Legislatura XXXIX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19441031 - Número de Diario 12

(L39A2P1oN012F19441031.xml)Núm. Diario:12

ENCABEZADO

MÉXICO, D. F., MARTES 31 DE OCTUBRE DE 1944

DIARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO II. - PERIODO ORDINARIO XXXIX LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 12

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 31 DE OCTUBRE DE 1944

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura de la Orden del Día. Lectura y aprobación del acta de la sesión anterior.

2.- Recepción de los representantes del Congreso de la República de Cuba; del Congreso Constituyente 1916 - 1917 y de las legislaturas XXVI y XXVII. Hacen uso de la palabra el senador cubano Jorge Mañach, el C. diputado Benito Coquet, el C. José R. Padilla y el C. diputado Donato Miranda Fonseca. Lectura de la Orden del Día para la sesión inmediata. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C.

GRACIANO SÁNCHEZ

(Asistencia de 78 ciudadanos diputados).

- El C. Presidente (a las 13:35): Se abre la sesión.

El C. secretario Reynoso Brígido: Orden del Día para esta sesión:

"Lectura del acta de la sesión anterior.

"Recepción de los representantes del Congreso de la República de Cuba; del Congreso Constituyente 1916 - 1917 y de las legislaturas XXVI y XXVII de la Unión".

Se va a dar lectura al acta de la sesión anterior:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del XXXIX Congreso de la Unión, el día veintisiete de octubre de mil novecientos cuarenta y cuatro.

"Presidencia del C. Graciano Sánchez.

"En la ciudad de México, a las trece horas y treinta y cinco minutos del viernes veintisiete de octubre de mil novecientos cuarenta y cuatro, se abre la sesión con asistencia de setenta y cinco ciudadanos diputados, según comprueba previamente la Secretaría en la lista que pasó.

"Se dan a conocer los asuntos que se tratarán en esta sesión.

"Sin discusión, se aprueba el acta de la sesión anterior efectuada el veinticuatro de los corrientes.

"Se da cuenta con los documentos en cartera:

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, al que acompaña la iniciativa de ley del C. Presidente de la República para reformar el artículo 506 del Código Sanitario. - Recibo, a la Comisión de Salubridad, e imprímase.

"Invitación de la Comisión Permanente de la XXXIX Legislatura del Estado de Chiapas, para concurrir, el día primero de noviembre próximo, a la solemne apertura del primer período ordinario de sesiones de la XL Legislatura local, ante la que el C. doctor Rafael Pascasio Gamboa, Gobernador Constitucional de aquella entidad, rendirá el Informe correspondiente al cuarto año de su gestión administrativa. - Se designa en comisión a los CC. Francisco José Burelo, José Pantaleón Domínguez, Adán Velarde, Víctor Alfonso Maldonado y Salvador Ochoa Rentería.

"La Junta Previa de la Legislatura de Chiapas da a conocer los nombres de las personas a quienes declaró electos diputados a la propia Legislatura, por los distritos electorales segundo, cuarto, sexto y octavo de ese Estado. - De enterado.

"El Congreso del Estado de Zacatecas comunica la forma en que, el 14 de octubre, integró su Mesa Directiva que funcionará desde esta fecha hasta el 15 de noviembre próximo. - De enterado.

"El C. ingeniero Fernando Foglio Miramontes, Gobernador Constitucional de Chihuahua, participa que, el 4 de octubre, nombró al C. ingeniero Esteban Uranga como Secretario General de Gobierno de aquella entidad. - De enterado.

"Los CC. diputados Manuel Moreno Sánchez y Donato Miranda Fonseca presentan un proyecto de Ley sobre Enriquecimiento Ilícito de Funcionario Públicos. - A la Comisión de Justicia en turno, e imprímase.

"El C. diputado Antonio Manero presenta un proyecto sobre Industrialización Autónoma que abarca dos iniciativas: una de Protección y Fomento Industrial, otra para crear el Banco Nacional de Fomento Industrial. - A las Comisiones Unidas de Hacienda en turno y de Crédito, Moneda e Instituciones de Crédito, e imprímase.

"Sin debate, y en votación económica que en cada caso se verifica, son aprobados cuatro

dictámenes de la Comisión de Impuestos que terminan proponiendo se archiven las solicitudes que a continuación se expresan:

"De la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, para que se reforme la fracción XIX, inciso 1o., del artículo 16 de la Ley Federal del Timbre.

"De la Confederación de Cámaras de Comercio e Industria, para que se reformen los artículos 207, 208 y 227 del Código Fiscal.

"Del C. Presidente Municipal de Cananea, Son., para que el producto del impuesto por registro de extranjeros se distribuya por partes iguales entre los ayuntamientos de la República y el Gobierno Federal.

