Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210513 - Número de Diario 45

(L29A1P1eN045F19210513.xml)Núm. Diario:45

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 13 DE MAYO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II.- NUMERO 45

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

13 DE MAYO DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. Es discutida y desechada una proposición subscrita por varios CC. diputados tendente a que se enlute la tribuna por el fallecimiento del C. Isaac Arriaga, diputado a la XXVIII Legislatura de la Unión.

3.- Continúa la discusión del artículo 1o. transitorio, del proyecto de ley sobre el fraccionamiento de latifundios. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ZUBARAN JUAN

(Asistencia de 134 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5.55 p. m.: Se abre la sesión.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día doce de mayo de mil novecientos veintiuno.- Periodo extraordinario.

"Presidencia del C. Juan Zubaran.

"En la ciudad de México, a las seis y cinco de la tarde del jueves doce de mayo de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.

"Sin debate se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior, así como una solicitud del C. Vicente Alvarez, relativa a que se le conceda licencia de quince días, con goce de dietas.

"Acordóse acusar recibo y agregar a su expediente un memorial por el que la Liga de Resistencia de Agricultores de Itzhuatlancillo, Orizaba, Veracruz, protestan en contra de los diputados que se han opuesto a la aprobación de la Ley Agraria.

"El C. Paz usó de la palabra para contestar alusiones personales.

"Presidencia del C. Pedro A. Chapa.

"El referido C. Paz dio fin a su peroración, contestando una pregunta del C. Zubaran.

"El C. Alonzo Romero hizo aclaraciones y solicitó la lectura de un impreso, a lo que accedió la Secretaría. El orador fue interrumpido por una moción de orden del C. Díaz Soto y Gama, que dio lugar a aclaraciones de la Presidencia.

"De acuerdo con la proposición aprobada en la sesión anterior, se puso a debate el artículo 1o. transitorio del proyecto de ley sobre fraccionamiento de latifundios.

"El C. Díaz Soto y Gama, a nombre de las comisiones, habló en pro, interpeló a los CC. Colón y José Luis Solórzano, quienes contestaron, y respondió a su vez, a preguntas que le dirigieron los CC. Israel del Castillo y Maqueo Castellanos.

"El C. Siurob hizo una moción de orden y en seguida el C. Montes de Oca, a quien se concedió la palabra para interpelar a las comisiones dictaminadoras, se refirió a la cuestión política del Estado de México, interrumpiéndole los CC. Céspedes y José Luis Solórzano con mociones de orden. Concluyó el C. Montes de Oca haciendo una pregunta al C. Díaz Soto y Gama, el que nuevamente paso a la tribuna y la contestó.

"A las nueve de la noche se levantó la sesión y se citó para el día siguiente, a las cinco de la tarde."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien la impugne? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. prosecretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.

"Las legislaturas de los Estados de Coahuila, Colima y Querétaro, envían comunicaciones de condolencia por el fallecimiento del ciudadano diputado Atanasio Gutiérrez."- A su expediente.

"H. Asamblea:

"Los subscriptos, como diputados al Congreso de la Unión, respetuosamente pedimos que, como justo homenaje y reconocimiento de los relevantes méritos revolucionarios del inmaculado luchador agrarista J. Isaac Arriaga, sacrificado infamemente por el retroceso, con ocasión de un motín

deliberadamente provocado, se enlute por tres días la tribuna de esta Representación Nacional.

"Salón de Sesiones, México, a 13 de mayo de 1921.- J. Siurob.- Luis Gúzman.- A. Díaz Soto y Gama.

"Hacemos nuestra la anterior proposición.- Francisco Soto.- Castrejón.- L. A. Aldaco.- Ignacio C. Villegas.- Francisco Ramírez Luque.- G. Correa.- J. B. Salazar."

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente. Para suplicar a usted que por conducto de la Secretaría tenga la bondad de solicitar de la Asamblea la dispensa de trámites, que por un olvido dejamos de mencionar los firmantes de la proposición a que acaba de darse lectura.

El C. prosecretario Castrejón: Los firmantes de la proposición a que acaba de darse lectura, por conducto de la Secretaría piden dispensa de trámites y se consulta a la Asamblea si la concede.

Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión.

El C. Avilés: Pido la palabra en contra, señor presidente.

El C. Saucedo: ¡Moción de orden, señor presidente!

El C. presidente: Tiene usted la palabra para una moción de orden.

El C. Saucedo: Para suplicar a alguno de los autores de esa proposición se sirvan fundarla.

El C. Siurob: Pido la palabra para fundarla.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob para fundar la proposición.

El C. Siurob: Honorable Asamblea: No es sino con un intenso sentimiento como vengo a hacer uso de la palabra a esta tribuna, pues desde esta mañana la prensa nos sorprendió con la infausta nueva de que había sido muerto en un motín acaecido en Morelia el ciudadano Isaac Arriaga. Muchos de los miembros pertenecientes a la Legislatura pasada conocieron perfectamente a este compañero y yo lo conocí no desde la legislatura pasada, sino desde la época del maderismo, en que habiendo yo ido a Michoacán como representante o delegado de la Convención de 1911, tuve la satisfacción de conocer a Isaac Arriaga, que entonces comenzaba a hacer sus primeros trabajos políticos. Isaac Arriaga desde aquella época fue un inmaculado; desde aquella época comenzó a luchar por las ideas socialistas en el Estado de Michoacán; desde aquella época desdeñó el oro, desdeñó el poder. Humilde como era, hombre de la gleba, comenzó a luchar por redimir a las clases trabajadoras del Estado de Michoacán. A mí me consta que desde aquella época, cuando nosotros llevábamos un ideal político, ya nos aconsejaba que abordáramos directamente el ideal social. Posteriormente Isaac Arriaga luchó siempre en todos los momentos en que la revolución se lo pidió, bajo las banderas revolucionarias. Más puro en su ideal, más grande, siendo estudiante del glorioso Colegio de San Nicolás de Hidalgo, el ciudadano Isaac Arriaga abandonó sus estudios y se lanzó todavía como un humilde estudiante a las filas rebeldes del ciudadano Castrejón....

El C. Castrejón, interrumpiendo: ¡No, no eran las mías! (Risas.)

El C. Siurob, continuando: Estando dentro de las filas revolucionarias, muchas veces predicó los ideales aun en los mismos ejércitos; muchas veces fue el alma de la resistencia en aquellos momentos aciagos en que las tropas de la revolución eran unos cuantos soldados mal vestidos, peor alimentados, con escaso armamento y que vagaban por las montañas de Michoacán defendiendo los principios. Después paso la época aciaga; paso la época terrible, y consolidado el triunfo de la revolución, Isaac Arriaga tuvo oportunidad de venir a representar un distrito electoral del Estado de Michoacán en este Congreso de la Unión; y aquí, desde esta tribuna parlamentaria lo vió el pueblo muchas veces a venir defender la ley que entonces estaba a discusión, la Ley del Trabajo. Defendiendo la Ley del Trabajo Isaac Arriaga estuvo siempre del lado de los humildes, del lado de los trabajadores, defendiendo siempre con todo tezón, con toda actividad, con toda energía los principios revolucionarios. A Isaac Arriaga se deben muchas de las modificaciones introducidas a esa ley; Isaac Arriaga, exponiéndose muchas veces al odio de las clases aristócratas, estuvo defendiendo estos principios; siempre que se trató de algún asunto agrario, Isaac Arriaga estuvo defendiendo el lado de los trabajadores. En la Ley Agraria que se presentó en el pasado Congreso, Isaac Arriaga contribuyó con su actividad, con su empeño, con sus luces - porque era un muchacho de talento -, contribuyó a intensificar el cumplimiento de los principios. Últimamente desempeñaba el puesto de presidente, si mal no entiendo, de la Comisión Local Agraria y se marcó la presencia de Arriaga en ese puesto porque inmediatamente se empezaron a dar tierras a los pueblos en una proporción en que nunca se había hecho en el Estado de Michoacán, porque en el Estado de Michoacán había una Comisión Local Agraria que no se preocupaba en lo absoluto de cumplir la ley de 6 de enero, y por lo tanto los ideales de la revolución. Todas estas cosas, su personalidad limpia y sin mancha, el hecho de haber muerto verdaderamente pobre, porque no tenía un centavo, la circunstancia de haber servido a sus ideales y a sus principios con toda energía, con toda actividad, con todo celo, me hacen venir a apoyar esta proposición, porque soy uno de los autores de ella. Creo que Isaac Arriaga ha cumplido con los tres ideales, con las tres pruebas a que puede estar sometido un revolucionario: la primera, haber sufrido por la libertad; la segunda, haber sido insultado por los propios libertos, y la tercera, ir a morir enterrado, puede decirse, por subscripción pública, desde el momento en que el Gobierno del Estado va a hacer el entierro y que él ha muerto pobre. Por todas estas razones yo suplico a mis estimables compañeros que desentendiéndose de las circunstancias (Voces: ¡Ah!) especiales que hayan determinado su muerte; haciendo a un lado la circunstancia de que no sabemos todavía las condiciones ya precisamente determinadas de la muerte de Isaac Arriaga, sino viendo toda una vida - que cualesquiera que hayan sido esas condiciones no pueden opacar toda una vida de sacrificio, toda una vida de rectitud, toda una vida de idealista absolutamente inmaculado -, se enlute esta tribuna que muchas veces vino él a honrar con su presencia de luchador incansable, defendiendo los derechos de los trabajadores, de los humildes y, por

consiguiente, los derechos del pueblo mexicano. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Avilés.

El C. Avilés: Señores diputados: Hay hechos que materialmente causa pena venirlos a tratar y a mí demasiada pena me ha causado que el ciudadano Siurob haya venido a apoyar aquí esta moción, porque si el ciudadano Siurob estuviera verdaderamente compenetrado de los hechos ocurridos en Michoacán, tal y como sucedieron, indiscutiblemente que el ciudadano Siurob no hubiera venido a lanzar desde aquí su verbo en esta Asamblea. Yo no voy a quitar ni a poner méritos al ciudadano Arriaga; yo voy a tratar el asunto bajo su aspecto legal y bajo el aspecto político y bajo el aspecto moral, como deben tratarse estas cuestiones, pues ya es tiempo, ciudadanos diputados, de que cada quien se vaya arrancando la careta, presentándonos como somos. Voy primero a tratar el aspecto moral de este asunto. ¿Qué le autoriza a esta Representación Nacional para enlutar la tribuna, cuando el ciudadano Arriaga no fue diputado constituyente, ni es diputado en la actualidad? Esa es la parte legal, ciudadano Siurob. En cuanto a lo que se refiere a la parte política, ¿cómo es que sin antes haber escudriñado los fondos de estos acontecimientos que se acaban de desarrollar en el Estado de Michoacán, sin antes haber colocado a los actores y autores de los hechos en el lugar que verdaderamente les corresponde, vamos a venir aquí a pedir que se enlute la tribuna de esta Representación Nacional por un hombre que tomó parte activísima y fue actor y autor de esos hechos? Pues bien, ciudadanos diputados, la prensa toda de la capital hoy en la mañana llevó a todas las conciencias los escandalosos acontecimientos suscitados en Michoacán. Allá, ciudadanos diputados, se acaba de repetir de un modo odioso la nueva noche de San Bartolomé por los esbirros del mugiquismo. Ciudadanos diputados, se ha ido a asesinar a hombres, ancianos, niños y mujeres y ¿quién encabezaba a esos esbirros? Pues nada menos que el ciudadano Arriaga. ¿Cómo es que vamos a enlutar la tribuna, ciudadanos diputados, sin antes haber expurgado perfectamente esos hechos y haber colocado, repito, a cada quién en el lugar que verdaderamente le corresponde? Yo, ciudadano Soto y Gama, hace mucho tiempo que vine a hacer mi profesión de fe en esta tribuna, desde antes de que usted estuviera en esta Legislatura, de que yo soy netamente anticlerical, y esas doctrinas, ciudadano Soto y Gama, las he venido sosteniendo en todas partes y a todas horas aun en mi mismo hogar. Pero eso no quiere decir que yo, como representante del primer distrito electoral de Morelia donde acaban de llevarse a cabo esos escandalosos acontecimientos, no venga a lanzar aquí desde esta tribuna mi voz de protesta y a señalar con el índice a los culpables de esos acontecimientos. Dicen que Nerón, ciudadanos diputados, cuando contemplaba el incendio de Roma desde uno de los tablados hechos exprofeso para contemplar ese espectáculo, se dirigía a Petronio, a uno de sus lugares tenientes (Risas.) y a ese hombre que por sus hechos, por su elegancia, ha pasado a la inmortalidad, se dirigía Nerón y le preguntaba: "¿Qué te parece, Petronio, ese espectáculo?" Y le contestaba Petronio: "Muy digno de ti, señor". Y, señores, así contestamos nosotros, los de Michoacán, a los que vienen a preguntarnos quiénes han sido los autores de esos acontecimientos. Nosotros, ciudadanos diputados, no vamos a culpar ya ni al mismo Múgica, porque Múgica es una consecuencia lógica de lo hecho aquí por el Gobierno del Centro. (Murmullos. Aplausos.) Nosotros tenemos, ciudadanos diputados, que endilgar nuestro índice hacia el ciudadano Obregón y decirle como Petronio a Nerón: "¡He allí, señor, un espectáculo digno de vuestro nombre!" (Siseos. Aplausos.) Hoy en la mañana, ciudadanos diputados, acabo de tener en mis manos mensajes que hablan de la magnitud de la hecatombe: ¡sesenta y siete muertos entre ancianos, niños, mujeres y hombres! ¡Alfombrado estaba completamente el lugar de los acontecimientos! Y esto, ciudadanos diputados, ¿qué no horroriza? Ya está encajado en la conciencia nacional que nosotros, los michoacanos, hicimos toda clase de esfuerzos para evitar esos crímenes, esos atentados, porque los de Michoacán conocemos perfectamente la psicología del pueblo de Michoacán, y aquí va esta verdad, ciudadano Soto y Gama: el pueblo de Michoacán no se parece al de Yucatán. (Aplausos.) Con permiso del ciudadano Alonzo Romero, y espero que él me perdonará si es que quizá llego a ofenderle haciendo esta comparación. El pueblo de Michoacán, ciudadano Soto y Gama, es un pueblo levantisco; el pueblo de Michoacán, ciudadano Soto y Gama, en la época de sus antepasados no pudo ser conquistado, como usted sabe, por los aztecas; es un pueblo que supo estar a la altura de su deber en toda aquella época y, naturalmente, que todavía en el pueblo michoacano hay mucha sangre de esos tarascos que no van a permitir que nada más así se les vaya a hollar, que se les vaya a imponer un individuo como Múgica. No, ciudadano Soto y Gama, y a eso se deben precisamente estos acontecimientos. Nosotros lo estuvimos diciendo todos los días: no, señores, no conviene que ustedes vayan a cometer este atropello con el Estado de Michoacán; no, señores, nosotros no queremos que la sangre de los michoacanos vuelva a correr por sus vastos campos; no, señores, se necesita que ustedes tengan piedad del pueblo michoacano. Y yo aquí recuerdo una frase no sé de quién, ciudadanos diputados, y yo repetí también esa frase muchas veces: "Cuando un tirano trata de aplastar a un pueblo, debe de aplastarlo, porque de lo contrario este pueblo aplastará al tirano". Y ahí están los acontecimientos lógicos del capricho de un hombre, ciudadanos diputados. ¿Dónde está esa inmensa popularidad, dónde está, vuelvo a repetir, esa inmensa popularidad que se colgaba al general Múgica? Cuando acabamos de ver de qué manera tan infame acaba de correr la sangre en Morelia y acaba de asesinarse allí, porque a sido un verdadero asesinato lo hecho contra esos infelices, yo vuelvo a repetir, ciudadanos diputados, yo no soy clerical ni vengo a defender aquí a los clericales; yo lo que vengo a hacer aquí es defender a la ley, defender a la Constitución, es defender a esos infelices a quienes han asesinado de un modo enteramente horroroso para quienes, ciudadanos diputados, no

ha habido conmiseración de ninguna naturaleza. He ahí los acontecimientos que acaban de suscitarse, provocados por el capricho de un hombre. Y es claro que nosotros los michoacanos nos sintamos indignados por todos estos acontecimientos. ¿O qué, ciudadanos diputados, nosotros no vamos a tener derecho a venir a esta tribuna a lanzar nuestra protesta, esa protesta que debe repercutir en todo el país, porque a nosotros no se nos puede tachar de desleales, porque a nosotros no se nos puede tachar de falta de revolucionarismo ya que siempre hemos estado adonde han estado los demás, siempre hemos ido adonde han ido los demás, y nosotros, previendo todos estos acontecimientos, ciudadanos diputados, vuelvo a repetir porque esto hay que repetirlo siempre, tratamos de vitarlo muchas veces?

