Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210503 - Número de Diario 39

(L29A1P1eN039F19210503.xml)Núm. Diario:39

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 3 DE MAYO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II.- NÚMERO 39

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

3 DE MAYO DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Previo debate, se aprueba el acta de la sesión anterior

2.- Cartera. El Ejecutivo de la Unión envía el decreto por el que se amplía la convocatoria a sesiones extraordinarias del Congreso, incluyendo el estudio del proyecto de Ley Reglamentaria del artículo 123 constitucional. Se concede licencia al C. diputado De la Torre. Es aprobada una moción para que se enlute la tribuna de la Cámara, con motivo de la muerte del C. ingeniero Pedro R. Zavala, diputado al Congreso Constituyente.

3.- Elección de Mesa Directiva para el presente mes; escrutinio; resultado; declaratoria. Usa de la palabra para rectificar hechos, el C. diputado Quiroga.

4.- Continúa la discusión del artículo 2o. reformado del proyecto de ley para el fraccionamiento de latifundios. Se levanta la sesión por falta de "quórum".

DEBATE

Presidencia del C. ESPINOSA LUIS

(Asistencia de 132 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5.35 p. m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión, el día veintinueve de abril de mil novecientos veintiuno. - Periodo Extraordinario.

"Presidencia del C. Luis Espinosa.

"En la ciudad de México, a las seis de la tarde del viernes veintinueve de abril de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.

"Se aprobó sin debate el acta de la sesión celebrada el día anterior y se dio cuenta con los documentos siguientes:

"Escrito de protesta que envía la Unión Agrícola de Campesinos de los pueblos de Santa María Ajoloapan, Tianguistengo y San Francisco, Estado de México, en contra del C. diputado por el 13 distrito electoral de aquel Estado con motivo de que no ha tomado parte en la discusión del proyecto sobre fraccionamiento de latifundios. - Recibo.

"Solicitudes de los CC. Leopoldo E. Camarena y Enrique Meza, relativas a que se les conceda licencias hasta por veinte días, con goce de dietas.

"Se aprobaron sin discusión, previa dispensa de trámites.

"La Presidencia resolvió que se procediera a la elección de presidente y vicepresidentes para el próximo mes de mayo, a lo que se opuso el C. Céspedes Esta determinación, después de que la apoyaron el C. presidente y el C. Siurob, se sometió, en votación económica, a la resolución de la Cámara. Le Secretaría la declaró aprobada y como reclamara la votación el C. Quiroga hizo una aclaración el C. prosecretario Castrejón. El C. Borrego usó de la palabra para una moción de orden y en seguida se votó nominalmente si se elegían desde luego presidente y vicepresidentes. Y como no había quórum, pues votaron por la afirmativa noventa ciudadanos diputados y por la negativa diez y nueve, la Presidencia ordenó que se pasara nueva lista, lo cual se hizo después de que el C. Manrique opinó que se recogiera otra votación nominal.

"La Secretaría declaró que había una asistencia de ciento diez y seis ciudadanos diputados.

"En vista de que se confirmó la falta de quórum, el C. presidente manifestó que se aplicarían las multas a que se refiere el artículo constitucional respectivo.

"A las seis y treinta y cinco se levantó la sesión y se citó para las once de la mañana del día siguiente."

Está el acta a discusión.

El C. De Alba: Pido la palabra.

El C. presidente: ¿Con qué objeto? Tiene usted la palabra.

El C. De Alba: Para saber si su señoría insiste en lo de la aplicación de las multas a los que desintegramos el quórum la tarde del viernes, porque sobre este punto pueden hacerse algunas consideraciones no del todo favorables para la determinación de su señoría.

El C. presidente: La Presidencia advierte al ciudadano De Alba que no puede en este momento resolver nada sobre el particular porque interrumpe un acto de la Secretaría, porque ésta ha preguntado a la Asamblea si aprueba el acta. Se está, por lo tanto, en momentos de votación; después de que la Asamblea haya resuelto si aprueba

o no aprueba el acta, tendrá el gusto de contestar a su señoría.

El C. De Alba: Precisamente, insisto, señor presidente, porque es conveniente

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra en contra del acta.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. De Alba: Estaba en el uso de la palabra; precisamente como la sanción al acuerdo que tomó su señoría se va a dar en este momento, puesto que no fue un acuerdo de la Asamblea, ya que se estipuló en el acta que no había quórum, es el momento oportuno de que se rectifique de acuerdo con la determinación de la Asamblea.

El C. presidente: La Presidencia tiene que hacer esta aclaración a la Asamblea: La facultad para imponer multas conforme al texto constitucional y al reglamento interior del Congreso es privativo y económico, es decir, es administrativo de la Presidencia. Por lo tanto, está entre sus facultades el aplicar esta multa sin que la Asamblea hubiera tenido que discutir el asunto. (Voces: ¡No había quórum!) Aun cuando no hubiera habido quórum. (Siseos. Murmullos.) Cuando se trata de nombramientos de comisiones de carácter económico, el presidente puede nombrarlas, aun fuera de las sesiones; por analogía se desprende también que un acto administrativo como es el de aplicar una multa a los faltistas, cuando no hay quórum, es natural, señores, que debe aplicarse aun no habiendo quórum, ya que es facultad privativa del presidente; pero como éste no quiere dar margen a discusiones inútiles en esta Asamblea, no tiene ningún inconveniente en poner desde luego, sin discusión alguna, a consideración de la Asamblea este asunto; que sea la Asamblea la que ratifique o rectifique la actitud de la Presidencia en el día de antes de ayer.

El C. secretario Valadez Ramírez: Por acuerdo de la Presidencia se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si se aplican las multas a que se refiere el acta. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. No hay mayoría de pie; no se aplicarán las multas. (Aplausos.)

Habiéndose resuelto ya el punto a discusión, en votación económica se consulta si se aprueba el acta. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se aprueba el acta.

- El mismo C. secretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.

"La Secretaría de Hacienda y Crédito Público; las legislaturas de los Estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, San Luis Potosí, Tlaxcala y Zacatecas; y los gobiernos de los Estados de Aguascalientes Jalisco, Oaxaca, Tlaxcala y Zacatecas, envían comunicaciones de condolencia por el fallecimiento del C. diputado Atanasio Gutiérrez." - A su expediente.

"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Gobernación. -Departamento de Legislación y Justicia. - Número 3,853.

"A los CC. secretarios de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Presente.

"Tengo el honor de remitir a ustedes para su conocimiento y efectos constitucionales, copia del decreto expedido por el ciudadano presidente de la República el día 28 de los corrientes, relativo a que durante el periodo de sesiones extraordinarias a que se refieren los decretos de 17 y 28 de enero último, el Congreso de la Unión se ocupará en expedir las leyes que se mencionan en tales decretos, y, además, la Ley Reglamentaria del Artículo 123 de la Constitución Política de la República.

"Reitero a ustedes mi atenta y distinguida consideración.

"Sufragio Efectivo. No Reelección. - México, 29 de abril de 1921. - P. O. del secretario: El subsecretario, J. I. Lugo." - Recibo.

"Honorable Asamblea:

"El que subscribe, diputado por el 3er. distrito electoral del Estado de Morelos, con todo respeto se permite solicitar de vuestra soberanía, se le conceda, con dispensa de todo trámite, una licencia con goce de dietas hasta por veinticinco días, que empezará a contarse desde el próximo seis de los corrientes.

"Protesto mi consideración. - Sufragio Efectivo. No Reelección.

"Sala de Sesiones del Congreso de la Unión, a 3 de mayo de 1921. - F. de la Torre."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie, en la inteligencia de que se necesitan las dos terceras partes. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Concedida.

"México, abril 2 de 1921.

"CC. secretarios de la Cámara de Diputados. - Presente.

"Por el honorable conducto de ustedes me permito hacer del conocimiento de la H. Representación Nacional que con esta fecha doy por terminada la licencia de que he venido disfrutando sin goce de dietas y con carácter de ilimitada, pasando desde luego a hacerme cargo del puesto que se me ha conferido.

"Sírvanse hacer presente a la honorable Asamblea mi agradecimiento y mi muy atenta y distinguida consideración. - Diputado J. R. Berumen." - De enterado y comuníquese a la Tesorería del Congreso.

"H. Asamblea:

"El C. ingeniero Pedro R. Zavala, diputado constituyente, falleció hace algunos días y en justo

tributo de homenaje de esta H. Cámara, a los méritos del exdiputado desaparecido, pedimos con dispensa de trámites la aprobación del siguiente acuerdo:

"Enlútese por tres días la tribuna de la Cámara, en homenaje al diputado constituyente por el Estado de Sinaloa, ingeniero Pedro R. Zavala. - México, mayo 2 de 1921. - V. Alessio Robles. - R. Casas Alatriste. - I. Borrego."

El C. Alessio Robles Vito: Pido la palabra para fundarla.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Vito Alessio Robles para fundarla.

