Legislatura XXX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19230508 - Número de Diario 41

(L30A1P1eN041F19230508.xml)Núm. Diario:41

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 8 DE MAYO DE 1923

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CAMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO II.- NUMERO 41

SESIÓN

DE LA

CAMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 8

DE MAYO DE 1923

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. Proposición de la Diputación Hidalguense en que solicita se convoque a elecciones extraordinarias al 11 distrito electoral del Estado de Hidalgo; a la 2a. Comisión de Gobernación.

3.- Continúa a discusión el artículo 4o. que adiciona el proyecto de decreto por el que se derogan las autorizaciones concedidas a Gobiernos de los Estados para organizar fuerzas de seguridad. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ORTEGA ROMERO

(Asistencia de 132 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.28: Se abre la sesión.

- El C. prosecretario Martínez Adame, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día siete de mayo de mil novecientos veintitrés.- Período extraordinario.

"Presidencia del C. Romeo Ortega.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y ocho minutos del siete de mayo de mil novecientos veintitrés, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y un ciudadano diputados.

"El acta de la sesión anterior, celebrada el día dos del mes en curso, fue aprobada con una aclaración del C. Espinoza y Elenes.

"Con dispensa de trámites y sin discusión se aprobó una solicitud de licencia del C. diputado José G. López, por veinte días, con goce de dietas.

"A pedimento del C. von Borstel se leyeron varios documentos relacionados con la situación actual del Distrito Sur del Territorio de la Baja California.

"Se puso a discusión el artículo 2o. del Proyecto de Decreto por el que se derogan autorizaciones concedidas a gobiernos de los Estados para organizar fuerzas de seguridad.

"El C. Díaz Soto y Gama usó de la palabra en contra. El orador interpeló a las comisiones dictaminadoras, contestando los CC. Hernández Galván y Quevedo, y al C. Manlio Fabio Altamirano, quien respondió; el C. Manrique, citando el artículo 122 Reglamentario, hizo una aclaración y el C. Gandarilla hizo una moción de orden y luego contestó una pregunta del C. Díaz Soto y Gama, quien concluyó su discurso.

"El C. Hernández Galván contestó otra interpelación que a las comisiones dirigió el C. José Manuel Puig y Casauranc.

"El C. Gandarilla usó de la palabra para una aclaración.

"El C. Hernández Galván apoyó el artículo a debate.

"A moción del C. Díaz Soto y Gama se dio lectura a una adición por él firmada en unión de otros representantes y que en tiempo oportuno se sometería a la resolución de la Asamblea.

"El C. Hernández Galván, contestando una pregunta del C. Manrique, dio a conocer el criterio de las comisiones sobre la referida adición y en vista de ello los CC. Castellanos e Ignacio C. Villegas renunciaron a hablar en contra del artículo 2o.

"El C. Vasconcelos pronunció un discurso en contra del precepto a debate. El C. Hernández Galván contestó una interpelación del orador y pocos momentos después le interrumpió para hacer una aclaración.

"También habló en contra el C. Montero Villar, haciendo además aclaraciones acerca de lo expuesto por el C. Hernández Galván sobre fuerzas permanentes.

Le interrumpieron los CC. Hernández Galván y Quevedo con aclaraciones.

"Suficientemente discutido el artículo 2o. y declarado con lugar a votar, se aprobó por ciento veinticinco votos de la afirmativa contra nueve de la negativa.

"Respecto del artículo 3o., el C. Hernández Galván contestó una pregunta que el C. Montero Villar dirigió a las comisiones y el artículo se reservó para su votación.

"Se dio cuenta con la adición a que antes se hace referencia, bajo la forma de artículo 4o. del proyecto, firmada por los CC. Manrique, Calderón, Villegas, Reynoso Díaz y Díaz Soto y Gama.

"Se puso a discusión previa dispensa de trámites.

"El C. Luis Espinoza sugirió una modificación y el C. Díaz Soto y Gama hizo una moción de

orden. Este representante, a moción de aquél, fundó la adición y en seguida el referido. C. Espinoza habló en contra.

"El C. Ignacio C. Villegas usó de la palabra en pro y respondió a preguntas que le dirigieron los CC. Luis Espinoza y Julián S. González.

"El C. Miguel G. Calderón habló en pro. El C. Barón Obregón interrumpió al orador para reclamar el quórum y con ese motivo hicieron mociones de orden los CC. Manrique, Díaz Soto y Gama y Luis Espinosa. El C. Barón Obregón insistió en reclamar el quórum, y como visiblemente no lo había, la Presidencia, a las diez y nueve horas y cincuenta y cinco minutos, levantó la sesión y citó para las diez y seis del día siguiente."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada el acta.

- El mismo C. prosecretario: Se va a dar cuenta con los documentos en cartera.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.

- México.- Estados Unidos Mexicanos.- Sección Primera.- No. 324

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.

"Para que se sirvan hacerlo del conocimiento de la H. Asamblea, tenemos el honor de comunicar a ustedes que en la sesión celebrada ayer por esta Cámara, resultaron electos para funcionar en el presente mes los CC. senadores siguientes: presidente, José D. Aguayo y vicepresidente, Luis G. Monzón y José G. Heredia.

"Nos es grato reiterar a ustedes una vez más las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.- México, mayo 3 de 1923.- A. Acuña Navarro senador secretario.- Arturo Gómez, senador secretario."- De enterado.

"7 de mayo de 1923.

"Ciudadano presidente de la Cámara de Diputados.- Presente.

"Los subscriptos miembros en ejercicio de la Diputación Hidalguense, de esta H. Cámara, ante usted respetuosamente exponemos: que estando sin representación en esta Cámara de Diputados el II Distrito electoral del Estado de Hidalgo, pedimos, que se convoque a elecciones extraordinarias por el referido distrito, en los términos que la comisión respectiva determine, a fin de que resuelva dicho asunto, en este período extraordinario de sesiones.

"Protestamos lo necesario.- J. Trinidad Cano.- Celso Ruiz.- D. Cerecedo Estrada.- N. Aranzábal. - F. Herrera.- J. Nochebuena.- A. Lascano C."- a la 2a. Comisión de Gobernación.

- El mismo C. prosecretario: Continúa a discusión el artículo 4o. adicional.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Calderón Miguel.

El C. Calderón: Señores diputados:

Al discutirse el artículo 4o. adicional en la sesión de ayer, hice notar que solamente dos objeciones se hacían a este artículo. Primera: que de aprobarse una aclaración que se refiere especialmente a los campesinos, podía entenderse que quedaban excluídas las demás clases sociales en lo que se refiere a salvaguardar sus derechos, a poseer y portar armas. Ya expliqué - y creo que no se necesitará insistir sobre esto - que el artículo 4o. hace una afirmación que no puede en ninguna forma excluir cualquiera otra que hiciera otro artículo sobre los derechos que tienen las demás clases sociales para poseer y portar armas. Claro que ni se necesita decirlo tratándose de otras clases sociales, porque el decreto sobre el desarme de las fuerzas de seguridad se refiere especialmente a fuerzas formadas por campesinos; de modo que en nada se perjudican las demás clases sociales ni podría considerarse en ninguna forma que este decreto viniera a menoscabar los derechos que garantiza el artículo 10 constitucional. De modo que no habiendo propiamente una objeción al artículo en el argumento del diputado Espinosa, me limitaré a refutar su segunda objeción, o sea la de que es una redundancia el hacer la declaración de que los campesinos no pierden sus derechos de poseer y portar armas. Aparentemente es una redundancia, pero si analizamos un poco esta cuestión y si consideramos las dificultades de la aplicación material de este decreto, nos encontraremos que es de gran significación, de verdadera importancia que este decreto haga la aclaración que pedimos. Mientras no se habían inventado las armas ofensivas y defensivas, prevaleció la ley de selección natural que se condensa en la fórmula del triunfo del más fuerte; pero desde el momento en que se inventaron las armas y particularmente cuando se inventaron las armas de fuego, ya las condiciones de desigualdad ante la naturaleza vinieron a cambiarse por una situación igualitaria, ya entonces hasta cierto punto naturalmente no fue el más fuerte el que triunfó, sino más bien el hombre mejor armado; y si se considera que todos los hombres tienen el derecho de armarse, prácticamente podemos concluir que todos los hombres estaríamos, por lo menos en teoría, en igualdad de condiciones. Dice Maeterlinck: "En una sociedad o en una humanidad en que prevaleciera el voto evidente de la naturaleza, el puño es al hombre lo que el cuerno al toro". Pero como vivimos en una sociedad artificial, como nuestras leyes ya no se basan en la naturaleza, como nuestras reglas sociales tienen el noventa y cinco por lo menos, de artificial, y el cinco por ciento de natural, quiere decir que en una sociedad artificial como la nuestra debemos no guiarnos por la forma en que esa sociedad está establecida por nuestras instituciones y por nuestras leyes, sino por las condiciones reales de la vida de la humanidad. Y si entramos a analizar las condiciones reales de la vida de la humanidad, nos convenceremos de que las distintas clases sociales no están en igualdad de condiciones para defenderse. Desde que se inventaron armas, decía yo hace un momento, en

vez de que vinieran a constituir una base de igualdad, poniendo a todos los hombres en igualdad de condiciones para defenderse, propiamente se vino a acentuar la desigualdad natural, porque hoy tiene armas, o por lo menos más armas, aquella clase social que cuenta con más dinero, con más elementos; y así vemos que en estos momentos en que se establece una lucha tenaz entre la clase burguesa y la clase proletaria, es el burgués el que tiene en cierto modo preponderancia por contar con los elementos suficientes para comprar mayor número de armas, en contra de las condiciones naturales que darían a las clases proletarias la preponderancia, por tener la fuerza física en mayor proporción. Y si vamos más cerca, al caso concreto de los hacendados en pugna con las clases campesinas, nos encontraremos más acentuada esta diferencia de condiciones para la defensa de estos grupos que contienden. El hacendado, invariablemente, tiene armas en la hacienda y prácticamente guarda una organización militar con sus peones y puede, de este modo, no sólo impedir que se apliquen las leyes agrarias, sino cometer atentados, como constantemente lo estamos viendo. Se están formando en estos momentos unas "listas rojas", en las cuales se harán constar todos los atentados cometidos por los hacendados con motivo del desarme de las guardias de seguridad de los pueblos. Se han cometido no solamente asesinatos, sino que se han allanado moradas, se han cometido robos y esto cuando simplemente se comienza a aplicar la disposición gubernativa del desarme. Y si cuando se ha aplicado esta disposición al Estado de Veracruz y quizá a algún otro Estado, particularmente, resulta esto, ¿qué ser cuando el decreto se implante en toda la República? Yo os aseguro que vamos a tener que denunciar aquí mismo en esta tribuna infinidad de atentados cometidos por las autoridades encargadas de aplicar esta ley, y por eso, aunque aparentemente es una redundancia la salvedad del derecho del campesino para portar armas, en la práctica tiene gran significación, como lo vamos a ver pronto. Yo creo que si el día de ayer al de hoy se ha tomado algún acuerdo, como alguien me decía, por la mayoría de la Cámara para votar en contra de este artículo, creo que los representantes deberán recapacitar sobre que no deben sacrificarse los intereses de la clase campesina por consideraciones de intereses particulares. De manera que espero que se medite con serenidad sobre este artículo, que en nada puede perjudicar los intereses políticos de la mayoría parlamentaria y que sí, prácticamente, va a causar males de consideración. Si no procuramos que se haga esta aclaración, indudablemente, como este decreto no se va a ejecutar por autoridades que estén capacitadas todas ellas para interpretar en toda su amplitud la ley y poder decir: "pues, hombre, aunque vamos a desarmar a esas fuerzas, claro está que los campesinos tienen sus derechos expeditos para poseer armas", como esas autoridades encargadas de la aplicación de la ley no van a hacer esas reflexiones y muchas de ellas ignoran que existe el artículo 10 de la Constitución, indudablemente al no hacer esa aclaración que aquí se impone con toda necesidad, se va a prestar este decreto para que se continúen cometiendo los abusos a que me he referido y se cometerán en mucho mayor escala. De manera que como este punto es bastante claro y ya en la sesión anterior me referí a las dos objeciones del único opositor a este artículo, creo que bastará una ligera reflexión para que la Asamblea se convenza del por qué de nuestro empeño de que se saque avante este precepto. De esta manera cumpliremos con el propósito que parece que implícitamente aceptó esta Asamblea al aplaudir al eminente tribuno Alfredo Palacios cuando vino a decirnos: señores, es necesario que ya dejemos las formas antiguas de la justicia, que en el fondo era una gran injusticia, y establezcamos bases más de acuerdo con la vida humana, con las leyes de la humanidad.

Yo recomiendo, por consiguiente, que nos atengamos a esos principios y hagamos que, por medio de estas leyes, que, al parecer, redundantes son, son en realidad la consagración de un derecho constitucional, por medio de este decreto demos una prueba de que no se nos han olvidado esos principios que no sólo una Asamblea revolucionaria en México, sino en los demás países de la América se está procurando implantar, o sea: que la justicia tenga por base principios en más consonancia con los intereses de la humanidad.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Juan de Dios Robledo

El C. Robledo: El compañero Calderón, que me precedió en el uso de la palabra, indicó varias veces que el artículo parecía redundante; pero ni una sola vez se ocupó de probar que realmente no era redundante. Esté artículo peca del defecto más grave que puede tener una ley: es ocioso, no tiene materia sobre que recaer, desde el momento en que existe el artículo 10 constitucional, que no queda ni afectado ni derogado por la ley que la comisión ha presentado y que está aprobada en dos artículos y reservando para votarse el 3o. El artículo a discusión dice así - y la Asamblea me permitir que lo repita en este momento, para subrayarlo en su parte absolutamente ociosa - :

"Las prescripciones de los artículos anteriores se entienden sin perjuicio del derecho que para poseer y conservar sus armas, tienen individualmente los campesinos de la República para defender los derechos que la Constitución les reconoce y particularmente los que consagra expresamente el artículo 27 constitucional. Ese derecho sobre posesión de armas tiene que quedar y queda a salvo, por estar formalmente reconocido en el artículo 10 de la Constitución general, que es la ley Suprema de la República."

Es así que la ley no afecta al artículo constitucional, luego - en un silogismo claro - resulta absolutamente redundante recordar en un artículo adicional que no debe perjudicarse la Constitución de la República. Por esto es que, no por espíritu de partido, sino por sentido común, venimos a oponernos en esta tribuna, a que se ponga en la ley el artículo 4o. El artículo 10 de la Constitución garantiza a todos los ciudadanos el derecho de poseer armas para su legítima defensa, con las únicas taxativas de las del Ejército Nacional y las que se consideren prohibidas por la ley. De manera

que puede aplicarse un cuento al artículo 4o. que está a debate.

Cuentan que en la revolución de Juárez, el coronel Rojas, liberal jalisciense, entró a un pueblo, y como no se repicaran las campanas a su entrada, hizo llamar al sacristán y le dijo: "¿Por qué no se han repicado las campanas de la iglesia a la entrada de las fuerzas liberales?" El sacristán le dijo: "¿Señor: tenemos once razones para eso." "¿Y cuáles son esas?" "La primera - contestó el sacristán - , porque no hay campanas...." "Lo absuelvo de las demás", contestó el coronel Rojas. Nosotros podemos no razonar largamente sobre este artículo, porque existe una primera razón: que no tiene campanas en esta ley el artículo 4o. que se propone. Si el artículo, fuera de su forma, tiene este fondo, me permito interrogar al compañero Calderón sobre lo siguiente: ¿Cree el compañero Calderón que el Gobierno federal y las autoridades no dan las garantías o no podrán darlas en lo sucesivo, para el exacto cumplimiento del artículo 27, y no podrán mantener a los pueblos en la posesión de las tierras que se les han dado y se les seguirán dando, conforme a nuestras leyes?

El C. Calderón: Creo, compañero, que por muy grandes y muy buenas que sean las intenciones del Gobierno federal para dar garantías a los campesinos en lo que se refiere a la posesión de las tierras, creo que los ejecutores de las órdenes de la Federación, no están suficientemente capacitados para dar esas garantías, y no sólo creo eso, sino que también creo que al ir a cumplir este decreto, cometerán infinidad de atropellos cuya responsabilidad caer sobre los que no voten el artículo.

El C. Robledo: El compañero me ha dicho que tiene confianza en que el Gobierno federal hará cumplir las dotaciones y demás mandatos de las autoridades; quiere decir, que vigilará el cumplimiento del artículo 27 constitucional. Los abusos de inferiores, las irregularidades no pueden ser previstas en una ley; ellas constituyen un delito que los tribunales y las autoridades competentes se encargarán de castigar. De manera que nada de eso prueba que sea útil el artículo 4o. Yo quise buscar un fondo en el artículo 4o., quise que usted me dijera: los campesinos necesitan tener fuerzas, tener armas para hacer cumplir una ley que el Gobierno federal no hacia cumplir. Esta es la respuesta categórica que pido a usted.

El C. Calderón: ¿Qué si necesitan los campesinos armas para que se cumpla la ley? No queremos que las posean los campesinos para cumplir ellos el artículo 27, sino para defenderse de los ataques de los hacendados, de que son víctimas con el pretexto de que defiendan sus propiedades contra el artículo 27 constitucional.

El C. Robledo: Resulta entonces que esta ley, eminentemente encaminada, como decía una vez el compañero Soto y Gama, a la disolución de las guardias blancas, a las garantías para los campesinos, que son mayoría y que poseen sus armas conforme al artículo 10 constitucional, se le quiere poner el borrón de algún artículo absolutamente ocioso, porque esta ley, señores diputados, precisamente ha tenido a quitar a los gobernadores, a los nuevos caciques gobernadores - porque hay muchos gobernadores claramente caciques, que están haciendo política odiosa en los Estados - a privarles de fuerza con que cometer arbitrariedades. Esta ley ha ido a la disolución de las acordadas que pueden, en muchos casos, llamarse guardias blancas, puesto que, sostenidas por los hacendados, por los pudientes de los pueblos, en realidad eran un freno militar para los individuos casi inermes o mal organizados como son, en general, los pobres peones, los que piden dotación de tierras, etcétera. De manera que una ley, eminentemente revolucionaria y eminentemente benéfica; una ley que lleva en su espíritu la garantía para la paz nacional y para la estabilidad de las dotaciones dadas por el artículo 27, queremos venir a marcharla con un artículo ocioso y redundante.

Por eso, señores diputados, yo he creído que la mayoría parlamentaria no hace labor de partido; que la mayoría parlamentaria, al acordar en bloque que no era de aceptarse el artículo 4o., después de un suficiente debate en la Cámara, no ha hecho labor de partido, sino labor nacional, tan revolucionaria, tan agrarista como la que hayan hecho los mismos agraristas. Los agraristas son quienes, en este caso, quieren convertir en mala una ley buena. La mayoría parlamentaria del partido cooperatista, no es enemiga de los agraristas ; la mayoría parlamentaria no puede ver ningún matiz profundamente revolucionario, como enemigo; la mayoría parlamentaria es revolucionaria. De manera que no es por beneficio de Partido, no es por una tendencia especial del Partido Cooperatista , a quien no dañaría ni beneficiaría este artículo, si no por el solo espíritu de hacer una ley correcta, en la que no existan redundancias, por lo que la mayoría cooperatista sostendrá en la tribuna y con el voto esta ley de las comisiones, que llena las aspiraciones de la República en estos momentos. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano diputado Soto Y Gama. (Murmullos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Bien sabíamos nosotros los agraristas desde la sesión de ayer cuando la maniobra a ojos vistos del compañero Barón Obregón, que se trataba de acudir al eterno subterfugio de sorprender al bloque evitando una discusión a fondo. Le cortaron la palabra al compañero Calderón contra todas las prácticas parlamentarias y a pesar de las protestas de Manrique; impidieron que yo hablara precisamente para que el bloque no tuviera todas las luces y para arrancarle por sorpresa una decisión Este asunto de la violación del Reglamento y de la violación de las formas tutelares exigidas por la Constitución para discutir y aprobar las leyes, ser tema para largos y profundos ataques contra el Cooperatista. (Siseos en las galerías.) Y tendremos ocasión de exhibir al Partido Cooperatista, no sólo en esta vez, sino en muchas otras, como violador a sabiendas de la Constitución al impedir que los debates se realicen dentro de la Cámara conforme a artículo expreso de la Constitución, con presencia de todos los diputados, habiendo quórum, oyendo a las minorías; y violando la Constitución a sabiendas, se encierra en sus cónclaves de camarilla para no oír más que la voz de las mayorías, para ahogar enteramente la voz de las minorías. Esa violación de la Constitución la haremos valer a su tiempo, porque todavía apenas si

empezamos modestísimo fuego de escaramuza contra un partido que ha perdido la confianza nacional. De manera que estos no son sino los primeros fuegos de guerrilla.... (Gritos en las galerías.) No se alarmen las galerías que vienen perfectamente dispuestas a desempeñar su cometido; no es la batalla formal, la batalla formal la daremos a su tiempo... (Aplausos. Siseos.) a su tiempo vendrá la batalla formal, nada más que estamos tomando puntos, y este punto de ahora es de mucha importancia. La mayoría cooperatista, señores diputados de la mayoría y de la minoría, la mayoría cooperatista, al igual que la reacción, tiene miedo inmenso, tiene miedo de que estén armados los campesinos. (Aplausos.) Es especiosa, eternamente especiosa y tontamente expuesta la razón de la redundancia. El compañero Robledo, que es un lirio, que es un cándido, que es un infante en materia parlamentaria, ha venido a exhibir en la tribuna lo que no era su verdadero argumento. Empezó por lo redundante; se cuatrapeó y luego le preguntó al compañero Calderón si no tenía confianza en el Ejército federal y en el Gobierno federal. Con esto sólo demostró que su criterio es el criterio de la reacción, expuesto ruidosamente por "Excélsior" en sus editoriales de estos días. De manera que la Nación está exageradamente pendiente de este asunto, más de lo que cree el ingenuo compañero Robledo, el infantil compañero Robledo. La Nación va a juzgar en esta vez, definitivamente, al Cooperatista, y va ha saber - ha sabido ya por boca de Robledo que constantemente lo ha confesado - que se ha suspendido ayer la discusión en la Cámara para entrar a una sesión de bloque en que se acepta, no el criterio de un congreso Agrarista en que estaban representados dos millones de campesinos representativos de la revolución, sino el criterio de "Excélsior", el periódico de los reaccionarios y de los hacendados. (Aplausos.) Yo puedo asegurar a la mayoría cooperatista, tan ufana de sus triunfos aparentes , yo puedo asegurárselo, que este voto tonto, que este voto improcedente, que este voto reaccionario, sugerido por la reacción, de que no se diga expresamente que los campesinos deben tener armas, este voto le va a costar tanto como le costó al Partido Liberal Constitucionalista el rechazo del artículo 1o. transitorio de la ley de Fraccionamiento de Latifundios. Con este voto el partido cooperatista ha exhibido que no es revolucionario y que teme absolutamente al pueblo armado; que no está con la revolución; y esto lo demostraremos y lo haremos ver a todas y cada una de las agrupaciones agraristas representadas en el Congreso, y esta enorme verdad llegar hasta el corazón de todas las masas campesinas. Este voto a traición, por la espalda, sin discusión libre, que va a dar el Partido Cooperatista, a quien le va a costar, no es a la revolución que trata de herir, no es a los campesinos armados a los que teme, sino a él mismo. Con este voto va a demostrar francamente la mayoría de esta Cámara, que está divorciada enteramente de la gran mayoría campesina, de los catorce millones de campesinos que forman la mayoría de la República. (Aplausos.)

