Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210721 - Número de Diario 80

(L29A1P1eN080F19210721.xml)Núm. Diario:80

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 21 DE JULIO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO 1.- PERÍODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II.- NÚMERO 80

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 21 DE JULIO DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior. Se concede licencia al C. diputado Felipe Carrillo Puerto.

2.- Continúa la discusión de la fracción IX del artículo 46 reformado del proyecto de Ley para el Fraccionamiento de Latifundios. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ARROYO CH., AGUSTÍN

(Asistencia de 131 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 6.10 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veinte de julio de mil novecientos veintiuno.- Período Extraordinario.

"Presidencia del C. Agustín Arroyo Ch.

"En la ciudad de México, a las seis horas y tres minutos de la tarde del veinte de julio de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintisiete ciudadanos diputados.

"Sin debate se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior, así como una solicitud del C. Luis Sánchez de Cima para que se le conceda licencia, sin goce de dietas, por dos meses.

"No había quórum al recogerse la votación pendiente sobre la fracción VIII del artículo 46 reformado del proyecto de ley relativo a fraccionamiento de latifundios. La Secretaría paso lista y después de que declaró que había una asistencia de ciento treinta y seis diputados, se repitió la votación y en esta vez votaron por la afirmativa ochenta y seis representantes y por la negativa cincuenta.

"La fracción aprobada dice:

"Serán castigados con la pena de arresto mayor los latifundistas o sus agentes, los ministros de cualquier culto o los funcionarios y empleados públicos que, abusando de su influencia moral o económica sobre las masas, o del cargo que desempeñan, inciten al desobedecimiento de la presente ley u obstruccionen la reforma agraria por medio de ataques sistemáticos o insidiosos, tanto de palabra como por escrito, contra las autoridades encargadas del reparto o contra los individuos que ejerciten o se preparen a ejercitar el derecho a la tierra consagrado por las leyes agrarias; siempre que con esos ataques se deturpe, anatematice o desconceptúe a unos u otros, ante la pública opinión."

"Votaron por la afirmativa los CC. Aguirre Colorado Fernando, Aguirre Emilio, Alanís Fuentes, Alba Pedro de, Aldaco, Ángeles, Ayala, Barragán Enrique M., Barrera Felipe de la, Borrego, Calderón, Carriedo Méndez, Carrillo Puerto Benjamín, Casas Alatriste, Castillo Enrique del, Castillo Nájera, Castillo Porfirio del, Castrejón, Cerda, Céspedes, Colón, Correa, Damián, Díaz Soto y Gama, Dorantes, Fernández Martínez, Franco Cerqueda, Garza Candelario, Garza Francisco, González Onésimo, González Rafael M., Guerrero Eduardo, Gutiérrez Macedonio B., Gutiérrez Teodomiro T., Guzmán Luis, Guzmán Peláez, Hernández Alvarez, Ibarra, Lechuga, Leyva, López Soto, Llaca, Macías Rubalcaba, Maqueo Castellanos, Martínez Fernando B., Méndez Manuel F., Montes de Oca, Montes Manuel, Munguía Carlos B., Munguía Clemente, Navarro Manuel, Olguín, Ortega Antonio, Ortega José Juan, Ortiz, Paredes, Paz, Peña Francisco de la, Pichardo, Pimentel, Portales, Quiroga, Rama, Ramírez M. Fidel, Ramírez Miguel, Ramos Esquer, Reynoso Díaz, Riva Palacio, Rivera Vicente, Rodríguez Guillermo, Salazar, Salgado, Sánchez Anaya, Saucedo, Sepúlveda, Siurob, Solórzano José Luis, Soto Francisco, Soto José M., Tello Romero, Valverde, Vega Bernardo de la, Velarde, Villegas, Zincúnegui Tercero y Zuno.

"Votaron por la negativa los CC. Acevedo, Aguilera, Alessio Robles, Alonzo Romero, Angulo, Arrioja Isunza, Bravo Betancourt, Castañón, Contreras Adolfo, Chico, Domínguez, Espinosa Luis, Estrada, Gálvez, Gámiz Gandarilla, García Adolfo G., García Rojas, Gómez Carlos, Gómez Cosme D., Hernández Macario, Huerta, Lara G. Rafael, Lomelí, Luquín, Márquez, Mastache, Méndez José, Miramontes, Morales, Padilla, Pino Víctor del, Ramírez Francisco Modesto, Ramírez Luque, Reyes Ignacio C., Reyes Tereso, Rivera Cabrera, Rodríguez López, Sánchez Gilberto, Sánchez Pablo

H., Serrano Gustavo P., Solís, Toro, Valadez Ramírez, Vasconcelos, Vergara y Vicencio.

"Se puso a debate la fracción IX del mismo artículo 46 reformado del proyecto sobre fraccionamiento de latifundios.

"El C. Díaz Soto y Gama, a nombre de las comisiones, se refirió a la obstrucción que en algunos lugares del país se hace al reparto de tierra; leyó un documento e interpeló al C. Francisco Soto, quien contestó.

"Presidencia del C. Jaime A. Solís.

"El C. Vasconcelos usó de la palabra en contra. El orador fue interrumpido por una interpelación del C. Rama, a la que siguió una moción de orden del C. Luis Espinosa.

"El C. Siurob, miembro de las comisiones, habló en apoyo de la fracción a debate.

"El C. Díaz Soto y Gama, así que concluyó el discurso del C. Siurob, gritó desde su curul "¡Viva la Revolución!" y con este motivo la Presidencia le llamó al orden. El C. Díaz Soto y Gama pretendió hacer una moción de orden y el C. presidente, siendo las siete y cincuenta de la noche, declaró que en vista del desorden que reinaba en la Asamblea, se levantada la sesión.

"Luego ocuparon el sillón presidencial, breves instantes, fundándose en que habían sido vicepresidentes en meses anteriores, primero el C. Manrique y después el C. Federico N. Solórzano. El C. Luis Espinosa expresó que él no reconocería validez a la sesión si no continuaba siendo presidida por el ciudadano diputado que reglamentariamente debía hacerlo.

"Presidencia del C. Agustín Arroyo Ch.

"El incidente terminó al ocupar la Presidencia el C. Arroyo Ch., presidente electo para el mes actual, y declarar que en vista del espectáculo poco edificante que estaba dando la Cámara, se levantaba la sesión. Esto ocurrió siendo las ocho de la noche. El propio presidente citó para las once de la mañana del día siguiente a sesión de Colegio Electoral y para las cinco de la tarde a sesión de Cámara de Diputados."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Hay mayoría de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"México, D. F., 10 de julio de 1921.

"H. Cámara de Diputados.- Ciudad.

"Muy apreciables señores:

"Tengo urgente necesidad de ausentarme de esta capital por sesenta días, para hacer una jira al Norte de la República y a mi Estado natal, por lo que encarecidamente suplico a esta H. Cámara me conceda una licencia por este tiempo, a contar del día de mañana, a efecto de que yo pueda realizar los trabajos que debo hacer tanto en el Norte como en el Sur de la República.

"Pido dispensa de trámites.- Respetuosamente, Felipe Carrillo P." (Voces: ¡No! ¡No! ¡En contra! ¡En contra!)

El C. Moreno Jesús Z.: En contra.

El C. Chapa: Pido la palabra para que se lea de nuevo la licencia, no la hemos oído; yo suplico a la Secretaría que hable en voz alta.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"México, D. F., 10 de julio de 1921.

"H. Cámara de Diputados.- Ciudad.

"Muy apreciables señores:

"Tengo urgente necesidad de ausentarme de esta capital por sesenta días, para hacer una jira al Norte de la República y a mi Estado natal, por lo que encarecidamente suplico a esa H. Cámara me conceda una licencia por este tiempo, a contar del día de mañana, a efecto de que yo pueda realizar los trabajos que debo hacer tanto en el Norte como en el Sur de la República.

"Pido dispensa de trámites.- Respetuosamente, Felipe Carrillo P." (Voces: ¡No! ¡No!)

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) Hay mayoría. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse.

El C. Moreno Jesús Z.: En contra.

El C. Alba Pedro: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Moreno Jesús Z.: He pedido la palabra en contra.

El C. presidente: Hará usted uso de la palabra después de que haga la aclaración el señor De Alba.

El C. Alba Pedro de: Honorable Asamblea: En vista de este alboroto, podríamos llamar, que ha suscitado la solicitud del ciudadano diputado Carrillo Puerto, yo me permito subrayar este hecho: el ciudadano Carrillo Puerto no pide licencia con goce de dietas; no hace aclaración ninguna sobre este punto, sino que de antemano se sujeta al fallo de la Asamblea. Así es que yo creo que es injustificado e indebido este alboroto. (Aplausos. Voces: ¡Muy Bien!)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Moreno Jesús Z., en contra.

El C. Moreno Jesús Z.: Honorable Asamblea...

El C. secretario Valadez Ramírez: Se suplica a los ciudadanos diputados que están de pie se sirvan ocupar sus curules.

El C. Moreno Jesús Z.: Honorable Asamblea: Para entrar en el orden de consideraciones que con claridad meridiana sugiere la solicitud de esta licencia, voy a permitirme suplicar, de manera muy atenta, a la Presidencia, se sirvan ordenar a la Secretaría informe a esta Asamblea cuántas licencias ha solicitado el diputado Carrillo Puerto,....(Voces: ¡Ya lo sabemos!) por qué tiempo han sido esas licencias y una vez dado este informe entraré en el orden de consideraciones de esta licencia.

- El mismo C. secretario: De acuerdo con lo solicitado por el ciudadano Moreno Jesús Z., la Secretaría informa a la honorable Asamblea que el ciudadano Felipe Carrillo Puerto ha disfrutado de las siguientes licencias: el 30 de septiembre de 1920, licencia de veinte días; 1o. de noviembre de 1920, prórroga de veinte días; 10 de febrero de 1921, licencia hasta terminar el mes; todo en junto: 54 días con goce de dietas.

