Legislatura XXXVIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19411126 - Número de Diario 18

(L38A2P1oN018F19411126.xml)Núm. Diario:18

ENCABEZADO

MÉXICO, D. F., MIÉRCOLES 26 DE NOVIEMBRE DE 1941

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II. - PERÍODO ORDINARIO XXXVIII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 18

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 26 DE NOVIEMBRE DE 1941

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - A discusión una iniciativa del Ejecutivo Federal en virtud de la cual se le autoriza para que amplíe en la suma de $ 16.000,000.00 el Empréstito de Caminos de los Estados Unidos Mexicanos, 1941. Se aprueba y pasa al Senado. La Asamblea entra en un breve receso.

3. - Se reanuda la sesión. Son introducidos al Salón de Sesiones, acompañados por la comisión nombrada al efecto, los señores representantes latinoamericanos al Congreso de la Confederación de Trabajadores de la América Latina. El C. Diputado Reynaldo Lecona dirige un cordial saludo a los mencionados delegados dándoles la bienvenida. Hacen uso de la palabra los señores Justo Tamayo y Salvador Ocampo, delegados de Cuba y Chile, respectivamente. A moción del C. Diputado Lecona Soto se guardan unos minutos de silencio en memoria del desaparecido mandatario chileno señor Pedro Aguirre Cerda. Termina su discurso el señor Ocampo. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. RAFAEL GRANJA LIZÁRRAGA

(Asistencia de 91 ciudadanos diputados).

El C. Presidente (a las 13 horas): Se abre la sesión.

- El C. Secretario Gudiño Manuel (leyendo):

"Acta de la sesión celebrada por la H. Cámara de Diputados del XXXVIII Congreso de la Unión, el día veinticinco de noviembre de mil novecientos cuarenta y uno.

"Presidencia del C. Rafael Granja Lizárraga.

"En la ciudad de México, a las trece horas del martes veinticinco de noviembre de mil novecientos cuarenta y uno, se abre la sesión con asistencia de ciento cinco ciudadanos diputados.

"Es aprobada, sin discusión, el acta de la sesión anterior que se efectuó el día dieciocho del mes en curso.

"La Secretaría da cuenta con los siguientes documentos en cartera.

"El Ejecutivo Federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación, remite una iniciativa que reforma la fracción IX del artículo 123 de la Constitución General de la República, en el sentido de que la fijación del tipo del salario mínimo la hará por zonas económicas un Consejo Nacional. - Recibo, a las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Trabajo que corresponda, e imprímase.

"La Secretaría de Gobernación remite un proyecto del Ejecutivo, que deroga el decreto de 3 de diciembre de 1924, por el que se concedió autorización al Ayuntamiento del Puerto de Veracruz para enajenar los terrenos ganados al mar en dicho puerto. Recibo, a la Comisión de Hacienda en turno e imprímase.

"La Diputación Permanente de la Legislatura del Estado de Nayarit, invita a esta Cámara al acto de la trasmisión del Poder Ejecutivo de esa entidad y a la lectura del último informe que rendirá el C. Gobernador saliente, que se efectuarán, respectivamente, los días 30 del actual y primero de diciembre próximo. Se designa en comisión a los CC. Cuauhtémoc Ríos Martínez, Modesto Antimo e Ignacio Gamboa Zebadúa.

"El C. Mayor Federico Monjarás Fernández expresa a esta Cámara su agradecimiento por la a aprobación que dio al proyecto de reformas al artículo 11 de la Ley de Retiros y Pensiones del Ejército y Armada Nacionales.

"La Sociedad de Alumnos del a Escuela Superior de Ingeniería Textil, remite al anteproyecto de reforma a los artículos 9o. y 111 de la Ley Federal del Trabajo, y que hace suyo el C. diputado Julio López Silva. - Recibo y a la Comisión de Trabajo en turno. "El C. Enrique Pliego, trabajador de la Imprenta de esta H. Cámara, solicita su jubilación forzosa. - Recibo, y a la Comisión de Hacienda en turno.

"Dictamen que rinde la Comisión de Impuestos sobre las correspondientes iniciativas que envió a esta H. Cámara el Ejecutivo de la Unión, dictamen que termina con un proyecto que establece

como obligatorio para todos los extranjeros residentes en el país, inscribirse en el nuevo Registro de Extranjeros, pagando un impuesto de treinta pesos, y otro que fija los impuestos a que estará sujeta la expedición de los comprobantes de identidad usados por la Dirección General de Población de la Secretaría de Gobernación.

"Con dispensa de trámites y sin discusión, en lo general ni en lo particular, son aprobados estos dos proyectos por unanimidad de ciento cinco votos. Pasan al Senado para sus efectos constitucionales.

"En seguida el C. Braulio Meraz Nevárez se refiere a la gran significación que para nuestro país tienen los convenios recientemente celebrados con los Estados Unidos de América, y propone se nombre una comisión del seno de esta Cámara que, en nombre del pueblo mexicano, felicite al C. Presidente de la República, expresándole el reconocimiento del mismo pueblo por el éxito que nuestro Gobierno obtuvo al dejar ultimadas las reclamaciones de los intereses norteamericanos.

"Los CC. Fernando López Arias, Florencia Salazar y Adolfo Manero apoyan la anterior proposición, y el C. Luis Márquez Ricaño la adiciona en el sentido de que la comisión que se nombre, informe al C. Presidente de la República que los representantes populares van a obsequiarle un pergamino, que sea testimonio de que el pueblo mexicano reconoce el derecho que el propio alto mandatario tiene para merecer el bien de la Patria.

"En votación económica es aprobada la proposición a debate, con la adición propuesta por el C. Márquez Ricaño, y para interrogar la comisión relativa se designa a los CC. diputados Aurelio Pámanes Escobedo, Braulio Meraz Nevárez, Fernando López Arias, Florencio Salazar, Manuel Magaña y secretario Manuel Gudiño.

"Acto continuo, el C. diputado Alfonso Corona del Rosal usa de la palabra para referirse a la falta de carbón vegetal en esta capital, y a la urgencia de resolver el problema de este combustible, en bien de las clases populares y de la conservación de la riqueza forestal del país. Propone el orador que se nombre una comisión que entreviste al C. Presidente de la República, para manifestarle la solidaridad de esta Cámara a los conceptos que expresó en relación con el problema forestal, y a los CC. Secretarios de Agricultura y Fomento, Economía Nacional, Hacienda y Crédito Público, Jefe del Departamento del Distrito Federal y Gerente de Petróleos Mexicanos, para que estudien la conveniencia de hacer efectivas las conclusiones a que dio lectura el mismo orador tendientes a conservar nuestra riqueza forestal; y que la propia Comisión pida a los CC. Secretarios de Agricultura y de la Economía Nacional, los técnicos que se requieran a efecto de redactar los proyectos de ley necesarios.

"El C. Carlos Samaniego G. sugiere que la comisión que se designe trate previamente este asunto con las Secretarías de Agricultura, Economía Nacional y Departamento del Distrito Federal para que, después de formular el proyecto técnico respectivo, entreviste al C. Presidente de la República presentándole los puntos que resuelvan el problema.

