Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210208 - Número de Diario 3

(L29A1P1eN003F19210208.xml)Núm. Diario:3

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 8 DE FEBRERO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERÍODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA Tomo II. - NÚMERO 3

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS EFECTUADA EL DÍA 8 DE FEBRERO DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia a los CC. diputados Ramos Esquer, Von Borstel, Berzunza, Tello Romero, Aguirre Colorado Fernando, Balderrama, Meza y Ramírez Francisco Modesto.

3.- A discusión en lo general el dictamen de las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales, 1a. y 2a. de Instrucción Pública y de Universidad y Bellas Artes, que consulta un proyecto de ley por el que se reforman el artículo 14 transitorio y la fracción XXVII del artículo 73 de la Constitución federal. Es discutida y rechazada una moción suspensiva de los CC. diputados Céspedes y Chapa.

4.- Continúa la discusión del dictamen de referencia, siendo aprobado en lo general. A discusión en lo particular, se reserva el artículo 14 transitorio para su votación.

5.- A discusión el artículo 73, fracción XXVII. Se concede permiso a las comisiones para retirar este artículo y presentarlo reformado. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. TREJO FRANCISCO

(Asistencia de 132 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 4.45 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día siete de febrero de mil novecientos veintiuno. Período Extraordinario.

"Presidencia del C. Adolfo Cienfuegos y Camus.

"En la ciudad de México, a las cinco horas y cinco minutos de la tarde del lunes siete de febrero de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión, con asistencia de ciento treinta ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente paso el C. secretario Valadez Ramírez.

"Sin debate se aprobó el acta de la Junta celebrada el día cuatro del presente mes, y en seguida los CC. Porfirio del Castillo, Miguel Alonzo Romero y Jaime A. Solís, informaron, respectivamente, acerca del resultado de las comisiones que participaron al ciudadano presidente de la República, al Senado y a la Suprema Corte de Justicia la instalación de esta Cámara y que el día de hoy se celebraría la sesión de apertura del Congreso General.

"La Presidencia dio las gracias a las comisiones por el desempeño de su cometido.

"A las cinco horas y doce minutos de la tarde se levantó la sesión, para abrir, en su oportunidad, la de Congreso General."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

El mismo C. prosecretario, leyendo:

Telegrama procedente de "Culiacán, Sinaloa, 3 de febrero de 1921.

"Cámara de Diputados:

"Siendo imposible salida oportuna vapor, suplico que, dispensándome trámites, concédame permiso por quince días, con goce dietas, comenzando siete corriente. - Atentamente, Francisco Ramos Esquer."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Dispensados los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) Hay mayoría. Se concede.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

Telegrama procedente de "La Paz, B. C., febrero 5 de 1921.

"Honorable Cámara de Diputados. - C/o. oficial mayor Cámara.

"Faltando comunicaciones, teniendo arreglar asuntos distrito, suplico licencia, goce dietas, dispensa tratamientos, hasta mes y medio, ofreciendo, si posible, presentarme antes. - Respetuosamente, Enrique Von Borstel."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa,

sírvanse ponerse de pie, en el concepto de que son necesarias las dos terceras partes de los ciudadanos diputados presentes. Se dispensan los trámites. Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta si se concede la licencia al ciudadano Von Borstel. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) Se concede la licencia, por haber mayoría.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

Telegrama procedente de "Mérida, Yucatán, 5 de febrero de 1921.

"Presidente de la Cámara de Diputados. - México.

"Teniendo empeñosa necesidad permanecer en esta ciudad, suplico a esa H. Cámara se sirva concederme licencia indefinida para separarme cargo diputado, llamándose a mi suplente, ingeniero Gustavo Correa, que vive en esta ciudad. - Respetuosamente, Manuel Berzunza, diputado por el 5o. distrito de Yucatán."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión la licencia que pide el ciudadano Berzunza. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba en la forma que lo pide. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada, y se llamará al suplente.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"H. Cámara de Diputados. - México.

"El firmante, diputado al Congreso de la Unión por el 16 distrito electoral de Veracruz, respetuosamente manifiesta: que tanto su anciano padre, don Pedro G. Tello, como su hijo, Francisco de igual apellido, están enfermos en esta población, de gravedad, como es de ver en las testificaciones adheridas; que por tan penosa situación suplica a V. H. sea servida de otorgarle una prórroga, para presentarse, de 4 a 10 días, a fin de poder presenciar el curso de los males que aquejan a sus familiares; que como no pone en duda que se le conceda lo que en apremiante necesidad solicita, a V. H. reitera su atención como respetos.

"Orizaba, Ver., 5 de febrero de 1921. - Manuel Tello."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede la licencia al ciudadano Tello Romero. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se concede.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

Telegrama procedente de "Huimanguillo, Tabasco, 7 de febrero de 1921.

"Presidente Cámara Diputados.

"Asuntos urgentes familia impidiéronme estar hoy esa. Atentamente solicito esa H. Asamblea, con dispensa trámites, veinte días licencia, goce dietas, tiempo indispensable llegar esa capital. - Atentamente, diputado 3er distrito Tabasco, Fernando Aguirre."

"En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse indicarlo. Se concede.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Honorable Asamblea:

"Rafael V. Balderrama, diputado propietario por el 7o. distrito electoral del Estado de Chihuahua, ante vuestra soberanía, respetuosamente expone:

"Que teniendo asuntos de sumo interés que atender desde luego, respetuosamente pide se le conceda una licencia, sin goce de dietas, hasta por un mes, llamándose a su suplente, el señor Emilio Aguirre.

"Pide dispensa de trámites.

"Salón de Sesiones, a 7 de febrero de 1921. - Rafael V. Balderrama."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse indicarlo. Concedida, y llámese al suplente.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"El suscripto, diputado propietario al Congreso de la Unión por el 12 distrito electoral del Estado de Veracruz, ante esa H. Asamblea expone:

"Que en virtud de encontrarse enfermo e imposibilitado para regresar a esa capital, se ve en la necesidad de solicitar y, en consecuencia, solicita con todo respeto y con dispensa de todo trámite, una licencia hasta por treinta días, con goce de dietas, a partir del día siete del actual.

"Chicontepec, Veracruz, 2 de febrero de 1921. - Enrique Meza."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie, en el concepto de que son necesarias las dos terceras partes. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Concedida.

"H. Asamblea:

"Por ciudadanos de familia y el arreglo de

urgentísimos asuntos particulares, me es imposible concurrir desde luego a las sesiones extraordinarias que deben principiar el 7 del que rige.

"En esa virtud, atentamente suplico a la Representación Nacional se sirva permitirme que asista a las sesiones dentro de 20 días, concediéndome, al efecto, una licencia con goce de dietas por ese término, teniendo en consideración: que estuve en esa capital desde el mes de agosto hasta el último de diciembre, y que para permanecer en esa capital durante el período de sesiones extraordinarias necesito dejar arreglados aquí, mi familia y mis negocios.

"Oaxaca de Juárez, cinco de febrero de mil novecientos veintiuno. - Francisco Modesto Ramírez, diputado propietario por el 4o. círculo electoral de Oaxaca.

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo, en el concepto de que se necesitan las dos terceras partes de los ciudadanos presentes. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, se servirán indicarlo. Concedida.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Dictamen de las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales, 1a. y 2a. de Instrucción Pública y de Universidad y Bellas Artes, que consulta un proyecto de ley por el que se reforman el artículo 14 transitorio y la fracción XXVII del artículo 73 de la Constitución federal.

"A las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales, 1a. y 2a. de Instrucción Pública y de Universidad y Bellas Artes, fue turnado, para su estudio y dictamen, el proyecto de ley relativo a la creación de una Secretaría de Educación Pública Federal, enviado por el Ejecutivo de la Unión a esta Representación Nacional.

"Las comisiones estiman que no ha menester de preceder la parte resolutiva de su dictamen, de una amplia exposición de motivos, toda vez que el proyecto enviado por el Ejecutivo de la Unión contiene una brillantísima, en la cual, de una manera cabal, se estudian todos los aspectos que presenta el problema que, seguramente, dada la trascendental importancia de éste, habrá sido leída cuidadosa y detenidamente por todos los ciudadanos diputados.

"Abundando en las mismas ideas contenidas en la citada exposición de motivos, creemos que la creación de una Secretaría de Educación Pública, con jurisdicción federal, es decir, una verdadera Secretaría de Estado, viene a satisfacer un vasto anhelo nacional, mucho tiempo menospreciado, y que responde a la necesidad ingente de unificar nuestra anárquica legislación educacional, proveyendo por medio de un órgano oficial, integrado por especialistas en la materia, a la unificación de sistemas, programas, métodos y planes de estudio de los planteles oficiales, a fin de acabar con el desbarajuste existente en nuestra patria en materia de instrucción pública, y lograr así la educación integral y armónica de la niñez y la juventud nacionales.

"Los ataques que pudieran hacerse a la creación de la Secretaría de Instrucción Pública Federal, consistentes en que se atentaría contra la soberanía de los Estados, toda vez que, con su funcionamiento se invadirían facultades exclusivas de aquéllos, quedan destruídos con la sola consideración de que, en el texto de la reforma constitucional que se propone, se establece de una manera clara y terminante, categórica, que no deja lugar a duda, que: "...sin que estas facultades sean exclusivas de la Federación...", es decir: que la Federación no pretende quitar o usurpar esas facultades a los Estados, sino solamente colaborar con ellos, para mejor prepararla y más ampliamente votada, ayudarlos eficazmente en la titánica obra de educar e ilustrar al pueblo mexicano.

"La reforma constitucional afecta directamente al texto de dos artículos de nuestro Código Político: al 14 transitorio, en virtud del cual quedaron suprimidas las antiguas de Justicia y de Instrucción Pública y Bellas Artes, y el 73, respecto a facultades del Congreso de la Unión. Respecto al primero, la supresión debe quedar reducida a la Secretaría de Justicia; y respecto al segundo, la reforma debe introducirse en la fracción XXVII, que se refiere a la facultad del Congreso de la Unión "para establecer escuelas profesionales, de investigación científica, etcétera, etcétera", en el sentido de que es facultad del Congreso de la Unión legislar en toda la República en materia de educación y establecer escuelas de educación rural, elemental, superiores, secundarias o profesionales de investigación científica, etcétera, etcétera

"Por todo lo expuesto, nos permitimos someter a la ilustrada consideración de vuestra soberanía, para su discusión y aprobación, en su caso, el siguiente proyecto de ley:

"Artículo único. Se reforma el artículo 14 transitorio y la fracción XXVII del artículo 73 de la Constitucional Política de la República, en los siguientes términos:

"Artículo 14 transitorio. Queda suprimida la Secretaría de Justicia.

"Artículo 73. Fracción XXVII. Para legislar en toda la República en materia de educación y establecer escuelas de educación rural, elementales, superiores, secundarias y profesionales, de investigación científica, de Bellas Artes, de artes y oficios, museos, bibliotecas, observatorios y demás institutos concernientes a la cultura general de los habitantes de la República, entretanto dichos establecimientos pueden sostenerse por la iniciativa de particulares, sin que esas facultades sean exclusivas de la Federación. Los títulos que se expidan por los establecimientos de que se trata, surtirán sus efectos en toda la República."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, a 21 de diciembre de 1920. - Pedro de Alba. - José Luis Solórzano. - Aurelio Manrique, jr. - A. Cienfuegos y C. - Rafael Ramos Pedrueza. - J. B. González - José G. Zuno. - Leopoldo Estrada." - Rúbricas.

Está a discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Céspedes: Pido la palabra, señor presidente. Me permito preguntar a su señoría si se han llenado ya respecto de esa ley los trámites que señala el Reglamento, es decir, si ya ha sufrido este proyecto de ley, o mejor dicho, este dictamen, la primera lectura reglamentaria.

El C. presidente: Con fecha 21 de diciembre se dictó este acuerdo: se dispensan las lecturas, imprímase, y a discusión el primer día hábil. Es por esto que se pone a discusión en lo general y se suplica a las personas que deseen hacer uso de la palabra, que se sirvan pasar a inscribirse.

El C. Céspedes: Pido la palabra.

El C. presidente: ¿En pro?

El C. Céspedes: Voy a decir unas cuantas palabras.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Céspedes para hacer una aclaración.

El C. Céspedes: Quiero que vuestras señorías recapaciten un poco sobre la trascendencia que encierra el proyecto de ley a que acaba de darse lectura, porque, como todos vosotros sabéis, implica una reforma constitucional del artículo 14 transitorio y de la fracción XXVII de las facultades del Congreso de la Unión. El establecimiento de la Secretaría de Instrucción Pública, suprimida por la Constitución de 17, tiene, ofrece, mejor dicho, a la consideración de todos vosotros, aspectos muy dignos de tomarse en consideración y es necesario que en lo particular tengamos el tiempo bastante para poder ir a esa tribuna y recabar los datos necesarios para poder hacer una defensa o unos ataques con éxito al proyecto que se discute. Desearía que la Asamblea se sirviera aprobar, de consiguiente, la moción suspensiva de la discusión de este proyecto de ley, a fin de comenzar a discutirlo siquiera pasado mañana. Tengo el propósito de oponerme a este proyecto de ley, es decir, de defender en esta tribuna al artículo 14 constitucional transitorio, que consigna la supresión de la Secretaría, de instrucción Pública y Bellas Artes.

El C. presidente: Me permito interrumpir al ciudadano Céspedes para suplicarle se sirva presentar por escrito su moción, a efecto de que se discuta conforme al Reglamento, a fin de no perder el tiempo.

El C. Chapa: Pido la palabra para apoyar la moción suspensiva.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Chapa: Se trata de una reforma constitucional y es necesario recapacitar y estudiar bien el asunto, sin votarlo a la ligera. Soy también de los que creen que nos debemos oponer a esta reforma; sin embargo, no nos encontramos preparados para sostener la tesis contraria. Así es que suplico a sus señorías acepten la moción suspensiva para pasar a la discusión dentro de dos o tres días.

El C. Bojórquez: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Bojórquez: Quiero exponer algo relativo a la moción suspensiva que se ha presentado, a fin de encauzar el debate. (Voces: ¡Todavía no principia la discusión!) Pues pido la palabra para una moción de orden. Ciudadanos compañeros: Creo que no solamente el dictamen que acaba de ponerse a debate debe ser discutido después, sino todos los puntos que contiene la iniciativa del Ejecutivo, es decir, los catorce puntos que envió a esta Cámara el ciudadano presidente de la República, así como los dos adicionales que publicó posteriormente la prensa. En la primera sesión del período extraordinario debieron haberse leído las iniciativas del Ejecutivo con la documentación, con la exposición de motivos que envíe a la Representación Nacional para sostener sus iniciativas, y como todavía no se ha dado lectura a esa documentación y como tengo informes de que en la Secretaría de la Cámara no se han presentado tales documentos, yo suplico a vuestras señorías que mejor aprobemos una moción para pedir al Ejecutivo que envíe a la mayor brevedad posible las iniciativas a que se refieren la convocatoria para las sesiones a que fuimos citados. De esa manera se dará tiempo a los compañeros Céspedes, Chapa y demás que solicitan se suspenda la discusión de la ley que crea de nuevo la Secretaría de Instrucción Pública Federal, y tendremos tiempo también de enterarnos de lo que contienen las dieciséis iniciativas del Ejecutivo.

El C. presidente: Según informes recabados en la Oficialía Mayor, este proyecto de reformas a los artículos 14 y 73 constitucionales fue enviado por el Ejecutivo, y por lo mismo es de los proyectos de reformas que están incluídos en la convocatoria para este período de sesiones extraordinarias. se va a dar lectura a la moción suspensiva presentada por el ciudadano Céspedes.

El C. prosecretario Castrejón: La moción suspensiva del ciudadano Céspedes, dice así:

"El proyecto de ley que reforma al artículo 14 transitorio constitucional y la fracción XXVIII del artículo 73 del mismo Código político, comprende una materia de suma trascendencia para el importante ramo de instrucción pública del país, y ni encontrándose por el momento debidamente documentados los diputados, propongo:

"Suspenderse la discusión de la ley referida.

