Legislatura XXX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19231025 - Número de Diario 26

(L30A2P1oN026F19231025.xml)Núm. Diario:26

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 25 DE OCTUBRE DE 1923

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II.- PERIODO ORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO III.- NUMERO 26

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 25 DE OCTUBRE DE 1923

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. Se concede licencia al C. diputado Garza Castro.

3.- Segunda lectura a tres dictámenes de la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales, por los que, respectivamente, se concede permiso a los CC. Juan Manuel Alcaraz Tornel, José Ignacio Icaza y Salvador Martínez de Alba, para aceptar condecoraciones de Gobiernos extranjeros.

4.- Se le dispensa los trámites y se aprueba, el dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, que consulta un proyecto de decreto concediendo pensión a la señora Manuela Alvarez viuda de Schultz y a sus hijas; pasa al Senado para sus efectos constitucionales.

5.- El ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, contesta interpelaciones de varios ciudadanos diputados, sobre la situación económica del Erario Nacional. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. FERNÁNDEZ GUILLERMO

(Asistencia de 131 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.14: Se abre la sesión.

El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veinticuatro de octubre de mil novecientos veintitrés.

"Presidencia del C. Guillermo Fernández. "En la ciudad de México, a las diez y siete horas y quince minutos del miércoles veinticuatro de octubre de mil novecientos veintitrés, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y cuatro ciudadanos diputados.

"Fue aprobada el acta de la sesión anterior celebrada el día veintidós del mes en curso.

"Con las formalidades de costumbre rindió la protesta de ley el C. Joaquín Quintana, suplente del C. Manuel Hernández Galván por el undécimo distrito electoral de Guanajuato.

"Se dio cuenta con los asuntos en cartera:

"La Secretaría de Gobernación envía una iniciativa del Ejecutivo reduciendo en un diez por ciento los sueldos que señala el Presupuesto de Egresos a los funcionarios y empleados de planta de todos los ramos de la Administración Pública federal.- Recibo, a las comisiones unidas Primera y Segunda de Hacienda, e imprímase.

"La Secretaría de Hacienda y Crédito Público comunica que se hizo cargo de la oficialía Mayor de dicha Secretaría el C. ingeniero Octavio Dubois. - De enterado.

"La Legislatura del Estado de Puebla, por medio de telegrama, participa que, erigida en Gran Jurado, resolvió desaforar al C. José María Sánchez por el delito de fraude, de que lo acusa el Ministerio Público, ante el juez segundo del ramo Penal.- Recibo.

"Los CC. Castillo Tapia y Bautista usaron de la palabra para hechos relacionados con la política de aquel Estado, habiendo contestado el último una pregunta del C. José Manuel Puig y Casauranc.

"También el C. Prieto Laurens usó de la palabra para hechos, refiriéndose a la situación política en general de la República.

"El C. Reyes Márquez contestó una alusión personal y una interpelación que le hizo el C. Castillo Tapia.

"Asimismo para hechos hablaron los CC. Gómez Campos y Pastoriza; el primero trató de la política de Michoacán y el último de la libertad de prensa. "Se continuó dando cuenta con la cartera:

"La Legislatura del Estado de Puebla, en mensaje procedente de la capital, dice que se ha dirigido a la Suprema Corte solicitando que declare de urgente y obvia resolución los amparos promovidos por el C. José María Sánchez, en vista de que se ve amenazada la tranquilidad pública en tanto aquel alto Tribunal no resuelva esos amparos.- Recibo.

"La Legislatura de Sonora comunica que apoya y secunda la iniciativa del Congreso de Campeche, sobre reglamentación del artículo 27 constitucional.- Recibo, y a su expediente.

"El presidente de la Legislatura del Estado de Veracruz, participa el fallecimiento del C. Juan Ochoa Díaz, diputado a aquella Legislatura."- De enterado con sentimiento.

"El ciudadano gobernador del Estado de Puebla, inserta en un telegrama la comunicación que le dirigió el Congreso de esa Entidad, participándole el desafuero del gobernador constitucional,

José María Sánchez, por el delito de fraude.- Recibo.

"Dos telegramas firmados por los CC. Alejo Bay y Jesús G. Zárraga, y que se refieren a una licencia que obtuvo el primero como gobernador constitucional de Sonora y a la toma de posesión del segundo como gobernador interino.- De enterado.

"El ayuntamiento de la ciudad de Puebla, por medio de telegrama, manifiesta que ya se dirige a la Suprema Corte pidiéndole el despacho urgente de los amparos promovidos por el C. José María Sánchez, quien pretende reasumir las funciones de gobernador de ese Estado, provocando con ello la alarma de las diversas clases sociales.- Recibo.

"La Unión Nacional Revolucionaria establecida en esta ciudad envía un escrito, en que inserta dos comunicaciones que dirigió al ciudadano secretario de Gobernación, relacionadas con el atentado de que fue víctima en el Estado de Tabasco el delegado de esa Unión, C. Adolfo Martínez, y quien falleció a consecuencia del mismo.- Recibo.

"El C. Olivé usó de la palabra para hechos y protestó por el hecho que se consigna en el escrito anterior.

"Para hechos habló también el C. Morones. El orador interpeló al C. Martín Luis Guzmán, quien paso a la tribuna para contestar, y luego respondió a preguntas que le dirigió el C. Castillo Tapia. Continuó el C. Morones, interrumpiéndole interpelaciones de los CC. Prieto Laurens, Martín Luis Guzmán y Castillo Tapia, a las que aquél respondió, y una moción del C. Luis Espinosa para que se diera a conocer a la Asamblea un documento, cuya lectura se suspendió, por lo que protestó el C. Espinosa. El C. Morones concluyó su peroración y dio respuesta a una pregunta del C. Arce.

"Asimismo el C. Mena Alcocer habló para hechos e interpeló a los CC. Olivé, Barragán, y Aguilera, quienes contestaron.

"Nuevamente ocupó la tribuna el C. Prieto Laurens con el mismo fin que antes, e interpeló al C. Jesús B. González, quien respondió dando lectura a una carta firmada por el C. diputado Casas Alatriste; el mismo C. Prieto Laurens invitó a la Asamblea para que se pusiera en pie, con objeto de significar un voto de confianza para el C. Adolfo de la Huerta, exsecretario de Hacienda y Crédito Público, y se pusieron en pie los ciudadanos representantes que aceptaron esa invitación.

"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó una proposición firmada por Los CC. Ollivier, Barragán, Montero Villar y Carlos Puig y Casauranc, que en su parte resolutiva dice:

"Llámese a esta Representación Nacional al ciudadano secretario de Hacienda, con objeto de interpelarlo respecto de su último informe publicado por la prensa diaria."

"Para cumplimentar esta proposición, se designó a los CC. Murguía, Rama, Bosques y prosecretario Barragán.

"A las veintidós horas y quince minutos se levantó la sesión."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga objeciones se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

Telegrama procedente de: "Saltillo, Coahuila, 24 de octubre de 1923.

"Secretario de la H. Cámara de Diputados al Congreso de la Unión:

"Solicito de esa H. Asamblea, con dispensa de todo trámite, me conceda un mes de licencia, a partir de la fecha, para separarme de mi función de diputado. Respetuosamente.- C. Garza Castro, diputado Congreso Unión."

Se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Dispensados. Está a discusión, y no habiendo ningún ciudadano inscripto ni en pro ni en contra, se consulta a la Asamblea se concede la licencia que solicita el ciudadano Garza Castro. Concedida. Se llamar al suplente.

"Estados Unidos Mexicanos.- Congreso del Estado Libre y Soberano de Puebla.- Comisión permanente.- Número 1,101.

"A los ciudadanos secretarios de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México D. F.

"Con fecha de ayer, se recibió el siguiente telegrama:

"Número 17. Texmelucan, Puebla, 23 de octubre de 1923.- 74-6 - 52- Rgo. pd. d. 18. 19. 30.- Legislatura del Estado.- Urgente.- Tengo el honor de participar a esa H. Comisión Permanente, para los efectos legales, que con esta fecha dejo de hacer uso de la licencia ilimitada que me concedió el H. Congreso, según nota que obra en mi poder, de fecha 15 de marzo de 1922, y, por lo mismo, hoy me hago cargo del Gobierno del Estado.- Protesto a ustedes las seguridades de mi atenta consideración.- El gobernador constitucional, J. M. Sánchez."

"La Comisión Permanente del XXVI Congreso constitucional del Estado, en sesión de la misma fecha, aprobó la siguiente contestación:

"De Puebla, a 24 de octubre de 1923.- Señor José María Sánchez.- San Martín Texmelucan, Puebla.- Por acuerdo H. Comisión Permanente Estado, su mensaje ayer no se toma en consideración por carecer usted personalidad que asegura tener, ya que existe desafuero en su contra y está sujeto a autoridades judiciales.- El secretario de la Comisión Permanente, A. Moro.- Diputado suplente."

"Lo que tengo la honra de transcribir a ustedes para su conocimiento, reiterándoles con este motivo las protestas de mi atenta consideración.- Sufragio Efectivo. No Reelección.- Puebla de Zaragoza, a 24 de octubre de 1923.- A. Moro, diputado secretario .- "Recibo.

"Unión de Ayuntamientos de la República Mexicana.- Comisión Permanente del Tercer Congreso de Ayuntamientos.- México, D. F.- Secretaría.- Número 4,228.

"H. Cámara de Diputados.- Presente.

"El congreso del Estado libre y soberano de Querétaro de Arteaga, en oficio número 68, de 5 del actual, nos dice lo que sigue:

"Por acuerdo de esta Cámara tenemos el honor "de acompañar a usted con el presente, un "ejemplar de la Ley número 54, expedida por la H. "XXV Legislatura constitucional política local.- "Por ella ver usted que esta H. corporación "secundó la iniciativa que ese III Congreso tuvo "a bien dirigirle, dejando en completa libertad a "los ayuntamientos para resolver sobre la "legalidad de sus elecciones. Reiteramos a usted las "seguridades de nuestra atenta y distinguida "consideración.- Sufragio Efectivo. No Reelección.- "Querétaro, a 5 de octubre de 1923.- Diputado "secretario, M. Vázquez.- Diputado secretario, Rafael Monroy."- Rúbricas.

"Lo que tenemos la honra de transcribir a usted, suplicándole tenga a bien tomar nota de la labor que esta Unión desarrolla y que produce resultados provechosos en favor de la institución municipal.

"Reiteramos a usted las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Libertades locales dentro de la unidad nacional.- México, D.F., 16 de octubre de 1923.- Unión de Ayuntamientos.- El presidente, G. García Rojas.- El secretario, J. Guzmán R. G."- Recibo.

"El Ayuntamiento de la municipalidad de Concordia, Sinaloa, y las cámaras nacionales de Comercio e Industria de Linares, Nuevo León, y de Parras de la Fuente, Coahuila, apoyan el proyecto de reformas a la Ley del Timbre, formulado por el C. diputado Cándido Avilés."- Recibo, y a su expediente.

"La Cámara Nacional de Comercio de Huachinango, Puebla, envía un memorial, en el que externa su opinión sobre el proyecto de reformas a la Ley del Timbre, presentado por el C. diputado Cándido Avilés."- Recibo, y a su expediente.

"La Asociación de Maestros Rurales del Distrito Federal envía un memorial, solicitando la nivelación de sueldos entre el profesorado de las escuelas elementales y el de las rurales."- Recibo, y a su expediente.

"Varios empleados del Gobierno federal envían un memorial, suplicando no se apruebe el descuento del diez por ciento a los sueldos."- A su expediente.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Está de segunda lectura el dictamen presentado por la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales, que consulta un proyecto de decreto por el que se concede permiso constitucional al C. Juan Manuel Alcaraz Tornel para aceptar la condecoración de la Orden de "El Sol del Perú".- A discusión el primer día hábil. "Está de segunda lectura el dictamen presentado por la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales, que consulta un proyecto de decreto concediendo permiso constitucional al C. José Ignacio Icaza, para aceptar y usar insignias de la Orden de "El Sol del Perú".- A discusión el primer día hábil.

"Está de segunda lectura el dictamen presentado por la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales, que consulta un proyecto de decreto por el que se concede permiso constitucional al C. Salvador Martínez de Alba, para aceptar y usar la Condecoración de Segundo Grado de la "Espiga de Oro", que le confirió el Gobierno de China."- A discusión el primer día hábil.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Está de segunda lectura el dictamen presentado por la 2a. Comisión de Hacienda, que consulta un proyecto de decreto concediendo una pensión vitalicia de quince pesos diarios a la señora Manuela Alvarez viuda de Schultz, y a sus hijas Carmen, María y Angela Schultz."- A discusión el primer día hábil.

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra. Honorable Asamblea: La Secretaría ha dado lectura al dictamen relativo a la pensión que solicitan los deudos del maestro Schultz, conocido de todos los que pasamos por la Escuela Preparatoria hace algunos años; el profesor Miguel E. Schultz dedicó toda su vida a la enseñanza; deja una familia honorable, pero completamente pobre, y el Estado, que en ocasiones análogas se ha mostrado dispuesto a premiar a los que de manera tan noble le han servido, no puede en esta ocasión negar la pensión a uno de los ciudadanos más distinguidos, más ilustres que ha tenido la patria. Este dictamen fue presentado en el primer período ordinario de esta Legislatura y no se votó porque la solicitudes había hecho en el sentido de que se concediese diez pesos a cada una de las hijas del maestro Schultz, pero la comisión, con algunos discípulos del desaparecido, convinieron en que en lugar de diez pesos se asignara la cantidad de cinco para cada una de ellas, en virtud de las condiciones en que se encuentra el Erario nacional. Como yo creo que vuestra soberanía ha de aprobar este dictamen, vengo a rogarle de la manera más rendida que en lugar de dejarlo para después lo haga de una buena vez, ya que nos quedan aproximadamente dos meses de sesiones ordinarias y si

nosotros no aprobamos esta proposición dentro de estos dos meses, habrá que esperar hasta el otro año, cuando una nueva Legislatura no haga ni siquiera aprecio de esta solicitud. Por esta razón y por muchas más que podría exponer, pero que resulta ocioso, dada la obra eminente del maestro Schultz, yo ruego a todos vosotros que consintáis en que se dispensen todos los trámites a este asunto y se ponga a votación desde luego.

El C. Guzmán Martín Luis: Para una interpelación ¿Cuántas son las hijas?

El C. Espinosa Luis: Son quince pesos diarios para cuatro personas. La parte relativa dice así:

"Se concede pensión vitalicia de quince pesos diarios a la señora Manuela Alvarez viuda de Schultz, para sí y sus hijas, Carmen, María y Angela Schultz."

Como ve el compañero Martín Luis Guzmán, es para puras mujeres.

El C. Guzmán Martín Luis: ¿Tiene la bondad de decirme el ciudadano Espinosa cuál era el sueldo de que disfrutaba el maestro Schultz?

El C. Espinosa Luis: No le sabré decir con precisión, porque los datos que trajimos la otra vez creo que no hablaban de eso; pero si el compañero quiere cuando menos tener una idea, yo le rogaré a la Secretaría que lea la solicitud que presentamos en su oportunidad; tal vez de allí se desprenda algo.

El C. Guzmán Martín Luis: Que se dé lectura a la solicitud y al dictamen, si lo tiene a bien la Presidencia.

- El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"Honorable Asamblea:

"Un mes va a hacer que la sociedad metropolitana y el pueblo todo de la República, experimentó una penosa y honda sensación, cuando la prensa y el telégrafo anunciaron la inesperada muerte de un viejo y noble luchador en los campos de la ciencia: el venerado maestro don Miguel E. Schultz, había sido herido traidora y cruelmente por la parca, en los momentos precisos en que el maestro daba cima a sus eminentes labores pedagógicas y educativas. "Con tan sensible motivo, todas las clases sociales demostraron ante el cadáver del maestro, un verdadero sentimiento de dolor y de pesadumbre, y las corporaciones oficiales se asociarón al luto general. Los poderes Ejecutivo y Judicial, reconociendo el alto valimiento del desaparecido, enviaron ofrendas florales y representaciones; sólo el Poder Legislativo faltó en esa manifestación de sentimiento, ya que, si ocurrieron varios diputados y senadores, éstos no llevaron representación oficial.

"Tan lamentable omisión debióse, sin duda, a circunstancias especiales o imprevistas, más no a deliberada intención, puesto que justamente la Representación Nacional, en donde nos encontramos innúmeros discípulos, admiradores y amigos del maestro, debía haber reflejado el sentir unánime de pena que a la República produjo la infausta noticia.

"El maestro Schultz, perteneciente a aquel ilustre haz de intelectualidades como Barreda, Altamirano, Sierra, Ramírez, Parra, Etcétera, por desgracia desaparecidos ya, fue una de esas inteligencias geniales que, muy de tarde, aparecen en las sociedades humanas, como lo han hecho observar los sociólogos. Dotado de un cerebro privilegiado y de un corazón dulce y magnánimo, el maestro Schultz honró las letras, las artes y la ciencia de su patria, de su amado México, y difundió, como un apóstol del saber, su sabiduría y su bondad entre miles de seres, ahora útiles a la sociedad. El maestro Schultz, en medio de su austeridad y rectitud, escaló en el magisterio todo el escalafón, pues desde humilde profesor de parvulillos, de cuyo sistema fue el iniciador en México, ascendió al sillón de la Rectoría Universitaria, justamente cuando se elaboraba en Querétaro el Código fundamental que nos rige, y sólo debido a sus excepcionales cualidades y capacidades, que por cierto le han envidiado individuos de raquítica moralidad. "El maestro Schultz, en las artes nos legó pruebas de su maestría, en esculturas y relieves que se conservan en la Biblioteca Nacional y Conservatorio de Música; en las ciencias, nos ha legado a tres generaciones de ciudadanos, sus conocimientos y sus sistemas inimitables, ya que fue autoridad incontrastable tanto en Matemáticas como en Ciencias Naturales, ya en Filosofía como en Cosmografía, ya en sociología como en Geografía e Historia; por último, en las letras, nos ha dejado su incomparable Curso de Geografía, texto indispensable dentro y fuera de la República, y muchas otras obras históricas y sociológicas.

"Con tan relevantes merecimientos, la Representación Nacional no puede menos que acordar un merecido homenaje a quien mereció el bien de la patria, y por ello es que, a reserva de que en otra oportunidad, y atento lo angustioso del tiempo, se acuerde por esta Asamblea dicho homenaje, amplio y justiciero, venimos a pedir, con dispensa de todo trámite, por ser de obvia resolución, la aprobación de los siguientes acuerdos resolutivos:

"1o. La Cámara de Diputados, como genuina representación del pueblo mexicano, reconoce y estima en alto grado los eminentes servicios del señor profesor y doctor universitario, don Miguel E. Schultz, a la ciencia y a las letras patrias y a la educación pública.

"2o. Hágase saber a la Secretaría de Educación Pública, para que, a su vez, lo haga del conocimiento de los planteles y dependencias a su cargo.

"3o. Se concede una pensión vitalicia de $20.00 diarios a la señora Manuela Alvarez viuda de Schultz, y de $10.00 diarios a cada una de sus hijas, Carmen, María, y Angela Schultz.

"4o. Dichas pensiones se pagarán por el Erario nacional, en mensualidades adelantadas y sin descuento, y sólo se perderán por el cambio de estado civil de las favorecidas."

El Dictamen de la comisión, en su parte resolutiva, dice:

"Artículo 1o. El Congreso de la Unión, como genuina representación del pueblo mexicano, reconoce y estima en alto grado los eminentes servicios del señor profesor y doctor universitario don Miguel E. Schultz, a la ciencia y a las letras patrias y a la educación pública.

"Artículo 2o. Hágase saber a la Secretaría de Educación Pública, para que a su vez lo haga del conocimiento de los planteles y dependencias a su cargo.

"Artículo 3o. Se concede una pensión vitalicia de quince pesos diarios a la señora Manuela Alvarez viuda de Schultz, para sí y sus hijas, Carmen, María y Angela Schultz.

"Artículo 4o. Dicha pensión se pagar íntegramente por la Tesorería General de la Nación y sólo se perder , proporcionalmente, por cambio de estado civil o muerte de las interesadas.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México, a 17 de octubre de 1923.- Mauricio Gómez.- C. Avilés."

El C. Espinosa Luis: Creo aclarar, aunque no sea del todo, la interpelación del compañero Guzmán diciendo que el último puesto que desempeño el maestro Schultz fue el de Rector de la Universidad, cuyo sueldo es más o menos de cuarenta pesos; de tal manera que la pensión de quince pesos no llega ni al cincuenta por ciento que decreta o que acepta la Ley de Pensiones.

