Crónica Parlamentaria, Cámara de Diputados

Que reforma los artículos 21, 25 y 50 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, presentada por el diputado Javier Paz Zarza, del grupo parlamentario del PAN

«Los suscritos diputados miembros de Acción Nacional, con fundamento en la fracción II del artículo 71 y en la fracción II del artículo 55 del reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General, presentamos la siguiente iniciativa de reformas a los artículos 21, 25 y 50 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso, conforme la siguiente:

Exposición de Motivos

1. Desde el constituyente de Apatzingán, el genio de Morelos, vislumbra la estructura de una República Federal y señalaba con precisión en sus artículos 11 y 12 que, "tres son las atribuciones de la soberanía: la facultad de dictar leyes, la facultad de hacerlas y la facultad de aplicarlas al caso particular." "Estos tres poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial no debe ejercitarse ni por una sola persona, ni por una sola corporación."

Las constituciones de 1824, 1857 y 1917, han consagrado la división de poderes, con el fin de evitar el monopolio del poder, esto es, a que haya una sola distribución, al que haya una distribución equilibrada de las funciones, limitando el ejercicio de cada poder a través del derecho, obligando a cada poder a realizar estrictamente la función que le corresponde, en última instancia, el federalismo resulta en beneficio de la libertad individual y social, porque como indicaba Morelos, "La concentración de poder siempre se produce con violación a la libertad."

Por lo tanto, la división de funciones es característica de un estado constitucional, esta división no es ni se puede ser absoluta, en forma que ejerza en formas aisladas y sin relación entre sí, ya que aunque cuando los tres poderes sean independientes en su forma de organizarse y de actuar, son partes de un todo y se complementan, constituyendo un estado de derecho.

En función a estos considerandos, la Constitución de la República, señala que las obligaciones del Poder Legislativo son principalmente:

A) Analizar, discutir y aprobar, en su caso, los proyectos de ley e iniciativas que se propongan conforme lo establecido en el 71 constitucional.

B) Analizar el informe de Gobierno que rinde el C. Presidente de la República al Congreso de la Unión.

C) Examinar, discutir y, en su caso, aprobar el presupuesto de egresos de la Federación y del Departamento del Distrito Federal.

D) Examinar la cuenta de Hacienda Pública Federal y del Departamento del Distrito Federal, para comprobar el cumplimiento, justificación y transparencia del gasto público.

E) De las demás funciones propias de cada Cámara que la propia ley fundamental y su reglamento interior establecen.

2. Estamos ciertos que en la medida de que el Congreso o mínimo la Cámara de Diputados, asuma con plena responsabilidad su papel de poder, no exclusivamente legislando sino aún más, contribuyendo a una política de administración honesta y cabal, se puede reivindicar su dignidad, hoy - como todos estamos conscientes - mermada ampliamente.

Es indudable que hoy día se vive una declinación del decoro y dignidad del congreso por dos motivos principales; una por la sumisión y servilismo de muchos de sus integrantes a los designios del Ejecutivo y otra por la negligencia inaudita e irresponsabilidad de otros más de sus integrantes, de cumplir con sus obligaciones mínimas.

En el primer caso, es elemento que ha provocado en la ciudadanía en desencanto en las cámaras que ven en ellas una receptiva y aprobadora de los designios del presidente en turno. Ve la opinión pública que las cámaras conocen las tareas del Ejecutivo como decisiones ya tomadas, ve que el Legislativo ha desechado su obligación y derecho constitucional de gobernar por la vía de la modificación o del rechazo de proyectos del Gobierno.

Y la ciudadanía no quiere una lucha a cuartel en el Legislativo y el Ejecutivo, sino exige que cada quien cumpla con lo que es su obligación, para que de las mutuas responsabilidades, los resultados sean siempre positivos.

En el mes de julio del presente año se llevó a cabo una mesa redonda en nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, a efecto de analizar las consecuencias negativas que tiene el creciente presidencialismo y al final de la misma se dejó en el aire la respuesta de quien podría detenerlo, aunque se pensó en el Congreso como solución.

Pero también como indicamos, hay una declinación de la confianza de la existencia del Congreso por la negligencia e irresponsabilidad de muchos de sus integrantes.

De la Cámara de Senadores, por su manifiesta inutilidad, tal como está hoy constituida, no tiene razón de analizarla.

