Legislatura XXIX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19211221 - Número de Diario 68

(L29A2P1oN068F19211221.xml)Núm. Diario:68

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 21 DE DICIEMBRE DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE LOS DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO II. - PERÍODO ORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO III. - NÚMERO 68

SESIÓN PERMANENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA LOS DÍAS 19 Y 21 DE DICIEMBRE DE 1921

SUMARIO

1.- Reanudada la sesión, se aprueba la partida 3,505 del Presupuesto de Egresos para 1922, correspondiente a la Secretaría de Gobernación. Se recoge la votación de las partidas no objetadas de dicho ramo, el cual se declara aprobado.

2.- Lectura y aprobación del acta respectiva. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ALANIS FUENTES ÁNGEL

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 12.07 p. m.: Se reanuda la sesión permanente.

El C. secretario Salazar: Se va a proceder a la votación de la partida 3,505 del presupuesto de la Secretaría de Gobernación, que quedó pendiente por falta de quorum. Por la afirmativa.

El C. secretario Aillaud: Por la negativa. (Se recoge la votación.)

Votaron por la afirmativa 127 ciudadanos diputados.

El C. secretario Salazar: En consecuencia, ha sido aprobada la partida 3,505 del Ramo IV, de la Secretaría de Gobernación.

El C. secretario Aillaud: Se va a proceder a la votación de las partidas no objetadas del Ramo de Gobernación.

El C. secretario Salazar: Por la afirmativa.

El C. secretario Aillaud: Por la negativa.

(Se recoge la votación.)

Votaron por la afirmativa 128 ciudadanos diputados.

El C. secretario Salazar: En consecuencia, han sido aprobadas las partidas no objetadas del Ramo de Gobernación. Por lo tanto, fue aprobado el Ramo IV, correspondiente a la Secretaría de Gobernación .

- El C. secretario Aillaud, leyendo:

"Acta de la sesión permanente celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, los días diez y nueve y veintiuno de diciembre de mil novecientos veintiuno.

"Presidencia del C. Eduardo Vasconcelos.

"En la ciudad de México, a las doce y cinco minutos p. m. del lunes diez y nueve de diciembre de mil novecientos veintiuno, se constituyó la Cámara en sesión permanente, con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.

"Se puso a discusión el Ramo IV del Presupuesto de Egresos para 1922, relativo a la Secretaría de Gobernación.

"La Cámara otorgó el permiso correspondiente, a fin de que la Comisión de Presupuestos y cuenta reformara las partidas 3,501, 3,502 y 3,503, y adicionara a su dictamen otra partida, la 3,507, que establece la cantidad de setenta mil pesos para gastos de elecciones municipales.

"El ciudadano subsecretario de Gobernación usó de la palabra para informar, y contestó interpelaciones de los CC. Francisco Reyes y Jesús Z. Moreno.

"El C. Francisco Trejo apoyó el dictamen, a nombre de la Comisión, y respondió a preguntas de los CC. Prieto Laurens, Francisco Reyes y Luque; el último hizo una proposición.

"La Comisión obtuvo permiso de la Asamblea para reformar las partidas 3,005 y 3,008, así como para crear una nueva partida, la 3,004, que fija el sueldo de treinta y tres pesos treinta y tres centavos diarios a tres abogados.

"El ciudadano subsecretario de Gobernación volvió a informar y contestó una interpelación del C. Gandarilla, quien hizo una proposición relacionada con la aprobación de la Ley de Ingresos en la Cámara de Senadores.

"La Cámara consintió en que la comisión hiciera dos reformas de redacción en su dictamen.

"La Secretaría dió a conocer las partidas separadas para su discusión por los ciudadanos diputados.

"El C. Francisco Reyes insinuó que en vista de que era visible la falta de quorum y avanzada la hora, se suspendiera la sesión, a fin de iniciar el debate de las partidas objetadas al reanudarse aquélla.

"La Presidencia hizo una aclaración y suspendió la sesión a las dos de la tarde, después de

haber manifestado la Secretaría que estaba repartida ya entre los ciudadanos representantes el dictamen de la Comisión, que trata del ramo correspondiente a la Secretaría de Industria y Comercio.

"Se reanudó la sesión a las cinco y veinticinco de la tarde, con asistencia de ciento treinta ciudadanos diputados.

"El C. Jesús B. González habló en contra de las partidas que se refieren a los sueldos del director del Archivo General de la Nación y de dos oficiales primeros, rebatiéndole el C. Francisco Trejo.

"Presidencia del C. Angel Alanís Fuentes.

"Y como las partidas de referencia fueron desechadas en votación nominal por la Cámara, la Comisión las presentó reformadas, aumentado a veinticinco pesos diarios el sueldo del director del Archivo General de la Nación, y a quince pesos diarios el sueldo de los dos oficiales primeros, que se denominarán en la sucesivo jefes de sección.

"Las partidas se reservaron para su votación.

"El C. Jesús Z. Moreno habló en contra de la partida 3,013, que se refiere al sueldo de los oficiales terceros de la escuela Industrial de Huérfanos. El orador fue interrumpido por aclaraciones del C. Francisco Trejo, quien contestó una pregunta del C. Fernando B. Martinez. La Comisión, con permiso de la Cámara, hizo la declaración en su dictamen de que uno de los oficiales terceros de la Escuela Industrial de Huérfanos será administrador contador, así como que habrá un oficial tercero administrador en el Hospital Juárez y un oficial segundo administrador en el Manicomio General.

"En vista de las objeciones que el C. Pedro de Alba hizo a varias partidas, la Comisión, con permiso de la Cámara, aumentó los sueldos de los siguientes empleados: director del Hospital General, de doce a quince pesos diarios; ocho médicos, de cinco a ocho pesos diarios; cuarenta y nueve médicos, de cuatro cincuenta a seis pesos diarios; treinta y seis enfermeras, de dos cincuenta a tres pesos diarios; director del Manicomio General, de diez a quince pesos diarios; director del Hospicio de Niños, de nueve a diez pesos diarios; director de la Escuela de Sordo-mudos, de nueve a diez pesos diarios, y al director del Hospital Juárez, de diez a doce pesos diarios.

"Tomando en cuenta las objeciones que el C. Salazar hizo a la partida 3,264, la Comisión, con anuencia de la Asamblea, la modificó, estableciendo dos oficiales cuartos con sueldo de seis pesos cincuenta centavos diarios, y cinco oficiales quintos, con sueldo de cinco pesos diarios.

"El C. Arce, quien había separado varias partidas globales, interpeló al ciudadano subsecretario de Goberanción, con relación a la partida 3,502; también el C. Manrique dirigió una pregunta a aquel funcionario, quien respondió a ambos.

"El propio C. Arce, en vista de las aclaraciones hechas por el C. Francisco Trejo, retiró sus objeciones a las partidas 3,503 y 3,504, las que fueron reservadas para su votación.

"Se puso a discusión la partida 3,505, que se refiere a gastos extraordinarios e imprevistos de la Secretaría de Gobernación. Hablaron en contra los CC. Jesús Z. Moreno, Sepúlveda y Arce, y en pro el C. Gandarilla. Durante el debate, el C. Francisco Trejo sostuvo la partida, a nombre de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, y el ciudadano subsecretario de Gobernación informó.

"Se declaró con lugar a votar la partida, después de que se estimó suficientemente discutida.

"A las ocho y cuarenta y cinco de la noche, siendo visible la falta de quórum, se suspendió la sesión.

"Se reanudó a las doce y ocho minutos p. m. del miércoles veintiuno de diciembre, con asistencia de ciento veintiocho ciudadanos diputados.

"Recogida la votación sobre la partida 3,505, resultó aprobada por unanimidad de ciento veintisiete votos.

"Las partidas no objetadas fueron aprobadas por unanimidad de ciento veintiocho votos.

"Concluída la discusión y aprobación del presupuesto de Gobernación, se leyó la presente acta."

Está a discusión el acta. ¿Ningún ciudadano diputado desea hacer uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.

El C. presidente, a las 12.30 p. m.: Se levanta la sesión permanente.

SESIÓN PERMANENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 21 DE DICIEMBRE DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión permanente. A discusión el Presupuesto de Egresos para 1922, del Ramo X, correspondiente a la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo. La Comisión solicita y obtiene permiso de la Asamblea para retirar las partidas 1,004 y 1,006, presentándolas modificadas; se reservan para votarse. Se suspende la sesión.

2.- Reanudada ésta, continúa la discusión del Ramo X del Presupuesto de Egresos. La Comisión reforma la partida relativa, aumentando a $25.00 diarios el sueldo del subjefe y creando las plazas de un jefe de sección y dos oficiales primeros; se reserva para su votación.

3.- A discusión la partida 9,009, es modificada, reservándose para ser votada. A debate la partida 9,513 adicional, se reserva para su votación. Puesta a discusión la partida 9,509, es retirada por la Comisión, que la reforma, reservándose para votarse.

4.- A discusión la partida 9,512. Se suspende la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. VIDALES AGUSTIN E.

(Asistencia: La misma de la sesión inmediata anterior.)

El C. secretario Aillaud, a las 12.30 p. m.: Por disposición de la Presidencia se abre la sesión permanente para tratar del proyecto de presupuesto correspondiente al Ramo X, de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo.

El C. Casas Alatriste: Pidio la palabra para interpelar a la Mesa, a efecto de que se sirva informar si se paso el aviso constitucional al secretario del ramo, porque indudablemente que siguiendo los precedentes, sería conveniente que escucháramos sus opiniones respecto de este ramo.

El C. presidente: La Presidencia informa al ciudadano Casas Alatriste que ya paso el aviso respectivo.

El C. secretario Aillaud: Se suplica a los ciudadanos diputados que tengan que hacer objeciones al presupuesto de Industria y Comercio, pasen a inscribirse a la Mesa, como lo indica el Reglamento.

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Moreno Jesús Z.: Con objeto de que su señoría se sirva informar a la Asamblea, por conducto de la Secretaría, si existe un acuerdo de esta Asamblea, tomado ayer, de que inmediatamente después de votado el Ramo de Gobernación, entraría el de Instrucción Pública. Pido, por lo tanto, que la Secretaría informe si existe o no ese acuerdo.

El C. presidente: La Presidencia hace la aclaración al ciudadano Moreno, de que efectivamente se tomó ese acuerdo; pero que en vista de que no está concluído el presupuesto de Instrucción Pública, y habiéndose anunciado que después del de Gobernación entraría inmediatamente el de Industria y Comercio, por eso se puso éste a votación, que es el que está en lista.

El C. Alba Pedro de: Pido la palabra, señor presidente. Como firmante de la proposición relativa a que entrara cuanto antes el presupuesto de la Secretaría de Educación, y a fin de no sentar el precedente de que se contraviniera ese acuerdo de la Asamblea, nosotros, la primitiva proposición la habíamos puesto en el sentido de que después de Gobernación entrará Educación Pública; pero en vista de que no estaba listo el presupuesto de Educación, rectificamos la proposición y la que sostuvo ayer se refería a que después del Ramo X, de Industria y Comercio, entrara el de Educación. Así es que estamos en el carril. Yo quiero hacer este lineamiento a la Presidencia, porque si después de entrar el Ramo X no entra Educación Pública, daríamos a sospechar por el hecho de que no estuviera listo el presupuesto y lo estuviéramos aplazando indefinidamente.

El C. presidente: La Presidencia no tiene inconveniente, absolutamente, para que entre a discusión el presupuesto de Educación; pero únicamente cuando la Comisión anuncie que está listo, y como ya se acordó, después de este ramo entrará

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Moreno.

El C. Moreno Jesús Z.: Es con el objeto de suplicar a las comisiones se sirvan informar a esta Asamblea cuándo estará el presupuesto de Educación Pública.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión para informar. (Voces: ¡Está trabajando!)

El C. Moreno Jesús Z.: Pido a su señoría que se sirva mandar llamar a cualquiera de los miembros de la Comisión para que informe.

El C. prosecretario Ramos Esquer: Por disposición de la Presidencia, la Secretaría informa al ciudadano Jesús Z. Moreno, que no existiendo ninguno de los miembros de la Comisión....

El C. Aillaud, interrumpiendo: ¡Ahí está Padilla!

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra, señor presidente. Está en la Asamblea el ciudadano Padilla, miembro de la Comisión, a quien suplico muy atentamente se sirva informarme cuándo estará el presupuesto de Educación Pública, para poder saber cuál es la decisión de la Mesa acerca de un acuerdo ya tomado por esta Asamblea.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Padilla, de la Comisión: El señor Teodomiro Gutiérrez, miembro de la Comisión, ha sido comisionado por los demás miembros de ésta para que termine la elaboración de este presupuesto. Ayer me indicó el señor Gutiérrez que estaría listo para presentarlo a los demás miembros de la Comisión, de un momento a otro, pero no sé hasta ahora si nos lo presentará o hasta mañana.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Casas Alatriste para objetar la partida 9,004.

El C. Casas Alatriste: Honorable Asamblea: Antes de entrar a discutir en lo particular la partida 9,004 que presupone once plazas con la cuota diaria de $ 25.00 cada una, desearía interpelar a las honorables comisiones, y Comercio, cuya ausencia lamento.... (Voces: ¡Ya viene!) desde luego desearía interpelar a las comisiones dictaminadoras para que tuvieran a bien explicar a la Asamblea las concentraciones y modificaciones que han hecho en relación al presupuesto que ha estado vigente en esta Secretaría durante el año fiscal que está por terminar. Yo ruego, en consecuencia, a mi estimado amigo el señor Trejo, se sirva explicarnos cuál ha sido la modificación, en qué consisten las modificaciones que ha introducido en este ramo, esto es, si el número de empleados y la categoría de los mismos sigue siendo la misma que en el presupuesto del año en curso, o bien si se ha hecho alguna reducción o algunas modificaciones en cuanto a la denominación y categoría de los empleados que prestan sus servicios en esta Secretaría.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo, de la Comisión: En la Secretaría de Industria y Comercio, al hacer el presupuesto relativo, redujeron diversas plazas con motivo de que la Escuela de Comercio pasa a depender de la Secretaría de Educación; se conservaron en el personal técnico las designaciones y carácter que tenían, estableciendose las reducciones en las cuotas diarias, en la misma proporción que para el resto de las secretarías. En las partidas globales se dedujeron también, proporcionalmente, las

cantidades que venían indicadas en el anteproyecto formado por la Secretaría de Industria y Comercio.

El C. Casas Alatriste: Continúo en el uso de la palabra. Honorable Asamblea: Yo deseo llamar la atención de todos vosotros sobre un hecho: la Comisión de Presupuestos y Cuenta, en una forma sistemática, y teniendo en cuenta la penuria probable que deberá sufrir el Erario en el año próximo, ha llevado un plan de juiciosas economías en todos los ramos de la administración pública. Ahora bien; ese sistema de economías ha llegado hasta a proponer para el año entrante, un presupuesto en la mayor parte de los ramos, menor a aquel que fue promulgado para este año. Ahora bien; de la simple comparación hecha a la ligera entre el presupuesto para 1921 que tengo aquí y el presupuesto para 1922 que las comisiones proponen, encuentro lo siguiente: El presupuesto total, incluyendo el Departamento de Enseñanza Industrial y Comercial, importó solamente cuatro millones quinientos mil pesos; el Departamento de Educación Comercial e Industrial, que paso en su mayoría a depender de la Universidad, importa alrededor de doscientos ochenta mil pesos. En consecuencia, el presupuesto de 1921 debería quedar reducido, por esta razón, a cuatro millones doscientos mil pesos en números redondos. Sin embargo, la Comisión, a pesar de sus economías, nos presenta un proyecto que monta a cuatro millones seiscientos ochenta y cuatro mil pesos, es decir, cuatrocientos y tantos mil pesos más que en el presupuesto que ha estado en vigor en este año. Yo desearía que la Comisión se sirviera enumerar las partidas que afectan este aumento, para poderlas tomar en consideración con mayor conocimiento de causa. Interpelo, en consecuencia, al señor Trejo sobre este punto.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo, de la Comisión: Mandé pedir los antecedentes relacionados con Industria y Comercio, a fin de rendir la información que pide el ciudadano Casas Alatriste.

Honorable Asamblea: La Comisión puede informar al ciudadano Casas Alatriste, y al efecto, pide al mismo que vea en el cuadro relativo lo siguiente: en el año de 1921, la Secretaría, y sus dependencias directas, tenían 114 empleados; para el año de 22 se proponen 118 con un aumento de 4; en el Departamento Jurídico, que tenía 5, se han propuesto 6, con un aumento de 1; en el Departamento de Industria, que eran 95, se proponen 104, con un aumento de 9; en el Departamento de Minas, 147, se proponen 143, con una reducción de 4; en el de Petróleo, igual número de empleados; en el de Exploración y Estudios Geológicos, de 64 se eleva a la proporción de 78, aumentándose 14; en el Departamento de Patentes y Marcas la misma cantidad: 33 el año pasado y 33 ahora; en el de Comercio, de 70, el año de 1921, quedan 82, aumentándose 12; Departamento de Propaganda de Industria Comercial, que viene a substituir el Departamento de Enseñanza Comercial a que se refería, había 136 empleados; se reducen 88 empleados, en gran parte perteneciendo a la Escuela de Comercio y Administración, habiendo puesto la Secretaría 48, de los cuales la Comisión no aceptó todo el personal propuesto, sino únicamente la mitad, En el Departamento de Pesas y Medidas, se 170 se elevaron a 173; por último, en el de Trabajo, quedó el mismo número de empleados. En resumen, quiere decirse lo siguiente: en el año de 1921 el personal de la Secretaría se componía de 991 empleados; correspondían a la Escuela superior de Comercio y Administración, 125 empleados. Se aumentaron para 1922, 49 empleados. De donde resulta que la Secretaría de Industria y Comercio tendrá, para el año de 1922, 76 empleados menos que el año de 1921. En cuanto al volumen de sueldos, importaban los asignados para 1921, dos millones novecientos setenta mil ochocientos cuarenta y cuatro pesos cincuenta centavos, y para 1922, el personal necesita dos millones novecientos cuatro mil ciento veintidós pesos cincuenta centavos. Por lo expuesto, se verá que por lo que al personal se refiere, no existe aumento apreciable, pues los empleados que se consideraron en el nuevo presupuesto se juzgaron indispensables para llenar debidamente las necesidades que día a día crecen en la Secretaría de Industria y Comercio.

Para puntualizar los aumentos que han tenido lugar en la Secretaría de Industria y Comercio, diré aún algunas palabras: La Comisión hace hincapié en lo que dijo antes, respecto a que el personal de la Escuela de Comercio y Administración se componía de ciento veinticinco empleados. En consecuencia, si la diminución que resulta del presupuesto de 21 y el de 22 únicamente es de éste respecto de aquél, de setenta y seis plazas , evidentemente que se han creado cuarenta y nueve plazas más. En el presupuesto de 1921 había once empleados en el Departamento de Enseñanza Industrial y Comercial. Para El presupuesto de 1922 se crea un Departamento de Propaganda Industrial y Comercial, compuesto de un jefe, un oficial primero, dos segundos, un tercero, un cuarto, dos quintos y veinte encargados de estudiar las condiciones económicas de la República y de hacer propaganda industrial o comercial con sus ayudantes, o lo que es lo mismo, diez y ocho empleados; en consecuencia, los once que pertenecían al Departamento de Enseñanza Industrial y Comercial, substituído por el Departamento de Propaganda Comercial e Industrial, se han elevado a diez y ocho plazas. Respecto del personal apuntado, la Comisión, lo mismo que para todas las secretarías, aceptó aumentarlo en cuanto a que las necesidades de cada Ministerio eran indispensables, y si se establece una comparación con el de Gobernación, por ejemplo, o cualquiera otro aprobado, se verá cómo la Comisión ha aceptado el aumento de personal, porque a todas y cada una de las dependencias del Ejecutivo les insinuó que la Cámara tenía el propósito de tomar la determinación de no aprobar los nombramientos de empleados supernumerarios, con cargo a partidas globales, durante el año de 1922.

