Legislatura XXVII - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19170602 - Número de Diario 47
(L27A1P1eN047F19170602.xml)Núm. Diario:47ENCABEZADO
MÉXICO, SÁBADO 2 DE JUNIO DE 1917
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
PERÍODO EXTRAORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO I. - NUMERO 47
SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
CELEBRADA EL DÍA 2 DE JUNIO DE 1917
SUMARIO
1. Se pasa lista. Se abre la sesión. Se lee y aprueba el acta de la sesión anterior. Rinde la protesta de ley el C. Torres. - 2 Se da cuenta con varios asuntos en cartera y con una proposición para que se invite al Ejecutivo a expedir la ley de responsabilidades civiles aplicable a los autores, etc., de los delitos cometidos contra el orden constitucional en febrero de 1913. Se dispensan los trámites y pasa a la comisión de Estado, Departamento Interior. - 3. Se sigue dando cuenta con los asuntos en cartera y se pone a discusión un memorial enviado por las señoritas ex-empleadas de la Secretaría de Guerra y Marina, aprobándose una proposición presentada por el C. Neri y algunos otros CC. diputados. - 4. Se da primera lectura a una proposición de los CC. Méndez y Céspedes para que rinda la protesta de ley el C. Pereira Carbonell. Se levanta la sesión.
DEBATE
Presidencia del C. ACUÑA JESÚS
El C. prosecretario Morales Hesse, a las 4.45 p. m.: Hay una asistencia de 129 ciudadanos diputados. Hay quórum.
El C. presidente: Se abre la sesión de la Cámara de Diputados.
- EL C. secretario Mata leyó el acta de la sesión anterior. Está a discusión. ¿No hay quien tome la palabra? En votación económica se aprueba. Aprobada.
El C. secretario López Lira: Encontrándose a las puertas del salón el diputado suplente por el 7o. distrito del Estado de Guanajuato, ciudadano José Dolores Torres, la presidencia designa para que lo introduzcan para rendir la protesta de ley a los ciudadanos Silva Herrera y Padilla.
El C. Méndez: Pido la palabra. También se encuentra a las puertas del salón un diputado propietario por el Estado de Veracruz, el señor Pereyra Carbonell, y suplico que se le invite a pasar a rendir la protesta de ley.
El C. Neri: Pido la palabra. El señor Pereyra Carbonell no puede desempeñar sus funciones, en virtud de que el suplente, señor Arrazola, está ocupando la curul y el señor Carbonell ha perdido su derecho conforme al artículo 63 de la Constitución.
El C. Méndez: No lo ha perdido. Pido la palabra en contra. Propongo que se invite al señor Pereyra Carbonell a rendir la protesta y pasaré a fundar mi proposición.
El C. secretario Padrés: No está a discusión si el señor Pereyra Carbonell está a las puertas del salón; hay que cumplir las órdenes de la presidencia.
El C. presidente: La presidencia no tiene conocimiento de que esté a las puertas del salón el señor Pereyra Carbonell.
El C. Méndez: Tengo entendido que la presidencia podrá tener conocimiento de la presencia del señor Pereyra Carbonell, por una simple proposición que se hiciera por los diputados por Veracruz.
El C. presidente: No es el caso. (Presta la protesta el C. José Dolores Torres.)
- El C. secretario López Lira da cuenta con los siguientes asuntos en cartera:
Oficio de la Cámara de Senadores, en que participa la elección de presidente y vicepresidente de ese alto cuerpo. De enterado.
Oficio de la secretaría de Estado, negocios inferiores, en que se acusa recibo del decreto aprobado por la Cámara de Diputados que convoca a elecciones extraordinarias para diputados propietario y suplente
en el 3er. distrito electoral del Estado de Yucatán. A su expediente.
Oficio de la misma secretaría de Estado acusando recibo del decreto aprobado por el Congreso General y referente a la elección de magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. A su expediente.
"C. presidente de la Cámara de Diputados:
"Licenciado Alberto González ante usted respetuosamente, como más haya lugar, expongo:
"Que habiendo sido nombrado por el voto de mis conciudadanos para ocupar el puesto de magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cargo el más alto y cuya jerarquía es la mayor para un abogado cuya ambición sea la del ejercicio de su noble profesión en beneficio de la humanidad, y especialmente de sus conciudadanos y compatriotas, porque no hay fin más noble que el de hacer el bien cuando se puede hacer y cuando se ocupa un lugar en el que, autorizado por la nación constitucionalmente, se puede realizar ese bien supremo que se llama impartir justicia, toca a mi deber venir a expresar ante esta altísima representación nacional, en primer lugar mi inmensa gratitud por tan inmerecido honor y mi protesta más solemne de guardar y hacer guardar la Constitución suprema que nos rige y las leyes que de ella emanan, seguros como debéis de estar, que me consagraré de una manera absoluta a la delicadísima función que me habéis encomendado en nombre del pueblo, y que en el ejercito de ella tendré siempre presentes vuestras virtudes, vuestro patriotismo y vuestra abnegación en el cumplimiento del deber, así como vuestra honradez en todos los actos de vuestra vida pública, para poder imitaros, para poder ser siempre digno de vuestra confianza y siempre estimado por vosotros, que será para mí el don más preciado de mi vida y la satisfacción más grande para mi espíritu.
"Debo suplicar a usted, señor presidente, se sirva mandar leer este escrito en la sesión que corresponda, para expresar mis sentimientos y mis protestas a la Cámara de Diputados, a la que con tanta honra pertenecí, formando parte de la XXVII legislatura en el grupo de constituyentes radicales, y que con tanta pena dejo ahora para pertenecer a la magistratura, pero sin olvidar jamás a mis compañeros de Cámara, con quienes me ligó siempre el sentimiento del deber y el anhelo de hacer el mayor bien para nuestra patria y la felicidad y ventura de todos sus hijos.
"Mi despedida es para toda la Cámara, a la que deseo un completo éxito en sus labores patrióticas y una colaboración eficiente con el gobierno emenado de la revolución, para que éste, consolidado muy pronto, sea una egida y un baluarte de nuestras libertades conquistadas.
"A usted suplico se sirva ordenar la lectura de este humilde ocurso, mandando hacer presentes en mi nombre mi gratitud, mis esperanzas y mis votos por el acierto patriótico de este histórico parlamento.
"Protesto lo necesario.
"México, D. F., mayo 31 de 1917. - Licenciado Alberto M. González, rúbrica."
El trámite es: Enterado con agradecimiento.
"CC. secretarios de la honorable Cámara de Diputados:
"Por el honorable conducto de ustedes me permito suplicar respetuosamente a la honorable Cámara de Diputados se sirva concederme una licencia de ocho días, a contar de hoy, con goce de dietas, para poder transladar a mi familia de Colima a esta ciudad; en la inteligencia de que los ocho días pedidos son el tiempo únicamente indispensable para el viaje y de que el motivo por el cual me apresuro a traer a mi familia es que, durante la estación de las aguas, el camino se vuelve peligroso por los continuos desperfectos que ocurren en la vía.
"Me creo obligado a agregar que aprovecharé este viaje a Colima para traer de ella los expedientes requisitados de los pueblos de aquel Estado que han solicitado tierras y los cuales expedientes no han llegado a la Comisión Nacional Agraria, según me informó el ingeniero director auxiliar de la misma Comisión Nacional Agraria, a quien ofrecí traer personalmente tales expedientes, en cuya formación intervine en Colima.
"Protesto a ustedes mi atención distinguida.
"Constitución y Reformas. - México, junio 1o. de 1917. - Basilio Vadillo, rúbrica."
A la comisión de Estado, departamento del interior.
"CC. miembros de la Cámara de Diputados.
"José Gaitán, diputado por el 9o. distrito electoral del Estado de Michoacán, pido por el presente a esta honorable Cámara, que se me conceda una licencia de seis días para ir a Morelia a fin de traer a esta ciudad a la señora mi madre y dos de mis hijos que se encuentran actualmente en aquella población.
"Los seis días que se me otorguen son los absolutamente indispensables, porque en el viaje de ida y regreso, si invierten cuatro días.
"Por la razón que aduzco, pido atentamente a esta asamblea que, con dispensa de trámites, se me conceda la licencia que solicito.
"México, 1o. de junio de 1917.-J. Gaitán, rúbrica."
En votación económica se pregunta a la asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se dispensan los trámites. Está a discusión.
El C. Padilla: Pido la palabra para una moción de orden. Tengo entendido que no se pararon las dos terceras partes de la Cámara. (Voces: ¡Sí, sí!.)
El C. secretario López Lira: Me permito manifestar a su señoría que sí se pararon más de las dos terceras partes de los ciudadanos diputados. ¿Entonces no hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se concede la licencia.
- El C. secretario López Lira da cuenta con los siguientes asuntos:
Telegrama procedente de Guanajuato y subscripto por dos obreros en representación del "Club Obreros Libres" y del "Gran Partido Liberal," en que se felicita a esta Cámara por su actitud respecto del Congreso de aquel Estado. De enterado.
Escrito del club "Paz y Progreso," de Jalacingo, Veracruz, en que se ratifica un mensaje telegráfico relativo a antecedentes del C. Gustavo Bello. Al archivo.
"Señor:
"Cumple a mi deber como representante de las municipalidades de Guadalupe Hidalgo, Tacuba y Azcapotzalco, D. F. que comprende el 9o. distrito electoral del Distrito Federal, luchar activamente en el seno de la representación nacional por el mejoramiento político y material de este distrito: y penetrado perfectamente de la situación que actualmente guarda, estimo como una necesidad urgente que una de las primeras leyes que debe expedir el Congreso de la Unión en su próximo período ordinario de sesiones que comenzará el 1o. de septiembre venidero, es la que convoque a elecciones municipales en este distrito para que se integren, como la manda la Constitución, los ayuntamientos constitucionales, que son la base fundamental de toda democracia.
"El proyecto de la ley que a continuación someto a la alta sabiduría de esta honorable Cámara, se relaciona exclusivamente con la elección de ayuntamientos en las municipalidades que antes he mencionado, por ser éstas las únicas que en el Distrito Federal conozco de la manera más amplia y sobre las cuales me consta que su preparación política y sus recursos propios les permiten que puedan integrar sus propios ayuntamientos con menos esfuerzos y sin las dificultades que se presentarán en algunas otras municipalidades en el Distrito Federal y en la misma ciudad de México.
"Por lo expuesto, y con el solo fin de que el proyecto de la ley que hoy presento a vuestra consideración sea estudiado por las comisiones respectivas antes del mes de septiembre próximo, en que inauguraremos el segundo período ordinario de sesiones del Congreso Federal y puedan éstas presentar a la consideración de vuestra soberanía dictámenes sobre el mismo para que así la ley respectiva, si merece la aprobación del Congreso de la Unión, pueda hacerse efectiva en los primeros días del mes de septiembre antes citado, someto a la consideración de esta honorable Cámara el siguiente proyecto de ley:
"Artículo 1o.- Se convoca al pueblo de las municipalidades de Guadalupe Hidalgo, Tacuba y Azcapotzalco, Distrito Federal, a elecciones extraordinarias de ayuntamientos, que se efectuarán durante los primeros cinco días del mes de octubre próximo venidero, de modo que los nuevos cuerpos municipales se instalen el día 20 del mismo mes.
"Artículo 2o. - La elección se efectuará con sujeción a la ley electoral vigente con las modificaciones necesarias para este caso, a juicio del Ejecutivo.
"Artículo 3o. - Los ayuntamientos de las municipalidades de Guadalupe Hidalgo, Tacuba y Azcapotzalco, se compondrán de trece miembros cada uno y tendrán como compensación a sus servicios las cantidades que les sean señaladas por la ley.
"Artículo 4o. - Los ayuntamientos se renovarán por mitad cada dos años y tendrán un presidente y un vicepresidente que durarán en su cargo el período de un año y serán electos de entre sus miembros a mayoría absoluta de votos.
"Artículo 5o. - Dentro de los seis días siguientes a la promulgación de esta ley, el Ejecutivo dictará las disposiciones reglamentarias que estime convenientes para la pronta ejecución y observancia de la misma.
"Constitución y Reformas. - México, 31 de mayo de 1917. - Mauricio Gómez, rúbrica."
"Por la diputación de Nuevo León para el solo efecto de que pase a comisión, C. Garza González, Jonás García, Vidal Garza Pérez, Ramón Gámez, Marciano González, rúbricas."
"Comisión de Peticiones.
"Señor:
"A la comisión de Peticiones fue turnada la solicitud de la señora Carmen Díaz de la Vega, viuda de Margáin, en que pide le sean devueltos los documentos que presentó a esta honorable Cámara el año de 1913, solicitando una pensión.
"La comisión que subscribe cree que es de accederse a lo solicitado por la señora viuda de Margáin en virtud de no haber ningún inconveniente para ello, y así tiene el honor de proponerlo a la aprobación de esta ilustrada asamblea en el siguiente acuerdo económico:
"Devuélvanse a la señora Carmen Díaz de la Vega, viuda de Margáin, los documentos que presentó a esta honorable Cámara el año de 1913, solicitando una pensión."
"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 28 de mayo de 1917.-J. López Lira. - G. Rivera Cabrera."
Está a discusión el acuerdo económico. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.
