Legislatura XLIV - Año III - Período Ordinario - Fecha 19600914 - Número de Diario 6

(L44A3P1oN006F19600914.xml)Núm. Diario:6

ENCABEZADO

MÉXICO, D.F., MIÉRCOLES 14 DE SEPTIEMBRE DE 1960

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO III. - PERÍODO ORDINARIO XLIV LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 6

SESIÓN SOLEMNE

DE LA

H. CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

14 DE SEPTIEMBRE DE 1960

SUMARIO

1.- Se abre la sesión solemne en honor de las Misiones Parlamentarais extranjeras que nos visitan. Se da cuenta de las Misiones que están presentes.

2.- Pronuncian discursos alusivos al objeto de la sesión y al CL aniversario de nuestra Independencia, el C. diputado Emilio Sánchez Piedras, Presidente de la Gran Comisión de esta H. Cámara, y los señores doctor Ernesto Ayala Mercado, Presidente de la H. Cámara de Diputados de Bolivia; el diputado Ladislav Geso, de la Misión Parlamentaria de Checoslovaquia; el doctor Carlos Tulio Arosemena Monroy, Vicepresidente de la República del Ecuador, Presidente del Congreso y y Presidente del Senado; el diputado John J. Rhodes, de la Misión Parlamentaria de los Estados Unidos de Norteamérica; el senador León Jozeau - Marigné, de la Misión Parlamentaria de Francia.

3.- Se lee y aprueba el acta de la presente sesión, levantándose ésta.

DEBATE

Presidencia del C. AURELIO GARCÍA SIERRA

(Asistencia de 114 Ciudadanos diputados)

El C. Presidente (a las 11.45 horas): Se abre esta sesión solemne de la Cámara de Diputados, en honor de las Misiones Parlamentarias extranjeras que nos visitan. Asisten a esta sesión las siguientes Misiones Parlamentarias:

"Alemania: Dr. Josef Roesing, Diputado; Dr. Hanns - Gero von Lindeiner - Wildau, Diputado; Sr. Heinz Kuhen, Diputado y Dr. Ewald Bucher, Diputado.

"Argentina: Sr. Bartolomé Pérez, Senador; Sr. Clodomiro Falco, Senador; Sr. Enrique Antonio Bulit Goñi, Diputado y Sr. Jorge Raúl Decavi, Diputado.

"Bolivia: Dr. Ernesto Ayala Mercado, Presidente de la Cámara de Diputados; Dr. Ciro Humbolt Barrero, Senador; Sr. Alberto Lavandenz, Senador y Sr. Alberto Jara, Diputado.

"Brasil: Sr. Gaspar Duarte Velloso, Senador; Sr. Heribaldo Dantas Vieira, Senador; Sr. Nelson Souza Carneiro, Diputado y Sr. Hamilton de Lacerda Nogueira, Diputado.

"Canadá: Hon. Mark Drouin, Presidente del Senado y Sr. Jacques Flynn, Vicepresidente de los Comunes.

"Colombia: Dr. Alfonso Lara Hernández, senador; Sr. Eduardo Marino, Senador; Dr. Antonio Alvarez Restrepo, Diputado y Dr. Juan Lozano y Lozano, Diputado.

"Costa Rica: Lic. Fernando Lara Bustamante, Presidente de la Asamblea Legislativa; Prof. Hernán Arguedas Katchenguis, Diputado; Lic. Jorge Villalobos Doblas, Diputado; Prof. Miguel Angel Dávila Ugalde, Diputado y Lic. Humberto Saborío Bravo, Diputado.

"Checoslovaquia: Sr. Jan Sebik, Diputado y Dr. Ladislav Geso, Diputado.

"Chile: Sr. Luis Bossay Leiva, Senador; Sr. Aniceto Rodríguez Arenas, Senador; Sr. Hugo Miranda Ramírez, Diputado y Sr. Jorge Lavandero Illanes, Diputado.

"Ecuador: Sr. Armando Espinel Mendoza, Senador; Sr. Carlos Luis Pérez Sánchez, Diputado y Sr. Luis René Salazar, Diputado.

"El Salvador: Dr. Oscar Lacayo Rosales, Diputado y Lic. Fernando García Prieto, Diputado.

"Estados Unidos de Norteamérica: Hon. Kenneth B. Keating, Senador; Hon. Thomas J. Dodd, Senador; Hon. John J. Rhodes, Diputado y Hon. J. T. Rutherford, Diputado.

"Francia: Sr. León Jozeau - Marigné, Senador; Sr. Jacques Baumel, Senador; Sr. Roger Dusseaulx, Diputado; Sr. Jean de Broglie, Diputado y Sr. Pierre Bernheim, Secretario de la Delegación.

"Guatemala: Sr. Jorge Luis Zelaya Coronado, Presidente del Congreso; Lic. Ernesto Viteri Bertrand, Diputado; Sr. Carlos Brichaux Sauvage, Diputado y Sr. Salvador Hernández Villalobos, Diputado.

"Haití: Dr. Antoine Marthold, Presidente del Senado; Dr. Rameau Estimé, Presidente de la Cámara de Diputados, y Dr. Jean M. Julmé, Diputado.

"Honduras: Lic. Trinidad Danilo Paredes, Diputado; Prof. Abraham Zúñiga Rivas, Diputado; Sr.

Miguel Galindo Cerrato, Diputado, y Sr. Marcial Ponce Ochoa, Diputado.

"Israel: Sra. Dvora Netzer, Diputada; Sr. Benjamín Arditi, Diputado; Sr. Michael Hazani, Diputado; Sra. Ema Talmi, Diputada, y Sr. Haim Lior, Secretario de la Delegación.