Presidencia del

C. GUTIÉRREZ ALBERTO

El C. Guzmán Apolonio R., interrumpiendo: ¡No es cierto! ¿Admite una interpelación el señor Soto y Gama, farsante del agrarismo? (Aplausos.) Usted es un explotador agrarista... (Aplausos. Desorden. Campanilla.) Nos tenemos que ver en esta tribuna para desenmascarar de qué manera es usted agrarista y los suyos también. (Aplausos. Siseos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Si con esta... (Desorden en las galerías.) primera maniobra.. (Gritos.)

El C. Castilleja: Moción de orden. Las galerías están introduciendo el desorden.

El C. Díaz Soto y Gama: El presidente es parcial. No le importa al presidente que haya desorden.

El C. presidente: Se prohibe a las galerías hacer toda clase de desordenes y que estén interrumpiendo al orador.

El C. Díaz Soto y Gama: Señores diputados:

Mi objeto está conseguido; mi buceo ha dado el resultado que yo buscaba. decididamente la mayoría es cándida y las galerías son candorosas. (Desorden en las galerías. Murmullos Campanilla.) Si precisamente quería yo saber hasta qué punto el primer arañazo a flor de piel hacía irritar la susceptibilidad de los falsos revolucionarios que forman parte de la mayoría cooperatista; si precisamente dije y anuncié que no era esta la batalla formal; que no se alarmaran las galerías, y si las galerías se han alarmado no obstante mi aclaración, y los diputados también se han alarmado con el primer combate de guerrillas, combate insignificante, escaramuza vulgar, en que estoy yo con la sonrisa en los labios, en que yo absolutamente no creo que se trate de un combate, y ya los compañeros creer que se trata de la batalla del Marne o de alguna batalla Decisiva de esta Campaña política; ¿Cómo será cuando las minorías laboristas, socialista del Sureste y agraristas, unidas, evidentemente, con los compañeros peleceanos que tienen mucho qué decir de los señores cooperatistas, presentemos la batalla formal? De manera que mi objeto está conseguido. Se ha visto hasta qué punto duele en el asunto; se a visto hasta qué punto este es punto doloroso; se ha visto que yo puse el dedo en la llaga; se ha visto que no era tal cosa tan sencilla de el artículo fuera redundante, que no era que el artículo fuera ocioso, que no era que se tratara de un caso sin trascendencia, no, se trataba de que los cooperatistas querían seguir con su careta de revolucionarios, y yo se las he arrancado por una punta... (Desorden y gritos en las galerías Campanilla.) nada más eso. Y después de esta primera demostración de la absoluta falta de consistencia de la mayoría cooperatista, de su absoluta ignorancia en estos achaques de luchas parlamentarias... (Gritos en las galerías.) después de este primer ensayo para calcular la fuerza del enemigo y ver que no tiene ninguna fuerza, que es un conjunto de novatos en política y un conjunto de individuos que absolutamente no saben ni por dónde se empieza en las luchas parlamentarias; una vez que

ya el compañero Guzmán fungió de líder ¡quién lo creyera! con aplausos de toda la mayoría, sigo tranquilamente, sonrientemente mi camino. (Gritos. Murmullos en las galerías. Campanilla.) El compañero Guzmán está adolorido, señores diputados, por que no lo dejamos entrar al Congreso, pero al compañero Guzmán no lo tomamos en cuenta los agraristas absolutamente; para nosotros el compañero Guzmán es cero a la izquierda; de manera que los ataques del compañero Guzmán no nos llegan en lo absoluto. Con que entro yo al fondo del debate....(Murmullos. Siseos en las galerías. Campanilla.) entro yo al fondo del debate tranquilamente, tranquilizando a las galerías para que no crean que vamos a seguir atacando a este partido que ya perdió toda su fuerza... (Murmullos. Desorden en las galerías. Campanillas.)

El C. Ortega Romeo: ¡Qué va, hombre, estamos más fuertes que antes!

El C. Díaz Soto y Gama: A ese partido que no necesita ni ser derrotado, porque se ha derrotado solo. No, ya no; vamos a entrar al fondo del debate. (Voces de las galerías: ¿A quién le debes la credencial?) A usted, ¿verdad? ¡Cómo no! (Risas.)

El C. Castellanos: Moción de orden, señor presidente.

El C. Santa Anna: Moción de orden, señor presidente.

El C. Díaz Soto y Gama: Ya ve usted , señor presidente, cómo no había tal deseo de mandar desalojar las galerías.

El C. Santa Anna: Moción de orden. Pido a la Presidencia que mande desalojar a las galerías para que ya no sigan interrumpiendo en esa forma el debate.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Pero si el presidente es parcial! ¡Pero si aquí el Bloque elige un presidente para los intereses del Bloque y la Secretaría sirve al Bloque! ¡Si aquí no hay Cámara! (Desorden. Campanilla.) ¡Si es una mentira que haya Cámara ! ¡Si el asunto de la inamovilidad se discutió en el Bloque! ¡Si el asunto del petróleo se resolvió en el Bloque! ¡Si los más altos asuntos nacionales, los que afectan a los interese nacionales, se resuelven en el Bloque! ¡Si aquí venimos ya bajo la férula de la consigna de una mayoría! ¡Si ésta no es Cámara! (Desorden en las galerías. Gritos. Campanilla.) ¡Si este señor no es presidente de la Cámara! ¡Es presidente del bloque nada más! (Desorden en las galerías. Campanilla.) ¡Si no defiende a las minorías! ¡Ya ve cómo me ha defendido a mí!

El C. presidente: Me permito manifestar al ciudadano Soto y Gama que está en un error al afirmar que yo no soy el presidente de la Cámara. Sí soy el presidente.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Sí, señor, es mi opinión! Tengo derecho a sostenerla. Soy inviolable en mis opiniones y sostengo que aquí se hacen los negocios familiarmente dentro del Bloque Cooperatista y de ninguna manera se ven los intereses nacionales.

El C. Castellanos: Pido la palabra, señor presidente. Tenemos el derecho de exigir a la presidencia que imponga silencio a las galerías, porque de otra manera el señor presidente sería cómplice de los desordenes que el Partido Cooperatista provoca por medio de sus galerías pagadas en esta Asamblea. Suplico que por decoro de la Presidencia, no del presidente, sino de la Presidencia, haga que se imponga el orden en esta Asamblea; tenemos derecho a que se nos oiga y ya que la mayoría parlamentaria nos quiere aplastar, siquiera que se ponga nuestra voz y nuestra protesta en el DIARIO DE LOS DEBATES.

El C. secretario Martínez Adame: La Secretaría, por disposición de la Presidencia, excita a las galerías para que se mantengan con compostura, y hace notar al mismo tiempo al orador que no se dirija a las galerías para no dar lugar a que hagan manifestaciones.

El C. Díaz Soto y Gama: La estratagema es vieja y tonta, ya los que venimos de lejos no admitimos esas vaciedades de las Secretaría. Si esta mayoría tuviese sentido político, haría esto desde luego: preparar sus cosas mejor, ¿verdad? no anunciar, como ayer se anunció visiblemente, que se iba a tratar en el seno del bloque por miedo a la discusión, por miedo a la voz de Manrique, a la voz de Castellanos, a la voz de Calderón y a la mía; y luego esto: puesto que ya vienen aquí a votar, pues, como un grupo de hombres inconscientes bajo la férula de la consigna, pues siquiera dejar oír dejar hablar a la minoría, ¡si al cabo ya está acordado, según ha dicho inocentemente Robledo! que este artículo es redundante; si ya habló la infalibilidad cooperatista; si ya el Bloque Cooperatista, violando la Constitución, tuvo su sesioncita especial; si así se han tratado todos los asuntos nacionales; pues es de sentido común oír, siquiera hacerse tontos y luego votar en más corderilmente, ¡si no se trata aquí más que de un pastor y su rebaño, pues votad como lo digan los pastores! pero no cometer el error de ni siquiera oír a la minoría, señores cooperatistas, oigan ustedes; al cabo las razones que expongamos no ha de variar la consigna que ya recibieron en el bloque; si al cabo que estas no son sesiones, si al cabo ustedes van a resolver todos los asuntos de orden Nacional en sus sesiones familiares; si la prensa lo sabe; si ustedes son bastante candorosos y por no decir otra palabra, para anunciar día a día: se cita para mañana a sesión de Bloque, y ya en la tarde vienen con la resolución que aquí se ha de imponer. Pues entonces ¿para qué temer la voz de la minoría, señores representantes? Esto, vuelvo a decirlo, no es más que el preámbulo de la lucha; la lucha vendrá más tarde; no hay que alarmarse ; puede todavía dormir tranquila en su arrogancia, en su engreimiento necio, la mayoría Cooperatista, que está perdida ante la opinión exactamente como el P. L. C. aquí dominante; aquí domina el Cooperatista, sale uno a la calle y que horrores se dicen del Cooperatista. y si esto es en la ciudad de México ¿ qué será en los campos? De manera que la ruina del Cooperatista ya está hecha, es cuestión de hecho..... (Desorden en las galerías. Campanilla.) ....Pero siquiera disimular, siquiera guardar las fórmulas, señores. Ustedes están fingiendo ante la Nación que este es un Congreso, y ya demostré que no lo es, porque no se respetan las sesiones de Cámara. Pues siquiera por apariencia, una vez que ya vienen ustedes uniformados en el sentido de una

decisión, oír a las minorías siquiera eso. De manera que ustedes nos han dado a las minorías una victoria fácil, gratuita, sin esfuerzo con la sola oposición tonta de ustedes, candorosa de ustedes, con la sola conducta de las galerías. Si aquí hubiera un verdadero jefe de porras que estuviera manejándolas desde aquí abajo como otras veces, debiera decirles, por elemental sentido común: "cállense, hombres; no descubran el secreto". Si el secreto está en eso, en fingir que hay libertad de votación y de discusión, en ocultar que venimos aquí ya bajo una consigna, ¡si allí está el secreto! ¡no sean ustedes tontos! ¡no ayuden tan mal!; y en vez de que eso pase, las galerías tratan de destruir aquí hasta la libertad de palabra de una minoría que nada más viene aquí a dirigirse, no a los diputados cooperatistas, no, aquí venimos a dirigiremos a la Nación, aquí venimos a dirigirnos a los campesinos, a los cuales no tiene confianza el Partido Cooperatista, nada más.... (Murmullos. Gritos en las galerías. Campanilla.).... Yo volteo a ver al presidente por fórmula ¿verdad?.... (Risas.) ....Pero ya veo que el presidente no tiene el menor deseo de que se calmen las galerías, eso lo estoy viendo claro. Con que hablando nada más con las minorías y con la Nación, no con los cooperatistas, porque es inútil hablar con ellos desde el momento en que ya tienen compromisos de honor, óiganlo bien, fíjense bien, de honor, ¡qué horror! de votar en el sentido del acuerdo tomado en el bloque y denunciado por el compañero Robledo; hablando ya para la Nación, para las minorías: laborista, socialista del Sureste, agraristas y peleceana, voy a decir unas cuantas palabras sobre el por qué de este artículo. Tenemos un doble objeto en el artículo: primero, no queremos que los militares tomen.... (Murmullos. Siseos. Gritos en las galerías. Campanilla.) ....Señor presidente: siquiera por fórmula haga favor de callar a las galerías.

El C. prosecretario Martínez Adame: Se excita nuevamente a las galerías para que guarden compostura.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Pero en serio, señor! (Risas.) ¿Ya ve usted señor presidente? (Murmullos. Desorden.) Algo serio ¿verdad? Estamos en la Cámara de Diputados de cualquier modo. (Murmullos en las galerías.) ¿Qué tal? ¿Ya lo ve usted cómo dirigen los debates desde allí arriba? Todo el mundo sabe que son porras pagadas; todo el mundo sabe de dónde vienen; el único que lo ignora es la Presidencia.

El C. prosecretario Martínez Adame: Por disposición de la Presidencia se va a dar lectura al artículo reglamentario respectivo.

"Artículo 195. Los concurrentes a las galerías se presentarán sin armas; guardarán respeto, silencio y compostura, y no tomarán parte en los debates con ninguna clase de demostración."

La Presidencia ordena a la Secretaría se diga a las galerías que, en caso de continuar el desorden, las mandar desalojar.

El C. Manrique: Moción de orden. Señor presidente: Ese es el precepto teórico, es el precepto teórico; para hacerlo obedecer se necesita que un hombre de energía ocupe la Presidencia. Cuando se carece de la necesaria energía para hacer cumplir el Reglamento y no quiere uno resignarse a ser una simple figura decorativa, abandona uno honradamente un sitio que no sabe ocupar, señor presidente.

El C. Díaz Soto y Gama: Con que haciendo constar ante la Nación que las minorías no tenemos ni siquiera el derecho de que se nos oiga seriamente, puesto que nuestras razones no van a ser oídas, toda vez que son posteriores al acuerdo de bloque; una vez que he hecho constar, y repetiré esto esta vez y otras muchas veces, que se está violando sistemáticamente la Constitución en esta Cámara, puesto que las discusiones son por fórmula, quiero yo siquiera que ya que la Constitución se está burlando, que siquiera se oiga la voz de una minoría que no va a influir absolutamente en un acuerdo que ya está tomado a base de honor, como se dice...

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Honor cooperatista!

El C. Díaz Soto y Gama: Honor cooperatista, como dicen en la calle. Aquí no se puede decir porque los mastoides del Cooperatista lo amenazan a uno y creen que les tiene uno miedo. (Gritos. Murmullos en las galerías. Campanilla.) Con que siquiera oír, señores diputados de la mayoría que ya venís a votar obligados en contra del artículo, siquiera por respeto a la minoría, siquiera por respeto a la Nación. por respeto a las apariencias, nada más a las apariencias ya que en el fondo este debate es inútil, ya que ustedes se consideran de tal manera absolutos en esta Cámara que toman sus acuerdos, no en sesión de Cámara, sino en sesión de bloque, aunque sea esto redundante, será la eterna muletilla de esta minoría: mientras sigan ustedes violando la Constitución llegar el momento en que expliquemos a la Nación en un manifiesto, que ustedes violan todos los días la Constitución, porque la Constitución dice que las discusiones deben ser dentro de la Cámara y que la votación debe ser, no anterior a la discusión dentro de la Cámara, sino posterior. Demostraremos, pues, que aquí se está faltando absolutamente a la verdad parlamentaria que no hay tal Representación Nacional; pero eso será a su tiempo. Todavía por ahora queremos que sigan los excesos de estos hombres victoriosos, todavía por ahora queremos que sigan los excesos de mayoría, que no respeta nada, de esta mayoría que lleva los mismos pasos hacia el fracaso que han llevado todos los partidos políticos que en nuestro país han existido. ¡Están ustedes al borde del abismo y no lo ven! ¡Están ustedes a punto de desgranarse al borde del desprestigio y todavía se ríen socarrona y tontamente! De manera que yo espero que se nos oiga. No queremos, señores, que por falta de una explicación precisa los militares que ignores, olviden o finjan olvidar el texto del artículo 10 constitucional, comentan, al amparo de un artículo, como el 2o que habla expresamente de desarme, el atentado de querer desarmará a los pueblos, los cuales, al no dejarse desarmar, provocarán conflictos con la Federación. Quiero demostrar ante la Nación, o mejor dicho recordarles a las minorías, a los compañeros laboristas que controlan gran parte del Estado de Veracruz, quiero recordarles aquí, porque para la mayoría es inútil, quiero recordarles que los federales

provocaron los sangrientos conflictos de allanamientos de morada, de cateos, de muertes, de asesinatos infames con motivo del desarme hecho por Guadalupe Sánchez recientemente. ¿No es cierto, compañero Rodarte, que hubo choque sangrientos con motivo del desarme y que las fuerzas federales, en las que tiene confianza inocentemente el ciudadano Robledo, absolutamente no respetaron ni remotamente las garantías del artículo 10 constitucional?

El C. Rodarte: Con permiso de la Presidencia. Compañero Soto y Gama: No se necesita pensar mucho para contestar, ya que tenemos fresca en la memoria la muerte del compañero Silvino García, acaecida precisamente por esos detalles de pretender desarmar a los campesinos en la región de Córdoba. Como ese detalle, acabamos de tener conocimiento de otro en Acayucan, y así indudablemente que seguir una cadena interminable de atropellos para los campesinos.

El C. Díaz Soto y Gama: Con esto demostramos a las minorías, porque las mayorías no tienen necesidad de oír razones y no han de pesar en su criterio, nos dirigimos a las minorías, nos dirigimos a la Nación para que sepan que la actitud de esta mayoría no es franca, sino perfectamente tartufa, desde el momento en que finge estar con el pueblo campesino y lo que hacen con su silencio es solapar los atentados que han cometido los militares y que con mayor razón cometerán cuando haya un artículo que hable de desarme. Si todavía hay castellano, desarmar quiere decir quitar las armas; y si una ley dice: se desarmará por la Federación, quiere decir que los federales irán a desarmar las fuerzas y seguirán los conflictos, algo que tampoco interesa a los cooperatistas, puesto que los cooperatistas con este acuerdo han dejado de ser revolucionarios. Algo que no interesa a los cooperatistas, pero que sí interesa a la Nación es esto, otro detalle: apenas se anunció que esta ley comenzaba a discutirse o iba a ser discutida en el seno de la Representación Nacional, cuando ya viene una noticia propalada escandalosamente por los diarios de la capital, noticia de origen genuinamente reaccionaria en que se anunciaba pomposamente, y lo recuerdan los señores de la minoría - no me importa que lo recuerden los cooperatistas, porque ellos no quieren recordarla - o, en esa nota se anunciaba que los campesinos de Tapona, Durango, elementos de los más valiosos para la revolución, elementos que ayudaron a la captura de Francisco Murguía, que esos campesinos estaban siendo literalmente sitiados, literalmente sitiados, literalmente cercados, por las fuerzas federales, que iban a librar un verdadero combate, a librar un verdadero asalto contra los campesinos de Tapona para desarmarlos, y ante la alarma nuestra o por virtud de nuestra alarma, acudimos al presidente de la República llamándole la atención, y él desmintió categóricamente la especie. Luego se ve claro lo que la reacción espera del artículo 2o.: los choques que estos señores tartufescamente quieren negar; quiere decir que el Partido Cooperatista, en presencia de las escenas de sangre que puedan venir con motivo del artículo 2o., se lava las manos hipócritamente, arteramente, como Poncio Pilatos el inmortal; el Partido Cooperatista en este caso está haciendo el caso de Poncio Pilatos, está a igual distancia de la reacción que de la revolución, y como la palabra revolución es ésta, y lo ha sido en todos los tiempos: el que no está conmigo está contra mí, el Partido Cooperatista, al no estar francamente con los campesinos, está contra los campesinos y está contra la revolución. (Aplausos. Siseos.) Los oradores de las minorías no venimos a buscar aplausos ni a temer siseos ni a esquivar unos y otros; venimos a decir las verdades, para que la Nación las sepa, porque parece increíble que la prensa, que antes era más reaccionaria que la Cámara, hoy esa prensa, en ciertos periódicos, al menos. "El Demócrata", verbi gratia, está infinitamente más revolucionario que el llamado Partido Cooperatista. De manera que la prensa acogerá estas noticias, y "El Universal", que desde la separación de Palavicini ha sufrido una evolución "El Universal" acogerá estas notas. Estoy seguro que la prensa sí nos oirá y, por consiguiente, también la Nación nos oirá, y si la prensa no nos oyera, que sí nos oirá, directamente anunciaremos a los campesinos la actitud tonta, tartufa e hipócrita del Partido Cooperatista en este asunto trascendental, transcendentalismo, del desarme. Sigo poniendo ejemplos, sigo citando antecedentes, sigo citando casos concretos en que los federales, sin necesidad de artículo 2o. que hable de desarme, cometieron desarmes, e interpelo al compañero Camacho, de San Luis Potosí, para que me diga si es cierto que en las rancherías de Matehuala, Biznaga, San José de la Punta y otras, los federales desarmaron no sólo a los campesinos, sino a los comités administrativos de esas localidades, haciendo caso omiso del artículo 10 constitucional.

El C. Camacho: Pido la palabra para contestar. Efectivamente; no solamente han sido desarmados todos los comités de campesinos que radican en los alrededores de la ciudad de Matehuala, sino todos los campesinos del Estado, casi todos han sido desarmados, quitándoles a los miembros de los comités administrativos, que se componen de tres, hasta las pistolas, y dejando, en cambio, armados a los hacendados.

El C. Díaz Soto y Gama: Ya ven, pues, los señores diputados de las minorías y ya lo ver mañana la Nación, cómo es una tristísima verdad que la degeneración de las Cámaras de la Unión se marca año por año; me decía alguien, lo dice la voz de la calle que aquí se desprecia: mientras más se aleja uno del origen de la revolución, más reaccionaria va siendo la Cámara. Por ejemplo, la Cámara que inmediatamente siguió a la promulgación de 17, fue una gran Cámara en el sentido revolucionario; la siguiente Legislatura fue menos revolucionaria; la peleceana todavía menos, y esta Cámara se pone a igual distancia entre la reacción y la revolución, y cuando se trata de un asunto de interés nacional, como es ver si se desarma o no a la revolución, si se destruye o no a la revolución por medio del desarme; en vez de acoger la voz de un Congreso de Campesinos, que representa a la mayoría de la Nación, se pone a seguir sugestiones pérfidas del órgano reaccionario, del periódico "Excélsior". Esto lo tiene que saber el país y esto se desprende del sentido común. De manera que este apunte lo recogemos nosotros para nuestros efectos políticos, porque las minorías estamos dispuestas a exhibir algún día, cuando sea oportuno, cuando nos lo diga la discreción parlamentaria y la discreción política, todas las enormes faltas cometidas por este partido, que

ha sido el partido más torpe y el menos revolucionario de cuantos han cruzado por esta Cámara desde 1917 hasta la fecha. (Aplausos. Siseos.) Y aún cuando se traigan aquí galerías tontas, galerías contraproducentes, que vienen precisamente a descubrir los mismos secretos que se trataba de ocultar, nosotros seguiremos en nuestro papel.

