Crónica Parlamentaria, Cámara de Diputados

Que declara el año de 1988 "Año del general Lázaro Cárdenas del Río", cincuentenario de la expropiación petrolera, presentada por el diputado Nabor Camacho Nava, del grupo parlamentario del PARM

«La iniciativa con proyecto de decreto que pongo a la amable consideración de ustedes, lleva la intención de hacer plena justicia, de aprobarse, a una persona física ya desaparecida y a un gremio obrero ejemplar. Fundo mi iniciativa con los siguientes

Considerandos

La columna vertebral de la economía nacional la constituye, indiscutiblemente, el petróleo que en abundancia fluye de todos y cada uno de los pozos petroleros que a lo largo y ancho de nuestro territorio, así como de las plataformas marinas, se encuentran en continua explotación.

La grave crisis económica que sufre el país en el momento actual, ha encontrado en el petróleo de exportación, el adecuado soporte económico y financiero para evitar el desplome de la planta productiva, las negociaciones en relación con la aplastante deuda externa, que alcanza ya la fantástica cantidad de 114 mil millones de dólares, son posibles, estas negociaciones, gracias al amortiguador que representan los hidrocarburos.

La enorme riqueza nacional existente en el petróleo y sus múltiples derivados, apuntala preponderantemente nuestra economía, debemos pues considerar que México en ese aspecto es privilegiado, en comparación con otros países que carecen del vital elemento.Pero tal situación de privilegio, no será actualmente viable si no hubiese existido en el año de 1938 como Presidente de la República un hombre, grande entre los grandes, el general de división don Lázaro Cárdenas del Río, quien, acudiendo a su cita con el destino histórico del México contemporáneo, el 18 de marzo de 1938 da a conocer a la nación entera el decreto de expropiación petrolera, trascendental decisión, jamás igualada por gobernante alguno, con la cual, rescata para México, los plenos derechos sobre exploración, explotación y uso de uno de los más valiosos recursos naturales de que disponemos, el petróleo, haciendo valedero el mandato constitucional que así lo determina, cierto que el petróleo nunca dejó de ser nuestro, por eso, no debería usarse el término "nacionalización petrolera". Se habían hecho, sí, concesiones onerosas para México, a múltiples compañías extranjeras: holandesas, inglesas y norteamericanas y curiosamente se integró, aunque tardíamente, una pequeña compañía petrolera mexicana, la "PetroMex" que en poca escala lograba algunos avances. De las compañías extranjeras se sabe que con guardias blancas, cometieron atropellos y asesinatos viles en las personas de indígenas de la huasteca que se negaban a vender sus terrenos, en los que se suponía la existencia de yacimientos de producción rentable. Por eso, quien haya leído el libro "Doheny el Cruel" podrá corroborar la serie de atropellos y asesinatos que se cometieron para poder obtener la titularidad de muchos terrenos, los más de los cuales fueron finalmente comprados a las viudas de quienes se habían negado a vender, no pocas veces gigolos extranjeros enamoraban a las viudas, casábanse con ellas y pasaban a ser propietarios de los terrenos sin mayor dificultad, procediendo de inmediato a traspasarlos a los empresarios extranjeros; no pocas veces se llegó a extremos increíbles, acciones solapadas por nuestras autoridades, venales algunas y que de siempre han existido, incluidos algunos notarios de la ciudad de Tampico, Tamaulipas, acotando el nombre del vendedor renuente, en ese momento secuestrado, al cual le eran amputados salvajemente todos los dedos de las manos, dedos inertes que fueron utilizados para obtener y estampar las huellas en la parte correspondiente de la escritura y así "legalizar" tantos y tantos documentos, así se despojó y robó a muchos mexicanos. En los días posteriores, simplemente se informaba del accidente y muerte del reciente vendedor.

Quienes aceptaban compartir o prestar sus terrenos a las compañías extranjeras, recibían una iguala miserable en comparación con la parte del león que se llevaban las compañías, lograron sí, acumular algún capital que lo mismo dilapidaron hasta quedar en la miseria y sin poder recuperar su propiedad.

Las atrocidades cometidas por las compañías petroleras extranjeras, sus guardias blancas, la complacencia de autoridades venales y la ignorancia supina de nuestros connacionales, ignorantes del valor real de sus tierras, calaron hondo en el ánimo del guía de la nación; se aunaron a todo lo anterior, los bajos salarios que percibían los obreros petroleros de aquella época, los asesinatos de los trabajadores que iniciaron la sindicalización y finalmente, la contumacia de las compañías petroleras al no acatar el laudo emitido por la Suprema Corte de Justicia de la nación, que beneficiaba a los obreros.