"El C. Florencio Salazar pide que al estudiarse este asunto se tomen en cuenta los intereses de las clases indigentes que trabajan en la producción de carbón vegetal, y el C. Rafael Cárdenas expone que este producto ha sido acaparado por un grupo de monopolizadores, por lo que debe darse aplicación al decreto de 21 de junio de 1937 que declara de utilidad pública la venta del carbón vegetal en el Distrito Federal.

"El C. Rafael Otero y Gama impugna algunas de las aseveraciones del C. Corona del Rosal, manifestando que la comisión que se nombre sólo debe encargarse de estudiar el problema. Después de esto, el último de los citados representantes habla nuevamente en apoyo de sus proposiciones.

"La Asamblea considera el asunto suficientemente discutido y, en votación económica, aprueba las proposiciones presentadas por el C. Corona del Rosal y se designa, para integrar la comisión a que las mismas se refieren, a los CC. diputados Rogelio Sánchez Corral, Florencio Salazar, Rafael Otero y Gama, Alfonso Corona del Rosal y César M. Cervantes.

"En seguida el C. Alfredo Córdoba Lara expone la difícil situación económica en que se encuentra el distrito electoral que representa, así como la falta de escuelas en la misma región. Para remediar esta situación propone: el nombramiento de una comisión de tres miembros de esta H. Cámara, que entreviste al C. Presidente de la República para pedirle que, al formularse los proyectos de Presupuestos de Egresos para 1942, se incluya en ellos la cantidad necesaria para la construcción de la carretera Chilpancingo - Tlapa - Huamuxtitlán, y que le exponga el aspecto cultural de la región debido a la falta de escuelas rurales.

"En votación económica y sin debate se aprueba esta proposición, y se designa a los CC. diputados Luis Quintero Gutiérrez, Alfredo Córdova Lara y Amadeo Meléndez para integrar la comisión relativa.

"A continuación el C. Enrique Carrola Antuna formula diversos cargos, exhibiendo varios documentos al respecto, en contra del C. Enrique Calderón Rodríguez, ex gobernador del Estado de Durango y actual Cónsul General de México en San Francisco, California, Estados Unidos de América. A nombre de la diputación del Estado de Durango, el C. Carrola Antuna pide el nombramiento de una comisión que se acerque al C. Presidente de la República y ponga en sus manos los documentos que acaba de presentar en contra del C. Calderón Rodríguez.

"La Asamblea aprueba, sin debate, esta proposición y se nombra, para integrar la comisión correspondiente, a los CC. diputados Enrique Carrola Antuna, César M. Cervantes y Alfredo Félix Díaz Escobar.

"El C. Diputado Carlos Zapata Vela usa de la palabra y manifiesta que se está celebrando en esta capital el Congreso de la Confederación de Trabajadores de la América Latina, y propone que, en una sesión que para el efecto celebre mañana esta Cámara de Diputados, se reciba a los representantes de los países de la América del Sur en el Congreso de que se trata.

"Sin debate se aprueba esta proposición, y se nombra a los CC. diputados Alberto Trueba Urbina, Rafael Rionda y secretario Rubén Figueroa, para que introduzcan al Salón de Sesiones a los representantes que mañana serán recibidos por esta Cámara.

"Acto continuo, el C. Carlos Samaniego G. invita a esta Asamblea al acto en que el C. General Benecio López Padilla, tomará posesión del cargo de Gobernador Constitucional del Estado de Coahuila. Se designa en comisión a los CC. diputados Alejandro Carrillo, Manuel Arenas, Carlos Samaniego G., Alberto Trueba Urbina, Manuel Pérez Bermea. Braulio Meraz Nevárez e Ignacio Urbina Mercado.

"A las quince horas y quince minutos se levanta la sesión." Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- El C. Secretario Rueda Magro (leyendo):

"Estados Unidos Mexicanos. - Poder Ejecutivo Federal. - Secretaría de Gobernación.

"CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Presentes.

"Con el presente me permito enviar a ustedes, para los efectos correspondientes, iniciativa de Ley del C. Presidente de la República que somete a la consideración de esa H. Cámara para ampliar el empréstito de Caminos de los Estados Unidos Mexicanos, 1941, en la suma de $ 16.000.000.00

"Reitero a ustedes mi atenta consideración.

"Sufragio Efectivo. No reelección.

México, D. F., a 25 de noviembre de 1941. - Por acuerdo del C. Secretario, el Oficial Mayor, Adolfo Ruiz Cortines".

"Estados Unidos Mexicanos. - Presidencia de la República.

"CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Ciudad.

"Con apoyo en los artículos 71, fracción I y 72, inciso n) de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, vengo a iniciar ante ustedes la expedición de un decreto que autorice ampliar la emisión de Bonos de Caminos de los Estados Unidos Mexicanos, 1941.

"El Ejecutivo a mi cargo promulgó el decreto que expidió esa H. Cámara el 31 de diciembre de 1940, en el que se autorizó la emisión de un empréstito que se denominó "Bonos de Caminos de los Estados Unidos Mexicanos, 1941", por la suma de ..... $ 50.000,000.00

"Considerando que el auge que a la fecha ha llegado a tener la construcción de caminos nacionales y en cooperación ha hecho necesario ampliar los programas de trabajo que se habían presupuesto para las obras por ejecutarse en el presente año;

"Considerando que para financiar estas ampliaciones el Ejecutivo necesita arbitrarse fondos suficientes para cubrir los gastos que originan estas obras;

"Vengo a iniciar ante ustedes la expedición de una ley que autorice ampliar el Empréstito de Caminos 1941, cuyas características sean las mismas que estableció el decreto de 24 de enero de 1934, así como el de 31 de diciembre de 1940, por lo que ruego a ustedes se sirvan dar cuenta a la H. Cámara de Diputados con la siguiente iniciativa de Ley;

"Artículo 1o. Se autoriza al Ejecutivo Federal para que amplíe en la suma de $ 16.000,000.00 (diez y seis millones de pesos) el Empréstito de Caminos de los Estados Unidos Mexicanos, 1941.

"Artículo 2o. La emisión de los nuevos bonos para cubrir esta ampliación se hará en los términos y condiciones establecidas por el decreto de 31 de diciembre de 1940.

"Artículo 3o. Queda facultado el Ejecutivo Federal para que distribuya el producto de esta ampliación en los caminos nacionales que están en construcción y en los que se hacen por cooperación.

"Muy atentamente.

"Sufragio Efectivo. No Reelección.

"México, D. F., a 10 de noviembre de 1941. - El Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Manuel Avila Camacho. - El Subsecretario de Hacienda, encargado del Despacho, Ramón Beteta".

En votación económica se consulta a la Asamblea si considera este asunto de urgente y obvia resolución. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Si se considera. Está a discusión en lo general. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación nominal.

A discusión en lo particular.

"Artículo 1o. Se autoriza al Ejecutivo Federal para que amplíe en la suma de $ 16.000,000.00 (diez y seis millones de pesos) el Empréstito de Caminos de los Estados Unidos Mexicanos, 1941".

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación nominal.

"Artículo 2o. La emisión de los nuevos bonos para cubrir esta ampliación se hará en los términos y condiciones establecidas por el decreto de 31 de diciembre de 1940".

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación nominal.

