Legislatura XXXVIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19411021 - Número de Diario 11

(L38A2P1oN011F19411021.xml)Núm. Diario:11

ENCABEZADO

MÉXICO, D. F., MARTES 21 DE OCTUBRE DE 1941

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II. - PERÍODO ORDINARIO XXXVIII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 11

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 21 DE OCTUBRE DE 1941

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Se lee y aprueba el acta de la anterior.

2. - Acompañado de la comisión nombrada al efecto es introducido al salón de sesiones para rendir la protesta de ley como Diputado Suplente por el 7o. Distrito Electoral del Estado de Michoacán, el C. Manuel Magaña. Protesta.

3. - El C. Diputado Alfredo Félix Díaz Escobar informa sobre el resultado de la Comisión que en unión de otros ciudadanos diputados se le confirió para entrevistar al C. Presidente de la República y pedirle fuera cancelada la autorización que se dio a elementos sinarquistas para colonizar la Baja California. El C. Diputado Leobardo Reynoso se refiere al informe que acaba de ser rendido; rectifica algunas versiones de carácter político y expone la labor revolucionaria de la actual Administración. Presenta tres proposiciones. Hacen uso de la palabra los CC. Diputados Eduardo Hernández Cházaro, Luis Márquez Ricaño, Alfonso Corona del Rosal, José Pérez Jr., Alejandro Carrillo y Fernández López Arias, quienes apoyan las proposiciones a debate y hacen consideraciones de diversa índole. Se aprueban las proposiciones presentadas.

4. - El C. Presidente encomienda al C. Diputado Leobardo Reynoso concierte una entrevista con el C. Presidente de la República para darle a conocer los acuerdos aprobados en esta sesión. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. ARNULFO ROSAS

(Asistencia de 113 ciudadanos diputados).

- El C. Presidente, a las 12:30: Se abre la sesión.

- El C. Secretario Ramírez José Ch. (leyendo):

"Acta de la sesión celebrada por la H. Cámara de Diputados del XXXVIII Congreso de la Unión, el día catorce de octubre de mil novecientos cuarenta y uno.

"Presidencia del C. Pascual Abarca Pérez.

"En la ciudad de México, a las doce horas y cincuenta minutos del martes catorce de octubre de mil novecientos cuarenta y uno, se abre la sesión con asistencia de noventa y un ciudadanos diputados, como consta en la lista que la Secretaría pasó previamente.

"Se da lectura al acta de la sesión anterior que se efectuó el día diez de los corrientes, la que, sin debate, es aprobada.

"Acto continuo, la Secretaría da cuenta con los documentos en cartera:

"La Cámara de Senadores participa que eligió, para funcionar durante el mes en curso, como Presidente al C. Abel Oseguera Alvarez, y como Vicepresidente a los CC. Evaristo Jiménez Valdéz y Alejandro Peña. - De enterado.

"La Secretaría de Gobernación remite una iniciativa del Ejecutivo, autorizándole para que amplíe en la suma de un millón trescientos cincuenta mil pesos el Empréstito de Caminos de los Estados Unidos Mexicanos, 1941. - Recibo y a la Comisión de Crédito, Moneda e Instituciones de Crédito.

"El Ejecutivo Federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación, remite una iniciativa por la que se le autoriza para que amplíe en la suma de un millón quinientos mil pesos, el Empréstito denominado "Bonos de Ferrocarriles de los Estados Unidos Mexicanos, 1941". - Recibo y a la Comisión de Crédito, Moneda e Instituciones de Crédito.

"El C. Presidente de la República somete a la consideración del Congreso, por conducto de la Secretaría de Gobernación, un proyecto de decreto que crea la Junta de Mejoras para el saneamiento y alumbrado del Puerto de Acapulco, con personalidad suficiente para contratar y obligarse.

"Usa de la palabra el C. Diputado Alfredo Córdoba Lara, y solicita que el proyecto a que se acaba de dar lectura sea considerado como de urgente y obvia resolución, a lo que la Asamblea resuelve en sentido afirmativo.

"En este concepto, se pone el proyecto a discusión, y sin que nadie lo objete en lo general ni en lo particular, se reserva para votarlo nominalmente.

"La Secretaría de Gobernación remite un proyecto de decreto que suscribe el Ejecutivo Federal, creando la Junta de Mejoras para la introducción

de agua potable y drenaje en la ciudad de Nogales, Sonora, con personalidad jurídica suficiente para contratar y obligarse.

"A moción que hace el C. Diputado Alfonso Peña Palafox, la Cámara acuerda considerar este proyecto como de resolución urgente y obvia, por lo que se pone desde luego a discusión, y sin que la motive en lo general ni en lo particular, se reserva para su votación nominal.

"La Secretaría de Relaciones Exteriores remite la solicitud que formula el C. Doctor Francisco Castillo Nájera, Embajador de México en los Estados Unidos de América, a fin de que se le conceda permiso para aceptar el nombramiento de Comisionado no Nacional de los Estados Unidos, en la Comisión Permanente Internacional que establece el Tratado de Conciliación entre los Estados Unidos y la República de Liberia. - Recibo y a la Comisión de Puntos Constitucionales en turno.

"El C. Secretario de Educación Pública, manifiesta que el Ejecutivo ha iniciado los trabajos necesarios para la elaboración de una nueva Ley Reglamentaria del Artículo Tercero Constitucional, y solicita que a fin de que el mencionado proyecto se informe en las más importantes corrientes de la opinión pública, cada uno de los sectores que integran esta Cámara envíe el punto de vista que sustente al respecto. - Se designa en comisión para presentar sus puntos de vista sobre el particular ante la Secretaría de Educación Pública, a los CC. Diputados Aurelio Pámanes Escobedo, Joaquín Madrazo Basauri, José Gómez Esparza, Julio López Silva, Juan Gil Preciado, Alejandro Carrillo y Alberto Trueba Urbina.

"La Legislatura del Estado de Morelos avisa que, con fecha 5 de los corrientes, inauguró el segundo período ordinario de sesiones de su primer año de ejercicio. - De enterado.

"La Legislatura del Estado de Querétaro participa que, el 16 de septiembre, inauguró el primer período ordinario de sesiones correspondiente al primer año de su ejercicio. - De enterado.

"La Legislatura del Estado de Tamaulipas informa que eligió Presidente y Suplente de su Mesa Directiva, para el mes en curso. - De enterado.

"El C. Tomás Algaba Gómez, comunica que continuará interinamente al frente del Poder Ejecutivo del Estado de Coahuila, mientras transcurre la prórroga de licencia que con fecha 7 del mes en curso se concedió al Gobernador Constitucional de esa Entidad. - De enterado.

"El C. Doctor Rafael Pascacio Gamboa participa que el día 21 de septiembre próximo pasado, volvió a hacerse cargo del Poder Ejecutivo del Estado de Chiapas. - De enterado.

"El C. Licenciado Enrique Pardo informa que el primero de los corrientes se hizo cargo de la Presidencia del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sinaloa. - De enterado.

"El Sindicato de Campesinos del Distrito Federal "Cuitláhuac", solicita se derogue la Ley de Cooperación para Obras Públicas en el Distrito Federal, por considerar que lesiona sus intereses. - Recibo, y a la Comisión del Departamento del Distrito Federal.

"El Comisariado Ejidal de Tlacotitlán, Municipio de Ozumba, Estado de México, se queja de que a los ejidatarios de ese pueblo les han quitado los terrenos que se les dieron en posesión definitiva, y solicita que esta Cámara intervenga ante el Departamento Agrario a fin de que se resuelva este asunto. - Recibo, y a la Comisión Receptora de Quejas.

"El Sindicato Mexicano de Trabajadores de la Industria de Bonetería, solicita se adicione el artículo 128 de la Ley Federal del Trabajo. - Recibo, y a la Comisión de Trabajo en turno.

"Dictamen de la Segunda Comisión de Hacienda por el que se manifiesta al Grupo Precursores de la Revolución (1906), que estando en vigor la Ley de Pensiones por Méritos Civiles o Heroicos, se dirijan a la Secretaría de Gobernación en solicitud del beneficio a que tengan derecho. - Aprobada sin discusión.

"Dictamen de la Primera Comisión de Gobernación que propone se archive la solicitud que hizo la Cámara Nacional de Comercio e Industria de Matamoros, Tamaulipas, para que se llevara a cabo una campaña nacional tendiente a aumentar nuestra producción, y que se suprimieran las franquicias que conceden las disposiciones aduanales, cobrándose impuestos de importación en todo caso a los artículos extranjeros. - Es aprobado sin debate.

"Dictamen de la Primera Comisión de Puntos Constitucionales, que concluye con un acuerdo económico proponiendo se devuelva al Senado, en cumplimiento de lo dispuesto en el inciso e) del artículo 72 de la Constitución General de la República, el expediente que contiene la iniciativa de la Legislatura del Estado de Colima y que reforma el artículo 115 constitucional en el sentido de que los gobernadores duren seis años en su encargo y sean nativos del Estado que los elija. - Aprobado sin discusión.

"Dictamen de la Primera Comisión de Puntos Constitucionales, que propone se archive la iniciativa de los CC. Diputados Manuel Rueda Magro y Manuel Chávez, tendiente a reformar los artículos 65, 82 fracciones V y VI y 83 de la Constitución General de la República, dándose a conocer a los interesados el mismo dictamen. - Sin discusión se aprueba.

"Dictamen de la Segunda Comisión de Hacienda sobre la solicitud presentada por la Federación Nacional de Inválidos de la Revolución, y que consulta la aprobación del siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se reforma el artículo 11 de la Ley de Retiros y Pensiones del Ejército y Armada Nacionales, para quedar como sigue:

"Artículo 11. Los militares inutilizados o que se inutilicen en acción de guerra o a consecuencia de las lesiones recibidas en ella, disfrutarán una pensión igual al haber del último empleo, que les será pagada de conformidad con las cuotas que para los militares en servicio activo señale el Presupuesto de Egresos anual correspondiente al Ramo de la Defensa Nacional, Salvo lo dispuesto en el artículo 65".

"Sin que origine debate se reserva para su votación nominal.

"Dictamen de la Primera Comisión de Hacienda sobre la relativa solicitud del C. Santiago Sardaneta, y que concluyó con el proyecto de decreto que a continuación se inserta:

"Artículo único. De conformidad con las prescripciones de la fracción III del artículo 2o. de la Ley de Jubilaciones a Funcionarios y Empleados del Poder Legislativo, se concede una jubilación de doce pesos diarios al C. Santiago Sardaneta, que le será pagada íntegramente por la Tesorería General de la Federación, conforme lo dispone el artículo 6o. del citado Ordenamiento".

"Se pone a discusión, y sin que nadie lo objete, es reservado el anterior proyecto para votarlo nominalmente.

"Dictamen de la Segunda Comisión de Puntos Constitucionales, que finaliza con un proyecto de decreto por el que se concede permiso al C. Teniente Coronel y Licenciado Antonio Lomelí Garduño, para que pueda aceptar y usar la insignia de la Orden Nacional "Honor y Mérito", que le otorgó el Gobierno de la República de Haití.

"Sin discusión se reserva para votarlo nominalmente.

"Se recoge la votación nominal, en lo general y en lo particular, de los proyectos que se han reservado para este fin, los que se aprueban por unanimidad de noventa votos. Pasan al Ejecutivo y al Senado, según corresponda, para sus efectos constitucionales.

"En seguida usa de la palabra el C. Diputado Demetrio Bolaños Espinosa, y propone el nombramiento de una comisión de esta Cámara que entreviste al C. Presidente de la República para que, de conformidad con lo que establece la Ley de Pensiones por Méritos Civiles o Heroicos, se conceda una pensión de ocho pesos diarios a la señora Camila Ruiz Peñalver viuda de Urbina, por los eminentes servicios que prestó a la patria su extinto esposo el C. Luis G. Urbina.

"Sin debate es aprobada esta proposición, designándose, para integrar la comisión relativa, a los CC. Diputados Demetrio Bolaños Espinosa, Mariano Samayoa y Fernando López Arias.

"Acto continuo, el C. Diputado Alfredo Félix Díaz Escobar se refiere a los procedimientos ilegales y antipatrióticos que han venido desarrollando en la República los elementos sinarquistas, y propone que esta Cámara gestione que no se les conceda permiso para colonizar, como lo pretenden, la Baja California por el peligro que ello significaría para el país, y que se solicite también que sean neutralizadas sus actividades con medidas enérgicas.

"El C. Diputado Jesús M. Ramírez apoya esta proposición, pero refuta la insinuación del anterior orador de que los elementos sinarquistas sean enviados a colonizar el Estado de Chiapas, y en seguida expone los problemas que afectan a esa entidad.

"En pro de la proposición a debate habla el C. Carlos Zapata Vela, haciendo notar la ayuda que los sinarquistas reciben de extranjeros enemigos de nuestro régimen democrático.

"El C. Antonio Cachón Ponce protesta por la idea que en su discurso vertió el C. Félix Díaz Escobar de enviar a los sinarquistas al Estado de Chiapas, y el último de los citados representantes retira esa idea y expone nuevamente su proposición, la que es aprobada por la Asamblea. Se designa para que integren la comisión relativa, a los CC. Diputados Alfredo Félix Díaz Escobar, Luis Quintero Gutiérrez, Ernesto Gallardo S., Jesús M. Ramírez y Secretario Rubén Figueroa.

"En seguida el C. Diputado Antonio Cachón Ponce da a conocer a la Asamblea la situación económica y política del Estado de Chiapas, y los problemas originados por la permanencia en esa entidad de grandes grupos de ciudadanos guatemaltecos.

"A las catorce horas y cuarenta minutos se levanta la sesión.

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

El C. Presidente: Encontrándose a las puertas del salón el C. Manuel Magaña, suplente por el Sexto Distrito Electoral del Estado de Michoacán, se designa en comisión para introducirlo y acompañarlo a rendir la protesta de Ley a los ciudadanos Diputados Ordorica Cerda, Hernández Cházaro, Zincúnegui Tercero y Secretario Gudiño.

- El mismo C. Secretario: Se ruega a los ciudadanos diputados y a los asistentes a las galerías se sirvan ponerse de pie.

(Protesta). (Aplausos).

El C. Secretario Rubén Figueroa: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, concede la palabra al C. Diputado Alfredo Félix Díaz Escobar para que informe sobre la comisión que le fue conferida ante el C. Presidente de la República.

- El C. Díaz Escobar Alfredo Félix:

"Señores diputados:

"En cumplimiento de la comisión que nos fue conferida por esta H. Cámara de Diputados, para participar al C. Presidente de la República el acuerdo tomado en la sesión ordinaria celebrada el día 14 del mes en curso, en el sentido de que se gestionara "que no se conceda permiso a los elementos sinarquistas para colonizar la Baja California, y que en caso de haber sido otorgado ese permiso, fuera cancelado, así como que se considerara ilegal la existencia de la Unión Nacional Sinarquista, procediéndose a su disolución por estimársele enemiga de México y cómplice del nazifascismo", nos permitimos informar lo que sigue:

"Fuimos recibidos por el Primer Mandatario con la cortesía que le es característica, y con positivo interés escuchó una exposición amplia del objeto de nuestra entrevista, que no sólo se concretó a la simple comunicación del acuerdo tomado por esta H. Cámara en sentido de pedir, en su nombre, no

se concediera o se cancelare, de haberse concedido ya, el permiso de colonizar el Territorio Sur de la Baja California con miembros de la Unión Nacional Sinarquista y que se procediera a su disolución declarándola fuera de la Ley por las actividades desplegadas en contra de nuestras instituciones democráticas, sino a una amplia exposición de los motivos y fundamentos que le sirvieron de base.

"El señor Presidente de la República nos informó que un grupo de ciudadanos mexicanos elevó instancias al Ejecutivo Federal, solicitando autorización para colonizar una porción de Territorio de la Baja California, manifestando deseo de cooperar en la obra de esta índole que tiene emprendida el Gobierno de la República, así como que con anterioridad y por cuenta del Gobierno Federal han sido movilizadas para aquella región muy cerca de 600 familias de trabajadores del campo adictos a la Revolución mexicana y a quienes no se encontró acomodo en sus lugares de origen.

