Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210510 - Número de Diario 42

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ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 10 DE MAYO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Año I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II - NUMERO 42

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

10 DE MAYO DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los documentos en cartera, concediéndose licencia al C. diputado David Montes de Oca.

3.- Escrito de varios ciudadanos diputados, referente a que se suspenda el debate del artículo 3o. del proyecto de ley sobre fraccionamiento de latifundios y se discuta desde luego el artículo 1o. transitorio de la propia ley; a discusión, se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ZUBARAN JUAN

(Asistencia de 132 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5.58 p. m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día seis de mayo de mil novecientos veintiuno. - Período Extraordinario.

"Presidencia del C. Juan Zubaran.

"En la ciudad de México, a las seis de la tarde del viernes seis de mayo de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintisiete ciudadanos diputados.

"Se aprobó el acta de la sesión celebrada el día cuatro del presente mes y rindió la protesta de ley como diputado suplente por el 6o. distrito electoral del Estado de México, el C. Carlos Pichardo.

"Dióse cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio en que la Legislatura de Tlaxcala comunica que aprobó en todas sus partes las reformas de los artículos 14 transitorio y 73, fracción XXVII, de la Constitución General, aprobadas por el Congreso de la Unión. - Recibo y a su expediente.

"Comunicaciones de condolencia por el fallecimiento del C. diputado Atanasio Gutiérrez, que envían las Legislaturas de Guerrero y Nayarit y los gobiernos de Durango, México, Michoacán y Morelos. - A su expediente.

"Solicitud del C. Francisco J. Barbosa, relativa a que se le conceda licencia por veinte días, con o sin goce de dietas.

"Una vez que se dispensaron los trámites y que la Secretaría proporcionó un informe como resultado de una moción del C. Chapa, se acordó conceder la licencia de que se trata, con goce de dietas.

"El C. Borrego contestó una interpelación que el C. Zincúnegui Tercero dirigió a la comisión que tiene en estudio el asunto que se refiere a la falta de representantes en esta Asamblea por el 2o distrito electoral de Campeche.

"El C. Luis Espinosa solicitó que la Cámara reconsiderará su acuerdo por el que resolvió que no se votaran separadamente las dos fracciones de que consta el artículo 2o reformado del proyecto de ley sobre fraccionamiento de latifundios. A ello se opuso el C. Siurob y el C. César A. Lara hizo una moción de orden. La Mesa, después de un informe que suministró la Secretaría acordó consultar el punto a la Asamblea y ésta resolvió que se votaran separadamente las fracciones del artículo segundo.

"La fracción (a) resultó aprobada por unanimidad de ciento veintisiete votos y la fracción (b) por noventa y cuatro votos de la afirmativa contra treinta y cuatro de la negativa.

"Los votos de la afirmativa de la segunda votación fueron los de los CC. Aguirre Colorado Fernando, Aguirre Emilio, Aja, Alanís Fuentes, Alarcón, Alba de, Aldaco, Alessio Robles Vito, Altamirano, Alvarez Ricardo A., Ángeles, Avilés, Azuara, Barragán Enrique M., Bojórquez, Borrego, Castañeda Nigra, Castillo Garrido, Castillo Porfirio del, Castillo Cervantes, Contreras Lucas, Correa, Cerda, Chapa, Damián, Díaz Soto y Gama, Espinosa Natalio, Fernández Miguel B., Franco Cerqueda, Gálvez, Gómez Rodrigo, González Jesús B., González Martín V., González Onésimo, González Rafael M., Guadarrama, Gutiérrez Aguilar, Gutiérrez Castro, Gutiérrez Teodomiro T., Guzmán Luis, Hernández Alvarez, Hidalgo Catalán, Hurtado, Ibarra, Lazcano Carrasco, Lira, Manero, Manjarrez, Manrique, Martínez de Escobar Rafael, Martínez Rendón, Méndez José, Méndez Manuel F., Montes Manuel, Moreno, Munguía Clemente, Navarro Uriel, Olguín Jorge A., Ollivier, Ortega Antonio, Ortega José Juan, Ortiz, Paredes, Paz, Peña Ildefonso, Pérez Gasga,

Portales, Pichardo, Quiroga, Rama, Ramírez G. Benito, Ramos Esquer, Reynoso Díaz, Riva Palacio, Rodríguez Guillermo, Romero José H., Salazar, Salgado, Sánchez Anaya, Sariol, Siurob, Solórzano José Luis, Soto Francisco, Tello Romero, Tovar y Pérez, Valadez Ramírez, Vasconcelos, Vásquez Juan B., Velarde, Vidales, Villegas, Zárate, Zincúnegui Tercero y Zubaran Capmany.

"Votaron por la negativa la fracción (b) los CC. diputados Aillaud, Alonzo Romero, Alvarez Vicente, Arrioja Isunza, Borstel von, Cano, Castañon, Castillo Israel del, Cuervo, Domínguez, Espinosa Luis, Estrada, Flores, Gámiz, Gómez Carlos, González y González, Guzmán Peláez, Lara César A., Lomelí, Maqueo Castellanos, Martínez de Escobar Federico, Palacio, Peña Francisco de la, Reyes Tereso, Rico, Rodríguez Herminio S., Romero Ricardo, Sánchez Pablo H., Serrano Gustavo P., Solís, Valverde, Vega de la, Vergara y Zapata.

"El artículo segundo aprobado dice como sigue:

"Para realizar el derecho a que se refiere el artículo anterior, se considera de utilidad pública, conforme al texto expreso del artículo 27 constitucional la expropiación de los siguientes terrenos, en la extensión que sea necesaria y en los términos de esta ley:

"a) Los latifundios.

"b) Las tierras mantenidas en erial durante los últimos cinco años, siempre que su extensión exceda de cincuenta hectáreas y que no se compruebe plenamente que por fuerza mayor dejó de hacerse el cultivo."

"Presidencia del C. Pedro A. Chapa.

"Se puso a discusión el artículo 3o del referido proyecto de ley.

"El C. Luis Espinosa habló en contra, interrumpiéndole una moción de orden del C. Siurob, que dio lugar a aclaraciones de la Presidencia y del C. Manrique.

"En apoyo del punto a discusión se produjo el C. Díaz Soto y Gama, miembro de las comisiones.

"El C. Pedro de Alba pronunció un discurso en pro.

"Presidencia del C. Uriel Avilés.

"Usó de palabra en contra el C. Francisco Castillo y en seguida reclamó el quórum el C. Israel del Castillo. Y como no había según se desprende de la lista que paso el C. secretario Valadez Ramírez, la Presidencia, siendo las ocho y veintidós de la noche, levantó la sesión y citó para las once de la mañana del día siguiente, anunciando que aplicaría las multas a que se refiere la Constitución a los ciudadanos diputados que no concurrieran a esta cita."

Está a discusión el acta. No Habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México.- Estados Unidos Mexicanos.- Sección Primera.- Número 432.

"CC. secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"En sesión del Senado celebrada hoy, resultaron electos para funcionar en el presente mes, como presidente el C. Benito Reynoso y como vicepresidente, los CC. Manuel Cepeda Medrano y Benito Tajonar.

"Los que participamos a ustedes para que se sirvan hacerlo del conocimiento de esa H. Cámara, de la que son dignos secretarios, reiterándoles las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"México, a 3 de mayo de 1921.- E. del Valle, S. S.- Gerzayn Ugarte, S. S."- De enterado.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México - Estados Unidos Mexicanos.- Sección de Archivo y Biblioteca.- Número 474.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"Por la atenta comunicación de ustedes, fechada el 4 del mes en curso, se enteró el Senado de que esa H. Cámara eligió presidente, al C. Juan Zubaran; y vicepresidentes, a los CC. Uriel Avilés y Pedro A. Chapa, quienes funcionarán durante el presente mes.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra consideración muy distinguida.

"México, mayo 9 de 1921.- Gerzayn Ugarte, S. S.- E. del Valle, S. S."- A su expediente.

"Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Estados Unidos Mexicanos.

"Agradeceré a ustedes se sirvan hacer del conocimiento de esa H. Cámara, de la que son dignos secretarios, que la comisión que en nombre de esa propio Cámara presidió el subscripto en unión de los CC. Carlos Argüelles, Enrique M. Barragán y Emigdio Hidalgo Catalán, para depositar en la tumba del ilustre C. general Ignacio Zaragoza una ofrenda floral, cumplió en todo su cometido, no habiendo concurrido al acto los CC. Zincúnegui Tercero y Ramos Ezquer por encontrarse enfermos.

"Protesto a ustedes mi atenta consideración y particular aprecio.- México, 6 de mayo de 1921.- M. Montero Villar.

"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presente."

La Presidencia da las gracias a la Comisión por el eficaz desempeño de su cometido.

"H. Asamblea:

"El subscripto, diputado propietario por el 3er. distrito electoral del Estado de México, ante esta H. Asamblea expone:

"Que teniendo necesidad de salir de la capital, atentamente solicita de vuestra soberanía, una licencia con goce de sueldo, por veinte días y a partir del día 13 de los corrientes, con dispensa de todo trámite.

"Protesto a ustedes mi particular atención.

"Salón de Sesiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 9 de mayo de 1921.- D. Montes de Oca."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Concedida.

"Honorable Asamblea:

"Los subscriptos, en atención a la imperiosa necesidad que existe de precisar definitivamente la extensión de aplicación que habrá de darse cuenta a la ley de fraccionamiento de latifundios ya que esta omisión ha venido provocando discusiones de orden político y de carácter constitucional que diariamente obstaculizan el curso de los debates de la ley mencionada, ante vuestras soberanía proponemos:

"Único. Se suspende la discusión del artículo tercero de la ley de fraccionamiento de latifundios, y se procede desde luego a discutir el artículo 1o transitorio del proyecto presentado por las comisiones agrarias.

"Pedimos dispensa de trámites.

"Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, a diez de mayo de mil novecientos veintiuno. - Eduardo Vasconcelos. - E. Arrioja Isunza. - M. Gutiérrez A. - Pedro A. Chapa. - A. Aillaud. - Jaime Solís.- F. Martínez de Escobar. - V. Alessio Robles."

(Voces: ¡La reacción! ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Sí se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Manrique: Pido atentamente a alguno de los firmantes que funde la moción.

El C. Siurob: En contra.

El C. secretario Valadez Ramírez: Se invita atentamente a alguno de los firmantes a que funde la proposición.

El C. Arrioja Isunza: Señores diputados: La proposición que se sujeta a vuestra consideración no necesita fundarse de una manera muy amplia, porque a todos os consta, si habéis leído artículo por artículo el proyecto que se discute, que cada uno de ellos está basado precisamente en la amplitud de extensión que se quiera dar a la presente ley. Del artículo 3o. en adelante, así el 4o. y todos los que siguen, campean en un espíritu relativo a que la ley se aplique absolutamente en toda la nación. Como nosotros creemos que esto es perfectamente anticonstitucional, y muy aparte de entrar en disquisiciones acerca de sí la soberanía de los Estados sufre o no sufre, pero sí cuando menos seguros de que las Legislaturas de los Estados son las únicas capacitadas para legislar en materia agraria como lo prescribe muy claramente el inciso (a) de la fracción VII del artículo 27 constitucional, digo, dado este terminante precepto de la Constitución, no podemos de ninguna manera permitir que la ley se le dé la amplitud que quiere dársele. Como seguir discutiendo la ley en esta forma y basado, como digo, en el deseo de que se abarque a toda la nación se perdería inútilmente el tiempo, porque artículo por artículo, tendría que ser impugnado, debido a que los que no estamos de acuerdo en que la ley tenga esa amplitud, estaríamos constantemente en contra de cada artículo que a ella se extendiera, es indispensable que ante todo esta Cámara explique la extensión que debe tener la ley. Si la Cámara está de acuerdo en el artículo primero transitorio, entonces esta ley tendrá menos opositores, porque todos sus artículos podrán aplicarse quizá de una manera perfecta a toda la nación; pero si, como esperamos, la Cámara no está de acuerdo en que esta ley abarque toda la República, porque no es esa la intención de los legisladores del Constituyente, entonces, repito, se perdería mucho tiempo en las impugnaciones constantes a cada uno de los artículos. Este es el fundamento principal de la moción que se propone. Voy a permitirme leer la parte relativa del artículo 27 constitucional que dice: "Durante el próximo período constitucional, el Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, expedirán leyes para llevar acabo el fraccionamiento de las grandes propiedades, conforme a las bases siguientes:" Y después dice:

"a) En cada Estado y Territorio se fijará la extensión máxima de tierra de que puede ser dueño un solo individuo o sociedad legalmente constituida;"

Se prevé que las Legislaturas de los Estados en sus respectivas entidades sean las que den la ley de fraccionamiento de latifundios. Así es que por más que se diga que vamos contra del espíritu netamente revolucionario o radical, por más que se diga que somos unos legalistas o outrance, que no queremos salirnos del espíritu de la ley, no podemos permitir que a esta ley se le dé la extensión que quiere dársele y, por lo tanto, es indispensable, ante todo, que la Cámara fije su extensión. Así pues, creo haber fundado lo indispensablemente necesario la moción que se propone y pido a la honorable Asamblea que dé un voto aprobatorio para que pasemos desde luego a discutir el artículo primero transitorio. (Aplausos.)

El C. Soto y Gama: Para interpelar a la Presidencia pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Soto y Gama.

El C. Soto y Gama: Con toda atención me permito rogar a la Presidencia que se sirva ordenar a la Secretaría informe si es cierto que desde el principio de esta discusión de la Ley Agraria se promovió ya una moción suspensiva enteramente igual a la que hoy se promueve, moción firmada, entre otros, por el señor diputado Vasconcelos; y si es cierto que ya la Asamblea, desde aquella vez, desechó de plano la moción suspensiva. (Aplausos.) Quiero que la Secretaría haga constar esto, porque por ingenuo que uno sea, por candoroso que uno sea, tiene uno que ver en esta insistencia terca y antiparlamentaria, alguna maniobra indebida no sé de qué grupo de la Cámara. De manera que yo pido respetuosamente a la Presidencia se sirva

ordenar a la Secretaría que certifique el hecho a que me refiero.

El C. presidente: La Presidencia informa a su señoría que efectivamente se presentó una moción, suspensiva tal como la Secretaría va a dar cuenta, pero fue con referencia a la discusión del artículo 1o. de esta ley. La Secretaría va a informar a su señoría lo que desea.

El C. Díaz Soto y Gama: Yo rogaría a la Secretaría leyese textualmente la moción suspensiva que entonces fue desechada.

El C. secretario Valadez Ramírez: La moción suspensiva que fue presentada con fecha 25 de abril, a propósito de la discusión del artículo 1o., dice así:

"H. Asamblea:

"Considerando que la discusión serena de una ley de tanta importancia como la que se refiere al fraccionamiento de latifundios, exige para su mayor acierto, saber con exactitud cuál es el sentir de esta H. Asamblea, por lo que se refiere al artículo 1o. transitorio del referido proyecto de ley, ya que la discusión de varios artículos de la misma habrá de girar sobre la aplicación en extenso de la misma, respetuosamente suplicamos a esta H. Asamblea se sirva, con dispensa de todo trámite, aceptar la siguiente moción suspensiva:

"Única. Preferentemente discútase el artículo 1o. de lo transitorio del proyecto de ley de Fraccionamiento de Latifundios de fecha 7 de abril en curso.

"México, abril 25 de 1921.- Abraham Franco. - Eduardo Vasconcelos. - Moisés Huerta."

El C. Díaz Soto y Gama: Pido a la Secretaría se sirva certificar cuál fue la suerte que corrió esa moción suspensiva, si fue aprobada o rechazada.

El C. secretario Valadez Ramírez: La moción suspensiva a que se acaba de dar lectura fue rechazada el mismo día que fue presentada, el 25 de abril del presente año.

El C. Díaz Soto y Gama: Entonces interpelo a la Presidencia para que se sirva decirme con qué derecho, con fundamento en qué artículo ha dado sabida a una moción suspensiva en el mismo sentido.

El C. presidente: La Presidencia se permite informar que no ha sido ella, sino que ha sido la Asamblea a la que se le ha consultado el trámite y ella lo ha aprobado.

El C. secretario Valadez Ramírez: Continúa la discusión de la moción suspensiva.

El C. Manrique: Pido atentamente a la Presidencia se sirva ordenar a la Secretaría dé lectura a los artículos reglamentarios relativos a la presentación de mociones suspensivas; ellos definen claramente cuál debe ser la conducta de la Asamblea en este caso.

- El mismo C. secretario: Artículo 107 reglamentario:

"Ninguna discusión se podrá suspender sino por estas causas:

"...quinta, por proposición suspensiva que presente alguno o algunos de los miembros de la Cámara y que ésta apruebe."

El C. Vasconcelos, interrumpiendo: Pido la palabra para una aclaración con respecto a la lectura que está haciendo el señor secretario.

El C. Manrique: Yo pido atentamente a la Presidencia que haga cumplir el trámite.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Artículo 108. En éste último caso, se leerá la proposición, y sin otro requisito que oír a su autor, si la quisiere fundar, y a algún impugnador, si lo hubiere, se preguntará a la Cámara si se toma en consideración inmediatamente. En caso afirmativo, se discutirá y votará en el acto, pudiendo hablar al efecto tres individuos en pro y tres en contra; pero si la resolución de la Cámara fuese negativa, la proposición se tendrá por desechada.

"Artículo 109. No podrá presentarse más de una proposición suspensiva en la discusión de un negocio."

El C. Vasconcelos: Pido la palabra, señor presidente. Ruego al señor secretario que tenga la bondad de leer la segunda causa por la cual puede suspenderse una discusión, y que consta en el mismo artículo 107.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Ninguna discusión se podrá suspender sino por estas causas:

"...segunda, porque la Cámara acuerde dar preferencia a otro negocio de mayor urgencia o gravedad;" (Voces: ¡Allí está!)

El C. Manrique: Pido la palabra en contra de la admisión de la proposición suspensiva.

El C. presidente: La Asamblea admitió ya que se ponga a discusión.

El C. Manrique: Muy bien. Entonces pido la palabra en contra.

