Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210511 - Número de Diario 43

(L29A1P1eN043F19210511.xml)Núm. Diario:43

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 11 DE MAYO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II. - NUMERO 43

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

11 DE MAYO DE 1921.

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia a los CC. diputados Munguía Carlos B. y Ángeles Ignacio.

3.- Usan de la palabra para hechos varios ciudadanos diputados. Es aprobada la moción suspensiva acerca del artículo 3o. del proyecto de ley para el fraccionamiento de latifundios. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ZUBARAN JUAN

(Asistencia de 127 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5.50 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día diez de mayo de mil novecientos veintiuno.- Período Extraordinario.

"Presidencia el C. Juan Zubaran.

"En las ciudad de México, a las seis de tarde del martes diez de mayo de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y dos ciudadanos diputados.

"Se dio cuenta del acta de la sesión celebrada el día seis del presente mes, la cuál fue aprobada sin debate, y de los siguientes documentos:

"Dos oficios del senado, en que, respectivamente, da a conocer la elección que hizo de presidente y vicepresidentes para el mes en curso, y manifiesta haberse enterado de la nota por medio de la cuál esta H. Cámara le participó haber hecho igual elección.- Se acordó contestar de enterado el primer oficio y agregar a su expediente el segundo.

"Escrito en que el C. Montero Villar da cuenta de la comisión que se nombró para depositar el Cinco de Mayo próximo pasado una ofrenda floral en la tumba del general Ignacio Zaragoza.- La Presidencia da las más cumplidas gracias a la Comisión por el eficaz desempeño de su cometido.

"Solicitud del C. Montes de Oca, a fin de que se le conceda licencia, con goce de dietas, por veinte días, a partir del 13 de los corrientes.

"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó.

"Proposición de los CC. Vasconcelos, Arrioja Isunza, Chapa y cinco ciudadanos diputados más, relativa a que se suspenda la discusión del artículo 3o. del proyecto de ley sobre fraccionamiento de latifundios y se entre a la discusión del artículo 1o. transitorio del mismo proyecto.

"Dispensados los trámites, el C. Arrioja Isunza fundó la moción a pedimento del C. Soto y Gama, quién además requirió de la Secretaría un informe, que fue proporcionado, acerca de la moción suspensiva que se desechó al discutirse el artículo 1o. de este mismo proyecto de ley. A solicitud del C. Manrique se leyeron los artículos reglamentarios 107, 108 y 109, y a la del C. Vasconcelos una parte del primero de estos preceptos.

"El C. Siurob usó de la palabra en contra de la proposición y como en seguida la Presidencia se la concediera en pro al C. Vasconcelos, el C. Manrique hizo una moción de orden y como resultado de ella la Secretaría preguntó a la Asamblea si se tomaba en consideración la moción suspensiva y aquélla resolvió afirmativamente.

"Puesta a debate, hablaron en contra los CC. Manrique y Bojórquez, y en pro los CC. Vasconcelos y Miguel F. Ortega.

"Presidencia del C. Uriel Avilés.

"El C. Federico Martínez de Escobar hizo aclaraciones, interrumpiéndole una moción de orden del C. Juan Ángel Morales e interpelando al C. Alonzo Romero, quien contestó. La respuesta de este ciudadano motivó que el C. Octavio Paz contestara alusiones personales.

"Nuevamente se leyó el artículo 108 reglamentario y acto continuo el C. Manrique también contestó alusiones personales.

"El C. Gustavo P. Serrano, inscrito en pro, renunció al uso de la palabra, y luego hicieron uso de ella, para rectificar hechos, los CC. Siurob y Luis Espinosa, siendo interrumpido el primero por una aclaración del C. Díaz Soto y Gama.

"A las nueve y veinticinco de la noche se levantó la sesión y se citó para las cinco de la tarde del día siguiente."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien quiera hacer uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El Mismo C. prosecretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.

"Estado Unidos Mexicanos.- Presidencia de la República.- México, D.F.

"En acuerdo número 2,700 con fecha 21 del actual, firmado por el C. presidente de la República, se dijo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público lo siguiente:

"Mereceré a esa Secretaría se sirva librar sus órdenes a la Dirección de los Ferrocarriles Nacionales de México, a efecto de que expida a cada uno de los ciudadanos senadores y diputados a la XXIX H. Legislatura de la Unión tarjeta - pase anual para viajar en las Líneas Nacionales administradas por el Gobierno."

"Lo que transcribo a ustedes por disposición del C. Presidente de la República, para su conocimiento y el de los honorables miembros de la XXIX Legislatura, reiterándoles las seguridades de mi atenta consideración.

"Sufragio Efectivo. No Reelección.- Palacio Nacional, a 29 de abril de 1921. - El secretario particular.- F. Torreblanca.

"CC secretarios de la honorable Cámara de Diputados.- Presente."- De enterado con agradecimiento.

Telegrama procedente de "Ciudad Guzmán, Jalisco, 10 de mayo de 1921.

"Cámara de Diputados.

"Suplico concédaseme, dispensa todo trámite, licencia diez días goce dietas, atender asuntos este distrito.- Carlos B. Munguía."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. A discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.

"H. Asamblea:

"El que suscribe, diputado suplente en ejercicio, solicita respetuosamente de vuestra soberanía le sea concedida una licencia de quince días con goce de dietas, y con dispensa de todo trámite, a fin de poder trasladarse al puerto de Tampico, para el arreglo de un asunto urgente de familia que hace indispensable su presencia.- México, a 11 de mayo de 1921.- Ignacio Ángeles."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. A discusión . No habiendo quien desee hacer uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Concedida.

- El mismo C. prosecretario: Se procede a la votación....

El C. Altamirano: ¡Moción de orden! Pido la palabra.

El C. presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Altamirano: Para una aclaración.

El C. presidente: Después de la votación. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Que hable!)

El C. Altamirano: Es pertinente en estos momentos.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Martínez de Escobar Rafael: Pido la palabra después de que concluya el ciudadano Altamirano.

El C. Altamirano: Señores diputados: Los dos discursos de más trascendencia política indiscutiblemente para la nueva orientación que debe tomar el Partido Liberal Constitucionalista, han sido los discursos sinceros, amplios y llenos de verdad del diputado Aurelio Manrique. Aurelio Manrique con aquella vehemencia y con aquella claridad de criterio que le caracteriza, expuso aquí la absoluta desorientación que existe dentro del bloque del Partido Liberal Constitucionalista y, más aún, dentro del mismo Partido. (Voces: ¡Muy bien! ¡Bravo!) Supongo que, a pesar de que dice el compañero Hidalgo Catalán que existía esa desorientación, existe aún y tiene que existir, y voy a dar las razones. Es imposible de toda imposibilidad que al lado del diputado Manrique, idealista por excelencia, que al lado del diputado Salazar y que al lado del diputado Guillermo Rodríguez se sienten otros compañeros que, muy estimables en lo personal, disienten absolutamente con ideas diametralmente opuestas del criterio de estos compañeros. ¿Acaso podrían llegar a un acuerdo en cuestiones políticas o en cuestiones sociales o en cuestiones económicas el compañero Salazar, el compañero Manrique, el compañero Guillermo Rodríguez con el compañero Juan Zubaran, muy estimable en lo personal? (Aplausos. Voces: ¡No! ¡No!) ...¿Acaso podrán estos compañeros de ideas completamente radicales llegar a un acuerdo con el compañero Franco? ¿Podrán llegar a un acuerdo, podríamos llegar a un acuerdo con el diputado Jesús Z. Moreno? (Voces: ¡No! ¡No!) ..... Indiscutiblemente que no y por eso, señores, por esa desorientación , producto de la heterogeneidad de los individuos que existen dentro del bloque del Partido Liberal Constitucionalista y dentro del partido mismo, por eso el diputado Manrique, creyendo salvaguardar sus ideales, creyendo que va por la línea recta, por eso ha hecho renuncia de pertenecer al bloque y al Partido Liberal Constitucionalista para ir por el camino que él cree que le señala su deber como diputado de nuevas ideas radicalistas y con él, señores, porque él empuñó la nueva bandera del radicalismo, la nueva bandera del socialismo, que aunque se burlen los retardatarios y que aunque se asusten los timoratos tiene que ser la nueva bandera de todo el mundo,.... (Aplausos) ... con él

iremos.... (Aplausos) .... con él iremos otro grupo de diputados que materialmente ya no cabemos ni dentro del bloque del Partido Liberal Constitucionalista, ni dentro del Partido Liberal Constitucionalista. Y mientras nosotros soñamos, señores diputados, mientras nos dedicamos a estudiar para conocer las nuevas ideas que flotan ya en el ambiente; mientras nosotros nos dedicamos a leer a Ingenieros y Barbusse y a otros tantos talentos que se han dedicado a formar las nuevas ideas, otros compañeros en lugar de hacer lo mismo, ya no se fijan en el ideal, como decía Manrique, sino que se fijan en algo más positivo en estos momentos de lucha cuando no queramos ser positivos en el sentido de positivismo que es perfectamente comprendido. (Aplausos.) Yo tenía pensado presentar ante el bloque del Partido Liberal Constitucionalista una proposición que se reduce a esto: Discútase un nuevo programa de principios del Partido Liberal Constitucionalista en consonancia con las nuevas ideas del proletariado universal; discútase si es de cambiarse o no el nombre al Partido Liberal Constitucionalista, porque, quiérase o no se quiera, óiganlo los que están enamorados del nombre del Partido, el Partido, él mismo no connota algo, significa algo, significa el liberalismo clásico fundado en el individualismo que está pasando a la historia. (Aplausos.) Y en estos momentos, señores diputados, cuando los principales talentos de Europa están en estos momentos coadyuvando a la obra universal, cuando ellos mismos han roto con todos los prejuicios, sean prejuicios religiosos, sean prejuicios políticos o prejuicios legales, cuando estos hombres han echado las bases de una nueva orientación económica, de una nueva orientación intelectual, todavía nosotros nos enamoramos de un nombre, como nos enamoramos de un fetiche y todavía pensamos en el individualismo y no queremos entrar por el nuevo carril que nos señala el oleaje de todo el mundo.... (Aplausos.) Ved, sin embargo señores diputados, cómo el fetichismo legal llega hasta el grado de venir aquí a sostener las decantadas soberanías de los Estados. ¿Qué nos dirían los pequeños labradores, los que están ansiosos de poseer un pedazo de tierra, los que están pendientes de nuestra actuación dentro de esta Cámara, cuando les fuéramos a decir a nuestros distritos: señores ciudadanos, no hay tierras todavía, porque hemos querido respetar la soberanía de los Estados? (Aplausos.) Nos dirían los labradores: Yo no entiendo de soberanía de los Estados....

El C. Soto Francisco: ¡Eso dicen! (Aplausos.)

El C. Altamirano, continuando: Nos dirían: nosotros queremos ver algo real y algo práctico, nosotros no entendemos ni queremos entender de soberanía de los Estados y aunque quisiéramos entender - nos dirían nuestros comitentes -, aunque quisiéramos entender, los hechos que deben tenerse en cuenta más que las reconditeces de la ley, los hechos positivos nos han demostrado que esa soberanía no es más que un mito que se acata o no se acata según conviene a los gobiernos capitalistas de la República. (Aplausos.) Tenemos nosotros temor señores diputados, de romper de una vez por todas con los prejuicios económicos y religiosos, con los prejuicios legales y las masas, las masas obreras, las que muchos de vosotros tildáis de inconscientes y tildáis de ignorantes y las masas obreras con aquel espíritu práctico, con aquel sentido que tienen las masas obreras para ver por su beneficio y por su mejoramiento, las mismas masas obreras nos están dando el camino que debemos seguir al romper ellos mismos con los prejuicios legales que han querido imbuirnos en la mente desde la escuela y en las escuelas preparatorias ¿y no vimos nosotros la oleada de protestas que salieron de los sindicatos obreros cuando el Presidente de la República por uno de sus ministros dijo que se sostendría contra viento y marea el texto del artículo 4o. constitucional, que se refiere a la libertad de trabajo? ¿qué no vimos cómo todos los sindicatos de la República enviaron telegramas al señor presidente protestando por esa teoría? ¿por qué, si ese individualismo esta escrito en el artículo 4o. constitucional, por qué las masas obreras se revuelven contra ese artículo constitucional y piden que haciendo a un lado la letra de la ley se tenga en cuenta su mejoramiento, se tengan en cuenta las nuevas orientaciones del derecho y se vaya dentro de una nueva senda de socialismo, dentro de una senda de organización de las masas obreras, para adquirir ese mejoramiento que tanto ansían ? (Aplausos.) Pues buen, señores, a mí no me extraña, no me extraña la desorientación que hay dentro de esta Asamblea; esta desorientación acarreará indiscutiblemente, como dijo Manrique, la unión de los afines entre las tres clases de ideas: las ideas netamente reaccionarias; las ideas revolucionarias del liberalismo clásico, y las ideas revolucionarias del socialismo actual del mundo. (Aplausos.) Y se formarán, como se forman actualmente en todas las Asambleas de Europa, tres grupos dentro del Parlamento: la extrema derecha, el centro y la extrema izquierda; esto, señores, no es más que consecuencia de las discusiones habidas en todo el mundo con respecto a las nuevas teorías. Existen actualmente dos bandos que se irán a discutir, que irán a discutir su procedencia quizá hasta el terreno de las armas: el bando de la Segunda Internacional y el Bando de la Tercera Internacional de Moscou. Disienten absolutamente estos dos bandos, ¿por qué?, porque hay que explicar: la Primera Internacional, allá hace cuarenta o cuarenta y cinco años sentó las bases del socialismo, es decir, dio el programa político a las masas para que ese programa como bandera se organizaran y comenzaran a luchar en contra del capitalismo. La segunda Internacional organizó aquellas masas, les explicó las teorías del socialismo, les dijo lo que debían de hacer y le señaló el camino que debían seguir, y la Segunda Internacional ha pasado a la historia para dar lugar a la Tercera Internacional que será el triunfo definitivo del obrero por medio de la práctica de sus ideas.

