Legislatura XXIX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19211109 - Número de Diario 39

(L29A2P1oN039F19211109.xml)Núm. Diario:39

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 9 DE NOVIEMBRE DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO II.- PERIODO ORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO III.- NÚMERO 39

SESIÓN

DE LA CÁMARA

DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 9

DE NOVIEMBRE DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2.- A discusión en lo particular el proyecto de Ley de Ingresos.

Se reservan para su votación las fracciones II y IV y XV a XLI del artículo 1o., así como los artículos 2o. y 3o. transitorios.

3.- Se concede permiso a la comisión para retirar la fracción I y III, lo mismo que de la V a la XI del artículo 1o. A debate los incisos (d) y (e) de la fracción XII del mismo artículo. Se suspende la sesión.

4.- Reanudada ésta, se da cuenta con los documentos en cartera. Sin discusión es aprobado un dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones, que presenta en forma de acuerdo económico.

5.- Se pone a discusión una proposición del C. Ricardo López F., que hacen suya varios ciudadanos diputados, para que se nombre una comisión ante el Ejecutivo, que pida la libertad de los regidores presos en Tacubaya; que se impartan garantías al presidente municipal C. Rafael Ibáñez y se llame al C. subsecretario de Gobernación a informar acerca de los sucesos políticos en aquella municipalidad. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. CASTILLO ISRAEL DEL

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 11.53 a. m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Aillaud, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día ocho de noviembre de mil novecientos veintiuno.

"Presidencia del C. Francisco López Soto.

"En la ciudad de México, a las once y cincuenta de la mañana del martes ocho de noviembre de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión, con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.

"Sin discusión se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior y la Secretaría paso a dar cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio del ciudadano presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Distrito Federal, en que participa el fallecimiento del ciudadano magistrado Enrique García Parra.- De enterado, y resérvese para el Congreso General.

"Oficio en que el ciudadano gobernador del Estado de Coahuila dice que aceptó la renuncia presentada por el C. Aureliano Esquivel, del cargo de oficial mayor de la Secretaría del propio Gobierno y nombró para substituirlo al C. Eduardo B. Méndez.- De enterado.

"Escrito del ciudadano gobernador del Estado de Durango, en que comunica que se hizo cargo de la Secretaría General del Gobierno de esa Entidad el C. licenciado Ramón Martínez.- De enterado.

"Telegrama de Mérida, Yucatán, en que el C. Manuel Berzunza avisa a esta H. Cámara, que con fecha 1o. de febrero próximo dará por terminada la licencia ilimitada de que disfruta.- De enterado.

"Memorial que envía la Liga Nacional de Maestros, por el que solicita se decrete una subvención en su favor.- A la primera Comisión de Peticiones.

"Proyecto de reformas al artículo 94 de la Constitución federal, que presenta el C. Manuel Zapata, apoyado por otros numerosos representantes.- A las comisiones unidas segunda de Justicia y segunda de Puntos Constitucionales.

"Proposición del C. J. Melquiades Vergara, hecha suya por varios representantes más, tendente a que en el Presupuesto de Egresos para 1922 se consigne, en el ramo de Comunicaciones, una partida de $500,000.00 para construir un camino carretero que comunique a Beristáin, Puebla, con Tuxpan, Veracruz.- A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Estando de segunda lectura e impreso el proyecto de reformas a las fracciones V y VI del artículo 82 de la Constitución general de la República, presentado por el C. Fidel Ramírez M., en votación económica se aceptó a discusión y se turnó a las comisiones unidas segunda de Gobernación y primera de Puntos Constitucionales.

"Continuó la discusión, en lo general, del proyecto de Ley de Ingresos.

"El C. Casas Alatriste habló en contra y contestó una interpelación del C. Alessio Robles. Los CC. Trejo y Padilla, miembros de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, refutaron lo manifestado por el C. Casas Alatriste. El C. Manero habló en pro, y el C. Arce, inscripto en contra, renunció al uso de la palabra.

"Suficientemente discutido el proyecto de Ley de Ingresos formulado por la citada Comisión, en votación nominal se declaró con lugar a votar en lo general, por unanimidad de ciento treinta y cuatro votos.

"A la una y siete minutos se suspendió la sesión.

"Presidencia del C. Israel del Castillo.

"Se reanudó a las cinco horas y cincuenta y cinco minutos de la tarde, con asistencia de igual número de ciudadanos diputados que estuvieron presentes en la sesión del Congreso General inmediata anterior.

"La Secretaría dio cuenta con una solicitud de licencia por ocho días, con goce de dietas, subscripta por el C. J. Prieto Laurens, a la que se dispensaron los trámites y fue aprobada en votación económica, y con un proyecto de reforma a los artículos 49 y 50 de la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común en el Distrito y Territorios de la Federación, que formuló el C. licenciado Eduardo G. Bátiz e hizo suya la diputación de la Baja California, y el cual fue turnado a la segunda Comisión de Justicia.

"Presidencia del C. Teodomiro T. Gutiérrez.

"Continuó la discusión en lo general, acerca del proyecto de Ley Orgánica del Artículo 27 Constitucional, en la parte relativa al petróleo.

"Empezaba su discurso en contra el C. Castillo Israel del, cuando hizo una moción de orden el C. Romero José H., y pidió se diera fe por la Secretaría, de que el representante primeramente citado había firmado el dictamen de la mayoría de las comisiones. El C. Rama contestó una interpelación del C. Castillo Israel del, quien a su vez respondió a una pregunta del C. Barón Obregón, así que dio un informe la Presidencia. Siguió hablando en contra el C. Castillo Israel del y fue atendido respecto de las interpelaciones que dirigió a los CC. Barón Obregón y Rama. Por su parte contestó una interpelación del C. Moreno Jesús Z., y fue interrumpido después por una aclaración del C. Campillo Seyde.

"El C. Rama paso a la tribuna para apoyar el dictamen a discusión e interpeló al C. Castillo Israel del en dos ocasiones.

"Suspendió su discurso el C. Rama en virtud de que el C. Rivera Cabrera informó a la Asamblea acerca de los graves sucesos acaecidos en la municipalidad de Tacubaya, y en los cuales tomaron participación algunos ciudadanos diputados.

"Presidencia del C. Israel del Castillo.

"La Mesa designó en comisión a los CC. Lara César A., Borrego, Franco Cerqueda, Ollivier y prosecretario Leyva, con objeto de que se acercaran al ciudadano secretario de Guerra y Marina y gestionaran lo conducente.

"Asimismo, se nombró a los CC. Manrique, Portales, Romero José H., Vega Bernardo de la, Rodríguez Guillermo y prosecretario Angulo, para entrevistar al ciudadano presidente de la República con el mismo fin.

"El C. Borrego, a solicitud del C. Lara César A., expuso su opinión sobre los hechos ocurridos en Tacubaya; hizo una aclaración la Presidencia y dio un informe el C. Franco Abraham. El C. Borrego informó también y lo interrumpió una explicación del C. Franco Abraham. El C. Alessio Robles contestó una interpelación del C. Borrego. Siguió hablando este ciudadano representante y surgió un incidente provocado por una frase injuriosa que le dirigió un asistente a uno de los palcos destinados a los cronistas de la prensa. El C. Borrego respondió a preguntas de los CC. González y González, y Vizcarra. Hicieron mociones de orden los CC. Lara César A. y Castillo Nájera, y el C. Hidalgo Catalán paso a informar, a invitación de la Mesa y contestó una interpelación del C. Hernández Macario.

"El C. Rivera Cabrera puso en conocimiento de la Asamblea los datos que se le proporcionaron por teléfono, de la Presidencia de la República.

"Volvió a informar el C. Borrego y a continuación el C. Avilés hizo una relación de los hechos como testigo presencial de ellos. El C. Vizcarra hizo aclaraciones y fue interrumpido por una moción de orden del C. Meza, a que dio lugar una observación de la Presidencia. Esta hizo aclaraciones y el C. Avilés se refirió a lo dicho por el C. Vizcarra. El C. Rivera Cabrera volvió a informar; la Presidencia hizo nueva aclaración, siguió una moción de orden del C. Aguirre Colorado y a las ocho y cincuenta de la noche se constituyó la Asamblea en sesión permanente por acuerdo de la misma."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario: Está a discusión en lo particular el proyecto de Ley de Ingresos.

Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra.

El C. Aillaud, leyendo: "Artículo 1o....

El C. Manrique, interrumpiendo: Pido atentamente se retire....(Desorden. Campanilla.)

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra para una moción de orden, señor presidente. La Secretaría ha puesto en lo particular a discusión el proyecto de Ley de Ingresos; lo que debía haber puesto a discusión sería el primer artículo de esta ley; pero como ya se ha hecho y por los precedentes parlamentarios ya establecidos, sólo se discuten los artículos que sean separados y los que no, se dejan al final para votarse juntos lo cual ahorra tiempo y facilidad para la expedición de esta ley. Propongo, pues, a su señoría que se consulte a la Asamblea si en este caso se sigue el mismo procedimiento.

El C. Manrique: ¡Pues es claro!

El C. Casas Alatriste: En manera alguna.

El C. presidente: La Presidencia en vista de las aclaraciones del ciudadano Casas Alatriste, le manifiesta que en esa forma se va a proceder.

El C. Manrique: Pido atentamente que se retiren las fracciones VI y XI del artículo 1o. y el inciso (d) de la fracción XII del mismo artículo.

El C. Moreno Jesús Z.: Señor presidente, pido la palabra para interpelar a las comisiones.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Moreno: Al establecer las comisiones su proyecto de ley de ingresos en su artículo 1o.

que comprende los derechos sobre el comercio exterior, tuvo sin duda alguna por base las prescripciones de la Ordenanza General de Aduanas y, por consiguiente, las tarifas que la misma Ordenanza establece. Siendo esto así, yo me permito de una manera muy atenta interpelar a las comisiones si tuvieron en cuenta que los derechos que actualmente causan la papelería, es decir, los artículos para impresiones entre los cuales se encuentra el papel que podría usar la industria periodística; que me digan las comisiones si al proponer que subsistieran estos mismos derechos tuvo en cuenta que de esta manera se estaban causando muy grandes perjuicios tanto a la industria periodística, a las empresas periodísticas de la República, como a los impresores, porque los derechos que establece el arancel en esta materia son sumamente elevados, inspirándose en un principio proteccionista a una empresa que puede considerarse como monopolio, la empresa de las Fábricas de Papel de San Rafael y Anexas. Yo pregunto a las comisiones si tienen en cuenta la importancia que esta indicación puede tener para el desenvolvimiento cultural del país. Es ésta la ocasión en que deben las comisiones proponer en este concepto global, para no entrar en la discusión en lo particular del artículo 1o., una reducción a los derechos que causan los papeles para impresión en el país.

El C. Trejo Francisco: Señor presidente, pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo Francisco: La fracción I del proyecto de ley menciona la Ordenanza General de Aduanas, la Tarifa de 31 de julio de 1916 y las demás disposiciones vigentes en la materia, para que sirvan de norma en la recaudación de derechos de importación. Vigentes están las tarifas que gravan entre otros papeles el destino a la prensa; pero como quiera que el Ejecutivo ha tenido facultades extraordinarias y por la índole especial de los derechos que gravitan sobre las mercancías importadas, la Comisión consulta la conveniencia de que el Ejecutivo continúe en uso de esas facultades; no hizo un estudio especial la Comisión sobre el particular, ni tomó en cuenta la conveniencia de establecer excepción para esa clase de papel. Creo que el compañero Z. Moreno puede muy bien presentar por escrito su proposición y la Comisión teniendo a la vista los antecedentes del caso, con todo gusto dictaminará, bastando al efecto que el compañero Z. Moreno separe la fracción I de este artículo para que en caso de que la Comisión dictamine favorablemente y de que la Asamblea lo apruebe, se establezca con relación a esta fracción la salvedad que fue pertinente.

El C. Moreno Jesús Z.: Muchas gracias, señor.

El C. Trejo Francisco: Señor presidente, la Comisión separa el inciso (b) de la fracción XIII, con objeto de presentarlo luego con las insinuaciones que hizo el ministro de Hacienda, que la Comisión estima pertinentes, y que espera que la Asamblea apruebe.

El C. secretario Aillaud: ¿Qué fracción?

El C. Trejo Francisco: El inciso (b) fracción XIII que se refiere a contribución federal, porque va a hacer extensiva la obligación de satisfacerla a los rezagos.

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra para interpelar a la Comisión.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Casas Alatriste.

El C. Casas Alatriste: Deseo interpelar muy atentamente al compañero Trejo a fin de que se sirva decirme si al separar el inciso (b) de la fracción XIII del artículo 1o. separó también todas las disposiciones que a continuación de él reforman la Ley del Timbre.

El C. Trejo Francisco: Absolutamente todos.

El C. secretario Barragán: Por disposición de la Presidencia se va a dar lectura a los artículos no objetados a efecto de que si algún ciudadano diputado quiere separarlos, pueda hacerlo. Los artículos no objetados a que se han reservado para su votación son los siguientes:

"II. Derecho adicional de un peso en papel infalsificable, sobre cada peso oro nacional que se cause por los derechos de importación a que se refiere el precepto anterior, en la inteligencia de que podrá ser cubierto en oro nacional, a razón de diez centavos por cada peso papel;

"III. Derechos de exportación, con arreglo a la Ordenanza General de Aduanas, a la tarifa de 13 de junio de 1917, al decreto de 7 de junio de 1921 y a las demás disposiciones vigentes en la materia;

"IV. Derechos de tránsito, conforme a la Ordenanza General de Aduanas, a los contratos celebrados con empresas de transportes y a las tarifas expedidas o que al efecto expida el Ejecutivo;

El C. presidente: La Presidencia suplica atentamente a los ciudadanos diputados escuchen la lectura de estos artículos, pues si cualquiera de los compañeros objeta algún artículo, se reservará para su votación; por eso es importante que cada uno de los señores compañeros atiendan la lectura de estos artículos

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"XV. Productos de impuestos especiales sobre industrias extractivas, que se causarán precisamente en metálico:

"a) Impuesto especial sobre el oro, la plata y los metales industriales, ya sea que se produzcan en al República o que procedan de países extranjeros, con arreglo a la Ley de 27 de junio de 1919 y a las demás disposiciones vigentes sobre la materia.

"b) Impuesto especial sobre el petróleo crudo, sus derivados, y el gas de los pozos de producción nacional, conforme a la Ley de 24 de mayo de 1921 y a las demás disposiciones vigentes.

"c) Derechos de fundición, amonedación y ensaye, conforme a la Ley de 27 de junio de 1919 y a las demás disposiciones relativas.

"Servicios públicos

"XVI. Productos de servicios postales y aprovechamiento del Correo, en la inteligencia de que disfrutará de franquicias de porte total y de derechos de certificación, toda la correspondencia, impresos, bultos, etcétera, de carácter oficial que depositen las oficinas federales y la que los

particulares envíen con destino a las oficinas de Estadística de la Federación;

"XVII. Productos de servicios telegráficos y aprovechamientos del ramo, en el concepto de que será libre la transmisión de mensajes de carácter oficial que giren las oficinas federales y de que los que depositen los funcionarios a que se refiere el artículo 127 constitucional, pagarán únicamente el 25 por ciento de las cuotas de tarifa;

"XVIII. Productos líquidos del arsenal y del dique flotante de Veracruz y del varadero de Guymas, conforme a los reglamentos respectivos;

"XIX. Productos líquidos de trabajos hechos o servicios prestados en establecimientos atendidos por el Gobierno, conforme a los reglamentos y disposiciones relativos.

"Productos de bienes inmuebles de la Federación

"XX. Productos de bienes nacionalizados;

"XXI. Productos por arrendamiento de terrenos nacionales, a que se refiere la Ley de 26 de marzo de 1894;

"XXII. Productos de ventas de bienes raíces;

"XXIII. Productos de permisos o concesiones para la ocupación de la zona federal, de acuerdo con las leyes y demás disposiciones relativas;

"XXIV. Productos de arrendamiento o de explotación de las propiedades raíces de la Federación, no especificadas en las fracciones XX y XXI, según las leyes, disposiciones, tarifas y contratos respectivos.

"Productos y aprovechamientos diversos

"XXV. Productos de los títulos de ferrocarril de propiedad de la Federación;

El C. Trejo Francisco: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo Francisco: Suplico a la Presidencia que la lectura se haga del original presentado por las comisiones, pues la fracción XXV a que se está dando lectura tiene errores de imprenta. Insisto en suplicar que se lea del original presentado por las comisiones en el expediente que debe tener la Secretaría o el oficial mayor. Insiste la Comisión en suplicar.

El C. secretario Barragán: Ya se mandó pedir.

El C. Trejo Francisco: Ruego a la Secretaría que suspenda la lectura hasta que no venga el original.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"Productos y aprovechamientos diversos.

"XXV. Productos de los títulos de ferrocarril de propiedad de la Federación;

"XXVI. Compensación de gastos de intervención por el establecimiento de oficinas especiales o por cualquier otro servicio que preste el Gobierno federal;

"XXVII. Productos líquidos de la explotación de los ferrocarriles de propiedad federal;

"XXVIII. Productos líquidos de explotaciones hechas por el Gobierno, o de aquellas en que tenga participación, cuando unas y otras no procedan de bienes inmuebles de la Federación;

"XXIX. Réditos de caudales de la Federación depositados en bancos y casas bancarias;

"XXX. Derechos de pesca, buceo y similares, conforme a las leyes, reglamentos, contratos vigentes, circular número 6 de la Secretaría de Fomento, de fecha 21 de junio de 1916, tarifa de 20 de agosto de 1918 y demás disposiciones relativas;

"XXXI. Productos procedentes de bienes muebles de la Federación, no especificados en otras fracciones;

"XXXII. Premios obtenidos por situación de fondos;

"XXXIII. Utilidades procedentes de las operaciones de la Comisión Monetaria;

"XXXIV. Multas que se impongan conforme a las leyes federales, por cualquiera autoridad dependiente del Gobierno federal o por los tribunales o jueces federales, con excepción de aquellas que según las leyes respectivas tengan un destino especial;

"XXXV. Cesiones y donaciones a favor del Erario;

"XXXVI. Productos de las publicaciones hechas por cuenta del Gobierno federal, conforme a las disposiciones relativas;

"XXXVII. Indemnizaciones al Gobierno federal;

"XXXVIII. Utilidades que provengan de la amortización de la Deuda Pública;

"XXXIX. Rezagos de créditos, impuestos, derechos o productos federales, no cobrados en años anteriores;

"XL. Reintegros de alcances o liquidaciones de cuentas o de cualesquiera otras obligaciones que conforme a las leyes correspondan al Erario federal, y

"XLI. Aprovechamientos diversos, no especificados en las fracciones que anteceden.

"Transitorios.

"Artículo 1o. A partir del 1o. de enero de 1922, se derogan:

"I. Los decretos de 14 de enero y 27 de julio de 1921, relativos al impuesto del Timbre sobre las loterías y rifas;

"II. Los decretos de 17 de diciembre de 1918, 2 de enero de 1920 y de 3 de marzo y 7 de septiembre de 1921, referentes a la contribución federal;

"III. El decreto de 24 de diciembre de 1917 y las demás disposiciones relacionadas con el impuesto de timbre sobre botellas cerradas;

"IV. El decreto de 7 de septiembre de 1921, que declaró insubsistentes, a partir del 1o. de enero de 1922, el impuesto sobre patentes, marcas, etcétera, a que se contraen las leyes de 25 de agosto de 1903, las cuales continuarán en vigor;

"V. El artículo 7 de la Ley de 17 de noviembre de 1893, referente al impuesto especial de timbre sobre los hilados y tejidos de algodón, y

"VI. Cualquiera otra disposición que pugne con las modificaciones establecidas en esta misma ley."

El C. Gandarilla: Aparté el artículo 1o. transitorio, según le supliqué a su señoría.

El C. Trejo: Con permiso de la Presidencia, la Comisión hace notar que según indicación del ciudadano Gandarilla, separó el artículo 1o. transitorio, y ese comprende desde la fracción I a la VI; la Secretaría está dando lectura a la fracción II del artículo 1o. que forma parte del separado.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"Artículo 2o. Los fabricantes de hilados y tejidos de algodón o los tejedores que posean facturas expedidas con anterioridad a la vigencia de esta ley y que contengan estampillas que deban canjearse, de acuerdo con el artículo 7o. de la Ley de 17 de noviembre de 1893, que se deroga, deberán presentarlas para su canje en las oficinas respectivas, precisamente dentro del mes de enero de 1922.

"Artículo 3o. A partir del 1o. de enero de 1922, formarán parte de los textos legales respectivos, las reformas y adiciones que con relación a diversas leyes especiales de impuestos se establecen en el cuerpo del artículo 1o. de la presente ley."

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Casas Alatriste.

El C. Casas Alatriste: Deseo suplicar a la Secretaría que se sirva separar el inciso XVII y el artículo 2o. transitorio, además de los que ya separé, en la segunda columna, página 8.

El C. Manjarrez: Señor presidente, pido la palabra para solicitar que se separe la fracción D del artículo 10, página 8, primera columna, y que dice:

"XVII. Productos de servicios telegráficos y aprovechamientos del ramo, en el concepto de que será libre la transmisión de mensajes de carácter oficial que giren las oficinas federales y de que los que depositen los funcionarios a que se refiere el artículo 127 constitucional, pagarán únicamente el 25 por ciento de las cuotas de tarifa."

El C. secretario Barragán: Ya está separada.

- El C. secretario Aillaud, leyendo:

"Derechos sobre el comercio exterior.

"I. Derechos de importación, conforme a la Ordenanza General de Aduanas, a la tarifa de 31 de julio de 1916 y a las demás disposiciones vigentes en la materia."

Por disposición de la Presidencia tiene la palabra el ciudadano diputado Moreno Jesús Z.

Presidencia del

C. LÓPEZ SOTO FRANCISCO

El C. Monero Jesús Z.: Honorable Asamblea: Antes de emprenderse la discusión en lo particular de la Ley de Ingresos, que las comisiones han puesto a la consideración de vuestra soberanía, quien tiene el honor de dirigiros la palabra interpeló de manera muy atenta a las comisiones para que se sirvieran manifestar cuál era su criterio acerca de los derechos que hoy privan en materia de importación de papeles, que juegan tan importante papel en las industrias periodísticas, en el libro y en toda clase de negocios editoriales que se manifiestan ni más ni menos en la más eficaz cooperación para difundir el adelanto y la cultura en la masa de un pueblo. Las comisiones se sirvieron manifestar que si no habían parado mientes en este importantísimo punto de vista, era debido a que considerando que el Ejecutivo federal tenía y conservaba facultades extraordinarias en el ramo de aranceles, éste, que en repetidas ocasiones ha manifestado de una manera clara y expresa su interés por allegar todos los medios que sean necesarios para procurar el adelanto y la cultura del pueblo mexicano, el Ejecutivo federal, repito, según las comisiones decían, estaba capacitado en todo tiempo, en uso de esas facultades extraordinarias, para proponer la modificación que a este particular me permitía referirme; pero es lo cierto, ciudadanos diputados, que hace muchos años, más de doce seguramente, que tanto la prensa de la capital de la República como la de los Estados, sin distinción alguna de matices políticos o de criterios religiosos que profesaren, han estado pugnando de una manera tenaz y constante y a la vez eminentemente justiciera por que el criterio establecido en el arancel de aduanas, en materia de importación de papeles, dejara de tener como base fundamental servir de piedra angular al sostenimiento de un verdadero monopolio, como es el que ejercen, en perjuicio de la cultura nacional, las fábricas de papel de San Rafael y Anexas. Todos vosotros conocéis, ciudadanos diputados, ese grito clamoroso de la prensa de la República y de los editores mexicanos, de que en virtud de la protección que se dispensa a este monopolio, bajo el cariz de que se protege una industria, que eso también es muy discutible, si puede entenderse como una verdadera industria nacional por el hecho de que existe en el país, aun cuando la mayoría de su capital está representado por intereses extranjeros, yo quiero, para ilustrar vuestro criterio en este asunto, ocurrir al testimonio de persona autorizada en materias editoriales, y de una manera muy atenta me permito interpelar al ciudadano diputado Jesús B. González, para que nos explique en esta ocasión la situación angustiosa en que se debaten las empresas editoriales de México por la situación proteccionista a que me he venido refiriendo.

- El C. González Jesús B.- Pido la palabra para contestar la interpelación del orador. Positivamente, las empresas editoriales mexicanas. pasan una muy fuerte crisis; en la actualidad los libros españoles se venden ya en el detalle a tres y media y cuatro pesetas que, como ustedes saben, en relación con el cambio actual, es un peso o un peso y centavos de nuestra moneda. Nuestros libros, por el altos costo de los derechos de importación del papel, no pueden venderse jamás a menos de dos pesos plata mexicana; por lo tanto, el libro español resulta en este momento muy barato en relación con el libro mexicano, y mientras este desequilibrio exista, es por demás batallar por hacer una obra cultural entre nosotros, si no contamos con los elementos y con el auxilio oficial para nuestras empresas. Con respecto a la venta de los libros mexicanos, que son muy solicitados en la América del Sur, también nos encontramos con graves diferencias por el cambio, y nuestros libros resultan carísimos. Hay empresas aquí que hacen verdaderos esfuerzos por demostrar la cultura nacional, y que tropiezan constantemente con este grave inconveniente.