"Que a la solicitud de los elementos sinarquistas recayó acuerdo favorable en virtud de haberse tomado en consideración todas las circunstancias concurrentes a un movimiento de población de tal naturaleza.

"Que vé con verdadera simpatía que los representantes populares se preocupen por los problemas que, como el de que se trata, afectan al pueblo mexicano en cuya resolución espera su cooperación eficaz y experimentada en la realidad de nuestro medio, ya que una orientación en el sentido de nuestros problemas sociales y un esfuerzo traducido en hechos de beneficio colectivo, serán la mejor contribución para acelerar la fase constructiva de la Revolución, afirmándola dentro de los lineamientos señalados por las leyes emanadas de este movimiento político social.

"Que estima que el ejercicio de los derechos dentro de la ley y el uso del poder público con estricto apego a las normas que nos rigen serán la mejor garantía de la paz del país, toda vez que entre aquellas se dispone de mandamientos, como las reformas al Código Penal que se acaban de aprobar, que sancionan actividades que estén en pugna con nuestras instituciones democráticas y las legítimas aspiraciones del pueblo mexicano.

"Por último, que reitera y agradece su deseo de cooperación por parte de la Cámara de Diputados, cuyas aportaciones recibe y recibirá siempre con interés, para procurar el mejoramiento de los sectores laborantes y robustecer la economía del país, velando por que las doctrinas que se sustentan en nuestra Constitución Política se mantengan inalterables y en constante realidad.

"Alfredo Félix Díaz Escobar. - Luis Quintero Gutiérrez. - Ernesto Gallardo S. - Jesús Ramírez. - Secretario Rubén Figueroa".

El C. Secretario Figueroa Rubén: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, concede la palabra al C. Leobardo Reynoso.

El C. Reynoso Leobardo: Señores Diputados: Acabamos de escuchar el informe que nos rinde la Comisión que esta Cámara designó para que se trasladara a las oficinas del Poder Ejecutivo y le hiciera presente el acuerdo de esta Cámara al señor Presidente de la República.

Esta H. Asamblea se ha dado cuenta, por el informe documentado que nos rinden, de los motivos que impulsaron al Jefe de la Nación para dar permiso a un número de trabajadores, a fin de que vayan a colonizar el Territorio Sur de la Baja California. Debemos entender que de manera alguna el Poder Ejecutivo tomó en consideración que esos elementos pertenecieran a alguna asociación política, sino sólo el vasto plan de reconstrucción nacional que tiene el Ejecutivo Federal para la repoblación de la Baja California, que tanto reclama el Gobierno Federal.

Por consiguiente, nosotros, que no estamos de acuerdo con las doctrinas que pregona el partido sinarquista, debemos impulsar a nuestras amigos, a los trabajadores que sienten la Revolución, para que vayan a la Baja California con la protección del Gobierno. Si el Partido Sinarquista pretende tomar la determinación de mandar allá cien mil familias, los revolucionarios vamos a mandar también para allá cien mil familias. (Aplausos).

Quiero aprovechar, compañeros, esta oportunidad para hacer hincapié sobre ciertas versiones que se vienen propalando en la ciudad de México, y digo en la ciudad de México, porque todos nosotros, sobre todo aquellos diputados que somos muy afectos a visitar con frecuencia nuestros distritos, nos hemos dado cuenta de que esa agitación sólo existe en la capital de la República. La provincia trabaja con toda calma; la provincia tiene profunda confianza en el Ejecutivo y en el Presidente Ávila Camacho, porque sabe que él llevará al país a un mejor acomodo, a una mayor felicidad, pues está inscrito en el programa de la Revolución mexicana hacer a los ricos un poco menos ricos, y a los pobres, un poco menos pobres. (Aplausos).

Hagamos un poco de historia, compañeros: cuando el General Cárdenas llegó al poder e inició su labor eminentemente revolucionaria, empezó a agitar a las masas para hacer en ellas conciencia de su unidad y de su fuerza; la reacción, que siempre está pendiente de lo que nosotros hacemos, dijo que Cárdenas no duraría en el poder o que Cárdenas llevaría al país al desquiciamiento.

Después, la misma reacción se dio cuenta de que Cárdenas fue fuerte en el poder porque contó con el apoyo del pueblo y porque contó, sobre todo, con el apoyo de los trabajadores del campo y de la ciudad; y entonces dijo: "Es conveniente que Cárdenas siga allí; pero el que le suceda, sea quien sea, vendrá a rectificar la obra de aquél".

Vino la sucesión presidencial. Las clases laborantes, sobre todo las revolucionarias, se agruparon en torno de Ávila Camacho, porque sabían que es un gran revolucionario: es el hombre patriota por excelencia. Y entonces lo llevaron a la Primera Magistratura. Los reaccionarios dijeron: "Ávila Camacho va a rectificar a Cárdenas". Pero el tiempo transcurrido, compañeros, es más que suficiente para afirmar categóricamente que también se equivocaron y se siguen equivocando.

Voy a hacer un poco de análisis de la obra de Ávila Camacho, que apenas tiene once meses. Si Ávila Camacho hubiera tenido la intención de

rectificar la obra de Cárdenas, no hubiera considerado, como consideró, que los trabajadores del campo y del taller deben tener participación en el Poder Público. Y Ávila Camacho fue el que propugnó por que viniera al Congreso de la Unión representantes genuinos de los obreros y de los campesinos. Hélos aquí y en el Senado.

¿No es esta una razón más que poderosa para asegurar que Ávila Camacho no ha tenido la intención de seguir un camino de retroceso, y está llevando a cabo una obra eminentemente revolucionaria? Retroceder no es posible; porque Ávila Camacho ha sido consecuente con todo lo que ha dicho a través de su campaña, y porque Ávila Camacho es consecuente con la obra revolucionaria. Y allí lo tienen trabajando con el aplauso de todo el mundo.

Ávila Camacho se dio cuenta de que deberían ir a aquellas Secretarías, donde se ventilan los intereses de la Revolución, elementos que contaran con la confianza del pueblo y con la confianza de las clases laborantes. ¿A quién puso en Gobernación? ¿No está en Gobernación un elemento joven que supo responder al programa revolucionario en el Estado de Veracruz? Que me contradigan los compañeros de la C. T. M. que en muchas ocasiones han afirmado que Miguel Alemán respondió como hombre, como caballero, como patriota y como revolucionario, a la labor reconstructiva del Estado de Veracruz. Es él quien está en Gobernación. (Aplausos).

Para atender el problema obrero, ¿a quién puso Ávila Camacho en la Secretaría de Trabajo? Nada menos que al Licenciado García Téllez, un elemento que goza de toda la confianza de los trabajadores, porque saben ellos que García Téllez es un elemento honrado y un elemento disciplinado a lo dispuesto por la Revolución y por el señor Presidente de la República. Allí está García Téllez llevando a cabo una labor eminentemente revolucionaria, porque eso es lo que se le ha mandado por el Jefe de la Nación. (Aplausos).

Examinemos preferentemente lo relativo a las huelgas. El Gobierno de Ávila Camacho recibió la huelga de Nueva Rosita, con seis meses sin solucionar. ¿Cuánto duró el Departamento del Trabajo para solucionar esa huelga? Quince días. La huelga de los tranviarios, la de los cinematografistas, la de los telefonistas y muchos conflictos, como el de la C. I. D. O. S. A. que no han llegado siquiera a una petición de huelga, porque tiene interés el Poder Público en que la comprensión perfecta entre el capital y el trabajo sea la base de sus relaciones.

Tomemos en cuenta que la labor de Cárdenas, agitando al país, fue benéfica. Por ella los capitalistas han entendido que deben ceder a las exigencias, porque son justas, de los trabajadores. De allí que el Poder Público no pueda permitir que se prolonguen las huelgas por mucho tiempo; porque necesitamos, para ser consecuentes con nosotros mismos, que la opinión pública no vea que al mismo tiempo que suben los salarios, suben las subsistencias. Ávila Camacho quiere que todo el mundo se dedique a trabajar para que bajen las subsistencias, y entonces sí sean una realidad las conquistas de los trabajadores del campo y del taller.

En el aspecto agrario hay mucho que decir. En primer lugar, ¿no aplaudió esta Cámara al Primer Magistrado aquí, cuando en su primer informe manifestó que por ningún motivo se quitarían a los campesinos las pequeñas propiedades que fueron repartidas por el Gobierno pasado? ¿No es una demostración más que palpable de que sabe Ávila Camacho que el patrimonio que se le da a un campesino, se le debe cuidar, y no es posible que se lo puedan arrebatar gentes extrañas a la Revolución? Además, Ávila Camacho está haciendo en este aspecto una labor completamente coherente, completamente uniforme; entra en una fase de la política agraria muy digna del hombre que ha sabido responder a las aspiraciones de México; entra ahora en el proceso depurativo, sin dejar de ir apreciando las necesidades de los pueblos. Al mismo tiempo, no tan sólo quiere repartir tierras, sino también dar al campesino lo que necesita para trabajarlas, enseñándole la técnica necesaria para que sus cosechas sean mejores, y así pueda responder el campesinado de México a las conquistas de la Revolución y a las aspiraciones del Gobierno, que son las aspiraciones del pueblo de México.

En el aspecto educativo, también hay mucho que decir, pues es la escuela el centro donde se forman las generaciones futuras. Por ello, los problemas educativos deben ser tomados en consideración por esta Cámara.

Se han propalado diversos rumores en relación con la labor que está llevando a cabo el Licenciado Véjar Vázquez, y francamente, Véjar Vázquez el primer paso que ha dado por instrucciones del Primer Magistrado, es unificar al magisterio. ¿Es eso contrarrevolucionario? De ninguna manera. Quiere unificar al magisterio para que todos los maestros, como grupo, se compenetren profundamente del programa revolucionario en materia educacional, y ha querido también el señor General Ávila Camacho que se reglamente el artículo tercero. De ninguna manera se reformará el artículo tercero porque esa es una conquista de la Revolución Mexicana. (Aplausos). Pero es indispensable reglamentarlo, y ¿quién va a reglamentar el artículo tercero? El Congreso de la Unión, donde está representado el pueblo mexicano en sus distintos sectores. Aquí vamos a ver quiénes son revolucionarios; allí está el aspecto más delicado de esta reglamentación, porque es preciso ver lo que se ha hecho desde Francisco I. Madero hasta Manuel Ávila Camacho. (Aplausos).

El sinarquismo y "Acción Nacional" también nos han espantado un poco en la capital de México. Yo creo que no deben alarmarnos. Conocemos perfectamente cuáles son las maquinaciones de esas dos agrupaciones; están ligadas completamente con el clero, que ha sido siempre enemigo de la Revolución y que se ha opuesto siempre a que la Revolución progrese. "Acción Nacional" está manejada por el alto clero, y el sinarquismo por el bajo clero; y nosotros vamos a combatirlos también en el terreno de las ideas; pero aseguramos, compañeros, que de algo han servido treinta años de revolución. ¿Cómo vamos a creer que esté plagado el país de

sinarquistas y de miembros de "Acción Nacional"? No es posible; hay agrupaciones; hay vividores; pero en manera alguna están enrolados el campesinado y los obreros, que son el fuerte sostén de la Revolución hecha Gobierno y que preside Manuel Ávila Camacho. Vamos a combatirlos en cualquier terreno; vamos a hacer mítines en nuestros Estados, en nuestros Distritos; vamos a decirles a los trabajadores y al pueblo de México que Ávila Camacho está cumpliendo con su deber, y que mientras Ávila Camacho esté en el Poder, no hay que temerle a los "ismos", que tengan ideas contrarias a la Revolución.

Por todo lo expuesto, quiero proponer en esta tribuna, a esta Honorable Asamblea, que la Cámara se solidarice con la política revolucionaria del señor Presidente Ávila Camacho. Para tal efecto he redactado unos puntos que me voy a permitir leer:

"Puntos de acuerdo:

"Primero. La Honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión se solidariza de la manera más amplia con la labor eminentemente revolucionaria y constructiva que ha venido desarrollando el C. Presidente de la República.

"Segundo. Otórguese con tal motivo al propio alto funcionario un voto de confianza por su antingente labor.

"Tercero. Nómbrese una comisión que comunique los anteriores acuerdos al C. General de División Manuel Ávila Camacho". (Aplausos. Voces: ¡Toda la Cámara!)

Modifico mi acuerdo, en virtud de lo que solicita esta Asamblea: que en vez de una comisión, vaya toda la Cámara a hacer presente estos acuerdos al ciudadano Presidente de la República. (Aplausos).

Antes de que se ponga a discusión mi proposición, quiero asegurar a esta Cámara y al país, que mientras Ávila Camacho esté en el poder y tenga la bandera de la Revolución que le entregara Lázaro Cárdenas, no deben temer a ninguno de los "ismos", los revolucionarios del país, ni las clases laborantes, puesto que Ávila Camacho hará del país un emporio de felicidad a la que tenemos derecho todos los mexicanos; hará, como dije antes, a los ricos un poco menos ricos, y a los pobres un poco menos pobres; porque tienen derecho a que suba su nivel de vida; y porque tienen derecho también a que se les conceda el apoyo de la Revolución. (Aplausos. Voces: ¡Aprobada por aclamación!)

El C. Secretario Rubén Figueroa: En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites.

El C. Presidente: Está a discusión la proposición del Diputado Reynoso (Voces: ¡Se aprueba por aclamación y que toda la Cámara vaya!)

- El mismo C. Secretario: Para reforzar la proposición del Diputado Leobardo Reynoso se han inscrito varios oradores. Tiene la palabra el ciudadano Diputado Hernández Cházaro.

El C. Hernández Cházaro Eduardo: Señores diputados: El compañero Reynoso nos acaba de hacer ver esos barruntos de agitación que se sienten en la metrópoli; pero esas cosas, señores, no tienen por qué alarmarnos a los revolucionarios. El Partido Conservador de México, la reacción de México, desde que Juárez proclamó las leyes de Reforma, no han dejado de moverse, no han dejado de actuar y siempre que encuentran un huequito para menear un dedo, procuran, con esos ardides tan comunes en ellos, causar agitación, hablar de cambios, hablar de trastornos que vengan mañana a beneficiarlos. Pero felizmente, el elemento revolucionario del país conoce de sobra todas sus artimañas y estos señores aprovechan cualquier coyuntura, como antes dije, para agitar, para causar desasosiego en el país.

Como decía atinadamente el compañero Reynoso cualquier motivo es bueno para agitar; que viene al gabinete un Maximino Ávila Camacho, que viene al gabinete un Véjar Vázquez, inmediatamente los enemigos de la Revolución pregonan que el Gobierno tendrá forzosamente que irse a las derechas. ¡Qué equivocados están esos elementos! Estos hombres que colaboran con el General Ávila Camacho juraron cumplir con la ley, y la ley, señores, fue escrita por elementos revolucionarios que regaron, muchos de ellos, con su sangre, los campos de batalla y nosotros traicionaríamos a la propia Revolución si aceptáramos cualquier regresión por insignificante que fuera. (Aplausos). Quién no recuerda las matanzas en Atlixco, del Estado de Puebla; quién no recuerda que azuzados los trabajadores por elementos que en ello se complacían para buscar divisiones, constantemente estaban agitándolos y constantemente teníamos la sangre de los obreros regada en ese pueblo emporio de la industria; ¿quién acabó con ese estado de cosas? ¿quién vino a hacer que estos hombres se apreciaran como hermanos? Maximino Ávila Camacho, quien, entonces, no puede ser derechista. Maximino Ávila Camacho con su historial propio, es eminentemente revolucionario y tiene forzosamente que seguir los pasos que ha trazado a su Gobierno Manuel Ávila Camacho.

Véjar Vázquez, elemento joven, producto de la Revolución, que tuvo la sencillez, la humildad, la honradez de declarar cuando protestó como Secretario de Educación, que él no sería mas que el brazo que ejecutara las órdenes de Ávila Camacho. Entonces, señores, cuál es el motivo, la causa de que esos eternos enemigos de la Revolución aprovechen esas cosas para agitar al país? Estamos unidos, estamos todos codo con codo; no hay división en esta propia Cámara donde por cuestiones internas, encontramos dos grupos: el grupo renovación y el grupo mayoritario. Que sepan esos señores que ese pleito es en familia, es entre nosotros, pero que cuando la Revolución peligre estaremos codo con codo y corazón con corazón en nuestros puestos. (Aplausos).

