Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210530 - Número de Diario 53

(L29A1P1eN053F19210530.xml)Núm. Diario:53

ENCABEZADO

MÉXICO, LUNES 30 DE MAYO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II.- NUMERO 53

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

30 DE MAYO DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión, Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. Se concede licencia al C. diputado Gómez Rodrigo. Proyecto de Ley del C. diputado Gandarilla, que hicieron suyo varios diputados, y por el que se autoriza a las Legislaturas de los Estados para crear su Deuda Agraria; a las Comisiones unidas 1a. Agraria y 2a. de Crédito Público, e imprímase. Iniciativa del mismo C. diputado Gandarilla, determinando que los actos u omisiones de los poderes públicos que estén en pugna con el artículo 27 Constitucional, garantías individuales y sociales, son causa de responsabilidad; a las comisiones 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. Agraria, e imprímase. Usa de la palabra para hechos el C. diputado Esparza Martínez.

3.- Continúa la discusión del artículo 4o. del Proyecto de Ley sobre el Fraccionamiento de Latifundios. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ZUBARAN JUAN

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 6.05 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Saucedo, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día 27 de mayo de mil novecientos veintiuno.- Periodo extraordinario.

"Presidencia del C. Juan Zubaran.

"En la ciudad de México, a las seis de la tarde del viernes veintisiete de mayo de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y tres ciudadanos diputados.

"Se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior y se dio cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, en que comunica que el Congreso de Sonora aprobó las reformas al artículo 14 transitorio y a la fracción XXVII del 73 de la Constitución General, aprobada por el Congreso de la Unión.- Recibo y a su expediente.

"Circular de la Legislatura de Jalisco, en que participa que otorgó su aprobación a las mismas reformas.- Recibo y a su expediente.

"Tres escritos de los vecinos de Arenal, Tamazula y Amatitán, del Estado de Jalisco, en que protestan por las dotaciones y despojos de tierras de propiedad particular y por el proyecto de Ley de latifundios, que actualmente se discute en esta Cámara.- Recibo y a su expediente.

"Solicitud del C. José Remedios Colón, relativa a que se le conceda licencia hasta por diez días, con goce de dietas.

"Se aprobó sin discusión, previa dispensa de trámites.

"El C. Pedro A. Chapa informó del resultado de la Comisión que hizo una visita al ministro de la Argentina, con motivo del aniversario de la independencia de aquel país.

"El C. Altamirano usó de la palabra para hechos relacionados con la expulsión del país de Sebastián Sanvicente y Frank Seaman, ordenada últimamente por el Gobierno. Al margen del mismo asunto hicieron aclaraciones el C. Siurob y el propio C. Altamirano.

"Continuó la discusión del artículo 4o. del proyecto de Ley, sobre fraccionamiento de latifundios.

"El C. Tereso Reyes habló en pro.

"Presidencia del C. Pedro A. Chapa.

"Usó de la palabra en contra el C. Norberto Domínguez.

"A nombre de las comisiones, apoyó el precepto a debate el C. Siurob, quien contestó una pregunta del C. Juan Ángel Morales.

"En contra se produjo el C. Avilés.

"En pro usó de la palabra el miembro de las comisiones, C. Díaz Soto y Gama, Con motivo de que el C. Avilés pretendió interrumpirle con interpelaciones, se leyeron los artículos reglamentarios 103 y 106, y el C. Luis Espinosa hizo una moción de orden. Una vez que concluyó su discurso el C. Díaz Soto y Gama se concedió la palabra al C. Avilés para que lo interpelara, lo que hizo este ciudadano después de que se refirió a la situación política de Michoacán y proporcionó un escrito que la Secretaría leyó. El C. Díaz Soto y Gama respondió.

"El C. Siurob contestó una interpelación que el C. Israel del Castillo hizo a las comisiones y en seguida el ciudadano presidente, siendo las nueve y diez de la noche, levantó la sesión, citando para

el próximo lunes treinta, a las cinco de la tarde."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera:

El C. Esparza Martínez: Pido la palabra para hechos.

El C. presidente: Un momento, después que se lea la cartera se le concederá a usted el uso de la palabra.

- El C. secretario Saucedo, leyendo:

Cablegrama procedente de "Buenos Aires.- República Argentina.- 28 de mayo de 1921.

"Presidente Congreso Nacional.- México.

"Impuesta Cámara que presido del noble mensaje fraternidad en nuestro día patrio.- Saludo a V. E. atentamente.- A. Goyeneche, presidente.- Carlos G. Bonorino, secretario."- A su expediente.

Telegrama procedente de "Campeche, el 29 de mayo de 1921.

"Presidente de la Cámara de Diputados.

"Pueblo campechano interesado por cubrir curul representante 2o. distrito Estado dejó vacía extinto licenciado Bueno, ese Congreso día 22 de abril que verifíquese elección, primer domingo próximo julio, encarecémosle aprueben proposición convocatoria con dispensa trámites.

"El presidente Liga Central, R. F. Flores."- Recibo y a la Comisión que tiene antecedentes.

Telegrama procedente de "C. del Carmen, Camp., el 29 de mayo de 1921.

"Presidente Cámara de Diputados.

"Ruégole convóquese elecciones 2o. distrito Campeche, ocupar curul en vista fallecimiento licenciado Bueno, y no tenerse representación Cámara. Agradeciendo confirmación primer domingo julio próximo. Respetuosamente.- Vicepresidente en funciones, Ramón Castillo A."- Recibo y a la comisión que tiene antecedentes.

El C. Aguirre Colorado Fernando: Pido la palabra para que la Secretaría se sirva decir con qué fecha se turnó el expediente a la Comisión.

El C. secretario Saucedo: Contestando la interpelación del ciudadano diputado Aguirre Colorado, la Secretaría manifiesta que con fecha 25 de abril se turnó a la Comisión de Gobernación el expediente a que se refiere.

El C. Aguirre Colorado Fernando: Pido la palabra, señor presidente. Suplico a su señoría se sirva excitar a la Comisión respectiva para que cuanto antes rinda el dictamen correspondiente, porque ha pasado ya más de un mes.

El C. prosecretario Castrejón: La Secretaría manifiesta al compañero Aguirre Colorado, que la Comisión respectiva hará el estudio del caso que se le turnó desde la época en que llegó la primera excitativa de los ciudadanos de Campeche; pero aun cuando la Comisión rindiera un dictamen, no podría tratarse este asunto en este período extraordinario de sesiones, sino que se tendría que reservar forzosamente hasta septiembre en que la Cámara entra a su periodo ordinario.

El C. Borrego: Pido la palabra para informar. Como a mediados de mayo se turnó a la 2a. Comisión de Gobernación la iniciativa de algunos ciudadanos para que se convocara a elecciones en alguno de los distritos de Campeche, la Comisión ha estudiado el asunto y está perfectamente de acuerdo en la solución que debe dársele, y sólo le falta redactar el dictamen; pero debo hacer observar lo mismo que acaba de indicar la Secretaría: que no estando incluído este asunto en la convocatoria a sesiones extraordinarias, no podría ese dictamen ser discutido en este periodo.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Pido la palabra para hacer una aclaración sobre el mismo asunto.

El C. presidente: ¿Sobre el trámite de la Mesa?

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Sí, sobre lo mismo.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Nos acaba de manifestar la Comisión que ha recibido un memorial de algunos diputados pidiendo que se convoque a elecciones extraordinarias en Campeche por estar acéfalo ese distrito en la Representación Nacional y nos dice como argumento principal, que la convocatoria del Ejecutivo a sesiones extraordinarias no incluye esta circunstancia, y debo yo recordar a la honorable Asamblea que cuando se trata de intereses generales de un distrito que no está representado en esta Asamblea, tiene derecho la Representación Nacional a convocar a elecciones extraordinarias en los distritos que falten.

El C. presidente: Me permito informar a su señoría que puede dirigirse al ciudadano presidente de la República para que incluya este asunto en la convocatoria y pueda tratarse este asunto electoral del segundo distrito de Campeche, así como de otros distritos que están en iguales condiciones.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Voy a contestar al señor presidente. No trato yo de pedirle al ciudadano presidente de la República que incluya tal o cual circunstancia en la convocatoria a sesiones extraordinarias, sino que siendo de interés general, la Constitución general de la República obliga a que nosotros mismos convoquemos a esos distritos que están acéfalos aquí. Si su señoría cree que deba hacerse al presidente de la República, usted, como presidente de la Cámara, debe hacer sentir el sentir de esta Asamblea ante el mismo presidente de la República.

El C. presidente: Puede usted presentar la iniciativa sobre este punto, que la Presidencia cumplirá con su deber.

El C. Espinosa y Elenes: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa y Elenes: Yo deseo intervenir en este debate, porque veo que está extraviado el criterio de la Asamblea sobre el particular. Entiendo que la integración de la Cámara es una

cuestión económica que puede perfectamente resolverse en el periodo extraordinario de sesiones, sin necesidad de que esté incluída en la convocatoria respectiva. Si así lo considera la Asamblea, yo pido respetuosamente que se sirva resolver en el sentido de que todos los distritos que no tengan representantes cuanto antes efectúen sus elecciones para que estén debidamente representados en esta honorable Representación Nacional.

El C. secretario Saucedo: La Secretaría, por acuerdo de la Presidencia, excita al ciudadano diputado Espinosa y Elenes para que se sirva presentar por escrito su proposición.

(Continúa la lectura de documentos.)

"El C. David Cuéllar Calderón, domiciliado en la ciudad de Puebla, envía un estudio relativo al problema agrario." - Recibo, y a la 1a. Comisión de Peticiones.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presente.

"Por vuestro digno conducto me permito hacer del conocimiento de esa H. Asamblea que doy por terminada la licencia que se sirvió concederme con fecha 26 del mes pasado, cuya licencia era por un mes quince días.

"México, 30 de mayo de 1921.-S. Serrano Hermosillo."- De enterado, y comuníquese a la Tesorería del Congreso.

"Honorable Asamblea:

"Rodrigo Gómez, diputado propietario por el cuarto distrito de Durango, ante esa H. Cámara expongo:

"Que teniendo necesidad de hacer una visita al distrito que represento, a fin de arreglar algunos asuntos que se relacionan con los intereses de los pueblos que forman parte de él, solicito de esa H. Cámara se me conceda licencia por veinte días, con goce de dietas, previa la dispensa de trámites.

"Salón de sesiones, mayo 30 de 1921.- Rodrigo Gómez."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. En la misma forma de votación se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Concedida.

"Exposición de motivos de la Ley que autoriza a las Legislaturas de los Estados para crear su Deuda Agraria Interior.

"Como podrá verse por la iniciativa de ley, adjunta, en el artículo 2o. se establece que sean las Legislaturas de los Estados a quienes corresponda determinar el monto de la Deuda Agraria Interior de conformidad con las necesidades de cada Entidad. Esta facultad es muy conveniente, y no puede representar ningún peligro para la circulación de valores del país, ni aún para el crédito de los gobiernos locales, ya que como medida de previsión se establece en los artículos siguientes, la limitación necesaria a esa facultad, y en el artículo 5o. la forma proporcional, en que los títulos de la Deuda Agraria Interior deberán de ir siendo puestos en circulación.

"En los artículos 4o. y 6o. se establece la forma de garantizar esa Deuda, por medio de la emisión de "Bonos" de admisión forzosa para los propietarios de los terrenos que sean expropiados, por causa de utilidad pública, y se reconoce como muy conveniente que ellos sean extendidos al portador, para facilitarse la adjudicación de ellos, y principalmente las transacciones que con esos títulos puedan efectuarse en el mercado de los valores. En cuanto al valor asignado a cada "Bono" en .... $100.00 (cien pesos), es conveniente para dar cierta uniformidad a los títulos que se emitan en los diversos Estados de la República.

"En lo referente a establecer el pago de un interés que no exceda del 5% (cinco por ciento anual), aparte de la medida de equidad que representa, es muy conveniente, por contribuirse así a sostener el valor nominal de los títulos de la Deuda.

"En el artículo 6o. se establece que el pago de los títulos de la Deuda Agraria deberá de efectuarse por medio de cupones, y en veinte anualidades; esta circunstancia coloca de hecho al Gobierno que los emite, como un simple intermediario entre los propietarios de los latifundios que se fuesen expropiando, y las personas que adquieran a su vez las parcelas en que se fraccionen, ya que éstas a su vez tendrán que efectuar el pago de los terrenos adjudicados en un plazo aproximadamente igual.

"Entre las garantías más eficaces que los gobiernos de los Estados pueden proporcionar a los títulos de su Deuda Agraria, aparte de la obligación que se establece de señalar en sus presupuestos de egresos anuales las cantidades suficientes para amortizar los cupones correspondientes a cada año, teniéndose en cuenta el monto de los títulos admitidos, se establece también en el artículo 7o. de la iniciativa de ley que los cupones correspondientes al año en curso puedan ser recibidos en pago de los impuestos que en cada Estado se tengan que efectuar por concepto de contribuciones al capital rústico; medida que no podrá representar un desequilibrio en la hacienda pública de cada Entidad, ya que en sus presupuestos de ingresos figurarán a su vez como una de la principales partidas, los cobros que se efectúen por concepto de los terrenos fraccionados y adjudicados en lotes. Al establecerse que los gobiernos locales reciban proporcionalmente una parte de sus impuestos en títulos de su propia Deuda, será una de las medidas que puedan contribuir más eficazmente a sostener el valor nominal de los títulos emitidos y a evitar su depreciación.

"La emisión de los títulos de la Deuda Agraria violentará el fraccionamiento de los latifundios, contribuyendo a establecer una repartición de la riqueza pública territorial, más en armonía con el espíritu de nuestras instituciones democráticas.

"Garantizados por el crédito de cada Estado, y por el de la nación misma, reportando interés, aceptándose en pago de impuestos que deba percibir el mismo Estado, siendo amortizables en épocas

determinadas, los efectos públicos dados por el Gobierno de cada Entidad, en pago de los terrenos expropiados, deberán de tener un valor permanente en el mercado, servir de estímulo al espíritu de empresa y contribuir poderosamente a desarrollar la prosperidad general del país en su agricultura, industria y comercio.

"Iniciativa de ley, facultando a los gobiernos de los Estados, para que procedan a la creación de su Deuda Agraria Interior, expedida de conformidad con lo prevenido en el inciso (e) del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

"Artículo 1o. Se faculta a los gobiernos de los Estados, para que procedan a la creación de su Deuda Agraria Interior.

"Artículo 2o. Las legislaturas locales determinarán en cada Estado, por medio de leyes relativas, el monto total de su Deuda Agraria, de conformidad con las necesidades de cada Entidad.

"Artículo 3o. Ningún Estado, podrá, sin embargo, emitir títulos de dicha Deuda, en cantidad que exceda de un 30 por ciento más del valor catastral de sus propiedades rústicas.

"Artículo 4o. Para garantizar su Deuda Agraria Interior, los gobiernos locales emitirán "Bonos", con un valor de $100.00 (cien pesos), cada uno; los cuales se extenderán al portador pagaderos en veinte anualidades, y se reconocerá el pago de un interés que no exceda del 5% (cinco por ciento) anual.

"Artículo 5o. Durante los cinco años siguientes a la creación de su Deuda Agraria, el Gobierno respectivo no podrá emitir "Bonos" en una proporción Mayor que la del 40% (cuarenta por ciento), de la cantidad que se hubiese aprobado en ese Estado, como máximo.

"Artículo 6o. Cada uno de los "Bonos" que se emitan, deberá contener 20 (veinte) cupones, cada uno de ellos correspondiente a una anualidad, y al afectuarse el pago de ellos, deberán ser cancelados por las oficinas que se encuentren autorizadas legalmente.

"Artículo 7o. Los "Bonos" emitidos, serán garantizados por el Gobierno de cada Estado, y se establecerá que los cupones de dichos títulos correspondientes al año en que deban ser amortizados, puedan ser recibidos, por su valor nominal, en pago de contribuciones al capital rústico, en una proporción que no exceda del 30% (treinta por ciento), de las sumas que deban de enterarse en efectivo.

"Artículo 8o. Las Legislaturas locales deberán de señalar en los presupuestos de egresos de cada Estado, las sumas necesarias para efectuar la parte de amortización de la Deuda Agraria, correspondiente a cada año.

"Artículo 9o. A su vez, señalarán como ingresos del Estado, destinados exclusivamente a la amortización de la Deuda Agraria Interior, todas las sumas que se recauden por concepto de los pagos que deberán de efectuar anualmente las personas que hubiesen adquirido fracciones de terrenos en los latifundios expropiados.

"Artículo 10. La Tesorería del estado llevará un registro pormenorizado de los títulos de la Deuda Agraria que se hubiesen emitido; no podrá salir de dicha oficina un solo "Bono" sin que no obre en poder de la misma el decreto del Ejecutivo del Estado, en virtud del cual se hubiese acordado la expropiación de algún terreno, así como todos los comprobantes relativos al monto exacto de la suma que se hubiese fijado como indemnización.

"Artículo 11. Asimismo, se anotarán en dicha oficina, y se conservarán, debidamente cancelados, todos los cupones que se fuesen amortizando, registrándose en libros especiales, con la anotación de las cantidades que se hubiesen enterado por concepto de réditos devengados.

"Artículo 12. En los casos en que se reciban cupones en pago de impuestos, no devengarán el rédito correspondiente al año en curso.

"TRANSITORIOS

"Artículo 1o. Quedan sin efecto las leyes y disposiciones que sobre la materia hayan sido expedidas.

"Artículo 2o. Las Legislaturas de los Estados reglamentarán sobre su Deuda Agraria Interior, pero sin contravenir las bases contenidas en esta ley.

"Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión .- México, mayo 30 de 1921.- Emilio Gandarilla, diputado por el 5o. distrito de Durango."

"Hacemos nuestra la anterior iniciativa de ley como representante por el Estado de Durango.- S. Franco Urías.- Rodrigo Gómez.- Lorenzo Gámiz.- 2o. distrito."- A las comisiones unidas 1a. Agraria y 2a. de Crédito Público, e imprímase.

