Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210427 - Número de Diario 36

(L29A1P1eN036F19210427.xml)Núm. Diario:36

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 27 DE ABRIL DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I.-PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II.-NUMERO 36

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

27 DE ABRIL DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior. Rinde la protesta de ley el C. Manuel Gutiérrez Aguilar, diputado suplente por el 5o. distrito electoral de Jalisco.

2.- Se recoge la votación pendiente que se refiere al artículo 1o. del proyecto de ley sobre fraccionamiento de latifundios, siendo aprobado. Usan de la palabra para hechos varios ciudadanos diputados.

3.- A discusión el artículo 2o. del mismo proyecto de ley; se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. VASCONCELOS EDUARDO

(Asistencia de 131 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5.50 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veintiséis de abril de mil novecientos veintiuno. - Periodo Extraordinario.

"Presidencia del C. Eduardo Vasconcelos.

"En la ciudad de México, a las cinco y cincuenta y cinco de la tarde del martes veintiséis de abril de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.

"Se aprobaron, sin debate, el acta de la sesión celebrada el día anterior y una solicitud del C. Serrano Hermosillo para que se le conceda licencia por un mes quince días, sin dietas, y se llame al suplente.

"Informo del resultado de la comisión que asistió a los funerales del C. diputado Atanasio Gutiérrez, el C. Arturo Alarcón.

"Continuó la discusión del artículo 1o., reformado, del proyecto de ley sobre fraccionamiento de latifundios.

"Hablaron en contra los CC. Francisco Castillo, Borrego y Jaime A. Solís, y en pro el C. Reynoso Díaz.

"A nombre de las comisiones se produjeron en apoyo del precepto los CC. Soto y Gama y Siurob, contestando ambos interpelaciones, el primero de los CC. Huerta, Esparza Martinez y Luis Espinosa, y el segundo del propio C. Espinosa y del C. Jaime A. Solís.

"Hicieron aclaraciones los CC. Israel del Castillo, Soto y Gama y Luis Espinosa.

"Leyendonse los artículos reglamentarios 112 y 115, el primero a moción del C. Rodríguez Gómez.

"Los CC. Gustavo P. Serrano, Francisco Soto y Emilio Gandarilla renunciaron al uso de la palabra para rectificar

hechos.

"Suficientemente discutido el artículo 1o., a pedimento del C. Luis Espinosa, debidamente apoyado, se recogió votación nominal para resolver si había lugar a votar:

"Se obtuvieron ochenta y cuatro votos por la afirmativa contra treinta y cuatro por la negativa. En consecuencia, no había quórum.

"A las ocho y veinte de la noche se levanto la sesión."

Esta discusión el acta. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario: Encontrándose a las puertas del salón de sesiones el ciudadano Manuel Gutiérrez Aguilar, suplente por el 5o. distrito de Jalisco, la Presidencia ha tenido a bien comisionar a los ciudadanos diputados Aillaud Augusto, Lomelí Manuel y prosecretario Castrejón para que lo introduzcan a rendir la protesta de ley. No encontrándose en el salón el ciudadano Lomelí, se designa en su lugar al ciudadano Sánchez Pablo H.

(Rinde la protesta legal el C. Manuel Gutiérrez Aguilar.)

- El mismo C. secretario: En vista del resultado obtenido ayer en la votación nominal y a menos que algún ciudadano diputado insista en que se tome votación nominal, se va a preguntar en votación económica, como lo previene el Reglamento, si ha lugar a votar el artículo 1o. de la Ley

sobre Fraccionamiento de Latifundios. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Ha lugar a votar. Se procede a recoger la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. prosecretario Castrejón: Por la negativa. (Se recogió la votación.)

El C. prosecretario Castrejón: Votaron por la negativa 33 ciudadanos diputados. (Voces: ¡Nombres!)

El C. Domínguez Norberto: Quiero que consten en el DIARIO DE LOS DEBATES los nombres de los que votamos por la negativa, para que se sepa quienes respetamos la soberanía de los Estados. (Siseos. Campanilla.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Votaron por la afirmativa 98 ciudadanos diputados. (Aplausos.) Se insertarán las listas en el DIARIO DE LOS DEBATES (Voces: ¡Que se lean los nombres!)

(Las listas de la votación que antecede, son las siguientes:)

Votaron por la afirmativa los siguientes ciudadanos diputados: Aguilera, Aguirre Colorado Fernando, Aguirre Emilio, Alba, Aldaco, Alessio Robles Miguel, Alessio Robles Vito, Alonzo Romero, Altamirano, Alvarez Vicente, Angeles, Arroyo Ch., Ayala, Azuara, Barbosa, Barragán Enrique M., Barrera de la, Bojórquez, Calderón, Cano, Carrillo Puerto Felipe, Castillo Porfirio del, Castrejón, Correa, Cuevas, Chapa, Chico, Damian, Díaz Soto y Gama, Dorantes, Fernández Martinez Enrique, Fernández Miguel B., Flores, Franco Abraham, Franco Cerqueda Manuel, Gamiz, Gandarilla, García, Socorro, Garza Candelario, Garza Francisco, Gómez Rodrigo, González Marco Aurelio, González Martín V., González Rafael M., Guillen, Gutiérrez Macedonio B., Gutiérrez Teodomiro T., Guzmán Luis, Gutiérrez Aguilar, Hernández Alvarez Enrique, Hernández Coronado, Hidalgo Catalán, Lazcano Carrasco, Leyva, Lira, Llaca, Maldonado, Martinez de Escobar Federico, Martinez de Escobar Rafael, Martinez Fernando B., Martinez Gustavo S., Mástache, Méndez Manuel F., Montes de Oca, Morales, Moreno, Munguía Carlos B., Munguía Clemente, Olguín, Ollivier, Ortega José Juan, Ortiz, Paz, Peña Francisco de la, Portales, Prieto Laurens, Quiroga, Ramos Esquer, Reyes Francisco, Reyes Tereso, Reynoso Díaz, Rico, Rodríguez Guillermo, Salazar, Salgado, Sánchez Gilberto, Sariol, Siurob, Soto Francisco, Tello Romero, Torre de la, Valverde, Velarde, Vergara, Vidales, Vizcarra y Zarate. Total, 98.

Votaron por la negativa los siguientes ciudadanos diputados:

Acevedo, Aillaud, Alvarez del Castillo, Angulo, Arrioja Isunza, Borrego, Borstel, Brilanti, Castillo Francisco, Castillo Garrido Isauro, Castillo Israel del, Céspedes, Cuéllar, Domínguez, Gómez Carlos, Gómez Cosme D., González Onesimo, Guadarrama, Lara Cesar A., Lomelí, Luquin, Márquez, Miramontes, Ramírez Luque, Reyes Ignacio C., Rivera Constantino, Rodríguez Herminio S., Romero Ricardo, Sánchez Pablo H., Serrano Gustavo, Tovar y Perez, Valadez Ramírez y Zuno. Total, 33.

El C. presidente: Tiene la palabra para rectificación de hechos el ciudadano Serrano.

- El C. secretario Valadez Ramírez Se suplica a los ciudadanos diputados, muy atentamente, se sirvan ocupar sus curules.

El C. Serrano: Ciudadanos diputados: Habría dejado pasar desapercibidas ciertas alusiones y ciertas equivocaciones, si solamente se dirigieran a mi; pero como algunas equivocaciones pueden aceptarse por la Asamblea y tomarse como base para la resolución futura, quiero dejar aclarados varios de los puntos que ahora voy a tratar. Algunos de ellos se refieren a datos numéricos, y por vía de ejemplo solamente voy a citar unos cuantos, pues si me dedicara a rectificar todo lo que se nos atribuye en materia de estadística, no acabaría en un par de horas.

Desde luego diré que es muy fácil refutar a un contrario atribuyéndole conceptos que no ha vertido. Esto quiero creer yo que en el caso actual no se ha hecho con mala fe, sino simplemente por mala interpretación o porque no se oyó lo que el que habla quiso decir. Por ejemplo, dice el ciudadano licenciado Antonio Díaz Soto y Gama que las haciendas de Morelos pagaban ocho mil pesos al año por contribuciones; según los datos fehacientes que tengo son doscientos treinta mil y hay alguna diferencia, señores. Y dice el ciudadano Siurob que los avalúos en el Estado de Guanajuato, en el tiempo que fue gobernador, ascenderían a cuatrocientos millones.

El C. Siurob: Pido la palabra para contestar una interpelación.

El C. presidente: Tiene la palabra para contestar el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: El dato fue este: durante la época de los gobiernos dictatoriales la propiedad en el Estado de Guanajuato estaba valuada en ciento cincuenta millones de pesos, y ascendió en virtud del Catastro a cuatrocientos millones de pesos.

El C. Serrano: Muy bien; y el compañero Velarde dice que la propiedad de toda la República esta valuada en ochocientos millones de pesos, es decir, que el pequeño Estado de Guanajuato, pequeñísimo, puesto que no tiene más de dos millones novecientas mil hectáreas y la nación toda tiene doscientos millones de hectáreas; de manera que el Estado de Guanajuato solamente esta valuado en la mitad del avalúo de toda la República. ¿Será posible esto? Lo dejo a la consideración de la Asamblea. (Murmullos. Aplausos. Campanilla.)

El C. Velarde: Pido la palabra. Por los datos estadísticos de 1910 aparece que toda la propiedad de la República esta manifestada en ochocientos millones de pesos; yo no he dicho que valga ochocientos millones, lo que he dicho es que la propiedad en México es doscientas veces más grande que en Puerto Rico y en proporción vale cuarenta mil millones de pesos.

El C. Serrano: Muy bien. Sin embargo, cuando se ponen las dos cifras juntas de que un Estado paga cuatrocientos millones de pesos...(Voces: ¡Ah! ¡Ah! Murmullos. Campanilla.) Tampoco hoy los avalúos son de ochocientos millones de pesos en la República.

El C. Soto y Gama: Porque ya cayó Porfirio Díaz! ¡Ya cayó Limantour!

El C. Serrano: Entonces que no se pongan los dos datos juntos. Por otra parte, el ciudadano Soto y Gama dice que yo pretendía que se

regalaran todos los terrenos, y no, señores, yo no dije que se regalaran todos los terrenos, que se expropiaran a los latifundistas, sino simplemente que se repartieran gratis los terrenos nacionales, lo cual es muy diferente. Yo no iba a pretender que la nación por una parte pagara los terrenos y por otra los regalara, porque estoy convencido de que aun exigiéndoles que se paguen, no van a pagar nada o pagarán una parte pequeñisima, una pequeñisima fracción y por consiguiente la nación no tendrá recursos con que contar para ayudarse en la resolución del problema agrario. De manera es que se le van atribuyendo a uno conceptos que no ha dicho. Dice el compañero Antonio Díaz Soto y Gama que debemos legislar para la República porque no es posible que el problema agrario tenga veintisiete soluciones....

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Veintiocho!

El C. Serrano Gustavo P., continuando: Veintiocho soluciones, y yo digo: precisamente creo yo que la Constitución previó que debía haber muchas soluciones y por esto les dejaba a los Estados facultades para legislar en materia de tierras dentro de sus respectivas jurisdicciones; más todavía: en algunas leyes agrarias de los Estados se tendrá que establecer, si no es que está establecido ya, que los límites de la propiedad en un distrito sean diferentes que en los límites de otro distrito y que están dentro de un mismo distrito; puede haber diferencias máximas y mínimas de propiedad en los diferentes municipios, porque las condiciones locales en la República varían indudablemente mucho aun dentro de un kilómetro al siguiente muchas veces. Por esto es que nosotros queremos que siga interpretando la Constitución en el sentido de que los Estados estén facultados para resolver sus respectivos problemas, y si se necesitan veintisiete, y no sólo veintisiete, sino que veintisiete mil soluciones, que se hagan veintisiete mil soluciones, las que sean necesarias; si es necesario, que se haga una solución para cada latifundio, porque cada uno es un caso particular. Ahora, yo dije que sí existía el problema agrario, y veis que se me atribuye que yo dije que no existía tal problema. Yo dije que sí existía; pero la verdad es que se exagera tanto el problema agrario y que en muchos lugares no existe, y ahí se trata de crearlo de una manera enteramente artificial y voy a citar algunos Estados en donde no existe el problema agrario. En Chiapas no existe el problema agrario, en Sonora no existe. (Siseos.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¿No existe? ¡Qué‚ barbaridad, hombre!

El C. presidente: Se recuerda a los ciudadanos diputados que no deben interrumpir al orador.

El C. Serrano, continuando: Y lo que queremos nosotros es que al legislar no se vaya a crear un problema que no existe o dar una solución disparatada donde realmente no existe, como se ha dado el caso en el Estado de Morelos, - sírvale de advertencia al ciudadano Soto y Gama - en donde en lugar de resolver el problema se ha destruido la propiedad, pero no se han mejorado las condiciones del Estado de Morelos y aun allí mismo, dentro de la solución que se le da en este proyecto de ley, lo que menos se resuelve es el fraccionamiento de los latifundios del Estado de Morelos. En la práctica, cuando lleguemos a las discusiones concretas de esto, tendré‚ el honor de demostrar que precisamente para el Estado de Morelos es para el que menos aplicables son las proposiciones que hoy nos presenta la Comisión.

El C. Moreno: Pido la palabra. ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. Serrano: Sí, señor.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Moreno.

El C. Moreno Jesús Z.: Hace un momento decía su señoría que no había problema agrario en la República y después.

El C. Serrano: No, compañero, precisamente es lo que estoy rectificando: que sí existe, pero en algunos lugares nada más, no en todas partes.

El C. Moreno: Perfectamente bien. Yo tengo una gran desconfianza de las aseveraciones de su señoría, porque hace un momento nos decía que por un dato estadístico acerca de la propiedad en el Estado de Morelos, arrojaba una cantidad por concepto de contribuciones mayor de doscientos mil pesos ¡no es así ?

El C. Serrano: Sí señor.

El C. Moreno: Yo ruego a su señoría, y esta es mi pregunta; que se sirva decirme: ¿en dónde tomó ese dato? Porque es absolutamente bien sabido y comprobado que desde el año de 1910 hasta hoy no se levantado ninguna estadística en materia de propiedad, no digo en Morelos, sino en la mayor parte, sino en toda la República; y como estoy en aptitud de poder demostrar el dato que no dice eso, de allí mi pregunta de que de dónde tomó su señoría este dato estadístico.

El C. Serrano: Desde luego debo manifestar al compañero Moreno, que los datos que yo he recogido, tanto sobre este punto como sobre otros que después citaremos cuando venga a colación, han sido tomados de diferentes fuentes, porque en un solo lugar jamás se encontrarían; se va a diferentes departamentos de Estado, de una misma Secretaría; se va a diferentes secretarías y fuentes particulares y en conjunto es como se llega a lograr esos resultados; sin embargo, aquí en la Ley de Ingresos del Estado de Morelos, en una fracción que le voy a leer al compañero, le daré un dato para que vea como se puede ser verídico. El dato que le doy dice: "Ley de Ingresos de 1913..." (Siseos.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Ah! ¡Ah!

El C. Serrano, continuando: Es uno de tantos datos como tengo a la mano; como este, leeré otros a su debido tiempo, como el de 1910 ó 1919. Dice:

"Las fincas que elaboren azúcar, miel o panela pagarán la contribución de ciento cinco mil pesos anuales..."

Esta es una de las contribuciones que pagan las fincas, nada más que por éste capítulo; a su debido tiempo, cuando lleguemos en lo particular a ciertas discusiones, traeré datos que demuestren que es cierto lo que digo.

El C. Moreno: Pues bien; por vía de aclaración señalaré este hecho: Su señoría no ha demostrado que sea un dato estadístico. No tenemos esos

datos estadísticos, se trata de una ley librada en 1913 a base de apreciación perfectamente voluntariosa del Gobierno que se decía existir en Morelos cuando verdaderamente estaba en poder de las fuerzas revolucionarias del Sur; de manera que el dato es perfectamente falso. (Aplausos.)