El C. Vito Alessio Robles: Algunos compañeros hemos firmado una moción con objeto de que se enlute la tribuna de la Cámara por tres días para honrar la memoria del extinto ingeniero Pedro R. Zavala. El ingeniero Pedro R. Zavala fue un artillero distinguido que hizo la mayor parte de su carrera en Europa; al separarse del servicio militar fue el diputado por el Estado de Sinaloa a la XXVI Legislatura; allí en esa Legislatura honró con sus luces en varias ocasiones esta tribuna, la honró con su saber y la honró con su talento. Al disolver Huerta el Congreso, fue reducido a prisión en unión de todos los diputados dignos que pertenecieron a esa XXVI Legislatura. Después, en compañía del que habla, estuvo por algunos meses en la prisión de Ulúa y al lograr su libertad se unió a las huestes libertadoras y concurrió al asalto y toma de Mazatlán contra los huertistas, comandando la artillería en el cuerpo de operaciones que estaba a las órdenes del general Ángel. R. Flores. Después fue diputado al Congreso Constituyente. El sábado último falleció y ahora vengo a pedir atentamente a todos mis compañeros que den un voto aprobatorio a esta moción en honor del diputado digno de la XXVI Legislatura y del Congreso Constituyente. (Aplausos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada. Se enlutará la tribuna.

El C. presidente: Se procede a la elección de Mesa Directiva.

El C. secretario Valadez Ramírez: Se ruega a los ciudadanos diputados pasar a depositar su cédula a medida que se les vaya llamando.

(Votación.)

El C. secretario Valadez Ramírez: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? Se cierra la votación y se procede al escrutinio.

El C. Manjarrez: ¿Cuántos votaron?

El C. secretario Valadez Ramírez: Votaron ciento sesenta y cuatro ciudadanos diputados. (Se hizo el escrutinio.) Obtuvieron votos los siguientes ciudadanos diputados: Para presidente: Juan Zubaran, 107; Eliseo L. Céspedes, 59. Para vicepresidentes: Uriel Avilés, 105; Pedro A. Chapa, 105; De la Torre, 59; Casas Alatriste, 63; Franco Urías Salvador, 1.

El C. presidente: En consecuencia, la Presidencia declara que han sido electos: para presidente, el ciudadano Juan Zubaran; y para vicepresidentes, los ciudadanos Uriel Avilés y Pedro A. Chapa. (Aplausos y vivas en las galerías.) Y los invita para que se sirvan tomar posesión.

(Toma posesión la nueva Mesa. Aplausos en curules y galerías.)

Presidencia del C. AVILÉS URIEL

El C. secretario Valadez Ramírez: Continúa a discusión el artículo 2o. de la ley sobre fraccionamiento de latifundios.

El C. presidente: Tiene la palabra...

El C. Quiroga, interrumpiendo: Pido la palabra para hechos, señor presidente.

El C. presidente: ¿Con qué objeto pide usted la palabra?

El C. Quiroga: Para hechos, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Quiroga: Honorable Asamblea; señor presidente; señores vicepresidentes: Me dirijo a vuestras señorías para que se sirvan apegarse al Reglamento y terminen con este desorden anárquico en que nos encontramos, cambiando de procedimientos de las directivas anteriores en el periodo extraordinario. Empiezo por suplicar a vuestras señorías que se sirvan exigir reducir esas licencias tan numerosas que frecuentemente se presentan en esta Asamblea. (Siseos y voces: ¡La Cámara!) Además, es notoriamente visible que un gran número de diputados, de los que podría dar hasta nombres, no se presentan a las sesiones, (Voces: ¡Nombres! Nombres!) ni piden licencias y se las toman. (Voces: ¡Nombres!) Luego los daré. Pero con especialidad ruego a sus señorías tener en cuenta el gran número de dictámenes que se encuentran en cartera y otros muchos asuntos que no se han dictaminado porque las comisiones están muy desatentas. La Nación entera se ha dado cuenta y espera la resolución de los muchos y trascendentales problemas, como el de la reorganización de nuestro crédito, la reglamentación del artículo 27 en lo que se refiere al petróleo y el artículo 123. La prensa diariamente nos habla, señores, como nos dice ahora en la mañana, que hay más de cuatrocientos mil mexicanos en Estados Unidos que están para venirse a México y no encuentran trabajo en estos momentos. El ciudadano ministro de Industria y Comercio se ha dirigido a las compañías petroleras para que den trabajo al mayor número de braceros mexicanos, y estas compañías han contestado que, al contrario, reducirán el número de trabajadores mexicanos, diciendo que no se ha resuelto el artículo 27 en lo que se refiere al petróleo conforme a las peticiones que estos señores han formulado. Al mismo tiempo sabemos que están teniendo grandes ganancias y, en cambio, el ciudadano ministro de Industria y Comercio hizo declaraciones en la prensa de ayer en la mañana diciendo que las comisiones dictaminadoras, en lo que se refiere al petróleo, deben de

trabajar muy detenidamente, es decir, deben de trabajar concienzudamente este asunto, y nosotros hemos visto palpablemente que es un disimulo para el monopolio de los señores que están exportando nuestro petróleo. Así es que yo ruego a su señoría que excite a esas comisiones y a la vez que se dé cuenta de cómo andan todos estos dictámenes, pues esas comisiones del petróleo, que en aquellos tiempos, cuando se nombraban las comisiones dictaminadoras, había más de cincuenta ciudadanos que deseaban formar parte en esas comisiones, no han cumplido con su deber; más de dos meses han pasado y no se han podido reunir para tratar este asunto.

El C. presidente: La Presidencia ha tomado debida nota de las indicaciones del ciudadano Quiroga y hará todo lo posible por obsequiarlas.

El C. secretario Valadez Ramírez: Continúa la discusión del artículo 2o. de la Ley del Fraccionamiento de Latifundios. Tiene la palabra en contra el ciudadano Borrego.

El C. Borrego: Yo creo que debe haber un error, señor presidente, porque si yo tomara la palabra sería en pro del artículo y no en contra; sólo los espíritus retrasados y reaccionarios pueden pedir la palabra en contra. No soy ni uno ni otro.

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra para una aclaración. Yo no soy un espíritu reaccionario ni atrasado y tengo la palabra en contra.

El C. secretario Valadez Ramírez: La Secretaría hace constar que en la lista de oradores que dejó la Presidencia anterior está inscripto en el contra en cuarto lugar el ciudadano Borrego Ignacio.

El C. Borrego: Favor de inscribirme en el pro.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente, para una moción de orden. Pido la palabra como comisión para solicitar un informe de la Secretaría.

El C. Siurob: Suplico a la Secretaría me diga cuántos oradores han hablado en pro y cuántos en contra.

El C. secretario Valadez Ramírez: Han hablado en pro los ciudadanos Manrique Aurelio, Lara César A. y Castillo Israel del. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Espinosa Luis: ¿Me permite la Presidencia la palabra para una aclaración?

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Los nombres que está leyendo la Secretaría se refieren a los ciudadanos compañeros que atacaron el artículo primero antes de ser retirado por la Comisión. Como este artículo sufrió una reforma, entró de nuevo a discusión y hay una nueva lista. En esa nueva lista le toca al que habla hablar en contra.

El C. secretario Valadez Ramírez: La Secretaría informa al ciudadano Espinosa que esta es la lista del último día de discusión y que si algún error hubo no se debe a la Mesa actual.

El C. Manrique: Pido la palabra, señor presidente.

El C. Siurob: Pido la palabra para insistir en mi aclaración.

El C. Manrique: Yo puedo informar a los ciudadanos diputados, con permiso de la Presidencia...

El C. presidente, interrumpiendo: No se le ha concedido la palabra al ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Es que no escuché nada, señor presidente.

El C. secretario Valadez Ramírez: Se inscribieron: en pro los ciudadanos Manrique Aurelio, Lara César A. y Castillo Israel del, que han hablado. Faltan los ciudadanos Ignacio Ángeles y Octavio Paz. En contra el ciudadano Maqueo Castellanos. Están todavía inscriptos los ciudadanos Espinosa Luis, Rico G. Manuel, Borrego Ignacio.... (Voces: ¡No! ¡No!) Se suprime el ciudadano Borrego Ignacio.

El C. Borrego: Yo creo que hay un error; se está confundiendo la lista correspondiente al artículo primero, como la que toca al artículo segundo.

El C. secretario Valadez Ramírez, continuando: Rodríguez Guillermo, Zapata y Franco Abraham.

El C. Franco Abraham: Yo estaba inscripto en contra, pero por motivo del inciso (c) que ya se retiró por la Comisión. Ahora estaría en pro.

El C. secretario Valadez Ramírez: Se suprimen de la lista del contra los ciudadanos Borrego Ignacio y Franco Abraham y se inscribe en pro al ciudadano Borrego Ignacio.

El C. Siurob: Suplico al señor presidente ordene a la Secretaría dé cuenta de cómo queda la lista definitiva para que la Comisión sepa a qué atenerse.