Ante la rebeldía manifiesta por parte de las compañías extranjeras, se impuso el patriotismo del entonces Presidente Lázaro Cárdenas del Río y con el apoyo del pueblo, la tenacidad y entrega de los obreros petroleros, emitió el histórico decreto de expropiación petrolera, acto de gobierno de plena soberanía, que sin duda cimbró a Wall Street, pero rescató para México la plena soberanía sobre usos y derechos de nuestro petróleo.

No faltaron abogados mexicanos sin escrúpulos, que en defensa de las compañías extranjeras, de inmediato acudieron al recurso de amparo, pero tampoco faltaron afortunadamente y como contrapartida, actitudes también patrióticas de jueces incorruptibles, como la del ilustre tabasqueño, la sazón juez de distrito en la ciudad de Puebla, a don Manuel Bartlett Bautista quien negó el amparo a las compañías extranjeras, rechazando con dignidad republicana el soborno que probablemente muy cuantioso deben haberle ofrecido los abogados apátridas cuyos nombre se pierden por su propia ignominia.

Los obreros petroleros, calificados como ineptos por las compañías extranjeras, como incapaces de poder continuar los trabajos de explotación petrolera, se entregaron con emoción patriótica a su labor y nos dieron la sorpresa, con enorme sacrificio de tiempo y salario, con imaginación creativa digna de encomio, se aprestaron a continuar los trabajos; la producción petrolera no decayó, las instalaciones, equipos, bombas, ductos, tanques, transportes, buques cisterna y equipos de oficina, fueron escrupulosamente cuidados, conservados y mejorados por la mano de obra mexicana, se levantó un inventario escrupuloso de todos los bienes, los trabajos se continuaron sin desdoro alguno, el tiempo inexorable siguió su marcha, la industria petrolera ya era propiedad de la nación, los obreros petroleros hicieron posible lo que parecía increíble y la patria mexicana, señores diputados, la patria se salvo.

La expropiación trajo como corolario la obligación económica, es decir la deuda petrolera. Si bien se acabó de liquidar en sexenios posteriores, su pago se inició casi de inmediato con la aportación generosa de los que menos tienen; los niños quebraron la tradicional alcancía de barro entregando sus modestos ahorros, los campesinos humildes aportaron gallinas, marranos y ganado menor, la clase media popular cedió sus valiosas joyas: cadenas, anillos, pulseras, relojes, arras y monedas de plata; poco o nada se recibió del estrato social alto, los pudientes de esa época y de todas las épocas, nunca solidarios y siempre voraces; esto último poco importó, porque, la fuerza económica, política y moral de Lázaro Cárdenas, siempre se fincó en el trabajo honesto de obreros, campesinos y clase media popular.

Nadie podrá negar la calidad humana demostrada por el expropiador del petróleo; repartió legal y generosamente la tierra afectada a los campesinos carentes de ella; creó el estatuto jurídico de los trabajadores al servicio del Estado; convivió con los humildes, comiendo las tortillas duras de los campesinos y sentándose a las mesas de las familias obreras y de clase media popular.

Otro aspecto de su gran calidad humana, queda demostrado en sus acciones de inicio de gobierno cuando, por instrucciones de alguien poderoso, se iniciaron las huelgas locas, injustificadas; más de algún diputado federal se opuso a las acciones positivas del extraordinario hombre que fue Lázaro Cárdenas del Río y digo que demostró gran calidad humana, porque, en lugar de instrumentar, a la usanza de aquellos tiempos de acciones viles como el asesinato perpetrado en la persona del Presidente Constitucional don Venustiano Carranza en Tlaxcalantongo, Puebla, o el nefasto asesinato cometido en la persona del General Emiliano Zapata en la ex hacienda de Chinameca, Morelos a manos del coronel Guajardo el alevoso homicidio del general Francisco Villa en Parral, Chihuahua, a menos de Salas Barraza y finalmente el asesinato de Alvaro Obregón, a manos de un fanático sicópata hábilmente manejado por autoridades superiores, José de León Toral; acciones todas ellas cavernarias que por más que se quiere justificar no tienen ni tuvieron fundamento, nuestro ex presidente decidió, prefirió "invitar" al ex presidente Plutarco Elías Calles y líderes cercanos y afectos a él, a abandonar el país, para que no siguieran entorpeciendo la buena marcha del mismo, pues con sus acciones trastocaban el orden constitucional sin pensar en que se lesionaba a México. Así fue como en forzadas vacaciones por largo, largo tiempo en el vecino país del norte, se acabó moralmente al llamado jefe máximo de la Revolución y se desplomó de paso la antaño poderosa Confederación Revolucionaria de Obreros Mexicanos a cuyo frente se encontraba Luis N. Morones, dando paso a la fundación, bajo el noble auspicio del régimen cardenista, de la Confederación de Trabajadores de México, la actual poderosa CTM fundada el 24 de febrero de 1936, quedando electo por cierto como secretario general el ilustre poblano teziuteco licenciado Vicente Lombardo Toledano y como secretario de organización, prensa y propaganda el C. Fidel Velázquez Sánchez.

