Legislatura XXIX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19211202 - Número de Diario 56

(L29A2P1oN056F19211202.xml)Núm. Diario:56

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 2 DE DICIEMBRE DE 1921.

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II. PERÍODO ORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO III. - NÚMERO 56.

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS.

EFECTUADA EL DÍA 2 DE DICIEMBRE DE 1921.

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Se da cuenta con los documentos en cartera.

3. - Primera lectura a los dictámenes de las siguientes comisiones: De la 1a. de Hacienda, por el que se pensiona al C. Daniel Larios; de la 2a. de Hacienda, por el que se concede pensión a la señora Guadalupe Múgica viuda de Moro; dos de la 1a. de Guerra, por las que se pensiona a la señora Manuela Baca viuda de Ramos e hijas y a la señorita Elena Dávalos; y de la 2a. de Guerra por el que se concede pensión a la señora María Luisa Beltrán viuda de Garmendia; se les dispensa la segunda lectura; a discusión el primer día hábil.

4. - Son aprobados, sin debate, tres dictámenes que en forma de acuerdos económicos, presentan las Comisiones de Peticiones.

5. - Continúa el debate del Proyecto de la Ley de Ingresos. Se reserva para ser votada la fracción XVI del artículo 1º A discusión la fracción I reformada del mismo artículo 1º., se suspende la sesión.

6. - Reanudada ésta, se da cuenta con los documentos en cartera. Iniciativa del C. diputado José de J. Aguilar, secundado por numerosos ciudadanos, a fin de que figuren en el Presupuesto de Egresos, dos partidas de $10,000.00 cada una, para la reconstrucción de carreteras en el Estado de Jalisco; a la Comisión de Presupuestos y Cuenta. Se concede licencia al C. diputado Fernando Aguirre.

7. - Sin debate es aprobado un dictamen que en forma de acuerdo económico presenta la 1a. Comisión de Peticiones. Para hechos usa de la palabra el C. diputado Castillo Nájera.

8. - Continúa la discusión del artículo 5º reformado del Proyecto de Ley del Petróleo. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. CASTILLO ISRAEL DEL.

(Asistencia de 127 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 11.55 a.m: Se abre la sesión.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día primero de diciembre de mil novecientos veintiuno.

"Presidencia del C. Israel del Castillo.

"En la ciudad de México, a las doce m. del jueves primero de diciembre de mil novecientos veintiuno, y reunidos en el salón de esta Cámara ciento treinta y siete ciudadanos representantes, se abrió la sesión.

"El acta de la anterior fue aprobada sin discusión en votación económica.

"Dio cuenta la Secretaría con los siguientes asuntos en cartera:

"Escrito en que el C. Luis L. León participa que da por terminada la licencia indefinida de que venía disfrutando por acuerdo de la Asamblea. - De enterado, y comuníquese para sus efectos a la Tesorería del Congreso.

"Solicitud de licencia hasta por diez días, con goce de dietas y dispensa de trámites, signada por el C. José Remedios Colón.

"Se acordó de conformidad, sin que nadie hiciera uso de la palabra.

"Proyecto de reformas y adiciones a la Constitución Política en sus artículos 51, 52, 56, 58, 62, 66 a 69, 72 a 74, 76, 79, 81, 83 a 85, 87, 89, 90, 92 y 93, que presenta el C. Ignacio Borrego, apoyado por otros numerosos miembros de esta Representación Nacional. - A las comisiones unidas 1a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Gobernación, e imprímase.

"El C. Borrego abordó la tribuna y produjo un discurso para fundar su proyecto, que tiende a substituir el presente régimen presidencial por el parlamentario.

"A continuación se paso a elegir, por escrutinio secreto, presidente y vicepresidentes para el ejercicio del actual mes de diciembre.

"Como resultado de la votación, se declaró que desempeñarán dichos cargos, respectivamente, los CC. Eduardo Vasconcelos, Angel Alanís Fuentes y Agustín E. Vidales, quienes obtuvieron: Ciento seis votos el primero, noventa y ocho el segundo y noventa y nueve el tercero, contra sesenta y ocho, setenta y cinco y setenta que obtuvieron, en su orden y para los mismos cargos, los CC. Fernando B. Martínez, Jesús B. González y Francisco Ollivier.

"Otros ciudadanos representantes fueron favorecidos con un voto para los citados puestos de la Mesa de esta H. Asamblea.

"A la una y cuarenta minutos de la tarde se suspendió la sesión.

"Presidencia el C. Angel Alanís Fuentes.

"Se reanudó la sesión a las cinco y treinta y cinco de la tarde, con asistencia de ciento veintiséis diputados.

"La Secretaría dio cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación comunica que, con fecha 1º del actual, abrió su décimo período de sesiones. - De enterado.

"Solicitud por veinte días de licencia; con goce de dietas, del C. Bernardo de la Vega. Se le dispensaron los trámites y sin debate se aprobó.

"Iniciativa del C. diputado José Maqueo Castellanos, secundado por la diputación de Jalisco, relativa a que figure una partida de ciento cincuenta mil pesos en el Presupuesto de Egresos de la Secretaría de Agricultura y Fomento, con objeto de que se lleven a cabo obras de irrigación en el 13 distrito electoral del referido Estado. - A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Iniciativa del diputado Agustín E. Vidales, apoyado por otros seis representantes, tendente a que se empleen $60,000.00, que se incluirán en el Presupuesto de Egresos, para la construcción de un edificio destinado a depósito de cadáveres, laboratorio, instrumentos y útiles, refrigeradores, microscopios, etc., al servicio de los hospitales y establecimientos de beneficencia. - A la Comisión de Presupuesto y Cuenta.

"Iniciativa de los diputados Espinosa y Elenes, y Ramos Esquer, referente a que en el Presupuesto de Egresos se consigne una partida de $50,000.00 para la construcción de una carretera entre Culiacán, Sinaloa, y Tamazula, Durango. - A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones, que propone pase a la de Gobernación en turno la solicitud de numerosos vecinos de varios pueblos del Distrito Federal, para que se devuelva su autonomía al Municipio de Ixtacalco.

"Sin debate se aprobó.

"Se puso a discusión el artículo 5º del proyecto de Ley Orgánica del Artículo 27 Constitucional en el ramo del Petróleo, formulado por la mayoría de las comisiones respectivas.

"El C. Miguel F. Ortega habló en contra.

"La Presidencia proporcionó un informe que solicitó el C. Luis Espinosa y en seguida el C. Aquilino Emilio Rama, a nombre de la comisiones, solicitó permiso para retirar el artículo 1º, lo que dio lugar a aclaraciones de los CC. Miguel F. Ortega y Luis Espinosa. La Asamblea consintió en que el precepto fuese retirado e inmediatamente se presentó reformando y se puso a discusión.

"El C. Rama usó de la palabra en apoyo del nuevo artículo.

"Una parte del mismo fue leída por la Secretaría, a pedimento del C. Pichardo, quien interpeló a las comisiones, contestándole el C. Ollivier.

"Nuevamente se produjo en contra el C. Miguel F. Ortega y esta ocasión fue interrumpido por aclaraciones del C. Ollivier y por una interpelación del C. Guillermo Rodríguez.

"El C. Ollivier usó de la palabra en pro; le refutó el C. Miguel F. Ortega y luego ambos representantes hicieron aclaraciones.

"En contra habló el C. Avilés.

"La Presidencia conceDio la palabra en pro al C. Arce, pero este representante hizo observar la falta de quórum.

"A las ocho y cinco de la noche, después de que la Asamblea acordó que no continuara el debate, se levantó la sesión."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Aprobada.

Presidencia del C. ALANIS FUENTES ÁNGEL.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.

- México. - Estados Unidos Mexicanos. - Sección 1a. - Número 622. "Ciudadanos secretarios de la H. cámara de Diputados. - Presente.

"En sesión del Senado celebrada ayer, resultaron electos para funcionar en el presente mes, como presidente, el C. José I. Novelo, y como vicepresidentes, los CC. Adalberto Ríos y Andrés Magallón.

"Lo que tenemos el honor de comunicar a ustedes para que se sirvan hacerlo del conocimiento de esa H. Cámara de la que son dignos secretarios, reiterandoles las seguridades de nuestra atenta consideración. - México, 1o de diciembre de 1921. - A. Acuña Navarro. - Rafael Martínez, S. S" - De enterado.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Sección de Archivo y Biblioteca. - Número 776.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"Por acuerdo de la Cámara, nos es honroso remitir a ustedes la circular número 8 expedida por la H. Legislatura del Estado de Chihuahua, transcribiendo el acuerdo aprobado por la misma Legislatura, secundando la iniciativa de reformas a la fracción XI del artículo 89 y los artículos 67 y 69de la Constitución general de la República.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración. - México, 1º de diciembre de 1921. - A. Acuña Navarro, S. S - Rafael Martínez, S. S." - Recibo y a su expediente.

Telegrama procedente de "Villahermosa, Tabasco, diciembre 1º de 1921.

"Presidente Cámara de Diputados.

"Por acuerdo esta H. Cámara honrámonos comunicarle que en sesión verificóse ayer, fueron nombrados los CC.diputados Alejandro Ruiz y Alejandro Lastra, para presidente y vicepresidente, respectivamente, de la Mesa Directiva que funcionará durante presente mes. Afectuosamente. -P.

Casanova, diputado secretario. - L. Magaña, diputado secretario." - Recibo.

Telegrama procedente de "Saltillo, Coahuila, diciembre 1º de 1921.

"Ciudadano presidente Cámara de Diputados.

"Honróme participar a ese alto cuerpo legislativo, que hoy, previas formalidades de ley, híceme cargo Gobierno este Estado, cumpliendo voluntad popular libremente expresada comicios agosto último. Siéndome satisfactorio protestar a tan digno cuerpo mis profundos respetos y atenta consideración. - Gobernador constitucional del Estado, Arnulfo González." - De enterado.

"La señora María Refugio Martínez viuda de Villaseñor solicita le sea ratificada la pensión de que actualmente disfruta como viuda del extinto coronel Miguel Villaseñor."-A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora Susana B. viuda de Hernández solicita le sea aumentada la pensión de que actualmente disfruta, por los servicios que prestó a la nación su extinto esposo el general de Brigada Bibiano Hernández." - A la 2a. Comisión de Peticiones.

"La señorita María Ruiz Romero solicita le sea concedida una pensión por por los servicios prestados a la patria por su extinto padre el C. Rafael Ruiz." - A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora Soledad Castillo viuda de Valenzuela, solicita pensión por los servicios prestados a la nación por su extinto esposo el capitán segundo José Valenzuela." - A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora Sofía Mariscal viuda de Romero, solicita le sea aumentada la pensión que le fue concedida por el Ejecutivo, por los servicios prestados a la nación por su esposo el mayor de Caballería, Joaquín Romero." - A la 2a. Comisión de Peticiones.

"El C. doctor J. A. Tamayo solicita le sea concedido el permiso constitucional para aceptar el nombramiento de encargado del Consulado de la República de Honduras en Santa Cecilia y Tampico, Estado de Tamaulipas." - A la 2a. Comisión de Peticiones.

"El C. doctor y coronel C. O. Garrido A. solicita le sea decretada una gratificación de $1,200.00, en vista de que se retira de la milicia para dedicarse a la medicina." - A la 1a. Comisión de Peticiones

"La señorita Luz Arana solicita le sea concedida una pensión por los servicios prestados a la patria por su extinto abuelo, el capitán Manuel Arana." - A la 2a. Comisión de Peticiones.

"La señora Elisa Salas viuda de Zepeda, solicita pensión por los servicios prestados a la patria por su extinto esposo el comandante del buque guardapesca "Tecate", C. Leonardo Zepeda." - A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora Victoria P. viuda de Ross, solicita una pensión como madre del extinto pagador de 1a. Alberto Ross, que fue asesinado en Teapa, Tabasco, el 5 de noviembre de 1919." A la 2a. Comisión de Peticiones.

"El C. José M. Cruz, la señora Felisa G. viuda de Camarena y la señorita Marina Melchor, solicitan les sea aumentado el sueldo de que disfrutan como escribientes de la Agencia del Ministerio Público Federal del Estado de Puebla."-A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora Guadalupe Ruiz viuda de Reyes Zayas, solicita le sea concedida una pensión por los servicios prestados a la patria por su exinto esposo el teniente coronel José Reyes Zayas." - A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora Aurora Pavón viuda de Gallardo, solicita le sea concedida una pensión por los servicios prestados a la patria por su extinto esposo el coronel Luis Gallardo." - A la 2a. Comisión de Peticiones.

"La Junta de Beneficiencia Privada "Fundación Alba y Mazuca", de la ciudad de Teocaltiche, Jalisco, comunica que ha nombrado secretario y tesorero de la propia institución, al señor Darío Cruz." - De enterado.

"Las compañías de Tranvías de Mérida solicitan sea reformada la fracción 44 de la Ley del Timbre vigente." - A la 1a. Comisión de Peticiones.

"La señora Eloísa Cruañas viuda de Bassó, solicita le sea concedida una pensión por los servicios prestados a la Administración Pública por su extinto esposo el C. Adolfo Bassó, que fue asesinado en la Ciudadela." - A la 2a. Comisión de Peticiones.

"La señora Sofía F. Franco reitera la solicitud de pensión que tiene presentada ante esta H. Cámara." - A sus antecedentes.

Telegrama procedente de "Tepic, Nayarit, noviembre 22 de 1921.

"Secretario honorable Cámara Diputados. - Cámara Diputados.

"Por acuerdo Comité Central Ejecutivo Gran Partido Liberal Nayarit, hónrome comunicar esa H. Cámara haber triunfado pasadas elecciones nuestro candidato gobernador, senador Juan Espinosa Bávara, no obstante ostensible parcialidad presidentes municipales y presión inmoderada algunos hombres negocios y sacerdotes que presentáronlo como protestante por prejuicios errados contra dicho candidato. Resolución persigue evitar sorpresas, pues parciales candidatos, Villanueva procuran impresionar a su favor autoridades centro y en esta Entidad propalan insistentemente especie Espinosa Bávara impuesto ese Gobierno Centro, siendo quien haya impuesto es pueblo Nayarit. - Presidente partido, Ignacio de la Torre." - Recibo.

Telegrama procedente de "Escuinapa, Sinaloa, 19 de noviembre de 1921.

"Presidente de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión:

"Estación Ruiz, Nayarit, y rancherías, protestamos enérgicamente ante H. Cámara contra elecciones efectuáronse domingo seis, conforme ley espuria sancionada general Santiago. Pedimos nulidad. - Representante, Dámaso Reyes." - Recibo.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"A la 1a. Comisión de Hacienda fue turnada la solicitud que el C. Daniel Larios hace, y que viene hecha suya por algunos ciudadanos diputados, relativa a que se le conceda una jubilación por más de 35 años de servicios prestados a los Telégrafos Federales.

"El recurrente expone como razón el encontrarse enfermo de un reumatismo en la mano derecha y gran deficiencia en la vista.

"Es sabido por todos que las personas que dedican sus energías al servicio de telégrafos, adquieren una enfermedad que después de pasados 20 ó 25 años en este ejercicio, los imposibilita a seguir continuando en él y de poder utilizar sus energías en otra clase de trabajo, pues les viene una enfermedad en las manos que los hace inútiles para todo el resto de su vida.

"El solicitante presenta un certificado del señor doctor Eutimio Chávez, en el cual manifiesta que el C. Larios padece de reumatismo articular en las manos, especialmente la derecha, y, además de la enfermedad denominada "calambres de los telegrafistas" y una blefaritis en los ojos.

"Atenta esta Comisión a las consideraciones que expone el peticionario, y por ser de toda justicia, dado que se encuentra enfermo y que ha prestado sus servicios a la nación por más de 25 años, tenemos el honor de someter a vuestra aprobación el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Por los servicios que ha prestado a la nación el C. telegrafista Daniel Larios, se le otorga una pensión de cuatro pesos diarios, que se le serán pagados íntegramente por la Tesorería General de la Federacón."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.-México, 14 de noviembre de 1921. - Juan Zubaran. - I. Borrego."

De primera lectura. En votación económica se pregunta si se dispensa la segunda, a efecto de que quede a discusión el dictamen el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura.

"2a. Comisión de Hacienda.

"H. Asamblea:

"A la 2a. Comisión de Hacienda le fue turnado, para su estudio y dictamen, el el escrito que con fecha 8 de octubre del corriente año presentó ante esta H. Representación Nacional la señora Guadalupe Múgica viuda de Moro, en el cual solicita se le otorgue una pensión como recompensa a los servicios que prestó a la patria su extinto padre, el C. Juan Múgica y Osorio.

"En vista de la documentación documental que la señora Guadalupe Múgica viuda de Moro, incluye, tanto por lo que respecta a los grandes servicios prestados a la patria por su finado padre, cuanto aquellos que hacen fe en su estado civil y condiciones personales, la subscripta Comisión somete a la deliberación de la H. Asamblea el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Por los servicios que prestó a la patria el extinto C. Juan Múgica y Osorio, se concede a su hija la señora Guadalupe Múgica viuda de Moro, una pensión de cien pesos mensuales, que le pagará integramente la Tesorería General de la Nación, mientras no cambie de estado civil."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 10 de noviembre de 1921. - A Manero. - Octavio Paz. - S. Franco Urías."

Primera lectura. En votación económica se pregunta si se dispensa la segunda para que quede a discusión el primer día hábil. Los que estén por

la afirmativa, se servirán manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura.

"1a. Comisión de Guerra.

"H. Asamblea:

"La señora Manuela Baca viuda de Ramos, por medio de un escrito, fechado el 20 de octubre del año próximo pasado, se dirigió a esta H. Cámara solicitando le sea aumentada la pensión que actualmente disfruta, por los servicios que prestó a la patria su finado esposo, el coronel de Infantería, Mateo Ramos. Dicho asunto paso al estudio de la Comisión de Guerra que formula el presente dictamen.

"Para fundar su solicitud la interesada, manifiesta que es pensionista de la Federación por virtud del decreto expedido por el Congreso General con fecha 12 de diciembre de 1887, que le asignó una pensión anual de mil doscientos treinta y tres pesos sesenta centavos; que por una omisión de la Comisión dictaminadora de aquella época, no se le consideró el grado de coronel a su marido, estando plenamente comprobado por los documentos que acompaña, que su esposo, además de ser coronel, fue ascendido a general después de su fallecimiento; que no obstante lo que expresa el decreto a que ha hecho referencia, el Ejecutivo de la Unión le ha ido rebajando paulatinamente dicha pensión, hasta reducírla a la cantidad de diez y ocho pesos decenales; que como no estima de justicia que se le pague una pensión tan insignificante, ya que su marido prestó muy importantes servicios en la Guerra de Reforma y contra el llamado Imperio, suplica a la H. Asamblea se sirva otorgarle la pensión que le corresponde como viuda del repetido coronel Mateo Ramos.

"Estudiada minuciosamente por la Comisión que subscribe toda la documentación que la solicitante tuvo a bien acompañar, se encuentra que, efectivamente, el desaparecido prestó muy importantes servicios a la patria en tiempo de la guerra contra los franceses y del llamado imperio, habiendo sido herido en diversas ocaciones, precisamente en el campo de batalla luchando contra los invasores.

"El C. coronel Mateo Ramos sentó plaza en el Ejército Nacional en el año de 1956, en su calidad de soldado, y debido a su buen comportamiento y aptitudes, fue escalando los distintos grados del Ejercito hasta obtener el de coronel, que fue el último empleo que desempeñó; pues aunque la interesada asegura que después de su fallecimiento fue ascendido a general, esto no está comprobado en el expediente respectivo.

"Hay que hacer notar que la Comisión dictaminadora de la época en que le fue otorgada a la peticionaria la pensión de que se ha hecho mérito, por omisión o error no consideró al desaparecido como coronel del Ejercito, sino con el grado inmediato inferior, dando por resultado que a la solicitante se le decretara una pensión de acuerdo con el grado de teniente coronel, que no era el que legalmente correspondía a su marido.

"Basados en los anteriores antecedentes, y convencidos de que en realidad por una omisión de parte de la Comisión dictaminadora de aquella época la señora Ramos no disfruta la pensión que corresponde al grado de coronel del Ejercito, que fue el último empleo que ostentó su marido, y por otra parte, siendo muy importantes los servicios que el finado coronel Ramos prestara a la nación en épocas tan aciagas como la de la invasión francesa, creemos de justicia acceder a la petición de la recurrente y así nos permitimos proponerlo a vuesta soberanía por medio del siguiente proyecto de decreto:

"Artículo 1º Se concede a la señora Manuela Baca viuda de Ramos y a sus hijas Claudia Austasia y Mariana Austolia Ramos, una pensión de cinco pesos diarios, que disfrutarán mancomunadamente mientras no cambien de estado civil, y que les será pagada íntegra por la Tesorería General de la Federación.

"Artículo 2º Se deroga el decreto expedido por el Congreso de la Unión, con fecha 12 de diciembre de 1887, por el cual se concede a los deudos del extinto coronel Mateo Ramos, una pensión de mil doscientos treinta y tres pesos sesenta centavos."

Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del congreso de la Unión. - México, 24 de noviembre de 1921. - V.Alessio Robles. - José Méndez. - Leobardo L. Lechuga."

Primera lectura. En votación económica se pregunta si se dispensa la segunda. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura. A discusión el primer día hábil.

"1a. Comisión de Guerra.

"H. Asamblea:

"El H. Senado de la República remitió a esta Representación Nacional, para efectos constitucionales, el expediente formado con el proyecto de decreto que otorga una pensión de seis pesos y seis centavos diarios a la señorita Elena Dávalos, como recompensa a los servicios prestados por su finado padre, el C. general de Brigada Bibiano Dávalos.

"El asunto de que se trata fue turnado a la Comisión de Guerra que formula el presente dictamen, la cual después de estudiar debidamente las razones que tuvo la Cámara de Senadores para conceder a la solicitante la pensión a que a que se ha hecho mérito, las encuentra fundadas, ya que el C. general Bibiano Dávalos prestó muy buenos servicios a la patria, con especialidad en la época de la invasión francesa.

"En tal virtud se permite someter a la aprobación de vuestra soberanía, el mismo proyecto de decreto enviado por el Senado, el cual a la letra dice:

"Artículo único. Se concede a la señorita Elena Dávalos, una pensión de seis pesos y seis centavos diarios, que le serán pagados íntegramente por la Tesorería General de la Nación, en virtud de los servicios que prestó a la patria su finado padre el general de Brigada Bibano Dávalos. Dicha pensión la disfrutará en tanto conserve su actual estado civil.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 29 de noviembre de 1921. - V. Alessio Robles. - José Méndez. - Leobardo L. Lechuga."

De primera lectura. En votación económica se pregunta si se dispensa la segunda lectura. Los que

estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura. A discusión el primer día hábil.

"2a. Comisión de Guerra.

"H. Asamblea:

"A la Comisión de Guerra que tiene el honor de formular el presente dictamen, le fue turnada la proposición subscripta por varios ciudadanos diputados a la actual Legislatura, en la que piden se le aumente la pensión que actualmente disfruta la señora María Luisa Beltrán viuda de Garmendia, a la cantidad de $14.00 diarios, que es el sueldo que fija a un coronel del Ejercito el Presupuesto de Egresos vigente.

"Estudiadas debidamente las razones aducidas por los firmantes de la proposición citada, la subscripta Comisión las estima dignas de tomarse en cuenta, ya que la exigua pensión de cinco pesos diarios que actualmente disfruta la viuda de Garmendia, no le es suficiente para cubrir sus necesidades, ni tampoco las de su pequeño hijo, por lo que tomando en consideración los servicios prestados a la revolución, por el desaparecido, C. coronel Gustavo Garmendia, no solamente con su cáracter de militar, sino como diputado a la XXVI Legislatura de la Unión, cree de justicia, esta propia Comisión, aumentar a la cantidad de $14.00 diarios la pensión de que se trata, y así se permite proponerlo a la consideración de vuestra soberanía, por medio del siguiente proyecto de decreto:

"Artículo 1º Se concede a la señora María Luisa Beltrán viuda de Garmendia y a su pequeño hijo, una pensión de $14.00 diarios, que disfrutará en tanto no cambie de estado civil y que le pagará íntegramente la Tesorería General de la Nación.

"Artículo 2º Se deroga el decreto de fecha 11 de diciembre de 1917, que conceDio a la expresada viuda de Garmendia una pensión de cinco pesos diarios."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 18 de noviembre de 1921. - M. Montero Villar. - I. del Castillo." -

Primera lectura.

En votación económica se consulta si se dispensa la segunda lectura. Los que estén por la afirmativa, sírvase manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura. A discusión el primer día hábil.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"2a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"A esta 2a. Comisión de Peticiones paso para su estudio y dictamen, por acuerdo de vuestra soberanía, el escrito de la señora Rosa Flores Verdad viuda de Gómez, por el que solicita se le conceda una pensión por los servicios prestados a la patria por su bisabuelo, el protomártir de la Independencia, licenciado Francisco Primo Verdad y Ramos.

"Encontrando los subscriptos que la mencionada solicitud llena los requisitos legales, se permite presentar a la ilustrada consideración de V. S. el siguiente punto de acuerdo:

"Pase a la Comisión de Hacienda en turno la solicitud de la señora Rosa Flores Verdad viuda de Gómez."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F., a 26 de octubre de 1921. - M. Barragán. - A. Valadez Ramírez."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"Por acuerdo de esta H. Cámara, tomado en su sesión del 20 de los corrientes, fue turnado a esta 1a. Comisión de Peticiones, para su estudio y dictamen, el escrito de la señorita Josefina Salazar y Matamoros, en el que pide le sea aumentada la pensión de que actualmente disfruta como nieta del general insurgente C. Mariano Matamoros.

"Encontrando los subscriptos que la mencionada solicitud reune los requisitos legales, se permite presentar a la ilustrada consideración de V. S. el siguente punto de acuerdo:

"Pase a la Comisión de Guerra en turno la solicitud de la señorita Josefina Salazar y Matamoros."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F., a 28 de octubre de 1921. - A Pérez Gasga. - E. L. Céspedes."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

"2a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"La señorita María Esther Calderón, en escrito que por acuerdo de V. S. fue turnado a la subscripta Comisión, solicitó ante esta H. Cámara una pensión por los servicios que prestó su extinto padre, el C. mayor del Ejército, Luis G. Calderón, acompañando varios documentos que los certifican.

"Por el estudio que hemos hecho de esta petición y los comprobantes acompañados, estamos en posibilidad de asegurar que ésta se halla dentro de los términos legales y, en tal virtud, pedimos a V. S. la aprobación del siguiente punto de acuerdo:

"Pase a la Comisión de Guerra en turno la solicitud de la señorita María Esther Calderón."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Union. - México, D. F., a 23 de septiembre de 1921. - M. Barragán.-A. Valadez Ramírez. - Edmundo Bolio."

Está a discusión. No habiendo quien use de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

Presidencia del C. VIDALES AGUSTIN E.

El C. Trejo: Honorable Asamblea: Dos preceptos faltan únicamente para la discusión de la Ley de Ingresos. Antes de que se trate la fracción I, relativa a derechos de importación, pide permiso la Comisión para que se considere nuevamente la fracción XVI relacionada con los productos de servicios postales, la cual en concepto de la Comisión, cree que debe aprobarse como fue redactada primitivamente, toda vez que el Ejecutivo derogó ya el decreto que establecía las tarifas diferenciales para artículos de segunda clase y para bultos postales. Hecha la derogación, ya esta Asamblea no tiene qué decir nada nuevamente sobre el particular y, por lo tanto, produce la aprobación de este precepto. (Voces: ¿Cómo dice?)

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"Fracción XVI. Productos de servicios postales y aprovechamientos del Correo, en la inteligencia de que disfrutará de franquicias de porte total y de derechos de certificación, toda la correspondencia, bultos, etcétera, de carácter oficial que depositen las oficinas federales y la que los particulares envíen con destino a las oficinas de Estadística de la Federación."

Está a discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si ha lugar a votar. Ha lugar a votar. Se reserva para su votación.

"Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"H. Asamblea:

"La Comisión que subscribe, después de estudiar con el mayor acopio de datos que ha sido posible, los diversos aspectos que presta la cuestión relativa a los derechos de importación del papel y, teniendo en cuenta, además, la necesidad de favorecer en alguna forma la industria de las artes gráficas en el país, se permite prestar a vustra soberanía el texto reformado de la fracción I del artículo 1º del proyecto de Ley de Ingresos para 1922, en los siguientes términos:

"Artículo 1º

"Fracción I. Derechos de importación, conforme a la Ordenanza General de Aduanas, a la Tarifa de 31 de julio de 1916 y a las demás disposiciones vigentes en la materia, en el concepto de que se establecen las siguientes modificaciones a la citada tarifa:

"Primera. Se establecen las siguientes fracciones:

"210 bis. Zinc en planchas pulidas para grabar. Exento.

"319 bis. Tela de algodón pintada, de tejido liso, llamada percalina, propia para encuadernación de libros. Exenta.

Segunda. Se reforman las siguientes fracciones:

"538. Tinta de todas clases para imprenta o litografía. Exenta.

"581. Papeles blancos, cuando contengan más de cuarenta y menos de setenta y cinco por ciento de pasta mecánica de madera y el peso del metro cuadrado sea mayor de cincuenta sin exceder de cien gramos. Kilo legal, $0.10.

"588. Anuncios impresos, grabados o litografiados, sobre papel o cartón, sin marcos ni varillas, y catálogos y anucios en forma de folletos. Kilo legal, $2.50.

"591. Papel con monograma, membrete o encabezamiento. Kilo legal, $2.50.

"601. Libros y música impresa o manuscrita, con pastas de cartón, cuero o percalina no especificados. Kilo legal, $1.50.

"604. Sobres de papel con monograma, membrete o encabezamiento. Kilo legal $2.50.

"Tercera. Se establecen también las siguientes fracciones:

"592 bis. Papel blanco o pintado, propio para cigarrillos, en hojas extendidas. Kilo legal $0,60.

"589 bis. Papel blanco o pintado en tiras, bobinas o canales, propio para cigarrillos. Kilo legal, $0.75.

"589 C. Papel con lámina de corcho. Kilo legal, $1.00.