El C. secretario Valadez Ramírez: Queda en la siguiente forma: en pro, Ángeles Ignacio, Paz Octavio y Borrego Ignacio. En contra: Espinosa Luis, Rico G. Manuel, Rodríguez Guillermo y Zapata. Tiene la palabra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Ciudadanos representantes: El pensador español Altamira al escribir una serie de consideraciones sobre tópicos interesantes de carácter sociológico, al referirse al concepto patria expresa lo siguiente: "si tú blasonas de patriota - le dice al que lee -, debes pensar qué cosa has hecho por tu patria, de tal manera que si alguien te preguntase lo que has hecho, pudieras contestar y aun enumerarle detalladamente lo que has hecho por ella, porque de lo contrario, te expondrás a quedar en ridículo". Y yo, parodiando al pensador español, quiero decir a la Asamblea que piense no en lo que ha hecho, sino en lo que debe de hacer en pro del principio que se discute, es decir, del fraccionamiento de latifundios, para que mañana los ciudadanos diputados al volver a sus distritos y si se les interroga lo que han hecho por los intereses del pueblo, puedan contestar de una manera satisfactoria y a la vez consciente. No soy de los que piensan, ciudadanos representantes, que una ley como la que estamos discutiendo debe darse de manera apresurada, como han venido a sostenerlo algunos apreciables compañeros; por el contrario, creo que esta ley es acreedora a toda nuestra meditación, merece un estudio profundo y serio al mismo tiempo. Ya hemos visto, señores compañeros, cómo desde que se empezó a discutir

en lo general y ahora que se ha venido discutiendo en detalle, se han encontrado en los distintos artículos que compone el cuerpo de la ley errores fundamentales e infinidad de pequeñas incongruencias en los detalles, y si nosotros fuésemos a aprobar esta ley en forma apresurada como la han pedido algunos compañeros, probablemente con muy buena intención, estoy seguro de que haríamos una ley malísima que en lugar de ser benéfica al país sería de funestas consecuencias. Sentado esto, precisada la conveniencia de hacer esta ley con pasos lentos para ir sobre un terreno verdaderamente seguro, entro a hacer un brevísimo examen de los argumentos expuestos por el pro del inciso (b) que se discute.

El compañero Manrique, que tocó la cuestión con la erudición que todos le reconocemos, envolvió la defensa del artículo entero, porque no solamente defendió la fracción (a), sino que también la (b) y la (c), en este concepto: que no importa que el artículo tenga el carácter amplio y casi absorbente que le han dado las comisiones; que para esto está la Comisión Nacional Agraria, la autorizada para resolver los conflictos que se presenten en los distintos Estados; el procedimiento vendrá a ser muy fácil y esta Comisión no tendrá obstáculos grandes que vencer y pondrá en práctica esta ley. Exactamente el ciudadano diputado Díaz Soto y Gama sostuvo el mismo criterio. El dice que dentro del concepto técnico de la ley, la Comisión queda facultada para resolver todos los obstáculos que se presenten para la aplicación de esta ley. Y bien, ciudadanos compañeros, yo tomo el argumento de estos apreciables compañeros para rebatir, con toda razón de seguro, la aprobación del artículo que se discute. Dada nuestra organización política viciosa, dado el modo de ser de todo lo que constituye la administración pública en México y muy especialmente los empleados subalternos, no podemos, si queremos ser consecuentes y cumplir con nuestro deber, aceptar que la aplicación de esta ley en una de sus partes, o en todo, quede a juicio de una Comisión Nacional Agraria, por más honorables que sean los miembros que vengan a componerla. Sería el error más grande, ciudadanos compañeros, si nosotros procediéramos con esta ligereza. Es necesario que veamos precisamente en esta interpretación que dan los autores del dictamen el peligro más grande para los intereses de la colectividad. Así pues, ciudadanos representantes, yo vengo a deciros que dejar estas facultades a la Comisión Nacional Agraria sería caer en una de las faltas más graves cuya consecuencia no alcanzamos a medir desde ahora. No creo, ciudadanos compañeros, que deba entrar en consideraciones de detalle. Yo podría pintaros un cuadro negrísimo considerando que esta Comisión actuaba ya en distintas partes de la República y traer a vuestra consideración el sinnúmero de injusticias, el sinnúmero de atentados que cometería esta Comisión Nacional Agraria...

El C. Siurob, interrumpiendo: ¿Me permite una aclaración el compañero, con permiso de la Presidencia?

El C. Espinosa Luis: Con mucho gusto.

El C. Siurob: Creo que el estimable compañero está equivocado en este caso, porque ha sido suprimido el inciso (c), que habla de la Comisión Nacional Agraria, y el inciso (b) no habla siquiera de este asunto. Por tanto, habrá que atacar el artículo por otro capítulo, porque por este capítulo no es motivo de acusación.

El C. Espinosa Luis: Para que la Asamblea se dé cuenta de que el estimado compañero Siurob no está en lo justo al hacerme esta observación, me voy a permitir dar lectura al artículo que estamos discutiendo; más bien dicho, a la fracción (b), que de seguro ya olvidó el compañero Siurob por las muchas atenciones que tiene. El inciso (b) dice así:

"Las tierras mantenidas en erial durante los últimos cinco años, siempre que su extensión exceda de cincuenta hectáreas."

De ahí, compañeros, la ingerencia, la intromisión de la Comisión Nacional Agraria; será ella la que tiene que resolver si debe o no debe repartirse una pequeña propiedad, una propiedad privada, porque ha dejado de cultivarse durante esos cinco años, es decir, por qué razones no se ha cultivado durante esos cinco años. Más claro, conforme al texto de esta fracción es la Comisión Nacional Agraria la que resolverá en cada caso cuando deba intervenirse por necesidad pública una propiedad privada. Ya ve el estimable compañero Siurob cómo sí estoy dentro del ataque lógico y natural de este artículo. Nosotros no podemos, señores, expedir este artículo tal como está redactado. Esto en cuanto a lo peligroso que sería dejar que la Comisión Nacional Agraria resolviera en qué casos debería expropiarse un pequeño terrateniente, porque aquí categóricamente se dice que pueden expropiarse las propiedades mayores de cincuenta hectáreas a juicio de la Comisión Nacional Agraria. He señalado el peligro y suplico a vuestras señorías lo tengan muy en cuenta para rechazar este inciso. Ahora, señores compañeros, yo entiendo que todos vosotros tenéis el propósito de hacer una ley práctica, de aplicación fácil, y este inciso no podrá aplicarse jamás sin violar la Constitución. El artículo 14, de una manera terminante, manda que para poder tomar posesión de los intereses de cualquiera, para hacer una expropiación por interés público, debe hacerse mediante procedimientos establecidos por los códigos; y, bien, señores compañeros, en esta forma, en la forma en que lo propone la Comisión, no ha lugar a estos procedimientos indignos, retrógrados, reaccionarios, si queréis, pero son leyes que están vigentes y que nosotros tenemos la obligación de respetar y de cumplir. Yo no me opongo a la idea de la Comisión, en el fondo estoy con ella, nada más que como la considero impracticable, juzgo de mi deber venir a oponerme a que se apruebe. En buena hora, compañero, que todas las tierras abandonadas durante los últimos cinco años, que no han sido abandonadas por necesidades de la revolución, sino porque sus dueños no quieren trabajarlas, se les castigue entregándolas a manos más capacitadas o de mejor buena voluntad para que ellos las aprovechen; no me opondría nunca a esta idea, que la considero noble y levantada, pero no es de eso de lo que se trata, señores compañeros; se trata de legislar, se trata de resolver un problema económico social y, es natural, señores, que nosotros tomemos un empeño especialísimo en que se haga una ley

de aplicación fácil, como antes decía. Si no se necesitara reformar la Constitución, o si estuviera permitido pasar sobre ella, yo sería el primero en estar con la Comisión; pero, señores, cuando yo sé que uno de mis deberes inherentes, que uno de mis deberes inseparables, que uno de mis deberes fundamentales es el de respetar la Constitución por encima de todo, no puedo conscientemente venir a votar en pro de una fracción que tiene un efecto retroactivo, que viola el artículo 14 de la Constitución y que viola también otro artículo, cuyo número no me acuerdo, pero que dice textualmente que ninguna ley puede tener efecto retroactivo...

El C. Manrique: ¡14!

