DIARIO de los DEBATES

 

ORGANO OFICIAL DE LA CAMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS


Correspondiente al Primer Periodo de Sesiones Ordinarias del Primer Año de Ejercicio

DIRECTOR GENERAL DE
CRONICA PARLAMENTARIA
Héctor de Antuñano y Lora

PRESIDENTE

Diputado Ricardo Francisco García Cervantes

DIRECTOR DEL
DIARIO DE LOS DEBATES

Norberto Reyes Ayala
AÑO I                 México, D.F., viernes 1 de diciembre de 2000             No. 31

S U M A R I O

SESIÓN DE CONGRESO GENERAL
TRANSMISIÓN DE PODER EJECUTIVO


ASISTENCIA


3365

ACTA DE LA SESIÓN ANTERIOR

3365
COMISIONES REGLAMENTARIAS 3366
TRANSMISIÓN DEL PODER EJECUTIVO 3366
Para expresar sus respectivas opiniones acerca de dicho acto, se concede el uso de la palabra a los legisladores: 3366
José Manuel del Río Virgen 3366
José Antonio Calderón Cardoso 3367
Gustavo Riojas Santana 3368
Alberto Anaya Gutiérrex 3369
Verónica Velasco Rodríguez 3372
J. Jesús Ortega Martínez 3374
Felipe de Jesús Calderón Hinojosa 3378
Jesús Enrique Jackson Ramírez 3381
RECESO 3383
Honores al Presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León 3383
BANDO SOLEMNE 3383
PROTESTA CONSTITUCIONAL 3383
ACTO DE TRANSMISIÓN DEL PODER EJECUTIVO 3384
MENSAJE PRESIDENCIAL 3384
Se concede el uso de la palabra al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox Quesada, quien dirige un mensaje a la nación 3384
Honores de ordenanza al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox Quesada 3394
CLAUSURA Y CITATORIO 3394
ACTA DE LA PRESENTE SESIÓN 3394
RESUMEN DE TRABAJOS 3396
LEGISLADORES QUE PARTICIPARON DURANTE LA PRESENTE SESIÓN 3393

DIARIO de los DEBATES

Año l  No.31              PRIMER PERIODO DE SESIONES ORDINARIAS          DICIEMBRE 1, 2000

 

Presidencia del diputado
Ricardo Francisco García Cervantes:

ASISTENCIA

El Presidente del Congreso:

Ruego a la Secretaría haga del conocimiento de esta Presidencia y de la Asamblea el resultado del cómputo de asistencia de los diputados.

El secretario diputado Bernardo Borbón
Vilches:

Se le informa a la Presidencia que existen registrados previamente 396 diputados, señor Presidente.

El Presidente del Congreso:

Se ruega al Secretario de la Cámara de Senadores haga del conocimiento de esta Presidencia y de la Asamblea la asistencia de sena dores.

El secretario senador Ricardo Gerardo
Higuera:

Con mucho gusto, señor Presidente. Hay una asistencia de 102 senadores.

El secretario diputado Bernardo Borbón
Vilches:

Señor Presidente, hay una asistencia de 102 senadores y 396 diputados.

El Presidente del Congreso (a las 9:01 horas):

Hay quorum de Congreso General. Se abre la sesión de Congreso General y solicito a la Secretaría dar lectura al acta de la sesión anterior de Congreso General.

Antes, solicito de nueva cuenta a las señoras y señores legisladores, ubicarse en sus sitios y guardar el debido silencio.


ACTA DE LA SESION ANTERIOR

La secretaria diputada Alma Carolina
Viggiano Austria:

«Acta de la sesión de Congreso General, celebrada el viernes primero de septiembre de dos mil, correspondiente al Primer Periodo de Sesiones Ordinarias del Primer Año de Ejercicio de la Quincuagésima Octava Legislatura.

Presidencia del diputado
Ricardo Francisco García Cervantes

En la capital de los Estados Unidos Mexicanos, a las diecisiete horas con diez minutos del viernes primero de septiembre de dos mil, con la asistencia de cuatrocientos ocho diputados y ciento trece senadores, el Presidente declara abierta la sesión de Congreso General.

Puestos todos de pie, el Presidente del Congreso declara:

"El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos abre hoy, primero de septiembre de dos mil, el primer periodo de sesiones ordinarias del primer año de ejercicio de la Quincuagésima Octava Legislatura."

La Asamblea entona el Himno Nacional Mexicano.

El Presidente del Congreso informa que, en virtud de que cada una de las cámaras al constituirse, designó las comisiones de cortesía a que se refieren la Ley Orgánica y el Reglamento del Congreso, pide a los legisladores integrantes de las mismas, procedan, en su oportunidad, a cumplir con el cometido asignado.

Conforme a lo establecido por el artículo siete numeral dos, de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, el Presidente del Congreso otorga el uso de la palabra a los legisladores:

José Antonio Calderón Cardoso, del Partido Alianza Social; Angel Enrique Herrera y Bruquetas, de Convergencia por la Democracia Partido Político Nacional; Gustavo Riojas Santana, del Partido de la Sociedad Nacionalista; Alberto Anaya Gutiérrez, del Partido del Trabajo; Jorge Emilio González Martínez, del Partido Verde Ecologista de México; Martí Batres Guadarrama, del Partido de la Revolución Democrática; Jorge Zermeño Infante, del Partido Acción Nacional y Beatriz Paredes Rangel, del Partido Revolucionario Institucional.

Al término de las intervenciones partidistas, el Presidente del Congreso, a las diecinueve horas con quince minutos, declara un receso. En espera de la llegada del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Ernesto Zedillo Ponce de León.

A las diecinueve horas con cuarenta minutos, se reanuda la sesión y el Presidente del Congreso, cuando el Presidente de la República se encuentra en su lugar, invita a los presentes a ponerse de pie para entonar el Himno Nacional Mexicano y al término, otorga el uso de la palabra al Presidente de la República, quien informa el estado que guarda la administración pública del país.

Al término de su intervención, el Presidente del Congreso contesta dicho informe conforme a los mandatos constitucionales y pide a la comisión designada para acompañar al Presidente de la República al retirarse del recinto legislativo, que cumpla con su cometido.

El Presidente del Congreso invita a todos a ponerse de pie, para entonar el Himno Nacional Mexicano.

A las veinte horas con cincuenta minutos se clausura la sesión y se cita a los señores diputados a la que tendrá lugar el martes cinco de septiembre de dos mil, a las diez horas.»

Está leída el acta, señor Presidente.

Está a discusión el acta... No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba.

Los legisladores que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo en votación económica...

Los diputados que estén por la negativa, sírvanse manifestarlo de la misma manera... Está aprobada por mayoría, señor Presidente.

El Presidente del Congreso:

Aprobada el acta de la sesión anterior.

COMISIONES REGLAMENTARIAS

El Presidente del Congreso:

Honorable Congreso de la Unión: los integrantes de las comisiones designadas para recibir al Presidente de la República, al presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue publicada en la Gaceta Parlamentaria que obra en poder de todos los legisladores, por lo que solicito a las ciudadanas y ciudadanos legisladores que las conforman, estén atentos a cumplir con su encomienda.

TRANSMISION DEL PODER EJECUTIVO

El Presidente del Congreso:

Harán uso de la palabra un legislador en representación de cada uno de los partidos políticos representados en el honorable Congreso de la Unión.

En consecuencia, se concede el uso de la palabra al diputado José Manuel del Río Virgen, de Convergencia por la Democracia Partido Político Nacional.

El diputado José Manuel del Río Virgen:

Con su permiso, señor Presidente; honorable Congreso de la Unión:

Asistimos al inicio de una nueva etapa en la vida de México, después de haberse celebrado la que ha sido sin duda, la elección más competida de nuestra historia. Asume su responsabilidad Vicente Fox Quesada.

Con toda sinceridad, por el bien de nuestro querido país, deseamos que el nuevo presidente sepa cumplir con todos los enormes compromisos que ha adquirido. Le deseamos mucha suerte.

Convergencia no está aquí para denunciar a destiempo los innumerables errores, omisiones y fracasos del Gobierno que se va. En el momento oportuno lo hicieron destacados militantes de Convergencia. El régimen autoritario y corrupto los castigó con cobardía. La calumnia, la mentira, la insidia fueron sus armas. Tampoco venimos a augurar fracasos por anticipado ni a convertirnos en profetas de catás trofes; venimos a proponer respeto, coherencia, diálogo. Lo hacemos con honestidad y sentimiento republicano. Esperamos reciprocidad.

Los mexicanos cerramos un capítulo, marcamos el comienzo de otro; la alternancia en el Gobierno sintetizó los cambios políticos que la sociedad manifestó. La alternancia no fue un capricho; ha sido fruto de los esfuerzos del activismo entusiasta que ha mostrado nuestra sociedad. No olvidemos, alternancia no significa transición; todavía incluso en este recinto hay quienes suponen por soberbia o ignorancia, que hemos llegado a la meta cuando estamos en el punto de partida.

Este momento que sabemos histórico, es principio, no fin; los actores políticos tenemos un compromiso no menos importante de lo que fue la democratización: dar respuesta a las ingentes demandas sociales, porque no hay proceso democrático cuando más de 60 millones de los mexicanos zozobran en las turbias aguas de la pobreza.

Sin igualdad social, el régimen político pierde significado y la democracia, reclamo nacional por generaciones, no se traducirá en los beneficios tangibles que la ciudadanía demanda; que lo entiendan de una buena vez los fanáticos del libre mercado: las libertades políticas no germinan en un clima de desigualdad social, no basta con regodearnos en los espejismos de la democracia formal; tampoco basta mantener elevados indicadores macroeconómicos que jamás benefician a la mayoría de los mexicanos.

El desafío inmediato es asegurar una democracia con gobernabilidad, el reto reside en superar la enorme brecha que separa a los sectores sociales; la realidad para muchos es desoladora: desempleo, ignorancia, marginación, miles se ven obligados a abandonar la patria.

Convergencia es social, demócrata y ciudadana. Busca encontrar soluciones modernas, imaginativas, viables y socialmente responsables a los grandes desafíos que como nación enfrentamos. Somos un grupo de mexicanas y mexicanos que ama profundamente a su patria, que estamos conscientes del vértigo con el que se dan los cambios en el mundo y que exige para nuestro país justicia, democracia e igualdad de oportunidades.
Ahora que empieza un nuevo Gobierno, nuestro compromiso es construir una oposición vigilante, constructiva, responsable, capaz de ofrecer soluciones, alerta en la tarea de criticar y denunciar cuando el rumbo se torne equivocado y cuando las circunstancias lo demanden, alcanzar consensos y corresponsabilizarse de la buena marcha de la nación.

Constituimos una organización que desprecia los viejos y desgastados esquemas de los partidos políticos tradicionales. Convergencia es un partido del nuevo siglo; abre sus puertas e invita a construir una alternativa fresca para México.

El presidente Fox ganó la presidencia con apenas el 28% del padrón electoral, cifra que no supera el 20% de la población nacional. El mandato que recibió le obliga a procurar consensos; más aún, le exige consultar y negociar con el Congreso de la Unión.

Como legisladores deberemos proteger los intereses de los mexicanos y promover con el nuevo Gobierno una actitud de corresponsabilidad. El momento actual brinda posibilidades pero también encierra riesgos. Nuestra obligación es alcanzar los ideales de las mexicanas y los mexicanos que luchan por una patria más digna y más justa.

Exigimos un nuevo rumbo para la nación; que se revitalice la esperanza y garantice la igualdad.

Muchas gracias, compañeras y compañeros.

El Presidente del Congreso:

Muchas gracias, señor diputado José Manuel del Río Virgen.

Rogando de nueva cuenta a las señoras y señores senadores y a las señoras y señores diputados la debida atención a los oradores, se concede el uso de la palabra al diputado Antonio Calderón Cardoso, del Partido Alianza Social.

El diputado José Antonio Calderón
Cardoso:

Con el permiso de la Presidencia; honorable Congreso de la Unión; distinguidos invitados:
Más que a un acto protocolario, asistimos el día de hoy al cambio del poder presidencial, donde un partido le entrega civilizadamente, la Banda Presidencial, a un presidente electo de un partido distinto, mediante elecciones que son creíbles en sus resultados, puesto que son producto de la voluntad soberana del pueblo mexicano.

Es inédito en la historia de México, que un partido político sustituya a otro sin necesidad de utilizar la fuerza o provocar el derramamiento de sangre.

Queremos dejar testimonio y un justo reconocimiento a todos los ciudadanos mujeres y hombres, que lucharon por los derechos civiles y que incluso muchos fueron sacrificados por reclamar pacíficamente su elemental derecho a decidir.

Nunca más debe de repetirse la lamentable experiencia de padecer un partido de Estado con su carga de autoritarismo, corrupción e ineficiencia. Delante de sí, amigos legisladores, el nuevo Gobierno de la República y la nación en su conjunto, tienen un formidable reto de gobernabilidad que sólo con acuerdos políticos racionales y transparentes entre los tres poderes, podrán enfrentar positivamente.

El mayor desafío que enfrentamos sin embargo, parte del hecho de que en nuestro territorio nacional coexisten al menos dos méxicos: uno moderno, satisfecho de sí, globalizado, el de las grandes universidades privadas, el de los billonarios, el de los múltiples fraccionamientos residenciales, el del escaparate para la OCDE y otro México, premoderno, postrado en tasas de mortalidad y morbilidad sólo típicas del Africa subsahariana; el México de los analfabetas; el de las etnias monolingües; el de la desertificación creciente; el de los niños de la calle; el de las decenas de miles de localidades miserables y aisladas; el de millones de migrantes acicateados por la pobreza extrema; el México de la tristeza y el raquitismo; el de la cisticercosis y la ceguera nocturna; el México de la muerte por hambre.

Estos dos méxicos tienen poco en común; las ligas que los unen son cada vez más tenues y amenazan con romperse.

La solidaridad necesaria para que la riqueza fluya hacia los pobres no sólo no se da sino que se condena. En este sentido, si la normalidad democrática no se traduce en bien común para el México pobre, entonces ella, la democracia, será tierra ignota, bien suntuario y lujo incomprensible para ese México excluido.

Por último, amigas y amigos legisladores, en Alianza Social percibimos un resurgimiento prometedor del espíritu de la patria, de ese espíritu cívico de un México sin desigualdades, sin desigualdades insultantes del presente, el de un México de concordia y esperanza, el de un México libre y solidario, el de un México con fe en sí y con fe en el futuro. El México en el que el día de mañana los pobres heredarán la tierra.

Muchas gracias.

El Presidente del Congreso:

Gracias, diputado Antonio Calderón Cardoso.

Se concede el uso de la palabra al diputado Gustavo Riojas Santana, del Partido de la Sociedad Nacionalista.