- El mismo C. secretario:

"Honorable Asamblea:

"Verdad indiscutible es ya que una de las principales causas que han conducido al pueblo mexicano a sus revoluciones, ha sido la tendencia de procurar su mejoramiento económico en forma justa y en armonía con sus necesidades siempre crecientes. Es una aseveración también indiscutible, que la política desarrollada por los gobernantes de pasados regímenes tendió, sistemáticamente, a proteger los intereses de los terratenientes con grave perjuicio paro los del pueblo en general, y para los del Gobierno mismo, estableciendo así una desproporción económica muy notable y muy odiosa, ya que el peso de los impuestos venía a gravitar preferentemente sobre el consumidor y especialmente sobre el proletario.

"La propiedad territorial acaparada hasta hoy en manos de unas cuantas familias de la República, favorecidas por la fortuna, establece una desproporción y un desequilibrio en lo económico en lo político y en lo social tan notable, que se impone, como un deber imperioso para los actuales gobernantes, el resolver un problema de importancia y trascendencia tales, que de él depende la debida reorganización del país, sobre bases que le permitan el eficiente desarrollo de sus fuentes de riqueza, implantando en la nación la verdadera y sólida base del progreso y bienestar sociales, contribuyéndose asimismo al establecimiento de una paz orgánica, racional e inquebrantable.

"Ahora bien; el Congreso Constituyente, interpretando el sentir nacional, y en uso de sus

atribuciones, consagró en el artículo 27 constitucional el derecho que la Nación tiene de imponer a la propiedad privada las modalidades que estime de conveniencia e inspiradas en el interés público y a título de utilidad Social.

"Pero hay algo en el artículo 27 constitucional de mayor trascendencia: hay un precepto categórico que viene a garantizar los intereses del proletariado de la República.

"La Carta Suprema que nos rige, no solamente consagró las facultades de la nación para imponer a la propiedad privada "las modalidades que dicta el interés público "; la Carta Suprema, suprema ley en la República, estableció imperativos terminantes, mandatos categóricos, que deberían y deben ser cumplidos por los poderes públicos, si no quieren merecer la reprobación de la opinión general y lo que es más hacerse autores de delitos previstos y penados en nuestros códigos:

"Primero. Ordena que las Legislaturas de los Estados y el Congreso de la Unión deben expedir leyes agrarias, en un plazo determinado: "Durante el próximo periodo constitucional, el Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones expedirán leyes para llevar a cabo el fraccionamiento de las grandes propiedades." (artículo 27. Fracción VII.)

"Segundo. Ordena que el Congreso de la Unión debe autorizar a los Estados para crear su deuda agraria: "El Congreso de la Unión expedirá una ley facultando a los Estados para crear su deuda agraria." (Artículo 27. Fracción VII. Inciso (e.)

"Nadie podrá refutar, en ninguna forma y bajo ningún pretexto, la verdad de la existencia de estos imperativos, de estos mandatos inatacables que viven no sólo en el espíritu, sino aun en la letra de la ley.

"Pero los mandatos que imponen a los poderes públicos estas obligaciones concretas, estas obligaciones ineludibles, tienen indudablemente el carácter propio de que disfruta el artículo 27 de nuestro Código político como formando parte de las garantías constitucionales inatacables, casi sagradas, contenidas en el capítulo I de la Constitución bajo el título de garantías individuales.

"Y si es inconcuso que el artículo 27 forma parte de las garantías individuales, no lo es menos que al no darse tierras a los humildes, a los miserables, a los eternamente oprimidos, no a título gracioso, como falsamente se ha pretendido, sino a título de venta considerada como necesaria para satisfacer los más rudimentarios principios de equidad, como lo manda de artículo 27 constitucional se viola una garantía que favorece a esos humildes y a esos oprimidos. ¿No han sido admitidos y aun no han prosperado los amparos promovidos por los terratenientes, arguyendo tales o cuales fracciones del artículo 27, como por ejemplo la falta de previa indemnización? ¡Torpe, doloso e inmoral, sería suponer que el artículo 27 sólo puede favorecer a los ricos, a los influyentes, y nunca a los que tienen por todo capital el esfuerzo de sus músculos y la fe de su corazón!

"El artículo 27 ordenó al Congreso de la Unión y a las Legislaturas de los Estados que expidieran la Ley Agraria, en sus respectivas jurisdicciones, a más tardar para los años de 1918 y 1919.

"¿ Y las Legislaturas de los Estados y el mismo Congreso de la Unión han cumplido con este mandato, con esta garantía constitucional?

"La respuesta está viva en la miseria del proletariado campesino, traducida en el hambre de millares de mexicanos que por un momento, al constituirse cada Gobierno revolucionario, permiten que en su espíritu nazca una nueva esperanza de redención que, casi siempre, para vergüenza nuestra, se cambia en un doloroso desengaño!

"¿Y qué deben hacer el Congreso de la Unión, el Ejecutivo de la misma, y hasta el Poder Judicial de la República ante tal estado de cosas?

"¿Los Poderes federales se cruzarían de brazos, podrían, deberían cruzarse de brazos, si por una omisión de las Legislaturas de los Estados pudiesen ser tenidos en esclavitud los hombres libres del país?

"No habrá un solo hombre que puede responder que sí.

"Y menos, mucho menos un hombre que siquiera sepa, no ya lo que es revolución, sino lo que todos deberíamos conocer y sentir: el amor a nuestros semejantes.

"Es no sólo lógico, no solo razonable, sino debido, en consecuencia, que los poderes de la Unión procuren poner una hasta aquí, a ese estado inconstitucional, a ese estado fuera del pacto federal, a ese estado contrario a la ley base de nuestras instituciones.

"Se deduce que el Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados deben legislar inmediatamente en materia agraria.

"Algunas Legislaturas pudieran objetar que no les es posible expedir leyes sobre fraccionamiento de latifundios, si no cuentan con una debida autorización para crear su respectiva deuda agraria interior, autorización que reúna los requisitos bastantes para servir de base a la creación de un poderoso factor de progreso económico, en armonía con los modernos postulados de la ciencia y, sobre todo, con las necesidades del país. De ahí se sigue que es necesario que el Congreso de la Unión expida una ley autorizando a las Legislaturas de los Estados para crear su deuda agraria, pero fijando de una manera clara y precisa, para todos los Estados de la República, las bases en las cuales debe descanzar la creación de un nuevo sistema de valores que llamaremos agrarios, valores que, entrando a la corriente de valores realizables, sean causa, no de una depresión, sino de un mejoramiento de la vida económica de la República.

"Pero como pudiera suceder que aun expidiéndose esa ley algunas legislaturas, por causas que no son de mencionarse, se abstuvieran de legislar en materia agraria por tiempo ilimitado, lo que indudablemente sería contrario a los intereses sociales, el Congreso de la Unión debe tomar una acción directa para corregir el grave mal, pero ciñéndose siempre a la ley, y en ejercicio de las facultades que la misma le concede: El artículo 73 de la Constitución en su fracción XXI establece:

"El Congreso tiene facultad.... (fracción XXI.) Para definir los delitos y faltas contra la Federación y fijar los castigos que por ellos deban imponerse."

"Está pues fuera de toda posible discusión la

facultad del Congreso general para determinar que los actos u omisiones de los poderes públicos que violen las garantías individuales y por ende sociales que garantiza el artículo 27 constitucional, tienen el carácter de delitos y son por lo mismo causa de responsabilidad, que puede y debe ser exigida ante las autoridades competentes.

"Hecha tal determinación, el Congreso de la Unión puede también conforme a sus facultades y con fundamento en los artículos constitucionales 1o., 27, 73, fracciones XXI y XXXI, 74, fracción V, 103, fracción I, 108 y 133 ejercer su acción y hacer que se cumplan los mandatos de uno de nuestros preceptos legales más justicieros y que consagra garantías respetabilísimas.

"Más por razones de equidad, por razones de conveniencia, y de orden netamente político, el mismo Congreso de la Unión puede señalar un plazo perfectamente determinado a las Legislaturas locales para que expidan sus leyes agrarias. Y al señalar este plazo no se atacará soberanía alguna, no se atentará contra ninguna facultad gubernamental, no se atentará contra derechos reconocidos, porque al darse tal plazo y transcurrido sin que se hubiese legislado, el Congreso de la Unión, como representante genuino del pueblo, como representante no del interés de un individuo, sino de los intereses nacionales, no legislará para cada Estado, lo cual le está prohibido, sino que consignará a las autoridades competentes a aquellas Legislaturas que violen la Constitución por omisión voluntaria, de un mandato constitucional que tiene el carácter de garantía individual.

"Es más, el Congreso de la Unión al fijar un plazo a las legislaturas locales, fija de hecho este límite, no para las propias legislaturas diciéndoles:

"Haréis esto o aquello en determinado tiempo". No. Lo que hace, y puede hacer conforme a las leyes (único medio de expresar su voluntad) es declarar: "fenecido el plazo que yo creo razonable para que pongáis remedio a punibles omisiones a la Constitución, fenecido este plazo y considerando que soy el representante de los intereses populares generales, haré uso de mis derechos para exigir, conforme a las leyes, las responsabilidades que aparezcan por violación de las garantías de que deben disfrutar todos y cada uno de los ciudadanos de la República, ya que esas garantías están consagradas en nuestro Código Político.

"Bajo estas consideraciones y teniendo en cuenta lo mandado en los artículos a que se ha hecho referencia, tengo el honor de poner a vuestra consideración los adjuntos proyectos de ley que, indiscutiblemente, deben considerarse como formando parte del capítulo de lo que debe constituir la legislación sobre materia agraria, para cuya expedición fue convocado a sesiones extraordinarias el Congreso General.

"Debo manifestar que, aun cuando no fueren aprobados por vuestra soberanía los proyectos que tengo el honor de presentaros, si ellos sirvieren siquiera para traer a la discusión los medios o procedimientos por medio de los cuales las reformas revolucionarias beneficien al pueblo que representamos, me sentiría profundamente satisfecho.

"Iniciativa de ley que determina que los actos u omisiones de los poderes públicos; actos u omisiones que estén en pugna con los mandatos consignados en el artículo 27 constitucional, garantías individuales o sociales, tienen el carácter de delitos del orden federal, siendo, por lo mismo, causa de responsabilidad:

"Artículo 1o. El Congreso de la Unión, haciendo uso de las facultades que expresamente le concede el artículo 73 constitucional en sus fracciones XXI y XXXI, determina que tienen el carácter de delitos del orden federal, y por lo mismo son causas de responsabilidad, los actos u omisiones de los poderes públicos que tengan como consecuencia directa la violación de alguno o algunos de los mandatos que forman el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

TRANSITORIO:

"Artículo único. El Congreso de la Unión señala un plazo improrrogable de cuatro meses, a partir de la promulgación de la presente ley, para consignar con fundamento en los artículos 1o., 27, 73, fracciones XXI y XXXI, 74 fracción V, 103, 108 y 133 de la Constitución General, a las autoridades competentes, a los miembros de aquella Legislatura que no hubiese expedido sus respectivas leyes agrarias en cumplimiento del artículo 27 de nuestro Código Político Federal.

"Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, a treinta de mayo de mil novecientos veintiuno.- E. Gandarilla, diputado por el 5o. distrito de Durango.

"Hacemos nuestra la anterior iniciativa de ley, como representantes del Estado de Durango.- S. Franco Urías.- Rodrigo Gómez.- Lorenzo Gámiz."

- A las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. Agraria, e imprímase.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Esparza Martínez.

El C. Esparza Martínez: Ciudadanos representantes: En mi calidad de jalisciense y como representante de uno de los distritos del Estado de Jalisco, faltaría al cumplimiento de mi deber si no viniera a protestar con toda la fuerza de mi convicción contra las imputaciones calumniosas que con motivo de la discusión de la ley de fraccionamiento de latifundios se han arrojado sobre los terratenientes de Jalisco y muy especialmente.... (Voces: ¡Huy!) sobre algunos elementos que en esta o aquella forma se han opuesto a la reforma agraria, no precisamente por ser enemigos de ella, sino porque difieren de los procedimientos que los radicalistas han empleado en esta Asamblea.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Precisamente los radicalistas no han empleado ninguno.

El C. Esparza Martínez, continuando: Acabo de ver un manifiesto lanzado por el Partido Progresista del Estado de Hidalgo, en el que hacen graves imputaciones, calumniosas de toda solemnidad, a los referidos terratenientes de Jalisco. Voy a dar lectura a uno de sus párrafos:

"La solidaridad que buscamos más allá de nuestras fronteras, nos han obligado a usar

determinados símbolos, que los rancios enemigos del proletariado califican indebidamente de menosprecio a la nacionalidad, como si el hecho de entonar la marsellesa en actos lícitos de defensa y de humanitarismo, implicara renegar de la patria, de la nacionalidad o de la ciudadanía; de esa patria de que sólo son capaces de renegar los conservadores y terratenientes, que como los de Jalisco, preparan arteramente graves conflictos internacionales, enajenando sus haciendas en manos de extranjeros, para evadir la ley."

Estos conceptos son la resultante de la afirmación calumniosa también de cierto diputado agrarista que ha venido a decir a esta tribuna: (Voces: ¡Nombres!) que los terratenientes de Jalisco antes que permitir que sus tierras sean fraccionadas las enajenan a los extranjeros tratando de esta manera de evadir la ley. Esto no es cierto, señores representantes. (Murmullos.) Yo me permito interpelar a todos mis compañeros del Estado de Jalisco, al ciudadano Lomelí que está aquí presente, para que me digan terminante y categóricamente si es cierto que algún girón del Estado de Jalisco ha sido enajenado a los extranjeros.

El C. Lomelí: Respetable Asamblea: Contestando la interpelación que me ha hecho el ciudadano compañero Esparza Martínez, contesto con toda sinceridad, que no han llegado a mí noticias hasta hoy, que algunos terratenientes hayan traspasado sus propiedades con el objeto de evadir la ley. (Voces: ¡Ah, dice que no sabe! ¡No! ¡No!) Puedo asegurar a ustedes, ciudadanos diputados, como el ciudadano Esparza Martínez, que no es cierto lo que asegura el manifiesto de este partido; es calumnia. Deben ustedes de tomar en consideración, señores, que el Estado de Jalisco nunca faltará a la dignidad del patriotismo, enajenando sus intereses para eludir la ley. (Murmullos.)

El C. Esparza Martínez, continuando: Igualmente me permito interpelar al ciudadano Sánchez para que me diga si es cierto que los terratenientes de su distrito han enajenado algún pedazo de tierra.

El C. Sánchez Pablo H: Voy a contestar la interpelación. No es cierto que haya vendido algún terrateniente de mi distrito a los extranjeros. Puedo asegurarlo porque he vivido mucho tiempo en él. Es una mentira, es una calumnia lo que aseguran los señores agraristas.

El C. Esparza Martínez: La interpelación que he hecho a los ciudadanos Lomelí y Sánchez puedo hacerla a todos y cada uno de mis compañeros de diputación. (Voces: ¡A Valadez Ramírez!) Al ciudadano Valadez Ramírez, si está presente, lo interpelo para que diga si tiene conocimiento de que en el distrito que él representa haya sido enajenado algún pedazo de tierra por los latifundistas tratando de esta manera de evadir el cumplimiento de la ley de fraccionamiento de latifundios que está actualmente en estudio.

El C. Valadez Ramírez: Señores representantes: Mi distrito probablemente es una excepción, igualmente que el compañero Navarro, en todo el Estado de Jalisco. En el distrito de Arandas hay alrededor de veinticinco mil propietarios, lo cual es una cosa verdaderamente notable en el país. En el municipio de Arandas hay una población de diez mil propietarios para una población de poco más de treinta mil habitantes, es decir, hay una propiedad por cada tres habitantes. La única propiedad grande que hay en el distrito de Arandas corresponde a la Hacienda de Jalpa y allí los propietarios, que son señores Braniff, (Voces: ¡Huy!) sí hicieron la martingala de convertir aquello en una sociedad anónima; pero también debe hacerse notar que ellos por conveniencia propia están dividiendo en pequeñas parcelas toda la propiedad. Por lo que toca a los demás distritos del Estado, tengo conocimiento de que desde hace mucho tiempo hay propiedades grandes que pertenecen a extranjeros, principalmente a españoles, pero no sé si a últimas fechas habrá habido operaciones en el sentido de enajenar los nacionales sus bienes para pasarlas a manos de extranjeros. (Aplausos.)

El C. Esparza Martínez, continuando: Las declaraciones honradas y terminantes de mis compañeros de diputación confirman lo que he aseverado desde esta tribuna. (Voces: ¡No! ¡No!) Cumplo, pues, con mi deber, al protestar contra esas imputaciones, pues el Estado de Jalisco, más bien dicho, los jalisciences, son patriotas como todo el resto de los habitantes de la República y tenga la seguridad su señoría el diputado Soto y Gama de que si en Jalisco tuvo origen la soberanía de los Estados, también allí tiene origen el patriotismo de sus hijos, que saben en cualquier momento hacer cumplir las leyes y hacer que éstas se cumplan, tenga la seguridad el ciudadano Soto y Gama que tal como la ley quede, en caso de que la Legislatura de aquel Estado la apruebe, porque a ella le compete legislar sobre esa materia, serán los jaliscienses los primeros en acatarla y tenga usted la seguridad de que ni en casos anormales, ni en casos graves en que esté amenazada la integridad nacional, serán los jalisciences los que vendan su territorio antes que evadir el cumplimiento de una ley. El ciudadano Soto y Gama probablemente piensa o cree que todos estamos obligados a ser socialistas. Yo creo, con Unamuno, que el día en que todos sean socialistas, el socialismo dejará de existir en el mundo, (Risas.) porque el ideal, una vez que ha sido realizado, se deshecha, se desmorona, perece. No descenderé, pues, de esta tribuna sin reiterar mi protesta más enérgica, con toda la convicción que tengo, con todo mi anhelo, de que la verdad se esclarezca y brille siempre ante la faz de la nación, contra esas calumniosas imputaciones, tanto las del ciudadano Soto y Gama, que dieron origen a lo expresado en este manifiesto, como las que en este manifiesto aparecen y que han sido materia de mi protesta. (Murmullos. Aplausos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Continúa a discusión el artículo 4o. de la ley sobre fraccionamiento de latifundios.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Sánchez Pontón.

El C. Sánchez Pontón: Señores representantes: Deseo, con vuestro permiso, antes de entrar a debate, desahogarme de un profundo resentimiento que tengo con algunos compañeros. (Risas. Voces:

¡Huy!) Precisamente por esa demostración que acabáis de hacer es por lo que yo tengo resentimiento y deseo explicároslo, para lo cual he pedido permiso y espero que me lo concedáis; serán unas cuantas palabras solamente.