El C. Moreno Jesús Z.: Acabáis de oír, ciudadanos diputados, la opinión autorizadísima de persona que en estos momentos, interesada como está en una empresa editorial, conoce

perfectamente la situación desventajosa en que están colocados los diarios mexicanos, en relación con la producción extranjera. Pero yo voy a completar esta información del estimable compañero González, manifestando a ustedes que en estos momentos se está produciendo en el país un fenómeno de adelantamiento en este sentido, que ya hay una producción literaria bastante que podía manifestarse en la producción de libros tanto de texto para las escuelas, como de toda índole, con tal de que nos pusiéramos en condiciones de adquirir la materia prima, o sea el papel para producir libros impresos en México, que pudieran entrar a la competencia con el valor de los libros importados. Pero donde verdaderamente se resiente la gravedad de esta situación creada por un impuesto prohibitivo, como es el que tiene el ramo de papelería en beneficio de las fábricas de San Rafael, tenemos que considerar la situación en que está colocada la prensa nacional. No quiero referirme, ciudadanos diputados, a los grandes rotativos que disponen de capitales bastantes para hacer fuertes erogaciones y adquirir todavía ese papel en circunstancias menos desfavorables del resto de los editores de la República, que todos sabemos muy bien con cuánta penuria y con cuántas dificultades tienen que emprender la publicación de hojas periodísticas que no son otra cosa sino vehículos y medios de comunicación con el pueblo para su ilustración.

Voy a permitirme, ciudadanos diputados, citar unos cuantos datos de lo que importa la tarifa actual que se aplica a papeles importados, para que pueda estimarse toda la importancia que tiene el que esta Asamblea, al votar la fracción I del artículo 1o. del proyecto de Ley de Ingresos que nos ha presentado la Comisión, fije un límite razonable a esos derechos, en bien no solamente de las empresas editoras, no sólo en bien del periodismo nacional, sino en bien de la cultura del país. Según los mejores datos que han podido obtenerse de algunas empresas editoras de esta capital, se sabe que actualmente el costo del papel importado, ya fuera de Alemania o de los Estados Unidos, no sería mayor su costo, digo, de 16 centavos oro nacional. Los impuestos que tiene este papel son de 12 centavos oro nacional, más uno y medio centavos que se paga por impuesto en infalsificable, y cuatro centavos más o menos que tendría de costo su conducción de flete hasta la capital de la República, dando un costo que permite a las fábricas de San Rafael fijar, para el valor del papel que produce en México, de 30 centavos. La fábrica de papel que impone este precio a su producción de papel corriente no tiene por base más de la escala que da la tarifa proteccionista de que disfruta. De otra manera, si esta cuota tuviera el valor, el monto de lo que tenía hace doce o quince años, sería de seis centavos por concepto de impuesto, y entonces los editores mexicanos en lugar de pagar 30 centavos oro nacional por el kilo de papel, vendrían a ponerlo a un precio no mayor de 22 a 25 centavos. Yo creo que estas razones brevísimas que yo quería someter a la consideración de vuestras soberanías, van a tener la explicación más completa haciendo una súplica muy atenta a la Presidencia para que la Secretaría dé lectura a una nota que publicó un importante diario de la República, "La Revista de Yucatán", donde con todo tino y con toda serenidad de juicio se estudia este caso del periodismo nacional en relación con las dificultades que tiene para existir, por el precio de las materias primas y el papel.

- El C. secretario Pérez Gasca, leyendo:

"El problema capital. (A la prensa nacional.) (Editorial de "La Revista de Yucatán", del sábado 22 de octubre de 1921.)

"El señor presidente de la República en una audiencia reciente que concedió a los periodistas mexicanos, díjoles, entre otras cosas, lo siguiente:

"Reducir al mínimum el analfabetismo, es el capital problema que tiene delante mi Gobierno."

"No cabe duda que varios son, y muy delicados, los problemas palpitantes en México, que tiene que resolver el Poder Público; pero el capital - como manifestó el primer mandatario -, es, realmente, el de combatir por todos los medios posibles, el vergonzoso analfabetismo nacional.

"Ello, ciertamente, no es cuestión de un cuatrienio, ni de cinco, por cuanto cambiar la faz de un pueblo y transformar su fisonomía moral, es obra del tiempo, con intervención de factores bien conocidos; pero si no se asienta sobre recia base la piedra angular del edificio cultural del porvenir, para que en él, bajo sus arcadas de luz, dejen los harapos de su ignorancia las clases desheredadas del pueblo mexicano, claro está que la transformación anhelada o sea la resolución del problema, seguirá en pie por tiempo indefinido.

"Para que la obra sea verdaderamente racional; para que las grandes sumas que en ella será forzoso invertir, no resulten un sacrificio estéril - simiente regada en tierras sin preparación, como suele ocurrir -, precisa antes que nada, formar las legiones de maestros, a quienes la patria ha de confiar la obra, luminosamente bella, de poner fin al padrón ignominioso del analfabetismo.

"Después vendrá el detalle magno: la creación de las escuelas y la conveniente distribución de las mismas al través del inmenso territorio de la República, de tal manera que el foco de luz - El dulce hogar de la inteligencia y del saber humanos - no deje de brillar, con brillo de astro de primera magnitud, ni en la más humilde ranchería de la patria.

"Pero existen, además, otros dos factores, esencialmente importantes, que desempeñan papel trascendentalísimo en el seno de las sociedades civilizadas, para la consecución de la obra grandiosa de la cultura de los pueblos: el periódico y el libro.

"No creemos que haya quien se atreva a negarlo.

"El uno y el otro son los más activos y perseverantes agentes propulsores de la idea, en todas sus manifestaciones, y por eso los gobiernos cultos deben tender a abaratarlos, para ponerlos al alcance de todas las clases sociales, singularmente de las humildes.

"Pero en nuestro país acontece precisamente lo

contrario, no sólo en perjuicio del pueblo, sino con mengua de las artes gráficas y de los obreros mexicanos, en virtud de los derechos absurdamente prohibitivos que pesan sobre el papel extranjero, sólo por favorecer determinados intereses creados a la sombra de esa eterna inválida que se llama la industria nacional, como pasamos a comprobarlo.

"El papel para periódicos y libros, corriente, que puede obtenerse en Alemania, por ejemplo, según las más recientes cotizaciones, a dos y medio centavos oro americano la libra, o sea poco más o menos a once centavos oro nacional el kilo, no es posible importarlo en virtud de que el arancel de nuestro Gobierno lo grava con un derecho de doce centavos oro nacional el kilo, más los adicionales, digamos catorce centavos - o sea más del valor intrínseco de la mercancía, lo que obliga a los editores mexicanos a comprar el mismo papel a las llamadas fábricas nacionales -, que lo son sólo de nombre, a 31 y medio centavos oro nacional el kilo, puesto en México. Naturalmente, los que trabajamos en Yucatán, en Sonora, en Chihuahua, etcétera, pagamos, sobre ese altísimo precio de factura, los crecidos gastos de flete de ferrocarril, y, de seguro, y los peninsulares además, los de manejo en Veracruz y Progreso y flete marítimos entre los dos últimos puertos, todo lo que recarga la mercancía a grado tal, que no es posible dar el periódico a menos de quince centavos las ediciones corrientes y a veinticinco las extraordinarias, debiéndose tomar en cuenta que de esa suma hay que ceder cinco centavos por ejemplar, al vendedor.

"En la misma metrópoli, donde las empresas editoras tienen el papel a 30 ó 31 centavos, sin otros gastos, el periódico vale diez centavos, y quince en los trenes y fuera de la capital.

"¿Cómo puede ser posible, en tales condiciones, hacer obra de cultura, difundiendo las luces entre las masas populares?

"Relativamente a la impresión de libros, existe una anomalía mucho más grave, porque resulta que como el papel, y quizá la obra de mano son más baratos en Estados Unidos y en España, por ejemplo, y la introducción de libros impresos en la República, es libre, numerosas ediciones de obras varias y de texto para las escuelas, machotes para casas comerciales y otros trabajos valiosos relacionados con las artes gráficas, se hacen fuera del país, con perjuicio evidente e innegable de la industria y de los obreros mexicanos.

"Es muy conveniente hacer constar que el Gobierno del general Díaz, decidido protector de la industria papelera llamada nacional, intereses extranjeros en su mayor parte, sólo gravaba la importación extranjera de productos similares, en seis centavos, y las fábricas de México vivían amplísimamente.

"¿Por qué ahora se les protege con un derecho prohibitivo de doce centavos, más los adicionales?

"Si de hacer obra patriótica y de alta cultura se trata, para no sólo reducir, sino hasta desterrar, andando el tiempo, el vergonzoso analfabetismo mexicano -problema "capital" como lo reconoce el general Obregón -, este alto funcionario debe, en nuestro concepto, iniciar ante el Congreso de la Unión la modificación del arancel aduanero en lo que se refiere a la importación de papel para libros y periódicos, sin dejar de favorecer y alentar a la industria del país; pero sin lesionar el sagrado derecho del pueblo, a ilustrarse y elevar su nivel moral.

"Invitamos a nuestros colegas de la metrópoli y a los de la "Prensa Asociada de los Estados", a estudiar detenida y serenamente este asunto de vital importancia y a sostener una tesonera y razonada campaña en pro de nuestra idea, que responde - lo creemos sinceramente - a una ingente necesidad nacional.- León Guzmán.

"Nota: Rendidamente ruega el que subscribe, autor del artículo que antecede, a todos los colegas de la prensa nacional, se dignen fijarse en la trascendental importancia que encierra el asunto de que se trata, no sólo por el bien de la patria, sino por el de los editores mexicanos en general.- Carlos R. Menéndez.

"Mérida, Yucatán, 22 de octubre de 1921."

El C. Moreno Jesús Z.: Creo, ciudadanos diputados, que debe haberse formado ya en vuestro ánimo y en vuestro pensamiento un criterio perfectamente definido respecto al deber que tenemos de ocurrir de una manera eficaz en auxilio de todo aquello que signifique cultura y adelanto para el país. Por lo tanto, yo me permito, de una manera muy atenta, suplicar a las comisiones que se sirvan retirar la fracción I del artículo 1o. de su proyecto de ley, con el objeto de ocurrir a todas las fuentes necesarias, ya sea a los datos que nos pueda proporcionar el Ejecutivo mismo, para presentar esta fracción del artículo 1o. modificada en los justos términos, que sea una garantía y una prueba de nuestra equidad y de nuestra preocupación por el adelanto y cultura de nuestro país. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Trejo.

El C. Trejo Francisco: Honorable Asamblea: La Comisión va a oponerse a retirar la fracción a que se refirió el ciudadano Moreno, solamente porque no está conforme en la forma en que este señor propone se haga la modificación. La Comisión cree que puede subsistir el texto de esta fracción, que dice:

"I. Derechos de importación, conforme a la Ordenanza General de Aduanas, a la tarifa de 31 de julio de 1916 y a las demás disposiciones vigentes en la materia."

Porque las cuotas con que se grava la importación de papel para libros y periódicos debe, con más pertinencia, erogarse en el artículo 1o. de una manera expresa, es decir, a partir de enero de 1922 se derogan las fracciones, enumerándolas, tal y tal, que gravan papel de libros y periódicos. Además, debe tomar el Poder Legislativo, de aprobar esta medida, la precaución, en el caso de que se apruebe el artículo 4o. transitorio, en el cual se faculta al Ejecutivo para establecer nuevas cuotas arancelarias, de limitar esas facultades a fin de que no vuelvan a restablecerse esos derechos, pues hay el antecedente de que alguna Legislatura anterior votó la excepción o reducción de derechos de importación a esta clase de papel, y en uso de las facultades extraordinarias de que el Ejecutivo ha

venido disfrutando, volvieron a restablecerse esas mismas cuotas. La Comisión, a priori, no podría calificar cuáles son las clases de papel, las designaciones técnicas, con qué en la Ordenanza están calificadas; tampoco los intereses que el Gobierno tenga en este asunto, y es justo que se permita a la Comisión escuchar lo que el Ejecutivo tenga en reserva sobre este particular, como ya lo explicó atinadamente el señor Moreno, y permitir que la fracción I se apruebe en los términos en que está, pues si existen en la Ordenanza General de Aduanas fracciones que graven la importación del papel, lo que cabe es derogarlas en su oportunidad y establecer la limitación, también en su oportunidad. El precepto establece que se cause de acuerdo con las cuotas vigentes, y es evidente que si estas cuotas se derogan en un artículo posterior de la misma ley, al entrar en vigor ésta y no quedar vigentes esas cuotas, ya no hay lugar a que se tema que con la redacción actual, que en nada afecta para conseguir el fin que se propone el ciudadano Moreno, los papeles a que ha aludido queden exentos de derechos. Cree la Comisión, por lo tanto, y pide respetuosamente a esta honorable Asamblea, se sirva aprobar en los términos en que está redactada la fracción, insinuando al compañero Moreno que acepte la proposición que esta Comisión hace, de aplazar para el artículo de derogaciones el estudiar la derogación de las cuotas que en la actualidad están vigentes. Como para llegar a ese precepto transcurrirán uno o dos días más, este tiempo será bastante para que la Comisión, plenamente documentada, pueda presentar a la consideración de esta Asamblea el punto de vista que a ella le toque sostener. Insisto, pues, en que se apruebe la fracción I en los términos en que está redactada, ya que la oportunidad para hacer la derogación, como lo dije, es ulterior. En esto creo que el ciudadano Moreno estará conforme, lo mismo que la honorable Asamblea.

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Moreno Jesús Z.: Me inspiran tal confianza, ciudadanos diputados, las palabras del ciudadano Trejo; estoy tan profundamente convencido de la rectitud de miras que lo traen a este debate, que no puedo menos que sentir pena de no estar de acuerdo con lo que acaba de expresar. Creo que en toda discusión debemos partir de esta base: sinceridad y verdad. En la fracción I del artículo 1o. propuesto por la Comisión, se dice lo siguiente:

"I. Derechos de importación, conforme a la Ordenanza General de Aduanas, a la tarifa de 31 de julio de 1916 y a las demás disposiciones vigentes en la materia."

Es decir, las disposiciones arancelarias en las cuales está comprendida la tarifa que grava la papelería para las industrias editoras. Y yo deseo que las comisiones me aclaren, reconociendo de antemano, como he dicho antes, el espíritu de rectitud que anima al compañero Trejo, presidente de estas comisiones, qué inconveniente hay en que la fracción I del artículo, después de recabarse los datos en las fuentes oficiales, que son las que están más capacitadas para conocer este punto de vista, qué dificultades encuentra la Comisión para puntualizar aquí, antes de aprobar en esta forma la fracción I, la situación en que quedan las facultades extraordinarias en materia de aranceles de que disfruta el Ejecutivo, si lo excepcionamos especialmente de los derechos que pueden imponerse a los papeles. Lo que yo he pedido a las comisiones de una manera muy atenta, es que nos den tiempo bastante para ir a esas fuentes, y estoy de acuerdo con lo que decía el ciudadano Trejo, de que venga aquí el Ejecutivo, por conducto de alguno de sus secretarios de Estado, a informarnos, a ilustrarnos acerca del punto de vista que tiene este asunto, y así poder fundar desde luego, de una manera definitiva, la situación firme en que queda esa industria del país. Creo que nada pierden las comisiones, ya que ni siquiera establecemos desorden en su articulado con fijar, desde la fracción I, este punto que yo he considerado, y que creo que el compañero Trejo también, de suma importancia para el desenvolvimiento cultural de la República.

El C. Trejo Francisco: ¿El compañero Moreno reconoce que en un texto existen actualmente fracciones que gravan la importación de estos papeles?

El C. Moreno Jesús Z.: Sí, señor, lo reconozco.

El C. Trejo Francisco: ¿Reconoce su señoría que deben ser derogados esos preceptos?

El C. Moreno Jesús Z.: Sí lo reconozco; es decir, lo deseo.

El C. Trejo Francisco: ¿Las derogaciones no deben ser expresas, en los mismos términos en que fueron establecidas las disposiciones que establecen determinados gravámenes?

El C. Moreno Jesús Z.: Si, señor.

El C. Trejo Francisco: En este caso, ¿no es irregular que nosotros establezcamos una excepción sin derogar de una manera expresa las fracciones que forman el cuerpo de la Ley de Ordenanza de Aduanas, que establecen las cuotas respectivas, y si es así, por qué en caso de que esta honorable Asamblea lo apruebe, no establecemos en su oportunidad en el artículo 1o. la derogación expresa de las fracciones que gravan estos papeles, a fin de que ya declaradas insubsistentes las cuotas que se han venido cobrando, no sigan sujetas a ellas las importaciones que se hagan a partir del 1o. de enero de 1922? Hay que tener en cuenta, y no lo ha perdido de vista seguramente el ciudadano Moreno, que esta ley entrará en vigor hasta el año próximo, y el propósito que él persigue es que la derogación entre en vigor a la vez, con esa misma oportunidad. Por lo mismo, el camino que la Comisión propone está de acuerdo con el sistema seguido tanto para la promulgación como para la derogación de las leyes. El hecho de que nosotros establezcamos la excepción en la fracción I que él pretende, sin derogar expresamente el precepto, podría considerarse anormal, podría considerarse fuera de la técnica de la formación de las leyes y, en cambio, el procedimiento que la Comisión sugiere se ajusta enteramente a las reglas que debemos nosotros sujetarnos para promulgar nuestra Ley de Ingresos. La derogación de las fracciones que gravan la importación de papel para libros y periódicos, hechas con la oportunidad con que se hacen otras derogaciones para dejar insubsistentes algunos otros impuestos, dará toda la fuerza que el ciudadano Moreno quiere dar a esta excepción y evitará que

se altere la redacción de estos preceptos. En estos momentos se me ocurre proponer al compañero Moreno que separe este inciso I, para que se discuta simultáneamente con el artículo 1o. transitorio.

El C. Moreno Jesús Z.: ¡Muy bien, conforme!

El C. Trejo Francisco: En tal virtud, ya la Comisión persistirá en sostener la redacción de sus preceptos, pues cree que no debe votarse en contra del dictamen, porque está correctamente redactado, y la suspicacia del compañero Moreno desaparecerá, toda vez que simultáneamente se hará la discusión de la fracción I del artículo 1o. y del artículo 1o. transitorio, en el cual la Comisión cree que debe establecer el precepto en caso de que sea aprobado por esta Asamblea.

El C. Manrique: ¡Moción de orden! Lo único que cabe, para aceptar la indicación del ciudadano Trejo, es que la Comisión retire el artículo, porque lo indicado es discutir los artículos en el orden en que la propia Comisión los ha presentado.

El C. Trejo Francisco: La Comisión retira la fracción I del artículo 1o., de acuerdo con lo expuesto.

El C. secretario Aillaud: Se consulta a la Asamblea si permite a la Comisión retirar la fracción I del artículo 1o. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Sí se permite. Por disposición de la Presidencia tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: Oportunamente solicité que se apartasen las fracciones VI a XI del artículo 1o. de la Ley de Ingresos, a discusión.

Todas estas fracciones enumeran una serie de impuestos sobre el comercio exterior, impuestos que se pagan por las mercancías que llegan a los puertos de la República; así, la fracción VI, se refiere a los derechos y retribuciones por los servicios interiores de los puertos, conforme a las tarifas expedidas o que al efecto expida el Ejecutivo, de acuerdo con la Ley de 1o. de julio de 1898 y con las demás disposiciones relativas. Es una de las fracciones que en primer término debiera impugnar; pero leeré las que le siguen. La fracción VII se refiere a los derechos de guarda y almacenaje, con arreglo a la Ordenanza General de Aduanas y a las demás disposiciones vigentes en la materia. Como se me advierte que el compañero Manero estaba inscripto anteriormente para la discusión de la fracción III, me retiro de la tribuna.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manero.

El C. Manero: Agradezco mucho al diputado Manrique la galantería que ha tenido permitiéndome que desde luego venga a impugnar la fracción III del artículo 1o. Hubiera hecho yo una moción de orden para reclamar el turno, si no hubiera sido por no interrumpir el discurso del ciudadano Manrique; pero entiendo que como él va a objetar las fracciones siguientes, es mejor no romper el hilo de su discurso. Mi deseo solamente, señores diputados.... (Campanilla.)

El C. secretario Aillaud: Se suplica a los ciudadanos diputados atiendan al orador.

El C. Manero: La fracción III del artículo 1o., señores diputados, deja en vigor plenamente el decreto de 7 de junio de 1921, que grava la exportación del petróleo en ciertos términos. Los arreglos que la Secretaría de Hacienda tiene propalados con los petroleros, versan precisamente sobre la vigencia de este decreto. Además, el artículo 4o. transitorio faculta al Ejecutivo para legislar en materia de impuestos petroleros, hasta el día último del presente año. Considero, pues, prudente apartar esta fracción III para discutirla conjuntamente con el artículo 4o. transitorio, ilustrados con las luces que el señor secretario de Hacienda y Crédito Público nos ha ofrecido traer a esta Asamblea sobre el particular. Así pues, mi proposición se reduce en estos momentos a lo siguiente: a suplicar a las comisiones de Presupuesto que hagan con la fracción III del artículo 1o. lo propio que han hecho con la fracción I, es decir, retirar esta fracción para discutirla conjuntamente con el artículo 4o., cuando el Ejecutivo tome parte en esta discusión.

El C. Trejo Francisco: Pide la palabra la Comisión.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo Francisco: La Comisión no tiene objeción que hacer a lo propuesto por el compañero Manero, y retira su fracción III del artículo 1o., solicitando la venia de la Asamblea para hacerlo.

El C. secretario Aillaud: En votación económica se pregunta a la Asamblea si se permite retirar a la Comisión la fracción III del artículo 1o. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Sí se permite. Se pone a discusión la fracción VI del artículo 1o. Tiene la palabra el ciudadano diputado Manrique.

El C. Manrique: Comencé, señores diputados, por enumerar las diversas fracciones que, ideológicamente unidas, en mi concepto, es fuerza que la Asamblea conozca sucesivamente. Las fracciones VI y VII las leí hace pocos momentos. Voy a leer las que siguen:

"VIII. Derechos de patente de navegación, conforme a las leyes de 8 de enero y 9 de julio de 1857;

"IX. Derechos de practicaje, de conformidad con el decreto de 10 de julio de 1916 y con las demás disposiciones relativas;

"X. Derechos de capitanías de puerto, conforme el decreto de 10 de julio de 1916, exceptuando las embarcaciones menores de una tonelada, aun cuando salgan fuera de los puertos;

"XI. Derechos de sanidad, que, como sabe el compañero Barón Obregón, se cobran conforme a la ley de 1o. de junio de 1894, a la tarifa de 12 de julio del mismo año y a las demás disposiciones vigentes, así como de inspección veterinaria, con arreglo a la tarifa de 30 de julio de 1903 y a las demás disposiciones relativas, en la inteligencia de que -esto lo sabe mejor el compañero Valadez Ramírez- los derechos de inspección veterinaria se aplicarán en su totalidad a los inspectores o prácticos que presten ese servicio, siempre que unos y otros no desempeñen algún empleo de la Federación por el cual perciban sueldo." En consecuencia, en el capítulo de derechos

sobre el comercio exterior, tenemos enumeradas por las fracciones VI a XI una serie de pequeñas contribuciones que constituyen un sistema bastante intrincado. La tendencia de los sistemas fiscales debe ser, es actualmente la de mayor simplificación posible; mientras más sencillo sea el sistema de tributación, más fácilmente soporta la carga la nación sobre la que pesa. La tendencia de todos los legisladores en materia fiscal, es actualmente la de simplificar el impuesto. Es perfectamente sabido que toda una escuela de economistas, la escuela de Enrique George, economista inglés, lleva la simplificación al máximum, hasta proponer lo que se llama, como sabéis muy bien, el impuesto único, el impuesto sobre la tierra. (Voces: ¡Es americano!) El economista anglo - sajón, para no equivocarme, cuya influencia, sobre todo en Irlanda, fue tan seria en el pasado siglo, como lo sabe el diputado Manjarrez, llegó a proponer el impuesto único, el impuesto sobre la tierra, llevando así la máxima simplificación al sistema de tributación. Yo no hablo de esto sino como una rápida alusión; no quiero entrar en materia, porque no es este el objeto de mi discurso; quiero simplemente señalar que sin llegar todavía a este extremo que supondría la absoluta renovación de nuestro sistema fiscal y que merece un estudio más detenido del que puede hacerse en la rápida discusión que de los presupuestos se hace al terminar aquí uno de los años de nuestro ejercicio, sí quiero indicar la necesidad de hacer siquiera en detalle un esfuerzo por simplificar nuestro sistema fiscal. La misma Comisión nos explicó el otro día que ya la Secretaría de Hacienda había pensado simplificar este sistema de impuestos, reduciendo todas estas pequeñas contribuciones, todos estos pequeños impuestos de derechos de practicaje, de derechos de guarda, de almacenaje, de derechos de retribución por los servicios interiores de los puertos, de derechos de capitanía de puerto, de derechos de sanidad, de derechos de inspección veterinaria a una sola cuota, que sería incuestionablemente mucho más fácil de cobrar y que requeriría un personal mucho más limitado y que disminuiría considerablemente por la consiguiente selección del personal, selección que en reducción numérica del personal, disminuiría considerablemente, digo, las oportunidades o las posibilidades de cohecho, de soborno, de corrupción, y determinaría a la postre el establecimiento de un impuesto que sería pagado mucho más fácilmente, de mejor grado por el contribuyente, y siendo el fraude mucho menor, el impuesto recaudado por la Federación sería también considerablemente mayor. En consecuencia, la tendencia de simplificación es plausible. Como no quiero insistir en esto, aunque podría hacerlo con argumentos más serios, sólo planteo de una manera general la necesidad de simplificar el sistema, y aprovecho esta pequeña oportunidad que se nos presenta, y en lugar de exhortar a la Asamblea haciendo de esto una cuestión de amor propio para votar en contra de la fracción, sigo un camino más práctico, solicitando de la Comisión el retiro de esta fracción para estudiar su ulterior substitución por un impuesto más sencillo o un impuesto único que substituya a todos estos pequeños impuestos de cobro difícil y tan propicio al fraude.