El diputado Gustavo Riojas Santana:

Gracias. Con su venia, señor Presidente; integrantes del Poder Judicial; señoras y señores legisladores; miembros del gabinete; jefes de Estado y delegados de países hermanos; mexicanas y mexicanos:

El Partido de la Sociedad Nacionalista en este solemne acto quiere dejar patente su posición ante el nuevo Gobierno que hoy inicia sus actividades, encabezado por el presidente Vicente Fox Quesada.

Arribamos a un nuevo milenio con una nueva administración, con renovadas esperanzas de tener un presidente que vele, que cuide, que impulse a nuestra gran nación.

Un presidente que esté convencido de que México debe ser para los mexicanos, que atienda los grandes rezagos sociales, que devuelva a México su presencia y fortaleza y que entregue a la ciudadanía lo que por derecho le corresponde.

Queremos un México de leyes, de justicia y de progreso. Le exigimos que cumpla su palabra de consolidar la democracia en donde la pluralidad, la inclusión y el respeto a las minorías se haga realidad.

En el Partido de la Sociedad Nacionalista establecemos nuestro compromiso de trabajo y de esfuerzo en el bienestar de México. Reiteramos nuestro compromiso de lucha permanente en la defensa de nuestra soberanía y nuestra autodeterminación.

Sabemos que la tarea no es fácil, pero debe estar seguro el nuevo Gobierno que los mexicanos estaremos apoyándolo en todo momento en la defensa de estas premisas.

Sólo un presidente nacionalista puede devolver y fortalecer la unidad nacional, el sentimiento de pertenencia y el orgullo patrio. Sólo si tenemos un presidente nacionalista podremos arribar a nuevos estadios de bienestar y progreso para todos los mexicanos.

Sólo un defensor de nuestros recursos y un buen administrador podrá realizar la tarea que millones de mexicanos esperamos. Las nuevas generaciones esperan de todos nosotros, pero principalmente del nuevo gobierno, el cumplimiento de las promesas empeñadas; porque como ya lo hemos dicho, son las promesas incumplidas las que lastiman y ofenden, son las promesas incumplidas de los gobiernos las que provocan el distanciamiento y la falta de solidaridad que debemos tener todos.

Es la falta de respeto y compromiso con nuestra gente la que nos ha separado y enfrentado en muchas ocasiones. El nuevo Gobierno, que hoy entra en funciones, deberá buscar la unidad y reconciliación nacional, deberá trabajar arduamente, entendiendo, en todo momento, que los tiempos de espera, de marginación, de injusticia y de hambre deberán quedar como negros antecedentes de lo que nunca debimos permitir los mexicanos.

Nacionalismo y ser nacionalista no significa pertenecer a una organización o partido político, ser nacionalista significa luchar permanentemente por el bienestar de todas y todos los mexicanos. ¡El nacionalismo debe ser el eje en la toma de decisiones políticas y económicas!

En el Partido de la Sociedad Nacionalista manifestamos nuestra posición para coincidir en lo programático y en lo político con todas aquellas propuestas que busquen el fortalecimiento de un Estado nacionalista.

El compromiso de los nacionalistas es y será con las mayorías, es con los impulsores del amor a la patria, a la unidad nacional, al respeto de nuestras instituciones y a la creación de generaciones con un alto sentido de responsabilidad en sus obligaciones para con México. El deber de los nacionalistas es y seguirá siendo frenar y revertir la tendencia privatizadora de nuestras áreas estratégicas, es frenar las tecnocracias insensibles con el compromiso social.

Es tiempo hoy de rescatar lo mejor de nuestros valores y nuestros valores y nuestras costumbres. Es tiempo hoy de que el nacionalismo sea el bastión de nuestra fortaleza. El impulso de un nacionalismo sano, moderno, pensante, es tarea de todos los mexicanos y deberá ser obligación del nuevo gobierno.

Los nacionalistas exigiremos nuestros derechos, cumpliendo con nuestras obligaciones. Los nacionalistas continuaremos con la postura firme e irrevocable de un México para los mexicanos.

Finalmente, desde esta tribuna, el Partido de la Sociedad Nacionalista muy respetuosamente le solicita al presidente Vicente Fox y a su gabinete: ¡Pórtense bien, sean nacionalistas!

Muchas gracias.

El Presidente del Congreso:

Honorable Asamblea: el desahogo de este punto del orden del día de las participaciones de los grupos parlamentarios es por acuerdo de las juntas de Coordinación Política de ambas cámaras. Requiere de la colaboración, del respeto y de la atención de todas las señoras y de todos los señores legisladores.

Se concede el uso de la palabra al diputado Alberto Anaya Gutiérrez, del grupo parlamentario del Partido del Trabajo.

El diputado Alberto Anaya Gutiérrez

Con el permiso de la Presidencia; compañeras y compañeros legisladores; señoras y señores; pueblo de México:
Hoy es un día histórico en la vida política de México. La corrupción, la aplicación de un modelo económico antipopular y la desatención y abandono de los grandes reclamos populares, fueron decisivos para que el pasado 2 de julio el pueblo mexicano votara mayoritariamente por el cambio.

El mandato ciudadano en los últimos años ha transformado radicalmente la geografía política del país. El pluralismo político es la principal característica del México de hoy.

El Partido Acción Nacional ganó la Presidencia de la República, sin embargo no gobierna en 25 estados del país, tampoco gobierna la capital de la República; en las dos cámaras del Congreso de la Unión ninguna fuerza política tiene mayoría. Por primera vez en la historia de México tenemos la oportunidad de hacer efectiva la división de poderes, como lo establece la Constitución.

La presente administración del Poder Ejecutivo Federal que hoy inicia puede y debe estar regulada y acotada por el Poder Legislativo y el Poder Judicial, en un marco de respeto mutuo.

El Partido del Trabajo considera necesario hacer algunas consideraciones sobre la administración que hoy concluye.

Este Gobierno inició ofreciendo bienestar para las familias, pero sólo resultó cierto para unas cuantas familias que concentran de manera insultante la riqueza del país.

La administración zedillista celebra el nivel de crecimiento económico con que cerramos el sexenio, el aumento en las exportaciones y destaca el monto de las reservas internacionales, en fin, presume el buen manejo de las cuentas públicas.

Para el Partido del Trabajo el balance no puede ser positivo cuando vemos el poder adquisitivo del trabajador, de la ciudad y del campo desplomarse, cuando hasta las cifras oficiales reconocen el aumento de la pobreza y el grave deterioro en los niveles alimenticios de los mexicanos.

Tampoco aceptamos este crecimiento económico como sinónimo de desarrollo nacional, cuando implica el desmantelamiento de la infraestructura básica del país, el colapso del banco mexicano, el desplome de la industria nacional y un sistema financiero y bancario entregado en subasta al extranjero.

A los mexicanos no se nos olvida el Fobaproa, instrumento del rescate de la banca afectada por el error de diciembre con el que se estrenó el gobierno saliente.

El saqueo es de magnitudes históricas, ya supera los 100 mil millones de dólares y aún falta por contabilizar el rescate de la banca de desarrollo.

El Fobaproa puso en evidencia el rostro de rapiña del modelo neoliberal que privatiza las ganancias y socializa las pérdidas, privilegiando la especulación y el dinero fácil a la sombra del contubernio del poder económico con el poder político.

Por eso, al ver en el nuevo Gobierno reafirmada explícitamente la confluencia del gran capital con la función pública, nos preguntamos si la impunidad nos seguirá cobijando bajo el manto del poder político.

El Partido del Trabajo se mantendrá vigilante del manejo de este expediente que será una prueba de fuego para algunos de los empresarios que hoy se convierten en funcionarios públicos.

En otro orden, durante el sexenio zedillista, el Tratado de Libre Comercio que significó sesión de la soberanía privilegiando el libre flujo de capitales y de mercancías sin establecer protección alguna al campo y a nuestros trabajadores migrantes que son víctimas de todo tipo de vejaciones; hasta de ser objeto de cazas por bandas fascistas. Frente a ello el régimen sólo atinó a balbucear débiles quejas y a enterrar en el olvido a las víctimas.

El imperio ha pretendido injerencias extraterritoriales con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico; en ambos casos hemos visto el abandono, de hecho de la doctrina Estrada. En ese sentido también había que añadir el cambio de postura histórica del Gobierno mexicano ante el hermano pueblo de Cuba, al aceptar y volverse cómplice de las agresiones imperialistas hacia ese país.

Ante esos hechos, el Partido del Trabajo reivindica los principios de no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos que postula la doctrina Estrada como fundamento de las relaciones internacionales.

En el ámbito social, el saldo del zedillismo es por demás grave, creciente miseria y marginación, 60 millones de pobres, 30 millones en pobreza extrema, pauperización de las clases medias, crónica inseguridad pública, lacerante desnutrición y la incontenible prostitución que ya alcanza a nuestros niños.

A lo anterior debe agregarse la alarmante violencia intrafamiliar, el desplome de la seguridad social, el gran déficit de viviendas, la creciente deserción escolar y la degradante drogadicción.

En el aspecto político ciertamente se avanzó en la legalidad de los comicios federales, pero aún falta resolver la iniquidad en la contienda electoral, así como poner fin al uso de recursos públicos para influenciar el voto ciudadano.

Proponemos avanzar en la democracia participativa estableciendo las figuras del referendum, el plebiscito, la revocación de mandato, la iniciativa popular y la afirmativa ficta. El nuevo Gobierno hereda otras promesas incumplidas de Zedillo, como el esclarecimiento de los crímenes políticos de 1994 a la fecha, pero en especial el conflicto de Chiapas.

La nueva administración debe honrar sus ofrecimientos de retirar la ocupación militar y remitir a esta soberanía la iniciativa de la Cocopa so bre derechos y cultura indígenas, así como restablecer a la brevedad posible el diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional porque ése es el único camino para lograr la paz.

Se heredan también las matanzas nunca aclaradas como de Aguas Blancas, Acteal y El Charco, por señalar las más sangrientas, a las que se sumaron repetidas agresiones a los indígenas de Ocotzingo en Chiapas y los violentos enfrentamientos de Chimalhuacán en el Estado de México.

Asimismo, siguen abiertos diversos procesos relacionados contra la corrupción y la impunidad y la investigación sobre la responsabilidad del negro expediente del Renave. El propio Zedillo figura como destinatario indebido de recursos públicos del Fobaproa, expediente que nunca pudo enterrar y que pone al orden del día la necesidad de que el juicio político alcance al Presidente de la República.

Por otra parte, el narcotráfico es sin duda un problema de seguridad nacional, cuyos tentáculos han alcanzado a gobernadores y altos niveles del Ejército mexicano.

Para el Partido del Trabajo la seguridad pública no es un asunto primordialmente policíaco, sino que además de la pobreza es también resultado de la corrupción y la impunidad.

Ante las manifestaciones de regresión social que se han establecido recientemente, el Partido del Trabajo sostiene de manera categórica que rechazará rotundamente... Término... El intento de desmantelar la seguridad social, la educación laica y las conquistas laborales plasmadas en las leyes.

Asimismo, el Partido del Trabajo se opone a la privatización de la industria eléctrica y de Pemex, por el contrario, demandamos fortalecer estos sectores en oposición a la política que bajo el pretexto de la eficiencia y la austeridad le ha retirado presupuesto descapitalizándola.

Estamos a favor de una reforma de Estado que permita terminar con el actual régimen político y modernizar el sistema político mexicano.

El Partido del Trabajo manifiesta una vez más su compromiso de luchar por un país con igualdad de oportunidades, democrático, libertario, independiente y soberano que asegure bienestar y progreso para todas y todos los mexicanos.

Muchas gracias.

El Presidente del Congreso:

Gracias, diputado Alberto Anaya Gutiérrez; honorable Asamblea:

Quiero solicitar a las señoras y señores legisladores ocupar sus lugares y recordándoles que este punto del orden del día de la participación de los grupos parlamentarios fue incluido en esta sesión solemne por acuerdo de los grupos parlamentarios. Requiere de todos, las diputadas y los diputados, las senadoras y los senadores, honrar los compromisos que se establecen entre los grupos parlamentarios.
A las personas que nos acompañan en esta sesión solemne de Congreso, igualmente solicito ocupen sus lugares y guardando el debido respeto y silencio, podamos dar cauce a este punto del orden del día.

Se concede el uso de la palabra a la senadora Verónica Velasco Rodríguez, del grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, hasta por 15 minutos.

La senadora Verónica Velasco Rodríguez:

Con su venia, señor Presidente; honorable Congreso de la Unión; señoras y señores; jóvenes mexicanos:

La responsabilidad de tomar la palabra para representar al Partido Verde Ecologista de México, siempre es para mí un honor pero en esta ocasión lo es aún más por tratarse de un día de tan singular importancia.

Aún haciendo mi mejor esfuerzo, creo que difícilmente podré expresar la ideología y los fines que animan a cada uno de mis compañeros pero aun así y por medio de algunas reflexiones sobre lo que ha sido la vida política de nuestro país en los últimos años, trataré de que la gran mayoría se identifique con mis expresiones.

En 1972, año en el que nací, México era gobernado por un presidente que dos años antes había ganado las elecciones sin mayor problema, pues aún y cuando había un candidato propuesto por otro partido no había habido contienda política relevante; en ese entonces los mexicanos no tenían ninguna otra opción real, los grupos de oposición no habían logrado fortalecerse, ni organizarse lo suficiente, el Congreso de la Unión se integraba casi en su totalidad por miembros que compartían la ideología del partido en el poder y del entonces jefe del Ejecutivo y el pueblo parecía, a los ojos de algunos, ya haberse resignado a vivir bajo la voluntad de un mismo partido político.

Veintiocho años después, les puedo decir que veo con orgullo lo que hemos logrado millones de mujeres y hombres mexicanos, que a lo largo de estos años hemos elegido el camino de la lucha en lugar del de la resignación. Quien iba a pensar que en algún día 11 partidos políticos se disputarían el poder en una contienda electoral controlada legítima y severamente por un Instituto Federal Electoral y vigiladas en todo momento por un Congreso plural en donde ningún partido político contaría con la mayoría absoluta.

De ahí que actualmente prevalezca la certeza de que los mexicanos hemos encontrado ya el camino a la democracia.

A partir de hoy el Gobierno se encuentra tal y como lo consigna nuestra Carta Magna, en el pueblo, para el pueblo y por el pueblo.

Estoy convencida, al igual que los aquí presentes, de la intensa batalla para que hubiera alternancia en el poder, prueba tangible de ello fue la gran convocatoria ciudadana que vivimos los mexicanos en la jornada electoral del pasado 2 de julio, pero que difícilmente se hubiera dado sin la participación tan activa e intensa de todos aquellos que en repetidas ocasiones hemos sido señalados como generaciones que nacimos en la crisis.