El C. Moreno Jesús Z.: He pedido este dato,

señores diputados, porque no sería posible en estos momentos obtener de la Oficialía Mayor de la Cámara la computación por las listas de asistencia que venga a demostrar que el ciudadano Carrillo Puerto, ha dejado de asistir más de setenta días a esta Asamblea, además de los cincuenta días que ha dejado de asistir a las sesiones por licencias, percibiendo siempre el sueldo de la nación. Yo creo, ciudadanos diputados, que difícilmente podríamos encontrar en los anales del Parlamento Mexicano un caso de impudencia política más fuerte que la que ha venido a demostrar aquí el ciudadano Carrillo Puerto. Sin rebozo alguno viene a decir que solicita licencia para ir a hacer política en el Norte y Sur de la República, no obstante que hay un grito constante y clamoroso de que la situación verdaderamente terrible, insostenible e intolerable que prevalece en el Estado de Yucatán, se debe precisamente a la infamia de esos hombres. (Aplausos.) Y, señores diputados, ¿es posible concebir que los que estamos en esta Cámara con el pensamiento en alto y el deseo más vehemente de servir a los intereses de la República, vayamos a darle a uno de los hombres más funestos para la política del país los medios para que vaya a ensangrentar y a producir la desolación y la ruina en el país? (Aplausos.) Pero si estas razones pudieran considerarse de un orden netamente partidarista, yo pregunto: ¿qué razones de orden moral podríamos invocar nosotros para cubrirnos de la responsabilidad de autorizar a uno de los representantes de esta Asamblea para que cobre las dietas, para que cobre más de ciento y tantos días que ha estado en la Representación Nacional, unas veces por licencia y otras por dejar de venir; unas porque se le concede licencia y otras veces porque no asiste a esta Cámara. Yo creo que nosotros tenemos una responsabilidad perfectamente formidable para venir aquí a cumplir el mandato que la investidura proporcionada por los correligionarios nos obliga. Por lo tanto, ciudadanos representantes, yo no sé cómo es posible que vayamos a autorizar que no venga un diputado que tiene el imperativo categórico de venir a cumplir con una misión justa y buena y que una razón verdaderamente de alta consideración que le imposibilita para venir a cumplir sus deberes, pida una licencia; en buena hora que los que se ven incapacitados por causas verdaderamente poderosas tengan la benevolencia de esta Asamblea para que se les exima de venir en un período de tiempo más o menos corto; pero que se continúe con la investidura de diputados para no pararse en esta Asamblea y además pedir la sanción nuestra, la aprobación nuestra para ir a perturbar el resto del país, esto es verdaderamente horroroso. No señores diputados, yo creo que todos los hombres que tengan por delante el cumplimiento del deber, tienen la obligación de rechazar esta licencia y pedir que se llame al suplente del ciudadano Carrillo Puerto si es que quiere dedicar sus actividades a las labores políticas. Estamos viendo día a día que no se puede celebrar sesión de la Cámara porque no hay quórum, porque no hay asistencia bastante y esto lo hacen los que vienen a estas sesiones dejando de venir un día para venir al día siguiente; el hecho cierto es que no hay quórum; y ahora un representante viene a nosotros a decirnos: dadme sesenta días de licencia para ir de Norte a Sur de la República a propagar el bolchevismo. (Aplausos.) Yo no sé por qué algunas veces algunos de mis compañeros, y yo mismo hemos incurrido en esta debilidad, de recibir con amargura los reproches perfectamente justificados que nos hace día a día la prensa de la capital de la República porque no cumplimos con nuestro deber, y a eso vamos a agregar ahora con el mayor desplante, con la más grande falta de pudor, esta licencia: vengo a que se me den sesenta días, no a que se llame a mi suplente, como lo haría cualquiera persona que tuviera la noción de lo que es delicadeza política, para que éste viniera a ocupar el sital que yo abandono para dedicarme a asuntos ajenos a la Representación Nacional. En esta virtud, señores diputados, yo creo que lo justo y lo debido es que rechacemos esta licencia y que el trámite que debe darse es que se llame al suplente. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Bolio Edmundo.

El C. Bolio Edmundo: Ciudadanos diputados: He pedido la palabra para hacer una breve exposición de motivos en defensa de la solicitud presentada por el ciudadano Felipe Carrillo Puerto... (Siseos.)

En el Estado de Yucatán de un tiempo a esta parte se han venido desarrollando acontecimientos más o menos criminales, más o menos lamentables, más o menos abracadabrantes, más o menos....

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Espeluznantes!

El C. Bolio, continuando: ....espeluznantes, como dice el compañero Manrique, que no son otra cosa que la consecuencia lógica, que la consecuencia final, ineludible, de la lucha entablada entre los elementos de fe inquebrantable, de férrea voluntad que propugnan día con día para levantar a las clases desheredadas y colocarlas en un nivel social y moral bien equilibrado, (Aplausos. Siseos.) en contra de los elementos retardatarios que pugnan igualmente por conservar todos los infames intereses creados y toda la opresión necesaria que siempre ha sido para oprimir a los irredentos que el Partido Socialista quiere levantar a una categoría de emancipación. En ese sentido, ciudadanos diputados, en Yucatán, desde entonces, se ha entablado una lucha formidable, desigual, entre todos los elementos y en esa lucha entablada han caído en la caliente arena de la brega muchas, muchas víctimas, innumerables víctimas de que ya ha dado cuenta la prensa de esta capital por medio de sus corresponsales, y esas víctimas precisamente son miembros del Partido Socialista cuyos nombres han sido consignados, y son el compañero Florencio Ávila Castillo y el compañero Moguel y muchos otros que infame y arteramente han sido asesinados en plena casa y en plena calle pública; esta lucha, ciudadanos diputados, que desde antaño viene verdaderamente ensangrentado el suelo yucateco, esta lucha que ha venido....

El C. Moreno Jesús Z., interrumpiendo: ¿Permite una interpelación?

El C. Bolio, continuando: ....que ha venido a enfrentarse con todos aquellos que propugnan igualmente, como antes dije, para conservar toda

su fuerza moral, toda su fuerza económica, para no dejar que las cosas pasen a favor del proletariado; en esta lucha y en este choque de ideas; en este choque de pasiones que allá, día a día, se han estado verificando fuertemente, han caído, como antes dije, víctimas de las pasiones y víctimas de todos los acaudalados que han ido empujando a los enemigos del Partido Socialista para conseguir todos los intereses que pudieran aportar después de esta lucha. El ciudadano Felipe Carrillo Puerto, que es el jefe nato de ese Partido Socialista del Sureste, ha tenido en diversas ocasiones necesidad de estar al frente de ese Partido por llamado de todos sus correligionarios, por llamado de todos los elementos que componen ese Partido, y si es que el ciudadano Felipe Carrillo va, si es que el ciudadano Felipe Carrillo Puerto ha condescendido con ir allá hasta el Estado de Yucatán para establecer un equilibrio entre todas las clases sociales, es porque Felipe Carrillo ya no es un hombre, es una bandera para el socialismo yucateco. (Voces: ¡Huy! ¡Huy!) El ciudadano Felipe Carrillo Puerto que ha pedido nuevamente licencia para ir a ponerse al frente de los miembros del Partido Socialista, lo ha hecho, señores, por la consecuencia legítima que tiene de respetar a esta Asamblea, respetarla en todas las ocasiones, porque no ha hecho lo que muchos diputados, abandonar los curules sin miramiento de ninguna clase, sin el respeto que le debe ella misma. Y aquí si en otras ocasiones se ha concedido la licencia, ha sido por aquiescencia de esa misma Asamblea, y entonces él no tiene la culpa de haber abandonado su curul y si en esta ocasión se le negare, necesariamente tendría que ir allá, porque le exigen esto deberes más sagrados, para responder en la lucha social que se ha entablado. Así pues, ciudadanos diputados, en apoyo de esta solicitud y teniendo en cuenta que los señores diputados tienen que desarrollar un doble papel en esta Representación Nacional, no simplemente de legisladores sino también de representes del pueblo, que deben acudir al llamado de ese mismo pueblo cuando necesita de sus energías y necesita de su presencia para subsanar algunas dificultades, yo pido con todo respeto que votéis de conformidad con el Reglamento de esta honorable Cámara, que nos rige, que votéis a favor de esta petición de licencia. (Aplausos. Siseos.)

El C. Moreno Jesús Z.: ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. Bolio: Con todo gusto, siempre que no sea personal.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Moreno para interpelar.

El C. Moreno Jesús Z.: Su señoría acaba de manifestar que entre las víctimas socialistas que últimamente se han hecho en Yucatán se cuenta el periodista Ávila Castillo. ¿Quiere contestarme su señoría si sabe que ese periodista fue asesinado por un familiar del señor Carrillo Puerto? (Murmullos.)....Para decir el nombre.

El C. Bolio: Para contestar la interpelación que me hace el ciudadano Z. Moreno....

El C. Moreno Jesús Z., interrumpiendo: Jesús... (Risas.)

El C. Bolio, continuando: Jesús Z. Moreno, indudablemente tendrá que recordar el ciudadano Z. Moreno, a su excelencia el señor Jesús....(Risas.)... El ciudadano y compañero, el señor Jesús Z. Moreno me hace la interpelación siguiente: que si sé a punto fijo quién fue el asesino de nuestro inolvidable compañero el señor periodista Florencio Ávila Castillo. Alejados como estamos nosotros en estos momentos la Diputación de Yucatán....(Voces: ¡Huy! ¡Huy! Murmullos.)....Allá voy, señores. Alejada como está la diputación yucateca de la lucha que en estos momentos se entabla en Yucatán y no estando interiorizados en pormenores del crimen alevoso que se cometió en contra de nuestro compañero, no puedo responder, por que no puedo hacerme cómplice en señalar a determinada persona; pero si el compañero Moreno sabe a punto fijo, con datos precisos, quién es el asesino de Florencio Ávila Castillo, entonces haga requisitoria y ocurra a los tribunales competentes...(Aplausos. Murmullos.)

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Moreno.

El C. Moreno Jesús Z.: Al hacer la interpelación que hice a su señoría el diputado Bolio, fue porque teniendo la convicción de que estando íntimamente relacionado con la política de Yucatán y sabiendo que recientemente salió de la ciudad de Mérida un grupo de periodistas con el objeto de ver al presidente de la República y pedir garantías, a que con justo título tienen derecho, el ciudadano Bolio creí que estaba interiorizado y sabía que la opinión unánime de esta delegación es que un familiar del señor Carrillo Puerto, que ocupa el puesto de tesorero general de Yucatán, fue el instigador de este crimen y así lo han declarado públicamente.

El C. González y González: Para una interpelación al ciudadano Moreno, ¿se me concede la palabra?

El C. presidente: Si lo permite el C. Z. Moreno.

El C. Moreno: Sí, señor....(Aplausos.)

El C. González y González: Quiero que me haga el favor de decirme el señor Jesús Z. Moreno si tiene alguna relación el crimen cometido en la persona del periodista Florencio Ávila Castillo con la licencia que solicita el ciudadano Carrillo Puerto. (Voces: ¡Sí! Desorden. Campanilla.)

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra.

El C. Bolio: Ciudadanos diputados: La segunda interpelación... (Desorden. Campanilla.)

El C. Moreno: Pido la palabra para contestar.

El C. Bolio: Ciudadanos diputados: La segunda interpelación... (Murmullos. Campanilla.) La segunda interpelación que el ciudadano y compañero Jesús Z. Moreno se ha servido dirigirme, puede contestarla de la siguiente manera, precisamente en apoyo de la solicitud que presenta el ciudadano Felipe Carrillo Puerto. El ciudadano Felipe Carrillo, enterado de toda esa madeja que se está tramando en contra de sus familiares para presentarlos como criminales, para presentarlos como hombres que están haciendo todo lo posible, hasta ensangrentar sus manos, para crearse el poder público, después del poder político, para poder hacer de las suyas, precisamente él, como hombre

que, - quiérase o no se quiera, en honrado,- ha ido violentamente a Yucatán, y tenga entendida la Asamblea, y emplazo a ella misma para que me dé la razón, de que si uno de los familiares del señor Carrillo Puerto, X o Z, o no uno de los familiares, uno cualquiera del Partido Socialista, ha asesinado al señor Ávila Castillo o al señor Moguel o a otros muchos, tengan entendido que él hará justicia, ténganlo entendido. El pedirá que se haga justicia y entonces me darán la razón. Así es que yo los emplazo y emplazo al ciudadano Moreno para que se dé cuenta de ello. (Voces: ¿Qué autoridad es para hacer justicia?) Pedir que se haga justicia.

El C. Moreno: Pido la palabra para contestar al ciudadano Bolio. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Bolio: ¿No habrá otra interpelación, señor Z?

El C. Moreno: Me llamo Jesús. (Risas. Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Borrego.

El C. Borrego: Yo no he pedido la palabra en contra, señor presidente.

El C. presidente: Cuando se presentó la licencia, la Presidencia oyó claramente que el ciudadano Borrego gritaba: "pido la palabra en contra" y por esto lo inscribió en el contra.

