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De Ley Sobre la Industria Químico-Farmacéutica, a fin de establecer un organismo público descentralizado para la fabricación de medicamentos, presentada por el diputado Rafael Campos López, del grupo parlamentario del PPS, en la sesión del viernes 7 de diciembre de 1990

Los suscritos, diputados del Partido Popular Socialista, en uso del derecho que nos otorga la fracción II del artículo 71 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, venimos a proponer a vuestra soberanía decrete la creación de un organismo público descentralizado para la elaboración de medicamentos, para abaratar su costo en el mercado nacional, satisfacer la demanda de las instituciones y servicios dedicados a la salud y liberar a nuestro país de los monopolios extranjeros que controlan la industria químico - farmacéutica.

Los fundamentos de nuestra iniciativa se basan en el desarrollo progresivo de nuestro país, en el logro de su plena independencia y en la elevación sistemática del nivel de vida del pueblo, así como en la necesidad de que se aplique con fidelidad el mandato de la Constitución de regular el aprovechamiento de los recursos naturales para distribuir de un modo más justo la riqueza pública.

El artículo 28 de la Constitución General de la República prohibe la existencia de los monopolios y ordena que se castiguen las concentraciones y acaparamientos de artículos de consumo necesario y los actos o procedimientos que tiendan a evitar la libre concurrencia en la producción, industria o comercio y en general todo lo que signifique ventaja exclusiva e indebida en favor de una o varias personas, con perjuicio del pueblo o de una clase social.

Ahora, cuando se ha abandonado el camino que ha construido la revolución con el apoyo y el sacrificio del pueblo que se caracteriza por el acrecentamiento del poder económico del Estado; cuando se ha desincorporado, disuelto o transferido importantes empresas paraestatales que habían impulsado la utilización de nuestros recursos naturales y la satisfacción de servicios indispensables para condicionar diversas actividades productivas, comerciales y financieras, surge nuevamente como prioridad la intervención del Estado para resolver nuestra dependencia científica y tecnológica respecto del exterior y el escaso desarrollo de la investigación biomédica.

El proceso de la revolución y la periódica reiteración de sus metas durante los últimos 60 años, acrecentaron las fuerzas productivas y han contribuido a modificar las relaciones sociales. Una de las actividades que mayor significación ha tenido al respecto, es la industria químico - farmacéutica, como consecuencia de la ampliación de los servicios asistenciales, que han ido transformando el carácter y la función de la profesión médica. La práctica de las profesiones liberales ha ido cediendo su lugar a las "profesiones de Estado", entre las que se encuentra la del médico de las instituciones de salud con sus diversas especialidades.

La industria químico - farmacéutica moderna tiene una estructura trasnacional y oligopólica que impide el desarrollo social y la independencia económica nacional. En efecto, 38 de las 40 empresas más importantes son extranjeras, son dueñas del 90% de las patentes y en 64 empresas específicas, una sola controla el 40% de las ventas. Además, no sólo se dedican a un campo, sino que tienen cobertura corporativa como la alemana Bayer, que tiene intereses en siete empresas. En cambio las mexicanas tienen una participación insignificante en el mercado nacional.

A partir de la Segundo Guerra Mundial, los inversionistas nacionales fueron desplazados por extranjeros, principalmente norteamericanos. Los 30 laboratorios que ocuparon los primeros lugares en ventas en 1983, todos de capital extranjero, tenían en su poder el 70% del mercado nacional de productos éticos, de ellos solamente dos iniciaron sus actividades antes de 1940.

En el mundo capitalista desarrollado, la investigación dirigida a la búsqueda de productos comercializables se orienta a las condiciones climáticas, de higiene y nutrición de esos países, que no corresponden a las condiciones de los países subdesarrollados y se presenta el fenómeno de que los grandes productores no pueden reorientar el destino de la investigación hacia el alivio de las necesidades más urgentes que se dan en las regiones de mayor sufrimiento.

En cuanto a las materias primas, el autoabastecimiento nacional es de 60% y el 40% restante se tiene que importar. Las plantas medicinales mexicanas son empleadas como fuente de materia prima comprada a bajo costo, que después de procesarlas las ponen en el mercado a precios muy elevados, generando dependencia tecnológica y económica. Tal fue el caso del barbasco que alcanzó proporciones escandalosas, quedando como el ejemplo más importante de la agresión cometida por la industria trasnacional. En nuestro país se produce la papaína en grandes proporciones, de la que derivan enzimas de uso común en medicina y sin embargo, hay necesidad de adquirirla en el extranjero, donde ha sido procesada a partir de la materia prima producida en México. Lo mismo ocurre con la quina, la pectina, el sen y otras plantas medicinales.

