Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, LXIII Legislatura
Versión estenográfica de la sesión solemne para hacer entrega de la Medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri,
Legisladores de 1913, al ciudadano Rodolfo Neri Vela, llevada a cabo el martes 15 de diciembre de 2015

Apertura de la sesión

Entrega de la Medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri, Legisladores de 1913

Intervención del diputado Jorge Triana Tena

Imposición de la medalla Eduardo Neri, Legisladores de 1913

Intervención del ciudadano Rodolfo Neri Vela

Mensaje del presidente de la Mesa Directiva

Entonación del Himno Nacional

Acta de la sesión solemne

Clausura de la sesión


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Pido a la Secretaría haga del conocimiento de esta Presidencia el resultado del registro de asistencia de diputadas y diputados.

La Secretaria diputada Verónica Delgadillo García: Se informa a la Presidencia que existen registrados previamente 436 diputadas y diputados. Por lo tanto, hay quórum.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva (12:24 horas): Se abre la sesión solemne para dar cumplimiento al decreto aprobado el 10 de diciembre de 2015, por el que la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión otorga la medalla al mérito cívico Eduardo Neri y Legisladores de 1913, correspondiente al primer año de ejercicio de la LXIII Legislatura, al ciudadano Rodolfo Neri Vela.

Se designa en comisión para recibir y acompañar al ciudadano Rodolfo Neri Vela, a las siguientes diputadas y diputados: diputada Beatriz Vélez Núñez, diputado Enrique Cambranis Torres, diputado Francisco Martínez Neri, diputada Sharon Cuenca Ayala, diputado Mario Arial Juárez Rodríguez, diputada Mirza Flores Gómez, diputada Carmen Victoria Campa Almaral y diputada Ana Guadalupe Perea Santos.

La Secretaria diputada Verónica Delgadillo García: Se pide a la comisión cumplir con este encargo.

(La comisión cumple su encargo)

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Nos acompañan en esta Sesión Solemne, acá en el Presídium, desde luego el doctor Rodolfo Neri Vela, galardonado con la Medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri, Legisladores de 1913.

El senador Luis Sánchez Jiménez, vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, en representación de nuestra colegisladora; el ministro Fernando Franco González Salas, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en representación del Poder Judicial.

Están también presentes, nos acompañan familiares e invitados del ciudadano Rodolfo Neri Vela, el señor Rolando Neri Vela, la señora Mirna Aguirre de Neri, el señor Rolando Neri Aguirre, el señor Alberto Neri Vela, el señor Héctor Ortega, la señora Alba Neri Vela, la señora Denisse Ortega Neri, la señora Cristina Vela de Neri, el señor Ricardo Neri Vela, la señora Lucero de Neri Vela, el señor Armando Neri, la señora Lucía Bailón Carreón, el señor Raúl Neri Calvo, la señora Aída Luna de Neri.

Y también familiares del diputado Eduardo Neri Reynoso, la señora Martha Badillo, viuda de Neri, el ingeniero Eduardo Neri Badillo, la licenciada Bertha Álvarez de Neri y la señora Carolina Sánchez y Ríos. Agradecemos también la presencia de la Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina, Armada de México. Bienvenidas, bienvenidos todos.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Tiene la palabra el diputado Jorge Triana Tena, presidente de la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias, hasta por diez minutos.

El diputado Jorge Triana Tena: Con el permiso de la Presidencia. Honorable asamblea, uno de los momentos en el que esta Cámara de Diputados encuentra grandes y afortunadas coincidencias, es cuando en este recinto se realizan conmemoraciones a mexicanas y mexicanos que por sus acciones trascienden a la historia.

Ello es de destacar, pues pocos espacios en un ambiente tan plural y diverso, como es un Congreso, permiten la unanimidad, sobre todo, cuando ella gira en torno a la figura de un individuo que se ha destacado por ser ejemplo de trabajo y sobre todo de profundo respeto y amor por México.

Hoy, como cada año, esta Cámara de Diputados hace un reconocimiento a la trayectoria y aportación de un mexicano ejemplar otorgando la Medalla Eduardo Neri, Legisladores de 1913.