Pues bien, señores, y la Tercera Internacional ha roto todos los prejuicios, los prejuicios aceptados por muchos, grandes prejuicios que han sido aceptados en su gran mayoría por los elementos retardatarios ya de la segunda internacional que cumplió su papel histórico; y esos prejuicios que son en nuestra actual Constitución y en nuestra actual Legislatura la libertad de prensa, la libertad de trabajo, la libertad de asociación y todas esas libertades que no han existido en la República

y en las naciones del capitalismo más que escritas en las constituciones, pero que nunca se han llevado a la práctica de una manera franca y prácticamente, por consecuencia, el verdadero mejoramiento de las clases trabajadores. Esos principios están borrados ya de las constituciones avanzadas de las repúblicas de Rusia. Pues bien, señores; yo, a pesar de lo que digan los compañeros que se burlan, a pesar de los compañeros retardatarios, y a pesar de que nos digan que somos agitadores, como decía Manrique; pues bien, somos agitadores y precisamente nuestra labor es andar entre las masas populares, no engañándolos, como decía el compañero Siurob, porque las masas populares, las masas que trabajan tienen suficiente nivel intelectual en estos momentos para no dejarse engañar. Yo quisiera invitar al compañero Siurob para que fuera a las fábricas de Orizaba donde existe un gran núcleo de obreros para que viera los alcances de aquellos obreros y que viera cómo apenas notan una poca de insinceridad en las palabras del que les está hablando, inmediatamente aquellos obreros reaccionan, aquellos obreros se ponen en guardia y ellos mismos hacen que la persona que les dirige la palabra se sincere y hable absolutamente claro para no ir a tropezar y para no ir a engañarse con políticos oportunistas que sólo buscan a las clases trabajadoras cuando necesitan el voto de esas clases para venir a la Cámara de Diputados. (Aplausos.) En consecuencia, señores, si la mayoría de ésta Cámara de Diputados, de cuyo voto está pendiente toda la nación mexicana, quiere todavía seguir con los prejuicios constitucionales; si todavía, a pesar de que se ha demostrado aquí hasta la saciedad que las soberanías de los Estados son un mito, que no existen en realidad, si a pesar de todo eso queréis votar en contra el artículo 1o., vuestros votos quedarán grabados en el DIARIO DE LOS DEBATES y el tiempo justificará a los que fuimos a votar en pro de ese artículo. Finalmente, señores, como mis palabras no podrán tener la fuerza suficiente para aquellos compañeros que todavía no están dentro del ambiente de las nuevas ideas, para aquellos que todavía sueñan con el Derecho Romano y con el Derecho de Partida, para aquellos individuos que tienen miedo al porvenir, que no quieren ver las cosas claras, que no quieren ver que la revolución mundial es un hecho en todas las naciones, para aquellos voy a leer un pequeño párrafo de un publicista moderno para que se cercioren de lo que es la decantada soberanía de los Estados.

El gran publicista León Duguit, que los que están acostumbrados a leer lo que se publica de actualidad conocerán a fondo, dice lo siguiente, después de estudiar de una manera extensa el punto de la soberanía:

"Una colectividad, que como la columna Francesa, por ejemplo, en la doctrina generalmente admitida, posee sin duda el poder mandar y aun de hecho la fuerza de imponer obediencia a sus gobernados, pero que al formular sus órdenes no se determina siempre por su propia voluntad, no es una colectividad soberana, un Estado. Una colectividad no es soberana, no es un Estado, sino cuando se determina exclusivamente por su propia voluntad, es decir, cuando los límites del dominio en el cuál puede mandar, si el orden que da no es nunca provocado por una voluntad superior a ella misma, sino dado únicamente porque ella quiere darlo. Es así como se ha podido decir que la soberanía tiene un carácter positivo y un carácter negativo. Carácter positivo: la soberanía es una voluntad que, como tal, tiene el poder de mandar. Carácter negativo: la soberanía es una voluntad que no está jamás gobernada por otra voluntad.

Y aquí viene lo importante, señores compañeros reacios.

"A esta noción de la soberanía se relacionan en general cuatro consecuencias. Se dice: primero, la soberanía es una, es decir, que sobre un mismo territorio puede existir más que una sola soberanía y que una misma persona no puede estar sometida sino a una sola soberanía; segundo, la soberanía es indivisible, es decir, que es un Estado, un hombre, un cuerpo, una sección del pueblo, una circunscripción no puede pretender tener una porción cualquiera de la soberanía; tercero, la soberanía es inalineable, porque es la personalidad de la nación en tanto que está dotada de una voluntad que manda y que una personalidad no puede separarse; cuarto, ella es imprescriptible por la misma razón que es inalineable."

Cuando se leen, señores diputados estas líneas tan claras de un talento cuya fuerza intelectual no debemos poner en duda, se llega a esta conclusión señores diputados: la teoría de la soberanía absurda de los Estados, como quieren sostenerla aquí los compañeros del contra, es una idea insostenible dentro de los principios del derecho constitucional moderno. Esto es en cuanto a la teoría, que en cuanto a principios generales, en cuanto a principios revolucionarios, creemos nosotros que en nuestro papel está votar por el artículo 1o. La historia y el pueblo mexicano juzgará quién tiene la razón. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Martínez de Escobar Rafael. (Aplausos nutridos y voces en las galerías: ¡Viva el P. L. C.!)

El C. Martínez de Escobar Rafael: Ciudadanos representantes: con el mismo cálido entusiasmo, con la misma vehemencia que mis queridos compañeros y amigos Aurelio Manrique y Manlio Altamirano, yo también siento desde el fondo externo de mi alma arrancar un grito formidable de amor a la revolución, y con ellos yo digo: amemos con amor apasionado y consiente a esa loca divinidad humana siempre roja, de perfil sangriento, que se llama Revolución, porque es ella, a través de la vida de los pueblos que tienden a conquistar un bienestar una paz orgánica, la madre potente y fecunda de esa diosa, sublime siempre, azul, suave como los cisnes y las flores y altiva y fuerte como las montañas, se llama solidaridad, patria. (Aplausos nutridos.) Pues bien, compañero Manrique y compañero Altamirano, en honor a esa loca divinidad que es mi diosa, yo vengo a sostener urbi et orbi, que uno de los deberes primordiales que tiene esta Asamblea y con ella los idealistas y los soñadores como Manrique y Altamirano y el que habla, vengo a sostener que uno de nuestros principales deberes es defender uno de los más vigorosos postulados revolucionarios y ese postulado

revolucionario es el respeto a nuestras instituciones actuales. (Aplausos nutridos.) No vayan...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Miedo! ¡Miedo!

El C. Martínez de Escobar, continuando: No, ciudadano Soto y Gama, he demostrado, he demostrado hasta la evidencia en esta Cámara, cuando se discutiera la ley en lo general, que puse todo mi corazón y todas mis energías al servicio de ella y cuando se discutiera el artículo 1o. de la ley debéis recordar que contraje un compromiso solemne con esta Asamblea y yo no soy desleal a mis compromisos y en esa época yo sostuve que era anticonstitucional el artículo transitorio y no obstante, compañeros, que yo tampoco creo, como Manrique y Altamirano, que existe la soberanía de los Estados, porque sólo es una ficción y mentira convencional, sin embargo de eso, obtuve el compromiso de demostrar a la Asamblea que el artículo era anticonstitucional y vengo a demostrarlo, porque una cosa es soberanía de Estado, que no tenemos, y otra cosa son facultades gubernamentales que están vivas en nuestro derecho constitucional: y dice Altamirano: ¿como es posible, dice Altamirano, cómo es posible que puedan armonizar Salazar y Cienfuegos con Franco y con no recuerdo con qué otro compañero? y creo que ha descubierto la quintaesencia de la verdad social y de la verdad política. Y yo, que estimo a Altamirano y se todo lo que vale, le preguntaría: ¿y es acaso posible que Altamirano, hombre honrado, pueda coexistir con un Morones? (Aplausos.)

El C. Altamirano: ¿Me interroga usted?

El C. Martínez de Escobar: Que me diga Altamirano, a base de honradez, si él cree que la honradez suya pueda amalgamarse o fundirse con la de un Morones y un Yúdico. (Aplausos.) Contésteme usted, señor compañero.

El C. Altamirano: Señores diputados: Celebro...(Campanilla.) Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Altamirano: Celebro, señores diputados, que el compañero Martínez de Escobar haya aducido este punto como punto de ataque. Voy a decir dos o tres verdades: señor Martínez de Escobar, sépase usted que ni el señor Morones ni el señor Yúdico tienen dentro de las asociaciones obreras conscientes el ascendiente que ellos hacen aparecer que tienen... (Aplausos y voces: ¡Ah! ¡Ah!, ¡Ah!) Morones, en contraposición con lo que ha predicado algunas veces, se ve su conducta contradictoria en lo absoluto a lo que él predica; Morones, un empleado del Ejecutivo, no puede tener la libertad de acción, no puede tener la libertad de pensamiento que tenemos nosotros; por eso Morones no tiene el ascendiente que quisiera tener sobre las asociaciones de los trabajadores. Pues bien, compañero Martínez de Escobar, no tengo absolutamente ningún punto de contacto con Luis N. Morones, ni menos con el señor Yúdico, a quienes no tengo el honor de conocer. Si Morones hace alarde de ideas socialistas y yo sostengo también ideas socialistas, tiempo tenemos, campo tenemos para luchar y ver quién es sincero. Si Morones resulta un insincero, si Morones resulta un farsante, tened seguro, compañero Martínez de Escobar, que las mismas asociaciones obreras, que son conscientes ya, repudiarán a Morones. Si Altamirano resulta un insincero, un farsante y un hipócrita, las mismas asociaciones obreras repudiarán a Altamirano. Ya los obreros no son un rebaño, como decía yo, que se dejen engañar por cualquier persona... (Aplausos.)

El C. Martínez de Escobar Rafael: No esperaba otra contestación del ciudadano Altamirano, ya lo sabía; si no hubiese estado aquí, yo mismo habría tenido la audacia de contestar por él. Pues señor Altamirano, ese Morones y ese Yúdico son los dioses de Carrillo y de Soto y Gama. (Aplausos nutridos.)

El C. Altamirano: ¿Y que me importa a mí, si yo no tengo dioses? ¿Que me importa, si yo no tengo dioses, compañero?

El C. Martínez de Escobar Rafael: Una vez más, para satisfacción de Altamirano, le digo que ya esperaba que eso me dijera, que eso me contestara; ¡es claro! no podría ser de otra suerte, de otra manera; pero qué inconsecuencia de inconsecuencias; pero qué intolerancia de intolerancias la de mi muy querido amigo, la de mi entrañablemente querido amigo Aurelio Manrique el idealista, ¡sí! el iluso, ¡sí!, el soñador, ¡sí! Yo aplaudo entusiásticamente; ese idealista y ese iluso, y ese loco, y ese soñador; y soñador, loco, iluso e idealista como Manrique me siento yo, sí, señores; me siento yo tan soñador y tan idealista como él, y yo tengo en mi espíritu un inmenso afán de perfección y que soy rebelde a toda mediocridad, yo, ciudadanos representantes, como Manrique, que sé que el ideal es un gesto del espíritu hacia la perfección; yo que sé que el ideal tiene que ser el lis de nuestro blasón, el penacho de nuestro temperamento, yo que con él, queridos compañeros, en las cárceles de Tampico supe sentir los dolorosos placeres de la prisión y saborear las dulces amarguras del cautiverio, soy el primero que con cariño vehemente vengo a defender aquí a Manrique de esas murmuraciones que van flotando de boca en boca y de oído en oído....

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Que se me tienen sin cuidado! (Risas)

El C. Martínez de Escobar Rafael, continuando: Manrique se fue, Manrique se va; y ¿qué importa, ciudadanos representantes, que uno más se vaya del P. L. C., si en la época de Carranza que no era esta, porque nunca puede compararse a Carranza con Obregón, respetuoso de la Revolución, en esa época, compañero Manrique, fueron muchos los que desfilaron, fueron muchos los que huyeron como pájaros despavoridos, fueron muchos los que se asustaron de luchar con un partido que jamás puede girar al rededor de un hombre y que siempre tendrá como corona vigorosa una idea y un pensamiento? (Aplausos.) (Una voz: ¡Eso fue ayer!). Y yo, compañeros, así como él exhortó al P. L. C. sinceramente, honradamente, yo también, como amigo cariñoso de él, tengo derecho a exhortarlo y decirle: ¿hacia donde vais, compañero Manrique, vos, que sois honrado, vos, que sois digno, que soy el primero en confesarlo? No vayáis a creer que de mis labios brotará una palabra injuriosa, yo no os podría decir que sois una mujerzuela, porque no podéis serlo, porque sois un hombre digno y un

hombre honrado; pero yo os digo: No vaya a ser que vos,- porque tenéis un estado mental, a pesar de vuestra profunda cultura, absolutamente anárquico, porque en vuestro cerebro las ideas chocan, en vuestro corazón los sentimientos están completamente en pugna - no vaya a ser que de buena fe vayáis tropezando como un beodo, y vayáis, compañero Manrique en un momento dado, en lugar de seguir con el ideal encendido en la mente, vayáis, compañero Manrique, a andar codo con codo aproximados a aquellos que, por ejemplo en los Aprovisionamientos Generales, sólo han hecho, en unión de otros muchos que han hecho del socialismo el tesoro de Golconda, muchos que quieren hacer del socialismo supremo y grandioso el tesoro de Cipandra, de muchos compañeros, ciudadano Manrique, que sólo hacen de la revolución un filón de la Valenciana.

El C. Manrique: ¡Pues contra ellos! (una vos: ¡Como tú!)

El C. Martínez de Escobar Rafael: Ese "como tú" que brota de los labios imbéciles y espíritus torpes y que no sé de donde salen de esta Cámara; pero cualquiera que sea, tengo que decir la verdad y tengo que decir lo que siento, porque ese menguado que diga ¡como tú!, a ese le diré las verdades y no son honrados como Altamirano, como Manrique, sino que son de esos muchos que van del brazo de Morones y con Yúdico, ¿sabéis lo que contemplan, señores diputados, al ver una patria nueva? Ellos jesuíticamente lo que contemplan, diría un católico, son las rosas de oro del Vaticano del socialismo. (Aplausos nutridos.) Yo tengo mucho derecho también a exhortar al compañero Manrique. ¿Por que? no porque crea nada malo de él, pero los tiempos cambian a los hombres, los tiempos transforman los espíritus, transforman las conciencias, transforman las almas, transforman los temperamentos y la ambición política en un momento dado, esa ambición, señores, se transforma en un instrumento de concupiscencia capaz de turbar a los espíritus más serenos, a los temperamentos más fuertes y a los caracteres más inquebrantables. Yo deseo....

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Eso es lo que les está pasando al P.L.C.!