El C. Serrano: Yo traeré los comprobantes para demostrar que es rigurosamente exacto lo que digo. Ahora, compañeros, voy a decir por que se quiere legislar para toda la República y no solamente para el Distrito Federal y Territorios. Nosotros hemos sostenido que no se debe legislar sobre eso por ser anticonstitucional y voy a decir por que la Comisión tiene empeño en que se legisle para la República entera: porque sabe muy bien la Comisión que en el Distrito Federal no hay latifundios y sabe muy bien la Comisión que en el Territorio de Quintana Roo no hay latifundios y porque sabe muy bien la Comisión que Quintana Roo tiene cuarenta y nueve mil kilómetros cuadrados y que tiene nueve mil habitantes y, por consiguiente, allí no existe el problema agrario; porque saben muy bien los señores de la Comisión que en la Baja California tampoco existe problema agrario, lo que hay allí es un problema político que actualmente se está resolviendo con mucho tino por parte del Poder Ejecutivo de la Unión y precisamente nosotros no vamos a obstruccionar al Ejecutivo, sino al contrario, a procurar que ese Ejecutivo no tenga estorbos para que siga aplicando esa solución dondequiera que se necesite y muy particularmente en la Baja California, en donde debo decir que está procediendo con todo éxito, porque todos ustedes saben muy bien la importancia que tiene la bahía Magdalena, y que se han dado grandes concesiones de tierra que algunas compañías y particulares habían comprado dentro de ese Territorio de la Baja California. Actualmente el Ejecutivo ha recogido una buena parte de las propiedades que antes existían en manos de extranjeros y sólo en un lote ha rescatado ochocientas mil hectáreas de terreno, ha rescatado una faja que se encuentra alrededor de la bahía Magdalena, que es de mucha importancia, y esto lo ha hecho sin alharacas, lo ha hecho patrióticamente y sin necesidad de que haya ninguna ley de expropiación y pagando muchísimo menos que lo que hubiera pagado, porque si hubiera pagado el valor fiscal, habría pagado tres o cuatro veces más de lo que ahora ha pagado; y los demás lotes que existen en la Baja California estén en vías de arreglo y probablemente dentro de muy poco tiempo estar solucionado ese problema, que es político y no agrario. Se nos dice cada vez que no se encuentran argumentos suficientes para rebatir los nuestros; la eterna palabra: que somos reaccionarios. Señores, esto ya est muy gastado...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡No tanto!

El C. Serrano, continuando: Sí, compañero; porque esto de reaccionario me recuerda aquello de Campillo y Correa; usted tendría ocasión de estudiarlo en la Escuela Preparatoria cuando estudiaba literatura general; se acordará usted de aquello que dice de los poetas, decía que el primero que comparo a la mujer con un flor fue un poeta y que el último es un necio. Así me parece a mí con que constantemente nos digan reaccionario; eso no viene a cuento. Supongamos, sin conceder, que lo fuéramos, ¿y qué? ¿pues qué un reaccionario no puede decir muchas verdades en su lugar? Yo no lo soy; pero de una vez por todas supongamos que lo sea, ¿para que se nos dice reaccionarios, reaccionarios y reaccionarios? ¡Como si no hubiera otro argumento que oponer a los nuestros! Que somos cangrejos? Yo no sé si seremos cangrejos, ¡pueda ser!, puede ser que nos acerquemos a la clase de los crustáceos. Yo al menos, lo único que les sugiero a todos los que nos dicen cangrejos, que lean el artículo bien elaborado del compañero Norberto Domínguez; ahí se dice que no se es cangrejo simplemente porque no se aceptan las ideas nuevas, como vienen, sin discusión, y nosotros decimos, los que piensan como yo, estamos resueltos a no aceptar las ideas nuevas nada más porque sean nuevas, primero las discutiremos y después las aceptaremos, las asimilaremos más tarde, porque si no, lo único que va a resultar es esto: que porque una idea es nueva, que porque una idea es revolucionaria, vamos a indigestarnos con estas ideas nuevas, como les ha sucedido a muchos que sin conocer realmente un problema tratan hasta de resolverlo y tratan de hacer que los demás acepten esas resoluciones, aunque sean disparatadas, y a esto es a lo que yo llamo una indigestión de ideas, una indigestión agraria. Se quiere que acepte uno las ideas como vienen, cualesquiera que sean, aunque no parezcan monstruosas, aunque no comulguemos con ellas. Ahora todo el que no acepta lo que dice un revolucionario, un revolucionario que puede ser honrado o que puede no serlo; y yo para el revolucionario que ha combatido, para el revolucionario honrado, que ha combatido en el campo de batalla, ya con la idea, ya con la palabra o con cualquier otro elemento que haya combatido, mi más profundo respeto, señores, y estoy dispuesto a colaborar como lo he hecho otra vez para que esos revolucionarios que han combatido, y a los cuales quizás no hayamos ayudado en la medida que debiéramos haberlos ayudado, ahora ayudarlos para que no fracasen, compañeros; pero que no se nos diga que porque una idea es revolucionaria, o porque una idea viene de un revolucionario, ha de ser buena. Yo no creo que todos los revolucionarios han de ser buenos, ni que por el hecho de serlo o de declarárse tales han de tener patente de honorabilidad, de competencia y honradez para que aceptemos sin discusión todo lo que de ellos nos venga. Voy a decir, por ejemplo, al compañero Soto y Gama una de esas cosas que yo no acepto: yo no acepto la inmortalidad de Zapata...(Aplausos. Murmullos. Campanilla.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Ni falta le hace a Zapata, hombre!

El C. Serrano, continuando: ...yo estoy más cerca, compañero, de aceptar la inmortalidad del cangrejo, que la inmortalidad de Zapata. (Aplausos. Siseos.) Se dijo también que la pequeña propiedad es un fracaso en Francia. Esto no sé en qué se funde; pero la verdad es que si fuera cierto que la pequeña propiedad en Francia es un fracaso, ¿entonces para que implantarla en México? Lo que sí sé por la Economía de Carlos Guide, es que en treinta años se aumentó el número de pequeños propietarios en un veinticinco por ciento, y cuando la población de Francia aumentó, como siempre

aumenta lentamente, en un veinticinco por ciento, no creo que haya sido porque sea un fracaso; sobre todo, si fue un fracaso, ¿por qué implantar aquí en México la pequeña propiedad? Por último, voy a referirme a una leve insinuación que dejó escapar el compañero Martinez de Escobar y declaró que por ninguna manera se podía referir a mí, sino que exclusivamente se refirió al compañero Huerta, y que declara también que no trataba de lastimarlo, por el contrario; sin embargo, hay que hacer referencia a eso. Decía él que por ningún motivo creía que el compañero Huerta podía estar vendido a los latifundistas, porque lo conocía perfectamente bien. Esto pudiera interpretarse por algunos que quizás otros de los que defendían el no repartimiento de los latifundios, podían estar vendidos. Yo demostré la primera vez que hablé‚ aquí que no solamente estaba de acuerdo con el fraccionamiento de los latifundios, sino que precisamente una de las razones por que me oponía era porque esta ley no fraccionaba los latifundios, sino que simplemente los destruía, sin que resultara un beneficio para la colectividad o les deje suspendida la espada de Damocles sobre ellos para que no puedan hacer absolutamente nada más tarde. Yo sí quiero que se destruyan los latifundios, pero siempre que sea gradualmente, sabiamente y que resulte en beneficio de las mayorías. Con la ley precisamente en el Estado de Morelos, como decía antes, que es donde más se debiera de destruir el latifundio, según el compañero Soto y Gama, es donde menos se destruirá, desde el momento en que se dice: que las tierras que tengan obras de irrigación o destinadas a determinadas empresas agrícolas, no deben tocarse; luego allí precisamente es donde, conforme a la ley, no se fraccionará ninguna finca. Yo digo esto: si quisiéramos nosotros defender los latifundios, lo único que tendríamos que hacer es que pasara la ley como viene, porque es inaplicable, porque el único resultado practico que resultaría, es que la Suprema Corte de Justicia quedar sepultada bajo un cerro de amparos. (Aplausos.) Para terminar, diré por qué vote en contra del artículo 1o. (Voces: ¡No nos importa!) Sí pero ha habido, señores, manifestaciones de hostilidad y la eterna palabra de que votamos porque somos reaccionarios. Yo voté en contra por ser inútil cuando se declara que la nación concede el derecho, etcétera‚ etcétera, derecho que no se va a cumplir; en la Baja California, en Quintana Roo sale sobrando la declaración, en el Distrito Federal sale sobrando más todavía porque ¿qué latifundios hay en el Distrito Federal? Yo quisiera que alguno de los compañeros me dijera cuáles son los latifundios del Distrito Federal, yo quisiera que me dijera cuáles son, porque precisamente en el Distrito Federal la propiedad está más dividida que en cualquiera otra parte de la República

El C. Siurob, interrumpiendo: Yo le voy a decir a usted que existen algunos latifundios en el Distrito Federal, y puedo citárselos. La hacienda de Aragón en la Villa de Guadalupe; la hacienda de Enmedio, que se llama hacienda de Enmedio, porque queda comprendida en terrenos de Tlalnepantla y Villa de Guadalupe, y así por el estilo, podría citarle otras; la hacienda de Coapa. (Voces: ¡No! ¡no!) Lamento, pues, que usted no conozca nada de estos casos.

El C. Serrano, continuando: Voy a terminar para decir esto: que tengo aquí los datos oficiales ministrados por el Catastro, de los latifundios que hay en el Distrito Federal y, efectivamente, hay algunas haciendas que pudieran calificarse latifundios, la mayor parte ya fraccionadas; otras fraccionándose y otras que no son susceptibles de fraccionarse; pero suponiendo que todas las que cita el compañero Siurob fueran latifundios de primera clase y que se fueran a fraccionar, no se resuelve el problema y voy a decir por que: esa hacienda de Aragón, en su mayor parte, es de terrenos de tequesquite, no de riego, y nadie los quiere ni los explota, porque no se da más que tequesquite y no se trabajan más que unos cuantos, los que este por la Villa de Guadalupe, que todos conocemos; pero suponiendo que fueran dos o tres mil hectáreas de latifundio del Distrito Federal, ¿saben ustedes lo que resultaría si queremos que los habitantes del Distrito Federal, que son un millón, vivieran de la tierra en las condiciones en que dice la ley? Pues se obligaría a que explotaran la tierra industrialmente, es decir, vendiendo tierra para las macetas. (Aplausos. Siseos.)

El C. presidente: Tiene la palabra para rectificaciones el ciudadano Gandarilla.

El C, Gandarilla: Honorable Asamblea: Intencionadamente me había abstenido de tomar participación en los debates de esta ley cuando se discutió en lo general, porque la honorable Comisión, mañosamente, según el compañero Borrego, sabiamente según los honorables miembros que la integran, eludió desde un principio el contestar de una manera categórica, de una manera franca, de una manera honrada, aquella serie de interpelaciones que tuve el honor de hacerle y alrededor de las cuales ha, como dice el compañero Avilés, gravitado toda la discusión posterior; también me abstuve de tomar participación en el debate, ya que la honorable Comisión no contestaba categóricamente estas interpelaciones, porque quería oír los razonamientos de los líderes de los bloques de esta Cámara y normar mi criterio de provinciano, conforme a las ideas luminosas que vinieran a exponerse en esta tribuna, y también me abstuve de tomar participación directa en la discusión de la ley en lo general porque, señores representantes, no quería que los agrarias fuesen a sospechar en lo más mínimo que yo me oponía a la aplicación de la Ley Agraria en nuestra República, trayendo eso como consecuencia la no resolución del problema agrario, porque yo soy consecuente con el principio aquí él traído por el doctor Pedro de Alba, principio de Solón, que todos los hombres en los motines y al discutirse las cosas públicas, deben colocarse en el primer lugar inmediatamente en las filas de su partido, y yo desde que entre a esta Cámara tuve el ALTO HONOR de poner todas mis energías, de poner todo mi entusiasmo, de poner toda mi fe, en aras de los ideales defendidos por el partido que yo creo más identificado con el pueblo, el Partido Nacional Agrarista. Ciudadanos representantes: Yo digo que este partido es el más identificado con el pueblo, por estas razones: porque el pueblo está formado en

su mayor parte por los campesinos, por esos individuos que en los campos en los calurosos días del estío y bajo los ardientes rayos del sol, van regando con el sudor de su frente los surcos de la madre tierra; porque el Partido Agrarista Nacional está identificado con todos los hombres que trabajan, con todos los hombres que luchan, con todos los hombres que sufren, con todos los hombres que consideran honrado vivir con el sudor de su frente, que consideran bochornoso, indigno, el vivir explotando el trabajo de los demás. Desde luego, ciudadanos representantes, como un provinciano que llega a este Parlamento, he sentido en las discusiones agitado mi espíritu bajo influencias verdaderamente penosas, ¿por qué? Por que yo he oído aquí, en esta tribuna, oradores que a la faz de la República lanzan doctrinas que averguenzan a un individuo, al más amoral.

