Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, LIX Legislatura

Versión estenográfica de la sesión solemne para develar en el Muro de Honor de esta Cámara de Diputados, el nombre del Instituto Politécnico Nacional

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Pido a la Secretaría haga del conocimiento de esta Presidencia del resultado del cómputo de asistencia de ciudadanos diputados.

El Secretario diputado Marcos Morales Torres: Se informa a la Presidencia que existen registrados previamente 342 ciudadanas diputadas y ciudadanos diputados.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Gracias secretario.

En cumplimiento del decreto aprobado en la Sesión del 30 de marzo del presente año y publicado el 5 de abril del 2006, en el Diario Oficial de la Federación, se abre la Sesión Solemne convocada para que se inscriba en el Muro de Honor de esta Cámara de Diputados, el nombre del Instituto Politécnico Nacional.

Nos acompañan en esta Sesión Solemne: El senador Enrique Jackson Ramírez de la Mesa Directiva del Senado de la República. El doctor Reyes Tamez Guerra, Secretario de Educación Pública. El doctor José Enrique Villa, Director General del Instituto Politécnico Nacional. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Nos acompaña: El doctor Efrén Parada Arias, Secretario General del Instituto Politécnico Nacional. El ingeniero Jesús Avila Galiztonga, presidente del Decanato del Instituto Politécnico Nacional. El ingeniero Julio Divela Roldán, director del Canal 11

Están con nosotros los ex directores del Instituto Politécnico Nacional y también nos acompaña el licenciado Porfirio Muñoz Ledo, exsecretario de Educación Pública.

A continuación tiene el uso de la palabra nuestro compañero el diputado Iván García Solís, presidente de la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias, para dar lectura al decreto que dio origen a esta Sesión Solemne.

El diputado Iván García Solís: Distinguidas y distinguidos invitados. Ciudadanas y Ciudadanos Legisladores.

En el año de 1935 al rendir su primer informe de gobierno, el presidente Lázaro Cárdenas del Río, anunció la creación de una Escuela Politécnica ue funcionaría a partir de 1936, destinada a promover las enseñanzas técnicas que tiendan a capacitar al hombre para utilizar y transformar los productos de la naturaleza, a fin de mejorar las condiciones materiales de la vida humana. Estas líneas son, puede decirse, el acta de nacimiento del Instituto Politécnico Nacional; institución que pronto se constituiría en pieza clave de los proyectos del régimen cardenista y que cobró cabal sentido cuando, en 1938, se decretó la expropiación petrolera que puso al país frente al reto de iniciar un camino basado en la independencia y la firme defensa de la soberanía nacional. Para lograr lo anterior, en efecto, se requería formar técnicos y profesionistas altamente capacitados, ellos provinieron de las capas pobres de la población, cumpliéndose así también un reconocible acto de justicia social.

El balance educativo de aquellos años es muy positivo: se expandió la educación primaria; se fundaron miles de escuelas rurales; aumentó el sueldo de los maestros; se editaron libros de texto por millones; surgieron escuelas nocturnas e internados; se creó el Consejo Nacional de Educación Superior y de la Investigación Científica; fueron transmitidas por radio las sesiones de los Congresos obreros y campesinos. En el extranjero, por otra parte, se adquirieron los primeros equipos para laboratorio que se destinarían al Instituto Politécnico Nacional. Estas son las raíces y las razones que dan vida a la institución a la que hoy rendimos homenaje.

El primero Director de la nueva escuela, Juan de Dios Bátiz Paredes, desarrolló las líneas trazadas años antes por Narciso Basols, quien fue Secretario de Educación y por Luis Enrique Herro. Herro -además de astrónomo destacado hoy su nombre lo lleva el Planetario del Politécnico- participó también en la reforma del artículo 3º constitucional, reivindicando –y esto es muy importante porque así quedó en la letra- la educación científica, algo poco conocido de Herro, pero divulgable y reivindicable plenamente.

Las siete décadas de vida del Politécnico registran luchas que no pueden ser tampoco desconocidas. En 1956 los estudiantes salieron a la calle y fueron a la huelga en demanda de mejores prestaciones; el internado, conquista reciente, fue desalojado por la fuerza pública y suprimido después. Estas acciones coincidieron con los movimientos sindicales que hicimos los maestros de primaria y que hicieron los telegrafistas, los ferrocarrileros y otros sectores de trabajadores que exigíamos mejores salarios y democracia sindical.

En 1968 estudiantes y maestros del Politécnico, unidos con universitarios y con las comunidades de otras escuelas, reclamaron un alto a la represión y libertades democráticas. Muchos planteles fueron invadidos por la policía y el Ejército. Los politécnicos fueron parte fundamental de ese movimiento del 68 que tantas semillas sembró en este país, algunas de las cuales comienzan a fructificar; fueron víctimas también los politécnicos de la masacre del 2 de octubre y muchos fueron llevados a prisión.

El Politécnico, institución de genuino origen popular y con una gran tradición de lucha, juega hoy un destacado papel en el campo educativo y social; tiene una matrícula superior a los 230 mil alumnos que son atendidos en centros distribuidos en 15 entidades federativas; la mitad del país. 25 mil de sus estudiantes reciben una beca; uno de cada 10 profesionistas del país cursó estudios en sus aulas y cuenta esta institución, con el mayor número de programas reconocidos como de buena calidad por órganos de evaluación externos, lo cual es importantísimo, trascendente para esta etapa de desarrollo del país.

Esta institución juega, además, un papel cada vez más relevante en el campo de la cultura, aquella vieja disociación entre humanismo y técnica ha sido resuelta a lo largo de décadas y el avance cultural del politécnico es signo inequívoco de esta tendencia.

Sus ediciones del Instituto Politécnico son cada vez más y mejores, y dispone del Canal 11 de televisión, muy premiado y reconocido, pero también hay que decirlo, amenazado por una Ley de Medio monopolizante e inequitativa, habrá que defenderlo, la ciudadanía lo defenderá.

El Instituto Politécnico es terreno fértil para la innovación, no sobra decirlo, en las próximas elecciones federales así ha sido, por lo menos en otras, la tinta indeleble que se utiliza para garantizar comicios limpios, será la que esta casa de estudios produce, quizá es una innovación simbólica, tiene que ver con los cambios democráticos que el país exige y cursa.

Vivimos en la llamada "sociedad del conocimiento". Éste se constituye en fuerza productiva directa y determina una nueva forma de potenciar el desarrollo de las Naciones.

Por ello, los Centros de Educación Superior y de Investigación Científica adquieren una relevancia no antes vista, tienen la delicada encomienda de contribuir cada vez en mayor medida, al avance tecnológico, así como a la formación inicial y permanente de los nuevos profesionistas que requiere el país.

Ello nos enfrenta, hay que decirlo, a las tendencias hegemonistas de quienes pretenden mantener a México como país maquilador, sujeto a la más peligrosa de las dependencias, que es aquella que obstruye una formación de los jóvenes con sólidas bases científicas y ofrece a cambio, sólo adiestramiento o adquisición de unas llamadas competencias. Se niega con ello y no lo permitiremos, un verdadero y pleno desarrollo de las capacidades del ser humano casi textual, artículo 3° constitucional.

Ahí está uno de los nuevos desafíos a que tendrá que responder la educación nacional en su conjunto y el Instituto Politécnico Nacional como una parte esencial y destacada de ella, puede hacerlo.

Los diputados hemos apoyado la educación. La actual Legislatura afrontó su responsabilidad de incrementar el presupuesto educativo pero es mucho lo que aún falta, se requiere destinar más recursos para que este Centro de Estudios pueda ampliar su matrícula, mejorar sus instalaciones, así como elevar el salario de quienes ahí laboran.

En el mundo de hoy no hay mejor inversión que la educativa, así lo muestran países tan dispares aunque ambos con desarrollo creciente como lo son Corea o Finlandia, en las antípodas de la clasificación internacional.

El Politécnico, es una gran institución y por ello hay que fortalecerla más, junto con la Universidad, es la institución más demandada y eso no es casual, la gente no se equivoca; por ello, serán pocos los esfuerzos que se hagan desde este espacio legislativo para garantizar mayor presupuesto que le permita al Politécnico crecer y desarrollarse.

Distinguidas invitadas, distinguidos invitados: Compañeras legisladores, compañeros legisladores:

Es esta la tercera aportación que hace la LIX Legislatura a los muros de honor de su recinto. Fue gravado el nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México e igual cosa se hizo con el de Netzhualcoyotl.

Esta casa del pueblo, esta casa del pueblo, alojará desde hoy, como ya aloja desde 1976, el nombre de su fundador, el General Lázaro Cárdenas del Río y alojará también el nombre de la gran casa de estudios, de investigación, de ciencia y de cultura, que es, el Instituto Politécnico Nacional. ¡Viva el Instituto Politécnico Nacional!