"De la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del Estado de Veracruz para reformar el decreto que establece un impuesto adicional de un centavo, por kilogramo de azúcar, con objeto de que su importe sea distribuído por partes iguales en la creación de dos hospitales para tuberculosos destinados, uno para obreros y otro para campesinos.

"Dictamen de la Comisión Inspectora de la Contaduría Mayor de Hacienda, que finaliza consultando el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se cancelan las sumas de. $ 351,135.50 y $ 43,049.81 (trescientos cincuenta y un mil, ciento treinta y cinco pesos, cincuenta centavos, y cuarenta y tres mil, cuarenta y nueve pesos, ochenta y un centavos), importe de los créditos a favor del Erario de la Federación y que figuran en el Estado número trece de la Cuenta de la Hacienda pública, correspondiente a los años de 1938 y 1939, respectivamente, por considerarse incobrables, cargándolos a la cuenta de Pérdidas de la Hacienda Pública".

"Después de que se le dispensan los trámites a este dictamen es puesto a discusión y, sin ella, se procede a recoger su votación nominal, siendo aprobado por unanimidad de sesenta y siete votos. Pasa al Senado para sus efectos constitucionales.

"Se procede a la elección por cédulas, de Mesa Directiva para el mes de noviembre próximo, y, previo escrutinio, resultan electos, por unanimidad de setenta y siete votos, los siguientes ciudadanos: presidentes. Pedro Guerrero Martínez y Jesús M. Figueroa. La presidencia hace la declaratoria reglamentaria.

"La Secretaría da lectura a las proposiciones concretas que contiene el dictamen de la Comisión Investigadora de las Subsistencias y Artículos de Consumo Necesario.

"Se ponen a discusión, en lo general, estas proposiciones y, sin ella, se aprueban en votación económica.

"A debate en lo particular, el C. Manuel Moreno Sánchez formula una moción de orden; el C. Jesús Yurén Aguilar hace aclaraciones; el C. Jesús M. Figueroa indica que en su oportunidad, presentará una sugestión adicional; la Secretaría informa que se han apartado, para su discusión; el primer párrafo de las proposiciones, por los CC. Jesús Yurén Aguilar y Manuel Cháirez; el inciso a), por los CC. Manuel Jasso, Manuel Cháirez y Bernardo Norzagaray; el punto 1 del inciso f), por los CC. Manuel Jasso y Jesús Yurén Aguilar; y el punto 3 del mismo inciso f), por los CC. Manuel Cháirez y Manuel Jasso.

"A debate el primer párrafo de las proposiciones, el C. Yurén Aguilar se opone a que, en la reorganización del Consejo de Administración de la Nacional Distribuidora y Reguladora, figuren representantes del sector comercial; el C. Efraín Brito Rosado, en nombre de la Comisión, sostiene el dictamen; el C. Yurén Aguilar hace aclaraciones; el C. Manuel Cháirez habla en contra y presenta contra proposiciones escritas para excluir de representación a los grandes comerciantes, otorgándosela a los pequeños; el C. Manuel Moreno Sánchez, de la Comisión, también sostiene el dictamen; usa de la palabra en contra, por segunda vez, el C. Yurén Aguilar, a quien el C. Brito Rosado hace aclaraciones, insistiendo aquél en sus puntos de vista y contestando interpelaciones del C. Moreno Sánchez; el C. José Donaciano Sosa presenta una adición, que acepta la Comisión, en el sentido de que se agregue un representante agrario, y, además, la Comisión adiciona la representación de la Secretaría de la Economía Nacional; considerando el asunto suficientemente discutido, en votación económica se aprueba el primer párrafo de las proposiciones de que se trata, con la adición del C. Sosa aceptada por la Comisión, y con la adición hecha por la propia Comisión.

"A las quince horas y cincuenta minutos se levanta la sesión".

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

El C. Presidente: Se comisiona para introducir al salón a la Delegación de la República de Cuba a los ciudadanos diputados Fernando Moctezuma, José Velázquez Nuño, Raúl López Sánchez, Francisco García Carranza y secretario Brígido Reynoso.

(Es introducida al salón la Delegación).

El C. Presidente: Tiene la palabra, en representación de nuestros visitantes, el señor doctor Jorge Mañach.

- El señor Jorge Mañach: Señor Presidente de la Cámara de Diputados de México; señores diputados: Hay momentos en la vida de tan honda y profunda emoción, que parece que hasta la palabra avezada a las lides y ámbito parlamentarios se resiste a encontrar frases adecuadas para traducir con toda su dimensión íntima, con todo su calor, la emoción que se experimenta. Estoy segura de que mis compañeros en esta, para nosotros, inolvidable visita a México (el doctor Francisco Ichazo ex vicepresidente de la Cámara de Representantes de mi país, y el señor Francisco Bauer que viene como delegado oficial del Gobierno de Cuba a la Feria del Libro que está a punto de inaugurarse en esta bellísima ciudad de

México) experimentarán, al igual que yo, una desbordante emoción al encontrarse como nos encontramos, en este recinto Legislativo donde se dan cita permanente todos los matices de la opinión pública revolucionaria de México; en esta casa donde se han venido desenvolviendo las orientaciones ejemplares que esta gran patria mexicana ha dado a la conciencia civilizada, a lo largo de los últimos treinta años.