No quiero referirme a un querido compañero que desgraciadamente se encuentra ausente en estos momentos, a mi compañero, al que todos vosotros conocéis, y que queremos todos, el de la pálida faz de cera, el de la luenga barba y el de los espejuelos diabólicos, éste mi querido compañero ha venido a decir a esta tribuna atribuyéndole a Proudhon aquella frase célebre: "la propiedad es un robo". Yo creo, ciudadanos representantes, que nunca como en este caso, puede aplicarse aquel principio de que nadie es caro cuando no tiene que vender; (Risas.) mi compañero, que digo desgraciadamente no está en estos momentos, mi compañero hace economías, todos lo sabemos, pues viste parcamente, vive parcamente y practica el ahorro ampliamente; a este mi compañero, el ultravolchevique, si terminado este periodo nos presentamos a él los bolcheviques de esta Cámara y le decimos: compañero, puesto que la propiedad es un robo, denos usted la economías que ha hecho en dos años, porque tenemos que devolverlas al pueblo, yo os juro que el cultísimo compañero exclamaba: "os juro, compañero Gandarilla, que no recuerdo haberos dicho nada absolutamente de esto" y esta es la verdad. No quiero tampoco referirme, ciudadanos representantes, a otro de los líderes bolcheviques de esta Cámara, a un hombre que yo considero que es el más honrado de los revolucionarios, el compañero don Manlio Fabio Altamirano, para quien yo tengo profunda estimación y hasta cariño. Este mi querido compañero, cuando se aprobaba ayer el artículo 1o., me decía, con todo su entusiasmo, textualmente: "¡Ahora sí, compañero Gandarilla, se molió la propiedad!" Cuando precisamente al aprobar el artículo 1o. contra las tendencias del bloque socialista, contra las tendencias del bloque social - demócrata, lo que se hizo en ese artículo 1o. no es sino crear, consagrar la pequeña propiedad, ratificar la declaración que hace el artículo 27 constitucional, o sea de que todos los ciudadanos de la República pueden tener, porque se les vende, al dividirse los latifundios, la pequeña propiedad. No quiero referirme a estos pequeños incidentes que son propios de las luchas parlamentarias; pero sí quiero hacer hincapié, y mucho, en la mala fe de las comisiones, que nos han traído a estos largos, a estos prolongados debates; quiero también hacer hincapié en algo más grave contra lo cual debe estar preparada esta Cámara, algo que es trascendental y que evidentemente en la sucesión de los debates tendrá que ser traído a colación. Me refiero a que este hermoso proyecto, este bellisimo proyecto viene a encubrir de una manera verdaderamente dolosa las tendencias políticas, las tendencias de cierto ministro y.... (Murmullos.) ¿quién, compañeros, me dice que esto no viene al caso? Yo os voy a demostrar que sí. Voy a decir por qué: desde el momento, querido compañero Soto y Gama, que la Comisión vino a pretender que toda la Asamblea votara el primer artículo, que ya fue votado en lo particular, tenía la intención de que fuese aplicado en toda la República; esto es perfectamente cierto y ya lo hemos visto. La misma Comisión nos dijo, también que quería que tuviera aplicación en toda la República, porque los Estados no habían legislado; la misma Comisión nos dijo también, y esto no me lo pueden negar los honorables miembros de la Comisión, nos dijo que si lo hacía, era porque las legislaturas de los Estados eran flojas, y esta es una aseveración completamente falsa, porque muchas legislaturas, la mayoría de las legislaturas, de esas a las que aquí el compañero Siurob gratuitamente las ha llamado flojas, han estado esperando las luces de Siurob y del ciudadano soto y Gama para orientar su criterio. De manera que no pueden tachar de flojas a esas legislaturas. Por último, el compañero Siurob, en un arranque de su franqueza de revolucionario, nos dice a algunos diputados: yo no creo que tengamos aquí facultades para legislar en los Estados, porque, como Martinez de Escobar, creo también que cada Estado tiene sus facultades gubernamentales internas; pero vamos a hacerlo, porque es conveniente darles unos golpecitos a esas legislaturas para que se pongan en el justo medio.... (El ciudadano Soto y Gama aplaude.) Ya que el señor Soto y Gama es el único que aplaude los conceptos de su compañero Siurob, que yo he vertido, voy a contar al compañero Siurob algo que paso en mi pueblo: Allí había un apreciabilisimo individuo que se dedicaba a sacar muelas; este individuo seguía todos los procedimientos de la ciencia, este individuo era atento y comedido; este individuo, cuando iba algún cliente, lo sentaba en un cómodo sillón, con palabras corteses le pedía que abriese la boca y luego suavemente le extraía las muelas; pero este individuo de buenas a primeras, cuando estalló la revolución, se sintió revolucionario en sus procedimientos, y entonces dijo: ¿para qué vamos a andar con estas atenciones? Se compró una mesa de operaciones, de mármol, y entonces, cuando hubo un cliente para sacarse los colmillos, lo tendió sobre la mesa, se subió arriba de la mesa, después se subió arriba del cliente, le puso la rodilla en el estómago, se armaba de unas tenazas en la diestro y de un garrote en la siniestra y cada vez que hacía un movimiento el cliente, le decía: Ponte en el justo medio, y le daba garrotazos. (Risas.) Tal quiere el ciudadano Siurob que hagamos con las legislaturas de los Estados. (Aplausos.) Las legislaturas de los Estados estén pendientes - y esto es un hecho que quiero rectificar - de la actitud de los agrarias en esta Cámara, para seguirlos en lo que sea conveniente a los intereses locales. Otro hecho que quiero rectificar: alguno de los compañeros en la sesión de ayer trató un punto interantisimo: la cuestión de los ejidos

de Lerdo y Gómez Palacio, que corresponden al Estado que represento. Como pudiera la Asamblea creer que los diputados de Durango no eran empeñosos en resolver estas dificultades de acuerdo con el interés del pueblo, me permito declarar a la Asamblea que todos los diputados de Durango tenemos el expediente relativo y lo estamos estudiando y que cuando se resuelva el caso de una manera juiciosa, si se vulneran los intereses de extranjeros, ya sean de ingleses o americanos, eso no nos importa, porque hemos protestado cumplir con nuestras leyes ya sean mexicanos o extranjeros los que tengan que cumplirlos. Otra rectificación final: La prensa en el día de ayer, en lugares preferentes publicó la noticia, muy trascendental para el país y para la marcha posterior de éste, de la aparición del centralismo en esta Cámara. (Voces: ¡No! ¡No!) Ese es un hecho que no se puede contestar con nos; el que haya leído los periódicos habrá leído los rubros que dicen: el centralismo ha aparecido en la Cámara. (Murmullos.) (Voces: ¿Y que? Voy a contestar al compañero Soto y Gama ese ¿y que? que usted dice. En toda la República todos sabemos que hay grupos armados desafectos al régimen actual, todos sabemos que esos individuos (Siseos. Murmullos. Voces: ¡Que hable!)...

El C. presidente: Se recuerda a los ciudadanos diputados que tienen el derecho de escuchar al orador.

El C. Gandarilla, continuando: En todo el país, querido compañero Antonio Díaz Soto y Gama, hay grupos más o menos grandes, de dos o tres individuos, desafectos al Gobierno y que perturban la opinión y la tranquilidad pública. Usted, ciudadano Soto y Gama, que en este momento está cómodamente arrellanado en su curul, no sabe los peligros que hay en la sierra en el Estado de Durango; en consecuencia, no puede decir nada. (Aplausos.) Pues bien, ciudadanos representantes, cuando se dice que ha aparecido el centralismo en esta Cámara, cuando se dice por los periódicos más serios de la mañana, aquellos campesinos, que aunque usted no lo crea y aunque usted se siga burlando, estimable compañero, leen los periódicos y buscan las noticias; que el campesino.... (Siseos.)

Yo suplico al compañero Soto y Gama, que olvidándose de sus entusiasmos juveniles, sea más correcto con quien siempre ha sido atento para con él... (Aplausos.) Pues bien; esos campesinos, ciudadanos representantes - y éste es un hecho que el que habla ha visto, porque no habla de memoria -, cuando vean por los periódicos que ha aparecido el régimen centralista o santanista, estos campesinos, cuyos antepasados lucharon al lado de los liberales de nuestro país, creen naturalmente que este centralismo y este santanismo son antitéticos del federalismo, el partido de la libertad; y esos campesinos, aun cuando ustedes me digan con la cabeza que no, sentirán las crispaciones de sus nervios y de sus musculos y sentirán su corazón palpitante, porque ellos son liberales, ellos aman las doctrinas que les dieron sus antepasados, que nos fueron dejadas a muchos de nosotros por ese indio que fue el prototipo de la raza, que fue una gloria de México respecto de los extranjeros, don Benito Juárez. (Aplausos.) Y me decía el compañero don Antonio Díaz Soto y Gama que cómo podía ser eso de que los campesinos vengan a sentir tales cosas, si aquí mismo cuando habló don Antonio Díaz Soto y Gama, en esta tribuna y en estas curules ha visto que cuando sus palabras de entusiasmo han dejado ver tales cosas, no han faltado diputados independientes, diputados viriles que sepan algo de su historia, que dicen: Hacemos profesión de fe y juramos luchar por el federalismo o morir si no triunfamos con el federalismo. Si esto pasa aquí mismo, ¿qué no será, compañero Soto y Gama, en los Estados? Yo no creo que alguien crea que venga el centralismo, como dice la prensa, y no creo que aparezca el centralismo por esta sencilla razón: no puede ser el centralismo la declaración del licenciado don Antonio Díaz Soto y Gama, que en su entusiasmo agrarista pretende que el Centro haga y deshaga a su antojo en la República; esto no es centralismo; no pueden ser tampoco centralismo las declaraciones del compañero Siurob.

El C. Paz, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación el compañero?

El C. Gandarilla: Con todo gusto. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Paz: Con permiso de la Presidencia. Tuviera usted la bondad de decirme, ¿es usted socialista? Compañero Gandarilla: ¿tiene la bondad de decirme si es usted socialista?

El C. Gandarilla: El compañero Paz, ciudadanos representantes, me pregunta que si soy socialista y voy a contestarle categóricamente: soy socialista, compañero Paz, de aquellos que quieren el mejoramiento para los de abajo, de aquellos que quieren que esos de abajo, explotados y oprimidos, no lo sean más; no soy de aquellos socialistas que llevan en la diestra una bomba de dinamita y en la izquierda llevan una Biblia y se dicen redentores del pueblo y a la primera oportunidad explotan al pueblo... (Aplausos.)

El C. Paz: Entonces, es usted socialista. ¿Es usted federalista o centralista? (Murmullos. Desorden. Campanilla.)

El C. Gandarilla: Voy a contestar al compañero Paz; me pregunta que si hoy federalista o centralista. Ya he dicho que soy socialista, y todavía más, le digo que tengo por abolengo, arraigadas en mi espíritu las ideas liberales, porque mis antepasados fueron a la lucha por defender el federalismo, como lo entendemos nosotros, no como lo entienden ustedes. (Aplausos.)

El C. Paz: Entonces... (Siseos. Campanilla.) Voy a completar mis razonamientos

El C. Gandarilla: No, señor. Ahora bien, señores representantes; me apena mucho tener que combatir con individuos a quienes yo creía más ecuánimes. Vengo únicamente a rectificar hechos, no a establecer una polémica. (Risas. Aplausos.)

El C. Paz: ¿Me permite usted contestar? Quiero completar mi razonamiento... (Voces: ¡No! Escandalo. Campanilla.)

El C. Gandarilla, continuando: Yo desearía, señores representantes, por este inconveniente que he anotado, que mis compañeros, a los que yo llamo todavía así, aunque ellos no lo quieren, aun cuando ellos dicen que las mías son verdaderas chiquilladas, yo vengo a rectificar un hecho: Quiero que se diga que no existe en México ni en la Cámara, mucho menos en la Cámara de Diputados, donde hay

revolucionarios y hombres conscientes, el centralismo; que si se ha cometido un error, que se subsane ese error de una vez por todas, porque en esta Cámara, que es cámara de trabajo, porque es el templo de las leyes, no debemos ocuparnos de rencillas personales, sino de algo más noble, y algo más grande: procurar establecer los cimientos de la reconstrucción nacional. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡El artículo 2o., no tonterías!

El C. Gandarilla, continuando: El ciudadano compañero Soto y Gama, y siento decir dos palabras más porque ya hubiera terminado, siempre que habla un orador que no va de acuerdo con lo que él quiere, que no se ajusta a su espíritu, como decía Martinez de Escobar, como corset a su cuerpo , a todo lo que él dice le llama tonterías y niñadas. Yo quisiera tener la sutileza de usted, don Antonio Díaz Soto y Gama, pero no quisiera tener esa falta de honradez parlamentaria de usted. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden.

El C. presidente: La Presidencia no admite mociones de orden injustificadas.

El C. Díaz Soto y Gama: No sabe usted ni lo que voy a decir.

El C. presidente: La Presidencia ha concedido la palabra al ciudadano Soto Francisco, y el ciudadano Soto Francisco tiene derecho para hablar. (Murmullos. Campanilla. Varios ciudadanos diputados piden la palabra.)

El C. Díaz Soto y Gama: No sabe usted lo que voy a decir.

El C. Soto Francisco: Decepcionado y al mismo tiempo aleccionado por la manía exhibicionista de mis dos antecesores, renuncio al uso de la palabra. (Murmullos. Campanilla.) Solamente quiero proclamar a la faz de la República que Emiliano Zapata es inmortal... (Murmullos. Siseos. Aplausos. Campanilla.) Emiliano Zapata es inmortal porque vive, compañero Serrano, en el corazón de los campesinos y en el odio de los reaccionarios. (Gritos. Aplausos. Siseos. Campanilla.)

El C. secretario Valadez Ramírez: A discusión el artículo 2o., que dice así:

"Para realizar el derecho a que se refiere el artículo anterior, se considera de utilidad pública, conforme al texto expreso del artículo 27 constitucional la expropiación de los siguientes terrenos, en la extensión que sea necesaria y en los términos de esta ley:

"a) Los latifundios;

"b) Las tierras mantenidas en erial durante los últimos cinco años, y

"c) Las cultivadas mediante procedimientos primitivos o anticuados, a juicio de la Comisión Nacional Agraria."

Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, se servirán pasar a inscribirse.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Céspedes Eliseo L.

El C. Céspedes: Señores diputados: Para hacer un mejor y más comprensible estudio de este 2o. artículo que está a discusión, es menester pasar la vista muy detenidamente por cada una de las partes que lo componen. El artículo 2o. de esta ley está formado, como todos vosotros podéis comprobarlo, de tres partes esenciales que establecen las distintas clases de terrenos que son expropiables mediante la indemnización constitucional. El inciso (a) se refiere a latifundios que pueden ser expropiados, y no voy a detenerme mucho en este particular, porque todos vosotros sois del parecer de que los latifundios en lo general deben ser fraccionados para la formación de la pequeña propiedad. Podría objetarse a este inciso la circunstancia de no determinar como debe entenderse, qué‚ debe entenderse por latifundios; pero la Comisión podrá escudarse en el siguiente razonamiento: decir que el artículo 2o. comprende la definición de lo que es latifundio, y que cuando se discuta este artículo será el caso de hacer observaciones. Por consiguiente, paso al inciso (b), que dice:

"Las tierras mantenidas en erial durante los últimos cinco años."

Señores diputados: Tal parece que los dictaminadores de este proyecto de ley no han sido elementos activos de la revolución que todavía vivimos; tal parece que los miembros que forman la Comisión o las comisiones agrarias no han observado muy de cerca la verdadera situación del pueblo rural, del pueblo campesino del país. Declarar repartibles las tierras que cinco años, que durante cinco años anteriores se han mantenido eriazas, se han mantenido incultas, es tanto como castigar de la manera más cruel y sin justificación ninguna a la clase rural, a la clase campesina que hizo la revolución, que ha hecho todas las revoluciones en nuestro país. Los propietarios de tierras que fueron a la revolución abandonando intereses materiales, que fueron a la revolución abandonando intereses materiales o espirituales, no tienen ninguna responsabilidad, no tienen ninguna culpa de que sus terrenos se hayan mantenido eriazos durante los últimos cinco años anteriores a esta fecha; y no la tienen porque la responsabilidad, la causa de todo esto es la misma revolución. La revolución, señores diputados, ha sido hecha en su casi totalidad por elementos del campo, por elementos que cultivaban la tierra, que abandonaron el azadón, que abandonaron el arado para ir a luchar, para ir a coger la carabina en busca de las libertades arrebatadas. La revolución, señores diputados, creo, como es muy natural, intranquilidades; creò, como es justo, inseguridades, sobre todo en los campos y ya vimos como la población rural fue a engrosar las filas de la revolución o fue en busca de garantías a las poblaciones, a las grandes ciudades; consecuentemente, la revolución ha sido responsable de una de las necesidades, de las condiciones indispensables que reclama la clase rural: la seguridad en los campos. Más todavía, la revolución para hacerse efectiva, para hacerse arrolladora arrancó brazos, reclamaba muchos brazos y estos brazos fueron arrancados a la tierra, estos brazos fueron arrancados de las haciendas, fueron arrancados de las rancherías. De tal modo que la revolución para hacerse respetable, para poder triunfar necesitó de los brazos de los campesinos, necesitó de los músculos del hombre que todo lo produce, y esta revolución en cierta forma

estableció una competencia muy efectiva para las fincas productoras, para las fincas agrícolas, quitándoles sus brazos, y no solamente esto sino quitándoles sus útiles de labranza, sus animales; consiguientemente, las haciendas se vieron por estos dos capítulos en la imposibilidad de poder cultivar sus tierras y los ranchos y en la imposibilidad también de explotar sus productos. Todavía más, la revolución destruyó las vías de comunicación y estas son indispensables en todo tiempo para proporcionar los mejores mercados a los productos de la tierra. ¿Cómo podía el propietario de un pedazo de tierra, cómo podía el hacendado ultivar sus tierras si no tenía los útiles de labranza, si no tenía el capital necesario, porque la revolución en un principio también necesito moneda cuando todavía no se emitía el papel? ¿Cómo podía, repito, este propietario de tierras explotarlas para poder quedar fuera del alcance de este segundo inciso del artículo 2o.? Yo creo que la Comisión, para ser más justa, debería considerar de manera muy especial la situación en que ha vivido nuestro país en los últimos cinco años anteriores. ¿Qué, hoy se puede decir que vivimos en una paz completa, una paz de garantías absolutas? No, señores, y mucho menos se puede decir que la vivió el país en los cinco años anteriores a la fecha; consiguientemente no es posible que un criterio recto, que un juicio honrado de esta Cámara pueda poner dentro de este inciso segundo a las tierras que se mantuvieron incultas durante los últimos cinco años anteriores. Estos razonamientos hechos al margen de este inciso son para fundamentar la inconsistencia de este inciso (b), colocándome en el criterio de la Comisión, el criterio de aplicación general que quiere darle a esta ley. Pues si me remito al criterio que vengo sosteniendo en esta tribuna de que la ley debe aplicarse únicamente al Distrito Federal y Territorios, resulta todavía menos procedente la aprobación de este inciso.

