Legislatura XXX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19230312 - Número de Diario 17

(L30A1P1eN017F19230312.xml)Núm. Diario:17

ENCABEZADO

MÉXICO, LUNES 12 DE MARZO DE 1923

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO I. - PERIODO EXTRAORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO II. - NUMERO 17

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 12 DE MARZO DE 1923

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Cartera. Para hechos usa de la palabra el C. diputado Murguía.

3. - Continúa a debate el artículo 3o. del proyecto de Ley del Petróleo. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. VALADEZ RAMIREZ ANTONIO

(Asistencia de 132 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.20: Se abre la sesión.

- El C. secretario Gandarilla, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día nueve de marzo de mil novecientos veintitrés. - Período extraordinario.

"Presidencia del C. Antonio Valadez Ramírez.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y veinticinco minutos del viernes nueve de marzo de mil novecientos veintitrés, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y dos diputados.

"Fue aprobada en sus términos el acta de la sesión celebrada el día anterior.

"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó una solicitud de licencia hasta por dos meses, sin goce de dietas, del C. diputado Julián S. González, representante del 2o. distrito electoral de Sonora. En seguida, con las formalidades de costumbre, rindió la protesta de ley el diputado suplente, C. Apolonio L. Castro.

"Continuó la discusión del artículo 3o. del proyecto de Ley Orgánica del Artículo 27 Constitucional en el ramo del Petróleo.

"El C. Guillermo Rodríguez concluyó el discurso en contra que inició en la sesión anterior.

"El C. Rama, a nombre de las comisiones dictaminadoras, contestó las objeciones de los impugnadores del precepto a debate, interrumpiéndole aclaraciones de los CC. Guillermo Rodríguez, García Téllez y Cerecedo Estrada.

"Después de que la Cámara resolvió que el punto no estaba suficientemente discutido, las comisiones reformaron el artículo 3o. y continuó el debate. "El C. Barón Obregón habló en contra y le refutó luego, a nombre de las comisiones, el C. J. M. Puig y Casauranc, quien fue interrumpido por aclaraciones del C. Guillermo Rodríguez y contestó interpelaciones del C. Murguía.

"El C. García Téllez usó de la palabra en contra.

"Las comisiones solicitaron permiso de la Cámara para retirar el artículo y nuevamente reformarlo, pero como era visible la falta de quorum, la Presidencia levantó la sesión, siendo las diez y nueve horas y treinta y cinco minutos. Se citó para las diez y seis del próximo lunes doce."

Está a discusión el acta. Los ciudadanos representantes que deseen hacer uso de la palabra en pro o en contra, sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra ni en pro ni en contra, se pregunta si se aprueba el acta. Los ciudadanos diputados que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Aprobada el acta por unanimidad.

- El mismo C. secretario, leyendo:

Telegrama procedente de: "Jalapa, Veracruz, 9 de marzo de 1923. "Presidente H. Congreso Unión:

"Por acuerdo de esta H. Diputación Permanente y a nombre Poder Legislativo veracruzano, permítome suplicar esa H. Representación, que al discutirse Ley Reglamentaria Petróleo tómese consideración iniciativas enviadas, por medio de las cuales propónese participación Estados dos por ciento sobre producción , cinco al millar sobre capitales invertidos en refinerías y dos pesos anuales por hectárea a fundos petrolíferos, caso ser imposible aprobar mencionadas iniciativas forma propuesta, agradeceríase esa H. Cámara considerar como participación mínima diez y ocho por ciento para Estados y dos por ciento para municipios de los impuestos sobre la Federación. Inspíranos esta súplica la justísima razón de derecho

existe por la propiedad territorial y necesidad ingente arbitrarse recursos para acudir en ayuda habitantes respectivos territorios y prestar atención inmediata vías comunicación hállense lamentable estado y a instrucción pública que, como sábese, constituye principal obligación gobiernos.- Atentamente, diputado secretario, Pedro C. Rodríguez," - Recibo, a las comisiones que tienen antecedentes.

Pide la palabra el ciudadano diputado Gandarilla.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Gandarilla.

El C. Gandarilla: Respetuosamente me permito interpelar a los honorables miembros de las comisiones del Petróleo para que nos digan algo sobre la iniciativa presentada por algunos de los Estados, y a que se refiere el mensaje que el ciudadano secretario Gandarilla acaba de leer.

El C. presidente: Tiene la palabra la comisión.

El C. Gandarilla: No encontrándose la comisión, el diputado Gandarilla respetuosamente ruega a la Presidencia reserve la interpelación para cuando se encuentre presente.

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos el ciudadano diputado Murguía.

El C. Murguía: Señores diputados:

El viajero que, paso a paso, atraviesa un camino áspero y lleno de vicisitudes, vuelve sus ojos como por instinto a contemplar el trayecto recorrido, y aun cuando siente un gran dolor por la sangre y las lágrimas que ha dejado en los abrojos, siente el orgulloso placer de haber caminado más y más hacia el término de su dolorosa peregrinación. Así, señores diputados, los revolucionarios que, como yo, han dejado su juventud y sus energías recorriendo ese camino áspero y lleno de vicisitudes de la lucha armada, llevando como mira la realización de un ideal, el mejoramiento político y económico - social del pueblo mexicano, cuando damos una mirada retrospectiva sentimos un gran dolor por la sangre de hermanos derramada y por las lágrimas vertidas por las madres, por las viudas y por los huérfanos de los que cayeron en las barricadas, sacrificando su vida en aras del deber; pero ese dolor se ahorra en medio de la satisfacción que sentimos cuando miramos que hemos caminado hacia el progreso; más cuando, por el contrario, esas miradas que nos hacen contemplar el pasado con su desnudez, con su terrible desnudez de desolación y de muerte, nos produce la sensación de una garra candente asida al corazón, viendo que todos los sacrificios, toda la sangre y todas las lágrimas derramadas han sido estériles y seguimos aferrados al pasado porque las ambiciones, la traición y la maldad de los hombres, ayer caudillos y hoy tiranos, nos obligan a desandar lo andado, y no sólo, sino que nos hacen retroceder más allá del punto de partida, no podemos menos que sentir una gran desilusion y lanzar un grito de protesta para que se escuche en toda la República, y sea como una clarinada de alerta para los verdaderos revolucionarios, y de profundis para los mártires de la revolución. Sí, señores, diputados; esto último es lo que contemplamos con el incalificable atentado que acaba de cometerse en el Estado de Michoacán por hombres que han traicionado a la revolución; por hombres que, en su insaciable deseo de conservar un poder que han usurpado de otros; en su afán de gobernar con lacayos y no con hombres que estén, que lleven por unción el voto del pueblo, atropellan la Constitución de la República y se burlan de los principios más rudimentarios de la justicia y del derecho. Sí señores diputados; el incalificable, el monstruoso atentado que acaba de cometerse en Michoacán en la persona del gobernador constitucional, es de esos que no tienen precedente en la Historia; es de esos que reclaman un grito de protesta para que, llegando hasta las fosas anónimas de los mártires de ayer, sepan que aún hay sobre el suelo de la República, hombres honrados, verdaderos revolucionarios que no sacrifican sus principios por el mendrugo de pan que satisface a su organismo y que siempre a la vanguardia caerán, sí, pero contemplando el miraje infinito de la libertad sin temor ni al latigazo del lacayo, ni al puñal ensangrentado del sicario. Mi actitud, señores diputados, no está inspirada en la pasión política; casi no tengo ligas de esta naturaleza con la víctima del atentado; jamás he sido su colaborador ni le debo ningún servicio; mi actitud debe juzgarse como la actitud de un hombre honrado, de un viejo y leal revolucionario y de un representante que sabe cumplir con el deber reprobando los atropellos a la ley, a la justicia y al derecho. Así, pues, señores, dejo la relación amplia de los hechos para mejor ocasión; ya los compañeros de diputación, por haber tomado íntimo contacto en épocas anteriores con la política del Estado, están en posesión de datos que pueden dar una idea completa a esta Asamblea de la monstruosidad del atentado y de lo que esto encarna para la incipiente democracia nacional. Termino, señores diputados, pidiendo a los revolucionarios de esta Cámara que por solidaridad, unan su viril y enérgica protesta a la de este humilde representante. (Aplausos.)