- El mismo C. secretario: La Secretaría, por orden de la Presidencia, consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites que faltan a este dictamen para que se vote hoy mismo. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Dispensados los trámites. Está a discusión. No habiendo inscripto ningún diputado ni en pro ni en contra, se procede a recoger la votación nominal. Se ruega a los ciudadanos secretarios y prosecretarios pasen a ayudar a la secretaría. Atentamente se invita a los ciudadanos Casanova y Vidales pasen a tomar la votación. Por la afirmativa.

El C. secretario Fabila: Por la negativa.

Se recoge la votación.

El C. secretario Puig y Casauranc: Fue aprobado por unanimidad de ciento sesenta y nueve ciudadanos diputados. Pasa al Senado para los efectos constitucionales.

- El mismo C. secretario: La Secretaría, por orden de la Presidencia, manifiesta a la Asamblea que encontrándose presente el ciudadano secretario de Hacienda, que fue llamado por vuestra soberanía, abierto el registro de oradores para interpelaciones.

El C. Arce Gustavo: Honorable Asamblea: (Voces: ¿Tribuna!) Estando ocupada la tribuna por el ciudadano ministro de Hacienda, vamos a hacerle las interpelaciones que a nuestro juicio.... (El ciudadano secretario de Hacienda invita al ciudadano Arce a pasar a la tribuna.)

El ciudadano secretario de Hacienda, accediendo a la invitación que le hiciera la Representación Popular para comparecer a contestar las interpelaciones que se formularon, ha accedido gustosamente, y toca a la Representación Nacional hacer las interpelaciones encaminadas a aclarar perfectamente todos los puntos que se relacionan con el asunto debatido. En mi concepto, teniendo en cuenta los datos estadísticos del Poder Legislativo y teniendo en cuenta que algunos de los puntos del informe del ciudadano secretario de Hacienda son equívocos y algunos otros han sido aplicados indebidamente y sin el estudio detenido necesario para llegar a una conclusión tan grave como la que a primera vista aparece del informe, he juzgado necesario y conveniente interpelar al señor secretario de Hacienda acerca de puntos de verdadero interés con relación a su informe. Podréis ver, del resultado de estas interpelaciones, por las contestaciones que seguramente habrá de dar el ciudadano secretario de Hacienda y por las aclaraciones que habrá de hacer, que no es tal la situación de la Hacienda pública, que amerite el calificativo de bancarrota del Erario nacional o de la Hacienda pública, para ponernos ante nuestros acreedores y ante las naciones en general, como un Estado en plena bancarrota que no puede ni siquiera cumplir sus más ingentes obligaciones en el servicio interior. Yo me propongo llegar a demostrar que no solamente podremos cumplir las obligaciones en el interior, las más indispensables, de las consignadas especialmente en el presupuesto en calidad de definitivas, sino que también estaremos en condiciones de cumplir nuestras obligaciones con el exterior. En este concepto, yo ruego muy atentamente al señor secretario de Hacienda que se sirva contestar a las preguntas que voy a formularle.

Para producir un balance que sirva de informe en cualquier asunto de contabilidad, lo primero que debe tenerse presente, es el valor de inventario; y como usted se refirió a un balance o cosa semejante para el informe que se sirvió rendir al señor presidente de la República, debió tener presente, cuando menos como punto de partida, las existencias con que principiara el presente año fiscal. Así pues, suplico a su señoría se sirva decir a cuánto ascendían las existencias el 1o. de enero del presente año fiscal, y en poder de quién se encontraban esas existencias

El C. Alberto J. Paní, secretario de Hacienda y Crédito Público: Difícil sería, no al secretario de hacienda actual, sino también a mi antecesor, contestar a la pregunta del señor Diputado Arce. La autoridad en la materia sería indudablemente el Departamento de Contraloría; el Departamento de Contraloría ha rendido recientemente un informe a la honorable Cámara de Diputados, según el cual se cerraron las cuentas del ejercicio fiscal de 1922 con un superávit de diez y seis millones de pesos; pero entiendo que posteriormente se han descubierto algunos errores en el informe transmitido por la Contraloría; no sé si lo habrá rectificado aún; pero de todos modos, ni la Contraloría siquiera a podido dar una cifra exacta del superávit con que pudieron haberse cerrado; superávit o déficit con que pudieran haberse cerrado las cuentas del año pasado.

El C. Arce: Pues yo, como no trato de hacer un juego de números, le voy a manifestar al señor secretario que si podía tomar esos datos de Contraloría, debió de haberlo hecho, porque era lo primero, era el punto de partida; pero nosotros tenemos esos datos y se los voy a dar. La cuenta de la Hacienda pública del año de 1922, presentada ya por el Ejecutivo y que debe conocer la Secretaría de Hacienda, arroja una existencia en números redondos de veinticinco millones cuatrocientos cincuenta y dos mil seiscientos cincuenta y siete pesos. Esta fue la existencia el 31 de diciembre; por consiguiente, es la existencia del 1o. de enero al

abrirse el año fiscal actual. Según esto, tampoco recordar el señor secretario, y lo disculpo desde luego, porque apenas hace unos días que se encargó de esa Secretaría, no podrá decirnos en poder de quién estaban esas existencias. Pero también se lo vamos a decir: De estas existencias había en Caja en el país cuatro millones quinientos treinta y cuatro mil trescientos veinticuatro pesos ocho centavos; en el extranjero, un millón setecientos noventa y dos mil seiscientos cuarenta y tres pesos sesenta y dos centavos, y fondos de la Deuda pública diez y nueve millones ciento veinticinco mil seiscientos ochenta y nueve pesos cincuenta centavos; total, los veinticinco millones cuatrocientos cincuenta y dos mil seiscientos cincuenta y siete pesos sesenta centavos que acusa como existencia la Hacienda pública de 1922, es decir, existencia para 1923. ¿A cuánto montaron, señor secretario, los ingresos de la Federación por las recaudaciones hechas el interior y en el exterior por concepto de fondos federales en 30 de junio de 1923?

El C. secretario de Hacienda: Ciento cuarenta millones, cuatrocientos treinta mil, seiscientos ochenta y nueva pesos veintiséis centavos.

El C. Arce: Hasta el 30 de junio, señor..... (Una voz en las galerías: ¡Viva De la Huerta! Desorden. Campanilla.)

El C. secretario Puig y Casauranc: La Secretaría, por orden de la Presidencia, manifiesta a los concurrentes a las galerías, altas y bajas, que por primera y única vez les recuerda la obligación que tienen de guardar compostura y de abstenerse de tomar parte en los debates.

El C. Guzmán Martín Luis: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Guzmán Apolonio R.: Señor presidente: Allí se ven en las galerías muchos empleados de la Contaduría Mayor de Hacienda y de Estadística. Es necesario que cumpla usted con el Reglamento.

El C. Guzmán Martín Luis: ¿No regañe usted al presidente!

El C. Guzmán Apolonio R.: No lo regaño, es que no vamos a poder trabajar.

El C. Arce: Siendo un asunto tan serio, y no solo serio, tan árido, es sumamente conveniente que todo esto sea público; pero para que sea público y para que la nación pueda darse cuenta exacta de las aclaraciones que hay que hacer en esta importante cuestión, para conocer exactamente los derroches de la Federación en todas las Secretarías de Estado (Aplausos.), es preciso, y exhorto a todos los presentes y a todo el público en general, a que se sirva guardar el debido recogimiento. No se trata de hacer discursos, sino simplemente de oír las explicaciones que tengan la bondad de darnos el secretario de Hacienda. Por consiguiente, no tratándose de discursos ni de un debate político que puedan mover los ánimos y las pasiones, exhorto a todos para que tengamos un poco de tranquilidad para llegar al fin de esta cuestión. (Aplausos.)

El señor secretario de Hacienda, a la pregunta que le hiciera sobre a cuánto montaron los ingresos de la Federación hasta le 30 de junio, me dice que es cantidad un poco mayor de ciento cuarenta millones. Yo he repetido en estos últimos días que los datos todos del Ejecutivo son deficientes y son malos; son malos porque la estadística del Poder Legislativo, más escrupulosa y más cuidadosa, nos acusa datos que podemos aceptar con mayor seguridad. Sin embargo el dato que nos da el secretario de Hacienda, voy a aceptarlo desde luego, por más que no es igual y puedo asegurar que no es exacto en realidad. Tenemos un promedio de sólo ciento cuarenta millones, y el señor secretario acusa ciento cuarenta millones, con el cual desde luego puedo pasar, porque es mejor.

El C. secretario de Hacienda: Treinta y siete millones de ingresos.

El C. Arce: ¿A cuánto montaron los egresos reales de la Federación del 1o. de enero al 30 de junio de 1923? Suplico a usted me diga categóricamente las cantidades pagadas, es decir, lo que en técnica hacendaria se llama propiamente egresos. Fíjese usted bien y le ruego tenga atención en que no pregunto sobre autorizaciones de pagos, que bien pudieran ser detenidas en la Contraloría General de la Nación, por no estar ajustada su autorización a la ley, por no haber sobrantes de partidas con cargo a las cuales pudiera hacerse el pago o por alguna otra circunstancia. Así es que deseo las cantidades que forman en realidad el egreso del 1o. de enero al 30 de junio.

El C. secretario de Hacienda: Las cantidades pagadas por la Tesorería General de la Nación, a cuenta de libramientos expedidos a favor del Poder Legislativo, del 1o. de enero al 30 de septiembre de 1923, suman seis millones doscientos ochenta y siete mil trescientos cuarenta y siete pesos quince centavos.

El C. Arce: No es el dato que pido al señor secretario. Puede haber alguna confusión, y para mayor claridad voy a dividir mi pregunta en dos partes: ¿A cuánto montan los libramientos de los diversos poderes y secretarías de Estado, del 1o. de enero al 30 de junio?

El C. secretario de Hacienda: Bueno; es que yo tengo divida la cifra total; está descompuesta en varias partidas. Por ejemplo, el monto de sueldos del personal de los tres poderes federales y secretaría, hasta el 30 de septiembre...

El C. Arce, interrumpiendo: Como los datos de usted son al 30 de septiembre y es evidente que no puede la Secretaría de Hacienda tener en la primera semana de octubre datos positivos de la Hacienda pública, al 30 de septiembre, porque ni en una contabilidad bancaria o de comercio puede hacerse un balance un correcto en sólo tres o cuatro días, es por eso que yo quiero tomar como punto de partida un semestre hasta el 30 de junio. Y como usted no tiene esos datos y no sería correcto que se los exigiera, se los voy a dar. Al 30 de junio importan ya los gastos de los diversos poderes y las secretarias de Estado, cuarenta y un millones ochocientos ochenta mil cuatrocientos treinta y cuatro pesos setenta y cinco centavos. Y los sueldos de empleados importan noventa y dos millones un mil seiscientos pesos quince pesos. Esta parte relativa a sueldos de personal no la podemos apreciar sino a grandes números, y como es sabido que este año el Ejecutivo ha tratado de hacer economías en algunos ramos, posiblemente trató de hacerlas y las hizo en personal y sueldos; pero como no

quiero tomar en consideración las posibilidades, he tomado esta cantidad del presupuesto aprobado por la Cámara, de personal y sueldos; por consiguiente, la cifra de noventa y dos millones de pesos es exactamente la mitad del presupuesto aprobado por las Cámaras. ¡Es cierto, señor secretario, que no puede hacerse con precisión numérica un balance hasta el 30 de septiembre de los ingresos realizados y los egresos efectuados, porque es imposible que en sólo unos seis u ocho días del mes de octubre pueda llegarse a concentrar todas las cuentas de las oficinas que manejan fondos federales, tanto en el interior como el exterior de la República y mucho menos todavía en lo referente a egresos?

El C. secretario de Hacienda: Para hacer un balance exacto es imposible

El C. Arce: ¿Para formular usted el informe dirigido al presidente de la República, qué cantidades numéricas tuvo en cuenta, aquellas de cuentas ya formadas y rendidas por los cuentadantes o, como es natural, solamente las autorizaciones de pago o ministraciones por cuentas de pagos autorizados en el Presupuesto, pues es fácil suponer que esas cantidades no son ni ingresos ni egresos revisados hasta el 30 de septiembre?

El C. secretario de Hacienda: Si quiere usted continuar, señor Arce, yo después explicaré sucintamente la forma en que se ha hecho el balance.

El C. Arce: Es más fácil para usted contestar las preguntas, porque aquellas que no pueda usted contestar le voy a dar las explicaciones numéricas, pues tengo los datos. (Aplausos.) No trato yo, y lo digo para satisfacción de usted de hacer, como dije antes, un juego de números, sino que usted y yo con estas preguntas vamos a ver si es posible que lleguemos al acuerdo de que no hay una bancarrota. Así es más claro. Las preguntas que usted no pueda contestarme porque no tenga los datos, no por no sea capaz de contestarlas, yo las contestaré proporcionando los datos y así llegaremos a un acuerdo fácil y aclararemos la cuestión.

El C. secretario de Hacienda: Por eso proponía a usted que terminara su exposición, con objeto de hacer después yo la mía.

El C. Arce: No es exposición, son preguntas.

El C. secretario de Hacienda: Empezando por allí jamás he dicho que hay una bancarrota que no puede resolverse.

El C. Arce: usted no.

El C. secretario de Hacienda: Pero usted me lo ha atribuido.

El C. Arce: No, señor; yo lo atribuyo al resultado del informe. El presidente de la República que en vista del informe se encuentra con que hay una bancarrota material y yo creo que hay un error en eso y vamos a llegar a las conclusiones.

¿Cree usted, señor ministro, que las suministraciones hechas a pagadurías, a agentes en general, a todos los que manejan fondos de la Federación, sean gastadas íntegramente, o quedan algunas cantidades en poder de éstos después de hacer sus pagos?

- El C. secretario de Hacienda (asiente).

El C. Arce: Muy bien. Entonces las ministraciones de dinero hechas no pueden ser ni pueden tomarse como egresos. ¿Verdad?

- El C. secretario de Hacienda (asiente).

El C. Arce: ¿A cuánto montan los egresos de 1o. de enero a 30 de junio de 1923, tanto por un concepto de sueldos como por concepto de gastos, según las cifras que sacamos anteriormente, con las cuales puede usted estar o no conforme? Nos dan un total de ciento treinta y tres millones de pesos. Como usted no tiene los datos precisos y se los he suministrado yo, y aunque es fácil suponer, como acontece anualmente, que no se invierta íntegramente toda la cantidad presupuestada por sueldos, admitamos que se disponga íntegramente de ella, y entonces pregunto a usted si podemos aceptar la cifra de noventa y dos millones, un mil seiscientos quince pesos sesenta y un centavo o sea la mitad del presupuesto aprobado por la Cámara, para sueldos. ¿Está usted conforme?

- El C. secretario de Hacienda (asiente).

El C. Arce: Y en cuanto a las partidas globales, ¿acepta usted también la partida de cuarenta y un millones seiscientos cincuenta mil trescientos dos pesos, por libramientos aceptados en definitiva por la Contraloría y pasados a la oficina de pagadores para su ejecución?

El C. secretario de Hacienda: Yo lo tengo que aceptar porque usted lo dice.

El C. Arce: Le voy a dar a usted la relación:

"Cargos hechos a partidas globales del presupuesto, del 1o. de enero al 30 de junio de 1923

"Por libramientos expedidos:

"Poder Legislativo $ 758,145.95 "Poder Ejecutivo " 444,023.95 "Poder Judicial " 144,178.47 "Secretaría de Gobernación " 3,974,164.08 "Secretaría de Relaciones Exteriores " 424,128.90 "Secretaría de Hacienda " 2,024,584.27" Hago constar que la partida de Hacienda es inferior en más de un millón de pesos a la de Gobernación.

"Secretaría de Guerra y Marina $ 7.845,596.00 "Secretaría de Agricultura " 4,117,605.75 "Secretaría de Comunicaciones " 4,683,130.80 "Secretaría de Industria y Comercio " 1.439,159.59 "Secretaría de Educación Pública " 8.429,897.04 "Departamento de Salubridad Pública " 1.674,194.56 "Departamento de Aprovisionamientos Generales " 36,339.43 "Departamento de Establecimientos Fabriles y Aprovisionamientos Militares " 5,372,259.50 "Departamento de Contraloría " 407,338.87 "Procuraduría General de la República " 66,985.18 "Departamento de Estadística Nacional " 38,702.41"

El total de estos libramientos es de cuarenta y un millones ochocientos ochenta mil cuatrocientos treinta y cuatro pesos setenta y cinco centavos,

tomados estos datos de la Contraloría. Entonces con estos datos vamos a ver si usted se sirve, o si me lo permite, hacer un balance hasta el 30 de junio; con estos datos precisos, ya no aproximados ni calculados, al 30 de junio, fecha en la cual tenemos los datos en el Departamento de Estadística del Poder Legislativo. Si los ingresos importaron, según usted ha dicho ciento cuarenta millones de pesos, los Egresos ciento treinta y tres millones ochocientos ochenta y dos mil cincuenta pesos treinta y seis centavos hasta el 30 de junio del año corriente, sin contar con la existencia que había el día 1o. del corriente año, ¿no le parece a usted que por una facilísima resta se ve que no hay déficit entre los ingresos y egresos realizados?

El C. secretario de Hacienda: No son todos que se acaba usted de mencionar, pero continúe usted.

El C. Arce: Usted dice que no son todos los egresos, y yo le digo a usted que sí son todos, porque le he dado datos oficiales, tomando la mitad del Presupuesto aprobado por la Cámara por personal y sueldos, y todas las partida pasadas por controlaría, de todos los poderes, todas las secretarías de Estado y todos los departamentos. Si hay otros egresos que no hubiesen pasado por la Contraloría, deben estar en cuentas pendientes y no lo podemos aceptar ni los puede aceptar ningún contador como egresos de la nación. De manera que tenemos que admitir como ingresos y egresos hasta el 30 de junio, los realizados ya y que he expuesto. Si hay otras partidas a que usted se referir y a que yo me referiré también, que no están cubiertas, no son egresos de la nación: son obligaciones pendientes de pago. De manera que, repito mi pregunta: Si en concepto de usted, los ingresos, hasta el 30 de junio son de ciento cuarenta millones, y los egresos realizados ya, son de ciento treinta y tres millones ochocientos ochenta y dos mil cincuenta pesos treinta y seis centavos, pregunto si hubo déficit.

El C. secretario de Hacienda: Si no hay otras obligaciones vencidas que debiera haberse pagado, no hay déficit.

El C. Arce: Aunque hay otras obligaciones vencidas y no pagadas, el hecho es que la comparación de estas dos cantidades formadas con datos oficiales exactos, nos da un enorme diferencia de algunos millones de pesos para cubrir las cantidades pendientes que vamos a analizar posteriormente en las subsiguientes preguntas.

El C. secretario de Hacienda: (Asiente.)

El C. Arce: ¿Recuerda usted que para el 1o. de enero teníamos una existencia en el país, de cuatro millones quinientos treinta y cuatro mil trescientos veinticuatro pesos, según la cuenta de la Hacienda pública, y en el exterior, dos millones de pesos, aproximadamente, de las existencias de la cuenta de la Hacienda pública? En total, hacen una suma de seis millones quinientos treinta y cinco mil pesos, que no pertenecen al fondo de la Deuda Pública, por que hay diez y nueve millones en esa existencia que sí pertenecen al fondo de la Deuda Pública. De modo que, como decíamos, tenemos seis millones quinientos treinta y cinco mil pesos, en números redondos que podemos agregar a la diferencia entre ingresos y egresos al 30 de junio. Además, ¿sabe usted que hay en la cuenta que rinde anualmente la Hacienda pública, una cuenta con el rubro de "Operaciones en suspenso" por distintos conceptos: por responsabilidades, aplicaciones pendientes y por otros motivos? Son cuentas en suspenso. ¿Cuánto representan esas cuentas en suspenso que van pasando de año en año en la cuenta de la Hacienda Pública y que nunca sabemos cuanto es en realidad? ¿Podría usted decírmelo?

El C. secretario de Hacienda: Usted lo acaba de decir: nunca sabemos cuánto es.

El C. Arce: Nunca sabemos cuánto serán en los ingresos reales, porque las van arrastrando constantemente anualmente, y porque muchas de esas cuentas son cuentas que no sabemos qué resultados tendrán cuando sean saneadas. Sin embargo, la cuenta de la Hacienda pública las hace figurar; nos demuestra que estas cuentas importan ciento sesenta y un millones de pesos. ¿Usted sabe que de esta enorme cantidad y por concepto de responsabilidades, la Hacienda pública, año por año, ha venido aumentando su recaudación a pesar de que los saldos aumentan normalmente por desgracia?