"México, febrero 8 de 1921. - E. L. Céspedes. - Pedro A. Chapa."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión la moción suspensiva del ciudadano Céspedes. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. presidente: Conforme al artículo 108 del Reglamento, las mociones suspensivas pueden dar lugar que las funde el autor, si lo quiere, y a que se escuche la voz de algún impugnador. Por lo tanto, tiene la palabra el ciudadano Céspedes, si es que él desea fundar su moción suspensiva.

El C. Céspedes: Es cierto que el artículo reglamentario a que alude su señoría, da derecho a que se hable sobre una moción suspensiva, ya por el proponente, ya por el impugnador o por los sostenedores de la misma; pero no es más que un derecho. Como no hay impugnadores en este caso, y como ya expresé algunas ideas sobre el particular, renuncio el uso de la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Pedro de Alba.

El C. De Alba: Honorable Asamblea: Entiendo que por una cuestión elemental en lo que se refiere a la mejor manera de aprovechar el tiempo en este período extraordinario, en el cual habremos de

tratar asuntos tan variados y múltiples que apenas si alcanzaría todo el período que desde esta fecha comienza hasta la época en que debe abrirse el período ordinario, debemos ser muy celosos en cuanto a que en cada sesión trabajemos como es debido. Los argumentos del ciudadano Céspedes son azas deleznables. Este es un asunto que ha estado en la mente de la mayoría de los diputados desde que empezó el período ordinario. Los que formamos parte de las comisiones a las que fue turnada esta cuestión, tratamos de hacerle ambiente desde un principio; recogimos opiniones dentro de la Cámara, de algunos de los compañeros aficionados a estos estudios o especialistas en ellos, e invitamos a muchas personas de fuera de la Cámara con objeto de que emitieran su opinión sobre la materia, para lo cual las comisiones oportunamente giraban circulares a la mayoría de los diputados, a fin de que escucharan la opinión de personas especialistas, como dije, en cuestiones de educación pública. El asunto se presentó a la Cámara en el mes de octubre, se imprimió, circuló profusamente en folletos que la misma Universidad Nacional mandó a cada uno de los diputados, en los cuales se hace un estudio bastante concienzudo y a fondo de la cuestión. Por otra parte la prensa, "El Demócrata" en varias veces, se ocupó en sus editoriales de este asunto; "El Universal" igualmente y "El Monitor" también discutió algunos aspectos principales de este proyecto de la creación de una Secretaría de Instrucción Pública; así es que la reforma constitucional es bien sencilla y se refiere exclusivamente a un punto que no hay que meditar demasiado: si se acepta o se rechaza. Se va a adicionar la fracción XXVII de las facultades del Congreso en el sentido de que el Congreso tenga facultades para legislar sobre educación pública en todo el país, y en ese sentido ya se ha dado lectura a este proyecto, y por lo mismo yo entiendo que nosotros debemos aprovechar el tiempo lo mejor que sea posible, puesto que ahora está a discusión la reforma constitucional; el proyecto de Ley Orgánica está ya sacándose por el empleado respectivo y se presentará firmando a esta Cámara mañana mismo para que se el dé la primera lectura. Así es que esta sesión debemos aprovecharla en discutir este asunto, que es bien claro, y no vayamos a perder el tiempo; hay muchos que ya tenemos formado un criterio en este asunto y son muchos los que se han interesado y han concurrido a las conferencias extra - Cámara que ha organizado la Comisión, y, por lo tanto, yo entiendo que deben tener una idea bien clara sobre la cuestión, y desde luego podemos entrar a discutir el asunto.

El C. Céspedes: Pido la palabra. Ciudadanos diputados: No hay de mi parte un propósito malsano de evitar que esta Cámara entre desde luego a tratar todos los asuntos que comprende el decreto de convocatoria del Ejecutivo. Mi mayor deseo es que esta Cámara, en el desarrollo de sus trabajos, observe la mayor cordura, la mayor sensatez, y sobre todo, la mayor serenidad de juicio en la resolución de estos problemas que tanto interesan a la República. Dice el ciudadano De Alba, miembro de las comisiones dictaminadoras que esta ley no reclama muchas meditaciones de la Cámara, ya que sobre el particular se ha emitido ideas desde mucho antes que este dictamen fuese presentado a la consideración de vosotros. No estoy de acuerdo con el juicio del compañero De Alba, porque este proyecto de ley entraña, como ya lo dije, una reforma constitucional que por sí sola debe merecer la atención muy detenida de esta Cámara. Efectivamente, el dictamen de la Comisión consulta la forma del artículo 14 transitorio constitucional y la reforma también de la fracción XXVII del artículo 73 del mismo Código político. En la reforma del artículo 14 transitorio de la Constitución, se consigna por las comisiones el restablecimiento de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. La revolución suprimió esa Secretaría por muchas razones, ya de carácter político, ya de carácter moral o de carácter revolucionario. En la Asamblea de Querétaro, cuando se trató este punto, se hicieron muy amplias consideraciones sobre el particular y se llegó al convencimiento pleno de que esa Secretaría no había respondido a su alta misión; no había respondido a su único fin, que era formar los elementos directores de la sociedad, pues en ella todo se resolvió durante los años en que estuvo establecida, a base de intriga, a base de política, a base de inmoralidades y de los mayores abusos, así como de los más criminales negocios que se efectuaron al amparo de la administración de Porfirio Díaz.

Muchas consideraciones pueden hacerse sobre el particular. La Cámara necesita meditar mucho sobre el caso, para que llegue a resolver de manera eficiente y concienzuda sobre si procede el restablecimiento de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. Con este problema, ciudadanos compañeros está también seriamente vinculada la soberanía de los Estados, por más que en el proyecto del señor Vasconcelos se diga que no se trata de atentar contra la soberanía de los Estados; en el fondo, señores diputados, no hay sino este problema tan espinoso y tan delicado: Los Estados, seguramente, al considerar, como tienen que considerar, estas reformas constitucionales por conducto de sus legislaturas, tendrán que oponerse siempre al restablecimiento de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, que no tuvo más jurisdicción que el limitado radio del Distrito Federal y de los Territorios, porque a los Estados nunca llegó la labor eficiente, la labor eficaz de esta Secretaría de Instrucción Pública. Yo quiero, con mi moción suspensiva, no precisamente que no se discuta este asunto, no, señores diputados; sino que se aplace siquiera hasta pasado mañana, con objeto de que podamos recoger todos los datos que sean necesarios para hacer claridad en este particular. Se trata de una reforma constitucional, y las reformas constitucionales no deben hacerse sobre la rodilla, señores compañeros; deben meditarse detenidamente para que la República, para que el pueblo que representamos, vea en nosotros que procedemos con calma en estos asuntos que son de carácter general y de carácter trascendental. Yo pido, señores compañeros, que aprobéis esta moción suspensiva, con objeto de entrar a discutir esta ley siquiera pasado mañana.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Bordes Mangel.

El C. Bordes Mangel: Cuando entre los numerosos asuntos que tiene que tratar el Congreso dentro de este período, no tenemos nada por delante

que tratar más que este dictamen ya formulado, vienen todavía presentándose mociones suspensivas, que nos hagan seguir perdiendo el tiempo. Yo abundo en las ideas del compañero Céspedes y del compañero Chapa: que este asunto implica una reforma constitucional y debe ser profundamente estudiado y bien conocido; pero es que los interesados en atacar o en defender esa reforma, han tenido desde el mes de octubre tiempo suficiente para estudiarla y hacérnosla conocer. ¿Cómo, pues, ahora se viene a presentar una moción suspensiva para que sigamos perdiendo el tiempo? Si había interés verdaderamente en este asunto, ese interés debió desarrollarse desde que el asunto fue conocido en la Cámara. El último trámite que recibió el dictamen tiene fecha 22 de diciembre, y para esta fecha ya se habían celebrado conferencias en el Salón Verde; se habían dado amplias explicaciones a los diputados, y en su bolsillo se hallaba un folleto impreso sobre el asunto. ¿Cómo, pues, ahora que se abre el período extraordinario, se vienen a interponer mociones suspensivas? Pido, señores, que por el decoro del Congreso y por la confianza que debemos tener, tanto en los probables impugnadores, como en los probables defensores, de que estudiaron ampliamente el asunto, procedamos desde luego a su discusión; no veo objeto para una moción suspensiva en estos momentos. (Aplausos.) Si la moción suspensiva se presentara sobre asunto que por primera vez llegase a conocimiento de la Cámara, estaría fundada; si la moción suspensiva se presentara sobre un asunto que fuéramos a comenzar a conocer, muy bien, deberíamos estudiar; pero es que se trata de un asunto que ya debemos tener bien estudiado, y si no lo tenemos bien estudiado, no lo tendremos tampoco bien estudiado dentro de cuatro o cinco días.

El C. presidente: No estando inscriptos más oradores en pro, tiene la palabra en contra el ciudadano, Siurob.

El C. Siurob: En vista de que no hay ningún orador inscripto en pro y que la Asamblea tiene un concepto formado sobre el particular, que seguramente dará por resultado que no sea aprobada la moción suspensiva, renuncio al uso de la palabra, para hacer uso de ella cuando ya esté a discusión el proyecto de ley

El C. presidente: Están inscriptos, además, en contra, los ciudadanos Castrejón, González y Moreno. Se va a consultar si el asunto está suficientemente discutido.

El C. prosecretario Castrejón: En votación económica se consulta si se considera el asunto suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. En votación económica se consulta si se aprueba la moción suspensiva. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. No se aprueba la moción suspensiva.

- El mismo C. prosecretario: Continúa a discusión en lo general el proyecto de ley. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Espinosa: Pido la palabra para hacer una aclaración. Para suplicar a la Comisión dictaminadora tenga a bien solicitar de la Asamblea permiso para modificar su dictamen en el sentido de que sea reformada también la Ley de Secretarías de Estado, a la que afecta de una manera directa la creación de esta Secretaría de Instrucción Pública, porque si no, después habría que tratar por separado el asunto y sería una nueva pérdida de tiempo. Yo creo que lo práctico es que, de una buena vez, se pida la reforma de esa Ley de Secretarías, creando allí mismo la de Instrucción Pública, y de esta manera se ahorrará tiempo.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar al ciudadano Espinosa que en la convocatoria para este período de sesiones está incluída también la reforma a la Ley Orgánica de Secretarías de Estado.

El C. Espinosa: Quiero ampliar un poco más mi idea. Está bien que por separado tengan que tratarse las reformas a la Ley Orgánica de Secretarías de Estado; lo que no quiero que se confunda es esta reforma a la creación de la Secretaría de Instrucción Pública: son dos cosas muy distintas. De seguro que en la nueva organización de las Secretarías de Estado, vendrán reformas enteramente ajenas a la creación de la Secretaría de Instrucción Pública, y aunque no fuese así, aunque dentro de esas reformas también esté incluída la que se necesita para crear la Secretaría de Instrucción Pública, yo lo que pido es que, por cuestión de orden, por cuestión de método, por cuestión de sistema, la Comisión dictaminadora en este asunto, de una vez por todas, incluya en su dictamen la reforma respectiva. Después, cuando venga la iniciativa del Ejecutivo sobre reformas a la Ley Orgánica de Secretarías de Estado, se tratarán en ella todos los asuntos que contenga esa iniciativa; pero ahora no hay que confundir las cosas. Esta creación es indispensable hacerla constar en la Ley Orgánica, porque de lo contrario, no puede correr toda su tramitación, es decir, pasar a las legislaturas locales de una sola vez, sino que ahora pasará a las legislaturas locales con motivo de la creación de la Secretaría de Instrucción Pública; después, cuando se reforme la Ley Orgánica de las Secretarías de Estado, también será un trabajo aparte, y lo que quiero, es que haga de una buena vez. (Voces: ¿Pido la palabra!)

El C. Manjarrez: ¿Una aclaración!

El C. presidente: El proyecto de ley a discusión se refiere a la reforma de la fracción XXVII del artículo 73 constitucional, y el asunto que trata el ciudadano Espinosa es enteramente distinto, toda vez que forma parte de la Ley Orgánica de las Secretarías de Estado. No puede, pues, involucrarse en este proyecto de ley nada que sea referente a dicha Ley Orgánica. El ciudadano Espinosa ahorraría tiempo si hiciera su proposición por escrito con objeto de turnarla a las comisiones respectivas a fin de que éstas tomen en consideración la reforma de su debido tiempo; ahora es inoportuno tratar sobre la creación de esa Secretaría. Están inscriptos en pro los ciudadanos Manjarrez, Salazar y Siurob, no habiendo oradores en contra. Tiene la palabra el ciudadano Manjarrez.

El C. Manjarrez: Si no hay contra, ¿qué vamos

a decir los del pro, cuando está en la conciencia de todos que es una necesidad nacional el establecimiento de una Secretaría que imparta la educación en toda la República? Yo necesitaría conocer los argumentos del contra para poderlos rebatir. De suerte que mientras no haya oradores del contra, suspendo el derecho que tengo de hablar en pro.

El C. presidente: De acuerdo con un artículo reglamentario, la Presidencia invita a la Comisión a que se sirva fundar su dictamen

El C. De Alba: Honorable Asamblea: Los escrúpulos manifestados o esbozados en cierta forma por el ciudadano Céspedes a propósito de su moción suspensiva, no dejan de tener en cierta manera alguna explicación. El señor Céspedes se refería principalmente a la supresión de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes; pero ahora, señores, se trata de algo enteramente distinto, no contrario, pero sí muy distinto. Yo ruego a sus señorías que se fijen en primer término en que se habla de una Secretaría de Educación Pública Nacional con facultades federales. Este proyecto de Secretaría de Educación Pública no se refiere principal y únicamente al ramo que antes se llamaba enfáticamente "instrucción"; en este proyecto se va a tratar sobre todo de hacer un órgano disciplinado y extenso que abarque esa hermosa palabra que ha entrado ya de lleno en todas las conciencias del mundo entero y que se llama educación nacional del pueblo. Así es que esa es la explicación, por si quedare en ustedes algún resabio en lo que se refiere a lo que fue la antigua Secretaría de Instrucción Pública, a la que, por otra parte, el señor Céspedes le hace un cargo gratuito, diciendo que sus beneficios no habían alcanzado sino los límites del Distrito Federal. No podía ser de otro modo aquella Secretaría de Instrucción Pública, porque por más esfuerzos que hicieron los que la fundaron, los que la dirigieron mucho tiempo, no lograron hacer que su alcance llegara hasta los más lejanos Estados de la República, sino que a la fuerza tuvo que circunscribirse al Distrito Federal, por lo cual era en cierta forma algo vicioso; se invertían cantidades fabulosas tal vez, para beneficiar principalmente al Distrito Federal. Ahora es al revés; ahora se va a tratar de difundir hasta donde sea posible la educación en todo el país. Yo quiero insistir sobre esta cuestión de la educación: no se va a tratar de despertar exclusivamente la inteligencia, no; se va a tratar de rebustecer las facultades lógicas únicamente de los que se educarán, bajo la égida de esta Secretaría de Educación Pública; se va a tratar de desarrollar una educación como se llama en estos tiempos, integral, bajo el punto de vista de todas las capacidades y de todas las facultades del individuo. Esta era una de las grandes aberraciones del período en que funcionó la Secretaría de Instrucción Pública, y con razón, señores, fue tan tremendamente satirizado, zaherido y lastimado aquel grupo que se llamó "científico", porque aquel grupo que se llamó "científico" creía, señores, que con el saber, que con la ciencia se hacía todo y se tenían facultades para hacerlo todo, para pasar por encima de las conciencias para envilecer a la juventud que se educaba, y en muchas ocasiones, muchas veces se creyó tal vez que con las grandes facultades intelectuales se tenía derecho hasta para asesinar. Así es que la Secretaría de Instrucción Pública va a hacer algo muy contrario; allí se va a tratar del desarrollo armónico de todo el organismo nacional, de todas las facultades, aquellas que antes de desdeñaban y de todos los problemas filosóficos relativos al hombre en general, como es el que se refiere a la intuición, el que se refiere a la voluntad y el que se refiere al instinto; de todas estas cosas se preocupará la Secretaría de Educación Pública y no exclusivamente de formar hombres de letras o de ciencia que a la postre han venido a representar un enorme, un inmenso fracaso para este país, que ya está cansado de científicos que no se preocupan seria y hondamente por los graves males de la nación. A propósito de este asunto, creo que viene a pelo tomar en cuenta algo precisamente por una coincidencia verdaderamente plausible. En estos días se me cuenta que un señor que desde esta tribuna se recreaba en la voz ampulosa de acto de comedia, escuchando sus tiradas de pseudo - clásico, el señor García Naranjo, que fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, nos ha zaherido a todos los que formamos parte de esta Legislatura. No he querido leer el artículo, porque no me interesa defender lo relativo a nuestra actuación en este Congreso, porque eso lo habremos de demostrar con los hechos; pero sí me interesa referirme a estos señores que ahora se toman la libertad hasta de vernos con un olímpico desprecio, cuando ellos siempre navegaron en la inmundancia y estaban corroídos de miseria intelectual. (Aplausos.) ¿Con qué derecho a nosotros, hombres de buena fe, improvisados al calor de estas luchas, se nos trata con la punta del pie, cuando no tenemos otra cosa que nuestra independencia, nuestro carácter y nuestra buena fe para tomar parte en las cuestiones de grave interés nacional, cuando representamos, bien o mal, superior o inferior, esta Cámara, pero somos los genuinos representantes de la voluntad nacional y habremos de corresponder a esta confianza con nuestro trabajo, y, como digo, no tenemos que darles cuenta a estos antiguos sátrapas que todavía debían estar callados y ocultos ante la magnitud de su desastre? (Aplausos ruidosos.) He hablado del gran fracaso del ideal científico y quiero referirme precisamente a esto, señores, a este falso terceto, a este falso cuadrilátero de hombres gambusinos, que siempre andaban a caza del oro y que siempre estaban como en la Roma que conoció Yugurta: dispuestos a venderse al primer comprador. ¿Por qué? Seguramente que alguien dirá que si uno de estos "ases" o uno de estos astros de primera magnitud de nuestra oratoria se encontrara en estos escaños, yo no me tomaría estas libertades. Yo creo que sí, señores, porque yo me considero únicamente con mi esfuerzo, con mi voluntad, con mi buena intención y con mis sanos antecedentes muy por encima de todos estos señores, como debemos considerarnos casi todos o la mayoría, o la absoluta totalidad de los que integramos esta Legislatura. Estos señores, que cuando la nación estaba lastimosamente enfangada, cuando en esa Secretaría de Instrucción Pública uno de los más graves males que se hacían era pervertir y corromper a la juventud, cuando nos deslumbraban con tiradas líricas y literarias y con ellas nos seducían cuando veníamos a esas galerías