El inciso (c) dice: "Las cultivadas mediante procedimientos primitivos o anticuados, a juicio de la Comisión Nacional Agraria."

Yo no encuentro más que dos causas fundamentales para que nuestros indios, para que nuestras clases del campo apliquen al cultivo de sus tierras procedimientos primitivos o anticuados; la primera de las causas es en todo el país la diferente calidad de tierras que existe; la diversidad de climas que protege esas tierras, la fecundidad muy variada de las regiones de nuestra patria que no reclama seguramente el auxilio, el uso de ninguna maquinaria, que no reclama el esfuerzo continuado, constante y grande de nuestra clase rural. La otra causa, señores diputados, es la ignorancia de nuestro pueblo, la falta de conocimiento que tienen de los distintos medios de cultivo que pueden hacer intensa la producción de su pedazo de tierra. De la primera causa que señalo no tiene la culpa seguramente el propietario de un terreno más o menos grande en nuestro país; es la naturaleza la que ha protegido, la que beneficia esta zona y es la naturaleza la que manda, pero imperiosamente, que allá no la iniciativa individual, que permanece en cierta forma amortiguada - regiones extensas en el Estado de Veracruz, regiones extensas en el Estado de Tabasco, de Chiapas y de otros que son el mejor ejemplo de esto que acabo de decir -, allá para que la tierra produzca los frutos no es necesario que se hunda un arado moderno, no es necesario que se busque una distancia mayor de la superficie, el límite necesario para hacer fructificar la semilla; allá en esas tierras hay fuerza para la producción de la semilla que se deposita para la germinación de esa semilla, y fuerza para que las plantas crezcan a su derredor. Ahora, de la ignorancia en que nuestro pueblo se halla de los procedimientos modernos de cultivo, tampoco es culpable y tampoco por esta circunstancia debe merecer un despojo, porque esa es la palabra, de sus propiedades. Se podría decir que la expropiación de estas tierras se hará a los propietarios en grande de ellas, a los que tienen a su servicio peones, a los que las trabajan por segundas manos; pero yo a esto objeto lo siguiente: en artículos posteriores de la ley se dice que los primeros beneficiados por estas parcelas de tierra, por estas fincas que se repartan, serán los peones que las trabajen, los peones que han sido por algún tiempo esclavizados en esas haciendas; pero yo digo esto: los peones favorecidos con esas parcelas no van a recibir el beneficio de la herramienta, de los útiles de labranza, de la maquinaria con que contaba el hacendado para hacer producir su tierra; recibirán el pedazo de tierra única y simplemente y ellos aplicarían a estas parcelas la iniciativa de que estén dotados, el esfuerzo que les es posible, los medios económicos de que pueden disponer, y vamos a caer en este otro vicio, en este otro grave mal: de la repartición de las grandes tierras por incultas, por poco productivas, recaemos en las parcelas improductivas también, porque son los mismos individuos que estaban trabajando en esas haciendas los que beneficiarán estas pequeñas parcelas con la iniciativa individual de que est‚n dotados; de tal modo, ciudadanos diputados, que fundamentar la expropiación de una tierra por el hecho de que se aplique un procedimiento primitivo o antiguo de cultivo, a juicio de la Comisión Nacional Agraria, es autorizar, en mi concepto, un grave error, es dar margen a un grave mal y es permitir que la Comisión Nacional Agraria cebe sus antipatías en los enemigos de ella y favorezca a sus amigos. Esto ni hace la producción de la riqueza, esto ni beneficia ni resuelve en forma eficaz el problema agrario y sí permite que se ejerzan muchas venganzas y que se haga con los pequeños propietarios verdaderos despojos. Yo pido a la Comisión que estudiando detenidamente estas dos fracciones se coloque en las verdaderas condiciones que vive el pueblo campesino, que él no es el responsable, no es el culpable de mantener eriazas sus tierras, que la responsable, la culpable en último caso es la revolución, es el problema social agitado de rebeldía que vivió el país, que está viviendo todavía y que tampoco es responsable de que esas tierras no las haya podido cultivar con maquinaria, porque ni ha tenido un capital necesario para hacerlo, ni ha tenido de parte de los gobiernos las seguridades bastantes ni las facilidades necesarias para introducirla. Yo pediría a la Comisión que por innecesaria suprimiera la tercera fracción que se refiere a la repartición de tierras por aplicación de procedimientos primitivos y anticuados a juicio de la

Comisión Nacional Agraria, porque esto no es pertinente, porque esto se presta a graves males en perjuicio del pueblo campesino, y que reformara el inciso segundo que se refiere a las tierras mantenidas en erial durante los cinco años anteriores en la forma siguiente: que de hoy para lo sucesivo, que de aquí a dos o tres años las tierras que se mantengan eriazas después de la vigencia de la ley y después de los medios subsidiarios que han de establecer facilidades para la aplicación de esta ley que dictaremos con toda oportunidad, que se mantengan en esa forma, entonces sí las tierras eriazas que entonces se mantengan sin cultivo deben ser repartidas, porque la riqueza social no puede esperar de la facilidad o del buen deseo de que dispongan estos señores propietarios; pero en tanto esto no suceda, yo creo que no debe aprobarse ni debe consignar en esa forma la Comisión el inciso (b) del artículo 2o. Las comisiones agrarias están formadas por elementos que desarrollaron alguna actividad en las filas de la revolución; han transitado, han recorrido algunas regiones del país, han estado en fincas rurales, por sus ojos se han dado cuenta seguramente de que por muchas causas estas tierras no han podido ser cultivadas, por muchas circunstancias estas tierras han permanecido incultas hasta la fecha; las comisiones agrarias que ofrecen este dictamen deben colocarse en el justo medio - ahora si en el justo medio -, para que el artículo 2o. de la ley resulte factible y produzca los benéficos resultados que se apetecen. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: La Comisión pide la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Díaz Soto y Gama: La Comisión ha oído con verdadero agrado las juiciosas, en parte, y todo correctas apreciaciones del compañero Céspedes; verdaderamente la agrada oír esa forma de razonar. Lejos del insulto y lejos de la obstrucción, tendrá o no razón en todas sus apreciaciones el compañero, pero sí se ve que están inspiradas en una buena fe absoluta. No puede decir lo mismo la Comisión de otra clase de apreciaciones que más que argumentos, son obstrucciones, golpes efectistas, triquiñuelas, algo completamente impropio de la seriedad de una Cámara. De manera que las comisiones unidas ofrecen al señor Céspedes y ofrecen a la Cámara que, si en la discusión de este artículo, se siguen expresando ideas que según el criterio de la Comisión sean dignas de tenerse en cuenta para reformar en debida forma los tres incisos o alguno de ellos, con el mayor gusto, y cumpliendo con su deber, aceptar esas reformas. No puede expresar nada todavía, porque quiere seguir oyendo a los oradores; ruega, sí, al señor presidente, tenga la amabilidad de no hacer lo que hizo la vez pasada, que permitió que el debate se siguiera saliendo de cauce y en que, con pretexto de rectificación de hechos, se fueron los oradores por otros caminos y se tocaron argumentos ya muy gastados. Ruego una cosa al señor presidente: que sepa distinguir entre argumentos y hechos; entre repetición o exposición de nuevos argumentos y rectificación de hechos. Ruego a la Presidencia que se eleve sobre todas las parcialidades y que sepa hacer cumplir el Reglamento. (Aplausos.)

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al ciudadano Soto y Gama que no es parcial, que si ha concedido la palabra para rectificaciones de hechos, es porque el Reglamento la obliga a ello y que no podría imponer, por ningún motivo, su criterio al criterio de los oradores que han hecho uso de la palabra Por lo que se refiere a lo que significa rectificar hechos, la Asamblea, con su aquiescencia o con su reprobación, seria la única autoridad facultada para establecer la verdad en este sentido. (Aplausos.) Tiene la palabra en pro el ciudadano Bojórquez.

El C. Bojórquez: Ciudadanos diputados: Desde que se iniciara la discusión sobre el proyecto de ley relativo al fraccionamiento de latifundios hace unos cuantos días, yo tuve el honor de inscribirme en pro del proyecto en lo general y, como consecuencia de aquella inscripción y toda vez que no me fue posible expresar algunas ideas al llevarse a cabo la discusión en lo general acerca de este tema, voy a aprovechar el hecho de haberme inscripto en pro del artículo 2o., para sentar algunos hechos que afectan a esta discusión, que afectan a este debate y que creo deben ser tomados en consideración desde hoy, para que sepamos de una vez por todas, cuales el camino que debemos seguir al emitir nuestro voto. A mí no me ha extrañado que el diputado Serrano, representante de uno de los distritos del Estado de Sonora, se oponga en todo a la ley de fraccionamientos, porque tengo que expresarlo de una vez por todas: el ciudadano Serrano es latifundista, a pesar de que él declaró que en el distrito de Altar no cuenta sino con ciento setenta y cinco hectáreas. Yo puedo manifestar a la Asamblea que los latifundistas más grandes en el distrito de Altar, en el Estado de Sonora, son los señores Serrano, la familia Serrano. Yo no sé que alguna vez se haya subdividido el latifundio entre los miembros de esa familia, pero no hace tres días preguntaba yo a un ciudadano de Altar qué‚ cantidad de tierra tiene en el distrito de Altar la familia Serrano, y me decía que alrededor de ocho sitios en varias haciendas, entre ellas la de El Gato y San Rafael, en la frontera Norte del Estado de Sonora. Es natural que con estos antecedentes el ciudadano Serrano, afectado por la ley, venga aquí a oponerse a que se lleven a cabo las reformas agrarias sometidas al juicio de la Asamblea. Por otra parte, el ciudadano Serrano desde hace tiempo tiene un conflicto con la Comisión Nacional Agraria porque una de sus propiedades, la de El Gato, invade los ejidos del pueblo de Oquitoa, y este también lo va a perder en la Comisión Nacional Agraria el ciudadano Serrano.....

El C. Serrano, interrumpiendo: ¿Como lo sabe usted?

El C. Bojórquez, continuando: Lo sé perfectamente, porque trato continuamente a la mayoría de los miembros de la Comisión Nacional Agraria y se cual es el criterio revolucionario que prevalece en todos los actos de esa institución. (Voces: ¡Al grano!) Por eso, ciudadanos diputados, desde que estábamos en la discusión en lo general, yo quería asentar desde lo alto de esta tribuna aquellas frases que dije cuando se discutió la credencial del ciudadano Serrano, que nos tendría que dar guerra. Tengo que repetir también que el

ciudadano Serrano es un mal sonorense, (Voces: ¡No está eso a discusión!) que no es la opinión del Estado de Sonora la que por boca de él se oye en esta Asamblea. En el mismo distrito de Altar hay mayoría de partidarios de la reforma agraria, (Siseos.) hay mayoría de agrarias. (Voces: ¡Al grano!) Para aquellos que han traído al seno de la discusión como un fantasma lo que ellos llaman el centralismo, yo tengo que decir algunas palabras. (Voces: ¡Ya! ¡Ya!)

El C. Castillo Francisco, interrumpiendo: Moción de orden. Acaba de decir el señor Soto y Gama que se congratulaba de que el ciudadano Céspedes hubiera traído al tapete de la discusión el artículo que se debate de una manera mensurada, precisa y sin irse por los cerros de Ubeda. En este caso, como se trata de un socialista, el señor Soto y Gama ni se ha dignado escuchar al orador. Por eso pido, que ya que el orador se está saliendo fuera de la cuestión, porque nos va a llevar a un debate inútil, que se concrete a la discusión del artículo y que rebata las objeciones que ha hecho el compañero Céspedes. (Voces: ¡Que hable! ¡Que hable!)

El C. Bojórquez, continuando: Ni la Asamblea ni yo tomamos en cuenta al ciudadano Castillo. (Aplausos. Risas.) Ciudadanos diputados: El ciudadano Céspedes, al referirse al artículo 2o., también hizo hincapié‚ en que vendría el centralismo, de aprobarse esta ley; ese ha sido el caballito de batalla de todos los enemigos de la reforma agraria, de todos los que en estos momentos están defendiendo los intereses de la reacción. A ese repecho yo tengo esta idea: se trata de llevar adelante una reforma revolucionaria en algunos Estados de la República acatando un precepto constitucional. Ya se ha reglamentado la fracción del artículo 27 que ahora tratamos de reglamentar nosotros y, ciudadanos diputados, yo no sé de un sólo Estado de la República en el cual se hayan llevado a cabo estas reformas. (Voces: ¡En Zacatecas! ¡Durango!) Como ley escrita simplemente, no sé de un sólo Estado en que se hayan hecho estas reformas en el terreno de la practica. En Zacatecas, en Durango, en Sonora, en Yucatán, en muchas otras regiones de la República hay leyes agrarias en consonancia con la fracción respectiva del artículo 27; pero en ninguna de esas entidades federativas se ha llevado a cabo el fraccionamiento de los latifundios y en este momento, cuando tratamos nosotros de hacer que la totalidad de los Estados tengan una Ley Agraria en que basar sus reformas en el terreno de la practica, es oportuno decir que si contamos ya con algunos Estados que han reglamentado la ley, debemos contar con todos para que todas las entidades federativas, para que todos los gobiernos revolucionarios, usando una frase vulgar, una expresión gráfica, jalen parejo en esta cuestión. (Aplausos.) Necesitamos que se acabe el miedo de muchos revolucionarios que se encuentran en el poder publicó. (Aplausos.) Los latifundistas, so pretexto de que se iban a dictar disposiciones agrarias, desde hace siete u ocho años no pagan los impuestos ni a los Estados ni a la Federación ni a los ayuntamientos, de manera que los únicos que han salido ganando con esta amenaza, son los mismos latifundistas, y nosotros debemos hacer que se lleve adelante la reforma, pèsele a quien pesare. (Aplausos.)

En Sonora, como en todos los Estados de la República, por la cuestión agraria se levantaron todos los pueblos de las rancherías, muchos hombres buenos, los labriegos, muchos hombres honrados que defendieron este ideal; yo recordaría en este momento la memoria de Miguel Antúnez, que cayó herido en un campo de Sonora; Francisco Contreras, que era agricultor en el río de Sonora, a Cruz Galvez y a tantos héroes más que en el Estado de Sonora y en toda la República han sucumbido por este ideal. Por eso me arde la sangre y revienta de ira mi ser cuando tengo que escuchar a uno que se llama compañero nuestro de diputación, a un representante de Sonora que viene a poner tan mal a nuestro querido Estado; por eso yo digo que el ciudadano Serrano es un mal sonorices. (Aplausos.)

Ahora bien; entre las objeciones que ha opuesto el ciudadano Céspedes, hay una que dice que muchos revolucionarios no han cultivado las tierras durante los últimos cinco años porque han tenido que ir a luchar a la revolución, y yo diría al compañero Céspedes que los únicos que actualmente no están cultivando esas tierras son los más acarreemos enemigos de la revolución, los que se quedaron en Europa y en Estados Unidos, y que no vuelven a sus terrenos por no proporcionar trabajo a los que consideran sus enemigos, a los proletarios del campo. Yo suplicaría a la Comisión que tomara en cuenta esta reforma; la fracción (b) dice:

"Las tierras mantenidas en erial durante los últimos cinco años." y las tierras en erial son aquellas que no se han cultivado y que tampoco son susceptibles de cultivo; se llaman tierras en erial o eriazos. (Voces: ¡No! ¡No!) Yo entiendo más que el ciudadano Gómez, aunque porque me este mal el decirlo, yo estudié‚ en la Escuela Nacional de Agricultura y conozco los términos agrícolas.