Pues bien, antes de decir las palabras que en seguida vertiré quiero hacer un distingo: todos vosotros sabéis que por lo menos podemos clasificar esta Asamblea como dividida en dos grupos: uno de los que hablan y otro de los que no hablan, de los pacíficos o silenciosos. Pues bien, generalmente entre este segundo grupo yo he encontrado personas estimabilísimas, muy cultas y capaces de convertirse en los momentos en que ellas quisieran, en verdaderos líderes de esta Asamblea; pero aparte de éste existe otro grupo que son los que voy a referirme y con los cuales tengo yo y algunos compañeros ese profundo resentimiento que es el siguiente: cuando alguno de nosotros ocupa esta tribuna y cuando esos no se llaman Siurob, Martínez de Escobar, Soto y Gama, etcétera, etcétera, en seguida se escuchan aullidos, siseos, demostraciones que absolutamente desdicen mucho de este lugar y de la persona que tal hace. Creo que todos tenemos la obligación de cumplir con nuestro deber, y si esos compañeros creen que el que viene a esta tribuna lo hace con la pretensión de creer que sus ideas van a ser absolutamente ajustadas a la verdad o que es una presunción en uno, están perfectamente equivocados. Aquí nos trae a todos, y sobre todo a mí en este caso, nuestra buena voluntad de cumplir con nuestro deber; por lo tanto, yo suplico a todos nuestros compañeros en general que las torpezas que tengamos nos las dispensen y a la vez las discutan con razonamiento y estad seguros que me convenceré. Yo traigo solamente una idea, si es mala, que me la rebatan; así se establecieron todos los parlamentos como lo sabéis. Por lo tanto, yo suplico a mis compañeros que dejen esas demostraciones que son propias para otros lugares y no para esta Asamblea. (Aplausos.) Con este debate, señores compañeros, ha ocurrido cosa semejante que lo ocurrido en las memorables sesiones en que se discutió y aprobó la Ley del Trabajo en la XXVIII Legislatura. Como vosotros sabéis, ocurrió esto en aquellas sesiones: la Comisión, como en esta vez, dijo: es necesaria aprobar esta ley, es de ingente necesidad, el proletariado la necesita, se escucha por todos los ámbitos de la República que los obreros reclaman la Ley del Trabajo. Se festinó, se aprobó, ¿y qué ocurrió? Se hizo festinadamente....(Voces: ¡No! ¡No!) Entonces les doy la razón a ustedes: no se hizo festinadamente, se hizo con toda calma.

El C. Valadez Ramírez: Duramos ocho meses.

El C. Sánchez Pontón, continuando: Entonces, se hizo con toda calma; fue al Senado, allí durmió tres años, y ahora que le quitan el polvo de los anaqueles, el Senado empieza a desmoronarla y a hacerle grandes reformas, por lo cual tiene que volver a esta Asamblea.

El C. Valadez Ramírez: No es cierto, está aprobando todos los capítulos.

El C. Sánchez Pontón, continuando: Pero algunos artículos le han reformado; tendrá que volver a esta Cámara. (Voces: ¡No! ¡No!) Suplico atentamente a los compañeros que no me interrumpan; si me equivoco, podrán ustedes venir a hacer las aclaraciones que gusten. Pues bien; esa ley, vuelva o no vuelva, ha durado tres años en el Senado, lo cual quiere decir que muchos otros artículos podrían haber sido estudiados con más calma, por lo menos hasta lograr que fueran lo menos malo posible, que es de lo que tratamos en este caso. Desde luego, como ustedes saben, desde el principio de la discusión de esta ley se nos han adjudicado toda clase de adjetivos: reaccionarios, retardatarios, etcétera. Eso fue en el segundo artículo; después subió de punto la cosa y ya en el tercero se nos llamó imbéciles, tontos e inconscientes, como lo repite el señor Soto y Gama. Pues no, señores; yo creo que los inconscientes son los que creen que esta ley es una maravilla de ley absolutamente. Sí, señores; y tengo que hacer la declaración: que no creo, absolutamente me resisto a creer - porque tengo la convicción de que soy tonto e imbécil en toda la extensión de la palabra -, me resisto a creer que hombres del talento del ciudadano Soto y Gama, del talento del ciudadano general Obregón, del talento del Secretario de Agricultura, crean que esto es factible de llevarse a la práctica. Esto no es posible, señores representantes; no, no es más que el deseo del Gobierno, que quiere tener la gloria de haber llevado a la Cámara de la Ley Agraria, y como nosotros no teníamos que hacer, nos dijo: ahí les mando ese hueso para que se entretengan. En realidad yo y todos los compañeros del contra estamos de acuerdo en el fondo de esta ley; ¿quién no sabe que es de ingente necesidad la Ley Agraria y que ha sido la base de la revoluciones de cien años a esta parte? Pero es inútil dar una ley como ésta que no se llevará a la practica, que como el artículo 4o., si no se define lo que es un latifundio en una forma o en otra, será una lluvia de amparos y el que menos ganará será el pueblo, los que ganarán serán todos los chanchulleros, los tinterillos, porque el pueblo no percibirá nada absolutamente como producto de esta ley. Ahora, entrando de lleno al debate, yo diría a ustedes lo siguiente, aunque sé que molestará un poco al ciudadano Soto y Gama. Tocaré primero el punto legalista. Yo atentamente suplico a mis compañeros que tomen su Constitución y se fijen si está claro o no está claro lo que dice. ¿Cree, perdonándome, el ciudadano Soto y Gama, que debemos respetar y hacer respetar la Constitución, más bien dicho, hacerla cumplir? Creo que sí. Es inútil que yo espere su respuesta. (Una voz: ¡Va a decir que no!) Pero aquí, al tomar posesión de su cargo, tendió la diestra y dijo: "Protesto cumplir y hacer cumplir la Constitución. etcétera. Por lo tanto, creo que es inútil esperar que me diga que sí; creo que es de cumplirse la Constitución y máxime cuando esas no son leyes viejas, caducas, como él dijo:

"Las leyes antiguas deben relegarse al olvido". Precisamente es la reforma, es algo de lo bueno que tiene la Constitución de 17. Y aquí tenemos en el inciso (a) del artículo 27 que nos dice con palabras textuales:

"En cada estado y Territorio se fijará la extensión máxima de tierra de que puede ser dueño un individuo o sociedad legalmente constituída".

"La extensión máxima", lo cuál quiere decir que se deben marcar los números exactamente, por que de otra manera no es posible. Ahora el inciso (b) dice lo siguiente, que es más importante

todavía: "El excedente" - son las primeras palabras -, el excedente es la extensión máxima, oídlo bien, una extensión que se fija, que se determina textualmente, no en la forma en que está el artículo 4o., que sí tiene esta modalidad, que sí tiene aquélla, que se prestará a multitud de amparos. ¿Por qué va la Comisión Agraria a decir: usted en su finca tiene estos defectos, por lo tanto es un latifundio? Inmediatamente va un amparo, incontinenti, no tiene remedio; mientras que si en la ley decimos, por ejemplo de cincuenta mil hectáreas en adelante es latifundio, el que tenga cien mil dirá: estoy a punto de que me quiten cincuenta mil y eso ya no tiene apelación, ya no podría recurrir a amparo alguno ni a ningún acto jurídico. Ya se le dijo: si tienes cien mil hectáreas, te quedan cincuenta. No tiene remedio. Pues siguiendo el inciso (b): "El excedente de la extensión fijada deberá ser fraccionada por el propietario en el plazo que señalen las leyes locales, y las fracciones serán puestas a la venta en las condiciones que aprueben los gobiernos, de acuerdo con las mismas leyes". Así es que el mismo propietario debe dividir o subdividir la parte que no le corresponda, según la ley que se dé. El inciso siguiente dice:

"Si el propietario se negare hacer el fraccionamiento, se llevará éste a cabo por el Gobierno local, mediante la expropiación."

Perfectamente. Vean los señores compañeros como la Constitución nos manda fijar absolutamente lo que debe ser un latifundio, porque aquí nos marca el excedente, que es lo que debe fraccionarse. Yo pregunto: En este artículo 4o., en la forma que está, ¿qué es lo que le queda al propietario? ¿Las veinte hectáreas, las cuarenta, las ochenta? ¿O de una propiedad que tiene doscientas mil hectáreas, le vamos a dejar ochenta hectáreas? ¿Qué debemos dejarle en caso de que ese hacendado tuviera toda clase de tierras, sesenta, ochenta, ciento ochenta hectáreas en total, de riego, de temporal, etcétera, etcétera? ¿Le dejaríamos doscientas? ¿Sería esto justo? Yo no defiendo ni por un momento a los propietarios, yo detesto de corazón a todo aquel que se ha enriquecido de la manera villana que se han enriquecido todos los latifundistas en su mayoría; estoy de acuerdo en que, aun cuando tenga sus propiedades legalmente compradas, se debe repartir la tierra. Todos tenemos derecho a poseer un pedazo de tierra, pero de eso a arrebatarla hay mucha diferencia, compañero; yo creo que todos estamos de acuerdo en esto. Las ideas de todos nosotros son bastante conocidas, cada cual en su categoría, digamos, todos hemos luchado por el bienestar del pueblo en una forma u otra; pero de esto a arrebatarle a un individuo su propiedad, tampoco es justo. ¿Qué es lo que le queda al propietario? Tuviera la bondad la Comisión de decirme: al declarar la Comisión Agraria que es latifundio una hacienda y fraccionarla, ¿que se le deja al propietario?

El C. Díaz Soto y Gama: Con permiso de la Presidencia. Con la ley que nosotros proponemos, que es menos radical, entiéndalo bien el compañero, un millón de veces menos radical que la ley que fijará un máximo al latifundio, una extensión numérica, con la ley nuestra se le deja al latifundista toda la inmensa cantidad de tierra que no vaya a ser solicitada por labradores que no quiera convertirse en pequeños propietarios. De manera que si su hacienda es de doscientas mil hectáreas, como lo probable es que soliciten cuatro, cinco o diez mil, si usted quiere se le deja la diferencia, y con la ley radical - esa sí impracticable -, que fije una extensión numérica al latifundio, con esta ley se cometería este disparate: perjudicar por gusto al latifundista, quitarle de plano, por gusto, lo que exceda por ejemplo de mil hectáreas. Quitarle ciento noventa y nueve mil hectáreas, por lo mismo, al que tuviera doscientas mil, y quitárselas sin provecho para nadie, porque esas ciento noventa y nueve mil hectáreas, ¿cree usted que van a ser solicitadas todas? Entonces, ¿sólo por el gusto de hacerle el daño al latifundista se le quitarían esas noventa y nueve mil hectáreas, nominalmente, para que no fueran cultivadas ni por él ni por el pequeño propietario, porque no habría solicitudes bastante para cubrir esas superficies. Claro que no. De manera que la ley nuestra, en lugar de atacar más de lo debido el derecho de los hacendados, lo ataca exclusivamente en la parte necesaria para crear la pequeña propiedad, es decir, es una ley lógica. La otra ley supone el fracaso de la reforma agraria, porque equivale a esto: a poner a la venta y al fraccionamiento la inmensa mayor parte de la extensión territorial del país, para dar el espectáculo de que esa inmensa extensión no va a ser solicitada, y entonces dirá todo el mundo: "¿Ya ven cómo la Ley Agraria es un fracaso?"

"Ya ven ustedes: han puesto a la venta y al fraccionamiento esas enormes extensiones, y no hay quien las solicite". ¿Cree usted a la Comisión tan poco cuidadosa de los intereses nacionales, del crédito de la revolución, del prestigio de la revolución para proponer esta enormidad? ¿Cuál es el objeto de la Ley de Latifundios? Satisfacer la necesidad de tierras, ¿verdad? pues se satisface de la misma manera que se satisface la demanda de maíz, de zapatos, de cualquier artículo que se hace al comerciante. ¿Usted se anticipa a la demanda, o espera que venga la demanda? ¿Manda usted, como mandó esa casa francesa un millón de patines a México antes de que viniera la demanda, para que de esos patines no fuera vendido ni uno sólo o espera usted a que le pidan de allá veinte patines? O de otra manera: usted, como comerciante, arroja al mercado una enorme cantidad de calzado o espera la demanda? Exactamente así es la Ley de Latifundios. Se trata de favorecer a los que quieren ser propietarios, por eso, pues, la ley de Obregón, para que ésta sea practicable, para que sea ejecutable, realizable, espera saber cuántos jornaleros solicitan tierras en cada finca. Si ninguno solicita, no se fracciona; si solicitan diez, se expropia lo correspondiente a diez parcelas; si solicitan cien, lo correspondiente a cien y se le deja todo lo demás al propietario hasta que haya nuevas solicitudes.

El C. Sánchez Pontón: Muchísimas gracias. Pues, efectivamente, el señor Soto y Gama ha dado su idea sobre lo que él piensa acerca de este artículo, pero a mí se me ha convencido por esta sencilla razón: desde el momento en que no se repartirán tierras más que cuando haya solicitantes, porque esto es lógico y se ha repetido mil veces,

¿cree el señor Soto y Gama que cuando se marque la extensión de un latifundio se perjudicará al latifundista? Entonces me quiere decir, según los datos que usted nos leyó, ¿cómo supieron la cantidad total que se iba a repartir y cómo supieron lo que faltaba por repartir? Con números, porque de otra manera no era posible. ¿Cómo sacaron dieciocho millones para repartir en total y cómo sacaron que faltaban seis millones por repartir? (Murmullos.) Tienen que haber medido todas las fincas - ¡es lógico! - y haber dicho : "Tanto es lo que tenemos dispuesto para repartir". ¡Pues es natural! Tienen que haber dicho: "tanto le quedó al terrateniente fulano y el resto es lo que se va a repartir. (Murmullos. Voces: ¡No!) ¿Cómo cree usted que hayan hecho la medición?

El C. Soto y Gama: Para contestar

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Soto y Gama para contestar.

El C. Soto y Gama: Allá se fue partiendo primero de una base corta luego de una base más y más amplia hasta llegar a esto: a hacer la repartición en todos los distritos que llamaban "congestionados", es decir, que tenían exceso de población; se repartió todo lo congestionado y después hasta fuera de los distritos congestionados se autorizó a la Nacional Agraria para ir haciendo una serie de compras sucesivas a medida que vinieron las solicitudes y después de toda esa serie de expropiaciones resultó de hecho que de los dieciocho millones de hectáreas sólo faltaban seis por repartir.

El C. Sánchez Pontón: Muy bien, estoy de acuerdo, en esta parte me ha convencido. Solamente que allí se pudo hacer porque el Gobierno tenía el dinero suficiente para comprar las tierra y repartirla después, por eso se formó allí el patrimonio de familia, por que el patrimonio de familia no es regalarle una parcela, como a dicho equivocadamente algún ciudadano miembro de la Comisión, la misma Constitución marca también lo que es patrimonio de familia. El inciso (f) dice:

"Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinando los bienes."

Estos bienes ya los marcó el ciudadano Espinosa aquí en días pasados. En los actuales momentos es enteramente imposible por falta de dinero, pero eso es lo que forma el patrimonio de familia; una casa, una yunta, etcétera, no solamente la parcela, porque aquí ocurrirá lo que ha sucedido en varios casos se le da la parcela al indio y no tiene con qué cultivarla, tiene que ocurrir a un prestamista, a un socio y resulta que tiene que aprovechar la tierra aquél que no la trabaja, y eso será toda la vida mientras el Gobierno no pueda estatuir el patrimonio de familia tal como se llama, tal como se entiende y es.

El C. Gandarilla: ¿Me permite una interpelación?

El C. Sánchez Pontón: Sí, señor.

El C. Gandarilla: Con permiso de la Presidencia. Tengo una duda sobre lo que usted ha expresado en estos momentos. Preguntaba usted a las comisiones sobre qué le quedaría al hacendado si no marcaran una manera clara, definida, con números, qué le quedaba a ese hacendado de su propiedad. Voy a ponerle un caso práctico: Supongamos que yo tengo una hacienda de cuatro mil hectáreas de terreno. (Una voz: ¡Es usted latifundista!) Es una suposición, compañeros. Tengo mil hectáreas de riego y las riego esas hectáreas por medio de una presa y canales que yo mismo he construído. ¿Qué cree usted que me quede, conforme al proyecto de la Comisión? Son cuatro mil hectáreas: mil de riego y las demás de temporal y de pastal.

El C. Sánchez Pontón, interrumpiendo: ¿Habiendo petición?

El C. Gandarilla, continuando: Habiéndo petición, sí. Honradamente, ¿qué cree usted que me quede?

El C. Sánchez Pontón: Pues como hacendado le queda.....

El C. Gandarilla, continuando: ¿Cómo hace usted para contestarme? Creo que si se toma usted la molestia de ver los artículos que están adelante, se convencerá de que a los solicitantes de tierras de pastos, se les podrán conceder hasta cien hectáreas de tierra. En consecuencia, las tierras de riego que no excedan de cien hectáreas se respetarán, y a mí, hacendando, me dejan cien hectáreas de tierras de riego, con lo que es suficiente para vivir. (Murmullos.)

El C. Sánchez Pontón: Con objeto de no alargar sino terminar inmediatamente, después haré una proposición sobre estos artículos. De lo que usted nos contesta, desentrañando el artículo a debate, debemos fijarnos primero que, en las primeras fracciones, en la sexta, la que sí estuviera aquí en lugar mío el ciudadano Israel del Castillo, la llamaría efectivamente una tanteada. En el artículo 2o. mansa y humildemente dijo la Comisión: retiramos el inciso (c). ¿Por qué? Porque sabía que en el artículo 4o. existía otro inciso que es absolutamente igual, idéntico:

"La falta de cultivo en todo o en parte y los procedimientos, primitivos o modernos, empleados para éste."

Así es que este cultivo es por procedimientos primitivos, la finca tendrá un defecto a juicio de la Comisión Nacional Agraria. Por eso es que debemos fijarnos antes que nada en que este inciso sexto debe desaparecer por completo. Yo estoy de acuerdo en que se fraccione y por esto es que lamentablemente tiene uno que hablar aquí de las tierras ociosas, porque eso sí, en mi concepto viene a mejorar al pueblo, porque el pueblo tiene toda clase de comodidades y tendrán su parcela de tierra aquellos que la soliciten; pero se ha visto en miles de casos que solicitan tierras para después hacer contratos privados, etcétera, etcétera. Si en el caso de un individuo que tiene una finca de enorme extensión y no la cultiva, se concede el derecho de denuncia y se le da un plazo a ese individuo de un año, ya verá usted como la cultiva antes de que se la quiten.