"Cuarta. Se deroga la fracción 714, que dice:

"Tinta negra para imprenta o litografía."

"Sala de Comisiones, diciembre 2 de 1921. - Manuel Padilla. - M. F Ortega. - Francisco Trejo."

Está a discusión.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Moreno Jesús Z.

El C. Moreno Jesús Z. Honorable Asamblea: Antes de entrar de lleno al debate, que entraña una importancia trascendental para la cultura del país, en uso de un derecho me permito rogar, de manera muy atenta a las comisiones, se sirvan pasar a fundar este dictamen, que nosotros venimos dispuestos a impugnar, y queremos que el debate en esta ocasión, como ayer y como siempre, se mantenga elevado.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo Francisco: Honorable Asamblea: El precepto que está a debate es uno de los que ha demandado por parte de la Comisión mayor suma de estudio. A priori seguramente que puede juzgarse que la excepción de papeles es factible establecer de una manera absoluta; pero cualquiera de vosotros que ahonde el problema, de seguro que llegará, como la Comisión ha llegado, al convencimiento íntimo de que tal cosa no es posible. En el seno de esta Asamblea se ha tenido el propósito de abaratar la producción de libros y periódicos, así como también favorecer las artes gráficas, muy importantes para la República, y que en cuestiones arancelarias no había disfrutado hasta ahora de ninguna ayuda. La Comisión cree adunar en el proyecto de reformas, derogaciones y ampliaciones que propone, todos los intereses que en esta ocasión intervienen, tanto por lo que se refiere a la producción de papel como a la producción literaria, así como dentro de lo posible, por lo que se refiere a la industria de artes gráficas. Las excepciones que se establecen con relación a artículos

indispensables para las artes gráficas, cree la Comisión que no necesita fundarlas; se trata de artículos que no se producen en el país y, por lo mismo, no existe ningún inconveniente ni razón que se oponga a estas derogaciones. Los aumentos que se establecen con relación a anuncios impresos, a papeles con monogramas, a libros encuadernados, a sobres de papel con monograma, llevan por fin favorecer a las artes gráficas. Algunos de los compañeros han llamado la atención de la Comisión acerca de que los catálogos no deben pagar un derecho; pero hay que decir que los catálogos que la Comisión quiere comprender en este precepto, son los que en negociaciones establecidas dentro de la República mandan a imprimir al extranjero; no se trata, por ende, de los catálogos que se reciben como propaganda del extranjero anunciando artículos de cualquiera naturaleza. Con esta explicación y con la aclaración que sí juzga la Comisión pertinente, creo que no habrá ningún inconveniente en que se apruebe este precepto. Debe tenerse en cuenta que se trata de impulsar, que se trata de hacer que las artes gráficas se desarrollen y que los salarios por concepto de mano de obra, ya que los talleres de impresión en México están muy adelantados, puedan desarrollar esta clase de trabajo con beneficio del gremio. En cuanto al papel, subsiste la cuota de cinco centavos para papel de más de 75 por ciento de pasta mecánica y se establecen diez centavos para papel entre 40 y 75 por ciento. La Comisión, como siempre, está dispuesta, en cumplimiento de su obligación, a contestar cualquiera interpelación que se le haga, así como a sostener con mayor amplitud los puntos de vista que ha tenido presentes en este asunto.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Jesús Z. Moreno.

El C. Moreno Jesús Z: Ciudadanos representantes: Un insigne literato español cuenta con pluma maestra aquella gestación gloriosa del insigne genovés en el siglo XV, que tenía la ensoñación de realizar un viaje a las Indias y quien, tras enormes sacrificios y grandes desvelos, después de ir de puerta en puerta implorando ayuda para esa luminosa idea, cuando al fin en el puerto de Palos pudo ver el principio de la realización de su pensamiento, teniendo armadas pequeñas caravelas y mirando a los viejos olivares, caía de rodillas y exclamaba: ¡Gracias a Dios que voy a realizar la empresa acariciada por tantas esperanzas y tan grandes ilusiones! Y, bien, señores; al traer a la consideración de vustra soberanía esta cuestión cuyos más grandes lineamientos se arrancan de la cultura nacional, las clases humildes, el enorme por ciento de analfabetos que desgraciadamente tenemos en el país, lo mismo que los obreros de artes gráficas podrán exclamar hoy ¡Gracias a Dios que el Parlamento Nacional va a ocuparse de la situación verdaderamente desesperada y angustiosa en que durante tantos años hemos estado, teniendo en los pies el grillete de una protección arancelaria para las industrias papeleras, con grave quebranto y perjuicio de la cultura misma! Y quisiera, señores, en este debate no pronunciar una sola palabra que pudiera herir en lo más mínimo ni la susceptibilidad ni la sabiduría de las comisiones, y de antemano pido que las ideas que voy a expresar las tomen más como el fruto de un esfuerzo generoso y bueno, que como una tendencia de singularizarse en un debate. Cuando por primera vez se sometió a la consideración de vuestra soberanía la parte del proyecto de Ley de Ingresos que estatuía las mismas tarifas para los papeles importados, bastó el solo esfuerzo de un representante de esta Cámara - quien tiene el honor de dirigiros la palabra-, bastó, digo, que se levantara a oponerse a que subsistiera este punto de vista fiscal, para que el Gobierno federal, haciendo justicia a la orientación del criterio contemporáneo, inmediatamente diera un decreto en uso de facultades extraordinarias, reduciendo la cuota proteccionista que tenían los papeles de más de 75 por ciento, de doce centavos que tenía a cinco centavos. Las comisiones, entonces, señores diputados, se dieron cuenta clara y evidente de que era necesario fijar su atención sobre este particular, y fijar un criterio de mayor equidad, de mayor justicia y, sobre todo, de mayor bien para la cultura del país, y retiraron la fracción correspondiente de la Ley de Ingresos para presentárnosla en la forma siguiente:

"Primera. Se reforma la fraccfión 581 en los términos que siguen:

"581. Papeles blancos, cuando contengan más de cuarenta por ciento de pasta mecánica de madera y peso del metro cuadrado sea mayor de cincuenta, sin exceder de cien gramos.

"Nota 218. Kilo legal, $0.05."

El C. Trejo Francisco, interrumpiendo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Moreno Jesús Z.: Sí, señor.

El C. Trejo Francisco: Leyó usted: "Que contenga más de 40 por ciento de pasta mecánica", y hay otra cifra en este precepto que no leyó usted.

El C. Moreno Jesús Z.: Con todo gusto voy a leer completamente la iniciativa de las comisiones, para ver si así quedan satisfechas. La iniciativa decía así:

"H. Asamblea:

"Nos permitimos someter a vuestra consideración, reformada de acuerdo con el sentir de la mayoría de esta Cámara, la fracción I del artículo 1º de la iniciativa de la Ley de Ingresos para 1922, que proponemos quede redactada como sigue:

"Artículo 1º

"I. Derechos de importación, conforme a la Ordenanza General de Aduanas, a la tarifa de 31 de julio de 1916 y a las demás disposiciones vigentes en la materia, en el concepto de que se establecen las siguientes modificaciones a la tarifa mencionada:

"Primera. Se reforma la fracción 581 en los términos que siguen:

"581. Papeles blancos, cuando contengan más de 40 por ciento de pasta mecánica de madera y el peso del metro cuadrado sea mayor de cincuenta, sin exceder de cien gramos.

"Nota 218. Kilo legal, $0.05.

"Segunda. Se deroga la fracción 581 bis.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados, noviembre 24 de 1921."

¿Está conforme la Comisión?.

El C. Trejo: Sí, señor.

El C. Moreno Jesús Z. continuando: Pues bien; en aquella ocasión las comisiones quisieron ser

consecuentes - y así lo expresaron en su iniciativa - con el pensamiento y el sentir de esta Cámara; dijeron en su proyecto de iniciativa que eliminándose la tarifa de doce centavos que existía para los papeles de más de 75 por ciento de pasta mecánica, se les prestaba un señalado servicio a las industrias editoras; y dijeron más: Que reduciendo esta tarifa a cinco centavosa para los papeles que antes pagaban veintitrés, incuestionablemente las artes gráficas, la producción del libro vendría a recibir el beneficio de poder disminuir notablemente su costo. En aquella ocasión vino a esta tribuna el compañero Jesús B. González y se opuso vigorosamente este punto de vista de las comisiones. Todos vosotros recordáis las razones que vino a sostener este estimable compañero y vimos también las comisiones, sostenidas sin duda por ese hábito de amor propio de todo aquel que quiere sacar avante su manera de sentir y de pensar, viniera a sostener su punto de vista y con gran sorpresa para la Cámara en la sesión siguiente, vió también cómo las comisiones por conducto del ciudadano Trejo vinieron a pedir permiso para retirar esta proposición y presentarla reformada en el sentido de la discusión. El antecedente es para nosotros de gran importancia, porque si no había más que estos dos puntos de vista, el que nos trajo la Comisión fijando la cuota de cinco centavos para estos papeles, y el criterio de los que vinimos a abogar aquí por la libre importación del papel, si no hubo más que el pro de la Comisión y el contra de los oponentes, ¿En qué forma la Comisión retiraba su proposición para presentarla reformada en el sentido de la discusión, si no era estando de acuerdo con las objeciones perfectamente fundadas y perfectamente justificadas que trajo aquí el diputado González? Pues bien, ciudadanos diputados, las comisiones nos han traído esta sorpresa verdaderamente inexplicable; ayer creían que la cuota para los papeles de más de cuarenta por ciento de pasta mécanica que entrara en su composición de ser, por gravamen arancelario, de cinco centavos. Ahora nos presentan el caso en esta forma:

"581. Papeles blancos, cuando contengan más de cuarenta y menos de setenta y cinco por ciento de pasta mecánica de madera, y el peso del metro cuadrado sea mayor de cincuenta, sin exceder de cien gramos. Kilo legal, $0.10."

¡Maravillosa conquista ha realizado la voz autorizada del compañero González! ¡Maravillosa conquista hemos realizado quienes hemos venido aquí a luchar por que se favorezca con un criterio amplísimo la desanalfabetización del país, que se favorezca de una manera equitativa la cultura de la República, haciendo que las comisiones vengan doblando la tarifa que nos habían presentado antes! El asunto tiene lineamientos a los cuales no quiero yo llegar en todos sus detalles, pero sí algunos de ellos es muy conveniente que conozca vuestra soberanía. En la XXVI Legislatura, cuando ya había en la conciencia nacional un ambiente perfectamente arraigado, un criterio perfectamente establecido de que era una aberración, de que era un delito de lesa civilización seguir manteniendo una tarifa proteccionista en materia de papeles, que es base para la difusión de la cultura; en la XXVI Legislatura, digo, el diputado Félix Alcérreca presentó un proyecto de ley que dice lo siguiente:

"Artículo único. Al papel extranjero que se introduzca a la República para libros de texto o para uso de escuelas, así como para periódicos y publicaciones económicas, se le rebajará el 50 por ciento de la cuota que le señala la tarifa vigente del Arancel de Aduanas."

Esto decía el ciudadano Alcérreca, y más tarde este criterio fue refrendado por aquel coloso de la tribuna parlamentaria que se llamó Jesús Urueta; desgraciadamente no llegó este proyecto a transformarse en ley. Pero entonces las mismas personas que tienen un interés primordial, el mismo grupo de capitalistas que desea que se sigan manteniendo las tarifas proteccionistas con mengua del adelanto y de la instrucción del pueblo mexicano, hacía este ofrecimiento: "Nosotros - decía la fábrica de papel de San Rafael y Anexas - estamos dispuestos a rebajar los precios de esos papeles a que la iniciativa alude , en la cantidad necesaria para que, cuando menos, salgan tan baratos como saldrían los papeles extranjeros puestos aquí, pagando sólo el 50 por ciento de los derechos, como la iniciativa pide."

No puede haber una confusión más elocuente y clara de que las fábricas de papel de San Rafael no necesitaban la protección de la tarifa arancelaria, pues voluntariamente hacía el ofrecimiento solemne de que proporcionarían el papel cuando menos en las mismas condiciones en que lo proponía el proyecto del diputado Alcérreca. No puedo ver cuál es el interés legítimo, no digo el interés, para que a pesar de este propósito pidieran que se sostuviera la tarifa arancelaria. Y vamos a ver, señores diputados, cuál es el concepto que sobre este particular tienen las empresas de artes gráficas que existen en la República. Tengo aquí en mi poder un periódico que se titula "Artes Gráficas", que es el órgano de este respetable gremio perfectamente organizado en la República. Ellos han venido sosteniendo, los miembros de la sociedad de Artes Gráficas, que mientras exista la tarifa proteccionista que ha existido para la importación de papel, están en la imposibilidad absoluta de producir libros baratos, y lo que es más grave, señores diputados, de poder pagar a los obreros de artes gráficas salarios que les permitan mejorar la misérrima situación económica en que se encuentran colocados, y han citado aquí un ejemplo de la desventajosa situación en que se encuentran para poder ir a la concurrencia de producción tipográfica, debido fundamentalmente a estas tarifas proteccionistas. Aquí señores diputados, existen dos ejemplares del papel que más comúnmente se usa en las imprentas de México: El papel conocido generalmente con el nombre de novela; el papel de novela tiene un costo en Nueva York - más o menos, porque naturalmente estos precios tienen oscilaciones y fluctúan, - puesto a bordo, de cuatro pesos ochenta centavos por resma; el flete de Nueva York a Veracruz está calculado racionalmente en un peso seis centavos; el seguro marítimo, en cuatro centavos; derechos de aduana, tres pesos cincuenta centavos, es decir, más del 75 por ciento por concepto de derechos aduanales del valor original

del papel; gastos varios, cincuenta centavos; flete de ferrocarril de Veracruz a México, por express, tres pesos. El papel de novela importado es sumamente blanco; su tersura hace la impresión mucho más clara y diáfana; el papel que producen en el país las fábricas de San Rafael y Anexas, el mismo papel novela, se vende en el mercado a doce pesos ochenta y cinco centavos, es decir, cinco centavos menos de lo que saca el papel con una tarifa de protección en cada resma de tres pesos cincuenta centavos, o sea más del 75 por ciento del valor original del papel. Además de esto, basta la simple vista para apreciar la enorme diferencia de la calidad de uno y otro; papel más obscuro, papel de manufactura más corriente, que hace que la impresión salga con los defectos inherentes a la calidad del papel. Estos datos no los he hecho yo; en este asunto creo haberme convertido en uno de los que luchan con toda buena fe, con absoluta buena fe en pro del mejoramiento intelectual de los mexicanos. No sé, ciudadanos diputados, cómo podemos sostener el punto de vista que ahora nos traen las comisiones, cuando ayer, en fuerza del sentir general de esta Cámara, se vieron estas comisiones obligadas a retirar el primer proyecto en que nos fijaban una tarifa de cinco centavos. Tengo la seguridad, señores diputados, de que nos damos perfecta cuenta de que en este asunto, en esta cuestión, estamos siendo observados por el país. Si esta Cámara no puede realizar grandes bienes, si no puede realizar grandes conquistas en el orden político, porque las pasiones de uno y otro bando chocan furiosamente y de ese choque vendría un desequilibrio en la propia estabilidad del Gobierno, lo que sí podemos, lo que sí debemos es hacer algo práctico por mejorar la condición intelectual del pueblo mexicano, haciendo que se abaraten las materias primas, para que obtenga hojas y libros baratos, para que sean accesibles para él. Yo sé bien, ciudadanos diputados, que después que abandone esta tribuna, vendrá aquí a sostener el pro de las comisiones algún estimabilísimo compañero nuestro muy avezado en números, y muy avezado en presentar estas cuestiones desde aspectos abstractos; me refiero al estimable compañero Serrano. Y va a venirnos probablemente a hablar el compañero Serrano de estas industrias nacionales, de estas industrias papeleras, y va a venirnos a decir probablemente que también tenemos necesidad de darles protección, que la invasión de capitales en México ha menester forzosamente de la ayuda del país para poder florecer y para poder prosperar. Probablemente va a venir a decirnos aquí también que estas insustrias representan una acumulación de grandes esfuerzos, cuya más grande culminación es el beneficio que imparte a las clases obreras. Pues, señores diputados, desde este momento me creo en el deber de anticipar mi criterio acerca de lo que considero como una industria verdaderamente nacional. Permitidme que haga una poca de historia de las fabricas de papel en México, para que veamos si podemos connotar en el más puro concepto de la aceptación, industria nacional la existencia de un poderoso trust en torno del cual están gravitando en una forma verdaderamente mendicante dos o tres llamadas industrias papeleras. Cuando se le dio el formidable impulso que le han dado este prestigio económico y esta fuerza a las fábricas de papel de San Rafael y Anexas para obtener la concesión del Gobierno federal de poder introducir al país su maquinaria exenta de derechos, para obtener después un tipo arancelario que les protegiese que les pusiese en condiciones, no de competir con la industria papelera extranjera, no para ir al mercado nacional de una concurrencia de fuerzas leales, sino para que la pusiera en condiciones de hacer verdaderamente prohibitiva la importación de papeles en México, entonces se dijo a la nación, por conducto del Gobierno, que la industria de San Rafael y Anexas en la forma que iba a adoptar para su funcionamiehnto, era nada menos que una industria nueva. Para este capítulo era que de justicia y la colocaba en todas las condiciones de las demás industrias similares para ser protegida con la exención de impuestos a su maquinaria. Se dijo entonces que las pastas, que las celulosas, en una palabra, que las materias primas para esta industria sería elaborada en México, que toda la mayor fuente de gastos y de la producción de esta industria, vendrían a obtenerse en el país y distribuirse en el mismo país; pero es el hecho cierto, señores diputados, que año tras año, mes tras mes y en toda la etapa de la vida de las fábricas de papel de San Rafael, lo mismo que Peña Pobre, lo mismo que el Batán y lo mismo que las demás que existen en el país, han tenido forzosamente la necesidad de traer al país, de producción extranjera, tanto la pasta mecánica de madera, como la celulosa que aplican para la fabricación de este papel. Y yo pregunto: ¿Qué número de hombres están interviniendo como obreros, como empleados en las cuatro fábricas de papel que existen en el país para poder poner, lo mismo que la teoría de la industria nacional en un platillo de la balanza, y en otro platillo el interés de procurar desanalfabetizar al país, de procurar mejorar su instrucción, de procurar ponerlo en condiciones, como todos los pueblos de la tierra cuyo primer esfuerzo es y ha sido siempre la educación de sus masas? ¿Cuánto significa el peso de este platillo de la balanza, digo, frente a este otro que allí se lleva imbíbita la responsabilidad de esta Cámara si no viéramos con mirada despierta a esos intereses y a esas esperanzas del pueblo mexicano? Pero, señores diputados, dejando este aspecto de la cuestión, vamos a ver en qué situación se encuentran colocadas las fábricas de papel en México, respecto a las demás artes gráficas del país que sí son genuinamente nacionales. Uno de los más viejos impresores de la República que tiene uno de los talleres más notables en Puebla, me proporcionó los siguientes datos estadísticos, cuya sola enumeración es por demás reveladora. La lista de las imprentas existentes en México en 1910, era la siguiente, según los datos que éste tenía: Sonora, 36 imprentas; Chihuahua, 49; Coahuila, 43; Nuevo León, 35, y para no seguiros cansando, Estado por Estado, daba un total de 1,053 talleres, pequeños, medianos y grandes. Estos 1,053 talleres, colocándose en el supuesto de mayor equidad, es decir, de cinco obreros por cada taller, nos da un total de 5,265 obreros. Yo estoy seguro, señores diputados, que todos vosotros sabréis que no se trata de cinco mil obreros de artes

gráficas, se trata de más de 15,000. Estos son los directamente perjudicados con el alza del valor del papel, porque el margen que da esa alza puede justa y razonablemente aplicarse a un aumento de su salario. Tuve el gusto de escuchar a las comisiones sobre este particular, y hasta a los interesados en que se mantenga el tipo arancelario que grava actualmente los papeles; se tomaba un libro de octavo menor, cuyo volumen era de trescientas páginas y se me decía: Ese libro pesa trescientos gramos. Aplicándole la protección de la tarifa, es decir, la parte proporcional de veintitrés centavos, resulta una cantidad aproximadamente de diez y siete centavos, o de seis centavos. Calculemos ahora siete centavos en una edición normal de cinco mil volúmenes, y veremos que muy aproximadamente doscientos pesos es el peso que lleva cada impresor sobre sus espaldas para poder concurrir a la competencia de la producción extranjera en materia de impresiones.

¿Es esto justo, ciudadanos diputados, es esto equitativo, es esto razonable? ¿Podemos aceptar que gravite sobre nosotros operarios de artes gráficas que, dígase lo que se quiera, no son más que los obreros que transmiten en ondas el pensamiento mexicano a través de todo el país; vamos a permitir, señores, digo, que pese sobre ellos cualquiera cantidad por pequeña que se le considere para poderla poner a la concurrencia de la producción extranjera? Y se nos va a venir por último, señores diputados, a decir que si nosotros llegamos, como es lo justo, como es lo honrado, como es lo que espera de nosotros el país, a eliminar la tarifa proteccionista totalmente de los papeles, se nos va a venir a decir aquí, también, que no hacemos otra cosa sino poner esta industria en manos de extranjeros. Yo no quiero seguir juzgando ni examinando siquiera más a fondo si las industrias papeleras en México en otros aspectos fundamentales son siquiera nacionales; no, señores. Si la civilización de este país, si la cultura, si la desanalfabetización del mismo reclaman ese sacrificio y cualquier otro, hagámoslo en buena hora, ciudadanos diputados, porque es la única forma de salvación y de redención del pueblo mexicano. (Murmullos.)

El C. secretario Aillaud: Se suplica a los ciudadanos diputados atiendan al orador.

El C. Moreno Jesús Z. continuando: Voy a terminar, ciudadano diputados, porque la lista de oradores que va a intervenir en este debate es tan numerosa, que me permitiré seguir los juicios de las comisiones o de los que vengan a propugnar por el sostenimiento de esta tarifa para volver a esta tribuna con el entusiasmo y con toda la fe de que esta vez sí vamos a hacer justicia al pueblo humilde. Por lo tanto, ciudadanos diputados, pido de manera muy atenta y respetuosa a vuestra soberanía que deis un voto negativo a la proposición de las comisiones.

El C. Trejo Francisco: Señor presidente, para una aclaración. La Comisión se limita a aclarar que el veinticinco de noviembre último, cuando retiró del primer proyecto de reformas esta fracción, no lo hizo, como claramente se desprende de la transcripción taquigráfica que consta en el DIARIO DE LOS DEBATES, para presentarla en ningún sentido determinado, sino que dijo que pedía permiso "...porque tenía en su poder los estudios que estaba esperando, y que presentaría un nuevo proyecto comprendiendo diversas fracciones que están íntimamente relacionadas con el desarrollo de artes gráficas, y de esa manera de seguro que la Asamblea encontraría aceptable el criterio que sostenga la Comisión en su nuevo proyecto. No cree la Comisión necesario entrar en detalles acerca de cuál es la esfera en que va a extender sus nuevas reformas, porque en su oportunidad quedarán sometidas a la discusión de esta honorable Asamblea."

Como los elementos que en aquella oportunidad tuvo la Comisión en su poder, venían a rectificar su criterio, pero más que en el sentido de modificar las tarifas conforme lo había sostenido el ciudadano González, en el sentido contrario por la alarma que la misma Comisión tuvo de producir un trastorno tanto en la industria papelera, que podría traducirse a la postre en menoscabo de las artes gráficas que se trataba de favorecer, por esto fue que la Comisión piDio permiso para retirar el dictamen y no hay inconsecuencia alguna en los nuevos términos que la Comisión somete a la consideración de esta Asamblea.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Serrano.

El C. Serrano Gustavo P.: Honorable Asamblea: El compañero Jesús Z. Moreno no se quiso limitar a atacar el dictamen, sino que se metió a adivino y quiso ahorrarme el trabajo de exponer algunos argumentos. Yo le agradezco esta tarea y, en efecto, procuraré que todo lo que ya dijo en pro del dictamen, no tocarlo. Algo hay de cierto también en lo que él dijo, en lo que él anticipó de que yo soy afecto en estas cuestiones a tratarlas de una manera abstracta; es verdad, siempre que se pueda, trataré casos generales y no me meteré a averiguar si se lesiona a fulano o a zutano o a la fábrica aquella o a la de más allá, sino tomar el asunto de una manera general.

Comenzando por considerar la situación mundial, diré que en estos momentos todos los países del globo están procurando estudiar de una manera muy concienzuda su reajuste económica e industrial, y todos absolutamente están hacia el mejor proteccionismo. México en estos momentos nos presenta una balanza muy favorable, supuesto que las importancias crecen y las exportaciones no suben en proporción; de ahí, señores, que se impone la necesidad absoluta de fomentar las exportaciones y de suprimir, hasta donde sea posible, sin perjuicio de los intereses generales de la nación, las importaciones para tener un balance favorable, o por lo menos, que no sea tan malo como el que estamos presentando en la actualidad. Queremos suprimir derechos de importación en el papel, que significa aumento en las importaciones, más salida de dinero, de oro mexicano hacia el extranjero. ¿Con qué lo reemplazamos si, por otra parte, no fomentamos las exportaciones? Para citar esto, voy a citar el caso de una política torpe, torpísima, seguida por varios hacendistas de la revolución y después de la revolución, porque tanto el señor Cabrera como el señor Nieto, como todos los que financiaron la nación durante la revolución y después de ella, como actualmente en la Secretaría de Hacienda no se ha dado atención hasta donde se debiera a ese punto.

Se ha tratado de prohibir las exportaciones de muchos artículos, dizque porque son de primera necesidad y dizque porque hacen falta al pueblo consumidor. Eso, señores, es un gravísimo error. Yo no creo que se fomente la producción, que es lo único que viene a disminuir el costo de los artículos, en último análisis no se fomenta la producción prohibiendo la exportación. Yo creo que las exportaciones, en tesis general, salvo casos excepcionales, deben de favorecerse hasta el límite y no gravarlas ni mucho menos ponerles cortapisas para que no salgan artículos que dizque se necesitan en el país. La verdad es que se ha tratado de obtener impuestos de cualquiera fuente, aun con perjuicio de los intereses nacionales. Voy a citar el caso de Sonora, que es el que conozco mejor y que es típico. Sonora produce como artículos especiales, ganado, garbanzo, arroz, cobre, trigo; muy bien. El garbanzo, el ganado, el cobre y el arroz han estado gravados durante años y años con cuotas verdaderamente prohibitivas, so pretexto de que esos artículos los necesitaba la nación. ¿Qué resultó? La ruina más completa del Estado de Sonora y en estos momentos la crisis más espantosa que se haya registrado jamás en la historia del Estado de Sonora, precisamente por esa torpe política de querer suprimir o restringir las exportaciones de lo único que produce Sonora tiene la necesidad, por su posición geográfica, por falta de comunicaciones con el interior del país y por otras circunstancias bien conocida de todos, de importar casi todo lo que consume, y no pudiendo exportar lo que produce, ¿Qué resulta? La miseria, como está resultando, al grado de que ya en Sonora nadie piensa más que en salir de allí para otra parte. Aquí se asombran de que haya muchos sonorenses en la capital de la República; no es porque los principales gobernantes sean de Sonora, es porque allí no hay quehacer, no hay un negocio que hacer. Se prohibió la exportación del arroz, se prohibió la la exportación de otros artículos; el garbanzo estaba gravado en otras épocas en que podía haber salido; de allí vino que después, cuando hubo necesidad de exportarlo, ya habían producido, ya habían contribuído los garbanceros y todos los agricultores con cuotas altas, y cuando se quiso llegar a la solución del problema era tarde, principalmente en el arroz. La ruina de los arroceros fue casi completa, la ruina de los ganaderos es casi total. El año pasado, por virtud de la no exportación del ganado, se murieron cincuenta mil cabezas en Sonora, que pudieron haberse logrado; es decir, la nación podría haber recibido derechos y que el pueblo hubiera recibido esa importación de capital extranjero. En cambio, se trata de favorecer las importaciones; es decir, una política enteramente contraria de la que todos los países del mundo están procurando seguir. Ahora tocaré en detalle lo que se refiere al papel. Para esto me voy a permitir suplicar al compañero Moreno me conteste una interpelación. Yo desearía saber, compañero Moreno, si la principal razón para suprimir los derechos de importación del papel es la de facilitar la cultura, la desanalfabetización del pueblo o favorecer a los obreros de artes gráficas, la industria de artes gráficas.

El C. Moreno Jesús Z: Con todo gusto voy a contestar la interpelación que acaba de hacerme su señoría. Toda mi argumentación en contra de la iniciativa de las comisiones se ha fundado en que tenemos primordial necesidad de producir libros baratos, de producir medios eficaces para difundir la instrucción y la cultura del país. Yo he dicho, señor, que no puedo conceder un gran valor a los esfuerzos constantes que ha estado haciendo la nación, ya creando organismos para la difusión de la enseñanza y de la cultura, creando una Universidad, creando planteles educativos de todo orden, mientras no podemos darle al país libros baratos, impresos baratos, con los cuales pueda realizar ese divino ideal, y he dicho también, señor, que estas tarifas proteccionistas no significan, desde el punto de vista económico y desde el punto de vista social, más que la verdadera horca caudina que tienen sobre el cuello todas las artes gráficas eminentemente nacionales y con ellas los hombres, los obreros que les dan vida.

