Legislatura LI - Año II - Período Comisión Permanente - Fecha 19810327 - Número de Diario 13

(L51A2PcpN013F19810327.xml)Núm. Diario:13

ENCABEZADO

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA COMISIÓN PERMANENTE

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

"LI" LEGISLATURA

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO II México, D. F., viernes 27 de marzo de 1981 TOMO II. - NUM. 13

SUMARIO

SESIÓN SOLEMNE

APERTURA

MOTIVOS DE LA SESIÓN

La Presidencia informa que de conformidad con el acuerdo del día 12 de los corrientes, se celebra esta sesión para recibir al Presidente de la República Italiana y designa una Comisión para que, en su oportunidad, introduzca al Salón al distinguido visitante .

COMITIVA

La Secretaría da lectura a los nombres de los integrantes de la Comitiva Oficial que acompaña al señor Sandro Pertini, presentes ya en el Salón

BIENVENIDA

Una vez que el señor Presidente de Italia hace su arribo, la Presidencia, a nombre de la Comisión Permanente, le da la bienvenida

MENSAJE

El señor Sandro Pertini, Presidente de la República Italiana, da lectura a un mensaje dirigido al pueblo de México y expresa las buenas relaciones que ligan a Italia con nuestro país

AGRADECIMIENTO

La Presidencia agradece las expresiones del Presidente italiano y le reitera su reconocimiento por su presencia en este Recinto Legislativo. La misma Comisión que introdujo al señor Sandro Pertini, lo acompaña al retirarse

ACTA

Se da lectura y se aprueba el Acta de esta sesión. Se levanta la sesión solemne

DEBATE

PRESIDENCIA DEL C. SENADOR JOAQUÍN GAMBOA PASCOE

(Asistencia de 26 ciudadanos legisladores.)

APERTURA

- El C. Presidente (a las 11:30 horas): Se abre la sesión.

MOTIVOS DE LA SESIÓN

El C. Presidente: En cumplimiento del acuerdo dictado en la sesión del 12 de marzo pasado, se abre la sesión solemne de la Comisión Permanente de la Quincuagésima Primera Legislatura del Congreso de la Unión.

Se designa en comisión para que esperen el arribo de nuestro distinguido invitado, el Presidente de la República Italiana, señor Sandro Pertini, a las puertas del Recinto, y lo acompañen a este Salón de Sesiones, a los siguientes ciudadanos legisladores, integrantes de la Comisión Permanente: senador Angel Ventura Valle, diputado Carlos Mario Piñera Rueda, senadora Martha Chávez Padrón y diputada Elizabeth Rodríguez de Casas.

Les ruego que se apresten a cumplir con su cometido.

Se declara un receso en espera del señor Sandro Pertini, Presidente de la República Italiana.

(Receso.)

COMITIVA

El C. Presidente: Se reanuda la sesión.

En breve hará su arribo el Presidente de la República Italiana, señor Sandro Pertini. Entretanto, sírvase la Secretaría dar a conocer los nombres de las personas que integran la Comitiva Oficial, que ya se encuentran en este Salón de Sesiones.

- El C. secretario Rafael Cervantes Acuña:

Nos hacen el honor de acompañarnos en esta sesión, en la que en breve recibiremos al señor Presidente de la República Italiana, las siguientes personalidades:

"Señor doctor Emilio Colombo, diputado al Parlamento, ministro de Asuntos Extranjeros (aplausos).

Señor doctor Eduardo Speranza, diputado al Parlamento, subsecretario del Ministerio de Asuntos Extranjeros (aplausos).

Señor doctor Antonio Maccanico, secretario general de la Presidencia de la República (aplausos).

Señora Marina de Maccanico (aplausos).

Señor embajador Carlo Calenda, asesor diplomático del señor Presidente de la República. (aplausos).

Señor general de Escuadrón Aéreo Umberto Bernardini, asesor militar del señor Presidente de la República (aplausos).

Señor doctor Francesco Spinelli, embajador de Italia en México (aplausos). Señor ministro Marcello Guidi, jefe de la Dirección General del Protocolo de la República de Italia (aplausos).

Señor ministro Giacomo Attolico, subdirector general de Asuntos Económicos del Ministerio de Asuntos Extranjeros (aplausos).