El C. Trejo Francisco: La Comisión está en espera del proyecto de englobamiento para unificar el pago de todos estos diversos capítulos de gravamen en los puertos. La Secretaría de Hacienda ofreció enviarlo y pide, por lo mismo, permiso la Comisión para retirar estas fracciones, a fin de someterlas a la nueva redacción en los términos que a la misma Comisión se le insinúen por el órgano del Ejecutivo capacitado para hacer, mejor que nosotros, la transformación de que se trata.

El C. secretario Aillaud: En votación económica se pregunta si se permite a la Comisión retirar las fracciones VI a XI.

El C. Casas Alatriste: Deseo interpelar a la Comisión si no tiene inconveniente en incluir la fracción V, que también se refiere a derechos de toneladas y adicional de toneladas, de carga y descarga, y de tráfico marítimo interior, conforme a las leyes de 1o. y 27 de julio de 1898, y a las demás disposiciones vigentes en la materia. Como pudiera ser que también esta contribución pudiera englobarse con las demás, solicito de la Comisión que tenga la bondad de estudiar si procede esta innovación con relación a estos derechos.

El C. Manrique: Pido la palabra para aclarar.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Por una ligereza no incluí la fracción V que cabe perfectamente dentro de los argumentos señalados. Pido, como el ciudadano Casas Alatriste, que también se incluya dicha fracción.

El C. Trejo Francisco: La Comisión está conforme.

El C. secretario Aillaud: En votación económica se pregunta si se permite retirar a la Comisión las fracciones de la V a la XI del artículo 1o. Los que estén por la afirmativa sírvanse decirlo. Sí se permite.

- El mismo C. secretario: Se pone a discusión el inciso (d) del artículo 1o. Tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Entre los derechos sobre comercio exterior, enumera la Comisión en su proyecto de ley un ingreso en su fracción XII, inciso (d), que dice: "derechos consulares, por los actos siguientes: Por refrendar o visar en los consulados de México en el extranjero, pasaportes expedidos por autoridades de otros países y por expedir pasaportes a extranjeros a razón de $20.00 (veinte pesos) oro nacional, por cada visación, refrendo o expedición. La cuota anterior podrá ser disminuída o dispensada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuando a su juicio lo crea conveniente, y cuando así proceda en reciprocidad de lo que otras naciones establezcan con relación a la visa o refrendo de pasaportes expedidos por autoridades mexicanas."

No dejo, señores diputados, de experimentar algún desconcierto cuando observo que debido quizá al sacudimiento nervioso de la reciente sesión nocturna, de la reciente sesión vespertina, la atención de la Asamblea es escasa y entre ciertos elementos casi nula; pero muchos son los llamados y pocos los atentos y con la atención de estos pocos me conformo. No quiero hacer un discurso lírico, supongo que me dirijo a hombres nuevos, a espíritus que sienten las necesidades de una seria y grave

reforma mundial, a espíritus suficientemente amplios para dar a las nuevas ideas que inspiran hoy a los pensadores, todo su hondo alcance, toda su grave trascendencia.

Al leer el inciso (d) de la fracción XII se advierte que la Comisión - sin que esto envuelva para ella un mínimo reproche -, recogiendo automáticamente una serie de preceptos ya catalogados en leyes anteriores, no hace otra cosa que seguir la corriente que la inercia le marca. Es necesario que cada época se distinga por nuevas disposiciones, por reformas en la legislación, por innovaciones en la manera de pensar y de sentir; y es perfectamente sabido, señores diputados, que hay una poderosa corriente internacionalista que señala como cosas llamadas a desaparecer definitivamente, todas estas trabas, todos estos artificios que los países, que las diversas naciones, que las diversas entidades políticas han colocado tradicionalmente para impedir a los hombres de un pueblo pasar a otro, para impedir a los hombres comunicarse entre sí, a despecho de las artificiales divisiones políticas.

El C. Domínguez Norberto: ¿Me permite una interpelación pequeñita?

El C. Manrique: De una buena vez.

El C. secretario Aillaud: Se ruega a los ciudadanos diputados atiendan al orador.

El C. Domínguez: Con permiso del señor presidente. No contrariando al señor Manrique, sino esperando de su cultura que me aclare un punto, me permito preguntarle que si es verdad que cada día....(Campanilla.)

El C. presidente: No Tiene usted la palabra.

El C. Domínguez: Me pareció que me la había usted dado. (Risas.) Entonces tenga la bondad de perdonarme, señor; me pareció o vi mal.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Domínguez : Para suplicar atentamente al señor Manrique se sirva decirme que si es verdad que hoy se facilitan las comunicaciones internacionales, ¿por qué los norteamericanos han puesto tantas restricciones a la inmigración de extranjeros en su territorio? ¿Es o no verdad? Muchas gracias, señor presidente. (Risas.)

El C. Manrique: El señor Domínguez, el estimable compañero Domínguez, lejos de hacerme una objeción, me suministra un argumento más. Le agradezco extraordinariamente el haber contribuído casi al desarrollo de mi tesis. La misma Comisión había ya adelantádose a la objeción, señalando que el Gobierno mexicano estaba en concreto - se habla de la Secretaría de Relaciones Exteriores, órgano del Ejecutivo -, que el Gobierno mexicano estaba ya facultado por esta ley para legislar convenientemente, planteando, es decir, buscando o procurando la reciprocidad con aquellos países que fijasen cuotas menores para nuestros nacionales o que los eximiesen del pago de toda cuota. Es así que los Estados Unidos de Norteamérica no solamente no nos eximen, sino que ponen cortapisas al ingreso de nuestros nacionales, luego es un silogismo en bárbara, diría probablemente nuestro estimado amigo don Israel del Castillo, y este silogismo en bárbara nos conducirá a la inevitable conclusión de que deberíamos eximir a los ciudadanos norteamericanos del pago de los veinte pesos oro nacional, o diez dólares, en los consulados de nuestro país en la vecina nación. Sin embargo, no es un argumento serio. Efectivamente, el sentimiento nacionalista, largamente explotado a través de las centurias, el sentimiento de amor a la patria que ha sido incuestionable factor de progreso en la historia de la humanidad, a medida que el tiempo avanza comienza a convertirse en un sentimiento mezquino si se le parangona con el sentimiento más amplio del internacionalismo y comienza a convertirse en escollo, en traba, en obstáculo para el progreso, para la libre comunicación de las diversas nacionalidades. Lo que quiere la idea de internacionalismo es en síntesis la substitución de la noción de competencia o de lucha comercial o guerrera entre las naciones, por la substitución de la idea más noble y más amplia de cooperación. ¿Estorbo a esta cooperación, estorbo a esta unificación espiritual y comercial de las naciones? Es seguramente todo este complejo mecanismo de fronteras, aduanas, pasaportes, visa de documentos, etcétera. Es perfectamente sabido que cuando altos pensadores han proclamado la necesidad del desarme universal, cada nación ha dicho: "Sí, yo limitaré mis armamentos cuando mi rival, cuando mi antagonista limite los suyos". Así argumenta el compañero Domínguez: cuando los Estados Unidos de Norteamérica u otras naciones dejen de cobrar a nuestros nacionales la cuota de diez o más dólares, nosotros dejaremos de cobrar la cuota de veinte pesos oro nacional. Y es así cómo no se comienza nunca; y si se reflexiona, por otra parte, en que el producto de esta contribución es verdaderamente escaso, la Comisión, que no defenderá ciertamente con todo calor este inciso, podría cuantificar el probable ingreso; pero seguramente que nada significa en el próximo ejercicio fiscal. En estas condiciones, señores diputados, yo no quiero insistir sobre la materia. Yo he querido simplemente aprovechar la oportunidad para deciros que debemos reformar, derogándola, esta disposición señalada por el inciso (b) de la fracción XII del artículo 1o. de la Ley de Ingresos a discusión. Que el sentimiento internacionalista es cosa que va dejando de ser una utopía y un ensueño para convertirse en realidad, lo demuestran hechos cuya observación está al alcance de todos nosotros. El ensueño de Morazán, el estadista centroamericano, ha dejado de serlo para convertirse en una realidad, siquiera parcial, por la no incorporación todavía de las repúblicas de El Salvador...(Voces: ¡No!) las repúblicas de Costa Rica y Nicaragua a la Confederación Centroamericana. Recientemente estos pequeños Estados, estas pequeñas naciones, estas pequeñas repúblicas centroamericanas, repúblicas guerreras, belicosas, que han sido por mucho tiempo enemigas irreconciliables y que en más de una ocasión se han declarado la guerra y se han desangrado, Guatemala, Honduras y El Salvador se han unificado, han convertídose en una Federación gobernada por un Consejo federal. Cada presidente de cada una de estas naciones se ha convertido en gobernador de un Estado. Esto demuestra la posibilidad de la realización de este ensueño. El ensueño de Bolívar, la formación de una gran federación de las naciones latinoamericanas, irrealizable por la dificultad de comunicaciones, de fijo que no está lejana de realizarse, sobre todo si se

perfeccionan las vías de comunicación y se lleva a cabo el magno proyecto de la construcción del Ferrocarril Panamericano. Ayer o anteayer tuve la grata sorpresa de leer en "El Universal" algún pequeño editorial, en que hay una visible reminiscencia de las ideas expuestas por Heriberto Wells en su último libro sobre el salvamento de la civilización; me refiero en concreto a la influencia del aeroplano para borrar las fronteras. En cambio, es sensible que habiéndose tratado recientemente de la unificación de la República Mexicana con las de Centroamérica, otro gran diario de nuestro país haya consagrado, no recuerdo si un editorial o una pequeña nota... (Murmullos. Voces: ¡De Norberto Domínguez!) bueno, entonces fueron dos diarios; el compañero Domínguez se refirió en broma a la noble idea de la confederación de México con las repúblicas hermanas de Centroamérica, y el otro editorialista, don Carlos Díaz Dufóo, que firma con el pseudónimo de "Cualquiera", también se burló de la idea en lugar de aceptarla en toda su magnitud y transcendencia. De todas maneras, mientras hablamos en ceremonias tan pomposas como la que celebró este Congreso recientemente, de fraternidad hispanoamericana, de solidaridad de raza, de fraternidad y unión con los países latinos y de otras muchas cosas, mientras estas ideas no se traduzcan en reformas a la legislación, todo no será más que flatus vocis, vacuos alientos de la voz. ¿A qué el entusiasta discurso de Gómez Restrepo o Vázquez Rivas - no asistí a esa sesión -, aquel discurso elocuente de Alfonso Cravioto, si cuando llega la oportunidad de reformar siquiera sea ligeramente la legislación no lo hacemos, porque advierto que no vengo a proponer la supresión de las aduanas, sino simplemente una escasísima modificación, un detalle, la supresión del pago de la cuota para los extranjeros que quieran venir a nuestro país? Mientras esos lirismos no se traduzcan en reformas a la legislación, todo ese sistema de aduanas, pasaportes, visas de cuota consulares, etcétera, seguirá siendo una traba en más de una ocasión para la libre comunicación y futura cooperación de nuestras democracias. Creo que prácticamente, por que he supuesto que me dirijo a personas de antemano conocidas, el debate está agotado; no quiero insistir en el tema que podría constituir una buena oportunidad para hacer discursos líricos; quiero dejar una leve huella de una nueva manera de pensar en nuestra legislación; quiero exhortaros simplemente para abandonar la vieja rutina de reproducir automáticamente año por año las mismas disposiciones que han regido en los anteriores.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manjarrez.

El C. Manjarrez: Puede creer el compañero Manrique que yo soy uno de los más enamorados del ideal internacionalista que apunta en los nuevos senderos de la humanidad. No ahora, sino siempre que se me ha presentado una oportunidad, desde el mitin de plazuela...(Voces: ¡Mitin!") mitin digo yo (Voces: ¡dice usted bien!) desde el mitin de plazuela hasta la Cámara de Diputados, he de procurar luchar en mi esfera de acción por que nos acerquemos cada día más a la realización del ideal de confraternidad de todos los hombres. Yo en alguna ocasión decía, señores diputados, que nosotros deberíamos considerar a los países solamente como organismos geográficos, administrativos pero de ninguna manera que fueran los gobiernos, de ninguna manera que fuera el Poder de cada Estado el que estuviera frente a frente del Poder de otro Estado. Pero, señores diputados, cuando nosotros queremos realizar un ideal, debemos ponernos precisamente en el camino que nos conduzca a él. El discurso del compañero Manrique, que verdaderamente entusiasma, que verdaderamente recuerda a todos los creyentes en el ideal internacionalista que debemos luchar está completamente mal aplicado cuando se trata de sostener o de atacar un impuesto sobre pasaportes. El discurso del compañero Manrique hubiera sido sumamente práctico si nos encontráramos ante la posibilidad de llevar el convencimiento, ya sea al pueblo de México o a cualquier otro pueblo de América, de formar, como él decía, una confederación de los países hispanoamericanos. Pero no está justificado cuando se trata de una medida legítima que se tomó no hace muchos años, compañero Manrique, sino hace muy poco tiempo por el Gobierno mexicano, en vista de la necesidad que había de corresponder a las autoridades americanas, quienes no piensan en el ideal internacionalista ni piensan en el amor del hombre hacia el hombre, sino en la dominación de su pueblo sobre los demás pueblos de la tierra. El compañero Manrique debe recordar que fueron los Estados Unidos, y no nosotros, los que primero impusieron esta contribución sobre pasaportes. Todos aquellos que hemos vivido en la frontera, todos aquellos que conocemos las dificultades de todos los nacionales para pasar a los Estados Unidos, todos aquellos que vemos las dificultades, que notamos real y palpablemente los sufrimientos de los nuestros para poder ir al otro lado de la frontera, consideramos que es muy justo, consideramos que es de absoluta reciprocidad que nosotros aquí, en nuestro país, también pongamos algunas trabas, de la misma suerte que ellos nos las ponen allá. Yo he dicho alguna vez que el día que los Estados Unidos quieran borrar la frontera que los limita con México, el día que en el Sur quieran borrar las fronteras que limitan a México, entonces yo seré un ciudadano del mundo; pero mientras yo vea a un país imperialista que no por amor sino por dominación extorsiona al pueblo mexicano, o por lo menos, le pone dificultades, no puedo tender mi mano a ese Gobierno.

Señores diputados: suplico a ustedes de la manera más atenta, precisamente porque conozco el sentimiento, como lo conocen también el diputado Gustavo Serrano y todos los representantes de los distritos del Norte, el sentimiento del pueblo que vio con mucho agrado esta medida de reciprocidad que el Gobierno tomó en vista de que los Estados Unidos habían impuesto la contribución sobre pasaportes y otras más, que sostengan esta medida que dictaron los Estados Unidos y que nosotros, por principio de defensa, venimos a sostener (Aplausos.)

No sostengo la cantidad del impuesto, no sostengo tampoco que sea un impuesto vital que nos vaya a reportar grandes utilidades con que cubrir las necesidades de los servicios públicos; no, señores, sé muy bien lo que es esta medida; esta medida no

tiene por objeto, señor diputado Manrique, acarrearle numerario al Gobierno, al contrario: es un recurso que ponemos en manos del Gobierno para poder decir a todos los países: si quieren estar en armonía con nosotros, no solamente por medio del envío de embajadas y todos esos títeres diplomáticos que abundan en las cancillerías, sino por medio de legislaciones y disposiciones administrativas que demuestren clara y palpablemente un perfecto acuerdo entre todos los países, entonces no pondremos los pasaportes. Por eso esta disposición es atinada. La Secretaría de Relaciones o el Poder Ejecutivo podrá, le dejamos esa facultad, podrá - dice la ley - eximir del pago de este impuesto a todos aquellos súbditos o ciudadanos de países que obren en reciprocidad con el nuestro; pero el Gobierno mexicano tiene la obligación de imponer esta contribución a todos aquellos ciudadanos dependientes de un Gobierno que ha impuesto el derecho de pasaporte a los mexicanos. (Aplausos.)

El C. Trejo Francisco: Pido la palabra.

El C. Casas Alatriste: Ciudadano presidente, pido la palabra para indicar a su señoría que visiblemente los escaños de los ciudadanos diputados están vacíos; que éste es el primer debate que se formaliza al margen de la Ley de Ingresos y que sería conveniente que mayor cantidad de diputados escucharan las argumentaciones tanto de los del pro como de los del contra y que siendo, por otra parte, cerca de las dos de la tarde, me permito sugerir a su señoría que, si no tiene inconveniente, en vista de que el quórum falta en forma visible, se suspenda la sesión para reanudarla mañana en la mañana, seguramente con mayor fruto.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar al ciudadano Casas Alatriste que, deseando aprovechar el tiempo, y estando inscriptos todavía varios oradores tanto en pro como en contra, la Presidencia juzga pertinente que debemos aprovechar el tiempo dejándolos que hablen.....

El C. Gandarilla: Reclamo el quórum, señor presidente. Animado de los mismos deseos del compañero Casas Alatriste y siendo interesante por demás esta discusión, puesto que afecta hasta las relaciones, diremos, comerciales e internacionales, pido a usted que levante la sesión o que mande pasar lista para que se vea que no hay quórum.

El C. Castrejón: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Castrejón: Llamo la atención de todos los compañeros presentes sobre este hecho: desde que comienzan las sesiones no hay quórum; toda la vida estamos trabajando sin quórum, y los que con empeño venimos aquí siquiera sea a oír a los compañeros que con su documentación y con sus informes nos vienen a ilustrar en estos asuntos que hay necesidad de tratar en la Cámara, naturalmente que con estas cosas de que no hay quórum y todo esto, sentimos que se pierda el tiempo; pero qué más da que oigamos a los demás compañeros, si ya estamos acostumbrados a que no haya nunca quórum? Si estamos esperando todavía a que tengamos 126 ciudadanos diputados, nunca tendremos sesión. Son 250 los ciudadanos diputados, pero más de 100 son faltistas y apenas si llegan a 100 los que están aquí. (Aplausos.) Materialmente se subleva uno porque en un momento dado no hay quórum, y entonces se pide que se levante la sesión sin llegarse a ningún resultado práctico. Cuando vamos a acabar algo, nada más con el pretexto de que no hay quórum se pide que se levante la sesión.

El C. presidente: Siendo enteramente visible la falta de quórum..

El C. Gandarilla: ¡Un momento! (Voces: ¡No, señor presidente, ya es inútil! ¡Levante usted la sesión!)

El C. presidente, continuando: .... a que estamos acostumbrados, se levanta la sesión y se cita para esta tarde, a las cuatro y media. (1.48 p.)

Presidencia del C. CASTILLO ISRAEL DEL

(Asistencia de 126 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5.25, p. m.: Se reanuda la sesión.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

Telegrama procedente de "Campeche, Camp., 9 de noviembre de 1921.

"Diputados secretarios del Congreso de la Unión.

"Esta Legislatura atentamente pide esa H. Cámara censure negligencia C. Juan Zubaran, diputado 1er. distrito electoral este Estado, conducta contrasta notablemente con la del C. diputado Jorge Prieto Laurens, quien excita esa H.

Cámara expida convocatoria elecciones diputados 2o. distrito electoral este Estado, conformidad fracción IV artículo 77 Constitución federal.

"Diputado secretario, Joaquín Rodríguez A.- Diputado secretario, Manuel U. Segovia."- Recibo, y a su expediente.

Telegrama procedente de: "Guadalajara, Jalisco, noviembre 5 de 1921.- Cámara de Diputados:

"Subscriptos, fabricantes vino mezcal, hémonos enterado prensa, trátase aumentar a sesenta por ciento impuesto ventas alcohol. Es como no sólo sesenta, sino aun cincuenta, exceden límite equidad fija Constitución, y como condiciones nuestra industria empeoran constantemente por competencia adulteradores con aguardiente 96 grados, atentamente pedimos entretanto modifícase radicalmente sistema tributación alcoholes como resultado ley estudia Secretaría de Hacienda desde 1919. Queda subsistente cincuenta.

Elevamos memorial ampliando razonamientos.- Por sucesión, José Cuervo.

-A. Quintero.- Aurelio López.- Miguel R. Armas.- Manuel Ruiz."- Recibo, y a su expediente. "Los ciudadanos presidente y secretario de la Junta Nacionalista de Tuxpan, Veracruz, solicitan que al hacerse la revisión del Tratado de Comercio y Migración celebrado entre México y China, se tomen en consideración las reformas que proponen."- A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora María Pardo viuda de Valdivielso, solicita le sea reanudada la pensión de que disfrutaba por los servicios prestados a la nación por su extinto esposo, el teniente coronel de Caballería del Ejército federal, Teodoro Valdivielso."- A la 2a. Comisión de Peticiones.

"El ciudadano director del Sindicato Nacional de Agricultores establecido en esta capital, envía una copia del memorial, por el que se solicita del ciudadano presidente de la República inicie ante el Congreso de la Unión la reforma del artículo 27 constitucional."- Recibo.

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"A esta 1a. Comisión de Peticiones paso, para su estudio y dictamen, por acuerdo de vuestra soberanía, el escrito del C. Hilario Rodríguez Malpica, por el que solicita le sea ampliada, por el término de veinte años, la concesión que por dos le concedió el Ayuntamiento de la ciudad de México, para establecer y explotar un gran centro deportivo que se denominará "Jockey and Auto Club de la Ciudad de México".

"Encontrando los subscriptos que la resolución de este asunto es de la competencia de esta H. Cámara, y estando la solicitud ajustada a las prescripciones legales, se permite presentar a la consideración de vuestra soberanía el siguiente punto de acuerdo:

"Pase a las comisiones unidas 1a. de Gobernación y 1a. de Hacienda, la solicitud del C. Hilario Rodríguez Malpica."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 4 de noviembre de 1921.-A. P. Gasga.- Aurelio M. Aja."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Aprobado.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Memorial.

"A la H. Cámara de Diputados:

"Ricardo López F., en representación del Partido Liberal Constitucionalista y demás coaligados de Tacubaya, D. F., ante vuestra soberanía, con profundo respeto, me permito exponer:

"Que vengo a formular enérgica protesta por el cobarde atentado que el presidente municipal de Tacubaya, Luis Jacobo López, con su cohorte de esbirros, consumó anoche en el Salón de Cabildos del H. Ayuntamiento de dicha población, faltando a los más rudimentarios principios de esa civilización y respeto que se debe a las garantías individuales que el Código Supremo de la Nación concede a todos los habitantes de la República, y también a protestar por la detención ilegal y arbitraria que dicho presidente municipal ordenó en las personas de los regidores propietarios en funciones, doctor Manuel Moreno G., Enrique Iraola y José María Herrera Alarcón, quienes se encuentran recluidos desde anoche en el común de presos de la cárcel municipal, sin ninguna consideración y privados de sus alimentos y comunicación con sus familiares.

"Como estos hechos han sido el resultado de la celada que el gobernador del Distrito tendió a los regidores de referencia, asegurándoles, por medio de telegramas, que tendrían toda clase de garantías en la sesión de Cabildo afectada ayer, y que la fuerza armada permanecería estrictamente neutral, y, por otra parte, es obligación de todos los ciudadanos impedir, por los medios lícitos que estén a su alcance, la consumación de los delitos que saben van a cometerse o que se están cometiendo, y sin perjuicio de que el subscripto recurra en la vía y forma que proceda, vengo ante vuestra soberanía a suplicar que, con dispensa de todo trámite, por ser asunto de obvia y urgente resolución, se sirva la H. Representación Nacional nombrar una Comisión de su seno, que se acerque al Ejecutivo de la Unión para que haga cesar la detención ilegal de los regidores de referencia y para que se imparta todo el apoyo necesario al C. regidor Rafael Ibáñez, nombrado en la sesión de Cabildo de anoche, presidente municipal, en substitución del delincuente cooperatista Luis Jacobo López, y para precisar responsabilidades, si la honorable Asamblea lo estima conveniente, que el subsecretario de Gobernación informe personalmente a la H. Cámara de Diputados sobre los sangrientos acontecimientos ocurridos anoche, pues es de advertir que este alto funcionario ofreció personalmente a los regidores encarcelados impartirles toda clase de garantías, tanto en el ejercicio de sus funciones como en sus personas.

"Protesto mi más profundo respeto.

"México, D. F., a 9 de noviembre de 1921.- Ricardo López F."

"Los subscriptos, diputados en ejercicio al H. Congreso de la Unión, hacemos nuestra la anterior solicitud y pedimos a la H. Asamblea que, con dispensa de todo trámite, por ser este asunto de urgente y obvia resolución, se acuerde de conformidad.

"Salón de Sesiones de la H. Cámara de Diputados.- México, D. F., 9 de noviembre de 1921.- José Maqueo C.- J. M. Alvarez del Castillo.- José R. Colón.- M. Barragán.- C. Rivera Cabrera.- Pedro A. Chapa."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán manifestarlo. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí! Desorden. Murmullos.) Se dispensan los trámites. Está a discusión. Las personas que deseen hacer uso de la palabra, se servirán pasar a inscribirse.