El C. Serrano Gustavo P.: ¡Gracias! Voy a tomar el ejemplo numérico que ponía el compañero Moreno en su discurso. Decía él que un libro aproximadamente pesaba trescientos gramos; hay algunos, en realidad, todos aquellos libros que puedan servir para enseñar a leer; que puedan servir en la instrucción primaria, que es donde realmente se necesita más difundir la cultura, pesan menos, quizá cien gramos, doscientos, doscientos cincuenta, pero, en fin, aceptaremos trescientos; la tarifa que fija la Comisión es de diez centavos por kilo para esta clase de papel. De manera que correspondería entonces solamente tres centavos por libro tomando esa base, supuesto que ya los derechos están rebajados por la Comisión, y yo soy el primero que acepto que se rebajen los derechos, que se rebajen todo lo que les ha rebajado la Comisión, pero que no se supriman. Como decía, estamos peleando por tres centavos que se rebajen en cada libro, esa es la cuestión. Yo me pregunto: Si un libro que vale dos o tres pesos, se le quitan de costo dos o tres centavos, entonces suponiendo que estos tres centavos se repartan, la mitad del provecho entre el editor y la cultura nacional, es decir, que gana un centavo y medio el editor y un centavo y medio a la cultura nacional, yo pregunto si un libro que se vende a tres pesos y después se vende a $2.98 1/2 va a ser más comprado y mejor leído que antes. (Aplausos.) La verdad es que los tres centavos favorecerán al editor, porque no venderá los libros a $2.98 1/2, sino que los seguirá vendiendo a tres pesos. Pero suponiendo que esos centavos y medio que se le rebaja a un libro lo fuera a aprovechar la cultura, sería aplicar una medicina al analfabetismo nacional; pero una medicina homeopática que no es eficaz en este momento, compañero Moreno. La verdad de las cosas es la siguiente: Si no se lee en México, en primer lugar, es porque la gente en su mayoría no sabe leer; en segundo lugar, porque...

El C. Avilés, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Serrano Gustavo P: Un momento, compañero. Primero al señor Moreno y luego a usted. En segundo lugar, porque, según las estadísticas que nos manda la Secretaría de Instrucción Pública o de Educación Pública, se gesta en la educación nacional la insignificante suma de poco más

de diez millones de pesos, si mi memoria no es infiel; esta es la verdad de que no se lea. Cuando se gaste, como quiere la Secretaría, cincuenta millones con el libro a $2.98 1|2, se leerá mucho, compañero Moreno; cuando se gaste en instrucción pública como se gasta en Sonora, que es el primero de los Estados de la República en su instrucción primaria en general, entonces se leerá. Sonora, compañero, gasta más que ningún otro de los Estados de la República, inclusive aquellos que tienen cinco veces más población; gasta más de dos millones de pesos, compañero; gasta más por habitante, y gasta más en la suma global , gasta más en cualquier sentido que se considere.Por eso es que allí no hay analfebetismo; por eso es que allí de los padrones electorales resulta que el uno, dos o tres por ciento no sabe leer y el noventa y siete o noventa y ocho por ciento restante sí sabe leer. Puede usted averiguarlo por los padrones electorales del distrito que yo represento, se convencerá de eso... (Murmullos.) Sí señor; es cierto. Sí, señores; Sonora gasta más de lo que gasta el Distrito Federal, de lo que gasta la Federación; Sonora gasta las dos terceras partes o poco más de su presupuesto en instrucción pública; así es como se conseguirá que todo el pueblo lea, no rebajándole un centavo y medio a los libros.

El C. Moreno Jesús Z.: ¿Permite una aclaración?

El C. Serrano Gustavo P.: Con mucho gusto.

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra. Honorable Asamblea: Me he visto en el caso absolutamente obligado de interrumpir con todo respeto al compañero Serrano, porque acaba de lanzar a esta Asamblea una apreciación que no quiero calificarla ni siquiera de sofística, sino sencillamente de absurda. Admitió el compañero Serrano, que adquiriéndose papel cuyo precio fuera tres centavos más con la tarifa proteccionista respecto al papel importado, el costo de centavo y medio en el valor de un libro no podía pesar en las facilidades de adquirir ese libro. El argumento, si no lo creyera de buena fe del señor Serrano, lo llamaría sencillamente falaz; ¿por qué, señores diputados? Por que no es ese el punto de vista en que en esta cuestión debe colocarse el compañero Serrano. ¿Por qué? Porque el valor de tres centavos debe aplicarlo al valor de la producción gráfica, a la producción tipográfica, de tal manera que, aplicándose tres centavos de aumento en el valor del papel de un libro, llegamos a este cálculo: Una edición de cinco mil volúmenes sacarían un aumento de costo de $150.00. Pues, señores diputados, agarremos al impresor mexicano Juan Ramírez y al impresor español Alfonso Durán; éste al imprimir el libro tiene la ventaja sobre el mexicano de ciento cincuenta pesos que le da el país para proteger a una industria perfectamente exótica.

El C. Serrano Gustavo P.: Continúo en el uso de la palabra. Yo creo que el sofisma es el del compañero Moreno y no mío, porque no se debe calcular la cantidad absoluta de ciento cincuenta pesos, sino la cantidad por unidad de producción; puede usted tomar que 10 a 150 pesos no significan nada en cien mil volúmenes; de manera que nosotros debemos tomar el costo por unidad, no globalmente. Por otra parte, recuerde el compañero Moreno que de las ediciones de cultura nacional en México, rara vez se llega a cinco mil volúmenes. Casi siempre son ediciones de muy corto tiro, en las cuales el papel es lo de menos, nada influye en el costo de producción. Cuando se trató el otro día, alguien me decía que en una obra que se iba a imprimir resultaba que el costo era de 70 por ciento en papel y el 30 por ciento restante era de mano de obra, y es claro , el tiro era de cien mil ejemplares para borrar la obra de Iturbide; solamente se hacán cien mil ejemplares. Pero los libros de instrucción primaria, el silabario, la historia de México, compendios, etcétera, se hacen en tiros pequeños. Sí señores; el papel es lo de menos, en casi todas las obras de cultura son tiros pequeños y la mano de obra representa un valor muy superior al valor del papel. De manera que el factor mano de obra, el factor organización de la imprenta, el factor distribución de los libros, el factor comercio, esos son los que vienen a hacer el libro caro, no el costo del papel.

El C. Castrejón: Interrumpiendo: ¡Los ferrocarriles!

El C. Serrano Gustavo P., continuando: Los ferrocarriles, lo acaba de decir el compañero Castrejón con mucho tino, los altos fletes de los ferrocarriles, el mal estado en que se encuentran, el hecho de que el papel solamente se pueda manejar por furgones, de manera que los pequeños impresores tienen que comprarlo por segunda, tercera o cuarta mano; en resumen, eso es lo que determina el alto costo del papel, pero no las tarifas que propone la Comisión. La Comisión muy atinadamente ha querido rebajar los derechos, pero no suprimirlos del todo; ha querido ayudar, pero ha querido conciliar los intereses de los industriales productores de papel, con los intereses de los industriales productores de los libros. El compañero Moreno ha dicho que la industria del papel no es una industria nacional y que sí lo es la industria de las artes gráficas. Voy a aceptar por el momento, para después rebatirlo, que no fuera una industria nacional la del papel, que sí lo es. El quiere entonces que la materia prima que se usa en las artes gráficas se importe, es decir, que no se produzca en el país; tampoco va a ser una industria nacional netamente la de las artes gráficas, compañero Moreno...

El C. Moreno Jesús Z., interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Serrano Gustavo P., continuando: No, porque me va a producir usted otro discurso. Lo cierto de las cosas es que la industria del papel es de las genuinamente nacionales; las materias primas que se usan en ella, todas o casi todas, son producidas en el país; desde el momento en que se corta el árbol, hasta el momento en que se trae el papel elaborado a los centros de distribución, se usa mano de obra mexicana, materia prima mexicana, fuerza mexicana, trabajo mexicano; por consiguiente, es genuinamente nacional. Respecto de la celulosa que decía que se importaba, voy a explicar este punto porque me es conocido: Existía una fábrica de esta materia, pero el zapatismo la destruyó; (Murmullos.)... es cierto, el zapatismo destruyó la fábrica de celulosa...

El C. Avilés, interrumpiendo: Que lo diga Rodrigo Gómez.

El C. Gómez Rodrigo: No es cierto. El zapatismo protegió a la fábrica de San Rafael.

El C. Serrano Gustavo P., continuando: El zapatismo, no Zapata. El zapatismo destruyó la fábrica de celulosa, según informes que tengo. El compañero Gómez podrá después subir a la tribuna para explicar esto, si estoy en un error. Así que durante el zapatismo la fábrica de San Rafael quedó bajo el control directo de Emiliano Zapata. El procuró que no se destruyera, según me dicen; pero, sin embargo, se sacó bastante material de allí y se destruyó precisamente la fábrica de celulosa. Paso el tiempo y cuando vino la escasez de papel en México, al grado de que no se podía tener ni siquiera papel para las imprentas oficiales, entonces se procuró que la fábrica volviera a andar. Y se comenzó a reconstruir lo perdido, pero no se pudo reconstruir la fábrica de celulosa. Entonces hubo que recurrir a la importación de celulosa, se importó la que se necesitaba para trabajar y después comenzó a producirse en el país. Está en la actualidad por terminarse la fábrica de celulosa para volver a producir algo en el país y no tener que importar. Esa es la verdad de las cosas. De manera que casi toda la materia prima es genuinamente nacional; que si los accionistas de esta o aquélla fábrica son españoles o de cualquiera otra nacionalidad, eso no quita que la industria sea nacional y hecha con materias primas nacionales, en México, y con obreros mexicanos y para venderse aquí en México, cuando no en el extranjero, porque también se ha dado el caso de que de México se haya exportado papel para el extranjero, y puedo citar el caso del "Washington Post" que se llegó a imprimir en papel fabricado en México. Ojalá que todas las rotativas del mundo pudieran utilizar papel fabricado en México. Ahora bien, se dice que porque había dos o tres o N españoles en el negocio, que no era industria nacional y que, por consiguiente, sólo se beneficiaban determinados capitalistas. A mí me tiene sin cuidado la suerte de los capitalistas en lo particular, a mí lo que me interesa es que el capital que se invierta en la industria mexicana no se vea de la noche a la mañana en condiciones desfavorables, de tal manera que desaliente la inversión de nuevos capitales. Si algún capitalista comete un delito, si algún capitalista comete alguna vejación o alguna injusticia, para eso están los tribunales, que se le consigne, pero no por eso vamos a excluir el capital que le hace falta a la nación, más que al mismo capitalista. El capital extranjero invertido en México todos sabemos que es mucho, pero no es suficiente todavía para desarrollar todas nuestras industrias, y hemos de seguir esta política para que este capital cuando entre a México no esté sujeto a que de la noche a la mañana se cambien las condiciones de tal manera que quede en una desventaja absoluta respecto de aquellas condiciones en que se encontraba al instalarse. Yo soy partidario de que los derechos de importación en papel se reduzcan, pero de una manera gradual y no de una manera brusca como se trata de hacer. Esa política de que hoy una materia esté muy gravada y mañana esté sin ningún gravamen, tiene que traer trastornos muy grandes que significan no solamente un perjuicio para el industrial que esté empeñado en aquel ramo, sino para todos los demás. ¿Por qué infundir la desconfianza en los industriales que quieran invertir sus capitales en México? Se les ofrecen tarifas proteccionistas y dirán: No, señores, mañana me las quitan, me las reducen a cero, y esas condiciones no pueden convenir a ningún negocio industrial. Por eso soy partidario de que la reducción sea graduada; si dentro de un año vemos que se puede reducir, la reduciremos un poco más, hasta que se llegue al ideal deseado de que la industria nacional se sostenga por sí sola sin necesidad de ninguna protección, pero no de una manera brusca...

El C. Moreno Jesús Z., interrumpiendo: ¡Treinta años de experiencia no bastaron!

El C. Castillo Francisco: ¡Y diez años de revolución (Murmullos.)

El C. Serrano Gustavo P., continuando: Allá voy. Precisamente en esos diez años de revolución, señor Castillo y señor Moreno, no han podido hacer nada, ¡si estuvo cerrada la fábrica mucho tiempo, de manera que no son treinta años, sino que serán veinte! Vamos a eso: En esos veinte años sí ha progresado la industria, se han invertido o se ha aumentado con capitales nuevos en esa industria que comenzó con poco dinero y que ahora tiene un capital muy respetable que da trabajo a miles y miles de obreros. Fíjense ustedes en que también en la fábrica hay obreros cuyos intereses hay que defender, porque no solamente son los obreros que están trabajando directamente en la fábrica, sino los cortadores de madera, los ferrocarrileros que transportan la madera de uno a otro lado de la República, y todos los que viven de esa industria, que son muchos miles, compañero Moreno. Yo no sabré decirle cuántos, pero sí sé que por lo menos son cinco mil o sean casi otras tantas familias que se verán afectadas por la baja brusca en esta industria, por la producción que pudiera tener antes la industria. Debe también recordarse este hecho: Hace unos cuantos días que la Secretaría de Hacienda redujo los derechos de importación de papel, de 12 a 5 centavos. ¿Cómo es posible que después de quince días la Cámara, simplemente por ir más allá que el Ejecutivo, los reduzca a cero, es decir, de 12 centavos los reduzca a cero? Yo apruebo el proyecto de la Comisión porque este viene a conciliar los intereses de los industriales fabricantes de papel con los intereses de los industriales de artes gráficas, con los intereses de los obreros de artes gráficas. Creo que la reducción en los derechos de importación traería como consecuencia una reducción en el precio del papel y, por consiguiente, ya se benefician también los intereses de las artes gráficas, se benefician aunque sea en pequeña parte, como dije antes, y facilitando la impresión de obras nacionales con obreros mexicanos, se facilitará, aunque sea homeopáticamente, como decía, la difusión de la enseñanza; pero no por querer ir un paso más allá vamos a implantar reformas que traen verdaderos desequilibrios en la industria, que en estos momentos más que nunca necesitamos favorecer para que siga progresando y más que todo para que el capital extranjero que estamos necesitando, venga con plena confianza a México, de que su inversión no sufrirá ataques bruscos y no estará sujeta a legislaciones que de la

noche a la mañana cambien por completo las condiciones en las cuales vino a implantarse.

El C. Gómez Rodrigo: Pido la palabra. ¿Usted cree sinceramente que el zapatismo trató de destruir la fábrica de papel de San Rafael? Voy a hacerle a usted una aclaración. Yo debo de hacer constar que en época en que el zapatismo estuvo dominando en esta capital, el general Palafox, que entonces era el jefe del Cuartel General del Sur, y yo, fuimos invitados por la compañía de San Rafael, habiéndonos puesto un tren especial para ir a visitar la fábrica, para demostrarnos que esa fábrica no debería ser molestada por el zapatismo - porque ellos lo temían -, en virtud de que esa fábrica proporcionaba trabajo a millares de individuos que vivían allí. Estuvimos nosotros en la fábrica y la vimos funcionar; yo no la conocía, así es que ni un solo momento el zapatismo atacó a la fábrica de San Rafael. Quiero hacer esta aclaración porque constantemente se está atacando al zapatismo como de salvaje.

El C. Paz: ¿Me permite una aclaración? Yo no sólo estuve en la fábrica de San Rafael en la época en que la Convención estuvo en México, sino que estuve en San Rafael cuando los carrancistas amagaban la plaza de San Rafael precisamente, y en esa época la fábrica estaba perfectamente bien, en perfecto estado; quiero decir que si la destruyeron, no fueron los zapatistas, sino los carrancistas.

El C. Serrano Gustavo P.: Yo no tengo empeño en demostrar si fue el zapatismo o algún otro "ismo" el que destruyó la fábrica, absolutamente, señores, y creo a los compañeros. Lo cierto es que alguno de los "ismos" o alguna otra facción cualquiera destruyó la fábrica y que por esto no pudo seguir trabajando para producir la celulosa, que ahora se trata de producir con una nueva fábrica. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Avilés Uriel.

El C. Avilés: Ciudadanos diputados: Se ha venido bordando mucho sobre esta cuestión de las contribuciones al papel, alegando como punto principal que se perjudicaría la industria nacional. Yo, por mi parte, creo que no recibirá tal perjuicio la industria nacional, porque, en verdad, son tan pobres nuestras industrias nacionales, que es verdad también que esta industria poco tiene de nacional, puesto que la mayoría de las materias primas no son materias nacionales las que se emplean, sino toda es materia extranjera.

El C. Serrano Gustavo P., interrumpiendo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Avilés: Yo no voy a permitir una interpelación al ciudadano ingeniero, porque yo le pedí una interpelación y usted no me la concedió.

El C. Serrano Gustavo P.: Le dije a usted que en seguida que terminara el ciudadano Moreno, que se la permitiría.

El C. Avilés, continuando: La verdad es que va siendo esto chocante, lo de las interpelaciones y más interpelaciones. Yo lo que voy a expresar aquí es si se le puede dar el nombre del fruto de experiencia adquirida, no precisamente al través de esos espejismos de que están pletóricos los hombres que se dicen llamar de talento y que han pasado la mayor parte de su vida como ratas de sacristía metidos dentro de una biblioteca hurgando a este autor y hurgando al otro, (Risas.) yo voy a hablar aquí con la experiencia que dan los hechos reales, con la experiencia que dan los hechos del momento. Voy a demostrar, señores diputados, cómo la industria nacional nuestra es tan pobre, es tan carente, está tan carente de iniciativa, que basta, para que conozcan los ciudadanos diputados esta cuestión, con que afirme este solo hecho que les voy a referir: Saben los ciudadanos diputados que existe aquí en el país una fábrica de llantas para automóvil que tiene por nombre la fábrica Peltzer, etcétera, etcétera. Esta fábrica Peltzer, como consta a todo el que haya tenido la oportunidad de verla de cerca, esta fábrica Peltzer no tiene de nacional, óiganlo bien, ciudadanos diputados, en las materias primas que emplea más que el agua... (Risas.) Es lo único, y, sin embargo, el Gobierno, para proteger a esta fábrica, que nada más es nacional por el agua que consume, ha gravado la introducción de llantas con un cinco por ciento, con una cuota de un cinco por ciento para que puedan entrar las llantas extranjeras al país: ¿Luego dónde está la industria nacional, ciudadanos diputados, dónde está el perjuicio que se hace a esta industria nacional?

El C. Serrano Gustavo P., interrumpiendo: ¿Me permite contestar muy brevemente?

El C. Avilés, continuando: No permito nada, ciudadano. Hace mucho tiempo que se ha venido bordando sobre la cuestión del papel, porque no es la primera vez que se trata en esta Cámara el asunto del papel, no es la primera vez, digo, que los hombres interesados en los asuntos de San Rafael vengan a levantar la voz aquí en contra de que se quiten los impuestos a la cuestión del papel, es decir, a la introducción del papel. En la otra Legislatura, ciudadanos diputados, se trató también este asunto y no se argüía como cosa principal el que quedara sin cuota de ninguna naturaleza la introducción del papel, el que se perjudicaba a la fábrica de San Rafael. Esta fábrica de San Rafael, señores diputados, y en esto me refiero a los conocedores en la materia, se sabe perfectamente que a esta fábrica de San Rafael, le queda como mínimum en el negocio de papel, anualmente, alrededor de un millón de pesos... (Voces: ¡Más de un millón!) más de un millón de pesos; este millón, salido precisamente de la pequeña industria de impresores y de papeleros, y de todo esto sale ese millón de pesos. Yo creo, y este es mi criterio, que debemos establecer la libre introducción del papel, pues de este modo se obligará a esos propietarios de la fábrica de San Rafael a que puedan hacer papeles baratos, que puedan dar papeles baratos, porque precisamente abriendo las puertas a la entrada del papel extranjero, se obligaría a la fábrica de San Rafael a que baje el precio de su papel. Cuántas veces va uno en busca de una resma de papel, ya sea para periódico o para cualquiera otra cosa de uso y se encuentra uno con que no hay papel, así le contestan, hasta en la Parsons, como en la National, como en cualquier otro expendio de papel. No es cierto, como se dice, que la fábrica de San Rafael produzca el papel necesario para hacer frente a la necesidad del país, y si es verdad que esta fábrica hace frente a todo ese

consumo, también es verdad que oculta mucho de su papel para subir día a día los precios.

El C. Serrano Gustavo P., interrumpiendo: Están bajando.

El C. Avilés, continuando: Ahora están bajando, ciudadano Serrano, precisamente porque ellos han visto que se ha comenzado a tratar con esta Representación Nacional; pero el día en que nosotros digamos que es de gravarse el papel extranjero, a partir de ese día vería su señoría cómo tendrán que subir sin miramientos de ninguna naturaleza, tendrán que subir el precio del papel... (Voces: ¡Desde antes comenzó la baja!) Porque estos ya eran vientos que circulaban por todas partes, ciudadano Serrano, de que tendría esta Cámara que tratar la libre introducción del papel. Es un solemne disparate, ciudadanos diputados, que un libro en la actualidad, una novela cualquiera, una novela de poco ingenio alcance el precio de dos cincuenta, tres pesos. Yo digo a ustedes, señores que se preocupan por ilustrar al pueblo ¿cómo se va a ilustrar ese pueblo cuando un libro no está al alcance de nadie y muchas veces ni el que tiene un sueldo de cinco pesos o seis pesos diarios, porque él no puede distraer de ese sueldo cuatro, cinco o tres pesos o dos cincuenta, que es lo menos que cobran los libreros por un libro, no de un autor de renombre, sino de otro, sino de autores de poca significación? Y ya cuando se trata de un autor de renombre, de un autor de significación, va uno y se acerca al librero y por cualquiera obra le pide diez, quince, veinte, treinta pesos. Que lo digan en la cuestión de libros de medicina, de ingeniería, de arquitectura y de todas esas obras, que no están al alcance del estudiante. Un estudiante de medicina no puede adquirir esa obra, un libro de esos, porque va y le piden una gran cantidad por una antropología, o por otro libro de cualquiera otra materia, va y le piden veinticinco, treinta o cincuenta pesos, cosa que no está al alcance de ese estudiante. Yo me admiro de estos señores profesionistas que dicen que se han quemado las pestañas estudiando, resolviendo problemas de alta trascendencia, que no hayan descendido a los bajos fondos, porque allí es donde se aprende la verdad seca y desnuda. Vuelvo a repetir que esos cubiles de sacristía donde nada más se van a inspirar, no precisamente en el medio en que se vive, sino que van a buscar citas de Julio César, van a buscar citas de este autor y de otro, para venir aquí a rebatir un punto sobre cuestiones de papel...

El C. Serrano Gustavo P.: Usted fue el que citó a Julio César ayer.

El C. Avilés: El ciudadano Serrano viene aquí con mucho desplante y nos dice que Sonora es una Jauja en asuntos de enseñanza. Dice que allí se consumen dos millones de pesos en compra de libros para ilustrar al pueblo.

El C. Serrano Gustavo P.: Yo no he dicho eso.

El C. Avilés: O en cuestión de instrucción pública.

El C. Serrano Gustavo P.: Eso sí.

El C. Avilés: Perfectamente bien; que se consume allá esa cantidad de dinero para la instrucción pública y que apenas si el dos por ciento de los habitantes de Sonora son los que no saben leer ni escribir. Y el ciudadano Serrano está muy equivocado. El que ha leído, que vuelvo a repetir, ha estado siempre encerrado entre cuatro paredes, donde están abastecidos de libros por todos lados, indudablemente que no se ha de haber encontrado con un autor, y me van a permitir que comience a citar también algo de autores. (Risas.) Porque ya me están contagiando. (Risas. Aplausos.) Día a día no se puede venir a esta tribuna sin venir a traer la cita de este autor y el otro. Pues yo citaré una referente a la que acaba de decir el ciudadano Serrano, de que no es Jauja Sonora en cuestión de enseñanza. Dice este autor, y permítaseme que no vaya yo a reproducir fielmente lo que él dice, porque quizá no pueda pronunciar con la dicción necesaria el nombre de este autor; y si es que yo yerro en eso, pido perdones a esta Asamblea, porque apenas estoy iniciándome en eso de venir a decir citas en esta tribuna. (Risas.) El antropologista Max Jener, ¿he dicho bien?, en su libro "Las tribus aborígenes de América", dice que Sonora tiene entre sus tribus a los seris de la isla de Tiburón, que corresponden a la edad de piedra y que practican la escatofagia..... (Risas, Aplausos.) Este es uno de esos autores que quizá habrá leído usted, que ha hecho esa crítica sobre lo que es la instrucción en Sonora. Ya ve usted que no es todo color de rosa.

El C. Serrano Gustavo P.: ¿Me permite que le conteste?

El C. Avilés: Después vendrán aquí a contestar a esta tribuna los que quieran contestar. Esta crítica conste que no es mía, sino que es crítica de un autor que está reconocido como uno de los autores mejores en la materia de antropología; no es crítica mía, sino única y exclusivamente la he traído a colación para que el compañero Serrano se le quite un poco ese amorcillo al torruño y de querer, como yo también le tengo amor al mío, de querer opacar a otras entidades federativas en lo que se refiere a instrucción. Demostrado esto, ciudadanos diputados, yo sigo insistiendo en que si debemos dejar la libre introducción del papel, porque hoy mismo si tomamos en consideración lo que cuesta un cuaderno escolar que se vende al precio de cinco, diez, veinte o veinticinco centavos, veremos que no está al alcance muchas veces de los padres que están en malas condiciones para poder hacer frente a los gastos que reclama la instrucción de sus hijos; ¿qué la fábrica de papel se perjudica? Pues es la mayor mentira que han venido a sostener aquí los que han estado sosteniendo que sí debe gravarse el papel. En nada se perjudica la fábrica de papel de San Rafael, al contrario, se le obligará a esa fábrica a que modifique su sistema de trabajo, a que haga una modificación completa en todos los órdenes de su trabajo para así poder hacer la competencia al papel que venga del extranjero. Yo creo, señores, que el mejor medio de proteger a la industria es no estancarla, porque eso de tener tarifas proteccionistas de la industria nacional, no permite la obra de la competencia; es estancar, perjudicar a esas industrias y no es protegerlas de ninguna manera, al contrario, es perjudicarlas. Se ha visto ya esto, ciudadanos diputados, en el terreno de la práctica y también lo voy a demostrar con otra clase de industria, no con la del papel. Cuando en el país había la libre introducción

del calzado americano, que no estaba tan gravado como en la actualidad lo está, entonces se vió cómo comenzó a florecer la industria nacional y cómo comenzaron a llegar máquinas para simplificar el trabajo en la fabricación de zapatos, y de ahí nació precisamente que el industrial Zetina hubiera establecido una fábrica con todos los adelantos modernos en el país; de ese modo se protegió la industria nacional y hoy, que también se ha venido gravando el calzado americano en un precio altísimo de introducción, se ha visto que el industrial Zetina y todos los otros industriales se han venido estancando ya en esa industria, no han buscado el modo de fabricar los zapatos a un precio más barato, en darles otra forma más adecuada, en darles otra presentación mejor, precisamente porque ellos cuentan con la impunidad que les dan esas tarifas proteccionistas. El día que no se grave la introducción del calzado americano, se verá cómo se obliga al industrial Zetina y a los otros industriales en el ramo, a que presenten mejorada la fabricación de su calzado, a que introduzcan nuevas máquinas y adelantos modernos para así hacer frente a la competencia que les venga de fuera. Esto es proteger la industria y no querer protegerla en la forma en que pretenden los señores que defienden que se deje libre la introducción del papel. No hace muchos años, señores diputados, pues todavía en 1913 el papel para periódico en resumen no alcanzaba más que un precio de $3.50 a $4.00, pero entonces no estaba gravada su entrada, era libre en el país, y de ese modo vino el abaratamiento del papel. Ahora, desde que se comenzó a gravar la entrada del papel, esto no se hizo para favorecer los intereses que pudiéramos decir de la industria, de los hombres que trabajan en esa industria, del pueblo que trabaja en la industria. No porque el pueblo que trabaja en esa industria, es decir, el productor, sigue percibiendo los mismos miserables sueldos de un peso, de cincuenta centavos, de setenta y cinco centavos. Lo que se ha hecho ha sido proteger no a la industria, sino a los industriales, a los dueños de la industria. ¿Por qué la fábrica de San Rafael deja arriba de un millón de pesos de utilidad líquida anual? Es una respetable suma la que deja a los dueños de esa industria; lo que les reditúa el capital invertido allí es una enorme cantidad, es decir, que ya se ha pagado el capital invertido allí y todavía ahora, sobre el capital y sobre los réditos de ese capital, tienen una entrada muy respetable, que nunca se han preocupado por repartir parte de esas utilidades entre los que trabajan en esa industria. Luego por ninguna circunstancia se perjudica a la industria nacional del papel en el país; se perjudicará en algo - y en eso sí estoy de acuerdo-se perjudicará en algo a los industriales, porque entonces no percibirán las cantidades que hasta la fecha están percibiendo por ese concepto, por el concepto de ganancias.Yo creo, ciudadanos diputados, que nosotros debemos desechar la proposición presentada por la Comisión, para que ésta se reforme en el sentido de que no han de ser gravados los papeles de ninguna clase ni de ninguna naturaleza, sino que siquiera por este año, porque sería un año de prueba, porque entonces veríamos cómo los del contra teníamos razón en sostener esto, porque esto significaría poner a prueba a las industrias papeleras del país, veríamos si eran capaces de ser verdaderos industriales o no.(Aplausos.)

Este sería un año de prueba para ellos, veríamos si estarían al alcance de cumplir con el cometido que tienen de dar papel al país a un precio enteramente razonable no en la forma en que se vende en la actualidad.Y olvide una libretita que acabo de adquirir en una papelería, que no estaba compuesta sino arriba de cincuenta hojas, y esa libretita me costó setenta y cinco centavos. ¿A qué precio señores diputados, puede adquirirse, tomando como base el precio de esa libreta, el papel? Pues indudablemente a un precio exagerado que no está al alcance de muchos. Ahora, la hoja de papel se vende al detalle, va uno a cualquiera parte a comprar una hoja de papel y no se la dan en menos de dos centavos y hasta cinco, y si va uno a la papelería, como esas que están por la Avenida de Cinco de Mayo o a cualquiera otra papelería, pide uno cien hojas de papel, y hay papel que se permiten el lujo de venderlo por cien hojas hasta a dos cincuenta. El papel enteramente corriente que se extiende la tinta al ponerla en él, lo dan a setenta y cinco, cincuenta y sesenta centavos. No, señores diputados; nosotros debemos de poner a prueba a los capitalistas de la fábrica de papel de San Rafael, porque si en verdad tiene algo de nacional, como son los montes que han venido explotando sin ton ni son, sin repoblarlos, sino, al contrario, robando las riquezas nacionales sin volver a repoblarlos, pues eso será lo único que pudiera considerárseles en la obra nacional, porque han venido perjudicando a los intereses nacionales. Tienen ustedes la prueba al canto: Que algunos de los que se han dedicado a estudiar cuestiones de por qué las presas de Necaxa no tienen agua bastante para producir fuerza al Distrito Federal y adonde esas plantas de Necaxa producen fuerza, precisamente sostienen que uno de los principios principales de la falta de agua en ese lugar había sido la tala inmoladora que habían hecho de los montes en mucha parte estos señores de las fábricas de San Rafael.