El C. secretario Gandarilla: Habiendo pedido permiso la comisión para retirar el artículo 3o., a fin de presentarlo reformado, con todo el respecto la Secretaría interpela a la comisión, por orden de la Presidencia, sobre si ya está listo el artículo 3o. reformado. No habiendo concedido la Asamblea el permiso, es decir, no habiéndosele consultado, o no habiéndose resuelto sobre la consulta, porque se levantó la sesión en los momentos en que se iba a hacer esta consulta, se pregunta a la Asamblea, en votación económica y para cumplir con los trámites reglamentarios, si concede permiso a la comisión para retirar el artículo 3o. y presentarlo reformado. Los ciudadanos diputados que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Concedido por unanimidad. La comisión presenta reformado el artículo 3o. en los siguientes términos:

"Artículo 3o. El derecho de explorar y explotar el subsuelo se adquirirá originalmente de la nación, por conducto de la Secretaría de Industria, Comercio

y Trabajo, mediante concesiones que se otorgarán en concurso público, en cada caso, bajo las siguientes bases:

"I. Se otorgarán a sociedades mexicanas constituídas conforme a las leyes mexicanas, o a individuos nacionales o extranjeros. A éstos, siempre que cumplan con los requisitos exigidos por el inciso I del artículo 27 de la Constitución Política de la República, y "II. En dichas concesiones se estipulará:

"a) Que los interesados establezcan trabajos regulares en la forma y plazos que los reglamentos respectivos señalen al efecto, y otorguen las garantías necesarias.

"b) Que no se traspasarán, en todo o en parte, los derechos derivados de esas concesiones, a gobiernos o soberanos extranjeros, ni se admitirán a éstos como socios o asociados, ni se constituirá a su favor ningún derecho sobre aquéllos cualquiera que sea la forma u objeto de esta constitución.

"c) Que el término de la concesión no excederá de cincuenta años.

"d) Que el concesionario acepte pagar al dueño de la superficie una indemnización por el uso superficial de las hectáreas que ocupe, mientras no haya lugar a la explotación y a la participación de que habla el artículo 12."

Está a discusión el artículo reformado. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra en pro o en contra de este artículo, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Cerecedo Estrada: ¡En contra!

El C. secretario Gandarilla: ¿No hay algún otro ciudadano diputado que desee hacer uso de la palabra en contra o en pro, a fin de que la Presidencia cumpla con el artículo reglamentario que manda se dé lectura a lista de oradores?

El C. presidente: Se han inscripto en contra del artículo 3o. los ciudadanos Del Castillo Israel y Cerecedo Estrada. Tiene la palabra en contra el ciudadano diputado Del Castillo Israel.

El C. Del Castillo Israel: Señores diputados: A decir verdad, las comisiones, después de haber oído todos los argumentos del contra de su artículo 3o., se han concretado a hacer modificaciones de orden superficial, modificaciones de detalle. Como quiera que en la exposición de motivos que hice para hablar en contra de este artículo, manifesté con toda claridad que no estaba de acuerdo con este artículo, porque, a mi entender, vulneraba de una manera determinante el principio del artículo 27, y manifesté, asimismo, a la Asamblea que una vez que yo hubiese oído los argumentos de las comisiones con el objeto de desbaratar los expuestos por mí, habría normado mi criterio, yo, de una manera franca y determinante manifiestó a la Asamblea que una vez que he oído esos argumentos, lo único que he hecho es reforzar el criterio que tengo de que las comisiones han tratado de vulnerar el artículo 27 constitucional. Efectivamente, señores diputados; las comisiones, que han hablado en esta tribuna por la boca del licenciado Rama y por la del doctor Puig, han argumentado, el primero, como razón para impedir que se ponga la regalía en el artículo 3o. sobre los terrenos particulares, el hecho de que la regalía es un procedimiento antiguo, que ya no cabe dentro de los procedimientos modernos jurídicos; en cuanto al licenciado Rama, es decir: el licenciado Rama piensa que el hecho de que se ponga la regalía en el artículo 3o., es pecata minuta, es cuestión de palabras; no así al señor Puig y Casauranc; no están ellos ni siquiera de acuerdo en la razón que cada uno tiene para impedir que se ponga la regalía. El señor Puig de una manera velada nos hace, nos pone de manifiesto que detrás de esto está el problema internacional. El señor Puig nos dice que debemos nosotros decretar leyes que sean cumplidas en la práctica, que nadie como don Venustiano Carranza, radicalmente nacionalista en este ramo del petróleo, nunca pudo llegar a conseguir la cristalización de este principio.

Detrás, como digo de estas palabras del diputado Puig, que indudablemente no son como dice el señor licenciado Rama en su argumentación, cuestión de palabras modernas, está indudablemente, señores la base fundamental, la razón toral que han tenido las comisiones para no poner la regalía a los terrenos particulares. La nacionalización del subsuelo, todos nosotros lo sabemos, es un principio de bienestar social; por eso dentro del problema socialista de la revolución esto constituye una de sus principales conquistas. Efectivamente, el señor Puig y Casauranc nos decía que el año que acaba de fenecer la República vendió a sesenta y cinco centavos oro el barril de petróleo y exportó muy cerca de doscientos millones de barriles. ¡Qué hermosas entradas para el presupuesto, dice el señor Puig y Casauranc, y qué hermoso filón de oro nos ha dado la naturaleza para poder resolver y hacer frente a nuestros compromisos! El bienestar social señores compañeros, proviene de que entrándole a la nación este número de millones de pesos si supiésemos, por ejemplo, que en la actualidad no hubiera necesidad de invertir los millones de pesos que se necesitan para mantener la paz orgánica del país, y que se mantiene solamente llenando los estómagos y los bolsillos de tanto libertador, bastaría el petróleo, bastarían las entradas del petróleo para llenar el Presupuesto de Egresos; traería como consecuencia este principio un bienestar colectivo, puesto que ya no pesarían contribuciones sobre ningún miembro del pueblo mexicano. Esto es fundamentalmente, y en palabras sencillas, el bienestar inmediato que en la masa del pueblo traería la buena nacionalización del subsuelo.

La primera vez que vine a esta tribuna a atacar el proyecto de ley en lo general, manifesté a esta Asamblea la importancia que tenía en la política mundial el descubrimiento de la aplicación del petróleo a los motores de explosión, y decía entonces que los motores de explosión tanto en la marina mercante como en la marina de guerra permitían tener menor carga muerta en igualdad de condiciones de potencia calorífica, esto es, que la nación que utilizase el petróleo para transportar sus barcos de guerra estaría en condiciones de usar cañones de mayor calibre, y la nación que utilizase el petróleo para sus barcos mercantes, estaría en condiciones, llevando menor carga muerta, de hacer fletes más baratos. Esto de la lucha política mundial del petróleo lo apunto en esta ocasión por que quiero, una vez que el señor Puig ha anunciado que si nosotros ponemos una regalía en el artículo 3o. para los terrenos de particulares, este artículo,

esta ley no se irá a cumplir, quiero anunciar a la Asamblea que seguramente el señor Puig piensa que esto es fruto de la política internacional del petróleo, a cuyo punto me voy a referir enseguida. La cantidad de petróleo que existe en el subsuelo del planeta, es una cantidad fija y definida...