Eduardo Neri, legislador, mexicano único, mexicano ejemplar, en la etapa post revolucionaria enfrentó verbalmente, en una sesión de Congreso, al dictador Huerta, al usurpador Victoriano Huerta, le llamó chacal, lo acusó de haber extraído, de haber secuestrado al senador Belisario Domínguez. Esto le costó caro, al día siguiente Victoriano Huerta disolvió el Congreso, mandó a arrestar a 83 legisladores, entre ellos Eduardo Neri.

Eduardo Neri salió de la cárcel, se incorporó al Ejército constitucionalista de Venustiano Carraza, fue procurador de justicia, varias veces senador por su estado natal, el estado de Guerrero. Incluso apoyó la campaña del candidato opositor Juan Andrés Almazán y se hizo cercano a José Vasconcelos.

Este ejemplo de arrojo, este ejemplo de valentía, este ejemplo de congruencia, es el que nos trae el día de hoy a otorgar este homenaje a otro mexicano ejemplar, a otro mexicano único, al doctor Rodolfo Neri Vela.

Corría el mes de noviembre del año 1985, apenas mes y medio después de la tragedia del sismo del mismo año, sonaba la canción mixteca, la de añoranza, la de extrañar nuestra tierra natal. No sonaba en los Estados Unidos con nuestros connacionales que fueron migrantes en ese momento, no sonaba en alguna concentración de algún equipo deportivo que se encontraba en algún otro país. Sonaba en el transbordador Atlantis, en la misión STS61B. Fue la forma como la central de la NASA despertó la primera noche en aquella misión a los astronautas, entre ellos al primer astronauta mexicano, Rodolfo Neri Vela.

Sí, Rodolfo Neri Vela puso a México lo más lejos que lo ha puesto alguien, lo puso en las estrellas. Puso el nombre de México en el mundo al ser el segundo astronauta latinoamericano en la historia, y por supuesto, el primer mexicano.

En una misión plagada de mexicanismo, plagada de nacionalismo porque se puso en órbita el satélite Morelos II. Segundo satélite de manufactura latinoamericana, hasta ese momento. Porque se llevaron a cabo experimentos proyectados por científicos mexicanos que tenían qué ver con la germinación de plantas, entre ellas de amaranto, experimentos muy importantes, hizo historia Rodolfo Neri Vela. Hay un antes y un después en la historia de la ciencia y la tecnología en nuestro país, a partir de este viaje a las estrellas.

El tránsito, la ruta que tuvo que seguir Rodolfo para llegar a este punto no fue sencilla. Firmado un convenio entre el gobierno mexicano y la NASA para poder aportar a esta misión a un astronauta mexicano, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes lanzó una convocatoria pública. Se busca astronauta, decía la convocatoria.

Miles, miles fueron los que se inscribieron. Había requisitos rigurosos para cubrir. Tener experiencia probada en temas de ciencia y tecnología, de divulgación científica. Tener el grado académico suficiente para poder aportar los conocimientos a la misión. Gozar de cabal salud física y mental y tener estupenda condición física. De todos los aspirantes solo uno pudo ir al espacio, el doctor Rodolfo Neri Vela.

Este ejemplo de tesón, este ejemplo de constancia, este ejemplo de disciplina, de perseverancia es el que nos trae también el día de hoy. Nos recuerda que México está destinado a ser un país grande y que de nosotros depende el tamaño de nuestro país.

Nos recuerda que México debe pasar del sí se debe al sí se puede, y el más claro ejemplo lo tenemos con el astronauta Rodolfo Neri Vela.

El ejemplo para las generaciones futuras, para las generaciones venideras no es menor, después y pasada esta misión espacial vino una caravana que hizo el doctor Neri Vela, por universidades, por foros, por auditorios, para llevar su mensaje, para llevar su experiencia.

El doctor Neri Vela, cuenta con las credenciales suficientes para recibir este galardón y nos hace pensar en una profunda reflexión, que así como su viaje fue un parteaguas en la historia de nuestro país, así queremos que esta sesión sea un parteaguas también, que transitemos a un mejor país y para ello trabajemos en unidad desde este espacio, desde este Congreso.

Hoy el nombre de Rodolfo Neri Vela se une al de las mexicanas y mexicanos ilustres que han recibido esta condecoración: Eduardo Neri Reynoso, Jesús Silva Herzog, Enrique Corona Morfín, Salvador Azuela Rivera, Francisco Martínez de la Vega, Andrés Henestrosa Morales, José Raúl Anguiano Valadez, Miguel Luis León y Portilla, José Aristeo Sarukhán Kermez, Jacobo Zabludovsky, Pedro Fernández Landeros, Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila.