Segundo objeto nuestro en la redacción del artículo, limitando el armamento a los campesinos: no queremos que el fascismo incipiente, no queremos que el latifundismo, que la reacción latifundista, que la reacción petrolera se arme con el pretexto de falta de claridad. Es verdaderamente increíble que no se dé cuenta la mayoría, del peligro enorme que existe en negar armas a los campesinos y, en cambio, hacerse sordos, como se está haciendo sorda el armamento del fascismo. Hablaba candorosamente el ciudadano Robledo de si el Ejército federal inspiraba o no confianza, de si no era posible que con sólo el Ejército federal en todos los casos se diesen garantías a los campesinos, a los obreros, y a todos los ciudadanos, y esto lo decía en un día como hoy, en que, abriendo la prensa "El Demócrata", en tercera plana, me encuentro con esto que debían conocer lo señores diputados, un síntoma de tantos, un detalle de tantos, un acontecimiento que va marcando jalones en la evolución del fascismo: los fascistas que consuman asaltos en Morelia y en otras Entidades federativas, a ciencia y paciencia, naturalmente, del Ejército federal, que no puede estar en todas partes y que, además, está profundamente corrompido, como lo sabe todo el mundo; se necesita querer ser un servil del Gobierno para fingir creer que el Ejército no está corrompido, y habla a raíz de esto..... (Murmullos. Campanilla.) con que: "Los fascistas ya consuman asaltos en Morelia y en otras Entidades federativas"; ved, el reportero que hizo esta nota, ¡quién lo creyera!, tiene más sensibilidad política que esta Cámara; eso le debía abrir los ojos a la Asamblea, es decir, ya consuman, ya se permiten hacer los primeros escarceos contra revolucionarios: "La lucha se recrudece en Morelia entre obreros organizados y los fascistas o libres."

Y como aquí se trata de actos que han sido denunciados ante la Confederación Regional Obrera, y que ella, a su vez, denunció, quiero que el compañero me diga si es cierto que Tamaulipas, en un punto llamado La Cruz, Los dos mil elementos que componen la Unión Mutualista Agraria de ese punto, han dado cuenta a la Confederación y al presidente de la República que los Caballeros de Colón y otros fascistas de la localidad, los están haciendo víctimas de todo género de hostilidades y atentados, y quiero que me diga si en Morelia fue también víctima, en una hacienda cercana a la capital del Estado, un líder llamado Andrés Medicana, de un atentado cometido por un grupo de fascistas que entraron al lugar donde se encontraba, a fin de atropellarlo y hacerlo objeto de violencias. Quiero también que me diga, por último, los atentados de que están siendo objeto los obreros de Querétaro de parte de los fascistas de aquella región; con permiso de la Presidencia.

El C. Rodarte: Pido la palabra, señor presidente. Compañero Soto y Gama: Respecto al primer punto, está perfectamente comprobado el atropello, y con el deseo de que la mayoría de la Cámara no dude mis palabras, me permito preguntar si está el compañero Portes Gil, para que se sirva dar lectura a la copia de la queja que a la Confederación Regional Obrera Mexicana le mandaron y a él también, como diputado que es por el Estado de Tamaulipas. Creo que simplemente con la lectura de esta carta, comprobaría la Asamblea la verdad de mi aserto. No es solamente en el Estado de Michoacán donde el fascismo se organiza, pues tenemos una dolorosa comunicación del Estado de San Luis Potosí, en la que se dice que los hacendados de este estado han tomado el acuerdo de unirse al partido fascista de México.....

El C. Ortega: Y esos apoyan a Manrique. ¡Es lo peor!

El C. rodarte: Creo que lo que dice el compañero Romero Ortega, es una falsedad.....

El C. Ortega: No, es la verdad; se la pruebo a usted.

El C. Rodarte: .....ya que el partido fascista, de acuerdo con los hacendados, en San Luis Potosí está sosteniendo la candidatura de Prieto Laurens. (Gritos en las galerías. Desorden. Campanilla.)

El C. Vizcarra Rubén: Prieto Laurens es más revolucionario que todos ustedes, in capite Soto y Gama.

El C. Rodarte: Por tal motivo, me parece infantil que las galerías tengan tal criterio, que le den crédito a una idea que de por si es torpe. Es imposible que Manrique, que el proletario Manrique, que el enemigo acérrimo.... (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Desorden en las galerías. Campanilla.) que el enemigo acérrimo de los hacendados de toda la Nación mexicana, pueda entrar en componendas con los hacendados del Estado de San Luis. (Murmullos.) Para comprobar lo que digo, manifestaré que en un mitin en la ciudad de Matehuala, en que pronunció un brillante discurso.... (Murmullos. Siseos. Campanilla.)

El C. Díaz Soto y Gama: Ya las galerías saben lo que va a decir el orador.

El C. Rodarte: Un brillante discurso que pronunció el ciudadano Prieto.... (Murmullos. Gritos en las galerías. Campanilla.)

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Un momento! No lo diga, porque se molestan las galerías, compañero!

El C. Rodarte: ¡No importa, compañero, hay que decirlo porque es la verdad! El ciudadano Prieto dijo en un discurso pronunciando desde el kiosco del jardín central de Matehuala, que él no iba a repartir tierras que no tenía, que él iba a respetar los derechos adquiridos de todos. Si esta declaración categórica del ciudadano Prieto no es manifestación de estar al lado de los hacendados, no sé qué otra quieran los compañeros para convencerse.

Además dice un dicho que no hay peor sordo que el que no quiere oír... (Murmullos.)

El C. Santa Anna: ¡Ahora sí justificas tu figura de Sancho! - El C. Rodarte: Y ustedes sabrán si quieren dar crédito a las palabras sinceras que yo les dirijo, ya que no tengo ningún interés en que cambien su criterio en el sentido en que el señor Soto y Gama lo dice para votar el artículo 4o. que estamos discutiendo. Vea el compañero Soto y Gama cómo no es sólo en San Luis, no solamente en Michoacán, como lo es también en Querétaro en donde el enemigo común del proletariado se organiza con distintas caretas; en algunas con la del fascismo, en otras con la de republicano que es también retardatario, y en todas esas Entidades federativas combaten a los trabajadores del campo y a los trabajadores de la ciudad, por el solo delito de estar organizados en agrupaciones de resistencia.

El C. Robledo: ¿Me permite una interpelación, compañero Soto y Gama?

El C. Díaz Soto y Gama: No, sigo en el uso de la palabra. Yo no hablaré de las verdades en un templo de Dios, como ha dicho el compañero a propósito de la campaña del ciudadano Prieto en San Luis, porque en San Luis está muerto Prieto (Risas. Desorden en las galerías. Campanilla.) y nosotros, compañeros de las minorías, y también de las mayorías - en este caso me dirijo a ustedes - nosotros que tenemos confianza en nuestra fuerza popular en los Estados en que emprendemos una aventura electoral, no creemos venir a reforzar nuestra fuerza, que ya de suyo existe con torpes escarceos de esta tribuna. Por eso nosotros no tocamos el punto de Prieto aquí; lo derrotamos y lo derrotaremos en San Luis Potosí. (Desorden en las galerías. Gritos. Campanilla.) Aunque no les guste a las galerías. Con qué, señores, volviendo al fondo de la argumentación, continúo en esta forma: está visto que el "fascismo" se organiza, está visto que el "fascismo" procede, como todas las reacciones, tratando de provocar divisiones entre los elementos revolucionarios; está el caso de Tapona diciendo bastante claro que la reacción hace estribar una de sus esperanzas en los conflictos armados que resulten con motivo del desarme entre las fuerzas federales y los campesinos que no se dejarán desarmar. Pero para que la Nación y las minorías de esta Cámara y la parte de las mayorías que siquiera por instinto de conservación elemental quiera oír, quiero recordar la amenaza lanzada hace poco por el órgano de la reacción. "Excélsior", por el sindicato de agricultores y que publicó con estos títulos verdaderamente alarmantes y no sólo alarmistas el citado órgano de la reacción. Decía "Excélsior" en un ejemplar, en un número de hace escasamente quince días:

"La ofensiva de los hacendados. Están organizándose para ofrecer un "frente único" al agrarismo militante. Con el "fascismo". El director del Sindicato de Agricultores ser el jefe de los fascistas mexicanos."

¿Cuál es la táctica en que se va a basar su acción el fascismo mexicano? Es enteramente sencilla: como nosotros los revolucionarios, por haber conseguido ya un orden legal nuevo, por tener a nuestro favor la ley revolucionaria - me refiero a los agraristas y en cierto modo a los laboristas - , por tener ya los artículos 27 y 123, cuyo cumplimiento honrado nos basta por lo pronto, para nosotros la cuestión del trastorno del orden es un peligro; nosotros somos y tenemos qué ser, los agraristas, los mayores defensores, los hombres más deseosos de que la paz continúe, porque sólo de la paz podemos esperar el cumplimiento, la realización del asunto agrario; necesitamos la paz para que se repartan las tierras; necesitamos la paz para la cooperación agrícola; necesitamos la paz para la irrigación; necesitamos la paz para la refacción. La situación de los reaccionarios es opuesta frente a nuestro agrarismo legal, a nuestro agrarismo basado en la ley, encarrilado dentro de la ley constitucional; la actitud de los reaccionarios es muy otra: los reaccionarios son ahora los deseosos de un movimiento armado, los reaccionarios desean el desorden, los reaccionarios desean la contrarrevolución; ¿por que? porque el orden legal actual no les satisface, y la única esperanza que tienen es destruir este orden legal. Por eso mientras nosotros no aceptamos la violencia, sino excepcionalmente como defensa del campesino o del obrero, contra atentados que vulneran las garantías constitucionales de los artículos 27 y 123, los reaccionarios siguen soñando con levantamientos armados, con Francisco Murguía, con Pablo González, con Lucio Blanco antes, y hoy con provocar una serie de guerras, de guerrillas en todo el país, no una guerra compacta, concentrada en algunas batallas, sino una especie de guerra difusa extendida por todas las regiones del país. Y esto torpemente lo hacen ver en ese mismo artículo de gran trascendencia y respecto del cual dice el articulista que se considera enteramente bien informado, quien da a conocer su táctica, cuando dice:

"Es de presumirse por lo anterior que si se confirma en todas sus partes los informes, anteriores, surja - óiganlo bien los señores diputados de la mayoría cooperatista que todavía conserven un cariño a la revolución - "Es de presumirse que surja una lucha verdaderamente enconada entre unos y otros;" fíjense en el condicional: pues si los primeros - los agraristas - insisten en hacer prevalecer derechos que juzgan legales". Claro que insistirán, si es su derecho, si para eso se hizo la revolución; luego la condición está cumplida. Con qué en ese caso que se está dando, los segundos - los hacendados - , "no les cederán un palmo en la defensa de los intereses creados." Bastardamente creados, ilegalmente creados, conforme a la nueva situación, "que consideran ellos", pero no la Nación, no la ley, "que consideran también legítimos y atentatoriamente violados por las interpretaciones erróneas o intencionalmente dolosas del espíritu de la ley."

De manera que estos hombres se rebelan contra la interpretación de la ley, estos hombres se colocan frente del presidente de la República, que ha interpretado la ley constitucional en su reglamento agrario; de manera que estos hombres se colocan frente a las comisiones locales agrarias, se colocan frente a la Comisión Nacional Agraria y frente a todos los órganos de ejecución de la ley agraria, y dicen: "si se siguen haciendo valer los derechos garantizados por la Constitución, nosotros, iremos a la violencia"; pero quiero todavía

que se vea más claro que se habla de violencia, para ver si así se alarman de alguna manera los pocos o muchos revolucionarios que obligados por consignas torpes vienen a esta Asamblea a tomar acuerdos antirrevolucionarios y favoreciendo en todo y por todo a la reacción. Quiero que se vea la promesa formal, la amenaza formal de violencia por parte de los fascistas: "Llamé al cielo y no me oyó"... (Risas. Campanilla.) es uno de los subtítulos. "Llamé al cielo y no me oyó"... (Risas. Campanilla.) Señores: es uno de los subtítulos, este es uno de los subtítulos del entrefilet periodístico que tengo a la vista; esto lo comento en esta forma: acudieron al presidente de la República, a la última esperanza, a la suprema autoridad, de la cual esperaban que se retractara de la promesa de cumplir y hacer cumplir la leyes constitucionales, y al ver que no los oía, dicen lo que ustedes van a oír: "nuestro informante", que considera caracterizado el articulista, "se extendió a más en sus datos y revelaciones, pues nos dio a entender que, una vez organizada debidamente esta forma de defensa, agricultores y "fascistas", unidos, presentarán al principio un frente únicamente defensivo a los desmanes y atropellos de los agraristas; pero estarán a la recíproca, pues se hallan dispuestos a repeler las ofensivas en igual forma de como se las hagan, sin cejar un palmo de terreno en su empeño.

Si esto, señores diputados, no es una amenaza clara de contrarrevolución, de resistencia organizada por medio de la violencia contra el cumplimiento de las leyes constitucionales, ya no puede haber pruebas más claras en este mundo. En cambio, señores yo quisiera recordar a los liberales de esta Asamblea, que hay en esta Asamblea, porque yo no puedo creer que sean ni socialistas ni agraristas los señores cooperatistas, son individuos que viven en gran parte con el pasado y por eso para estos ciudadanos del pasado puede ser que esto sea de su gusto; para los miembros de esta Asamblea que sean simplemente liberales, les voy a leer algo que les indicará en qué forma se defendían los hombres del 57 contra el Clero; los hombres de la Reforma, contra los amagos de revolución de parte del enemigo de entonces: del Clero. les voy a leer tres considerandos, pequeños, pequeñitos, de la ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos, de julio de 59, para que vean ustedes en qué forma se toman precauciones para defender un orden legal recientemente establecido. Decía Juárez:

"Que si en otras veces podía dudarse por alguno que el Clero ha sido una de las rémoras constantes para establecer la paz pública, hoy todos reconocen que está en abierta rebelión contra el soberano;

"Que dilapidando el Clero los caudales que los fieles le habían confiado para objetos piadosos, los invierten en la destrucción general, sosteniendo y ensangrentando cada día más la lucha fratricida que promovió en desconocimiento de la autoridad legítima, y negando que la República pueda constituirse como mejor crea que a ella convenga."

Exactamente la misma actitud que hoy guardan frente a las nuevas instituciones los hacendados. "Que habiendo sido inútiles hasta ahora los esfuerzos de toda especie por terminar una guerra que va arruinando a la República, el dejar", aquí quiero yo llegar, a esto quería yo llegar; quería yo llegar a esta conclusión de buena lógica política, a esta conclusión de defensa legítima: "el dejar por más tiempo en manos de sus jurados enemigos los recursos de que tan gravemente abusan, sería volverse su cómplice."

Por eso yo he declarado que el Partido Cooperatista, al no querer que se desarme a los hacendados y al pretender tartufescamente que sí se desarme a los campesinos, es indirectamente cómplice de la reacción, porque se ha lavado las manos.

El C. Robledo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Díaz Soto y Gama: Después, hay tiempo. Usted comprende que no he acabado de leer los considerandos. "Que es un imprescindible deber poner en ejecución todas las medidas que salven la situación y la sociedad."

No se ocupaban aquí de razonamiento jurídicos, tontos y viejos. ¡lo que salve la situación! ¡La salud pública es la suprema ley! "Salus populi suprema lex est." Lo que olvida todo partido cuando deja de ser revolucionario y se vuelve moderado y se voltea a oír, a saber, a percibir la impresión que sus actos pueden hacer en la metrópoli, en las capitales de provincia o entre los elementos revolucionarios. No, cuando se está frente a los hechos, con valor se resuelve esto. "He tenido a bien decretar lo siguiente: Artículo 1o.", seco, brutal, revolucionario, "Entran al dominio de la Nación, todos los bienes que el Clero secular y regular ha estado administrando con diversos títulos, sea cual fuere la clase de predios, derechos y acciones en que consistan, el nombre y aplicación que hayan tenido."

¡Esa es actitud revolucionaria! ¡Esas son las actitudes salvadoras! De manera que cuando nosotros proponemos que se deje armado al campesino que defiende la aplicación de una ley vigente y se desarme al hacendado que está preparando, junto con el fascismo, una contrarrevolución según sus declaraciones expresas y según hechos que han venido atestiguar aquí los compañeros laboristas, nosotros lo único que hemos querido es que se siga con el criterio recto, sano, de defensa y que en vez de que desarmemos a la revolución y permitir que la reacción se arme, se haga lo contrario, se desarme a la reacción y se deje armada a la revolución. Es lo que yo quería sentar. (Aplausos.) Y sólo... (Gritos. Murmullos en las galerías. Campanilla.) Y sólo siento, señores diputados, (Murmullos. Gritos en las galerías. Campanilla.) Y sólo siento, señores diputados, que estos raciocinios trabajosamente expuestos en medio de interrupciones, que la Mesa no ha querido ni ha podido reprimir, no sean escuchados por los miembros de la mayoría cooperatista, que ya vienen a votar una cosa que ni siquiera han conocido plenamente: porque si los directores de este grupo hubieran permitido ayer que habláramos todos los del pro, que si la mayoría cooperatista no hubiera tomado el acuerdo que se ha tomado; pero como se ha violado la Constitución y como se han convertido las sesiones de bloque en sesiones de Cámara, y las sesiones de Cámara en una farsa en que se viene, nada más por farsa, diz que a oír a las minorías, cuando en realidad ni siquiera se les oye

porque se les está interrumpiendo continuamente, es inútil todo lo que he dicho para la mayoría cooperatista; es útil evidentemente para la Nación, y para la Nación he hablado, y para la Nación seguiremos hablando, hasta que se destruya esta ficticia y efímera y artificial mayoría cooperatista que está en pugna... (Desorden en las galerías. Gritos. Siseos. Campanilla.) que está en pugna con la mayoría de la Nación, porque la mayoría de la Nación, representada por cientos de miles de obreros y por millones de campesinos, francamente ha demostrado y seguir demostrando que está divorciada, enteramente divorciada, plena y profundamente distanciada de esta mal llamada Representación Nacional. (Aplausos. Siseos. Silbidos en las galerías. Campanilla.)

- El C. presidente; Tiene la palabra en contra el ciudadano Ortega Romeo.

El C. Ortega Romeo: Señores diputados:

Había yo conservado la decisión de permanecer ajeno a este debate, no obstante que mi convicción íntima de hombre, no de diputado, de joven que tiene el derecho de esperar cosas mejores para su patria, me obligaba y me impulsaba a brincar de la Presidencia de esta Cámara para venir a esta tribuna a decir unas cuantas verdades y a desenmascarar a unos cuantos individuos que, so pretexto de un liderasmo mentiroso, vienen orillando a la patria, paso a paso, minuto a minuto, a un desbarajuste social, a tal grado que ni ellos mismos saben dónde está el sentido de la revolución ni donde está la práctica de la revolución (Aplausos nutridos. Gritos en las galerías.) Serena y honradamente debo decir a los señores diputados, en pocas palabras, la impresión personal, personalísima, que tengo de todos estos postulados, de todas adiciones mentirosas, ilegales, maquiavélicas, políticas en el fondo, inútiles dentro de la reforma social, que esa sí anhela el Partido Cooperatista, trabajando días tras día, minuto tras minuto, sin necesidad de Congresos mentirosos, donde vienen individuos... (Aplausos.) pagados y ayudados por el dinero oficial, que se les brinda única y exclusivamente como un halago momentáneo. Así pues, señores diputados, el Congreso Agrarista para mí, como tendencia, como verdad social, dentro del principio del reparto de latifundios, para mi partido, agrarista de convicción agrarista de verdad, dentro del terreno honrado, dentro del terreno legal, dentro de la evolución constante y definida de los principios, sin necesidad de los mentirosos postulados que ellos mismos, los líderes, saben que son inútiles, que únicamente vienen a protestar aquí...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

El C. Ortega, continuando: Sí, compañero Soto y Gama; en mi distrito, netamente agrarista, allí los comités que ustedes han manejado, han robado al pueblo, y los miles de pesos han ido a parar a los bolsillos de unos cuantos, y el pueblo sigue miserable, soportando las tiranías de los residentes municipales. (Aplausos.) Yo soy muy respetuoso de las ideas ajenas, perfectamente, por idiosincrasia respetuoso de todos los que piensan y de todos los que sienten; oigo opiniones, medito conclusiones y procuro, dentro de mi incapacidad mental, dentro de mi torpeza personal, seguir una línea de conducta que me han trazado siempre: la honradez y la verdad. He respetado muchas opiniones del señor Soto y Gama y he procurado llevarlas a la práctica....

El C. Díaz Soto y Gama: Pero ésta, no.... (Siseos.)

El C. Ortega: Pero ésta no, porque ésta es mentirosa, porque ésta es falsa, porque ésta es política, porque esto es un futurismo torpe, donde usted, señor licenciado - con todo el respeto que me merece como líder agrarista - debo decirle que quiere aquí única y exclusivamente ganarse el aplauso, no de la Cámara, que ya lo conoce, ni de la Nación, que no lo conoce, y si lo conoce, probablemente lo conozca muy mal; no, viene usted aquí a cumplir un mandato, un mandato que usted ni sabe, ni puede ni quiere cumplir, porque usted, que es el que razona seriamente, usted nos viene a leer aquí un día Derecho Romano y al día siguiente viene usted a olvidarlo.

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Mandato de quién, de quién? (Siseos en las galerías.)

El C. Ortega: ¿De quién? Del pequeño grupo que lo rodea, para mañana o pasado venir....

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Ah! (Siseos en las galerías.)

El C. Ortega: Seguramente que sí, de ese pequeño de campesinos grupo, como, los campesinos de mi Estado - y ahí está el señor Castellanos. que aunque representa a Chihuahua, sabe perfectamente lo que valen los campesinos de Oaxaca - , esos hombres han venido a pasear a la metrópoli y no han ido a las discusiones inútiles para candidatos a magistrados, del Congreso Agrarista.... (Aplausos.) Y esos hombres vuelven a mi Estado con esta íntima convicción: todos esos congresos son mentiras. Yo guardo mi arma, compañero, y perfectamente, ellos también la guardarán, y yo les diré que nunca se dejen desarmar; pero no necesitan una necedad legal que viene a proponer aquí una minoría, para ganarse los aplausos de recompensa de aquellos que ya de antemano saben que los están engañando.... (Aplausos.) Para mí, señor licenciado, me merece usted todo el respeto que como líder agrarista, de estudios y convencido, tiene; pero cuando viene usted a esta tribuna, señor licenciado, a sostener a sabiendas una cosa inútil, créame usted que me quedo perplejo y digo: ¿adónde va esta juventud que va a seguir a este hombre que tiene más práctica que nosotros.... (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: ¡A Prieto!