Jóvenes mexicanos que en su mayoría vieron truncado su futuro al no encontrar empleo ni oportunidades de desarrollo, ellos fueron sin duda quienes con mayor esperanza y alegría salieron a las calles a hacer valer su voto, logrando entonces ser la clave fundamental del cambio.

El 60% de quienes eligieron al candidato de la alianza por el cambio para que nos gobernara por los próximos seis años, son jóvenes que oscilan entre los 18 y los 30 años de edad, a ustedes dedico mi intervención, a la juventud mexicana que buscando un mejor futuro y un mejor país le han devuelto la esperanza a millones de mexicanos de todas las edades, hombres y mujeres que hoy alegres y esperanzados nos dejan la justificada impresión de que el día de mañana estarán satisfechos y seguramente orgullosos de ser mexicanos. Esa generación que se engendró en la crisis, fue sin duda quien propició el clima de libertad política de la que ahora gozamos y que se ha hecho realidad después de la expresión de una consistente voluntad política que debemos reconocer y que nació de nuestro persistente esfuerzo de democratización.

Mi partido, el Verde Ecologista, reconoce que este cambio ha sido acompañado por un periodo sexenal que hoy concluye, significado por la estabilidad social y por índices económicos que garantizan una transición del Poder Ejecutivo, que manteniéndose al margen respetó en todo momento a la voluntad mayoritaria.

Nuestro reconocimiento a todos aquellos quienes respaldaron este devenir histórico que hoy culmina y que con actitud republicana celebramos.

El Partido Verde Ecologista de México reitera el compromiso que hizo al formar parte de la alianza por el cambio, de trabajar afanosamente día a día por y para México, habiendo ya cumplido con los objetivos que nos habíamos trazado al concretar esta alianza y sintetizándolos en el logro de conseguir la tan ansiada transición de manera pacífica, seguramente el progreso social y económico tendrá ya mayor grado de certidumbre.

Hoy debemos los aquí presentes validar el compromiso de un Gobierno que enfrente los problemas ambientales con la prioridad y la urgencia que éstos requieren. Nosotros como Poder Legislativo y poder ciudadano seremos vigilantes con carácter perentorio de que así sea. Exigiremos que se cumplan las propuestas y compromisos que asumimos con la alianza por el cambio junto con la ciudadanía, durante la campaña presidencial.

Estamos convencidos que nuestros connacionales, al ver que su voto fue respetado, no permitirán más componendas políticas llenas de ambiciones y objetivos personales. De hoy en adelante los únicos objetivos que se deberán significar por alcanzar son aquellos que se encuentren en el Plan Nacional de Desarrollo que aprobará en su momento esta soberanía y que deberán comprender los postulados y compromisos que fueron validados por el sufragio del 2 de julio.

Iniciamos con esto un nuevo siglo, pero los ecologistas anhelamos también mejorar una era de tolerancia para la convivencia armónica en nuestro país. Defenderemos el derecho a la opinión de otros partidos, pero defenderemos también los postulados y fines que se hicieron evidentes con el voto mayoritarios.

Vivimos en un país complejo y diverso, donde el respeto y el espacio para poder disentir ya no se restringe a la política; somos parte de una sociedad tan heterogénea y plural en su perfil de edad, cultura, religión y acceso al progreso, que el régimen de la tolerancia constituye una premisa para todo buen gobierno y que en su observancia radica la convivencia institucional.

El reclamo ciudadano para establecer un crecimiento económico en armonía con los elementos naturales, mediante una adecuada y sustentable utilización de los mismos, debe ser tema prioritario de la agenda política y del Plan Nacional de Desarrollo 2000-2006. Para dar soluciones concretas al reto complejo que representa el desarrollo en sus dimensiones políticas, sociales, económicas y ambientales, tendremos que asignar recursos públicos suficientes.

La protección ambiental en las políticas nacionales no puede eludirse, insisto, es un asunto prioritario de la Federación, los estados y los municipios y que aunque hay que reconocer que durante los últimos seis años las comisiones de Ecología en las cámaras legislativas han coadyuvado a dotar con mejores leyes y normatividad en materia ambiental, falta aún mucho, pero mucho camino por recorrer.

Debemos fortalecer instituciones, estructurar programas, fomentar la información y preservar una cultura ecológica ascendente. Debemos conservar, acrecentar y perfeccionar este conjunto de instrumentos y esfuerzos en el nuevo sexenio que juzgamos confiadamente promisorio.

La preservación del adecuado régimen ecológico no es posible de lograr en el ilusionismo, precisa que, México participe y haga suyos los mecanismos internacionales mediante su participación en convenios, en foros y convenciones enfocados a los temas ambientales, y aún más importante, tendremos que actuar con la voluntad política necesaria para cumplir con las obligaciones derivadas de los acuerdos internacionales que hemos ya suscrito.

Para seguir luchando en este camino de la democracia que hoy se inicia en nuestro país y seguir preservando nuestro legítimo liderazgo ambientalista, no me resta más que ratificar el compromiso de mi partido por contribuir denodadamente para que todos aquí ayudemos a hacerlo la realidad que tanto anhelamos: crecimiento político, social y económico, en medio de un ambiente ecológico que nos preserve y nos fortalezca.

Esperamos que esta nueva administración no se olvide que ella misma es la primera y más importante pieza para que México, de una vez por todas, pase a profundidad la prueba de la democracia llevando a cabo ahora un nuevo pacto entre todos, una reconciliación nacional y una auténtica transición hacia la democracia, como lo soñó Madero.

Por éste y por muchos otros sueños, los jóvenes mexicanos votamos por la alianza conformada por el Partido Verde Ecologista de México y el Partido Acción Nacional, así nosotros los jóvenes ecologistas y en su momento, aplaudimos la decisión de nuestro partido y su dirigente: Jorge González Torres, de apoyar la candidatura del licenciado Vicente Fox Quesada, quien hoy tomará protesta como nuevo Presidente de la República.

Esperamos un cambio en las políticas ambientales, esperamos nuevas y mejores acciones, valientes, enérgicas, concretas y eficaces para salvar los ecosistemas que subsisten en nuestro país y las especies que aún habitan en ellos; para sanear los suelos y los ríos, para limpiar el aire de nuestras ciudades, para educar ambientalmente a todos y cada uno de los mexicanos a fin de crear una conciencia ecológica que nos lleve a un desarrollo sostenible y sustentable.

Los verdes cumplimos y estamos muy orgullosos de haber sido factor importante en la transición democrática de nuestro país.

Por el bien de México y de los mexicanos, le deseamos mucho éxito al nuevo Gobierno.

Hoy es un día en el que todos los mexicanos estamos llenos de esperanza. Nosotros, los miembros del Congreso de la Unión, tenemos una gran responsabilidad, pues estamos ciertos que el Poder Legislativo es y seguirá siendo la única voz representativa del pueblo de México. Por nuestra parte, los verdes trabajaremos para no defraudar esta esperanza.

Desde esta tribuna y a nombre de todos los legisladores del Partido Verde Ecologista de México, quiero decirle a nuestro país que el voto verde siempre será por México.

Muchas gracias.

El Presidente del Congreso:

Gracias, senadora Verónica Velasco Rodríguez.

Compañeras y compañeros legisladores: quiero solicitar la confianza de cada uno de ustedes en que los 15 minutos a que tienen derecho de hacer uso de la tribuna los legisladores que la abordan a nombre de los grupos parlamentarios, están siendo cabalmente tomados por la Secretaría e informado al orador.

Quiero solicitar a las personas que nos acompañan en carácter de invitados, ubicarse de inmediato en sus lugares; a las compañeras y compañeros legisladores, seguir contribuyendo con su atención y respeto al orador, al desarrollo de esta sesión solemne.

Tiene el uso de la palabra el senador Jesús Ortega Martínez, a nombre del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, hasta por 15 minutos.

El senador J. Jesús Ortega Martínez:

Señor Presidente; señoras y señores legisladores; señoras y señores:

Esta ceremonia resulta trascendente para la vida nacional. Después de muchos años en los cuales el país sufrió muchos daños, ahora estamos viviendo tiempos de cambio. Tan los son, que el ciudadano que en unos minutos asumirá la Presidencia de la República, lo hará por la libre voluntad de los mexicanos.

Ese solo hecho permite que este acto, donde se encuentra reunida la representación nacional, adquiera carácter de histórico.

Por ello mismo debo reafirmar que las transformaciones democráticas en nuestro país, de las que hoy somos testigos, son resultado en parte importante, de la lucha permanente de muchos mexicanos. Señaladamente de los obreros, de los maestros, de los médicos a finales de los años cincuenta, de los jóvenes de 1968 y los de la década de los años setenta; del movimiento social, del movimiento cívico de 1988 y de manera particular, del aporte que durante mucho tiempo realizaron compañeros como Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Ifigenia Martínez, Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra y muchos otros luchadores sociales.

El México de ahora no se comprendería sin tomar en cuenta ciertamente, con nuestros defectos, pero también con nuestras virtudes, la lucha democrática de la izquierda.

Con la toma de protesta del nuevo Presidente de la República, lo digo sin ánimo de exageración, se inicia una nueva etapa para el país.

Las y los ciudadanos, a pesar de todos los obstáculos, impusieron su voluntad soberana y con ello asestaron un golpe mortal al viejo sistema político de partido del Estado.

La gente irritada por la corrupción e impunidad, por el autoritarismo del Gobierno priísta, cansada de la demagogia de políticos y gobernantes mentirosos, harta de que se le conculcaran sus derechos políticos, pero sobre todo resuelta a vivir con dignidad y bienestar, se decidió por la esperanza y votó por el cambio.

Entonces lo que parecía sólido, lo vimos, puede desmoronarse; lo que aparecía interminablemente dañino, también se agota.

El poder que se originó en el fraude y que se mantuvo en el engaño, en la represión y en el desprecio hacia la gente, lo estamos constatando, igualmente se derrumba.

La arrogancia del poder absoluto, corrompido hasta los tuétanos, es ahora mero despojo que se disputa en medio del escándalo y el cinismo.

Los ciudadanos votaron por el cambio de gobierno y en buena hora que cristalizó ese genuino deseo.

Sin embargo hay que decir que el cambio que el país necesita no es sólo la sustitución de un hombre o de un partido en la conducción del Gobierno. La alternancia sin regateo alguno, es fundamental y así lo entendemos. Tan lo es que no dudamos en calificar la caída del viejo sistema, como un hecho de trascendencia histórica.

Pero asimismo debiéramos considerar que el viejo régimen autoritario y corporativo, no podremos dejarlo atrás en la historia, si no removemos los cimientos y desmantelamos las estructuras que durante tanto tiempo lo sostuvieron. Algunas de las cuales, los del control corporativo de los trabajadores, por ejemplo, se mantienen incólumes.

Nuestro proceso de transición no culmina en el cambio de Gobierno por importante que esto sea, nuestra transición será completada hasta que establezcamos las bases y levantemos los muros de un nuevo régimen político plenamente democrático...

El Presidente del Congreso:

Don Jesús, ¿me permite por favor?

El senador J. Jesús Ortega Martínez:

Señor Presidente, le ruego por favor que le pudiera decir a los señores legisladores del PRI, que me permitieran exponer mis tesis y mis ideas.

El Presidente del Congreso:

Señor orador, esta Presidencia insiste a todos los legisladores sobre el necesario respeto que se requiere en el desahogo de este punto del orden del día de una sesión solemne, el mismo derecho de acudir a la tribuna para expresar sus ideas, lo tendrán todas las representaciones partidistas.

Solicito la atención y el respeto de todas las señoras y señores legisladores.

Continúe, señor orador.

El diputado Justino Eduardo Andrade
Sánchez (desde su curul):

Moción de orden.

El Presidente del Congreso:

Señor diputado Eduardo Andrade, le solicito guardar la debida compostura y en su caso, en su caso, permítame, señor diputado, en su caso los señores legisladores tienen acceso a las fórmulas establecidas por el Reglamento para el Gobierno Interior y por la Ley Orgánica.

El Reglamento establece con toda puntualidad y claridad, que nadie, nadie tiene derecho a interrumpir a un orador si no es para fundar una moción de orden.

Continúe, señor senador, en el uso de la palabra, por favor.

Señor Secretario, usted sabe que para fundar moción de orden tiene que referir el artículo del Reglamento violado. Las disposiciones de esta sesión son la medición del tiempo mediante el cronómetro que lleva la Secretaría que en la Ley Orgánica se le concede esa función y facultad a la Secretaría del Congreso General.

El diputado Justino Eduardo Andrade
Sánchez (desde su curul):

Señor Presidente, le pido, señor legislador del PRI...

El Presidente del Congreso:

Permítame, señor orador, permítame para terminar con el trámite. Desahogada la moción de orden y estando en uso de la palabra el senador Jesús Ortega, ruego al señor diputado Eduardo Andrade y a todos los demás, posibiliten que continúe en el libre ejercicio de expresión haciendo uso de la tribuna.

Al término de la intervención que está en curso, puede usted formular, conforme al Reglamento, la moción de orden, señor diputado. Funde su moción de orden, ¿qué artículo está siendo violentado?

Permítame, don Jesús Ortega.

El diputado Justino Eduardo Andrade
Sánchez (desde su curul):

Con fundamento en el artículo 105 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, hago una moción de orden con el propósito de que los acuerdos por virtud de los cuales debe existir un tiempo fijado al orador y ese tiempo marcarse en un reloj que para eso existe, se ponga en funcionamiento el reloj y sepamos en qué momento se consume el tiempo.

Hay todo respeto para oír al orador, escuchar sus puntos de vista, pero lo primero es el respeto a nuestras reglas, señor Presidente.

El Presidente del Congreso:

Discúlpeme, señor orador, voy a desahogar la moción, el desahogo de esta moción es con racionalidad, el espacio ubicado para el control electrónico de los relojes visibles está siendo hoy ocupado por el gabinete que ha acompañado en su gestión al señor Presidente doctor Ernesto Zedillo Ponce de León. Por tal virtud, por imposibilidad práctica, la Secretaría, en ejercicio de sus funciones, mediante cronómetro que se presenta al orador, está haciendo la medición del tiempo que corresponde al acuerdo parlamentario que rige este punto.

Espero haber satisfecho la moción y haber logrado también la comprensión y la colaboración de todas las señoras y señores legisladores, porque esta Presidencia no tiene más que la confianza en el honor y en el sentido de responsabilidad de los miembros del Congreso mexicano para la conducción de esta sesión.

Continúe, señor senador Jesús Ortega, en su intervención.