El C. Martínez de Escobar Rafael, continuando: De una vez por todas diré, queridos compañeros, que los ladridos de ciertos canes políticos, que las mordidas de ciertos galgos parlamentarios, ni me hieren ni me sangran. (Aplausos.) Yo tengo derecho a decirle a Manrique: no vaya a ser que en un momento dado vayáis a girar en esos círculos infernales de ese pseudosocialismo chorreante de mengua y de vergüenza; yo, querido compañero Manrique, deseo que solo, como vais ahora, solo con vuestras ideas y con vuestros pensamientos, así lo deseo, así lo quiero y así os exhorto como vos habéis exhortado a los miembros del P.L.C. y a mí mismo, cariñosamente, por que no lo encuentro de otra manera, yo deseo que sobre esos principios y sobre esas ideas os levantéis como el Satán de Milton, hasta tocar los cielos, yo deseo que en vez de dedicarnos a estas minucias vayamos a engrosar el séquito de los hombres de carácter bien templado de que nos habla Carlyle; esos son mis deseos; pero que no podrá haber miramientos diabólicos, malos, que pudieran decir: ¿Qué le pasa a Manrique? ¿por qué Manrique hace cuatro meses no ha ido a las sesiones del bloque del Liberal Constitucionalista, por qué Manrique estaba escurridizo, por qué no se presentaba de lleno, fuerte, vigoroso, entusiasta como siempre? ¿por qué no iba a discutir ahí con nosotros el talentoso y el culto, a imprimir la fisonomía de sus ideas en las sesiones del bloque? ¿por qué en vez de ahuyentarse del bloque del Pélece, antes de romper con él, antes de reducirlo a astillas, por qué no fue a ese bloque conmigo, con Altamirano, y con tres, o cuatro, o seis a imprimir esas ideas revolucionarias, para obligar al bloque, si él cree que la política de ese bloque claudica? ¿por qué él, que sabe dirigir multitudes, por qué él, que sabe persuadir, porque siempre tiene lenguas de elocuencia, por qué él, compañeros, no fue ahí a hacer obra de persuasión, por qué, se preguntan los que no conocen a Manrique? Yo lo se, y lo voy a decir: Porque Manrique es hombre que no tiene, aunque él lo cree así, un sistema o método de trabajo y procedimientos definidos; pero muchos podrán creer, y tienen derecho a creerlo, así como él cree algo malo de muchos de los miembros del Pélece; muchos podrán creer y yo no, compañero Manrique, y si lo creyera os lo diría, podrán creer que en vez de esos ideales sublimados y ennoblecidos de Don Quijote, los ideales que experimenta, los ideales que siente son los de Sancho Panza, que ya estaba deseoso de ir a Gobernar su Insul Barataria. (Aplausos.)

Yo, compañero Manrique, no deseo, no quiero, no puedo creerlo ni lo puedo desear porque os quiero bastante y usted lo sabe, no quiero que mañana sepamos que Don Aurelio Manrique, porque así, la política es movediza como las aguas, como las ondas de la luz, como los giros del aire, porque es cambiante y porque es tornadiza, llegáramos a saber, por ejemplo, que este querido compañero no se había salido del bloque del P.L.C. porque el P.L.C. ya no es lo suficientemente reformista, ya no es lo suficientemente radical y progresista y transformador, sino porque don Aurelio Manrique ya quería ir a devorar voluptuosamente manjares en sedáceos manteles con don Rafael Nieto en San Luis Potosí. (Aplausos.) Así pues, compañero Manrique, que sé vuestros valores morales, que sé vuestros valores intelectuales, yo no quiero creer, yo no puedo creer que mañana sean una realización los coqueteos, yo no quiero creer compañeros, que ese instrumento de concupiscencia de que hablaba hace un momento que son determinadas ambiciones políticas, sean las que han movido al compañero Manrique a salirse del P.L.C., porque si yo, que lo conozco, no lo creo, cuántos y cuántos que no han sentido su corazón amalgamado intensamente con las palpitaciones del corazón de él, lo que van a creer es esto: que para el porvenir será quizás absolutamente necesario que los políticos vayan de rodillas, vayan de rodillas, compañeros, a solicitar el permiso, la anuencia o el apoyo del Júpiter, del Júpiter Tonante de una Secretaría de Estado que vosotros conocéis....(Aplausos.) No vaya a ser eso, querido compañero; yo no lo deseo, yo no lo quiero y yo mismo contesto por Manrique que no será, que no puede ser, que Manrique seguirá la línea recta que será como un rayo de luz que

absolutamente nada lo acompañará; pero como estas murmuraciones ya se escuchan, ya se sienten, ya laten ya palpitan en algunos, yo contesto por Manrique, y solemne contesto por él y digo que no será posible que llegue a cometer semejante desvergüenza....(Una voz: ¡Es coba!) No es coba, compañero, mal podría yo usar la coba con Altamirano y Manrique; es absolutamente sinceridad; ¿que culpa tengo yo, digo, por ejemplo, que un compañero a quien traté de convencer de lo contrario me dijera esta mañana y hasta un disgusto iba a tener porque conozco a Manrique y lo quiero? Me decía: Manrique se separa del Partido porque ya quiere asumir una actitud magnificente y gallarda, quiere ser sereno como las estatuas de Plutarco.(Aplausos.) Manrique, me decía éste, ya no se siente avanzado y como se siente profeta quiere ser el portavoz del profeta Elías. (Risas) Manrique, ya cansado de caminar por las avenidas y por las calles (Risas.) y ya cansado del estudio y ya cansado de la filosofía y de la literatura, de la ciencia y de la política, ya quiere cambiar de profesión ya no será político, sino que irá a los Baños del Factor o del Regís a dedicarse a una profesión productiva; "Callista". (Risas. Aplausos.) Pero no, yo tengo la convicción de que no, y espero absolutamente, como siempre, que este hombre será absolutamente recto; es bueno que él escuche desde la altura de la cumbre de esta tribuna las palabras de un amigo, así como yo escuché con entusiasmo, con amor y con afecto las palabras de Manrique. Yo honradamente escuchaba también sus consejos; si he tenido debilidades en mi bloque, compañero Manrique, yo acepto sus resultados, porque yo conceptúo a usted honrado, porque sé que usted es revolucionario, que iré a mi bloque y constantemente procuraré imprimirle una fisonomía radical y revolucionaria. Yo os prometo y ya os lo había dicho, que vos conmigo estabais designado para hacer las reformas al programa del P.L.C. Efectivamente, hasta por oficio se me comunicó que con el compañero Manrique, por virtud de que los dos teníamos en santa comunión un mismo ideal socialista, más o menos extraviado uno, más o menos radical otro, con algunos tintes, con algunos matices, con algunos colores más pálidos o más suaves, él y yo íbamos a hacer el programa nuevo del P.L.C., es decir, la adaptación, las modificaciones contingentes, necesarias; pero Manrique quiso antes de todo esto, antes de desplegar esa intelectualidad, romper las filas del P.L.C. Así las rompieron ayer, compañero Manrique, muchos otros que como usted habían tenido línea recta de conducta, que habían tenido precedentes históricos, políticos y sociales completamente honorables, que habían tenido precedentes blancos y puros, níveos e inmateriales, blancos e intangibles, como los ósculos sacerdotales en los labios carnosos y virgíneos de alguna monja. (Aplausos.) Así también ellos cambiaron de la noche a la mañana y yo, que acepto los consejos de Manrique, yo, que acepto modificaciones en la forma en que lo ha dicho Manrique, yo también lo exhorto para que escuche cariñosamente escuche mis consejos, que son los de un amigo. (Una voz de la galería: ¿Que dice Gasca, Manrique?) hay nombres, ciudadanos, que no los puedo repetir porque me causan basca. Pero vamos, compañeros, a ver si es verdad, porque toda la noche estuve pensando, razonando, haciendo un examen de conciencia, aplicándome a mí mismo un espíritu de análisis, un espíritu de crítica, un espíritu de síntesis, un espíritu de generalización y me dije: Sí, estudiemos esta cuestión y su debate en la Cámara de Diputados, no así como quiera, como pasando sobre ascuas, sino con amor científico, con entusiasmo intelectual, con afán filosófico, serio; ¿que habrá tenido razón Manrique, el compañero querido, por este detalle del artículo transitorio, habrá tenido razón y por ese único detalle y por esa única causa rompa las filas de mi bloque? Por más, compañeros, que estudié, que apliqué mis cinco sentidos, que apliqué todo mi corazón y mi alma y mi cerebro, mis energías intelectuales todas a estudiar el punto, no lo encontré, todo se borraba, todo se esfumaba, todo se derrumbaba cuando entraba de lleno al análisis de la cuestión por la cuál Manrique se salió del P.L.C. Yo voy a demostrar a esta Asamblea, y digo que voy a demostrar porque todos son revolucionarios, porque la mayoría siente infinito amor por la revolución, y si yo me comprometí después de haber defendido con entusiasmo la ley en lo general y el primer artículo en lo particular, desde esa vez di mi palabra de honor de atacar el transitorio y me preguntaba, señores, ¿qué, habré incurrido en una contradicción; qué, yo seré antilógico; qué, será que aquí tuve una idea clara o no, o algo así, o tuve una idea distinta o qué no hubo entre las dos una uniformidad, un lazo de unión estrecho? Y después de un estudio me he confirmado que no hubo, señores, eso: ninguna, absolutamente ninguna razón.

Ciudadanos representantes: estalló el movimiento revolucionario, la tea de la guerra civil asomó su rostro sangriento por todos lo horizontes, se produjo todo el sacudimiento político y todo el sacudimiento social y político que conocéis y después, como síntesis de un proceso revolucionario, se alboró un Constituyente, que yo deseara otro para todas clases de reformas que necesitamos. Ese Congreso Constituyente de 16 - 17 fue síntesis de un proceso revolucionario y allí los jacobinos principalmente - y aquí es necesario, quizás, abrir un pequeño paréntesis porque a cada momento se juega con la palabra jacobino: generalmente el vulgo toma por jacobino la idea que le recuerda la revolución francesa; los exaltados, los espíritus desgarradores, los espíritus destructores; pero yo sé que jacobino es aquél que cree que posee en su creencia una verdad absoluta y que en esa verdad que él cree que lo es, está la felicidad universal. De aquí que pueda ser tan jacobino Robespierre y Dantón y Marat que necesitaban esa explosión de sangre y fuego y horrores de la revolución de la Francia, destruyendo y aniquilando, como también resulta jacobino, con esa definición científica, Mora y del Río porque el cree que posee la verdad en sus teorías jesuíticas y que cree que allí está la felicidad universal. Pues bien, esos jacobinos allá desplegamos todos nuestros entusiasmos juveniles, todos nuestros ardores impetuosos, todos nuestros deseos ardientes, en cambio de horizontes y de cielos. Todos los que sostuvimos el espíritu de reforma y de

progreso hicimos la Constitución de 5 de febrero de 1917, y si en la parte política fuimos vencidos, fuimos dominados por los convenencieros de aquella época que giraban alrededor de Carranza, la parte social fue obra enteramente nuestra y todos concurrimos a hacerla. Es decir, de aquella revolución se produjo una obra, cristalizamos en ella todos nuestros anhelos revolucionarios, se condensó toda esa preciosa revolución en una obra que es la Constitución de Querétaro, y en todo aquello, naturalmente, que sea de interpretación, que no pugne de una manera abierta, de una manera absoluta con el texto y el espíritu y el aliento que la vivificó. Es claro que hay que hacer que la Constitución tenga un carácter de evolución, de fácilmente modificable por medio de la costumbre natural, que se vea en ella el espíritu, el afán de hacer que las disposiciones sean claras, terminantes, y por eso nosotros tenemos el derecho de impedir que se nos cubra con el lodo del ridículo. (Aplausos.) Es una obra revolucionaria y el artículo 27 de la Constitución, fruto de ese estudio y de todos esos postulados netamente revolucionarios, brota de la Constitución del 17. Ese es el postulado que debemos nosotros sostener aquí de una manera especial los constituyentes, porque de otra suerte, ¿que es lo que vamos a hacer? No otra cosa, compañeros, sino que la bota de ultraje y de la vergüenza se extienda y se sienta victoriosa sobre el texto de aquella obra revolucionaria producida al Calor del Congreso Constituyente de Querétaro; ¿y cómo dirán mis compañeros si usted, Martínez de Escobar, ha sostenido aquí la no existencia de la soberanía de los Estados? Pues es claro si no solamente, queridos compañeros, el autor cuyo texto nos leyó aquí el compañero Altamirano, sostiene esa tesis de la no existencia de la Soberanía de los Estados; yo la sostuve aquí cuando se discutía el artículo 1o., y por un error, por falta de interpretación o por mala fe en la prensa y muchos compañeros, de ellos digo que de buena fe, puesto que son buenos amigos míos, dijeron que yo sostenía el centralismo y me dije: quizá por el poco tiempo que ocupé la tribuna no pude ser claro, distinto y preciso en mis palabras, en mis ideas. No, no sólo Duguit sostiene la no existencia de la soberanía de los Estados en un sistema federal, hasta reaccionarios lo sostienen, para que vean ustedes cómo se tocan, cómo se adunan, cómo se ponen en contacto cuando de ciencias políticas se trata, cuando de filosofía de gobierno se habla. Sin enamoramientos del precepto se ponen en contacto Duguit, talentoso reformista, con Emilio Rabasa. El compañero Vasconcelos, que en un momento dado me había sostenido lo contrario, ahora mismo me confesó que Rabasa sostiene la no existencia de la soberanía de los Estados en su libro "La Constitución y la Dictadura", ¿verdad, compañero?

El C. Vasconcelos: Sí, compañero.

El C. Martínez de Escobar Rafael: No sólo Duguit lo dijo, desde aquella vez lo dijeron otros autores franceses, alemanes e ingleses que estudian la cuestión y no desde el punto de vista vulgar, no desde el punto de vista epidérmico en que quieren establecerlo algunos compañeros; algunos se preguntan: ¿cómo, si usted es partidario de la no existencia de la soberanía de los Estados, usted vino a sostener que el artículo transitorio no debe aprobarse? Señores: es cuestión de lógica, es cuestión de una poca de gimnasia intelectual, es cuestión de levantarse un poco de lo inferior, es cuestión de superiorizar un poco el argumento, el razonamiento. Desde aquella vez yo lo dije: la caótica confusión de muchos autores de estado y de gobierno los induce a juzgar de una manera viciosa lo que es forma de estado, con lo que es forma de gobierno. Pues sí, si no es lo mismo estado que gobierno, sino que son dos cosas distintas, aunque tengan puntos afines, es de ahí de donde sacamos la consecuencia de que no existe la soberanía en los Estados y sí existen las facultades gubernamentales de las legislaturas de los Estados o de los municipios de los Estados, o de los Ejecutivos de los estados, que están en pugna abierta con las facultades gubernamentales del poder que llamamos federal. Es decir, la soberanía que viene de dos palabras: super omnis, que quiere decir, poder supremo, poder sobre todos los otros, poder que no puede fraccionarse, que no puede dividirse, que no es exclusivo, que es absoluto, que es inalienable, que es imprescriptible, cuando los Estados, no aquí en México que tiene un origen distinto a la forma de constitución de federación de los Estados Unidos, mismos allá en los Estados Unidos cuando Tomás Jefferson pugnaba en el Constituyente con Hamilton, esto es, los que constituían los dos polos, la tesis y la antítesis; el uno sosteniendo que el poder federal es el que debería absorber toda la suma de facultades gubernamentales, la mayor suma posible, y el otro sosteniendo que esa mayor suma deben tenerla los poderes locales, desde entonces, con sólo leer el "Federalista" de Madison, Hamilton, de Estados Unidos, supremo libro de sociología constitucional, basta para darse cuenta de esto. Ya hemos dicho que la soberanía es el derecho que tiene un Estado de organizarse políticamente y de administrarse con toda libertad dentro de su frontera territorial, es decir, no debemos confundir gobierno con Estado. Porque hay casos, por ejemplo, en los Estados inmediatos que son aquellos en que el Estado mismo ejerce directamente - aunque cueste trabajo comprender esto - las facultades gubernamentales, si se confunde el Estado con el Gobierno, pero, por ejemplo, en los Estados representativos que pueden ser monárquicos, democráticos, aristocráticos, porque se ve hasta esto: se ve que un Estado democrático puede tener un gobierno monárquico; se ve que un Estado monárquico puede tener un gobierno aristocrático y hasta un Estado aristocrático puede tener un gobierno monárquico; y aunque parezca una mentira, un sofisma, es, sin embargo, una verdad que seleccionando ideas y depurando pensamientos y que haciendo un estudio, es decir, una concepción jurídica de soberanía, puede uno perfectamente entenderlo. Es claro que no me refiero a la soberanía internacional, aquella que está caracterizada por el derecho de legislaciones activas y pasivas; que tiene los Estados el derecho de nombrar representantes y la obligación y el derecho también de recibir representantes del extranjero.