Hoy es un día histórico. Hoy también es un parteaguas. Los invito a que así sea, que a partir de esta sesión sea un después y que trabajemos en pro de un mejor México con el ejemplo del astronauta Rodolfo Neri Vela. Es cuanto, diputado presidente.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Gracias, diputado Triana.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Se va a proceder a entregar la medalla al mérito cívico Eduardo Neri, Legisladores de 1913 de la Cámara de Diputados.

La Secretaria diputada Verónica Delgadillo García: Se invita a los presentes a ponerse de pie.

(El galardonado recibe la medalla)

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Tiene la palabra el ciudadano Rodolfo Neri Vela.

El ciudadano Rodolfo Neri Vela: Honorables diputadas y diputados federales y representantes del Senado y de la Suprema Corte de Justicia de México. A 30 años del viaje espacial que tuve el honor de realizar en representación de México, hoy es para mí un privilegio tener el uso de la palabra en esta tribuna.

Agradezco la presencia de todas las personas que nos acompañan en este acto. Como ciudadano de esta gran nación libre y soberana externo mi más profundo agradecimiento por tan importante oportunidad para hablar con ustedes.

Creo firmemente que ninguno de los mexicanos que actualmente vivimos podemos imaginar o dimensionar aquellos tiempos terribles y convulsionados de nuestra Independencia y nuestra Revolución mexicana.

Vemos a la democracia como algo normal. Con sus fallas y sus virtudes. Olvidamos que muchos arriesgaron o sacrificaron su vida para que hoy podamos decir que somos libres no únicamente en lo político sino en nuestro pensamiento, y con el poder de cada individuo para expresar sus ideas aunque no sean compartidas por los demás.

Hoy estamos reunidos para honrar la memoria no solamente de Eduardo Neri Reynoso, sino de todos aquellos héroes legisladores y ciudadanos, ciudadanos comunes que en esas épocas de incertidumbre e inestabilidad social lucharon, cada uno de acuerdo con sus ideales y sus posibilidades, para que México pudiese ser un país más promisorio y justo.

Agradezco a la Legislatura LXIII de la Cámara de Diputados, que la Medalla Eduardo Neri y Legisladores de 1913, correspondiente a este año, se me otorgue a mí, habiendo tantos ciudadanos, mujeres y hombres que igualmente la merecen por su esfuerzo, su honestidad y su entrega diaria para ser útiles a la patria.

Hubo candidaturas de varias personas con una gran trayectoria, a tal grado que llegué a pensar que tal vez yo no recibiría la medalla. Debo agradecer en particular al PRD por haberme propuesto con entusiasmo al escuchar la iniciativa del diputado Armando Soto; pero también externo mi gratitud a los demás partidos políticos de esta cámara plural que igual y decididamente me apoyaron con su voto.

Sin el apoyo de mis padres yo no sería absolutamente nada. Por ello esta medalla se la dedico a la memoria de mi padre Rolando, y a mi mamá Cristina, quien espero esté con nosotros muchos años más. Coincidentemente hoy ella cumple 84 años. Así que también se trata de un regalo de aniversario.

Saludo afectuosamente a mis tíos, hermanos, primos, sobrinos y demás familiares; también a mis amigos, compañeros de estudios, colegas ingenieros alumnos y profesores que me acompañan en esta ceremonia. Y no solamente saludo a mi familia directa, sino también a los descendientes y familiares del fallecido legislador Eduardo Neri Reynoso. El que compartamos el apellido Neri, no es una simple casualidad; somos parientes. Ambas familias descendemos de un mismo tronco común. Mi tío Eduardo Neri Reynoso y yo somos, respectivamente, nieto y bisnieto del general Canuto Alejo Neri.

Es poco común, pero hoy un Neri recibe la Medalla Neri, y como la ocasión lo ameritaba, me he dedicado a hacer una exhaustiva investigación en los documentos y libros escritos por mi abuelo, y he consultado verbalmente a varios de mis tíos de mayor edad, pues ellos son los que recuerdan mejor nuestros orígenes y los amores y desencuentros de nuestros antepasados.