El C. Casas Alatriste: Honorable Asamblea: Yo me permitiría suplicar un momento de atención, porque de la balumba de cifras que nos ha venido a arrojar desde la tribuna el compañero Trejo, se pueden obtener conclusiones muy curiosas. A riesgo de naufragar en este mar de papeles que ha dejado de recuerdo en esta tribuna el ciudadano Trejo, voy a permitirme escudriñar un poco y voy a llamar la atención de esta honorable

Asamblea sobre las habilidades de prestigitación que en materia de números tiene la honorable Comisión de Presupuestos.

El C. Trejo: Serio, más serio. . .

El C. Casas Alatriste: El compañero Trejo, que me pide que sea serio, me hará el favor de comprender que necesito en alguna forma llamar la atención de los compañeros que no han prestado toda la atención y toda la seriedad que este debate requiere, y que probablemente al oír tantas cifras y al escuchar de boca del mismo compañero Trejo que ha habido una diminución en los empleados de esta Secretaría y, en consecuencia, por ese capítulo la Cámara va a hacer la loable acción de ahorrar algunos miles de pesos a la nación, esos compañeros, repito, quiero que vean que esto que aparentemente el compañero Trejo expuso desde esta tribuna no es exacto, y que esto lo ha logrado, este éxito lo ha obtenido como por arte de prestidigitación o de magia. . . (Murmullos.) . . . maniobrando con los números de este papelerío que, como dije antes, amenaza cubrir a toda la Cámara. (Murmullos.) Desde luego, el compañero Trejo dice: "Habrá una diminución de setenta y seis empleados en las dependencias de la Secretaría de Industria. . . "

El C. Trejo: "Habrá un aumento de cuarenta y nueve", dije.

El C. Casas Alatriste, continuando: . . . pero por otro lado, el compañero Trejo, en vista de la observación que en lo privado le hacía en forma casi de secreto, expresó, con el objeto de que quedara esto impreso en el DIARIO DE LOS DEBATES, que esa aparente diminución de empleados no era real, sino que realmente se aumentaban cuarenta y nueve empleados. Y yo, que he podido observar desde cerca todas las maniobras del compañero Trejo, puedo dar a la Asamblea la clave de la prestidigitación. (Murmullos.)

El C. Trejo Francisco: ¿Maniobras?

El C. Casas Alatriste: Maniobras de prestidigitación de los números. Esto se debe, compañeros, a que la Escuela Superior de Comercio y Administración y el Departamento de Enseñanza Comercial e Industrial, que antes corrían a cargo de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, pasa, con un presupuesto como de doscientos mil pesos y con un personal de ciento treinta empleados, a depender de la Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes y que, en consecuencia, el ahorro que aparentemente busca la Comisión en la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, vendrá a aumentar lógicamente el presupuesto de la de Educación Pública y Bellas Artes; y como quiera que tanto unos dineros como otros salen de la Tesorería General de la Nación, nosotros no habremos realizado el ahorro que posiblemente los compañeros hayan podido creer que se hacía, en vista de las informaciones del compañero Trejo. Resulta, pues, que suprimiendo de las dependencias de Industria y Comercio la Escuela Superior de Comercio, que tiene ciento veinticinco empleados, y la Dirección de enseñanza Comercial e Industrial , que tienen once empleados, como se rebajan setenta y cinco, resulta que realmente lo que ha hecho la Comisión ha sido aumentar en el personal de Industria y Comercio sesenta plazas, sesenta plazas que yo he pedido a la Comisión atentamente se sirva puntualizarme, haciendo el cálculo de lo que cuestan esas sesenta plazas más, porque realmente, señores diputados, es muy fácil, quitando cargas a una Secretaría y aplicando esos dineros que están dispuestos en este caso especial a la Escuela de Comercio, aplicándolos a otros departamentos, que la Cámara no se dé cuenta de esta combinación. Aquí el compañero Trejo tiene la amabilidad de decir que se aumentan siete plazas de diez y ocho pesos, diez plazas de quince pesos, veintiséis de doce pesos, etcétera, etcétera. "N" plazas a diversos tipos de sueldo esas plazas. En esta oportunidad quiero llamar la atención a las respetables comisiones de Presupuestos sobre este defecto en que en mi concepto los ha obligado a incurrir, muy a su pesar, desde luego lo declaro, la premura del tiempo con que han procedido. Ellas, en esos cuadros estadísticos de sus presupuestos, en las partidas que estamos nosotros discutiendo, solamente señalan tantas plazas a tantos pesos, como si todas las plazas en el servicio civil del país pudieran clasificarse en la forma en que pueden clasificarse las del Ejército; por ejemplo, tantos soldados, a uno cincuenta; pues aquí tantos empleados, a uno cincuenta; después, tantos capitanes, a cinco pesos, y aquí, tantos empleados, la denominación no importa, lo que interesa es el sueldo. Y la Cámara necesita ver, para poder dar un voto consciente sobre los presupuestos, no solamente que haya tantos empleados de cinco, siete, quince o diez y ocho pesos, sino las labores y la categoría que los de quince, diez y siete y diez y ocho pesos vayan a desempeñar, y esto no se puede obtener de estos números que aquí nos presenta la Comisión. Yo, por consiguiente, quiero que me especifique con claridad cuáles son esos sesenta empleados más y en que se van a utilizar en la Secretaría de Industria y Comercio.

Yo quiero declarar, desde luego, que yo no voy a ser de los que defienden que se recorte el presupuesto de Industria y Comercio. Yo creo -y en esto me desentiendo, como acostumbro hacerlo cuando asciendo a esta tribuna, de toda cuestión partidarista-, yo quiero, cuando abordo esta tribuna, verlos asuntos desde un punto de vista enteramente nacional y de conveniencia para la patria; yo así quiero que todos los compañeros aborden este asunto de los presupuestos que es, indudablemente, la médula de la nación. Así pues, la Secretaría de Industria y comercio creo que está llamada a desempeñar un importante papel y una importante labor de desenvolvimiento de las riquezas naturales del país, y creo, en consecuencia, que no debemos ponerle trabas a su desarrollo, hasta donde las posibilidades del Erario, o hasta donde las posibilidades materiales de los fondos públicos lo permitan. Yo creo, señores diputados, que se debe llevar a cabo una intensa propaganda comercial de México en el extranjero; que esta propaganda comercial podría venir a resultar benéfica, y que de esta propaganda comercial, digo, podría venir la nivelación de esa tan traída y llevada balanza de comercio que sacaron a colación algunos compañeros, con motivo de la exención de derechos del papel, que en unión de algunos compañeros, y entre ellos el ciudadano Moreno Jesús

Z; defendí en esta tribuna. Creo que esta Secretaría debe llevar adelante una enorme tarea de propaganda de nuestros productos en el extranjero, dando facilidades a los exportadores y dando a conocer también las riquezas naturales de México. Hago esta salvedad, para que no se vaya a creer que yo estoy tratando de obstruccionar en alguna forma el desarrollo de los planes que tenga la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo; pero lo que quiero es que esta Asamblea se dé cuenta de estos planes y que conozca cuáles son esos proyectos y que les dé su visto bueno, aprobando o modificando el dictamen de las comisiones. Desde un principio decía que deploraba que no estuviese en esta Asamblea el ciudadano ministro del ramo, porque yo me permitiría interpelarlo acerca de sus proyectos con relación a la Secretaría que está a su cargo, para el año próximo, y el cálculo del costo de esos proyectos; pero ya que no está aquí, me reservo la oportunidad, con permiso de la Presidencia, para interpelarlo cuando se presente ante nosotros, y desde luego desearía que la Comisión puntualizara en qué consiste esas sesenta plazas y no cuarenta y nueve, compañero Trejo, esas sesenta plazas votadas de más en este presupuesto, en el cual por demás no está añadir que la Comisión de Presupuestos ha seguido el sabio plan de economía que ha seguido en todos los demás ramos de la administración pública.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo Francisco, de la Comisión: Hay un precedente en el Departamento de Salubridad Pública, en el que la Comisión aceptó aumento de personal en forma bastante apreciable; hay otro precedente en la Secretaría de Gobernación, en el cual aceptó también aumento de personal. Lo que ha pasado con relación a este ramo, es que las comisiones, que se encontraban entregadas a sus labores de concluir los ramos faltantes, no pudieron, como en todos los demás casos, hacer una exposición de motivos con relación a los puntos de vista y a los trabajos desarrollados respecto de la Secretaría de Industria y Comercio, pues que de esa manera la Comisión hubiera venido a hacer hincapié en todos y cada uno de estos detalles, restándole así al ciudadano Casas Alatriste la oportunidad que se le presentó de venir a hablar de movimientos de prestidigitación de la Comisión, cuando en el fondo lo único que ha pasado es que se inició la discusión del presupuesto sin que la Comisión hubiera estado aquí para hacer la exposición de motivos que ha acostumbrado, y en la cual, con la veracidad característica de la Comisión, hubiera dicho: "Se segregó la Escuela de Comercio", porque no para otra cosa nosotros hicimos estos trabajos preliminares, porque no para otra cosa estudiamos en detalle los presupuestos, sino para venir a informar ante la honorable Asamblea cuál era el proceso a que había quedado sujeto todo presupuesto.

El C. Jesús Z. Moreno: Pido la palabra para hacer una interpelación a las comisiones.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Jesús Z. Moreno.

El C. Moreno Jesús Z.: El estimable compañero Trejo, que nos tiene ya impuestos a esta especie de juegos malabares de razonamientos en el orden económico, yo quiero que me diga sencillamente en virtud de qué ley o qué disposición autoriza la separación de la Escuela de Comercio, que correspondía a Industria y Comercio; y, en segundo término, que me diga si quitando de manera arbitraria esa dependencia de la Secretaría de Industria y Comercio, se realiza una economía en el presupuesto de este ramo, o se aumenta.

El C. Trejo: El que habla, especialmente y no a nombre de la Comisión, tiene la pena de manifestar a todos aquellos compañeros que en tono guasón se sirvan hacer indicaciones respecto a juegos malabares y demás, que con mucho sentimiento se eximirá de seguir contestando algo que no fuese serio. Si los miembros de esta honorable Asamblea no encuentran suficientemente seria la labor desarrollada por nosotros, yo, de manera irrevocable renuncio esta labor. Estoy dispuesto a contestar en el terreno serio las interpelaciones que se me hagan; pero que no se me hable de prestidigitación ni de juegos malabares. El que habla -no sé el resto de la Comisión qué opina-, pero el que habla está dispuesto a no contestar ni a continuar esta labor que por lo demás va resultando ímproba e inútil. El ciudadano Moreno se olvidó de que dió su voto, a menos que no haya estado en cumplimiento de su deber en el seno de esta Asamblea, a la ley que autoriza la creación de las Secretarías de Estado, ley que incluye la Escuela Superior de Comercio y Administración como parte integrante de la Secretaría de Educación. Voy a acudir al archivo de la Cámara, con objeto de que se investigue lo que sobre el particular haya. En el anteproyecto formulado por la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, se agrega, en acatamiento de este precepto, la Escuela Superior de Comercio y Administración. La Comisión aceptó la supresión del personal de la Escuela de Comercio y Administración y no lo incluyó en el presupuesto. Como ya dije, el movimiento registrado en la Secretaría de Industria y Comercio, implica la desaparición de ciento veinticinco plazas que pertenecían a la Escuela de Comercio; se aumentan por distintos conceptos, ciento dos plazas y, en cambio, se deducen veintiséis, de donde queda un aumento efectivo de setenta y seis plazas. Las plazas que se aumentan están repartidas entre todo el personal de la Secretaría y ya indiqué cómo en el Departamento de Propaganda Comercial e Industrial, que está integrado de veinte propagandistas que recorren la República enseñando procedimientos modernos para aprovechar riquezas naturales que se explotan muy rudimentariamente, así como en el personal administrativo que debe quedar de pie en esta ciudad en la Secretaría misma, para atender cuanto se relaciona con esa brigada de propagandistas, distribuídas entre las numerosas dependencias de la Secretaría de Industria y Comercio, se encuentran ingenieros, oficiales, multitud de empleados, que en detalle dará a conocer el que habla a esta Asamblea, pues ya ha ordenado que se forme el estado comparativo que se necesita para hacerlo en concreto.

El C. Avilés: ¡A votar!

El C. Casas Alatriste: desde lugo quiero yo hacer esta aclaración de caballerosidad a la Asamblea: Cuanto me referí a juegos malabares del

compañero Trejo, fue por hacer una poca de ironía al margen de la combinación de números de los cuales saca conclusión que algunas veces pueden ser contradictorias, y fue más bien, como expliqué antes, con el fin de llamar la atención de algunos compañeros que no la prestaban lo suficientemente, y comprendiendo también que estas cosas de números son áridas, molestas y cansadas. Ahora queda en pie lo siguiente: se han aumentado verdaderamente setenta y seis plazas en la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, cuyo total de empleados es alrededor de novecientos, es decir, se ha hecho un aumento como del ocho o nueve por ciento del personal de esta Secretaría. El departamento que mayormente ha resultado favorecido en este aumento de personal es, según explicó el compañero Trejo, el de nueva creación de propaganda comercial. Yo desearía -y vuelvo otra vez a sentir que no esté aquí el ministro, porque estos datos es muy difícil que la Comisión me los dé- que se me dijera qué cosa va a hacer ese departamento de propaganda comercial. Yo entiendo que la propaganda comercial debía de hacerse en el extranjero y precisamente esta idea mía es la que me hace subir a esta tribuna para apartar, y desde ahora lo anuncio a la Comisión, los sueldos de que disfrutan los agentes comerciales de México en el extranjero. En consecuencia, estando enteramente conforme con el ciudadano diputado Trejo sobre que esta discusión ha sido originada por la falta de exposición de motivos de la propia Comisión, porque en este caso de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo faltó la interesante exposición de motivos que sistemáticamente ha hecho el ciudadano Trejo en los otros ramos, desearía pasar a tratar en lo particular las partidas que he objetado; pero como me entero de que en estos momentos ha llegado el señor secretario de Industria y Comercio, me permito interpelarlo sobre los siguientes conceptos: En virtud del cambio de impresiones que en esta tribuna ha tenido el ciudadano Trejo con el que habla, se ha venido a poner en claro que, tomando en cuenta la desaparición de la jurisdicción de usted en la Escuela Superior de Comercio y Administración, siempre se propone por la Comisión un aumento de setenta y seis plazas en el presupuesto de su Secretaría. Preguntaba al compañero Trejo, esos setenta y seis empleados qué cosa van a hacer, cuáles son los nuevos proyectos de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo que requieran el contingente de esas setenta y seis plazas, más, que representan aproximadamente el ocho por ciento del personal de la misma Secretaría; y como notaba que se encuentra un nuevo departamento de propaganda comercial, que es realmente una innovación, he considerado necesario que los representantes del pueblo sepan qué cosa es lo que ese departamento va a hacer y cuáles son los planes que la referida Secretaría se propone desarrollar. Ruego, en consecuencia, a su señoría, se sirva, si es tan amable, darme los informes que solicito.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo.

El C. Rafael Zubaran, secretario de Industria, Comercio y Trabajo: Ciudadanos diputados: Tiene absoluta razón el señor diputado Casas Alatriste al considerar que, no obstante la supresión de la Escuela de Comercio, de las funciones que administrativamente le corresponden a la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, hay un aumento de setenta y seis plazas en este nuevo presupuesto. Esto obedece a un criterio rudimentario de protección a nuestras industrias. Le Secretaría que inmerecidamente regenteo, tiene a su cargo los ramos de la riqueza nacional que ameritan la más grande atención, un fomento siquiera rudimentario. El ramo de petróleo ha producido, hasta el 31 de octubre, más de sesenta millones y medio de pesos al Erario nacional; el ramo de minas, hasta esa misma fecha, diez millones de pesos; el ramo de pesas y medidas, que todavía no se ha unificado en toda la República, no obstante la Ley General de Pesas y Medidas, ha producido más de medio millón de pesos, y aproximadamente, cien mil pesos el ramo de patentes y marcas. Si a esto agregamos que, conforme al artículo 27 de la Constitución vigente corresponde a la Secretaría de Industria y Comercio el fomento de nuevas riquezas que se han nacionalizado, aparte de los hidrocarburos, los fosfatos fertilizantes, la sal de gema y todos los demás productos que no sean los absolutamente constitutivos de la superficie de la tierra, entonces se comprenderá que es necesario que esta Secretaría tenga algunos elementos para fomentar esa riqueza nacional, que no se traduce únicamente en entradas al Erario, sino en aumento de la riqueza para toda la nación. De una manera especial, la substitución del personal que correspondía entonces a la Escuela de Comercio por unos setenta y seis empleados nuevos, corresponde, a mi juicio, a la labor que merece más atención y que yo ruego que sea considerada seriamente por vuestra soberanía. Existen en nuestro país, regadas industrias rudimentarias, que es necesario que se fomenten, que por lo regular la Secretaría, hasta estos momentos, sin partida especial, ha ido a su encuentro llevando procedimientos más modernos y aun proporcionándoles útiles e instrumentos, ya sea para tejidos, ya sea para curtiduría, y hemos substituído una simple enseñanza comercial por una enseñanza industrial y práctica. A eso obedecen tantos y tantos empleados nuevos; a una propaganda de industria práctica y a un nuevo departamento.

Todos los funcionarios de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo con la mejor buena voluntad se pusiera a la disposición de la Comisión de Presupuestos y Cuenta y fueron atendidos por ella con la más grande atención y con la más amplia cordialidad. Se trataba de hacer necesariamente economías, y no obstante que las que se ha hecho en la Secretaría a mi cargo quizá la invaliden para hacer una labor de desarrollo y de propaganda industrial y comercial, se suguirió a la Comisión cuáles serían las reducciones del presupuesto que causarían menos daño a esa desarrollo. Sin embargo, tal como las ha presentado la Comisión resultan tres partidas que yo desearía, si es posible, que fueran reconsideradas: la primera es una que se puso de una manera especial a moción del presidente de la República por las grandes perturbaciones que ha traído consigo el reajuste de los salarios de los obreros, así como la crisis en la industria minera, en al petrolera y en general en todos los ramos de la industria nacional. Con

frecuencia se ha dado el caso de que se agrupen hombres sin trabajo por millares en determinada región, causando un verdadero malestar y exponiéndose a que les falte hasta lo indispensable para su subsistencia; en tales casos se hace necesario que el Ejecutivo provea remediar esa situación anormal, procurando llevar a esos hombres a otros centros de trabajo o a los lugares donde han vivido constantemente y donde tienen más elementos de subsistencia. Con este motivo se puso en el presupuesto de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo una partida por doscientos mil pesos. La Comisión observó a la referida Secretaría que cuando se necesitara podría convocarse al Congreso para que se votase una partida semejante, y yo pienso que puede presentarse la crisis de tal manera inesperada, estando en receso el Congreso de la Unión o presentándose algunas otras dificultades, que cuando venga el remedio ya el mal no lo tenga. Por otra parte, no se ha llegado a dar la ley reglamentaria del petróleo; no se ha llegado a dar la del Trabajo, ni se ha siquiera iniciado la reglamentación de todas las otras riquezas que el artículo 27 constitucional ha nacionalizado; en consecuencia, si en cualquier cálculo humano, si en cualquiera obra es necesario un margen de imprevisión, en este caso anormal creo que el margen debe ser un poco mayor. Yo me permití sugerir a la Comisión que tal vez su necesidad de economías no le permitió prever que la partida de gastos extraordinarios e imprevistos fuera siquiera de cincuenta por ciento del presupuesto de esta Secretaría, y los señores diputados habrán visto que es la que tiene el más ligero de los presupuestos.