Señor ministro Raniero Vanni D'Archirati, jefe del Gabinete del excelentísimo señor ministro de Asuntos Extranjeros (aplausos).

Señor general Arnaldo Ferrara, asesor del señor Presidente de la República para el Orden Democrático y Seguridad (aplausos).

Señor ministro Giacomo Ivancich Biagini, subdirector general para la Cooperación y Desarrollo del Ministerio de Asuntos Extranjeros (aplausos).

Señor ministro Enzo Perlot, jefe del Servicio de Prensa e Información del Ministerio de Asuntos Extranjeros (aplausos).

Señor ministro Michel Angelo Jacabucci, jefe del Servicio de Prensa de la Presidencia de la República (aplausos).

Señor consejero de Legación Emilio Barbarani, de la Dirección General de Asuntos Políticos del Ministerio de Asuntos Extranjeros

(aplausos). También contamos con la presencia del señor licenciado Augusto Gómez Villanueva, embajador de nuestro país en Italia (aplausos)."

- El mismo C. Secretario: Se encuentra a las puertas del Recinto del señor Sandro Pertini, Presidente de la República Italiana. Se ruega a los presentes ponerse de pie.

(La Comisión cumple con su cometido.) (Aplausos.)

BIENVENIDA

El C. Presidente: "Señor Sandro Pertini Presidente de la República Italiana; distinguidos miembros de la comitiva del señor Presidente Pertini; honorables miembros del Cuerpo Diplomático; señores miembros del Comité Ejecutivo del Partido Revolucionario Institucional de oposición; señoras y señores

diputados y senadores; Señoras y señores:

La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, saluda a usted por mi conducto y le da la más cordial bienvenida señor Presidente Sandro Pertini.

Mucho apreciamos la amistosa visita de Estado que hace a nuestro país y las valiosas pláticas que lleva a cabo con el Presidente José López Portillo, para el mejor desarrollo y proyección de nuestras relaciones internacionales.

En estas épocas en que el armamentismo se muestra desbocado y las amenazas y la inconformidad parecen ser el lenguaje ordinario que priva en el mundo, es muy estimulante para el parlamento mexicano, recibir al estadista distinguido, al hombre de paz, al apasionado político defensor de las libertades y derechos humanos, que en su larga y provechosa vida pública no ha titubeado en soportar sacrificios y aun la pérdida de la libertad, en su lucha por preservar esos valores de la humanidad y abatir la opresión y la injusticia.

Los derechos humanos se proyectan actualmente como el eje básico de la convivencia y alcanzan perfiles insospechados. Ya no se concretan al concepto clásico que se contrae a libertades fundamentales del individuo como las de expresión, pensamiento, tránsito, o creencias; sino que conllevan garantías sociales, substanciales para el desarrollo de la persona, con dignidad y justicia dentro de la colectividad, salvaguardando derechos como los de empleo, alimentación, vestido, educación y seguridad social.

México, señor Presidente, trabaja por su progreso, con apego a su propia filosofía, forjada en la Revolución de 1910, al precio de más de un millón de muertos. La nación se consolida, institucionalmente, en la Constitución de la República, de recio contenido social, que es un instrumento programático, altamente avanzado, que concibe y define el orden jurídico y lo estructura para la evolución, de tal modo que se cumplan los ideales revolucionarios, transformándolos en realizaciones nacionales.

Esa ley traza el rumbo y da las condiciones para que el hombre del campo materialice su reivindicaciones en la Reforma Agraria. Y, para que el trabajador, con un eficaz tutelaje jurídico, obtenga protecciones sociales a través de la libre asociación sindical, la contratación colectiva y el derecho de huelga.

Acorde con la época se consagró recientemente, a nivel constitucional, el Derecho al Trabajo, lo que no envuelve la utopía que pretenda resolver, mediante decreto, el problema del desempleo, sino la realidad que precisa y compromete una línea de gobierno que está obligada a ofrecer, en los ámbitos público y privado, opciones de trabajo justamente remuneradas para todos los mexicanos.

