Legislatura XXVIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19191119 - Número de Diario 59

(L28A2P1oN059F19191119.xml)Núm. Diario:59

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 19 DE NOVIEMBRE DE 1919

DIARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO II. - PERÍODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO III. - NÚMERO 59

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 19 DE NOVIEMBRE DE 1919

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia a los CC. Zerecero y García Emiliano C.

3. - El C Trigo presenta una iniciativa que hacen suya varios ciudadanos diputados, en la que propone se nombre una Comisión de esta Cámara, para que en el término de quince días presente el proyecto de ley de responsabilidades para los autores del cuartelazo y del asesinato de los CC. presidente y vicepresidente de la República, Francisco I, Madero y licenciado José María Pino Suárez; aprobada; pasa a la Gran Comisión para que proponga la comisión a que se refiere el proponente.

4. - El C. Lara César hace uso de la palabra para hechos, y presenta una proposición tendiente a que se nombre una comisión que haga del conocimiento del Senado los últimos acontecimientos de Tabasco, para que los tome en consideración al resolver este asunto; se nombra una comisión para el efecto.

5. - Varios ciudadanos diputados toman la palabra para hechos.

6. - Rinde la protesta de ley el C. Luis Aguilera C., diputado suplente por el tercer distrito electoral del Estado de Tabasco. El C. diputado Ruiz Martínez, apoyado por varios ciudadanos diputados, presenta una iniciativa con el fin de que en el Presupuesto de Egresos de 1920 se incluya una partida para reparación de caminos en el Estado de Hidalgo; a la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

7. - A discusión en lo general el dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo al ramo 1o. del presupuesto de Egresos; se aprueba.

8. - A discusión en lo particular la sección que pretende la Cámara de diputados, sus dependencias y Tesorería del Congreso; se discute y aprueba la partida número 2. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. FRANCO AGUSTÍN

(Asistencia de 126 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 4.29 p. m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Aguilar, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día diez y ocho de noviembre de mil novecientos diez y nueve.

"Presidente del C. Agustín Franco.

"En la ciudad de México, a las once y treinta de la mañana del martes diez y ocho de noviembre de mil novecientos diez y nueve, con asistencia de ciento veintinueve ciudadanos se abrió la sesión.

"Sin debate se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior y se dio cuenta con estos documentos:

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, con el que remite los ramos IV al XIII del Presupuesto de Egresos para el próximo año fiscal. - Recibo, a la Comisión de Presupuestos y Cuenta e imprímase.

"Dictamen de la primera Comisión de Hacienda, relativo al proyecto de ley de los CC. diputados Valadez Ramírez y Lomelí, por el que se modifica el artículo 351 de la Ley del Timbre vigente. - Primera lectura e imprímase.

"Solicitud del C. diputado Bravo Carlos, para que se le conceda licencia hasta por un mes, con goce de dietas. El C. Cornejo hizo una moción que dio lugar a aclaraciones de la Secretaría y en seguida se concedió la licencia.

"Dictamen de la segunda Comisión de Relaciones Exteriores, que consulta este proyecto de ley:

"Artículo único. - Se concede permiso al C. mexicano Miguel L. Cornejo para que, sin menoscabo de sus derechos de ciudadanía, desempeñe el cargo de cónsul de la República de Nicaragua en la ciudad de México."

"Se aprobó sin debate por unanimidad de ciento treinta y seis votos y pasó al Senado para sus efectos constitucionales.

"Se entró al estudio del proyecto de Ley del Trabajo.

"Recogida la votación nominal que en la sesión del 24 de octubre último quedó pendiente, acerca del artículo 6o. del capítulo especial que trata de la enfermedad profesional, resultó aprobado por ciento tres votos de la afirmativa contra veintinueve de la negativa.

"Votaron por la afirmativa los CC. Aguirre León, Alcocer, Alejandre, Amezola, Anda, Andrade, Ángeles Jenaro, Arlanzón, Balderas Márquez, Baledón Gil, Basáñez, Bouquet, Bravo Carlos, Bravo Lucas, Breña, Cabrera, Camarena, Cancino, Castillo David, Castillo Torre, Castro Alfonso, Cervantes Olivera, Céspedes Colina, Crespo, Chablé, Esparza,

Espinosa Bávara, Espinosa, Fernández Miguel B., Ferrel, Franco, Gámiz, García Adolfo G., García Antonino M., García José Guadalupe, Garza, Gil, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, Guerra, Guerrero Antonio, Gutiérrez de Velasco, Gutiérrez Orantes, Hernández Jerónimo, Huerta, Jiménez, Leal León, López Serrano, Maceda, Macías, Macías Rubalcaba, Madrid, Malpica, Martín del Campo, Martínez Ignacio E., Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Méndez Pánfilo, Mendoza, Mercado, Moctezuma, Morales Sánchez, Navarro, Ocampo, Ordorica, Pastor, Paz, Peña, Pérez Carbajal, Rivera Castillo, Roaro, Rocha, Rodríguez Herminio S., Rodríguez Matías, Rodríguez Sabino, Rojas Rafael, Ruiz Martínez, Saldaña, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Saucedo, Schulz y Alvarez, Silva Herrera, Silva Pablo, Solórzano, Sotres y Olaco, Suárez José María, Tello, Torre de la, Trejo, Uzeta, Valadez Ramírez, Valdés, Valladares, Vásquez, Velásquez López, Verástegui Franco, Vilchis, Villalobos, Villaseñor y Villela.

"Votaron por la negativa los CC. Alencáster Roldán, Avilés, Carriedo Méndez, Cornejo, Cuéllar, Díaz Infante, Frías, Fuentes Barragán, Galindo Aurelio F., García Norberto, González Galindo, González Jesús M., Mena, Morales Francisco César, Ortega, Pastrana Jaimes, Pérez Vargas, Ríos Landeros, Romero Cepeda, Rosas, Ruiz H., Silva Jesús, Siurob, Soto, Peimbert, Soto Rosendo A., Tamez, Toro, Valverde y Zavala Dionisio.

"Los artículos 1o., 3o., 4o., 5o., y 7o. del mismo capítulo, que no fueron objetados, se aprobaron por unanimidad de ciento veintiocho votos.

"Se puso a discusión el dictamen de las comisiones que resuelve no es de aceptarse la reforma al artículo 159 que subscribieron los CC. diputados Quiroga, Pastrana Jaimes y Vadillo, y que les fue turnada en la sesión del 21 de julio último.

"Habló en contra el C. Ruiz Porfirio; el C. Quiroga pidió que algún miembro de las comisiones fundara el dictamen y con ese motivo hizo aclaraciones el C. Valadez Ramírez; también hablaron en contra los CC. Pastrana Jaimes, Avilés y Quiroga y en pro lo hizo el C. Andrade.

"A la una y diez se levantó la sesión y se reanudó a las cuatro y treinta de la tarde, con asistencia de ciento veintinueve ciudadanos diputados.

"La Secretaría dio cuenta con estos documentos:

"Solicitud del C. diputado Ruiz Porfirio, relativa a que se le conceda licencia hasta por veinticinco días, con goce de dietas. Se aprobó sin debate, previa dispensa de trámites.

"Dos dictámenes de la 2a. Comisión de peticiones, que fueron aprobados sin discusión, y que respectivamente proponen: que pase a la Comisión de Presupuestos y Cuenta el proyecto de ley enviado por lo CC. C. Gorostízaga y P. A. Villegas, tendiente a que se derogue el decreto de 2 de septiembre del corriente año expedido por el Ejecutivo de la Unión en uso de facultades extraordinarias en Hacienda: y que se diga al C. Francisco L. Martínez, que no es de la competencia de esta Cámara resolver su queja contra autoridades de Guanajuato sobre pago de haberes.

"Dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que resuelve no ha lugar, por ahora, a declarar exentas de derechos de importación 4,700 láminas de hierro galvanizado destinadas a techar el mercado de Toluca.

"Puesto a discusión, fue impugnado por los CC. Ángeles Carlos y García de Alba, y apoyado, a nombre de la Comisión, por el C. Silva Herrera. Se declaró suficientemente discutido y en votación económica se aprobó.

"Dos dictámenes de la propia 1a. Comisión de Hacienda, que fueron aprobados sin que ningún ciudadano diputado hiciera uso de la palabra, y que concluyen con estos puntos resolutivos:

"No es de autorizarse el pago de $6,000.00 que como heredero del C. general José María de J. Carbajal solicita el C. Antonio León Carbajal."

"No es de aprobarse el proyecto de ley que consulta la creación del Derecho Municipal sobre derechos de exportación."

"Dictamen formulado por la 2a. Comisión de hacienda, que consulta este proyecto de ley:

"Artículo 1o. Se concede a la señorita Hermila Domínguez, una pensión de diez pesos diarios, que le serán pagados íntegramente por la Tesorería General de la Federación, mientras conserva su actual estado civil.

"Artículo 2o. Se concede al joven Ricardo Domínguez una Pensión de diez pesos diarios, que le serán pagados íntegramente por la Tesorería General de la Nación, durante el tiempo que sea necesario para la terminación de sus estudios, debiendo el interesado comprobar anualmente ante la misma oficina, con los certificados respectivos, los estudios que hubiere realizado.

"Artículo 3o. Se deroga el decreto de 4 de octubre de 1917, que concedió una pensión de cinco pesos a cada uno de los jóvenes Hermila y Ricardo Domínguez."

"Los CC. Avilés y Espinosa Luis, hicieron apreciaciones acerca de la facultad que tiene el Congreso para conceder pensiones, y en seguida se declaró con lugar a votar en lo general el proyecto de ley, por ciento cinco votos de la afirmativa, contra treinta y cinco de la negativa.

"Votaron por la afirmativa los CC. Aguilar Pablo, Aguirre Berlanga, Aguirre León, Alcocer, Amezola, Ángeles Jenaro, Arlanzón, Balderas Márquez, Balderrama, Baledón Gil, Berumen, Bravo Carlos, Bravo Lucas, Breceda, Breña, Camarena, Cancino, Cárdenas Emilio, Castillo David, Castillo Garrido, Castro Roberto, Cervantes Olivera, Colina, Cravioto Gallardo, Díaz González, Escudero, Espinosa Luis, Espinosa y Elenes, Fernández Ledesma, Fernández Martínez, Fernández Miguel B., Franco, Frías, Gaitán, García Adolfo G., García Antonino M., García José Guadalupe, García Pablo, Garza, Gil, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Jesús N., Guerra, Guerrero, Gutiérrez Atanasio, Hernández Jerónimo, Hernández Loyola, Herrera, Jiménez, Lazcano Carrasco, Liekens, Lomelí, Maceda, Macías Juan E., Madrid, Malpica, Márquez Galindo, Mejía, Méndez Arturo, Méndez Fortunato, Mendoza, Mercado, Meza, Moctezuma, Mota, Navarro, Ocampo, O'Fárrill, Ordorica, Pastor, Paz, Pérez Carbajal, Reyes, Rivera Castillo, Rojas Rafael, Romero Cepeda, Rosas, Ruiz H., Ruiz Martínez, Ruiz Porfirio, Rubalcava, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Saucedo, Silva Jesús, Solórzano,

Soto Peimbert, Soto Rosendo A., Sotres y Olaco, Suárez José María, Tello, Torre de la, Trigo, Uzeta, Valadez Ramírez, Valladares, Vásquez, Velásquez Juan, Verástegui Franco, Vilchis, Villaseñor Mejía, Zavala Dionisio y Zincúnegui Tercero.

"Votaron por la negativa los CC. Alejandre, Avilés, Basáñez, Blancarte Rafael, Céspedes, Cornejo, Crespo, Cuéllar, Díaz Infante, Ferrel, Fierro, Flores, Gámiz, García Carlos, García de Alba, García Norberto, Gutiérrez de Velasco, Huerta, Leal, Macías Rubalcaba, Mena, Morales Francisco César, Pastrana Jaimes, Pérez Vargas, Roaro, Rodríguez Matías, Schulz y Alvarez, Silva Pablo, Siurob, Tamez, Toro y Valverde.

"A discusión el artículo 1o. hablaron, en contra, el C. Avilés, quien interpeló al C. Trejo, y en pro el C. Espinosa Luis.

"Presidencia del C Gregorio Morales Sánchez.

"También usaron de la palabra en contra los CC. Pastrana Jaimes y García de Alba. Volvió a hablar en contra el C. Avilés, siendo en esta ocasión interrumpido por una moción de orden del C. Quiroga, y a nombre de la Comisión sostuvo el dictamen el C. González Marciano. Los CC. Soto Peimbert y Ortega, se produjeron en pro y acto continuo se estimó suficientemente discutido el artículo 1o.

"El C. Espinosa Luis Sugirió que se votaran en un solo acto los tres artículos de que consta el proyecto, pero la Mesa no accedió.

"El artículo 1o. fue aprobado por ciento veintiséis votos de la afirmativa contra trece de la negativa de los CC. Alejandre, Ángeles Carlos, Aviles, Blancarte, Cárdenas Rafael, Cuéllar, Flores, García de Alba, Pastrana Jaimes, Saldaña José P., Tamez, Treviño y Valverde.

"Los artículos 2o. y 3o. que no dieron ligar a discusión se aprobaron juntamente por ciento trece votos de la afirmativa contra trece de la negativa de los CC. Alejandre, Ángeles Carlos, Avilés, Blancarte, Cárdenas Rafael, Cuéllar, Flores, García de Alba, Pastrana Jaimes, Rodríguez Matías, Saldaña José P., Tamez, Toro y Treviño.

"Pasó el proyecto de ley al Senado para sus efectos constitucionales.

"La Secretaría declaró que se reanudaba la discusión sobre el dictamen de las comisiones unidas de Trabajo y Previsión Social, que dice no es de aceptarse la reforma propuesta por varios ciudadanos diputados al artículo 159 del Proyecto de Ley del Trabajo, y en seguida se dio cuenta con una moción suspensiva firmada por los CC. Pastrana Jaimes, Amezola, Mota, Siurob y Barragán. El C. Pastrana Jaimes fundó la moción y la Presidencia resolvió, apoyándose en el artículo 109 reglamentario, que no se sometiera a consideración de la Asamblea, pues era la segunda moción suspensiva que se presentaba en la discusión del proyecto de Ley del Trabajo. Este trámite fue impugnado por los CC. Avilés y Pastrana Jaimes, y defendido por los CC. Valadez Ramírez y Saldaña José P.

"El C. Pastrana Jaimes reclamó el quorum y la falta de él se comprobó en la lista que pasó la Secretaría.

"A las siete y quince de la noche se levantó la sesión después de que se leyó la orden del día para la siguiente."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie.

Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Poder Ejecutivo Federal, México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Gobernación. - Sección de Relaciones Interiores y Gobernación. - Número 4,905.

"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"Anexos al presente oficio, tengo el honor de remitir a ustedes dos ejemplares del proyecto de Presupuesto de Egresos del Gobierno del Distrito Centro y Sur de la Baja California, para el año fiscal de 1920, y acompañado de una exposición de motivos que lo funda.

"Lo que tengo el honor de decir a ustedes, suplicándoles se sirvan dar cuenta a esa H. Cámara para los efectos legales correspondientes.

"Reitero a ustedes mi atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, noviembre 18 de 1919. - El secretario, Aguirre Berlanga." - Recibo, a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.

"El C. licenciado Antonio Fernández Vera comunica, por medio de su oficio número 1,224, fechado el 17 de los corrientes, que ha tomado posesión del Juzgado 2o. Correccional de la ciudad de México, para el que fue electo por el Congreso de la Unión." - A su expediente.

"Los ciudadanos empleados de la Secretaría de la Cámara de Senadores envían un memorial pidiendo que al discutirse el Presupuesto de Egresos del ramo 1o., se les iguale el sueldo con el que disfrutan los empleados de la Secretaría de la Cámara de Diputados, o en su caso se les asigne el propuesto por el Senado.

"Apoyan esta petición los ciudadanos miembros de la Cámara de Senadores." - A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Los CC. Agustín Iñiguez, Manuel Alvarado Mendoza y tres firmantes más, empleados del Juzgado de Distrito del Estado de Jalisco, envían un memorial pidiendo se aumenten en el Presupuesto de Egresos para 1920, los sueldos de que actualmente disfrutan." - A la 1a. Comisión de Peticiones.