Ahora, ciudadanos diputados, las cartas están tiradas. ¿Qué va a ser esto, pregunto yo? Aquí repetiría yo la frase de Querido Moheno - porque de los enemigos dicen que hay que traer lo bueno - "¿Hacia dónde vamos?" No van a terminar allí las hecatombes en el Estado de Michoacán: hoy se producen en la capital del Estado y mañana se producirán en los distritos y poblados; mañana se producirán en los pueblos y como consecuencia lógica vendrá la conflagración. Es tiempo todavía de evitar esto, ciudadanos diputados. Yo desde esta tribuna interpelo al Senado de la República, en cuyas manos está todavía el porvenir de Michoacán, para que el Senado de la República diga de una vez por todas qué es lo que piensa hacer después de estas hecatombes provocadas por la cobardía, por la mala fe o por cualquiera cosa de los señores senadores. Yo desde aquí los interpelo para que nos vengan a decir a nosotros, los michoacanos, qué es lo que han hecho y qué es lo que van hacer en lo futuro con el Estado de Michoacán. Yo me concretaría, como se concretaron todos los michoacanos, a lanzar protestas llenas de santa ira porque la ira tiene momentos de santidad, ciudadanos diputados, no obstante que hayan hecho ya, como alguien decía, chorizos de los frailes, eso no quiere que nosotros no seamos michoacanos y no seamos amantes de la ley y sobre todo de que no se asesine así nada más porque sí, validos de la fuerza, porque no fue allí una contramanifestación de socialistas, ni nada de eso, ciudadanos diputados, sino que fue una contramanifestación de la gendarmería del Estado que iba armada hasta los dientes y que cerró todas las salidas a los infelices manifestantes parar luego asesinarlos allí a mansalva, y la prueba está en que de los que iban encabezando la gendarmería, que de esos esbirros, que de esos gendarmes, según la misma prensa lo refiere, solamente tres fueron los que cayeron, sólo un muerto y dos heridos. En cambio, ciudadanos representantes, de los infelices manifestantes no solamente tres cayeron; vuelvo a repetir que nosotros recibimos mensajes hoy en la mañana donde se decía que de los manifestantes, entre mujeres, niños y hombres, habían caído más de sesenta y siete muertos a más de otros tantos heridos. Esa es la labor, ciudadano Díaz Soto y Gama, que el mal socialismo, que el mal agrarismo está haciendo en el Estado de Michoacán, y yo me voy a permitir, para aclarar, para que vea su señoría que si allá en el Estado de Michoacán en lo que se refiere al socialismo - y vamos que dicen que es un gobernador socialista el que está en el Estado de Michoacán - me voy a permitir suplicar a la Presidencia ordene se dé lectura a este documento. Ya verá usted cuáles son las ventajas que tienen los socialistas en el Estado de Michoacán, o más bien dicho, las ventajas que tiene el pueblo en el Estado de Michoacán.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Ciudadano diputado don José Bravo Betancourt.- México.

"Los suscritos, peones, empleados y medieros de esta hacienda de Huaracha, perteneciente al distrito de Jiquilpan, del cual es usted su digno diputado, atentamente suplicamos a usted se sirva interponer su valiosa influencia ante el gobierno del centro a fin de que evite un hecho que tesorero general de este Estado, dirige en contra de esta hacienda y el cual sólo vendrá a redundar en gravísimo perjuicio para nosotros y nuestras familias.

"Se trata de un embargo que según dicen efectuó ayer por falta de pago de contribuciones el concentrador de Rentas de Jiquilpan, sobre el maíz y el garbanzo que existen en las trojes de esta hacienda. Como usted sabe, el primero de estos cereales, se nos da semanariamente al precio de $1.50 (un peso cincuenta centavos) el hectolitro, y si se nos quita este beneficio, valiendo hoy el maíz a razón de $7.00 (siete pesos) el hectolitro, un precio mucho más elevado del que para nosotros le marca esta finca, no sabremos qué hacer para atender eficazmente al sustento de nuestras familias. El garbanzo, también existente aquí, es el destinado únicamente para semilla de la próxima siembra y en caso de que sea rematada, los medieros carecemos de esa sementera.

"Por todo lo expuesto, esperamos que considerará justa nuestra petición de que a nuestro nombre haga una enérgica protesta ante el Gobierno, a fin de evitar ese atentado, antes del próximo sábado que es el día de la semana en que se nos dan las raciones, lo que de fijo conseguiremos, ya que se trata de evitar un mal en contra del pobre pueblo, al que tantas promesas de protección le han hecho nuestros mandatarios.

"Anticipámosle las gracias, protestando a usted nuestra atenta consideración.

"Hacienda de Huaracha, 29 de abril de 1921.- Germán Rico.- J. M. Cárdenas.- M. Robledo.- Ismael Cejo.- M. Rodríguez."- Siguen más firmas.

El C. Soto y Gama: ¿Quién es el hacendado?

El C. Avilés, continuando: Le voy a explicar todo a su señoría, ciudadano Soto y Gama; todo se lo voy a explicar a usted. Comenzaré por decir que aun cuando éste sea un mal hacendado, aunque éste sea un mal latifundista...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Ah, vaya!

El C. Avilés, continuando: ....aunque éste sea un mal latifundista, ciudadanos diputados, yo interpelo aquí al ciudadano Siurob para que diga cuál ha sido mi labor agrarista desde la Legislatura anterior; si no he venido a clamar desde esta tribuna día a día, momento a momento, que para

resolver este problema se necesitan dos cosas: darle pan e instrucción al pueblo. Y esto lo he dicho aquí desde hace tres o cuatro años. ¿No es exacto, ciudadano Siurob?

El C. Díaz Soto y Gama: Eso no tiene que ver nada con el debate.

El C. Siurob: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Señores compañeros: Es verdad. A mí me consta que el compañero Avilés, con una labor paciente e incansable, ha estado luchando por los ideales populares, por los ideales revolucionarios, tanto en el lado agrarista como en defensa de los intereses de los trabajadores; me consta que siempre su labor ha sido absolutamente honrada y enérgica - sobre todo enérgica - en este sentido. Por consiguiente, creo que es inmaculada la labor de este compañero en lo que se refiere a los intereses de los humildes. (Aplausos.)

El C. Avilés, continuando: Decía yo, ciudadanos diputados, que una hacienda da el maíz al peón a uno cincuenta el hectolitro, cuando este hectolitro vale en plaza catorce pesos, es digna de tomarse en cuenta la actitud de ese hacendado. En cambio, un Gobierno que se dice agrarista manda embargar ese maíz, y como consecuencia lógica dejar morir de hambre a esos a quienes dice que protege y de los cuales dice también que es partidario. Ya ve el ciudadano Soto y Gama cómo anda el agrarismo en el Estado de Michoacán. Ese maíz se vendería a los pobres, dice ingenuamente nuestro ingenuo don Rodrigo; (Risas.) dice que ese maíz se regalaría a los pobres; no señor don Rodrigo, ese maíz viene a enriquecer las arcas de los detentadores del Estado de Michoacán, de los que están allá mangoneando. (Aplausos.) Para concluir, ciudadanos diputados, me permito hacer hincapié sobre este hecho: yo creo que es inconveniente enlutar esta tribuna porque legalmente, ateniéndonos a la ley, esta Representación Nacional no puede consentir en que se enlute esta tribuna desde el momento en que el ciudadano Arriaga no fue ni diputado constituyente, ni es en la actualidad diputado al Congreso de la Unión. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Díaz Soto y Gama. (Siseos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Empiezo por deplorar, ciudadanos diputados, la ceguera política provinciana, la estrechez de criterio provinciano y la pequeñez provinciana en materia de pasiones provincianas. (Siseos.) Yo no sé qué tenga que ver Múgica con el hombre que tratamos de honrar, es decir, con la memoria de Isaac Arriaga; yo no sé qué tenga que ver la personalidad.... (Siseos.) que nadie ha discutido de nuestro estimado e inmaculado compañero Avilés, como le dijo el compañero Siurob, con la personalidad de otro indudablemente más inmaculado, si cabe el comparativo, don José Isaac Arriaga; no sé qué tenga que ver nada de lo que ha dicho ni lo que ha leído con el punto a debate. Yo de mí sé decir que faltaría a mi deber de agrarista y faltaría a mi deber de hombre justiciero, de hombre que lleva dentro de sí un arraigado sentimiento de justicia al no venir a decir aquí dos palabras en loor de ese hombre bueno, de ese hombre apostólico, de ese hombre sí que inmaculado, (Siseos.) de ese luchador agrarista impecable, así, impecable, (Siseos en las galerías.) que sacrificó todo, hasta la posición, que desdeño el oro y los honores; que estaba haciendo en Michoacán la labor mejor y más meritoria de todas las labores que se están haciendo en torno de la cuestión agraria. (Siseos.) Diré nada más dos palabras por esto: nosotros los agraristas, unidos a los elementos obreros de la metrópoli y del país entero, tenemos resuelto hacer una manifestación monstruo, una manifestación monstruosa.... (Voces: ¡Huy! ¿Huy! Siseos.) una manifestación monstruosa de protesta, y como nosotros los agraristas y los individuos que creen en el pueblo tenemos en más, en mucho más la manifestación obrera y campesina que se hará en esta capital, a pesar de esos siseos que ni siquiera alcanzan a lastimarme, (Risas.) por eso yo en este caso quedo enteramente indiferente ante el resultado de la moción. La Cámara de Diputados, formada por una mayoría de gente débil o moderada, puede o no enlutar la tribuna, puede o no unirse al homenaje que van a rendir los campesinos y los obreros en esta ciudad de México al ciudadano Arriaga. En otros términos: puede o no manifestarse indiferente al sentimiento popular; puede o no ponerse en ridículo; yo lo sentiré por la Cámara, pues sé que los compañeros socialistas votarán esta moción y eso me basta. La memoria de Isaac Arriaga se honrará. (Siseos.) La protesta obrera y campesina vendrá, y vendrá formidable y esos siseos son enteramente pequeños, pasarán desapercibidos y solamente significarán el divorcio de una parte de los representantes del pueblo en esta Cámara con la opinión popular verdadera y es todo lo que quieren decir esos siseos. Sólo debo anticipar esto, anticiparlo a la aclaración de hechos, verdadera aclaración, que se va a hacer en ese homenaje popular de Isaac Arriaga. Debo anticipar esto: no es cierto que se trate de una contramanifestación oficial organizada por la gendarmería; es todo lo contrario, los católicos, los Caballeros de Colón en Morelia, en Michoacán entero están realizando una labor sumamente peligrosa para la revolución. (Siseos.) Esa labor tendrá buen cuidado la Comisión Agraria que yo presido de hacerla patente en el debate de fondo sobre el artículo 1o. transitorio, y como parte de esa labor se puede señalar este hecho, este atentado último. Sólo debo decir a los diputados que quieran escucharme, a los diputados que tengan el deseo de escucharme - a los que vengan con deseos preconcebidos no necesito dirigirme -, me dirijo a los que quieran conocer la verdad; a los que estén empeñados en desconocerla, es inútil hablarles. (Siseos.) De manera que a los que quieran conocer la verdad, a los que quieran despojarse de provincialismo les digo: estaba preparado el atentado contra los socialistas; los Caballeros de Colón se habían preparado al extremo de que.... (Siseos. Voces: ¡No!) Repito que todo esto quedará claro como la luz en la manifestación que se va a hacer; por eso yo no doy importancia a este asunto... (Siseos.) Lo único que yo sé es esto: que se va a ver claro el antagonismo entre el elemento moderado, tibio, de esta Cámara y la opinión popular obrera y campesina; lo siento por la Cámara, no por el grupo a que pertenezco, porque ese grupo irá a la

manifestación obrera y campesina. Es seguro, decía yo, que la prueba de que estaba preparado esto por los Caballeros de Colón con anticipación, está entre otros muchos hechos que citaremos en la manifestación, en este detalle que me ha relatado un obrero esta mañana en las oficinas del Partido Agrarista, testigo el compañero Guzmán. Me dice: "Entré a un establecimiento de comercio de Morelia dos o tres días antes del atentado y me encontré con cuatro rifles en un rincón ¿y esos rifles, esas armas para qué son, le digo al dueño del establecimiento, y me contesta: son para defendernos. - ¿Para defendernos de qué? - Pues necesitamos darnos garantías, puesto que no se nos dan. - "¡Ah, vaya! ¿Entonces se nos va a atacar?" - "Yo no sé".- "Pero el mal es que no a ser usted el que tome las armas, sino que va a poner, como siempre, de carne de cañón a sus empleados".- "Será o no, nosotros nos vamos a defender". Compaginen ustedes esto, unan ustedes esto con la manifestación.... (Siseos. Risas. Gritos en las galerías: ¡Ah! ¡Ah!) Vuelvo a decir que absolutamente esto es indiferente para mí, porque el homenaje no se va a rendir en esta Cámara, sino fuera de ella; quise señalar los hechos, los señalé y con eso me basta.