Por último, señores diputados, yo querría someter a la consideración de ustedes el hecho de que en esta Secretaría sólo existen once departamentos; en consecuencia, once jefes de departamento; que todos ellos son profesionistas y que rebajarles el sueldo de treinta y tres pesos diarios que tenían a veinticinco, es decir, rebajarles ocho pesos diarios, es hacer la rabaja más desproporcionada a los hombres que tienen más responsabilidad, si es que queremos una administración mediantemente honesta y eficiente. (Aplausos.)

El C. Moreno Jesús Z.: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Casas Alatriste.

El C. Casas Alatriste: Señores diputados: Ya que conseguí el objeto que me propuse al subir a la tribuna en un principio, de hacer que hubiera una discusión en lo general sobre estos ramos, discusión en lo general que es importantísima para la orientación del criterio de la Asamblea a la hora de discutir en lo particular cada partida objetada, y discusión en lo general que siempre ha faltado en estos casos, voy a entrar en lo particular a impugnar la partida que separé.

Esta partida se refiere casualmente al sueldo de los empleados que acaba de citar el señor ministro de Industria y Comercio: los jefes de departamento. Especialmente quiero llamar la atención de la Asamblea acerca del jefe del Departamento del petróleo. Estos funcionarios o empleados han venido ganando un sueldo de treinta y tres pesos treinta y tres centavos y se les rebaja por la Comisión a veinticinco pesos. Como acabáis de oír por la voz autorizada del ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo, las personas que están al frente de estos departamentos necesitan ser profesionistas, con conocimientos profundos en los ramos que están a su cargo. Como sabéis muy bien, los jefes de departamento son los que proponen la resolución de los asuntos al secretario, son los que hacen el resumen de los expedientes y dan la opinión técnica de ellos, que sirve generalmente de norma para la resolución que la superioridad acuerde en cada uno de los casos. En consecuencia, ciudadanos diputados, estos jefes de departamento deben ser personas de absoluta confianza, de absoluta honorabilidad y de completa competencia en la profesión cuyo ejercicio están desempeñando en la jefatura del departamento. creo que en vista de estas razones y por tratarse de empleados técnicos, el compañero Trejo no tendrá inconveniente en retirar esta partida para modificarla en el sentido de que estas personas ganen por lo menos treinta pesos, con lo cual, si bien es cierto que se logra un ahorro, no es de la consideración y magnitud que propone la Comisión. En vista de que también cambié algunas impresiones con el compañero Trejo y para ahorrar tiempo, porque estoy interesado como el que más en que esta larga y tediosa discusión de presupuestos se haga en el menor tiempo posible, me voy a permitir adelantar desde luego la solicitud que hago a la Comisión de Presupuestos a efecto de que los agentes comerciales de México en el extranjero gocen de mayor emolumento que el de nueve dólares diarios que la Comisión propone. Si la Comisión no acepta de plano la suplica que me permito hacerle, en su oportunidad, y puesto que no está a discusión la partida de los agentes comerciales, vendré a exponer las razones de gran peso que apoyan la iniciativa que presento. Pido, en consecuencia, al compañero Trejo, que si quiere ahorrar tiempo y puesto que indudablemente está de acuerdo con las ideas expuestas por el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo, se sirva retirar estas partidas.

El C. Barón Obregón: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene la palabra.

El C. Barón Obregón: Efectivamente, el compañero Casas Alatriste tiene mucha razón y justicia. Aquí no se trata de un director de departamento de la categoría de los departamentos que existen en las direcciones; son sencillamente los propios jefes; de manera que la interpretación que debe darse a estos jefes de departamento sería equivalente a la de director en las otras secretarías. Todos los directores de las distintas secretarías ganan treinta y tres pesos treinta y tres centavos y son personas cuya responsabilidad está perfectamente bien definida, teniente a su cargo todo le ramo; en consecuencia, en la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo el Departamento de Petróleo podría denominarse: Dirección de Petróleo, para que al director se le pusiera un sueldo igual al que tienen los directores en las demás secretarías. De manera que hago esta aclaración a esta honorable Asamblea a fin de que apruebe esta partida, que es de justicia; pido yo que se deje exactamente el sueldo que están ganando actualmente estos jefes de departamento, que son sencillamente directores.

El C. presidente: Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Casas Alatriste.

El C. Casas Alatriste: Para reiterar a la honorable Comisión la súplica que le he hecho, de que retire estas partidas. Esto, seguramente, facilitará la discusión, y si no, que me diga en forma categórica si está de acuerdo, o no, con las ideas que he expresado, porque, en caso contrario, me vería en la penosa necesidad de tomarme unos cinco o diez minutos más, para reforzar los argumentos que en contra del dictamen de la Comisión, tengo.

El C. secretario Aillaud: La Comisión pide permiso para retirar las partidas 9,004 y 9,006, objetadas por el ciudadano Casas Alatriste. En votación económica se pregunta si se permite a la Comisión retirar estas partidas. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Sí se permite a la Comisión retirarlas.

El C. Mijares: Señor presidente: Pido la palabra para hacer una interpelación al señor ministro.

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al ciudadano Mijares que está en espera de que se presenten reformadas las partidas que se acaban de retirar por la Comisión; pero después le concederá a usted el uso de la palabra.

El C. Mijares: Entonces me hace usted el favor de apuntarme para cuando terminen los compañeros.

- El mismo C. secretario: De conformidad con las objeciones hechas,la Comisión presenta, reformadas las cuotas de treinta y veinticinco pesos diarios respecto de las partidas objetadas. Continúa la discusión de las mismas. No habiéndose inscripto ningún ciudadano diputado para objetarlas, se reservan para su votación.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Gandarilla.

El C. Gandarilla: Honorable Asamblea: En virtud de tener que salir esta misma tarde fuera de esta capital, para asuntos urgentes. . . (Voces: ¡Buen viaje! ¡Adiós! ¡Aaaaah! Retiro todas las palabras que he dicho, y que han dado lugar a demostraciones cariñosas, que, en el fondo, les digo sinceramente que me conmueve. Quiero interpelar al secretario de Industria y Comercio sobre un asunto trascendental, ya que atañe, sobre todo, a la región Norte del país, a mi Estado.

Acaba de decir el señor secretario de Industria y Comercio, con sobra de razón, que es a la Secretaría de Industria y Comercio a la que compete intervenir en los conflictos en los que se vean los trabajadores. Acaba de decir el propio señor secretario, que él había sugerido a la Comisión la conveniencia de señalar la cantida de doscientos mil pesos, para que el Gobierno fuese en auxilio de los obreros que se encontraran sin trabajo, debido a las crisis que se están verificando. Yo, señores representantes, me he permitido distraer un momento vuestra atención, para cosa demasiado seria: Suplicando de una vez, antes de abandonar este recinto, a la honorable Comisión, me diga si está dispuesta a incluir la cantidad de trescientos o cuatrocientos mil pesos, o una cantidad mayor, para estas necesidades. En caso de que la Comisión me diga que no se encuentra en estas condiciones, es decir, con la voluntad de fijar esta asignación, tendré la pena de venir a insistir todavía sobre este punto y de abandonar el viaje que tengo proyectado. (Voces: ¡No! ¡No!) Al mismo tiempo, me permito interpelar la señor secretario de Industria y Comercio. ¿Cree su señoría, y con fundamento de razón, que la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, es la que debe tener este margen de auxilio para los trabajadores, dadas las funciones de su Secretaría?

El C. secretario de Industria, Comercio y Trabajo: No solamente cree la Secretaría de mi cargo que a ella le corresponde, por tener hasta ahora el ramo del Trabajo, sino que esa partida adicional que se puso en el proyecto de presupuesto de la misma Secretaría, fue presentada por especial acuerdo del presidente de la República, para el fin indicado.

El C. Gandarilla: Ya ve honorable Asamblea cómo es a la Secretaría de Industria y no a la de Gobernación, como lo decía el licenciado Lugo, a la que compete tratar estos asuntos. Por lo mismo, y en vista del carácter legal, ya aceptado por esta honorable Asamblea, me permito interpelar a la Comisión sobre si acepta la sugestión de incluir esta partida.

El C. Trejo Francisco, de la Comisión: Recuerde la Asamblea, y para esto me voy a permitir solicitar la información del ciudadano Moreno Jesús Z., si cuando se discutió Gobernación, no es cierto que la Comisión aseveró que ya en otra Secretaría figuraba otra partida de doscientos mil pesos, para los obreros.

El C. Moreno Jesús Z: Pido la palabra. Es exacto lo que acaba de asentar la Comisión.

El C. Trejo: El que habla tuvo la impresión, y así lo dijo antes, de que en el Presupuesto de Industria y Comercio había quedado incluída esta cantidad; pero, después de llamar la atención el ciudadano Moreno sobre que se había omitido. Y habiéndose cerciorado el que habla de esa omisión, sólo le resta explicar lo siguiente: fue formulado un presupuesto por la Secretaría de Industria y Comercio, y enviado a la Comisión, y algunos días después enviada una copia, en la cual ya constaba la partida de doscientos mil pesos, habiéndoseme llamado a mí personalmente la atención respecto de ese aumento por el propio ciudadano Zubaran. Así pues, se debió a esta circunstancia la omisión en que incurrió la Comisión de Presupuestos y Cuenta; pero, desde luego, está dispuesta a subsanarla.

El C. Gandarilla: Muchísimas gracias. Ya ve, pues, la honorable Asamblea cómo la Comisión está anuente en asignar esta partida. Doy, pues, las gracias a la Comisión por su buena voluntad, y me permito manifestar a todos los ciudadanos representantes que les hago presente mis agradecimientos más respetuosos, por sus demostraciones de cariño. (Aplausos. Risas.)

El C. secretario Aillaud: Por disposición de la Presidencia, se suspende la sesión, para reanudarla a las cuatro de la tarde.

Presidencia del C. VASCONCELOS EDUARDO

(Asistencia de 127 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 5.43 p. m.: Se reanuda la sesión permanente. Tiene la palabra el ciudadano Gandarilla para interpelar al ciudadano secretario de

Industria. - El C. Gandarilla: No, señor; ya lo hice esta mañana.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Serrano.

El C. Serrano: Ciudadano secretario de Industria y Comercio: Quisiera que nos hiciera usted el favor de informarnos respecto del Departamento de Minas, pues tengo entendido que el trabajo y el número de expedientes que se tramitan en ese departamento, ha aumentado considerablemente en los últimos dos años; la tendencia es que siga aumentando en el año venidero y de que el personal del mismo departamento no será suficiente para sostener al día la tramitación de los expedientes mineros. Creo que es conveniente aumentar ligeramente el personal del mismo departamento, con el objeto de que no se entorpezca la titulación de los fundos mineros, y esto, en lugar de que resulte un gasto para la nación, más bien vendría a resultar una entrada, supuesto que mientras mayor sea el número de fundos mineros, mayores serán las contribuciones que el Gobierno tenga que recibir. Asimismo, le ruego muy atentamente se sirva durante su opinión sobre los sueldos del personal, en particular respecto del ingeniero directo y del subjefe, que también tiene que ser un ingeniero de primera línea, con la capacidad y los conocimientos necesarios para hacerse cargo del departamento en las ausencias del jefe respectivo, pues según entiendo, se han rebajado notablemente dichos sueldos.

El C. secretario Aillaud: Se suplica a los ciudadanos diputados que ocupen sus curules.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo.

El C. secretario de Industria, Comercio y Trabajo: Señores diputados: Puedo satisfacer en detalle la interpelación que ha hecho el señor diputado Serrano porque traigo un cuadro estadístico que resume el movimiento habido en las secciones de concesiones y revisión de trabajos periciales del Departamento de Minas de la Secretaría de Industria.

En el año de 1919 los expedientes entrados fueron 2,314; en 1920, 3,506, y en el primer semestre del año en curso, 1,929. Así es que, en efecto, ha habido un aumento de importancia. Los títulos expedidos en el año de 1919 fueron 880; en 1920, 1,859, y en el primer semestre de 1921, 431 expedientes. Los expedientes que no prosperaron fueron: en 1919, 1,037; en 1920, 953, y en el primer semestre de 1921, 764. Total de expedientes terminados: en 1919, 1917; en 1920, 1812; en el primer semestre de 1921, 1,195. Expedientes pendientes: en 1919, 397; en 1920, 1812, y en el primer semestre de 1921, 734. Títulos declarados caducos: en el primer año, 743, en el segundo, 4,089, y en el tercero, en un solo semestre, 905. Revisión de caducidades: en 1919, 20; en 1920, 67, y en 1921, 23. Informes por escrito que ha tenido que rendir el Departamento: en 1919, 7,330; en 1920, 12,153, y en el primer semestre de 1921, 6,829. Oficios también despachados por ese Departamento: en 1919, 15,257; en 1920, 18,305, y en el primer semestre de 1921, 8,757. Esto demuestra la importancia del trabajo que tiene este departamento. Como al mismo tiempo tiene que vigilar la titulación de los fundos mineros, tiene que inspeccionar las nuevas zonas o distritos que lleguen a adquirir alguna importancia, abrir nuevas agencias de minería, nombrar inspectores técnicos, visitadores que vigilen el manejo de esas agencias, que por lo regular no cuestan nada al Erario, pues sus emolumentos son un tanto por ciento de la circulación, ha habido necesidad de que sea uno de los departamentos que requieren mayor personal.

El jefe del Departamento, el señor ingeniero Ortiz, es un hombre de verdadera competencia en la materia, no solamente nacional, sino internacional, de una honorabilidad completa; su sueldo, como el de todos los demás jefes de departamento , es el de treinta y tres, treinta y tres; en virtud de la necesidad de prudentes economías que inspiró a la Comisión de Presupuestos, se había rebajado este sueldo a veinticinco pesos, pero esta mañana en virtud de las breves discusiones habidas se llegó a la conclusión de que se pusiera un sueldo a todos los jefes de departamento, de treinta pesos diarios.

El C. Serrano: Muchas gracias: Pido la palabra para hacer otra interpelación a la Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Serrano: Deseaba yo saber si la comisión aceptaría, en vista de las razones que acaba de exponer el señor secretario, que tanto el jefe como el subjefe del departamento a quienes se les han rebajado considerablemente los sueldos, quedaran con los mismos que están disfrutando en el presente año y si aceptaría también que se adicionara en ese departamento un jefe de sección y dos oficiales primeros, que es muy poco pedir para poder tramitar todos los expedientes que están aumentando en dicho departamento.

El C. Trejo Francisco, de la Comisión: En la mañana la Comisión propuso para los jefes de Departamento de Minas, Petróleo, Instituto Geológico, Departamento Jurídico, y demás, la cantidad de treinta pesos diarios como asignación. Así pues, ya no sería necesario, sería extemporáneo tratar de este asunto, que ya fue resuelto. En cuanto a los subjefes, la Comisión no tendría inconveniente en hacer el aumento, así como tampoco, dado el incremento que últimamente ha tenido el trabajo del Departamento respectivo, en adicionar, si la Asamblea lo permite, un jefe de sección y dos oficiales primeros también.

El C. Serrano: Muchas gracias.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique para interpelar al ciudadano secretario de Industria y Comercio.

El C. Manrique: Señores diputados: Deseo interpelar al ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo, con objeto de escuchar de sus labios qué departamento de esa Secretaría tiene a su cargo el inspeccionar las condiciones de los trabajadores de las minas. Quiero saber si a esa misión se consagran los inspectores que en el Presupuesto figuran en el Departamento de Minas, o los inspectores del Departamento del Trabajo en la sección de conciliación o inspección. Pido atentamente al ciudadano secretario se sirva explicarnos

cuál es la misión de los inspectores de primera y de segunda que aparecen en el Presupuesto del Departamento de Minas, y cuál la misión de los inspectores que aparecen en el mismo Presupuesto en el Departamento del Trabajo. El Departamento de Minas tiene nueve inspectores de primera, ingenieros; diez inspectores de segunda, ingenieros. El Departamento del Trabajo tiene una sección de conciliación, inspección y bolsas de trabajo con cuatro inspectores de primera y seis inspectores de segunda. Pido atentamente al ciudadano secretario se sirva explicar quiénes son, de estos inspectores, los encargados de estudiar las condiciones de los trabajadores en la mina.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario.

El C. secretario de Industria: Unos y otros, señor diputado Manrique. Conforme al reglamento de la ley Minera existen determinados requisitos, múltiples prevenciones que tienen que cumplir las empresas mineras respecto a condiciones de salubridad, prevenciones para accidentes, ventilación de las minas, de los tiros y esos como son trabajos técnicos están encomendados a ingenieros de una manera fundamental. Estos visitan las minas y rinden informes periódicos expresando quiénes de las empresas mineras, cuáles de esos trabajos se encuentran dentro de las prevenciones reglamentarias y cuáles de esos trabajos están fuera de ellas; al mismo tiempo algunos de esos inspectores de minas técnicos recorren las agencias de minería para darles instrucciones a los agentes y para ver cuáles son las deficiencias que se observan en la tramitación, a fin de evitar en lo posible o prevenir en mayor número de irregularidades que después tenga que corregir la Secretaría en la revisión de los expedientes. Los inspectores de trabajo, por el contrario, y de una manera enteramente anormal, fuera de la ley, puesto que la Federación no tiene jurisdicción en materia de trabajo en los Estados, toda vez que la Constitución ha reservado esta facultad a las entidades federativas, el Departamento del Trabajo para cuidar de los trabajadores de las minas, para hacer la estadística de ellos, para ver las condiciones en que viven y poder reclamar a las empresas las indemnizaciones por accidentes o por muertes en que tienen ellos la culpa, manda inspectores que han tenido que valerse de tarjetas del Departamento de Salubridad de la población para que no tengan obstáculo. Así es que materialmente se han buscado procedimientos indirectos, pero la tendencia de los inspectores-los de minas, desde el punto de vista técnico, y los de trabajadores, desde el punto de vista de humanidad para los que prestan sus servicios en las empresas mineras- tienen una misma finalidad: la de procurar que la vida de los trabajadores en las minas sea lo más eficiente y preste el mayor número posible de garantías.

El C. Manrique: Deseo añadir una interpelación. ¿Puede explicar el ciudadano secretario si en su concepto las condiciones de la vida del minero, de una manera general, son favorables en la República?