El C. Borrego: Creyó usted oír, porque no he tenido el honor de solicitar la palabra. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: (Murmullos.) Los murmullos de la Asamblea no me sorprenden, pero sí me desagradan, no por mí, jamás he tenido miedo a los murmullos, porque soy de madera de luchador y más que de luchador de demagogo; de manera que los murmullos me estimulan, me alientan, y si en esta vez me desagradan es porque creo que la Cámara se ha puesto fuera del tono que corresponde en estos momentos a sus representantes. (Voces: ¡Viva la Revolución!) Estamos, evidentemente, en el momento álgido de nuestra labor parlamentaria, es un momento en que tenemos que atacar unidos, en común y por medio de una obra de conjunto la obra legisladora de la revolución; es el momento en que es torpe, eminentemente torpe provocar diferencias y levantar tempestades pasionales; esas tempestades pasionales se explicaban perfectamente durante el período de la discusión de credenciales; se explican perfectamente tratándose de una discusión de principios; no se explica el tratar de ahondar divisiones entre grupos, que de cualquier manera que sea tienen afinidades, en un momento en que de lo que se trata es de que todos los diputados, cualquiera que sea su filiación política, siempre que esa filiación sea revolucionaria, deben de colaborar a la obra común que no es otra que la obra de reconstrucción legislativa, la obra de la nueva legalidad, la creación de la legalidad revolucionaria, la legalidad revolucionaria que convierta a la revolución en Gobierno y en institución legislativa. Es imposible negar, señores diputados, que en nuestro país están obrando tres o cuatro tendencias diversas; hay que ver el asunto con serenidad y por eso dije yo que la Asamblea se había colocado, o parte de ella, fuera de tono. ¿Quién niega que en este momento en nuestro país se debaten cuatro tendencias diversas? Es perfectamente fácil clasificarlas y definirlas: la tendencia liberal clásica que viene a ser la tenencia conservadora actual, la tendencia de los defensores impertérritos de la Constitución de 57; esta tendencia liberal clásica está hoy representada por la burguesía, la burguesía se ha parapetado hoy, y el clero mismo, en la Constitución de 57. Estoy diciendo axiomas; estoy sentando verdades axiomáticas. El mismo "Excélsior", órgano furibundo y torpe por cierto, de la reacción, se cataloga dentro de los defensores de la Constitución de 57, se parapeta en la viejísima, caduca y tonta Constitución de 57; la Constitución de 57 es hoy por hoy la bandera de la reacción. Primera tendencia. ¿Esa tendencia tiene derecho a exteriorizarse y a manifestarse? Evidentemente que sí, la prueba de ello es que vive "Excélsior", como representante del pasado, pero vive, tiene derecho a vivir. La otra tendencia es la liberal radical, llamémosla así, la liberal que se ha puesto al lado de la Constitución de 57 que quiere vivir con su época, que hace esfuerzos desesperados por vivir con su época. En concepto de nosotros, los más avanzados, no lo consiguen; pero, en fin, busca esa tendencia, un modus vivendi, una adaptación al medio, es el último fuego, el desesperado fuego del liberalismo, es algo semejante al grito de desesperación, al grito elocuente del famoso orador español....no recuerdo su nombre.... (Voces: ¿Cánovas? ¿Canalejas? ¿Salmerón?) No, bueno....pssh....un orador español, que ¿cómo se llama?....Bien, un orador español que en reciente discurso que publicó la prensa de México íntegro, hace un esfuerzo supremo por encontrar la fórmula liberal dentro del liberalismo, un liberalismo que comprenda más o menos los propósitos socialistas... esa fórmula liberal vieja, pero muy recomendable, pero que yo creo que tendrá que traducirse en un fracaso y es la fórmula que pretende seguir el Partido Liberal Constitucionalista. El partido Liberal Constitucionalista está representando una especie de transacción, un intermedio entre la idea liberal y la socialista un totum revolutum, una mesa revuelta, un hibridismo de ideas; pero, en fin, hay personas que tienen miedo a dejar de llamarse liberales y yo respeto ese miedo, respeto esas timideces, no estoy atacando francamente al Pélece ni a ninguno de sus miembros, estoy haciendo el análisis de cómo entiendo la psicología del Partido Liberal Constitucionalista; es un partido liberal, es decir, es un partido político que todavía no quiere creer que el liberalismo es cosa muerta y que todavía se aferra a esa bandera caduca; pero en fin, es una tendencia muy diversa de la liberal clásica; es una tendencia que casi casi apoya todos los postulados de la Constitución de 17; casi apoya el 27, es decir, apoya el 27 francamente, lo confieso con honradez. Evidentemente que el Partido Liberal Constitucionalista apoya el agrarismo; casi casi sostiene el 123, digo casi casi porque todavía no define si el 123 reforma o modifica el artículo 4o. de la Constitución, todavía hay en eso una pequeña anarquía intelectual muy visible dentro del P. L. C.

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¡Bueno! ¿Y Carrillo Puerto?

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Voy allá precisamente allá voy. Con que esa tendencia es la liberal evolucionista, la que pudiéramos llamar la tendencia liberal radical. Hay otra tendencia: la tendencia agrarista que por espíritu práctico y por no abarcar demasiado se ha consagrado a sacar de la revolución aquello que, según esa tendencia, es la médula de la revolución, o sea el agrarismo; especializada su tenencia, y no creyendo en una violenta transformación obrera, se conforma con hacer una realidad, a pesar de todos los obstáculos de la reforma agraria. Viene después la cuarta tendencia, la tendencia francamente socialista, la que quiere reformar la actual legalidad, la que firmemente quiere derogar o reformar el artículo 4o. constitucional; la que firmemente quiere borrar de la Constitución esas palabras burguesas de libertad de industria y de comercio, que no han servido más que de parapeto a las tendencias absorbentes y explotadoras de la burguesía. Esa tendencia socialista, que cualquiera sabe lo que es socialismo, la puede definir así: una tendencia que tendrá francamente aberraciones para los liberales, que será alarmante en grado sumo y peligroso por excelencia para los burgueses, que será perjudicial y criminal para los empeñados en sostener intereses creados; perfectamente, pero es una tendencia de numerosos grupos mexicanos, no sólo es una tendencia social, sino de la época por el Partido Socialista del Sureste; de manera que es absurdo creer que esa tendencia no existe y que no esté representada en el Parlamento. ¿Qué cosa es el Parlamento? ¿no es una lucha de tendencias...?

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¿Qué hay de la licencia de Carrillo Puerto?

El C. Díaz Soto y Gama: Allá voy, señor Gandarillas.

El C. Gandarilla: Soy Gandarilla.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Muy bien, señor; son cuatro tendencias, le ruego refrene su impaciencia. Muy bien; de modo que son cuatro tendencias en pugna dentro de la Cámara. ¿Quiénes representan la tendencia del 57? La tendencia venerable y antigua está representada por el señor don Norberto Domínguez, por el ex jefe político de Hidalgo, doctor Gómez; el señor Sánchez, venerable patriarca de la época pasada...(Risas.)

El C. Sánchez, interrumpiendo: ¿Y es usted joven? ¡Ya estará, joven!

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: ... que cada vez que se habla de derecho nuevo se impacienta...

El C. Sánchez, interrumpiendo: Conozco mejor el derecho que usted.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: ...que en cuanto oye hablar de derecho nuevo, mejor dicho, no entiende, no sabe el derecho, porque quiere aquél que estudió, allá, cuando quizá no se enseñaba la instrucción cívica...

El C. Sánchez, interrumpiendo: La conozco mejor que usted.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: ...si es que en aquella época se enseñaba instrucción cívica, lo ignoro...

El C. Sánchez, interrumpiendo: Usted no la conoce.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Pero procuro evolucionar, soy viejo, pero con el alma joven.

El C. Sánchez, interrumpiendo: ¡Y loco!

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Soy loco, pero usted es tonto. (Risas. Aplausos.) Con qué la tendencia liberal clásica tendrá aquí contados, cuatro o cinco representantes, pero está representada y oímos con paciencia esos ecos de ultratumba con toda paciencia. Los vemos hasta con simpatía, porque nos recuerdan a nuestros padres, a nuestros abuelos... (Aplausos.) Yo sueño en estos momentos con los hombres del 57, con la epopeya de la Reforma, con la tragedia hermosa de la intervención, etcétera, etcétera. Muy bien; respetamos y admitimos a los representantes. La tendencia liberal avanza, la tendencia radical tiene sus representantes y está evolucionando día a día y está en plena crisis y tiene la necesidad de elaboración de un nuevo programa y están honradamente pugnando por ponerse a la altura de la época. Es la tendencia de lo que podría llamarse mayoría artificial, vacilante, voluble o dudosa de la Cámara, es el P. L. C., ¿verdad? La tendencia agrarista, pues, está muy mal representada por los cuantos agraristas de la Cámara, es la tendencia que surgió en el glorioso Estado de Morelos, una tendencia de especialización que sacrifica toda su idea fija, a su obsesión, a su trabajo de especialización. Viene la cuarta tendencia, la francamente socialista, representada también por miembros, quizá no de toda la cultura intelectual que es de pedirse en los propugnadores de una idea nueva; embrionaria la tendencia en el sentido ideológico, formidable en el sentido de empuje, formidable también por estar alojada en cerebros de gente tropical, en cerebros de yucatecos, que es, como si dijéramos, en cerebros que reciben emanaciones de radio, de dinamita o de explosivos tropicales; pero de cualquier manera existe y debemos respetarla como tendencia nacional, enteramente nacional. La tendencia socialista, la tendencia que está representada por varias ramas del Partido Socialista del Sureste, Confederación Regional Obrera o Partido Laborista... (Murmullos. Voces: ¡No! ¡No!) ¡Cómo no! Grupos socialistas esporádicamente distribuidos por el país, todavía no reunidos en un haz compacto, pero que procuran abrirse paso en la Cámara y en la actuación nacional y que de hecho se abrirán paso por medio de brotes, esos brotes fueron los diputados yucatecos, entre otros; esos brotes no pudieron llegar a sembrarse aquí en el caso, por ejemplo, del diputado Morones; pero no es una tendencia nueva que existe. Relacionando esta exposición serena con el caso tenemos que convenir en que es obligatorio para todo hombre consciente, aun para el señor Domínguez, que es atrasado; aun para el señor Sánchez, que no es el loco ni es tonto, pero que sí es antiguo. (Risas.) Para todo individuo, pero especialmente para el de criterio liberal, esto quiere decir liberal clásico, si es que liberales quieren llamarse, deben admitir aquí la representación de todas las tendencias. Y es obligatorio para todo hombre culto saber que entre todos los miembros de un partido, el que más derecho tiene a estar representado en una Representación Nacional

genuina, el que forzosamente debe estar representado en un verdadero parlamento es el presidente de ese partido. En Europa no se concebiría que el partido de la extrema izquierda no tuviera una representación en la Cámara, que el de las derechas, el borbonismo, el legalismo, el legitivismo, no tuviera un representante. En este país sería absurdo que la nueva tendencia, el nuevo brote no tuviera su representante, y el más genuino representante de las masas populares es el señor Felipe Carrillo Puerto seguramente. El presidente por su fuerza representativa - no estoy hablando de su cultura, ni de su potencia oratoria -, sino que digo que por su fuerza representativa, repito, es el hombre que tiene más derecho en la Cámara de estar aquí, de representar el socialismo. Muy bien. ¿Cuáles son las funciones y obligaciones de los presidentes de un partido? Establezcamos esta premisa o este punto de partida: Todo presidente de un partido serio debe estar representado en el Parlamento, punto indispensable, con sus defectos, con sus deficiencias, con sus poquedades morales, intelectuales u oratorias; debe estar representado. Segundo punto que vamos a aclarar: ¿cuáles son las funciones y obligaciones especiales de los presidentes de partido? En todo caso múltiples, mucho más numerosas, mucho más complicadas que la de un miembro vulgar de ese partido. ¿Qué de extraño tiene que Felipe Carrillo, presidente del Partido Socialista de Yucatán, tenga que hacer viajes frecuentes a su Estado, a sus Estados, digámoslo así, a Campeche, a Yucatán, a Tabasco, a los Estados clásicamente socialistas, donde hierve lo que nosotros llamamos el santo empuje socialista, donde diría Alonzo Romero, está la hidra socialista de las cabezas sangrientas, etcétera, etcétera? ¿qué de extraño tiene que Felipe Carrillo Puerto obre como presidente de partido atendiendo a los intereses del partido que representa? Por eso decía que la Cámara estaba fuera de tono absolutamente.