El C. Paz: ¡Reclamo la votación!

El C. secretario Barragán: Está a discusión.

Por disposición de la Presidencia, tiene la palabra para fundarla el ciudadano Borrego.

El C. Borrego: Señores diputados: Los sucesos de ayer registrados en Tacubaya son páginas dignas de la historia del huertismo. De la manera más vil, de la manera más cobarde, de la más

atentatoria, se mandó hacer fuego contra diputados, regidores y el pueblo que invadió el recinto de cabildos de Tacubaya. He aquí una hazaña, repito, digna de los tiempos huertianos, preparada por el presidente municipal Luis Jacobo López, en complicidad, digo mal, ¡qué complicidad! siendo coautor de este crimen horroroso el ciudadano gobernador del Distrito. (Aplausos.) Y si los señores López y Casca, coautores del atentado a que he hecho referencia, prepararon, consiguieron y ejecutaron con todo lujo de acierto y de crueldad sus atentados, con ese mismo acierto se han dedicado a justificarlo. Decía un gran jurisconsulto romano que es más fácil cometer un crimen que justificarlo. Señores: Aquí el gobernador Gasca, y López, han no sólo cometido el crimen, sino que lo han justificado, y para eso han tenido como cómplice una prensa que debería ser el eco de la opinión pública, la esencia del pensar y del sentir de este infortunado país; con una página tan sombría, una página tan negra, una página tan bochornosa y tan llena de vergüenza se ha escrito, y ¡cómo se ha escrito! con pluma festiva, con pluma digna de los anales de Tácito, se ha escrito con la pluma de Fígaro o de Marcial. Como deseo ser justo, debo decir con toda honradez que quien ha cometido esta falta imperdonable, esta falta que tiene proporciones de atentado, ha sido uno de los grandes periódicos, uno de aquellos que dicen que traducen el pensar y el sentir nacional, ha sido "Excelsior". Inicia el relato de los hechos efectuados en Tacubaya asentando esta falsedad: los regidores Iraola, Moreno y Herrera Alarcón, fueron depuestos porque jamás concurrían a las sesiones. Esta es una falsedad que puede corroborar cualquiera yendo a la Tesorería de la municipalidad para informarse si es verdad que las últimas nóminas del mes en que fueron expulsados están firmadas por ellos. Esto es una prueba de que han concurrido invariablemente hasta la fecha. Señores compañeros: fácilmente se comprende que si esto no es una prueba, una prueba contundente de su asistencia a los cabildos, en cambio, sí es una prueba irrefragable, es una prueba irrefutable de que estaban en el ejercicio de sus funciones... (Voces: ¡Claro!) Igualmente, señores, debo hacer constar este hecho: cuando en días pasados esta Cámara tuvo noticia de que uno de sus miembros era víctima de atentados de una autoridad judicial, fui el primero en levantarme desde mi escaño para pedir no sólo que se dieran garantías a ese representante de la Cámara Federal, sino para que se castigara a los culpables; la Cámara, haciéndose eco de mi pensar, como si fuese un solo hombre, movida por un solo pensamiento, votó que se llamase al ministro de Gobernación para que informara sobre estos asuntos y apoyó mi opinión de que no sólo deberían otorgarse esas garantías a ese señor representante, sino también que se castigara a los culpables de la violación de esas garantías. Y ayer, señores, cuando nuestros compañeros eran víctimas de un atentado algo más que bochornoso, un atentado criminal, vimos que toda esta Representación Nacional no tuvo el gesto que tuvimos nosotros para el señor Mijares, no obstante de que este diputado no pertenece a nuestro bloque. Esto, señores, distingue la filiación política de uno y otro partido; aquí en el Pélece hay sinceridad, valor y honradez, y en otros partidos hay desunión. (Aplausos.) Y ahora, señores, voy a concretarme a los hechos que motivaron esa solicitud. Se pide aquí que se nombre una comisión para que se acerque al Ejecutivo a pedirle que se ponga en libertad a los tres señores regidores propietarios, Alarcón, Moreno e Iraola, detenidos de la manera más injustificada en presencia de todos nosotros la noche de ayer.

El C. Céspedes, interrumpiendo: ¿Con qué facultades la Cámara puede hacer eso?

El C. Borrego: Con la misma que pidió usted que se nombrase una comisión para que fuese a investigar los sucesos ocurridos en Coahuila.

Nosotros, sobre todo el bloque peleceano, tiene el derecho, qué digo el derecho, tiene el deber imperioso de velar por los suyos. En estos momentos tres de nuestros compañeros, tres peleceanos de corazón han sido arbitrariamente detenidos por una rábula de provincia. Nosotros deberemos emplear todas aquellas medidas que estén a nuestro alcance para hacer cesar esa detención; sin perjuicio de ocurrir a las autoridades judiciales, sin perjuicio de pedir el castigo de los responsables de los atentados verificados ayer, nosotros debemos buscar los medios más adecuados para que cesen esas detenciones.

Se pide que se nombre esa comisión e igualmente se pide que informe el señor subsecretario de Gobernación, licenciado Lugo, y creo que esta petición es igualmente pertinente, voy a explicar por qué: el eje de toda la cuestión, señores compañeros, radica en estos antecedentes: los señores Moreno, Iraola y Herrera Alarcón, se acercaron al ciudadano subsecretario de Gobernación para manifestarle que eran regidores propietarios del municipio de Tacubaya y que se les impedía ejercer sus funciones, amenazándolos con detenerlos si se presentaban al cabildo. El ciudadano subsecretario de Gobernación les dijo, delante de mí, que tenían perfecto derecho para asistir a las sesiones del cabildo y que les iba a extender dos cartas, una para el presidente municipal indicándole la conveniencia de que estos señores fuesen admitidos a efecto de que el funcionamiento del cabildo fuese normal, fuese regular y ajustado a la ley, y otra para el señor gobernador Gasca, previniéndole diera a estos señores las garantías necesarias para que pudiesen ejercer sus funciones. Fiados en esta promesa, fiados en las promesas que les hizo el gobernador del Distrito de que tendrían todas las garantías que las leyes otorgan, se presentaron ayer estos señores al cabildo de Tacubaya, y ya sabéis lo sucedido: a culatazos fueron arrojados. Como en el ánimo de algunos compañeros pudiera existir la sombra de una sospecha, la sombra de una duda, de que el ciudadano secretario de Gobernación no había extendido esas cartas previniéndole al gobernador del Distrito que diese garantías a estos señores, es indispensable que se oiga en esta tribuna la voz del secretario de Gobernación y pido a ustedes que junto con la proposición de que se nombre una comisión que se acerque al Ejecutivo para pedir que cese la prisión injustificada de estos señores, se nombre una comisión para que se llame al ciudadano secretario de Gobernación para que venga a informar de los hechos acontecidos en Tacubaya el día de ayer. Señores

compañeros: la XXVI Legislatura, en esa Representación Nacional, cuando los grupos estaban divididos no por diferencias de procedimientos como entre nosotros, sino por diferencias muy hondas, por finalidades políticas, por ideales políticos, por principios políticos, invariablemente en cualquier caso en que alguno de nosotros estuviera en peligro, todos, como si fuéramos un solo hombre, nos uníamos para defender el decoro de esa Cámara y la vida y la libertad de un compañero. (Aplausos.) Yo, ese gesto noble, ese gesto valiente, ese gesto heroico de aquella Legislatura, yo quiero verlo repetir en esta y pido a ustedes que se sirvan apoyar esta proposición. (Aplausos.)

El C. secretario Barragán: No habiendo ningún orador inscripto en contra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa... (Desorden. Campanilla.)

El C. Paz: Pido la palabra.

El C. secretario Barragán: La Secretaría con toda oportunidad manifestó que los ciudadanos diputados que desearan hacer uso de la palabra, se sirvieran pasar a inscribirse.

El C. presidente: Tiene la palabra para una aclaración el ciudadano Paz.

El C. Paz: Yo, señores diputados, no vengo a oponerme aquí a que se nombre la comisión que pide el señor licenciado Borrego y los demás firmantes; al contrario, es mejor que se nombre, para que se aclare la verdad de los hechos; (Voces: ¡Muy bien!) pero sí tengo que hacer aclaraciones respecto a la actitud de los señores diputados que se presentaron ayer en Tacubaya y también respecto a la actuación del Ayuntamiento anterior de Tacubaya y a la del actual. Yo no quería mezclarme en este asunto, no obstante ser mi distrito, porque tanto los munícipes que salieron tenían amistad personal conmigo, como el mismo Torre Guerra, a quien debo yo ciertos servicios y jamás he querido ser ingrato. (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Al mismo tiempo, tal como se presentan actualmente los hechos, tengo que venir a decir la verdad aquí, me obliga la honradez y debo decir que yo soy completamente imparcial, porque yo no pertenezco al Partido Liberal Constitucionalista, ni pertenezco tampoco al Partido Cooperatista.... (Voces: ¿Pues a cuál?) Yo, como todo el mundo lo sabe, desde que vine a esta Cámara y desde hace muchísimos años he pertenecido constantemente al Partido Nacional Agrarista.....(Voces: ¡Y también al P. L. C.!)

El C. Aillaud: ¡Con qué bandera jugaste?

El C. Paz: Respecto a estas interrupciones que me están haciendo estos señores, el señor licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, presidente del Partido Nacional Agrarista, aclarará por qué motivo muchos de los agraristas jugamos con la bandera del P. L. C. (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Paso a los hechos. A toda esta Cámara le consta que cuando se verificaron las elecciones municipales en Tacubaya, yo vine a esta tribuna a defender al ciudadano Torre Guerra, que jugaba como presidente municipal y al que jugaba encabezando la planilla, que era el Señor Herrera Alarcón, y a los demás miembros de la planilla. Yo vine a defenderlos con calor y hasta tuve aquí frases hasta cierto punto duras con los compañeros Reyes; entablé casi polémica con el ciudadano Soto y Gama, no obstante ser de mi mismo partido, ¿por qué? Porque la actuación de aquel señor en Tacubaya no dejaba nada que desear, porque hasta aquella época ese señor se había portado correctamente y no conocía sus antecedentes, y las personas que me los habían manifestado, me habían manifestado en sentido bonancible; pero posteriormente, cuando comencé a ver la actuación de estos señores munícipes de Tacubaya, lo primero que hice fue retirarme y no volver a poner un pie en aquella población, sintiendo profundamente lo que pasaba. El cabildo jamás se reunía, las rentas públicas desaparecían, las profesoras.... (Voces: ¡También desaparecían!) no eran pagadas, la Policía tampoco y en las listas de la Policía aparecían un sin fin de miembros y solamente existían en la municipalidad de Tacubaya unos cuantos miembros.... (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) y en cambio en las nóminas aparecían multitud de individuos. Eso le consta al ciudadano Borrego y al ciudadano Vicencio, a Sánchez y a todos los compañeros de esta Cámara que viven en Tacubaya o en San Pedro de los Pinos. Pues bien; ese Ayuntamiento que se estaba comportando tan mal no precisamente en la ciudad de Tacubaya -esto a cualquiera que viva en Tacubaya le consta-, no le echaba toda la culpa a Torre Guerra, no, señores, sino a los que rodeaban a Torre Guerra, entre los cuales el principal era Herrera Alarcón, el vicepresidente del Ayuntamiento. A Herrera Alarcón se le titulaba el alma negra de Torre Guerra y se decía que si Torre Guerra cometía determinados atentados, que si Torre Guerra cometía determinados actos vituperables, era debido principalmente por Herrera Alarcón y dos o tres individuos más que lo rodeaban.....

El C. Borrego, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Paz: Cuando termine, compañero.

El C. secretario Barragán: Se ruega a los ciudadanos diputados tengan la bondad de escuchar al orador.

El C. Paz: En vista de esa pésima situación que reinaba en Tacubaya, en vista de esa pésima situación, digo, los munícipes honrados que quedaban allí en aquel Ayuntamiento trataron de ponerle un remedio a aquellos males; acusaciones llovieron contra el Ayuntamiento, y el juez de Tacubaya, que es un juez venal, que es un ebrio consuetudinario, vendido a Torre Guerra, ese juez les daba carpetazo a todas las acusaciones que se presentaban contra Torre Guerra; de manera es que todas aquellas personas que han alegado y objetado que había medios legales para echar del Ayuntamiento a Torre Guerra y a los demás que obraban mal, esas personas no tienen en cuenta que no era posible ninguna acción legal, porque se estancaban y se estrellaban ante el juez venal de Tacubaya todas las acusaciones. Pues bien; en vista de esa situación anómala, en vista de esa pésima situación que reinaba en Tacubaya, como decía yo anteriormente, un grupo de munícipes acordó reunirse y obligar por la fuerza a que se hiciera cabildo. Entonces se reunió un mayor número, no como se ha pretendido decir de suplentes y propietarios; no, señores diputados, se reunieron nueve o diez propietarios y un suplente, y eso que en las orillas

de Tacubaya, en los límites de la ciudad de México, citaron a Torre Guerra para que concurriera a manifestar al cabildo qué pretendía llevar a cabo, conminándolo de que en caso de que no concurriera, lo destituiría. Y tienen facultades para destituirlo, porque como todos vosotros sabéis a los presidentes municipales los eligen los regidores, y los ayuntamientos para su régimen interior se rigen, además de la Ley Orgánica, se rigen por el reglamento mismo interior que expide el mismo municipio. En Tacubaya, señores, no hay absolutamente ningún reglamento interior; el Ayuntamiento de Tacubaya se rige única y exclusivamente por la mayoría; de manera que la decisión tomada por los munícipes aquéllos, tiene toda la validez; en consecuencia, al no haber concurrido Torre Guerra lo destituyeron, y al destituir a Torre Guerra nombraron al señor Luis Jacobo López, como presidente del Ayuntamiento. Este señor tomó posesión del Ayuntamiento al día siguiente o a los dos días de aquella junta, apoyado tanto por el señor gobernador del Distrito, como por el secretario de Gobernación, quienes lo autorizaron plenamente; de manera que la toma de posesión tuvo los visos, el carácter de legal. Tuvieron a los pocos días el primer cabildo; estos señores regidores, de conformidad con un acuerdo del Ayuntamiento anterior, por el cual cuando un munícipe faltaba a tres sesiones de cabildo seguidas, tenía derecho el resto de los munícipes de llamar al suplente, y se les conminó para que concurrieran. Es enteramente lo mismo, señores, que lo que pasa aquí en esta Cámara de Diputados; si aquí falta un diputado diez días seguidos.....(Voces: ¡Aquí no llaman al suplente! ¡No se le hace nada!) sin avisar y sin licencia de la Cámara, tienen derecho a llamar al suplente. (Voces: ¡Ojalá que se hiciera!) Pues bien, señores; en Tacubaya paso lo siguiente: a estos señores munícipes se les conminó y no solamente no concurrieron a los tres cabildos a que se les citó, sino que no volvieron a concurrir y sólo concurrieron ayer, ya cuando se acercan las elecciones municipales, ya cuando están nombrados los consejos electorales y, naturalmente, quieren mangonear, como lo han hecho en ocasiones anteriores, en el próximo Ayuntamiento. Esa es la verdad de los hechos.

Pues bien; hay todavía una razón más de peso para que no se admitiera a esos señores en el Ayuntamiento, y es la siguiente: estos señores regidores, a quienes se les llamó su suplente, acusaron al presidente municipal de Tacubaya, al presidente actual de Tacubaya lo acusaron, lo mismo que a los suplentes que tomaron sus cargos como regidores, de usurpación de funciones; el juez, en convivencia con el Ayuntamiento, dictó orden de aprehensión en contra de ellos; entonces estos señores pidieron amparo y el juez de Distrito, Osorno, los amparó; de manera es que ya hay algo muy legal, y todavía más, se sigue el proceso en el Juzgado Penal de Tacubaya, y entonces no hubo más remedio para el juez, al ver todos los argumentos y las pruebas que se le presentaron, de que aquellos señores regidores habían perdido su derecho, que falló en el caso, y esto hace más de diez o doce días, y falló decretando libres, por no haber delito que perseguir, a los suplentes y al presidente municipal de Tacubaya. De manera que estos señores, al no admitir a Herrera Alarcón, Iraola y Moreno, estaban en su perfecto derecho, porque se basaban en una sentencia del juez de Tacubaya.

El C. Maqueo Castellanos: Pero no a echar balas.

El C. Paz: Pues bien; ya perdidos todos los recursos, cuando la sociedad de Tacubaya estaba indignada con aquel otro Ayuntamiento, porque actualmente las arcas de Tacubaya están pletóricas, porque todo el mundo paga con gusto...

(Voces: ¡Es falso!) porque hay plenas garantías...

El C. Maqueo Castellanos: Buenas garantías, bárbaro. ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. Paz: Un momento, al final.

El C. Maqueo Castellanos: Si tiene usted certeza de lo que dice, que hay garantías en Tacubaya, permítame una interpelación.

El C. Paz: Ahora, señores diputados, cuando la ciudad de Tacubaya está garantizada plenamente, ahora es cuando han querido un grupo de diputados, encabezados por Emigdio Catalán, que no hace en esta Cámara sino intrigar, han querido ir a deponer al Ayuntamiento que la sociedad pide y reclama, ahora es cuando han acontecido esos lamentables sucesos, que han inundado de sangre las calles de Tacubaya.

El C. Aillaud: Usted es bolcheviqui y habla de la sociedad.

El C. Paz: Yo, señores diputados, no voy a interpelar aquí a Catalán, que no sabe, ni a Maqueo Castellanos, que tampoco sabe, ni a los demás que fueron, que tampoco saben lo que paso allá; yo voy a interpelar a los que viven en Tacubaya, yo le suplico al señor compañero don Pablo Sánchez que me diga si es cierto o no que el Ayuntamiento anterior de Tacubaya era repudiado por toda la sociedad. (Voces: ¡Ya lo sabemos!)

El C. Sánchez Pablo H.: Pido la palabra, señor presidente, para contestar la interpelación. Efectivamente, es cierto lo que asegura el señor Paz. El Ayuntamiento pasado cometió sólo arbitrariedades e injusticias en Tacubaya.

(Voces: ¡No se oye!) Que cometió arbitrariedades e injusticias en Tacubaya.

El C. Paz: Muchas gracias. Yo interpelo al compañero Castrejón, que vive en Tacubaya, para que me diga algo acerca de la actuación del anterior Ayuntamiento.

El C. presidente: Tiene la palabra el diputado Castrejón para contestar la interpelación.

El C. Castrejón: Para contestar al compañero Paz necesito nada más hacer una afirmación que resulta como la comparación, como el dicho aquel de "tan malo es el pinto como el colorado".

(Aplausos.) La ciudad de Tacubaya por muchos años ha sido víctima de la rapacidad de los individuos que se han apoderado de su administración, ¿de manera que quién tiene la razón? No lo puedo saber, y eso los jueces lo dirán. Sí sé decir una cosa: que en todas estas cosas quien pierde es el pueblo y los que viven en Tacubaya, porque la administración es pésima. Sigue siendo la ciudad de los mártires, dice Aldaco.

El C. Paz: Por último, voy a interpelar al compañero Vicencio, persona honorabilísima. Le suplico me diga qué opinión se ha formado del

Ayuntamiento pasado y cuál del Ayuntamiento presente.

El C. Zincúnegui Tercero: Esto ya parece escuela.

El C. Vicencio: Pido la palabra para contestar. Pues los mismos señores que han firmado el ocurso están manifestando que ya lo saben, es decir, están manifestando la opinión de que el anterior Ayuntamiento, más bien digo, el Ayuntamiento presidido por el señor Torre Guerra dejaba mucho que desear, no sólo dejaba mucho que desear, todo el mundo lo sabe y ya no quieren qué se repita, pero no está por demás decir que durante ese tiempo, y nadie aquí podrá negarlo, los atracos y los asaltos a las casas estaban a la orden del día, y es público y notorio que desde que el señor Torre y Guerra salió, empezó a funcionar la policía y hay mayores garantías.

El C. Paz: Pues eso es lo que quería yo demostrar: precisamente que cuando estaba el otro Ayuntamiento, cuando estaban los miembros del otro Ayuntamiento, los que rodeaban precisamente al señor Torre Guerra, estaban pésimamente mal.

(Voces: ¡Y ahora está peor!) Y ahora que están estos otros la policía comienza a funcionar, ha cambiado completamente la situación de Tacubaya.

El C. Zincúnegui Tercero: Porque hay fuerzas federales.

El C. Paz: Pues bien; paso al asunto de ayer.

En vista, como decía yo anteriormente, de que no pudieron arrojar de allí al señor Luis Jacobo López por los medios legales, porque la ley lo amparaba, entonces un grupo de diputados que no tenían que hacer nada en Tacubaya, porque allí no los llamaba ningún negocio, ni su obligación era estar allí, porque el único...

El C. Avilés: Para una interpelación al orador, si me lo permite.

El C. Paz: Después, compañero. El único a quien competía ir a Tacubaya era a mí, que soy el representante de este distrito... (Voces: ¡Ah!) Y yo jamás me he mezclado ni siquiera en lo más insignificante en el Ayuntamiento, ¿para qué? Para no ejercer presión, porque soy ajeno completamente a ejercer presión en cualquiera parte y menos a valerme del fuero para cometer atentados.

Pues bien, señores; de este acontecimiento lamentable de ayer nadie tiene la culpa sino Emigdio Catalán, (Risas. Voces: ¡Ah!) que desde antier, en los escaños de esta Cámara, prometió ir a derrocar al Ayuntamiento de Tacubaya y gritaba a voz en cuello que lo había de echar abajo. (Voces: ¿Y Gasca?)

Todavía ayer mismo invitaba a los demás compañeros y en los pasillos de la Cámara, momentos antes de salir, buscaba a algunos de los que tenían pistolas para ir a derrocar al Ayuntamiento de Tacubaya. (Voces: ¡Ah!) Lo que quiere decir que por la fuerza de las armas quería ir a arrojar al Ayuntamiento que allá estaba actuando.

El C. Maqueo Castellanos: Para una interpelación.

El C. Paz: Al final. Al escuchar yo los preparativos que se hacían para cometer el atropello, aquí mismo tuve una discusión con Hidalgo Catalán y aquí mismo en esta escalinata con Maqueo Castellanos y con algunos otros, en los pasillos con el compañero Sánchez Pontón, indicándoles que no debían ir por ningún motivo a atropellar al Ayuntamiento de Tacubaya. Cuando estos señores se marcharon me dejaron un espía para que vigilara todos mis actos; entonces, viendo que la cosa no tenía remedio, que por más que había tratado de disuadirlos, no podía lograr mi intento, me dirigí al teléfono del Salón Amarillo y desde allí comuniqué al Ayuntamiento de Tacubaya... (Voces: ¡Y a Gasca! Ya pareció el peine!) Desde allí comuniqué al Ayuntamiento de Tacubaya, como era mi deber, que se le iba a atropellar, que un grupo de diputados, valiéndose del fuero, iba a invadir el Ayuntamiento de Tacubaya.

(Voces: ¡Y a Gasca!) Me indicaron en Tacubaya que ya desde el día anterior tenían conocimiento del asunto, y la prueba que tenían conocimiento de él, fue que "Las Noticias" lo habían publicado, (Voces: ¡Ah!) por el escándalo que había armado Emigdio Catalán aquí en la Cámara. Pues bien; todavía permanecí en el recinto de esta Cámara como media hora después de aquellos acontecimientos, y al salir de este recinto -y de esto son testigos miembros del Partido Liberal Constitucionalista y el compañero Castrejón-, cuando salía yo de este recinto en compañía de Arturo Alarcón, de Carlos Riva Palacio, y Castrejón, en la puerta de este salón me detuvo el señor Felipe G. Santibáñez, secretario del Partido Nacional Agrarista, indicándome que un grupo de indígenas de Xochimilco venía a pedir garantías y a ver en qué forma se le ayudaba, porque el presidente municipal de Xochimilco, peleceano, quería robarles las cosechas que iban a comenzar a pizcar hoy en la mañana.

Ese presidente municipal, que fue jefe político huertista en ese lugar y que aprehendió a...

El C. Castellanos: Como tú en la Baja California.

El C. Paz: ....a Prieto Laurens y al grupo de estudiantes de aquella época, ese presidente municipal quería atropellar a los indígenas.

Entonces el señor Santibáñez me suplicó que hablara yo con el señor Gasca de ese acontecimiento, es decir.... (Murmullos.) Yo suplico, señores, que tengan la bondad de escucharme para que no hagan cargos infundados al señor Gasca....

(Risas. Siseos. Voces: ¡Ah!) En ese momento hablé por teléfono con el señor Gasca manifestándole lo que pasaba en Xochimilco, es decir, media hora después de que habían marchado de aquí los señores peleceanos encabezados por Emigdio Catalán. (Risas.) Tengo testigos, hasta las señoritas telefonistas, porque hablé en el conmutador de aquí. (Voces: ¡Que vengan a la tribuna!) Cuando al terminar de hablarle al señor Gasca respecto del acontecimiento.... (Risas.) de Xochimilco, al terminar de hablar le dije: ¿qué sabe usted de Tacubaya? (Risas. Voces: ¡Ah!) y me dice: no sé nada absolutamente. ¿Cómo que no sabe usted nada? Un grupo de peleceanos acaba de ir a atacar al Ayuntamiento de Tacubaya.