El C. Rodríguez Guillermo, interrumpiendo: ¡No está definida!

El C. Del Castillo Israel, continuando: Debe ser definida, compañero, nada más que no la hemos definido, es decir, señores, que la producción del petróleo no se debe, es decir, el petróleo no es algo así como el oxígeno del aire que ya sabemos que desde tiempo inmemorial es una cantidad constante e igual al veinte por ciento del gas que respiramos; el petróleo tiene un volumen fijo en el subsuelo del planeta; cuando este petróleo esté constantemente consumiéndose por la humanidad, cualesquiera que sea el número de millones de barriles que haya en el subsuelo, este petróleo acabará por extinguirse. Este es el problema, señores diputados, por el que todas y cada una de las naciones quieren acaparar el petróleo, con el objeto de ser, cuando menos, las últimas que lo utilicen para el impulso de sus industrias. Inglaterra y los Estados Unidos, las dos potencias más fuertes del planeta, son las que por ahora se disputan la supremacía del petróleo: los Estados Unidos, por medio de su interpósita compañía la Standard Oil; Inglaterra por medio de su compañía buscadora de perlas aliada con la Royal Deutch de Holanda; después de la guerra franco - alemana, los ingleses y todos los aliados en general que se dieron cuenta de que la derrota esencial de los alemanes había sido provocada desde que los ejércitos de Oriente tomaron los campos petrolíferos de Rumania, desde entonces, digo, se acentuaron tanto de parte de Inglaterra como de Estados Unidos, las tendencias de acaparar el petróleo del mundo. Inglaterra, cuya vida cuya consideración de potencia de primer orden que mantiene por su comercio mundial, se vio en la necesidad de substituir todas sus estaciones de carbón de piedra por estaciones de petróleo, ya que en todas y cada una de sus máquinas de vapor que movían sus barcos de guerra y mercantes, estaban adaptando las calderas al uso del petróleo. Inglaterra, siempre habiéndose distinguido por su política hábil, por su política inteligente y por su política discreta, logró apoderarse de casi todas las zonas petroleras del mundo, habiendo dejado a los Estados Unidos que intervinieran en este asunto hasta después que Inglaterra había logrado tener el control. Francia misma logró de Inglaterra conseguir de ella una alianza con objeto de impedir que los Estados Unidos se metieran a Francia. Todas estas naciones, señores diputados, han conseguido, es decir, se han visto obligadas ya sea por la presión diplomática, ya sea por la presión militar, a ceder las concesiones de petróleo a los ingleses o a los americanos. Una vez que los americanos se han visto con las puertas cerradas, una vez que los americanos se han convencido ellos de que por dondequiera que lleguen a buscar el petróleo se encuentran con la resistencia consiguiente del pueblo inglés, ellos han buscado sin cesar y encuentran ahora su solución, su esencial solución, o cuando menos, su solución pasajera, en el petróleo mexicano. Hay un dato importantísimo: El pueblo de los Estados Unidos, señores diputados, gasta cuatrocientos millones de barriles por año, en tanto que el mundo entero, es decir, el resto del mundo, menos los Estados Unidos, gastan solamente doscientos millones de barriles. Los Estados Unidos, el pueblo que más petróleo tiene en la tierra, tiene aproximadamente siete mil millones de barriles, y es fácil dividir siete mil entre cuatrocientos, y solamente resultan dieciocho años de vida que tienen los Estados Unidos como primer país industrial, puesto que una vez que se le acabe el petróleo, ya no podrá ser país industrial. El resto del petróleo, decía, está en las demás naciones del globo, y ha sido acaparado especialmente por Inglaterra. El señor Puig nos decía, con una muy buena intención, que México está obteniendo muy buenos rendimientos. ¡Ah, señor Puig; qué caros nos van a costar estos buenos rendimientos! Desde luego comprende la Asamblea que desde el punto de vista internacional, siendo la cantidad de petróleo fija, es evidente que considerando que va creciendo la potencialidad de la industrialización de las naciones a medida que el tiempo corra, siendo fija la cantidad de petróleo del subsuelo, será cada día mayor la demanda del petróleo de las naciones, porque la tendencia de todas ellas es conservar el petróleo suyo, con el objeto de proteger su industria y con el objeto de quedarse al último manejando el control de la industria del mundo, y digo de la industria como podría decir de la guerra, y así como podría decir de todas las fuerzas económicas de un país que están alrededor de este combustible. Le parece al compañero Puig y Casauranc que está muy bien pagado a sesenta centavos oro el barril. ¡Ya verá el señor Puig y Casauranc si nos siguen doscientos millones de barriles por año! es decir, si nosotros ayudamos a los Estados Unidos, esto es, si el problema que tienen los Estados Unidos, la exigencia interior de consumir cuatrocientos millones de barriles, sacan de México doscientos, ¡ya verán qué caro vamos a pagar a esos dólares cuando se hayan llevado nuestro petróleo y tengamos necesidad de pedirlo a ellos para que nos lo vendan! La política general en materia petrolera de todas las naciones es, pues, la conservación de su petróleo, no es la venta del petróleo. El actual presidente de la República, en una conferencia que tuvieron las comisiones del petróleo a propósito de este asunto el año pasado, nos decía que al venir Doheny a entrevistarlo con el objeto de asegurarle el pago de veinticinco por ciento por exportación y asegurarle no sé que otras concesiones más de dinero, con el objeto de conseguir el petróleo mexicano, nos decía el señor presidente que la contestación de él había sido que por lo pronto la política del Gobierno actual de México en materia de petróleo, era tendenciosa a impedir que no saliera de México, cuando menos durante algún tiempo, ni un solo barril de petróleo. Estas palabras, señores diputados, del actual presidente de la República, deberían ser por ahora la norma de la política petrolera nacional.

Una vez que ya he pedido manifestar a la Asamblea cuál es en materia de política internacional la política que siguen los países del mundo, una vez que en ninguna parte del mundo se les discute a las naciones que en ejercicio de su propia soberanía

nacionalicen el subsuelo y que impidan, como lo están haciendo infinidad de naciones europeas y aun sudamericanas, que impidan la explotación del petróleo por los extranjeros; una vez, digo, que esta ese la condición de explotación del petróleo en todas las naciones, entre las dos potencias que se disputan el predominio mundial del petróleo no se va a discutir ni van a pasar sobre la soberanía nacional para discutir si este procedimiento es o no bueno; a lo que van es a discutir la preferencia, es decir, a ganarse la preferencia, ya sea una u otra nación, y ahora, señores, en tratándose de la Standard Oil de México, no solamente nos vienen a discutir aquí y nos vienen a dar un cambio de la cesión de nuestro petróleo algunas ventajas nacionales, sino que hasta vienen a discutir lo que es indiscutible, lo que es inherente la soberanía nacional, lo que está dentro de su carta magna, y que el señor Puig y las comisiones hacen muy mal en venir aquí, temblando, a manifestar: que si nosotros damos leyes de esa naturaleza, no serán cumplidas a la postre. Tal parece que al señor Puig y Casauranc lo eligieron los capitalistas del Wall Street y no los pobres mexicanos del distrito que representa. (Aplausos.) El señor Aquilino Rama dice que no es condición indispensable de la nacionalización del subsuelo lo que exista la regalía en terrenos particulares, y yo que no soy abogado, pero que sí habiéndome visto envuelto, habiéndome visto obligado por mis sentimientos de revolucionario idealista a estudiar este problema y he tenido que ponerme en contacto con los señores abogados y los libros en que ellos se ilustran, los que es verdad que tienen muchas contradicciones y por esta razón ni ellos mismos se entienden. Dice el señor Escriche en su definición de las regalías: Señor diputado Rama: "Regalía es la preeminencia, prerrogativa o derecho que en virtud de suprema autoridad y potestad ejerce cualquier príncipe o soberano en su reino o estado."

