.) Y así podría seguir hablando y diciendo todo lo que representa este ciudadano como un factor en la obra de destrucción que ha seguido, a pesar de que deberíamos hacer una obra de reconstrucción, porque ya es tiempo de hacerla, y que hoy no se debería, como antes, premiar los servicios de los que destruyen más, sino los servicios de aquellos que construyen más. Pero qué más, ciudadanos diputados, si todo nuestro gobierno no es más que una institución hecha para construir la anarquía; si vemos que nuestro gobierno no ha venido persiguiendo más que el modo de llevar al pueblo mexicano a la anarquía! (Aplausos en las galerías.) Y os lo voy a demostrar: Ahí tenéis, ciudadanos diputados, la labor del gobierno en contra de las instituciones de todas las leyes electorales de aquí y de todos los Estados de la República. ¿Cuál ha sido el mecanismo? Enviar fuerzas a que maniaten con el temor y con la fuerza bruta las conciencias de los ciudadanos para impedirles sufragar. Y ahí tenéis la labor anárquica del gobierno impidiendo que se respeten las garantías individuales y siendo el primero en violarlas, llevando a los ciudadanos a las nuevas Siberias, a los viajes de inspección, clausurando periódicos, clausurando establecimiento de obreros; y toda esa labor, ¿qué significa? Que el gobierno está haciendo de hecho obra de anarquía, porque obra de anarquía es no respetar el propio gobierno los derechos de los ciudadanos y entre ellos los más respetables: las garantías individuales. Y obra de anarquía del gobierno es no respetar las decisiones de la Suprema Corte y pasar sobre los fallos de la Suprema Corte y violarlos y estrecharlos entre los pies de cualquier soldado en cualquiera entidad federativa, y obra anárquica del gobierno es ésta contra la Constitución y ser el gobierno el primero que de una manera absolutamente desconsiderada empieza a pedir la revisión, la retratacción de la Revolución, que la Revolución se retracte de eso mismo, que la Revolución vuelva atrás, que los artículos constitucionales, los más sagrados, los que los revolucionarios amábamos más, sean los primeros que sean reformados por los nuevos congresos impuestos que tenía seguridad el C. Carranza que iban a sancionar esas vueltas atrás del gobierno constituído, que significan de hecho rasgos de anarquía existentes en el seno de ese propio gobierno; y si queréis más ahí tenéis la lucha contra los municipios y en especialidad contra el municipio de la ciudad de México, esa lucha sorda, terrible contra el municipio; y si queréis más ahí tenéis la lucha contra algunos Estados. ¿Cuál es la labor de C. Cabrera en las finanzas de Yucatán? ¿Qué es lo que se proponía al controlar aquel ferrocarril con el pretexto de construir otro para lo cual se necesitan trescientos, cuatrocientos o seiscientos mil kilómetros... (Voces: ¡No, hombre!) Seiscientos kilómetros. Allí tenéis, ciudadanos diputados, toda esta labor de golpe de mano sobre los Estados de la República, lo cual demuestra que el gobierno de hecho no está preocupándose sino por llevar al país a la anarquía para poder asegurar el logro de la conservación de toda esa suma de poder, de esa suma de fuerza en sus manos, y lo que verdaderamente lo demuestra de una manera más palmaria, es esta intriga de hoy en que se trata de envolver al Poder Legislativo dentro de sí mismo; intriga, voy a demostrarlo. Es anticonstitucional la adición que nos propone, por las razones siguientes: El artículo 65, en su fracción II dice:

"Examinar, discutir y aprobar el Presupuesto del año fiscal siguiente, y decretar los impuestos necesarios para cubrirlo."

Quiere decir que la Constitución no faculta a un Congreso sino para discutir y aprobar los presupuestos del año siguiente; si nosotros salimos de esta pauta, que es la pauta constitucional, si nosotros abusamos de estas facultades, ¿de dónde vamos a tomarlas? Como no nos las dé el Ejecutivo que supone que las tiene todas, yo no sé quién va a

darnos facultades para hacer lo que no tenemos derecho de hacer conforme a la Constitución; y si hemos nosotros procurado seguir la Constitución en todos nuestros actos, ¿cuál es el objeto, por qué causa suprema vamos nosotros a pretender salirnos en este momento de la Constitución General de la República? Y todavía si alguno pudiera objetar que este artículo de la Constitución no es todavía suficientemente claro, aquí tenéis el artículo 74, en su fracción IV, que dice:

"Aprobar el Presupuesto anual de gastos, discutiendo primero las contribuciones que, a su juicio, deben decretarse para cubrir aquél."

Lo cual quiere decir que nosotros, como Congreso, y es una de nuestras primordiales facultades, no estamos en lo absoluto con derecho alguno para legislar sobre cualquier otro presupuesto que no sea el del año siguiente. ¿Por qué, pues, se pretende en este caso hacernos pasar de una manera tan flagrante sobre la ley? Fuerza es que haya algunas cosas ocultas, demasiado negras, de que no nos hablaba el C. Trigo en esta tribuna, quizá porque le convenía callárselas; pero estas cosas negras voy a denunciarlas aquí en esa tribuna, porque es fuerza que la Representación Nacional se dé cuenta de que se trata de hacerla cómplice de ese gran chanchullo presidencial, de la más grande de todas las imposiciones, de la vuelta a las antiguas tiranías porfirianas, de la anulación del voto público, de algo que es peor: de una obra semejante a la de Victoriano Huerta, porque Victoriano Huerta tuvo a lo menos el valor de asesinar el voto popular en la persona del presidente mártir pero aquí se trata de matar el voto público a alfilerazos; aquí se trata de matar el voto popular a fuerza de desencanto de los pueblos, a fuerza de humillaciones de parte de los ciudadanos, a fuerza de presión económica en esos mismos ciudadanos que ya no tienen materialmente aliento ni aun siquiera para rebelarse. Aquí se trata de explotar ese período de atonía que viene después de todas las revoluciones y en que el pueblo mismo no se decide a reaccionar de una manera tan vehemente como lo exigen las circunstancias, porque ha sufrido ya demasiadas sangrías en vidas, en intereses, en esfuerzos y aun en lágrimas de parte de las familias de los ciudadanos de la República para resistirse todavía a hacer un nuevo esfuerzo y hacer un nuevo derroche de estas mismas energías. Más aún: lo que se nos pide es absolutamente inútil, porque como es perfectamente anticonstitucional, resultaría que cualquier ciudadano de la República podría pedir amparo en contra de esta adición y nosotros quedaríamos en ridículo habiendo decretado una ley contra la cual cualquier ciudadano podría pedir amparo y sería amparado seguramente, porque nosotros no podemos legislar más allá del Presupuesto del año siguiente. ¿Por qué, pues se pretende ponernos en ridículo por medio de esta medida? Si queréis todavía otro artículo legal, aquí tenéis la fracción VII del artículo 73, que dice:

"Para imponer las contribuciones necesarias a cubrir el presupuesto."