Los obreros, como dijo atinadamente el compañero Reynoso, están debidamente garantizados. Cuando el General Ávila Camacho asumió el poder, puso al frente del entonces Departamento del Trabajo al Licenciado García Téllez. Y yo digo a ustedes, señores, yo no me engaño ni me gustan las mentiras. ¿Quién desconoce en México la manera de pensar de García Téllez? ¿Se me va a decir que es derechista? Es absolutamente izquierdista, radicalmente izquierdista, y la Revolución mexicana, quiéranlo o no es izquierdista. (Aplausos).

El campesinado del país, queridos compañeros, aquél que fue de los que más contribuyeron al triunfo de la Revolución, aquellos que abandonaban familia, que abandonaban hogar, que abandonaban sus hijos para ir a empuñar las carabinas, se sienten hoy tranquilos con Ávila Camacho, con Ávila Camacho que a través del país pregonó que estos hombres a quienes la Revolución dio un pedazo de tierra para independizarlos, se les titularía, se les daría la propiedad que es la herencia que tiene la Revolución para con los hijos de esos campesinos.

Por consiguiente, señores, el campesinaje de México está plenamente identificado con Ávila Camacho: porque es parte de la Revolución, debe estar satisfecho, debe tener fe en ese hombre que no alardea, que no va con bombo y platillo, que va paso a paso, que no va con carreras; pero que cada paso que da, señores, es el afianzamiento de las conquistas de la Revolución mexicana.

Últimamente ha habido alarmas: ¡el espionaje, la quinta columna! Y yo quiero, señores, para tranquilidad del país, decir estas palabras: La guerra moderna ya cuenta con una nueva arma: el servicio de espionaje. El mundo está en guerra. ¿De qué nos sorprendemos nosotros? ¿Vamos a sorprendernos de que en México haya espionaje? El espionaje actualmente está regado por todo el mundo, pero México está en su sitio, México está con la democracia y México, llegado el momento sabrá cumplir con su deber.

Entonces, señores, yo me digo: esa alarma no es una cosa para que nos agite; es una cosa hija del ambiente, hija de la guerra. Si estamos convencidos que estos señores tienen que alharaquear, tienen que gritar, tienen que seguir vociferando y tienen que seguir agrupándose, es porque la reacción, señores, nunca dejará de trabajar. Hoy es el sinarquismo. El sinarquismo entraña un peligro y la obligación de todo revolucionario que se sienta sinceramente revolucionario, es combatir el peligro donde quiera que éste se encuentre. (Aplausos).

Entonces, vamos a decirle al país, vamos a decirle al elemento revolucionario de México que esté tranquilo, que tenga fe en el Presidente de la República, que sepa que en el momento actual porque atraviesa México, ningún hombre mejor ni más patriota ni más capacitado para empuñar la bandera de la Revolución que Manuel Ávila Camacho. ¡Salud! (Aplausos).

El C. Secretario Figueroa Rubén: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, concede la palabra al C. Diputado Márquez Ricaño.

El C. Márquez Ricaño Luis: Señores diputados: Bajo la superficie de nuestra vida institucional, he venido observando que se agitan elementos inconcretos e indefinibles cuyas potencialidades me preocupan hondamente. Grupos de hombres con núcleos de ideas exóticas conspiran en la sombra, para impedir que nuestra vida pública se desarrolle en el ambiente de progreso y de creación que el Gobierno de la República aspira para conseguir el bienestar de todos los mexicanos. Elementos obscuros que no se atreven a salir francamente a la luz obstaculizan la obra reconstructora que se impuso el Gobierno del Presidente Ávila Camacho desde que asumió el Poder; sabotean la aplicación de las ideas patrióticas e impiden que el país imprima a su marcha la velocidad que le exigen las circunstancias del mundo contemporáneo; agitan la conciencia pública a fin de estorbarle a México la realización de sus intenciones y el cumplimiento de los deberes que un destino común le atribuye como miembro del conjunto de naciones americanas empeñadas en un gigantesco esfuerzo de unificación y de armonía, destinado a salvaguardar para América el modo de vida basado en la libertad y la tolerancia, en la comprensión y en la buena fe. Hombres desorientados, engañados, presionados por la fuerza de sus ambiciones más mezquinas, se colocan entre México y la meta que éste se ha fijado, sembrando la confusión dentro de nuestras filas con una táctica derrotista y cobarde que es necesario desafiar y vencer si queremos que México ocupe el sitio que le corresponde en América por su tradición y sus ambiciones liberales, que ha corrido aventuras trágicas durante más de un siglo y que hoy desembocan en nuestra hora decisiva para convertirse en realidades tangibles y fundamentales.

Por eso he venido hoy a esta tribuna del pueblo. Vengo a dar la batalla a quienes se engañan y quieren engañar, porque es preciso ya que nuestro pueblo se unifique bajo la bandera del derecho y luche por la conquista de sus bienes.

¿Pero cuál es ese nudo de inquietudes preocupantes que agitan a México? ¿Qué factores determinan esta especie de angustia que corre bajo la epidermis social de nuestra patria y que augura un alumbramiento que todavía no sabemos si ha de ser benéfico, o ha de ser perjudicial para nuestro destino? ¿Qué fuerzas, qué elementos batallan lejos de las miradas superficiales; invisibles para los indiferentes, para los despreocupados, en la entraña íntima de nuestras pasiones y mantienen en la superficie una sospechosa calma letárgica, uno como sopor de enfermo, e impiden que México se agigante en la hora del peligro, y asuma las proporciones colosales que la oportunidad histórica le está exigiendo; las proporciones gigantescas que nuestra patria ha asumido siempre que el destino ha llamado a su puerta para pedirle lo extraordinario, lo maravilloso? Yo pregunto: ¿qué le pasa a México que no crece su propio tamaño heroico? ¿Quién o quiénes le impiden desperezarse a esta tierra de la acción fecunda; quiénes obstruyen sus esfuerzos por ser lo que ella puede ser, lo que ha sido en sus momentos estelares?

Me voy a permitir, señores diputados, hacer un análisis de esos elementos inconcretos que obstaculizan la acción de nuestro país. Seré breve, ni un minuto más, de los estrictamente necesarios, emplearé.

Como todos ustedes recuerdan, México vivió seis años de prodigiosa creación histórica, cuyos resultados aún no podemos examinar, ni entender, bajo el Gobierno del General Lázaro Cárdenas. Una rectificación del sentido revolucionario le hizo abandonar los rumbos de la deriva e imponerle al país una serie de sacrificios, que sólo el buen sentido, la buena administración de orden y de trabajo

puede compensar y conseguir que no sean inútiles y vanos. Cárdenas reanimó el viejo espíritu revolucionario plasmado, atrofiado, anquilosado en una Constitución que ni los mismos revolucionarios conocían - y esto lo deduzco del poco respeto que le tuvieron - y le imprimió al México aletargado un ritmo precipitado, vertiginoso, caótico, si se quiere; pero apropiado para practicar una revisión total de procedimientos que nos llevara desde lo anodino hasta lo singular, desde lo intranscendente hasta lo duradero, y le imprimió a su gestión un sello particular, propio de él, que sólo el tiempo podrá juzgar. Llegado el término democrático de su gestión, Cárdenas el dinámico, Cárdenas el elemental, Cárdenas el ciclópeo, abandonó el poder, abandonó la tarea en el punto histórico señalado, y se retiró a la vida privada para dejar la responsabilidad del mando en las manos firmes, reposadas, merecedoras de confianza, de Manuel Ávila Camacho, el hombre designado por el destino para ordenar, para reorganizar los elementos que Cárdenas había desquiciado, y construir, una vez reparadas las piezas, el gran destino de México que la nota del mundo le impone grandioso, decisivo, guiador entre las naciones del Continente americano.

Cárdenas comprendió que su tiempo había coronado su misión revolucionaria y se retiró. Tuvo confianza en que el Presidente Ávila Camacho, su amigo y su colaborador, habría de terminar lo que él empezó; supo Cárdenas, que Ávila Camacho concluiría la gran obra iniciada y se fue tranquilo, confiado, a vivir la vida del ciudadano que él mismo había anunciado seguir. En los hombros recios de Ávila Camacho quedó, desde el primero de diciembre de mil novecientos cuarenta, la responsabilidad de sacar avante el problema histórico planteado por la revisión cardenista, y Ávila Camacho asumió la responsabilidad. Decidió terminar lo empezado y para ello llamó a la concordia, al trabajo, y aun al sacrificio, a todos los mexicanos de buena fe para que le ayudasen en la magna tarea de conformar la patria sobre los lineamientos de la armonía social, de la justicia democrática; para fundar un régimen institucional basado en las libertades que consagran los derechos del hombre, emprendiendo la tarea con ánimo tranquilo y tolerante, dispuesto a ser el ejemplo vivo de lo que quería que fuese el país bajo su mandato y bajo su influencia; haciendo funcionar, desde el principio de su Gobierno, para pacificar la conciencia pública, los mismos procedimientos legales, humanos, de honda moral mexicana, de justicia funcional que deben distinguir nuestra vida pública, nuestra vida política nacional e internacional, como si quisiera probar la eficacia regeneradora de esos ideales sujetándolos a la prueba más dura, más difícil y más aventurada, como era la de transformar con ellos la vida acostumbrada a la violencia de los pensamientos y de la acción, en una vida reposada de pensamientos, tranquila de conciencia, pero creadora, fecunda, generosa y progresista. Quiso Ávila Camacho cambiar el ritmo del país, y para ello dispuso que el camino se hiciera sosegadamente, seguro de que, como dijo Nietzsche, "sólo camina de prisa el que no sabe a dónde va".

Mas he aquí, si bien Cárdenas, con una lealtad y un espíritu patriótico que disculpan sus errores y enaltecen sus aciertos indiscutibles, se había retirado, en ello no le imitaron algunos de los hombres que durante su gestión fueron elementos colaboradores de su gran obra. Algunos de esos hombres pudieron continuar colaborando al lado del nuevo Presidente, ya fuera porque sus servicios aún eran necesarios; ya porque hubieran tenido bajo el Gobierno de Cárdenas un actuación más bien técnica que les hiciese servir en la consumación de lo empezado. Pero otros hombres del período cardenista habían dejado de ser necesarios. Su labor histórica había concluído y el nuevo gobierno prescindió de ellos por considerar que nuevos elementos deberían asumir los puestos de responsabilidad. Hombres dotados de un sentido, ya no revisionista, sino constructor, hombres no de agitación, sino de trabajo; hombres, en fin, mejor dotados para la labor menos brillante pero más necesaria de la reconstrucción política y social de México. Ávila Camacho decidió que su Gobierno debería, allí donde Cárdenas había derribado valores caducos, edificar la moral nueva, sana, armoniosa que deriva de la Constitución; quiso que en la obra constructora su Gobierno contara con la simpatía unánime del pueblo, con los esfuerzos resueltos de todos los mexicanos y para ello decidió rodearse de una nueva generación de funcionarios cuya personalidad no tuviese el lastre de haber derribado por necesidades justificables, lo que el nuevo Gobierno debería suplir. Los pueblos admiran, pero no aman nunca a los reformadores que necesitan derribar valores caducos. Ávila Camacho no podía inspirar confianza respecto a su intención de edificar sobre las ruinas, mientras se presentase ante el pueblo acompañado de aquellos que habían dinamitado, de aquellos que habían derribado los viejos muros inservibles. Ávila Camacho resolvió utilizar en su obra de gobernante, que había anunciado ya como candidato, a nuevos hombres, capaces y resueltos, que en el lugar de los desplazados hiciesen sentir al pueblo la esperanza y la fe que México necesitaba para acelerar la conquista de su posición económica y social. Refrenó extremismos; calmó ansiedades radicales; aplicó la teoría de que sólo la ley, una ley respetuosa y respetada, puede mover libremente los valores del pueblo hasta darles la simetría que se precisa establecer para fincar sobre sus cimientos una vida nueva en que la justicia sea norma y garantía para la convivencia y estímulo, para el progreso, el bienestar y la abundancia nacionales. Hombres nuevos pidió el país, y nuevos hombres se dispuso que fueran los que realizaran en hechos una doctrina política fundada en la promesa de gobernar para todos. De esta manera, los hombres que habían enarbolado banderas partidaristas, obligados por la necesidad de nivelar un estado disparejo de injusticia social, se vieron desplazados por imperativo histórico, señalando con ese desplazamiento que habían cumplido su misión política y que debían dedicar sus energías a actividades muy otras que las practicadas en su tiempo.

Pero el arte científico de gobernar democráticamente es un arte difícil. Las pasiones de los

hombres los impiden muchas veces comprender cuándo es la hora precisa de retirarse. La fuerza de la inercia les hace algunas veces engañarse respecto a su función e imaginan que lo que todavía rueda velozmente lo hace por impulso autogenerador y no por aquel fenómeno físico que no alcanzan a discernir en su consecuencias. Ante el Gobierno de México surgieron obstáculos que eran consecuencias inertes y vertiginosas del ritmo abandonado. Pasiones políticas, partidaristas, radicales en sus exigencias, le reclamaban imperiosamente actos parciales. Los hombres de la derecha, engañados por la rectificación de ciertos rumbos, imaginaron que el Gobierno les concedía razón absoluta y que todo sería derechismo; y exigieron. Los hombres de la izquierda, tan útiles en el período anterior de Gobierno, se imaginaron que la rectificación de algunos conceptos llevados demasiados fuera, hacia la izquierda, de los preceptos constitucionales significaba una reacción antirrevolucionaria y se llamaron a engañados. Por un lado, los adeptos de Acción Nacional exigieron que el rumbo del Gobierno obedeciese a la inspiración de sus postulados contrarrevolucionarios; junto a los hombres de Acción Nacional, una incipiente organización política, la Unión Nacional Sinarquista, inició una campaña de agitación entre sus escasa filas para conseguir sus objetivos, declaradamente reaccionarios, anticonstitucionales. Frente a los reanimados grupos derechistas, insignificantes por sí mismos, los hombres desplazados por el nuevo régimen, nunca dispuestos a abandonar sus posiciones prominentes, iniciaron a su vez una agitación destinada a amedrentar al Gobierno para que abandonase sus objetivos normalizadores y resumiese la vida mexicana el mismo desconcertante ritmo partidarista que ya nada justificaba. Aprovechándose de esta circunstancia, surgieron a la lucha los comunistas capitaneados por un hombre resentido, fanático de sus equivocadas convicciones y ciego por la ambición de poder: Narciso Bassols apareció como combatiente declarado del Gobierno, enemigo de sus procedimientos constitucionales y de sus maneras conciliadoras. Bassols quiere que el Gobierno de Ávila Camacho se mueva con la irresponsabilidad de un líder comunista. Bassols pretende que se gobierne de acuerdo con sus inspiraciones comunistas, que prescinda de la Constitución y que tome partido, precisamente el suyo, abandonando la posición superior que el Gobierno ha asumido con miras a conciliar todas las necesidades y todas las posibilidades en la búsqueda del bien común. Bassols quiere dominar ambas organizaciones de trabajadores, estableciendo un pelelismo en la C. T. M. para mandar, a través de Fidel Velázquez, en los trabajadores, utilizándolos para la realización de sus ambiciones personales de jefe comunizante.

Pero Bassols lucha, hay que decirlo, con cierta valentía. Da la cara, aunque no mucho. Bassols imagina que Fidel Velázquez puede ser un instrumento en sus manos y se mueve activamente para impresionar a los trabajadores en el sentido de que él es el líder necesario, de que él es el dirigente necesario, de que él es el hombre que puede conducirlos hacia la consecución de fines proletaristas, en lugar de un jefe como Fidel Velázquez cuya capacidad desprecia y cuya fuerza desconoce.

En cambio, un hombre cuya, misión históricorrevolucionaria está definitivamente terminada; un político que ha sacrificado en el servicio de la causa trabajadora sus mejores años y su más fino talento; un dirigente que ha logrado concitar en su contra, por haber debido ser un destructor de valores, el odio, el desprecio unánime del pueblo; desprovisto de la lealtad, del valor civil, del sentido político del ex Presidente Cárdenas a cuyo servicio militó, el licenciado Lombardo Toledano, se resiste a abandonar las filas en que ya no es útil ni es necesario y se mueve en la sombra, provocando la división de los trabajadores mexicanos, renuente a comprender que los tiempos son otros y las circunstancias enteramente distintas.