No, me refiero a la soberanía interior dentro de una jurisdicción territorial determinada, es decir, es una monstruosidad, un absurdo constitucional creer que un Estado federal - naturalmente que

mucho menos en un Estado central -, es una monstruosidad constitucional creer que puedan coexistir dos soberanías, la soberanía de un Estado fracción, de un Estado porción local, y la soberanía de un Estado general. No, señores; lo decía desde la otra vez: el centralismo es un Estado simple con un gobierno simple, es decir, sólo en un poder público, en un poder gubernamental, de facultades de legislar, de facultades de administrar, y en el federalismo tenemos el Estado único, como en el centralismo hay concordia, hay armonía, hay coexistencia de unidad, el Estado y el Estado nación que sintetiza y condensa el pueblo soberano; pero no se diferencia del estado del gobierno central en que así como aquél es simple con gobierno simple, el estado federal es el gobierno federal, es estado simple con bifurcaciones gubernamentales, es decir, con poderes públicos distintos, y aquí nace el error de algunos compañeros, que creen que la soberanía se ejerce por medio de los poderes federales y los poderes de los Estados, y entonces viene la idea sin llegar a aplicar el espíritu analítico, pues entonces hay soberanía federal y hay soberanía local. No, señores; cuando los Estados se federalizan, no sacrifican una parte de su soberanía, una porción; sacrifican absolutamente toda su soberanía, porque es soberana la facultad de constituirse, política, jurídica y socialmente desde el punto de vista de los postulados fundamentales de la ciencia gubernamental, y esa facultad nunca le queda a los Estados, lo que les queda es cierta facultad gubernamental. Con este criterio tendríamos que llegar a la soberanía de los municipios, de las familias, a la soberanía de los individuos y quizá hasta la soberanía de los animales, porque se iría descendiendo en el análisis, y se diría que en el último era liberal de acción dentro de determinada colectividad. La soberanía, compañeros, no reside sino en colectividades políticas, nunca puede residir en los poderes públicos; no pueden ser soberanos el Poder Ejecutivo ni el Legislativo, ni el Judicial federal; ni el Legislativo, ni el Ejecutivo, ni el Judicial local; no, ésta es la distribución, el derramamiento de facultades gubernamentales que se les dan, pero no quiero decir que esas facultades gubernamentales sea porción de soberanía, porque no podemos fraccionar ésta, ¿es que no podremos distinguir entre facultades gubernamentales y soberanía? Para mí es sencillo, es cuestión de quererlo comprender, es cuestión de que no estemos aquí lanzando los argumentos de reaccionarios cuando de un asunto de importancia política se trata. Todo lo que es Soberanía, diría yo, indudablemente que entra dentro de lo que es la facultad gubernamental, pero no toda la facultad gubernamental es parte ni porción de soberanía. Naturalmente que sí, pues esta parte que le queda al estado, que le queda al Municipio, que le queda a la familia, que le queda a un hombre - diría yo -, ésta no entra dentro del concepto elevado, superior, jurídico de la soberanía; porque no pueden coexistir éstas dentro de una misma colectividad territorial, es decir, dentro de un mismo territorio en donde habiten naturalmente los mismos individuos. No es posible, porque se llegaría a contradicciones completas y absolutas, ¿y acaso nada más México y estados Unidos tienen el sistema federal? ¿Pues qué, no antes de esta revolución mundial, Alemania no tenía el sistema federativo de gobierno? ¿Quien podría decir que no? Sistema federativo y sistema representativo, sistema que entra en lo que se llama presidencial, sistema coordinado, con sus diversos órganos. Sin embargo, vamos a hablar de esa soberanía de porciones locales; no hay que confundir sistema federal con sistema federativo, ni sistema confederativo indudablemente que si la idea de Estado local coexiste con la idea de gobierno local, en un sistema federativo la idea de gobierno local no coexiste con el nombre de Estado local, no hay más que un Estado y ese es el Estado nación. Para comprender, pues, esa diferencia absoluta y completa, hay que ir al análisis; pues bien, ciudadanos representantes; si ya hemos visto que a los Estados de la Federación mexicana, como a los Estados de la Federación norteamericana se les imprime determinada forma de gobierno, puesta en el pacto federal, ahí es donde está el sacrificio de toda la soberanía que tienen los Estados y más claro se ve en el Estado federativo que por razones de economía y por defenderse de las potencias europeas, la nación americana primero haya formado una especie de federación en el año de 1776 y después en 787 ó 786 el sistema federativo. En ese sistema federativo sacrificaron todas sus facultades de Estados soberanos, que les restringió la Constitución general por medio de todo el pueblo soberano que vino a constituir el Estado jurídico, organizando el Estado nación, con personalidad soberana interior y exterior; sacrificaron toda su soberanía y sólo quedo una, que es soberanía popular, que es la única que pude cambiar la forma de gobierno tan amplia y generativa de la República, como puede cambiarla naturalmente al hacer ésta la forma de gobierno de cada uno de los Estados locales. Pues bien; hechas estas diferencias que indudablemente todos hemos comprendido, ¿por qué sostengo yo, entonces, que no debemos aprobar el transitorio? Pues por esta razón, compañeros, ¿qué diría esta Asamblea si por virtud de que en la Constitución general de la República se faculta al Congreso de la Unión y a las legislaturas de los Estados para que sobre las bases el artículo 27 constitucional legislen en materia agraria en sus respectivas jurisdicciones, qué diría, digo, si la Legislatura de Chiapas o de Veracruz, legislan en materia agraria para toda la República, fundándose en que ni el Congreso de la Unión ni las demás legislaturas han legislado en la época que les señaló la Constitución ? ¿Podrían hacerlo si esas legislaturas sólo tienen facultad para legislar en sus respectivas entidades, como el Congreso de la Unión la tiene que legislar en el Distrito Federal y Territorios? ¿Cómo, por ejemplo, se podrían armonizar desde el punto de vista revolucionario - porque no nomás la revolución, señores, es hacer y deshacer al arbitrio, a la pujanza y al deseo de los que se sienten revolucionarios como el que más, aunque ese que se siente revolucionario pueda decirnos: "Yo tengo mi poder legislativo en la razón, yo tengo mi poder ejecutivo en la voluntad y mi poder judicial en la conciencia? Pero, digo yo, ir a absorber, a arrogarse facultades gubernamentales que expresamente una conquista de la revolución le ha dado a las legislaturas de los Estados, ¿es esto posible en buena lógica política y buena lógica revolucionaria - porque tenemos que

aceptar que la Constitución de 17 fue elaborada y fue un producto de una revolución -, es conquista revolucionaria? ¿Pues cómo queremos hacer otras revoluciones así porque sí sin haber cumplido con una de las conquistas que ya deben ser definitivamente hechas, como son las expuestas en la Constitución de 17? En cosas tan interesantes y tan importantes como ésta, por ejemplo, la Constitución de Tabasco dice:

"Son facultades del Congreso...

"Organización en la pequeña propiedad rural, facilitando el contrato de aparcería, con el objeto de que el aparcero pueda llegar a ser propietario y procurar la subdivisión de las grandes propiedades rústicas, fijando la extensión máxima de tierra que pueda ser propiedad de un solo individuo o de una sociedad legalmente constituida."

Fracción (e) del artículo 64. Después habla de la creación de su deuda agraria, patrimonio de familia, expropiación de tierras, fijar lo que debe entenderse por latifundio. ¿Como podremos nosotros, desde el punto de vista de la lógica buena, no de sensatez de la que yo también abomino; los hombres sensatos, los que quieren aplauden tales instituciones viejas, el nolli me tangere, no me toques; pero esta conquista revolucionaria de 17, o una conquista revolucionaria como la de Tabasco, como la de Veracruz o la de Oaxaca - yo traigo ésta que tuve a la mano -, ¿cómo podríamos organizar que aquí se legislara sobre esta materia de latifundios, de fijar la extensión de ellos, si aquí está claramente en la Constitución de Tabasco y en cada una de las demás Constituciones, que es facultad gubernamental de cada uno de los Estados? ¿Qué es lo que queremos nosotros, compañeros? ¿Lo que deseamos es que de una vez esta ley revolucionaria se dé? Pues bien; analicemos si esto es verdad, porque eso de estar con afán de exhibicionismo, eso de andar con vanidad de pavo real para que se diga que en la Cámara de Diputados se trabaja, aunque ese trabajo no sea más que bluff, porque a sabiendas estamos haciendo una cosa inútil, improductiva, estéril, que no se va a aplicar, no es, ni con mucho, justificado. Si ese proyecto de ley se aprueba aquí, en el Senado - se me dirá que este es un argumento, pero no, es algo cierto. ¿Porqué no buscamos el medio de que efectivamente esta ley revolucionaria se realice y cristalice en todos los Estados de la República? - no se aceptará ni el Ejecutivo tampoco lo aceptará. El ministro de Fomento puede no ser revolucionario, puede no ser partidario de que se dé la Ley Agraria, y el ministro de Fomento opinará que la Ley Agraria, solamente la puede dar esta Cámara para el Distrito Federal y Territorios. ¿Y el presidente de la República no es revolucionario? Revolucionario como el que más, indudablemente y, sin embargo, opina que no puede ser de otro modo; que si hacemos una labor revolucionaria a base de lógica, a base de sensatez científica - porque estamos obligados a no hacer y deshacer tonterías que no van a tener ningún efecto práctico para las clases populares -, pues el presidente de la República en su mismo proyecto de ley enviado a esta cámara, propone que esta ley sea de aplicación sólo en el Distrito Federal y Territorios. Ahora, si ya se ha legislado en Veracruz, y si ya se ha legislado en San Luis Potosí, si ya se ha legislado en Zacatecas, si se esta legislando en Querétaro, si ya se ha legislado en Sonora....

El C. Siurob, interrumpiendo: ¡En Querétaro no!

El C. Martínez de Escobar Rafael, continuando: Se está legislando, compañero; me lo acaban de decir ahora; ya iniciaron su proyecto de ley; tuve pláticas yo con un diputado de allá. Si ya están expidiendo esa ley, que es lo práctico, lo efectivo, que es lo revolucionario, lo que nosotros vamos a hacer en beneficio efectivo, práctico, real, práctico para esas clases populares, ¿que es lo que debemos hacer nosotros para que se vea que tenemos espíritu revolucionario y deseo de que efectivamente sea una verdad la Ley Agraria en toda la República? Pues escojamos el camino más corto, que es el de la línea recta, el de la Constitución jurídica y el de la Línea recta revolucionaria; porque ayer, señores, los gobiernos de los Estados, las legislaturas eran siervos de Victoriano Huerta, eran vasallos antes de Porfirio Díaz y luego fueron esclavos de Venustiano Carranza. ¿Como entonces no va a ser postulado fundamentalmente revolucionario que no nos arroguemos facultades, que las hemos conquistado justamente por el movimiento revolucionario? ¿Que es lo que debemos hacer, pues, compañeros? Todos juntos inmediatamente elevemos una excitativa vigorosa, cordial, enérgica, a las legislaturas de los Estados para decirles que es obligación.... (Aplausos.) ¿Por qué no lo hemos de hacer? Aprobar una moción hoy mismo, mañana, cuando queráis, excitando a las legislaturas que no lo ha hecho, a que por decoro, a que por prestigio revolucionario, esta Cámara, que siente los hábitos de la revolución, las exhorta a que en un término no mayor de dos meses se ponga a trabajar a los hombres que integran las legislaturas de allá. ¿Por qué hemos de creer nosotros que somos revolucionarios, porque vamos a tener tanta fatuidad, por qué vamos a creer que somos los únicos capaces de crear una Ley Agraria? ¿Acaso no sabemos que de los Estados nos han venido las inteligencias más esplendorosas, las culturas más radiantes? Pues, ¿De dónde fueron Guillermo Prieto, Ocampo, etcétera? ¿De dónde? Pues de los Estados, porque en los Estados hay cabezas muy buenas y cabezas de revolucionarios. ¿Por qué no han legislado? Por la misma razón por la cual no habíamos legislado nosotros: por las politiquerías menudas, por tener estas discusiones de comadres de vecindad chismosas y mal educadas. (Risas.) ¡Sí, es claro! Por eso no han legislado en algunos Estados. ¿Por qué? Porque han entrado a lucha de municipios, y se elige un Municipio y se le da un cuartelazo, y se ocurre a la Suprema Corte; y viene la elección de diputados, y se forman dos legislaturas; y viene la elección de gobernador y hay un pleito donde llegan a la greña todos los que aspiran desgraciadamente a gobernar Estados. ¿Por qué, ya que estamos haciendo obra de sinceridad, si algo es un estorbo para la revolución; si algo, señores, es un obstáculo para que esas nuevas orientaciones y esos nuevos cauces revolucionarios, que todos sentimos, queremos y vivimos; si esa realidad, si esos semilleros de discordia, esas almácigas de intriga que se llaman

gobiernos de los Estados, son un rémora para llevar adelante las ideas revolucionarias, no los suprimimos? Yo os invito, a los que sintáis verdaderamente la revolución intensamente radiadora en vuestros espíritus y en vuestros cerebros, yo os invito a estudiar un proyecto audaz, aventurado: vamos estudiando algo para que no existan gobernantes en los Estados, para que no existan los gobiernos, para la municipalización, si se quiere, del Gobierno de la República? (Aplausos. Murmullos.) ¡Eso es revolucionario! ¡Eso es radical! Pero aprobar este artículo transitorio aquí para que se diga que fuimos audaces, reformistas y progresistas, ¡mentiras!, no haremos absolutamente nada, porque aparte de los amparos que vendrán, si llegara a pasar esta ley en el Senado y en el Ejecutivo, ¿cómo nosotros, que nos llamamos revolucionarios, vamos a despedazar, a hacer astillas, a pulverizar una parte fundamental, un postulado de los pocos buenos - digo de los pocos, porque yo deseara que hubiera más -, de los pocos postulados revolucionarios de la Constitución misma, si nosotros mismos, por vulnerar un artículo que no admite interpretación, artículo que es claro, artículo que ni con suficientes brillantes es posible deshacerlo, cómo - digo yo - podremos nosotros mañana decirle a un gobernante de Estado: "estás cometiendo un atropello en las elecciones, es decir, haz destruido un Municipio libre en tal provincia o en tal localidad de tu Estado?" "Hay una Constitución en tu Estado que te dice cómo debe funcionar el municipio libre, ¿por qué haz cometido ese atropello vergonzante?" "Pues, nos diría, con el mismo derecho que ustedes, legisladores de México; que ustedes, hombres cultos, hombres revolucionarios, hombres inteligentes, están barrenando, están haciendo astillas, están haciendo pedazos, están ultrajando la Constitución General de la República en uno de los postulados fundamentales de la revolución." "Pues con ese mismo derecho, porque yo creo que es de revolucionario quitar este Ayuntamiento y poner otro, que es el que va a servirme de incondicional." Basta hacer un poco de esfuerzo, basta una poca de buena fe, que no enamoremos de palabras relumbrantes, de frases centelleantes, de frases sonoras; ¿cómo vamos nosotros a hablar de postulados revolucionarios, compañeros, si es un postulado revolucionario el respetar esa facultad gubernamental de cada Estado? ¿Donde está, pues, ese ideal revolucionario, si apenas está escrita con tinta fresca la Constitución y la estamos haciendo pedazos en una cosa clarísima, que no admite absolutamente interpretación de ninguna especie? Y si nos vamos a cubrir con el lodo del ridículo, porque nadie podrá aceptar esta obra completamente estéril, pues no nos engañemos; aprobemos la ley lo más revolucionaria posible, no así como está, porque le falta mucho.