Es para nosotros, señores hombres que procedemos también del ámbito legislativo de nuestra patria, motivo singularísimo de emoción, aparte de aquella que nos produce el hecho de que nos halláis recibido con títulos de extrema hospitalidad, siendo como sois un organismo representativo de vuestra patria, ya que desde que llegamos a México, no hemos dejado de recibir mil halagos y gentilezas; es, digo, para nosotros, aparte de esta razón de agradecimiento íntimo que en lo social tiene vuestra acogida, motivo de honda emoción, con un sentido histórico y político, el hecho de encontrarnos en esta ilustre Cámara de Diputados que, entre las demás de las naciones de nuestra América, no vacilo en decirlo con profunda sinceridad, es la que más ha contribuído a marcar el recodo histórico de nuestra época, para ejemplo de todo el Continente.

México, en efecto, señores, y perdonádme si en el esfuerzo por acreditar la sinceridad de mis palabras, abundo en consideraciones que son harto conocidas de todos vosotros; México es la nación hispanoamericana que primero se adentró por el camino que conducía a la era histórica que estamos viviendo, terminando la época romántica y clásica, a la vez, política de los derechos del hombre. Urgía que se superase la connotación puramente individualista que ese concepto de los derechos del hombre tenía, para entrar en una nueva concepción jurídica y política en que se conceptuase el sentido absoluto, demasiado absoluto que las palabras "derechos del hombre" tenían dentro del clásico pensamiento anglofrancés.

Era indispensable que se hiciese resaltar, que se subrayase la responsabilidad social que debía, ineludiblemente, acompañar al concepto del derecho individual, para que éste no quedase restringido y limitado a actitud observante, egoísta, exclusiva, discriminatoria y opresiva para el resto de los demás factores de la vida social.

Hemos entrado en una época que a veces parece caracterizarse bajo la designación de una época que tiene el sentido de los derechos de la masa. Se habla muy a menudo de los derechos de las masas. Permitidme aventurar la opinión personalísima de que, si por masa se entiende exclusivamente un concepto individual de pequeñas entidades parciales dentro del mundo colectivo, es también un concepto insuficiente; y la vigencia de un supuesto derecho de la masa, entendida en ese sentido grupal y parcial, pudiera también derivarse en política descriminatoria completamente ajena al espíritu de nuestra época. Y, sin embargo, en este uso que hacemos de la palabra masa, se está, sin duda alguna, reflejando el espíritu real de nuestro tiempo: el sentido colectivo que toda acción pública debe tener. La palabra masa y el concepto de masa fueron, en una palabra, un concepto polémico exclusivamente, pero la alusión profunda era la realidad social a la cual deben servir los derechos y los deberes del individuo. Estamos, pues, permitidme calificarlo así, ingresando en la hora de los derechos del hombre social, de los derechos del hombre plegado a los intereses de la comunidad. Y era preciso que yo me detuviera un momento siquiera en esta idea, señores diputados, para poder substanciar la organización de los pueblos todos de nuestra América. Tenemos a este gran pueblo vuestro que, a la terminación de la primera década de este siglo, fue el primero que convirtió en realización positiva, abandonando la mira de seguir en las especulaciones doctrinarias; convirtió, digo, en realización positiva por la inquebrantable fe revolucionaria esta consigna de la sensibilidad de nuestra época, que son los derechos y deberes del hombre en función al servicio de la colectividad. (Aplausos).

Y esta es la Cámara, éste es el recinto en donde esas orientaciones encarnadas en la Constitución Mexicana han venido desenvolviéndose en las leyes específicas de servicio social. Estamos ante una Cámara de Diputados que no tiene por que sentir aprensión alguna ante esta idea flotante que existe, de que el parlamentarismo está en crisis. Se oye decir frecuentemente que el Parlamento está en crisis. Pues bien, convendría puntualizar: está efectivamente en crisis el Parlamento que no tiene más misión que parlar; el Parlamento retórico, el Parlamento deportivo, el Parlamento apático, el Parlamento que no es más que una conjugación de temas individuales. Pero cuando el Parlamento representa, como representa la Cámara de Diputados y como representa el Senado de México una sensibilidad social acorde con las urgencias más profundas de las conciencias de vuestro pueblo, entonces ese Parlamento, este Parlamento Mexicano, lejos de estar en crisis es un organismo ejemplar para la conciencia de toda nuestra América. (Aplausos).