El C. presidente: Está en primer término el señor Siurob en contra de la moción suspensiva. El señor Siurob dirá si quiere hacer uso de la palabra.

El C. Siurob: Sí, señor, sí deseo.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Honorable Asamblea: Se trata con esta moción suspensiva de establecer uno de tantos episodios, uno de tantos tropiezos en los que se encuentra enredado el proyecto de ley que ha de envolver, que ha de conferir definitivamente, más bien dicho, el derecho que todos los ciudadanos mexicanos tienen a la tierra. En realidad lo que se pretende es subvertir todo el proyecto, porque si hoy se pretende por medio de una moción suspensiva venir a discutir el artículo primero transitorio sin haber discutido previamente toda la ley; es decir, sin haber discutido lo esencial, se pretende discutir lo accidental. (Voces: ¡No! ¡No!) Sin haber discutido el fondo mismo de la ley, se pretende discutir lo que en la ley es sólo un accidente. (Voces: ¡Ahora es la esencial!) Pero todavía han estado tan torpes los señores autores de la moción... (Voces: ¡Gracias!) que han llegado hasta el extremo de olvidar el artículo 109 reglamentario, que a la letra dice: "No podrán presentarse más de una moción suspensiva en la discusión de un negocio". Y ya se lo que se va a decir aquí: que éste no es el mismo negocio que el del otro día, que allá se trataba del artículo 1o. y que aquí se trata del artículo 3o; pero todos

estos son incidentes del mismo negocio...(Voces: ¡No! ¡No!) En negocio fundamental es éste: fraccionar los latifundios para entregar las tierras al pueblo mexicano. Y cada artículo de la ley se relaciona de una manera íntima, de una manera directa con ese supremo negocio que se propone la ley. (Murmullo. Campanilla.)

El C. presidente: Se suplica a la Asamblea atienda al orador.

El C. Siurob, continuando: Y vése aquí una cosa curiosa los que vienen a propugnar porque se respete la Constitución General de la República, vienen a tratar de llegar a su intento por medio de una violación a la ley, es decir, por medio de una violación al Reglamento. Yo llamaría a esto, y especialmente a los señores oradores que vengan a hacer uso de la palabra en pro y en general a este debate, el debate de la legalidad, contra la legalidad, es decir estos señores, apoyándose en la ilegalidad, vienen a combatir aquí en pro de la legalidad, según dicen ellos. Ya veis, pues, que es ilógico todo el mecanismo con que se trata en estos momentos de obstruccionar la marcha de la ley. Pero todavía sé qué van a objetar estos estimables caballeros "ese Reglamento vetusto, ese Reglamento de la época porfiriana"...

El C. Aillaud, interrumpiendo: ¡Eso lo ha dicho Soto y Gama!

El C. Siurob, continuando: Me anticipo a uno de los argumentos del contra. (Risas. Aplausos.) Está bien que el Reglamento sea vetusto, que el Reglamento sea de la época porfiriana, pero no hay nada más lógico que este artículo! (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) porque comprenderéis que dentro de lo malo puede estar lo bueno. Si a cada momento va estarse interrumpiendo una ley por mociones suspensivas en cada artículo, yo pregunto cuándo se acaba una ley. (Voces: ¡Nunca! ¡Nunca! Risas.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Cuando quieran los reaccionarios!

El C. Siurob, continuando: Si eso es lo quieren los autores de la moción, quieren, pues, que el pueblo mexicano nunca obtenga lo que tiene derecho de adquirir. Alguien hacía el cálculo de que, al paso que vamos, la discusión de la Ley Agraria va a costar a la República alrededor de dos millones de pesos. Pues bien, señores, ¿queréis que no se discuta en esta Legislatura sino hasta el período inmediato? ¿Queréis que esta discusión cueste a la nación más de los dos millones de pesos o que no llegue a aprobarse nunca?

El C. Díaz Soto y Gama: Ese es el objeto.

El C. Siurob: Pero es que el terror de la reacción está basado de preferencia en el artículo primero transitorio, porque es muy natural: los gobiernos de los Estados en su mayor parte no son otra cosa que la obra de los latifundistas y de los grandes señores y propietarios; las Legislaturas por consiguiente, y aquellos señores gobernadores han soplado al oído de los actuales legisladores aquí. (Aplausos.) Los gobernadores de los Estados han dicho al oído de sus actuales legisladores: "debéis oponeros a la extensión de la Ley Agraria porque lesiona mi soberanía, porque lesiona la soberanía de nuestro Estado". Y con la amenaza de la no reelección y valiéndose de todos los medios de coacción de que puede disponer el Gobierno de un Estado en contra de los diputados actualmente en el Congreso de la Unión, se trata en realidad de obligar a estos ciudadanos diputados a marchar bajo el yugo de los latifundistas. No existen antecedentes ningunos en los archivos parlamentarios de que se haya presentado dos veces una moción suspensiva sobre un mismo asunto y vosotros vais a quebrantar ese precedente parlamentario. (Voces: ¡No!) No existen, fijaos bien, antecedentes parlamentarios de que dos veces se haya presentado una moción suspensiva en la discusión de una ley y, sin embargo, vosotros vais a insistir... (Voces: ¡Sí, cómo no!) Me vais a señalar el caso de que exista una moción suspensiva tratándose de una ley; pues bien, habrá sido en los casos en que la Cámara fue un rebaño, habrá sido en las épocas aciagas de Aguirre Berlanga, habrá sido en épocas detestables en que la Cámara obraba bajo el terror de Victoriano Huerta; pero de ninguna manera cuando la Cámara, obrando libremente y con legítimos representantes del pueblo, está con plena conciencia de que representa al pueblo mexicano. Hubiera bastado el artículo 109 para que el señor presidente de la Cámara no hubiera admitido dicha moción suspensiva, pero ya que el señor presidente de la Cámara ha admitido una moción suspensiva y que la Asamblea, con un pésimo criterio en este caso, ha permitido la entrada a la discusión de esta moción suspensiva, yo pido a mis estimables compañeros que reflexionen que en este caso el artículo reglamentario no es más que la expresión de una necesidad dentro de esta Asamblea; que no es posible que un proyecto de ley esté sujeto a una moción suspensiva por cada artículo que se discuta y que los que tratan en este caso de obstruccionar la ley no lo hacen sino marchando bajo el yugo de los latifundistas que les han impuesto los gobernadores de sus respectivos Estados. (Risas. Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Y tan es así, que os voy a demostrar de una manera enteramente palpable, que hay Estados enteros donde no se puede hacer nada sin la voluntad de los latifundistas. ¿Sabéis lo que es el Estado de Nayarit? El Estado de Nayarit - apelo a los compañeros representantes del Nayarit que se encuentran aquí para que digan si es verdad o no -, el Estado del Nayarit no es otra cosa que el dominio feudal de la casa Aguirre. (Voces: ¡Es cierto!) ¿Sabéis en qué estado se encuentra la administración actual del Nayarit? La casa Aguirre, que por conducto de uno de sus testaferros, el general de Santiago...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Noble!

El C. Siurob, continuando: ....aterró aquellos lugares, diezmó a los pocos libertarios que allí existían, consumó atentados y crímenes e impuso, entre otras cosas, ayuntamientos; estos propios ayuntamientos ya llevan tres años de funcionar, porque por medio de simulacros de elecciones se han dizque reelecto para sus respectivos puestos.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Pero son soberanos!

El C. Siurob, continuando: La Legislatura actual está casi en lo absoluto a la casa de Aguirre; la mayoría de los diputados está vendida a la casa de Aguirre; el gobernador actual no es

más que un maniquí, no es más que un ser infeliz que está luchando al lado de las clases populares hostilizado hasta por el último gendarme. El actual gobernador del Nayarit ha pretendido remover al tesorero, y ¿sabéis lo que ha sucedido? El tesoro se ha atrincherado, apoyado por el apoyo feudal que recibe de la casa de Aguirre, y ha impedido que el gobernador constitucional cumpla con aquello a que la Constitución propia de aquel Estado le da derecho. ¿Y así queréis que aquel Estado legisle sobre el problema agrario? ¿Cuándo esperáis que aquel Estado legisle sobre el particular? Hasta que se acabe el dominio de la casa de Aguirre y ¿cuándo acabará el dominio de la casa de Aguirre? Cuando acaben los latifundios. ¿Pero cómo pueden acabar los latifundios si no se legisla para acabar con ellos? (Aplausos.) Si no se quiere que esta ley rija en toda la República, a lo menos que el señor ministro de Gobernación, que tan amigo dice ser de las clases populares, expropié la casa de Aguirre en nombre de la fuerza, para que esa casa de Aguirre no siga imponiendo a los gobernantes de aquel Estado; ya que se trata de dar resolución, de manumitir a muchos de esos problemas, quizás se tenga razón obrando así porque llegamos hasta este grado: de que si un parlamento no va a legislar sobre aquellos asuntos de urgencia para la nación; si va a dejarse sumidos estos intereses de la República, como los del Nayarit, bajo el dominio feudal de un cacique, ¿entonces qué remedio tiene aquel pueblo? Yo, señores, en un caso de esos, sí autorizaría a que el pueblo tomara las armas y arrojara a la casa de Aguirre hasta que lograra sus libertades, por que de otra manera ¿cómo va el pueblo de aquel Estado a acabar con ese eterno predominio? La ley decís, pero ¿cómo va a hacerse la ley si todos vosotros sois los primeros que venís a apoyar una moción suspensiva en que precisamente se trata de coartar la acción de esa ley en cuanto tiene de efectiva? Porque ¿qué latifundios vais a fraccionar en el Distrito Federal si apenas existen?, ¿qué latifundios vais a fraccionar en Quintana Roo y en la Baja California, donde todas las tierras son del Gobierno? Y si más vais a venir a oponernos, como ya lo habéis iniciado, a que se fraccionen las tierras del gobierno para que se den a los trabajadores, ¿entonces, qué objeto tiene esta ley? Siente uno gana, al examinar estas actitudes, de hacerse solidario del pensamiento de los radicales de todo el mundo, que consideran estas asambleas como vastos pantanos (Aplausos ruidosos.) y cuando se agitan y se remueven, las consideran como un estercolero donde los gusanos se agitan y no llegan a producir ninguna cosa que valga la pena. (Aplausos Siseos.) Señores diputados: No voy a ser más largo porque no quiero cansar vuestra atención; si estáis conscientes de vuestros derechos y de vuestras obligaciones, si sabéis que el artículo 109 reglamentario debe ser un hecho para todo diputado que se respete porque no hace sino cumplir un principio que es la salvaguardia de la verdadera discusión de las leyes dentro de este recinto; si vosotros no queréis poneros en ridículo viniendo a combatir lo que pretendéis que es ilegal, por medio de una ilegalidad; más aún: si sois revolucionarios, si sentís que todavía se agita en vuestro pecho esa llama que consumió, que ardió por un momento en todos los ámbitos de la República y que hoy, al apegarse, nos dejó una estela de promesas y de esperanzas para los humildes, para los trabajadores, no entorpezcáis más la acción de esta ley salvadora, la acción de esta ley honrada, la acción de esta ley sana que está en vuestras manos y que vosotros podéis modificar como cera blanda cuando llegue su turno a cada artículo. En todo caso, creo hacerme eco fiel del sentimiento popular, al deciros que es el pueblo mismo el que os pide que no pongáis más obstáculos a una ley que es el cumplimiento de una de las más sagradas promesas de la revolución. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Vasconcelos.

El C. Manrique: Moción de orden.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique para moción de orden.

El C. Manrique: En primer lugar, señores diputados, hago notar que hubo una votación superflua aquí por lo que se debió dispensar los tramites. Una moción suspensiva por su misma naturaleza se pone a discusión sin necesidad de que se consulte a la Asamblea la dispensa de trámites; ella entraña en sí la dispensa de trámites. En segundo lugar, el artículo reglamentario, así lo expresa: "sin más trámite que oír a uno de los funcionarios o a un impugnador, si lo hubiere" - en este caso fundador el ciudadano Arrioja Isunza e impugnador el gallardo ciudadano Siurob -, "debe preguntarse a la Asamblea si se admite o no a discusión."

El C. Presidente: La Mesa se permite informar a su señoría que, según el Reglamento, pueden hablar tres en pro y tres en contra.

El C. Manrique: Pido que se lea el artículo reglamentario relativo a mociones suspensivas, el 108. Si después de cuatro legislaturas no se conoce el Reglamento...

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Artículo 108. En este último caso, se leerá la proposición, y sin otro requisito que oír a su autor, si la quisiere fundar, y a algún impugnador, si lo hubiere, se preguntará a la Cámara si se toma en consideración inmediatamente. En caso afirmativo, se discutirá y se votará en el acto, pudiendo hablar al efecto tres individuos en pro y tres en contra; pero si la resolución de la Cámara fuese negativa, la proposición se tendrá por desechada."

El C. Vasconcelos: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Manrique: Pido atentamente a la Presidencia que cumpla con el Reglamento.

- El mismo C. secretario: La Secretaría hace la siguiente aclaración: efectivamente, se preguntó si se dispensaban los trámites porque así dice la proposición; pero alguien pidió que uno de los firmantes fundara esta proposición ya cuando se habían dispensado los trámites.

El C. Manrique: Esa Votación fue superflua, señor mío. (Voces: ¡Ya se hizo!) Insisto, señor presidente, en que cumpla su señoría el Reglamento. Sin más trámites, dice el artículo reglamentario, 108, que escuchar a uno de los fundadores - y aquí fue el ciudadano Arrioja Isunza, y a alguno de los impugnadores, en el caso el ciudadano Siurob -, se preguntará a la Asamblea.

- El mismo C. secretario: En votación económica se consulta a la Asamblea si se toma en consideración esta moción suspensiva. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Hay mayoría de pie.

El C. Bojórquez: Yo pido que la votación sea nominal. Estoy apoyado por siete ciudadanos para que la votación sea nominal. (Voces: ¡No! ¡No!)

- El mismo C. secretario: La Secretaría hizo la declaración de que había mayoría de pie. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Vasconcelos.

El C. Manrique: Debe hablar en contra un orador en primer término.

El C. presidente: Ha hablado en contra el ciudadano Siurob.

El C. Manrique: No se tiene en cuenta eso, señor mío.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: Asistimos en estos momentos a uno de esos interesantísimos fenómenos de la vida de las asambleas. Hay ocasiones en que la pugna es clara, abierta y franca, en defensa de los principios o en contra de ellos; hay otras ocasiones en que se recurre a la añagaza...(Una voz: ¿Cuál es esa?) Esta es una de ellas, ciudadano Vasconcelos. (Risas.) Después de la discusión, después de haber discutido la ley de lo general, después de discutido el artículo 1o., que entraña una declaración de principios y que suponía ya, ipso facto, la declaración de que se legislaba para la República entera - y yo me remito a vuestra memoria, me remito a vuestra lealtad, me remito a las discusiones de aquella tarde, me remito a la arrogancia del ciudadano Martínez de Escobar que hablaba hasta desdeñosamente de la soberanía de los Estados, me remito a los argumentos esgrimidos en aquel entonces, y ellos me permiten afirmar que al votar el primer artículo del cuerpo de la ley por una enorme mayoría, fue indudablemente con el espíritu de que esta ley sería para la República entera. (Voces: ¡No! ¡No!) Quienes habéis dicho que no, no habéis sido leales con vosotros mismos. (Aplausos.) Decid enhorabuena que entonces pensabais de un modo y que ahora por una o por otra razón pensáis de otro y que tenéis derecho a cambiar vuestra opinión. (Aplausos.) Decid que habéis cambiado vuestra opinión y que ahora defendéis la nueva, y yo me descubriré respetuoso ante vosotros; pero no mintáis, porque el primer deber del hombre es ser sincero y leal para consigo mismo. En la lucha, en la pugna franca y abierta, en palenque abierto en defensa de la ley en lo general, en defensa del artículo 1o., fuisteis impotentes para vencer quienes ahora firmáis esta proposición y ahora creéis que es más fácil vencer cuando se trata de una cosa al parecer baladí, una simple moción suspensiva. En la evolución de las ideas se advierte claramente que se procede por etapas, primero los partidarios de una idea se aferran a ella y la defienden franca y claramente. Hace algunos años que aquí habríamos escuchado la voz leal de algún reaccionario, que habría por ello merecido nuestro respeto, para decirnos que era un despropósito el fraccionamiento de los latifundios, que el sistema capitalista era bueno, que a él debía mucho de su progreso la humanidad entera; habríamos escuchado entonces la apología franca y honrada del sistema capitalista. Ahora hemos llegado a una segunda etapa, ahora ya no hay quien se atreva a defender el sistema capitalista. Entonces los derrotados echan mano de añagazas como ésta, entonces se refugian en el espíritu legalista, entonces hablan de la necesidad de respetar la letra de la Constitución; ya no pueden vencer en una pugna en que se habla claro, pero sí pueden vencer en un aquelarre, sí pueden vencer en la intriga de un corrillo; no pueden vencer defendiendo el sistema capitalista, el sistema latifundista feudal que todavía nos hace sufrir, pero bien pueden defender, sin que nadie tenga derecho aparentemente de llamarlos por ello reaccionarios, la necesidad de que se respete determinado artículo constitucional y a la postre resulta que el pueblo de la República está observando con dolorosa decepción que esta Cámara, que se llamó revolucionaria, que esta Cámara que presume de revolucionaria cuando se trata de votaciones aparatosas y efectivas, en las que se necesita mayor valor para votar con la minoría - que por ello merece nuestros respetos - que para votar con una mayoría que es en ocasiones mayoría "rebañega". (Aplausos.) ¡Aquellos cuya sinceridad en determinadas ocasiones y pongo en tela de juicio, ahora quieren vencer recurriendo a la intriga de una moción suspensiva! No seré yo, señores diputados, quien venga a deciros que vuestro principal deber es el de apegarnos a la letra del Reglamento. Si el artículo 109 reglamentario que ha invocado, no entrañarse algo que vale más que un precepto reglamentario, un precepto de sentido común y de lógica, no sería yo quien lo invocase; pero si sois consecuentes con vosotros mismos, tengo que deciros a vosotros, ciudadanos legalistas, que si lo sois y si queréis el respeto de la Constitución, debéis también exigir respeto y prestar obediencia al Reglamento, que es una ley orgánica de preceptos constitucionales.