Ya lo dije desde la discusión en lo general: socialicemos, si es posible, las tierras. No puede uno explicarse estas cosas a menos que sea un farsante: ¿por qué cuando se trata del petróleo viene un compañero a esta tribuna y grita que la ley relativa no tendrá efecto retroactivo porque los intereses de la patria, el reconocimiento de las potencias extranjeras, el prestigio del Gobierno y los intereses creados están de por medio, y en este caso no se tiene un criterio armónico, es decir, un criterio de ciencia, único, perfectamente definido y metodizado? Ahora que todo mundo sabe la buena impresión que tiene este Gobierno todos lo gobiernos extranjeros, especialmente el de Norteamérica, haciendo abstracción de tres o cuatro farsantes del socialismo, ¿vamos nosotros a ayudar al Ejecutivo, al caudillo, al jefe de Estado que ha tenido procedimientos de moralidad en su administración, haciendo que se sepa en Estados Unidos que nosotros audazmente, como si fuéramos una Convención, un Constituyente, hombres que todo lo sabemos y que monopolizamos todo, vamos a dar una ley general cuando allá conocen la Constitución General de la República, que dice que esa es facultad gubernamental de las legislaturas de los Estados? Allá, donde se respeta esa libertad gubernamental, pues ¿qué se diría, señores? O que éramos locos - no locos en el sentido soñador, idealista, que yo acepto hasta para mí y que hay que serlo - sino locos en el sentido de falta de preparación, de falta de intelectualidad, de falta de conocimientos, de falta de estudio de nuestro mismo sistema de gobierno. ¿Y así vamos a ayudar al Ejecutivo, cuando sabemos que el jefe de él es honrado y procura implantar la moralidad dentro de su administración? Pues reflexionad sobre estas cosas, y entonces llegaréis a estar de acuerdo con el mismo pensamiento de muchos revolucionarios a quienes yo he hablado de la verdadera importancia histórica de los movimientos revolucionarios en México, y todos opinan lo mismo: a todo tenemos derecho, menos a ser ridículos. Esas son las razones fundamentales que tengo para sostener el artículo transitorio, pues si lo rechazamos, aunque aparentemente hacemos una labor revolucionaria, en el fondo hacemos una labor, no digo reaccionaria, pero indudablemente sí de retroceso, de retrogradación, cuando una de las conquistas fundamentales de la revolución es y debe serlo el despertar esas facultades gubernamentales ayer escarnecidas y vilipendiadas por los gobiernos pasados. Pues bien, compañeros, esto os lo dice alguien que ha sostenido revolucionariamente la ley. Que no me vengan a decir, estimables compañeros, que ayer fui revolucionario y que hoy soy reaccionario. ¡Esas son farsas!, eso no es serio! Ese es ya el estribillo que quieren pronunciar algunos compañeros para asustar, para atemorizar, pero yo digo lo contrario, no que sean reaccionarios estos hombres; creo que la Comisión de buena fe lo hace, pero no ha reflexionado que resulta estéril su labor y hasta antipatriótica. Debemos ayudar al Gobierno en esta forma haciendo labor seria, científica, revolucionaria; si hemos demostrado que tenemos pujanza bastante para derribar, ¿por qué no vamos a tener también pujanza intelectual, revolucionaria bastante para construir, no para reconstruir, para de nuevo edificar? Yo, como el ciudadano Altamirano, creo y siento todo eso; es claro que es una aurora resplandeciente la que ilumina a Rusia; creo que vive la era del obrerismo y que el liberalismo clásico ha pasado, y por eso me extrañaba ayer que compañeros inteligentes se asustaran de que el bloque del Pélece hubiera tomado una determinación por mayoría para que ese bloque viniera a sostener aquí como un solo hombre su determinación. ¿Y qué? ¿No sabemos y conocemos el funcionamiento de los

bloques parlamentarios hasta en donde existe el liberalismo clásico? Pues aquí donde se sostiene que es necesario reformar de una vez por todas el artículo 4o. de la Constitución, que es necesaria la sindicalización porque es el único medio de resistencia de las clases obreras contra los explotadores capitalistas, ¿por qué se sostiene que en una fábrica donde haya dos mil obreros, con quinientos que declaren la huelga se debe prohibir el trabajo e implantar una dictadura contra mil quinientos? ¿Por qué en este caso tienen un criterio y en este otro, donde los bloques son una especie de sindicalizaciones políticas de obreros, de la intelectualidad revolucionaria, por qué os asustáis de que se declare el criterio definido de las mayorías que impera en las democracias y que todos lo demás están obligados a respetar por respeto al bloque y al partido y a ese algo que está pugnando con el liberalismo clásico? Pues bien, ciudadanos representantes, yo os exhorto con todo entusiasmo, con todo cariño, a que no hagáis caso del epíteto siempre vergonzante. Es claro, yo no lo acepto; yo no como el compañero Ortega, acepto el que se me diga reaccionario, porque hay muchos que lo son y se cubren con la máscara del revolucionarismo; así es que yo no acepto este calificativo. Pero aquí no vais a hacer obra reaccionaria; no os dejéis seducir por los sofismas más o menos brillantes y soñadores expuestos por el compañero Manrique, o bien por el compañero Siurob, con toda conciencia y buena fe, y aun expuestos por el mimo Soto y Gama, de buena fe también. ¿Para que vamos a venir aquí a transformar a la Asamblea en un palenque, en una plaza de gallos o en una plaza de toros? ¿Por qué vamos nosotros a no poder discutir elevando el plano del debate, haciéndolo que no sea mezquino y miserable, sino levantándolo, sublimándolo, ennobleciéndolo; haciendo comprender a la nación que sabemos lo que traemos entre manos y que sí somos revolucionarios y respetamos los postulados de la revolución? Por eso yo os exhorto a que votéis en contra del artículo transitorio y a favor de la moción suspensiva. (Aplausos.)

El C. Vasconcelos : Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Habiendo renunciado al uso de la palabra varios oradores....

El C. Manrique: ¡Moción de orden!

El C. Presidente: ....Se va a consultar a la Asamblea si se procede a la votación.

El C. Manrique: ¡Moción de orden! No ha renunciado el ciudadano Manrique, quién está inscripto en las listas de oradores. Sírvase informar a la Presidencia si el ciudadano Manrique ha renunciado.

El C. presidente: Habiendo renunciado al uso de la palabra varios oradores que estaban inscriptos, sólo quedan los ciudadanos Manrique y Avilés.

El C. Manrique: Entonces sírvase usted ser leal, ciudadano Zubaran.

El C. presidente: Se va a consultar a la Asamblea si se procede a votar la moción suspensiva.

El C. Manrique: No tiene derecho la Presidencia de hacer esa consulta mientras haya oradores inscriptos.

El C. presidente: La Mesa va a hacer la aclaración de que han pedido la palabra varios diputados para hechos y que habiendo renunciado algunos de ellos estimó procedente consultar a la Asamblea si se procedía a la votación ; es claro que si la Asamblea no quiere que se vote la moción, entonces se dará la palabra a los oradores inscriptos.

El C. Manrique: Me opongo a eso. Pido atentamente la palabra para oponerme a la determinación de la Presidencia; no es leal el procedimiento del señor Zubaran. Tiene en estos momentos en sus manos la lista de las personas inscriptas.... (Desorden.) No hace bien en hablar con vaguedades diciendo que han renunciado varios oradores; porque habiendo renunciado todos menos uno, ese uno tiene derecho a hablar. No voy a seguir discutiendo mi caso personal para tener la vanidad de que se diga que el caso Manrique se discutió tres horas en una sesión; pero tengo que comenzar por referirme a una imputación "héchame" en la sesión pasada...(Voces: ¿Qué es eso de "héchame"?) Os extraña el término, pero es muy mío y lo he subrayado, porque los taquígrafos en ocasiones análogas no lo han adoptado. Digo "héchame" para evitar el rodeo de que "me fue hecha". Digo, compañeros, que en la sesión de ayer se me hizo alguna imputación que tengo derecho a rechazar. Sé por experiencia que rechazar una imputación hecha vehementemente en una determinada sesión, rechazar esta imputación y pedir al ofensor que retire la ofensa acto continuo, es tiempo perdido. Una de dos: o se retira la ofensa hipócritamente, diciendo que esto se hace por respeto a la Asamblea, o se ratifica el denuesto. Pero, señores diputados, las características de los caballeros no es el no cometer errores; es el saber reconocerlos y confesarlos paladinamente. Han pasado veinticuatro horas y, si como he indicado, el que denuesta es un caballero, tiempo ha tenido para reflexionar. Ahora es tiempo de saber si se trata de un impulsivo a quien puede perdonarse el impulso de un momento, o de un mal caballero que conscientemente forja un denuesto y lo lanza al rostro de un amigo. Vengo, pues, a exigir, oid la palabra, a exigir, como diputado y como caballero - y conmigo debe exigirlo la Asamblea, si ella tiene conciencia del respeto que se debe, y debe exigirlo el bloque del Partido Liberal Constitucionalista, si quiere demostrar que desautoriza el proceder inverecundo de uno de los suyos - vengo a exigir del doctor Federico Martínez de Escobar que retire los denuestos lanzádosme por él en la pasada sesión. De lo contrario, de lo contrario señores diputados... no acaecerá nada, no soy maestro de armas... (Risas.) pero, de lo contrario, sucederá sólo una cosa: esta Asamblea sabrá definitivamente si el representante por uno de los distritos del Estado de Tabasco es un mal caballero o es un vulgar calumniador. Si este apoplético doctor Martínez de Escobar ha venido aquí en un momento de pasión a decir palabras y a expresar conceptos cuyo alcance no midió, no pudo medir, o si conscientemente y a sabiendas sabe calumniar, es llegado el momento de demostrar que sí puede perdonarse entre nosotros el pasajero apasionamiento y la pasajera exaltación; así, en buena lógica, el compañero Ortega no podría hoy guardarme rencor por alguna interrupción, expresión de impaciencia de mi parte, como yo no podría guardarle rencor por la oportuna respuesta a mi

interrupción, más o menos impertinente; pero el denuesto, el insulto que trata de destruir la honra de quien no piensa como nosotros, debemos proscribirlo definitivamente de la Asamblea. Por esto vengo a exigir sin desplantes, sino con el pleno conocimiento del alcance de mis palabras, al ciudadano Federico Martínez de Escobar a que declare paladinamente si queda el denuesto en pie, para que se sepa de una vez por todas si ha hecho bien, si conscientemente ha denostado a quien apasionada, entusiasta y desinteresadamente fue su defensor en el momento de prueba, o si se trata de uno de tantos vulgares calumniadores cuyo sitio debe estar en otra parte y no en un escaño de la Representación Nacional. Tiene la palabra el ciudadano Federico Martínez de Escobar. (Campanilla.) Tengo para mí que concedida la palabra a un orador, el concederla éste a un compañero es como una derivación de su derecho y soy enemigo de esos formulismos rancios de quien agita nervioso una campanilla como postrera manifestación de impotencia para imponer un formulismo más.

El C. presidente: Excito al ciudadano Manrique para que se exprese con más respeto de la Presidencia.(Aplausos).

El C. Manrique: Tiene la palabra el ciudadano Federico Martínez de Escobar, si desea contestar a la interpelación que le hago y previo permiso de la Presidencia. He aquí a lo que conducen las impaciencias.

El C. presidente: La Presidencia otorga el uso de la palabra al ciudadano Martínez de Escobar.

El C. Martínez de Escobar Federico: Ciudadano Manrique, digo a usted que si alguna cosa me ha chocado aquí en la Cámara de Diputados, es que cuando un compañero le dice a uno que es cínico y que se lo dice únicamente por formulismo, me choca. Cuando a mí me diga uno que es cínico, es que creo bajo todos los puntos de vista que es la creencia de él. Yo lo que dije a usted ayer en la palabra mujerzuela, aplíquele usted cualquiera otra: veleidoso, si se quiere, dentro de lo que yo llamo carácter en política y sobre todo en relación a vuestra personalidad, al lugar que ha usted ocupado en política. Así es que usted me parece veleidoso, si no quiere llamarse mujerzuela; la palabra poco importa. Sí ratifico que debe estar en razón directa la conducta de un hombre, en razón directa a su personalidad, y esto indudablemente viendo la altura a que habéis llegado en política, realmente es penoso que un político como vos venga a estar como una hiedra trepadora haciendo zig - zags. Y no retiro, es decir, la palabra "mujerzuela", pues a usted le cayó un poco chocante y crea usted que no lo dije bajo el punto de vista de una hetaira o de una horizontal, no es bajo ese punto de vista; no lo he dicho bajo el punto de vista de una demimondaine, de una hetaira o de una horizontal; lo he dicho bajo el punto de vista de esa maleabilidad que no debe estar de acuerdo con esos individuos que han jugado en la alta política. Pero yo no acostumbro retirar lo que digo como político, por formulismo, porque, francamente, un hombre franco como yo quizá no usa formulismos en la vida. (Aplausos.)