Yo no me opondré a que el próximo presidente del Partido Liberal Constitucionalista, Martínez de Escobar, pida cada mes o cada dos meses licencias de todo el tiempo que quiera para las necesidades de su partido. Yo mismo, presidente del Partido Agrarista, tendré que pedir licencia a esta Cámara para atender a los compromisos múltiples que tengo; me han invitado a La Laguna, me han invitado a Veracruz; tengo compromisos en mi Estado natal, tengo compromisos en el Norte, en el Sur, en el Oriente, en el Poniente y en el Centro de la República...(Risas.) No he podido, no he podido cumplir esos compromisos, porque mi compromiso esencial, dada la carencia de agraristas entusiastas en esta Cámara, porque hay mucha pasividad en el agrarismo de esta Cámara, dado que en esta Cámara sólo nos hemos ocupado honda e intensamente, poniendo toda nuestra personalidad al servicio de la causa agrarista, no hemos habido más que dos personas, Siurob y yo, yo tenía que atender al compromiso agrarista, al compromiso de sacar la Ley Agraria; por esto no me he ausentado de esta Cámara y mucho menos ahora; pero cuando vayamos a discutir aquello que no entiendo o que no quiero entender, instituciones de crédito, detalles de la Ley del Petróleo, cuestiones de militarismo, etcétera, etcétera, yo me alejaré de la Cámara y creo que la Cámara tendrá la honradez de permitirme que yo haga la propaganda de mi partido y no creo que el Partido Liberal Constitucionalista cometa entonces la infamia, si es que tiene la mayoría, de negar un permiso al presidente del Partido Liberal Agrarista, o del Partido Socialista Democrático, como nosotros no nos negaríamos a que Martínez de Escobar o el compañero Siurob o cualquier otro miembro del Pélece pida permiso diciendo francamente que es para ir a hacer una jira, por ejemplo, electoral a Coahuila. La función del político militante es doble dentro de la Cámara y fuera de la Cámara. ¿Por qué? Porque la Cámara no es más que un trasunto de la opinión popular, de la ola de fuera. Pues es el caso de Carrillo Puerto, señores. Dicho sin argucias y con una expresión serena: la obra de Felipe Carrillo Puerto, mala o buena, la juzgará Yucatán, la juzgará la República, ¿pero qué tiene que ver que la obra sea buena o mala con la licencia que solicita? Si mañana solicitara Alonzo Romero una licencia, que es el antagonista en Yucatán de Carrillo Puerto, yo sería el primero en darle el permiso y no por esto dejaría de censurar o de atacar la obra del doctor Romero, me reservaba el derecho de censurarlo; pero si lo considero jefe de un grupo, tengo la obligación moral, de honradez, de permitirle que vaya a defender su grupo. ¿Por qué se quiere, pues, descabezar al grupo socialista, por qué se quiere decapitar al Partido Socialista de Yucatán, cuando la actuación de Carrillo Puerto es más beneficiosa allá que aquí? Felipe Carrillo Puerto aquí no puede hacer otra cosa que hacer lo que ha hecho: estar dando instrucciones a los miembros de la Diputación de Yucatán, ponerse en contacto con el grupo agrarista, con lo que tenga de afín, etcétera, etcétera; impulsar al Partido Social Demócrata; pero sus funciones no eran de una actividad extraordinaria, por una razón muy sencilla: porque Felipe Carrillo no es orador. Por eso su actuación ha sido aquí casi nula; pero ¿cuántas actuaciones de cuántos señores diputados son nulas, o cuántas son nulas o casi nulas o totalmente nulas? Quiere decir que si hemos de ser lógicos, debemos admitir como conclusión que existe en el país una tendencia socialista, buena o mala, pero apoyada por grandes masas populares, o por pequeñas, o por medianas, pero existe la tendencia. La Cámara Popular se vio obligada a admitir en su seno representantes de esa tendencia; el más genuino, el más representativo de los hombres que vinieron a encarar esa tendencia, o uno de los más representativos no quiero extremar el término, es Felipe Carrillo Puerto. Felipe Carrillo Puerto con esa fuerte representación, con una presidencia de su partido necesita ir a atender los intereses de ese partido amenazados en una pugna a muerte. Felipe Carrillo Puerto, con el mismo derecho que el jefe del grupo opuesto, doctor Alonzo Romero, tiene derecho a alejarse cada vez que los intereses de su partido lo exijan, a trabajar en defensa de ese partido. Lo contrario sería abandonar a su partido y abandonarlo en el momento de peligro, y como la situación de Yucatán es crítica, quiero conceder que es una tragedia, admito que es una pugna a muerte, ya lo he dicho, razón de más para

que los jefes de grupo estén allá si quieren estar; ¿pero va a permitir Felipe Carrillo Puerto que se asesine, que se mate a, los miembros prominentes o no prominentes del partido sin ir a ayudarlos?, ¿o va a permitir que se desorganice el Partido Socialista? Su lugar está allá más que aquí... (Voces: ¡Que se vaya!) ¿Pide goce de dietas? No, señores; pide permiso porque considera que su deber de socialista lo autoriza, lo obliga, mejor dicho, a atender de preferencia los intereses populares que los intereses contenidos en este Parlamento, que no es más que el reflejo de la opinión popular. Prefiere él la acción directa en el terreno de los acontecimientos, a la acción representativa en el seno de esta Cámara; creo que he sido bastante claro y sereno. Yo pido que lo mismo que mañana se le permita a Martínez de Escobar hacer una jira, como entiendo que ya se le ha concedido a Novelo en el Senado, se le permita a Alonzo Romero, como se me permita a mí o al ciudadano Siurob y a cualquier miembro del Partido Liberal Constitucionalista, por esto pido que hoy se le permita al ciudadano Felipe Carrillo Puerto como se lo piden sus coterráneos y sus correligionarios en Yucatán. Es todo lo que pide al grupo Social Demócrata y es todo lo que tiene que conceder la Asamblea. No estamos juzgando, compañero Z. Moreno, juzgando la obra de Carrillo Puerto; estamos considerando el derecho y la obligación que tiene de cumplir con sus deberes como presidente de un partido militante con representación en la Cámara. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Espinosa Luis.

El C. Espinosa Luis: Ruego a la Secretaría que tenga la bondad de informar a la Asamblea cuántas licencias se le han concedido... (Voces: ¡Ya lo sabemos!)

El C. secretario Valadez Ramírez: La Secretaría informa al compañero Espinosa, que se le han concedido al compañero tres licencias, en conjunto 54 días.

El C. Espinosa Luis: Ciudadanos diputados: No voy a oponerme a la licencia que solicita el ciudadano Felipe Carrillo Puerto por razones de índole política, de política de grupo; voy a oponerme por lo que significa dentro del concepto moral.

Es muy cierto que la labor personal del ciudadano Carrillo Puerto en esta Cámara es igual a cero. Esto no necesitaría yo confesarlo porque ya lo dijo con toda sinceridad el ciudadano Soto y Gama; claro está que no es suya la culpa; la culpa es de los yucatecos que se fijaron en él para que viniese a representarlos en este Parlamento. (Aplausos.)

El ciudadano Felipe Carrillo presenta la solicitud de licencia después de diez días de haberse marchado, y como esta es una burla sangrienta a todos los compañeros, vengo a oponerme a que sea concedida.

Desde luego, señores diputados, hoy que tener presente que la opinión pública clama en contra de esta XXIX Legislatura y en el fondo, yo lo confieso con todo valor, tiene, en gran parte, razón.

No solamente vienen aquí compañeros que no tienen ni la más confusa idea de lo que debe ser un diputado, un representante fiel de los intereses de los ciudadanos del distrito que los manda a esta Cámara de Diputados. Ya lo dije en otra ocasión: dentro del fracaso de democracia que hemos experimentado a través de once años de revolución, revolución hecha esencialmente para conquistar la libertad de sufragio, todos hemos visto que esta libertad ha naufragado lastimosamente, azotada por los vaivenes del mar encrespado de la política mexicana, tan falsa, tan tornadiza y tan desleal. (Aplausos.) Muchos ciudadanos ambiciosos del honrosísimo título de representantes del pueblo, se lanzan como candidatos en distritos donde casi nadie los conoce, y como el pueblo está decepcionado de la efectividad del sufragio, no sostiene como candidatos a los hombres que le merecen toda su confianza, sino que pasiva y resignadamente acepta a los dos o tres que, más audaces o más cínicos, se atreven a autopostularse, para venir después a defraudar los intereses de sus representados. (Aplausos.)

Y estos individuos que se autopostulan, aprovechándose del permiso y de la indiferiencia de las clases populares, no representan intereses sociales de ninguna naturaleza; no representan ideales revolucionarios ni convicciones políticas; representan única y exclusivamente, la ambición por el fuero, el deseo de sentarse plácidamente en estos escaños para ser los eternos "perros mudos", y la avaricia para ir con toda puntualidad el día de decena a la Tesorería del Congreso. (Aplausos.)

Yo considero, señores compañeros, muy poco honrado, y más que muy poco honrado nada político, ser jefe de un grupo y venir ante esta Asamblea, cuando no se tienen facultades de ninguna naturaleza para desempeñar a conciencia y con dignidad el puesto de diputado.

Sería una ofensa muy grande para los yucatecos pensar que no había más capacitado que Felipe Carrillo Puerto para venir a representar los intereses del proletariado yucateco dentro de esta Asamblea. ¡Sí los hay! ¡Vaya si los hay! Yo conozco demasiado la península y puedo decirlo: Yucatán puede enorgullecerse de ser la avanzada de la civilización de México, porque en proporción al número de los habitantes que tiene Yucatán, y principalmente Mérida, es la región de la República más civilizada; es allí donde existen los hombres más cultos; han ido a abrevar en las fuentes del saber que hay en Europa y en los Estados Unidos.

Yo no hago la ofensa al pueblo yucateco de creer que no tiene hombres más capaces que Felipe Carrillo Puerto para ser representado dignamente. En la XXVIII Legislatura tuvimos a un José Castillo Torre, que es honra de la elocuencia y de las letras yucatecas. Ahora no tenemos en esta Asamblea - y lo digo con toda franqueza - más que a muy buenos compañeros yucatecos; sobresaliendo por encima de ellos por su talento, por su virilidad, por su empuje y por su honradez política, el doctor Alonzo Romero. (Aplausos.)

¡Qué triste espectáculo, señores compañeros, cuando se ve aquí al señalando como el más representativo del socialismo de Yucatán, mudo como una esfinge impenetrable, como una pirámide, y misterioso como las estatuas del silencio que están dentro de los claro - obscuros de los museos, sin que se sepa

lo que ellas representan, sin que se sepa lo que ellas significan.

Felipe Carrillo Puerto es algo así como un monolito asiático - mexicano, representante de su raza, por lo que hace al aspecto físico, pero en manera alguna por lo que hace al aspecto intelectual del tipo yucateco; por esto, señores compañeros, yo me asombro cuando oigo que titulan a Felipe Carrillo Puerto el César Rojo de la península.