Con el transcurso del tiempo, los hechos de otras épocas se van desvaneciendo al grado que se borran u olvidan, y cuando se es joven en los años, en los siglos XX o XXI, hay cosas que uno no pregunta a los padres o a los abuelos.

Uno tiene otras inquietudes y sólo mira hacia el futuro. Es muy importante conocer nuestras raíces y sentirnos orgullosos de nuestros ancestros, sin importar de dónde fueron o cómo vivieron. Saber de ellos nos ayuda a valorar sus esfuerzos, sus luchas, sus ideales y sus logros. Después de todo, gracias a ello nosotros estamos aquí y debemos aprender a honrarlos para siempre.

Uno de los municipios del estado de Guerrero, se llama precisamente general Canuto Alejo Neri, en reconocimiento a su participación heroica para defender la República, junto con otros generales ilustres que apoyaron a don Benito Juárez durante la intervención francesa.

El propio general Mariano Escobedo, comandante en jefe de las tropas republicanas condecoró a mi bisabuelo Canuto con la primera clase y la cruz. Hoy sus restos reposan en la iglesia de San Francisco, en Chilpancingo.

Eduardo Neri Reynoso, y su tío natural Rodolfo Neri Lacunza, mi abuelo, estudiaron leyes al mismo tiempo en la ciudad de Xalapa, Veracruz, los dos obtuvieron su título en 1910, pocas semanas antes de que la Revolución Mexicana estallara.

Eduardo Neri nació en Zumpango, a pocos kilómetros de Chilpancingo, en 1887. Fue hijo de doña Reverina, a su vez hija del general Canuto y de Antonia Reynoso. Como Reverina no se había casado conforme a los cánones establecidos el general registró a su nieto Eduardo como si fuera su hijo.

Por otra parte Rodolfo Neri, nacido en Chilpancingo en 1880, era hijo del mismo general, pero de madre diferente, o sea que mi abuelo era medio hermano de Reverina y tío en primer grado de Eduardo Neri Reynoso.

Quiero pensar, con el debido respeto a su memoria, que mi valiente bisabuelo Canuto era también un tremendo enamorado, ya que tuvo muchos hijos, tanto con Antonia Reynoso como con mi bisabuela Virginia Lacunza Galeana, de quien dicen era una mujer muy bonita y descendiente de don Pablo Galeana, uno de los grandes héroes de la Independencia.

La mayoría no sabemos los detalles de las costumbres y convencionalismos de aquellos tiempos, pero el caso es que el general Canuto –como se dice coloquialmente entre nosotros los mexicanos– estaba tan prendido de mi bisabuela Virginia que se la robó. Y así fue que nació mi abuelo Rodolfo Nero Lacunza.

Me parece que son datos muy interesantes, como comprenderán han sido mantenidos celosamente como secretos de familia por muchos años, pero bien podrían ser material para una buena novela histórica, llena de romanticismo, intrigas y heroísmo.

Eduardo Neri Reynoso y mi abuelo, siendo ambos jóvenes parientes e impetuosos guerrerenses, sobrino y tío con sólo siete años de diferencia en edad, y dado que compartían la misma profesión, siempre tuvieron una relación muy estrecha y ambos fueron férreos oponentes a la dictadura de Victoriano Huerta.

De niño y adolescente yo escuchaba algunos relatos de mi abuelo y de mí padre Rolando, de aquellos tiempos del porfiriato, de la Revolución Mexicana, y de cómo mi bisabuelo, el general Canuto, había sido envenenado en un desayuno por órdenes de Don Porfirio Díaz.  Él fue uno de los precursores de la Revolución Mexicana, y entre otras cosas, insistía en que los gobernadores de Guerrero debían de haber nacido ahí, lo cual no era del agrado de Don Porfirio.

Supongo que todos estos antecedentes históricos, familiares y el orgullo de nuestro árbol genealógico, nos ha llevado de la manera más natural a mis tíos, hermanos y primos a sentirnos obligados a vivir con honradez, dedicación y amor a nuestra tierra. Todos somos de clase media, la mayoría hemos estudiado en la UNAM, y día a día honramos la memoria de nuestros antepasados procurando y esperando que los miembros más jóvenes de la familia también sepan honrar este legado, superándose con esmero, sacrificio y responsabilidad. Siempre a favor de la justicia y la verdad, ese era el pensamiento de Eduardo Neri Reynoso, es el mí propio y también el de millones de compatriotas por todos los rincones de la República Mexicana.