El C. González Jesús B., interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Después, porque voy a leer un documento que puede tener algún interés.

"H. Zitácuaro, 3 de abril de 1921.

"Señor licenciado Antonio Díaz Soto y Gama.

- México, D. F.

"Se ha abierto una encarnizada campaña contra los agraristas, a los que se encarcela calumniándoseles de robo, injurias o difamación de honor. En la prisión de este lugar siguen presos cuatro compañeros de Las Garzas y de Siráhuato fueron traídos antier dos, no haciéndose caso al gobernador Múgica en sus gestiones para libertarlos.

"Por otra parte, tan luego como los terratenientes se dieron cuenta de que acabamos de iniciar una nueva etapa de propaganda, han procurado contrarrestar nuestra labor, enviando a numerosos curas a las haciendas, a predicar contra el agrarismo, y estos párrocos aconsejan a los campesinos que no crean al Gobierno, que reciban mal y si es posible maten a los agitadores.

"Como verá usted, estos procedimientos nada tienen de morales y deberían castigarse si las autoridades del lugar no fueran reaccionarias. Figúrese usted que el presidente municipal de Zitácuaro es presidente de una tenebrosa institución clerical conocida bajo el nombre de "A. C. J. M." nombre que conoce muy bien el compañero González: La "Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos".

"Ayer un compañero llegó de Las Garzas, dándonos cuenta de que el terrateniente Antonio Rodríguez está armando a veinticinco individuos que antiguamente pertenecieron a una gavilla vandálica, con objeto de "echarnos bala", tan luego como lleguemos a esa región, del mismo modo que hace algunos meses el latifundista criminal Ladislao Molina asesinó a cinco agraristas y últimamente se fusiló a ocho compañeros en Copula."

Estos son los antecedentes del caso.

El C. Avilés, interrumpiendo: Con permiso de la Presidencia.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Si la Asamblea quiere tomarlos en cuenta, los puede tomar... (Voces: ¡Huy! ¡Huy!)

El C. Avilés, interrumpiendo: Con permiso de la Presidencia quiero hacer una aclaración al señor Soto y Gama. Yo soy tan agrarista como usted y quiero aclararle esos acontecimientos.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Después, señor Avilés, después. (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Siseos en las galerías.) Después hay tiempo para todo; ya ve usted con qué calma estoy, ¡si esto se va a hacer fuera de la Cámara, no aquí! Si la Asamblea quiere darse cuenta de la relación... (Gritos en las galerías: ¡No! ¡No! ¡No!) Si la Asamblea, no las galerías, no el público exprofeso traído aquí, como dice Manrique; si la Asamblea quiere darse cuenta buenamente de la relación de la conexión evidente que existe entre esos antecedentes y el hecho que se acaba de registrar en Morelia, en buena hora; si no quiere darse cuenta, me es absolutamente indiferente; nosotros los socialistas sabremos cumplir con nuestro deber fuera de esta Cámara. (Aplausos y siseos.)

El C. Avilés: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Avilés: Ciudadano Soto y Gama, para usted es la aclaración ésta que voy a hacer y va a ser uno de los testigos el ciudadano Siurob. Es cierto eso que acaba usted de leer en lo que se refiere al Ayuntamiento de Zitácuaro; pero cierto es también, bajo mi palabra de honor - y allí está Siurob que me arranque la lengua si miento -, si no el gobernador del Estado de Michoacán mandó disolver al Ayuntamiento liberal que había en Zitácuaro y puso al Ayuntamiento mocho ese que está en la actualidad, y que ha encarcelado a los socialistas y agraristas a que usted se refiere. (Aplausos.)

El C. Siurob: Voy a citar hechos claros.

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra; un momento, compañero Siurob.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Díaz Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: Sigue la confusión de ideas en el cerebro apasionadísimo del compañero; lo que quiere decir eso es esto, compañero: que Múgica cometió un error, pero ese error nada tiene que ver con Isaac Arriaga y su memoria; absolutamente nada.

El C. Siurob: Pido la palabra para contestar.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Señores, cuando hemos ido a Michoacán para rendir homenaje al Benemérito de las Américas, ciudadano Benito Juárez, nos hemos encontrado con que en efecto, el Ayuntamiento libre de Zitácuaro había sido removido por el ciudadano Francisco J. Múgica, poniéndose en su lugar un Ayuntamiento absolutamente reaccionario; de manera que es exacto lo que leyó el ciudadano Soto y Gama, que ese Ayuntamiento era reaccionario, pero por otra parte yo mismo soy testigo de este hecho: han ido individuos de varios pueblos, no me acuerdo en estos momentos del nombre de

ninguno de ellos porque son pueblos de nombres alrevesados los del Estado de Michoacán, y han ido a quejarse conmigo suplicándome que interpusiera mi acción porque se les habían quitado los representantes legítimos que ellos habían nombrado en cuestión agraria y se les habían impuesto representantes por parte del Gobierno y uno de ellos era sacristán de aquel pueblo y por consiguiente enemigo del mismo, puesto que era partidario de los latifundistas. De manera que yo sí no me explico cómo puede estar el Gobierno de Michoacán, por una parte, imponiendo autoridades contrarias a los ideales agrarios, y por otro lado haciendo labor agraria. Y es que este Gobierno no es más que una mezcla híbrida de los dos elementos que lo originaron; el triunfo del actual Gobierno se debió a la unión de los elementos extremistas con los elementos reaccionarios. Quizá a eso se debe la causa; pero, por parte, ya que se me presenta la oportunidad de tomar la palabra, diré que estos asuntos no tienen que ver nada en el asunto que está a debate y que toda una vida de sufrimiento, toda una vida de lucha no puede ser contrarrestada por un rasgo - suponiendo que lo hubiera tenido - como el que se le atribuye al ciudadano Arriaga. A mí se me ha dicho el papel que tuvo Arriaga en esa manifestación fue el siguiente: que él, como socialista, trató de organizar una manifestación en contra de la manifestación clerical. Si tuvo apoyo o no tuvo por parte del Gobierno del Estado, no lo sé; de hecho yo creo que no tienen que ver nada estos asuntos con el que nosotros hemos puesto a la consideración de la Asamblea. Isaac Arriaga fue un luchador; toda su vida luchó en favor de los humildes; si esta Asamblea no quiere que se enlute la tribuna dando una muestra de su condolencia, yo sí sé muy bien que todos los pueblos que han recibido tierras por su conducto, en los momentos de abrir el surco en la tierra que había sido mantenida inculta por los latifundistas, al saber la noticia suspenderán sus labores y detendrán su yunta a la mitad del camino y por las mejillas tostadas de aquellos campesinos escurrirá seguramente una lágrima de condolencia por la muerte del que fue su protector y del que fue su amigo. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Señor presidente, pido votación nominal.

El C. prosecretario Castrejón: En votación económica se consulta si el asunto está suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Suficientemente discutido. En votación nominal se va consultar si se aprueba la proposición.

El C. secretario Valadez Ramírez: Por la afirmativa.

El C. secretario Saucedo: Por la negativa. (Votación.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Votaron por la afirmativa 50 ciudadanos diputados.

El C. secretario Saucedo: Votaron por la negativa 59 ciudadanos diputados; no hay quórum.

El C. Quiroga: Pido la palabra, señor presidente.

- El mismo C. secretario: En vista de que no hay quórum y de que varios ciudadanos diputados han reclamado su voto, la Presidencia dispone que se tome nuevamente la votación.

El C. secretario Valadez Ramírez: Por la afirmativa.

El C. secretario Saucedo: Por la negativa. (Votación.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Votaron por la afirmativa 49 ciudadanos diputados.

El C. secretario Saucedo: Votaron por la negativa 89 ciudadanos diputados. (Aplausos.) En consecuencia, ha sido rechazada la proposición.

Votaron por la negativa los siguientes ciudadanos diputados: Acevedo, Aillaud, Alessio Robles Vito, Alonzo Romero, Angulo, Augüelles, Arrioja Isunza, Avilés, Azuara, Barragán Enrique N., De la Barrera, Berúmen, Bordes Mangel, Borstel, Bravo Betancourt, Bravo Lucas, Carriedo Méndez, Castañeda Nigra, Castañón, Castillo Agustín, Castillo Francisco, Castillo Garrido, Castillo Israel del, Cervantes, Colón, Contreras Adolfo, Contreras Lucas, Chapa, Domínguez, Esparza Martínez, Fernández Martínez Enrique, Franco Abraham, Galvez, García Socorro, Gómez Luna, González Jesús B., González Marco Aurelio, Gaudarrama, Gutiérrez Aguilar, Gutiérrez Teodomiro T., Hernández Alvarez, Hernández Coronado, Hernández Macario M., Hidalgo Catalán, Huerta, Lira, Lomelí, López Soto, Macías Ruvalcaba, Manero, Maqueo Castellanos, Márquez, Martínez de Escobar Rafael, Méndez José, Miravete, Montero Villar, Morales, Moreno¡, Munguía Clemente, Navarro Manuel, Ogarrio Meixueiro, Olguín, Ollivier, Ortega Miguel F., Paredes, De la Peña, Peña, Pérez Gasga, Pichardo, Ramírez Francisco Modesto, Reyes Tereso, Rivera Cabrera, Rodríguez Guillermo, Romero Ricardo, Salgado, Sánchez Anaya, Sánchez Pablo H., Saucedo, Serrano, Silva, Solís, Tovar y Pérez, Vásquez, De la Vega, Velarde, Vergara, Zapata y Zubaran Capmany. Total, 89 ciudadanos diputados.

Votaron por la afirmativa los siguientes ciudadanos diputados: Aguirre Colorado Ernesto, Aguirre Emilio, Alba, Aldaco, Altamirano, Alvarez del Castillo, Ayala, Calderón, Cano, Castillo Enrique del, Castillo Porfirio del, Castrejón, Céspedes, Correa, Cerda, Díaz Soto y Gama, Garza Candelario, Garza Francisco, Gómez Rodrigo, González Onésimo, González Rafael M., González y González, Guerrero Alberto, Gutiérrez Castro, Guzmán Luis, Hurtado, Lazcano Carrasco, Lechuga, Leyva, Manrique, Martínez Rendón, Méndez Manuel F., Ortega Antonio, Ortega José Juan, Paz, Portales, Quiroga, Ramos Esquer, Reynoso Díaz, Rico G., Rivera Palacio Rodríguez Herminio S., Salazar, Siurob, Soto José M., Valadez Ramírez, Vasconcelos, Villegas y Zárate. Total, 47 votos.

- El C. secretario Valadez Ramírez: Continúa la discusión del artículo 1o. transitorio del Proyecto de Ley para el fraccionamiento de latifundios.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Serrano.

El C. Martínez de Escobar Rafael: Pido la palabra para interpelar a la Comisión antes del debate, en relación con el asunto.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Martínez de Escobar Rafael: Como ayer

cuando hablara el señor licenciado Soto y Gama en la tribuna manifestó que la Comisión no tenía interés en que esta ley rigiera para toda la República o para el Distrito Federal únicamente, por que él sostiene, y con él lo sostengo yo también, que la ley es revolucionaria y que imitarán a esta ley las legislaturas de los Estados; dijo el señor Soto y Gama que por esa razón no tenía interés en que siguiera el debate. Por lo mismo, ya que la Comisión a cada momento está manifestando que estamos perdiendo el tiempo y que el tiempo es oro molido que lo necesitamos para entrar de lleno al espíritu de la ley, pues nada más pertinente y oportuno que esta Comisión, ciudadanos diputados, retire el artículo transitorio y no nos haga perder el tiempo en estarlo discutiendo porque no tiene absolutamente ningún objeto. Por esto, ciudadanos diputados, no está a debate el que si la ley es buena o es mala para toda la República o sólo para el Distrito Federal; eso ya se discutió en el Congreso Constituyente. En el Congreso Constituyente se pesó el pro y el contra respecto a que si convenía que la ley la diera el Congreso de la Unión, o el Congreso de la Unión como Legislatura para el Distrito Federal y las legislaturas de los Estados para sus entidades federativas. Ya se discutió entonces esa conveniencia revolucionaria, y en el Constituyente se pesó el pro de que era conveniente para la revolución que sólo legislara el Congreso de la Unión para el Distrito Federal y las legislaturas de los Estados para cada una de sus entidades. Y si esto es así, ¿para qué estamos discutiendo este asunto? ¿Por qué no la Comisión retira de una vez el artículo transitorio? Y si la Comisión, ciudadanos diputados, no lo retira, yo ruego a la Presidencia que excite a la Comisión y a los oradores para que discutan sólo este punto: la constitucionalidad o la anticonstitucionalidad del transitorio; no hay otra cosa a debate, no hay otra cosa a discusión. Muchos de los diputados, los que sostenemos la anticonstitucionalidad del transitorio, somos los primeros en querer una ley avanzada, progresista, radical, revolucionaria; pero como sabemos también que no solamente hay revolución social sino revolución política, y uno de los postulados de la revolución política que surgió de los constituyentes de Querétaro es ésta: que las legislaturas legislen para sus entidades y el Congreso de la Unión sólo para el Distrito Federal, yo os exhorto, para que ese sólo sea el punto que se discuta, a fin de que entremos de lleno al debate.

El C. Siurob: Pide la palabra la Comisión. Creyendo la Comisión que por el contrario de lo que ha sido afirmado aquí por el ciudadano Martínez de Escobar, el artículo 1o. transitorio no es más que la congregación de la voluntad nacional expresada por los constituyentes (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) en el artículo 11 transitorio; creyendo, por otra parte, que por encima de todo esto está una necesidad nacional, la necesidad nacional de que se legisle sobre tierras y de que esta legislación podrá verificarse si de una manera enteramente constitucional, dentro de la ley, se excita a las legislaturas de los Estados con el excitante más enérgico que sea posible por medio de este artículo 1o. transitorio para que cuanto antes legislen sobre el particular, no solamente no se cree autorizada ni por la ley ni por la circunstancias en que se encuentra colocada ni por la actitud de la Asamblea para retirar este artículo, sino que insistirá en este artículo de una manera enérgica y tiene la convicción absoluta de que al fin y al cabo acabará por convencer a la Asamblea de que este artículo es enteramente constitucional y de que está de acuerdo con los intereses del pueblo mexicano. (Aplausos. Siseos. Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!)

Presidencia del C. AVILÉS URIEL

El C. Huerta: Pido la palabra para interpelar al ciudadano Siurob.

El C. presidente: Se ha concedido la palabra al ciudadano Serrano y después hará usted las interpelaciones que guste.