El C. Siurob, interrumpiendo: Una aclaración, compañero, de la Comisión. Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Siurob: El compañero está confundiendo los eriales con las tierras mantenidas especialmente en erial. Las tierras eriales son las que, en efecto, no pueden cultivarse ni pueden dar origen a ningún cultivo; pero las tierras mantenidas en erial son aquellas que pudiendo dar fruto, son mantenidas como las eriales.

El C. Bojórquez, continuando: Simplemente quería yo que se hiciera la reforma, porque se trata de exponer un termino más claro, si en vez de poner en erial ponemos: "tierras incultas" entenderán todos mejor y entenderán mejor los labriegos que son a los que va dirigida la ley. Ya sabemos que todas las leyes se prestan a interpretaciones y aquí podrían venir los ciudadanos abogados a hacer un desaguisado. (Risas. Voces: ¡Muy bien!) Además, los que no sean enemigos de la reforma agraria, los agricultores que todavía tengan deseos de volver al campo, tienen tiempo desde ahora hasta que se promulgue la ley y se ponga en practica para someter al cultivo algunos de los terrenos que han permanecido incultos durante los últimos cinco años, compañero Céspedes. Respecto a las

objeciones que el ciudadano Céspedes hace a la fracción III del artículo a debate, tengo que decirle que para contestarle sólo tendría que remitirlo al discurso que en esta misma tribuna pronunciara el ciudadano Álvaro Obregón. El nos dijo por qué‚ los latifundios y las grandes extensiones de terreno cultivadas por procedimientos primitivos, por procedimientos antiguos durante los últimos tiempos, deben ser fraccionados de preferencia, porque todos nosotros sabemos que con el empleo de la maquinaria moderna aumentan los salarios en el campo, y si se hacen explotaciones en gran escala, si se organizan cultivos extensivos con buena maquinaria agrícola, con la maquinaria que no usan precisamente los latifundistas reaccionarios, entonces aumentar el salario en el campo y aumentar el bienestar en las clases trabajadoras. Yo lamento que algunos compañeros, como el ciudadano Gandarilla, que se dicen agraristas, vengan a esta tribuna a exponer conceptos en contra de las tendencias agrarias; yo lamento que tenga el ciudadano Gandarilla también como un fantasma este centralismo que han querido ver los enemigos de la ley, lo lamento tanto más cuanto que el agrarismo no es sino una facción del socialismo y todos nosotros sabemos que una de las finalidades del socialismo es la de suprimir las fronteras, y si vemos con cariño y con amor a los proletarios de todo el mundo, lo mismo es que sean americanos, que suecos, que irlandeses, ¿por qué‚ no hemos de ver con el mismo cariño, con el mismo amor a todos nuestros compatriotas, y por qué‚ no hemos de querer que con esa ley se satisfagan las aspiraciones y se llene un objetivo por el que se ha luchado durante tanto tiempo? ¿Por qué‚ no hemos de querer que la reforma agrícola abarque a todo el país? ¡Ojalá tengamos fe, tengamos fuerza, tengamos animo, no sólo para escribir la ley aquí¡, sino para ir después a todos los ámbitos de la República a hacer que prácticamente se lleve adelante la reforma agraria! (Aplausos. Voces: ¡Muy bien!)

El C. Serrano Gustavo P.: Señor presidente, pido la palabra para rectificar una alusión personal. (Voces: ¡Al último! ¡Tiene derecho! Campanilla.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Serrano para contestar una alusión personal. (Voces: ¡No! ¡No! Desorden.) Se ha concedido la palabra al ciudadano diputado Serrano para que conteste una alusión personal, porque la Presidencia cree que es el momento oportuno. (Voces: ­! ­! ¡No! ¡No! Desorden. Campanilla.)

El C. Siurob: ¡Moción de orden!

El C. presidente: La Asamblea, que siempre ha sido caballerosa, debe permitir que el ciudadano Serrano conteste la alusión personal que se le ha hecho. (Continúa el desorden.)

El C. Serrano: Yo no interrumpo al señor Bojórquez.

El C. Siurob: Moción de orden, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob para reclamar el orden.

El C. Siurob: Señores: No es que yo quiera que el compañero Serrano haga uso de la palabra. Creo, por el contrario, que el compañero Serrano está en su perfecto derecho; más aún: que debemos concederle el uso de la palabra; sólo que no quiero que se siente el precedente en la discusión de esta ley, de que debemos perder el tiempo, y no quiero que se siente el precedente de que se conceda el uso de la palabra para rectificaciones de hechos en el curso del debate. El compañero Serrano, a quien estimo, me hará favor de dispensarme si en esta ocasión marcho contra sus intereses, pero únicamente lo hago por la circunstancia de que no quiero que se obstruccione a la ley haciendo uso de la palabra a cada momento para contestar alusiones personales. (Murmullos.) En mi concepto, el señor presidente, para sentar un precedente sobre el particular, no debe de conceder el uso de la palabra sino cuando lo dice el reglamento, es decir, al terminar la discusión del punto que está a debate. Pido, pues, que se cumpla con el reglamento. (Voces: ¡Moción de orden! ¡Moción de orden! Desorden. Campanilla.) El señor presidente, que tan celoso se ha mostrado del reglamento, debe en esta vez estar de acuerdo con su anterior actitud y cumplir con el reglamento. (Voces: ¡Artículo 105!)

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al ciudadano Siurob y a la Asamblea, que para rectificación de hechos conceder la palabra después del debate, pero también repite lo que acaba de decir: que se trata de una alusión personal y la Asamblea tiene el deber de escuchar las rectificaciones sobre alusiones personales en el momento oportuno. Tiene la palabra el ciudadano Serrano.

El C. Serrano Gustavo P.: Honorable Asamblea: Antes de contestar las impertinencias del compañero Bojórquez, voy a decirle dos palabras al compañero Soto y Gama. Yo siempre he procurado ser lo más serio en las discusiones, quizá demasiado serio; si en esta ocasión, al rectificar hechos, he vertido alguna palabra o frase que haya lastimado a la Comisión, la retiro con todo gusto y en lo sucesivo seré todavía más parco, aun a riesgo de no ser escuchado. Después de esto voy a recordarle al compañero Bojórquez, que en la primera sesión en que yo tome la palabra aquí, cuando el me ataco, me pregunto esto: "¿Esta dispuesto el compañero Serrano a contestar una interpelación?" Y yo le respondí casi literalmente: "Si no es una impertinencia, con mucho gusto, porque las impertinencias nunca las contesto". En este caso no voy a contestar las impertinencias del compañero Bojórquez consecuente con mi criterio sentado desde el primer día que tuve el gusto de dirigiros la palabra. No las voy a contestar, pero los hechos falsos que sienta es mi deber aclararlos; de manera que si soy mal sonorenses, queda a juicio de la Asamblea y de mi distrito electoral si lo soy o no. Yo no vengo a conquistar más votos y me hago responsable de todo lo que he dicho, ante mi distrito electoral daré cuenta de mi actitud, y si después de haber dado cuenta, la reprueban, me someto al fallo de mis conciudadanos. Ahora voy a rectificar hechos: Se me pregunto el primer día que hablé‚ con relación a esta ley, cuentas hectáreas tenía y he contestado: ciento setenta y cinco de temporal; repito que no tengo más que eso. No me preguntaron cuento tiene tu hermano Fulano, tu hermano Zutano, tu mama, tu papa o tus tíos. (Risas.) Efectivamente, voy a decir que algunos de mis

Hermanos, y no yo, mi madre también, tienen propiedades en el distrito de Altar, y voy a decir cuáles son. Precisamente puede que no ande muy lejos el compañero Bojórquez (Voces: ¡Ah!) Voy allá. En primer lugar, esas propiedades son bien habidas, compañero Bojórquez; en segundo lugar nadie las ha solicitado, ni las va a solicitar, porque la gente del distrito de Altar no necesita de esas tierras, ni de ningunas otras; el que las necesita las tiene sin necesidad de despojar a nadie. En tercer lugar, esas propiedades son terrenos de pasto situados a ciento cincuenta kilómetros del ferrocarril. Y yo quiero que me digan si una propiedad de pastos, de la cual pudiera llegar a ser yo dueño en caso remoto, tocándome la catorceava parte, constituye un latifundio y hace de mí un posible latifundista. ¿Una catorceava parte de ocho sitios de pastos, a ciento cincuenta kilómetros del ferrocarril, en un distrito que tiene quince o veinte mil habitantes y unos cuarenta y cinco mil kilómetros cuadrados, puede constituir un latifundio? Por otra parte, señores, con esto no tiene nada que hacer esta ley que discutimos, por la sencilla razón de que ya el mismo señor Bojórquez ha declarado que en el Estado de Sonora ya se dictó la Ley Agraria; de modo que esta disposición no tendría de ninguna manera aplicación allá y, por tanto, yo no puedo defender intereses personales. Ahora, yo no sé si esa catorceava parte que podrá ser pequeña propiedad alguna vez, llegue a ser mía. ¡Quién sabe si antes ya no sea de mi madre! Pero suponiendo que lo fuera, compañero Bojórquez, aseguro a usted que no formará siquiera un pequeño patrimonio. Ojalá lo formara, con mucho gusto lo recibiría! Respecto al litigio que dice usted que hay con la Comisión Nacional Agraria, el de la hacienda de "El Gato", voy a decir algo de esa hacienda de "El Gato", que menciona: la hacienda de "El Gato" la constituyen una ochenta o noventa hectáreas que están en cultivo y poco más de otro tanto que son lomas. La hacienda de "El Gato" no es ni siquiera de mi madre más que la mitad de esa propiedad. ¿Esto es un latifundio? ¡Ni en el Distrito Federal, señores! Cuarenta hectáreas de temporal, compañero Bojórquez, eso es la hacienda de "El Gato", que se riegan cuando buenamente se puede conseguir una gota de agua del pueblo que está inmediato, y está arrendada a otros individuos en el nueve u ocho por ciento de la cosecha. ¿Eso es un latifundio? ¿Es ésa una objeción seria para que se diga que vengo a defender estos intereses? Esto, compañero Bojórquez, quedará asentado en le DIARIO DE LOS DEBATES y yo tendré buen cuidado - como lo he tenido siempre - de mandar muchos ejemplares a mi distrito para que vean las imputaciones de usted y las mías. Ahora, si se refiere a algún otro terreno que pueda tener mi madre, o lo soliciten los vecinos, le digo desde esta tribuna que si hay otra propiedad y se indemniza al propietario con el avalúo fiscal - porque allá de ninguna manera podrá aplicarse, ya que, como dije, se ha dictado Ley Agraria - , recibirá con mucho gusto el dueño de esos terrenos el importe del avalúo fiscal. Lo demás no se lo contestaré, y le diré de una vez por todas, que a pesar de que yo sí podría decir a usted muchas cosas, por respeto a la Asamblea y por respeto a mí mismo no descenderé al terreno a que usted desciende. (Aplausos.)

El C. Bojórquez: Pido la palabra para hechos. (Voces:¡No!¡No!¡Sí!¡Sí! Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: Sentando la línea de conducta que ha observado la Presidencia, se concede la palabra al ciudadano Bojórquez y se le ruega que sea muy breve.

El C. Bojórquez: No voy a decir más que cuatro palabras.

El C. Siurob: Moción de orden, señor presidente.

El C. Bojórquez: Simplemente quiero decir esto: Eso de dar satisfacciones anticipadas, como lo hace el ciudadano Serrano, no se usa en el Estado de Sonora; allí se sostiene los cargos y se acatan o se responde por todo lo que pueda sobrevenir después. Ya nos dijo él que entre todos los miembros de su familia tiene alrededor de ocho sitios, es natural que en él exista la solidaridad de familia y exista también solidaridad de latifundista y por eso tiene que oponerse en esta Cámara a todo lo que sea ley de fraccionamiento y disolución de latifundios. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa. (Desorden. Campanilla.) Se recuerda al ciudadano Soto y Gama, que tiene el deber de prestar atención al orador.

El C. Espinoza Luis: Ciudadanos representantes: Es un hecho comprobado, a pesar de imputaciones malévolas de ciertos compañeros, que todos y cada uno de los ciudadanos representantes han hecho honor a su distrito y a ellos mismos en esta ocasión, porque ni uno solo, absolutamente ninguno, se ha opuesto al principio fundamental de esta ley que se discute, y que es el reparto de tierras...

El C. Vizcarra, interrumpiendo: ¡Domínguez!

- El C. Espinosa, continuando; Ni Domínguez, compañero. Debemos hacer un estudio sereno de cada uno de los artículos de esta ley alejarnos hasta donde sea posible de nuestros sentimientos provincianos y de nuestros rencores personales.

Vengo a esta tribuna con verdadera satisfacción después de haberla ocupado en pro el ciudadano compañero Bojórquez, estimabilísimo para el que habla por muchos conceptos. Tengo motivos poderosos para sentir por Juan de Dios Bojórquez una muy viva simpatía; lo he creído siempre un hombre de buena intención, y como amigo, un gran amigo. (Murmullos. Voces: ¡Pero!)

Pero a pesar de esta apreciación muy particular por lo que hace al compañero Bojórquez, no he podido nunca comprender, dentro de su manera sencilla, bonachona e infantil, (Risas.) si el compañero Bojórquez en su ser interior es un yori, un yanqui o un mayo. Para aclarar este punto necesitaría de las luces de un conocedor, de un clasificador como el ciudadano Batres, por ejemplo (Voces: ¡Es necesario! Risas.)

Pero dejando a un lado si los sentimientos del compañero Bojórquez son de yori, de yanqui o de mayo, debo manifestar que no ha tenido ningún gesto digno de esa altiva raza al sostener el artículo 2o.

Es natural, señores representantes, que fuese así. Juan de Dios Bojórquez es un hombre bien intencionado, es un hombre honrado y no ha hecho otra

cosa que hablarnos como lo hace siempre: con el corazón en la mano; y de ahí que no haya podido defender el artículo a discusión.

El mismo compañero Bojórquez, dentro de esa serenidad beatífica que todos le reconocemos, tendrá que convenir con nosotros en que dos de las fracciones del artículo que se discute, son una verdadera monstruosidad, y digo monstruosidad, ciudadanos representantes, conscientemente.

Y ya que he pronunciado esta frase, este calificativo que al diputado ministerial le ha de parecer ofensivo, quiero hacer esta aclaración: el diputado ministerial, Antonio Díaz Soto y Gama, (Risas.) no teniendo razones con las cuales argumentar cuando se viene a hacer pedazos este proyecto de ley - que si tiene cosas buenas, en lo general es un mamarracho, como lo he sostenido en otras ocasiones -, se disculpa torpemente diciendo que los que no piensan como él son enemigos del Ejecutivo. Hago esta aclaración, ciudadanos representantes, porque este ciudadano diputado ministerial no dilataría - si yo no me adelantase - en venir a hacer la declaración pomposa, hueca, como hueco es su cerebro, de que este artículo pertenece por entero al ciudadano jefe del Ejecutivo. Antes que venga el diputado ministerial a hacer esta declaración que en sus labios es una verdadera ironía, que no honran ni a Soto y Gama y desprestigian altamente al Ejecutivo, la hago yo.

Debería saber este ciudadano diputado ministerial que desde el momento en que él y la Comisión han aceptado las partes del proyecto del ciudadano Álvaro Obregón, son ellos los responsables ante esta Asamblea, de esta ley, de todos los artículos de esta ley; pero este pobre hombre, cuyas debilidades son tantas, se respalda cobardemente detrás de la figura robusta y grande del ciudadano presidente de la República, (Siseos.) sin comprender que lo perjudica repitiendo su nombre a cada instante.