Muchas gracias.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Señor Secretario doctor Reyes Tamez: Señor Director don Enrique Villa Rivera: Señores Ex Directores: Querido compañero y amigo, senador Enrique Jackson: Señor Ingeniero Cárdenas: Distinguidas y distinguidos invitados: Compañeras y compañeros diputados:

La Casa de la Nación, celebra esta sesión solemne para rendir homenaje al Instituto Politécnico Nacional, su nombre será inscrito con letras de oro en los muros que honran a las mujeres, a los hombres y a las instituciones que han dado vida a la patria y futuro a nuestro pueblo.

Los muros del Poder Legislativo dan a la República testimonio de nuestra historia: Cuauhtémoc, Netzhualcoyotl, Sor Juan Inés, Juárez, Zapata y ahora el Instituto Politécnico Nacional, permiten a los mexicanos y a las mexicanas, reconocer la experiencia profunda de la identidad de la nación.

Desde el año de 1936 el Instituto Politécnico Nacional, ha sido casa y cobijo del pueblo de México; desde entonces la conformación de la enseñanza técnica, hizo ver que el país requería de profesionales en el ámbito de la técnica y de la ciencia. Teníamos médicos y abogados, pero no ingenieros de la industria petroquímica, electrónica y eléctrica. Así comenzó la enorme tarea del Instituto Politécnico Nacional, por formar el talento tecnológico mexicano.

Gracias a la visión de uno de los más grandes estadistas de este país, el General Lázaro Cárdenas del Río, desde su origen el Politécnico bajo la brillante conducción de don Juan de Dios Batís Paredes, logró comprender la centralidad de los valores de la Revolución; entre ellos, el de la educación pública y la necesaria igualdad de condiciones para todos. Por eso, el Instituto Politécnico Nacional abrió sus puertas a los mexicanos, sin importar su origen social, para formar a hombres y a mujeres que impulsaran el progreso nacional en momentos, como aquél de la expropiación petrolera.

Como han señalado los directores del Politécnico en cada etapa de la evolución de México, se encuentran la impronta del talento, la creatividad y responsabilidad de sus egresados, presentes en toda la extensión del territorio nacional, el las áreas de las ingenierías, ciencias físicas, químicas, matemáticas, médico-biológicas, económicas y administrativas. Actualmente el Politécnico Nacional, ha incrementado la investigación que realiza su comunidad científica, para contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de los mexicanos y las mexicanas.

Además los reconocimientos nacionales e internacionales a la calidad de sus aportaciones, han puesto en alto el nombre de la ciencia y la técnica de nuestro país. Por esta razón, en el mundo y especialmente en América Latina, el progreso científico está llamado a contribuir al bienestar humano. La articulación entre la cultura y la tecnología, nos permitirá alcanzar mejores condiciones de vida para todos.

En este sentido, el Politécnico Nacional, como institución rectora de la educación tecnológica pública en México, forma integralmente profesionales, realiza investigación y extiende a la sociedad sus resultados en plena concordancia con la Declaración Mundial de la UNESCO sobre la educación superior del siglo XXI, ya que sin lugar a dudas el Politécnico Nacional utiliza su capacidad intelectual y prestigio moral para defender y difundir activamente la paz, la justicia, la libertad, la igualdad y la solidaridad entre los hombres y las mujeres.

Hoy, con 70 años de experiencia, el Politécnico Nacional se consolida en la enseñanza de calidad y compromiso con México. La comunidad politécnica refrenda su empeño y tradición al responder desde la ciencia y la técnica a los reclamos de bienestar para todos los mexicanos.

Por ello, el nombre del "Instituto Politécnico Nacional" en el Palacio Legislativo de San Lázaro, nos refrenda que es orgullo pertenecer a la misma historia nacional que ha forjado nuestro querido "POLI".

Muchas gracias.

A continuación harán uso de la palabra los siguientes compañeros diputados:

Por el Partido de CONVERGENCIA, el diputado Jaime Moreno Garavilla; por el Partido del Trabajo, Pedro Vázquez; por el Partido Verde Ecologista de México, el diputado Fernando Espino Arévalo; por el Partido de la Revolución Democrática, el diputado Salvador Martínez Della Rocca; por el Partido Acción Nacional, el diputado Roberto Colín Gamboa y finalmente por el Partido Revolucionario Institucional, el diputado Víctor Manuel Alcérreca Sánchez.

En consecuencia, tiene el uso de la palabra nuestro compañero Jaime Miguel Moreno Garavilla, del grupo parlamentario de CONVERGENCIA.

El diputado Jaime Miguel Moreno Garavilla: Diputada María Marcela González Salas y Petricioli, Presidenta de esta Honorable Cámara; Señor senador Enrique Jackson, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores; Doctor Reyes Tamez Guerra, Secretario de Educación; Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas; Señor doctor José Enrique Villa Rivera, Director del Instituto Politécnico Nacional; Honorable Asamblea, Invitadas, invitados; señoras y señores:

Estos muros, que son los de las entrañas de la Nación, sólo pueden lucir, y con letras de oro, los nombres de quienes hayan consagrado su vida a servir a la patria. Este ha sido el fin del Instituto Politécnico Nacional desde su origen. A partir de hoy, encuentra sitio su nombre entre los de quienes dan gloria a la Nación.

La historia de esta septuagenaria casa de estudios, podrá contar que hoy, ella se vistió de gala. Que en solemne ceremonia, la República entera aplaudía su ingreso a este venerable recinto republicano.

Las miradas emocionadas de sus forjadores coincidían, podrá decirse, en un punto celeste del firmamento nacional. Ahí, entre los arcángeles de la igualdad y de la libertad; ahí, ahí precisamente donde se gesta y vive la justicia social.

Con inmenso orgullo y satisfacción desbordante aplauden el ingreso triunfal de su otrora pequeña hija, aquélla que fue concebida precisamente para poner la técnica al servicio de la Patria.

Helos ahí: Lázaro Cárdenas, Narciso Bassols, Luis Enrique Erro, Carlos Vallejo Márquez, Juan de Dios Bátiz, recordando también con alegría aquel 1o. de enero del 36 cuando se anunciaba la aprobación de educación pública al Instituto. Y su inauguración oficial un año después en Bellas Artes.

Figuras señeras, ejemplo de la ciencia de la prospección, de la que tiene por objeto el estudio de las causas técnicas, científicas, económicas y sociales que aceleran la evolución del mundo y la previsión de las situaciones que de ella deriven. Dieron respuesta no sólo a las necesidades de su tiempo sino también a las del futuro; pues más que con oportunidad encauzaron al valor de la educación como factor del desarrollo nacional.

Junto a la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, es la institución educativa sin la cual sería simplemente inexplicable el progreso del México actual. De ello dan cuenta los más de 800 mil egresados en sus diferentes carreras solo en el ámbito de la ingeniería más de 200 mil.

Se trata de cientos de miles de espíritus forjados al amparo de valores y de principios que logran muy bien conjugar el conocimiento técnico y científico de gabinete con el espíritu al servicio de lo humano.

"Porque aspiro a ser todo un hombre -reza el decálogo del estudiante politécnico- exijo mis deberes antes que mis derechos por convicción. Para alcanzar las conquistas universales y ofrecérselas a mi pueblo. Porque me duele la patria en mis entrañas y aspiro a calmar sus dolencias. Deseo despertar al hermano dormido para encender una antorcha en el altar de la patria. Porque miro en los colores de mi bandera al trabajo, al deber y al honor."

De ahí el rasgo histórico distintivo del Politécnico Nacional. El de la participación comprometida, responsable y solidaria de su comunidad educativa con los sectores de la población más desprotegidos. De ahí el honroso timbre de ser la institución del Estado Mexicano que promueve el progreso tecnológico y científico, vinculándolo a una de las más caras y añejas aspiraciones del pueblo de México: la justicia social.

Así lo refrenda su legislación al señalar como primera finalidad del Instituto la de contribuir a través del proceso educativo, a la transformación de la sociedad en un sentido democrático y de progreso social, para lograr la justa distribución de los bienes materiales y culturales dentro de un régimen de libertad y de igualdad.

Hoy, para el país la justicia social sigue siendo el gran reto. En tanto, las instituciones educativas enfrentan otros graves desafíos, desde las absurdas limitaciones presupuestarias hasta la amarga realidad de que el título profesional haya dejado de ser garante de empleo para los flamantes profesionistas.

Al reto de seguir produciendo más y mejores profesionales, que es decir egresados con una sólida estructura axiológica y también científica, súmese el de pugnar porque la empresa en general se constituya en real palanca del desarrollo y fuente de empleo justamente remunerado.

En efecto, la fórmula de la justicia social es garantizar a la persona humana todos sus derechos. La fórmula de la dignidad individual es cumplir todos los deberes correspondientes. Sí, retos sin gentes. Complejidad extrema. Exclusivos para espíritus preparados.

Como siempre, "frente a la adversidad, imaginación, creatividad y lucha. Jamás abdicación".

La condición del ser auténticamente valiosos se muestra frente a la adversidad. Cuando todo es bonanza, cualquiera puede aparentar valía.

Hoy, México en torno a estos y a muchos otros retos exige lo mejor, lo más granado de sus hijas y de sus hijos.