Es decir: el presupuesto a que se refieren los párrafos anteriores, el presupuesto que sólo puede ampliarse hasta el año siguiente a aquel en que el Congreso funcione. Se nos habla de grandes peligros en nuestra nacionalidad; se nos habla de la formación de dos congresos; de que no se va a conservar el orden. Yo pregunto: ¿es siquiera decoroso que sean nuestras propias autoridades las que nos vengan a decir desde esta tribuna con la mayor desfachatez, que no se va a conservar el orden? ¿Tiene derecho un gobernante, debe tener dignidad o siquiera vergüenza para venir a confesar que no es capaz de mantener el orden? Yo pregunto: ¿que concepto os formaríais de un agricultor - y vaya que el caso es muy diferente -, que sabe que seguramente aquel terreno encargado a su cuidado se va a cubrir todo de ciza y de abrojos; qué concepto os formaríais de un comerciante que os viene a confesar que una mercancía que él puede perfectamente salvaguardar, se le va a podrir dentro de sus bodegas; qué concepto os formaríais, en una palabra, hasta de un director de una cárcel que viniera a deciros, teniendo todos los elementos necesarios para mantener allí el orden, que no está seguro de que en cualquier momento se vayan los presos de la cárcel? Lo que diréis, ciudadanos diputados, es que él sale sobrando, puesto que si es el primero en dudar que se vaya a restablecer el orden, indudablemente que el Gobierno que duda de poder mantener el orden y de poder salvaguardar las instituciones, es porque no cuenta con la opinión pública; es porque no cuenta con hombres capaces para esa labor; es porque no cuenta con el suficiente respeto de la ley; es porque no tiene el apoyo de las mismas instituciones; porque no ha sabido seguirlas paso a paso por el camino de la justicia y del honor. Ahora este es el caso, señores; ya se ha hecho gala y se ha hecho moda; el primer jefe del partido reaccionario dentro del gobierno, el C. Berlanga, jefe o superior en jerarquía al C. Cabrera, (Risas.) no se ha permitido dudar de que se conserve el orden dentro de las elecciones, a lo menos, ha sido más consecuente con el criterio de que el gobernante - y vaya que yo he tenido los reproches más duros, pero en este caso no puedo menos de hacerles justicia -, cuando menos este ciudadano ha sido más consecuente con las ideas que puede tener cualquier gobierno de una administración, porque por lo menos no se ha permitido dudar de una manera flagrante que el gobierno no sea capaz de conservar el orden. ¿Y qué cosas permiten suponernos que el Gobierno va a ser o no va a ser capaz de conservar el orden? No existe más que un solo candidato a la Presidencia de la República, que se haya lanzado abiertamente a la lucha: es el C. Alvaro Obregón. (Aplausos.) Este ciudadano es el único que ha tenido el valor de salir frente a la consigna oficial, de salir frente a las asechanzas oficiales; de salir frente a esa política de encrucijada en que se trata de envolver a todos los elementos por medio del miedo y por medio del temor a perder la pitanza. Este candidato recorre pacífica y tranquilamente una parte de los Estados de la República, aclamando por todo el pueblo, que ve en él a un nuevo Madero. Este candidato avanza hacia el Sur, sin tener honores oficiales, sin tener ni siquiera a lo que todavía tiene derecho, puesto que el Senado no ha acordado retirarle su grado como él lo solicitó. El ministro de la Guerra le ha negado hasta los honores que legítimamente le corresponden. !Mejor para el pueblo! El pueblo no

quiere ver a su candidato adornado con charreteras ni vestido al estilo de guacamaya, con todos los colores. (Risas. Aplausos.) En estas condiciones, ¿por qué teme el gobierno que se vaya a interrumpir el orden? !Ah, señores diputados, ahí está lo grave del asunto! El gobierno teme que se vaya a interrumpir el orden, porque ya sus portavoces, ya sus avanzadas en el camino de la imposición, el C. Juan Barragán y algunos otros chicos a propósito para esta clase de gestiones, (Aplausos.) se han encargado de comenzar a propalar urbi et orbe que no debemos luchar por ningún otro candidato, porque todos saldrán derrotados, que perdemos el tiempo; que el único candidato posible es el C. Bonillas, (Siseos.) el exsheriff de los Estados Unidos; (Siseos.) el antiguo policía que estuvo al servicio de los Estados Unidos en Texas, es el único candidato; un candidato que todavía no ha declarado si acepta su candidatura; que todavía ni siquiera tiene ningún partido formado, (Voces: ¡En Querétaro!) salvo uno que otro miserable recluta escondido dentro de las oficinas oficiales. Pero ya lo veréis, ciudadanos diputados, váis a ver la comparación: de un lado ya he presentado al ciudadano humildemente, con el carácter de ciudadano, que no es, en realidad, humildad; sino que es la dignidad más alta, ser simplemente ciudadano mexicano; y del otro lado veréis al candidato oficial avanzar entre vítores y hosannas de todos los empleados públicos. Al general Obregón se le niegan los honores como general de división; en cambio, Bonillas tendrá fanfarrias y veréis a los órganos de la prensa corrompida entonar hosannas y veréis a todos estos parásitos del presupuesto y de la consigna, ir a inclinarse ante el nuevo Budha, descendiente del anterior, que ya se inicia y viene avanzando hacia el Sur de la República. ¿Se trata de prever que no existan dos Congresos en la República? No es el modo de prever esto salirnos de nuestras atribuciones. ¿Conforme a la Constitución, queremos preverlas? Vamos a estudiar cuanto antes una ley electoral, y si el ministro de Hacienda se preocupa tanto por preverlo, ya nos podrá mandar una iniciativa, que indudablemente nos daría mucha luz sobre el particular; pero no que se nos venga a proponer para remediar un mal hacer otro, porque a eso equivaldría salirnos de nuestras atribuciones, quebrantar la ley y dar derecho al Ejecutivo para que viniera mañana a restregarnos en la cara esta violación a la Constitución General de la República. Todavía existen otras razones: ¿Qué precedente se sentaría? ¿queréis dejar la puerta abierta al futuro presidente de la República para que por medio de un Congreso servil suyo haga decretar un precepto semejante a este y luego después, con facilidad pueda aniquilar a una Cámara que no le fuera servil y darle un golpe de Estado? ¿Qué es lo que se pretende? Lo que se pretende es lo que hará el gobierno si sale, como tendrá que salir, derrotado su candidato oficial; instalar un Congreso para el candidato oficial enfrente del Congreso del candidato libre, y en esa forma don Venustiano Carranza dice: "¿Yo a quién entrego el poder? Yo tengo que entregar el poder." Y se lava las manos así como Pilatos; trae una jofaina y se lava las garras y en esa forma, ciudadanos diputados, ¿qué hace el Ejecutivo? Sencillamente decir: "Yo tengo que entregar el poder, ¿a quién lo entrego? A quien designen las Cámaras; pero como no hay Cámaras, como no se cuál de estas Cámaras es la verdadera, yo sigo en el Poder con todas mis facultades, y amparo mi poder con una sombra de legalidad, con una negra bandera, fruto de una violación constitucional, la negra bandera del artículo adicional del Presupuesto de Ingresos, que dice que los presupuestos aprobados por esta Legislatura seguirán hasta más allá de 1920." Allí tenéis los fundamentos, esa es la razón, esa es la causa política por la que se pretende que nosotros aprobemos ese artículo transitorio. Si nosotros aprobamos ese artículo de ley, habremos hecho un papel semejante al de la Cámara que apoyó a Victoriano Huerta, porque nosotros habremos dado sombra de legalidad a un gobierno que en esas circunstancias no la podrá tener. Y conste que yo me pongo en el caso de que el presidente Carranza, habiendo provocado deliberadamente, como la está provocando, la anarquía dentro del seno del Gobierno, la anarquía valiéndose de la Ley Electoral; la anarquía por medio de esa especie de jurisprudencia de la imposición, que consiste en apoyar una imposición en un decreto de una legislatura.