-El mismo C. secretario:
PRIMER AÑO
PERIODO EXTRAORDINARIO
ESTADO que manifiesta el número de expedientes tramitados por las Comisiones respectivas de la Cámara de Diputados, en los días del 1o al 31 de mayo de 1917.
COMISIONES. EXISTENCIA PASADOS A TOTAL. DESPA- PEN-
ANTERIOR COMISIÓN CHADOS DIENTES
Administración. 0 5 5 4 1
Estado. Departa
mento interior. 0 10 10 6 4
1a y 2a de Hacien
da. 0 3 3 3 0
Inspectora. 0 120 120 0 120
1a de Justicia
y 1a de Puntos
Constitucionales
unidas. 0 0 1 2 1
1a de
Justicia
y de
Estado,
Departamento
interior, unidas......................................................................................................................................................................
1a y 2a de Justicia,
unidas. 0 1 1 0 1
Peticiones. 0 22 22 1 21
1a de Puntos Consti-
tucionales. 0 2 2 0 1
1a de Trabajo y Pre
visión social. 0 2 2 2 0
Gran Jurado. 0 1 1 0 1
TOTAL. 0 167 167 16 151
México, 31 de mayo de 1917. - López Lira, D. S. - G. Padrés, D. S.
El trámite es: "Insértese en el acta."
"Comisión de Peticiones.
"Señor:
"La señora María Sandoval viuda de Méndez dirige a la Cámara de Diputados una solicitud relativa a que se decrete en su favor una pensión como recompensa a los servicios prestados por su finado esposo, el C. general Francisco de P. Méndez.
"La comisión de Peticiones ha examinado el memorial de referencia y lo encuentra ajustado a la ley; pero, teniendo en cuenta que la honorable Cámara no puede resolver en el actual período extraordinario de sesiones el asunto a que se refiere, por estar precisado en el artículo 6o. transitorio de la Constitución política vigente cuáles son de los que debe ocuparse, esta comisión se honra en proponer a la muy ilustrada asamblea la aprobación del siguiente acuerdo económico:
"Resérvese para el próximo período ordinario de sesiones la solicitud que eleva la señora Sandoval de Méndez para que se le conceda una pensión.
"Sala de comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 14 de mayo de 1917.-J. López Lira. - C. Rivera Cabrera."
"Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.
-El mismo C. secretario:
"Comisión de Peticiones:
"Honorable asamblea:
"Al estudio de la comisión de Peticiones llegó la solicitud que eleva a la honorable Cámara el C. Secundino Flores para que, por ser superviviente de la jornada del 5 de mayo de 1862, se le conceda pensión o se le haga un donativo.
"No creyendo esta comisión que la honorable Cámara pueda resolver este asunto en el actual período extraordinario de sesiones, por estar de una manera clara establecido en el artículo 6o. transitorio de la Constitución política vigente cuáles son los asuntos de que deben ocuparse, somete a la deliberación de esta honorable Cámara el siguiente acuerdo económico:
"Resérvese para el próximo período ordinario de sesiones la petición que hace el C. Secundino Flores para que se le conceda una pensión o se le haga un donativo."
"Sala de comisiones de la Cámara de Diputados. - México, 14 de mayo de 1917.- J. López Lira. - C. Rivera Cabrera."
Está a discusión.
El C. Manrique: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Manrique: Me permito sugerir a la presidencia que este trámite se modifique por el de "transcríbase al Ejecutivo," porque creo que un superviviente del 5 de mayo de 1862, ya muy anciano seguramente y en muy malas condiciones pecuniarias, merece más consideraciones, es decir, creo que su caso es de urgente resolución, y ya que la Cámara efectivamente no puede hacer nada por ahora, tal vez la transcripción hecha por la Cámara al Ejecutivo pudiera tener algún valor cerca del mismo Ejecutivo.
El C. secretario López Lira: Como miembro de la comisión, me permito informar a su señoría que lo que usted propone bien puede ser una adición o motivo de una proposición especial de usted, porque este acuerdo que somete la comisión de Peticiones, de que se reserve, deja lugar al solicitante para que en el próximo período de sesiones se le asigne, si es que tiene justicia, la pensión a que tiene derecho dentro de la ley relativa y después del dictamen de la comisión que corresponda; y si enviamos al expediente al Ejecutivo, la Cámara se quedaría sin documentos para dictaminar en su oportunidad y exceder la pensión que él mismo solicita. Además, el interesado tiene su derecho expedito para que se dirija al
Ejecutivo entretanto resuelve la Cámara.
En votación económica se pregunta si se aprueba el acuerdo económico. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.
- El mismo C. secretario dió cuenta con los siguientes asuntos:
Mensaje del C. diputado Cepeda Medrano, de Saltillo, Coahuila, participando no poder salir inmediatamente por hallarse interrumpido el tráfico. De enterado.
Telegrama del C. diputado Bravo Izquierdo solicitando licencia por los días que permanezca enfermo. - A la comisión de Estado, departamento interior.
El mismo C. secretario leyó una proposición firmada por los CC. diputados Ríos Landeros, Portes Gil, Sáenz Neri, Padrés y Plank, que en su parte resolutiva dice:
"Excítese al Ejecutivo a fin de que, a la mayor brevedad posible, expida la ley de responsabilidades civiles aplicable a los autores, cómplices y encubridores de los delitos cometidos contra el orden constitucional en el mes de febrero de 1913, y contra el gobierno constitucionalista."
En votación económica se pregunta a la Asamblea si dispensa los trámites a esta solicitud.
El C. Portes Gil: Pido la palabra para apoyar la dispensa de trámites.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Portes Gil: Ciudadanos diputados: Uno de los medios más eficaces para reprimir los delitos, es indudablemente hacer efectivas primero, la responsabilidad penal que le resulta al delincuente, y segundo, la responsabilidad civil en sus bienes, como consecuencia, como una reparación del mal que ha efectuado. La revolución constitucionalista, en su programa, trajo inscripta siempre la idea de exigir responsabilidad civil a todos los que de una u otra manera contribuyeron al derrocamiento del gobierno legítimo en 1913, así como a todos los que ayudaron de una manera eficaz y directa a todos los enemigos del gobierno constitucionalista. El tiempo ha pasado y es conveniente que cuanto antes esos autores de los delitos políticos paguen de cierto modo, en la proporción que señala la ley, con sus bienes, los males que causaron. Bien sabido es que desde que empezó la revolución se empezaron a incautar los bienes de los principales promotores del cuartelazo de febrero. Bien sabido es, igualmente, que ahora se han devuelto muchos bienes; todavía quedan en poder del gobierno gran cantidad de ellos; es conveniente que cuanto antes se expida la ley que fije la responsabilidad civil de todos esos delincuentes. Como el Congreso de la Unión durante este período extraordinario no puede expedir esta ley, y como la Constitución en su artículo 15 transitorio faculta al encargado del Poder Ejecutivo para expedir esa ley, y como por otra parte el encargado del Poder Ejecutivo, según entendemos los que sometemos a la consideración de ustedes esta moción, tuvo facultad para expedir esa ley el 30 de abril, puesto que ahora ya no es encargado del Poder Ejecutivo, sino presidente de la república, solicitamos de esta Cámara que, con la dispensa de trámites, se apruebe lo siguiente: Se invita al Ejecutivo a fin de que, cuanto antes, remita la iniciativa de ley relativa a la responsabilidad civil de los autores del cuartelazo de febrero, así como de los enemigos de la revolución constitucionalista." (Aplausos.)
El C. secretario López Lira: Se pregunta a la asamblea si se dispensan los trámites para que pase a comisión desde luego.
El C. Cravioto: Pido la palabra en contra de la dispensa de trámites, señor presidente.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Cravioto: Señores diputados: indiscutiblemente que yo, como todos los revolucionarios estoy convencido de la bondad y de la necesidad que entraña la proposición a debate. Es verdad, como ha dicho el señor Portes Gil, que el gobierno actual necesita definir una actitud enérgica en contra de ciertos elementos que todavía hostilizan tanto al gobierno como a la causa popular, pero por desgracia, señor, se está tomando en esta asamblea una práctica por demás viciosa, que nos está llevando a verdaderos desaciertos y a ligerezas bien reprochables y de trascendencia. Estamos prodigando demasiado la dispensa de trámites a cada rato, y esto no sólo es violar el reglamento, sino poner en peligro, también, la seriedad de la asamblea. Los trámites no significan una traba arbitraria para el pronto despacho de los asuntos, sino que son, por el contrario, medidas prudentes dictadas para el mayor acierto en las resoluciones del Congreso. La prudencia, que llevada a sus extremos puede ser reprochable cobardía, bien empleada no es otra cosa sino la libertad y el ímpetu ponderados por la razón. En este sentido, la prudencia es una de las virtudes indispensables para el legislador y prescindir de ella es verdaderamente peligroso. Los trámites significan tiempo de meditación para los señores diputados, un estudio técnico y documentado por las comisiones y, por lo tanto, es de precisión conservarlos, a no ser en un caso de extrema gravedad o de obvia resolución. Este asunto, señores diputados, es de relativa urgencia, pues para la Cámara da lo mismo resolverlo ahora que resolverlo durante el tiempo, corto sin duda, que tardará la comisión en resolver en definitiva un problema constitucional serio que encierra. Se trata, señores diputados, de definir de una vez por todas si tenemos o no tenemos facultades para estar llevando adelante esa serie de invitaciones, de excitativas que se están prodigando demasiado en contra del prestigio del poder Ejecutivo. Yo creo, señores diputados -y nada más indico esto ligeramente
para poner otro argumento en contra de la dispensa de trámites,- que el desbordamiento parlamentario que estamos tomando como norma de muchos de nuestros actos, es verdaderamente lamentable. La Constitución, fundamentalmente, es para todos los pueblos no solamente una prescripción de las formas de gobierno, sino una limitación de las atribuciones que debe tener el gobierno, con el objeto de establecer lo que se llama garantía social, que no es otra cosa para los gobernados sino el derecho que tienen de que ninguno de los poderes se exceda más allá de las atribuciones que les están precisamente marcadas por la Constitución. Esta garantía se destruye indudablemente desde el momento en que un poder se desborda, se entrega a una verdadera lujuria de facultades invadiendo las atribuciones de cualquiera de los otros poderes y, por desgracia, señores, con la mejor intención, nosotros hemos estado incurriendo frecuentemente en este yerro, cuando menos para mí, y que indudablemente un estudio técnico y detenido de la comisión, nos llevará a dar una resolución definitiva y a normar de una vez para lo sucesivo la conducta de nuestros actos. Por lo tanto, señores diputados, pido atentamente a vuestra soberanía, no se sirva conceder la dispensa de trámites que se solicita.
El C. Chapa: Pido la palabra en pro.
El C. Neri: Pido la palabra. Estoy anotado antes.
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Padrés:
El C. Padrés: Señores diputados: Vengo a apoyar el proyecto que hemos firmado hoy varios compañeros; no creo absolutamente, como dice el señor Cravioto, que nosotros estemos muy desesperados en que esto se haga; si lo estuviéramos, creo que lo estaríamos con mucha razón. Estamos viendo día a día que a los enemigos de la causa, que ayer asesinaban a las puertas del Palacio Nacional, que asesinaban a las puertas de una casa de familia al individuo que trabajaba por la revolución, hoy, señores, se les están devolviendo sus bienes, bienes que han explotado para ayudar al gobierno de Huerta. (Aplausos.) No sé por qué el señor Cravioto cree que nosotros vayamos a impulsar al Ejecutivo a un acto malo. El artículo 15 transitorio nos faculta para ello, el artículo 15 transitorio claramente dice: "Se faculta al C. encargado del Poder Ejecutivo de la Unión para que expida la ley de responsabilidad civil aplicable a los autores, cómplices y encubridores de los delitos cometidos contra el orden constitucional en el mes de febrero de 1913 y contra el gobierno constitucionalista." Así es, señores, que no estamos pidiendo en estos momentos, más que una cosa justa; estoy de acuerdo en que esto tenga un poco de más estudio y que pase a una comisión; no es tiempo perdido el de dos o tres días que esa comisión tome para dictaminar en favor, porque así lo creo por considerarlo justamente legal, y que forme un dictamen; no será tiempo que nos perjudique mucho; pero sí creo que todos nosotros congregados aquí, debemos comprender que es altamente perjudicial para la revolución, si esto no se dictamina desde luego; es necesario, señores, que desde este momento empecemos a ayudar al Ejecutivo en esta forma, porque el Ejecutivo se ha trazado los pasos de la revolución y ha respondido por ella siempre.
No es justo, señores, que por ningún momento abandonemos al Ejecutivo; es el principio que él desde el Plan de Guadalupe invocó al pueblo mexicano, y por eso lo seguimos, porque consideramos que siempre iba a estar firme, implacable con los asesinos del cuartelazo, con los asesinos que colaboraron a destruir nuestro gobierno constitucional. Señores, no hay que tener miedo, hay que ser justos, muy justos y esta es una de las maneras con que vamos a probara al Ejecutivo que somos sus amigos, que estamos con él, con la revolución, haciendo justicia contra los traidores de la causa. (Aplausos.)