Hecha la exposición de motivos y en virtud de que el próximo 18 de marzo de 1988 habremos de celebrar el quincuagésimo aniversario de la expropiación petrolera y en razón de que correspondió precisamente al patriota ex presidente Lázaro Cárdenas del Río, indiscutible héroe civil y creador del México moderno, emitir el decreto expropiatorio y sabedores de la sensibilidad política del Presidente de la Gran Comisión de esta Quincuagésima Tercera Legislatura Federal, quien sin duda implementará en tiempo y forma lo necesario para que se efectúe una sesión extraordinaria solemne en la fecha que se cita, con la presencia de trabajadores petroleros jubilados que vivieron la gesta heroica de la expropiación, de los cuales en lo personal me comprometo a invitar y traer por mi cuenta por lo menos a dos de ellos, con la presencia de autoridades administrativas de Petróleos Mexicanos y funcionarios sindicales de todos los niveles, con la presencia también de por lo menos la viuda del ilustre desaparecido señora Amalia Solórzano Viuda de Cárdenas, al igual que como así se rindió homenaje al Instituto Politécnico Nacional en su cincuentenario el año pasado de 1986, habremos de rendir pleito homenaje a quien también fundara al Politécnico, a don Lázaro Cárdenas del Río.

El que habla y suscribe, con la facultad que me otorga la fracción segunda del artículo 71 de la Constitución General de la República y con el consenso del resto de los integrantes de la fracción parlamentaria del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, ponemos a consideración de esta honorable legislatura la siguiente

Iniciativa con proyecto de decreto:

Artículo primero. Se declara el año de 1988 "Año del general Lázaro Cárdenas del Río", cincuentenario de la expropiación petrolera.

Artículo segundo. Hecha la aprobación, se correrá traslado inmediato a las legislaturas estatales, para su análisis y aprobación.

Artículo tercero. Se instruirá a las administraciones federal, estatal y municipal, para que en toda su papelería, oficios, memorándums, solicitudes, documentos oficiales, en la parte media superior se inscriba la leyenda aludida: "Año del general Lázaro Cárdenas de Río" cincuentenario de la expropiación petrolera.

Artículo cuarto. Se invitará a los partidos políticos, editores, publicistas, medios masivos de difusión social, iniciativa privada, centros escolares, sindicatos, profesionistas, técnicos, estaciones de radio y televisión, ejército y armada de México, embajadores en países extranjeros, legisladores federales y locales, para que de preferencia en la parte media superior de sus comunicados, anoten la leyenda de referencia.

Artículo quinto. En tiempo y oportunidad preparar la sesión solemne en la sala de sesiones de la H. Cámara de Diputados a celebrarse el próximo 18 de marzo de 1988, que no siendo período ordinario se convocara a sesión extraordinaria.

Transitorio

Artículo único. El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación de observancia obligatoria del primero de enero al treinta y uno de diciembre de 1988.

Sala de sesiones de la H. Cámara de Diputados, septiembre 29 de 1987.

Diputados: doctor Nabor Camacho Nava; ingeniero Héctor M. Calderón Hermosa, ingeniero Juan Manuel Lucia, licenciado Carlos Enrique Cantú Rosas, Enrique Bermúdez Olvera, licenciado Gregorio Macías Rodríguez, profesor Jaime Castellanos Franco, licenciado Reyes Fuentes García, Jorge Cárdenas González, licenciada y profesora María de la Luz Gama Santillán.»

Turnada a la Comisión de Régimen, Reglamento y Prácticas Parlamentarias.