El C. Serrano: Honorable Asamblea: Anoche cuando subió a esta tribuna el ciudadano licenciado don Antonio Díaz Soto y Gama y con la voz potente que le conocemos, con fuego y convencimiento íntimo, nos llamó a todos para que levantáramos el debate, para que suspendiéramos estas discusiones personales y para que diéramos fin a este espectáculo lo bochornoso que venimos dando ante la nación con los debates de los últimos días, me sentí tentado de ofrecerle un abrazo y creí que él primeramente nos daría el ejemplo en lo que predicaba; pero a medida que avanzaba en su discurso, me reservaba para el siguiente periodo y me decía: esta es una pequeña digresión, ya entrará después al asunto; pero al siguiente periodo sucedía lo mismo e igualmente pasaba con los subsecuentes, hasta que por fin, para atacar a un Gobierno local y para hacer de allí una inducción enteramente ilógica para toda la República, se trajo aquí ante la Representación Nacional un tema que verdaderamente me ha dejado descorazonado y triste. ¡Nunca había salido de la Representación Nacional con el corazón verdaderamente compungido como anoche, señores! Ya no nos limitamos aquí a atacar a los gobernadores de los Estados, a los diputados, a los políticos; no, señores; hemos ido mucho más lejos y más hondo: ahora ya son las familias, ahora ya son las familias de Toluca. Yo no conozco a ninguna familia de Toluca, señores, pero conozco muchas ciudades de la República, conozco mi patria y sé que en ninguna ciudad de la República Mexicana puede ser cierto, puede suceder lo que se dijo aquí anoche de la sociedad de Toluca. (Aplausos.) El coronel Montes de Oca, diputado por el Estado de México, ha protestado virilmente por estos ataques a la sociedad de Toluca; yo uno mi protesta a la suya y, aunque débil, quisiera que fuera lo más enérgica para que resonara en toda la República, porque si hoy es Toluca, mañana será Hermosillo, y yo no quiero, señores, permanecer como los que ven incendiarse la casa del vecino, impávidos hasta esperar a que se incendie la suya, no; antes de que se vuelva a hablar de otra ciudad de la República y de otro pueblo, yo protesto una y mil veces por esto. Ahora sí quiero entrar de lleno al debate, ahora sí quiero seguir el consejo del compañero Soto y Gama y procuraré ser lo más breve posible, aunque no tan breve como yo lo quisiera.

Se ha discutido, ante todo, que la ley no debe aceptarse para los Estados porque se invade la soberanía de los Estados. El compañero Martínez de Escobar, con la elocuencia que todos le conocemos, con conocimiento de causa, porque es abogado, porque ha estudiado este punto cuidadosamente, ha tratado de convencer a la Asamblea de que la soberanía de los Estados no existe. Y, señores, antes de que el compañero Martínez de Escobar desarrollara esta tesis, yo ya estaba de acuerdo también con él científicamente, y tal como lo ha dicho el señor Martínez de Escobar, la soberanía absoluta de los Estados no existe ni puede existir; pero ya que el compañero Martínez de Escobar no pudo convencer a la Asamblea sobre ese punto, yo, mucho más débil que él en conocimientos de derecho constitucional, no me extenderé demasiado, no me extenderé casi nada sobre el punto, ya que él dijo todo lo que podría decir. Ya todos tienen fundado su criterio sobre si existe o no la soberanía de los Estados, pero no es este el punto principal. La Constitución dice muy claramente que los Estados tienen facultades para hacer esto, lo otro y lo demás allá y dice todavía más: todas las facultades que no están expresamente reservadas a la Federación, se suponen reservadas a los Estados. La Constitución en nuestro caso es enteramente explícita; les da las facultades a los Estados que ahora les quiere quitar la Comisión Agraria; por consiguiente, sale sobrando que discutamos si existe o no la soberanía de los Estados, de eso cada quien puede tener su criterio; pero si existen facultades expresamente reservadas a los Estados, la Federación de ninguna manera ni el Congreso de la Unión se las pueden arrebatar; apenas un Congreso Constituyente podría hacerlo; pero mientras no se reforme la ley en ese sentido, mientras existen esas facultades, tenemos nosotros que obedecer lo que nos manda la Constitución, gústenos o no nos guste. Si queremos nosotros que se obedezcan nuestras leyes, lo primero que debemos hacer es que esas leyes sean constitucionales. ¿Cómo vamos a decir a estos señores: esta ley es anticonstitucional; te quita estos derechos que tú tienes; pero la tienes que obedecer? Señores, la revolución está antes que la ley - nos viene a decir la Comisión -. No, si la revolución está antes que la ley, salen sobrando entonces las leyes. Si no hemos de obedecer la Constitución, ¿cómo pretendemos infantil y candorosamente que los Estados vayan a obedecer nuestras leyes? ¿Es esto lógico, es esto posible? ¿Qué acaso porque los gobernadores de los Estados, uno, dos o más sean venales; qué acaso porque algunos gobiernos estén en manos de los latifundistas, toda la nación va a estar en el mismo caso? ¿Qué por qué dos o más diputados de una Legislatura local o de varias legislaturas sean venales, vamos a colocar a la mayoría de las legislaturas y de los gobiernos de los Estados en ese caso? Pues, señores, aun suponiendo, sin conceder, por un momento que los gobernadores se fueran a vender a los latifundistas y que las legislaturas también se fueran a vender a los mismos, ni aun en ese caso procedería la imposición que se pretende de una ley; simplemente se reirán de nosotros, porque si efectivamente tuvieran intenciones de venderse, lo que harían sería nunca expedir la ley agraria que tienen obligación de dar, porque les daríamos el pretexto estando en vigencia nuestra ley. De modo que entonces se protegería a esos gobernadores o a esas legislaturas venales..

El C. González y González, interrumpiendo: ¡Eso es un sofisma!

El C. Serrano: ¡Compañero, la tribuna es libre y a ella puede venir a combatir con sus argumentos los propios míos! Sofisma es éste: decirnos que solamente en la capital de la República hay gente capaz, hay gente honrada y gente competente para dictar esta clase de leyes; que en los Estados sólo hay reaccionarios, que casi todos lo son, por lo que no se les debe tener confianza. ¿Y quién ha dicho que sólo la Comisión Nacional Agraria puede llevar la voz de la nación? ¿Por qué las legislaturas de los Estados van a expedir leyes que una Comisión Agraria les dicte? Creo que ni dictándoselas la Cámara de Diputados las expedirían. ¿Qué cosa es la capital de la República? ¿No es aquí la concentración, como lo dijo muy bien el compañero Soto y Gama, de todo lo bueno y de todo lo malo de la nación? ¡Y quién sabe, señores, si en los Estados en proporción haya mucha más gente buena que aquí! Esto se podría discutir, pero creo que nadie podría asegurar lo contrario. ¿De dónde han salido, pues, los grandes hombres de la patria? ¿De la capital de la República? El reaccionario Benito Juárez, ese reaccionario, ese que se atrevió a decir que el respeto al derecho ajeno es la paz, ¿salió de la capital de la República ese en quien todavía creo yo? ¿Y para qué vamos a decir más, y para qué vamos a acordar de Hidalgo, de Morelos y de tantos otros? ¿Y de dónde han salido todos ellos? Pero, ¿para qué vamos a retroceder cien años? ¿Por qué no nos fijamos en el momento actual, en quienes están manejando los destinos de la nación? ¿Qué, esos pobres espíritus que se han creado en los pueblos no pueden absolutamente ni leer un texto, no pueden pensar con su propia cabeza; tienen que venir a la capital de la República a saber cómo se piensa, cómo se discute, cómo se lee, cómo se sostienen las ideas? ¡Ah, señores! ¡Qué reaccionarios resultaban entonces para el señor Soto y Gama don Plutarco Elías Calles y don Adolfo de la Huerta, porque, aquí en la capital de la República fue donde se formaron sus corazones! ¿Y el general Obregón también es reaccionario? El también aquí se educó; él lo dice y lo sabe todo el mundo, que fue en una modesta finca de campo donde paso los mejores años de su vida; allá se creó a allá se desarrolló su fuerza de voluntad, todo en una modesta finca de campo; no necesitó venir a la capital de la República para saber cómo se gobierna una nación entera. (Aplausos.) Se me dirá que algunos crecieron en los Estados y que aquí vinieron a perfeccionarse. No, hay algunos que jamás han estado aquí y he citado algunos casos y podría seguir citando otros. El general Enrique Estrada también es de criterio estrecho; y el general Estrada vino de Zacatecas; ¿y el general Villareal y todos los demás? ¿Y Zubaran Capmany? El compañero se ríe; pero dígase lo que se quiera, Zubaran Capmany ha sido uno de los principales luchadores desde hace 18 ó 20 años. (Aplausos.) Es intelectual, es inelectual de fuerza y ha estado en la cárcel también, si, señores; allí lo he visitado. Tres veces ha estado en la cárcel por

combatir a Limantour, cuando Limantour era hombre fuerte en México, tres veces, y no es de la capital de la República. ¿Y para qué seguir citando más casos? Pero vamos a suponer que los gobernadores de los Estados, que las legislaturas de los Estados sean de criterio estrecho, venal, que se fueran a vender; y si un gobernador de un Estado se puede vender ¿qué será el humilde miembro de una Comisión Local Agraria? Si las comisiones locales agrarias van a dictaminar en primera instancia qué es un latifundio, lo que procede y lo que no procede para que después simplemente se apruebe o no se apruebe o se repruebe por la Comisión Nacional Agraria, pues entonces ¿por qué no suponer con mucho más razón que estos humildes señores de la Comisión Local Agraria serán mucho más venales y se venderán por mucho menos que los señores gobernadores? Todas estas son razones más que suficientes para desechar el artículo 1o. transitorio; sin embargo, voy a dictar todavía algunas más de esas de orden práctico que tanto molestan a los señores soñadores.

Yo soy soñador también; dejaría de ser joven para no serlo; pero precisamente para que los sueños, los ideales se conviertan en realidades, necesitamos descender al terreno de la realidad y no seguir soñando constantemente hasta que nos muramos, porque entonces nada se conseguiría; de manera que sí tenemos que descender al terreno de lo práctico. La ley se nos dice que es perfeccionable ;efectivamente sí lo es; pero hay cosas que si son perfeccionables, vale más hacerlas de nuevo que perfeccionarlas, como esta ley que tiene tantos artículos que no son adaptables a las condiciones de los Estados. Creo que es mejor que cada Estado haga su ley propia antes que seguir los senderos que les queremos trazar. Si queremos que se nos siga, debemos dar una buena ley; pero si la que se pretende aprobar no satisface en sus lineamientos generales, seguramente que no será seguida y expedirán otra enteramente distinta. Se nos dice que aquí en la Asamblea nadie sabe nada de agrarismo; que no tenemos preparación parlamentaria y quién sabe cuántas otras cosas. Efectivamente, creo que sabemos muy poco de agrarismo y que, salvo unos cuantos, no tenemos preparación parlamentaria, sobre todo los que por primera vez hemos venido a la Cámara de Diputados; pero precisamente porque el compañero Soto y Gama tiene ya veinte años de luchar y conocer estas cosas, debería darnos el ejemplo encauzando el debate, no pretendiendo que se legisle para toda la República. El sí tiene experiencia en cuestiones agrarias y bastante inteligencia, se la reconozco, no lo considero un desequilibrado; simplemente difiere de mis ideas y nada más; puede ser que tenga razón, pero por lo mismo que usted ha estudiado la cuestión, ciudadano Soto y Gama, no desde todos los puntos de vista, eso no, pero en fin, usted debería demostrar que efectivamente todo lo que ha estudiado es lo que más conviene a la República que ha tenido en consideración los intereses de todos los Estados y que muy en particular conoce los problemas de aquellos en que más ha vivido, como el Estado de Morelos. Días pasados, cuando usted decía que en el Estado de Morelos los latifundistas no pagaban más que dieciocho mil pesos al año, yo dije que no, pagaban más de doscientos mil pesos. Y traje un folleto en el cual se explicaba aquello, pero me dijeron que no hacía fe; ahora traigo otro a ver si éste sí hace fe, aunque lo cito por vía de ejemplo para que nosotros tengamos siempre la seguridad de que lo que se nos dice es absolutamente la verdad, que no se engañe a la nación ni en un sentido ni en otro, y si conocemos un problema, cuando destruyamos una cosa mala siempre, invariablemente, la reemplacemos por otra cosas mejor. Aquí voy a leer de este folleto, y si el compañero Soto y Gama quiere, puede leerlo él mismo u ordenar que lea la Secretaría. Dice así:

"Boletín.- Dirección General de Rentas.- Año Fiscal de 1910. Mandado imprimir por el director general de Rentas.- F. Robledo."

Viene una lista de todas las haciendas del Estado de Morelos con las cuotas correspondientes y al final de cuentas resulta que el total anual de las contribuciones que pagaban en 1909 y 1910 las fincas azucareras del Estado de Morelos era de... $282,937.09 (doscientos ochenta y dos mil novecientos treinta y siete pesos, nueve centavos.) ¿Hay alguna diferencia entre diez y ocho mil y doscientos ochenta y dos mil? Evidentemente que sí. Bueno; pues yo cito esto para que cuando se trate el caso del Estado de Morelos se nos diga: las fincas producían tanto de contribuciones, tantos millones de pesos al año de productos, y ahora, con el sistema que nosotros proponemos o que ya estamos implantando en Morelos producen tanto de contribuciones, producen tanto para los jornaleros. Que se nos explique, que se nos demuestre todo esto, porque yo sí creo que existe el problema agrario, ¡ya lo creo que existe! pero que no se nos exagere, que no se quiera crear donde no existe, y que no se quiera equiparar el caso de Morelos al de otros estados de la República; que cuando se estudie el caso de Morelos, se traiga la verdad, aun cuando en algunos casos nos desfavorezca. Yo no vendré a predicar en favor de los latifundistas, yo no vendré a predicar que se les deje en posesión de todas esas tierras y que no se resuelva el problema; pero que se estudie primero el mal, como los médicos para poder aplicar el remedio; si partimos de bases falsas, tendremos que llegar a conclusiones equivocadas; yo no quiero que se dejen esas tierras a los hacendados, pero que se estudie el problema. Que se vea lo que producía Morelos antes y lo que produce ahora; yo no digo que vayamos a favorecer a los hacendados; que se vea los habitantes que tenía antes y los que tiene ahora, porque si aquello era malo y lo vamos a reemplazar por algo peor como está haciéndose actualmente, entonces, señores, vale más no resolver el problema. Si lo único que se quiere es perjudicar a veintiséis familias y a cincuenta mil habitantes, ¡hombre, bonita solución queremos darle al asunto! Se nos dirá que todavía no está acabado de resolver el problema. Muy bien. ¿Ustedes creen que con esta ley que se da aquí se resuelve? Lo que menos hace esa ley es resolver el problema en Morelos, porque precisamente todas las fincas repartidas están en los casos plena, perfecta y claramente especificados de excepción por la ley, como es el de que no pierden su unidad agrícola porque estén dedicados a sus industriales o que tengan obras de irrigación, y no me dirá el compañero Soto y Gama

que las haciendas de Morelos no tienen las mejores obras de irrigación de la República y que, por lo mismo, no quedarán enteramente exceptuadas del fraccionamiento. La misma Caja de Préstamos nos dice que las fincas azucareras merecen un tratamiento especial. ¿No es verdad, ciudadano Siurob?