Efectivamente; el artículo que se está discutiendo pertenece por entero al proyecto que envió a esta Representación Nacional el ciudadano Álvaro Obregón. Pero ¿qué, ciudadanos representantes, porque el ciudadano Álvaro Obregón, en su calidad de ciudadano, con el derecho que le concede la Constitución para iniciar leyes; qué, por el hecho de que él nos lo ha enviado debe ser intocable y aprobado con ese servilismo que pregona y que quiere exigirnos el diputado ministerial? No, ciudadanos representantes, en manera alguna. El ciudadano Álvaro Obregón, hombre de una honradez indiscutible para todos nosotros, no es infalible, y por muy grande y muy buena que sea su penetración de legislador, es humano que en la larga enumeración de artículos que contiene la ley, tan ardua y tan difícil, haya algunos que no estén de acuerdo con el criterio de muchos de nosotros; y no se nos podrá tachar, con justicia, de enemigos del Ejecutivo, si venimos a oponernos serena (Voces: ¡Sí, serena!) correcta y honradamente a estos artículos que creemos dignos de ser reformados.

Ni Carranza se atrevió, en pleno Constituyente, por boca de sus barriletes a sostener que el proyecto de reformas a la Constitución que había enviado a la Legislatura Constituyente de Querétaro era intocable. Aunque en el fondo aquel César, aquel hombre inflado de vanidad quisiese tener la satisfacción de que su proyecto fuera intocable, él, en público, declaraba de manera solemne, que había mandado su proyecto no porque fuese un monumento de sabiduría, sino porque lo creía bueno; pero que dejaba a la Asamblea en libertad absoluta para que hiciesen del proyecto lo que les viniera en gana, para que hiciesen lo que creyesen mejor, ya que era respetuoso del derecho de los ciudadanos representantes.

Y es natural, señores, que el ciudadano Álvaro Obregón, revolucionario; que el ciudadano Álvaro Obregón, bienintencionado; que el ciudadano Álvaro Obregón, honrado, no tiene ni puede tener la pretensión que le atribuye torpemente Soto y Gama, este defensor ministerial tan tonto y tan infeliz en sus defensas, cuando dice que el ciudadano Obregón tiene un interés vivísimo en que su proyecto sea aprobado a toda costa.

Esto es calumnioso hasta par el mismo ciudadano presidente de la República; pero, desgraciadamente, ese es el resultado natural de tener amigos tontos, a los que más valiera decirles: "No me defiendas, compadre."

He hecho esta declaración franca y abierta de que vengo a oponerme a un artículo propuesto por el ciudadano presidente de la República.

El blanco interiormente, compañero Juan de Dios Bojórquez, no trajo, en realidad, un sólo argumento que robusteciera las razones por las cuales debe aprobarse este artículo a discusión. Dijo muy a la ligera que es indispensable aprobar este artículo porque de otro modo sucederá en toda la República lo que viene sucediendo en Sonora, Chihuahua, Durango y Zacatecas y en otros Estados donde se han expedido leyes sobre división de latifundios, y en los que estas leyes sólo existen en letra escrita y que en la práctica han sido completamente nulas.

Dice también el ciudadano Juan de Dios Bojórquez que debe aprobarse este artículo, porque sólo de esta manera se obligará a los grandes terratenientes a pagar las contribuciones por las tierras que poseen.

En realidad, señores, ninguno de estos dos argumentos son serios y no merecen siquiera el trabajo de un ligero examen. El primero, el que hay ya algunas leyes escritas pero que no se ponen en práctica, no quiere decir que con el hecho de que nosotros demos una nueva ley, vayan a ponerse en práctica todas estas leyes. La razón fundamental porque estas leyes no se ponen en práctica, debe ser, de seguro, el poco escrúpulo, el poco cuidado de las respectivas autoridades de esos Estados que no hacen o no saben hacer cumplir las leyes. La misma razón debe oponerse para devolver al compañero Bojórquez el segundo argumento: si los grandes terratenientes no pagan esos impuestos que tienen obligación de pagar, culpa es de los malos administradores de la cosa pública en esos Estados.

El mismo compañero Bojórquez sabe que los gobiernos tienen la famosísima ley económico - coactiva, que es una fuerza bárbara y brutal para obligar a los contribuyentes morosos a pagar los impuestos que deben.

Así pues, no hay una sola razón expuesta por el compañero Bojórquez que nos convenza de que este artículo debe aprobarse tal como lo ha presentado

la comisión. En cambio, ciudadanos representantes, yo procuraré llevar a vuestra conciencia la necesidad de que este artículo sea rechazado en dos de sus partes, y también me empeñare en demostrar que estas fracciones están por completo fuera de los preceptos constitucionales y fuera de las necesidades agrícolas, palpitantes en todo el país. En efecto, ciudadanos representantes, las fracciones (b) y (c) de este segundo artículo, no pueden ponerse en práctica, ni siquiera dictarse dentro del cuerpo de esta ley, porque no corresponden en manera alguna a una ley de fraccionamiento. Estamos legislando sobre división de latifundios, sobre división de grandes extensiones de tierra, pero no estamos legislando sobre la calidad de las tierras ni sobre el sistema de trabajo que tienen los labriegos en las distintas partes de la República.

Este proyecto de ley es de fraccionamiento de latifundios, y nada más. Por más que he buscado en la letra y en el espíritu del cuerpo de la ley, no he encontrado una palabra, una frase, una locución que me convenza de que esta ley deba tener otros objetos que no sea el exclusivo y terminante de hacer el reparto de tierras y el fraccionamiento de los latifundios.

Si el espíritu de esta ley no es otro que el de repartir las tierras, ¿a qué meternos, señores, a legislar sobre las tierras que se encuentran dentro de estas otras condiciones, dentro de las condiciones señaladas por los incisos (b) y (c). El inciso (b) dice: Serán materia de expropiación: "Las tierras mantenidas en erial durante los últimos cinco años". Y (c): "Las cultivadas mediante procedimientos primitivos o anticuados, a juicio de la - soberana - Comisión Nacional Agraria."

Esto, ciudadanos representantes, no es ni serio. Si no hubiera leído la ley del Ejecutivo, creería que estas dos fracciones del artículo eran un parto exclusivo, original, del cerebro caduco del diputado ministerial. (Risas. Voces ¡Pero es Obregón!) ¡De la Comisión de reaccionarios que tiene en Palacio!

Es, ciudadanos representantes, un deber de todos nosotros procurar que esta ley sobre fraccionamiento de latifundios sea dada cuanto antes, pero también es un deber nuestro procurar que esta ley se dé en condiciones tales, que sea de efecto inmediato y de aplicación verdaderamente práctica, y si nosotros vamos a querer incluir en el cuerpo de esta ley sobre el reparto de latifundios otras tierras que no son latifundios, tales como las que no se han cultivado durante los últimos cinco años, tales como las que se cultivan por procedimientos antiguos, nos habremos salido de hecho y de derecho del fondo de la ley; no estaremos ya dentro del reparto de latifundios, sino que estaremos dentro de un terreno muy distinto del que en realidad marca el cuerpo general de la ley. De ahí, ciudadanos representantes, que yo me oponga en tesis general a que sean aprobadas estas dos fracciones del artículo.

Las razones constitucionales son las siguientes: estas luminosas comisiones dictaminadoras se han olvidado de que esta ley es exclusivamente para reglamentar el artículo 27 en su parte relativa al reparto de tierras, a la división de las tierras; la fracción VII, en su párrafo segundo, dice de la manera o la forma de que las tierras pueden y deben ser declaradas de utilidad pública. Dice así:

"Las leyes de la Federación y de los Estados en sus respectivas jurisdicciones determinarán los casos en que sea de utilidad pública la ocupación de la propiedad privada; y de acuerdo con dichas leyes, la autoridad administrativa hará la declaración correspondiente..."

Desde luego, ciudadanos representantes, la Constitución general de la República señala como facultad exclusiva a los gobiernos de los Estados la de determinar qué terrenos pueden ser expropiados por causa de utilidad pública y no da facultad al Congreso Nacional para hacer esta clasificación de tierras. El inciso (a) de la misma fracción VII dice a la letra:

"En cada Estado y Territorio se fijará la extensión máxima de tierra de que puede ser dueño un solo individuo o sociedad legalmente constituída"

Y estas luminosas comisiones, patrocinadas por el diputado ministerial, en ninguna de las partes de la ley nos dicen qué cantidad de tierra debe quedar en poder del dueño de un latifundio. Todos los compañeros, estoy seguro, han leído y releído ese dictamen de las comisiones y estarán de acuerdo conmigo en que ninguno de los artículos señala qué cantidad de tierra debe quedarle al dueño de un latifundio, a pesar de que la Constitución manda de una manera terminante que al reglamentarse este artículo 27, en su parte relativa a reparto de tierras, se declare qué cantidad de tierra debe quedarle al dueño de un latifundio.

La Ley Agraria de Zacatecas, que yo he citado en sesión secreta como una buena ley, sí trae este requisito, que a estas benditas comisiones se les ha olvidado o mañosamente no han querido poner. La ley de Zacatecas, en su artículo 3o. dice así:

"De acuerdo con el artículo 3o. de la Constitución Política del Estado, la extensión máxima de tierra que a título de dominio puede poseer un solo individuo o sociedad legalmente constituida, es de dos mil hectáreas."

Ya ve la honorable Asamblea cómo las leyes que se han expedido reglamentando el artículo 27 y autorizando el fraccionamiento de los latifundios, fijan de manera terminante, clara y categóricamente, qué cantidad de tierra se dejará a los dueños de latifundio: dos mil hectáreas.

Es natural, ciudadanos representantes, que no podrá ser la misma proporción en cada uno de los Estados, porque las condiciones de los latifundistas no son las mismas en todos ellos; de allí la necesidad de que ésta no sea una ley de efectos generales, sino de efectos limitados, en el Distrito y Territorios. Sólo los Estados, dentro de sus respectivas jurisdicciones, son los capacitados para señalar el máximum de tierra que debe poseer cada terrateniente y también para señalar los excedentes que podrán ser repartibles; sólo así, señores, se hará una ley prudente que satisfaga los anhelos nacionales. Pero aceptar este absurdo propuesto por la Comisión dictaminadora, sería ir al ridículo, sería engañarnos, sería hacernos tontos nosotros mismos.

Desde luego, ciudadanos representantes, quiero traer los dos argumentos fundamentales para pedir a vuestra soberanía que aprobéis nada más el inciso que se refiere a latifundios y reprobéis el inciso (b)

y el inciso (c), que hablan de todo, menos del reparto de latifundios. (Aplausos. Siseos.)

El C. Alessio Robles Vito: ¿Me permite una interpelación?

El C. Espinosa: Si la Presidencia lo consiente.

El C. Alessio Robles: ¿Me permite la Presidencia una interpelación al orador?

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Alessio Robles.

El C. Alessio Robles Vito: La Asamblea ha notado con sorpresa que durante su peroración el compañero Espinosa ha dado repetidas veces al luchador del Sur compañero Días Soto y Gama, el denigrante título de diputado ministerial. La Asamblea desea saber a qué se debe esa actitud del compañero Espinoza. (Aplausos.)

El C. Espinosa: Con verdadera satisfacción voy a contestar la habilísima interpelación de nuestro respetable compañero, el ingeniero Alessio Robles.

Efectivamente, os debo esta deuda y voy a pagarla con el mayor placer en el acto. Públicamente este diputado, a quien llamo con toda justificación ministerial, no ha muchas sesiones se levantó aquí con un arrebato que hubiera tal vez ruborizado al compañero más desprestigiado, para decirnos que él, por encima de todo, defendería a sus tres amigos: general Plutarco Elías Calles, Adolfo de la Huerta y Antonio Villarreal. Estoy seguro de que muchos de vosotros, como el que habla, tenéis el honor de contar amigos entre altos funcionarios; pero nunca habéis tenido el descaro y la desvergüenza de pregonar públicamente que por encima de todo defenderéis a vuestros amigos personales. Este es uno de los puntos, compañero Alessio Robles, por los cuales he calificado al ciudadano Soto y Gama de diputado ministerial. Pero hay otro. En estos acaloradísimos debates, me parece que en los de la tarde de antes de ayer, el ciudadano Soto y Gama, a falta de razonamientos y argumentos, de una manera vergonzante, a grito abierto, como si estuviera escandalizando en una plazuela, decía:¡no, señores, es necesario defender este proyecto de ley porque el representante del Ejecutivo tiene interés vivísimo en que sea probado! Ya ve, pues, la Asamblea cómo fundado en estos dos hechos inegables, porque están en la conciencia de todos vosotros y en el DIARIO DE LOS DEBATES, he dado ese calificativo que probablemente no quitaré al ciudadano Díaz Soto y Gama. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Me tiene sin cuidado, como todo lo que usted diga!

El C. Espinosa Luis, continuando: No debe tomarse a mal que se levante la voz de cualquiera de nosotros, de una manera viril y digna, cuando se calumnia a un funcionario amigo. Este será siempre un gesto caballeresco y noble, digno de aplauso, pero venir a declarar desde esta tribuna, deshonrarla con una declaración tan personalista, como es la confesión de que se defenderá a los amigos porque son ministros y por encima de todo, se me antoja una inmoralidad de las que no creía que fuera capaz Antonio Díaz Soto y Gama...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¿Me permite una aclaración?

El C. Espinosa Luis: No permito nada.

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra para una alusión personal. (Voces: ¡Tiene derecho! ¡Está sentado el precedente! ¡Que hable!) Dos palabras. (Desorden. Campanilla.)

El C. Espinosa Luis, continuando: Termino, ciudadanos representantes, cerrando esta declaración, pedida por el compañero Alessio Robles, con este hecho: según recuerdo, hace un mes o mes y medio en las columnas del prestigiado periódico que dirige el talentoso compañero (Voces: ¡Ah!¡Ah!) Vito Alessio Robles, se le hacían contundentes al ciudadano Díaz Soto y Gama, no recuerdo si por ministerial o por qué otra cosa.

Después de haber hecho esta aclaración paso a robustecer los argumentos por los cuales deben ser rechazados los incisos (b) y (c) del artículo 2o. En mi calidad de diputado, señores, es justo y es natural que me preocupe con verdadero entusiasmo por los intereses que el pueblo que represento ha puesto en mis manos, y en segundo lugar que defienda también los intereses de los demás Estados que forman la Federación Mexicana y que se encuentran en circunstancia análogas al Estado de Chiapas.

En mi Estado, ciudadanos representantes, en caso de que se aprobaran estos incisos, todo él pero absolutamente todo él, quedaría a merced de la Comisión Nacional - que estoy seguro que no la aprobaréis como lo quieren las comisiones dictaminadoras -, sería dueña absoluta y única de todo el Estado de Chiapas.

No hace cinco años, sino seis, que todos los agricultores paralizaron los trabajos en sus tierras y que obedeciendo a necesidades imperiosas de la guerra a disposiciones dictadas por jefes cuyos nombres no es necesario recordar, tuvieron que reconcentrarse en los poblados; sus bienes no fueron incautados ni decomisados; fueron miserablemente destruidos o robados y llevados al extranjero para comerciar, miserablemente, con los intereses bien habidos de honorabilísimos chiapenses.

Si estos señores abandonaron sus tierras por la necesidad de la revolución, porque los obligaban a ello las mismas autoridades que debían haberles dado garantías, ¿qué culpa tienen, señores, ante la conciencia de los hombres honrados de haber abandonado durante tantos años estos terrenos que antes producían el sustento de innumerables familias? ¿Qué tiene, ciudadanos representantes, que ver la conducta de estos hombres honrados con la medida primitiva de estos incisos?

Allá hay muchos hombres que no son terratenientes; allá no hay más que un gran terrateniente: la compañía inglesa, la compañía extranjera que ha hecho el negocio que vaís a oír, y estoy seguro de que os va a asombrar.