El señor Licenciado Lombardo Toledano, valido de la simpatía que le demuestran hipócritamente algunos elementos directivos, algunos líderes despechados contra Fidel Velázquez, porque Fidel Velázquez no les pudo conceder las prebendas y las posiciones que ellos le exigieron, y que ahora rodean a Lombardo Toledano para darle pelea a Velázquez, desentendiéndose de la verdadera misión del líder obrero y ajenos a las necesidades auténticas de los trabajadores y sólo dispuestos a salvar y resguardar sus personales intereses: de estos resentidos del sindicalismo, repito, se vale Lombardo Toledano para no reconocer, para no aceptar que su fuerza política y su influencia dentro de las organizaciones han caducado. Se mueve el Licenciado Lombardo contra Fidel Velázquez y contra los trabajadores a quienes pretende ayudar ajeno al daño que sus maniobras causan a los trabajadores en particular y al país en general. Se mueve Lombardo Toledano contra Fidel Velázquez con una táctica que sería interesante si no fuese antipatriótica, usando de habilidosos argumentos y de sutiles maniobras, fingiéndose ante los obreros como amigo del Presidente, a fin de que los obreros tengan fe en sus palabras y le sigan en su lucha contra los dirigentes legítimos de la C. T. M. Engañados así los dirigentes resentidos, Lombardo se mueve y agita contra su sucesor. Les plantea a los trabajadores falsas situaciones de peligro; les asusta con los sinarquistas; con el viejo truco de los peligros pavorosos e inminentes; agiganta a los sinarquistas para que los trabajadores, que no comparten su timidez, se asusten y se acojan a su valerosa protección. De acuerdo con sus viejos procedimientos, Lombardo hace de los sinarquistas, el mismo uso que hizo en 1937 de los nazis, cuando dijo que estaban adueñados de porciones del territorio nacional; ¡los sinarquistas, los ridículos sinarquistas, aparecen como unos horribles dragones que se quieren comer a los pobrecitos trabajadores! ¡Y dragón horrible fue en su tiempo el pobre de Cedillo! ¡y dragones los fantasmas soñados por Lombardo cada vez que su temperamento le aconsejaba inventar enemigos terribles, aunque realmente inofensivos, para dárselas de intrépido caudillo salvador! ¡Dragones los pobres diablos del sinarquismo, producto apenas de los desmanes lombardistas, peligro sólo en los sueños tácticos de Lombardo,

tan dado a espantarse con los fantasmas que crea y en que se recrea su vivísima imaginación!

Y en el verdadero peligro, los auténticos dragones de la discordia que pretende sembrar entre los trabajadores de cuyo engaño sustenta su posición; el peligro infinito de la desunión que fomenta entre las filas que ayer capitaneara y que hoy obedecen nuevos rumbos directivos en los cuales no tiene ni puede tener injerencia su talento inventado de fantasmas; el peligro que para el país representan sus maniobras de renuente al retiro; ¿ese peligro, esos peligros, no los ve, no los quiere ver Lombardo Toledano? ¿No comprende que no es posible ya permitirle que, diciéndose amigo del Gobierno, agite al país para entorpecer una obra cuyas finalidades y medios le son ajenos?

Ha llegado la hora de la verdad. La hora en que deben definirse los militantes de nuestra política: O se está al lado del Gobierno en su obra de reconstrucción nacional, (y si se está al lado del Gobierno es preciso estarlo completamente, con claridad y honradez, abierta, luminosamente) o se está en su contra y entonces debe asumirse la responsabilidad de una manera franca, resuelta, valiente, para que el pueblo sepa quiénes deben ocupar ese avión destinado a los que estorban, a los que obstruyen, a los moscones impertinentes de la derecha y de la izquierda, igualmente nocivos y antimexicanos.

Las clases trabajadoras de México no pueden ser engañadas por las maniobras de Lombardo Toledano o de Narciso Bassols. La gente del campo no puede creer ni confiar, en los sinarquistas, que son un puro accidente político, pasajero, molesto y antirrevolucionario, que levanta ahora, para darse importancia, teorías exóticas y banderas de viejos odios olvidados en los que no se compartió responsabilidades ni padeció angustias.

Los pobres sinarquistas, fantasmas amenazantes sólo para la imaginación de Lombardo Toledano, no pueden inquietar a los trabajadores de México, cuyas aspiraciones, recogidas en el texto de nuestras leyes, se van cumpliendo con lenta seguridad al amparo de un gobierno que entiende sus necesidades y las satisface constantemente, auspiciando el sentimiento más legítimo de la clase trabajadora, con actos de justicia llena y escueta en que la ley concede lo que los dirigentes inmorales y fantasiosos sólo supieron prometer. Y los trabajadores, no pueden tomar en serio a los que sólo les hicieron promesas y nunca les cumplieron ninguna que el Gobierno no pudiese conceder. Los trabajadores saben ya, gracias a la evidencia, que es dentro de la ley donde las aspiraciones legítimas hallan su más duraderas satisfacciones.

Y en estas condiciones, ¿qué importan a los trabajadores los guiños de Bassols? ¿Qué importan a los trabajadores los fantasmas de Lombardo Toledano? ¿Qué importan a los campesinos las tentadoras ridiculeces de los sinarquistas, fascistas de bolsillo?

Y sé bien, señores diputados, que el hablar así, claramente, les hará un efecto desagradable a los señores Bassols y Abascal, a los señores Lombardo Toledano y Gómez Morín. Sé que el señor Lombardo y sus amigos, cometerán el error de decir que yo he insultado a la Revolución. Identificando en su megalomanía a la Revolución, nuestra Revolución, con un individuo que ni la hizo ni la entiende, pero se la apropia. Yo sé que el señor Lombardo, con esa sutileza que le hace ser el mejor pararrayos de la Revolución jamás conocido, se lanzará a defender (la Revolución) acusándome de derechista y contrarrevolucionario, de reaccionario solapado y aún es posible que me invente algún otro título imaginativo.

Mas a mí no me importan los títulos; no me importan, sobre todo, los títulos que la imaginación de Lombardo me cuelgue; no me importan los dicterios que lance Acción Nacional, ni los que murmure el sinarquismo; no me importan las opiniones de Bassols ni de nadie de ellos. Mi condición de revolucionario está por encima del espaldarazo o de la excomunión política. Y no me importan todas esas cosas, simplemente porque accedo a no ser, ni revolucionario a lo "bolchevique", ni "hombre de orden" en el sentido sinarquista o de Acción Nacional. Mi revolución, la que llevo en las venas, la que me es fluido y fuerza; la revolución que inspira mis actos y agita mi pensamiento, es esa Revolución plasmada en los artículos de nuestra Constitución política. No la revolución rusa interpretada por Lombardo, por Bassols y los demás farsantes logreros; no la revolución nazi, ni la revolución nacionalsocialista que ha despedazado a Europa y amenaza a América.

Ninguna de esas revoluciones me mueve, ni me preocupa. Mis guías revolucionarias no son, lo repito claramente, ni Bassols, ni Gómez Morín, ni Abascal, ni Lombardo. No, señores. Mi Revolución, la del pueblo mexicano, es ese monumento de la democracia que hemos jurado guardar y hacer guardar; que cuidamos de las malas interpretaciones y que hoy estamos dispuestos a defender contra el ataque insidioso o abierto de todos aquellos que usan la palabra sagrada para esconder sus móviles inconfesables.

Mi Revolución, nuestra Revolución, es esa Carta Magna que nos garantiza, en sus artículos primero, segundo, cuarto y sexto, las cuatro libertades en que se funda la vida cívica del Continente. Mi Revolución es la Constitución Política, que consagra en sus artículos veintisiete y ciento veintitrés las más audaces ambiciones humanas de nuestro siglo y nuestra tierra americana. La Revolución nuestra está ya escrita con la sangre generosa del pueblo, en ese cuerpo de mandatos jurídicos, en cuyo conjunto se recogen los ideales de un largo siglo de luchas costosas, y en cuyo espíritu campea legítimamente lo tradicional de nuestra raza anhelante de justicia y legalidad.

Mi Revolución, nuestra Revolución, es esa doctrina que Ávila Camacho ha recogido como pan de concordia y vino de esperanza para realizar, a despecho de todos los candidatos al avión, la unidad y el bienestar de todos los mexicanos, ya sin distingos, porque la ley nuestra, ley democrática, concede igualdad de derechos y de oportunidades para todos los mexicanos.

Esa es la verdad; esta es la verdad revolucionaria. No tenemos, no podemos adoptar ninguna otra.

La verdad revolucionaria no está en el cerebro de Lombardo, o de Bassols, o de Gómez Morín. La verdad revolucionaria, en la clara forma de las leyes, está infiltrada en los talleres, en las fábricas, en los sindicatos, y pronto habrá de estarlo en las escuelas de México. La verdad revolucionaria está empapando las tierras del campesino y defendiendo las tierras de los pequeños propietarios: está ya en los hogares y en la calle; cubre como un manto de paz todo el ámbito de México a través de la interpretación sensata y conciliadora que le ha venido dando el Presidente Ávila Camacho desde que recogió herencia revolucionaria para hacerla realidad y función, mecánica y ritmo de leyes juntas, parejas, generosas y llenas de la gran ambición que ayer hizo morir a los hombres y que hoy quiere que vivan para realizarla en una verdad objetiva de bienestar y abundancia. Por esto digo que la verdad revolucionaria está en las manos de Ávila Camacho, y no en las manos escondidas de estos señores, cuyo nombre pone gesto de repugnancia en la conciencia del pueblo, que ofende la moral pública y que lastima el recuerdo venerado de nuestros héroes revolucionarios. La posesión de esa verdad revolucionaria es lo que confiere a nuestro Gobierno su posición sobre todos los pueblos del Continente, empeñados en la mantención de la libertad y del derecho entre los hombres de América.

Y por esto denuncio también la traición que cometen ante la Revolución los farsantes mencionados; porque es necesario agrupar alrededor del Presidente todas nuestras fuerzas nobles, a fin de que los que pelearon ayer en el campo de batalla, y hoy luchan por convertir en moral jurídica sus postulados, se identifiquen, se conozcan y cese la posibilidad de confusión que auspician los fariseos de la Revolución. Hago mi denuncia porque quiero que todos defendamos la tradición política de México, amenazada por los embates ardorosos y baldíos de quienes envenenan la conciencia pública, y para impedir que se siga dividiendo al pueblo, que se siga envenenando la moral y la esperanza de los trabajadores, poniendo para ello, al servicio de nuestra paz y del progreso, la mejor sangre y los mejores pensamientos como mexicanos y como hombres de América.

El C. Betancourt Pérez Antonio: Una pregunta, señor Presidente. ¿Quién es el autor de ese curioso documento?

El C. Márquez Ricaño Luis: Yo. Suba a rebatirlo a la tribuna.

El C. Secretario Figueroa Rubén: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, concede la palabra al ciudadano Diputado Alfonso Corona del Rosal.

El C. Corona del Rosal Alfonso: Pido la palabra.

El C. Secretario Figueroa Rubén: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, concede la palabra al ciudadano Corona del Rosal.

El C. Corona del Rosal Alfonso: Señores diputados: Es indudable que una de las principales obligaciones que tenemos todos los representantes del pueblo de México, es la de velar por los principios y los ideales de la Revolución Mexicana, es la de orientar nuestra acción y nuestra vigilancia para que toda la sangre derramada en los campos de batalla de México no se vea jamás traicionada, para que esos ideales y esos principios que animaron el gran movimiento social de nuestra patria, se hagan realidad en la ley, en la conciencia de los hombres y en la realidad material de la existencia.

Siempre que un nuevo régimen gubernamental asume el poder, viene la inquietud, viene el deseo de elementos interesados en que la acción de ese gobierno siga tal o cual derrotero, de acuerdo con sus intereses. Al subir al poder el señor General Manuel Ávila Camacho, por la verdadera voluntad del pueblo mexicano, demostrada en los comicios del 7 de julio del año pasado, surgió inevitablemente, también, esta inquietud. Los elementos de la extrema derecha se aprestaron inmediatamente a tratar de influir por todos los medios posibles en el nuevo Gobierno, a efecto de que la marcha de la Revolución se viera detenida. Los elementos de la extrema izquierda esperaron inquietos a ver cuál era la trayectoria del nuevo Gobierno; y después de más de diez meses de que asumió el poder el señor General de División Manuel Ávila Camacho, nosotros, con toda la autoridad moral de nuestra Representación Nacional, podemos afirmar aquí, sin dudas, ni vacilaciones, con énfasis, porque es la verdad, que el Gobierno de Ávila Camacho no se ha apartado de la trayectoria de la Revolución Mexicana. (Aplausos). No se ha apartado, ni podría apartarse jamás, porque el Presidente de la República es un sincero revolucionario, es un hombre de honor, es un hombre que siente y conoce las necesidades de nuestro México y que tratará de usar en todo momento el poder del Gobierno, el poder económico que tiene en sus manos, el poder político y el poder social de que dispone el Presidente de la República, en favor únicamente del verdadero pueblo mexicano.

Todos nosotros sabemos que en torno de la propiedad, en torno de las desigualdades sociales es como se han incubado en todos los tiempos de la historia todos los movimientos sociales que se conocen bajo el nombre de revoluciones. La Revolución Mexicana indudablemente que arranca, que tiene sus bases, su explicación, en situaciones de injusticia, de miseria para los demás, y de privilegios para unos cuantos, de privilegios que originaban la miseria en que se encontraba sumido el pueblo de México. Por eso ha sido frecuente afirmar y es una verdad absoluta, que la Revolución de México no tuvo su origen en el grito patriótico de Sufragio Efectivo y No Reelección lanzado por Madero. La Revolución Mexicana tiene sus antecedentes, un siglo antes: en 1810; las mismas causas económicas, las mismas causas de injusticia social, políticas y económicas, agravadas, son las que originaron la Revolución de 1910. Todos nosotros sabemos, y perdóneseme que vuelva a insistir en estos conceptos, pero ya que glosamos, ya que hacemos un análisis de la trayectoria revolucionaria de Ávila Camacho, tengo forzosamente que referirme a los antecedentes. Todos sabemos, vuelvo a repetir, cómo el conquistador hispano trajo a América un derecho de propiedad que no habían conocido nuestros antepasados, un derecho de propiedad esencialmente

romano, un derecho de propiedad caracterizado por los tres tradicionales derechos de usar de los bienes, de usar de sus frutos y de disponer de esos bienes libremente, hasta consumirlos o extinguirlos. Pero ese derecho de propiedad no vino en manera alguna a favorecer al conquistador que se cobró sus servicios prestados a la conquista, en forma de tierras, de propiedades, desde la conquista, desde consumada ésta, se inició la situación de desigualdad en torno de la propiedad en México.

Esta situación que había de traducirse en una constante lucha, es una constante guerra entre la gran propiedad y la pequeña propiedad, entre la gran propiedad y la reducida propiedad que se había dejado a los pueblos de indios, se agravó en tiempos de la Colonia en que un grupo privilegiado descendiente de los primitivos conquistadores era poseedor de casi todas las tierras del antiguo Anáhuac; en una época en que también ya empezaba a aparecer un tercer elemento en la propiedad del país, la iglesia, el clero, abarcando cada día más y más terreno en perjuicio de los naturales del país, en perjuicio de las masas mexicanas que eran verdaderos esclavos trabajando las tierras de los señores de nuestra patria.

Hidalgo se lanzó a la lucha y se encontró con un terreno social perfectamente abandonado por esas injusticias sociales, por esas injusticias económicas, por las injusticias políticas que imperaban en la Colonia. Ya Hidalgo, que no es una figura decorativa, que no es una figura dulce simplemente como nos la han trazado nuestros historiadores, sino un verdadero hombre, un verdadero conocedor de su pueblo, de sus problemas y de sus anhelos, Hidalgo inmediatamente se encaminó al fondo del problema, ofreció tierras a los oprimidos, ofreció tierras a los desposeídos, y desde entonces, los obispos Abad y Queipo y Lezama lanzaron excomuniones contra ese mal sacerdote, como decían ellos, que ofrecía tierras que no iba a dar jamás, contra ese mal sacerdote que hacía creer a los indios desposeídos de sus tierras de las que habían sido legítimos poseedores, que las había de restituir, y que sólo por medio de la violencia podían serles restituídas.