El C. Avilés: ¡Pero qué triste papel es el de esbirro, compañero!

El C. Paz: Entonces se asombró el señor Gasca. A esa hora, cuando estaban pasando los acontecimientos en Tacubaya, no sabía absolutamente ninguna palabra del asunto; de manera es que las imputaciones que se le quieren arrojar encima son

calumniosas y falsas absolutamente y por eso protesto enérgicamente, porque a mí me consta, si no me constara no vendría a defender a este señor ni a nadie absolutamente. Todo el asunto, para concluir, señores, versa en lo siguiente: las futuras elecciones municipales que se avecinan; es que el Pélece no tiene ya absolutamente más reducto que la ciudad de México. (Voces: ¡Huy! ¡No! ¡No!) Y ha perdido Tacubaya y quiere recuperarlo, y esto tampoco lo logrará. Única y exclusivamente he querido hacer estas aclaraciones para poner la verdad en su lugar, aun cuando vengan aquí a atacarme después y a injuriarme. Para las injurias, voy a abrir un paraguas y recibo el chaparrón.

El C. Aillaud: Dos interpelaciones. (Varios ciudadanos diputados piden la palabra para interpelaciones.)

El C. Alvarez del Castillo: Moción de orden.

Me acaban de informar algunos señores compañeros que se leyó mi nombre en una solicitud que está a discusión. Con todo respeto y por ser de justicia me permito suplicar a la Presidencia ordene a la Secretaría haga la rectificación del caso.

Presidencia del C. GUTIÉRREZ TEODOMIRO T.

El C. secretario Barragán: La Secretaría se permite manifestar a su señoría que ya honradamente había confesado la equivocación y que iba a hacer la rectificación antes de que usted tomara la palabra. Se lo estaba diciendo al compañero Gandarilla. En efecto, aparece el nombre de un ciudadano Francisco Castillo de una manera ilegible, parece que dice J. Manuel del Castillo. Así es que la Secretaría tuvo una equivocación y no fue ningún prejuicio como supone el ciudadano Alvarez del Castillo.

El C. Manjarrez: Debo hacer esta declaración terminante: los miembros del Bloque Demócrata Social venimos a la Cámara de Diputados a discutir los problemas nacionales; si la mayoría parlamentaria insiste en que perdamos el tiempo en política de campanario, descompletaremos el quórum. (Voces: ¿Y cuando Mijares?) ¿Cómo va a ser el mismo caso?

El C. Castillo Francisco: Es falta de honradez.

El C. Gandarilla: Moción de orden, señor presidente. Honorable Asamblea: Suplico a todos mis compañeros se sirvan escuchar dos palabras que están inspiradas por la franqueza que siempre ha normado mis actos como diputado independiente en esta Cámara.

Como amigo de los honorables diputados peleceanos, como amigo de los diputados del Bloque Social Demócrata, quiero hacer una moción de orden de la que dependerá indudablemente el encauzamiento de este debate. Se está bordando absolutamente sobre algo que no existe; voy a demostrar por qué.

El compañero Borrego, para mí muy apreciable y que es el mejor de mis amigos, ha venido a sostener una moción presentada por un respetable caballero llamado don Ricardo López. Y bien, ¿la Cámara sabe qué es lo que pide este señor don Ricardo López? Hay que fijarse detenidamente en el fondo de esa proposición y quiero que toda la honorable Cámara se percate, sobre todo mis compañeros de Cámara los peleceanos, porque creo honradamente que se pide algo que no está dentro de nuestras atribuciones. Dice textualmente lo que sigue: "Nómbrese una comisión del seno de la Cámara que se acerque al Ejecutivo de la Unión para que haga cesar la detención ilegal de los regidores y para que imparta todo el apoyo necesario al C. regidor Rafael Ibáñez, nombrado en la sesión de cabildo de anoche, presidente municipal", etcétera. Y yo pregunto: ¿con qué facultades la Cámara va a dirigirse al presidente de la República para que reconozca y apoye por medio de las armas a un señor don Fulano de Tal que dicen es regidor de Tacubaya? ¿Qué volvemos a los antiguos tiempos en que el presidente era el papá de todos los mexicanos? ¿Volvemos al tiempo en que cuando nos encontrábamos angustiados y no podíamos hacer valer nuestros derechos nos dirigíamos al presidente de la República? Yo me permito invitar serena y sinceramente a todos mis compañeros para que mediten sobre la procedencia de esta proposición. Esta es la moción de orden que tengo que hacer.

El C. Castillo Francisco: Para una interpelación.

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al compañero Gandarilla y a la honorable Asamblea, que la Asamblea dispensó los trámites a esta proposición y por lo mismo entró a discusión. De manera que ha hablado el señor Borrego apoyando la proposición; habló también el compañero Paz para hacer aclaraciones y ahora tiene la palabra en pro el ciudadano Maqueo Castellanos.

El C. Maqueo Castellanos: Señores Diputados: Noto con pena que muchos ciudadanos diputados abandonan el salón, lo cual es una muestra palpable de falta de valor civil para permanecer en su lugar y venir a esta tribuna a contrarrestar las palabras que voy a verter aquí.

El C. Vizcarra: Moción de orden.

El C. Maqueo Castellanos: No hay ningún desorden.

El C. Vizcarra: Moción de orden, señor presidente. Apoyado en el artículo reglamentario respectivo, me permito reclamar ante usted el quórum de esta Asamblea.

El C. Maqueo Castellanos: Señores diputados:

Los señores diputados cooperatistas, como saben tirar balazos por las espaldas, saben huir de este recinto, porque no tienen el valor bastante para venir a defender sus principios aquí. Corren porque les falta energía, porque les falta valor suficiente para venir aquí uno a uno a defender sus principios y no sencillamente estar haciendo mociones de orden y estar solicitando que se descomplete el quórum. No, señores compañeros, permanezcan ustedes aquí que es su deber y oigan muchas verdades que voy a tener el gusto de decir. Señores compañeros: invitado ayer para ir a presenciar en Tacubaya una sesión de cabildo, en compañía de algunos otros compañeros llegamos.... (Desorden. Murmullos.)

El C. secretario Barragán: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, suplica muy

atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan escuchar al orador.

El C. Manjarrez: Reclamo el quórum, señor presidente.

El C. secretario Barragán: Es manifiesto el quórum, por eso no se pasa lista.

El C. Manjarrez: Tengo derecho a reclamar el quórum.

El C. Maqueo Castellanos: Convencidos de que en Tacubaya no había garantías ayer, supuesto que desde el primer momento que llegamos, el salón de cabildos estaba cerrado y custodiado por un grupo de hombres armados, pertenecientes a la Gendarmería, el que habla personalmente fue a ver al ciudadano presidente municipal y le manifestó que por qué no había cabildo, que el pueblo quería que el Ayuntamiento cumpliera con su deber. El ciudadano presidente municipal manifestó que él había ordenado que no se verificara cabildo, que él era la única autoridad competente de Tacubaya, que no se verificaría ningún cabildo Le hice algunas explicaciones enteramente correctas y pertinentes al señor presidente municipal, y entonces, comprendiendo él la razón que teníamos, personalmente fue y por su propia mano abrió el salón de cabildos, al que entraron nueve ciudadanos regidores y el presidente municipal, diez. El propio presidente municipal abrió la sesión, y una vez que abrió la sesión, tomó su sombrero, se salió a la calle y antes de cinco minutos vinieron ocho o diez individuos armados, al mando del subteniente Epigmenio Solache; se metieron con sus carabinas hasta el recinto de los munícipes de Tacubaya. Acto continuo el oficial se dirigió a todos los que estábamos allí presentes y nos dijo que de orden del señor presidente municipal se desalojara inmediatamente el salón. Naturalmente, los munícipes que estaban en plenas funciones, supuesto que estaban en sesión, manifestaron su inconformidad y dijeron al oficial aquél que les extrañaba infinito la orden del señor presidente municipal, que personalmente había ido a abrir la sesión y por orden de él habían penetrado todos los munícipes al salón. Entonces el oficial aquél, comprendiendo que él sería el responsable de sus actos si procedía con las órdenes que el señor presidente municipal le había dado, se fue a ver a este funcionario y regresó con una orden escrita, una orden, señores, que ni en tiempo de Victoriano Huerta, ni el peor de los jefes políticos de este país, ni en la época de Santa Anna, ni en ninguna época ninguna autoridad podría haber firmado. En esa orden, señores, se asentaba que se desalojara el salón en la forma que fuera necesario y sin distinción de ninguna persona. El oficial aquél, envalentonado con su orden, tanto a los ciudadanos diputados que estaban sentados en el lugar del público, como a todos los ciudadanos de Tacubaya que estaban en la sesión, empezó a atacarlos duramente y a sacarlos a culatazos.

Señores: es sensible, es doloroso que un asunto que reviste una importancia tan seria, tan trascendental como es éste, puesto que así como nuestro recinto es sagrado para nosotros, el recinto municipal en una cabecera es sagrado para aquel pueblo.... ¿con qué derecho y con qué autoridad un individuo que ostenta el grado de subteniente de la Gendarmería, llega a atropellar al pueblo y lo saca a culatazos, y tan pronto sale el primer ciudadano, desenfunda el revólver y abre el fuego contra el pueblo? Yo ví todo esto, señores, cuando este sujeto se acercó a mí con su revólver y me dijo: "usted abandona el salón", yo le contesté: "no salgo de aquí más que con los pies para adelante, señor mío; de aquí no me mueve nadie, porque éste es el lugar del pueblo y tengo derecho para estar aquí". Viendo este sujeto que yo me mantenía sereno y que ni siquiera tuve necesidad de hacer uso de mis armas.....

El C. Martínez Rendón: ¿No se asustó?

El C. Maqueo Castellanos: Es muy posible, compañero, que me haya asustado, tiene razón....

El C. Martínez Rendón: He dicho lo contrario.

El C. Maqueo Castellanos: Naturalmente, si yo hubiera estado en otro sitio donde no hubiera tenido la obligación, como ciudadano consciente, de respetar el lugar en que me encontraba, protesto a usted que estando junto de aquel esbirro, con dos carabinas cada uno, me hubiera asustado, pero hubiera sacado mi revólver y se lo hubiera vaciado antes. (Aplausos. Voces: ¡Huy!)

Seguramente que sí, señor.

El C. Martínez Rendón: Repito que dije lo contrario.

El C. Maqueo Castellanos: Bueno; estando las cosas así, señores, se abrió un fuego en la calle, bastante nutrido; están todavía las señales de las balas disparadas por los esbirros del gobernador del Distrito, mandados especialmente para balacear muy particularmente a los señores diputados.

El C. Avilés: Gasca lo mandó.

El C. Castellanos, continuando: El mismo Gasca, el que mandó su gente que se metiera a este recinto; Gasca, el hombre que no sabe dar garantías, el hombre que es parcial en todos sus actos, ese fue el que mandó hombres armados a las órdenes de un criminal, como es el presidente municipal de Tacubaya. El presidente municipal de Tacubaya, después de consumado el acto salvaje de desalojar de allí al pueblo, no contento con esto mandó mayores refuerzos y entonces, señores compañeros, viene la parte importante para esta honorable Representación: fuimos detenidos todos los diputados que estábamos allí en unión de los ciudadanos munícipes. Yo me acerqué, pretendiendo romper la fila de soldados que nos custodiaba, y entonces uno de los esbirros, de los gendarmes esbirros del ciudadano Gasca, me atravesó la carabina y me dijo:

"No hay paso." Saqué mi cartera y me identifiqué como diputado: ¿Por qué me detiene usted? No tiene usted ningún derecho de impedirme el paso." "Señor, yo tengo orden de que a cualquiera de ustedes que rompa filas, le abra fuego." "Muy bien, amigo; esas ya son palabras muy serias. Vamos adónde usted quiera." (Risas.) Seguramente, si no iba yo a batirme allí, señores, si hubiera ido a batirme, seguramente que hubiera llevado mi carabina también. Yo iba allí a hacer valer un derecho de ciudadano, iba a presenciar lo que tenía que acontecer. Así las cosas, fuimos conducidos los diputados y munícipes a la Inspección de Policía, a la Comisaría de Tacubaya. En este sitio no encontramos, señores compañeros, al comisario; después de mucho indagar, salió un individuo beodo, en estado comatoso, en estado inconsciente,

que se titulaba el subcomisario. A este individuo... (Una voz: ¡Es pariente de Paz!) Pues no sé si sería pariente del señor Paz, lo ignoro. Se le suplicó a este individuo que tuviera la bondad de levantar el acta, y manifestó que el no levantaba ningún acta, porque tenía orden del señor presidente municipal de detener algunas personas y a las demás ponerlas en libertad; pero que no levantaría ningún acta. En este estado las cosas, señores compañeros, se presentó allí el señor secretario de la Inspección General de Policía de la ciudad de México. Yo no soy abogado, pero tengo conciencia de mis actos; yo no sé si el señor secretario o el señor inspector general de Policía tengan jurisdicción alguna, tengan facultad bastante para irse a inmiscuir en los actos netamente de las autoridades municipales. Llegó este Caballero allí; lo primero que yo hice fue decirle que llamara al teniente aquél, para que le enseñara la orden, para que en presencia mía le preguntara si era cierto que había recibido orden del ciudadano presidente municipal para, a cultazos y a balazos, sacar al pueblo del recinto municipal. El subteniente, con toda entereza, dijo al secretario de la Inspección que era cierto que había sacado a cultazos al pueblo y que había tenido que hacer fuego, porque era la orden que tenía el señor presidente municipal.

El C. Casas Alatriste: ¿Y el sargento muerto o herido?

El C. Maqueo Castellanos: El sargento herido, no le puedo decir a usted quién lo hirió, pero no me llamaría la atención que cualquiera de los mismos esbirros que estaban allí lo hubiera herido; el sargento salió herido, pero, repito, no lo sabré decir a usted quién lo hirió. Estando las cosas así, señores diputados, llegó después el señor general Cruz, jefe de la Guarnición de la Plaza, a tomar también noticias, y también el señor general Ramírez Garrido. Después de todos estos acontecimientos, el señor secretario de la Inspección de Policía, desde un principio manifestó cierta parcialidad, señores, que tanto el señor compañero Borrego como el que habla, hicimos ver; le suplicamos que tuviera la bondad de ser enteramente apegado al cumplimiento de su deber. Manifestando cierta parcialidad, se encerró con el señor presidente municipal sin permitir que nadie entrara allí. A pocos momentos fueron aprehendidos de la manera más cruel, haciendo uso de los procedimientos más estúpidos que yo he conocido en mi vida y que desgraciadamente durante la revolución hemos visto muchos casos, a empujones, a culatazos, de una manera asquerosa fueron llevados los señores regidores a la cárcel. Después, señores, el propio regidor Moreno venía del brazo conmigo, porque al iniciarse estos acontecimientos oí yo que dos o tres oficiales daban la consigna a los gendarmes y les decían: a ese individuo que va de bombita, de ningún modo dejen ustedes que se escape; por ningún motivo, vivo o muerto, estén ustedes siempre pendientes de él." Yo lo oí y le dije a Moreno: No se separe usted de mí, amigo.

Andaba conmigo este individuo hasta el momento en que se nos vino una avalancha de salvajes, de individuos que no se pueden llamar ciudadanos, de hombres que creen que la revolución se hizo para volver a crear una dictadura más odiosa que la de Huerta, porque seguramente ni en la época de Huerta se habían visto en este país los atropellos tan estúpidos que se cometieron anoche en Tacubaya. Esa avalancha de hombres vino y agarró a este ciudadano Moreno y a mí a la vez, y nos rodearon y nos metían carabinas por todos lados. "Suelte usted a este señor" me decían. ¿Qué ha hecho este señor? ¿Por qué se lo llevan ustedes? El señor es munícipe. ¿por qué se lo llevan ustedes? ¿Dónde está la orden de aprehensión? ¿En qué país vivimos? Se necesita la orden de aprehensión de autoridad competente. "No, señor, lo suelta usted o abrimos fuego."

Una serie de escándalos que da tristeza la bajeza moral a que se prestan todavía hombres que no debiera permitir el pueblo que llevaran una carabina en su mano. Esos hombres, los que no saben mandar a la tropa, a los gendarmes, porque ustedes saben que ellos no son conscientes de sus actos. Al pobre soldado que se le da una consigna, sabe que lo procesan, que lo fusilan, que lo regañan o que lo encierran en un calabozo, ya sabe que lo que manda el oficial tiene que obedecer, bueno o malo. ¿Y vamos a seguir teniendo oficiales que acepten consignas de esta naturaleza, que cuando ven que en un recinto del pueblo se está tratando un asunto, pero que lleva una orden superior de un jefe de ellos y que les dice: "Invada usted la Cámara y si no salen los diputados abra usted fuego contra ellos, sáquelos usted a puntapiés", obedecen? ¿Dónde vamos a dar así, señores? ¿Qué clase de garantías vamos a poder tener? ¿Vamos a permitir que continúen los atropellos como el de ayer? Pueden estar seguros, señores compañeros, de que esto no es más que el principio de una serie de atropellos que se cometerán durante estos meses de lucha electoral en nuestro país. ¿Cómo vamos a tener garantías, señores compañeros, cuando la fuerza armada, cuando los gendarmes están al mando de un individuo como Gasca; de un individuo de un nivel moral tan bajo, que sabe sencillamente mandar a sus esbirros? (Siseos y aplausos.) Por ningún motivo, en ningún país civilizado de la altura moral de México, debe de figurar como gobernador del Distrito un hombre inmoral como éste. (Aplausos y siseos.) Yo ruego a esos compañeros que aullan allá lejos, que después vengan aquí; este es el sitio donde deben venir a defender a sus jefes, a los que les dan canonjías, a sus jefes que les dan el modo de ganar dinero y que tienen cifradas sus esperanzas en el señor Gasca, en el señor Calles, para volver a este recinto nacional. (Siseos.) Esto deben hacer y no venir a aullar como los coyotes cuando tienen hambre, señor.

(Aplausos y siseos.) Señores compañeros, afortunadamente los diputados que estábamos allí, pudimos conservar la serenidad, la tranquilidad suficiente para no haber disparado a un solo tiro; desgraciadamente la prensa, la prensa que en muchos casos no sabe cumplir con su deber, que quiere tener la representación de un cuarto poder en un país como México, no es lo bastante honrada y lo bastante sincera para asentar en sus papeles la verdad de los hechos tal cuales son. "Excelsior" dice que los diputados abrimos el fuego, que los diputados disparamos nuestras armas. No, señores compañeros, el señor Sánchez Pontón ni siquiera llevaba revólver; el

señor compañero Sánchez Pontón trataba de calmar los ánimos, y al levantar la mano para tranquilizar al pueblo, le dieron un balazo los esbirros del señor Gasca.

El C. Aldaco: ¿Me permite una interpelación, compañero?

El C. Maqueo Castellanos: Sí, señor; yo no soy el diputado Paz; yo sí permito interpelaciones.

El C. Aldaco: Con permiso de la Presidencia. ¿Tiene usted la bondad de decirme, compañero Maqueo Castellanos, si la nación le pagó a usted y a los compañeros que estuvieron en Tacubaya en esos asuntos para que estuvieran allá o para venir aquí a cumplir con su deber? (Voces: ¡Huy!)

El C. Maqueo Castellanos: Es ridícula la pregunta de este señor compañero.

A mí me paga la nación para que vele, antes que nada, por que el pueblo tenga garantías, señor. (Aplausos.) Cuando al pueblo y a sus genuinos representantes se les saca a culatazos de un lugar que por nuestras leyes se consagró después de muchos años de revolución, y un individuo como Gasca y una serie de buitres que están esperando nada más la presa que agarren dentro de sus uñas, esos, señor compañero, son los que no saben cumplir con su deber. Pero nosotros tenemos la obligación, antes que discutir leyes, ni nada, de impedir que se violen las garantías individuales, que es una parte suprema de nuestras leyes; donde no hay garantías no se puede legislar, donde no hay garantías, repito, no se puede legislar. Ahora bien; se nos achaca aquí que los peleceanos. Los peleceanos hemos demostrado siempre, y seguiremos demostrando, la entereza, el valor y la honradez suficientes para enfrentarnos, no contra de pequeños tiranuelos como Gasca, sino contra tiranos que tenían el dominio de la nación, del ejército, como Venustiano Carranza; el Pélece entonces supo estar a la altura que el pueblo le ha encomendado. Al señor Gasca le damos una importancia muy insignificante, lo vemos con un desprecio asombroso; no merece otra cosa este ciudadano. Señores compañeros, no solamente había diputados peleceanos en Tacubaya anoche, de esos diputados que venimos, según el criterio del compañero, a cobrar treinta y tres pesos, pero que tenemos siempre la frente levantada y que hasta la fecha no hemos ido a ningún Ministerio a implorar la ayuda de ninguna Secretaría de Estado, ni mucho menos de un empleado como el señor gobernador Gasca. Estaba, repito, señores, el señor Sánchez Pontón que no es peleceano... (Voces: ¡Sí es!)

No, señores, están en un error; el señor Sánchez Pontón hace más de tres meses que se separó del Partido Liberal Constitucionalista; el señor Sánchez Pontón siquiera tuvo la franqueza de separarse para retirarse, pero ¡ah! señores, cuando veo que a esta tribuna vienen diputados a decir: yo he sido diputado independiente, yo soy el único "yo he sido diputado independiente, yo soy el único que tenía derecho para haber estado en Tacubaya", señores, el señor compañero que eso dice, carece absolutamente de delicadeza cuando viene a asentar semejante falsedad.

El C. Gandarilla: ¡Nombres!

El C. Maqueo Castellanos: El ciudadano Paz, señores. A todo Tacubaya, a todo Mixcoac le consta que el ciudadano Paz hizo su campaña bajo el nombre de peleceano. Todavía existen en Tacubaya, señores, anuncios que dicen: "vote usted por los colores del Partido Liberal Constitucionalista", y "vote usted por la fórmula Paz - Aragón". El señor compañero Paz, señores....

El C. Paz: ¿Me permite una interpelación?

El C. Maqueo Castellanos: Luego que yo acabe, compañero; usted es muy inconsecuente y nunca sabe ser decente con los compañeros. (Aplausos.)

Estando, señores, muy recién llegado a la capital de la República con un grupo de antiguos amigos míos, entre ellos Bordes Mangel, García, Vigil, etcétera, me encontré con que el señor Paz era también peleceano, con que el señor Paz era el principal culpable de que haya resultado el señor Torre Guerra el más bandido de Tacubaya. El señor Paz fue el que ayudó incondicionalmente a Torre Guerra, llevó la fiesta en paz con ellos, hasta que el señor Torre Guerra lo siguió convidando a las fiestas, a los banquetes, a las orgías; entonces era amigo del señor Torre Guerra y fue cuando nos convidó y fuimos un grupo de diputados peleceanos a trabajar con él a Tacubaya y a Mixcoac. No podrá nunca negar el ciudadano Paz esto. El entonces se llamaba peleceano y decía que a la vez era agrarista. Señores compañeros, si el señor compañero Paz nunca pudo ser agrarista, si según el sentir general, el modo de pensar de los hombres de letras, el señor Paz no llega ni siquiera a tener la seguridad de ostentar el título de abogado, ¿cómo va a ser agrarista el señor Paz? El señor Paz es un agrarista gophir, es un agrarista que no ha sentido el agrarismo, es un tránsfuga del Pélece, no es otra cosa. ¿Cómo viene a llamarse aquí, señores compañeros, el señor Paz, independiente? Y con qué poca delicadeza -si ustedes quieren llamarle así- viene a decir: Torre Guerra es un ladrón! si él es el culpable de todo lo que hizo Torre Guerra, si él fue el que ayudó a Torre Guerra, si él fue el que vino a decirnos: Torre Guerra y Herrera Alarcón son personas muy honorables, perfectamente capaces para llevar las riendas del Ayuntamiento de Tacubaya.

Pero entonces, señores compañeros, el señor Torre Guerra yo no me atrevo a decir si habría dado algunas canonjías al compañero Paz; si dentro de los medios ilegales, pero muy comunes entre nosotros, facilitaría al compañero Paz la manera de que se ganara algunos dineros en Tacubaya. Viene el disgusto entre estos señores y ahora es cuando viene a darse cuenta de la inmoralidad del señor Torre Guerra. Ahora, señores, yo no me explico por qué salió aquí a colación ese individuo. Todos nosotros sabemos perfectamente bien que el señor Torre Guerra está descalificado en todos sentidos; sabemos que está bajo la acción de la ley, que seguramente se le castigará, que seguramente se le encerrará en una mazmorra, que irá a responder de todos sus latrocinios; pero, señores compañeros, ¿qué porque el señor Torre Guerra es un ladrón, porque está descalificado, porque está desfalcado, porque no sabe cumplir con su deber, tiene el ciudadano presidente municipal de Tacubaya el derecho de mandar hacer fuego sobre el pueblo? ¿tiene el derecho de impedir que entren los señores munícipes propietarios? Seguramente que no, señores. Pero para que ustedes vean

como están las cosas, traigo aquí, señores compañeros, la formal renuncia...

El C. Casas Alatriste: ¡Pero son fracciones de renuncia!

El C. Maqueo Castellanos: No, señor; está completa. Pido atentamente a la Presidencia que se sirva indicar a la Secretaría que dé lectura a este documento.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"H. Cabildo:

"Luis Jacobo López, presidente municipal substituto del H. Ayuntamiento, ante ustedes, con toda atención, expone:

"Que teniendo necesidad de dedicar toda atención a sus asuntos particulares, con el carácter de irrevocable, solicita licencia ilimitada para separarse de dicho cargo.

