Crónica Parlamentaria, Cámara de Diputados

Para que se inscriba con letras de oro el nombre de Ricardo Flores Magon en el recinto de la Camara de Diputados, presentada por el diputado Rufino Rodriguez Cabrera, del grupo parlamentario del PRD, el 20 de diciembre de 1993

El evento armando que nuestro país vivió y que tuvo un costo de más de 1 millón de vidas de mexicanos, ha sido muy estudiado por propios y extraños, calificado de varias maneras, interpretado de muchas otras, conocido por la mayoría como la Revolución Mexicana.

Lo cierto es que más allá del discurso oficial y del tipo de Gobierno que ha impuesto el partido en el poder a partir de 1929, es un hecho que el México actual se formó a raíz de lo que resultó del movimiento armado de 1910 - 1917.

El derrocamiento de la dictadura de Porfirio Díaz, significó el término de una época en la historia de nuestro país, y la conformación del sistema en que vivimos.

La nación ha honrado a los hombres más destacados de ese movimiento, colocando sus nombres con letras de oro en el muro de honor de este Recinto que reúne a la más alta representatividad del pueblo mexicano como lo es la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Aquí, junto a los nombres de quienes nos dieron independencia y soberanía junto a los nombres de Hidalgo, Morelos, Juárez, entre otros, aparecen los de Madero, Carranza; todos ellos ilustres mexicanos.

Sin embargo, hay una ausencia no sólo inconcebible sino injustificable. Ricardo Flores Magón se volvió por sus propios hechos un héroe y un movimiento llamado "magonismo".

Héroe y movimiento incómodos para el poder posrevolucionario. Su nombre está ausente de este Recinto. Parece por lo tanto, que no tuvieron nada que aportar en la construcción de nuestra nación.

La ausencia de Flores Magón, sólo puede ser producto de la ignorancia o de la más grotesca manipulación. O en el mejor de los casos, de un error muy grande.

La historia oficial ha reconocido la importancia del magonismo a principios de siglo. No ha podido ocultar, ha calificado como movimiento precursor de la Revolución Mexicana. Ese reconocimiento hace evidente que no es posible ignorar la importancia y la magnitud del trabajo político realizado por Ricardo Flores Magón, por la junta organizadora del Partido Liberal Mexicano y por los militantes magonistas que cristalizaron sus ideas en diferentes movimientos sociales.

Este reconocimiento es válido, aunque no sea precisamente cierto que el magonismo fuera precursor del movimiento de 1910 - 1917. Los magonistas lucharon por una revolución real y total de la estructura económica y no por un cambio político que únicamente realizara algunas reformas. Tuvieron en Ricardo Flores Magón a su figura alta, clara, sólida, honesta e insurrecta.

Su vida intensa es una de las más bellas biografías de las luchas libertarias en el mundo.

Ricardo Flores Magón, nació en un pueblo mazateco de la Sierra de Oaxaca, llamado San Antonio de los Xochitlán, el 16 de septiembre de 1873, siendo hijo de Teodoro Flores, originario del mismo pueblo y Margarita Magón, mestiza poblana. De niño, se trasladó junto con sus padres a la ciudad de México en compañía de su hermano Jesús, que abandonaría la lucha casi al principio y llegaría a ser ministro maderista y Enrique, quien luchó junto con Ricardo, casi hasta el final.

En 1892, cuando contaba con 19 años de edad, Ricardo Flores Magón, fue encarcelado por primera vez al participar en un mitin contra la dictadura porfirista. Participó en la fundación del periódico Regeneración, que durante 18 años sería el órgano principal, aunque no el único, de difusión de las ideas e iniciativas magonistas para despertar las conciencias populares.

En 1904, después de haber sido encarcelado tres veces más, decidió junto con otros revolucionarios, abandonar México para librarse de la persecución de la dictadura y continuar la lucha desde Estados Unidos. Nunca más pudo volver a pisar territorio nacional.

En septiembre de 1905, se constituyó la junta organizadora del Partido Liberal Mexicano, que articularía las luchas de los grupos que se fueran creando y promoviendo en el país para realizar la Revolución por la vía armada.

El 31 de mayo de 1906 estalla la huelga en las minas de cobre de Cananea, que eran explotadas con capital extranjero. Esa huelga fue sangrientamente reprimida al día siguiente. La organización que la impulsó, fue un club liberal formado a raíz de la convocatoria de la junta con la que mantenían contacto sus dirigentes y a la que le interesaba Cananea por su ubicación estratégica y por la posibilidad de apoderarse de la dinamita almacenada para con ella, volar vías férreas principalmente.

