LVIII LEGISLATURA

SESION   DE CONGRESO GENERAL
DEL PRIMER  PERIODO DE SESIONES ORDINARIAS  DE LA LVIII LEGISLATURA,

POSTURAS DE LOS PARTIDOS FRENTE AL SEGUNDO INFORME
DE GOBIERNO:

CDPPN | PAS | PSNPT |   PVEM | PRD | PAN | PRI


- LA C. PRESIDENTA DEL CONGRESO, DIP. BEATRIZ ELENA PAREDES RANGEL: Ruego a la Secretaria haga del conocimiento de esta Presidencia, el resultado del cómputo de asistencia de los ciudadanos diputados.

- LA C. SECRETARIA, DIP. MARHA SILVIA SANCHEZ GONZALEZ: Se informa a la Presidencia que existen registrados previamente 354 ciudadanos diputados.

- LA C. PRESIDENTA: Se ruega al secretario de la honorable Cámara de Senadores, haga del conocimiento de esta Presidencia la asistencia de ciudadanos senadores.

- LA C. SECRETARIA DEL SENADO, SEN. YOLANDA EUGENIA GONZALEZ HERNANDEZ: Con mucho gusto señora Presidenta. Se informa que hay un registro de 85 senadoras y senadores.

EL C. SECRETARIO, DIP. RODOLFO DORADOR PEREZ GAVILAN: Ciudadana presidenta, hay una asistencia de 354 ciudadanos diputados y 85 senadores. Hay quórum de Congreso General.

- LA C. PRESIDENTA: Se abre la sesión de Congreso General (17.06 horas).

- EL MISMO C. SECRETARIO: Se invita a todos los presentes a ponerse de pie.

- LA C. PRESIDENTA: El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos abre hoy, primero de septiembre de 2002, el primer período ordinario de sesiones del Tercer año de Ejercicio de la LVIII Legislatura.

Se va a proceder a entonar el Himno Nacional.

( HIMNO NACIONAL )

De conformidad con lo que establecen los artículos 16 numeral tercero, de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos y 11 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, se va a proceder a la designación de los ciudadanos diputados que integraran las siguientes comisiones de cortesía:

Para acompañar al presidente de la República de Palacio Nacional al Recinto del Congreso, a los ciudadanos diputados:

Marco Antonio Dávila Montesinos

Guillermo Hopkins Gámez

Martha Ofelia Meza Escalante

Enrique Ramos Rodríguez

José Manuel Minjares Jiménez

José Luis Novales Arellano

Alba Leonila Méndez Herrera

Lucio Fernández González

Pedro Miguel Rosaldo Salazar

Alfredo Hernández Raigosa

Erika Spezia Maldonado y

Félix Castellanos Hernández.

Para recibir al presidente de la República en el pórtico del Palacio Legislativo y acompañarlo a la tribuna del Recinto y viceversa, los ciudadanos diputados:

Víctor Roberto Infante González

Salvador Castañeda Salcedo

Luis Gerardo Rubio Valdez

Silvia Romero Suárez

Hugo Adriel Zepeda Berrelleza

Beatriz Guadalupe Grande López

Carlos Borunda

Ramón León Morales

Martha Angélica Bernardino Rojas

Arturo Escobar y Vega

Jaime Cervantes Rivera y

José Manuel del Río Virgen.

LA PRESIDENTA, DIP. BEATRIZ PAREDES RANGEL: Para acompañar al Presidente de la República de regreso a Palacio Nacional, después de la lectura del informe, los ciudadanos diputados:

Rafael Rodríguez Barrera

Marcos Paulino López Mora

Felipe Calderón Hinojosa

Alejandro Zapata Perogordo

Tomás Torres Mercado

Genoveva Domínguez Rodríguez

Bernardo de la Garza Herrera

Juan Carlos Regis Adame

Ruego a la Secretaría dar lectura a las comisiones de cortesía designadas por la Honorable Cámara de Senadores.

LA SECRETARIA, SEN. YOLANDA EUGENIA GONZALEZ HERNÁNDEZ: Comisión para acompañar al ciudadano Presidente de la República, de Palacio Nacional a Palacio Legislativo:

Senador Rodimiro Amaya Téllez

senador Eric Rubio Barthell

senador Mariano González Zarur

senador Rómulo Campuzano González

senador Ramón Corral Avila

senadora Sara Castellanos Cortés y

senadora Micaela Aguilar González.

Para acompañar al ciudadano Presidente de la República y recibirlo ante las puertas de Palacio Legislativo:

A la senadora Lucero Saldaña Pérez

al senador Mariano González Arush

a la senadora Rita María Esquivel Reyes

al senador Víctor Torres Herrera

el senador Rutilio Cruz Escandón Cadenas

la senadora Patricia Gómez Bravo

el senador José Guillermo Herrera Mendoza y

el senador José Elías Moreno Brizuela.

La comisión para acompañar al ciudadano Presidente de la República de Palacio Legislativo a Palacio Nacional:

Al senador Ricardo Alaniz Posada

al senador Eric Rubio Barthell

senadora Lucero Saldaña Pérez

senador Marco Antonio Xicoténcatl Reinoso y

senador Antonio Soto Sánchez.

Es cuanto, señora Presidenta.

LA PRESIDENTA, DIP. BEATRIZ PAREDES RANGEL: Esta Presidencia ruega a los legisladores integrantes de las comisiones, procedan en su oportunidad a cumplir con el cometido asignado por sus respectivas Cámaras.

De conformidad con lo que establece el artículo séptimo, numeral segundo de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, harán uso de la palabra hasta por quince minutos cada uno, los siguientes ciudadanos legisladores:

De Convergencia por la Democracia, Partido Político Nacional, el senador Guillermo Herrera Mendoza;

Del Partido Alianza Social, el diputado José Antonio Calderón Cardoso;

Del Partido de la Sociedad Nacionalista, el diputado Gustavo Riojas Santana;

Del Partido del Trabajo, el diputado Alberto Anaya Gutiérrez;

Del Partido Verde Ecologista de México, el diputado Bernardo de la Garza Herrera;

Del Partido de la Revolución Democrática, el senador Jesús Ortega Martínez;

Del Partido Acción Nacional, el senador Jorge Zermeño Infante;

Del Partido Revolucionario Institucional, el senador César Camacho Quiroz.

En tal virtud, se concede el uso de la palabra al senador Guillermo Herrera Mendoza, por el Partido de la Convergencia Democrática.

EL SEN. GUILLERMO HERRERA MENDOZA: Con la venia de la Presidencia.

Honorable Congreso; señoras y señores:

La transición democrática en México tiene muchos enemigos; los que fueron privilegiados por el viejo régimen continúan lamentándose de la pérdida de sus privilegios. El inicio del cambio no garantiza que la democratización del país llegará a buen puerto. Convergencia reconoce que nada ha sido fácil, es más ha sido sumamente difícil romper con ese régimen autoritario.

El reto es enorme para mantener al país a flote y con rumbo. La sociedad ya no puede esperar más.

Desde julio del 2000 expresó su voluntad inequívoca de impulsar el cambio democrático, quien presuma que se puede engañar a un pueblo, se equivoca, las mexicanas y los mexicanos somos los protagonistas de la transición democrática, ésa es la sociedad, la que delegó en su Presidente la difícil tarea de conducir el cambio. Convergencia reconoce el legítimo derecho del Presidente de ejercer plenamente el mandato que le otorgaron los mexicanos.

La convicción de Convergencia por apoyar ese mandato, no es sin una expresión más del respeto que le debemos a los intereses superiores de la sociedad nacional. Tenerle confianza al Presidente no es un acto de claudicación, sino un acto consciente de respeto a la voluntad popular.

Podremos o no coincidir en los contenidos y en los métodos para llevar a cabo su programa de gobierno. Sin embargo, mientras la sociedad le otorgue su confianza para erigir al país, todas las fuerzas y todos los actores tendremos, que con plena independencia y responsabilidad en nuestros actos, coadyuvar a la construcción de la gobernabilidad de este país.

No se vale que los partidos políticos tradicionales apuesten a que le vaya mal al Presidente para que a ellos les vaya bien, no se vale. (aplausos)

La transición democrática se enfrenta en el país a un complejo sistema de viejas prácticas y de inercias que se arraigan en lo más profundo de la sociedad.

Es por ello ingenuo pensar que la tarea del cambio se va a dar por la simple alternancia del poder; por el contrario, esta es la primera piedra de los cimientos de un nuevo edificio democrático en México. Impulsar la democratización del país no es un acto que se deposite en una sola figura. El Presidente tendrá que concitar la participación de toda la sociedad y de todas las fuerzas políticas del país para poder llevar a cabo esta enorme tarea.

De cara al cambio, el Poder Legislativo y el Poder Judicial están jugando un papel central. Nuestra Constitución Política establece con claridad un sistema de pesos y contrapesos que hace corresponsables a los Poderes de la Unión en la conducción de la gobernabilidad. Seamos claros: la tarea es de todos. El sistema federal de gobierno que nos damos los mexicanos, establece un sistema de colaboración entre los diferentes órdenes de gobierno que se debe convertir en una gran oportunidad de cooperación política para sacar adelante un proyecto nacional.

Si la Reforma del Estado profundiza en el fortalecimiento del Pacto Federal, estaremos avanzando bajo un esquema de colaboración entre órdenes de gobierno y Poderes de la Unión para beneficio de todas las sociedades.

El saldo negativo acumulado frente a la Nación es enorme. No podemos negar la existencia de una inmensa deuda social con las mexicanas y con los mexicanos; no hay diagnóstico más evidente que la profundización de las desigualdades en la sociedad y en el fracaso para combatir decididamente la pobreza y garantizar seguridad a la población. El programa económico favorable para pagar esta deuda no ha despegado aún, no puede haber mayor prioridad que ésta.

Es el momento del diálogo, del encuentro, del consenso, de la colaboración entre Poderes en aquellos asuntos que contribuyan a consolidar la transición democrática. La sociedad, ávida de resultados nos exige: no más obstáculos, no más bloqueos para que el Presidente ejerza a plenitud su responsabilidad de gobierno.

Por ello, la gran transición histórica de México es la transición social, fruto de la desigualdad entre grupos sociales, regiones y géneros y a ella debe supeditarse el interés de niveles de gobierno, Poderes de la Unión y partidos políticos.

(Desorden en el salón)

 LA C. PRESIDENTA.- Permítame un segundo, señor orador.

Les ruego a los compañeros legisladores, permitan que el señor orador continúe con su discurso.

Adelante, señor orador.

EL C. SENADOR JOSE GUILLERMO HERRERA MENDOZA.- Convergencia no es producto de la historia solamente, somos producto de la determinación vigente y actuante del acontecer democrático de México y ello nos ha atribuido la posibilidad, demostrada en los hechos, de ser la primera fuerza política emergente que ha logrado en más corto tiempo tener la mayor representación electoral que hoy se traduce mediante nuestra presencia activa en 17 estados de la Federación; 132 municipios con un total de 153 ediles; gobernando dos Capitales: Jalapa y Oaxaca; asimismo cuenta con representación en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, así como en los Congresos Locales de los Estados de Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas, así como representantes en la Cámara de Diputados y Senadores.

De esta forma no tengan duda, en el próximo proceso electoral Convergencia será la fuerza determinante que se constituya en un verdadero gozne para la gobernabilidad. No tengan duda.