En ese contexto, nuestra riqueza particularmente la deriva de recursos petroleros, está encauzada a consolidar autonomía económica y desarrollo definitivo para el país, industrializándolo y abriendo más oportunidades de empleo debidamente compensado, para que operen los propósitos del Derecho al Trabajo, que son motivo de preocupación especial en la tarea de Gobierno. Asimismo, conscientes de nuestras necesidades, se lleva adelante un amplio programa para la producción de alimentos que nos haga autosuficientes para satisfacer los requerimientos del pueblo y permita elevar los niveles de

vida, asegurando la emancipación económica del campesinado.

Vivimos en un clima de estabilidad política de más de cincuenta años, que se ve robustecida por una reciente Reforma Política que perfecciona la democracia, legitima la disidencia, hace que fluyan libremente todas las corrientes de opinión y da oportunidad, en el más amplio pluralismo, para que la oposición participe y comparta las tareas de gobierno.

En las relaciones internacionales se propicia mejor trato y conocimiento con los pueblos de todo el mundo, dentro de la sabia fórmula que sustenta el Presidente López Portillo, de no pedir a otra nación nada que nosotros por nuestra parte, no estemos dispuestos a dar o a hacer.

Históricamente nos ufanamos del cumplimiento de la más limpia política internacional que tiene como columnas torales el respeto a la soberanía plena y a la autodeterminación de los pueblos. Que rechaza cualquier forma de intervención o de interferencia extranjera y que proclama la solución pacífica de todos los conflictos.

Por eso, señor Presidente, nos da gran satisfacción la independencia de Belice, en que Guatemala y Gran Bretaña, dejaron en libertad de decisión a los beliceños para resolver su destino. México, que históricamente ha tenido reserva de derechos territoriales en ese país, se abstuvo de ejercitarlos, contribuyendo a la noble causa de ese pueblo hermano, pronunciándose una vez más por los valores esenciales de la libertad y la autodeterminación.

Estamos convencidos que sólo en la paz pueden haber adecuada convivencia entre las naciones, debiendo privar un espíritu de solidaridad internacional, en que los poderosos no se encastillen en su riqueza y acudan al imperativo de ayuda que demanda el desarrollo general de los pueblos.

Las hegemonías, el colonialismo, el imperialismo y cualquier forma de sometimiento u opresión, como instrumentos de injusticia internacional, están condenadas a derrumbarse por sus propias bases. Son tiempos en que se impone el diálogo, el respeto mutuo y la interdependencia.

México, al repudiar todo intervencionismo exige que las relaciones entre los pueblos sean con estricto respecto a sus derechos soberanos, que incluyen desde luego la facultad exclusiva de resolver democráticamente el gobierno que más convenga a sus intereses, como lo hemos estado reclamando en el caso de El Salvador y de toda la América Latina.

Es necesario poner remedio a las contradicciones y pugnar por un nuevo orden económico internacional más justo. Hay que liberar a los países subdesarrollados o en desarrollo de las presiones o subordinaciones a que los tienen sometidos o pretenden someterlos los países industrializados, que muchas veces ahogan a los débiles con inicuas explotaciones por el uso de tecnologías en ocasiones ya caducas.

No siempre es fácil hacer entender estas voces entre los poderosos, a quienes, con vista a sus particulares intereses, los motivan propósitos de controles hegemónicos. Sin embargo, señor Presidente, este es el único idioma que puede imperar, esa es la tarea de México y estoy cierto que de Italia también. Tenemos, pues, el compromiso de no dar un paso atrás en la lucha por preservar estos principios, únicos valederos para el justo trato internacional.

La variedad de recursos en las distintas áreas del mundo, originan riquezas y carencias. Hacen débiles y poderoso. Por eso los problemas del desarrollo, con sus múltiples matices, son tema obligado en reuniones como las que lleva usted, señor Presidente Pertini, con el Presidente López Portillo. Sin duda en la buena fe está el camino seguro para la mejor proyección de nuestro contacto internacional.

Las actuales posibilidades de México ofrecen amplias perspectivas, especialmente las derivadas de su potencial petrolero. Recursos que bajo la dirección del Presidente López Portillo y con la confianza del pueblo, se encaminan a consolidar la economía nacional para lograr desarrollo definitivo. Crear riqueza y distribuirla con justicia social, es la única forma para responder, razonablemente, a las aspiraciones del pueblo. Tratamos de hacerlo así para ser congruentes con los ideales de nuestra Revolución.