El C. Secretario de Hacienda: (Asiente.)

El C. Arce: ¿Usted sabe que se recaudan estas cantidades? Entonces lo que se recaude a fin de año, en el segundo semestre, por estos conceptos puede aceptarse que esas cantidades correspondan cuando menos a la tercera parte de ciento setenta y un millones de pesos?

El C. secretario de Hacienda: Lo dudo mucho.

El C. Arce: ¿Entonces cuánto calcula usted que con su energía como secretario de Hacienda, podrá usted cobrar de los ciento sesenta y un millón de pesos? Son cuentas pendientes, responsabilidades pendientes, cuentas pendientes de glosar, responsabilidades pendientes que aparecen el Capítulo de Operaciones en Suspenso en la Cuenta de Hacienda Pública. ¿Cuánto cree usted poder cobrar de esos ciento sesenta y un millones de pesos?

El C. secretario de Hacienda: Deber cobrar, todo; poder, no lo sé ni creo que nadie pueda comprometerse a cobrar determinada suma.

El C. Arce: Pues yo puedo saberlo, porque año por año las estadísticas demuestran que se han cobrado de diez y ocho a doce millones anualmente. De manera que en los años anteriores cuando no había un secretario de Hacienda enérgico y resuelto de hacer economías hasta en el Ejército, se recaudaban por este concepto algunos millones; pero con la resolución de usted y la disposición de la Cámara, de ayudarle, ¿no cree usted poder cobrar más de diez o doce millones de pesos?

El C. secretario de Hacienda: Pues quién sabe. (Voces: ¡Ah!)

El C. Arce: Yo creo sinceramente que con una administración cuidadosa como la de usted y teniendo en cuenta la difícil situación de la Deuda Pública, usted que ha toda clase de esfuerzos sí podrá cobrar una cantidad aproximadamente igual a ésa; pero para no pecar por exceso, vamos a suponer que lo que se recaude sea menor o que por lo menos podremos llegar a diez o doce millones de pesos. Entonces, suponiendo que usted tropezara con toda clase de dificultades para la

recaudación, ¿no podría considerar posible la recaudación, por lo menos, de diez millones de pesos, de los ciento sesenta y un millones de pesos pendientes?

El C. secretario de Hacienda: Yo invitaría al señor diputado Arce a que, por patriotismo, aceptara la jefatura de una comisión que se encargue de hacer todos esos cobros.

El C. Arce: Con mucho gusto.

El C. Secretario de Hacienda: Y la Secretaría de Hacienda lo agradecer infinitivamente.

El C. Arce: Con todo gusto acepto la comisión. (Aplausos. Voces: ¡Sin gratificación!) Sin gratificación, porque la Constitución no lo permite y porque el señor secretario no tiene fondos para gratificaciones. (Aplausos ruidosos.)

El C. secretario de Hacienda: Basta lo primero, señor diputado.

El C. Arce: Entonces yo puedo responder, toda vez que el señor secretario de Hacienda me hace la distinción de darme esta comisión para ayudarle en la recaudación de los ciento sesenta y un millones de pesos, que me puedo comprometer a que entren, cuando menos, los diez millones.

El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: Sin gratificación, porque no es ningún Balderrama. (Campanilla.)

El C. Arce: Entonces claro está que tendría la Hacienda pública, aunque con algún esfuerzo, los fondos bastantes para cubrir las partidas pendientes a que usted se refiere, por giros, facturas y demás obligaciones, excluyendo de allí la deuda de los Bancos de que luego hablaré, porque si calculamos la diferencia entre ciento cuarenta millones y ciento treinta y tres, y los seis millones que usted no calculó como existencia al 1o. de enero, y los diez millones que entrarán como parte de los ciento sesenta y un millones de deudas pendientes, es claro que tendrá usted seguramente con qué pagar las deudas por giros y por obligaciones no cubiertas.

En cuanto a la partida que usted pone en su informe, de seis millones, como insoluta, por obligaciones a los Bancos incautados, creo que también hay un error de estadística. ¿Qué cantidad asignó el presupuesto de 1923 para el servicio de la Deuda reconocida, de los Bancos incautados, de acuerdo con el decreto de 31 de enero de 1921?

El C. secretario de Hacienda: Cuatro millones.

El C. Arce: Muy bien. Eso asigna el presupuesto para todo el año de 1923, y, sin embargo usted pone en su informe que la parte insoluta de las obligaciones a los Bancos incautados es de seis millones y pico de pesos. ¿Por qué, si para todo el año no hay obligación más que de pagar cuatro millones, según el presupuesto que solicitó el Ejecutivo, usted estima que hay insolutos seis millones y pico de pesos en las obligaciones de los Bancos incautados?

El C. secretario de Hacienda: Por una razón muy sencilla: porque de acuerdo con los convenios hechos con los mismos Bancos para el pago de sus créditos, se han expedido bonos por una cantidad tal que producen intereses en este año por esta cantidad. Son obligaciones, aunque no hayan estado en el presupuesto, y son obligaciones vencidas.

El C. Arce: Obligaciones vencidas del Gobierno hay una enorme cantidad, desgraciadamente, pero conforme a los convenios y tratados celebrados últimamente, hay ciertas reglas y disposiciones y una amplitud de criterio afortunadamente. El Ejecutivo, el presidente de la República, por conducto de la Secretaría de Hacienda pidió cuatro millones para liquidar el adeudo de los Bancos en el año de 1923, y eso aprobó la Cámara sin escatimar un solo peso. Por lo tanto, si el balance de los ingresos y egresos que usted presenta en su informe es de las partidas consideradas y aprobadas por la Cámara, no puede la Cámara ni la nación tomar más datos que los oficiales; y si aprobamos a solicitud del presidente de la República, cuatro millones de pesos para el año de 1923, en nueve meses, ni puede ser la cantidad de seis millones y pico de pesos, sino que esa cantidad tiene que ser menor de cuatro millones de pesos, evidentemente. Así es que entiendo que, sin culpa por parte de usted, hay un error en ese dato y espero que lo rectificar .

El C. secretario de Hacienda: Sí, señor, voy a rectificarlo o a confirmarlo.

El C. Arce: Si cuatro millones de pesos se asignaron para el servicio de la deuda de los Bancos incautados en todo el año de 1923, ¿qué cantidad estima usted que queda insoluta hasta el 30 de junio? Además, ¿sabe usted que el Comité Internacional de Banqueros está autorizado para conceder al Gobierno mexicano, por gestiones de la Secretaría de Hacienda, que disponga de parte o del total que sobre, del fondo del servicio de la Deuda pública, que exceda de los treinta millones de pesos fijados como mínimum para los pagos? - El C. secretario de Hacienda: No, señor.

El C. Arce: ¿Tampoco lo sabe usted?

El C. secretario de Hacienda: Sí lo sé, pero no es cierto. ( Siseos.)

El C. Arce: ¿No es cierto? ¿Qué es lo que no es cierto, señor ministro?

- El secretario de Hacienda: Que esté arreglado eso.

El C. Arce: No pregunto eso. Pregunto si usted sabe, por los folletos que se publicaron, o por la correspondencia oficial -porque yo la conozco -, que el Comité de Banqueros está autorizado por los tenedores de bonos para poder permitir al Gobierno que disponga del todo o parte del sobrante.

El C. secretario de Hacienda: Es cierto.

El C. Arce: ¿Usted sabe qué cantidad hay ya en los Estados Unidos en poder de los banqueros para el servicio de la Deuda pública y cuánto hay en poder del Banco Nacional disponible para el mismo servicio?

El C. secretario de Hacienda: Sí, señor.

El C. Arce: ¿Qué cantidad es?

El C. secretario de Hacienda: Alrededor de diez y nueve millones en Nueva York, y alrededor de cuatro en el Banco Nacional.

El C. Arce: Diez y nueve y cuatro, son veintitrés. ¿Cuánto calcula usted que se recaudar en los meses próximos venideros, hasta el 31 de diciembre, para el servicio de la Deuda pública?

El C. secretario de Hacienda: Entre cuatro y cuatro y medio.

El C. Arce: Cuatro , o cuatro y medio y veinticuatro, serán veintiocho y medio...

El C. secretario de Hacienda, interrumpiendo: y veintitrés.

El C. Arce, continuando: Entonces, según esos datos, ¿Cuánto faltar del fondo del servicio de la Deuda pública para alcanzar a cumplir la obligación contraída?

El C. secretario de Hacienda: No faltar nada. (Risas, Murmullos.)

El C. Arce: Entonces, después de cubrir todo el presupuesto hasta el 30 de junio, oye de la Representación Popular, con verdadera satisfacción, que no faltará nada para cubrir el fondo de la Deuda pública, según el convenio. - El C. secretario de Hacienda: Para cubrir los intereses que está obligado el Gobierno a pagar durante el primer año.

El C. Arce: ¿Los treinta millones?

El C. secretario de Hacienda: Sí, señor. Después voy a explicar eso.

El C. Arce: Muy bien, entonces vamos muy bien. ¿Sabe usted si en el Presupuesto de Egresos de Comunicaciones y Obras Públicas para 1923, se asignó alguna cantidad para la construcción del Ferrocarril de Yavaros, y qué cantidades asignó?

El C. secretario de Hacienda: Ninguna.

El C. Arce: Ninguna. De manera que no se asignó por esta representación popular ninguna cantidad para el ferrocarril de Yavaros. ¿Sabe usted quién autorizó la entrega de dos millones trescientos sesenta mil pesos, que salieron de la Comisión Monetaria para el Ferrocarril de Yavaros?

El C. secretario de Hacienda: Debe haber sido orden presidencial.

El C. Arce: Seguramente, fue orden presidencial. ¿No considera usted que este gasto del ferrocarril fue importante y que debió aplazarse o suspenderse la continuación de las obras, en vez de imponer un sacrificio a empleados humildes y a los soldados de la Federación? (Aplausos.)

El C. secretario de Haciendo: No puedo contestar la pregunta, porque como es aplicación de dinero productivo, debe haberse estudiado el caso desde el punto de vista financiero. No me he preocupado de ello. (Voces: ¡No se oye!)

El C. Arce: El señor ministro dice que no podría contestar, porque depende del aspecto en que se considere el asunto; que como es una cantidad de dinero que se invierte en algo productivo, puede ser conveniente. Pero mi pregunta no esa, sino ésta: que si dada la situación aflictiva y difícil de la Hacienda pública, ¡no era natural esperar algún tiempo bonancible para las obras importantísimas del Ferrocarril de Yavaros y no gastar dos millones y pico de pesos en ese ferrocarril a cambio de imponer a empleados de la federación, humildísimos, y a soldados de la federación, muy sufridos, un sacrificio que no deben soportar ellos? (Aplausos.)

El C. secretario de Hacienda: Es que la autorización para ese gasto de dos millones y pico de pesos fue muy anterior a las medidas que se están tomando ahora. El señor presidente no conocía el estado de la Hacienda pública.

El C. Arce: El señor presidente, dice el señor secretario, no conocía el estado de la Hacienda pública; pero si sabemos nosotros que cuando el señor De la Huerta se iba a alguna comisión del Ejecutivo a Estados Unidos o a Sonora a cumplir con su deber, se acababan los dineros, el señor presidente le reiteraba en telegramas, que la situación de la Hacienda pública era difícil porque no se pagaban las decenas, porque no había dinero para las tropas y que había que urgir al señor De la Huerta a que volviera pronto para que se pudiera pagar. Así pues, yo creo que el Ejecutivo sí lo sabía muy bien. (Aplausos.) ¿Sabe usted qué sumas se le han suministrado al Poder Ejecutivo, ya que las cantidades en que se basa usted en su informe corresponden a ministraciones de dinero?

El C. secretario de Hacienda: No tengo el dato a la mano.

El C. Arce: No tiene usted el dato, pero yo lo voy a decir a usted: Hasta el 31 de agosto del corriente año, según la Contraloría, se han ministrado al Ejecutivo dos millones ochocientos treinta y cinco mil novecientos sesenta y ocho pesos, que, sumados a la existencia que tenía el 1o. de enero del presente año en su poder, ascienden ya a la cantidad de tres millones ciento noventa mil trescientos veinte pesos. ¿Y sabe usted cuánto suma el Presupuesto total del Poder Ejecutivo en el presente año y, por lo tanto, de qué cantidad proporcional debería disponer el Ejecutivo mensualmente?

El C. secretario de Hacienda: Si usted tiene el dato, me evita usted el trabajo de buscarlo.

El C. Arce: Sí lo tengo y se lo voy a dar con todo gusto. El importe del Presupuesto del Poder Ejecutivo asciende para el año a solamente un millón seiscientos veintisiete mil trescientos ochenta y ocho pesos y, por lo mismo, para esas atenciones deberían ministrársele ciento treinta y seis mil pesos mensuales. ¿Puede usted informarnos por qué se le han suministrado en nueve meses tres millones ciento noventa mil trescientos veinte pesos, según datos que proporciona la Contraloría General de la Nación, o sean dos millones de pesos más de lo que corresponde, según el Presupuesto? (Siseos.)

El C. secretario de Hacienda: No, señor.

El C. Arce: Muchas gracias. Como el señor secretario, bondadosamente y para mejor compresión de la Asamblea, va a hacer las explicaciones pertinentes a las interpelaciones que le he formulado, ruego a la Presidencia me reserve el derecho de contestar a esas aclaraciones cuando el señor secretario termine.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Hacienda.

El C. secretario de Hacienda: Voy a explicar cada una de la partidas del balance que contiene el informe que rendí al señor presidente de la República. Entre las obligaciones vencidas, es decir, los egresos verdaderamente efectuados, salidas de dinero de la Tesorería para hacer pagos y las obligaciones vencidas durante los nueve meses que considera el balance y que debieron haber sido pagados, figuran estas partidas: Cantidad entregada al Poder Legislativo para sueldos y gastos de enero a septiembre, inclusive: seis millones doscientos ochenta y siete mil trescientos cuarenta y siete pesos. Cantidad girada en el mismo

presupuesto por los poderes Judicial y Ejecutivo para pago de sueldos, según el anexo número 3, ciento treinta y cuatro millones seiscientos nueve mil doscientos cincuenta y siete pesos cuatro centavos. Está formada, deducida esta cifra, del siguiente modo: el monto total de sueldos del personal de los tres poderes federales, según las autorizaciones del Presupuesto de Egresos, es de ciento ochenta y seis millones trescientos ochenta y nueve mil sesenta y un pesos diez y seis centavos; descontando el veinticinco por ciento que corresponde al último semestre, o sean cuarenta y seis millones quinientos noventa y siete mil doscientos sesenta y cinco pesos veintinueve centavos, resulta una diferencia de ciento treinta y nueve millones setecientos noventa y un mil setecientos noventa y cinco pesos ochenta y siete centavos, que representa la cantidad autorizada para los nueve meses de enero a septiembre de este año. Descontando el monto de los sueldos del Poder Legislativo, o sean los sueldos autorizados por el Presupuesto para todo el año: seis millones cincuenta y tres mil ciento treinta pesos cincuenta centavos, de acuerdo con el Presupuesto, menos también el veinticinco por ciento o la cuarta parte correspondiente al último trimestre, o sea un millón quinientos trece mil doscientos ochenta y dos pesos setenta y dos centavos, resulta una diferencia de cuatro millones quinientos treinta y nueve mil ochocientos cuarenta y siete pesos y seis centavos, que, descontada de la cifra anterior, da la cantidad autorizada para los dos poderes considerados, es decir, el Ejecutivo y el Legislativo, en los primeros nueve meses del año, esto es, la suma de ciento treinta y cinco millones doscientos cincuenta y un mil novecientos cuarenta y siete pesos noventa y nueve centavos. Como se han dejado de usar autorizaciones por diversas secretarías de Estado por la cantidad de seiscientos cuarenta y dos mil seiscientos noventa pesos noventa y cinco centavos, resulta que la cantidad realmente girada se reduce a ciento treinta y cuatro millones seiscientos nueve mil doscientos cincuenta y siete pesos cuatro centavos. Cantidades giradas en el mismo lapso, con cargo a partidas globales:

"Del Poder Judicial $ 201,379.00 "Del Poder Ejecutivo " 83.745,917.98 Distribuidas en esta forma:

"Poder Ejecutivo $ 566,612.27 "Secretaría de Gobernación " 4.991,967.48 "Secretaría de Relaciones " 1.778,246.07 "Secretaría de Hacienda " 9.096,147.46 "Secretaría de Guerra "10.467,753.05 "Secretaría de Agricultura " 6.429,297.19 "Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas " 9.519,837.31 "Secretaría de Industria " 1.060,265.26 "Secretaría de Educación Pública "10.741,278.41 "Departamento de Salubridad " 1.984,628.70 "Departamento de Aprovisionamientos Generales " 48,096.26 A la columna siguiente $ 56.684,129.46 De la columna anterior $ 56.684,129.46 "Departamento de Establecimientos Fabriles " 8.672,921.34 "Departamento de Contraloría " 537,905.37 "Procuraduría General " 85,590.42 "Deuda Pública " 17.677,714.09 "Estadística Nacional " 87,657.30 "Total $ 83.745,917.98" Debo hacer constar, porque en esto probablemente estriba una de las principales causas de las diferencias existentes entre los datos del señor diputado Arce y los datos contenidos en mi informe, que intenté tomar estas cifras en el Departamento de Contraloría; allí, en efecto, se lleva una contabilidad al día de todos los libramientos que se expiden con cargo a partidas globales, partida por partida; pero tuve la penosa sorpresa de encontrar diferencias tan grandes entre las cantidades asignadas en la sección correspondiente del Departamento de Contraloría con las que realmente se habían girado o erogado, por los datos existentes en la Secretaría de Hacienda, que entonces ordene la formación de un estado, tomando los datos relativos de cada una de las secciones de contabilidad y glosa de todas las secretarías y dependencias del Ejecutivo. De ese modo está tomada esta lista y eso explica probablemente la diferencia que hay respecto de la cantidad correspondiente del señor diputado Arce. De manera que no es resultado de contabilidad más o menos bien hecha, más o menos oportunamente hecha, sino el resultado del cómputo de las erogaciones y órdenes de pago efectivamente dadas en cada una de las dependencias del Poder Ejecutivo.

La Cantidad pagada por la Comisión Monetaria con cargo a la construcción del Ferrocarril de Yavaros, no comprendida efectivamente en el Presupuesto, pero erogación hecha: dos millones trescientos sesenta mil trescientos veintisiete pesos ochenta y un centavos. Vencimientos no pagados por amortización e intereses de los adeudos del Gobierno con los antiguos Bancos de emisión, con los cuales se ha llegado a un arreglo respecto de sus créditos, seis millones trescientos treinta mil doscientos cuarenta y seis pesos cuarenta y nueve centavos. Los Bancos con quienes no se ha llegado a ningún arreglo respecto a los saldos a su favor, son:

"Banco Nacional de México, por un capital de $18.151,337.46 "Banco Oriental de México, por " 6.435,635.46 "Banco Mercantil de Veracruz, por " 1.020,869.00 "Banco de San Luis Potosí " 789,500.00 "Banco de Guanajuato " 675,920.20 "Banco de Zacatecas " 523,920.04 "Banco de Hidalgo " 519,437.24 "Banco de Querétaro " 449,468.72 "Banco de Tabasco " 391,936.00 "Banco Occidental de México " 235,925.00 "Banco Minero de Chihuahua " 38,000.00 "Con una suma total de $ 29,231.949.12"

Los Bancos a los que se les han expedido bonos por el importe de sus adeudos con el Gobierno y cuyos bonos han sido entregados a la Tesorería General de la Nación, son: el de Londres y México, el Peninsular Mexicano, el de Tamaulipas, el del Estado de México, el de Jalisco, el de Coahuila, el de Aguascalientes y el de Guerrero, por un capital total de veintitrés millones cuatrocientos treinta y ocho mil ciento sesenta y seis pesos cuarenta y un centavos.

De los Bancos a quienes se les han expedido bonos, solamente el de Londres y México los ha recogido de la Tesorería de la Nación. Los vencimientos por capital e intereses con aquellos Bancos a quienes se les han expedido bonos, son los siguientes en el año de 1923:

Londres y México, por capital $ 3.286,195.55 Londres y México, por intereses " 1.478,788.00 Total $ 4.764,983.55

De este adeudo de cuatro millones setecientos sesenta y cuatro mil novecientos ochenta y tres pesos cincuenta y cinco centavos, al Banco de Londres y México solamente se la ha abonado la suma de ciento veintiún mil ciento ochenta y nueve pesos ochenta centavos.