Cuando haya provocado esa anarquía, entonces será tan ilegal como Huerta y entonces nosotros habremos contribuido a darle legalidad, como contribuyeron a darle legalidad por medio de decretos inconstitucionales los diputados a la XXVI Legislatura. No, señores diputados, es necesario que si el gobierno no se sucede a sí mismo dentro del orden legal, es necesario que se conmuevan bruscamente las instituciones, que el gobierno tenga positivo interés en que el nuevo Congreso se establezca inmediatamente. Si no, de otra manera ¿qué interés tiene el gobierno en que se establezca el futuro Congreso? No tendría interés ninguno , por que como el C. Venustiano Carranza sigue en el uso de todas sus facultades, sigue en el poder, habrá desaparecido todo interés para el Ejecutivo y entonces los dos Congresos seguirán indefinidamente bailoteando de un lado a otro de la República, sin ser más que la risa de los pueblos, sin ser más que un germen de anarquía, lo que será una verdadera base para una acción de los enemigos en contra de nuestra nacionalidad y de nuestra independencia. ¿Cómo dudar? ¿por qué ese pesimismo? Los revolucionarios verdaderos, cuando ha triunfado su gobierno, no tienen derecho para ser pesimistas. El C. Cabrera no tiene derecho para ser pesimista si todavía sigue siendo revolucionario, lo que dudo mucho; me atrevería a afirmar que hoy no sólo es necesario, sino que es el segundo jefe del partido reaccionario del gabinete, supeditado a Aguirre Berlanga que va más adelante que él en el terreno de las ideas. ¿Pero qué más? Los mismos defensores del Ejecutivo han venido a decirnos desde la tribuna que este es un artículo redundante; el C. Trigo lo ha confesado y espero que él no me dejará mentir; él mismo ha dicho que este es un artículo redundante, pero que "podéis votarlo". Bueno; pues añadid a esa Ley de Ingresos la oración de justo juez.... (Risas.) Añadidle cualquiera de los versos de Amado Nervo, si queréis añadirle algo decoroso; pero no vayáis a aprobar

artículos nada más por que sí, aunque sean redundantes, aunque pasen sobre la ley, aunque preparen un chanchullo presidencial; no cabe semejante cosa, porque os ponéis en ridículo y conspiráis contra las instituciones, contra la libertad y contra los principios revolucionarios.

Para concluir y no entretener más a esta Asamblea, declaro que protesto si esta Cámara, aprueba este artículo adicional; protesto en contra de la decisión de la Cámara, aún cuando sea un Poder de la Unión, con el mismo derecho con que he protestado contra todas las tiranías, contra todas las violaciones y contra todo aquello que pugne con algo que amo más que a mi vida, puesto que he ido a exponerla al campo de batalla: con las ideas de la Revolución. Así es, ciudadanos diputados, que yo termino suplicando a vuestras señorías que en nombre de esos principios revolucionarios, en nombre de esta Constitución que como quiera que sea, buena o mala, es el único catálogo que tenemos para regirnos como poder; en nombre de todo ese pueblo que espera de vosotros que no usurpéis vuestras funciones en favor de la imposición, que ya no quiere más imposiciones, que irá o no irá a la Revolución, pero que repugna desde el fondo de su corazón contra todos esos candidatos oficiales formados como fetiches levantados sobre oro, sobre las cabezas de todos estos revolucionarios claudicantes, levantados como un lábaro, en vez de la Virgen de Guadalupe....

El C. Martínez del Río: ¡Cuidado, hombre, cuidado!

El C. Siurob: .... que levantaban los antiguos reaccionarios, hoy levantan el retrato de cualquier avechucho para lanzarlo, aunque no sea conocido, a toda la República como un futuro candidato a la Presidencia de la República. En nombre, pues, de todos estos principios, yo pido a esta H. Asamblea que dé su voto negativo a este dictamen de la Comisión. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Hacienda.

El C. secretario de Hacienda: Debo rectificar una expresión del diputado Siurob, que probablemente fue un lapsus linguae. El secretario de Estado que pasa a la tribuna a defender las ideas del Ejecutivo, no desciende a esta tribuna, asciende. No considero deshonroso, de ninguna manera, venir a batirme como en los tiempos en que solía batirme con Siurob; lo considero a mi altura y hasta por una coincidencia especial siempre voy pisándole los talones; siempre me toca detrás de él. El Reglamento de la Cámara de Diputados permite al secretario encargado del despacho venir a la tribuna de la Cámara no sólo a informar, sino a discutir, y en ese sentido salgo de cuando en cuando del tono meramente informativo para entrar al tono argumentativo.

Cualquiera que haya escuchado el discurso del diputado Siurob y si alguno escuchó el del diputado Espinosa, (Risas.) podría creer que en este artículo se envuelve absolutamente toda la trama impositiva de que nos ha hablado el diputado Siurob; cualquiera creería que dentro de cada palabra del precepto transitorio se encuentra una bomba de dinamita y que este es el quid, es el secreto de esa imposición de que ahora sí están muy miedosos muchos de los que antes consideraban que no había ninguna discusión en materia electoral en el futuro. Las objeciones que han hecho a este precepto son de tres clases: las hechas por el diputado Espinosa, que naturalmente son las más fuertes porque se fundan en lo siguiente: esta es obra de Cabrera, luego debe ser mala; las hechas por la Comisión, que son objeciones constitucionales, y las hechas por el diputado Siurob, que son objeciones políticas. Es decir, Espinosa rebate el artículo porque procede de Cabrera; la Comisión rebate el artículo porque lo considera inconstitucional, y Siurob rebate el artículo porque tiene miedo de que lleve algo encerrado. Vamos a contestar cada una de estas objeciones, más bien dicho, las dos últimas, porque creo que es innecesario contestar la primera. Las alusiones de carácter personal que ha hecho el diputado Espinosa merecen rebatirse meramente por cuanto en cierto sentido injurian a la Cámara con la suposición de que el secretario de Hacienda que lleva por regla arrinconarse y tener el menor contacto con los diputados, como no sea el que pueda tener intelectualmente desde esta tribuna, pudiera, por procedimientos más o menos sutiles, influenciar su ánimo. Afortunadamente, la votación contra el dictamen anterior de la Comisión fue hecha esta tarde a sabiendas absolutamente de cuál era la verdadera actitud del ciudadano presidente de la República en cierta materia, por las declaraciones hechas por el señor secretario Aguirre Berlanga, que es directamente autorizado por el Ejecutivo, en relación con el proyecto o con la promulgación del decreto relativo a gastos extraordinarios. Así, pues, solamente debo refutar las aseveraciones del diputado Espinosa, diciéndole que puede creer que en todos mis actos como secretario de Estado en el seno de esta Cámara me guía el mayor respeto a un cuerpo legislativo, supuesto que antes de ser secretario de Estado he sido diputado y más celoso que el más celoso de los diputados, de su independencia; que jamás, y desafío que haya una sola voz que se levante a decir que yo he usado otro procedimiento de ningún diputado, ni aun siquiera los miembros de la Comisión que estuvieron en contacto conmigo, que no sea el de la discusión seria y el de la razón. Así, pues, estoy muy lejos de sentirme lastimado en ese sentido y solamente lamento que se vierta una gota de veneno que afecta a los diputados.