Además de a mis padres, esta magnífica medalla que recibo con emoción y gratitud se la dedico todos los profesores y profesoras del país que con verdadera devoción ejercen su profesión. Y desde luego también, a las nuevas generaciones de alumnos de todos los grados que acuden a las aulas en busca de conocimientos, herramientas y habilidades que les permitan sobrevivir con dignidad en nuestra sociedad.

A partir de aquellos tiempos aciagos de la Independencia y la Revolución, México ha progresado, sin duda, pero no lo suficiente ni al ritmo que los tiempos exigen a nivel mundial.

La corrupción de políticos y empresarios ha aumentado descarada y escandalosamente. No hay valores, no hay amor a la patria, no hay generosidad hacia los millones de pobres y analfabetas que abundan en el territorio nacional. Hay mucha simulación. La impunidad está a la orden del día. Por ello, los mexicanos cada vez creemos menos en quienes nos gobiernan.

Si estos no respetan las leyes que emanan de este sagrado recinto, ¿cómo esperar que los ciudadanos, que sufren de hambre y discriminación también las respeten? El ejemplo siempre debe venir desde arriba.

Mi abuelo, Rodolfo Neri Lacunza, fue gobernador del estado de Guerrero, de 1921 a 1925. Su gestión no fue sencilla, pues tuvo que atravesar acontecimientos muy duros, como el de la rebelión delahuertista. Siendo civil fue el único gobernador en todo el país que se enfrentó al levantamiento de Adolfo de la Huerta. Y también fue el primer gobernador de Guerrero, después de la Revolución, que terminó el periodo para el que fue electo, aunque la reacción, las traiciones políticas, la envidia y la ingratitud han tratado de desvirtuarlo.

Como pocos en la historia, mi abuelo fue un gobernador honesto, murió con pocos recursos económicos. Ya en sus últimos años, lo recuerdo caminando tranquilamente por las calles de Chilpancingo, mientras la gente que pasaba, sin importar su condición social, lo saludaba con respeto y admiración. Ojalá tuviésemos hoy muchos ex gobernadores que pudiesen decir lo mismo de ellos.

Corrupción e impunidad van de la mano. El concepto del fuero se ha convertido en escudo contra la justicia, sólo se castiga a los llamados incómodos, igual que en una dictadura.

Del lado Ejecutivo, el pregonado derecho a la información administrativa es muy limitado, en la realidad nadie tiene acceso a la lectura de contratos millonarios ultrasecretos, que tal vez serán públicos muchísimos años después, cuando los involucrados ya no puedan ser cuestionados ni perseguidos.

Ambos flagelos, corrupción e impunidad traen consigo violencia, muerte e inseguridad, y la sociedad cada vez respeta menos a las autoridades. Es un círculo vicioso que todos los mexicanos debemos tratar de romper para bien de nuestra patria.

Estamos inmersos en un proceso recurrente, que sin importar hacia dónde miremos para explicarnos nuestra situación de vulnerabilidad social, todos los senderos siempre nos llevan de retorno hacia el tema de la educación. Sin educación, sin civismo, sin valores nacionales un país no tiene futuro. Es un país débil y vulnerable.

A veces algunas personas me han dicho que no creen en el nacionalismo, yo sí creo firmemente en él, porque aunque la tierra se vea maravillosa y radiante desde el espacio, uno como astronauta que ha tenido el privilegio de portar el Escudo Nacional de su patria, no puede negar que las fronteras existen, que hay guerras y diferentes ideologías y que todas las naciones se esfuerzan día a día para conservar su estatus económico o mejorarlo.

Es un mundo aparentemente globalizado, como se estila decir en la política y la economía, pero con reglas, límites, pasaportes, visas, trueques. Donde el poderoso abusa del débil y la competencia es cada vez más agresiva y despiadada.

Si la base de la pirámide educativa en México está carcomida por el descuido de varios sexenios y la complicidad del gobierno con líderes y caciques irresponsables y apátridas podemos llegar a la cima, convirtiéndonos en un país rico en ciencia y tecnología.