"Italia: Prof. Ettore Tibaldi, Vicepresidente del Senado; Dr. Franco Varaldo, Senador; Dr. Brunetto Bucciarelli, Vicepresidente de la Cámara de Diputados; Lic. Mario Marino Guadalupe, Diputado, y Sr. Osvaldo Rocchini, Secretario de la Delegación.

"Nicaragua: Dr. Mariano Argüello Vargas, Presidente del Congreso Nacional; Dr. Lorenzo Guerrero, Vicepresidente del Congreso Nacional; Dr. Jesús Castillo Alvarado, Diputado, y Dr. Carlos José Carrión, Diputado.

"Panamá: Sr. Pablo Othón, Presidente de la Asamblea Legislativa; Sra. Coralia Correa de Burgos, Diputada; Sra. Cecilia Pinel de Remón, Diputada; Sr. Azael Vargas, Diputado; Sr. Alejandro González Revilla, Diputado, y Sr. Mario Velásquez, Secretario de la Delegación.

"Paraguay: Dr. Augusto Saldívar, Vicepresidente de la Cámara de Diputados, y Dr. Juan Manuel Frutos, Diputado.

"Perú: Sr. Cesareo Vidalón Menéndez Senador; Sr. José Varallanos, Senador; Dr. Carlos A. Ledgard Jiménez, Diputado, y Sr. Jorge Arévalo Delgado, Diputado.

"República Árabe Unida: Sr. Rateb Hossami, Vicepresidente de la Asamblea Nacional; Sr. Abdel Hamid Khalil, Diputado; Sr. Youssef Morcos Hanna, Diputado, y Sr. Mohamed Mahmoud Hachen, Diputado.

"Uruguay: Dr. José Bove Arteaga, Senador; Sr. Francisco Antúnez Giménez, Senador; Dr. Ariel de la Sierra, Diputado; Sr. Eduardo Paz Aguirre, Diputado, y Sr. Félix B. El Helou, Secretario de la Delegación.

"Venezuela: Dr. Raúl Leoni, Presidente del Congreso; Dr. Pedro Pablo Aguilar, Diputado; Sr. César Rondón Lovera, Diputado; Prof. Dionisio López Orihuela, Diputado, Sr. Walter Brandt, Diputado.

"Representación del Gobierno Republicano Español: Arq. Bernardo Giner de los Ríos, Diputado; Sr. Manuel Torres Campañá, Diputado, y Sr. Ramón Ruiz Rebollo, Diputado.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Licenciado y diputado Emilio Sánchez Piedras, Presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados.

El C. Sánchez Piedras Emilio: Señores Delegados parlamentarios que visitan nuestra patria. Señores senadores y diputados. Señoras y Señores: "En nombre de esta Representación Nacional me es grato dar a ustedes, ilustres huéspedes del Congreso de México, la más cordial bienvenida a nuestro país, agradecer a la vez la distinción de su visita y saludar en ustedes a los pueblos amigos que representan.

Asisten ustedes a las fiestas de México por el ciento cincuenta aniversario de su Revolución de Independencia. Nuestra patria celebra en este año tres de las fechas más importantes de su historia; el Grito de Dolores de 1810, la victoria de Calpulalpan de 1860 y la Revolución Mexicana de 1910. Tres fechas que nos son sino etapas de una misma Revolución, de una sola aspiración nacional: alcanzar la libertad, la independencia y la justicia social.

Concurren ustedes a estas festividades de nuestro pueblo y nosotros los recibimos gozosamente porque queremos que haya, en todos los países del mundo, testigos de México. Queremos dar un poco de nosotros mismos a cada pueblo de la tierra: no la sabiduría ni la perfección que nos hemos alcanzado, sino nuestra convicción en que la lucha por la libertad es siempre fecunda.

Tres grandes movimientos telúricos forjan el destino de la Nación Mexicana: la Independencia, la Reforma y la Revolución.

Un profundo humanismo se advierte como contenido en esta trilogía de movimientos sociales que nos hicieron libres.

Se hizo la Independencia para romper las cadenas de la esclavitud, dignificar al hombre y hacer libre a la paria: conseguimos así la libertad política. Surgió la Reforma para suprimir privilegios y fueros, asegurar la igualdad legal y mantener la autoridad del Estado: realizamos así la libertad jurídica dentro del más puro sentido liberal. Estalló la Revolución para acabar con los sistemas feudales, entregar la tierra al hombre que la trabaje y constituir la riqueza nacional en beneficio del pueblo; así pretendemos conquistar la libertad económica. Estas tres libertades, ilustres huéspedes, representan la máxima aspiración de los mexicanos. Nuestros próceres, Hidalgo y Juárez, Madero y Carranza, vienen a ser de esa manera los paladines de una misma causa: libertad humana, libertad política y libertad económica, y como los héroes de Carlyle, de mano en mano se han pasado la bandera en que están inscritos el programa de la Insurgencia, del Liberalismo y de la Revolución. Lo que uno no llega a cumplir el otro lo realiza.

Vieja de siglos es esta vocación del mexicano por la independencia, la libertad y la justicia. Se encuentra en nuestros orígenes más remotos y se confunde con los prestigios de la leyenda.

Nacimos a la historia al imperativo de la lucha y bajo el signo de la libertad: denodada lucha libraron las tribus peregrinantes hasta encontrar en Anáhuac su asiento definitivo y heroica batalla libró Cuauhtémoc para defender el suelo propio ante la invasión extraña. Somos un pueblo que supo escribir su destino con tinta de su misma sangre; la libertad ha sido, desde el principio hasta el fin, el leimotivo de nuestra historia, la esencia misma de nuestra vida, de tal suerte que todo lo venturoso nos ha sido dado bajo su amparo y nada benéfico nos es dable esperar al margen de su existencia.