El soberano es el Estado en este caso, señor ingeniero Certucha. Dice el señor Rama que este es un término viejo, desusado. Es cuestión de modernismos ahora, con los impuestos está todo arreglado, y yo le preguntaría al señor licenciado Rama: para ponerle al petróleo el impuesto de exportación, ¿habría habido necesidad de nacionalizar el subsuelo, honorable Asamblea? ¿Para imponer el impuesto de capitales habría habido necesidad de nacionalizar el subsuelo? Evidentemente que no, evidentemente que la nación, con el objeto de cubrir....

El C. Rama, interrumpiendo: ¿Me hace una interpelacion?

El C. Del Castillo: Qué, ¿Me quería contestar? Sí contésteme usted, no tengo intenciones....

Presidencia del C. VILLANUEVA GARZA CIPRIANO

El C. Rama: Con permiso de la Presidencia. Me ha hecho una interpelación, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rama.

El C. Rama: Señor compañero Del Castillo:

Dice usted, fundándose para ello en lo dicho de Escriche, que regalía es un derecho de preeminencia en términos generales, y que el negar nosotros la regalía para el Estado dentro de las zonas de terrenos particulares violamos la soberanía del Estado o cuando menos la dejamos en un lugar muy mezquino. Yo quiero contestarle a usted, compañero Del Castillo, ya que en la ocasión en que contesté a su discurso no se encontraba usted presente en el salón, que la regalía no tiene razón de ser en este siglo, que la regalía, por una violación jurídica, se ha convertido hoy en día en un impuesto de producción. Yo quiero que me conteste usted, y de antemano puede consultar a Escriche, qué cosa es el impuesto de producción. La regalía, señores diputados, como lo manifesté en aquella ocasión, dejó de existir desde el momento en que dejó de considerarse una soberanía al príncipe, como el compañero Israel Del Castillo está leyendo en esas antiguallas,como propietario, como dueño y señor de los bienes que se encontraban bajo su jurisdicción. En la actualidad quien tiene ese dominio eminente, esa propiedad, es la nación, es ese concepto abstracto llamado nación. El derecho, señores diputados, que siempre, ayer y hoy, se ha fundado en principios de carácter filosófico, no puede aceptar hoy dos ideas que se sobreponen la una a la otra, desde el momento en que el derecho de imposición actual está fundado por todos los constitucionalistas en virtud de la soberanía del Estado. No podemos admitir dos clases de gravámenes para con los particulares; el señor Israel del Castillo se ha equivocado, torcidamente cree que la soberanía únicamente se manifiesta por el concepto de regalía. No, señor Del Castillo, tenemos muchas sanciones que dejan muy alta la soberanía de México;tenemos la sanción de caducidad que esa sí es un atributo de la soberanía. La caducidad que usted en su voto particular negó en la Legislatura pasada y hoy viene usted a atacar porque no hemos salvado, según usted, el principio constitucional del artículo 27, y que en su conciencia está que lo hemos salvado como mejor se podía salvar; que usted sabe que hemos respetado hasta en su último ápice el criterio del Constituyente. Yo quiero que usted que está perfectamente capacitado, y que aunque no es abogado -con toda sinceridad se lo digo sin el menor ánimo de halagarlo-, creo que quedará convencido y será el primero en pedir un voto aprobatorio para nuestro artículo 3o.

El C. Del Castillo Israel: Pues aunque yo no interpelé al ciudadano Rama, ahora sí lo voy a interpelar. Usted dice en todos esos ditirambos que le ha lanzado a la regalía, todo eso que viene de allá no sé cuánto, todas esas antiguallas de que habla, quiero que me diga por qué las toma en consideración cuando se trata de terrenos nacionales, porque cuando se trata de terrenos nacionales, dice el señor licenciado Rama que los concesionarios darán a la nación una regalía que no será menor, que tendrá un límite superior del cincuenta por ciento.

El C. Rama: Para contestar, señor presidente.

El C. Del Castillo: Porque el señor licenciado Rama trata al subsuelo nacional, que es indudablemente igual, puesto que todo se ha nacionalizado, lo trata de una manera tan sólo, porque en la superficie

hay terrenos baldíos o nacionales, y si en la superficie hay terrenos particulares, los trata de otra manera en trátandose de la regalía de que hablo yo.

El C. Rama: Por una razón muy sencilla, compañero Del Castillo; porque usted sabe muy bien, si es que ha leído el proyecto de ley que presentamos, que en tratándose de terrenos de propiedad particular, establecíamos a título de indemnización, señor compañero, un porcentaje que deberá ser para el propietario de la superficie, para el superficiario del fundo; en consecuencia, ese factor de imposición -si no de imposición fiscal, sí de imposición material-,ese factor de imposición que no existe en los terrenos que pertenecen al dominio federal, quiere decir en los terrenos de propiedad federal o nacionales, lo equilibramos con esa regalía que ponemos; pero ahí tiene usted la explicación muy clara, señor compañero.

El C. Del Castillo: ¡Muy clara, señores diputados! En el artículo 4o., relativo a terrenos nacionales, dicen las comisiones en su proyecto de ley: "Se fijará una participación para el Fisco federal en los productos brutos de explotación, que podrá variar de un diez a un cincuenta por ciento, según las condiciones de la región..."

Y vamos a suponer, sin conceder, que a una determinada compañía o particular se le hubiese dado una concesión, a condición de que entregue una regalía de treinta por ciento a la Federación. El señor diputado Rama, que tiene la misma explicación para esta regalía que la que ha dado para que se dé la idemnización a los particulares en sus terrenos, nos dice ahora que a la nación, por ser la nación, le toca de un diez al cincuenta por ciento, y a los particulares, por ser particulares, nada más les toca un cinco por ciento. Debo advertir al ciudadano Rama y a la honorable Asamblea, que esta disposición de los particulares vulnera, como lo dijo acertadamente el señor doctor Puig, vulnera el espíritu del artículo 27. ¿Es cierto o no, señor doctor Puig?

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Así lo creo.