El C. Ortega: Yo no sigo a nadie, yo sigo a mi conciencia, que es más grande que Prieto, y cuando Prieto va con la verdad, voy con él hasta que me corten la cabeza, sin necesario es. (Aplausos.) El compañero Soto y Gama interrogó a un compañero laborista respecto de asuntos de San Luis Potosí, y decía a usted que las fuerzas federales desarmaban, que las fuerzas federales de otra ciudad desarmaban a los campesinos; ¿y por qué no tener valor civil de acusar al jefe de las fuerzas federales, que es el presidente de la República y no acusar a la mayoría cooperatista, que no es ministro de la Guerra, ni tiene que ver con las fuerzas federales? (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Quiere que le conteste? Me sería muy fácil, le voy a probar a usted, compañero....

El C. Ortega: No, compañero, no se lo permito.

En San Luis Potosí el Partido Cooperativista, la mayoría cooperatista, como un sólo hombre se enfrenta a todas las tendencias retardatarias y reaccionarias. Acabo de recibir un telegrama en que se dice que el Partido Cooperatista acaba de ganar los amparos a favor de los campesinos, y no hemos tenido necesidad de congresos agrarios, no hemos pedido un centavo a Gobernación; trabajamos todos los días sobre esas tendencias.

El C. Soto y Gama: ¡Ahí les duele! ¡El Congreso!

El C. Ortega: ¡No, señor mío! Al que le dolerá, por lo menos, será a usted, cuando sepa que los hacendados de San Luis Potosí, los que representan los latifundios de mayor valor, son los que apoyan mentirosamente al, para mí grande compañero, a mi gran amigo, probablemente estimado dentro de los demás como el que más, Aurelio Manrique, Así pues, defendiendo a esta mayoría cooperatista que tiene pleno derecho de deliberar ella, porque para eso es mayoría y por eso representa un partido político que se enfrentará no sólo con la minoría, sino al fascismo, si el fascismo se arma, y a todos los individuos que se armen y luchen contra la revolución, esta mayoría disciplinada, humana, consciente, mayoría revolucionaria "verdad"; esta mayoría que no trata de perder el tiempo, esta mayoría viene a oponerse a ese artículo inútil, a ese artículo pérfido, porque viene a crear aquí una casta que no debemos admitir. Así, pues, señor licenciado Soto y Gama, a despecho de su sonrisa, con su practica parlamentaria infinita, con toda su suficiencia de pontífice agrarista con todas sus cualidades de revolucionario que cree tener el derecho de poner una marca en las espaldas, para decir: "este es revolucionario y éste no lo es", nosotros, con esa marca o sin esa marca, seguiremos nuestro camino invencibles, unidos y fuertes; lucharemos aquí contra los fascistas, contra todo aquel que no sea revolucionario y que vaya en contra de las ideas revolucionarias; pero nunca, nunca nos dejaremos sorprender por los mentirosos revolucionarios que violaron vírgenes, robaron, asesinaron y saquearon... (Aplausos.) La mayoría cooperatista está integrada por muchos jóvenes; estos jóvenes tenemos pocos años, mucha vida para luchar y mucho corazón para defender a la revolución y a la patria. No nos engañarán los discursos mentirosos que vengan a pronunciarse aquí; si nos halaga un discurso sincero de Villegas, nos da una enorme ironía un argumento sofístico, mitad jurídico mitad social de su señoría. Así, pues, esta mayoría como un sólo hombre va a votar en contra del artículo, que no se aprobará, y esta mayoría espera el desafío de usted y que se lance a la Nación no uno, millones de manifiestos, que mi partido y esta mayoría sabremos ir desde el Bravo hasta el Suchiate demostrando, paso a paso, que somos más revolucionarios que ustedes, que somos más veraces que ustedes y que no tenemos más que este solo interés: salvar a la revolución salvando a la patria. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Altamirano.

Presidencia de C. ORTEGA ROMEO

- El Altamirano Manlio Fabio: Señores Diputados:

A mí me gusta mucho, señores compañeros, las sesiones sonadas, las sesiones en que se viene a hacer aquí derroche de pasión y de entusiasmo, porque tengo para mí que todo entusiasmo es bueno, y que toda pasión es buena; yo por eso aquí alabo la pasión con que Romeo Ortega viene a defender a su partido, y alabo la pasión con que Soto y Gama viene a defender a su partido... (Voces: ¿Tú cuál defiendes? Risas.) Si por casualidad se me hubiera pasado a mí hacer la aclaración, de cuál partido vengo a defender, oportunamente de las galerías se me hace notar, para que conteste categóricamente qué partido vengo a defender, y eso es lo que voy a decir. ¿Los revolucionarios de la Cámara de Diputados pueden votar en contra del artículo 4o. ? ¿Por qué razones los revolucionarios de la Cámara, sin personalizar - porque no quiero entra a debates personales - por qué razones votarían en contra de este artículo, que con todas sus letras viene a dar, a confirmar, mejor dicho, el derecho de los campesinos de tener una arma con que defender el pedazo de tierra que la revolución les ha dado y los que se les vayan a seguir dando? Señores diputados: La revolución tiene estos enemigos que voy a citar: El fascismo que se organizó, que comienza a organizarse en la República Mexicana; el fascismo, que es el partido de los Caballeros de Colón, convertidos en partido político con el nombre de fascismo para entrar a la lucha electoral. Segundo, el clericalismo, que proporciona a los elementos del fascismo el dinero y todo lo necesario para la lucha política, y, finalmente, señores diputados, el militarismo, dentro del cual desgraciadamente muchos hombres que conquistaron águilas con la sangre de los campesinos, hoy se olvidan de ello y creen que esas águilas volarán siempre muy alto, y no saben que águilas muy altas han podido descender al empuje de los campesinos, que son los que han hecho la revolución en la República Mexicana. (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Estos elementos, señores diputados, juntamente con la burguesía imperante, como dice Soto y Gama, forman en estos momentos el frente único, un frente único en contra de la revolución y ante este frente único, señores diputados, ¿cuál es el deber de los representativos revolucionarios en esta Asamblea? Luchar por este solo principio, formar el frente único de la clase proletaria para enfrentarnos al frente único de la burguesía imperante.

Señores diputados: En la lucha que tenemos emprendida, como decía hace algunos días, la revolución política no es más que la mitad de la revolución; la revolución completa, la revolución integral como la intentan los laboristas, como la intentan los comunistas, como la intentan, en una palabra, los revolucionarios integrales, se

complementan con la revolución social, ¿la vamos hacer nosotros con los Caballeros de Colón armados, con los fascistas armados o con el militarismo armado? La vamos a hacer o vamos a integrar la revolución con el proletariado y con los trabajadores del campo también armados. Señores diputados, autoricemos valientemente, confirmemos valientemente el derecho consagrado en la constitución para que los campesinos porten y tengan sus armas; ¿por qué no decimos nosotros en esta proposición, copiando el artículo constitucional, que se den armas a todos los ciudadanos, que se conceda aquí, que se confirme aquí desde la tribuna parlamentaría el derecho para poseer y portar armas? Por esta razón sencillísima, señores diputados: porque los Caballeros de Colón son ciudadanos o se titulan ciudadanos, aunque el jefe de ellos se encuentre en Roma; porque los fascistas se titulan ciudadanos, porque todos los enemigos de la revolución se titulan ciudadanos, y nosotros, señores diputados, aunque la Constitución nos dice que somos representativos de un distrito en el cual se mezclan revolucionarios y reaccionarios, no podemos permitir ser los portavoces de los reaccionarios de nuestros distritos, porque traicionaríamos así a los partidos políticos, a las clases trabajadoras que nos han traído a esta Representación Nacional. Por eso en la moción no se hace referencia a todos los ciudadanos, sino a la clase campesina que siempre, que todas las veces que se ha tenido necesidad de hacer una revolución en la República Mexicana, es la primera, es casi la única que va a las trincheras a defender el ideal revolucionario.

Decía el señor diputado Robledo que el artículo es ocioso, por redundante. Yo creo, señores diputados, que hay redundancias que son necesarias y la redundancia aquí es absolutamente necesaria pro lo que ya explicó el compañero Soto y Gama; porque si teniendo el artículo 10 constitucional hay todavía elementos traidores de la revolución que con toda saña van a quitar las armas, aun las armas inofensivas a los campesinos; si nosotros no hacemos aquí la aclaración, aunque ella resulte redundante, de que la idea de la representación de la República es que los campesinos conserven sus armas para defensa de sus derechos y de la tierra que les ha dado el movimiento revolucionario, resultará que los traidores de la revolución con mayor saña, con mayor fundamento, como mayor causa irán a desarmar a los campesinos, y entonces, cuando los campesinos estén desarmados, la revolución habrá fracasado, por que fracasaría la obra más grande de la revolución, la obra agraria que apenas estamos palpando en algunos Estados de la República.

No hablaba el señor compañero Romeo Ortega de la patria. Yo podría interpelar a uno de los diputados más avanzados de esta Cámara para que me contestara esta pregunta: Los obreros, los campesinos, todos esos hombres que han sufrido y que siguen sufriendo, ¿tienen patria o comienzan a forjar esa patria? Cuando los obreros, señores diputados, cuando el obrero llega a su hogar después de haber ganado durante todo el día setenta y cinco centavos o un peso, piensa en el mañana de sus hijos y en el mañana de su familia, entonces él le preguntaría a la patria: "¿Dónde está el cariño maternal, dónde están esos bienes que me trae la patria, puesto que dicen que tú, patria, eres mi madre? Muy bien, ¿por qué me maltratas de esa manera? ¿Por qué me encuentro tan pobre, por qué no tengo platillos suficientes en mi mesa; por qué mis hijos no tienen para ir a la escuela, por qué mi esposa anda arrastrando harapos?" ¿Qué le contestaría esa patria? ¿Y qué le contestaría esa misma patria, señores diputados, a un campesino que le dijera: ¿Por qué no me has dado luces en mi inteligencia, por qué has permitido tú, patria queridísima, que yo ganara veinticinco centavos diarios por trabajar de las seis de la mañana a las seis de la tarde? De modo, señores diputados, que la patria en estos momentos sólo existe para la burguesía. Los obreros y los campesinos comienzan a formar su patria, la patria de las clases proletarias de México comienza a surgir hoy, la patria de México, la patria de los trabajadores de México estará constituida dentro de veinticinco, dentro de cincuenta años; entonces sí, cuando las clases proletarias tengan todo el poder, que debe pertenecer a los trabajadores; cuando los hombres de los campos, cuando los trabajadores de las fábricas hayan asumido, como tendrán que asumirlo en todo el mundo, el poder y la dirección de la cosa pública... (Campanilla. Siseos. Gritos en las galerías,)

El C. González Julián S: ¡Moción de orden! ¡Moción de orden!

El C. Altamirano Manlio Fabio, continuando: ...entonces, señores diputados, la clase proletaria de México tendrá patria y entonces los diputados hablarán de la patria de los trabajadores de los campos y de las fábricas... (Una voz en las galerías: ¡Ya bájate!) Me bajaré cuando me dé la gana!

El C. González Julián S: ¡Moción de orden! (campanilla,) ¡Moción de orden! (Gritos en las galerías.)

El C. presidente: se previene a los concurrentes a las galerías que se abstengan de tomar participación en el debate; de lo contrario, se verá la Presidencia en el penoso caso de mandarlas desalojar.

El C. Altamirano Manlio Fabio: las galerías han escandalizado desde el principio hasta el fin de la sesión. Llevamos dos horas y apenas se les amenaza con que se les aplicará el Reglamento.

Esto es lo que usted debería haber hecho ya.

- El. C. presidente: La presidencia contesta al orador que sabrá cumplir con el Reglamento sin necesidad de instrucciones de la Asamblea ni de los oradores.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Pues bien, señores diputados, en estos momentos considero que es piedra de toque para los representantes de esta Cámara la votación que se va a tomar en seguida. ¿Qué diría a los obreros de Tampico, unos de los más adelantados en la cuestión social, muchos de ellos casi anarquistas, qué les diría el compañero Portes Gil a las representaciones obreras cuando lo increparan y le dijeran: si tú sabes que las clases proletarias para triunfar en la lucha social deben estar armadas, por qué permitiste que a una parte de esas clases proletarias, a los trabajadores del

campo, se les quiten las armas, o no se les permita tener esas armas para la defensa de sus derechos y de la tierra que la revolución les ha dado?

El C. Portes Gil: Pido la palabra para contestar la interpelación que me hace el estimable compañero Altamirano.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Portes Gil: Me permito contestarle en la siguiente forma: El artículo adicional que se trata de poner en la ley del desarme de las guardias y fuerzas rurales, no impide el hecho de que no exista ese artículo, no impide en manera alguna a los campesinos y a los obreros el que usen o posean armas. El artículo 10 de la Constitución de la República es suficientemente claro. La ley no dice que se desarme a los campesinos: el artículo 10 dice que todo ciudadano tiene derecho para poseer y portar armas para su seguridad y legítima defensa; en consecuencia, ese artículo es sencillamente redundante, puesto que va a poner allí algo que ya está consagrado como un derecho legítimo en la Constitución general de la República. Yo creo que si el compañero Altamirano conoce el medio campesino de su Estado, como creo que lo conoce muy a fondo, estará convencido de que en toda la República los campesinos están armados y no porque les vayamos a decir en la ley que tienen derecho de armarse, van ellos a comprender que por esa sola circunstancia ya están en posibilidad de armarse; ellos saben que tienen pleno derecho de armarse, y desde la revolución para acá creo que no habrá un ciudadano en la República que no posea armas. (Aplausos.)

El C. Altamirano Manlio Fabio: Señor compañero Portes Gil, consideramos que dentro de esta Asamblea nosotros no debemos referirnos a ciudadanos para no involucrar en el termino "ciudadano" a los revolucionarios y a los enemigos de la revolución. Esa es la razón que tenemos para que no mañana se nos viniera a decir que involucrando en el concepto ciudadano a los amigos, a los simpatizadores y a los enemigos de la revolución, tácitamente habíamos prohijado la idea de que los enemigos de la revolución poseyeran y tuvieran armas. Por lo demás, señor compañero Portes Gil, creo que la obligación de todos los diputados y representantes de distritos agraristas o distritos obreristas, es pugnar aquí por la lucha de clases, ya que nosotros debemos abolir para siempre, para siempre, hasta que triunfe la revolución social, esa idea de que por medio de la colaboración de todas las clases sociales que dominan en la actualidad, llegaremos a triunfar en el sendero que nos hemos trazado. Yo creo que las filas de trabajadores, que las trincheras de los verdaderos revolucionarios están del lado de una sola clase, de la clase proletaria de la República Mexicana, con exclusión de cualquiera otra clase. Esta es mi idea sobre el particular, compañero Portes Gil.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: ¿Me permite una interpelación el orador, con permiso de la Presidencia?

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Quisiera el compañero Manlio Fabio Altamirano, vigoroso defensor de las clases trabajadoras, ahora que se encuentra luchando porque las clases trabajadoras conserven sus armas ¿por qué no cumple con un deber ciudadano, elemental, que es el de denunciar ante la Representación Nacional el hecho más grave de que los obreros no sólo no pueden conservar armas en la República, sino que no pueden ni siquiera conservar ideas, como se ha visto con la detención del líder Flores Magón, que apenas hace seis meses eran glorificadas sus ideas en la tribuna de esta Cámara y ahora está por ser detenido? ¿Por qué no hace esa denuncia ante la Representación Nacional para que pueda juzgarse sincera la actitud de los que van a esa tribuna a defender los intereses del proletariado? (Aplausos. Desorden. Campanilla.)

El C. Altamirano Manlio Fabio: Señor diputado y doctor Puig:

No hice alusión al caso particular del líder Flores Magón, porque no me vino en esos momentos a la imaginación; pero ya que usted quiere, señor compañero que tratemos el punto, podemos tratarlo. ¿Cree el compañero Puig y Casauranc que yo voy a sentir el menor temor de abordar un problema que todos los días discuto con mis compañeros de Cámara? Indudablemente que no. Yo censuro la actitud de todos los individuos, llámense gobernantes o no, que vayan contra un líder, cualquiera que él sea, amarillo o rojo, por el hecho de expresar sus ideas de la manera más libre que puedan expresarse. (Una voz en las galerías: ¿Y tú de qué color eres?) ¿Está satisfecho el compañero? Yo simpatizo, contestando al que me interpela en las galerías... (Gritos en las galerías. Campanilla.)

El C. presidente: Si las galerías se obstinan en interrumpir al orador, inmediatamente la presidencia las mandará desalojar.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Señor presidente: Las galerías se obstinarán.

El C. presidente: Si se obstinan, se les mandará desalojar.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Yo, señores diputados - y esto le consta al diputado Manrique, a todos los amigos de Morones que conocen mis ideas, les consta a los obreros de Orizaba, en donde en un mitin grandioso de un 1o. de mayo, expresé mis ideas, les consta a los diputados de Veracruz, le consta a Manrique y a todo el mundo - , no simpatizo ni he simpatizado jamás con la Internacional Amarilla de Amsterdam. (Continúan los gritos en las galerías. Campanilla,) Y voy a dar la razón: La Internacional Amarilla de Amsterdam, según mi modo de pensar - y no creo que por esto nos vayamos a distanciar con el compañero Rodarte ni con ningún otro compañero - , no es más que el instrumento de la famosa Sociedad de Naciones, para tener cerca de los gobiernos burgueses de Europa que están contra la revolución, a determinado grupo y a determinada clase de trabajadores....

El C. Rivera Antonio G, interrumpiendo: Y en América también.

El C. Altamirano Manlio Fabio, continuando: Y en América también, señor compañero. De modo, señores diputados, que los que pensamos en la idea revolucionaria pura, no podemos estar con los líderes de Amsterdam, quienes han hecho bon menage o han hecho amistad intima con los gobernantes burgueses de Europa en contra de la única Nación más revolucionaria en el mundo en la actualidad, en contra de Rusia, Todos los obreros del mundo,

inclusive los amarillos, estoy seguro, y todos los diputados revolucionarios, todo el mundo que sea revolucionario debe bendecir a Rusia, porque Rusia es el paladín más grande y más glorioso de la revolución en la actualidad. (Aplausos.)

El C. Rodarte: Compañero: Ya que ha tocado usted tan afortunadamente este punto y reconociendo en usted a un hombre sincero, le ruego que de paso digiera a la Asamblea las condiciones en que está colocado el movimiento obrero en México ante el movimiento obrero internacional y europeo.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Yo voy a tocar este punto hablando absolutamente con libertad y como yo pienso, compañero Rodarte. El movimiento obrero mexicano yo creo que no debe depender en estos momentos de ninguna internacional, ni de la roja ni de la amarilla. Yo creo que el movimiento obrero mexicano, por las condiciones especiales en que está colocado, por las circunstancias determinadas en que se halla, por los elementos que los dirigen de un lado y de otro, compañero Rodarte, del lado amarillo y del lado rojo, tiene una personalidad suficiente para presentar aspectos absolutamente diferentes de los que se presentan en al lucha obrera de Europa. ¿Está satisfecho? Esto del artículo, compañero, lo trataremos inmediatamente, porque fue una digresión provocada atingentemente por algún ciudadano de las galerías y por el compañero doctor Puig. La internacional de Amsterdam, para terminar, representa en estos momentos la tendencia evolucionista en Europa, que no es la tendencia revolucionaria, la tendencia evolucionista que tiene en su cuartel general en París y es de donde salen todos los elementos, todos los traidores de la revolución que están combatiendo y siguen combatiendo al baluarte revolucionario, a la Rusia sovietista; y quién creyera que París, la que conmovió al mundo con una revolución formidable, es ahora precisamente el centro de la contrarrevolución en el mundo. Estas son mis ideas, ciudadanos diputados, y queda satisfecho el que me interpeló desde las galerías y el compañero Puig. por lo demás, con respecto a los rojos y a los amarillos, creo que los sostendrán los líderes amarillos y los rojos, la idea más grande y más noble que pudieran sustentar los líderes de ambos grupos, es la que ya apuntaba hace algunos días la prensa nacional: el frente único del proletariado mexicano contra el frente único de la burguesía que se arma. Voy a terminar, ciudadanos, y para finalizar diré a los compañeros que la adición que se pretende en esta ley no se opone en el artículo 4o., sino que lo confirma en lo que se refiere a las clases campesinas y creo que la obligación de todos los diputados que representan al campesinato de la República o a las clases obreras, es votar por esa adición. Por mi parte sólo he venido a cumplir con las obligaciones que me impusieron las agrupaciones agraristas que vinieron del Estado de Veracruz ya que especialmente tres comisiones fueron a mi casa para decirme que se iba a presentar esta adición y que me ordenaban, porque tienen derecho a ordenarme, que viniera a defender esta teoría ante la tribuna de la Cámara. Creo haber cumplido con mi deber señores diputados, y por lo que hace al criterio de cada uno, opino que rompiendo un poco, un poquito nada más, la férrea disciplina del bloque, se dé un voto aprobatorio a esta adición sintetizada en el artículo 4o.

El C. secretario Barón Obregón: Habiendo hablado los oradores reglamentarios, se consulta a la Asamblea....

El C. Manrique: ¡No, señor! ¡Un momento! Una moción de orden. No, señor, una moción de orden

- El C. secretario Barón Obregón:...si está suficientemente discutido. (Voces: ¡Si! ¡Si! ¡No! ¡No!

El C. Manrique: ¡Moción de orden! ¡Moción de orden! ¡Moción de orden!

El C. Díaz Soto y Gama: Pido votación nominal, pues estoy suficientemente apoyado.

El C. Manrique: Señores diputados: Hago constar que mi moción de orden es anterior a la indicación del secretario de que iba a consultarse la opinión de la Asamblea sobre si el asunto se hallaba suficientemente discutido. El ciudadano presidente Romeo Ortega, el mismo que momentos antes me proclamaba su gran amigo, advirtió perfectamente que me incorporaba solicitando la palabra para una moción de orden y no es leal ni revela convicción, ni revela seguridad de éxito el proceder así, arrebatado el uso de la palabra a un diputado siquiera sea mínimo, siquiera sea modesto. Se invoca el Reglamento, señores. Pues bien, este Reglamento que la mesa presume de conocer y de obedecer y observar, y en primer lugar, y sin ofendernos en lo personal, a mí no me gusta cuando estoy en la tribuna tener a mi lado figuras decorativas. (Risas. Aplausos. Campanilla.)

El C. presidente: La presidencia por última vez invita a las galerías a guardar compostura.