"Sufragio Efectivo. No Reelección.

"Tacubaya, octubre 15 de 1921.- Luis Jacobo López."

"Los subscriptos, regidores en funciones del H. Ayuntamiento, apoyamos la presente licencia y proponemos para presidente al C. Rafael Ibáñez.

"Tacubaya, octubre 15 de 1921.-H. Quintero.- L. Jacobo López.- C. Ruiz.- A. de la Vega.- R. Ibáñez.- J. Aguilar.- S. Mendívil.- H. G. Cano."

El C. Maqueo Castellanos: Ahora, señores compañeros, se alega que los señores munícipes que fueron ayer a Tacubaya iban a asaltar, iban a tomar por medios violentos los asientos, las curules que legal y legítimamente les corresponden en aquel recinto. Estos ciudadanos, siguiendo todos los caminos legales, siempre ajustados a la ley, sabedores que después de esta renuncia del ciudadano López ya no quiso López separarse del Ayuntamiento y que les mandó decir que si se presentaban a cabildo serían detenidos e internados a la cárcel, entonces estos señores munícipes ocurrieron al ciudadano secretario de Gobernación, como ya nos lo dijo aquí el compañero Borrego, y se les ofreció que se les daría toda clase de garantías. Los gendarmes del Ejército que estaban allí, para eso estaban precisamente, para garantizar a todos los ciudadanos sus derechos. Pido, señores compañeros, que la Secretaría dé fe, con permiso de la Presidencia, de este telegrama del ciudadano Lugo, por el que ustedes verán lo que acabo de asentar.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"1,457.- Secretaría de Gobernación.- México, 5 de noviembre de 1921.

"José M. Herrera.

"M. Moreno Otalora.

"En respuesta su telegrama ayer, manifiéstoles haberlo transcripto gobernador Distrito para efectos garantías.

"Atentamente.- El subsecretario, J. I. Lugo."

El C. Maqueo Castellanos: Allí tienen ustedes, señores, que estos señores munícipes no fueron de una manera arbitraria a tratar de posesionarse de los puestos que legalmente les pertenecen. El señor secretario Lugo seguramente que si esta honorable Asamblea acuerda que venga a informar tendrá que decir la verdad de todos estos hechos para la mejor orientación de todos los compañeros. Por principio de justicia, antes que nada, luego por solidaridad tendremos que escuchar al señor secretario, y después de los informes que dé aquí, se verá que tenemos absoluta justicia, que la razón está de nuestra parte cuando hemos protestado de una manera enérgica, hasta donde ha sido posible, por los atropellos y atentados que se han sufrido ayer. Además, señores, los ciudadanos munícipes, en previsión de lo que pudiera sucederles, sabedores de que la consigna del señor gobernador Gasca era a todo trance meterlos a la cárcel e impedir que ocuparan sus sitiales, entonces ocurrieron a la justicia federal, pidieron amparo; llevaban copia autorizada por la que la justicia federal los amparaba, sobre cuyas decisiones no podía nunca pasar el señor presidente municipal, que no es en ningún caso autoridad competente para librar una orden de aprehensión. Con todo y que se le enseñó el oficio del juez y vió que estaban estos hombres protegidos por la justicia federal, dijo que a él no le importaba aquello, que él sabía perfectamente bien que el señor Gasca lo sostendría, que lo sacaría adelante y que los jueces y diputados y todo el mundo no le importaban nada, que él respetaba única y exclusivamente a Gasca. Ahora, señores compañeros, me resta únicamente manifestar a ustedes que es altamente conveniente que venga el señor subsecretario a informar para evitar los atropellos que se siguen cometiendo ahora todavía en Tacubaya. No hace media hora, antes de que yo viniera a esta tribuna, se acercó a mí un ciudadano de Tacubaya y me manifestó que su hijo, un joven de menos de 18 años de edad, acababa de ser detenido e internado en una mazmorra en Tacubaya. Hay más de 20 individuos presos, individuos que únicamente cometen el delito -sí, señores, quiero creer que eso pueda ser delito porque según el criterio del presidente municipal de Tacubaya, eso constituye un delito- de no estar conformes con los actos de salvajismo que desplegó este individuo ayer. En consecuencia, señores, pueden ustedes estar seguros de que si cada uno de ustedes se da cuenta de la importancia que reviste este asunto y de la trascendencia que tendrá para el porvenir, debemos a todo trance nombrar la Comisión que se pide aquí y pedir también, aprobar que venga el señor subsecretario de Gobernación a informar.

El C. Manjarrez: Reclamo el quórum, señor presidente.

El C. Casas Alatriste: ¿Me permite dos interpelaciones el estimable señor Maqueo Castellanos?

El C. Maqueo Castellanos: Sí, señor.

El C. Casas Alatriste: Con permiso de la Presidencia. Soy el primero, compañero Maqueo, porque sabe usted que, a pesar de que nos distancian cuestiones políticas, siento por usted una sincera estimación personal, en esa virtud soy el primero en deplorar el riesgo que corrieron usted y sus compañeros la tarde de ayer en el salón de cabildos de Tacubaya, y soy también el primero en felicitarme de que, afortunadamente, ese riesgo no se haya traducido en daño mayor para sus personas....

El C. Avilés: ¡Ya basta de chuela! Al grano.

El C. Casas Alatriste: Protesto que estoy hablando en serio, y el señor Maqueo Castellanos me hará justicia de que hablo con la mayor seriedad del mundo.

El C. Avilés: ¡No lo creo así!

El C. Casas Alatriste: Decía, compañero Maqueo Castellanos, que también desearía que esta Cámara fuera solidaria de todos sus miembros en los casos en que éstos, sin distinción de banderías políticas, fueran víctimas de atropellos por parte de autoridades, sean éstas las que fueren. Pero yo quiero solicitar atentamente del compañero Maqueo Castellanos que se sirva contestarme dos cuestiones que le presentaré: primero, si cree que la Cámara de Diputados tiene facultades para acceder a lo que pide el señor López en el memorial que está a discusión, en el sentido de que se pida al presidente de la República que invada las atribuciones municipales y que desconozca a un presidente municipal y ponga otro; que mande poner en libertad a individuos que están bajo la acción de la justicia; si cree que la Cámara puede, sin violar la Constitución, sin invadir la esfera de acción de otros poderes, acceder a esa petición, que no se refiere en lo más mínimo a la integridad de sus miembros. Y la segunda interpelación, compañero Maqueo, tiene más que nada un móvil realmente de curiosidad. Desearía que el compañero Maqueo tuviera la bondad de decirme qué papel fue a desempeñar en esta tragedia de Tacubaya el conocido agitador y jefe de las porras peleceanas, que concurría asiduamente a esta Cámara y que fue gravemente herido en esta refriega, Enrique Sevilla.

El C. Maqueo Castellanos: Voy, señores diputados, a contestar las interpelaciones del señor Casas Alatriste, pasando por alto todo lo que en un principio me dijo, supuesto que, con pruebas que le he dado, le he demostrado el afecto especial que le profeso.

La primera interpelación que el señor Casas Alatriste me hace es que si el señor presidente tiene facultad para desconocer al presidente municipal actual y nombrar un substituto. Desde luego, señores, que yo, no siendo abogado, no sé hasta dónde tenga alcance legalista esto; pero sí creo que si el señor presidente no tiene autoridad bastante, sí la tienen los señores munícipes, y aquí, señor compañero Casas Alatriste, con permiso de la Presidencia, voy a pedir que se dé lectura a esto, pero antes voy a permitirme interpelar al compañero diputado Borrego para que él, como abogado, pueda ilustrar mi criterio sobre este particular, si la Presidencia me lo permite.

El C. Borrego: Sírvase usted hacerme la pregunta.

El C. Casas Alatriste: ¿Me permite, ciudadano presidente, la palabra para suplicar......?

El C. Maqueo Castellanos: Estoy interpelando al compañero Borrego.

El C. Casas Alatriste: ¿Me permite usted dos palabras? Usted va a reiterar mi pregunta. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Basta de diálogos!)

El C. Maqueo Castellanos: No creo que haya derecho para que usted le corte la palabra al compañero Borrego. Señor compañero Borrego: usted, como abogado, ¿cree que el ciudadano presidente de la República, después del atentado cometido anoche por el presidente López, de Tacubaya, cuando este individuo, ya no digo dentro de la acción de la ley, que yo como neófito en el particular, no puedo medir; pero sí dentro de la acción moral, dentro del propio sentido común, un individuo que manda descargar a los esbirros del gobernador del Distrito contra el pueblo indefenso, que manda sacar a culatazos a ese mismo pueblo; que manda aprehender a diputados; que manda a aprehender a munícipes; que los tiene incomunicados desde anoche sin permitirles siquiera que se les ministren alimentos; cree usted, señor abogado Borrego, que ese individuo está capacitado, según nuestras leyes, en donde recuerdo que en la Ley Electoral queda enteramente descalificado un hombre que cae bajo la acción penal? ¿Cree usted que ese hombre no puede ser destituído del puesto que ocupa? Esa es la pregunta del compañero Casas Alatriste.

El C. Casas Alatriste: No, no es esa.

El C. Borrego: Voy a contestar las dos preguntas y, como se dice vulgarmente, con una piedra mataré dos pájaros. Pregunta el señor si tiene facultades el presidente para intervenir en este asunto. ¿No es así?

El C. Casas Alatriste: ¿Me permite usted, ciudadano presidente? Preguntaba yo al compañero Maqueo Castellanos, y en este caso con mayor gusto le pregunto al compañero Borrego -cuyas ideas legalistas son conocidas ampliamente por la Asamblea -, si considera que la Cámara de Diputados tenga facultades para pedir al presidente de la República lo que se pide en ese escrito, es decir, la remoción de un presidente municipal y la libertad de individuos que están consignados a las autoridades judiciales.

El C. Siurob: ¡Ya están amparados!

El C. Borrego: Indudablemente, el presidente de la República no tendrá facultades para hacer reconocer el nombramiento hecho en favor del señor Ibáñez por un grupo de regidores de Tacubaya; pero sí tiene la obligación, tan imperiosa como la tiene el compañero y como la tienen todos los funcionarios de la Federación, de velar por el cumplimiento de la ley y de velar porque todos los individuos gocen de garantías y por la efectividad de ellas mismas y no sólo porque gocen de todas esas garantías, sino porque se castigue a todos los violadores de las leyes. Este hecho es enteramente indiscutible. El gobernador del Distrito, sin derecho de ninguna clase, ha puesto 50 ó 100 hombres de la Gendarmería Montada, esto es, pertenecientes al Gobierno del Distrito, a disposición del presidente municipal de Tacubaya; éste es un acto perfectamente ilegal, y esos mismos esbirros del señor Gasca fueron los que aprehendieron a los tres regidores. Si, pues, las fuerzas del Gobierno del Distrito se ponen a disposición o, por mejor decir, ejecutan las detenciones arbitrarias que sólo pudo haber ordenado la autoridad judicial, es indudable que el presidente de la República, que es el superior del gobernador del Distrito, tiene la obligación imperiosísima de decir a dicho funcionario: ¡Cumpla usted con la ley y no sea un violador de ella! (Aplausos.)

El C. Maqueo Castellanos: Señores compañeros: En este momento acaba de llegar a mi poder una tarjeta de los señores munícipes detenidos anoche a culatazos, a golpes, como no se puede detener ni a los peores criminales, en que manifiestan que no se les ha permitido ni siquiera que se les pasen alimentos. ¿En qué país vivimos cuando a un ciudadano se le tiene metido en una

y ni siquiera se le permite que coma? Pido a la Secretaría que de‚ lectura a la tarjeta.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"Favor de que hagan todo lo que se pueda para salir y avisar a mi esposa para que no esté con cuidado y mandarme algo de comer, pues no hemos comido nada. Sus servidores y amigos.

"Nombres: somos los siguientes: Margarito Vázquez, Pablo C. Ruiz, Manuel Moreno, José María Herrera Alarcón y Enrique Iraola.- Noviembre 9 de 1921."

El C. Maqueo Castellanos: ¿Creen ustedes que hay autoridad en el mundo que tiene a unos ciudadanos por 24 horas sin permitirles siquiera que se les pase algo de alimentación?

El C. Casas Alatriste: Eso no dice la tarjeta.

El C. Maqueo Castellanos: Eso sencillamente cae por su propio peso. No creo absolutamente de justicia que esta Asamblea viera con indiferencia estos acontecimientos, puesto que, repito una vez más, son el empiezo de una serie de atentados que se cometerán en lo de adelante; se llegará a provocar al Partido Liberal Constitucionalista; se llegará a asesinar a todos los hombres de acción que tenga el Partido. Ese ciudadano Sevilla, a quien se refirió el compañero Casas Alatriste, tiene tanto derecho como él para haber presenciado anoche la sesión de cabildo en Tacubaya, puesto que era una sesión pública; por ningún motivo, bajo ninguna forma, tenía derecho el señor presidente municipal para mandarlo asesinar. La prensa de la tarde dice que este señor ha muerto; es una de las víctimas, la primera víctima que cae bajo las garras de un nuevo tirano, de un nuevo tirano que subió ya, señores, al Gobierno del Distrito, que se cree con los elementos necesarios y con las dotes suficientes para convertirse probablemente en algo más que el gobernador del Distrito, y sabe que el Partido Liberal Constitucionalista siempre hará ver la deficiencia de este individuo para que pueda cumplir, ya no digo con el cargo de gobernador, ni siquiera probablemente con el cargo de oficial de gendarmes, señores. En consecuencia, el Partido Liberal Constitucionalista, con las energías acostumbradas, con el valor que cada uno de sus miembros debe tener y que seguramente tiene, sabrá enfrentarse contra las bayonetas, contra los cañones y contra las disposiciones arbitrarias de tiranuelos como Gasca, y si hoy cayó uno de sus compañeros, ese compañero, la sangre de ese compañero regará, fecundizará los bríos de cada uno de nosotros y de hoy en adelante, señores peleceanos, yo exhorto a todos los compañeros para que no nos dejemos, para que no consintamos los atropellos cometidos por un individuo que por ningún motivo debe estar ocupando un puesto público, como es Gasca. (Aplausos. Siseos.) Ahora, señores compañeros, al contestar la pregunta que hacía el señor compañero Casas Alatriste, voy a pedir que se dé lectura al acta que los señores munícipes levantaron anoche, y cuya legalidad seguramente no desconocerá ninguno, ni el ciudadano Casas Alatriste, y verá que no es el señor presidente de la República el que desconoce al señor López, sino que es la mayoría de los munícipes de Tacubaya. Pido atentamente a la Secretaría que dé lectura a este documento.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

Un sello que dice: "Ayuntamiento Constitucional.- Tacubaya, D. F.

"Los subscriptos, regidores propietarios del Ayuntamiento de Tacubaya, en la sesión plena del día ocho de noviembre de 1921, acordaron, por unanimidad: primero: Como directo y responsable de los sucesos sangrientos ocurridos en la noche de la fecha, se desconoce al presidente municipal, C. Luis Jacobo López. Segundo: Se considera en funciones, conforme a la ley, al C. vicepresidente, Rafael Ibáñez. Tercero: Comuníquese este acuerdo a las autoridades correspondientes.

"Tacubaya, noviembre 8 de 1921.- José M. Herrera.- E. Iraola.- Manuel Moreno.- S. Mendívil.- R. Ibáñez.- H. Quintero.- J.Astorga.- C. M. Bazán.- Regidor suplente, A. Nájera Cantú."- Una firma ilegible. (Voces: ¿Cuántos firman?)

El C. Maqueo Castellanos: Son diez las firmas y pueden pasar a rectificar los señores compañeros que gusten.

El C. Manjarrez: ¿Me permite usted una interpelación, atentamente?

El C. Maqueo Castellanos: ¿Quiere usted certificarlo, compañero?

El C. Manjarrez: Quiero hacerle una interpelación a su señoría.

El C. Maqueo Castellanos: Diga usted.

El C. Manjarrez: Quiero que me haga favor el compañero Maqueo Castellanos de explicarme a qué hora y en qué lugar se verificó esa sesión plena. Según él mismo nos ha relatado, la sesión convocada ayer fue disuelta por orden del presidente municipal antes de verificarse... (Voces: ¡No!) lo que dio lugar a la tragedia a que se ha venido haciendo referencia. Después de esto, si los regidores, o los llamados regidores, porque habían perdido sus derechos, porque estaban consignados a las autoridades, porque habían dejado de asistir tres veces al cabildo, porque no estaban dentro de la ley, los llamados regidores, que para ustedes lo son y para mí no, fueron internados en la cárcel municipal de Tacubaya, ¿cómo pudieron desde allí celebrar sesión plena? Luego entonces creo que no pudo haberse verificado esa sesión a que se refiere el acta que se ha leído, sino que se recogieron las firmas únicamente.

El C. Maqueo Castellanos: Señores compañeros: Es infantil la interpelación de este compañero. Manifiesto que el propio presidente municipal abrió la sesión, tomó su sombrero y se marchó; secretario no había habido, pero uno de los munícipes, conforme a la ley, debería desempeñar el puesto de secretario. No estando presente el presidente, asumió la Presidencia el vicepresidente, y en el Salón de Cabildos, momentos antes de que fuera disuelta la sesión de una manera arbitraria, se levantó este documento, no encontrándose más que un pedacito de papel, que es donde consta, y por eso tuvo que hacerse tan conciso. Ya ve el ciudadano Manjarrez que las firmas son auténticas, que los munícipes referidos han estado incomunicados, que están redobladas las guardias en Tacubaya, pues en lugar de haber 50 hombres de la gendarmería como había anoche, hay gente del 37 regimiento de la Federación y, además, hay como 150 hombres de la Gendarmería. Creo que el señor

compañero reconocerá las firmas de los munícipes, si acaso las conoce, y que debe comprender que no se necesitan arriba de cinco minutos para escribir un acuerdo como éste, que tuvo que ser tan lacónico, porque ya se sentía el ruido de los acicates de los esbirros que iban a desalojar a los señores munícipes. Creo, señores compañeros, que he dado a ustedes bastantes explicaciones sobre el particular; creo que la justicia está de nuestra parte y que seguramente debemos llamar al señor subsecretario de Gobernación.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Lara César A. (Voces: ¡No está!) No encontrándose en el salón el ciudadano Lara, tiene la palabra en contra el ciudadano Pedro de Alba. (Voces: ¡Qué lástima! Aplausos. Siseos.)

El C. De Alba: Señores diputados: En esta vez ni los aplausos ni los siseos tienen razón de ser, porque propiamente me sentí perplejo al venirme a inscribir en este debate, y no sabía, como podría asegurarlo el presidente de la Asamblea, si inscribirme en pro o en contra, dado que lo que yo vengo a decir al margen de este asunto no está vinculado estrechamente con el accidente, con las desgracias ocurridas ayer noche en Tacubaya. Soy el primero en lamentar los hechos criminales, atentatorios, violatorios de las garantías individuales ocurridos ayer en Tacubaya; estoy enteramente de acuerdo en que esta Cámara llame al señor subsecretario de Gobernación para que con mayores luces nos informe sobre el asunto. (Aplausos.) Pero en lo que no estoy de acuerdo, puesto que no estamos dentro del régimen soviet, aunque muchos lo desearan, ya que esta Asamblea no tiene facultades ejecutivas, es en que se amplíe de tal manera esta proposición, que en vez de revestir el carácter de investigación justiciera que tiene inicialmente, se convierta en de carácter instrumental de un grupo político a la postre. (Aplausos.) Yo desde luego le aseguro al compañero Borrego, que no distingo en estos casos, y el caso de Mijares no es idéntico por ningún motivo y no se puede explotar como antecedente para estos asuntos, y estoy desde luego de parte de los que presentan todo género de mociones para que los representantes del pueblo puedan gozar de amplias garantías, se les respete su fuero dentro de las atribuciones tan amplias y tan latas que puede tener todo representante del pueblo, y en la Cámara de Diputados, como dijo el compañero Maqueo Castellanos, no solamente vengan a estudiar los problemas, sino también a garantizar y velar por el cumplimiento de la Constitución; y dado que en la Constitución se habla, en los primeros capítulos y sobre todo de las garantías individuales, creo que un diputado está dentro de su cometido si se preocupa por esas garantías dentro y fuera de su acción. (Aplausos.) Ahora bien; yo ante lo que me alarmo es ante el precedente ya establecido por esta XXIX Legislatura, de que a cada momento la Cámara de Diputados venga a constituirse en un instrumento explotado por la mayoría de la Representación Nacional en pro de sus intereses en el Distrito Federal. (Aplausos.) Bien sabido es que el proyecto de ley para elecciones municipales que esta Cámara no pudo estudiar, se daba a la Cámara de Diputados la facultad de decidir en última instancia sobre las elecciones municipales en el Distrito Federal, y en esto estaba dentro de su papel la mayoría al querer sacear el mayor número de beneficios; posteriormente se hizo un reglamento de elecciones, que pudo haber frustrado en parte muchos de los proyectos de esa mayoría que en estos momentos tiene la Cámara; sin embargo, y contra lo que aquí se ha dicho muy a menudo, y desde luego declaro que ni siquiera conozco al señor Gasca, en contra de este empleado del Ejecutivo, él fue el primero en violar ese reglamento en aquel capítulo que podía favorecer a los que no están en el poder en la capital de la República, puesto que en la fecha que se había señalado para insacular con la mayor imparcialidad posible a los miembros componentes de los consejos electorales, no se reunieron, a pesar de que no había una ley para que no se hubiera hecho esto. Así es que en este caso, si el ciudadano Gasca fue parcial, lo fue en favor de ustedes...(Voces: ¡No! Aplausos.)

El C. Martínez de Escobar Rafael: Una interpelación al orador. (Voces: ¡Es chuela!)