El Peninsular Mexicano, por capital e intereses, una cantidad de quinientos veintisiete mil cuatrocientos noventa y dos pesos setenta centavos; el de Tamaulipas, por los mismos conceptos, trescientos cinco mil novecientos cuarenta y seis pesos treinta siete centavos; el del Estado de México, doscientos setenta y siete mil ochocientos cuarenta y dos pesos treinta y ocho centavos; el de Jalisco, trescientos veintisiete mil doscientos pesos once centavos; el de Coahuila, ciento cincuenta mil trescientos cuarenta y seis pesos ochenta y siete centavos; el de Aguascalientes, noventa y siete mil doscientos noventa y cuatro pesos setenta y cuatro centavos y el de Guerrero, trescientos veintinueve pesos cincuenta y siete centavos. O sea la suma total, descontando el abono hecho al Banco de Londres y México, de ciento veintiún mil ciento ochenta y nueve pesos ochenta centavos, seis millones trescientos treinta mil doscientos cuarenta y seis pesos cuarenta y nueve centavos, que es lo que está consignado en la parte correspondiente del balance a que me vengo refiriendo. Es cierto, como lo ha dicho el señor diputado Arce, que el Presupuesto de Egresos sólo autoriza cuatro millones de pesos para hacer frente a estas obligaciones; pero no porque el Presupuesto de Egresos autorizara sólo cuatro millones de pesos, no dejaban de vencerse las obligaciones tal como lo he especificado; son obligaciones vencidas y que debieran haberse pagado solicitando de la Honorable Cámara de Diputados una ampliación a la partida correspondiente. De manera que suman las obligaciones vencidas hasta el 30 de septiembre, doscientos treinta y tres millones quinientos treinta y cuatro mil cuatrocientos setenta y cinco pesos cuarenta y cinco centavos. La otra parte del balance consta de las siguientes partidas: Cantidad recaudada durante los nueve meses considerados, ciento ochenta y ocho millones trescientos setenta y dos mil treinta y seis pesos un centavo, formada de la siguiente manera: ingresos totales del primer semestre, según el anexo número uno, ciento cuarenta millones cuatrocientos treinta mil seiscientos ochenta y nueve pesos veintiséis centavos. Hay una diferencia me parece que de dos millones de pesos respecto de la cifra que tiene el señor diputado Arce. ¡Menos! Como el señor diputado Arce ha manifestado, hay la imposibilidad absoluta de hacer un cómputo exacto de ingresos, pudiéramos decir, al día. Las oficinas recaudadoras no rinden sus informes con toda oportunidad. Ni en una organización perfecta bancaria se podría hacer semejante operación. Por eso se ha inducido en la forma siguiente: Si concentradas todas las recaudaciones correspondientes al primer semestre se tiene un ingreso total de ciento cuarenta millones cuatrocientos treinta mil seiscientos ochenta y nueve pesos veintiséis centavos, descontando -porque el balance que vengo considerando excluye el movimiento de fondos del servicio de la Deuda Exterior- los derechos de exportación del petróleo que Cámara destinados exclusivamente a ese servicio y que fueron nueve millones trescientos ochenta y tres mil novecientos cinco pesos ochenta y un centavos; los rezagos por el mismo concepto, o sean dos millones trescientos cincuenta y ocho mil novecientos ochenta y ocho pesos dos centavos; los rezagos sobre producción de petróleo y otros que se recaudan sólo los primeros meses del año y que han sido de nueve millones trescientos diez y ocho mil novecientos catorce pesos veintisiete centavos, hacen un conjunto de veintiún millones sesenta y un mil ochocientos ocho pesos diez centavos, que descontados de los ciento cuarenta millones cuatrocientos treinta mil seiscientos ochenta y nueve pesos veintiséis centavos anteriores, hacen una diferencia de ciento diez y nueve millones trescientos sesenta y ocho mil ochocientos ochenta y un pesos diez y seis centavos para los ingresos correspondientes al primer semestre, excluyendo el producto de los derechos de exportación del petróleo y los rezagos por el mismo concepto, porque éstos están destinados, exclusivamente al servicio de la Deuda Pública, y el movimiento de fondos de este servicio están excluído del balance; y agregando un cincuenta por ciento correspondiente al tercer trimestre para tener el ingreso probable en los nueve meses considerados, esto es, de enero a septiembre, se tiene más cincuenta por ciento, cincuenta y nueve millones seiscientos ochenta y cuatro mil cuatrocientos cuarenta pesos ochenta y ocho centavos; suma: ciento setenta y nueve millones ochenta y cinco mil trescientos veintiún pesos setenta y cuatro centavos. Aumentando la partida de rezagos por impuesto sobre producción de petróleo y otros recaudados solamente en el primer semestre que, por tanto, no era racional tomar en cuenta en el primer dato para deducir el ingreso probable de los nueve meses, resultan agregando, decía, nueve millones trescientos diez y ocho mil novecientos catorce pesos veintisiete centavos, los ingresos probables de enero a septiembre inclusive, igual a una cifra de ciento ochenta y ocho millones quinientos setenta y dos mil doscientos treinta y seis pesos un centavo.

Saldo a favor de la Hacienda pública en la cuenta de Deudores Diversos, tres millones setecientos cuarenta y cuatro mil cuatrocientos cincuenta pesos ochenta y dos centavos.

Utilidades de la Comisión Monetaria, cuatro millones ciento setenta y seis mil pesos, o sean: ingresos totales probables en los nueve meses de enero a septiembre inclusive, ciento noventa y seis millones doscientos noventa y dos mil seiscientos ochenta y seis pesos ochenta y tres centavos, que descontados de las obligaciones vencidas en los mismos nueve meses, producen una diferencia de treinta y siete millones doscientos cuarenta y un mil setecientos ochenta y ocho pesos sesenta y cuatro centavos, diferencia que se llama déficit probable resultante. Entiendo que la palabra probable debe tenerla también el resultado que ha obtenido el señor diputado Arce, a pesar de haberse valido de los datos de la Sección de Estadística de esta Cámara, por exactos que sean. Este balance está hecho, como se acaba de indicar, corrigiendo los errores que se notaron en las estadísticas llevadas en el Departamento de Contraloría, para lo cual hubo que computar las cantidades giradas con cargo a las partidas globales, tomando esos datos, como dije antes, de todas las secciones de Contabilidad y Glosa de cada una de las secretarías de Estado y de los departamentos del Poder Ejecutivo. De manera que se usaron todos los datos disponibles; con la mayor modestia del mundo y con el mayor empeño se buscó la cooperación de todos los elementos que se tenían a disposición en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y tomando todas las precauciones para llegar a una probabilidad lo más próxima posible a la exactitud. Este balance, formado con datos de esa naturaleza, corregidos, cuidadosamente revisados, fue aprobado, y al efecto entrego a la Secretaría de la Cámara de Diputados un ejemplar de dicho balance con la lista de deudas que le sigue y que comprueba, por otra parte, el resultado del balance. Digo, lo entrego a la Secretaría de la Cámara de Diputados para que lo agregue al expediente, porque dice: "El balance y la lista de deudas han sido hechos con los datos proporcionados por los diferentes departamentos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y fueron revisados y aprobados por el oficial mayor de la propia Secretaría y por el subtesorero general de la nación, quienes, al efecto, firman de conformidad.- Por lo que respecta al balance, el oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, B. Marín.- El subtesorero general de la nación, Rosendo L. Galaz."

Los mismos funcionarios que encontré yo en la Tesorería y a quienes no he substituído. (Aplausos. Siseos.) El déficit que arroja dicho balance se comprueba mediante el cómputo de las deudas insolutas de la Tesorería General de la Nación. De manera que yo quiero suponer que el balance, por su forma, por su estructura, por los datos de que está formado, merezca la reprobación de la Cámara y del mundo, y que se excluya del informe; queda entonces una contabilidad más sencilla de partida simple una lista de deudas, y son las siguientes:

Valor de giros aceptados por la Tesorería, vencidos y no pagados $ 749,250.25 Valor de giros aceptados por la Agencia Financiera en Nueva York, vencidos y no pagados " 2.840,968.00 Valor de giros aceptados por la Tesorería, que vencerán en octubre, noviembre y diciembre de 1923, y enero de 1924 " 689,774.83 Valor de facturas por mercancías compradas a comerciantes de esta plaza, de abril a septiembre de 1923 " 5.800,390.38 Adeudos diversos de la Secretaría de educación Pública " 719,134.21 Anticipos hechos por las compañías petroleras a cuenta del impuesto de producción que causen durante el trimestre de este año y enero del siguiente " 2.800,000.00 Vencimiento no pagados y amortización de intereses por adeudos del Gobierno con los antiguos Bancos de emisión " 6.330,246.49 Tomado del fondo depositado en el Banco Nacional y destinado a la Deuda Exterior "5.991,831.41 Giros de la Tesorería a favor de la Casa Morgan de Nueva York, destinados al fondo de la Deuda Exterior y no pagados "1.120,282.65 Tomado del fondo de la Comisión Monetaria "7.183,000.00 depósito de la Huasteca Petroleum Co. para garantizar el convenio sobre el fundo petrolífero de Juan Felipe " 3.000,000.00 O sea una suma de $37.224,878.22

que comprueba prácticamente el resultado del balance anterior.

Esta lista de deudas está también firmada por el señor subtesorero general de la nación.

El C. Arce: Ciudadanos representantes:

Después de las interpelaciones que habéis escuchado aquí, el señor secretario del ramo os ha rendido las explicaciones que cree pertinentes acerca de este importante asunto. Yo quiero hacer resaltar desde luego este hecho que constará en el DIARIO DE LOS DEBATES, de que casi todas las cifras que nos han proporcionado aquí, vienen a rectificar el informe, porque casi en lo general ninguna resulta exacta con el informe rendido al Ejecutivo; y es natural, yo justifico plenamente al señor Pani, yo justifico plenamente al señor secretario de Hacienda; si yo mismo tengo la convicción absoluta y plena de que ni aun en la organización más perfecta en el sistema mercantil o en el sistema bancario pueden obtenerse datos precisos para un balance en sólo seis u ocho días; si no es posible tomar datos precisos de un balance con sólo una diferencia de seis u ocho días, es asombroso, es increíble que para fundar un informe tan trascendental para la nación, porque sirve nada

menos que para decir que el país está en plena bancarrota, y para hacer suponer que México no podrá cumplir con sus obligaciones, es verdaderamente asombroso que se hubiese tomado este informe para darlo a la publicidad, demostrando así nuestra incapacidad no solamente económica, sino nuestra incapacidad hasta intelectual para saber en un momento dado y en un problema tan intenso y tan grave e importante como el que se refiere a la reanudación de la Deuda pública, no hubiésemos tenido la precaución de tomar en cuenta los números más indispensables para conocer nuestra capacidad. Y no creo yo que el ciudadano secretario de Hacienda hubiese tenido la intención de causar al crédito de la nación, apenas naciente todavía - que apenas comienza a levantarse de entre las cenizas para poder revivir -, hubiese creído, como digo, necesario causar este daño tan enorme al crédito de la nación; yo creo simple y sencillamente que el señor secretario de Hacienda, como funcionario que se hizo cargo de un departamento, quiso conocer él, para normar su criterio y sus procedimientos ulteriores, cuál era el estado de la Hacienda pública, cuál era el estado del departamento del cual se hacía cargo en aquel momento. Estos datos solamente le podían servir para eso; pero lo elemental, lo que es absolutamente lógico, no digo entre compañeros, no digo entre funcionarios de un mismo Gobierno, entre empleados de cualquiera oficina, aun cuando sean enemigos, los unos contra los otros, lo elemental y lo rudimentario es que quien se hace cargo de una oficina, al tomar y recopilar los datos para normar su criterio, debe pedir informes y tomar datos de su antecesor para conocer la verdadera historia del departamento y poder apreciar si los datos que le dan son exactos o no lo son. (Aplausos. Siseos.)

Al hacerse cargo el señor secretario de Hacienda de su departamento y encontrarse con los informes que solicitaba de los empleados de su dependencia, pudo haberlos encontrado buenos, y en ese caso no tener nada que hacer. Pero si estos datos le proporcionaban como resultado un balance tan tétrico, ¿qué, no era lo más elemental llamar a su antecesor e inquirir por qué son estos resultados que se obtienen de este informe? ¿Cuáles son las explicaciones? ¿Cuáles son las fuentes necesarias para cubrir estas obligaciones? ¿Es real, es positivo, este déficit que se encuentra en los números que nos dan aquí?

Si esto se hubiera hecho, seguramente que no se hubiera rendido este informe, porque a cada partida, a cada número, a cada cifra se hubiese podido decir con seguridad que había una notoria y absoluta falta de exactitud. Y aun en las cifras exactas, aun en los datos estadísticos ciertos y verídicos, se hubiera encontrado, con absoluta seguridad, la explicación satisfactoria para no encontrar ese pavoroso déficit que llena de espanto a la nación, y que causa un descrédito muy grande en el exterior.

Yo digo que en aquellos países que tienen a la mano recursos extraordinarios, que pueden agarrar de aquí y de allá los dineros para cubrir sus presupuestos, es posible que haya déficit; pero en México, donde no tiene el Gobierno más fondos, donde no tiene el Gobierno más que los recursos que el pobre pueblo viene a poner diariamente en las arcas de la nación, ¿donde puede estar el déficit si consumimos diariamente todo lo que el pueblo da diariamente también? ¿qué, no sabemos que los pagadores están esperando ansiosos a las puertas de la Tesorería el momento en que cae un peso para echarle mano y llevarlo a los pobres empleados que necesitan de eso para vivir? ¿qué no sabemos que los pagadores de Guerra, que son los mejor retribuidos y los más proividamente provistos de sus fondos, están también recurriendo a diario a la provisión necesaria para las tropas? Si es así, si sabemos que esta es nuestra vida corriente y ordinaria, si sabemos que gastamos al día lo que al día tenemos en caja, ¿de dónde puede venir el déficit si no de los números nada más? Si nosotros en la Representación Popular por exigencias del Gobierno, por exigencias de las secretarías de Estado, por exigencias de los ministros, hemos tenido que presentar presupuestos quebrados a sabiendas de que no habría dinero para cubrirlos, ¿entonces por qué el asombro? ¿entonces por qué el sobresalto de que no haya el dinero necesario para cubrir los presupuestos aprobados?

En el año pasado, cuando se discutían los presupuestos, las comisiones de éstos y de Cuenta hicieron esfuerzos inauditos para que las erogaciones, los egresos de las secretarías distintas y de los distintos poderes, se sujetaran a lo que la previsión consideraba como posibles ingresos para la nación, y las comisiones hicieron cuanto pudieron por ajustar a este regla, las cifras de los presupuestos de la República. Pero cada secretario se convirtió en un paladín, cada secretario se convirtió en un esforzado defensor de sus presupuestos y era inútil decirles: señores, ¡si no habrá dinero!; era inútil decirles que esos números fantásticos no habrían de erogarse jamás, porque no habiendo dinero, no podrían erogarse los gastos, por aquel refrán vulgarísimo y corriente de que si no hay campana, no se puede repicar; y, sin embargo, todos los secretarios insistieron en que sus presupuestos se aprobaran así, y así la Representación popular, con perfecto conocimiento, aprobó los presupuestos de egresos enormemente sobrepasados de los ingresos calculados para el año fiscal actual. Yo quiero hacer resaltar esta circunstancia: Los cálculos contenidos en el informe de la Secretaría de Hacienda se basan en números hasta el 30 de septiembre, pero he demostrado ya, y no necesito mayores argumentos para justificarlo, que es imposible asegurar ni admitir siquiera que estos datos puedan ser precisos y buenos; en cambio, al 30 de junio sª podemos tener datos muy aproximados, si no matemáticamente exactos, para calcular y apreciar los ingresos y los egresos de la nación. Esos datos nos dan las siguientes cantidades:

Existencia al 1o. de enero de 1923. $ 25,452,657.00 Ingresos comprobados hasta el 30 de junio........................... " 133.738,915.00 Total............................... $ 159.191,572.00

Hasta el 30 de junio del presente año:

Egresos hasta el 30 de junio, con datos comprobados también: registro de libramientos y Órdenes de pago en la Contraloría para su ejecución..................... $41.880,434.75 El importe de sueldos por la mitad correspondiente a la cifra asignada en los presupuestos del presente año.. $ 92.001,615.61 Total.................................. $133.882,050.36

El señor secretario corrige esta cifra, y lo admito yo, haciéndola llegar, haciendo llegar los ingresos a ciento cuarenta millones cuatrocientos treinta mil novecientos ochenta y nueve pesos; por consiguiente, si de estos ingresos deducimos la suma de ciento treinta y tres millones seiscientos cincuenta y un mil novecientos diez y ocho pesos treinta y un centavos, resulta absolutamente claro, enteramente fácil y sencillo demostrar que al 30 de junio no solamente no había déficit ninguno, sino que había un sobrante de más de seis millones de pesos que estaban seguramente consignados en las partidas de existencia al 1o. de enero, que no tuvo en cuenta el secretario en su informe. Y se me dirá: ¿en dónde estaban esos seis millones? En números, en números nada más, porque ya sabemos, lo repito, que no entra un peso a la Tesorería de la nación que no salga inmediatamente para los egresos de la nación. Pues si el 30 de junio no había, según las cuentas de la Hacienda pública y de la Contraloría, déficit de ninguna clase, ¿cómo es posible que en tres meses venga a resultar un déficit de más de sesenta millones de pesos? Toda la obsesión del señor secretario de Hacienda, que yo comprendo muy bien, es la dificultad que encuentra para pagar las obligaciones pendientes, las obligaciones vencidas; pero seguramente que el señor secretario que no está acostumbrado a estos ajetreos de la Hacienda pública de México; (Risas. Aplausos.) es natural, no hay que asombrarse por ello; el señor Pani ha estado acostumbrado a regir, y conoce muy bien, la administración ferrocarrilera, administración que por su organización regular, por su organización constante como sistema ferrocarrilero es algo que o no da trabajo si se administra bien, o da muy poco trabajo. (Aplausos. Risas.) Pero, además, abandonó hace algún tiempo las dificultades de los ferrocarriles que en México, como todas las cosas, son más difíciles que en ningún otro lugar, y entonces en la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde desenvolvió una labor inteligente y plausible que muchas veces mereció las ovaciones de esta Representación popular, allí no había cuestión de números, allí no había dificultades de pago, porque el importe de las nóminas se recoge de la Tesorería y era muy sencillo ir a exigirle al secretario de Hacienda que oportunamente se cubrieran las decenas, como lo hacemos todos aquí. (Risas. Aplausos.) De manera que no ha habido déficit hasta el 30 de junio. Más todavía, algo que a mí me preocupaba mucho y que sin duda a ustedes preocupó mucho también, es saber si la nación cuenta con la provisión suficiente de fondos para cumplir por la primera vez un pacto consagrado hace muy poco tiempo por la Soberanía Nacional, pacto de honor, pacto sagrado que nosotros debemos cuidar; queríamos saber si había la provisión suficiente para garantizar el cumplimiento de este deber, y habéis oído por boca del señor secretario de Hacienda que sí está asegurado el pago del servicio de la Deuda pública. Pero hay una partida más todavía, y el señor Pani, que es experto en cuestiones ferrocarrileras, nos podrá decir, según la ley, según la Ley de Ingresos aprobada por la Cámara, tomando como base el convenio De la Huerta- Lamont, la obligación consignada como impuesto del diez por ciento sobre los ingresos de los ferrocarriles, ¿qué cantidad nos ha de producir? Yo ruego al señor secretario de Hacienda que así, a grandes rasgos, nos indique qué cantidad producirá o deberá producir el diez por ciento sobre ingresos de los ferrocarriles.

El C. secretario de Hacienda: Alrededor de diez millones de pesos.