Exige mostrar valor más en su acepción axiológica que en la temeraria. Exige la unidad de sus actores públicos, privados y sociales en torno al servicio de México y de los mexicanos. Exige humildad y generosidad a los vencedores y grandeza, y paciencia a los vencidos.

Exige fe, lucha diaria, respeto a todas, a todos, en todas sus manifestaciones, particularmente en las debilidades de los demás. Exige firmeza que es acero en la palabra y diamante en la conducta. Exige independencia moral que es el sostén de la dignidad humana. Exige el cumplimiento del deber que implica entereza y valentía.

No hay duda. La actuación pública como la privada y la social se finca en la realidad humana y sus resortes de movilidad son los valores, ejercidos claro está en el marco de la inalterable perfectibilidad humana.

Cada vez más lejos de quienes batallan por intereses de ocasión, sigamos pensando con Sabines que es sólo el tiempo el que nos pone algo en las manos: una fruta, una piedra, algodones o vidrios.

En fin que hoy el Instituto Politécnico Nacional, ejemplo institucional de cultivo a la mente y al espíritu con motivo de ésta, su áurea e indeleble inscripción en los muros de la nación nos renueve en el ánimo de ser mejores para servirle mejor a la patria.

Entonces, desde Zacatenco y para la nación surge la voz de otro luchador social como Zapata: "Cumplid vuestro deber y seréis dignos. Defended vuestro derecho y seréis fuertes. Sacrificaros si fuese necesario, que después la patria se alzará satisfecha sobre su pedestal inconmovible y dejará caer sobre vuestra tumba simplemente un puñado de rosas".

Muchas gracias.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Muchas gracias diputado Moreno Garavilla.

A continuación tiene el uso de la palabra nuestro compañero, el diputado Pedro Vázquez González, del grupo parlamentario del Partido del Trabajo.

El diputado Pedro Vázquez González: Con la venia de la presidencia. Senador Enrique Jackson Ramírez, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores. Señor Secretario de Educación Pública, doctor Reyes Taméz Guerra. Señor Director General del Instituto Politécnico Nacional, doctor José Enrique Villa Rivera. Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Señoras y señores miembros de la comunidad politécnica. Legisladoras y legisladores.

La Cámara de Diputados rinde homenaje al Instituto Politécnico Nacional y desde hoy queda inscrito con letras de oro en los muros de honor de este Recinto, el nombre de tan preciada institución educativa que sin lugar a dudas ha regresado con creces a la sociedad, con la formación de profesionistas comprometidos con el desarrollo del país, lo que ésta le ha dado.

El Instituto Politécnico Nacional tiene un fuerte arraigo popular, como lo tuvo su fundador, el General Lázaro Cárdenas del Río. Sin lugar a dudas, la visión nacionalista y comprometida con el desarrollo social del país fue determinante para que Lázaro Cárdenas decidiera crear el Politécnico, institución educativa donde se formarían los profesionistas en las áreas técnicas que el país demandaba.

Es una agradable coincidencia que el creador y su obra engalanen con su nombre nuestros muros de honor, en esta rara simbiosis que se da en el indisoluble vínculo del pensamiento y la obra de Lázaro Cárdenas con esta noble institución educativa.

A 70 años de su creación, el Politécnico es una institución sólida y pujante, joven porque no ha perdido la capacidad de crear ciencia al servicio de México y dinámica porque continúa luchando para que siga la técnica al servicio de la patria.

El Instituto Politécnico Nacional es un centro educativo en donde jóvenes provenientes de todos los rincones del país encuentran, en sus aulas, la oportunidad de formarse académicamente.

En las escuelas vocacionales, hoy denominadas Cetis, y en las aulas de sus escuelas superiores estos mexicanos y mexicanas reciben conocimiento en todas las áreas técnicas para que, como resultado al culminar sus estudios, puedan regresarle a México una parte importante de lo que han recibido.

La Unidad Profesional de Zacatenco, la del Casco de Santo Tomás, la ESCA de Tepepan, Upicsa, el Planetario, el Sinvestav y el Canal 11 son, entre otros, los espacios donde el Politécnico cumple con la tarea establecida en su ley orgánica para consolidar, a través de la educación, la independencia económica, científica, tecnológica, cultural y política para alcanzar el progreso social de la nación, de acuerdo con los objetivos históricos de la Revolución Mexicana, contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Sin lugar a dudas, ninguna otra institución educativa del país puede preciarse, como el Politécnico, de ser obra directa de los postulados que, en materia educativa, encarnó la Revolución Mexicana y que se plasmaron en la reforma constitucional del 13 de diciembre de 1934 al artículo 3.

Este artículo 3 no solamente estableció la educación socialista sino que señaló que la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear, en la juventud, un concepto racional y exacto del universo y de la vida social.

Estos fueron los principios que influyeron en el pensamiento y la obra educativa de Lázaro Cárdenas.

A 7 décadas de su creación, el Instituto Politécnico Nacional, y una vez que se han roto los vínculos con el Estado mexicano que auspició su creación, toda vez que los gobiernos neoliberales que hemos tenido de 1982 a la fecha poco pueden tener de revolucionarios, se hace imprescindible un diálogo respetuoso entre los actores de la vida politécnica y el Poder Legislativo, donde se plantee, de manera muy responsable, dotar al Instituto de autonomía, misma que debe de servir para potenciar el desarrollo institucional del Politécnico.

El Instituto Politécnico Nacional tiene la capacidad administrativa para manejar por sí los recursos autogenerados que realiza en sus funciones administrativas.

El Poder Legislativo, respetuoso de la vida interna del Instituto, le dota, en el Presupuesto de Egresos de la Federación, de los recursos económicos que le permiten consolidarse y crecer, pero también le permite que, en el desarrollo de sus funciones sustantivas, pueda obtener recursos autogenerados, mismos que no deben de ser concentrados en la Tesorería de la Federación para después ser regresados al Instituto.

Señoras y señores miembros de la comunidad politécnica: la ecuación es muy sencilla: sin recursos no hay ciencia ni investigación. Por ello la gran apuesta de esta Cámara de Diputados, es la de otorgar recursos presupuestales adicionales a todas las instituciones de carácter público, para que con una mayor inversión dejemos de depender tecnológicamente del conocimiento generado en otros países.

Sin investigación nacional en ciencia y tecnología, no se podrá lograr el desarrollo del país ni generar los empleos remunerados que los mexicanos demandan.

El gran reto del Instituto Politécnico Nacional es de seguir generando ciencia con conciencia, conocimiento con compromiso social.

Señoras y señores integrantes de la comunidad politécnica: México y el mundo están en los inicios del siglo XXI; nuestros retos y compromisos en el México del 2006, son diferentes a los del México de 1936 cuando el Politécnico fue creado. Sin embargo hoy como ayer, el Poli, sus estudiantes, profesores y autoridades, deben de seguir teniendo claro que ese gran árbol que es el Politécnico, se nutre con las raíces que tiene en la sociedad mexicana.

El Instituto Politécnico Nacional no sólo debe de formar profesionistas, sino también mujeres y hombres con clara conciencia social que les permita entender las necesidades del pueblo al que deben de servir. Por ello en esta ocasión, queremos recordar la gran participación que la comunidad politécnica ha tenido en la búsqueda y consolidación de la democracia en México.

Queremos rememorar a quienes fueron reprimidos por el Estado mexicano en el gran movimiento estudiantil de 1968 y en la marcha de protesta del 10 de junio de 1971. El momento de honrar también implica recordar, recordar a los grandes hombres que compartieron con el General Lázaro Cárdenas, la gran visión de crear una institución educativa al servicio de la patria: Juan de Dios Batíz, Luis Enrique Herro, Wilfrido Massieu, entre otros muchos otros que compartieron en el mérito de la creación del Politécnico y deben de ser recordados en este momento.

El Instituto Politécnico Nacional cumple en el 2006, 70 años. Sin lugar a dudas cumplirá muchos más y seguirá siendo la institución de educación superior de carácter técnico más importante del país.

El Instituto posee una gran capacidad de adaptación que le permite crear las carreras profesionales que la sociedad demanda para su desarrollo. Esta flexibilidad, sin lugar a dudas, permitirá que el Instituto siga vinculado al desarrollo de México; en muchos aspectos el desarrollo del país dependerá de lo que el Instituto Politécnico Nacional le aporte.

Señoras y señores miembros de la comunidad politécnica; legisladores y legisladoras: Para el grupo parlamentario del Partido del Trabajo, la sesión solemne que hoy llevamos a cabo, nos compromete en la lucha por obtener mayores recursos presupuestales para el politécnico. Compartimos con ustedes el compromiso para que los colores guinda y blanca sigan ondeando con orgullo en todo el país, para que el "Güelum", el "Güelum" que acabamos de escuchar, siga por todo el país.

¡Nuestro compromiso para que la técnica siga al servicio de la patria!

¡Viva el Instituto Politécnico Nacional! ¡Viva el General Lázaro Cárdenas! ¡Viva México!.