Si el individuo tiene una extensión de tierra que se pueda considerar como latifundio y hay solicitudes de indios, de ciudadanos que piden se reparta aquel latifundio, en seguida, hecha la repartición y obteniendo cada indio ya su parcela, si el propietario no cultiva el resto de la finca, concediendo el derecho de denuncia lo cultivará forzosamente. Por eso es que yo presentaré a la

consideración de ustedes esa reforma; por lo pronto me limito a pedir a ustedes que se fijen en lo que nos manda la Constitución: que debemos fijar el máximo de propiedad. Ya se ha objetado aquí -aunque la Comisión diga que eso ya paso - que el artículo 3o. es el que marca lo que es un latifundio, y eso no es verdad; el artículo 3o. dice claramente que se marcará lo que es latifundio, según las modalidades que marca el artículo siguiente, es decir, el 4o. Nosotros debemos fijarnos en esas modalidades porque aquí es donde se va a definir lo que es latifundio con exactitud, y creo que si en otros Estados se ha definido lo que es latifundio, aquí en el Distrito Federal y Territorios podemos fijarla también. Vuelvo a repetir que os fijéis en la Constitución, que marca el exceso, el excedente, el máximo de tierra de que puede ser dueño un individuo, y ese excedente es el que debe dividirse. Así es que yo persisto en que debe aplicarse la cantidad, lo que es latifundio y, además, debéis fijaros en esto: que esta fracción es la misma fracción (c) del artículo 3o. por lo cual debemos rechazarla a la vez, aunque queden las modalidades que dicta el artículo 4o., o sea I, II, III, IV, V y VII, quitando la VI, allí debemos marcar lo que es latifundio en cantidad, y el excedente debe subdividirse. También quería yo hacer incapié sobre lo dicho por el ciudadano Soto y Gama respecto a la forma o institución, más bien dicho - ya está instituída -, de la Comisión Nacional Agraria, de las nuevas facultades que le otorga la Comisión, según me indicó el otro día, cuando tuve una equivocación, solamente se ocupa hasta la fecha de los ejidos; ahora, al dársele nuevas atribuciones o sea para el fraccionamiento de latifundios, debemos fijarnos también. En días pasados el ciudadano Alessio Robles nos hizo ver lo que ocurre en Fabriles y en otros departamentos del actual Gobierno. Se va a estatuir la Comisión Nacional Agraria, y el ciudadano Soto y Gama nos dijo que qué tiene que ver fabriles con la Comisión. Pues sí tiene que ver y mucho, porque en la misma forma en que se está manejando ese departamento, se manejará éste, a pesar de la buena voluntad del Ejecutivo y a pesar de que usted cree que habrá revolucionarios enteramente ecuánimes, puros, que podrán en aquella Comisión Nacional Agraria estar enteramente con las manos limpias, incapaces de hacer ningún chanchullo, ninguna sinvergüenzada, creemos todo lo contrario. Para hablar con claridad, diré que esto se prestará a multitud de engaños, a multitud de combinaciones electorales y de otra índole. Por lo tanto, ciudadanos diputados, yo me concreto a repetir lo que dije al principio: debemos respetar la Constitución debemos fijar lo que es un latifundio, debemos ser consecuentes con nuestras ideas, debemos retirar el inciso VI de este artículo, puesto que ya retiramos el inciso (c) del artículo 2o. (aplausos. Murmullos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Zincúnegui Tercero.

El C. Zincúnegui Tercero: Señores diputados: Poco tendría que agregar a lo dicho en esta tribuna, después de lo ampliamente que han sido discutidos los distintos aspectos de este artículo que está hoy a debate, como no sea la desilución que acabo de sufrir en estos momentos al oír hablar al compañero Sánchez Pontón, con el cual sostenía yo hace breves días una plática enteramente íntima acerca de los deseos que tenemos un grupo de peleceanos radicales, de formar dentro del mismo P. L. C. un bloque de resistencia basado en ideas avanzadas en todos sentidos. Cuando yo oí hablar el otro día al compañero Sánchez Pontón en ese sentido, cuando yo le insinuaba la idea de que los radicales del P. L. C. procuráramos hasta donde fuera posible, sin apartarnos de nuestro partido ni de nuestro grupo, procuráramos hacer que dentro del P. L. C. triunfaran las ideas absolutamente radicales, las ideas avanzadas, oí de labios del señor Sánchez Pontón palabras que me hicieron creer que él formaría parte de ese grupo; pero, desgraciadamente, su manera de raciocinar, su manera de pensar, su manera de exponer sus pensamientos acerca de la ley a discusión, me demuestran que el señor Sánchez Pontón no puede estar con los radicales, que el señor Sánchez Pontón se deja sugestionar por todas las mentiras de los enemigos del pueblo, es decir, por los enemigos de los pequeños terratenientes, por los enemigos de la verdadera evolución agraria, es decir, no de la verdadera evolución, de este primer paso de la evolución agraria que se llama la pequeña propiedad.

Comienzo por sentir hondamente que el señor Sánchez Pontón confunda de manera tan lastimosa los términos y las interpretaciones de la ley, así como que su espíritu, un tanto circunscripto a ese círculo de hierro en que lo han encerrado todos los sofistas que han atacado a la Ley Agraria, no pueda darse cuenta que la Constitución puede ser interpretada, de que, como se ha dicho aquí hasta el cansancio, ninguna forma más amplia, más duradera, más persistente de definir el latifundio, que la forma amplísima en que lo ha hecho la Comisión, esto es: esa forma amplísima que será hoy y será mañana y será en lo futuro de definición del latifundio. Hecha esta pequeña salvedad y no encontrando en razón muchos argumentos del contra, me limitaré a exponer brevísimas ideas que creo que si no dan más luz sobre este asunto, sí, por lo menos, llevarán al ánimo de la Asamblea la intensión ya bien marcada en toda ella de votar con la Comisión este artículo, así como el resto de los artículos que serán discutidos en esta tribuna y que sólo están siendo atacados sistemáticamente por los que, no entendiendo debidamente la ley, la amplitud, el espíritu amplísimo de la Comisión Agraria, se agarran, se prenden a los juegos de palabras, a los sofismas, para atacar indefinidamente este proyecto, que iría por un camino más llano si muchos de los aquí presentes, a su buena voluntad agregaran un poco siquiera de deseo de ver hondo en este problema social, de ver en el fondo de esto que palpita ya den todas partes, de ese algo que flota en el ambiente y que, por manifestaciones más o menos violentas primero, por peticiones dentro de la ley después, pero que en toda forma nos está haciendo comprender, nos está poniendo ante los ojos la evidencias de que ya es tiempo de que efectivamente trabajemos y en la forma superficial como algunos de los ciudadanos representantes vienen a hacerlo a esta tribuna; no perdiendo el tiempo en disquisiciones inútiles, sino procurando, teniendo por mira única el bienestar del proletariado,

ya que no tratamos precisamente de una ley de dotación o restitución de ejidos, sino de una ley que, como decía hace pocos momentos, es un paso muy avanzado, es un paso hacia la creación de la pequeña propiedad, ya que no es tiempo todavía de llegar a la propiedad común, ya que no es tiempo de abolir la propiedad privada, que es el ideal agrarista, que es el ideal socialista del futuro, sí por lo menos, señores, en la actual época procurar nosotros poner algo de nuestra parte, y eso lo lograremos no entorpeciendo la Ley Agraria y procurando por cuantos medios estén a nuestro alcance, activar esta división de la tierra, este fraccionamiento de la tierra, que es ya un paso muy aventajado.

El C. Sánchez Pontón: Para una aclaración, con permiso de la Presidencia. Quiero, antes de que entre al asunto el compañero Zincúnegui Tercero, hacer la siguiente aclaración. No me ofende lo que él ha dicho, porque yo tengo la convicción de que soy absolutamente radical y se lo demostraré en muchos hechos futuros; pero por lo pronto voy a decirle lo siguiente: puede que esté yo equivocado, pero creo mucho más radical una ley que precise con justeza los términos que una ley que tenga tantas modalidades que se presten al amparo, que es lo que yo temo. Precisamente por radical es por lo que creo debe marcarse el latifundio; puede que esté yo en error y quizá en los subsecuentes debates o discursos me convenza: pero hasta en estos momentos creo más radical marcar la definición definitivamente para que no haya apelación que deje la puerta abierta a toda clase de chanchullos jurídicos. Por eso creo yo radical todo lo que he expuesto en la tribuna.

El C. Zincúnegui Tercero: El compañero Sánchez Pontón es muy dueño de encerrarse en ese círculo vicioso de sus ideas. Yo no me propongo de ninguna manera convencer al compañero Sánchez Pontón diciéndole que es más liberal más amplia, más precisa la definición de latifundio dada por la Comisión, que la que él pretende, que sí es pobre, circunscribe, numera, señala algo que es transitorio, es decir, esa definición que el compañero Sánchez Pontón pretende sería algo transitorio, algo de momento, como se ha dicho aquí hasta el cansancio. Las necesidades del pueblo, dada la población, dada la extensión de nuestro territorio, son unas ahora. ¿Quién le dice al compañero Sánchez Pontón que con el enorme desenvolvimiento que tiene México en la actualidad, el que tendrá en el futuro, que de continuar esta era de paz será enorme dentro de diez años, lo que él hoy consideraría como una cantidad máxima que podría poseer un propietario, no para dentro de diez años constituiría un enorme latifundio? ¿No sabe el compañero Sánchez Pontón que en Francia el propietario de diez hectáreas es considerado casi ya como latifundista? ¿No sabe el compañero Sánchez que, por ejemplo, en el Sena, en el Oise, se obtienen cosechas fabulosas de 35, 40, 50 y hasta 55 hectolitros de trigo en una hectárea? ¿No sabe el señor Sánchez Pontón que el cultivo intensivo ha venido precisamente de la carencia de tierras y que esas tierras que nosotros poseemos en tan gran cantidad en la actualidad, el día de mañana quizá no basten ya para las necesidades de la población? Es por esto por lo que yo insisto en creer que la mejor definición presentada hasta ahora ha sido la de la Comisión. El compañero Sánchez Pontón puede, si quiere, conservar sus ideas, que yo por mi parte no puedo cambiar las mías por razonamientos tan débiles como los de su señoría. (Aplausos.) Hace pocos días, al venir a atacar en la tribuna este artículo, el ciudadano Avilés, por una de tantas ligerezas, por una distracción, quizá, no leyó a fondo, no se dio cuenta de este artículo, y palo va, palo viene, hizo pedazos todos los incisos de este artículo, dando por única y suprema razón, qué sé yo, que era una tontería o que estaba mal hecha. Aunque entiendo que la discusión de este artículo es en lo general, no está por demás hacer incapié en sus distintos componentes, toda vez que el conjunto de ellos es el que forma el todo. Casi no tengo materia para atacar al ciudadano Avilés, puesto que no dio razones de por qué le parecía malo este artículo. La calidad de las tierras y sus condiciones de irrigación, quién sabe qué frase decía el ciudadano Avilés, le parecía una barbaridad, algo así; la altura sobre el nivel del mar, otra barbaridad; el régimen metereológico de la región, otra barbaridad; la ubicación del predio, otra barbaridad: en suma, al ciudadano Avilés todo le parecía que era un conjunto de barbaridades. En mi humilde opinión, no son tales barbaridades; la Comisión ha estado en lo justo al estudiar todo ese conjunto de circunstancias, y da pena tener que insistir en argumentos que se han escuchado día con día y que la Comisión ha repetido momento a momento; es natural que, por ejemplo - como se decía hace poco -,que la calidad de las tierras tiene que ser un factor indispensable que debe toma en cuenta la Comisión Agraria. Todos nosotros sabemos, y pena me da decirlo, que no procede lo mismo una hectárea de tierra en el Norte que en el Sur, o que en el centro de la República; que las condiciones climatológicas significan mucho; la prueba es que la producción agrícola de tierra caliente es muy distinta, por ejemplo, a la de la tierra fría. El compañero Avilés ignora porque así lo demostró, que no solamente los rayos solares, ciudadano Avilés hasta la luz, que os parecerá algo científico, hasta la luz, tiene una importancia directa en la producción agrícola. ¡Si usted hubiera leído un poco! Veamos, por ejemplo, el caso que citaba hace un momento aquí: la producción en Francia. El señor Avilés ignora que allá, donde la tierra tiene que ser mudada, por decirlo así, por ejemplo los que se dedican al cultivo de hortalizas, al efectuar un contrato, cuando la tierra no es buena, transportan enormes cantidades de tierra, toneladas de tierra de abono, no solamente de tierra de abono, sino que la tierra, la materia, la transportan en enormes cantidades y estipulan allí en sus contratos que al terminar el contrato, el contratista podrá disponer de su tierra, es decir, de la capa que puso allí. El ciudadano Avilés no sabe que hay enormes cantidades de hectáreas cubiertas con cristalería, enormes cantidades de hectáreas, ciudadano Avilés. Si usted leyera un momento siquiera en la forma en que allí se arranca a la tierra lo que aquí produce ésta de la manera más espontánea y de la manera más natural se daría usted cuenta de que todos estos argumentos, de que todos estos motivos que tomó en cuenta la Comisión Agraria para definir lo que es latifundio, son

indispensables, son necesarios; todo ello tiene perfecta razón de ser; hasta la abundancia o escasez de brazos, que a usted le parecía también una tontería pues tiene su razón de ser, ciudadano Avilés. Usted sabe, y habrá por lo menos visto por la prensa, ese fenómeno tan doloroso que se viene efectuando entre nosotros de algún tiempo a esta parte, esa emigración que ha hecho que México en gran parte del territorio de México, donde el problema agrario no ha sido resuelto, donde los obreros, donde los peones, donde los trabajadores del campo no pueden subvenir a sus necesidades, tienen que emigrar y van a comer el pan amarguísimo a los Estados Unidos. Allí tienen ustedes esa caravana doliente que llega día a día a nuestras fronteras, como el hijo pródigo en busca del hogar. ¿Por qué han salido, por qué todos los trabajadores y los peones se están yendo para Tampico? Porque en su tierra, allí donde deberían ganar el pan de sus hijos, el pan propio, son parias, son miserables, no tienen el sustento de cada día, y por esa razón, entre otras muchas, es por lo que la Comisión toma en cuenta también esto. Y aquí me permitiría hacer una salvedad: no es precisamente el principio económico que en una forma poco apropiada se ha querido aplicar en esta tribuna, la oferta y la demanda, si no puede existir la oferta y la demanda en el trabajo; eso es tan curioso como decir lo siguiente: que existe oferta y demanda en cuestión de braseros, de trabajadores; puede la oferta y la demanda decirle a un trabajador: tú tienes que escoger entre trabajar y morirte de hambre; pero esto no es un fenómeno económico. El trabajador no es más que eso: trabajador. Y ahí está el error de los capitalistas, de los latifundistas, al considerar al trabajador como una mercancía, y ya es tiempo de que nos convenzamos que socialmente no hay más que tres clases: trabajadores, mendigos y ladrones. (Aplausos.)

No, considerar a los trabajadores como una simple mercancía ha sido eternamente uno de los baluartes en los que se han escudado los grandes capitalistas. ¿No recordáis aquella famosa anécdota? En cierta ocasión, a Rotschild, en mil ochocientos cuarenta y tantos, le decían: "Tú eres enormemente rico, tú tienes muchos millones, los has robado, eres un ladrón". A lo que él contestaba: "No soy ladrón, he conquistado todo esto con mi trabajo; pero ahora, si se quiere que efectúe un acto de justicia social, vamos a hacer una simple cuenta aritmética: tantos millones que poseo entre tantos millones de habitantes que tiene Europa, tocan a dos pesetas a cada quien; que me las pidan y se las daré". En esta forma es como solucionan estos individuos los grandes problemas, con contestaciones de ironía, con chistes malos. Y ya es tiempo, como decía hace pocos momentos, de que deslindemos los campos, de que separemos las clases: trabajadores, mendigos y ladrones, y todos los capitalistas, en términos generales, señores, son ladrones. (Aplausos.) Hace mucho tiempo que se repite hasta el cansancio aquella famosa frase de Proudhon: la propiedad es un robo. Pues muchísimo antes que Proudhon lo dijeron los padres de la iglesia, fíjense ustedes quiénes -los santos-. San Pablo decía: "todo es de todos"; un principio comunista, señores diputados. San Jerónimo decía: "la riqueza es el producto del robo", San Basilio decía: "todo rico es un ladrón", y San Ambrosio, más avanzado todavía, decía, esbozaba toda una doctrina: "la naturaleza ha creado el derecho común; la usurpación el derecho privado". He aquí, señores, cómo desde hace muchos siglos viene latiendo ya en el fondo de la colectividad este problema que hemos creído nuevo, este problema que entre nosotros ha arrancado críticas, comentarios, sonrisas de incredulidad y que, sin embargo, es algo que viene ya palpitando de muy lejos. Así como la moral cristiana vino desde las regiones de Oriente y Occidente a cristalizar en el cristianismo, así los grandes problemas sociales, los grandes problemas económicos, los grandes problemas que atañen al proletariado viene desde muy lejos. Como que siempre ha existido el paria, como que siempre ha existido el pobre, como que siempre ha existido el miserable, como que siempre ha habido donde curar una llaga y una boca a la que darle pan y un hijo a quien llevar a la escuela. (Aplausos.) Así es que, señores representantes, cuando yo veo que con ese espíritu tan pequeñísimo, tan raquítico y tan pobre vienen a esta tribuna a hablar en contra de la ley, de esta ley que no es sino una pequeñísima parte del problema agrario, apenas dividir la tierra, como decía yo hace un momento, el primer paso del comunismo puesto que después de la pequeña propiedad tendrá que venir la abolición de la propiedad privada, tendrá que venir la propiedad común que es el ideal del socialismo, que es la doctrina del futuro, que es la doctrina del porvenir, peséle a quien le pese, así es que, señores, repito, cuando yo veo que con sofismas por los inteligentes, y con tonterías por los que no saben pensar, en fin, con triquiñuelas únicamente viene a obstruccionarse la labor de esta Comisión, viene a procurar ponerse obstáculos a esta ley agraria, siento la enorme pena que he sentido desde que comenzó esta discusión y la cual me había impedido subir a esta tribuna; pero ya que los ánimos se han calmado, ya que parece que en el ambiente comienza a flotar un deseo sincero, intenso y hondo de hacer labor pro patria y esta labor sólo se realizar haciéndola en pro, aunque tenga que repetir, de los de abajo, en pro de las clases necesitadas; toda vez que ya en el ambiente, en las conciencias de la mayoría está imbíto el deseo de trabajar intensa y hondamente, pido a ustedes, señores diputados, que no se obstruccione esta ley por más tiempo; no pido que pasemos sobre ascuas sobre los artículos, pero sí que los representantes que vengan a esta tribuna procuren traer argumentos y no vengan a hacer perder el tiempo, porque la nación entera está esperando la resolución que demos sobre el particular. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Avilés Uriel.