"Artículo 3o. Queda facultado el Ejecutivo Federal para que distribuya el producto de esta ampliación en los caminos nacionales que están en construcción y en los que se hacen por cooperación".

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación nominal.

Se procede a recoger la votación nominal en lo general y en lo particular. Por la afirmativa.

El C. Secretario Gudiño Manuel: Por la negativa. (Votación.)

El C. Secretario Rueda Magro Manuel: ¿Falta algún ciudadano diputado de votar por la afirmativa?

El C. Secretario Gudiño Manuel: ¿Falta algún ciudadano diputado de votar por la negativa? Se procede a recoger la votación de la Mesa. (Votación).

El C. Secretario Rueda Magro Manuel: Ha sido aprobado el proyecto de decreto por unanimidad de noventa y un votos. Pasa al Senado para los efectos constitucionales.

- El mismo C. Secretario: La Cámara entra en un pequeño receso, mientras llegan los representantes latinoamericanos al Congreso de la Confederación de Trabajadores de la América Latina.

(Receso).

El C. Presidente: Se suplica a los ciudadanos diputados ponerse de pie.

(Entran al salón de sesiones los representantes latinoamericanos, acompañados por la comisión de diputados designada al efecto.

Tiene la palabra el C. diputado Reynaldo Lecona Soto.

El C. Reynaldo Lecona Soto: Compañeros diputados del Congreso de Chile y representantes del Sector Obrero, Bernardo Ibáñez y Salvador Ocampo;

Compañeros Diputados del Congreso de Cuba y representantes del Sector Obrero, Justo Tamayo y Ramón León Rentería;

Señores delegados al Congreso de la Confederación de Trabajadores de la América Latina;

Compañeros Legisladores de México:

Este austero, pero cordial recinto, tabernáculo de la democracia y forja de las instituciones revolucionarias Mexicanas, dignificado por el pasado e inspirado por el aliento de los más claros, vigorosos y fecundos espíritus de mi país; este historiado salón que, como el más fastuoso ornato, exhibe en su testero, en letras de oro, los nombres de los Padres de la Patria y de los conductores de la Revolución, los nombres insignes de Hidalgo y Morelos, Gómez Farías y Juárez, Madero y Zapata, Carranza y Obregón; este lugar, el más respetado de México, os ha abierto de par en par sus puertas para una simbólica y sincera hospitalidad, compañeros legisladores de Cuba y Chile; acto al que nos honran con su presencia los señores delegados al Congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina y su Comité Ejecutivo.

Y os digo en verdad, compañeros, que esta fiesta de vuestra recepción y en homenaje vuestro, es una de las mayores aquí celebradas, y una de las de más vasto y profundo contenido y más brillante justificación. Llegáis, compañeros, a México, mi México y vuestro México, con espíritu y emoción fraternos, en amplio ademán amigo; y no como extranjeros - que no lo sois - sino como hermanos - que tan hermosamente sabéis serlo - ; os recibimos los mexicanos que, vale afirmarlo orgullosamente, sentimos vívidos y generosos el mandato irrecusable de la sangre, el sagrado imperativo de los ideales y los destinos comunes alentando el magnifico ideal bolivariano, soñando el supremo ensueño de una América Latina libre, fuerte, justiciera y feliz.

Y, porque la fortuna, si queréis inmerecida, me concede el privilegio de dirigiros la bienvenida a nombre del Congreso de México, para hacerlo mejor, yo saludo en vosotros, compañeros latinoamericanos, hermanos latinoamericanos, a vuestras bellas, esforzadas y gloriosas patrias hermanas de mi patria, y a los varones preclaros del pensamiento, el verbo, la acción y la espada que, al marcar el porvenir y hacer el orgullo de vuestras patrias, marcaron la esperanza e hicieron la gloria de la mía, porque porvenir y orgullo, esperanza y gloria, esfuerzo y destino, emoción y pensamiento, todo es común a nuestras naciones unidas por la geografía y la historia, la idea y la voluntad y los intereses de la cultura y la economía, unidas indisoluble y vigorosamente, ante el mundo, la responsabilidad y el mañana. Yo saludo en vosotros, compañeros latinoamericanos, a los genios que, glorificando vuestras patrias, ilustrando nuestra América, asombraron y ejemplificaron al mundo, saludo, con la más límpida y profunda emoción de vida, a los héroes inmortales, Bolívar y Suere, Lamar y San Martín, Santander y O'Higgins; a los inmortales pensamientos de Montalvo, Rodó, Martí, Ingenieros y Sarmiento; a los estros inmortales de Darío, Chocano, Herrera, Reissig y Gabriela Mistral, y mi saludo es el del México de tradiciones heroicas, de héroes epónimos, luchadores y vigorosos y fecundos pensadores.

Desde esta tribuna de México, la más alta, la más auténtica del pueblo, compañeros legisladores de Cuba y de Chile, señores Delegados al Congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina, os saluda fraternalmente nuestra representación nacional, en nombre del pueblo de México; os saluda, dignos representantes del proletariado de América Latina, la Revolución Mexicana. Sí, la Revolución Mexicana, el pueblo de México, la Representación Nacional, que a través de vosotros en este acto simbólico, se unen fraternalmente, a los Parlamentos cubano y chileno, a los pueblos todos de América y al proletariado de vuestros países, que con el proletariado de mi patria, que con la Confederación de Trabajadores de México, genuina representante de éste, han demostrado en las históricas jornadas, que aún estáis celebrando en esta Capital, que lo que ayer fuera esperanza, hoy se ha convertido en hermosa realidad: la unidad de los trabajadores de América Latina; unidad que garantiza la conservación de nuestras libertades, la superación de nuestras instituciones y la cooperación de todos nuestros pueblos, en esta hora trágica del mundo para la salvación de la cultura y de las libertades humanas, la derrota del nazifascismo, bárbaro y sanguinario, y para que de los escombros de esta guerra surja un régimen de justicia social, que haga posible que los hombres, que los pueblos, que el mundo entero, que la humanidad toda se consagre, no a la explotación del hombre por el hombre, no a conservar la violencia como norma de las relaciones humanas, sino al aprovechamiento de las riquezas de la tierra y del adelanto de las ciencias, para hacer posible un mundo en el que la meta sea la felicidad humana, que, sin temor de equivocarnos, afirmamos que es posible alcanzar si al servicio de los pueblos ponemos la técnica y las riquezas que hoy en día el fascismo emplea para la destrucción y la muerte.

Hermanos chilenos, hermanos argentinos, hermanos ecuatorianos, colombianos, panameños, costarricenses, venezolanos, uruguayos, cubanos, nicaragüenses, hermanos todos de América: he hablado de la Revolución Mexicana, de esta Revolución que

mi pueblo forja con esfuerzo titánico; de esta Revolución regada con sangre generosa de campesinos, de obreros, de mexicanos responsables y conscientes de sus más altos deberes; de esta Revolución, iniciada en 1910 por el Apóstol Madero, cuya trayectoria permanente de superación social, económica y política no tiene límite, no podrá tener fin, como ingenuamente lo pretende la reacción nacional, como lo exigen los enemigos de México; he hablado de la Revolución Mexicana, cuyo edificio está levantando y construyendo el pueblo de México, con acero del mejor temple, con el acero de la voluntad férrea de un pueblo que jamás ha querido ser esclavo, con el acero de una raza a la que las explotaciones, las miserias, las amarguras, lejos de doblegar y envilecer, reafirman en su noble propósito de romper sus cadenas, de conquistar su libertad os he hablado de la Revolución Mexicana, la que con sus aciertos y sus errores, hoy, como ayer, la sostenemos al juicio crítico y sincero de toda América, de todo el mundo.