Pero también, de suma importancia, Convergencia demanda al Ejecutivo y a esta Soberanía en nombre de los ciudadanos que representamos, que profundicemos sin dilación ni titubeos, en la reforma del Estado considerando temas claves como equilibrio de poderes, el régimen patrimonial del estado, el federalismo fiscal, voto en el extranjero, indigenismo, procuración e impartición de justicia, entre otros.

También quiero dejar claro que en Convergencia sabemos que las ideas y las ideologías, son patrimonio universal. En el terreno de la práctica política todos tenemos y tendremos derecho a proclamar y enarbolar una definición ideológica. La diferencia de fondo entre otros y nosotros será pasar la prueba mayor; demostrar en los hechos la congruencia entre principios y acciones; entre el decir y el hacer. En la transición tendremos que caminar juntos con un solo objetivo de Convergencia: el beneficio de toda la sociedad.

Por lo tanto, la agenda nacional deberá nutrirse con la participación de todas las fuerzas políticas y todos los actores sociales. El Ejecutivo Federal con el concurso del Poder Legislativo, debe buscar amalgamar los intereses de la sociedad. Ninguna propuesta es desechable, todas deben ser escuchadas.

Convergencia ha venido haciendo propuestas muy concretas que se suman al ánimo de la sociedad para impulsar el cambio en el país. Para precisar: actualmente se tiene en verificativo más de 70 jornadas electorales en un sexenio provocando una gran carga financiera y manteniendo al país prácticamente secuestrado por procesos electorales, dejando por consiguiente de lado, la atención pública hacia los grandes problemas nacionales.

Ante esto, hemos impugnado y seguiremos pugnando porque se unifiquen los criterios y se lleven a cabo las reformas necesarias para que solamente se realicen cuatro jornadas electorales cada seis años.

Nos pronunciamos enfáticamente porque se expida una ley de partidos políticos mediante la cual se regule la operación interna de éstos y se establezca como premisa fundamental, la rendición de cuentas.

Insistiremos en que se fortalezca el Poder Legislativo. Por ello nos sumamos a las propuestas que impulsan su profesionalización y su continuidad. Nos pronunciamos porque el periodo de los diputados se amplíe a cuatro años y se establezca la reelección inmediata.

No dejaremos pasar un tema central que se refiere a la autonomía e independencia del Poder Judicial de la Federación. Proponemos e insistiremos una y otra vez, que se garantice permanentemente la asignación del 2.5% del gasto programable del presupuesto federal.

Asimismo nos pronunciamos para que los recursos anuales destinados a los estados y municipios, se imposibiliten en caso de ajuste, recortes en los rubros que comprendan dichas asignaciones presupuestarias.

En el marco de las reformas estructurales pendientes Convergencia congruente con sus principios, se pronuncia por una verdadera reforma fiscal integral y por una reforma hacendaria con principios claros. No hay espacio para postergaciones ni pequeñas enmiendas. O hacemos las reformas o muy pronto nos encontraremos como un país sin recursos y sin estabilidad económica.

Son evidentes los problemas del sector eléctrico que ameritan solución. La Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro, han estado atados por largos periodos a las políticas macro económicas y a las decisiones sobre ellas. No responden estrictamente a los requerimientos que plantea su necesaria modernización. Están sobre reguladas y sus ataduras fiscales las obligan a financiar demandas de liquidez del Gobierno Federal.

Hay que reconocer la complejidad del tema. Los problemas son grandes, debemos identificar las propuestas más viables y reiteramos: sólo en el diálogo respetuoso encontraremos las soluciones que nos permitan satisfacer las necesidades que enfrenta el sector eléctrico nacional.

Proponemos un replanteamiento de todas las relaciones laborales en el artículo 123 constitucional a efecto de reunir en un solo precepto, sin apartados, sin discriminaciones, todas las relaciones laborales que hoy se encuentran diseminadas en el universo jurídico.

El sector agropecuario está postrado. Convergencia está en la mejor disposición de sumarse a un acuerdo nacional que rescate a los campesinos productores y trabajadores y fomente, al mismo tiempo, la actividad económica del campo. Consecuentemente, nos pronunciamos por una urgente revisión de las estrategias públicas hacia el campo.

Por otro lado, los jóvenes y las mujeres representan un importante porcentaje de la población, por lo que se hace urgente, una vez más, la implementación de medidas que atiendan integralmente a estos sectores de la población.

Nuestro partido sustenta que la crisis ética del mercado no podría ser más profunda ni más evidente. Frente a ello, sólo a través de la acción efectiva y activa del Estado se podrá avanzar. El mercado, dejado a su suerte, tiende a constituirse en una amenaza para el bienestar de los mexicanos y para el conjunto de la sociedad internacional.

Es hora de recuperar, frente al momento de la economía, el momento de la política, un momento de la política que además termine con esa idea de que los beneficios son siempre privados, pero el arreglo de los desperfectos siempre debe cubrirse colectivamente. Eso no es posible.

A la política hay que recuperarla con ideas clara y acciones concretas. Hoy desafortunadamente nos invitan todo el tiempo a situarnos en las Antípodas: o estás a favor o estás en contra. Eso no es política; esa es una burda y radical lucha por el poder. (aplausos)

La transición demanda una gobernabilidad sin instituciones culposas. Se debe gobernar con instituciones fuertes y vigorosas por el bien de México. Las reformas deben ser producto de amplios consenso y no de una política de divide y vencerás.

Señor presidente: está usted en el límite de ratificar o desmentir que la transición no es igual a alternancia. Convergencia lo exhorta a que la política recupere su curso natural: servir a la sociedad. Muchas gracias. (aplausos)

LA C. PRESIDENTA: Gracias, señor senador.

En uso de la palabra el diputado José Antonio Calderón Cardoso, del Partido de la Alianza Social.

EL C. DIPUTADO JOSE ANTONIO CALDERON CARDOSO: Con la venia de la presidencia. Señoras y señores legisladores, señoras y señores: acudimos a un acto político mandatado por la Constitución, en el cual el presidente de la República informará a la representación nacional y a la opinión pública el estado que guarda la administración del país.

Este acto, único por cierto, en el cual el titular del Ejecutivo se reúne en la sede del Congreso de la Unión constituye una ocasión inmejorable para hablarnos de frente, con claridad y con respeto republicano, en particular por los acontecimientos de los últimos meses en los cuales la relación institucional entre estos dos poderes pasa por momentos difíciles, pero sobre todo y principalmente para que juntos, Ejecutivo y Legislativo, revisemos la situación que priva en el país y encontremos soluciones a la compleja problemática nacional.

Fieles a nuestra posición de independencia, procuraremos hacer un análisis serio y objetivo, ajeno a la crítica sistemática y destructiva, pero alejado también del halago zalamero y el comentario adulador.

Y es que el diálogo entre poderes debe ser un ejercicio sano de debate, de disensos y de consensos, que mire siempre por el logro del bien común y no una arena de pugnas privadas meramente partidistas que anteponga intereses particulares por sobre el bien general.

Si bien es cierto que por mandato constitucional es el Ejecutivo quien rendirá su informe, es importante que, por el contexto político de alternancia y de consolidación democrática, hagamos alguna referencia al papel que como órgano del Estado ha jugado el Congreso de la Unión. Es decir, ya que el presidencialismo vertical que padecimos ha sido derrotado en las urnas por los ciudadanos y que por esos mismos votos se erigió un Congreso particularmente plural, justo es que al momento de hacer el balance del segundo año del Presidente Fox, tengamos en consideración que el Ejecutivo ya no dicta de manera omnímoda órdenes, puesto que su poder está acotado por esta soberanía y que esta realidad de división de poderes obliga a que actuemos con responsabilidad para evitar también que se monte una estrategia de desprestigio cuando el Congreso decida no acepta las iniciativas del Presidente.

A dos años de la alternancia, vemos que el gobierno ha tenido evidentes dificultades para gobernar. Los grandes problemas y los grandes programas que tenía para resolverlos, han pasado del gran anuncio a su nula práctica.

En materia política es claro que el Presidente y su equipo de gobierno tienen una compleja y difícil realidad, puesto que al entorno externo se suma la compleja y delicada situación nacional.

Era claro que la sociedad cansada del presidencialismo sofocante y de la sumisión del Legislativo, optara por el voto diferenciado y el gobierno dividido. Por ello resulta inadmisible que si para la sociedad éste era un valor político a rescatar, resulte que el gobierno de la alternancia, objete como pretexto que esa pluralidad finalmente le representa un escollo.

Desde luego que es más fácil gobernar con un congreso dócil y sumiso; puede en el corto plazo facilitarle las cosas a la autoridad. Pero en el mediano y largo plazo, resulta socavarse su autoridad y perder lenta pero inexorablemente su legitimidad democrática. A la inversa, contar con un congreso plural, sin mayoría, requiere mucho esfuerzo y grandes sacrificios, pero a la postre y más temprano que tarde, las decisiones que se tomen gozarán de una enorme legitimidad política y social.

Podemos entender que el diseño institucional ha sido rebasado por la realidad, pues fue hecho para funcionar en un contexto de partido hegemónico en donde el Ejecutivo y el Legislativo eran controlados por un solo partido.

Asimismo estamos ciertos que este diseño institucional en un gobierno dividido no incentiva la cooperación entre partidos y ante la falta de consensos, la parálisis aparece como un escenario riesgoso.

Tampoco desconocemos que en ocasiones las minorías más grandes que gobiernan este Honorable Congreso, han asumido actitudes sectarias pero inclusive se ha visto, señor Presidente, que su propio partido incurre en esas conductas que rezagan inútilmente avances importantes.

En fin, ciudadano Presidente, no estamos ajenos a esa realidad que plantea nuevos retos, pero lo que no podemos asimilar es que lejos de buscar los acuerdos políticos mediante un diálogo abierto, incluyente y propositivo con todas las fuerzas políticas del país, en ocasiones haya optado por la confrontación, recurrido al ataque cuando no a la descalificación que de su trabajo realiza el Poder Legislativo.

No puede, señor Presidente, en su legítima búsqueda de construir mayorías parlamentarias, torpedear y denostar al Congreso, pues con esto estará enviando un mensaje contrario a lo que creyó la ciudadanía y su partido predicó desde su nacimiento, dividir y controlar el poder como mecanismo para asegurar la libertad. Pensar que la pluralidad es un lastre y no una necesidad para controlar el autoritarismo, es sustentar la tesis del gatopardismo que todo cambie para que nada cambie.

Incluso es notoria la ausencia de estrategia para entablar el diálogo. Primeros e firma un acuerdo político nacional tan general que fracasa por carecer de propósitos concretos; después dialoga solamente con un partido y vuelve a fracasar en esa intentona. Finalmente logra sentarse con algunos, no todos los partidos políticos nacionales, y asume con ello una línea de exclusión hacia las restantes fuerzas políticas que tienen representación en el Congreso y de otras que son partidos políticos reconocidos por la ley.

En materia económica este tema debemos analizarlo sin recurrir a la crítica sin sustento pero tampoco dejar de señalar los errores. Efectivamente, nos decían los tecnócratas de ayer y los head hunters o cazadores de talentos de hoy que por el mundo globalizado en el que vivimos nuestras economías se hayan íntimamente relacionadas, que nuestra condición de economía emergente nos obliga a que tomemos medidas impuestas por los organismos financieros internacionales, que aunque nos arruinen -decimos nosotros- estamos obligados a tomar bajo el pretexto y bajo el problema de que caigamos en desgracia como Argentina.