El C. Cravioto: Para una rectificación, señor presidente.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Cravioto: El señor Padrés, como de costumbre, sabe poco lo que dice... (Voces: ¡Tribuna, tribuna!) (Pasa a ella) El señor Padrés, como de costumbre, sabe poco lo que dice. (Risas.) Si ustedes se fijaron en su discurso, y ya se necesita fijarse, habrán notado la serie de contradicciones en que ha incurrido y los cargos injustificados y calumniosos que me ha hecho. El ha expresado, primero, que este asunto merecía lo que yo había pedido antes: que pasara a una comisión para que dictaminara sobre él y por otro lado, decía que había que dictaminar desde luego. Es una de las contradicciones en que incurrió. Yo no quiero contestarle que yo soy representante de la reacción, porque en este momentos sí me considero representante de la reacción contra tanto disparate. Quiero hacer constar este hecho: el general Múgica y yo fuimos en el Congreso Constituyente los que iniciamos y obtuvimos que se incorporara este artículo a la Constitución. Creo que con esto basta para hacer presente mi criterio en todo favorable con la moción que presentaron sus señorías. Yo no he venido a discutir el fondo de la cuestión, he venido a discutir solamente - y creo que me acompañará la Cámara, porque tengo completa razón-, que no se precipite este asunto innecesariamente; que no se nos quiera arrastrar a una verdadera violación constitucional, a un desbordamiento de facultades. Nosotros no tenemos más facultades que las que están indicadas en los artículos respectivos como facultades del Congreso y en las que se refieren a facultades exclusivas de la Cámara. Yo no creo que dentro de esto quepa estar haciendo a cada rato las invitaciones a que nos estamos acostumbrando y
que tarde o temprano nos van a exponer a un reproche de alguno de los otros poderes o un verdadero conflicto que será de consecuencias, si no para la patria, sí para la política de la revolución, que a todo trance debemos encarrilar por un camino firme y perfectamente constitucional. Repito, señores diputados, que con estos hechos, meditando en la alta responsabilidad que tenemos para nuestros actos, creo que la Cámara debe desechar de una vez por todas la reiterada dispensa de trámites que se solicita sin motivo, a cada rato, de Vuestra Soberanía.
El C. Neri: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Neri: Señores diputados: No sé cómo el señor Cravioto fue uno de los que propusieron este artículo y el señor Cravioto mismo no lo entiende. Nosotros no tenemos que ver nada con esta ley sobre responsabilidades, señor Cravioto, supuesto que el artículo 15 dice a la letra, y fíjese usted muy bien: "Se faculta al C. encargado del Poder Ejecutivo de la Unión para que expida la ley de responsabilidad civil aplicable a los autores, cómplices y encubridores de los delitos cometidos contra el orden constitucional en el mes de febrero de 1913 y contra el gobierno Constitucionalista." Esto es, el Ejecutivo únicamente es el que tiene que expedir esa ley; no sé cómo dice usted que nosotros vamos a entrar ahora en desaciertos: no tenemos que ver nada en esa ley, absolutamente. En la proposición también ha confundido usted dos artículos del reglamento. Usted cree que pedimos que se declare este asunto como obvia resolución o de urgente resolución, para que se dispensen los trámites y se discuta luego. No, señor; pedimos dispensa de trámites, única y exclusivamente para que no tenga segunda lectura y pase desde luego a comisión; la comisión tendrá que decir que se expida esta ley por el Ejecutivo, que es el que tiene facultades para ello; no hay inconveniente, señor Cravioto.
El C. Cravioto: Pido la palabra. Si la dispensa de trámites es en el sentido que pide el ciudadano Neri, yo estoy perfectamente de acuerdo.
El C. Chapa: Pido la palabra en pro.
El C. presidente: No hay ningún orador inscrito en contra.
El C. Chapa: Entonces para hacer rectificaciones de hechos.
El C. Aguirre Colorado: Moción de orden. Que la secretaría me haga favor de leer el artículo 60 del reglamento. (Risas.)
El C. secretario López Lira: "Los proyectos de ley o proposiciones presentados por uno o más individuos de la Cámara, sin formar los que los subscriben mayoría de diputación, se sujetarán a los trámites siguientes:
"I. - Se presentarán por escrito y firmados por sus autores, al presidente de la Cámara, y tendrán dos lecturas, una en la sesión en que sean presentados y otra al tercer día de su presentación. En aquella sesión, inmediatamente después de la primera lectura, podrá su autor, o uno de ellos si fueren varios, exponen los fundamentos y razones de su proposición o proyecto.
"II. - El día de la segunda lectura, después de ésta, podrán hablar una sola vez dos miembros de la Cámara, uno en pro y otro en contra, prefiriéndose al autor del proyecto o proposición.
"III. - Inmediatamente se preguntará a la Cámara si se admite o no la discusión. En el primer caso, el asunto pasará a la comisión o comisiones a quienes corresponda, y en el segundo, se tendrá por desechado."
El C. presidente: El señor Chapa tiene la palabra para rectificación de hechos y no para apoyar la dispensa de trámites.
El C. Chapa: Señores diputados....
El C. Cravioto, interrumpiendo: Moción de orden, señor presidente. Entiendo que el C. Chapa va a hablar en pro: acaba de hablar el C. Neri en pro. Creo que el trámite que debe dar la mesa es preguntar a la asamblea si el punto está suficientemente discutido, puesto que ya no hay quien pida la palabra en contra.
El C. Chapa: La pedí para rectificar hechos, señor. (Voces: ¡Sí, sí! ¡Que hable Chapa!)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Chapa para rectificar hechos.
El C. Chapa: Señores diputados: he pedido la palabra para rectificar hechos, porque me llama grandemente la atención que el C. Cravioto haya dicho que en esta Cámara, por medio de una serie de violaciones al reglamento, hayamos caído en otra serie de desaciertos. El señor Cravioto es de opinión, se opone al lado de la prensa de esta capital que no pierde la oportunidad de alterar los hechos para adulterar la verdad en su intención de hacer completamente impopulares las labores de este Congreso. (Voces: ¡Muy bien! ¡muy bien! Aplausos.) No se ha violado nunca el reglamento, porque previene el mismo reglamento en qué condiciones se puede conceder la dispensa de trámites. En este asunto, que no solamente es de urgente, sino de obvia resolución, puesto que ya está perfectamente definido en uno de los artículos de la Constitución, debemos acordar que pase el asunto inmediatamente a discusión, para que pase al Ejecutivo esta atenta invitación. Quería rectificar otro hecho. La prensa de hoy dice que la invitación, que el acuerdo que tomó esta Cámara para que se invitase al Senado que, cumpliendo con lo estipulado en la Constitución, nombrase a los gobernadores interinos, había salido de un grupo de esta Cámara que es del Partido Liberal Constitucionalista. Esto es completamente falso. La proposición de aprobó por una casi unanimidad; varios días antes de la proposición que se presentó en este Congreso, yo también había dado los primeros
pasos, no para presentarla a la Cámara, sino para dirigir un ocurso al Senado, declarando que los poderes constitucionales habían desaparecido en el Estado de Tamaulipas y se nombrara un gobernador interino, según lo estipula la Constitución. En el asunto a discusión yo creo que en necesario que cuanto antes se definan las responsabilidades; vemos que cada día la reacción vuelve a México y compra a muchos de los elementos que ayer figuraron como revolucionarios y que son hoy sus más decididos defensores. Entre más tiempo pase, va a ser más difícil obrar revolucionariamente. Así es que yo suplico atentamente a la asamblea conceda la dispensa de trámites para que este asunto se discuta inmediatamente. (Aplausos.)
El C. Cravioto: Dos palabras para rectificar un hecho. (Siseos.)
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Cravioto: Ha dicho el señor Chapa que yo vengo aquí a sostener una tesis que ha aparecido en los periódicos de ahora. Pues bien, señores diputados, vengo a sostener la tesis a medias. Yo estoy de acuerdo en algo de lo que han dicho los periódicos, pero no porque lo han dicho los periódicos ahora, sino porque ha sido mi convicción. A muchos de los compañeros del bloque independiente, que tuvieron una junta hace pocos días con motivo de la renovación de la mesa, yo les hice observaciones sobre los peligros graves que tiene para la seriedad de la Cámara, la indefinida dispensa de trámites no sólo en este asunto, sino en cualquiera, y convenimos en oponernos honradamente a una dispensa de trámites injustificada. Respondiendo a esto se debe mi presencia en la tribuna. Yo no he venido a decir aquí que estas cosas violen el reglamento; yo he dicho algo más serio: que esto entraña un desbordamiento de facultades extraordinarias que pueden estar fuera de la Constitución, y precisamente por eso invoqué a Vuestra Soberanía para que este asunto pasara a la comisión de Puntos Constitucionales para que, con un estudio técnico reposado, de una vez definiéramos si se otorgan facultades o no para seguir esta conducta con el Ejecutivo. Yo, señores, niego desde luego que esto sería una indicación para que el Ejecutivo cumpla con el deber; es enteramente indecoroso para la Cámara y se puede interpretar como una política peligrosa contra el Ejecutivo; eso no es digno de la Cámara y se me antoja que lo que se hace en esto es que la Cámara se monte en una escoba y arremeta contra el Ejecutivo para deshacer esfuerzos constitucionales. (Siseos.) Por eso me opongo a esta serie de iniciativas. Nuestra Cámara, por dignidad, decoro y virilidad constitucional, está perfectamente marcada. Cuando alguno de ustedes tenga suficientes pruebas para creer que algún funcionario alto o bajo esté violando la Constitución, el camino está expedito; que el que crea esto y esté documentado, tenga el valor suficiente para traernos una acusación en forma contra el funcionario responsable. (Voces: ¡muy bien!)
El C. Sáenz: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Sáenz: Señores diputados: En febrero de 1913, cuando este augusto recinto fue profanado por los sicarios huertistas, se presentó aquí la renuncia de Madero como presidente de la república, y entonces el C. Cravioto, que se acaba de ausentar del salón, habló en pro de la dispensa de trámites de esta renuncia del presidente mártir. Ahora, como se trata de un asunto transcendental para la república, el ciudadano Cravioto tiene que venir aquí a pedir la palabra en contra de la dispensa de trámites, porque no sería difícil que de esa ley de responsabilidades para los enemigos de la revolución, le pudiera tocar alguna parte de sus disposiciones. Por eso, ciudadanos diputados, vengo a suplicar a ustedes se sirvan dispensar los trámites para esta iniciativa que está dentro de nuestras facultades, porque es un caso perfectamente definido en la Constitución; se trata nada menos que de imponer un castigo al que hasta ahora han logrado escapar muchos enemigos de la revolución, y tenemos hechos concretos que justifican nuestra actitud. A más de cuatro personajes de los más influyentes de la decena trágica de febrero se les han devuelto sus propiedades, sin que éstos hayan sentido el peso de esta revolución reivindicadora y justiciera. Es necesario, señores diputado, poner coto a estos procedimientos y es necesario que esa ley de responsabilidades que hoy solicitamos del Ejecutivo con todo respeto, venga a poner fin a esta inmoderada sed de lucho, a este inmoderado lucro que muchos de nuestros funcionarios, poco celosos de la ley y del derecho, han venido a establecer, convirtiendo la república en mercadería. Por eso, señores diputados, venimos a pedir que con toda dispensa de trámites sea aprobada la muy atenta invitación que se hace al Ejecutivo para que nos envíe una ley sobre responsabilidades para castigar a todos los que han logrado escapar al justo castigo de la revolución. (Aplausos.)
El C. secretario López Lira: ¿Se considera suficientemente discutido el punto? Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Está suficientemente discutido. En votación económica se pregunta a la asamblea si se dispensan los trámites para que pase desde luego a comisión. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí de dispensan los trámites. Pasa a la comisión de Estado, departamento Interior. (Voces: ¡Que no pase a comisión!)
- El mismo C. secretario: "Comisión de Estado. Departamento Interior.
"Señor:
"En vista de haber sido desechado por la honorable Cámara de Diputados en su sesión verificada el 30 del próximo pasado el dictamen de esta comisión de Estado, departamento Interior, relativo a la solicitud de licencia por dos meses, sin goce de dietas, del C. diputado Alejo Bay; nos permitimos reformarlo y sujetar a la deliberación de esta honorable asamblea la siguiente proposición.
"Concédase al C. diputado Alejo Bay licencia hasta pro dos meses sin goce de dietas, para que marche al Estado de Sonora al arreglo de atenciones urgentes de familia, y llámese a su suplente."
"Sala de comisiones de la Cámara de Diputados. - México, 2 de junio de 1917. - Francisco Medina. - Flavio Pérez Gasga, rúbricas."
Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.
- El mismo C. secretario:
Comisión de Estado, departamento Interior.
"Señor:
"Habiendo sido desechado por la honorable Cámara de Diputados en su sesión verificada el 31 del mes próximo pasado el dictamen de esta comisión de Estado, departamento Interior, relativo a la solicitud de licencia por diez días del C. diputado Manuel Vargas, nos permitimos reformarlo y someter a la consideración de esta honorable asamblea la siguiente proposición:
"Concédase licencia hasta por diez días para el arreglo de asuntos de familia, al C. diputado Manuel Vargas, y llámese a su suplente.
"Sala de comisiones de la Cámara de Diputados . - México, 2 de junio de 1917. - Francisco Medina. - Flavio Pérez Gasca, rúbricas."