El C. Serrano Gustavo P., interrumpiendo: ¡No!

El C. Avilés, continuando: Usted dirá que no, ciudadano Serrano, pero éste también ha sido un juicio de esos hombres que, como muchos, van y se encierran dentro de una biblioteca a hurgar; ha sido esa una de las opiniones que dieron sobre este particular. Yo creo, ciudadanos diputados, que nosotros debemos desechar el proyecto de la Comisión para que este se presente reformado en el sentido de que el papel no ha sido gravado, porque ella misma sostuvo en la discusión anterior de esta ley, que se gravaría con cinco centavos el papel y ahora resulta que este papel lo viene gravando con diez centavos. Nosotros debemos - vuelvo a hacer hincapié sobre este asunto- poner a prueba a la fábrica de San Rafael, que es la industria de más importancia en cuestiones de papel en el país, para ver si realmente es una industria nacional. (Aplausos.)

El C. Castillo Nájera: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

- El C. Trejo Francisco:No debe atribuirse ningún pecado a la Comisión, porque ya con toda

claridad dijo que las modificaciones obedecen al hecho de haber emprendido un estudio más serio de este problema. Yo desafío a cualquiera de los compañeros para que digan si cuando se presentó este problema tenían siquiera nociones de lo que era la industria papelera, de lo que podía significar la importación de este artículo. En estas condiciones no debe hacerse el cargo a la Comisión, después de haberse esforzado por hacer acopio de datos, de que venga con el convencimiento de su proceder honrado, a presentar un proyecto de reformas en el sentido en que pide a la Asamblea que sea aprobado. (Aplausos.)

El C. prosecretario Ramos Esquer: Habiendo transcurrido la hora reglamentaria, por acuerdo de la Presidencia se levanta la sesión y se cita para la tarde a las cinco (2.10 p. m.)

Presidencia del C. VASCONCELOS EDUARDO

(Asistencia de 126 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 11.33 a. m.: Se reanuda la sesión.

El C. secretario Barragán: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.

"El C. Lorenzo Aguila comunica que, con fecha 26 de noviembre, cesó en su cargo de gobernador interino del Estado de Colima, por entrega que hizo del poder al ciudadano gobernador constitucional." - De enterado.

"El C. Miguel Alvarez García comunica que con fecha 26 de noviembre volvió a encargarse del Poder Ejecutivo del Estado de Colima." -De enterado.

"El C. diputado José de J. Aguilar, secundado por numerosos ciudadanos representantes, presenta una iniciativa con el fin de que en el Presupuesto de Egresos se establezcan dos partidas de $10,000.00 cada una para la reconstrucción de la carretera de Tepatitlán de Morelos a Guadalajara, y de las Cuestas de Tepatitlán y de Arandas, y de la carretera de Atotonilco el Alto a Ocotlán, Estado de Jalisco."-A la Comisión de Presupuestos y Cuenta. (La iniciativa de referencia a la letra dice:)

H. Asamblea:

El subscripto, diputado por el 8º. distrito del Estado de Jalisco, ante vuestra soberanía, respetuosamente expongo:

Que una de las necesidades cuyo remedio es de toda urgencia en dicha región, la constituye el mal estado de sus carreteras: La que une la ciudad de Tepatitlán de Morelos con la capital del Estado, hace varios años que se halla intransitable, no habiendo sido suficientes los esfuerzos que, en diversas ocasiones han hecho, tanto las autoridades como algunos vecinos de Tepatitlán, que han contribuído con sumas en efectivo para reconstruirla, por ser mayor la cantidad necesaria para dejarla en buen estado.

Siendo la ciudad de Tepatitlán una de las más importantes de Jalisco, sufre, por razones que juzgo por demás señalar, verdaderos y graves perjuicios, sin poder utilizar la carretera de referencia.

En iguales condiciones se encuentra la ciudad de Atotonilco el Alto, debido a que, por falta de elementos pecuniarios, no se han podido reparar las partes de carretera conocidas por Cuesta de Tepatitlán y Cuesta de Arandas, que actualmente están casi en desuso con sensible perjuicio para el comercio entre Tepatitlán, Arandas y Atotonilco el Alto; ni se ha podido reparar la carretera de esta ciudad a Ocotlán, dando por resultado que año por año se pierda, por no poder exportarse, el 50 por ciento de la cosecha de naranja, principal elemento de vida en el municipio de Atotonilco.

Debo advertir que, si bien es cierto que hay un ramal del ferrocarril entre Ocotlán y Atotonilco, su servicio es y ha sido en extremo deficiente, ya que nunca ha podido facilitar ni siquiera la mitad de los carros indispensables para sacar la fruta, con real trastorno económico para dicha ciudad. Y este mal se remediaría únicamente poniendo en estado de uso, tanto las mencionadas cuestas como la carretera de Ocotlán.

Por las razones anteriores, ruego a esta H. Cámara se sirva aprobar el siguiente proyecto de decreto:

Unico. De la suma que se vote para la apertura y conservación de caminos, en el año de 1922, destínese la cantidad de diez mil pesos para la reconstrucción de la carretera de Tepatitlán de Morelos a Guadalajara, y la cantidad de diez mil pesos para la reconstrucción de las cuestas de Tepatitlán y de Arandas y la carretera de Atotonilco el Alto a Ocotlán, en el Estado de Jalisco.

Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados.- México, 2 de diciembre de 1921.- José de J. Aguilar.

Hacemos nuestro el anterior proyecto de decreto - Pablo H. Sánchez. - A. Valadez Ramírez. - Manuel Rico G. - F. Ramírez Luque. - R. Romero. - F. de la Peña. - Custodio Valverde. - S. Rodríguez López. - Arnulfo Portales. - Ignacio Luquín. - J. M. Velasco. - C. Pichardo. - J. Macías Rubalcaba. - Leopoldo Estrada. - F. N. Solórzano. - José Maqueo Castellanos. - Francisco Ramos Esquer. - J. Joaquín Silva.-A. Aillaud.-Víctor del Pino.

Telegrama procedente de "Huimanguillo, Tabasco, diciembre 2 de 1921.

"Cámara de Diputados.

"Atentamente solicito esa H. Asamblea, con dispensa de trámites, goce de dietas, quince días licencia, tiempo necesario llegar esa.-Fernando Aguirre."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Concedida.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de peticiones:

"H. Asamblea:

"Para su estudio y dictamen paso a esta la. Comisión de Peticiones, por acuerdo de vuestra soberanía tomado en sesión del día 14 de los corrientes, el escrito que con fecha 10 de este propio mes envió la señora Rosa Acuña viuda de García, en el que pide se le conceda una pensión por los servicios que prestó a la patria su finado esposo, el general Lorenzo García.

"Encontrando la subscripta Comisión que la solicitud de referencia está en forma legal, no tiene inconveniente en proponer para su aprobación a esta H. Asamblea, el siguiente punto de acuerdo:

"Pase a la Comisión de Guerra que corresponda, la solicitud de pensión de la señora Rosa Acuña viuda de García."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D.F., a 16 de noviembre de 1921.-A. P. Gasga.-E. L. Céspedes.-L. Zincúnegui T."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

- El mismo C. secretario: Continúa a discusión la Ley del Petróleo.

El C. Castillo Nájera: Pido la palabra para rectificar hechos.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Castillo Nájera: Ciudadanos representantes: El que ahora va a tener el honor de dirigiros la palabra había militado hasta hoy en el bloque de los silenciosos, porque conceptuaba que mejor cumple con su misión un representante que asiste asiduamente a todas las sesiones desde que principian hasta que terminan, votando serena, consciente y acertadamente en los asuntos que se ponen a debate, que los que vienen con demasiada frecuencia, como lo hacen ciertos diputados, a quitar la atención de esta Asamblea con cosas frívolas y baladíes.... (Voces: ¡Nombres!) Hay muchos, Como antes dije que hasta hoy había militado en el bloque de los silenciosos, no puedo, sin embargo, menos que levantar mi voz en esta ocasión para rectificar ciertos conceptos vertidos en la sesión de esta mañana por el ciudadano representante Uriel Avilés. En efecto, con motivo de que el ciudadano Serrano afirmó que el Estado de Sonora ocupaba el primer lugar en materia de instrucción, habló el ciudadano Avilés y se permitió dirigir frases que son notoriamente injuriosas para los sonorenses. Creo de mi deber, como representante que soy de Sonora, rectificar esos conceptos y voy a hacerlo nada menos que con la estadística en la mano a fin de que se vea que las afirmaciones del ciudadano Serrano son ciertas. Ruego a la Secretaría certifique si son ciertos o no los datos estadísticos a que voy a dar lectura. La estadística a que me voy a referir es la "Estadística Nacional Escolar Primaria", publicada por el "Boletín de la Universidad", Dice así: "Número total de escuelas en el Distrito Federal, 454. Número total de escuelas, entre oficiales y privadas, en el Estado de Sonora, 365. Distrito Federal, número de alumnos que concurren tanto a las escuelas oficiales como a las privadas, 102,639. Estado de Sonora 36,255. Total de maestros en el Distrito Federal, entre escuelas oficiales y privadas, 2,805. Estado de Sonora, 959. Inversión en el sostenimiento de la educación, escuelas oficiales en el Distrito Federal, $3.284,238.39. Estado de Sonora, ... $1.986,746. Se invirtieron en el Distrito Federal en el sostenimiento de escuelas oficiales y privadas, $4.154,808.59. Sonora, $2.115,486.00. Por ciento de la población en las escuelas: Distrito Federal, 14'27; Sonora, 13'78". Por esto se ve que el primer lugar lo ocupa el Distrito Federal y el segundo Sonora. Y hay que ver que el año pasado Sonora ocupaba el primer lugar en la República y aun estaba encima del Distrito Federal, sino que debido al estado de penuria en que se encuentra actualmente dicho Estado, ha tenido que reducir el número de escuelas. Ve, pues, el ciudadano diputado Avilés cómo son totalmente falsas las afirmaciones que se permitió asentar en esta tribuna con respecto al Estado de Sonora que, pésele a quien le pesare, está por encima de todos los Estados de la República en materia de instrucción primaria. (Murmullos. Siseos. Voces: ¡No es cierto! ¡Veracruz! ¡Jalisco! Desorden. Campanilla.) Sí, señores, el Estado de Sonora envía un 14 por ciento de su población a la escuela, al paso que hay Estados de la República que no envían ni el uno por ciento. El Estado de Michoacán, del que es representante el ciudadano Avilés, ocupa el 23 lugar en materia de instrucción, entre los Estados de nuestra República. En el Estado de Sonora, señores, no se fabrican ni médicos, ni abogados, ni ingenieros; solamente hay escuelas normales para profesores y para profesoras; no habrá allí hombres que se puedan titular pozos de ciencia, pero sí hay muchos profesores y están perfectamente bien remunerados. La institución "Cruz Gálvez", creada por el ciudadano general Plutarco Elías Calles, es una institución que honra y da prestigio a cualquier gobernante. No existe en la República ninguna otra institución de la índole de la citada en donde desde hace siete años se educa miles de huérfanos de la revolución, que de otra manera hubieran ido a dar su contingente a los prostíbulos, a los presidios y a los hospitales. Hoy, debido a la creación de esa institución, "Cruz Gálvez", Sonora puede orgullecerse de tener la primera institución similar en la República. El decantado provincialismo sonorense no existe y buena prueba de ello es que el Estado de Sonora envía cuatro representantes a esta Cámara y de esos cuatro representantes sólo uno es sonorense, el ciudadano Serrano. ¿En dónde está pues, el decantado provincialismo del Estado de Sonora? (Voces: ¡Pero en ferrocarriles!) ¿Qué de extraño tiene, entonces, que en los actuales momentos plétora de sonorenses ocupen puestos en la administración pública? No hay nada extraño: Son los más aptos y eso es todo. (Risas. Voces: ¡Ah!)

El C. Aillaud, interrumpiendo: ¿De cuándo es la estadística?

El C. Castillo Nájera, continuando: Los datos contenidos en la estadística que leí corresponden del 1º. de enero al 30 de junio del año actual. (Voces: ¡Allí está lo malo!) He tenido la paciencia de escuchar muchas vaciedades y vanalidades que se vierten en esta tribuna, y ahora ustedes tienen la obligación de escucharme, porque vengo a rectificar hechos... (Desorden.)

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: ¡Moción de orden! Es visible que la Asamblea no está guardando la corrección debida y que es un deber de la Presidencia, como director de los debates, imponer compostura. Suplico atentamente al ciudadano presidente que haga que la Asamblea guarde la compostura debida al orador. (Campanilla.)

El C. Castillo Nájera, continuando: El ciudadano diputado Avilés se permitió decir que porque en Sonora existen los seris, todos los habitantes de Sonora van a ser como ellos. La tribu de los seris cuando tuvo su mayor apogeo, apenas si contaba con dos mil individuos; actualmente casi ha desaparecido, no llegando los componentes ni a ciento cincuenta. Cierto que esa tribu era de lo más abyecto, y los mismos historiadores sonorenses no han tenido empacho en confesarlo; ¿pero socialmente, qué significa la existencia de los seris en Sonora? Nada. (Voces: ¡Son animales!)

El C. Morales Juan Angel, interrumpiendo: Una interpelación.

El C. Castillo Nájera, continuando: Un momento. Voy a permitirme leer un fragmento de una obrita para que se vea que ni a los propios sonorenses les da vergüenza confesar el estado de abyección en que vive esta tribu. "De todas las tibus de indios que se conocen en Sonora -dice Velasco en sus noticias estadísticas-, apenas habrá otra más grosera e inculta que la de los seris. Son hombres perversos hasta lo sumo; viciosos sin ejemplo en la embriaguez; sucios hasta lo infinito, y acérrimos enemigos de los blancos.

"Esta tribu, que antes llegó a tener hasta dos mil almas, hoy apenas llegará a unos cuatrocientos. Su dialecto es gutural y difícil de aprenderse.

"Andan generalmente desnudos, pues todo su vestuario consiste en un pellejo de alcatráz envuelto en la cintura. La cara la tienen pintada o rayada de firme y no usan calzado de ninguna clase. Se mantienen de la caza, de la pesca y de algunas yerbas y frutas del campo.

"Son de elevada estatura, delgados, de ojos negros y muy vivos y de color bronceado como los demás indios. Las mujeres son altas también, delgadas y tan desaseadas como los hombres. Visten también de pieles de alcatráz, con las que hacen una especie de túnica, con que se cubren desde la cintura hasta las rodillas. Lo demás del cuerpo lo traen descubierto completamente."

En materia de fanatismo, señores, quisiera que estuviera presente el ciudadano diputado Avilés para decirle que durante siete años en el Estado de Sonora no hubo un solo cura, y que actualmente hay solamente treinta y dos eclesiásticos en todo el Estado, al paso que en el Estado de Michoacán hay tres obispos y cientos de eclesiásticos en las ciudades como Zamora, Uruapan y Morelia. En el Estado de Sonora, para que se vea que existen centros de cultura donde se reúnen personas conscientes puedo decirles, como prueba, que existen logias masónicas en Guaymas, Hermosillo, Navojoa, Nogales, Cananea y Agua Prieta. Sonora nunca ha tenido la indignidad de tener un gobernante analfabeto como hay muchos Estados en la República que han llegado a tener esa indignidad. (Voces: ¿Cuáles Estados?) El de Hidalgo, por ejemplo, y lo digo porque lo sé. Mucho tendría que aprender el resto del pueblo de la República de los habitantes del Estado de Sonora en tratándose, por ejemplo, de democracia. En Sonora las ideas democráticas revisten verdadera saña; pero una vez terminadas, todo el mundo se somete y se da el caso frecuente en la renovación de los ayuntamientos, que unos y otros partidos que han contenido durante las lides democráticas, se fusionan y forman una sola manifestación, cosa que ya quisiéramos ver en la capital de la República. En fin, señores, consecuente con mi idea de no quitar más el tiempo a esta Representación Nacional, voy a terminar. He distraído sólo vuestra atención, porque he creído de mi deber venir en defensa de mis comitentes vilmente calumniados por el ciudadano diputado Avilés. (Aplausos. Siseos.)

El C. secretario Barragán: Continúa a discusión la Ley del Petróleo.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Gandarilla. (Voces: ¡No está!) No encontrándose en el salón el diputado Gandarilla, tiene la palabra en pro el ciudadano Arce.

El C. Arce: Señores diputados: Como no se trata en estos debates de hacer discursos, y he notado con verdadera complacencia el elevado nivel que ha tomado la discusión, oyendo la serenidad y el buen juicio tanto de los oradores que sostienen el pro como de los distinguidos miembros de la Comisión, me considero obligado, como todos los demás representantes, a dar mi opinión en un asunto tan importante como éste, una opinión lisa y llana, sin rodeos y sin galanuras oratorias de ninguna clase. En este concepto, voy a procurar ser muy breve, porque aunque creo que no debemos omitir ninguna discusión acerca de este problema de vital importancia, sí debemos procurar que todas aquellas cuestiones que substancialmente no afecten al fondo de la ley o que marchen en concordancia con el espíritu de la Constitución pasen no sin debate, pero sí haciendo la discusión lo más breve que sea posible. Dos problemas importantes ocupan la atención de esta Cámara, y son la resolución pronta y eficaz de los presupuestos y la Ley del Petróleo, ambas leyes importantes; pero en mi concepto, salvando el honor y el decoro de la Representación Nacional que tiene vinculada en la cuestión de los presupuestos algo de amor propio, algo muy importante y muy trascendental, como es su decoro y su buen nombre, considero que aunque los presupuestos tienen una trascendencia que todos reconocemos, la tiene aún mayor la Ley del Petróleo bajo un punto de vista, por un sólo aspecto, porque en el caso de que no llegaran a expedirse los

presupuestos, cosa que no espera ninguno de los señores representantes, sin duda por la necesidad, por la fuerza de las circunstancias habrá un organismo, habría otro poder que llenara este vacío, esta deficiencia, y habría de todas maneras presupuestos, porque en este caso, aun contra la voluntad, aún contra el criterio de la Representación Nacional, tendríamos que volver sobre nuestros pasos con toda pena y tendríamos necesariamente que volver a recurrir al procedimiento y a los sistemas anteriores de conceder facultades al Ejecutivo para llenar una misión que nosotros únicamente debemos llenar, que nosotros tenemos la obligación de llenar; en tanto que con la Ley del Petróleo sucede que si nosotros no apresuramos en todo cuanto sea posible la discusión de este asunto llevándolo a un carril fácil, a un carril sensato, a un carril ligero de manera que aunque no se evite la discusión, pero sí procurando hacerla lo más fácil que sea posible, si no llegamos a expedir esta ley dentro del periodo ordinario de sesiones de esta Cámara, indiscutiblemente todos los Estados interesados y la nación misma, todas las diputaciones de los Estados interesados en este asunto, se verían seriamente perjudicadas, porque no habría ninguna otra forma de expedir esta ley.

Así pues señores diputados, creo que debemos de poner todo nuestro esfuerzo y toda nuestra buena voluntad por llegar a la conclusión definitiva en este asunto, procurando dentro de la Ley Orgánica, que se conserve firme y puro el espíritu del precepto constitucional. Es verdad que hemos perdido el tiempo en este asunto, y debemos lamentarlo sinceramente. Yo no puedo explicarme a qué débese esa pérdida de tiempo; pero sí conviene a este respecto, indiscutiblemente, hacer algunas aclaraciones. Más de un año, sin duda alguna, hace que las comisiones oficiales de la Cámara pusieran el mayor empeño la mayor dedicación, todos sus esfuerzos y buena voluntad en el estudio de este problema del petróleo, y en esas comisiones estaban representados todos los elementos constitutivos de la Cámara como elementos políticos, es decir: Lo mismo había representativos del bloque Social - Demócrata, que elementos representativos del Partido Liberal Constitucionalista. Quiero conceder, y es la verdad la mayor dedicación y la mejor buena voluntad a todos los miembros integrantes de las comisiones del Petróleo, y creo, porque lo han repetido insistentemente en esta tribuna, que pusieron todos los medios a su alcance por llegar a condensar en su estudio primitivo o en el proyecto inicial que formularon, todo el esfuerzo de sus trabajos, allí estaban condensados los estudios y la observación tanto de los miembros del Partido Liberal Constitucionalista representados en la Comisión, como los del bloque Social - Demócrata. Sin embargo sucedió que cuando llegó el momento de la discusión, no estaban unificados los criterios. El estudio primero, el anteproyecto primitivo de las comisiones del Petróleo, evidentemente que no fue del agrado de los representativos del bloque Liberal Constitucionalista, y surgió desde entonces el primer síntoma, alguna señal evidente de que habría conformidad; y como en todos los casos que se han presentado en este asunto, los miembros de las comisiones en lo general han estado anuentes y bien dispuestos a hacer toda clase de aclaraciones y explicaciones, hasta llegar a una conclusión racional, equitativa y enteramente conforme con los principios...

El C. Moreno Jesús Z., interrumpiendo: Pido la palabra por una moción de orden.

El C. presidente: Aun cuando en estos momentos no se está violando ningún artículo del Reglamento, se concede la palabra al ciudadano Jesús Z. Moreno.

El C. Moreno Jesús Z.: Muchas gracias, señor presidente. Mi moción de orden, aun cuando a juicio de su señoría no se está violando el Reglamento, consiste en lo siguiente: Con motivo de la discusión de la Ley del Petróleo, a moción unánime de esta Cámara, se llamó al ministro de Industria y Comercio, para que en el momento oportuno pudiera ilustrar a la Asamblea. Sin duda alguna que, debido a sus ocupaciones o a que no tiene conocimiento, cosa que no es posible creer, hoy no ha venido el señor ministro de Industria y Comercio. Mi moción consistía en suplicar o en sugerir a su señoría la conveniencia de que se hiciera la invitación al señor ministro Zubaran, en obvio de presentar una proposición concreta, con el objeto de que en el momento en que los ciudadanos representantes deseemos intervenir en el debate, podamos ocurrir a su autoridad. De manera que le pido a usted perdón por haber hecho uso de la palabra no habiendo realmente desorden, sino haciéndole una súplica, si se quiere en forma ecónomica, para que en este debate haya toda la información necesaria.

El C. presidente: Atendiendo a la moción hecha por el ciudadano Jesús Z. Moreno, la Presidencia se permite indicar a la Oficialía Mayor que participe al ciudadano ministro de Industria y Comercio que en estos momentos se discute la Ley del Petróleo. Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Arce.

El C. Arce, continuando: A propósito de este asunto, señores diputados, y aprovechando esta ocasión, quería hacer las aclaraciones que iba sucintamente indicando, y decía que las comisiones, mostrando en aquella ocasión, es decir, cuando todavía estudiaban los primeros proyectos o anteproyectos de su dictamen, mostraron el mismo decidido afán, el mismo decidido propósito de no arraigarse de una manera determinada en hacer cuestión de amor propio las ideas que ellos hubiesen obtenido aun por esfuerzo y estudio personal; pero en el momento en que deberán comenzarse los debates de esta cuestión en el seno de la Representación Nacional, fue cuando entonces los ciudadanos representantes concedieron, como era natural y debido, la mayor importancia a la cuestión, mayor no en sí misma, mayor por la oportunidad y por la necesidad de entrar de lleno el estudio del asunto. Entonces, sin duda alguna, los representantes del bloque de Partido Liberal Constitucionalista, que tienen algún punto de vista particular en el asunto, consideraron que no era aceptable para ellos el anteproyecto o proyecto primitivo de las comisiones y surgió desde entonces una abierta y clara manifestación de espera de tiempo. Todavía en el periodo extraordinario se trató aquí de que pudiera estudiarse el proyecto del petróleo, para darle alguna resolución, y tampoco se pudo entrar de lleno al debate de esta cuestión tan trascendental y tan

importante. Ya en el periodo ordinario de sesiones surgió por parte de los bloques, no sólo del Partido Liberal Constitucionalista, sino del bloque Social-Demócrata, la necesidad de estudiar separadamente o en unión de las comisiones oficiales de la Cámara este problema tan importante. Tuvimos también la oportunidad, y digo tuvimos, porque tuve el honor de formar parte, aunque muy humilde, entre los miembros que fueron nombrados por el bloque Social-Demócrata para el estudio de este asunto; tuvimos oportunidad, digo, de conocer que en el seno de las comisiones se habían estudiado no solamente las ideas, los proyectos de los miembros de las comisiones, sino algunos otros proyectos que habían llegado a poder de las comisiones. Entre esos proyectos, algunos también del Ejecutivo de la nación. Como resultado de las pláticas que se suscitaron para llegar a una condensación o aclaración de determinado punto de vista en este asunto, se determinó algo realmente práctico en obvio de tiempo y para ganar mejor el resultado del trabajo, es decir, se llegó a designar comisiones por parte de los bloques de la Cámara para que, unidas a las comisiones oficiales de la Cámara se llegara a formular un proyecto que fuera en general aceptable para la mayoría de la Representación Nacional. En este trabajo estuvimos por un espacio de tiempo, si no recuerdo mal, aproximadamente de dos meses; allí tuvimos la oportunidad de oír el clarísimo criterio del señor licenciado Vasconcelos, las frases expresivas y terminantes del licenciado Pérez Gasga, los proyectos de los miembros de las comisiones, el criterio atinado de Ollivier, los razonamientos jurídicos de Rama, a todos se les escuchó con el mayor entusiasmo, se les escuchó con la mayor atención, y es muy digno de hacer notar que en todas aquellas discusiones cordiales entre representantes de distintos bloques y de las comisiones oficiales de la Cámara, no hubo nunca ni la más insignificante diferencia, más que en todo aquello que fuera los puntos de vista de la cuestión legal y del problema jurídico que se planteaba entonces. Con el mayor espíritu de amplitud y con el mayor liberalismo, con el más amplio criterio, se fue discutiendo este asunto hasta legar, casi puede decirse, a formular un proyecto en el que estuvieran conformes las mayorías, por no decir la unanimidad de los representantes de las comisiones de los bloques y los miembros de las comisiones oficiales de la Cámara. Sien embargo, hubo algo inesperado, y no quiero decir esto por hacer alusión en alguna forma que pudiera ser con ánimo de mortificar siquiera, porque nunca ha sido mi ánimo ese; pero digo que surgió algo inesperado para todos nosotros, que en el momento en que se terminaba, cuando ya se llegaba al término de los trabajos y se llegaba a la conclusión de presentar un proyecto definitivo, los representantes del Partido Liberal Constitucionalista, no creo yo que oficialmente, no lo sé, pero sí los representantes del Partido Liberal Constitucionalista vinieron entonces con un nuevo proyecto distinto al mismo que el bloque del Partido Liberal Constitucionalista había presentado y distinto al mismo que el Partido Liberal Constitucionalista había deseado llevar a la discusión.

Este nuevo proyecto se apartaba por completo absolutamente, salvo en algunos lineamientos generales, del plan fundamental o del eje substancial tomado como base para el estudio y aprobación del proyecto general de las comisiones dictaminadoras. Como era de esperarse, no solamente por lo extraño del asunto, sino también porque éste venía a interrumpir los trabajos en un asunto tan trascendental y tan importante como éste, que el estudio que el proyecto, no por malo, no por defectuoso, por deficiente, sino sin entrar ni siquiera a estudiarlo a fondo, se resolvió por la mayoría de las comisiones que no fuera tomado en consideración. Pues a pesar de todo esto, ciudadanos diputados luego que las comisiones presentaron oficialmente a la Cámara su dictamen, todavía un distinguido compañero nuestro, el ciudadano diputado Israel del Castillo, presentó como voto particular suyo aquel dictamen, aquel proyecto que se había presentado después de la discusión en lo general del proyecto de las comisiones. Parecía que esto no podía tener ninguna importancia; pero, sin embargo, tenía esto que yo quiero apuntar a la consideración de la Representación Nacional y aun de los distinguidos compañeros nuestros que han intervenido tan directamente en los debates de este asunto, para que se vea que, aunque de buena fe, aun con la mejor intención y con el más recto propósito, se pudo causar un mal o un daño, que es tiempo de corregir. Un mal o daño que esto pueda causarse en ese punto, consistente, como dije antes, en que alargados los debates por cuestiones, no diré personales, porque me consta y lo declaro franca y solemnemente, que en este asunto ni los distinguidos miembros del Pélece han tomado este asunto por criterio puramente personal, yo creo que sinceramente todos han dado su contingente con la mejor voluntad, con el mejor deseo de abordar de lleno el problema del petróleo y sacar del seno de la Representación Nacional una ley lo más juiciosa y lo más consciente que sea posible; pero sí es verdad, y debemos reconocerlo, que por muy buena que sea la voluntad que se tenga en esta discusión, si nos vamos apartando poco a poco, por esta causa o por esta razón o por este otro pretexto indispensablemente vamos difiriéndola y sin darnos cuenta llegamos a alargar los debates, y pudiera darse el caso que ya he apuntado, que llegará el término de nuestros trabajos en este periodo y no pudiéramos expedir la Ley del Petróleo, con lo cual causaríamos un grave daño a la nación y un grave perjuicio a los Estados más directamente interesados en este asunto. Las comisiones, señores, en concepto de la generalidad de las personas que han tratado en el seno de la Representación Nacional estos asuntos, han presentado, refiriéndose en particular al artículo 5º., un dictamen, una proposición no solamente muy aceptable, sino digna de la aceptación unánime de la Representación Nacional. Las comisiones han sido, no digo radicales, creo que radicalísimas en este asunto; pero por lo que de pronto se ha bosquejado ya en los primeros debates sobre esta cuestión, se ve que desde luego hay iniciados o expuestos tres radicalismos; aquí en la Representación Nacional, señores diputados, o todos somos o todos queremos ser o todos nos llamamos radicales, y todos, dentro de nuestro criterio, queremos exponer y presentar el mayor y más avanzado radicalismo, y por eso cualquiera que viene a la

tribuna a presentar exposiciones en esta Ley del Petróleo y a defender sus puntos de vista, no hace más que insistir y decir que el suyo es el radicalismo que debe imperar en el fondo de la ley, y digo que hay tres radicalismos: El radicalismo de las comisiones oficiales de la Cámara; el radicalismo que hoy se nos presenta de los comisionados del Partido Liberal Constitucionalista y el radicalismo de su señoría el señor diputado Avilés, que ligeramente indicó, o apuntó, es el radicalismo extremo, llevado hasta lo último, para que conservemos todo absolutamente, pretendiendo asentar y asegurar que el espíritu, que el criterio del artículo 27 de la Constitución es eminentemente radical, tan eminentemente radical que no quisiera él, dentro de esa opinión y de su criterio, que se respetaran los intereses creados. El radicalismo de las comisiones tal como lo plantea en el artículo 5º. que presenta al estudio de la Representación Nacional, y el radicalismo de los representantes de la Comisión del Pélece, entre estos dos radicalismos hay mayor semejanza; pero hay una distinción especial que ahora se nos ha presentado y a la cual quiero referirme, aunque sea brevemente, y voy a referirme en términos generales al tratar de la discusión en lo particular que nos ocupa ahora, respecto de la fracción I del artículo 5º. Lo que está en lo particular ahora es la fracción I del artículo 5º. presentada por las comisiones, que dice así:

"No quedan sujetos a denuncio:

"I. Los terrenos amparados por contratos - concesión otorgados por el Gobierno federal con autorización del Congreso para fines expresos de explotación de petróleo, con anterioridad al 1º. de Mayo de 1917, contratos que continuarán en vigor en todo lo que no pugne con los preceptos constitucionales y las disposiciones de esta ley."