El C. Espinosa: El 14. En cambio, señores compañeros, yo propondría a vuestra consideración un artículo completamente nuevo y que yo creo que interpreta el sentimiento de la Comisión y que nos aleja de una violación a la ley fundamental y que nos hace cumplir con nuestro deber; yo me permitiría proponer a vuestra consideración el siguiente proyecto de inciso: "Inciso (b). Las tierras de labor que se mantengan en erial durante un año, contado desde la promulgación de esta ley, siempre que su extensión exceda de 200 hectáreas y que se compruebe plenamente que dejan de cultivarse por fuerza mayor". Entiendo, señores compañeros, que es esto lo que quiere la Asamblea, que se ponga una fracción que no tenga efectos retroactivos, que no legislemos sobre el pasado, sino que legislemos en el presente para el porvenir; de allí, señores, que yo proponga a vuestra consideración que todas aquellas tierras mayores de 200 hectáreas que no estén cultivadas, puedan intervenirse por bien público y dadas al que las solicite; de esta manera, señores compañeros, no lesionaremos los intereses de nadie al promulgarse esta ley. Todos los pequeños poseedores de tierra se apresurarán a cultivar las que tengan para no verse en el caso penoso y triste de ser expropiados; pero yo veo mucho de atentatorio en que sin bases previas, sin dejar tiempo a los poseedores de estas parcelas, de una buena vez y de un solo golpe, como si fuera de una manera artera, se les despojara de esta propiedad. No quiero tampoco, señores compañeros, llevar a vuestro espíritu de lo que esto significará en el sentimiento revolucionario de toda la República. Yo sí creo, como la Comisión y como la mayoría de todos vosotros, que es un deber del legislador que esta ley se dé cuanto antes, pero que se estudie con bastante detenimiento para que sea sabia y justa. También pienso, como ellos y como todos, que es un deber esencialísimo procurar que se resuelva el problema de la tierra, para que cuanto antes los campesinos tengan tierra propia que cultivar para su beneficio personal. Eso, señores, no lo discute nadie, ¿pero qué, no hay una afinidad muy grande entre esta idea de todos nosotros, de repartir las tierras, con la de defender al mismo tiempo las pequeñas propiedades de los jornaleros de campo? Es indudable, señores compañeros, que en el fondo viene a ser la misma cosa, y no podemos, sin embargo, pecar de ilógicos defendiendo por una parte el reparto de las tierras y atacando por otra parte el despojo de las pequeñas propiedades, porque eso es, señores compañeros, quitar por necesidad pública las pequeñas tierras mayores de cincuenta hectáreas que se encuentran en abandono de cinco años a la fecha, cualquiera que haya sido el motivo por el que hayan sido abandonadas. Mucho habría que decir, señores compañeros, para atacar esta fracción, pero no me extiendo más porque estoy seguro de haber llevado a vuestra conciencia la necesidad de rechazar este artículo que no tiene fundamento, que no tiene razón de ser, y que peca abiertamente con preceptos constitucionales; en cambio, el proyecto de inciso que yo tengo el honor de proponer a la consideración de vuestra soberanía, viene precisamente a resolver lo mismo que la Comisión nos pide, nada más que dentro de terrenos más lógicos, dentro de condiciones que vienen a hacer práctica la aplicación del inciso. Espero, compañeros, que tendréis la bondad de apoyar esta pequeñísima iniciativa mía, porque así habréis puesto algo para resolver el problema agrario, porque así, cuando volváis a vuestros distritos y se os pregunte qué habéis hecho por el agrarismo, como preguntaba Altamirano al lector qué había hecho él por la patria, podráis decir con satisfacción que pusisteis vuestro concurso sano y noble en la elaboración de una ley agraria práctica y justa. (Aplausos.)

Presidencia del C. ZUBARAN JUAN

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Ángeles Ignacio.

El C. Ángeles: Señores diputados: Por el honor y la confianza que me ha conferido mi pueblo, por primera vez me honro en hacer uso de la palabra en este sagrado recinto donde se despeja la conciencia y la buena fe de cada uno de los representantes del pueblo. Pero antes de empezar mi pequeña labor, deseo manifestar a ustedes que no esperen de mí un lenguaje florido ni vastos conocimientos para resolver los más grandes problemas, porque la instrucción que hasta hoy ha recibido la mayoría del pueblo y principalmente el proletariado, no es para alcanzar a dar una capacidad como indudablemente la tendrán ustedes, pero tampoco esperen de mí una ciega adhesión a tal o cual bloque ni a personajes potentados que laboran en perjuicio de los intereses que aquí representamos. Desde antes de venir aquí, firme en mis convicciones de revolucionario en el terreno de las ideas, he protestado venir a colaborar con todos ustedes para hacer una obra, y esa obra es la reconstrucción nacional, obra difícil del momento, y digo obra difícil del momento, por la enorme contienda que existe entre dos poderosos factores como el capital y el trabajo; y repito, obra difícil del momento, porque los representantes de ambas facciones en esta Cámara no hemos podido llegar a un avenimiento que pudiera evitar más tarde una lucha en el terreno de los hechos. Por eso la clase trabajadora y campesina, viendo la inutilidad del parlamento, se ha trazado un nuevo camino, decepcionada de la labor de los representantes del pueblo. Pero no me explico, señores diputados, de qué y de cuántos medios se ha valido el enemigo común para mandar a sus representantes, los más irreconciliables en toda la extensión de la palabra. Sin embargo de esto, señores diputados, aunque

comprendo que no todos ustedes han soportado el yugo del trabajo, pero tampoco podrán decir que ignoran las necesidades de nuestro pueblo, por tal motivo tengo la esperanza de que con la poca buena voluntad que ustedes tengan y la conciencia de las leyes será un hecho la paz y la prosperidad de nuestra nación. Ya es tiempo, señores diputados, de que nos dejemos de pretextos que de nada nos pueden servir, como varios compañeros han dicho, en la cuestión agraria, que el territorio nacional, las tierras que se pueden repartir están llenas de barrancos, que no tienen agua, que no hay dinero para comprar la maquinaria agrícola y poder administrar o poder impulsar la producción, que es el sostén económico de nuestra nación; que los campesinos no pueden trabajar las tierras y que tendrán que morir de hambre por tales motivos. Todos estos pretextos, señores diputados, los creo exactamente iguales a los que ponía nuestro inolvidable Moctezuma a Hernán Cortés para que no llegara a la ciudad de México en aquellos tiempos, más no sabía que eran mayores los entusiasmos que abrigaba el gran conquistador español, y otros muchos obstáculos que no son dignos de tomarse en cuenta, negando todo derecho a las necesidades, cuando que hoy es el momento preciso de que todos los revolucionarios de sanos principios demuestren de una manera palpable por qué llevaron al pueblo a la revolución. Pero desgraciadamente sólo cuando se trata de la palabra "revolucionario" es cuando todos están de acuerdo, más no cuando se trata de repartir el pan, o sea un pedazo de tierra, que es lo que necesita el pueblo trabajador. ¿A qué nos conducen, por ejemplo, los señores del contra cuando se trata de hacer el bienestar colectivo? ¿Cómo se logrará el bien público si no se dicta una ley que garantice los principios revolucionarios? Sólo por las consecuencias se puede demostrar con hechos la verdad de estas dificultades. Señores representantes, los del contra precisamente tienen que tomar nota de que los representantes de los trabajadores, que hoy por lo que ustedes quieran hemos venido a hablar aquí, basados en las necesidades de la mayoría de los trabajadores de la República, deben tomar en cuenta que hemos venido conciliar con todos ustedes en este sagrado parlamento que se dice sitio de la conciencia nacional. Si a ustedes no les parece, tal vez por inconsciencia, tal vez por egoísmo, el proletariado dictará su última palabra. En ocasiones anteriores he podido oír declaraciones de compañeros ilustrados, perfectamente acondicionados para dar luz en esta Asamblea, sobre los hechos más prácticos para resolver el problema o más el dictamen que se discute. Se ha tratado precisamente de la soberanía de los Estados, a lo cual no le veo un embrollo como lo han demostrado algunos compañeros; la cuestión de la soberanía de los Estados la creo definida a mi escaso criterio, en el primer artículo transitorio que especifica que esta ley que está a discusión es únicamente para aquellos Estados cuyas legislaturas por negligencia no hayan legislado en la cuestión agraria; desde luego que no es una ley forzosa que pudiera obligar a los Estados a aceptar una ley que tal vez ya ellos hayan dictaminado. Naturalmente que si un Estado ha legislado sobre la cuestión agraria, en el momento que reciba la ley de manos del Congreso de la Unión, dirá: en vista de que las necesidades las tenemos resueltas por medio de una ley local, no es necesaria la del Congreso General. De esta manera creo definido el problema relativo a la soberanía de los Estados. Ahora refiriéndome a las necesidades del proletariado, y también tocante a las legislaturas de los Estados, debo decir a ustedes que las legislaturas de los Estados, no digo que todas, pero sí un número considerable, están esperando la orientación del Congreso de la Unión para expedir sus leyes agrarias. Y he visto con pena la negligencia con que se está tramitando esta ley a discusión, lo cual redunda en perjuicio de las clases necesitadas. En cumplimiento de un deber sagrado, bien sea por nuestras propias convicciones, bien sea para evitar lo que dice el pueblo, en su dicho vulgar, que estamos ganando aquí el sueldo que nos merecemos, debemos procurar con toda actividad expedir cuanto antes la ley, para que el pueblo diga que hemos dado pruebas de que cumplimos con nuestras obligaciones. Tratándose de la cuestión de los trabajadores campesinos, debo manifestar con sinceridad que no tropezarán con ninguna dificultad; ellos, en términos generales, desean saber qué cantidad de tierras les pertenecen como máximum y mínimum para empezar a trabajar. Si la cuestión económica está atrasada en nuestro país, es debido al egoísmo que ha prevalecido en la parte contraria, entre los latifundistas. Los pueblos y cada uno de los Estados están pendientes de la decisión del Congreso de la Unión, para hacer sus peticiones y empezar a aumentar la producción, con lo cual se salvará toda la situación económica del país. Así es que se deja comprender claramente que si la crisis económica de nuestro país, la falta de desarrollo industrial se sigue perpetuando claramente, podrán decir ellos con justificación que es por culpa del Congreso Legislativo, que no define sus leyes que ellos las lleven a la práctica. Lejos de tener parcialidad, más bien una ilusión por el mejoramiento colectivo, exhorto a todos ustedes como dignos compañeros y como dignos representantes del pueblo para que llevemos a la práctica, por ejemplo, o para que llevemos a la conclusión lo más pronto posible la solución que debe tener esta Ley Agraria, porque de no ser así, nosotros mismos estamos perjudicando la cuestión económica, y estamos perjudicando las buenas intenciones del pueblo en general. ¿Por qué, de qué sirve, por ejemplo, que vivamos en un país sumamente rico, como hace mucho tiempo que se está diciendo, si vemos a una minoría privilegiada y vemos por el otro lado a una mayoría hambrienta, harapienta, que necesita que los que se entienden por intelectuales, los que se entienden por revolucionarios de sanos principios, por ejemplo, dictaminen de una manera consciente y adecuada el desarrollo de la industria, el desarrollo de aquellas riquezas en beneficio de todo el pueblo y no en beneficio de una minoría que es el egoísmo palpable de todo lo que significa progreso? Yo tengo pocos días en esta ciudad y he podido ver, señores, con bastante pena, con bastante sentimiento, según mi modo de pensar por un lado grandes edificios, por ese mismo lado grandes construcciones, grandes edificios de lujo, grandes automóviles, grandes paseos, grandes recreos,