Gracias.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Muchas gracias, don Pedro Vázquez.

A continuación tiene el uso de la palabra nuestro compañero el diputado Fernando Espino Arévalo, representante del grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México.

El diputado Fernando Espino Arévalo: Con su venia, señora Presidenta. Diputada María Marcela González Salas y Petricioli, Presidenta de la Cámara de Diputados; senador Enrique Jackson Ramírez, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores; doctor Reyes Tamez Guerra, Secretario de Educación Pública; doctor Enrique Villa Ribera, Director General del Instituto Politécnico Nacional; ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; señores ex directores del Instituto Politécnico Nacional; compañeras y compañeros diputados; distinguidos profesores, estudiantes y amigos egresados del Instituto Politécnico Nacional:

El acuerdo unánime del pleno de esta soberanía, por el cual se aprobó la inscripción con letras de oro en el Muro de Honor del Recinto de esta Honorable Cámara de Diputados, el nombre del Instituto Politécnico Nacional, no puede sino merecer la expresión de aprobación de quienes, como el de la voz, nos formamos profesionalmente en esta nuestra alma mater y aún de quienes estudiaron en una institución distinta, porque junto con la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional constituye uno de los pilares fundamentales en que se sustenta la educación pública superior y media superior de nuestro país, y porque representa el mejor esfuerzo de un gobierno post revolucionario que con visión de futuro entendió que el pueblo que se había levantado en armas en 1910, lo hizo no sólo porque tenía hambre y sed de justicia, sino porque el hambre y la sed lo era también de educación, de formación técnica y tecnológica para transformar el futuro de las nuevas generaciones.

Y en esa aspiración el Instituto Politécnico Nacional ha cumplido con creces su encomienda. Desde su creación en 1936, el Instituto Politécnico Nacional ha sido el semillero de los profesionales técnicos, que han incorporado a nuestro país al desarrollo industrial y tecnológico que se requiere para participar e inclusive competir en un mercado de economía globalizada.

No se podría concebir el proceso de sustitución de importaciones con el que se inicia el llamado desarrollo estabilizador o milagro mexicano, que mantuvo al país en un constante crecimiento económico y desarrollo industrial entre los últimos años de las décadas de los ‘40s y fines de los ‘60s, sin la participación de los profesionistas politécnicos y la actividad de investigación científica y tecnológica del Instituto Politécnico Nacional.

La idea de crear un Instituto de Educación Técnica Superior, sólo podía haberse concebido en el marco de uno de los gobiernos que mejor interpretaron la obligación histórica del Estado para con un pueblo que fue capaz de tomar las armas para exigir que su voz fuera escuchada y atendida, y para que el acceso a la justicia no fuera privativo de los privilegiados.

Por eso, el gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río, asumió como propia la propuesta que en el año de 1932 le hicieran, entre otros, el licenciado Narciso Basols y los ingenieros Luis Enrique Herro y Carlos Vallejo Márquez, en torno a la creación de lo que hoy es el Instituto de Educación Técnica Superior que mayor prestigio le ha brindado a nuestro país, el Instituto Politécnico Nacional.

La acción decidida y comprometida del general Cárdenas, para transformar a un país sumido en la miseria y la ignorancia y convertirlo en la vanguardia de Latinoamérica en materia educativa y desarrollo tecnológico, encontró eficaz eco en el entonces Jefe del Departamento de Enseñanza Técnica de la Secretaría de Educación, el ingeniero Juan de Dios Batiz, quien auxiliado por mexicanos ilustres como Ignacio García Téllez, Gonzalo Vázquez Vela, Wilfrido Massieu y otros, integraron las comisiones técnicas que elaboraron el proyecto que en 1936 hiciera posible la aprobación de su primera Ley Orgánica.

Muchas de las acciones del gobierno del general Lázaro Cárdenas, son consideradas verdaderas obras revolucionarias, como el reparto agrario o la educación básica, extendida a todos los rincones del país, y qué decir del reconocimiento al carácter de trabajadores, que otros gobiernos le escatimaron a los servidores públicos, lo que fue posible gracias a la expedición del histórico Estatuto Jurídico de los Trabajos al Servicio de los Poderes de la Unión, que transformó totalmente la relación existente entre el Estado y sus trabajadores.

Y no podríamos dejar de reconocer el apoyo de Lázaro Cárdenas, a las luchas proletarias y el fomento a la organización sindical, en donde encuentra origen y sustento, la decisión de expropiar la industria petrolera para todos los mexicanos, pero la creación del Instituto Politécnico Nacional, no desmerece en importancia frente a tales acciones, nunca antes se concibió un proyecto educativo con tanto arraigo en las bases populares como el Poli, como comúnmente se le conoce.

Porque a esta institución, llegamos los hijos de jornaleros, campesinos y de obreros, que encontramos las puertas abiertas de par en par, para formarnos profesionalmente en las áreas vinculadas con su entorno social. Las aulas de la carrera de ingeniería, especialidades en los temas del campo, la industria, la medicina y la ciencia, pronto fueron ocupadas por miles de estudiantes provenientes de las diversas regiones de la república, quienes al concluir sus estudios se incorporaron rápidamente a la industria de las áreas urbanas de las principales ciudades de la república y otros más regresaron a sus pueblo, para aportar sus conocimientos y técnicas adquiridas en esa noble casa de estudios.

La provincia mexicana encontró en los politécnicos, un valioso soporte para impulsar su desarrollo industrial y económico, hoy, la robótica y la cibernética, constituyen parte importante de la formación tecnológica que se imparte en el Instituto Politécnica Nacional, y la industria se nutre, día con día, de las innovaciones tecnológicas que le aportan los politécnicos.

Si existen hombres y mujeres que por sus acciones de trascendencia histórica, han merecido el privilegio de ser recordadas con la inscripción de su nombre en el Muro de Honor de esta Cámara de Diputados, cuanto mayor privilegio representa para todos los mexicanos, inscribir en este Muro de Honor, el nombre del Instituto Politécnico Nacional, como reconocimiento a una obra revolucionaria, que ha respondido con suficiencia al objetivo para el cual fue creada.

Se dice, con razón, que los hombres pasan, pero las obras subsisten, yo agregaría en esta jornada legislativa, que las obras y las instituciones que subsisten, con el espíritu que le dio origen, son la expresión más exacta de la democracia, porque sólo la voluntad del pueblo podría hacer posible su permanencia y su solidez.

Y porque constituimos un cuerpo colegiado, que representa la voluntad popular, inscribir con letras de oro, el nombre del Instituto Politécnico Nacional, en el Muro de Honor de este recinto legislativo, constituye un acto de congruencia democrática.

¡Qué viva el Instituto Politécnica Nacional!

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Muchas gracias diputado Espino Arévalo.

A continuación tiene el uso de la palabra nuestro compañero el diputado Salvador Martínez Della Rocca, representante del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática.

El diputado Salvador Martínez Della Rocca: Muchísimas gracias Presidenta. Saludos a todos los compañeros del Instituto Politécnico Nacional, al ingeniero Cárdenas, al senador Jackson y a todos los compañeros del Poli que nos acompañan.

Decía Vasconcelos cuando tomó posesión como Secretario de Educación Pública: "Los próximos combates de la Revolución se darán en las aulas" y fue durante el cardenismo donde el Sistema de Educación Nacional popular, no populista, Nacional popular llegó a su máxima expresión con la creación del Instituto Politécnico Nacional, porque era necesario una institución como el Poli para crear los ingenieros, los tecnólogos que el proceso de industrialización por sustitución de importaciones con un profundo contenido nacionalista, impulsó el Presidente Lázaro Cárdenas.

El IPN nació con una mística nacionalista y popular, su función social principal era la de formar recursos humanos para el desarrollo y el objeto fundamental de su acción formativa lo representaban las profesiones, subprofesiones y oficios de carácter técnico. El IPN era un organismo de Estado y la educación era una suerte de educación planificada; la función que le atribuyó el Estado fue la de formar recursos humanos conforme a necesidades específicas del desarrollo industrial independiente del país.

En cuanto a su composición social, el Instituto se nutrió de alumnos principalmente procedentes de sectores populares urbanos y para asegurar esa composición social se le dotó, casi desde el principio de su existencia, con un sistema de asistencia social, no asistencialismo; asistencia social para estudiantes: becas, comedores, internados. En algunas escuelas, como la de Ingeniería Textil, estuvo condicionado a la comprobación mediante carta de un sindicato correspondiente, de que el alumno era un hijo de obrero.

En cuanto a la orientación social, sus profesionistas, la estructura curricular de las profesiones politécnicas fueron concebidas en abierta ruptura con el ejercicio liberal. Carreras como comercio y medicina, tradicionalmente liberales, tomaron, fueron rediseñadas en función de necesidades sociales específicas y con una orientación de servicio al pueblo.