El C. Avilés: Señores diputados: Como principio de cuentas me voy a permitir interrogar al ciudadano Zincúnegui para que me diga si leyó mi discurso o estuvo aquí cuando lo pronuncié en la pasada sesión.

El C. Zincúnegui T.: Con permiso de la Presidencia. Estuve aquí presente a la hora que tomó usted la palabra, ciudadano Avilés, y como dije en la tribuna, no recuerdo las frases precisas que usted expresó y con las cuales dio a entender que usted calificaba el artículo como una barbaridad.

El C. Avilés: Pues usted me recomendaba que yo leyera algo sobre que en Francia se hacen grandes tejados de vidrio, etcétera, y le voy a demostrar que me adelanté a su tesis; le voy a leer un pedazo de mi discurso donde manifiesto lo que usted vino a sostener ahora y lo sostuve con Michelet: la tierra la hacen los hombres. Voy a demostrarle que sostuve esa tesis que usted ahora vino a sostener también, pero diciendo que yo no la había sostenido. Fíjese usted bien en esta parte de mi discurso:

"Sí, señores, en el terreno del estudio, en el terreno de la química; estos señores que saben química, que han estudiado química y dicen que no, pues se me asemejan a la carabina de Ambrosio. Pero yo sigo sosteniendo con Michelet, que la tierra la hacen los hombres, porque está probado científicamente, ciudadanos diputados, que el globo ni a los mismos salvajes en su estado primitivo, es decir, la tierra en su estado primitivo, ni a los mismos salvajes les ha dado lo necesario sino es que cultiven, que hagan esta tierra para vivir mucho menos al mundo civilizado, y la prueba está como en los invernaderos, cómo dónde se está abonando la tierra con diferentes componentes químicos, cómo se ha hecho que tanto el maíz como el trigo y todos los cereales vayan adquiriendo diferentes valores y diferentes propiedades alimenticias. Esta también es una verdad. Por mi tierra, ciudadanos diputados, hay grandes extensiones que están sin cultivar, y allí se da un maíz que los nativos le llaman maíz de pájaro; ese maíz es pequeñito, ese maíz no lo usan los nativos absolutamente para nada, sino es para aves, y los pajarillos son los que disfrutan de ese cereal."

Ya ve usted, ciudadano Zincúnegui, que venía usted a recomendarme que yo estudiara algo sobre esto, ya se habrá usted convencido de que antes que usted yo vine a exponer esas ideas en esta Asamblea. Pero yo sí quiero seguir haciendo constar este hecho: que para dar tierras al pueblo no se necesita precisamente de tanto sofisma que los del pro han venido a sostener en esta tribuna; para dar tierras al pueblo de lo único que se necesita es buena voluntad. Usted ha venido a hablar aquí precisamente en contra de los intereses del distrito que representa y se lo voy a demostrar a usted . La ley en su artículo 7o. dice: "No podrán ser expropiadas, conforme a esta ley, las fincas rústicas en que haya establecida alguna industria que se arruinaría como consecuencia del fraccionamiento, en la extensión que a juicio de la Comisión Nacional Agraria sea necesaria para no hacer perder a dicha finca su carácter de unidad agrícola industrial."

El C. Zincúnegui Tercero: ¡Para una aclaración! La hacienda de Queréndaro está en Michoacán y estamos legislando para el Distrito Federal y para los Territorios.

El C. Avilés: La hacienda de Queréndaro está precisamente comprendida en este artículo 7o., lo mismo que en el artículo 8o. también, puesto que está dentro de este artículo. Tienen establecidas allí industrias, allí tienen hechos canales para regar, allí tienen todo absolutamente; de modo es que aprobando el artículo de esta ley tal como está, la hacienda de Queréndaro quedaría fuera del control de esta ley. (Murmullos, Voces: Pero la ley es para el Distrito Federal y los Territorios, nada más.) Ya sé que la ley está hecha para el Distrito Federal y para los Territorios; pero ¿a quién se oculta señores diputados, que muchas legislaturas de los Estados toman como base, es decir, toman como origen las leyes que expide esta Representación Nacional, y por eso es que debemos nosotros quitar todo caso de duda, todo caso que vaya a perjudicar los intereses no solamente del Distrito Federal y de los Territorios sino los intereses de los Estados también? Por eso es que yo me he venido oponiendo a esta ley, porque yo sé muy bien que esta ley la van a tomar los Estados, casi la mayor parte, para sus leyes agrarias y, sobre todo, en los Estados donde hay más reaccionarismo, donde son unos cuantos los que tendrán que legislar sobre estas cosas, indiscutiblemente que allá irán escogiendo, allá irán seleccionando con gusto todos los artículos que están en contra de los intereses del proletariado. Yo he venido a sostener y de hecho siempre he sostenido aquí mi tesis: quiero que el agrarismo sea una realidad. No vengo a hablar en contra de esta ley porque sienta bullir en mí el espíritu reaccionario; al contrario, me vengo a oponer porque siento que en ella bulle ese espíritu reaccionario: eso precisamente. Ya estamos demasiado cansados de que se nos tache de reaccionarios porque no estamos de acuerdo con tal o cual determinación. ¿Qué, acaso, cada uno de nosotros no puede tener su criterio propio, no puede venir a traer sus luces, buenas o malas, pero eso sí, tengo la firme convicción por lo que a mí se refiere, que están inspiradas por la buena fe? ¿Por qué es que paso a paso se nos califica de reaccionarios, y aun el otro día el ciudadano Soto y Gama me hizo aparecer como responsable de la entrada de las chusmas de Morones a la Representación Nacional? Debemos poner punto final a estas cosas. Me siento tan agrarista o más que el ciudadano Soto y Gama; si él tiene su modo de resolver el problema agrario, allá con él; si yo tengo mi modo de resolverlo y muy mío, pues allá conmigo; pero nunca se venga con falacias.. (Voces: ¡Falacias!) Bueno, falacias o falacias y todo eso; pero ya es tiempo de acabar con todas esas cosas. Yo sí veo que esta ley, y por eso he venido a atacarla con calor, no da los tamaños, ni es lo suficientemente apta para resolver el problema agrario. Ahora, les admira que yo haya venido a sostener que la tierra en el terreno de la práctica, no tiene más que cuatro divisiones, y debo decirles que no puede tener en cualquiera parte del globo, en cualquiera parte no tiene más que cuatro divisiones, y éstas las voy a volver a repetir: la tierra de riego, y hablo a los agricultores, aquí hay muchos agricultores, hablo a ellos, no al señor Rodrigo Gómez que sabrá de agricultura como yo de obispo.(Risas.) No le hablo a él, sino que les hablo a los agricultores. Que me digan estos señores si no la tierra, en los terrenos prácticos de cualquiera latitud, no está dividida más que en cuatro partes, es decir: en tierra de riego, porque lo mismo se riega en las partes altas que en tierra caliente, que en el mediodía, que el cualquiera parte donde hay tierra de riego; en tierra de temporal, donde quiera que llueve y que no hay agua para regar; en pástales, donde quiera que hay

pastos, señores diputados, y en tierras montuosas, en montes, etcétera, etcétera.

El C. Gómez Rodrigo: ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. Avilés: No permito interpelaciones.

El C. Gómez Rodrigo: Tierras gruesas, tierras delgadas, eso es muy interesante.

El C. Avilés: Pero está comprendido todo, señor mío; luego después entran precisamente todos los componentes y he aquí del estribillo ese ciudadano Rodrigo. (Risas.) He aquí precisamente donde ya entran los componentes, donde ya entra la mano del hombre, en donde ya se forman invernaderos, como decía aquí el ciudadano Zincúnegui Tercero, donde ya entra la mano del hombre. ¡Claro! Indiscutiblemente que si a una cantidad de tierra delgada le lleva usted abonos animales o le lleva usted abonos químicos, o le lleva usted cualquier componente de abono, indiscutiblemente que de tierra delgada la convierte en tierra laborable, ciudadano Rodrigo. (Risas.) Esto es hablar en términos de ranchero, esto es hablar en términos prácticos. ¡Claro que sí existen muchas tierras delgadas! Pues he ahí precisamente por qué es por que se necesita que entre la mano del hombre a cultivar aquello. ¡Si dicen que Cristo dijo: pues para comer el pan necesitas buscarlo o amasarlo con el sudor de tu frente! ¡Claro! Si no nada más es tirar la semilla a la tierra para que dé fruto; tire usted la semilla y no la cultive, y no levantar usted ni un grano, nada absolutamente levantar . Pero para resolver este problema de repartición de tierras para dar tierras, pues no hay nada más que tener en cuenta esos cuatro componentes: las de riego, las de temporal, las de pasto y las montuosas. A eso debe de reducirse todo para dar esta ley. Yo sí creo que debe fijarse el límite del latifundio, decir lo que es un latifundio, porque precisamente aquí lo acaba de asentar el ciudadano Gandarilla. Dueño me supongo de la hacienda de Queréndaro, del Estado de Michoacán, que esa hacienda tiene todo arreglado científicamente, el dueño de la hacienda de Queréndaro ¿a la hora de la repartición qué reparte al pueblo? Le dan el hueso, ¿por qué cosa le van a dar si todo está dentro de las excepciones de los artículos 7o. y 8o. de la ley? Mientras que si se quitan estas modalidades y se dice que la hacienda de Queréndaro tiene tantas hectáreas de terreno y tantas constituyen un latifundio, claro es que el resto sí podrá dividirse. El verdadero espíritu de la Ley Agraria consiste en que ella fije con precisión, con números, lo que es un latifundio; solamente de ese modo se podrá llegar a un fin práctico quitándose dichos artículos 7o. y 8o., que perjudican grandísimamente la repartición de tierras en los Estados y aquí mismo, en el Distrito Federal. ¡Cuántos latifundios hay aquí en el Distrito Federal, que están perfectamente bien trabajados y en los que se han hecho obras de irrigación y toda otra clase de obras para mejorar las tierras! Luego, tomando en cuenta los citados artículos, esos latifundios no se pueden fraccionar. Sólo el que no tenga ojos no verá esto. Por eso es que sostengo de una buena vez, que no he venido a atacar esta ley con un espíritu reaccionario; no, y el que lo diga miente, miente y miente; vengo a sostener el contra de la ley, porque precisamente vengo a hablar con un espíritu de radical y porque quiero que se haga algo práctico, dándose verdaderamente al pueblo lo que necesita, que es la tierra. Ya lo he dicho: el pueblo no necesita más que dos cosas: pan e instrucción; él después resolverá, como consecuencia lógica, los demás problemas que se le sigan presentando; y si seguimos permitiendo que el pueblo viva en la miseria, indiscutiblemente que no llegaremos a ningún buen fin. Lo urgente es la expedición de una buena Ley Agraria; hay que aprobarla, pero aquella que favorezca verdaderamente al pueblo; no nos andemos por estos lados por donde la Comisión quiere llevarnos; dése la ley, hágase la ley, dense tierras al pueblo y hasta llego a sostener este sólo hecho: dándole pan al pueblo, él después, por sus propias facultades, por su propia intuición, él después hace escuelas, él después finca escuelas, y él después hasta sabio se hace, ciudadanos diputados. (Murmullos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Cienfuegos y Camus.

El C. Cienfuegos y Camus: Ciudadanos representantes: Yo creo que el punto a debate está suficientemente agotado. La Asamblea ha comenzado a dar muestras sobre el particular y no queda ya que hacer sino algunos argumentos sobre puntos de vista meramente general. Como dije en varias ocasiones a la Comisión yo me siento en absoluto desacuerdo desde el punto de vista general de la ley, desde el punto de vista de los principios fundamentales; yo no creo que una ley agraria como la que ha sido presentada al debate en este parlamento, dé los resultados apetecidos dada la nueva jurisprudencia sentada acerca de la propiedad. Creo que sobre este particular no quiso tocar, reformar realmente la Comisión; quiso mantener el criterio de que la tierra puede ser un motivo de apropiamiento, lo que sólo por los espíritus atrasados puede seguirse pensando. Todo repartimiento de tierras y principalmente dados los detalles establecidos por esta ley que se nos presenta, no creo que resuelva el problema agrario, que tan preocupados debe tener a los miembros de la Comisión y tan preocupados debemos sentirnos los que estamos legislando. La repartición de tierras desde luego establece una mayor pluralidad acerca de la propiedad raíz y agrava el problema a que vamos tendiendo no solamente en México, sino en los pueblos en los cuales hemos visto la revolución venir triunfante hasta estos instantes que vivimos. La socialización de la tierra ser un principio, como decía el compañero Manlio Fabio Altamirano al comenzar la discusión en puntos generales de esta ley; la única forma, el único sistema que puede dar facilidades al trabajo, que puede dar facilidades al menesteroso, al proletariado de nuestro país o al menesteroso o al proletariado de todos los países para tener a su alcance la fuente de riqueza por excelencia: la tierra. Pero crear un nuevo sistema de producción o dejar el que ya tenemos establecido en nuestra jurisprudencia, ser tanto como removerá ese gran problema nacional, mejor dicho, este gran problema humano y no resolverlo en términos absolutos como es menester. Sostengo que no puede ser apropiada la tierra, como lo sostienen abogados tan cultos como Borrego y algunos otros de esta Cámara, que tienen un

criterio fijo y una doctrina que ha sido la principal tendencia de sus aptitudes como profesionales y como revolucionarios; no me refiero a otros criterios de jurisconsultos, porque luego éstos suelen ser el éticos hasta contra ellos mismos y sus intereses personales y contra sus convicciones mismas me refiero a personas que pueden citarse como tipos de honorabilidad como tales profesionales. La tierra, siendo algo que nosotros sabemos, sobre cuyos detalles huelga entrar, algo que preexiste a la humanidad, no puede ser una propiedad realmente considerada, puesto que es propiedad todo aquello sobre lo cual aplicamos una parte de nuestro trabajo, todo lo que producimos intelectualmente o por la acción directa de nuestro cuerpo; la tierra no puede ser, pues, propiedad, sino aquello que viene de la tierra después de aplicarle los elementos de nuestro trabajo. Pero sé perfectamente bien, si no en la Asamblea, sí en algunos elementos de ella cuya mentalidad se detiene ante ciertos escrúpulos de reforma, dadas las condiciones internacionales, dados ciertos prejuicios, tal parecería que los hombres que se han preocupado por la legislación agraria encuentran en nuestra posición internacional, en circunstancias de esta índole, una imposibilidad para hacer una legislación radical tal como la hemos de menester. Interpelando al ciudadano ministro de Agricultura y Fomento e interpelando frecuentemente a la Comisión Agraria de esta Cámara acerca de por qué en lugar de mantener un sistema agrario idéntico, el mismo en mi concepto a pesar del concepto que escuchara del señor Soto y Gama, el mismo sostenido por el señor Luis Cabrera y que considero absolutamente ineficaz con diferenciación de algunos detalles; solamente creo que me contestaba que no podía procederse a la socialización de la tierra en virtud de ciertas dificultades que se vendrían encima del Gobierno y encima del país, de carácter internacional. En alguna vez escuché al mismo señor Soto y Gama desde esta tribuna, afirmarnos que acerca de la cuestión agraria tenía el mismo concepto central que de la cuestión petrolera, ya que éste para mí es el mismo problema. Pero tratándose de que el petróleo, las exportaciones petroleras están en manos de capitalistas extranjeros, claro está que su propósito sería torcerle un poco al problema mismo y no darle la misma salida que pretende tratándose del problema de la tierra.

El C. Soto y Gama: No dije eso.

El C. Cienfuegos y Camus: Yo entiendo que si es verdad que el problema agrario tiene ciertas modalidades diferenciales con respecto al otro, en esencia son absolutamente lo mismo, es decir, es el mismo punto de vista, es el mismo punto de partida y habrán de usarse a posteriori los mismos sistemas de resolución. Yo pienso como el ciudadano Soto y Gama y los demás que han sostenido que este período en que vivimos es un período en el cual ha terminado la acción directa de la fuerza armada; pero que es la hora de legislar revolucionariamente a fin de dar satisfacción a los principios sustentados en los campos de batalla, llenando satisfactoriamente las necesidades públicas, las necesidades sociales que se hacen sentir en la actualidad. Pero de este aserto que se nos presenta en la ley por medio de la cual se trata de resolver un problema de inminente resolución, en verdad yo encuentro una grave distancia. Yo creo, y ojalá que no sea como yo lo creo, señor Soto y Gama, que esta ley no puede ser eficaz para resolver el problema que está tratándose de resolver. Yo entiendo que los problemas sociales que tiene en su carpeta el Partido Socialista de dentro y fuera de la Cámara, han menester doctrinas más sólidas y doctrinas más uniformes para llegar a una solución satisfactoria. Generalmente vemos a los líderes socialistas hacer una labor, no de orientación política, ni de orientación social, sino de pura agitación; yo quisiera sinceramente, siendo como soy por mis ideas, que dentro del socialismo de México comenzara a sentarse el precedente de que sin un principio aceptado universalmente, al menos dentro de la universalidad de la secta, no se puede llegar a ninguna finalidad saludable, ni mucho menos agitando multitudes y azuzándolas para tal o cual determinación.