Tan ejemplar es, señores diputados, el Parlamento Mexicano, que yo, en lo íntimo de mi corazón de latinoamericano, acaricio una esperanza que acaso pueda parecer al mundo utópica. El utopismo como actitud permanente y, por así decirlo, profesional, es sin duda estéril, pero un gran utopismo tiene que haberlo en toda actitud para que pueda ser generosa; utopismo en el sentido de superar el momento actual, de contemplar aquellas posibilidades futuras, a virtud de cuya contemplación la Humanidad va encaminándose por los senderos del progreso.

Con este sentido, en alguna medida utópica, si se quiere, pero con el afán más vehemente de que semejante utopía pudiera pronto realizarse en estos momentos de la vida humana en que parece que la juventud está realizando tantos sueños antes considerados utópicos, yo quisiera aventurar desde esta ilustre tribuna la esperanza que tengo de que alguna vez en nuestra América se produzcan contactos más efectivos y continuos entre los Parlamentos de nuestras naciones americanas; que los contactos no sean éstos tan gratos, pero inevitablemente

efímeros, de las visitas circunstanciales, por más que la reacción que ellos producen, como en este caso, en nuestro ánimo, sean tan imborrables y profundos; que los contactos sean continuos y de trabajo.

Hay entre nuestras naciones americanas algunas en que se han presentado en estos últimos tiempos contactos de tipo ejecutivo en que, por las vías de la diplomacia, los gobiernos coordinan sus actitudes, elaboran sus técnicas, perfilan sus orientaciones; pero las actitudes ejecutivas están tan estrechamente ligadas a la realidad inmediata y circunstancial de cada país, que acaso este mismo vínculo limite, merme un poco su eficacia; acaso las coordinaciones de tipo meramente ejecutivo estén sofrenadas por el ineludible imperio de la realidad específica de cada país, a la cual tiene que someterse.

He aquí por qué, señores, los caminos de la diplomacia muchas veces están precedidos por las nebulosidades de los lugares comunes y de los convencionalismos; he aquí qué muchas veces la diplomacia tiene inevitablemente sus transformaciones que sofrenan los más generosos ímpetus del espíritu; he ahí por que contempla la posibilidad de que paralelamente a esas coordinaciones de tipo ejecutivo entre las naciones de nuestra América pudiera en algún momento y en muchos sucesivos momentos del futuro, producirse la coordinación de nuestra América a través de las delegaciones de todos los parlamentos de la naciones libres de nuestro Continente ¿Para qué? Ciertamente no para tomar decisiones de carácter ejecutivo, pero sí para comunicarse los unos a los otros su experiencia.

Nada es más importante que eso. Yo concibo la posibilidad de la reunión en alguna capital de América en un areópago en que estuviesen representados los Parlamentos de nuestros respectivos países, y me parece estar viendo cómo un diputado mexicano se levantaría y diría: dentro de esta norma general de sensibilidad social, que es la consigna histórica de nuestra época, el Parlamento Mexicano ha resuelto tales o cuales problemas con esta misma orientación, con este criterio, con estas técnicas, y, acaso problemas que para nosotros los legisladores cubanos han resultado desconcertantes, problemas que han quedado consignados a ese limbo de las buenas intenciones, que pudieran tal vez realizarse a través del criterio de las técnicas que salieran de la experiencia de vosotros los diputados mexicanos; y, quien dice mexicano, dice de cualquier otro país de nuestro Hemisferio que pudiera aportar. Yo no sé de ningún Parlamento que esté más autorizado que el vuestro para tomar semejante iniciativa. Pudiera ser un poco lírico, pero no hay que tenerle miedo, sin embargo, a las actitudes que un realismo demasiado implacable ha venido tachando como de medidas retóricas, líricas y hasta de sentimentales en los últimos tiempos. Cuando se aligera el camino de la sensibilidad, no puede realmente haber una política fecunda y generosa.