En el 86, a raíz del triunfo del Plan de Tuxtepec, el grupo que rodeó a Porfirio Díaz quiso corresponder a sus amigos con prebendas, con verdaderas canongías y, entre otras, ninguna mejor que la de repartirse las tierras de la República. so pretexto de contratos de colonización y de deslinde.

Así fue cómo en el Estado de Chiapas algunos malos hijos de aquel Estado, algunos hijos espurios de mi Estado, a pesar de haber nacido allí, se confabularon con los poderosos dueños del Gobierno triunfante y formularon contratos de colonización y de deslinde; pero en el fondo jamás hubo

colonización, aunque sí deslinde; pero ya váis a ver en qué forma.

Estos extranjeros compraban las tierras exuberantes y vírgenes de Chiapas en la cantidad irrisoria de siete centavos caballería, y esos siete centavos no se pagaban al Gobierno en efectivo, sino que éste los abonaría a aquellas famosas compañías por el concepto de trabajos de deslinde; y cuando los incautos, cuando los hombres laboriosos y pobres querían tener una propiedad privada que ahora se les niega, iban ante la compañía de extranjeros y mexicanos a pedir el fraccionamiento de tierras; se les concedía mediante un precio altísimo y a condición de que el solicitante pagara los trabajos de deslinde, de tal manera que la compañía no pagaba un solo centavo por hacer aquel trabajo; pero, en cambio, la nación abonaba a estas compañías de extranjeros y de malos mexicanos grandes cantidades por concepto de deslindes. Y de esta manera, a través de treinta años, los extranjeros enviaron a Inglaterra muchos millones de oro arrancados de los pobres que adquirían un pedazo de suelo privilegiado de Chiapas.

Pero estas compañías no se concertaran a deslindar los terrenos nacionales, ¡qué va! para eso era el supremo hacedor Porfirio Díaz; para eso eran los favoritos, dos o tres hombres prominentes de mi Estado; para eso éstos estaban en íntima sociedad con las compañías extranjeras. (Voces:¡Nombres!) No los cito porque son muy conocidos.

Esas compañías, a través de tantos años, ya no fueron simples compañías de deslinde y de colonización; estas compañías que habían arrebatado las propiedades privadas; que no se habían detenido ante nada ni ante nadie; que habían cometido los despojos más inicuos, y que eran las dueñas de mi Estado, a pesar de ser extranjeras, habían convertido a los chiapenses en esclavos y en usufructuarios, tal como si hubiesen sido conquistadoras de aquella porción del suelo patrio. Esas compañías, a través del tiempo, ya no se conformaron con ser las contratantes de deslinde y de colonización, sino que se declararon dueñas absolutas de la mayor parte de las tierras más fértiles del Estado de Chiapas.

Aquellos hombres, extranjeros y mexicanos, que no aportaron un solo centavo al Erario Federal, aquellos hombres extranjeros, aquellos hombres rubios venidos de otras tierras, que habían exprimido el suelo de Chiapas, que habían arrancado de sus entrañas millones de oro, exigen al Gobierno para devolver esas tierras, de las que ya se juzgan dueños, alrededor de cinco millones de pesos...

Y de este peligro es, ciudadano representantes, del que nosotros nos queremos precaver a toda costa; ya no queremos más mangoneadores, ya no queremos más expoliadores; y así como hemos luchado, así como a luchado el que habla, desde que tiene conciencia, en contra de esta abominable compañía extranjera, así lucharía también, y aun más fuertemente todavía, en contra de esta Comisión Nacional Agraria, en caso de que la Representación Nacional tuviera la desgracia de crearla.

¿Por qué? Porque esa Comisión Nacional Agraria, con las amplias facultades que le dan las comisiones dictaminadoras y que, como ya lo dije en otra ocasión, viene a constituir un cuarto poder, sería tan omnímoda, sería tan brutal, sería tan atentatoria como esta odiosa y odiada compañía extranjera de que os acabo de hacer esta triste reminiscencia. (Aplausos. Siseos.)

Esta compañía, ciudadanos compañeros, es la principal latifundista en mi Estado. Después de esta compañía sigue una media docena de agraciados del porfirismo, que también sin dar un solo centavo se convirtieron en dueños de grandes cantidades de tierras, tan grandes, que os asombraríais si yo tuviese los datos estadísticos en la mano y os los dijese.

A pesar de tanto despojo, a pesar de tanto favoritismo, el Estado tiene todavía una cantidad enorme, una extensión muy grande de terrenos nacionales, que están a disposición de la Federación para cederlos a todo el quiera cultivar un pedazo de tierra. Ya ve la honorable Asamblea cómo los que somos del Estado de Chiapas no podemos oponernos en manera alguna al reparto de tierras; a contrario, lo queremos calurosamente, lo deseamos con toda el alma; pero no queremos, señores, que so pretexto de hacer un reparto de tierras, que so pretexto de cumplir un principio y una promesa revolucionarios, que so pretexto de dar forma y cristalización a esta ideas, se forme una Comisión Nacional Agraria, con facultades omnímodas, que le permita hacer en toda la República lo que le venga en gana. Esta Comisión Nacional Agraria, con tan amplias facultades, haría muchos negocios sucios, cometería atropellos sin cuento y sería la suprema dictadora en materia de tierras. Todos vosotros, compañeros, examinando vuestras conciencias, convendréis conmigo en que es muy peligroso, y no es prudente ni honrado declarar que las tierras que no son latifundios, figuren en un capítulo de esta ley.

Además, en mi Estado, en el Estado de Chiapas, donde no existen industrias, donde no existe la minería, donde hay otras fuentes de riqueza que las de la tierra, los agricultores tuvieron que abandonar sus pequeñas propiedades y reconcentrarse en los pueblos a sufrir lo inimaginable e indescriptible. Así se pasaron allá estos seis últimos años. Y ahora, en lugar de que la revolución les tienda su mano robusta y protectora para levantarlos, diciéndoles: ten este puñado de dinero, no en calidad de dádiva, sino en calidad de préstamo, y trabaja, queremos nosotros por medio de esta ley atentatoria, matar de hambre a todos esos hombres que son factores de trabajo, de progreso y engrandecimiento nacional.

Estoy seguro que no aprobaréis en manera alguna esta fracción (b) que se discute; que tampoco podréis aprobar la fracción (c), porque ¿qué culpa tenemos nosotros de estar privados de la gracia de Dios, como diría el Diputado Domínguez, ¿Qué culpa tenemos de que a nuestro lejano Estado de Chiapas, fronterizo con la América Central, no hayan llegado hasta ahora los beneficios del ferrocarril? ¿Qué culpa tenemos de que después de cien años de estar unidos por la República Mexicana, leal y resignadamente, no contemos todavía con fáciles vías de comunicación y estemos tan distantes de la metrópoli como hace un siglo? ¿Qué culpa tiene mi

desventurado Estado de no haber podido llevar allá tractores y todo género de maquinaria moderna para impulsar la agricultura?

Aprobar este inciso equivaldría a cometer un crimen. Estoy seguro de que, compenetrados de vuestra actuación de hombres justicieros, no de atentadores de la propiedad, no aceptaréis en manera alguna ni el inciso (b), ni el inciso (c).

Termino diciendo que respeto a los hombres, pero no respeto las ideas que en mi humildísimo concepto y según mi propio criterio, no deben merecer respeto. Respeto mucho la alta e indiscutible personalidad del primer magistrado de la República; pero eso no me quita el derecho para venir con toda franqueza a combatir sus ideas, si es que estas ideas no están en consonancia con las mías ni con mis arraigadas convicciones. Señores compañeros: Os pido que rechacéis el inciso (b) y el inciso (c) y que aprobéis con entusiasmo el inciso (a), que se refiere al reparto de latifundios, porque así habreís hecho honor a vuestras convicciones de revolucionarios, porque así habréis cumplido con uno de vuestros más altos deberes. (Aplausos Siseos.)

El C. Siurob: Pide la palabra la Comisión.

El C. Díaz Soto y Gama: Para una alusión personal, muy brevemente. Conste, señores, que yo nunca.. (Voces:¡Tribuna!¡Tribuna!) yo desprecio las alusiones personales. (Voces:¡Tribuna!¡No se oye! El orador asciende a la tribuna.) Es la primera vez que contesto una alusión personal, porque mi criterio de viejo luchador al respecto, es el siguiente: Todos los hombres públicos están a discusión, y lo que purifica a los hombres públicos no son las palabras, sino los hechos, y yo todos mis hechos los pongo, absolutamente todos, a la libre discusión de mis conciudadanos; por esa razón yo nunca he quitado el tiempo a esta Asamblea contestando alusiones personales; cuando estas alusiones personales tienen algo de justo, procuro modificar mis actos, y cuando son inspiradas en la mala fe, en el despecho, en la bajeza de sentimientos, como en el caso, desprecio tan profundamente la alusión personal como a la persona que la lanza.

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: Correspondido. (Risas. Murmullos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Hay nada más esta diferencia: que por pequeño que yo me juzgue, me juzgo un gigante en moralidad política...

El C. Espinoza Luis: Pero usted mismo. (Murmullos. Siseos.)

- El C. Díaz Soto y Gama, continuando:. en honradez y hasta en inteligencia, junto a mi pequeño competidor, el señor Espinosa. (Aplausos.) Puede ser que sea inmodestia; ¡pero hombre!, no es posible ser modesto al extremo de compararse con Espinosa. ¡Eso sí ya sería el colmo! (Aplausos.) ¡Eso sí ya sería el colmo de la modestia! Nadie me lo creería a mí, ni nadie se lo creería a ningún compañero de la Cámara. Quiero contestar la alusión personal nada más con esto: mañana o pasado, un día que yo esté de humor, que quiera yo quitar un poco de tiempo a la Asamblea, mañana o pasado, no tengo prisa, suplicaré a la Oficialía Mayor que me preste los "Diarios de los Debates", es decir, el ejemplar del "Diario de los Debates" relativo a eso que calumniosa y mendazmente me atribuye el ciudadano Espinosa, y allí verán ustedes cómo yo jamás dije semejante barbaridad...

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: ¡Sí lo dijo!

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Eso lo va a decir el DIARIO DE LOS DEBATES, y entonces se verá si es calumniador el ciudadano Espinosa o no. Entonces leeré con toda paciencia y con toda calma, como quien siente superior a una ofensa que viene de un hombre como Espinosa, lo relativo a la defensa que hice del general Calles y del señor De la Huerta; y entonces quedará demostrado, sin necesidad de ningún epíteto ofensivo, porque ¿para qué bajar a ese nivel, señor Espinosa? Me respeto bastante para descender a ese nivel. Sin ningún epíteto, sino dejando el comentario a la Asamblea, demostraré que no dije lo que mendaz y calumniosamente me atribuye el ciudadano Espinosa. Vuelvo a decir que mis hechos, todos los hechos, mis anteriores a esta Comisión mis hechos en el Sur, todos mis hechos pasados, presentes y futuros están a la disposición de mis conciudadanos para que los juzguen; me siento honrado hasta la fecha y me siento grandemente satisfecho con estar ayudando a un Gobierno que es agrarista; no me ofendo con que se me diga que ayudo a un Gobierno; es el primer Gobierno que apoyo en mi vida y lo apoyaré con toda energía y franqueza mientras sea agrarista: ¡esto no es vergonzoso! (Aplausos.) Por eso me reía de muy buena gana cuando creía el inocente - por no calificar de otro modo al ciudadano Espinosa - que a un agrarista como yo, convencido, a un agrarista que lleva su asunto con firmeza y conciencia, que sabe a donde va, le iba a preocupar mucho que se exhibiera ante el país al Partido Nacional Agrarista en perfecta consonancia con el Gobierno. ¡Este es el mejor servicio que se puede hacer al agrarismo! De una vez por todas tengo qué explicar a la Asamblea: la tendencia actual de los agraristas consiente es estar con el Poder, porque necesitamos de él para llevar a cabo nuestros ideales. De manera que francamente lo digo: soy gobiernista porque los ideales que sostengo conviene que yo y todos los agraristas seamos gobiernistas. No hemos de cometer el dislate político, del que mucho provecho sacaría la reacción, de divorciar al agrarismo del actual Gobierno; todo lo contrario: el Sur está perfectamente satisfecho de que el actual Gobierno esté propugnando por el cumplimiento de los ideales del Su; el Sur, pues, es el más gobiernista de todos los grupos gobiernistas del país; sépalo el compañero Espinosa. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siroub miembro de la Comisión

El C. Siroub: Honorable Asamblea: Aunque creo que ninguno de vosotros ha tomado en serio los ataques malévolos y tontos dirigidos a la Comisión, por concepto de que la Comisión en esta ley trata de favorecer a determinado ministro...

El C. Altamirano, interrumpiendo: Fue a Soto y Gama.

El C. Siurob, continuando: A la Comisión también se le han lanzado, compañero Altamirano. Pues bien, la misma divergencia en los actuales impugnadores, es una prueba de todo lo contrario

Unos dicen que se trata de favorecer al general Calles; pero por otro lado los otros contestan y dicen: no, se trata de favorecer al ingeniero Villarreal, porque se le confiere un gran poder a la Comisión Nacional Agraria, que está dentro de su Ministerio.

- El C. Espinosa Luis, interrumpiendo:¡No es cierto!

El C. Siurob, continuando: Por otro lado otros dicen: No, es la tendencia general del general Calles a la que se trata de favorecer, y en esta forma este ministro queda levantado hasta la infinidad. Estas son bajezas de los pequeños que andan fijándose en la política ministerial, porque ¿cómo se compadece que, nosotros queramos favorecer a este o aquel ministro y estableciéramos que la Comisión Nacional Agraria va a ser, por decirlo así, una entidad independiente? Si nosotros establecemos que para que la Comisión Nacional Agraria tenga la sanción de toda la nación, sus nombramientos serán visados por el Congreso de la Unión para darle toda la independencia de los demás poderes, ¿cómo se nos puede atribuir una política ministerial en esta ley? Ya veis, pues, cómo todo esto no es más que un pretexto, no es más que una argucia de la reacción que se va viendo vencida poco a poco con sus propios argumentos, así como con aquel otro argumento de la soberanía de los Estados, que no deja de ser una paparrucha que vosotros estáis intentando, señores reaccionarios. (Risas. Aplausos.) Lo único que yo lamento es que la prensa seria del país se haga eco de estas cosas; de lo que menos ha tenido intención la Comisión ni la Asamblea, es de violar la soberanía de los Estados. (Murmullos.) Es de lo que menos ha tratado la Comisión; la Comisión ha tratado, en nombre del Pacto Federal precisamente, que es la soberanía de los Estados, de hacer cumplir uno de los mandatos de esa misma soberanía y eso sin perjuicio de la soberanía local, de esos jirones de soberanía que nuestra Constitución ha dejado de los Estados de la República. Precisamente nosotros establecemos dentro del artículo 1o. transitorio que cuando un Estado legisle sobre el particular, en respecto a soberanía, deja de regir en lo absoluto el Pacto Federal sobre aquel territorio. De manera que la prensa en mi concepto ha hecho mal con tomar esta argumentación, porque suponiendo que la Comisión de hecho hubiera propuesto un artículo que violara la soberanía, aun suponiendo todavía sin concederlo, como dicen los abogados, de hecho no ha sido esa la intención, ¿y por qué nos atribuyen una intención que no hemos tenido? Se trata de hacer una labor malévola para el Gobierno y suscitar dudas y desconfianza de la Representación Nacional.¡Esa no es labor de la presa honrada! Lavada la Comisión de todas estas manchas, pues no llamaré de lodo, pero sí de tontería, si la tontería puede manchar; lavada la Comisión de todas estas manchas amarillas de tontería, la Comisión queda enteramente limpia. Ahora vamos a tratar los puntos relacionales con el artículo.