Pasando a las objeciones de la Comisión, que son las que en realidad considero que debo contestar, son, en substancia, que hay tres preceptos, dice la Comisión, contra los cuales pecaría este artículo.

En substancia esos tres preceptos no son más que uno, porque un precepto dice de qué se ha de ocupar especialmente en este período de sesiones la Cámara; otro precepto dice que en las facultades generales del Congreso está expedir las leyes de ingresos y otro precepto dice que en las facultades especiales de la Cámara de Diputados está expedir la Ley de Egresos; pero los tres preceptos no son, en substancia, más que uno solo: el Congreso debe ocuparse de decretar los ingresos; pero al hablar de los egresos se usan las palabras "presupuesto anual". Ahora bien; sería quitarle a la Cámara sus facultades constitucionales si se pretendiera decir en cualquier precepto que no tenía expeditas sus

facultades un Congreso para legislar en la materia; pero si lo que se pretende es precisamente prever el caso de que, o no funcionara o no quisiera funcionar o no pudiera funcionar con la suficiente amplitud de la Cámara para llegar a la aprobación de una ley de ingresos, no veo que se le esté restando ninguna de sus atribuciones. Prever el caso de que no pudiera ejercer sus funciones el Congreso y anticiparse a ello, es simplemente un acto de previsión; decir, por ejemplo, que este precepto adicional estará vigente para 1920 y 1921, eso sí sería querer restar a la próxima Cámara parte de sus atribuciones; pero el artículo transitorio que se somete a la consideración de los diputados dice solamente que permanecerá en vigor esta ley hasta que la otra ley de ingresos pudiera venir; así pues sólo está previendo el caso de que no hubiera ley de ingresos, cualquiera que fuese el motivo. ¿Cuáles pueden ser los motivos para que no haya ley de ingresos? En la actualidad tenemos indiscutiblemente, un Congreso constituído y, sin embargo, casi estábamos a punto de no tener ley de ingresos; y aquí debo hacer un elogio de la Cámara, que suplico no lo tome a ironía. Venimos viendo los que vemos las discusiones de la Cámara desde fuera, que el único criterio que dominaba en todas las discusiones de cualquiera naturaleza que fuesen, era el criterio político; por primera vez se ha visto en la discusión de la Ley de Ingresos que no ha dominado ese criterio. Naturalmente tiene uno la tendencia optimista a creer que el enfermo ya sanó; pero a poco que examinamos las cosas, se comprende que como esta Ley de Ingresos afecta tanto a la actual situación como a la futura, era natural que tirios y troyanos estuvieran de acuerdo en dar los elementos de vida al gobierno para que éste pudiera desempeñar su misión. Interpreto en ese sentido la confianza que el Ejecutivo ha recibido con la aprobación de toda Ley de Ingresos, porque en honor de la verdad, salvo la reducción del sesenta por ciento, que sufrió el impuesto federal, todo el resto de la Ley de Ingresos ha sido aprobado casi sin alteración. El artículo transitorio fue la piedra final y aquí hubo discusión y la sigue habiendo, contra lo que yo pensaba, sencillamente porque vuelve otra vez el criterio político, a meter la cola.

Esto me proporciona la ocasión de tratar esto último punto no como podría esperarse que lo hiciera, regocijadamente, sino como debe hacerlo, en mi carácter de secretario encargado del despacho de Hacienda, Secretaría que una, y dos y muchas veces ha manifestado que lleva como propósito firme el abstenerse absolutamente de toda ingerencia en la próxima contienda electoral, no solamente el que habla como político, sino el que habla como funcionario y los funcionarios que de él dependen. ¿Dónde está toda la intriga? Cuando Siurob subió a la tribuna parecía que iba a descubrir una tremenda conspiración, que iba a dejar anonadado a la Cámara con su perspicacia. ¡No!; lo único que ha pasado es que, cuando las gentes, sobre todo las gentes de provincia que conservan su natural desconfianza, no están todavía avezadas a las luchas, todo aquello que no entienden, suponen que debe llevar algo por dentro. No me admira que Espinosa no vea claro; pero Siurob, cuando menos por los años que lleva en la lucha, ya debía estar acostumbrado. ¿Qué cosa es, en substancia, lo que creen haber descubierto? Pues sencillamente este artículo tiene por objeto confirmar una tremenda dictadura, absolutamente fundada sobre el Poder Ejecutivo que se vendrá encima, y que el Ejecutivo se está apresurando a tenerse ya despachada su materia de ingresos de antemano; eso es lo que Siurob ha descubierto. Lo que yo he descubierto es que Siurob no tiene toda la confianza suficiente en el triunfo de su candidato y, naturalmente, al ver un precepto que lleva por objeto prever un caso anormal, naturalmente si estuviera cierto, seguro del triunfo de su candidato, sería el primero en decir que ese artículo estaba muy bien venido; pero como no tiene absoluta confianza en el triunfo de su candidato, hace el supuesto de que triunfará otro candidato que no fuese el suyo y entonces, naturalmente, encuentra muy mal que ese candidato tuviera preparada la materia de ingresos; pero no; suponga el señor Siurob que triunfa su candidato; suponga que está instalado su Congreso; pero suponga que el Congreso no ha tenido el tiempo suficiente o la tranquilidad de espíritu necesaria para ocuparse de la Ley de Ingresos y que llega el 1o. de enero de 1921 y su candidato se encuentra cruzado de brazos, más bien dicho, cruzado de un brazo.....(Risas.) ¿qué pasaría en ese caso? sencillamente que su candidato tendría, como lo decía el diputado Trejo, necesidad de iniciar su carrera presidencial cobrando impuestos sin ley. ¿Qué haría entonces, dice el diputado Trejo? Pues usaría de las facultades extraordinarias de la necesidad, supuesto que si no podía haber ley de ingresos, entonces tenía que venir " la débacle" y haría lo que pudiera. El artículo transitorio no tiene más objeto, en verdad, que regularizar una situación que pudiera presentarse, únicamente hasta que el nuevo Congreso pudiera dictar la Ley de Ingresos; pero no voy a ponerme en el caso, pensando de un modo pesimista, de que no habrá Congreso; quiero suponer que lo habrá y quedará instalado el 1o. de septiembre, y que este mismo Congreso comience sus labores en la misma fecha; quiero suponer que, parte porque el Ejecutivo no tuviera tiempo de presentar su ley de ingresos exactamente el 1o. de septiembre, como no pudo la Secretaría de Hacienda hacerlo este año, y parte porque el Congreso estuviera ocupado en muchas otras cuestiones, también de orden político, como estuvo ahora ocupado el Congreso actual, no hubiera podido legislarse en la materia; entonces el artículo transitorio que ahora se propone, significaría la prórroga de la vida de esta Ley de Ingresos por ocho días, por un mes o por dos, por el tiempo que fuese necesario para que el Congreso pudiese trabajar. Contra la suspicacia no hay argumentos; contra hechos sí hay argumentos, por más que el dicho diga lo contrario. Contra actos, contra consecuencias tangibles que se sacaran de este artículo transitorio, habría argumentos. He venido especialmente a la Cámara creyendo oír verdaderos razonamientos en contra de este artículo transitorio, y debo confesar que, fuera del que esbozó la Comisión en su dictamen, no he escuchado otros.