Os he hablado de la Revolución Mexicana, que virilmente destruyó una dictadura oprobiosa, dictadura que regaló los mejores recursos naturales de nuestro país a empresas extranjeras; que esclavizó a los campesinos y obreros, que hundió en la más negra miseria al pueblo, suprimió las libertades que habían conquistado los preclaros varones de la Reforma y que para beneficio de una oligarquía traidora y degenerada, como todas las oligarquías, había hecho de México un antro de explotación y de ignominia.

La Revolución Mexicana, en 31 años de esfuerzo generoso, de constante batallar, de unidad del verdadero pueblo de México, ha liquidado para siempre, en beneficio de los campesinos, y para dignidad de mi patria y de América, el latifundismo explotador y humillante; ha entregado en propiedad treinta millones de hectáreas a dos millones de campesinos, jefes de familia; sí, ya ha convertido en realidad los ideales de Madero, de Carranza y de Zapata; ha fundado bancos de refacción ejidal y agrícola para libertad al campesinado de la usura, capacitándolo para organizar e incrementar una economía agraria justiciera; ha construído obras de irrigación aumentando la capacidad productiva del agro mexicano; la Revolución ha abierto al movimiento obrero, amplio camino hacia sus reivindicaciones clasistas, consagrando como derechos esenciales e intocables, el de la huelga, (aun en las empresas de servicios públicos, el del salario mínimo, el de la contratación colectiva; la Revolución Mexicana ha reivindicado la cultura como derecho fundamental y ha conquistado la educación socialista para que el pueblo aprenda en la escuela, no sólo a leer y a escribir, sino a conocer su país, sus problemas, sus recursos, sus miserias y enseñarle los medios eficaces para construir una patria fuerte y digna, consagrada al bien de México, al bien de América, al bien del mundo; la Revolución mexicana, con Lázaro Cárdenas (aplausos estruendosos y prolongados) inició vigorosamente la independencia económica de México, expropiando los Ferrocarriles Nacionales, reivindicando nuestra riqueza petrolera, ya definitivamente afianzada bajo la dirección certera y patriótica del señor Presidente de la República, General Manuel Avila Camacho. (Aplausos y vítores).

Pero no se piense, no se crea, que la Revolución ya ha realizado la felicidad del pueblo de México; no, en nuestro país todavía hay hambre, porque la burguesía no ha dejado de luchar ni un solo momento por hacer nugatorias las conquistas de la Revolución; los salarios mínimos se han combatido con alzas inmoderadas en los precios del mercado de las subsistencias; la agricultura no ha podido florecer, a pesar de la reforma agraria, porque el capital privado, en actitud torpe y suicida, ha negado su cooperación para refaccionar ampliamente a los ejidatarios; la burguesía que sueña con restaurar el latifundio ¡Vano ensueño! ha luchado sorda, pero constantemente, en contra de la organización ejidal; las fuerzas reaccionarias y fascistas de México, combaten a diario a la educación socialista, porque saben que con ella nuestro pueblo se libertará definitivamente de la ignorancia, que es el mejor aliado de los explotadores; el indio mexicano, el campesino, el obrero aún no se nutren suficientemente; no obstante que el gobierno gasta más de sesenta millones de pesos anuales en educación, y que más de cincuenta mil maestros del Estado derrumban diariamente muros de ignorancia, no tenemos las escuelas suficientes, y México como vuestros países aún no disfruta de plena independencia económica, base necesaria de la liberación integral de los pueblos.

Porque la reacción nacional, el sinarquismo, y todos los demás brotes fascistas, desean el fracaso de la Revolución para seguir explotando al pueblo de México en beneficio de unos cuantos, después de ser derrotados en las elecciones de julio de 1940, creyeron fácil escamotear el triunfo a la Revolución, divorciando al Gobierno del Presidente Avila Camacho del pueblo de México, de los campesinos, de los obreros, de los trabajadores del Estado. Para ello se dedicaron a calumniar, a fabricar mentiras, empleando todos los medios de publicidad, dentro y fuera del país; pero no esperaban chocar como chocaron, contra la voluntad inquebrantable del Presidente Avila Camacho, de este demócrata de la Revolución Mexicana, cuyo gobierno está al servicio de los más auténticos intereses de México, de los derechos legítimos de las clases trabajadoras, y que está cumpliendo con las promesas que hizo al pueblo durante su campaña presidencial.

Por eso, las dos columnas de la Revolución, la campesina a la que pertenezco, y la obrera, con otra fuerte columna, el Ejército Nacional, integrado por obreros y campesinos, estrechamente unidas, dan su apoyo al Gobierno del Presidente Avila Camacho, el régimen que la reacción, el sinarquismo, quisieran derrumbar para convertir a México en un país quintacolumnista al servicio del nazifascismo.

Las tareas de México son las tareas de vuestros propios pueblos, hermanos de América Latina; pero en esta hora negra y de sangre en que el fascismo ha hundido al mundo, si no queremos perder todas nuestras libertades; si no deseamos que el mundo todo se convierta en un inmenso campo de concentración; si aspiramos a conservar la

independencia de que disfrutan nuestros países; si como hombres que tenemos el corazón bien puesto, deseamos conservar y perfeccionar nuestras libertades, debemos seguir este único camino: no contemplar con indiferencia la tragedia que vive el mundo; no creer que estamos lejos del teatro de la guerra; no pensar ingenuamente que Hitler no es un peligro para América, pues la bota parda del nazismo que hoy pisotea a todas las patrias de Europa, un día si no sabemos cumplir con nuestros más elementales deberes humanos, resonará con trágico golpear, en las pampas argentinas, en las costas chilenas, en las selvas amazónicas, en las cumbres de los Andes, en los Valles de México, en las ciudades y campos de Estados Unidos, en todas las tierra de América.

No hay duda, nuestro destino está ligado al destino de todos los pueblos antifascistas; al porvenir de la democracia. En esta hora en el mundo entero sólo hay dos bandos, el fascista y el democrático; si deseamos conservar el régimen democrático para perfeccionar nuestros derechos, debemos apoyar a todos los pueblos que luchan contra el monstruo pardo del nazismo ; sin reticencias, debemos apoyar a Inglaterra y a la Unión Soviética, defensoras de todos los pueblos de la tierra, de la cultura y de las libertades humanas.