Todos nosotros sabemos, desgraciadamente, cómo la lucha ésta había de continuarse durante años y años, a pesar del genio de Morelos, a pesar de su genio, no simplemente militar, sino también revelado en el terreno político y en el social, manifestándose principalmente en sus célebres mensajes que dictó a sus capitanes y en los cuales Morelos desde entonces ya reconocía le médula de nuestro problema agrario, del problema agrario que es la médula y la esencia de los problemas nacionales. Ya Morelos daba instrucciones precisas en el sentido de que debían dividirse todas las haciendas cuyos terrenos labrantíos pasaran de dos leguas, porque decía: "La verdadera utilidad de la agricultura estriba en que la tierra sea cultivada por muchos con su trabajo personal, y no en que un solo grupo pequeño de individuos sea propietario de grandes extensiones de terreno y las trabaje por medio de grandes masas de individuos en calidad de gañanes o de esclavos". (Aplausos).

Ya Morelos señalaba claramente la esencia del problema agrario de México, del problema agrario que es base y que es pauta también para decir cuándo un gobierno es revolucionario y cuándo es antirrevolucionario. El problema agrario será el motivo principal por muchos años de disenciones o de agitaciones, según la trayectoria que sigan los gobernantes. Desgraciadamente Morelos fue sacrificado. El sacrifico de Morelos retardó por un siglo la solución de los problemas nacionales; pero no es este el momento de lamentarlo. Todos nosotros sabemos cómo la lucha entre la gran propiedad y la pequeña propiedad, la gran propiedad y las tierras de los indígenas continúa por mucho tiempo; todos sabemos cómo el clero llegó en México a ser el principal terrateniente, el principal propietario con la agravante de que sus propiedades permanecían muertas en perjuicio de la economía nacional.

Desgraciadamente las leyes de desamortización no fueron suficientes para resolver el problema. Pusieron en condiciones todavía de mayor perjuicio a las antiguas comunidades indígenas y dieron medio para que en tiempos de Porfirio Díaz se consolidara definitivamente el terrateniente, se consolidara definitivamente el gran latifundio y se redondeara en forma absoluta la estructura semifeudal de México, la cual vino a destruir la Revolución de México.

En tiempos de Porfirio Díaz quedó definitivamente vencida la pequeña propiedad mexicana; en tiempo de Díaz quedaron los antiguos pueblos indígenas definitivamente despojados de sus tierras. Sabido es que hubo hacendados españoles que amenazaban a los pueblos indígenas con sembrar su caña aun en las propias calles de los pueblos. Contra esa situación de injusticia fue contra la que se levantó Madero, aún cuando él, en su fondo político, romántico, no la supiera; pero el pueblo con su extremada videncia, supo acoger las promesas del Plan de San Luis respecto a los terrenos baldíos y por eso la Revolución fue hoguera para destruir el régimen de opresión, de injusticia que venía incubándose desde la Colonia y que era lacra y vergüenza para la patria mexicana.

La Revolución Mexicana, con Madero, fue una hoguera, repito; pero desgraciadamente Madero fue asesinado; pero otra egregia figura de nuestra historia, Venustiano Carranza, hubo de enarbolar nuevamente con mano vigorosa de antiguo patricio griego, pero con las verdades mexicanas, la bandera de la Revolución mexicana. Y Carranza en su célebre plan de Veracruz, en su ley de 6 de enero, supo dar forma jurídica para incrustarla más tarde en nuestra Carta Magna, con toda la ambición de la masa campesina del país. Así surgió a la vida legal y jurídica el problema agrario de México, el problema agrario de México que se encuentra consignado y que encuentra medio legal para resolverse en el artículo 27 constitucional, que es el principal de los artículos de la Constitución mexicana, porque él contiene la solución para el problema básico de nuestra nacionalidad: el problema agrario, y creo que los representantes campesinos estarán de acuerdo conmigo y toda la Cámara, en

que el problema básico de México gira en torno del problema de la tierra. (Aplausos). Esto que costó mucha sangre en los campos de batalla, muchos esfuerzos, muchos sacrificios en la lucha ininterrumpida desde Hidalgo y Morelos hasta Carranza y Obregón, esta es la esencia, es lo principal, es lo característico de la Revolución Mexicana, quiéranlo o no los agitadores de la extrema izquierda o de la extrema derecha.

El artículo 123 constitucional marca otra de las directrices, de las características, de los principales puntos de apoyo y de solución y de la Revolución mexicana. Aun cuando menos importante en el país, por estar nuestra industria en un estado incipiente de desarrollo, era indudable también el ansia de mejoramiento de los trabajadores dedicados a las industrias. Todos sabemos las luchas de los núcleos de trabajadores que culminaron con las matan - zas de Río Blanco, de Santa Rosa y tantas y tantas persecuciones que tuvieron que sufrir los obreros mexicanos.

El artículo 123 que se anticipó en mucho tiempo a otras medidas adoptadas más tarde por otros países, contiene la solución para la mayor parte de los problemas obreros. Y ahora bien: ¿quién pues, ya ha de pensar si el artículo 27 constitucional, si artículo 123, es decir, si el movimiento agrario en México, si el problema obrero en México, constituye la médula de la Revolución? Momento es de hacer la interrogación en el sentido de si el Gobierno de Ávila Camacho se ha apegado o no al pensamiento revolucionario. El gobierno de Ávila Camacho, desde el primer día que asumió el Poder, antes aún, desde que era candidato, manifestó su firme propósito de continuar firmemente la dotación de tierras a los pueblos necesitados de ellas, de continuar la lucha contra los latifundios mexicanos; de continuar la intervención del Estado para regular la propiedad de la tierra en México y su propósito de defender también la pequeña propiedad. Estas son las cuatro características principales del movimiento agrario en México, y el Presidente Ávila Camacho ni por un solo momento se ha separado de esa trayectoria revolucionaria eminentemente nacionalista, eminentemente patriótica en torno del problema agrario de México. Podemos afirmarlo. (Aplausos).

En lo que se refiere al movimiento obrero, como decía atinadamente hace unos momentos el compañero Reynoso, muchas huelgas cuya resolución estaba pendiente se han resuelto, y en favor de los intereses de los trabajadores. Ninguna en contra. Ya Reynoso acaba de citar aquí cuántos y cuántos movimientos huelguísticos han sido resueltos con amplio espíritu revolucionario, ciñéndose el Poder Público en todo a nuestra Carta Magna, a nuestras leyes, al espíritu revolucionario que debe animar en todo momento al Jefe de una nación que como México, tiene características propias, eminentemente revolucionarias, para poder resolver sus problemas vitales. Esa es la trayectoria que ha seguido el Presidente Ávila Camacho, apegado en todo al espíritu que anima el problema agrario de México: firme trayectoria revolucionaria, absolutamente sincera, cuando juró en esta tribuna guardar y hacer guardar la Constitución de México. (Aplausos nutridos. Gritos en las galerías).

Ahora bien, triunfante la Revolución; triunfante el movimiento armado de México, tuvo que organizar las bases para crear el orden jurídico en que iba a actuar el nuevo Estado creado por la Revolución. Así en 1917, se promulgó nuestra Constitución que contiene los célebres artículos de que acabamos de hablar aquí: La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que es el estatuto general y que se apoya el Estado Mexicano y de la cual se derivan todas las leyes que constituyen el orden jurídico de la República de México.

La Revolución triunfante, con pleno derecho, puesto que acababa de vencer en los campos de batalla a su contrincante, puesto que acababa de destruir por medio de la violencia los viejos privilegios y los abusos de una clase minoritaria que siempre había explotado a la masa del país pudo haber elaborado una Constitución unilateral, una Constitución que protegiera principalmente los intereses de los revolucionarios; pero debemos decir que la Revolución mexicana, consciente de su fuerza, fue generosa. Conociendo el espíritu del pueblo mexicano prefirió, a una posición unilateral, a una posición de privilegio para los revolucionarios, crear un régimen de gobierno esencialmente democrático, esencialmente democrático republicano.

La Constitución de México tiene claros perfiles democráticos, y el señor Presidente de la República, en sesión solemne celebrada en este propio recinto ante todos nosotros, ante el honorable Congreso de México, protestó guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos para el cual fue electo. (Aplausos. Gritos en las galerías. Voces ¡Viva el Presidente Ávila Camacho!)

De manera que yo creo, señores diputados, que siempre debemos de ser consecuentes con la posición del señor Presidente de la República. Debemos de ser siempre consecuentes con nuestra carta magna. El señor Presidente de la República, hombre de honor, repito, hombre de palabra, hombre de energía silenciosa, como dijera hace unos cuantos días un antiguo prominente almazanista, es un hombre que tiene que cumplir con lo que ha protestado; es un hombre que siempre cumplirá con la ley y con la Constitución, y entonces, nosotros debemos de ser consecuentes con su actitud y jamás plantearle problemas que puedan tender a desviarlo de esa trayectoria democrática que le es tan querida y la cual ha jurado hacer guardar.

El artículo 1o. constitucional consagra que en México todos gozarán de las garantías que la Constitución otorga y que esas garantías no podrán restringir ni suspenderse sino en los casos que la propia Constitución especifica. La misma Constitución consagra el derecho de asociación, y el señor Presidente en su informe ha ratificado ante nuestra propia representación su más firme y ferviente deseo de proteger siempre, de estar atento a que sea una realidad ese derecho de asociación. Así es que nosotros también debemos procurar actuar siempre dentro del cauce democrático que nos marca con

brillante ejemplo el Presidente de la República, General Ávila Camacho. (Aplausos). Al adoptar la Constitución de México una forma esencialmente democrática, consagra en sus páginas la conocida división de poderes, la conocida división de poderes para que haya siempre un equilibrio entre el Poder Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo, que impide que en México se constituyan nuevamente dictaduras. Para cualquier gobernante, estoy seguro que le será más fácil convertirse en dictador que actuar siempre siguiendo los dictados de la ley; es más fácil sacar la espada y repartir golpes de acuerdo con la voluntad o el capricho o con las emociones del momento y con los sentimientos, que seguir mas actitud digna y serena en favor del pueblo y siempre ceñida a la ley. Por eso en la historia son más frecuentes los malos gobernantes que los buenos; por eso en la historia surgen más fácilmente los Rosas y los Santa Anas que los hombres eminentes que siempre anteponen la majestad de la ley a la violencia, como Bolívar y como Morelos. El señor Presidente no desea, no quiere ser jamás un dictador; el señor Presidente desea desempeñar leal y fielmente su cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; desea gobernar con la ley, gobernar para todos, para el sector revolucionario que es la fuerza de México, quiéranlo o no los señores sinarquistas, los señores de "Acción Nacional". Es la fuerza el sector revolucionario, y da risa, verdaderamente, pensar que el sinarquismo venga a constituir un peligro para la Revolución mexicana. El sinarquismo no pasará de crear una situación de agitación antipatriótica, es estos momentos graves para México, por la situación internacional.

Efectivamente, desde un principio, en el aspecto internacional, México fiel a sus tradiciones de pueblo libre, de pueblo democrático, ha adoptado sin vacilación la causa de la democracia del mundo. Frente a la agresión totalitaria nazista que pretende mantener al mundo en medio de la obscuridad y las sombras, México se levanta airoso y se suma en torno de la causa de la libertad y de la democracia. Tiene particular importancia la posición adoptada por México, por la vecindad geográfica de nuestro país con los Estados Unidos del Norte. Los Estados Unidos se han convertido, por la serie de acontecimientos internacionales que se han venido sucediendo con rapidez vertiginosa, en el portaestandarte, en la principal línea de defensa de las Américas, contra la agresión totalitaria. Y lógico es que México tenga para ello particular importancia, por la vecindad de sus fronteras, y lógico es también que cualquier agitación artificial que se cree en el país tenga que reflejarse en forma poderosa en la situación internacional grave que tiene ante sí nuestra patria. Por eso es que nosotros debemos de condenar sin dudas ni vacilaciones cualquiera agitación que se cree en el país con fines artificiales. Cualquiera agitación que se cree en el país, anteponiendo los intereses personales de unos cuantos individuos a los intereses sagrados de la patria, es criminal. Hora es esta de decisiones, de francas decisiones en la posición tomada por México o de salir violentamente a continuarla; pero no emboscarse, no agitar en forma traidora, porque eso puede poner en peligro inclusive a la propia patria mexicana. (Aplausos). Y es indudable, señores, que en México últimamente se ha agitado y que esa agitación es perversa, torpe o mal intencionada. Ya Reynoso se refería a la agitación que principalmente tiene un foco en la capital de la República, porque fuera de aquí, salvo en escasos lugares, el país está tranquilo y vive entregado al trabajo, el país desea trabajo y más trabajo para que México vea definitivamente resueltos sus problemas. Hay en México, repito, agitación antipatriótica, hay agitación equivocada, y digo equivocada, salvo pruebas en contrario, equivocada de un sector de extrema izquierda.

Se ha agitado en torno del artículo 3o. constitucional. Cuando se ha citado a un Congreso de Unificación Magisterial por el Ministro Véjar Vázquez, que no es un improvisado de la noche a la mañana como se afirma hace poco en un mitin, sino que es un hombre que ha prestado largos servicios en el seno del Ejército mexicano, - no es un improvisado repito - Véjar Vázquez, siguiendo instrucciones del señor Presidente de la República trata de lograr la unificación magisterial en beneficio de los propios maestros y de la educación en México. En torno de este deseo patriótico se ha agitado y repito, en el Congreso de unificación magisterial se enarboló inmediatamente la bandera de la defensa del artículo 3o., cuando en este recinto el día primero de septiembre pasado, la autoridad más alta del país, el señor Presidente Ávila Camacho, con toda la autoridad moral que le da el cargo de Presidente de la República afirmó en forma enfática, en forma revolucionaria, que el artículo 3o. no será modificado. (Aplausos).