Los que hemos estado en Yucatán, los que conocemos la organización de las clases laborantes de aquel Estado, sabemos que Carrillo Puerto no ha sido el organizador de esas clases laborantes. En Yucatán es donde existen las clases trabajadoras verdaderamente organizadas, con un sistema que pudiera servir de modelo a las clases trabajadoras de la República. En Yucatán existe la organización obrera, pero esa organización no se debe en manera alguna a Felipe Carrillo Puerto. (Una voz: ¿A quién?) Al general Salvador Alvarado, en honor de la verdad.

Señores: si Felipe Carrillo Puerto no reúne las condiciones bastantes para ser aquí un elemento capaz de desarrollar una lucha intensa en pro de los intereses del proletariado que él dice representar, ¿por qué entonces no vino en su lugar un individuo perfectamente capacitado para desarrollar esta labor? Ya lo sabemos todos: porque Felipe Carrillo Puerto, como un pulpo de cien tentáculos, ha absorbido toda la fuerza política de Yucatán por medio del nepotismo más odioso; ha colocado a todos sus parientes en los puestos principales de la administración pública, y en el Estado de Yucatán se debate dentro de una forma de Gobierno tan odiosa como que el pueblo ha perdido su libertad; es así como me explico la presencia de Carrillo en esta Cámara y de los demás diputados por Yucatán, excepción hecha de Alonzo Romero, que mientras sus partidarios se disputaban el triunfo por medio del voto en las casillas electorales, muchos de sus compañeros se batían heroicamente en las trincheras; por eso los otros, los demás no podían ser otra cosa que un producto genuino del tristísimo estado político en que se encuentra Yucatán bajo el nepotismo de los Carrillo. Esta es la explicación que me doy de la presencia en esta Asamblea de Felipe Carrillo Puerto.

Hagamos a un lado toda esta clase de consideraciones y entremos a otras: ¿Qué concepto os merece el diputado que se va desdeñosamente y os manda su solicitud de licencia diez días después de haberse marchado? ¡El ya se fue, demostrando que no necesita para nada el permiso vuestro! ¿Por qué? Porque Felipe Carrillo tiene una noción errónea y absurda del respeto a los demás, del deber para consigo mismo: Felipe Carrillo es omnímodo en Yuacatán, y cree que lo mismo puede ser en esta Asamblea. Es el fondo moral de este asunto el que debe obligarnos a negar esta licencia.

Nosotros, queramos o no, somos los únicos responsables de los trabajos que se hagan en este Parlamento; nosotros y nada más que nosotros seremos los únicos responsables de lo que se deje de hacer; nosotros nada más seremos también los responsables por las leyes que no se expidan, buenas o malas. ¿Y cómo va a trabajarse, señores compañeros, si muchos de los nuestros en lugar de venir aquí a desempeñar sus funciones de diputados, no hacen más que politiquear en sus respectivos distritos o Estados?

Esto, señores, no se compadece con la conducta correcta del funcionario que tiene contraida una obligación como la que tenemos nosotros con nuestros comitentes. Nuestros representados se han fijado en nosotros porque nos han creído con esfuerzo bastante, con voluntad bastante para laborar, para forjar leyes en pro de los intereses de ellos mismos. ¿Y cómo va a ser posible que pueda ser un buen diputado aquel que es jefe de partido, que está completamente entregado a las labores de organización y de propaganda política, en vez de estar dedicado al estudio y elaboración de las leyes? Esto, señores, es una aberración que sólo podría sostener el ciudadano Soto Y Gama en esa tribuna, como lo ha hecho, por verdadero compadrazgo.

Fijaos bien: ¿qué dirá la opinión pública de nosotros si concedemos la licencia que solicita el ciudadano Felipe Carrillo Puerto, después de las cuatro que ya le han concedido vuestras señorías, licencias todas ellas con goce de sueldo, según ha manifestado la Secretaría? ¿Qué, acaso no tiene mucho de particular que después de tantas prerrogativas venga hoy a pedir una nueva licencia con o sin goce del sueldo? Esto no es justo ni es decoroso.

Yo hubiera aplaudido a Felipe Carrillo Puerto si cuando pidió su primera licencia la hubiera pedido sin goce de sueldo y hubiera manifestado que se llamara a su suplente, porque de esa manera el distrito que representa en esta Asamblea no hubiera carecido ni un solo momento de representante y hubiera habido quien velara por sus intereses.

El distrito que representa Carrillo Puerto ha estado desierto casi todo el año por culpa del mismo Carrillo Puerto. Después que he demostrado la inmoralidad que esta solicitud significa, después que se ha dicho en ella de una manera franca que Felipe Carrillo Puerto atravesará la República de Norte a Sur, tal como si fuera agente de una sombrerería que anuncia que: "De Sonora a Yucatán, todos usan sombreros de Tardán", para vender la sombrerería de su mal entendido bolcheviquismo, ¿nos vamos a hacer cómplices de esta labor que desprestigia al Gobierno? ¿Qué para esto se le ha elegido diputado? ¿Qué para esto la nación le paga treinta y tres pesos diarios? No, señores compañeros; es necesario que seamos más celoso y más parcos para conceder esta clase de licencias. El diputado, desde el momento en que es ungido con la mayoría de los votos, es decir, con la elección, contrae un compromiso muy grande con sus comitentes: el de estar aquí continuamente, a toda hora, velando por los intereses de sus representados.

Ya hemos visto, desgraciadamente, cómo algunos de los compañeros no vienen más que a sentarse, en sus escaños treinta o cuarenta minutos, que equivale a peso por minuto, (Risas.) y no hacen absolutamente nada. Y Felipe Carrillo ni siquiera es de esos; Felipe Carrillo ni siquiera viene aquí a ganar con las posaderas esos treinta y tres pesos con treinta y tres minutos de asistencia constante. (Aplausos. Risas.)

Termino exaltando vuestro decoro, pidiéndonos que por moralidad rechacemos esa licencia, dando a entender a los compañeros que sólo les daremos

licencia por motivos urgentes, pero no cuando vayan a predicar un bolcheviquismo trashumante, como el de Carrillo, bolcheviquismo que ni él entiende, ya que es incapaz de interpretar a Trotzky y a Lenine. (Aplausos.)

El C. De Alba: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Prieto Laurens.

El C. De Alba: Para moción de orden. (Voces: ¡No hay desorden! Siseos.)

El C. Manrique: Para moción de orden. (Voces: ¡No hay desorden! Siseos.) Las mociones de orden tienen preferencia y es el ciudadano doctor Pedro de Alba a quien toca hacer uso de la palabra. (Voces: ¡No hay desorden!) A él tocará demostrar que lo hay. (Voces: ¡Muy bien!)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Prieto Laurens.

El C. Prieto Laurens: Señores diputados: La solicitud de licencia del compañero Carrillo le ha servido al que más politiquería hace en la Cámara de Diputados para atacar al compañero Carrillo de politiquero, de dedicarse a la politiquería. Yo pregunto: eso que llama el compañero Espinosa politiquería o sea la labor política que cada diputado hace en su distrito, la labor de organización que cada diputado, ¿quién no la hace en su respectivo distrito? ¿quien no la hace en el Estado a que pertenece esa labor política? ¿acaso no la hace el diputado Luis Espinosa? ¿Acaso no por esa politiquería de Chiapas, por ejemplo, él está en el bloque del P. L. C.? Eso es precisamente lo que menos puede censurar Luis Espinosa a Felipe Carrillo Puerto. Por otra parte, compañeros, es necesario establecer aquí que no solamente se colabora en esta Representación Nacional con discursos más o menos ampulosos, con gritos más o menos destemplados, sino que también se puede colaborar en la forma en que Carrillo Puerto lo ha hecho. No es exacto que Felipe Carrillo haya sido un hombre incapaz en esta Cámara de hacer algo en pro del pueblo, sobre todo del pueblo que él representa, eso es absolutamente falso y precisamente porque yo siento eso porque los hombres honrados de esta Cámara, lo mismo peleceanos que no peleceanos, deben decir la verdad y no tratar de culparlo por partidarismo político, el compañero Carrillo... (Siseos.) pésele a la porra que en estos momentos trata de acallar la voz del que está hablando... (Siseos. Desorden.) Sí señores; la porra que se organiza, los esbirros que suben a las galerías para no llamar la atención (Siseos.) los esbirros del doctor Alonzo Romero, que generalmente se encuentran en esta tribuna y que ahora han subido lo más alto posible para permanecer un poco ocultos y poder desde allí silbar y sisear; esa es la verdad, yo quiero decirlo en esa Cámara. El compañero Felipe Carrillo sí ha trabajado por el pueblo que él representa y no ha sido nada más la labor de los que han pronunciado discursos en está Cámara la única digna de tomarse en consideración, el compañero Felipe Carrillo, formando parte de algunas de la comisiones o simplemente como diputado asistiendo a las sesiones de está Cámara, ha trabajado empeñosamente por sacar avante la Ley Agraria, y eso les consta a las comisiones; eso les consta a la comisiones unidas, porque han visto al compañero Carrillo en aquel lugar de la izquierda trabajando continuamente... (Voces: ¡No! ¡No! ¡Que lo diga Siurob!) Claro que por partidarismo político, por pasión, la voz de Siurob en este caso tiene que ser forzosamente parcial. (Voces: ¡No! ¡No!) Les consta a los compañeros todos de la Cámara, que Felipe Carrillo ha sido hasta apasionado cuanto se ha tratado, en el momento de una votación, de sacar avante un partido que estaba siendo atacado por todos estos que han venido a pronunciar discursos graciosos y que creen que están haciendo mucho por el pueblo, cuando van en contra de sus intereses, oponiéndose a las leyes favorables a ese pueblo y por las que tanta sangre ha derramado. (Aplausos.) Esa es la labor sana y esa es la labor honrada de Felipe Carrillo. No se trata de engañar al pueblo, no se trata de traer aplausos fáciles de aquellos individuos que están dispuestos a aplaudir siempre las gracejadas de Luis Espinosa, como las gracejadas de los cómicos del "Lírico" cuando atacan a los diputados, diciendo que no sabemos ganar los treinta y tres pesos y treinta y tres centavos diarios que la nación nos paga. Todas estas gracejadas que se dicen en los teatros y que las fomentan aquí algunos señores diputados para que el público, en estos casos siempre superficial, en estos casos siempre dejándose arrebatar, aplauda estas cosas que dice Luis Espinosa día a día, aprovechándose de un momento oportuno, es esta Cámara de Diputados. Señores, no es justo que se argumente en contra de Felipe Carrillo, porque Felipe Carrillo - lo diré muy alto -, Felipe Carrillo es el verdadero representante yucateco y no Alonzo Romero. (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Siseos. Aplausos.) ¡Alonzo Romero, que perteneció al Partido Socialista de Yucatán y que es desertor del Partido Socialista de Yucatán! Y no es exacto que se deba la labor de organización de Yucatán al general Alvarado, por justicia hay que decir... (Siseos.) que el general Alvarado llevó la revolución a Yucatán, es cierto que el general Alvarado fue, se puede decir, el que introdujo el movimiento revolucionario en la península; pero la organización social de los trabajadores no se le debe ni con mucho al general Alvarado, que quería limitarse a una labor, de veras, es este caso sí de verdadera politiquería, la labor exclusivamente política, y fue Carrillo Puerto el que planteó la organización social, fue Carrillo Puerto el que propuso se estableciera una liga de asociaciones enteramente ajena a la política, pero que en el caso particular de Yucatán ha trabajado siempre de acuerdo con el Partido Socialista de Yucatán. Las asociaciones cooperativas y sindicalistas de Yucatán las ha organizado Felipe Carrillo Puerto con todos sus colaboradores, los dignos representantes de Yucatán en esta Cámara, y los que allá trabajan empeñosamente por el pueblo yucateco contra todas las obstrucciones de capitalistas y de burgueses. En Yucatán la lucha es tremenda y el único que se ha sostenido con valor verdaderamente y con firmeza es Felipe Carrillo Puerto, porque después de los atentados de Zamarripa no fue el doctor Alonzo Romero ni el Pélece el que levantó la bandera de la revolución en Yucatán, sino que Felipe Carrillo Puerto se enfrentó nuevamente a la lucha, eso no lo puede