Si de México saliera, asistido por la autoridad que México tiene, una proposición semejante, señores diputados, estoy seguro de que encontraría inmediata resonancia, doligentísima emulación de profunda simpatía en mi propia patria cubana, porque entre México y Cuba hay un enlace profundo de sensibilidad histórica. Aparte de los lazos que nos unen a vosotros en nuestra común tradición cultural; aparte de la vigencia que en nuestro espíritu tienen vuestros pensadores, vuestros poetas; aparte de la repercusión de la palabra impresa que México tiene constantemente en el alma cubana; aparte del infinito caudal de credo que tenemos para vosotros los mexicanos, porque como ya recordaba la otra noche, gracias a la exquisita atención del Ministerio de Gobernación que, presidido por el doctor Alemán, me brindó la oportunidad de radiar al pueblo de México, estamos unidos a vuestra patria por vínculos muy profundos de gratitud, y en lo social, a los hombres y a los héroes más eminentes de vuestra patria. Fue aquí en México y permitidme repetirlo, donde nuestro gran poeta libertario José María Mella, el primero de nuestros grandes exiliados políticos, halló refugio para sus nostalgias y para sus ansias de patria. Fue allí, a la sombra del teocali de Cholula, donde produjo una de las más bellas composiciones líricas que han surgido del poeta excelso a las sensibilidad universal. Fue en esta nobilísima y generosa tierra de México donde nuestro gran patriota José Martí vivió la época más ilusionada de su vida breve destinada a consagrarse plenamente al sacrificio, los únicos años acaso en que no fue enteramente angustiosa su nostalgia. El ideal que estaba destinado a liberar, fue entre vosotros, en contacto con vuestra cultura, en contacto con vuestra sensibilidad política todavía agitada con los signos profundos del inmortal Juárez, donde José Martí forjó su conciencia americana con una dimensión y amplitud a aquella sensibilidad enteramente tropical en la tierra en que había nacido; fue en esta tierra vuestra, en las ciudades de vuestra altiplanicie, en las ciudades de vuestra costa, donde los cubanos que vivían en ansias de patria, y por mucho tiempo compartieron con vosotros las dulzuras de la libertad. Fueron hombres, vuestros hombres de México los que, cuando las borrascas de las luchas civiles agitaron a vuestra patria, llegaron hasta la nuestra y nos aportaron hombres, muchos de ellos ya ilustres, como el magnífico poeta Díaz Mirón; nos aportaron los frutos de su inteligencia, la energía moral e intelectual que en sí llevan para fundar anchas zonas de nuestra Cuba. Estamos ligados a vosotros por todos esos vínculos de gratitud; pero hoy día nos une a vosotros una común sensibilidad histórica.

También en mi patria, se ha tenido su pequeña revolución. No tan grande, no tan profunda, no tan dramática, no tan ejemplar, no de tanta dimensión como la vuestra, pero revolución al cabo, revolución que se está haciendo todavía, revolución que está en proceso. Esa revolución contra la política de retórica, contra la política egoísta, contra la política estéril: esa revolución está vigente en Cuba. (Aplausos). Y esa revolución, señores diputados, está representada por igual, afortunadamente, por el

Gobierno que acaba de terminar en sus responsabilidades, por el Gobierno de ese gran amigo de Cuba, que es el Mayor General Fulgencio Batista, (aplausos), que muy pronto volverá a visitarnos de nuevo como ciudadano particular, porque le he oído decir en múltiples ocasiones, tiene para México un pedacito inalienable de su corazón; está representada, digo, esta revolución, por igual, por el Mayor General Batista, con el cual tuve el honor de compartir hace algunos días, modestamente, responsabilidades de Gobierno, y por esa figura luminosa, apostólica, del señor doctor Ramón Grau San Martín, (aplausos) actual Presidente de la República.

En Cuba no se ha cambiado de doctrinas. Sí la transmisión de poderes, señores, se ha efectuado de una manera tan plácida, tan normal, de una manera tan profundamente convivial - por así decir - es justamente porque no era la transmisión de poderes asistida por un tipo de conciencia política, hecha a un Gobierno asistido por otro tipo de conciencia política distinta. Es que hay entre los dos tipos de hombres, producto ambos del mismo momento revolucionario de 1933, un común denominador de sensibilidad histórica, que es la sensibilidad para la consigna social de nuestra época, para esa consigna social que vosotros habéis representado a lo largo de varias décadas en una forma tan ardiente, tan continua y tan fecunda.

Señores diputados: Hay muchos vínculos entre vuestra patria y la nuestra: vínculos culturales, vínculos políticos, vínculos espirituales y sentimentales. Pronto se acentuarán hasta los vínculos materiales, cuando se complete la llamada carretera panamericana, cuando se establezca con la continuidad necesaria el servicio a través del Golfo en el "ferry" de la Habana a Veracruz. Esta comunicación nuestra, que ha sido hasta ahora un poco circunstancial, un poco intermitente, un poco a través de individuos más o menos señores, yo abrigo la esperanza de que será una comunicación continua, que será algo así como la corriente del Golfo que en un orden espiritual y político nos esté bañando a todos en la misma onda. Yo abrigo la esperanza de que no tarden en venir tiempos en que Cuba y México, México y Cuba, dentro de su singularidad de fisonomía, de historia y de educación, representen, sin embargo, un común ideal americano. Yo contemplo, señores, el momento en que, simbólicamente, vuestro arbusto característico, el nopal, tan fuerte, tan vigoroso, tan pegado a la tierra, tan clamoroso, con sus brazos frenéticamente agitados hacia el cielo, tenga un entendimiento simbólico, también, con nuestras palmeras cabeceantes, representantes de todas las voluptuosidades, pero emblema, también, de realizaciones a que está destinada la nación cubana. (Aplausos).