El senador J. Jesús Ortega Martínez:

Les ruego, y particularmente al diputado Andrade, que con tolerancia y con respeto escuche mis puntos de vista. Si tiene diferencias, debatámoslos con civilidad, no con escándalos, diputado Andrade.

Por eso, a partir de la enseñanza que nos deja la determinación de los ciudadanos, nadie debiera equivocarse, especialmente aquél al que la mayoría de la gente le depositó su esperanza, especialmente usted al que hoy, resabios del pasado, los representantes populares no le podemos hablar en su presencia; usted, señor Fox, especialmente usted que hoy asumirá la Presidencia de la República.
Por el bien del país no se confunda, señor Fox. El país requiere hoy de un gobierno democrático, no de un consejo de administración. La gente votó por el cambio democrático, la gente votó por un gobierno democrático que esté a su servicio con humildad, que sea capaz y eficiente para atenderlo en el cumplimiento de todos sus derechos, sin discriminación alguna.

Las ciudadanas y los ciudadanos, señor Fox, no votaron por un gobierno de gerentes educados en el frío cálculo de las rentas y ganancias. No votaron por mayordomos imbuidos de la cultura de la competencia impía que hacen abstracción de las posibilidades, de las necesidades, de las diferencias.

No se equivoque, señor Fox, no se equivoque, señor presidente Fox; la gente no votó para que el presidencialismo autoritario priísta reencarne maquillado en presidencialismo autoritario panista. El país necesita establecer un sistema político sustentado en un auténtico federalismo en una verdadera república democrática de equilibrio de poderes y de pleno respeto a la ley, un sistema de garantía de libertades y de ejercicios de derechos. Por eso es indispensable que el comportamiento del Ejecutivo Federal mantenga respeto hacia los otros poderes de la República y hacia las entidades federativas.

El nuevo Gobierno se equivocará si pretende que el Poder Legislativo siga siendo sólo instancia legitimadora de sus decisiones. El Congreso de la Unión no debe ser nunca más Poder subordinado, no debe ser más la cocina del Ejecutivo en donde se legisle al vapor con servicio a la carta y a pedido caprichoso del Presidente. Esto es importante que lo asuma el nuevo Presidente, pero sobre todo es indispensable que lo entendamos los legisladores para recuperar ante la población, nuestra condición de sus representantes y hacer valer eso mismo ante los otros poderes de la Federación. Al margen de la voluntad del Ejecutivo Federal los integrantes del Legislativo necesitamos fortalecer a este poder no sólo acotando y reduciendo las facultades del Presidente, sino principalmente asumiendo nuestras propias responsabilidades y deberes.

El Congreso de la Unión debe ejercer plenamente su facultad de legislar, pero además no debe olvidar su responsabilidad de vigilancia y control sobre las acciones del Ejecutivo. De esta manera, los representantes populares estaremos respondiendo a la exigencia ciudadana expresada el pasado 2 de julio.

No se equivoque, señor Fox; los electores no votaron por un programa económico de derecha y conservador; por el contrario, sufragaron para impulsar un cambio sustancial en el rumbo económico. Votaron precisamente en contra del programa neoliberal, porque viven en carne propia sus defectos, especialmente el de la terrible desigualdad social, al grado de que resultado de esa política, ahora en nuestro país siguen viviendo en condiciones de pobreza cerca de 70 millones de mexicanas y de mexicanos, aunque los funcionarios de Hacienda, siempre tan escrupulosos para nuestro alivio, dicen que son solamente 50 millones los pobres que viven en México.

Ese es el balance de los gobiernos priístas, acentuadamente los de corte neoliberal y ésa es parte de la herencia trágica que nos deja para su vergüenza el gobierno saliente. Por eso es que de lo que deben de lamentarse los dirigentes priístas, es de eso, de la pobreza en que dejan a muchas mexicanas y mexicanos, no de haber perdido las elecciones, porque finalmente una es consecuencia de la otra.

Por ello es que rechazamos, señor presidente Fox, que en sus primeras definiciones sobre política económica, estén inconfundiblemente alineadas en la ortodoxia neoliberal, como preocupante es que una parte importante de los integrantes de su gabinete, sean fanáticos seguidores de esa doctrina. El neoliberalismo ya demostró hasta la saciedad su ineficacia no sólo para combatir la pobreza, sino además es evidente que no es respuesta para impulsar nuestro desarrollo económico como nación.

No se confunda, señor presidente Fox; los votos mayoritarios a su favor no le autorizan a usted ni a su partido, para entregar los recursos nacionales ni tampoco le dan patente para seguir empobreciendo a la población.

Si el presidente Fox no lo entiende así y continúa en el esquema neoliberal, los legisladores, incluidos los del PAN y ya experimentamos antes las consecuencias de la complicidad o la omisión de los legisladores priístas, todos los legisladores ahora estamos obligados y por voluntad ciudadana legitimados para oponernos con firmeza a toda determinación gubernamental que lesione aún más el interés popular.

No se equivoque señor presidente Fox, la generosidad del pueblo mexicano que le confió su esperanza no puede usted confundirla con vasallaje. El cambio que se reclama no le da a usted como Presidente, la condición de soberano; por el contrario, se trata de que el nuevo Gobierno refleje, responda a los deseos más genuinos y aspiraciones más sentidas de los mexicanos.

No tiene el Presidente de México mandato para que se entreguen a intereses privados los recursos naturales que son de toda la nación. ¡No se equivoque señor presidente Fox! El próximo gobierno tiene la obligación de respetar escrupulosamente las libertades políticas y religiosas. En consecuencia la educación que imparta el Estado deberá seguir siendo pública, laica y gratuita y el Gobierno no puede, para eso no tiene mandato, imponerle a toda la sociedad ninguna moral o religión oficial.

Nosotros, y termino, esperamos que no se equivoque, presidente Fox y comprenda cabalmente que el nuevo Gobierno debe profundizar los cambios democráticos y asumirse como un gobierno de impulso a las grandes transformaciones políticas, económicas y sociales. Es decir, asumirse como un gobierno de transición cuyo propósito fundamental lo sea una nación libre y soberana y una vida digna para todos.

Pero si el nuevo Gobierno en posición de altanería insistiera erróneamente en continuar sobre la inercia de los vicios que signaron al régimen antidemocrático priísta y continúa montado en el programa económico neoliberal con sus secuelas de pobreza y desigualdad, entonces, la confianza que el 2 de julio le depositaron los electores, se desvanecerá en el desprestigio de un mal gobierno que no supo escuchar el justo y urgente reclamo por el cambio.

Les agradezco su atención.

El Presidente del Congreso:

Gracias, senador Jesús Ortega Martínez.

Se concede el uso de la palabra hasta por 15 minutos al diputado Felipe Calderón Hinojosa, a nombre del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional.

La diputada Beatriz Elena Paredes Rangel
(desde su curul):

Solicito la palabra.

El Presidente del Congreso:

Permítame, diputado Felipe Calderón.

Activen el sonido en la curul de la diputada Beatriz Paredes Rangel.

El diputado Beatriz Elena Paredes Rangel
(desde su curul):

Con fundamento en el artículo 102, señor Presidente y en virtud de que el tema del tiempo volvió a mencionarse, quiero expresarle que el grupo parlamentario del PRI tiene plena confianza en la mesa directiva para la determinación de los tiempos. Que la observación que hizo el diputado Andrade, fue en función de que no estaban operando los relojes y en este reloj señalaba un tiempo concluido. Pero respetamos la determinación de los tiempos que determine la mesa directiva.

El Presidente del Congreso:

Tiene el uso de la palabra el diputado Felipe Calderón Hinojosa.

El diputado Felipe de Jesús Calderón
Hinojosa:

Con su permiso, señor Presidente; honorable Congreso de la Unión; mexicanas y mexicanos:

El día de hoy inicia un nuevo Gobierno y con él, una nueva época para el país.

La nueva era política está llamando a todos a asumir nuevos roles y nuevas responsabilidades. Esta fecha marca también el fin del antiguo régimen posrevolucionario; sin embargo, no se trata ni del fin de la revolución ni de sus ideas, sino de sus deformaciones que le dieron un rostro inadmisible para México, el del corporativismo, el del fraude, el del control compulsivo de la sociedad y el de la corrupción.

Al mismo tiempo, se consolida el nuevo régimen democrático que entre millones de ciudadanos hemos construido. Este solo dato, el democrático, es suficiente para que todos los mexicanos, sin distinguidos, podamos sentirnos orgullosos.

Acudo a esta tribuna de la nación a nombre de los legisladores del Partido Acción Nacional, el partido al que pertenece el próximo Presidente de la República. Lo hago también a nombre de millones de mexicanas y mexicanos que el 2 de julio votamos decididamente por Vicente Fox y por el PAN. Hoy para nosotros el cambio de Gobierno, el cambio democrático por el que tanto luchamos, nos llena de alegría y de esperanza.

Hace 61 años que, como partido político, nos propusimos firmar y fortalecer la conciencia democrática de los mexicanos y contra toda esperanza razonable entonces, tener acceso al ejercicio democrático del poder.

Hoy lo hemos logrado. Por eso para muchos mexicanos, jóvenes y viejos, mujeres y hombres que han ofrendado lo mejor de su vida por la democracia, éste es un verdadero día de fiesta. Este es el punto de llegada de un camino que viene de muy lejos.

Durante décadas México vivió sin democracia, la falta de oportunidades concretas de alternancia generó al mismo tiempo mecanismos de impunidad que empobrecieron a la nación, agotaron sus recursos y ofendieron a los ciudadanos.

Es cierto, en estas décadas México alcanzó una base de desarrollo; sin embargo, lo alcanzado palidece respecto de las oportunidades que hemos perdido como país.

En pleno Siglo XXI uno de cada 10 mexicanos adultos aún no sabe leer ni escribir, cuatro de cada 10 viven por debajo de la línea de pobreza. Nuestros recursos naturales se agotan aceleradamente y en bastas zonas del país nuestro campo se queda sin agua. La inconformidad social se multiplica y se acumulan los expedientes abiertos y los conflictos sin resolver.

Los niveles de inseguridad crecen y el narcotráfico tiende a copar los ámbitos del poder político, policiaco y aún en algunos casos el militar.

Somos la treceava economía del orbe, sí, pero nuestro ingreso per capita, siquiera alguno de los primeros 40 lugares en el mundo.

Un problema mayor asola a nuestra sociedad: la destrucción del estado de derecho. La ley se incumple deliberadamente, las vías para exigir justicia hace rato que se han alejado de las barandillas y los tribunales. El ciudadano tiene que resignarse a callar el delito del que ha sido víctima y por otra parte, se pretende que los órganos de decisión sean convertidos en rehenes de grupos de presión a fin de que resuelvan a favor de intereses específicos antes que de los intereses nacionales.

México es un país rico por sus recursos y por su gente; sin embargo, es un país profundamente desigual; 43 millones de mexicanos viven en la pobreza y de ellos 26 en la miseria. El 10% de los hogares más ricos concentra casi 40 centavos de cada peso del ingreso nacional, mientras que el 10% de los mexicanos más pobres recibe tan sólo 1 peso 50 centavos de cada 100 del ingreso nacional.

Es por estas razones y por muchas otras que el pueblo de México marcó el 2 de julio un cambio de rumbo. El 2 de julio nació una nueva ciudadanía, un nuevo ciudadano. Un ciudadano que no está dispuesto a resignarse más ante los problemas nacionales. Un nuevo ciudadano decidido a tomar en sus manos el destino de esta gran nación. Un ciudadano harto de ver como las riquezas del país se perdían una a una a manos de la irresponsabilidad, de la incapacidad o de la corrupción.

¡El 2 de julio nació un nuevo México, el cual tiene hoy en esta sesión solemne un momento culminante! Debe reconocerse que esta importante coyuntura tiene la ventaja de que la economía está en situación estable. No existe un problema inmediato de liquidez ni se avizora una de las crisis de sexenio como las que hemos padecido recurrentemente. Al mismo tiempo la economía crece este año a una tasa alentadora.
Sin embargo, el Gobierno que hoy toma posesión tiene tras de sí la enorme carga del pasado. ¡El rezago acumulado durante décadas obligará al Gobierno entrante a enfrentar primero saldos pendientes, antes que nuevos retos!

¡En el largo plazo las finanzas públicas son incapaces de sostener los enormes compromisos de dinero que tiene el Gobierno Federal! ¡Tan sólo las pensiones de los trabajadores del sector público, de los maestros o de los médicos que se jubilen en los próximos años, implicarán obligaciones que el Gobierno en las actuales circunstancias no podría pagar! ¡Además, gran parte del esfuerzo de los mexicanos tendrá que destinarse al ineludible costo de los errores de gobiernos que se van, particularmente asociados a la crisis de 1994!

¡Hacia el largo plazo Vicente Fox recibe finanzas públicas en quiebra, pues con la estructura actual de ingresos técnicamente es imposible hacer frente a las obligaciones de pago futuras ya contraídas por el Gobierno!

Son muchos, muchos y muy graves los problemas nacionales. Pero lo peor de todo es que hemos vivido divididos y confrontados. Durante años la existencia de un partido dominante marcó nuestra vida política con el encono y la división. Estábamos inmersos en la exacerbación de nuestras diferencias. Había un régimen político que nos dividía, que nos enfrentaba, que nos hacía de la convicencia política un agravio constante.

Para bien de este México, ese tiempo ha pasado. ¡El reconocimiento que hizo el PRI de los resultados electorales del 2 de julio, fue un gesto de acreditada calidad democrática que el país agradecerá por mucho tiempo! ¡El viejo régimen no existe más!

Superada aquella dicotomía estrecha de partido hegemónico u oposición, hoy la política tiene una oportunidad extraordinaria: la de discutir los temas en sus méritos y ponernos de acuerdo sin falsos reproches.

Nuestra presencia aquí obedece al mandato de las urnas, ese mandato que eligió gobiernos divididos y congresos sin mayoría, nos obliga a discutir y a definir a fondo y en común el proyecto de país que todos los mexicanos queremos. El mandato de las urnas es que nos pongamos de acuerdo, por el bien de México.

Quizá por primera vez en décadas los mexicanos estamos ante la oportunidad invaluable de escucharnos y de entendernos unos a otros, más allá de nuestras diferencias ideológicas, ¡hagámoslo!

Por la gravedad de los problemas nacionales sólo la conjunción de esfuerzos y voluntades permitirá resolverlos de fondo. Es por lo mismo el momento de tomar decisiones trascendentes con el mayor consenso posible.

Las decisiones de esta hora no serán relevantes ni para este año ni tan sólo únicamente para el periodo presidencial que hoy inicia, serán relevantes para las próximas décadas, para los más de 100 millones de mexicanos del Siglo XXI.