negar nadie, Felipe Carrillo Puerto fue a exponer su pecho valeroso a las balas de los carrancistas para defender los principios libertarios de la revolución, no a esconderse a Mérida, como el doctor Alonzo Romero... (Voces: ¡No!) Esa es la verdad. Claro está que va a despertar corajes en alguno de los miembros del Pélece, pero la verdad debe decirse en todas partes, principalmente aquí cuando verdaderamente se trata de hacer politiquería en torno de una solicitud de licencia. El compañero Espinosa quiere impresionar a los compañeros y a las galerías diciendo que Felipe Carrillo Puerto faltó al respeto a esta Representación Nacional porque ha mandado diez días después de haberse marchado esta solicitud de licencia, y como a mí me constan hechos, tengo que decirlos para que se tomen tal como son y no se tergiversen interpretándose mal esta solicitud enviada con la fecha con que viene. El compañero Carrillo asistió a la Confederación Regional Obrera en Orizaba como delegado de algunas agrupaciones socialistas de Yucatán, y estando allí tuvo que salir violentamente para Veracruz y Yucatán sin haber previsto esto, naturalmente, al salir de aquí de México y recibir el aviso del asesinato del señor Ávila Castillo. A eso se debe que el compañero Felipe Carrillo haya enviado con este retardo la solicitud de licencia. De manera que no es justo que atribuyéramos a falta de respeto para la Representación Nacional, o una chicana que no es capaz de hacer Felipe Carrillo, porque Felipe Carrillo Puerto no sabe de chicanas absolutamente. (Siseos.) Si algo tiene es franqueza y sinceridad. Cuando él quiere hacer una cosa, no le asusta nada, absolutamente; tiene más valor que todos aquellos que se creen tribunos parlamentarios formidables; que aquellos que creen que un diputado no puede ser a la vez el jefe de un grupo político, cuando en todos los parlamentos del mundo los jefes de los grupos de la Cámaras de Diputados o de las Cámaras de representantes, son a la vez representantes de los partidos políticos. Esto es ignorar y desconocer lo que pasa en el mundo, absolutamente! De manera que no hay que traer por lo cabellos ese argumento de que Felipe Carrillo quiera ser a la vez diputado y jefe del Partido Socialista Yucateco. Si él está dentro de su deber, si él está dentro de su papel, no tratemos nosotros de hacer politiquería en torno de esta solicitud que no tiene nada de falsa ni nada de indecorosa para la Cámara de Diputados. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el diputado Alonzo Romero. (Aplausos nutridos en curules y galerías.)

El C. Alonzo Romero: Ciudadanos diputados: Efectivamente, el incienso embota los sentidos y altera el sistema nervioso: ya lo habéis visto en el ciudadano Prieto Laurens, que ha venido aquí con un ataque de epilepsia. (Aplausos.) No pierdo las esperanzas de que después de que ese famoso Partido Socialista del Sureste se disuelva, el ciudadano Prieto Laurens vestirá de nuevo la hopa roja de monaguillo e irá a oficiar en el cerro del Cubilete, allá donde se va a erigir un templo a Cristo Rey. (Aplausos.)

Yo pensaba, ciudadanos diputados, tratar esta cuestión con toda la ecuanimidad necesaria, dentro de mi manera habitual de ser; yo no quería absolutamente hacer hincapié en la licencia que solicita el ciudadano Felipe Carrillo, porque mis pasiones no son tan mezquinas. La honorable Asamblea se ha formado ya un criterio de este asunto y es la que tiene que resolver si se le concede o no a este ciudadano que por respeto a la Asamblea lo llamo ciudadano... (Voces: ¡Porque lo es!) Esta es cuestión de moralidad, digo moralidad, por lo que voy a explicar en este momento. Si el ciudadano Felipe Carrillo solicitara una licencia después de que el ciudadano presidente de la República hubiera sacado al jefe de las operaciones militares del Estado, el que en este momento respalda de la manera más criminal todos los atropellos que se cometen allá, yo sería el primero en solicitar de esta Asamblea, con todo respeto, que se le concediese al ciudadano Felipe Carrillo y al mismo tiempo invitaría muy atentamente al licenciado Soto y Gama y al ciudadano Prieto Laurens, que acostumbra encabezar porras en las casillas electorales, para que fuera a mi Estado, porque en el primer vapor me iba yo. Todos los asesinatos que se han cometido en Yucatán no tengo necesidad de reiterarlo a esta Asamblea, el ciudadano Felipe Carrillo es el autor de ellos y es al autor de la muerte del ciudadano Florencio Ávila Castillo, que era el cerebro nada menos que de ese Partido Socialista y ese Partido Socialista ya se va tragando no solamente a sus hijos, sino a sus padres. (Aplausos.) Decía el ciudadano Soto y Gama que era necesario que un representativo, como lo es el ciudadano Carrillo, fuera a Yucatán para reorganizar su partido. ¡Tiene usted razón, ciudadano Soto y Gama! Debe ir el ciudadano Felipe Carrillo, pero no a reorganizar el Partido Socialista, si no a celebrar sus funerales, porque el Partido Socialista de Yucatán en este momento se debate en un charco de sangre. Ellos mismos han clavado su sepultura y ellos mismos han dado al traste con ese partido, que no ha sido más que la rémora de la civilización. En este momento tenemos que entablar una guerra en Yucatán, de la civilización contra la barbarie, y de eso tiene usted mucha culpa, ciudadano Soto y Gama...(Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: No rechazo ninguna responsabilidad.

El C. Alonzo Romero, continuando: ...porque usted ha sido siempre el consejo velado - como acostumbra usted hacerlo en todas sus cosas - de ese pobre hombre que se llama Felipe Carrillo. (Aplausos.) Hay una apotegma callejero, ciudadanos diputados, que dice: "Dios los cría y el diablo los junta". (Risas.) ¡Claro, el ciudadano Soto y Gama y Prieto Laurens tienen que defender la causa de Felipe Carrillo, porque la materia atrae a la materia y lo voy a demostrar. (Murmullos.) El ciudadano Soto Y Gama, después de toda la farandulería que hizo allá, como siempre nos lo canta en el Sur, allá donde siempre permaneció oculto, como la rana debajo de las cuevas, (Aplausos. Risas.) cuenta la historia que después de que el ciudadano Soto y Gama, director intelectual de la voladura de los trenes en Ticumán, la Cima y Muñoz... (Aplausos en curules y galerías.) Después de haber traicionado villanamente al pontífice del agrarismo, ciudadano Otilio Montaño... (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Eso es el colmo!

El C. Alonzo Romero, continuando: ...motivo por el cual este ciudadano, que al principio creía yo que era honrado y no lo puedo creer ahora porque el hombre que es enemigo personal y forma parte del consejo de guerra de un enemigo, no solamente no es un hombre honrado, ciudadano Soto y Gama, sino que es un hombre despreciable. (Aplausos.) Después de todas esas hazañas el ciudadano Soto y Gama se introdujo en las profundidades de una caverna que se llama "El Jilguero", y de allí fue expulsado este ciudadano por las fuerzas carrancistas, cuando se apoderaron de todo el botín que habían saqueado en la voladura de los trenes de Ticumán y de La Cima. Ese mismo caso se puede aplicar a su defendido, ciudadano Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Cuánta mentira!

El C. Alonzo Romero, continuando: No me interrumpa usted, Naturalmente este caso es enteramente semejante al que voy a explicar. Cuando don Venustiano Carranza se cansó de todos los atropellos que se han venido cometiendo desde 1919 hasta la fecha, segunda etapa de crímenes que se han llevado a cabo por ese famoso Partido Socialista de Yucatán, el ciudadano Felipe Carrillo, sosteniendo siempre y respaldado por las fuerzas federales, ciudadano Soto y Gama, la única fuerza que lo ha sostenido siempre, primero la bota pretoriana de Salvador Alvarado y después todos lo jefes militares que mandaron allá a sostenerlo, ya que don Venustiano Carranza se dio cuenta de que aquello no debía tolerarlo porque ya había llegado al colmo, entonces el ciudadano Mena Brito con doscientos hombres, con Zamarripa a la cabeza, disolvió el famoso Partido Socialista del Sureste que constaba de sesenta mil ciudadanos, y el ciudadano Felipe Carrillo salió de pelada del Estado de Yucatán, de la misma manera que se salió usted, ciudadano Soto y Gama, de "El Jilguero", cuando llegaron las fuerzas carrancistas. (Aplausos.) Si este ciudadano Carrillo hubiera tenido el control de su partido, en vez de salir huyendo de la manera más ridícula, se hubiera puesto a la cabeza de ese partido y no se hubiera ido hasta Zacatecas a limpiar las botas del general Estrada. (Aplausos.) Y lo que dice el ciudadano Prieto Laurens es mentira: que estaba yo oculto en Mérida. Ciudadano Prieto Laurens, ahí tenéis al compañero Bolio que conmigo hizo la campaña obregonista en Mérida precisamente porque Carrillo nos había abandonado de la manera más ridícula, y fuimos remitidos a Veracruz escoltados, porque éramos los únicos obregonistas en el Estado de Yucatán, puesto el Partido Socialista, como le consta al ciudadano Zubaran, le hacía la barba aquí - como se dice vulgarmente - al ciudadano Barragán y andaba a la caza de Luis Cabrera. ¿Es verdad, o no, ciudadano Zubaran?

El C. Zubaran Juan: Es cierto.

El C. Alonzo Romero: ¿Ya lo oye usted, ciudadano Prieto Laurens?

El C. Prieto Laurens: ¡La materia atrae a la materia! (Aplausos. Risas.)

El C. Alonzo Romero, continuando: De modo que cuanto han asentado estos ciudadanos es esta tribuna no ha sido más que puras falsedades y naturalmente ellos están obligados, por una ley muy natural, porque la materia atrae a la materia, y los elementos de la misma índole tienen que asociarse y los elementos que tienen la misma necesidad tienen que a confundirse, naturalmente, a eso se debe que estos ciudadanos ahora quieran sorprender a la Asamblea haciendo creer que Felipe Carrillo Puerto es un representativo de Partido Socialista. Cuando nos saquen de allá al general Mange, ciudadano Díaz Soto y Gama, verá usted si el ciudadano Felipe Carrillo es capaz de permanecer un minuto en Yucatán: verá usted cómo viene a refugiarse debajo de las enaguas de todos esos consejeros que no hacen sino el papel más ridículo de mujerzuelas, que son los que impulsan a cometer estas fechorías. Yo por consiguiente, ciudadanos diputados, no quiero decir una palabra acerca de la licencia del ciudadano Felipe Carrillo. Vosotros sabéis perfectamente lo que vais a hacer; lo único que quiero hacer constar ante esta Representación Nacional es que el ciudadano Carrillo, como dijo muy bien el ciudadano Manzanilla en cierta ocasión, es una bala inconsciente y mientras existan individuos que lancen esa bala, Felipe Carrillo seguirá haciendo estragos: Felipe Carrillo solamente puede cometer estas barbaridades respaldado por esos hombres que se llaman representativos del Gobierno. Nadie más tiene la culpa de esta situación en estos momentos que el honorabilísimo ciudadano aguaprietense ministro de Gobernación, don Plutarco Elías Calles, (Aplausos.) el padre representativo de ese Bloque Social Demócrata encabezado de una manera ridícula por Soto Y Gama, porque si ese bloque Social Demócrata tuviera entereza - porque hay hombres honrados en su seno -, ya hubieran expulsado a este ciudadano que no es más que un farsante, este ciudadano que no tiene derecho a encabezar a ningún partido. ¡Que el anatema de la civilización, ciudadanos diputados, caiga sobre todos los defensores de esa canalla que en este momento se llama Partido Socialista del Sureste, inclusive sus representativos, inclusive lo que lo han amamantado, inclusive toda la canalla que le inocula su perversidad y su maldad para sostener esa cadena de crímenes, para anegar en un charco de sangre esa desventurada península que en otros tiempos fuera la galería de la civilización y fuera la cuna de hombres que verdaderamente enaltecieron el nombre de México! (Aplausos.) Yo os pido que si queréis conceder la licencia al ciudadano Carrillo, que es algo que depende de vuestro criterio, que es algo que depende de vosotros, y la que yo no me atrevo a atacar porque he expresado los motivos; pido a Vosotros, repito, que la concedáis cuando se retiren las fuerzas federales y cuando nosotros podamos ir a combatir contra esas huestes salvajes que encabeza él en el Estado de Yucatán, huestes amamantadas por Plutarco Elías Calles. (Aplausos. Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Manrique: Para moción de orden, ciudadano presidente. (Voces: ¡No hay desorden!)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique para una moción de orden.