Esta fracción I, concordándola con el final del mismo artículo 5º., que se refiere al mismo asunto, dice que:

"Los beneficiarios en los casos de las tres fracciones anteriores, declararán en el término de un año, a contar de la expedición de esta ley, la porción de terreno que deseen dedicar a la exploración y explotación de petróleo, pagando sobre esa porción los impuestos respectivos, y quedando libre la excedencia no declarada."

Y el proyecto que presentan los señores diputados comisionados por el Partido Liberal Constitucionalista, es el que figura en esta hoja impresa que todos los diputados conocen ya. Antes de entrar al estudio en lo fundamental de esta fracción I, debemos referirnos, aunque sea brevemente, al artículo 27 de la Constitución, para conocerlo en su espíritu; aunque este es un asunto tratado ya también con mayor amplitud y bastante suficiencia por los oradores que han intervenido en este debate, quisiera yo hacer notar mi insistencia en un punto de vista, y es aquel que se refiere precisamente a las divergencias de opinión o a los distintos radicalismos que se han presentado a la Representación Nacional, es decir, la retroactividad del artículo 27 constitucional. Yo, señores diputados, como todos, sin duda alguna, los señores diputados en este Congreso, profeso el criterio firmísimo de que en materia constitucional, en cuestiones fundamentales, no importa absolutamente nada la retroactividad, todos aquellos preceptos fundamentales, y lo son todos los de la Cruz Magna, que se refieren a cuestiones de interés público o a interés general, o a cuestiones fundamentales que interesen vivamente a la nación, no importa la retroactividad, es decir, no solamente no importa la retroactividad, puede existir sin que se vulnere con eso ningún principio jurídico ni de orden moral, porque por encima de todas las consideraciones, por encima de todas las reglas jurídicas debe estar y está consagrado en nuestra mente, en nuestro espíritu, el bienestar nacional y el interés público. Por esta razón admitimos en lo general que en los preceptos constitucionales no importa ni tenemos que estudiar si existe o no la retroactividad; puede existir siempre que el Constituyente quiera consagrar en los principios que fundamentan la Constitución la retroactividad, pero debemos estudiar si el Constituyente, si el propósito del Constituyente fue que el artículo 27 de la Constitución tuviera en realidad efectos retroactivos. No pudo haber pasado desapercibido, no podía haber pasado desapercibido para el criterio de los constituyentes, la grandísima importancia que el artículo 27 tendría en la práctica, y evidentemente no podían tampoco haber pasado por alto la grande importancia que debería tener este asunto al discutirse en la Representación Nacional para calcular el punto de vista de si este precepto debería tener o no carácter retroactivo. Indiscutiblemente desde entonces se consideró que los intereses creados que había que lastimar o que herían eran tan fundamentales, tan importantes, tan arraigados y tan fortalecidos que no podía menos que considerarse de suma importancia este precepto, y si la Constitución de 17 define claramente que la carta fundamental no debería tener aplicación sino desde el lº. de mayo, desde la fecha que señaló en su artículo transitorio e hizo una excepción importantísima en relación a los problemas fundamentales que se trataron en el Constituyente sobre cuestión de tierras y no hizo excepción de ninguna clase en materia del petróleo, no se refirió, como excepción, a los principios fundamentales consagrados en el artículo 27 de la Constitución. Luego lógico y natural es, y no sólo natural, sino por conveniencia nacional debemos admitir y aceptar, si no es esta la verdad absoluta y cierta, que el Constituyente no tuvo el propósito de dar carácter y efecto retroactivo al artículo 27 de la Constitución. Si, pues, no tuvo el Constituyente el propósito, por lo menos, claro y perfectamente definido, de que se dieran al artículo 27 constitucional todos los efectos retroactivos, que la mayoría, que el más rojo radicalismo quisiera en beneficio de la nación, no encuentro yo por qué nosotros ahora, planteada la cuestión después de tanto tiempo, teniendo nuestro abono, en nuestro favor mil y mil circunstancias e incidentes que se han presentado de entonces a hoy, no entiendo por qué habremos de insistir en que sin que lo prescriba de un modo terminante y expreso la Constitución, viniéramos a darle efectos absolutamente, descarnadamente retroactivos al artículo 27 constitucional. Y en este punto celebro muy de veras que, tanto las comisiones oficiales de la Cámara, como los representantes del bloque Social-Demócrata y los representantes del Partido Liberal Constitucionalista

estemos todos de acuerdo acerca de este particular, porque el radicalismo rojo y descarnado apenas si se ha apuntado muy ligeramente en el seno de la Representación Nacional, porque creo que en realidad el artículo 27 no nos exige más de lo que las comisiones han presentado en su estudio, y creo que en realidad como he dicho antes, las comisiones todavía se han pasado algo más de lo que el espíritu constitucional quisiera. Al aceptar el principio de no retroactividad del artículo 27 de la Constitución, no quiere decir en manera alguna que admitamos lisa y llanamente todos los derechos consagrados, ni todos los intereses creados antes de la vigencia de la Constitución y precisamente en eso está, en este punto de vista radica especialmente la dificultad del asunto; en la atingencia de la resolución de este problema por parte de la Representación Nacional depende el éxito positivo y seguro en la práctica de la ley reglamentaria que se expida. En materia de petróleo ya se ha dicho repetidas veces que las leyes mineras anteriores a la Constitución fueron las que vinieron en cierto modo a torcer el derecho nacional consagrado desde su origen por las leyes primitivas y sancionado por la costumbre y por la jurisprudencia nacionales. Se ha censurado mucho, como un acto anticonstitucional y como un flagrante hecho de exceso de facultades de parte del congreso que expidió aquellas leyes, el consagrar entonces un principio enteramente distinto del que se había sostenido hasta entonces. Yo no quisiera llegar hasta ese extremo; yo quiero apuntar desde luego un principio o una teoría que consiste en que aquel que es dueño de la cosa no usa mejor de la cosa que abusando de ella, es decir, que quien es dueño de una cosa, de un bien o de un patrimonio, la mejor prueba de la libre y absoluta disposición de la cosa o de su patrimonio, es disponer de ella con la mayor amplitud. Según este criterio, si la nación antes de que aquella ley planteara el problema en ese punto, tenía un derecho claro e indiscutible sobre el subsuelo y sobre las materias contenidas en el subsuelo, y alguna vez que la ley minera consagró o, mejor dicho, dió la facultad de que los superficiarios o propietarios tuvieran o pudieran explotar el subsuelo y aprovecharse de determinadas materias, en nada absolutamente afecta esta concesión al principio mismo fundamental del derecho absoluto e inalineable de la nación sobre el subsuelo. Y del mismo modo que en una ley sin que hubiera, ni premio ni recompensa ni pago, hizo una concesión gratuita a los superficiarios para explotar el subsuelo en determinada superficie, una ley posterior de la misma Representación Nacional pudo en cualquier momento quitar aquello que gratuitamente y libremente había concedido, sin que por esto se llegara a violar ningún derecho. Pero las comisiones oficiales de la Cámara acerca de este punto han sido bastante amplias y han aclarado enteramente la cuestión. El artículo 27 constitucional, al consagrar el respeto del problema del petróleo, el principio de reversión, o sea el de recuperar lo que antes había concedido, aunque en principio no vulnere derechos adquiridos, indiscutiblemente en la práctica, en la ley reglamentaria deben ponerse tales disposiciones que no lleguen a atacar aquellos derechos que libremente se hubiesen adquirido. Bajo el imperio de las leyes mineras anteriormente se decía que los superficiarios adquirieron derechos, expectativas de derecho y únicamente aquellos que llevaron a la realidad, a la práctica, aquellas facultades consagradas en la ley fundamental de hecho y en la realidad llegaron a obtener en su patrimonio verdaderos derechos adquiridos, es decir, que si conforme a las leyes mineras, los superficiarios tenían el derecho de hacer exploraciones y explotaciones, especialmente en lo relativo al petróleo, únicamente aportaron a su patrimonio como propiedad suya, como derecho real y positivo, aquellos que ejecutaron obras, que invirtieron capital, que consagraron trabajo en todas estas fuentes de adquisición, para convertir los derechos que les daba la ley, o sea las expectativas de derecho, en verdaderos derechos adquiridos,o en verdaderos intereses creados. Por consiguiente, es lógico suponer, y así admito yo el dictamen de las comisiones que limitándose a respetar únicamente aquellos intereses o derechos verdaderamente creados y convertidos ya en algo material y positivo, da el patrimonio de los superficiarios, y desconociendo absolutamente todo lo demás, se conserva puro absolutamente el espíritu del precepto constitucional. Indiscutiblemente que lo debates en este artículo 5º. han de ser tan importantes, como que éste es el artículo fundamental de la ley, pero no reviste tanta importancia esta fracción I, sino que la discusión y los debates serán más substanciales, más importantes todavía en las otras fracciones que habrán de discutirse, por que en realidad , en la fracción I no se ataca de lleno el problema, sino que se refiere al primer punto de vista a un aspecto de la cuestión acerca del cual todos nosotros estamos enteramente de acuerdo: Derechos adquiridos. Los derechos adquiridos pueden obtenerse, o por particulares, y en este caso de la fracción I, por la nación, es decir, de la nación con el Estado mismo. La fracción I se refiere precisamente a los intereses creados, a los derechos adquiridos al amparo de concesiones y contratos otorgados por el Gobierno, derechos adquiridos, intereses creados al amparo de la fe que debemos tener todos en la palabra de la nación, en las promesas de la nación; por eso digo yo que en realidad, en el fondo, esta fracción I no reviste una gran importancia, ni debemos darle toda la amplitud que se le ha querido dar al debate, porque insisto en decir que sería peligroso que los fuéramos prolongando indefinidamente.

Antes de las leyes mineras, durante las leyes mineras, y después de la promulgación de la Constitución de 17, es el Estado el mismo soberano y para mí nunca ha dejado de tener la absoluta soberanía sobre el subsuelo. Es el mismo principio que se consagró en la fracción I. Los contratos celebrados por el Gobierno cuando era soberano, antes de las leyes mineras, durante las leyes mineras y hoy, tan soberano como lo consideramos nosotros bajo el imperio de la Constitución de 1917, ¿tiene acaso un valor distinto? ¿La fe de la nación, la palabra del Gobierno, el contrato celebrado con toda solemnidad de la ley, con todas las sanciones del Congreso, tenían entonces mayor valor, tienen hoy menor valor o es como debe ser en la realidad, bajo la fe de la nación y de la soberanía que en verdad tenían entonces y hoy el mismo

valor y el mismo efecto? Este es el caso de la fracción I: Se trata del contrato-concesión otorgado por el Gobierno. El punto de vista que se ha traído a vuestra consideración ahora es el siguiente: Que a esos contratos-concesiones otorgados por el Gobierno en lo que se refiere a esta fracción que estudiamos, se les concedió como un reconocimiento de los derechos adquiridos, el plazo de diez años, pudiera ser de quince, de veinte o de cinco; se refiere nada más que a un plazo, es decir, que estos contratos por haber sido otorgados por el Gobierno nacional antes de tener en cuenta tal vez toda la importancia y toda la gravedad y trascendencia del asunto del petróleo, se concedieron por plazos más o menos largos que hoy pueden ser considerados como perjudiciales; pero no es ese el punto de vista; ¿es que hoy estudiamos en las mismas condiciones y bajo el criterio de la Constitución, y bajo el imperio de la ley, que tratamos de expedir? Yo creo que el Estado será siempre soberano con las mismas facultades de celebrar contratos y concesiones, y entonces los contratantes y concesionarios tendrán el perfecto derecho para preguntarse si esta Representación Nacional, si este Gobierno nacional, por esto o por lo otro, no quiso respetar aquellos contratos que la nación misma otorgó entonces, ¿cómo es posible que demos fe absoluta a sus protestas, y a sus solemnidades y a sus contratos, si entonces arbitrariamente disminuye el plazo que en aquellos se había concedido? Es claro que por cualquiera circunstancia, en virtud de una ley posterior, vendrán también a disminuirse o a acortarse los plazos que en las nuevas concesiones o contratos se otorgaren y eso sencillamente creo que es en contra del decoro nacional, tanto más, que en el fondo no veo yo que haya o que exista alguna razón fundamental, alguna razón de peso en que se nos pueda convencer de que es conveniente, no solamente conveniente, absolutamente necesario, poner esta restricción que se propone, no veo yo la necesidad. Las comisiones, en cambio, a pesar de que se les acusa de falta de radicalismo en este asunto, señalan solamente un plazo de un año, como indican en uno de los incisos últimos del artículo 5o., diciendo que los beneficiarios en los casos de las tres fracciones, incluyendo la fracción I, o sea el contrato-concesión, declaren en un término de un año, a contar de la expedición de esta ley, la porción de terreno que deseen dedicar a la exploración y explotación de petróleo,... etcétera.

Entre dedicar o señalar o fijar en el proyecto de las comisiones solamente un término, un plazo de un año para que dentro de él los beneficiarios hagan las manifestaciones de las extensiones de terreno que deseen dedicar a la exploración y el otro proyecto que señala diez años para el ejercicio de estos derechos, es verdad que aunque con la limitación que ellos indican de que todos los beneficios que estén consagrados en los contratos-concesiones se entienden únicamente por el plazo de diez años, pero de todas maneras en realidad fija un solo año para sujetarse a los preceptos de la ley reglamentaria, en tanto que la idea que ahora se nos propone fija un plazo larguísimo para estas cuestiones, enorme para estos asuntos, un plazo de diez años, durante el cual podemos asegurar, podemos pensar sinceramente que durante este plazo de diez años estará el problema del petróleo en suspenso y tendremos por un plazo de diez años en suspenso la ejecución y el cumplimiento estricto de la Constitución acerca de estos asuntos. Yo no veo cómo pueda explicarse el menor o mínimo radicalismo de la Comisión que fija el término de sólo un año en comparación de un plazo de diez años, aunque sea para fijar el plazo para obtener los beneficios del contrato del Gobierno. Pero hay más todavía, señores diputados: Si hemos de considerar que dentro de la fracción I lo interesante y lo substancial es únicamente la consagración por parte de nosotros en la ley reglamentaria del respeto que debe tenerse a los contratos o concesiones del Gobierno nacional, tanto más con la restricción que se anota de que hubiesen sido sancionados y aprobados por el Congreso de la Unión, no veo la razón de por qué ese derecho concedido por el Estado en los contratos de concesiones no debe ser absoluto y rigurosamente respetado por nosotros en la ley reglamentaria. Hay otro punto de vista todavía, algo que es substancial, fuera de lo que sea el puro radicalismo dentro de los principios y el criterio absoluto y puramente constitucional; hay algo que puede ser un criterio de alguno y que yo profeso sinceramente. Yo creo que una de las formas, que una de las fórmulas más fáciles de consagrar la absoluta soberanía, el verdadero dominio de la absoluta propiedad de la nación sobre el subsuelo en esta materia, es el aprovechamiento por la nación del subsuelo nacional. Y el aprovechamiento consiste en obtener de estos productos el mayor beneficio. No quiero que dentro de mis opiniones se considere que elimino a los beneficiarios o explotadores de la obligación de reconocer la soberanía nacional por medio del denuncio. Esto es evidente, porque lo consagra la Constitución y lo aceptamos todos nosotros; pero no es dentro del aprovechamiento, dentro del interés, dentro de lo puramente material, lo que puede significarse como una característica, como una muestra, como una marca del verdadero dominio de la nación, como es el aprovechamiento positivo y efectivo de estas riquezas naturales, y una de las formas de aprovechar verdadera y prácticamente estos productos naturales, es sacar de ellos y obtener de ellos en cualquiera forma, ya sea por concesiones, por denuncios o por impuestos, el mayor beneficio a que tenga derecho la nación. Si hemos llegado a admitir y se ha aceptado ya como una cosa innegable, que no está sujeta a discusión en ninguna forma, el absoluto e inalienable derecho de la nación de imponer todos los tributos que crea justos y necesarios para el sostenimiento de las cargas nacionales, y en este punto debemos reconocer que el Gobierno nacional ha tenido una verdadera atingencia y ha obtenido un señalado beneficio, es decir, no solamente un beneficio, sino que ha obtenido ya un positivo triunfo al no aceptar discusión alguna, en ninguna forma, en cuanto al indiscutible derecho que tiene de imponer sus tributaciones, y en esta forma de tributaciones o de impuestos, puede obtener y debe obtener y de hecho tiene la nación los mayores beneficios de estas riquezas naturales, ¿qué mejor podríamos pedir nosotros en la práctica, que eso? Yo creo, señores diputados, que en vista de estos antecedentes, debemos considerar y aceptar

la fracción I que nos proponen las comisiones, porque, como ya antes indiqué, lo fundamental del artículo 5o., lo que es más importante, se discutirá luego; lo que con más interés habremos de escuchar nosotros de labios de los oradores del pro y del contra en este importantísimo asunto, serán los puntos de vista que se discutan en las fracciones II y III. Para aclarar más esta cuestión, quiero ir más allá, y para apoyar mi tesis no quiero insistir en la bondad de la fracción I que presentan las comisiones, sino valerme de un argumento que consiste en tomar, para rebatir, precisamente lo que presentan los partidarios de las modificaciones ofrecidas. Se nos dice en el artículo 5o. que se propone que: "No estarán sujetos a permisos de exploración ni serán denunciables, durante diez años, los terrenos concesionados legítimamente por el Gobierno federal, con aprobación del Congreso de la Unión, para fines expresos de exploración y explotación de petróleo, antes del 1o. de mayo de 1917. La nación, dentro del citado plazo de diez años, titulará en favor de los beneficiarios las porciones de estos terrenos que deseen dedicar a la explotación..."

Es decir, fundamentalmente, en pocas palabras como nos expresó con toda claridad su señoría el señor diputado Ortega ayer. Fundamentalmente quiere esto decir que todos los privilegios y derechos consagrados en los contratos de concesiones otorgados por el Gobierno antes de esta fecha, enteramente quedan reducidos para obtenerse los beneficios a un plazo único de diez años. Pues bien, señores; en las comisiones del Pélece nos dicen: No hemos sabido aquí que en el proyecto de la ley que vamos a discutir y que aprobará esta Representación Nacional, hay el propósito de que en lo sucesivo, en uso del derecho soberano de la nación, solamente se conceden concesiones, títulos y contratos por diez años. Si lo fundamental de la ley, si el espíritu de la ley, si nuestro criterio de la mayoría fue que para señalar la soberanía de la nación no concediera el Gobierno contratos ni privilegios ni títulos más que por diez años, convengo yo en que fuera lógico y racional que para no adquirir o para salvar los intereses creados, se les pusiera la misma limitación; pero si dentro del criterio de la mayoría de la Cámara, si dentro del criterio nuestro en lo general está que no cabe eso, ¿por que? Porque no habría explotadores, ni habría industriales, ni habría hombres de empresa, no digo extranjeros, que no quiero referirme a ellos, únicamente me refiero y expecialmente a los nacionales; no habría hombres de empresa, industriales o trabajadores, que fueran a acometer este trabajo, porque no habría quien invirtiera tanto dinero para una concesión por sólo diez, quince o veinte años. Y si el espíritu de la ley no puede ser, si el espíritu de la ley dentro del criterio constitucional quiere que las concesiones y contratos se tomen por diez años, ¿con qué derecho, con qué lógica vamos a decir que los contratos que antes se obtuvieron del Gobierno nacional, de la soberanía nacional, esos sí deben limitarse a sólo diez años? ¿Hay algún principio de equidad o de justicia que nos enseñe que debemos proceder de esta manera? Los contratos otorgados por veinte, cuarenta o cincuenta años, conforme a los contratos celebrados con el Gobierno nacional, otorgan ese plazo que, en una buena parte o en una mínima, o que en alguna parte sin duda ha pasado ya, y los plazos que faltan son limitados, son cortos en relación con los plazos que entonces se concedieron bajo el imperio de la ley que expidiera la Representación Nacional. Repito, pues, que si dentro del espíritu de la ley que aquí se expida, no existe el propósito, no hay la intención de limitar el funcionamiento y la soberanía de la Representación Nacional para hacerla efectiva y valedera a que los contratos y concesiones se otorguen por diez años, no puede haber ninguna razón para que respecto de los contratos anteriores, por una disposición arbitraria que aquí demos, se limiten, sin ninguna explicación fundamental de necesidad nacional o de simple lógica, a un plazo de diez años.

Presidencia del C. VIDALES AGUSTIN E.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Pérez Gasga.

El C. Pérez Gasga: Señores diputados: Creo que esta discusión se ha prolongado ya demasiado y procuraré, en consecuencia, ser lo más breve posible. Creo de mi deber aclarar al compañero Arce una explicación que hiciera en esta Asamblea, explicación que se refiere directamente a mí; y como la historia que nos contase fue incompleta, yo voy a completar.

Allá por el mes de julio o agosto, el señor presidente de la República pretendió que esta honorable Asamblea aprobase un decreto formado de dos artículos que decían, poco más o menos, lo siguiente: 1o. Se faculta al presidente de la República para que expida la Ley Reglamentaria del Petróleo. 2o. La Ley Reglamentaria que expida no será retroactiva ni será confiscatoria y procurará ajustarse al espíritu progresista de la Constitución de 17.

Algunos señores representantes del bloque del Partido Liberal Constitucionalista y algunos del bloque Social-Democrata tuvieron un cambio de impresiones con el señor presidente, y como el bloque del Partido Liberal Constitucionalista tuvo noticias de este suceso, después de estudiar el caso resolvió que no era de dar facultades al Ejecutivo para expedir de la Ley del Petróleo. En aquella ocasión fuí, compañero Arce, con el bloque del Partido Liberal Constitucionalista para comunicar al presidente de la República la determinación que él había tomado, designando a varios de sus miembros a fin de que le hiciesen presente las causas, razones y motivos por los cuales el bloque no podía dar la aprobación al decreto que se pretendía, y entonces fue cuando esta comisión, contando sólo con veinticuatro horas, presentó puntos de vista generales que debieron servir de norma al bloque para tomar la resolución; pero de esto a que el bloque aprobase un proyecto de ley definido y concreto, hay una distancia enorme. Fueron lineamientos generales, bases generales que podían servir para la discusión. De aquella comisión formé parte y, sin jactancia, puedo decir a ustedes que, a pesar del poco tiempo de que dispuso la comisión, los puntos de vista generales que tomó, bien podían servir de base para una

legislación. Claro está que esos puntos de vista generales no podían servir, ni con mucho, para presentarlos sin modificación ninguna y claro está también que estaba en nuestro deber hacer el estudio más concienzudo, más minucioso posible, a fin de traer la mejor contribución al estudio del problema. El compañero Arce, que lamento que se haya ausentado, recordará que yo, como miembro de la comisión del bloque del Partido Liberal Constitucionalista, estuve discutiendo con las comisiones precisamente este artículo 5o., y recordará también que en este artículo 5o. no nos pusimos de acuerdo. Yo que sé que estoy combatiendo con nobleza, creo que la Comisión no me dejará mentir sobre lo que afirmo y no me dejará mentir sobre que también, tratando la discusión del artículo, se nos dijo que la responsabilidad era de la Comisión oficial de la Cámara y que, en consecuencia, tomaban la resolución de presentar el artículo tal como los miembros oficiales de la Cámara lo habían presentado y no tal como nosotros lo queríamos; en aquella ocasión formaba parte de la Comisión oficial el señor Manlio Fabio Altamirano, y fue cuando yo le dije: Entiendo que estamos sobrando aquí los miembros del bloque del Partido Liberal Constitucionalista, ya que respecto de algunas cosas no nos podemos poner de acuerdo. Yo no sé si será un pecado el que hubiese dedicado mis energías y mi estudio a la mejor comprensión del problema; no sé tampoco si será un pecado el haber presentado el fruto de mi estudio a la consideración de las comisiones, yo no las culpo a ellas de que no lo hubieran podido tomar en cuenta, porque es claro que ya tenían casi acabado su trabajo y, en consecuencia, yo no podía sentirme con esto. Yo creí, he creído y sigo creyendo que mi trabajo, insignificante y modesto, puede servir cuando menos para orientar la discusión de la Asamblea; nunca fue mi propósito que ese trabajo triunfase forzosamente por la voluntad mía ni por la voluntad de los míos, sino porque contuviese la mayor razón, la mayor justicia y el mayor camino para resolver el problema. En una sesión pasada, cuando se discutió en lo general la Ley del Petróleo, yo tuve ocasión de venir a puntualizar aquí cada uno de los lugares de divergencia que existen entre el voto particular del ciudadano Israel del Castillo y el proyecto de ley de las mayorías. Sosteníamos completamente diversos puntos que deberían ser estudiados minuciosamente y analizados de la misma manera. En aquella ocasión la Asamblea estaba cansada. Yo cometí la torpeza de leer textos y más textos, que casi no se oyeron, y el sistema preconizado por mi, perdió. El sistema que yo proponía era el de que se tomase como base para la concesión para la explotación del petróleo, el pozo con una zona de protección; en aquella época me refería al proyecto de ley de 901, a los estudios hechos en 905 cuando se pretendió hacer la Ley del Petróleo, sistemas de una y otra ley que eran semejantes a los que yo proponía en mi ley.

Combatí este punto fundamental de la Comisión: la concesión por medio de fundos o pertenencias petroleras. El compañero Ollivier de muy buena fe decía siempre, que esto era un disparate, una torpeza muy grande; en fin, como eso ya no está a discusión, como la ley en lo general está aprobada, yo, con la buena fe de siempre, me meto dentro del carril de la ley general aprobada. No quiero entrar ya a lo discutido, no quiero, pues, preocuparme con el pozo con zona de protección, punto fundamental, eje de mi ley, porque ya la ley en lo general fue aprobada y yo soy consecuente de los efectos de la aprobación en lo general de una ley. Quizá el tiempo llegue a darnos razón o llegue a convencerme a mí de que en esta ocasión estaba equivocado. En consonancia con el sistema, se establecieron en el proyecto de Israel del Castillo los artículos transitorios; los artículos transitorios se basaron también en una teoría clara y exacta de lo que en nuestro concepto debe entenderse por un derecho adquirido; para nosotros el único verdadero derecho adquirido que era motivo de reconocimiento completo, absoluto, de parte de la ley, era el que se originaba de la perforación de un pozo que se estuviese explotando o que hubiese brotado antes del 1o. de mayo de 1917. La base de esta teoría es que en nuestro concepto las leyes mineras no habían otorgado al concesionario, o al superficiario, mejor dicho, más que una facultad, facultad que solamente podía ejercitar durante el tiempo que estaba en vigor la ley, y habiendo estado en vigor la ley hasta el 1o. de mayo de 1917, hasta esa época pudo ejercitar la facultad de buscar y encontrar petróleo, y el único derecho adquirido era el del que había encontrado el petróleo y había adquirido un derecho perfecto. Como consecuencia de esto, nosotros establecimos en el artículo 1o. la declaración de que se reconocía el derecho de explotar los pozos abiertos antes del 1o. de mayo de 1917 y de sacar por allí el petróleo que hubiese. Hechas estas aclaraciones, podemos entrar a hacer un pequeño estudio del artículo 5o. de la mayorías. Señores diputados, yo tengo que decir a ustedes que estoy satisfecho: bastó simplemente que nosotros presentáramos estos artículos para que la Comisión se batiese en retirada y nos presentase este artículo 5o., queriendo decir, como ha dicho, que es lo mismo que nosotros proponemos.

El C. Rama, interrumpiendo: ¡Pruebas!

El C. Pérez Gasga, continuando: Voy a analizarlo a ver si es o no es lo mismo, entonces ya estamos de acuerdo; si no es lo mismo... pues quisieron sorprendernos, y para esto yo me remito a las palabras del señor diputado Arce, a fin de que nosotros aprobásemos este artículo de la mayoría de las comisiones. Los señores diputados comprenderán que muchas veces hasta en cuestiones especulativas y científicas hay diferencias de criterio; por ejemplo, el estimable compañero Ortega decía ayer: Los derechos consagrados en los contratos celebrados por el Gobierno antes de 1o. de mayo de 1917, son derechos exclusivos. El compañero Ollivier nos decía aquí: Los derechos otorgados a la compañía de El Aguila, según un contrato que leyó, no son derechos exclusivos. Probablemente el ciudadano licenciado Aquilino Rama nos dirá, uniéndose al criterio del señor Ortega, que sí son derechos exclusivos. Y yo me voy a unir al ciudadano Ollivier y a decirle que no son derechos exclusivos, únicamente que voy a hacer un pequeño análisis de esto. Los contratos de El Aguila dicen, poco más o menos, lo siguiente: Se autoriza a los señores S. Pearson and Son, Limited, para que, por sí o por medio de las compañías que organicen, y

sin perjuicio de tercero que mejor derecho represente, pueda efectuar trabajos de exploración en las zonas federales de lagunas, ríos, albuferas, etcétera, etcétera. En el artículo 2o. dice: Se autoriza a los señores S. Pearson and Son para que, por medio de compañías que organicen, efectúen trabajos de explotación de los criaderos en las zonas que se les concedan. Uno de los últimos artículos establece este concepto: Este contrato durará en vigor cincuenta años, y en otro de los artículos se dice lo siguiente: Son causa de caducidad de esta concesión, el no efectuar trabajos de exploración durante seis meses consecutivos, el no invertir la cantidad de ochocientos mil pesos en trabajos de exploración y explotación y el no pagar los impuestos, es decir, el impuesto único, que es la participación de un diez por ciento en la producción de los pozos que perforen. Ya conocido así con claridad un contrato de El Aguila, vayamos a analizarlo a las luces de las disposiciones propuestas por la mayoría de las comisiones de la argumentación de buena fe del compañero Arce. Yo no sé si el compañero Arce insista en creer, y yo desearía que me contestase, en que el proyecto de ley de la mayoría de las comisiones respeta en todas sus partes y en toda su integridad estos contratos celebrados con El Aguila por el Gobierno de la República, y en los cuales, según su señoría, está vinculado y el decoro y la dignidad nacionales; yo desearía que usted me contestase si en su concepto el artículo 5o. de la mayoría de las comisiones respeta en su integridad esos contratos cuyo respeto exige, según usted, la soberanía y el decoro nacionales. ¿Están respetados?