Me dirijo, pues, a los legalistas, puesto que en nombre de la ley han venido a hablarnos. Si como legalistas os creéis obligados a respetar un artículo constitucional dentro de la interpretación caprichosa que le hacéis como legalistas, entonces estáis todavía más obligados a obedecer un artículo reglamentario, este artículo reglamentario que no es siquiera materia de reglamentación, que no es siquiera materia de interpretación, porque no creo, señores diputados, que vengáis a darnos aquí el ejemplo, el gracioso ejemplo, de venir a argumentar sutilezas de que el artículo 109 reglamentario debe entenderse de una manera distinta. El precepto es claro y terminante: no podrá presentarse más de una moción suspensiva en el curso de un mismo negocio, en el curso de una misma ley y si no me equivoco, señores diputados, dos mociones suspensivas son más que una moción suspensiva; perdonad la perogrullada, pero es necesario recurrir a estos argumentos para insistir en el cumplimiento de una ley; en consecuencia, solamente invoco el reglamento para los legalistas; para los demás, para los que tengan un espíritu más amplio que el de estos legalistas que ahora pugnan por adueñarse de la conciencia de esta

Asamblea, para esos invoco la lógica parlamentaria, para esos invoco el sentido común y para todos proclamo el deber en que estamos de interpretar el sentimiento nacional. La nación está ya cansada de estas intrigas y de estas pequeñeces; ¿Por qué, si os proponíais votar negativamente el artículo 1o transitorio, no votasteis valerosamente contra el artículo 1o de la ley? El ciudadano Norberto Domínguez, el ciudadano Gustavo P. Serrano, el ciudadano Rico, quienes hayan votado, los nueve ciudadanos diputados que votaron la ley en lo general negativamente y los treinta o cuarenta ciudadanos que votaron negativamente el artículo 1o, son los únicos que en buena lógica tienen derecho para votar también negativamente el artículo 1o transitorio y afirmativamente la moción suspensiva a debate. Esta es la verdad de las cosas. El artículo 1o que hemos aprobado entraña una declaración. La nación, dice el artículo 1o. de la ley, se reserva el derecho de imponer a la propiedad territorial determinadas modalidades; no es fuerza recordar la redacción precisa, pero para los amantes de la exactitud me es muy fácil satisfacerlos. Para calmar la impaciencia del ciudadano Franco Abraham, no tengo inconveniente en leer el artículo 1o:

"La nación reconoce el derecho natural, inalienable e imprescriptible que tiene todo hombre para poseer y cultivar para sí una superficie de terreno cuyo rendimiento, dada una aplicación media de trabajo, sea bastante para satisfacer sus propias necesidades, las de su familia y para permitirle la formación de un pequeño ahorro, con el que pueda hacer frente a las eventualidades del porvenir."

Vea el compañero Franco Abraham....

El C. Franco Abraham, interrumpiendo: ¡No habla de modalidades!

El C. Manrique, continuando: .....que cualquiera que hubiera sido la declaración, de todas maneras lo que afirmo es esto: que el artículo 1o. es una declaración hecha por esta Cámara, en nombre de la nación, y estas declaraciones sólo puede hacerlas un Congreso Constituyente - tal la declaración del artículo 27 constitucional - o el Congreso de la Unión cuando legisla para la República entera. Si en estos momentos como pretenden quienes deseen la separación o la reprobación del artículo 1o. transitorio -, si en estos momentos funcionásemos solamente como Legislatura, es decir, como Congreso local del Distrito Federal y de los territorios de Quintana Roo y Baja California, entonces es evidente que no podríamos, lógicamente, hablar en nombre de la nación. ¿Pudo acaso el Congreso local del Estado de Zacatecas, al expedir su famosa Ley Agraria hace cuatro o cinco años, hablar, legislar en nombre de la nación en el artículo 1o. de la ley? (Voces: ¡No!) ¡Seguramente que no! ¡Eso habría sido un absurdo! Luego, señores diputados, si hemos de legislar solamente para el Distrito Federal y para los Territorios Federales de Baja California y de Quintana Roo, quiere esto decir, señores diputados, que no pudimos hablar en esos momentos a nombre de la nación; que esta declaración es superflua y vana, y como quiera que la aprobación de dicha declaración no puede atribuirse a la inconsciencia de la Asamblea, puesto que siguió por haber seguido a una discusión amplia y razonada que se prolongó por espacio de una tarde entera, en la que hablaron probablemente algunos de los mismos que ahora vengan absurdamente a defender esta nueva proposición, quiere esto decir que lógicamente, señores diputados, estamos obligados, quienes hayamos votado afirmativamente el artículo 1o. de la ley, a votar también afirmativamente el artículo 1o. transitorio, y como quiera que esta maniobra alguien podría decirme, no está a discusión esto último, como quiera que esta maniobra tiende a la reprobación del artículo 1o. transitorio, yo hago un llamamiento a la lógica, al sentido común, a la honradez y a la lealtad de esta Asamblea. Señores diputados, en concreto: quienes hayan votado afirmativamente el artículo 1o. de la ley, a menos que hayan tenido razones demasiado serias para cambiar realmente de opinión, debéis votar también afirmativamente el 1o. transitorio y, en consecuencia, oponeros a la moción suspensiva, quiero decir, votar negativamente esta moción suspensiva. Pero, señores diputados, si de lo que se trata es de realizar una de tantas maniobras para dar la razón a los que han tenido siempre, es decir, a los poderosos, a los privilegiados, entonces estáis en vuestro papel señores diputados. En la próxima votación nominal se sabrá claramente quiénes están del lado de la intriga retardataria y quiénes por encima de todas las disquisiciones. (Aplausos.) Y quienes, aparte toda disquisición y toda sutileza, están empapados del verdadero espíritu de progreso de esta ley, porque, señores diputados, los impugnadores de esta ley son de dos suertes: los que se oponen a ella por considerarla retrasada y los que se oponen a ella por considerarla demasiado avanzada; pero, señores diputados, hay entre unos y otros, a pesar de que en determinados momentos todos se unen para votar negativamente la ley una diferencia fundamental: quienes se oponen a esta ley por considerarla retrasada han tenido siempre el valor de decir aquí su convicción y ellos no hablan de más altos ideales y de más bellas utopías - utopías se llama el ideal - pero, señores, en cambio, quienes se oponen a esta ley por considerarla demasiado avanzada no tienen entre ellos sino uno que otro, que más por ingenuidad que por franqueza consciente, haya atrevídose a llamar a esta ley "peligrosa" - me refiero al ciudadano Francisco Castillo, que al discutirse el artículo 3o. nos decía: "Este precepto es peligrosísimo". Efectivamente es peligrosísimo - y éste es el mérito más alto de la ley a discusión - es peligrosísimo...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Para los hacendados!

El C. Manrique, continuando: ...claro que es peligroso para los privilegiados, y de eso se trata: de demostrar claramente en cada una de nuestras votaciones y en cada uno de nuestros actos, que no tenemos el peligro. Efectivamente, es muy peligroso votar contra los latifundistas; es tan peligroso, que quienes voten afirmativamente esta ley y quienes se apeguen en todo a su espíritu de progreso, es muy posible, es muy probable que no regresen a esta Cámara. (Aplausos.) Efectivamente, es muy peligroso, pero frente a estos peligros se tiempla el corazón de los buenos y sólo se abate el corazón de los mezquinos. Por eso os exhorto,

ciudadanos diputados, a votar negativamente la moción suspensiva a debate, para que sepamos de una vez para todas, quiénes somos, individualmente considerados libres con el espíritu de libertad de la época, y para que sepamos también, colectivamente, en qué grupos de la Cámara, y en concreto en qué bloques de la Cámara, priva el espíritu de los revolucionarios y en cuáles otros priva un asfixiante espíritu retardatario de reacción y de retroceso. (Aplausos ruidosos y voces: ¡Muy bien!)

El C. presidente: tiene la palabra en pro el ciudadano Vasconcelos.

El C. Vasconcelos: Señores diputados: Desde que iniciamos la discusión de esta ley, la constante preocupación de los individuos que se han casado con las opiniones de la Comisión, ha sido la de establecer un estado mental, lo mismo en la Asamblea que en las galerías, que tenga como consecuencia práctica el conquistar adeptos para la ley, cuando la ley no ha podido conquistarlos por medio de sus magnificencias, por medio de sus verdades, por medio del concepto que cada uno de los hombres libremente tenga de los beneficios que acarreará a la nación el día que se ponga en práctica. Es raro, señores, que individuos tan serios, o superficialmente y teóricamente aceptados como serios, como el ciudadano Manrique, constantemente hablen de que la Asamblea se divide en un gran número de reaccionarios y en un pequeño número de privilegiados, especie de sibilas, especie de augures, especie de intérpretes únicos o supremos de la revolución. ¿Cuándo, señores, con qué hecho, con qué serie de hechos han manifestado los ciudadanos diputados del grupo a que pertenece el ciudadano Manrique ser los intérpretes únicos de la revolución? ¿Qué la revolución en el momento en que nos encontramos sólo la sienten ellos? Sobre todo, la osadía de ellos ¿es admisible en el grupo de las gentes sensatas, es posible que las necesidades nacionales sólo las interprete el ciudadano Manrique y las interpreten también los miembros del Bloque Socialista? No, señores diputados; un estado social cualquiera, un estado político cualquiera es interpretado para llegar a su verdadero triunfo, a la realización de los principios del movimiento ya sea apacible, desarrollado en el seno de los laboratorios y de los locales de estudio, o armado y violento desarrollado en la extensión de un territorio y por medio de procedimientos militares, esos principios, digo, esa constitución no sólo la interpretan lo individuos armados, no sólo la interpretan los individuos dedicados a esto, la interpreta la generalidad de la nación y precisamente extremando esa situación el ciudadano Soto y Gama nos hablaba de la gran fuerza de la intuición; la gran fuerza de la intuición no es patrimonio de un grupo de privilegiados, es el patrimonio de la humanidad entera, y dentro de las fronteras de una nacionalidad, es el patrimonio de los nacionales. (Aplausos.)

El hambre o la necesidad fisiológica de reproducción, las dos fuerzas más poderosas que mueven a la humanidad en todas sus acciones, ¿no las siente el que ha pasado los cursos de una escuela de Derecho y ha llegado a doctorarse? ¿No las siente el individuo que ha leído todos los libros en que se puede compendiar la nueva doctrina social? El ciudadano Soto y Gama nos lo ha dicho, y esta es una de las pocas verdades que le hemos aplaudido: la necesidad estomacal y la necesidad fisiológica de reproducción, las dos más fuertes necesidades que pesan sobre la humanidad, las sienten primero los humildes, después los privilegiados de cualquier estado social. Es raro, o más que raro, está indicado que los sostenedores de esta ley que con tanto tesón hemos venido a impugnar, se valgan de elementos netamente afectivos para querer destruir la sensatez, la serenidad y el conocimiento en la materia que tienen los que creen que interpretan mejor que ellos las necesidades sociales. Sobre todo, yo quisiera que a los impugnadores de la ley se nos reconociera, por lo menos, esto: sinceridad.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Candor!

El C. Vasconcelos, continuando: Yo no creo que el reaccionario sea sincero; el reaccionario es el individuo que conociendo lo que es el progreso, abomina de él y tiende hacia el retroceso. Permitidme, señores sostenedores de la ley, que nosotros les digamos que interpretamos lo que es el progreso, que vemos las vías por las cuales debemos llegar a él con más claridad y sensatez que vosotros. (Aplausos.) Seguramente que la Asamblea, en su totalidad, ha podido advertir lo que es cuestión social no sólo en México, sino en la humanidad entera; la cuestión social, en abstracto, es una necesidad que no sólo interpretan los Manrique, los Díaz Soto y Gama y los Siurob, sino que interpreta todo el mundo, y que consiste en llegar a un estado en que las molestias y dolores presentes se disminuyan. Una de las fórmulas salvadoras que propenden a realizar este estado social de progreso y felicidad relativa - como relativo es todo en el mundo -, quiere destruir las diferencias, las barreras que existen entre las clases sociales, porque hay una lucha desesperada entre las clases sociales económicamente constituidas, y esos elementos económicos que constituyen barreras hay que destruirlos: eso lo sabe todo el mundo, no se necesita ser revolucionario para saberlo; eso lo sabe desde el clerical más empedernido, hasta el hombre más avanzado, hasta el filomeísta más adelantado. Una de las fases de esta cuestión social es indiscutiblemente el problema agrario. Si nosotros nos hemos opuesto a la solución que se quiere dar al problema agrario es porque, como ya lo han manifestado muchos compañeros, no creemos que los medios que se señalan sean los únicos para llegar a esa solución. Ciudadanos del Bloque Socialista, entre los que hay perfectos burgueses, (Risas.) debéis convenir con nosotros que en el grupo peleceano habemos muchos individuos que venimos de las bajas clases sociales, económicamente hablando, y que hemos sentido, al mismo tiempo que esas bajas clases sociales, todos los deseos, toda la amargura de la situación en que vivimos y que, naturalmente, sintiendo esas necesidades y viendo esos dolores de los que también hemos participado, deseamos la resolución de la cuestión social en general y especialmente en el momento presente del problema agrario. Sed sinceros, hablad como deben hablar los hombres; decid que vosotros veis que el camino del progreso está por un lado y nosotros lo vemos por otro; pero jamas nos tildéis de reaccionarios, porque ya os lo digo, incurrís en esta petición

de principio: en la que no habéis definido todavía lo que es la revolución, o la habéis definido de acuerdo con vuestro criterio jacobino, creyendo que la revolución es lo que vosotros pensáis y no lo que pensamos nosotros. (Aplausos.)

En una sesión anterior tuvimos el honor de presentar una moción suspensiva respecto al artículo 1o. de la ley que se debate, con el fin de que con toda preferencia se discutiese el artículo 1o. transitorio. Era absolutamente necesario, en la opinión nuestra, que antes de proceder a la discusión de la ley en lo particular, se fijase la extensión territorial, la amplitud territorial en la que esa ley habría de aplicarse, y los elementos intelectuales que nos sirvieron para precisar nuestra opinión y para formular nuestra proposición, eran de dos órdenes: unos de un orden netamente práctico y otros de un orden constitucional teórico, en sus derivaciones naturales respecto a nuestra organización práctica. En esa ocasión tuve oportunidad de tratar, aun cuando muy a la ligera, el problema político que se nos presentaba, el error gravísimo cometido por las comisiones al querer establecer la vigencia de esta ley sobre todo el territorio nacional, y me referí, muy a la ligera, como ya llevo dicho, a las dificultades de orden práctico que se ofrecían para establecer esta ley como de observancia general en toda la República.

Dije en aquella ocasión, y ahora lo repito y no podrá negarse porque es un hecho que todo el mundo sabe, que una ley de fraccionamiento de latifundios en la que se habrán de tomar en consideración todos los factores que la misma Comisión se encarga de enumerar en el artículo 4o. de su proyecto de ley, en un territorio de una extensión como el de la República Mexicana, daría lugar o a que la ley fuese exclusivamente casuista y en ese caso a que estableciese una tarifa respecto a las condiciones de las regiones en que la ley se iba a aplicar, o a que la ley fuese tan vaga como es la ley que nos ha propuesto la Comisión. La Comisión no se ha ceñido al deber que la Constitución le señalaba al precisar la extensión máxima que debía tener la pequeña propiedad en la República; y es claro, la Comisión fue absolutamente lógica, no podía señalar cuál era esa extensión máxima, supuesto que trataba de legislar para toda la República. Desde el punto de vista constitucional señaló el inconveniente que había en que esta ley invadiera la soberanía de los Estados; el concepto soberanía fue la que provocó muy serias dificultades entre nosotros, llámese o no soberanía, llámese o no facultad que cada entidad tiene para constituirse en la forma que le plazca dentro del pacto federal y para proveer a sus necesidades interiores e ingentes, lo cierto es que la ley, salvando el precepto expreso de la Constitución, llegaba a invadir las funciones de los gobiernos de los Estados o de los Estados representados por sus gobiernos, violando flagrantemente el Pacto federal. Recordarán que sobre esto versó mi disertación en aquella ocasión; esa disertación no fue tomada en cuenta, porque hubo una expresión brillantísima de lo que significaba el artículo 1o. de la ley con relación al 1o. transitorio; el compañero Martínez de Escobar se encargo de unificar la opinión de la Asamblea con respecto al artículo 1o. de la ley, y él mismo nos dijo aquí que sería el primero en venir a oponerse al artículo 1o. transitorio. La opinión del ciudadano Manrique es una opinión absolutamente falsa; es una opinión que revela que ha habido cierto interés muy especial en la Comisión para obtener de la Asamblea que con los ojos cerrados vote la vigencia de la ley en todo el territorio de la República. ¿No recordáis que el ciudadano Soto y Gama me interrumpió en aquella ocasión diciendo que la aprobación del artículo primero de la ley en nada significaba la aprobación o reprobación del artículo primero transitorio? Pues esa fue la opinión de la Asamblea, y la Asamblea, sincera entonces y sincera hoy, seguramente se inclinará en el sentido de rechazar el artículo primero transitorio. Hace un momento se nos hablaba, dentro del mismo sistema que han seguido los sostenedores de la ley, se nos hablaba de que se puede reducir a esto: a la aplicación del dicterio, a la aplicación de la mofa y a la aplicación de palabras mal sonantes a todos los que no opinamos por la vigencia de la ley en toda la extensión de la República. Nos decían esto: los Estados son deficientes para organizarse interiormente; los Estados están incapacitados para legislar sobre la cuestión agraria; se nos señalaba el caso de que los latifundistas en los Estados son los directores de la política. Esto es un absurdo, señores diputados; es un absurdo pensar que la crema del espíritu revolucionario sólo pueda residir en nosotros y hacerles a los Estados el gravísimo deshonor de conceptuarlos como reaccionarios. Si los Estados de la República son reaccionarios, si las partes de que se compone un todo son reaccionarias, según la opinión de los miembros de la Comisión, yo tengo derecho de concluir - y para esto no se necesita más que conocer una regla elemental de aritmética: la de sumar - que la suma será forzosamente reaccionaria, aplicable en cualquier sentido. Pues bien, señores diputados, si la mayoría de la opinión pública en los Estados, es decir, si la opinión pública en los Estados no es valerosa; si la opinión pública en los Estados no vale nada, nosotros, que deberíamos ser un reflejo de la opinión pública, porque debemos serlo teóricamente, no valemos nada. (Aplausos.) Un millón de ceros no suman una unidad: es lo natural. Las deficiencias de los Estados son manifiestas. ¿Es manifiesto que existe ese espíritu retardataria en los Estados de la República? No es manifiesto y tan no lo es que hay muchos Estados que ya han legislado sobre el problema que discutimos en estos momentos; todos esos Estados lo han hecho dentro de sus posibilidades intelectuales, dentro de las tendencias que persiguen de acuerdo con los datos que su observación diaria les ha ministrado. Los Estados, pues, están más capacitados que nosotros para legislar sobre sus cuestiones interiores, y cuestión interior y muy importante es la cuestión de la disolución de los latifundios. En labios del ciudadano Manrique han sonado - y por cierto muy mal - estas palabras: "lo que se trata en estos momentos de hacer con la Asamblea es de realizar una intriga". Quiero preguntar al ciudadano Manrique, sin ofenderlo, ¿cuál es la intriga, la de hacer ver claramente a la Asamblea la trascendencia del asunto que se debate, o a la de la Comisión que ha involucrado o