El C. Arce: Este impuesto debe producir alrededor de diez millones de pesos. Pues bien; según ese sistema de contabilidad y administración ferrocarrilera que es tan perfecto en todas partes, menos aquí, nos dice que desde el día 1o. de enero debía estar produciendo aquel impuesto un ingreso muy apreciable, no ha ingresado nada todavía. Los ferrocarriles, administrados por el Gobierno, que sª han percibido y cobrado una buena parte de este impuesto, no han ingresado nada a la nación. (Murmullos.) Y esta cantidad de diez millones, que no se ha cobrado por la nación y que ella tiene derecho de cobrar, es una cantidad especialmente asignada en nuestra Ley de Ingresos para el servicio de la Deuda pública. De manera que aun suponiendo que falle por cualquier circunstancia el optimismo de esta Cámara y el optimismo del ciudadano secretario de Hacienda, siempre tendremos ahí, con cargo a los ferrocarriles por el impuesto indicado, una partida de diez millones de pesos que necesariamente, y por deber, debe aplicarse exclusivamente al servicio de la Deuda pública. De manera que salvo que nos vinieran aquí a dar datos distintos, salvo que nos vinieran a proporcionar aquí mejores informes, precisos y exactos, debemos decir a la nación que no hay razón fundada, que no hay motivo cierto para suponer que la nación está en bancarrota. ¿Que nuestros presupuestos están desequilibrados? No es ninguna novedad; la nación ha acostumbrado vivir con todo lo que el pueblo da, y no solamente ha vivido de eso, sino que ha tenido la costumbre de no ahorrar nunca un centavo para el día de mañana y a eso debe tender la representación popular, a eso deben tender nuestros esfuerzos, a hacer que las dependencias del Gobierno no sigan derrochando los dineros de la nación en la forma como los han derrochado hasta hoy, aun suponiendo que se trate de gastos perfectamente justificados y buenos, es conveniente esperar; es nuestro deber imponer con la debida anticipación, la norma y regla de conducta a la cual deben sujetarse los dispendios todos del Gobierno; y no tenemos otra forma ni otros medios para hacer esto que ser absolutamente prudentes, para que al formular los egresos próximos de la nación no

pasemos de una cantidad de doscientos cuarenta o doscientos cincuenta millones de pesos cuando más, para todos los poderes de la República.

Es muy doloroso y es muy lamentable tener que referirnos en esta ocasión a estos errores que producen tan hondo molestar y que causan tanto daño al crédito de la nación. Yo desearía no equivocarme en las apreciaciones, en mi concepto justas, que he hecho siempre del secretario de Hacienda, señor Pani; yo lo creo un hombre recto, yo lo creo un hombre juicioso y prudente, y si como resulta de estos debates, y con la serenidad que debe tener después, para apreciar las cantidades y cifras que aquí hemos dado, y otras que podremos darle en cualquiera ocasión, encuentra, como encontramos nosotros aquí, que los datos de su informe son equivocados y que su informe en general es inexacto y falso, esperamos de su rectitud....(Voces: ¡Sí! ¡Sí! ¡No! ¡No!) Es indudable que los números no se combaten con afirmaciones vagas, los números se combaten con los números y si hemos demostrado....(Aplausos.) y si hemos demostrado y si los números están demostrando, y pueden demostrar en cualquier momento que se gasta todo el dinero que entra, y que no hubo déficit hasta 30 de junio y que no hay de dónde tomarlos.....(Murmullos.) es claro que si no hubo déficit.....(Murmullos.) que si no hubo déficit ni puede haber déficit entre los ingresos y los egresos, que hemos comparado, porque los números no pueden engañar, es evidente que los datos consignados en el informe, tomando cifras y números para aplicarlos al 30 de septiembre, no es exacto, y es indudable que se debe rectificar ese informe. Y lo que nosotros debemos hacer, no para venir a aclarar un informe del señor secretario de Hacienda, sino para llegar a conocer perfectamente todos los dispendios de la nación, es, y así lo propongo a ustedes y lo formalizará en breve, que la Cámara nombre una Comisión que haga una revisión minuciosa y escrupulosa de todos los gastos, desde el Poder Ejecutivo hasta la última dependencia de las secretarías de Estado; y ahí encontraréis los dispendios del Gobierno. (Aplausos.) Y entonces, cuando esa Comisión de la Cámara venga a rendir su informe aquí y sepamos partida por partida todos los dispendios que tiene la nación, entonces, seguramente, con los datos precisos, la soberanía de la Cámara Popular hará egresos ajustados a los ingresos de la nación, y tendremos entonces la satisfacción de ver que está asegurado el presupuesto todo de la nación y garantizado también el servicio de la Deuda pública, sin sacrificios dolorosos al Ejército y a los humildes empleados. (Aplausos.)

El C. secretario de Hacienda: Me voy a permitir hacer algunas rectificaciones (Murmullos. Voces: ¡Más recio!) Voy a referirme nuevamente a la exposición del señor diputado Arce, en parte, para hacer rectificaciones, y en parte para dirigirle una felicitación.

comenzó el señor diputado Arce por afirmar que si hubiera yo preguntado a mi antecesor, se habrían evitado muchos errores en mi informe. Yo creo que el señor diputado Arce no está en lo justo al hacer tal afirmación; en primer lugar, aunque lo ha dicho muchas veces, que mi informe tiene errores, no lo ha demostrado. (Aplausos. Siseos.) Honradamente he hecho constar que no es un balance exacto, porque no puede serlo, porque humanamente no puede serlo, pero es, desde el punto de vista científico, lo suficientemente aproximado para justificar la conclusión que de él se desprende, es decir, que hay déficit. (Aplausos. Siseos.) El segundo error que contiene la afirmación del señor diputado Arce es relativo -suponiendo que estuviera equivocado el informe -, el que se hubiera evitado esa equivocación si hubiera yo consultado con mi antecesor. La máquina de la Secretaría de Hacienda es sumamente vasta y complicada; por mucho que se quiera conceder a un hombre, quedando todavía dentro de la categoría de hombre, no podría tener jamás en su cabeza ni la décima parte de los elementos de que dispone toda la máquina de una Secretaría de Hacienda, y puse en movimiento toda la Secretaría de Hacienda. (Aplausos. Silbidos en las galerías.) Y no confié ni en mí mismo tampoco. He dudado de todo y todo he tratado de comprobarlo. El señor diputado Arce ha afirmado, además, que el 30 de junio no había déficit; he presentado a la honorable Cámara de Diputados una lista de deudas firmada por el oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y por el subtesorero general de la nación, donde se consignan deudas desde marzo de este año. Si pues, la deuda no es un síntoma inequívoco o una prueba absolutamente segura, a pesar de todos los argumentos y a pesar de todos los números, de un déficit, no sé yo en qué forma pueda considerarse esto. (Aplausos. Siseos.) El señor diputado Arce afirmó, y entiendo que por equivocación involuntaria, que el balance arroja un déficit de sesenta millones de pesos. No lo arroja más que de treinta y siete. El señor diputado Arce se ha referido a que se dispondrá el 31 de diciembre de este año, con el depósito existente en la Casa Morgan de Nueva York, del depósito del Banco Nacional de México, lo que adeudan aún las compañías petroleras y lo que se recaude en el trimestre último de este año, decía que se podrán pagar los treinta millones para el servicio de la Deuda exterior en el año de 1923. Es cierto. Pero la cantidad tomada del depósito del Banco Nacional de cosa de seis millones de pesos, y los giros no pagados a favor de la Casa Morgan de Nueva York y con cargo a la Agencia Financiera, para aumentar el depósito destinado al servicio de la Deuda exterior, fue indebidamente tomado, porque si bien es cierto, como lo ha expresado el señor diputado Arce, que el Comité Internacional de Banqueros tiene facultad para eximir al Gobierno de México de la obligación de destinar al servicio de la deuda el pago de los títulos escritos, el excedente de los treinta millones referido, es una facultad exclusiva del Comité Internacional de Banqueros, y no se ha obtenido esa autorización.

El C. González Jesús B.: ¿Me permite una aclaración su señoría?

El C. secretario de Hacienda: Sí, señor.

El C. González Jesús B.: El señor Casas Alatriste, subagente financiero en Nueva York, y persona que estuvo tratando con los banqueros este punto, me aseguró a mí, y creo que podrá comprobarlo ante la Representación Nacional, que los banqueros habían admitido ya que se dispusiera de parte. El señor Lamont se había cruzado con el

señor Casas Alatriste documentos importantes en este sentido, y el señor De la Huerta había telegrafiado a los comisionados diciéndoles que no, que exigieran que todo el excedente de treinta millones pudiera ser disponible para el Gobierno de México. Así es que me permito muy respetuosamente hacerle esta aclaración al señor Pani, porque estoy seguro de que él no conoce esas negociaciones, me consta......

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Ni al presidente!

El C. González Jesús B.: Al presidente seguramente sí le consta.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡No!

El C. González Jesús B.: Por lo tanto, creo que continuando hábiles negociaciones con los señores del Comité de Banqueros, se puede obtener esa ventajosa concesión para el Gobierno de México.

El C. secretario de Hacienda: La negociación para obtener la autorización del Comité Internacional de Banqueros fue iniciada por cable hoy a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde. (Aplausos.) Quiero solamente hacer constar que no me ha guiado absolutamente ninguna pasión innoble, ningún perjuicio al rendir el informe que he rendido al señor presidente de la República. (Risas.) Es lo que habría hecho el gerente de cualquiera negociación al encargarse de ella. Ante la situación que encontré de la Hacienda pública federal habría yo producido exactamente el mismo informe cualquiera que hubiera sido el nombre de mi antecesor. Me congratulo como representante del Ejecutivo y principalmente como encargado de la Secretaría de Hacienda, de los propósitos del señor diputado Arce, cuya aprobación claramente ha manifestado esta honorable Asamblea de preparar los presupuestos para el año próximo restringiendo el monto de los egresos al cálculo lo más exacto, lo más aproximado que sea posible de los ingresos probables en el año. El Ejecutivo, repito, no tendrá sino motivos de congratulación por esto y tendrá la Cámara de Diputados toda su cooperación. (Aplausos. Siseos.)

El C. Prieto Laurens: Señor ministro:

Hace un momento, cuando el señor diputado Arce dirigió a usted una de sus preguntas, se sirvió usted contestar.... (Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna! El C. Prieto Laurens asciende a la tribuna. Aplausos.) Decía yo, señores representantes, que vengo a suplicar al señor ministro que se sirva manifestar a esta honorable Asamblea si es verdad lo que me parece haber escuchado de sus labios hace un momento, cuando el representante por el Distrito Federal, licenciado don Gustavo Arce, le hizo a usted una de sus preguntas, y manifestó usted en respuesta a ella que no había sido usted, que no había sido el señor ingeniero don Alberto J. Pani, secretario de Hacienda del actual Gobierno, quien había manifestado en el informe que todos conocemos, que existe bancarrota en la Hacienda pública nacional. ¿Es esto verdad o me he equivocado yo al escuchar su respuesta, señor ministro?

El C. secretario de Hacienda: He expresado en mi informe que la Hacienda pública federal camina hacia un desastre. (Murmullos. Gritos. Siseos.)

El C. Prieto Laurens: Respetuosamente ruego al señor secretario no rehuya mi pregunta. El señor diputado Arce habló de bancarrota, diciendo: estoy deseoso de llegar a un acuerdo con el señor secretario para demostrar que no hay bancarrota, y el señor secretario, si no me equivoco, y no me dejarán mentir los señores representantes, interrumpió el diputado Arce y le dijo: "yo no lo he dicho." (Voces: ¡Sí! ¡Sí!)

El C. secretario de Hacienda: Es cierto, voy a explicar: es cierto lo que acaba de expresar el señor diputado Prieto Laurens.

El C. Prieto Laurens: Me basta, señor. (Aplausos.) Pues bien, señores representantes; mi intención y la intención de la Asamblea debe ser llevar al ánimo de la República y al extranjero mismo esta convicción: que el secretario de Hacienda no ha pretendido desacreditar a México, no ha pretendido desacreditar a México, no ha pretendido destruir el crédito de la República, que ha dado un informe en cumplimiento de su deber. Solamente éste es mi propósito y ya el señor secretario de Hacienda ha manifestado que es cierto lo que escuché y yo lo que he manifestado; por eso antes quería yo contar con el asentimiento de su señoría para poder dirigir a usted en forma respetuosa, aunque os parezca un poco brusco y apasionado mi lenguaje, la serie de preguntas que vais a escuchar:

"Usted manifestó a la cabeza de su informe, que el objeto único de éste, aparte de cumplir un deber oficial y amistoso, consiste en someter a la consideración del señor presidente de la República las medidas que en su concepto urge dictar para poder conjurar el peligro de una eminente catástrofe financiera. Esas medidas insertadas al pie del mismo informe consisten en la nivelación de los presupuestos y en el pago de las deudas. ¿Juzga usted necesaria la publicación amplísimas que se ha dado a su informe para la ejecución de ambas medidas

El C. secretario de Hacienda: Sí, señor.

El C. Prieto Laurens: Muy bien, el señor secretario de Hacienda juzgó indispensable la publicación escandalosa del informe que rindió al señor presidente de la República. (Aplausos. Silbidos. en las galerías.)

El C. secretario de Hacienda: ¡Una rectificación! He dicho que considero conveniente o útil la publicación del informe, no la publicación escandalosa. (Aplausos.)

El C. Prieto Laurens: Pero, señores representantes, el señor secretario de Estado está en su papel al rendir el informe como lo ha hecho exclusivamente para cumplir con un deber y juzgó conveniente la publicación; pero lo que se ha hecho es algo más de una simple publicación, es una publicación escandalosa. (Murmullos.) Y en seguida voy a demostrar a la Asamblea, aun a mis enemigos más enconados, a los que me escuchan con prejuicio y con pasión, que yo digo la verdad y que yo defiendo el crédito de la República, y que yo defiendo el decoro de nuestro Gobierno al pedir que se aclaren terminantemente los puntos relativos al informe. (Aplausos.) Mi segunda pregunta es consecuencia de la primera:

"De considerar necesaria esa publicación ruego a usted se sirva explicar en qué forma puede

contribuir a la nivelación de los presupuestos y al pago de las deudas." (Aplausos.)

El C. secretario de Hacienda: Se trata de un problema tan grave y tan complicado, que considero difícil que el Ejecutivo por sí solo pudiera enfrentarse a él y resolverlo satisfactoriamente. Necesita la cooperación no sólo de la honorable Cámara de Diputados, sino de todos los ciudadanos de la República. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) Y para cooperar en la solución de un problema, es necesario, absolutamente necesario, conocer ese problema. (Aplausos. Siseos.)

El solo resultado que marcaba yo hace un momento, la idea expresada por el señor Arce de no permitir ya en lo sucesivo que se inicie la vida de la Hacienda pública en México con un déficit teórico original, por un excedente de egresos sobre ingresos, eso sólo justifica la publicación del informe, a pesar del mote de malhadado con que se sirvió favorecerlo un editorialista de nobilísima estirpe. (Aplausos.)

El C. secretario Prieto Laurens: Continúo, y en seguida voy a comentar la respuesta del señor secretario.

"¿No considera usted que en lugar de favorecer las gestiones encaminadas a ambos objetos, las perjudican por el fatal enrarecimiento del crédito del Tesoro en que se traducen?"

El C. secretario de Hacienda: No, señor.

El C. Prieto Laurens: Pues, señores representantes, a pesar del talento indiscutible del señor secretario de Hacienda, él no ha percibido que la publicación de este documento, de este informe, ha sido notoriamente perjudicial para el crédito de la nación. (Aplausos. Silbidos en las galerías.) Y voy a demostrarlo: es público y notorio, es público y notorio, señores, la baja de los bonos de que nos habla ayer el ciudadano representante Jesús B. González. Es público y notorio que todos los que tiene que ver con la Secretaría de Hacienda, principalmente aquellos que han estado tratando con respecto a la reanudación de las relaciones comerciales y bancarias, ellos manifiestan claramente una desconfianza que no tenía antes de la publicación de este informe. (Aplausos. Voces: ¡Sí! ¡Sí!)

Ahora bien, señores representantes; es un argumento en mi concepto especioso ése de que se trata de obtener la cooperación de todos los ciudadanos, y ya ayer una luminosa carta del compañero Casas Alatriste desmenuzaba el proyecto de dicho informe, de reducir el puchero como una buena ama de casa, como única solución que ha podido encontrar el secretario de Hacienda para resolver estas dificultades económicas que ha encontrado. (Aplausos.) Y al mismo tiempo la tendenciosa publicación de este informe no es una publicación, ciudadano secretario, dirigida a los ciudadanos en general; principalmente ha sido dirigida al Ejército con tendencias marcadamente políticas. (Aplausos.) Señores representantes: honradamente hay que creer que el señor secretario de Hacienda que, repito, es un hombre de talento indiscutible, no ha tenido sin duda alguna el propósito de destruir el crédito del país, porque su solo título lo obliga, le impone el deber de velar por el crédito de la nación. Es el secretario de Hacienda y Crédito Público, y mal se puede mantener el crédito de la nación haciendo alarde del desastre económico de la misma. (Aplausos.) Pero, en fin, señores representantes, la pregunta que ha contestado el señor secretario, diciendo que juzga indispensable o juzgó indispensable la publicación amplísimas de este informe, que yo no llamo malhadado, sino equivocado, pero muy equivocado, como lo ha demostrado, sí, a pesar de su afirmación en contrario, el compañero Arce, que con números exactos demostró que no había tal déficit, porque comparó los ingresos y los egresos y resultó (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) de esa comparación que había ese déficit... (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!)

El C. secretario de Hacienda: ¿Me permite un momento? tengo aquí la lista de las deudas.

El C. Prieto Laurens: Y el señor diputado Arce, contestó satisfactoriamente, y la Asamblea así lo comprendió, puesto que le tributó un aplauso... (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) Es natural, señores. No voy a convencer a los apasionados políticos que tratan de hacer del informe del ingeniero Pani un arma tremenda y un arma innoble contra don Adolfo de la Huerta. (Aplausos nutridos.) Pero el señor diputado Arce, aunque le pese al grupo callista, (Aplausos. Siseos.) el señor diputado Arce, con una serenidad completa, con documentación exacta y oficial, porque el DIARIO DE LOS DEBATES hará constar los datos del compañero Arce, y yo interrogo a los escandalosos vociferadores... (Aplausos. Gritos. Desorden. Campanilla.) si son capaces, si son capaces siquiera de destruir con números, con argumentos substanciosos, firmes, sólidos, lo que Gustavo Arce ha demostrado. (Aplausos. Siseos.)

Este es un castillo de naipes, señores representantes. (Aplausos.) El señor diputado Gustavo Arce mostró a la nación, por conducto de esta honorable Asamblea, y mañana conocerá todo el pueblo mexicano los datos oficiales acerca de ingresos y egresos del primer semestre de este año. ¿No es así, señor diputado Arce?

El C. Arce: Sí.

El C. Prieto Laurens: Señores: Si no os merece confianza el dicho del diputado Arce, id, comisionad al que queréis; id a las fuentes oficiales a comprobar los datos numéricos del diputado Arce, y sin son falsos, que se escupa la cara al diputado Arce y al que habla. (Voces: ¡Muy bien!) El señor secretario de Hacienda no ha tenido más argumento que el de la lista de las deudas, y esto es lo que me ha manifestado hace un instante. Y bien, ciudadanos representantes, ya lo dijo el compañero Arce, son obligaciones pendientes, pero no son egresos; en consecuencia, no se pueden considerar como déficit. (Siseos. Murmullos.) Además, el ciudadano diputado Arce, con datos estadísticos, con datos estadísticos perfectamente comprobados, ha demostrado que la recaudación de los bimestres que faltan era suficiente para cumplir con las obligaciones internas y externas de la nación. (Voces: ¡Muy bien!) En fin, señores representantes, no es mi intención venir a repetir los argumentos del compañero Arce; lo que pasa es que hay cerebros completamente obtusos en esta Asamblea... (Gritos. Aplausos. Murmullos.) que

no han podido entender, que no han podido comprender los datos estadísticos, los datos oficiales que ha aportado a esta discusión el representante del Distrito Federal y, en cambio, habéis escuchado las respuestas, más bien, no escuchamos casi ninguna respuesta del secretario de Hacienda. (Aplausos. Gritos en las galerías.) Es cierto, señores representantes, que al terminar el interrogatorio del señor diputado Arce, el señor secretario de Hacienda nos vino a repetir aquí casi textualmente el informe que se ha publicado. (Voces: ¡No! ¡No!) No nos ha dicho nada nuevo, absolutamente nada, no ha aportado ninguna luz al asunto, absolutamente ninguna... (Murmullos.) y el señor secretario de Hacienda, que no ha tenido intención pérfida, que ha declarado aquí por su honor de caballero y por su honor de funcionario y de ciudadano que no ha tenido intención malévola a lanzar este informe al ciudadano presidente de la República, el señor secretario de Hacienda se ha limitado a repetir lo que ha dicho en ese informe, y que la prensa ha publicado; pero nada ha contestado categórica y concretamente al interrogatorio del diputado Arce. Por eso yo hago mención de él. Casi a todas las preguntas contestó que no tenía datos.