Tratándose de la cuestión a que se contrae el artículo 4o. de la ley, no tengo sino un solo escrúpulo; creo que la inmoralidad que se hace visible, que se hace evidente en cada una de las corporaciones administrativas que son organizadas en nuestro país, en nuestro Gobierno, es que hombres buenos que ingresan a estas instituciones de este carácter administrativo, tuercen muy pronto la línea de su conducta primera para llegar luego a confundirse con los individuos más inmorales y menos capacitados para garantizar la resolución de un problema. Creo que la Comisión Agraria, con todas las facultades que esta ley le confiere, no podrá ser un país sino una amenaza constante para los intereses, no del capitalismo, como decía el ciudadano Soto y Gama, haciendo un esfuerzo para retorcer un poco el argumento en defensa de ese artículo; sería precisamente lo contrario: el capitalista que puede hacer compra de individuos y de reputaciones, podría dentro de las facultades amplísimas y extraordinarias que esta ley conceda a la Comisión, hacer que ésta se pusiera de su parte, del lado del capitalismo que tiene recursos, que tiene suficiente dinero para adquirir esas reputaciones y evitar la distribución de tierras tal como lo desea la ley, con la mejor intención.

Decía el señor Soto y Gama, contestando esta argumentación, que no cree que la Comisión Agraria pudiese perjudicar los intereses de la mayoría del país, del proletariado del país, sino perjudicar precisamente a los capitalistas, y en este sentido decía que todo perjuicio al capital en beneficio de las clases menesterosas resultaba, como yo también lo pienso, saludable. Pero yo creo, repito, que en lugar de esta amenaza de perjuicio al capitalismo -que no defiende y que nadie que se sienta revolucionario puede venir a defender aquí-, se perjudicarán honda y trascendentalmente los intereses del pueblo echándose en brazos, de manera decidida, del capital mexicano. Yo creo que esto debe cuidar esta Comisión Nacional Agraria, que debe ser una institución de carácter técnico que estudie los asuntos que la ley propone para que en definitiva sea el Ejecutivo el que resuelva. Yo estoy de acuerdo con algún concepto que se deslizaba al margen de las palabras de un compañero jaliciense que no vino a hacer aquí la defensa del capitalismo, sino

del pueblo jalisciense: que el capitalismo sí puede enajenar sus propiedades o aparentar el enajenamiento de sus propiedades raíces al Clero o a extranjeros para evitar la acción de la ley, y estoy de acuerdo en esto, porque en nuestro país, en Rusia, en cualquier otro país, por más revolucionario que sea, el capitalismo o los capitalistas son los primeros en demostrar a la sociedad en que viven que carecen de patria, que carecen de sentimientos patrios y que carecen hasta de sentimientos humanitarios. Pero yo quisiera que la Comisión, ya que yo sólo tengo el temor, dado el conocimiento de la moralidad de la gente en este siglo que vivimos, en esta época en que estamos presenciando esa elasticidad de la moral por cada uno de los hombres, yo que no puedo creer en que la Comisión Agraria sea el reflejo del pensamiento de la Comisión que ha formulado esta ley, me dijera si supone por un momento siquiera que los hombres que los elementos que integren esta Comisión Nacional Agraria pueden ser garantía, desde todos los puntos de vista, de que el problema agrario quedará resuelto. De otra suerte, votaré en contra, de la misma manera que voté contra el artículo 1o. transitorio de esta ley, no porque no estimara que el Poder Legislativo de la Unión no pudiese hacer una legislación general para el país, encajándose dentro de ciertos huecos de la misma Constitución, es decir, constitucionalmente, sino porque mi punto de vista, mi criterio fundamental sobre esta materia diverge completamente del criterio que informa el sentir general de la Asamblea. En lugar de haber hecho un artículo transitorio de esta índole, sería un poco más largo seguramente, pero sería indiscutiblemente lo más seguro y lo que resolviese definitivamente esta cuestión, entrar a la reforma de la Constitución, como el mismo ciudadano Soto y Gama lo consideraba cerca de mí, tratándose de hacer un sistema completamente nuevo de esta materia. La pequeña propiedad, pienso yo, determinar , a pesar de todo, dentro de la concepción general de esta ley, algo que señalaba con cierto tino, aunque con cierto criterio atrasado, el compañero Israel del Castillo en la última tarde; el crédito agrícola de nuestro país se mantiene en cierto sitio, en cierto punto; puede decirse que existe, porque existen algunas fincas de cierta importancia, desde el punto de vista económico, que garanticen la producción y el resarcimiento de los capitales empleados; pero creo que la multiplicidad de la pequeña propiedad en el país va a provocar muy pronto, apenas veamos puesta en práctica la ley que se discute, un descenso en la producción agrícola; matar lentamente a la gran propiedad, dinámicamente, porque no puede ser de otra suerte; pero sí, por otra parte, consideramos que los pequeños propietarios no sólo carecen de los elementos necesarios para hacer intensivos sus cultivos, sino que carecen de los elementos intelectuales también indispensables para hacer producir la tierra, veremos que después de distribuida la riqueza tierra, la producción del país vendrá por algún tiempo, al menos, en descenso gradual hasta asombrarnos de él. De todas maneras ha sido aceptado el principio general de esta ley, y es menester que quede aprobada por el Congreso de la Unión una ley de este carácter, y ya no quiero en mayores detalles, sino solamente hacer lo que he hecho: una serie de apuntes acerca de mi criterio sobre el particular, sin entrar a tratar la cuestión de lleno, como lo hubiera hecho al discutirse en lo general la ley; pero no pude hacerlo entonces, porque estuve enfermo y no pude tomar parte, como lo deseaba intensamente con todo mi deseo y con todas mis fuerzas, para evitar que esta ley fuera aprobada por la mayoría parlamentaria. Pero yo sugiero a la Representación Nacional que vote en contra de este artículo, a menos que la Comisión demuestre de una manera palmaria y no dentro de conceptos más o menos políticos, de que suele hacerse uso aquí en esta tribuna so pretexto de la ley a debate, si es posible que una Comisión Nacional Agraria en el país, compuesta de individuos seguramente imperfectos desde el punto de vista moral y víctimas de la corrupción ambiente, pueda garantizar que el pueblo menesteroso del país podrá disponer de la tierra de que ha menester dentro de la ley que acaba de ser propuesta.

El C. Siurob: Pido la palabra como miembro de la Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob, de la Comisión, Honorable Asamblea: La Comisión celebra por primera vez tener que venir a rebatir a un adversario de ella, del proyecto de ley presentado a esta honorable Asamblea, que, lejos de ceñirse a los antiguos moldes, viene atacando el artículo precisamente porque, según él, en su concepto, carece de radicalismo. El radicalismo es una cosa muy relativa; hay que verlo de una manera sana, de una manera honrada, como todas las cosas en esta vida, y no sólo, sino de una manera suficientemente inteligente. Yo alabo con toda sinceridad los conceptos vertidos aquí por el compañero Cienfuegos y Camus y sus anhelos de que esta ley pudiera llenar las aspiraciones de los individuos más radicales, hasta el grado de conducir a la abolición de la propiedad. El compañero Cienfuegos y Camus ha tenido esa misma idea que la Comisión, porque la Comisión ha tenido la misma idea al presentársele el proyecto enviado por el Ejecutivo - la primera idea de la Comisión fue verási podía llegar a ese límite, por supuesto dentro del medio y de las condiciones en que nos encontramos colocados-. Desgraciadamente, la Comisión encontró, como hubiera encontrado el compañero si hubiera ahondado también es este mismo problema, los obstáculos de medio, los legales contra los cuales no tropezamos nosotros, sino previmos que tropezaría esta misma Asamblea y por eso no produjimos una ley que tuviera que ser desechada, desde el momento que su base era falsa por no ajustarse a la ley. El compañero Cienfuegos, con toda mesura y con todo tino, tocó otros temas de la propia ley como el de la Comisión Nacional Agraria; y acerca de este punto, la Comisión sí estima conveniente aclararle. De manera que, de acuerdo la Comisión con las ideas vertidas por este compañero, va a proponer una modificación, que estamos seguros ser satisfactoria para todos los que han venido a atacar este artículo por este capítulo. Desde luego, participa la Comisión a la honorable Asamblea, repitiendo simplemente lo que ha dicho en otras ocasiones, que la propiedad que se va a adquirir conforme a este proyecto de ley y todos los demás proyectos de leyes similares de los

Estados, no será una propiedad con todas las características de la propiedad antigua; y si quiere el compañero Cienfuegos y Camus, y aun me permito sugerírselo, lo haremos juntos, en los títulos de propiedad que se expidan deber expresarse que los parcionistas adquirirán en propiedad, salvo la restricción que establece la misma Constitución, esto es, que la nación podrá disponer en cualquier momento de esa propiedad dándole otras modalidades, para que en esta forma resulte que la propiedad que se da en estos momentos no constituya en ninguna forma un obstáculo para el futuro, con objeto de que al ser modificada de acuerdo con las modalidades que establece la propia Constitución, deje de seráuna propiedad y se convierta en un simple arriendo. No cabría dentro de esta ley, compañero Cienfuegos, otro modo de llegar a la socialización de la tierra que el de dejar estas tierras simplemente en usufructo, y si no yo interpelo al compañero Cienfuegos para que me diga si existe otro medio de llegar a este resultado.

El C. Cienfuegos y Camus: Pido la palabra. Precisamente yo no he entrado en detalles acerca de la manera o del sistema de socialización, en primer lugar porque el estado de cansancio de la Asamblea casi le priva a uno de entrar en detalles sobre este particular después de un debate que ha durado cuatro días Pero yo le prometo al compañero Siurob, que si hasta con timidez he subido a esta tribuna a sostener mi criterio, sí puedo proponer un sistema, comenzado desde el punto primo hasta el último de cómo podría socializarse la tierra sin el perjuicio que se supone habrían de sufrir los intereses extranjeros y los intereses nacionales, es decir, yo podría decir al compañero Siurob, a la Comisión misma, que esta socialización de la tierra puede hacerse dentro del concepto general de esta ley misma. ¿Por qué? Porque aquí no hay un verdadero despojo de la propiedad raíz que sería menester en muchos casos, en los cuales la tierra ha sido adquirida por medio de verdaderos retorcimientos de la jurisprudencia del país, es decir, pasando por todo concepto legal se ha apropiado un rico millonario de grandes extensiones de tierra, en perjuicio de los pueblos circunvecinos y en perjuicio de los ciudadanos pobres de aquellas cercanías. Pues bien, en esos casos yo no sólo pensaría en que habría de socializarse o, mejor dicho, que iba a quitarse la tierra a esos individuos, sino que había que despojárseles sin la indemnización que ustedes establecen dentro de la propia ley. Pero si queremos garantizar los intereses creados en el país tal cual los garantiza la ley que ustedes proponen al debate de esta Cámara, es indiscutible que usando del mismo sistema se puede declarar la nulidad de la existencia de la propiedad raíz desde el punto de vista privado; puede quitársela a la propiedad raíz el carácter de enajenable, porque esto no puede seguir sucediendo en la legislación de ningún pueblo civilizado. (Aplausos.)

El C. Siurob de la Comisión: Señores: Desgraciadamente choca el concepto que pretende establecer el compañero Cienfuegos y Camus dentro de esta ley, con el propio espíritu de la Constitución.

La Constitución establece....

El C. Cienfuegos y Camus: ¿Me permite una aclaración? Por eso decía yo que el camino de la Comisión o que el camino de los legisladores debía haber sido el de comenzar por una reforma constitucional.

El C. Siurob: A la comisión lo que sencillamente le era absolutamente interesante era que un proyecto de fraccionamiento de las tierras cuanto antes fuera hecho. Es indudable que con una reforma constitucional se puede hacer todo lo que se quiera: en esa forma, ya lo creo, es una cosa muy sencilla; pero pregunto al compañero Cienfuegos y Camus por qué él no ha presentado la reforma constitucional. De seguro que es por la misma razón por la que hasta estos momentos no la ha presentado nadie en el país. He ofrecido u contraído compromiso con esta Asamblea de presentar la reforma constitucional en virtud de la cual pueda irse socializando poco a poco la tierra en la República, y no sólo eso, sino la reforma que centralice, es decir, que haga por cuenta de la Federación el fraccionamiento de todas las tierras en el país. Pero dentro de la ley, en el momento en que nos encontramos colocados, el mismo Cienfuegos y Camus, estoy seguro, será el primer testigo de que no pudimos haber hecho más La Constitución establece de una manera que las tierras se dar n en propiedad ¿Qué más hemos podido hacer que quitar a esa propiedad algunos de los atributos que la convierten en propiedad absoluta? Hemos quitado a la propiedad absoluta los siguientes atributos, creo que ya los he explicado en otra oportunidad; basta decir que la antigua propiedad sólo conserva el usufructo y el derecho de herencia; son los únicos atributos que conserva la antigua propiedad. De manera es que la Comisión ha hecho cuanto ha podido dentro del criterio que tenía trazado. Ahora bien, sí es lamentable que dentro de los grupos socialistas tanto del Partido Liberal Constitucionalista, como dentro de otras agrupaciones socialistas representadas en la Cámara, no haya habido quien se haya preocupado de una manera más activa en este proyecto presentando cosas concretas, ilustrando a la Comisión con procedimientos más efectivos; pero ustedes comprenderán, y lo comprenderá toda la Asamblea, que la Comisión no podía haber subsanado las faltas o los errores en que incurre toda una colectividad.

El C. Rodríguez Guillermo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Siurob: Estoy en estos momentos hablando, compañero. Ya muchas veces se me ha interpelado.

El C. Rodríguez Guillermo: Es de interés, compañero.

El C. Siurob: Ya no consiento que me interrumpan.

El C. Rodríguez Guillermo: Para rectificar lo que está usted diciendo. No es verdad. Debo rectificar.

El C. Siurob: Para que su señoría se convenza y se convenza toda la Asamblea de que no es verdad, yo lo autorizo para que me interpele.

El C. Rodríguez Guillermo: Ciudadano presidente, concédame usted la palabra. El compañero Siurob dice que nadie en la Asamblea se interesó en dar una solución al asunto. Yo me permito recordar al compañero, con todo respeto, de que casi rogándole le expuso en lo particular mis ideas y tuvo la

amabilidad de escucharme, estuvimos en un salón allá arriba de la Cámara y él se convenció y me dijo que tenía yo razón y casi la tesis que sostenía yo coincidía con la muy atinada tesis que sostiene el compañero Cienfuegos y Camus y no es nuevo, porque aquí en el número 49 del DIARIO DE LOS DEBATES consta, aunque en palabras torpes porque no puedo explicarme mejor, pero parece aquí hay demasiados intelectuales, que aquí están casi obligados a interpretar lo que yo quiero decir, sí creo que hasta dentro de la misma Constitución se puede hacer la socialización de la tierra y precisamente aprovechando el grandísimo número de campesinos que llegan de los Estados Unidos; campesinos que ya han adquirido conocimientos prácticos y modernos en el cultivo de la tierra y en vez de dar individualmente esa propiedad, puede dársele al conjunto de individuos que contraigan el compromiso de dar el producto de la tierra a bajos precios para beneficiar al conjunto de habitantes de la República.

El C. Siurob: Muy bien.

El C. Rodríguez Guillermo: A la hora en que quiera el señor Siurob yo estoy a su disposición de día o de noche, para cambiar impresiones con él, porque estoy muy interesado en el asunto.

El C. Siurob: Lo que el compañero proponía es interesante que la Asamblea lo conozca, porque puede ser motivo de una adición a la ley, era que las tierras se dieran no solamente a un individuo, sino que cuando una colectividad se comprometiera a fraccionar aquellas tierras y cultivarlas, se dieran a la colectividad; esto es lo que proponía, pero no era la socialización de la tierra, era la adquisición por la colectividad, de la tierra, para dividir la propiedad. Como ustedes comprenderán, esto dista mucho de ser un sistema de comunicación de la tierra; no sólo, sino que está erizado de obstáculos, de dificultades constitucionales, como el hecho de que una colectividad, conforme a la Constitución, no puede poseer un pedazo de tierra, la Constitución en su artículo 6o. precisamente consigna que las colectividades no pueden poseer en comunidad un pedazo de tierra, salvo en el caso en que la propia Constitución lo establece para estas tierras de los pueblos, y aunque la propia Constitución habla de tierras, establece que éstas no pueden ser poseídas en comunidad sino indirectamente, es decir, se legislar sobre el fraccionamiento de estas tierras; de manera que ya ve el compañero cómo le estoy demostrando que en efecto no se ha preocupado nadie por la verdadera socialización de la tierra, que nadie ha traído este punto de vista a la Comisión, que ninguno ha expresado ideas completas y claras sobre el particular. Esto demuestra que a todas luces nadie ha considerado que esto pueda hacerse o que deba hacerse dentro de nuestros medios y circunstancias. Si esto a pesar de ello puede y debe hacerse, culpa será de los grupos avanzados no haberlo propuesto en la forma en que pudiera esto desarrollarse. También es verdad que dentro de los grupos avanzados reina una profunda división y grandes politiquerías.

Este es el cáncer que mina de hecho a los grupos avanzados que en estos momentos pudieran hacer mucho en bien del país, de un modo lógico y honrado. Vosotros veis cómo no se hace más que grandes prédicas en todas partes, sin estudio, sin meditación, sin nada, más que hablar de los acontecimientos que están pasando en Rusia y tratando de hacer una labor de agitación. Vosotros habéis escuchado aquí, en esta tribuna, preconizar como un gran acontecimiento, como una gran cosa, como un hecho fuera de lo común, la irrupción de los ciudadanos que vinieron a esta Cámara, y que mientras unos han dicho que debía condenarse este hecho con una condenación absoluta, otros han dicho que no, que debíamos haber nombrado una Comisión para que pasaran. Esto no ha sido más que poner en ridículo al proletariado; esto no es sucio; esto no es nada práctico; esto no vale la pena de estimarse; los que lo han hecho han carecido absolutamente de sentido común, porque han traído a los obreros a exhibirse de una manera miserable, trayendo las represalias que tenían que venir por parte del Poder, que por espíritu de propia conservación tenía que obrar en este sentido. El Partido Liberal Constitucionalista está preocupándose por convocar a una reunión exclusivamente de trabajadores, de la cual se excluya a esos grupos amarillistas y a toda esta clase de agitadores que no tiene otro objetivo, parece, que el de a río revuelto, pescar cuanto sea posible. Pero hasta ahora no ha habido un verdadero congreso socialista, una verdadera agrupación que en serio discuta todos estos problemas. Yo, desde esta tribuna parlamentaria, y no sólo desde esta tribuna parlamentaria, sino en el seno de mi partido, ya he presentado una incitativa, y desde ahora la lanzo a todos los que quieran colaborar en esta obra, para que se unan todos los de las mismas ideas, para estudiar el problema y veráclaro dentro de este asunto. Porque de otra manera el fracaso será inevitable, no sólo para las propias ideas, sino para los grupos que traten de propugnar por estas mismas ideas. Ya lo estáis viendo a propósito de la Ley Agraria, que es un caso típico: en vez de haber hecho esto, pudieron haber presentado la iniciativa de reformas constitucionales. ¿Por qué no se hizo? Porque en estos pleitos continuos, en estas luchas de políticas y de tonterías, resulta que los verdaderos grupos avanzados no han sabido o no han querido preocuparse por lo que verdaderamente les interesa.