El C. Arce: Sí.

El C. Pérez Gasga: Pues, señores, yo tengo que decirles a ustedes que no están respetados, y en eso me alegro que estemos de acuerdo las comisiones y nosotros. No pueden estarlo. Las comisiones dicen:

"Los beneficiarios, en los casos de las tres fracciones anteriores, declararán en el término de un año, a contar de la expedición de esta ley, la porción de terreno que deseen dedicar a la exploración y explotación de petróleo, pagando sobre esa porción los impuestos respectivos, y quedando libre la excedencia no declarada."

Y agrega que: "...podrán explotar o seguir explotando sus fundos, siempre que se sujeten a las prevenciones de esta ley y de su reglamento."

Reglamento... dice agregado con lápiz. Entiendo yo que en el proyecto de ley de la mayoría de las comisiones se especifican como casos de caducidad el no efectuar los trabajos regulares de explotación o el no sujetarse al hacer la exploración a los reglamentos respectivos. Y como en los contratos de El Aguila no existe caso de caducidad, que en esos contratos son otros distintos, resultará que el fijar para sus contratos otra causa de caducidad diversa de aquélla, ya no se respeta en sus términos absolutos el famoso contrato-concesión. Además, si durante un año están obligados a declarar las porciones que deseen conservar para la explotación y exploración, pues también no se respeta su contrato desde el momento en que, según aquéllos, tienen cincuenta años para efectuar trabajos de exploración. ¿Que cuál fue la causa de discusión entre los miembros de la Comisión y nosotros? Fue simple y sencillamente esta: Que nosotros queremos que todos estos individuos a que se refieren las fracciones I, II y III, se sienten concesionarios por virtud de concesión que da la ley con apoyo en el artículo 27 Constitucional, no que se sientan concesionarios por virtud de llamados derechos adquiridos, que se reconocen como absolutamente serios, reconocidos con toda su validez y consecuencias que la misma Comisión no está dispuesta a reconocer; por lo menos es lo que ella nos quiere decir. El compañero Arce decía que nuestro proyecto establecía un mal precedente y consagraba una injusticia, desde el momento en que establece que solamente por diez años se concede la exploración del subsuelo petrolífero. No, compañero Arce; eso es un error. Usted probablemente no fijó toda su atención en el artículo. Lo que el artículo nuestro dice, es que durante diez años podrán efectuarse trabajos de exploración y que durante ese tiempo de la exploración están obligados, no a decir qué terrenos deberán dedicar a la exploración, sino qué terrenos desean conservar para la explotación del petróleo a fin de que esos terrenos se le titulen así para la explotación del petróleo y sujeto a las disposiciones de la ley. Eso es lo que nosotros queremos, con esas aclaraciones queremos nosotros que se dé la Ley del Petróleo. Como hasta estos momentos las comisiones del Petróleo que retiraron su artículo para presentarlo reformado con una adición, no nos dicen cuál es el alcance de esa adición, yo me reservo para cuando las comisiones nos la expliquen a fin de conocer con exactitud su alcance, ya que el señor presidente de ellas nos manifiesta que no es lo que yo había entendido que querían decir en este artículo nuevo. Yo deseo saber qué cosa es lo que quieren decir, para que mi argumentación vaya más sólida y no resulte a la postre inútil. Como la única razón, como el único punto de combate al artículo presentado por la Comisión del bloque del Partido Liberal Constitucionalista ha sido la formulada por el compañero Arce y está ya contestada, y como la Asamblea debe encontrarse ya cansada con tantas explicaciones de derechos adquiridos, retroactividad, etcétera, yo no sigo ocupando más la tribuna. Tengo la creencia de que el artículo de las comisiones debe ser rechazado por las mismas causas por las que los oradores del contra lo han indicado, y espero sólo que los señores miembros de la Comisión nos expliquen todo su artículo, a fin de poder hacer algunas aclaraciones sobre el particular. Me reservo al mismo tiempo para hacer la defensa de nuestros artículos, si es que ellos tienen la suerte de entrar a discusión.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Manjarrez.

El C. Manjarrez: Ciudadanos diputados: En muy breves palabras quiero referirme, yo, que soy enemigo de los debates pasionales, a un cargo, más que cargo, a una aseveración muy poco digna del ciudadano Uriel Avilés, que esta mañana hizo en contra del pueblo del Estado de Sonora, a quien yo tengo el alto honor de representar. Yo solamente voy a concretarme a protestar enérgicamente en contra de aquel representante, o de aquellos representantes que en vez de dirigir sus dardos, como deben dirigirlos, como tienen el derecho de dirigirlos, a los funcionarios sonorenses o no, a quienes

ellos deseen atacar, lo hagan por manera poco decorosa a un pueblo, y máxime cuando este pueblo, en los momentos difíciles para la revolución, ha sabido aportar todo su contingente de sangre y todo su esfuerzo en pro de las causas libertarias, no del Estado de Sonora, sino de toda la República. Yo protesto, pues, enérgicamente contra las palabras poco decorosas y dignas que dijo esta mañana el ciudadano diputado Avilés y sólo quiero concretarme a esto para no desviar más el debate.

Penetrando a este, señores diputados, quiero que la Cámara de Diputados y que los ciudadanos diputados que están interesados en discutir profundamente las cuestiones del petróleo que se debaten en estos momentos aquí, sean lo suficientemente sinceros en sus apreciaciones y que éstas lleguen lógicamente a las conclusiones que quieran sostener. Lo digo, porque leyendo las crónicas, porque por enfermedad no pude concurrir ayer a la Asamblea, me encuentro con esto que es un tanto raro para un espíritu elevado, como es el del licenciado Ortega: El señor licenciado Ortega vino a sostener una tesis brillante, la tesis que sostienen todos los socialistas: Que el Estado, por medio de un Congreso Constituyente, en cualquier momento, sin tener en cuenta la retroactividad o no retroactividad de sus postulados, tiene el derecho de dictar las modalidades que crea convenientes para la propiedad privada y para la propiedad pública. Y, bien, señores diputados, ¿a qué venía sostener las tesis más radicales que pudieran sostenerse desde esta tribuna, si al final de cuentas el señor licenciado Ortega y todos los representantes del Partido Liberal Constitucionalista, apoyan este nuevo artículo que ellos proponen, y nos vienen a proponer algo que no es ni siquiera lo avanzado del propuesto por las comisiones? Lógico seria, señores representantes, que el señor licenciado Ortega, por virtud de su propio discurso; que el señor licenciado Ortega, por virtud de su convicción arraigada de que el Estado en cualquier momento, siempre que esté representado por un Congreso Constituyente, tiene el derecho ineludible de imprimir a la propiedad pública y privada todas las modalidades que juzgue convenientes, nos hubiera venido a sostener esta conclusión, y puesto que el Congreso Constituyente tuvo el derecho de imprimir a la propiedad del subsuelo una completa nacionalización del mismo, es justo deducir que todos los contratos - concesiones que se otorgaron con anterioridad al 1o. de mayo de 1917 están sujetos a denuncio, única condición que en el dictamen de la Comisión hay de diferencia entre los contratos - concesiones otorgados con anterioridad a 1917 y los que se han otorgado con posterioridad.

Yo, que he dicho que es necesario, señores diputados, que seamos lógicos y sinceros en nuestras apreciaciones, voy a permitirme expresar cómo considero yo que se presentan las diversas modalidades de la propiedad del subsuelo en la República Mexicana. El subsuelo, por virtud de las Ordenanzas de Minería de Carlos III, fue considerado como propiedad de la Corona, que representaba en aquellos momentos los derechos del Estado condensados en ella misma. Desde el momento en que la República Mexicana, desde el momento en que el país mexicano, en los Tratados de Córdoba, reasumió para ella, reasumió para el Estado todos los derechos que la Corona se había reservado para así, desde ese momento el Estado reasumió pleno poder sobre todos aquellos mismos derechos que la Ordenanzas de Minería otorgaban al rey; después de las Ordenanzas de Minería, en 92, 901, 909, etcétera, etcétera, vinieron nuevas disposiciones, ya en aquel período en que México actuaba como país independiente, substrayendo, señores diputados, del subsuelo el petróleo específicamente para colocarlo en las mismas condiciones de la propiedad del suelo, es decir, fuera del dominio directo del Estado. Pues bien; el Constituyente de Querétaro vino y dijo clara, resueltamente: El petróleo que se encuentra en el subsuelo de la República pertenece a la nación. Lo que quiere decir que el Constituyente de Querétaro dió nuevas modalidades a la propiedad del subsuelo y específicamente al petróleo, reincorporando a éste dentro de los postulados de las leyes que se regían por las Ordenanzas de Minería, y a esto es a lo que debemos reducirnos nosotros, por esto debemos pugnar para llegar a su realización.

El ciudadano Israel del Castillo, que con la bondad que tiene de referirse a mí, en alguna ocasión decía que el ciudadano diputado Manjarrez probablemente desearía que en esta ocasión no se nacionalizara, sino se socializara el petróleo, merece una aclaración mía. Como yo he dicho, señores diputados, que nosotros debemos ser sinceros en nuestras apreciaciones y que deben ser lógicas las conclusiones a que lleguemos después de nuestros análisis, quiero hacer un distingo de lo que yo entiendo por socialización del petróleo y de lo que yo entiendo por nacionalización del petróleo. Socialización del petroleo implicaría desde luego el hecho de que la materia prima, de que la industrialización del petróleo se pusiera de cuajo en manos de los trabajadores para que ya fuera por medio de cooperativas, o bien con el auxilio del Estado, fueran al fin y al cabo los trabajadores de los pozos petrolíferos respectivos los que usufructuaran únicamente el petróleo de la República. Indudablemente que a esta finalidad no vamos a llegar por varias razones, porque no están lo suficientemente organizadas las fuerzas proletarias del país para poder constituir una cooperativa capacitada para explotar los yacimientos petrolíferos y porque, además, el Estado tampoco cuenta con los elementos suficientes para ponerse él de hecho a dedicar sus actividades a la explotación de los fundos petrolíferos en competencia con John Bull y el Tío Sam. No, lo que se quiere es que no se pierda el principio de que el Estado es el propietario de los yacimientos petrolíferos, y lo que se concede, señores diputados, a todos los concesionarios que adquieren derechos sobre el subsuelo, es que puedan usufructuar, pero no mantener en propiedad el petróleo de la Republica. Yo desde luego me declaro nacionalista, y en este caso por imposibilidad tengo que confirmar que no vengo a sostener la socialización del petróleo, sino la nacionalización del petróleo. ¿Pero qué clase de nacionalización, señores diputados, es la que quiere la Comisión que nosotros dictemos, cuando aquí en diversos párrafos de sus artículos reformados nos dicen lo siguiente:

"Durante cinco años, contados desde la vigencia de esta ley, gozarán de un derecho exclusivo para

explorar y denunciar en sus respectivos terrenos:

"I. Los dueños de terrenos adquiridos en plena propiedad para destinarlos a la explotación del petróleo, antes del 1o. de mayo de 1917..."

El C. Romero, interrumpiendo: ¡Pero ese no es de la Comisión!

El C. Manjarrez, continuando: Precisamente por eso lo estoy combatiendo. Si, pues, se les deja el derecho exclusivo para que exploren y denuncien todo cuanto a petróleo se refiera, durante cinco años, ¿cómo es posible, cómo van a sostener los proponentes de este nuevo artículo que se nacionaliza el subsuelo? Es imposible que se considere éste como nacionalizado; al contrario, esto es venir a precisar de una manera clara, terminante, el derecho de propiedad que tienen los llamados propietarios sobre el subsuelo de la República; es desconocer en lo absoluto los postulados del Congreso Constituyente de Querétaro, que quisieron reincorporar dentro de las modalidades de las leyes mineras a todos los productos del subsuelo de la República. El proyecto de la Comisión quiso, por equidad, dar un derecho de preferencia a los actuales propietarios de terrenos; les dice: Todos aquellos que tienen propiedades en terrenos petroleros tendrán derecho de preferencia durante cinco años, a efecto de que cuando se registre un denuncio, el Estado les avisará les dará cuenta para que, si quieren hacer uso de su derecho de preferencia, puedan utilizarlo. Pero aquí, no, señores; aquí el jus abutendi, es el derecho de abuso, aquí el derecho de que si quieren abusen de que si quieren exploren, de que si quieren denuncien y si no no permiten que un tercero denuncie ni explore sobre sus terrenos. El talento de las comisiones..

El C. Del Castillo Israel, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. Manjarrez, continuando: Luego que termine, con todo gusto. El talento de las comisiones consistió precisamente, señores diputados, en presentar varias partes en que pudieran dividirse los derechos adquiridos por los actuales poseedores de la riqueza petrolífera, pero no concederles el derecho de propiedad, y no se los concede, desde el momento en que previenen lo siguiente: Todos aquellos que no se ajusten a las prevenciones de esta ley, todos aquellos que no cumplan con lo que claramente previene esta ley, están sujetos a la caducidad, y la caducidad ni aquí ni en ninguna parte del mundo significa en ningún momento un derecho de propiedad, es decir, hace el distingo entre lo que quieren decir los derechos adquiridos, los derechos adquiridos por ciertos individuos o ciertos ciudadanos o algunas compañías por virtud de leyes expedidas después de las Ordenanzas de Minería, derechos adquiridos que respetan, pero que no respetan al grado de considerarlos como propiedad privada. Y bien, ¿cuáles son las modalidades que imprime la Comisión? Pues únicamente que aquellos que obtuvieron algunos derechos adquiridos conforme a leyes expedidas con anterioridad a la Constitución de 17, no los sujeta al requisito de denuncio, y el requisito de denuncio, ya se ha repetido hasta el cansancio, no quiere decir, por ningún motivo, que sea una condición de propiedad; al contrario, el requisito de denuncio viene a ser la forma por medio de la cual los nuevos concesionarios van a obtener el usufructo de los bienes que ya se han declarado propiedad del Estado. Señores diputados: Yo creo que no debemos hacer de este estudio ni un pretexto para pronunciar aquí brillantes discursos sobre materias ajenas al debate, ni tampoco puntos de amor propio. Esto claramente demuestra que los artículos de la Comisión, tanto el que presentó originariamente como el que ahora presenta ya reformado, consagran el derecho de propiedad que originariamente concedió el Congreso Constituyente de Querétaro a la nación, y sobre ese derecho de propiedad originario de la nación viene dictando las modalidades de la propiedad ususfructuaria, llamémosla así, de los derechos adquiridos antes y después del Congreso Constituyente que tienen los actuales usufructuarios. Yo creo que esta es la manera de resolver el problema; de lo contrario, con este proyecto que nos somete el Partido Liberal Constitucionalista, nosotros destruímos el principio capital de la nacionalización del subsuelo. Ahora estoy dispuesto a contestar su interpelación.

El C. Del Castillo Israel: Pido la palabra. Decía usted, señor compañero, que el proyecto que el Partido Liberal Constitucionalista propone a la Asamblea, vulnera la nacionalización del petróleo; ha querido usted probar esta tesis en su discurso, y el Partido Liberal Constitucionalista, en su proyecto, da un plazo a los individuos que hayan creado intereses al amparo de las leyes de 84, 906 y 909, con el objeto de que durante ese plazo transformen esos intereses en derechos adquiridos. Usted dice, señor compañero, que eso no es nacionalización del subsuelo. Yo le pregunto, compañero: ¿El proyecto de la mayoría de las comisiones, marcado con las fracciones I, II y III, yo le preguntaría a usted, compañero, es nacionalizar el subsuelo el dejar eternamente a los poseedores de esos derechos involucrados en las fracciones I, II y III, puesto que nadie puede denunciar en los terrenos a los cuales ellos tienen derecho?

El C. Manjarrez: Voy a contestar. Sí es nacionalizar el subsuelo correspondiente a esas concesiones, desde el momento, compañero, en que están sujetas a caducidad, y están sujetas a caducidad por la falta de pago del impuesto, por la falta del ajustamiento de los concesionarios a las prescripciones de esta ley. Está contestada la pregunta.

El C. Del Castillo Israel: Con permiso de la Presidencia. Nosotros, señores compañeros, también vamos a sujetar a la caducidad y a todo lo radical que usted quiera, porque aquí podría yo repetirle sus palabras que emitiera en el Congreso Constituyente, que me extraña, como en lo particular alguna vez se lo dije, que usted viniera a defender este artículo 5o., que es un oprobio para los intereses de la revolución. Usted dijo en el Constituyente, cuando se discutió el artículo del Petróleo, que todo lo más radical que trajesen en ideas los señores constituyentes, la Asamblea Constituyente, lo aprobaría; que todo lo que fuese radical y ultrarradical, la Asamblea, como era ultrarradical lo aprobaría. Ya le digo a usted, señor compañero, que el proyecto del Partido Liberal Constitucionalista lleva involucrado también el que cesen las concesiones por caducidad, es decir, que caduquen

también no solamente por pago de impuestos, sino por algunas otras razones que no ha tenido en cuenta la Comisión. Yo le pregunto a usted, señor compañero: Usted sabe perfectamente bien que el único terreno genuinamente petrolero es el que tienen las compañías petroleras, que es el que defiende el artículo 5o., es decir: las compañías petroleras han acaparado a precios irrisorios, ya comprando o arrendando por cantidades verdaderamente irrisorias, porque la primera vez que llegó una compañía petrolera, el indio mexicano no sabía lo que estaba en el subsuelo, y lo vendía hasta a cincuenta centavos hectárea. Esta es la razón por la que las compañías petroleras han acaparado enorme cantidad de terreno, y en ese artículo 5o. los señores de la Comisión tienen por objeto que nadie se meta a las compañías petroleras en esos terrenos. Pero yo le preguntaría al compañero Manjarrez: Si la nación mañana, por conservar su vida, el interés de toda la nación, necesita concesionar parte de esos terrenos a un mexicano o a un extranjero, con objeto de establecer el equilibrio internacional, que será lo que nos dé la vida, yo le pregunto al compañero: Aprobando ese artículo 5o. ¿Podría la nación dar una concesión a cualquiera otra persona que no fuesen los interesados?

El C. Manjarrez: Voy a contestarle. Estoy encantado de que el compañero haya tenido la bondad, y por eso le llamaba yo bondadoso, de repetir aquel epíteto que yo efectivamente pronunciara en el Congreso Constituyente, de que yo aceptaba todas las sumas de radicalismo, pero no aceptaba las restas. Estoy encantado y me congratulo también de que el señor licenciado don Jorge Vera Estañol, una de las eminencias de los regímenes pasados, en su libro "Al margen del Constituyente de Querétaro" haya tomado ese mismo epíteto que yo pronunciara para decir que éramos unos descastados de la talla del diputado Manjarrez que decía eso; y puede creerme el compañero Israel del Castillo que yo no he cambiado del Constituyente para acá ni un ápice en mis teorías de economía social, por lo menos caminando para atrás. Yo voy caminando para adelante, voy procurando nutrir mi cerebro, y siempre me he encontrado con que mi teoría, que se condensan en el socialismo científico, es decir, en las teorías que demuestran al socialismo no como un postulado idealista de posible realización, sino como un postulado de doctrina que tendrá que realizarse, queramos, por las mismas leyes naturales. Por lo demás, puedo decir al compañero desde luego lo siguiente: cuando el Partido Liberal Constitucionalista retire este proyecto, que según lo analizara yo antes no va más adelante del proyecto de las comisiones, Cuando el Partido Liberal Constitucionalista en cambio de este proyecto me presente, o presente, por mejor decir, a la consideración de la Asamblea un proyecto en los términos concebidos por el señor Israel del Castillo, concediendo los preceptos de caducidad, quitando los derechos exclusivos que aquí se conceden a los actuales poseedores, entonces yo votaré en favor de las proposiciones del Partido Liberal Constitucionalista; pero mientras esto no se haga, yo no votaré por el proyecto del Partido Liberal Constitucionalista. Por otra parte, yo le debo decir al compañero, que efectivamente yo no creo que el proyecto de las comisiones sea insubstituíble. Yo creo que cabría muy bien (y ya también se lo había manifestado al compañero Israel del Castillo en lo particular), esa adición, la adición de que también era posible admitir el denuncio sobre los terrenos que actualmente tuviesen en su poder los actuales industrializadores del petróleo, dándoles si se quiere el derecho de preferencia o quitándoselos -a mí qué-, pero en tal caso lo que debe hacer su señoría, si está de acuerdo con el resto del artículo, es presentar esta adición y yo desde luego me brindo para firmarla, pero no como se ha hecho, presentando un artículo que es más conservador que el que se quiere rechazar precisamente por conservador. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Ciudadanos representantes: Antes de entrar de lleno al estudio del artículo 5o. de la mayoría de las comisiones, necesito hacer unas interpelaciones muy particulares a mi estimado compañero de Cámara, el licenciado Aquilino Rama. Quiero que con toda sinceridad, y con la honradez que le caracteriza, me diga si es o ha sido representante de intereses petroleros, y en caso afirmativo cuáles son ellos.

El C. Rama Aquilino: Para contestar, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Rama: Agradezco a usted, compañero Espinosa, el reconocimiento que hace de mi honradez y no tengo inconveniente, aun cuando no sería yo quien debiera decirlo, en agregar que está en lo justo el creerlo. Precisamente por el reconocimiento de mi honradez, sepa el compañero Espinosa que si yo hubiera tenido en un ápice -óigalo usted-, en un solo ápice relación con algún petrolero, no sería yo quien dictaminara en esta cuestión. Está contestado su señoría. (Aplausos.)

El C. Espinosa: Señores diputados...

El C. Rama: Voy a aclarar un poco.

El C. Espinosa: Me basta.

El C. Rama: Se trata de mi honra y tengo derecho a aclarar, compañero, creo que usted no me lo negará.

El C. Espinosa: De ninguna manera.

El C. Rama: Creo, compañero, que usted, que estuvo en la Comisión del Petróleo, será el primero en darse cuenta del desinterés, de la forma en que yo he obrado en este asunto. A usted le consta, compañero Espinosa, que yo no quise tratar - óigalo usted -, porque ni de cara conozco, para que más se entere la Asamblea, ni de cara conozco a ningún petrolero porque nunca quise recibirlos, porque nunca quise tratar con ellos; hubo una ocasión en que uno de los señores representantes de una compañía petrolera, ya presentado el dictamen en esta Asamblea, nos invitó a un banquete y sépase el señor compañero Espinosa que yo, aun pasando por grosero, aun pasando por insociable, rehusé esa invitación. (Aplausos.)

El C. Espinosa: Otra pregunta, compañero Rama. ¿Es cierto o no que usted trabaja en sociedad con el licenciado y senador Ríos, que se encuentra presente -y por eso hago esta interpelación-, o en el mismo despacho con él y si el ciudadano licenciado Ríos tiene o no negocios petroleros?

El C. Rama Aquilino: Voy a contestar: Debo manifestar que yo estuve en el despacho del señor licenciado y senador don Adalberto Ríos, nunca con el menor asomo de sociedad, nunca tuve un solo negocio, ni el más insignificante, en conexión con él. Tuvimos únicamente relaciones de vecindad, y es más, debo agregar y celebro que aquí se encuentre el señor senador don Adalberto Ríos, que hace seis meses, y solamente por excepción, una o dos veces habré puesto yo los pies en el mencionado despacho.

El C. Espinosa: Agradezco al ciudadano diputado Rama la respuesta que ha dado a mis dos interpretaciones, porque no sólo servirán para la tranquilidad de mi conciencia de compañero y amigo que le estima, sino también para que la Asamblea no vaya a juzgar mal el juicio que yo voy a hacer sobre el trabajo de la mayoría de las comisiones oficiales de esta Cámara.

Ninguno de los que hasta este momento han tratado de atacar el artículo 5o. de las comisiones o de defender el artículo formulado por el bloque del P. L. C. que lo substituye, ha entrado al fondo para marcar de una manera viva la diferencia existente entre uno y otro artículo y por lo tanto, para analizar también las virtudes o defectos de uno u otro. Yo quiero proceder con un poco de lógica y por eso me voy a permitir dar lectura a los dos trabajos:

El artículo 5o. de las comisiones oficiales dice lo siguiente:

"Artículo 5o. No quedan sujetos a denuncio:

"I. Los terrenos amparados por contrato - concesión otorgados por el Gobierno federal con autorización del Congreso para fines expresos de explotación de petróleo, con anterioridad al 1o. de mayo de 1917, contratos que continuarán en vigor en todo lo que no pugne con los preceptos constitucionales y las disposiciones de esta ley;

"II. Los terrenos en que se hubieren efectuado trabajos de explotación con anterioridad al 1o. de mayo de 1917;

"III. Los terrenos respecto a los cuales se hubieren celebrado antes del 1o. de mayo de 1917, contratos con las formalidades de ley, debidamente registrados ante la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, y con la estipulación expresa de que sería dedicados a la explotación del petróleo.

"Los beneficiarios en los casos de las tres fracciones anteriores declararán en el término de un año, a contar de la expedición de esta ley, la porción de terreno que deseen dedicar a la exploración y explotación de Petróleo, pagando sobre esa porción los impuestos respectivos, y quedando libre la excedencia no declarada.

"Los titulares de derechos en los casos de las mismas fracciones anteriores, podrán explotar o seguir explotando sus fundos, siempre que se sujeten a las prevenciones de esta ley y de su reglamento."

El artículo propuesto por nosotros dice de esta manera:

"Artículo 5o. No estarán sujetos a permisos de exploración ni serán denunciables, durante diez años, los terrenos concesionados legítimamente por el Gobierno federal con aprobación del Congreso de la Unión para fines expresos de exploración y explotación de petróleo antes del 1o. de mayo de 1917. La nación, dentro del citado plazo de diez años, titulará en favor de los beneficiarios las porciones de esos terrenos que deseen dedicar a la explotación, debiendo quedar ellos en todo caso sujetos a las disposiciones de esta ley y de su reglamento en materia de explotación, impuestos y caducidad.

"Artículo 6o. No son denunciables, y el Gobierno federal titulará: Los predios menores de 100 hectáreas en donde hubiesen perforado pozos con anterioridad al 1o. de mayo de 1917.

"Los predios de una extensión mayor de 100 hectáreas, en los cuales también se hubiesen perforado pozos con anterioridad al 1o. de mayo de 1917, podrán dividirse para el efecto de que sean titulados, en tantas fracciones cuantos sean los pozos perforados.

"En los terrenos excedentes de dichos predios, los beneficiarios gozarán de un derecho exclusivo para explorar y denunciar por el plazo de cinco años.

"Artículo 7o. Durante cinco años contados desde la vigencia de esta ley, gozarán de un derecho exclusivo para explorar y denunciar en sus respectivos terrenos:

"I. Los dueños de terrenos adquiridos en plena propiedad para destinarlos a la explotación del petróleo, antes del 1o. de mayo de 1917, cuando ese destino conste o se deduzca claramente de las respectivas escrituras de adquisición;

"II. Los arrendatarios o usufructuarios de terrenos de particulares, contratados antes del 1o. de mayo de 1917 para fines expresos de explotación del subsuelo, cualquiera que sea el nombre dado a estos contratos."

Ahora, señores representantes, vamos a entrar a un terreno en que ya es necesario; al terreno de la verdad. Con toda serenidad, sin lastimar a nadie, sin ofender a ningún compañero, yo vengo a señalar dónde está el defecto principal del artículo de la mayoría, y a decir por qué razones debe rechazarse de plano y aprobarse, en consecuencia, el dictamen propuesto por nosotros.

Desde luego, señores, hay un hecho palpable, visible, que demuestra lo deleznable del criterio de la mayoría de las comisiones oficiales. Este hecho nos lleva a conclusiones terminantes de que somos nosotros los que tenemos la razón. Los señores dictaminadores, cuyo talento somos los primeros en reconocer, sostuvieron hasta el día de ayer el artículo 5o. que aparece en el proyecto primitivo, con todo entusiasmo, y sólo cuando vieron que nosotros habíamos formulado un proyecto distinto que sería de seguro aprobado por todos vosotros, se apresuraron a modificar substancialmente aquel artículo que habían defendido con tantos bríos cuando se discutió el dictamen en lo general y cuando se discutió por primera vez el artículo 5o. en lo particular.

¿Qué demuestra esto, señores compañeros? un juego habilísimo de los ciudadanos de la mayoría de las comisiones que, por desgracia para ellos, pero por fortuna para la nación, no les a dado el resultado que se habían propuesto. El juego ha sido tan burdamente presentado, el escamoteo ha sido tan torpemente ejecutado, que está en la conciencia de todos vosotros que el artículo 5o. nuevo fue

formulado ayer mismo, cuando ya esa mayoría conocía el pensamiento y las conclusiones a que habían llegado los componentes del bloque del P. L. C., después de cinco tardes después de cinco sesiones en que se debatió amplia y serenamente punto tan trascendental. Este cambio de frente de la mayoría es, señores representantes, la justificiación más completa y más amplia de que está de nuestro lado la razón, de que somos nosotros los que estamos en lo justo, y que, por lo tanto, nuestro artículo es el único que debe votarse afirmativamente. Si no fuese así, ¿por qué esa claudicación tan violenta de nuestros apreciables compañeros de la mayoría? Si hubieran comprendido que aquel artículo que habían defendido con tanta tenacidad, tenacidad digna de mejor causa, era bueno, bien merecía el honor de haber sido sostenido brillantemente, hasta lo último, y haber caído orgullosamente defendiéndolo. Pero no fue así, sencillamente por lo que decía antes, porque comprendieron que estaban perdidos y que era necesario, como diría Uriel Avilés, revolcar la gata para presentar al fin la misma, pero revolcada. A eso equivale el cambio de la mayoría.