querido involucrar en la palabra "nación", tratándose del artículo 1o. de la ley, el concepto de que ésta iba a regir en toda la República? Seguramente que la tanteada está allí, seguramente que el interés de arrastrar a la Asamblea por el error y por el absurdo de establecer esta ley como de observancia general, se debe a la Comisión. Si nosotros con toda franqueza, con la valentía que manifestamos al encontrarnos con una opinión completamente diversa, hemos venido a decir nuestras ideas con absoluta claridad, ¿en dónde está ese espíritu de intriga de que hacia alusión el ciudadano Manrique? No quiero creer que esté en la Comisión; quiero suponer que la Comisión ha pensado como todos los humanos - y ved que cambia completamente la agresividad que he tenido con la Comisión -, quiero suponer que la Comisión, compuesta de humanos, ha pensado que su proyecto es bueno y que por bueno debería regir en toda la República; pues bien, nosotros también como humanos conceptuamos que lo hecho por la Comisión no es bueno y por eso vamos en contra de la Comisión. No es cierto, señores diputados, que nosotros queramos darles, como acaba de decir el ciudadano Manrique, la razón a los ricos, ¡no!; estamos muy lejos de la clase que pudiera llamarse plutocrática en México, si esa clase existe; estamos muy lejos...

- El C. Manrique, interrumpiendo, ¡Teóricamente!

El C. Vasconcelos, continuando: Tanto teórica como prácticamente. El ciudadano Manrique conoce muchos casos especiales de los individuos que constantemente nos hemos manifestado como impugnadores de esta ley y sabe que no podemos tener ninguna relación con esas clases ricas; que de esas clases ricas nada esperamos; que a esas clases ricas no queremos más que hacerlas servir en el movimiento nacional y social se aproxima, como elementos de integración para la nueva nacionalidad. Hay que comprender que estamos en una época de crisis y que en esa época de crisis necesitamos aprovechar todos los elementos que en la nacionalidad haya para crear el estado de la sociedad futura. El ciudadano Manrique no lo ha oído, pero debe oírlo: hoy habemos muchos de los enemigos de esta ley que pugnamos por un estado social más avanzado; hemos pensado que la labor del legislador es la de proveer a las necesidades del momento y tener los ojos muy despiertos y la mirada muy puesta en los problemas del futuro; nosotros comprendemos que la revolución social se impondrá, que la revolución social tiene tales gérmenes de justicia, tales elementos de justicia que se impondrá, y precisamente porque tratamos de aliviar los dolores que pueda causar a la sociedad en que vivimos, quisiéramos que se estableciese un estado social más avanzado por lo que se refiere a la cuestión de tierras. Es cierto, como lo ha dicho la Comisión, que dentro del cerco que nos establece la Constitución no podremos llegar a ese estado más avanzado; pero precisamente por eso, viendo que por una parte debe armonizarse la tendencia del progreso con el deber de respetar nuestras instituciones, hemos dicho nosotros que se respete esa ajetreada, esa limitada propiedad privada que establece la Constitución; y por lo que se refiere a las tierras nacionales, llegamos a la verdadera nacionalización de las mismas....

El C. Manrique, interrumpiendo: Teóricamente.

El C. Vasconcelos, continuando: Y en la práctica también, (Voces: ¡No!) nada más hay esta diferencia: aquí no se trata sino de una maniobra de carácter netamente político...(Voces: ¡No!) se comprende perfectamente bien que se trata de eso... (Voces: ¿Maniobra de qué?) De ustedes, los de la Comisión para establecer en la República un nuevo Poder por medio de esta ley. Se sabe ya por experiencia práctica - y eso lo saben Manrique y todos los que hemos visto la situación por lo que se estableció la XXVIII Legislatura con una mayoría leal y servil al Gobierno -, las comisiones locales agrarias fueron los elementos de propaganda más activos con que contó el Gobierno de don Venustiano Carranza, y por eso logró un Parlamento completamente adicto a él en determinada época de su actuación. Pues bien; como el asunto por lo que se refiere a la acción de las locales agrarias en la repartición de ejidos y en la restitución de los mismos, ya no es tan eficiente, se trata de establecer un nuevo organismo, un nuevo Poder: el Poder electoral. Los Estados serán, si este artículo 1o. transitorio llegase a ser aprobado, los elementos favorecedores de esa tendencia. Precisamente lo que queremos es que los poderes de la Unión se integren con absoluto apego a la doctrina democrática; propugnamos por que esa mano de hierro que se trata de constituir no llegue hasta ahí, en primer lugar, no por la cuestión política, sino porque socialmente es inconveniente. Nosotros declaramos, los que venimos de los Estados, que están tan capacitados como está la Federación para poder legislar sobre funcionamientos de latifundios. Esta moción suspensiva no tiene más objeto sino que se entre de lleno a la discusión del artículo 1o. transitorio, sin que haya prejuicios de ninguna especie respecto a él; la Asamblea puede aprobarlo o rechazarlo, pero lo cierto es que era necesario fijar desde luego su extensión para que la lealtad y sinceridad, tanto de la Comisión como de los impugnadores de la ley realzaran, con objeto de que se sepa de una vez cuál es la extensión que deba tener la ley. En esta virtud, limitándome al objeto de esta moción, os diré que es una moción conveniente, porque establece de una vez, no como una cuestión territorial, sino como una cuestión fundamental, la extensión que habrá de darse a la ley; en segundo lugar, porque no pugna con el Reglamento. Es absurdo interpretar ese artículo del Reglamento, de que habla Siurob y de que habla Soto y Gama en el sentido de que ata, de que limita, de que destruye completamente la libertad que la Asamblea tiene para discutir los asuntos con la preferencia debida. La Asamblea estima en esos momentos que es de trascendental importancia para el país, que es de importancia suma para el curso de los debates que se defina de una vez el criterio de la Asamblea. ¿Vamos a violar la Constitución y a legislar para toda la República, o vamos a ser respetuosos de la Constitución y a legislar tan sólo para el Distrito Federal y Territorios? En esa virtud, yo os pido que aceptéis esta moción suspensiva para que se entre desde luego de lleno a la discusión del artículo 1o. transitorio. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Bojórquez.

El C. Bojórquez: Ciudadanos diputados: Quienes escuchamos con toda atención el discurso del ciudadano representante por el Estado de Oaxaca, licenciado Vasconcelos, estamos más que seguros de que él seguirá votando en contra de la mayoría de los artículos de la Ley Agraria, porque ha repetido en varias ocasiones que él está en contra de esta reforma, de esta reforma ingente, de esta reforma trascendental que está pidiendo con toda clase de manifestaciones la opinión pública de toda la nación.

Dice el ciudadano Vasconcelos, que lo que vamos a hacer en estos momentos, en caso de que admitamos la moción suspensiva, no está en pugna con el Reglamento, pero tengo que decir que eso está en pugna con el sentido común. Si un día aprobamos un artículo o una ley y al día siguiente los que salieron derrotados se consideran con derecho para volver a traer a debate el asunto, nosotros haremos muy mal en admitir una nueva discusión sobre el mismo asunto, porque demasiado tiempo perdemos en discusiones inútiles en esta Asamblea. No es justo que repitamos la votación que ya tuvo efecto en la sesión del 25 de abril próximo pasado, porque en ese caso también podemos poner otra vez a debate una ley que hayamos aprobado en ocasiones anteriores. Si permitimos ahora que los del contra, que la minoría derrotada vuelva a traer al debate un asunto ya perdido, resultará que se van encadenando en esta forma discusiones inútiles y seguiremos perdiendo el tiempo lamentablemente. Tengo a la mano el DIARIO DE LOS DEBATES del día 25 de abril; aquí está la misma moción suspensiva presentada por los diputados Gandarilla, Abraham Franco, Vasconcelos y Huerta, y aquí está la resolución que se tomó. Dice así:

"- El C. secretario Valadez Ramírez: Habiendo hablado los oradores que marca el Reglamento, en votación económica se pregunta si se toma en consideración la moción suspensiva. Los que estén por la afirmativa. sírvanse ponerse de pie. No hay mayoría de pie. (Aplausos nutridos.) No se toma en consideración la moción suspensiva. Continúa a discusión el artículo 1o."

De suerte que no es que nosotros vengamos a alterar en estos momentos lo que dispone el Reglamento; se trata de un asunto de sentido común y el deber nos marca no tomar en consideración una moción suspensiva que ya rechazamos en ocasión anterior. Como ha dicho muy bien el ciudadano Manrique, en esta Asamblea ya se perfilan dos grupos perfectamente marcados; ya el ciudadano Vasconcelos nos ha llamado jacobinos a los que propugnamos por que sea aprobada la Ley Agraria tal como la ha presentado la Comisión, porque tenemos el convencimiento de que lo que más se necesita es que la Ley Agraria sea promulgada cuanto antes; y los que se dicen partidarios de la reforma agraria y vienen aquí a obstruccionar la discusión de la ley y a impedir que los debates y las votaciones marchen adelante, no hacen sino servir de instrumentos a la reacción. (Murmullos.) También en el Congreso Constituyente a la mayoría partidaria del artículo 27 y del 123 y de las demás reformas revolucionarias se nos llamaba jacobinos, mayoría de jacobinos; allá estuvieron muchos compañeros que aquí mismo se encuentran y en aquella ocasión los líderes del liberalismo clásico fueron Natividad Macías y Luis Manuel Rojas. Aquí también se van a perfilar las sombras de los ciudadanos del carrancismo. Ya veremos cómo en discusiones posteriores y cómo en las votaciones que sigan se irán definiendo perfectamente bien los campos de los que verdaderamente piensen y sientan con la revolución y marchen pasando sobre todos los obstáculos buscando la manera de realizarla, y de aquellos que por miramientos a determinadas leyes inútiles, a determinados preceptos reglamentarios quieren oponerse a que esas reformas se lleven adelante. EL ciudadano Vasconcelos, en la forma en que nos ha venido a hablar en esta tribuna, parece que se aprendió de memoria los artículos de Moheno y de Bulnes, porque él, como los escritores que menciono, está propugnando porque las revoluciones no las han de comprender los que estuvieron en la revolución, sino los nacionales mismos, es decir, todos los enemigos de la revolución: los latifundistas y los clericales. ¡Esas son teorías de Bulnes y Moheno, de esos egregios magnates del retroceso, que ahora forman la yunta de Silao! (Aplausos.)

Ciudadanos diputados: contra todos los obstáculos, contra todas estas maniobras, porque verdaderamente hay una intriga en el fondo de esta cuestión, debemos poner nuestros anhelos, nuestro pensamiento y nuestra acción a la altura de las circunstancias, rechazando por improcedente la moción suspensiva. El campo está abierto; ya veremos en esta vez dónde se encuentran unos, los que van hacia adelante, y dónde están los otros, los que miran para atrás. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Ortega Miguel F.

El C. Ortega Miguel F.: Ciudadanos diputados: Siendo el proyecto de Ley Agraria, en lo que se refiere a la repartición de latifundios, de una trascendencia tan grande para la nación, francamente he sentido como un reproche para mi conciencia no terciar en este debate que se ha extraviado por tantos caminos, debate que nos han criticado todos los reporteros de la prensa, con bastante razón, porque ha habido una desorientación completa dentro de la Cámara, sin haberse formado un criterio general para estudiar este problema. (Aplausos.) De propósito no había querido entrar en esto, porque sencillamente tenía un gran resentimiento de la Cámara desde el punto de vista, no del socialismo que todos predicamos y que todos queremos, sino desde el punto de vista del bolchevismo, que para mí es devastador, destructor y terrible para la humanidad. (Aplausos.) Pero cuando hemos visto en varios compañeros, cuando hemos visto en muchos compañeros esa desorientación en el modo de tratar estas cuestiones, desde la Comisión hasta todos aquellos que han estado con la Comisión en las votaciones, no hemos podido menos que recordar nuestras obligaciones de representantes del pueblo para venir a poner sobre esta tribuna el único grano de arena que podemos poner para salvar a la nación de esto que significa destrucción y que está sintetizado en este proyecto de ley. (Murmullos. Risas. Aplausos. Siseos.) Claro está que los señores de la Comisión y muchos de las izquierdas han de reír, inclusive el señor Díaz Soto y Gama.

¡Claro! Si el señor Díaz Soto y Gama, a pesar de llamarse Antonio, no tiene las resignaciones de San Antonio. (Risa. Aplausos.) Si el señor Don Antonio Díaz Soto y Gama, que se apellida Díaz, no admite la sucesión del tiempo, que es la base de la evolución; si el señor don Antonio Díaz Soto y Gama, a pesar de ser Soto, es un abismo que se siente cumbre y que del infinito el azul explora, sin pensar en que la azul techumbre no es un antro negro como tierra mora. (Aplausos.) Y si don Antonio Díaz Soto y Gama no admite el término de "día" como origen de su apellido Díaz, entonces debe admitir ese prefijo griego que se llama "Día", que significa "a través" y que quiere decir "división"......

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Qué gracioso!

El C. Ortega Miguel F., continuando: No soy gracioso. ¡Vos sois más gracioso con esas barbas que ostentáis (Risas. Aplausos.) "Día". que significa "a través" o "división", porque don Antonio Díaz Soto y Gama ha sido siempre el divisor en todos los grupos colegiados, desde la Convención de Aguascalientes, aquí en la Convención de México, después de que se separó de Carranza, en el zapatismo, y ahora entre nosotros; don Antonio Díaz Soto y Gama siempre ha sido perfectamente conocido como un divisor, como un testaferro, que nunca admite otras ideas que las suyas y que viene aquí a querer imponernos su voluntad; pero sepa él que esta Cámara no está representada por vosotros, sino que esta Cámara significa la representación de todo el pueblo mexicano, que está en contra de vos, ciudadano Díaz Soto y Gama, porque sois destructor (Aplausos.)

Ya alguna vez tuve ocasión de decir al ciudadano Díaz Soto y Gama lo que leí de una discusión cuando se trataba de saber si Demócrito tenía más razón de reír que Heráclito de llorar. Se estudió a Demócrito por los más grandes pensadores de su época que vivieron después y llegóse a esta conclusión: que la risa no puede tener por origen más que esas tres cosas: la novedad, la ridiculez y la sencillez. Y volteando los cosas, decía yo al ciudadano Díaz Soto y Gama en una ocasión: Usted no es el que ríe, ¿cómo podría compararlo con Demócrito? Usted es el que está siempre desesperado de las cosas que existen. ¿Y por qué don Antonio Díaz Soto y Gama siempre está desesperado de todo lo que existe? Pues está desesperado por lo mismo que Demócrito reía: ¡Mirad qué antítesis más grande! ¿Por qué? Demócrito no podía reír de todas las cosas, porque si todas las cosas las veía todos los días, esas cosas ya no eran nuevas para él; Demócrito no podía reír tampoco de las cosas sencillas, porque todos los días las estaba viendo. Don Antonio Díaz Soto y Gama, que siempre está desesperado del vivir, que nunca está contento ni ahora que está en su curul ganando mil pesos, ¿Don Antonio Díaz Soto y Gama por qué está desesperado? Pues está desesperado por lo mismo que Demócrito reía: por ese mundo de cosas que trae en la cabeza, que no son cosas que estén en este mundo. (Risas. Aplausos.) Es decir, don Antonio Díaz Soto y Gama está desesperado por unas cosas que todos los demás hombres cuerdos no vemos ni sentimos. Pasado este paréntesis....(Voces: ¡Muy largo!) Es largo para usted, compañero Paz, porque está parado; sírvase tomar su curul. (Risas. Aplausos.) Pero entrando al fondo de la cuestión, os puedo decir que me ha sorprendido verdaderamente la actitud de los oradores del contra. Y ¿sabéis por qué me ha sorprendido la actitud de los oradores del contra? Porque los oradores del contra han venido a decir que no debe suspenderse la discusión de esta ley, porque habiendo presentado con anterioridad algunos compañeros nuestros muy estimables una moción suspensiva, debe desecharse la moción suspensiva que ahora se presenta. Eso sencillamente, compañeros, significa no tener sentido común...

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Como vos!