Todo esto lo podemos entender, que al Ejecutivo no se le puede juzgar por todo aquello que está fuera de su control, que el entorno internacional no ha sido favorable al crecimiento interno, que los atentados del 11 de septiembre en los Estados Unidos detuvieron el crecimiento económico de esa potencia y por lo tanto de nuestro país, y que finalmente es una incongruencia de los críticos y de la oposición que a escasos 21 meses de asumir la presidencia se le quieran exigir cambios espectaculares. Todo esto también lo entendemos.

Pero entonces, señor Presidente, donde empiezan nuestras dificultades de comprensión es que seguramente escucharemos de usted datos que nos muestren que en materia económica vamos bien; porque las variables macroeconómicas siguen bajo control, que la inflación ha sido mantenido a raya, que hemos mantenido disciplina fiscal y monetaria, que somos la décimo tercer economía más poderosa o la novena potencia exportadora en el mundo, que el crecimiento está por venir, entre otras cosas que con toda honestidad es difícil asimilar.

Y es que con tantos logros de usted y su gobierno en materia económica, no alcanzamos a comprender por qué existen otros datos que se empeñan en despertarnos de ese sueño color de rosa que buscará pintarnos. Efectivamente, hoy 53.7 por ciento de la población mexicana se encuentra en niveles de pobreza y 24 millones 200 mil padecen de pobreza extrema. Seres humanos que no cuentan con los recursos mínimos suficientes para comer. Al cierre del primer semestre del año el crecimiento de la economía nacional fue de cero, el déficit de la balanza comercial en el presente año será de alrededor de 3,000 millones de dólares, lo que indica que nuestro mercado interno no ha sido protegido. Se estima que a finales del año 2000 a la fecha se han quedado sin trabajo 1 millón 255 mil personas. Y en el seguro a junio del 2002 se ha dado una disminución de asegurados de 313 mil trabajadores.

A lo largo de los primeros seis meses del presente año la industria de la construcción, la manufactura y la maquila han sufrido también disminución en el número de trabajadores a causa de los problemas económicos. Y en el campo la situación es dramática, ya que nuestros campesinos no son sujetos de crédito y en la Unión Americana se aprobaron cuantiosos subsidios, lo que producirá que si no se ajusten al Tratado de Libre Comercio el campo seguirá tan arruinado como a la fecha.

Estos impertinentes datos de la realidad rinden con los bien cuadrados datos de la macroeconomía. La diferencia es que los primeros entrañan dramas humanos y los segundos ecuaciones y cifras estadísticas.

Creemos que el problema central, señor Presidente, radica en que usted se mantiene en la misma línea neoliberal que el electorado ya rechazó en las urnas, la ciudadanía votó por un cambio y sin embargo el gobierno federal se mantiene en tener y en mantener la misma línea de expoliación económica.

Sabíamos de antemano que los rezagos acumulados no se revertirían por arte de magia y que quien gobernara tendría un acotado margen de maniobra. ¿Pero es éticamente correcto en materia económica hacer lo mismo que antes criticó? ¿Tan poco respeto merecemos los mexicanos que el único cambio conseguido es que nos esté diciendo la verdad respecto del número real de pobres? La mayoría de ellos los creó el anterior gobierno. ¿Cuántos mexicanos pobres ha generado usted, señor Presidente? ¡Díganos la verdad!

Coincidimos con usted en que el país requiere cambios estructurales. Coincidimos con usted que debemos cambiar el sector eléctrico y otros tantos sectores. La pregunta es: ¿qué orientación le vamos a imprimir y usted le va a imprimir a esas reformas? Porque si tiene la misma de Zedillo y Salinas, de privatizar, ¡vamos privatizando la pobreza, a ver si con esto logramos abatir la miseria que tanto lastima a los mexicanos!

Finalmente, en el aspecto social es donde se refleja de manera dramática lo errático de la política económica, ocupamos el humillante primer lugar en exportar inmigrantes. De 6 mil pequeños comercios que había, éstos han cerrado debido a los bajos salarios, porque se ha inhibido el consumo y aunado al conflicto en Chiapas, que sigue sin arreglarse, en 14 estados del país existen riesgos reales de conflicto. Y a pesar de la evidente marginación de muchos mexicanos, el gobierno ha decidido ahorrar recursos. Parece inconcebible que ante tanta necesidad existan subejercicios que bien pudieron haber sido utilizados en gasto social.

A propósito de la reforma eléctrica, señor Presidente, es bueno atender la vertiente estructural, pero no puede descuidarse el impacto social, por ello no entendemos u falta de atención a los reclamos de los estados del norte, en particular de Sonora, que se ven golpeados en su economía familiar por las excesivas tarifas eléctricas y que la sociedad organizada en el movimiento cívico "Vamos por Sonora", le piden que atienda.

Señor Presidente, ésta es una inmejorable oportunidad para convencernos de que su preocupación en materia eléctrica es socialmente viable.

Desgraciadamente la política social que vemos tiene más rasgos de asistencialismo que de impulso al desarrollo. Ayudar con un poco de dinero o en especie a las personas y a las familias no soluciona el problema de la pobreza. La gente no quiere limosna, quiere un trabajo digno y productivo y el gobierno tiene la responsabilidad de propiciar las condiciones necesarias para crearlo.

Por otra parte, tanto en el combate a la violación de los derechos humanos como en el combate al a corrupción, no sólo no ha habido avances sino retrocesos, con lo que se continúe deteriorando el tejido social.

Finalmente, sería irresponsable de nuestra parte ignorar que la actual administración tiene un paquete particularmente complejo, ya que la solución a los problemas no podría resolverlos por sí mismo el Presidente y su equipo, sino que todos los mexicanos, y particularmente el Congreso de la Unión, deberá tener la sensibilidad y la altura de miras para hacerse corresponsable del futuro de nuestra patria.

Pero para ello, señor Presidente, por la alta responsabilidad que el pueblo le confirió, en razón de las promesas que usted ofreció, le pedimos que asuma una actitud encaminada a fortalecer la economía nacional, reducir los niveles de pobreza y entablar un diálogo respetuoso con esta soberanía y con todos los actores políticos. Pero por lo pronto esperamos que su informe sea realista y objetivo. Queremos conocer de usted de qué tamaño es el problema, para empezar, todos juntos, a construir la solución.

Muchas gracias.

(aplausos)

-PRESIDENTA, DIP. BEATRIZ ELENA PAREDES RANGEL: Gracias ciudadano diputado.

Tiene la palabra el diputado Gustavo Riojas Santana, del Partido de la Sociedad Nacionalista.

-EL C. DIPUTADO GUSTAVO RIOJAS SANTANA.- Gracias ciudadana Presidenta.

Ciudadano Licenciado Vicente Fox Quesada, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; Licenciado Genaro Góngora  Pimentel, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; ciudadana Diputada Beatriz Paredes Rangel,  Presidenta de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; compañeras y compañeros Legisladores; Pueblo de México.

Hoy, primero de Septiembre del 2002, nuevamente nos reunimos los tres

Poderes de la Unión en  un acto protocolario republicano, recibiendo el Segundo Informe del Gobierno Federal, un gobierno de alternancia , bueno para algunos, malo para otros, en una atmósfera de perspectivas diversas en torno a la vida nacional, con inevitables y contrastantes análisis de lo que se tenía , se tiene y lo que se quiere tener.

Oportunidad en que los Nacionalistas, los del Partido de la Sociedad Nacionalista podemos al igual, que todos los partidos representados en esta alta tribuna, expresar nuestros puntos de vista y observaciones del desempeño de una nueva y diferente forma de gobernar.

Seguramente nuestro posicionamiento no se escuchará fuerte o rimbombante porque los Nacionalistas no utilizamos la crítica destructiva, voces protagónicas o tonos estridentes Estamos convencidos que nuestro deber como Legisladores es el de realizar un análisis serio y objetivo por encima de los intereses legítimos que como partido político nacional tenemos.

No buscamos la aprobación de los analistas políticos o ganar adeptos ni simpatizantes, nuestro único y verdadero compromiso es con México y con los mexicanos. Los Nacionalistas estamos conscientes que los cambios que necesita México no será, ni podrán ser posibles, sólo con la buena voluntad de un Ejecutivo bien intencionado, se necesita un Gabinete fuerte y unido en la misma dirección, así como un Congreso actuante y comprometido con los altos intereses de la nación, respetuoso y respetado y con un Poder Judicial observador y garante de los derechos constitucionales de todos los mexicanos, pero, ante todo, se necesita al pueblo armonizado y participativo.

El Partido de la Sociedad Nacionalista sabe que la responsabilidad y el compromiso que se tiene con el país debe ser una práctica diaria de deberes y obligaciones compartidas porque no es suficiente el avance democrático sin el mejoramiento de la calidad debida de la población.

Los Nacionalistas, como lo hemos expresado en los diferentes foros a nuestro alcance, no tenemos reserva en reconocer logros y avances que ha tenido este Gobierno, como son: el combate al narcotráfico, la estabilidad económica, el respeto a los derechos humanos, la proyección de México en el extranjero, pero también tenemos que señalar que no se han podido disminuir los índices de la pobreza, de la inseguridad y los rezagos en el campo de millones de mexicanos.

Los Nacionalistas aprovechamos este foro para expresarles nuestro posicionamiento político en referencia a algunos de los graves problemas que vivimos los mexicanos y de las serias e importantes decisiones que deberemos de tomar en conjunto, las cuales seguramente afectarán, para bien o para mal, la dirección y el camino que México tome en los siguientes años.

Respecto a la Iniciativa de la participación privada en el Sector Eléctrico, los Nacionalistas creemos que antes de tomar una decisión tan trascendente, se deben agotar las ideas y propuestas de posibles soluciones que se pueden dar al impulso de nuestra industria eléctrica.

Creemos que no se ha profundizado en la posibilidad de un financiamiento de la banca nacional y extranjera para impulsar los proyectos que todos reconocemos son necesarios para el desarrollo de nuestro país.

La lógica nos indica que si existen grandes intereses de inversionistas nacionales y extranjeros en la participación económica y de desarrollo de nuestra industria eléctrica es porque consideran que esos proyectos serán de alta rentabilidad económica y por lo tanto obtendrán ganancias millonarias que seguramente, seguramente no se transformarán en derramas económicas en beneficio de la mayoría de los mexicanos.

En otras palabras, los nacionalistas, los del Partido de la Sociedad Nacionalista, proponemos que con base en la confianza que se tiene en estos momentos en nuestra economía y desarrollo, se soliciten los empréstitos necesarios para transformar a nuestra industria eléctrica e incluirla en la modernidad y tecnología de los países más avanzados.

Para lograr esto, no debemos dudar de la eficiencia de nuestros hombres y mujeres ni seguir pensando que los mexicanos no somos capaces de administrar correctamente las empresas que la Nación tenga bajo su custodia y control.

Estamos convencidos que este tipo de privatizaciones del patrimonio nacional afectan de alguna manera nuestra soberanía y autodeterminación que como pueblo debemos defender permanentemente.

Señor Presidente:

Que no nos asusten las malas experiencias, aprendamos de ellas y devolvámosle la confianza a nuestros técnicos y trabajadores; es tiempo de creer en México y en los mexicanos y de valorar nuestras propias aptitudes.