El C. Del Castillo: Exactamente; y yo también así lo creo y, en su debida oportunidad, vendré aquí a demostrarles a los estimables compañeros de Veracruz, que vienen a defender aquí los intereses de su provincia y no los intereses nacionales; que con esta disposición no hacen más que vulnerar el principio revolucionario de la nacionalización del subsuelo. Pues bien; decía yo que resulta que, por las mismas razones, el señor diputado Rama, cuando se trata de un terreno nacional, impone la regalía de diez a cincuenta por ciento, y cuando se trata de un terreno particular tendrá un límite superior del cinco por ciento;y entonces mi interpelación es ésta -por más que el señor Rama quién sabe cómo me conteste-: ¿en qué condiciones queda el subsuelo de los terrenos nacionales y en qué condiciones el de los particulares? Quedan los nacionales en condiciones perfectamente desfavorables para la creación de la producción petrolera en esos terrenos, puesto que hay terrenos particulares en los que solamente hay que pagar una regalía del cinco por ciento de la producción, y entonces yo preguntaría al diputado Rama por que pone a los terrenos nacionales en condiciones perfectamente desfavorables para ser explotados. Es claro que así nadie vendrá a explotar terrenos nacionales, puesto que tiene infinidad de terrenos en que solamente tiene que pagar el cinco por ciento; esto es lo que dice el licenciado Rama. -El C. Rama: Para contestar. La Comisión del Petróleo, señor compañero del Castillo, para formular su dictamen tuvo en cuenta no solamente condiciones de carácter jurídico, sino, como es esencial en toda ley, tuvimos también a la vista condiciones de carácter moral. Sabe muy bien el compañero Del Castillo que, en los terrenos particulares, se han hecho inversiones muy costosas; sabe el compañero Del Castillo que en los terrenos particulares se tiene que indemnizar al superficiario por el uso que se haga de la superficie, los gastos que no se tienen en los terrenos nacionales. Por otra parte, parece que esto no está fundado en ningún principio científico; pero sí lo está en la experiencia, señor Del Castillo; la explotación en zonas federales, por regla general, es más segura -y me fundo en las estadísticas-; es más cuantiosa la producción. Ya ve usted, señor compañero Del Castillo, que la Comisión ha tenido que ir equilibrando todos estos factores de carácter jurídico, de carácter económico y de carácter moral. Contesto, pues, en concreto al estimable compañero Del Castillo, diciéndole que esta diferencia que existe materialmente en el proyecto de ley, se compensa si se tienen en cuenta las erogaciones que tienen que hacer los explotadores de terrenos particulares. -El C. Del Castillo: La verdad de las cosas, señores diputados, es que en mi conciencia no me satisface eso de que están más garantizadas las explotaciones en terrenos nacionales que en terrenos particulares; y no me satisface, porque insisto en que el señor licenciado Rama hasta en sus propias argumentaciones, está tratando a los dos subsuelos de una manera distinta. ¿Qué cree el señor diputado Rama que una concesión en terrenos particulares no tendrá las mismas garantías que una concesión en terrenos nacionales?

El C. Rama: No he dicho eso.

El C. Del Castillo: ¿Pues qué ha dicho usted, compañero?

El C. Rama: No dije garantía; dije ventajas.

El C. Del Castillo: Bueno, ventajas. ¿Qué cree el señor Rama? ¿Ya pesó esas ventajas? ¿Ya las midió de manera de no contravenir el artículo constitucional que prohibe los privilegios? o ¿no deja este artículo en condiciones privilegiadas los terrenos de los particulares? Y no es eso todo; sí lo grave es la aprobación de este artículo, señores diputados, porque se trata de una ley que van a ir metiendo las comisiones poco a poco a la Asamblea. El señor diputado Rama habló hace un momento - y en eso quiero que se fije, porque si es así, no es mucha la diferencia que tenemos de criterio - de que está dispuesto a imponer un impuesto de producción, y es claro, señores diputados, que yo sé perfectamente que el impuesto de producción de que se habla, es la regalía; eso es lo que yo quiero; pero como quiera que en su artículo relativo a impuestos no precisan ustedes- las comisiones

-este artículo relativo a impuestos, es necesario que de una vez para siempre las comisiones nos prometan que van a poner, a la hora de tratar los impuestos, un impuesto de producción, y un impuesto de producción que sea proporcional a la producción en la boca del pozo.

En cuanto a los argumentos del señor diputado Puig y Casauranc, en que nos viene a decir aquí que, gracias a la labor admirablemente desarrollada por el actual secretario de Hacienda, se había conseguido vender el petróleo a muy buen precio; ya expliqué perfectamente a la Asamblea que este petróleo lo vamos a pagar a muy caro precio dentro de unos veinte años. Respecto al plazo que señalan las comisiones, de cincuenta años, me permitiré decirles que para dentro de cincuenta años ya no habrá petróleo en la República; pero es muy fácil hacer los cálculos, es cuestión de números.

El señor ingeniero Ordóñez, que es el primer geólogo mexicano, el que conoce bien los terrenos petroleros, y el señor diputado Barón Obregón, que es de la zona petrolera, está diciendo que si es cierto, por consiguiente nadie dudará de la eficiencia de este señor geólogo. En conferencia que tuve con él esta mañana, me decía que él calcula que la producción del petróleo, es decir, que los yacimientos del petróleo del subsuelo nacional, no suben a tres mil millones de barriles, a mucho poder. Para que ustedes se den cuenta de la verdad, o cuando menos de un límite que pudiera marcar este número, el Ministerio, o mejor el servicio geolólogico del Ministerio Interior de los Estados Unidos del Norte, en un informe que hace dos años diera al Congreso de los Estados Unidos, informó que, a su entender, en aquel país y Alaska, hay siete mil millones de barriles de petróleo. La potencialidad de los pozos petroleros de los Estados Unidos es en muchas ocasiones competidora de los nuestros, y es indudable que su zona de producción petrolera es mucho mayor. Pues bien; yo decía esto: si nosotros estamos sacando, dando a la humanidad doscientos millones de barriles por año, es indudablemente que, si suponemos como límite superior de existencia en el subsuelo, la cantidad de tres mil millones, es fácil suponer que dividiendo tres mil millones entre doscientos, es probable que no queden más que quince años de vida petrolera del país; de tal manera que, por esta razón, también el plazo de cincuenta años no tiene ni siquiera razón de ser.

Tengan la seguridad los señores diputados de que dentro de cincuenta años ya quizás ni necesitemos del petróleo, porque se habrá inventado algún combustible más barato, que resuelva más económicamente y en mejores condiciones los problemas de la industria; pero el señor diputado Puig que, al fín y al cabo, es médico y tiene menos subterfugios que los abogados, nos vino a decir aquí que él hablaba con franqueza; que las leyes había que darlas de manera que fuesen practicables; que esta ley, si nosotros establecíamos una regalía para particulares, sería una ley que nadie, absolutamente, nadie acataría. Así hablaban, señores, todos los conservadores de la época y de la historia del mundo. Si la revolución que encabezara el ciudadano Venustiano Carranza para castigar el crimen cometido por Victoriano Huerta y que fue gratificado por él -el crimen- con el puesto presidencial, hubiese pensado en las dificultades, en los problemas de orden eminentemente internacional que pudieran haber sobrevenido al cataclismo nacional, tenga la seguridad el diputado Puig y Casauranc de que a estas fechas estuvieran los rufianes y los segundos de Victoriano Huerta, gobernando al país; tenga la seguridad el señor doctor Puig y Casauranc de que, con ese criterio de que nuestras leyes no serán aplicables, con ese criterio de que tras de nosotros está el "coco" del coloso del Norte, han sido las mismas argumentaciones que todos los tiranos nos han venido a esgrimir aquí para tener el Poder en las manos; con esas consideraciones, señor diputado Puig, no habría muerto la reacción en el Cerro de las Campanas; con esas consideraciones, señor diputado Puig y Casauranc, no se habría conquistado, quizá no definitivamente, pero cuando menos se hubiese dado un paso más en la tragedia de Tlaxcalatongo. Así pues, señores diputados, yo, para terminar, y porque considero que es indispensable que todos nosotros demos en este caso un voto de acuerdo con la nacionalización que impone el artículo 27, puesto que nosotros no venimos aquí a rectificar, sino a ratificarlo, y venimos a ratificarlo, no como lo hicieron los diputados de la Convención, que tenían detrás de ellos al tribunal que sancionaba de una manera dramática sus decisiones, debemos venir a confirmarlo por la convicción de nuestra conciencia. Y que no vengan los señores del pro de este artículo a colocar sobre la cabeza del presidente del Congreso, sobre el cerebro de cada diputado y sobre la cabeza de cada orador, la cuchilla, la terrible guillotina de la política internacional. Pues bien; deben saber las comisiones que en materia de petróleo, lo que se disputan ahora las potencias, es la preferencia y nadie les discute a las naciones su soberanía. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Puig.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Señores diputados: Afirmando la tesis que sostuviera el diputado Israel del Castillo en la penúltima sesión de esta Cámara, viene a sostener nuevamente que el hecho de que no se exprese en el artículo 3o. que habrá una regalía para la nación en el petróleo que se extraiga de los terrenos cuya superficie sea de particulares, constituye una violación al artículo 27 constitucional y deja imperfecta la propiedad de la nación sobre el subsuelo. Desde la primera vez que tuve el honor de venir a atacar estos puntos de vista del compañero Israel del Castillo sin argumentos de abogado, sino simplemente con razonamientos de sentido común hice ver a la Asamblea que la habilidad del artículo 3o. había consistido precisamente en salvar un escollo sin herir ningún principio; que si nosotros en el artículo 3o. establecemos que algún tanto por ciento del producto de lotes cuyos superficiarios fueran particulares, sería para la nación, íbamos a insistir en el valladar constante que han encontrado las legislaciones en materia petrolera, y que en cambio, podíamos lograr, y se había logrado ya de hecho en México, que existiera la regalía con otro nombre: Que un tanto por ciento del producto que se extrajera del subsuelo fuera para la nación.