El C. Ortega Miguel F., continuando: En concepto de vos estoy calificado como alienado; pero yo voy a demostrar que los oradores del contra no tienen sentido común por esta única razón: no se trata de suspender la discusión de la ley; se trata de invertir el orden de esa discusión; no vamos a suspender la discusión de la Ley Agraria, ¡no!, vamos a meter antes de la discusión de la Ley Agraria, eso lo vamos a discutir, el primer artículo transitorio que puede discutirse hoy como puede discutirse mañana; lo que significa pérdida de tiempo es la oposición de vosotros a la moción suspensiva. Ahora, la razón de esta moción es la siguiente: no puede discutirse el artículo 3o. de la ley ni el 9o. tampoco: el primero, que define lo que es latifundio, es decir, en que quisieron definir lo que es latifundio, y el artículo 9o. que fija el máximum de terreno que debe tener cada hombre; no pueden discutirse esos artículos sin que sepamos de una vez si esta ley va a tener aplicación en toda la República Mexicana o sólo en el Distrito Federal y Territorios. Si aplicamos esta ley para toda la República, fijaos bien, entonces el artículo 3o., que pretende definir lo que es latifundio, debe fijar para cada Estado lo que significa latifundio; si vamos a aplicar esta ley para toda la República, debemos definir en el artículo 9o., que es el que dice que pueden concederse de tantas hectáreas a tantas otras, las hectáreas que deben adquirirse en el Distrito Federal y en cualquiera otra parte de la República. (Risas. Aplausos)

Seguramente que muchos de ustedes han de reír, pero no podrán contestarme ni uno solo de mis argumentos. En tercer lugar, señores de la Comisión, especialmente don Antonio Díaz Soto y Gama, debo deciros que vos que predicáis la revolución y que llamáis reaccionario a todo aquel que viene a oponerse a vuestros dislates; vos que decís que habéis condensado, cristalizado la revolución en vuestro proyecto de dictamen, estáis en un error fundamental, como voy a demostrarlo. Primero, vuestra ley es verdaderamente reaccionaria; esa sí es reaccionaria, no reaccionarios como llamáis a todos los oradores del contra, porque he oído hasta a mi cocinera llamar reaccionario al mozo porque fue a conseguirle el kilo de carbón a siete centavos. Ya eso de reaccionario y de revolucionario, quién sabe qué sea más digno, si ser reaccionario o ser revolucionario; ¡están tan desprestigiados los dos conceptos! (Aplausos.) Pero puesto que el concepto y el título de revolucionario lo ambicionamos todos y propugnamos porque se nos llame revolucionarios, yo preferiría con toda franqueza

que me llamaran reaccionario. (Aplausos) ¡Todos se llaman revolucionarios en estos tiempos! ¡Cómo no, si desde la Legislatura aquella de don Porfirio en que se discutía la No Reelección, todavía estando el pobre viejo en el Palacio Nacional los diputados, por un milagro de no sé qué santo, en veinticuatro horas se convirtieron, de reeleccionistas, en antirreeleccionistas! No, compañero Díaz Soto y Gama, no es verdad que se pueda calificar a un individuo de reaccionario por un momento de toda su vida en que ese reaccionario tiene razón; debe calificarse a ese individuo como calificaban los romanos a los justos: Justitia est constans et perpetua voluntas: jus sum cuique tribuendi. Es decir, no es justo el que una vez hace un acto de justicia; justo es aquel que tiene firme y constante voluntad de hacer la justicia. (Aplausos.) Vos, ciudadano Soto y Gama, tenéis otro camino para calificar a los revolucionarios; vos sólo creéis que es revolucionario aquél que está con vos; vos podéis admitir al más reaccionario en verdad con tal de que ese reaccionario diga que todo lo que haga Antonio Díaz Soto y Gama es bueno. (Aplausos.) Para ser revolucionario se necesita no sólo andar con las armas en la mano; aplaudo en vos esa actividad, eso de andar en los cerros con el fusil en la mano,.... (Voces: ¡No ha andado!) ¡Sí ha andado, soy el primero en reconocerlo! Pero no admito en vos que nos traigáis todo el catafalco aquél de vuestro revolucionarismo, de desorden, de dislates y de desatinos aquí a esta Representación Nacional en donde de sólo se trata de organizar a la nación bajo principios constitucionales, económicos, morales y políticos. Vuestra ley es reaccionaria, oídlo bien, porque vuestra ley sólo concede poder absoluto y omnímodo a la Comisión Nacional Agraria. Os reto para que demostréis lo contrario; podría yo borrar todos los artículos de vuestra ley, absolutamente todos, y quedaríais satisfecho con sólo este artículo: "Se crea una Comisión Nacional Agraria que se encargará de repartir los latifundios como ella quiera". ¡Si eso no es reacción, no sé a qué debemos llamar así! A la Comisión Nacional Agraria le dais todo el poder; es la única capacitada para resolver si una finca es latifundio o si no lo es; si un individuo tiene derecho a tomar una parte o no lo tiene; sólo faltó una cosa, ciudadano Díaz Soto y Gama: que propusierais a la Comisión Nacional Agraria como un tribunal de inquisición; que establecieseis un artículo diciendo que no debe haber un solo hombre que pueda pensar contra la bondad de vuestra ley... (Voces: ¡Así lo dice!) ¡Si no es inquisición, compañero Díaz Soto y Gama, eso que se llama coartar hasta la libertad de pensamiento que no han podido coartar ni los hombres, ni los siglos, no sé cómo vos pregonáis un revolucionarismo cuando estáis sancionando un principio retrógrado por siglos de la época en que vivimos. En consecuencia, resumiendo todo lo que llevo dicho, debo decir que no podemos entrar a la discusión del artículo 3o. ni del artículo 9o. tampoco, que fija el máximo y el mínimo de hectáreas, sin que antes dilucidemos este punto que es capital, que es fundamental, que es trascendente: si esta ley va a aplicarse a toda la República, o si simplemente va a tener efecto dentro del Distrito Federal y Territorios. En consecuencia, yo pido a la Asamblea que en vista de estas dos razones que son enteramente inconmovibles, apruebe la moción suspensiva para que entremos desde luego al estudio, a la discusión del artículo 1o. transitorio, para seguir después con el estudio del artículo 3o. y de los artículos sucesivos. No es verdad que se pierda el tiempo; se pierde el tiempo en estas discusiones; vayamos a discutir el artículo 1o. transitorio y después entraremos a la discusión de todos los demás artículos.

El C. Martínez de Escobar Federico: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene usted la palabra. Presidencia del C. Avilés Uriel.

El C. Martínez de Escobar Federico: Señores diputados: Mis felicitaciones al doctor Siurob por su actitud que indudablemente se ha batido, ha peleado como es debido, tanto por disciplina como por convicción; pero mi reproche, mi protesta enérgica contra el indisciplinado compañero Manrique. No tiene él derecho de venir a esta tribuna para venir a tratar del artículo transitorio....

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡No digo!

El C. Martínez de Escobar Federico: De lo contrario, o es un traidor o un indisciplinado.

El C. Manrique: ¿Traidor a quién?

El C. Martínez de Escobar Federico, continuando: Al bloque del Partido Liberal Constitucionalista. Indudablemente que sí: un hombre de carácter cuenta entre sus más grandes características, la de ser disciplinado; esto es un factor de moralidad, y el hombre que no es disciplinado se parece a una mujerzuela... (Voces: ¡Muy bien! Desorden.) Aunque el señor Manrique no haya asistido a la sesión del bloque del Partido Liberal Constitucionalista en que se trató lo relativo al artículo 1o. transitorio, tenía el deber de saber y acatar sus disposiciones.... (Voces: ¡Ya apareció el peine! Desorden.) El señor Manrique viene aquí con excitativas como si fuéramos mujerzuelas los miembros del Partido Liberal Constitucionalista, diciéndonos que marchemos unidos, que seamos disciplinados, y veamos ahora su actitud. Todo lo que el ciudadano Manrique venga a decir aquí podrá decirlo tan sólo porque tiene boca, pero no porque le asista derecho dentro de lo que manda la disciplina y dentro de lo que se entiende por hombre disciplinado y de carácter que respeta las decisiones de su partido y las del bloque a que pertenece. Yo nunca he sido servil hacia un hombre, pero, repito, voy a usar la palabra que más sintetiza el respeto que se debe tener a un partido. Yo no soy servil de un hombre, pero sí soy servil del Partido Liberal Constitucionalista al cual pertenezco. (Murmullos. Siseos.) Sí, señores, una vez que a mí no me agraden las determinaciones del Partido Liberal Constitucionalista ni las que se tomen en el bloque, tendré la entereza de poner mi renuncia.

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡A mí me falta valor; por eso no lo he hecho! (Risas.)

El C. Martínez de Escobar Federico, continuando: El señor Manrique debe de salir del bloque del Partido Liberal Constitucionalista por su indisciplina; indudablemente que sí. Ya sé que vais a venir aquí a lanzar un discurso, quizá a opacar lo que yo he dicho, porque disponéis de la palabra; pero la verdad, las convicciones de los

hombres que sentimos de verdad, eso no lo váis a opacar, compañeros Manrique. El doctor Siurob pidió permiso aquí, pidió permiso al bloque del Partido Liberal Constitucionalista para venir a discutir.... (Siseos. Desorden.) lo que él creía que debía discutirse aquí; mientras que el ciudadano Manrique ha sido indisciplinado... (Voces: ¡Ya! ¡Ya! Siseos. Desorden. Campanilla.) Yo, señores, he estado prudenciando todo este tiempo, por respeto a la ley que se debate; y se había votado en general, realmente me chocaba esa serie de triquiñuelas que la propia ley contiene. No he creído como otros compañeros, por lo menos en lo que respecta al compañero Siurob, que haya habido una tanteada o malevolencia; pero en lo que al ciudadano Díaz Soto y Gama sí creo que hay gato encerrado, Sí, señores; lamento haberme equivocado, porque cuando me equivoco sobre el concepto que me formo de un hombre, me reprocho yo mismo, pues siempre tengo la pretensión de no equivocarme en esta clase de apreciaciones. Por lo que ve al ciudadano Díaz Soto y Gama, me he equivocado bastante. No voy a lanzar aquí frases que pudieran herir vuestra dignidad, porque no lo acostumbro; pero ya que no creo en ese hombre que vino del Sur y que viene aquí a cada momento a hablar de la reacción y de la revolución, no admitiré que me siga dando atole con el dedo. El compañero Díaz Soto y Gama en esta ley de repartición de tierras se contradice con su criterio, por lo menos con el criterio revolucionario que nos ha venido a exponer......

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Idos a paseo!

- El C. Manrique de Escobar Federico, continuando:...porque un doctor Siurob esté de acuerdo con esta ley, no me extraña tanto como en el compañero Díaz Soto y Gama, que debería ser consecuente con ese revolucionarismo a outrance que trajo aquí a la Cámara. No está de acuerdo ese criterio que vino a exponer aquí, con las triquiñuelas y con lo raquítico de esta ley a debate. Realmente, compañeros Soto y Gama, cuando entremos a detalles en los subsecuentes artículos, me voy a permitir tomar la palabra aquí para entrar en detalles sobre el asunto de las tierras. Aquí no se ha querido sino oír a los oradores, aplaudir a los oradores, pero a los hombres que entran en detalles sobre meticulosidades, a los hombres que entran en detalles de las tierras, a esos no se les ha querido escuchar. Dar una ley para que se lleve, aunque se quiera llevar a cabo, tanto en el Distrito Federal como en los demás Estados de la República, es, compañero Soto y Gama, anticientífico, enteramente es desconocer que en cada lugar hay que tener en cuenta el medio, hay que tener en cuenta las circunstancias, hay que tener en cuenta el aire, hay que tener en cuenta el sol, hay que tener en cuenta todo para legislar sobre tierras, compañero Soto y Gama.

El C. Morales Juan Ángel, interrumpiendo: Moción de orden. Que se sirva decir el compañero Martínez de Escobar si sigue haciendo una aclaración o si está hablando en contra. (Siseos. Desorden.)

El C. Martínez de Escobar Federico, continuando: Aquí yo hablaré de lo que crea conveniente, y a ésta yo le llamó la ley del miedo, porque aquí se tiene miedo de votarla; pero hombres como yo, que no le tienen nunca miedo a nada a los que no nos importa que el ciudadano Díaz Soto y Gama venga a decir que reaccionario es el que viene a atacar un artículo, esos sí votaremos la ley de acuerdo con nuestras convicciones. Eso de decir reaccionario a quien viene a atacar un artículo es enteramente vulgar, no es científico, no es serio eso; hay que seguir al hombre a través de todas la circunstancias de su vida para decir si es o no reaccionario; conceptúo que esta palabra comprende algo orgánico y no algo vulgar; es algo orgánico; no podemos decir que alguien sea reaccionario tan sólo porque votó en tal sentido que no coincidió con nuestro criterio. Aquí oí hace un rato que alguien decía: ¡cómo gozan los reaccionarios! Que me diga el ciudadano Paz si me cree reaccionario o revolucionario; pero que me vea la cara y que me lo diga francamente. ¡Si hasta en el modo de andar se conoce quién es reaccionario; si hasta en la conversación más elemental de la vida se sabe quién lo es! (Risas.) El doctor Alonzo Romero me decía: "Mire usted a ese individuo hablando de revolucionarismo". Compañero Alonzo Romero: ¿por qué me decía usted eso cuando oímos decir al señor licenciado Paz: ¡cómo gozan los reaccionarios! Y como el doctor Alonzo Romero y yo nos conceptuamos revolucionarios como el que más en esta Cámara, nos preguntamos qué decía ese individuo que se decía revolucionario.

El C. Alonzo Romero: Pido la palabra para contestar.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Alonzo Romero: Me supongo que el ciudadano Martínez de Escobar se refiere a lo siguiente: hace algunos días, platicando con el exgobernador de Campeche, señor Sales Guerrero, en presencia del señor Martínez de Escobar, nos manifestó que el ciudadano licenciado Paz, en la época de Victoriano Huerta, había sido juez de consigna de Distrito y que por él habían sido fusilados varios individuos...(Gritos. Desorden.)

El C. Paz, interrumpiendo: ¡Es falso!

El C. Alonzo Romero, continuando: A mí no me consta; que las víctimas fueron Santos, Santiago Eoan y no sé qué otros pobres indígenas que habían sido fusilados infamemente, porque el juez de Distrito no les había proporcionado el amparo oportunamente. Eso nos conversó ese amigo delante del ciudadano Martínez de Escobar; supongo que a eso se refiere.

El C. Paz: Pido la palabra para alusiones personales. (Escándalo.)

El C. presidente: La Presidencia se verá en el caso de levantar la sesión, si continúa el desorden.

El C. Paz: Pido la palabra, se me ha hecho alusión y tengo derecho a contestar. Me han hecho una imputación infame y tengo derecho a que se me oiga.

El C. Martínez de Escobar Federico: Por mi parte, cualquier individuo que quiera hacer una aclaración, que quiera hacer interpelaciones, soy enteramente amplio de criterio y jamás me opondré; por mí, si está dentro del Reglamento, ningún compañero se quejará. Si el Reglamento lo impide, no dependerá de mí, porque soy de amplísimo criterio en este sentido.

El C. Paz: ¿Me permite usted hacer uso de la palabra?

El C. Martínez de Escobar Federico: Venid aquí ahora que voy a terminar.

El C. Paz: Declaro ante la Cámara, por mi honor y por el honor de mi padre y de mi familia, que es absolutamente falso lo que acaba de decir el señor Romero.

El C. Alonzo Romero: Yo no lo dije; el... (Desorden. Campanilla.)

El C. Paz: Es una calumnia infame, protesto enérgicamente contra esa calumnia.

El C. Alonzo Romero: Yo no lo dije, me lo dijeron a mí. (Voces: ¡Ah! ¡Ah!)

El C. Martínez de Escobar, Federico, continuando: Pues se ha expuesto usted, compañero, por andar con ligerezas. Los hombres cultos como usted tienen el derecho de que lo que dicen teóricamente corresponda con la práctica. No es anticientífico que lo diga un tonto, pero un abogado que por el hecho de que estamos discutiendo un artículo transitorio, diga que es uno reaccionario y diga que otro es revolucionario, eso es trivial, eso es superficial. Hombres como nosotros, que nos llamamos un poco cultos, tenemos que ir al fondo de las cosas. Yo faculto a quien quiera de esta Cámara para que investigue mi pasado, hasta en los detalles más recónditos, toda mi vida, para que me diga si soy revolucionario o se me declare que soy reaccionario. Y, sin embargo, yo no declararé que es reaccionario quien vote en contra de la ley, y que no es revolucionario, porque no soy superficial, y los hombres superficiales se exponen a que se les traigan algunos pequeños detalles de su vida. Ya para bajarme añadiré que tengo que hacer esta declaración: ningún miembro del Partido Liberal Constitucionalista, ninguno que pertenezca al Partido Liberal Constitucionalista o al bloque del Partido Liberal Constitucionalista por disciplina, y la disciplina no es una palabra hueca, la disciplina es algo moral, la disciplina es algo de carácter, no tiene derecho de venir aquí a pugnar contra de lo que se está discutiendo; de lo contrario, cae en lo que el señor Manrique, un indisciplinado, un veleidoso, un hombre que no tiene carácter y, en suma, un hombre que no tiene carácter no es, en tesis general, un hombre moral. (Murmullos. Siseos. Campanilla.)

El C. Manrique: Pido la palabra, señor presidente. Pido la palabra, señor presidente. Pido la palabra, señor presidente. (Murmullos. Desorden. Campanilla.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Por orden de la Presidencia se va a dar lectura al artículo 108 reglamentario. (Escándalo. Voces: ¡Que hable Manrique! Aplausos.) Por acuerdo de la Presidencia...(Crece el desorden. Voces: ¡Que hable Manrique!)

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia, por conducto de la Secretaría hace esta aclaración a la Asamblea: Que va a darse lectura al artículo 108 del Reglamento, por lo que se refiere a la moción suspensiva; pero que no tiene intención absolutamente de coartar la libertad de palabra al ciudadano Manrique. Se leerá el artículo y después se le concederá la palabra al ciudadano Manrique. (Aplausos.)

El C. Manrique: ¡Yo pido la palabra previamente! (Aplausos. Desorden.) Yo pido atentamente que se ponga a discusión la decisión de la Presidencia.