En la actualidad, todos los países del mundo, la Europa entera, que están pendientes de la experiencia que está realizándose en el pueblo ruso, y los proletariados de todos los países de la Europa son con toda seguridad, más avanzados que los grupos proletarios nuestros y en más número; son más inteligentes, porque tienen mucha más ilustración, han tenido mejores oportunidades de educarse y, sin embargo, todos los pueblos de la Europa están estudiando y no se han resuelto a tomar el camino definitivo y no vemos que comiencen a verificarse agitaciones en la forma en que aquí pretenden verificarse al amparo de autoridades. Por todas estas razones y a propósito de este artículo de la ley, yo me permito invitar a los individuos avanzados de todos los grupos, así, como ya lo he hecho con los de mi propio partido, a que se haga algo juicioso, algo razonable, a que se estudie concienzudamente el problema para no ir ciegamente, como si se arrojara uno a un precipicio o como en un campo de batalla se arrojara uno a tomar una

bandera, sino siempre bajo la dirección de la ciencia, que es la suprema maestra de la humanidad y si a ella no sometemos nuestro caso, tendrá el sello y la marca de un absoluto fracaso.

La modificación que la Comisión propone acerca de este artículo, para que se vean sus buenos deseos de acatar en todo la voluntad sensata de la Cámara y, sobre todo, en lo que se refiere a esa inseguridad respecto de las funciones que tendrá la Comisión Nacional Agraria, la modificación que la Comisión propone es la siguiente: cuando habla de que "la Comisión Nacional Agraria, en nombre del Ejecutivo", etcétera, se propone añadir: "con el carácter de cuerpo consultivo que le da la Ley de 6 de enero de 1915". En esta forma creemos dejar satisfechas las aspiraciones de las personas que creen que es conveniente fijar de una manera definitiva y concreta en esta ley, las atribuciones que va a tener conforme a la misma, la Comisión Nacional Agraria. En efecto, en los asuntos de tierras, la Ley de 6 de enero y ésta, por consiguiente, van a establecer dos instancias: una ante la Comisión Nacional Agraria y otra ante el propio presidente de la República, desde el momento en que todos los acuerdos de la Comisión Nacional Agraria no podrán ejecutarse si no es con el previo acuerdo, con el previo fallo del presidente de la República. En está forma, la Comisión Nacional Agraria viene siendo, efectivamente, un cuerpo consultivo. Creo con esto haber dejado satisfechas a todas las personas que desean o deseaban veráexpresadas de una manera concreta, las atribuciones de la Comisión Nacional Agraria. Y ahora, habiendo combatido los argumentos del compañero Cienfuegos, acerca de por qué no se hizo esta ley tan radical que llegara a abolir el derecho de propiedad privada; habiendo combatido, no habiendo combatido, sino habiendo, al contrario, acogido su observación en lo que respecta a la Comisión Nacional Agraria, termina esta Comisión participando a la Asamblea que la propiedad nueva que se establece, no será en ninguna forma ningún obstáculo, conforme a la Constitución, para la futura socialización de la tierra. Creemos que en esta forma el artículo está perfectamente razonable y equitativo y llena más las aspiraciones de todos los elementos sanos y honrados de esta honorable Asamblea. Demos, pues, la aprobación de este artículo de la ley.

Ahora, señores, aprovecho estos momentos, esta oportunidad para abordar un tema que fue el otro día traído por el compañero de Comisión y del cual yo disiento de una manera absoluta. Se refiere al abuso de las ideas socialistas que se está haciendo en nuestro propio país con fines bastardos y pura y exclusivamente con el objeto de favorecer a determinados grupos o camarillas políticas. en efecto, lo que yo sentaba hace un momento es la verdad, así como en tiempos de Carranza, por ejemplo, la política civilista se hacía por militares, en la actualidad la política bolchevista se hace por burgueses. (Voces: ¿Por quiénes?) ¡Por burgueses! Nadie de estos ciudadanos se ha preocupado por estudiar, por convocar, en efecto, a los verdaderos proletarios; todo ha sido una labor amarillista, se viene notando desde el congreso de Aguascalientes; ya en el congreso de Aguascalientes, convocado cuando el ciudadano Obregón era candidato a la Presidencia de la República, se enviaron allá líderes amarillistas, que no tuvieron otro objeto que ir a traer los votos de los trabajadores a costa del menor número de deseos o de exigencias de estos mismos trabajadores; posteriormente vimos agrupaciones en el Distrito Federal, de obreros, pero no de obreros puros, sino que siempre se encuentran supeditados al dominio de los elementos amarillistas, de los elementos burgueses dentro de los propios trabajadores, y a una pequeña burguesía siempre ambiciosa y nunca satisfecha, que no tiende a otra cosa sino a utilizar la fuerza que representan los propios trabajadores sin, en cambio, ofrecerles ninguna cosa seria, ninguna cosa verdaderamente favorable para sus propios intereses. Si este grupo se preocupara efectivamente por las clases laborantes, ya era tiempo de que las hubieran invitado verdaderamente a una Asamblea exclusivamente formada por trabajadores, donde no entraran todos estos agitadorzuelos de brillantes en el dedo y de automóvil para paseo y de tantas comodidades, que los convierten en verdaderos burgueses. Por fortuna, el Partido Liberal Constitucionalista ya se ha preocupado de esto y va a convocar muy pronto a un gran congreso, en el que exclusivamente estén representados los elementos obreros y que ellos mismos resuelvan sus propios intereses, no serán guiados por políticos, no, serán conducidos por pseudo- socialistas que van a recibir la consigna de los ministerios; no serán agrupados por elementos de los cuales se valga el propio capital para sus fines mezquinos y aviesos de dividir a los elementos trabajadores, labor que se ha hecho por el propio Gobierno cuando se ha tratado, por ejemplo, del famoso Congreso de los Ferrocarrileros, y posteriormente cuando se trató del Congreso Panamericano.

Es indebido, en mi concepto, cuando se trata de las clases de laborantes, proporcionar a éstas una clase de ayuda artificial, que no sean sus propias fuerzas, porque así se les engaña y se les hace creer que cuentan con fuerza que efectivamente no tienen. Marx decía, el padre, el fundador del verdadero socialismo, decía que no se debe llevar a los trabajadores a acometer ningún acto que no pueda seguirse sosteniendo, a cometer ningún acto que no venga de ellos mismos y de sus propios recursos. El general Obregón, con buen sentido y con buen criterio, también ha dicho que ya están en pugna en la República los dos fanatismos, el fanatismo de los conservadores, de los reaccionarios, escudados alrededor de la Iglesia, y en efecto, tienen ustedes ya el fanatismo de sentido reaccionario contra todo lo que signifique progreso y adelante para el país, y el otro fanatismo es el fanatismo rojo, que tiende a hacer creer al proletariado de la República, que es conveniente para él llegar al dominio del poder y llegar, indudablemente, al poder mismo y convertirse en el señor de sus propios destinos, sin preparación alguna, sin ningún estudio, sino únicamente a ojo, porque así se hace en tal o cual parte. Lenín, autoridad indiscutible en este particular, a propósito de la consulta que se le hizo por los trabajadores de Austria - Hungría, expresó que los trabajadores de Austria- Hungría no debían imitar el movimiento ruso, sino que debían iniciar el movimiento según sus propias condiciones, conforme a sus

propias leyes sociológicas y de acuerdo con su propio medio. Pues bien; precisamente ese es el sofisma, en eso consiste el engaño a las clases trabajadoras, esa es la base de la mentira, del señuelo, con el que se pretende atraerlos por parte de todos estos individuos que en realidad no constituyen otra cosa que un cuerpo de fanáticos, y me refiero a los que obran con buena intención, porque el fanático en el fondo es un convencido, debe atacársele porque va contra los intereses de los demás, debe atacársele porque es un elemento disolvente en cualquiera agrupación humana, ya sea fanático de un lado o ya sea fanático del otro; pero, en cambio, eso no quiere decir que él no piense conforme a sus propias convicciones. Pues bien; en medio de estos dos grupos de fanáticos es necesario crear un grupo que verdaderamente controle desde el punto de vista científico, desde el punto de vista sicológico el verdadero adelanto del país en cuestión social. Veis hasta dónde llega la falta de cultura de estos elementos: unos se llaman social - demócratas, otros se llaman...

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¡Moción de orden! Yo quisiera que su señoría el orador que está en la tribuna, me dijera hasta cuando va a hablar sobre el artículo 4o., porque no tengo las luces bastantes para verási puedo irme y volverácuando termine su oración sobre propaganda política.

El C. presidente: Se suplica al orador que encause la discusión.

El C. Siurob: Si yo tocaba estos puntos que son de interés, no sólo para este artículo, sino para el país, es precisamente porque tienen conexión con la Ley, porque si se hubiera hecho un estudio premeditado por todos los grupos de francas tendencias socialistas para resolver este problema, no en la forma en que lo pide la ley, sino en la forma que lo pide todo el país, dentro de una reforma constitucional, entonces no habría habido todos esos inútiles ataques, todas estas inútiles dificultades entre unos y otros grupos o hubieran venido si querían; pero hubieran sido más francos y hubieran sido recibidos entre el elemento retardatario y el elemento avanzado y no que así la ley ésta que va a salir de esta Representación Nacional, si bien es cierto que va a estar en lo absoluto dentro de la ley y que es el máximum que se puede hacer dentro de la propia ley, no va a resolver todos los deseos de los verdaderos grupos avanzados y con ellos el del pueblo de la República. Por esto viene a colación la exposición que hago, compañero Gandarilla, y no al contrario, como usted dice. Si usted se fija, encontrar que hay una verdadera conexión entre lo que digo, con los demás puntos que están a debate y sin duda que sería el primero que abordaría estos mismos temas; pero de una manera absolutamente impersonal, sin señalar personas, señalando por grupos, por tendencias, como yo vengo a hacerlo desde esta tribuna. Hasta estos momentos no he insultado a nadie, no he lesionado los intereses de ningún grupo, sino que me he permitido decir lo que en mi concepto es la verdad, lo que en mi concepto es la justicia, lo que en mi concepto debe hacerse para encauzar este movimiento que de hecho tiene que llegar en todo el mundo y que nosotros en nuestra ley lo encauzamos con nuestro propio criterio; pero como este asunto pudiera parecer en efecto mal, hablando como Comisión, parezca un poco extemporáneo, me reservo para hacer una exposición mucho más completa cuando se termine este artículo y antes de pasar a la discusión del otro, para hacer una exposición, no como Comisión, sino como diputado. Suplico, pues, a la Representación Nacional que teniendo en cuenta que este artículo ya se ha aclarado en todo lo que debía aclararse y que está de acuerdo con la propia ley y con las tendencias dentro de la propia ley con la mayoría de la Asamblea, se sirva dar un voto aprobatorio.

El C. Sánchez Pontón: ¿Me permite una interpelación?

El C. Siurob: Sí, señor.

El C. Sánchez Pontón: Con permiso de la Presidencia. Señor: se ha dicho aquí que los que hemos estado en el contra hemos atacado la ley sistemáticamente, y quiero hacer esta aclaración: de que no hay tal, únicamente lo que nos ha guiado es el deseo de que esta ley sea clara, precisa, para que el pueblo tenga el inmediato bienestar y reciba las tierras cuanto antes y, además de esto, es con el objeto de conformar nuestro criterio y aclarar varias dudas y una de ellas es la siguiente, que me hará el favor el doctor Siurob, si es tan amable, de contestarme. Usted sabe perfectamente que los petroleros han llamado confiscatorio el artículo 27; ¿Usted cree que en este caso los agricultores extranjeros propietarios de fincas en nuestro país no llamarían confiscatoria a la ley en general y sobre todo al artículo 4o. en la forma en que está, por no definir?

El C. Siurob: Yo creo, señores, que por encima de lo que crean los extranjeros está la soberanía nacional.

El C. Sánchez Pontón: Sí, pero los conflictos internacionales.

El C. Siurob: Creo que el Gobierno tiene la obligación de resolver esos conflictos y absolutamente apegado a la ley y a lo que decrete el Congreso, que es el encargado por la propia Constitución para legislar sobre este particular; en tal concepto, nosotros no debemos preocuparnos al legislar sobre este asunto por la opinión que puedan tener los extranjeros de esta ley, sino que sencillamente debemos abordar este asunto conforme a la Constitución, conforme a las necesidades del país y conforme a nuestro propio criterio.

El C. Sánchez Pontón: Perfectamente. Estoy de acuerdo en lo que usted dice, tengo las mismas ideas sobre el particular; pero precisamente como sabemos que vienen los conflictos internacionales, por estos detalles, naturalmente, usted lo sabe perfectamente, que hay que preverlos a la vez, por esto es que le pregunto, porque creo yo que adicionando el artículo 4o. en la forma que nos hemos propuesto y a la vez quedando la parte segunda de la fracción VI, que es la proposición que nosotros presentaremos a la consideración de la Asamblea, quedará sumamente definido lo que es un latifundio y se evitarán estos conflictos, absolutamente, que cualquier propietario extranjero pudiera reclamar, dando origen a reclamaciones y molestias del orden internacional. El proyecto es este: "Inciso VI. La falta de cultivo en todo o en parte."

Entiendo que quedando sólo lo primero y no lo

que se refiere a la forma de cultivo primitiva o moderna, tal como dice; así es que dejando solamente "La falta de cultivo", etcétera, y aumentarle al artículo 4o. el inciso VIII en esta forma:

"Las fincas en las cuales se tendrá en cuenta por la Comisión Nacional Agraria, las anteriores modalidades excederán:

"1o. En el Distrito Federal:

"Tierras de riego 50 hectáreas

"Tierras de temporal 100 "

"Tierras de pasto 500 "

"2o. En el Territorio de la Baja California:

"Para la región de Mexicali que está regada, las mismas extensiones que en el Distrito Federal.

"Para el resto del Territorio y Territorio de Quintana Roo:

"Tierras de riego 250 hectáreas

"Tierras de temporal 500 "

"Tierras de pasto 5,000 "

Esto es lo que proponemos con objeto de que se fije, proponiendo, más bien dicho, aceptando esta ampliación al artículo, prevemos toda clase de cuestiones internacionales, prevemos a la vez que la ley deje de ser lírica y sea práctica en lo absoluto, y a la vez vamos conformes con la Constitución, porque lo marca perfectamente en sus incisos (a) (b) y (c) del artículo 27. Así es que con esta adición al artículo 4o., puesto que en la mayoría del artículo estamos conformes, sólo pedimos esta adición y la reforma del inciso (c); con esto cumplimos con la Constitución, prevemos cuestiones internacionales y a la vez la ley será práctica en lo absoluto, pues se evitarán amparos y toda clase de chanchullos judiciales.

El C. Siurob: La Comisión contesta al compañero Sánchez Pontón diciéndole que no son una panacea los artículos que él propone y no evitarán en lo absoluto las reclamaciones de los extranjeros, porque los extranjeros tendrán que reclamar de todas maneras cuando se les quite un pedazo de tierra y como de todas maneras se les ha de quitar, de todas maneras tendrán que reclamar. El caso del petróleo es distinto, porque en el caso del petróleo al declarar con efecto retroactivo el artículo Constitucional, no solamente obra sobre la propiedad y sobre los productos de aquella propiedad, sino que da ninguna compensación que pueda equivaler al provecho obtenido por la explotación del subsuelo, mientras que en el caso de la tierra sí se da lo que en efecto vale la tierra conforme lo establece la misma ley. De manera que no es el mismo caso, ni las reclamaciones por tierras tendrán la gravedad que han tenido las reclamaciones por el petróleo. Y en cuanto a lo que su señoría dice de fijar el límite que marca la propiedad, no podemos estar en absoluto de acuerdo con el criterio establecido por su señoría, porque la Comisión ha establecido en esta Asamblea que en el Distrito Federal no debe haber más límite que el que la Comisión señala, porque es el que puede cultivar una familia y, por consiguiente, ese mismo límite debe ser para los territorios. En el Distrito Federal, en el Distrito Federal, porque estando tan cerca de la capital de la República, se puede establecer la propiedad familiar, y en los territorios, porque siendo el Gobierno el que tiene que hacer los fraccionamientos, de nada nos serviría crear la propiedad media para deshacerla mañana y como la Comisión no quiere latifundios ni para hoy ni para mañana, propuso la Comisión el límite que pueda cultivar solamente una familia. Por consiguiente, la Comisión no puede acceder en ninguna forma a esta clase de gestiones; a la que sí accedió es en lo relativo a las atribuciones de la Comisión Nacional Agraria.

El C. Sánchez Pontón: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. presidente: Se suplica al ciudadano Sánchez Pontón que evite los diálogos y que si quiere hacer uso de la palabra, lo haga en la tribuna.

El C. Sánchez Pontón: Estaba Yo .... Con permiso de la Presidencia.... Estaba haciendo una pregunta al compañero Siurob. No la había terminado.

El C. Siurob: Ya usted me interpeló, compañero.

El C. Sánchez Pontón: Precisamente, usted lo acaba de decir. Lo que proponemos nosotros es la propiedad familiar. Usted propone hasta dónde debe llegar una parcela, hasta dónde puede darse a un individuo. (Siseos. Murmullos.)

El C. Zincúnegui Tercero: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Zincúnegui Tercero: He pedido la palabra para hacer una sugestión a la Comisión, no para hacer ninguna interpelación. En la parte final del artículo 8o. dice: "a juicio de la Comisión Nacional Agraria, quedarán excluidas de la expropiación, no sólo las obras de irrigación efectuadas o por efectuarse, sino también las extensiones de tierra que resulten beneficiadas con dichas obras".