Está a discusión.
El C. Sáenz: Pido la palabra para una aclaración.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Sáenz: ¿Tiene la bondad de informar la secretaría por qué tanto tiempo se concede licencia al señor Vargas?
El C. secretario López Lira: Por diez días.
El C. Sáenz: Porque él la solicita por dos meses y entiendo que la discusión de la asamblea la vez pasada, fue favorable a la solicitud del diputado Vargas.
El C. Medina Francisco, miembro de la comisión: Pido la palabra para suplicar respetuosamente a la asamblea me permita retirar el dictamen, porque está equivocado. No son diez días, sino dos meses.
- El mismo secretario: Se pregunta a la asamblea si concede permiso a la comisión para retirar el dictamen. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se concede el permiso a la comisión.
- El C. secretario Mata:
"A los CC. secretarios de la honorable Cámara de Diputados. - Presente.
"Las que subscribimos, empleadas todas de la secretaría de Guerra y Marina, ante ustedes con el debido respeto exponemos que:
"Con esta fecha hemos sido destituídas de nuestros empleos sin que se nos haya dado una razón de por qué se procedía de esa manera, pues como no hay una causa justificada y creyendo que tenemos el derecho de protestar con toda energía contra un acuerdo anticonstitucional, puesto que el artículo 123 sobre la ley del trabajo está en vigor, no creemos de justicia quedar expuestas a constantes vejaciones, puesto que tenemos la plena convicción de saber desempeñar las labores que se nos encomiendan.
"Como el C. general subsecretario de Guerra y Marina han manifestado tener algunas razones que en nuestro concepto son de poca fuerza para proceder en la forma que lo ha hecho y creyendo que fácilmente puede depurarse un personal de una manera racional, a ustedes, CC. diputados, de la manera más atenta suplicamos se sirvan tomar en cuenta lo expuesto con dispensa de trámites, a fin de que se nos haga justicia.
"Protestamos lo necesario. - Constitución y reformas. - México, 1o. de junio de 1917. - Elena Torres, M. Cabrera, Guadalupe A. Navarro, Guadalupe Fajardo, Josefina Ordóñez. (Siguen 110 firmas.)
"A la Cámara de Diputados de México.
- Presente.
"El señor general J. Agustín Castro, subsecretario de Guerra y Marina, en acuerdo 86,839 se ha servido disponer que todas las empleadas dependientes de la misma secretaría cesaran en sus puestos con fecha 1o. del actual.
"Como el señor general Castro no ha tenido la bondad de exponer en su acuerdo el motivo por el que tantas empleadas competentes quedan en mitad de la calle con solo el "obsequio" de un mes de sueldo, nosotras conscientes de nuestros derechos, exigimos que el subsecretario de Guerra se sirva a explicar la causa de una disposición que quita el pan a más de 200 familias. Hemos sabido que tratando de disculparse de un acto de crasa injusticia, el general Castro ha dicho que todo el personal femenino de la secretaría de Guerra es inepto y de mala conducta.
"Plenamente convencidas de la mala fe que anima al subsecretario de la Guerra, pedimos que si por razones de economía o de otra índole que ignoramos, el general Castro se ve obligado a rechazar nuestros servicios, no sea por el concepto que se ha permitido expresar, aunque privadamente, puesto que no es posible que en unos cuantos días que lleva de estar al frente de ese
ministerio se haya dado cuenta de errores o faltas que los jefes anteriores, entre ellos el eximio general Obregón, no pudieron notar en largos meses de trabajos.
"Quizá hayan ingresado a la secretaría de Guerra empleadas de quienes se tenga queja; pero como los jefes de los departamentos son los directores responsables de esas faltas y algunos de ellos se aprovechan de la ligereza de sus empleadas, imponiéndoseles con la amenaza de su destitución; el general Castro, para moralizar el personal, debería haber empezado por interiorizarse de todos esos pormenores que en absoluto desconoce, pues la mala conducta de unas, si las hay, no es colectiva, sino en todo caso individual, y sobre ello recordamos que cuando el general Obregón tomó posesión del ministerio, visitó todos los departamentos para darse exacta cuenta de la labor y disciplina de cada uno.
"El general Castro no sólo no lo ha hecho antes de destituir a tan gran número de señoras y señoritas que honradamente sostienen a sus familias con su trabajo personal, sino que ni siquiera solicitó que los jefes de departamento depuraran la conducta de sus empleadas, exigiéndoles la destitución inmediata de las que no cumplieran con su deber. Algunas de nosotras hemos hecho una verdadera carrera en el ministerio de Guerra, pues ingresamos con ínfimos grados en Veracruz hace más de dos años.
"Se ha dicho que se nos separa para dejar nuestros puestos a los varones y exigir mayor disciplina y cumplimiento, y como estamos seguras de haber desempeñado a satisfacción las labores que se nos encomendaban, protestamos por la vejación de que somos objeto, pues en horas de prueba y cuando el gobierno revolucionario necesitó de la ayuda de los mismos varones que ingresarán a cubrir nuestras vacantes, ellos por ineptitud, por miedo o por neutralidad no siguieron al señor Carranza a Veracruz y continuaron en las administraciones y filas enemigas, no pareciendo entonces inepta y poco honrada nuestra labor. Para que nuestra situación de cesantes sea menos dolorosa, se nos "obsequia" con un mes de sueldo que cobraremos por decenas vencidas.
"El señor general Castro pasa por encima del artículo 123 de la Constitución, y como al hacernos la gracia de un mes de sueldo olvida la fracción XXI del mismo artículo nos permitimos recordárselo, pues no porque estemos sujetas al presupuesto federal, quedamos fuera de las leyes de la Constitución, y ellas ordenan indemnizar con tres meses de salario a los trabajadores que justa o injustamente sean despedidos. No conforme el subsecretario de Guerra con nuestra separación inicua y anticonstitucional, nos impone la humillación de presentarnos a cobrar por decenas "vencidas" la tercera parte de lo que en justicia nos corresponde.
"Si según el criterio del señor don J. Agustín Castro las señoras y señoritas no estamos en nuestro centro en la secretaría de Guerra y Marina por la índole de los asuntos que en ella se tramitan, pudo, sin pisotear los recientes decretos de la Primera Jefatura, refundirnos en otras secretarías donde hasta ahora no parece estar demás la labor honrada y consciente de la mujer mexicana.
"En los países más adelantados de Europa las mujeres desempeñan ahora los puestos y trabajos más delicados sin que a ningún ministro de la Guerra se le ocurra cesarlas con el fútil pretexto que aduce nuestro subsecretario. Además, los ideales de la revolución han sido, entre otros, el de dignificar a la mujer mexicana, que es el prototipo de mujer en todo el mundo civilizado. ¿Y vamos ahora a quedar en un nivel inferior al de las mujeres europeas que trabajan sin escarnio en todas las oficinas públicas de sus países? ¿Y quién puede asegurar que México no se vea envuelto más tarde en el conflicto mundial y cuando sus hombres vayan a la lucha necesiten de nosotras en las oficinas de donde se nos arroja hoy despiadadamente?
"La revolución, entre sus muchas promesas, hizo la solemne de ayudar al débil, y ante la actitud perfectamente injusta del general Castro, nos ocurre preguntar si para su elevado criterio hay algo más débil que una mujer, puesto que hasta ahora vamos poco a poco abriendo un campo más amplio a nuestras actividades y energías, ya que siempre nuestro medio y los prejuicios sociales nos han dejado como único recurso de vida la máquina de coser o el servicio doméstico.
"Extrañamos que en tan pocos días que lleva de actuación el subsecretario de la Guerra haya podido revisar detenida y concienzudamente los expedientes de 200 empleadas, pues la Primera Jefatura el 5 de abril último giró con el número 99 un acuerdo dice: "Líbrense las órdenes respectivas para que no sean removidos ninguno de los empleados de esta secretaría o de los establecimientos fabriles militares sin traer previamente el acuerdo los antecedentes relativos," y como nosotras nos negamos a creer que el señor presidente de la república haya sancionado tamaña injusticia, insistimos en nuestra pregunta de si se revisaron todos y cada uno de los antecedentes y si se pidieron informes a nuestros jefes inmediatos aunque las procedentes de Veracruz parecíamos garantizadas por anteriores decretos.
"Con el derecho que nos asiste conforme a la ley, retamos al señor don J. Agustín Castro a demostrar que todas y cada una de las firmantes somos de dudosa conducta e incapaces de desempeñar las labores que teníamos encomendadas, pues de lo contrario, aplicaremos al subsecretario de la Guerra
el dictado de difamador y como a tal lo acusaremos ante los tribunales.
"Somos víctimas de un atentado incalificable, por lo que no dudamos que sus señorías se servirán aceptar nuestra protesta por la justicia de que se nos hace objeto y como manifestación de que las mujeres mexicanas no estamos en el grado de cultura que se nos supone, pues si es cierto que hemos nacido para el hogar, también es verdad que tenemos el valor y capacidad necesarios para buscar honradamente el diario sustento de nuestras familias cuando a ello nos obligan las circunstancias y la falta de padres o hermanos que cuiden de nuestra subsistencia.
"Agradecemos a ustedes cumplidamente, señores diputados, el apoyo que presten a este asunto de tanta trascendencia moral, porque estamos seguras de que si guardamos silencio, nuestras compañeras de las demás secretarías de Estado quedarían expuestas a sufrir la suerte a que nos condena el subsecretario de la Guerra, y porque al defender nuestros derechos defendemos los de la mujer mexicana en general."
"Hago mía la protesta anterior. - Salvador Saucedo, diputado por Colima."
(Aplausos ruidosos.) El trámite de la mesa es que pase a la 1a. comisión de Trabajo y Previsión Social.
El C. Urueta: Reclamo el trámite.
El C. Cravioto: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Urueta.
El C. Urueta: Reclamo el trámite. (Aplausos y voces: ¡Tribuna, tribuna!)
El C. Urueta: Señores diputados: He reclamado el trámite, porque me parece que el asunto es de obvia y urgente resolución. El asunto es de obvia resolución, porque no se necesita de grandes esfuerzos, analíticos, de estudios serios para resolverlo. En consecuencia, se pasa a una comisión; la comisión no tiene otra cosa que hacer sino confrontar la solicitud de las empleadas injustamente despedidas por el subsecretario de Guerra, con el texto del artículo constitucional para rendir su dictamen; así lo pedimos ayer nosotros. Desde luego el asunto es de urgente resolución, porque estas empleadas necesitan saber a qué atenerse para normar su conducta en la vida social mexicana. Son más de doscientas las señoritas despedidas de su trabajo por el subsecretario de Guerra, sin haberles dado siquiera una razón para su cese, pues según ellas afirman, el señor subsecretario de Guerra se ha concretado a lanzar la especie de que la conducta de estas señoritas era inconveniente y, en consecuencia, sus labores en la secretaría de Guerra dificultaban la tramitación de los negocios. De todas suertes, a ellas se les da tan sólo un mes de haber, que tienen que cobrar por decenas vencidas: creo, pues, que la situación de la mujer colocada en estas condiciones es una situación difícil. Señoritas acostumbradas al trabajo, que viven del trabajo, se encuentran en un momento dado en plena calle, en plena vía pública. La mayor parte de ellas, si no todas ellas, tienen familias en cuya manutención ayudan con eficacia, ponen su trabajo para que la madre anciana pueda pasar tranquila los últimos días de su vida; ponen su trabajo para que los hermanitos pequeños puedan concurrir a la escuela e ilustrarse. Necesitan, en consecuencia, saber a qué atenerse. Si el asunto, como acabo de decir, es de obvia resolución, por una parte; si el asunto es de urgente resolución, por otra, ¿A qué viene el trámite que ha dado la mesa de que pase el estudio de una comisión? Creo que desde luego, señores diputados, sosteniendo la dispensa de trámites, podemos satisfacer, aunque sea en parte, la justa exigencia que por conducto de la secretaría han presentado esas señoritas para que se eleve una petición, una súplica, lo que sea, lo que se determine, al señor subsecretario de Guerra, a efecto de que cumpla con la fracción citada del citado artículo constitucional. (Aplausos en curules y galerías.)
El C. Cravioto: Pido la palabra en contra del trámite, señor presidente.
El C. secretario Mata: La presidencia manifestada al C. Cravioto que no sostiene su trámite.
El C. Cravioto: Pido la palabra para un hecho.
- El mismo C. secretario: La presidencia consulta a la asamblea si considera este asunto de urgente y obvia resolución. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Es de urgente resolución. (Aplausos en la galerías.) Está a discusión.
El C. Cravioto: Pido la palabra.
El C. Ramírez Garrido: Pido la palabra en pro. (Varios CC. diputados piden la palabra.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Cravioto.