La lucha nos ha estimulado y el deber nos congrega: hemos combatido por causas justas para ganar el derecho de ser respetados.

Aunque hemos dejado atrás, felizmente, las etapas sangrientas de nuestra historia, tenemos la certeza de que no hemos acabado de hacer nuestra Revolución. Nuestra Constitución de 1917, que establece las garantías del individuo y que fija las normas de la justicia social, es un código político al mismo tiempo que un programa de acción. En lo que va del siglo hemos logrado algunas metas

importantes: aplicar la Reforma Agraria, actualmente vigorizada de manera notable; legislar sobre el trabajo con un sentido ejemplar de protección al obrero y al servidor público, expropiar las compañías petroleras en 1938 y nacionalizar la industria eléctrica en 1960.

Estamos empeñados en la industrialización del país, en combatir la miseria, la ignorancia y el desamparo; en elevar nuestro nivel de vida y crear un régimen de seguridad social, siempre con el propósito de que el progreso económico no signifique enajenación de nuestra soberanía ni menoscabo de nuestra libertad.

Una lucha de siglo y medio nos ha creado una manera de ser característica, inconfundible, que no hay nadie, si tiene trato con la historia universal, que no pueda identificar. México, tan celoso de su libertad y de su soberanía, lo es también de la de los otros pueblos. Cien veces en su vida independiente ha levantado la voz, y a veces ha concurrido con recursos que toma de su propia pobreza en defensa de los pueblos oprimidos o de aquellos cuya libertad peligra. (Aplausos)

Su postura internacional, sus doctrinas en ese campo pueden invocarse legítimamente cada vez que la historia de la convivencia humana lo demande México, nuestra patria, aboga resueltamente por la paz entre los pueblos y la amistad recíproca entre las naciones; demanda observancia plena al principio de no intervención (Aplausos) y respeto absoluto a la libre autodeterminación de los pueblos. (Aplausos)

México sabe con Benito Juárez que "entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz". (Aplausos)

Pero la política exterior de México no se traduce en simples declaraciones retóricas, sino que opera sobre hechos reales y situaciones concretas cuando ejércitos alucinados, en nombre del cesarismo imperante y de un nuevo espíritu de conquista se movilizan bélicamente sobre un país débil e indefenso, México es el primero en condenar la invasión y en defender la libertad de Etiopía; cuando el franquismo irrumpe con los moros sobre España para entronizar con las bayonetas un régimen de facto, México reafirma su fe en la República Española y abre las puertas de su hospitalidad a quienes habrán de conservarla viva en la dignidad del exilio (aplausos); cuando las potencias del eje Berlín - Roma lanzan sus legiones a paso de vencedores contra naciones inermes, México alza enérgico su protesta y participa en la lucha de las democracias contra el totalitarismo nazifascista. Y en la hora reciente, cuando una república hermana realiza una revolución popular para alcanzar la justicia social y vivir en la libertad y en la independencia económica, los mexicanos declaramos sin reservas que le asiste la justicia al noble pueblo de Cuba (aplausos); y cuando, finalmente, en el panorama democrático de América, resulta grotesca la supervivencia de un déspota, México rompe sus relaciones diplomáticas con el Gobierno de Santo Domingo y formula sinceros votos por la inminente libertad del pueblo dominicano. (Aplausos)

Toda nuestra historia explica que lo que queremos para nosotros lo queremos para los otros pueblos de la tierra. Sabemos que este siglo se ha caracterizado por el derrumbe de los imperios, por las luchas de independencia de los pueblos y defendemos la autodeterminación de los mismos, pero no proponemos soluciones a ninguna otra revolución sobre la tierra. Si alguien, por las circunstancias actuales del mundo, puede hacer en pocos años lo que a nosotros nos ha costado lustros, bien hecho lo haga y abrevie sufrimientos y ahorre sangre.

Este es, señores delegados, el país que los recibe con los brazos abiertos. No es uno de los más poderosos de la tierra ni aspira a serlo. Es sólo un país que pretende ser un buen lugar para vivir, en donde la paz no signifique quietud, sino marco propicio de la actividad creadora; donde el orden no sea multiplicación de derechos ni la riqueza privilegio. En suma, un país en la libertad, para la realización del hombre". (Aplausos nutridos y prolongados)

El C. Presidente: Tiene la palabra el señor diputado, doctor Ernesto Ayala Mercado, Presidente de la H. Cámara de Diputados de Bolivia.

- El Sr. diputado de Bolivia, doctor Ayala Mercado Ernesto: (Es recibido con aplausos al llegar a la tribuna) Honorable señor Presidente de la Cámara de Diputados de los Estados Unidos de México. Honorables señores: constituye para la Delegación del Congreso Nacional de Bolivia y para mí, una honra singular el representar a las Misiones Parlamentarias de Latinoamérica en esta sesión solemne, de la Cámara de Diputados de los Estados Unidos de México.

Me asiste la íntima convicción de que el Parlamento Mexicano es expresivo de los esfuerzos que han realizado los hombres de esta noble tierra, para alcanzar las más elevadas formas de la democracia social y política.

Dicha honra es todavía mayor, si ella se asocia a las fiestas que, con motivo del sesquicentenario de las luchas de la Independencia, iniciar por don Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, celebra el pueblo azteca; y a la proximidad del cincuentenario de la Revolución Mexicana, que tuvo en don Francisco I. Madero a su máximo profeta.