Durante casi un siglo los ingresos petroleros ayudaron a mantener una aparente estabilidad social, una moneda fuerte, un equilibrio nacional. Pero hoy los precios del petróleo están por los suelos, al mismo tiempo que el mundo clama por energías limpias y por frenar el calentamiento global.

El peso se sigue devaluando. Ha habido mucho despilfarro y mala administración y nos hacen creer que con unas simples reformas las cosas van a cambiar para bien. Como si con una varita mágica México se vaya a subir a una poderosa catapulta que lo impulsará a la velocidad de la luz hacia un futuro muy brillante, mientras la corrupción y la impunidad sigan vigentes.

La migración siempre ha existido, desde los tiempos prehistóricos. Gente que abandona su tierra para buscar un mejor nivel de vida y que envía remesas a sus seres queridos. Pero cada vez será más difícil cruzar fronteras, en buena medida por políticas internas de las naciones y por los avances de la tecnología y los sistemas modernos de vigilancia.

Así como el petróleo se acaba y se abarata, las remesas irán disminuyendo. Conforme las siguientes generaciones ya no sientan ningún arraigo con el país de origen de sus ancestros.

Hay fuertes fricciones internacionales en el horizonte. Tarde o temprano la migración ya no será tan sencilla. Tenemos que pensar prioritariamente en los mexicanos que aquí nacen, crecen y luchan día a día.

Sin petróleo o con precios muy bajos, sin remesas, qué le queda a México. Podemos voltear hacia el turismo y la industria, pero el turismo también está en grave peligro, en parte por la inseguridad y porque surgirán nuevos destinos paradisiacos como Cuba, por ejemplo. Dentro de una o dos décadas será posible volar al otro lado del mundo en pocas horas y habrá un nivel más complejo de competencia turística.

Nos queda solo la industria, hasta ahora solo maquilamos productos de empresas transnacionales, con mano de obra barata y con contratos de inversión ventajosos para quienes traen algunas migajas en dólares.

Se nos habla de una industria aeroespacial mexicana. Es cierto, tenemos una cierta solidez en la industria aeronáutica o de aviación, pero de espacial todavía no tenemos nada. Ojalá, pronto se den las condiciones para que la industria espacial realmente vaya surgiendo en México.

Estamos en el siglo de la robótica y la colonización de otros mundos. Muy posiblemente encontraremos vida extraterrestre en poco tiempo. Las nuevas generaciones de ingenieros y científicos necesitan retos, grandes proyectos. Sin retos ningún ser humano se esfuerza y no evoluciona ni progresa.

Pero los retos por sí mismos no bastan, hay que etiquetar los proyectos con fechas de conclusión y entregarlos funcionando correctamente en tiempo y forma. Tenemos que aprender a ser disciplinados, a trabajar con fechas y calendarios, a ya no inventar todo tipo de excusas por demoras o descuidos. El primer mundo avanza y cada vez se separa más de nosotros, así como las galaxias se siguen alejando de nuestra vía láctea.

Nuestro viaje espacial de hace 30 años lleno de orgullo nacional a toda la juventud mexicana, porque uno de los suyos, sin importar como se llamara, estaba orbitando la tierra. Por ese simple hecho, muchos decidieron estudiar ciencias o ingeniería, a continuar sus estudios sin dejarse vencer fácilmente, a aprovechar las oportunidades y bondades de la educación pública fue el mayor beneficio de esa primera incursión de México en el cosmos, y es preciso dejar a un lado la mezquindad política para que ese sueño de superación no se apague.

Por mi parte mi misión en la tierra comenzó en el momento en que la nave espacial Atlantis aterrizó en diciembre de 1985, y desde hace más de 30 años me he dedicado con pasión incansable a la docencia y la investigación, y a divulgar la ciencia y la tecnología espaciales por todos los rincones del país, porque el futuro de México está en la ciencia y en la tecnología, en el dominio del conocimiento.

De ahí que hay que invertir cada vez más en educación en todos los niveles con programas de estudio actualizados y realistas, con la infraestructura adecuada, con apoyos escolares de alimentación, con más becas para los alumnos sobresalientes, con programas específicos para los niños genio, con instalaciones deportivas y laboratorios modernos.