Los trabajadores de América Latina, el proletariado todo de nuestra América, dignamente representado por vosotros al realizar y fortalecer su unidad, en este momento histórico de tan graves responsabilidades y al definir sus propósitos de luchar en contra de la barbarie hasta extinguir a la bestia parda que oprime a los pueblos de Europa, reafirmando con ello la posición antifascista que la clase trabajadora ha mantenido con clara visión desde antes de la guerra, han dado un ejemplo, que sabrán aprovechar, sin duda, todas las clases, todos los ciudadanos, todos los hombres y mujeres de América, a quienes también debe servir la experiencia dolorosa de Austria, de Checoslovaquia, de Polonia, de Francia, de Holanda, de Bélgica, de Noruega, de Yugoslavia, de Grecia, de Albania, y de todos los pueblos que fueron cayendo víctimas del fazismo, unos, como consecuencia de su falta de unidad interna y víctimas del quintacolumnismo; otros, como tributo amargo por su indiferencia ante el drama del mundo; aquí, es preciso recordar, como justo homenaje a su valor heroico y sacrificio, el único pueblo, a la única nación que cayó estando en pie de lucha, cumpliendo con sus más altos deberes, para sí misma y para la humanidad toda, la España Republicana, la inmortal España que a tiempo gritó con todas las voces de millones de combatientes, de millones de mujeres, de ancianos, de niños, que a diario eran ametrallados y que luchaban por la democracia y libertades humanas y que, para desgracia del mundo - hoy ya lo entienden todos - se le dejó sucumbir, iniciándose con su caída la destrucción de todas las patrias de Europa.

Vosotros, delegados obreros del Continente, con vuestra unidad estáis señalando el camino, y nosotros, representantes auténticos de nuestro pueblo, comprendiendo que es la hora de la unidad, de cooperación franca y decidida, esperamos que pronto, como lo reclama la tragedia que vivimos, se constituirá la Unión Interparlamentaria de América para que podamos cumplir mejor nuestro destino común.

Compañeros diputados de Chile y de Cuba, compañeros delegados al Congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina:

¡Dramática y patética la historia de nuestras veinte patrias! Lucha, lucha sin tregua, cruenta lucha por la conquista de la plenitud democrática; primera meta de su nacimiento como naciones; meta inalcanzada aún en ciento treinta años de rudo camino, de sangrienta brega. Le ha faltado a nuestra América fortuna; le ha sobrado injusticia. Pero también le sobran esfuerzos, voluntad, fe, y a estas alturas de la historia, nuestro destino trepida entre las tinieblas del fascismo y la luz radiante de nuestra redención total, que, si somos capaces de conquistarla, hará de la América el sol de la humanidad futura.

La hora actual, de sangrienta convulsión en los demás continentes, debe ser, en América, de justiciera revisión, y así lo ha comprendido Roosevelt, y así lo sentimos y queremos los latinoamericanos, a así se está realizando por fuerza de ineluctables razones y exigencias, ampliándose los márgenes de nuestras democracias hacia la más halagüeñas esperanzas de plenitud.

Esta hora dolorosa del mundo, dolorosa también para nosotros como ninguna otra hora de nuestra historia, nos trae una promesa, compañeros, una promesa que, lo estamos palpando, es ya un principio de realización: ¡libertad!, es el nombre de esta promesa inmensa, plena, efectiva y definitiva libertad.

En breve retornaréis a vuestros lares, compañeros. Hacedlo, llevando el optimismo, la fe, la seguridad que la Revolución Mexicana tiene en sí misma, en la causa de la democracia verdad, que es la más noble causa del hombre, y en el destino de América Latina.

Id y decid a vuestros pueblos que México cumple y seguirá cumpliendo con sus deberes en este instante cruento del mundo; id y decid a vuestras naciones que México, como ellas, forma parte del Frente Antifascista de todos los pueblos de la tierra, que luchan por destruir al monstruo nazi y por reconstruir al mundo en beneficio de todos los hombres, de todas las razas, de todas las patrias.

Y llevaos, también, este mensaje del pueblo y el Congreso mexicanos: hermanos de Latino América, hoy, como siempre en América, por la democracia de América y para la felicidad de América, México está con vosotros, más unido, más resuelto y más cordial que nunca. (Aplausos).

El C. Secretario Rueda Magro: Va a hacer uso de la palabra el señor diputado cubano Justo Tamayo.

- El señor Tamayo Justo: Señor Presidente de la H. Cámara de Diputados Federal; compañeros diputados y demás compañeros que asisten al Congreso de la C. T. A. L.: El compañero Rentería y yo, como diputados, primero, y después, como delegados al Congreso de la C. T. A. L., agradecemos profundamente esta recepción de los diputados de México, y al mismo tiempo, comprendemos que la

misma es precisamente no más que lo que hoy está vibrando en todos los pueblos de América, que es precisamente la vinculación más estrecha de todos los latinoamericanos en una cruzada en defensa de los intereses de nuestro pueblo; pero principalmente lo que hoy es ambiente y y deseo de todo el mundo: la derrota aplastante del nazifascismo. (Aplausos). Nosotros los que hemos asistido por primera vez a una reunión de la Confederación de Trabajadores de la América Latina, que tiene su sede en la ciudad de México, hemos quedado maravillados desde que hemos puesto los pies en la tierra de este glorioso país. Desde que llegamos a Veracruz, hemos comenzado a sentirnos mexicanos, hemos comenzado a sentirnos en el ambiente que ya alguno de los nuestros nos había contado cuando había visitado este país; pero hemos podido compenetrarnos más, a medida que han ido pasando los días, al ver cómo ciudadanos trabajadores tienen un solo pensamiento que es precisamente impulsar cada día más la gloriosa Revolución Mexicana, ayudados por los que hoy forman parte de los organismos del Estado.

Visitamos a Morelia, y la Cámara de Diputados del Estado de Michoacán ha tenido una reunión especial para los delegados al Congreso de la C. T. A. L Hemos visto el desfile de los trabajadores y campesinos y de los jóvenes que estudian en las escuelas de ese Estado; hemos podido presenciar en el mitin la conjunción de las fuerzas de la Revolución Mexicana confundiéndose gobierno y diputados con el pueblo trabajador; hemos podido presenciar cómo allí el sentimiento de esos ciudadanos que forman parte de la nación mexicana, está precisamente inspirado en los deseos de Juárez, de Madero, de Zapata y de otros grandes libertadores de México; hemos podido asimilar, en los discursos de los oradores del mitin de masas que se celebró, cómo en gobernantes, en diputados, en líderes obreros, hay sólo ese pensamiento de engrandecer al pueblo mexicano, de dar al pueblo las reivindicaciones que merece. Pero hemos sido colmados de toda clase de atenciones por los compañeros trabajadores y por los diputados de este país, desde nuestro arribo a esta gloriosa tierra. Estamos compenetrados con el pueblo mexicano.

El desarrollo del Congreso de la C. T. A. L. no es otra cosa sino la identificación de los hombres de los distintos pueblos, pudiéramos decir, en un solo pensamiento.

Esta recepción que en honor de nosotros se celebra, demuestra todavía más el sentimiento del pueblo mexicano, el sentimiento de los diputados, que quieren estimular nuestro esfuerzo; y en las palabras del compañero que ha precedido en el uso de la palabra, se corrobora nuestra opinión de que lo mismo en un Estado, que en la Cámara Federal, germinan ideales revolucionarios para asegurar las conquistas del pueblo y de los trabajadores.