El C. Manrique: Con acento que dista mucho del apasionado de ayer; con acento vacilante, usando de paráfrasis, de rodeos, de circunlocuciones, ha llegado el ciudadano Martínez de Escobar adonde yo quería que llegase. (Voces: ¡No!) Ahora las palabras es lo de menos; pues creo que las palabras no es lo de menos, porque entre mujerzuela y superficial o veleidoso, es decir, entre una apreciación y un denuesto hay mucha diferencia. No seré yo quien exija del ciudadano Rafael Martínez de Escobar que retire la apreciación de romántico, verbi gratia; apreciaciones tan desfavorables como queráis, denuestos, no. Yo había creído hasta estos momentos que la perfidia era por tradición exclusivamente italiana o florentina y ahora sé que la perfidia puede ser también tabasqueña. ¡Y qué perfidia más eficaz que la que se reviste con el divino ropaje de la sinceridad, la perfidia endulzada con miel, la perfidia que se proclama franqueza, la perfidia que se disfraza de fraternidad, perfidia que nos habla de murmuraciones! Señores, yo de mí sé decir que las murmuraciones no pueden recogerlas sino los murmuradores; nunca han llegado a mi oído murmuraciones respecto de ningún compañero; venir aquí a traer a esta tribuna murmuraciones, paréceme muy poco digno; eso sí, bien puede tenerse la suprema habilidad de contestar en nombre del ofendido; pero el juego es demasiado burdo y demasiado claro; en consecuencia, no acepto ni agradezco la desinteresada defensa del ciudadano Rafael Martínez de Escobar (Aplausos. Voces: ¡Tu amigo!) Amigo sí; pero más amigo, decididamente verdadero amigo en la época de prueba: la lucha une a los hombres, el triunfo parece dividirlos. ¿Quiere el ciudadano Martínez de Escobar establecer un parangón entre quien abandona el Partido liberal Constitucionalista en los momentos de prueba en que empuñó con mano vigorosa la bandera de la revolución, en los momentos en que peligraba la vida, el honor y la tranquilidad, y aquellos que abandonan un partido con plena conciencia, sin rodeos ni coqueterías, pasado el triunfo y a la hora del festín? Yo creo que no; yo creo que hay una diferencia fundamental entre la actitud de uno y la de otro.

Pero no voy, señores diputados, a aprovechar la ocasión para reincidir en la discusión del artículo transitorio. Creo que debemos colocarnos definitivamente, debemos esforzarnos lo indecible para colocarnos ya en un terreno en que demostremos que somos verdaderamente serios, pero no repitiendo muchas veces este concepto o vocablo de seriedad; es forzoso que nos coloquemos en un terreno menos hueco que el de la logomaquia; que no vengamos a hacer aquí gimnasia intelectual, como lo dijo algún compañero; es necesario que no vengamos a hacer aquí verdadero malabarismo intelectual, como es el que hace desde esta tribuna. Pero al pueblo, al gran intuitivo, no se le engaña fácilmente con estas discusiones oropelescas en que se habla de muchos conceptos y se involucran muchas ideas; a la postre, las votaciones, los hechos, los resultados prácticos de la actuación de una legislatura es lo único que el pueblo ve; todo lo demás es humo que se desvanece al menor contacto de la realidad.

Es llegado el momento, y esta sí es una exhortación, de obrar seriamente y de hablar con claridad. Yo, por mi parte, no admitiré nunca, siquiera sea a título de bienintencionada, la exhortación de quien

me llama a volver al redil como ovejilla descarriada. Esta desafortunada imagen, este desafortunado concepto, no lo admito ni metafóricamente; llamadme soldado, llamadme como querías: mílite, apóstol, ¿pero ovejilla? (Risas.) No, ciudadano Martínez de Escobar, si lo que a usted ha disgustado en más de una ocasión es el ver en mí, acaso resultar presuntuoso recordar la expresión del humorista Mark Twain, no el David en la cueva de los leones, sino un león, un leopardo en una cueva de Davides. Lo que quiero decir es que, al separarme del Partido Liberal Constitucionalista, no lo he hecho por un mero incidente; efectivamente, si el ciudadano Martínez de Escobar paso la larga noche en vigilia pensando cómo pudo la discusión de una moción suspensiva, determinar a Aurelio Manrique a abandonar al grupo al que antaño perteneciera, puedo decirle que bien puede pasar un año más en esa estéril meditación y que no llegar a dar pie con bola. Es que no podía ser lo transitorio capaz de determinar una resolución grave y serenamente meditada; es que fue éste un momento crítico; es que mi separación de vuestro bloque es algo tan natural, como la caída del fruto maduro del árbol que lo sostuvo; es que mi separación a ninguno de vosotros, si sois leales, pudo haberos desconcertado; es que mi separación es algo absolutamente lógico, natural y necesario: lo sabíais perfectamente, os habría extrañado, ciudadano Alonzo Romero, que me hubiese tardado un mes más en tomar esta determinación. (Aplausos.) En consecuencia, señores, seamos sinceros y no volvamos a hablar más de un caso personal, porque estamos aquí para tratar cosas más interesantes. Considerad mi separación, si algún interés puede tener para vosotros, como signo, considerad que puede tener trascendencia solamente si se la considera como signo de un estado mental y como reacción vigorosa a un estado de sentimiento y de conciencia que priva en vosotros y que ya me resultaba asfixiante. Ya os dije simplemente que advertía que privaba demasiado en vosotros el espíritu práctico; que pensabais demasiado en la realidad y que os habíais ya olvidado de los ensueños. ¿Hacéis bien? ¿Hacéis mal? El tiempo lo dirá. Si como habéis pérfidamente insinuado, ciudadano Martínez de Escobar, con perfidia que no es por cierto vuestra característica, obedezco no a ideales, sino a impulsos estomacales, ciudadano Martínez de Escobar, bien lo sabéis: el tiempo es buen amigo y sabe desengañar. ¿Mi vida pasada no es garantía suficiente para decidir de mi conducta futura? ¡Bueno! Pues aguardad diez años, aguardad veinte años, suspended vuestro juicio si podéis; entretanto, sigamos esforzándonos - porque este es nuestro deber - por impersonalizar nuestros debates. Es verdaderamente ruin el observar, ciudadanos compañeros; es verdaderamente ruin el observar, ciudadano Juan Zubaran, el observar cómo en el curso de estos debates la Comisión ha sido una verdadera cabeza de turco, ha habido aquí espíritus suficientemente estrechos y harto mezquinos, para creer que en toda esta ley sólo se trataba de destruir una limpia personalidad: la de don Antonio Díaz Soto y Gama..... (Aplausos. Gritos. Siseos. Desorden. Campanilla.) superior a todas las murmuraciones, superior a la personalidad mezquina de sus propios atacantes. Me refiero a la vida misma y me refiero a ella y subrayo mi concepto por encima de las impertinencias de un público formado exprofeso. (Aplausos.) Mis triunfos o mis derrotas serán siempre las que se deban a un público formado espontáneamente, a un público formado natural y lógicamente. (Aplausos.) Las personas que forman este público serán todo lo que ustedes quieran, pero no son espíritus libres. Y vuelvo a decir, porque la interrupción no fue bastante para cortar mi idea, el trazo y el camino que me proponía seguir, que la prueba mejor del valer de un hombre es siempre que este hombre sea discutido. ¿Queréis aniquilar a un hombre? Pues os diré el camino más fácil: haced en torno suyo la conspiración del silencio. No cometáis la torpeza de venir aquí día a día y hora tras hora a discutirlo y combatirlo, porque ese hombre se levantar por encima de vuestras pasiones. (Aplausos.) Haced otra cosa, haced en torno suyo la conspiración del silencio; seguid el consejo de la prensa de Reyes Spíndola, y acaso, acaso, tendréis éxito mayor. Sólo que debo advertiros de una vez para todas, que acaso, acaso, aun así, os expongáis a sufrir ruda y dolorosa decepción, porque ya lo dijo el poeta: al hombre alto muérdenle los envidiosos que tienen dientes verdes; pero los dientes no hincan en la luz. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Alonzo Romero.

El C. Alonzo Romero: Señores representantes: Con el objeto de no obstruccionar el punto que está debate, había, cumpliendo con un deber, un deber enteramente digno de tomarse en consideración cuando se trata de los que saben cumplir con la representación que a este recinto traen; no queriendo obstruccionar un punto de tanta trascendencia como era el que se estaba debatiendo, retiré mi inscripción en la lista de oradores y le supliqué al señor presidente que tomara desde luego el sentir de la Asamblea sobre si está ya suficientemente discutido; pero no pude resistir de ninguna manera, señores diputados, después de haber escuchado al señor Manrique. Y he de advertir a ustedes que yo soy el primero que ahora repugno con esos procedimientos intemperantes, con esos procedimientos que realmente desdoran, como decía muy bien un cronista de la prensa de esta mañana en las columnas de su periódico, puesto que hay ciertas cosas que no deben tratarse aquí, porque realmente ponen en tela de juicio la representación que traemos. Pero, señores diputados, hay cosas que realmente pasman: habéis escuchado al ciudadano Manrique, lo habéis contemplado.... (Voces: ¡Y aplaudido!) ¡Lo habéis aplaudido los que formáis la "claque" del ciudadano Manrique! (Aplausos) Sí, señores; yo no sé por qué poder intuitivo el ciudadano Martínez de Escobar, no obstante que su profesión no es la de ser un especialista en materias mentales, intuitivamente ha tratado con toda conmiseración al ciudadano Manrique, lo ha tratado con tanta lisonja, con tanta adulación que el propio ciudadano Manrique, precisamente porque uno de los síntomas característicos de su estado mental es la contradicción, en vez de agradecer al ciudadano Martínez de Escobar que lo levantara a un plano superior, le

contestó en un tono que realmente causa pena y que está fuera de la intelectualidad del ciudadano paranoico, y así clasifico a Manrique, a quien desde este momento declaro ante la Representación Nacional que es nada menos que un demente precoz en estado paranoico.

El C. Manrique: Gracias por el diagnóstico.

El C. Alonzo Romero: En materia de mi profesión soy enteramente caritativo, no cobro honorarios. Voy a decir en esta Asamblea, en que hay médicos inteligentes, que los síntomas característicos de Manrique son, en primer lugar....

El C. Vizcarra: No queremos clase de Medicina.

El C. Alonzo Romero: No estoy dando clase a los representantes de las fábulas de Samaniego. El instinto de contradicción es uno de los síntomas característicos de Manrique, y el impulsivismo patológico. Ustedes habrán observado que ya quería usurpar atribuciones de la Presidencia, diciendo al doctor Martínez de Escobar que le concedía la palabra, y no porque ignore el Reglamento, porque Manrique lo conoce y es inteligente, sino precisamente por el mal que padece, que lo lleva a extravíos mentales. (Aplausos.) Ustedes notarán que, haciendo a un lado mi temperamento, no quiero maltratar a Manrique con palabras duras, porque Manrique es un hombre respetable....

El C. Manrique: Podéis hacerlo.

El C. Alonzo Romero: ...¡sobre todo por sus barbas! (Risas.) Los tratadistas modernos, ciudadanos diputados, aconsejan muy especialmente que a los enfermos de esta naturaleza se les trate con benevolencia, se les trate con cariño. (Aplausos.) Esta mañana leía yo en las columnas de "El Universal", si mal no recuerdo, que en el Estado de Jalisco, en la ciudad de Guadalajara una señorita se había suicidado, y consistía el caso en lo siguiente: una señorita, probablemente - dado el bosquejo que el cronista hacía -, probablemente era una histérica, y la infeliz le daba por estar fuera de su casa y por no aceptar ni el cariño de sus padres, ni el calor del hogar. Pero desgraciadamente sucede esto: que por lo regular, cuando se encuentra en ese grado de mentalidad alguna persona, como no todos los hogares tienen un ambiente de civilización - estas cuestiones son enteramente modernas y no todos están en condiciones de saberlas -, en vez de haber empleado los padres de la señorita a que aludo un sistema de dulzura, un sistema de cariñosas consideraciones para que la señorita hiciera lo que le pareciera, lo que mejor quisiera - porque ese es precisamente el tratamiento de esa clase de enfermedades -, los padres de la señorita, según el cronista, maltrataban a la niña, quien acabó por suicidarse. (Risas y aplausos.) Si nosotros, ciudadanos diputados, continuamos el procedimiento del compañero Martínez de Escobar Federico, a quien yo estimo con todo el afecto que se merece, pero no apruebo el tratamiento porque él es médico, el tratamiento que ayer le dio al ciudadano Manrique ...(Voces: ¡Seriedad!) La verdad, compañeros, en materia de seriedad hay mucho que decir y creo que algunos de ustedes son los menos serios Naturalmente en la XXVII Legislatura tal parecía que había ambiente de consideración y condescendencia en favor de esta clase de enfermos, y no es cierto que en la XXVII Legislatura el ciudadano Manrique haya sido un paladín del Partido Liberal Constitucionalista: que lo digan todos los compañeros de esa Legislatura; al contrario, coqueteó con todos los grupos políticos, y el Partido Liberal Constitucionalista, fundado en ese concepto de los tratadistas modernos, lo trató muy bien y en definitiva Manrique se quedó con nosotros en el bloque del Partido, porque si no lo hubiéramos aceptado, estoy seguro que ya se hubiera suicidado. (Aplausos.) Dice el ciudadano Martínez de Escobar: "Manrique se va, Manrique se fue". Estoy seguro que cuando Manrique llegue al Gobierno de San Luis Potosí, ser otra vez miembro del Partido Liberal Constitucionalista; es lo único que él pretende y es el pacto que ha contraído con el Tartarín de género chico que en este momento en el Ministerio de Gobernación es uno de los hombres que orillan al país a un desastre y ponen en ridículo al general Obregón. (Aplausos.)