Es costumbre de los grandes consorcios de la industria químico - farmacéutica, ocultar primero y descontinuar después los fármacos de mayor eficacia, para sustituirlos por otros, alegando sin recato alguno su bajo precio en el mercado, lo cual les impide aumentar sus ya exageradas ganancias. A través de promociones publicitarias, introducen sus "novedades terapéuticas" que no son más que pequeñas modificaciones, por ejemplo, en la estructura química de un fármaco, basta el cambio de un radical, hecho que no representa una hazaña científica y en cambio les permite otra ocasión para elevar los precios, dejando a los medicamentos prácticamente en las mismas condiciones en lo que se refiere a su toxicidad, efectos secundarios, intolerancia, etcétera.

De las ganancias así obtenidas se exige que el 3% se designe a la investigación. Estas sólo han sido encaminadas sobre todo en la adaptación de las nuevas tecnologías y no al descubrimiento de nuevas moléculas que son la base para producir medicamentos.

En la actualidad existe una enorme proliferación de medicamentos de marca; la protección de patentes, la promoción de marcas y la falta de regulación e información verídica producen estos hechos. La gran mayoría de medicamentos de marca no representan un verdadero adelanto sobre los anteriores medicamentos, pues obedece a las presiones de publicidad y del mercado.

Existen medicamentos terapéuticamente eficaces que impulsan la tendencia a producir rápidamente una gran cantidad de medicinas similares con un rodeo a la protección de patentes, con diversidad de precios, por el conocido fenómeno de productos de "imitación de fórmulas a nivel de moléculas". No existe en México ninguna patente porque no se han dedicado recursos para la investigación.

Los productos farmacéuticos consumidos en México pueden clasificarse en tres categorías, de acuerdo con su procedencia: productos elaborados totalmente en el extranjero; productos elaborados en México y productos elaborados parcialmente en México. Estos últimos constituyen la mayor parte del consumo nacional.

La terminación parcial de productos farmacéuticos, como la preparación de soluciones inyectables, el llenado de ampolletas, la elaboración de cápsulas, comprimidos y otras formas farmacéuticas, utilizan equipos altamente mecanizados y automáticos, que son comunes a una gran diversidad de fabricantes, lo que explica que existan laboratorios que se dediquen a la maquila de medicamentos y a pequeños laboratorios que se concreten a adquirir materias primas que dan a maquilar para registrarlas y patentarlas.

Otro factor que influye en la elevación del precio de las medicinas, lo constituyen la llamada triangulación de venta de materia prima, que perjudica a los laboratorios nacionales en su aprovisionamiento y producción de medicamentos. La inexistencia de una investigación propia se traduce en la salida de enorme cantidad de divisas al extranjero en forma ilegal, mediante mecanismos de transferencia.

En el caso de la alimentación infantil, se encuentra la misma voracidad de las compañías trasnacionales. Los productos dietéticos, complementos de la alimentación y la leche en polvo que se elaboran con materia prima nacional, tienen precios muy elevados; la Compañía Nestlé acapara la leche, la procesa y la impone en el mercado sin objeción efectiva, debido a la gran publicidad que induce a su consumo.

También es importante analizar las características especiales que en la industria químico - farmacéutica asume la publicidad o propaganda. En primer lugar, en la publicidad se pone en juego la salud del pueblo que, dentro de la sociedad capitalista, sólo forma parte del llamado "negocio de la salud". Esta publicidad se dirige al público sólo en el caso de los productos populares o no éticos, sin embargo, en los países atrasados, con debilidad en los controles se hace también con los productos éticos. En general esta propaganda se dirige a un sector especializado, como es el profesional médico, lo que crea una relación particular entre los médicos y los laboratorios farmacéuticos.

En México hay un importante recargo en los costos de los medicamentos por el gasto de publicidad. Es una verdadera avalancha publicitaria que dice "informar" sobre los productos, sus características, conveniencia de uso, contraindicaciones, pruebas de eficiencia válidas, etcétera. El nivel cuantitativo es pasmoso, folletos con impresión de lujo, visitas constantes de agentes con propaganda médica a consultorios y hospitales, financiamiento de revistas que llegan gratuitamente al profesional, etcétera.

Puede pensarse que por llegar a profesionales médicos, éstos no aceptarían engaños ni trampas publicitarias, aceptando sólo argumentos científicos. Pero dos argumentos destrozan esta posibilidad. El primero es que la cantidad de productos farmacéuticos es tan grande: 17 mil aproximadamente, que su recordación es prácticamente imposible para la mayoría de los profesionales, no quedándoles otra alternativa que aferrarse a lo que los laboratorios le dicen acerca del producto. Esta imposibilidad de recordación y conocimiento se suma a un aspecto mucho más importante, base de la falsificación de datos que se brinda al médico.