Por lo que toca a la Cámara de Diputados, muy a menudo se reprocha la inutilidad y gasto desmesurado que provoca antes la escasez de resultados concretos, se observa concretamente en esta Cámara, un exceso de languidez, de tedio y de faltas injustificadas de muchos de sus integrantes.

Sería una error lamentable atribuir el desprestigio persistente del congreso sólo al Ejecutivo, también es por responsabilidad de nosotros.

Y así en las últimas tres legislaturas, se ha vivido el constante ausentismo de muchos miembros tanto a sesiones como a comisiones. Por ejemplo, en el tercer período de sesiones de la LII Legislatura de 400 diputados, el promedio de asistencia en ese tercer período fue de 291 diputados, pero eso sí, todos cobraban.

En esta LIII Legislatura, en el primer período se tuvieron un total de 48 sesiones, del 31 de agosto al 29 de diciembre de 1985. El promedio de asistencia, oficialmente, es decir, con el contador del señor Azcoitia y conforme al Diario de los Debates, es de 317 diputados. Por ejemplo, la sesión del cuatro de diciembre se tuvo una asistencia de 300 diputados, del 20 de septiembre, de 273 diputados y del 21 de diciembre 263 de 400 diputados, que todos cobran.

En este período, es decir, el segundo de la LIII Legislatura del 22 de agosto al 19 de noviembre, ha habido 26 sesiones, con un promedio de 316 diputados de 400. La sesión del 6 de noviembre, tuvo una asistencia de 257, de 400, e incluso la sesión del 5 de noviembre, se tuvo que dar un receso a mitad de sesión, en virtud de que sólo había exclusivamente 162 diputados, de 400, y tras una espera de una hora, apenas se logró presencia de 216, de 400.

El día de hoy, por ejemplo, en sesión solemne, según la secretaría había exclusivamente 300 diputados de 400. Lamentablemente el más reciente acto de la opinión pública que dio este Legislativo, fue en las discusiones de los dictámenes sobre la renovación política electoral del pasado 27 y 28 del presente, donde en una sesión maratónica, donde por cierto, por su duración de más de 17 horas, llegó a perder su significado, pues nadie, en esa circunstancia, atiende los argumentos de los oradores; al final, las reformas constitucionales, sí, constitucionales, fueron aprobadas por escasos 290 votos, de 400 diputados.

Muchas veces, la opinión pública ha considerado que se ha cometido fraude legislativo, en virtud de que se han aprobado leyes sin el quórum establecido, y esto, señoras y señores diputados, es gravísimo.

Y si esto sucede en las sesiones públicas donde se pasa lista de asistencia, el panorama de trabajo en comisiones, en el receso, es desolador, por ejemplo. en este año, las comisiones de radio, televisión y cinematografía y de gestoría y quejas, a pesar - y hay que reconocerlo - del esfuerzo de los presidentes de dichas comisiones, no ha sido posible reunirlas. Pero eso sí, todos los diputados integrantes cobran sus dietas completas. Y en otras, después de varias citas, logran el quórum con dificultad.

Esto todos lo sabemos perfectamente, esto provoca que las comisiones, en lugar de examinar e instruir los asuntos que se le turnan hasta ponerlos en estado de resolución, mediante la formulación de dictamen correspondiente, envían los asuntos a los archivos obscuros de esta Cámara, denominada comúnmente congeladora.

Estoy cierto que el constituyente de 1917, al pensar en el Poder Legislativo, no pensó jamás en la posibilidad de que se llegara a consagrar la famosa congeladora, que hoy día tiene en esta legislatura, y se nos acaba de informar hace escasamente unos minutos, 63 iniciativas o proposiciones pendientes de resolver. Por lo tanto, corresponde a esta soberanía, a la brevedad, rescatar su lugar preeminente, e instrumentar los medios legislativos para que cumpla su función cabalmente.

En función a esto último, hay que tener presente, señores diputados, que en aquella sesión memorable del 30 de diciembre de 1916, del Congreso Constituyente de Querétaro, donde Paulino Machorro Narváez y Heriberto Jara señalaron, al discutirse el artículo 63 constitucional que "Es indispensable un sistema de penas, como consecuencia natural de la morosidad del funcionario, ya que el dejar impune esa actitud, no es positivo. La pena debe ser grave y merecida, ya que tiende a desterrar el abuso que sentó sus reales, en las cámaras mexicanas, en la época de Gobierno del general Díaz, consistente en no concurrir a las sesiones, y sí cobraban sus dietas, sin menor justificación.