Es preciso reinstalar el civismo, materia que fue erradicada hace años por algún gobernante desorientado, inculcar valores nacionales, enseñar a respetar los derechos humanos, las leyes y los reglamentos y, desde luego, debemos tener profesoras y profesores bien capacitados y remunerados con dignidad.

Guerrero le ha dado a México grandes héroes a través de la historia, pero hoy ese estado querido está sumido en la pobreza, la violencia y el analfabetismo, por la ingratitud del gobierno federal durante dos siglos. Por mucho tiempo ha sido olvidado. Se ha quedado rezagado a nivel nacional. Su gente alegre y trabajadora necesita nuevas opciones y oportunidades de empleo honesto y limpio, como son todos ellos por naturaleza, pero que en muchos casos las políticas distorsionadas los arrojan a delinquir para sobrevivir.

Insto a los tres poderes para que le den la mano a Guerrero, un estado fértil y generoso; Guerrero, un estado fértil y generoso con millones de jóvenes sedientos de justicia, educación, salud, oportunidades de empleo, mejores servicios en la costa y en la montaña.

Falta mucho trabajo por hacer. Tenemos que erradicar la ignorancia, la censura, la intolerancia y la discriminación en todas sus formas, y sólo podremos lograrlo fortaleciendo la educación, y al mismo tiempo desarrollando nuestra propia tecnología.

Hay un largo camino por delante y millones de jóvenes que ya no pueden seguir esperando. Debemos de estar unidos conciliando nuestras diferencias. Muchas gracias.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Gracias, doctor Neri Vela.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Como Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en la entrega de la medalla Eduardo Neri y Legisladores de 1913, reitero la más cordial bienvenida a esta sesión solemne a nuestro galardonado, el doctor Rodolfo Neri Vela. Saludo y le damos la bienvenida a la familia del doctor Neri Vela.

Agradecemos la significativa presencia del senador Luis Sánchez Jiménez, vicepresidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; resalto la grata presencia del ministro Fernando Franco González Salas, quien nos honra con su asistencia en esta sesión solemne. Y, por supuesto, también damos una cordial y afectuosa bienvenida a las señoras y señores familiares de don Eduardo Neri.

Diputadas y diputados, señoras y señores, en esta sesión solemne, la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión rinde homenaje a Eduardo Neri Reynoso y a Legisladores de 1913, para reconocer el valor y la dignidad que fueron su estandarte y actualizarnos en nuestros compromisos con el pueblo de México.

El diputado Eduardo Neri, un hombre ejemplar sirvió a la patria, su actitud como defensor de nuestra nación es un inspirador de esperanza para construir nuestro presente y nuestro futuro. Sus acciones lo avalan como un distinguido mexicano, digno de ser recordado siempre, junto con sus compañeros legisladores.

La actuación del diputado Neri nos da motivo para reconocer la trayectoria y el prestigio de hombres y mujeres que han servido a nuestra nación; en esta ocasión, para distinguir a un mexicano notable.

La decisión de este pleno para otorgar la presea al mérito cívico Eduardo Neri y Legisladores de 1913, al doctor Rodolfo Neri Vela, tiene como soporte su amplia trayectoria en bien de la colectividad nacional.

Hoy, la Cámara de Diputados en su pluralidad, entrega esta condecoración a un hombre de ciencia, lo cual es un reconocimiento nuestro al papel de la ciencia para el desarrollo de nuestra nación.

Quienes integramos esta legislatura, estamos convencidos de que nuestro país debe invertir cada vez más en la educación, en la ciencia y en la tecnología. Nuestro galardonado el día de hoy es un hombre distinguido, que ha sido merecedor de múltiples reconocimientos por su valioso trabajo en la academia, ha sido un gran impulsor y divulgador de la ciencia, y en los hechos, ha dado muestras de su gran compromiso con la ciencia y la tecnología en nuestro país.

Hace 30 años, siendo un joven especialista en comunicaciones y electrónica, su determinación le permitió llevar el prestigio de las instituciones educativas y científicas, y a nuestro querido México mismo, al espacio exterior.

Así, Rodolfo Neri Vela, pasó a formar parte de nuestra historia contemporánea al convertirse en el primer mexicano en ir al espacio extraterrestre. De esta manera su trabajo realizado con seriedad y profesionalismo dejó un precedente de logros para los mexicanos y para las mexicanas.