La medicina rural del IPN estaba originalmente orientada hacia el servicio de las grandes masas desamparadas del campo; la carrera de comercio, por su parte, contemplaba en su diseño la asistencia técnica para la organización y funcionamiento de cooperativas populares. En el caso de ingeniería, es conocida su orientación para responder a las necesidades del desarrollo de la industria estatizada nacional.

Histórico, compañeros, cuando el general Cárdenas expropia el petróleo, el impero Yanqui-inglés, dejaron de venderle tetratilio de plomo a México para frustrar el proceso de la nacionalización del petróleo. Histórico que los ingenieros del Poli hicieron un mejor tetratilio, más barato y de mejor calidad y por eso se pudo consolidar el proceso de nacionalización del petróleo.

Ahora bien. Por eso, por esa histórica lucha científica de los ingenieros del Poli, pero el gran giro vino con Avila Camacho; no sólo se empezó a reprivatizar el campo, sino que se empezó a reprivatizar la educación. Se empezó a golpear con Avila Camacho a las escuelas normales rurales; se empezó a golpear a las escuelas técnicas; luchas extraordinarias tuvieron que dar los politécnicos. "Las próximas luchas serán en las aulas".

En 1942 Avila Camacho dijo que el Poli no tenía Ley Orgánica y que por lo tanto los títulos del Poli no valían. Gran movilización de los estudiantes politécnicos y de los profesores del Politécnico. Encabezados los estudiantes por el estudiantes por el estudiante Díaz Sandi (¿) hacen una gran marcha y en la calle de Madero –y lo leo textual-

"Hacen una gran marcha y en la esquina de Madero, a las 18:00 horas, es violentamente reprimida la marcha. Muere una compañera de nombre Socorro Acosta, asesinada a hachazos por el cuerpo de bomberos.

"Sin embargo –¡ojo!- un grupo de diputados y senadores, testigos presénciales de los hechos, declaran que la agresión ha venido de parte de la policía y culpan al Secretario de Educación, Bejar Vázquez, por haber ordenado el sangriento ataque al Politécnico".

¡Pero el Poli salió adelante!, tuvieron que reconocerlo, tuvieron que aceptarlo, pero la ofensiva se vino. El Director del CONCAMIN declaró, Honorato Carrasco: "El Estado debe asumir el papel de gobernante y cerrar el Instituto Politécnico Nacional". Son palabras textuales de este tipejo. Y empezó la ofensiva, huelgas en el 42, huelgas en el 50 y en 1956 todas las escuelas técnicas, todas las escuelas normales y el Instituto Politécnico Nacional se lanzan a una gran huelga nacional exigiendo mejor presupuesto, exigiendo dinero para becas, exigiendo dinero para los comedores, para los internados, para el "Grupo de las Gaviotas"; el "Grupo de las Gaviotas", estudiantes que no tenían entrada al internado por falta de cupo y por falta de recursos. Los estudiantes del Poli dejaban premeditadamente parte de su comida para que las gaviotas entraran y comieran. ¡Eso es el Poli! ¡Carajo! ¡Eso es el Poli!.

El 23 de septiembre de 1956, a toque de corneta a las 5 de la mañana, el Ejército entra, levantan a todos los muchachos, cierran el internado, cierran las becas y cierran los comedores; es un golpe al Poli. Sin embargo, el Instituto se levantó, se fortaleció y actualmente es el modelo más acabado, el mejor académicamente en el área de la educación superior tecnológica de este país y yo diría que también de América Latina.

1967, Díaz Ordaz trata de cerrar la Escuela de Agricultura "Hermanos Escobar". ¿Quién dio el apoyo para que no se les cerrara? Chapingo y el Instituto Politécnico Nacional, y se ganó la lucha, ¡no pudo cerrar la "Escuela Hermanos Escobar", gracias al Politécnico Nacional!

El Politécnico, durante toda su historia ha recogido las necesidades tecnológicas del país y ha respondido a la nación de esa manera, pero no sólo eso, en 1968 el Politécnico recoge las demandas de libertades democráticas que la nación requería: que todo mexicano y mexicana tenga derecho a tener preferencias políticas, religiosas, partidarias, sexuales, libertad de expresión, libertad de manifestación, libertad de agrupación y con la UNAM, el Poli, Chapingo, la Ibero, el Colegio de México, sale, brota, hace eclosión el Movimiento del ‘68.

La participación del Politécnico fue histórica, el resultado lo conocemos, un 2 de octubre balacean a miles y matan a miles de mexicanos y mexicanas. Muchos profesores del Politécnico terminaron en la cárcel.

Sin embargo, volvimos a salir adelante. En ese histórico momento, cuando se inició el movimiento, por primera vez en la historia llegaron miles de estudiantes del Poli a la UNAM, a la marcha que encabezó Barro Sierra. Leo textual las palabras de Barro Sierra: "Bienvenidos compañeros, profesores y estudiantes del Politécnico, a la Universidad Nacional: ésta es su casa". Por primera vez de oyó el grito ¡Poli-UNAM vencerán!

Hoy, maestro Enrique Villa, así como en 1968 gritamos "¡Poli y Uni vencerán!". Hoy, en letras de oro está el Poli y está la UNAM, delante de usted, volveremos a gritar: "Poli y Uni vencerán" y sacaremos a este país adelante.

Muchas gracias.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Muchas gracias, diputado Martínez Della Rocca.

A continuación tiene el uso de la palabra nuestro compañero, el diputado Roberto Colín Gamboa, representante del grupo parlamentario de Acción Nacional.

El diputado Roberto Colín Gamboa: Con su permiso, señora Presidenta.

La técnica al servicio de la patria.

En 1938 se decreta la Expropiación Petrolera en nuestro país, como medida de presión las empresas extranjeras desmantelan las instalaciones y sacan a todos sus técnicos de nuestro país, con el fin de detener a la industria petrolera mexicana. El país enfrentó serías dificultades técnicas y económicas, para sacar adelante a esta industria después de la expropiación

En los primeros días, algunas refinerías estaban paralizadas y otras laboraban a la mitad de su capacidad; cuyo funcionamiento por falta de equipo, era realmente precario. La nueva administración emprendió la reparación de plantas refinadoras, tuberías y estaciones de servicio, renovó las unidades de transporte. Fueron técnicos mexicanos, fundamentalmente estudiantes y profesores del Politécnico, que dos años antes había nacido, quienes con calidad, responsabilidad, ética y compromiso social, realizaron la hazaña que parecía imposible, mantener en operación a la industria petrolera nacional y desarrollarla hasta hacer de ella, una de las más importantes del mundo, la técnica al servicio de la patria .

Senador Enrique Jackson Ramírez, doctor Reyes Tamez Guerra, doctor José Enrique Villa, ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, ex directores generales, directores de las diferentes escuelas y centros de investigación que integran el Instituto Politécnico Nacional, Compañeros y compañeras legisladores, distinguidos invitados, Señoras y señores miembros de la comunidad politécnica:

Comparto el orgullo de ser politécnico.

A lo largo de sus 70 años de vida, es evidente que el Instituto Politécnico Nacional, ha sido un factor determinante en el desarrollo científico y tecnológico de nuestro país. El Instituto Politécnico Nacional, institución educativa, publica, laica y gratuita del Estado Mexicano, rector de la educación tecnológica, líder en la generación, aplicación, difusión y transferencia del conocimiento científico y tecnológico, que forma integralmente profesionales en los niveles medio superior, superior y postgrado; realiza investigación y extiende a la sociedad sus resultados con calidad, responsabilidad y compromiso social.

El nacimiento del Politécnico en 1936, estuvo ligado a los anhelos de nación expresados en los postulados de la Revolución Mexicana, que con gran visión proyectaron hombres como: Narciso Basols, Gonzalo Vázquez Vela, Luis Enrique Herró, Wilfredo Massiu, Miguel Bernal, Estanislao Ramírez, Carlos Vallejo, con el apoyo decidido del entonces senador de la República, ingeniero Juan de Dios Batís y por supuesto, con el apoyo del Presidente de la República, el General don Lázaro Cárdenas.

Su creación permitió apoyar el proceso de industrialización que se gestaba en el país y que demandada recursos humanos técnicamente preparados. Se abrió la posibilidad de incorporar a la educación superior a amplios sectores sociales, particularmente aquellos más marginados; pero fundamentalmente, se constituyó en un pilar fundamental que permitió sentar las bases para que el desarrollo económico del país se sustentará en recursos humanos nacionales y que éstos se formarán a través de la enseñanza superior, de la ciencia y de la técnica.

Sería interminable mencionar la lista de ilustres politécnicos, en un recuento mucho muy breve, tenemos, al ingeniero Guillermo González Camarena, quien creó la televisión a color, al doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, Ex Presidente de la República. No podemos dejar de mencionar a nuestros primeros directores generales, licenciado Roberto Medellín Ostos, el doctor Manuel Cerrillo Valdivia, los Ex directores generales, aquí presentes: Eugenio Méndez Docurro, José Antonio Padilla Segura, Manuel Zorrilla Carcaño, José Hertz Valenzuela, Sergio Viñal Padilla, Héctor Mayagoitia, Manuel Garza Caballero, Raúl Talan, Oscar Jofre, Diodoro Guerra, Miguel Angel Correa Jasso. La mayoría de ellos han tenido destacados cargos en el Gobierno Federal.