"El C. Francisco L. Martínez, reitera su solicitud que presentó a esta H. Cámara, con fecha 13 de septiembre último, relativa a que las autoridades del Estado de Guanajuato le reintegren la cantidad

de $754.00, a la que tiene derecho por pago de haberes." - Agréguese a sus antecedentes.

"Los CC. Francisco A. Riveroll, Ricardo Aristi y varios firmantes más, reiteran la solicitud que presentaron en septiembre próximo pasado, relativa a la derogación del decreto que prohibe las corridas de toros en el Distrito Federal." - A sus antecedentes.

"Los C. Darío Machuca, Cruz Anaya y varios firmantes más, vecinos de la colonia mexicana de Presidio, Texas, envían, por conducto del Consulado mexicano de aquella localidad, un escrito, en el que protestan en contra de la mayoría de esta Cámara, con motivo de haberle retirado al Ejecutivo de la Unión las facultades extraordinarias en Hacienda." - Al Archivo.

"La señoritas Guadalupe y María Ramírez envían varios documentos relacionados con la solicitud de pensión que tiene presentada." - A su expediente.

"Numerosos vecinos de los departamentos de Atzala, Yaunahuac, Quecholac y Chila, del Estado de Puebla, envían cuatro memoriales, en los que protestan por la acusación presentada en contra del gobernador de aquel Estado ante el Congreso General." - Agréguense a sus antecedentes.

"Encontrándome delicado de salud y teniendo que sujetarme a un tratamiento, me permito solicitar respetuosamente de la H. Asamblea me conceda una licencia hasta por treinta días, con o sin goce de dietas, según tenga a bien acordarlo, en la inteligencia de que haré uso de ella por el tiempo absolutamente indispensable. Se ruega la dispensa de trámites.

"Constitución y Reformas. - México, noviembre 17 de 1919. - R. Zerecero. - A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente."

En votación económica se consulta a la Asamblea si se concede la dispensa de trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Sí se concede la dispensa de trámites.

Está a discusión.

No habiendo quien solicite el uso de la palabra...

El C. Zincúnegui Tercero, interrumpiendo: Pido la palabra. Que se precise si es con goce de dietas o sin él.

- El mismo C. secretario: Voy a hacer la pregunta. No habiendo quien solicite el uso de la palabra, en votación económica se consulta a la Asamblea si se concede la licencia con goce de dietas . Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie.

Se concede la licencia con goce de dietas.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"El que subscribe, diputado propietario al Congreso de la Unión por el 5o. distrito electoral del Estado de Sinaloa, expone:

"Que teniendo imperiosa necesidad de hacer un viaje a Sinaloa para el arreglo urgente de un asunto particular, respetuosamente y con dispensa de trámites, pide permiso por veinte días, con goce de dietas, para faltar a las sesiones de esta H. Cámara.

"Constitución y Reformas. - México, D. F., 19 de noviembre de 1919. - Emiliano C. García."

En votación económica se consulta a la Asamblea si se concede la dispensa de trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Se concede la dispensa de trámites.

Está a discusión. No habiendo quien solicite el uso de la palabra, en votación económica se consulta a a la Asamblea si concede la licencia. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie.

Se concede la licencia.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"H. Representación Nacional:

"Es indudable que una de las causas determinantes del movimiento revolucionario iniciado en 1913 fue el asesinato de los ciudadanos presidente y vicepresidente de la República, ya que acto semejante conmovió profundamente al pueblo de México, que vio vulneradas sus libertades y por tierra sus instituciones democráticas, que acabada de reconquistar a costa de un sacrificio.

"La revolución constitucionalista, al iniciarse y tomar forma en el Plan de Guadalupe, fijábase dos objetivos principales: el sostenimiento de la legalidad pisoteada por los autores del cuartelazo y el castigo de los autores del crimen de febrero; lo primero se ha obtenido más o menos imperfectamente; pero lo segundo, es decir, el castigo de los responsables del asesinato de los ciudadanos presidente y vicepresidente de la República, no ha pasado de la categoría de ofrecimiento, amenazando, en cambio, la apatía o indiferencia de las asambleas legislativas, a dejar pasar las cosas, asegurando la más absoluta impunidad a los responsables.

"Los autores intelectuales y materiales de aquel monstruoso crimen, que tanta sangre y tantos sacrificios ha costado al pueblo de México, ya se aprestan para volver al país, seguros de que se ha corrido un espeso velo al pasado, y así tenemos ya aquí, como avanzada de esa gente, al exministro Pedro Lascuráin, cuya responsabilidad está fuera de duda, como podrá demostrarse al practicarse las averiguaciones conducentes.

"El esbirro Cárdenas, allá en la ciudad norteamericana de El Paso, Texas, atisba el momento propicio para volver a México, en donde paseará con toda impudicia y con la impunidad que le asegura una indiferencia harto criminal del Congreso mexicano, su asqueroso crimen; y de seguir así no estará lejano el tiempo en que un Félix Díaz o un Mondragón venga a reclamar un puesto en los escaños de la Representación Nacional.

"Urge pues, que sea esta XXVIII Legislatura quien desde luego expida la ley de responsabilidades

de los autores del cuartelazo y asesinato de los ciudadanos presidente y vicepresidente de la República, evitando así que individuos que sólo merecen el público desprecio y una celda en el presidio, disfruten de las comodidades y consideraciones obtenidas, merced a la infidencia y al crimen perpetrado; y en tal virtud, con dispensa de trámites, vengo a someter a la consideración de esta Asamblea la siguiente proposición:

"Nómbrese una Comisión del seno de esta Cámara para que, en el improrrogable término de quince días, presente el proyecto de ley de responsabilidad para los autores del cuartelazo y del asesinato de los ciudadanos presidente y vicepresidente de la República, don Francisco I. Madero y licenciado José María Pino Suárez."

"México, noviembre 17 de 1919. - O. M. Trigo."

"Hacemos nuestra la anterior petición. - Luis Espinosa. - J. Siurob. - F. Morales C. - S. Saucedo. - Juan Velásquez."

El C. Trigo: Pido la palabra para fundarla.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Trigo: Ciudadanos diputados: No es un espíritu de venganza mezquina ni menos aun un principio de partidarismo político el que me mueve a venir a pedir a esta H. Representación, que se designe a una comisión que presente un proyecto de ley sobre responsabilidades, sino únicamente un deseo: el deseo más absoluto de que la Revolución y los hombres de la revolución hagan completa justicia, como es de su deber hacerla. Desgraciadamente, ciudadanos diputados, tenemos el grandísimo defecto, en México, de que sólo basta el transcurso del tiempo para que todos los crímenes, todas las faltas y todos los delitos cometidos se olviden a extremo tal, que ya tenemos en la actualidad en México, no sólo vuelto del territorio, sino litigando, ocupando ya un puesto entre el foro del Distrito Federal, a Pedro Lascuráin, individuo cuya responsabilidad en el asesinato del señor Madero está fuera de toda duda, está perfectamente demostrada. Pero es más, ciudadanos diputados: Hace unos cuantos días, en la ciudad de EL Paso, Cárdenas, el exgeneral huertista Cárdenas, tramitaba cerca del cónsul mexicano en aquel lugar su vuelta a territorio mexicano. ¿Es posible, ciudadanos diputados, que los hombres que fueron a la Revolución, que los hombres que han visto caer a una infinidad de individuos que reclamaban precisamente, o más bien dicho, que fueron a la Revolución a reclamar justicia, es posible que permanezcan impasibles y permitan que un Cárdenas vuelva a pisar las asfaltadas calles de la capital de la República paseando descaradamente el crimen de febrero? Yo creo, ciudadanos diputados, que esto está fuera de toda duda, es decir, que vosotros no pondréis obstáculo para que esta ley se expida. Yo sé que hay criterios más o menos estrechos, o que más o menos quieren apegarse a los cánones, que dicen: "¿Y cómo vamos a dictar esa ley si nuestra Constitución reconoce el principio de irretroactividad?" ¡Pero, señores diputados, tengamos en cuenta que con el asesinato de don Francisco I. Madero y de son José María Pino Suárez se cometió un delito del orden común, es decir, un homicidio, y que nuestras leyes reconocen y penan el delito de homicidio; solamente hace falta que esta Cámara designe quiénes son los presuntos responsables, que se sepa quiénes son los que deben ser consignados a las autoridades y que una ley establezca que los funcionarios de las aduanas, así como las oficinas de emigración, tienen la obligación de proceder al aseguramiento de los culpables cuando pasen a territorio mexicano y ponerlos a la disposición de las autoridades competentes que deban juzgarlos. Es esto lo que pido principalmente. Yo creo, cuando menos esta es mi opinión muy personal, que a pesar de todos los "ismos", en esta Cámara no habrá uno solo, ni obregonistas, ni gonzalistas, ni civilistas, que no estime como un perfecto derecho de la Revolución, más bien dicho, no de la Revolución, sino del pueblo mexicano, castigar el crimen más asqueroso, más brutal que registra nuestra historia, ya que el crimen de febrero no fue sólo el asesinato de Madero y Pino Suárez, sino que fue la bofetada más formidable que se le haya dado al pueblo mexicano que tiene la obligación no de ejercer una venganza, sino de hacer justicia, justicia seca sin consideraciones de ninguna especie. Yo no tengo ningún espirítu de venganza, no tengo por qué tenerlo; yo declaro que no fui maderista, pero creo que como mexicano y como diputado al Congreso de la Unión no debo permitir que vuelvan a México amparados por la más absoluta impunidad un Pedro Lascuráin, como ya está aquí y un Cárdenas, asesino material, ejecutor de las órdenes de Victoriano Huerta, que trajeron como consecuencia la muerte del presidente de la República. Tengo la seguridad de que esta H. Asamblea no negará la dispensa de trámites y tampoco negará que esto pase a la Gran Comisión para que ella designe la Comisión que yo solicito.

El C. Toro: ¿Me permite el orador una interpelación?

El C. Trigo: Con mucho gusto.

El C. Toro: Suplico a su señoría me diga por qué después de varios años se le ocurre ponerse tan duro contra los asesinos de Madero y Pino Suárez, y cuando estamos discutiendo los presupuestos. (Siseos.)

El C Trigo: Voy a dar respuesta a la interpelación del diputado Toro. No había presentado esto porque el diputado Padrés, cumpliendo con su deber, presentó ya un proyecto sobre el particular y la Comisión lo ha dictaminado en contra, diciendo que no puede dictar esa ley en virtud del principio de irretroactividad. Yo pido que sea una Comisión del seno de esta Cámara quien estudie la cuestión y presente el proyecto de ley que se discuta aquí y sobre todo, C. Toro, yo tengo entendido que para cumplir con el deber nunca es tarde: más tarde o más temprano es nuestro deber y nuestra obligación hacerlo. (Aplausos.)

El C. prosecretario Aguilar: En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Sí se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien solicite el uso de la palabra, en votación económica se consulta a la Asamblea si se acepta la proposición. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Aprobada. Pasa a la Gran Comisión para que proponga la Comisión a que se refiere el proponente.

El C Lara: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos el C. César A. Lara.

El C. Lara César A: Ciudadanos diputados: Nunca me habíais visto subir a esta tribuna para haceros relación de hechos. Soy enemigo de que se pierda el tiempo, pero cuando ciertos acontecimientos traspasan los límites de la infamia, cuando ciertos acontecimientos hacen encogerse el corazón a la vista de tanto crimen y de tanto atropello, no puedo menos, señores diputados, que suplicaros tengáis benevolencia conmigo y que escuchéis el relato de algunos acontecimientos que en estos momentos os voy a hacer.

Para nadie es un secreto ya, porque la prensa de toda la República, especialmente la prensa de esta capital, ha dado cuenta de los innumerables atropellos de que ha sido víctima el lejano Estado de Tabasco. Las pasiones políticas desarrolladas allá no han hecho más que convertir en víctimas a todos los moradores inocentes de aquella lejana entidad. Para nadie es un secreto que en el Estado de Tabasco se han pisoteado todas las libertades; que en el Estado de Tabasco se ha asesinado la libertad del pueblo; que en el Estado de Tabasco se ha ultrajado a la democracia mexicana. Todos los ciudadanos diputados que han subido a esta tribuna a hacer relación de hechos, han hablado con una justa y santa indignación de los atropellos cometidos en todos los Estados, de los asesinatos que se han llevado a cabo y de la rapiña desenfrenada a que se han dedicado todos aquellos conculcadores de la libertad popular. Ahora me toca a mí, ciudadanos diputados, y lamento que sea para esto para lo que venga a ocupar esta tribuna. No soy de Tabasco, señores diputados; tal vez a algunos se le ocurra hacerme esta pregunta, y yo me adelanto a contestarla: no soy tabasqueño; pero mi distrito electoral, el sexto del Estado de Chiapas, se encuentra colocado en circunstancias tales, que forzosamente tienen que reflejarse en él todos los malos gobiernos de Tabasco. La facción "greenista", señores diputados, ese pseudo - gobierno que ha sido engendrado en mala hora por las hordas "greenistas", no ha tenido absolutamente ningún valladar que se oponga a sus ambiciones y a sus desenfrenos. Han acabado con todo, han arrollado con todo y no ha habido absolutamente ni siquiera el respeto a las vidas ni a las honras, ni a las haciendas en el Estado de Tabasco, y, por consecuencia, en una gran parte del Estado de Chiapas. No conformes estos ciudadanos con haber asesinado, oído bien, con haber asesinado por declaración tácita, por declaración completamente personal de ellos mismos; no se han conformado con asesinar a los periodistas; no se han conformado con mandar decomisar las imprentas que sostenían los partidos contrarios; no se han conformado con robarse el dinero que el general Aguilar tuvo como un sentimiento de alta humanidad la bondad de obsequiar al Hospital Civil de Villahermosa, ¡se lo han robado, ciudadanos diputados! No conformes con todo esto, no conformes con haber agarrotado al pueblo a la hora de las elecciones municipales que precedieron a las de poderes locales y en éstas mismas, todavía se consideran como gobiernos, siguen atropellando al pueblo tabasqueño; siguen burlándose de la nación mexicana, puesto que allá se está desarrollando actos que debían sonrojar la frente de los caníbales.

De todos estos actos de que os acabo de hablar, debo presentar pruebas documentales absolutamente de todos; pero para colmo, señores diputados, ayer han venido personas del Estado de Tabasco con el tren de Veracruz, expulsadas por el pseudo gobierno greenista, porque no son simpatizadoras de ese gobierno; han venido expulsadas y para espeluznar más a la opinión pública los greenistas, el día 6 del corriente mes han citado a una junta de comerciantes para exigirles la suma de $50,000.00 para sostener a mil voluntarios que sostengan a ese gobierno, mil voluntarios que no sé, señores diputados, que el Congreso de la Unión haya dado su autorización para formarlos. Pero hay más: algunos ciudadanos se opusieron a dar ese dinero, alegando que no lo tenían, y, ¿sabéis qué han hecho, señores diputados? Pues han sacado al señor Fernando Quintero y al señor ingeniero Armando Uranga, ciudadano americano, en un barco blindado, se los han llevado fuera de la población y a los dos meses regresaron las fuerzas sin los presos. Como éste es el procedimiento habitual de las hordas greenistas, en el que han hecho caer muchas cabezas, entre ellas las de José M. Centella, Agapito Magaña y Abel Ruiz, es seguro que los últimos secuestrados han sido asesinados. ¿Y a dónde vamos a parar con la reimplantación en México de las mismas formas de obrar de Victoriano Huerta, cuando se sacaba en automóviles a los pacíficos vecinos de la capital para nunca volver? Esto pone de manifiesto todo el cúmulo de crímenes que se han llevado a cabo en aquel desgraciado Estado. No soy partidario de ninguno de los contendientes en esa lucha políticas; mi más ardiente anhelo sería que en Tabasco no hubiera ningún partido político. Yo me hago responsable de estos últimos acontecimientos que acabo de narrar... (Voces: ¿Pero es posible?) quise decir, de la veracidad de ellos... (Voces: ¡Aaaah!) Suplico me perdonéis el atropello de mis palabras en este asunto; pero debéis comprender que está de por medio quizá la vida de mis familiares; no tengo calma para hablar de otra manera; tened indulgencia y perdonad ciertos lapsus linguae que se me escapan. En el Estado de Tabasco y parte de Chiapas, como ya os dije, se están desarrollando acontecimientos que no se puede ni siquiera concebir, y estamos propensos a quién sabe qué catástrofes en aquellos lugares, que llevan a aquellos Estados a la más completa anarquía y a acabar de descomponer más la situación en que se encuentran, ya de por sí bastante delicada. En vista de todo esto, señores diputados, y en vista también de que en estos momentos se está tratando en el Senado el conflicto electoral del Estado de Tabasco, yo suplicaría en nombre de la humanidad, en nombre de aquellos pueblos que también tienen derecho de ser atendidos, que se nombre una Comisión de esta Cámara, que se acerque al Senado de la República para hacerle conocer esos últimos acontecimientos, a fin de que si lo cree pertinente, los tome en consideración a la hora de definir el asunto de Tabasco.