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Es la verdad; pero en Morelos ya nos hay ninguna finca azucarera; se acabaron los ingenios desde la época zapatista; no existe una sola maquinaria, las mismas casas están destruídas, no existen más que pequeñas plantaciones de caña de los humildes.

El C. Serrano: Exactamente, se ha destruído todo y nada se ha reconstruído, y si ahora vive Morelos, se debe a que la Federación le manda cuatrocientos mil pesos anuales. Ahora el ciudadano Soto y Gama puede hacer la aclaración que guste.

El C. Díaz Soto y Gama: Ya paso la oportunidad, pero quería decir esto: que la Ley de Fraccionamiento de Latifundios va a tener muy escasa o ninguna aplicación en Morelos; el problema de Morelos es casi exclusivamente de ejidos; con dotar de ejidos a los pueblos y a las comunidades, con eso bastará. En cuanto a lo demás, es claro que se empieza a resolver el problema, y tendré mucho gusto de explicar al compañero en la tribuna o en lo particular todo el proyecto exageradamente estudiado y sumamente amplio que tenemos preparado para llevarlo a la práctica en dicho Estado.

El C. Serrano: Será una verdadera satisfacción para mí y ojalá que se resuelva a satisfacción del pueblo de Morelos, que se resuelva, no que quede en pie o en peores condiciones de como estaba antes, porque yo tengo para mí que si en Morelos se aplicara esta ley, resultaría éste muy gravísimo inconveniente: las haciendas del Estado de Morelos están estimadas, estaban más o menos, se pueden estimar en veintiséis millones de pesos, que agregándoles el diez por ciento que autoriza la ley ésta que estamos discutiendo, serían poco más de veintiocho millones de pesos, y cualquier ingeniero, sin necesidad de haber ido allá, sin necesidad de estudios profundos, sabe muy bien que con esa cantidad de dinero que se fuera a pagar, aunque sea en veinte años, a los hacendados se podría obtener el cultivo de mucha mayor cantidad de tierra que la que se pretende quitar, y las obras nuevas de irrigación que se quieran hacer en los terrenos se pueden hacer con la tercera, con la cuarta, quizá con la quinta parte de lo que se va a pagar a los hacendados. ¿Qué solución es ésta? ¿Ir a gastar veintiocho millones donde sólo se pueden gastar cinco o seis para resolver el problema agrario? Estos son ejemplos nada más; podría hablar mucho de esto, pero no quiero cansar a la Asamblea. Voy a citar otro caso que citaba la Comisión y lo cito para esto: para que se vea el gran error de fatales consecuencias que sufrirá la nación, no los latifundistas. Los intereses de los latifundistas, esos no deben ni de tenerse en cuenta cuando están de por medio los intereses de la nación; cuando más podríamos tener en cuenta sus derechos, siempre que esos derechos no estuvieran en oposición con los derechos de la nación, con los intereses de la nación entera, con los de los que van a cultivar la tierra y van a vivir del cultivo de la tierra. Se dice: los fraccionamientos son un éxito, por ejemplo, en San Cristóbal, Acámbaro. Muy bien; este es un informe oficial de la Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento de la Agricultura. Creo que es un informe absolutamente insospechable desde el momento en que el Consejo de Administración figura como presidente el señor secretario de Hacienda y Crédito Público; como vicepresidente, el señor secretario de Agricultura y Fomento; como vocales, los señores José Vasconcelos, Miguel Alessio Robles, doctor José Siurob, José Herrera Lasso, etcétera, etcétera, y como gerente el señor ingeniero don Amado Aguirre. Al señor ingeniero don Amado Aguirre ya lo conocen casi todos; pero a los que no lo conozcan, les diré que es una persona honorable, de filiación revolucionaria insospechable y de conducta intachable y, sobre todo, competente. Y este informe que tengo aquí dice, refiriéndose al fraccionamiento de San Cristóbal, que no ha sido un completo éxito, señores. "El fraccionamiento de San Cristóbal, es decir, la hacienda de San Cristóbal. Yo la conozco, la he medido, ya verán ustedes si la conozco, es una hacienda de lo mejor, que tiene magníficas tierras, que tiene al Ferrocarril Nacional cruzándola en casi toda su extensión, quince o veinte kilómetros; que tiene tres paraderos del ferrocarril dentro de la propia hacienda: está a la orilla del río Lerma, a un paso de Acámbaro, en el corazón de la República; tiene comunicaciones para todos los mercados del país; tierras de la mejor calidad, buen clima y agua bastante.

Pues bien; esa hacienda fue fraccionada por una empresa financiera no oficial, que conoce muy bien sus intereses, por lo cual la Caja de Préstamos dijo muy bien que le fraccionamiento se efectuó bajo muy buenos auspicios; sin embargo, a poco andar resultó un fracaso, no porque atacaran los revolucionarios o los bandidos, sino porque la hacienda no estaba debidamente preparada para la explotación. Y si esto paso a una institución financiera, imaginaos lo que pasaría haciendo el fraccionamiento la Comisión Nacional Agraria, guiada por los consejos de las locales, que no saben lo que es irrigación, pues que aún desconocen que el agua que basta para las labores de una hacienda sin fraccionar, no alcanza para todas las parcelas una vez que se ha hecho el fraccionamiento; resultaría lo que resultó aquí, aunque no se dice: que el agua que alcanzaba para toda la hacienda cuando la manejaba un solo dictador, pudiera decirse, fue insuficiente después. ¿Quiere decir esto que no se deben fraccionar las haciendas? No, señores, sí se deben fraccionar, pero previamente hay que preparar las cosas y que acondicionarlo todo; por eso la ley debe fijarse en estos detalles, de cuyo conocimiento depende el éxito.

El C. Siurob: ¿Me permite usted una aclaración?

El C. Serrano: La que usted guste.

El C. Siurob: Como ustedes acaban de escuchar.... (Campanilla.)

El C. presidente: La Presidencia se permite llamar atentamente la atención de los señores diputados con objeto de que se sirvan no hacer uso de la palabra sin haberla pedido antes.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Aclarando al compañero Serrano el caso de San Cristóbal, debo manifestarle lo siguiente: primero, que el fraccionamiento hecho en la hacienda de San Cristóbal fue a base de rapacidad. Los mismos miembros de la Caja, todos los actuales miembros de la Caja de Préstamos, estamos de acuerdo en eso, en que fue un fraccionamiento hecho a base de rapacidad y dándoles a las tierras un valor excesivo, que nunca tuvieron; segundo: estuvo tan mal arreglado el fraccionamiento, que las aguas del río Lerma inundaban y siguen inundando hasta la fecha una gran parte de las tierras fraccionadas, hasta el grado de que muchas veces ha sido necesario ir a cosechar en canoas el maíz que allí se produce; tercero: los fraccionamientos no es verdad que no hayan dado resultado para los parcionistas; no han dado resultado para la Caja, esta es la verdad. Pero frente a la rapacidad con que se hizo ese fraccionamiento, se ha opuesto la resistencia tanteadora y calculista del ranchero del Bajío. ¿Sabéis lo que han hecho? Sencillamente dan la primera cuota y cuando recogen la primera gran cosecha - porque aquello es fertilísimo -, se van, según expresión de ellos mismos, expresión clásica, con todo y reata..... (Risas.) es decir, recogen su cosecha, y con el fruto de sus ganancias se retiran y dejan los terrenos abandonados. Y van allí otros y hacen lo mismo, y se salen de allí bastante ricos. Así es como se han podido hacer ricas muchas personas que conozco en Acámbaro y que le podría yo citar a su señoría. De manera que el fraccionamiento no ha dado resultado a la Caja por la falta de buena disposición y por todas las demás circunstancias en que se hizo; pero sí ha dado resultado a los que han sembrado los terrenos, porque los han sembrado, los han cultivado y se han enriquecido a costa de la Caja. Por otra parte, más de la mitad de estos fraccionistas siguen en posesión de sus parcelas, y ¿saben lo que ha aniquilado a los fraccionistas de buena fe, a los que no iban a hacer tanteadas? Tres cosas: primero, las inundaciones; segundo, segundo, la revolución, porque no es verdad lo que dice su señoría; allí existió una banda mandada por Guadalupe Moreno, que asoló la región, y me consta porque ante el Gobierno y ante las autoridades se quejaban de que esos hombres se llevaban dos mil y tres mil fanegas de maíz. Hay todavía reclamaciones y su señoría puede investigar si existen o no, en el Juzgado de Acámbaro; reclamaciones por más de cinco mil hectolitros robados en la época de Guadalupe Moreno. De manera que la revolución, primero; segundo las inundaciones, y tercero, las condiciones rapaces de pago. Ha de saber su señoría que cuando no se paga un abono, sobre ese abono se acumulan réditos, y sobre esos, réditos penales. La actual Caja de Préstamos ha suprimido de hecho los réditos penales y tiene en estudio en la actualidad un proyecto, en virtud del cual se darán nuevos valores a aquellas tierras y plazos más largos para efectuar el pago, porque eso es lo que ha dado resultado. Si se les acorta el plazo y se les cobran réditos y réditos, al fin tendrán que hacer producir la tierra el 27 por ciento; ustedes comprenden que bajo esa base no es negocio agrícola. No es verdad que haya sido un fracaso, como dice su señoría, y tan no es verdad que ha sido un fracaso absoluto para los trabajadores de ahí, que han recogido el fruto de una o dos cosechas, en cambio, faltando a su compromiso con la Caja de Préstamos; pero de hecho se han enriquecido.

El C. Serrano: Continúo. Si es que algunos colonos se han ido con la reata, como dice el compañero Siurob, estando manejado el negocio por la Caja de Préstamos, institución que, aunque va a ser del Gobierno, pues que entonces no lo era, pero que en todo caso cuidó bien de sus intereses, imaginaos lo que harán los que vayan a tomar tierras del Gobierno, ¿creen ustedes que irán a pagar? Sucederá lo mismo y no resultará a la postre sino un fracaso más.

El C. Guzmán Luis: ¡Una interpelación! El fraccionamiento de la hacienda de San Cristóbal, tal como lo explicó el C. Siurob, no se efectuó en las condiciones en que se harán los fraccionamientos una vez puesta en vigor esta ley; así es que efectuándose éstos bajo la base de un diez por ciento sobre el valor catastral, a los veinte años que señala la ley ya estarán enteramente pagadas las tierras.

El C. Serrano: Cuando lleguemos a la discusión de este punto en lo particular, tendré el gusto de demostrar que es precisamente todo lo contrario y que no debemos hacer eso; y siguiendo el consejo del ciudadano Martínez de Escobar, de no salirnos del debate, no saldré yo; pero después me extenderé lo bastante. Creo que los fraccionamientos que hagan las comisiones locales agrarias no van a ser como las de la Caja de Préstamos, sino mucho peores; sí, señores, porque es posible suponer que dondequiera que haya una Comisión Local Agraria vaya a haber ingenieros competentes que tengan en cuenta la multiplicidad de factores que se requiere para fraccionar una finca.....

El C. Siurob: ¡Moción de orden!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob para hacer una moción de orden.

El C. Siurob: El compañero Serrano está refiriéndose de una manera franca y clara ya a la forma del fraccionamiento; pero como ese punto no está a discusión precisamente en estos momentos, y teniendo en cuenta el criterio que se ha aceptado dentro de esta Asamblea, pido atentamente a la Presidencia indique al orador que se concrete al punto a debate.

El C. Serrano: Estoy completamente de acuerdo, compañero; pero simplemente quiero hacer notar este hecho: que tres sesiones enteras se han gastado fuera de la discusión sin que durante ninguna de ellas hubiera usted levantado su voz para protestar, y ahora en dos minutos ya quiere usted que me calle.

El C. Siurob: Se equivoca usted; en la sesión pasado yo reclamo el orden por la misma causa.

El C. Serrano: Yo acepto lo que es justo, aunque sea en contra mía, así es que procuraré ya no seguir discutiendo ni medio minuto fuera de la cuestión. Por último, señores, ya no quiero seguir más porque ya es bastante; sobre todo, no vaya a ser que me vaya a salir aunque sea medio minuto de la cuestión, aunque la verdad de las cosas es que si alguno no se ha salido, soy yo, compañero Siurob. Una razón por la cual no debe aceptarse

este artículo transitorio en toda la República, es precisamente la dictadura que se quiere crear de la Comisión Nacional Agraria. Unos invocan la Constitución, otros se refieren a la soberanía de los Estados y otros no aceptan tal vez por la misma razón por la que yo no lo aceptaría: porque son enemigos de toda clase de dictaduras, aunque de aquellas que hipócritamente se cobijan bajo el pomposo nombre de dictadura del proletariado! He dicho. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Porfirio del Castillo.