exclusivamente pera una minoría, y he visto por el otro lado bastante pobreza, pocilgas inmundas donde no pueden permanecer seres que trabajan para el sostén de la vida nacional. Creo que la labor de hombres conscientes, de hombres de sanos principios, es ver lo que los demás sufren...

El C. Manrique: Moción de orden, señor presidente. Es visible la desatención con que se reciben las palabras del orador. Yo creo que cabalmente son estos los casos en que debe intervenir la Presidencia; el orador que sabe hacerse escuchar no necesita el auxilio de la campanilla de la Presidencia; pero cuando, por una parte, no escuchamos buena parte de los diputados al orador y cuando, por otra, hay ciertas manifestaciones irrespetuosas en una parte de los oyentes de galerías, es cabalmente éste el momento en que debe intervenir el presidente con un campanillazo oportuno. Se lo suplico atentamente.

El C. presidente: Funde usted su moción de orden en algún artículo.

El C. Manrique: Mi moción de orden consiste en pedir a la Presidencia que cumpla con el artículo que la obliga a hacer guardar el orden en la Asamblea.

El C. secretario Valadez Ramírez: Por acuerdo de la Presidencia se suplica a los ciudadanos diputados presten la atención debida para que el orador pueda seguir en el uso de la palabra.

El C. Ángeles: Prosigo mi discurso. Convencido de que todos han presenciado los diez años de lucha que ha soportado la mayoría del pueblo, lo cual ustedes han visto prácticamente, y de que tal vez la mayoría de los que se encuentran aquí han llevado a ese mismo pueblo a revoluciones sangrientas y llenas de lágrimas, me cabe la esperanza de que ustedes, sin necesidad de que los exhorte por más de una ocasión, procurarán que haya en todos los ámbitos del país el bienestar que deseamos. No es posible que en un pueblo que se tiene por civilizado, siga viéndose la más grande de las miserias, cuando creo que en este sagrado recinto hay hombres que tienen el deseo de ver la felicidad de un pueblo que ha sufrido tanto como no lo merece, puesto que se ha dicho que estamos en medio de una riqueza natural. Por tal motivo, procuremos expedir leyes a conciencia y luego el desarrollo de todas las industrias en bien de la nación. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Rico.

El C. Rico: No me corresponde el turno.

El C. presidente: En la lista de oradores que tiene la Presidencia aparece que es usted quien toca el turno.

El C. Rico: Habló en contra el ciudadano Espinosa y luego en pro el ciudadano Ángeles, y entiendo que el segundo turno en contra es el que a mí me corresponde.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Rico.

El C. Rico: Honorable Asamblea: Antes de entrar a refutar el artículo 2o. de la ley a debate, considero necesario hacer una explicación sobre el móvil que me impulsó a votar en contra de la ley en lo general, dado que, por ignorancia o mala fe, se ha atribuído, se nos ha considerado como enemigos de la ley, siendo que por lo que a mí toca, soy partidario, como el que más, de que se constituya el patrimonio de familia, la pequeña propiedad; de que haya una mejor distribución de la riqueza, ya que hay una desproporción considerable entre los elementos de riqueza poseídos en proporciones inmensas por unos, y otros se encuentran en la mayor miseria. Para que se comprenda que no se ha interpretado debidamente el voto en contra de la ley, suplico a la Presidencia que se sirva hacer leer el artículo 114 del Reglamento de debates, en el cual se verá que cuando una ley es rechazada en lo general, pueden darse dos casos: o bien que la ley pase a las comisiones para que sea perfeccionada, o que sea rechazada en definitiva. Esto lo considero muy necesario porque, como voy a tomar parte en la discusión de la ley en lo particular, más tarde podrían atribuírseme miras egoístas, tratando de defender los intereses de los mimados de la fortuna, los cuales nunca defenderé.

El C. Siurob: Ya conocemos ese artículo, compañero.

El C. Rico: Señor compañero Siurob: le suplico que permita que se lea, con objeto de que lo conozcan las galerías. (Murmullos.)

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Artículo 114. Declarado un proyecto suficientemente discutido en lo general, se preguntará si ha o no lugar a votarlo en su totalidad; y habiéndolo, se procederá a la discusión de los artículos en particular. En caso contrario, se preguntará si vuelve o no todo el proyecto a la Comisión. Si la resolución fuere afirmativa, volverá, en efecto, para que lo reforme; más si fuere negativa, se tendrá por desechado."

El C. Rico: Hecha esa aclaración, entro de lleno al estudio del artículo 2o. de la ley a debate, que considero como el corazón, la médula, por decirlo así, de dicha ley. Del acierto con que redactemos ese artículo dependerá, en mi humilde opinión, el acierto de la ley que actualmente estamos discutiendo. Considero, aunque de antemano expreso mi voto en favor de la buena fe de las comisiones al estudiar la ley, que ésta no llena el fin que ellas se proponen. El artículo 2o. a debate, en mi opinión, va a dar como resultado un golpe para la agricultura capitalista, porque aunque las comisiones en todos los tonos han dicho que no es su fin destruir de un golpe la agricultura capitalista, sino irla reemplazando gradualmente por la agricultura por familias, creo que el resultado de la aplicación de la ley tal y como está redactada dará por resultado la destrucción de un golpe de los latifundios, ocasionando con esto un trastorno económico considerable en el país. La razón por la cual considero que ese será el efecto de la ley, es la siguiente: dándose absolutas facilidades a todos los agricultores para obtener una parcela sin reglamentarse, tratando de formar colonos que, en mi concepto, tendrían muchas ventajas, no va a haber, indudablemente, ningún agricultor que viendo la oportunidad de obtener un lote, no lo solicite; y como falta la base económica para que se puedan establecerse con provecho en sus pequeños lotes, como trataré de demostrarlo, el resultado va a ser que esa clase de individuos que no tengan elementos con que cultivar sus pequeños predios, soliciten que se les adjudiquen esas parcelas.

El estimable compañero Soto y Gama, cuando uno de los oradores del contra le decía que la ley carecía de base económica, nos dijo con la muy buena fe que lo caracteriza, y el entusiasmo por el agrarismo que también es su distintivo, una característica de su actuación en la Cámara, que se trataba de constituir el seguro obrero, para cuyo fin los industriales aportarían la décima parte de los salarios de los obreros y se constituiría un fondo de unos mil millones de pesos, el cual se dedicaría al fomento del crédito agrícola. A este argumento del estimable compañero Soto y Gama, me permito oponer el siguiente: es indudable que los obreros que constituirán ese ahorro serán especialmente los obreros de la ciudades, y al dedicarse esos fondos al fomento del crédito agrícola, cuyo fomento tiene que hacerse bajo bases enteramente liberales, por el rédito que se imponga al capital que se preste y por el plazo que se dé a los que consigan crédito agrícola, concediendo que se reuniera ese ahorro para constituir el seguro obrero, creo que no sería el destino más conveniente ese para dichos fondos, sino que deberían destinarse de preferencia a mejorar las condiciones de los obreros de las ciudades, que se encuentran en situación bien precaria, porque en muchos lugares no tienen ni escuelas donde mandar a sus hijos, ni tienen habitaciones higiénicas, ya no digamos cómodas, donde poder vivir.