Desde aquella vez me referí a lo que producía el impuesto de producción, impuesto de producción que, como los señores diputados saben, es del diez por ciento sobre el total del petróleo que se extrae del subsuelo. Este diez por ciento puede llamarse, en rigor, una regalía; pero dándole el nombre de impuesto de producción, hacíendole entrar dentro de la materia fiscal que nadie puede discutir a un pueblo soberano, se evita la argumentación sutil y leguleya de los abogados de las compañías petroleras; y de una vez sin perder un solo centavo, sin perder un solo barril de los que habían de corresponderle a la nación, logramos salvar ese escollo y hacer que esta ley se acepte y se cumpla. El señor del Castillo hace hincapíe en que estas precauciones de las comisiones de no ir a provocar nuevas fricciones internacionales no entran en el espíritu verdaderamente revolucionario, que no deben tenerse razonamientos de este orden; pero yo pregunto al compañero del Castillo si el objeto se consigue, si la propiedad de la nación se perfecciona, se garantiza, se hace palpable por medio de un impuesto de producción. ¿Qué se gana, como no sea un punto de amor propio, con establecer la palabra "regalía"? El compañero Del Castillo incidentalmente tocó puntos que se refieren al artículo 4o, por lo que ve a las regalías que en terrenos nacionales, en terrenos baldíos y en zonas federales se cuidan de establecer las comisiones; pero esto se ha hecho, compañero, porque en esos terrenos baldíos, en esos terrenos nacionales, y en esas zonas federales concurren circunstancias de dos órdenes: primero, nadie ha pretendido discutir el absoluto derecho que tiene la nación para considerarse o no considerarse en la forma y condiciones que la nación determine; lo que no ha sucedido, desgraciadamente, con los terrenos cuya superficie es de propiedad particular. Quisimos, por tanto, separando unos terrenos completamente de otros, no ir a provocar un nuevo debate sobre la materia. Si estábamos decididos y habíamos encontrado el medio, por el impuesto de producción, de obtener el máximo del rendimiento del subsuelo, no quisimos ir conscientemente a provocar por medio de la palabra "regalía", en terrenos particulares, un nuevo debate de carácter internacional que aplazaría durante muchos años el coronamiento de la obra revolucionaria en México; nosotros sabíamos que la nación iba a obtener el máximum de rendimiento y no nos preocupaba entonces que la palabra regalía no apareciera en esta forma, cuando el diez por ciento de impuesto de producción territorial es, como el compañero dice, reconoce, que es una regalía y esta regalía representada bajo el aspecto de un producto fiscal no puede ser discutida por nadie. El compañero Del Castillo insiste también en que la comisión ha sido ilógica al presentar diversas regalías en terrenos nacionales, en terrenos baldíos y en zonas federales, y en aquellos cuya superficie sea de propiedad particular. Pero una simple explicación y un dibujo esquemático que voy a hacer al compañero Del Castillo, le demostrará hasta la evidencia que lo injusto habría sido poner todos esos terrenos en las mismas condiciones. Desde luego, si el compañero Del Castillo, teme que el hecho de quedar los terrenos nacionales y baldíos en condiciones desfavorables para la explotación haga que sean menos deseables, entonces se habrá satisfecho uno de los desiderátums de la comisión: precisamente lo que se desea es evitar que la codicia de los particulares se dirija hacia terrenos nacionales, baldíos y federales con la ilusión de conservar estas zonas como zonas de reserva para cuando, como el compañero Del Castillo, justificadamente dice, se haya agotado la producción en las zonas particulares. Y si nosotros en terrenos nacionales y baldíos y federales hubiéramos puesto condiciones muy fáciles para obtener una concesión, habrían desaparecido como por encanto todas esas zonas, y dentro de poco nos encontraríamos con que todo el subsuelo petrolero estaba agotado, o, por lo menos, en vías de agotamiento. Los terrenos nacionales y baldíos tienen sobre los terrenos de propiedad particular las siguientes ventajas de orden económico que justifican una regalía mayor: para obtener un fundo de propiedad particular, cuando este fundo es de grande esperanza ha habido necesidad de invertir, en ocasiones, hasta doscientos mil dólares de pago anual por hectárea; ha habido, en muchos casos, necesidad de dar al dueño de la superficie una prima de cien, de doscientos o trescientos mil dólares por la firma del contrato; ha habido necesidad de darles regalías que en algunos casos llegan hasta el cuarenta y cinco por ciento del producto bruto; y se comprende entonces que si los terrenos particulares están gravados hasta el máximum, ya económicamente por los sacrificios o por los extipendios que han tenido necesidad de hacer los perforadores de pozos de petróleo, y si en los terrenos baldíos o nacionales pusiéramos condiciones fáciles de obtener, toda la actividad de las compañías petroleras se dirigiría hacia esos terrenos fáciles de obtener, abandonando los de propiedad particular o no perforando en ellos.

El C. Del Castillo: ¿Me permite usted? Con permiso del señor presidente. Es justamente, señor diputado Puig, la tendencia del que habla la de colocar, no en situación preferente ni los terrenos nacionales ni los particulares, sino en situación idéntica, porque por lo que se refiere al subsuelo, entiendo yo que los que hemos entendido lo que quiere decir el artículo 27, no importa de este subsuelo, es decir, que en la superficie esté sentada la margen de un río o esté sentada la propiedad de un terrateniente. En cuanto a lo que su señoría dice que lo hace con el objeto de considerar a la zona federal como una zona de reserva, los terrenos nacionales y las zonas federales de los ríos como una zona de reserva, le debo manifestar al compañero que no es esa la forma en que se crea la reserva nacional, porque todos sabemos que las napas de petróleo no están al capricho de los linderos superficiales, sino que las napas de petróleo muchas veces tienen una extensión interior que abarca, que puede abarcar terrenos nacionales y terrenos particulares, y en estas condiciones bajo las cuales se encuentra el petróleo distribuido en el subsuelo, es claro que sería posible que quedando una concesión en terrenos particulares, que se absorbiera por ahí el petróleo que esté colocado debajo de los terrenos nacionales; de tal manera que no es esa la forma de crear