El C. Secretario de Industria, Comercio y Trabajo: Sí, señor.

El C. Manrique: continuando: De una manera general también, citando, si puede, datos concretos: ¿Las compañías mineras se ajustan a los reglamentos en vigor por lo que toca a las condiciones de seguridad en las minas?

El C. secretario de Industria, Comercio y Trabajo: La mayor parte de ellas sí, señor, y las que no se ajustan a ellos, o son suspendidos en su trabajo o se les imponen fuertes multas, y la mayor parte de ellas en caso de accidente han pagado a los trabajadores por gestiones hechas por el Departamento del Trabajo de la Secretaría de Industria.

El C. Manrique: ¿Podría el ciudadano secretario citarnos algún caso concreto de compañía multada o suspendida por alguna violación a estos reglamentos?

El C. secretario de Industria, Comercio y Trabajo: En este momento, no.

El C. Manrique: Pues bien, señores diputados. He querido aprovechar la coyuntura que la discusión del Presupuesto de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo nos ofrece, para señalar las graves omisiones en que esta Secretaría ha incurrido en este interesante aspecto de su misión: inspección de las condiciones del trabajador en las minas de la República. (Voces: ¡En los Ferrocarriles!) No he recorrido desde luego - es superfluo que yo lo diga -, no he recorrido todas las regiones mineras del país, pero hay aquí compañeros procedentes de los Estados de Durango, Chihuahua, Guanajuato, Zacatecas, y ellos pueden confirmar mis observaciones personales, que se refieren principalmente al Norte del Estado de San Luis Potosí, a las deplorables, a las dolorosas, a las misérrimas condiciones en que se encuentran los trabajadores de las minas. Y la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, está obligada a inspecionar dichas condiciones, a averiguar e investigar si las poderosas compañías americanas se someten a los reglamentos en vigor, por conducto de sus inspectores del Departamento de minas, o por conducto de sus inspectores del Departamento del Trabajo. Y bien, señores diputados, tengo derecho a afirmar enfáticamente, categóricamente, que distan mucho de ajustarse a los reglamentos en vigor, a los reglamentos teóricos en vigor, las compañías mineras. Por lo que toca a las leyes del trabajo, verdad es que cada Entidad federativa puede legislar soberanamente dentro de su propia jurisdicción, dentro de la respectiva jurisdicción; pero no es menos cierto que el hecho solo de haberse creado una Secretaría que pomposamente se llama de Industria, Comercio y Trabajo, obliga al secretario, obliga a la Secretaría a interesarse por el cumplimiento exacto y fiel de los preceptos del artículo 123. Si ha de esperarse a que el artículo 123 se halle cuidadosamente reglamentado, el artículo 123 seguirá siendo letra muerta, y las leyes que reglamenten las fracciones de este artículo, las leyes que reglamenten el trabajo y la previsión social de nuestra Constitución de 17, vendrán a aclarar ciertas dudas; pero las bases de este artículo, los preceptos de este artículo deben considerarse en vigor desde el 1o. de mayo de 1917. Desde el 1o. de mayo de 1917, compañía o empresa que no se ajuste a las bases señaladas para el trabajo y la previsión social por el título

correspondiente de la Constitución, son empresas y compañías que violan las leyes del país. Y si alguna alta misión, si alguna razón de ser tiene la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, que antes sólo se llamaba de Industria y Comercio, es el vigilar las condiciones del trabajador en la República.

Hay regiones mineras en el país en que millares de hombres están colocados en una condición dolorosa y miserable que urge aclarar, remediar-perdonad el lapsus-, y, señores diputados, en el momento de discutir el presupuesto sería oportuno solicitar vuestro permiso, vuestra aprobación, para que se retirasen por inútiles las partidas que señalan inspectores de primera o de segunda, inspectores de diversas categorías para el estudio de las condiciones de las minas, porque tenemos derecho a afirmar que si estos inspectores no cumplen con su deber, son algo pomposo, decorativo, artículos de lujo que deben desaparecer. La república tiene derecho a pedir que se proteja la vida de sus nacionales y la vida de los mineros, que como consecuencia de las condiciones no solamente de los trabajos, sino de las condiciones de los locales y de la inseguridad de las minas, se agota, se extingue, para enriquecer, para favorecera unos cuantos privilegiados. Si alguna alta misión tiene la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo que cumplir, es ésta, señores. Voy a referirme concretamente, para fundar mi proposición-que bien pudiera ser la de que se suprimiesen por inútiles estas partidas si no se corrige, si no se determina, si no se obliga a estos inspectores a cumplir eficazmente con su deber-, mi observación es ésta, señores diputados: en los minerales, en las minas del Norte del Estado de San Luis Potosí, concretamente en las minas de Santa María de la Paz y Dolores, en el antiguo distrito de Catorce, en la parte Norte del Estado de San Luis Potosí, son verdaderamente dolorosas, son verdaderamente injustas las condiciones de los mineros. Una de las conquistas de la moderna civilización, es la jornada máxima de ocho horas; el establecimiento de la jornada máxima de ocho horas, haciéndola obligatoria en las legislaciones más avanzadas de los países civilizados, es algo que ha costado torrentes de sangre. Comienza el 1o. de mayo de 76 u 82 en Chicago; sabéis bien cuán dolorosos sacrificios ha costado a los trabajadores hacer que esta conquista se convierta en precepto legislativo, en precepto legal. Ya nuestra Constitución de 17 tiene un artículo 123 que habla de una jornada máxima. Esto sigue escrito en el papel; esta es una de tantas mentiras convencionales de las que seguimos viviendo ilusionados. A las pomposas mentiras de la Constitución de 57 se agregan ahora dos nuevas mentiras: la del precepto 27 y la del precepto 123, que nuestros hombres del Gobierno no tienen el espíritu apostólico suficiente, el espíritu de abnegación suficiente, el espíritu de sacrificio suficiente de amor a su país para llevarlos a la práctica, para convertirlos en realidades. Y la verdad es ésta, señores diputados: que la jornada de ocho horas debe considerarse no como la expresión absoluta de la verdad, no como la expresión absoluta de lo conveniente, la duración del trabajo de un hombre para que éste no agote su vida prematuramente; no, esta cifra de ocho horas debe considerarse de acuerdo con la fisiología experimental y de la medicina, como un término medio, como un promedio solamente, como una base; pero es indudable que hay ciertos trabajos, por ejemplo, en el campo, a la luz del sol, en ciertas estaciones, en ciertos países, en determinados climas, cierta índole del trabajo que podría llevarse adelante en una jornada superior a ocho horas; hay lugares, países, climas, estaciones en que un trabajador del campo podría trabajar diez horas diarias sin agotarse; en cambio, hay ciertos trabajos para los cuales la jornada de ocho horas resulta visiblemente excesiva, y es este el caso indudablemente para el trabajador de las minas, para el minero que trabaja en el fondo de un pozo de mina, a una temperatura de cuarenta a cuarenta y dos grados, a cuatrocientos o quinientos metros bajo el nivel de la tierra, en una atmósfera viciada, sin una ventilación propia, a una temperatura excesiva; para este hombre la jornada de ocho horas es excesiva y angustiosa. Los datos de la fisiología experimental y de la observación médica nos llevaría a afirmar que la jornada para este hombre debería ser inferior a ocho horas; sin embargo, nos conformaría seguramente con que se trabajase en estas minas siquiera las ocho horas constitucionales. En las minas de Santa María de la Paz y Dolores, hay lo que se llama, como sabéis, en el lenguaje minero, dos puebles, es decir, dos turnos de trabajadores: el primer turno que entra al trabajo, que desciende a las minas a las cinco o seis de la mañana, para salir hasta las cinco o seis de la tarde; hay solamente dos turnos de trabajadores, dos puebles, dos turnos de mineros.

Estos hombres no trabajan once o doce horas en el interior de la mina, no podrían resistir tanto tiempo, sino sólo nueve o diez horas, y que ya exceden con mucho al promedio constitucional de ocho horas que ya afirmé, que debo insistir en que para el trabajo de las minas resulta excesivo. Allí no se trabajan ocho horas, sino nueve o diez en el interior de la mina; empero el trabajador no sale inmediatamente de terminado su trabajo, de terminada su jornada, a respirar el aire puro de la superficie; el trabajador permanece todavía en el interior de la mina una, dos o tres horas más, porque la compañía no ha llenado esos requisitos de que nos hablaba el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo; requisitos de seguridad, uno de los cuales debe ser, es seguramente -bastaría consultar los reglamentos en vigor-, malacates, ascensores -llamadlos como queráis- en número suficiente para permitir no solamente la extracción de los minerales, que esta pueda ser la finalidad suprema del consejo de la mina, sino la salida de los trabajadores. Pues bien, porque se prefiere codiciosamente el ascensor para la extracción de minerales, los trabajadores permanecen acumulados esperando angustiosamente que llegue su turno, una, dos y tres horas, para poder usar del ascensor y salir a tierra, salir a la superficie. De manera, señores diputados, que cada "pueble", cada turno de trabajadores permanece en el interior del pozo, en el interior de la mina once o doce horas, once o doce horas de las cuales nueve o diez han trabajado en condiciones verdareramente

dolorosas, semidesnudos o desnudos completamente, a una temperatura de cuarenta y dos grados, mojados hasta las rodillas o hasta la cintura en más de una ocasión, hundidos en el agua jadeantes, manejando el pico y arrancando el metal de las entrañas de la tierra; y en estas condiciones con los excrementos, las inmundicias de sus propios cuerpos, comiendo en el interior de la mina víctimas de la anemia de los mineros, de la anquilostomasia. Yo querría que el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo consultase sus estadísticas y me dijese, y nos dijese qué por ciento de mineros enfermos de anquilostomasia, víctimas de la anquilostoma duodenalis hay en la República en estos momentos. Probablemente el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo no tiene a la mano estas estadísticas. Se trata de cosas de muy escasa importancia. ¡Muy otras y muy más altas deben ser las preocupaciones de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo! Pero, señores diputados, basta llegar al pueblecillo de Santa María de la Paz, y si se tiene todavía una poca de sensibilidad, si no se tiene aún el corazón encallecido, basta observar, basta echar una ojeda, basta una superficial observación, basta ver los rostros pálidos y enjutos de los mineros víctimas de la anemia del minero para comprender en qué dolorosas condiciones de vida se encuentran.

Hay un precepto constitucional relativo al trabajo de los niños y de las mujeres; hay un precepto constitucional que prohibe que trabajen niños menores de doce años. Pues bien; en Santa María de la Paz bajan al fondo de las minas y permanecen en ellas varias horas pequeñitos a quienes se llama familiarmente zorrillos, pequeñuelos que desde los ocho o diez años son ya víctimas del anquilostoma, pequeñitos anémicos, demacrados; en tanto que nuestros niños ríen y juegan al sol; en tanto que los niños del señor secretario de Industria, Comercio y Trabajo tienen rosadas mejillas, rubios bucles y alegran su hogar con sus risas y sus cantos; (Aplausos.) en tanto que los niños de nuestro secretario de Relaciones comienzan a crecer en la escuela de vanidades en que aquí se vive; en tanto que los niños de nuestros magnates y de nuestros neoburgueses viven de holguera y de alegría, ignorando las miserias de otros niños que, como ellos, tienen derecho a la vida, a la luz, al aire, a la alegría; en tanto la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo permanece indiferente a todas esas miserias, y la Constitución con sus bellos preceptos del artículo 123 sigue siendo letra muerta, letra escrita que no se convierte en realidad por falta de espíritu apostólico, por falta de amor a su pueblo de los hombres, de ciertos hombres que ahora están en el poder. De manera que si pidiese algo concreto, por considerarlos inútiles, que se suprimiesen los puestos de inspector en el Departamento de Minas; pero en realidad debéis comprender que sólo he querido aprovechar la oportunidad para recordaros que es forzoso o que desaparezca ese Departamento, o que se obligue a los hombres que en él reciben recompensas, remuneraciones de mayor o menor cuantía, a que cumplan con el deber que la ley les exige. Lo que he dicho del Estado de San Luis Potosí podría subrayarlo el compañero Jesús B. González, a quien me permito interpelar para que me diga si las condiciones del trabajador en las Minas del Estado de Zacatecas se ajustan a las exigencias de las ideas modernas.

El C. González Jesús B.: Con permiso de la Presidencia. Estoy enteramente de acuerdo con lo expresado por el señor Manrique y aun puedo asegurar que también en el Estado de Zacatecas el trabajo de las minas se hace solamente con dos puebles por regla general; que es positivamente grande y alto el número de enfermos a consecuencia del trabajo pesadísimo, y no sólo por eso sino por las frecuentes explosiones, se ven en las minas muchos mutilados que no han sido amparados conforme debían serlo.

El C. Manrique: Al compañero Gandarilla, representante también de un distrito minero, le pido atentamente me informe cuáles, en tesis general, son las condiciones de los trabajadores de las minas en su Estado.

El C. Gandarilla: Como representante del distrito minero de San Dimas, de San Andrés de la Sierra y otros varios minerales que forman el 5o. distrito de Durango, tengo el honor de informar a la Asamblea, que me ha causado verdadera consternación el estado en que se encuentran los mineros, porque todos ellos presentan un aspecto enfermizo y demacrado y muchos de ellos están tuberculosos por falta de condiciones higiénicas en que se trabaja en las minas. Yo, como el señor Manrique, creo que debería suprimirse esa partida en caso de que no fuese posible hacer que los empleados o inspectores cumpliesen con su deber; pero al mismo tiempo, aprovechando el momento solemne, me permito invitar al señor secretario de Industria y Comercio, para que haga obrar su energía sobre esos inspectores para ver de que se corrijan estos males gravísimos para nuestro pueblo!

El C. Manrique: Señor ingeniero Norberto Domínguez: ¡Podría usted informarme sintéticamente sobre las condiciones de los trabajadores y sobre las condiciones de seguridad de las minas de su región?

El C. Domínguez: ¿Me permite pasar a la tribuna?, porque si no, no se oye. (Risas.) Honorable Asamblea: He pasado a la tribuna para contestar la interpelación de mi apreciable compañero el señor Manrique, porque desde mi curul no sería fácil que todos me oyesen.

Creo que en esto hay una buena parte de razón en lo que dice el señor Manrique; pero no puede considerarse como una afirmación absoluta y categórica. Hay algunas minas que en realidad están detestablemente trabajadas; pero hay otras que no están tan mal y no crean ustedes que sea por espíritu de altruísmo de sus propietarios, sino porque la conveniencia de la empresas coincide con la conveniencia de los obreros mismos. Las minas que yo conozco más son las de Pachuca y las del Real del Monte, del Estado de Hidalgo. Como son empresas poderosas, procuran...

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Y las de Parral?

El C. Domínguez: Parral, en efecto, es mi tierra; pero las minas de Parral las conozco menos; a pesar de ser mi tierra. Sucede que las empresas poderosas ponen maquinaria más perfeccionada, no precisamente por favorecer al minero, sino

por favorecerse ellas mismas; procuran que los mineros salgan por medio de malacates y no por escaleras, no tanto porque les importe mucho el jornalero, sino para ahorrar tiempo.

La observación que hace el compañero Manrique, de que el trabajo de la minas es duro, es cierto: el que entra por primera vez a una mina se queda espantado, porque le parece que aquéllas son las escenas de la Divina Comedia, del Dante. Trabajar durante varias horas en labores muy duras, a una temperatura de treinta y ocho grados, es en realidad una labor demasiado penosa. Ahora, en las minas de las empresas muy poderosas, la tarea de hace un poco menos penosa, gracias a que se usan perforadoras de aire comprimido, lo que da por resultado que el trabajo manual sea menos pesado y que el mismo aire empleado para la perforación esté renovando la atmósfera; de todas maneras, como dice el ciudadano Manrique, creo que es imposible resistir más de seis horas de trabajo. Desgraciadamente pasa esto: que el trabajo en las minas se hace a destajo por lo general, y la ambición de lo mineros los lleva a comprometerse en ocasiones a realizar labores más pesadas que la que pueden desempeñar; y creo que la intervención del Poder Público sería vigilar que se evitaran esos contratos ruinosos para los mismos jornaleros. Por tanto, hay que hacer que los inspectores de minas vigilen constantemente y no se limiten a dar una orden, sino a ver si se cumplió. Generalmente, y eso está muy en nuestro carácter, creemos que para remediar un mal basta con dar una orden, olvidando una orden no es más que la mitad de la labor y a veces ni siquiera la mitad, puesto que lo interesante es ver si esa orden se cumplió. Creo que debieran ejecutarse todas las prescripciones dictadas para proteger la salud del obrero, cumpliendo con esto, no sólo con un deber de patriotismo, sino de humanidad porque realmente la vida en las minas e muy dura; la anquilostamasia de que habló el señor Manrique y la tuberculosis de que no habló, hacen estragos espantosos en las minas, principalmente a causa de las condiciones poco higiénicas en que están. El trabajo de los barreteros es horrible y el de los malacateros es otro trabajo también verdaderamente horrible, no porque estén en labores sofocadas, ni con un gran calor, pero están con la atención perpetua sobre el manubrio, porque de ellos depende la vida de muchos obreros y es imposible que la atención pueda sostenerse durante ocho horas. Yo creo eso mismo, que es imposible. Yo no abogaría por que se suprimieran esas partidas. Otra cosa hay que decir también: El reglamento tiene prescripciones buenas, pero que por desgracia si se llevan en cuanto a la letra, no se llevan en cuanto al fondo y al espíritu. Por ejemplo, allí se dice que toda negociación minera debe estar dirigida por un ingeniero de minas titulado. En primer lugar, es de suponerse que el ingeniero de minas titulado tiene una competencia que pudiera no tener un profano, no obstante que muchos, a pesar del título, no tienen ninguna; pero en realidad, eso no es practica. Las minas mexicanas son rarísimas las que están dirigidas por ingenieros mexicanos; casi todas las negociaciones mineras en México están dirigidas por extranjeros, que ganan sueldos verdaderamente fabulosos. Hay negociaciones de minas, una no muy lejos de esta capital, en la que el director-que era inglés- ganaba quinientas libras esterlinas cada mes, y esos no son titulados; pero han encontrado una manera muy buena de eludir la ley. Designan a un ingeniero cualquiera para que aparezca como responsable; este ingeniero titulado registra su título ante la Secretaría de Industria y Comercio y ese ingeniero de hecho para el Gobierno es el verdadero responsable; aparentemente es el responsable; en el fondo no hay tal responsable. Es un ingeniero que gana doscientos cincuenta pesos, trescientos pesos o cuatroscientos pesos a lo más, cuando mucho que son sueldos ridículos, mezquinos en la actualidad y cuya labor es presentarse como ingeniero ante la Secretaría. Así pues, un precepto legal en el fondo bueno, ha quedado perfectamente eludido. La responsabilidad debe seguirse a todo el mundo, sea con título o sea sin él y, sobre todo, exigirse a esos hombres, en cuya pericia y en cuya honorabilidad están las vidas de infinidad de obreros. Es una abominación, es un crimen no exigir severas responsabilidades cuando se tienen catástrofes en las minas y que suceden con la mayor frecuencia, aun en esas minas bien trabajadas. Hemos tenido recientemente dos catástrofes espantosas: una explosión de dinamita en una de las minas de Pachuca y un incendio en otra mina. Pues bien; yo creo que los ingenieros o no ingenieros deben ser responsables y debe exigírsele en esos casos toda la responsabilidad civil y en algunas ocasiones hasta la responsabilidad penal por su negligencia y descuido. Mientras entre nosotros las responsabilidades estén en el papel y mientras nuestras leyes y reglamentos sean mitos y mentiras, esas catástrofes seguirán sucediéndose; la avaricia de los empresarios hará que estén eludiendo siempre el cumplimiento de la ley. Creo que no debe suprimirse a los inspectores, sino exigirles en primer lugar idoneidad, para lo cual no basta que presenten un título más o menos obtenido a fuerza de paciencia y de recibir regaños de los profesores-que generalmente es el procedimiento más usual para obtener un título profesional-, sino que comprueben que tienen dotes de moralidad y de carácter y que no son personas cuya debilidad vaya a hacer que cedan ante las exigencias de las compañías mineras. Debe exigirse que estos ingenieros practiquen toda clase de registros minuciosos: que cuiden de que haya un lugar para las deyecciones, que los caminos de la escalera estén separados perfectamente del camino de los malacates, que unos y otros estén en corriente, que haya varios caminos a una misma labor para que una obstrucción no dé lugar a las espantosas catástrofes en que perecen sepultados y sin poder salir de allí muchos individuos. Debe exigirse que los ingenieros sean efectivamente directores de minas y no simples firmones, como sucede en la mayoría de los casos; debe exigírseles también que cumplan con su deber; que después de dar una orden y señalar un plazo para su ejecución vayan a ver si realmente esa orden se cumplió, y en caso de no ser así, exigir no sólo una simple responsabilidad, hacer una reprensión, sino la destitución y aun la responsabilidad civil y penal. Estas responsabilidades penales ya se sabe que siempre

quedan eludidas, porque los inspectores dicen:

"Yo dí orden de que se ejecutara esto y esto otro".