El C. Romero, interrumpiendo: ¡Al grano!

El C. Espinosa, continuando: Suplico al compañero doctor Romero, que use para conmigo la corrección que yo le he dispensado siempre. Cada uno de nosotros tiene, como es natural, un grado de cultura distinta, y yo no tengo la culpa de no tener las facultades oratorias del apreciabilísimo compañero doctor Romero. (Risas.) Si de suyo esta materia es difícil y la insuficiencia de todos nosotros es reconocida, téngase en cuenta esto para tratarnos con indulgencia. Yo quiero, por lo tanto, que los que han sido mis compañeros de estudio en este asunto, en el seno de las comisiones, como lo ha sido el compañero doctor Romero, especialista en el procedimiento de abrir pozos, (Risas.), sea un poco menos impaciente.

El compañero Aquilino Rama, cuyo talento como abogado he reconocido siempre; el sereno, ecuánime, estudioso y talentoso compañero Ollivier; el prudente doctor Romero, signatarios todos ellos de este dictamen, saben perfectamente bien dónde radica la diferencia fundamental del voto de ellos y el voto que nosotros sostenemos; pero mañosamente se lo han guardado y no lo han querido manifestar a la Asamblea; tócame, pues, decir dónde está esa diferencia capital.

El artículo que nosotros proponemos a la consideración de la Asamblea, no es el producto de un estudio festinado. Es un estudio serio que merece el cariño de una verdadera convicción; no es un trabajo modificable a cada momento como lo han hecho los apreciables compañeros de Comisión, sino que es el estudio meditado y sereno de cinco tardes de debates; por eso es natural, señores, que nosotros vengamos aquí a defenderlo con cariño y con entusiasmo, y más cuando se trata, para el que habla, de sostener las ideas fundamentales que están en el artículo 9o. del voto particular que tuve el honor de presentar a vuestra consideración.

La Asamblea debe saber que la diferencia esencial entre el artículo de la mayoría y el nuestro, radica en que los señores de las mayorías colocan dentro de las mismas condiciones a los contratos-concesiones, es decir, a las concesiones -propiamente hablando -, otorgadas por el Ejecutivo federal, y ratificadas por el Congreso de la Unión, a los simples contratos celebrados entre particulares; no hablo de las condiciones en que colocan a los fundos en donde se han hecho ya explotaciones de petróleo, porque en ese punto estamos enteramente de acuerdo, nuestros artículos en esta parte son iguales como una gota de agua a otra, de tal manera que la diferencia existe entre la fracción I y la relativa a la III del dictamen de las mayorías, no en la II.

Es natural, señores compañeros, que es imposible aceptar la teoría absurda de las comisiones. No pueden colocarse en igualdad de condiciones los fundos donde ya hay explotación de petróleo con los terrenos de propiedad privada, amparados por simples contratos entre particulares, cualquiera que sea su naturaleza. Esta es la diferencia fundamental. Nosotros en lugar de conceder derechos adquiridos a los que han hecho contratos entre particulares, ya sea por compraventa o por arrendamiento, aunque con la condición expresa de que se explotarán aquellos terrenos en la industria del petróleo, les dejamos un derecho preferencial por cinco años, para que una vez que se hayan llenado los requisitos legales, puedan, mediante los enteros de los impuestos respectivos, convertirse únicamente en usufructuarios del subsuelo.

Esto sí, señores compañeros, es hacer labor de nacionalismo; esto sí es colocarse dentro de un término prudente que garantice de una manera amplia los intereses de la patria.

Ya ve la honorable Asamblea cómo las comisiones no han querido poner el dedo en la llaga y han venido, en realidad, a luchar con armas innobles; nos han hablado del reaccionarismo de nuestro proyecto, cuando el único reaccionarismo positivo existe en el proyecto de la mayoría de la Comisión, porque, ¿qué cosa es aquí lo reaccionario? ¿Rechazar como derechos adquiridos los que existen en simples papeles firmados por particulares, o reconocer únicamente los que están representados en obras hechas expresamente para extraer el aceite? Yo creo, señores diputados, que esto último es lo radical, pero lo radical prudente, lo radical conveniente, lo radical razonable.

En cambio lo antipatriótico, en cambio lo retrógrado, en cambio lo reaccionario es declarar de una sola plumada que también son indenunciables o que quedan en las mismas condiciones de indenunciables aquellos terrenos sobre los cuales sólo se han hecho simples contratos entre particulares; la razón fundamental, señores compañeros, para no aceptar esta teoría absurda de la mayoría de la Comisión, es esta: Que nadie puede delegar ni enajenar derechos que no tiene. Pondré un caso concreto. El compañero Barón Obregón, por ejemplo, es dueño de una superficie de terreno petrolero. El compañero Juan Zubaran es petrolero...

El C. Zubaran, interrumpiendo: Yo soy chiclero, no petrolero.

El C. Espinosa, continuando: Bueno. El compañero Juan Zubaran es petrolero; viene y le compra o le arrienda un terreno para ser explotado en la industria del petróleo; de tal manera, señores, que el compañero Barón Obregón lo único que hace

es transmitirle al compañero Zubaran los derechos que tiene sobre la superficie, y aun cuando se lleven estos documentos a la Secretaría de Industria y Comercio a registrarlos, no pueden surtir efectos legales mientras no se hayan llenado todos los requisitos que marca la Constitución, esto es, adquirir la concesión, adquirir la concesión por medio de denuncio y, además, pagar los impuestos respectivos y obtener el título que da derecho a esa explotación.

Ya ve, pues, la honorable Asamblea, cómo resulta un absurdo aceptar la teoría, por no decir disparate mayúsculo, sustentada por la mayoría de las comisiones. No puede un particular delegar a otro particular facultades que corresponden exclusivamente a los poderes federales. Esos poseedores de la superficie sólo podrán tener derecho para explotar el subsuelo cuando hayan adquirido la concesión respectiva, y esta es la teoría sustentada por nosotros que, colocados dentro de un nacionalismo verdadero, real y positivo, venimos a sostener ante esta Representación Nacional.

Yo quiero que los campañeros Rama, Ollivier y Romero vengan con toda honradez y con toda razón a destruir, si es que pueden, este argumento que se sostendrá triunfante por encima de todos los subterfugios, por encima de todos los sofismas.

El compañero Manjarrez, siempre tan ecuánime y tan talentoso, vino lamentablemente a desbarrar a esta tribuna. El compañero Manjarrez, estoy por creer que ni siquiera supo lo que dijo.

El C. Manjarrez, interrumpiendo: Muchas gracias. (Voces: ¿Entonces dónde está el talento?)

El C. Espinosa: Dijo el compañero Manjarrez, muy apreciable amigo...

El C. Manjarrez: Le ruego me diga dónde está mi talento entonces.

El C. Espinosa, continuando: ...que el proyecto de la Comisión del P. L. C. da a los petroleros el derecho de propiedad. Yo nunca, en realidad, esperó que Manjarrez dijera esto y quedé decepcionado de que hiciera una afirmación tan rotunda y tan falsa, porque venir a hablar de propiedad tratándose de petróleo, es el disparate más grande que pueda concebir un cerebro que pasa por equilibrado. Aquí no hay propiedad de ninguna naturaleza, aquí no hay más, si se quiere, que intereses creados, que situaciones jurídicas; desde el momento en que la nación es la única dueña del subsuelo, desde el momento en que la nación tiene no sólo el dominio directo, sino algo más que el dominio directo, el dominio pleno, un dominio que no es transferible, que no puede pasarse a ningún particular, es un disparate muy grande decir desde esta tribuna que se transfiere a una compañía o a un particular el derecho de propiedad. Es un absurdo hablar de propiedad, porque la propiedad no existe tratándose de la explotación del petróleo.

El C. Manjarrez, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Espinosa: Perdóneme el compañero, no.

El C. Manjarrez: Hizo usted una alusión a mí. Una pequeña interpelación.

El C. Espinosa, continuando: Francamente, señores compañeros, por lo poco ducho que soy en el arte de hablar, lo hago tan mal, y si se me interrumpe a cada momento, convendrán conmigo en que lo haré peor. El estimable amigo Manjarrez tiene derecho de hablar cuando se hayan agotado los debates y responder a todas las alusiones personales que se le hayan hecho. Le ruego, pues, que me dispense que no le conceda la interpelación.

El compañero Manjarrez sostuvo desde esta tribuna el mismo criterio que nuestro simpatiquísimo compañero Uriel Avilés sostuvo en la tarde de ayer; el de que él es partidario de un radicalismo absoluto, de que la nación , en nombre de su soberanía, puede declarar que todos los terrenos petroleros, que todos los fundos amparados por contrato concesión, o bien por derechos ya adquiridos porque se haya extraído petróleo, son denunciables. Nosotros no, señores compañeros; nosotros no podemos pedir eso porque es completamente inconveniente, porque no llega hasta allá ni la misma Constitucón de 17, pedir tal cosa sería el ultrarradicalismo en materia de esta reglamentación del artículo 27; pero en contraposición a esta teoría de Avilés y de Manjarrez, está la de la mayoría de las comisiones oficiales. Ellas sostienen el extremo opuesto, es decir, el punto completamente reaccionario; ellas dejan a las compañías, aunque constituyan verdaderos acaparamientos de terrenos petrolíferos, con todos sus derechos algo más que de concesionarios, pero sin las obligaciones correspondientes; pretenden hacer una ley reglamentaria en la que por un lado se respeten todos los derechos amparados por contratos - concesiones, como dicen ellos, concesiones simplemente, como diría yo, porque es redundante y hasta ocioso decir contrato - concesión, porque ya se sabe que toda concesión es aquel que se hace entre el Poder federal, por medio de la Secretaría de Industria en este caso, con la compañía o el particular. Así pues, no hay razón para decir contrato - concesión. Pero estas son pequeñeces gramaticales que no vienen al caso. Decía que estos compañeros se colocan en el extremo opuesto de Avilés y Manjarrez, sobre un plano reaccionario, porque dejan a las compañías todas sus prerrogativas como concesionarias, algo más que concesionarias, mientras que nosotros, al contrario, les restringimos los derechos especiales que ellas erróneamente creen tener y las colocamos dentro de las mismas condiciones en que estarán colocadas todas las que se dediquen a la explotación del petróleo.

Esto sí es hacer labor de nacionalismo esto sí es responder a las necesidades revolucionarias que formularon el artículo 27 constitucional. Naturalmente, señores, que nosotros que sabemos lo que estamos haciendo, no venimos aquí a presentar un artículo que diga que dentro del término de un año los que tienen contratos con el Gobierno federal demostrarán las porciones de terreno que quieran explorar y, por lo tanto, explotar, en la inteligencia de que el terreno que exceda del señalado se declarará libre y se reintegrará a la nación. No, señores; esa restricción violenta la conceptuamos antieconómica. Es preferible, en lugar de ese corto plazo que no tiene razón de ser, concederle a los concesionarios diez años. De esta manera pagarán más impuestos territoriales, tendrán más tiempo para elegir la superficie y, sobre todo, no se

acelerará la producción del petróleo, que no conviene al país.

El C. Manjarrez, interrumpiendo: ¡Queda el agua salada!

El C. Espinosa Luis: Probablemente el compañero Manjarrez, al hablar de agua salada, tampoco sabe lo que está diciendo. El compañero Manjarrez debe saber que el agua salada es el asiento del petróleo y sólo sale cuando el petróleo se ha extinguido, y ningún petrolero que entienda su negocio va a estar sacando agua salada, compañero Manjarrez.

El C. Manjarrez: ¡Pero después de diez años, compañero!

El C. Espinosa Luis, continuando: Yo le pongo al compañero Manjarrez este otro caso completamente opuesto: ¿Qué diría si dentro de un año todas las compañías que tienen terrenos petroleros los estuvieran explotando? ¿Qué sería entonces de la nación? Hacer esto sería tanto como consentir en que se siguiera haciendo lo que se está haciendo ahora, que por falta de ley reglamentaria, que por falta de política petrolera definida, nadie entiende lo que es la industria del petróleo y toda esa riqueza fabulosa se está perdiendo, porque ni siquiera la aprovechan debidamente las empresas que deberían aprovecharla, y ni el Gobierno, ni el país le sacan los frutos a que tienen legítimo derecho.

Pero nosotros, señores, que sí somos radicales en el fondo, queremos ser prácticos en la forma, porque hemos creído que esto es lo sabio, que esto es lo prudente y que esto es lo patriótico.

Desde luego, señores, nosotros fijamos la situación en que quedan las compañías. El Constituyente de Querétaro, al formular y aprobar el artículo 27, lo que quiso fue revivir el derecho que tiene la nación, por medio de su soberanía, de declarar ante el mundo entero que ella es la única dueña del subsuelo; y nosotros, al hablar aquí de nacionalidad del petróleo, no hacemos más que repetir el precepto constitucional, pero lo hacemos única y exclusivamente para llevar a la conciencia de las compañías que deben sujetarse, quisieran o no, a la Constitución. Nosotros únicamente decimos que si no cumplen con la ley reglamentaria que se dará, perderán los derechos sobre el subsuelo y, por lo tanto, la superficie quedará en condiciones de ser cedida a otros concesionarios; y las comisiones, de una manera muy divertida, nos dicen lo siguiente en su fracción I:

"Los terrenos amparados por contratro - concesión otorgados por el Gobierno federal con autorización del Congreso, para fines expresos de explotación de petróleo, con anterioridad al 1o de mayo de 1917, contratos que continuarán en vigor en todo lo que no pugne con los preceptos constitucionales..." etcétera.

Resulta, señores, que esto es redundante, que esto es ocioso y que esto es disparatado. ¿Qué, cree el compañero Rama y los demás compañeros de Comisión, que puede haber una ley reglamentaria sobre el artículo 27 o sobre cualquiera otro artículo constitucional, que pugne con lo preceptos de la Carta Magna? No, señores compañeros, esto es no saber lo que se está haciendo.

Venimos, señores, a reglamentar un precepto constitucional, y todos nosotros sabemos que la Constitución en todas y cada una de sus partes es completamente imperativa y que sus mandamientos tienen que ser obedecidos e interpretados de una manera recta e inflexible. De tal manera, señores, que venir a decir que los petroleros, que los industriales del petróleo se sujetarán al espíritu de la Constitución, es un disparate mayúsculo, que no sé cómo el compañero Rama, que está obligado a saber su profesión, se atrevió a consignar semejante disparate.

Se sobreentiende, señores, que toda ley reglamentaria no hace más que subordinarse a los mandatos imperativos de la Constitución y que toda ley que no llene este requisito, ni es ley reglamentaria, ni merece obediencia de nadie, ya que entonces intervendría la Suprema Corte amparando a los que se consideraran lesionados en sus intereses por virtud de la ley reglamentaria que contraviniera el espíritu o la letra de la Constitución.

Las comisiones, o particularmente el compañero Rama, viéndose perdido - porque en realidad él ha comprendido desde hace muchos días que su artículo 5o. sería reprobado -, se ha valido de miles de recursos nada limpios, para desorientar a los señores diputados. También el muy estimable compañero Arce viene a la tribuna y nos habla solamente de la discusión de la fracción I del artículo 5o. No, compañero Arce; está discutiéndose todo el artículo en conjunto, en globo, y claro está que a los intereses de las comisiones dictaminadoras conviene que se discuta fracción por fracción, para que no se acabe nunca, para que esta Asamblea, por fastidio, apruebe los artículos de ustedes; pero yo estoy seguro que el patriotismo de todos vosotros estará por encima de todas estas susceptibilidades y que, con toda paciencia, con todo sacrificio, si es necesario, seguiréis paso a paso estos debates y que no consentiréis que este asunto sea votado mientras no esté en vuestra conciencia cuál es el lado de la conveniencia nacional, es decir, cuál de los dos dictámenes interpreta mejor la conveniencia nacional. El compañero Rama muchas veces ha venido a esta tribuna con palabras efectistas, oropelescas, a decir que el dictamen del bloque del P. L. C. es un dictamen completamente reaccionario, cuando es todo lo contrario. Muchas veces ha venido a decir que el dictamen presentado por ellos es un dictamen radical, cuando todos sabemos que tal calificativo para ese dictamen en un verdadero sarcasmo; pero es natural que ellos quieran impresionar por todos los medios que tienen a su alcance a la Asamblea. Sé que el ciudadano Rama piensa hacerme una interpelación, y me voy a apresurar a darle gusto: Quiere, como ya lo hizo con el ciudadano Israel del Castillo y porque vió que éste cayó en el garlito y se dejó, por complacencia, si no ponerse en ridículo, cuando menos ser exhibido cuando le hicieron el cargo de que su proyecto de voto particular es del ciudadano Luis Cabrera; quiere, como lo hizo ya una vez el ciudadano Rama, hacer una insinuación, que la dejé pasar por compañerismo, sin contestar como debía; quiere preguntarme si mi voto particular es obra mía o del señor licenciado De la Peña; y declaro, antes de que se me haga esa necia interpelación, que el voto particular es exclusivamente mío, desde la primera hasta la última palabra. No niego, porque es verdad, que desde hace mucho tiempo he estudiado con el

licenciado De la Peña, porque un hombre como yo, que nada sabía hace dos años de esta materia, que era un absoluto ignorante sobre el particular, tenía que recurrir a los hombres que saben, para poder aprender algo; pero esto no es censurable, ni puede significar una falta. Desde luego quiero que la Asamblea sepa de una buena vez que sí es cierto que he aprendido algo de lo que sabe el licenciado De la Peña en cuestiones petroleras, gracias a la bondad con que me ha acogido, dispensándome un cariño paternal, en cambio, no sólo no confeccionó mi voto particular, sino que ni siquiera está conforme en cuatro puntos del mismo. Esta es la mejor comprobación de que entre el señor licenciado De la Peña y el que habla hay diferencia de criterio por lo que hace a la Ley Reglamentaria del Petróleo, y si le cupiera alguna duda a Rama, hay aquí muchos compañeros no sólo del bloque del P. L. C., sino de los demás bloques, qu estuvieron presentes en la sesión en que habló el señor licenciado De la Peña y en la que él mismo declaró que, por lo que hacía al primer punto del dictamen que nosotros habíamos presentado, no estaba de acuerdo con mis ideas, así como declaró también con toda amplitud y con toda honradez que sí estaba completamente de acuerdo con mi punto de vista por lo que hace a la fracción III del artículo que ahora se discute.

El C. Rama, interrumpiendo: ¿Me permite usted una interpelación para aclarar una duda?

El C. Manjarrez: ¿Quiere usted permitirme una interpelación, ciudadano Espinosa?

El C. Espinosa Luis: Señores: He manifestado que me perjudico grandemente con las interpelaciones; pero como no quiero que vaya a creer la Asamblea que las rehuyo por miedo, con gusto acepto las dos interpelaciones: la del ciudadano Manjarrez y la del ciudadano Rama.

El C. Rama: Con permiso de la Presidencia. Señor diputado Espinosa: Usted, que ha confesado paladinamente que se inspiró, que bebió en las fuentes del señor licenciado De la Peña, quiero que, con la honradez que a usted también lo caracteriza, me diga si sabe que el señor licenciado De la Peña es el abogado patrono de todos los coyotes petroleros que hay en la República Mexicana.

El C. Espinosa Luis: Voy a contestar al ciudadano Rama. Como yo no conozco la vida profesional del señor licenciado De la Peña; como yo no sé ni qué clase de negocios tiene el señor licenciado De la Peña; si patrocina o no a empresas petroleras; como no soy socio del bufete del señor licenciado De la Peña ni estoy ligado a sus intereses profesionales, me siento completamente incapacitado para contestar, muy a mi pesar, al compañero Rama. Lo único que puedo hacer es declarar a la Asamblea que me he acercado al señor licenciado De la Peña a consultarle como hombre especializado en cuestiones petroleras, ya que durante mucho tiempo fue el jefe de la Comisión del Petróleo en la Secretaría de Industria y Comercio. Esta es la única razón por la cual tengo amistad - amistad que me honra - con el señor licenciado De la Peña; pero ignoro en lo absoluto qué clase de negocios tiene. Por lo demás, todos los apreciables compañeros saben que, efectivamente, esas son las relaciones que yo tengo con el señor licenciado De la Peña. He publicado trabajos del señor licenciado De la Peña, coleccionados en un folleto que repartí entre todos los compañeros para que tuvieran nociones de la materia; esto demuestra que es lo único que he tenido que ver con el señor licenciado De la Peña. Creo que he contestado ampliamente a la interpelación del ciudadano Rama. Ahora a usted, compañero Manjarrez. (Risas.)

El C. Manjarrez: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manjarrez.

El C. Manjarrez: Desde luego debo decirle al compañero, a propósito de algún alusión que me hizo a mí, que yo no me reconozco el talento que él me reconoce...

El C. Espinosa Luis: Gracias. (Risas.)

El C. Manjarrez: ...y que si algún talento tengo, declaro que lo he hipotecado al señor Espinosa y a los firmantes de este proyecto de los representantes del Partido Liberal Constitucionalista. Pero como probablemente el compañero no interpretó debidamente o no me supe explicar cuáles eran mis ideas sobre el artículo que aquí aparece con el número siete, le voy a hacer esta interpelación: ¿Cree usted que quede algún derecho a la nación después de consagrar este otro que dice: "Durante cinco años, contados desde la vigencia de esta ley..." Es decir, sin tomar en consideración los años transcurridos. "...gozarán de un derecho exclusivo para explorar y denunciar en sus respectivos terrenos:..." No cabe ningún otro derecho de ninguna otra persona ni de ninguna otra Entidad para explorar siquiera, menos para denunciar ningún terreno petrolífero. "I. Los dueños de terrenos adquiridos en plena propiedad para destinarlos a la explotación del petróleo antes del 1o. de mayo de 1917". Lo que yo decía era esto, lo cual viene a abundar hasta cierto punto en la tesis del compañero Israel del Castillo, que es uno de los confirmantes de su señoría. Si estos señores, como lo dice el ciudadano Del Castillo, son los que tienen la mayoría de los terrenos petrolíferos, si estos terrenos petrolíferos no se pueden denunciar ni explotar, y si, por otra parte, el proyecto de ustedes no los sujeta a caducidad ninguna, porque solamente he obtenido el ofrecimiento de que se hará así, ¿qué nacionalización queda? ¡Háganme favor! Salvo que esté yo completamente cerrado y entonces considero que ya no sólo hipotequé, sino que se perdió la hipoteca de mi talento.

El C. Espinosa Luis: Señores compañeros: Agradezco la interpelación hecha por el ciudadano Manjarrez, porque en realidad vale la pena tratar un punto que de seguro hubiera dejado sin mencionar, porque cuando se viene con la incapacidad que me caracteriza a tratar un asunto tan importante y tan nuevo y en el que ninguno de nosotros puede considerarse autoridad, es natural que se nos olviden muchas cosas. Así pues, agradezco al ciudadano Manjarrez la recordación de este punto de capital importancia. Compañero, es de nacionalismo y de un alto nacionalismo acabar con el favoritismo que ha habido, que pudiera haber entre los hombres del poder; esto, señor compañero Manjarrez, es acabar con tradicionalismos perniciosos de compadrazgos. Los que entienden algo de cuestiones

petroleras saben perfectamente que los favoritos del Gobierno, del Ejecutivo, cualquiera que sea el que lo represente, han adquirido concesiones de explotación, ya no en regiones, ya no en Estados, sino en zonas que se miden por grados, y nosotros, los que en realidad nos preocupamos por imprimir un espíritu de verdadero nacionalismo a esta ley, pero no de ese nacionalismo chocarrero de que nos viene a hablar aquí la mayoría de la Comisión, sino no de nacionalismo sano, del nacionalismo bien interpretado, que consiste en acabar con los privilegios y con los favoritismos, que consisten en hacer de los óleoductos empresas del Estado, que consiste en repartir las utilidades de los petroleros extranjeros entre la Federación, los Estados, los municipios y los superficiarios, sí, compañero Manjarrez, queremos que se acaben de una vez las concesiones inmorales y graciosas que significan acaparamiento. Desde luego, compañero, si nosotros no diésemos esta clase de preferencias, si nosotros no diésemos este derecho exclusivo por cinco años para que los dueños o los arrendatarios o los usufructuarios puedan explorar únicamente ellos y diéramos en cambio una facultad preferencial, cometeríamos un error gravísimo, porque dejaríamos abiertas las puertas a todos los compadrazgos; pondré ejemplos que llevarán al convencimiento de la Asamblea que estamos en lo justo. Si el ciudadano Vito Alessio Robles, en la California es dueño de una superficie grande o pequeña donde haya petróleo, dueño legítimo por derecho de compraventa; ¿por qué no hemos de respetarle el derecho preferencial que él tiene por encima de todos los que solicitan en aquella porción de terreno para explorar el petróleo, y concedérselo muy exclusivo para que dentro del plazo de cinco años fuese él el único que hiciera esas exploraciones ¿Yo creo, señores, que esto es honesto y que es honrado. ¿Cómo, señores, nosotros vamos a consentir todas las inmoralidades de los Gobiernos que han dado a sus generales, a sus favoritos, el territorio nacional en concesión¿ ¿Cómo no vamos nosotros a poner el remedio desde ahora? ¿Cómo yo, que pertenezco a un Estado que hace apenas cien años, que va a hacer dentro de tres apenas una centuria que se unió a México por su espontánea voluntad, pero que no está en igualdad de circunstancias a todos los pueblos de la Nueva España que formaron la Federación Mexicana desde el principio y que, por tanto, merece más respeto, pues que podrá levantarse mañana un fantasma que constituya un problema para la nación, ya que ha habido una gran lealtad, pero que puede no haberla algún día en virtud de tanto abandono que ha existido para aquella región, voy a consentir que por ese favoritismo se dé a un solo individuo la mayor parte de mi Estado? No, de ninguna manera. Por eso venimos, lo mismo los de Veracruz que los de Tamaulipas, Baja California y Sonora, a decir que los dueños de una superficie petrolera, preferentemente a cualquiera otro, tendrán derecho a denunciar esos terrenos durante cinco años: Esto es hacer labor de patriotismo y es defender los intereses de nuestros comitentes. Creo que he contestado de una manera amplia su pregunta.

El C. Manjarrez, interrumpiendo: Hasta cierto punto me ha dado usted la razón.

El C. Espinosa Luis: ¿He dado a usted la razón? ¿O es usted quien me la ha dado diciendo que está de acuerdo con el artículo?

El C. Manjarrez: No, señor.

El C. Espinosa Luis, continuando: Sé que aquí no se produce con la lealtad debida el licenciado Rama; ha estado con una verdadera impaciencia desde el principio de estos debates por venir a sostener sus puntos de vista; pero ha querido que el que habla, no sé por qué, viniese a hablar antes que él, y como no quiero cansar más la atención de la Asamblea, que bastante benévola se ha mostrado conmigo, por lo que le estoy sumamente reconocido, abandono la tribuna manifestando que debe rechazarse el artículo de la mayoría de las comisiones, porque entraña una injusticia y porque no es posible colocar en las mismas condiciones a los petroleros que ya tienen derechos adquiridos, de explotación, no de propiedad, que son los únicos que da la nación a las compañías por concesión o cualquier otro capítulo, derechos que nosotros respetamos, y a los que no los tienen; pero no consentiremos, y estamos seguros que vosotros tampoco, que queden sin que se puedan denunciar dentro de un breve plazo aquellos terrenos amparados por simples contratos entre particulares, porque no se concibe que un particular pase a otro particular derechos que corresponden a los poderes de la Federación. Esta es la razón fundamental por la cual debe rechazarse el dictamen de las mayorías y aprobarse el del bloque del Partido Liberal Constitucionalista que, cumpliendo con su deber, ha estudiado detenidamente este artículo que es el alma, que es la base, que es el artículo toral de toda Ley del Petróleo. Recordará la honorable Asamblea que cuando se discutió en lo general esta ley, declaré y pedí que votáramos desde luego el proyecto de ley en lo general, porque no tenía importancia; que el alma de esta ley reglamentaria residía en el artículo 5o y que al discutirse éste, era donde nosotros teníamos que defender los intereses de la patria vinculados con la industria del petróleo. Y ha llegado el momento, señores compañeros, de que cumpláis con vuestro deber, y vuestro deber es rechazar con toda energía este reaccionario proyecto de las comisiones oficiales del petróleo.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rama, miembro de la Comisión.

El C. Rama: Señores diputados: Deploro que haya ocupado tanto tiempo la tribuna el señor compañero Espinosa, porque creo que esto habrá contribuído a vuestro cansancio; pero celebro que el mismo compañero Espinosa haya escogido un metro con qué medir, porque eso me autoriza para medirlo con el mismo rasero. El, que nunca ha podido contender en buena lid; él, que hoy viene valiéndose de armas deleznables y pérfidas; él, que en su conciencia sabe que a mí no se me puede tachar en lo más mínimo, quiso impresionar a esta Asamblea con un cargo del todo injustificado, con un cargo que nunca debe hacerse por un hombre leal; para hacer ese cargo el compañero Espinosa debió cerciorarse. Yo suplico a la prensa que mañana en unas brevísimas líneas se sirva publicar que el licenciado Rama declaró en esta tribuna que no tiene ni ha tenido nunca ligas con ningún petrolero;

que si alguna autoridad, que si algún notario, que si algún juez, que si algún funcionario sabe que yo haya gestionado lo más insignificante sabe que haya tenido ligas más mínima con algún petrolero, me denuncie ante la Representación Nacional para que queden los puntos sobre las íes. Ahora, también celebro que hayáis hablado de disparates, porque de disparates está plagado vuestro voto, y ahora puedo hablar con la claridad con que no lo había hecho antes por el respeto y por la estimación que me merecía un compañero.

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: No se está discutiendo mi voto.