El C. Manrique: Yo tengo para mí que la misma posición de la tribuna en un sitio singular y señalado, tiene por objeto que la atención de la Asamblea converja en un momento dado sobre un hombre solo, sobre el orador. De manera que me parece, aparte de impertinente, un poco molesto, un poco revelador de carencia absoluta de disciplina parlamentaria el rodear al orador apartando de su figura la atención de la Asamblea. Hago constar que el Reglamento que se pretende conocer y que la Mesa invoca, el Reglamento indica claramente que al consultarse, que antes de consultarse a la Asamblea si un asunto está suficientemente discutido, debe leer la Presidencia en alta voz los nombres de los oradores que hayan usado ya la palabra, y los nombres de los oradores que aún estén inscritos; y esto tiene por objeto, ciudadanos que sonreís, esto tiene por objeto que se advierta claramente que no se trata de quitar el uso de la palabra a determinada persona, cuando la Asamblea se entere de que hay todavía inscritas determinadas personas, sobre todo si están inscritos miembros de la minoría; entonces la caballerosidad más elemental, la caballerosidad más rudimentaria obliga a los miembros de la mayoría a conceder la palabra a los miembros de la minoría ya inscritos, antes de poner en pie los de la mayoría y votar atropelladamente que está suficientemente discutido un asunto. ¿O acaso no confiáis en la cohesión de vuestra mayoría, señores cooperatistas? ¿Acaso no habléis tomado ya un acuerdo en bloque

- confesado paladinamente por uno de los vuestros - , para votar en determinado sentido, así se expresen aquí los mejores argumentos en contra de vuestro prejuicio? Pues entonces, sed leales, caballeros y conceded la palabra a los oradores que estén inscriptos. (Gritos el las galerías. Campanilla.)

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¿Qué pasa con su promesa, señor presidente? ¿no oye usted a los gritos de las galerías?

El C. Manrique, continuando: Mi moción de orden consiste, pues, en pedir a la Presidencia que desista de consultar a la Asamblea si el asunto está suficientemente discutido, y pido atentamente a la mesa - que creo habrá ya desistido de su propósito si está presidida por un caballero - , pido atentamente a la mesa me reconozca el derecho que tengo a usar de la palabra en estos momentos, o que conceda tal facultad a los oradores inscriptos que aún no han hablado.

El C. presidente: La presidencia ha cumplido fielmente con los preceptos reglamentarios y manifiesta al diputado Manrique, aun cuando su opinión personal sea distinta de la de la Presidencia, que han hablado en pro del artículo a discusión los diputados Villegas Ignacio, Calderón Miguel G. y Antonio Díaz Soto y Gama, y en contra los ciudadanos Espinosa Luis, Robledo Juan de Dios y Ortega Romeo. Por lo tanto, habiendo hablado tres oradores en pro y tres en contra, el deber de la Presidencia le obliga a consultar a la Asamblea si el asunto está suficientemente discutido, y en tal sentido hace la pregunta.

El C. Céspedes: ¡Moción de orden, señor presidente!

El C. presidente: Para moción de orden tiene usted la palabra.

El C. Céspedes: La Presidencia de la Cámara se equivoca, en mi concepto, al interpretar el Reglamento en la forma en que lo hace. Creo que lo que se está discutiendo es un artículo y, en este caso, deben hablar seis oradores en pro y seis en contra, y no tres y tres, porque no se trata de un asunto de poca monta, sino de un artículo de una ley,

El C. presidente: La presidencia no tiene ningún inconveniente en ampliar el debate, de acuerdo con el sentir de la Asamblea. Si la Presidencia se equivoca en alguna vez, será por falta de práctica; pero jamás por falta de honorabilidad ni con el interés de coartar la libertad a ninguno de los ciudadanos diputados. Si la Asamblea lo aprueba, puede continuar el debate.

El C. Manrique: Señores: agradezco....

El C. presidente: No tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Agradezco al compañero Céspedes. (Desorden. Campanilla.)

Agradezco al compañero Céspedes su caballerosa intervención en mi favor y en defensa del precepto reglamentario. Efectivamente; pueden usar de la palabra tres oradores en pro y tres en contra cuando se trata de asuntos económicos. Cuando se trata de leyes, el compañero Valadez Ramírez me concede también la razón, como dijo el compañero Céspedes, deben ser seis y seis. En consecuencia, permítaseme la soberbia, permítaseme la soberbia de decir que la presidencia no hace una gracia concediendo generosamente la ampliación del debate. La Presidencia no haría en esto más que reconocer nuestros derechos y cumplir lisa y llanamente con su deber.

El C. presidente: De acuerdo con el Reglamento, tiene la palabra en contra del artículo a discusión, el ciudadano Espinosa Luis.

El C. secretario Barón Obregón: Por disposición de la Presidencia, se recuerda a las galerías que deberán abstenerse de tomar participación en los debates; en la inteligencia de que si siguen, se mandarán desalojar a la siguiente manifestación.

El C. Robledo: Para una moción de orden, si el orador lo permite. Mi moción de orden consiste en procurar llevar el debate al terreno en que verdaderamente debe versar. Mis argumentos, con ser tan pobres y tan desaliñados, no han sido rebatidos ni por el ciudadano Manlio Fabio Altamirano, ni por el ciudadano Soto y Gama. El ciudadano Soto y Gama no se ha referido al punto legal a discusión. Me permito recordar al ciudadano Díaz Soto y Gama que hace tres sesiones aplaudía acaloradamente a la mayoría cooperatista, porque en esta ley se desarmaban las guardias blancas, y decía al compañero Castillo Tapia que debía votar con nosotros, que estábamos haciendo labor revolucionaria. Ahora tratan de convertir en asunto político un asunto que debe tratarse con toda serenidad; si hay aquí alguna culpa de hacer labor política y no labor eficiente, es en este caso de las minorías, porque tratan de hacer aparecer ante los campesinos de la República, que el Cooperatista se abstiene de sostener sus derechos, cuando precisamente el Cooperatista con esta ley precisamente les da oportunidad, puesto que desarma las guardias y fuerzas que dependen de los hacendados. En una aclaración que creo pertinente, que creo honrada. El compañero Soto y Gama acostumbra pontificar, como dijo Ortega, lo que es la revolución. Nosotros hemos sido y somos tan revolucionarios como Soto y Gama; el partido Cooperatista ha hecho una labor ampliamente revolucionaria, solamente que las mayorías gozan en este caso de responsabilidad. Por esto, ellos se suman a la mayoría cooperatista cuando está hace labor revolucionaria, y cuando no conviene a los intereses de la minoría, entonces la hacen aparecer como reaccionaria y al servicio de los intereses reaccionarios. Después de la moción de orden, vuelvo a la serenidad debida del debate en que se traigan argumentos, no motivos políticos, no sensacionales para la prensa, para que ésta traslade tal o cual impresión de los partidos agraristas de México. Después de esta moción, hago la aclaración de que, si alguna culpa resulta de este debate, es para las minorías que, saliéndose de este terreno estrictamente legal, tratan de hacer política en contra del Partido Cooperatista en este asunto. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: El artículo 2o. quiere desarmar.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Luis Espinosa.

El C. Espinosa Luis: ciudadanos representantes:

Nunca como en esta ocasión mi voz se oirá con mayor sinceridad, ya que me cabe la satisfacción especial y altísima de no estar ligado a ninguno de los bloques políticos que militan dentro de esta Asamblea.

Después de la declaración termínate que se ha hecho, en el sentido de que la mayoría cooperatista tomó ya un acuerdo para votar en contra la adición que se discute, entiendo, ciudadanos representantes, que sería muy poca gallardía de mi parte venir a oponerme a esta adición cuando sé de antemano que la misma adición está ya rechazada por medio del acuerdo. (Aplausos.)

Ayer, en la sesión de ayer, cuando con toda buena fe vine a impugnar esta adición, Manrique fue uno de los primeros que lanzaron el reto a los que nos oponemos, asegurándonos, por su parte, que la adición sería aprobada, y yo le aseguraba desde mi curul con igual arrogancia - desconociendo el acuerdo de los cooperatistas - , que la adición sería rechazada.

Ahora bien, ciudadanos representantes; yo quiero, no como una justificación mía en este caso, sino como una explicación del sentimiento que me mueve a atacar esta adición, que me movió ayer a atacar esta adición, aclarar que no me opuse ni me opongo a ella por haber transado con la reacción, ni por haber claudicado de mis principios, sino por lo contrario, por conservarnos más fuertes, por creerlos más vivos, por sentirlos más hondos todavía.

Yo decía ayer que el compañero Soto y Gama, como los demás que pugnan porque la adición sea aprobada, luchaban por defender intereses de grupo, porque quiera hacer aparecer ante la faz de la República que ellos, en su papel de líderes agraristas, en su papel de directores de los campesinos del país, procuran arrancar de vuestras señorías un acuerdo redundante, para que los campesinos estén armados, acuerdo inútil, en mi concepto, ya que la Constitución de la República en su artículo 10 consigna ese derecho para todos los ciudadanos del país, en una forma indudable, amplia y precisa. Por esto me concretaré únicamente a justificar en cuatro brevísimas consideraciones los motivos legales por los cuales me oponía a la aprobación de esta adición.

Me opongo, en primer lugar, a que sea aprobada, porque es unilateral: confiere derechos a una sola clase, a los campesinos, lo que constituye un privilegio y porque es también redundante e inútil; en segundo lugar, porque a pesar de reconocer, como acabo de decir; que es redundante, no va a resolver ningún problema. Ayer manifesté que los obreros de las fabricas, que los obreros de las pequeñas industrias, que los mineros necesitan tanto o más de esas armas, que los mismos campesinos. En tercer lugar, porque el artículo constitucional no impide a los campesinos que se armen, sino todo lo contrario, les da derecho a ello en forma incondicional; mientras que el obrero, al hombre que trabaja en las ciudades, si le exige condiciones especiales para poder portar un arma. Y en cuarto lugar, porque el artículo 10 citado, concede ese derecho a todos los ciudadanos de la república. Nosotros torceríamos, al aprobar esta adición, el espíritu de este artículo 10 de la constitución. Estos son los cuatro motivos legales por los cuales me he opuesto, con la tenacidad que me caracteriza, cuando creo tener razón, a que sea aprobada esta adición.

Después de haber aclarado o de haber precisado estos puntos, creo que no es necesario agregar una sola palabra para llegar a la conciencia de la Asamblea que dentro de un terreno absolutamente honrado, puede votarse en contra, en la inteligencia, en la seguridad de que no se hace otra cosa que cumplir con el deber. (Aplausos.)

Ahora, ciudadanos representantes, permitidme que con diputado absolutamente libre, sin compromisos con nadie en esta Asamblea, os dé a conocer mis puntos de vista por lo que hace a la agitación política que ya se hace sentir entre todos vosotros, y que si no apruebo, tampoco condeno, a pesar de que tendría motivos de sobra para condenarla, ya que sé que desde hoy, 8 de mayo de 1923, toda la buena fe de los señores diputados, de los diputados bienintencionados, naufragará ante los vaivenes del oleaje político, del mar encrespado de la política que de hoy en adelante se agitará con relieves de tormenta.

Esta sesión ciudadanos representantes, es altamente sintomática: yo conozco demasiado a Soto y Gama y muchos de vosotros también lo conocéis. Su voz de profeta, su voz de sibila, cuando tiene el sonido duro, casi lúgubre que ha tenido en esta ocasión, es augurio de catástrofes inevitables para las mayorías parlamentarias.

Así, ciudadanos representantes, como en esta ocasión, habló Soto y Gama en sesión memorable de la XXIX Legislatura cuando de hecho y de una manera franca se deslindaron los campos entre la facción enemiga del Pélece y el Pélece mismo, que supo responder a la agresiva de Soto y Gama de los suyos con el empujé, con la conciencia, con habilidad, con la virilidad que caracterizó a aquella mayoría parlamentaria. Y bien, señores, yo sé que todo aquel empuje, yo sé que toda aquella convicción, yo sé que todo aquel entusiasmo tuvo que venir por tierra ante el anuncio de la acción y la agresión de Soto y Gama. Es cuestión de asociación de ideas, señores compañeros. El tiempo vendrá a demostrar que tengo razón, que estoy diciendo en este caso la verdad. Conozco demasiado a Soto y Gama, y cuando Soto y Gama viene a esta tribuna a hablar como ha hablado hoy, es que detrás de la voz de Soto y Gama hay otra más fuerte, más autorizada toda vía... (Voces: ¡Nombre! ¡Nombre!) Yo ruego a los compañeros que refrenen sus impaciencias y que me dejen hablar. (Voces: ¡Quién es esa voz?) Saben que soy sincero y que les daré gusto.

El C. secretario Barón Obregón: Se ruega a los ciudadanos diputados que guarden orden.

El C. Espinosa Luis: Los grupos... (Voces: ¡ La voz!) Se oirá a su tiempo, compañero Altamirano. Los grupos políticos de esta Asamblea, perfectamente definidos, ampliamente conocidos de todos vosotros, saben ya a qué atenerse sobre lo que estoy diciendo. De un lado laboristas con acción política presidencial definida...

El C. Pastoriza: Plutarco Elías Calles.

- El C. Espinoza Luis, continuando:... por otro lado, los agraristas que en su último interesante congreso han dado a conocer ampliamente sus ideas políticas al país... (Voces: ¡ Calles!) Me he referido a tendencias agraristas, no a tendencias políticas personalistas...(Voces: ¡ Aaaah!) por otro lado la mayoría cooperatista con su tendencia política de sostenerse, de controlar a toda costa su mayoría y de dominar en el país, si le es posible.

Los laboristas, como su nombre lo indica, están representando en esta Asamblea al elemento trabajador de las ciudades, de los pueblos y de las minas...(Voces: ¡ También nosotros!) los agraristas, a los campesinos del país; los cooperatistas - y esto no se tome a malquerencia, sino a sinceridad - , compuestos en su mayoría por el elemento burocrático, (Aplausos.) a los grupos de hombres que pretenden adueñarse del poder.

Hecho el análisis, la exposición de los elementos que constituyen estos grupos parlamentarios, es natural, es de lógica elemental que cada uno de ellos responda a los intereses que representa. A mí no me extraña, por lo tanto, que Soto y Gama venga a abogar por que los agraristas continúen con las armas en la mano; está en su perfectísimo derecho. Los laboristas deberían secundar mi actitud en este caso, porque yo no vengo a pedir que se les quiten las armas o que continúen con las armas en la mano los agraristas o los laboristas, no; yo vengo a pedir que todos los trabajadores de la República tengan derecho, puedan hacer usos del derecho que les da el artículo 10 de la Constitución, de usar armas para defender no sólo los intereses porque intereses no los tienen los pobres trabajadores, sino su propia vida y sus derechos políticos. (Desorden. Campanilla.)

Es natural, señores, que no teniendo estos grupos más que tendencias definidas, tanto los laboristas como los agraristas no tengan en su carrera, en su actuación política los obstáculos que tienen los estimables compañeros de la mayoría cooperatista, porque, tanto los laboristas como los agraristas defienden principios y no tienen necesidad de compadrazgo y componendas políticas que se hacen a base de traición a los principios revolucionarios en muchas ocasiones. (Aplausos.) No se crea que yo condeno a la mayoría, porque no tengo por qué hacerlo; tal vez le estoy haciendo un servicio dándole una voz de alerta, que le será saludable. En la mayoría cooperatista se impone una depuración, se impone una transformación. Allí hay muchos elementos honrados, así como hay algunos enemigos de la revolución, y si fuera posible que Porfirio Díaz o que Huerta resucitaran o que Félix Díaz subiera al alcanzar de Chapultepec, veríamos dar la media vuelta a muchos contrarrevolucionarios que están dentro de la mayoría.(Aplausos.)

Son ellos los más hábiles y los más hábiles duchos en el arte de la intriga, en el arte de arrastrarse. Es natural, señores, que sean los que se ostentan dentro de esta mayoría como los más leales a los cooperatistas; pero yo, sin presumir de profeta, sin quererme adjudicar el don de Soto y Gama, sí digo a la mayoría que su primer desengaño lo tendrá precisamente de estos falsos revolucionarios, no falsos revolucionarios, sino de estos reconocidos como reaccionarios.( Aplausos. Voces: ¡ Nombres!) Estos ya están bien acomodados y seguirán lo mismo mientras el Cooperatista sea fuerte, como en realidad lo es en estos momentos. Pero muy pronto, porque, como dije algunos instantes, ya se dio el primer grito de reto a la mayoría cooperatista en esta Asamblea. esos ciudadanos que se hallan allí por conveniencias y no por convicción, serán los primeros que busquen acomodarse entre los que creen que serán los vencedores de mañana. (Aplausos.)

Lo que digo, señores representantes, conviene a la mayoría honrada cooperatista, es saludable a la mayoría honrada cooperatista. Si esos hombres mañosos y hábiles están allí, no podrán continuar porque así convendrá a sus intereses y porque la mayoría cooperatista se verá, quiera o no quiera, obligada a expulsarlos de su seno. No es posible, ciudadanos representes, que vosotros, síntesis del sentimiento nacional, del sentimiento popular de la República, podáis todavía conservaros dentro de estas componendas, que son una farsa y una injuria a la revolución. (Aplausos.)

Acaba de caer el último reducto de la reacción en la República, y todos los revolucionarios de esta Asamblea debe sentirse jubilosos, con sano júbilo en el pecho: el gobernador felicista de Chiapas, Fernández Ruiz, se ha derrumbado para siempre; ya no es el gobernador del Estado de Chiapas, y éste ciudadano que estaba aquí sosteniendo indirectamente por el Cooperatista, porque consiguió meter a fuerza de imposición y de sangre a cinco representantes de él, que no del pueblo de Chiapas, ha contado con la complicidad decisiva de la mayoría cooperatista, mayoría revolucionaria, que soy el primero en reconocer; pero que por estas componendas de que os hablaba hace un momento, se ve obligado a transigir con estos elementos, que jamás han sido revolucionarios, que no merecen ni el título de tránsfugas de la revolución, sino que son representantes de la reacción y del felicismo. (Aplausos).Así como estos elementos, que yo señalo de una manera precisa y concreta, hay otros que conoce muy bien la mayoría cooperatista y que los tendrá que expulsar de su seno, si quiere subsistir; de lo contrario, las palabras proféticas de Soto y Gama, el augurio que yo interpreto en esta ocasión, se realizaría mucho antes de lo que vosotros pensáis.

No nos hagamos ilusiones; la política de este Parlamento, de hoy en adelante, traerá muchas sorpresas a vuestras señorías; yo os digo que conozco el hilo, compañeros; si ya pasé por eso jamás, señores, me he envanecido de pertenecer a una mayoría, y en la actualidad no resignado, sino altivamente, he sostenido mi puesto en la única trinchera que me tocó como diputado absolutamente libre de esta Asamblea, y he visto con conmiseración, con verdadera lástima a los compañeros que no entienden de estas cosas y que se han sentido infatuados y han llegado hasta la complicidad con los malos elementos, pensando soberbiamente, pensando torpemente, que la mayoría a la que pertenecen podría ser eterna; y no, señores, ya hemos visto que las mayorías parlamentarias en México giran dentro de un círculo vicioso, dentro de un término inaplazable, que cuando más llega a dos años; y ésta es una ley ineludible es una ley ineludible. Pero como no quiero asumir el papel de Soto y Gama, me retiro de la tribuna dando la voz de alerta a los cooperatistas, para que ellos vean si todavía pueden salvarse. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro del artículo a debate el ciudadano diputado Castellanos Angel.

El C. Castellanos: Señores diputados:

Muy poco tendría yo que agregar a lo expuesto

en esta tribuna por todos los oradores que han hablado en pro del artículo 4o. adicional, relativo a la garantía que queremos dar a los campesinos. Es necesario, señores diputados, que hagamos abstracción de esa política de los individuos que através de todos los hechos parlamentarios y sociales, no ven sino maniobras políticas; es necesario que los miembros de la mayoría cooperatista, de la cual no tendré con este motivo tiempo suficiente para hacer una disección, no venga aquí con argumentos tan falsos como el que los agraristas pretendemos desarrollar una maniobra política; no debemos ser tan mezquinos para decidir de un asunto como éste, de dar garantías a los campesinos, por compromisos de partido, ya que en el ánimo de muchos de los miembros de la mayoría parlamentaria está íntimamente arraigada la idea de que debemos hacerlo. No debemos negarnos a dar garantías a los campesinos de bloque o por conveniencias de los Estados, como pretende ahora la mayoría, para impedir que se armen los campesinos. ¿Por qué se descompletó el quórum en la sesión de ayer? ¿Por qué apenas descompletado el quórum, el buen compañero Barón Obregón lo reclamó? Es que ellos necesitaban ver los intereses políticos, que siempre son el único factor de sus actividades, para venir a votar en esta Asamblea porque yo estoy absolutamente seguro de que si ayer no se hubiera dado la consigna acostumbrada, de que cuando algún asunto no está resuelto en el seno del bloque, se aconseje a las diputaciones que abandonen el salón para descompletar el quórum, estoy seguro de que los buenos revolucionarios hay muchos en el seno del Partido Cooperatista - hubieran estado absolutamente de acuerdo con el artículo 4o, que nosotros proponemos y hubieran votado con nosotros;(Aplausos.) pero es, señores diputados, que todavía parece que los de la providencia no se pueden orientar lo suficiente en este Parlamento, lleno de maquinaciones y de intrigas; es que todavía no tenemos el valor suficiente para venir aquí a defender los intereses de nuestros representados; es que muchos de los que se encuentran aquí, y permítaseme que en el caso sea yo lo suficientemente altivo para hablar, no representan los intereses populares. (Aplausos.) Es que muchos de los que se encuentran aquí, están cohibidos porque su conciencia no está limpia, porque de les aprobó una credencial fraudulenta, y como, por otra, no tiene el compromiso de velar por las clases trabajadoras, es lógico que no se preocupen por defender esos intereses.

Yo sí, permítaseme que tenga este motivo de orgullo, estoy en el deber ineludible de defender los intereses de los campesinos, y sería un traidor al pueblo de Chihuahua si no viniese a abogar porque se armase a todos los campesinos de ese Estado y a todos en general, como me lo obliga a pedir mi criterio de diputado legítimo por Chihuahua y de revolucionario. Creo que los campesinos son una sola clase en toda la República, y creo tener la obligación de hablar por todos ellos, después de haberse verificado el congreso de campesinos, que ha levantado ámpula en esta Asamblea.... (Voces: ¡No!) ¡Sí señores! Porque si no hubiera levantado ámpula, no se hubiera hecho todo el alboroto que estamos presenciando; cuando una cosa no nos preocupa, no le damos ninguna importancia....

El C. González Julián S: ¡ Moción de orden!

El C. Castellanos: No, compañeros, es inútil.

El C. González Julián S: Bien o mal, los oradores que han ido a esa tribuna han ido a esa tribuna han ido a rendir pleitesía a la revolución; pero bien o mal, no todos, sino casi todos los que están en las galerías, han convertido está Cámara en un verdadero jaripeo. Pues bien; yo conjuro a esas galerías para que reserven sus intemperancias y su desvergüenza yendo a volcarlas detrás de las galerías del Palacio Penal de Belén, cuando Querido Moheno y Telesforo Ocampo vayan allí a atacar a la revolución. (Aplausos.)