"Usted, señor secretario, seguramente sabe que de acuerdo con las leyes relativas, el secretario de Hacienda, por lo que hace a los gastos erogados en todos los ramos, excepción hecha del suyo, no tiene más función que la de ordenar a la Tesorería General de la nación el pago de los libramientos, autorizaciones y nóminas respectivos, una vez que llegan a esta oficina debidamente requisitados". A menos que por el poco tiempo que tenga en la Secretaría de Hacienda, no lo sepa.

"En otros términos, por su gestión en diversas secretarías de Estado seguramente le consta que el secretario del ramo, y no el secretario de Hacienda, es quien dispone de las asignaciones del Presupuesto relativas al mismo ramo, de acuerdo con el presidente." (Aplausos.)

El C. secretario de Hacienda: Yo creo que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público debería estar organizada en forma tal... (Voces: ¡Debería, pero no está!) que fuera posible formar un balance como el contenido en mi informe, u otro semejante, no en los doce o quince días que fue necesario gastar usando toda la máquina administrativa de la Secretaría, sino casi de modo automático hacerlo periódicamente con el fin de marcar la voz de alerta a todas las otras dependencias del Ejecutivo cada vez que se excedan en las erogaciones respecto de los ingresos efectivos de la Tesorería. (Murmullos. Voces: ¿Y la contraloría?)

El C. Prieto Laurens: Pues bien; en el ánimo de esta honorable Asamblea está ya que el señor secretario de Estado materialmente se lava las manos. El, lo único que propone, lo único que responde, es lo que sería para él un ideal, cómo debe ser la Secretaría de Hacienda, manual para el futuro secretario de este ramo. (Aplausos. Risas.) Pues sí, señores representantes; ojalá y que las cosas se hicieran como deben de hacerse en todas partes, como sería ideal que se hicieran: que estuviera todo organizado de una manera matemática, ya que el señor secretario es un matemático acabado; él nos podría dar luz sobre el asunto.... (Risas.) pero no, señores representantes; no ha podido contestar esta pregunta el señor secretario de Hacienda, como no pudo contestar las anteriores del señor diputado Arce y yo me lo explico y lo justifico del mismo modo que el ciudadano representante Arce. "Asimismo, señor secretario, debe usted estar enterado, como lo está ya la Asamblea, de que a la Secretaría de Hacienda corresponde realmente una parte relativamente pequeña en las erogaciones del año en curso". ¿Esto es cierto o no? Me basta una simple afirmación o una negación.

El C. Guzmán Martín Luis: Pido la palabra para una moción de orden, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra para moción de orden.

El C. Guzmán Martín Luis: Señor presidente: Es positivamente intolerable para un espíritu que se penetra de la trascendencia de esta solemne ocasión, el estar asistiendo a un espectáculo en donde por un lado se ventilan los intereses más altos de la patria, y por el otro lado no hacen más que lanzarse cuchufletas a quienes debieran merecer un respeto absoluto de todos los presentes. (Aplausos.) Yo no puedo tolerar, ni como ciudadano mexicano, (Gritos. Campanilla.) y yo suplico a los concurrentes a las galerías que para darse todo el respeto que se deben a sª mismos y no valiéndose de que se encuentran entre una multitud en la que es imposible distinguirlos, (Voces. Gritos. Campanilla.) guarden todo el respeto que yo personalmente me merezco como ciudadano, por que estoy dispuesto, si no me lo guardan, a dármelo yo mismo (Aplausos.) Pido, por lo tanto, a la Presidencia, que movida de una positiva energía, porque en este instante no me importan partidarismos de ninguna especie, sino simplemente el decoro nacional, el decoro de mi país, (Aplausos. Campanilla.) pido que haga respetar el precepto reglamentario y que inmediatamente y sin tolerancia de ninguna especie, (Voces: ¡No! ¡No!) que sin tolerancia de ninguna especie se mande salir del salón (Voces: ¡No! ¡No!) a todo aquel que se permita dirigir una frase, una risa, una cuchufleta o cualquier movimiento que sea injurioso para cualquier diputado o para el representante del Poder Ejecutivo, que por ser el Poder Ejecutivo de este país nos merece todo nuestro respeto y debemos tenérselo en nuestra casa. Señores diputados compañeros: Yo les aseguro a ustedes que hablo movido por el decoro nuestro; estamos en la casa nuestra; es necesario que la casa del pueblo, que es la Cámara de Diputados, porque nosotros representamos al pueblo, exclusivamente por esto, (Aplausos.) no puede ser la casa del pueblo un lugar adonde subrepticiamente se metan individuos a aplaudir o a faltar al respeto de los representantes del pueblo. De suerte, señor presidente, que con el ánimo y la voz más tranquilamente que pueda encontrar en mª y puede estar de esto seguro la Asamblea, haga respetar el precepto reglamentario y que se insiste, si se reincide, si se siguen haciendo los escándalos que estamos presenciando, tenga la bondad su señoría de hacer que se consigne a las autoridades, a quienes vengan a cometer estos desmanes.

El C. Montero Villar: moción de orden. Señor presidente.....

El C. presidente: En la próxima manifestación de las galerías, serán desalojadas violentamente.

El C. Montero Villar: moción de orden.

El C. Prieto Laurens: Señores diputados: Yo soy el primero en lamentar las interrupciones....

El C. Montero Villar: moción de orden.

El C. Ortega Romeo: moción de orden. En este salón se encuentran individuos extraños que provocan desórdenes, y pido a la Presidencia que los mande desalojar. (Escándalo. Campanilla.)

El C. Castillo Tapia: La pedí primero, Montero Villar.

El C. Ortega Romeo: La razón es la razón de cualquiera parte que venga. Aquí hay individuos que no son diputados. (Escándalo.)

El C. Castillo Tapia: Aquí lo que ha pasado es que con motivo de mociones de orden se inicia el desorden, y esto es obra del payasito de Martín Luis Guzmán. (Desorden.)

El C. Montero Villar: moción de orden, señor presidente.

Quiero rebatir los argumentos del compañero Guzmán. Efectivamente, aquí ha habido cuchufletas de las que se queja con justicia Martín Luis Guzmán; pero el señor ministro no ha guardado la seriedad debida a su alto puesto. (Aplausos.) A la anterior cuchufleta, que partió de las galerías, diciendo: ¡Déjalo viejo!, el señor Pani se ha puesto a reír, como si le causara esto una satisfacción y el señor Pani está riéndose todavía. ¡Es cierto, vean ustedes, compañeros, cómo ríe el señor Pani!

El C. Castillo Tapia: ¡Yo pedí la palabra para moción de orden, señor presidente! (Desorden en las galerías. Campanilla. Gritos. Varios ciudadanos diputados, al mismo tiempo, piden la palabra para mociones de orden.)

El C. Prieto Laurens: Continúo en el uso de la palabra, porque no hay tales mociones de orden. (Continúa el desorden. Campanilla.)

El C. prosecretario Barragán: Se ruega a los ciudadanos diputados que ocupen sus curules. (Campanilla.

El C. Prieto Laurens: Ya véis, ciudadanos representantes, que las mociones de orden conducen al desorden. Lo que se ha tratado aquí es de interrumpir al orador, aquí se coarta este derecho con un pretexto fácil, con el pretexto de que se respete a la Representación Nacional y que al representante del Ejecutivo y a la Asamblea. ¿Por qué teméis el furor de los que están en las galerías, por qué lo teméis? En otras ocasiones nunca habéis protestado porque los de las galerías griten en contra de nosotros; pues bien, señores, yo veo en esas tribunas personas respetables, altos empleados de la Secretaría de Relaciones, y no creo que sería posible clasificar la gente que hay en las galerías ni sería fácil al acucioso Martín Luis Guzmán encontrar al que hace el desorden; Habría necesidad de que la ley se aplicara pareja, y esa ley sería un atropello a los hombres honrados que tienen derecho a presenciar esta deliberación. Sª, señores representantes, en esas galerías hay empleados de la Secretaría de Hacienda, que no son amigos de don Adolfo de la Huerta, que son amigos del nuevo secretario, los que aplauden en esos lugares, a quienes conozco, y que aun puedo precisar los departamentos a que pertenecen. (Aplausos.) Pues bien, señores representantes, yo debo declarar, y pido que no se me interrumpa bajo ningún pretexto; pues bien, señores diputados, yo no me he salido de la descendencia y de la corrección; he tenido que levantar el tono de mi voz para poder hacerme escuchar y nada más. El señor Martín Luis Guzmán introduje el desorden porque le parecía que mis interrogaciones eran demasiado duras, porque la Asamblea antes que las galerías, la Asamblea glosaba sus interrogaciones con las respuestas del señor secretario de Hacienda con risas y aplausos algunas veces; eso es lo que está pasando, que el ciudadano secretario de Estado no contesta mis interrogaciones, si no que se sale por la tangente, como se dice vulgarmente. (Aplausos.) Esa es la verdad. Yo quiero que me dejen terminar mi interrogatorio para demostrar a la Asamblea que no hay déficit ni bancarrota, y sª un procedimiento político, no del señor secretario Pani, que es un hombre honorable, no del señor secretario Pani, que es un hombre inteligente, no del ingeniero Pani, que como profesionista sabe el alcance que tiene la publicación de un documento trascendental como el que ha firmado dirigido al presidente de la República. Dejadme, pues, terminar, señores representantes; no os asuntéis de que en las galerías haya gente que puede aplaudir o sisear; ha siseado y ha aplaudido a otros cuando han venido los obreros de Fabriles y los empleados del Gobierno del Distrito, y nadie ha pedido que se les desaloje. (Aplausos.) Si decís que son empleados del Ayuntamiento, decís que son empleados de la Contaduría, decís que son empleados de la Sección de Estadísticas, y no me explico cómo hay tan gran número de personas aquí que no se puede clasificar a primera vista la calidad de las personas que hay en la Asamblea. ¿Dónde están esos empleados del Ayuntamiento? Que me señalen uno solo, que me prueben eso. "Al interrogatorio", dice un señor diputado que no sabe más que vociferar y gritar. Venga usted a la tribuna a destruir mis argumentos, usted no es capaz de decir una sílaba; los que están acostumbrados a ser serviles tienen que doblar la cerviz en estos momentos y tienen que ser servirles ante la presencia del ciudadano representante del Ejecutivo. (Aplausos.) Los individuos que, como Romeo Ortega, ayer sirvieron al bonillismo, tiene que inclinarse.

El C. Castillo Nájera, dirigiéndose al C. Romeo Ortega: ¡Veniste de Algibes, Ortega!

El C. Ortega Romeo: ¡Mientes!

El C. Castillo Nájera: Vino de Algibes, yo lo vª, a mª me consta. Yo lo vª yo lo ví, a mí me consta! ¡Me consta!

El C. Ortega Romeo: ¡No es cierto! ¡Miente! ¡No es cierto! (Desorden.)

El C. Prieto Laurens: Señores Diputados:

Principalmente aquellos que os sentís valientes, esperad a que termine la sesión y haced uso de vuestro valor fuera de este recinto. Dejadme terminar. Vine a demostrar aquí que es falso lo que se está diciendo. Bueno; con palabras y con razones demostrad vuestros argumentos,

que perdure, sobre todo aquí, la idea invocada por el compañero Morones y no con injurias, no con torpezas, como las de algunos de vosotros que os molesta que se os diga la verdad. No, señor, estoy señalando concretamente; no me atrevo a decir, por ejemplo, que un Portes Gil haya sido bonillista, pero sª s+ decir que un Castillo torres y un Romeo Ortega fueron bonillista; y así sucesivamente podré quitar la careta a muchos representantes que aparentan aquí un gran respeto al Ejecutivo, y no es más que servilismo, no es más que incondicionalismo. (Aplausos.) Pero volvamos un momento a la serenidad, señor Morones, señor Soto y Gama, señores representantes; volvamos a la serenidad y que el señor secretario de Hacienda se acuerde de algunas de sus ideas, de algunas de sus palabras que ha tenido y que ha pronunciado recientemente. Mi última pregunta, mejor dicho, mis últimas preguntas encierran una gran trascendencia moral, ya que el estribillo de la moral tiene al Ejecutivo completamente cautivado. Pues bien: "Si pues, la Secretaría de Hacienda no controla sino los gastos de su ramo y está obligada conforme a la ley, una vez que el Departamento de Contraloría visa los libramientos respectivos, a ordenar se pague el importe de éstos, ¿considera usted, señor ministro, responsable al secretario de Hacienda anterior a usted, de las erogaciones hechas con cargo a las partidas de los ramos diversos del suyo?" Atentamente suplico al señor secretario me diga si puede contestar en estos momentos o hasta el final de mis interpelaciones.

El C. secretario de Hacienda: Al final.

El C. Prieto Laurens, continuando: Va a contestar el señor secretario al final. Ruego a los señores representantes no se olviden del alcance de esta última pregunta. La verdadera y la última es la siguiente: señor secretario de Hacienda, señor ingeniero don Alberto J. Pani: ¿Es verdad que usted llamó hace algunos días, parece que muy recientemente, al señor licenciado don Manuel Gómez Morín? Esta pregunta le rogaría que me la contestara en forma categórica, inmediatamente, si le es posible.

El C. secretario de Hacienda: Sí, señor.

El C. Prieto Laurens. continuando: Muy bien, Señores representantes: El señor licenciado Manuel Gómez Morín fue llamado por el señor secretario Pani; el señor licenciado don Manuel Gómez Morín, actualmente director de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, fue subsecretario de Hacienda y fue agente financiero de México en Nueva York y como tal, con este último cargo, tomó participación en los arreglos preliminares del Convenio, de la Deuda, del negocio Lamont - De la Huerta. ¿Es exacto, señor ministro?

El C. Secretario de Hacienda: Sí, señor.

El C. Prieto Laurens: Pues bien; el señor secretario de Hacienda actual, ingeniero don Alberto J. Pani, llamó al señor Manuel Gómez Morín y le manifestó que necesitaba conocer algunos datos relativos a los trabajos del señor Gómez Morín en la Agencia financiera cuando tuvo que ver con los arreglos preliminares del convenio Lamont - De la Huerta. ¿Es exacto, señor ministro?

El C. secretario de Hacienda: Sí, señor.

El C. Prieto Laurens: Todo esto tiende a demostrar que el señor Pani es ajeno a la intriga política, es ajeno a la tendencia de la publicación escandalosa, al deseo de los callistas y del presidente de la República, que estando enfermo, se ha indignado porque el señor De la Huerta aceptó su candidatura para presidente de la República. (Aplausos.) La conclusión es la siguiente: El señor secretario de Hacienda, que es un hombre de honor y de talento indiscutible - y no creáis que quiera adular al secretario de Hacienda al repetir tanto esto último-, el señor secretario de Hacienda, como hombre de honor y como hombre de talento, como funcionario público avezado a las luchas políticas, porque en ellas ha militado desde la revolución maderista, y quizá desde antes por sus ideas liberales y progresistas, el señor secretario de Hacienda, no me podrá dejar mentir, porque el señor Morín ha manifestado que la culpa de todo este escándalo que se ha hecho de la posible bancarrota de verdad que puede producirse a causa del escándalo de la publicación se su informe y, principalmente, del comentario, de la apostilla, que le llamaba el señor Martín Luis Guzmán, que está al final de ese informe que todos conocéis, subscripta por el señor presidente de la República, y que el señor secretario de Hacienda dice que su intención jamás fue de ninguna manera lastimar, herir, y lo ha confirmado aquí en esta tribuna, al señor De la Huerta, y que nunca pudo él haber pensado que el presidente de la República utilizara este informe privado, este informe que le iba a servir para normar la conducta del jefe del Ejecutivo por lo que respecta al ramo de Hacienda para que se publicara y utilizara como arma política en contra del señor De la Huerta. Señores representantes: el señor Gómez Morín, que me merece todo respeto y consideración, que s+ que es incapaz de mentir, le ha dicho a un amigo íntimo de él y mío, cuyo nombre me guardo y que diré en su oportunidad, si es preciso, el señor Gómez Morín ha dicho que el señor secretario de Hacienda ha manifestado que la culpa es del presidente de la República; que él se limitó a dar su informe, que él se limitó a dar números. (voces: ¡Sí! ¡Sí! ¡No! ¡No!) Y bien; ya voy a terminar, señores diputados; no os inquietéis. Claro, a algún representante, de los falsos representantes de Tamaulipas, le parece ya larga mi peroración, dice: "¡Vaya!" Ya voy a terminar y ojalá que ese pobre individuo pudiera venir a dar. algo concreto, algo útil que pudiera normar el criterio de la Representación Nacional; pero nunca ha venido aquí; siempre ha estado vociferando desde allí, insultando e injuriando a los oradores, que yo sí respeto, por que hay más obligación en los diputados de conocer la educación, la educación parlamentaria al menos, señor Candelario Garza.

Pues bien; el señor Gómez Morín fue llamado por el señor secretario Pani. ¿Quiere el señor Pani decir a la Asamblea si es exacto que el señor Gómez Morín manifestó a usted que él juzgaba que el informe contenía una serie larga de equivocaciones y de datos que tal vez le fueron proporcionados a usted pérfidamente? ¿Es exacto que contestó usted eso al señor Gómez Morín?

El C. secretario de Hacienda: Es exacto que el señor Gómez Morín me manifestó que probablemente me habían dado datos que no son

exactos. (Aplausos. Voces: ¡Bravo!) Es una afirmación del señor Gómez Morín; pero todos esos datos yo personalmente los he comprobado y están certificados por el tesorero de la nación . (Aplausos.)

El C. Prieto Laurens: Pues bien; en seguida el señor secretario de Hacienda, por decirlo así, se lavó las manos con el señor Gómez Morín y dijo que su informe contenía exclusivamente datos numéricos y que la responsabilidad de la parte política era del presidente de la República y yo vengo a repetir aquí lo que ayer manifesté a la Asamblea. Dada la organización presidencial, según lo manda la constitución no son responsables los secretarios de Estado y en todo caso cabrá enjuiciar al señor general Obregón, presidente de la República, que si no sabía cuál era el estado de la Hacienda pública, tenía la obligación de saberlo, y como nosotros tenemos la convicción de que sí lo sabía, porque constantemente estaba informado por la Contraloría y por la propia Secretaría de Hacienda, y porque no se dio un solo paso en el arreglo de la Deuda, y en ningún otro manejo de la Secretaría de Hacienda sin el consentimiento del ciudadano presidente de la República, es sencillamente burda, es sencillamente absurdo decir que se pretenda hacer una maniobra política al tratar de investigar algo que nada tiene de investigable, que es claro ante la nación, que no existe bancarrota; lo único que existe es una burda maniobra política contra Adolfo de la Huerta. (Aplausos.)

El C. secretario de Hacienda: No hay absolutamente ninguna relación de casualidad entre la determinación tomada por el señor presidente de la República, de dar publicidad al informe que yo le rendí sobre el estado de la Hacienda pública federal, y el hecho de la aceptación de su candidatura por el señor don Adolfo de la Huerta. (Murmullos.)

El C. Prieto Laurens: Es muy sospechosa la coincidencia.

El C. secretario de Hacienda: Yo regresé de El Fuerte con orden expresa del señor presidente de la República, de dar su circular a la prensa para que fuera publicada, el mismo día en que en los periódicos de la mañana apareció la noticia de que el señor don Adolfo de la Huerta había aceptado su postulación a la Presidencia de la República, por una parte. Por otra parte, me voy a permitir hacer una declaración. Yo no he sido, ni soy ni podré ser político, porque no me sujeto jamás sino a los dictados de mi conciencia, porque mi conciencia no tiene más culto que el de la verdad, y porque la verdad real no siempre coincide con la verdad política. Así pues, solamente cuando se verifica esta coincidencia aparezco haciendo política o dentro de ella; pero más que por la política misma, por la verdad. Y en el caso presente encuentro que la verdad política oficial es nada menos que... una verdad. Faltaría yo, pues, a mi honor de funcionario, como encargado de la Secretaría de educación pública... (Voces: ¡De Hacienda! ¡Ya se te olvidó! Risas. Siseos. Campanilla.)

Es que tengo más afecto a la educación Pública que a la Hacienda. Decía yo que faltaría a mi honor de funcionario, encargado de la Secretaría de Hacienda, si cobardemente me encerrara dentro del marco político en que ha aparecido ante el público mi informe y no me solidarizare también con el señor presidente de la República. El dilema para mí sería: o solidarizarme con el Gobierno o irme a mi casa, y como formo parte del Gobierno, estoy solidarizado a él. (Aplausos.)

El C. Castillo Tapia: Señor ministro de Hacienda:... (Voces: ¡Tribuna!)