- El C. secretario Aguilar, leyendo:

"H. Asamblea.

"Con dispensa de todo trámite, me permito suplicar, de la manera más atenta, que por todas las razones que os acabo de exponer, aprobéis el siguiente acuerdo:

"Nómbrese una Comisión que haga del conocimiento del senado de la República los últimos acontecimientos de Tabasco, para que, si a bien lo tiene, los tome en consideración a la hora de resolver definitivamente este asunto."

Protesto mi distinguida consideración.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados, a 19 de noviembre de 1919. - César A. Lara."

El proponente ha solicitado que antes de preguntar si se dispensan los trámites, se dé lectura al siguiente documento:

"Multas. - Año fiscal de 1919 a 191...

"Enteró el C. Rubén Quintero, la suma de mil pesos, inclusive el seis por ciento federal, por multa que le impuso el inspector general de policía, por injurias al ciudadano jefe de las operaciones militares en el Estado y al ciudadano gobernador del Estado.

"Villahermosa, noviembre 7 de 1919. - El receptor de Rentas, Francisco A. Piñera. - Derecho de Estado, $625.00. Federal, $375.00. Total, $1,000.00."

Al reverso; un sello que dice:

"Tesorería General del Estado. - Villahermosa, Tabasco. - Estados Unidos Mexicanos. - Departamento de Recaudación.

"Se reanudó el federal en efectivo por falta de estampillas.

"Artículo 264 de la Ley del Timbre vigente.

"Villahermosa, a 7 de noviembre de 1919."

En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites solicitados. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Se concede la dispensa de trámites.

Está a discusión.

No habiendo quien solicite el uso de la palabra, en votación económica se consulta a la Asamblea si aprueba la proposición. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Aprobada.

La Presidencia designa para el desempeño de la Comisión, a los CC. César A. Lara, Francisco Araujo, Manuel Andrade y secretario David Castillo.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Honorable Asamblea: Haciendo uso de la licencia que vuestra soberanía ha tenido a bien concederme, probablemente mañana, o pasado mañana a más tardar, abandonaré este Parlamento.

Dejaría de cumplir un deber si antes no justificase mi actuación en esta Cámara, no sólo ante mis compañeros, sino también ante el pueblo todo de la República.

Algunos ciudadanos diputados, contrarios míos en ideas políticas, me han lanzado cargos, en distintas ocasiones, que quiero desvanecer, no por lo que a mis intereses particulares afectan, sino para justificar ante mis comitentes cuáles han sido los móviles que me han obligado a asumir actitud de oposicionista al Ejecutivo en este parlamento.

El compañero Benjamín Méndez el compañero Pérez Vela y algunos otros que militaron conmigo en las filas del Bloque Liberal Nacionalista, en más de una ocasión me han lanzado sus fieros anatemas, porque no sigo con ellos dentro de su novísima actitud de gobiernistas recalcitrantes y rabiosos; y es por eso que creo necesario dirigirme a todos vosotros, mis compañeros revolucionarios y no revolucionarios, para daros una explicación de que mi actitud no ha cambiado, de que ha sido la misma desde el día en que se abrió el Parlamento.

Cuando se abrieron las cámaras, de una manera franca, sincera y leal protesté desde esta tribuna que, cumpliendo con el manifiesto - programa que dirigí a mis comitentes cuando me lancé a la lucha electoral, apoyaría la política del ciudadano presidente de la República, pero sin incondicionalismos ni servilismos.

En aquel entonces, hace año y medio justo, todavía el ciudadano presidente de la República no había esbozado la política interior del país en la parte que se refiere a la sucesión presidencial; entonces, todos los gobiernistas de buena fe creímos que nuestro deber era ayudar al el Ejecutivo para que hiciese la pacificación del país y para que consolidase las instituciones en el menor tiempo posible; pero entonces, ciudadanos representantes, el Ejecutivo no había venido ante vosotros a proponernos que violárais la Constitución; entonces, el Ejecutivo no había impuesto su voluntad soberana en algunos Estados de la República, pisoteando el voto público; entonces, el Ejecutivo no había venido a pediros que derogárais la parte de la Constitución que instituye el municipio autónomo, principio eminentemente revolucionario.

Entonces, los que habíamos venido con la sana intención de colaborar en nuestra humilde esfera de acción con el Ejecutivo, sentimos y pensamos que era necesario, que era patriótico y que era conveniente estar con el Ejecutivo. Esta fue la razón por la que, consecuente con mi sentir íntimo y con la promesa hecha a mis comitentes, desde esta tribuna, hice, públicamente, profesión de fe política.

Pero, desgraciadamente, las cosas fueron cambiando poco a poco: en efecto, en el Bloque Liberal Nacionalista, que ha sido rudamente atacado por algunos compañeros, mi actitud fue de franca adhesión al Ejecutivo, no obstante que éste ya empezaba a ambular por senderos prohibidos; entonces publiqué, en defensa del Bloque, que era combatido por el licenciado Luis Manuel Rojas, Director de "El Universal", un folleto en el que definía los caracteres generales de aquella agrupación política.

El licenciado Trigo, de manera ligera y en ocasión reciente, me lanzó el cargo de que yo había quemado incienso, por medio de ese folleto, a los pies del C. secretario de Gobernación, Aguirre Berlanga; aquí está el folleto de referencia, y lo pondré con gusto en manos del C. Trigo, para que vea que en ninguno de sus renglones ni de sus páginas se menciona ni al secretario de Gobernación ni al licenciado Aguirre Berlanga; en cambio, con el entusiasmo que me caracteriza cuando creo defender

una causa noble y justa, salí entonces a la defensa de mis compañeros y, otros conceptos, escribí los que siguen:

"Los diputados que por convicción se han agrupado, continuarán en la misma forma y conservarán el más grande respeto a su dignidad personal y a su independencia de criterio, a pesar de todas las intrigas.

"La independencia de criterio existe dentro del bloque, como existe la de todos los diputados dentro de la Cámara, asociados o no, y, como en este caso, con la única limitación de someterse a la mayoría. No se hipotecó el criterio de los diputados cuando entraron a forma en las filas del bloque. No han pactado después ningún compromiso que los obliguen a aceptar órdenes, consignas o sugestiones de nadie; sugestiones consignan y órdenes que, en caso de ser presentadas en cualquier forma y por cualquiera persona, serían rechazadas con toda energía y con sobrada indignación......"

Esto demuestra que el bloque, mientras yo estuve en él, fue gobiernista condicional, pero nunca servil. Si alguna vez se llevó al seno de él alguna consigna oficial, juro por mi honor que jamás la conocí.

Decía en otras páginas del folleto:

"En cuanto a la conciencia de los diputados con relación a sus derechos y obligaciones en el bloque, diré que todos están íntimamente compenetrados de ellos. Todos saben que la disciplina, esa disciplina que tanto temen y que tanto odian los que se esconden detrás del editorial de "El Universal", no es la imposición ni la presión odiosa de algún funcionario ni de ninguna autoridad sino el habito que los adapta día a día a reconocer una regla de conducta fija, basada en el cumplimiento del deber y del honor, que merece la firma empeñada voluntariamente. Esta habito es el que regula la dirección de los trabajos en el bloque, ya que en pro del compañero, ya que en pro del adversario político, cuando uno y otro tienen la justicia de su parte, o bien en contra del adversario y del compañero, cuando ninguno de los dos la tiene."

Con esto queda demostrado que yo no quemé incienso a los pies del C. Aguirre Berlanga; con esto queda demostrado que yo siempre tuve el más alto respecto a la dignidad individual y colectiva de los componentes de aquel bloque.

Pero cuando el ciudadano presidente de la República inició sus reformas a la Constitución, era natural, ciudadanos representantes, que yo, como constituyente y como diputado, no pudiese ya estar de acuerdo con su política antirrevolucionaria; lo había dicho muy claramente en mi manifiesto, y tenía que ser consecuente con él: Estaré con el Ejecutivo sin servilismos y sin incondicionalismos, y así he estado.

Ahora, ciudadanos representantes, me dirijo a vosotros, a los de los grupos gobiernista, gonzalista u obregonista - creo que en todos ellos hay legítimos revolucionarios y hombres honrados -,para daros a conocer mis tendencias y mis propósitos, ya que tal vez para siempre abandone este Parlamento.

Tenía el deseo ardiente de defender la dignidad de este Parlamento, tan despiadadamente ultrajada por el Ejecutivo; si yo hubiese continuado en él, todo mi entusiasmo y toda mi energía la hubiera puesto al servicio de tan alta causa. El Ejecutivo tiene sin promulgar un decreto, y, según de sabe, tampoco promulgará otro que por concepto de gastos extraordinarios ha expedido la H. Cámara de Diputados; pero yo tengo la íntima convicción de que muchos compañeros sabrán llamar al Ejecutivo al terreno de la razón, obligándolo a que promulgue los decretos, constitucionales o no, pero expedidos dentro de los precisos trámites que señala la ley.

Yo hubiera querido, ciudadanos representantes, sustentar aquí la tesis, ahora que va a discutirse el Presupuesto de Egresos, de que al Ejecutivo no se le concedan gastos extraordinarios, ni de representación, ni secretos, ni para compra de cosas inútiles. Ahora más que nunca esas fabulosas partidas de gastos secretos, de gastos de representación, de gastos extraordinarios o imprevistos, y que suman varios millones de pesos , no servirán más que para colocar en la Presidencia de la República un candidato oficial; ahora más que nunca debemos ser celosos, ampliamente escrupulosos, en la formación del Presupuesto de Egresos.

El Ejecutivo, que es previsor, tiene ya alderredor de cuarenta millones de pesos enteramente libres para hacer presión en la conciencia del pueblo; y no conforme con esa suma, viene a pedirnos más millones.....

Es, por tales motivos, que yo hubiera sostenido desde esta tribuna la tesis de reprobar las partidas del presupuesto que amparan esos gastos inmorales.

También hubiera pugnado con todo entusiasmo por la derogación de las leyes que crearon la Contraloría, dependencia que no es otra cosa que el biombo detrás del cual se esconden todos los sucios manejos hacendarios del Ejecutivo; la Contraloría no es más que un instrumento del Ejecutivo para dar visos de legalidad a los despojos a las arcas nacionales; la creación de esta institución moderna no solamente es algo así como la contabilidad maravillosa que justifica todos los gastos y todos los derroches de los hombres públicos, sino que es también un contrasentido, ya que la única institución verdaderamente capacitada para fiscalizar el gasto de los fondos públicos, es la Contaduría Mayor de hacienda. La Contaduría Mayor de Hacienda es un apéndice de la Cámara de Diputados, pertenece íntegramente al Poder Legislativo. Y es natural que así sea. ¿Cómo vamos nosotros a permitir que una institución de esta naturaleza corresponda directamente al Ejecutivo, supuesto que es el Ejecutivo quien guarda y dispone el Tesoro federal? Hacer tal cosa sería proceder contra la lógica, contra el sentido común. La institución facultada para fiscalizar los gastos que hace el Ejecutivo, de ninguna manera deberá estar subordinada al mismo Ejecutivo. El ciudadano presidente de la República, viejo en achaques de política, entrevió que podría no contar con la Contaduría Mayor de Hacienda, y creó desde Querétaro la Contraloría, que le sirve idealmente. Y así por el estilo pudiera seguir enumerando los proyectos que tengo concebidos y que probablemente no podré poner en práctica, ya que mi presencia es necesaria en otra parte. He querido, al abandonaros, que conozcáis mi manera de pensar, para que si merece vuestra aprobación, la secundéis y la sigáis con entusiasmo.

Para justificar mi actitud parlamentaria, sólo diré que no he sido yo el que ha cambiado, ha sido el Ejecutivo el que no solamente se ha distanciado de muchos de los representantes, sino también de la opinión pública, opinión con la que decididamente ya no cuenta, porque es ahora tan impopular como lo fuera el del usurpador Huerta, (Murmullos. Siseos. Voces: ¡Qué bárbaro!) ¡Y con razón! Huerta, para convertirse en dictador, expuso la vida y fue con la espada desenvainada al Palacio Nacional a arrojar al presidente legítimo de la República. (Siseos.) Podéis opinar en contra de mis ideas, tenéis derecho, pero también debéis respetarlas, aunque no estén de acuerdo con las vuestras.

Pienso que Victoriano Huerta es el monstruo más grande que registra la historia de México; pero también pienso que no engañó al pueblo. Los hombres que como aquel hombre - chacal se juegan la vida, cometiendo crímenes, no merecen la admiración de nadie; pero no por eso debemos negar que su negra conducta estuvo libre de la máscara de la hipocresía. En cambio, el mandatario que llegó al poder por medio del voto de sus conciudadanos y más tarde se convierte en dictador y traiciona la confianza que el pueblo depositó en él, no es acreedor a ninguna admiración y sí a un justísimo desprecio.

Y el C. Carranza, divorciado del elemento revolucionario, de todas las clases sociales y de muchos representantes en esta Asamblea popular, se sostiene por l a fuerza moral que le damos nosotros; la Representación Nacional es la única que como una bandera de esperanza se levanta por encima de todas las claudicaciones; al gobierno actual se le respeta, porque han visto los mandatarios extranjeros que todavía hay hombres firmes, porque saben que en esta Representación Nacional hay funcionarios que verdaderamente lo son.

El C. Carranza se sostiene como Ejecutivo, gracias a los millones, a los muchos millones de pesos que, defraudándoselos al pueblo, gasta en sostener prensa extranjera; gracias a los millones de pesos que gasta en sostener agentes confidenciales; gracias a los millones de pesos que gasta en otras países para sostener a extranjeros que le hacen buena atmósfera; de otra manera, el C. Carranza ya no estaría en pie. Y conste, ciudadanos representantes, que yo nunca he venido a esta tribuna a pediros la caída del Ejecutivo, ni siquiera a que le hagamos oposición que tienda a ello; siempre he creído que uno de nuestros principales deberes ha sido el de colaborar con el Ejecutivo, pero dentro del camino de la dignidad y del honor; sin embargo, ciudadanos representantes, aquí muchos compañeros se han atrevido a echarme en cara mi situación de condicional, olvidando que cuando fui adicto al gobierno, más bien dicho, al Ejecutivo, el C. Carranza todavía tenía mucho de su prestigio de liberal, y no se había descubierto ni se había exhibido tal como es: un verdadero dictador. El C. Carranza había impuesto todavía a los gobernantes que espuriamente han asaltado los gobiernos de los Estados; el C. Carranza no había venido ante esta Representación Nacional por medio de su secretario de Hacienda a pretender esclavizar al pueblo yucateco, arrancándole uno de sus principales nervios de vida, como son los Ferrocarriles; entonces el C. Carranza no nos había venido con todas sus absurdas reformas a la Constitución... (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) Entonces el C. Carranza no había todavía relajado la disciplina del Ejército... (Voces: ¡Ya, hombre! ¡Ya! Campanilla.) No terminaré, ciudadanos representantes. No terminaré, ciudadanos representantes, sin decires algo que interesa a todos vosotros... (Murmullos.) El compañero Mariel, que me grita "ya" desde su curul, no tiene derecho...

El C. Mariel, interrumpiendo: ¡No ha oído usted bien!