No sólo los bolivianos, sino los latinoamericanos todos, nos sumamos con júbilo, admiración y respeto a las celebraciones cívicas mexicanas. En este preciso instante de la historia del mundo, caracterizado por las tensiones internacionales y el despertar convulsivo de las naciones débiles, el nombre de Hidalgo equivale a recordarnos que la emancipación política de Latinoamérica exigió de nosotros un esfuerzo común y solidario; un esfuerzo de conjunto en la escala del Continente para superar las contradicciones que nos impuso la dominación peninsular con su grandeza espiritual y su avidez expoliativa. Y el nombre de Madero tiene, a su turno, el hondo significado de un mensaje dirigido a la conciencia de nuestros pueblos -un mensaje vibrante y pleno de optimismo - para que vuelvan a unir sus voluntades en la nueva cruzada que hemos emprendido a fin de resolver los problemas básicos del subdesarrollo y acabar con el atraso, la miseria y la ignorancia.

Es justo reconocer -y al hacerlo creo interpretar los deseos que animan a todas las Delegaciones Parlamentarias extranjeras - que México se ha colocado a la vanguardia de la nueva conciencia americana. En el dramático curso de su Revolución Nacional ha dado pruebas de su definida vocación democrática. En jornadas heroicas y con gesto señero, además, ha dado pasos decisivos en el camino de la industrialización y la técnica, dentro de un plan integral de desarrollo económico. Está cumpliendo un vasto programa de reforma agraria, imponiendo la justicia distributiva de sus áreas rurales y reivindicando la condición humana de sus campesinos. Ha impulsado admirablemente la industria estatal del petróleo, desafiando al poder de absorción de los grandes consorcios financieros afirmando su soberanía y demostrando, en fin, su capacidad de pueblo libre y dueño de su destino.

Y todo ese enorme esfuerzo nacionalista y revolucionario, hecho con la sangre de sus hombres, con las lágrimas de sus mujeres y con la esperanza de sus niños, se ha traducido en un arte vigoroso con profundas raíces vernáculas; en una literatura social robusta, y en una política educativa de masas que es un ejemplar para la América entera. A la hora actual, México constituye un motivo de orgullo para todos los que, siendo argentinos o brasileños, venezolanos o chilenos, paraguayos o peruanos, bolivianos o centroamericanos, se sientan - antes que nada - latinoamericanos.

Por todo eso, al pisar la tierra hermana de Hidalgo, Morelos y Juárez, he fortalecido mi fe en el futuro de esta América nuestra. De esta América que elige libertad y reclama justicia; pero que, simultáneamente ofrece sacrificio, trabajo y lealtad a toda prueba.

Estoy persuadido, honorables señores, de que los países latinoamericanos constituyen ya, dentro de la comunidad interamericana de naciones, un factor de clara importancia para afianzar la seguridad y la prosperidad colectiva. La aserción de que la América Latina es el Continente del futuro, ha perdido su acento meramente declarativo y profético y ha empezado a convertirse en una realidad irrefutable. Tenemos una posición internacional unitaria que ha nacido con las luchas de Independencia, que ha persistido a lo largo de nuestras vidas republicanas y que ha sido sostenida vigorosa y solidariamente en todos los eventos mundiales. Esa posición, que se sintetiza en los principios de no intervención, de respeto y a la libre determinación de los pueblos y de solución pacífica de nuestras diferencias, es básica y normativa para el porvenir de nuestras nacionalidades. Pero, además, poseemos territorios con ingentes recursos naturales que necesitan ser movilizados; contamos con un mercado de crecimiento de ciento ochenta millones de almas y ofrecemos a todos los pueblos y razas oportunidades y garantías plenas, para que se incorporen al proceso de nuestro desarrollo social y económico.

Dicho proceso, sin embargo, tropieza aún con algunos obstáculos que han surgido de nuestro pasado inmediato. Como ya dije, la empresa de la independencia política exigió de nosotros un esfuerzo común y solidario. Mas, al término de la misma, conocimos las consecuencias de ese error inicial que significo acomodar nuestras realidades sociales a formas e instituciones ajenas a nuestras verdaderas expresiones nacionales. Voces localistas que pensaban en Europa y fuerzas extrañas pero poderosas, aniquilaron en germen el pensamiento americano de Bolívar, de San Martín y de nuestros grandes próceres. Los colonialistas, al mismo tiempo que impidieron la formación del capital nacional y frenaron el desarrollo normal de nuestras fuerzas productivas, nos condenaron, en la mayoría de los casos, al aislamiento económico, a la estrechez asfixiante del monocultivo, a las luchas fratricidas y al drama cotidiano de la explotación y la inestabilidad social y política.

Aprovechando precisamente la experiencia inmediata que hemos adquirido y conscientes de las fuerzas que pretenden mantener aún las diferencias artificiales que nos separan, reitero que nuestros países se preparan ahora para ejecutar una nueva acción de conjunto y encontrar las fórmulas constructivas de un entendimiento leal y una eficaz complementación económica. Es cierto que poseemos una vasta comunidad de lenguas, de geografía, de historia y de religión; pero tampoco es menos cierto que, sumidos en el aislamiento, será difícil que superemos los obstáculos que se proponen a nuestro crecimiento. De ahí la urgencia de practicar un programa de cooperación internacional; un programa que acabe con el marasmo y eleve nuestros actuales niveles técnicos y productivos.

No es otro, honorables señores, el propósito que anima a los bolivianos de hoy. Al igual que México en 1910, mi patria se ha puesto de pie en el ancho camino de la revolución nacionalista, popular y democrática; y tal como aconteció y acontece en la tierra de Madero, su teoría y su práctica no tiene inspiración extranjerizante de ninguna, naturaleza. Como hecho social, sin duda alguna, la revolución boliviana es un resultado condicionado por su pasado histórico y por la relación internacional de fuerzas que sobre ella gravitaban y gravitan. Precisamente, de ese pasado histórico y de esa relación internacional de fuerzas han surgido los rasgos peculiares, que -dentro de lo que tiene de general y común con el resto de los países latinoamericanos - lo distinguen, con perfiles netos, en su desarrollo particular y concreto.