la reserva; la forma de crearla es como la crea la comisión, diciendo que se faculta al Ejecutivo, de acuerdo con los informes técnicos de la Secretaría de Industria y Comercio, a señalar esas zonas de reserva que serán en su oportunidad aprobadas por el congreso de la Unión.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Como el compañero Israel del Castillo se adelantó a su interpelación, no tuvo oportunidad de oir las demás razones que han hecho que los terrenos nacionales, baldíos o federales, sean colocados en condiciones distintas de los terrenos de propiedad superficial particular. El compañero Israel del Castillo, y no sólo él , que conoce de asuntos petroleros, sino el compañero más ignorante en asuntos de este orden, va a dar la razón a las comisiones y va a comprender inmediatamente por qué era imposible equiparar a los terrenos nacionales o zonas federales con terrenos de propiedad particular. Voy a hacer a los compañeros un dibujo esquemático. Este es un riachuelo que se llama Tanconchín, que la codicia de las compañías y la inmoralidad administrativa declararon río navegable, cuando es una torrentera que no tiene nueve meses del año medio pie de agua; pero se modificó la ley y se estableció que en vez de río navegable bastaría, para ser federal, con que fuera flotable, e iban los ingenieros de las secretarías, ponían un corchito en el agua, y el corchito flotaba, y entonces decidieron que este río era federal, y como federal tenía zonas federales. El compañero Del Castillo va a ver lo que resultó de la calificación de federal a este río de Tanconchín. Toda la parte superior de este dibujo esquemático corresponde a terrenos contratados por la compañía de "El Aguila" y en la parte inferior tres compañías eran propietarias de los petroleros: la Mexican Gulf, la International y el Agwi. Se trataba de zonas muy codiciadas, como que la Mexican Gulf, la International y el Agwi tenían magníficos pozos petroleros. El Agwi dos, uno la International y la Mexican Gulf uno y algunas no recuerdo el número; la compañía de "El Aguila"... (Una voz: ¡El 117!) Es el famoso lote 117. Entonces los propietarios de estos terrenos particulares tuvieron la oportunidad de contratar admirablemente, y hubo superficiarios mexicanos, pequeños poseedores de seis, ocho, doce, veinte hectáreas, que obtuvieron el cuarenta y cinco por ciento de regalía sobre el producto bruto; el cuarenta y cinco por ciento de la regalía efectiva la Agwi, porque como era la que menos pozos tenía en producción y en tiempos de la guerra tenía -esto era en tiempos de la guerra -, tenía fuertes contratos con la Shiping Board, de los Estados Unidos, necesitaba extraer el máximum de petróleo de sus pozos y pagar el cuarenta y cinco por ciento de regalía que estaba enriqueciendo y de hecho enriqueció a pequeños propietarios mexicanos; pero en esto la compañía del Agwui, con Guffey, que estaba en un período de coqueteo con Carranza, por ser líder demócrata y haber prometido arreglar muchas dificultades de orden internacional, obtuvo conscientemente de don Venustiano el derecho de perforar en la zona federal del río Tanconchín con una regalía insignificante, la regalía era el quince por ciento, y el resultado como el señor compañero comprende, era desde luego que si en pozos de propiedad particular tenía que pagar el cuarenta y cinco por ciento de regalía, era lo lógico ir a explotar un pozo propiedad de la nación, en que sólo pagaba el quince por ciento, es decir, la nación no tenía más beneficio que quince por ciento del producto bruto, cuando podía haber obtenido un producto mucho mayor; pero, en cambio, se arruinaba a los pequeños propietarios de parcelas que tenían petróleo, porque la compañía inmediatamente, en lugar de obtener un pozo en esta zona, pretendía desde luego tener la explotación en los pozos de sus terrenos particulares. En previsión de este caso y otros muchos, señor compañero, era indispensable que en las zonas federales se estableciera una regalía muy fuerte que quedaba justificada por todos estos motivos; porque, encontrándose pozos petroleros en la zona de "El Aguila" y de la "Mexican Gulf" y de la "International" y de "El Agwi", a menos de producirse un fenómeno geolólogico inexplicable, tendría que haberlo forzosamente en la zona federal y los que iban a perforar en la zona federal sabían perfectamente que iban a obtener un pozo de sesenta a setenta mil barriles, como cualquiera de los pozos que lo rodeaban, iban a tomar petróleo de la zona ya explorada y explotada. Pero como las compañías de petróleo creen en los milagros cuando estos milagros pueden favorecerles, fíjese el compañero cómo la compañía de "El Agwi", al intentar esta explotación, que era un verdadero despojo al país, con una regalía insignificante, mínima, menor que la que tienen los particulares, al ir a despojar a todas las demás compañías ni siquiera perforó enfrente de su terreno. Se hizo la ilusión de que pudiera haber por allí un muro de basalto que estableciera una cuenca particular a los terrenos del "Agwi", y su pozo lo vino a poner en terrenos de la "International" y de "El Aguila" y no enfrente de los terrenos del "Agwi", es decir, iba con la perforación de ese pozo en zona federal con todas las seguridades, con el mínimo de riesgo, y por ese pozo iba la República a obtener el quince por ciento apenas. Por esto las comisiones, cuando se ha tratado de zonas federales, ni siquiera las consideran en el mismo caso de los terrenos baldíos y nacionales, y como diremos cuando se discuta el artículo 4o., haciendo una distinción, que consta ya en las modifiaciones presentadas por las comisiones, estableciendo como mínimum para la explotación del petróleo el veinticinco por ciento en terrenos nacionales o baldíos, en esos terrenos, en que es y que ha sido tan fácil obtener hasta por grados goegráfícos. El compañero sabe de concesiones que comprendían cuatro y seis grados geográficos; es decir, la friolera de sesenta u ochenta leguas, sin importar que en esas ochenta leguas hubiera pueblos ni terrenos particulares, ni nada, Cuando los hechos nos demuestran que es tan sencillo obtener enormes extensiones de terrenos nacionales y baldíos para la explotación, es indispensable fijar una regalía alta, poner un obstáculo a la codicia para que cuando se dieran concesiones en terrenos nacionales y baldíos se limitara la extensión, para que no fuera alguno a querer toda la República, lo poco que queda de la República todavía sin conceder, y de este modo

indirectamente y fuera de las zonas de reserva que precisamente se consideran en el proyecto de las comisiones, se lograba también algo: tener para el futuro reservas de petróleo.

El C. Barón Obregón: ¿Me permite usted una interpelación? Señor diputado Puig: precisamente los razonamientos que usted está haciendo son los que nos aconsejan que debemos señalar de un modo claro en los dos campos de acción, uno en los terrenos particulares, donde con menos facilidad podrán hacerse todas estas inmoralidades, y el otro el de los terrenos baldíos y zonas federales, porque para el caso es lo mismo. En el primer caso creo yo que la comisión y la Asamblea deben de estar de acuerdo, y aceptamos ya en tesis general las modificaciones que se han presentado al artículo 3o.; pero en el segundo caso sí creemos que esas concesiones no deben ser dadas ni por el Ejecutivo, mediante su secretario de Industria y Comercio, ni por ninguna otra comisión oficial, sino que debe ser el Congreso de la Unión el que solamente pueda dar esas concesiones; porque aquí, en la Cámara de Diputados especialmente, donde se traerá a debate un asunto de éstos, estamos representando cada uno de los diputados, distritos de la nación y, en consecuencia, cada uno de nosotros podrá tener la seguridad de hacer la defensa de los intereses de sus respectivos distritos. Hay una circunstancia muy especial, que le voy a señalar ahora al compañero Puig: esta mañana estaba yo en mi despacho; llegó un individuo, un ingeniero de minas, con acento italiano; este señor me fue a proponer, mandado por algún compañero que no digo su nombre, me fue a proponer que yo comprara una concesión que estaba situada en determinado paralelo y meridiano en el Distrito Sur de la Baja California; y le decía yo: Bueno, amigo ¿y usted cómo obtuvo esa concesion que tan fácilmente quiere usted venderme? Y me indicó: No, señor, si no la tengo todavía; tengo hecha la solicitud, pero es casi seguro que yo la obtenga. De manera que si usted quiere entrar en tratos con este asunto, desde luego podemos dar comienzo a nuestro negocio.