Atendiendo a su reconocida calidad humanista, hemos querido recibir a usted, señor Presidente, con estos comentarios y las reiteradas muestras de nuestra cordialidad. Estimamos que los conceptos expresados, se identifican con el autor de "Bajo el bárbaro dominio fascista", que le significara a usted prisión y destierro. Y tenemos muy presente al estadista que al rendir su juramento a la presidencia de la República Italiana, en julio de 1978, expresara:

"Es mi debido propósito observar leal y escrupulosamente el juramento de fidelidad a la Constitución."

"Tendré que ser tutor de las garantías y derechos constitucionales de los ciudadanos..."

"Italia debe ser portadora de paz..."

"Nuestro pueblo se ha sentido siempre hermanado a todos los pueblos de la tierra..."

Señor Presidente:

Sería interminable seguir citando afinidades.

Por el valor de su conducta pública y privada.

Por el significado de consolidación de nuestras relaciones que su visita representa, sea nuevamente objeto de nuestras expresiones de afecto y bienvenida.

Antes de escuchar su siempre valiosa palabra, permítame pedir a usted con toda atención, sea el autorizado conducto para hacer presente el saludo del Congreso Mexicano al pueblo y gobierno de Italia. Acepte, señor Presidente, nuestro más cálidos votos porque su visita a México haga más recios los viejos lazos de amistad que nos unen con Italia y todo ello lo hagamos y lo consigamos en el respecto, en al paz, en el derecho, derecho, en la justicia y en la libertad.

MENSAJE

- El C. Presidente de la República Italiana:

Señor Presidente; Señores miembros de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión:

Dirijo mi caluroso saludo al libre Parlamento de México, que ha recibido de la historia una legitimación doble, puesto que es representación de un pueblo que rompió las cadenas del colonialismo y garantía efectiva de su revolución social.

Asimismo, señores diputados y senadores, vuestro Parlamento simboliza el faro que alumbra y alimenta las esperanzas de libertad de otros pueblos de América Latina. Constituye, en efecto, el desafío de la libertad a la dictadura, la respuesta más clara y elocuente a quienes creen solucionara para siempre los problemas haciendo salir los tanques a la calle, amordazando al pueblo y dando rienda suelta a la policía política. Miopes y estúpidas - mucho más que cureles - las dictaduras no saben que para el hombre la libertad es tan necesaria como el aire que respira; que el pueblo crece y está sediento de saber y de progreso social y tiene, desde siempre, una sola tutela verdadera: las asambleas libres, el libre Parlamento.

Las ideas justas rompen todas las cadenas.

Sin parlamento, la democracia no vive. Esta es la conclusión a que llegamos nosotros los antifascistas inmediatamente después de la marcha hacia Roma, revivida dramáticamente por televisión, hace no muchos días, cuando un grupo de golpistas armados intentó herir de muerte al Parlamento español. Lentísimo, cruento, tachonado de grandes batallas populares, fue, en el vuestro como en el mío y en tantos otros países, el afirmarse de las fuerzas constitucionales y parlamentarias, al mismo tiempo que surgían y se robustecían los partidos y los sindicatos modernos, la opinión pública que era cada vez más amplia e informada, y cada vez más exigente por lo que respecta al nivel, la capacidad y la honestidad de quien gobierna y representa al país.

A menudo, la leyenda se entreteje con la historia y es su matriz. Acude a mi memoria la conmovedora epopeya que no deja morir en batalla, con su hermoso rostro desfigurado por heridas mortales, a vuestro héroe campesino Zapata, sino que lo hace subir a la sierra para vivir en ella montado en su caballo blanco y desde allí vigilar que las instancias de justicia social de los campesinos sean satisfechas y jamás violadas.

Hallo en vuestra historia nacional tantos puntos de contacto con nuestro Resurgimiento; la misma poesía que llevó a la idealización de Garibaldi como 'héroe de dos mundos', y esa filosofía de la dignidad del hombre que mora en el pensamiento de José Mazzini tan cercano a vuestra tradición política.