El C. Espinosa: Mis correligionarios no pueden gritarme; los obregonistas de corazón no pueden decirme "ya." A mis adversarios políticos, a los gonzalistas, y gobiernistas a quienes siempre les he guardado respeto en alto grado, les exijo que, quizá por última vez, me lo guarden también.

Aprovecho esta oportunidad para dirigirme a todos mis compañeros revolucionarios, a todos los compañeros simpatizadores de la candidatura del general Obregón, para decirles unas cuantas palabras. He notado cierta tibieza en algunos compañeros; hay aquí algunos que se dicen obregonistas; pero que, en mi concepto, son obregonistas vergonzantes; (Voces: ¡Nombres!) he visto a algunos que enseñan cartas firmadas por el general Obregón, quien se las envió cuando estaba en Sonora, pero que las muestran como esos traficantes de libros sicalípticos que andan por la calle y maliciosamente los enseñan al transeunte provinciano, como si esa cartas fueran algo inmoral o prohibido. Y francamente, esto no tiene absolutamente ningún mérito. Muchos han creído últimamente que ante la aparición de ese fantasma que se llama el candidato oficial, el pueblo está vencido; y yo quiero recordarles, más bien dicho, hacerles saber que tal idea es un absurdo de los más grandes. Al contrario, el ciudadano que la opinión pública señala en estos momentos como candidato oficial, es un individuo que personalmente nada significa, porque para ser candidato, ya lo dijo el eximio pensador Rodó, que no se necesita únicamente contar con el apoyo de la fuerza oficial; se necesita, antes que todo, prestigio y gran prestigio, prestigio tal que atraiga sobre sí a todas las masas populares; que sus virtudes cívicas, que sus virtudes en cualquier orden sean de tal naturaleza, que condensadas en el hombre solo del individuo, puedan significar una bandera. Y un desconocido, como lo es el ingeniero Bonillas, no tiene ni ese prestigio ni esa simpatía para poder significar una bandera; podría ser un candidato impuesto al pueblo por la fuerza de las armas y por la fuerza del dinero, que nos arrebata el Ejecutivo... (Voces: ¡Ya, hombre! ¡Ya!) pero quiero decir a mis compañeros obregonistas que no deben amedrentarse ante la aparición de este fantasma; al contrario, ahora es cuando debemos demostrar nuestra simpatía por el candidato del pueblo con más entusiasmo y con una fe ciega, completa. El C. Obregón por todas partes por donde ha pasado en su gira de propaganda, ha sido recibido como lo fuera después del triunfo de Trinidad. A este respecto, ciudadanos representantes, también debo decires que uno de los motivos por los cuales yo me he distanciado del Ejecutivo, es porque desde hace muchos entreví lo que ahora está sucediendo;

desde cuando se discutió aquí el asunto de los Ferrocarriles de Yucatán, yo dije que el C. Carranza, pensando imponer un sucesor en la República, quería deshacer el sentimiento de las clases trabajadoras de Yucatán, donde hay más de veinte mil asociados simpatizadores de la candidatura del C. Obregón. Naturalmente que los hechos han venido a darnos la razón; el C. presidente Carranza, que tacha a muchos de deslealtad, es el desleal más grande que conozco, porque nadie ignora que si no hubiera sido por el general Alvaro Obregón, el C. Carranza hubiese sido presidente de la República. (Voces: ¡No! ¡No! Aplausos.) Callen los abyectos que gritan que no. Venustiano Carranza, refugiado en ese baluarte heroico que se llama puerto de Veracruz, estaba perdido; no tenía a su retaguardia más que al general Jesús Agustín Castro en el Istmo y Chiapas, y general Salvador Alvarado en la península yucateca; en cambio, estaba perdido el norte y el centro del país y apenas si las fuerzas constitucionalistas conservaban parte del territorio veracruzano; y ante esta situación verdaderamente difícil, Alvaro Obregón, cumpliendo con su deber de patriota, no de carrancista, porque el concepto de personalista es el más vergonzoso y el más triste, fue y le dijo al C. Venustiano Carranza: "Usted en estos momentos representa la Revolución y yo vengo a protestarle una vez más que mi fe de convencido revolucionario y mis brazos de soldado - porque entonces aún no había perdido uno -, está como antes, a disposición de la causa"; y dándole un estrecho abrazo al entonces Primer Jefe de la Revolución, agregó: "Hasta Ciudad Juárez." Y los hechos vinieron a ratificar la promesa del Glorioso Manco de León. Sin embargo, ya hemos visto cómo paga Carranza a sus hombres más leales; ya hemos visto cómo cuando Villa, a la cabeza del ejército del Norte, verdaderamente fuerte, amenazaba de muerte a la legítima Revolución Obregón, colocándose a la altura de su deber, pasando por encima de ambiciones mezquinas, siempre estuvo del lado de Carranza y jamás pensó siquiera en traicionarlo y con toda lealtad y con toda honradez fue a la lucha y la victoria coronó sus sienes, sin haber reclamado como premio a su gloriosa hazaña la Presidencia de la República; siempre leal y consecuente , dejó para Venustiano Carranza el puesto más alto, como es el de la Presidencia de la República; y, sin embargo, ya hemos visto cómo ha pagado Venustiano Carranza. Cuando el C. Obregón, por medio de su manifiesto, abiertamente declaró que aceptaba ser candidato, el C. Carranza se apresuró a deshacer el obregonismo en toda la República. ¿En qué forma? Primero, quitándole el mando de fuerzas a todos los jefes militares de filiación obregonista; después, quitando a los gobernadores civiles de filiación obregonista; más tarde, imponiendo a gobernantes enemigos del obregonismo, y más tarde todavía, repartiendo por todos los ámbitos del país a jefes militares para que asuman el mando de las fuerzas, también enemigos jurados del general Obregón. ¡Esta es la lealtad y la gratitud del C. Venustiano Carranza, ciudadanos representantes!

Pero hay más, yo quiero recordaros, compañeros obregonistas, que no debemos intimidarnos ni retroceder cualesquiera que sean las fases que asuma la contienda política; debemos tener fe en esta verdad innegable: la Revolución no se detiene nunca, no retrocede jamás! Y Venustiano Carranza no sólo ha querido detener la Revolución, sino que ha querido hacerla retroceder.

Ciudadanos representantes: nada absolutamente contendrá las aspiraciones más grandes del pueblo mexicano; ni el oro ni las bayonetas serán suficientemente fuertes para oponerse a esta manifestación del sentimiento popular; ya hemos visto: la opinión pública se impuso a la dictadura de Porfirio Díaz; la opinión pública se impuso a la usurpación de Victoriano Huerta, y la opinión pública se impondrá también a los deseos de imposición del C. Venustiano Carranza.

Tengamos, pues, fe ciega en la voluntad y en la fuerza del pueblo, y el pueblo estará con vosotros, porque el pueblo es revolucionario, porque el pueblo no ha claudicado, porque el pueblo no ha traicionado...

El C. Mancisidor: ¡Sí! ¡Sí!

El C. Espinosa: Este hombre triste, el compañero Mancisidor, irónicamente exclama que sí; si todos fueran como él yo maldeciría la hora de haber nacido. Las fases de las luchas serán terribles: cuando el ciudadano Carranza vea que pierde terreno, cuando el candidato oficial se vea coronado del más grande desprestigio, cuando las huestes gobiernistas se vean vencidas, yo os lo juro, el elemento oficial será el primero en provocarnos a la lucha; cuando estos mistificadores del sufragio, cuando estos violadores de la voluntad popular se vean ya en completa derrota y nos estén dando las espaldas, entonces arrojarán a los inconscientes en contra nuestra; yo os exhorto a que para entonces sepáis estar a la altura de vuestro deber, como lo hemos estado siempre, porque el pueblo, esa fuerza suprema, sabrá estar con nosotros. Pronto los veréis; no dilatará mucho en cambiar la faz de la contienda; después, cuando se hayan compenetrado en las esferas oficiales de la fuerza del pueblo a favor del C. Obregón, empezarán los asesinatos de los hombres más entusiastas por esta candidatura; y para entonces os recomiendo que con toda energía y virilidad apliquéis la ley del Talión. No diré asesinato por asesinato, porque el asesinato en cualquiera forma en que se comenta siempre es vil, pero sí represalia por represalia. Que sea nuestro lema ojo por ojo y diente por diente, y cuando hayan caído tres o cuatro cabezas de ministros, cuando haya caído una docena de los principales elementos oficiales que se opongan a la voluntad del pueblo, entonces veremos cómo Carranza y los suyos, temerosos, retrocederán ante la magnitud de su crimen de imposición; pero sólo esta fuerza decidida será la única que pueda salvar a la patria.

Señores: no creo que pueda haber deslealtad más grande que la de un presidente que, como Carranza, burla la voluntad y la confianza que el pueblo depositó en él. Venustiano Carranza sabe que en esta ocasión su papel de patriota, su papel de hombre representativo, del más representativo de la República, sería el de cruzarse de brazos y dejar a los candidatos contendientes que se disputasen dentro de los moldes democráticos el triunfo; pero ya hemos visto que el C. Carranza no hará esto. ¿Quién

será pues, el principal culpable ante la historia de todo lo que más tarde suceda? ¡Carranza! Carranza, en lugar de guardar esta neutralidad y de procurar que la guarden todos sus subordinados, es el principal instigador de la imposición; él es el primero que por medio de sus ministros prepara la máquina opresora de una manera descarada; él es el que estando en Querétaro lanza a los cuatro vientos el nombre del candidato oficial; son sus secuaces los que hacen suya esta candidatura, y ni siquiera tienen el pudor de la discreción, sino que haciendo alarde de su fuerza oficial, dicen a la República: este es nuestro sucesor, este es nuestro heredero.

Ciudadanos representantes, he terminado. (Voces: ¡Gracias!) Creo que absolutamente nadie, ni ahora ni mañana, ni nunca, tendrá derecho a llamarme traidor, porque para mí los hombres nada significan. Venustiano Carranza como presidente de la República merece todos mis respetos; pero Venustiano Carranza como claudicador de la Revolución, como traidor a los principios, no merece otra cosa que mi enérgica protesta de representante, protesta que seguiría repitiendo si yo continuase en esta Representación Nacional.

El C. Trigo: Ruego a su señoría me permita hacerle una interpelación. (Voces: ¡No, hombre!) Es sumamente breve, ciudadanos diputados. No deseo saber más que una cosa: preguntar al compañero Espinosa si después de su testamento político, en serio se va de esta Representación Popular.

El C. Espinosa: Que dispense el compañero Trigo, pero yo no estoy acostumbrado a contestar necedades.

El C. Trigo: Está bueno, gracias.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Morales Sánchez, para hechos. (Voces: ¡Ya no!)

El C. Morales Sánchez: Procuraré ser breve.

Si el compañero Espinosa no hubiese tocado dos puntos que a mi parecer es conveniente rectificar y poner en claro, no ocuparía vuestra atención.

Ha asegurado el compañero Espinosa que muchos revolucionarios y de los de la Cámara, han abandonado al presidente porque éste ha claudicado; ha dicho también a los obregonistas cuál debe ser su línea de conducta. Todos vosotros sabéis que yo soy partidario del general Obregón, pero que no soy partidario de una oposición sistemática; y precisamente he tenido la convicción de que el mismo general Obregón no aprobará esa conducta de muchos compañeros, de valerse de ser partidarios de él para seguir una oposición sistemática contra el Gobierno, que no contra el Ejecutivo. Con tal motivo, como revolucionario y obregonista hago esta aclaración: no soy de la opinión del C. Espinosa. como revolucionario he sabido derramar mi sangre y sabré estar del lado del gobierno cuantas veces sea necesario. (Aplausos.)

El C. Espinosa: Pido la palabra para hacer una declaración. (Voces: ¡No!)

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa: Mi personalidad como simpatizador de la candidatura del general Obregón nada absolutamente tiene que ver con mi actuación de oposicionista en esta Cámara. Soy oposicionista porque no podía ser otra cosa, porque el presidente de la República me ha obligado a ello con su actitud de reaccionario de última hora. Así pues, suplico a mis compañeros que no relacionen mi actitud dentro de la Cámara con mis simpatías por la candidatura del general Obregón. Simpatizador de Obregón, de González o de cualquier otro, mi actitud sería rebelde dentro de este parlamento.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Méndez Benjamín para alusiones personales.

El C. Méndez Benjamín: He pedido la palabra, señores diputados... (Voces: ¡Presupuestos! ¡Presupuestos!) He pedido la palabra, ciudadanos diputados, para hechos, no para alusiones personales, que las alusiones que personalmente me hizo el C. Espinosa, la verdad es que no vale la pena contestarlas; pero sí se ha asentado aquí en esta tribuna algo que para los miembros del bloque gobiernista no puede quedar sin dejar de contestarse...

El C. Toro: ¡Moción de orden!

El C. Méndez Benjamín: Ha hecho el elogio lleno de laureles de Victoriano Huerta, comparándolo con el C. Carranza, presidente de la República, y yo, en nombre de todos los miembros del bloque gobiernista, protesto contra esa infame comparación...

El C. Toro: ¡Moción de orden, señor presidente!

El C. Méndez Benjamín: El C. Espinosa ha vomitado aquí todo el cieno que lleva dentro, ya para abandonar esta Asamblea...

El C. Toro, interrumpiendo: He pedido la palabra para una moción de orden.

El C. Méndez Benjamín, continuando: y así, pues no vale la pena refutar sus argumentaciones, pero sí que quede...

El C. Toro, interrumpiendo: ¡Señor presidente, he pedido la palabra para una moción de orden! (Campanilla.)

El C. secretario Aguilar: Por disposición de la Presidencia, se pregunta al C. Toro qué artículo reglamentario se está violando.

El C. Toro: Me fundo en el artículo que dice que tratándose de hechos, éstos deben ser referentes al debate y no a asuntos extraños. Aquí no hay debate y, por lo tanto, no hay causa para que ese señor esté hablando.

El C. Méndez Benjamín: Creo que el C. Toro no estaba en el salón cuando habló el C. Espinosa. Quiero ser muy breve, y solamente deseo hacer constar, para que quede escrito en el DIARIO DE LOS DEBATES, que los miembros del bloque gobiernista protestamos enérgicamente contra esa calumniosa comparación.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Mancisidor.

El C. Castilleja: ¡Hasta que llovió en Sayula!

El C. Mancisidor: Ciudadanos representantes: Verdaderamente me ha causado un verdadero asombre la despedida casi funeraria del distinguido señor Espinosa.. (Una voz: ¡No empieces, hombre!) El, alguna vez seguramente leyó por ahí el testamento político del licenciado Cabrera, y no quiso ser menos de ninguna manera, y dijo: "¡Esta es la mía! ¡Voy a despedirme también!" Claro; como que falta lo que a muchos: talento. Pica por aquí y pica por allá, empezando siempre por picar al ciudadano presidente de la República, quien ya no es un revolucionario. ¡Qué va a ser! Nunca lo ha sido; el único revolucionario de toda la

República es Espinosa. Yo me acuerdo cuando vino aquí con la credencial, entonces sí elogiaba a Gobernación; entonces trajo una especie de consigna al compañero García...

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: ¡Miente usted!

El C. Mancisidor: Siempre, siempre las verdades duelen, indudablemente, y esta vez le ha dolido al C. Espinosa. Ahí está el compañero García...

El C. García Carlos: Pido la palabra para contestar, cuando menos para rechazar el cargo que se me hace.

El C. Mancisidor: No he dicho que vino con una consigna para usted. De cualquiera manera que sea, Espinosa era en un principio, se puede decir, una de las columnas más firmes del "Partido Liberal Nacionalista", quiero decir, del bloque Liberal Nacionalista. Ahora, desde la cuestión de los Ferrocarriles de Yucatán, se ha vuelto un gran obregonista..

. - El C. Espinosa Luis: ¡Desde Querétaro y mucho antes!

El C. Mancisidor: El resultado es que el hombre no se podía ir así calladamente de la Asamblea; no, él tenía que hablar por dos y tres horas, y, ¡claro!, me vio sentado allí y dice: este triste, por no decir otra cosa. Sí, seguramente como he estado enfermo, estoy algo triste pero se me figura que actualmente está más triste Espinosa.