No, señores; no basta con eso; debe hacer la mayor severidad; por eso, contestando la interpelación al compañero Manrique y hecha una exposición tan sucinta como he podido de la vida en las minas, creo que los inspectores deben subsistir, pero exigiéndoles una responsabilidad mucho más grande, porque están en condiciones especiales; y es una obligación del Gobierno ser muy exigente con ellos, porque si un hombre debe ser responsable de sus acciones, con mayor razón deben serlo aquellos que por tener cultura universal y por presumirse que tienen una educación moral más amplia, tenemos la ineludible, la imperiosa obligación de velar por el bien de nuestros semejantes y para cumplir con nuestros deberes para con la humanidad y para con la patria. (Aplausos.)

El C. Manrique, continuando: La exposición del señor ingeniero Domínguez, que mucho agradezco, viene a confirmar, dando la fuerza del aspecto técnico que tiene su información, dando a mi exposición la fuerza del argumento técnico. De la exposición del señor ingeniero Domínguez puede desprenderse esta exposición sintética: la mayor parte de las minas del país, distan mucho de ajustarse al cumplimiento del precepto reglamentario en materia de minería, contradiciendo esta afirmación del señor Domínguez, la afirmación del señor secretario del ramo, que afirmaba que la mayor parte de las empresas se ajustaban al precepto reglamentario. El señor ingeniero Domínguez, con su experiencia de técnico, con su experiencia de hombre que ha visitado, que ha trabajado en estas regiones, nos afirman precisamente lo contrario: la mayor parte de las disposiciones reglamentarias en materia de minería y en materia de seguridades en las minas, son burladas por las empresas, de manera más o menos hábil. Ahora, señores diputados, es indudable que yo estoy también de acuerdo en que es preferible que los inspectores permanezcan en sus puestos; pero lo que importa es que estos inspectores cumplan con su deber, y no puede excitarlos a cumplir con su deber sino un hombre realmente tocado de un espíritu de amor a sus semejantes, de amor a los oprimidos, de amor a los desheredados. En tanto tengamos en las Secretarías hombres de espíritu burgués, esto seguirá siendo imposible. (Aplausos.)

En una reunión con mineros del país, uno de estos hombres, en una plática que tuvimos, uno de estos hombres sencillos y buenos, que sufren y que saben lo que es el trabajo y lo que son las vicisitudes de la vida, nos decía gráficamente esta expresión, que yo recogí como palabras de oro: "Allí está ya la ley; pero la ley no se mueve". Efectivamente: la ley no se mueve, y para dar a sus preceptos dinamismo, para darles vida, se necesita de la fe que todo lo mueve, esa fe que transporta las montañas, ese espíritu apostólico de amor, espíritu de que carecen los hombres encargados de hacer que esta ley se torne en realidad viviente. Y sólo he hablado, señores diputados, de las condiciones de los mineros en el fondo de la mina; si pasara a describir rápidamente, brevísimamente las condiciones del trabajador luego que ha abandonado la mina, entonces el cuadro se tornaría aún más sombrío y doloroso. Abandona el minero el pozo, abandona el túnel, después de haber permanecido en él once o doce horas, ¿y creeríais, por ventura, que llega a una casita risueña, luminosa, llena de alegría y llena de flores? Nada de eso, ¿Sabéis en qué condiciones viven los mineros? La mayor parte de los miembros de Santa María de la Paz viven todavía como hombres primitivos, en cavernas, en cuevas que yo visité y registré minuciosamente, la mayor parte de las cuales tiene una capacidad de ocho metros cúbicos de aire y una superficie de cuatro o cinco metros cuadrados, por una altura de un metro o metro y medio; en estas condiciones, sólo se puede vivir en ellas en estado yacente o sentado, en situación verdaderamente miserable y dolorosa. ¿Y acaso imagináis que en esas cuevas se vive gratuitamente? Pues no; pregunté a una de esas pobres familias cuánto pagaban, contestándoseme que pagaban un peso cincuenta centavos a la rentera doña fulana, que vivía cerca de la capilla. Me diréis que hay escuelas. ¿Y creéis que basta que un legislador teorizante dicte una ley haciendo la enseñanza obligatoria; que basta el celo apostólico de nuestro secretario de Educación, para llevar la luz a esos pobres niños y hombres ignorantes? ¿Qué no se comprende fácilmente que, en tanto que el jornal del minero sea insuficiente para bastar a sus necesidades y las de su familia, una ley que declarase la enseñanza obligatoria y el establecimiento de escuelas más o menos numerosas, no bastaría para impedir que los trabajadores buscasen en sus pequeños de ocho a diez años, la ayuda que puede proporcionar un pequeño jornal? Comprendéis que, sin la reforma económica, todo es inútil, todo queda en el terreno del verbalismo, y esta forma económica sólo puede implantarse con el apoyo firme y decidido de la acción gubernamental. Sé bien que la iniciativa privada debe hacer y puede hacer mucho; pero la palanca más poderosa en este momento, dada nuestra psiquis, dados nuestros antecedentes y nuestras tradiciones, tiene que ser el Gobierno; pero un Gobierno no formado por hombres de espíritu burgués, sino por hombres tocados por el espíritu de su época, por hombres realmente inflamados de la necesidad de hacer algo por su país. (Aplausos.) Y, señores diputados, cuando hace pocos meses el ciudadano secretario de Industria y Comercio, con motivos de uno de tantos conflictos que a diario ocurren, como reveladores del mal social, como reveladores de la ineficaz organización en que vivimos, cuando con motivo de uno de estos conflictos hace aquellas pomposas declaraciones que revelan un espíritu atrasado media centuria a propósito de la famosa libertad del trabajo, (Aplausos.) cuando este hombre revela, cuando comprendemos, señores diputados, que el Gobierno se muestra sordo y ciego ante las exigencias de los trabajadores, entonces se comprende, con el pensamiento de Carlos Marx, que la redención del trabajador, debe ser obra del trabajador mismo. (Aplausos.) Y entonces el trabajador se asocia, forma sindicatos, sociedades de resistencia, y va a la huelga, a la cual le reconocen derecho las legislaciones todas de los país avanzados de la tierra: derecho de huelga. Pero frente al derecho de huelga, levanta el ciudadano secretario de Industria y Comercio el derecho a la libertad del trabajo.

(Aplausos.) De manera que nuestros campesinos, nuestros obreros, después de la dolorosa experiencia de Cananea y de Río Blanco, comprenden que es necesario exponer su vida, y van generosamente a prodigarla, y van a las trincheras, y van a los campos de batalla, ¡ellos, sí! (Aplausos.) Y forman sus batallones rojos, y llevan al Poder a hombres a quienes creen capaces de interesarse por su clase, y en los momentos en que esperan ya recoger siquiera un poco, un pequeño fruto de sus esfuerzos, entonces se convence que este Gobierno, como todos cuantos le prescidieron, tiene más contacto con la burguesía, que con los oprimidos. (Aplausos.) ¡Derecho de huelga! Sí, lo reconoce y lo sanciona y lo consagra el artículo 123. ¡Ah! Pero frente al artículo 123, al artículo 123 opone el ciudadano secretario, retrocediendo media centuria, el artículo 4o. constitucional, que consagra la libertad de trabajo. Y es entonces cuando un grupo determinado en esta Cámara comete el error, que yo condené oportunamente, de dar a al ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo -a quien imaginaba la más vigorsa columna de este partido en el gabinete-, un voto de confianza, y ya sabéis los resultados de este voto: Meses más tarde, cuando el secretario de Industria, Comercio y Trabajo sintió que se bamboleaba; cuando meses más tarde se habló, con motivo de la salida del gabinete del presidente Obregón de un hombre revolucionario y entusiasta, para quien tengo desde esta Cámara una cálida expresión de aplauso, de posibles cambios en el gabinete y de la salida de algún compañero de Villarreal, es entonces cuando, recordando la expresión aquella: "todo, menos la dimisión", este hombre, que siquiera por un elemental sentimiento de gratitud debió haber salido del gabinete si los intereses de su grupo y su dignidad lo requerían, declaró pomposamente "que no tiene ligas con partido político alguno". (Aplausos estruendosos.)

Ahora ya no es un grupo, ahora es la Cámara entera la que aplaude, ahora es la Cámara entera la que aprueba mis palabras, porque no hay nada más doloroso ni más reprobable para un hombre bien nacido que la deslealtad y la ingratitud. (Apalusos.)

Entonces, y porque he logrado mi propósito, no voy a insistir en la innecesaria reprobación de tal o cual partida del presupuesto; vengo sólo a señalar la necesidad de que todos comprendemos cuál es el verdadero espíritu de la época, que ya la nación no se conforma, como antaño, con tener un cuerpo burocrático, parasitario, más o menos pomposo, de embajadores, de inspectores y de otra suerte de parásitos; lo que la nación quiere y reclama es que trabajemos y luchemos por su verdadero mejoramiento; lo que la nación quiere no es el derrocamiento de una burguesía para que ésta sea substituída por otra burguesía más ávida de lujo y de placeres, porque nunca supo lo que los placeres y el lujo fueron. No es esto lo que la nación quiere; lo que quiere es el mejoramiento colectivo; lo que la nación quiere no es precisamente, es tiempo ya de decirlo enfáticamente, lo que queremos los hombres que nos creemos avanzados no es, a pesar de lo que digan arteramente los enemigos, el establecimiento en México de una República soviet; no. En el matiz, en la escuela socialista más o menos avanzada, podremos diferir; sería necio exclamar que fuera de nuestra doctrina o fuera de nuestra iglesia no había salvación y que nuestra República solamente se salvaría con el establecimiento de tal o cual escuela. No, nosotros no proclamamos como panacea tal o cual escuela socialista por avanzada que ella sea; nosotros lo que queremos es simplemente que todos los hombres buenos, que todo hombre bien nacido comprenda que el mundo está mal organizado; que hay un problema social que consiste sintéticamente en esto: en la desigual, en la inicua, en la inequitativa distribución de la riqueza, que hace de un pequeño número de seres privilegiados los opresores que se oponen al mejoramiento, a la liberación espiritual de los demás seres. Este problema social requiere una solución: todo hombre bueno debe comenzar por confesar esto: el mundo está mal organizado y debe de llegar a esta conclusión: su deseo de luchar por el mejoramiento humano, su deseo de demostrar con fe que el hombre puede modificar los destinos de la humanidad, que el hombre puede modificar la sociedad humana; que si en la sociedad humana hay la desigualdad natural que resulta de la misma naturaleza del hombre, que de ella resulta y nace fatalmente, hay también en las instituciones humanas, hay también en la humanidad desigualdades mucho más artificiales, instituciones jurídicas, códigos, costumbres, que el esfuerzo humano puede reformar y mejorar. Esto es lo que queremos y en esto consiste sintéticamente nuestro credo. Si la escuela adoptada es el socialismo de Estado, el simple intervencionismo, el colectivismo o el comunismo más o menos avanzado, no es esto de lo que se trata; que se nos designe genéricamente más o menos despectivamente con el dictado de bolcheviques a quienes nos esforzamos por mejorar la sociedad en que vivimos, esto no importa; (Aplausos.) esto no nos importa. Si queréis designar con el nombre de bolchevismo a todo intento siquiera sea tímido y moderado de mejoramiento social; si queréis designar con el nombre genérico de bolchevique a todo hombre inconforme con el actual estado de injusticia en que vivimos, entonces motejadnos en hora buena, que ello será para nosotros timbre de gloria y no de deshonor. (Aplausos.) Pero si lo que queréis, si lo que se quiere es cumplir con el deber que la vida y la época nos imponen, entonces debemos ponernos animosos a la obra. Nosotros no proclamamos que tal o cual escuela haya de constituirse; no somos secretarios ni proclamamos que la adhesión a determinada escuela sea indispensable para salvar al país; lo que queremos es que se reconozca que el país está cansado de luchas que no tienen más bandera que una simple y vana reforma política; lo que queremos es proclamar que el país no se conforma, como en 1910, con las simples promesas de reformas políticas de "Sufragio Efectivo y No Reelección"; lo que el país quiere es que comprendamos que todo esfuerzo nuestro será vacuo y vano si no nos aplicamos a la verdadera tarea de reformas económicas y si no atacamos valerosamente, a despecho de todos los peligros, de todos los temores y acechanzas, al verdadero enemigo: el privilegio, la desigualdad. (Aplausos prolongados.)

El C. secretario Barragán: La Comisión pide

permiso para reformar su dictamen, aumentando dos subjefes y dos oficiales primeros que pedía el ciudadano Serrano, y aumentando el sueldo de veinte a veinticinco pesos del subjefe del Departamento de Minas. Se consulta a la Asamblea si permite que sea retirado para modificarlo en este sentido. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado. Presentada la reforma respectiva, se reserva el dictamen para su votación.

- El mismo C. secretario: Está a discusión la partida 9,009.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Romero José H.

El C. Romero: Señores compañeros: Vengo hablar en contra de la partida 9.009 en lo que se refiere al Departamento de Exploraciones y Estudios Geológicos dependientes del Instituto Geológico Nacional. Allí hay cuatro geólogos que dependen de este Departamento, dedicándose tres de ellos a estudios de exploración relativos al petróleo; debo hacer mención de que estos estudios geológicos relativos de petróleo vienen a dar al secretario de Industria y Comercio los datos de las regiones en que puede haber petróleo en cantidades comerciales. Como el petróleo es la fuente de ingresos más importantes que tiene actualmente el país, justo y conveniente es que se le impulse, y aunque la iniciativa privada encabezada por compañías de petróleo representa la principal información geológica petrolera, es el Gobierno el último que tiene conocimiento de ello, por lo cual es conveniente que se aumente el número de geólogos a disposición del Instituto Geológico para que el Gobierno pueda normar su criterio en lo que se refiere a exploración de petróleo.

Así pues, yo pido a ustedes atentamente que en lugar de cuatro geólogos que tiene aquí el sueldo de doce pesos diarios, se incluya veinte geólogos, diez de primera y diez de segunda, que podrían ser, a fin de que queden adscritos al Instituto Geológico. Como huelgan las razones en este sentido, yo espero de ustedes que se servirán aumentar esta partida de cuatro geólogos a veinte geólogos.

El C. Serrano: ¿Me permite usted una interpelación, con permiso de la Presidencia? Le ruego al compañero Romero nos haga favor de decirnos cuáles son los sueldos que proponen para los primeros geólogos y para los segundos.

El C. Romero: En cuestión de sueldos los geólogos deberían estar muy bien pagados, tanto aquí como en cualquier otra parte, como se estila en otros países. El sueldo que aquí tienen asignado es de doce pesos diarios, que es insignificante para un profesionista, para un especialista. Yo estimo que deberían ganar por lo menos, sin contar los viáticos, unos veinticinco pesos diarios los geólogos de primera, y viente pesos diarios los de segunda, y desearía que la Comisión tomara nota de esto y me dijiera si acepta o no la proposición que yo hago.

El C. Serrano: Pido la palabra para hacer una aclaración adicional. Hace unos cuantos días estuve en el Instituto Geológico con el objeto de documentarme respecto del personal que está trabajando en ese Departamento, y el señor director me manifestó que tiene muchas dificultades para poder tener durante un lapso de tiempo largo el número de geólogos que necesita el Departamento, debido a la escasez de sueldo que se les están pagando, porque sucede muchas veces que los geólogos están allí primero por amor a la ciencia y después con el objeto de poder estudiar y especializarse en esa materia para que más tarde puedan tener salarios mejores con las empresas privadas, quien les pagan a veces cuatro y cinco veces más, que lo que están ganando allí. Así es que el Gobierno, lo único que podrá hacer, si sigue pagando estos sueldos, es enseñar, y nada más, pero no utilizar los servicios de los geólogos una vez que tengan ya una competencia que pueda ser reconocida por los geólogos del extranjero. Por consiguiente, apoyo la petición del ciudadano Romero en el sentido de que se les pague el doble a estos geólogos, si se quiere que sean gente competente y estable dentro del Departamento.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Trejo Francisco, de la Comisión: La Comisión desea que el ciudadano ministro del ramo conteste la interpelación que se hace respecto a la conveniencia de aumentar el número de geólogos y su sueldo.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo.

El C. secretario de Industria, Comercio y Trabajo: Todavía emocionado por la calidad elocuencia, por la palabra varonil del señor diputado Manrique, que aprovechó la discusión técnica de los presupuestos de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo para formar una calumniosa requisitoria contra el que tiene el honor de dirigir la palabra y cuando se encuentra en una situación desventajosa para contestarle, vengo a responder a la interpelación que ha tenido la bondad de hacerme el presidente de las comisiones de Presupuestos, sin dejar de aprovechar esta oportunidad para hacer ante vosostros, con la solemnidad que vuestra soberanía merece, importantes rectificaciones.