El C. Castellanos: Yo agradezco la cortesía y la virilidad del compañero González, pero es redundante, compañero González, pedir eso a una Presidencia parcial. La Presidencia se ha mostrado absolutamente parcial, como todas las presidencias que han sido nombradas por el Cooperatista. De manera que es inútil, señor González, que llame usted a la Presidencia al orden, porque realmente son ellos los que han traído esa porra de la Contaduría Mayor de Hacienda y del Palacio Municipal. Por consiguiente no puede retirarse, porque pierden la soldada que les asigna por venir a desempeñar esos muy poco honrosos papeles. Ya veis, señores, cómo la más lacónica frase, las más nimia frase de nosotros, queriendo demostrar - porque tenemos el derecho de hacer valer la importancia que tiene el Congreso de Campesinos - la fuerza que ha tenido el Congreso de Campesinos, ha motivado que diputados y galerías inmediatamente protesten en forma que no sabe qué cosa es lo que desean. (Murmullos. Campanilla.) Es necesario, señores diputados - y yo me dirijo a los que realmente son revolucionarios y a los que seguramente ya es tiempo de revelen su valor civil - , es necesario que os quitéis de esa férrea mano que os está llevando al desastre; es necesario que nosotros tengamos la pureza de ideas, la pureza de alma que allá en la provincia teníamos; es necesario que, con esa sinceridad y con ese valor civil, vengamos aquí a defender nuestras convicciones y no nos dejemos sugestionar por tal o cual halago de una nueva curul o por el deseo de poner un nuevo gobernador en nuestro Estado; es necesario que antes que todo, vengamos aquí a defender los principios. (Murmullos.)

Si todos vosotros , como yo creo, estáis de acuerdo en dar esas garantías al campesino, ¡Por qué se esgrime aquí esa mentira - porque no la podré llamar de otra manera - o ese escrúpulo para que no se ofendan los compañeros, de que el artículo es redundante? No discuto si es o no redundante. ¡Vamos a obtener un buen fin con esa pequeña redundancia? ¡Es más grande el beneficio que vamos a obtener con esa redundancia? Pues entonces, señores, ¡ Por qué no lo hacemos? Quiero suponer que quisieran los legalistas estrecharse en ese criterio, que por malo ya nosotros lo rechazamos porque nos estorba, y que seguiremos rechazando por el mismo motivo; si el artículo en el último caso fuera anticonstitucional, probablemente muchos de nosotros tuviéramos algún escrúpulo; pero si aquí no se ha esgrimido más argumento que el de la redundancia, ¿ qué

trabajo cuesta a esta mayoría hacer punto omiso de esa redundancia y asegurar los intereses de los campesinos? ¿ Por qué no los garantizamos si no va en contra del artículo 10 constitucional, sino más bien es un afianzamiento del mismo artículo, una aclaración, una explicación de este precepto? De suerte que si garantizamos los intereses del campesino, no debemos tener escrúpulos, y si no lo hacemos, de seguro que esto va a repercutir en el alma del campesino. (Voces: ¡No!) Sí, señores; no es que nosotros seamos los únicos agraristas y los únicos que vayamos a dirigir esas clases; pero sí tenemos el orgullo de que hasta ahora los campesino nos han dado oído, han puesto en nosotros su confianza y nos tienen en buen concepto. ¿Cómo no hemos de cumplir con nuestra deber? Aquí se debía hacer abstracción de que son los agraristas los autores del artículo adicional, de que ese artículo lo propusieron unos cuantas locos, Soto y Gama y la camarilla que le rodea; pero nada, se cierran los ojos y no se quiere oír. Se acaba de celebrar un Congreso de campesinos; que aunque no queráis, es genuinamente representativo de los campesinos; en ese Congreso estuvieron mil y tantos individuos de calzón y camisa representando a las agrupaciones agraristas de la República, y esos representantes fueron los primeros en solicitar armarse.(Desorden en las galerías.)

El C. presidente: Habiendo notado la Presidencia que este lado de las galerías ha estado introduciendo el desorden, se ordena a la policía que proceda a desalojarlo.

El C. Manrique: Señor presidente: Como no es este lado de las galerías el que está alterando el orden, sino un pequeño grupo fácilmente localizable, que no he de ser yo quien lo denuncie; si ha estado atenta la Presidencia, habrá observado claramente que la enorme mayoría de los asistentes a las galerías se ha portado correctamente y que es sólo un pequeño grupo fácilmente localizable el causante del desorden. A ese pequeño grupo y no a otro de las galerías, es al que debe desalojarse.

El C. presidente: Como la Presidencia, a pesar de sus esfuerzos no puede localizarlo, tiene que expulsar a toda la galería. (Murmullos.)

El C. Espinosa Luis: Señor presidente, para una moción de orden! Señor presidente: usted ha sido siempre un hombre ecuánime, y tengo la íntima convicción de declarar que lo he reconocido como unos de los compañeros absolutamente honrados. Como creo que esa Presidencia no le habrá hecho cambiar de conducta, le ruego que haga a un lado esas débiles manifestaciones de las galerías, justas o no, y no consienta en que se saque a nadie, porque esto no es nada en comparación de los verdaderos escándalos que ha habido en las galerías en otras ocasiones en que, sin embargo, con gusto se los hemos tolerado. (Aplausos en las galerías.) Por eso, sin negar el derecho que tiene su señoría como presidente para imponer el orden por medio persuasivos, le ruego que en lugar de esa medida de violencia, la Secretaría dé lectura al artículo reglamentario respectivo. (Risas. Voces: ¡No! ¡No! Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: La Presidencia, creyendo fundadamente obedecer al dictado de las minorías que se dicen lastimadas por los asistentes a las galerías, ha cumplido con este artículo reglamentario; pero supuesto que las minorías, y sobre todo el compañero Manrique, están conformes en que continúen en la galería las personas que están allí, la Presidencia retira su orden y continúa en el uso de la palabra el ciudadano Castellanos.(Aplausos en las galerías.)

El C. Castellanos: Decía yo, señores diputados, que es necesario que nos vayamos dando cuenta del momento actual por que atravesamos; es necesario que sepamos que los campesinos están dispuestos a defenderse; es necesario que sepamos que los campesinos, como ya se ha asentado por algunos diputados del contra en esta tribuna, son el sostén de las instituciones y son los que hacen las revoluciones. Si nosotros tenemos un peligro - como ya está comprobado por los oradores de esta Asamblea - , ¡qué escrúpulo tenéis de una redundancia para de esa manera no armar a aquellos individuos que serán los que seguramente mañana o pasado - y no es remoto que llegue el momento en que tengamos que acudir a esas masas para que nos defiendan, defiendan nuestras instituciones, porque estoy seguro de que muchas de los que estamos aquí no seremos los que vayamos a empuñar el arma, pero si iremos a agitarlos, sacrificarlos, y después venir aquí a disfrutar de una curul.(Siseos.) Sí, señores, aunque se me sisee. Creo que hay muchos individuos aquí....

El C. Vizcarra Rubén: ¡Usted fue bonillista!

El C. Castellanos: No lo puede probar usted.

El C. Vizcarra Rubén: Si lo puede probar. (Campanilla.)Señor presidente, permítame usted que interrumpa al orador. Es verdaderamente sorprendente la actitud del señor Manrique y de este señor Castellanos que en una ocasión no pudo contestar a un cúmulo de verdades que un hombre que se precie de serlo no puede soportar. Recuerde usted, señor Castellanos, los cargos que le hizo el compañero por desgracia muerto, el señor Diez Martínez, cuando le dijo que era bonillista y traidor a la revolución, habiendo usted quedado callado ante la verdad del cargo.

El C. Castellanos: ¡No es cierto!

El C. Vizcarra Rubén: ¿Qué no recuerdan los compañeros que asistieron a las juntas preparatorias de la llamada Confederación Nacional Revolucionaria, cuando éste hombre se sumió en aquel sillón y no pudo contestar una sola palabra? Aquí están de testigos todos los que pertenecieron a esa agrupación ¿No recuerdan ustedes que cuando el señor Castellanos discurría por esos corrillos con la cara baja, sin ir a reclamar sus derechos en esta tribuna porque no los tenía, y sólo por misericordia solicitaba que se le incorporara al Partido Cooperatista, se le aceptó sabiendo lo que él era; se le aceptó únicamente para tener alguna complacencia con Soto y Gama? ¿No recuerdan ustedes de la actitud de Manriquez cuando vino arrodillarse a la mayoría...(Desorden.)

El C. Altamirano Manlio Fabio: Una aclaración.

El C. Vizcarra Rubén: Debo hacer una aclaración para que se vea mi aseveración no va más allá de la verdad: (Murmullos. Desorden.)El señor Manrique nunca ofreció estar con la mayoría cooperatista. Eso sí es cierto; pero el

señor Manriquez vino a confesar en ese lugar, que había perdido las elecciones, y aquí está toda la mayoría de testigo.

El C. Manrique: ¡No es verdad!

El C. Vizcarra Rubén: Usted confesó que había perdido las elecciones.

El C. Manrique: ¡Falta usted a la verdad!

El C. Vizcarra Rubén: ¡No faltó!

El C. Manrique: ¡Es testigo la mayoría!

El C. Vizacarra Rubén: Sí, señor, y aquí está la mayoría. Este señor tuvo que hacer chanchullos, plenamente comprobados en el Juzgado de Distrito, para poder ganar.

El C. Castillo Nájera: ¡Vino a pedir piedad!

El C. Vizcarra Rubén, continuando: Todos vosotros sois testigos...

El C. Manrique: De lo contrario.(Risa.)

El C. Vizcarra Rubén, continuando: Todos vosotros sois testigos de esta comedia que nos vino a espetar el señor Manrique por el espacio de dos horas. En esa vez el señor Manrique se presentó con los zapatos rotos, como si no hubiera guardado dinero para zapatos.- Cuando fue diputado guardó dinero, porque Manrique guarda casi todo el dinero de sus dietas - .Porque el señor Manrique aparenta una cosa y es otra: Manrique es de los diputados más adinerados.

El C. Manrique: Suponiendo, ¿y qué? (Risas. Aplausos.)

El C. Vizcarra Rubén: De manera que, compañeros, aquí tienen ustedes el espectáculo: el manso Manrique que vino a causar lástima a la mayoría parlamentaria y que atropelló al pueblo de San Luis Potosí y que usurpa la curul que el compañero Urquiza debería ocupar, haciendo sólo labor de obstrucción...

El C. Manrique: Eso quisierais.

El C. Vizcarra, continuando: Y allí tenéis también al señor Castellanos, que no es revolucionario, que nunca lo ha sido; digan los compañeros revolucionarios si es cierto o no que todos los revolucionarios en el movimiento de 1920 se definieron: los reaccionarios - muchos de ellos - se fueron con el "bonillismo" (Murmullos) y los revolucionarios estuvimos con Obregón. Diga usted, señor: ¿cuándo estuvo usted con Obregón? Sin embargo, yo le prometo presentar documentos para demostrarle que usted sí fue bonillista y que no tiene derecho de hablar en esa forma.(Aplausos.)

El C. Castellanos, continuando: Señores diputados:

Es muy fácil aventurar una opinión con el objeto de pretender desviar el asunto a debate. Yo voy hacer unas cuantas aclaraciones, muy cortas, porque no creo que el señor Vizcarra esté en absoluto autorizado - es el menos autorizado - para que nos venga a hablar en esos términos; pero como no se trata de la personalidad de él ni de la mía, voy a ser absolutamente concreto por lo que se refiere a ese cargo de bonillista que me quiere hacer. Ya lo ven ustedes, dijo que lo iba a probar y atestiguó con un muerto...

El C. Vizcarra Rubén: Con una Asamblea de vivos...

El C. Castellanos: Pone por testigo a un individuo que ya murió. Felizmente veo aquí caras conocidas de Chihuahua, tanto en este lado como en ese otro, que, si fuera posible, con un ademán podían decir si alguna vez fui bonillista. Ya ven los compañeros que esto es falso.

El C. Vizcarra Rubén: Le ofrezco a usted probarlo con el acta de la Confederación Nacional Revolucionaria.

El C. Castellanos: No, señor.

El C. Vizcarra Rubén: Sí, señor.(Desorden. Campanilla.)

El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden. señor presidente, usted ha visto que el debate se ha venido desarrollando con más o menos impetuosidad y vehemencia, con más o menos abundancia o escasez de argumentos de una y otra parte; pero no se ha llegado al insulto personal, al ataque personal. Creo que ya es tiempo de que en nuestro país se permita discutir a las minorías. ¿Cómo va a será posible que cada vez que el bloque cooperatista se siente derrotado...( Voces: ¡Nunca!) amenazado, si se quiere, atacada esa mayoría, a falta de razones se esgriman los gritos, las intemperancias de Vizcarra, que viene aquí en calidad de coco a querer asustar a los diputados?(Gritos.) ¿Es legítimo, ciudadano presidente, que se permita de esta manera hacer degenerar la majestad de la Asamblea y es también conveniente para el decoro del bloque...? (Gritos en las galerías.) Un momento ...(Continúan los gritos.) Un momento, voy a acabar mi moción de orden.(Desorden. Voces: ¡Moción de orden!) ¿Es conveniente, es posible, señores compañeros de la mayoría, es conveniente para el decoro del bloque que se exhiba la pobreza de argumentación; que cuando ya no hay argumento se venga a insultar, a provocar personalmente a los oradores, con lo cual se demuestra que el bloque carece de oradores o carece de razones? Yo apelo al decoro de la Presidencia y al decoro de la Asamblea. que está en manos de la Presidencia, para que se eviten estos espectáculos bochornosos. No es posible que degeneremos al extremo que se degenera en los salones de jurados. Este no es palenque de gallos ni una plaza de toros; no es tampoco un campo de agramante en donde tengamos que acabar forzosamente todas las discusiones en que la minoría toma parte, a balazos o casi a balazos. Es preciso que ya que la mayoría se siente tan fuerte, siquiera permita las discusiones libres; pero yo he visto infaliblemente, sin faltar un solo caso, que el compañero Vizcarra, que casi nunca viene, (Voces: ¡Sí viene!) se presente invariablemente en los momentos críticos de la mayoría cooperatista a quererse imponer como un bravi. Eso no es decoroso, porque al fin y al cabo, compañeros, cual más cual menos, todos los hombres tenemos sangre en las venas y el día menos pensado, por la culpa de Vizcarra o de los bravis del Cooperatista, corre sangre en esta Asamblea, lo cual será verdaderamente un bochorno para la misma. De manera que ruego a la Presidencia no permita que haga uso de la palabra un hombre que viene deliberadamente a distraer el debate, a destruir el cambio de raciocinios y a quererse imponer brutalmente con sus amenazas.(Aplausos.) Yo espero que la Presidencia por el decoro mismo del bloque y sabiendo que en esta capital de la República hay gente culta, gente que sabe

entender las cosas; sabiendo que hay grandes diarios que propalan cuanto aquí pasa, corrija este sistema, porque es absolutamente imposible que sea tan grande el número de escándalos cuantas las veces en que la minoría trata de hacer valer su voz. ¿De manera que no le basta a la mayoría venir con un acuerdo cerrado, sino que apenas la minoría se permite tocar, acariciar la majestad augusta del bloque cooperatista, viene uno de sus miembros a pretender hacer presión y a provocar estos escándalos bochornosos? Yo espero que la Presidencia sepa tener energía contra los hombres que vienen a alterar el orden y a faltar al respeto a la Asamblea. (Aplausos.)

El C. presidente: La Presidencia, compañero Soto Y Gama. ha procurado mantener el orden en esta discusión, ha querido ajustarse al Reglamento y si ha pecado de consecuente en algunos casos, ha sido por indicaciones de los miembros de las minorías. La Presidencia es consciente de su deber y es la primera que lamenta que en un Parlamento se cometan desordenes. Yo desearía que las discusiones fueran serias, pero como carezco de medios coercitivos suficientes...

El C. Manrique: ¿La fuerza moral dónde está?

El C. presidente: La Presidencia tiene fuerza moral y sabrá cumplir con el Reglamento. Ruego a los diputados que tomen parte en este debate, se concreten al punto a discusión, para evitar estos incidentes, que son desagradables para mayorías y minorías.

El C. Díaz Soto y Gama: Sin querer, de ninguna manera, contradecir a la Presidencia, sino simplemente porque creo estar en lo justo, me permito indicar a su señoría que el remedio para poner el orden, era haber llamado la atención al diputado Vizcarra, cuando estaba produciendo sus intemperancias...

El C. presidente: Se le ha llamado al orden, pero por el escándalo no se me escuchó.

El C. Díaz Soto y Gama: Pudieron haberlo auxiliado a usted los secretarios.

El C. Castellanos: Lamento estos incidentes, pero no soy de los que se asustan ni les temen. Creo que los que más o menos tenemos convicciones y principios, tenemos confianza en nuestro carácter y hemos estado en distintas asambleas, no nos intimidamos por el escándalo de uno o de muchos. También lamento que la Presidencia quiera restringir la palabra del orador que se salga del punto a debate, pero espero que no haga uso de esa facultad, porque muchas veces hay necesidad imperiosa de traer a colación ciertas cosas para reforzar los argumentos. Si el termómetro, si la medida va a ser el criterio de la Presidencia, evidentemente que tras de la mole cooperatista de esta Asamblea, estaría la Presidencia haciendo que ni siquiera pudiéramos, inscribirnos, porque el criterio entonces de la Presidencia, que sería el mismo del Bloque Cooperatista, llegaría al extremo de ni siquiera permitirnos discutir aquello a que tenemos derecho. De suerte que creo que el compañero Ortega, de quien soy personalmente su amigo y a quien aprecio bastante, creo que, como él decía hace algunos momentos en esta tribuna, que todavía es joven y todavía su porvenir lo sujeta sólo a sus acciones, que él sepa poner a la altura de su deber y sepa conceder a las minorías lo que real y efectivamente les corresponde. Porque las minorías - sepan los de la Asamblea que no lo quieran creer, que no lo piensen así - , las minorías están dispuestas en esta tribuna, en esta Asamblea y en cualquiera parte, a hacer respetar sus ideas, porque están dispuestas a combatir y a hacerse respetar, pase lo que pase. (Murmullos.)

Sí, señor; somos nosotros los de la minoría los que estamos dispuestos a desarrollar esa labor y esperamos que los miembros de la mayoría, teniendo este concepto, sepan cuando menos, discutir noblemente los arduos problemas y no nos vengan con falsedades, no nos vengan con interrupciones de mala fe, como las del señor Vizcarra, con el objeto de desvirtuar el debate. ¿Qué - le pregunto yo al señor Vizcarra - , en el supuesto caso, sin concederlo por un momento, de que fuera cierto el cargo de "bonillista" que pretende hacerme, ¿no hay "bonillistas" en su partido? ¿Por qué no depura usted primero su partido para después tener derecho de venir a hablar aquí? Allí hay "bonillistas", indiscutiblemente, y yo les preguntaría a muchos diputados que lo fueron y ellos tendrán que decir que sí. En cambio, estoy seguro de que, con excepción del señor Vizcarra, nadie puede decir aquí que yo he sido "bonillista"....

El C. Vizcarra Rubén: Ya le contestaré a usted después, con permiso del señor Soto y Gama, seguramente. (Voces: ¡Artículo 4o.!)

El C. Castellanos, continuando: El artículo 4o. a debate - y voy a terminar, porque han sido bastante indulgentes en oír me - , está en la conciencia de las mayorías de esta Cámara. Yo sé que en el corazón de esta mayoría existe amor por esa clase campesina, y que debemos nosotros abandonar ese camino extraviado de la política, para únicamente garantizar los intereses de esta clase trabajadora. Y aunque se crea que somos unilaterales, nosotros decimos que la unilateralidad en este caso está justificada, porque los campesinos son una gran mayoría del pueblo mexicano, y nosotros debemos legislar siempre para las mayorías y no para las minorías. Si las minaríais tienen aquí representantes, que propugnen por seguir garantizando todos esos privilegios que han tenido; pero nosotros - y yo personalmente - propugnaremos única y exclusivamente, por ahora, en bien de los campesinos. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Apolonio R. Guzmán.

El C. Guzmán Apolonio R: Honorable Asamblea:

Perfectamente bien dice el señor licenciado don Antonio Díaz Soto y Gama, que no se ha esgrimido ninguna clase de argumentos en pro de su moción. En efecto; los del pro no nos han dicho nada: lo único que nos han comunicado en todos los tonos, principalmente por él, que se considera el político más viejo, es que somos reaccionarios, que es reaccionaria la mayoría de esta Cámara, que somos unos tontos, que somos torpes, infantiles, que no tenemos experiencia política, que nosotros no somos agraristas, no más porque ellos no nos han dado ese título. Y yo digo al licenciado Soto y Gama: recuerde usted cuando el que está hablando era vocal de la Comisión Nacional Agraria, presidida por

don Antonio I Villarreal, hoy atacado por usted, allá cuando se dio entrada a usted y a todo el Partido Nacional Agrarista, para que resolvieran casos de ejidos en favor de la política personalista del partido; recuerde usted cuando todos resolvíamos las consultas de los pueblos transmitidas por usted; recuerde que entonces el que habla sí era, según opinión de usted, un agrarista, porque ayudaba al partido Nacional Agrarista. Hoy se dice que no soy agrarista, porque no estoy en favor de las armas que solicitan los agraristas, porque no veo que con esto resulten favorecidos los campesinos, porque a pesar de estar armados y a pesar de que el Ejercito federal vino de la revolución, hoy ha claudicado, teniendo el caso de Alfonso de la Huerta, jefe de las operaciones en Nayarit, que en compañía del asesino gobernador de aquel Estado Pascual Villanueva, han quitado sus armas a los campesinos, quienes con todo y sus armas, no pudieron defender sus derechos.

El C. Díaz Soto y Gama: Con mayor razón.

El C. presidente: El compañero Soto y Gama ha reclamado el orden, pero fíjese que él está introduciendo el desorden.