Ahora, argumentos de carácter político contra este artículo sí los hay: todos los que se quieran

fundar a la suspicacia, todos los que quieran hacer en el supuesto de que se va a violar la ley; pero aquí me toca volver la oración por pasiva: dice Siurob: "un ministro que no tiene fe en que las cosas se harán regularmente; un carcelero que no tiene fe en que los presos quedan guardados; un agricultor que no tiene fe en que el grano fructifique..." Yo le digo: "un revolucionario que no tiene fe en la conquista de los ideales revolucionarios; un demócrata que no tiene fe en la fuerza del pueblo, no en la fuerza oficial, sino en la fuerza del pueblo..." ¿Y qué de criticable tiene que el agricultor, en previsión de que no venga la cosecha, tome sus medidas; que en previsión de que no pueda rozar o barbechar el terreno, se dedique a otros cultivos o aparte un poco del grano que le había quedado? ¿Y qué de criticable tiene que el carcelero, en previsión de que pudiera fugársele la prisión, ponga dobles llaves? Nada. Pero si el gobierno no prevé algo, los "Siroubes" siempre dirán: "Ese gobierno imprevisor." Si el gobierno prevé algo, los "Siroubes" dirán: "¿Qué vendrá escondido detrás de lo que prevé el gobierno"? "¡Se está pasando de listo este gobierno con prever"! Es decir, que el gobierno siempre hace el papel del cohetero en el lenguaje de México: si prevé, lo atacan; si no prevé, lo atacan. ¿Qué debe hacer el gobierno? Sencillamente: prever. Si cree la Cámara que un acto de previsión, por el solo hecho de que problemáticamente pudiera convertirse en ese famoso acto de imprevisión, no debe hacerse, entonces debemos comenzar absolutamente por vivir desprevenidos, por vivir desaparecidos de toda contingencia. El criterio constitucional, el espíritu constitucional que se cree contrariado por la iniciativa, es lo único que de imprevisión queda en nuestra Constitución. Se pretende creer que el gobierno es una entidad que vive de año a año y que, siguiendo las palabras del Maestro, debe seguirlas al pie de la letra, es decir: "No pienses en el mañana, pide el pan de cada día o de cada año, pero no veas para adelante; no siegues; no siembres." Es decir, el gobierno debe estar limitado exclusivamente a los impuestos de un año; para el año entrante hay que esperar; ya vendré yo u otro Congreso y daremos esa ley. Así pues, y resumiendo mi argumentación, digo: los... iba a cometer un acto de inmodestia; iba a suponer que aquí hay anticabreristas, pero creo que no los hay; los que no puedan pensar en un a obra de Cabrera más que como algo que necesariamente debe contradecirse, pueden obrar como las mujeres, llevarle siempre la contra al marido para tener razón... (Risas.) La política de votar siempre en contra de lo que propone determinado funcionario, es la mejor política de los tontos, porque así ni modo de equivocarse: viene de Cabrera una iniciativa, entonces votar en contra; viene de otro lado, entonces votar a favor. Por lo tanto, los que juzgan de esta manera tendrán que votar en contra, porque se trata de una iniciativa presentada por el actual secretario de Hacienda.

Por lo que hace al aspecto constitucional, no hay un precepto que se oponga a este artículo transitorio; podéis leer los artículos 65, 73 y 74 de la Carta Magna, que son uno mismo, y que en substancia no dicen más sino que el Congreso tiene facultad para decretar los ingresos; pero como el artículo transitorio no le quita esas facultades, sino solamente prevé en caso de que no las usara o no pudiera usarlas, el artículo resulta perfectamente legal. No hay absolutamente ninguna de estas inconstitucionalidades en que yo habría deseado ver al diputado Siurob un poco más escrupuloso en otras discusiones. Por último, en materia política cada quien puede votar conforme a su criterio político, y si cada quien vota conforme a él de una manera sincera, este artículo debe resultar aprobado por unanimidad, porque si cada quien vota con el criterio político, este artículo debe probarse por unanimidad, porque es un precepto que se encuentra hecho exactamente para la continuación de un sistema de gobierno, y quienquiera que tenga fe en sus convicciones políticas y hasta personalistas, debe considerar que éste es el primer precepto que necesita cualquier candidato que resulte triunfante en el año entrante. (Una voz: ¡No!) Oí un "no"...

El C. Gómez Noriega, interrumpiendo: ¡Fue Siurob!

El C. secretario de Hacienda, continuando: El del diputado Siurob... (Voces: ¡También Trejo!) y el del diputado Trejo no lo cuento, por lo que vais a oír adelante. Oí un "no", el del diputado Siurob, en materia de criterio político y como sobre eso siempre está curiosa la Asamblea, invito al diputado Siurob a que analice el lado político de la cuestión en el supuesto de que triunfe el C. Obregón. El del diputado Trejo no se puede, porque forma parte de la Comisión y sería ridículo que viniera a hablar en contra del artículo; de manera que no es posible.

Debo cerrar este discurso, porque no creo deber cansar más la atención de los señores diputados, simplemente haciéndoles la indicación de que es uno de los preceptos de manera previsión, y casi diría yo solamente pensando en el último instante y cuando el Congreso acordó retirar las facultades extraordinarias, que este precepto da por supuesto que el Ejecutivo no tiene facultades extraordinarias, que el Ejecutivo da una prueba de respeto a la Cámara y de obediencia, cuando menos, a su opinión, comenzando por prepararse en todos sentidos a no tener facultades extraordinarias. Y cuando precisamente acata esta opinión de la mayoría de la Cámara, es cuando precisamente es atacado; cuando presentan un precepto que en nada se relaciona con la materia política, se atribuyen fines políticos; cuando presenta un precepto que tiene por objeto que no llegue el caso de tener que violarse la Constitución, es atacado de violación a la Constitución. El artículo transitorio de que no me ocupo podría, sin responsabilidad para el Ejecutivo, ser retirado; no tengo autorización para retirarlo ni creo que deba retirarse; tengo la convicción, personalmente, la convicción firme de que es una medida de prudencia; pero si lo creen los diputados peligroso, solamente tiene una contestación el retiro de este artículo: significaría que preferís el uso de las facultades extraordinarias al establecimiento de un precepto de esta naturaleza... (Voces: ¡No!) ¿Qué otra solución puede darse al hecho de que se retire este precepto? Y diré: he dicho.

El C. Trejo: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. diputado Trejo.

El C. Trejo, de la Comisión: Señores diputados:

La comisión en este caso se encuentra en una de las circunstancias más difíciles que hay. Es cosa común y corriente que una Comisión defienda su dictamen y hable en pro de él; pero la Comisión de Presupuestos y Cuenta, en este caso no podrá hacer esto; le es imposible hacerlo. Esbozadamente, como lo dijo el ministro de Hacienda, ya ha dado las razones que tiene para no poder hablar en pro de este dictamen, para no defenderlo, para tener la necesidad de votar en contra; pero como pudiera creerse que el hecho de que la Comisión votara en contra, no tiene ninguna justificación, vengo a dar las razones por las cuales la Comisión debe votar en contra de este dictamen, que no ha sido hecho por ella, sino por la voluntad de cien ciudadanos, contra la voluntad de sesenta y cinco.