El C. Cravioto: No vengo ciertamente, señores diputados, a captarme las gratas simpatías del bello sexo cesante (risas); vengo con todo desinterés a sostener la insinuación que ha hecho el señor Urueta, porque dentro de la generosidad y dentro de nuestro buen deseo de ayudar a las múltiples familias que se quedan en situación angustiosa, no cabe otro posible dentro de nuestras facultades. Esto, para los buenos sentimientos de la Cámara, no necesitaba más que apoyarse ligeramente para que Vuestra Soberanía lo acordara, tanto para corresponder a vuestra generosidad, como para satisfacer lo más que se puede resolver en este asunto dentro de nuestras facultades. Quiero hacer una aclaración importante. La conducta del señor general Castro en esta penosa situación porque atraviesa el país no ha sido arbitraria ni despiadada, sino resultado de una dolorosa necesidad, pues todos vosotros sabéis la situación de
angustia espantosa en que día a día se encuentra el erario nacional. Todos vosotros sabéis que el Ejecutivo, para afrontar esta situación, tiene que hacer necesariamente forzosas economías y recurrir a dolorosos sacrificios. (Siseos.) La nueva organización que se va a dar al ejército constitucionalista, por desgracia va a dejar sin trabajo momentáneo a una gran cantidad de servidores del pueblo que han expuesto si vida y su sangre al servicio de la revolución. (Siseos.) Esta disposición del general Castro obedece al buen deseo del gobierno de dejar vacantes algunos lugares para darles preferencia a los soldados revolucionarios. (Siseos.) Además, señores diputados, el artículo 89 de la Constitución, entre las facultades del presidente de la república, le concede la de nombrar y remover libremente a los empleados, y este es el caso; pero como nosotros debemos satisfacer de alguna manera el dictado de nuestra conciencia, de nuestra generosidad, en obsequio de tantas familias cesantes, creo que debemos aprobar, en cumplimiento del artículo relativo al trabajo, la generosa proposición que ha sometido a nosotros el señor Urueta, y que consiste en que el gobierno de la revolución pague tres meses a las empleadas que han quedado cesantes.
El C. secretario Mata: Tiene la palabra el C. Villarreal. (Siseos.)
El C. Villarreal: Se la cedo al señor Ramírez Garrido.
El C. Ramírez Garrido: Señores diputados: El más rudimentario precepto de galantería nos obligaría aquí a tomar la palabra en defensa de las damas. Vengo además de esto, señores, a cumplir con uno de los preceptos de nuestro programa, puesto que soy de los que forman parte del bloque socialista de esta Cámara (Aplausos) y sabemos, señores diputados, que hoy, como dice el gran sociólogo Bunge, está íntimamente ligado, forma parte del problema socialista el problema feminista. El señor general Castro, cuando era gobernador del Estado de Oaxaca, mandó una representante al segundo Congreso Feminista celebrado en el Estado de Yucatán, y contradiciéndose con esto, el señor general Castro en esos mismo días destituía, ignoro las razones, a todas las empleadas de la secretaría del gobierno del Estado de Oaxaca. Yo profeso al señor general Castro una alta estimación como revolucionario, estimo de gran trascendencia la labor revolucionaria que ha llevado a cabo en Oaxaca y, sobre todo, la labor militar que con tan pocos elementos ha realizado en ese Estado; pero sin faltar a ese respeto, sin faltar a esa admiración que le profeso, no puedo permanecer callado cuando se trata de una injusticia como la que en mi concepto acaba de cometer en estos momentos. (Aplausos.) Después del hecho de haber sido destituídas doscientas empleadas de la secretaría de Guerra, una comisión de esta señoritas fue ante el C. presidente de la república para pedirle sencillamente que se cumpliera con un precepto constitucional. El señor presidente de la república, quizá por sus múltiples ocupaciones, no las pudo recibir y no les quedaban más puertas abiertas que las puertas de esta honorable asamblea; han acudido a ella y yo estoy seguro que esta Cámara les prestará la ayuda que ellas piden, pues que se trata nada menos que de garantizar un precepto constitucional. El Estado de Yucatán dió una ley hace algún tiempo sobre accidentes del trabajo; cuando el conflicto estuvo muy serio con los Estados Unidos se pusieron allí por cuenta del gobierno del Estado fábricas de pólvora. Una de esas fábricas voló y mató a varios obreros; entonces el Departamento del Trabajo del Estado de Yucatán, inmediatamente aplicó la ley e hizo que se indemnizara a las familias de las víctimas, de los que habían sido víctimas de ese accidente. Hoy, respetando la Constitución, toca al Ejecutivo, ya que por causas especiales tiene que sacar del departamento de Guerra a esas señoritas, toca al Ejecutivo cumplir sencillamente con la fracción XXI del artículo 123 constitucional. Esto es lo que yo creo que tiene derecho a exigir la Cámara de Diputados. Yo no creo, como el señor Cravioto, que se trate en este caso de hacer una economía en los gastos de la secretaría de Guerra, pues si mal no recuerdo, en los motivos de separación de los puestos de las empleadas, dice el señor general Castro que se debe a que quiere quitar a las señoritas porque no son lo suficientemente disciplinarias, para poner en su lugar a hombres que desempeñen estas funciones. Luego, señor Cravioto, no hay la tal economía que usted ha venido a aducir en esta tribuna. (Aplausos de las galerías.) Además, señores diputados, si de esa economía se tratara, yo creo que esta honorable asamblea ha autorizado al Poder Ejecutivo para que gaste en dos meses lo que en los presupuestos pasados no gastaban en un año de vida; y creo que puede salir para los sueldos de esas empleadas, muy bien, de los gastos que tiene el Ejecutivo. Ahora, señores, básteme recordar en loor de la mujer que, como dice Severo Catalina, no hay una conmoción social, no hay un movimiento de terror, no hay un movimiento revolucionario en que no esté al lado de los héroes, al lado de los mártires para alentrlos con su palabra o para enjugar sus lágrimas en el momento del desfallecimiento. (Aplausos en curules y galerías.) Señores, cuando las huestes de Holofernes asediaban la población de Betulia; señores, cuando en ese pueblo perfectamente afeminado los pocos hombres que se habían alistado para la defensa habían sucumbido y a la muralla se acercaba Holofernes con sus hordas sedientas de sangre y de latrocinio, entonces una mujer, Judit, heroica fue al campamento enemigo,
decapitó a Holofernes y decapitándolo salvó de la invasión que amenazaba a su patria. (Aplausos.) Cuando en Francia se levantaba con Marat una dictadura funesta revolucionaria, algo así como esta dictadura que trataba de implantar en México Zapata, una mujer, una campesina, Carlota Coday, hundiéndole el puñal, mató la dictadura que amenazaba a Francia. Yo tengo, pues, a pedir, señores, que apoyemos decididamente a las señoritas signatarias de este memorial, pues única y sencillamente vienen a pedir lo que nosotros tenemos derecho de ver que no se viole, que se cumpla con un precepto constitucional (Aplausos de las galerías.)
El C. secretario Mata: De conformidad con el artículo 120 reglamentario, habiendo hablado dos oradores en pro y ninguno en contra, se pregunta a la asamblea si está suficientemente discutido el punto.
El C. Peña: Pido la palabra para rectificación de hechos.
- El mismo C. secretario: Los que estén por la afirmativa....
El C. Lanz Galera: Pido la palabra en contra.
El C. secretario: Ha pedido la palabra en contra el C. Lanz Galera.
El C. Neri: Moción de orden. Que se pregunte a los oradores que se van a inscribír, en contra de qué van a hablar; parece que no hay una proposición en concreto para que se pueda atacar. Manifiesto a la secretaría que acabo de traer la proposición.
- El C. secretario Mata:
"Honorable asamblea:
"Pedimos que con dispensa de todo trámite se apruebe la siguiente preposición:
"Única. - Manifiéstese al Ejecutivo federal, que la Cámara de Diputados vería con agrado se pagasen tres meses de sueldo a las empleadas que han sido despedidas de la secretaría de Guerra y Marina."
"Sala de sesiones de la Cámara de Diputados. - México, 2 de junio de 1917.-E. Neri. - Rafael Martínez de Escobar. - Miguel Alonzo Romero. - Juan Zubaran. - J.M. Sánchez. - Portes Gil. - Una firma ilegible, rúbricas."
La presidencia, por conducto de la secretaría, pregunta si se toma en consideración la proposición. (Voces: ¡No, no!)
El C. Villareal: Moción de orden. Todavía estamos discutiendo la anterior y no podemos aceptar una nueva proposición.
- El mismo C. secretario: Se pregunta a la asamblea si se toma en consideración. Los que estén por la afirmativa, se servirán poner de pie. Se toma en consideración. Los ciudadanos que deseen inscribirse en el pro, se servirán hacerlo. Ya se han inscripto en el contra tres CC. diputados.
El C. Padilla: Pido la palabra en pro.
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Aveleyra.
El C. Aveleyra: Señores diputados: He pedido la palabra en contra de esta proposición, porque en mi concepto es sumamente anodina la iniciativa que se ha presentado a nuestra consideración; dice sencillamente que la Cámara vería con mucho agrado que el Ejecutivo pagara los tres meses de sueldo a las empleadas que se ha destituido injustamente por la secretaría de Guerra. En mi concepto, esta iniciativa debería presentarse de este modo: "Dígase al Ejecutivo que cumpla con tal artículo constitucional, con el artículo 123, puesto que.... (Voces: ¡No, no!) lo ha violado." (Voces: ¡No, no!) El artículo 123 de la Constitución dice que ningún patrono puede destituir a los trabajadores sin causa justificada. En este caso el patrono es el gobierno; los trabajadores son los empleados de este gobierno, por tanto.... (Voces: ¡Sí, sí; no, no!) Por lo tanto, yo sostengo que el texto del comunicado que debe mandarse al Ejecutivo es excitándolo a cumplir con el artículo 123 de la Constitución. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Villareal.
El C. Villareal: Señores diputados: Yo pedí palabra en pro, porque en parte tiene razón esa proposición, aunque en mi concepto, como dice el compañero Aveleyra, debe ampliarse. Además, si se va a cumplir con el artículo 123 de la Constitución, yo propongo también que si no hubo causa justificada para que se separara a esas empleadas, vuelvan a sus puestos y así sentaremos un precedente de respeto para la ley. (Aplausos de las galerías.) (Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí!)
El C. Manrique: Moción de orden, señor presidente.
El C: presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Manrique: Para pedir a la secretaría que dé lectura al artículo 195 del reglamento. (Voces: ¡No, no, no!)
El C. Rivera Cabrera: Para otra moción de orden. Para pedir a la secretaría que no dé lectura a ese artículo.
El C. secretario Mata: Artículo 195:...(Siseos y voces: ¡No, no, no!)
El C. Rivera Cabrera: Pido la palabra para una moción de orden.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Rivera Cabrera: El sentimiento de la Cámara es unánime a que no se lea ese artículo reglamentario; por lo tanto la mesa , de acuerdo con esa manifestación muy expresa de la Cámara, debe acatarla, dejando de leer el artículo que se señala. (Voces: ¡Qué no se lea!)
- El mismo C. secretario: Artículo 195:...(Siseos y voces: ¡No, no!)
El C. presidente: La mesa se va a ver en el caso de levantar la sesión si continúan los siseos. Por lo tanto, suplico a la secretaría se lea el artículo.
El C. secretario: Artículo 195: "Los concurrentes a las galerías se presentarán sin armas; guardarán respeto, silencio y compostura, y no tomarán parte en los debates
con ninguna clase de demostración."
El C. Villareal: Señores diputados: Después de haber oído la lectura de ese artículo, vuelvo a repetir, señores, que aún subsisten los reglamentos reaccionarios aquí en la Cámara; al pueblo jamás se le impone mordaza en ninguna parte; es propio de nuestra raza, señores, y son nuestros nervios los que aplauden. (Siseos.) Pero acatemos, pues, la ley. He dicho, señores, que la ley no admite transacciones ni medianías; debemos excitar con todo respeto al Ejecutivo para que excite a la secretaría de Guerra o por el conducto que ustedes crean conveniente, para que a estas señoritas se les paguen los tres meses a que tienen derecho, según nuestra ley. Yo creo, señores, que ese mismo artículo también las ampara en el sentido de que si no por causa justificada las separaron, vuelvan a sus puestos. (Voces: ¡No, no!) Yo veo con tristeza, señores diputados, que la economía que se pretende hacer separando a estas señoritas de sus labores, quizá en momentos de prueba, - en esos momentos de prueba en que han venido desempeñando con nosotros,- no es general, señores, y lo voy a demostrar. Yo excito desde esta tribuna, señores, al actual subsecretario de Guerra y Marina para que así con ese celo, con esa economía que quiere observar, desde mañana, si es posible, dé de baja a tanto desocupado, a tantos que lucen su desvergüenza en las calles de México, a los amnistiados y federales que están ganando un sueldo que no merecen. (Aplausos.) Por último, aprovecho esta oportunidad para excitar a la mujer mexicana.... (siseos.) a la mujer más abnegada del universo, para que se una, para que imite a esa gran mujer yucateca. (Voces: ¿Cuál? Siseos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Zavala.
El C. Zavala: Señores diputados: No estoy de acuerdo con la proposición que se acaba de hacer, ni tampoco estoy de acuerdo con el compañero Aveleyra, que dice que exijamos al Ejecutivo que cumpla con el artículo o fracción que estamos tratando en estos momentos. (Voces: ¡La XXI!) Somos dos poderes, el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, así es que al exigirle se podrían en pugna los poderes. Yo propondría que se hiciera una pequeña modificación y que se dijera que veríamos con agrado, o que vería la Cámara con agrado que se cumpliera con la fracción XXI del artículo 123. (Voces: ¡No, no!) Sí, señores, yo creo que esa modificación es razonada y justa. Yo pido, señores, que aprueben esta pequeña modificación.