Se trataba hace un momento de una serie de paralelos que establecía el compañero Altamirano, a quien estimo mucho; decía él que había una incongruencia en el Partido Liberal Constitucionalista; yo le digo que esa incongruencia existe en un sentido mucho más hondo en ese llamado Partidobloque Socialista de la Cámara. ¿Ustedes conciben que el Sumo Pontífice del Sur, el ciudadano Soto y Gama .... (Risas.) el hermano de Castañeda del ciudadano Manrique... (Aplausos.) el que, no obstante ser un revolucionario, pacte con los reaccionarios de las derechas únicamente para ganar una planilla al Partido Liberal Constitucionalista? ¿esa no es una incongruencia? No me llama la atención, ciudadanos diputados...¡Bueno! Yo no quiero herir más susceptibilidades, porque podía yo decir que el ciudadano Manjarrez, que estuvo en la Ciudadela, es miembro del Bloque Socialista de esta Asamblea; y que el ciudadano Prieto Laurens, por el hecho de haber vestido en cierta época la hopa roja del monaguillo encabezando una manifestación en honor de Cristo Rey, por el hecho de haber llevado alguna vez la hopa roja del monaguillo, repito, hoy quiere portar la blusa roja del revolucionario y del socialista. (Aplausos.) Y así por el estilo, ciudadanos diputados. Y como viene a colación, para que esta Asamblea vea que yo no asiento un hecho calumnioso, porque lo que digo lo compruebo, ayer nada menos cuando el ciudadano Martínez de Escobar me interpelaba para que yo dijera si era verdad que en cierta reunión se había dicho que nuestro querido compañero y amigo el señor Paz había sido un empleado predilecto en la época de Victoriano Huerta, por un error yo dije que había sido juez de Distrito y no fue juez de Distrito, ciudadanos diputados, sino algo peor: fue agente del Ministerio Público Federal en aquella época, nombrado especialmente para que se llevara a cabo esa serie de crímenes que van ustedes a escuchar. (Voces: ¡Muy bien!) A la hora de lavar los trapos hay que lavarlos en casa; que lo sepa la Representación Nacional y que lo sepa la nación por sus cuatro puntos cardinales, para eso tenemos cronistas honrados en la Cámara, aunque esto parezca una adulación calificada así por algunos elementos inconscientes. Yo voy a leer para dar la entonación debida. Lamento tener que referirme a esto, porque

no fue mi propósito el herir al ciudadano Paz; me puso en un compromiso el ciudadano Martínez de Escobar y he tenido que sincerarme ante esta Asamblea para que no se crea que soy un calumniador y un falsario. Dice así:

"México, 11 de mayo de 1921.

"Señor doctor y diputado Miguel Alonzo Romero.- Presente.

"Muy estimado amigo:

"Obsequiando el tenor de su grata de ayer, procedemos a informarle de los siguientes hechos:

"El C. licenciado y diputado Octavio Paz, desempeñó durante la época de Huerta el cargo de agente del Ministerio Público adscrito al Juzgado de Distrito de Campeche en el año de 1913, cargo que le fue conferido especialmente para el proceso que se instruía ante ese Juzgado contra el gobernador rebelde Manuel Castilla Brito y socios por los delitos de rebelión y conexos, y al que fue designado el licenciado Paz por las siguientes circunstancias:

"El licenciado Ermilo Maury Zubaran era el agente adscripto a dicho juzgado cuando se abrió ese proceso, y como era pariente del señor don Juan Zubaran Capmany y amigo íntimo de otras personas señaladas como principales autores intelectuales de la rebelión de Castilla Brito contra el huertismo, algunas personas simpatizadoras de este régimen indicaron al gobernador y comandante militar huertista..."- Un señor Rivera, de infeliz memoria -, "... la conveniencia de nombrar un agente especial para ese proceso que no tuviese ningún vínculo con la sociedad a efecto de que procediera con toda energía y actividad a ejercitar la acción correspondiente contra los presuntos responsables de esa rebelión, habiendo sido nombrado el licenciado Paz, quien fue de esta capital.

"Durante esa época de terrorismo fueron villanamente asesinados los señores José María Blengio, en unión de sus dos hijos, menores de edad, y Fernando Minet, Salvador Avila, Ramón Pineda y otros".

Aquellos infelices indígenas que señalé ayer y en los que hice hincapié porque se trata de uno de los defensores de las masas anónimas, quedando impunes esos crímenes. A propósito de Blengio y sus dos hijos, diré de qué manera los asesinaron después que los sentenciaron a muerte. Cuando lo iban a fusilar, sus dos hijos, que apenas contarían doce o catorce años, se abrazaron de él y Blengio dijo: "si estos niños se han ido conmigo a pelear, es porque yo los he obligado; en nombre de la justicia y en nombre de todo, pido que me fusilen a mí y que se salve la vida de mis hijos". ¡Y los han fusilado abrazados de su padre! (Voces: ¡Qué bárbaros!)

"..quedando impunes esos crímenes.

"La XXVII Legislatura del Congreso de la Unión, a iniciativa del representante ante ella por el Estado de Campeche, C. Juan Zubaran, aprobó una ley de pensión a los familiares de los citados revolucionarios.

"Esperando haber complacido sus deseos con esta información cierta, de la cual existen constancias escritas en el proceso respectivo, que obra en el archivo del citado Juzgado, nos es grato repetirnos de usted afectísimos y seguros servidores."

Firman este documento, el ciudadano senador Joaquín Lanz Galera y el gobernador actual de Campeche, don Gonzalo Sales Guerrero, quien fue ignominiosamente expulsado de allí por las hordas del vándalo Alejandro Magne. Naturalmente, ciudadanos diputados, todo esto he tenido que decirlo con la pena que me ocasiona, ya que aquí se trata de mistificaciones, ya que aquí se trata de esa mascarada a la que llaman revolucionarismo, aunque estos señores ni son revolucionarios ni son honrados; espero que venga alguien a esta tribuna a decir algo para hacer mayores revelaciones; porque todos estos ciudadanos que vienen constituyendo ese bloque incongruente que se llama Bloque del Partido Socialista aquí, entre los cuales se encuentran X, Z, H, N, individuos que no quiero pronunciar sus nombres en estos momentos, son responsables directos de la ruina de esa desventurada Península de Yucatán! (Aplausos.) Ya lo habéis visto, ciudadanos diputados, que yo nunca he venido a asentar un cargo sin comprobarlo. Cuando se trató de la discusión de las credenciales por el Estado de Yucatán, uno por uno asenté en esta tribuna todos los hechos criminales y delictuosos que se venían verificando en mi Estado. ¡Y qué cosa más sensacional, ciudadanos diputados; la incubadora de todos esos crímenes, el señor Salvador Alvarado les arranca la careta ¡les arranca la careta el padre conscripto de ellos! (Aplausos.) Ya lo ven ustedes y estoy en disposición de hacer mayores revelaciones; me he visto obligado esta vez a decir estas cosas y pocas veces he gustado de hacer uso de la palabra para no incurrir en ciertos defectos en que incurre la inmensa mayoría de los que aquí asientan cargos sin comprobarlos. Pido a esta Asamblea que todo esto que me han obligado a decir lo tome como una demostración patente de que el que no viene con valor civil a decir las cosas, no se merece ninguna consideración, ni estar en esta Representación Nacional. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Prieto Laurens.

El C. Espinosa Luis: ¡Moción de orden! (Voces: ¡No!) Que se consulte a la Asamblea si el asunto está suficientemente discutido. Vamos al asunto a debate ya basta de mezquindades que avergüenzan a esta Representación Nacional. Suplico a la Presidencia que consulte a la Asamblea si se sigue por este camino de personalismos o vamos a ocuparnos de asuntos verdaderamente serios, como es el que hemos venido debatiendo al principio. No creo que tengan derecho los compañeros para abusar de la seriedad de esta Asamblea en una justa de denuestos como los que se han venido lanzando. Suplico, por respeto a esta Representación Nacional, que no se tolere por más tiempo este torneo de injurias personales y que volvamos al fondo del asunto. Entiendo que ya se ha discutido lo bastante si se acepta o no la moción suspensiva. Suplico a su señoría que consulte a la Asamblea si se vota desde luego esta moción.

El C. Prieto Laurens: La impaciencia que muestra el compañero Espinosa es justificada.

El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden, señor presidente.

El C. Prieto Laurens: Esa impaciencia, señores diputados, esa impaciencia no la mostraron con el señor Alonzo Romero... (Campanilla.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Soto y Gama para hacer una moción de orden.

El C. Díaz Soto y Gama: He pedido la palabra para hacer una moción de orden y, ¡lo que parece increíble! para apoyar la moción de orden hecha por el diputado Espinosa. He pedido la palabra para apoyar esa moción de orden, porque aunque el menos indicado de todos los diputados de esta Asamblea para hacer semejante moción de orden sea el ciudadano Espinosa, perito en denuestos e insultos, ....

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: ¡Por usted, que ha sido mi maestro en ese camino desvergonzado! (Siseos. Desorden. Campanilla.)

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: ... sin embargo, como alguna vez un individuo que nunca tiene la razón puede tenerla, en este caso la tiene el ciudadano Espinosa. Por supuesto que la tiene por motivos muy especiales; porque mientras se trató de ultrajar a los socialistas, él estuvo de acuerdo en que todo el mundo lanzara esos ultrajes. Y hoy que uno de los socialistas, con torpeza juvenil, trata de defenderse de cargos que no son cargos ni merecen más respuesta que el silencio más despectivo ....

El C. Vito Alessio Robles: ¡Moción de orden! Lo que está diciendo el ciudadano Díaz Soto y Gama no es una moción de orden; ya no es moción de orden, es un discurso.

El C. Díaz Soto y Gama: Es natural que disguste al ciudadano Alessio Robles lo que estoy diciendo. Voy a concluir. (Desorden).

El C. presidente: Si las galerías no guardan la compostura debida, se las mandará desalojar.

El C. Díaz Soto y Gama: Digo que tiene razón el ciudadano Espinosa y voy a explicar las razones que él tuvo para hacer su moción de orden. Esa explicación escuece al ciudadano Alessio Robles...

El C. Alessio Robles: No me escuece, es que estamos cansados de alusiones personales.

El C. Díaz Soto y Gama: Estoy fundando mi moción de orden. En este caso tiene absolutamente toda la razón el diputado Espinosa. Da vergüenza, a mí me da vergüenza el grado de bajeza a que ha llegado este debate; es verdaderamente lamentable y deplorable. De manera que si alguna vez en su vida, acaso la primera y la última, ha tenido razón Espinosa, es en esta vez. poco importa por qué hizo su moción de orden; él quiere que entre el orden a estos debates y debe entrar. Nosotros los socialistas rogamos al compañero Prieto Laurens que dé como respuesta el silencio a ese vendaval de necedades, (Murmullos, Desorden.) a ese vendaval de torpezas, de injurias torpes, de injurias callejeras, que han vomitado a falta de argumentos los miembros del Bloque Liberal Constitucionalista, adoloridos, o doloridos por la actitud justiciera de dos de sus miembros: Aurelio Manrique, que ha estado a la altura de su deber y Manlio Fabio Altamirano, que ha sabido acompañarlo en su actitud. (Murmullos.) Pero ya que ellos se desahogaron, ya que ellos dijeron cuanto tenían que decir, embarrándonos de paso a los socialistas en su torrente de injurias procaces y tontas, nosotros no los acompañemos en eso; despreciemos eso y demostremos que venimos a cumplir aquí con nuestro deber. Nosotros, compañero Prieto Laurens - y lo mismo digo a los compañeros del Bloque Social Democrático - deseamos que cese todo esto - como estoy seguro que lo desea mi compañero de Comisión, señor Siurob - y que de una vez por todas entremos a discutir ese artículo 1o. transitorio. Nosotros pedimos al compañero Prieto Laurens que nos deje...(Desorden. Campanilla.) Pedimos al compañero Prieto Laurens que nos deje entrar a un debate serio. De manera que mi moción de orden se reduce a esto: a que haya orden, señor presidente.

El C. Prieto Laurens: Voy a ser muy breve, señores diputados, y creo que basta ya de ardides de mala ley para impedir que hable. (Desorden. Gritos. Campanilla) Yo creo que lo que voy a decir no va a distraer mucho la discusión; voy a ser bastante breve; pero considero un deber mío el decir unas cuantas frases relativas al discurso del doctor Siurob de ayer y relativas a los discursos de hoy, porque se relacionan estrechamente no conmigo nada más, absolutamente no es una alusión personal cualquiera; no se trata de dejarme satisfecho yo mismo, no, señores.

Cuando yo comprendí que la Asamblea podría cansarse y que necesitaba discutirse y votarse la moción suspensiva, le consta al señor presidente que fuí el primero en retirarme de la lista para que se llegara a una conclusión inmediata; pero en vista de que se apuntaron nuevamente los mismos que se habían retirado y que se viene a insistir en esta tribuna sobre cosas que yo creí que no se volverían a citar, me veo obligado en unas cuantas palabras a contestar lo que se ha dicho aquí. El señor doctor Siurob asentó ayer, creo yo que de buena fe, porque no lo creo falto de buena fe y de honradez, porque creo yo que entre los miembros del Partido Liberal Constitucionalista es de los honrados, es de los que forzosamente tarde o temprano, aunque él diga que no, tendrá que seguir el camino de Manlio Fabio Altamirano y Aurelio Manrique, (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí! Desorden. Campanilla.) el doctor Siurob asentó ayer aquí en esta tribuna, estando ausente y refiriéndose al Bloque Socialista, las siguientes palabras que figuran en el DIARIO DE LOS DEBATES, diciendo de algunos diputados socialistas:

"Son individuos que olvidándose de que no pueden desempeñar los cargos públicos, han llegado hasta a desempeñar la Secretaría de un Ayuntamiento del Distrito Federal tan sólo porque conviene a sus intereses y poner determinados mandatarios ahí para volver a reelegirse. Y mientras exista este grupo, (Campanilla.) mientras exista este grupo de especuladores del socialismo de ladrones del ideal, de escaramuzeadores del tesoro público, este grupo de socialistas que está organizando la nueva agrupación de serviles del Ejecutivo, mientras exista este grupo de hombres mentidos socialistas que vengan aquí a hablar de memorias sobre la revolución social, y conste que no me refiero al compañero Manrique, el compañero Manrique desde antes por convicción ha venido sosteniendo estos principios. Pues bien, mientras existan estos pseudo socialistas, que a semejanza del partido que formara Aguirre Berlanga, del servilismo para el Ejecutivo, hoy se pretende formar dentro de esta Cámara exclusivamente para sostener todos los acuerdos del Ejecutivo de la Unión,

mientras exista, este Partido Liberal Constitucionalista tendrá la razón."