La represión a este movimiento no pudo doblegar a los magonistas. Un mes después y fruto de más de medio año de consultas con sus militantes, la junta publicó el 1o. de julio de 1906, el programa del Partido Liberal Mexicano. Este programa era tan avanzado en su tiempo y recogía fielmente las demandas del pueblo mexicano, que de sus 51 puntos, 23 quedarían plasmados en la Constitución de 1917 y de los demás la mayoría eran más audaces que los artículos del texto constitucional.

En septiembre de 1906, luego de un difícil trabajo de coordinación intervenida por la infiltración de espías y por la violación del secreto postal, el levantamiento general fue frustrado y sólo se levantaron los grupos de Acayucan, Veracruz y de Jiménez, en Coahuila. Este fracaso tampoco desalentó a los magonistas.

En enero de 1917, estalló y fue reprimida la huelga de obreros textiles de Río Blanco, Veracruz, organizada por el gran círculo de obreros libres, impulsado por el magonista José Neyra.

Un año después, en junio de 1908, se intentó un nuevo estallido revolucionario en el país, que también fue desarticulado por la dictadura y sólo ocurrieron levantamientos en Bacas y Viesca, Coahuila y en Palomas, Chihuahua.

La mayor parte de este tiempo, Ricardo Flores Magón lo pasó en cárceles estadounidenses y huyendo de la persecución a que lo sometió el Gobierno mexicano a través de compañías de detectives privados y con el apoyo de las autoridades norteamericanas.

En 1910, antes del inicio del levantamiento maderista o Revolución Mexicana, como se le quiera llamar, la consigna central del magonismo dejó de ser: "Reforma, Tierra y Justicia", para convertirse en "Tierra y Libertad", la misma que un poco después definiría cabalmente la lucha de Emiliano Zapata, quien adoptó este concepto del magonismo, aunque no firmara sus documentos con esta frase.

Para entonces y a pesar de que siguieron llamando liberal a su partido, los magonistas se declaran abiertamente anarquistas, dejando atrás la tibieza de sus postulados liberales.

En enero de 1911, los magonistas impulsaron lo que sería su último intento por lograr la Revolución en México. Esa lucha que desarrollaron en Baja California, fue atacada por la burguesía, por la dictadura porfirista y por Madero, acusándola de filibusterismo y tras poco más de seis meses el movimiento fue derrotado.

Después, la persecución a la que siguieron sometidos, pero ahora por parte de los gobiernos revolucionarios, hizo que Ricardo Flores Magón en los siguientes 11 años, estuviera libre menos de cuatro. Estando libre formó con varios magonistas una comuna cerca de Los Angeles, en el Estado de California y ahí escribió sus obras de teatro, sus cuentos y sus artículos de crítica lúcida y violenta a los gobiernos revolucionarios.

Estando preso, siguió escribiendo sus artículos y un conjunto de cartas que dibujan en lo íntimo el carácter indómito del revolucionario cautivo.

Finalmente, tuberculoso, casi ciego a los 49 años de edad y pobre, por supuesto, murió; murió después de rechazar una pensión que le ofreció la Cámara de Diputados de México.

Ricardo Flores Magón murió asesinado en el penal de Levenworth en el Estado de Kansas, en la madrugada del 21 de noviembre de 1922, aunque el parte médico oficial dice que murió de un ataque al corazón.

Al día siguiente, después de que el diputado Antonio Díaz Soto y Gama, informara de su muerte, la Cámara de Diputados aceptó la siguiente propuesta:

"Los diputados que suscriben, animados por el propósito de rendir un póstumo homenaje al gran revolucionario mexicano Ricardo Flores Magón, mártir y apóstol de las ideas libertarias, que acaba de fallecer pobre y ciego en la fría celda de una prisión yanqui, proponemos a esta honorable Asamblea, tome el siguiente acuerdo:

Único. Tráiganse a descansar al suelo de la patria por cuenta del Gobierno mexicano, los restos mortales de Ricardo Flores Magón."

Pedimos dispensa de todo trámite.

Este texto está firmado por 17 diputados.

Sin embargo, Enrique Flores Magón, no permitió que el Gobierno trasladara a su hermano y fue la Alianza de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana la que lo trajo, siendo velado el 15 de enero de 1923, en el local de la alianza, de la ciudad de México, y sepultado al día siguiente en el Panteón Francés, en una tumba comprada por los trabajadores.

Tiempo después, el 1o. de mayo de 1945, por disposición de la Cámara de Diputados, sus restos fueron arrebatados a los trabajadores para ser depositados en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Dolores, en donde se encuentran hasta la fecha.