Por otro lado, en relación al combate a la corrupción, los nacionalistas pensamos que el verdadero combate no está en señalar o perseguir a grandes personajes de la política ni buscar chivos expiatorios que proyecten falsos escenarios del avance que se tiene.

El combate a la corrupción, para los nacionalistas, conlleva primero el respeto de las leyes en el ejercicio de nuestra acción y en la imparcialidad en los procedimientos legales, independientemente del tamaño, dimensión, importancia o peso específico del inculpado. El combate a la corrupción, por ningún motivo puede ser excusa para el atropello, difamación o conculcamiento de los derechos que todos los mexicanos tenemos.

Es obligación del Presidente de la República velar porque sus órganos centrales y descentralizados actúen con estricto apego a la ley, no podemos los juicios sumarios, los linchamientos populares y mucho menos la presión e inducción de culpabilidad que puedan ejercer los medios de comunicación.

Asimismo, los nacionalistas, los del Partido de la Sociedad Nacionalista nos pronunciamos por la total y absoluta libertad que tenemos los mexicanos de expresar nuestras ideas y puntos de vista pero también nos pronunciamos y lucharemos para que exista responsabilidad al ejercer ese derecho porque para nosotros la libertad de expresión no debe incluir la difamación, denostación e impunidad y mucho menos afectación a la integridad moral y al respeto que debemos tenernos entre los mexicanos. Siempre será más fácil destruir irresponsablemente que construir con objetividad y bases.

En cuanto al combate a la pobreza, los nacionalistas creemos que el desarrollo a través de macros proyectos tecnológicos y de producción agrícola de nuestro campo debe ser una tarea impostergable en su gobierno, y más que buscar inversionistas del extranjero que resuelvan los problemas económicos de México, debemos trabajar incansablemente analizando alternativas que saquen de la postración y miseria a millones de mexicanos. La tarea es de todos; los nacionalistas estamos prestos a realizarla.

En cuanto a la impartición de justicia, se tiene y tenemos que luchar para que nuestro sistema judicial sea imparcial y justo, independiente del status político y social que se tenga, y sobre todo se erradique la discriminación y el abuso de poder a los que menos tienen o a los que menos pueden.

Los nacionalistas estamos convencidos que para una mayor eficiencia en la impartición de justicia se le deben otorgar mayores recursos y una autonomía plena en el ejercicio de sus funciones.

La democracia en nuestro país es un ente que debemos cuidar y fortalecer, y esto significa hacer realidad el pluralismo, la inclusión y el respeto entre los diferentes actores políticos de nuestro país, sin importar su dimensión o peso específico. Es ahí donde nuestras autoridades electorales deben de tomar conciencia de que democracia también significa equidad, imparcialidad y justeza en el ejercicio de sus atribuciones, debiéndose deslindar de sus extracciones partidistas, de sus filias y de sus fobias.

No podemos estructurar plenamente la democracia en México con enfrentamientos permanentes, con posiciones infranqueables, con intereses partidistas o con predisposiciones perpetuas. La cimentación de nuestra democracia debe ser construida con los elementos imprescindibles de la tolerancia y el respeto mutuo, porque el progreso de nuestro país no puede realizarse sin la conjunción de la voluntad de todos; independientemente de nuestras posturas políticas debemos estar conscientes de nuestra responsabilidad y compromiso con México.

Los nacionalistas consideramos que la aceptación o el rechazo al trabajo desarrollado por usted, señor Presidente, no sólo estriba en los discursos ni en las posiciones de los partidos políticos; el juicio lo tienen las mexicanas y mexicanos de nuestro amado país. Más allá de los números y estadísticas que presenta en su informe, para los nacionalistas, los del Partido de la Sociedad Nacionalista, lo más importante en estos momentos históricos que atraviesa nuestro país, es la actitud y compromiso que tengamos en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas que aquejan a nuestra patria.

Reiteramos que la solidez y progreso de un país es directamente proporcional a la unidad y enteraza de sus ciudadanos y del compromiso y trabajo responsable de sus gobernantes. Ojalá que la disposición de todos nosotros esté siempre a favor de México y que se logren los acuerdos necesarios que de una vez impulsen a nuestro país a nuevos horizontes de progreso y bienestar.

En el Partido de la Sociedad Nacionalista seguimos creyendo que el nacionalismo es el elemento primordial de la reconciliación nacional y actitud permanente que deben tener los encargados de la Administración Federal, teniendo en todo momento presente que la patria es primero.

Muchas gracias.

LA PRESIDENTA: Gracias, diputado.

Tiene la palabra el diputado Alberto Anaya Gutiérrez, del Partido del Trabajo.

EL DIP. ALBERTO ANAYA GUTIERREZ: Con el permiso de la Presidencia.

Compañeras y compañeros legisladores; pueblo de México.

La esperanza del pueblo de México por un cambio que le permitiera aspirar a un futuro mejor, ha sido traicionada. La manifiesta incapacidad del Gobierno Federal ya no puede ocultarse con estrategias publicitarias como las que le permitieron llegar al poder.

El Presidente Fox, desde que inició su gobierno, está sin rumbo; lo peor es que no hay señales de que puede encontrar el camino correcto. Si quiere evitar que el país se hunda, se debe consensuar con el Congreso de la Unión y los partidos políticos, las líneas estratégicas de un nuevo proyecto de nación que beneficie a todos los mexicanos y hacer cambios radicales en su gabinete.

Pasados ya dos años de los históricos comicios del 2 de julio del 2000, que pusieron fin al largo reinado priísta, el país está invadido por un profundo sentimiento de desilusión. El cambio de rumbo que se demandó en las urnas, se ha frustrado.

Pasó el período de gracia, que el pueblo mexicano le concedió, ya no es posible para el Gobierno actual, generar respaldos sólo con promesas. Señor Presidente, hoy, hoy, hoy, por el bien de la nación, cambie el proyecto neoliberal que tanto daño ha causado a los mexicanos y realice la transición democrática que todos estamos esperando. (aplausos)

En unos momentos, nos vendrá usted a decir que vamos bien, que pese a las dificultades de la economía mundial, en México hay solidez macroeconómica, de nueva cuenta se nos hablará de positivos indicadores económicos, pero definitivamente no habrá nada que informar sobre un cambio sustancial a favor de los sectores populares, las clases medias siguen desapareciendo, el nivel de vida de los mexicanos no ha mejorado en 20 años y en los últimos dos, de los que está en su administración, esta situación se ha agravado profundamente.

Nuestra economía no crece, nuestro país se ha convertido en una fábrica con la más alta productividad para ser pobres y miserables; persiste el desplome del poder adquisitivo del trabajador, de la ciudad y del campo, del empleado y del técnico, de las amas de casa, sube el desempleo, más de la mitad de la población está en la pobreza y alrededor de 28 millones de mexicanos, viven una situación de pobreza extrema.

El Gobierno Federal, frente a su ineficiencia retoma la vieja práctica de culpar a los acontecimientos internacionales y al pasado y remitir sus promesas de prosperidad para un incierto porvenir. Los mexicanos tenemos memoria, los ofrecimientos fueron claros y fuertes, el Presidente Fox nos prometió crecer al 7% y llevamos dos años de estancamiento.

Nos prometió la creación anual de un millón de empleos y lo que hoy existe es la generación de desempleos; prometió construir 700 mil viviendas y no se logra la mitad de esto; ofreció un programa de vigorización de la micro y pequeña empresa y a dos años no se ven resultados. Lo que vemos, es el desmantelamiento de la infraestructura básica del país, el colapso del campo, el desplome de la industria nacional, la extinción del mercado interno y la sumisión y entrega de nuestra soberanía a los organismos trasnacionales y gobiernos extranjeros. (aplausos)

Se concluye: las promesas hechas fueron sin duda sólo una estrategia para acceder al poder y garantizar que todo siguiera igual.

No es correcto querer engañar a la sociedad y culpar al Congreso de la Unión y a los partidos de oposición de las políticas públicas erráticas. Vicente Fox debe asumir plenamente su responsabilidad, no se vale que busque culpables afuera. Los únicos responsables de la falta de resultados son él y su gobierno.

El Partido del Trabajo ya señaló la necesidad de una política económica diferente al servicio del ser humano; que aproveche las oportunidades de la globalización para desarrollar la industria y la agricultura nacionales e integrarlas al progreso en lugar de marginarlas, como hoy sucede; que genere suficientes y buenos empleos y que mejore el nivel de vida de las inmensas mayorías por encima de la protección a los grandes intereses económicos y a la acumulación de grandes fortunas.

El anclaje de nuestra economía a los norteamericanos, no tiene visos de ser la salida que algunos analistas gubernamentales previeron. El Gobierno Federal, hasta hoy, ha sido incapaz de generar un plan antirrecesivo basado en nuestros propios recursos.

Hoy exigimos el cumplimiento cabal de las promesas que usted, señor Presidente, hizo en su campaña

Debe destinarse mayores recursos para el gasto social, salud, educación y apoyo a las entidades federativas que son renglones prioritarios a los que deben reintegrarse de inmediato los recursos presupuestales que indebidamente fueron recortados.

Debe voltearse la vista al campo mexicano, claro ejemplo de la irresponsabilidad gubernamental, donde 25 millones de compatriotas viven una situación cuya gravedad va más allá de blindajes de papel, con recursos que no son ni la sombra de los apoyos que reciben los productores agrícolas de Estados Unidos. Los campesinos mexicanos no compiten contra sus homólogos del norte, sino contra el fisco norteamericano.

En la protección al ambiente, la palabra "gubernamental" no es congruente con la realidad; mientras se proclaman cruzadas nacionales, la devastación de bosques y selvas mexicanas supera el millón de hectáreas anuales. La industria generadora de alta contaminación sigue operando sin trabas y México aparece en primer lugar en América Latina en liberación de carbono a la atmósfera.

El Presidente ofreció mejorar la recaudación fiscal sin aumentar los impuestos, sin embargo una de sus primeras acciones fue promover una reforma fiscal que pretendía aumentar el IVA a alimentos, medicinas y educación y gravar a las prestaciones de los trabajadores, reduciendo en cambio, las tasas para el sector de más altos ingresos. Este Honorable Congreso de la Unión, en un acto de responsabilidad ante la sociedad, frenó esta antipopular iniciativa.

El Partido del Trabajo se opuso al aumento al IVA del 10 al 15% realizado en el sexenio pasado se opuso también al aumento de este impuesto en diciembre pasado y seguirá oponiéndose a todo impuesto regresivo que afecte a los que menos tienen.

Debe aplicarse las cargas en forma proporcional a las posibilidades económicas de cada quien; las más altas percepciones deben de ser gravadas para que haya equidad. Es imperativo poner fin al paraíso fiscal en el que se mueve el capital especulativo que provoca una permanente incertidumbre macroeconómica que no desarrolla la planta productiva y que no genera empleos.

Nos preocupa la criminal descapitalización de la industria eléctrica y petrolera desarrollada en los últimos sexenios, como parte de una política de transnacionalización exigida desde los grandes círculos financieros mundiales y que amenaza el desarrollo del país y nuestra soberanía nacional.  Desde esta tribuna manifestamos un rotundo no, a la trasnacionalización de la industria eléctrica y   de Petróleos Mexicanos.

La reciente iniciativa de reforma eléctrica del presidente son pasos que pretenden poner a la patria en venta al mejor postor; a la cual el Partido del Trabajo se opondrá resueltamente.