El C. Prieto Laurens: No contestó mi penúltima pregunta. moción de orden. En vista de que no ha contestado el señor ministro a mi penúltima pregunta, pido que se haga constar así en el acta. El ofreció que lo haría al finalizar.

El C. castillo Tapia: Felizmente, honorables representantes, se ha serenado la contienda. Yo no me explico - Permitidme esta digresión - por qué el compañero, muy apreciable para mª, Romeo Ortega, se molestó cuando fundada o infundadamente el compañero Prieto le decía que había militado en las filas bonillista. ¿qué acaso es un deshonor, acaso es una ignominia, acaso, señores representantes, es un baldón? ¿Es un baldón acaso, señores, ser callista? ¿Luego entonces por qué había de ser baldón ser bonillista?

El C. Ortega Romeo, interrumpiendo: Señor presidente:

¿Me permite usted la palabra para una pregunta al señor Castillo Tapia, que es un gallardo hombre, como también un gallardo enemigo? ¿Me permite usted que le haga una interpelación?

El C. presidente: Si lo permite el orador.

El C. Castillo Tapia: Todas las que queréis.

El C. Ortega Romeo: Compañero Castillo Tapia: Usted, que ha sentido todas las veces la sinceridad de su alma, ¿Podría tener la conciencia de que si desde esa tribuna se calumniara a un hombre; podría usted tener la seguridad de que ese hombre, joven o viejo, mentiroso o veraz, tuviera el derecho de gritarle a aquéllos que han lamido la mano del amigo, el que insulta; a aquéllos que llaman en un individuo deshonor a un acto más o menos desequilibrado de su vida; el hecho de que le digan que es canalla, como Enrique B. Domínguez, porque no miente; porque Jorge Prieto, a quien quiero, porque aunque sea mi enemigo político, es mi amigo sobre toda política; podría usted saber, señor Castillo Tapia, que yo, lleno de cariño, lleno de amor, lleno de voluntad, inexperto en la política, porque no he militado nunca más que en el Partido Cooperatista, donde dª mis esfuerzos, mi inteligencia, mi energía, y se me ha pagado con la ingratitud de los mendaces, de los que no es usted, compañero Castillo Tapia; quiero que me diga usted si mi actitud es honrada o desleal, porque hay menos honradez en los que gritan honradez, y menos lealtad en los que gritan lealtad; y usted siempre ha sido honrado y leal, y aunque sea anticallista y yo callista de convicción, donde voy a dar la vida, quizá, por esa causa? (Murmullos. Siseos.)

El C. castillo Tapia: Para mí son tan honorables los bonillista como los callistas, con la sola diferencia de que en mi conciencia, para mí, mi querido amigo romeo Ortega, eran más honorables los bonillista. (Aplausos. Voces: ¡Qué bárbaro!) ¿Por qué me dicen bárbaro? Yo quisiera

llevar a la mente de la Asamblea la peroración franciscana, perfectamente franciscana del compañero Morones en la sesión de ayer. señores: Yo os protesto lo siguiente: yo tenía en el fondo de mi corazón, en mis celdillas cerebrales, un concepto un tanto elevado del señor Morones, y los mismos señores callistas no escuchan la voz de su mentor, de su maestro, de su guía el señor Morones, y de ese hombre enormemente grande y enormemente apóstol que se llama Soto y Gama. Dos líderes únicos que hay en el callismo. Cuando yo, señores, fui Voy a la materia: Ví en esta tribuna al señor ingeniero Pani y por un momento, por esa psicología que le invade a uno para auscultar a los individuos, creí que venía abajo un peso formidable de arrepentimiento. Ese su perfil de guillotina, esa su sonrisa de Gioconda, creí por un momento que estaba nublada por un veraz arrepentimiento de conciencia, porque, ¿qué me importa a mª este mamotreto de números, señores? Verdad es que el número nunca miente; pero cuando el número, señores, se usa de arma política, cuando el número se esgrime para befar la honra limpia, para opacar una conciencia diáfana, como es la del señor De la Huerta, entonces el que maneja ese número no puede sentirse tranquilo ni duerme plenamente con su conciencia limpia. Yo lamento, señores, que aquí Jorge Prieto Laurens haya sido débil, no solamente haya sido débil, no haya sido sincero. En esta vez Jorge Prieto Laurens no fue sincero, y no fue sincero por lo siguiente: porque quiere involucrar únicamente en el delito al ciudadano presidente de la República, y no se fija, no observa el maquiavelismo, la forma de ministro Richelieu o Mazarino en que el señor Pani ha hecho uso de sus gestiones administrativas para lanzar sus saetas ponzoñosas contra un hombre inmaculado, como es Adolfo de la Huerta. (Aplausos nutridos. Voces: ¡Viva!) Existe, señores en el Louvre -nunca he ido a París, pero lo s+- un cuadro de un famoso pintor en una de las escalinatas del palacio real. Penetra el mariscal, dije mal, el cardenal (Risas.) Richelieu... Perdónenme todos los académicos de esta Asamblea, que son muchos. Pues bien; recuerdo que tras del cardenal Richelieu, que era recibido por su guardia, muy atrás, en el fondo, allá en la penumbra, se veían las pasos macilentos de un monje encapuchado que seguía de lejos al cardenal. Cuando yo vª la leyenda, me dijeron: ese cardenal que marcha con pasos de benedictino, ese hombre que marcha, así, de una manera tan franciscana y tan bella, que no parece que su planta holle un pétalo de rosa, ese monje es el causante de todas las tragedias de Francia; es el monje gris. Algo así por mi memoria ha pasado en estos momentos con respecto al señor ingeniero, algo materialmente análogo. Yo voy a hacerle esta respetuosa interrogación al funcionario, al señor ingeniero Pani, de quien estoy profundamente desilusionado para decirle si es verdad, señor ingeniero, que vos habéis mandado a Nueva York, seguido del señor don Adolfo de la Huerta, al señor Téllez - y ayer a uno de vuestros muy queridos amigos, el señor Martín Luis Guzmán, se lo pregunté - para descomponer todos los tratados entre el señor Lamont y el señor De la Huerta.

El C. secretario de Hacienda: Toda mi intervención en este asunto, como lo dije ya en una declaración publicada en días pasados, fue haber enviado por acuerdo del señor presidente de la República, a la casa Morgan y a la casa Spyer, de Nueva York, invitación para que vinieran a la ciudad de México con el fin de ver la forma más satisfactoria de reanudar el servicio de la Deuda pública. Así lo hizo el señor presidente de la República por conducto de la Secretaría de Relaciones, a cuya cabeza me encontraba yo entonces, como parte de la política internacional que desde un principio se formuló y, naturalmente, se hizo por los conductos debidos, por conducto de nuestro encargado de negocios en Washington. Este fue el telegrama que se le giro al señor Téllez:

"Dispone señor presidente pase luego casa J. P. Morgan, de Nueva York, y exprese deseos Gobierno mexicano discutir con acreedores forma satisfactoria arreglo cuestiones pendientes dentro posibilidades, y que si presidente Comisión Internacional, señor Thomas W. Lamont, viene a México conferenciar con tal fin, sería grato a Gobierno extender dicho señor todas aquellas atenciones que puedan facilitar y dar comodidades viaje y permanencia aquí. Cumpla acuerdo con reservas debidas y comunique cable resultado.- Pani."

El C. Barrera: ¿Tiene la bondad el señor secretario, con permiso de la Presidencia, de decirnos qué fecha tiene ese telegrama

El C. secretario de Hacienda: 31 de enero de 1921.

Y expediente que fue pasado al señor secretario de Hacienda y Crédito Público, cuando paso de la jurisdicción puramente protocolaria de invitación para ser tratada ya la cuestión hacendaria. Después de eso no he tenido más intervención que la de apoyar con todas las fuerzas de mi alma y de mi patriotismo en las juntas de ministros que se celebraron el convenio pactado por el señor De la Huerta con el Comité Internacional de Banqueros. (Aplausos.)

El C. Castillo Tapia: La voz de la calle, ese tintineo diario que nos llega a los oídos, lo que dicen algunos funcionarios probablemente no corresponde con lo que nos ha indicado el señor ingeniero Pani. Ya mañana o pasado, más bien documentados, podremos demostrarle al señor ingeniero Pani que él, o inspirado por otra influencia superior, envió un individuo, Téllez, y otro más a Nueva York con objeto de destruir los tratados De la Huerta Lamont. - El C. secretario de Hacienda: Protesto enérgicamente contra esa imputación que me ofende, y que nadie tiene derecho de hacer. (Una voz: ¡No tienes vergüenza!)

El C. Castillo Tapia: El que acusa tiene la obligación de probar... (Siseos.) Favor de darme un plazo. (Una voz: ¡Es una calumnia!) Muy bien; entonces le daré una satisfacción altísima al señor Pani. (Murmullos.) Ahora me voy a permitir... Uno de los cargos que en ese mamotreto de informe del señor Pani, que ha alarmado a toda la nación, que es perfectamente político por que a nadie se le oculta que esa ha sido una arma en contra del señor De la Huerta, que ha querido

esgrimirse y que, naturalmente, les ha resultado muy mal, porque esto ha prestigiado mucho m s al señor De la Huerta, como lo seguir n prestigiando todas las calumnias. (Aplausos.) Una de las calumnias que encierra veladamente, tacitamente, el documento urdido por el señor ingeniero Pani, es que los cinco millones que est n en el Banco Nacional dedicados a la Deuda pública, fueron dispuestos por el exministro de Hacienda. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. secretario de Hacienda: No, señor, no.

El C. Castillo Tapia: En espíritu eso dice.

El C. secretario de Hacienda: Eran diez u once millones que estaban depositados en el Banco Nacional y de esos se han tomado seis y han quedado cuatro.

El C. Castillo Tapia: Muy bien. Entonces yo me equivoqué en el número cinco, yo soy muy afecto al número cinco; (Risas.) me equivoqué, son diez millones. Voy a interpelar al compañero Ollivier para que nos haga el favor de indicarnos en qué forma se empelló ese dinero.

El C. Ollivier: Pido la palabra para contestar.

Señores diputados: Preocupado el que habla por este p párrafo del informe del señor Pani, comprendido en el capítulo de cargos, y que dice a la letra: "Tomado del fondo depositado en el Banco Nacional y destinado a la Deuda exterior. . . . . .$5.991,831.41."

Preocupado, como decía, por este cargo que realmente es el m s abrumador del informe, el que ha dado pie al señor presidente de la República para declarar que el señor De la Huerta había tomado este dinero sin consentimiento de sus dueños, me dirigí empeñosamente a varias personas que consideré capacitadas para saber la verdad, y el señor De la Huerta me suplica que haga yo saber que este cargo no es fundado; que los cinco millones de pesos en cuestión nada tienen que ver con el estado de la cuenta de la Deuda pública; que de esos cinco millones se tomó uno, un millón, en calidad de préstamo prendario garantizado por un depósito en billetes de Banco y otros valores de mucha mayor magnitud que el valor de que se habla; que hay otra partida de novecientos y tantos mil pesos que est afectada a una cuenta corriente con el Banco Nacional, que se cubre cada mes a expensas de la Aduana de la ciudad de México y de los ingresos de la administración Principal del Timbre, que directamente se van a depositar al Banco Nacional; que otro millón se paga con los rendimientos de otras aduanas expresamente afectadas, y que el resto de la partida corresponde a la cuenta corriente que desde hace muchos años tiene la Secretaría de Hacienda con el Banco Nacional y que se paga, entre otras cosas, con el interés del fondo depositado en Nueva York en poder de los banqueros; interés que no ha tenido a la vista el señor Pani, exponiendo a la Secretaría de Hacienda a perderlo por lo pronto, porque de las declaraciones del señor Pani se deduce que todo el dinero, inclusive los intereses del mismo, depositados en Nueva York, est n afectados al servicio de la Deuda. Ahora bien, esos intereses produjeron, hasta el último de junio, medio millón de pesos, que corresponden al pago de esa partida de cinco millones. Este cargo, que es el m s grave, est destruido. Yo me baso en él para adherirme a la opinión del compañero Arce en el sentido de que el señor Pani habría hecho bien si se hubiera puesto de acuerdo con el señor De la Huerta antes de formular el informe, porque esto, cuando menos, habría servido para sacar de su error al señor Pani. Por otra parte, respecto a los demás cargos que aparecen en el informe, deseo hacer varias aclaraciones; pero suplico a la Asamblea me permita reservármelas para no usurpar los turnos de los demás oradores y para interpelar al señor Pani, si es que tengo algo olvidado. (Aplausos.)

El C. Pani: La especificación en las aplicaciones hechas de los seis millones no hacen al caso; el resultado es que ellos significan un saldo deudor en cuenta corriente con el Banco Nacional, de seis millones de pesos, de fondos destinados exclusivamente al servicio de la Deuda exterior.

El C. Prieto Laurens: Pero garantizado.

El C. secretario de Hacienda: No, señor; no est n garantizados.

El C. Castillo Tapia: Yo ruego al señor Soto y Gama y al señor Morones, tomen muy en consideración el informe que acaba de dar el señor Ollivier; pero dentro de su conciencia, dentro de ese puritano enorme que se llama Soto y Gama.....

El C. Prieto Laurens: ¡Qué va a ser puritano!

El C. Castillo Tapia: ...que lo tome en consideración porque esto es muy trascendental y mi último análisis respecto al señor ingeniero Pani. No cabe duda, señores, que el resumen de los actos de la vida de un hombre son su pasado, su consistencia en todas las manifestaciones de su vida. Claro está que aquí no se trata m s que de la vida política. Yo voy a rogar al señor Pani, con la sinceridad del que quiere hacer el análisis de un hombre para que se conozca en la República, y m s de un hombre público que maneja una de las carteras m s importantes del Gobierno, me diga qué papel desempeñaba durante los últimos meses de la Administración La Secretaría del fatalmente muerto don Venustiano Carranza. ¿qué puesto ocupaba usted, señor Pani, durante los últimos días del señor don Venustiano Carranza?

El señor Pani, como no lo escucháis ¿no? Dice que era ministro en París durante los últimos días del Gobierno del señor don Venustiano Carranza. Yo ruego a la Asamblea, ruego al público en general que observe esto: que de París el señor Pani viene a hacerse cargo de la cartera de Relaciones, después de haber sido muerto trágicamente y de una manera falsa el señor don Venustiano Carranza. Esto quiero decir nada m s; cada quien juzgue en su conciencia; cada quien haga su análisis y vea si son rectos, si son nobles los actos del señor ingeniero Pani, cuando de una manera tan poco noble ha atacado la reputación de un hombre que est muy por encima de toda crítica y de toda calumnia. Yo quiero, señores - principalmente me dirijo a los líderes callistas -, que aconsejen al Gobierno, ellos que tienen influencia con el señor general Obregón; ellos que tienen influencia con todas las secretarías de Estado, que se dispersen y hagan una cruzada y díganle a los ministros y al general Obregón: No desprestigiéis a nuestro candidato; no lo hagáis m s oficial de lo que es; no les des consigna a los ministros para que

ataquen la reputación de los hombres honrados. (Aplausos nutridos.)

El C. Espinosa Luis: Ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público: De la manera más atenta me voy a permitir... (Desorden. Campanilla.) Voy a permitirme hacerle algunas interpelaciones que le ruego de la manera más atenta y respetuosa las conteste. (Voces: ¡No se oye!) Me voy a permitir hacerle al señor Pani algunas interpelaciones, que le ruego tenga la bondad de contestarme, conforme se las vaya haciendo, porque si las contesta al final, probablemente la Asamblea no podrá apreciar la importancia de todas y cada una de ellas.

La primera es ésta: ¿No le parece más justo suprimir las partidas de gastos secretos, extraordinarios e imprevistos de todas las dependencias del gobierno, en lugar de descontar el diez por ciento de los sueldos a los empleados federales y a los haberes de los jefes, oficiales y soldados del Ejército? (Aplausos nutridos.)

El C. secretario de Hacienda: Naturalmente, se estudiar la supresión de todas aquellas partidas globales que no respondan a una verdadera necesidad, y de hecho los egresos en ese sentido tienen que limitarse a las posibilidades de la Tesorería; pero para equilibrar el presupuesto del déficit mensual de que adolece, es preciso reducir también los sueldos del personal.

El C. Espinosa Luis: Glosando mi pregunta y la respuesta, si yo quisiese proceder de una manera innoble, me aprovecharía y evocando la representación diplomática que el ciudadano Carranza dio al señor Pani en Francia, tendría derecho a suponer que el señor Pani, autor de esta medida casera - como la ha calificado algún compañero -, para nivelar los egresos con los ingresos, pretende una venganza del ya muerto carrancismo; porque la reducción de los sueldos a los empleados federales y la diminución de los haberes al Ejército, se traduciría forzosamente, querámoslo o no, en un intensísimo malestar nacional que tal vez se resuelva en una revolución. (Voces de desaprobación.) Los que no saben de injusticias y de miserias, probablemente digan que no; pero yo pongo al tiempo, que es un juez inflexible, para que diga si ellos o el que habla tiene la razón. La medida propuesta por el señor Pani tiene que ser funesta para el Gobierno y para el país.

Mi siguiente pregunta es ésta: "¿Cree usted que ser posible ajustar los gastos del Gobierno al Presupuesto de Egresos aprobado por esta Cámara, con el descuento del diez por ciento y pagar las decenas a civiles y militares, religiosamente?"

El C. secretario de Hacienda: Además del descuento del diez por ciento a los sueldos del personal, habrá que hacer algunas otras economías, como Hacienda, al efecto, ha empezado a suprimir las agencias financieras en Londres y en Esupresión de oficinas que no son absolutamente necesarias. La Secretaría de l Paso. La capital financiera del mundo está en Nueva York, y con esa por el momento basta. Como éstas, se suprimir n otras muchas.

El C. Espinosa Luis: Probablemente no entendió el secretario de Hacienda mi interpelación y por esto me permito repetírsela. Lo que le pregunto es ésto: Si juzga que con la reducción de diez por ciento que se hace a los servidores de la nación, civiles y militares, podrán ajustarse los egresos con los ingresos y pagarse religiosamente los sueldos.

El C. secretario de Hacienda: Naturalmente que los efectos de una medida de esta naturaleza no son inmediatos. Yo espero fundadamente que con la reducción de diez por ciento a todo el personal y con las economías que se tienen proyectadas se podrán pagar religiosamente las decenas la víspera de su vencimiento en un plazo no mayor de dos meses.... (Estupefacción. Burlas.) Lo anterior, señores, no quiere decir, naturalmente, que se van a suspender los pagos en estos dos meses, sino que vamos a estar simplemente con dificultades; pero que se pagar .

El C. Espinosa Luis: La Asamblea toda se ha dado cuenta de ese fenómeno: la respuesta del ciudadano ingeniero Pani ha levantado una oleada de protesta de los ciudadanos que se encuentran en las galerías, altas y bajas. (Voces: ¡Son empleados!) Pues precisamente porque son empleados y como es sobre los empleados de toda la República, empleados federales y Ejército Nacional, sobre quienes pesar el descuento, tengo derecho desde ahora a juzgar que sª se desarrollar el malestar que he anunciado hace unos instantes. Esta revelación es elocuentísima aunque no lo queramos; y lo que se siente en esas galerías tendrá que sentirse en todos los rincones de la República, en todas partes del país. Quiero explicar a mis compañeros que he hecho esta pregunta al ciudadano secretario de Hacienda para que ellos la tengan muy en cuenta cuando se discuta la disminución del diez por ciento.

Usted, ciudadano Pani, en su calidad de secretario de Hacienda, ¿acuerda previamente con el ciudadano presidente de la República las erogaciones de alguna consideración o las autoriza bajo su responsabilidad estrictamente personal? (Desorden. Voces: ¡Orden!)

El C. Prieto Laurens: Señor presidente:

El desorden consiste en que un diputado me ha injuriado. Por respeto a esta Asamblea lo he invitado a que salga fuera para dirimir nuestras dificultades; pero no acepta porque es un cobarde. (Gritos. Aplausos.)

El C. Espinosa Luis: Como por este incidente la Asamblea no se ha dado cuenta de mi pregunta, me voy a permitir repetirla: Usted, ciudadano secretario de Hacienda, en su calidad de tal, acuerda previamente con el ciudadano presidente de la República las erogaciones de alguna consideración o las autoriza bajo su estricta responsabilidad personal?

- El secretario de Hacienda: Mientras no se reglamente la forma de acordar con el señor presidente de la República, indudablemente que las erogaciones de alguna consideración ser n precedidas de la autorización presidencial.