Ricardo Flores Magón, dedicó su vida a tratar de despertar la conciencia en el pueblo mexicano para realizar una liberación total a través de una revolución económica.

Esto es lo que pretenden ignorar quienes sólo recuerdan que en los primeros números de Regeneración, se abogaba por reformas que evitaran la violencia o que en el programa del Partido Liberal Mexicano, se llama a derrocar a la dictadura para implantar la democracia.

Ya en los movimientos de 1906 y 1908 y sobre todo a partir de 1910, la lucha se define por la abolición de la propiedad privada y de todo tipo de poder mediante las armas. Y por la reorganización autónoma de la sociedad, proponiendo como viable, la forma de vida de las comunidades indígenas, afirmando que la comunalidad prehispánica, viva aún en las culturas indígenas contemporáneas, contenían los elementos necesarios para hacer una vida feliz en un ambiente libertario.

Además de esta reivindicación de la forma de vida de las sociedades indígenas, prácticamente inconcebible en el ambiente positivista del México de principios de siglo, la importancia trascendental del magonismo en la Historia de México, debe ubicarse cuando menos en dos aspectos generales: por una parte constituyó la corriente de pensamiento más crítica que hizo radicalizar las propuestas y acciones de muchos mexicanos como Emiliano Zapata, Primo Tapia, Felipe Carrillo Puerto, entre otros.

Y por otra parte, sus acciones políticas y militares que produjeron un clima de agitación, fue aprovechado por Madero, lo cual es muy distinto a afirmar que el magonismo preparó la Revolución Maderista.

Como corriente de pensamiento, el magonismo es un conjunto de ideas que nacen al calor del liberalismo de finales del Siglo XIX, y se consolidó en el anarquismo antes de 1910.

Sus propuestas más tibias fueron adoptadas como conquistas audaces de la Revolución en la Constitución de 1917. Sus planteamientos más radicales espantaron a muchos liberales que abandonaron el magonismo para ingresar al maderismo, pero también encontraron eco en las luchas de Zapata, de Primo Tapia en Michoacán, del Movimiento Inquilinario de Veracruz y de los obreros de distintas partes del país.

Sus juicios sobre la dictadura porfirista y el Gobierno revolucionario y sobre acontecimientos internacionales, constituyen ejemplos de increíble lucidez expuesta en un lenguaje muy sencillo.

La solidez del pensamiento de Ricardo Flores Magón, alumbró innumerables conciencias a través de Regeneración, que se introducía y distribuía clandestinamente en el país y que se leía en voz alta a grupos campesinos. Regeneración es también un ejemplo en la historia de la prensa nacional, por ser un periódico ferozmente perseguido y que una vez clausurado volvía a aparecer para ser nuevamente acorralado, disuelto y vuelto a aparecer, incluyendo artículos escritos por Ricardo Flores Magón, en la cárcel muchos de ellos y sacados de ahí de manera clandestina gracias a la tenaz convicción de los magonistas.

Regeneración, nunca recibió subsidios y sólo pudo ser derrotado al ser encarcelados con largas condenas sus editores, siendo uno de los más constantes en la cárcel, Ricardo Flores Magón.

Como grupo de agitación, los magonistas fueron sin duda la principal organización rebelde en México durante las primeras dos década del siglo. Más allá de las huelgas de Cananea y de Río Blanco, la actividad de los grupos magonistas para impulsar las rebeliones de 1906, 1908 y 1911, constituyeron el trabajo político insurreccional más serio y sólido y por lo mismo el más constante, pues el fracaso y la represión no los hacían desistir.

Pero fue el maderismo el que triunfó, dado que el pueblo mexicano sólo pudo sacudirse la dictadura pero no la explotación. Para los maderistas y revolucionarios posteriores fueron los honores y los lugares principales en la historia.

Inscribir el nombre de Ricardo Flores Magón en el muro de honor de esta Cámara de Diputados, sería un acto elemental de justicia, para esos mexicanos ejemplares que militaron en el magonismo, como Enrique Flores Magón, Librado Rivera, Praxedis Guerrero, Nicolás Bernal, Blas Lara, Hilario Salas, Cándido Padua, Anselmo Figueroa, Jesús Rangel, Modesta Abascal, Francisco Manrique, Aarón López, Benjamín Canales, Prisciliano Silva, Rosalío Bustamante, y entre otros, Adolfo C. Gurrión, magonista juchiteco.

Por otra parte, durante la actual administración del país, por iniciativa presidencial, se han modificado puntos fundamentales de la Constitución Política de México, que como ya se dijo, fue ampliamente orientada por el magonismo menos radical y esa influencia, ampliamente documentada, no es reconocida en ninguna mención al origen de la Carta Magna.