Termino, señores, en nombre de mis queridos amigos, el señor doctor Ichazo y el señor Schaso, agradeciendo profundamente la deferencia que habéis tenido de interrumpir hoy vuestras tareas para rendirnos este testimonio de simpatía. Yo os aseguro que nos iremos de México a nuestra patria llevando indeleblemente grabado en el corazón ese testimonio de vuestro cariño y, sobre todo, perennemente viva para fomentar nuestro esfuerzo futuro, esta demostración, esta sensación, que entre estas paredes hemos venido experimentando, de contacto con un Cuerpo Legislativo que honra a América, honra a México y honra a la época que estamos viviendo para la mayor dignidad del hombre. (Aplausos nutridos).

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Benito Coquet.

El C. Coquet Benito: Señor Presidente de la Cámara de Diputados; señores diputados: La recepción que la Cámara de Diputados de México ofrece hoy al ex Ministro de Estado de la República de Cuba, doctor Jorge Mañach y a sus acompañantes, tiene también el significado de un homenaje a la más joven de las repúblicas del Continente.

En su brillante peroración, el señor doctor Mañach se ha referido a los numerosos vínculos que existen entre México y Cuba. A ellos quiero también referirme. Por encima de todos, que son muchos, nos une el culto por la figura ya legendaria y soñadora de uno de los más ilustres mártires de la libertad americana, por un "hijo de México que no nació de México" - para usar su propia expresión, por la figura bien amada de José Martí que hace apenas unos cuantos lustros encontró entre nosotros hogar y patria cuando aun España oprimía y flagelaba a Cuba.

El más ilustre de los cubanos amó intensamente a México, compartió nuestras luchas, vivió los agitados años que siguieron a la Reforma y, con las inquietudes del hijo poseído por el aliento místico del patriotismo, con voz admonitiva, con voz emocionada gritó a México:

"...¡Oye el clamor de un hijo tuyo que no nació de ti!... Tú te ordenarás, tú te guiarás; yo habré muerto, oh, México, por defenderte y amarte, pero si tus manos flaqueasen y no fueras digno de tu deber continental, yo lloraría debajo de la tierra lágrimas que serían luego vetas de hierro para lanzas, como un hijo clavado a su ataúd que ve que un gusano le come a la madre las entrañas..."

Era la palabra de quien ya era carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Era la palabra del hijo que ama profundamente a la patria. Era el mismo espíritu libertario que, con la palabra encendida de Martí, ligaba estrechamente el futuro de dos pueblos hermanos. De allí nuestro culto fervoroso por el apóstol.

Pero no solamente por la palabra encendida de Martí estamos vinculados a Cuba; no solamente por las ataduras poderosas creadas por el padre de la libertad cubana, sino también por un pasado común, por un común destino histórico, por nuestra proyección en el mañana americano. Y para pensar en el porvenir, siempre es bueno recorrer mentalmente el camino andado. México ha vivido intensa, ardientemente. Dando tumbos, levantándose, pero al volver nuestra mirada, al poner nuestro pensamiento en la patria de nuestros padres, con legítimo orgullo, con suprema satisfacción advertimos que quienes cimentaron las bases de la nación hicieron una patria digna y limpia porque en ella no existía sino un espíritu de libertad y de

justicia. Así la hemos heredado de nuestros mayores.

Ni el más leve sueño imperial ha turbado por un solo momento la conciencia histórica de México. Cuando en los albores de nuestra vida como nación independiente los países hermanos de Centroamérica mostraron su voluntad de formar parte de la Federación Mexicana, fueron acogidos con amor y con alegría; cuando desearon determinar sus destinos, lo hicieron sin que el menor pensamiento de opresión o de dominio manchara nuestros claros orígenes. Desde aquellos lejanos días el mejor espíritu de México ha estado puesto en el afán de que todos en América tengamos una vida libre, respetable y respetada. Baste con recordar los principios de nuestros vínculos con la patria cubana: cuando el presidente Victoria, cuando el pueblo mexicano, quisieron contribuir a liberar a Cuba convertida en el último bastión del poderío español en América. Intereses internacionales en juego impidieron la realización de tan noble e idealista propósito, pero es ahora la raíz de una amistad secular.

En la ocasión en que Simón Bolívar, la más brillante de las estrellas de las constelaciones americanas, convocó a los pueblos libres del Continente a las Conferencias de Panamá, México acudió allí, a cumplir con su cita con el destino. Era aún demasiado pronto para que América pudiera unificarse, pero de las Conferencias de Panamá y de Tacuba ya brotan los viejos ideales americanos de México, ideales que hemos mantenido enhiestos y gallardos. Pero Bolívar y México soñaban en aquel entonces. Bolívar y México eran la personificación del genio de la verdad en el delirio sobre el Chimborazo que clamaba por la unidad del Continente. Aún no había llegado la hora de la "Santa Verdad" para América. Era la hora en que los pueblos comenzaban a organizarse, aun no había de cumplirse la revelación del mañana. Sólo Bolívar, sólo la gran Colombia y México tuvieron la visión de lo que sería en el porvenir el Continente. ¿Qué sería el Istmo de Corinto, - gritaba Bolívar -, frente al de Panamá? El sueño no pudo realizarse entonces, pero la logra del porvenir ha sonado. Ha llegado el momento en que todos tenemos la obligación y el deber ineludible de contribuir a la unidad de los que estamos unidos por origen y por tradición, por un destino histórico común.