el compañero Siurob, Garza, Escobar, Manrique y tantos otros y que algunas veces tal vez nos sentimos fascinados, nos sentimos atraídos por todo aquel juego de paradojas, por toda aquella fogosidad de oratoria, porque todavía no conocíamos hasta qué punto aquellos eran corrompidos; esos hombres hicieron graves daños a la nación, hicieron muy graves daños a la juventud que se educaba entonces en las aulas, porque era precisamente ministro de Instrucción Pública al señor García Naranjo, uno de los que más se preciaba de su altísima intelectualidad, y con ella nos quería deslumbrar a todos los que nos educábamos entonces y sorprender en cierta forma nuestra buena fe y sorprendernos por nuestra inexperiencia para adueñarse de la conciencia de la juventud y corresponderla, y esto, como dije, es uno de los más graves crímenes de que se puede acusar a esta gente. Señores, como dije antes, Querido Moheno y García Naranjo hablan de esta Legislatura como si fuéramos un rebaño de inconscientes. ¡Qué avilantez! ¡Qué cinismo se necesita para hacer estas afirmaciones, cuando ellos con toda su sabiduría lo único que hicieron fue hacer males inmensos a toda la nación! (Aplausos.) Cuando el general Huerta recorría este distrito convertido por él en un guiñapo lamentable bajo el punto de vista moral y material; cuando todo el mundo tenía la espada de Damocles cernida sobre su cerviz; cuando el pueblo miserable gemía ante aquel déspota, ellos entonaban loas; José Lozano en un banquete dado en Xochimilco llamaba a Huerta arquetipo, super hombre, su padre, llegó a decir... (Voces: ¡Pobre madre!) Cuando el general Huerta visitó la redacción de "El Imparcial", Salvador Díaz Mirón, en quien la juventud veía casi un semidios, corrompido por el ambiente de la prostitución huertiana, dijo que con la visita de Huerta a la redacción, había allí quedado oliendo a gloria. Y don Nemesio García Naranjo, que se burlara con una actitud tremenda del licenciado Pino Suárez en aquel famoso ensayo que tituló "El Peligro Azul", como contrarréplica a uno bellísimo de Jesús Urueta, en que se burlaba de Vásquez Gómez y llamó "EL Peligro Negro", García Naranjo se cebó en la personalidad de Pino Suárez, sin saber que más tarde él iba a dar una muestra de cursilería, retratándose como un lacayo de Huerta en un cuadro al óleo, almibarado con una banda de general que le había impuesto aquel hombre. Mientras que el pueblo, digo, gemia de hambre bajo la opresión y las persecuciones, Querido Moheno, como se cuenta en las leyendas del Renacimiento, mientras el pueblo se moría con la peste de Florencia, Bocaccio allá en las inmediaciones de Fiésole, divertía a la aristocracia de la ciudad, contándole bellos cuentos picantes sobre cosas demasiado escabrosas; así Querido Moheno lo hacía ante las desgracias del pueblo, sin que quiera yo comparar a Moheno con la inmensa figura de Bocaccio; él se entretenía contando chistes picarescos, mientras que toda la ciudad levantaba toda clase de protestas contra toda aquella canalla que estaba, que se había adueñado del poder.

El C. Díaz Soto y Gama: Así se habla, con claridad. (Murmullos. Aplausos.)

El C. De Alba: Decía yo que ese funesto mal de la educación unilateral bajo el punto de vista científico, desoyendo lo que se refiere a la parte social y a la parte moral del individuo, es una cosa que trata principalmente de remediar hasta donde sea posible este proyecto de la Secretaría de Educación Pública Federal; se trata precisamente de que no se vuelva a deslumbrar con el falso oropel, con la ampulosidad, con la teatralidad de hombres más o menos avezados a estas cosas para desfigurar o para justificar muchas veces crímenes horrendos, por medio exclusivamente de una oratoria más o menos fatua, más o menos fácil, más o menos convincente. Nos dicen que ahora no iremos a hacer nada; que somos inconscientes, que seguramente naufragaremos aquí en medio de una atroz anarquía y que a la postre no habremos hecho nada. Aquí cabría la vuelta por pasiva. ¿Y ellos qué hicieron? El gran triunfo, el gran triunfo nacional de este cuadrilátero, de esta cosa que llegó a formar hasta una especie de ambiente en la opinión pública nacional, el gran triunfo de este cuadrilátero fue conseguir que se erigiera en fiesta nacional el 2 de abril. Esta fue la gran labor parlamentaria de estos señores y, además, haber fomentado los cuartelazos, como el de Félix Díaz en Veracruz, que fue un aviso muy oportuno y que, sin embargo, estos señores parecían estar de plácemes con él, y si no hubiera sido, como dije alguna vez refiriéndome en esta tribuna a la figura de Jesús Urueta, si no hubiera sido por la inmensidad de este nuestro gran orador, que logró cambiar en un momento la opinión de las galerías de la Cámara, quién sabe si desde entonces hubiera ocurrido lo que más tarde hubo de desarrollarse en la decena trágica. Y entonces, ¿cómo luchaba Bordes Mangel, cómo luchaba Borrego, cómo luchaba Palavicini, cómo luchaba Cravioto contra todas estas acometidas? Con inteligencia también; pero su fe sobre todo estaba en el ideal, en sus convicciones, en su gran adhesión a la causa del pueblo. Pero esto no se quiso oír entonces, y tuvieron que sucumbir en cierta forma y tuvieron que doblegarse en muchas ocasiones ante las arremetidas de aquellos hombres que no tenían otro gran esfuerzo sino mirar hasta donde fuera posible a cada paso, a cada hora y a cada día los fundamentos del Gobierno constitucional. Así es que contra todas estas cosas, contra toda esta falsa tradición científica nuestra, contra la ciencia oficial, contra las celebridades confeccionadas en las antesalas, contra nuestros falsos sabios, contra los falsos líderes y eminencias en todos los sentidos en el ramo de la educación, es contra lo que se va a luchar en este proyecto de Secretaría de Educación Pública. Se va a hacer hasta donde sea posible una difusión de las modernas tendencias y modernos métodos educativos en todo el país, para que el hombre desarrolle sus conocimientos y su educación en cuanto se refiere a las facultades íntegras del ser humano, sin mutilarlas, sin presentarlas bajo un punto exclusivo, lateralizado en lo que se refiere a la instrucción y a la sabiduría mal entendida, a la que debe darse otra acepción, recordando la palabra francesa que significa en cierta forma prudencia y buenas maneras, y no exclusivamente la idea de saber, con el propósito muchas veces de ver qué mal se le hace al prójimo. Así es que entiendo que he cumplido con el precepto reglamentario para fundar lo que a esto toca. Creo, sobre todas las cosas, que

este proyecto de la Secretaría de Educación Nacional es un magnífico proyecto a fin de ir formando una comunidad de tendencias, de aspiraciones y de ideales en toda esta gran patria mexicana, que bien lo necesita, puesto que ahora estamos disgregados. Nuestro régimen federal en muchos casos puede compararse a un haz de cosas disímbolas que con mucha facilidad se disgrega. Esta Secretaría será un trait d'union, y bajo el punto de vista constitucional no tuvimos empacho en dictaminar favorablemente, porque hay fracciones donde se autoriza al Congreso para legislar sobre minas, correos, telégrafos, etcétera, y sobre una facultad de cosas en todo el país sin que los Estados se consideren lastimados en su soberanía. Más adelante expondremos hasta qué punto hemos sido escrupulosos en este sentido y se respetó la libertad actual y la futura de iniciativa de los Estados. Por lo tanto, en nada absolutamente se va a disminuir esa libertad, ni se atenta en forma alguna contra nuestro régimen federal. (Aplausos.)

El C. Céspedes: Pido la palabra para hacer una interpretación a la Comisión

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Céspedes: Muy atentamente me permito interpelar al ciudadano Pedro de Alba, miembro ponente de la Comisión, a fin de que se sirva decirnos en términos claros, precisos, cuáles van a ser las relaciones que la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes va a tener con el Departamento del ramo de Instrucción Pública de los Estados, y cómo compagina el ciudadano doctor De Alba, miembro ponente de la Comisión, la facultad que se va a otorgar al Congreso de la Unión para legislar en esta materia, con la facultad que, según él, deben tener también las legislaturas de los Estados para legislar en el ramo.

El C. De Alba: Yo celebro la interpelación del ciudadano Céspedes, porque la cuestión está muy bien dilucidada en el proyecto de ley. El proyecto de ley lo terminó la Comisión el viernes pasado; pero por cuestiones de días festivos y la apertura del Congreso, no lo sacó íntegro el mecanógrafo, porque es muy largo. Así es que si esto se hubiera subsanado a tiempo, todos los ciudadanos diputados tendrían en su mano un ejemplar de este asunto, en donde se habla en un capítulo especial de la suerte que correrán los departamentos ya existentes y la libertad en que quedan las legislaturas para legislar, porque el mismo texto que se está estudiando ya, habla de que no son facultad exclusiva de la Federación. Así es que, por ese sólo hecho, se deja en libertad a las legislaturas de los Estados para legislar en la materia. Por otra parte, en esta ley se va a hacer un esfuerzo sobrehumano, un esfuerzo extraordinario por instituir en toda la nación los consejos de Educación, por medio de los cuales desde el más humilde poblado hasta la capital de la República, tomarán parte en la cuestión educativa, en una forma casi absolutamente independiente, a tal grado, que establece la ley que en el futuro cuando esos consejos hayan demostrado su competencia, su laboriosidad, su idoneidad y su eficiencia, quedará casi toda la educación pública del país, en sus manos, y se logrará que la educación oficial, por decirlo así, pase a ser instrucción absolutamente particular, puesto que los consejos, en lo futuro, serán autoridades no solamente consultivas, como se estatuyen ahora, sino que también serán autoridades ejecutivas cuando estos consejos estén funcionando debidamente. Así es que yo creo que he contestado la interpelación del ciudadano Céspedes.

El C. Céspedes: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Céspedes: No me he inscripto en contra de este asunto, porque francamente he declarado en esta tribuna, al fundar mi moción suspensiva, que no me encontraba preparado suficientemente para el caso; pero como tengo muchas dudas sobre el proyecto que se discute, quiero que la Comisión se sirva sacarme de ellas para emitir mi voto a conciencia. La Comisión acaba de confesar por segunda vez, que los Estados, por conducto de sus legislaturas, tendrán atribuciones para legislar sobre instrucción pública, dentro de las fronteras de sus respectivas entidades, y en esta ley vamos a conferir también facultades para legislar en el ramo de instrucción pública en toda la República al Congreso de la Unión, y para manejar este ramo en toda la extensión de la República, a la Secretaría de Instrucción. El ciudadano De Alba no me ha aclarado perfectamente ese punto. Si, pues, se reconoce a los Estados la facultad que tienen de legislar en el ramo de instrucción pública, debo decirle que hay varios Estados, como Veracruz, que no sólo en leyes secundarias, sino en las primordiales, en su Constitución, han establecido no solamente la independencia del ramo de instrucción pública de todo Poder político, sino que han llegado a prestar un apoyo tan decidido a ese ramo, que lo han encomendado al ciudadano de un Consejo de Educación. El Estado de Veracruz, entre otros, ha gozado de una facultad que le otorga la Constitución de dictar disposiciones en todo lo que atañe a su régimen interior, de una manera enteramente independiente. ¿Qué va a hacer el Estado de Veracruz al ser gobernado en este ramo por sus leyes y también por las disposiciones del Congreso de la Unión? ¿No va a ser esto, en concepto de la Comisión, causa de anarquía? Más aún: la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes tendrá un presupuesto especial para ayudar, tengo entendido, ya pecuniariamente o ya con textos o con otros elementos escolares, a los Estados. Estos subsidios, estas subvenciones irán a los Estados para atender la enseñanza pública en las escuelas, que creo yo regenteará directamente la Secretaría de Instrucción Pública, y en las que seguramente no tendrá que ingerirse en nada el departamento relativo creado por el Estado respectivo. ¿Va a poder la Secretaría de Instrucción Pública hacer una labor eficiente, a obtener un resultado eficaz en todas estas escuelas, directamente regenteadas por esta Secretaría y adonde el Estado no tiene ninguna ingerencia? ¿Qué va a hacer el Estado respecto de estas escuelas? ¿Qué va a hacer con las suyas? ¿Cuáles van a ser, en fin, las relaciones de armonía que van a guardar esas distintas instituciones de enseñanza? ¿No va a establecerse una anarquía, no va a hacerse una de partidos políticos, como ya lo vimos en pasadas épocas con motivo de la Secretaría de Instrucción Pública, que tantos años funcionó? Entonces vimos el partido de los profesores

de las escuelas de Jalapa, del profesor Rébsamen, de los de las escuelas de México, que nunca llegaron a entenderse. En fin, ¿quiere decirme la Comisión cuáles son, en términos precisos, las relaciones de esta nueva institución con los departamentos respectivos de los Estados?

El C. Salazar: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Salazar.