Es también agitación equivocada la que han hecho algunos elementos revolucionarios dándole al sinarquismo la fuerza de que él carece, cuando menos la fuerza publicitaria que él no podría lograr jamás, dándole al sinarquismo, ellos mismos con sus palabras, una importancia de la cual carece totalmente. El sinarquismo que pide licencia para colonizar todo el Distrito Sur de la Baja California y que cuando se le concede no es ni siquiera capaz de llevar cien familias, ese movimiento, que apareció arrogante, con una fuerza que no ha tenido jamás, es un movimiento ridículo al que no se debe conceder importancia. El sinarquismo ha nacido precisamente en los lugares en donde existió la llamada rebelión "cristera"; el sinarquismo es un movimiento constituído por fanáticos religiosos, el sinarquismo, mentira que esté organizado militarmente y que sea un peligro para México. (gritos en las galerías). El Ejército de México, en el momento que se necesita, sin el sinarquismo quisiera tomar una actitud de violencia, aplastaría - esa es la palabra - ese movimiento. (Aplausos. Gritos en las galerías). ¿Por qué no hay sinarquismo en Estados donde no existe el fanatismo religioso? (Continúan los gritos en las galerías). ¿Por qué no existe el sinarquismo en lugares donde las autoridades inferiores no abusan del poder que tienen en sus manos? ¿Por qué no existe el sinarquismo en Estados - pongamos por ejemplo el de Hidalgo, que ha tenido un gobernante que se preocupó por elevar el nivel de su pueblo,

por darle escuelas, por darle carreteras, por obras de irrigación? (Aplausos). Causa risa; pero desgraciadamente es muy peligrosa la agitación que se crea con ello, en estos momentos internacionales que vive el país; causara risa, repito, hablar de un fantástico ejército sinarquista que emprende marchas organizadas militarmente y que no se apartan por un solo momento del arte de la guerra, cuando nosotros hemos visto en Morelia llegar esos ejércitos sinarquistas en grupos de dos y tres, constituídos por viejos, por niños y mujeres, por fanáticos, a quienes se había invitado a ir a fiestas religiosas, debemos preguntar: ¿es esto, constituye esto las marchas apeadas al arte de la guerra? Bien está la ignorancia de lo que constituye las ciencias militares, pero mal está la pérfida y torpe labor de agitación que con este motivo se plantea al país y al régimen de Ávila Camacho que desea impulsar la marcha de la patria en un terreno de trabajo que requiere la tranquilidad social para que sea un éxito. La denuncia de una también fantástica conspiración nazi, pone en un ridículo al Gobierno. ¿Como es posible - se preguntarán en otros países - que un simple particular, cualquiera que haya sido la importancia que haya tenido en otras épocas el particular, cómo es posible que ese particular conozca y traiga en sus manos los hilos de una conspiración que viene a poner el terror en una sociedad que necesita tranquilidad para trabajar por el engrandecimiento de México? ¿Cómo es posible eso? Esa denuncia pone en un predicamento al Gobierno que puede ser causado de ineptitud, de antipatriótico, por esa maniobra. Si uno de nosotros tenemos en nuestras manos el conocimiento de una conspiración de esa magnitud, nuestro deber patriótico, de ciudadanos mexicanos, es ir ante las autoridades competentes y hacer en forma callada la denuncia correspondiente, para que se investigue y se castigue, pero no ir a un mitin a agitar a las masas con conspiraciones inexistentes y con ejércitos improvisados, fantásticos. El Gobierno mexicano está alerta, el Gobierno mexicano conoce perfectamente quiénes son los elementos que puedan simpatizar con el movimiento nazi y en caso de que haya cualquier conjura de esta naturaleza, tiene en sus manos la fuerza suficiente para aplicar el castigo correspondiente por medio de la ley que acabamos de aprobar, sobre el espionaje, en el momento que sea oportuno. Y es que en el fondo de todo esto, señores, hay servicios a intereses extraños, servicios a intereses extraños a los de nuestra patria y a los de nuestro Gobierno. "Acción Nacional" y el sinarquismo sirven a intereses que están fuera del país y tratan de agitar con ese motivo. Los elementos comunistas sirven también a intereses extraños al país. Para nadie es una mentira o una aseveración falsa, el saber que los comunistas que sean leales a su credo, sirven a la Internacional de Moscú y no al Gobierno de México; y el Gobierno nacional tiene en su poder las pruebas suficientes que aclaran que gran parte de la agitación hecha por elementos que se dicen de extrema izquierda, ha sido pagada con dinero que ha salido de la embajada rusa. Eso es servir a intereses extraños, y cuando en un mitin se ataca a todo un conglomerado, se ataca a casi toda la nación, declarándola antirrevolucionaria; y cuando en ese mítin solamente se le reconoce patriotismo a los intereses comunistas, se está usando de la farsa y asentando una mentira. El comunista, para ser sincero, necesita que lo ligan a su patria y reconocer la patria de los trabajadores proletarios. Eso es lo que existe. ¿Patriotas en México los comunistas? ¿Cuándo? Y no se me vaya a acusar también de derechista, que frente a los problemas internacionales yo tengo una posición tan radical como el que más, pero antes que eso, ante los problemas nacionales, tengo que tener lealtad a mi posición de mexicano y a los problemas de mi país, antes que los problemas del mundo, los problemas del país.

¿Patriotas los comunistas de México? Nunca, nunca patriotas cuando están creando una agitación en perjuicio del Gobierno eminentemente patriota de Ávila Camacho. Patriotas en todo caso los que mueren en los campos de Rusia en estos momentos frente a la agresión totalitaria; patriotas los rusos que, sobreponiéndose al gran poderío del ejército nazista, defienden su solar, defienden sus tradiciones, defienden su historia, defienden su lengua y todo lo que constituye su patria rusa, dignos descendientes de aquellos rusos que supieron derrotar a los caballeros teutones en la antigüedad, dignos descendientes de aquellos rusos que supieron irse retirando también ante el empuje de Napoleón, aun cuando Napoleón entonces sí luchaba por los principios de la Revolución Francesa. Patriotas los rusos aquellos que supieron en Bardino enfrentarse al invasor y quemar su propia ciudad de Moscú antes que rendirse y conceder al emperador una paz que él tanto deseaba. Esos sí son patriotas, son patriotas porque han sabido en todas las épocas de la historia morir por su patria. El que derrotó a los caballeros teutones, los que hicieron retroceder y hacerle conocer los mayores fracasos a aquel genio que se llamó Napoleón, los que en estos momentos entregan sus vidas en holocausto grandioso en pro de la defensa de su patria, esos sí son patriotas.

Se ha tratado de agitar, se ha tratado de recurrir a todos los medios, a todos los medios por reprobables que sean, para crear una agitación en el país; se ha hablado dolosamente de que el señor General Cárdenas encabezará a los de extrema izquierda. El señor General Cárdenas, antes que todo y debemos reconocerlo, es un verdadero patriota, es un hombre sincero, es el hombre que puso seis de sus mejores años al servicio del verdadero pueblo de México. (Aplausos. Voces: ¡Arriba Cárdenas!)

Y si alguna vez la obra de Cárdenas se ha visto atascada o empañada ha sido por la acción de esos malos individuos que hoy agitan usando indebidamente su nombre y de esos malos individuos que agitan también en perjuicio de la patria.

Nosotros, señores diputados, debemos reconocer en Cárdenas al hombre patriota y al hombre que siempre ha sabido cumplir con su deber, y otorgarle un aplauso como revolucionario y como patriota. (Aplausos).

Para terminar, señores es indudable que

necesitamos una verdadera unificación en el país entre todos los elementos revolucionarios, entre todos, desde la extrema izquierda hasta el centro, entre todos los que piensan de acuerdo con la Revolución de México, entre todos los que piensan de acuerdo con el pensamiento revolucionario, cualesquiera que sean; pero esa unificación no puede ser sino en torno de un solo hombre; del Presidente de la República, de Manuel Ávila Camacho. (Aplausos nutridos).

Esa es la unificación que necesitamos, unificación en torno del Presidente de México, en torno de Manuel Ávila Camacho, que desea no ser un tirano ni un dictador, sino gobernar al país con la ley en la mano para todos, para el engrandecimiento de nuestra patria; unificación de todos los revolucionarios en torno de Manuel Ávila Camacho, así que al igual que Morelos, siempre trató de depositar el poder en el poder civil y que, sigue también la gloriosa tradición de Bolivar que supo representarse con su célebre discurso de la Angostura, al decir: "Qué feliz el guerrero que puede poner bajo la sombra del escudo de sus armas a la representación nacional para que ella pueda usar su voluntad omnímoda".

¡Unificación, señores, con Ávila Camacho! (Aplausos).

El C. Secretario: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, concede la palabra al C. Diputado José Pérez Jr.

El C. Pérez Jr. José: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Pérez Jr. José: Señores diputados: Una vez más la fuerza representativa de México que constituye esta institución democrática nacional, o sea la XXXVIII Legislatura al Congreso de la Unión, viene una vez más, repito, a hacer su demostración sincera de solidaridad al jefe supremo del país, al encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, por los diversos actos revolucionarios que vienen afirmando su programa bosquejado en toda su gira a través del país. En esta ocasión el sector campesino que integra, como dije, esta H. Cámara de Diputados, me ha hecho honor de designarme su representante en este momento, para declarar, como lo hago, que los campesinos de México sostienen al Presidente de la República en su obra totalmente revolucionaria.

Es para mí grande honor, porque siendo un trabajador humilde, salido de las entrañas de la tierra, en cuyo sitio obscuro y lóbrego he pasado la tercera parte de mi vida; es para mí grande honor, decía, por habérseme designado para venir a interpretar el sentimiento de esos abnegados camaradas que constituyen la mayor parte de la población civil de México, o sea los campesinos, ese elemento humilde, callado, abnegado y trabajador a quien siempre he pensado que la humanidad depende de ese sector, porque no se concibe que un profesionista no dependa del fruto que cosecha el campesino, ni un militar, ni un escritor, ni un artista, ni un banquero, ni un obrero que forja el progreso con su músculo, por eso, porque de los frutos que cosecha el campesino, es de donde se sustenta la humanidad, es también como se adquieren tantos y tantos artículos necesarios para la subsistencia de los seres humanos; por eso es que me siento pequeñísimo, insignificante al traer la representación genuina de este enorme, de este abnegado elemento campesino del país a esta tribuna de la Cámara. Nuestro compañero Reynoso inicialmente en esta memorable sesión, ha hecho un análisis somero de los diversos actos ejecutados por el poder Ejecutivo de la Nación. Se refirió a la política agraria del señor Presidente, aplaudida en todos los ámbitos del país, tan sólo con ese memorable acuerdo que se refiere a que la pequeña propiedad puesta actualmente en manos de los campesinos, no sería devuelta. Así es que con esto los campesinos han creado confianza, han tenido un sentimiento de gratitud para la primera autoridad del país, y por eso se aprestan al trabajo. De él, señores diputados, nació la idea bosquejada al tomar posesión de su alto encargo y declarada aquí en este recinto de que para que se consume la política agraria habría de titularse la parcela en favor de los campesinos que la obtienen, para crear el pequeño patrimonio del campesino. Y con grande simpatía hemos observado como a través del país los diferentes elementos al servicio del departamento agrario están titulando paso a paso, pero sólidamente, esas parcelas.

En política obrera, las reformas iniciadas por el señor Presidente de la República al artículo ciento veintitrés constitucional y aprobadas por la soberanía de esta Honorable Cámara, hemos visto los trabajadores que nada significaron para que se les considerara como taxativas o restricciones al derecho obrero, pues que siguen los trabajadores de las diferentes industrias del país defendiéndose de las injusticias de los capitalistas voraces o incomprensibles. Ya se decía muy atinadamente que las huelgas siguen declarándose y a la vez siguen resolviéndose con justicia, haciendo justicia plena a los trabajadores que las decretan. ¡Entonces, pues, dónde está la desconfianza que pudiera surgir entre la clase trabajadora? Es allí con estos actos donde reciben su más fuerte mentís, el más doloroso bofetón, las clases retardatarias, llámense reaccionarios, sinarquistas, burgueses, etcétera, etcétera. Así es que ningún temor tenemos los individuos que militamos en las filas de la Revolución porque esos sectores retardatarios clamen a los cuatro vientos que surge un descontento en contra del ciudadano Presidente de la República. ¿Es mentira!

Un sector de esos elementos retardatarios que se llama sinarquismo, buscando albergue para ir a desarrollar sus actividades según su credo, según sus puntos de vista, según sus modos de pensar, solicitó que se le concediera parte de la Península californiana para irse a instalar, y el Ciudadano Presidente de la República, atendiendo más que a todo al aspecto demográfico ha hecho cesión de esos terrenos para que se colonicen por esos individuos; pero no debe ser motivo de alarma, compañeros, que estos señores vayan a buscar el modo de vivir a esas tierras de la Baja California. Será allí adonde se reconcentren aisladamente a desarrollar sus actividades, muy lejos del centro de la nación, muy lejos de donde bulle y de donde surge el pensamiento libertario de México.

Por eso es que el señor Presidente, posiblemente atendiendo a que estos individuos por sí tratan de aislarse para llevar acabo sus nefastos propósitos, ha permitido que vayan a colonizar la Baja California, así como podía haber permitido que vayan a instalarse en Quintana Roo.

Nada de esto ha causado inquietud en los diversos distritos que estamos representando, pues todos y cada uno de nosotros habrá visitado sus respectivas jurisdicciones y nada normal habrá notado, que no sean los pasquines, que no sean las vociferaciones desde el púlpito; pero en cambio los trabajadores de la fábrica, del taller y del campo están entregados al trabajo productivo, al trabajo que ennoblece.

Otro motivo de desorientación que creen que les ha de dar resultado a los elementos desorientadores, se ha referido a la integración del Gabinete del Presidente de la República; pero ya lo dijo aquí, que el Gabinete actual lo nombró porque creyó que en esos elementos que lo integran habría de encontrar a sus más entusiastas y leales colaboradores para servir como él se propone, patrióticamente, al pueblo. Nada importa que uno o dos o más ciudadanos ministros hayan dejado de pertenecer al Gabinete por razones conocidas; pero, en cambio, llegan elementos vigorosos, fuertes, prestigiados, que son la esencia, muchas veces, de la Revolución misma, como el General Maximiliano Ávila Camacho.

El señor Presidente, claro está, con el peso de la responsabilidad que lleva sobre sus espaldas, al iniciar su gestión gubernamental, hizo que vinieran cerca de él elementos que por su ejecutoria administrativa, política, esencialmente revolucionaria fueran una garantía para los intereses patrios, y por eso vemos cómo lo integró con elementos que ya habían llevado tras de sí una huella constructiva a favor de sus gobernados.

Ya se refería nuestro camarada Corona del Rosal a unos de estos colaboradores, que es el Licenciado Rojo Gómez, actual regente de la ciudad. Así figura en el Gabinete otro ex gobernante, el ciudadano Isidro Candia, y así figuran otros y podrán figurar, ¿Por qué no? como el ciudadano Wenceslao Labra. Rojo Gómez, Wenceslao labra y Maximiliano Ávila Camacho son tres puntales decisivos del triunfo del General Ávila Camacho en la Presidencia de la República, por eso es, compañeros, que nada deben hacernos temer las embestidas estériles de nuestros oponentes; nada conseguirán cuando sabemos que estamos fuertemente vinculados, histórica y tradicionalmente vinculados con un ideal y un régimen que está representado este ideal supremo.

Así como el hecho de que el ciudadano Presidente de la República en una de sus frases más comentadas, más trascendentales, haya declarado que gobernaría para todos los mexicanos, eso no quiso decir que toleraría las inconsecuencias de todos los mexicanos. (Aplausos). El hecho de que conceda que el sinarquismo vaya a refundirse y a aislarse allá en la península californiana, eso quiere decir que no tolerará que en el centro del país ni en ninguna otra parte inicien o desarrollen labor subversiva. Que se aparten hasta allá donde nada podrán conseguir, en donde a ninguno puedan contagiar. Así es que no debemos alarmarnos; así es que ellos desde allá y aquí nosotros, estaremos pendientes de su manera de laborar. En consecuencia, señores diputados, debemos solidarizarnos fuertemente con la política del señor Presidente en todos sus aspectos. Si nos anima un propósito sano, si no mueve un espíritu elevado, entonces, es de extrañarse que se combata aquí en la tribuna pública, en la tribuna del pueblo a elementos que todavía siguen siendo reconocidos por sus representados como verdaderos revolucionarios. Nadie creo yo que esté facultado, ni autorizado a descalificar a determinado elemento, más que aquellos a quienes ha presentado y que se sienten defraudados. En consecuencia, la Confederación Nacional Campesina no permitiría nunca que elementos que son ajenos al campesinado del país se pusieran a censurar la obra altamente patriótica del ciudadano Profesor Graciano Sánchez. Por eso es que si queremos que la unificación sea una realidad tangible debemos pregonarla con sinceridad; no debemos combatir el odio sembrando odio; debemos ser sinceros, debemos ser serenos, debemos ser patriotas como lo es Manuel Ávila Camacho. (Aplausos).

Finalmente, el sector campesino secunda sincera e íntegramente la proposición que surgió del compañero Leobardo Reynoso y que ha motivado este debate. En todos sus puntos petitorios lo secundamos fuertemente, íntegramente; y es más, quisiéramos que en ese voto de confianza y de solidaridad al C. Presidente de la República se le hiciese ver también que de un modo definido y permanente reclame esa solidaridad de autoridades secundarias del país, llámense jefes de operaciones, gobernadores de los Estados o presidentes municipales. Es necesaria la cooperación de todo México en esta obra altamente patriótica que desarrolla con el aplauso unánime el General Manuel Ávila Camacho.

Así, señores diputados, para terminar, quiero hacer hincapié en aquellas memorables frases del C. Presidente de la República al dirigirse a un enorme sector obrero del país y que no olvidemos nunca y que siempre será para nosotros motivo de confianza, motivo de garantía para nuestros sagrados derechos como obreros o como campesinos estén fuertemente afianzados, fuertemente defendidos en el puño decisivo y fuerte. Recuerdo, como ustedes, el texto de esa declaración: "ni agresiones, ni rectificaciones agresivas, ni disensiones con el pasado".