Sin duda alguna, señores diputados, si algo hay importante en el ramo que tiene encomendado la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, es lo relativo al petróleo. Saben ustedes que el Instituto Geológico de Nueva York, que los técnicos de las compañías petroleras americanas, que la misma prensa del país y aun los que de entre nuestros nacionales se dedican a esta industria, ven con reales y justificados temores que la explotación se ha concretado, se ha reducido a una faja estrecha de nuestra costas del Golfo; que si la imprevensión no ha sido absoluta y completa para algunas poderosas compañías que sí han ido a explorar otras regiones del país, el Gobierno no tiene los datos suficientes para saber cuáles de esas exploraciones han tenido éxito y en dónde hay, además, serias probabilidades de que exista petróleo en el subsuelo. Los inspectores de petróleo, todos ingenieros y que están formado, puede decirse, en la especialidad de esta industria, son muy contados y reducidos; por lo regular sus trabajos siempre se remuneran mejor por las empresas particulares que por el Gobierno. En la Agencia de Tuxpan únicamente hay adscritos cuatro inspectores de

petróleo; en la Agencia de Tampico igual número y la Agencia de Minatitlán, que tiene un radio de acción muy grande, pues comprende los Estados de Chiapas, Oaxaca, Campeche y Tabasco, pues únicamente tiene dos inspectores. En consecuencia, tiene que limitarse a cuidar los trabajos, a vigilar, a rectificar los planos, a ver cómo se tiene y proyecta un óleoducto, etcétera, etcétera; y el trabajo de exploración, el trabajo de prevención verdaderamente para una futura exploración de esta industria, está casi eternamente abandonada y ha quedado reducido a los pocos trabajos que puede hacer el Instituto Geológico. En estas condiciones, si es posible, dentro de la política de economías que esta Cámara se ha propuesto , aumentar siquiera a diez más el número de geólogos que se dedican a estos trabajos y si es posible de una manera especial, como lo sugirió a la Secretaría el ciudadano presidente de la República, que sean jóvenes que acaben de salir de la escuela y que se perfeccionen con una práctica en el ramo de petróleo, sería mucho mejor, y yo pienso que con un subsidio de diez y ocho a veinte pesos diarios, aparte de sus viáticos, se podrá tener este personal, que es absolutamente indispensable. Contestada la interpelación, creo que encontraré la benevolencia de ustedes para hacer con toda serenidad una breve rectificación.

El señor Manrique, cuya sinceridad, cuyos principios revolucionarios teóricos conozco, me hace el repetido cargo de que soy un burgués; que no cuido de las condiciones del trabajo; que no velo por la vida de los obreros de los Estados, y realmente antes de que pronuciara ese caluroso discurso, esa requisitoria política en mi contra, había yo dicho que en el departamenteo del Trabajo de la Secretaría de Industria casi no tiene funciones en los Estados y que un funcionario público tiene que estar sujeto a la Constitución. Para que vaya la Secretaría de Industria y de Comercio, señores, a los centros de trabajo, llámese mineros de los Estados, ha tenido que refrendar los nombramientos de los inspectores con una tarjeta del Consejo Superior de Salubridad. En consecuencia, todas esas bellas frases, todos los conceptos, todas las indignaciones más justificadas aún de la triste vida del trabajador, relativa a la vida de las minas, a la vida en los jacales, al trabajo de los mineros, al trabajo de la mujer, son muy deplorables, son muy de sentirse, pero no deben echarse a mi cargo; creo que son el que menos puede remediarlo: el Deparamento del Trabajo recoge las deficiencias, ve las irregularidades e inmediatamente se comunica con los Gobiernos de los Estados: es su única función, no puede hacer otra cosa. Probablemente -poco me gusta hablar de mi mismo-he hecho más que el ciudadano diputado Manrique, no obstante que él no es un burgués. El artículo 27 constitucional, que tiene mucho de bueno, que es la más grande conquista de la revolución, que es, aparte de lo que ha hecho la Rusia, el único país que con el mínimo esfuerzo ha llevado sus conquistas a la letra invulnerable de la Ley Suprema de un Estado, ese artículo 123, no 27 -estaba yo equivocado-, es casi la copia de una iniciativa hecha por el que tiene el honor de hablaros, en 1915, y presentada al entonces Primer Jefe de la Revolución Constitucionalista. Esa iniciativa impresa y probablemente la conoce la mayor parte de los señores diputados. Así que es injusto que me diga el señor Manrique que yo soy un burgués y que soy incapaz de velar por la suerte de los trabajadores.

Habló el señor Manriquez de deslealtades e ingratitudes; yo no sé de cuándo figura en política el ciudadano Manrique. Es muy joven y tal vez éste sea el principal de sus méritos; puede decirse que tiene el mérito de las virginidades. Yo hace tiempo, tal vez por desgracia, que padezco de estos achaques y todos los defectos puedo tener, menos el de haber cometido jamás una deslealtad. Se me atribuyó hace varios días una declaración que no hice yo: que no tenía ligas con nigún partido político. Y tan no la hice, que de los cuatro periódicos que reprodujeron mis declaraciones, dos de ellos, los que merecen má confianza, "El Demócrata" y "El Heraldo", no publicaron esa información y sí la publicaron únicamente el "Excelsior" y "El Imparcial". (Risas.) Yo únicamente dije que no tenía ligas con ninguna persona, no dije yo que tenía ligas con nigún partido político.

Desde el año de 1917 pertenezco al Partido Liberal Constitucionalista, y tengo a honra seguir perteneciendo a él. (Aplausos.) Naturalmente no uno sino un millón de errores puedo haber cometido y seguiré cometiendo, pero no seguramente el de la deslealtad, no el de la falta de cumplimiento de mis deberes, no el de violar impunemente y con una ignorancia supina las leyes. No soy el que levanto y condeno las huelgas, fuí el primero que puso -de los que estaban cerca del Primer Jefe Carranza-, el derecho de huelga para que fuera escrito en la Constitución. Yo no soy, señores, el que condene la libertad de trabajo contra el derecho del sindicalismo; yo opino que la libertad y la garantía de los trabajadores está en sindicalizarse; pero que mientras exista el artículo 4o., yo como funcionario, no puedo condenar esa libertad.

Doy a ustedes las gracias por haberme permitido hacer estas rectificaciones, y creo haber dejado contestada la interpelación del presidente de las comisiones.

El C. Trejo Francisco, de la comisión: En vista de las cifras que respecto a sueldos y viáticos se han expresado en esta tribuna, y en vista también de que en concepto de la Comisión es indispensable dar mayor amplitud a los trabajos de estudio y exploración de las zonas petrolíferas del país, la Comisión somete a la consideración de la Asamblea, tomando como base las cifras que antes me he referido, una partida número 9,513, cuya redacción se propone en los siguientes términos: "Para gastos de exploración y estudio de zonas petrolíferas, inclusos sueldos y viáticos de geólogos y cualesquiera otros relativos, $250,000.00."

El C. secretario Barragán: Está a discusión la partida 9,513.

"9,513. Para gastos de exploración y estudio de zonas petroleras, incluso sueldos y viáticos de geólogos y cualesquiera otros gastos relativos. $250,000.00" No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación.

Está a discusión la partida 9,509 reformada.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Casas Alatriste.

El C. Casas Alatriste: Desearía primero saber la forma en que fue reformada. Acaba de declarar la Secretaría que está a discusión esta partida ya reformada. Desearía conocer los términos de la reforma.

El C. Trejo: En el presupuesto no existía ninguna partida que capacitara a la Secretaría de la Industria y Comercio para desarrollar los trabajos de estudio y exploración de zonas petroleras. El ciudadano Romero sostuvo la conveniencia de aumentar el número de geólogos; cambiando impresiones con él, y en vista de que se indicó que los geólogos deberían disfrutar de una remuneración de veinticinco pesos diarios y de viáticos a dieciocho, la Comisión propuso, en vista de que quizá no pudiera integrarse el número completos de geólogos con ingenieros o epecialistas nacionales, sino que habría la necesidad de utilizar los servicios de geólogos extranjeros, la cantidad de doscientos cincuenta mil pesos. La reforma obedece al siguiente cálculo: Diez ingenieros a veinticinco pesos, doscientos cincuenta pesos diarios; diez asignaciones por viáticos a dieciocho pesos diarios, ciento ochenta pesos; en junto, cuatrocientos treinta pesos.

A esto habría que agregar gastos de campamento, instalaciones, etcétera. Es por esto que la comisión propone doscientos cincuenta mil pesos, de los cuales alrededor de ciento sesenta mil corresponde por sueldos y viáticos, y el resto por gastos adicionales, es decir, de ayudantes, gente de campo y demás inherentes a esa clase de estudios y exploraciones. De esta manera cree la Comisión haber dado su apreciación al formular y hacer los cálculos respectivos.

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra. Si no me equivoco, la honorable Comisión se ha referido a un asunto que en este momento no está a discusión; y la partida que la Secretaría puso a discusión es la 9.509, que en el proyecto primitivo de la Comisión, decía:

"9,509. Para gastos de instalación, traslación, renta de casas, compra de muebles, gastos de oficio, menores y cualquiera otros de las agencias de minería, $35,000.00."

Como yo me proponía impugnar esta partida, lo iba a hacer, cuando noté que la Secretaría decía que estaba formada. Como no tengo noticia de la reforma en que está esta partida nuevamente presentada por la Comisión, yo supliqué a la Secretaría que le diera lectura para expresar mi conformidad o mi inconformidad.

El C. Trejo: Creía que se había referido el ciudadano Casas Alatriste a la partida a que se había dado lectura antes. La reforma en la 9,509, consiste en que vez de decir: "en las agencias mineras" dice: "de las oficinas dependientes de la Secretaría: $35,000.00". La misma cifra, sólo se reforma la redacción.

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra para interpelar a la Comisión, o al secretario de Industria y Comercio, como preliminar de mi peroración.

Suplico al compañero Luis Espinosa me permita hacer unas interpelación al ciudadano secretario de Industria y Comercio. Está a discusión, señor secretario, la partida que dice: "para gastos de instalación, etcétera, etcétera, de oficinas dependientes de esa Secretaría. Ya con esta connotación general, quedarían incluídas allí las agencias comerciales, esas ocho agencias comerciales, el sueldo de cuyos agentes la Comisión esta mañana estaba de conformidad en aumentar. Yo rogaría a su señoría que tuviera a bien decirme si con esos treinta y cinco mil pesos cree que basten para la instalación de estas oficinas, porque tengo noticias de que no están instaladas todas las agencias comerciales de que se trata y que si considera que es bastante para las necesidades a que se refiere esta partida.

El C. Trejo: Voy hacer una aclaración, señor Casas Alatriste. La partida se refiere a los servicios inherentes al departamento de minería. Lo relacionado a las agencias comerciales se encuentra incluído en la partida 9,506. Como usted verá aquí se refiere a servicios de minería y no de agencias comerciales en el extranjero. En la partida 9, 506 están comprendidas...

El C. Casas Alatriste, interrumpiendo: No está la instalación.

El C. Trejo: La Comisión, lo mismo que la Secretaría, entiende que la propaganda industrial y comercial de que se habla aquí, tiene que hacerse por medio de las agencias comerciales ya instaladas y por las que se instalen. Como es inicial, para que la propaganda se emprenda, las agencias comerciales que faltan, indudablemente que quedan comprendidas aquí; pero si su señoría quiere, la Comisión no tiene ningún inconveniente en agregar: para instalación de las agencias comerciales que faltan.

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra, señor presidente. Pues sí me permito insistir con la Comisión en esto, no sólo por un deseo personal mío, que sería injustificado y que de ninguna manera me permitiría sostener, sino porque, como sabe el ciudadano Trejo; está prohibido hacer transferencias de partidas. En consecuencias, a la hora que se trata de instalar una agencia comercial en el Canadá -que es donde, por cierto, está haciendo gran falta, según me expresó en lo particular el señor secretario de Industria y Comercio-, no podría, es decir, se expondría a la hora de hacerse un libramiento a cargo de la partida 9,506, a que no fuera admitido por las oficinas de Contraloría, en vista de que esta partida 9,506 no habla de instalación de oficinas, sino solamente de sueldos de empleados interinos, comisionados, etcétera, pero no instalaciones ni gastos de instalación de oficinas. Con la salvedad, y puesto que así lo solicita la Comisión, doy las gracias por la amabilidad con que ha aceptado mis súplicas, y retiro toda la objeción que pudiera tener a la partida a debate.

El C. Trejo: La Comisión propone que se redacte, intercalando: "Para gastos de instalación de agencias comerciales, de propaganda industrial..... "etcétera, en los siguientes términos:

"Para sueldos de empleados interinos, comisionados y expertos extranjeros en industrias viables en el país, para viáticos de visitadores, instructores y comisionados especiales en servicios técnicos y administrativos, para gastos de instalación de

agencias comerciales, de propaganda industrial y comercial."

Así como "de formación de censos, de trabajos de exploración, levantamiento, estudios y demás encomendados a la Secretaría, así como para jorde exploración, levantamientos, estudios y demás gastos que demanden dichos servicios: $600,000.00."

El C. secretario Barragán: La Comisión pide permiso para retirar esta fracción y reformarla en el sentido que ha indicado. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Se concede el permiso. Se reserva para su votación.

El C. Espinosa y Elenes: Para una interpelación a la Secretaría.

El C. secretario Barragán: Se procede a recoger la votación. La Comisión presenta una nueva partida, bajo el número 9,512: "Para movilización de trabajadores durante las crisis que se produzcan en los centros de labor de la República. . . $2000,000.00."Está a discusión.

El C. Mijares: Tengo la bondad de volverle a dar lectura.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"9,512. Para movilización de trabajadores durante las crisis que se produzcan en los centros de labor de la República, $200,000.00."

El C. Mijares: Pido la palabra en contra.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Mijares.

El C. Mijares: Señores diputados: Bien conocido es el caso, por la no lejana discusión que se suscitó dentro del seno de esta honorable Asamblea, cuando el Ejecutivo pidió autorización para gastar cincuenta mil pesos para movilizar a los obreros de la región lagunera que estaba en la miseria; el hecho, dije entonces, de usarse las movilizaciones de los trabajadores como único medio de resolver su miseria, es criminal, cuando el Gobierno lo toma para sacar de la crisis espantosa a determinadas regiones. El Gobierno, que no se preocupa más por los trabajadores y que al llevar de grupo en grupo a las distintas regiones del país a los trabajadores que están en la miseria, en una de ellas ha hecho que los trabajadores de la región lagunera que han venido a México y que han ido a otras regiones del país, se encuentren en la miseria más espantosa. Aquí están, precisamente, en estas tribunas, los trabajadores que fueron traídos acá por medio de pases que extendió el Gobierno federal, con motivo de la crisis en la región lagunera, que el Ejecutivo de la nación, que el señor Zubaran no se han preocupado por ellos. Aquí están ellos, como están los demás trabajadores en las otras regiones del país. Es claro que ni a las antesalas del señor presidente, ni a las del señor Zubaran, lleguen las lamentaciones ni las quejas de esos compañeros, que vienen aquí a ver si encuentran trabajo. Ellos creyeron que, al determinar el Ejecutivo esa movilización, era porque otras regiones del país estaban en auge de trabajo para poder encontrar los medios de subsistencia; pero ellos no pueden ir a ver al presidente de la República, porque no los dejan pasar para decirle que aquí están, debido a esa movilización, sin trabajo, que no han obtenido trabajo, y que si lo han tenido, es únicamente gracias a que uno de los Departamentos de Estado está en manos de ese amarillo Morones, que se preocupó por darles de comer, llevándolos a la curtiduría, llevándolos aquí y allá. Aquí están presentes.... (Aplausos en las galerías. Una vez: ¡Viva Morones!) No vivirá; pero es el único que los ha oído; ni el señor secretario del ramo, ni el señor presidente de la República, se han preocupado por ver cómo están ya aquí y en las demás regiones del país, esos obreros que criminalmente han sido sacados de la región lagunera. (Aplausos en las galerías.)

Ahora, compañero Gandarilla, usted que ayer me atacaba, diciéndome que no sabía lo que hacía y que él no podía comprender por qué estaba yo en contra de los trabajadores de mi región al oponerme a los cincuenta mil pesos que pedía el Ejecutivo para sacarlos de allí; ahora vengo yo mismo a oponerme a esta partida, ahora vengo lo mismo, a oponerme a esta partida de doscientos mil pesos para que los trabajadores sean movilizados de sus regiones, porque obligación es del Gobierno del general Obregón, que se comprometió ante las clases trabajadoras cuando andaba haciendo su propaganda, y andaba haciendo lo mismo que hemos hecho muchos; labor de agitación, con el fin de llegar al Poder; obligación es del general Obregón preocuparse por que todas esas tierras que han robado los Alfredo Breceda, los Miguel Cárdenas, del Estado de Coahuila, y de los otros Estados.... (Aplausos en las galerías.) sean fraccionadas entre los trabajadores que se encuentran en la miseria; precisamente por la miseria que hay en la región lagunera, y recordando lo que muchas veces dije a la honorable Representación Nacional, que era de ingente necesidad que se resolviera el proyecto que tuve a bien presentar, para que fueran fraccionadas las haciendas de San Carlos, de Hornos, de Buenavista y Anexas, compradas con los dineros que Alfredo Breceda robó en la revolución, y la de Hermanas, que se robó Miguel Cárdenas, porque de lo contrario, no podía solucionarse este estado de miseria de los trabajadores. Precisamente, en las condiciones actuales, en la condición reinante en la región lagunera, los trabajadores, después de haber pedido justicia al presidente de la República; después de haberse dirigido a la Secretaría de Gobernación, y después de haber demandado, y demandado ante los canallas jueces del municipio de San Pedro, a todos y cada uno de los jefes de armas y de los jefes de destacamento, que están cometiendo toda clase de arbitrariedades en aquella región, tuvieron que hacerse justicia por su propia mano, y así es como cayeron ellos, los esclavistas de nuestros tiempos, los modernos esclavistas, y los sicarios que mandan allí los gobiernos locales. Precisamente por esto cayó Rito Rodríguez, que los fue a balacear en un mitin socialista, (Aplausos.) y después de eso, el general jefe de las armas en San Pedro de las Colonias, está colgando a algunos de los compañeros de la hacienda de El Pinto, para intimidarlos y sacar quiénes fueron los obreros que mataron, para agarrar la justicia, porque cuando la justicia pertenece, y no se hace por los funcionarios públicos, el pueblo tiene todo el derecho de hacérsela

por su propia mano. Y, no obstante que estos trabajadores se han acercado al presidente de la República; no obstante que todas estas quejas seguramente estuvieron en manos del secretario de Industria, Comercio y Trabajo, y que seguramente también conoce el señor subsecretario de Guerra, encargado del Despacho, no han tenido ni siquiera los funcionarios públicos aludidos la deferencia de dirigirse a los sindicatos obreros de La Laguna, diciéndoles que se pondría coto a estas bribonadas de los jefes de armas.