Si las informaciones proporcionadas rigurosamente a la realidad, podría pensarse que la publicidad farmacéutica cumple una labor imprescindible, supliendo las deficiencias existentes. Pero la información entregada no responde siempre a las características del producto, falseando datos en favor de las ventas y ocultando las desventajas, engañando así al médico y al consumidor en definitiva.

La industria químico - farmacéutica tiene un mercado asegurado y progresivamente creciente, ya que son las instituciones de salubridad y asistencia y de seguridad social, las que consumen sus productos. Podemos afirmar que uno de los sostenes básicos de la industria farmacéutica es el dinero de las instituciones del Estado lo que es lo mismo, los recursos del pueblo, ya que el sector salud, cubre la atención médica del 87% de la población.

En México el gasto de medicamentos es de unos mil millones de dólares anuales, en 1982, 25% de la venta se hacían al sector salud y 75% el sector privado; en 1985, las ventas al sector salud subieron a 35% del total.

La Ley General de Salud define a los medicamentos como insumos básicos para la operación efectiva del sistema nacional de salud, con lo cual la industria químico - farmacéutica adquiere un carácter estratégico en tanto es proveedora de los mismos o de materias primas que posibilitan su obtención. El cuadro básico de medicamentos será uno de los instrumentos fundamentales de acción del sector salud, cuya política se dirigirá hacia dos vertientes: producción y comercialización de medicamentos, e investigación científica y tecnológica. El principal problema a enfrentar sería la marcada dependencia del exterior y la necesidad de una mayor participación del Estado para fomentar y regular la industria químico - farmacéutica.

De los datos presentados acerca de varios aspectos que presenta el problema de la industria químico - farmacéutica instalada en México, las conclusiones que se derivan son las siguientes:

Primera. El dominio de las empresas trasnacionales es casi absoluto, en nuestra incipiente industria químico - farmacéutica.

Segunda. Nuestros empresarios no han logrado crear una verdadera industria nacional de producción de medicinas.

Tercera. Lo que pudiera llamarse industria farmacéutica nacional es impotente para defenderse y los pequeños laboratorios están desapareciendo, así como los grandes laboratorios han tenido una mayor concentración.

Cuarta. Los laboratorios de empresarios nacionales no cubren ni sus propias necesidades.

Quinta. Estos laboratorios nacionales, durante mucho tiempo no serán capaces de propiciar una exportación que compense la salida de divisas, por vía de las trasnacionales.

Sexta. No tienen posibilidades de investigación ni de experimentación científica.

Séptima. No tienen posibilidades de crear tecnología nacional.

Octava. No hay expansión de empresas verdaderamente nacionales; el progreso de la rama corresponde siempre a filiales de las trasnacionales.

Novena. No podrán rescatar el mercado nacional en mucho tiempo.

Décima. El conjunto de los laboratorios que son de empresarios nacionales no constituye la industria que el país y el pueblo necesitan para coadyuvar a la tarea nacional de protección a la salud.

Decimoprimera. Sólo una empresa estatal de gran envergadura sería capaz de cumplir las finalidades de una industria químico - farmacéutica verdaderamente nacional, de crear la tecnología adecuada y de coordinar su funcionamiento con los centros de educación superior, en dirección a la investigación y la experimentación científicas, independientes del control de los monopolios internacionales.

Honorable asamblea: el Partido Popular Socialista expresa con toda firmeza que:

La contradicción entre los propósitos del gobierno por ampliar sus actividades médicos - sociales y los elevados precios de los medicamentos, debe ser resuelta para que el derecho a la salud sea efectiva y la revolución sea en realidad la salvaguarda de la salud del pueblo, que es la mayor riqueza de México.

La única forma válida de resolver esa contradicción y de cumplir con ese propósito, consiste en la nacionalización de la industria químico- farmacéutica, sometiéndola a condiciones que permitan al gobierno de la República controlarla y desarrollarla en provecho de la salud y bienestar de los mexicanos y como factor positivo de la economía nacional.

Nacionalizar la industria significa, para nosotros ponerlas al servicio del pueblo y de la nación por encima de los intereses de las empresas privadas que se dedican a esta rama de la producción económica. El primer paso para lograr tal objetivo, es la creación de los laboratorios del Estado que deberán proveer de medicamentos a las instituciones y organismos asistenciales y de seguridad social en las que participa, puesto que estas instituciones y las de los gobiernos de los estados y municipios forman la clientela sustancial de las empresas químico - farmacéuticas.

Resulta paradójico que vivan subordinadas a quienes sostienen, con grave perjuicio para el cumplimiento y la ampliación de los servicios que tienen encomendados.