El C. Manrique: Señores diputados: Es triste que esa estrechez de criterio domine a tal grado

de querer imponer esa mezquina opinión de que las mociones de orden solo caben cuando la Asamblea est‚ convertida en un "sanquintin". No, señores diputados, las mociones de orden tienen por objeto reclamar el cumplimiento del Reglamento; si el Reglamento se ha violado es lo que toca opinar al diputado que solicita la palabra para moción de orden, no a vosotros que ignoráis - y aquí claro que no me refiero a todos los que me escuháis, sino a los de estrecho y mezquino criterio que clamásteis: "¡No hay desorden!", como cinco minutos hace, cuando pedía la palabra el ciudadano doctor Pedro de Alba, a quien puede tacharse de todo, menos de haber dejado en alguna ocasión de ser sereno y ecuánime -. Pido la palabra para moción de orden. -"No hay desorden". Estas palabras sólo pueden brotar de labios de gente mezquina y estrecha de criterio. Mi moción de orden, pues, ciudadano Arroyo Ch., es la siguiente: Pido a su señoría que no insista en que la Secretaría haga en estos momentos declaración alguna, sino que, cumpliendo con el Reglamento, conceda la palabra a algún orador del pro. Vean, pues, los compañeros cómo hay desorden, no desorden en el sentido de tumulto; desorden y tumulto son sinónimos, pero no expresiones equivalentes, señores diputados.

Toca, pues, la palabra a un orador del pro, ya que acaba de hablar un orador del contra y es bien sabido que se alternan un orador del contra y un orador del pro. (Voces: ¡Ya hablaron tres!)

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Siurob.

El C. : Para moción de orden, señor presidente. (Voces: ¡A votar!) En vista de que es patente el deseo de la Asamblea de pasar a votar y dejar de politiquerías, pido a su señoría que se pregunte a la Asamblea si ya desea votar este asunto.

El C. presidente: La Presidencia manifiesta a su señoría que eso iba a hacerse, pero que sólo por ser consecuente con el señor Manrique, aun en contra del Reglamento, le permitió hacer uso de la palabra para moción de orden.

El C. Manrique: No quiero condescendencias, quiero justicia.

El C. secretario Valadez Ramírez: Han hablado tres oradores en pro y tres en contra; quedan inscriptos todavía en pro de la licencia los ciudadanos diputados Avilés Uriel, Castrejón y Manrique Aurelio. (Voces: ¡Ya no! ¡Ya no! ¡A votar!) En votación económica se consulta si el asunto está suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido.

El C. Moreno: Pido votación nominal.

El C. secretario Validez Ramírez: Estando suficientemente apoyado.....

El C. Chapa: Pido la palabra para una interpelación a la Mesa. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!) Entiendo que la solicitud de licencia..... (Voces: ¡A votar! ¡A votar! Desorden. Campanilla.) - El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden, señor presidente.

El C. Chapa: No sabe usted lo que le voy a decir. Usted es el que mete el desorden siempre. Moción de orden.

El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden. El señor Chapa se empeña en hablar cuando el asunto se encuentra suficientemente discutido. La Asamblea ya tiene formado su criterio, nosotros lo único que pedimos es honradez en la votación. Señor Arroyo Ch.: usted que es respetuoso del Reglamento, impida que use la palabra el ciudadano Chapa.

El C. Chapa: Pero usted no lo es. Pido la palabra para interpelar a la Mesa. (Continúa el desorden.) Señor presidente, si no voy a discutir este asunto.

-- El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden.

El C. Chapa: ¡Qué hombre tan desordenado es usted! Señor presidente.....

El C. secretario Valadez Ramírez: Como la licencia que solicita.....

El C. Chapa, interrumpiendo: Moción de orden. La solicitud del ciudadano Carrillo no pide que llamen al suplente, ni tampoco dice si es con goce de dietas o no; de manera que debe votarse una proposición concreta: con goce de dietas o sin ellas.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar a su señoría que va a votarse la proposición en la forma que se ha presentado. Una vez que se haya votado, se procederá en la forma más correcta y justa.

- El mismo C. secretario: La Secretaría va a preguntar primero si se concede la licencia; en seguida si se concede con goce de dietas o sin ellas. Claro que si se concede sin dietas tendrá que llamarse al suplente. (Aplausos.) ¿Insiste el ciudadano Moreno Jesús Z. en pedir votación nominal?

El C. Moreno Jesús Z.: Sí, señor.

- El mismo C. secretario: Estando suficientemente apoyado el ciudadano Jesús Z. Moreno, se procede a recoger la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. Ortiz Manuel: Por la negativa.

(Se recoge la votación.)

El C. Ortiz Manuel: Votaron por la negativa 78 ciudadanos diputados.

El C. secretario Valadez Ramírez: Por la afirmativa, 79 ciudadanos diputados (Aplausos. Desorden.) En consecuencia, se concede la licencia solicitada.

(Voces: ¡Que se lean las listas!) Se ruega a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules.

El C. Ortiz: Votaron por la negativa.....

-El mismo C. secretario: Se ruega a los ciudadanos diputados se sirvan guardar orden, para poder dar lectura a las listas de votación.

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia excita atentamente a los señores diputados a que ocupen sus curules para dar lectura a las listas.

Votaron por la negativa los ciudadanos diputados siguientes: Aguilera, Alanís Fuentes, Alonzo Romero, Alvarez Vicente, Angulo, Arroja, Isunza, Arroyo Ch., Avilés, Barragán Martín, Berumen, Bravo Betancourt, Castañón, Castillo Enrique del, Castillo Francisco, Castillo Garrido, Cervantes, Cienfuegos y Camus, Colón, Chapa, Chico, Domínguez, Espinosa Luis, Espinosa Natalio, Fernández Martínez, Franco Cerqueda, García Adolfo G., Gómez Cosme D., Guadarrama, Guerrero Eduardo, Gutiérrez Castro, Gutiérrez Teodomiro T., Guzmán Peláez, Hernández Alvarez, Hernández Macario M.,

Hidalgo Catalán, Huerta, Ibarra, Lechuga, Leyva, Lira, Lomelí, Llaca, Manero Maqueo Castellanos, Martínez de Escobar Rafael, Mastache, Méndez, Morales Juan Angel, Moreno Jesús Z., Olguín, Ortega José Juan, Ortega Miguel F., Ortiz, Palacio, Peña Ildefonso, Pérez Gasga, Pichardo, Portales, Ramírez Luque, Reyes Ignacio C., Reyes Tereso, Rivera Cabrera, Salgado, Sánchez Anaya, Sánchez Gilberto, Sánchez Pablo, Serrano Gustavo P., Siurob, Solís, Solórzano Federico N., Solórzano José Luis, Soto José M., Toro, Trejo Francisco, Vasconcelos, Vega, Victoria y Zubaran.

Total, 78 votos.

El C. secretario Valadez Ramírez: votaron por la afirmativa los siguientes ciudadanos diputados: Acevedo, Aguirre Colorado Fernando, Aguirre Emilio, Aja, Alba de, Aldaco, Alessio Robles, Alvarez del Castillo, Alvarez Ricardo, Barbosa Barragán Enrique M., Bolio, Borrego, Bravo Lucas, Calderón, Camarena, Carrillo Puerto Benjamín, Casas Alatriste, Castillo Nájera, Castillo Porfirio del, Castrejón, Céspedes, Contreras Adolfo, Correa, Díaz Soto y Gama, Estrada, Gálvez, Gandarilla, García Rojas, Garza Candelario, Garza Francisco, González Jesús B., González Onésimo, González Rafael M., González y González, Guerrero Alberto, Guzmán Luis, Hernández Coronado, Luquín, Macías Rubalcaba, Manrique, Martínez Fernando, Martínez Rendón, Méndez Manuel F., Meza, Miramontes, Miravete, Montes de Oca, Montes Manuel, Moreno Francisco Z., Munguía Carlos, Munguía Clemente, Navarro Manuel, Ogarrio Meixueiro, Olliver, Ortega Antonio, Paredes, Paz, Peña Francisco de la, Pimentel, Prieto Laurens, Quiroga, Rama, Ramírez Francisco Modesto, Ramírez M. Fidel, Ramírez Miguel, Ramos Pedrueza, Rivera Constantino, Rodríguez Guillermo, Salazar, Soto Francisco, Tejeda Llorca, Tello Romero, Valadez Ramírez, Valverde, Vergara, Villegas, Zárate y Zuno.

Total, 79 votos

Se va a preguntar, en votación económica, si la licencia concedida es con goce de dietas. (Voces: ¡No! ¡No!) En la inteligencia de que si no se concede esta licencia con goce de dietas, se entenderá que se llamará al suplente. En votación económica se consulta si se concede la licencia con goce de dietas. (Voces: ¡No! ¡No!) Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. No hay mayoría de pie. No se concede la licencia con goce de dietas. Se llamará al suplente.

- El mismo C. secretario: Continúa la discusión del proyecto de la Ley sobre Fraccionamiento de Latifundios. A discusión la fracción IX del artículo 46.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Rama.

El C. Manrique: Para una moción de orden. Señores diputados: Creo que lo indicado en estos momentos en reanudar la discusión de la Ley de Fraccionamiento de Latifundios en el punto en que quedó ayer, es decir, tenía la palabra para una interpelación el ciudadano diputado Gandarilla. Así vuelve todo a la normalidad. Yo creo que el ciudadano Rama no tendrá inconveniente en aplazar por unos momentos su discurso.

El C. Gandarilla: Pido la palabra. Convencido plenamente de la inutilidad de seguir discutiendo sobre el tema que iba a abordar, renuncio desde luego al uso de la palabra a fin de que continúen los oradores inscriptos.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rama Aquilino.

El C. Rama: No vendría yo a esta tribuna si no me considerara con el deber ineludible de destruir dentro de mi modestia los erróneos conceptos que hizo el señor licenciado Vasconcelos a la parte penal de esta ley. Hice ayer una interpelación al propio licenciado Vasconcelos, que aun cuando el compañero Espinosa la juzgó estéril, como una posse, voy a explicar el objeto que llevaba. Le preguntaba el fundamento filosófico que en su concepto rige el derecho social de castigar, y él, tras de injuriarme, tras de descender a ese terreno deleznable de la injuria, dijo, por último, que el fundamento filosófico del derecho social de castigar radicaba única y exclusivamente en la defensa social. Vengo a rebatir esos conceptos dentro del orden esencialmente técnico...