Los legisladores de Acción Nacional convocamos a todos los partidos a que por encima de nuestras divergencias veamos el bien de México, a que encontremos en esta hora decisiva una oportunidad irrepetible para realizar los cambios que sabemos se deben hacer.

No es el momento del mero instinto electoral, sino de la racionalidad política. No es la hora de la mirada de sospecha de la trinchera partidista sino de la visión de Estado que hay, que debe haber en cada expresión política.

¡Por el bien de México convocamos desde esta tribuna y desde esta hora a una gran alianza nacional que permita cambiar a México sin odio y sin violencia!

¡Convocamos desde ahora a construir los acuerdos nacionales que propicien las reformas sin las cuales está en juego la viabilidad de México como nación!

¡Invitamos también a todos los mexicanos a cambiar, a asumir con más responsabilidad nuestras tareas en el trabajo, en el hogar, en la escuela, en el campo; a ser ciudadanos y mexicanos mejores; a cumplir la ley y a cumplirle a México. Desde siempre, pero más a partir de este momento histórico, todos los mexicanos hemos de pensar en el país!

¡En esta hora crucial para México cada mexicano tiene la obligación de pensar y decidir pensando en México. Tenemos la obligación de que con altitud de miras imaginemos ese México diferente, imaginarlo como un país pleno, justo, ordenado, un país que recupere su medio ambiente, un país donde cada padre o madre de familia pueda encontrar empleo digno para darle de comer a sus hijos, un país que eduque y forme integralmente a sus niños y jóvenes y los prepare para un futuro venturoso!

¡En esta hora crucial de México hoy hemos de comprometernos juntos a luchar porque no termine esta década sin que hayamos educado al último analfabeta! ¡Hemos de soñar y luchar por un México donde la muerte por desnutrición sea tan sólo un mal recuerdo!

Ciudadanos mexicanos: se cierra una página triste en la historia nacional, queda el recuerdo y la herida de un México oprimido, empobrecido, saqueado. Hoy comienza también a escribirse una nueva. ¡Escribámosla juntos, escribámosla todos! ¡Tracemos en esa página el México por el que luchamos, el México que soñamos, el México que queremos! ¡Tengamos la audacia para imaginarlo y el coraje para construirlo! ¡En esta página nueva escribamos un México integralmente desarrollado, un México que sea patria firme, próspera, fuerte, alegre, una patria ordenada y generosa con una vida mejor y más digna para todos!

¡Con el esfuerzo de todos, este México diferente, este México ganador, este México nuevo vendrá y será esta tierra, más que nunca, un hogar limpio, seguro y digno para nosotros y para nuestros hijos!

El Presidente del Congreso:

Gracias, diputado Felipe Calderón Hinojosa.

Se concede el uso de la palabra, hasta por 15 minutos, al senador Enrique Jackson Ramírez, a nombre del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional.

El senador Jesús Enrique Jackson Ramírez:

Con su permiso, señor Presidente; honorable Congreso de la Unión; compañeras legisladoras; señores legisladores; señoras y señores:
Las legisladoras y los legisladores del Partido Revolucionario Institucional, acudimos con convicción democrática y con orgullo republicano a esta ceremonia de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.

De nueva cuenta, la transmisión del Poder Ejecutivo se lleva a cabo en paz, en orden y en armonía y se hace frente a los ojos de la nación toda y ante la presencia de naciones amigas que mucho nos honra y estimula.

Quienes reclamamos como origen y proyecto la revolución social de 1910, quienes desde 1929 nos comprometimos con la democracia, hoy celebramos la firmeza de las instituciones que todos hemos construido, instituciones que permiten ahora la alternancia sin turbulencias ni zozobras. Ante este Congreso, el Congreso de la Unión, depositario de la soberanía nacional, se inaugura una nueva administración surgida del mandato de las urnas pero se inicia también una nueva relación entre los poderes Legislativo y Ejecutivo de la Federación.

La voluntad soberana, libre, auténtica, decidió confiar la conducción de la Administración Pública Federal a un ciudadano postulado por una alianza de partidos, a la que no le confirió la mayoría en el Poder Legislativo, el cambio, el cambio expresado aquí en las urnas no es patrimonio de institución y de partido alguno, ésta es una histórica decisión que es fuente de aquí para adelante, de nuevas responsabilidades políticas, obliga por igual al Congreso y al Presidente. Del Ejecutivo esperamos y demandamos en el marco de la Constitución, un desempeño responsable, serio, eficaz.

La nueva relación entre los poderes abre espacios para ahondar en la construcción de la democracia, una democracia ajena a caudillismos iluminados; ajena también igualmente, a la confrontación estéril. Convencidos estamos los priístas, de que las mexicanas y los mexicanos hemos decidido continuar con los cambios en este siglo, con cambios trascendentes, con cambios que no se agoten en cargos y personas, cambios que abran nuevas rutas para la nación; el cambio que México reclama, el cambio por el que los legisladores priístas pugnaremos sin descanso es la socialización del poder, un poder público más cercano a la sociedad.

El cambio con el que los legisladores priístas nos comprometemos exige, demanda, la construcción de un nuevo entramado de relación entre los poderes y los grupos sociales. Son tiempos, es tiempo de nuevos equilibrios entre gobernados y gobernantes; nuevos equilibrios, nuevas corresponsabilidades surgidas de un diálogo franco, abierto, respetuoso entre el Legislativo y el Ejecutivo.

No hay en nuestras consideraciones nada predeterminado ni aprobaciones ni vetos ni pronósticos ominosos ni deseos ocultos, sólo será la justicia, la justicia y no la revancha, la que invariablemente oriente nuestro proceder. Al país lo desaniman amenazas y venganzas.

En el horizonte mexicano, no hay espacio para protagonismos, tampoco para aventuras de quienes pretendan rescatar y ejercer esquemas ya superados de autoritarismo.

Sigamos empeñados todos en la tarea para despersonalizar el poder. En los hechos, legisladores y gobernantes estamos obligados a desterrar de una vez y para siempre cualquier intento por encontrar en el pasado la justificación de ineptitudes y desaciertos y menos encontrar y buscar en el pasado, espacios para evadir la responsabilidad por incumplimiento de promesas y dichos de campaña.

No podemos renegar de lo realizado, mucho menos negarlo; es inmoral. Reconozcamos todos que las condiciones con las que México inicia el milenio nos permiten ver con optimismo un futuro compartido. Ahí, en la esperanza del futuro y no en la culpa, es donde está la fuerza de la nación. Frente a nosotros, legisladores y titular del Poder Ejecutivo, se presenta el reto de superar desigualdades y rezago, de cancelar injusticias y de abrir un horizonte cierto, seguro para más de 100 millones de mexicanos.

El tiempo es de entrega y no de mezquindades. Construyamos, pues juntos oportunidades francas, de justicia y desarrollo para todos; demos cauce a la redistribución equitativa de la riqueza; ofrezcamos a los mexicanos espacio para su desarrollo y progreso.

Por nuestra parte, los legisladores priístas seremos leales, leales en la defensa de la soberanía nacional, de la democracia, de las libertades y de la justicia social; seremos leales con nuestra patria, no escatimaremos esfuerzo alguno en la defensa del estado de derecho; en la consolidación del régimen federal y en la preservación irreductible del carácter laico y plutriétnico del Estado mexicano.

Intransigentes seremos frente a los abusos, la opresión, el autoritarismo y ante la pérdida o menoscabo de la identidad nacional; intransigentes también seremos a toda intentona por reducir el patrimonio, la soberanía y la dignidad de la nación mexicana.

Esta es la orientación de nuestro quehacer político, así será el trabajo legislativo de los priístas desde la oposición; no olvidaremos, como ha sucedido a otros, tantas veces, que la oposición constituye también compromiso y propuestas viables, ofertas y esperanzas alternas. Las mexicanas, los mexicanos pueden contar con la serenidad, con la prudencia, con la capacidad, con la firmeza, con el patriotismo de los legisladores priístas, pueden contar, las mexicanas y los mexicanos pueden contar con un partido garante de la estabilidad nacional, un partido que asume su papel para asegurar la gobernabilidad el país; un partido que promueve la concordia y la unidad entre los mexicanos.

Señoras y señores: quien hoy recibe ante el Congreso de la Unión la titularidad del Poder Ejecutivo, recibe un México rico en el talento de su gente; recibe un México orgulloso de su independencia; recibe un México con la esperanza firme de que juntos, mexicanas y mexicanos sabremos construir una patria más generosa, más libre y un México más justo para todos.

¡Que viva México!

Muchas gracias.

El Presidente del Congreso:

Gracias, señor senador Enrique Jackson Ramírez.

Honorable Asamblea; compañeras y compañeros legisladores: permítanme a nombre del honorable Congreso de la Unión y de cada uno y cada una de ustedes, distinguidas señoras y señores legisladores, ofrecer a los excelentísimos jefes de Estado, al cuerpo diplomático, a las misiones diplomáticas y a los parlamentarios y congresistas de las naciones amigas y hermanas aquí presentes, darles la más entusiasta bienvenida y nuestro mayor y más cálido agradecimiento por su solidaridad con el pueblo mexicano, por asistir a esta ceremonia solemne, republicana, democrática, representativa y de gran significado para la historia de México. Su presencia nos confirma con gran satisfacción que México tiene muchos y muy buenos amigos.

Los senadores y los diputados de México tenemos todo el deseo y toda la convicción de seguir contribuyendo a fortalecer nuestra amistad con todos ustedes y con la comunidad internacional, contribuyendo con acciones por la paz, por el respeto y la cooperación por el desarrollo económico de las regiones, con justicia y equidad y con la corresponsabilidad de compartir grandes retos que enfrentan nuestras naciones.

Bienvenidos, ésta es su casa. Gracias a todos ustedes por estar aquí.

RECESO

El Presidente del Congreso (a las 10:48 horas):

Se declara un receso en espera del Presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León y del presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox Quesada.

Receso.


(A las 10:58 horas). Se reanuda la sesión.

Ruego a todos los presentes ocupar su lugar.

Esta Presidencia solicita la colaboración y comprensión de las legisladoras y de los legisladores para ocupar de inmediato su lugar.

Se invita a los presentes a entonar el Himno Nacional.

(Se entona el Himno Nacional.)

BANDO SOLEMNE

El Presidente del Congreso:

La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, de conformidad con el artículo 74 fracción I de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, expidió el bando solemne el 7 de septiembre de 2000, mismo que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación del día 8 del mismo mes y año y en el cual se dan a conocer los puntos resolutivos de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación del día 2 de agosto, por los que dicho órgano jurisdiccional declaró:

Señor Secretario, ruego a usted dar lectura a los resolutivos del bando.

El secretario José Manuel Medellín Milán

Primero. Es válida la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, celebrada el 2 de julio de 2000.

Segundo. De acuerdo con el cómputo final de la elección, el ciudadano Vicente Fox Quesada es el candidato que obtuvo el mayor número de votos en la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

Tercero. En consecuencia, el ciudadano Vicente Fox Quesada es presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, para el periodo comprendido del primero de diciembre de 2000 al 30 de noviembre de 2006.

Servido, señor Presidente.

PROTESTA CONSTITUCIONAL

El Presidente del Congreso:

Conforme al artículo 87 constitucional, el Presidente, al tomar posesión de su cargo, deberá prestar la protesta como Presidente de la República, ante el Congreso de la Unión.

Pido a todos los presentes ponerse de pie.

El presidente electo Vicente Fox Quesada:

"Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión, por los pobres y marginados de este país y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande.

ACTO DE TRANSMISION
DEL PODER EJECUTIVO


(El Presidente saliente, Ernesto Zedillo Ponce de León, se quita la Banda Presidencial, la entrega al Presidente del Congreso, y éste, a su vez, la deposita en manos del Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, quien se la coloca por si mismo.)

MENSAJE PRESIDENCIAL

El Presidente del Congreso:

Se concede el uso de la palabra al Presidente de la República, ciudadano Vicente Fox Quesada.

El Presidente de los Estados Unidos
Mexicanos, Vicente Fox Quesada:

Hola Ana Cristina, hola Paulina, Vicente y Rodrigo; honorable Congreso de la Unión:

He asumido la alta responsabilidad de Presidente de la República protestando respetar la Constitución y las leyes que en ella tienen su origen.

Lo he hecho también de frente a mi conciencia y teniendo presentes los valores y principios morales que me comprometen.

Vengo a este solemne acto portando no sólo mis convicciones personales, sino los sueños y anhelos de cambio de todos los mexicanos.

No es posible pasar por alto que asumo la titularidad del Poder Ejecutivo en nuevas condiciones. La decisión soberana de los electores del 2 de julio no tiene precedente.

Nadie puede arrogarse la autoría de este logro, pero a nadie puede regateársele su contribución.

Al desarrollo de esa jornada acudimos millones de mexicanas y mexicanos, en todos los rincones del país para emitir nuestro voto. Todas y todos participamos en esta fiesta cívica.

Quizá por primera vez en nuestra historia no hubo quien llegara tarde, ni quien se rezagara. Nada impidió la libre expresión de nuestra voluntad democrática, nadie murió aquél día para hacerla posible, al final el triunfo fue de todos.

A la cita acudieron también las instituciones electorales, los partidos políticos y sus candidatos. El entonces presidente Ernesto Zedillo, reconoció el mandato que la ciudadanía expresó en las urnas y con ánimo republicano facilitó la transición entre su administración y el Gobierno que presido a partir de hoy. Por ello expreso el más orgulloso reconocimiento a todas las mexicanas y mexicanos que el 2 de julio renovamos nuestro pacto político con civilidad y concordia.

La presencia de los jefes de Estado y de Gobierno y las misiones diplomáticas de alto nivel que hoy nos acompañan, es un signo de confianza que inspiran nuestras perspectivas de cambio.

Agradezco también la presencia de destacados representantes de la vida política, económica, cultural del mundo. Reciban ustedes nuestro agradecimiento y lleven a sus países, la manifestación de la gratitud y solidaridad de la sociedad mexicana.

Las mexicanas y los mexicanos demostramos en las pasadas elecciones nuestra voluntad y decisión de fincar sobre bases democráticas, los nuevos cimientos de la nación en el Siglo XXI.

Este cambio democrático que entró en su fase decisiva el 2 de julio, es resultado de un largo afán colectivo. Se gestó durante varias décadas con el sacrificio y la entrega de muchas y muchos mexicanas y mexicanos excepcionales que lucharon en distintas trincheras para hacer posible lo que ahora vivimos.

Evoco con devota emoción a don Francisco I. Madero; su sacrificio en pos de la democracia no fue en vano. Hoy, al cierre de una etapa histórica marcada por el autoritarismo, su figura se levanta de nuevo como un hito que marca el rumbo que nunca debió abandonarse.