El C. secretario Valadez Ramírez: Artículo 108 del Reglamento: "En este último caso, se leerá la proposición, y sin otro requisito que oír a su autor, si la quisiere fundar, y a algún impugnador, si lo hubiere, se preguntará a la Cámara si se toma en consideración inmediatamente. En caso afirmativo, se discutirá y votará en el acto, pudiendo hablar al efecto tres individuos en pro y tres en contra; pero si la resolución de la Cámara fuese negativa, la proposición se tendrá por desechada."

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C, Manrique: (Aplausos nutridos al subir a la tribuna.) Señores diputados: quienes esperen de mí en estos momentos vulgares desahogos, triviales muestras de despecho, indiscretas declaraciones, pueden darse de antemano por defraudados. Voy a responder simplemente a alusiones del ciudadano Federico Martínez de Escobar y voy a responder con la atención, con la extensión que ellas merecen, no por lo que valga el discurso del señor Martínez de Escobar en si, sino como signo revelador de un pensamiento que el ciudadano Martínez de Escobar, más franco o más ingenuo que el resto, se atrevió a expresar. Hay en los grupos parlamentarios ciertos individuos incapaces de hacer una exposición clara, brillante, sistemada de un pensamiento, de una tesis, de un sistema, de un proyecto; en cambio distan mucho de ser de temperamento linfático u otros análogos; caracterízales el impulsivismo, son temperamentos esencialmente afectivos, estos son en cada grupo parlamentario los bravi del grupo; hombres incapaces de intervenir en una discusión seria, son, sin embargo, verdaderamente apropósito para provocar estos incidentes parlamentarios en ocasiones triviales y en raras veces transcendentes. El ciudadano Martínez de Escobar ha sido uno de estos bravi a quien algún compañero más socarrón....

El C. Martínez de Escobar Federico, interrumpiendo: Pero de una moralidad a toda prueba, compañero, no un veleidoso como usted.

El C. Manrique: ....El ciudadano Martínez de Escobar, de una personalidad a toda prueba...

El C. Martínez de Escobar Federico: De una moralidad a toda prueba, no veleidoso e indisciplinado.

El C. Manrique, continuando: El ciudadano Martínez de Escobar, no veleidoso e indisciplinado, agrega él, y yo completaré: no veleidoso e indisciplinado como Manrique, este respetable compañero Martínez de Escobar escuchó al oído el susurro de algún compañero más hábil que él, de esos que saben sacar la castaña con la mano del gato... (Risas. Aplausos.) como en la vieja fábula de Lafontaine. La actitud del ciudadano Martínez de Escobar habría podido servir de tema para el laureadísimo autor del buscapié; esto es lo que se llama un buscapié: decir que es un indisciplinado Manrique a ver qué dice, qué define: que bosqueje actitudes, que diga claramente a dónde va y qué piensa. Y esto es algo verdaderamente superfluo. No voy a entrar en disquisiciones en estos momentos acerca del funcionamiento de los bloques

parlamentarios, saldríame absolutamente del terreno de la discreción; pero en pocas palabras, y esto a nadie se oculta que se trata de un bloque que persigue para el logro de sus fines, la imposición a los suyos de un disciplina y es incuestionable porque esto está en la historia de todos los departamentos, que sin disciplina no hay bloque parlamentario que triunfe, que sin disciplina no hay colectividad humana que triunfe; pero entendámonos por qué. Yo haría mal si me aprovechara para decir trivialidades; pero sí me esforzaré por ennoblecer el debate y aprovechar esta coyuntura para tratar de definir este concepto de la disciplina, por aclarar ciertos conceptos dudosos y procuraré responder a la franca ingenuidad del señor Martínez de Escobar, poniéndome a la altura de la ingenuidad de su espíritu, a la noble franqueza de su espíritu, espíritu de niño, ya lo véis, de primitivo... (Risas. Aplausos.) pero respetable....

El C. Martínez de Escobar Federico, interrumpiendo: Pero no mangoneador como usted....

El C. Manrique: Eso no tenéis derecho de decirlo; pero, en fin, ahora...

El C. Martínez de Escobar Federico: Con el mismo derecho que vos me decís que yo soy un niño.

El C. Manrique, continuando: No, porque la actitud del ciudadano Martínez de Escobar Federico difiere esencialmente de la mía, en tanto que yo con criterio ahora sí amplio, reconozco que el enemigo contra quien en estos momentos (digo por lo menos el contrincante o el atacante) contra quien en estos momentos podría estar más o menos justamente despechado si fuese ese alienado a quien aludió el compañero Ortega y que es por el contrario un hombre que trata de demostrar en todos sus actos un perfecto equilibrio, una perfecta conciencia, un perfecto cálculo y conocimiento de las consecuencias más lejanas, más remotas, de los más ínfimos de sus actos, ciudadano Ortega, contrastando con esta actitud está la actitud un poco impaciente del compañero Martínez de Escobar. No voy a seguir por ese terreno. ¿Creéis que haría bien de tomar en serio esa imputación de mujerzuela, pero que el propio compañero Martínez de Escobar pasado el cálido impulso que lo trajo a esta tribuna, reflexionando un poco sobre mi vida pasada, no sería el primero en arrepentirse de haber dejado escapar de sus labios esa palabra inconsciente e inoportunamente? Yo creo que sí, sábelo él y sábelo su hermano y estoy seguro que a las pocas horas él, que como todo impulsivo es generoso y que pasa por una brusca transición de una actitud de impulsivismo, de agresividad, a una actitud de afectuosidad, sería el primero en estrecharme con abrazo expresivo en el vestíbulo de esta Cámara. No tomo, pues, en serio el argumento de mujerzuela; ¡mujerzuela! puede ser, si por mujerzuela queréis decir hombre de carácter, hombre que se esfuerza porque se vea que haya esa característica, la unidad y la congruencia, entonces probablemente sí, compañero Martínez de Escobar; de otro modo, no, no y no....(Risas. Aplausos.) ....Si se me reprochase, señores diputados, el haber roto con un acuerdo de mi bloque, acuerdo por mí apoyado, acuerdo apoyado expresa o tácitamente por mi presencia, sin que hubiese yo tenido el valor civil y la entereza suficiente para decir a mi grupo: señores, yo votaré dentro de dos horas públicamente de otra manera que como vosotros queréis en mayoría que se vote, entonces sí este calificativo del compañero Martínez de Escobar resultaría plácido y generoso, entonces sí merecería yo un calificativo algo más duro que ese, acaso no mereciese ninguno, acaso sólo mereciese un mohín de desprecio; pero no se trata de eso, la resolución del bloque - ya dije que en tesis general no soy enemigo de la disciplina - la he conocido conscientemente, con plena conciencia, ciudadano Alonzo Romero y ciudadano Vito Alessio Robles, y sabéis bien por qué ciudadano Alessio Robles con plena conciencia, y mis antecedentes justifican que no soy un niño, que no soy un ingenuo, afortunadamente conocéis mis actos, y que soy incapaz de decir una cosa hoy para no sostenerla mañana, y que no se tome esto a despecho con mi partido, con el que fuera mi grupo; entonces sí merecería vuestro desprecio; ¿pero con qué derecho habéis supuesto?....(Aplausos.) ¿Qué, tan poco me conocéis, ciudadano Alonzo Romero, que habéis estado en la XXVII Legislatura a mi lado, entonces sí en las filas revolucionarias; es decir, en las filas de los avanzados....

El C. Alonzo Romero: Yo no podría estar a su lado porque es usted muy voluptuoso.

El C. Manrique: ¿Qué, me conocéis tan poco, ciudadano Alessio Robles? Yo creo que no...

El C. Alessio Robles: ¿Puedo contestar?

El C. Manrique: No quiero hacer ciertos recursos (Risas.) En consecuencia, compañeros, no voy a seguir mi caso personal, mi personalidad está definida, conozco perfectamente las consecuencias de mis actos; de manera que a no ser por el buscapié del compañero Martínez de Escobar, no habría dicho esto; bueno; pero dicho se está que mi actitud en lo sucesivo, mi camino habría ido por otro camino del de antaño. Señores diputados: Prometí deciros algunas palabras acerca de la disciplina. Dije ya ayer que creo que a nadie puede extrañar mi actitud de hoy, a nadie que no hubiese estado enterado del acuerdo del Bloque Liberal Constitucionalista, que es en pocas palabras: Manrique, del Constitucionalista, viene ahora a hablar contra un acuerdo de su partido. A nadie puede extrañar esta actitud, ella claramente estaba bosquejada en mi discurso del 15 ó del 17 del mes de abril, claramente indicaba mi actitud posterior. Creo que de todo podrá tachárseme, menos de falta de claridad, claramente indiqué entonces que la conducta de mi partido no era la que yo desearía que fuese. Yo no tengo derecho....(Aplausos. Voces: ¡Bravo! ¡Bravo!) Yo no tengo derecho a afirmar, porque entonces sí fuera la mía una actitud de jacobino, que mi partido apenas comience a disentir de mi opinión, está en el error; yo nunca he creído que la verdad sea patrimonio de un hombre sólo, pero es claro que no tengo para definir, para clasificar la actitud y la conducta, sino un solo criterio, el mío propio, y todo criterio que no sea el mío propio, es claro que no merecerá de mi parte una actitud de desprecio, pero sí merecerá ser calificado de erróneo, por lo menos en mi fuero interno pero, en pocas palabras, bueno o malo, retrasado o avanzado en relación a mí, comienzo a advertir que el criterio del Bloque Liberal Constitucionalista y el del Partido Liberal

Constitucionalista, cada vez divergen más del mío propio, y de ahí mi toque de alerta, que para unos habrá sido una primera advertencia y para otros una expresión de ingenuidad; juzgue cada uno como quiera, pero de todas maneras allí está mi discurso del 17 de abril, que de todo podréis tachar, menos de hipócrita y de falso; allí están posteriormente mis declaraciones de ayer por la mañana en el bloque del Partido Liberal Constitucionalista - me extraña que aparenten ignorarlo o lo hayan olvidado tan pronto algunos compañeros-, claramente hablé de este concepto de la disciplina; si lo que faltó solamente fue el detalle de cortesía, de la previa presentación de un papel, señores, creo que merecerían un triste concepto de mi parte si quisiesen hacerme esclavo de formulismos.

En concreto, señores diputados, por la breve experiencia tenida en mi paso por la XXVII y por la XIX legislaturas, debo deciros que creo que es útil y necesario que los diputados afines, que los diputados que tienen afinidad en criterio y manera de pensar, se agrupen; creo que esto es indispensable y necesario, y querer, alguno de nosotros, recordando la expresión del poeta de que "los gorriones se juntan en bandadas, en tanto que las águilas andan solas". no quiero que cada uno de nosotros, llevando el individualismo al extremo, nos convirtamos en una unidad aislada dentro de este recinto y así efectuar una dispersión de voluntades que a nada conduce. Esos no es signo de progreso, al contrario, la coherencia y la formación de agrupaciones. Eso que se llama el sentido de grupo, que s llama el sentido de grupo, eso es signo y exponente de la civilización, eso es signo y exponente de progreso humano; en consecuencia, yo no vengo a renegar de las agrupaciones parlamentarias cualesquiera que sean los errores en que pudieran incurrir, si ellas persiguen una finalidad esencialmente alta y buena. Pero, señores diputados, creo, en pocas palabras, que el diputado que permanece aislado, sin agruparse a uno u otro de los bloques parlamentarios, hace mal; ese diputado podrá siempre votar libremente, con absoluta independencia; podrá votar siempre sin preocuparse un ardite de la demás opinión; pero ese diputado tendrá una esfera de acción muy restringida; en cambio, el diputado que está tocado por el don apostólico de la propaganda; el diputado que está en el seno de un bloque de hombres afines, oídlo bien, que piensan y sienten como él o casi como él, este hombre habrá sentido que su esfera personal se ensancha, porque entonces no será el que sólo venga a sostener aquí, a la tribuna, una idea que no halle eco quizás, por los prejuicios de la Asamblea; ese hombre contará, desde ese momento en adelante, con la fuerte ayuda, con el vigoroso apoyo de todo un grupo parlamentario. En consecuencia, si es verdad que en ocasiones pueden sacrificar algo de su opinión personal a los decretos de su bloque, ese hombre habrá sentido que su personalidad se ensancha; por lo tanto. soy partidario de la disciplina parlamentaria, pero con un límite, es necesario fijar ese límite, y el límite es muy claro, no voy a teorizar: en el momento en que el diputado sienta que tiene con su grupo más puntos de divergencia o desacuerdo que puntos de contacto, su deber está claramente indicado: separarse de aquel grupo. (Aplausos.) No seré yo pues, ciudadanos diputados, quien justificando cierto diagnóstico de alienista que se trajo aquí a colación en un discusión memorable, venga a revelar en mis palabras megalomanía o delirio de grandeza. No seré el torpe o poco discreto que venga a decir que de hoy más el Partido Libertad Constitucionalista está destinado a desaparecer; que de hoy más el Partido Liberal Constitucionalista irá a la ruina, a la disolución, irá al fracaso. No, seguramente que no; todavía más: yo deseo sinceramente que no sea así; no seré yo, pues, quien venga a entonar aquí el canto del cisne, ni a entonar aquí un de profundis por el Partido Liberal Constitucionalista, nada menos que por esto, porque sé que el Partido Liberal Constitucionalista, como agrupación, cómo colectividad, porque es un grupo de hombres, decía el 17 de abril, cuya selección han determinado las luchas de los últimos años, tiene personalidad propia y espíritu de grupo, exponente y signo, como decía antes, de alto progreso humano; pero sí también deje el 17 de abril, y lo repito ahora, que el Partido Liberal Constitucionalista, acaso por su misma extensión, por lo numeroso de su composición, es un grupo en estos momentos harto híbrido, y esto lo saben todos los compañeros que lo he dicho siempre. (Aplausos.) Si he de decir la verdad, los aplausos en estos momentos de enemigos del Liberal Constitucionalista ; los aplausos de los malévolos, no me halagan. (Aplausos.) Y no me halagan, porque no he venido a coquetear con unos al dejar a los otros; no me halagan, porque mi actitud de independiente debe ser honrada, más amplia que nunca, porque de lo contrario...

El C. Díaz Soto y Gama: Pero a nosotros sí nos halaga su honradez.

El C. Manrique: Daría un ejemplo de una vulgar deserción, de un cambio de bandera y hasta podría decir que yo no trato de vulgarizar esta tribuna a cambio de alguna otra cosa. (Aplausos.) Digo, en consecuencia, señores diputados, el deber del diputado cuyo sentir no esté ya en tesis general de acuerdo con su grupo, es el de la eliminación voluntaria, libre y consciente. Si en estos momentos, si posteriormente, por una reacción natural, mañana el Partido Liberal Constitucionalista, desentendiéndose de esta renuncia expresa, se reuniese en sesión y acordase la expulsión o pidiese este cirujano "la amputación del miembro gangrenado".....(Risas.) Bueno; en hora buena, esto ya no podría afectarme en nada: expulsión, separación voluntaria, el nombre me es indiferente. En consecuencia, señores diputados, este es el momento de deciros, para que resulte algo fructuoso, el por qué pienso que el Partido Liberal Constitucionalista no está siguiendo en estos momentos la ruta que debe seguir: se habla demasiado de sensatez por el ciudadano Ortega - mal signo, señores diputados- se habla demasiado de sensatez y se habla de espíritu práctico, y precisamente lo que me asfixia, cabalmente lo que nos asfixia a quienes todavía tenemos un poco de Quijote, y recordad a Juan de Montalvo. "quien no tenga algo de Quijote, no merece la estimación ni el afecto de sus semejantes". Y cabalmente lo que a nosotros nos asfixia aquí, es penar que el grupo que fue ayer soñador, que el grupo que fue ayer poco práctico, que el grupo que fue ayer de ilusos y de posesos, este grupo ahora se

convierta en hombres plácidos que piensan demasiado en los presupuesto y en la olla de garbanzos....(Aplausos nutridos.) Si cabalmente el espíritu de la juventud que todavía alienta en mí, a pesar de mi aparente madurez, ciudadano Ortega, vos que tanto gustáis de los chistes gruesos y de las alusiones vulgares, que si yo careciese de un ojo haríais fácilmente aquí en la tribuna reír a la vulgaridad hablando de mi mutilación; no, ciudadano Ortega, ¿es que no sabéis ver a través de las exterioridades el mundo interior? Estáis muy equivocado y están equivocados quienes como vos siguen convirtiéndose desde esta tribuna, la más alta de la Representación Nacional, donde debería esforzarnos lo indecible por fundar la nueva mentalidad, el sentimiento y el espíritu de nuestro siglo; si desde esta tribuna os convertís, ciudadano Ortega, como los vuestros, en apóstoles del practicismo, en apóstoles del espíritu práctico, entonces lo único que habéis, ciudadano Ortega, será fracasar a la postre, y fracasar desastrosamente, porque el ensueño y la utopía de hoy será la realidad de mañana. (Aplausos.) Loco, iluso, soñador, arrojad más piedras, ciudadano Ortega, si son vuestra gloria...

El C. Ortega: ¡Sólo contesté vuestra ironía, ciudadano!