Los politécnicos han intervenido con responsabilidad y eficacia en sucesos relevantes como la creación de la Comisión Federal de Electricidad; así como en la evolución de la industria siderúrgica, de la construcción, electrónica, de las comunicaciones y la manufactura.

Actualmente los ingenieros y técnicos de nuestro Instituto, apoyan la operación de pequeñas, medianas y grandes empresas en los servicios de salud, en la industria química y en las ciencias biológicas, económicas, sociales y de la administración y en muchas otras áreas productivas donde genera procesos de transferencia de tecnología, extensión, vinculación e investigación con los más altos estándares de calidad. La técnica al servicio de la patria.

Hoy acudimos a rendirle un merecido reconocimiento al inscribirse con letras de oro en el Muro de Honor del Salón de Plenos de esta Cámara de Diputados, el nombre del Instituto Politécnico Nacional. Así refrendamos el firme compromiso del Estado Mexicano de continuar el fortalecimiento y consolidación de la educación científica y tecnológica de nuestro país.

Rendir homenaje a quienes han trascendido en la historia de nuestro país por su conducta y sus aportaciones para encauzar y transformar la sociedad y obtener mejores condiciones de vida para quienes la integran, dignifica a todo pueblo que reconoce en su historia y sus valores la esencia fundamental de su cultura.

Este es el significado de que en el recinto de esta Honorable Cámara de Diputados se encuentren inscritos los nombres de personajes e instituciones que en su tiempo y circunstancia, entregan lo mejor de sí para constituir nuestro país, del que los mexicanos nos sentimos legítimamente orgullosos.

Señoras y señores, no acepté ciertamente la honra de abordar esta tribuna porque me sienta capaz de hacer un análisis y sintetizar el desempeño de una institución de la trascendencia del Politécnico, ya que escritores de regia contextura, lo han hecho antes con un verdadero acierto. Acepté la misión porque creí necesario y conveniente precisar siquiera un poco cuál es el verdadero anhelo educativo, el compromiso y la nueva visión del Politécnico y cómo lo realiza día con día. Algún ejemplo deben de seguir las instituciones educativas públicas y privadas de nuestro país. Aquí está el Politécnico Nacional.

Hoy, cuando educación parece significar intolerancia, cuando parece que educación es sinónimo de la incultura, de la arbitrariedad; hoy, cuando el abuso, la falta de respeto a nuestros conciudadanos y la injusticia parecieran ser igual a educación; hoy, hablamos de educación y no pensamos en comunidad académica, sino en componentes de lucha política; hoy, cuando se crean supuestas instituciones de educación superior con fines electorales; hoy, frente a toda esta desviación de las instituciones educativas, está el Politécnico.

El Politécnico son las personas; es la comunidad de alumnos y maestros para la enseñanza, el estudio, la investigación, la formación y difusión del saber en las ramas sociales, científicas y tecnológicas del conocimiento humano.

Este homenaje es un reconocimiento al trabajo cotidiano que realizan en esta institución; a la labor docente en las aulas, talleres y laboratorios en donde se forman miles de jóvenes; al trabajo de sus investigadores, que con sus aportes contribuyen al desarrollo de la ciencia; a sus trabajadores de apoyo a la educación, que con su labor hacen posible las actividades sustantivas y a todos aquellos que desde esta noble institución trabajan por su engrandecimiento.

A setenta años de su creación, el Instituto Politécnico Nacional, abriga nuevas esperanzas para el futuro y frente a los retos que nuestro país tiene por delante, el Instituto Politécnico Nacional se apresta a realizar las transformaciones necesarias que en el mediano plazo lo consoliden como una institución de vanguardia en el campo de la investigación y la educación científica y tecnológica en México.

Estamos seguros que el reconocimiento que hoy se hace al Instituto renueva el "espíritu politécnico", que presenta como su principal desafío la creación y diseminación del conocimiento. Es decir, la investigación, difusión y docencia, en las cuales se sustenta la competitividad internacional, lo que implica incrementar la capacidad de innovar y mejorar en materia de educación, ciencia y tecnología.

Este es un momento propicio para invitar a toda la "comunidad politécnica" a realizar una profunda reflexión en torno a lo que es y lo que deberá ser nuestra institución.

Por supuesto que hay temas pendientes, pues nuestra institución es un ente dinámico que genera constantemente nuevos retos. Es necesario avanzar en la reforma, en el nuevo modelo educativo; debemos avanzar en el rediseño de planes y programas. Hay mucho por hacer.

Por ello, es necesario apoyar y promover el trabajo del Politécnico para que continúe como una institución educativa innovadora, flexible, centrada en el aprendizaje, fortalecida en su carácter rector de la educación pública tecnológica en México, enfocada a la generación y difusión del conocimiento de calidad caracterizada por procesos de gestión transparentes y eficientes, con reconocimiento social amplio por sus resultados y sus contribuciones al desarrollo nacional.

Compañeros politécnicos: los integrantes del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional, compartimos con ustedes el júbilo por los 70 años de vida del Instituto y particularmente porque hoy queda plasmado en el Muro de Honor de esta Cámara de Diputados un merecido reconocimiento a su labor que se sintetiza en su lema: "La Técnica al Servicio de la Patria".

Soy politécnico por convicción y no por circunstancia. Muchas gracias.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Muchas gracias diputado Roberto Colín Gamboa.

A continuación tiene el uso de la palabra nuestro compañero el diputado Víctor Manuel Alcérreca Sánchez, representante del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional.

El diputado Víctor Manuel Alcérreca Sánchez: Con su venia diputada presidenta; ciudadano senador Enrique Jackson Ramírez; presidente de la mesa directiva de la Cámara de Senadores; señor Secretario de Educación Pública, doctor Enrique Villa Rivera, director general del Instituto Politécnico Nacional; muy distinguidos invitados: señores exdirectores generales; funcionarios; docentes; investigadores; alumnos y egresados del IPN, colegas; diputadas y diputados:

El día de hoy somos testigos de un momento histórico para la educación pública de nuestro país al quedar inscrito en letras de otro en el Muro de Honor de este recinto legislativo de la Cámara de Diputados, el nombre del Instituto Politécnico Nacional.

Es éste un testimonio fehaciente del reconocimiento que le hace la sociedad mexicana por medio de sus representantes populares, a su invaluable contribución al cumplimiento de los propósitos fundamentales que guiaron los ideales democráticos y de justicia social enarbolados por la primera revolución del siglo XX.

Qué mejor manera de distinguir a esta noble y digna casa de estudios en el 70 aniversario de su fundación que dejar asentado su nombre al lado de los grandes pilares individuales e institucionales que con su trayectoria le han dado vida, libertad y resplandor a nuestro país para orgullo y satisfacción de todos los mexicanos.

El Politécnico representa en sí mismo la concreción de un proyecto educativo de gran alcance que como todos sabemos fue concebido y acuñado por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río, estadista visionario que apoyado por un grupo de gran valor intelectual y férrea convicción, encabezado por el ingeniero Juan de Dios Bátiz, supo valorar en toda su dimensión la importancia estratégica de que los mexicanos contáramos con una institución educativa con características específicas que coadyuvara a impulsar el proyecto de desarrollo que la modernización y el progreso del país requerían.

Con el propósito fundamental de apoyar el desarrollo industrial y el de los sectores clave en la superación de los rezagos históricos y mediante una política orientada a favorecer el acceso de los grupos de población más desprotegidos a una educación pertinente y de calidad, se establecieron los principios rectores que permitieron apuntalar en primera instancia las capacidades para potenciar la formación de capital humano necesario, y simultáneamente iniciar los procesos de tecnificación indispensables para enfrentar los retos que planteaba modernizar la infraestructura básica que soportar el desarrollo nacional.

Es así que en torno al Instituto Politécnico Nacional se sentaron las bases ideológicas, conceptuales y operativas para constituir un engranaje educativo, científico y tecnológico, acorde con el momento y las circunstancias que ha permitido un mejor aprovechamiento de nuestros recursos naturales y de las potencialidades de nuestra nación.

Basta sólo tres ejemplos: lo logrado en la explotación de nuestra riqueza petrolera, soporte indudable de nuestra economía; la creación de un sistema eléctrico integrado de cobertura nacional casi total y los sistemas modernos de comunicación con los que actualmente contamos.

Es de reconocer sin embargo que en la medida en que el país se ha transformado gradualmente, le ha planteado al Politécnico nuevos retos que éste ha sabido encarar sin perder en ningún momento su principal atributo: su compromiso ante la sociedad como institución del Estado Mexicano.

Gracias a esa característica esencial, ha sido posible que durante sus 70 años de existencia se hayan formado en sus aulas, talleres y laboratorios centenares de miles de técnicos, profesionistas e investigadores los cuales distribuidos en todo el territorio han tenido una presencia definitiva con su trabajo, vocación de servicio y compromiso social, y que en esta Legislatura están representados por un poco más de una veintena de diputados de las diferentes fracciones, orgullosamente politécnicos como el que habla.