A nombre del pueblo de México, el doctor Neri Vela escribió un notable episodio de la exploración espacial e hizo aportaciones a la ciencia universal, convirtiéndose en un referente obligado en el tema. Es un hombre que nos ha hecho ver hacia arriba y acercarnos más los lejanos horizontes, un científico que habla con profundidad de lo que hay más allá de lo que la mirada ordinaria nos permite mostrar.

Con su reconocido interés en generar propuestas, como la Agencia Especial Mexicana, el doctor Neri ha dejado un legado para nuestra nación. Un mexicano empeñado en dar resultados y cuyo ejemplo ha inspirado a varias generaciones de jóvenes para seguir el camino de la ciencia, porque según sus palabras puede llevarlos muy alto porque no es necesario salir al espacio para volar.

Estos son algunos ejemplos que muestran su esfuerzo, su tenacidad y su empeño para enaltecer a nuestra patria. Los retos que enfrenta nuestro país hacen indispensable contar con mexicanas y con mexicanos comprometidos, que inspiren nuestras mejores acciones, que den resultados.

Por ello, la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados le otorga el día de hoy la Medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri, Legisladores de 1913. Y nos congratulamos por esta decisión. Doctor Rodolfo Neri Vela, con esta distinción dejamos testimonio de su valor, de su perseverancia y de su compromiso como mexicano, que da prestigio a nuestra sociedad.

Hoy nuestra patria necesita de hombres y mujeres que sean ejemplo de su tiempo y enseñanza para las generaciones por venir. Usted, doctor Rodolfo Neri Vela, es uno de esos hombres. Enhorabuena y muchas felicidades.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Se invita a los presentes ponerse de pie para entonar el Himno Nacional.

(Himno Nacional)

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Proceda la Secretaría a dar lectura al acta de esta sesión solemne.

El Secretario diputado Ramón Bañales Arámbula: Acta de la sesión solemne, celebrada el martes 15 de diciembre de 2015, para hacer entrega de la medalla al mérito cívico Eduardo Neri y Legisladores de 1913, correspondiente al primer año de ejercicio legislativo, al ciudadano Rodolfo Neri Vela.

Presidencia del diputado José de Jesús Zambrano Grijalva, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, en la capital de los Estados Unidos Mexicanos, con la asistencia de 436 diputadas y diputados.

A las 12 horas con 25 minutos del martes 15 de diciembre de 2015, el presidente declara abierta la sesión solemne para hacer entrega de la medalla al mérito cívico Eduardo Neri y Legisladores 1913, correspondiente al primer año del ejercicio legislativo, al ciudadano Rodolfo Neri Vela. El presidente designa una comisión para recibir y acompañar al recinto al ciudadano Rodolfo Neri Vela.

La Presidencia da la bienvenida a José Luis Sánchez Jiménez, en representación de la Cámara de Senadores y a Fernando Franco González Salas, en representación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como a los invitados especiales a la sesión solemne.

Se concede el uso de la palabra al diputado Jorge Triana Tena, presidente de la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias, órgano responsable de la elaboración del dictamen por el que se otorgó la medalla mencionada. El presidente invita a la asamblea a ponerse de pie.

El diputado José de Jesús Zambrano Grijalva, presidente de la Cámara de Diputados, hace entrega de la Medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri, y legisladores de 1913 de la Cámara de Diputados al ciudadano Rodolfo Neri Vela, a quien acto seguido se concede el uso de la palabra.

El presidente dirige un mensaje a la asamblea. Todos puestos de pie entonan el Himno Nacional. El presidente instruye a la comisión designada acompañar al ciudadano Rodolfo Neri Vela, cuando desee retirarse del recinto. Es cuanto, presidente.

Está a discusión el acta. No habiendo quién haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Las diputadas y los diputados que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo (votación), muchas gracias. Las diputadas y los diputados que estén por la negativa sírvanse manifestarlo (votación). Señor presidente, la mayoría por la afirmativa.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva: Aprobada. Se pide a la comisión designada, acompañar al ciudadano Rodolfo Neri Vela, cuando desee retirarse de este recinto.

El Presidente diputado José de Jesús Zambrano Grijalva (13:31 horas): Se levanta la sesión solemne. Se solicita a las diputadas y diputados, permanecer en sus lugares, para continuar enseguida con la sesión ordinaria. Gracias.

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