El C. Salazar: Me voy a permitir hacer las aclaraciones que pide el compañero Céspedes. El fantasma de la soberanía de los Estados se levanta siempre que se trata de llevar una mejora a esos mismos Estados, porque tenemos un concepto de la soberanía, como si se tratase de satrapías completamente independientes completamente libres; pero cuando se trata de asuntos de la trascendencia de éste, debemos ser nosotros más liberales en el asunto. Estos puntos se han discutido ampliamente en la nación argentina. El senador Laíniz, en vista del porcentaje de analfabetismo que la nación argentina tenía, propuso una ley en el Senado, que tenía por objeto autorizar al Gobierno federal para establecer escuelas en todo el territorio, inclusive las provincias. Se le dijo entonces al senador que había propuesto esta ley, que invadía la soberanía de los Estados; se aplazó la discusión, y en 1905 acabó por concederse en esta forma: se establecen escuelas elementales y superiores en todo el territorio nacional, salvo en aquellos Estados donde los gobernadores se nieguen terminantemente a ello. En el proyecto que se ha presentado, con mucha atingencia no se trata de ir a imponer a fuerza a un Estado, las escuelas elementales. Claro está que el Gobierno, al tener esa facultad por la mayoría de los Estados, previo consentimiento de ellos, entonces legislará en las escuelas que él funde, sin mezclarse para nada en la dirección técnica del Departamento de Educación Pública respectivo que trabaje en el Estado. Por lo mismo, es una necesidad establecer esta reforma, por el enorme porcentaje que tenemos, ochenta por ciento, de analfabetos. Todos nosotros hemos predicado de pueblo en pueblo, que nos preocuparíamos por la educación, y es hasta criminal levantar la voz para ir en contra de este benéfico proyecto. Por una coincidencia, que es de aplaudirse, en este período de sesiones vamos a discutir la Ley Agraria y la ley relativa al establecimiento del Ministerio de Educación; es decir, vamos a atender no solamente al bien material, sino al intelectual; de este modo, habremos cumplido con nuestro deber, es una cuestión sencilla, no pongamos montañas, no hagamos de un grano de arena un chimborazo; vamos con serenidad a emprender el estudio de una reforma; a los Estados toca decir, aquellos que no quieran, aquellos que quieran seguir en el estado doloroso de atraso, si aceptan la responsabilidad en la Historia.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Señores representantes: No vengo a oponerme a la creación de la Secretaría de Instrucción Pública; quiero únicamente que la Comisión dictaminadora acepte una reforma que, en mi concepto, es verdaderamente indispensable si queremos ser consecuentes con el respeto a la soberanía de los Estados. Yo entiendo, señores representantes, que uno de los deberes esenciales del diputado, es el procurar que en manera alguna la Federación lesione esta soberanía, así sea a pretexto de los beneficios de la instrucción pública federal. Desde luego me declaro partidario entusiasta de la institución de la Secretaría de Instrucción Pública, porque hemos visto cómo la educación nacional y local ha sido un verdadero fracaso en las manos de los ciudadanos que la han tenido a su cargo hasta la fecha. ¡Muy lejos pues, de mí, el venir a atacar es su escencia el dictamen rendido por la Comisión, pero sí quiero que esta honorable Asamblea, velando por esta soberanía, haga una salvedad, que el dictamen sea reformado en estos términos "Artículo 73, fracción XXVII: Para legislar en toda la República en materia de educación y establecer, previo permiso de las legislaturas locales, escuelas de tales y tales naturalezas, etcétera", por esta sencillísima razón, que la educación pública a través de nuestra historia ha pasado por distintas fases, se han adoptado distintos sistemas y hemos visto cómo la Federación ha aceptado métodos de enseñanza verdaderamente retrógrados que no han estado a base de la pedagogía moderna, es decir, del procedimiento racionalista y científico. Si mañana o pasado la Secretaría de Instrucción Pública con este poder centralizador, sin taxativa de ninguna naturaleza, adoptase términos verdaderamente inconvenientes para el espíritu liberal de los pueblos del Sur y de los pueblos del Norte, entonces, señores, nosotros seríamos responsables de haber aceptado esta intromisión ilimitada del Centro en la instrucción pública de aquellos lugares; en cambio, poniendo la sanción que yo solicito de vuestra soberanía, queda de seguro relevada nuestra responsabilidad en lo futuro, porque dependerá de las legislaturas locales el aceptar estos sistemas de enseñanza federal o no. De allí que yo vea indispensable y necesario para el decoro de los Estados que representamos, que esta reforma sea aceptada por vuestra soberanía. Después de esto, señores, yo no tengo nada más que agregar, que en realidad debemos ahorrar tiempo y aprobar cuanto antes esta ley que no merecerá de seguro discusión de ninguna naturaleza, ya que está en la conciencia de todos nosotros que debe federalizarse la enseñanza; nada más suplico a los ciudadanos diputados que mediten, que piensen en la conveniencia de hacer esta salvedad: que sean las legislaturas locales las que den permiso para que la Federación pueda establecer escuelas de cualquiera naturaleza en los territorios de sus Estados (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Manjarrez.

El C. Manjarrez: Por fin, ciudadanos diputados, los revolucionarios están dispuestos, menos unos que otros, a ser revolucionarios. La revolución no consiste, señores diputados, en haber ido a los campos de batalla; la revolución consiste en venir a hacer reformas revolucionarias, reformas trascendentales a todos los sistemas carcomidos, a todos los sistemas que fueron la base y el fundamento de la dictadura. No valdría la pena, como lo decía muy bien el licenciado Vasconcelos, en uno de sus libros, no valdría la pena, ni siquiera la algarabía que formaron los revolucionarios si al fin de su triunfo

no sabían presentar una obra mejor que aquella que han destruído, y precisamente en materia educativa es lo que más, en lo que muchísimo más necesitaba el país una reforma trascendental. El porfirismo, la dictadura porfiriana, como todos sus sistemas, todo fue relumbrón, todo belleza en el exterior, pero nada en el fondo, nada en las masas, nada en ese pueblo que siempre estuvo mantenido ignoro, porque precisamente así convenía a las intenciones de perpetuación en el poder de la dictadura. Ahora la revolución necesita, al restituir el Ministerio de Instrucción Pública, como muy bien lo decía el señor doctor De Alba, no venir a instituir una Secretaría de Instrucción Pública para el Distrito Federal; no, ya el país está harto de tener muy buenos profesionistas, ya el país está harto de tener ingenieros y abogados que al fin no hacen más que engrosar el ejército de burócratas, y, en cambio, tener a las masas ignoras en todo el país. La Secretaría de Instrucción Pública Federal viene precisamente a corregir este grave yerro cometido por la dictadura, y a corregir también un yerro mayor cometido por el carrancismo, que fue la abolición completa de la enseñanza. La Secretaría de Educación Pública Federal va a difundir en todo el país no sólo la enseñanza de la abogacía, no sólo vamos a crear profesionistas, sino que lo que se va a crear, antes que todo y sobre todo, va a ser buenos artesanos, buenos obreros; va a educarse al pueblo, va a desanalfabetizársele, va a hacerse que llegue la lengua castellana a los muchos millones de indígenas que no se han adoptado ni siquiera a la civilización que existe en la humanidad. Yo no me explico, señores representantes, cómo mi estimable amigo el diputado Espinosa, vino aquí a reclamar la soberanía, la soberanía de la ignorancia. ¿Pues que, es posible que alguna Legislatura pueda oponerse a que en su Estado vaya el pan de la enseñanza, vaya a difundirse eso que tanto hace falta en el país? No; es imposible creerse que la Legislatura de Chiapas, por ejemplo, pueda oponerse a que la Federación vaya a establecer escuelas. Por lo demás, en nada absolutamente se opone el proyecto que discutiremos después, puesto que en estos momentos sólo discutimos la reforma constitucional; oportunamente discutiremos las bases para la creación de esta Secretaría; oportunamente veremos la forma en que ha de quedar esa misma Secretaría; pero ya que se ha adelantado este debate, debo decirle al compañero Céspedes que en nada absolutamente va a lesionarse a la educación que imparten los Estados con la educación que impartirá la Federación. El mismo proyecto que presentó la Universidad Nacional establece que parte de las escuelas que hay establecidas y que quieran seguir estableciendo los Estados por su cuenta, y las que la Federación establecerá, esas escuelas serán reglamentadas por los consejos de Educación a que se refiere el proyecto a debate.

El C. Céspedes: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Manjarrez: Sí, señor.

El C. Céspedes: Con permiso de la Presidencia, voy a hacer una interpelación al orador.

El C. presidente: Tiene usted la palabra para una interpelación.

El C. Céspedes: Tengo entendido, ciudadano Manjarrez, que la Secretaría de Instrucción Pública debe tender - según el proyecto de ley que no he leído detenidamente-, a la armonización de tendencias, de programas, de métodos, en la enseñanza pública de todo el territorio nacional; en consecuencia, la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes que vamos a instituir, sí tendrá que meterse mucho, que imponerse, mejor dicho, con textos y disposiciones sobre la enseñanza de distinta índole en las decisiones que los Estados hayan dado o vayan a dar sobre el particular. Más todavía; con el establecimiento de la ley que usted defiende se lesionan intereses, ya que tenemos reconocida por la Constitución la libertad de tránsito, la libertad para emitir ideas, la libertad de reunión, la libertad de escribir, la libertad de mandar todos los delegados que se quieran a las distintas regiones del país a hacer prédicas sobre la Biblia que quiere propagar al señor Vasconcelos y sobre todo los conceptos que entrañan sus tendencias.

El C. Manjarrez: Permítame el compañero Céspedes que le diga, en primer término, que no está a debate la ley, sino que está a debate la reforma constitucional que permitirá el establecimiento de la Secretaría de Educación Pública Federal; en todo caso cabrán sus observaciones cuando se llegue a la discusión del artículo relativo de la ley, de la que ni siquiera se ha presentado dictamen por la Comisión respectiva. Pero solamente recordando el proyecto original, debo decirle al compañero Céspedes, que la federación nada va a oponerse a la instrucción que van a impartir los Estados si acaso, la Federación podrá efectuar cierta vigilancia con el objeto de que la enseñanza que allí se imparta sea uniforme, pero eso en nada ataca la soberanía de los Estados; en todo caso repito al ciudadano Céspedes lo que antes había dicho respecto a la observaciones que había hecho el ciudadano Espinosa: es preferible una y mil veces proclamar la centralización de la ciencia, que la soberanía de la ignorancia. (Aplausos.) Pero no se han fijado los estimables compañeros en esto: la fracción XXVII del artículo 73 constitucional concede a la Federación facultad: "Para establecer escuelas profesionales de investigación científica, de bellas artes, de enseñanza técnica, escuelas prácticas de agricultura, de artes y oficios, museos, bibliotecas, observatorios y demás institutos concernientes a la cultura superior general de los habitantes de la República..."

¿Cómo, pues, no objetaron los señores Céspedes y Espinosa, que fueron constituyentes, esta fracción, que se refiere al establecimiento de instituciones de educación superior, y sí vienen a ponerse a que se imparta la educación rudimentaria, la educación de artes y oficios? Pues entonces qué, ¿la Federación sí ha de tener derecho a impartir educación, pero solamente superior, y cuando se imparta la educación superior no se invade la soberanía de los Estados? ¡Quizá! para sacar abogados, para sacar ingenieros, para sacar, en fin, profesionales de gran talla, la federación tiene facultades; pero en cambio para ilustrar al pueblo, en cambio para llevar el pan de la enseñanza al proletariado, ¡allí si la soberanía de los Estados aparece grande como una montaña, como un fantasma que se cierne sobre las cabezas de los señores diputados! No, señores representantes; nosotros debemos ser

consecuentes, (Aplausos.) nosotros debemos ser consecuentes con el pueblo que nos ha mandado, y si, pues, repito, la Federación tiene derecho a impartir la educación superior, con tanta mayor razón tiene la obligación, no el derecho la obligación imprescindible de impartir la educación rudimentaria de enseñar a leer y escribir, de desanalfabetizar a ese pueblo, que más que otra cosa, más que los derechos supremos que haya, necesita sobre todo y ante todo la enseñanza, la instrucción para desanalfabetizarse. (Aplausos.)

Presidencia del C. CIENFUEGOS Y CAMUS ADOLFO

El C. Ramos Pedrueza: Pido la palabra como miembro de la Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra como miembro de la Comisión.

El C. Ramos Pedrueza: Ciudadanos diputados: He pedido la palabra como miembro de la Comisión, después de estudiar este proyecto en compañía de las personas que la integran, para una breve aclaración, que habrá de orientar el criterio de la Asamblea.

No se trata, señores, y de esto se penetra uno después de conocer a fondo y estudiar el proyecto del señor licenciado Vasconcelos, no se trata de una tutoría en los Estados en materia de educación pública; se trata de una ayuda y parece mentira que una cosa tan noble y tan necesaria como es la ayuda de la Federación a los Estados y a los municipios - algunos de los cuales carecen en lo absoluto de recursos para educar a los niños -, se discuta y se obstruccione en esta Asamblea. Se trata, señores, de ayudar, de fomentar, de socorrer a los municipios pobres o a los ayuntamientos cuyos recursos sean débiles para el fomento de la educación, y de esto nada más. La secretaría de Educación Pública, señores, según nos dijo el señor Vasconcelos muchas veces, según se desprende de su proyecto, no tiene intención alguna de injerencia, sino sólo de ayuda, de prodigalidad amplia y generosa para que a todas partes vaya la escuela, para que en todas partes se establezcan bibliotecas, para que hasta en los riscos más altos y en los lugares más apartados exista la escuela debidamente dotada con todos los elementos necesarios. Por otra parte, señores, es absolutamente necesario que la labor del maestro tenga aprecio en la República entera, porque es muy triste que a un maestro que tiene cinco años de trabajar en un Estado y cinco en otro, no se le reconozca su jubilación a su derecho a aumento de sueldo, por que no ha pasado esos diez años trabajando en un solo lugar y esto lo vemos hasta en los municipios actualmente: un profesor de Xochimilco no tiene derecho, según la Ley Orgánica actual, a que se le reconozcan sus diez o quince años de trabajo si ha estado cinco años en Xochimilco, cinco años en Tacubaya y cinco años en México, y esto es verdaderamente injusto. En todas partes, en todos los lugares de la República la labor del maestro debe ser estimada y reconocida y esta labor tiene que premiársele, lo mismo sea que preste sus servicios en la frontera, como en el Sur o en el Centro; en todas partes donde realice una obra educacional, el maestro, dentro del territorio nacional y amparado por la bandera tricolor, debe ser considerado como un benemérito y premiarse sus esfuerzos. Esto es lo que quiere el señor Vasconcelos, esto es lo que quiere el proyecto de la Secretaría de Educación Pública: que no haya fronteras en la enseñanza, porque no pueda hacerse la política casera y rastrera de municipios, sino que haya una franca, una más amplia orientación en la política ministerial haciendo a un lado estos organismos podridos para infundir la cultura en la colectividad, y esto, señores, sólo se realizará aprobándose cuanto antes y sin trámites ni discusiones inútiles este proyecto, teniendo la Asamblea la seguridad de que al aprobarlo, no aprueba la menor intromisión de la Federación en los Estados, sino solamente la ayuda copiosa, generosa, amplísima, para que los Estados y los municipios carentes de recursos, pueden, mediante el apoyo que la Federación les dé, vigorizar y enaltecer en todas partes la educación pública. (Aplausos.)

El C. secretario Castrejón: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se consulta a la Asamblea si considera el asunto suficientemente discutido. Suficientemente discutido. En votación nominal se pregunta si ha lugar a votar en lo general. Por la afirmativa.

El C. secretario Tirado: Por la negativa. (Votación.)

El C. prosecretario Castrejón: Votaron por la afirmativa 152 ciudadanos diputados.

El C. secretario Tirado: Votaron por la negativa cinco ciudadanos diputados.

El C. prosecretario Castrejón: Ha sido aprobado en lo general. Está a discusión en lo particular. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra en pro o en contra, sírvanse pasar a inscribirse.

"Artículo único. Se reforma el artículo 14 transitorio y la fracción XXVII del artículo 73 de la Constitución Política de la República, en los siguientes términos:

"Artículo 14 transitorio. Queda suprimida la Secretaría de Justicia."