El C. Del Castillo Porfirio: Ciudadanos representantes: Lamento yo no poder traer al debate de este asunto de tan trascendental importancia para el país, mejores argumentos que los que ya hayan sido expuestos por otros estimables compañeros; pero ya que se va a discutir una ley que indudablemente será la piedra de toque para que los señores representantes de esta Cámara definan su personalidad, sus tendencias y sus responsabilidades, yo quiero exponer mi opinión para explicar mi voto y mi actitud ante esta ley y ante otras de igual significación. Desgraciadamente nosotros, los que esperábamos ilustrar nuestro criterio en este asunto de vital importancia con el estudio sereno y profundo de los hombres capacitados en esta Asamblea para hacerlo, no hemos podido aprender de ellos hasta hoy más que diatribas, más que desahogos de pasiones personales, ya que el grito de la política militante ha venido a repercutir en el seno del parlamento. En tales circunstancias, en medio de esta desorientación fatal, cuando así han procedido los conspicuos del Parlamento, cuando así han procedido los directores de los bloques que antes que encauzar una labor seria y provechosa en la Cámara la han sumido en una desorientación completa, nosotros entonces tenemos razón para consultar a nuestro criterio y atenernos únicamente a nuestra propia conciencia. En estas circunstancias, repito, se impone entonces la disciplina del deber más que la disciplina de cualquier grupo; se impone ser esclavos del deber y no servir a un grupo, como irreflexivamente lo asentó el diputado Federico Martínez de Escobar; porque llegar al extremo del servilismo por cualquier hombre o por cualquier grupo por importante que se le suponga, es abdicar de la personalidad y de la dignidad propia para convertirse en un instrumento ciego, en un instrumento servil, y en un ente despreciable. Y yo, como representante también, el más modesto de todos vosotros, tengo derecho de protestar, y desde esta tribuna de la Representación Nacional protesto con toda sinceridad y con toda la energía de mis convicciones, por ese sistema de desdoro en que se han hundido nuestras discusiones que ha sido causa de que venga a menos la importancia y la respetabilidad de las Cámaras de la Unión. Ahora bien, yo quisiera que los ciudadanos diputados capacitados para hacerlo serenasen la contienda y que se discutieran estos asuntos de vital importancia con el criterio ilustrado y decente que es necesario; que aceptamos aquí las sugestiones de buena fe y que los capacitados para hacerlo convenzan y rectifiquen a los que estén equivocados, pero que discutamos antes que insultarnos solamente. Yo creo que es conveniente el artículo transitorio de esta ley....(Voces: ¡No! ¡No!) y lo creo, quizá con torpeza, compañeros, pero con una honrada y sana intención, y yo lo quiero, porque pienso que de esta manera se podría iniciar desde luego de una manera efectiva, inmediata y armónica esa necesidad ingente que existe en toda la nación de distribuir el latifundio. Yo creo que es necesario iniciar bases decisivas para llegar a la destrucción de este monopolio y que los latifundistas con tanto egoísmo han mantenido hasta hoy y que es preciso que respondamos nosotros de una manera decidida y completa a esa necesidad nacional. Por otra parte, es una necesidad, es un supremo compromiso de la revolución y es un supremo anhelo del pueblo mexicano poseer estas parcelas de tierra en que puedan adquirir su subsistencia. Yo temo que si dejamos a los Estados con sus derechos reservados, la facultad de expedir la ley agraria, es sencillamente dejar de hacer esto que es urgente y que es necesario. ¿Acaso no sabemos, señores diputados, en estos momentos cómo llegan al poder casi todos los gobernadores? ¿Acaso no sabemos que llegan ayudados por el oro de las Cámaras Agrícolas y de las Cámaras Industriales? ¿Acaso no sabemos que en los Estados es determinante y decisiva la influencia del capitalismo y que ayuda a todos los gobernadores ya por las Cámaras llamadas de Comercio, de Industria, de propietarios, ya por todas las agrupaciones burguesas en sus distintas manifestaciones por el clero, por la aristocracia, llamada la buena sociedad, etcétera, etcétera? Todos estos de distintas maneras, pero con un solo propósito oculto, rodean a los gobiernos locales, los rodean con toda su influencia decisiva para contrarrestar la acción resuelta y libre que pudiera tener y violentar los intereses creados por los cuales ellos luchan constantemente. ¿Qué no sabemos, ciudadanos diputados, que las legislaturas locales se forman en estos momentos bajo los auspicios de esos mismos Ejecutivos rodeados y dominados, por otra parte, por aquellas fuerzas contrarias? ¿Qué no sabemos que a esas legislaturas llegan hombres perfectamente conservadores o representativos del capitalismo o que a menudo se corrompen y se dominan allí, ya por la dádiva o por la presión que en los Estados es determinante y decisiva? ¿Y queremos, pues, que allí en esas circunstancias se pueda legislar con más energía y con más libertad que como pudiéramos hacerlo aquí nosotros? Indudablemente que no. Pero se ha dicho aquí que la soberanía de los Estados y que la facultad de los gobiernos locales se interponen a nuestro paso; que no podemos dar esa ley porque invade las facultades de aquellos gobiernos; también la soberanía de los Estados, también la facultad de aquellos gobiernos era un dique para que se federalize la enseñanza y, sin embargo, hemos convenido en que es necesario facilitar la cultura del pueblo mexicano, en que es preciso llevarle libros y escuelas a todas partes, sin que haya fronteras que nos lo impidan....

El C. Serrano Gustavo P.: ¿Me permite una interpelación?

El C. Del Castillo, continuando: ¿Y habrá fronteras también, ciudadanos diputados que nos impidan ir a satisfacer.....

El C. Serrano Gustavo P.: ¿Me permite una interpelación, compañero?

El C. Del Castillo: El ciudadano diputado Serrano, que tanto se impacientaba aquí porque le interrumpían su discurso los demás compañeros, viene a incurrir en el mismo defecto de los demás. (Aplausos.)

El C. Serrano Gustavo P.: Ya que no me permite la interpelación, al menos contésteme usted que no me la permite.

El C. Manrique: No está obligado.

El C. Del Castillo Porfirio: Hemos convenido, señores diputados, que es necesario llevar la ilustración de las masas a todas partes sin que pueda detenernos un formulismo legal y en este caso ¿nos va a limitar un formulismo legal? ¡Esa soberanía de que tanto se ha hablado y que ya los abogados de está Cámara han admitido que sólo es un mito? (Siseos.) Pues, señores, es una necesidad ingente a la que debemos responder nosotros con toda resolución ¿o qué, revolucionarios de ayer, confesadlo con franqueza, tenéis ya miedo de volver a las montañas con el arma al brazo para hacer triunfar estas ideas con el sacrificio, si es necesario hasta de la muerte, para hacer triunfar el sacrificio de 10 años en que han muerto tantos hermanos? (Aplausos.) Los revolucionarios de buena fe, los que no sabéis claudicar, ¿Ya tenéis miedo? Yo creo que nuestra labor no termina aún y es preciso, señores, que esta ley tienda al mejoramiento de la colectividad, que esta ley que ha servido para poner un hasta aquí a las injusticias, sea aprobada. Es preciso, señores, que estas leyes viejas que han servido para facilitar crímenes, sea ya necesario también que sirvan para proteger, para encauzar ese nuevo estado social, indefectiblemente que se llevará a cabo, pese a las intereses creados y pese a los espíritus medrosos y oportunistas. Y en esta obra de beneficio colectivo, de beneficio general para el proletariado de la República, habrá gobernadores, señores diputados, que obstruccionen esa ley, gobernadores en defensa de una decantada soberanía, soberanía que no han sabido guardar antes de venir al centro a consultar su venia para llegar al poder. Y esos gobernadores que suponiendo que llegasen a expedir una ley igual a ésta o mejor si se quiere, pero que no podrán llevar a la práctica porque están dominados por todas aquellas influencias funestas que los rodean; y en aquellos Estados en que ya se ha expedido la Ley Agraria ¿Qué han hecho, pregunto yo, prácticamente en tres, cuatro o cinco años que llevan de tener ya expedidas sus flamantes leyes agrarias? ¿Han llegado ya a la división de latifundios? Indudablemente que no y no podrán hacerlo, porque en los Estados, repito, los Ejecutivos, las Legislaturas, las comisiones locales agrarias cuyos miembros se ponen generalmente al servicio de los terratenientes, no podrán obrar con resolución y con la eficacia que reclama este importante asunto nacional. ¿Y por qué, señores diputados, tanto escrúpulo? ¿Por qué la Federación en tratándose de resolver una necesidad pública y urgente no puede de acuerdo con los Estados, aviniendo sus intereses y sus facultades, ir en defensa y en sostén de un postulado de justicia? ¿por qué no se puede ir a sostener esta conquista revolucionaria y esta necesidad urgente que el pueblo tiene de poseer la tierra? (Aplausos.) Si en la Cámara de Senadores, si el Ejecutivo federal, si todos los poderes no se resuelven a obrar de una manera eficaz y resuelta en asunto tan importante, entonces, señores diputados, el pueblo tendrá derecho para convencerse de que todavía su situación es la misma, de que su sacrificio ha sido estéril; el pueblo se convencerá también de que esta ley, de que la misma ley estorba su mejoramiento. Si nuestros gobiernos son más esclavos de la forma que del deber, si nuestras clases privilegiadas no se convencen todavía del origen de esta ingrata desigualdad, si no se convencen todavía del motivo de su posición privilegiada y se encastillan sistemáticamente en las ventajas que les puede facilitar su oro o sus riquezas, el pueblo entonces tendrá mucho derecho para buscar la justicia donde la encuentre. Si fue necesario, señores diputados, una jornada sangrienta para crear el artículo 27 constitucional, habrá de ser necesario otra vez un sacrificio mayor para llevar su impulso vigoroso a todos los espíritus reacios y a todas esas conciencias encallecidas de nuestros ricos connacionales y la conmoción será entonces implacable seguramente y nosotros, si es nuestro deber, iremos, señores diputados, iremos con ese pueblo a esa otra nueva y muy justa revolución; allá no irán tal vez los adeptos de la forma escrita, allá no irán tal vez los socialistas de nuestro tiempo que corren tras el vellocino de oro; pero iremos nosotros y habrá todavía quiénes vayan, de aquellos que aún tienen ambiciones todavía nobles. Resumiendo, señores, Diputados yo creo sinceramente que si los hombres capacitados de esta Cámara hacen un esfuerzo poderoso, y con una honrada intención, de conciliar los dictados de la ley con la necesidad del pueblo, podríamos llegar nosotros a aprobar el artículo primero transitorio que, por otra parte, desecharlo, es sentar aquí una grave inconsecuencia con el artículo primero de la ley que ya tenemos aprobado y en el cual hemos aceptado o hemos declarado que la nación acepta el derecho de todo individuo para poseer un pedazo de tierra y que asentamos ese derecho absoluto, general, para luego decir aquí que sólo será practicable en el Distrito Federal y en los territorios, ¿Para qué tanto empeño, ciudadanos diputados, si en los territorios y en el Distrito Federal no habrá de resolverse esa necesidad que es de la nación entera? Si haciendo un esfuerzo se concilian los dictados de la ley, repito, con la necesidad pública, entonces nosotros podemos dar cima a nuestro cometido y yo invito a todos los revolucionarios que no sepan claudicar, a que con todo un esfuerzo resuelto y bienintencionado devolvamos al pueblo lo que legítimamente le corresponde; devolvamos al indio aquello de que ha sido despojado inicuamente por los encomenderos de ayer; devolvamos al indio el jirón de patria a que tiene derecho si queremos que en él cultive su esperanza y su porvenir. Si queréis que el indio se sacrifique en las fronteras de la patria defendiendo su integridad nacional, enlazad entonces el corazón del indio con la parcela de tierra, dadle ya esto; es tiempo ya de que su sacrificio sea recompensado, ya lo que quiere es un pedazo de tierra en que allí pueda mecerse libremente la cuna de sus hijos. A vosotros, revolucionarios de espíritu libre

y emancipado, a vosotros, los que no claudicáis, os toca levantar la raza y vindicar la nacionalidad. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano diputado Franco Abraham. (Siseos.)

El C. Franco Abraham: Principio por rogar a mis estimables compañeros partidarios de la aprobación del artículo transitorio que tengan la amabilidad de escuchar un poco de mis torpes palabras, mis humildes conceptos, pero los cuales tengo el derecho de externar en esta Honorable Asamblea.

Habría querido principiar, señores, por defendernos del ataque que lanzó ayer el señor diputado Montes de Oca contra todos los diputados del Estado de México, excepción hecha del señor licenciado Vicencio; pero el señor Montes de Oca no está presente y por eso no diremos nada en contra de él y sólo me limitaré a decir que cuando se discutió su credencial fue el señor Solórzano, fue el señor compañero Alanís y fui yo quienes lo defendimos desde esta tribuna con todo calor y con todo entusiasmo y entonces no éramos nosotros un manojo de diputados, entonces éramos hombres que podíamos valer y pesar algo por nuestra palabra y por nuestras ideas.

El C. Manrique, interrumpiendo: Tampoco era yo mujerzuela cuando defendí a Martínez de Escobar y lo fui un mes más tarde.

El C. Franco Abraham, continuando: Bueno ¿Qué quiere usted decir con esto, señor compañero?

El C. Sánchez Pontón: ¡Moción de orden! (Murmullos. Campanilla.)

El C. Manrique: Con permiso de la Presidencia. Contesto la pregunta del ciudadano Franco: no he hecho otra cosa que confirmar respetuosamente los conceptos del ciudadano Franco Abraham: Cría cuervos y te sacarán los ojos. (Murmullos. Risas.)

El C. Franco Abraham: Sólo sí debemos expresar una cosa, o al menos la expreso yo, y es que lamentamos haber definido aquí la credencial del señor Montes de Oca contra, no la credencial, contra los derechos que creía tener adquiridos el señor Santibañez, porque he podido notar, he podido ver en lo poco que lo he tratado, y en una reunión que hubo en el Centro Agrarista, que es un hombre bastante más intelectual y más imbuído en las cuestiones políticas y en las cuestiones sociales del país, y habría sido mejor laborar por un intelectual, más culto, para el servicio de los intereses de la patria. Por lo demás, señores, no hay que ocuparse mucho de la intelectualidad del señor Montes de Oca, que nos tiene a nosotros en tan poca estima y que se permitió, más bien dicho, ayer, decir desde esta tribuna lo que vais a oír. "Para llegar a la interpelación que voy a hacer a la Comisión, necesito narrar algunos hechos anteriores". Señores, no hay hechos posteriores. El señor Montes de Oca dijo también que el señor general Abundio Gómez era un general de generales, casi casi un mariscal, y, señores, no tiene facultad el Señor Montes de Oca para invocar la ley en esta materia. (Voces: ¿Y el transitorio?) Haciendo a un lado todos estos asuntos, entro al debate del artículo 1o. transitorio. Yo, señores, que fui defensor de la ley en lo general y que voté el artículo 1o. de la ley que se está discutiendo, vengo a oponerme al artículo 1o. transitorio porque mientras que el artículo 1o. es simplemente declaratorio, el artículo transitorio ya es de aplicación, y ahí en ese terreno no tenemos el derecho de entrar. Cuando el general Obregón presentó un proyecto de ley diciendo en hermosísimas palabras: la nación reconoce el derecho de todo hombre para poseer una parcela de tierra que le proporcione los elementos necesarios y le proporcione algunos recursos para formar un ahorro, dijo una gran verdad, lanzó un gran pensamiento que nosotros todos debimos de aplaudir, que nosotros todos debimos de aprobar. Es verdad que técnicamente cabe en una ley de esta naturaleza ese primer artículo, que ese artículo debería de estar encajado, más bien, en el capítulo primero, en que se trata de los derechos del hombre, porque el primero de los derechos del hombre es el derecho de vivir y no se puede vivir sin tener que comer, porque el derecho de asociación, el derecho de palabra, el derecho de libertad de conciencia, aquellos derechos, el más alto que supongamos, es menor, es infinitamente pequeño al lado del derecho de vida y lo que los legisladores han pensado defendiendo el derecho de la libertad, defendiendo el derecho de conciencia, defendiendo la libertad del trabajo y defendiendo el derecho de libertad de principios, habrán hecho más o menos acertadamente, pero se han olvidado de aquello que es esencial, de aquello que es primordial, el derecho de vida y no de una vida miserable y desgraciada como la que arrastran nuestros pobres indígenas, sino de una vida civilizada y culta. Es necesario que en la Mesa de esos indígenas haya algunas veces carne, tengan también pan y no disfruten tan sólo de tortillas, y es necesario que las carnes de esos infelices queden cubiertas y no veamos el espectáculo de peones, de peones y de hombres trabajadores que parecen, más que trabajadores, verdaderamente mendigos. Por eso la declaración del general Obregón, por eso cuando la Comisión tomó como suyo ese primer artículo, yo fui el primero en aplaudirlo, pero ya digo y repito, aquello era puramente declaratorio; era elevado, era un pensamiento, era una idea que se lanzaba a la faz del mundo, que se lanzaba por todos los ámbitos de la República, pero sobre la cual nadie podía ejercitar una acción, y es sumamente declaratorio y, por lo mismo, podemos aprobarlo de conformidad con nuestra conciencia, podemos aprobarlo de conformidad con nuestros intereses y con nuestro deseo de hacer un bien a los pobres, de levantar la condición de los humildes. Señores, yo no creo que se pueda aplicar el artículo 1o. transitorio, que se deba de aprobar, mejor dicho, por razones de orden geográfico, de orden técnico, por razones políticas, por razones de orden legal. La inmensa extensión del territorio nacional, formada por una gran altiplanicie, defendida por dos grandes cordilleras, por dos grandes sierras, la Sierra Madre Oriental y la Sierra Madre Occidental, después de las cuales descienden los terrenos hasta las costas, presentan varios caracteres, varios caracteres en cuanto a la cuestión pluviométrica, respecto a la flora, respecto a la fauna, y es imposible, señores, cuando hay tanta diversidad de elementos, cuando en unas partes tenemos el clima cálido y en otras un clima frío, cuando una gran densidad de población se reúne en un punto y en otros una población está