Los mexicanos tenemos experiencias muy negativas de las privatizaciones, sólo aumento de precios y pérdida del patrimonio nacional podemos contar de las privatizaciones realizadas en telefonía, autopistas, ferrocarriles y aeropuertos.

La privatización bancaria es una historia que nos muestras el camino de entrega al extranjero que se quiere seguir en la industria eléctrica y petrolera. apenas a unos años de su privatización el 87% de la Banca está entregada al capital extranjero y van por todo.

Argentina es un doloroso ejemplo para México, después de que vendió todo su patrimonio nacional hoy vive la peor crisis económica de su historia y ante la falta de activos no hay organismo trasnacional o gobierno que lo rescate.

Otra negra historia es el FOBAPROA que aparece como el más grande monumento a la impunidad y a la corrupción de nuestro país. Y se mantiene ahora como IPAB con la misma cartera llena de irregularidades y corrupción de banqueros y autoridades, a costa de todos los mexicanos.

Sólo retirando los cargos públicos a los funcionarios involucrados y procediendo de inmediato penalmente contra los responsables, podrá deslindarse el actual gobierno del atraco más grande del siglo contra el pueblo mexicano.

No podemos seguir privatizando las ganancias y socializando las pérdidas; ni privilegiar la especulación y el dinero fácil a la sombra del contubernio que existe entre el poder económico y el poder político.

En al ámbito político el balance tampoco resulta favorable. Hay una ausencia de conducción y metas claras.  No se construyen los consensos necesarios. Padecemos constantes vaivenes en las decisiones presidenciales.

La confrontación sistemática entre poderes, principalmente con el Congreso de la Unión y los partidos de oposición, sólo enturbian el ambiente y se genera incertidumbre.

Desde esta tribuna le decimos: Señor presidente cambie la situación.  Este ambiente no beneficia a nuestro país.  La reforma de estado es otro compromiso incumplido.  Requerimos una reforma plural incluyente que abra más espacios a la participación ciudadana; que consolide el espíritu republicano y la división de poderes; que dé cauce a la búsqueda de una sociedad con igualdad de oportunidades, justa y generosa con sus hijos más desprotegidos.

El mandato del pueblo mexicano de otorgarle la presidencia a Vicente Fox y el Congreso de la Unión a la fuerzas de oposición para garantizar el equilibrio entre los dos poderes, fue desestimado y despreciado por el titular del Poder Ejecutivo.  El Poder Judicial tuvo que dirimir un conjunto de controversias constitucionales por diferendos entre el Ejecutivo y el Legislativo y el fallo siempre fue contrario al presidente Fox y a favor de este Honorable Congreso de la Unión.

A contrapelo hicimos valer el principio de la división de poderes.  Estamos aún en espera de la solución al conflicto de Chiapas.   Ya no se vializó en los 15 minutos prometidos; tampoco en los dos años de su presidencia.  Aumenta el clima de violencia; continúa la ruptura del diálogo.  Persiste la sordera federal que deja manos libres a grupos paramilitares en una guerra de baja intensidad contra los indígenas de los municipios autónomos y la Ley Cocopa sigue sin aprobarse.

En la calle siguen los grandes criminales de cuello blanco.

Tenemos también una gran preocupación. La ciudadanía no votó por un gobierno remendón, sino por un gobierno para el cambio. Debe renunciarse a cualquier política de imposición que pretenda desmantelar la seguridad social, la educación laica y gratuita y las conquistas laborales de los trabajadores.

Los mexicanos merecemos mejores tiempos, tiempos de avance, tiempos de cambio verdadero, tiempos de oportunidades para todos.

Vamos para dos años sin desarrollo económico, con deterioro social, sin avances democráticos, sin conducción política ni proyecto claro. Es urgente cambiar el rumbo por el bien de la nación y de todos los mexicanos. Muchas gracias. (aplausos).

LA C. PRESIDENTA: Tiene la palabra el diputado Bernardo de la Garza Herrera, del grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México.

EL C. DIPUTADO BERNARDO DE LA GARZA HERRERA:  Con el permiso de nuestra presidencia. Compañeras y compañeros legisladores, gobernadores de nuestra federación, invitados y amigos todos:

Cada año este Honorable Congreso se reúne para valorar el accionar del Poder Ejecutivo, para reflexionar si México avanza o retrocede, pero también para tratar de identificar los problemas que se nos presentan como nación, los cuales habremos de resolver conjuntamente, sobre todo en esta pluralidad política que sensatamente nos han marcado los electores, señalando como único método de solución el de respeto mutuo y el diálogo.

Nos gustaría empezar esta participación con un análisis que concluyera en una celebración de que México es por fin una nación exitosa, que por fin hemos logrado superar los obstáculos y los vicios de siempre y que se han hecho los cambios necesarios para cumplirle a la historia y a las familias de México.

Sin embargo, para nadie, ni para el propio gobierno es novedad que las promesas, la ilusión y la esperanza que sembraron en la sociedad se han convertido en desánimo, desaliento y frustración a dos años de gestión.

Esto debe obligarnos a todos, pero especialmente a ellos, a preguntarse por qué se ha fallado; esto debe obligarnos a reflexionar sobre las prioridades, sobre las acciones y sobre los resultados, comparando esto siempre con las promesas, con los objetivos  y con las palabras.

Sólo mediante estas comparaciones se puede hacer una evaluación objetiva y responsable. Quien así lo haga no puede dejar de reconocer que el saldo es negativo.

Nosotros, que por congruencia y por corresponsabilidad, decidimos hace un año convertirnos en un partido de oposición que buscaría siempre el cumplimiento de las promesas hechas en campaña, que buscaría permanentemente la concreción de los sueños de cambio, haremos nuestra evaluación en este espacio con la legitimidad de representar a un amplio sector de la sociedad que reclama se le cumpla, que reclama se le apoye, que reclama oportunidades de desarrollo, de dignidad, de vida y de futuro.

Así, a dos años de gobierno hemos de reconocer el esfuerzo que se ha hecho para que en materia social finalmente tratemos de emigrar del asistencialismo al productivismo.

Rescatamos también el resultado de mantener a México en los 10 primeros lugares de turismo en el mundo y el hecho de que prácticamente no haya disminuido la generación de divisas, a pesar de los lamentables hechos terroristas del año pasado.

Pero señalamos nuestra preocupación a proyectos que, sin una concreta definición sustentable, afectarán para siempre a nuestro país. Tal es el caso de la Escalera Náutica y el   home.. de la Ribera Maya.

La tolerancia mostrada en la política interior de su gobierno sin duda es positiva. Lástima que a veces se haya exagerado y traducido en falta de acciones y que por tanto se haya permitido el desacato a la ley.

En cuestión económica existe una profunda dualidad. Mientras que los logros macroeconómicos han permitido a México vivir con estabilidad y sentar bases sólidas para el futuro, no se avisora ningún mecanismo para que estas virtudes se reflejen en los recursos de las familias mexicanas.

En nuestro país la estabilidad favorece solo a algunos y la pobreza sigue lamentablemente al alza sin que existan esfuerzos para revertir este problema.

Y en sus atribuciones legislativas sobresale sin duda la presentación de la iniciativa de ley en materia de acceso a la información, a la que nos sumamos todos.

A pesar de estas rescatables realidades, el saldo sin embargo es desfavorable.

Este gobierno tenía el objetivo de crear 1.3 millones de empleos al año. A casi dos años de gobierno no sólo no se han creado nuevos puestos de trabajo, sino que se han perdido casi 600 mil.

Se promocionó que en ese gobierno se tendría acceso a una educación con calidad. Sin embargo para el periodo escolar pasado, el incremento en la plantilla escolar primaria fue menor que el crecimiento poblacional, lo que dejó a 60 mil niños sin la posibilidad de acceder a la escuela y la escolaridad promedio de los mexicanos no ha aumentado.

Además este asunto difícilmente se podrá combatir si el gobierno sigue practicando subejercicios a la Secretaría de Educación Pública, como el año pasado por más de 3 mil millones de pesos, y la educación ambiental para buscar la conciencia ecológica que se le prometió a la sociedad, sigue siendo sólo eso, una promesa.

Su gobierno prometió crecer a un 7 % anual, meta que por razones de todo tipo, reconocemos que muchas de ellas externas, no se ha podido alcanzar.

Pero es importante recalcar que este objetivo no tiene un plan profundo y visionario que hiciera este crecimientos sustentable. A esta tasa la economía crecería 50 % en su sexenio, pero nadie en el Ejecutivo ha planteado con qué recursos naturales o a qué costo para las futuras generaciones.

El compromiso con la ciudadanía de privilegiar al medio ambiente haciendo de éste una política transversal en todas las secretarías, no se ha impulsado. Lo que es más, no se contempló ni siquiera la participación ambiental en el Consejo de Administración de PEMEX, una de las empresas más contaminantes del mundo, y esta incorporación se dio solamente por la iniciativa presentada en este Congreso por mi partido y el apoyo a la misma de todos los grupos parlamentarios, mismo que por supuesto agradecemos.

Poco se ha conseguido avanzar en cuanto a seguridad se refiere, entendiendo que gran parte de éste es responsabilidad de autoridades locales; pero entendiendo también que sería imposible de resolver si no construimos mecanismos que permitan a los mexicanos ganarse la vida con dignidad.

La promoción del deporte como herramienta sana y eficaz para prevenir el delito, no ha sido explotada adecuadamente.

Hoy las autoridades administrativas no le ganan un juicio a nadie. Mi partido está totalmente en contra de la falta de aplicación de la ley y a favor de la rendición de cuentas; pero todo gobierno que pretende invocar el estado de derecho como marco conceptual del orden, debe entender también que la aplicación de la ley y el finco de responsabilidades y penalidades se hacen a través de los Ministerios Públicos, la procuradurías y finalmente del Poder Judicial; nunca a través de filtraciones en los medios de comunicación.

El Presidente Fox prometió también estar cerca de la gente, de escucharla, de hacerla partícipe, pero los hechos demuestran lo contrario.

En el caso del aeropuerto de Texcoco, no sólo se desoyeron los fundamentos y las razones, sino que se quiso engañar a los ejidatarios de Atenco ofreciéndoles precios irrisorios por su único patrimonio. ¿Por qué, señores del Ejecutivo, se insistió en buscar beneficiar a pocos influyentes y continuar marginando a muchos indefensos? Se permitió también la politización del tema en intervención de grupos de confrontación, ajenos a las demandas reales, legítimas y procedentes de los mismos ejidatarios sin rendir nunca cuenta de ello y de ellos, permitiendo la impunidad de quienes atentan contra la estabilidad de la nación.

Lo que se avizoraba como una debacle ambiental y social terminó siendo un fracaso gubernamental, en paralelo de haber generado un lastimoso precedente al estado de derecho, al consentir acciones apartadas de la ley como mecanismos de negociación.

El gobierno no debe ser jamás, jamás, rehén de presiones ilegales de grupos radicales. No pedimos mano dura, pero sí exigimos mano firme.

El cambio era para unir a todos los mexicanos para construir un nuevo país y no para mostrar señales de intolerancia y desprecio a legisladores y regidores de los partidos de oposición como sucediera en Yucatán, hace unos meses. El cambio era para construir una nación ejemplar en términos ambientales, comprometida con las futuras generaciones, sin un gobierno pasivo que no está preocupado por conservar y proteger nuestros elementos naturales, por tener una política energética responsable, por planear el desarrollo sustentable y por llevar a cabo un programa agresivo para salvar las especies que están amenazadas o en peligro de extinción.