El artículo 2o. debe caracterizarse para que asimismo caracterice a la ley que estamos discutiendo, por su radicalismo; no solamente entiendo yo ese término en el sentido de obrar con toda energía tomando las tierras de donde las haya, como debe hacerse según expresión gráfica y enérgica del señor licenciado Cabrera, exdiputado, sino que debe ser también radical en el sentido de que las medidas que se implanten produzcan el resultado que se busca. Y creo yo que faltando esta base económica para la aplicación de la ley, no va a producir los resultados apetecidos. La ley debe ser también previsora. Oigo a alguno de los compañeros que dice que estoy hablando de la ley en lo general, y me permití expresar al principio que el artículo 2o. es, por decirlo así, la médula de la ley a debate, el corazón. Si ese artículo se redacta en forma adecuada, los resultados de la ley serán indudablemente benéficos; pero si ese artículo no se redacta con la debida previsión, originará el fracaso de la ley, ocasionando trastornos sumamente graves, porque hará perder el tiempo y desalentará a aquellos que están esperando lo beneficios que dimanen de esta ley. Además, la ley debe ser suficientemente previsora. El estimable compañero Manrique decía que en último caso se podía aducir como argumento en defensa de la ley, que debíamos experimentar, y creo que sería sumamente grave a estas alturas ponernos a experimentar; debemos tratar de redactar la ley en una forma que llene las aspiraciones que todos perseguimos, porque no se puede estar reformando diariamente la ley; hay que legislar para bastante tiempo, para un tiempo más o menos largo. El artículo 2o. creo que no es suficientemente amplio, porque, como han convenido muy bien las comisiones, no podemos transformar a los peones de un golpe en pequeños agricultores, sino que muchos de ellos tendrán primero que lograr cierta independencia y adquirir un pequeño capital con que poder más tarde acometer la empresa de establecerse en un fundo, en una pequeña parcela de su propiedad. Y me permitiría proponer a las comisiones, en quienes, como he dicho, reconozco un grande deseo de que la ley resulte eficaz, que se sirvan incluir una cláusula en la que se exprese que los agricultores, los peones, que ya sea porque el Gobierno no tenga elementos que prestarles para que se establezcan en su pequeña parcela o porque ellos mismos necesiten cierta educación antes de dedicarse a la agricultura independientemente, sean favorecidos y se vaya preparando el paso del peonaje a la pequeña propiedad, a la agricultura por familias. Con ese fin yo me permitiría exponer que se fomentaran los "pegujales" o sea ciertas franquicias que se dan a los peones para que tengan una pequeña extensión de terreno, la que pueden cultivar cuando los dejan libres sus labores en la hacienda donde trabajan. Un grado un poco superior a esa dependencia absoluta de la agricultura capitalista por parte de los peones, sería el darles una extensión un poco mayor para que pudieran, a los que ya tengan un poco de capital con que comenzar su explotación, para que pudieran establecerse como agricultores independientes.

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Me permite una aclaración, compañero, con permiso de la Presidencia? Son muy pertinentes seguramente las observaciones de usted respecto a los peones; pero es claro que la Comisión no podía haber involucrado en una ley sobre el fraccionamiento de latifundios que crea la pequeña propiedad, no podía haber involucrado preceptos que se refieren exclusivamente a una ley especial que tendrán que darse alguna vez por la Cámara sobre el contrato de jornal. Es toda la observación que quería hacer la Comisión.

El C. Rico: Estimable compañero Soto y Gama, me permito preguntarle si ve usted un grave inconveniente para que se estableciera una pequeña cláusula en ese sentido, por ejemplo diciendo que en la finca cuando haya 20 peones, 20 individuos que soliciten una extensión de dos hectáreas para construir su pequeña casa y para obtener pequeños intereses, sus gallinas y demás, cerdos etcétera, me permito preguntarle si considera que podría incluirse esa cláusula en la ley, en el artículo a debate.

El C. Díaz Soto y Gama: Quisiera que me aclarara usted su pensamiento. ¿En qué condiciones quedarían esos peones? ¿Como jornaleros todavía?

El C. Rico: Sí, señor, como peones, pero procurando su transformación gradual hasta convertirlos en agricultores por familias.

El C. Díaz Soto y Gama: La Comisión no puede permitir nada que equivalga a un derivativo o a una desviación de la tendencia de la ley que es francamente atacar al latifundio y crear la pequeña propiedad. No podemos de ninguna manera, viendo la clase de hombres que son los latifundistas, prestarles oportunidad para que intriguen haciendo que la atención de los jornaleros se desvíe hacia ese término que es menos que término medio, hacia esa concesión, cuando el objeto de la ley es despertar el deseo de tierras. De manera que

todo lo que sea separase del ataque a los latifundios, no lo puede aceptar la Comisión.

El C. Rico: A la contestación que se ha servido darme el estimable compañero Soto y Gama, me permito oponer el razonamiento de que no es posible, ellos mismos han convenido en ello, que se transformen de un golpe todos los obreros del campo en pequeños agricultores, en dueños de parcelas; por lo tanto, creo que sería una previsión de la ley y contribuiría a hacerla más eficaz, hacer constar esa concesión para los que no pudieran de un golpe independerse de la agricultura capitalista. ¡Qué más quisiéramos muchos sino que no hubiera un solo individuo que no tuviera su parcela! Pero desde el momento en que debemos convenir en que, dadas las múltiples atenciones del Gobierno federal, como es la ayuda a muchos Estados cuyos erarios están en bancarrota, la construcción de caminos, etcétera, vemos, pues, que no está el Gobierno federal en aptitud de echarse a cuestas la tremenda carga que implica el aportar el capital de explotación necesario para que los parcelarios puedan establecerse con éxito en los lotes de cultivo que se les den. En esa consideración me baso para proponer a la Asamblea que se tenga en cuenta esto y no aplacemos el establecer esa franquicia, a fin de que la ley sea más eficaz. No me opongo a que se establezcan los demás incisos que comprende el artículo 2o., sino que creo que sería práctico lo que he propuesto. Otro de los defectos que le veo yo al artículo 2o., es que no prevee la formación de colonias agrícolas.

El C. Paz: ¡Es otro tema, hombre!

- El C. Rico. No, es el mismo. Otro de los compañeros me dice que éste es otro tema. Esto yo considero que podría muy bien, perfectamente bien incluirse en la ley a debate, porque el agrupar a los pequeños parcelarios por familias sería muy benéfico, porque podían prestarse mutua ayuda esos pequeños agricultores, voviéndose peonadas como vulgarmente se dice. Además tendría la ventaja eso de que se facilitaría el crédito agrícola y se facilitaría también el impartir la instrucción a los hijos de los agricultores en pequeño. Otra deficiencia del artículo 2o. considero yo que es la de no prever la formación de pueblos nuevos, de nuevos centros de población. Para no hacer muy larga esta peroración, esta exposición de puntos que considero deben tomarse en cuenta, me voy a permitir leer unas consideraciones, unos incisos o unos párrafos que podrían comprenderse como incisos del artículo 2o. a debate. Dicen así:

"Para realizar el derecho a que se refiere el artículo anterior, el Gobierno federal podrá hacer de acuerdo con...

"La creación de colonias o pueblos nuevos en lugares situados a más de cuatro kilómetros de distancia de las poblaciones que tengan ejidos.

"El fraccionamiento de una parte de las propiedades más extensas de cada municipalidad, siempre que de alguna clase especial de terreno tengan una superficie diez veces mayor que la necesaria para sostener con sus productos a una familia normal por el sistema ordinario de explotación.

"La conservación de los bosques en las cuencas que surten de agua a las poblaciones o a los manantiales, aunque éstos sean de propiedad particular, y en todos aquellos terrenos que no puedan someterse al cultivo.

"La creación de la propiedad comunal de montes para leña y terrenos pastales, donde aquélla sea necesaria para la subsistencia de los habitantes indigentes de las poblaciones, así como la reducción a propiedad privada de las tierras cultivables de los ejidos y comunidades.

"La utilización del agua en los usos domésticos de los habitantes de las poblaciones, en servicios públicos de los mismos y en el riego de la pequeña propiedad, siempre que en este último caso no se estuviese aprovechando de alguna manera o estuviese sirviendo para el riego de algunas propiedades que tengan una superficie cien veces mayor que la necesaria para sostener a una familia normal.

"La construcción de toda clase de obras que contribuyan a impedir el deslave de la tierra en las regiones de pendiente destinadas al cultivo.

"La adquisición, por cuenta de las corporaciones municipales respectivas, de solares en las haciendas para construir tiendas o mercados, con el objeto de facilitar locales a los comerciantes que quieran competir con las tiendas de raya, siempre que los dueños de las haciendas no los faciliten espontáneamente y que el grupo de casas de la finca esté situado a más de dos kilómetros del sitio donde se hallen ubicados o puedan ubicarse otros expendios comerciales."

Me parece pertinente llamar la atención de la Asamblea sobre lo conveniente que sería establecer propiedades comunales para el uso de montes y pastos cerca de los centros poblados. La ley, si no estoy equivocado, procura el fraccionamiento de los terrenos de pastos, y estimaría al compañero Siurob me dijera qué artículo de la ley a debate comprende la creación de esas propiedades en mancomún para el uso de los pueblos.