El C. Huerta, interrumpiendo: No lo dijo.

-- El C. Rama, continuando: Sí lo dijo. Ahora bien; el ciudadano Vasconcelos, que vino a hacer gala de erudición, que tachó a la mayoría de la Cámara, de ignorantes, que dijo que esos votos eran producto de una inconsciencia; el señor licenciado Vasconcelos, que vino aquí a tratar de sorprendernos, a tratar de enseñarnos con las novísimas teorías de Bentham, de Garofalo, de Beccaria, como él dijo, aun cuando creo que se dice Beccaria; el señor licenciado Vasconcelos, llamándose el portavoz de los intelectuales y diciendo que iba a salvar su decoro, trató a los demás de inconscientes; y yo vengo a destruir esos asertos, porque indudablemente el propio ciudadano Vasconcelos vino a sostener un error. Ese derecho social de castigar no se funda únicamente en la defensa social; ese concepto proclamado por Ferri en 1887, hace treinta y cuatro años, ha evolucionado grandemente. Nos vino el licenciado Vasconcelos a sorprender, nos vino a enseñar la antropología; dijo que la desconocíamos; que las comisiones agrarias desconocían lo que es esa ciencia; dijo también que en la Escuela de Derecho no se tenía ni noción de lo que eso significaba, y el ilustre universitario de Antequera vino aquí, señores, pomposamente a hablar dentro de los preceptos de una sanción, digo dentro de la sanción de una ley reglamentaria, dentro de la sanción de una ley derivada de la Constitución, a hablarnos de antropología. No sé, señores, cómo juzgar este aserto. (Murmullos.) Tiene treinta y cuatro años, señores, no es nada moderna; si hubiera venido a hablarnos aquí de las teorías de Korkounoff y de Dugut, entonces sí podría presumir de modernista, entonces sí podría haber dicho que iba al día. Pero, señor, si nos viene a proclamar las teorías de Ferri que llevan treinta y cuatro años...(Murmullos.)

Yo suplico que no me interrumpan. Yo contestaré las interpelaciones que se me hagan, al terminar mi discurso.

El C. presidente: Se suplica atentamente a los señores diputados que no interrumpan al orador.

-- El C. Rama: Si nos viene aquí con modernismos de hace treinta y cuatro años y desconoce este señor abogado que el derecho social de castigar no únicamente en la defensa social, sino que se funda en algo más, sino que se funda en la necesidad imperiosa que una sociedad tiene de evolucionar; que, en consecuencia, no solamente la sociedad se defiende, sino que la sociedad ataca por medio de penas para forzar la evolución. Si usted leyera a Korkounoff, si usted estuviera al día, entonces no me asombraría de que nos trajera una teoría moderna; pero cuando se vienen a traer las teorías de Ferri como modernas, no se puede presumir de modernista. Ya he dicho que no sólo se funda el derecho social de castigar en la defensa social, sino en la satisfacción de la necesidad social de evolucionar, es decir, que las penas no solamente defienden a la sociedad, sino que provocan, sino que hacen forzosamente venir la evolución social.

En tal virtud, señores, al tratarse de las sanciones de una ley orgánica, no debemos, pues, aplicar esas teorías cuya aplicación debe ser cuando se trata de un ordenamiento de un Código del orden Común; pero es indudable que aquí no se trata de penas del orden Común, que aquí se trata se sanciones cuyo único fin es hacer cumplimentar esta ley. Indudablemente que el legislador no sólo va a atender el hecho delictuoso que ya existe, sino a hechos delictuosos especiales creados por el legislador y, en consecuencia, el modo de sanción que debe emplearse no debe ser únicamente un medio de defensa, sino un medio de ataque para forzar la evolución. Es ridículo, señores, venir a hablar de antropología, querer hacer un estudio especial de casa latifundista, de cada autoridad que se oponga al cumplimiento de esta ley. ¿Qué vamos a dedicarnos a hacer un estudio de la psicología especial de cada latifundista? Vamos a decir que porque éste es un latifundista que tiene esa pasión congénita, debe aplicársele una pena, y que ese latifundista de ayer debe sufrir otra pena? ¡Eso es ridículo, es precisamente un asomo de vana pretensión que vino a traernos el señor licenciado Vasconcelos al hablarnos de tecnisismo! El creía que las comisiones ignoraban y que todos los abogados de esta Cámara ignoraban, no habían hojeado a Ferri ni a Bentham.

¡No, señores, eso es demasiada vanidad; son teorías demasiado anticuadas para que se venga a pretender sorprender a una Asamblea con ellas! No diré que en detalle cada una de las sanciones de la ley sea perfecta y esté de acuerdo con la necesidad social; pero en principio no me extraña, no me asombra que se emplee demasiada dureza, porque el licenciado Vasconcelos debe saber que toda sanción es poca cuando se trata de hacer cumplir una ley; si él a ido a los tribunales, debe saber que nuestras leyes son letra muerta precisamente por falta de sanción; debe saber también que no se trata aquí de un delincuente aislado o de un grupo de delincuentes aislados que van a ofender a la sociedad individualmente, sino que se trata de armonizar dos clases sociales en pugna: el capitalismo y el proletariado; se trata de una reforma social, no del establecimiento de una pena por tal o cual hecho que la sociedad considera delictuoso; en consecuencia, se debe ser severo y la pena debe tener caracteres no sólo de defensa social, sino de ataque social para obligar a las clases a coordinarse, armonizarse, quieran o no. Ese es, pues, el error de venir a sustentar teorías que no son aplicables al caso; esas teorías, muy respetables para mí y para cualquiera que haya pasado por una Escuela de Derecho, indudablemente que deberán aplicarse al caso concreto de una codificación del orden Común; pero nunca, como apuntaba el ciudadano Vasconcelos, deben aplicarse al caso especial de una sanción que se pone para el cumplimiento de una ley orgánica. No quiero insistir más; creo que en el ánimo de la Asamblea está perfectamente formado este criterio; solamente quise destruir esas opiniones del licenciado Vasconcelos. En buena hora que si él se juzga representante de la intelectualidad mexicana, venga a defender sus ideas; pero creo que el licenciado Vasconcelos, caballerosamente, debía ser más moderado en sus ataques, ya que mi interpelación la hice dentro de un terreno de lo más leal y de lo más sincero. No pretendí ponerlo en evidencia, porque seguramente que nunca pude dudar ni un solo momento que el señor licenciado Vasconcelos desconociera el fundamento filosófico de toda pena. En consecuencia, señores, yo sólo os pido que votéis como habéis votado, no por creer que así conviene a un criterio político, sino por la convicción de que obrais dentro de los cánones modernos, dentro de los cánones modernos del Derecho, a pesar de lo que el señor licenciado Vasconcelos os vino a decir ayer.

El C. Díaz Soto y Gama: Pide la palabra la Comisión. La provocación, señores diputados, partió ayer de los vencidos; los vencidos exasperados, exasperaron a su vez a los vencedores, y por eso se explica la reacción de ayer, perfectamente justificada ante la provocación de los que no supieron salir derrotados. Con lo dicho por el compañero y con todo lo dicho por la Comisión bastaría para fundar en Derecho, en el Derecho nuevo, en el Derecho que se está escribiendo, los artículos también nuevos de la nueva penalidad.

Pero yo quiero simplemente, para quitar la impresión que en algunos miembros de la Asamblea pudo haber hecho el discurso ampuloso y rimbombante del ciudadano Vasconcelos, quiero nada más referirme a un caso, a un hecho concreto para que se vea hasta qué punto ese atrevido estudiante de Derecho

-que no llega todavía a abogado porque no tiene práctica, porque no ha aplicado sus conocimientos teóricos a la realidad-, hasta que punto ese señor estudiante no dice lo que dice y hasta qué punto disparata en materia de derecho. Se alarma este joven alucinado por la palabrería hueca del hueco de don Norberto Domínguez; se alarma de que esta ley castigue la intención, y estos hombres no se tomaron el trabajo, ni uno ni otro, ni el hueco ni el vetusto de don Norberto Domínguez, ni el joven vetusto de don Eduardo Vasconcelos, no se tomaron el trabajo de darse cuenta de cuál era el sistema del Código Penal en materia de intensiones. Se ha dicho cuál es el sistema; pero yo quiero precisar en pocas palabras. El Código Penal castiga la intención dolosa como constitutiva del delito; la intensión dolosa es siempre el elemento constitutivo del delito, es decir: el Código Penal castiga juntamente con el hecho delictuoso la intención dolorosa; para el Código Penal el delito se compone de dos elementos principales: el hecho delictuoso y la parte moral, la parte

intencional, y este joven estudiante, atrevido y audaz, se alarma de que las comisiones vayan menos lejos que el Código Penal. El Código Penal no solamente castiga la intención dolosa como parte integrante del delito, sino que la presume. La regla general del Código es dar por probada la intención dolosa. La Comisión, menos severa que el Código, más suave y benigna que el Código, establece la excepción a ese sistema de presumir el dolo, de presumir la intensión dolosa, y llega a lo apenas creíble en una Comisión tan radical como la nuestra; por espíritu de justicia, por dejar amplitud de defensa al latifundista, dice: no, señor, en este caso no quiero presumir el dolo; el legislador no presume el dolo, sino exige la prueba. De manera que es la Comisión más justiciera, más benigna y más recta, si cabe la expresión, que el Código Penal. Para concluir, porque con esto quería nada más demostrar hasta qué punto ha sido ligero el atrevido y audaz joven Vasconcelos, voy a leer por última vez el artículo 9o., y deducir la confirmación de lo que digo:

"Artículo 9o. Siempre que a un acusado se le pruebe que violó una ley penal, se presumirá que obró con dolo; a no ser que se averigüe lo contrario o que la ley exija la intención dolosa para que haya delito."

Toda la alarma de Norberto Domínguez, toda la alarma de Vasconcelos, toda la tonta alarma de los que tontamente votaron en contra de los artículos de la ley que se debate, los artículos penales, consistió en que la Comisión se puso en el caso de excepción, en el caso más favorable al reo, en el caso de exigir la prueba del dolo, cuando pudimos habernos sujetado al precepto general y decir: por el hecho de que un latifundista obstruccione la labor agraria, por el hecho de que venda sus bienes a extranjeros, por el hecho de que enajene a diversos particulares sus propiedades para que aparezca que no es latifundista, y por el hecho de que entre en tales o cuales componendas, etcétera, sin necesidad de que se pruebe la intensión dolosa, se presumirá y será castigado. No quisimos hacer eso, sino exigimos que se prueben dos cosas: el hecho delictuoso y la intensión dolosa. No hemos sido inquisitoriales ni feroces, sino benignos casi colombinos, casi inocentes, porque hemos dejado a los hacendados a los eternamente mañosos, la puerta abierta de la chicana, para que hagan esfuerzos y prueben que no hubo dolo. De manera que verá la Asamblea que el castillo de naipes formado por la palabrería hueca del joven Vasconcelos, ha caído por tierra.

El C. Leyva José: ¡Moción de orden!

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Leyva: Mi moción de orden consiste en hacer notar que ahora que estamos tratando algo serio, ya no hay quorum; y quiero hacer constar que son los señores bolcheviques, los señores socialistas, los que lo han desintegrado.

El C. presidente, a las 8.20 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana, a las once de la mañana, a sesión de Colegio Electoral, y a las cinco de la tarde a sesión de Cámara de Diputados.