Por lo anteriormente expuesto, los suscritos, integrantes de la fracción parlamentaria del Partido Popular Socialista, en uso del derecho que les otorga la fracción II del artículo 71 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y tomando en cuenta además, lo que previene la fracción XXX del artículo 73 de la propia Carta Magna, proponen a vuestra soberanía la aprobación del siguiente

DECRETO

Artículo 1o. Por razones de utilidad pública, se crea la empresa descentralizada "Laboratorios Mexicanos", que tiene la finalidad de producir y suministrar a los organismos y dependencias encargadas de la salud y la seguridad social del Estado, las medicinas que requieren para su funcionamiento, así como las señaladas en el cuadro básico nacional.

Artículo 2o. La empresa del Estado "Laboratorios Mexicanos" tiene las siguientes finalidades:

a) Producir los medicamentos que requieren las instituciones de salud y seguridad social del gobierno federal, de los estados y municipios.

b) Realizar, promover y estimular la investigación en las áreas biológica, química y químico - farmacéutica para el cumplimiento de sus objetivos.

c) Constituir un banco de materias primas necesarias para la producción de las medicinas del cuadro básico nacional.

d) Contribuir a proveer a la industria químico - farmacéutica nacional de la materia prima básica que ésta requiere para satisfacer el mercado nacional.

e) Contribuir a establecer un sistema nacional de distribución y comercialización de los productos químico - farmacéuticos.

Artículo 3o. Se crea el Instituto Nacional de Investigaciones Químico- Farmacobiológicos, dependiente de la propia empresa, que será el encargado de llevar a cabo la investigación científica y el desarrollo tecnológico para el cumplimiento de las finalidades de "Laboratorios Mexicanos".

Artículo 4o. El Instituto Nacional de Investigaciones químico- farmacobiológicos tendrá además las siguientes atribuciones:

a) Establecer convenios con los centros de investigación científica del país para fomentar la colaboración en sus actividades científicas y tecnológicas.

b) Establecer convenios con los centros de educación superior del país para la formación de recursos humanos en el área químico - farmacéutica y para la actualización de sus investigadores y del personal académico de estos últimos.

c) Establecer convenios de colaboración científico - técnica con instituciones de investigación científica de otros países.

d) Crear mecanismos y estímulos para el fomento de la investigación científica en el área químico - farmacéutica y la formación de recursos humanos.

e) Establecer convenios con el Centro Nacional de Metrología para desarrollar normas nacionales en el área químico - farmacéutica y para contribuir a elevar la calidad de toda la industria químico - farmacéutica nacional.

Artículo 5o. Se crea el Banco de Materias Primas para concentrar y distribuir los productos de la botánica medicinal y de otros recursos del suelo y del subsuelo, de los que se derivan las medicinas, así como los principios activos del cuadro básico nacional.

Artículo 6o. El Banco tendrá, además, las siguientes funciones:

a) Proveer de insumos y de materias primas al propio laboratorio del Estado para su normal funcionamiento y necesidades, así como atender a las demandas de los laboratorios nacionales.

b) Regular el mercado nacional de las materias primas básicas de la industria químico - farmacéutica nacional.

Artículo 8o. El Ejecutivo de la Unión implementará las disposiciones administrativas y reglamentarias que se derivan del presente decreto, el cuál entrará en vigor 90 días después de su publicación.

Dado en la sala de sesiones de la Cámara de Diputados, a los siete días del mes de diciembre de mil novecientos noventa. - La fracción parlamentaria del Partido Popular Socialista, diputados: Belisario Aguilar Olvera, Lucio Bermúdez Aristeo, Rafael Campos López, Modesto Cárdenas García, Jesús Antonio Carlos Hernández, Héctor Colio Galindo, Abigaíl Cruz Lázaro, Tomás Gutiérrez Narváez, Paloma Hernández Oliva, Armando Ibarra Garza, Luis Jacobo García, Julio Jácome López, Heray Lescieur Molina, Marcela Lombardo Otero, Gregorio Lorenzo Domínguez, Jesús Luján Gutiérrez, José Marín Rebollo, Herón Maya Anguiano, Carmen Mercado Téllez, Félix Mercado Téllez, Magdaleno Luis Miranda Reséndiz, Crescencio Morales Orozco, Francisco Ortíz Mendoza, Sergio Quiroz Miranda, Román Ramírez Contreras, Alfredo Reyes Contreras, Ernesto Rivera Herrera, Gustavo Ríos Morales, Gloria Rodríguez Aceves y Mario Vázquez Martínez.

(Turnada a la Comisión de Salubridad y Asistencia, y en lo conducente, a la Comisión de Programación y Presupuesto. Diciembre 7 de 1990.)