Está a discusión primero el artículo 14 transitorio. No habiendo quien haga uso de la palabra, se consulta a la Asamblea si considera con lugar a votar el artículo 14 transitorio. Los que estén por la afirmativa ponerse de pie. No habiendo quien se haya inscrito para oponerse al artículo 14 transitorio, en votación económica se consulta a la Asamblea si lo considera con lugar a votar para después hacer la votación en una sola vez. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Se considera con lugar a votar y se reserva para su votación.

A discusión la fracción XXVII del artículo 73, que dice:

"Artículo 73. Fracción XXVII. Para legislar en toda la República en materia de educación y

establecer escuelas de educación rural, elementales, superiores, secundarias y profesionales, de investigación científica, de Bellas Artes, de artes y oficios, museos, bibliotecas, observatorios y demás institutos concernientes a la cultura general de los habitantes de la República, entre tanto dichos establecimientos pueden sostenerse por la iniciativa de particulares, sin que esas facultades sean exclusivas de la Federación. Los títulos que se expidan por los establecimientos de que se trata, surtirán sus efectos en toda la República."

El C. Huerta: Pido la palabra para una interpelación a cualquiera de los miembros que integran la Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Huerta: Quiero que alguno de los señores miembros explique qué se quiere significar con la palabra "entretanto", pues dice el artículo que se reforma que el Congreso tendrá facultad para legislar en toda la República en materia de educación y establecer escuelas de educación rural, etcétera.... "entretanto dichos establecimientos pueden sostenerse por la iniciativa de particulares..." ¿Quiere decirse con esto que tan luego como se puedan sostener por iniciativa de particulares, el Congreso no tendrá esa facultad de legislar?

El C. De Alba: Como miembro de la Comisión me permito....

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, ruega a los ciudadanos diputados ocupen sus curules. (Voces: ¡Nombres!)

El C. De Alba: Me permito contestar a la interpelación del señor Huerta en el sentido de que esa es la redacción del artículo constitucional, el desiderátum de los legisladores de Querétaro, que fue seguramente el de que la educación pública fuera emancipándose hasta donde fuera posible y llegara a manos de particulares en muchos de sus ramos. El proyecto de la Secretaría de Instrucción Pública Nacional o Federal prevé también el caso para cuando los Consejos de Educación Nacional hayan demostrado su capacidad, su idoneidad para tener en sus manos todo el organismo de la educación nacional. Así es que aceptamos este "entretanto" pensando que esa organización de los Consejos de Educación ramificada por todo el país puede muy bien tener en sus manos las cuestiones educativas ya sin la intervención de la Cámara de la Unión.

El C. Huerta: Señor presidente, quiero que el señor doctor de Alba aclare un poco más la interpelación mía. Yo quiero que quede bien explicado de una vez por todas si cuando los establecimientos ya puedan sostenerse por iniciativa propia, el Congreso ya no tiene esa facultad. Esa es mi pregunta, porque en la forma en que está redactado el artículo, es condicional: "Entretanto" tiene el Congreso facultades: "Para legislar en toda la República en materia de educación y establecer escuelas de educación rural, elementales, superiores, secundarias y profesionales, etcétera...." Pero una vez que se sostengan por la iniciativa privada, tal parece que el Congreso no tendrá esa facultad. Si esa es la intención, que quede consignado en el DIARIO DE LOS DEBATES para los efectos legales consiguientes en las legislaturas locales.

El C. De Alba: Yo creo que la confusión proviene de esto: que la Constitución en la fracción XXVII del artículo 73 se refiere a la facultad que ya tenía para establecer escuelas profesionales, es decir, la fracción XXVII se refiere al establecimiento de escuelas profesionales e industriales en toda la República, y por eso se propone esta aclaración de "entretanto" esos establecimientos que serán o que pudieren ser, llegado el caso, hasta universidades particulares, pasarán a manos independientes de la Federación y de ese modo ya no se legisla sobre este asunto que se refiere a la fracción XXVII de la Constitución, principalmente a escuelas profesionales, industriales técnicas y no en toda la amplitud que encierra el proyecto posterior, y como dije antes, en el proyecto posterior también se piensa en que algunos de esos Consejos de Educación ramificados por todo el país, lleguen a tener la organización y la capacidad suficientemente garantizada para quedar ellos como responsables sobre todo en cuestiones de educación.

El C. Salazar: Pido la palabra en contra del artículo 73 que presentan modificado.

El C. presidente: Sólo que el señor Espinosa se la conceda, él la tiene pedida desde antes. Tiene la palabra el señor Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Ciudadanos representantes: Empiezo por rectificar al ciudadano Manjarrez; él dice que le extraña que el que habla haya venido a oponerse a la creación de la Secretaría de Instrucción Pública. No he dicho eso, señores representantes. Yo lo único que he dicho es que debe ser esta creación de índole general, pero con la condición de que sean las legislaturas locales las que acepten el sistema de enseñanza federal en sus respectivas entidades. Las necesidades morales y políticas que hay para ello, voy a demostrarlas en seguida, o cuando menos, pretenderé demostrarlas ampliamente. Ya ve, pues, el compañero Manjarrez cómo es muy fácil emplear ese sistema viejo y no muy limpio de cambiar las ideas expuestas por los predominantes para venir a combatirlas en forma oropelesca sin llegar nunca al fondo de la verdad de la cuestión que se debate. Desde luego queda, pues, en pie que no vengo a oponerme a la creación de esta Secretaría de Estado; quiero únicamente que los efectos de esta Secretaría sean recibidos en los respectivos Estados de manera condicional y voy a demostrar por qué: Mucho habría que decir, ciudadanos representantes, para oponerse a la creación de esta Secretaría de Estado. En el DIARIO DE LOS DEBATES del Congreso Constituyente de Querétaro, el ciudadano ingeniero Félix F. Palavacini demostró hasta la saciedad que la Secretaría de Instrucción Pública en el tiempo de la dictadura había uno de los fracasos más grandes y uno de los instrumentos políticos que como pulpo había hecho sentir su influencia en todos los confines de la República; y decía el ciudadano Palavicini que aquella Secretaría había sido especialmente creada para rendir un tributo, un homenaje al ciudadano licenciado Justo Sierra. Y bien, señores, yo también declaro desde ahora, y sin confundir a las personas, que la Secretaría de Instrucción Pública que va a fundarse es para dársela al ciudadano Vasconcelos. (Siseos. Aplausos. Risas.) Es....

El C. Manjarrez: ¡La merece¡

El C. Espinosa Luis: Es claro que la merece Desde luego, señores, yo no tengo el buen criterio de confundir a las personas. Para mí lo mismo fue Justo Sierra ayer al frente de la Secretaría de Instrucción Pública, como podrá serlo ahora el ciudadano Vasconcelos, Hay más: soy uno de los más fervientes admiradores del plan del licenciado Vasconcelos, creo que si nos pusiéramos a buscar por medio de un plebiscito nacional persona capacitada y con méritos bastantes para dirigir esta Secretaría de Estado, es seguro que la mayoría de los sufragios estaría a favor del licenciado Vasconcelos. No vengo, pues, a discutir personalidades, señalo coincidencias. Al ingeniero Palavicini decía entonces:

"El Ministerio de Instrucción Pública es uno de los más grandes desastres administrativos que han existido en México. Se creó para premiar altos méritos de don Justo Sierra, eminente pensador mexicano, que viviendo y prosperando como intelectual en un medio completamente burgués, se conservó puro en el espíritu, grande en el corazón, generoso en los pensamientos y profundamente sabio en todas sus concepciones...."

Y más adelante dice:

".....Pues bien; para don Justo Sierra es creó aquella Secretaría. Cuando don Justo Sierra dejó de representar a la jerarquía intelectual, se noto inmediatamente que aquel hombre, que llenaba sólo toda la representación ministerial, dejaba huérfana de todo lustre y de todo brillo a aquella entidad de Estado, y entonces se conservó únicamente como un vulgar departamento administrativa. ¿Por que? Porque el ministro de Instrucción Pública no tenía ninguna función política, no podía tenerla y, sin embargo, es el esclavizado más directamente a la política. En el Ministerio de Instrucción Pública, en la forma actual, todos los cursos universitarios tienen que ser deficientes, porque está afectando a las influencias políticas del Gobierno. Por ejemplo, el secretario de Instrucción Pública tiene que conservar, como formando parte del gabinete, la armonía y la amistad con los compañeros de trabajo, y para no citar más que eso, puedo decir a ustedes que con frecuencia recibe el ministro de Instrucción Pública cartas recomendando al señor fulano que, revolucionario y patriota (?), venía tocando "La Cucaracha" o "La Valentina" en los campamentos revolucionarios, y se le recomienda por un ministro o por un general de alto prestigio, para que substituya a ese extranjero que está en la Escuela de Música y que se llama Rocabruna, porque ese violinista es un revolucionario y un patriota y debe substituir al extranjero Rocabruna. Este es el criterio de los que recomienda a individuos para Instrucción Pública; igualmente sucede en la Escuela de Medicina, Escuela de Jurisprudencia y en los demás planteles educativos. La única manera, la manera que encontré para defender a las escuelas superiores de esta influencia política fue declarar, apoyado en esto ampliamente por el ciudadano Primer Jefe, que la Universidad quedaría autónoma y que el profesorado debía seleccionarse en la misma Universidad, y como tenía todos los recursos suficientes para quedar libre, se le declaró abiertamente libre, y de este modo evitamos la intervención de la política en las escuelas superiores. No pude evitar que entraran muchos profesores en las escuelas superiores -esto es reciente-, incapaces de servir medianamente su cátedra; recuerdo que en México fue nombrado por mí un profesor para la clase de Economía Política, uno de aquellos recomendados de que he hecho mención, y habiendo pasado algún tiempo, se me presentaron los alumnos en masa, varias veces, a solicitar su separación; yo les manifesté entonces el compromiso político en que me encontraba. Los alumnos, jóvenes inteligentes a quienes hablé con toda franqueza, se dirigieron al profesor y le suplicaron que renunciara, porque no sabía. Le dijeron: "El ministro nos ha dicho que usted es un compromiso político....."

Esto, señores, que acabo de leer, no es una demostración de la inconveniencia de la institución por medio de las personas; es la demostración palmaria, palpable de un mal sistema, que no sólo se palpó en esa Secretaría, sino que lo palpamos en todas, absolutamente en todas las Secretarías de Estado: está en la conciencia de todos vosotros que no hay nada más funesto, que no hay nada más corrompido, que no hay nada más repugnante que el sistema, que el régimen administrativo de la República Mexicana. Es verdaderamente desastroso llena de indignación y de vergüenza el ir a una Secretaría de Estado a tratar cualquier asunto, ya sea particular, ya oficial, y el más superficial observador ve cómo tanto en la Tesorería General de la Nación como en la Secretaría de Gobernación, y en todas ellas, para no irlas enumerando, se pasean plácidamente, como por las frondas de un jardín paradisíaco, bellas y encantadoras señoritas, que no se les ve jamás ocupación ninguna; se ve la superabundancia ociosa e inútil de empleados, ¿por qué¿ Porque cada individuo que representa una gruesa partida oficial en la nómina, es un compromiso político, como dijo muy bien el señor Palavicini en el Congreso Constituyente de Querétaro: "No hay nada más triste, decía, que ver ese ejemplo en las oficinas públicas, de inacción, de indiferencia, de ver pasar el día con rapidez, con velocidad." Un empleado fuma plácidamente con las piernas cruzadas; otro lee una novela de Braemé o de algún otro autor cursi; otro está leyendo el diario y el otro cuenta un chiste más o menos colorado, al jefe, y así todos van sosteniéndose en estas instituciones públicas, que no son más que un enjambre, una madriguera adonde van a resumirse todos los parásitos de la sociedad, todos los fracasados en las luchas intelectuales, todo lo corrompió y todo lo podrido que tiene México. Yo estoy seguro, ciudadanos representantes, que si cambiáramos de sistema, con la mitad del número de empleados que actualmente existen en las Secretarías, bastaría y sobraría para despachar todos los asuntos que en esas Secretarías se despachan. Sería cuestión para ello de no hacer estos nombramientos a base de amistades, a base de compromisos políticos; habría que hacerlo a base de verdadera competencia y a base de verdadera honradez, y entonces, señores, la nación, oídlo bien, ahorraría más de diez millones de pesos al año, más, machismo más, suprimiendo a todos esos empleados que no sirven absolutamente para nada, y no hablo de la condición moral de estos ciudadanos, nada más de

su perfil de máquinas dentro de esas administraciones, porque lo otro más vale no meneallo. Ya todos vosotros sabéis qué clase de intrigas hacen estos señores por despachar aquellos asuntos para los cuales se les paga expresamente. Podría acatarse muy bien la creación de la institución que se discute, que no vendrá a ser más que un nuevo semillero de esta clase de parásitos de la sociedad, de esta clase de vividores del Presupuesto nacional; pero yo no vengo a oponerme, como lo dije antes, y que quiero que lo oiga una vez más el compañero Manjarrez, la creación de esta institución. Quiero demostrar un verdadero peligro para después llegar a la consideración de por qué debe aceptarse la condición que yo propongo a vuestra soberanía.

EL compañero licenciado Huerta infantilmente preguntaba que si los efectos de esta ley cesarían el día en que las escuelas tengan vida autónoma, es decir, puedan bastarse a sí mismas; no, señor compañero Huerta; usted lo sabe, cuando menos está obligado a saberlo, porque es abogado; esta ley que nosotros vamos a aprobar, sólo dejará de surtir sus efectos el día en que este Congreso la derogue; pero mientras tanto, aunque las escuelas profesionales, las escuelas superiores o las elementales de los Estados subsistan, la Federación, por medio de esta ley, tendrá siempre la fuerza bastante de hacer en los Estados lo que le dé su regalada gana en cuanto a instrucción pública Desde luego, señores, colocándonos por encima de todas estas mezquindades de los compromisos políticos, yo quiero que mentalmente nos coloquemos sobre una montaña de ilusiones y desde allí presenciemos la marcha del ejército de profesores que en nombre de la federalización de la enseñanza desparramará el ciudadano secretario de Instrucción Pública por todos los Estados. Cada ciudadano de estos sin consigna, sin compromiso, nada más por su modo de ser característico, será un representante de los intereses federales en los Estados, y no hay nada más odioso, con muy honrosas excepciones, que los empleados federales en los Estados. Yo reconozco la necesidad de la Federación de valerse de individuos enteramente afines al Centro para que vayan a desempeñar allí las funciones del Poder federal. Desgraciadamente, este mal no tiene remedio; pero esto no quiere decir, señores, que a estos males que yo señalo esté conforme en que se les agregue otro. Yo no quiero, no debo oponerme a la creación de este Ministerio, pero sí tengo el altísimo deber, como representante de la soberanía de mi Estado, de venir a señalar a todos vosotros el peligro que entraña la creación de este Ministerio en un forma absoluta y amplia como quiere hacerse, como lo propone la Comisión dictaminadora. Lo veis en cualquier sentido en la política: la Federación manda a un delegado a ver cómo se encuentra la situación política de un Estado para que, previo informe, resuelva qué debe hacerse, y yo os aseguro, ciudadanos representantes, que el motivo único de los fracasos en política que ha sentido el Centro lo debe única y exclusivamente a este procedimiento que yo benignamente calificaría de ironía. Porque, ¿con qué derecho, señores, va el Centro a convertirse en árbitro de los asuntos locales de los Estados? Desde luego la Constitución no da facultades para inmiscuirse en estos asuntos, se le da únicamente al Senado y no en las condiciones que el Senado se las ha dado o se las ha tomado, sino que se las da al Senado para que intervengan en los conflictos locales cuando lo Pida la Legislatura de gobiernos constituídos, no para gobiernos en formación; le da facultades terminantes y únicas a la Suprema Corte de Justicia, porque es a ella a quien se las da la suprema ley de este país. Sin embargo, un jefe militar que aquí no se ve, señores, porque aquí se vive en Jauja, aquí todo es dulce y todo es bello; pero los que han sentido la bota y el sable de un militar en un pobre pueblo del país, saben lo odioso que es un individuo de esos que representa todavía las viejas tradiciones del cacicazgo, porque este hombre con la representación que él mismo se da, con la fuerza de sus soldados, lo mismo viola el sagrado respeto de un hogar, que comete toda clase de atropellos contra aquellos hombres indefensos que no tienen más que ver humillada su dignidad, porque no se trata de una villanía cometida de hombre a hombre, porque detrás del militar está un centenar de soldados que respaldan su bárbara conducta, y así en los asuntos políticos y así en todo. Ahora, señores, ¿no pensáis que algún representante del poder federal en los Estados en materia de instrucción pública pueda ser, no porque se le diga, no porque se le pida, no porque se le exija, no creéis que pueda ser un representante de la intriga, una especie de fiscalizador de los actos de autoridades autónomas que no tiene que ver absolutamente nada con él, pero que servirá gustoso este papel tan bajo, para congraciarse con sus jefes? Probablemente no llegarán estos actos de espionaje hasta el representante de la Secretaría, pero sí llegarán, señores, a los empleados de cierta categoría, y ya sabéis todos vosotros qué influencia tan decisiva tiene todo esto en la vida social del país. Todos vosotros sabéis muy bien cómo es peleado un empleo federal en los Estados; algunos para conseguirlo no se paran, señores, en calumniar al hombre más honrado; no se detienen en pretender empañar la reputación más limpia de un ciudadano; a ellos no les importa la consideración del hombre que ha sabido conducirse bien en sociedad y cumplir con sus deberes; a ellos lo que les importa es el puesto, y para adquirirlo no aceptan barreras, no aceptan inconvenientes, no aceptan obstáculos. Y quiero señalar otro hecho: los profesores que vayan a desparramarse por todos los Estados de la República, no para dirigir precisamente escuelas, sino para tener los "huesos", pudiera decirse, hablando en términos vulgares, de la Secretaría de Instrucción Pública, serán hombres que no irán a esos Estados a base de competencia, sino que tienen que ir, a fuerza, en mil ocasiones, a base de favoritismo. Y entonces, señores, ¿qué será de los representantes de la educación pública nacional en los Estados¿ ¡Un verdadero desastre¡, tal como lo señala el ciudadano Palavicini. Y no se me diga, ciudadanos representantes, que los hombres han cambiado, porque, como dije antes, los hombres en este caso nada significan, sino que son las instituciones las que lo representan todo. Yo quiero creer, señores, que la instrucción pública nacional en las manos de los hombres del actual Gobierno iría por una senda segura, firme y próspera, pero,