El impacto institucional del desempeño profesional de sus egresados, las contribuciones al desarrollo con la generación de nuevos conocimientos científicos derivados de investigaciones, las innovaciones tecnológicas para su aplicación en prácticamente todos los ramos de la actividad productiva y la extensión y difusión de la cultura científica y tecnológica, son testimonio fiel del cumplimiento de los postulados que dieron lugar a su creación.

Más allá de la contribución directa del propio IPN, ha surgido en el país como consecuencia de sus logros y de la pertinencia de su quehacer, un sistema de educación tecnológica en el cual en la práctica el propio instituto ejerce el liderazgo y que se integra con más de una centena de institutos tecnológicos regionales y varias decenas de universidades tecnológicas, que en buena medida contribuyen también al desarrollo regional y al crecimiento y diversificación del aparato productivo nacional.

Por otra parte, son innumerables los reconocimientos nacionales e internacionales que han recibido la institución, sus egresados, sus investigadores, académicos y deportistas. Sin embargo, el reconocimiento más importante que es posible hacerle a una institución pública de servicio, es precisamente por su contribución al bienestar de la sociedad y a las expectativas que pueda ofrecerle a la colectividad.

Es por ello que el grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional manifiesta la vigencia del papel rector del Instituto Politécnico Nacional en la educación tecnológica de nuestro país, al mismo tiempo que aprecia en todo su valor las actividades que viene realizando para adecuarse a los cambios en los paradigmas que impone a nivel mundial la sociedad del conocimiento y la información mediante la incorporación de esquemas educativos más flexibles en los que se privilegia el papel del estudiante con la consolidación de una infraestructura académica y administrativa moderna y funcional que respalda las tareas formativas y por una gestión caracterizada por su transparencia, eficacia y eficiencia.

Sirve de ejemplo enunciar el crecimiento de su población durante sus 70 años de vida, al pasar de 13 mil a un poco más de 230 mil estudiantes. Los 75 centros, escuelas y unidades con que cuenta en la actualidad. La gran variedad de las 58 carreras técnicas que ofrecen el nivel medio superior y de las 64 de que dispone en el nivel superior. Esto, además de los 108 programas de posgrado en los que la formación de excelencia se vincula con la investigación y ambas con el análisis y atención a los programas y problemas relevantes para el país.

Todo ello, desde luego soportado por un esfuerzo creciente para la certificación por entidades nacionales de sus laboratorios y talleres, por el liderazgo nacional alcanzado en la acreditación de sus programas de estudio y por el reconocimiento del CONACYT a una gran mayoría de sus estudios de posgrado con el nivel de excelencia.

Todo esto se traduce en un Politécnico altamente productivo, con calidad académica y competitivo que está en condiciones de continuar apoyando el proceso de desarrollo nacional, como lo ha venido haciendo desde su fundación.

Sabemos que los retos que enfrenta la institución ahora son de igual o mayor importancia que hace 70 años, por lo que su papel protagónico como agente de transformación es en el presente –y lo será en los años porvenir—de una importancia estratégica para el país para superar aun los grandes rezagos y enfrentar los nuevos desafíos para alcanzar las posiciones de bienestar que todos deseamos.

Por ello, confiamos absolutamente en su solvencia académica, en el honor al prestigio que ha sabido ganarse con base en el compromiso, desempeño y dedicación de todos los politécnicos. Pero ésta, como todas las grandes empresas, no es posible alcanzarla en forma individual, sin el denuedo de la sociedad y la corresponsabilidad y apoyo formal en los diferentes ámbitos de competencia.

Así es por lo que hemos, durante la presente legislatura, otorgado mayores recursos a la educación y al Politécnico para que cumplan con mayor eficacia con su cometido.

Estamos seguros que una institución educativa de la grandeza del IPN o de la Universidad Autónoma de México, pilares en la evolución del México moderno, siempre contará con el respaldo y el reconocimiento social por su labor a favor del patrimonio más valioso con el que puede contar una nación: una educación pública laica y gratuita, que libere a sus ciudadanos de la ignorancia, la miseria, la desigualdad, la intolerancia y la dependencia en todas sus formas de expresión y, más aún, si es capaz de contribuir en forma continua con nuevos conocimientos e innovaciones a crear una sociedad más justa, democrática, competitiva e informada, como lo demandan permanentemente los tiempos actuales.

El Instituto Politécnico Nacional recibe merecidamente el día de hoy uno de los reconocimientos más importantes que puede otorgar la nación al inscribirse su nombre en letras de oro en este recinto legislativo, representación del poder popular.

Los mexicanos, y especialmente los politécnicos, debemos sentirnos congratulados por ello y le requerimos que continúe cumpliendo, como hasta ahora, su importante misión en beneficio de México, haciendo honor a su lema de poner la técnica al servicio de la patria. ¡Viva el Instituto Politécnico Nacional!. ¡Viva México!

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Muchas gracias, diputado Víctor Manuel Alcérreca.

Le solicitamos al señor director general del Instituto Politécnico Nacional, doctor Enrique Villa Rivera, haga el uso de la tribuna.

El Director General del Instituto Politécnico Nacional Doctor Enrique Villa Rivera: Diputada Marcela González Salas, presidenta de la mesa directiva de esta honorable Cámara de Diputados, senador Enrique Jackson Ramírez, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Senadores, señor secretario de Educación Pública, doctor Reyes Támez Guerra, diputadas y diputados de la LIX Legislatura, honorables miembros del Consejo General Consultivo de nuestra casa de estudios, estimados exdirectores generales del Instituto Politécnico Nacional, comunidad politécnica, señoras y señores:

El Instituto Politécnico Nacional es una institución del Estado al servicio de la sociedad mexicana. Con esa característica fue creado y en 70 años de vida ha sido la gran divisa orientadora de sus acciones.

Como institución pública el Politécnico encarnó los ideales de una sociedad que no obstante todas las dificultades de la época, aspiraba a que las nuevas generaciones de mexicanos tuviesen horizontes personales diferentes, cualitativamente distintos que le diesen un nuevo y mejorado rumbo al México posrevolucionario. Por ello se requería una visión clara y muchas voluntades que lo materializaran.

Mil novecientos treinta y seis fue un año señero para el país. Se manifestaban los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial y el dominio fascista empezaba a extenderse por toda Europa. El estallamiento del conflicto era sólo cuestión de tiempo como lo pronosticaba inútilmente en Inglaterra Winston Churchil, ante la Cámara de los Comunes. En tanto México apoyaba a la España republicana y recibía a miles de refugiados que con el tiempo harían aportaciones fundamentales para la nación en diversos aspectos de la vida educativa, científica, artística y cultural.

El liderazgo del Presidente Lázaro Cárdenas del Río, se afianzaba después de las querellas internas entre grupos, no siempre pacíficas. Cárdenas acabó con el maximatu y preparó al país para nuevas etapas que dejarían atrás la fase beligerante de la Revolución, creando las instituciones e infraestructura que sustentaría el desarrollo nacional en los siguientes años.

Entre las principales iniciativas desarrolladas estuvo, como ya se ha comentado aquí, la conformación del Consejo Nacional de Educación Superior e Investigación Científica, antecedente indispensable para la creación del Instituto Politécnico Nacional.

En este marco histórico nació el Instituto asociado a la búsqueda de ideales; dar oportunidad de mejoramiento a los miembros de todas las clases sociales por la vía del estudio pero particularmente a los menos favorecidos. Colaborar en los gran proyectos tecnológicos, apoyar a las empresas productivas, públicas y privadas, realizar investigación en los distintos campos importantes para el país y de manera sobresaliente, en aquellas áreas que incidieran en los lacerantes problemas que se padecían. En suma, el Politécnico formaría parte de las fuerzas e instituciones que apostaban, con su trabajo cotidiano, por el futuro de la nación.

Para Lázaro Cárdenas del Río, la nueva casa de estudios tenía un cometido plenamente definido; con el Instituto se concretaba una de las tareas revolucionarias y su orientación no dejaba lugar a dudas, como él mismo lo expresaba, el papel del Instituto Politécnico Nacional en la vida educativa y productiva de México es de enorme trascendencia.

En el futuro está llamada a ser la institución de enseñanza profesional técnica que mejor responda a las necesidades nacionales para la formación de profesionistas, maestros y técnicos en general.

En ese mismo sentido y como recientemente puntualizaron los señores ex directores generales del Politécnico, la fundación del Instituto surge de las ideas, las tesis sociales, la voluntad política y la lucha, la lucha de muchas generaciones de mexicanos que culminan en este hecho sobresaliente en la historia del país.

La presencia en este recinto del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, es altamente significativa, prolonga y ratifica el cariño que sobre el Instituto siempre tuvo el General. Es una gran distinción, señor ingeniero, para todos los politécnicos. Muchas gracias por estar presente en este simbólico acto.