Muchos años han corrido y el mundo se ha empequeñecido. La hora de los soñadores está pronta. De aquellos tiempos heroicos a los días de hoy hemos sabido conducir con dignidad nuestra existencia, lo mismo en la adversidad que en la prosperidad. Hemos sido víctimas de la injusticia o de la fuerza, pero nunca victimarios o injustos con los demás. Y cuando, como en los momentos dramáticos que nos ha tocado vivir, la barbarie destroza las normas jurídicas internacionales tan trabajosamente elaboradas desde los tiempos de Grotio y el Padre Victoria, o denigra la condición humana, la clara voz de México se ha escuchado quebrando lanzas en defensa de la dignidad y de las libertades humanas.

Esta es nuestra deuda con Martí, y por consecuencia, con Cuba: el habernos dado la conciencia de nuestro deber continental que, como todo deber es austero y no aspira a recompensa alguna. Las luchas internas y externas de México tienen un significado para los pueblos hermanos del continente: son las luchas, las experiencias dolorosas de un pueblo que en su cuerpo y en su espíritu sangra para que en América se realice una vida mejor. Nuestra lucha no es para nosotros, sino para todo el Continente. Y esa sería la suprema gloria de México: que nuestra lucha no resultara estéril, que nuestro esfuerzo no fuera vano, que contribuya a forjar la vida mejor a que aspiramos para todos los pueblos americanos.

Recogemos en esta tribuna las palabras ardientes del doctor Mañach. También en este Congreso de México ha surgido la inquietud por realizar en América una reunión de Parlamentos de nuestros países y creemos que no está lejano el día en que pueda realizarse tan magna asamblea en la que hombres libres se reúnan para que, dando un ejemplo al mundo, seamos los primeros en suscribir un Código en el que se garanticen los derechos que al hombre corresponden por su condición de tal; y, en el que garantice también la determinación interna de cada una de las naciones, sin intervención de ninguna potencia extraña.

Esperemos pues, que este ideal sea pronto una realidad americana. Y nosotros, si algún día faltamos a nuestro deber continental, lloraríamos con el gran soñador,

"... como hijos clavados a su ataúd que miran que un gusano le come a la madre las entrañas..."

Y Cuba, heredera del patricio, heredera de Martí, tendría la obligación, la primera, de gritarnos nuestras faltas al deber continental.

Cuba y México hemos marchado juntos en los momentos que vive el mundo, los más agónicos, - en el sentido cristiano que tiene la palabra -, porque ha atravesado. Y hemos de recordar que "nada se destruye sin que algo se levante". Que es nuestra obligación y nuestro derecho participar en la organización del mundo que viene, no importando que nuestro espíritu es joven y limpio. Que ojalá y nuestra voz desinteresada no sea, como la del profeta, voz que clama en el desierto.

Señor doctor Mañach:

México comprende y siente la dramática lucha libertaria de Cuba. En México sentimos y comprendemos el grito de Yara y la heroicidad de los mambieses, como si fuera nuestro propio grito de Dolores y las gloriosas jornadas insurgentes. En México sabemos de la dura lucha que en los últimos años se ha librado en Cuba para obtener la libertad integral de los isleños. Cuando usted regrese a aquella tierra donde el cielo es más azul y "las palmeras más altas", haga llegar a ese pueblo nuestra simpatía profunda basada en los estrechos vínculos que nos unen. Haga llegar también a la ilustre Universidad de la Habana, de la que usted es brillante catedrático, la admiración que en México sentimos por ella, por sus luchas y por lo que ha significado durante la última década en las libertades cubanas.

Hemos sido testigos de la admirable transmisión del poder en aquella República; hemos visto cómo el pueblo cubano, lleno de fervor y patriotismo rodea la figura ilustre de su Presidente, doctor Ramón Gran San Martín y tenemos fe en la labor que en bien de su pueblo inicia en esta hora en que ya se atisba el brillo de días mejores.

Que en Cuba sientan, país bien amado para los mexicanos, que aquí queremos realizar, como quería Martí, "una patria cordial para América, con todos y para todos". (Aplausos nutridos).

El C. Presidente: Se comisiona para acompañar a nuestros visitantes hasta sus alojamientos, a los ciudadanos diputados Fernando Moctezuma, José Velázquez Nuño, Raúl López Sánchez, Francisco García Carranza y secretario Brígido Reynoso.