Señores diputados: el ciudadano ministro de Hacienda ha incurrido en un gran sofisma; no creo ni he dicho que si el año entrante no hubiera Ley de Ingresos, no se pudiera cobrar en 1921 ningún impuesto. La Ley de Ingresos, y esto lo sabe mejor que yo el secretario de Hacienda, como lo saben todos los diputados, no es sino la compilación de todas las leyes ya en vigor, y estas leyes en vigor con anterioridad a la fecha en que votemos la Ley de Ingresos, de ninguna manera el 31 de diciembre de 1920, ipso facto, quedarán sin ningún valor; las leyes continuarán, seguirán en vigor hasta que venga una ley posterior a derogarlas.

Desde este punto de vista es por lo que yo le decía al C. diputado Trigo que el artículo transitorio holgaba, nada más desde este punto de vista. El C. diputado Trigo probablemente no entendió o no quiso entender lo que yo dije y vino a hacer uso del argumento que yo le di, pero no lo explotó, sino que vino simplemente a la tribuna a ostentarse como un dómine y a regañar a unos y a otros, en fin, vino a hacer su eterno papel, lo que él viene a hacer siempre a la tribuna. (Aplausos.) El artículo 65 de la Constitución, en su fracción II, dice que el Congreso tiene la obligación de decretar los impuestos y de decretar el presupuesto, de dar el presupuesto que debe regir en el año siguiente, discutiendo previamente los ingresos, pero los ingresos que deban bastar a cubrir el presupuesto del año siguiente; es decir, tiene facultades esta Cámara para reformar tales o cuales leyes, casi hasta para derogarlas; pero esto no quiere decir que si la Cámara no ratifica esas las leyes hoy, quedan sin valor absolutamente de ninguna clase. Y este artículo 65, fracción II, tiene su sanción; si por alguna circunstancia la Cámara de Diputados no diera el Presupuesto de Egresos para el año fiscal siguiente, la sanción es esta: hay un artículo, tengo entendido que el 75 constitucional, que dice que continuará en vigor el Presupuesto de Egresos del año anterior.

En cuanto a la parte relativa a los ingresos, si no se decretan también, está la sanción y es esta, ciudadanos diputados: que todas las leyes que estén dadas con anterioridad, continuarán en vigor; lo único que faltará será la compilación de esas leyes, y ahora, si para compilar esas leyes falta el Congreso, lo que yo dije la vez pasada no es que se seguirán cobrando los impuestos sin ley de ninguna clase, eso no lo dije - y recuerdo que rectifiqué al C. Méndez en este sentido, porque me dijo que sería una arbitrariedad -, yo dije simplemente que por el hecho de faltar una parte integrante de los poderes se desintegraba el Poder público, y una vez desintegrado el Poder público la suprema ley de la necesidad, esa suprema ley de la necesidad que tiene un artículo único invocado en esta tribuna por el ciudadano secretario de Hacienda, esa suprema ley de la necesidad haría que el jefe del Poder Ejecutivo se arrogara facultades extraordinarias; no se las daría nadie, porque no habría quien se las pudiera dar, sino que esa suprema ley de la necesidad es la que lo pondría en el caso de arrogarse las facultades extraordinarias y obrar en uso de esas facultades extraordinarias. Ya ven los ciudadanos diputados la razón que hay para que yo, en lo privado, hubiera dicho al C. diputado Trigo que este asunto huelga. Ahora vemos al punto constitucional que dice el C. licenciado Cabrera que apenas esbozo y que el C. diputado Trigo vino a rebatir aquí, aunque yo no le vi ningún argumento, ni un solo argumento para rebatir el punto constitucional. Los poderes públicos, lo sabemos perfectamente bien, no pueden hacer sino aquello que les está permitido por la Constitución, no hay que olvidarlo; el presidente de la República no debe hacer sino lo que el artículo 89 le permite. Cuando el presidente de la República dice que cree que esta ley u otra es anticonstitucional y por eso no la promulga, está violando la Constitución, porque debe promulgarla. Cuando la Cámara de Diputados se sale de las facultades que expresamente le concede el artículo 74 de la Constitución, cuando el Congreso se extralimita en las facultades que le concede el artículo 73 de la Constitución, ya el Congreso no está obrando legalmente, ya no está procediendo constitucionalmente y por tanto sus leyes no tienen ningún valor; y nosotros, si no debemos hacer leyes anticonstitucionales, tampoco debemos hacer leyes inconstitucionales. Dijo el ciudadano ministro de Hacienda que los tres artículos citados por la Comisión son una misma cosa; esto es verdad, son una misma cosa repetida en tres distintos lugares o sea en los artículos 65, 73 y 74; pero esta misma cosa no está diciendo nada más que tenemos exclusivamente facultad para dar los presupuestos que deben regir en el año siguiente; y si damos los presupuestos de ingresos y egresos que deben regir en el año siguiente ajustando los ingresos, ¿Cómo es posible que prorroguemos más allá de lo que estamos autorizados, estos ingresos? Legalmente nos estamos saliendo de los artículos institucionales; legalmente estamos procediendo inconstitucionalmente, no anticonstitucionalmente. Por lo demás, y esto lo saben los diputados, la Constitución comete un grave error al consignar que primero debemos discutir los ingresos y después los egresos. Los economistas saben de sobra esto y muchos economistas de esta Cámara me han hablado sobre el particular, quienes me han hecho creer todo lo contrario. Así es que lógicamente no podemos proceder a fijar nuestros ingresos para 1921 sino sabemos cuáles serán los egresos.

Ahora, respecto a la cuestión política de que habló el ciudadano secretario de Hacienda, los ciudadanos diputados votarán según su criterio, y por lo que ve a la Comisión, ha repetido frecuentemente

que para estas cuestiones no tiene ningún criterio político: la Comisión, al presentar sus dictámenes, se sujetará exclusivamente a los términos de la Constitución Política de la República y a los términos de las leyes que deban regir en cada caso y así lo dice en la exposición de motivos de su dictamen, y en este caso un dictamen cien votos de la Asamblea han obligado a la Comisión a presentar, tendrá siquiera los cinco votos de la Comisión en Contra, por que nosotros, los cinco comisionados, estamos de acuerdo en votar en contra, siquiera nosotros; pero sí que conste en el DIARIO DE LOS DEBATES que nosotros no estamos de acuerdo en admitir esto desde el punto de vista jurídico, sin tocar para nada el punto de vista político. (Aplausos.)

El C. secretario García Ruiz: Tiene la palabra en pro el C. Martínez del Río. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Martínez del Río: Señores diputados: Desde ayer que viene a esta tribuna....

El C. Trejo: ¡Ayer fue domingo!

El C. Zincúnegui Tercero: ¡Ayer fuiste a misa!