Señor Presidente: La protección ambiental no puede ser discursiva, debe ser ejercida como un tema de la más alta prioridad en la agenda política nacionall, pues ahí recae la supervivencia de nuestro pueblo.

El cambio era para reformar el Estado, transformar el sistema político, rendir cuentas del pasado y acotar el presidencialismo. En fin, era llevar a cabo un nuevo pacto social y político.

El cambio es cumplir con las promesas hechas en campaña, cumplir con el sentido del voto.

El cambio era para crear una estrategia a largo plazo de ampliación del empleo y de reforma al sistema de sindicatos, para romper con el corporativismo que tanto daño le ha hecho a México, para actualizar la educación e innovarla.

El cambio no era para priorizar la promoción de su gestión y la búsqueda de simpatías por sobre la solución de los rezagos, esto resulta falto de cualquier sensibilidad, de cualquier solidaridad. México necesita urgentemente un gran estadista no un comunicador.

A cuantos participamos en la construcción del rumbo nacional no nos puede seguir distrayendo nada que no sea la obligación de resolver lo que evidentemente está pendiente desde hace mucho tiempo.

El error más grande esta administración es no entender que nadie le puede mentir a México y a los mexicanos, mucho menos su gobierno, como lo hiciera con el asunto de Cuba en la Cumbre de Monterrey. Independientemente de que es inadmisible que cualquier nación pretenda intervenir en las posturas internacionales de México a través de chantajes, la mentira es indefendible, es inadmisible. Y si bien el Presidente tuvo la humildad para disculparse del lamentable acto, que se sepa que un Presidente o un Canciller simple y sencillamente no le pueden mentir al pueblo. La mentira deteriora como pocas cosas las relaciones humanas y con ello pone en riesgo a la propia civilización.

Dadas las circunstancias expuestas mi partido no se ha quedado con los brazos cruzados, hemos presentado iniciativas en muchos sentidos para tratar de construir un país mejor.

Señor Presidente:

En millones de mexicanos existe una necesidad atorada por décadas, un grito acallado por generaciones, un clamor de justicia de cambios profundos de igualdad, de esperanza. Muchos depositamos todos estos sentimientos en usted. ¿Por qué entonces la falta de acción, de justicia, de derecho y de respeto a las normas? Debe reconocerse que el accionar de la mayoría del Gabinete ha resultado inoperante y además en ocasiones lo más grave y lo han aconsejado a confrontarse con mexicanos y con extranjeros.

Queda claro que los mexicanos nos merecemos un mejor país, no podemos continuar con los índices de desempleo que todavía hay en el país, niños que no pueden asistir a la escuela, que no pueden acceder a una adecuada alimentación. Que para muchos mexicanos resolver sus problemas de salud sea un lujo y no un derecho real. Que se destruya el medio ambiente, que es nuestro más querido patrimonio nacional. No podemos permitir que la ciudadanía no se sienta segura aún en su propio hogar. No podemos permitir que la violencia y la corrupción continúen carcomiendo el corazón de nuestra sociedad.

La fortaleza de las instituciones es el único camino para alcanzar el añorado futuro y esto lo debemos entender todos. ¡No debe espantarlo, señor Presidente, el hecho de que existe un Congreso fuerte; un Congreso que ha demostrado su atinada interpretación de la ley al ganar todas las controversias constitucionales en las que se ha visto envuelto con el Poder Ejecutivo!

(Aplausos)

Pero esto debe ser aplaudido incluso por ustedes, ya que siempre han hablado de una auténtica división de poderes, aún y cuando equivocadamente han actuado estratégicamente para desprestigiar al Congreso.

Igualmente el Congreso deberá entender que es procedente que el Presidente abogue y presione a favor de sus iniciativas, como lo hacemos todos, y que ello no representa una violación a los espacios de jerarquía y de decisión que le corresponden a cada uno. Pero los esfuerzos que buscan doblegar a la contraparte deben ser canalizados inmediatamente hacia el entendimiento y hacia la construcción de poderes fuertes que coadyuven al desarrollo nacional.

Que quede claro, de nada sirve que el Congreso y el Presidente se enfrenten por enfrentarse, el mayor perjudicado cuando esto pasa es el pueblo de México. Los jóvenes de México, que somos sin duda el verdadero motor del cambio, exigimos la construcción de un México nuevo, más justo y donde existan mayores oportunidades para todos. Un México en el que podamos mirarnos entre hermanos sin sentir vergüenza de que el sistema político mexicano ha puesto algunos en la opulencia y se ha olvidado completamente de otros. Un México en el que entendamos que todos los actores tenemos responsabilidades sobre la marcha de la nación y no solo aquél que participa en el Poder Ejecutivo, aunque sea el que más las tiene. Un México en el que algunas oposiciones dejen de centrarse única y exclusivamente en actitud de adversidad y se preocupen más en ser constructivas. Un México en donde exista un verdadero desarrollo sustentable y una seguridad pública que nos permita vivir la vida plenamente. Un México del cual nos sintamos orgullosos de heredárselo a nuestros hijos. Los jóvenes exigimos la construcción de un México nuevo.

Pero qué futuro tenemos como nación cuando ocho millones de jóvenes entre 14 y 29 años están desempleados, cuando muchos de los jóvenes que están trabajando no tienen contrato ni tienen capacitación? La juventud mexicana es el sector que tiene la tasa de migración más tasa del país, cuando el sistema educativo que nos forma no tiene la cobertura necesaria ni la calidad ni los contenidos competitivos.

El 65 por ciento de los jóvenes no es derechohabiente a los servicios de salud, el 60 por ciento de los delincuentes procesados son jóvenes y el homicidio es la segunda causa de muerte entre ellos, todo como resultado de ausencia de políticas públicas dirigidas hacia el presente y el futuro de nuestro país: los jóvenes.

Los jóvenes somos el sector al que se le debe sembrar la esperanza, al que se le deben abrir oportunidades para que crean siempre en México y no aquellos a los que se les roba el sueño, no aquellos a los que se les cierran las puertas del futuro.

México tiene capital humano para desarrollar una clase emprendedora, para adaptarse a la globalización y competir triunfal y globalmente. El problema de nuestro país no es lo que pueden hacer los mexicanos, lo que ha faltado históricamente para extraer este potencial han sido buenos gobiernos, gobiernos a la altura de los ciudadanos.

Nuestro país tiene las condiciones necesarias para crecer solidariamente y con tranquilidad hacia el futuro, esa es la aspiración de los mexicanos. Sabemos que debemos hacer cambios profundos para lograr esa meta y también sabemos que la vía para alcanzar acuerdos es el diálogo.

Vayamos juntos los actores políticos al encuentro del futuro, si lo hacemos creceremos todos como personas, como familias, como nación, como destino de bienestar.

Concluyo suscribiendo las palabras de Igram Antaky (?): "Un día nos volvimos por fin un país ideal, instalamos la razón en lugar del delirio y el derecho en lugar del abuso; entendimos el papel unificador, dignificador del estado; protegimos la República, que es la madre, para poder amar la democracia, que es la hija; domamos las pasiones políticas y definimos y vivimos los valores comunes; los maestros volvieron a ser los arquitectos, los húsares del país; el último mentiroso emigró y el último ladrón fue encerrado en el reclusorio; dimos lugar y respeto al trabajo y entendimos que el conformismo puede disfrazarse de revolución; despreciamos el recurso de la violencia; los medios de comunicación prefirieron ser antipoder a ser un nuevo poder abusivo. Un día nos pusimos a construir una civilización original y tolerante y dejamos de utilizar como bandera desecha aquella que otros en el pasado hicieron". Fin de la cita.

Esperando que nos sirva de reflexión y entendamos que los dos grandes enemigos de México hoy son la política del egoísmo y la política del rencor, busquemos pues entre todos una política que anteponga siempre a la patria.
Muchas gracias.

(aplausos)

-PRESIDENTA, DIP. BEATRIZ ELENA PAREDES RANGEL: Tiene la palabra el señor senador Jesús Ortega Martínez, del Partido de la Revolución Democrática.

-SEN. JESÚS ORTEGA MARTINEZ.- Señora Presidenta; señoras y señores Legisladores: Realizamos el día de hoy la sesión mediante la cual se inician los trabajos del tercer año de esta Legislatura, lo hacemos la representación nacional para ejercer una de nuestras obligaciones fundamentales, la de pedir cuentas el encargado del Ejecutivo Federal, al responsable del Gobierno de la República.

Esta obligación que debiéramos cumplir de manera escrupulosa, constante, lamentablemente se sigue fingiendo hasta tergiversarse mediante una ceremonia que continúa como ritual de ocasión, resabio del régimen presidencialista y contrario a un genuino ejercicio democrático y republicano de rendición de cuentas.

Tantas desventuras ha vivido la nación por un ejercicio irresponsable del poder y aún no se aprende, no se asume a cabalidad que para que el poder sirva al bienestar general resulta indispensable limitarlo, controlarlo, acotarlo. No se ha entendido por algunas fuerzas políticas que el poder que dimana como debe serlo en todo sistema democrático, debe necesariamente ser responsable ante el mandante, es decir, debe rendir cuentas y ser sujeto al escrutinio, a la sanción por la representación nacional por este Congreso.

Esto debiera ser un principio elemental en cualquier ciudadano y con más razón en aquellos que cargan con una representación como lo somos los Legisladores, nosotros los que integramos este Congreso.

Por ello mismo el Constituyente decidió que nuestro Congreso de la Unión se instalara precisamente con el acto de pedirle cuentas al Gobierno y simbolizar y recordar permanente que esa función de control del poder es, entre otras, la razón sin duda alguna fundamental de esta representación nacional.

Por ello es tan lamentable que un partido, olvidándose de su tradición, de sus principios, de su condición cuando era oposición, busque hoy asumir la Presidencia del Congreso, no para desde esta alta responsabilidad, garantizar que se cumpla con ese deber del Congreso, no para fortalecerlo sino por el contrario para desde un patrimonialismo grotesco que pervierte en todo contenido verdaderamente democrático, quieren agenciarse de la Presidencia del Congreso para cortesanamente agradar el príncipe. Aplausos.

Cuán lejos, cuán lejos estamos entonces del cambio si quienes tienen mandato para ello se siguen refugiando en el pasado de su misión, dependencia y halago al poder.

Los que antes reclamaban la necesidad de la crítica al poder, hoy afanosamente buscan cubrirlo y protegerlo; y otros, algunos que antes lo protegían, hoy en penosa coincidencia y en la espera de recuperar lo intacto, lo continúan sacralizando. (aplausos).

No, esa actitud no ayuda al país y si por el contrario lo agrede en la medida que la complacencia ante la ineficacia y el extravío del Gobierno se agudiza la problemática nacional.

Dos años, una tercera parte del actual período del Gobierno y el cambio por el que fue electo, no llega, por el contrario, la situación del país y la de la gente se complica, aún con los datos oficiales la desigualdad se profundiza, aumenta nuestra dependencia como nación y se acrecienta el número de mexicanos que viven en la pobreza.

El Sistema con sus normas legales y meta legales continúa esencialmente intacto, se preserva una engañosa estabilidad política que mantiene los privilegios y protege los intereses minoritarios y se continúa con un modelo económico que responde primordialmente a intereses extranjeros.