El Instituto resultó ser el elemento estratégico que el México de aquellos años requería para impulsar los principales procesos económicos, en particular los relativos a la industrialización, pero también para satisfacer las necesidades básicas de los mexicanos: la actividad del ingeniero en las presas y carreteras, en la planta industrial, en el PEMEX, posterior a la expropiación, en la entonces Comisión Federal de Electricidad; por otro lado la del médico, en una comunidad que por primera vez recibía asistencia profesional o la del contador que en las dependencias públicas contribuía al mejor funcionamiento; entre otras, son imágenes y ejemplos que quedaron para siempre inscritos en nuestra historia.

El Politécnico fue también la matriz de todo el sistema de educación tecnológica, fue apoyando la creación y desarrollo de distintas instituciones educativas, como las secundarias técnicas, los bachilleratos tecnológicos o los institutos tecnológicos.

Con el desarrollo del país, la contribución del Instituto se ha afirmado y ampliado, distinción que debemos ratificar diariamente en la práctica a partir de sus fortalezas, entre ellas el liderazgo en la calidad de la educación tecnológica, la decisiva aportación del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional a la investigación científica y tecnológica de excelencia, y la labor pionera en difusión científica y cultural de Canal 11 de televisión, que en conjunto configuran la imagen institucional.

La relación entre la Cámara de Diputados y el Politécnico ha sido muy estrecha y de larga data. Tiene que ver con instituciones y leyes, pero también con personas.

Por lo que se refiere a lo primero, bastaría con mencionar que esta soberanía ha sido la Cámara de origen para las cuatro leyes orgánicas que han regido el desarrollo del Instituto desde 1949; la cuarta, vigente desde 1982, perfila un tipo de organización para nuestra institución, sui géneris; el Instituto es un órgano desconcentrado del Estado que posee atributos de plena libertad en el orden académico y que a partir de esfuerzos más recientes, fortalecen como nunca antes su capacidad de autogestión.

En cuanto a las personas, dos de sus más ilustres fundadores han pertenecido a este honorable cuerpo Legislativo: Luis Enrique Herro, quien condujo los trabajos preparatorios de la fundación del Instituto, fue un destacado miembro de la Cámara y presidió la Comisión de Educación durante la reforma al artículo 3º constitucional en 1934. Su oficio de astrónomo no le impidió ser un magnífico tribuno, por el contrario, como lo calificara uno de sus compañeros de curul, en él confluían la oratoria sedante y la dialéctica arrebatadora, para la consecución de sus propósitos.

Algunas de sus opiniones hoy son vigentes. Por ejemplo, en materia de responsabilidad educativa Herro manifestaba su inquietud por una situación nueva, que fuera intermedia entre una centralización y una distribución de las actividades educativas en las diferentes entidades que forman la República Mexicana.

Juan de Dios Bátiz, el artífice del Instituto, fue también diputado por la Trigésima Primera Legislatura. Se echó a cuestas la doble tarea de fundar el Politécnico y de cuidarlo desde la Secretaría de Educación Pública, para que sus pasos fueran firmes y definitivos.

Por ello, de él se ha dicho que si a menudo se mide a los hombres por lo que reciben, a Bátíz hay que medirlo por lo que ha dado. Al final de sus días, entre sus tantos orgullos atesorados sobresalía la creación del Politécnico.

En 70 años de vida, uno de los grandes desafíos del Instituto ha sido cumplir y vivir plenamente su característica de institución del Estado Mexicano, eso significa que ha sido coadyuvante en los planes gubernamentales relacionados con el desarrollo y simultáneamente ha jugado el papel de palanca indispensable para que miles y miles de familias cristalizaran las expectativas de mejoramiento y provecho para sus hijos.

El resultado está a la vista, en una Cámara multipartidista como es ésta, se entenderá perfectamente lo que significa ser una institución del Estado, resistir las eventuales tentaciones coyunturales, las veleidades políticas, y servir a la sociedad y a la nación, sin apartarse de su responsabilidad histórica.

La esencia del Politécnico prevalece, lo mismo en los días posteriores a la expropiación petrolera que en los de la globalización, así como la necesidad de seguir apostando por un México más próspero en la democracia y en la justicia social.

Diputadas y diputados. Comunidad del Instituto Politécnico Nacional. Señoras y señores. El Politécnico Nacional es un activo indispensable de la sociedad mexicana, sus señas básicas de identidad, se han ido perfeccionando al paso de los años, han mostrado que la educación pública tiene potencialidades mayúsculas, si va unida a la noción de calidad. Dicha calidad no está reñida con un auténtico sentido popular, que favorece el ingreso, la permanencia y el egreso de sus aulas de sus futuros profesionales, independientemente de su condición social o nivel económico, que sus egresados y sus familias se sientan orgullosos de su condición de politécnicos, porque se saben y se sienten útiles a la sociedad que los impulsó en sus propósitos.

El Instituto es una muestra de lo mucho que puede hacer el papel fundamental que juega la educación pública en nuestra nación. Una educación pública, cuyo sostenimiento corra paralelo a la responsabilidad de cada Casa de Estudios. Una educación pública que se anticipa al futuro nacional, para sumarse a él plenamente, sin cortapisas, consciente del papel que le toca desempeñar. Una educación pública que se afiance en la sociedad y que emprenda el vuelo hacia el perfeccionamiento constante y sistemático de sustraer.

En nombre de la gran comunidad que represento y de todos, de todos los que han contribuido al desarrollo del Instituto durante estas siete décadas, con la pasión de su trabajo, expreso nuestro profundo reconocimiento a todas las diputadas y diputados, por esta decisión tomada por unanimidad y, en particular, a los integrantes de la Comisión de Reglamento y Prácticas Parlamentarias.

El honor que ahora se concede al Instituto Politécnico Nacional es enorme, el nombre de nuestra Casa de Estudios quedará inscrito con el de Hidalgo, con el de Juárez y Cárdenas, qué honor tan grande y qué tan trascendente responsabilidad lleva aparejada, tras las letras de oro, están las generaciones de politécnicos, que con tesón hicieron que un ideal cobrar vida y que transformándose con el trabajo cotidiano, llegase a ser la estratégica institución de México de hoy y del futuro.

Con las letras de oro están los sueños, anhelos, y porqué no, desilusiones momentáneas, que fueron acrisolando al Instituto, tras las letras de oro, está también el compromiso que deberemos cumplir, cada vez mejor, con la sociedad y el Estado mexicano, poniendo ayer, ahora y siempre muy en alto nuestro lema distintivo: "La técnica al servicio de la patria".

Muchas gracias.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Muchas gracias doctor Enrique Villa Rivera.

Se invita al senador Enrique Jackson Ramírez, Presidente de la Cámara de Senadores; al diputado Pablo Gómez Alvarez, Presidente de la Junta de Coordinación Política; al doctor Reyes Tamez Guerra, Secretario de Educación Pública; al doctor Enrique Villa Rivera, Director General del Instituto Politécnico Nacional; a los coordinadores de los grupos parlamentarios, diputado Emilio Chuayffet Chemor, diputado José González Morfín, diputado Luis Antonio González Roldán, diputado Pedro Vázquez González, diputado Jesús Emilio Martínez Alvarez; al diputado Iván García Solís, Presidente de la comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarais y al diputado Fernando Espino Arévalo, nos acompañen a la develación del nombre del Instituto Politécnico Nacional, que ha sido inscrito en el Muro de Honor de este Recinto.

El Presidente diputado Francisco Arroyo Vieyra: Se ruega a las personas mencionadas pasar al estrado y se autoriza a los señores fotógrafos acercarse a tomar sus placas, en el momento de la develación.

(Develación del nombre del IPN)

El Secretario diputado Marcos Morales Torres: Se invita a los presentes pasen a ocupar sus lugares por favor y pueden sentarse.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Se invita a los presentes a ponerse de pie para entonar nuestro Himno Nacional.

(Himno Nacional Mexicano)

El Secretario diputado Marcos Morales Torres: Se pide a los señores fotógrafos pasen a sus lugares, por favor.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Agradecemos la presencia y participación de todos nuestros distinguidos y distinguidas invitadas e invitados a esta Sesión Solemne, particularmente a la comunidad politécnica.

Proceda la Secretaría a dar lectura al acta de esta sesión.

El Secretario diputado Marcos Morales Torres: (Lectura del acta de la Sesión Solemne)

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli: Proceda señor Secretario, a poner a discusión el acta.

El Secretario diputado Marcos Morales Torres: Por instrucciones de la Presidencia, está a discusión el acta.

No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si es de probarse.

Las ciudadanas diputadas y ciudadanos diputados que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo por favor. (Votación)

Las ciudadanas diputadas y ciudadanos diputados que estén por la negativa. (Votación)

Aprobada el acta, señora Presidenta.

La Presidenta diputada María Marcela González Salas y Petricioli (12:26 horas): Se levanta la Sesión Solemne. Se ruega a los ciudadanos diputados permanecer en sus lugares para iniciar la sesión ordinaria.