En esta virtud, la revolución de Bolivia se realizó y se desarrollo mediante un frente nacional que agrupa a obreros, campesinos y clases medias, contra una oligarquía minera y latifundista, directamente entroncada con intereses foráneos. En lo esencial, dicho frente se propone afirmar la soberanía del Estado, recuperar para la nación las principales fuentes de riqueza y seguir, en lo que se refiere a los capitales privados, una política que armonice los intereses nacionales con los intereses del inversionista, a través de la diversificación de las industrias y el planeamiento económico.

Yo me complazco en afirmar, honorables señores, que a pesar de las limitaciones que le impone su geografía de índices extremos y la debilidad de su

estructura, mi país ha cumplido ya los aspectos básicos de su programa revolucionario. Con las lecciones que hemos recibido de otras revoluciones semejantes a la nuestra - en especial de la de México, hermana nuestra y hermana sin privilegios de mayorazgo - con esas lecciones, digo, también hemos puesto en ejecución un plan de reforma agraria, cuya finalidad inmediata no es otra que asimilar las técnicas capitalistas de producir en el campo, acabar con el latifundio y la servidumbre (aplausos) e incorporar a los labriegos a la vida institucional y política, de la cual estaban marginados. Las proyecciones reales de dicho plan recién empiezan a apreciarse. Con legítimo orgullo puedo decirles que a la hora actual, en Bolivia, ya no existe ninguna forma de servidumbre personal. Los campesinos son dueños efectivos de las parcelas que ocupaban y a los comunarios se les ha restituido la tierra que les fue usurpada. Creemos, pues, haber reparado una injusticia de siglos y haber elevado la dignidad humana de nuestro pueblo. (Aplausos.)

Por otra parte, haciendo efectiva la recuperación del dominio del Estado sobre las principales fuentes de materias primas, hemos nacionalizado bajo control a la grande minería, a fin de que la riqueza de los bolivianos se quede con los bolivianos (aplausos); recuperación que se está completando con el desarrollo progresivo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, que se ha convertido en la entidad rectora de la industria nacional del petróleo. Hemos promulgado la ley que consagra la reforma educativa para que ésta deje de ser una "educación de castas" y se convierta en una "educación de masas". incorporación de grandes sectores obreros y campesinos a la vida cívica del país. Y, por último, hemos puesto en ejecución un modesto programa de desarrollo y diversificación de nuestras industrias.

Como se ve, y no obstante los factores adversos que hemos enfrentado, Bolivia ha cumplido ya una parte importante en la lucha común contra la miseria, el atraso y la ignorancia. Están echadas las bases principales que nos permitirán aumentar paulatinamente el nivel de vida de las mayorías sociales postergadas y asegurar la plena vigencia de los principios democráticos. Y, lo que es más, están dadas las condiciones a través de las cuales lograremos nuestra integración nacional, convencidos como estamos de que ella no es opuesta, sino necesaria para obtener la integración económica del Continente, a que todos aspiramos.

Somos los primeros, sin embargo, en admitir que dichos avances en el camino del progreso y la democracia son apenas los pasos iniciales de la inmensa tarea que nos aguarda. Pero estamos resueltos a cumplirlos en su integridad. Estamos resueltos a seguir adelante hasta conseguir que el pueblo de Bolivia tenga, como dijo alguien, "una justicia del tamaño de su ansia, una libertad del tamaño de su infortunio y un pan del tamaño de su hambre".(Aplausos nutridos)

Honorables señores:

La celebración de vuestras fiestas cívicas ha congregado a parlamentarios de muchos países y de diversas latitudes de esta tierra mexicana; en esta tierra donde no se sabe si el paisaje es bello porque el hombre es noble, o el hombre es noble porque el paisaje es bello.

Todos nosotros hemos elevado nuestros espíritus inspirados en la gesta eterna de sus héroes. Hemos sentido el clima purificador de su cultura. Hemos contemplado con admiración la fisonomía arquitectónica de su capital que combina las muestras del pasado azteca, del período colonial y de su pujante progreso industrial. Y hemos conocido, en fin, el corazón generoso y la fina cortesía de sus gentes todas.

Por eso, a nombre de las Delegaciones Parlamentarias cuya representación se me ha confiado, yo quiero expresarles la profunda gratitud que sentimos por el Gobierno, el Parlamentario y el pueblo mexicanos. Y deseo también formular mis votos más fervientes porque la gran nación mexicana sea lo que ya es: la patria del trabajo, como condición de justicia y como necesidad de libertad. Gracias". (Aplausos nutridos)

El C. Presidente: Tiene la palabra el señor diputado Ladislav Geso, de la Misión Parlamentaria de Checoslovaquia.

- El señor diputado Geso Ladislav (lee en checo y su discurso es vertido al español por un traductor):

(Traducción.)

"Señor Presidente, señores diputados, distinguidos señores: es para mí un extraordinario honor hacer uso de la palabra en esta alta tribuna para testimoniar a usted, señor Presidente, a los señores diputados y, por su conducto, al pueblo de México, los más sinceros saludos de la Asamblea Nacional Checoslovaca, del Consejo Nacional Eslovaco y de todo el pueblo de nuestra patria. Permítame usted también que le exprese, señor Presidente, y a ustedes, señores diputados, nuestra gratitud por la amable invitación que nos hicieran para participar en las fiestas conmemorativas del sesquicentenario de la Independencia de los Estados Unidos Mexicanos.