¿quién me dice que mañana no será esta institución que ahora va a constituirse, uno de los más grandes fracasos nacionales¿ Yo quiero, ciudadanos representantes, que recapacitéis un poco sobre esto: no estamos legislando para ahora nada más, la Constitución es una ley que cuando llega a responder a las necesidades del pueblo para el cual está hecha no debe reformarse casi nunca, debe respetarse con santa veneración. Recordar desde luego que la Constitución de 57, tan rudamente combatida en los principios de su formación, tanto o más que lo que es ahora la de 17, sufrió a través de más de cincuenta años poquísimas reformas. La Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica promulgada por Washington desde hace más de un siglo, no ha sufrido más que quince reformas, que se conocen con el nombre de las Quince Enmiendas. ¿Por qué, señores¿ Porque estos legisladores hicieron labor de armonía, hicieron labor de conveniencia en sus leyes, y si en los Estados Unidos, federación compuesta de Estados de costumbres tan distintas, supuesto que allí hubo colonización inglesa, colonización española y colonización francesa, han sabido conservar a través de un siglo esa armonía en sus instituciones, se debe, oídlo bien, ciudadanos representantes, a que es una de las constituciones menos centralizadoras. Así pues, los Estados del Norte, los Estados del Centro y los Estados del Sur tienen enteramente opuestas unas a las otras. Los Estados del Sur tienen costumbres muy opuestas a las del Norte; sin embargo, el régimen republicano en los Estados Unidos no se ve interrumpido por estas turbulencias armadas como se ve en el nuestro, y el mal está en el origen institucional. Aquellos pueblos, al confederarse, quedaron todos ellos con leyes que respondían a sus propias necesidades, y, en cambio, nosotros hemos cometido el absurdo de querer obligar a todos los Estados de la Federación mexicana a que estén gobernados por las leyes enteramente iguales, enteramente idénticas, y de allí ha venido el fracaso de nuestras instituciones públicas.

Yo quiero antes que todo, ciudadanos representantes, dejar a salvo mi representación como diputado. Enhorabuena que hagáis lo que mejor os plazca, soy un decepcionado de la conciencia colectiva, no quiero haceros la ofensa de decir que de esta Cámara, sino de todas las Cámaras y de todas las colectividades. Yo pienso, como el político romano, que el senador es bella persona, pero el Senado mala bestia. Si he demostrado, señores.... (Murmullos.) Suplico al compañero Catalán que me interrumpe, que sea un poco más correcto ya que yo nunca he acostumbrado interrumpirlo. Si he demostrado, señores representantes, que en esta institución nada tienen que ver los hombres, sino la institución misma, yo os hago esta pregunta para que me la contestéis honradamente: ¿Quién de vosotros responde de que mañana la nación no estará gobernada por hombres que piensen de una manera opuesta a como piensan los hombres que gobiernan en la actualidad¿ ¿Quién puede responderme sinceramente que no será, que siempre será igual¿ Seguro que no, ciudadanos representantes En cambio, si aprobamos la creación de esta Secretaría de Estado, tal como lo propone la Comisión dictaminadora, debemos tener presente que seremos los responsables de esta institución, institución que será perdurable, institución que será duradera, porque no puede estarse reformando cada ocho días la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos. En sobre el punto que más quiero llamar vuestra atención: que penséis que esta ley no será un juguete, y aunque muchos pensarán que debe serlo, nosotros debemos tener por las leyes que hagamos, oídlo bien, -nosotros, más que nadie-, el más alto respeto, no sólo como en deber contraído como ciudadanos y representantes, de hacer respetar la ley y de respetarla, sino porque somos los creadores de estas leyes y estamos obligados a mantener su observancia y procurar que la mantengan y la observen todos los ciudadanos de la República. No es, pues, señores, un juego esta ley....

El C. Prieto Laurens: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Espinosa Luis, continuando: Nosotros aquí todo lo hemos prostituído, nosotros aquí todo lo hemos reducido a las más mínima expresión, y les hemos quitado a las cosas su alta significación, cuando en realidad la tienen.

El C. Prieto Laurens: Moción de orden, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Prieto Laurens: He pedido la palabra para una moción de orden, porque estimo que el compañero Espinosa está haciendo una crítica general de la iniciativa, y no se trata de eso en estos momentos; en consecuencia, pido a su señoría que suplique al orador que se restrinja al punto a discusión. (Murmullos.)

El C. Espinosa Luis. continuando: No acepto restricción ninguna, compañero. (Voces: ¡Muy bien¡ Aplausos.) Cada ciudadano representante tiene su manera de ser, y yo no tengo la culpa de que mi poca cultura y mi torpeza no me permitan exponer mis ideas en forma que plazca al ciudadano Prieto Laurens.

El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: No más a mí, compañero.

El C. Espinosa Luis, continuando: Yo estoy obligado a fuerza, a hacer especulaciones sobre distintas ideas afines al caso que se discute, para llegar a verdaderas conclusiones. Yo quiero, como es natural, demostrar con razones el por qué pido esta reforma al dictamen, pero ya hemos visto cómo Prieto Laurens, impacientado por el interés político, por el interés de grupo, por el interés de compromiso, viene aquí a precipitar problemas de verdadera trascendencia; por que estoy seguro de que la honorable Asamblea no pensará como Prieto Laurens en este caso. Siempre se ha hecho el cargo a esta Legislatura, tan ruinmente atacada, de que los representantes actuales no vienen aquí a defender los intereses populares, sino que vienen bastardamente a recibir los mil pesos mensuales. Yo siempre he protestado contra este concepto que muchos lo han considerado justo y que yo siempre lo he considerado una calumnia. A mí se me ha dicho: "La mayor parte de los actuales legisladores no son tales, no pueden serlo; hay entre ellos una indolencia absoluta por todas aquellas cosas que interesan a la patria; hay un desconocimiento de los principios legislativos mundiales; nadie tiene nociones de cómo se han constituído las leyes, cómo se han

organizado los pueblos a través de las edades y de las civilizaciones. Es claro, señores, pero ¿por qué hacer este cargo a nuestros compañeros, si no son todos hombres sabios y de una cultura exquisita, sí debemos reconocer que son todos ellos hombres de buena fe y que tendrán, como lo puedo asegurar, en esta ocasión de sesiones extraordinarias, una oportunidad brillantísima para demostrar su buena voluntad para resolver todos estos grandes problemas y no tendrán con la impaciencia del partidarismo a querer precipitar estas cosas, que si es cierto que el tiempo debe aprovecharse, también es cierto que problemas serios como éstos no deben festinarse y debe oírse la voz aunque sea de humildes representantes, como es la mía que nada vale, pero que siempre ha venido con buena disposición para desempeñar mi labor. (Aplausos.)

El C. De Alba Pedro: ¿Me permite el orador una interpelación?

El C. Espinosa: Sí, señor.

El C. De Alba: Como pudieran hacer alguna impresión los conceptos expresados por el señor Espinosa, en el ánimo de los ciudadanos representantes, me voy a permitir interpelar al señor diputado Espinosa, que ya que nos ha puesto a la nación americana como un modelo de federación tan absoluto, que me diga si sabe que en los Estados Unidos de América, funciona en Washington un departamento federal de educación que se llama National Bureau of Education, en donde se regularizan los programas, en donde se imparte ayuda a los Estados pobres, en donde se lleva la orientación más elevada del pensamiento y de las investigaciones científicas a fin de coordinar el gran esfuerzo de la nación americana.

El C. Espinosa Luis: Con verdadera satisfacción contesto a la interpelación del ciudadano doctor Pedro de Alba. Efectivamente, en Washington, la capital del Gobierno político de los Estados Unidos, existe la institución a que él se refiere, y esto no demuestra más que una cosa: que en los Estados Unidos esa institución es conveniente. Esto es dentro de la lógica absoluta de las cosas. Yo estoy también de acuerdo en que este departamento en México pueda ser bueno, si yo no me estoy oponiendo a la creación de esta Secretaría, lo he dicho cinco o seis veces, lo he repetido para que no quede la más ligera duda entre los ciudadanos representantes; no se trata, pues, de parangonar leyes, ni siquiera hacer éstas, ni de la adaptación de una ley a otra. Yo podría coronar mi respuesta con la siguiente: ponerle al compañero De Alba un ejemplo de imitación extralógica, pero no quiero hacerlo, porque tiene él cultura bastante para comprender que si una institución es buena en los Estados Unidos, puede no serlo en México; yo cito nada más la institución de los Estados Unidos como un respeto a la soberanía de los Estados a pesar de que allí son costumbres enteramente distintas y la federalización ha sido efectiva y la soberanía efectiva, cosa que nunca ha sido en México, pudiendo ser una hermosa realidad, ya que nuestros Estados tienen más o menos iguales costumbres.

El C. De Alba: ¿Me permite hacer una aclaración¿ Yo no he querido que se legisle a base de imitación, soy el primer enemigo de estas ideas: sino que el señor Espinosa citaba como un ejemplo de perdurabilidad y de prosperidad de las instituciones americanas, el hecho de que no se hubiera modificado su Constitución y que hubiera el respeto absoluto para la soberanía de los Estados; ahora me voy a permitir también, en este sentido, decirle esto: ¿está de acuerdo el señor Espinosa en que la Constitución política de un país debe reposar sobre tres o cuatro verdades establecidas y respetadas por todos, aunque en las particularidades lleguen a disentir; por lo menos, no está de acuerdo el señor diputado Espinosa en que entre nosotros la lucha contra el analfabetismo, la lucha contra el alcoholismo y la lucha contra el juego son necesidades apremiantes, urgentes y perentorias de toda la nación, y que para la consecución del bello ideal de estas cuestiones de luchar contra el analfabetismo, no debemos pararnos en el fantasma y en el mito de la soberanía de los Estados?

El C. Espinosa Luis: Procuraré, en el curso de mi peroración, dejar ampliamente satisfecho al ciudadano compañero Pedro de Alba. No solamente es indispensable tratar con toda atención estos problemas, sino que hay otros más graves, como es el de la salubridad, tan discutida y tan necesaria y que ya el doctor Siurob y otros compañeros médicos han puesto de manifiesto en esta respetable Asamblea; pero de la necesidad pública de hacer tal o cual cosa, ya se trate de la instrucción, ya se trate de la higienización nacional y de todos estos grandes y graves problemas de resolución verdaderamente urgente, yo no puedo menos que señalar la gravedad de violar la soberanía de los Estados su pretexto de imponer, de crear estas instituciones a base de necesidad pública. Yo, antes que todo, señores, soy legislador; no quiero, como antes decía, más que remarcar mis ideas por lo que hace al sistema, no por lo que hace a los hombres, que si fuera a tratar algo sobre esto último, yo desde luego diría que todos los hombres son falibles, y que aunque reconozco al ciudadano rector de la Universidad Nacional dotes bastantes, ciencia amplísima para desempeñar no sólo el puesto tan respetable que ahora tiene, sino aun la misma Secretaría de Instrucción Pública, esto no quiere decir, ciudadanos representantes, que yo no considere al ciudadano licenciado Vasconcelos, a Pedro o a Juan que mañana fuesen secretarios de Instrucción Pública, capaces de cometer verdaderos errores y capaces también de cometer las más grandes ignominias en los Estados, su pretexto de esta federalización de la enseñanza nacional; y esto no podrá negarlo ningún ciudadano representante. Nosotros, lo que hacemos es crear una nueva institución, que lo mismo puede servir para el bien, que para el mal nacional; y como yo veo así este problema, tal vez equivocadamente, vengo aquí a deponer todos estos prejuicios -si queréis llamarles así-, para poner a salvo mi responsabilidad. Desde luego, se me ocurre ponemos un ejemplo, y permitidme la franqueza que siempre he acostumbrado en todos mis actos, tanto públicos como privados: a pesar de estas facultades de intelectualidad que yo reconozco en el licenciado Vasconcelos, acaba de anunciar la reconstrucción, si es que puede emplearse esta palabra, de todo el grandioso monumento de la literatura clásica latina, griega y española para divulgarla por la República, como un medio de cultura;

y yo, en mi humildad, pienso que es uno de los más grandes disparates que puede hacer en estos momentos un rector de la Universidad, que pretende a fomentar la cultura nacional, porque si a muchos de vosotros, que de hecho tenéis cultura, os preguntara por los clásicos, ya no remontándonos a la antigüedad de la Grecia ni de la Roma, sino de la España, de los clásicos del siglo XVII, del siglo de oro, qué sabéis de ello, es seguro que un cincuenta por ciento me diría que no los ha leído. Así pues, ¿qué objeto práctico puede tener la buena intención del licenciado Vasconcelos al pretender difundir estos conocimientos clásicos en el pueblo mexicano? Ninguno. Yo pensaría que los cientos de miles de pesos o millones de pesos que vayan a gastarlo en otras obras, enteramente inútiles en mi concepto, debería de gastarlos la nación para mandar imprimir libros de texto y mandarlos a todos los ayuntamientos de la República, para fomentar así lo que más necesita el pueblo. (Aplausos.) Yo quisiera, ciudadanos representantes, que esos cientos de miles de pesos, o millones, se gastaran en imprimir obras que enseñasen lo muy elemental: a escribir, a leer y a contar, que es lo que con verdadera ansia necesita y anhela el pueblo mexicano. Pero, en cambio, señores, ¿qué tienen que ver los clásicos con nuestro medio ambiente cultural? Es un manjar que el pueblo no puede digerir, que no puede servirle para nada; en cambio, ya ven cómo el ciudadano rector de la Universidad, cuya buena fe ni siquiera pongo en tela de juicio, porque sería una ofensa a mí mismo, piensa cometer un error que yo desde ahora señalo. ¿Y quién nos dice también que en materia de instrucción pública, siendo él el secretario de este ramo, no pudiera cometer errores como éste? Es indudable que sí, ciudadanos representantes. Os he llevado al lugar en que quería colocarme para llegar a esta conclusión: si el ciudadano Vasconcelos, hombre de talento indiscutible, está próximo a cometer eso que yo llamo un error como rector de la Universidad Nacional, digo otra vez, dentro de la lógica, que puede cometer errores mucho más graves dentro del dominio de sus funciones de secretario de Instrucción Pública......