Hemos visto más todavía: el señor Presidente de la República, Avila Camacho, el hombre que surge y va a la Primera Magistratura de la Nación, visitó nuestro Congreso, y en su discurso afirmó que las conquistas de los pueblos no se hacen más o menos en una batalla, sino que se obtienen en la constante y afanosa lucha, en el continuado trabajo, hasta llegar al fin deseado. Hemos podido apreciar en este magnifico país ¡cuánta grandeza, cuánta nobleza y cuán gran deseo de superación existe en todos sus ciudadanos!

La Revolución Mexicana ha entregado a fuertes núcleos de campesinos, millares de hectáreas de tierra. Las reivindicaciones de los trabajadores, en la forma señalada por el orador que habló antes que yo, también son conquistas importantes de los mexicanos. Yo, señores, no puedo en manera alguna hablar de iguales conquistas para mi país como las aquí logradas; sin embargo, puedo asegurar que desde a fines del año de 1933 los anhelos y preocupaciones sociales han comenzado también a serlo de nuestros gobernantes; desde ese año ha habido, si no leyes surgidas del Congreso, al menos decretos y disposiciones que han mejorado la situación de los trabajadores y campesinos de Cuba.

La Convención Constituyente de 1940 acogió en su seno, convirtiéndolas en el templo político de la nación, las reivindicaciones principales de los trabajadores y campesinos cubanos. Allá en la Asamblea Constituyente hemos conseguido tal cosa; pero, por supuesto, no se ha debido a que la totalidad de los convencionistas hayan estado totalmente compenetrados de las aspiraciones del pueblo trabajador, sino que se ha llegado a tal resultado, porque los obreros y los campesinos, con un sentimiento profundamente revolucionario y con una fe inmensa en una propia fuerza y en su destino, supieron movilizarse, primero, para que se convocara la Convención Constituyente, y segundo, para que ésta recogiera parte o la totalidad de sus reivindicaciones. Es claro que no se han colmado nuestras aspiraciones, pero al menos hemos avanzado bastante.

En Cuba tenemos una Cámara y un Senado. La Cámara está compuesta por representantes que van a ella enviados por sus respectivas provincias. No gozamos de una Carta Política como la de México. México tiene Cámaras de Estado y Cámaras Federales. Nosotros sólo tenemos una Cámara; pero la Cámara de Representantes que antes de las elecciones de 1940 estaba formada por hombres que no tenían el propósito de servir cabalmente a su pueblo, sino más bien con el fin de estar realizando actitudes que en muchas ocasiones se oponían a las aspiraciones del pueblo, ha tenido también una transformación y hoy podemos decir con bastante satisfacción, que ha recogido en su seno a representantes trabajadores que estaba también desperdigada y que precisamente para darle más impulso a las reivindicaciones populares, aspiraron a ocupar un cargo en ese organismo.

Allá las cosas se desarrollan un poco lentas. La Constitución de 1940 obliga al Congreso a acordar algunas leyes que le son complementarias. Hasta el presente, no hemos tenido la suerte de que ese Congreso aprobara estas leyes complementarias; pero es bueno y es grande el deseo de trabajar en el camino de las reivindicaciones de los trabajadores, por parte del Presidente coronel Fulgencio Batista.

Allá se ha hecho ley, por decreto,

complementando la jornada de cuarenta y cuatro horas; allá, en los últimos tiempos, se ha logrado que el señor Presidente de la República, si no por decreto, al menos desde un punto de vista extraoficial, reconociera y tuviera relaciones con la confederación de Trabajadores de Cuba, en la que están representados todos los trabajadores. Por decretos se han obtenido otras importantes conquistas sociales que hoy disfrutamos.

El Consejo de Ministros no podemos decir que sea en su totalidad del mismo pensamiento del Presidente; sin embargo, hay el propósito por el Primer Ministro Magistrado de que estas leyes que son complementarias, vayan cada día en aumento, con el fin de adelantar en las reivindicaciones populares y de los trabajadores. Es en estos momentos, en que tan necesarios son los pronunciamientos de los Jefes de Estado frente a la situación política que ha creado el nazifascismo, en que nuestro Presidente ha adoptado la posición justa que corresponde y en un enérgico discurso condenó la agresión del nazifascismo y se pronuncio por ayuda inmediata y eficaz a la Unión Soviética. (Aplausos).

Otro de sus pronunciamientos como medida eficaz de lucha, es el de trabajar por la unidad nacional. Ahora es nuestra central tarea trabajar por la unidad nacional, por la defensa nacional y del Continente. Allá los grupos de oposición es posible que puedan hacer oposición al Presidente; pero cuando se trata de la defensa de la patria, cuando se trata de la defensa del Continente Americano, cuando se trata de la lucha contra el nazismo, no hay en manera alguna diferencias entre oposición y gobierno. Y no es que no tengamos enemigos interiores que conspiran contra la integridad de la nación y del Continente Latino Americano; tenemos los grupos falangistas organizados; sabemos que ellos trabajan de acuerdo con la embajada nazi; conocemos que estos pretenden hacer cada día más difícil la situación del pueblo cubano; conocemos que ellos controlan la vida del comercio provocando los altos precios de los artículos de consumo imprescindibles; sabemos que se confabulan para violar las leyes sociales y establecer la zozobra en el país; conocemos cómo ellos quieren de todas maneras que nuestro pueblo no se una, que nuestro pueblo esté desunido para entonces salir adelante en su política criminal de ambiciones desmedidas. Pero nuestro pueblo, profundamente revolucionario, que ha sabido recoger las enseñanzas de Martí y de Maceo, y de Agramonte; que ha sabido compenetrarse del ideal patriótico de nuestro ilustre Martí en todos los momentos, está luchando contra esta política criminal, está asegurando su reivindicación y promete en la lucha contra el nazismo ser uno de los baluartes para la derrota de las hordas de Hitler.

Nuestro país, compañeros, tiene enemigos. Lo conocemos. Nuestro país quiere libertad; ansía la democracia; es profundamente demócrata. Nuestro país es amigo de todos los pueblos latinoamericanos y abre sus fronteras a las corrientes progresistas; nuestro país sube de las luchas de los libertadores de los pueblos de la América Latina, principalmente de las realizadas por Bolívar, y estamos convencidos de que con la unión de todos estos pueblos es posible obtener la definitiva liberación de ellos.

Hemos estado celebrando el Congreso de la ..... C. T. A. L. y en él hemos llegado a conclusiones que en el orden político, comercial e industrial vinculan más a nuestros países. La clase trabajadora, más sufrida que cualquiera otra, en esta reunión ha prometido a laborar ante sus respectivos gobiernos para que se establezcan ventajosas condiciones comerciales, a fin de que no se sigan dando casos como los que hemos oído citar en el mismo Congreso, o sea, que en la Argentina se queme el maíz como combustible, en tanto que en México, aun produciendo este cereal, tiene que comprarlo al extranjero, pudiendo adquirirlo, por ejemplo, cambiándolo por su petróleo. También en el Congreso se ha estado procurando establecer normas coordinadoras con los Estados Unidos de Norte América, en bien de los intereses de los pueblos de habla española, y en general se han estado echando las bases para el futuro de los mismos.