El C. Martínez del Río: ¡El sábado, señores diputados!, (Voces: ¡Ah!).... manifesté mi criterio dentro del orden jurídico, enteramente de acuerdo con las apreciaciones hechas desde esta tribuna por el señor compañero Trejo. No aduje sino esta consideración: dentro de esta ley de la necesidad en que puede encontrarse el presidente de la República, quienquiera que sea, para el año de 1921, ¿No es conveniente que a falta de toda ley exista alguna norma de conducta para que ese Ejecutivo tenga los elementos necesarios a fin de arbitrarse recursos mediante una ley de Ingresos? Si no va a existir absolutamente ley - y este es el caso en que nos colocamos -, ¿no es conveniente repito, que exista esa ley? Esa es una razón que no ha sido destruida por ninguno de los miembros, por ninguno de los señores diputados que han venido a hablar en contra de la proposición presentada. Pero hay otro motivo sobre el cual me voy a permitir llamar la atención de la Cámara: ¿la sanción previamente establecida por la Cámara emitiendo cien votos en contra de sesenta y siete, no revela ya un criterio fijado al someterse a votación el artículo que hoy presenta la Comisión? (Voces: ¡A votar!)

Son, en consecuencia, dos las razones que no han sido destruidas: la ley de la necesidad que obliga a que exista una ley para cobrar los impuestos y el antecedente establecido por la Cámara de la votación del sábado respecto del artículo transitorio.

(Voces: ¡A votar!)

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Sencillamente vengo a esta tribuna, no a combatir argumentos, porque argumentos ningunos han sido expuestos en contra de la tesis que hemos venido a sostener en esta tribuna los del contra; sino algunas de las apreciaciones tan atinadas, tan políticas y aun regocijadas del ciudadano ministro de Hacienda.

Comenzó por lamentar muy sinceramente que vosotros tuvierais que votar aquí con el criterio de diputados de provincias, y yo me permito recordarle que algunas de las cosas buenas que decía que tenían los diputados provincianos, era que traían la buena fe, la candorosidad, el empeño decidido y aun cierta clarividencia instintiva en los grandes asuntos nacionales. De manera que suponiendo que hubiera aquí algunos diputados que todavía trabajaran dentro de su corazón ese amor a la honradez acrisolada en las acciones y en los procedimientos, esto no sería sino un motivo de aplauso y ¡benditos provincianos los que se apegaran exclusivamente a la ley! Si es así, ¡cuánto desearía que el ciudadano presidente de la República pensara como provinciano! En seguida dice que no tenemos confianza en el triunfo de nuestro candidato los que venimos a sostener este principio; pues precisamente sucede todo lo contrario: como tenemos confianza absoluta en que triunfará nuestro partido; como tenemos confianza absoluta en que triunfará nuestro candidato, tenemos la perfecta seguridad de que sólo habrá un Congreso legal, formado por una mayoría de diputados electos por ese partido, y es esa mayoría de Diputados abreviará la discusión de las credenciales, no como lo hizo esta misma Legislatura, que tuvo que luchar contra una tempestad de consignas; contra una tempestad de servilismos; contra una tempestad de politiquerías de campanario y en aquel caso no, sino que la discusión será más notable, será más levantada, será más sensata, será más digna; en una palabra, tan confío en el triunfo de nuestro candidato, que tengo la perfecta seguridad de que sí habrá Congreso, y que el Congreso sí dictará un Presupuesto a tiempo oportuno, para que pueda ser obedecido.

En seguida dice el ciudadano ministro que es femenil ir siempre en contra de determinado ciudadano, únicamente porque el sustente determinadas ideas; en esto tiene razón; pero como yo no voy en contra de determinada personalidad, sino en contra de determinado principio, huelga en absoluto, no me cabe ese saco y no me lo pongo. Es más, ciudadanos diputados: lo que es femenil es tener esa clase de suspicacia del ciudadano ministro y de muchos que van a su vera; esa suspicacia que consiste en querer prever más allá de lo que estamos obligados y de lo que debemos prever, ¡eso sí es femenil! Yo conozco y he oído el criterio de algunas mujeres, que para poder prever determinado acontecimiento que va a realizarse en el porvenir, toman determinada clase de pastillas o de píldoras, a fin de que el acontecimiento no venga en el tiempo en que la naturaleza lo exige. (Risas.) En seguida cita el ciudadano ministro de Hacienda el caso del agricultor que, para prever, tiene que ponerse en el caso de ver de dónde toma la semilla y de dónde toma esto y de dónde toma aquello; pero, ¡qué concepto os formaríais de un agricultor que para poder prever el caso de cultivar bien su terreno, fuera a robar las mulas que tiene el agricultor en el terreno vecino? Pues no otra cosa se nos exige: que nosotros nos salgamos de nuestro terreno y que vayamos a imponer nuestra voluntad al Congreso próximo, o no al Congreso próximo, sino que vayamos nosotros, de hecho, a sujetar a la República a determinada pauta, que puede muy bien no estar de acuerdo con su voluntad y con sus verdaderas necesidades.

En seguida nos citó el asunto de las responsabilidades. El Ejecutivo cesó ya en su responsabilidad; él propuso ese artículo, y nosotros sabremos

si lo aprobamos o no; nosotros no queremos echarle en cara ninguna responsabilidad; ésta será absolutamente nuestra. Nos dice que debemos tener confianza en el Gobierno; sí, señores, la tenemos, y porque tenemos confianza en el gobierno, en que sabrá reconocer a tiempo a un Congreso legal, por eso no creemos que haya necesidad de eso. Y vaya que tenemos motivo para desconfiar de sus intenciones políticas; tenemos derecho para desconfiar de un gobierno a quien le dimos facultades en aranceles con la única condición de que esas facultades no se utilizaran en favor de uno solo individuo, sino en provecho general de toda la República, y, sin embargo, las concedió exclusivamente a determinadas personas. No tenemos derecho a desconfiar de la estabilidad del gobierno, porque debemos ser los primeros sostenedores, puesto que formamos parte del mismo y, por solidaridad y espíritu revolucionario, estamos obligados a ello, aunque haya cometido transgresiones a la ley y pasado sobre los principios, aun cuando sentimos que es una necesidad pública que ese gobierno cambie por otro más puro en los procedimientos y de más honradez en la conducta de los funcionarios.

Por todas estas razones y considerando que está eternamente agotado el debate, puesto que no se puede exponer ninguna otra razón de peso sobre el particular, y que los principales argumentos, los legales, no han sido contrarrestados, pido a esta H. Asamblea que cumpla con su deber. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. secretario de Hacienda: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. secretario de Hacienda: Aunque las voces de "a votar" indican claramente que está formado ya el criterio de la Cámara, y contrariando mi costumbre de no rectificar cuando la rectificación es meramente un nuevo martilleo sobre un mismo clavo, debo, sin embargo, llamar la atención de la Asamblea sobre el sofisma, aquí sí sofisma, a que quiso inducir a la Cámara el diputado Trejo cuando dijo que la ley es inconstitucional y que la Cámara no puede dictar una ley inconstitucional; así como la afirmación del diputado Siurob de que este precepto es restarle facultades a la próxima Cámara. Esto último es tan claro, que oí un murmullo desaprobatorio desde luego; el hecho de que se vote un precepto que dice que esta ley continuará en vigor hasta que se promulgue la otra, está indicando claramente que no se trata de restarle facultades a otra Cámara. Pero lo esencial, para lo que pedí la palabra, fueron las ideas del diputado Trejo. Dice el diputado Trejo que nuestro sistema constitucional estatal, que ninguno de los tres poderes puede hacer más que lo que está expresamente autorizado para hacer por la Constitución, y yo digo que está en un crasísimo error en materia constitucional. Que ni el Poder Judicial, ni el Poder Ejecutivo, puede hacer más que lo que las leyes les permiten, ni más que lo que la Constitución les permite, es cierto, porque el Ejecutivo, como su nombre lo indica, debe ejecutar las disposiciones legales, y el Judicial el juez interpretativo también de las disposiciones legales; pero ¿a quién, a cuál de los tres poderes le toca proveer a las necesidades del país, dictar las leyes que las situaciones exijan? Al Legislativo. Mientras no dicte una ley anticonstitucional, el Legislativo es absoluto en sus juicios acerca del porvenir de un país.