Ustedes comprenderán que la digresión ha sido acertada y oportuna. No voy tampoco a insistir en el asunto del ciudadano Díaz Soto y Gama, porque él se ha defendido ampliamente. Yo digo a los que me consideran como un hombre de convicciones, que no juzgo al ciudadano Soto y Gama como un diputado ministerial; también digo que no está bien, rectificando al ciudadano Soto y Gama, que él crea que el Partido Agrarista está con el Gobierno tan sólo porque éste sostiene sus mismos principios, porque también hay otros principios que el mismo Gobierno sostiene, y creo que en esto estará de acuerdo conmigo el propio ciudadano. Pero me estoy saliendo del punto a debate y no quiero diferir de opinión con mi compañero, en quien reconozco a uno de los revolucionarios más bien intencionados y consiente del país. Vamos a tratar el punto a debate. Efectivamente, debe decir que el propósito de esta ley fue provocar el fraccionamiento de latifundios, pero bajo la base de no disminuir la producción; la argucia de algunos compañeros que han venido a esta tribuna, y no cito nombres porque tendrían que apelar a una alusión personal y aspiro a poner la muestra de pulcritud en esta tribuna, la argucia de algunos compañeros consiste en que han venido a decir que los pequeños propietarios son los que no cultivan sus tierras por procedimientos modernos, y qué sé yo cuántas cosas.

La Comisión está de acuerdo en parte con que realmente no pueden cultivar sus tierras por los procedimientos modernos; pero no está de acuerdo en que no las puedan cultivar en los actuales momentos. Id a los campos, vosotros que habéis recorrido vuestros distritos, y veréis que los que primero han vuelto a recuperar sus tierras son precisamente los pequeños propietarios. ¿Por qué? Porque como eran tierras pequeñas, como eran las únicas tierras que producían el alimento, que producían el pan de cada día, se han preocupado precisamente por cultivarlas, más que los grandes terratenientes que con una pequeña parte tienen y que en todo caso pueden adquirir préstamos o pueden valerse de negocios de bolsa o pueden emprenderlos dentro de cualquiera órbita o esfera de acción. Si va cada uno a recorrer su distrito, observará que son precisamente los pequeños propietarios los que están cultivando. (Voces:¡Pero con procedimientos anticuados!) En esa parte tienen razón el compañero Céspedes y el compañero Espinosa, en la parte que se refiere a los procedimientos anticuados. Debo advertir a la honorable Asamblea, que este inciso no es precisamente de la Comisión; este inciso es del proyecto primitivo del Ejecutivo y nosotros hemos considerado que podía tener razón hasta cierto punto; pero naturalmente hemos querido ponerlo a la consideración de la Asamblea, para que la Asamblea sea la que juzgue. Nosotros precisamente no hemos querido salirnos de nuestro papel; hemos encontrado una idea que, aunque es discutible, pudiera encerrar una cosa buena para este proyecto, y no hemos vacilado en condensarla. Si vosotros queréis rechazarla, nosotros estaremos quizá de acuerdo con vosotros en el momento decisivo; pero no vengáis a insultar a la Comisión y a decirle estas cosas. Ya he dicho que debemos de tratar estos puntos con serenidad y que debemos levantarnos por encima de esta pequeñeces. Creo que estas son las únicas objeciones que se ha hecho a este artículo de la ley y que no hay otras; de manera que creo aberlas contestado. En lo que se refiere a las tierras mantenidas en erial, la Comisión estima que

no debe retirarse en absoluto este inciso, porque son precisamente todos los pequeños propietarios los que tienen cultivada su tierra; pero sí creo que debe tenerse en consideración lo relativo a las tierras cultivadas mediante procedimientos primitivos o anticuados. La Comisión hace desde luego la observación de que este inciso no es suyo, sino del Ejecutivo de la Unión; que en la discusión habida en el seno de la Comisión, nosotros aún estimamos conveniente suprimirlo; que diga el compañero Soto y Gama si es o no verdad; pero que todavía no llegamos nosotros a ninguna conclusión. Permitidnos que escuchemos todas las opiniones; hablad unos en pro y otros en contra; queremos escuchar la opinión de la Cámara y nosotros seremos obedientes de la opinión que entre vosotros reine; pero no nos exijáis que inmediatamente que sea puesto a discusión un artículo, vengamos a modificarlo con la mayor blandura del mundo, con criterio femenil, con un criterio ya iba a incurrir en una alusión personal, (Risas.) porque la costumbre adquirida en el Parlamento me hace a cada rato querer incurrir en alusiones personales, sin pensar que, como comisión, debo ceñirme a un criterio enteramente técnico.

El C. Castillo Francisco: Quería preguntar a la Comisión si no le parece que el inciso (b) de este artículo es de efectos retroactivos, ya que dice lo siguiente: "Las tierras mantenidas en erial durante los últimos cinco años."

Se le da un efecto retroactivo, porque se cuentan los años para atrás, sin dar a los propietarios el tiempo suficiente para que después de la vigencia de la ley, sino colonizan las tierras, caigan sobre la sanción que ella establece Esa es mi opinión y, por tanto, quiero que la Comisión me la desvanezca, si estoy en un error.

El C. Siurob: Contesto diciendo que si así fuera, equivaldría a declarar con efectos retroactivos a la Ley de Tierras Ociosas, que establece que las tierras que no se hayan cultivado en los dos últimos años se declaran con tal carácter. La ley ve el hecho reiterado de que una tierra no se haya cultivado durante varios años; parte del principio de que la tierra no debe estar improductiva mientras haya hombres de buena voluntad que quieran cultivarla. Aun en el criterio reaccionario se dice que la Divinidad favorece a los hombres de buena voluntad;pues en este caso la nación también quiere favorecer a los hombres de buena voluntad. ¿Quiénes son éstos? Los que desean cultivar las tierras. ¿Y quiénes son los de mala voluntad? Los que durante los últimos cinco años no han querido cultivarlas. Naturalmente confieso que hay excepciones; pero las excepciones no justifican la regla general. No me probaréis que fueron los terratenientes quienes unieron a la revolución; los terratenientes no se unieron a la revolución...

El C. Presidente: La Presidencia suplica atentamente a los señores diputados, que tengan la bondad de prestar atención al orador.

El C. Siroub, continuando: Una ley es retroactiva cuando confiere, cuando quita derechos adquiridos antes, y en virtud de este artículo de la ley no se quitan derechos adquiridos antes, sino que sencillamente se establecen otros derechos nuevos en virtud de las circunstancias actuales; de manera que no puede tener efecto retroactivo; ya me comprenderá el compañero que desde el punto de vista jurídico no puede considerarse que esta ley tenga efectos retroactivos. Otro compañero deseaba interpelarme; le suplico que lo haga.

El C. Huerta: Pido la palabra. Acaba usted de decir en la tribuna, que el inciso (c) no es sino una copia del propuesto por el señor presidente de la República en su proyecto respectivo, y esto no es verdad, porque el proyecto del ciudadano presidente dice así: "Las cultivadas mediante procedimientos primitivos y anticuados, a juicio de la Secretaría de Agricultura y Fomento".En tanto que ustedes sostienen ahora que sea a juicio de la Comisión Nacional Agraria. Hay mucha diferencia entre Secretaría de Fomento y Comisión Nacional Agraria. Yo me explico esto, porque sobre esto versa todo el sistema de la ley o, ¿cree usted que es lo mismo Comisión Nacional Agraria que Secretaría de Agricultura y Fomento?

El C. Siurob: La observación del compañero es una observación que se pasa de sutil, porque precisamente no versa al fondo del mismo del inciso; el fondo del inciso, compañero, no me negará usted que es incluir dentro de las tierras que se fraccionen todas las que estén mal cultivadas, sea cualquiera la autoridad; nos referimos al hecho, compañero.

El C. Huerta: Pues hay que establecer desde ahora a juicio de quién.

El C. Siurob: La comisión, en virtud de lo expuesto, pide permiso a la asamblea para retirar el inciso (c); (Voces: ¡El (b) y el (c)!) pero la Comisión declara que no está dispuesta a retirar el inciso (b) de ninguna manera, sino hasta que termine la discusión, y como no ha escuchado ninguna razón de peso en contra del inciso (b), y sí por el contrario, ha expuesto razones de sobra para fundamentar este inciso, se mantiene absolutamente dentro del artículo y solamente pide permiso a la Asamblea para retirar el inciso (c)

El C. Díaz Soto y Gama: El inciso (b) es de trascendental importancia, señores diputados, de tal manera que llama la atención a la Asamblea que habiendo aquí hombres de criterio, por un lado, y por otro, hombres prácticos en asuntos agrarios, haya quien discuta este artículo. La Comisión en general ha procurado no traer a debate autoridades, aquello del magister dixit; pero en este caso fundamental para la reforma agraria, quiere traer a colación la autoridad de uno de los hombres más grandes que registra la historia, o sea Napoleón Bonaparte, uno de los primeros agraristas de la humanidad. Bonaparte, en ocasión solemne, declaró, a propósito del abuso de la propiedad, del mal cultivo, del cultivo deficiente, lo que va a leer la Comisión en seguida. Esto es más ilustrativo que todo lo que pudiera decir con su voz opaca la Comisión. Napoleón decía en el discurso que pronunció ante el Consejo de Estado en la sesión del mes de febrero de 1810, lo siguiente:

"Hay reglas establecidas en interés de la sociedad, que ningún propietario tiene derecho de infringir. Por ejemplo, yo no toleraría que un particular dejase en esterilidad veinte leguas de tierra en departamento propio para la siembra de trigo,

con el fin de destinarlo a parque; el derecho de abusar no llega hasta privar a un pueblo de su subsistencia."

Es lo mismo que la Comisión decía con pobre frase, cuando afirmaba que no hay derecho para matar de hambre al pueblo. "El abuso de la propiedad debe reprimirse siempre que perjudique a la sociedad." Esto es tan importante que la Comisión no ha vacilado en hacerlo conocer a la Asamblea. Y ahora hago mención de un pensamiento de un escritor que, por ser tapatío, por ser jalisciense y por ser abogado, circunstancias ambas, lo de jalisciense y abogado, para francamente se le catalogue, por lo menos, entre los moderados y no entre los radicales; decía José González Rubio, comentando con esas palabras de Napoleón lo siguiente:

"Este mismo pensamiento de Napoleón, y esta misma apreciación que el gran genio de la guerra hacía de las propiedades que se dejaban sin cultivo por mero placer del propietario, podría aplicarse a maravilla a las grandes extensiones de terreno que permanecen incultas e inexploradas en nuestro país, por un sinnúmero de causas que sería imposible enumerarlas todas...."

Y a continuación cito estas palabras que a mí mismo me han dejado asorado, porque vienen nada menos que de Francisco León de la Barra, uno de los más tontos y peores reaccionarios que han pasado sobre la República. Pues bien; el famoso hombre blanco, que todos sabemos que era negro; negrísimo y tontísimo de más a más, tuvo un momento de inspiración y dijo:

"Cuando la tarea de los campos se haya intensificado de tal suerte que no quede un sólo palmo de tierra cultivable que no eleve un penacho de espigas; cuando la tierra trabajada por el esfuerzo y el amor de sus hijos, produzca de sus entrañas el sustento de todo un pueblo; cuando cada hombre sea dueño de su parcela y la cuide y la ampare, y la defensa de la propiedad particular sea el baluarte más firme de la propiedad colectiva, entonces la humilde Comisión Agraria habrá desaparecido..."

Este es un contraste, el contraste entre la esterilidad de la tierra , lo que es crimen aquí, y el interés social, el inmenso beneficio de la producción en toda la tierra por la mano del hombre que la quiere porque es suya, que es lo que la Comisión ha querido establecer al concedérsela en usufructo pleno, en usufructo absoluto para que la disfrute toda para sí y no tenga que regalar la mayor parte al hacendado. Quiero concluir con otra cita, para que se vea lo que nosotros sostenemos está apoyado en los grandes pensadores. Voy a traer a colación a otro hombre ilustre en el mundo de las letras, a Emmerson; Emmerson, uno de los más grandes pensadores de la época y uno de los más grandes pensadores de Estados Unidos. Dice Emmerson:

"Y a menudo debería no desear esto."

Esto también es decisivo en materia agraria y yo creo que ahorraría muchos debates. Bien decía Goethe, este genio, todos lo sabemos. Bien decía Goethe:

"Nadie debería ser rico sino los que son capaces de comprenderlo."

Se ve que no es la tesis socialista, sino la tesis burguesa neta, y sin embargo de la tesis burguesa, se deduce lógicamente que sólo puede ser propietario el que sabe sacar de su propiedad un fruto o un producto benéfico la colectividad

"Algunos hombres han nacido para poseer, y pueden animar todas sus posesiones. Otros no pueden; su poseer no tiene gracia...."

Esto es lo que les pasa a nuestros latifundistas; el poseer de nuestros latifundistas no tiene gracia, es un poseer infecundo.

...."parece que es un imposible de su carácter; parece que hurtan a sus propios dividendos."

Y aquí viene lo trascendental:

"Sólo debieran poseer aquellos que pueden administrar."

Esto lo podría rubricar el más radical de los socialistas:

....."no aquellos que guardan y almacenan; no aquellos que, siendo grandes propietarios, son también grandes mendigos."

Aquí está el pensamiento de la ley Obregón, esa ley que no quiere entender el señor Espinosa; el general Obregón lo que quiere es impulsar la producción agrícola; por eso él nos sugirió la idea de respetar las presas de irrigación. Tal parece que esto fue escrito para eso.

"Aquellos cuya obra dibuja y cincela otra obra, abriendo camino para todos."

Las grandes obras de irrigación, los caminos, los grandes cultivos, los abonos las maquinarias modernas, lo único, señores, que puede justificar al capitalismo; el impulso del genio, el impulso del talento, el impulso de la dirección técnica aplicado a hacer que la tierra rinda más. Ese es el pensamiento de la ley Obregón, y por eso nosotros, no por servilismo, aceptamos el pensamiento, porque su pensamiento es bueno y grande. Hay que ver dos intereses fundamentales en la cuestión asgraria: el interés de productor, el interés del trabajador y, en ese sentido, se satisface nuestro interés haciendo que el producto de la tierra sea para el que la trabaje, y el interés del consumidor, de la gran masa nacional, que es la producción sea lo más abundante y lo más barata posible, y para eso se necesita suprimir el cultivo primitivo y anticuado. ¿Cómo la Comisión había de rechazar de golpe y porrazo y sin análisis ese inciso, esa prevención? Ahora, si la Asamblea encuentra que es peligroso, sobre todo, en la generalidad en que está concebido, la Comisión lo retirará; pero que conste que la Comisión no se ha plegado servilmente al Ejecutivo, si no que se ha compenetrado perfectamente del pensamiento perfectamente noble y progresista de Obregón, o sea aumentar la producción agrícola. Terminaré la cita de Emmerson:

"El socialismo de nuestros días ha hecho un buen servicio, obligando a los hombres a pensar de qué manera ciertos beneficios de la civilización, ahora disfrutados solamente por los ricos, podrían ser disfrutados por todos."

A esto se reduce el pensamiento de esta Ley Agraria tan combatida, a que el beneficio inmenso de la tierra alcance también a los humildes y desheredados y que en lugar de ser el privilegio de unos cuantos, sea la prerrogativa, el derecho santo y respetado de todo el pueblo campesino, de toda la masa indígena de la República. Este es un

pensamiento sagrado y por eso la Comisión lo defiende con tanto tesón; por eso la Cámara ha hecho algo noble al votar el artículo 1o., y por eso la Cámara hará muy bien en hacer la ley más radical, pero nunca quitándole algo de lo que signifique beneficio para el campesino, para el humilde, para el eternamente oprimido. (Aplausos.)

El C. presidente, a las 8.50 p.m.: Siendo visible que no hay quórum, se levanta la sesión y se cita para mañana, a las cinco de la tarde.