Rindo homenaje a los hombres y mujeres que fundaron organizaciones y partidos políticos, a los que por encima del triunfo personal creyeron y enseñaron a creer en el triunfo de un México democrático, a quienes hicieron de cada esquina una tribuna hasta obtener este triunfo para la democracia. Pienso en José Vasconcelos, en Manuel Gómez Morín, en Vicente Lombardo Toledano, en Valentín Campa, en José Revueltas, en Manuel Clouthier, en Salvador Nava, en Luis Donaldo Colosio, en Heberto Castillo y en Carlos Castillo Peraza, entre otros muchos hombres y mujeres de este país. Hombres de signos políticos diversos, pero de una misma convicción democrática; todos ellos estarán hoy y siempre presentes en nuestra memoria.

En esta nueva época de ejercicio democrático, el Presidente propone y el Congreso dispone. Esa es la nueva realidad del poder en México.

El presidencialismo tradicional impuso por muchos años su monólogo. Ahora más que nunca gobernar es dialogar. La fuerza de la nación no puede venir ya de un solo punto de vista, de un solo partido o de una sola filosofía. Ahora como nunca, es necesario el entendimiento, el acuerdo y la convergencia entre los distintos actores políticos, económicos y sociales, los diferentes intereses legítimos y las diversas visiones ideológicas.

Convoco a todas las fuerzas políticas a construir sin prejuicios, una relación digna, transparente y sin servidumbres, a un intercambio franco y espontáneo de argumentos y razones con el nuevo gobierno para avanzar juntos en el encuadramiento jurídico del proceso de cambio.

Por mi parte, alentaré una relación cimentada en negociaciones permanentes con lo grupos parlamentarios que aquí concurren, para que en el proceso de coincidencias y discrepancias, alcancemos las reformas que eleven la legitimidad de las instituciones públicas y sus decisiones.

En esta sesión solemne ratifico el compromiso de mi gobierno, de rendir cuentas ante esta representación nacional, tan amplia y frecuentemente como sea necesario.

Instruyo a los miembros del gabinete a atender, con disposición y prontitud, semana a semana, los requerimientos de este honorable Congreso y de sus comisiones.

Los ciudadanos demandan una mejor justicia, la consolidación de la autonomía del Poder Judicial de la Federación y la independencia de sus integrantes tendrán en el Ejecutivo a mi cargo a su mejor aliado. En esta ocasión solemne asumo el compromiso de hacer todo lo que esté a mi alcance a fin de reforzar la capacidad de los órganos jurisdiccionales federales, para determinar la constitucionalidad de las leyes de la República y la legalidad de los actos de la administración pública.

Me honra asumir por disposición constitucional el comando supremo de las fuerzas armadas, con honor y dignidad. Los soldados de México han sido fieles desde su juramento a favor de la nación, su lealtad a la República, el estricto cumplimiento de sus deberes constitucionales, su actuación ejemplar en el combate al narcotráfico y la protección civil y su respeto a los procesos políticos del país han constituido una garantía fundamental de la democracia.

El gran reto de la reforma de Estado, es inaugurar un nuevo futuro político después de 71 años. Ello nos obliga a ser audaces, para romper paradigmas, inercias y atavismos de una cultura política que ha visto en el acuerdo un acto de capitulación y en la coincidencia política prueba plena de cooptación.

Sólo por la vía de franquear el paso a una era de democratización profunda de la vida nacional, la reforma del Estado podrá satisfacer las expectativas sociales de cambio.

Ello demanda una propuesta programática concensada, de largo alcance, cuya factibilidad no se agote en un acuerdo de coyuntura. El origen de muchos de nuestros males se encuentra en una concentración excesiva de poder, la reforma del Estado deberá garantizar el fortalecimiento de un ejercicio del poder cada vez más equilibrado y democrático.

Deberá garantizar también la modernización política del país, por la vía de asegurar un estado de derecho pleno, equidad en la distribución de la riqueza, racionalidad de la estructura administrativa del Gobierno, institucionalización plena del ejercicio del poder público, una amplia participación social en sus decisiones y la preparación para enfrentar los retos de la globalización.

La alternancia no va a cerrar por sí sola el proceso de transición, invito a todos cuantos tienen competencia para conducir la reforma del Estado, a que juntos propongamos al país las iniciativas necesarias para un cambio sustantivo de régimen político.

Procedamos con sensatez y valentía, a demoler todo vestigio de autoritarismo y a edificar una genuina democracia.

La Constitución que nos rige ha sido excesivamente deformada; necesitamos reconstruir el consenso nacional de largo plazo en torno a una Ley Suprema acorde con nuestras mejores tradiciones y con los requerimientos del Siglo XXI.
Estabilidad política y cambio democrático se condicionan de manera recíproca; es prácticamente imposible aislarlos sin perder eficacia y es una ilusión suponer que se dará el uno sin la otra. Juntos debemos de encontrar la fórmula para abordar todos los cambios que la nación demanda, sin perder la eficacia en la conducción del Gobierno.

Para garantizar una democracia eficaz y una eficacia democrática, asumo el compromiso de promover siete reformas medulares, recogidas durante mi campaña presidencial como el mandato de cambio de los mexicanos:

Una reforma que consolide el avance democrático, para que toda persona pueda hablar con libertad y ser escuchada.

Una reforma que avance en el combate a la pobreza y en la igualdad social, para que ninguna madre carezca de dinero suficiente para comprar la leche de sus hijos.

Una reforma educativa que asegure la formación del mejor capital humano y para que ningún joven en nuestro país, así sea el de condición más humilde, se quede sin alcanzar su proyecto educativo por falta de recursos.

Una reforma que garantice el crecimiento con estabilidad en la economía, para que nunca más nuestros jóvenes tengan que dejar su hogar y emigrar a otro país.

Una reforma que descentralice facultades y recursos de la Federación, para darles mayor vitalidad a los estados, los municipios y las comunidades.

Una reforma que asegure la transparencia y el rendimiento de cuentas en la tarea de gobierno, para anular la corrupción y el engaño.

Una reforma que abata la inseguridad y cancele la impunidad, para que toda familia pueda dormir tranquila.

No se puede hacer política rindiendo culto a nuestras diferencias. Las diferencias políticas e ideológicas, consustanciales a toda sociedad democrática, antes que dividirnos nos enriquecen. Es imprescindible convertir esa valoración en premisa básica de la nueva convivencia mexicana, para pasar de un pluralismo polarizante a una relación plenamente civilizada entre los distintos actores políticos.
Tenemos toda una historia por delante que es imprescindible empezar a construir sobre un diálogo propositivo y en el marco de una relación madura entre los actores políticos, que conduzca la lucha con ética y respeto y no como un pleito por el poder.

Aceptemos con realismo que la democratización plena del país es una causa nacional que difícilmente surgirá de iniciativas partidistas aisladas; todos estamos limitados por la correlación de fuerzas, lo que significa que ninguna expresión política podrá impulsar cambio alguno en forma independiente.

En una sociedad plural no caben las intransigencias, las visiones únicas ni las verdades absolutas; la tolerancia es imprescindible para consolidar la pluralidad de nuestra sociedad y para avanzar a una transición concertada en cuanto a modalidades, fines, etapas y plazos. Lo que está en juego en los próximos seis años no es sólo el cambio de un partido en el poder, está en juego algo mucho más significativo y profundo: la esperanza de millones de mexicanas y mexicanos. Aquí encuentra el proceso de convergencia democrática su verdadero valor histórico, su sustento ético, moral y político. Ese es el verdadero reto en esta etapa de transición. Dar respuesta a la esperanza de todas y todos a través del encuentro entre las diferentes fuerzas políticas y sociales de la nación.

Como muchos de ustedes en este recinto y al igual en todo nuestro país, yo crecí en un rancho, en un ejido y todos en el campo sabemos que la mayor cosecha es la que crece del híbrido de distintas semillas, porque aún la naturaleza obtiene su mayor fuerza en la diversidad. Así es como la gente del campo alimentamos mejor el ganado y el obrero forja los metales más fuertes.

Todas y todos en este Congreso, todos quienes nos escuchan y ven en toda la nación, debemos saber que la diversidad es el fundamento de nuestro futuro; nuestras ideas, nuestra energía, nuestro trabajo son los ladrillos, el pico y la pala; el acero templado para construir el nuevo México.

El estricto respeto a la libertad de expresión, es garantía irrenunciable de desarrollo democrático. Su preservación es el compromiso primero de todo estado democrático. Creo firmemente que los medios de comunicación nacen de la libertad y sólo en ella pueden cumplir su responsabilidad ética de informar a la sociedad.

Mi gobierno observará un absoluto respeto a esa libertad fundamental de informar y disentir; escucharemos y atenderemos el escrutinio ciudadano de la opinión de la ciudadanía. Me comprometo con una nueva ética que supere el vicio histórico de una cultura oficial que privilegió el control y la manipulación de la información sobre los asuntos políticos en demérito de su oportunidad y veracidad.

En el umbral del nuevo milenio, un centralismo absorbente y un federalismo simulado impiden que México sea un auténtico Estado Federal. Tenemos que encontrar nuevas vías para conducir las relaciones del Ejecutivo Federal con los gobiernos estatales a través de formas ajenas al cómodo mecanismo de control político y financiero subyacente en el actual sistema. A fin de replantear sus términos, hoy convoco a una gran alianza federal para diseñar un esquema coherente en el que cada uno de los ámbitos Federal, estatal y municipal lleve a cabo con eficiencia y transparencia las labores que le son encomendadas.

Abrir la política y el ejercicio del poder a la participación y control desde la base social, será un objetivo central de mi gobierno. Acepto el mandato popular de consolidar la democracia a través de fórmulas relacionadas con la democracia directa como el plebiscito, el referendum y la iniciativa popular. En un sistema políticamente moderno, tales instrumentos debidamente reglamentados, permiten que la ciudadanía manifieste su sentir de manera precisa y proporcione orientaciones enriquecedoras.

La sociedad que queremos exige terminar con toda forma de discriminación, haremos realidad nuestros compromisos de eliminar toda forma de discriminación y exclusión de los grupos minoritarios. El objetivo es que no haya entre el ser humano y otro, más diferencia que las que señala su compromiso con la libertad, la justicia y la fraternidad.

Los mexicanos aspiramos y merecemos vivir en la certeza de la legalidad, en la que el ejemplo del Gobierno haga del orden legal una realidad cívica. Caprichos e insuficiencias en la aplicación de la ley, explican muchos de nuestros males sociales.
En México el uso de la violencia ha sido una prerrogativa del Gobierno más que del Estado. No pocos actos de coerción del Estado han sido motivados por conveniencias políticas de algún funcionario o grupo de poder, la enemistad personal o la discrepancia política con quienes detentan el poder, ha sido causa frecuente para que el ciudadano común sea víctima de la fuerza del Estado.

Para gobernar y preservar la seguridad política de Estado, no es válido usar aparatos de espionaje, de vigilancia o intimidación en contra de partidos, sindicatos, organizaciones sociales, personajes políticos o líderes de opinión. Un gobierno que espía para saber lo que la gente está pensando, es porque no está escuchando. Mi gobierno no tolerará que continúen impunemente estas prácticas. La represión nunca más será medio para resolver diferencias políticas. Mi gobierno no distraerá a los órganos de seguridad para disuadir a sus críticos o para neutralizar a sus opositores mientras que el Estado carece de información indispensable para la seguridad nacional.

Los peligros que asechan a la seguridad colectiva de los ciudadanos, los riesgos para la seguridad nacional y las contingencias de carácter natural o humano que debemos anticipar y evitar, nunca provienen del ejercicio de la libertad. México no será ya más una referencia de descrédito en materia de derechos humanos. Vamos a protegerlos como nunca, a respetarlos como nunca y a consolidar una cultura que repudie cualquier violación y sancione a los culpables.

La corrupción ha dejado exhausta la credibilidad social en el Gobierno. La prepotencia y arbitrariedad han configurado el resto de su imagen. Tales excesos mantienen en la agenda pública el reclamo social de restituir autoridad moral al ejercicio del Gobierno. La solución no es tan sólo más leyes o leyes más duras; se requiere sobre todo que su aplicación se dé en un marco de plena certeza. Esa es la mejor alternativa. Combatiré estos males con el rigor y el imperio de la ley, con todo el poder del Presidente de la República. Pero también con la fuerza sencilla y poderosa del ejemplo.

Las decisiones de mi gobierno tendrán congruencia histórica. Pero no aceptaré que sea el pasado el que decida la suerte y las expectativas de nuestro porvenir. La historia se hace viendo siempre hacia adelante. Pero ninguna relación con el pasado es saludable si no está fincada en la verdad.

Sin sustituir a las instancias de procuración e impartición de justicia me propongo abrir lo que ha permanecido cerrado en episodios sensibles de nuestra historia reciente e investigar lo que no ha sido resuelto, mediante una instancia que atienda los reclamos por la verdad, de la mayoría de los mexicanos.

No es posible contener la justa indignación social. Los grandes corruptos del pasado, del presente y del futuro, rendirán cuentas; no habrá para ellos borrón y cuenta nueva. No habrá piadoso olvido para quienes delinquieron. Tampoco habrá tolerancia para quienes pretendan continuar con privilegios hoy inaceptables. Sin embargo, ningún acto relacionado con el pasado estará inspirado por resentimiento alguno, venganza, ansias de reivindicación personal o aspiraciones a reinterpretar la historia.

No daremos cuartel a la delincuencia. No descansaremos hasta que vivamos seguros, sin temor ni angustia, hasta que disfrutemos de la vida sin asaltos ni vejaciones. Abordaremos el rompecabezas de la inseguridad con la fortaleza de la ley y las instituciones, pero también con medidas que hagan desaparecer la desigualdad extrema y la marginación.

Las medidas policiacas desvinculadas del contexto social corren el riesgo de tomarse en represión y no sirve apostarle al autoritarismo cuando la criminalidad no es sólo producto de la debilidad de las fuerzas de seguridad. No hay cuerpo policiaco capaz de contener hambre y desempleo.

Reconocer con objetividad la realidad, sin deformaciones ni complacencias, es una premisa básica para mejorarla. No obstante que existe estabilidad en las principales variables macroeconómicas, seguimos sin alcanzar el viejo anhelo de moderar opulencia e indigencia.

Recibo este gobierno con una economía en marcha, ciertamente, pero con un presupuesto con muy escaso margen de maniobra para responder a los enormes rezagos sociales.

A lo largo de mi campaña, a lo largo de mi campaña electoral observé grandes potenciales humanos y naturales, desaprovechados en todo el país. Niños sin escuela, jóvenes sin futuro ni perspectivas de avance, desintegración familiar, marginación y discriminación, profesionistas y técnicos altamente capacitados, sin otra alternativa que el desempleo y el subempleo, madres solteras sin preparación como único sostén de sus hogares, ancianos sin apoyo ni recursos para pasar con tranquilidad la última etapa de su vida.