El C. Manrique: Pues, entonces, no vale la pena. No espíritu práctico, abomináis del ensueño, pero ahora los demasiado prácticos, los soñadores de ayer piensan demasiado en el poder; antaño se pensaba en el poder como medio para realizar los ensueños. (Aplausos.) Ayer pensábamos, compañeros del Partido Liberal Constitucionalista, que la sociedad estaba mal, que había mucho de podrido y de malo y que era bueno reformar y que era necesario ganar el poder por medio de las armas, por medio de la violencia, y eso era bueno y eso era justo, y por eso empuñamos las armas para ir a la revolución y esto como medio para realizar nuestros pensamientos, nuestros fines, como medio para realizar nuestros ideales. (Aplausos.) Que se burla la voluntad popular, que hay corrupción, que los favoritos privan, que la privanza de un favorito es más poderosa que la voluntad popular, que hay nepotismo en la administración pública, que se improvisan fortunas, que hay soldados de fortuna cuyo poder es mayor que el de los hombres doctos y buenos, que se gobierna a la República desde las alcobas de las cortesanas, pues contra todo esto vamos...(Aplausos.) y contra todo esto iremos y contra todo esto fuimos unidos en un apretado haz de voluntades, porque entonces estábamos mucho más unidos de lo que estamos hoy y éramos mucho más fuertes y yo lo señalo para que rectifiquéis errores y aún es tiempo. Si lo que nos alentaba a nosotros, lo que nos daba vigor era el señuelo de un ideal, volvamos los ojos al ideal, porque el ideal no mata, vivifica, esta es mi exhortación fraternal y no de despecho, y creo, para que no me digáis que me pierdo en el terreno de las vaguedades, que los avanzados de nuestra República deben vivir con el momento actual y que a medida que el tiempo pasa, la solidaridad y el enlace de los humanos es mayor; que la patria, si la circunscribimos a nuestras fronteras, resulta demasiado estrecha y asfixiante para nosotros que concebimos una patria más vasta, que concebimos una patria, un mundo internacional, que concebimos, que preferimos por encima del tremolar de la enseña nacional el tremolar gallardo de la enseña rojo y negro de la patria internacional. (Aplausos nutridos.) Y en momentos, ciudadanos diputados, en que el mundo entero se agita presa de malestar y presa de indecible angustia; pero sintiendo la generosidad del sacrificio si ello es necesario para la consecución de un alto ideal, ¿qué tiene de extraño que volvamos nuestra vista hacia otras regiones del mundo, que se nos diga aquí, que se nos aplique el calificativo, que se nos hable de la pedantería moscovita? No, señores diputados; lo que dije, lo que se dijo en un libro inmortal sobre el amor, "Amor che al cor gentil ratto s'apprende", lo que se dijo del amor del hombre a la mujer, bien puede decirse del amor en las patrias ¿qué tiene de extraño que nuestro espíritu se vuelva a las regiones de la Rusia? ¿Y por qué no, si en Rusia se apunta la alborada de un mundo nuevo? ¿por qué no hemos de creer a Reclus, anciano, próximo ya a fallecer, cuando supiese que en Rusia había por fin estallado la revolución contra el poder de los zares, y próximo a derrumbarse el absolutismo de los zares, exclamó estas solas palabras: "¡Por fin!" y murió plácidamente, ¿por qué no hemos de volver la vista hacia otros mundos para mejorar el nuestro? En consecuencia, creo y señalo que los intelectuales mexicanos y de una manera general creo que podemos afirmar que estamos aquí en una asamblea de intelectuales, quiero que los intelectuales mexicanos no pierdan de vista el movimiento universal. En Francia un hombre, un alto espíritu, de uno que en un principio no merecía, no había llegado a conquistar mi adhesión, mi devoción, me refiero al alto espíritu de Anatole France, este hombre cuya obra fue en un principio demoledora y negativa, y que hoy se ha convertido en apóstol de la reconstrucción secundado por Henri Barbusse, Román Rolland y otros altos espíritus, por Wells en Inglaterra y por tanto otros, estos hombres han concebido allí la formación de un asociación internacional de intelectuales, la asociación Clarté, el grupo Claridad, la asociación Claridad, ¿y en dónde está el nuevo partido que en estos momentos haya enarbolado los nuevos principios? No vemos en torno sino grupos, lo dije alguna vez y la frase no es mía, de pandillas burocráticas al asalto de los presupuestos, que saben armonizar perfectamente cuando se trata de conquistar victorias efímeras, que todavía en esta Cámara tratan de conquistar victorias efímeras y aparentes. A mí me podréis tachar de todo, menos de haber ganado aplausos de un público formado exprofeso; yo no he convocado nunca a un público de formación especial, de formación preconcebida y preconocida; yo no he tratado nunca de llenar las galerías con eso que se bautiza con un nombre duro y vulgar... (Voces: ¡Porra!) En consecuencia, señores diputados, si no pensamos ni sentimos con el pensamiento y el sentir de nuestro siglo, creo que estamos próximos a perecer. No presumo de que sean mis voces, voces proféticas, señaló el mal y llegará el momento de señalarlo en casos concretos. Estas mismas ideas puede exponerlas y discutirlas para la ley en lo general y este es el momento de demostrar que formemos en esta Cámara un grupo de avanzados, un grupo de afines, tratando, como dije claramente entonces, tratando

de unirnos de los grupos avanzados de la Cámara los afines, eliminando el lastre burgués y retardatario que nos estorba, o arrastrándolo en pos nuestro, si somos capaces de contagiarlo con nuestro entusiasmo. Este es un deber, demostrar al pueblo que nos preocupamos de él con una ley que realice la promesa que le hicimos, que se cristalice en una ley; hay que demostrar que somos capaces de responder a nuestro compromiso, señores diputados. Todo lo demás, si un diputado rompió con la disciplina del bloque, es cosa secundaria. Yo me he esforzado lo indecible por prescindir de mi caso personal; no he venido a hablaros de mis hechos, porque creo que debemos esforzarnos por ennoblecer los debates. Creo que debemos prescindir de la fraseología de quienes vienen congestionados los rostros por una involuntaria emoción para producir con voz balbuciente, palabras balbuceantes a decir: "¡Con la honradez que me caracteriza!" Yo creo que ya es tiempo de que pensemos de otro modo. Creo que no las palabras, sino las obras de los hombres son quienes los caracterizan a la postre. Por el momento yo digo que sigo mi camino, deseo proseguir en él y deseo que los míos, que quienes han sido mis camaradas por largo tiempo y de quienes conservo un grato recuerdo, me sigan en él, si es que están en un error. En tanto, yo seguiré proclamando con mi enseña en alto, las palabras del noble poeta norteamericano: "Excélsior. Arriba, Adelante" (Aplausos nutridos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Habiendo hablado los oradores que señala el Reglamento, tanto para tomar en consideración la moción suspensiva, cuanto en la discusión de ella, en votación económica se consulta si el asunto está suficientemente discutido.

El C. Serrano Gustavo P.: Pido la palabra para reclamar que no ha hablado los oradores que marca el Reglamento.

El C. presidente: Que dé lectura la Secretaría a los nombres de los oradores

- El mismo C. secretario: Han hablado en pro de la moción, los ciudadanos Arrioja Isunza, Eduardo Vasconcelos y Miguel F. Ortega, y en contra los ciudadanos José Siurob, Aurelio Manrique y Juan de Dios Bojórquez.

El C. Serrano Gustavo P.: El primero fue para fundar la proposición y los otros señores lo hicieron para aclaraciones o para algún otro objeto; pero no dentro de la discusión.

El C. secretario Valadez Ramírez: Como ya no hay inscriptos oradores en contra por acuerdo de la Presidencia se concede la palabra al ciudadano Serrano Gustavo.

El C. Serrano Gustavo: Honorable Asamblea: como es visible el cansancio que se nota ya entre nosotros, yo pido que se suspenda la sesión y que la reanudemos mañana. (Voces: ¡No! ¡No! ¡A votar!).... Iba yo a desarrollar algunos puntos para demostrar la importancia de la moción suspensiva que se discute...(Voces: ¡Ya! ¡Ya!) ...Iba, he dicho, pero no lo voy a hacer porque vosotros no lo deseáis. Supuesto que la Asamblea no desea que hable, me retiro de la tribuna, señores. (Aplausos.)

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente, para rectificar hechos.

El C. Serrano Gustavo: Moción de orden, señor presidente.

El C. Espinosa: Le cedo la palabra al ciudadano Siurob.

El C. Serrano: Yo he renunciado al uso de la palabra porque es visible que la Asamblea está perfectamente convencida del caso que estamos defendiendo; pero si los demás no van a renunciar al uso de la palabra, yo tampoco renunciaré.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Honorable Asamblea: se ha tratado ya por diversos oradores que han hecho uso de la palabra en esta tribuna, de rectificar su actitud. Y como quiera que sea, que es absolutamente indispensable para que un hombre pueda tener la seguridad de que no se duda de su sinceridad, para que un hombre tenga personalidad propia, para que esté identificado consigo mismo, para que sus palabras tengan toda la fuerza que deben tener como nacidas de un corazón bien puesto y de un cerebro equilibrado, es preciso, es indispensable que yo afirme en los momentos en que el debate de la ley a discusión va a entrar en una nueva etapa, mi personalidad moral con que voy a sostener el criterio que en esa ley se establece. (Aplausos. Voces: ¡A votar!)

Suplico a los estimables compañeros que dicen ¡a votar! tengan en consideración, los que sean enemigos de la ley agraria, que deben saber cuando yo venga a la tribuna, con qué clase de enemigo luchan y los amigos de la ley agraria deben saber qué clase de individuo viene a hablar como Comisión y a sostenerla con todo su esfuerzo y con toda su voluntad.

Después de que ya se ha hablado aquí de un acuerdo de bloque, después de que ya aquí se ha venido a decir que tal individuo no cumplió con el acuerdo del bloque, que tal otro cumplió y se han venido a lanzar cargos que precisamente por demasiado velados han sido demasiado duros para el Partido Liberal Constitucionalista, cumple a mi deber en estos momentos destacar mi personalidad como defensor de esta ley, como Comisión, para que así la Asamblea sepa a qué atenerse respecto a la sinceridad con que vengo a hablar a esta tribuna. En el bloque del Partido Liberal Constitucionalista se discutió si se debía retirar el artículo 1o. transitorio, y a todos mis compañeros de bloque consta la manera como yo he luchado hasta el último momento contra todas las iras, contra todas las energías de mis compañeros, que son muchas, por hacer que este artículo no fuera a discutirse en este momento de una manera inoportuna. Ese era mi concepto, ese era mi pensamiento, ese era mi criterio; ¿y sabéis por qué? porque yo tengo esta convicción muy mía: que el espíritu de la Constitución, la idea de los constituyentes, que es la condensación de la soberanía de todos los Estados, puesto que cada uno de ellos representaba la soberanía de su Estado, expresó claramente en el artículo 11 transitorio, que el artículo 27 debía tener aplicación general en toda la República. Y hay que tener en cuenta el hecho que se ha verificado después de las declaraciones, el hecho que se ha verificado es el siguiente: que unas cuantas legislaturas han sido fieles al pacto federal, que no

se ha cumplido de ninguna manera con las bases que estableció la Constitución en su artículo 27 a pesar del artículo 11 transitorio ¿y sabéis por qué es eso? porque uno de los gobernadores de los Estados ha dicho que no pueden poner aquellas bases inmediatamente en acción, por la sencilla razón de que no constituyen una regla completa, ¿y sabéis qué han respondido nuestros magistrados? Nuestros magistrados han dicho que no puede ponerse en acción aquel artículo 27 por la misma razón que los gobernadores ¿y sabéis cuál es la única razón que existe para no cumplir? la enorme presión de los latifundios, la enorme presión del capital que los ahoga al llegar al poder y que ahoga a los magistrados al llegar al poder, y se han olvidado de que fueron elevados al poder para cumplir una promesa revolucionaria. (Aplausos.) Y entonces yo he dicho que esta naufragio de los principios, que este naufragio de una ley que la nación con toda su soberanía, con toda la soberanía de sus treinta Estados ha consignado en el artículo 27 de la Constitución, que ese naufragio de la voluntad nacional, porque no otra cosa puede llamarse a la falta de reglamentación del artículo 27 tanto por el Congreso de la República como por las legislaturas de los Estados, yo he dicho: es preciso poner un hasta aquí revolucionario, poner un hasta aquí que esté de acuerdo con el espíritu de los constituyentes y no con la ley que mata y que asfixia en una fracción del artículo 27 constitucional. Y por esto yo he estimado que mi actitud dentro de mi grupo ha sido revolucionaria y que mi grupo ha sufrido un error....(Aplausos.) A fuer de buen peleceano tengo que decirles a mis compañeros la verdad y ya que la he dicho dentro del bloque, tengo que decirla desde esta tribuna parlamentaria; pero sí os quiero decir que un grupo que una vez se equivoca, como sostiene en sus manos una gloriosa bandera de principios que hasta hoy ha sido la bandera de todas la clases humildes de la República y señores, está muy próximo, muy vecino el momento de la prueba, y yo he repugnado con muchos de estos hombres que hoy vienen a mentir socialismo a esta tribuna parlamentaria, es porque sé que sus palabras para venir a mentir el socialismo son pagadas con dinero del tesoro público...(Aplausos) Y es porque yo sé que la República Mexicana...(Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) Es porque yo sé que en la tribuna parlamentaria......(Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) ¿Nombres? Ya los conocéis. Voy a decir quiénes son: son los diputados que manejando dinero pagado por el señor secretario de Gobernación, van a hacer escándalos a los Estados. (Aplausos.) Son diputados que andan agitando huelgas para que los mandatarios de la República tengan el placer de solucionarlas, agitando a las masas obreras únicamente con el objeto de dar prestigio al individuo, a los individuos que se dicen propugnadores del socialismo y que ni por sus antecedentes ni por su actitud merecen ese nombre. (Voces: ¡Nombres!) Son individuos que olvidándose de que no pueden desempeñar los cargos públicos, han llegado hasta a desempeñar la Secretaría de un Ayuntamiento del Distrito Federal tan sólo porque conviene a sus intereses y poner determinados mandatarios ahí para volver a reelegirse. Y mientras exista este grupo, (Campanilla.) mientras exista este grupo de especuladores del socialismo, de ladrones del ideal, de escaramuzeadores del tesoro público, este grupo de socialistas que está organizando la nueva agrupación de serviles del Ejecutivo, mientras exista este grupo de hombres mentidos socialistas que vengan aquí a hablar de memoria sobre la revolución social, y conste que no me refiero al compañero Manrique, el compañero Manrique desde antes por convicción ha venido sosteniendo estos principios. Pues bien, mientras existan estos pseudo socialistas, que a semejanza del partido que formara Aguirre Berlanga, del servilismo para el Ejecutivo, hoy se pretende formar dentro de esta Cámara exclusivamente para sostener todos los acuerdos del Ejecutivo de la Unión, mientras exista, este Partido Liberal Constitucionalista tendrá la razón. (Aplausos.)

Por otra parte, va a venir la discusión del artículo primero y allí se va precisamente a definir de una manera clara quiénes son los que tienen la razón, si la tienen los revolucionarios de convicción, si la tienen los revolucionarios de corazón al sostener que debe existir el artículo primero transitorio porque significa la preeminencia sobre un escrúpulo legal de la idea primitiva revolucionaria, de ese conjunto de ideas manifestadas dentro del Constituyente en el artículo 11 que es el verdadero espíritu de los constituyentes, que fue el espíritu de los constituyentes, que el artículo 27 rigiera en toda la República, porque ¿no es cierto que no ha podido regir este artículo porque han sido simplemente pretextos los que han puesto tanto los gobernadores como los jueces de que no está suficientemente reglamentado? Pues bien, yo creo, es mi convicción sincera y profunda que lo revolucionario, que lo verdaderamente correcto dentro de los principios es pensar por encima del escrúpulo legal, lo que es la conveniencia popular, lo que es el supremo deseo y la aspiración de toda la República; pero ya digo, el Partido Liberal Constitucionalista aunque haya podido sufrir un error, en mi concepto, ya vendrán otros oradores que quizá vengan a demostrar a esta Asamblea que el error no ha sido de mi partido, pero creo que mi partido ha tenido un error; pues bien, suponiendo que el Partido Liberal Constitucionalista hubiera tenido un error, es ésta una prueba de que el Liberal Constitucionalista está destinado, como hasta hoy, para llevar en su bandera el verdadero espíritu de la revolución. Si ya lo habéis visto, al menos en la época de Venustiano Carranza, a lo último se trató de imponer a Bonillas en la.... (Desorden. Siseos.) en la actualidad yo sé que a espaldas, yo sé muy bien que a espaldas del general Obregón - ¿quién no cree en semejante cosa? -, el señor ministro de Gobernación está labrando su candidatura para presidente de la República. (Aplausos. Siseos.) Yo no puedo creer que sea sincero el actual secretario de Gobernación y voy a decir por qué no lo creo. Y digo que no porque en los comienzos de su vida política, me atengo a las declaraciones hechas aquí, mandó fusilar a los primeros individuos que propugnaron por el obrerismo en la República, a Gutiérrez de Lara y a Kay.... Yo no puedo creer que sea sincero, porque por sus manos ha pasado la expulsión de Linn A. Gale por agitador obrero,

porque él debió de haber renunciado antes que haber consentido que bajo su dominio se hubiera expulsado a este individuo. Yo no puedo creer que sea sincero, porque después de haber estado diciendo que ayudaría al gremio obrero, el ciudadano general Calles llegó aquí a la capital de la República y a pesar de las declaraciones de que los obreros tenían la razón, les dijo que deberían conformarse. Y este señor debería haber renunciado inmediatamente para sostener su propio decoro, porque un ministro que se dice bolchevique, un ministro que se dice socialista de corazón, tiene que repugnar forzosamente con la labor que se hizo en los momentos de la huelga. Ahora bien, en esta forma ¿qué significa tanto gasto de dinero que sale del tesoro público para sostener periodicuchos y para sostener agentes y propagandistas que en número considerable salen de Gobernación? ¿Qué significa esto? Señores, por todas estas razones yo estimo que vuelve a estar en peligro de violarse el sufragio efectivo y que, por consiguiente, mientras el Partido Liberal Constitucionalista sea el único partido que se encuentra en pie para seguir sosteniendo este principio base de los principios revolucionarios, yo estaré con el Partido Liberal Constitucionalista... (Aplausos.) ....Si en un asunto que no sea opinable, si más tarde.... (Murmullos. Campanilla.)

El C. presidente: Se llama la atención al ciudadano Manjarrez para que no interrumpa al orador.