(Risas.)

El C. Castilleja: ¡Déjelo, compañero!

El C. Mancisidor: ¿Ya lo dejo? Como no quiero aburrir a la Asamblea y como no estoy acostumbrado nunca a hacer perder el tiempo a nadie, únicamente hago mi protesta más formal por esa forma despectiva con que quiso tratarme el C. Espinosa.

El C. presidente: Tiene la palabra para rectificación de hechos, el C. Carlos García.

El C. García Carlos: Señores diputados: Vengo simplemente a rechazar la imputación que acaba de lanzarme el señor Mancisidor. Como miembro que fui de la Comisión dictaminadora de credenciales, apelo al testimonio de todos vosotros para que digáis si por un solo instante flaqueó mi modo de ser, mi honradez política; allí estás el C. Siurob que lo diga, allí está el C. Leal que lo diga, y hay muchísimos de entre vosotros para quienes seguramente hubo algo de animadversión por parte del gobierno y, sin embargo, para mí, esa animadversión como si no hubiera existido. Nunca he recibido consignas, ni estoy dispuesto a recibirlas jamás. No ha tenido razón el señor Mancisidor al lanzarme esa imputación; en lo absoluto ha faltado por completo a la verdad.

El C. Espinosa Luis: ¿Me permite hacerle una pregunta, compañero García, con permiso de la Presidencia?

El C. García Carlos: Sí, señor:

El C. Espinosa Luis: Suplico al compañero García que tenga la bondad, dada su honorabilidad, que soy el primero en reconocer y en aplaudir, de decir a la Asamblea si es cierto que alguna vez yo me acerqué a su señoría para traerle algún recado del ciudadano secretario de Gobernación o de cualquier otro personaje.

El C. García Carlos: Por mi honor lo afirmo: jamás se ha acercado el señor Espinosa a mí, con recados de nadie, de ninguna especie.

El C. Secretario Aguilar: Encontrándose a las puertas del salón el C. Luis Aguilera C., diputado suplente por el 3er. distrito electoral del Estado de Tabasco, la Presidencia designa a los CC. diputados Ferrel, Andrade y secretario García Ruiz, para que se sirvan introducirlo a rendir la protesta de ley.

(El C. Aguilera C. Luis, rinde la protesta de ley.)

- El mismo C. secretario, leyendo:

"El C. diputado Ignacio Ruiz Martínez, apoyado por ocho ciudadanos diputados más, presenta una iniciativa con el fin de que el Presupuesto de Egresos de 1920 se incluya una partida de diez mil pesos para la reparación de los caminos de la Estación de Apulco y San Bartolo y Estación de Tortuga y Tenango de Doria a Huehuetla, del Estado de Hidalgo." - A la Comisión de Presupuesto y Cuenta.

- El mismo C. secretario: Está a discusión en lo general el dictamen de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo al ramo primero. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Soto Rosendo A.: Pido la palabra. La Comisión pide la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Soto Rosendo: Hace algunos días...(Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna!) Hace algunos días... (Voces: ¡Tribuna!)

El C. Aguilar: No habiendo quien solicite el uso de la palabra ni en pro ni en contra en lo general., en votación nominal se pregunta a la Asamblea si ha lugar a votar en lo general.

El C. secretario García Ruiz: Por la afirmativa.

El C. secretario Aguilar: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. secretario García Ruiz: Se aprobó en lo general por unanimidad de 153 votos.

(Votaron los CC. diputados Aguilar Pablo, Aguirre León, Alcocer, Alejandre, Anda de, Andrade, Angeles Carlos L., Angeles Jenaro, Araujo Francisco, Avilés, Aguilera, Balderas Márquez, Balderrama, Baledón Gil, Barrera de la, Blancarte, Bouquet, Bravo Carlos, Bravo Lucas, Breceda, Breña, Camarena, Cancino, Carriedo Méndez, Castilleja, Castillo, Castillo Garrido, Castillo Torre, Castro Roberto, Cervantes Olivera, Céspedes, Colina de la, Cornejo, Cravioto Gallardo, Crespo, Cuéllar, Chablé, Díaz Infante, Escudero, Esparza, Espinosa, Fernández Ledesma, Fernández Ferrel, Fierro, Flores, Franco, Frías, Fuentes Barragán, Gaitán, Galindo Aurelio F., Gámiz, García Antonio M., García Carlos, García José Guadalupe, García Norberto, García Pablo, Garza, Gil, Gómez Gildardo, González

Jesús N., González Marciano, Guerrero, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velásco, Guerra, Hernández Eulogio, Hernández Jerónimo, Hernández Loyola, Herrera, Huerta, Jiménez, Lanz Galera, Lazcano Carrasco, Leal, Lomelí, López Serrano, Maceda, Macías, Macías Rubalcaba, Madrid, Malpica, Mancisidor, Mariel, Márquez Galindo, Martínez, Martínez Saldaña, Mejía, Mena, Méndez Arturo, Méndez Benjamín, Méndez Pánfilo, Mendoza, Mercado, Morales, Morales Sánchez, Mota, Navarro, Ocampo, O'Farril, Palacios Moreno, Parra, Pastor, Pastrana Jaimes, Peña, Pérez Vargas, Quiroga, Reyes, Rivera Castillo, Roaro, Rodríguez Heminio S., Rodríguez Matías, Rojas Rafael, Romero Cepeda, Rosas, Ruiz H. José María, Ruiz Martínez, Ruiz Porfirio, Rubalcava, Segovia, Saldaña, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Saucedo, Schulz y Alvarez, Silva Herrera, Silva Jesús, Silva Pablo, Siurob, Solórzano, Soto Peimbert, Soto Rosendo A., Sotres y Olaco, Suárez José María, Tamez, Tello, Toro, Treviño, Uzeta, Valadez Ramírez, Valdés, Valverde, Valladares, Vásquez, Velásquez, Verástegui Franco, Vilchis, Villalobos, Villaseñor Mejía, Villaseñor, Villela, Zavala Dionisio y Zincúnegui Tercero. Total, 153.)

El C. secretario Aguilar: Está a discusión en lo particular la sección que comprende: Cámara de Diputados, sus dependencias y Tesorería del Congreso. Los ciudadanos diputados que deseen impugnar algunas de las partidas, sírvanse pasar a inscribirse.

Presidencia del C. MACIAS RUBALCABA JOSE

El C. Soto Rosendo: Pide la palabra la Comisión.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Soto Rosendo, de la Comisión: La Comisión pide permiso para retirar las partidas 43 y 44 del dictamen de la Comisión respecto a las dependencias de la Cámara de Diputados para considerarlas, y de las dependencias de la Cámara de Senadores, las partidas 43 a la 56. Se trata del ramo primero.

El C. secretario Aguilar: Por disposición de la Presidencia se manifiesta al C. Soto que en este momento solamente se ha puesto a discusión el dictamen que comprende: Cámara de Diputados, sus dependencias y Tesorería del Congreso.

El C. Soto Rosendo: Se puso a votación en lo general el ramo primero, ciudadano secretario; debe saber su señoría que el ramo comprende Cámara de Diputados, Cámara de Senadores y Contaduría Mayor de Hacienda.

El C. secretario Aguilar: Es verdad lo que asienta su señoría el diputado Soto: Se puso a discusión, en lo general, el ramo primero y, en la actualidad se ha puesto a discusión en lo particular la sección del ramo primero que domina la Comisión: Cámara de Diputados, sus dependencias y Tesorería del Congreso, porque se está discutiendo en lo particular.

El C. Soto Rosendo: Está bien. La Comisión pide permiso para retirar las partidas 43 y 44 de este dictamen relativa a la Cámara de Diputados y sus dependencias.

El C. secretario Aguilar: La Comisión ha solicitado permiso para retirar las partidas números 43 y 44 de la sección que se discute. En votación económica se consulta a la Asamblea si concede el permiso solicitado. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Hay mayoría de pie. Se concede permiso para retirar esas partidas.

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra antes que empiece la discusión, para hacer una pregunta a la comisión. Me permito suplicar a los miembros de la Comisión o al presidente de ella, que tenga a bien informarme antes de entrar al debate por qué causa no tomó en consideración una petición firmada por una gran mayoría de ciudadanos diputados y que se refiere a un pequeño aumento del sueldo de los empleados del Poder Legislativo.

El C. Soto Rosendo, de la Comisión: Pido la palabra. Contestando al C. Espinosa, la Comisión se permite informar que esa solicitud llegó a poder de la Comisión después de que había dictaminado respecto a lo que se refiere a las dependencias de la Cámara. Por otra parte, hemos recibido solicitudes de igual índole de todos los empleados, casi de todas las dependencias del gobierno federal y la Comisión ha calculado que los aumentos de sueldos que la Comisión de Presupuestos ha recibido, ascienden más o menos a $4.000,000.00. Si nosotros tomamos en consideración las solicitudes que se han presentado para aumentar los sueldos a los empleados de la Cámara, indudablemente que tendremos las mismas razones para aumentar los sueldos a todos los empleados que lo han solicitado también. Ya entrando a debate y estando listo para discutirse este dictamen el primer día hábil, la Comisión francamente no ha creído pertinente tomar en consideración esa solicitud y esas proposiciones de los ciudadanos diputados.

El C. secretario Aguilar: Han sido objetadas las partidas del 1 al 10 por el C. Saldaña. La número 2, por los CC. diputados Roaro, Avilés y Villaseñor Salvador; las partidas 15 y 16, por los señores Siurob y Saucedo; las partidas 16 y 17, por el C. Gómez Gildardo; la partida 22, por el C. Morales Francisco César; la partida número 24, por los CC. Saucedo y Zavala Dionisio; la partida 40, por el C. Villaseñor Mejía; la partida 42, por el mismo ciudadano y por el C. Avilés; la partida 83, por el C. Mancisidor. Los ciudadanos que deseen separar partidas para impugnarlas, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Saldaña: ¡Para una aclaración! Me permito aclarar a la Secretaría que yo he separado las partidas del 1 al 10, pero del ramo de la Contaduría Mayor de Hacienda y no de la Cámara de Diputados.

El C. Villaseñor Mejía: Pido la palabra, señor presidente! Para hacer la aclaración de que no he apartado ninguna partida. Dijo usted que la había apartado yo y no es así.

El C. secretario Aguilar: El C. Villaseñor Mejía hace constar que no ha separado partidas, y el

señor Avilés que separa las partidas 40 y 42 para objetarlas.

El C. Avilés separa la partida 41. Han sido objetadas las partidas 6, 7, 8, 9 y 10 por el C. Espinosa. Se ha inscripto también para impugnar la número 2, el C. Galindo Aurelio. El C. Espinosa ha separado las partidas 17, 18, 19 y la 23. El señor Castillo Torre, la partida 31. El C. Avilés, la 41. (Risas.) El C. Siurob separó la partida 33.

¿Falta algún ciudadano diputado que desee separar alguna de las partidas? Han sido separadas las partidas 2, 6, 7, 8, 9, 10, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 22, 23, 24, 31, 33, 40, 41, 42 y 43. Las partidas que no han sido objetadas, de esta sección, se reservan para su votación.

Está a discusión la partida número 2 objetada por los CC. Roaro, Avilés, Villaseñor Salvador y Galindo Aurelio.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Salvador Villaseñor.

El C. Villaseñor Salvador: Señores diputados: Según el número de partidas separadas por todos vosotros, tal parece que debería haber sido objetado este presupuesto en lo general; pero ya que no lo hicimos así, vengo a oponerme a la partida número 2, que señala unas dietas de $33.33 diarios para los futuros diputados que vengan a la XXIX Legislatura. Vengo a oponerme, ciudadanos diputados, a esta proposición que hace la Comisión, por que yo entiendo que ya esta misma Asamblea, al iniciar que se considera a los miembros de ella $5.00 como gastos extraordinarios, indica que si ponemos unas dietas de $25.00 diarios para cada uno de los futuros legisladores, estaremos en lo justo. (Voces: ¡No!) Estimo muy conveniente, señores diputados, que no aumentamos a $33.00 estas dietas por que sin duda que veríamos el espectáculo muy doloroso de que solamente entrarían a esta Asamblea gentes de dinero que podrían invertir buenas cantidades en hacer su campaña electoral. (Voces: ¡No! ¡Sí!) No creo yo, señores diputados, que una Asamblea como ésta, que es la Representación Nacional, donde estamos reunidos aquí todos los representantes del pueblo mexicano y, por ejemplo, en esta misma Asamblea donde - dígase lo que se quiera - , en esta H. XXVIII Legislatura están representadas todas las clases sociales de la República, pues lo mismo vemos aquí profesionistas, que agricultores, industriales y obreros, tengo la seguridad, señores, de que si estas dietas llegan a ser de $1,000.00 mensuales, no tendremos el honor de ver sentados en estos escaños a los dignos representantes de los obreros mexicanos, de los humildes industriales y agricultores. Veríamos convertida esta Cámara de Diputados en una Cámara de pura gente adinerada; vendría a jugar un gran papel el dinero en las elecciones para diputados. No hay que hacernos ilusiones, ciudadanos, de la mayor o menor popularidad que pueda tener cada ciudadano en su distrito; aun con esa popularidad, si aquellos ciudadanos no tienen el suficiente dinero para hacer una campaña contrarrestando a los elementos pudientes, tengo la seguridad de que saldrán derrotados por más populares que puedan ser en su distrito. Por consiguiente, ciudadanos diputados, y habiendo ya manifestado esta misma Legislatura el deseo de que se aumenten $5.00 diarios en lo que percibe cada diputado, yo creo que solamente con $25.00 de dietas para los futuros representantes, estaríamos en lo justo. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Zincúnegui Tercero.

El C. Zincúnegui Tercero: H. Asamblea: Es indudable que lo que en cierta forma pudiéramos llamar el egoísmo de la XXVII Legislatura al tratarse en aquel entonces del aumento que hoy se propone en esta XXVIII Legislatura, de las dietas de los ciudadanos diputados, fue una de las causas esenciales que han motivado la situación bochornosa por la que ha venido atravesando esta Legislatura. Los argumentos apenas iniciados por el contra al tratarse hoy de elevar a la suma de $1,000.00 mensuales las dietas de los señores diputados, pudiera de momento causar alguna impresión en el ánimo de la Asamblea, si se tomaran en su forma abstracta; esto es, si por un mero sentimentalismo, si por una de tantas orientaciones que pudieran traer las consideraciones expuestas aquí por el C. Villaseñor, fuéramos a tomar esos argumentos como sólidos, fuéramos a creer que, efectivamente, el aumento de esas dietas hasta la suma de $1,000.00 podría despertar la ambición de los adinerados para sentarse en los escaños de la próxima Representación Nacional.

No cabe duda, señores, que observando la evolución que ha venido sufriendo la Representación Nacional desde el Congreso Constituyente, hemos visto que ha tenido a separarse de su origen revolucionario; cada día que pasa el porcentaje de individuos que no están identificados en todo con la Revolución va siendo superior, esto es, se va perdiendo en el ambiente parlamentario ese revolucionarismo, ese radicalismo originario de los primeros congresos, y esto obedece a razones ineludibles, a razones sociológicas a las que no puede escapar todo movimiento como por el que ha atravesado la República. Pero estos argumentos, señores, no bastan a destruir la fuerza toda la fuerza en que se ha apoyado la Comisión al proponer ese aumento de dietas, porque la práctica nos ha venido demostrando, señores, que es imposible que para la alta investidura que deben tener los representantes del pueblo, la cantidad fijada en los actuales presupuestos baste a cubrir sus necesidades y más aún, esa Representación Nacional para la cual se han fijado esos $5.00 que tanto han dado que decir y que, por desgracia, han dado lugar a tan falsas interpretaciones como las que ha venido sufriendo la República entera sin penetrar al fondo de este asunto, toda vez que no ha sido precisamente la ambición de la XXVIII Legislatura, sino necesidades imperiosas e ingentes las que la han obligado a tomar esta actitud. Yo creo, señores diputados, que si nosotros queremos preparar el terreno para que la próxima Legislatura tenga verdadera independencia, para que la próxima Legislatura no se vea en el caso de verse agredida por la prensa y por la opinión pública al sentir la necesidad que ha sentido esta Legislatura, de aumentar sus dietas, yo creo que haciendo a un lado los egoísmos que en estos casos surgen casi siempre, debemos dar el primer paso para dignificación de la Representación Nacional, y nada mejor, señores, que comenzar por asegurar su independencia económica, que es la base de

todas las independencias, dígase lo que se quiera. Espero oír razones del contra para más tarde, si es preciso, volver a esta tribuna; pero creo que con lo expuesto, toda vez que nadie mejor que esta H. Asamblea ha podido darse cuenta de la trascendencia de este problema, estará de acuerdo con la Comisión en aumentar las dietas, con lo cual habrá sentado el principio de una verdadera independencia de la Representación Nacional futura. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Roaro.