sumamente escasa, es necesario que podamos dar, es imposible, mejor dicho, que podamos dar una ley práctica que tuviera aplicación en toda la República. Si los señores de la Comisión quieren hacer una ley viable, aplicable, es necesario que piensen muy bien que tendrán que hacer una ley tan vaga, tan ambigua, tan general, que realmente no se puede aplicar en los casos particulares; que daría dificultades a las legislaturas, que daría dificultades a la misma Comisión Local Agraria, a las mismas comisiones locales agrarias y a la misma Comisión Nacional Agraria. ¿Cómo es posible que podamos dar una ley que pueda aplicarse al Estado de Yucatán, que, como todos vosotros sabéis, es un terreno plano en el cual no hay ningún río que lo cruce, que no tiene más agua que el agua de sus senotes y el agua de sus pozos, y en donde se tiene que recoger el agua en grandes estanques durante la época de lluvias, para los usos de la vida? ¿Cómo podemos aplicar una misma ley a Yucatán que a Tabasco que está cruzado por numerosos ríos, ríos como el Usumacinta, como el González, como el Grijalva, arroyos que se llaman allí, pero que son verdaderos ríos en la Mesa Central? ¿Cómo es posible que podamos dar una ley que sea práctica y viable? Es necesario que sobre este punto reflexionen las comisiones y no se casen con sus ideas y vean que lo que queremos hacer es hacer un ley de verdadero provecho, de verdadero servicio a los intereses nacionales y no una ley que hoy se haga y mañana se deshaga y que se tenga que arrojar al cesto de los papeles inútiles. Razones étnicas las hay también que debemos tomar en consideración. Tenemos el país poblado por diversas razas, unas razas indígenas de carácter pacífico, como son, por ejemplo, los otomíes, que abundan tanto en el Estado de México; otras razas vigorosas, otras razas atléticas, como por ejemplo los yaquis, del Estado de Sonora; razas de indígenas adelantados, como por ejemplo son los del Estado de Yucatán, donde la gente es muy limpia, en donde la gente es muy aseada, en donde el indígena mismo tiene aspiraciones a elevarse y sobre todo, a progresar y, ¿cómo podemos dar una ley aplicable a dos caracteres enteramente distintos, a un hombre que no quiere adelantar, que es necesario empujarlo para adelante, y a los hombres que por sí mismos tienen el deseo de adelantar, de trabajar? Ante estas consideraciones creo que la Comisión debe reflexionar y debe pensar que es necesario dar una ley que se pueda aplicar para cada caso particular y por esto cada Estado que conoce bien su región y que conoce bien sus necesidades y que conoce bien sus circunstancias, es el que debe resolver sobre este particular. Hay también, señores, razones de carácter económico; es necesario que pensemos que los gobiernos tienen obligación de arreglar los cambios, que tiene obligación de ilustrar a las poblaciones, que tiene que hacer todas las mejoras posibles para el progreso verdaderamente del Estado; y en esas condiciones es necesario que pensemos que las legislaturas de los Estados son las que deben reflexionar y pensar cuánto va a entrar a las áreas de cada Estado para poder verdaderamente cumplir con los servicios públicos.

Y esto la Comisión desde aquí, es imposible, de todo punto imposible, que pueda resolverlo; por esto, en mi concepto, la Legislatura de San Luis Potosí, que lanzó su Ley Agraria, ha pensado muy bien; dividió el Estado en una región que llamó del Norte, otra del Centro, otra del Oriente, según me parece. Además, dijo: las parcelas o los latifundios serán tanto más cuanto, serán en unos casos dos mil hectáreas, en otros tres mil, y en otros cuatro mil, y sentó diversos principios, tratándose de tierras que están cerca de las poblaciones, y tratándose de tierras que estén lejos, ¿cómo es posible, señores, que vayamos a dar una ley que pueda aplicarse de la misma manera aquí, en el Distrito Federal, que tiene un centro de consumo tan enorme, tan importante, tan potente, el más poderoso del país, de más de setecientos mil habitantes, cómo es posible que podamos dar una ley que se aplique aquí y que se aplique también en el Estado de Chihuahua, donde el número de habitantes es escaso, en donde hay grandes dificultades muchas veces para adquirir agua; agua muchas veces para poder vivir? En estas condiciones, debemos entonces reflexionar que sin razones de orden geográfico, razones de orden etnológico y razones de orden económico nos obliga verdaderamente a pensar que aún no podemos dar una ley general, es necesario que respetemos con mayor razón por abundancia de razones, precisamente el principio constitucional. El proyecto de ley en su artículo transitorio, en su parte primera, dice:

"La presente ley se expide con el carácter de orgánica del párrafo III del artículo 27 constitucional y en ejercicio del derecho que la nación tiene para imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público." Técnicamente, señores, en una ley no se deben de presentar principios explicativos, y esta es una explicación de por qué dan el artículo transitorio. Eso debería haber entrado en la parte primera del dictamen, en la exposición de motivos de la ley, en cualquiera otra parte, menos seguramente en una ley. Las leyes deben ser sencillamente imperativas; menos aún está bien esto que dice la Comisión:

"En consecuencia, y por no haber expedido aún las Legislaturas de los Estados las leyes sobre fraccionamiento de latifundios que estaban obligadas a expedir dentro del período constitucional subsecuente a la promulgación del Código Supremo, esta ley será de observancia forzosa en toda la República, dejando de regir en cada Estado cuando se dicten las leyes agrarias correspondientes.

"La Comisión podría haberse limitado, si cree que está facultad por la Constitución, si cree que tiene derecho para hacerlo, debería de haberse limitado a decir: esta ley será de observancia general en toda la República. Esto, bajo el punto de vista técnico. Ahora que esta ley es perfectamente anticonstitucional, que va contra el precepto expreso de la Constitución, es absolutamente, casi innecesario verdaderamente decirlo. El artículo respectivo, más bien dicho, el párrafo último de la fracción VII del artículo 27, dice así:

"Durante el próximo período constitucional, el Congreso de la Unión y las legislaturas de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones....

"De manera es que aquí dice terminantemente que tiene obligación el Congreso de la Unión de expedir una ley para el fraccionamiento de latifundios, y

esa misma obligación se la impuso a los Estados, y dice, además, en la fracción (a): "En cada Estado y Territorio se fijará la extensión máxima de tierra de que puede ser dueño un solo individuo o sociedad legalmente constituída.

"¿Cómo entonces la Comisión va contra la expresión terminante de la ley? ¿Con qué derecho la Comisión se arroga la facultad de penar, pudiéramos decir, a las legislaturas de los Estados, por no haber cumplido con ese deber? ¿Por qué entonces no nos penamos nosotros mismos? El Congreso de la Unión estaba obligado a dar una ley de fraccionamiento de latifundios en el próximo período constitucional, es decir, en la anterior Legislatura, y, sin embargo, no lo ha hecho. ¿Tendría derecho en este caso el Senado de la República, por ejemplo, en decir: puesto que el Congreso constitucional, puesto que el Congreso no ha cumplido con este deber de expedir una ley que yo revisaría sobre este particular, yo, Senado, me arrogo esta facultad y la voy a dar, la voy a hacer. Esto, señores de la Comisión, el Congreso de la Unión no lo habría aceptado; ¿por qué, entonces, los Congresos locales van a poder aceptar esa a manera de pena que les impone la Comisión?

El C. González y González, interrumpiendo: El Congreso lo informan las dos Cámaras.

El C. Franco, continuando: Pero no cumpliendo el Congreso de la Unión, que es el que puede dar la ley, para que fuera después revisada por el Senado, el Senado podría haber dicho a la manera de la Comisión: puesto que ustedes no lo han hecho, nosotros lo vamos a hacer lo haremos sin la aprobación de ustedes.

El C. González y González, interrumpiendo: El Congreso son las Cámaras.

El C. Franco, continuando: Ahora, se ha hablado aquí por el señor doctor Siurob, con la mejor buena fe del mundo, porque yo no reconozco sino la más perfecta honradez en la Comisión, que tiene el mayor interés por servir a los intereses públicos; pero, señores, está queriendo dar una ley que va precisamente contra los intereses públicos, que va contra los intereses de los pobres; ya se ha dicho aquí hasta la saciedad que esta ley no provocará sino un amparo tras otro amparo, y la Suprema Corte de Justicia no podrá resolverlos sino en sentido desfavorable para todos los que pidan parcelas apoyados en los términos de esta ley. A este efecto me voy a permitir leer algo del dictamen que aparece en la página 772 del "Diario de los Debates", referente al Congreso Constituyente. El señor Siurob nos ha dicho que la mente, que el espíritu de la legisladores del Constituyente de 1917, era precisamente que se diese una ley aquí de aplicación general, y el hecho es completamente inexacto. Aquí dice, esto dice la Comisión en su dictamen:

"Si se considera que todo esfuerzo, todo trabajo humano, va dirigido a la satisfacción de una necesidad; que la naturaleza ha establecido una relación constante entre los actos y sus resultados y que, cuando se rompe invariablemente esa relación, se hace imposible la vida, fuerza será convenir en que la propiedad es un derecho natural, supuesto que la apropiación de las cosas para sacar de ellas los elementos necesarios para la conservación de la vida es indispensable. El afán de abolir la propiedad individual inmueble no puede considerarse en su esencia sino como una utopía; pero ese deseo es revelador de un intenso malestar social, al cual nos referiremos después, que está reclamando remedio sin haber llegado a obtenerlo."

Os vais a asombrar de una cosa: el señor diputado Bojórquez, que seguramente no es partidario de la propiedad privada, allí en el Congreso Constituyente defendió precisamente la propiedad privada. Esto lo podemos ver en la página 785: "

El C. Bojórquez: Para terminar, voy a permitirme simplemente decir lo que ya he repetido. Tenemos la obligación precisa, la obligación ineludible de ir ante los gobiernos locales, ante los gobiernos de los Estados, a exigir, a pedir en nombre del pueblo, que se lleven a la práctica las ideas que vamos a aceptar aquí. Debemos justificar esta gran revolución, debemos justificar el derramamiento de tanta sangre hermana, debemos demostrar que las promesas no fueron vanas, y para ello se necesita, antes que nada, antes que otra cosa, fomentar la agricultura, crear la pequeña propiedad, fundar colonias agrícolas."

Luego realmente en el espíritu de los constituyentes no había precisamente lo que nos ha dicho el señor doctor Siurob. Pero todavía más, hay una cosa verdaderamente risible, pudiéramos decir, y tal vez en este hecho se haya fundado el señor diputado Siurob para decir que realmente no debemos de fijarnos en el texto expreso de la ley, en la letra de la ley, sino atenernos a su espíritu. Los diputados, señores, en aquella sesión dormían. En la página 812 se lee:

"- El C. secretario: La presidencia suplica a los ciudadanos diputados se sirvan permanecer despiertos, puesto que, al aceptar la sesión permanente, se han impuesto la obligación de votar esta ley; como algunos diputados están durmiendo, no se sabe cómo irán a dar conscientemente su voto."

(Risas.) Sólo así me explico verdaderamente que el señor doctor Siurob haya sostenido que realmente el espíritu de la ley nos autorizada para pasar sobre el texto expreso de la ley. (Risas.) Para terminar, señores, yo os exhorto con mis escasas fuerzas, con mi más escaso valer, pero con todo mi corazón, con todas las energías de que soy capaz, a que nos unamos todos como un solo hombre, como una sola voluntad, como un solo corazón, con una sola esperanza, con un solo deseo: el mejoramiento del pobre; pero que lo hagamos con conciencia, que lo hagamos con ciencia, con talento, con honradez, con honorabilidad; que busquemos no hacer leyes que mañana deban echarse en olvido, no hacer leyes que perjudiquen verdaderamente al pueblo pobre, en cuyo beneficio debemos de darlas, sino leyes que aprovechen a los pobres, que lleven el pan al hogar de los miserables. Para mí, señores, la revolución se cristalizó en la Constitución de 17, no tenemos el derecho de predicar aquí una nueva revolución por los intereses sagrados de la patria, de esta patria que ha sufrido tantos horrores, todos los crímenes, todas las atrocidades de unos y otros; por ellos yo os pido con todo mi corazón, con todo mi entusiasmo, que borréis vuestras diferencias, que hagáis a un lado todos vuestros rencores y todos vuestros odios y que veáis que si la revolución cristalizó en la Constitución de 17, nuestro deber es mejorar,

cumplir, hacer cumplir con lo que la Constitución nos ha señalado. Llegar verdaderamente a un fraccionamiento de latifundios que aproveche al pobre, que aumente la riqueza pública, que mejore las condiciones de los indígenas, que aumente la producción, porque si hemos de repartir los latifundios, si hemos de fraccionarlos ocasionando con ello el hambre y la miseria pública, porque no se trabaje, porque no se aproveche, entonces, señores, mejor es que no votemos una ley de esta naturaleza. Borrad vuestros rencores y haced antes que nada el bien de la patria, que es verdaderamente para lo que hemos sido llamados, para lo que hemos de estar ocupando estas curules. (Aplausos.)

El C. Siurob: Pide la palabra la Comisión.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Paz.