Contra eso votaron los ciudadanos hace dos años y el Gobierno tercamente insiste en concederle vigencia. Esas estructuras políticas y ese sistema económico básicamente permanece inalterable y sigue a pesar de la alternancia aplicándose.

Cómo hablar de cambio y cómo de un gobierno de transición, si se continúa con el dogma neoliberal que destruye a la empresa nacional, que acentúa nuestra dependencia, que a muchos empresarios mexicanos los empuja a servir   de simples maquiladores de los grandes monopolios extranjeros y que debilita al grado de la inanición al mercado interno.

¿Cómo afirmar que se avanza en la transición si la reforma fiscal tan necesaria para el desarrollo económico, el Gobierno la concibe sólo como gravar los alimentos y las medicinas acrecentando la iniquidad fiscal, manteniendo la impunidad de los grandes evasores y los privilegios fiscales a minorías poderosas?

¿Cómo hablar de desarrollo económico si se continúa contemporizando con un sistema bancario y financiero desnacionalizado que vive del Erario Público y que se resiste a abrir el crédito tan indispensable para cualquier política de desarrollo?

¿Cómo hablar siquiera de transformaciones si el cambio estructural en la economía lo circunscribe el Gobierno al debilitamiento o privatización de las empresas estratégicas de la Nación como las energéticas?

¿Cómo hablar de una nueva política industrial si ésta se limita a la creación de los "changarros" mediante créditos con montos ridículos y además con tasas de interés verdaderamente expoliadoras?

¿Cómo hablar del desarrollo nacional, les pregunto, me pregunto, con la situación dramática que vive el campo mexicano y con una política agropecuaria que abandona a su suerte a los productores nacionales frente a la agresiva acción proteccionista del adalid del libre mercado?

¿Cómo nuevos empleos, cómo empleos bien remunerados si neciamente se continúa con el dogma neoliberal que con el espejismo de la estabilidad macro económica mantiene al país en la recesión y el estancamiento?

No, no hay cambio. No se vive el cambio, se gobierna esencialmente como antes y a favor de los mismos, de una minoría que no empeña su esfuerzo ni pone sus intereses a favor del país. Por eso los malos resultados, por eso la decepción.

Pero esta realidad lacerante, ¿a quién le conviene? A alguien, les pregunto, ¿les satisface? ¿Les agrada a alguien? Habrá algunos que sí, porque mantener el estatus les conviene pues así preservan sus privilegios pero queremos decirles que a muchos, incluidos por supuesto los legisladores perredistas, esta realidad por supuesto que no la queremos, la rechazamos.

Por ello, nuestro permanente llamado, hasta ahora menospreciado, hasta ahora menospreciado de la necesidad de impulsar el verdadero cambio estructural que posibilite la construcción del nuevo régimen político desde el cual puedan diseñarse e implementarse las políticas de estado que atiendan a la solución de los grandes problemas nacionales y que garanticen los derechos políticos y sociales de la población.

Por eso nuestra insistencia en un diálogo genuino, alejado de la farsa y de la simulación, que genere verdaderos acuerdos políticos nacionales para atender lo principal, es decir la seguridad, el empleo, la educación, la alimentación, en fin, el bienestar en la libertad de todos los mexicanos.

Han pasado dos años sin resultados buenos para el país, pero de nueva cuenta el PRD ofrece disposición a ese diálogo que sin exclusiones pueden encauzar a México hacia una profunda reforma del Estado, hacia el indispensable cambio. Lo hacemos así pues entendemos que la transformación del país en beneficio de la gente tendrá mayores posibilidades si es consecuencia de la participación de todas las fuerzas políticas responsables. Lo reiteramos, pero también convocamos, demandamos del gobierno madurez para dejar atrás cualquier visión dogmática y exclusionista. Los ciudadanos decidieron que el poder fuese compartido, por ello este Congreso plural al cual sólo la torpeza y la estupidez pretenden debilitarlo. Los electores decidieron que el poder no fuese monopolizado; convinieron que ese poder se ejerciera con los necesarios equilibrios; así lo decidió el electorado para que nunca más se ejerza para beneficio personal, de grupo o de partido, para que se utilice en razón del bienestar general.

Termino citando un párrafo leído en la Cámara de Diputados y en el Senado en marzo de 1845, dos años antes de la invasión norteamericana y de la pérdida de la mitad del territorio nacional:

Dice el párrafo: "La República no verá con agrado ninguna reforma dictada sólo por un funesto espíritu de un partido, ella desea que en las reformas prevalezca el carácter de imparcialidad y patriotismo que ha tenido la Revolución a favor de la ley y del bienestar de los ciudadanos".

Gracias por su atención.

LA PRESIDENTA: Gracias, señor senador.

Se ofrece el uso de la palabra al senador Jorge Zermeño Infante, del Partido de Acción Nacional.

EL SEN. JORGE ZERMEÑO INFANTE: Con su permiso, señora Presidente; Honorable Congreso de la Unión; señoras y señores:

Las democracias siempre ser hayan en proceso de consolidación y perfeccionamiento, esto es paradójicamente una cualidad, pues siempre conllevan el propósito de avanzar y sin duda el signo más claro de su mejoramiento es cuando las instituciones funcionan y la vida y el destino de los pueblos no depende de la voluntad de unos pocos. En nuestra patria hemos venido construyendo con mucho esfuerzo, un sistema más democrático y con mayores libertades, que debemos preservar y mejorar.

Hoy más que nunca cobra sentido la afirmación de anteponer siempre los intereses superiores de la nación a los intereses parciales o de grupo. La división de poderes es una realidad que se expresa con verdadera autonomía en las decisiones y actividades que cada uno de ellos desempeña por mandato constitucional. Ya no existe el presidencialismo que concentraba las decisiones más importantes en el país; hoy tenemos un Congreso plural, sin el predominio de fuerza política alguna, y sin embargo hemos logrado acuerdos en las tareas que tenemos encomendadas. Los temas legislativos que se hayan dentro de la agenda nacional han alcanzado consensos básicos de los grupos parlamentarios. Si bien persisten diferencias, éstas habrán de resolverse a través de un diálogo respetuoso, inteligente, maduro y con la votación que en su momento cada legislador emita asumiendo su responsabilidad histórica. Lo único inadmisible será que prevalezcan protagonismos maniqueos y ambiciones facciosas.

Entre los múltiples acuerdos logrados en esta legislatura podemos destacar, entre otras, la Ley de Acceso a la Información, que obligará a hacer público todo lo que debe ser público, cumpliendo el propósito fundamental de un bueno gobierno: hacer transparente toda su actividad; un Poder Judicial que acredita día con día su verdadera independencia y que sólo requiere autonomía presupuestal.

Un Poder Ejecutivo incluyente en su integración y en las decisiones que toma, que busca de buena fe modernizar a nuestra nación y que realiza esfuerzos sinceros para combatir rezagos acumulados a lo largo de varias décadas; división de poderes que no significa pugna irreductible, sino cooperación y entendimiento en tareas distintas que deben concurrir todas al bien común.

Un problema lacerante, sin duda, es el de la pobreza y la marginación que padece casi la mitad de la población. El mayor reto que tenemos los mexicanos consiste en generar las condiciones de desarrollo que reviertan en el menor tiempo posible esta situación.

El énfasis en las políticas públicas debe orientarse a generar mejores oportunidades concretas de educación, salud y empleo; proporcionar servicios básicos e infraestructura urbana, corresponde a los municipios, estado y Gobierno Federal en acciones y obras que debemos impulsar como verdadera exigencia de justicia social para todos y preferentemente para quienes menos tienen.

Por otra parte, el reclamo de mejorar la seguridad pública, implica la adecuada coordinación de los tres órdenes de gobierno. Combatir las causas que generan conductas antisociales, reclama fomentar valores de respeto a los derechos humanos, accesos a los bienes de la cultura, el deporte y el respeto a la ley, tareas que corresponden no sólo al gobierno sino a toda la sociedad en su conjunto.

Es evidente el esfuerzo que viene realizando el Gobierno Federal en la prevención y persecución del delito y en la aplicación de la ley, la captura y desmantelamiento de bandas de secuestradores y narcotraficantes y la incautación sin precedente de droga, son prueba de que se trabaja con decisión y valentía frente al crimen organizado.

El trabajo legislativo, ahora más que nunca, está a la vista de los mexicanos y a ello contribuye el Canal del Congreso, al transmitir los debates del Pleno y los trabajos que desarrollan sus comisiones.

Ampliar esta señal y lograr mayor difusión es labor y tarea impostergable; mejorar nuestras leyes, evitar entre ellas contradicciones, ambigüedades y lagunas será el camino para arribar a un verdadero estado de derecho en el que radiquen la certidumbre y la confianza de la comunidad nacional e internacional. Por ello la trascendencia de asumir con plenitud nuestro papel de legisladores, entendiendo que el derecho es instrumento insustituible para lograr la convivencia armónica y para superar atavismos y prejuicios que nos impide desarrollar nuestras potencialidades como nación.

De ahí lo impostergable de contar con un marco jurídico moderno que preservando identidad y soberanía, haga posible el desarrollo nacional en un mundo de creciente competencia. Es el caso de la discusión de las reformas en materia energética, en donde consideramos que debemos crear un orden jurídico que sin duda alguna cada sujeto de la actividad económica conozca qué papel desempeña y sepa a qué atenerse y en el que se ratifique:

Primero, que no haya privatizaciones y por ende transferencia de activos de las empresas del estado hacia particulares;

Segundo, que se mantenga la rectoría del estado;

Tercero, que se garantice el abasto como un servicio público básico para el desarrollo y bienestar de los mexicanos, y

Cuarto, que no se afecten los derechos laborales.

Pero lo que no debe continuar es un esquema de simulación jurídica que no sólo contradice el precepto constitucional sino que pone en riesgo las actuales inversiones en este sector.

En lo que a política económica se refiere, hemos eliminado la tragedia sexenal que en cada cambio de gobierno nos colocaba en una crisis profunda de las finanzas públicas y de la economía de los mexicanos.

Además se ha logrado la estabilidad y equilibrio de los indicadores macroeconómicos, manteniendo la inflación y las tasas de interés en los niveles más bajos de toda su historia, lo que no sólo envía señales favorables a los mercados financieros, sino lo más importante: que beneficia a la población en general permitiendo la recuperación de sus salarios, fortaleciendo a nuestra moneda y abaratando el costo del dinero.

La recesión de la economía en muchos países, entre ellos Estados Unidos y la evolución de los precios internacionales del petróleo, han influido considerablemente en la economía mexicana. Principalmente el año pasado el Gobierno Federal adoptó medidas necesarias y oportunas para evitar un descenso drástico en la economía que afectara a la población, lo que se reflejó en el Producto Interno Bruto obtenido durante el segundo trimestre de este año que alcanzó el 2.1% en términos reales, respecto del año anterior.

Se han tomado decisiones acertadas como desconcentrar en mayor medida la responsabilidad del gasto, el compromiso y cumplimiento del endeudamiento del gobierno en un nivel muy inferior al que venía aplicando en décadas anteriores, la eliminación de transferencias discrecionales y la mayor asignación de responsabilidad fiscal a los estados, fortaleciendo de esta manera el Sistema Federal Mexicano.