El pueblo checoslovaco aprecia la gran obra patriótica de Miguel Hidalgo, de José María Morelos y de Benito Juárez, en su lucha por la independencia y la libertad, y ve con alegría que las transformaciones sociales iniciadas con la Revolución Mexicana son la base de los éxitos alcanzados por México en las últimas décadas. Y todo ese aprecio tiene por base una profunda comprensión de las ardientes aspiraciones y anhelos de este pueblo. Una comprensión que se halla determinada, a su vez, por los grandes sufrimientos y sacrificios que Checoslovaquia ha tenido que realizar también hasta ver convertidos en realidad sus más caros sueños: la constitución de la patria socialista.

Luchamos durante varios siglos por las libertades nacionales y democráticas y, últimamente, contra los ocupantes nazifascistas que se habían apoderado de nuestro suelo y de nuestras riquezas, hundiendo a nuestros pueblos en inmensas penurias.

Gracias a la victoria del glorioso ejército soviético sobre el enemigo fascista nuestra patria fue liberada y en los últimos años ha triunfado en ella el socialismo.

Con el pueblo mexicano, con cuya simpatía y solidaridad siempre hemos contado siempre, nos unen, pues, muchas cosa: el amor a la libertad, el

anhelo de una vida mejor para nuestros pueblos, el deseo de paz y convivencia entre todas las naciones.

Permítaseme destacar la importancia de estas visitas, que de manera tan significativa contribuyen al mutuo conocimiento, la comprensión y los lazos de amistad entre nuestros pueblos. El entendimiento y la colaboración, el respeto mutuo y la común comprensión para las aspiraciones de cada uno deben ser normas que rijan las relaciones internacionales, como rigen las relaciones entre nuestros dos países. El armamentismo, que ustedes y nosotros condenamos; la política de fuerza y las amenazas bélicas son en el fondo manifestaciones de una forma de pensar y de actuar que está condenada a desaparecer, para dar paso a una competencia pacífica entre los diversos sistemas sociales y políticos, que comprende la colaboración y el intercambio en todos los campos de la actividad humana.

Hay que asegurar el desarme general y absoluto; las ingentes sumas que hoy se invierten en fines tan inútiles y tan poco benéficos para la Humanidad deben ser empleadas en fomentar la industrialización y asegurar un nivel más alto de vida para los pueblos que todavía no han alcanzado - y no por su culpa - el nivel de los países industrialmente avanzados. Hay que convertir la negociación en el medio único que regule los litigios internacionales.

Estimamos que, en la actualidad, crece la significación de los Parlamentos y los hechos que se valoran en la nueva Constitución socialista de nuestro país. Los parlamentos empiezan a ser un importante factor para el logro de la paz mundial. Los parlamentos, que representan a la nación y al pueblo y expresa sus ideas y anhelos, vienen realizando una labor considerable, a tono con su responsabilidad en los momentos actuales, en favor de una coexistencia pacífica.

No quiero dejar esta tribuna sin hacer referencia al feliz desarrollo de nuestras relaciones culturales, que de manera tan eficaz contribuyen a un mejor conocimiento mutuo y al reforzamiento de nuestros vínculos en el campo económico. A este respecto, el hecho de que nuestras economías se complementen mutuamente abre inmensas perspectivas. México, creemos nosotros, necesita los productos industriales de Checoslovaquia para el cumplimiento de sus planes de fomento económico. Y nosotros necesitamos los productos mexicanos para satisfacer las necesidades de nuestra industria y de nuestro pueblo. Hay aquí, por tanto, una coincidencia de intereses que puede abrir las puertas a una colaboración más estrecha en el futuro, benéfica para ambos países.

Señor Presidente, señores diputados: permítanme, una vez más, que les exprese nuestro agradecimiento, en nombre de la Asamblea Nacional de Checoslovaquia y en el mío propio, por la fraternal acogida que nos han dispensado en su país, y al mismo tiempo hago votos por los éxitos futuros en el desarrollo y consolidación de su hermosa patria.

Espero que nuestras visitas recíprocas y los intercambios de opiniones no sean los últimos, y que todas las visitas del futuro contribuyan aún más al mutuo entendimiento, a fortalecer nuestras relaciones y la paz mundial, por la cual todos luchamos y que sólo obtendremos por el esfuerzo de todos.

Muchas gracias por su atención. (Aplausos)

El C. Presidente: Tiene la palabra el señor doctor Carlos Tulio Arosemena Monroy, Vicepresidente de la República del Ecuador y Presidente del Congreso de su país:

El C. Dr. Arosemena Carlos Tulio: Señor Presidente de la Cámara de Diputados y del Congreso de la República Mexicana. Señores dignatarios de las Cámaras de Senadores y de Diputados de México. Señores legisladores de México. Señores representantes de los Parlamentos que concurren a México. Señoras y señores: permitidme que como ciudadano de América presente respetuoso homenaje al gran pueblo de México, y que como Presidente del Congreso de la República del Ecuador, salude en vosotros, señores senadores y diputados de México, al pueblo mexicano, porque vosotros, como yo, representáis a la soberanía y a la democracia de nuestro pueblo. (Aplausos)

Un significativo paralelo existe entre la historia de México y la historia del Ecuador. México, tras duro bregar, tras luchas fecundas en gestas de valor y de sacrificio y a partir de 1810, se encuentra a sí mismo, en 1910, en auténtica revolución latinoamericana. El Ecuador lucha también desde 1809 y acaba de encontrarse a sí mismo el 5 de junio de 1960 en que, por el sortilegio del voto popular, las oligarquías ecuatorianas, para bien y para siempre, entregaron al pueblo de mi patria el gobierno y las funciones de mando. Esta semejanza quizá sea explicable si recordamos que el México actual se funda y tiene su base en las civilizaciones azteca y maya, y el Ecuador actual tiene su raíz en la civilización quichua, que desde antes de la Conquista ya rechazaba al invasor. Esta semejanza, señores senadores y diputados de México, se pone de relieve si consideramos que así como el heroísmo mexicano se traduce en las figuras juveniles de los defensores del Castillo de Chapultepec, y tenéis vosotros a un hombre, a un niño que se cubrió con su bandera para marchar hacia el reino de las sombras, el heroísmo ecuatoriano también se plasmó en un hombre imberbe, en el héroe niño Calderón, que se envolvió en los colores del Ecuador para pasar también a la inmortalidad. (Aplausos)