El C. Roaro: Señores diputados: Al venir a oponerme en esta tribuna a la partida número 2, de la sección primera de Presupuestos presentada ante vuestra soberanía, lo hago por las razones del C. Villaseñor y además otras: Ninguno de vosotros ignora que los pasos del Poder Ejecutivo de la Nación han sido asegurar una futura reelección o un heredero de la Presidencia de la República; ya hemos visto, por desgracia, en varios Estados de la República, la imposición de gobernadores. ¿Quién de vosotros o algunos otros ciudadanos diputados demócratas y de pocos elementos pecuniarios, puede venir a esta Representación Nacional en el próximo período, cuando se opondrá a vuestra campaña política el dinero y no la razón? No a vosotros precisamente, porque si en el ambiente de esta Asamblea estaba el aceptar los $33.33 diarios para cada representante de la XXIX Legislatura, es porque en muchos de vosotros existe el deseo, tal vez de una reelección próxima, ¿pero qué se escapa a vuestra imaginación la idea del Ejecutivo, de que la gran mayoría de esta Cámara, que es independiente y libre, no debe volver a ella? La verdad, no me lo explico. Además, señores representantes, cuando un ciudadano diputado pueda ganar $1.000.00 de sueldo mensuales, creedme que muchos de los ricos de los distritos que hoy no se han metido en política, lo harán como un fin financiero, como un negocio. (Murmullos.) Además, señores representantes, existe en la Secretaría de esta Cámara un proyecto reformando el artículo constitucional que señala dos años de representación a cada ciudadano diputado, es decir, a cada Legislatura, y esa reforma entraña un aumento de otros dos años, es decir cuatro años de vida a cada Legislatura. En estas condiciones sería verdaderamente un negocio financiero el luchar con dinero suficiente para venir a obtener una curul aquí, no con el objeto, no con el fin de venir a defender al pueblo de la República, sino únicamente de ganar $1,000.00 mensuales. Todo esto, señores, me ha obligado a oponerme a aceptar el artículo de la Comisión que propone treinta y tres pesos y centavos diarios para cada ciudadano representante. Como esto está ligado íntimamente con la Cámara de Senadores, creo yo que al atacar este artículo en lo relativo a la Cámara de Diputados, también puedo atacar el inciso respectivo en el presupuesto del Senado. (Voces: ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Espinosa Luis.

El C. Espinosa Luis: H. Asamblea: Vengo a hablar en pro de la partida que se discute; es decir, de que se asigne a los diputados de la XXIX Legislatura la cantidad de $1,000.00 mensuales por concepto de dietas, porque considero que el diputado que efectivamente lo sea, no puede dedicarse a ninguna otra actividad ni puede desempeñar ninguna otra clase de empleo, porque se lo prohibe la ley; no puede tampoco dedicarse a explotaciones de índole privada, porque se lo impiden las arduas labores que tiene que desempeñar dentro del Parlamento, no precisamente viniendo aquí a defender iniciativa, sino elaborándolas o, bien, trabajando técnicamente en el seno de las comisiones. Y los diputados que cumplan a conciencia con su obligación, no tienen tiempo absolutamente para dedicarse a otras tareas que puedan producirles más elementos de vida. Es una verdad innegable que la independencia económica trae como consecuencia la independencia política. Si un representante del pueblo se encuentra equitativamente remunerado, estará en condiciones de guardar su decoro de representante, y de asumir una actitud verdaderamente independiente, de alejarse de todo aquello que fuera incondicionalismo, y de cumplir, a conciencia, con su alto papel de representante; por el contrario, si nosotros seguimos una mira mezquina y, más que una mira mezquina, un sentimiento verdaderamente egoístas, como sería el de oponernos a este aumento por la única razón de que no seremos nosotros los que disfrutemos de él, no haremos otra cosa que condenar a los representantes del pueblo en la XXIX Legislatura a una situación verdaderamente precaria y los obligaríamos tal vez a que atravesaran por una situación de mendigos, indecorosa con su situación de representantes.

En el tiempo de la dictadura porfiriana, en que la vida era sumamente barata, es cierto que los diputados tenían también dietas verdaderamente insignificantes con relación a las que ahora disfrutan los ciudadanos diputados; pero hay que tener en cuenta que en aquel entonces un diputado tenía además de las dietas tres o cuatro sueldo por concepto de canonjías, es decir, de empleos supuestos que jamás desempeñaba. Además, el puesto de diputado en tiempos de la dictadura era algo así como un empleo vitalicio: un diputado de aquel tiempo duró en la Representación Nacional por quince, diez y ocho y veinte años; de esta manera se hacía inamovible, creaba sus intereses en la capital de la República, aquí radicaba su familia, aquí educaba a sus hijos y, naturalmente, dentro de estas condiciones, pudo vivir con las dietas que entonces percibía y con el sueldo que le producían las diversas canonjías. Ahora la cosa ha cambiado en absoluto: la vida del representante es verdaderamente difícil, porque no le alcanzan los $20.00 que se le tienen asignados en el presupuesto; el diputado viene de distintas partes del país abandonando sus intereses, muchos de ellos, perdiendo económicamente; se transladan a la capital de la República con su familia, que en muchas ocasiones es numerosa; traen a sus hijos para educarlos, tienen que poner casa y naturalmente que esto les causa una erogación bastante grande y el sostenimiento de su puesto de representante y el de su familia significa el gasto diario de una cantidad muy superior a los $20.00 que percibe. (Murmullos.) En la Argentina y en Cuba los representantes del pueblo tienen un promedio en sus dietas de veinte dólares diarios; allá naturalmente la vida es más cara que en México, pero nosotros estamos amenazados de sufrir también los

rigores de una alza de preciso muy considerable en la vida. Ya en los Estados Unidos el costo de la vida es abrumador; allá las clases sociales están verdaderamente alarmadas porque como una consecuencia de la guerra mundial, el precio de la vida ha subido de una manera considerable y es natural que este fenómeno también repercuta en nuestro país. Pero hay una razón, ciudadanos representantes, única que podría oponerse y que ya la esbozó aquí el señor compañero Villaseñor, me parece, y es la de que el erario se encuentra exhausto. Esto se rebate con el argumento incontrastable, con la razón efectiva de que nosotros, siguiendo la línea de conducta, de honradez que nos hemos trazado en cuanto al manejo de los fondos nacionales, dispondremos de cantidades bastante crecidas si restringimos los presupuestos del Ejecutivo, presupuestos que a todas luces son abrumadores para el erario nacional y partidas que en su mayoría no serán empleadas en los ramos a que se les destinan. Nosotros, procediendo con todo celo, debemos suprimir muchas de esas partidas de las distintas dependencias del Ejecutivo y dedicarlas al mejoramiento económico del futuro representante del pueblo. Con esto demuestro de una manera bien clara, que sí habrá de donde tomar dinero para pagar esos $33.33 diarios. Ahora, yo invito a los ciudadanos representantes para que, colocándose por encima de los intereses personales, hagan a un lado la idea mezquina de que tal vez muchos de ellos no volverán a la Cámara de Diputados. Pensad que los futuros representantes del pueblo, cualquiera que ellos sean, necesitan aquí para hacer honor a su puesto, para representar debidamente su papel de diputados, vivir con el dinero que nosotros no hemos tenido por las mezquindades del Ejecutivo.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Avilés Uriel.

El C. Avilés: Señores diputados: Yo veo completamente exagerada esta partida de $33.00 diarios que la Comisión (Voces: ¡No!) pide para los ciudadanos diputados. Estos ciudadanos dicen que es egoísmo. Si egoísmo se llama cuidar los dineros de la Nación, ciudadanos diputados, yo soy egoísta! (Aplausos.) Nos decía aquí el ciudadano Espinosa que hay que conquistar la libertad económica de los ciudadanos diputados. Estoy perfectamente de acuerdo en eso; pero los ciudadanos diputados siendo económicos, tienen y pueden perfectamente bien conquistar su libertad económica con los $20.00 diarios. En Inglaterra, ciudadanos diputados, prácticamente las Cámaras, es decir, los representantes en la Cámara de los Comunes tienen un sueldo irrisorio. En España, ciudadanos diputados, lo saben ustedes perfectamente bien, el cargo no se remunera absolutamente ni con un centavo. Allí es únicamente gratuito.

El C. García Ruiz: ¿Con qué te mantienes si no te pagan aquí?

El C. Avilés, continuando: Yo, por lo que a mí toca, ciudadanos diputados, no he llegado a morirme de hambre hasta hoy con los $20.00 que la Nación pone diariamente en mis manos; estoy satisfecho con ellos. Y sería un ridículo para esta Representación Nacional que fuera a aprobar los $33.30.. (Voces: ¡Treinta y tres centavos!) Los $33.30 que la Comisión presenta a la consideración de esta Asamblea, porque hay otros ramos que de preferencia deben atenderse, como es el de instrucción. Allí hay maestros que ganan apenas un miserable $1.40 y ese peso no pueden pagárselo; es bochornoso para la República tener una Cámara con $33.30 y no tener escuelas. (Aplausos en las galerías.) Es bochornoso, señores diputados, que una Representación Nacional, sin escrúpulos, de ninguna naturaleza y sin que el rubor aparezca en sus mejillas, venga a proponer aquí que se aprueben $33.30 cuando los maestros andan mendigando por las calles de la capital y por los ámbitos de toda la República. (Aplausos en las galerías.) Ahora, ciudadanos diputados, los diputados tienen bastante tiempo para poderse dedicar a otros negocios lícitos donde puedan conseguir más dinero, mientras que el profesor no; ese comienza a trabajar desde las nueve de la mañana...

El C. Morales: Desde las ocho.

- El C. Avilés, continuando:... es decir, desde las ocho de la mañana y no termina sus tareas si no hasta las cinco de la tarde y yo sigo sosteniendo, ciudadanos diputados, que un pueblo que no le da impulso a la instrucción, un pueblo que no antepone la instrucción a todo lo demás, es un pueblo que va a la decadencia.

Hay otros motivos de índole política que pueden esgrimirse en contra de esta partida que nos propone la Comisión y esos los ha esgrimido aquí el ciudadano Villaseñor. Y es claro, que cómo va a venirse a sentar a los escaños de esta Representación Nacional un obrero que no puede hacer el desembolso de $5,000,00 cuando menos, para sostener una campaña electoral, mientras que el dueño de fábricas, mientras que el dueño de comercios, mientras que el hacendado, esos individuos de acuerdo con sus socios sí pueden los dos perfectamente irse a gastar no 5, sino $1,000.00 y venir a ocupar los escaños de esta Representación Nacional para lo cual con estos $1,000.00 no se está haciendo más que tenderles el cebo. El mismo ejército, ciudadanos diputados - con permiso de los señores civilistas - , quiérase o no se quiera, bueno o malo, ese ejército es el que sostiene las instituciones y, sin embargo, ese ejército si algunas veces comete atropellos y comete atentados, no se debe a otra cosa que a que hay veces que pasan tres decenas, ¡qué digo tres decenas! hasta seis decenas que no perciben un solo centavo....

El C. Martínez del Río, interrumpiendo: ¡Pero avanzan!

El C. Avilés, continuando: La libertad económica puede conquistarse, la pueden conquistar los ciudadanos diputados de muchos modos; la libertad económica, el diputado que quiera conquistarla, de hecho la tiene conquistada. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!) Pues voten ustedes si quieren, ciudadanos diputados. Entiendo que para estos hombres que no tienen por delante nada más que el espejismo del dinero, todos estos argumentos salen sobrando; pero los que vemos y los que sentimos, porque somos componentes de esta patria a la cual cada quien en nuestro radio de acción estamos expoliando, para nosotros, ciudadanos diputados, sí deben de ser, como de hecho son, y está ya en todos

los ciudadanos diputados que deben de desecharse esos $33.30, por ser enteramente excesivos. Si somos representantes del pueblo, como tales debemos de sujetarnos a vivir en una condición que se ajuste a lo que puede proporcionarnos esta patria. Yo propondría a esta H. Asamblea que no aumentara, que no permitiera el aumento de un solo centavo sobre esos $20.00, y que todo este exceso de dinero que se pretende que vengan a derrochar los representantes del pueblo, que se aplique a la instrucción, porque es la base fundamental del verdadero patriotismo. No se nos venga a decir aquí que los ciudadanos diputados, con $20.00 no han conseguido su libertad económica. ¿Qué puede decirse, ciudadanos diputados, de los maestros que no ganan ni siquiera veinte centavos? Y sobre nuestros hombros tenemos una grandísima responsabilidad, y es esta: estar exprimiendo a la patria para nosotros, que podemos vivir en cualquiera forma; para nosotros, ciudadanos diputados, que, vuelvo a repetir, podemos vivir en cualquiera forma. Ya que de expoliar a la patria se trata, expoliémosla, ciudadanos diputados, para fomentar la instrucción. Se han pasado ya dos años y esta Representación Nacional que hoy viene a solicitar que se le ponga un sueldo de $33.30, no ha hecho nada hasta la fecha, absolutamente nada en pro de estas dos cosas fundamentales, es decir: resolver el problema del hambre que gravita sobre el pueblo mexicano, y el del analfabetismo, que gravita también sobre él. ¿Qué hemos hecho de eso, señores? Aquí se vienen y se pronuncian sendos discursos de canto de cisne, ciudadanos diputados; aquí vienen y se pronuncian sendos discursos de ataques más o menos....

El C. Zincúnegui Tercero: ¡Virulentos!

El C. Avilés, continuando: virulentos, (Risas.) pero prácticamente para lo que el pueblo nos ha mandado aquí, no hemos hecho nada, nada absolutamente, porque insisto en que dos puntos fundamentales hay que resolver, y esto no me cansaré de gritarlo desde esta tribuna y en todas partes: el problema agrario y el problema de instrucción. Démosle al pueblo de comer, démosle instrucción también y no vengamos con el ridículo absurdo de pedir para cada uno de los ciudadanos diputados $33.33. (Aplausos en las galerías.)

Yo me permitiría hacer una pregunta a cualquiera de los ciudadanos diputados, cualquiera puede contestármela: quiero que me digan los ciudadanos diputados qué cantidad de dinero ganaban antes de venir a esta Representación Nacional. (Aplausos en las galerías.) Señores: esta pregunta la hago para que la conteste el que quiera contestarla. (Voces: ¿Qué pregunta?) Que me digan los ciudadanos diputados qué cantidad de dinero ganaban antes de venir a esta Asamblea.

El C. Soto Peimbert, interrumpiendo: ¡Pido votación nominal! (Risas.)

El C. Siurob: Pido la palabra. Para contestar al compañero Avilés, que yo, como médico, en mi consultorio establecido en la ciudad de Querétaro, antes de lanzarme a la Revolución, ganaba mucho más, ganaba el doble de lo que gano actualmente como diputado.

El C. Avilés: El señor Siurob dice que antes de venir a esta Asamblea, como médico ganaba más de lo que gana aquí, el doble, el triple si se quiere; yo agregaría que debe haber ganado más cuando era general y gobernador de Guanajuato, (Aplausos en las galerías.) pero yo contestaré al C. Siurob con este argumento....

El C. Siurob: Pido la palabra para una interpelación al C. Avilés ¿Me lo permite?

El C. Avilés: Voy a terminar.

El C. Siurob: Para hacer una aclaración.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Siurob.