Hoy, los problemas que requieren solución se han vuelto técnicamente más complejos y delicados, en un mundo que cada vez se hace más pequeño por la celeridad de todo tipo de comunicaciones. Todo ello - es preciso admitirlo - , representa, a su vez, un reto que los parlamentos de nuestro tiempo deben enfrentar y vencer, adecuando su acción a la demanda de eficiencia, igualdad, participación y control que la sociedad del año 2000 plantea ya en todo instante, sobre todo en las democracias industriales.

Permítaseme indicar que cuanto más arraigado esté el parlamento en la vida del país, cuanto más sienta los mismos problemas que las masas populares y más refleje con sabia ponderación, estudio atento y minucioso examen técnico las aspiraciones de las mismas, trasladándolas a una legislación eficaz, más vivirá y hará vivir a la democracia.

Además, mi experiencia como Presidente de la Cámara de Diputados me enseñó que, en un verdadero parlamento, la mayoría y la oposición se encuentran frente a frente, reflejando así los distintos intereses y las variadas instancias del país, por más opuestas que éstas sean.

Por otra parte, en un sistema democrático la oposición constructiva es necesaria. Hace muchos años, condenado a cadena perpetua, en mi celda de Santo Stefano, a la que el régimen fascista me había relegado por ser su enemigo irreductible, tuve ocasión de leer los discursos pronunciados en el Parlamento Cisalpino por un artífice del Primer Resurgimiento italiano: Camino Benso de Cavour. Dirigiéndose un día a su más tenaz adversario, supo afirmar: 'Diputado Valerio, yo necesito la oposición y si en este Parlamento no existiera, sería yo quien la crearía.'

Sabia afirmación que indica la substancia de una verdadera democracia que consiste, precisamente, en la confrontación libre y en el contraste civil de todas las ideas y todas las opiniones.

Sólo esa confrontación puede evidenciar los aspectos negativos y las lagunas de las diversas posiciones y lograr, por lo tanto, que prevalezca la conclusión más justa.

¡Y es en esta confrontación que reside también la vitalidad del parlamento!

Tal vez alguien juzgará excesiva esta exaltación que hago del parlamento, pero estoy firmemente convencido de que sin un parlamento libre jamás puede haber una verdadera democracia.

Por cierto que los contrastes que se presentan a veces en un parlamento pueden inducir a algunos a encontrar defectuoso el régimen democrático: en un régimen democrático surgen desordenes y se alzan clamores, mientras que en los regímenes dictatoriales imperan el orden y el silencio; pero se trata del orden de las cárceles y del silencio de los cementerios.

A la dictadura más perfecta preferiré siempre la más imperfecta de las democracias.

Esta es la verdad de la que tienen que convencerse los jóvenes a quienes exhorto - desde este podio que me honro en ocupar gracias a vuestra diferencia, señores senadores y diputados - , a permanecer siempre en el terreno democrático, sin recurrir nunca a la violencia material que resucita los instintos primordiales haciendo que prepondere la bestia sobre el hombre.

Debemos preocuparnos por los jóvenes. Si permitimos que se cree entre ellos y nosotros una brecha de incomprensión o, pero aún, de hostilidad, podrían sobrevenir tristes días para toda la humanidad.

No olvidemos además, que la juventud de hoy, será la clase dirigente de mañana.

Creo en los jóvenes y si no creyese en ellos, desesperaría del porvenir de la humanidad que ellos representan, no ya nosotros que nos encaminamos hacia el ocaso de nuestras vidas. Sin soberbia ni presunción alguna me acerco a ellos y los exhorto a caminar con nosotros, lado a lado. Ellos, con sus esperanzas, nosotros, con nuestra experiencia, llena de amargas renuncias.

A los jóvenes vaya mi llamado fraterno: jóvenes, no recurráis a la violencia material que hace que predomine la bestia sobre el hombre.

No arméis vuestra mano, armad vuestro ánimo con una fe firme y os sentiréis siempre fuertes y orgullosos en cualquier circunstancia.

Someto humildemente a vuestra reflexión mi experiencia personal. Siendo joven como vosotros, estaba encerrado en una celda de la cárcel de Santo Stefano, condenado a perpetuidad, y veía cómo día tras día se marchitaba mi ardiente juventud y con ella los sueños más hermosos que un joven puede forjar en su corazón. Me sentía desesperado, pero altivo y orgulloso porque aquella celda desnuda estaba iluminada por la luz que irradiaba mi fe política.