Cabe destacar que en 2001, el gasto representó el 23.22% del Producto Interno Bruto, lo que constituye el más alto nivel histórico; otro aspecto importante en el desempeño de las finanzas públicas y los esfuerzos realizados para no rebasar el déficit fiscal de 0.65% aprobado por el Congreso de la Unión para 2002, esta es una medida prudente que refleja la disciplina fiscal que ha evitado el desencadenamiento de una crisis económica; muestra de ello es el superávit que registró la balanza pública durante el segundo trimestre de 2002, de 23 mil 945 billones de pesos, monto superior en 73.1% real respecto al mismo período del año anterior.

Es al Congreso de la Unión a quien le corresponde retomar, con plena responsabilidad, los trabajos pendientes de la agenda fiscal; de los recursos públicos en concreto, parte cualquier acción gubernamental para atender las necesidades sociales, fomentar la inversión, promover el empleo e impulsar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas y en consecuencia el crecimiento económico nacional.

Cabe señalar que el manejo de la política fiscal y la monetaria han sido congruentes y ambas han cumplido con las metas previstas por el Gobierno Federal, lo que ha permitido, en buena medida, amortiguar los efectos desfavorables provenientes del exterior, tales como la crisis de Argentina y otros países latinoamericanos.

Reconocemos que queda mucho por hacer, aún existen insuficiencias graves que deben resolverse a la brevedad posible, dado de que de persistir la resistencia a crear un sistema fiscal sólido, se inhibe la inversión en sectores prioritarios como el energético y se limita el crecimiento del país.

Señoras y señores legisladores:

En el momento actual que vive México de profundas definiciones históricas, el valor de la política requiere ser ejercido en toda su dimensión, como actividad humana indispensable y superior desde nuestra concepción doctrinal de fondo, la política ha de ser el instrumento para realizar los anhelos de justicia y de bien común nacional y uno de los espacios más importantes para la dignificación de la política, es el Congreso de la Unión.

Desde esta tribuna hacemos un llamado a distinguir la agenda de la Nación sobre la competencia político-electoral, un Congreso que asuma, en el mejor esquema de la División de Poderes, un papel crítico de contrapeso indiscutible e irrenunciable, pero también el juicio objetivo que valore su propio papel y responsabilidad.

En los próximos días el Congreso tendrá retos formidables para reivindicar, en el mejor sentido, la política, la capacidad de ponerse de acuerdo en beneficio de los mexicanos. Un congreso no es más autónomo en cuanto más descalifica al Presidente de la República.  No es más independiente por la crítica en si misma sino por la capacidad de generar bienes públicos a través de la ley.

El momento reclama que la división de poderes se asuma como tres responsabilidades, tres ámbitos de competencia y por supuesto, tres ámbitos de colaboración.  Sólo un poder autónomo puede colaborar con otro poder.  Los poderes independientes no se someten, se coordinan. Coordinación, diálogo respetuoso y colaboración, han de ser también el reto de la transición mexicana en la distribución de nuestros ámbitos de competencia.

No se trata del éxito de una administración o del paso de un hombre por la presidencia de la República. Quienes apuesten al fracaso de ambos por un mero sentido de rentabilidad política, lo único que hacen es contribuir al retraso del país y al fracaso de la confianza ciudadana.

Hoy más que nunca debemos apostarle a México.  En este escenario de alternancia política, de gobierno con responsabilidades compartidas y de pluralidad política irreversible. Los senadores y diputados del PAN, comprometidos históricamente  con la democracia, la división de poderes, el federalismo y el estado de derecho, apoyamos las políticas públicas del Presidente de México a favor de la nación, con la misma generosidad y congruencia con la que antes, en otros tiempos, de otro signo político, apoyamos decisiones fundamentales de reforma estructural. 

Porque la reforma de las estructuras políticas, económicas y sociales de México, no merecen regateo partidario, ni la mezquindad de la visión corto placista, sino concurrir hoy a generar un futuro con esperanza para todos los mexicanos.

Hoy como ayer en la oposición y en el gobierno; en el Congreso y en el Ejecutivo Federal, el ideal de Gómez Morín, sigue alentando nuestra causa. Aquí nadie viene a triunfar ni a obtener, sino a decidir aquello que sea mejor para México.   

Gracias.

-PRESIDENTA  DIP. BEATRIZ PAREDES:  Gracias señor senador.

Tiene la palabra el Senador César Camacho Quiroz, del Partido Revolucionario Institucional-

-SENADOR  CESAR CAMACHO QUIROZ:  Gracias señora presidenta; Honorable Congreso de la Unión; señoras y señores:

Este acto republicano es también un ejercicio de rendición de cuentas  depositario de la soberanía nacional. En el Congreso de los  muchos rostros,se expresan y equilibran las fuerzas más representativas del país.  Por ello, que a nadie le sorprenda que en la casa de las muchas voces se exponen las demandas, se formulan las críticas y se confrontan las propuestas.

Nuestro mandato consiste en que los problemas salgan a la luz, que no se soslayen y al contrario, muevan conciencias y voluntades.  Es momento para reflexionar y rectificar sin demoras ni vacilaciones honrando los fundamentos de una auténtica vida republicana.

Recordemos que en una democracia sólo puede dar testimonio de si a través de las respuestas que ofrece y las soluciones que encuentra en un clima de tolerancia, respeto e inteligencia. Ello requiere desde luego, que cada uno asuma su responsabilidad.

Por cierto, no hay corresponsabilidad ni responsabilidades compartidas; que el presidente asuma virilmente la suya, el Congreso hará lo propio (aplausos).

Que nadie se desentienda, pues, de ella buscando disculpar sus propios errores y omisiones o exhibiendo sólo los yerros del otro, sin reconocerle aciertos e iniciativas. No son buenas la arrogancia y el atropello.

A transcurrido el primer tercio de un gobierno que dolosamente pretende fincar su legitimidad haciendo tabla rasa del pasado, un gobierno empecinado en sostener un cúmulo de promesas incumplidas en las que, con todo derecho, desearían seguir creyendo quienes lo vieron como opción y aun con igual derecho quienes no votaron por él.

El optimismo desbordante se acabó. El cambio se desmorona. Crece el desempleo y el ritmo económico se frena. Las variables financieras se complican, aumenta la desconfianza y se agrava la irritación social.

Para un gobierno serio el único discurso elocuente debe ser el que se refrenda en los hechos cotidianos y en la palabra veraz. Pero por desgracia para todos, el panorama no es halagador.

Irresponsablemente el gobierno ha subejercido los recursos asignados al sector salud y a la seguridad social. El campo mexicano vive la crisis más severa de su historia. Blindajes imaginarios y actitudes desconectadas de la realidad son las únicas y estériles propuestas. La política social va a la baja.

En lo económico las cosas no están mejor. Es patente la incapacidad gubernamental para reaccionar a las circunstancias adversas. La falta de apoyo a las pequeñas y medianas empresas es evidente. Los salarios están en el suelo. No se ven las acciones que debían traer prosperidad a hogares y empresas.

La política exterior es errática y caprichosa. Lo más grave, contradice con frecuencia los principios constitucionales que la norman.

Internamente no han sido capaces de construir consensos. Grandes proyectos se derrumban por la impericia política y la insensibilidad social.

Al concurrir a las urnas México no se pronunció por saltos al vacíos y aventuras políticas. Deben recordarlo: la legitimidad del gobierno no reside sólo en los votos sino en los resultados. La esperanza se pierde si no se acompaña de medidas congruentes y logros concretos. Por eso la secuela es la decepción.

Pero el país no tiene tiempo ni está dispuesto a tolerar que los funcionarios completen su instrucción a costa de los mexicanos. La nación merece claridad en el destino y precisión en el desarrollo de las políticas públicas. Una orientación, un fundamento y un marco de referencia que dé sentido a sus acciones.

Esa y no otra es la tarea del gobierno. El instrumento es justamente la política: escuchar y respetar al otro, cumplir los compromisos, honrar los acuerdos, no crear falsas expectativas, evitar la descalificación y el amago permanente al adversario. En pocas palabras: hacer política en el marco de la ley.

Es convicción del Partido Revolucionario Institucional que debemos ir al encuentro del futuro, votar por la claridad, el rumbo y la certeza de las que hoy, después de dos años, carece la nación.

Nosotros tenemos un proyecto propio, distinto al del presidente. Estamos empeñados en consolidar las instituciones y en perfeccionar la democracia. Reformar al Estado es reformar el poder; hacer de la gobernabilidad un instrumento de conducción eficaz, de certidumbre legal y estabilidad política.

Queremos una reforma que fortalezca aún más a los poderes de la unión, que vigorice al federalismo. Aspiramos a un federalismo articulado y cooperativo, respetuoso de la autonomía, factor de cohesión y unidad social, que al distribuir los ingresos dé a los estados no sólo más fondos, sino que devuelva atribuciones y así los gobiernos locales, con la comunidad, puedan atender mejor a quienes tienen menos.

Es importante una reforma laboral para mejorar la productividad y la competitividad que atraiga inversiones y genere empleos, pero que reafirme, desde luego, los derechos de los trabajadores y respete a las organizaciones sindicales.

Necesitamos una reforma  hacendaria que ejecutada con eficiencia, permita contar con recursos más cuantiosos y mejor distribuidos para efectivamente promover el bienestar social.

El desarrollo social ocupa el centro de nuestro interés. Deben considerarse las desventajas de millones de personas y debe incorporárseles al desarrollo, superar ineficiencias y abatir rezagos porque es sencillamente la ética de la política.

La reforma de la industria eléctrica, es indispensable. Esta debe mantenerse como área estratégica bajo la rectoría del Estado. No obstante, apuntalemos a la empresa pública mexicana para garantizar abasto suficiente, tarifas justas y no olvidar el sentido social de este servicio.

Formulo sinceros votos para que con absoluta responsabilidad y genuino nacionalismo decidamos por la viabilidad y el futuro del sector. En pocas palabras, se requiere que dejen las justificaciones de una vez por todas y que acrediten que no sólo tienen el gobierno, sino que saben qué hacer con él, que le impriman eficacia al poder.

En todos los asuntos de interés nacional el PRI tiene propuestas. Las ha hecho públicas y está dispuesto a discutirlas.

Los legisladores de mi bancada nunca frenaremos las iniciativas provechosas para el país, así como tampoco dejaremos pasar propuestas que aunque se presenten bien acicaladas, lesionen los intereses de los mexicanos.

Pugnamos por un verdadero estado de derecho sin excepciones ni privilegios, defendemos una nación de libertades en que la tolerancia y el respeto a las creencias, las opiniones y las razones, propicien la superación de las diferencias. El país está urgido de buenas decisiones. El PRI, sus grupos parlamentarios, su dirigencia nacional, sus sectores y organizaciones, ese PRI lo sabe y está dispuesto y listo a hacer su parte.

Nuestra agrupación auténticamente nacional, donde la política se ejerce profesionalmente, siempre ha sabido encauzar la diversidad de opiniones y de voluntades.

No es tarde. Vamos a recuperar el tiempo perdido y a demostrar que el pragmatismo no ha triunfado, que el remiendo no es coartada, que se pueden hacer bien las cosas.

Este, el Poder Legislativo, suma de rostros y voces que retratan a la nación, debe cumplir hoy, como lo hizo antes, el quehacer que la historia le demanda.

México exige rumbo; los mexicanos lo esperan ansiosos. Gracias.

- LA C. PRESIDENTA (A las 19:09 horas):  Gracias, ciudadano senador. Se decreta un receso en espera del Presidente de la República Vicente Fox Quesada.

(R e c e s o)

 

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