El C. Siurob: Contesto que no es esta ley la que establece ese asunto, sino la ley de 6 de enero. Esta ley de 6 de enero establece esas tierras comunales que usted desea para los pueblos y también establece las tierras para las comunidades, rancherías, condueñazgos y para todas esas pequeñas agrupaciones que hay en la República. La citada ley de 6 de enero establece que se deben dar esas tierras; de manera que sale sobrando que nosotros lo pongamos en esta ley que sólo tiende a acabar con el latifundio y con las tierras ociosas. Por consiguiente, su señoría está confundiendo esta cuestión que ya está establecida por otra ley; en todo caso, si usted quiere, haga una nueva reglamentación de la ley de 6 de enero, por ejemplo, para hacer el fraccionamiento de los ejidos; pero en el momento de discutir esta ley me parecen absolutamente ociosas esas consideraciones. Le suplico que para obviar tiempo, si no tiene otra cosa que objetar, permita que alguno otro orador del contra oponga razonamientos más fuertes.

El C. Rico: En atención a lo que se ha servido contestarme el ciudadano Siurob, me permito manifestar que la ley de 6 de enero, según uno de sus artículos, trata de la finalidad de esa ley, que es reducir a pequeña propiedad, tanto terrenos cultivables como terrenos de pastos y montes. Me voy a permitir leer el artículo relativo... Bueno, para no hacer largo esto, yo de la mejor buena fe me he

permitido hacer estas consideraciones para que las Comisiones, si juzgan que pueden aprovecharse algunas de ellas, se sirvan tenerlas en cuenta. No me ha traído aquí, ni mucho menos, el afán de exhibicionismo; he venido haciendo de tripas corazón, como vulgarmente se dice, porque no tengo costumbre de hablar en público; nunca lo he hecho, pero considero como un deber, el más elemental de los representantes del pueblo, el venir a la tribuna a exponer todas aquellas ideas que crea que pueden ser en beneficio de los ciudadanos que nos mandaron a esta honorable Representación Nacional. En atención a lo expuesto, suplico atentamente a esta honorable Asamblea que se sirva dispensar el que los haya cansado con esa larga exposición y no ver en ella más que mi deseo de contribuir con mi grano de arena, si es que es de aceptarse, para que la ley resulte práctica. Para terminar, pido a la honorable Asamblea, que si ha considerado dignas de tomarse en cuenta las adiciones que me he permitido proponer para esta ley, se sirva rechazar el artículo 2o., con objeto de que pase a las comisiones para que sea reformado en la forma que lo estime conveniente la Asamblea. Me permito proponer a la Asamblea, también, aunque no está incluída en el artículo a debate la definición de lo que es un latifundio, como están íntimamente relacionados los artículos 3o. y 4o. con este artículo 2o., me permito proponer que se defina el latifundio, diciendo que es toda extensión de tierra diez veces mayor que la necesaria para sostener a una familia compuesta de un término medio de miembros y dado un sistema de explotación ordinario común y corriente. Creo que será más conveniente esta definición, porque aunque el estimable compañero Soto y Gama dice que definiendo de una manera precisa lo que es un latifundio se podría poner una traba considerable para que los agricultores pudieran obtener un crédito, creo que es más expuesto dejar sin definir de una manera precisa cuál es la extensión que se debe permitir a un terrateniente para que pueda adquirir créditos; porque en todo caso, sabiendo las instituciones de crédito qué extensiones pueden tener como garantía segura del préstamo que hagan, creo más factible que se consiga ese crédito agrícola. Doy a la honorable Asamblea las más cumplidas gracias por haberse servido atender mis mal pergeñadas frases.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. Céspedes: Quiero hacer una interpelación a la Comisión.

El C. Siurob: Estoy a sus órdenes.

El C. Céspedes: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Céspedes: Repetidas veces he oído decir desde esta tribuna, por boca de oradores del pro y del contra, que la ley que estamos discutiendo se dirige muy esencialmente a crear el patrimonio de familia, el home stead, y yo quisiera que la Comisión tuviera la bondad de exponer su criterio a este respecto diciéndonos si lo que vamos a hacer con esta ley es fraccionar los latifundios o crear la pequeña propiedad, o si vamos a crear el patrimonio de familia que, en mi concepto, es algo distinto. Esta interpelación la hago para procurar sacar del estado anárquico esta discusión, porque está relacionado esto que digo, muy estrechamente con la aprobación del artículo 2o. en sus dos incisos, pues la Comisión recuerda que el inciso (a) se refiere al fraccionamiento de los latifundios, y es necesario que la Comisión nos diga si se va a crear la pequeña propiedad despedazando los latifundios, o si se va a crear el patrimonio de familia, de una vez por todas. Ruego a la Comisión que se sirva hacer hincapié en estas observaciones que acabo de hacer, ya que va a contestar todas las objeciones que se le han hecho en esa tribuna.

El C. Siurob: Señores diputados: La Comisión comienza por contestar al ciudadano Céspedes que en la Constitución, y precisamente en el párrafo que de preferencia se reglamenta por medio de esta ley, se trata de fraccionar esencialmente el latifundio, y al fraccionar el latifundio se crea, aparte de una forma de propiedad, el patrimonio de familia; de manera que son las dos cosas; la Comisión tiende no solamente a crear la pequeña propiedad, sino también a crear el patrimonio de familia. Creo que con esto está contestado el ciudadano Céspedes, aparte de que no creo que el asunto tenga relación con el artículo a debate, porque el artículo a debate se concreta a decir cuál es la materia de la ley, es decir: de dónde se van a tomar las tierras necesarias para hacer la expropiación.

El C. Céspedes: ¿Me permite la Presidencia? Acaba de decir el ciudadano Siurob, presidente de una de las comisiones Agrarias, que a la vez que con esta ley se fraccionan los latifundios para crear la pequeña propiedad, se va a crear también el patrimonio de familia. Desde luego, salta a la vista esta consideración: que no es posible que por esta ley hagamos las dos cosas, que son perfectamente distintas, porque si para la pequeña propiedad es improcedente la prohibición de que se enajene, de que se grave en alguna forma, para el patrimonio de familia sí es procedente esa prohibición; no sé cómo la Comisión va a compaginar estas dos cosas, que son perfectamente distintas. Que el asunto sí entra dentro del texto de los dos incisos del artículo 2o., es claro; se está tratando de fraccionar los latifundios y entiendo que vamos a crear la pequeña propiedad. De manera que creo que es anárquico el criterio que estamos siguiendo aquí al hablar del patrimonio de familia.

El C. Siurob: La Comisión vuelve a contestar la interpelación del ciudadano Céspedes, expresándole que, siendo el objeto de esta ley fraccionar los latifundios, no encuentra ni puede encontrar la Representación Nacional - estoy perfectamente seguro -, ningún inconveniente en que al mismo tiempo que se crea el patrimonio de familia, se cree la pequeña propiedad, puesto que con un solo objeto que marca la Constitución, se pueden conseguir los dos, tanto formar el patrimonio de familia como la pequeña propiedad. Que la nación cree que tanto el patrimonio de familia como la pequeña propiedad no deben, en ningún caso, ser vendibles, eso ya lo estimará la Asamblea a su tiempo; es un asunto que no tiene relación alguna con el artículo que está a discusión puesto que, como digo, en el artículo a debate solamente se trata de saber cuál es la materia de esta ley; es decir, habiendo establecido en el artículo 1o. que todo ciudadano mexicano tiene derecho a una parcela, se trata de definir, por medio de este artículo, de dónde se va a

tomar la tierra para subvenir a esa exigencia, a esa necesidad: ese es todo el objeto del artículo 2o. Contestada, pues, la objeción del ciudadano Céspedes paso en seguida.....

El C. Espinosa Luis: ¡Una interpelación!

El C. Siurob: Al compañero Espinosa le agradecería que me interpelara al finalizar mi discurso. Paso a contestar las distintas objeciones tanto del ciudadano Espinosa como del ciudadano Rico, debiendo advertir que no ha sido tocado en realidad este artículo; los distintos oradores del contra no han hecho más que bordar más o menos metafísicamente, de una manera más o menos bizantina, alrededor de los puntos que establece el artículo 2o., pero no lo han atacado fundamentalmente, porque no es posible, porque son cosas tan claras, que están en la mente de toda la Asamblea y de cualquiera persona que piense con su cabeza; no digo que los opositores no piensen con su cabeza, pero es que ellos han querido venir a adornar el debate con tantas joyas bizantinas, que verdaderamente al finalizar y al suponer que ellos quisieran un artículo que substituyera a éste, nadie podría reconocer una cosa con pies ni cabeza. Las dos razones en contra invocadas por el ciudadano Espinosa, son estas: primera, el artículo dará a la ley un efecto retroactivo. Esto no es verdad; una ley tiene efecto retroactivo cuando lesiona derechos previamente adquiridos. Ahora bien; aquí esta ley no lesiona derechos previamente adquiridos, y si no, con ese mismo derecho no podría aplicarse la ley de latifundios, porque el latifundio supone derechos adquiridos ya por el terrateniente y, por consiguiente, sería lesionar derechos adquiridos por él. De manera que desde luego esta ley no tiene efecto retroactivo. En seguida se refiere al asunto de la Comisión Nacional Agraria, y ese punto se advierte claramente. Decía el compañero Espinosa muy convencido: "según el texto de la ley, la Comisión Nacional Agraria va a hacer, va a tornar y va a volver a hacer." Pues precisamente es lo contrario; conforme al texto de la ley, ni siquiera se mienta a la Comisión Nacional Agraria. Ya cuando llegue el asunto a la Comisión Nacional Agraria, entonces verá la Asamblea si le deja este encargo a dicha Comisión, si funda un tribunal especial o si en cualquiera otra forma piensa que se ejecute o sea verificada esta ley; pero de ninguna manera vayamos a comenzar a poner obstáculos, fundados en artículos posteriores y a empezar a discutir la ley en lo general, cuando estamos discutiéndola en lo particular. El compañero Rico, con muy buena fe, pero de una manera absolutamente infantil, viene a hacer oposición a este artículo y comienza por decir que esta ley no quiere que sea un golpe al capital. Señores: querer que una ley contra los latifundios no sea un golpe contra los latifundistas, pues equivale a querer que no se promulgue ninguna ley. De manera que el compañero verá por esto que es verdaderamente infantil su objeción.