El C. Aveleyra: Pido la palabra para una aclaración.
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Aveleyra.
El C. Aveleyra: Yo no he dicho que se exija al Ejecutivo que cumpla con un artículo.... (Voces: ¡Sí, sí!) Yo dije "Excítese al Ejecutivo...." (Voces: ¡Es lo mismo, es lo mismo!) Pues si dije yo que se exigiera al Ejecutivo, es claro que al mandarle un oficio excitándolo, tiene que exigírsele. (Siseos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Sáenz.
El C. García Salvador Gonzalo: Señor Acuña, yo estaba inscripto después del señor Villareal.
El C. presidente: Está bien, tiene usted la palabra.
El C. García Salvador Gonzalo: Señores diputados: En mi calidad de obrero considero de mi deber venir, ya que se presenta la oportunidad, a hacer patente el precedente triste que se quiere sentar por un alto funcionario que ha protestado cumplir la Constitución y que, siguiendo ese precedente, la Constitución, el capítulo del trabajo, sería un espantajo para los industriales que absolutamente en nada lo tomarían en cuenta. Hemos visto las dificultades que se vienen observando. A diario casi llegan a este recinto quejas de los trabajadores protestando contra las arbitrariedades cometidas por los capitalistas. Muy buena voluntad por parte de los representantes del pueblo, muy buena voluntad por parte de los intelectuales que tenemos es esta Cámara; se han oído discursos completamente anarquistas y, sin embargo, cuando se presenta la oportunidad de exigirle a quien puede cumplir lo que está obligado a cumplir, entonces estamos temiendo y diciendo que no se exija, que se excité. La fracción XXII del artículo 123 es clara y terminante y la voy a leer: "XXII. El patrono que despida a un obrero sin causa justificada, o por haber ingresado a una asociación o sindicato, o por haber tomado parte en una huelga lícita, estará obligado, a elección del trabajador, a cumplir el contrato o a indemnizarlo con el importe de tres meses de salario. Igualmente tendrá esta obligación cuando el obrero se retire del servicio por falta de probidad de parte del patrono o por recibir de él malos tratamientos, ya sea en su persona o en la su cónyuge, padres, hijos o hermanos. El patrono no podrá eximirse de esta responsabilidad, cuando los malos tratamientos provengan de dependientes o familiares que obren con el consentimiento o tolerancia de él." No hay contrato, efectivamente no hay contrato escrito; pero sí hay contrato moral, contrato tácito. Hemos visto la exposición de motivos que las señoritas empleadas hacen en el memorial que presentan a la Cámara y en ella demuestran claramente que han venido sirviendo a la revolución cuando la revolución ha necesitado de sus servicios. Desde el momento en que tienen nombramientos expedidos por la secretaría a la cual han prestado sus servicios, debe concederse, de hecho, que existe el contrato. Las razones que exponía....
El C. Villareal, interrumpiendo: Moción de orden. Suplico a la presidencia ordene
la lectura del artículo 89 de la Constitución, fracción II.
El C. secretario Mata: "Las facultades y obligaciones del presidente son las siguientes:
"II. - Nombrar y remover libremente a los secretarios del despacho, al Procurador General de la República, al gobernador del Distrito Federal y a los gobernadores de los Territorios, al Procurador General de Justicia del Distrito Federal y Territorios, remover a los agentes diplomáticos y empleados superiores de Hacienda y nombrar y remover libremente a los demás empleados de la Unión, cuyo nombramiento o remoción no esté determinada de otro modo en la Constitución o en las leyes."
El C. García Salvador Gonzalo, continuando: Me extraña que el señor Villareal hace un momento, por granjearse las simpatías de las señoritas empleadas, se haya atrevido a decir con un quijotismo, que había que dejar que las galerías aplaudieran, que no había que amordazar al pueblo, que era cuestión de nuestra raza, y en estos momentos acaba de demostrar lo contrario, puesto que ordena que se dé lectura a un artículo en que prácticamente él mismo lo que ha venido a decir aquí lo concederá nulo. Insisto, señores, el argumento o la idea que el señor subsecretario del ramo de Guerra ha hecho circular entre las empleadas, que es por moralizarlas, yo a mi humilde criterio de trabajador, considero como antirrevolucionaria esa manera de pensar, y lo considero como un criterio antirrevolucionario, porque no hace muchos días aún que el presidente de la república expidió un decreto declarando a la mujer en completa libertad con respeto al hombre, tratando de elevar del nivel moral en que se encuentra y diciendo que tiene tantos derechos a las garantías como los tiene el hombre; eso es procedimiento revolucionario. Sin embargo, ahora se obra de muy distinta manera; las señoritas empleadas, creo que apesar de este artículo, tienen derecho de exigir que se les trate con más consideración, de exigir, no la especie de limosna que se les quiere hacer en la forma en que el subsecretario de Guerra lo ha ordenado, sino exigir el cumplimiento de la Constitución en su artículo 123, fracción XXI. Creo que el grupo revolucionario que se encuentra aquí estará de acuerdo con las opiniones de los compañeros que me han precedido en el uso de la palabra, y que a nombre de la representación del pueblo se diga al Ejecutivo que obligue al subsecretario de Guerra a cumplir con el artículo 123 de la Constitución. (Aplausos.)
El C. Villareal: Pido la palabra, señor presidente para alusiones personales; para rectificar hechos. (Voces: ¡No, no! Siseos.)
El C. secretario Mata: A petición del ciudadano Urueta se va dar lectura al memorial que las señoritas signatarias enviaron al presidente de la república.
"México, a 2 de junio de 1917.
"Señor don Venustiano Carranza, presidente de la república. - Presente.
"Muy respetable señor nuestro:
"Las que subscribimos, en representación de doscientas empleadas de la secretaría de Guerra y sus dependencias, habiendo sido notificadas con fecha de ayer de que, por acuerdo especial del general J. Agustín Castro, subsecretario de Guerra y Marina, cesamos en nuestro empleo con la misma fecha, sin exponernos oficialmente razón ninguna para este proceder, pero sí habiéndose dicho a algunas de nuestras compañeras que fueron a reclamar ante el mismo subsecretario la causa de su separación, que ésta se verificaba por ineptitud y mala conducta de todas las empleadas, venimos a exponer que:
"Teniendo en cuenta que al separarnos de nuestros cargos sólo se nos ha ofrecido como compensación pagarnos un mes por decenas vencidas, sujetándosenos a la burla, y a la humillación de ir a cobrarlas, advirtiendo además que ante nuestra actitud enérgica de protesta hemos sido amenazadas de manera poco caballerosa por el mayor Ciro Gamboa, quien sorprendiendo a su jefe superior nos hizo saber que la secretaría de Guerra tomaría enérgicas medidas en caso de seguir haciendo nuestras justas reclamaciones;
"Recordando que uno de los principios de la revolución reivindicadora es levantar el nivel normal de la mujer mexicana por medio de la ley ya dictada en Querétaro, no impidiéndole por torpes amenazas que ejerza sus derechos, estimado, además, que se nos infiere un ultraje, pues por ejemplo de los países más ocultos de Europa nos enseña que en estos momentos allá la mujer está prestando importantes y delicados servicios, sin que hasta la fecha se les haya ocurrido a los ministros de la Guerra despedirlas por ineptas o mala conducta, que no puede ser colectiva, sino forzosamente individual, y lo que en nuestro caso no pudo apreciar el C. general Castro en los escasos días que tiene de actuar; siendo también muy interesante considerar que muchas de las empleadas actuales hemos hecho una verdadera carrera ingresando al ministerio de Guerra con ínfimos empleos en Veracruz u otros puntos: pero en las épocas de prueba en que quizá muchos de los hombres que nos van a substituir hayan estado escondiendo su reaccionarismo, su miedo, o su falta de aptitudes para la lucha bajo el ridículo manto de la neutralidad; siendo además un imperioso deber del gobierno dar el ejemplo del cumplimiento de las leyes ya promulgadas y evitar la inmoralidad pública a que quizá quedan expuestas algunas de nuestras compañeras, además de que nuestras familias se quedarán sin pan, pues es conocida de todos la dificultad que hay para colocarse, en esta capital sobre todo, en empleos servidos por mujeres, que son por desgracia tan escasos
y habiendo recientemente revocado el acuerdo que se dictó injustamente obligando a las meseras a abandonar sus trabajos;
"Con el mismo derecho que tiene todo trabajador para reclamar justicia en los casos en que el patrono viole el contrato implícito del trabajo, pedimos a usted, C. presidente de la república:
"I. - Que se haga nulo el acuerdo del C. general J. A. Castro, por razones de humanidad, de justicia y de patriotismo, ya que si consintiéramos sin protestar contra esta determinación demostraríamos que la mujer mexicana es incapaz de cumplir los deberes accidentales que algunas veces se ve llamada a desempeñar, como lo están haciendo todas las mujeres del mundo civilizado:
"II. - Que en el caso de no atender a nuestra primera petición y considerando que el patrono es el gobierno y no puede estar sometido a ningún tribunal de arbitraje, conforme a la XXI del artículo 123 de la ley constitucional, se nos abone tres meses adelantados, que es lo que marca la misma ley, y se nos haga efectivo el 50 por ciento que se nos adeuda desde diciembre.
"III. - Que el mismo C. subsecretario haga una declaración oficial de las causas verdaderas de nuestra separación, y de no hacerlo, que nos demuestre nuestra incapacidad y mala conducta, pues de otra manera nos consideramos difamadas ante la nación mexicana, y sobre todo ante nuestras compañeras de los demás ministerios:
"IV. - Que se aplique un castigo al militar que ya hemos mencionado, por abuso de su autoridad, pues él no tiene ningún derecho para amenazar a las empleadas porque reclaman justicia.
"Seguras como estamos de la rectitud, la alteza de miras y el apego absoluto a los ideales de la revolución que caracterizan a usted, C. presidente, esperamos que no pasarán desapercibidas todas las poderosas razones que exponemos y de que acabamos de hacer mérito, por lo que anticipamos al dignísimo jefe de la revolución, hoy representante de la nación mexicana, nuestros más sinceros agradecimientos y nuestra adhesión y respeto. - Luz Bianchi, Elena Torres, Guadalupe A. Navarro, S. Carrasco, Enriqueta Rodríguez, Arcadia Sámano, Josefina López, rúbricas."
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Ibarra.
El C. Sáenz: Tengo la palabra con anterioridad.
El C. secretario Mata: Usted la tiene en contra.