El C. Guzmán Apolonio R: ¿Por qué estos señores agraristas que tanto blasonan de defender al pueblo, cada diputado de ellos no va a la Secretaría de Guerra y hace valer la fuerza constitucional que tiene el artículo 10, pidiendo para cada individuo una licencia de portación de armas, dándoselas personalmente a ellos, para que defiendan las tierras que se les dan? ¿Por qué quieren que pongamos artículos muertos y redundantes, es decir; queriendo explicar lo que ya está escrito en la Constitución de 17, muy glorificada por el señor Soto y Gama, y que ahora quieren despreciar ellos mismos? ¿por qué, si como ustedes dicen, todos los gobernadores son reaccionarios, no tienen el valor civil, por ejemplo, el ciudadano Castellanos, de acusar a su gobernador, como yo lo hice en esta tribuna ante la Cámara, acusando al gobernador de Nayarit por los asesinatos cometidos en agraristas y por violaciones a las leyes agrarias y al artículo 27? ¿por qué no lo hacen así todos los demás diputados agraristas? porque les falta valor civil; porque les falta valor civil porque quieren armar a los campesinos y ocultarse ellos detrás del campesino, con esta clase de artículo que quieren que les sancione la mayoría. Ustedes, pomposamente, en el Congreso de Campesinos que acaba de pasar, dicen que estuvieron representados todos los Estados; y yo les digo que no es cierto, porque faltó Sonora, faltó Sinaloa, faltó Nayarit.... Y ustedes, que se quejan de los chanchullos, que se quejan de que previamente se han tomado acuerdos, recuerden que también previamente ustedes han desechado la soberanía de las comunidades de Nayarit, no aceptando la credencial legítima que yo tenía por aquel Estado. Y yo interpelo al compañero Juan Martínez para que diga si es cierto lo que estoy diciendo en esta tribuna.

El C. Martínez Juan I: Suplico atentamente al compañero Apolonio R Guzmán, me dispense que no haga ninguna declaración en este sentido, porque como soy miembro de la Sección Instructora del Gran Jurado en la cual hay asuntos del Estado de Nayarit, me es imposible contestar esa interpelación.

El C. Guzmán Apolonio R: Tal vez no me haya comprendido el compañero: yo le ruego que me conteste si no es cierto que tenía yo la representación de la liga de Comunidades de Nayarit y del Centro agrarista del mismo Estado.

El C. Martínez Juan I: Sí, señor, es cierto.

El C. Guzmán Apolonio R: Y que digan los señores agraristas, que se quejan de esta mayoría a la que tanto vapulean, si no han seguido el mismo ejemplo y el mismo camino; si son honrados, que se levanten, digan y manifiesten a verá si previamente no se reprobó la credencial del que está hablando.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Se la rechazamos porque no es agrarista!

El C. Guzmán Apolonio R: En nombre de esta mayoría cooperatista, a la que me honro en pertenecer, (Aplausos.) y que la mayoría de los diputados sabe perfectamente bien que nunca he blasonado de agrarista, hoy me veo precisado a hablar de mi labor agraria dentro de la Comisión Nacional Agraria, cuando fui vocal de ella, para que la conozcan mis compañeros y la República entera. En el Estado de Sonora resolví ocho expedientes de restitución y dotación de ejidos los cuales fueron aprobados por la Comisión Nacional Agraria, por unanimidad de votos, firmando la resolución el presidente de la República; y lo mismo digo de Sinaloa, donde resolví favorablemente las gestiones de veinte pueblos; en Nayarit, once; en Chihuahua, cuatro; en Zacatecas, dos; en Michoacán, catorce; en Guanajuato, seis; en resumen: sesenta y cinco expedientes sobre restitución y dotación que tuve el gusto de resolver en un término menor de un año. Sepa también el ciudadano Soto y Gama que fue mucha honra para mí haber dado un voto aprobatorio en favor de la restitución pedida por el pueblo de Tapona del Estado de Durango, habiendo dado también ejidos al Barrio de Magdalena Mixuca, pues llegamos en nuestro agrarismo a violar la Constitución, porque ésta no autoriza a dar ejidos a los barrios. ¡Y todavía dice Soto y Gama, porque no estoy con ellos, que no soy agrarista; y todavía dice que en la mayoría cooperatista, donde hay muchos agraristas de corazón, no se trabaja a favor de los campesinos! Lo que pasa es que nosotros no andamos contando a los pueblos esto y este otro, es que no venimos a sacar un acuerdo de esta mayoría para quedar bien con los campesinos; es que no decimos como ustedes: "derrotamos a la mayoría reaccionaria que no sirve para nada, mayoría de tontos que son políticos nosotros los buenos, los agraristas, hemos sacado este acuerdo en favor de ustedes; ya ven qué buenos somos; nosotros seremos los únicos dueños de la República". Y todavía dice el ciudadano Soto y Gama que la mayoría cooperatista no es agrarista! Recuerde cuando por unanimidad de votos se aprobó el expediente relativo al desafuero del señor César López de Lara, y que firmé yo con él, con mucho gusto. Que, ¿no es ser agrarista defender los derechos del pueblo cuando los gobernadores militaristas y detentadores de los derechos del mismo los están violando? Todavía viene aquí con mucha desfachatez el compañero a inculparnos y a mancharnos,

MÉXICO, MARTES 8 DE MAYO DE 1923

diciendo, que no somos agraristas. ¿No recuerda el ciudadano Soto y Gama que la Ley de Cooperativas la hicimos entre él, el señor Fabila y el que habla, perteneciendo a la mayoría cooperatista, y que ésta aprobó todos los artículos? Entonces, ¿quiere todavía más agrarismo el ciudadano Soto y Gama? Nosotros lo único que no queremos es perjudicar a los pueblos con esta clase de artículos que ustedes desean.....

El C. Calderón: ¿Me permite una interpelación?

- El C. Guzmán Apolonio R. A su tiempo, compañero.

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Por qué los corrieron de la Comisión Nacional Agraria? ( Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: La Presidencia llama al orden al ciudadano Soto y Gama. No se le ha concedido el uso de la palabra.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡ Conocemos la historia de usted!

El C. Guzmán Apolonio R: Voy a contentar a los señores Soto y Gama y Calderón, nada más con un telegrama que acaban de mandar de Nayarit, para que sepan cómo trabajan los que sin necesidad de tanto alarde, son agraristas. Suplico a la Presidencia tenga la bondad de mandarle dar lectura.

- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"Fueron exhumados de una cloaca los mártires de Tepic.- Antonio Laureles y Priciliano Góngora, víctimas de la burguesía, estaban sepultados en una alcantarilla.- Un desfile solemne.- Gente del pueblo presenció la exhumación y siguió a los féretros hasta el cementerio de la ciudad.

"Telegrama para "El Heraldo",- Tepic, Nayarit, mayo 7.- Hoy a las catorce horas y ante varios centenares de espectadores, las autoridades judiciales federales ordenaron la exhumación de los cadáveres de Antonio R. Laureles, procurador de pueblos, y Prisciliano Góngora, secretario de la misma agrupación los cuales, según la voz de la calle, fueron asesinados por la burguesía, y son considerados como mártires del agrarismo.

"Los restos estaban sepultados en la segunda alcantarilla del costado Poniente de la Alameda, a una profundidad de medio metro sobre la superficie de la tierra.

"Los cadáveres se encontraban tapados con pedacería de papel sellado que usa el Poder Ejecutivo del Estado, según han asegurado las personas que presenciaron la exhumación.

"Los médicos legista practicaron un detenido reconocimiento, y declararon que estos desgraciados agraristas murieron ahorcados, confirmando las versiones propaladas desde el mes de octubre próximo pasado, fecha en que desaparecieron Laureles y Góngora.

"Los restos fueron metidos en una caja mortuoria que proporcionó el Juzgado de Distrito.

"El pueblo organizó una manifestación para conducir los restos por las principales calles de la ciudad; la comitiva recorrió las calles de Allende, Zacatecas, para pasar frente a las oficinas del diario semioficial "Nayarit", que siempre ha publicado artículos asegurando que los desaparecidos no habían sido asesinados, y que se encontraban levantados en armas contra el Gobierno.

"Por las calles se agregaron centenares de personas a la comitiva fúnebre, la cual, cuando llegó al Panteón Municipal, estaba integrada por más de cuatro mil individuos del pueblo, que espontáneamente contribuyeron para comprar una fosa a perpetuidad y velas para los muertos.

"Los restos quedaron depositados en la sala de descanso del Panteón Municipal, hasta nueva orden.

"El pueblo, por contribución pública, construir un momento a los mártires del agrarismo."

El C. Guzmán Apolonio R.: Como ustedes ven, señores diputados, mi acusación que hice contra el gobernador de Nayarit, fue trabajando ansiadamente, y eso lo saben ustedes, ayudando a los pueblos y enfrentándome directamente con la situación. En la acusación que hice, dije en uno de los párrafos que el gobernador estaba ahorcando a los agraristas y a los representantes de la Nacional Agraria, a los señores Antonio M. Laureles, procurador de pueblos, y a su ayudante, Prisciliano Góngora. Por todo esto pido a la Asamblea que repruebe la adición propuesta, ya que esta mayoría no trata bajo ningún concepto de desarmar a los agraristas, puesto que el artículo 2o., que ya está apartado para su votación, habla de las fuerzas que tienen los gobernadores y de las que se sirve para asesinar a los agraristas. Y me admira que vengan ahora a defender a esas mismas fuerzas, cuando mi caro amigo Altamirano presentó una moción para que se desarmara a las fuerzas de Tejeda, y hoy viene a querer que estén armadas esas mismas fuerzas, advirtiendo que en Veracruz eran campesinos aquellos individuos que ayudaban a Tejeda...

El C. Altamirano Manlio Fabio: Una aclaración. Los veracruzanos, compañeros, subscribimos, antes que hiciera la moción el presidente de la República, un escrito pidiendo que se desarmaran las guardias civiles de Tejeda; y al fundar ese escrito en esa tribuna dije que pedían que se desarmaran esas guardias civiles, lo cual no quiere decir que esté conforme con el desarme de los campesinos. Siempre he hecho la distinción entre guardias civiles, que son los verdaderos gendarmes de los gobernadores, y los campesinos, que son trabajadores.

El C. Guzmán Apolonio R.: Pues ninguno de los artículos a discusión dice que desarme a los campesinos, sino a las guardias civiles o a aquellas fuerzas que no estén autorizadas por el Congreso de la Unión. Las acordadas de las haciendas, que no son tampoco campesinos, las acordadas de los hacendados, sino esbirros que están al mando de los hacendados para detener los progresos de la Ley Agraria y matar así a todos los campesinos. Yo no veo, pues, dónde está ese fantasma tan grande que temen los señores, al decir que nosotros pretendemos desarmar a todos los campesinos. En ninguno de los tres artículos el proyecto se manifiesta clara y terminantemente que se vaya a desarmar a los campesinos; se va a desarmar nada más a los enemigos de los campesinos. El mismo ciudadano Soto y Gama dice que cada campesino tiene su arma y la tiene escondida. ¿Pues entonces qué es lo que se va a quitar? Sale

sobrando, pues, el artículo 4o., máximo cuando el artículo 10 de la Constitución dice perfectamente bien que cualquier ciudadano de la República puede está armado. Yo creo que los campesinos son ciudadanos de la República y que se les debe dar, por consiguiente, un permiso para portar armas. Si, por ejemplo, en los pueblos de los Estados los gobernadores se abstienen de dar ese permiso, puede darlo la Secretaría de Guerra. Yo he conseguido infinidad de permisos en la Secretaría de Guerra para armar a campesinos, con Maüusser o con pistola. Por lo tanto, yo suplico a la Asamblea y a los señores diputados que voten en contra de la proposición de los señores agraristas.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique en pro del artículo a discusión. (Murmullos.)

El C. Manrique: Señores diputados:

No es verdad que sólo haya defensa del artículo 4o. adicional, propuesto por las minorías de la Cámara, argumentos de índole política. No ha habido realmente argumentos serios de orden legal ni político en contra del artículo a discusión. La muletilla de los oradores del contra consiste en afirmar que el artículo es redundante. Y bien, señores diputados, si una redundancia, si el repetir algo que, en concepto de la mayoría, no es absolutamente indispensable enunciar; puede ahorrar graves confusiones, puede evitar quizá verdaderos atentados, ¿qué inconveniente tiene la mayoría en aprobar este artículo, del que no tiene otra cosa que decir si no que resulta redúndate y superfluo frente al artículo 10 constitucional? Es un error el cometido por los oradores de la mayoría cuando afirman que se quiere crear un verdadero privilegio armando a los campesinos. Señores el artículo 4o. adicional no ordena que se arme a los campesinos, sino expresa que éstos pueden seguir armados; el artículo 4o. adicional no expresa que los campesinos deben armarse, sino que los campesinos pueden conservar sus armas. ¿Y sabéis el por qué de esta redundancia? Se necesita ignorar la historia y los antecedentes inmediatos de este proyecto del Ejecutivo para afirmar que es superfluo el artículo adicional a discusión en este momento. ¿ Qué, se olvidó ya tan pronto en esta Asamblea que el origen de la iniciativa del Ejecutivo, actualmente a discusión, fueron los acontecimientos de Puente Nacional como antecedentes inmediatos, sin hablar de antecedentes lejanos de mayor o menor cuantía? ¿Qué, se ignora por ventura lo que acontece en el Estado de Veracruz, como en el Estado de Michoacán y en otras Entidades de la República? ¿Qué, se olvidó ya que fue el choque sangriento de Puente Nacional el que forzó el Ejecutivo a enviar a esta Cámara, ampliando la convocatoria relativa, un proyecto de ley solicitando el desarme de las fuerzas organizadas por los gobernadores? En el Estado de Veracruz existen ¡mentira parece que se pretende olvidarlo! dos cuerpos antagónicos, dos organizaciones antagónicas: de una parte, las guardias civiles al mando del gobernador Tejeda, guardia civil a la defensa de la doctrina, de la política agraria del Estado de Veracruz, y de otro lado, oponiéndose a las actividades de la guardia civil, las guardias aquí motejadas de "blancas", las organizaciones llamadas de "voluntarios", armados subrepticiamente por la Jefatura de Operaciones, porque la Jefatura de Operaciones, al mando de Guadalupe Sánchez, armó subrepticiamente a los "voluntarios", del Estado de Veracruz, a la defensa de los intereses de los hacendados, a la defensa de los intereses de los latifundistas.

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: Por orden del presidente de la República.

El C. Manrique: Imagina el compañero Barón Obregón que me desarma afirmando que lo hizo por orden del presidente de la República; imagina el compañero Barón Obregón que yo voy a callar porque el presidente de la República le toque algo de responsabilidad en esto; mal me conoce el compañero Barón Obregón y mal conoce a la minoría agrarista, minoría en estos momentos al lado del Gobierno de la revolución, pero que no ha sido, que no podrá será nunca grupo de incondicionales que acepten torpe y servilmente los errores mismos del Gobierno que defienden. (Aplausos.) En nuestro léxico, en nuestro diccionario, compañero Barón Obregón, hemos borrado definitivamente el término de incondicionales. Apoyamos siempre condicionalmente, siempre bajo condiciones a los hombres con quien tenemos afinidades. El actual Gobierno de la República, el actual presidente de la República, Alvaro Obregón, juzgado sintéticamente, juzgado totalmente, es, para nosotros, revolucionario y amigo de e las clases populares y amigo de los campesinos y por eso estamos con él; pero estamos con él en tanto permanezca al lado de esas clases populares, y en tanto se desvíe, poco o mucho, del buen camino - claro que hablamos de bondad de la doctrina y del procedimiento, desde nuestro punto de vistan colectivo - , tan pronto como este hombre, tan pronto como los hombres que le rodean se aparten de lo que es para nosotros la buena doctrina y la buena conducta revolucionaria, decorosamente, sencillamente, afectuosamente tenemos derecho de señalar al amigo los yerros en que incurra. Y procedemos así mucho más honradamente que aquellos que sólo saben quemar incienso en torno de hombres a quienes reconocen poder actual o adivinan poder futuro.

Yo sé de cierto grupo político que después de haberse empeñado pérfida y neciamente en dividir a los hombres de la revolución y en enfrentar a los unos contra los otros, ahora que ve perdida la partida pretende crear candidaturas presidenciales; y ahora merece el durísimo reproche de Miguel Unamuno cuando decía en alguna ocasión refiriéndose a la política española, a la política burocrática española que tantos contactos tiene con nuestra política burocrática mexicana: "Si esto no es política, esto no es sino vulgar electorería". Y esta electorería es el morbo que caracteriza a cierto grupo burocrático que sólo tiene la vista puesta en el futuro y que no tiene otra preocupación que la de participar en actividades electorales, desentendiéndose del problema permanente de reforma social. El problema a debate tiene interés porque no es un problema aislado, porque tiene raíces tan hondas que es inútil y necio pretender discutirlo aisladamente del resto de los problemas nacionales. Verdad es que por método, verdad es que por un precepto categórico de disciplina mental, un

procedimiento de abstracción nos aconseja estudiar aisladamente sus diversos aspectos; pero es necio imaginar que esta abstracción responda a la realidad de las cosas. Sería necio olvidar la génesis de la iniciativa a debate, sería propicio a equivocaciones y yerros el pretender estudiar el artículo 4to. adicional a la luz del artículo 10 constitucional y pretendiendo desligarlo absolutamente de los antecedentes cercanos que culminaron en Puente Nacional. ¿Sabéis por qué pretendemos que esta Cámara apruebe valientemente el artículo 4o. adicional? Porque sabemos perfectamente - y nadie me dejará mentir - , porque sabemos perfectamente que una vez promulgada por el Ejecutivo, que una vez promulgada por el Ejecutivo la ley del desarme, el jefe de las operaciones militares en el Estado de Veracruz, el jefe de las operaciones militares en el Estado de Veracruz no se limitaría, compañeros, a aplicará estricta y legalmente el artículo 2o., ni se limitaría a la aplicación del artículo 1o., sino que el jefe de las operaciones militares en el Estado de Veracruz, como el jefe de las operaciones militares en Nayarit, compañero Guzmán, como el jefe de las operaciones militares en el Estado de Michoacán o de San Luis Potosí, o de Jalisco, o de cualquier otro Estado de la República, se extralimitaría, irían más allá del precepto terminante y escueto contenido en el artículo 2o. y prenderían que se desarmara a los campesinos, que no subsistan como organizaciones militares, y que posean individualmente su arma en sus chozas para la defensa de su vida y de sus pequeños intereses.

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Me permite una interpelación, compañero? El peligro está en que no necesitan extralimitarse de los términos del artículo 2o. sino que el artículo 2o. dice torpemente, desarmar, y el 1o. dice, disolver, y el 3o. que se refiere a las guardias de voluntarios formadas por particulares, es decir, a las guardias de los hacendados, a las guardias blancas, dice disolver, y sólo tratándose del artículo 2o. dice desarmar, pero como desarmar, quiero decir quitar las armas, los jefes militares y todos los que estén en conveniencia con los latifundistas desarmarán a su manera; el pecado de la mayoría cooperatista va a ser éste: disuelve las guardias, las guardias blancas, dejándolas armadas, y en cambio desarmaran a los campesinos, no les dejan las armas. (Voces: ¡Obregón no los deja!) ¡Pero la mayoría cooperatista lo quiere!

El C. Martínez Adame: ¡Pido la palabra! Usted sabe que los jefes de operaciones dependen en último grado del presidente de la República... (Voces: ¡ En todo grado!)... En primer grado del presidente de la República, definitivamente del presidente de la República; de tal manera que si estos jefes de operaciones no cumplen con su deber estrictamente, entonces serán imputables estas faltas de cumplimiento al presidente de la República y entonces será tiempo de que ustedes, apartándose del presidente de la República del buen camino, ustedes se separen, se divorcien del presidente de la República. ¿No cree usted eso, compañero?

El C. Manrique: Compañeros: yo creo de buena fe la objeción del compañero Martínez Adame, pero revela una enorme inexperiencia... (Voces: ¡ Es menor de edad!) Por lo menos es menor de edad... (Risas.) desde el punto de vista de la malicia. Sed mansos como las palomas y astutos como las serpientes. El compañero, de mansedumbre verdaderamente simpática, carece de malicia; una palomica sin hiel.(Risas.) Pero, compañero Martínez Adame, el legislador positivo debe caracterizarse, compañero Robledo y compañero Díaz Soto, el legislador positivo, compañero, debe caracterizarse por su espíritu de previsión. Se ha dicho con justicia que es más fácil y menos costoso poner aun barandilla al borde de un abismo, que una ambulancia en su fondo; y es más fácil, fue siempre más fácil prever que remediar. El compañero Martínez Adame quiere que aguardemos a que se cometa un atropello en el Estado de Veracruz para venir más tarde, con fácil oratoria, a atacar desde aquí al presidente de la República. No, compañero, nosotros creemos más leal, más leal y más útil y mejor el evitar con la aprobación del artículo 4o. adicional, que se cometan estos mismos atropellos que más tarde sería difícil remediar.

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Me permite otra interpelación, compañero, con permiso de la Presidencia? ¿Recuerda usted, compañero Manrique, como lo recuerda toda la Asamblea, que nosotros pedíamos modestamente que la palabra "desarmar" del artículo 2o. se cambiase por la palabra " disolver", y que de la manera más autocrática y más imperativa Hernández Galván dijo: no, la comisión sostiene su artículo? Cambiando la palabra, el verbo, como lo dijo la prensa, como lo llegó a decir un editorial de " EL Universal"- que por cierto estaba en contra nuestra - , con el cambio de un verbo se hubiera evitado esta discusión. De manera que de parte nuestra no ha habido política, y sí ha habido política de parte del Partido Cooperatista; por lo menos la táctica pésima de tratar en bloque todos sus asuntos y de violar la Constitución que establece que las discusiones se hagan aquí dentro, en presencia de todos los miembros de la Asamblea. ¿Cree el compañero Manrique que si se hubiera aceptado esa sencillísima explicación o ese sencillísimo cambio de verbo que se proponía a la comisión, se hubiera evitado toda esta discusión; y no cree el compañero que sea muy peligroso para desarmar cuando, como él dice muy bien, el origen de este decreto es precisamente el desastre de Puente Nacional?

El C. Manrique: Yo creo, efectivamente, compañeros, que este debate podría haberse ahorrado y con ello habríamos comprobado que no teníamos deseo de exhibirnos en esta tribuna, ni de hacer alarde de ideas de que no necesitamos alardear, si la comisión hubiese aceptado lisa y llanamente nuestra iniciativa de reforma al artículo 2o. Y debo recordaros que las minorías autoras del artículo 4o. y de la iniciativa de reforma al artículo 2o. votaron, que los miembros de las minorías votamos el artículo 2o. condicionalmente, con la esperanza, con la seguridad de que mayoría habría de aceptar más tarde el artículo 4o. en estos momentos a debate.

El C. Hernández Galván: Pido la palabra. Yo le voy a preguntar al compañero, para que honradamente me diga, si en ese sitio, en ese pasillo cerca del cual está Manlio Fabio Altamirano, no me dijo usted que estaba satisfecho con que quedara

de plano, para siempre - usted que ese día llevaba la voz de sus compañeros y aún la voz del Congreso Agrarista - , que estaba de acuerdo y hasta convenció usted en mi presencia y en presencia el señor diputados Manuel Puig y Casauranc, al señor licenciado Calderón, no se manifestó usted convencido bajo la condición de que se diera entrada al artículo 4o.?

El C. Manrique: Compañeros, pues digo que sí.