Esto me parece demasiado amplio, porque quizá de este pretexto pudieran agarrarse los latifundistas. Yo desearía que para mayor claridad, para complementar debidamente un artículo con otro, puesto que de quedará en esta forma los latifundistas, basados en eso podrían construir grandes presas que irrigaran enormes cantidades de terreno, o compañías que monopolizaran toda la producción y cayeran bajo la sanción del artículo 3o.; yo desearía que para mayor claridad la Comisión pusiera al final de ese artículo lo siguiente: siempre que dicha extensión o extensiones no caigan bajo la sanción del artículo 3o. de esta Ley"; únicamente para mayor claridad, porque como dice aquí terminantemente "quedarán excluidas de la expropiación no sólo las obras de irrigación efectuadas o por efectuarse, sino también las extensiones de tierra que resulten beneficiadas con dichas obras." Esto es demasiado amplio, y como ya sabemos que los latifundistas se van a coger de cualquier pretexto para tratar de entorpecer la división de sus tierras, yo desearía que como una aclaración y para que no tengan una puerta por donde se salga el latifundista, se amplíe en esa forma diciendo que no caigan bajo la sanción del artículo 3o., esto es, que no constituyan un monopolio agrícola en la región, ni sean un obstáculo, es decir, que venga a modificar.... Ya sé que su señoría me va a decir que está claro en el artículo 3o.; pero es que un artículo puede modificar otro. En jurisprudencia los abogados toman nota no sólo de una

palabra, sino de una coma para interpretar la ley, y en este caso creo que no debemos dejarles ninguna puerta de salida.

El C. Siurob: La Comisión agradece, muy sinceramente, la observación que se ha servido hacer el compañero Zincúnegui. Creo que esta observación será muy atinada cuando llegue el artículo de que habla y en aquella oportunidad la Comisión explicar al compañero Zincúnegui cuáles fueron las causas que tuvo para poner este artículo; de manera que por ahora la Comisión simplemente por cortesía manifiesta al compañero Zincúnegui, por la cortesía que le merece, que este artículo se puso con el objeto de no atacar a todas las obras de irrigación hechas por particulares. Lo que más interesa al país en estos momentos, es que se hagan obras de irrigación, porque todo el mundo sabe que las tierras de riego son las más apreciadas, de pan llevar, que son fructíferas, que hacen rico a un país.

Ahora bien; si nosotros fuéramos a repartir los latifundios sin tener en cuenta las obras de irrigación, nadie volvería a hacer una obra de irrigación, porque sabía que trabajaba para otro; pero dándoles el aliciente de que las que tengan o hagan obras de irrigación, esas serán respetadas, que las tierras que irriguen de esa manera, aun dándoles una ventaja por el momento, aun haciéndoles un bien, en realidad no hacemos más que dilatar el momento en que estas tierras deberán ser fraccionadas, puesto que en el porvenir sí les tocar el mismo turno que a los otros y no de un momento, ni de una generación, sino para dos generaciones, si éstos quieren utilizar aquello a que tienen derecho, puesto que el mismo compañero Zincúnegui decía en esta tribuna que nadie es dueño sino de aquello que el mismo construye, y si aquellos individuos han construido o hecho una modificación en aquella tierra que les permita regar determinado número de hectáreas, nos ha parecido rasgo de cierta justicia, siendo tolerantes en este caso, sin que creamos que este rasgo sea de justicia absoluta, porque nosotros creemos que aquellas obras de irrigación deben hacerse por la colectividad en bien de la colectividad; pero ya que no puede ser, pues hagámoslo como se pueda y que aproveche a la mayoría. Convénzase el compañero Zincúnegui de que precisamente toda labor social no puede fructificar sino cuando la producción aumente, y esto lo dicta el más elemental sentido común; si el socialismo no es más que una repartición de la riqueza, si la riqueza disminuye, menos habrá que repartir y menos podrán cumplirse los ideales socialistas; de manera que por ahora nuestro ideal consiste en nuestro medio agrario y dentro de nuestras leyes en procurar aumentar la producción persiguiendo nuestra finalidad primitiva de fraccionar la tierra. Creo con esto dejar satisfecho al compañero Zincúnegui y pido, por tanto, a la honorable Asamblea, se sirva dar su voto aprobatorio a este artículo a debate.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Von Borstel: Pido la palabra para hacer una súplica a la Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Von Borstel: Para suplicar a la Comisión que, como lo ofreció el doctor Siurob, se sirva retirar el artículo 4o. para hacerle la reforma.

El C. Siurob: La Comisión pide permiso para retirar este artículo y hacer la modificación que ha dicho el compañero.

El C. Sánchez Pontón: Moción de orden. Nosotros hemos presentado un proyecto y suplico que se ponga a la consideración de la Asamblea.

El C. Siurob: Moción de orden, señor presidente. Todo proyecto de reforma a un artículo debe presentarse al final de que se discuta una ley.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: Lamento que la Asamblea esté cansada, porque en esta vez sí han presentado argumentos serios y atendibles los oradores del contra. El compañero Siurob ha tratado suficientemente, a mi entender, lo relativo a la defensa del artículo 4o.; pero yo quisiera fijarme en tres puntos relacionados con los principios generales, con las tendencias generales, con la cuestión social en su planteo general; orientaciones y tendencias que se derivan clara y lógicamente de las apreciaciones muy juiciosas, muy honorables y, repito, muy atendibles del compañero Cienfuegos y Camus. El atacó a las comisiones de que no cuidaron de orientar debidamente el espíritu público. Atacó a los que él llama líderes socialistas, de incurrir en el mismo pecado de no orientar la opinión general. Atacó a las comisiones por no haber implantado como debieran el principio de la socialización de la tierra. Sobre todo esto quisiera la Comisión expresar ideas completas y claras fuera de toda divagación y fuera de toda retórica. ¿Por qué la Comisión no implantó franca y audazmente la socialización de la tierra? El compañero Siurob esbozó ya este punto, pero yo quisiera desarrollar y complementar sus argumentos. El punto más difícil de toda reforma social, reconocida esta dificultad por todos los más eminentes tratadistas radicales, es el relativo a la socialización de la tierra. El mismo Pedro Kropotkine, ese anarquista de audacia sin igual, ese pensador de enorme potencia, ese hombre que no se detuvo jamás ante moderantismo y transacciones, reconoce en su obra magistral "Palabras de un Rebelde", que conocemos todos los que nos hemos dedicado con algún cuidado a la cuestión social, reconoce la imposibilidad material, la imposibilidad de hecho de llegar de un golpe a la socialización de la tierra. Lamento que no esté aquí el compañero Manlio Fabio Altamirano, pero veo que hay otros compañeros socialistas, entre ellos el compañeros Cienfuegos, el compañero Salazar, el Compañero Guillermo Rodríguez, etcétera, a todos ellos quiero referirme especialmente, a todos ellos quiero dirigirme; la razón que da Pedro Kropotkine, el ilustre anarquista, el sabio anarquista, el colosal anarquista, es la siguiente: tenemos que tropezar con la psicología especial del campesino; el campesino en general está enamorado de la tierra en forma de pequeña propiedad; ese amor a la tierra que existe en Francia y que hace que Francia sea un país cerrado al socialismo, cerrado a la reforma social, ese mismo amor existe en Rusia y ha sido una de las dificultades más graves, la más grave de todas con que ha tropezado el triunfo definitivo del bolchevismo. En México existe ese mismo amor a la tierra. ¿Qué hombre más representativo de la clase campesina me dan ustedes que Emiliano Zapata? Pues bien;

el jefe Zapata, en conversación que tuvo con un muchacho de ideas avanzadas, que como muchacho y como joven no veía las dificultades de orden práctico, sostuvo una discusión con Emiliano Zapata en Yautepec, recién llegado yo a la revolución en 1915, es decir, a fin de 1914, en los momentos en que triunfaba el movimiento constitucionalista; en esos momentos daba el general Antonio I. Villarreal una ley muy radical y muy audaz, que consistía en atribuir la propiedad de las tierras al Estado, él legislaba para Nuevo León y en ella convertía al Estado en supremo arrendatario... (Voces: ¡Arrendador!) Arrendador, él arrendaba las tierras y los campesinos las tomaban en arrendamiento. Eso que no sabe el compañero Cienfuegos y Camus, es la idea capital de Spencer. Así resolvía este Hebert Spencer el problema agrario. Pues bien; de discusión en discusión, de idea en idea, se llegó a plantear al jefe Zapata la cuestión de si debía serála tierra dividida en pequeñas propiedades o establecerse el comunismo, y él enérgicamente contestó, con toda su psicología de campesino, contra el comunismo. Dijo en términos rancheros: "¡Un demonio! Yo quiero mi pedazo de tierra para mi!" Ese es el culto del campesino, esmerarse en el cultivo de su parcela y sacar de su parcela todo lo que la parcela rinda para sí, exclusivamente para sí. El que quiera ir contra la tendencia del campesino, no conoce al campesino, no conoce en realidad al campesino, y se coloca fuera del terreno y de la práctica. Esto lo hemos visto los socialistas, los socialistas teóricos al llegar al terreno de los hechos y al tratar mano a mano con el campesino. Pues bien, señores; esto que ha pasado en México ha pasado en Rusia. Yo he tenido ocasión de hablar con un distinguido viajero socialista, y cambiar impresiones con Kropotkine, quiero decir, él cambió impresiones con Lenín y Trotzki, y que venía de Rusia con estas impresiones. Estas fueron, más o menos, sus palabras: El bolchevismo ha triunfado directamente en todos los terrenos; en el terreno de la nueva política, en el terreno de las organizaciones industriales, en el terreno de la organización industrial sovietista. La organización industrial sovietista no será perfectamente un triunfo; pero, sin embargo, no ha tenido grandes diferencias en relación a la organización capitalista. La organización sovietista no es más que el cooperatismo amplísimo; cooperatismo impuesto por la fuerza, pero no es otra cosa que el cooperatismo. Tendré ocasión de explicar alguna vez lo que es el sovietismo en cuanto a la organización industrial, el sovietismo ha sido un éxito; en cambio, me confesaba ese distinguido viajero que en cuanto a la cuestión campesina, el sovietismo ha estado a punto de ser un fracaso, y todo por no haber tomado en cuenta la idiosincrasia del campesino. ¿Sabe el compañero en qué forma quiere el gran Lenín resolverá el problema de la tierra, yendo contra la preocupación campesina de arraigo a la pequeña propiedad, convencido de que no se les puede quitar ese amor, esa idolatría por la tierra? El ilustre Lenín quiere hacer esto por medio de ensayos, por medio de colonias especiales comunistas o cooperatistas, demostrar al campesino ruso, que es más eficiente y que es más productivo el régimen comunista, que su régimen del que esté enamorado: de la pequeña propiedad. Solución igual a la solución intermedia, a la solución sabia, a la solución de flexibilidad a la que llegó Pedro Kropotkine en su "Palabras de un Rebelde"; dice que en vez de ir contra lo imposible, en vez de arrojarse encima toda la masa campesina, en vez de que se establezca una lucha entre la población campesina y la población obrera, que era un fracaso para el movimiento social, en vez de eso hagamos experimentos, establezcamos una serie de colonias modelos salpicadas esporádicamente, para que con sus ojos, con su vista, con la experiencia práctica vea el campesino que produce más y mejor la tierra bajo el régimen comunista que bajo el régimen de la pequeña propiedad. La Comisión no tiene absolutamente ningún inconveniente a este respecto, de aceptar una idea sugerida por los compañeros de Yucatán, de que se consigne en la ley un precepto tan sencillo como éste: "siempre que un sindicato de campesinos o una sociedad cooperativa de campesinos solicite una extensión de tierra suficiente para sus necesidades, para poseer la tierra en común, se le dar en común"; para que esta colectividad sirva de modelo, dé un ejemplo práctico del cooperatismo. Désele al campesino la oportunidad para que reconozca el resultado económico del cooperatismo. Creo que ésta es la solución y no los ideales y los sueños muy respetables en el compañero Cienfuegos y Camus, en Salazar, en Altamirano y en otros muchos, pero completamente irrealizables. Esto es lo que tiene que decir la Comisión con toda satisfacción y franqueza al compañero Cienfuegos y Camus. La Comisión también quiere aclarar esto: la Comisión necesita tanto en su programa, tanto en esta ley, en parte es de ella, muy pequeña, porque esta ley, en lo general, es la Ley de Obregón, del Ejecutivo, porque se sabe ya de memoria y está convencida, íntimamente convencida en el fondo de su corazón, de que la única manera de evitar en este país desmanes verdaderamente bolchevistas y de disolución social que se vienen encima, la única manera de evitar esto, de matar ese cáncer del bolchevismo prematuro que se desarrolla, la única, lo deben entender tanto los conservadores como los avanzados, como los moderados, la única manera de evitarlo es aprobar la reforma agraria. La Comisión se permite manifestar que si no se establece la reforma agraria, vendrá en México el bolchevismo; y la Comisión declara, también sinceramente, que no quiere, bajo ningún concepto, en este país, el bolchevismo. Lo que dice la Comisión lo digo en lo particular a cualquier hombre de razón en lo particular también; por la razón sencilla de que el proletariado de México no está preparado para el bolchevismo. Lo digo terminantemente. (Aplausos nutridos.)

El campesino de México -y por eso quise aprovechar esta declaración del compañero para precisar ideas-, el proletariado de México, el obrero de México no está preparado para el bolchevismo en ninguna de estas formas - y me permito expresar estas ideas, porque cuando vengo a esta tribuna he meditado lo que vengo a decir y no vengo a improvisar sobre los destinos del país ni a jugar con los destinos del país-; de manera que me alegro que todo esto que digo quede consignado en el "Diario de los Debates", porque siento lo que estoy

diciendo y no me preocupa la crítica de mis compañeros que se titulan avanzados, sin saber en que‚ consiste el verdadero radicalismo, (Aplausos nutridos.) el radicalismo sensato en materia de ideas socialistas o de ideas de reforma social. Digo terminantemente, precisamente, que el proletariado, el obrero mexicano no está preparado, bajo ninguno de estos tres aspectos: primero, bajo el aspecto técnico; es evidente que el obrero de México, y él lo siente, no podría substituir al capitalista, al ingeniero, al director de fábricas en la dirección de estas fábricas, primer punto; eso lo saben y a tal grado lo sienten los obreros, que los obreros de Orizaba, por ejemplo, han llegado a decir, a formular más o menos vagamente su pensamiento en esta forma: cuánto desearíamos que los estudiantes, que los hombres que conocen de física, de química, de procedimientos industriales, viniesen con nosotros a ilustrarnos y a prepararnos para mañana poder nosotros tomar las riendas de la organización industrial. Luego si no hay preparación técnica, la implantación del bolchevismo en eso sería un fracaso estrepitoso. Segundo punto, respecto del cual no hay ninguna preparación en nuestros obreros, el punto más serio de todos: la preparación moral. Falta la preparación moral; ¿por qué falta la preparación moral? Por algo que no discute ningún socialista consciente: porque en este medio burgués, en este medio creado por la llamada civilización burguesa, que todo tendrá menos civilización; en este medio de civilización en que todos los sentimientos malos ahogan a todos los sentimientos buenos, se desarrolla la envidia, se desarrolla la ambición, se desarrolla el egoísmo, se desarrolla el espíritu de rapiña se desarrollan los deseos de sobresalir por encima de los demás, a la buena o a la mala, y estos sentimientos antisocialistas tienen que infiltrarse por fuerza, lo mismo que en el de arriba que en el de abajo. De ahí las dificultades en el seno de las sociedades obreras; de ahí ese fenómeno tan deplorable y tan usual de que apenas un obrero se levanta algo de sus compañeros o se eleva de sus condiciones, se convierte en un pequeño burgués porque el medio moral actual lo prepara para hacer siempre de él un burgués. Por esto decía algún gran socialista: Si se rescaba a un obrero, encontraríamos debajo de la capa que lo cubre de obrero, las nueve décimas partes del burgués. Quiero decir que esta preparación moral debe hacerse lentamente dentro de la nueva organización social, dentro de la organización sindical; esta es una de las teorías de Carlos Marx: que esta sociedad, la sociedad vieja, lleva en su seno todos los gérmenes de la sociedad del futuro; concepción que cabe al pie de la letra con las modernas concepciones filosóficas de Bergsson; de las creaciones sucesivas, no de la evolución a lo Spencer, sino de creaciones totales que vienen después de una catástrofe. Después de una catástrofe viene una creación nueva; pero sus gérmenes están preparados dentro de la organización anterior, de manera que esto no es pesimismo, esto simplemente es racional, esto es prudente; la preparación moral del obrero no es imposible y debe hacerse, tiene que hacerse y se podrá hacer dentro del seno de las nuevas organizaciones que prepararán el advenimiento del progreso definitivo del futuro. Tercer punto respecto del cual no hay preparación: la preparación intelectual. La preparación intelectual le falta al obrero. De manera es que si le faltan estas tres preparaciones: la preparación intelectual, la preparación moral y la preparación técnica, es claro que no podrá la sociedad aceptar el bolchevismo, por una razón expuesta también maravillosamente por un gran socialista, ese sí gran teórico, por Bandervilde. Decía él: las sociedades no se suicidan y, por lo mismo, las sociedades no aceptarán la substitución de la burguesía actual por el proletariado en la administración de los intereses industriales, mientras no se convenzan de que moral, intelectual y técnicamente es superior el proletariado a la burguesía, y como no podemos sostener esto, debemos sostener esto, debemos sostener honradamente que podemos aplaudir el bolchevismo para Rusia, para Italia, para Inglaterra y, si se quiere, para Estados Unidos; pero no podemos, sin ponernos fuera de la razón, aplaudir, pedir, abogar por la implantación inmediata del bolchevismo en México. (Aplausos nutridos.) Todo esto he querido decirlo porque ya es tiempo de que los agitadores agitemos honradamente.....(Aplausos.) Pero esto también, señores, los miembros de la Comisión nos impacientamos cuando los conservadores son los más ciegos, los más ciegos del orden social. Hacen aquello que decía Cristo maravillosamente: tener ojos y no ver, tener oídos y no oír. A los conservadores les interesa como medida de salvación, como medida única de salvación, el advenimiento de la reforma agraria; si la reforma agraria no viene en México, viene en México un cataclismo social. (Aplausos.)

El C. Gandarilla: ¿Me permite una interpelación?

El C. secretario Valadez Ramírez, a las 8.52 p.m.: Siendo visible que no hay quórum, se levanta la sesión y se cita, por acuerdo de la Presidencia, para mañana, a las cinco de la tarde.