El C. Rama, continuando: Sí se está discutiendo, señor compañero, porque el ataque sistemático de un grupo del P.L.C., que no es el P.L.C., porque el P.L.C. es un partido honrado, el P.L.C. es un partido de principios no llevan más a fin que hacer triunfar este mamarracho, óigalo usted bien, este mamarracho de proyecto, como lo voy a demostrar con palabra que no tienen lugar a duda. Ya es muy choteado venir a decir: "El proyecto reaccionario de la comisión". ¡Nunca se nos ha dicho en qué consiste lo reaccionario¡ Ahora me voy a permitir decir en qué consiste lo reaccionario del proyecto aprobado por un grupo de peleceanos, no por el Pélece. Dice el proyecto que presentan los señores Espinosa, Vasconcelos, Pérez Gasga, Pichardo y algunos compañeros más: "No estarán sujetos a permisos de exploración ni serán denunciables, durante diez años, los terrenos concesionados legítimamente por el Gobierno federal con aprobación del Congreso de la Unión, para fines expresos de exploración y explotación....", etcétera.

He ahí la manera de reconocer un derecho adquirido. Un contrato-concesión es un derecho adquirido, y nosotros que no venimos con un radicalismo rojo, que no venimos con un radicalismo necio, debemos reconocerlo como un derecho adquirido. Si solamente eso fuera, haría señores Pérez Gasga y demás, lo que hizo la Comisión; pero ustedes no sé si por torpeza o por qué, el caso es que llegan a dar más de lo que las concesiones habían dado. Las concesiones, señor diputado Pérez Gasga -y me dirijo a usted porque es el autor intelectual único del proyecto-, no dan ningún derecho exclusivo. Recojo sus propias palabras. Usted ha dicho que las concesiones no dan ningún derecho exclusivo. El señor licenciado Ortega ayer decía que sí lo daban, y el compañero Olliver, que con toda fe y con toda lealtad ha aportado sus conocimientos, muy grandes por cierto, y muy sólidos dentro del tecnicismo de su profesión, cayó en el garlito por la sencilla razón de que no está obligado a conocer, como lo estamos usted y yo, el tecnicismo jurídico. ¿Pero cree usted acaso que por un error cometido por el señor Olliver va a creerse que ese es el criterio de las comisiones del Petróleo?

El C. Pérez Gasga, interrumpiendo: ¿Quiere que le conteste?

El C. Rama: No he querido interpelarlo, sólo estoy hablando. Sencillamente esas concesiones no dan una facultad, un derecho para explorar y explotar determinadas zonas que están perfectamente definidas en la Constitución; pero nunca con un carácter exclusivo, y le voy a decir por qué no tiene un carácter exclusivo, no por lo que usted dijo. En esas concesiones que están redactadas en forma de ley, en esas concesiones en que existe la ratificación del Congreso de aquella época, no se dice de una manera expresa, no se dice de una manera categórica que tenga un derecho exclusivo y usted sabe, compañero, porque es abogado, que cuando se trata de una situación privilegiada, cuando se trata de de un exclusivismo, nunca debe de entenderse en tanto que no esté dicho de una manera expresa. A mayor abundamiento, tanto en nuestra Constitución actual como en la pasada existen principios de orden constitucional que prohiben todo acaparamiento y todo monopolio. Pues bien, señores liberales; pues bien, señores radicales; vosotros en vuestro proyecto les dais a esos señores el derecho de exclusivismo, para que veáis que no sabéis lo que hacéis. (Aplausos.) Esos diez años, señor licenciado Pérez Gasga, eso significa la maquinación para hacer triunfar vuestra teoría, aquella exótica del pozo perforado, porque dentro de diez años eso quedará, compañero: pozos perforados. (Voces: ¡Agua salada¡) Por eso digo, pozos perforados, vacíos, naturalmente.

El C. Pérez Gasga, interrumpiendo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Rama: No permito interpelaciones.

El C. Pérez Gasga: Como miembro de la Comisión, tiene usted obligación de contestar.

El C. Rama: Pero estoy hablando, y al terminar, permitiré cuantas interpelaciones quiera hacer usted, señor licenciado Pérez Gasga. El señor ingeniero Olliver, perfectamente declaró no había más pozos que los pozos perforados.

El C. Pérez Gasga: ¿Qué no me permite usted una interpelación? Tiene usted obligación, como miembro de la Comisión.

El C. Rama: Yo contestaré al terminar. ¿Por qué me va usted a interrumpir?

El C. Espinosa Luis: ¿Cómo yo le contesté a usted?

El C. Rama, continuando: No me contestó usted; ¡qué me iba usted a contestar¡ (Risas.) Señores diputados: Yo sinceramente deploro que se me interrumpa, porque yo sí soy un novicio, no como el señor Espinosa que viene desde el Constituyente; a mí sí se me corta el hilo de mi discurso y se hace perder tiempo a la Asamblea. Creo que debéis ser un poco más considerados para con un hombre que con su buena voluntad ha venido a poner al servicio de la patria todos sus esfuerzos y todos sus estudios. ¿Que lo haya hecho mal? Pues desechad el dictamen; pero dejadme trabajar, dejadme seguir avante, que el pueblo ansiosamente espera que esta Cámara haga algo en su provecho. (Aplausos.) Pero no es eso todo, señores, no está ahí todo el mal, no; radica el absurdo, todo el profundo error del licenciado Pérez Gasga, en el hecho de decir que tienen un exclusivismo, porque esta es la palabra, no digan que los calumnio: "No estarán sujetos a concesión ni serán denunciables durante diez años..." Es decir, nadie puede irse a meter, ningún otro puede ir a meterse a toda la zona reconocida como petrolífera en el país. Es así que pasando esos diez años, "El Aguila", hay que hablar de "El Aguila", porque es el único

concesionario; como cesionaria de Person and Son, es la única concesionaria que existe en la actualidad. "EL Aguila" con este artículo es dueña de todas las zonas, oídlo bien, absolutamente dueña de todas las zonas petrolíferas del país. En tal virtud, el artículo 27, el radicalismo de este artículo estampado aquí por algunos señores peleceanos, no por el Pélece, por los señores peleceanos que formularon este proyecto, consiste única y exclusivamente en dar todo el petróleo del país a la compañía mexicana "El Aguila"... (Voces: ¡Diez años¡) Voy a explicar mi artículo, porque algunos no lo han entendido. Otra cosa, la segunda parte de la fracción I. Es decir, la nación tiene la obligación al arbitrio, a la decisión de la compañía de "El Aguila" de otorgarle todas las zonas que estén concesionadas, o sea nada menos que todas las zonas petrolíferas de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, San Luis Potosí, Campeche y Chiapas: Todo el país. Luego viene aquí la famosa teoría del pozo perforado. Dice: "No son denunciables y el Gobierno federal titulará: Los predios menores de 100 hectáreas en donde hubiesen perforado pozos con anterioridad al 1o. de mayo de 1917." Esto estuvo ampliamente aclarado por el ingeniero Olliver. Esto es lo más arbitrario; esto de poner 100 hectáreas, es como poner 400 a 2,000. ¿En que se fundan estos señores para limitar la extensión a 100 hectáreas? Es sencillamente ridículo si se trata de una compañía que ha invertido veinte o treinta millones de pesos, concederle 100 hectáreas; en cambio, si se trata de un coyote que ha invertido mil pesos en conseguirse un titulito y en hacer un agujero, es demasiado concederle 100 hectáreas. ¿Por qué medirlos a todos con el mismo rasero? Eso se podría hacer de una manera gráfica. Desgraciadamente, señores diputados, yo carezco en estos momentos de los elementos para trazaros un dibujo, para haceros un plano o un croquis con objeto de que de una manera gráfica vierais lo absurdo, lo disparatado de esta fracción. Viene luego el artículo 7º, que equivale a la fracción III de nuestro artículo. En primer lugar, ¿qué razón tuvieron los señores técnicos -porque el abogado Pérez Gasga es técnico-, para hacer una distinción entre dueños y arrendatarios?

El C. Pérez Gasga: ¿Quiere que le conteste?

El C. Rama: Señores diputados, simplemente con decir contratantes, como lo decimos nosotros, están incluídos tanto el comprador como el simple arrendatario. Lo que pasa es que el ciudadano Espinosa cree que la compraventa no es un contrato; eso es todo.

El C. Espinosa Luis: ¡Qué barbaridad!

El C. Rama: Así lo dice usted, compañero en su exposición de motivos; usted hablo de disparates, y yo le voy a probar que los disparates son los suyos. Usted dice -para que vean también el radicalismo de Luis Espinosa, dice-: Yo no acepto la caducidad, que es condición sine qua non para la nacionalización, y que nadie ha objetado. En consecuencia, si toda la Asamblea está conforme, el ciudadano Espinosa pomposamente dice en su exposición de motivos:

"Respecto al término de dos años fijados por la mayoría para iniciar los trabajos de explotación bajo pena de caducidad, además de ser confiscatorio, constituye un error de carácter económico."

Señores diputados: Si el señor Espinosa dice que no hay propiedad de petróleo, ¿cómo habla de confiscación, si sólo se confisca la propiedad?

El C. Espinosa Luis: Por eso digo que no se confisca.

El C. Rama: Dice: "...además de ser confiscatoria la propiedad, constituye un error de carácter económico". No, compañero, la propiedad no caduca; luego no se puede aplicar la caducidad a la propiedad, y si la caducidad no tiene que ver nada con la propiedad, no puede ser confiscatoria. Estos son disparates de carácter técnico, aunque no deben importarle a usted mucho. Yo se lo digo a la Asamblea, porque usted dijo que era disparatado nuestro artículo, y hasta este momento ustedes nos ganarán por la fuerza, ustedes nos ganarán por un voto forzado, nunca por la razón ni nunca en esta tribuna, porque nunca nos ha probado ninguno de los impugnadores, ni ha podido demostrar que una sola de nuestras fracciones viole el espíritu que consagra el artículo 27 de la Constitución. (Aplausos.) Señores diputados: Yo recuerdo una famosa caricatura que entrañaba un gran fondo psicológico: Venían tres razas: La raza sajona, la raza francesa, y la raza hispanoamericana. Un sajón trataba de subir a una cucaña, y todos sus paisanos lo ayudaban con picas, con palos, para que ascendiera. Después venía el francés tratando de hacer la misma operación, y sus conterráneos permanecían en actitud espectante y lo dejaban hacer. Pero venía un hispanoamericano, señores, y era el que había llegado más alto. Entonces todos sus paisanos con lazos, con palos, se encargaban de bajarlo. (Murmullos.) Eso es lo que aquí se ha hecho con la Comisión del Petróleo, Comisión que ha sabido cumplir con su deber hasta el último momento, Comisión que se ha sacrificado desvelándose en la biblioteca de esta Cámara, Comisión que ha resentido graves perjuicios, y todavía hoy, cuando no se encuentra un argumento de peso solo para atacar uno de sus artículos, se viene a ofender la reputación, a herir la dignidad de un hombre honrado....

El C. Espinosa Luis: No es cierto lo que dice, no le he hecho ningún cargo.

El C. Rama: Creo, señores, que este cargo fundamental que hago a la fracción I del proyecto de los peleceanos, ese cargo de que dan todo el petróleo a la compañía de "El Aguila", de que no podría ir nadie, ni mexicanos ni extranjeros, a solicitar una concesión para perforar o para explorar en esos terrenos, es la mejor prueba de que no hay tal radicalismo y de que se trata de un camouflage, o porque no han entendido o porque no quieren entender. Ya es tiempo de que la Asamblea Nacional se percate de lo interesenate de este problema; ya que es justo que, no como veletas, estemos cambiando cada cinco minutos de criterio. Vosotros sabéis que los señores Pérez Gasga y demás compañeros estuvieron con nosotros discutiendo con toda amplitud y aprobaron nuestro artículo 5º (Voces: ¡Es falso¡) ¡No es falso¡ En el Salón Amarillo se dió el último retoque. Usted, señor licienciado Pérez Gasga, y el licenciado Vasconcelos, estuvieron conformes.

Y dicho sea en honor del señor Espinosa, para que vea que soy leal, él, desde un principio, se aparto de nosotros y ha seguido con su radicalismo.

Desgraciadamente, el compañero Espinosa no ha sido arrastrado, no diré que por mala fe, porque no necesito ofenderlo, ha sido arrastrado a firmar algo que él en su conciencia, si lo meditara, no firmaría....

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: He firmado conscientemente.

El C. Rama: El señor Barón Obregón fue el único que nos defendió en la discusión del Pélece. Señores: Cuando la Comisión tenía hecho su trabajo cuando había sido aprobado su dictamen en lo general, el Pélece tuvo una gentileza con nosotros: no invitó a discutir en su seno el dictamen. Pues bien trajeron cuatro técnicos....

El C. Espinosa Luis: Para ustedes.

- El C. Rama:...para informar a solicitud de ustedes; nosotros no pedimos que trajeran a nadie. Miren ustedes, bien saben que no soy ministerial; sólo conozco al señor Zubaran porque ha venido aquí, y a Calles ni lo conozco. ¡Qué influencias voy a tener yo¡ La Comisión del Petróleo batalló mucho para hacer su dictamen. Ustedes solicitaron a los técnicos. Yo no conocía al señor Salinas, y en cuanto al licenciado De La Peña, usted, señor Espinosa, me hizo el favor de presentármelo. Y él, su amigo íntimo, su inspirador, en cuyas fuentes ha bebido, su maestro, nos vino a dar la razón en las fracciones I y II, y en la III se clavó, como se dice vulgarmente...

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: ¡No es cierto¡

El C. Rama: Sí, señor; sí, es cierto; por ahí hay versiones taquigráficas. Se "clavó", porque vino con una teoría deslucida a querernos convencer; pero no pudo hacerlo, y mejor se fue, diciéndonos que como estaba muy "viejito", estaba muy enfermo. (Risas.) Es verdad que los otros tres técnicos unánimemente aprobaron nuestra proposición, con excepción del ingeniero Díaz, que propuso esa modificación que traen ahora ellos, de que se titulara y que nosotros no aceptamos, ya hemos explicado con toda amplitud por qué. No hay necesidad, porque es una concesión - ley, ni más ni menos.

El C. Pérez Gasga: ¿Por cuánto tiempo?

El C. Rama: Por cuanto tiempo, compañero Pérez Gasga. Por el tiempo que marca el artículo 27: Para siempre. ¿Nosotros tenemos la culpa de que así lo haya dicho el Constituyente? ¿Acaso nosotros tenemos la culpa de que le constituyente limite el tiempo? Pruébemelo usted; pero qué me va a probar.

El C. Pérez Gasga: ¿Quiere usted que le conteste?

El C. Rama: Cuando yo acabe de hablar, puede usted hacerlo. Por el momento yo sigo el sistema que me enseño el ciudadano Luis Espinosa, de no dejarme interrumpir, porque soy torpe, porque soy novicio y no quiero perder el hilo de mi discurso. Ahora voy a tratar las aclaraciones que hemos hecho a nuestro artículo, aclaraciones que el compañero Espinosa no ha comprendido y que las viene a llamar falacias, jugadas en falso, habilidades, en fin, yo no sé: Torpezas, algo contradictorio. Dice que no acierta a explicar de cómo nosotros hemos podido cambiar en un momento nuestro artículo 5º Señores: Si en honor a la verdad nuestro artículo 5º modificado es el mismo, sólo que tiene más claridad, sólo que nosotros, que no nos encastillamos en nuestra ideas, reconocemos, en honor a la verdad, que algunos de sus términos eran vagos, que algunos de sus términos eran o se prestaban a torcidas interpretaciones. Pero en los términos en que está redactado, yo reto a cualquiera a que me diga que no es claro y que es como decían ayer, la carabina de Ambrosio. No, señores, ahora es una carabina 30 - 30. (Risas.) Decía yo que el compañero Barón Obregón... ¡Ah¡ Cuando aquello de los cuatro técnicos, se me olvidaba decirles que después de que nos oyeron nos dieron la razón; pero hubo un momento en que se nos dijo que salíamos sobrando y que ahuecáramos el ala; nos dieron las gracias, nos fuimos, y entonces, en sesión secreta de estos catorce miembros, ocho desecharon nuestro dictamen, en contra de seis, que protestaron airados. Y luego, señores, se vienen a decir aquí que es un acuerdo del P.L.C.,que todos lo peleceanos deben votar. Señores diputados, señores peleceanos: ¿Es posible que la Ley del Petróleo, que una ley de esta trascendencia se vaya a hacer con voto obligado? ¿Es posible que en este caso vayáis a abdicar, a subordinar vuestras conciencias? No, señores; los bloques en la Cámara tienen otra misión. En buena hora que cuando se trate de resolver algo político sí, señores, se abdique de la conciencia. ¿Pero váis, acaso, a abdicar de vuestras conciencias, de los intereses del pueblo, váis a subordinados a los que digan un grupo un grupo de compañeros vuestros muy estimables, muy recomendables, pero que bien pueden ser víctimas de un error? ¿Por qué el Pélece no viene a discutir en esta tribuna el problema del petróleo? ¿Por qué ese grupo del Pélece, no el Pélece, como dije equivocadamente, no vino a discutir en esta tribuna el problema del petróleo? ¿Por qué lo hizo a puerta cerrada? ¿Por qué no se permitió a las galerías, que constituyen el pueblo, que vieran qué se hacía de sus destinos? ¿Por qué en un cubil se tomó una resolución? ¿Por qué no se permitió al pueblo que vieniera a sancionar o reprobar vuestra actitud?

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: El pueblo aquí nos está oyendo.

El C. Rama: Cuando ya se dice que hay un voto obligado de todos los peleceanos, no creo ni puedo concebir que un Martínez de Escobar, que un Siurob, que un Ignacio Borrego, que un Jaime Solís puedan votar esta proposición. ¡Sólo viéndolo podré creerlo¡ Por último, ya no quiero cansaros...

El C. Espinosa Luis: ¿Y la fracción III?

El C. Rama: La fracción III, estimado compañero Espinosa, tiene el mismo criterio, obedece al mismo principio a que obedecen los trabajos de explotación y los contratos-concesión. La dificultad estriba en que esos derechos adquiridos -y ese fue el error del compañero Pichardo -, significaban derechos de propiedad, criterio que ha quedado en muchos diputados.

El C. Espinosa Luis: No es cierto.

El C. Rama, continuando: Suplico a la Presidencia haga que el ciudadano Espinosa no me interrumpa; él no tolera nada absolutamente y, en cambio, me está interrumpiendo a cada momento. Creo que si vamos a reconocer como derechos adquiridos

los derechos de explotación y los contratos-concesión, no tenemos ningún motivo para negarles el reconocimiento a los simples actos de contratación, porque tan inversión de dinero significa la explotación, como inversión de dinero significa la contratación. Esa es la única razón de moralidad pública, una razón de prestigio para nuestra patria nada más; pero ya la Comisión hasta quedarse ronca ha expresado que en cada una de las fracciones, subsiste el principio de nacionalismo, porque estos señores no tienen más que derecho a explotar y nada más. Ya está dicho como cincuenta mil veces, ya está estereotipado en el DIARIO DE LOS DEBATES. No tendrán más que un derecho de explotación. ¿En dónde radica, pues, nuestro reaccionarismo, como no sea en la mente calenturienta del compañero Espinosa? Por todas estas razones, señores diputados, por no cansar vuestra atención y reservándome para defender nuestro dictamen con la misma energía y con la misma virilidad que lo he sabido hacer en esta ocasión, si es que subsisten los impugnadores, yo pido, señores diputados, que por el prestigio, que por el decoro de esta Asamblea, ya no estemos cambiando a cada minuto de opinión; es algo demasiado serio, para que ya deba estar en la conciencia de cada uno de vosotros cuando menos una idea directriz. En buena hora que modifiquemos los detalles; en buena hora que aclaremos; pero ¿alguno de vosotros, señores, no se ha dado cuenta, no tiene en la conciencia lo que este problema significa? Yo espero que vengan los impugnadores para contestarles. Entretanto, señores diputados, yo digo de una vez por todas, que ningún cargo fundado se ha hecho a la Comisión; que el artículo de la Comisión sigue incólume, sigue tal como nosotros lo habíamos presentado, sin que se bambolee en lo más mínimo, y yo pido que, por decoro y por respeto a vosotros mismos, déis un voto aprobatorio a este artículo 5º (Aplausos.)

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Moreno Jesús Z: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Señores: El ciudadano Aquilino Rama, en su peroración, manifestó de una manera clarísima, que la Compañía de El Aguila es dueña por concesión de la mayor parte del terreno petrolero que hay en la República. Como esto es absolutamente falso, es un argumento capcioso nada más del compañero Rama, quiero que me conteste qué cantidad de hectáreas tiene la Compañía de El Águila por concesión federal, y qué cantidad tiene por contratos privados, porque de esta manera la Asamblea se convencerá de que no es cierto el argumento aparatoso presentado por el ciudadano Rama y con la única intención de impresionar favorablemente a la Asamblea a favor del proyecto.

El C. Mijares, interrumpiendo: Pido la palabra para una aclaración.

El C. Rama: Voy a contestar al C. Espinosa.

El C. Mijares: Pido la palabra para hacer una aclaración...

El C. Espinosa: Moción de orden. Yo he hecho una interpelación.

El C. Mijares: Yo lo que quiero es hacer una aclaración. Yo quiero decir que eso no lo sabría contestar ni el secretario de Industria. (Murmullos.)

El C. Espinosa Luis: Yo quiero que me conteste la Comisión; el ciudadano Rama está obligado a saberlo.

El C. Rama: Sí, señor, lo sé, y se lo voy a decir a usted. (El C. Olliver se acerca al C. Rama.)

El C. Espinosa Luis: No le diga, no le sople...(Risas.)

El C. Rama: Señor diputado Espinosa: Antes que nada debo decirle que yo no tengo padrinos los tiene usted. Está usted en un error si cree que necesito queme soplen. Si no lo supiera, tendía la honradez bastante para decir: No lo sé. (Aplausos.) En el caso concreto sí lo sé. La concesión - contrato, aunque le pese al señor licenciado De la Peña, así se llama, consiste en cincuenta mil hectáreas de zona federal y en total suman quinientas mil hectáreas. Voy a contestar; aquí están los datos. Esas zonas constituyen todas las que ya están reconocidas como petroleras en la República Mexicana. Como mi información pudiera ser errónea, sin dolo, por supuesto, sino por una mala apreciación, propongo a la Asamblea que se consulte una estadística, que se pidan los datos oficiales y quedará contestada satisfactoriamente la interpelación del ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis, continuando: Desde luego he visto a la Asamblea cómo yo estaba en lo justo. No dijo la verdad el ciudadano Rama cuando asentó que la mayoría del terreno petrolífero pertenece a El Águila por concesión; ha rectificado, como no podía menos que hacerlo, diciendo que sólo cincuenta mil hectáreas corresponden a El Águila por concesión, es decir, sólo esas cincuenta mil hectáreas están incluídas en la fracción I del artículo 5º; pero en cambio las cuatrocientas cincuenta mil restantes que ha adquirido por arrendamiento están comprendidas en ese monopolio que quieren conceder en su fracción III del artículo que se discute, porque deja a el El Águila en las mismas condiciones de derecho por lo que hace a la concesión de cincuenta mil hectáreas, como por lo que hace a las cuatrocientas cincuenta mil que tiene por contratos privados. ¿Es esto conveniente para el país? Quería hacer esta aclaración, porque allí radica el mal, allí está la llaga y es por esto por lo que no debe aprobarse la fracción III. Nosotros coincidimos en las fracciones I y II, porque es lo mismo; lo diferente, lo fundamental es la fracción III. Ya ve la Asamblea cómo he puesto el dedo en la llaga y sería antipatriótico y hasta criminal consagrar como no denunciables esas cuatrocientas mil hectáreas por lo que hace únicamente a los intereses de El Águila. Ahora otra pregunta. El compañero Aquilino Rama que, saliéndose de su habitual prudencia y caballerosidad, se presenta como víctima, también como una posee, con toda honradez, y lo declaro muy alto, porque les consta a todos mis compañeros, porque siempre he sido honrado, no le hice a su señoría ningún cargo y, sin embargo, usted habló allí de cargos ignominiosos y de quién sabe cuántas cosas más. No, señor compañero.

El C. Rama, interrumpiendo: Esa no es interpelación.

El C. Espinosa Luis, continuando: No he acabado y aprovecho la oportunidad para hacer una

aclaración que me conviene. Es cuestión de dignidad personal, señores, y creo que no habrá un compañero que se oponga a ello, porque no sería un caballero. Quiero demostrar que por estimación personal a Rama, que precisamente por estimación a él y por honradez mía, yo le hice las dos preguntas sobre dos puntos que a mí si me habían soplado al oído; pero como no soy un niño ni me considero ingenuo, quería la comprobación auténtica, es decir, la que me podía dar de una manera pública el mismo ciudadano Rama. Por eso me concreté a hacerle dos preguntas, preguntas que él contestó de manera satisfactoria y por lo cual fuí el primero en felicitarlo, como le consta a toda la Asamblea pero no le hice cargos de ningún género. Esto es capital para que se vean cómo Rama, teatral y aparatoso, recurre hasta a los golpes de hacerse aparecer como víctima para hacer triunfar su proyecto. Ahora bien; va mi pregunta: Nosotros tenemos como única diferencia en la fracción I del artículo de las mayorías, esto: Que ellos aceptan la preferencia para el denuncio y la exploración sólo por un año, y nosotros la ponemos por diez. ¿Por qué? Porque económicamente es lo que conviene a la legislación.

El C. Rama. interrumpiendo: Moción de orden.

El C. Espinosa Luis: Necesito explicar esto para hacer pregunta.

El C. Rama: Moción de orden.

- EL C. Espinosa Luis: De tal manera, señores, que si nosotros decimos a las compañías petroleras...

El C. Rama: Moción de orden, señor presidente. Señor presidente: El señor diputado Espinosa pidió la palabra para hacer una interpelación y está haciendo un verdadero discurso.

El C. Espinosa Luis: Estoy haciendo una interpelación, pero necesito fundarla.

El C. Rama: Que me haga la interpelación, si no para bajarme de la tribuna, porque estoy haciendo un papel muy triste.

El C. Espinosa Luis: Es asunto serio y creo que por honradez política no debemos ponernos taxativas. Yo no pienso decir discurso; pienso, naturalmente, explicar un hecho para terminar con una interpelación. Yo creo en todos, sobre todo el compañero Rama, como miembro de la Comisión, estamos obligados a ser consecuentes; por eso continúo. Señores, yo digo esto: Nosotros diferimos en en el primer punto sólo por lo que hace al plazo; ellos ponen un año para la exploración y el denuncio, y nosotros ponemos diez. En todo lo demás, en la fracción II estamos enteramente de acuerdo. La diferencia de criterio estriba en lo siguiente: Si nosotros consentimos en que la exploración se haga por un año y se fije en ese año el terreno que no quieran las compañías, caeríamos en este error económico: Que el Estado dejaría de percibir las fuertes rentas que recibe ahora por impuesto territorial, ya que El Aguila solamente paga más de cincuenta mil pesos por mes, y hemos pensado que si nosotros aceptáramos la teoría de los ciudadanos de la Comisión, vendría este hecho lamentable. Ellos naturalmente que tienen bien explorados sus terrenos y que no los van a explorar ahora, tienen magníficos geólogos que han explorado toda la zona; y al obligarlos dentro del término de un año a que seleccionaran su terreno libre lo que no quisieran, sucedería que nadie se atrevería a denunciar ese terreno libre por la sencilla razón de que al dejarlo las compañías petroleras, era porque tenían la convicción de que ese terreno no servía para la explotación de petróleo, porque sería estúpido pensar que las compañías petroleras, teniendo el derecho, cedieran el terreno en donde supieran que había petróleo; esto es infantil, esto es inaceptable y nosotros hemos querido que estas compañías que se quedan con la zona petrolífera se quedan también con la parte mala y paguen el impuesto, como lo han estado haciendo, a la Federación. Quiero, ahora que he explicado esto, que es de mucha trascendencia reprobar la fracción III en la que diferimos, que me conteste el ciudadano Rama lo siguente: ¿Es de conveniencia económica, está de acuerdo con ese decantado nacionalismo que ustedes pregonan, pero que no lo sostienen, restar al Erario Nacional esta capciosa entrada por el impuesto territorial que pagan las compañías y que dejarían de pagar por terrenos inútiles que nadie aceptaría? Honradamente le suplico que conteste.

El C. Rama: Señor diputado Espinosa, deploro que la amplitud con que me hizo su interpelación haya servido para mí, como para la mayoría de la Cámara, para que ninguno la entendiera. Si mal no entendí, usted se refirió a que con nuestro proyecto se perjudique el Erario en una parte meramente material, porque disminuyen sus entradas en numerario. Si usted se toma el trabajo de leer nuestra ley, le diré que no hay ese prejuicio, que todos estarán obligados a pagar los mismos impuestos y que todos, trabajen o no, tendrán que pagar los impuestos que señala la ley.

Creo que ya he contestado con toda amplitud cuantas interpelaciones se me han hecho; pero si algún otro señor diputado quiere hacerme otra, estoy dispuesto a contestar.

El C. Moreno Jesús Z: Pide la palabra para hacer una interpelación. Honorable Asamblea: Seguramente que la exposición clarísima y perfectamente documentada que han hecho aquí las comisiones por conducto de la voz autorizada del ciudadano diputado Rama, podría explicarnos este punto que es absolutamente fundamental acerca del proyecto o contraproyecto de un grupo de diputados al someter a la consideración de vuestra soberanía el de las comisiones. Mi pregunta muy atenta al abogado Rama, es que me diga cuál es el criterio legal acerca de si los postulados de esta iniciativa formulada por los ciudadanos diputados Pichardo, etcétera, suspenden o no durante diez años la aplicación del precepto constitucional consignado en el artículo 27.

El C. Rama: Creo que está usted perfectamente en lo justo, señor licenciado Jesús Z. Moreno. Creo que ese plazo arbitrario y grandísimo de diez años equivale a suspender, a establecer lo que se llama un interregno constitucional en materia de petróleo, y eso es absurdo, es algo descabellado. (Aplausos.)

El C. Arce: Para una aclaración.

El C. Pérez Gasga: Pido la palabra. (Voces: ¡Vámonos!)

El C. presidente, alas 8.55 p.m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez y media de la mañana.