El C. Siurob: Señor compañero Avilés: El hecho de que yo haya dicho que ganaba más como simple profesionista que como diputado, no quiere decir que yo esté en contra de la tesis que usted está sosteniendo en la tribuna; quiere decir única y simplemente que puede suceder muy bien que algunos ciudadanosnos hagamos sacrificios al estar en la Representación Nacional ganando menos de lo que ganábamos como profesionistas; pero no quiere decir que yo sea contrario a su tesis, sino antes bien, votaré en favor de ella. (Aplausos.)

El C. Avilés: Perfectamente; pero entre ellos, yo, ciudadanos diputados, antes de venir - y esto ¿por qué no confesarlo? - , antes de venir a esta Asamblea no había yo ganado más de $20.00 diarios. (Murmullos. Voces: ¡Menos! ¡Cincuenta centavos!) Pueden ustedes ponerme seis centavos diarios si quieren, ciudadanos diputados, pero soy lo demasiado honrado para confesar aquí lo que es verdad. (Aplausos en las galerías.) Así es, ciudadanos diputados que, apelando al verdadero patriotismo de ustedes, yo pido que desechen esta proposición que nos hace la Comisión, para que los futuros representantes del pueblo ganen $33.30, porque es una carga onerosa para la nación.

El C. Morales Francisco César: Pido la palabra para interpelar a la Comisión.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Zincúnegui Tercero.

El C. Zincúnegui Tercero: Señores diputados: Yo no vengo hacer "pose" en esta tribuna. En el ánimo de toda la Asamblea está el hecho ya juzgado, de que yo voté en contra del aumento de los $5.00 actuales y de que no quise votar el aumento de la partida de Gastos Extraordinarios; esto pone mi personalidad a salvo de toda suspicacia.

He creído de mi deber, prescindiendo de ese egoísmo que parece envolver el ánimo de los oradores del contra, porque creo que con ello contribuyo de alguna manera a dignificar esta Representación Nacional, venir a sostener el dictamen de la Comisión. Si ustedes van analizando uno por uno los argumentos y razones de los oradores del contra, verán que aquí sólo se trata, ciudadanos diputados, de un futurismo electoral. Hay que darse cuenta, señores diputados, que no es otra cosa que el temor de la no reelección, lo que hace hablar a los oradores del contra, que en gran parte, muchos de ellos, temen que si se despierta la ambición por venir a la próxima Legislatura, muchos de ellos no podrán reelegirse, y este temor los ha traído a esta tribuna a hacer que la Representación Nacional siga ocupando esta mediocridad vergonzosa que para deshonor de la República Mexicana está muy por abajo de todas las representaciones nacionales del mundo entero. Se ha aducido aquí como una razón de mucho peso, la de que si la próxima Legislatura

percibe la suma de $1,000.00 mensuales por dietas, se despertará la ambición de los potentados, de los ricos, que actualmente no han tomado parte en las luchas electorales.

Todos ustedes, los que han estudiado un poco a fondo el fenómeno político que se ha desarrollado con motivo de las elecciones, podrán haberse dado cuenta de que si muchos de esos capitalistas no se encuentran actualmente en esta Representación Nacional, no se debe a que les haya faltado la ambición, puesto que no sería precisamente el dinero lo que vinieran buscando todos ellos; los que poseen capital suficiente para sostenerse en la metrópoli, estarían en mejores condiciones de acrecentar su riqueza con la alta investidura del diputado, por que en esa forma tendrían abiertas las puertas de todos los ministerios y toda clase de influencias para arreglar sus negocios; ha sido otra cosa muy distinta ha sido su oposición a la obra revolucionaria, su sistemática oposición a todo lo que ha venido echando por tierra la Revolución lo que les ha separado de nosotros; ha sido el temor de que su credencial, al ser discutida aquí, fuera indudablemente desechada, lo que ha impedido que todos estos capitalistas, a los que tanto temor se tiene, no hayan tomado parte en las elecciones; pero, como decía hace un momento, señores diputados, por razón natural, por leyes ineludibles, cada día que pase, esta Representación Nacional irá perdiendo su revolucionarismo, otros elementos muy distintos de los pocos que ahora quedan aquí, que tienen una finalidad revolucionaria y persiguen el afianzamiento de las conquistas de la Revolución, otros muy distintos vendrán a sentarse en estos escaños, lo mismo si las dietas son de $33.00 que de $20.00 diarios. Por lo tanto, esa no es una razón de peso, señores; creo que en el ánimo de la Asamblea no debe pesar un argumento que tan fácilmente se desvanece.

Aducía en esta tribuna el C. Avilés, el tan decantado problema del profesorado; yo comienzo por confesar que he visto con honda tristeza las amarguras por las que han venido pasando el profesorado; pero hay que deslindar los campos perfectamente: si nosotros nos fijamos en el fondo del asunto, veremos que es el Ayuntamiento a quien corresponde pagar los sueldos de los profesores, y que para nada tiene que argumentarse en esta tribuna con relación al aumento de las dietas de los diputados. Ahora, señores, ¿Vamos a continuar eternamente en este predicamento por el que atravesamos actualmente todos nosotros? ¿Vamos a oponernos, como se opusieron en la XXVII Legislatura, a que esta Cámara ocupe el alto papel a que está llamada? Ya se ha dicho aquí hasta el cansancio que la carestía de la vida será un problema más difícil de resolver cada día que pase. Es innegable, señores, que con todos los trastornos políticos que se avecinan, con la situación caótica - podemos llamar - en que se encontrará el próximo Congreso, la situación económica será todavía más difícil, y si hoy, señores diputados, esos $20.00 no son suficientes para que el representante del pueblo tenga toda la dignidad de su cargo; si hoy vemos con pena que a muchos de los representantes no les alcanza ni para las necesidades más ingentes de la vida, ¿vamos a exponer a la próxima Legislatura a que tenga que recurrir a las secretarías a que tenga que vender su independencia y su criterio por llevar un poco más de dinero a sus hogares? Yo me alegro infinito de que el señor Avilés haya claudicado tan pronto y que votando ayer en pro del aumento de $5.00, hoy venga a hacer profesión de fe y a decir que le alcanzan los $20.00. Yo voté en contra de los $5.00, pero no desconozco, señores, que los diputados necesitan un aumento en sus dietas. Se perfectamente que en muchas ocasiones, la situación de los diputados es vergonzosa, es bochornosa, y ese egoísmo con que hasta ahora se ha visto por propios y extraños la situación por que atraviesa el Congreso, es en gran parte uno de los factores que ha contribuido a que esta XXVIII Legislatura se vea traída, o mal traída, en manos de los que han sabido ver el fondo de esta situación. No es la ambición personal de los diputados la que ha obligado a pedir un aumento de dietas: es la necesidad ingente, la concepción altísima que todos, o la mayoría de los diputados, tienen del alto puesto que ocupan, y la necesidad ingente de colocarse a la altura de las circunstancias, de no ir por esas calles de Dios como puede ir cualquiera que no tiene tan alta representación, de no verse expuesto a muchas trivialidades y a muchos desacatos, a los que obligan la falta de dietas suficientes para su alta representación. Aún hay muchos argumentos que esgrimir, señores diputados, pero yo creo que en el ánimo de todos ustedes está la necesidad imperiosa de que votemos en pro de este dictamen y prescindamos de todo egoísmo; procuremos, señores diputados, que el día de mañana no caiga sobre nosotros la responsabilidad de haber obligado a la XXIX Legislatura a plegarse a los caprichos, aunque sea por necesidad, a los caprichos del Ejecutivo por sus difíciles condiciones económicas.

El C. García Pablo: Para una interpelación, si lo permite el orador, con permiso de la Presidencia.

El C. Zincúnegui Tercero: ¡Con mucho gusto!

El C. García Pablo: ¿No cree usted, señor, que sería un contraste muy triste y vergonzoso para la nación, que los diputados estén ganando $33.30 diarios y que el pueblo se esté muriendo de hambre y ande desnudo? (Aplausos de las galerías.)

El C. Zincúnegui Tercero: Señor compañero: Su interpelación teatral no puede tener la significación que usted pretende. Si vamos a argumentar con esa lógica, señor compañero, en ese caso comience usted por repartir sus dietas con el pueblo hambriento y póngase usted a la altura en que se deben colocarlo sus altos sentimientos de nobleza.

El C. García Pablo: Compañero: Parte de mis dietas las remito a mi pueblo para los pobres, y lo puedo justificar.

El C. Zincúnegui Tercero: Merece usted bien de la patria, pero creo que es "pose."

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Galindo Aurelio.

El C. Galindo Aurelio F.: Señores diputados: Después de haber hablado los compañeros del contra que han venido con verdadera justificación y justicia a oponerse a que se apruebe la partida número 2 del proyecto de Presupuesto de Egresos del ramo primero, muy poco me queda que decir.

No es una mezquindad refinada ni un egoísmo,

como lo asentó aquí hace un momento el compañero Espinosa, lo que nos guía a los que nos venimos a oponer a que se apruebe esta partida; no es una mezquindad, repito, porque en el ánimo de todos los representantes debe estar esta verdad. La pregunta que hace un momento acaba de dirigir el compañero García, existe en el ánimo de todo el pueblo. ¿Creen ustedes justo que después de que nosotros hayamos aprobado que los diputados de la próxima Legislatura, de septiembre a diciembre, vengan a disfrutar $1,000.00, el pueblo, repito, esté muriéndose de hambre? (Siseos y murmullos.) ¿Por qué? ¿Dónde está esa justicia? Además, con $25.00 diarios que tenga cada representante, creo yo que son bastantes para sostener el decoro, para sostenerse ellos. (Voces: ¿Entonces no se muere de hambre el pueblo? ¡Con cinco basta! Murmullos.) Sí, también se morirá con que ganemos $25.00; pero entonces no ganemos nada, (Murmullos.) y quien quiera, que renuncie ese sueldo. ¡Y quieren que se voten $1,000.00! ¡Bonita contradicción! En ciento veintidós días, que son los que comprenden de septiembre al 31 de diciembre, suponiendo que se apruebe una partida cuyo monto sea de $786,900.00, que es lo que arroja asignando $25.00 diarios a cada uno, se ahorra no menos de $261,250.80, que muy bien puede aprovechar el gobierno para hacer frente a otros gastos, tal vez más urgentes que eso de aumentar las dietas a los diputados.

El C. García Ruiz, interrumpiendo: El gobierno es el que propone!

El C. Zincúnegui Tercero: ¡El Ejecutivo lo propuso!

El C. Galindo, continuando: El gobierno no puede proponerlo. (Voces: ¡Sí, el Ejecutivo lo propone!)

El C. García Ruiz, interrumpiendo: pido la palabra para una interpelación.

El C. Galindo: ¡No permito interpelaciones! (Risas.)

El C. García Ruiz, interrumpiendo: No sabe usted lo que está discutiendo.

El C. Galindo, continuando: ¡No, señor? Ahorita voy a decírselo. Si el Ejecutivo lo propone, vergüenza debía darnos: lo ha hecho probablemente por las insinuaciones que hicimos nosotros por los decretos que él no ha querido promulgar; pero debemos tener mayor serenidad y una poquita de vergüenza para no expresar esas palabras en este recinto que merece mayor respeto. Por ese es que estamos tan mal ante la opinión pública, que así nos increpa nuestra conducta. (Murmullos. Siseos.)

Reanudo mi discurso. (Risas.) para decir a ustedes, señores, que justa y equitativamente quiero que ustedes me digan si está en su conciencia que el asignar $1,000.00 a cada diputado es siquiera un rasgo de largueza. ¿Por qué? ¿En qué se funda la Comisión para apoyar que se paguen $1,000.00 a los diputados de la próxima Legislatura? (Una voz: ¡El Ejecutivo lo dice!) Pues no debemos nosotros aprobarlo. Hace un rato el compañero Roaro y el compañero Villaseñor dijeron que no debíamos aprobar estas cantidades, sencillamente por que se prestaría a que los capitalistas fueran quienes nos tomaran la delantera... (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) Los capitalistas tienen tanto derecho como nosotros a presentarse como candidatos, pero esa no es la razón que expongo: cito como uno de los argumentos de los señores que me han precedido en el uso de la palabra; yo no tengo esa creencia, lo que defiendo es que los dineros de la nación no se derrochen tan miserablemente; que esos dineros se empleen en otras cosas de mayor utilidad y que no se derrochen por ningún motivo.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Reyes.

El C. Reyes: Honorable Asamblea: Todos los oradores que han hablado en contra del artículo que está a discusión, han pretendido darse un baño de agua rosada y experimentar la sensación de aplausos que verdaderamente no merecen. Indudablemente que las razones son verdaderamente ridículas. Si nosotros nos atenemos pura y sencillamente a valorizar la recompensa que cada diputado se merece por el desempeño de sus funciones, entonces, señores, el doctor Reyes está bien pagado con cuatro reales, el señor Avilés solamente podrá ganar ochenta pesos, por que tenemos entonces que sujetarnos pura y exclusivamente a las necesidades de cada quien, y las necesidades, señores, están en razón de la decencia y de la cultura de cada quien. (Aplausos.) No es esa la razón, no vamos a buscar quién es el que tiene más o menos necesidades; aquí no hay más que un criterio: el criterio del diputado y la dignidad de su representación exclusivamente, porque por bien pagados que creamos a algunos diputados ¿van a poder reconquistar su independencia? Digo que es mentira, por que hay diputados incultos y amorales que con 2 o $3,000.00 siempre irán a dar palmaditas en la espalda del señor ministro de Hacienda e irán siempre a recibir las órdenes en el frontispicio del Palacio Cobián. Para esto, señores, se necesita decencia y honradez y saber desempeñar su puesto tal como debe hacerse. (Murmullos.)

El C. Avilés, interrumpiendo: ¡Entonces Avilés tiene razón!

El C. Reyes: Estoy hablando como diputado y todos sabemos perfectamente bien que hay dos criterios que se han especulado para poder sostener el principio de la independencia de la Cámara de Diputados: los que sostienen el principio de que este puesto debe ser pura y exclusivamente honorífico, y los que sostienen el criterio de que debe retribuirse perfectamente bien para conseguir esto: la independencia económica de la Cámara, para poder conseguir la independencia política, también de este poder. Los unos dicen: "Si no son remunerados los señores diputados, vendrán aquí los ricos." ¿Y qué los señores ricos no tienen también derecho para venirse a sentar en estos escaños? ¿Qué, no hay ricos honrados y suficientemente cultos? Lo que debe verse es la moralidad, pura y exclusivamente, y el patriotismo para saber desempeñar este puesto. Eso es lo que debemos ver. Pero nosotros no hemos aceptado esa teoría, sino que hemos aceptado la de la remuneración, como es en las repúblicas sudamericanas, y pongo por ejemplo la Argentina, donde los diputados estaban pésimamente remunerados. Parlamentarios de la talla de Palacios, lograron que se les remunerara con la cantidad de $1,000.00. Así pues, ya ven ustedes que no solamente entre nosotros se

pretende que a los diputados se les paguen $1,000.00. Esta cantidad no significa absolutamente derroche de dinero. No, el derroche todos sabemos adónde se practica ¿Lo de los profesores? Sí, señores, demos aquí una ley de tal manera que se corrijan los defectos que son la causa principal de que ese grupo de servidores de la nación sigan siendo víctimas; pero no vengamos aquí a explotar ya ese manoseado argumento del profesorado y del hambre del pueblo. Nosotros debemos corregir los vicios, debemos ver quiénes derrochan esos dineros. Todos lo sabemos; que los generales, que los malos funcionarios que antes apenas se vestían algunos de ellos muy sencillamente, ahora son arrastrados por vehículos sumamente costosos; y no solamente ellos: hay que ir a buscar el mal donde esté, allí es donde se derrocha el dinero del pueblo. Nosotros no debemos absolutamente atender las razones que han dado aquí los diputados del contra y pura y exclusivamente fijémonos en que debe retribuirse a los diputados con toda dignidad. No se conseguirá con esto nuestro buen deseo de la independencia política y económica de la Cámara, pero de todas maneras habremos dado un paso para conseguirlo y si no obstante eso, algunos señores diputados pueden continuar, porque así les convenga, sirviendo al Poder Ejecutivo o a cualquier otro Poder, señores, el remedio no está en eso procuremos que el pueblo se fije en los hombres que deben representarlo con toda dignidad. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Avilés.