Al hablar ante este Parlamento, y aunque no tenemos representación oficial de nuestra Cámara para hacer desde aquí un pacto que nos obligara a tratar la realización de los acuerdos del Congreso de la C. T. A. L., como miembros del Parlamento cubano, prometemos a ustedes que habremos de luchar intensamente por que estos acuerdos beneficiosos para nuestros respectivos países, sean tratados en nuestro Parlamento; y al mismo tiempo, estando en funciones el Congreso de México, hacemos votos deseando que éstas que son reivindicaciones populares sean tratadas también aquí, con objeto de lograr el mejoramiento de los pueblos de Latinoamérica.

Yo, compañeros, represento en el Congreso de la C. T. A. L., juntamente con cuatro personas más, a la Confederación de Trabajadores de Cuba. Nuestra Confederación, desde los primeros momentos, desde su constitución, hizo su proclamación contra el nazifascismo. El nazifascismo es el peor enemigo de la humanidad. Conocemos cómo viven los pueblos sojuzgados por Hitler; sabemos cómo el mismo pueblo alemán sufre amargamente la oprobiosa actitud de este hombre que pretende dominar al mundo. En Cuba nuestra lucha contra el nazifascismo, día por día crece más. Se ha constituido un Comité Nacional de lucha contra el nazifascismo, y en todos los pueblos y barrios de las distintas provincias otros comités se están constituyendo. En las fábricas los trabajadores expresan cada vez con mayor energía su decisión de luchar contra el nazifascismo.

Por esta razón, y en el momento en que nos reunimos hombres demócratas de distintos países, tenemos naturalmente que asegurar que con nuestro trabajo constante, con nuestra lucha diaria, con el impulso poderoso de las masas de nuestros respectivos países, con el mejor sentimiento, con la grandeza de miras de cada uno de los gobiernos que se van sumando en esta cruzada, están contados los días del nazifascismo, y que por fin en el mundo ha de triunfar la democracia, ha de triunfar la libertad, ha de triunfar el sosiego, para que los hombres puedan pensar, para que los

hombres puedan desarrollar sus energías en bien de la humanidad y para que en definitiva se establezca en el mundo entero un régimen de justicia en el que no existan hombres en las condiciones en que se encuentran actualmente, que en tanto unos derrochan lo mucho que tiene, otros se mueren de hambre porque no tienen nada. Muchas gracias. (Aplausos).

El C. Secretario Rueda Magro Manuel: Va a hablar el general y diputado Salvador Ocampo, de Chile, (Aplausos. Gritos: Viva Chile).

- El señor Ocampo Salvador: Señor Presidente de la H. Cámara de Diputados mexicanos, pueblo de México, compañeros de la Confederación de Trabajadores de la América Latina reunidos en esta hermosa ciudad:

Quiero agradecer, en nombre de los delegados concurrentes al Primer Congreso de la C. T. A. L. y de la Representación parlamentaria chilena, el alto honor con que nos habéis distinguido al invitarnos a esta su sesión. Nosotros sabemos que este honor no lo hacéis al Diputado cubano, a los delegados presentes de los países de América y a los Diputados chilenos que aquí están, compañero Bernardo Ibañez, Secretario General de la Confederación de Trabajadores de Chile, y al que habla, Subsecretario General de dicha organización, sino que este homenaje lo hacéis a las fuerzas vivas y poderosas, que saliendo del fondo de las minas, de las salitreras, de los mares y de las altas y nevadas montañas, forjaron el instrumento poderoso de la unidad nacional, que desde octubre de 1938 en adelante, han venido dando continuos triunfos a la causa democrática de nuestra patria.

Sabemos que son esas fuerzas progresistas algunas veces aplastadas, pero jamás vencidas, salidas de lo más hondo de nuestras campiñas, las que formaron la gran alianza democrática para llevar a la Presidencia al que fue hasta ahora el Primer Mandatario de mi país, don Pedro Aguirre Cerda, e impulsar los progresos políticos y económicos de los cuales nos enorgullecemos; es a esas fuerzas a las que rendís tributo hoy.

Desde esta tribuna rendimos el homenaje que se merece a ese hombre que supo defender la democracia en nuestro país. (Aplausos). Sería incorrecto ante vuestra atención, no decir algunas palabras ....

El C. Lecona Soto Reynaldo (interrumpiendo): Si el orador me lo permite, yo quiero formular una proposición a mis colegas de Cámara con el objeto de que guardemos unos minutos de silencio por la muerte y desaparición del Presidente de la República chilena, Pedro Aguirre Cerda.

- El señor Ocampo Salvador: Con mucho gusto.

(Puestos en pie los representantes, se guardan unos minutos de silencio).

- El señor Ocampo Salvador: Muchas gracias. Quiero agradecer emocionado el homenaje que la Cámara de Diputados de México ha rendido al ilustre Presidente de mi patria Pedro Aguirre Cerda.

Pero sería incorrecto ante vuestra atención no decir algunas palabras sobre la labor que desde hace años ha venido desarrollando el pueblo chileno y muy especialmente sus capas obreras y campesinas.

Proclamada nuestra independencia nacional el 18 de septiembre de 1810, nuestro país ha venido forjan su destino en perenne lucha contra sus enemigos interiores y exteriores. Nuestros heroicos soldados se batieron en mil batallas defendiendo el honor y la independencia nacionales. Nuestros bravos marinos, más de una vez, llegaron a tierras hermanas, en manos de extraños, a reclamar la libertad para las naciones oprimidas. Cierto también, que más de una ocasión cruzamos los aceros defendiendo nuestros ideales y en épocas no muy remotas, vimos sucumbir a una de las figuras más preclaras de la América del Sur: José Manuel Balmaceda.

Los años han pasado y en lucha continua contra la opresión extranjera y contra sus servidores criollos, en nuestra patria se han ido forjando los nervios de acero de sus hijos, que mas veces oprimimos bajo la dictadura económica capitalista actual, y otras veces bajo la sangrienta bota del militarismo, han logrado zafar sus ligaduras y alzarse rectos y decididos a defender los principios constitucionales de nuestra Carta Fundamental, y en todos estos actos, señor Presidente, señores diputados de la Honorable Cámara mexicana, el pueblo de mi país ha escrito con sangre sus desvelos de libertad, igualdad y fraternidad.

Es en este siglo, cuando la opresión del imperialismo, avasallador clava sus garras definitivas en la región salitrera de mi país. Es justamente en este siglo también, cuando el movimiento obrero iniciado en 1870 - bajo las modestas banderas de las sociedades de Socorros Mutuos - , va transformándose en poderosos organismos proletarios. Se fundan las cooperativas obreras; se organizan las mancomúnales de los trabajadores de la región salitrera, se fundan periódicos y diarios al servicio de la clase obrera; pero la represión no se deja esperar: las cooperativas son disueltas; las mancomúnales destruídas; sus dirigentes, apresados; violentas matanzas de trabajadores se reproducen en la región salitrera que se extienden en todo el país repercutiendo con fiereza en Valparaíso, Santiago, la Región del Carbón, y en las estepas Magallánicas.

Pero esa fuerza viva del proletariado no puede ser destruída; no puede ser detenida. La clase obrera, la clase del futuro, no puede ser vencida. La clase obrera y campesina de mi país va cumpliendo la promesa que el destino le ha deparado. A su cabeza surgen hombres vigorosos, intachables, entre ellos quizá el más querido de todos, el inolvidable maestro Luis Emilio Recabarren. Este hombre genial y vigoroso organizador de cooperativas, de mancomúnales, de sindicatos, creador de la Federación Obrera de Chile, que tantos triunfos dio al pueblo chileno, este hombre investigador, estudioso, incansable viajero, nos ha legado una honrosa herencia, que nosotros dos, modestos representantes del pueblo chileno, nos hacemos el deber de alzar ante vosotros: el honor y la independencia nacionales de nuestra patria.