La responsabilidad gubernamental acumulada es enorme en materia social. El más mínimo sentido común señala la falsedad de la tesis que afirma que es preciso frenar el nivel de vida de la población en aras de la salud de la economía. Sostengo enfáticamente que la justicia social es parte de una economía eficiente, no su adversaria. Es hora de reconocer que ni todo puede ser resuelto por el Estado ni todo puede ser solucionado por el mercado.

Dicho de otro modo: ni el Estado todo ni el individuo solo.

Es mi convicción que el voto por la democracia es inseparable del voto por la equidad social. Podemos cerrar los ojos a la miseria y a la mar ginación, podemos vivir con más delincuencia, menos agua, menos bosques y un ambiente más contaminado, podemos fingir que no vemos la corrupción, la pobreza ni el desempleo. Si lo hacemos, estaremos traicionando a quienes han luchado por el cambio.

México ya no quiere ni puede sobrevivir entre islas de riqueza y prosperidad rodeadas por mares de miseria. Desde hace mucho tiempo millones de mexicanos y mexicanas resisten la sobrecarga de la marginación y la pobreza. Quienes la padecen tienen justos reclamos que formular a la sociedad, al Estado y a mi Gobierno.

Estoy convencido de que la economía debe recuperar la dimensión moral y humanista para darle sentido y rumbo. Estoy convencido también de que la calidad de vida de una sociedad no se mide únicamente por su capacidad para generar riqueza, sino sobre todo por la equidad para distribuirla.

Trabajaré con todos y por todos, pero buscaré atender siempre primero a quienes esperan la justicia desde tiempo inmemorial, a quienes cotidianamente sufren la miseria, el abandono, la ignorancia y la violencia.

La educación, ya vamos, ya vamos, tranquilos.

La educación de calidad, el empleo y el desarrollo regional serán las palancas para remover de una vez por todas el ciclo de la pobreza que es iniquidad, injusticia, discriminación y exclusión.

Con las comunidades indígenas tenemos una deuda que habremos de saldar. Los pueblos originarios de estas tierras siguen sufriendo una intolerable situación de injusticia y desigualdad. Desde mi campaña lo ofrecí y hoy lo refrendo. Como Presidente Constitucional de la República he estado, estoy y estaré comprometido con una nueva relación entre los pueblos indígenas y el Estado mexicano.

Trabajaré sin descanso hasta lograrlo. Aplicaré programas dirigidos al mejoramiento de sus comunidades, que ellas mismas habrán de administrar. Reitero clara e inequívocamente que esta tarea es y será desde este momento responsabilidad directa del Presidente de la República. Que en el cumplimiento de este compromiso voy por delante.

Sin embargo, todo esfuerzo será insuficiente sin la participación plena, constante, de los propios pueblos indígenas y sus representantes en las deliberaciones, en las propuestas y en las decisiones nacionales.

Hermanas y hermanos de las comunidades indígenas; a mis amigas y amigos de los pueblos indígenas:

Permítanme dirigirme a ustedes de manera especial, de manera especial para que sea el mañana el que florezca. Como Presidente de México asumo responsablemente el compromiso de crear condiciones que hagan posible la participación permanente de todos y cada uno de ustedes, de sus comunidades y sus pueblos. En la construcción de los marcos legales que garanticen, dentro del Estado nacional, el ejercicio pleno de su autonomía y su libre determinación en la unidad nacional, para que sea el mañana el que florezca.

¡Nunca más un México sin ustedes! En México y en Chiapas habrá un nuevo amanecer.

En Chiapas, en Chiapas serán las acciones, no las palabras huecas, el eje vertebral de una nueva política federal y presidencial que conduzca a la paz. Fue mi palabra empeñada enviar a este Congreso de la Unión, como iniciativa de ley, el documento elaborado por la Cocopa, que sintetiza el espíritu de los acuerdos de San Andrés y éste será mi primer acto de mi Gobierno en referencia a este Congreso. ¡El próximo martes tienen aquí tal iniciativa!

Convoco a los y las legisladores, a las fuerzas y partidos políticos, para que deliberen con plena responsabilidad el tema capital que aquel documento entraña: el del Estado, la sociedad y los pueblos indígenas de México.

En el ámbito rural buscaremos que los campesinos puedan regresar con los recursos, que puedan progresar con los recursos fruto de su trabajo y no con los que pueda darles el Gobierno. Vamos a pasar de los subsidios, vamos a pasar de los susidios ineficientes a los apoyos productivos que generan riqueza.

La educación será la columna vertebral del desarrollo. Ratifico mi palabra de buscar por todos los medios a fin de elevar el presupuesto para la educación, porque es aquí donde invertimos en el futuro de la nación, es aquí, en nuestra calidad educativa, donde radican las posibilidades de que niños y jóvenes se constituyan en fuerza para la nación.

La universidad pública mantendrá el lugar privilegiado que actualmente ocupa en la formación de profesionales. No está en el orden del día su privatización. Lo que somos hoy en el terreno de las profesiones, las empresas y el conocimiento científico y cultural, es en gran parte fruto de la obra de estas universidades públicas.

Sólo a las respectivas comunidades universitarias corresponde determinar las reformas para preservar sus núcleos de excelencia y adecuarse a los requerimientos impuestos por los avances científicos y tecnológicos, así como por la aparición de perfiles profesionales superiores, derivados de los nuevos conocimientos.

Refrendo la laicidad, el carácter público y la gratuidad que establecen nuestras leyes en la educación que establece el Estado.

Juárez, Juárez, Juárez, Juárez, Juárez, Juárez, bien, jovenes.

Sobre estas bases extenderemos la educación a todas las mexicanas y mexicanos, promoveremos su equidad y nos empeñaremos en la formación de valores, en el desarrollo humano de los alumnos y en la capacitación eficiente para la vida y para el trabajo.
La riqueza cultural de México está en su pluralidad. Octavio Paz nos mostró al mexicano encerrado en su laberinto, escondido detrás de su mascara, lastimado por heridas ancestrales que provocaron sometimiento y frustración. Debemos avanzar y salir al mundo con orgullo y autoestima, convencidos de que lo que nos distingue del resto del mundo es también lo que nos da identidad.

Los chiquillos, los queridos chiquillos de México serán nuestra prioridad, la justificación de todos nuestros empeños. Hoy por la mañana desayuné ricos tamales con niños de la calle, percibí, percibí en sus rostros, percibí en sus rostros el abandono y la injusticia. Cuando asumo ante el pueblo de México cada uno de los compromisos que hago de cara a la nación, está en mi mente el recuerdo de estos niños, a los que ofrecí no fallarles.

Hoy les digo a todas las chiquillas y chiquillos mexicanos y mexicanas, que no les fallaré.

El futuro de México no puede construirse al margen de más de la mitad de su población, las mujeres empeñadas en su mayoría en dos jornadas cotidianas de trabajo, la laboral y la derivada de su atención a los asuntos de hogar y de familia demandan espacios y oportunidades a la altura de su entrega y pasión. Es mi convicción atender este reclamo.

Mi Gobierno se conducirá con perspectiva de género, impulsará una transformación cultural que reconozca los valores y que promueva las medidas para facilitar la plena integración de la mujer en todos los ámbitos de quehacer nacional. En este compromiso empeñaré toda la fuerza de la Presidencia que hoy asumo.

El programa económico de mi Gobierno contempla un compromiso auténtico con la estabilidad y el crecimiento, con las variables macroeconómicas no vamos a jugar, vamos a actuar con plena disciplina, no queremos victorias pírricas en el combate a la pobreza, las medidas de bienestar artificial terminan por confiscar el fruto del trabajo de todos y por aplazar el bienestar que anhelamos. Mantendremos la estabilidad macroeconómica porque representa ese orden sin el cual lo ganado se pierde, pero trabajaremos para convertirla en beneficios tangibles y concretos en los bolsillos de cada mexicana y cada mexicano.

El programa económico que proponemos contempla una participación eficaz y ponderada del Gobierno para promover la equidad entre las regiones, las empresas y los hogares.

Una política de desarrollo empresarial para la pequeña, micro y mediana empresa y una política de economía con sentido social para la micro empresa para los trabajadores por su cuenta. Vamos a emancipar a las mexicanas y mexicanos de menores ingresos de un sistema legal e institucional de crédito que les discrimina.

Comparto la aspiración de construir una relación de respeto, diálogo y objetivos comunes con los obreros y sus sindicatos. Muchas son las metas que habremos de alcanzar, comenzando por la elevación gradual, pero sostenida, del nivel de vida de los trabajadores, pero no hay soluciones mágicas, requerimos aumentar la productividad, crear riqueza y distribuirla al mismo tiempo. Mi Gobierno quiere apoyar este esfuerzo mediante la actualización de la legislación laboral para consolidar derechos, promover el empleo, fomentar la capacitación, la productividad y la competitividad y dar así nuevos cauces a la vida sindical.

La reforma fiscal no es la salida fácil para resolver los problemas de ingreso del Gobierno, es la salida correcta, el México que queremos edificar tendrá una piedra angular en la reforma fiscal integral como vía para estimular el ahorro, las inversiones y transformar la recaudación en motor del desarrollo, sus criterios serán de equidad en las cargas, simplificación del pago y eficacia en la administración.

Su objetivo será disponer de mayores recursos para beneficiar a los más pobres, para incluir a los excluidos.

Pero, sobre todo, los recursos fiscales de la nación serán invertidos en salud, seguridad y educación para la siguiente generación, para tus hijos, para mis hijos y para todos los chiquillos de México.

No es para comprar votos para la siguiente elección, como Presidente de la República pondré en este objetivo sustancial la fuerza jurídica de mis facultades constitucionales, la legitimidad que me otorgó el voto y toda mi voluntad política.

En materia de recursos energéticos, seremos fieles a nuestra historia y atenderemos las previsiones estratégicas frente al porvenir.
En este proceso no, no, no se privatizará a la Comisión Federal de Electricidad, ni, ni se venderá ninguno de sus activos; promoveremos ante este honorable Congreso la apertura a la inversión a fin de salvaguardar los recursos fiscales para invertirlos en hospitales, escuelas, desarrollo de comunidades indígenas y combate a la pobreza. Eso es en donde deben de usarse los recursos fiscales.

En el marco constitucional vigente, Pemex continuará, continuará, continuará como propiedad exclusiva de la nación.

Debe reconocerse sin embargo, que Pemex enfrenta una fuerte rigidez administrativa, presupuestal y normativa que le impiden desarrollarse como empresa eficiente y competitiva. Hoy ratifico que Pemex será transformada en una empresa manejada con criterios de eficiencia y sujeta a criterios de vanguardia a nivel mundial; que Pemex será administrada honestamente. Sera también una empresa con sensibilidad para las regiones, los estados y los municipios en los que opera.

La globalización es el signo de nuestro tiempo pero debemos conciliarla con los intereses de México.

En materia de política exterior rechazamos todo intento de injerencia en nuestros asuntos internos. Condenamos cualquier intención de hacer valer un criterio extraterritorial en la aplicación de leyes de terceros; nos oponemos a las visiones unilaterales y a cualquier trato que infrinja la regla máxima del derecho internacional: igualdad soberana entre las naciones.

Mi Gobierno no dejará solos a nuestros queridos migrantes, a nuestros heroicos migrantes ni a nuestras empresas frente a abusos de la autoridad o prácticas desleales de comercio internacional. Nos aseguraremos que el talento que tenemos por todo el mundo, en nuestras embajadas y consulados se convierta en el mejor aliado de sus derechos y en una verdadera palanca del desarrollo económico de nuestro país.

Una de las cosas que más duelen, es ver cómo cada año cientos de miles de mexicanos, muchos de ellos bien preparados, tienen que emigrar a Estados Unidos y Canadá; muchos, muchísimos de ellos de Guanajuato, efectivamente y de Chiapas y de Tabasco y de la Ciudad de México y de Colima y de Jalisco y de Zacatecas,y de Chihuahua y de todo el país, tienen que emigrar a Estados Unidos y a Canadá para encontrar ahí trabajo y oportunidades que les son negados en su propio país.

A todos ellos reitero el compromiso de que velaré por sus derechos en el extranjero y en su regreso a México.

Aquí haremos lo esencial, trabajaremos para que pronto encuentren las oportunidades que fueron a buscar, porque México les necesita a todos ellos.

Hoy, hoy, hoy propongo democratizar el acceso a los servicios de salud pública, contar con un sistema en el que los beneficiarios tengan voz en las decisiones que les afectan y una mayor libertad en la elección del prestador del servicio, hasta llegar a que cada familia elija a su propio médico.

Si el 2 de julio las mexicanas y mexicanos pudieron elegir a su Presidente, no veo porqué no puedan elegir a su médico.

El cambio implica brindar protección financiera en materia de salud a toda la población, para que al finalizar el sexenio todas las familias mexicanas cuenten con un seguro básico de salud. Implica también que los servicios públicos de salud se otorguen no sólo con calidad, sino con el respeto, la calidez y la sensibilidad que todos queremos ver.

La vivienda es el espacio esencial de las familias mexicanas, es un derecho consignado en nuestra Constitución, es un compromiso central de mi Gobierno que cualquier mexicano y mexicana tenga acceso a comprar, construir, remodelar o rentar una casa de acuerdo a su presupuesto, capacidad de crédito y preferencia.

Los sueños de cientos de miles de mexicanas y mexicanos para contar con un hogar seguro y digno encontrarán respuesta en mi Gobierno.

Los modelos de crecimiento experimentados en las últimas décadas han seguido la estrategia de crecer hoy y limpiar después.

La protección del patrimonio natural de los mexicanos es parte esencial de mi programa de Gobierno.
Promoveremos una economía productiva y competitiva en armonía con el ambiente. Sólo bajo un eje de desarrollo sustentable es que daremos cabida a la inversión productiva y al crecimiento económico.

Difiero radicalmente de la antigua expresión, de que el poder no se comparte; con esa idea se ha prohijado el cacicazgo, el centralismo, el autoritarismo y todas las demás formas perniciosas de ejercer la función pública.

Compartiré el poder y también las responsabilidades; soy depositario del Poder Ejecutivo, no su propietario; jamás me alzaré por encima, jamás me alzaré por encima del marco del origen democrático del cargo que he recibido; nunca será mi propósito concentrar el poder, sino ganar autoridad moral en su ejercicio; no seré un Presidente que lo pueda todo, terminará entre nosotros la época en que el Presidente de la República era omnipresente en el escenario nacional.

Ya no es más una sola persona o un Gobierno el responsable de los destinos de la nación; todos, todas, tenemos en nuestras trincheras cotidianas un papel qué jugar en esta gran lucha a favor de México.