El C. De Alba Pedro: Un momento. Por lo que he subido a esta tribuna, señores es no porque crea yo que los accidentes de Tacubaya registrados ayer tarde carezcan de importancia; no, la tienen muy grande y trascendental, seguramente que sí la tienen; pero no quiero yo que sentemos este precedente que como el año pasado a cada momento la Cámara de Diputados se estaba erigiendo en consejo para asuntos que absolutamente no le competían. (Murmullos.) Los partidos políticos de la ciudad de México -y lo he asentado yo ya aquí alguna vez -, por más que se llamen partidos nacionales, se limitan a simples partidos de intriga, de ambiciones y de componendas, al margen de todas aquellas cosas que sean más productivas en el Distrito Federal. (Aplausos.) De todos los partidos, y tengo a orgullo declararlo desde esta Representación Nacional, de todos los partidos que militan en estos momentos en las lizas públicas en nuestro país, únicamente el Partido Nacional Agrarista ha sabido colocarse a la altura de las necesidades del país. (Aplausos.) Sí, señores, el Partido Nacional Agrarista tiene la vista fija en los problemas nacionales, no en el problema de interés inmediato y mezquino. El Partido Nacional Agrarista, por medio de una propaganda intensa, por medio de una propaganda consiente, por medio de una propaganda atrevida, ha removido hasta las raíces la vieja conciencia caduca de la propiedad territorial en México, y es un orgullo y es un timbre que nadie le podrá negar. (Murmullos.) Ante el problema agrario, ante el problema del petróleo, ante el problema de los sin trabajo, que es un tremendo problema en toda la nación, por más que no sea comparable con el terrible problema que existe en los Estados Unidos aquí también tenemos un tremendo problema de los sin trabajo, que cada vez aumenta más en el Distrito Federal, y ante el problema de las instituciones de crédito, que es una de las cosas que con toda justicia esta Cámara había acordado discutir cuanto antes para poder dar algún impulso al crédito, para poder dar impulso a la industria y al comercio en nuestro país, ante todos estos problemas verdaderamente trascendentales, nosotros nos sentimos desfallecientes

y bostezamos y ni siquiera completamos el quórum; pero cuando se trata de estas cosas, traemos hasta a nuestras respectivas "porras" a las galerías. (Aplausos ruidosos. Voces: ¡Es la del Cooperatista!) He dicho que repudio, compañeros, la porra. Estos procedimientos de los partidos que tienen su matriz en la capital de la República, son procedimientos funestos y que significan ni más ni menos que ejemplificación de algo que no debe estar en vigor en estos tiempos; estos procedimientos preconstitucionales de atropello, de mano armada, sea quien sea el que los cometa, seguramente que son funestos para un régimen de Gobierno establecido que nosotros debemos procurar tenga solidez y sea respetado, porque es un Gobierno que ha echado sobre sus hombres la responsabilidad de iniciar los problemas nacionales que más urgentemente necesita el país. (Aplausos.) El año pasado, cuando invité a mis compañeros a descompletar el quórum porque aquí se había hecho una caja de Pandora de pasiones mezquinas al margen de las elecciones municipales de México, lo hice con toda conciencia, porque la Representación Nacional no estaba a la altura de su papel. Estos procedimientos de los partidos que tienen su residencia principal en la ciudad de México, son funestos y de una gran responsabilidad. Alguna vez he dicho desde esta tribuna que no debemos llenarnos la boca exclusivamente diciendo a cada paso: "teorías revolucionarias"; no debemos llenarnos la boca diciendo que la Revolución ha triunfado y decir que porque somos revolucionarios tenemos la lámpara mágica de Aladino o la palabra del Sésamo para que todo, todo sumisamente se presente resuelto y acabado a nuestros pies. Nosotros debemos demostrar, los revolucionarios, los que sean más revolucionarios deben demostrar a la nación que los procedimientos y los hombres de la Revolución son más limpios y más honrados en todos sentidos que los de la reacción. (Aplausos.) Si a nosotros se nos dice que han ido a los campos de batalla los que han ido y que han luchado los que han luchado con el pensamiento y la pluma, exclusivamente animados por una aspiración a los puestos públicos o por una aspiración a prevalecer en el Ayuntamiento de la ciudad de México, es un mezquino y pequeñisimo programa revolucionario y es un pequeñisimo antecedente para la historia política del partido. ¡Rechazo desde luego todos estos procedimientos en los contrarios y principalmente en los míos! (Aplausos.) Que estos procedimientos de atraco, de asalto a las casillas, de la divinidad establecida, de la fuerza bruta, del secuestro de las cédulas y todas estas cosas desaparezcan; yo en este momento no siento ninguna pasión absolutamente; ya he dicho y lo que quería lo he conseguido, que mi adhesión y mi simpatía está por el Partido Agrarista, que se ha sabido colocar a la altura de su deber y de su misión en este momento; pero quiero decir también que los que vayan a contender en las próximas elecciones municipales tienen esa obligación que acabo de señalar: de rehabilitar a la revolución, de reivindicar a los revolucionarios; que no empleen procedimientos atentatorios, que no empleen procedimientos violatorios; que no se vaya a establecer como una secuela interminable el hecho de que un partido que está en el poder nunca lo deja. Esta ha sido la causa, señores, y basta ver un poco hacia atrás a través de todas las épocas lo que ocurre: el partido que está en el Poder, el que se cree infalible, el que se cree invencible, es el que no quiere de ninguna manera soltarlo, y por esto hemos tenido tantas tragedias en nuestro país. Así es que yo excito, y excito más a los contrarios, para que las próximas elecciones municipales de México sean un verdadero modelo de elecciones populares en las cuales estén representados todos los elementos sanos y útiles de la sociedad, y en donde se vayan a representar, y en donde se vaya a hacer el bosquejo, aunque sea muy remoto, del ideal de la sociedad de estos tiempos; que cuando menos en las cosas municipales, que es tan fácil, tengan su representación o se hagan por medio de la representación funcional. Repito que no me ha animado en estos momentos absolutamente ninguna idea mezquina. Comprendo, y creo que todos ustedes lo comprenderán, que el atropello cometido anoche en Tacubaya tiene un relieve, por haber sido a las puertas de la capital, que ninguno le podemos negar. El atentado cometido ayer en Tacubaya debe esclarecerse hasta lo último: las intenciones, los secretos, las consignas, todas estas cosas que hayan venido de cualesquiera de los funcionarios que haya sido, deben ponerse en claro. (Aplausos.) Y para esto, señores, la Cámara, como dije antes, no tiene un poder ejecutivo; tiene el poder de hacer saber su opinión, de llamar al subsecretario de Gobernación, y en vista de los informes del señor subsecretario de Gobernación, podrá normar su criterio, y esos informes mismos deben servir, sobre todo, para las investigaciones judiciales que al margen de este asunto se hagan. Así es que yo me retiro de esta tribuna y, como digo, no vengo absolutamente con ninguna pasión política del momento; vengo únicamente a invocar el buen sentido de la Representación Nacional para que de hoy en adelante, puesto que este es el preludio de las elecciones municipales en México, porque todavía apenas se están haciendo los preparativos elementales de toda elección, todavía ni siquiera se ha llevado a cabo ningún acto, y este preludio de las elecciones municipales en México debe ponernos a nosotros en guardia, para que los partidos que tienen esa responsabilidad pongan en juego toda su influencia, toda su honradez, todo su desprendimiento, para que no se vaya a cometer todo este género de atropellos que redundan en perjuicio no sólo del Gobierno, sino también de las ideas revolucionarias que queremos representar. (Aplausos.)

El C. Martínez de Escobar Rafael: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Castillo Francisco: Tengo autorización para una interpelación.

El C. Riva Palacio: Antes había pedido la palabra el ciudadano Martínez de Escobar.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Castillo.

El C. Castillo Francisco: Convengo con usted, compañero de Alba, en que es necesario que esos procedimientos de atraco que usted dice que se han visto en todas las elecciones de la ciudad de

México, cesen ya por hoy, para honrar a la revolución, y que es necesarísimo que se investiguen los hechos de anoche; pero voy a hacerle una pregunta: ¿No cree usted que para que esos procedimientos de elecciones, para que esa investigación sea efectiva, necesitamos que el autor de ella, que es el gobernador del Distrito, el ciudadano Gasca, sea relevado del puesto que tiene? (Aplausos.)

El C. De Alba Pedro: Compañero Castillo: Usted, que es más ingenuo que sus compañeros, ya descubrió el juego. De lo que se trata, probablemente, y usted está sirviendo de instrumento ciego para ello, es de conseguir que se destituya al gobernador del Distrito.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Martínez de Escobar. (Aplausos.)

El C. Martínez de Escobar Rafael: He creído pertinente hacer una aclaración a algunos conceptos vertidos por el muy estimable compañero doctor Pedro de Alba. El doctor Pedro de Alba manifestó a esta Asamblea que el ciudadano gobernador del Distrito, don Celestino Gasca -y bien pudiera cambiarse el masculino por el femenino...- (Risas.) si alguna actitud asumió últimamente con motivo del Reglamento Electoral, seguramente que esta actitud fue favorable a los que no están en el Poder en la ciudad de México, como parece que expuso el compañero De Alba; es decir, De Alba manifiesta que la actitud de don Celestino Gasca favoreció a los miembro del Partido Liberal Constitucionalista y no al grupo contendiente del mismo en esta ciudad. Pues, señores, es un enorme error del doctor De Alba, que preguntaba por qué el señor don Celestino Gasca no verificó la insaculación de los miembros del Consejo Electoral de esta ciudad, cuando el Reglamento estaba vigente y debía hacerlo. Entonces el compañero De Alba razona en esta forma: porque al violar este reglamento, pues realmente favoreció a los miembros del Partido Liberal Constitucionalista. Pues no, señores; el señor don Celestino Gasca, con todo el dolor de su alma y partiéndosele el corazón, no pudo verificar esa insaculación porque el señor presidente de la República, por conducto de la Secretaría de Gobernación, le ordenó que no se presentara allí porque estaba convencido de los razonamientos que los miembros del Partido Liberal Constitucionalista, presididos por mí, le habíamos expuesto en la Secretaría de Gobernación, primero al ciudadano presidente de la República, con la concurrencia del ciudadano Lugo, del ciudadano Colunga y del abogado consultor de la Secretaría de Gobernación. Esa fue la razón; fue una orden del presidente de la República, que sí está equidistante en esta lucha, que sí nos ha demostrado su buena fe, que sí nos está demostrando sus buenos propósitos; pero nunca don Celestino Gasca, que es una vergüenza completa para la civilización mexicana, por encontrarse en un puesto que le queda muy alto. (Aplausos ruidosos.) Cuando salió a la luz pública el Reglamento Electoral, yo estoy seguro que no pudo haber una persona que esté pendiente de las cuestiones políticas de este país, que no haya sentido un verdadero pesar, un pesar profundo, al leer muchas de sus disposiciones, porque especialmente esas disposiciones no tenían otro objeto sino de antemano evitar que el Partido Liberal Constitucionalista fuera a la lucha o, mejor dicho, de antemano hacer las elecciones, para que este partido, que ya ha demostrado que no es personalista, que no será personalista, que no puede ser personalista, porque ya es tiempo de desterrar el personalismo de los ciudadanos conscientes y bien nacidos de este país...(Aplausos.) Esta es la verdad, y entonces fuimos nosotros con el señor presidente y le manifestamos: "Señor: si todas las agrupaciones tienen deseos de que se haga una verdadera elección municipal, el Pélece desea que se dé la oportunidad de demostrar su poder y su prestigio, siendo la prueba de ello que tiene mayoría en la Cámara de Diputados y la va a tener en el Senado - como ya la tiene -, porque ha venido convenciendo conciencia por conciencia y voluntad por voluntad con los postulados fundamentales que tiene como base su programa, y no comprende el Partido Liberal Constitucionalista por qué se quiere establecer una verdadera desigualdad en varias de las disposiciones del Reglamento, ya que toda desigualdad es odiosa y repugnante, y que las desigualdades que nosotros encontramos no es posible que haya quien pueda rebatirlas." Estando allí presente el licenciado Lugo, el oficial mayor de Gobernación y el abogado consultor, licenciado Moreno, objetamos que por qué razón en las diversas municipalidades del Distrito Federal se establecía que la insaculación la haría el presidente municipal: en Xochimilco, Tacubaya, Mixcoac, etcétera, allí haría la insaculación el presidente municipal, mientras que en la ciudad de México la haría el gobernador del Distrito. ¿Qué razón filosófica, qué razón sociológica, qué razón política, podría invocar el legislador para fundar esto? Señores, la razón para esto es que los presidentes de los municipios foráneos en su enorme mayoría son miembros del Partido Cooperatista, y el presidente municipal de la ciudad de México es el señor Herminio Pérez Abreu, que pertenece al Partido Liberal Constitucionalista. ¿Qué, acaso los presidentes de los municipios foráneos son más honorables que el presidente municipal de la ciudad de México? Esto no puede ser; pero ya digo que en un caso se trata de miembros del Cooperatista y en el otro de un miembro del Partido Liberal Constitucionalista. He aquí la razón luminosa, la inteligencia relampagueante y zigzagueante de los que legislaron, porque es natural que el presidente de la República, que tiene un cúmulo de asuntos que tratar de orden administrativo y político, no pudo haber estado estudiando el reglamento de detalle a detalle, sino que se fió en la buena fe de los elementos que con él colaboran. Bien, nadie pudo rebatir este argumento y se resolvió que si la insaculación la iban a hacer los presidentes municipales foráneos, también la debería hacer el presidente municipal de la ciudad de México. Parece mentira, pero esto tiene una enorme trascendencia: El ciudadano Celestino Gasca es el jefe, digamos así, de uno de los partidos contendientes en la lucha municipal de la ciudad de México y él, con ese aspecto torpe, con ese aspecto brusco, con ese aspecto jesuita, con ese aspecto enfermizo por falta de sinceridad, y fíjense ustedes que los hombres que no miran de frente, que siempre tienen el rostro inclinado, los que ven al suelo, los que no son capaces

de contemplar las zonas infinitas de la verdad, de la justicia y del derecho, esos hombres no pueden hacer otra cosa que defender la opresión, el vilipendio y la fuerza, que es mengua para los hombres nuevos de esta revolución sacrosanta. (Aplausos.)

Es el caso que, perfectamente penetrado de ello, el presidente de la República es claro, dijo: tienen razón, no debe haber esa desigualdad. ¿Verdad? Otra. ¿Por qué razón se dice que la insaculación se hará de la lista de jurados? Naturalmente que los que estamos en la política, tenemos la obligación de penetrar a fondo de mar en estas cuestiones y hacer un análisis para buscar luces, y aquí, pues la razón era muy sencilla, compañeros: los miembros componentes del jurado siempre tienen, por muy honorables que sean, hay un gran número de ellos que tienen relaciones directas e inmediatas con funcionarios de la Administración de Justicia, cuyas funciones están directamente relacionadas con las de los jurados. Pues bien, el procurador de Justicia del Distrito Federal, que ha tenido que tratar a muchos elementos de los jurados, es del Partido Cooperatista. Pues había que poner que la insaculación de los miembros del Consejo se haría con las listas de jurados. ¿No creen ustedes que por esta razón teníamos mucho derecho y mucha fuerza moral nosotros para argumentar en contra de ello? Y tan se sentía irrebatible esta argumentación, que fueron reformados el primero y el segundo puntos del reglamento electoral. Lo más lógico era que de cada distrito electoral, en donde hay tres o cuatro mil ciudadanos capaces de votar, de esos tres o cuatro mil ciudadanos, ya que el consejo electoral había de ser de doce, pues que fuera electo un miembro por cada distrito electoral, para que los doce miembros concurrieran a formar juntos el consejo electoral. Pues no se había pensado en eso, y nosotros les abrimos los ojos diciéndoles: estamos perfectamente convencidos adonde va la piedra, cuál es la maldad, en dónde está la causa morbosa de este asunto. Y hubieron de convencerse, porque tuvimos razón; era más democrático que de una lista de cinco mil ciudadanos de cada distrito se fuera sacando un miembro del consejo, y no que de dos mil miembros únicamente del jurado se fueran a insacular esos doce miembros del consejo electoral; era más democrático, porque en el jurado hay italianos, españoles, franceses; muchos, pues no aceptarían ir a desempeñar esas funciones, otros han cambiado de residencia, en fin, tendría que hacerse la insaculación de entre mil. Ved, pues, las dos causas perfectamente expuestas en el reglamento para triturar, para escarnecer al Pélece, porque ahora es tiempo de decir las cosas con claridad, como dice un periódico de la tarde, poniendo estas palabras en labios de un moribundo, que tendrá todo lo que se quiera, bravi, como le dicen algunos, pero que es un hombre de la plebe, un hombre de esos que algunos llaman escoria, un obrero y trabajador que siente los ideales cívicos, que siente la dignidad cívica y los sentimientos populares y a quien se le llama escoria y broza, porque es un pobre hombre que no tiene mucho dinero ni mucho capital pero que es un luchador que tiene más vergüenza que el propio gobernador del Distrito. (Aplausos.) Aquí la tercera causa. Los miembros del Consejo deberían ser pagados por la blanca paloma, por la tímida gacela, por esa personalidad nívea como copos de algodón, por esa personalidad intangible, etérea, por esa moralidad absoluta de don Celestino Gasca, el debía pagar a los miembros del Consejo, porque estos señores que sólo saben del hombre práctico y del utilitarismo, sacando de la lista de los jurados a los miembros del Consejo, haciendo la insaculación el gobernador, todos esos miembros iban a ser pagados por él y a ser sus empleados, ¡y quien paga manda! (Aplausos.) Pues, señor De Alba, el gobernador del Distrito no hizo la insaculación porque el Ejecutivo federal le ordenó que no la hiciera, contra todo el dolor de dicho gobernador. Señores, tiempo es de hablar algunas claridades; recojo, como sinceras, como nobles, como buenas y como sanas, las aspiraciones del compañero De Alba; no tengo razón para dudar de él; me merece el concepto de hombre saludable en sus ideas, de hombre que viene a poner aquí su corazón siempre que habla; recojo esas ideas, esos gérmenes fecundos de bondades políticas que ha lanzado aquí el señor De Alba por medio de frases que si es verdad han brotado a flor de labio, creo que han nacido más de su corazón que de su inteligencia. Lo único que deseo es que efectivamente en el señor De Alba eso que nos dijo ahora venga siendo su norma de conducta, aunque lo ha sido en lo pasado, en todo este conjunto de hechos que se avecinan; este hecho de Tacubaya no tiene en sí, juzgado aisladamente y en abstracto, una enorme trascendencia; ¿pero saben ustedes por qué la tiene? Porque es el principio, porque es el punto de arranque de otros muchos atentados, porque ya algunos miembros del Cooperativista andan enarbolando como bandera, como pendón, un telegrama de don Plutarco Elías Calles, en donde les dice y los entusiasma y los anima a que entren a la lucha, porque naturalmente ya ese partido tiene un candidato a la presidencia: es don Plutarco Elías Calles y, señores, el Pélece, que no es personalista, no tiene ningún candidato para la Presidencia de la República, y sólo en una gran convención de elementos verdaderamente liberales y bravos de la revolución, hará, lanzará esa candidatura en tiempo oportuno; pero antes deja lugar al ciudadano presidente de la República para que haga labor administrativa, como no la hace ese funcionario que acabo de mencionar. (Aplausos.)

¡Y qué raro que policías del gobernador del Distrito Federal fueran los que fueran a garantizar la vida de los hombres, los que fueran a dar sombra a los derechos individuales, esos que tienen el carácter de inalienables e imprescriptibles, que existen en el hombre por el hecho de serlo! ¡Los policías del gobernador del Distrito! ¡Qué distinta actitud cuando el señor Torre Guerra, que nadie puede defender, que maldito sea el que viniera a defender aquí la labor de Torre Guerra, cuando éste fuera expulsado y se reunieran ilegalmente fuera del lugar de cabildo seis regidores propietarios y tres suplentes de propietarios que estaban en funciones y que no concurrieron al acto a que me voy a referir, cuando hicieron la simulación de celebración de cabildo deponiendo al nefasto Torre Guerra, entonces se les dio toda clase de garantías

a aquellos que tal hacían! ¿por qué? Porque iban a elegir presidente a un miembro del Partido Cooperatista. Después concurrieron ellos a la sesión del cabildo y entonces el error - porque yo tengo entendido que si eso hubiera quedado así, el presidente de la República, obrando justicieramente, como hasta ahorita ha obrado, yo tengo ahorita esa convicción, y cuando no la tenga lo diré, pero me consta que él no puede tener un millón de ojos, que él no puede tener un millón de conciencias, que él no puede tener un millón de inteligencias, que él no puede tener un millón de brazos ni puede reproducirse y estar aquí, allí y acullá y estar en todos lados; porque tengo la conciencia de ello, repito, habría procedido con justicia-, entonces el error consistió en que se sancionó un hecho ilegal, es decir, que fuera de cabildo los miembros del Ayuntamiento celebraron sesión, es decir, los elementos que no estuvieron en esa sesión espuria concurrieron y tácitamente le dieron fuerza legal a esa reunión, es decir, no se podía alegar la incompetencia de origen, y nosotros los del Pélece, a fuer de honrados y sin prejuicios ni egoísmos, comprendimos que eso era un hecho consumado que se había legalizado en esa forma y no dijimos una sola palabra. Pero después se reunieron en quórum miembros del Ayuntamiento para tratar de una renuncia del presidente municipal actual que en aquella ocasión dijo: "les prometo que a lo sumo estaré quince días en la Presidencia y después presentaré mi renuncia con el carácter de irrevocable"; pero eso fue como un anzuelo para satisfacer todos sus grandes ideales, que son ideales por cuestiones de pitanza. Ahora se dijo: si se reúnen los regidores de quórum, me destituirán del cargo de presidente municipal; no, ahora hay que matar diputados, regidores y pobres hombres, si es necesario, que vayan a presenciar el acto. Y, señores, aquí se horroriza uno; estoy conforme con que ya no sigan esos garrotazos en las casillas, en que no sigan esas luchas, esos pugilatos, esas contiendas armadas de pueblo a pueblo, de partido a partido; pero si eso es horripilante, si eso es vergonzoso, siquiera es de partido a partido, entre hombres que no son gendarmes ni soldadesca, sino que están luchando, si se quiere, no por ideales pero es de pueblo a pueblo, de partido a partido, ¿y no es vergonzoso que en lugar de estas luchas de partido a partido venga la lucha de una soldadesca ebria y de una gendarmería ebria a matar pueblo? (Aplausos.) ¡Eso es más vergonzoso! Pues bien; debe tomarse una actitud seria y serena en estos asuntos porque no es posible que hechos de esta naturaleza así queden. Se trata de ir amedrentando a la sociedad; que sepa el Pélece que éste es un ejemplo que se le pone en Tacubaya, donde muchos de sus miembros han quedado heridos y alguno de ellos está a las puertas de la tumba; que sepa ese Partido, que ha sabido defender la bandera de las libertades públicas frente a muchos tiranos, que hay ahora muchos tiranuelos de más baja estofa que avergüenzan a cualquier país, tiranuelos que no tienen ni capacidad moral, ni cultural, ni intelectual que sepa el Pélece que en la próxima lucha electoral de la ciudad de México habrá muchos soldados ebrios y muchos gendarmes ebrios que no harán caso de este Reglamento electoral dictado con toda honradez por el presidente de la República, puesto que hizo las reformas que se necesitaban para que el Reglamento estuviese equidistante de los partidos que luchan; que sepa el Pélece que habrá muchos soldados y muchos gendarmes dispuestos a echar muchos tiros y a perforar muchos pechos; que sepa, pues, el Partido Liberal Constitucionalista eso, para que se amedrente! Pero, señores, con estos hechos sucede todo lo contrario: el Pélece se robustece, el Pélece se yergue, el Pélece se fortifica, el Pélece se agiganta y el Pélece irá a la lucha municipal, y el Pélece ya tiene libremente ganadas las elecciones de esta ciudad. (Murmullos. Aplausos.) Y las tiene ganadas, porque ya está acostumbrado a luchar contra cualquiera imposición. Justamente, ciudadanos representantes, el Pélece irá a la lucha desafiando iras y desafiando a la muerte, e irá, como siempre, perfectamente resuelto a la contienda. Pero es el momento de exclamar desde esta tribuna que los que están pidiendo que sea una verdadera lucha liberal, una lucha donde no haya escopetazos, una lucha donde no haya balazos, una lucha donde no se haga una trinchera de las casillas electorales, es bueno entonces que uno y otro partido, si es verdad que los dos tienen ideales, soliciten que ese día de las elecciones no vaya a ser que el inspector de Policía con sus cuatro o cinco mil gendarmes, que aunque sean ciudadanos, todos sabemos, señores, cómo por razón del empleo, cómo por razón del cargo que tienen esos pobres hombres que lo que desean, naturalmente es quedar en ese empleo para poder subsistir, que no se les ordene por el inspector de Policía que vayan automáticamente a votar por la planilla que les indique el inspector de policía, porque serían cuatro o cinco mil votos de los gendarmes inconscientes obedeciendo a una fuerza bruta y terrible, que sería más escandalosa que la de la época de Porfirio Díaz. Que no vaya a ser que en los cuarteles se les ordene a los generales, a los coroneles, a los jefes de regimiento, de cuerpos, que vayan, sin leer, a votar por la planilla que tiene tal color, porque si no, se les da de baja. Imagínense ustedes la enorme trascendencia que tiene esto. ¿Qué es lo que debe hacerse? solicitar naturalmente que sea el voto, que sea el voto libre, espontáneo el que vaya a demostrar que esta lucha electoral, en donde no habrá toma de casillas, no, sino que estarán representados todos los partidos por medio de sus representantes en la presidencia misma de la casilla, y yo aplaudo esta reforma que ha hecho muy bien el señor presidente de la República, pues con esto ha puesto coto a esos desmanes; que no vaya a ser que se vea el triste espectáculo que se vió en la época de Carranza, que en una casilla desfilaban todos los gendarmes de la 7a., de la 8a., de la 1a. y de la 2a. comisarías y luego iban votando de distrito en distrito en esa forma. Hago esta aclaración porque deseo que esas palabras vertidas cálidas y fervientes por el compañero De Alba sean una realidad y no nada más palabras, palabras y palabras. Espero, pues, que toda acción que pueda tener el Poder Legislativo, aunque no tenga facultades administrativas, sea perfectamente tomada en consideración, y no, señores, eso de decir que el Poder Legislativo no tiene facultades en cuestiones electorales de los

municipios y que debe guardar silencio de cementerio, que debe dedicarse a la Ley del Petróleo, a la cuestión de bancos, a la cuestión de ingresos, sin decir una palabra de estos espeluznantes atentados; ¿pues qué, los diputados por el Distrito Federal no han sido electos por cada uno de los distritos en que aquél se divide? ¿pues qué esta tribuna no es la tribuna en que debe darse rienda suelta al estallido de la libertad de pensamiento y de palabra, donde deben venir los diputados, no para dar una orden, porque no pueden, pero sí para tomar una actitud sana y para evitar desórdenes y atentados?