No es cierto que esta ley, como lo ha dicho el diputado Trejo, sea anticonstitucional; dice él que es inconstitucional, es decir, no estamos autorizados, conforme a la letra de la Constitución, a expedirla. No, ni se necesita. El Poder Legislativo de un país, simplemente tiene que restringir sus actividades dentro de los preceptos prohibitivos de la Constitución; pero no tiene que restringirlas dentro de los preceptos de mandato; es decir, el Poder Legislativo no puede dictar ninguna ley contra el texto de la Constitución, pero sí puede dictar todas las leyes que se necesiten para el bienestar del país, siempre que no contraríen el texto de la Constitución. A este respecto, el Poder Legislativo es distinto, en sus funciones del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial. El Ejecutivo sí no puede hacer nada para lo cual no esté autorizado; el Judicial no puede extender a más sus actividades que a las leyes ya dictadas; pero el Legislativo para eso es precisamente: para dictar todas las leyes que no puedan caber dentro de la Constitución. Sería pretender que no pudiera dictarse ninguna ley, cualesquiera que fueran las necesidades de un país, si no está previsto el caso en la Constitución.

Así pues, yo, representante del Ejecutivo en este caso, soy el que deshago el error a que quiere inducir el diputado Trejo acerca de que no puede un Poder Legislativo dictar una ley, a menos que esté expresamente manifiesta en un texto constitucional. Si pues, la Comisión dice que este precepto no es anticonstitucional, estáis dentro de la ley al aprobarlo. Todos los demás argumentos que pudieran ser motivo de objeción, simplemente tendrían a cansaros y, por tanto, me limito a deciros que el criterio expresado por los ciento y tantos diputados es, en mi concepto, correcto, y, por consiguiente, espero que os serviréis ratificarlo para no dar cuando menos el ejemplo de que en una misma tarde habeis deshecho la votación anterior.

El C. secretario García Ruiz: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se consulta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Suficientemente discutido.

En votación económica se pregunta a la Asamblea si ha lugar a votar. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Ha lugar a votar.

Se procede a la votación nominal del artículo, que dice:

"Transitorio.

"Único. La presente Ley de Ingresos continuará en vigor aun después de terminado el año fiscal de 1920, mientras no se expida la Ley de Ingresos que deba substituirla." (Voces: ¡sí! ¡Sí! ¡No! ¡No!)

Por la afirmativa.

El C. prosecretario Mena: Por la negativa. (Comienza la votación.)

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: Moción de orden. Es manifiesta la incompetencia del compañero para llevar la lista de la negativa. (Siseos. Voces: ¡Bájate, Espinosa!)

(Continúa la votación.) - El mismo C. prosecretario: votaron por la negativa sesenta y cuatro ciudadanos diputados.

El C. secretario García Ruiz: Votaron por la afirmativa ochenta y tres ciudadanos diputados. (Aplausos.) En consecuencia, ha sido aprobado el artículo transitorio.

(Votaron por la afirmativa los CC. diputados Aguirre León, Alcocer, Angeles Carlos L., Angeles Jenaro, Araujo Emilio, Araujo Francisco, Arlanzón, Balderas Márquez, Baledón Gil, Bandera y Mata, Barragán, Blancarte, Cabrera, Cancino, Castillo David, Castillo Garrido, Castro Roberto, Cervantes Olivera, Colina de la, Cravioto Gallardo, Fernández Ledesma, Flores, Frías, Gaitán, Gámiz, García Pablo, García Ruiz, Gil, González Jesús N., González Marciano, Hernández Loyola, Herrera, Limón Uriarte, López Serrano, Lorandi, Maceda, Macías Juan E., Madrid, Malpica, Márquez Galindo, Martín del Campo, Martínez del Río, Martínez Ignacio E., Mejía, Méndez Arturo, Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Mercado, Moctezuma, Morales Sánchez, Navarro, O'Fárril, Ordorica, Palacios Moreno, Patiño, Peña, Pérez Carbajal, Quiroga, Rodríguez Alfredo, Rodríguez Matías, Rodríguez Sabino, Rosas Ruiz Martínez, Ruiz Porfirio, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Silva Herrera, Silva Pablo, Solórzano, Soto Peimbert, Sotres y Olaco, Tamez, Tello, Treviño, Trigo, Urdanivia, Uzeta, Valdés, Velásquez Juan, Verástegui Franco, Verástegui José, Vilchis y Villaseñor Salvador. Votaron por la negativa los CC. diputados Alejandre, Alencáster Roldán, Avilés, Balderrama, Barrera de la, Basáñez, Bravo Carlos, Bravo Lucas, Breña, Camarena, Castilleja, Céspedes, Crespo, Chablé, Díaz González, Espinosa Luis, Fernández Miguel B., Ferrel, Fierro, Franco, Galindo Aurelio F., García Antonio M., García José Guadalupe, García Norberto, Garza, Gómez Gildardo, González Galindo, Guerra, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velasco, Hernández Jerónimo, Jiménez, Lanz Galera, Lazcano Carrasco, Liekens, Lomelí, Macías Rubalcava, Mena, Mota, Ortega, Pastor, Pastrana Jaimes, Pérez Vela, Reyes, Ríos Landeros, Rodríguez Herminio S., Ruiz H. José María, Sánchez José M., Schulz y Alvarez, Silva Jesús, Siurob, Soto Rosendo A., Súarez José María, Toro, Torre de la, Trejo, Valadez Ramírez, Valverde, Velásquez López, Villalobos, Villaseñor Mejía y Zincúnegui Tercero.)

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente.

- El mismo C. secretario: Pasa al Senado para los efectos legales.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: H. Asamblea: (Voces: ¡Orden del Día! En mi carácter de diputado en pleno uso de mis facultades, como tal protesto, en nombre de la Constitución, contra la resolución que se ha servido tomar la mayoría de esta H. Cámara, por ser violatoria de la Constitución General de la República y, además, porque ampara los fines aviesos que persigue el gobierno y contribuye con su grano de arena para el proyecto de realizar una gran imposición de la República, con que se violará el sufragio popular. (Aplausos.)

- El mismo C. secretario: Orden del Día para las once de la mañana: "Proyecto de ley facultando al C. Miguel L. Cornejo para aceptar el cargo de cónsul. Proyecto de Ley del Trabajo Sesión secreta."

El C. presidente, a las 8.14 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las 11 a. m.