Cada quien de nosotros en nuestro fuero interno analicemos esas sabias palabras y deduciremos que para nosotros, es decir, para nuestro ideal, para la subsistencia de los postulados de la Revolución y como garantía de que la Revolución sigue en marcha bajo los auspicios del General Manuel Ávila Camacho, esas frases son como dije antes, motivo de confianza y motivo de garantía. Así pues, el pueblo mexicano, una vez más con el Presidente Ávila Camacho. (Aplausos).

El C. Presidente Figueroa Rubén: La Presidencia por conducto de la Secretaría concede la palabra el C. Diputado Alejandro Carrillo.

El C. Carrillo Alejandro: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Carrillo Alejandro: Dos partidos tradicionales ha habido en la América Latina a partir de la época en que los pueblos de Ibero América se segregaron de España. Ellos - los nombres, no importan, los cambios y los accidentes históricos no importan - el Partido Liberal y el Partido conservador. Nosotros los mexicanos, fieles copiadores de ideas exóticas en 1821, copiamos estas ideas exóticas de Estados Unidos que a su vez las copiaron de Inglaterra. La idea exótica de la democracia mexicana engendró en México, en el México que no conocía la democracia, a los partidos tradicionales: el Partido Liberal y el Partido Conservador. Y no fue en México solamente donde esto ocurrió. Ya explicaba que esto aconteció en todos los pueblos de la América y es, señores diputados, que las ideas pueden calificarse de exóticas o de autóctonas, de indígenas o de extranjeras, pero cuando ellas obedecen al sentimiento profundo del hombre, no hay frontera para las ideas no hay barreras para los pensamientos y anhelos humanos. México fue demócrata porque los pueblos todos del mundo son demócratas, México se dio esa constitución democrática, porque la democracia significa igualdad y justicia social, por ellos fuimos demócratas, no porque los Estados Unidos hayan inventado la idea de la democracia, no porque Inglaterra la haya engendrado. La idea de la democracia es tan vieja como los anhelos del hombre, por la justicia y la libertad; pero esta situación es una situación que he querido recordar solamente para referirme a lo que ocurre en el mundo en estos momentos y muy particularmente en México. El Partido Liberal y el Partido Conservador han estado sujetos a cambios históricos continuos, y hoy el Partido Conservador lanza una de las embestidas más vigorosas, más furibundas en contra de los elementos que significan progreso y que van al porvenir con el pueblo mexicano detrás de ellos. No actúa el Partido Conservador con estandartes; no se presenta ostentándose como Partido Conservador. Pero ¡ ay ! qué ingenuos serían aquellos que creyesen que el Partido Conservador no combate, que el Partido Conservador no pelea, que ha guardado sus viejas armas con el objeto de no luchar más en contra del bienestar y de la felicidad del pueblo mexicano. Verdad es, señores diputados, como ustedes todos los saben, como lo saben todos los que han estudiado la historia de su patria, porque cuando se es consiente y se sabe leer y escribir es necesario conocer la historia de la patria para saber cuales han sido los traidores a ella y cuales no lo han sido. (Aplausos). La historia de la patria mexicana nos enseño que el Partido Conservador terminó precisamente con la aventura de Maximiliano en el Cerro de las Campanas. Después de entonces, después de que los conservadores mexicanos fueron a importar a un príncipe extranjero para traerlo a México, ningún mexicano inteligente, ningún político sagaz ha querido colocarse el marbete de ser miembro del Partido Conservador. ¿Quiere esto decir, como decía hace unos momentos, que el Partido Conservador no actúa? No. El Partido Conservador no ha dejado jamás de actuar en México. Fusilaron a Maximiliano los heroicos liberales de Juárez que hoy es escarnecido por los herederos de los conservadores de entonces (Aplausos) y entonces el Partido Conservador cambió de tácticas: no luchar abiertamente, no luchar con valentía sino luchar taimadamente, hipócritamente, jesuíticamente.

Porfirio Díaz, en su época, fue revolucionario. ¡Qué Tuxtepec se hizo con el oro de las haciendas de los acaudalados de entonces! ¿Qué la revolución tuxtepecana no venía oliendo a polvo cuando llego a la ciudad de México? Sí, Porfirio Díaz no era aristócrata; no era el ente que elogiaban los conservadores. Pero el Partido Conservador como serpiente, tortuoso, se arrastró y abarcó a Porfirio Díaz y a su séquito, y les creó un cerco que los divorció del pueblo con objeto de hacerlos suyos; y el Partido Liberal, que había triunfado, fue corrompido por los conservadores; pero vino la Revolución, la Revolución de que trato se habla en esta tribuna y en todas las tribunas de México, la Revolución que no se ha cumplido todavía, la Revolución que Ávila Camacho - estoy seguro - habrá de ayudar a cumplir, y esa Revolución terminó con la farsa del Partido Liberal corrompido por el Partido Conservador. ¿Y qué ocurrió? Vino la Revolución, y cuando sus armas se adueñaron del poder, el Partido Conservador siguió actuando, no con marbete, no con etiqueta, no con estandarte, no con el nombre de "Partido Conservador", pero siguió actuando.

Hubo elementos en la Revolución - anhelos de oro, anhelos de la tierra, anhelos de riqueza - que sirvieron al Partido Conservador. Y entonces el Partido Conservador, experto en la vieja táctica de arrastrarse y de dividir a los que están en el poder volvió a hacer lo que hizo con Porfirio Díaz: dividió a los revolucionarios y puso a muchos de ellos a su servicio; pero la Revolución - la recordaban ya los oradores - no es propiedad de ninguna persona, no es propiedad de ningún grupo, no es propiedad de ninguna época; es propiedad exclusiva, sí, del pueblo mexicano. Y limpió a estos malos elementos y se adueño otra vez del poder, y en esa etapa estamos hoy, en 1941.

Una Excepción ha habido, una sola excepción en toda la historia contemporánea de México: La excepción sangrienta, la excepción trágica, la excepción sucia, turbia de nuestra historia moderna, la excepción de Victoriano Huerta. Entonces sí el Partido Conservador exaltó los méritos de su programa; entonces sí Nemesio García Naranjo, entonces sí Querido Moheno entonces sí Francisco Olaguíbel, entonces sí todos los hombres ante quienes se inclinaba la llamada clase aristocrática de México exaltaron las virtudes del Partido Conservador; pero el pobre pueblo de México, ignorante, sucio inculto, falta de educación no toleró la presencia de estos conservadores, y con las armas, con esas armas que hoy lleva el Ejército surgido de la Revolución, derrotó para siempre a los conservadores que se habían adueñado del poder público en México.

Y la situación de hoy, ¿cual es ? El Partido Conservador hoy, en octubre de 1941, y actúa en México, con mayor vigor que antes. ¿Dónde está? ¿Por qué no tiene oficinas? ¿Por qué no tiene estandartes? ¿Por qué no usa símbolos? ¿por qué no presenta

programas? ¡ Ah, porque es muy inteligente el Partido Conservador ! El quiere actuar sin responsabilidad; él sabe que la mejor manera de actuar para los jesuitas, para los hipócritas, para los taimados, es tirar la piedra y esconder la mano. Y cuando encuentra tantos agentes, unos conscientes, otros inconscientes, que están a su servicio, ¿por qué no usar esa táctica tan provechosa?

Es lo que hace hoy el Partido Conservador. Pero hay aquí lugares, uno especialmente, en donde el Partido Conservador desde 1915, cuando Carranza ya derrotara definitivamente al huertismo, buscara un refugio y encontrara una trinchera, buscará un lugar donde esconderse, lugar propicio, lugar magnífico. Hay que quitarse el sombrero en señal de respeto a la capacidad política del partido Conservador en México. ¡en dónde se refugiaron, en dónde se escondieron, en dónde se atrincheraron? Con el respeto profundo y con la amistad verdadera que yo siento por los trabajadores de la prensa de México, muchos de cuyos representantes en esta Cámara, verdaderos luchadores al servicio de un ideal, trabajadores auténticos que me honran con su amistad - y para ellos no son estas palabras - se refugiaron en las empresas periodísticas de nuestro país y allí han luchado con toda habilidad y han combatido contra la Revolución que lo sacó al extranjero, contra el movimiento social de México que lo lanzo fuera del país; han luchado aviesamente sin responsabilidad política injuriando, difamando, insultando a la Revolución y a sus representativos, a Francisco I. Madero; fue la prensa al servicio de la reacción la que lo llevó al patíbulo, a él y a los hombres de la Revolución que se han distinguido por su hombría, por su sinceridad, por su hombría de bien; son también los periódicos donde hoy se refugia como una hidra de mil cabezas el Partido Conservador de México, partido que actúa sin responsabilidad pero eficazmente, y en donde se insulta a todo lo que es revolución, a todo lo que es progresista; se difama a todo hombre de bien y se eleva y se exalta a todos aquellos que participan de sus ideas. No hay mejor manera y lo saben ustedes, no hay mejor manera que insultar a un elemento revolucionario para que la prensa de México se haga eco de esas injurias y se quiera dar personalidad a los que no han tenido más éxito que insultar a la revolución o a sus representativos. Lo sabemos por experiencia personal, nos consta a todos nosotros; pero hay algo más: la reacción no se iba a conformar con esta punta de lanza que son sus periódicos; la reacción tenía también que evolucionar. 1910 no es 1941; 1915 no es 1941; y si en aquel entonces funcionó bien esta punta de lanza del Partido Conservador de México, hoy no puede hacerlo solamente con ella; hoy hay posibilidad de contar con piezas. En política, es necesario no olvidarlo, el Partido Conservador no lo ha olvidado, la reacción no lo ha olvidado, por eso se han organizado también en forma moderna los grupos contrarrevolucionarios enemigos del progreso, levantando una mística que es religiosa a veces, que es demagógica siempre, que promete que todos habrán de ser felices en la tierra y más felices en el cielo; y entonces ha organizado sus fuerzas de choque y se engendra el fascismo, se engendra el fascismo italiano y la gente rió de las locuras de Mussolini que se ponía un bonete espectacular de la cabeza y que creían que era un nuevo cantor de ópera italiana, que hacía reír a los pueblos; y llegó Hitler y los indiferentes y los que creían que nada pasa en el mundo, que todo es viejo bajo el sol, se mofaron de ese pintor de ollita, de ese místico enfermizo que quería ser dueño del mundo y comenzaron también la cuchufletas sobre este hombre que quería hacerse el dominador del mundo. Y vino el fascismo alemán y la gente entonces ya no rió; los católicos alemanes que siguieron a Hitler, la clase media alemana que fue engatusada por la demagogia de Hitler, algunos obreros alemanes que creyeron que Hitler iba a luchar contra grandes finanzas, contra los grandes industriales y contra las grandes empresas, no rieron más, sino que fueron a verter su sangre, sus Lágrimas a los campos de concentración; ministros protestantes, militares, católicos, líderes obreros, hombres de la clase media, todos están todavía en los campos de concentración de nazilandia, llorando su equivocación. El fascismo no era italiano ni alemán. Más tarde lo tuvimos en España y hoy los que atacan todavía al movimiento revolucionario de México, ¿qué actitud guardaron en el caso de España con Azaña en la República, presidiéndola cuando no había ningún elemento de los partidos radicales todavía, y se levantó Franco? ¿Con quién estaba la clase conservadora, con quién el Partido Conservador de México? ¿Con la democracia republicana de España levantada por Azaña, que era un moderado de la República española, o con los representantes de Hitler y Mussolini que iban a llevar sus legiones de desolación y de muerte a la gloriosa tierra española? Así cundió el fascismo. Y México no es una isla; México está sujeto a las ideas exóticas, como dije antes. El automóvil es una cosa exótica en México, porque no es mexicano, no lo inventó un mexicano. (Aplausos). Los refrigeradores eléctricos no los hicieron los aztecas, que yo sepa. No puedo saber si estoy equivocado; pero algunos compañeros que piensan que las ideas hay que meterlas en un cajón y sellarlo para que no salgan de los países podrán decirme si todas las ideas de la física, de la química, las ideas sociales de Morelos fueron engendradas por los que veneraban a Huichilobos, por Cuauhtémoc, por Cuitlahuac, por los que no conocían los zapatos, o por los europeos.

No; el problema, es un problema distinto. Las ideas no se encierran en cajas fuertes, el pensamiento vuelta, vuelta porque vino de Europa. Cuando la Revolución Francesa incendió al mundo llegó a México, aun cuando entonces los que estaban al servicio de Calleja criticaban a Hidalgo y a Morelos, porque Morelos e Hidalgo pregonaban las ideas exóticas de su tiempo. (Aplausos nutridos).

No lograron impedir que a México llegaran las ideas exóticas. Yo soy el primer enemigo de las ideas exóticas en México una ídea exótica es la que vaya contra el pueblo, la que vaya contra la justicia secular que México ha reclamado. Si algo hay en México que no es exótico, si algo hay en México que es nuestro es el

hambre de los indios de México, la miseria de los campesinos. (Aplausos nutridos).

Eso sí no lo hemos importado de Europa, ni de Berlín, ni de Moscú, ni de París, ni de Hamburgo. No; eso es nuestro, eso es de nuestro pueblo, y no debemos estar orgullosos de ellos, señores diputados. Combatamos eso, que es nuestro; pongamos ideas exóticas en los pies de los indios para que calcen zapatos; pongamos ideas exóticas en el cuerpo de los indios para que no se entumezcan de frío, pongamos telas que no fueron inventadas por los mexicanos, para que no haya tanta miseria en México.

Hay agitación en México. ¡Claro, sí la hay! Yo lo reconozco. Agitación sí la hay, siempre la ha habido en México, a menos que los libros de historia que he leído sean exóticos también. Nunca ha dejado de haber agitación. ¡Y por qué hay agitación? ¿Quién la ha hecho? Son los dos grandes grupos, señores diputados - ustedes lo saben tan bien como yo, porque veo caras de hombres que han vivido más que yo, que tienen mejores títulos que yo para conocer mejor a la patria mexicana, que saben mejor lo que es México, que comprenden mejor las necesidades de México - ustedes lo saben muy bien, señores diputados; el problema de la agitación existe. ¿Quién la ha hecho? ¿Los sectores revolucionarios? ¿Los obreros? ¿Los campesinos? ¿Los burócratas? ¿Quién? ¿Cuándo han visto ustedes - y hablo en nombre de la organización a que me honro en pertenecer, la C. T. M. - cuando han visto ustedes manifestaciones tumultuosas por las calles de la metrópoli exigiendo al Gobierno que resuelva problemas urgentes? ¿Cuando han visto ustedes rebelarse a los obreros exigiendo un alza de salarios urgentes? ¿Cuándo han visto manifestaciones que semejen torrentes cuando son impulsadas por necesidades auténticas? ¿Cuándo los han visto levantando su voz para pedir los precios de las subsistencias bajen? Aquí hay obreros, hay elementos trabajadores que no sé quién los haya traído, a los que quiero preguntarles, a ellos que no tienen los treinta y tres treinta y tres que nosotros tenemos, si es posible que se pueda vivir con la cantidad, con los salarios que ellos tienen. Con dos cincuenta diarios un padre de familia en México no puede vivir por más ideas exóticas que tenga en la cabeza. Sin embargo, la clase obrera, consciente de ello, no ha levantado la agitación. ¿Por qué? Porque los dirigentes que son la parte vulnerable, porque no se puede atacar a las multitudes, los dirigentes han tenido responsabilidad y se han dado cuenta de que no es culpa del Gobierno de Manuel Ávila Camacho que los precios estén altos, que hay otros elementos responsables, sí, de que las subsistencias estén altas; sin embargo, la clase obrera no ha hecho agitación brutal en torno de este problema que es tan vital, que afecta a la vida misma de los obreros, de los empleados y de los campesinos. Y los campesinos, ¿Qué agitación de importancia han realizado para exigir algo al Gobierno de la República, algo que pueda hacerlos comer? Que yo sepa, aquí hay cincuenta o sesenta diputados de los campesinos, que habrán de decirme si falto a la verdad cuando afirmo que sus dirigentes también han sido responsables para no agitar a la masa exigiendo demandas justas. Sí hay agitación, sí, lo confesamos, lo sabemos todos; ¿pero de dónde parte esa agitación? ¿quién la ha iniciado? ¿quién es el responsable o quienes son los responsables de ella? Dos fuerzas hay: el Partido Conservador y el Partido Liberal. No importan sus jefes. Morelos, Juárez, Madero, Zapata, Carranza, Obregón.... no importan sus nombres, el hombre es un ser transitorio que sirve a una gran fuerza social que es la que encarna al hombre y lo engendra. ¿Viene la agitación de la izquierda? ¿Viene del sector revolucionario? ¿Viene del pueblo esa agitación? No viene de los eternos adversarios del pueblo de México; la agitación es un agitación del Partido Conservador que hace de una manera brutal y en el momento en que el General Ávila Camacho, nuestro candidato electo Presidente de la República, el candidato de ustedes, el candidato nuestro, de los campesinos, de los obreros, de los burócratas, de los empleados todos, se hizo cargo apenas de la Presidencia de la República. Miento. Antes, ya en el momento en que fue declarado Presidente electo de México, la agitación comenzó aquí. En esta misma tribuna yo tuve el privilegio de subir a hacer en muchas ocasiones la defensa de la actitud revolucionaria de Ávila Camacho en contra de los periódicos de aquel entonces. ¿Qué decían? Lo que dicen hoy. "Ávila Camacho es hombre decente, no tiene por qué ser revolucionario; hará todo lo contrario de lo que hizo Cárdenas; volverá la paz" Diariamente se venía diciendo esto; todos los días en periódicos, en diarios, en revistas quincenales, mensuales, diarias. A todos nos consta esto. Que alguien se atreva a decir que miento. No hay nadie que se atreva a decir que miento, porque de todos los sectores, de todos los grupos hubo representantes que fueron atacados por estos pasquines; hay que poner los puntos sobre las íes. ¿Quién inició la agitación? ¿El grupo de izquierda? ¿El grupo popular? ¿La derecha? El Partido Conservador. Este fue el responsable y claro que vio que tenia éxito. ¿Por qué no? Comenzó a preparar un clima que ha madurado; un clima que ha madurado dondequiera, eso sí. Dondequiera que hay una bandera rojinegra, algunas gentes que no han pertenecido a ningún sindicato tienen el derecho de escupirla, de escupirla a ella y a los andrajosos que están cuidando su bandera de huelga; en dondequiera que existe un trabajador sindicalista llegan esos periódicos a insultarlo. Pero que no llegue un catrín a caer en una comisaría. Entonces hay silencio, hay una losa, y ningún catrín comete delitos; solamente los andrajosos, los pobres, los que no tienen dinero con qué comprar un silencio inmundo, esa gente sí es delictuosa, esa gente sí es delincuente. Esa campaña diaria, sistemática, constante ha preparado un clima contra todo aquel que es revolucionario.