(Los representantes de la República de Cuba se retiran del Salón de sesiones, acompañados por la comisión nombrada al efecto. (Aplausos).

Tiene la palabra, en representación de los ciudadanos diputados constituyentes y de los miembros de las XXVI y XXVII legislaturas, el ciudadano José A. Padilla. (Aplausos).

El C. Padilla José A: Ciudadano Presidente de la honorable Cámara de Diputados; honorable Asamblea: Es para mí un gran honor, después de veintisiete años, volver a ocupar esta tribuna para dar las gracias muy efusivamente, como lo hago, a la honorable Legislatura por la fineza que tuvo de recibir en comisión a los supervivientes del Congreso Constituyente, de las veintiséis y veintisiete legislaturas.

Solamente por breves momentos ocuparé vuestra atención, pues ya estáis cansados, únicamente para rememorar en este día las jornadas agitadas de mil novecientos catorce, cuando todavía jóvenes, llenos de ilusiones, nos agrupábamos en torno del Primer Jefe, Venustiano Carranza, para defender los derechos del pueblo, tan vilmente conculcados por el chacal Victoriano Huerta, de nefanda memoria.

Los que presenciamos aquellas jornadas, los que oímos la voz, cálida y viril del senador Belisario Domínguez; los que vimos cómo fueron sacrificados muchos patriotas en aquellos días de luto y sangre, no podríamos estar indiferentes hoy, cuando después de treinta años rememoramos el pasado.

Vosotros, señores diputados, representantes del presente, sois la juventud llena de ideales que estáis formando el futuro de la República. Para nosotros las jornadas sólo son un recuerdo; pero quiero que tengan presente que nosotros, a pesar de que hemos recibido el epíteto de cartuchos quemados, estamos aún dispuestos a la lucha, por lo menos para alentarnos con el recuerdo de aquellas jornadas en que palpitaron las ansias del país.

Al ocupar esta tribuna, ¿cómo no he de conmoverme al recordar que aquí resonó el verbo sublime del ilustre Jesús Urueta, la palabra vibrante de un Basilio Vadillo y las frases enardecidas de un luchador como Manuel García Vigil? Todos estos recuerdos no pueden morir en nosotros.

Reciban ustedes por esta diferencia que nos han hecho las gracias más efusivas de los tres grupos que hemos estado hoy aquí: el de los constituyentes y los de la veintiséis y veintisiete legislaturas (Aplausos).

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Donato Miranda Fonseca.

El C. Miranda Fonseca Donato: Señor Presidente; señores representantes de la veintiséis y veintisiete legislaturas del Congreso Mexicano: No puede pasar inadvertida para la fuerte tradición revolucionaria de la Cámara de Diputados de México la visita muy cordial que ustedes hacen a este recinto parlamentario, y no puede pasar inadvertida, porque encontrándonos en estos instantes de responsabilidad y de gran tragedia histórica de nuestro pueblo, es necesario que tengamos presente la lección que nos viene de atrás, lección de vida, de fuerza y de sacrificio; lección de responsabilidad y de altruísmo; lección de pensamiento revolucionario que, fecundado ya, transforma a México del caos para vivir una vida institucional fuerte y trascendente.

Por eso, la Cámara de Diputados, en estos instantes, se llena de profundo regocijo y júbilo, acepta la visita con toda la cordialidad con que ustedes la hacen, y, para satisfacción de sus propios corazones, señores diputados de la XXVI y XXVII Legislaturas, recoge el entusiasmo todo de esta generación que está viviente, que está dando vigor a la simiente que ayer lanzaron, y que por hoy y siempre, tengan ustedes esta tribuna, que es la que defendieron con su vida y su sangre, para que se escuche vibrar constantemente el verbo de la libertad y de la Revolución. (Aplausos).

El C. secretario Reynoso Brígido: Se va a dar lectura a la Orden del Día para la sesión inmediata:

"Acta de la sesión anterior.

"Oficio de la Secretaría de la Defensa Nacional solicitando permiso para que el piloto aviador David Chagoya Rodríguez acepte y use una condecoración.

"Comunicaciones de las Legislaturas y Gobernadores de los Estados.

"Proyecto de reforma al artículo 124 de la Ley de Vías Generales de Comunicación, que presenta el C. diputado Rodolfo Tiburcio Márquez.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales sobre la solicitud del señor Christian Lafón, para que se le reconozca la nacionalidad mexicana.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Gobernación acerca de una solicitud del Instituto Cultural de Progreso, Yuc.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales sobre solicitud de permiso para el uso de condecoraciones.

"Continúa la discusión en lo particular del dictamen de la Comisión Especial Investigadora de las Subsistencias".

- El C. Presidente (A las 14:40): Se levanta la sesión y se cita para el viernes próximo a las 12 horas.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"

El Director Jefe de la Oficina, JUAN ANTONIO MOLL.