Espero que todo diputado, de cualquier color, que sienta en verdad circular por sus venas la sangre de un buen revolucionario y que estime que el honor revolucionario, tan maculado, escarnecido y vilipendiado por ciertas divinidades de la política actual, debe protestar. Cuando lee uno "Omega" y "El Mañana", periódicos que tiene uno que repudiar, que le queman las entrañas y el corazón, porque está uno viendo que esas plumas fueron las mismas que ayer escribieron "El Debate", no puede uno menos que sentir indignación con su lectura; pero cuando esos hombres descalificados hablan de ciertas cosas, siente uno enrojecerse hasta el rojo sangre de toro, hasta el rojo blanco de vergüenza al tener que decir que es verdad lo que nos dicen, porque si ayer muchos científicos malditos y perversos que originaron la revolución con sus malos actos, robaron y robaron hasta repletarse los bolsillos, también tenemos que confesar, porque es forzoso irnos criticando a nosotros mismos, que hay muchos funcionarios públicos nacidos del movimiento revolucionario, que han maculado y escarnecido a la revolución, robando mil veces más y en más poco tiempo que los científicos. (Aplausos.) ¿Cuál es nuestra obligación? Depurarnos. Esos hombres que se llamaban monopolizadores del talento, de la ciencia y de la cultura, monopolizadores de lo que ellos decían los principios científicos para aplicarlos a la resolución de los problemas nacionales, ellos, que originaron esta revolución, tienen derecho a decir -cuando dicen de tantos malvados que han surgido en este mar revuelto para robar, robar y robar-, de decir: ustedes han robado, fulano, zutano y mengano, en menos tiempo que nosotros. Y los verdaderos revolucionarios honrados, y los verdaderos hombres que han ido con otro objeto a la revolución deben protestar no solamente contra los malditos que tienen ya la execración nacional, sino también contra todos estos malditos que, como el gobernador del Distrito, no tienen ni capacidad moral ni capacidad intelectual, porque están descalificados para llamarse funcionarios revolucionarios. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Honorable Asamblea: Después del brillante discurso del compañero Martínez de Escobar, poco tendría yo que añadir en lo referente al conflicto surgido en Tacubaya, si no fueran algunas rectificaciones al compañero García de Alba, (voces: ¡Pedro de Alba!) o Pedro de Alba, y si no fuera también una rectificación por los sucesos que efectivamente acontecieron allí. Comenzaré por la rectificación al compañero García de Alba (Voces: ¡Pedro de Alba!) Se alarma este compañero Pedro de Alba de que la Cámara de Diputados tome parte en esta clase de asuntos, y yo me permito recordarle que la Cámara de Diputados es Legislatura para el Distrito Federal y territorios, y siendo la Cámara de Diputados Legislatura para el Distrito Federal y Territorios, es incuestionable que para la Cámara de Diputados no puede pasar desapercibido que dentro de su jurisdicción como Cámara local sucedan acontecimientos y atropellos a la libertad del Municipio, como aconteció en Tacubaya. Por otra parte, el compañero Pedro de Alba en este caso ha procedido con una tibieza que al mismo tiempo que es un argumento formidable en contra de los enemigos de esta proposición, lo exhibe a él francamente o como un mal miembro del Partido Agrarista, o al contrario, como un malísimo diputado, puesto que no está de acuerdo con los verdaderos derechos que debe tener un diputado para tratar todos aquellos asuntos políticos que en cumplimiento de la Constitución sirven para que el diputado vele en todos los momentos de su actuación por toda clase de libertades. El compañero Pedro de Alba, procediendo con mojigatería desde esta tribuna, ha venido a decir que la Cámara no debe mezclarse en estos asuntos; y, en cambio, uno de los miembros de su partido, del Partido Nacional Agrarista, el ciudadano Antonio Díaz Soto y Gama, ha proclamado desde aquí a voz en cuello, que no debe economizarse ninguna palabra ni escatimarse el tiempo en que se hable, en que se grite, en que se escandalice y que escandalicen las galerías y escandalicen los diputados, cuando la pasión sana, cuando la pasión honrada, cuando la pasión legítima es la que enardezca los ánimos, porque el pueblo no puede prescindir de ser pueblo en ninguna parte. No señores; no os dejéis cegar por estas mojigaterías del compañero Pedro de Alba, que va afiliándose al gran grupo de incondicionales. Si ahora este compañero ha venido a hablar a esta tribuna en contra de la intervención de la Cámara para que se trate este asunto y evitar que se sigan cometiendo actos de imposición en el Distrito Federal, ¿Con qué calma legislará un diputado que sabe que tiene la obligación de ser diputado por el Distrito Federal, que tiene las mismas atribuciones que el compañero De Alba, puesto que esta Cámara es Legislatura para el Distrito Federal? ¿Con qué calma va a legislar, sabiendo que se atropella a los suyos en la vecina villa de Tacubaya? ¿Con qué calma vamos a hablar sobre petróleo, sobre los grandes problemas, cuando sabemos que a los nuestros se les veja y asesina de la manera más vil? ¿Con qué calma podemos trabajar cuando ha ido a Tacubaya una comisión de diputados, un grupo de diputados, que fueron solamente a cerciorarse de lo que pasaba ahí, para servir de testigos honorables de lo que iba a acontecer ahí? ¿Con qué calma podemos ver que a estos señores diputados se les recibe hostilmente y se les conduce entre filas de soldados, no obstante que exhiben sus credenciales? ¿Con qué calma quieren que nosotros legislemos cuando se cometen esos atropellos? Estaba bien allá cuando con el compañero Mijares se cometió un atentado por un juez indigno de llamarse así, cuando desconoce la Ley, y no cuando aquí por un presidente municipal, apoyado en las boyonetas del gobernador del Distrito,

se viola el fuero de varios ciudadanos diputados, se atropella a los que iban en cumplimiento de su deber a presenciar un acto democrático. ¿Es esto digno de tomarse en cuenta por esta Asamblea? ¿Entonces por qué va a protestar esta Asamblea? ¿Va a tolerar, a consentir lo que sucedió ayer a Mijares y lo que sucede al día siguiente con los ciudadanos de Tacubaya? Así, sucederá mañana que la personalidad de un diputado no será respetada en ninguna parte, será el trapo sucio del gobernador del Distrito, o de cualquier otro; pero no solamente esos actos, no solamente esos atropellos se cometieron; el ciudadano presidente, el antiguo presidente municipal de Tacubaya es responsable por haber impedido la reunión de un cabildo, es responsable por haber violado el amparo de los jueces, porque sépanse los señores diputados que los tres regidores que están presos estaban amparados, están amparados todavía. En mi concepto, la petición no debía impugnarse, como la ha venido a impugnar de una manera, con cierta tartufez, el compañero Pedro de Alba; no debe impugnarse por carta de menos, debe impugnarse por carta de más, Sencillamente lo primero que se debía pedir es la consignación del antiguo presidente municipal de Tacubaya y, en seguida, la consignación del gobernador del Distrito, puesto que se presta para estos atropellos en el municipio. La policía del gobernador del Distrito violó el fuero de los ciudadanos diputados, la policía del gobernador del Distrito atropelló a los munícipes que estaban amparados; es, pues, el responsable de la muerte de Sevilla -se me acaba de decir hace un momento que Sevilla ha muerto -; pues bien, el responsable de ese asesinato, el responsable de las heridas de un niño, el responsable de las heridas de un compañero diputado, no es otro que el presidente municipal de Tacubaya y el gobernador del Distrito como coautor de estas responsabilidades.

Ahora, señores, vamos a la parte legal: el primer punto de la proposición es que se den garantías al nuevo presidente municipal nombrado en Tacubaya. Es claro que allí se reunió el cabildo tal como lo marca la ley, puesto que hemos oído aquí los testimonios de varios compañeros, quienes aseguran que el mismo ciudadano presidente municipal saliente presidió el cabildo y estaba de acuerdo con la presencia de todos aquellos representantes; luego quiere decir que reconocía que estos ciudadanos representantes obraban con absoluta legalidad. En este caso el acto fue legal, el Ayuntamiento reunido depuso al actual presidente y nombró a otro, y el gobernador del Distrito no tenía más remedio que acatar la solución de los legítimos representantes del pueblo. Como esta es la primera parte de la proposición, no hacemos más que pedir justicia absoluta y estricta justicia con apego a la ley, y nosotros lo hacemos como Cámara local, y si el Gobierno desoye nuestra petición, entonces querría decir que se pone franca, leal y absolutamente de parte de la imposición; pero ya acaba de oír el compañero Pedro de Alba que el gobernador del Distrito recibió orden para no hacer la insaculación; de ahí resulta una cosa curiosa: el gobernador del Distrito acató la orden del presidente de la República, y una de dos: o comprendió que la reforma tenía razón, o que el gobernador fue un servil, porque se humillo a los pies del presidente de la República, suspendiendo la acción de la ley, cuando todavía no se había expedido otro. O es servil o tiene que convencerse de que tenía razón el Partido Liberal Constitucionalista en las reformas que propuso a la Ley Electoral. Yo me inclino a creer, y lo creo y sigo creyendo, que esta reforma del Partido Liberal Constitucionalista es justa; pero, curioso: el señor De Alba está de acuerdo en la gravedad de los atropellos, está de acuerdo en todo lo que se ha venido a decir en esta tribuna en contra de las violaciones que se han registrado en el municipio de Tacubaya y, sin embargo, no está de acuerdo en ninguna proposición, viene a hablar en contra. ¡Si esto no es más que la consecuencia, ciudadano Pedro de Alba, de lo que usted vino a apoyar aquí, porque no podía menos de hacerlo! Porque si hubiera usted hecho otra cosa, hubiera ido por tierra en lo absoluto, en el polvo, su prestigio de hombre intelectual. Usted no pudo menos de venir a confesar que los que venimos a protestar por estos atropellos, tenemos razón; usted no podía menos de confesar que el gobernador del Distrito se había salido de sus atribuciones, que había cometido una alcaldada, que había cometido un crimen y que el presidente municipal de Tacubaya, igualmente, había cometido un crimen. Pero es que estos hombres que se colocan así en los puestos públicos, como el gobernador del Distrito, son verdaderas piltrafas humanas, porque son juguetes de la consigna, porque se van de un lado a otro, adonde los arrastra el que manda, porque no tienen convicciones propias, porque ya es tiempo de que nuestros gobiernos comprendan la necesidad de tener hombres que sean responsables de sus propios actos. Hace mucho tiempo, desde hace más de ocho meses, venimos insistiendo con el presidente de la República a propósito de los atropellos cometidos por el gobernador del Distrito en todos los municipios del Distrito Federal; los atropellos han venido sucediéndose, y los ayuntamientos que habían sido nombrados conforme a la ley, han sido arrojados de los municipios por medio de la fuerza, han sido arrojados por medio de cuartelazos, porque el garrote de Saldaña Galván y de Prieto Laurens han venido a substituirlo las bayonetas de Celestino Gasca, Celestino Gasca, digno heredero de Saldaña Galván, aunque más inconsciente que ese esbirro de Carranza, porque pudo substituir a los garrotes de Saldaña Galván con las bayonetas y los rifles de la Policía de que dispone a sus órdenes. Ahora, señores, el pueblo debe fijarse en esta clase de acontecimientos: de poco tiempo a esta parte se trata de cerrar las puertas al Partido Liberal Constitucionalista, las puertas del triunfo. Yo, como miembro de mi partido, protesto desde esta tribuna porque el Gobierno esté consintiendo semejantes infracciones de los funcionarios públicos, de utilizar a toda la máquina administrativa en una campaña política contra el Partido Liberal Constitucionalista. ¿No fue el Partido Liberal Constitucionalista el que llevó al triunfo a los que están ahora en el Poder? ¿No fue el Partido Liberal Constitucionalista el que dio el mayor número de hombres para que

fueran a tomar las armas para derrocar al dictador Carranza? (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Gandarilla: ¡Fue el Ejército!

El C. Siurob: Fueron miembros del Partido Liberal Constitucionalista, no tiene razón en decir lo contrario; fue el Ejército formado por miembros del Partido Liberal Constitucionalista. Voy a citarles muchos de los que se levantaron en armas para ayudar a este movimiento, y la absoluta mayoría la dio el Partido Liberal Constitucionalista, y el que diga que no, o es un perverso o es un imbécil. (Aplausos.) Ahora bien; se trata de cerrarle este camino al Partido, el camino del triunfo, por medio de elementos malsanos, disposiciones absurdas y contrarias a la ley. ¿Sabéis por qué? Pues es necesario que lo sepa el pueblo, es necesario que lo sepa todo el mundo: porque el Partido Liberal Constitucionalista no es incondicional, porque los demás partidos no son más que una punta de incondicionales que se van a arrastrar a las antesalas de los ministerios, que van a solicitar favores, porque ya tienen su voto hipotecado con anticipación de tres años, porque ya saben dónde van a dar, y no hacen otra cosa más que obedecer consignas. El Partido Liberal Constitucionalista se ha portado dignamente, pues ha censurado hasta a sus propios miembros; cuando cayó Torre Guerra, dijo: se hizo bien en arrojar del Poder a Torre Guerra; que cuando se ha censurado a algunos funcionarios que pertenecen al propio partido, el propio partido ha sido el primero en acrecentar su censura con su propio voto; es el partido que siempre ha dado la muestra de virilidad en la República, que por la boca, ya débil, de uno de sus miembros que está moribundo, acaba de confesar.....(Murmullos.)

El C. presidente: Se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan prestar atención al orador.

- El C. Siurob, continuando:..... Que por boca de uno de sus miembros más humildes, pero más rectamente enérgico en defender sus convicciones, acaba de confesar que no sería derrotado más que a balazos; pues bien, yo os digo que el Partido Liberal Constitucionalista, cuando tenga la justicia y cuando marche, como hasta hoy, de acuerdo con los intereses de la nación, ni en esa forma podrá ser derrotado, porque en el momento en que haya un tirano como Carranza, que atropelló el voto, que paso sobre la ley, que ultrajó la dignidad de los ciudadanos, el Partido Liberal Constitucionalista sabrá volver a levantar legiones de luchadores como las levantó en tiempos pasados. (Aplausos.) Yo, señores, pido que esa proposición venga todavía a aumentarse en el sentido de que se castigue a los responsables de los atropellos de Tacubaya, que se consigne inmediatamente al procurador del Distrito al antiguo presidente municipal de Tacubaya, y también al gobernador del Distrito, como coautores y responsables de esta situación. Bastante silencio hemos guardado los miembros del Partido Liberal para tolerar todos los derroches que se están haciendo, para tolerar las calamidades que pesan sobre el infortunado pueblo, para tolerar la forma en que se está procediendo por diversas autoridades federales. Pues todavía tendremos paciencia, porque queremos que el régimen del general Obregón - que fue miembro del Partido Liberal Constitucionalista y aún lo sigue siendo -, porque queremos que el Gobierno del general Obregón se consolide para ver si entramos en una era de paz, de progreso y de prestigio; ¿pero, qué vamos a hacer los miembros del Partido Liberal Constitucionalista, si a cada momento se nos roba la calma, porque se atropella a los nuestros? Los pueblos ya saben de antemano con quién van a estar, si con los incondicionales o con los viriles. Jamás el pueblo estará con los serviles, jamás estará con Celestino Gasga. Si el señor Gasca, como presidente de un partido, es servil, con ese simple hecho se ha borrado todos los votos de sus conciudadanos, porque el pueblo honrado, digno y sensato, sólo votará del lado donde esté la absoluta independencia, del lado de la ley, del lado del orden y de la rectitud de convicciones y apego a la ley. Yo quisiera interpelar al ciudadano Sánchez Pontón para que me hiciera el favor de decirme si es verdad que el presidente municipal de Tacubaya presidió al principio el cabildo en que él estuvo presente.

El C. Sánchez Pontón: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Sánchez Pontón: Respetable Asamblea: Cuando nosotros llegamos a Tacubaya, encontramos cerrado el salón de cabildos; momentos después se presentó una fuerza de seis hombres al mando de un oficial y se sentaron en la puerta del salón de cabildos, que continuaba cerrada; los diputados Maqueo Castellanos y Solís, en unión de los regidores, se dirigieron a la Presidencia Municipal, y momentos después vimos llegar al mismo presidente municipal, encabezando a los demás ciudadanos, con el mozo que portaba los utensilios necesarios para efectuar la sesión, abriéndose la puerta inmediatamente y penetrando todos los ciudadanos; pero el presidente municipal no llegó a ocupar el sitial, porque en seguida, viendo que había mayoría de regidores, comprendió que sería derrotado en la sesión, y se marchó. Es lo que puedo decir. Momentos después.... efectivamente, tengo que rectificar lo siguiente: el ciudadano presidente municipal se salió, pero abrió la sesión y dejó entrar a todo el público, por eso fue que momentos después los ciudadanos que estaban allí y que no pertenecían a ningún partido, se obstinaban en no querer salir, eran meramente curiosos, puesto que preguntaban si era sesión secreta, y habiendo dicho un regidor que era sesión pública, y diciendo que se abría la sesión el presidente municipal, dijeron que no tenían derecho a arrojarlos por la fuerza, de aquel lugar.

El C. Siurob: Me permito interpelar al ciudadano Sánchez Pontón para que me diga si es verdad o no que los tres regidores estaban amparados.

El C. Sánchez Pontón: Efectivamente, cuando los llevaban entre filas de soldados federales, vimos, porque los soldados federales también tomaron parte en este atentado, cuando los llevaban entre filas de soldados a la Comisaría del lugar, los tres ciudadanos regidores que trataban de ocupar sus puestos, presentaron cada uno el amparo que tenían de la Justicia federal, y aún así y todo fueron encarcelados por el presidente municipal, señor López.

El C. Siurob: No sólo, ciudadanos diputados, el atentado fue premeditado completamente. El ciudadano doctor Martínez de Escobar, que iba a Tacubaya en los momentos en que se desarrollaron los acontecimientos, fue detenido por un gendarme y lo bajó de su automóvil y lo iba a llevar preso. Interpelo al compañero Martínez de Escobar para que me diga si es verdad o no lo que digo. - El C. Martínez de Escobar Federico: Efectivamente, señores, me dirigía yo a Tacubaya un momento antes de que se verificara este escándalo. Como a unos cien metros poco antes de llegar al municipio, oí un balanceo terrible, balas de 30-30 y de Maüsser, y me fue imposible por este motivo llegar hasta el cabildo. Me escondí detrás de unos árboles de ese parquecito que hay frente al municipio, espié un momento, quise volver a ir al cabildo, y volvió a tronar otro balanceo de 30-30 y de Maüsser, y entonces me decidí a ya no ir al municipio, sino ir a cualquiera de los establecimientos a hablar por teléfono para comunicarme con cualquiera de los miembros del Partido Liberal Constitucionalista y para comunicarme también con la Inspección General de Policía. Recorrí gran parte de Tacubaya y no encontraba teléfono Ericsson, hasta que fui a una botica y allí lo encontré y hablé al Partido Liberal Constitucionalista, y ya no había ninguno de sus miembros. Después traté de buscar en el directorio el número de la Inspección General de Policía, y no lo encontraba; en esto estaba yo cuando se presentaron alrededor de ocho individuos, soldados de caballería, que creo son de la Montada, con disposición, con orden de llevarme de todas maneras a la cárcel. Yo hice valer mis fueros. Debo advertir a ustedes que yo jamás en mi vida trato de valerme de los fueros para hacerme respetar, puesto que el respeto está en mi norma de conducta siempre honorable, el respeto está en mi manera de ser; jamás hago alarde yo de fueros y la misma actitud que hubiese yo tenido con este distintivo que tengo aquí, hubiese yo usado si no hubiese tenido fueros, porque desgraciado del hombre que únicamente quiere hacer respetar sus derechos valido, amparado por fueros. Los señores de la Montada dijeron que no les importaba que yo fuera el diputado Martínez de Escobar, que ellos tenían orden de que tres personas que estaban allí, entre las cuales estaba yo, un señor Rea y un señor Viveros, que los tres teníamos que ir; entonces yo les manifesté que hicieran todo lo que quisieran, que yo me defendería a mordidas, que yo me defendería con mi bastón, que yo me defendería en cualquier sentido, pero que yo no iba de buena voluntad, que me llevaran cargado, que me llevaran a culatazos, pero que yo no iba, puesto que ni siquiera había yo podido ir al municipio, sino que me dirigí a la plazuela de allí, a uno de los establecimientos de Tacubaya, a hablar por teléfono y comunicarlo al Partido Liberal Constitucionalista. Busqué también a "El Demócrata", que es el que se ha producido en estos asuntos con más verdad, y me acordé de "El Demócrata" en ese sentido, pero no encontraba yo el directorio, y me quitaron hasta el libro de la mano los esbirros, para decirme que de todas maneras pasara yo adelante. Yo dije: hagan lo que gusten, pero no paso adelante. Esta es la verdad, señor orador.

El C. Siurob: ya habéis oído, ciudadanos diputados, como estaba perfectamente premeditado lo que ahí se hizo. (Campanilla.)

El C. presidente: Se ruega a los diputados ocupen sus curules y atiendan al orador.

El C. Siurob: Habéis escuchado, ciudadanos diputados, cómo estaba perfectamente premeditado este golpe; cómo por medio de este golpe se han violado todas estas leyes; en primer lugar, la libertad del Municipio, en segundo lugar, el derecho que tienen los regidores para asistir a una sesión de cabildo; en tercer lugar, el derecho de asociación, porque también hay que advertir que a muchos de los ciudadanos que empezaban a reunirse, los conminaban para que se disolvieran. Ahí está el ciudadano Enrique Fernández Martínez, a quien interpelo para que me diga si es o no verdad lo que digo.

El C. Fernández Martínez: Pido la palabra. Honorable Asamblea: Yo pensaba, tan luego como se terminara este debate, rendir el informe por la comisión que la honorable Asamblea me confió, como presidente que fui de la Comisión nombrada al efecto. Respecto a la interpelación que me hace el ciudadano Siurob, debo manifestar que estando con el ciudadano Campillo Seyde, miembro de la Comisión que me acompañó, lo mismo que el general Hernández, se nos acercaron, después de pasados los acontecimientos, naturalmente después del balanceo, se nos acercaron tres o cuatro individuos de la Policía Montada y nos dijeron que nos disolviéramos de orden superior, porque no se permitía estar ahí. El secretario de la Inspección de Policía, después fue con nosotros y en términos bastante correctos nos suplicó que nos disolviéramos. Yo le hice comprender que era presidente de la Comisión que había nombrado la Cámara para investigar la situación en que se encontraban los ciudadanos diputados, y no obstante eso, él me manifestó que reconocía el derecho que teníamos nosotros de reunirnos en la parte que quisiéramos, pero que nos suplicaba de una manera muy atenta, por ser órdenes superiores, que nos disolviéramos. Esto es lo que aconteció con respecto a la interpelación del compañero Siurob.

El C. Siurob: Resulta que en la municipalidad de Tacubaya no hay garantías, que allí no se respeta el derecho de asociación, que allí no se respecta siquiera el fuero. Ahora bien; el responsable de todo esto no puede ser otro que el gobernador del Distrito, porque esas fuerzas no podían haber ido allí sin órdenes expresas del gobernador del Distrito para ponerse a las órdenes del presidente municipal que había en Tacubaya. En tal concepto, ciudadanos diputados, desde ahora y en representación de mi partido, declaro que el Pélece señala a Celestino Gasca como un obstáculo para la libertad de las elecciones en el próximo sufragio. Que si las autoridades quieren atender a esa denuncia nuestra, comprobada por todos los hechos que se han venido verificando desde hace ocho meses a la fecha, y si el gobernador del Distrito

tiene vergüenza y dignidad, debe inmediatamente renunciar su cargo.....(Voces: ¡Qué va a renunciar!) Cuando la Asamblea ha oído las manifestaciones de aplauso que habéis tenido para los oradores que me han precedido en el uso de la palabra, son una prueba de que la mayoría de esta Asamblea y aun las mismas tribunas consideran que fue un atropello el que se cometió en la ciudad de Tacubaya, y cuando al hablar de Celestino Gasca se han oído los aplausos al lanzarle un reproche, esto no indica otra cosa que todo el público que aquí asiste y la mayoría de los representantes están de acuerdo en que este ciudadano ha faltado a sus deberes. Así, pues, hace algún tiempo que pedimos la renuncia del gobernador del Distrito; hoy la volvemos a pedir con mayor derecho, puesto que este individuo no ha hecho más que atropellar a los ayuntamientos libres del Distrito Federal, y últimamente atropellar a ciudadanos diputados. Y hoy volvemos a pedirla no en nombre del pasado, sino en nombre de lo venidero, porque este individuo será un obstáculo capital para que se ejercite la libertad de sufragio. El reglamento aprobado es ya bueno, el reglamento aprobado evita esos escándalos en la toma de las casillas; el reglamento hasta cierto punto es aceptable para llevar a efecto y a la práctica la libertad de sufragio. Pues bien, que no venga a corromperlo este esbirro, llamado gobernador del Distrito, con su turba de inconscientes, de pésimos antecedentes, con toda su actuación liberticida aun cuando él se llame libertador. Por estas razones, señores diputados, yo pido a vuestras señorías que aprueben la proposición que está a debate, añadiéndole la cláusula que yo me permito proponer a los firmantes, y que es la siguiente: Consígnese al procurador de la República al gobernador del Distrito y al presidente saliente de la Municipalidad de Tacubaya, como responsables inmediatos de los asesinatos y de los atropellos cometidos en aquella municipalidad. Termino, pues, suplicándo que ya que todos habéis defendido hasta lo último, hasta donde ha alcanzado vuestra convicción la libertad de sufragio, ya que muchos de vosotros lo habéis defendido en los campos de la lucha, en la batalla, en la tribuna, en la prensa; suplico también a la prensa de la capital que se haga eco de lo que aquí se dice, para que de esta manera tenga toda la responsabilidad que pueda tener como cuarto poder; que digan la verdad, que sencillamente no mientan por intereses mezquinos, pues ellos son el reflejo de la opinión pública, y que ahora es tiempo de que lo demuestren. Yo tengo confianza en que al fin entre toda la prensa, como unos dicen mentira y otros dicen verdad, el pueblo alcance, aunque sea en grado mínimo, a vislumbrar algo de lo que sucede; pero en este caso, tratándose de la libertad de sufragio en el Distrito Federal, yo suplicaría que fueran acuciosos en la investigación de la verdad. Ahora termino suplicando a todos los miembros de mi partido que no por eso vayan a creer que ya seguirán en esta forma los atropellos; que aunque se ha comenzado con estos antecedentes en todos los municipios del Distrito Federal, vayamos a la lucha, que nos da ejemplo el ya difunto Sevilla, exclamando por sus labios pálidos por la hemorragia, con sus labios pálidos de moribundo, desde su lecho de muerte, que el Pélece triunfará porque cuenta con la justicia y con la opinión pública, y yo añado: por encima de las balas que quiera disparar el gobernador del Distrito o cualquiera de los esbirros que intenten coartar la libertad de sufragio. (Aplausos.)

El C. presidente, a las 8.30 p.m.: Habiendo pasado la hora reglamentaria, se levanta la sesión y se cita para mañana a las once.