El C. Hernández Galván: No se dijo que lo apoyaba la comisión.

El C. Manrique: ¿ Ya termino?

El C. Hernández Galván: Sí, compañero.

El C. Manrique : Señores:

Si momentos antes, anticipándome a la interpelación de Hernández Galván, ya declaraba que habíamos aceptado, votando afirmativamente el artículo 2o. cabalmente porque esperábamos que se aprobaría más tarde el artículo 4o.; pero propusimos el 4o. obligados a ello por la resistencia de la comisión a aceptar nuestras proposiciones de reformas al artículo 2o.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡ Por el acuerdo del bloque!

El C. Hernández Galván: Para una pequeña interpelación. ¿ Usted sabe que no había ayer acuerdo de bloque? Usted sabe, compañero, honradamente, que ayer no había acuerdo de bloque. Yo quién sabe si me equivoque o quién sabe si sea demasiada suspicacia la mía. Yo creo ver en las afirmaciones de usted, una imputación velada, pero una imputación al fin, imputación de falta de lealtad. Nadie prometió ayer más que la comisión, y prometió en términos muy concretos. La comisión primero había prometido a usted y al ciudadano Soto y Gama, y diga usted si es o no cierto, que aceptaría inmediatamente que ustedes le presentaran su proyecto de adición, dictaminar; ustedes aceptaron; posteriormente exigieron más y creyeron que habían logrado su máxima exigencia, cuando los de la comisión dijimos que apoyaríamos la dispensa de trámites. Por consiguiente, compañero, mi declaración se refiere a esto: si usted quiere hacer esa imputación diluida, cuando acostumbra hacerlo frente a frente, de una manera categórica, sírvase usted decirme si es una imputación de deslealtad, porque nadie prometió más que la comisión y lo que prometió la comisión, lo cumplió.

El C. Manrique: No veo por qué el compañero Hernández Galván se empeña en dar importancia a cosas que no la tienen, a menos que le interese mucho mi personal opinión. Yo he dicho con bastante claridad, para salvar nuestra responsabilidad, que si aprobamos el artículo 2o. fue sub conditione - perdone el compañero el latinajo - , en la inteligencia de que más tarde no hallaría resistencia el artículo 4o. Pudimos habernos equivocado al juzgar del espíritu de la Asamblea en aquel momento; pero creemos que en aquel momento existió la promesa táctica. Más tarde cambiada por un acuerdo de bloque, arrancada a una minoría, que es siempre prácticamente la que asiste a las sesiones de un bloque, no de éste solamente, sino de todos los bloques parlamentarios, fue m s tarde esta promesa burlada por el acuerdo arrancado al bloque; pero la promesa, siquiera tácticamente, existió en aquellos momentos.

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Me permite usted una interpelación? (Siseos en las galerías.) ¿ Recuerda usted, compañero, como lo recuerda la Presidencia, y como lo recuerda la Secretaría, como lo recuerda toda la Cámara, que yo dije terminantemente: sí con la salvedad indicada, salvedad que creímos que se aceptaría? Creímos que habría cambio de buenos oficios entre la mayoría y la minoría, y por eso me empeñaba yo tanto en que la comisión dijera sí o no. Y la comisión no podía decir sí o no porque las comisiones en esta Cámara están esclavizadas a los acuerdos del bloque.....

El C. Hernández Galván: ¡No es cierto!

El C. Díaz Soto Y Gama: ¡Pero cómo no! Usted no podía decir sí o no, porque estaba usted sujeto al acuerdo del bloque.

El C. Hernández Galván: ¡No es cierto! (Aplausos. Desorden. Campanilla.)

- El C. Martínez Adame:¡ Para una moción de orden, señor presidente!

El C. Díaz Soto y Gama: Y prueba de ello es que usted estará convencido, compañero Manrique, y sobre esto versa mi interpelación, estará usted de acuerdo en que voté si con la salvedad indicada; ¿y no cree usted que si se resistía, como se resistió en una forma tan rara, tan grotesca, el compañero, a dar su opinión, era porque ya se había dicho que no podía expresar su opinión sin acuerdo de bloque? Y como no tenía libertad para expresarse, por eso no la quiso expresar. El otro miembro de la comisión la expresó mala, a favor de la reacción; pero los otros miembros de la comisión no la podía expresar porque ya saben que las comisiones vienen aquí aherrojadas por un acuerdo de bloque. ¿No es cierto?

El C. Manrique: Sí es cierto. Señores: Los miembros de la minoría tenemos pleno y perfecto y cabal derecho a dudar de la honradez fundamental de intención y de procedimiento de las comisiones de la mayoría cooperatista. Tenemos este derecho, y tenemos este derecho, porque han sido las propias comisiones las que nos permiten juzgarlas así; no somos ligeros ni hay temeridad de nuestra parte; al juzgarlas así, ha sido su propia conducta, carente muchas veces de discreción y de delicadeza, la que nos permite juzgarlas así, duramente, acremente.

Una comisión del Gran Jurado, enviada al Estado de Coahuila, fue allá a hacer sobre el gobernador, Arnulfo González, la presión moral que constituía un verdadero chantaje político: u otorgas tú determinadas garantías al grupo político parlamentario que representamos, o ésta comisión dictamina desfavorablemente para tí. Y más tarde, al ponerse aquí a discusión el dictamen que declaraba que no había lugar a proceder contra el gobernador Arnulfo González, contra quien se levantó mi voz en aquella ocasión, se negó torpemente e ilegalmente al uso de la palabra a un diputado que pretendía combatir el dictamen a discusión.

El C. González Otilio: ¿Me permite una interpelación, compañero?

El C. Manrique: Después. Más tarde, compañeros, otra comisión enviada por esta Cámara, excediéndose de sus facultades constitucionales, puesto que se daba entrada al estudio de asuntos no contenidos en una convocatoria a sesiones

extraordinarias, esta Cámara, digo, nombró una comisión para que fuera a Puente Nacional a abrir una investigación para definir de qué lado estaban la responsabilidades de los dolorosos y lamentables sucesos, y esta comisión, apartándose de los preceptos del más elemental decoro, se convierte en cortesana de Guadalupe Sánchez, y asiste a su mesa y acepta de él favores y facilidades para la investigación, y esta comisión que se sienta a la mesa de Guadalupe Sánchez, principal, para mí único responsable de los acontecimientos de Puente Nacional, esta comisión no tiene ya, de ese momento - perdida la más elemental noción de decoro y de delicadeza - ,derecho a que se le crea bajo su palabra desde esta tribuna.

El C. Martínez Adame: Una interpelación, compañero.

El C. Manrique: Ninguna.

El C. Martínez Adame: Tiene usted miedo de que yo lo interpele.

El C. Manrique: Ninguna.

El C. Martínez Adame: Está usted mintiendo, compañero.

El C. Manrique: Ninguna..

El C. Martínez Adame: Está usted mintiendo a sabiendas.

El C. Manrique: En consecuencia..

El C. Hernández Galván: Compañero Manrique: la Presidencia me ha concedido la palabra.

El C. Manrique: La Presidencia no puede conceder el uso de la palabra cuando yo estoy en el uso de ella. (Aplausos. Siseos. Desorden en las galerías. Campanilla.) Y esto indicará una vez más que el poder de la mayoría tiene límites. Yo desafío a la mayoría a arrebatarme en estos momentos la palabra. (Risas. Siseos.)

El C. González Garza: Pero yo me voy a permitir desafiar a mi vez señor Manrique para que me conceda hacerle una interpelación.

El C. Presidente: Si el orador lo permite.

El C. González Garza: Casualmente estoy hablando a su hidalguía.

El C. González Otilio: Los miembros de la comisión que fuimos a Coahuila, le hemos estado pidiendo que nos conceda una interpelación, pero no ha querido.

El C. González Garza: Yo le ruego a mi estimado amigo, el señor Manrique, que me permita hacerle una pequeña interpelación.

El C. Manrique: Soy un poquillo sordo de este lado. (Risas. Aplausos. Siseos.)

El C. González Garza: pido la palabra. Suplico al señor Manrique.....

El C. Díaz Soto y Gama: La minoría no tiene más que el derecho de hablar, y hablar .

El C. Vizcarra Rubén: ¡Moción de orden, señor presidente! (Desorden. Gritos en las galerías. Campanilla.)

El C. presidente: habiendo pedido la palabra para una moción de orden, tiene la palabra el ciudadano Vizcarra Rubén.

El C. Vizcarra Rubén: Tengo la palabra para una moción de orden. (Desorden. Gritos. Silbidos en las galerías. Campanilla.) Yo sólo una cosa quiero hacer constar: que los que provocan el escándalo y las situaciones difíciles en esta Asamblea son el señor Soto y Gama y ...

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¡Esa no es moción de orden! (Murmullos. Campanilla.)

El C. Vizcarra Rubén, continuando: Ya verá cómo sí es, compañero. Que los que se quejan de que la mayoría parlamentaria los obstrucciona para expresar con libertad sus ideas, son precisamente los que provocan estos escándalos. Mi moción de orden consiste en suplicar a la Presidencia que llame al orden al ciudadano Soto y Gama para que haya libertad en esta Asamblea.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Moción de orden! Es tan cierto lo que dice... (Siseos. Murmullos. Desorden en galerías.) Le consta a la Presidencia... (Siseos. Murmullos. Gritos en las galerías. Campanilla.)

El C. presidente: La Presidencia suplica atentamente a las galerías que guarden compostura.

(Gritos en las galerías. Campanilla.)

La Presidencia, con toda pena, se ve en el caso de ordenar que se desaloje este lado de las galerías, que es donde se está introduciendo el desorden. Se suplica a la policía que cumpla esta disposición, procediendo a desalojar las galerías. (Voces: ¡No hay policías! ¡Todos son policías! Risas.)

El C. Díaz Soto y Gama: Todos son policías, ¿Verdad? (Risas.) Le consta a la Presidencia, como le consta a la Asamblea, que en los momentos en que yo me opuse, como la minoría se opuso, a que hablara el ciudadano Vizcarra, era porque tenían el uso de la palabra el compañero Manrique; y como él había dicho que la mayoría no tenía el derecho de quitarle la palabra y como el único derecho que aquí se nos ha dejado, una vez que se nos ha despojado de comisiones, una vez que se nos ha despojado hasta del derecho de hacernos oír, porque cuando se viene aquí ya se viene con un acuerdo que hace inútil todo debate, naturalmente las minorías sostenemos y sostendremos nuestro derecho. El compañero Manrique está en el uso de la palabra; aquí venimos a expresar ideas; somos inviolables en la expresión de esas ideas, y desde el principio de este período hasta el fin, toda nuestra lucha ha consistido contra la mayoría más tiránica que ha habido en estas Cámaras, en consagrar, en hacer efectivo nuestro derecho a la palabra. El primer choque, que fue inolvidable, fue aquel con el presidente, ciudadano Jorge Prieto Laurens, que desde ese lugar, desde allí alguna ocasión me lanzó un mentís que será histórico, porque jamás en los anales de Parlamento alguno ha habido presidente de debates, ha habido presidente de Cámara que se permita tamaña irreverencia; desde el principio, cuando Jorge Prieto Laurens, que trató de arrojarme a mí, estando él en la Presidencia y yo en este lugar, porque estaba haciendo unas interpelaciones que no le convenían, desde el principio y siempre, aquella otra ocasión en que el mismo Prieto trató de arrebatarme el uso de la palabra con una insolencia vulgar y soez, desde entonces esta minoría no pide más que una cosa: que se le oiga. Esta minoría ha estado callada más de un año, empieza a hablar y pide que se le oiga, y hablar aunque no se le quiera oír. Por lo mismo, mi moción de orden es ésta: que se considere que tiene derecho a seguir hablando el compañero Manrique, y que no

tiene derecho a interrumpirlo el ciudadano Vizcarra...

El C. Vizcarra Rubén: Con mociones de orden, sí.

- El C. Díaz Soto y Gama:...porque esta minoría hablar porque tiene derecho a ello, porque por eso somos diputados; el mismo derecho que tiene usted, tengo yo (dirigiéndose al C. Vizcarra.) Y la misma obligación que tiene usted de no interrumpirme, tengo yo de no interrumpirlo...

(Murmullos.) Pero usted estaba interrumpiendo, señor Vizcarra, usted era el del escándalo; Manrique hablaba y usted interrumpía y yo impedía que usted interrumpiera a Manrique.

El C. Manrique: Señores: debierais ya saber por experiencia que son inútiles estas escaramuzas; cuando se es un poco baturro, como se dijo por allí, es decir, cuando se tiene la suprema convicción de que se defiende algo que se cree bueno, son inútiles estas pequeñas escaramuzas para arrancarnos el uso de la palabra, el derecho de la expresión de una idea. Al compañero González Garza, que me interpelaba, y antes Otilio González, con mucho gusto les concedo la palabra si desean aún interpelarme.

El C. González Otilio: Con permiso de la Presidencia. Como quiera, compañero Manrique, que fui uno de los miembros de esa comisión que fue a investigar los sucesos de Coahuila, me siento que la obligación de suplicar a usted atentamente que nos haga el favor de decirnos quién o quiénes de esos miembros hicieron ese chantaje a que se ha referido, para que la Asamblea, quede satisfecha y nuestra conciencia también.

El C. Manrique: Señores: Vamos a proceder por eliminación. Al compañero Otilio González le contesto gustosamente, clara y expresamente a su interpelación, y esto no es eludir la pregunta ni eludir una responsabilidad: Otilio González sabe que independientemente del afecto personal que nos profesamos, cuerdamente le he dicho en más de una vez mi opinión y podré decírsela una vez más: el caso de Otilio González es singular, Otilio González es amigo personal de Arnulfo González, y Otilio González, que quizá desde el punto de vista político haya merecido mi reproche y siga mereciéndolo, desde el punto de vista de la caballerosidad, de la hidalguía, hizo perfectamente en defender a capa y espada al amigo amenazado. Esta es mi respuesta, compañero.

El C. Martínez Adame: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. González Garza: Yo había suplicado muy atentamente al señor Manrique, apelando a su hidalguía, que me permitiera hacerle una pequeña interpelación es ésta: ¿Sincera, honrada, sentidamente hizo usted la acusación al Partido Cooperatista, de haber nombrado una comisión indecorosa para que fuera a Coahuila a hacer una combinación política favoreciendo a Arnulfo González? Esa es mi interpelación.

El C. Manrique: ¿Me pregunta usted si he sido sincero al afirmar esto? Compañero, la respuesta huelga: sí. No he necesitado mucho esfuerzo ni elucubrar ni esforzarme; sí, afirmo lo que asiento y lo que pienso.

El C. González Garza: Casualmente esto era lo que yo quería que usted contestara. Con la misma convicción que está usted diciendo que sí, sincera, honrada, hondamente le digo que soy ajeno absolutamente a toda combinación a que se haya hecho en alguna comisión que haya ido allá, con excepción de la mía primera, porque fui presidente de ella; pero protesto ante la Asamblea, a fuer de hombre honrado que siempre he sido en política, que no paso jamás por mi imaginación hacer una combinación con el señor González. A la hora que guste el señor Manrique o cualquier miembro de la Asamblea, puedo presentar, el legajo que traje de la ciudad de Saltillo, en donde constan taquigráficamente tomadas por un empleado de la Cámara las declaraciones, sin faltar un punto ni una coma todas las autoridades que intervinieron en el conflicto. No agregué aquí en la Cámara una sola palabra ni un solo comentario. La Cámara y la Comisión Instructora del Gran Jurado decidieron, sin que yo interviniera en lo más mínimo. (Aplausos. Siseos.)

El C. Martínez Adame: Compañero Manrique: me siento aludido yo también, y con permiso de usted lo interpelo. Yo quisiera, como miembro de la comisión que fue a Coahuila, como miembro de la comisión que fue a Puente Nacional, yo quisiera que me concretara usted un hecho que en concepto de usted fuera indecoroso. El único que usted señaló de la comisión que fue a Veracruz, es esté: que nos sentamos a la mesa de Guadalupe Sánchez.

Debo decir a usted que Guadalupe Sánchez es amigo personal nuestro, como cooperatista que es....

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Ahí est ! ¡Es cooperatista! (Siseos. Aplausos.)

El C. Martínez Adame: que cuando estuvo en México, como cooperatista que era....

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Claro!

El C. Martínez Adame: ¿Y que tiene eso? (Voces: ¡Nada! ¡Casi nada! ¡Un momento! A mi no me interesa, compañero Israel del Castillo, vuestra risa apocalíptica. Ustedes tuvieron como brazo poderoso a un jefe militar a quien todavía no le acaban de llorar ustedes: al general Hill. De manera que ¿qué de raro tiene que el jefe de operaciones en Veracruz sea mi amigo?

El C. Del Castillo Israel: ¡Pero nunca asesinó a los campesinos de Puente Nacional! (Gritos. Desorden en las galerías. Campanilla.)

El C. Martínez Adame: Guadalupe Sánchez nunca ha asesinado a campesinos, en primer lugar, ni tampoco ha impuesto de sus pistolas contribución especial a empresas de toros. (Aplausos.) Pues bien, compañero, le decía a usted que Guadalupe Sánchez, (Murmullos. Campanilla.) Suplico a los compañeros que me escuchen. Decía que el general Guadalupe Sánchez, como amigo personal nuestro, de algunos de los diputados, cuando vino a México...

El C. Manrique: Cooperatista habéis dicho; adelante.

El C. Martínez Adame: Dije cooperatista, no importa, y lo repito.

El C. Manrique: Pero me interesa que lo repita usted.

El C. Martínez Adame: Cuando Guadalupe Sánchez ha venido a México por distintos motivos, hemos comido con él en el Café Colón, invitado por nosotros; nada de extraño tiene que cuando

nosotros visitáremos Veracruz, nos sentáremos a su mesa. Pero cuando fuimos a la comisión que fue a Puente Nacional, no fuimos más que los diputados que fuimos enviados en comisión y una pequeña escolta para darnos garantías, porque todavía estaban exacerbados los ánimos en el lugar de los sucesos. De manera que el general Guadalupe Sánchez no intervino en manera alguna en lo personal, sino en su carácter de jefe de operaciones para dar garantías a la comisión. De manera que fuera de ese hecho que señalo, yo apelo a su caballerosidad para que diga si tiene un cargo concreto en contra mía en las dos comisiones en que me nombró la Cámara, una para ir a Puente Nacional, y otra para ir a Coahuila.

El C. Manrique: Al compañero González Garza en primer término: expresa Marti bellamente una gran verdad: el hombre sincero tiene derecho al error. Para mí, insisto en afirmar que desde mi punto de vista, González Garza, hizo mal en proceder como procedió; pero González Garza, miembro del partido Cooperatista, hizo bien, quizá lo haya hecho subconscientemente en aprovechar...(Murmullos.) no he dicho inconscientemente, sino subconscientemente, en pretender aprovechar para su partido las ventajas que le proporcionaba el encabezar una comisión política que fue al Estado de Coahuila a investigar las responsabilidades de su gobernante.

El C. González Garza: Protesto a usted que no.

El C. Manrique: Bueno, pero el compañero González Garza debe concederme plena y cabal razón cuando afirmo que si alguna duda, si alguna suspicacia hay respecto de su conducta y de la conducta de los demás miembros de la comisión, fue culpa evidentemente de ellos, fue culpa de la precipitación deliberada y necia, de la precipitación con que se votó afirmativamente el dictamen que absolvía al gobernador Arnulfo González. Que recaían sobre Arnulfo González vehementes sospechas, que había serios motivos para pretender su consignación al Gran Jurado, lo indica por lo menos el hecho de que esta Cámara haya acordado el envío a Coahuila de comisión expresa. Y cuando esto sucedía, y cuando el propio González Garza afirma que paso vigilias, que fue laborioso el desempeño de su cometido y que formó voluminoso expediente con declaraciones de amigos y enemigos, de impugnadores y de defensores de Arnulfo González, ¿No cree ahora, a posteriori, el compañero González Garza que el deber y que la discreción más elemental aconsejan a la mayoría parlamentaria imperante en aquel entonces, el poner a discusión y el permitir que se discutiese amplia y detenidamente un dictamen que pretendía absolver de toda culpa a un gobernante que habría de caer definitivamente sólo tres meses más tarde? Ya ve el compañero González Garza que si alguien es culpable de que se dude de la pureza de su conducta, es él mismo, es su propio grupo, al impedir que aquí se discutiese lealmente un dictamen que absolvía a un gobernante evidentemente culpable. Por lo que toca al mismo caso de Coahuila, concretamente tengo derecho a culpar a Martínez Adame, cuya conducta en esta Cámara ha sido para mí profundamente decepcionante para quienes esperábamos algo de su valiente y hermoso manifiesto lanzado al pueblo de un distrito de Guerrero en la época electoral, y que tuvo la gentileza de enviarme en la época de la lucha. Martínez Adame, cuya conducta ha sido para mí motivo de profunda decepción.....

El C. Martínez Adame: Porque no soy agrarista ¿no?

El C. Manrique: No. Martínez Adame hace mal al olvidar que como miembro de una comisión hacía mal en abusar de su autoridad de secretario, poniendo atropelladamente a votación un dictamen que no se permitió discutir a la minoría.

El C. Martínez Adame: ¿Es el cargo que usted me hace?

El C. Manrique: Por lo que toca al caso, a ese mismo caso colectivo en que lo englobo con González Garza. Por lo que toca a Veracruz, hay una regla de oro: no hagas cosas buenas que parezcan malas. Es una perogrullada, pero creo que carecía de la más elemental discreción una comisión que sabiendo que Guadalupe Sánchez era señalado como un presunto responsable de la tragedia de Puente Nacional, no tuvo escrúpulo en sentarse a la mesa, haciendo en ella el papel de cortesana y no de juez. (Aplausos.)

El C. Martínez Adame: ¡No de cortesana, de comensal! (Voces: ¡Tejeda! ¡Fue Tejeda!)

El C. Manrique: A Tejeda vosotros, y a Sánchez nosotros....(Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Es una peragrullada si queréis; pero el papel de juez sereno y discreto debió haber sido el mantenerse igualmente distante de Sánchez que de Tejada. Derecho tenemos de sospechar de una comisión que se convierte en cortesana de uno de los acusados....

El C. Martínez Adame: ¡Comensal!

El C. Manrique: Comensal o cortesano es igual; para mí son sinónimos. Señores: ya que cortésmente se me ha permitido hablar, pero como no confundo el hecho de dejarme hablar con el hecho de escucharme, quiero tener atención activa, y si esta no es posible después de cuatro horas de debate, pido atentamente a la Mesa que verifique el quórum, que verifique la falta de quórum y me deje en el uso de la palabra para la sesión próxima.

El C. presidente, a las 21.35: Siendo visible la falta de quórum y habiendo sido reclamado éste, se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez y seis, continuando en el uso de la palabra el ciudadano Manrique.