El C. Siurob: Pide la palabra la Comisión. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Honorable Asamblea: La Comisión vuelve una vez más a la tribuna a defender el artículo 1o. transitorio, porque verdaderamente éste no ha sufrido ataques de peso, ataques se verdadera importancia por parte de los opositores; todos se han concretado a bordar alrededor de toda la ley; todos se han concretado a poner obstáculos a otros artículos que no son precisamente el que está a debate, y ¿por qué no decirlo?, la Comisión, arrastrada también en muchos casos por los propios ciudadanos diputados con interpelaciones fuera de lugar y hasta con salidas de tono, por decirlo así, puesto que se ha tratado aquí de ataques personales y ataques políticos, ha hecho este cúmulo de circunstancias que no se trate a fondo la cuestión legal, la cuestión política relativa al artículo 1o. transitorio. Desde luego ninguno de los opositores ha venido a combatir lo que forma la clave verdadera del artículo 1o. transitorio. La clave del artículo 1o. transitorio, como ya se dijo aquí, con motivo de otras discusiones, no es otra cosa que el artículo 11 transitorio de la Constitución general de la República. El Artículo 11 de la Constitución general de la República dice lo siguiente:

"Entretanto el Congreso de la Unión y los de los Estados legislan sobre los problemas agrario y obrero, las bases establecidas por esta Constitución para dichas leyes, se pondrán en vigor en toda la República."

El C. Franco: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Siurob: Así que yo termine, compañero, su señoría me hará todas las interpelaciones que quiera. Los hechos son claros: nos encontramos ante un proceso nacional en que se trata de ahogar el espíritu de los constituyentes; no es, como dijera el compañero Franco, que los constituyentes durmieran o soñaran, o se encontraran soñando. Aquí están los constituyentes vivos, aquí está el compañero Bojórquez, que fue constituyente; y lo interpelo para que diga si lo del artículo 11 transitorio no fue la idea de los constituyentes, de que inmediatamente se empezara a dictar la reforma agraria en todos los Estados de la República.

El C. Bojórquez: Pido la palabra. La mente de los constituyentes al colocar en el mismo artículo 27 un párrafo en que se asienta que la legislación o la reglamentación de la parte relativa a la cuestión agraria tenía que hacerse en el período inmediato de sesiones de las legislaturas de los Estados, fue porque se vió lo conveniente de que cuanto antes se resolviese la cuestión agraria, y como al principio de la revolución, el 6 de enero de 1915 se habían hecho promesas al pueblo, de que sería resuelto cuanto antes este problema, los constituyentes tuvimos presente aquella promesa para colocar una urgencia, se puede decir, a las legislaturas locales a fin de que legislaran cuanto antes. Por otra parte, no es cierto que se votara en sueños el artículo 27 constitucional. Es verdad que esa sesión duró hasta las cuatro de la mañana, pero desde antes, desde mes y medio antes o dos meses antes había estádose discutiendo en reuniones particulares el artículo 27; de suerte que cuando fue presentado a debate en el Constituyente, ya todos sabíamos lo que debíamos votar, puesto que lo habíamos discutido en juntas particulares a satisfacción de la mayoría independiente revolucionaria de aquel Congreso.

El C. Siurob: Gracias. Interpelo a otro constituyente, al compañero Castillo, para que me diga si no fue la idea de los constituyentes que las ideas contenidas en el artículo 27 rigieran inmediatamente en toda la República, inmediatamente después de la promulgación de la Carta Magna.

El C. Del Castillo Porfirio: Pido la palabra. Efectivamente, ciudadano Siurob, en el Constituyente de Querétaro se tuvo la mente de ocurrir a la mayor brevedad posible al remedio de las necesidades que se estaban palpando a consecuencia de las organizaciones rancias e inadaptables, y la mente de los constituyentes fue responder a esas necesidades inmediatamente y en muchas ocasiones aun se tachó a los constituyentes de pretender en los artículos, por ejemplo el 123, dar una reglamentación y dejar otros que serían materia de una ley orgánica. En todo, pues, se revela el espíritu del Constituyente, la mente de aquella Legislatura, de ir inmediatamente y con todo empeño a resolver una aspiración nacional.

El C. Siurob: Me permito interpelar al compañero Céspedes para que me diga si es o no verdad que fue el pensamiento de los constituyentes que inmediatamente se pusieran en ejecución las ideas contenidas dentro del artículo 27 constitucional.

El C. Céspedes: Pido la palabra. Todos los representantes del pueblo que formamos aquella histórica Asamblea, tuvimos como mente muy principal al formar el artículo 27 en la forma que está allí, la de que el problema agrario era uno de los más trascendentales que vivía y que vive y sigue viviendo todavía en la resolución de este problema y que era urgente que las legislaturas de los Estados en sus respectivos territorios y el Congreso de la Unión dentro de sus facultades, deberían dictar cuanto antes leyes que resolvieran esta necesidad pública. Como muy bien asienta el compañero Bojórquez, el artículo 27 constitucional fue hecho en juntas previas, y en juntas particulares, en juntas extracámara. Ahí se estudió lo más ampliamente que se pudo y a él concurrimos muchos diputados, y cuando este artículo se llevó a votación, ya todos y cada uno de los que formábamos aquella

Asamblea teníamos nuestro criterio formado sobre el particular. Repito nuevamente: el Constituyente creyó de urgente resolución el problema agrario, porque alrededor de él giraban muchos otros problemas revolucionarios y las legislaturas de los Estados y el Congreso de la Unión deberían desde hace mucho tiempo haber dictado esta ley. Es por esto por lo que se consignó también el artículo 11 transitorio a que su señoría está haciendo alusión.

El C. Siurob: Muchas gracias. Compañero Martínez de Escobar, suplico a usted que como constituyente me diga cual fue la mente de los legisladores al establecer el artículo 11 transitorio

El C. Martínez de Escobar Rafael: Con todo gusto, compañero. Ciudadano presidente, ¿sería tan amable de darme la palabra?

El C. presidente: ¿Tiene usted la palabra.

El C. Martínez de Escobar Rafael: Antes de contestar precisamente, debo decir a los compañeros Bojórquez, Castillo y Céspedes, que en verdad hacen mal ellos y haría mal yo, en que creyendo que el Constituyente lo sintiese uno todo, conteste por él como si todos pensáramos de la misma manera; de tal manera que en un artículo constitucional puede el compañero Bojórquez creer que la mente del Constituyente fue en determinado sentido, el señor Céspedes en otro, el señor Castillo en otro y quizá habría tantas mentes del Constituyente cuantas ideas contrarias o cuantos contrarios pensamientos existieran entre todos los elementos que constituyeron aquella Asamblea; pero, ciudadanos representantes, nada han contestado prácticamente los compañeros Céspedes, Castillo y Bojórquez; fíjense bien, dicen ellos: la mente fue que inmediatamente se diera esa ley; pero no solamente esa ley, compañeros, aquí tenemos el artículo 16, el artículo 16 de los transitorios, que dice:

"El Congreso constitucional, en el período ordinario de sus sesiones, que comenzará el 1o. de septiembre de este año, expedirá todas las leyes orgánicas de la Constitución que no hubieren sido ya expedidas en el período extraordinario a que se refiere el artículo 6o. transitorio, y dará preferencia a las leyes relativas a garantías individuales, y artículos 30, 32, 33, 35, 36, 38, 107 y parte final del artículo 111 de esta Constitución."

Es imperativo.

Vemos, pues, que el espíritu del Constituyente fue que todas esa leyes orgánicas de los artículos que se aprobaron ahí, se estudiaran en el período inmediato del Constituyente, no sólo el de la cuestión agraria, sino todos estos problemas de donde dependen problemas nacionales. Se dijo que el Congreso Nacional debería estudiarlos. Esa fue la mente, el que prácticamente todas estas leyes orgánicas se expidieran en el período inmediato al del Constituyente. Ahora bien,... (Voces: ¡Una interpelación!) No, señores, no las admito. Ahora bien, ¿quiere esto decir que porque en el periodo inmediato de sesiones a que se refiere la ley no se dieron ni la ley orgánica, por los Estados y el Congreso de la Unión, todas esas leyes porque no se dieron en ese período inmediato ya se va a vulnerar lo que se llama competencia de jurisdicción? Porque aquí el debate, señores, es éste: ¿Qué es ley? Ley es el principio general emanado de una autoridad competente y de observancia general. La cuestión es ésta: ¿Es competente el Congreso de la Unión para legislar en esta materia? No, no lo es, ni puede serlo jamás; esa es la cuestión, ese es el debate. El compañero Céspedes está de acuerdo conmigo, de manera que no rectifico respecto de él; esa fue la mente, pero, señores, ¿quiere esto decir que porque en ese periodo inmediato de sesiones a las legislaturas de los Estados no expidieron las leyes orgánicas conforme a esta ley, vamos a arrogarnos nosotros esas facultades? ¡Nunca! Porque entonces las legislaturas de los Estados, que tienen tanta importancia de competencia jurisdiccional como un Congreso de la Unión en cuanto al Distrito Federal, podía mañana el Estado de Chihuahua, con la misma facultad con que el ciudadano Siurob quiere que se arrogue el Congreso de la Unión, dar una ley general diciendo: el Congreso de la Unión no expidió la ley orgánica del artículo 27 en materia agraria en el periodo inmediato, y la expedimos nosotros para toda la República. ¿Era esto lógico? ¿Era esto sensato? ¿Esto se podía aceptar? No, señores, la cuestión es ésta nada más: ¿Qué es pacto federal? Esa es nada más la materia que aquí se debe debatir: ¿qué es pacto federal? ¿es constitucional o anticonstitucional esa ley? Lo que pasa es esto: nosotros, los del Congreso de la Unión, deseamos que se nos respeten todas las facultades gubernamentales que tenemos, que se nos respeten, y si el Ejecutivo, por ejemplo, quiere invadir esas facultades gubernamentales que tenemos conforme a la Constitución, decimos: "¡Oh, qué tirano y qué déspota! ¡Está invadiendo nuestras facultades! Y si una Legislatura de Estado hace lo mismo, decimos: Está invadiendo nuestras facultades. Queremos que todas las entidades políticas respeten nuestras facultades gubernamentales, pero no queremos nosotros respetar las facultades gubernamentales de las otras entidades federativas. ¿Qué diría el señor Siurob, desde el punto de vista revolucionario, por qué no hacemos una cosa si de eso de trata: si solamente se quiere decir que porque es ley revolucionaria de una vez debe enseñorearse de todo el país, ¿quién duda del revolucionarismo de Alvaro Obregón? Indudablemente que nadie, pues de una vez démosle facultades extraordinarias para que legisle en leyes orgánicas, sobre todos los artículos, y que una vez la revolución estallante en el cerebro de ese hombre, que lance las leyes y que dejemos nosotros de estar aquí discutiéndolas? (Aplausos.)

El C. Siurob: Como acabáis de ver, ciudadanos diputados dos de los constituyentes que están presentes, expusieron su opinión clara, sincera, netamente reveladora de la sinceridad que no podemos dejar de oir con el aliento de sinceridad y de franqueza con que han sido emitidas. El otro de los constituyentes, el ciudadano Céspedes, no porque se concretó a decir que los constituyentes lo único que habían querido era que se legislase pronto por los gobiernos de los Estados y las legislaturas de los Estados. Y el otro, el ciudadano Martínez de Escobar, poniéndose casuístico no solamente se concretó a no expresar una opinión clara ni contestó a la interpelación que le hice, sino que sencillamente comenzó a hablar en contra del artículo 1o. transitorio. Pues no, señores, vosotros los que habéis opinado en el sentido de los constituyentes,

habéis estado enteramente de acuerdo con la ley y con el espíritu del artículo 11 transitorio. Vosotros, en cambio, los que de una manera absolutamente casuística habéis contestado el caso, no tenéis la razón. Para ninguna ley, señores, para ninguno de los otros preceptos que establece el artículo 27 constitucional se crea el artículo transitorio especial como éste. El artículo 11 transitorio es un artículo transitorio....

El C. Von Borstel, interrumpiendo: Moción de orden, señor presidente. Parece que hay una manifestación que quiere abrir las puertas de los pasillos.... (Voces: ¡Que abran! ¡Que abran! Murmullos. Desorden. Campanilla.)

El C. Manrique: ¡Moción de orden, señor presidente! (Murmullos. Expectación.) Ciudadanos diputados: Yo excito atentamente a la Presidencia para que sirva imponer el orden en la Asamblea. Debemos de dar muestras de serenidad. Creo que sería innecesario recordar, por ejemplo, aquella entrada de la Comuna. No, digo mal, el bombardeo de París por los alemanes en 71 ó 72: en una cátedra cayó una bomba, un alumno se lanzó sobre ella, no eran las bombas perfectísimas de hoy, bombas modernas, arrancó la mecha y la clase continuó. Nosotros debemos escuchar atentamente al orador y nada más. (Aplausos.)

El C. presidente: Se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules y escuchar al orador. (Desorden. Campanilla.)

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, ruega atentamente a los señores diputados ocupen sus curules y atiendan al orador. (Murmullos. Expectación.)

El C. Siurob: Suplico a los estimables compañeros se sirvan ocupar sus curules y conservar el orden.

Pues bien, el artículo 11 transitorio no expresa lo que dijo el ciudadano Céspedes. No dice el artículo 11 transitorio que cuanto antes las legislaturas de los Estados legislaran sobre tal o cual artículo; dice que las bases establecidas por las Constitución estuvieron vigentes en todos los Estados de la República mientras legislaran aquellos congresos sobre esas propias bases. En esta forma, la Comisión lo único que ha hecho es estar de acuerdo con el espíritu que dictó este artículo al establecer la vigencia transitoria de la ley en todos los Estados de la República, sin violar su soberanía únicamente en cumplimiento del acuerdo constitucional y mientras los Estados de la República legislaran sobre este artículo constitucional. Ahora bien, aquí, señores, en este vasto proceso que constituye el artículo 1o. transitorio, está en el banquillo de los acusados un principio, el principio del fraccionamiento de los latifundios. Y de un lado, señores, al examinar las consecuencias procesales nos encontramos con que todo se reduce a este principio: Si, pues, por un lado una gran cantidad de legislaturas de los Estados, casi la mayoría, sugestionada por los latifundistas, y en este punto yo puedo hacer todavía aclaraciones mucho más amplias que las que hizo el ciudadano Soto y Gama, y citaré Estados enteros en donde no sólo no se han cumplido con el ideal agrario, sino que ni con la ley ya reglamentada del 6 de enero. Suplico a los señores compañeros Castillo, Sánchez Pontón y demás, que se sirvan oírme.

Esto lo aseguro pasando revista por algunos Estados de la República. Desde luego debo comenzar por mi Estado natal. En mi Estado natal, desde la época del Gobierno preconstitucional no se han dado todavía más que dos ejidos, habiendo una multitud de solicitudes de los pueblos, pero la Comisión Local Agraria que en estos momentos ni siquiera existe, cuando existía, se concretó sencillamente...

(Un grupo de ciudadanos manifestantes hace irrupción en el salón e interrumpe al orador.)

(Gritos de los manifestantes: ¡Viva el proletariado! ¡Viva la Confederación Obrera Mexicana! Desorden completo.)

El C. prosecretario Castrejón, a las 8.55 p.m.: Se levanta la sesión y se cita para el lunes próximo a las cinco de la tarde.