El C. Bojórquez: ¿ Me permite una interpelación?

El C. Espinosa Luis: Ninguna. Y si esto hace el licenciado Vasconcelos, que es hombre de talento, ¿qué haría mañana un Pedro o Juan que llegara al alto puesto de secretario de Instrucción, por el verdadero favor oficial, porque cantase o recitase con más o menos perfección "La Valentina" o "La cucaracha"?(Risas.) ¿Pero por qué no, señores? Hemos visto tantas cosas en México, que no debemos asombrarnos de esto y es, señores, lo que yo quiero evitar a toda costa; quiero, cuando menos, evitarme el bochorno, como representante de un Estado que en realidad es y será libre y soberano; que por mi complacencia, por mi mutismo en esta Asamblea, se apruebe este dictamen que va, de seguro, a invadir y a pisotear la soberanía de mi Estado, aunque se trate del muy noble y altísimo propósito de defender la enseñanza pública. De ahí, señores, la necesidad de que esta parte del dicta: se reforme como lo propongo, que el Congreso tenga facultad de legislar en toda la República, previa sanción de las legislaturas locales. Esta es la reforma que yo propongo a vuestra soberanía.

El C. Moreno: Es forzosa.

El C. Espinosa Luis: ¿Cómo no va a ser forzosa, señor licenciado Moreno? Usted sabe que las leyes son de efecto general e imperativo, que si nosotros no ponemos esta sanción que yo propongo, la Federación hará lo que le dé la gana en los Estados. (Voces: ¡Ahora no!) Es claro, es natural que ya no lo será; es lo que pido, es lo que estoy procurando. ¿Qué, porque las leyes federales se han hecho siempre dentro de un mismo molde, no pueden ahora seguirse moldes nuevos? Indudablemente que sí, ciudadanos representantes. ¿Qué de extraño tendría que yo levantara mi voz en esta tribuna para pedimos que en esta iniciativa se incluyera a todos los Estados de la República, menos al Estado de Chiapas, al que yo represento en esta Asamblea? ¿Qué tendría de raro? Sencillamente vendría a defender algo que para mí es un principio elevado, como considero que es el respeto a la soberanía del Estado que represento, pero ya véis que no llego hasta allí, podría hacerlo porque tengo derecho para ello; no pido más que este poco de respeto a la soberanía de los Estados: que se consulte en cada caso, antes de implantar allí el régimen de enseñanza federal, si las legislaturas locales, representantes genuinas del pueblo, consienten en que el Estado sea invadido por la instrucción federal. Esto es lo único que yo pido y estoy seguro de que si recapacitáis en ello, llegaréis a la conclusión, al convencimiento de que es una enmienda verdaderamente necesaria. (Murmullos.) Creo haber demostrado hasta la saciedad los peligros que entraña la aprobación de este dictamen con al amplitud que se propone. En cambio, señores, ¿por qué no hemos de hacer una obra buena? ¿Por qué no hemos de pedir un poco de respeto para los Estados? ¿Por qué no hemos de exigir que antes de que esta ley surta sus efectos en determinado Estado, la Secretaría de Instrucción Pública -que será el órgano por medio del cual se valga el Ejecutivo para implantar este sistema de instrucción en las localidades- se dirija a las legislaturas locales, pidiéndoles permiso para hacerlo? Será una forma correcta que aplaudirá la nación entera. Yo, pues, no puedo menos, ciudadanos representantes, sino esperar que muchos de vosotros - si no todos- respetéis la alta representación que tenéis. Se os ha mandado aquí muy principalmente para velar por la dignidad de vuestros Estados, y velando por esa dignidad es de aceptarse la reforma que yo propongo. Para ello no hay más que votar en contra de esta segunda parte del dictamen; yo me encargaré de que la votación se divida; de que primero se apruebe el punto que decreta la institución de la Secretaría de Instrucción Pública. Yo estoy enteramente de acuerdo con ello y creo que esta votación debe ser unánime; pero, en cambio, por lo que hace al segundo punto, yo os pido, por el bien nacional, por la dignidad de vuestros Estados, que votéis en contra, a afecto de que la parte del dictamen que combato sea reformada en el sentido que he propuesto.

El C. Salazar Juan B.: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Alba Pedro de: Como miembro de la Comisión.

El C. presidente: Para una aclaración tiene la palabra el ciudadano Salazar.

El C. Zalazar: Al margen del respeto que me merece todo pensamiento cuando es sincero, quiero levantar mi voz de protesta en contra de las palabras del compañero Espinosa, relativas a la cultura nacional. La cultura, señores, es como los vasos comunicantes: va siempre de arriba a abajo y adquiere el mismo nivel; no ha de venir de abajo a arriba; no, la Rusia calumniada, la Rusia bolchevique ha puesto al frente del Departamento de Publicaciones, escogiendo todas las obras de literatura universal, al inmortal Máximo Gorky. Nosotros, en nombre de la cultura mundial, no debemos admitir tal atentado; mientras haya un Quijote, un Homero, se salvará la humanidad.

El C. Espinosa: ¡Pero si no saben leer! (Risas.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Honorable Asamblea: Defender el punto a debate es para mí una convicción profunda, una convicción íntima de revolucionario; defenderlo contra las leyes anteriores -que en concepto de algunos compañeros, que deben ser profundamente respetables, pero que para mí no merecen ningún respeto cuando están por encima de ellos los intereses de los pueblos- es una profunda satisfacción también de revolucionario y yo levanto la vista y contemplo la extensión de la República, y viendo así, en conjunto, el panorama que se presenta a los ojos del observador intelectual, encuentro en los Estados, en los municipios, en la misma capital de la República, el más terrible de los fracasos en nuestra instrucción pública, de nuestra educación. Todavía más contemplo no sólo el ochenta por ciento de analfabetos, carga, pesado fardo en nuestra civilización, que vamos arrastrando con dificultad por entre este camino tortuoso de nuestra política, por este ascenso penoso, lento y cada momento interrumpido por descensos dolorosos hacia el pasado, y veo, señores, por encima de toda la respetabilidad de las Constituciones y por encima de todas las leyes que se hayan podido dictar por los congresos pasados, por encima de cualquiera otra cosa, el fracaso de la instrucción pública y la conveniencia para el pueblo de cambiar sistemas, de cambiar medidas, de erigir algo nuevo, algo que venga a satisfacer ese anhelo no sólo de los revolucionarios, sino de todo el pueblo, del cual nosotros nos hemos hecho eco en la protesta armada, para que se remedie esta ingente necesidad.

El C. Franco: ¿También el fracaso de la Federación, compañero?

El C. Siurob: Sabéis......

El C. presidente: Se ruega al ciudadano Franco no interrumpa al orador.

El C. Siurob: ¿Sabéis lo que yo observo en este examen de conjunto? Observo a los gobiernos de los Estados presa de la mayor apatía cuando se trata de la instrucción pública; observo a los ayuntamientos en medio de la más profunda anarquía administrativa, abandonando a los maestros de escuela al hambre y a la miseria; observo aun de parte de las mismas autoridades federales una lentitud abrumadora cuando se trata de llegar a la resolución de estos problemas que son vitales para la nación, y los males que el compañero Espinosa con justicia ha señalado a los ministerios, yo los encuentro también dentro de los ayuntamientos y los encuentro también dentro de los gobiernos de los Estados. Que me diga el compañero Espinosa si acercándonos a un Gobierno de un Estado, yendo a entrevistar al director de Instrucción Pública no encontramos muchas veces a un pedante, muchas veces a uno de los más grandes ignorantes, muchas veces a un malintencionado, si no encontramos en la mayoría de los casos a un viejo reaccionario encastillado, que ha vuelto a apoderarse de la brújula de los destinos de la patria que se llama la instrucción pública; que me diga si yendo al centro de cualquier Ayuntamiento de la República no encontramos la mayor apatía para fundar escuelas nuevas y el mayor interés en que haya el máximo de dinero sobrante para esos negocios de que nos hablaba el compañero Espinosa. No hablemos, pues, de inmoralidades en el Ministerio de Instrucción Pública; la inmoralidad existirá en el Ministerio de Instrucción Pública y existirá en los ayuntamientos y existirá en los gobiernos de los Estados, y esas inmoralidades se reflejarán sobre nuestra instrucción pública, como se reflejan sobre todos los actos de la vida nacional; se reflejarán mientras no haya suficientes ciudadanos que protesten con toda energía, mientras la prensa todavía use tapujos para denunciar los males de la Administración; mientras muchos de nosotros los diputados no podamos o no queramos hacer las debidas protestas por todos estos atentados que se cometen.

Pero ved y observad, compañeros, que mientras se cierran las escuelas por todos los gobiernos de los Estados; que mientras los ayuntamientos escatiman el dinero para los profesores, en cambio se abren las casas de juego, y allí tenéis el juego produciendo ochocientos mil pesos en el Estado de Chihuahua, y allí tenéis el juego en el Estado de Querétaro y en todos los ámbitos de la República, (Voces: ¡Aquí!) chupando la vida nacional; y allí tenéis esas tres calamidades: el juego, las loterías y las corridas de toros, chupando a la nación al derredor de cien o ciento cincuenta millones de pesos cada año, que arrebatan a todas sus fuentes de riqueza, que arrebatan a todas sus iniciativas de grandeza y de prosperidad. No es, pues, la inmoralidad un argumento en contra del Ministerio de Instrucción Pública; si queremos ser morales, si queremos moralizarlo todo, comencemos por el Municipio y acabemos por la Presidencia de la República, o comencemos por la Presidencia de la República y acabemos por el Municipio. Pero, señores, no es ésta la razón para oponerse al Ministerio de Instrucción Pública. Yo pregunto -pongo el problema con hechos, con hechos claros, con hechos terminantes-: ¿Los Gobiernos de los Estados tienen las cantidades suficientes? ¿Podrán fundar el número suficiente de escuelas que se necesitan para arrancar al pueblo del estado de analfabetismo en que se encuentra? (Voces: ¡No!) ¡Conteste cada diputado desde el fondo de su conciencia! (Voces: ¡No!) ¡No! ¿Los municipios podrán siquiera sacar a sus respectivos gobernados del estado de analfabetismo en que se encuentran? Tampoco, porque los gobiernos de los Estados les han restado los fondos

suficientes para que puedan sostener esas mismas escuelas. ¿Entonces cómo vemos a toda la República? Yo la veo, señores, como a un niño sediento de saber, ansioso de conocer, interrogando a su destino y que su destino no encuentra siquiera qué contestarle, porque en sus legisladores no encuentra el éco o no lo ha encontrado hasta estos momentos en los Ejecutivos locales, no encuentra la satisfacción de esas ambiciones y yo me figuro al pueblo de la República como un niño sediento de instrucción, hambriento de pan y que tiende las manos anhelantes hacia nosotros y nos pide eso que le hace falta. ¿Y nosotros fundándonos en la soberanía de los Estados vamos a negarle a ese niño, a esa generación de mañana, vamos a negarle el pan intelectual que debe ser el fundamento de su verdadera soberanía grandiosa como pueblo independiente, que va a formar la verdadera alma del patriota, que va a establecer las verdaderas bases de la nacionalidad mexicana? A dónde va a dar la soberanía de los Estados con esa ingente necesidad nacional, con ese grandioso grito que parte de todas las bocas revolucionarias, de todos los pechos que sienten y de todos los corazones que laten al unísono con el alma de la patria y que nos está pidiendo instrucción para los hijos del pueblo? Que me digan los compañeros que defienden la soberanía de los Estados: ¿en qué se lesiona la soberanía de los Estados con fundar allá una escuela?

El C. Zincúnegui Tercero: Ya está lesionada. (Risas.)

El C. Siurob, continuando: Que me digan en qué se lesionan con fundar allí una escuela. ¿Que los profesores van allá como espías federales? Aparte de suponer con toda anticipación una bajeza y una ruindad moral absoluta de parte de estos profesores que van a ir a los Estados y que ya se presupone que serán malos, cuando no tenemos ninguna razón para suponer que por fuerza tienen que convertirse en espías del Gobierno federal, esta no es una razón para ponerse a la modificación de este artículo constitucional. Decía yo: la necesidad nacional es de instruir a nuestras masas populares y para esa necesidad no bastan los esfuerzos del Estado, a esa necesidad no bastan los esfuerzos de los municipios. Está demostrado con hechos que en la Capital de la República, donde predomina la acción federal, hay una elevación intelectual muy superior a los gobiernos de los Estados. A nosotros nos sobran elementos, es decir, a la Federación le sobran elementos para poder coadyuvar en esta labor; ¿por qué vamos a impedir que la Federación realice esta obra de auxilio, esta obra de ayuda? ¿Por qué razones vamos a impedir que la Federación acerque la copa del líquido cristalino a esos labios que tienen sed o acerque la antorcha a esas inteligencias que se encuentran dormidas en el limbo de la ignorancia y en los antros nebulosos del analfabetismo?

El C. Rodríguez Guillermo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Siurob: Sí, compañero, con todo gusto.

El C. Rodríguez Guillermo: El orador acaba de decir que a la Federación le sobran elementos para auxiliar a los Estados y a los municipios a impartir el pan de la instrucción en beneficio de nuestro pueblo. Si no se necesita ir muy lejos, ciudadanos diputados; en la propia capital de la República hay más de ciento cincuenta mil niños sin instrucción, las escuelas están cerradas, va la madre mendigando de escuela en escuela a largas distancias, buscando donde colocar a sus niños y no encuentra dónde. Así es que si tantos recursos tiene la Federación, debe poner el ejemplo de instrucción bien organizada, a horas puntuales, porque si usted se toma la molestia de ir a cualquiera escuela de esta ciudad de México, verá cómo a las diez de la mañana no han comenzado las clases y sin embargo, yo lo invito a que vaya a cualquiera de los pueblos del Estado de Veracruz y vea que los gendarmes se encargan de recoger a los niños que no concurren a la escuela, porque allí hay escuelas para todos y en cambio la capital de la República no pone la muestra a los Estados.