En estas condiciones y habiendo encontrado el Gobierno federal, quiero decir, el señor subsecretario de Industria, Comercio y Trabajo, la manera de poner sobre el artículo 123-que dice que él hizo cuando menos en términos generales - el artículo 4o. de la Constitución general de la República, que se refiere, señores diputados, a la libertad que uno tiene de trabajar en lo que le dé la gana, pero no para ir a hacerlo como arma que vaya en contra de las mayorías sindicalizadas del país, quiere decir, sencillamente, que el Gobierno federal pretende valerse de los medios de que se ha valido en la región lagunera para desunir a los trabajadores, para destruir los sindicatos obreros y evitar que una futura revolución social, si no se remedian los conflictos actuales, venga a ser la que implante el mejoramiento del trabajador, siguiendo las frases de Marx, pronunciadas aquí por Aurelio Manrique, que dijo; "La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos". (Aplausos en galerías.) Entonces no tendrán necesidad los sindicatos obreros del país de dirigirse al señor presidente de la República pidiendo la destitución del ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo y entonces ellos sabrán poner un hasta aquí a la explotación que se ha venido haciendo su fuerza, de su vida, de su ser; entonces será cuando no necesitando pedir que se quite un hombre que se dice revolucionario y que se tomó el trabajo de formular los principios, cuando menos la norma del artículo 123, venga a poner otro artículo muy distinto a ése, única conquista de la revolución junto con el artículo 27. Y es lógico que la Cámara actual, revolucionaria por excelencia, no permita que en lo sucesivo el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo o el general Alvaro Obregón use de estas movilizaciones de los trabajadores como único medio de resolver estos problemas de miseria. Por esto es que vengo a suplicar a mis compañeros que no se permite que subsista esta partida en el ramo de la Secretaría a cargo del licenciado Zubaran y que sí, cuando venga el presupuesto de Agricultura, se voten millones y millones de pesos para obras de irrigación y para el fomento, cuando menos, de la pequeña propiedad agrícola. (Aplausos.)

El C. Serrano: ¿Me permite una interpelación? Usted, compañero Mijares, ha aprovechado esta partida para inculpar al Ejecutivo de la Unión como responsable de la suerte que corren los trabajadores de la Laguna. Yo soy el primero en lamentar la penosa condición en que se encuentran aquellas riquísimas regiones; pero como usted sabe, compañero, el Ejecutivo no tiene facultades extraordinarias en estos momentos para que pudiera usar libremente de todo el dinero que fuera necesario para remediar de una manera terminante la condición de los trabajadores, no sólo de la Laguna, sino de toda la República. Usted sabe bien, señor compañero, que en este asunto se requieren millones de pesos, y que aun cuando el Ejecutivo tuviera las facultades extraordinarias, no estaría en posibilidad de poder remediar de momento las condiciones en que se encuentran no sólo los trabajadores en la región que usted representa, sino los de toda la República. Yo sé decir que en Sonora sufren los trabajadores como sufren en México, en Saltillo, y no sólo aquí sino en todo el mundo, que es una crisis mundial por la que estamos atravesando.

Ahora bien; el Ejecutivo ha consultado a esta Cámara la aprobación de una partida para remediar siquiera de momento, siquiera en parte, el mal. Les ha facilitado a los trabajadores la manera de que salgan de allá a buscar trabajo en fuentes donde sea más abundante, pero no los ha obligado a que vayan a determinado lugar; ellos han ido cuando han querido, les ha ofrecido algo que han aceptado; ¿cómo pretende el compañero Mijares que el Ejecutivo pudiera darles trabajo a todos los sin trabajo de la República? Hagame favor de contestamos honradamente esta interpelación.

El C. Mijares: Compañero Serrano: Si el Ejecutivo de la nación, en vez de haberse propuesto hacer tanto gasto inútil como ha hecho, cuando sabía perfectamente bien que se presentaría la crisis del trabajo en muchas regiones del país, hubiera evitado gastar tanto dinero inútilmente en las fiestas del centenario, hubiera evitado tanto gasto inútil y sobre todo hubiera procurado vigilar los gastos de las secretarías de Estado que derrochan el dinero, para emplear este dinero del pueblo en beneficio de los trabajadores que se encuentran actualmente sufriendo hambres en el país, habría hecho bien. (Aplausos en las galerías.) No quiero, compañero, hacer otras alusiones; pero usted sabe perfectamente bien que el Gobierno federal, y aun nosotros mismos, gastamos más dinero del que necesitamos para nuestras necesidades personales; pero usted no ha entendido o no ha querido entender lo que yo he dicho: yo he dicho que no culpo al Ejecutivo de la situación que guarda la región lagunera, sino lo que he dicho es que culpo al Ejecutivo de haber movilizado a esos trabajadores, haciendo a unos que vendieran su burrito, a otros su humilde menaje de jacal, etcétera, etcétera, para sostenerse durante el período de tiempo que necesitaran para venir, por ejemplo, de San Pedro a México; y aquí, cuando la discusión sobre los cincuenta mil pesos, he dicho que el Gobierno federal necesitaba esos cincuenta mil pesos únicamente para los gastos de pase, no obstante que algunos compañeros diputados me decían que era ayuda para los trabajadores en estos casos. Pues vean ustedes, a nadie le dieron un solo centavo; creyeron que aquí se les ayudaría; hace diez días que están aquí en una situación precaria, únicamente porque el ciudadano jefe del Ejecutivo de la nación no encontró ni tuvo siquiera un buen consejo del señor secretario del ramo para resolver la miseria de los trabajadores laguneros. Pero lo que quiero decir es una cosa, después de toda la palabrería, (Risas.) si lo quiere entender así, lo que yo quiero decir es

esto: Que es un crimen de parte de un Gobierno revolucionario el tratar de resolver los problemas de miseria de los trabajadores por medio de las movilizaciones, ¿por qué trata de esa manera a esos hombres, a esos que luchan rudamente día con día para ganarse la subsistencia y que ayer fueron los que votaron por el general Obregón, y que éste ha dado una chamba al secretario Zubaran? (Risas.) Precisamente son los que se ven tratados por este Gobierno como burros, como mulos que se necesitan aquí y allá y que son movilizados al capricho del amo, del burgués, del Poder Público, que no ha sido en este caso para resolver en favor de las masas trabajadoras, sino que después de largos años de revolución, ha sido el mismo Gobierno instituído por la minoría, que ha sabido captarse a los hombres que ayer trabajaron y se desvelaron para formular el artículo 123. Es lo que quise decir. Yo no soy un niño para culpar al Ejecutivo, señor Serrano; usted que es un hombre inteligente, debe saberlo y no creer que yo digo que en la Laguna la situación que prevalece sea por obra del general Obregón; esto es cuestión mundial; pero el actual Gobierno tiene la obligación, precisamente hoy que se hace de urgente necesidad, de dar las leyes reglamentarias del artículo 27 y del artículo 123, para evitar esos males en las clases trabajadoras, y ya que cometimos una vez el error de autorizar cincuenta mil pesos para la movilización de trabajadores, no lo cometamos hoy. Ya, para resolver el problema de los trabajadores en Coahuila, hay un proyecto aquí que he presentado a esta Cámara, y que si esta Cámara es revolucionaria, aprobará. Así, cada uno de los representantes o cada una de las respectivas diputaciones de los Estados que se encuentren en la misma situación como el de Coahuila, usarán los medios de fraccionamiento de latifundios y la socialización de algunas industrias para resolver el problema de miseria que hay en algunas entidades federativas.

El C. Serrano: Permítame otra interpelación. Cuando se llegue a la discusión de las partida de la Secretaría de Agricultura, yo seré el primero que pida a la Cámara que amplíe la partida destinada al presupuesto de irrigación; cuando se llegue a la discusión del presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones, ya el presidente de la Comisión sabe que yo voy a pedir que, en lugar de diez millones para caminos, se autoricen quince. Yo soy el primero en reconocer que son de urgente resolución los problemas de irrigación y de caminos en la República y que éstos serán los que vengan a ayudar más eficazmente a la resolución del problema agrario y del problema del trabajo. Ya sabe el compañero Gandarilla que yo también he subscripto con él la iniciativa para que se desarrollen las obras de irrigación del río Conchos, y sabe usted también que estoy dispuesto a ayudar a los proyectos de usted para que se hagan mejoras en la región lagunera; pero mientras esto se hace, compañeros, ¿qué no debemos hacer algo en favor de los trabajadores? ¿Pretende usted que los dejemos allí y que ni siquiera les demos ocasión de buscar trabajo, porque el Ejecutivo, al sacarlos de allí, no se puede comprometer a llevarlos a determinado lugar, sino simplemente a facilitar a los que quieren trabajo, que lo vayan a buscar a otras partes? ¿Qué hace usted, digo, mientras tanto qué se puede hacer?

El C. Mijares: Actualmente, señor diputado Serrano, todo el país está en crisis en lo que toca al trabajo. Esto lo sabe bien el secretario del ramo y lo sabe perfectamente bien el ciudadano presidente de la República. Por lo tanto, dada la situación que hay, es preferible dejar a estas familias de esos trabajadores en las regiones donde están y que se hubiera gastado esos cincuenta mil pesos en llevar a aquellas regiones maíz y frijol para ayudar a los trabajadores que en otras partes están sufriendo hambres, como en la región lagunera. Aquí están precisamente, ya digo, en las tribunas los trabajadores que últimamente han conseguido trabajo en los departamentos fabriles...

El C. Serrano: Que dependen del Ejecutivo.

El C. Mijares: Que dependen del Ejecutivo, pero que esencialmente dependen del señor Morones. (Voces: ¡No! ¡No!) El Ejecutivo si lo hubiera hecho, sobre todo el secretario del ramo, al saber que se están movilizando trabajadores, debería tener algunos empleados del Departamento del Trabajo investigando qué trabajadores vienen a México de las otras regiones del país con el fin de que ese Departamento del Trabajo se encargue de buscarles donde puedan ir a trabajar y obtener cuando menos una miserable alimentación que les pueda dar unos setenta y cinco centavos miserables de jornal. ¿Qué quiere usted que se haga en estos tiempos, si vamos a movilizar a los trabajadores? Mejor sería que este dinero, los doscientos mil pesos, en lugar de que esta partida estuviera redactada en los términos que se encuentra, se pusiera que se aprobaran doscientos mil pesos para que el Departamento del Trabajo de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo ayude a los trabajadores que están en la miseria; pero en sus casas, no sacándolos a dar lástimas a otras regiones. Es claro, como el presidente de la República no va a dar lástimas a la Laguna, ni el secretario del ramo va a meterse a las cuevas, como refería aquí el señor Manrique, o sea a las minas, ¿qué les importa lo que pase? El señor Zubaran sale de la Secretaría y va al American Club a tomar a su magnifíco cognac, va allí y come opíparamente y después toma sus magníficas cremas; ¿pero sabéis lo que hacen los trabajadores cuando salen a otras regiones? Usted los sabe, compañero Serrano: se ven muchas veces obligados a pedir limosna para comer, precisamente por la escasez de trabajo que hay actualmente en la República. Así pues, es criminal por parte de la Asamblea que se vote una partida para movilizar a los trabajadores de la nación.

- El C. Siurob Pide la palabra la Comisión.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob, de la Comisión: Estimables compañeros: La Comisión, por lo menos yo como miembro de la Comisión, autorizado por el compañero Trejo, vengo a emitir aquí algunas ideas concernientes a esta partida.

Sin creer que en lo absoluto tenga razón el compañero Mijares, porque hay casos en que es verdaderamente indispensable trasladar a los trabajadores de una región a otra, casos absolutamente

indispensable, estoy seguro que el compañero Mijares no negará este hecho. Yo suplico al compañero Mijares que ponga atención a lo que voy a decir, puesto que verá que, teniendo en cuenta el fruto de sus observaciones en la parte legítima que tienen, al último momento la Comisión le va ha conceder absoluta y plena razón en sus asertos.

Comienzo por afirmar que si hay casos en que los Gobiernos tienen absoluta, impresindible necesidad de trasladar unos elementos de un lugar a otro, sin referirme al caso de los trabajadores que en los Estados Unidos van a buscar trabajo y que después el Gobierno tiene necesidad de repatriarlos y que es el caso de que precisamente el Gobierno tenga que subvenir al traslado de trabajadores de un lugar a otro; dentro del mismo territorio nacional se dan casos que no se pueden negar de ninguna manera el compañero Mijares, en que es preciso trasladarlos. Citaré casos concretos: el de Tampico, el de la industria minera paralizada por la baja del metal blanco; en esos casos las compañías mineras en sus trabajos por la baja de metal blanco, o como también, por ejemplo, durante la guerra europea por la falta de cianuro de potasio, que es necesario para la cianuración. No habiendo estos materiales indispensables, es claro que la industria tiene que paralizarse por causa de fuerza mayor en los casos en que una industria se paraliza, el Gobierno tiene la obligación de trasladar a los trabajadores. Yo tengo la experiencia precisamente personal en este asunto: Cuando en 1915 se paralizaron las compañías mineras en Guanajuato, que es minero por excelencia, por la falta de cianuro y por la falta de zinc; el cianuro viene de Alemania y el zinc de Bélgica; en aquellas condiciones quedaron cinco mil obreros sin trabajo. ¿Qué había de hacer el Gobierno en aquellas circunstancias? Pues trasladarlos a un lugar donde pudieran desarrollar en la industrias que conocen. Y por esto fue por lo que se hizo necesario trasladar a estos compañeros de Guanajuato a Pachuca y a El Oro. Lo mismo podríamos decir del caso de Tampico. En Tampico se paralizó la industria petrolera; el Gobierno, por angas o por mangas, es absolutamente impotente para dar trabajo a un sinnúmero de obreros y más a los precios que se necesitan sostenerlos en Tampico. En estas condiciones, el Gobierno no tiene otra cosa que hacer sino trasladarlos de un lugar a otro; esto es indudable. Son observaciones mías ajustadas a los hechos positivos, que es indudablemente, que el compañero Mijares no podrá negarlo.

Ahora voy a decir esto: No sólo debe ser la traslación de trabajadores, sino la traslación y el auxilio. Yo sí estoy de acuerdo con el compañero Mijares en que caso de traslación se haga el de auxilio, y que el caso más común es el de ayuda a los trabajadores dentro de su propia región. De manera que en este, punto, como miembro de la Comisión y con anuencia de mis estimables compañeros miembros de esta Comisión, se modificará esta partida; y no sólo, sino que desde esta tribuna yo propongo a mis compañeros que esta partida se aumente.

Una partida de doscientos mil pesos, con el objeto de auxiliar a los trabajadores de toda la República en las condiciones tristes por que atraviesa el país, cuando las industrias están paralizadas, cuando los campos también están paralizados y ociosos, es exigua, es extremadamente pequeña, no satisface en lo absoluto los fines que esta Asamblea persigue, ni los que perseguimos en lo particular el compañero Mijares y el que habla; pero aquí, señores, también cabe decir que en gran parte la falta de prevención dentro del propio Gobierno, es la causa de que muchos trabajadores se encuentren sin trabajo. Ya me he referido yo, en algunas ocasiones, al error cometido, con buena fe, de parte del Gobierno, que consiste en rebajar cuotas de importación a determinados artículos que se manufacturan fuera del país. Aparentamente, el miraje es muy hermoso; aparentemente, entran artículos de primera necesidad a bajo precio, y el pueblo puede adquirirlos a bajo precio; pero en realidad, se paralizan las industrias del país, los campos dejan de trabajarse y, en estas condiciones, los trabajadores mexicanos son los que pagan el pato, y el único que sale beneficiado es el capitalismo de más allá del Bravo. El capitalismo de más allá del Bravo sale beneficiado, por la sencilla razón de que es el único que exporta artículos de primera necesidad y productos de industrias dentro del país. En cambio, el trabajador sale perjudicado, porque ni el Gobierno puede exigirles a los industriales pagar más a sus trabajadores, y sí las industrias se paralizan, y no sólo, señores, sino que esto viene a obrar de rechazo sobre la situación económica, en el sentido de que, haciendo salir del país una enorme cantidad de oro, resulta que en el país se desmoraliza, resulta que los artículos de primera necesidad que hoy tenemos que comprar a un precio exiguo, en virtud de esa disminución de tarifas, después, como ya no existe la agricultura en la escala en que debería existir para sustentar al propio país, para proporcionar los artículos de primera necesidad, como se han paralizado las industrias, después, cuando venga a estar en circulación el papel, cuando estemos en el régimen del papel, en virtud de esa fuga del oro, la desmonetización del país, entonces los trabajadores estarán en grandes miserias, porque no podrán comprar, ni dentro ni fuera, los artículos indispensables para su alimentación; y paralizadas las industrias, no habrá trabajo; y agotadas las fuentes de producción, todos los artículos de primera necesidad serán más caros, y de ahí deduzco yo que es necesario que cada diputado haga esta censura, porque esta censura es honrada, digna, que todo ciudadano diputado debe hacer, porque está de acuerdo con las necesidades públicas, que en gran parte se remediaría la situación de los obreros o de los trabajadores en todas las regiones de la República. Si el Gobierno se preocupa por fomentar la industria, la agricultura, cosa que está haciendo después de la guerra mundial en todos los países; nosotros no entramos a la guerra europea, pero nuestra guerra intestina fue peor que la guerra europea; porque una guerra intestina paraliza todas las actividades de un país más que una guerra extranjera. En esta forma, señores diputados, yo, al mismo tiempo que propongo que esta partida se aumente a quinientos mil pesos y que, cambiando su redacción, se ponga: para auxilios o traslación, en su caso, de los trabajadores. Al mismo tiempo, me permito sugerir al

ciudadano secretario del Estado a quien corresponda, que cese esta clase de tarifas, quieren, de buena fe, puestas; pero que están dando un resultado contrario para la agricultura y para la industria, y aun para los habitantes, y trabajadores especialmente del país. Creo que el compañero Mijares estará satisfecho, enteramente satisfecho puesto que la Comisión no sólo llegó hasta donde él quería, sino que aumenta todavía más la partida, para que los auxilios a los trabajadores estén un poco más en relación con las necesidades de los mismos. Sobre todo, si el compañero Mijares no se siente satisfecho, espero que la Asamblea sí lo estará, porque, en todo caso, la Asamblea verá que la Comisión tiene en cuenta las razones que se exponen para el logro y realización del objetivo que señalan los señores diputados, aumentando la partida a los límites justos, a los límites honrados que dicta el interés público.

Presidencia del C. VIDALES AGUSTIN E.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Espinosa Luis.

El C. Espinosa Luis: Ciudadanos representantes: Deseo ser lo más breve posible y, por lo tanto ruego a mis apreciables compañeros que me dispensen todas su atención, para que mis humildes palabras no sean inútiles, y demos por terminado este debate lo antes posible. Empiezo, ciudadanos representantes, declarando que creo firmemente que el ciudadano diputado Aureliano Mijares es un demagogo convencido, un verdadero agitador de multitudes, por convicción y no por oficio o por profesión, a pesar de lo que dice el compañero Zincúnegui Tercero, en soneto magistral, de que el compañero Mijares no es más que un anuncio vivo del jamón del diablo. (Risas.) El compañero Mijares ha pugnado por la defensa de las clases de los trabajadores del país y, especialmente, de las de la región que él representa en esta Asamblea. Yo siempre he creído que la actitud del compañero Mijares en esta tribuna, ha sido sincera, que no ha tenido nada de camouflage, ni lo ha hecho por convencionalismos personales. Sirva esta aplicación para que vea el compañero Mijares que no vengo a oponerme a sus ideas, por un simple deseo de obstruccionarlo o de oponerme a todo lo que él solicita, ya que, en ocasión reciente, fuí también de los que contendieron con él cuando se oponían a que se aprobara la partida de cincuenta mil pesos para trasladar a los obreros de la Laguna, que se encontraban sin trabajo, a esta capital. Entonces, el compañero Mijares se opuso, diciendo, como dijo en esa ocasión, que esa ayuda de cincuenta mil pesos, no resolvería el problema y que ni aun siquiera servirían para nada; pero la Asamblea va a darnos la razón. Yo estoy verdaderamente satisfecho con que vuestra soberanía haya tenido en aquella ocasión la sensatez de haber aprobado la partida de cincuenta mil pesos, porque gracias a ella, los obreros, cuando menos, alguna parte, aunque pequeña, de los trabajadores de la Laguna, que están actualmente en las tribunas, tienen empleo, según confesión del mismo compañero Mijares, trabajan gracias a la protección decidida del señor Amarillas Morones. Esto debe satisfacer al compañero Mijares, muy especialmente, que gracias a este auxilio, ha tenido admiradores en esta tribuna, que en esta ocasión le atributaron un aplauso merecido al haber escuchado su brillantísimo discurso. Ya ve, pues, la honorable Asamblea cómo en aquella ocasión el compañero Mijares no tuvo razón, y nosotros sí.