El C. Espinosa Luis: Muy bien. Esto, señores, es de suma importancia para aquilatar el informe del ciudadano secretario de Hacienda actual, sobre la responsabilidad que se imputa al ciudadano Adolfo de la Huerta. Por eso he hecho esta pregunta. Además, es muy conveniente recordar un

artículo de la Constitución sobre el modo de funcionar de las secretarías de Estado. Y perdóneme el señor secretario Pani que yo no le llame ministro, por sus verdaderos nombres. (Murmullos.) Es cuestión de educación y de como le llaman algunos compañeros, porque a mí me gusta llamar a las cosas temperamento. A mí me choca que se designe aquí al ciudadano presidente de la República con el nombre de primer magistrado. ¿Primero por qué? Si no hay jerarquía de ninguna naturaleza en la composición de los poderes públicos! Y si las hubiere, por las funciones que desempeña cada uno, el primero tendría que ser el Poder Judicial, el segundo el Poder Legislativo y el tercero el Poder Ejecutivo, porque, como su nombre lo indica, no tiene otra función que la de ejecutar el mandato de nosotros. (Risas Aplausos.) El artículo 90 de la constitución Política de México, dice textualmente:

"Para el despacho de los negocios del orden administrativo de la federación, habrá el número de secretarios que establezca el Congreso por una ley, la que distribuir los negocios que han de estar a cargo de cada Secretar ."

Esto, como lo sabe vuestra soberanía, se hizo desde la XXVII Legislatura. Existe la ley que reglamenta las funciones de las secretarías de Estado, ley que ha sido retocada después muy ligeramente. Existe casi como se aprobó en aquella fecha.

El artículo 92 constitucional dice:

"Todos los reglamentos, decretos y Órdenes del presidente deber n estar firmados por el secretario del Despacho, encargado del ramo a que el asunto corresponda, y sin este requisito no serían obedecidos."

Es claro, ciudadanos representantes, que si el secretario tiene la obligación de respaldar los actos del presidente, es natural suponer que el presidente, como jefe, tiene la obligación de respaldar los actos de su secretario, de su empleado de confianza, como lo expresa la fracción II del artículo 89 de la Constitución, que dice:

"Nombrar y remover libremente a los secretarios del Despacho, al procurador general de la República."

Conforme al texto constitucional, el secretario de Estado es un irresponsable y nosotros tenemos el derecho de pensar que todos los actos de los secretarios de Estado, lo mismo los diplomáticos que los hacendarios, deben pasar previamente, cuando se trate un asunto importante, por los ojos del representante del Ejecutivo, esto es, del presidente de la República. ¿Cree usted, ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, que las declaraciones del ciudadano presidente de la República relativas a la bancarrota moral y material en que el señor don Adolfo de la Huerta dejó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, según él, están respaldadas por el informe que su señoría rindió últimamente?

El C. secretario de Hacienda: Es una consecuencia del informe que he rendido.

El C. Espinosa Luis: Muy bien: El señor Pani hace un momento, cuando no se le hizo de una manera categórica esta pregunta, fue más preciso. manifestó que él había rendido el informe porque se lo había pedido el presidente de la República, su jefe; (Voces: ¡No! ¡No!) pero que de cualquiera manera él se hacía responsable de la apostilla que el presidente de la República puso al informe rendido por la Secretaría de Hacienda.

El C. secretario de Hacienda: Creo innecesario estar repitiendo las cosas que ya se han dicho. Si lo dije antes, muy bien dicho.

El C. Espinosa Luis: Yo soy quien lo digo para evitar a usted el trabajo, el trabajo penoso de repetirlo; aquí considero necesario recordarle, de la manero más modesta, que no debemos olvidar que conforme a un artículo constitucional usted no representa aquí al Ejecutivo, sino únicamente a una Secretaría de Estado. Y voy a dar lectura al artículo:

"Los secretarios del Despacho, luego que esté abierto el período de sesiones ordinarias, dar n cuenta al Congreso del estado que guarden sus respectivos ramos."

Es obligación individual, imperativa, que por costumbre, naturalmente, el presidente de la República englobe los informes de los secretarios en un solo documento que se lee en esta Asamblea, por comodidad, por práctica establecida, si queréis, pero la constitución ordena y manda que el secretario tiene la obligación de dar su informe, personalmente, ante esta Representación Nacional. Y agrega:

"Cualquiera de las C maras podrá citar a los secretarios de Estado para que informen, cuando se discuta una ley o se estudie un negocio relativo a su Secretaría."

Esta parte del artículo no dice que vienen los secretarios con la Representación del Ejecutivo: vienen con la representación de la Secretaría que desempeñan, sobreentendiéndose que la responsabilidad que pueda haber sobre esas funciones no corresponde al secretario, sino al presidente. Y aclaro esto, porque tal vez sea esta la última vez que tenga el altísimo honor de llevar la investidura de representante del pueblo; por eso quiero darme la satisfacción de sentar el precedente de que un secretario de Estado, empleado de confianza del Ejecutivo, no puede levantarnos la voz y que sí está obligado a ser cortés con nosotros que, si en realidad, no somos otra cosa para él que modestísimos diputados, somos, al fin, representantes del pueblo. (Aplausos.)

La diferencia, señores, está en que a un secretario de Estado lo nombra y lo remueve el Ejecutivo cuando quiere, y que a nosotros nos nombra el pueblo y no nos remueve nadie, sino hasta cuando finalizan, de acuerdo con la ley, nuestras funciones. (Murmullos.) Continúo mis preguntas:

¿El informe lo hizo usted espontáneamente, o por orden expresa del ciudadano presidente de la República?

El C. secretario de Hacienda: Espontáneamente.

El C. Espinosa Luis: ¿Es cierto, como se rumora, que usted recibió varios telegramas del ciudadano presidente de la República, en los que le indicaba que diera usted publicidad inmediata a su informe ya citado, esto es, el mismo día en que don Adolfo de la Huerta aceptó tácitamente ser postulado presidente de la República?

El C. secretario de Hacienda: El señor presidente de la República no tiene para qué insistir. Basta con que dé una orden. (Voces: ¡Huy! ¡Huy!)

El C. Espinosa Luis: Dice el señor Pani que el ciudadano presidente de la República no tiene por qué insistir, pero que sí le dio una orden para que tal hiciera. Con eso me basta para el objeto de mis interrogaciones, para el fin que persigo.

Sobre las respuestas a mis preguntas podría hacerse un discurso brillantísimo para dejar hecho añicos el informe rendido por el ciudadano ingeniero Pani en su calidad de secretario de Hacienda y Crédito Público, pero no he venido con esa intención a la tribuna y no podría porque ya es demasiado tarde; pero sª deseo hacer una consideración ligerísima, no por partidarismo, sino por honradez. Empiezo por manifestar que el ciudadano presidente de la República necesitaba cambiar a un secretario de Estado para saber si había algo podrido en Dinamarca. De acuerdo con el artículo constitucional que he leído hace unos instantes, los secretarios de Estado tienen la obligación de rendir un informe sobre la marcha de los negocios que tienen encomendados en sus respectivas secretarías, ante esta Representación Nacional, cuando se inaugura el período ordinario de sus sesiones; y es natural que habiendo sido don Adolfo de la Huerta secretario de Hacienda durante tres años y habiéndose, por lo tanto, presentado ante vosotros en igual número de ocasiones y habiendo también formulado los informes sobre la marcha de la Hacienda pública, informes que debe haber conocido a fondo el presidente de la República, porque estaba obligado a ello, es incuestionable que ante el análisis más sereno no puede condenarse a Adolfo de la Huerta de haber llevado la Secretaría a su cargo a una bancarrota moral y material. (Aplausos.)

Para abandonar esta tribuna quiero recomendar a mis compañeros que no descendamos a la diatriba y a la violencia, no sólo por estar aquí el ciudadano secretario de Hacienda, sino por respeto a nosotros mismos y porque solamente así, con serenidad, llegaremos a aclarar de una manera diáfana si efectivamente hay alguna responsabilidad en la actuación del señor don Adolfo de la Huerta. (Aplausos.)

El C. barón Obregón: Para una interpelación, con permiso de la Presidencia.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Barón Obregón.

El C. Barón Obregón: Señores diputados:

De las palabras que acaba de pronunciar en este momento el señor Espinosa, he podido yo formar este pequeño corolario: Señor Espinosa: Usted ha dicho en estos momentos que el informe que ha presentado ante la representación Nacional en tres ocasiones distintas el ciudadano presidente de la República, ha sido en cumplimiento de un mandato constitucional. Pues bien; quiero yo hacerle sencillamente esta pregunta a base de reflexión: ¿Cree usted, señor Espinosa, que el señor presidente de la República nos haya engañado a nosotros haciéndonos aparecer la Hacienda pública de la mejor manera posible, como se desprendió del informe del señor presidente de la República? O qué, ¿fue el señor don Adolfo de la Huerta el que nos engaño por conducto del presidente de la República?

El C. Espinosa Luis: Voy a contestar al compañero Barón Obregón. Desde luego debe recordar toda la Asamblea, que cuando se leyó el informe el 1o. de septiembre, estuvieron presentes, arriba, el ciudadano presidente de la República; abajo, el ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público. Y cuando terminó la lectura del Ramo Décimo, el que corresponde a la Secretaría de Hacienda, diputados, tribunas y galerías prorrumpieron en la ovación más estruendosa que se haya escuchado en este recinto parlamentario, dando así una aprobación a la atingencia y a la honradez del ciudadano Adolfo de la Huerta. Por esto creo que el informe fue correcto y exacto.

El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: El general Obregón también aplaudió.

El C. Espinosa Luis, continuando: Y yo, señores, que me resisto a creer en las consejas callejeras y a hacer caso de los rumores interesados de algunos compañeros que militan en los bandos políticos, me he rehusado, hasta ahora, a creer en la egolatría de que se acusa por todas partes al ciudadano presidente de la República; a pesar de mi resistencia, mi convicción vacila ante tantos detalles que se acumulan. Por eso evoco en este instante aquella tarde memorable en que don Adolfo de la Huerta fue tan ruidosamente aplaudido. Aquí se tiene como hecho cierto que aquella tarde el general ObregÓn se sintió celoso y determinó la caída de don Adolfo de la Huerta. (Aplausos ruidosos en curules y gallerías.)

Pero para acabar de contestar la interrogación de mi estimado compañero Barón ObregÓn, dejo a la Asamblea que lea con todo detenimiento y atención la respuesta que el ciudadano presidente de la República dio a la renuncia del ciudadano Adolfo de la Huerta, cuando abandonó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. (Aplausos ruidosos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Señores diputados:

Probablemente los señores de la huertistas que han procurado abusar del uso de la palabra para entregarnos a nosotros los partidarios de Calles...(Gritos en las galerías.) una Asamblea cansada y aburrida, probablemente los señores de la huertistas creen, están creyendo que lo han hecho muy bien; y voy a demostrar en dos palabras que lo han hecho muy mal. (Siseos. ¡Ah! Gritos en las galerías. Aplausos.) Este debate, si alguna seriedad ha de tener, debe ser financiero, debe versar sobre finanzas, debe versar sobre la interpretación del informe; y aquí todo se ha hecho, menos atender realmente al asunto financiero y se ha venido a hacer exclusivamente política, y política mala, política tonta, tan tonta como siempre ha sido la política de los señores de la huertistas. Tal parece que hay una maldición en nuestro país para que todo individuo que se vuelve reaccionario, se vuelva automáticamente tonto de remate. (Aplausos. Siseos. Gritos. Silbidos.) Yo había oído antes...

El C. Aranzábal: ¡Una interpelación!

El C. Díaz Soto y Gama: No, señor.

El C. Aranzábal: Tenga usted la bondad.

El C. Díaz Soto y Gama: No la permito. Tengo el uso de la palabra.

El C. Aranzábal: Sírvase usted decirme si el señor De la Huerta es reaccionario.

El C. Díaz Soto y Gama: Hemos esperado, hemos esperado los callistas, los que tenemos el honor de llamarnos callistas en esta Cámara, hemos esperado cuatro o cinco largas horas para que la Presidencia se sirviera concedernos el uso de la palabra. Y crean los compañeros todos, y crean las mismas galerías, que todos los callistas que vengamos a esta tribuna agotaremos el derecho de usar de la palabra y el tiempo que el Reglamento nos da y no permitiremos que se nos siga chicaneando tontamente el uso de la palabra. (Aplausos. Silbidos en las galerías. Campanilla.) Estaba yo apenas en el preámbulo, en el exordio y ni siquiera el exordio se me permite que termine. (Desorden en las galerías. Campanilla.) Mi exordio era muy sencillo, porque quien sostiene la verdad tiene la facultad de decir las cosas claras, transparentes y diáfanas. Nosotros, que venimos a sostener.... (Desorden en las galerías.)

El C. Gómez Rodrigo: Moción de orden, señor presidente. Así como se ha dejado hablar a los demás oradores, que se permita hablar al ciudadano Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Nosotros, que venimos aquí a sostener verdades.... (Siseos. Murmullos. Desorden en las galerías. Campanilla.) hemos empezado por esta verdad de claridad meridiana: un debate que debió haber sido exclusivamente financiero, se ha vuelto, por el gusto, por la tendencia de los señores de la huertistas, exclusivamente político. Para mª el discurso del compañero Espinosa y la poco hábil interpelación del compañero Barón Obregón..

El C. Guzmán Martín Luis, interrumpiendo: ¡Sigue la política!

- El C. Díaz Soto y Gama continuando:.... que realizó aquello de ex abundancia cordis - de la abundancia del corazón habla la boca -, para mí esas dos actitudes revelan lo que ha visto toda la Asamblea, lo que ha visto todo el público. Aquí no se ha venido - ¡mentira! - a analizar el informe, el "mamotreto", como le decía mi querido y apasionado amigo Castillo Tapia. No, aquí se ha venido exclusivamente a dos cosas: a atacar al presidente de la República.(Desorden en las galerías. Voces: ¡Abajo la imposición! Campanilla.) y a defender la candidatura de don Adolfo de la Huerta exclusivamente. (Aplausos. Siseos.) Los escándalos de toda la tarde, estas manifestaciones de este instante lo están comprobando y es esto: como saben que el informe es fundado.... (Voces: ¡No! Gritos.)

El C. Portes Gil: Señor presidente, cumpla usted con su deber.

El C. presidente: Estoy cumpliendo con mi deber, como usted no ha cumplido.

El C. Díaz Soto y Gama: Como saben, digo, que el informe es fundado y exacto, quieren reducir el debate para llevarlo al terreno que les conviene. El terreno que les conviene y el que han escogido es éste: jugar a la contrarrevolución. (Risas. Siseos. Desorden. Campanilla. Aplausos.) Están jugando estos escolapios de la política. (Sigue el desorden. Campanilla.) Digo que juegan porque quieren hacer una contrarrevolución sumamente curiosa: la contrarrevolución de los empleados a quienes se les rebaja el diez por ciento....(Voces en las galerías: ¡Ah! Sigue el desorden.) Todo debate en esta Cámara, de hoy en más, no versar sino alrededor de esta conocida cantinela, de este fatigoso estribillo: ¿El responsable del asunto de Puebla? ¡Obregón! ¿El responsable del asunto de San Luis? ¡Obregón! (Voces: ¡Claro! ¿Entonces quién? Desorden. Campanilla.) ¿El responsable de lo bueno o de lo malo que se haya hecho en Hacienda? ¡Obregón! ObregÓn trata de imponer a Calles.... (Voces: ¦Sª! ¦Sª! ¦Sª! Desorden. Campanilla.)

El C. Montero Villar: Para una Moción de orden. Suplico a su señoría que no sólo se concrete a estar agitando la campanilla, sino que haciendo uso de toda la energía de que sea capaz, ponga en orden a las galerías. No hay derecho para estar presenciando este escándalo.

El C. presidente: La Presidencia ordena desalojar las galerías (Gritos.)

El C. secretario Puig y Casauranc: La Presidencia ha ordenado que las galerías sean desalojadas. Se ruega atentamente a los asistentes cumplan con esta orden.

El C. Siurob: Moción de orden. (Voces: ¡No hay desorden!) Sª hay. El desorden consiste en que las galerías tienen derecho a permanecer en el salón. El hecho de que las galerías hayan continuado introduciendo el desorden, sólo depende de que la Presidencia no las llamó a tiempo al orden, haciendo que la Secretaría leyera oportunamente los artículos respectivos del Reglamento, lo cual no se ha hecho. Excito, pues, a su señoría, a que no mande desalojar las galerías y a que les haga una última y enérgica advertencia. No creo justo que se condene a las galerías a desalojar el salón cuando precisamente por no habérseles hecho advertencia a tiempo, han seguido interrumpiendo el orden.

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al ciudadano diputado Siurob que se hizo a las galerías la advertencia con toda oportunidad y a pesar de eso no la han tomado en consideración. Por lo tanto, insiste en su orden de que sean desalojadas las galerías y ya se procede a ejecutarla.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente. Si su señoría insiste en mandar desalojar las galerías, yo protesto, porque no es justo que un asunto de tanta gravedad e importancia, en que está debatiéndose el estado de nuestras finanzas, no sea presenciado por el público. Alguien dirá que se trata de empleados públicos que están en las galerías, pero sean empleados o no, son ciudadanos y de cualquiera manera tienen derecho de presenciar los debates. (Voces: ¡Bien! Aplausos.)

El C. presidente: Se suspende momentáneamente la sesión, mientras se desalojan las galerías.

El C. prosecretario Barragán: Por disposición de la Presidencia se ruega a los asistentes a las galerías las desalojen.

El C. presidente: Se reanuda la sesión.

El C. Díaz Soto y Gama: Voy a ser más prudente que el público apasionado que asiste a las galerías. Para que se me deje hablar, para que se me oiga, voy a concretarme a la parte que yo llamo

financiera y luego diré dos palabras de comentario político. Este debate, en lo financiero, gira alrededor de dos ideas fundamentales. Expresaré y desarrollaré la primera: Esa idea fundamental es la que palpita en el informe y la que varias veces ha sustentado y repetido el señor secretario de Hacienda. Es a saber: que en nuestros presupuestos, en nuestra Hacienda pública, durante todo el período revolucionario, ha existido y existe lo que llama el informe un desequilibrio teórico original.

El C. Espinosa Luis: Reclamo el quórum. (Voces: ¡Vamonos!) - El C. Díaz Soto y Gama: No tengo inconveniente en que se levante la sesión, pues seguiré hablando a los compañeros que me quieran escuchar fuera de sesión, sin los señores que quieran irse.

El C. presidente, a las 21.49: Siendo visible la falta de quórum, se levanta la sesiÓn.

Internacional, señor Thomas W. Lamont, viene a México conferenciar con tal fin, sería grato a Gobierno extender dicho señor todas aquellas atenciones que puedan facilitar y dar comodidades viaje y permanencia aquí. Cumpla acuerdo con reservas debidas y comunique cable resultado.- Pani."

El C. Barrera: ¿Tiene la bondad el señor secretario, con permiso de la Presidencia, de decirnos qué fecha tiene ese telegrama?

El C. secretario de Hacienda: 31 de enero de 1921.

Y expediente que fue pasado al señor secretario de Hacienda y Crédito Público, cuando paso de la jurisdicción puramente protocolaria de invitación para ser tratada ya la cuestión hacendaria. Después de eso no he tenido más intervención que la de apoyar con todas las fuerzas de mi alma y de mi patriotismo en las juntas de ministros que se celebraron el convenio pactado por el señor De la Huerta con el Comité Internacional de Banqueros. (Aplausos.)

El C. Castillo Tapia: La voz de la calle, ese tintineo diario que nos llega a los oídos, lo que dicen algunos funcionarios probablemente no corresponde con lo que nos ha indicado el señor ingeniero Pani. Ya mañana o pasado, más bien documentados, podremos demostrarle al señor ingeniero Pani que él, o inspirado por otra influencia superior, envió un individuo, Téllez, y otro más a Nueva York con objeto de destruir los tratados De la Huerta Lamont.

El C. secretario de Hacienda: Protesto enérgicamente contra esa imputación que me ofende, y que nadie tiene derecho de hacer. (Una voz: ¡No tienes vergüenza!)

El C. Castillo Tapia: El que acusa tiene la obligación de probar... (Siseos.) Favor de darme un plazo. (Una voz: ¡Es una calumnia!) Muy bien; entonces le daré una satisfacción altísima al señor Pani. (Murmullos.) Ahora me voy a permitir... Uno de los cargos que en ese mamotreto de informe del señor Pani, que ha alarmado a toda la nación, que es perfectamente político por que a nadie se le oculta que esa ha sido una arma en contra del señor De la Huerta, que ha querido