El C. Siurob: El compañero no combatió en absoluto ninguno de mis argumentos Yo he dicho que la Federación dispone de los medios suficientes para esto y los medios suficientes consisten en lo siguiente: individuos intelectuales y dinero. ¿Se encuentran en la capital de la República individuos intelectuales para ayudar a los Estados, si o no? (Voces: ¡No!) Sí se encuentran. ¿Dinero en las arcas del Estado? Ya acaba de ver el compañero, cuando comenzó la discusión de presupuestos, que obteniendo una rebaja simplemente en el ramo de Guerra, que será de muchos millones de pesos, porque en efecto la rebaja puede llegar a un límite bastante grande en este mismo presupuesto, la Federación puede disponer de una cantidad de ocho o diez millones de pesos para este fin. ¿Qué es entonces, lo que falta? Falta uniformidad. La mala labor que observa el compañero se debe precisamente a la falta de cohesión en estos esfuerzos, a que unas escuelas dependen del Municipio. otras dependen de la Dirección de Educación Popular y otras dependen de la Universidad. Y precisamente eso es lo que se trata de unificar: toda esta labor; que toda esta labor marche al unísono y que se llenen todos los huecos que desgraciadamente existen con absoluto demérito de la instrucción pública, en toda la nación. Un reparo importante, una razón que pudiera hacer vacilar a los verdaderos liberales, ha puesto el compañero Espinosa, y tengo el deber de combatirlo desde esta tribuna. El compañero Espinosa dice: "¿Quién nos garantiza que mañana el Gobierno de la República no vaya a manos de la reacción y que de esa manera y por este mecanismo entreguemos una gran fuerza en poder del partido conservador?" Y yo le respondo al compañero Espinosa, que la mejor garantía de que no vendrá un Gobierno conservador a tener la hegemonía en las instituciones de la República, es la tendencia absoluta nacional; la tendencia de un pueblo joven que está en estos momentos evolucionando y que no es posible que pueda estar gobernado por hombres que lo lleven hacia atrás, sino por leyes sociológicas ineludibles, por leyes sociológicas fatales, tiene que estar gobernado por hombres que lo lleven adelante para poder conservar su cultura y para poder conservar las conquistas alcanzadas. Y esa tendencia fundada en leyes sociológicas absolutas, fundada en hechos incontrovertibles, fundada en nuestra vida nacional misma, ya que el poder no se ha conservado en manos del partido conservador, sino por momentos fugaces y

que rápidamente ha sido arrebatado, devuelto a las manos progresistas del partido liberal, que lo harán ir hacia adelante, es la mejor garantía en contra de la aseveración del compañero Espinosa; pero lo que dice el compañero Espinosa: "hay que pedir permiso a las legislaturas de los Estados". Si vamos a hacer esto, sencillamente fracasa en lo absoluto el ministro de Instrucción Pública y la federalización de la enseñanza. Recordad, no el celo, ya no el celo, nosotros los que venimos combatiendo y que combatiremos en su debido tiempo en la forma en que nos sea posible la abolición de todas estas ideas rancias apegadas al terreno de las ideas en virtud de las cuales pelean los pueblos de un lugar de España contra otro nada más por antagonismos de vecindad y que cada quien considera a su patria una ridícula porción de territorio en vez de considerar siquiera como un progreso la noción de patria; sin llegar a ese extremo, aun cuando son mis ideas, aun cuando las ideas socialistas consisten precisamente en borrar los límites de patria, y, por consiguiente, en pasar con mayor razón sobre todas estas pichicaterías de los Estados cuando no se trata de su régimen interior, sino cuando se trata de un auxilio, de una verdadera ayuda que tan necesaria es en todos los Estados de la República; sin llegar a estos extremos, me permito citar a los estimables compañeros el caso de cuando se fundaron las escuelas rudimentarias: un decreto de la XXVI Legislatura creó las escuelas rudimentarias en toda la República, se comenzaron a fundar las primeras escuelas, yo fui uno de los instaladores de estas escuelas; las que yo fundé en el Estado de Querétaro tenían más de seiscientos alumnos, y calculando que cada uno de los que fueron a fundar escuelas hubiera hecho la misma labor, resultaría simplemente con el corto número que estaba presupuestado en número de diez para cada Estado, un total de más de quince mil alumnos que por lo pronto recibirían instrucción. ¿Pero qué sucedió, ciudadanos diputados? Que Venustiano Carranza, celoso tiranuelo de Coahuila, el tiranuelo apegado a su autoridad que amaba tanto las facultades como a sus propias barbas (Siseos.) fue el primero que sugirió la idea de que la Legislatura de aquel Estado, que estaba supeditada a él mismo, dijera que no permitía el establecimiento de las escuelas rudimentarias y que aquello violaba el principio de la soberanía del Estado de Coahuila. ¿Vamos a seguir nosotros este ejemplo? ¡Vamos sencillamente a volver a los moldes del pasado? ¿Vamos a alinearnos dentro de la escuela del retroceso, que quiere que se respete, tratándose de la verdadera soberanía, tratándose de la verdadera grandeza popular, la sombra de la soberanía de los Estados, porque aquí no se trata de intervenir en su régimen interior, aquí no se trata de dictar leyes dentro del Estado ni usurpar funciones que legítimamente le corresponden al Estado, sino que aquí se trata de una ayuda que la Federación va espontánea y libremente a ofrecer al Gobierno de aquel Estado y que redundará en beneficio de aquellos propios gobernados? Este es el fondo del artículo y de la reforma constitucional que se propone. Los que en el Congreso Constituyente abolieron la Secretaría de Instrucción Pública fueron inexpertos revolucionarios conducidos por un grupo de reaccionarios que trataron de quitar a la instrucción pública todo el auge, todo el impulso, todo el empuje que quería darle la revolución; fue el mismo personaje siniestro de que hablaba el compañero Espinosa, que no pudiendo conservar ya el Ministerio de Instrucción Pública, prefirió que terminara en sus manos y no que continuara en manos mejores que lo hicieran cumplir con sus verdaderos propósitos, con sus verdaderas necesidades. Ahora no podemos tener ni siquiera la sospecha de que el actual Gobierno trata de crear la Secretaría de Instrucción Pública para darla al señor Vasconcelos; digo que no podemos tener siquiera esa sospecha, porque el actual Gobierno no ha dado motivo para que se sospeche de que trata de crear puestos para tener favoritos. Por otra parte, la personalidad del licenciado Vasconcelos está muy por encima de esto; el licenciado Vasconcelos estoy seguro de que si pensara que sobraba dentro de la Administración y que se trataba de crear una plaza especial para satisfacer sus ambiciones o sus deseos de mando, estoy seguro de que primero se retiraría de la Administración y daría las gracias el actual presidente de la República, antes que hacerse eco de esta sucia política que por fortuna ya paso a la historia y que esperamos que habrá pasado definitivamente, porque nosotros seremos los primeros guardianes de que la nueva política honrada y de verdadera rectitud sea un hecho en la República. Que haya yo venido a sostener el fondo de esta reforma constitucional y esta segunda parte del artículo, no quiere decir que haya yo venido a sostener la forma del artículo; en la forma del artículo sí no estoy de acuerdo, y suplico a la honorable Comisión que se digne tomar nota de lo que voy a decir en estos momentos: Me ha sido sugerido por dos estimables compañeros, que como yo están conformes en parte, que la forma en que este artículo está redactado es indebida. En mi concepto, los defectos de forma son dos: el primero, que dice: "para legislar en toda la República sin restricción absoluta en el ramo de Instrucción Pública", y debe decir, en mi concepto y en concepto de los estimables compañeros: "para legislar acerca de las escuelas que funde", y no para legislar en general, porque tanto equivaldría como a legislar sobre las escuelas fundadas por los Estados, sobre las escuelas fundadas por los municipios.

El segundo punto de forma es el siguiente: debe suprimirse la frase entrecortada que dice: "entretanto, dichos establecimientos pueden sostenerse por la iniciativa de particulares,..." porque equivale a que el Congreso renuncie a la facultad de legislar mientras los particulares establecen escuelas, y el Estado no puede renunciar a la facultad, no sólo a la facultad, sino a la obligación que nosotros le imponemos de asegurar la instrucción pública y aun el sostén de los niños pobres en toda la nación. Con estas dos modificaciones creo que el artículo en el fondo no puede ser más acertado no pude ser más loable ni puede estar más de acuerdo con los intereses nacionales. Yo, como revolucionario, votaré en favor de esta reforma, porque aunque aparentemente viniera a significar una centralización de poder en el presidente de la República, en realidad viene a significar una ayuda de la Federación para los Estados y los municipios en la tarea de redimir al

pueblo del analfabetismo. Vosotros todos sabéis que tengo derecho de hablar sobre esto, puesto que yo he presentado un proyecto de ley distinto de éste, que ha sido aprobado por vuestra soberanía, y en que se trata de establecer la obligación que tienen los particulares, que tienen fábricas, talleres, haciendas, para establecer una escuela por su cuenta en cada uno de estos establecimientos; esta es la parte que les corresponde a los particulares en la de desanalfabetizar a la República. De manera que señalada la parte que les corresponde a los particulares, señalada la parte que les corresponde al Estado y la que le corresponde al Municipio, nosotros debemos señalar ahora la parte que le corresponde a la Federación en esta vastísima labor, en esta grandísima labor de levantar a la República sobre su nivel moral y hacer la verdadera patria de mañana. No otra es mi aspiración de revolucionario y por eso yo pasaré sobre todas las leyes que han señalado algunos oradores, y teniendo la vista en alto, solamente en los intereses populares, daré mi voto afirmativo con las modificaciones que yo propongo y que no hacen más que sintetizar mejor el concepto que nos hemos formado de la federalización de la enseñanza.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Salazar Juan B.

El C. Salazar: Hay que orientar definitivamente el sentido de la discusión; no está ya a debate la necesidad de crear la Secretaría de Educación Pública Federal, puesto que ya aprobamos en lo general esta proposición, esta reforma; estamos discutiendo el artículo 2o., el artículo 73. Estudiando nosotros detenidamente la forma del artículo y con objeto de evitar herir la susceptibilidad de los Estados en lo que representa a la soberanía, nos hemos permitido hacer algunas modificaciones de forma y una modificación de fondo relativa a la supresión de un párrafo, al que hizo una acertadísima observación el compañero Huerta. Respecto a la modificación de forma, el compañero Teodomiro Gutiérrez y el que habla, nos fijamos que en el artículo a referencia se cita primero este párrafo: "para legislar en toda la República en materia de educación". Esto parece a primera vista que quita la facultad de legislar a los Estados, aunque después hace una aclaración, pero es preciso que nosotros pidamos esa facultad para el Congreso, porque los Estados tienen la facultad de legislar y nosotros no podemos mezclarnos en esos Estados. Por consiguiente, hemos hecho esta redacción:

"Para establecer escuelas de educación rural, elementales, superiores, secundarias, profesionales, de investigación científica, de bellas artes, de artes y oficios, museos, bibliotecas, observatorios y demás institutos concernientes a la cultura general de los habitantes de la República y legislar en todo lo que se refiere a dichas instituciones, sin que esas facultades sean exclusivas de la Federación. Los títulos que se expidan por los establecimientos de que se trata, surtirán sus efectos en toda la República."

Es decir, a las que funde la Federación en territorio de los Estados. La misma Comisión, para evitar dificultades, la misma Comisión, si medita el asunto, y el compañero Cienfuegos, miembro de la Comisión, que también nos sugirió esta idea, entendemos nosotros que aceptarán lo indicado.

El C. Padilla: Para una aclaración. Según la reforma que propone la Comisión: se quita, entonces, una facultad al Ejecutivo; porque el establecer escuelas debe ser facultad del Ejecutivo; la legislación sobre el establecimiento de escuelas es lo que corresponde a la Cámara. ¿No quisiera la Comisión decir mejor: ¿para legislar sobre el establecimiento de escuelas, etcétera? luego más adelante, para legislar sobre las escuelas que se han establecido, no dice nada más la parte relativa, y así parece que se quita una función meramente ejecutiva.

El C. Salazar: ¿Me permite usted? La Facultad es del Congreso, compañero.

El C. Padilla: ¿De establecer las escuelas? ¿Para cada escuela que se va creando, el Congreso tiene que dictar una ley?

El C. Salazar: Pido a la Secretaría que lea el artículo relativo.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"De las facultades del Congreso.

"Artículo 73. El Congreso tiene facultad:

"XXVII. Para establecer escuelas profesionales de investigación científica, de bellas artes, de enseñanza técnica, escuelas prácticas de agricultura, de artes y oficios, museos, bibliotecas, observatorios y demás institutos concernientes a la cultura superior general de los habitantes de la República, entretanto dichos establecimientos puedan sostenerse por la iniciativa de los particulares, sin que esas facultades sean exclusivas de la Federación. Los títulos que se expidan por los establecimientos de que se trata, surtirán sus efectos en toda la República."

El C. Padilla: Pero se refiere a escuelas de educación superior; tratándose de escuelas de educación elemental, no está en la facultad, y aquí la ley se refiere también a las escuelas de educación elemental.

El C. Salazar: Eso implica la adición, compañero.

El C. Padilla: Entonces tendría en cada caso que legislar el Congreso para crear cada una de las escuelas elementales que se fundaran.

El C. Salazar: En general. (Murmullos.) No se legisla para una escuela, compañero; se legisla para todas.

El C. Padilla: Ya lo sé; pero aquí parece que la ley lo que quiere es que las escuelas profesionales, es decir, en aquellas donde se expiden títulos, el Congreso tenga facultad para establecerlas; pero en las escuelas elementales sería una dificultad para el Congreso de hacer que en cada caso tuviese que dictar una ley para establecer una escuela. Es cierto que conforme a la ley de presupuestos, se dicta el establecimiento de las escuelas, pero no se fija sino en globo.

El C. Salazar Juan B.: Me voy a permitir leer otra vez.

El C. Huerta: Señor presidente: Yo me permito sugerir esta forma de redacción: "para legislar en toda la República sobre educación elemental superior, etcétera". De esta manera se quita la traba del establecimiento de las escuelas; simplemente dejar al Congreso la facultad de legislar, aunque sea el Ejecutivo el encargado de establecer las escuelas.

El C. Salazar: Es cuestión de detalle. Respecto

al párrafo que nos proponemos que se suprima y que a la letra dice así: "entretanto dichos establecimientos pueden sostenerse por la iniciativa de particulares."

Este párrafo es, sencillamente, impracticable, es un error no sólo pedagógico, sino democrático, me atrevería a decir. Los factores educativos para fomentar la educación son: la familia y la sociedad, pero la sociedad por sus organizaciones, que son los poderes, que es el Estado con sus poderes: Ejecutivo y Legislativo especialmente; por consiguiente, nosotros nunca llegaríamos a hacer que las escuelas queden en manos de particulares. Durante mucho tiempo las escuelas, la cultura general estuvo en manos de unos cuantos, estuvo enclaustrada, se reducía a determinado número de personas; fue preciso que un movimiento revolucionario trajese la expansión de la cultura popular y diera al Estado la dirección de esas escuelas; fue necesario el momento de la Revolución francesa. Una vez que la escuela se democratizó, que ya no fue nada más un privilegio de unos cuantos, sino que se hizo popular, entonces el Estado contrajo la responsabilidad de velar por la cultura del pueblo. En otra etapa más elevada encontramos las unversidades que sí sostiene el Estado, pero que deben independerse; por cuantos medios sea posible debemos crear la universidad autónoma, la universidad que tenga responsabilidades, donde no haya ningún color político, donde se acepten todas las ideas filosóficas, donde se discuta lo mismo a Buda que a Jesús, a Sócrates, Platón, Foillet, Boutrout y Bergson: ese es el ideal de la cultura moderna. Por consiguiente, debemos procurar que ese párrafo desaparezca, porque es un error de doctrina y un error desde el punto de vista científico. Nunca, decía, estará la escuela en manos de particulares solamente; sería tal cosa un desastre y llegaríamos a lo inconcebible. Queda la facultad a los particulares para establecer escuelas primarias; pero no debe quitarse esa facultad al Gobierno, porque no es una merced que concede, sino es una obligación, y a eso tiende la organización de la Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes. Que quede, pues, así tal como está.

El C. De Alba: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano De Alba.

El C. De Alba: La Comisión está de acuerdo en hacer algunas modificaciones en el texto de este proyecto de reformas constitucionales y, al efecto, cambiará las impresiones del caso con los ciudadanos Espinosa, Salazar y Siurob, a fin de presentar ante esta Asamblea, el proyecto de ley en la forma que no suscite, si es posible, ninguna contradicción, ni un sólo voto en contra.

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra para una brevísima explicación.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa Luis: Especialmente me dirijo a la Comisión dictaminadora y también a toda la Asamblea, para que sepa que estoy enteramente de acuerdo con la proposición presentada por el ciudadano doctor Siurob, es decir, que el Ejecutivo sólo tenga jurisdicción en las escuelas que él establezca en los Estados, dejando absolutamente a salvo las escuelas locales. (Voces: ¡Así está!)

El C. prosecretario Castrejón: Se consulta a la Asamblea si se permite a la Comisión retirar el artículo para reformarlo. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se concede el permiso.

El C. presidente, a las 8 p.m.: Habiendo llegado la hora reglamentaria, se levanta la sesión y se cita para mañana a las cuatro de la tarde, con la misma orden del día de hoy.