Señores: en nuestro país la Honorable Cámara de Diputados está compuesta de 147 representantes. La mayoría de ella pertenece a los partidos radical, democrático, socialista y comunista.

Podemos decir, con orgullo, que la Confederación de Trabajadores de Chile, cuenta con la adhesión de las fuerzas de izquierda que componen la mayoría del Congreso de mi país, contando con 16 diputados socialistas, 16 comunistas, 5 senadores socialistas y 4 comunistas.

Y no creáis, honorables representantes del pueblo mexicano, que para obtener estos triunfos no hayamos hecho sacrificios. Nuestras organizaciones obreras, más de una vez han sido disueltas. Sus dirigentes encarcelados o asesinados. La Federación Obrera de Chile, fue arrasada varias veces por la metralla; pero el espíritu organizativo de la clase obrera de Chile ha seguido adelante y hoy podemos declarar que si en verdad la Confederación de Trabajadores de Chile, heredera de las gloriosas tradiciones de la Federación Obrera de Chile, no está representada en el Gobierno de mi patria, no es menos cierto que para sí éste tiene consideraciones que en otra época habría sido, sólo pensarlo, un dulce ensueño.

Pero nosotros seguimos nuestra labor. Sólo tenemos 300,000 trabajadores organizados dentro de las filas de la CTCH. Nos quedan aún por organizar 100,000 obreros y 700,000 campesinos y eso lo haremos, porque esa es nuestra misión.

Dentro del Parlamento chileno estamos empeñados en conseguir la reforma de las leyes números 4054 y 4055 sobre seguro obligatorio y accidentes de trabajo; queremos que esta ley alcance con sus beneficios a todos los miembros familiares de los contribuyentes, lo que permitirá acoger en el seguro de enfermedades, invalidez, accidentes, cesantía y muerte, el setenta por ciento de la población chilena.

Queremos que el gobierno obtenga los millones de pesos necesarios para la edificación de casas populares. Queremos una ley que liquide el analfabetismo en un plazo no mayor de diez años.

Queremos que el gobierno obtenga quinientos millones de pesos para mejorar el standard de la salud del pueblo chileno. Queremos una ley de reforma agraria que liquide el latifundismo, con lo cual se conseguirá la incorporación de las masas campesinas al beneficio del progreso de la cultura y el bienestar ciudadanos.

Queremos que nuestro ejército, de aire, mar y tierra, tenga los suficientes medios defensivos y de ataque, para rechazar a cualquier invasor extranjero que quiera mancillar el suelo patrio.

Queremos la reforma del Código del Trabajo y de las leyes que lo integra, por considerar que muchas de ellas han perdido su actualidad y sólo sirven de obstáculo en el desarrollo de la política económica y social de nuestro país.

Queremos que la actual corporación de fomento y reconstrucción nacional, tenga todos los recursos necesarios para impulsar el desarrollo industrial de nuestro país y la reconstrucción de los pueblos devastados por los últimos terremotos. Para cada uno de estos problemas tenemos en el Congreso Nacional los proyectos necesarios que transformarán en estatutos jurídicos al servicio del pueblo.

Muchas cosas más podemos decir de lo que deseamos que se haga en nuestro país. Todo esto quedaría en el papel y en nuestros buenos deseos si es que no tomáramos en cuenta lo que está ocurriendo en el viejo mundo: la feroz guerra desatada por la bestia parda del hitlerismo. Cuando extendemos nuestra vista a los campos antes progresistas de Europa, hoy devastados por la barbarie hitleriana, cuando vemos a cientos de pueblos aplastados por la invasión nazifascista; cuando vemos todo ese panorama trágico, comprendemos entonces que ha llegado el instante de agrupar en uno solo, muchos deseos de liberación, y en una sola acción a todos nuestros pueblos.

Necesitamos unidad interior, fuerte, enérgica y positiva; necesitamos unidad interior para aplastar a los enemigos interiores: a los quintacolumnistas extranjeros o nacionales que pretenden abrir las puertas de la invasión extranjera; necesitamos unir a los obreros, a los campesinos, a la juventud estudiosa, a los intelectuales progresistas, a las mujeres, a los militares, a los industriales y a los hacendados ricos, progresistas también; en fin, a todos los hombres y mujeres de nuestras patrias que estén dispuestos a actuar para aplastar al enemigo común: al nazifascismo, dondequiera que éste se encuentre. Y así, unidos los pueblos de América en una sola aspiración y en un solo sentimiento, estaremos en condiciones de poder llevarles a los países - que como el heroico pueblo inglés, el legendario pueblo chino y los jóvenes y valientes pueblos soviéticos, se alzan gallardos y dispuestos a destruir al enemigo de todos los pueblos y de la humanidad - , torrentes de hierro y fuego, capaces de aplastar a la bestia nazifascista, que enluta a millares de hogares de los trabajadores y de los pueblos del mundo. (Aplausos).

Y señores: cuando recuerdo estas palabras, tengo que traer a esta alta tribuna también, las palabras del señor Presidente de la República, general Manuel Avila Camacho. (Aplausos). El ayer ha visitado nuestro Congreso Nacional; ha recibido de los trabajadores allí reunidos el saludo de Pérez Leyros, representante de los trabajadores de Argentina, y ha sido despedido por el líder nacional de los trabajadores de la América Latina: Vicente Lombardo Toledano. (Aplausos).

Yo quiero en esta tribuna traer dos pensamientos del Presidente de la República de México: él nos ha dicho ayer, con su alta autoridad de mexicano, de patriota y demócrata, que no traicionará jamás al pueblo mexicano. (Aplausos).

El nos ha dicho que la democracia no es una fórmula jurídica, sino que significa la distribución más equitativa de la riqueza entre los que no la tienen. (Aplausos).

El ha dicho y lo hemos oído - los oídos de todos los trabajadores de América - que la independencia del Continente no sólo se defenderá en el campo de batalla, sino que también en el taller, en la fábrica, en la mina y dondequiera que se encuentre un hombre dispuesto a trabajar por el engrandecimiento de su patria. (Aplausos).

Para terminar, señor Presidente, señores congresales, nuestra tarea, la tarea de todos los pueblos del mundo que aman la libertad y la independencia, es en este instante desgraciadamente, una sola, central y firme: el exterminio total de los

invasores hitlerianos que en este momento sojuzgan a muchos pueblos europeos.

Por eso señor Presidente, honorables representantes del pueblo mexicano, por eso pueblo mexicano, recibid por nuestro modesto conducto los saludos del pueblo chileno, que no es un saludo de diplomacia sino que es un saludo de lucha y de combate en la responsabilidad común que la historia nos ha impuesto. Muchas gracias. (Aplausos).

El C. Presidente (a las 14.47): Se levanta la sesión y se cita para el próximo viernes a las once horas.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"

El Director, Jefe de la Oficina, JUAN ANTONIO MOLL.