El C. Rico: ¿Me permite usted una aclaración?

El C. Siurob: Le suplico que así que termine, porque en estos momentos estoy contestando las dos o tres interpelaciones que se me han hecho; pero al acabar contestaré con mucho gusto su interpelación. En seguida, viene combatiendo el compañero a propósito de este artículo, el ahorro, y a salirse del punto. Cuando venga la parte económica de esta ley, tenga usted muy bien prevenido su proyecto, que para entonces estoy seguro de que podrá usted lucirse en esta tribuna y que podremos escucharlo las comisiones con positivo interés. Usted combate el ahorro como lo preconizaba el compañero Soto y Gama y como lo pedía el general Obregón. Pues bien; establezca usted cualquier otro sistema económico, el sistema de bonos, cualquier otro sistema, tanto sistema como hay; pero no es el momento. Dice en seguida el compañero que no debemos experimentar. Desde luego, debo advertir que esto no es experimentar; vaya viendo el compañero dondequiera que se han hecho fraccionamientos, y encontrará que siempre ha habido individuos que han tomado las tierras, excepto cuando los fraccionamientos se han hecho en condiciones verdaderamente leoninas, verdaderamente intolerables; y le podría citar casos absolutamente concretos: por ejemplo, allí está la hacienda de San Cristóbal, de Acámbaro, a pesar de que ese fraccionamiento fue hecho en condiciones verdaderamente terribles, sin embargo todo aquello está colonizado, y no sólo, sino que a un lado de Acámbaro se ha formado una vasta colonia que ha aumentado considerablemente la población de aquella cabecera de distrito; Acámbaro tenía como ocho mil habitantes, y cualquiera puede convencerse ahora de que tiene de catorce a quince mil, por la colonización agrícola. En igual caso se encuentran fraccionamientos hechos en el Valle de Santiago. Cosa semejante se podrá decir de los fraccionamientos hechos en el Distrito Federal: si el compañero va a la hacienda de Coapa, podrá observar una multitud de colonos que han tomado posesión de aquellas tierras, pues siempre sobran individuos que toman parcelas cuando los fraccionamientos se hacen en condiciones razonables.

Los casos raros en que han fracasado los fraccionamientos son originados por verdadera rapacidad, por un espíritu de mercantilismo de los fraccionistas; pero como estos fraccionamientos van a ser hechos a base de valor fiscal, tendrán un completo éxito en todas partes. Desde luego debo advertir que no adquirirán sus parcelas desde el momento de la expedición de la ley, todos los pequeños agricultores, sino sólo los individuos que han comenzado ya a formarse su pequeño patrimonio, los pequeños industriales, los pequeños profesionistas, los pequeños comerciantes; y luego todos los proletarios a medida que se convenzan de los buenos fines de esta ley y se vayan estableciendo bancos refaccionarios. En los campos me permito señalar una clase trabajadora que está especialmente destinada a adquirir esas parcelas, y son los siguientes: los que como peones de las fincas de campo se distinguen por su laboriosidad, se distinguen por su trabajo, pasan a ser medieros, porque generalmente los propietarios de las tierras les dan tierras a medias, y a medida que un mediero es mejor, se le da mayor extensión de tierra; eso se observa en todas las fincas de los Estados de la República. Pues bien; el mediero que ya ha adquirido sus animales de trabajo, el mediero que ya ha sembrado una extensión bastante grande y que ya le sobra una pequeña cantidad para sus ahorros y sus economías,

éste es el que va a formar la pequeña parcela agrícola. De manera que sí hay individuos preparados; no serán los peones más humildes como nosotros lo quisiéramos, porque desgraciadamente no existen en estos momentos refacciones para estos trabajadores; pero sí serán trabajadores del campo los que vayan a posesionarse de sus pequeñas parcelas. Lo que decía el compañero de que a los trabajadores del campo se les deben dar una o dos hectáreas para su casa habitación y sus corrales, eso no es objeto de esta ley, eso es objeto de la Ley de Trabajo en la parte que reglamenta el trabajo de los peones del campo. Necesita establecerse una ley, una especie de ley de aparcería agrícola que forme parte también del vasto conjunto que abarcan las leyes agrarias y esta ley de aparcería agrícola servirá para que el peón del campo pueda disponer de leña, pueda disponer de agua, y pueda disponer de un pequeño terreno para que tenga ahí sus animales domésticos y para una pequeña huerta donde se provea de legumbres y principales elementos de su casa; pero de ninguna manera es objeto de esta ley. Esta ley va como una saeta, esta ley va directamente a acabar con el abuso de los propietarios en toda la República. Ahora yo me dirijo a los compañeros de Cámara en este sentido también: lo que nosotros hagamos en estos momentos por medio de esta ley será una economía en esfuerzos, en oro y en sangre para las generaciones del porvenir; nosotros en esta ley procuramos prever no solamente el caso actual, sino como muy acertadamente lo decía el compañero, queremos ir un poco adelante como han ido todas nuestras leyes, en este caso y en estas circunstancias habremos cumplido con nuestro deber, porque habremos ahorrado a la nación mucha pérdida de oro y de sangre para el porvenir. La Comisión cree haber contestado todas las objeciones que se le habían hecho a propósito del artículo 2o. Espera solamente recibir las interpelaciones. ¿Hay alguna otra interpelación?

Presidencia del C. AVILÉS URIEL

El C. Espinosa Luis: Con permiso de la Presidencia. Acaba de decir su señoría, a interpelación del ciudadano Céspedes, que esta ley tiene dos objetos: el fraccionamiento de latifundios y la creación del patrimonio de familia. Interrogo a su señoría, en su calidad de presidente de una de las comisiones dictaminadoras, para que tenga la bondad de decirnos cómo compagina los mandatos de la Constitución; en una fracción se nos dice que la Federación y los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, legislarán sobre fraccionamientos de latifundios; y en otra fracción bien distinta se dice que la Federación y los Estados legislarán, dentro de sus respectivas jurisdicciones, para crear el patrimonio de familia, señalando al efecto los bienes que deben constituirlo. Como entiendo que repartir latifundios y crear el patrimonio de familia son dos cosas tan distintas, así, pero tan distintas que no caben ni pueden caber en el fondo de una ley, le suplico que nos explique esto para que la mayoría de la Asamblea, estoy seguro, es un enigma. Desde luego hay esta característica que su señoría conoce, porque está obligado a saberlo: conforme a nuestra Constitución, las fracciones de latifundios pueden los pequeños labriegos, después de haberlas pagado, venderlas; en cambio, el patrimonio de familia no puede venderse jamás. El reparto de los latifundios es la cesión de la tierra nada más; en cambio, la creación del pequeño patrimonio no es cesión de tierras, sino de implementos, etcétera, para poder trabajar la misma tierra. No me explico cómo las comisiones vienen sosteniendo lo que me permito considerar un absurdo, aunque sin el propósito de ofender a las comisiones; de ahí que esté de acuerdo con el compañero Céspedes en que no se fusionen dos cosas diametralmente opuestas. Propuse un artículo distinto del que se está discutiendo, porque no quiero que se haga esa fusión, a pesar de que me consta que no está de acuerdo con el texto constitucional; pero es indispensable que la Asamblea sepa de una vez, por boca del presidente de la Comisión, a qué atenerse; si esta ley va a tener dos objetos, como ya lo dijo, pero que nos explique el por qué.

El C. Sánchez Pontón: Visiblemente no hay quórum, debe pasarse lista; hay apenas como noventa diputados. Yo reclamo el quórum.

El C. presidente: Se va a proceder a pasar lista.

(Se pasa lista.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Hay una asistencia de 110 ciudadanos diputados. No hay quórum. Por acuerdo de la Presidencia, se pone en conocimiento de la Asamblea, que todos los días, después de leer el acta, se dará cuenta con los nombres de los diputados que faltaren el día anterior. (Aplausos.) Se cita para mañana a las cinco de la tarde. (8.08 p. m.)