El C. Siurob, continuando: Si más tarde el Partido Liberal Constitucionalista restringiera los verdaderos efectos de la Ley Agraria a pesar de que no tuviera razón dentro de la idea y concepto revolucionario, yo sería el primero en separarme de ese partido a pesar de ser la heroica bandera tras de la cuál he marchado, la cuál he sostenido no sólo en la Cámara, sino en el campo de la lucha; pero mientras el Liberal Constitucionalista siga, como hasta hoy, representando los principios, haya estado en absoluto acuerdo con la voluntad popular, haya marchado sosteniendo como muchos de sus líderes en esta misma tribuna no sólo como precisamente lo ha sostenido el mismo ciudadano Ortega, sólo lo que decimos en esta ley, sino la socialización de la tierra, mientras el Partido Liberal tenga hombres que sostengan estos principios, yo estaré siempre con el partido.

Por el momento ya sabéis que mis convicciones íntimas de revolucionario, de antiguo luchador, están absolutamente identificadas con el proyecto de ley que se discute. En cuanto al error de mi partido, no me asusto como Manrique, porque yo no creo que porque se cometa un error, si es error, porque yo no lo creo - porque yo siempre diré absolutamente la verdad -, y hago la aclaración de que creo en lo que relativamente puede ser la verdad absoluta. (Aplausos.) Ahora bien, ya digo, yo vendré a defender los principios y no sólo, sino que teniendo la convicción, como la ha tenido el compañero Manrique, de que el partido ha cometido en esta vez un error, no seré el que me separe por esa causa, sino que procuraré hacer lo que él indicó: arrastrar a los rezagados, contagiar con mi entusiasmo a los que han sentido decaer su espíritu revolucionario y ya que vosotros los que os llamáis socialistas tenéis en vuestro bloque un gran lastre, y si no decidme: ¿por qué no habéis tomado una decisión para votar en el artículo primero transitorio? Habéis adoptado una actitud hipócrita ¿y sabéis por qué habéis adoptado la actitud más hipócrita? porque sencillamente habéis dejado en libertad a vuestros miembros para que voten como les diga su conciencia. (Murmullos. Desorden. Campanilla.). ...Ahí tenéis cómo habéis adoptado una conducta que no está de acuerdo con vuestro nombre. Si os llamáis verdaderamente bloque socialista, debisteis haber votado como un solo hombre y como una sola persona en pro del artículo primero transitorio ¿por qué no lo hicisteis? ¿por qué no lo habéis hecho? (Voces: Porque no se ha llegado a la votación.) No lo habéis hecho porque habéis tenido miedo de vuestro propio lastre, porque comprendisteis que si llegabais a la votación os sucedería lo mismo que al Partido Liberal Constitucionalista, porque el mismo número de rezagados que vosotros tenéis, nosotros lo tenemos....(Voces: ¡No! ¡No!) Ya lo habéis demostrado durante vuestras votaciones. Consultad la lista de votaciones y ahí veréis que tenéis un lastre que en relación con el número de vuestros asociados es mayor que el Partido Liberal Constitucionalista. (Voces: ¡No! ¡No! ¡No!) Recordad que muchos de los vuestros han venido aquí a hablar en contra de la Ley Agraria. (Voces: ¡Lo mismo allá) Ya véis, pues, que en todas partes se cuecen habas, nada más que nosotros tenemos a lo menos siquiera la franqueza, aquella misma franqueza que tuvimos para decirle a don Venustiano Carranza la verdad, esa misma franqueza la tenemos para señalarles nuestros propios errores, esa misma franqueza existe dentro de nosotros mismos para depurar los principios, esa misma lealtad es la que existirá dentro de nuestro propio criterio para seguir enarbolando la bandera revolucionaria. Ahora bien...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¿Me permite?

El C. Siurob: Con mucho gusto.

El C. Díaz Soto y Gama: Es cierto que en los dos bloques hay lastre... (Campanilla.) Pido la palabra, con permiso del orador.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Díaz Soto y Gama: Es cierto, como dice el compañero Siurob, que en los dos bloques hay lastre; pero hay esta pequeña diferencia: en el Bloque Liberal Constitucionalista el lastre, o sea la derecha, los rezagados, los retardatarios, arrastran al resto del bloque. (Aplausos.) Demostración evidente, gráfica: la votación del artículo 1o.; y nosotros, que tenemos un lastre que se reduce a cuatro o cinco rezagados.... (Desorden. Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) Un momento. Nosotros tenemos bastante energía revolucionaria, bastante potencialidad revolucionaria, bastante fuerza de contagio para llevarnos ese lastre de calle; nosotros nos llevamos de calle nuestro lastre, (Voces: ¡De Calles! ¡De Calles!) no nos estorba, nos sirve de contrapeso. ¿Saben ustedes lo que hacemos nosotros con los componentes de ese lastre? ¡Les inoculamos espíritu revolucionario! (Murmullos. Aplausos.)

El C. Siurob, continuando: ¡El lastre de estos compañeros es tan pequeño, que no tuvieron el valor de decidir si votarían en pro o en contra del artículo

1o. transitorio! (Aplausos.) Pues bien, ciudadano Soto y Gama: el lastre vuestro es tan grande, que no os podéis deshacer de él; porque si os deshacéis de él, se acaba vuestro bloque: vuestro lastre es el ciudadano ministro de Gobernación, a quien lleváis sobre las espaldas. (Voces: ¡Bravo! Aplausos.) Vuestro lastre es ese "alto" de funcionarios que, pegados al Presupuesto, os dejan pasar una que otra gota de leche para que vayáis a mentir socialismo a las masas obreras y a engañarlas. (Aplausos.) Vuestro lastre es el que os obliga, durante las elecciones municipales y durante otras muchas elecciones, a postular reaccionarios en distintos lugares. Ya veis, pues, recordad cuando la planilla municipal, recordad cuál fue vuestro lastre: postulabais precisamente a los peores reaccionarios de la ciudad de México. Ya veis, pues, conciudadanos, que si el Partido Liberal Constitucionalista es leal, es franco y sabe confesar sus errores, él sabe reprimirse a tiempo; en cambio sus enemigos, persiguiendo un principio diez veces más reaccionario, como es la reelección, no tienen nunca el valor suficiente para confesar su actitud, no saben nunca ostentarse a cara descubierta, no saben ser leales consigo mismos. Por tanto, conciudadanos, mientras el Partido Liberal Constitucionalista puede significar la bandera de principios para luchar contra la no reelección que ya se inicia, mientras el Partido Liberal Constitucionalista mantenga íntegros los principios emanados de la revolución yo estaré del lado del Partido Liberal Constitucionalista. (Aplausos. Voces: ¡A votar!)

El C. Castillo Francisco: Moción de orden.

El C. Espinosa: Señores compañeros: Tengo que hacer rectificaciones de verdadera importancia; pero como la hora está muy avanzada, os suplico me digáis con franqueza si todavía queréis que se continúe este debate; de lo contrario, hablaré mañana. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!) Señores compañeros: El ciudadano diputado Manrique, que durante su actuación parlamentaria se ha ostentado siempre como un representante sereno y ecuánime, ha venido a esta tribuna hace unos instantes a hacer revelaciones de verdadera trascendencia....

El C. Manrique, interrumpiendo: Sereno también.

El C. Espinosa, continuando: Sí. El compañero Manrique ha explicado los motivos por los cuales se ha visto obligado a separarse del bloque del Partido Liberal Constitucionalista. Yo respeto en todo lo que vale la actitud del ciudadano Manrique y la califico como una actitud digna, en absoluta consonancia con sus antecedentes parlamentarios; pero si la actuación del ciudadano Manrique no puede merecer la censura de nadie y si ella se explica de una manera amplia por los conceptos pronunciados por el mismo compañero Manrique desde esta tribuna, es necesario que de las filas del bloque del Partido Liberal Constitucionalista se levanten también los nuevos luchadores, y yo, que me conceptúo uno de los últimos componentes de este grupo, vengo a deciros que recojo la bandera que deja Manrique y me coloco en el vacío formado por él ... (Voces: ¡Huy! Desorden.)

El C. Manrique: No he dejado la bandera, la tengo todavía.

El C. Espinosa, continuando: Aclara Manrique que no ha dejado su bandera, que se fue con ella. ¡En buena hora! Yo había personalizado indebidamente y declaro que si Manrique se lleva su bandera, yo tengo la que ampara a todos los de nuestro grupo, la muy gloriosa del Partido Liberal Constitucionalista. (Aplausos.)

No hago, por lo tanto, más que llenar el hueco que él deja en nuestras filas sin tener la pretensión de sucederlo ni de heredarlo en toda la valía que significa, que representa su actuación dentro de esta Asamblea.

Hecha esta aclaración, señores compañeros, necesito rectificar el siguiente hecho: los miembros de ese puñado de estimables compañeros que se han agrupado alrededor del ciudadano Soto y Gama... (Voces: ¡No!) Yo me alegro que no lo quieran aceptar como pastor. (Risas.) Felicito muy cordialmente a este puñado de estimables compañeros que repudian a Soto y Gama como director de su grupo. (Voces: ¡No! ¡No!) Retiro el concepto de pastor que mis compañeros han considerado ofensivo y los felicito altamente por esta demostración de dignidad. Desde luego, señores, debo rectificar que estos estimables compañeros que forman una minoría insignificante dentro del Parlamento, (Voces: ¡No tanto!) no ha podido unificar su criterio para venir aquí a votar disciplinadamente porque no podía ser de otra manera. Esta actitud de tan estimables compañeros nos levanta ante la estimación del que habla y los hace dignos de la admiración nacional. No podía ser de otra manera. La actitud decorosa de estos compañeros se traduce en esta verdad: que no pudo la dictadura, ya sea del ciudadano Soto y Gama o de cualquiera otro, imponérseles al grado de que los obligue a votar en contra de sus convicciones. Esta es la verdad, señores compañeros; por eso os felicito, por eso he asegurado que merecéis el aplauso de la nación entera. (Murmullos.) Habeís hecho muy bien. Yo estoy seguro de que muchos de vosotros votaréis con los que vamos desde luego a pedir que se ponga a votación el artículo 1o. transitorio...(Voces: ¡No! Murmullos.) ¡Ya lo veremos! Queda explicado por qué la minoría no pudo disciplinar su voto; ellos comprendieron que era una monstruosidad obligarlos a votar en determinado sentido y que no estaban dispuestos a ir hasta el sacrificio, votando en contra de sus arraigadas convicciones.

No sucede lo mismo por lo que hace al bloque del Partido Liberal Constitucionalista. (Murmullos. Siseos.) Es claro, señores; allí, al cabo de acaloradas discusiones que duraron ocho horas, la Asamblea llegó a formar concepto colectivo y una vez que tuvo la convicción de que aprobar esta ley como la han propuesto las comisiones sería un absurdo, un atentado a todos los derechos, no pudo menos que uniformar su criterio, criterio que vienen a sostener en forma disciplinada, seguros de que el triunfo y la justicia están de su parte.

Es natural, señores, que fuera fácil, dentro del seno del bloque, que todos los criterios llegasen a coincidir: está en la conciencia de todos que esta ley no debe, bajo ningún concepto, ser de efecto general en todo el país, sino única y exclusivamente dentro de los Territorios y del Distrito Federal; está en la conciencia de todos los que militan en el bloque del Partido Liberal Constitucionalista, que

esta ley no debe ni puede ser tampoco un organismo nuevo que se equipare a un cuarto poder. Este bloque, formado por hombres conscientes, tanto como los demás compañeros de otros bloques, ha visto en este proyecto de ley un verdadero peligro para los intereses nacionales y muy especialmente por lo que hace a la libertad del sufragio. Tenemos el siguiente concepto del proyecto de ley y de Soto y Gama - sin confundir con él en nada al compañero Siurob -: que ha pensado que no pudiendo ser dentro del Parlamento ni siquiera el pastor de humildísimo rebaño, debe tomar la revancha haciendo una máquina electoral que le permita traer en la próxima Legislatura una mayoría de diputados que lo acepte como su jefe o su pastor. (Voces: ¡No! ¡No!) Claro que sí.

En cambio, señores, los que no venimos aquí a hacer alarde de revolucionarismo, y que tenemos más títulos para que se nos considere revolucionarios - que ellos que vienen aquí a hacer alarde todos los días -, no podemos consentir en que ahora se construya una máquina electoral como la pretendió usar Carranza para imponer a Bonillas, porque antes que todo, somos celosos de los principios revolucionarios. Los que no necesitamos del apoyo de ninguna agrupación para contender con éxito en nuestros distritos, los que tenemos la conciencia de nuestro propio prestigio y de nuestro intrínseco valer personal, no necesitamos de componenda ni compromisos de ninguna clase para seguir adelante nuestra carrera política. De ahí, señores, que veamos con tanto desprecio y con tanta indignación esta ola aplastante, esta montaña enorme que se quiere formar con la Comisión Nacional Agraria en contra de la libertad del sufragio, conquistada a través de diez años de revolución.

Otro hecho, señores compañeros, que es urgente rectificar, es el siguiente: la camarilla de Soto y Gama se ha empeñado en señalar al bloque del Partido Liberal Constitucionalista como hostil, como enemigo del Ejecutivo de la República. Y esto, ciudadanos representantes, es falso, absolutamente falso. No existe entre los componente del Bloque Liberal Nacionalista.....(Aplausos.) del Bloque Liberal Constitucionalista, la idea de romper lanzas en contra del Ejecutivo, ni mucho menos hacerle una oposición sistemática como lo desea el señor Soto y Gama. Soto y Gama en su despecho, en su actitud humillante, en su impotencia absoluta para dominar en la Asamblea, quiere dividir por medio de calumnias, a todos los hombres de buena voluntad que nos hemos unido para defender altos ideales y no intereses mezquinos de grupo como él lo ha venido haciendo; pero yo estoy seguro, ciudadanos compañeros, que no lo conseguirá.

Nuestra actitud con el Ejecutivo será una actitud de concordia y, al mismo tiempo, de decorosa independencia; siendo nosotros mayoría, pero una mayoría abrumadora, estamos compenetrados de que nuestro deber es ayudar, hasta donde sea posible y dentro de términos decorosos, a la consolidación del actual Gobierno, del cuál formamos parte. Ya ve, pues. el pequeño grupo capitaneado por Soto y Gama, cuán equivocados y cuán perversos son los cargos que ha querido lanzar en contra de los componentes del Bloque del Partido Liberal Constitucionalista".

En cambio, y nada más él - porque yo no me atrevo a hacerles este cargo a los demás compañeros - ya vive de la cebada que se despacha en el palacio de los virreyes (Murmullos. Siseos.) Soto y Gama es el individuo que pasea en los carruajes de los ministros; Soto y Gama es el individuo que siempre está en las antesalas presidenciales; esto, señores, es lo que censuramos; esto, señores, es lo que a nosotros se nos hace repugnante. Soto y Gama ríe con su risa de histérico; Soto y Gama ríe con su risa de pobre hombre; (Risas.) Soto y Gama ríe con la risa de su histerismo, revelador de un prematuro desequilibrio mental. Y no podía ser de otra manera: ya hemos visto cuál ha sido en esta Asamblea la actitud de este pobre compañero, que se sintió por unos momentos, en un arranque de demencia, capaz de capitanear a un grupo de hombres dignos.

Nos hemos opuesto a que sea aceptado este proyecto de ley, porque queremos darle al pueblo lo que pide, porque queremos darle al país una Ley Agraria de efectos reales, de aplicaciones positivas; y, en cambio los miembros de las comisiones y principalmente Soto y Gama, tal parece que estuviesen pagados con el oro de la reacción, tal es así el calor con que defienden sus bastardos intereses. Voy a demostrarlo, Ayer hablaba con tres individuos que tienen latifundios, y me decían: "Usted, señor Espinosa, es nuestro principal enemigo en la Cámara, porque se opone usted a la aprobación del proyecto de ley como lo han presentado las comisiones. ¿Qué no comprende usted que de esta manera nosotros estamos enteramente a salvo? Deje usted que la ley sea de efectos en toda la República, porque para eso está la Corte; ella nos ampara cuantas veces la Comisión quiere meter las manos en nuestras propiedades." Y, naturalmente, señores, que los que hemos visto el problema a través del texto constitucional, que los que en realidad queremos que se expida una ley práctica que satisfaga la necesidad del pueblo de poseer y cultivar la tierra, queremos que se expida una ley que sólo surta efectos en el Distrito Federal y en los Territorios; porque de esa manera los terratenientes no podrán recurrir al recurso de amparo y hacer nugatoria la ley.

Queremos dejar a los Estados en libertad para que legislen sobre esta materia, no sólo por hacer respetar su soberanía, tan puesta en peligro por estos defensores del centralismo, por estos sucesores de Santa Anna, (Risa.) sino porque queremos que las leyes sobre reparto de latifundios que se den en los Estados también sean expeditas y no tropiecen con el obstáculo casi insuperable del amparo.

Esta ha sido nuestra actitud en esta Asamblea; por eso se nos ha llamado "retardatarios". Los retardatarios, los reaccionarios, los enemigos del pueblo, los paladines de las ideas reaccionarias son precisamente los señores miembros de las comisiones; son precisamente estos señores que con tanto calor y con un entusiasmo digno de mejor causa, han venido a defender ese detestable proyecto de ley. (Voces: ¡Ya! ¡Ya!)

Yo aseguro a la Asamblea y al mismo tiempo a la nación entera, que será del Bloque del Partido Liberal Constitucionalista de donde salga esta ley

que reclama con tanta ansiedad el pueblo. De ahí será de donde salga un proyecto de ley que en realidad responda a las necesidades ingentes del proletariado de los campos; pero por ahora, no podemos nosotros consentir en que se pongan en peligro ni en que se defrauden los intereses de la colectividad, nada más por el afán malsano de unos cuantos de querer formar, con el pretexto de este mal proyecto de ley, una máquina política que venga a ser el supremo elector en toda la República. (Voces: ¡Ya! ¡Ya!)

He definido, pues, mi actitud, he demostrado que no somos enemigos de estos principios, que, al contrario, los hemos defendido y los defenderemos siempre con más calor aún si es necesario; que no somos enemigos del pueblo, sino, al contrario, sus más sinceros, sus más ardientes defensores. (Aplausos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Por acuerdo de la Presidencia se levanta la sesión y se cita para mañana, a las cinco de la tarde. (9.25 p. m.)