Jóvenes: si queréis vivir vuestras vidas noblemente en los buenos y en los malos momentos, haced que vuestro camino esté siempre iluminado por la luz de una fe grande y sólida.

Haced vosotros mismos vuestra elección, con tal de que ésta presuponga el principio de la libertad. En caso contrario, iréis al encuentro de vuestro derrumbe moral.

Sepan los jóvenes que hemos sacrificado nuestra juventud para que ellos fuesen un día hombres libres, de pie, y no siervos de rodillas. Convénzanse de esta verdad: cuando en un país se pierde la libertad, todo está perdido.

Quien les habla vivió y sufrió esta experiencia. Hemos recorrido con nuestra gente todo el camino que nos ha conducido desde las tinieblas de la dictadura hasta la luz de la libertad. Es un camino sembrado de lágrimas, de sangre, de ruinas, es el precio pagado por reconquistar la libertad. Y nosotros no queremos que un día los jóvenes de hoy tengan que pagar el mismo precio.

Al recordar nuestra lucha de entonces, los sufrimientos padecidos por los italianos, siento que interpreto vuestro pensamiento, señores diputados y senadores, sí desde este Parlamento libre, integrado por hombres libres, hago llegar nuestra solidaridad fraterna a todos aquellos que en todos los rincones del mundo luchan por la libertad.

Pero la libertad podría desmoronarse si se desmoronase la paz que parece ser cada día más una frágil conquista.

Las dos superpotencias se observan con desconfianza, se dirigen amenazas y la letal potencia atómica va aumentando más y más. Los expertos nos dicen que la potencia nuclear que poseen en conjunto ambas superpotencias es aproximadamente cincuenta mil bombas atómicas.

Bastarían, según los científicos, cinco mil de esos artefactos para destruir la humanidad entera.

Allí está la historia que nos enseña que las armas jamás se han aherrumbrado en los arsenales y que la imprevisión y la demencia de los hombres que tienen en sus manos el destino de sus pueblos son infinitas.

Tiene vigencia, entonces, hoy más que nunca, una exhortación que puede considerarse absurda, pero que yo me obstino en considerar sensata: que se llegue al desarme total y controlado.

Que el dinero que hoy se derrocha en fabricar instrumentos de muerte que llevan consigo el fin de la humanidad sirva, en cambio, para combatir el hambre del mundo. Mientras hablo, miles de seres humanos luchan contra el hambre y de hambre mueren.

Que se vacíen totalmente los arsenales y se colmen los graneros. Es con este espíritu que a todos vosotros, señores diputados y senadores, formulo los votos más fervientes por un trabajo fructífero en favor de vuestro pueblo y de las futuras relaciones con los demás pueblos que, como el italiano, se sienten ligados a los Estados Unidos Mexicanos por una amistad profunda y por los mismos anhelos de libertad, de justicia y de paz.

Que sirvan de advertencia y exhortación a todos los pueblos de la Tierra las sabias palabras del gran artífice de la Revolución Mexicana, Benito Juárez, consagradas aquí, sobre la tribuna:

"Entre las naciones como entre los individuos, el respeto al derecho ajeno es la paz." (Aplausos.)

AGRADECIMIENTO

El C. Presidente: Señor Presidente, la Comisión Permanente del honorable Congreso de la Unión, agradece su presencia en esta sesión solemne y los valiosos conceptos expresados ante este Congreso. Al despedirlo, le reiteramos nuestros deseos por el éxito de sus pláticas con el señor Presidente López Portillo. Asimismo, refrendamos nuestras expresiones de consideración para el pueblo y Gobierno de la República Italiana y, desde luego, para usted en lo personal, distinguido estadista. (Aplausos.)

Se suplica a los señores legisladores comisionados acompañar al señor Presidente Sandro Pertini, cuando desee abandonar el salón.

- El C. secretario Rafael Cervantes Acuña:

Señor Presidente, se han agotado los asuntos

en cartera de la sesión solemne, se va a dar lectura al acta de esta sesión.