Este el argumento de Heriberto Jara, ante el ausentismo constante de los diputados en aquella ocasión, en aquella época del General Díaz.

Y así el constituyente estableció en su artículo 63 constitucional, párrafo segundo, que: " Se entiende también, que los diputados o senadores que falten 10 días consecutivos, sin causa justificada, o sin previa licencia del presidente de su respectiva cámara, con la cual se dará conocimiento de ésta, renuncian a concurrir hasta el período inmediato. llamándose desde luego a los suplentes".

Y el artículo 64 constitucional, señala que: "Los diputados y senadores que no concurran a una sesión, sin causa justificada o sin permiso de la cámara respectiva, no tendrán derecho a la dieta correspondiente al día que falten."

¿Cuándo, señoras y señores, hemos conocido que se llame a un suplente por la inasistencia injustificada de los diputados o senadores? ¿cuándo se ha conocido que se descuenten las dietas a un diputado faltista, de los muchos que sabemos que hay?

La dimisión de las responsabilidades del congreso, el abandono de sus funciones constitucionales, no son, por tanto, cargos infundados que hace la oposición o la opinión pública, sino que son evidencias nacionales que no podemos ni debemos de justificar.

Por ello, debemos preveer, tanto en la Constitución, como en el Reglamento Interior del Congreso, las medidas necesarias a efecto de rescatar la dignidad del congreso, por lo que proponemos tomar medidas necesarias para que la Cámara vigile el buen funcionamiento de las mismas.

Por lo tanto, con fundamento en los antecedentes expuestos, ponemos a su consideración el siguiente

Proyecto de reformas al Reglamento Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos

Artículo 21. Son obligaciones del presidente:

I. a la XII......................................................................

XVIII. Dará conocimiento a su cámara cuando se esté en el supuesto establecido en el artículo 63 constitucional, párrafo segundo.

Artículo 25. Son obligaciones de los secretarios y, en su caso, de los prosecretarios:

I a la XIII........................................................................

XIV. Cuidar la impresión y distribución en la última sesión de cada mes, de la relación nominal de los ciudadanos diputados o senadores, especificando número de sesiones realizadas, número de asistencias, número de faltas justificadas y número de faltas injustificadas. Para ese efecto, también se deberá tomar en cuenta lo establecido en el Artículo 45, párrafo segundo.

Artículo 50. Cuando un miembro de la Cámara deje de asistir a las sesiones durante diez días consecutivos, sea en período de sesiones en el receso del Congreso sin causa justificada, la secretaría hará que se publique el nombre del faltista en el Diario Oficial, procediendo el presidente de la Cámara en la siguiente sesión, después de la última inasistencia injustificada, a dar a conocer el punto al pleno, a efecto de hacer el llamado al suplente correspondiente.

Salón de sesiones de la H. Cámara de Diputados, a 2 de diciembre de 1986.

Por el grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, diputados: Paz Zarza Javier, Abreu Sierra Xavier, Acosta González Carlos Arturo, Alcocer Bernal Juan, Altamirano Dimas Gonzalo, Alvarez Herrera Víctor, Guillermo Alvarez Padilla Pablo, Botello de Flores Consuelo, Bribiesca Castrejón Manuel María, Cañedo Benítez Alejandro, Castro Lozano Juan de Dios, Conchello Dávila José Angel, Delgado Herrera Jaime, Espejel Muñoz Franz Ignacio, Figueroa Nicola Cristóbal, Galindo Martínez Edeberto, Galván Muñoz Jesús, García Cervantes Ricardo, González Schmal Jesús, Jiménez de Ávila María del Carmen, Jiménez Remus Enrique, Landa Hernández Salvador, Ling Altamirano Federico, Mejía Gutiérrez Héctor, Mendoza Ortiz Ubaldo, Meza López Sergio Teodoro, Morelos Borja María Esperanza, Olvera Castillo Amado, Ortiz Gallegos Jorge Eugenio, Pérez Plazola Héctor, Ramírez Rebolledo Humberto, Rice García Humberto, Rivas Muñoz Oscar Luis, Romero Castillo Cecilia, Rosas Torres Alfonso Joel, Rubiano Reyna Rubén, Silva Alvarez María Esther, Tena Orozco Germán, Terán Terán Héctor, Turati Alvarez Eduardo, Ventura López Pablo.»

Turnada a la Comisión de Régimen, Reglamento y Práctica Parlamentaria.