El caso de la partida de cincuenta mil pesos a la de doscientos mil, es completamente análogo. Yo también creo, como el compañero Mijares, que con esta partida de doscientos mil pesos, no se resuelve el problema de los sin trabajo de la Laguna; es lo que sabemos todos nosotros; qué, ¿acaso no sirvieron aquellos cincuenta mil pesos que tuvo a bien aprobar vuestra soberanía? Es muy poco, inudablemente, señores representantes, y no se necesita mucho golpear vuestros oídos para convenceros de que esto es rigurosamente cierto. Así pues, como nosotros no discutimos más que procurar ayudar de momento, como se pueda, como lo permitan las circunstancias del Erario, del Gobierno, a estas clases laborantes, me uno a la petición del diputado Siurob, para pedir que se modifique la partida, en el sentido de que en lugar de que se diga únicamente que se da para gasto de traslado de trabajadores, se diga que se da para el auxilio de éstos, porque entonces, de esta partida se podrá tomar para ayudarlos en cualquiera forma, y como dedicándose ya esta partida a ese concepto, la partida resultaría mezquina, también propongo, como propuso el compañero Siurob, que se aumente a la cantidad de quinientos mil pesos.

El compañero Mijares, que si es cierto que tiene mucho de obrero, porque yo al menos así lo creo, así me lo dicta mi conciencia, tiene también mucho de político, y esto no se lo censuro, sino que nada más me permito clasificarlo como defensor de las clases obreras, como trabajador político o político trabajador, ya que contendió en San Luis para disputarle el Gobierno del Estado al ciudadano González.... (Voces: ¡De Coahuila!) o de Coahuila; dice desde esta tribuna que ni siquiera se remedia la situación de los obreros con dinero, que no se remedia la situación de los obreros con dinero, ni aun siquiera con el apoyo moral, ya que los militares que no tuvieron en cuenta su alta misión y atropellaron a los ciudadanos en aquella contienda electoral, todavía están gozando de la confianza del Ejecutivo, y yo quiero recordarle al compañero Mijares que el ciudadano encargado de la Secretaría de Guerra y Marina, desde esta tribuna declaró ante la Representación Nacional, hace pocos días, que la Secretaría de su cargo estaba dispuesta a oír todas las quejas en contra de los distintos militares que tienen mando de fuerza en la República y a proceder con toda energía en contra de ellos; yo así, al menos me lo imagino, que Mijares ya presentó esa queja; pero él debe insistir con su acusación ante el mismo secretario de Guerra, seguro de que encontrará remedio, y de esta manera tendrán los obreros de La Laguna dos cosas: el apoyo moral del Gobierno, y el apoyo material, es decir, las medidas disciplinarias de la Secretaría de Guerra y el auxilio que dará el

Ejecutivo mediante la aprobación de la partida de quinientos mil pesos que hará indudablemente esta Asamblea.

Entiendo, señores compañeros, que no se necesita decir más para llevar a vuestro convencimiento de que así como el compañero Mijares se equivocó de buena fe en la ocasión pasada, se equivoca también en la presente; pero que vosotros dentro de un terreno práctico penséis en que es preferible dar aunque sea algo a no dar nada. Por lo tanto, debe ser ampliada la partida en la actualidad de quinientos mil pesos.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rodríguez.

El C. Rodríguez Guillermo: Señores diputados: Tengo la seguridad de que no habrá un solo diputado que me discuta el auténtico dictado de obrero... (Voces: ¡Pruebas!) Puedo presentar las pruebas. Dejé el taller precisamente para venir a representar a los trabajadores, y estoy en condiciones de asegurar que la Secretaría de Industria y Comercio nunca se ha preocupado por los problemas que afectan a los trabajadores... (Siseos.) No obstante que me interrumpe el ciudadano Riva Palacio, con razón, porque pertenece al mismo partido a que pertenece el señor Zubaran...

El C. Riva Palacio: ¡A mucha honra!

El C. Rodríguez: No puede justificar que lo que estoy diciendo no sea cierto. Yo puedo comprobar que todos los trabajadores organizados de la República, tienen una justificada antipatía por la Secretaría de Industria y Comercio, por lo mal que se ha manejado. Decía yo que podía comprobarlo, si ustedes me conceden tiempo para traer el comprobante de cada sindicato de la República Mexicana, protestando contra los procedimientos seguidos por esta Secretaría. ¿Cómo es que se pretende ampliar una partida a discusión, de la Secretaría que no ayudará a los trabajadores, partida que servirá, sí, para disipar con tal o cual objeto, pero no en ayuda de los trabajadores? Eso lo puedo asegurar yo.

El C. Colón: ¡Pruebas!

El C. Rodríguez Guillermo: ¿Pruebas? Muy sencillas. El señor Zubaran alegaba que no tenía jurisdicción en los Estados para exigir el acondicionamiento de las mismas; pero el señor Zubaran sí tiene jurisdicción sobre los ferrocarriles, y los talleres de los ferrocarriles están en condiciones desastrosas. A los trabajadores de talleres se les exige un trabajo extraordinario a la intemperie y de jornadas inmoderadas, pero eso no lo sabe la Secretaría de Industria y Comercio. La Secretaría de Industria únicamente tiene relaciones con el alto comercio, con los petroleros, con los que dejan más o menos utilidades; pero ni siquiera con el comercio en pequeño, porque ya vemos cómo la buena voluntad que nosotros manifestamos al rebajar la contribución federal, se estrella ante los administradores del Timbre que aumentan desconsideradamente las contribuciones. Así es que ni al mismo comercio en pequeño defiende la llamada Secretaría de Industria y Comercio, mucho menos a los trabajadores. La otra noche les decía a ustedes que el problema de los sin trabajo debía resolverse en una forma radical y permanente, y esta forma radical y permanente consiste en estudiar el origen de este gran número de hombres desocupados. Todos sabemos que la revolución ahuyentó de los campos a los trabajadores; muchos de los campesinos pagaron su tributo de sangre por creerse quizá de promesas engañadoras, por creer muy fácil conseguir un mejoramiento económico inmediato; este sacrificio fue estéril, porque si comparamos las condiciones del proletariado antes de la revolución con las de hoy, veremos que casi está en iguales condiciones o peores... (Voces: ¡Peores!) pero es, me dicen, y es la verdad, se hace el balance de las condiciones económicas en que vivián los trabajadores antes, y vemos que hoy están en condiciones desesperadas. ¿Entonces, qué frutos se han conseguido con esta lucha sangrienta de diez años? Como decía no debemos conformarnos con contemplar esta situación angustiosa; debemos procurar buscarle el remedio, y yo creo que el remedio consiste en darnos cuenta de que la aglomeración de gentes en las ciudades, hace que los obreros industriales tangan muchísima competencia de brazos, y estos brazos hacen falta en los campos para que no tengamos la vergüuenza de importar cereales de los Estados Unidos. Por cualquiera dirección que salga algún señor diputado, se dará cuenta de grandísimas extensiones de tierra que existen sin cultivo y, en cambio, en las ciudades vemos que en los talleres todos los lunes van a formar infinidad de hombres en solicitud de trabajo, hombres que antes de la revolución eran campesinos, pero que una vez conociendo los halagos de la ciudad, se resisten a volver al campo. Nosotros debemos aprovechar estas crisis que estamos presenciando para procurar que esos hombres que antes fueron campesinos, regresen a labrar la tierra, para que habiendo mayor producción, para que cesando la necesidad de importar cereales de otros países, mejoren las condiciones económicas de nuestra República, y se limite también la exportación del oro de que hablaba el diputado Siurob. Para conseguir todo esto, se hace necesario que la ayuda que se dé a los trabajadores parta de la Secretaría de Agricultura. Quiero decir, que se procure que el mayor número de hombres desocupados vaya a la tierra, y en esta forma conseguiremos que no lucren unos cuantos de los que intervienen en ese reparto de dinero, en esos traslados de hombres de un lugar a otro, y conseguiremos en esta forma refaccionando con semillas, con implementos de agricultura y con lo más indispensable para proveer a esos futuros campesinos, conseguiremos, digo, que de una vez por todas se liberen de la miseria y contribuyan también a crear nuevas fuentes de ingresos para el Gobierno. Los veracruzanos estamos obligados a defender con calor esta idea, porque tenemos en cuenta que el tesoro que se está sacando de nuestro Estado, no es eterno, tarde o temprano tiene que agotarse el petróleo, y entonces si el Gobierno no tiene una nueva fuente de ingresos que debe ser la agricultura, se verá una crisis espantosa que difícilmente se podría resolver. Por esto es interesante procurar no ampliar las partidas inútilmente, sino dedicar la mayor suma de dinero para favorecer la agricultura, porque ella será el futuro sostén de nuestra patria. (Voces: ¡No hay quorum!)

El C. Serrano: ¿Me permite una interpelación? (Voces: ¡No hay quorum!)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Serrano.

El C. Serrano: Soy el primero en reconocer que hay que seguir una política que tienda hacia el mejoramiento definitivo de las condiciones de los obreros de las ciudades y de los campesinos; pero, compañero Rodríguez, suponga usted que mañana viene la paralización total en los campos petroleros, sea por consecuencia de una legislación o de hostilidad de las empresas extranjeras o por algún otro motivo; suponga usted que mañana una gran fábrica se incendia, que se paraliza una mina porque se acabó el metal, o no resulta ya costeable su explotación, y suponga usted mil casos por el estilo; ¿qué quiere usted que se haga con los obreros que están allí si no se remedian sus necesidades inmediatas? ¿Van a esperar esos obreros a que se les lleve a cultivar la tierra, a que se hagan las obras de fraccionamiento de la propiedad? ¿Qué se hace si no hay un partida con qué resolver las necesidades más urgentes de ellos y de sus familias?

El C. Rodríguez Guillermo: Acepto la necesidad que tiene el Gobierno de crear una partida para disponer de ella en casos urgentes, pero recuerdo también que quizá indebidamente se asignó a la Secretaría de Gobernación esa partida, que quiso justificar o la justificó, diciendo que sirvió para ayudar a los obreros de Puebla, de Tampico, etcétera, etcétera, y si a cada Secretaría se le va a dar una partida más o menos grande con el pretexto de auxiliar a los trabajadores, entonces son los trabajadores únicamente los que sirven de pantalla para tener partidas que sirven para usos más o menos malos de los secretarios de Estado. (Aplausos.)

El C. Gandarilla: Honorable Asamblea:...

El C. Rodríguez Herminio, interrumpiendo: ¡Reclamo el quorum! Es poco serio lo que estamos haciendo. (Murmullos.)

El C. Gandarilla: Honorable Asamblea: Quiero pronunciar dos palabras para que los ciudadanos representantes que aún quedan en el salón me escuchen. (Murmullos.) Compañero Prieto Laurens: Yo siempre soy respetuoso con usted!... quiero pronunciar dos palabras para que mi voz llegue también a los obreros de la Laguna aquí presentes; a ellos, que son casi mis paisanos, puesto que yo vengo -y tengo orgullo en decirlo- de las regiones del Norte, de Durango. El compañero Mijares hace unos cuantos momentos sostenía desde esta tribuna que el Gobierno había hecho muy mal en autorizar cincuenta mil pesos para que esos obreros que quisieron salir de la Laguna pudiesen verificarlo. Yo entonces señores, propugné con toda mi alma y con todo mi entusiasmo, no sólo por que se votaran cincuenta mil pesos, sino por que se votaran cien mil o más, si ese dinero podría servir para que mis amigos o mis paisanos o mis semejantes de la Laguna pudieran salir a otras partes de la República a buscar nuevos horizontes. Y entonces el compañero Mijares se opuso a que se dieran esos cincuenta mil pesos; entonces, señores, el compañero tachó al que habla de no ponerse de parte de los obreros!... Yo, señores diputados, tengo orgullo por haber triunfado entonces, y a eso se debe que los obreros de la Laguna -los que quisieron- pudieron salir con ese dinero; pero señores representantes, yo a veces, en este mare magnum de ideas, en este torbellino de discursos, me encuentro desorientado; encuentro que obreros, líderes obreros, que así se llaman ellos mismos, cuando algún diputado pretende que se voten cantidades para ayudar a los obreros, se oponen esos compañeros llamados líderes!... Yo, señores representantes, quiero únicamente vertir estos conceptos categóricos y enérgicos: Si el Gobierno, en lugar de poner aquí una partida de doscientos mil pesos para ayudar - óigase bien -, para ayudar a los obreros que lo necesiten en sus crisis, pusiese diez millones de pesos, entonces el Gobierno cumpliría con su deber!... No me explico cómo hay compañeros que dicen que el Gobierno no debe tener un solo centavo para los necesitados...¿Es que son traidores a sus principios o no saben que el Gobierno debe tener buena voluntad para ayudarlos? Pero, señores, yo quiero también que estas mis palabras sean de reproche enérgico para aquellos que hacen cuestiones de política asuntos en los que va de por medio el mejoramiento de los eternamente postergados. ¿Sabéis para qué son estos doscientos mil pesos? Ya la Comisión lo ha expresado: Para ayudar a los obreros en las crisis. El año próximo, tenedlo presente los economistas, los estadistas lo han pronosticado, va a ser un año de miserias terribles, desastrosas, de calamidades sin cuento; y ,cuando algunos diputados pretendemos que se aumente esa partida, no a doscientos mil pesos, sino a un millón, o más, vienen aquí algunos líderes obreros y nos dicen: ¡No queremos que se aumenten estas partidas! Entonces, señores, cómo se entiende. ¿Dónde está la lógica y dónde está la razón? Nosotros sabemos que hay muchos obreros de la Laguna en situación espantosa, nosotros deberíamos votar diez o doce millones de pesos!... (Murmullos.) ¡Nosotros deberíamos hacer por que se votaran diez o doce millones de pesos si las condiciones del Erario lo permitiesen, señor Franco, y usted que se ha dicho socialista, revolucionario, etcétera, no tiene derecho a oponerse porque hagamos que sus hermanos no tengan hambre!...

El C. Franco Abraham: ¡Para dar dinero es necesario tener dinero!

El C. Gandarilla: Ahora bien, señores representantes; en estos momentos el Gobierno necesitaría dinero para ayudar a los que están sin trabajo, y en estos momentos nos dice el compañero Rodríguez: Vamos a dar tierras para que siembren, vamos a llevarlos a que cojan la yunta y siembren y recojan la cosecha! y entretanto ¿Qué comen los que sólo tienen trabajo? Para eso deben existir estas partidas! (Aplausos. Siseos.) Yo escucho, y me pueden en el alma algunos siseos de las galerías; yo no quiero suponer que son de los obreros de la Laguna, pero sepan los obreros de la Laguna que no me opongo a que se mejore su condición en la forma que sea, que los que hemos luchado por los obreros, no nos oponemos a que haya partidas para que se lleve auxilio a los necesitados! ¡Y si los que están aquí no lo necesitan, hay otros que sí lo necesitan!

El C. Rodríguez Guillermo, interrumpiendo: Una aclaración. (Murmullos.)

El C. Gandarilla, continuando: Ahora bien, señores; a tal grado se encuentra tergiversado a veces el sentido común, que viene algún compañero representante, como Rodríguez, y nos dice: "No debe existir esta partida". Y viene otro compañero -Mijares- y nos dice: "No deben existir estas partidas para ayudar a los obreros!..."

El C. Mijares, interrumpiendo: ¡Para movilización!

El C. Gandarilla, continuando: Señor compañero: La Comisión dijo y asentó que no era para movilización, sino para ayuda; en consecuencia, si es para ayuda, ¿Está usted de acuerdo en que se vote?

El C. Prieto Laurens: ¿Quién garantiza el manejo de esos fondos?

El C. Mijares: Voy a aclarar al compañero Gandarilla, porque sé que está hablando de buena fe. Se ha equivocado. Yo he hablado en contra de la partida porque dice: "Para movilización..."

El C. Gandarilla, interrumpiendo: Ya está cambiada.

El C. Franco Abraham: No, no está cambiada.

El C. Mijares, continuando: Compañero Gandarilla: No la han cambiado. Sencillamente el compañero Siurob subió a la tribuna, pero no a nombre de la Comisión. La Comisión no ha dicho nada; él habló, pero no ha tenido permiso para retirar esa partida y cambiarla en el sentido que él pidió que se modificara. Por tal concepto, lo único que está a discusión realmente es la partida tal como la propuso la Comisión, o sea la pedida por usted, que interpretaron mal. Yo creo que usted pide ayuda, es decir una partida para ayuda de trabajadores, y la Comisión pone: "Para movilización". Esto es darle armas al señor secretario de Industria y Comercio, que defiende tanto el artículo 4o sin acordarse del 123, para que de la manera más ignominiosa destroce las hermosas organizaciones obreras, como las que existían en la Laguna. (Aplausos en las galerías.) Es a lo que yo me opongo.

El C. Gandarilla: Vistas las razones expuestas por el compañero y en atención a que el señor Siurob, si no se acuerda, compañero Mijares, yo se lo recordaré, vino en nombre de las comisiones a decir: "Las comisiones aceptan que sea para ayuda," y así está la modificación" visto, pues, que las comisiones quieren dinero para ayudar a los obreros, ¿Usted está de acuerdo en que se vote esta partida, ¿Sí o no?...

El C. Mijares: Voy a contestar. Un momento.

El C. Borrego, interrumpiendo: Moción de orden, señor presidente. No hay quorum. (Murmullos.)

El C. Mijares: Tengo derecho en este terreno en que se discuten los intereses de los trabajadores, las cuestiones sociales, de hablar un poco para que el compañero Gandarilla me comprenda. Compañero Gandarilla: Mire usted...

El C. Gandarilla, interrumpiendo: Le suplico me diga si quiere que se vote ¡Sí o no! Después hablará usted!...

El C. Mijares: Voy a explicarme, si usted gusta. (Campanilla.)

El C. Franco Abraham: ¡Reclamo el quorum! (Desorden!)

El C. Gandarilla: Señores representantes: Si el compañero Mijares está por que se vote para ayuda de los campesinos y obreros de la Laguna, todos estamos de acuerdo. Si el compañero Mijares no quiere dinero para ir en auxilio de los necesitados, yo reniego del compañero Mijares. Por lo que ve al compañero Franco, retiro mis palabras, porque lo estimo y sé que es hombre honrado. Yo no solamente quiero doscientos mil pesos para ayuda de los trabajadores, sino quinientos mil y aún más, y propugnaré por que se establezca esa partida. Si los trabajadores no están de acuerdo, yo, no obstante, me sentiré muy honrado¡...

El C. presidente, a las 8.20 p. m.: Por haber llegado la hora reglamentaria, se suspende la sesión y se cita para mañana a las once de la mañana.