También se ha autocalificado la administración salinista como un proyecto liberal social, lo que ha desatado recientemente un conjunto de argumentos sobre la historicidad de algo llamado "liberalismo social", dejando de lado totalmente y cuidándose al hacerlo, el hecho de que la llamada Revolución Mexicana tuvo su origen en la agitación de los clubes liberales a partir de su congreso celebrado en San Luis Potosí en febrero de 1901 y que fue el Partido Liberal Mexicano el que bajo la bandera inicial del liberalismo, intentó varias veces la revolución.

En este mismo sentido, a raíz de las iniciativas presidenciales que reformaron el artículo 27 constitucional, el Ejecutivo insistió en que sus propuestas se inscriben en el espíritu de la lucha con Zapata, tomando como eje su consigna de "Reforma, Libertad, Justicia y Ley", que en abril de 1912, era sólo "Libertad, Justicia y Ley" y que en el Plan de Ayala aparece sólo como "Justicia y Ley".

Esto no es obstáculo para que Carlos Salinas de Gortari, suponga que Zapata luchaba como él por conseguir reformas desde el año de 1911, ni para que olvide que la lucha de Zapata era por "Tierra y Libertad", concepto que conoció a raíz de sus contactos con los magonistas entre 1912 y 1914.

Estos olvidos de la presencia del magonismo, minimizan arbitrariamente la importancia de sus acciones y su lugar en la formación del México actual. Quien conozca aunque sea un poco la historia de Ricardo Flores Magón y de los magonistas, aunque se oponga decididamente a los planteamientos y al ideario de Ricardo Flores Magón, no podrá encontrar ninguna razón para oponerse a que su nombre figure en el muro de honor.

No creo que haya todavía quien acuse a los magonistas de filibusteros y vendepatrias a causa del intento revolucionario de Baja California en 1991, y si lo hubiera, sus argumentos no resistirían el peso de la evidencia histórica.

Tal vez la única razón de fondo sería que el Congreso no es un lugar digno para la estatura moral de Ricardo Flores Magón, tal y como lo afirmó el diputado Antonio Díaz Soto y Gama, que siguió el zapatismo en su célebre discurso del 22 de noviembre de 1922, cuando dijo en esa tribuna:

"Ricardo Flores Magón, nunca pidió que se enlutara esta tribuna. No lo pediría. Ricardo Flores Magón tuvo el gesto de grandeza de rechazar la pensión que esta Cámara de Diputados decretó en su honor y no sería yo quien manchara su nombre pidiendo que así como se enluta la tribuna por un magistrado caduco, representativo de las viejas ideas, fuera a enlutarse esta tribuna, que no es digna de la figura de Flores Magón, porque él fue más que la representación nacional, porque él fue la inspiración, la videncia que llevó al pueblo a la Revolución".

Estas fueron palabras pronunciadas por Antonio Díaz Soto y Gama.

También se podría argumentar con toda justicia, que es una contradicción pretender que el nombre del personaje heroico que luchó contra toda autoridad se lleve al Palacio Legislativo.

Sin embargo, a pesar de lo irrebatible de ambos argumentos, inscribir el nombre de Ricardo Flores Magón en el muro de honor de esta honorable Cámara de Diputados, es un acto de justicia para con él y para con los magonistas. Es una forma de reivindicar la importancia de su lucha por lograr un país distinto, y es también una forma de devolver a los trabajadores y al pueblo de México, a un hombre que luchó con ellos y que sólo a ellos representaba.

En vista de lo anterior y considerando que este año se cumplieron 120 años del natalicio del liberal y anarquista oaxaqueño, proponemos a esta soberanía, que el nombre de Ricardo Flores Magón sea inscrito con letras de oro en el muro de honor de esta honorable Cámara de Diputados.

Con fundamento en el artículo 71, fracción ll de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 55, fracción II, 56 y demás relativos del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, los suscribientes diputados de la LV Legislatura, presentamos a esta soberanía, la siguiente:

INICIATIVA DE DECRETO

Único. Inscríbase en letras de oro, en lugar de honor del Recinto de la honorable Cámara de Diputados, el nombre de Ricardo Flores Magón.

TRANSITORIO

Único. Este decreto entrará en vigor en la fecha de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.

Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del honorable Congreso de la Unión.

México, Distrito Federal, 20 de diciembre de 1993.

Diputados: 11 Rúbricas.

Turnada a la Comisión de Régimen, Reglamento y Prácticas Parlamentarias.