El C. Ibarra: Señores diputados: Me he visto precisado a ausentarme frecuentemente del salón y es por ello que no he oído algunos discursos de compañeros del bloque y, en consecuencia, podría incurrir en alguna repetición que ruego me excusen, ya que entre nosotros existe una perfecta unidad de criterio y una de tendencia perfectamente definida también. He pedido la palabra en contra de la proposición presentada por algunos ciudadanos diputados, en primer lugar, porque no estoy de acuerdo ni siquiera con la exposición, ni siquiera con la letra, ya no con el espíritu de la proposición. Pugna con mis principios, pugna con la soberanía de esta asamblea hacer una súplica en esta forma, cuando nos consta que se trata hoy nada menos que de una violación consciente a la Constitución que hace poco tiempo el Ejecutivo juró cumplir y hacer cumplir. (Voces: ¡ No, no! Siseos.) Para nosotros, señores diputados, la razón existe a las señoritas empleadas de la secretaría de Guerra para pedir que se reconsidere este acuerdo -digno solamente, digno de algún sultán de la Turquía, de la Turquía de estos tiempos, porque es igual a la Turquía de hace trescientos o cuatrocientos años. - (Siseos.) Porque es natural, porque es inconcuso, que todos sabemos que la mujer está tan capacitados para desarrollar labores, sobre todo oficinescas, como los hombres más capacitados para el mismo fin. (Siseos.) Dentro de breves momentos someteremos a la consideración de la asamblea una nueva proposición, si es que esta proposición no es aceptada. Es extraño, señores diputados, que la secretaría de Guerra haya procedido en esta forma sobre todo insultando, sobre todo denigrando, injuriando a las señoritas que se ganan el pan y que lo ganan para sus familias al decirles que en la secretaría de Guerra es preciso disciplinar al personal y que las señoritas observaban mala conducta. Yo protesto desde lo más íntimo de mi alma contra un calificativo, contra una aseveración de esta naturaleza, porque yo sé por experiencia que casi todas las señoritas que trabajan en cualquiera oficina pública, casi todas las señoritas que viven a costa de un esfuerzo personal, son precisamente señoritas emancipadas, son compañeras que aspiran a elevarse y ya que se ven presas de la miseria, antes que sucumbir, antes que arrastrar su honor, antes que manchar el nombre de ellas y el de sus familias, deciden, prefieren ir a trabajar en labores rudas.(Siseos.) Indudablemente que sí. ¿Como no va a ser respetable el esfuerzo de la mujer por ennoblecerse? ¿Cómo no va a ser bochornoso para todo hombre que se precie de caballero oír palabras de injuria a señoritas que no tienen más delito que su pobreza, que no tienen más delito que ganarse el pan? Indudablemente que se protesta, que la protesta viene de los más hondo, de los más íntimo del corazón de cada hombre, de cada caballero. Las señoritas firmantes de este ocurso han venido a la representación nacional, desde luego porque consideran que se ha violado la Constitución, y que es aquí, en este recinto, donde se levantarán las voces de protesta más eficaces para hacer que se cumpla con la Constitución. El compañero Salvador Gonzalo García ha dicho que las señoritas han contraído o que la secretaría
de Guerra ha contraído con ellas, mejor dicho, un contrato, un convenio especial que las hace acreedoras a determinadas franquicias. El artículo 123 de la Constitución, es probable que sí fuera muy discutido, y yo no sostengo la misma tesis, yo solamente sostengo que las señoritas no han sido hasta hoy notificadas en una forma correcta y debida de el por qué de su separación de la secretaría de Guerra; hasta este momento nada sobre el particular se les ha dicho de un modo concreto, de un modo preciso; en consecuencia, las señoritas tienen el derecho de exigir que no son incompetentes en el desempeño de su labor para que se les despida en la forma prevista ya por un decreto de la primera jefatura, el actual presidente de la república ha dictado un decreto o un acuerdo, por el cual todos los empleados de la secretaría de Guerra. - y yo pido que todos, señores diputados, se fijen muy bien en esto, - que no sean destituídos sino se lleva antes sus antecedentes a un acuerdo especial con el mismo presidente de la república. Yo pregunto: ¿Acaso el señor subsecretario de Guerra y Marina, en cinco o en ocho días que tiene de fungir con tal carácter en el gabinete del señor Carranza, ha podido examinar todos los antecedentes de cada empleado, ha justificado que efectivamente no son competentes y ha ido a someter esos antecedentes al C. presidente de la república? Creemos que no. Se trata no solamente de una violación a la Constitución , al derecho de las garantías individuales, se trata también de una violación a un acuerdo especial o a un decreto especial del C. presidente de la república sobre los empleados de la secretaría de Guerra y Marina. Es claro, la interpretación es clara. Lo que se va a pedir al Ejecutivo es que haga cumplir la Constitución y ese acuerdo, si existe, tengo la evidencia de que existe, porque me lo han dicho empleados de la secretaría de Guerra. En consecuencia, no solamente se ha violado la Constitución, sino también ese acuerdo; allí, pues, debemos ir a pedir al Ejecutivo que se tome en cuenta ese acuerdo, que no se pase sobre él y que, además, se indemnice a las señoritas en el caso de que no regresen a sus labores; que se las indemnice con los tres meses de sueldo que fija la Constitución política de la república. ¿Cómo no vamos a darles garantías si ellas, muchas de ellas, yo estoy plenamente seguro, han ido con nosotros, han tenido mayor entereza que muchos hombres de la capital para irse enfrente de peligros ignorados, para afrontarlos abiertamente, resueltamente, acompañando, como no lo hicieron muchos hombres, a las diversas secretarías de Estado a Veracruz, en donde estaban trabajando sometidas a un miserable mendrugo, a un miserable salario que se les ha estado pagando con esa funestísima labor de la secretaría de Hacienda, que un día emitía un papel y al día siguiente por combinaciones bursátiles lo tiraba por los suelos? Ellas, indudablemente, han luchado cooperando al establecimiento del gobierno de la revolución desde hace mucho tiempo y por eso ellas tienen el derecho de pedir que se les atienda, que quisiera se les trate con el decoro que exige la caballerosidad que debe caracterizarnos. ha dicho el señor Cravioto, y yo no quiero dejar pasar esta oportunidad para rectificar, que el Ejecutivo ha dictado este acuerdo de "cese" para las empleadas de la secretaría de Guerra, por razones económicas. Señor Cravioto: ¿Y por qué usted no vino por razones económicas a hablar en contra de las facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, que pusieron veinte mil pesos diarios en manos del presidente de la república? (Aplausos y siseos). Y agrega el señor Cravioto, ha venido a agregar en esta tribuna, ha venido a asentarlo, que se destituye a las señoritas empleadas, que no tienen sobre ellas ninguna mancha, que tienen, por el contrario, la aureola del trabajo coronándolas como único premio de sus virtudes. Yo lo sostengo siempre: ha dictado el gobierno esta medida, para llevar soldados de la revolución a esos puestos. ¡Menguada idea del Ejecutivo si pretende llevar a campesinos, a obreros, a hombres libertarios, a hombres que saben ganarse el pan por el esfuerzo de su brazo, para convertirlos en empleados, ¡en empleados, cuando bien podría el Ejecutivo, seguramente, no someterlos a esa triste condición porque sí es triste, sino impulsarlos por nuevos senderos y concederles medios de lucha eficaces, más eficaces que el de estar doblados ocho horas o diez diarias, sobre un escritorio, con mengua de las energías físicas e intelectuales! ¡Bonita idea del Ejecutivo si pretende convertir a la empleomanía a hombres que están dotados perfectamente por la naturaleza para otros oficios, para otros fines! No señor, no son fines económicos. Aquí únicamente subsiste este perjuicio, desgraciadamente lo hemos visto durante muchas épocas: un hombre que ocupa determinado puesto público, se empeña, no se por qué consideración en deshacer lo que el hombre que le precedió había hecho. Tendrán quizá la mancha de haber sido nombradas en la época del invicto general Obregón. No lo sé; yo lo someto a la consideración de cada uno, pero es muy posible. ¿Por qué festinadamente, sin documentación, sin conocer sus antecedentes, se les lanza a la calle para que mañana o pasado vayan a sufrir quizá humillaciones que no sufrieron antes y que no están dispuestas a tolerar? ¿Por qué las vamos a poner en el arroyo, para que esas mujeres inmaculadas (siseos), esas compañeras, esas compañeras luchadoras vayan a sufrir, vayan indudablemente a ponerse a un nivel infinitamente inferior del nivel que han ocupado hasta la fecha? No son razones económicas; el señor Cravioto es en tribuna un sistemático defensor
de todos los hombres del poder actual; eso es todo. La proposición, pues, que vamos a someter, versa sobre el artículo 123 y sobre el decreto del señor Carranza; veremos si efectivamente son revolucionarios, si en algo pueden justificar el nombre de la revolución social que le dimos a nuestra triste revolución, triste por sus resultados y esto lo veremos bien pronto, señores. (Siseos y aplausos.)
El C. Cravioto: Pido la palabra para una emoción de orden. Suplico a su señoría mande dar lectura a la fracción II del artículo 89 de la Constitución; lo han olvidado los señores.
El C. Sáenz: He pedido la palabra en pro de la proposición a debate, porque en el fondo estoy de acuerdo con ella. Soy el primero en lamentar que el subsecretario de Guerra haya tomado esa razón tan desventajosa para su prestigio revolucionario, para separar a las señoritas, pues él pudo haber tenido mucho tiempo para justificarse debidamente en sus procedimientos y no dar lugar a que en la representación nacional viniera a tratarse un asunto que si directamente no es de su competencia, indirectamente sí está en su derecho la Cámara de Diputados para tomar conocimiento del asunto. Creo que haremos un acto de justicia revolucionario dirigiéndonos muy atentamente al Ejecutivo, para que a las señoritas empleadas de la secretaría de Guerra, que han sido separadas sin causa justificada, se les paguen los tres meses de haberes que les corresponden conforme a la constitución pero ya no podemos, según acaba de recordarlo el, señor Cravioto, ordenar al Ejecutivo que nombre a determinadas personas que integren su personal, creo que sí tenemos derecho de suplicar al Ejecutivo que, sin causa justificada, no demos este espectáculo tristísimo para la revolución, de separar a servidores del gobierno que lo han sido en épocas de prueba y difíciles para la nación, cuando hemos entrado a un orden más o menos próspero o más o menos de paz. Yo creo, pues, señores, que debemos aprobar la proposición a debate, y propondría que la representación nacional tuviera la bondad de considerar una adición que proponemos el diputado Padrés y el que habla, la cual sería en la forma siguiente: (leyó.) Creo que si aceptamos la siguiente adición evitaremos muchas de las discusiones que se han iniciado en esta sesión y no pecaremos de exigentes queriendo tomar una determinación de facultades que no nos corresponden ni pecaremos de ligeros desoyendo la justa solicitud que las empleadas de la secretaría de Guerra han traído a la representación nacional. Suplico, pues, a los señores representantes que se encuentran presentes, tomen en consideración nuestra adición y, en caso de ser aceptada, se proceda a su discusión juntamente con la anteriormente iniciada.
El C. Villareal: Pido la palabra para rectificar un hecho.
El C. secretario Mata: Se va a dar lectura a una adición que propone el señor Sáenz: (La leyó.)
El C. Cravioto: Para una moción de orden.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Cravioto: Entiendo que está a discusión la proposición presentada por los señores Neri y compañeros, y creo no se debe pasar a la modificación propuesta por el señor Sáenz hasta que la Cámara haya resuelto si se aprueba la proposición a discusión.
El C. Villareal: Para rectificar un hecho, señor presidente.
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Villareal.
El C. Villareal: Señores diputados: Pedí la palabra, porque es caso de suma importancia para que mí concepto y la opinión que se hayan formado ustedes respecto a lo que dijo el compañero que hace un momento habló. Yo, señores diputados, creo que habrán ustedes observado mi conducta revolucionaria. Yo supliqué a la presidencia que leyera el artículo 89 porque yo, señores, confieso que estaba en un error al decir que las señoritas podían volver a sus puesto. (Voces: ¡Sí pueden, sí pueden!) El artículo 89 faculta al Ejecutivo para remover a los empleados; pero eso, señores, no excluye que sea apoyada la proposición que presentan los compañeros para que se les paguen los tres meses que les corresponden según la ley. También yo tengo, señores, a defender la ley y a decir a ustedes que yo jamás he venido aquí con chanchullos. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Urueta.
El C. Urueta: (Aplausos al subir a la tribuna.) Señores diputados: Muchos señores diputados protestaron algún orador dijo en la tribuna que en determinadas actividades intelectuales, la mujer era superior al hombre. Y la verdad es que se han dicho tantos dislates desde esta tribuna, que es inconcebible cómo haya podido formularse esa protesta que significaba la consignación de una gran verdad. La situación en que nos encontramos, señores diputados, es verdaderamente difícil para tratar toda esta clase de cuestiones; desde luego el Congreso Constituyente se dejó sorprender, se dejó sorprender al consignar el artículo 6o. transitorio en virtud del cual esta presentación nacional, durante el período extraordinario de sesiones que terminará a fines de agosto, se encuentra verdaderamente maniatada. Nosotros, señores diputados, no podemos, no debemos ocuparnos en otra cosa sino en aquello a que constitucionalmente estamos obligados, porque no podemos nosotros lanzarle la imputación a ningún funcionario público de que está violando
la Constitución si nosotros mismos comenzamos violando la Constitución. (Aplausos.) No es culpa nuestra: fué culpa del Congreso Constituyente. Es enteramente cierto que el reconocimiento de la verdad a nadie daña, pero nosotros no podemos hacer otra cosa que discutir aquí las iniciativas que presenta el Ejecutivo de la Unión: pero nosotros no podemos y en consecuencia no debemos, constitucionalmente, presentar iniciativas de ninguna clase, no estamos facultados para ello. ¿Que recurso, pues, nos queda en estas condiciones tan estrechas y tan duras en que nos pusiera el Congreso Constituyente, sorprendido por los legisladores que inspiraron este artículo transitorio? No nos queda más, señores, que apoyar el derecho de petición; es lo único que podemos hacer; es triste decirlo, es triste consignarlo , pero es lo único, absolutamente lo único que podemos hacer. Excitar, exigir, señores diputados, es clamar en el desierto, es darle al debate un principio y una finalidad completamente estériles, porque todo lo que aquí se diga y todo lo que aquí se haga, se estrellará ante una dura, fría e inconmovible muralla de bronce, y sin embargo a las puertas de la representación nacional vienen los grupos quejosos, vienen los grupos dolientes. Ayer obreros, hoy señoritas empleadas. ¿Desoímos su petición y permanecemos sordos e impasibles ante sus angustiosas y justísimas quejas? Señores diputados, la ley es fría, pero el hombre es un ser que desde el momento que vive en la gran contienda de la vida universal, tiene pasiones, ideas y esfuerzos. Concretémos, pues, a lo único posible, a secundar con nuestra palabra y con nuestro voto el derecho de petición, tanto más, señores, cuanto que no se ha reglamentado todavía la Carta Magna en lo que al trabajo y previsión social se refiere. ¡Y quién sabe, señores diputados, hasta cuándo se reglamente, y quién sabe, señores diputados, cómo se reglamente! ¡Oh, si nosotros hubiéramos tenido la libertad de acción apetecida, si nosotros hubiésemos podido iniciar leyes, ya nos estuviéramos ocupando en el estudio serio y profundo de este problema, que es quizá el problema capital, no sólo de nuestra revolución, sino de toda nuestra historia! ¿Qué hemos podido hacer? Decirle al Ejecutivo: te excitamos para que a la mayor brevedad posible nos envíes la reglamentación de la Carta Fundamental en lo que refiere al trabajo y a la previsión social. Ya sabemos, señores diputados, que el Ejecutivo, no este Ejecutivo, entiéndase bien, todos los ejecutivos de todos los países del mundo y en todas las épocas de la historia, no presentarán nunca a la representación nacional sino aquellas iniciativas que a los ejecutivos les convenga presentar. Esta es la verdad histórica, es absolutamente necesario no desconocerla, y yo tengo antecedentes, señores diputados, para ser, a este particular, un escéptico completo, un escéptico completo, por que yo asistí a la discusión del primer artículo de un proyecto de la ley del trabajo que el licenciado Zubaran, cuando fue secretario de Gobernación, presentó a la consideración del C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista en Veracruz, y después de una discusión de varias horas no se llegó a nada y allí término todo, porque nunca jamás se nos volvió a citar para seguir tratando esta cuestión de importancia tan grande, y en esta junta, en esa reunión, se prometieron opinar no solamente los secretarios encargados de despacho, sino personas adscritas a tales o cuales departamentos, como el señor licenciado don José Natividad Macías, y hasta el gobernador del Estado de Veracruz; también opinó el señor don Cándido Aguilar.... (risas y siseos) y hasta decía yo, y sostengo la palabra, y hasta el intendente hoy de Palacio, y en aquel entonces de Faros, el señor coronel don Francisco de la Serna. (Risas.) Rigurosamente histórico, señores diputados. En consecuencia, repito, soy perfectamente escéptico a este respecto. Veamos en los lineamientos generales de la Constitución qué tesis sería posible sustentar. El señor Villareal ha leído, entendido que dos veces el artículo, 89 constitucional en su fracción II, y en ninguna de las dos veces lo ha entendido. (Risas.)