Creo que sobre esto no tiene derecho a hablar el doctor Siurob, que se ha reelecto diputado una, dos y tres veces; primero. Segundo, no es cierto, absolutamente no es cierto que yo tenga la intención de reelegirme por el 11 distrito electoral del Distrito Federal, porque ustedes sabrán perfectamente bien que yo tengo compromiso con mis electores por ese distrito de no reelegirme por ese distrito de ninguna manera, porque ni me aceptarían, pues es un pacto previsto anteriormente, porque los compañeros que sostuvieron mi candidatura se comprometieron a que yo vendría a esta Cámara la mitad del periodo y que la otra mitad vendría mi suplente, como podrán ustedes verlo muy pronto, y que después se elegiría otra fórmula compuesta de obreros simplemente. Mi partido, que está formado casi en su totalidad por el elemento obrero, conoce muy bien al doctor Siurob y él sabe muy bien que se han dirigido a él anteriormente: lo ha entrevistado una comisión numerosa de obreros para decirle que no trabajara en pro de los elementos que en ese lugar, en San Ángel, en la cabecera principal del distrito que yo represento, que no trabajara el Doctor Siurob en pro de los elementos que se dicen peleceanos ahora y que son sostenedores de los Caballeros de Colón y son sostenedores del partido reaccionario. (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Siseos.) El doctor Siurob ofreció, bajo su palabra de honor, a la comisión de obreros que no trabajaría en contra del Ayuntamiento formado por esos mismos obreros y, sin embargo de eso, el señor doctor Siurob, probablemente por seguir la disciplina en su partido, ha seguido trabajando en contra del Ayuntamiento de los obreros que lo quieren, que lo han querido, porque algunos de ellos han sido sus partidarios en Querétaro, y esos obreros me han dicho que yo tenía la obligación de venir a decir estas palabras; en San Ángel, señores, como en los demás lugares de ese distrito, no percibo un sólo centavo; en cambio, desempeño la Secretaría del Ayuntamiento provisional de San Ángel, (Murmullos.) y sin que me lo prohiba la ley. En cambio, la ley, la Constitución, prohibe terminantemente que los ciudadanos diputados desempeñen con remuneración otros puestos, y muchos señores diputados del Pélece desempeñan varios cargos además del de diputados. (Voces: ¡Nombres!) Allá van. Desempeñan cargos en los Ferrocarriles, desempeñan cargos en la Caja de préstamos y así sucesivamente. (Voces: ¡Nombres!) Los nombres creo innecesario decirlos porque todos los señores diputados los conocen. (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) Ellos, señores diputados, ellos cobran sueldo a la nación, al Poder Ejecutivo federal: el señor doctor Siurob, el señor licenciado Martínez de Escobar, el señor diputado ingeniero Vito Alessio Robles y así sucesivamente todos ellos. ¿Y con qué derecho vienen a lanzar estos cargos a esta tribuna? (Aplausos. Gritos. Desorden. Campanilla) Yo, señores, reconozco que los señores Siurob, Martínez de Escobar Rafael y Vito Alessio Robles son de los hombres honrados del Pélece; no son de los que han de pasarse con la reacción, seguramente que no; pero son los que no tienen derecho de venir aquí a hablar de estas cosas, y más cuando no pueden probar un cargo que lanzan en esta tribuna. No quiero referirme a la "vacilada", podría llamársele si me perdonan ustedes la vulgaridad del término, del señor diputado yucateco que vino a esta tribuna a desahogarse, porque cada vez que tiene oportunidad lo hace. (Gritos. Silbidos. Campanilla.) porque lo que ha asentado este individuo es una falsedad tan grande que no podrá probarla, y eso ser la mejor prueba, señores diputados, de que él es un farsante. Ha venido a esta tribuna a decir que yo he sido monaguillo. (Risas. Gritos. Campanilla.) Miente este señor diputado. ¡Miente! En ocasión de la discusión de mi credencial, algún diputado peleceano quería lanzarme este cargo y habló conmigo; entonces le expliqué de dónde provenía ese cargo. Yo he sido, señores diputados, toda mi vida alumno de escuelas laicas, toda mi vida, y durante el 5o. año de Preparatoria, me inscribí con una clase de sociología en el Colegio de Mascarones; en ese Colegio de Mascarones se fundó una liga de estudios sociales en el año de 1909; en el Colegio de Mascarones, donde estudié sociología, se fundó esa liga; esa misma liga fundó más tarde una institución clerical y política que organizó una manifestación a Cristo Rey. (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Gritos. Silbidos. Campanilla.) ¡Pero mienten los que digan que yo he sido monaguillo! Porque, señor Alonzo Romero, cuando muchos de los señores diputados del Pélece, cuando muchos de los honradísimos del Pélece percibían entonces del Gobierno de Porfirio Díaz y más tarde del Gobierno de Huerta dineros que les daban éstos para sostenerlos a su lado, yo desde la Escuela Preparatoria me iba a los campos del Sur en 1911; les consta a mis compañeros, me fui a los campos del Sur. (Desorden. Gritos. Campanilla. Voces: ¿Y en 1913?) Miente este farsante cuando dice que encabecé yo una manifestación religiosa en 1913, pues entonces iba ha ser asesinado por Huerta y estaba preso en la Penitenciaría y aquí está Aurelio Manrique y otros compañeros estudiantes que son testigos de la villanía de este individuo. Ya ven ustedes, señores diputados, que por desgracia se ha desviado la discusión en este fango; que es necesario que los verdaderos farsantes, que los verdaderos mistificadores queden desnudos aquí, (Voces: ¡No! ¡No!) porque de lo contrario se engaña a la nación, se engaña a vosotros mismos. Y yo no quiero permitir que sobre mi nombre pase una mancha tan villana como la que me ha lanzado ese farsante. De manera que este señor ha comprobado que es un farsante, porque jamás podrá probar, absolutamente, lo que ha dicho en esta tribuna. (Desorden. Campanilla.) Así es que debemos felicitarnos de que Manrique y Manlio Fabio Altamirano fueran los primeros en iniciar la dispersión del Pélece. El lastre del Pèlece ser el primero en resentirse porque, como dijera Manrique, su separación y la separación de Manlio Fabio son un síntoma, son un símbolo y significan mucho para los peleceanos. (Risas. Desorden. Siseos.) ¡Y cómo no! Los que ríen, los que murmuran, olvidan lo que hace unos cuantos instantes uno de sus más caracterizados líderes, el señor licenciado Martínez de Escobar, dijo aquí: que le había producido un desvelo de toda la noche. (Voces: ¡Ah! Aplausos. risas.) ¡Es claro! Como dijera hace poco el ciudadano

presidente de la República: "Los revolucionarios que al triunfo se dividen en dos facciones - porque propiamente no son partido - tendrán que presenciar este fenómeno: Si una de esas facciones se alía a la reacción, forzosamente va al fracaso. "Y esa facción est siendo el Pélece; lo voy a demostrar. (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Desorden.) Sí, señores, no crean ustedes que el señor doctor Siurob, viejo revolucionario y luchador de buena cepa, se haya puesto a la defensa de Ventura Izquierdo, en Tacuba, un ladrón profesional que tiene deudas con la justicia, (Desorden. Campanilla.) que se haya puesto el señor Siurob a la defensa de este individuo porque sí; no señores, es que el interés del Pélece, los intereses creados del Pélece, que tiene que acaudillar alguien forzosamente, y en este caso por desgracia le tocó al honrado doctor Siurob, los intereses creados del Pélece lo obligaron a defender a esos salteadores del poder en Tacuba, que han sido rechazados unánimemente por la población de aquellos lugares. Ustedes han presenciado el día de ayer una manifestación del pueblo de Tacuba y cuando gusten, cuando gustéis señores diputados, os invitamos a ir a Tacuba para que se convenzan de cuál es la opinión pública verdaderamente y no lo que le vienen a contar al doctor Siurob. Y, además, ustedes han de saber que a quienes defiende el Pélece en la Villa de Guadalupe son nada menos que a los magnates del Clero, porque éstos son los directores intelectuales de la planilla que sostiene el Pélece en la Villa de Guadalupe. (Murmullos. Desorden. Campanilla.)

Este señor Vivanco Estevez, líder del Pélece ahora en Villa de Guadalupe, es un íntimo amigo de todos los obispos y de todos los arzobispos, como les consta a todos los diputados que han visto las cartas que han traído aquí nuestros compañeros laboristas; los que pertenecen en estos momentos al Ayuntamiento de la Villa de Guadalupe - nos han traído las cartas en que se muestra claramente - que están ligados al Partido Liberal Constitucionalista y a los magnates del Clero; y en San Ángel, por último, el defensor del Pélece es un individuo traidor a la revolución, es un individuo que si bien en un principio militó a las órdenes del general Obregón, después se puso incondicionalmente a las órdenes de Aguirre Berlanga y ahora está aliado a los caballeros de Colón en San Ángel. Yo también invito a los diputados peleceanos a que vayan, y al mismo doctor Siurob a que vaya mañana, porque no ha ido, porque desde aquí, desde su bufete, quiere despachar las cosas. ¿Por qué no va a cerciorarse de cuál es la verdadera voluntad popular en San Ángel? Y entonces verá lo que dicen los obreros, y que esos obreros, que pasan de 5,000, no admiten, por ningún motivo, que un grupo reducido de ciudadanos quiera apoderarse, so pretexto de ser peleceanos, del Ayuntamiento de San Ángel Por lo tanto, yo vengo ahora a rectificar las palabras del doctor y a protestar contra lo que aquí se ha dicho, porque sencillamente, señores, lo que ese señor diputado vino a decir, es falso.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Señores: Había pedido la palabra precisamente porque sabía que el diputado Prieto Laurens iba a venir con esta clase de calumnias (Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna!) encontró de mi personalidad. (Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna!) Todo el mundo sabe perfectamente que en el asunto de San Ángel han sido el gobernador del Distrito el que, removiendo a los muinícipes nombrados por falta de Ayuntamiento, trató de imponer allí por medio de la fuerza, un Municipio a su antojo, para que cumpliera sus aviesos fines, de elegir para la próxima vez como diputado a una persona que fuera a gusto del señor ministro de Gobernación. (Aplausos.) Todo el mundo sabe que en Tacuba, pasando sobre amparos concedidos por los jueces y cometiendo verdaderos cuartelazos contra los Municipios del Distrito Federal - que estén en ellos quienes estén, son por eso dignos de respeto, porque están amparados por la justicia federal -, el gobernador atropelló esa justicia y mandó a los esbirros que están a sus órdenes para que violaran la justicia federal. (Desorden. Gritos en las galerías.) Saben ustedes perfectamente que si hay algún individuo que haya cometido faltas, todos los ciudadanos tienen expedito el camino de la ley para acusarlos por las faltas que estos ciudadanos hayan cometido y, por tanto, yo no tengo absolutamente ningún cargo que contestar. Yo he procurado, dentro de la ley, dentro de la justicia, ayudar al partido a que tengo el honor de pertenecer; en cambio, el señor Prieto Laurens se ha ido como agitador, apoyado por la fuerza pública, apoyado por todos los elementos del Gobierno, como en el caso de San Ángel, a atacar y a asaltar el Municipio de San Ángel, que estaba en poder de los munícipes nombrados conforme a la ley. Yo lo que he ido a combatir, no ha sido que esté allí X o Z; lo que he ido a combatir es que se están asaltando los Municipios del Distrito Federal, apoyándose en la fuerza pública, y que se siente el precedente de que el gobernador del Distrito sea el primero en violar el principio del orden y la justicia; yo lo que he ido a atacar es que el gobernador del Distrito, el mandatario supremo dentro del orden político en el Distrito Federal, sea el primero que esté violando la justicia federal; esto es lo que yo he ido a atacar ahí. Por lo demás, ya saben los obreros, los de allá y los de todas partes, que cuando se trata de defender los principios, yo he estado siempre con ellos; que cuando se trata de defender personalidades y de defender esta villana democracia de la cual ha tenido en gran parte la culpa, junto con el señor Saldaña Galván, el señor Prieto Laurens, que cuando se trata de defender esta democracia, (Aplausos. Desorden. Campanilla.) que cuando se trata de personalidades, yo no veo personalidades o no veo más que lo que encuentro como fondo de justicia; que cuando se trata de los principios absolutos de la revolución y de los principios absolutos con que tiene que progresar y engrandecerse el pueblo mexicano, ya el pueblo mexicano me ha visto en esa tribuna, en el campo de batalla y en las columnas de la prensa firmando artículos en favor de la libertad de México. (Aplausos.)

El C. prosecretario Castrejón: Habiendo hablado los oradores que prescribe el Reglamento, en votación económica se pregunta...

El C. Céspedes: ¡Moción de orden! Ruego a

usted disponga que ese individuo de las galerías que se marcha, sea detenido por la policía; a ese, a ese que se marcha (Murmullos.) Voy a explicar el motivo de por qué (Voces: ¡No! ¡No! Gritos. Desorden. Campanilla.) Señores diputados y señor presidente: Con toda atención y a la vez con toda energía pido a usted que dentro de este recinto haga respetar el Reglamento de debates y dé usted a la Asamblea -como es su obligación - la libertad bastante para que se produzcan los ciudadanos representantes en la forma que tengan a bien hacerlo. En estos momentos que hablaba el ciudadano Siurob sobre el caso de Tacuba y de San Ángel, el ciudadano Casas Alatriste, representante de aquellos Municipios, interrumpió al expresado señor Siurob con alguna corrección sobre la cuestión de la justicia federal; entonces el individuo que denuncio, que está en el intercolumnio que señalo, profirió una palabra injuriosa, que no es posible que yo repita es estos momentos, para el señor Casas Alatriste, y sacó la pistola, amenazándolo con ella...

El C. Valadez Ramírez, interrumpiendo: Y se la entregó al otro que está allí.

El C. Céspedes, continuando: En estos momentos acaba de pasar su pistola al otro individuo que está cerca de él. En virtud de eso, señor presidente, yo reclamo de usted que cumpla con su obligación deteniendo a ese individuo y consignándolo a las autoridades competentes. (Desorden, Campanilla.) Y sobre todo, que cumpla usted el Reglamento en este particular: que los asistentes a las galerías no deben presentarse armados.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar a su señoría que con toda pena ha escuchado todos los discursos que los miembros de la Asamblea han venido a pronunciar a la tribuna; que ha sido esto verdaderamente penoso no sólo para mí, sino para toda la Asamblea, pero que no podía contener el ímpetu de los señores que han pedido la palabra para hechos. Respecto a lo que dice, sírvase la Secretaría ordenar a la policía que saque inmediatamente a las personas que portan armas y a las que alude el señor Céspedes. (Desorden. Gritos. Campanilla.)

El C. Céspedes: Pero que se les consigne a las autoridades. (Voces: ¡A votar!)

Presidencia del C. AVILÉS URIEL

El C. Prosecretario Castrejón: En votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba la moción suspensiva presentada por los firmantes. Los que estén por la afirmativa, sírvanse... (Voces: ¡Votación nominal!) Habiendo pedido votación nominal el ciudadano Manrique, apoyado suficientemente, se va a tomar la votación nominal. Se ruega muy atentamente a señores diputados tengan la bondad de ocupar sus curules, para poder tomar la votación. Por la afirmativa.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Por la negativa. (Se recoge la votación.)

El C. prosecretario Castrejón: Votaron por la afirmativa 102 ciudadanos diputados. Votaron por la negativa 40 ciudadanos diputados. Queda aprobada la moción suspensiva. (Aplausos.) Por acuerdo de la Presidencia se levanta la sesión y se cita para mañana a las cinco de la tarde. (8.45 p. m.)