Igualmente, este extraño pero significativo paralelo de México y el Ecuador, este paralelo que no ha podido hacerlo desaparecer la distancia geográfica, se pone de manifiesto si recordamos que vuestro pueblo y el mío supieron siempre rechazar al invasor y protestar contra todos los imperialismos. Y tuvimos hazañas en que, como muy bien recordaba ayer algún ilustre historiador mexicano, "quizá no conquistamos siempre la victoria, pero siempre nos cubrió la gloria. (Aplausos)

Por esta razón, señor Presidente del Congreso; por esta razón, honorables legisladores, y por el hecho de que ese gran guayaquileño que fue Vicente Rocafuerte, Presidente de la República del Ecuador en los albores de vuestra vida republicana, recorrió Europa representando a México y obteniendo para México el reconocimiento de las Cortes extranjeras.

Por estas razones, señores legisladores, váis a permitir que otro guayaquileño, Vicepresidente de la República del Ecuador, desde esta altísima tribuna mexicana proclame los irrenunciables derechos del Ecuador en los territorios amazónicos. (Aplausos)

Nosotros los ecuatorianos formulamos votos por la unidad de América, pero queremos que esta unidad sea contemplando problemas que atañen a la dignidad, la economía y al futuro de nuestros pueblos.

No queremos una unidad que sea simplemente exclamación lírica, romántico - sentimental de las conferencias. Nosotros queremos una realidad que destierre para siempre de América aquella doctrina falaz que dice: "que en la tierra como en el mar, el pez grande se come al chico". (Aplausos)

Y nosotros, principalmente, estimamos que nuestras conferencias americanas y en general las conferencias de todos los países del orbe, deben ser presididas de todos los países del orbe, deben ser presididas por la verdad sin eufemismos y por el derecho sin claudicaciones, y que cuando tal cosa suceda nosotros los ecuatorianos invocaremos nuevamente el espíritu de Hidalgo para que haga sonar las campanas de Dolores. (Aplausos)

El C. Presidente: Tiene la palabra el señor diputado John J. Rhodes representante de los Estados Unidos de Norteamérica.

- El señor diputado Rhodes John J. (leyendo): "Señor Presidente. Señores senadores y diputados. Señoras y, señores: me es sumamente grato brindar a ustedes, a nombre de mis colegas de la Delegación parlamentaria de los Estados Unidos, el Senador Thomas J. Dodd, de Connecticut, el Senador Kenneth B. Keating, de Nueva York, y el Diputado J. T. Rutherford, de Texas, el cordial saludo del Congreso de los Estados Unidos en ocasión de este importante aniversario que señala 150 años de Independencia mexicana.

Desde hace muchos años nosotros, en los Estados Unidos, admiramos profundamente a esta dinámica república hermana, con la que compartimos una pacífica frontera de más de 2,500 kilómetros de extensión. Conocemos su admirable y heroica historia. Conocemos también su vigoroso crecimiento industrial en años recientes, debido a la hábil dirección de los hombres que guían sus destinos.

La lucha libertaria de 1810, junto con el movimiento de Reforma de 1860 y la Revolución de 1910, son pruebas de que un pueblo dedicado a los principios de libertad puede alcanzar madurez económica, política y social, por medio de esfuerzos y sacrificios propios.

La rápida marcha ascendente de México durante el último siglo y medio, constituyéndose en república moderna, en respetado líder entre la familia americana de naciones democráticas, es un ejemplo para el mundo. El Congreso de los Estados Unidos se asocia con orgullo a las celebraciones de los aniversarios de esta gran nación, a la que profesamos el mayor respeto y la más sincera amistad.

Deseo hacer patente el entusiasmo con que nosotros, miembros del Congreso de los Estados Unidos, esperamos la oportunidad que habremos de tener para tomar parte anualmente en juntas fraternales con los miembros del Congreso mexicano, como resultado del reciente establecimiento del grupo interparlamentario mexicano - norteamericano.

Mi orgullo personal es muy grande desde que yo, con otros miembros del Congreso, tuve el privilegio de apadrinar dicha legislación en la Cámara de Diputados.

El entendimiento mutuo que lograrán nuestros respectivos Congresos como consecuencia de esta feliz iniciativa redundará el beneficio de los pueblos a los cuales representamos.

El Congreso de los Estados Unidos saluda afectuosamente al Congreso de México. ¡Viva México¡" (Aplausos)

El C. Presidente: Tiene la palabra el señor senador León Jozeau - Marigné, miembro de la Misión Parlamentaria de Francia.

- El señor senador Jozeau - Marigné León (leyendo en francés). (La traducción al español la lee el C. diputado Antonio Castro Leal: señor Presidente Señores senadores y señores diputados. Señoras y señores constituye para mí un gran honor y un gran placer a la vez, hacer uso de la palabra en esta augusta asamblea en nombre de mis colegas de la Delegación parlamentaria francesa, para agradecerles y, más allá de sus personas, agradecérselo a todo el pueblo mexicano, la invitación tan amable y apreciada que se ha servido dirigirnos con motivo de las fiestas del 150 aniversario de la Independencia de este hermoso y grande país de ustedes.