ACTA

- El mismo c. Secretario:

"Acta de la Sesión Solemne efectuada por la Comisión Permanente de la Quincuagésima Primera Legislatura del H. Congreso de la Unión, el día veintisiete de marzo de mil novecientos ochenta y uno.

Presidencia del ciudadano senador Joaquín Gamboa Pascoe.

En la ciudad de México, a las once horas y treinta minutos del viernes veintisiete de marzo de mil novecientos ochenta y uno, con asistencia de veintiséis ciudadanos legisladores, la Presidencia declaró abierta la sesión.

La propia Presidencia manifestó que, en cumplimiento del acuerdo tomado en sesión del día 12 del actual, se celebra esta sesión solemne para recibir al señor Sandro Pertini, Presidente de la República Italiana, quien realiza una visita de Estado a nuestro país. Se designa en comisión para que lo acompañen al interior del salón a su arribo a esta Cámara, a los ciudadanos legisladores: senador Angel Ventura Valle, diputado Carlos Mario Piñera Rueda, senadora Martha Chávez Padrón y diputada Elizabeth Rodríguez de Casas.

Se declaró un receso en espera del señor Presidente de la República de Italia.

Se reanudó la sesión. La Secretaría, por instrucciones de la Presidencia, dio lectura a los nombres de los integrantes de la comitiva oficial del señor Sandro Pertini, ya presentes en el recinto: doctor Emilio Colombo, diputado al Parlamento y Ministro de Asuntos Extranjeros; doctor Eduardo Speranza, diputado al Parlamento y Subsecretario del Ministerio de Asuntos Extranjeros; doctor Antonio Maccanico, Secretario General de la Presidencia de la República; señora Marina de Maccanico; Embajador Carlo Calenda, Asesor Diplomático del señor Presidente de la República; General de Escuadrón Aéreo Umberto Bernardini, Asesor Militar del señor Presidente de la República; doctor Francesco Spinelli, Embajador de Italia en México; Ministro Marcello Guidi, Jefe de la Dirección General del Protocolo de la República de Italia; Ministro Giacomo Attolico, Subdirector General de Asuntos Económicos, del Ministerio de Asuntos Extranjeros; Ministro Raniero Vanni D'Archirati, Jefe del Gabinete del Ministro de Asuntos Extranjeros; General Arnaldo Ferrara, Asesor del Señor Presidente de la República para el Orden Democrático y Seguridad; Ministro Giacomo Ivancich Biagini, Subdirector General para la Cooperación y Desarrollo del Ministerio de Asuntos Extranjeros; Ministro Enzo Perlot, Jefe del Servicio de Prensa e Información del Ministerio de Asuntos Extranjeros; Ministro Miguel Angelo Jacabucci Jefe del Servicio de Prensa de la Presidencia de la República y Consejero de Legación Emilio Barbarani, de la Dirección General de Asuntos Políticos del Ministerio de Asuntos Extranjeros.

También se mencionó la presencia del señor licenciado Augusto Gómez Villanueva, Embajador de México en Italia.

Momentos después hizo su arribo el señor Sandro Pertini acompañado de la Comisión designada para el efecto, ocupando un lugar en el presídium.

Acto seguido, el ciudadano senador Joaquín Gamboa Pascoe, Presidente de la Comisión Permanente del honorable Congreso de la Unión, le dio la más cordial bienvenida y dirigió un mensaje conceptuoso, citando las afinidades de nuestro país con las de la República Italiana.

En seguida, el señor Sandro Pertini agradeció los conceptos de la Presidencia, dando a conocer su ideología y puntos de vista relevantes sobre las relaciones de México e Italia.

La Presidencia agradeció el mensaje del señor Pertini y le reiteró los mejores deseos por el éxito de sus pláticas con el señor Presidente López Portillo.

Una vez que terminó la intervención del Presidente Pertini, la misma comisión que lo introdujo lo acompaño al abandonar el salón."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba... Aprobada, señor Presidente.

- El C. Presidente (a las 12:30 horas ): Se levanta la sesión solemne, y se cita a sesión ordinaria a los integrantes de la Comisión Permanente del honorable Congreso de la Unión para el próximo jueves 2 de abril, a las 11:00 horas.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y

"DIARIO DE LOS DEBATES"