El C. Avilés: Señores diputados: No cabe duda que pesa mucho la influencia del dios dinero y esto ha hecho que el ciudadano Reyes venga a claudicar aquí de los principios que a favor del pueblo ha tenido otras veces y que hasta con cierto coraje ha sostenido. el ciudadano Reyes viene a traer aquí argumentos enteramente sofísticos, él le llama manoseado el argumento de los que mueren de hambre ¿y qué equivocado está el ciudadano Reyes? Si vemos que el pueblo se muere de hambre, ciudadano Reyes, hay que darle pan al pueblo, hay que darle pan al pueblo para que no se muera de hambre. (Aplausos.) Si vemos, señor Reyes. que los maestros se mueren de hambre, hay que darles pan. (Aplausos. Risas.) ¿Dónde están, ciudadano representantes del Arzobispo de México...?

El C. Martínez del Río: ¡A mucha honra!

El C. Avilés: ¿Dónde están, ciudadano Martínez del Río, esos argumentos de la Iglesia ha esgrimido siempre diciendo: dad de comer al que tiene hambre? Y usted, como todos los fariseos, como todos los falsos apóstoles, como todos los falsos creyentes, como todos los falsos católicos, desde su curul se ríe, ¡se ríe de las miserias del pueblo!

El C. Martínez del Río: ¡Más duro!

El C. Avilés: Mucha razón tuvo el Galileo de haber tomado un chicote y haber puesto en la calle a todos aquellos farsantes. Y de esos farsantes, uno de esos farsantes, es usted, (Aplausos, Risas, murmullos.) yo les diría aquí, ciudadanos diputados, aquello que es inmortal Acuña decía: "Se hacen llamar católicos y filántropos y son los primeros en el cinismo de tomar la piedra y arrojarla encima." (Murmullos.) De eso están compuestos los católicos modernos, ciudadanos diputados.

El C. Martínez del Río, interrumpiendo: ¡Más duro! (Risas.)

El C. Avilés, continuando: Esos señores católicos, esos señores filósofos y esos señores filántropos, no han hecho otra cosa, nada más que ser los primeros tomar la piedra y arrojarla encima. ¡Qué ha hecho ese clero mexicano para sacar de la miseria en que está el pueblo? ¡Qué ha hecho esa intelectualidad mexicana para sacar de la miseria en que está el pueblo? ¡Que han hecho esos filántropos que para dar un miserable centavo hacen circular cartelones y toda esa cuestión de farsa? ¡Qué han hecho por el pueblo, yo pregunto? (Voces: ¿Qué tiene que ver eso?) ¡Qué tiene que ver eso! dicen algunos ciudadanos diputados. ¡Qué que tiene que ver! Pues tiene que ver mucho puesto que nosotros queremos seguir siendo todavía una carga para el pueblo.

.. - El C. Zincúnegui Tercero, interrumpiendo: Nosotros ya no.

El C. Avilés, continuando: Pero nosotros queremos cometer aquí un gran crimen: que los futuros que vengan sean una carga onerosa para el pueblo. (Risas. Voces: ¡No, los futuros que vinieron!) El C. Reyes. ¡Y qué concepto tenía yo del C. Reyes! De veras creía yo que era un defensor sincero de estas clases pobres.....

El C. Martínez del Río, interrumpiendo: ¡Pero te equivocaste!

El C. Avilés, continuando: cuando yo lo veía desde su curul levantarse airado defendiendo a esas clases, ¡pero cuánto puede el poder del dios dinero! Así es, ciudadanos diputados, que ustedes deben rechazar esta proposición de la Comisión, para que a la futura Cámara, al futuro Congreso Nacional se le paguen $33.33 diarios. (Murmullos.) Estos señores diputados, cuando se vienen a tratar aquí cosas de verdadera trascendencia, cosas que deben tomar en consideración, siempre los veo distraídos, siempre los veo metiendo boruca, ¡claro! como ellos sienten en su conciencia que esto es inicuo, por eso es que pretenden por medio del ruido desvirtuarlo. Ya estos señores diputados lo han tomado como cuestión de choteo, como algo que no significa nada, como algo que no sirve; pues ya el pueblo, ya la historia, ya la nación se encargarán de condenarlos, porque no es otra cosa la que se está haciendo aquí y la que se pretende hacer, más que estarse burlando del pueblo y exprimiendo al pueblo. (Aplausos de las galerías.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Quiroga.

El C. Quiroga: Señores diputados: Verdaderamente se encuentra uno aturdido si se toman en cuenta los antecedentes de esta H. Representación cuando fue discutido el aumento de dietas para todos nosotros. No puede interpretares en otro concepto lo que han dicho los oradores del contra que en el del egoísmo. ¿Cómo es posible que esta H. Representación haya aducido razones y las haya aceptado por una mayoría de 114 votos, de que se necesitaba mayor sueldo para los diputados, y ahora cuando nosotros vamos a salir, cuando se trata de la Legislatura venidera nos parezca exagerado que

se aumenten las dietas a los diputados por más de veinte pesos? Es una contradicción perfectamente condenable que se haría a la Representación Nacional. Pero queriendo ser breve y limitándome a las objeciones que se han hecho por el contra, principalmente por el señor Avilés, diré unas cuantas palabras.

- El señor Avilés ha aludido al profesorado, que se encuentra carente de recursos. Debo ilustrar al señor Avilés sobre que no es a esta Representación Nacional a quien toca resolver el problema de los profesores: es al municipio. (Murmullos.) Y el municipio no lo ha resuelto, no porque no tenga en sus manos materialmente la capacidad para resolverlo, sino porque todos los procedimientos nuestros, de un país inculto como el nuestro, se hacen a base de inmoralidad. Los ayuntamientos perciben menos de la mitad de los ingresos que debieran percibir, porque el resto se queda en los bolsillos de los empleados de esos ayuntamientos, y analizando la cuestión, todos sabemos que hay un sinnúmero de inspectores en los municipios encargados de vigilar el cumplimiento de las disposiciones municipales para la recaudación de fondos, y todos ellos cumplen con su cometido en esta forma: no teniendo nunca una infracción, nunca descubriendo al infractor para que el municipio reciba los ingresos que debe recibir y al mismo tiempo aplique las multas conducentes. Lo podemos encontrar esto en todos los órdenes, en todas las categorías de empleados: desde el empleado inspector de sanidad que se vende a la prostituta, hasta el inspector de cantinas que deja vender hasta las horas que se le antoja al dueño de ese establecimiento y nunca se le puede aplicar una multa al propietario; únicamente el municipio eroga los gastos del sueldo de estos empleados y nunca recibe el beneficio natural de su comisión. A base de inmoralidad, claro que nosotros no podemos llegar a una conclusión exacta y este es el temperamento natural de las personas incultas, porque no han aprendido moral en el sentido más elemental. Nosotros vemos que, cuando algún individuo nos trata bien, de primera intención suponemos siempre que ese individuo nos va a pedir algo, decimos: "Quién sabe qué va a pedirme este individuo." No podemos suponer que ese individuo de buena voluntad va a ser nuestro amigo, y así sucesivamente podrán hacerse muchas consideraciones sobre el particular. Pero hay otra objeción que dice el compañero Avilés que debe tomarse en cuenta y es la de que con $20.00 cubren sus necesidades los representantes del pueblo. Yo no dudo que el compañero Avilés tenga sus ahorros con esos $20.00 que percibe; yo tengo la seguridad de que a él le sobra algo de los $20.00; pero todo depende de las costumbres del individuo y lo barato cuesta caro, señores. Este cargo que hace a la Legislatura de que nosotros no hemos producido ninguna ley, se debe precisamente a eso, que vienen representantes baratos, que no son capaces de traer aquí la aptitud suficiente para en el menor tiempo posible dictar una ley. Tenga la seguridad el compañero Avilés de que así como ahora vienen capacidades de a seis reales, cuando se paguen $1,000.00 a los diputados, vendrán representantes de ilustración, que valga $1,000.00, y esto es natural; las personas cultas tienen modo suficiente de vivir y no se deciden a lanzar su candidatura para venir a esta Representación, porque sus intereses sufren considerablemente al abandonar su residencia. Claro es que con esa cantidad que les permita abandonar su residencia, estarán en condiciones de aceptar su candidatura y traer al seno de esta Representación todas sus luces de hombres cultos, de hombres que en el menor tiempo posible van a producir los mejores frutos; y tomando en cuenta esta consideración, ya verán cómo no es caro lo que se paga, porque va a tener mejores beneficios, porque va a producir más esta Legislatura trayendo aquí el mayor número de hombres capaces para legislar. Estas interpelaciones del compañero Avilés, de que la mayoría de los miembros no han ganado $20.00, no significa nada; que se supone que el individuo que no ha podido ganar la suficiente cantidad de dinero para vivir honradamente, o no tiene la cultura suficiente para luchar en la vida, o no tiene la inteligencia suficiente para adquirir el mayor fruto posible en la sociedad. En esas condiciones, ya verá esta Representación Nacional que no tiene nada de particular que aquí venta el mayor número posible de medianías, desde el punto de vista de la cultura, y en ese concepto el producto intelectual de esta Representación tiene que ser muy mediano; por consecuencia, inferior a todas las luces que pudieran traer los individuos bien pagados. Después de estas consideraciones, creo que ya no debe discutirse el punto; que huelga toda consideración; cada uno tendrá su criterio y sabrá cómo vota en este asunto. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Roaro: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Roaro: He pedido la palabra únicamente para rechazar el cargo de los oradores del pro, manifestando que por egoísmo los oradores del contra hemos tomado la palabra. No es cierto, ciudadanos diputados. Yo no siento en mí ese espíritu de mezquindad. Han sido otros mis fines al atacar el proyecto de la Comisión, pues yo he visto que en todos los presupuestos que están en nuestras manos existe verdaderamente un aumento en todas las partidas, que yo no sé con qué se va a pagar. Si dicen que la Ley de ingresos dará la suficiente cantidad para cubrir los egresos, yo creo que si se sostuvieran los egresos del presupuesto aprobado el año pasado, tendríamos lo suficiente para poder pagar algo de nuestra deuda exterior. Rechazo, por tanto, la imputación de los oradores del pro.

El C. Morales Francisco César: Para una interpelación a la Comisión.

El C. Villaseñor Salvador: Me voy a permitir hacer una aclaración a los diputados que hablaron en contra de los que no estamos de acuerdo con el aumento. (Voces: ¡A votar!) Esta aclaración consiste en hacer notar a esta H. Asamblea que los señores magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sólo ganan $50.00 diarios y están trabajando todo el día.

El C. Espinosa, interrumpiendo: ¡Sólo en las mañanas!

El C. Villaseñor, continuando: No tienen receso de ocho meses, y advierto que para ser magistrado se necesita ser abogado, reconocido hombre de experiencia y de honradez acrisolada.

El C. Morales Francisco César: Me voy a permitir hacer una interpelación al ciudadano presidente de la Comisión de Presupuestos. El contestó al C. Espinosa, cuando le preguntó qué había pasado con una proposición que firmamos la inmensa mayoría de los diputados, referente a que se les aumentará a los mozos cincuenta centavos diarios y a los empleados un peso, entonces, digo, él contestó que siendo tantas las solicitudes que sobre el particular había, habían hecho ellos el cálculo de que, por lo menos, ascendería a $4.000,000.00 lo que tuviera que aumentarse y que como esto era un exceso, habían creído de su deber no tomarla en consideración. Acabo de hacer la cuenta de lo que representa el aumento de $13.00 diarios por cada diputado y por cada senador, en un período del ejercicio, y resulta que es alrededor de ........$3.000,000.00 ¿Cómo para los diputados y senadores se pueden gastar $3.000,000.00 y para los otros servidores de la Nación no se pueden gastar cuatro, cuando son treinta o cincuenta veces más que nosotros?

El C. Soto Rosendo: Pido la palabra para contestar al señor César Morales.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Soto Rosendo, de la Comisión: Me permito advertir que al contestarle al C. Espinosa, indiqué que esa proposición había llegado después de que estaba hecho este dictamen; hice alusión, también, al número de solicitudes que hay para aumento de sueldo y que la Comisión ha calculado que se trata más o menos de unos $4.000,000.00 si se atienden esas solicitudes. Quiero advertir al C. Morales César que yo, como él y todos los compañeros, estamos persuadidos de que todos los empleados de esta Cámara necesitan mayores emolumentos, y no queremos evitar que la H. Asamblea aumente el sueldo; desearíamos que lo aumentara con la mayor liberalidad posible; pero quiero insistir en esto otra vez: este dictamen ya estaba hecho para discutirse hoy y es natural que no tuviéramos tiempo para tomar en consideración esto. La Asamblea puede acordar que se acepte esa proposición, que se aumenten los sueldos, que la Comisión está es la mejor disposición. La Comisión, el día que se trate de este asunto, podrá también aducir razones de peso para demostrar a la H. Asamblea que los empleados de esta Cámara necesitan mayores emolumentos, que son muchas sus necesidades y que no les bastan los sueldos de que están disfrutando actualmente.

El C. secretario Castillo: Habiendo hablado todos los oradores del pro y del contra, en votación económica se pregunta si está suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. En la misma forma de votación se pregunta si ha lugar a votar. Ha lugar a votar. Se procede a la votación nominal.

El C. secretario García Ruiz: Por la afirmativa.

El C. secretario Castillo: Por la negativa.

(Se recogió la votación)

El C. secretario García Ruiz: Votaron por la afirmativa 73 ciudadanos diputados.

El C. secretario Castillo: Votaron por la negativa 54 ciudadanos diputados; en consecuencia, ha quedado aprobada la partida número 2.

(Votaron por la afirmativa los CC. diputados Aguirre León, Alcocer, Alejandre, Anda de, Ángeles Jenaro, Araujo Emilio, Araujo Francisco, Arlanzón, Balderrama, Bandera y Mata, Barrera, Berumen, Blancarte, Bouquet, Bravo Carlos, Bravo Lucas, Castillo, Castillo Garrido, Cravioto Gallardo, Cuéllar, Chablé, Díaz González, Esparza, Espinosa, Espinosa y Elenes, Fernández Martínez, Ferrel, Fierro, Gaitán, Gámiz, García Adolfo G., García Antonino M., García Ruiz, Gil, González Jesús N., Gutiérrez, Jiménez, Lazcano Carrasco, Lomelí, López Serrano, Malpica, Mancisidor, Martínez del Río, Mejía, Mena, Mena, Méndez Arturo, Méndez Benjamín, Mendoza, Moctezuma, Mota, Navarro, Ocampo, Palacios Moreno, Parra, Quiroga, Reyes, Ruiz Martínez, Rubalcava, Schulz y Alvarez, Silva Herrera, Silva Jesús, Silva Pablo, Solórzano, Soto Rosendo A., Sotres y Olaco, Tello, Treviño, Uzeta, Valdés, Valverde, Velásquez, Verástegui Franco y Zincúnegui Tercero. Total, 73 votos.

Votaron por la negativa los CC., diputados Ángeles Carlos L., Avilés, Carriedo Méndez, Castilleja, Castillo Torre, Colina de la, Cornejo, Crespo, Díaz Infante, Espinosa Bávara, Frías, Fuentes Barragán, Galindo Aurelio F., García José Guadalupe, García Norberto, García Pablo, Gómez Gildardo, Guerrero, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velasco, Herrera, Huerta, Lanz Galera, Leal, Liekens, Macías Rubalcaba, Madrid, Méndez Fortunato, Méndez Pánfilo, Morales, Morales Sánchez, Ortega, Pastor, Pastrana Jaimes, Pérez Vargas, Rivera Castillo, Roaro, Rojas Rafael, Romero Cepeda, Rosas, Ruiz Porfirio, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Segovia, Siurob, Suárez José María, Tamez, Tejeda Llorca, Torre de la, Valladares, Vásquez, Villaseñor, Villela y Zavala Dionisio. Total, 54 votos.)

- El mismo C. secretario: Orden del día para mañana a las 11 a.m. y para la tarde a las 4 p.m.:

"A las 11 a.m.: Proyecto de Ley del Trabajo. A las 4 p.m.: Proyecto de Presupuesto de Egresos para 1920, de los Ramos Primero y Segundo."

El C. presidente, a las 8.03 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las 11 p.m.