Cuando el señor senador Moreno Sánchez y aquellos de ustedes que lo acompañaban pasaron por nuestra capital para una estancia que se nos antojó demasiado corta, pudieron darse cuenta ya, por las conversaciones que sostuvieron, del lugar que México ocupa en el corazón de los franceses.

Sería sobradamente fácil, pero, por demás insuficiente, recordar aquí, a este respecto, la parte que representan en esta admiración y en esta amistad las bellezas naturales de este país extraordinario, donde a una de las más raras culturas antiguas se une un arte moderno cuyo vigor, originalidad y amplitud son justamente admirados por todos.

Pero no es sólo eso. Es también la estimación por este pueblo digno y valeroso de México, donde los nobles ideales de nuestra Revolución de 1789 y de los enciclopedistas franceses supieron inspirar a los mejores de sus hijos para promover una independencia cuyo aniversario con tanta alegría celebramos en esta semana histórica. Ustedes han sabido - tras luchas a veces penosas y sangrientas - instaurar en este país la verdadera Revolución, la que trae consigo una igualdad social que se realiza con el orden, la estabilidad política y el progreso económico indispensable para valorar los recursos de este inmenso país y hacer que prospere su población.

Gracias a la prudencia y al dinamismo de sus hombres representativos, México ha adquirido una importancia creciente en el terreno internacional. Sus relaciones con nuestro país serían, si hiciera falta, un ejemplo perfecto de lo que puede producir un entendimiento basado en la comprensión y en la estimación recíproca. En el orden cultural, el desenvolvimiento de nuestras Alianzas e Institutos ha demostrando el apego de los mexicanos a la cultura latina y francesa: nuestros intercambios de médicos, ingenieros y artistas han resultado provechosos para los dos países.

Durante su viaje por nuestro país, la Delegación de ustedes, encabezada por el señor Moreno

Sánchez, pudo comprobar en el plano industrial el progreso extraordinario de Francia, cuyas realizaciones vence cada día en mayor número en México. Este desarrollo se efectúa al ritmo considerable - para un país del "Viejo Continente" - de 15% por año, lo que entraña - y esto es, en definitiva, el punto esencial - una elevación notable del nivel de vida. ¡Ha llegado a aumentar éste en 22% en el curso de estos seis años últimos¡

En el terreno internacional, Francia, siempre a la cabeza de las grandes ideas reformadoras, tomó, recién salida de una Guerra Mundial singularmente cruel, la iniciativa del mercado común europeo, que, por cierto - quiero subrayarlo de pasada - no hace competencia a ninguno de los países latinoamericanos. Para convencerse de ello, bastaría examinar las estadísticas de intercambio de estos últimos años entre los países europeos y los de la América latina. Esta realización es también una victoria de la paz y de la reconciliación de los espíritus, y nosotros seguimos adelante por este camino del entendimiento coherente y provechoso.

Ahora bien: ¿puede haber una paz verdadera y durable cuando tantos millones de nuestros semejantes sufren todavía miseria y hambre? Esta preocupación es la que ha inspirado al general de Gaulle la idea generosa de que se cree, por las naciones favorecidas, un "fondo común", constituido por un determinado porcentaje de sus recursos materiales, técnicos y culturales, en beneficio de otros pueblos menos favorables. La ONU nos recuerda que Francia consagra ya 2.10% de su ingreso nacional a los países subdesarrollados.

En la medida de la evolución de los pueblos, las naciones sobre las cuales ha caído la pesada responsabilidad de guiarlos hacia la independencia deben garantizarles las condiciones de vida para que aquélla no sea amenazada.

La Delegación francesa se da cuenta de la importancia del programa de progreso social que vuestro Presidente, el señor Adolfo López Mateos, su Gobierno y el Parlamento han tomado como norma para asegurar la promoción social del pueblo mexicano.

¡Conservemos siempre, señores, la noble lección que los Héroes de la Independencia mexicana dejaron escrita, con su sangre, sobre vuestro suelo al conquistar la libertad¡ (Aplausos)

El C. secretario Castañeda Zaragoza José R.: Se va a dar lectura al acta de la presente sesión:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del XLIV Congreso de la Unión, el día catorce de septiembre de mil novecientos sesenta.

"Presidencia del C. Aurelio García Sierra.

"En la ciudad de México, a las once horas y cuarenta y cinco minutos del miércoles catorce de septiembre de mil novecientos sesenta, se abre la sesión con asistencia de ciento catorce ciudadanos diputados, según declaró la Secretaría después de haber pasado lista.

"El C. Presidente manifiesta que se abre esta sesión solemne de la Cámara de Diputados en honor de las siguientes Misiones Parlamentarias extranjeras que nos visitan:

"Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Checoslovaquia, Chile, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Israel, Italia, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Árabe Unida, Uruguay y Venezuela. Asiste también una representación del Gobierno Republicano Español.

"Acto seguido pasan a la tribuna el C. licenciado y diputado Emilio Sánchez Piedras y los señores doctor y diputado Ernesto Ayala Mercado, Presidente de la H. Cámara de Diputados de Bolivia; Diputado Ladislav Geso, de la Misión Parlamentaria de Checoslovaquia, Dr. Carlos Tulio Arosemena Monroy, Vicepresidente de la República del Ecuador, Presidente del Congreso y Presidente del Senado; Diputado John J. Rhodes, de la Misión Parlamentaria de los Estados Unidos de Norteamérica: Senador León Jozeau - Marigné, miembro de la Misión Parlamentaria de Francia, quienes pronuncian discursos alusivos al objeto de esta sesión".

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica, se pregunta si se aprueba.

Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

El C. Presidente (a las 13.10 horas): Se levanta la sesión solemne y se cita para sesión ordinaria de Cámara el próximo martes 20 del presente a las 12 horas.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y

"DIARIO DE LOS DEBATES"