¿Queremos congraciarnos con el Partido Conservador? Ataquemos a las fuerzas revolucionarias, y al día siguiente ocho columnas en los periódicos, y gratis. (Aplausos nutridos).

¿Queremos atacar a un elemento del Partido Conservador? Injurias, gratis también. Injurias en la primera plana de los periódicos, si es que se dignan

ocupar de nosotros. Y repito nuevamente: mi respeto y mi cariño para los trabajadores, para los redactores de la prensa. No confundo a los intereses políticos con los obreros que los sirven, aun cuando algunos compañeros no entiendan la diferencia, no es lo mismo el dueño que maneja un periódico que los trabajadores que, con el sudor de su frente se ganan el sustento diario. Ellos merecen mi respeto porque son trabajadores.

Yo quiero solamente aclarar que esta situación ha tenido un clima; estas injurias, estos insultos, estas infamias diarias. Y los revolucionarios, ni derecho a defenderse. No se nos da el derecho de defendernos. Hay libertad de injuria, pero no de defensa. ¿Cuántos diputados aquí han sido injuriados por la prensa de México solamente por su actitud revolucionaria? ¿Cuántos? Tardaríamos mucho en contarlos. Sin embargo, señores diputados, esa tarea, esa tarea de nueve meses, tiempo en que nace un hombre, tiempo en que se engendra un hombre, no fue bastante para engendrar el odio que ellos querían que fuera suficientemente grande para divorciar al Presidente de México de su pueblo. Porque aquí, en esta misma tribuna, el primero de septiembre, recogimos, interpretando el sentir de las masas mexicanas, lo que el pueblo piensa de Ávila Camacho, y le dijimos nuestra verdad, nuestra verdad que lastimó a muchos, que hirió a muchos, cuando nos referimos a que no se podía ser revolucionario mexicano en un pueblo miserable y tener dos, tres, o veinte o treinta millones de pesos. Aquí le dijimos a Ávila Camacho que estábamos con él y que el pueblo estaba con él, porque lo considerábamos el continuador de la obra revolucionaria. No fueron bastantes nueve meses, pero apartir de entonces, quizá inspirados en la exótica de la "blitzkrieg", han lanzado una idem en contra del sector revolucionario de México. Y ya hay marineros de la política que izan sus velas para que el viento las hinche. No importa que sea un viejo de izquierda, o de derecha. Lo importante es que el viento venga; lo importante es (aplausos) conseguir los propósitos, lo importante es conseguir lo que se busca, lo importante es para los que hablan de ideales es que el estómago esté completamente lleno, completamente satisfecho. (Aplausos nutridos).

Y nosotros lo decimos de verdad, los que no hemos medrado en torno a la Revolución, los que no hemos recibido dinero ni de Berlín, ni de Moscú, ni de París, ni de Washington, ni de México tampoco. Lo decimos aquí, públicamente; porque está nuestra ejecutoria, muy modesta, pero transparente, limpia, diáfanamente modesta. Por eso decimos nosotros que ha habido ¿por qué negarlo?, ¿por qué no tener el valor de decirlo? El Presidente Ávila Camacho, no; pero gente menor, gente menuda, gente minúscula ha creído que el viento sopla a la derecha y levantado sus velas y se ha preparado para llegar primero a las extremas de la derecha. Minúsculos tipos, gente insignificante, sin responsabilidad. Ávila Camacho no es el responsable, no es el responsable de que estas gentes que conocen el país, que conocen la nación a través de los editoriales, de los viejos periodistas que achacosos van de todos los días a sus cuartos de escribir para hacer el editorial de los periódicos diarios y que creen que esa es la opinión pública del pueblo mexicano, la que estos oportunistas de la política hacen; que sepan que no es el pueblo de México el que piensa así. Y ahora un paréntesis. Soy miembro de la Cámara de Diputados, y, naturalmente, cuando se insulta a la Cámara, yo quiero suponer que parte de ese insulto me corresponde a mí. Un orador muy distinguido, un estimable compañero de Cámara nuestro, dijo aquí recogiendo un folleto que publicó un periódico de estos de que hablo, que se llama "La Prensa" y que con un seudónimo publicó un siriolibanés, que en la C. T. M. hay esto, que no lo hay, que la pelean, etcétera. Yo quiero creer y quiero también pensar y rendir un tributo a la imaginación fecunda, indudablemente fecunda de este estimable colega nuestro. Claro, él no ha estado en los sindicatos, él no sabe lo que allí ocurre, y bien se dice que cuando no se sabe algo hay que preguntar y cuando no se sabe hay que leer. Y si en México hay periódicos independientes que hablen de estas cosas, hay que aceptarlas. En la C. T. M ., lo que ocurre lo saben todos los miembros de la C. T. M. En la C. T. M. no se nombra a las gentes burocráticamente. Cuando un líder o un dirigente no cumple con su deber, con la C. T. M., o con la masa organizada, ella la arroja de sus filas. No hay ceses. El dirigente obrero lo es, en tanto tiene el respeto y el respaldo de los que sirve; en tanto no se ha enriquecido, ni vendido huelgas, no ha hecho porquerías a las gentes por las que trabaja. Por eso no damos mayor importancia a este asunto. La clase obrera de México tiene edad. La clase obrera de México no está en mil novecientos diez para que la asusten con los líderes. Ella los hace y cuando ella quiere los quita, y por eso es que la clase obrera sabe cuando habrá de quitar a sus líderes y cuando no. Yo no quiero que se insulte a la Cámara cuando se dice que los sinarquistas son fantasmas. Hace dos sesiones, toda la Cámara - y no hablé yo entonces - toda la Cámara dijo que el movimiento sinarquista entrañaba en México un grave peligro; de los que estaban aquí ninguno se levantó en contra. Y entonces era la gran mayoría. Debemos ver que hay personas sagaces y mucho más inteligentes que nosotros. Concedémosles talento; y la mayoría opinó así. ¿Por qué se insulta a la Cámara por cuestiones personales? No es este, momento delicado propicio para resentimientos personales; lo importante, lo trascendental es plantear los problemas de México que nos interesan a todos. Por eso hemos venido aquí en nombre del sector obrero que nosotros representamos, a hacernos eco, sin ninguna mala voluntad, sin reservas de la proposición del compañero Reynoso. Reiteramos públicamente nuestra fe en la persona del General Ávila Camacho, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; pedimos que en torno a él se levanten los elementos revolucionarios; pedimos que en torno a él se levanten todos los que quieran un México más digno y más justo. Eso es lo que pedimos. Pedimos que no haya discrepancia; pedimos unidad nacional; qué importa que unos tengamos ideas atrasadas que otros y que las nuestras sean del siglo pasado y las otras

del siglo venidero. No nos importa. Esta es una consigna nacional.

Hace tres días, el General de División Antonio I. Villarreal lanzaba un llamamiento a los jóvenes - y hay que recogerlo -, a los jóvenes de treinta y de sesenta años que están en esta Cámara, si es que los hay en esta Cámara de una otra edad, y debemos recogerlo; es el momento de afianzar nuestras posiciones.

La "blitzkrieg" del Partido Conservador debe encontrarnos más unidos. Enterrar odios, enterrar rencillas personales, desterrar ambicioncillas que no tienen trascendencia, preocuparnos solamente por México, los revolucionarios de todos los colores, los maderistas, los carrancistas, los villistas, los obregonistas, todos los revolucionarios, no importan los "ismos", debemos estar unidos en torno a Ávila Camacho para hacer una ciudadanía de la Revolución Mexicana, dándole respaldo, nuestro apoyo, para que con él podamos marchar y cumplir definitivamente los grandes anhelos que la Revolución Mexicana ha plasmado y por los cuales tanta sangre se ha vertido en México. Ese es nuestro pensamiento, eso es lo que entregamos a los diputados de México, para que con nosotros se dediquen a esta patriótica tarea. (Aplausos nutridos y prolongados).

El C. Secretario Figueroa Rubén: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, concede la palabra al ciudadano Diputado López Arias.

El C. López Arias Fernando: Es importante para nosotros, señores diputados, es decir que la Legislatura actual está asumiendo perfiles en realidad firmes como parlamento. Después de recoger la proposición del compañero Leobardo Reynoso que vino a sentar este torneo de ideas que mucho ha de servir al pueblo de México, es necesario hacer una glosa, si se quiere a manera de ensayo, de todas las ideas que se han vertido en esta memorable ocasión.

El compañero Reynoso nos ha manifestado que el señor Presidente de la República, y esto nos consta a todos, ha dicho al pueblo de México desde esta tribuna que está firmemente decidido a cumplir con los postulados de la Revolución.

El compañero Corona del Rosal nos ha hablado de problema que han afectado en su origen a la Revolución Mexicana.

El compañero Márquez Ricaño ha señalado cosas, palabras, ideas, ideales, esfuerzos, quizá severamente.

El compañero Carrillo, en la magisterial forma que tiene de expresar ideas, poniendo emoción y cerebro en ellas, nos ha traído a la vista las páginas más gloriosas de la Historia de México y nos ha hecho sentirnos capaces de recordar los más hondos problemas y las luchas más cruentas que ha tenido el pueblo de México. Pero surge una pregunta, ¿Estamos todos acordes, pensamos todos en forma unánime que no es peligrosa la agitación que unos u otros están llevando a cabo en México? Y yo quiero aceptar esto: ¿Qué es posible que la falange de los trabajadores agrupados en las distintas organizaciones revolucionarias de nuestro país olviden sus ideas, se olviden de que fueron a la Revolución e hicieron posible la situación que hoy vivimos? ¿Es posible que la masa campesina, que logró conquistas enormes y transcendentales para ella misma haya olvidado sus principios, o los movimientos que generaron la Revolución de México?

Pero si esto no es bastante, ¿es posible que pensemos nosotros el glorioso Ejército Nacional no sea capaz de poner al servicio del pueblo toda la fuerza que tiene, porque está también llevando en sus propias armas el ideal de la Revolución para suprimir cualquier movimiento que haga olvidar la tranquilidad o la paz que reclama este nuevo Gobierno? (Aplausos). Yo creo, señores diputados, que no es posible concebir esta situación mientras tengamos nosotros a la Confederación Nacional Campesina donde militan elementos revolucionarios de prestigio y de vivir para los movimientos sociales de nuestro país; mientras dentro de las organizaciones obreras se encuentren hombres capaces de dirigir a los núcleos revolucionarios, nuestra patria podrá salvarse de situaciones difíciles, sobre todo, mientras tengamos al ejército del pueblo capaz de enarbolar la bandera de la libertad para seguir sosteniendo los principios de la Revolución, nosotros podemos seguir tranquilos. Pero, señores diputados, nosotros escuchamos aquí pensamientos que yo pudiera calificar de brillantes; nosotros asistimos a una "blitzkrieg" de ideas. Por primera ocasión venimos a verter todo lo que tenemos dentro del cerebro y del corazón, yo quiero aprovechar esta ocasión, para mí memorable, para también decir una palabra para expresar mi pensamiento.

Yo creo, señores diputados, que lo que nuestro país necesita es que todos de consumo nos dediquemos a trabajar; yo creo que lo que todos nosotros necesitamos es hacer posible en realidad y acción los principios de la Revolución; yo creo que es necesario que hagamos no solamente palabras, sino que hagamos obra revolucionaria, que el pueblo se sienta satisfecho de que los hombres que han venido a esta treinta y ocho Legislatura, sepamos interpretar sus sufrimientos, el dolor que ellos tienen y que pongamos al servicio de la Revolución y de nuestra patria nuestras mejores ideas y pensamientos; pero laborando siempre y sirviendo al Gobierno de la Revolución. (Aplausos).

Señores diputados: Nadie ignora que los campos nuestros se siguen ensangrentando y no se ensangrientan porque estamos en luchas internas, o en peleas intestinas, sino que eso sucede porque el rencor se ha enseñoreado del campo, porque los odios no ha sido posible que los borre nadie, por muy buenas intenciones que tengamos; pensemos que no podemos aceptar que la violencia engendre más que violencia; no podemos aceptar que la violencia engendre buenos sentimientos, cariño y amor, que es lo que están ambicionando ya todos los hombres de México.

Creemos nosotros, señores diputados, que nuestra mejor labor, que lo mejor que podemos hacer, si es que en verdad nos sentimos continuadores de la Revolución cerca de Ávila Camacho, es evitar las peleas intestinas que vienen no solamente a lastimar al Partido Conservador, sino al Partido Liberal. El que sufre estas peleas, cuando dos bandos que debieran estar unidos, se dividen, el

que sufre es el pueblo que no sabe a dónde ir. Nosotros tenemos la obligación de cumplir con nuestro deber en forma concreta, en forma real y objetiva, para que el pueblo vea que estamos cumpliendo con nuestra obligación, con nuestro deber, que nuestras palabras sean un hecho efectivo y real, y entonces encontramos que el Presidente de la República puede hacer de su régimen un verdadero régimen constructor, poniéndonos nosotros al servicio de la Revolución, en verdad liberados de todo mezquino interés y de malas intenciones y de malos sentimientos.

El C. Secretario Figueroa Rubén: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, consulta a la Asamblea si se considera suficientemente discutida la proposición formulada por el C. Diputado Leobardo Reynoso. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Suficientemente discutida. En votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- El mismo C. Secretario: En virtud de que ha sido informada la directiva de que el C. Presidente de la República ya se encuentra fuera de su despacho en el Palacio Nacional, se suplica al C. Diputado Reynoso que concierte la entrevista para que esta Cámara vaya a testimoniarle el voto de confianza que se ha acordado.

El C. Presidente (a las 15.38): Se levanta la sesión y habiendo otros asuntos en cartera que urge resolver, se cita para el jueves próximo a las once horas.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"

El Director, Jefe de la Oficina, JUAN ANTONIO MOLL.