Esto le podrá dar idea a la Asamblea de la forma en que se está haciendo esta explotación. Si un individuo con el sólo hecho de presentar una solicitud tiene tal seguridad en obtener la concesión y anda ofreciendo en venta una concesión que probablemente tiene más de doscientas mil hectáreas de terrreno, ¿qué queda, pues, a la nación?

De manera, pues, señor doctor, que mi interpelación se concreta a lo siguiente: ¿No cree la comisión, la honorable comisión, la que brillantemente ha defendido su punto, que debe hacerse una distinción muy clara y precisa en estos dos campos: en el campo en que se trata de terrenos de propiedad particular, y en aquéllos que son propiedad de la nación?

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Precisamente las comisiones, inspiradas en ese mismo deseo del compañero Barón Obregón, no han confundido las comisiones en ningún caso lo que se refiere a la explotación de petróleo en terrenos de superficiarios particulares, y a explotación de petróleo en terrenos en los cuales la superficie es de dominio nacional; pero por cuestión de método y de lógica en la discusión, yo ruego al compañero Barón Obregón que aplace todos sus razonamientos y las dificultades que pudiera poner, para cuando entre a debate el artículo 4o., en lo relativo a concesiones. En este momento, el resultado que traería considerar este punto, sería perdernos en discusiones y obscurecer todavía más a la Asamblea este debate, que las comisiones tienen especial interés en que sea lo más claro posible; por tanto, voy a seguir contestando algunas de las objeciones del compañero Israel del Castillo.

El compañero Israel del Castillo decía incidentalmente durante su discurso, que el precio de sesenta y cinco centavos obtenido por el Gobierno, es un precio irrisorio. Para probarle al compañero Del Castillo que no es tan irrisorio, me bastará recordar la noticia de un pleito sensacional que todos los periódicos de la ciudad de México han publicado hace unos tres días, el de la Sinclair Oil Corporation y la International Petroleum Co., porque ésta vendió a la Sinclair el producto de algunos de sus pozos de petróleo a treinta y cinco centavos barril a boca de pozo. Ya ve el compañero Del Castillo que no hizo tan mal negocio el Gobierno de México cuando tiene el sesenta y cinco por ciento de este petróleo. El compañero Del Castillo, sin pensarlo, incurre en una grave contradicción; por una parte, nos dice a los que estamos inconsideradamente facilitando la succión del petróleo del subsuelo, que esto no durará a la manera como se va explotando, ni cincuenta años, y por otra parte nos hace ver la legítima esperanza de que dentro de cincuenta años no se utilizará el petróleo; y si esto es verdad, como todo parece indicarlo, porque, efectivamente, el compañero Del Castillo sabe que se ha logrado ya tomar fuerza, energía, luz y calor directamente de la atmósfera; que hay en la actualidad un edificio de doce o catorce pisos, en Chicago, que se ilumina con luz eléctrica tomada directamente de la atmósfera; si esto es verdad, razón de más para no poner obstáculos a la extracción del petróleo. Bienvenidos sean los cien y tantos millones de pesos anuales que produce el petróleo, para salvar el decoro nacional y cubrir nuestros compromisos, y no nos hagamos la ilusión de mantener cincuenta años zonas petroleras que tal vez no tuvieran utilidad comercial para entonces. Sólo quiero, dentro de este terreno, hacerle observar al compañero Del Castillo, que ha olvidado un factor para la cuestión petrolera: son ciertos los informes a que se refirió, del secretario de Comercio de los Estados Unidos, y es verdad que el petróleo de esa nación no puede durar arriba de diez y ocho años, según los cálculos de los geólogos; pero el compañero Del Castillo olvida otra enorme fuente petrolera que actualmente se sabe ya que es cuatro veces mayor que la cantidad petrolera que existe en los Estados Unidos en forma de petróleo, y son las pizarras bituminosas. Todo el Estado de Utha, una gran parte de la cordillera del centro, del Oeste y del Sur de los Estados Unidos, está formada de una pizarra bituminosa rica en petróleo. Lo único que está en estudio ahora es la extracción económica de este petróleo, que se está obteniendo ya en forma comercial en el Estado de Utha. Y si esto es verdad, todavía cuatro veces después

de que pasen los diez y ocho años, existirá petróleo en los Estados Unidos, suficiente para la industria, aun en el supuesto de que no se haya logrado descubrir otra substancia que sustituya al petróleo. Pero todas estas apreciaciones son forzosamente de carácter más o menos imaginario; lo cierto, lo indudable es que nosotros en el momento presente, necesitamos extraer el máximum de petróleo de nuestro subsuelo, porque este petróleo se traduce en pesos y porque necesitamos los pesos para cumplir nuestros compromisos internacionales. Por lo demás, ¿quién dice que si las condiciones de México cambian en tres, o cuatro o en cinco años, si encontramos alguna otra fuente de producción de riqueza que permita cumplir con nuestros compromisos, no podamos modificar esta ley, y entonces poner especial dificultad a la industria petrolera? De manera que estos temores que el compañero Del Castillo tiene, no son muy justificados, y puesto que el punto toral, que es el de la regalía, el compañero Del Castillo acepta que puede quedar resuelto por medio del impuesto de producción que las comisiones señalan y que señalarán de modo más claro todavía en el artículo muy deficiente de los impuestos de que consta este proyecto de ley; si el compañero Del Castillo está de acuerdo en este punto, yo creo que puede evitarse más debate sobre esta materia, que está perfectamente agotada, y pasar a discutir el artículo 4o., reservándonos para cuando lo tratemos ese punto tan interesante del otorgamiento de concesiones en terrenos nacionales, baldíos y zonas federales.

El C. secretario Gandarilla: Tiene la palabra, por orden de la presidencia, el ciudadano Cerecedo Estrada.

El C. Barón Obregón: Para una pequeña interrupción. Por respeto a la Asamblea y por respeto especialmente a la ley que se está discutiendo en estos momentos, que es de verdadero interés público, pido a vuestra señoría se sirva consultar a la Asamblea si cree que hay quorum.

El C. secretario Gandarilla: Siendo visible , perfectamente visible la falta de quorum, la Presidencia va a proceder a levantar la sesión, citando para mañana a las diez y seis; pero antes suplica a la Asamblea no abandonen el salón, para que escuchen el informe de la comisión que fue a entrevistar al licenciado Palacios para asistir a una de las sesiónes de esta Cámara, quedando en el uso de la palabra el honorable ciudadano representante Cerecedo Estrada, y tiene la palabra, por orden de la Presidencia, la comisión a que antes aludió la secretaría. Tiene la palabra el ciudadano diputado Martínez Rendón. La secretaría aclara que no se ha levantado la sesión.(Voces: ¡No está presente el ciudadano Rendón! Entonces tiene la palabra alguno de los miembros de la comisión. (Voces: ¡Ya se fueron!) La presidencia, en vista de que no se encuentra presente ninguno de los miembros de la comisión, manifiesta a la Asamblea que el ciudadano invitado, licenciado Alfredo L. Palacios, comunicó que concurrirá mañana a la sesión de la tarde; lo que se hace del conocimiento de la Asamblea. La Presidencia levanta la sesión, por conducto de la Secretaría, citándose para mañana a las diez y seis en punto. (18.52.)