A todos, a todas invito; a todos y a todas convoco a una gran alianza para transitar de la discrecionalidad al estado de derecho, una gran alianza para avanzar de la marginación y el desarrollo; una gran alianza para transformar el pesimismo en esperanza; una gran alianza que fomente la unidad, la concordia y el acuerdo entre mexicanas y mexicanos.

Iniciamos nuestra gestión con un equipo de Gobierno cuyo signo es la pluralidad, se trata de un equipo de funcionarios de convicción democrática y con ideas nuevas que reúnen una adecuada amalgama de inteligencia, lealtad y pericia, capaces, honestos y con sentido de Estado, ajenos por supuesto a una visión política de clan o cofradía.

A ellos, a ellos y a ellas, aquí presentes, quiero expresarles en público lo que les dije en privado: no creo en la habilidad de aquellos políticos que para ser eficaces actúan al margen de toda noción de legalidad. Los recursos indebidos de que se valen y su falta de escrúpulos descalifican cualquier habilidad. Tampoco creo en aquella institucionalidad que obliga a la complicidad y que es pretexto para justificar atrocidades.
Tengo las botas bien puestas en la tierra, a la realidad la veo de frente y nunca le doy la espalda. Gobernaré alejado del culto a la personalidad y de toda concepción patrimonialista del poder.

No buscaré más privilegio que servir a ustedes, a todos ustedes y al pueblo de México.

Esta, esta misma convicción les exigiré a quienes integran mi equipo de Gobierno, les exigiré también cuentas por actos de corrupción y de sus subordinados. Todos debemos de aceptar esta dura carga con gravedad, serenidad y satisfacción.

Las duras jornadas que nos esperan serán sin duda, las mejores que Dios nos haya concedido vivir, pues nada hay más hermoso que servir a la patria.

Creo en mi país y únicamente su interés me compromete. Asumo con orgullo la misión de colaborar en la construcción colectiva de su destino, asignada por la voluntad democrática de los mexicanos.

Como Presidente de la República estaré siempre abocado al cumplimiento de mi mandato con responsabilidad, honradez, eficacia y patriotismo. No toleraré desviación alguna y me cercioraré de que cada peso de los recursos públicos sea bien gastado. Es mi mayor aspiración convertir la esperanza de todos los mexicanos en confianza. Sé perfectamente que habrá muchos obstáculos; la población ha sufrido muchos engaños, la estrategia, en consecuencia no será compleja. Por encima de convencionalismos en mi palabra estará empeñada siempre la mayor sinceridad.

Estoy y seguiré obligado por mis compromisos de campaña, a ellos me apegaré sin reserva.

Los mexicanos aspiramos a un gobierno que sirva con sensibilidad y cercanía a sus intereses, escucharé con obediencia su voz; nutriré mi sensibilidad con una intensa comunicación con organizaciones, grupos y sectores sociales.

Siento una gran responsabilidad ante las expectativas de todas las mexicanas y mexicanos, particularmente de los jóvenes y los chiquillos. Para satisfacerlas, una sola es la consigna: trabajar duro a partir de hoy.
A las niñas y niños que en sus años tiernos tendrán al país en sus manos próximamente, les debemos una mirada confiada y una vida exenta de angustias y de temores. A ellos les responderemos con un crecimiento económico que permita a todos los jefes de familia tener un empleo para vivir con dignidad y decoro. Comenzamos hoy.

No más niños de la calle, no más deserción escolar, no más ilusiones frustradas; para lograrlo, empezamos hoy.

A los jóvenes les ofrezco escuchar siempre sus voces, atender invariablemente el mensaje de sus miradas, compartir la lucha para realizar sus sueños y contagiarme de su simpatía social, de su energía para combatir las injusticias.

Les responderemos con universidades de más calidad y con diversidad de opciones profesionales; con un sistema de becas que reconozca el mérito y el esfuerzo, porque ningún joven debe de ver frustradas sus ambiciones ni el despliegue de sus cualidades y talentos por falta de recursos para estudiar. Para que eso sea efectivo, iniciamos hoy.

A la mujeres y hombres que ocupan las trincheras del trabajo, a las familias, a los maestros y a los profesionistas, a los intelectuales y creadores, a nuestros técnicos y artesanos les debemos un país de leyes, un país seguro. A todas y a todos les responderemos con la recuperación de la seguridad en la ciudad y en el campo a partir, de hoy.

A los jubilados les digo que lucharé por pensiones justas que les permitan vivir con dignidad, con la dignidad que se merecen, hoy.

La construcción del México del futuro no es tarea de una persona, se necesita del trabajo y el compromiso de todas y de todos, cada quien desde su trinchera pero siempre, con pasión y amor por nuestra patria. No basta votar y luego abandonar la participación política.

La responsabilidad no excluye a nadie, al contrario, el cambio verdadero, profundo, radical, vendrá de todos o no vendrá. Hagamos a un lado el pesimismo y la apatía, seamos optimistas sin dejar de tener los pies sobre la tierra.

Con realismo y alegría construyamos el porvenir. Día a día convirtamos nuestro presente, el nuestro, el de nuestras familias en un mejor futuro para todas y para todos. Está en nuestra manos y a nuestro alcance; con el esfuerzo de todas y de todos, todos estaremos mejor, empecemos hoy.

Hemos heredado rezagos y tenemos enfrente tareas por hacer y problemas por resolver; el reto es grande, pero no nos debe de intimidar, no tiene porque hacerlo.

El 2 de julio despertó una intensa emoción entre nosotros y fortaleció nuestro amor por México. Con este triunfo hemos ganado de entrada un nuevo ánimo para encarar los retos del porvenir, no lo perdamos jamas, vivámoslo cada día a plenitud, buscando siempre ser mejores y manteniendo viva la llama de la esperanza.

Hoy, todos y todas somos responsables de cumplir el mandato que nos dimos en esa ejemplar elección. Mandato de cambio para instalar, para instaurar un ejercicio democrático del poder. Está en nuestras manos y a nuestro alcance, todos estaremos mejor.

Estoy y seguiré obligado a continuar el esfuerzo de ésta gran nación. Estoy obligado a continuar y a trabajar con pasión, por quienes nos dieron patria, por quienes construyeron el México que hoy tenemos y por quienes soñaron con ese México diferente, exitoso y triunfador.

Gracias.

El Presidente del Congreso:

Solicito a los presentes, ponerse de pie para escuchar el Himno Nacional.

(Himno Nacional.)

Se ruega a las comisiones designadas para acompañar al Presidente de la República Vicente Fox Quesada y al ciudadano doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, así como a los que acompañarán a los señores ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cumplan con su cometido.

(Las comisiones cumplen con su cometido.)

Se pide a los demás, ciudadanas y ciudadanos legisladores, permanecer en sus lugares.

El diputado Ricardo Moreno Bastida
(desde su curul):

Señor Presidente...

El Presidente del Congreso:

Permítame, diputado, estamos en sesión solemne; lo único que resta es la cita de próxima sesión de Congreso...

Permítame, diputado. Voy a ordenar que activen el sonido en su curul permítame.

Se solicita a las ciudadanas y ciudadanos diputados y senadores, permanecer en su lugar mientras las comisiones están realizando su encomienda.

Señor diputado: nos encontramos en sesión solemne y están agotados los asuntos en cartera. Se encuentran agotados los asuntos del orden del día; sin embargo...

Me permiten, por favor, compañeras y compañeros diputados y senadores.

Estando agotados los asuntos, no hay posibilidad de hacer uso de la palabra diputado...

Solicito sonido al diputado, permítame, solicito sonido en la curul del diputado y que una gente que ya pueda acceder al salón ubique el número de curul.

En la curul 109.

Me informan por cuestiones del sistema de sonido no están conectadas las curules...

No le puedo otorgar el uso, de tal manera que se requerirá la colaboración de las legisladoras y los legisladores, para poder escuchar de viva voz, desde su curul, al señor diputado...

Se requiere de la colaboración de los legisladores para poder escuchar desde su curul de viva voz al señor diputado.

Se requiere, insisto de la colaboración de los legisladores, para poder escuchar, una vez que están agotados los puntos del orden del día de la sesión solemne de Congreso General, el diputado quiere hacer una moción a la Presidencia y se requiere el silencio para poder escuchar su moción. Sonido en la curul 109 por favor.

El diputado Ricardo Moreno Bastida
(desde su curul):

Diputado Presidente. De conformidad con lo dispuesto por los artículos 104, 105, 106 del Reglamento para el Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con el artículo 89 constitucional, le hago de forma fraterna una moción de orden, en virtud de que el presidente electo no juró guardar la Constitución de conformidad con el artículo 89 constitucional antes invocado.

El Presidente del Congreso:

Esta Presidencia consigna, consigna el planteamiento por usted señalado y decreta.

Ha quedado consignado el señalamiento del señor diputado y agotados que están los puntos del orden del día de la sesión solemne de Congreso General.

CLAUSURA Y CITATORIO

El Presidente del Congreso (a las 12:25 horas):

Se levanta la sesión de Congreso General y se cita para la sesión solemne de Congreso General para recibir al presidente de la República de Chile, que tendrá lugar el próximo lunes 4 de diciembre a las 12:00 horas.

ACTA DE LA PRESENTE SESION

La secretaria diputada Alma Carolina
Viggiano Austria:

«Acta de la sesión de Congreso General, celebrada el viernes primero de diciembre de dos mil, correspondiente al Primer Periodo de Sesiones Ordinarias del Primer Año de Ejercicio de la Quincuagésima Octava Legislatura.

Presidencia del diputado
Ricardo Francisco García Cervantes

En el Palacio Legislativo de San Lázaro de la capital de los Estados Unidos Mexicanos, a las nueve horas con un minuto del viernes primero de diciembre de dos mil, con una asistencia de trescientos noventa y seis diputados y ciento dos senadores, el Presidente declara abierta la sesión.

La Secretaría da lectura al acta de la sesión anterior, misma que sin discusión se aprueba en sus términos en votación económica.

La Presidencia solicita a las comisiones designadas para recibir al Presidente de la República, al presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estar atentas para cumplir con su encomienda.
Para expresar sus respectivas opiniones acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal, se concede el uso de la palabra a los legisladores: José Manuel del Río Virgen, de Convergencia por la Democracia Partido Político Nacional; José Antonio Calderón Cardoso, del Partido Alianza Social; Gustavo Riojas Santana, del Partido de la Sociedad Nacionalista; Alberto Anaya Gutiérrez, del Partido del Trabajo; Verónica Velasco Rodríguez, del Partido Verde Ecologista de México; Jesús Ortega Martínez, del Partido de la Revolución Democrática; Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, del Partido Acción Nacional y Jesús Enrique Jackson Ramírez, del Partido Revolucionario Institucional.

Durante la participación del legislador Jesús Ortega Martínez, desde su curul el diputado Eduardo Justino Andrade Sánchez, solicita una moción a la que el Presidente da respuesta.

Al término de las intervenciones partidistas, el Presidente del Congreso da la bienvenida a los jefes de Estado, al cuerpo diplomático, a las misiones diplomáticas y a los parlamentarios y congresistas de otros países y a las diez horas con cuarenta y ocho minutos, declara un receso.

En espera del Presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León y del presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox Quesada.

A las once horas se reanuda la sesión.

Se recibe al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Ernesto Zedillo Ponce de León, quien, acompañado de la comisión designada, entra al salón de sesiones y ocupa su lugar en el presidium. Puestos todos de pie, se entona el Himno Nacional Mexicano.

A las once horas con cinco minutos, acompañado de la comisión designada, entra al recinto del Congreso el presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox Quesada y ocupa su lugar a la derecha del Presidente del Congreso, quien ordena a la Secretaría dar lectura al bando solemne expedido el siete de septiembre de dos mil por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, publicado en el Diario Oficial de la Federación el ocho de septiembre de dos mil y en el cual se dan a conocer los puntos resolutivos de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación del día dos de agosto de dos mil, que declaran presidente electo al ciudadano Vicente Fox Quesada, para el periodo comprendido del primero de diciembre de dos mil al treinta de noviembre de dos mil seis.

Con base en el artículo ochenta y siete de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, puestos todos de pie, el presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos rinde su protesta diciendo:

"Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión, por los pobres y marginados de este país y, si así no lo hiciere, que la nación me lo demande."

El presidente saliente, Ernesto Zedillo Ponce de León, se quita la Banda Presidencial, la entrega al diputado Ricardo Francisco García Cervantes, Presidente del Congreso, el que, a su vez, la deposita en manos del Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, quien se la coloca por sí mismo.

Se concede el uso de la palabra al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox Quesada, quien dirige un mensaje a la nación. A su término, se entona el Himno Nacional Mexicano.

Concluido el acto protocolario, las comisiones designadas acompañan al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox Quesada, al ciudadano Ernesto Zedillo Ponce de León y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a su salida del recinto legislativo.

Desde su curul, el diputado Ricardo Moreno Bastida dice:

"Diputado Presidente: de conformidad con lo dispuesto por los artículos ciento cuatro, ciento cinco, ciento seis, del Reglamento para el Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con el artículo ochenta y nueve constitucional, le hago de forma fraterna una moción de orden, en virtud de que el presidente electo no juró guardar la Constitución, de conformidad con el artículo ochenta y nueve constitucional antes invocado."

El Presidente del Congreso:

El Presidente del Congreso consigna el planteamiento.

A las doce horas con veinticinco minutos se levanta la sesión y se cita a la sesión solemne de Congreso General, que tendrá lugar el próximo lunes cuatro de diciembre de dos mil, a las doce horas.»

RESUMEN DE TRABAJOS

Sesión de Congreso General
Transmisión del Poder Ejecutivo

  • Tiempo de duración: 3horas 24 minutos.

  • Quorum a la apertura de sesión: 396 diputados y 102 senadores.

  • Oradores en tribuna: 9
    PRI-1; PAN-1; PRD-1; PVEM-1; PT-1; PSN-1; PAS-1; CDPPN-1; presidente Vicente Fox Quesada-1


LEGISLADORES QUE PARTICIPARON DURANTE LA PRESENTE SESIÓN
(en orden alfabético)

 

  • Anaya Gutiérrez, Alberto(PT)

Tema
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.

  • Calderón Cardoso, José Antonio (PAS)
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
  • Calderón Hinojosa, Felipe de Jesús (PAN)
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
  • Del Río Virgen, José Manuel (CDPPN)
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
  • Jackson Ramírez, Jesús Enriqui (PRI)
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
  • Ortega Martínez, J. Jesús (PRD)
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
  • Riojas Santana, Gustavo (PSN)
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
  • Velasco Rodríguez, Verónica (PVEM)
Transmisión del Poder ejecutivo, acerca del acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.