"Las facultades y obligaciones del presidente son las siguientes:
"II.- Nombrar y remover libremente a los secretarios del despacho, al Procurador General de la República, al gobernador del Distrito Federal y a los gobernadores de los Territorios, al Procurador General de Justicia del Distrito Federal y Territorios, remover a los agentes diplomáticos y empleados superiores de Hacienda y nombrar y remover libremente a los demás empleados de Unión, cuyo nombramiento o remoción no esté determinada de otro modo en la Constitución o en las leyes."
El C. Villareal: Para una interpelación al orador. (Siseos.)
El C. Urueta: No, señor presidente, no lo permito. (Risas y aplausos.) No permito. (Risas y aplausos.) No permito pura y simplemente argumentar en forma dialogada, a no ser remontándome un poco a Grecia y hablando con Sócrates. (Risas y voces: ¡Presuntuoso!) Si, pues, señores diputados, la facultad de remover libremente a los empleados es una facultad del Ejecutivo, está facultad tiene una restricción, puesto que la fracción invocada por el señor licenciado Villareal.... (risas) claramente dice que podrá remover a los empleados de la Unión, siempre que esta remoción no esté determinada de otro modo en la Constitución o en las leyes. Si, puedes, está determinada la remoción de otro modo en la Constitución o en las leyes, el presidente de la república tiene que sujetarse, en estos casos, a las leyes y a la Constitución.
No puede, en consecuencia, libremente, remover. Veamos si es el caso.
"El Congreso de la Unión y las legislaturas de los Estados deberían expedir leyes sobre el trabajo, fundadas en las necesidades de cada región, sin contravenir a las bases siguientes, las cuales regirán el trabajo de los obreros, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos, y de una manera general todo contrato de trabajo."
Estas sí son constitucionales. De suerte que la legislación sobre el trabajo debe comprender no solamente a ese gremio indeciso que llamamos nosotros el obrero....
El C. Cravioto, interrumpiendo: ¿Usted cree que los militares deben hacer huelga?
El C. Urueta, continuando: ¿Decía su señoría.? (Risas.) Comprende, pues, la Constitución en este artículo, no solamente, decía yo, al gremio indeciso que calificamos con la vaga expresión de obrero, que comienza en el pequeño capitalista y acaba en proletariado más desgraciado, sino comprende igualmente a todos aquellos que dan su esfuerzo material o intelectual a un empresario, ya sea particular, ya sea del Estado, puesto que dice "obreros, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos" y de una manera general, todo contrato de trabajo. En consecuencia, si la facultad de remoción que tiene el Ejecutivo, es una facultad limitada por la misma Constitución y por las leyes, debemos atenernos a la limitación que las leyes y la Constitución señalan; debemos, pues, poner nuestra atención y dirigir nuestro análisis al título VI de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al capítulo del trabajo y previsión social. Yo pregunto, señores diputados: ¿los empleados de una secretaría de Estado están comprendidos dentro del texto general de la Constitución en lo que al trabajo y previsión social se refiere? (Voces: ¡Sí, sí!) Indudablemente, no sólo porque la Constitución ya lo expresa empleando esa palabra generalísima de "empleados," empleados no solamente de empresas particulares, sino también de empresas del Estado, sino porque sería verdaderamente inhumano, sería inicuo y además irracional, no comprender el trabajo de los empleados, no asimilarlo al trabajo material de los obreros; además unos y otros son la carne de cañon de los capitalistas, otros son la carne de cañon de los altos empleados de los poderes públicos. ¿No es contrato de hecho el que se establece entre el jefe de una oficina y sus empleados? Evidentemente que sí. ¿Se necesita que el contrato sea escrito? Basta que el contrato sea verbal. El nombramiento de un empleado, ¿no indica ya por sí mismo, suficientemente, que el contrato es aceptado entre el patrono y el empleado? Evidentemente. En consecuencia, las señoritas injustamente despedidas por el subsecretario de Guerra, eran empleadas de la secretaría de Guerra, había un contrato entre ellas y la secretaría de Guerra, y la secretaría de Guerra y ellas. Sentados estos precedentes, veamos cómo se expresa la Constitución en la fracción que ya se ha invocado.
"XXII. - El patrono que despida a un obrero sin causa justificada, o por haber ingresado a una asociación o sindicato, o por haber tomado parte de una huelga lícita, estará obligado a elección del trabajador, a cumplir el contrato o a indemnizarlo con el importe de tres meses de salario. Igualmente tendrá esta obligación cuando el obrero se retire del servicio por falta de probidad de parte del patrono o por recibir de él malos tratamientos, ya sea en su persona o en la de su cónyuge, padres, hijos o hermanos. El patrono no podrá eximirse de esta responsabilidad, cuando los malos tratamientos provengan de dependientes o familiares que obren con el consentimiento o tolerancia de él."
No hay, señores diputados, reglamentación, como sabemos, de este artículo constitucional: pero si hay la prescripción terminante de la Constitución de que esa reglamentación tendrá que hacerse sin que ninguna de las bases generales establecidas por la Carta Magna sea desconocida; en consecuencia, esto tendrá que ser mantenido en la ley reglamentaria forzosamente, porque la misma Constitución así lo ordena. En tal virtud, existiendo como de hecho existe un contrato entre la secretaría de Guerra y sus empleadas, al ser éstas despedidas, pueden optar por dos caminos: o por pedir el cumplimiento del contrato, o exigir la indemnización de tres meses de salarios. El patrono que despide a un obrero sin causa justificada - óigase bien, señores diputados, - sin causa justificada; tendría, pues, el señor subsecretario de Guerra que demostrar que la causa es perfectamente justificada, y la verdad, señores diputados, que el señor subsecretario de Guerra ha sido verdaderamente infeliz en la exposición de sus motivos. ¿Por qué? Porque se ha referido simplemente a la mala conducta de las señoritas. ¿Mala conducta de doscientas y tantas empleadas? Pues esto es pavoroso.... (Risas.) ¡Esto es sencillamente horrible! ¡Esto sería un síntoma de desquiciamiento social! ¡Doscientas y tantas empleadas de la secretaría de Guerra tienen mala conducta....! (Siseos y risas.) Si los asuntos se han de tratar en broma como generalmente se tratan en esta Cámara, renuncio al uso de la palabra. Ustedes perdonen, señores diputados. (Voces: ¡No, no!)
El C. González Jesús M: El primero que ha tratado los asuntos en broma ha sido él; no tiene por qué protestar.
El C. Urueta: Hay bromas de bromas: las inteligentes y las estúpidas.
El C. Cravioto: Pido la palabra para rectificar hechos.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Cravioto: Realmente, señores diputados, ya me es penoso venir con tanta frecuencia a la tribuna; pero en descargo mío y de la impaciencia de ustedes, manifiesto que no vengo a hacer un discurso, sino a dirigir un telegrama de rectificación. Seré muy breve. En primer lugar, es importante que conozcáis lo que la república empezó a saber en el Congreso de Querétaro: que no hay ningún motivo en la conducta del señor Carranza ni como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista ni como presidente de la república, para decepcionar al señor Urueta en lo que respecta a la actividad, al empeño y al interés que tiene el alto funcionario para las clases obreras de nuestro país y para la resolución del problema respectivo. Se han asentado aquí varias veces falsedades históricas que no es el tiempo de desvanecer, pero sí de rectificar como ha dicho perfectamente ya el señor Ramírez Garrido; dijo que el señor Zubaran le había dicho que no se había aprobado en Veracruz una ley obrera que él presentó, por intrigas del señor Palavicini.... (Voces: ¡Es cierto, es cierto!) Más directamente, el ataque es contra el Primer Jefe y dice sencillamente que es un ataque en ese sentido. Yo declaro ante la representación nacional algo que ya sabe la república entera: el señor Carranza en Veracruz no aprobó esa ley, porque la encontró mala; pero en cambio, comisionó al C. Macías, como lo saben los constituyentes (siseos), para que pasara a los Estados Unidos a estudiar la ley del trabajo. Bueno o malo, pero efectivamente fue comisionado por el señor Carranza. Este proyecto está aprobado desde hace varios meses, con aplausos del C. Carranza; se leyeron varios párrafos en el Congreso Constituyente y probablemente será el que nos mande el Ejecutivo. Hay otra rectificación importante: con frecuencia se acusa al Congreso Constituyente de Querétaro, de inconsciencia al haber elaborado el proyecto actual y al haber prescrito las disposiciones terminantes en el artículo 6o. transitorio. Yo creo, señores diputados, que del acierto en ese Congreso son los acontecimientos que día a día se suscita en la Cámara. Todos vosotros sabéis que el sistema político de la Constitución de 57 era por demás iluso y por demás desastroso, al grado de que desde el presidente Comonford hasta el último presidente de la república, todos gobernaron por medio de facultades extraordinarias, porque ese sistema, aunque muy bien intencionado, como no estaba basado en la base triste de la verdad, daba lugar a una anarquía si se llevaba a cabo, contra la que reaccionaban inmediatamente los que tenían la responsabilidad del gobierno. Por eso nuestra historia nos enseña que todos los presidentes que se sostuvieron en el poder, lo hicieron por dos caminos: bien por facultades extraordinarias que contrarrestaban la anarquía y la demagogia de la Cámara, a la que tan frecuentemente estamos expuestos, y esto era lo más común, o sea por la corrupción de los legisladores, por la consigna o por la compra descarada de algunos de ellos. Esto se ve con el sistema actual que no es más que un sistema presidencial franco que está en oponer el parlamentarismo más o menos agudo y que está en contraposición con nuestras costumbres. El artículo 6o. transitorio fue aprobado por unanimidad por radicales y no radicales. (Voces: ¡No es cierto!) Porque precisamente de vio en una situación de sí tan aguda, tan crítica y sobre todo dando lugar a tanta efervescencia, trayendo aquí a hombres de indiscutible buena fe, pero también de indiscutible inexperiencia política. Sería verdaderamente un desastre no sólo para la revolución sino para la república, dejar al Congreso con facultades muy extendidas. Yo, señores, digo ante la representación nacional para que lo oiga la república entera y la historia, esta afirmación que es evidente: si no hubiera este artículo 6o. transitorio y tuviera este Congreso facultades extraordinarias, ya hubiéramos derriba al presidente de la república. (Siseos y voces: ¡No, no!) Ustedes dicen que no; la opinión dirá sí o no. Respecto al artículo 123, no esta la oportunidad de discutirlo ampliamente; pero sí aseguro a ustedes que la extensión que le da el señor Urueta y algunos de los compañeros del bloque socialista, es por demás peligrosa y está fuera del espíritu que inspiró a los constituyentes, equivocada o acertadamente, no lo sé, con los empleados de gobierno. Yo pregunto, señores diputados: ¿Íbamos a admitir nosotros el socialismo dentro del gobierno hasta un grado peligroso? ¿Íbamos a darles a los militares la facultad de la huelga? Eso era sencillamente autorizar constitucionalmente los cuartelazos, los pronunciamientos u otra convención de Aguascalientes. Pero como esto es discutible y no es esta la oportunidad, yo me reservo para hablar con toda amplitud cuando sea oportuno, al hacerse la reglamentación respectiva. Por hoy, digo a los compañeros del bloque socialista, que han estado desacertados al hacer las afirmaciones que han hecho. Si ellos creen que se ha violado la Constitución, si creen que a las empleadas les asiste un derecho constitucional, que se les conceda el derecho fundamental. No es la Cámara de Diputados la que tiene que resolver esas cuestiones, sobre todo ahora que la Suprema Corte de Justicia está instalada, está ya abierta para poder dar amparo a todos los que sufren menoscabos en sus garantías y en sus derechos. Creo que el camino más expedito para las empleadas es acercarse a la Suprema Corte y no venir a quitarnos el tiempo en cosas que no podemos invertir, sino haber
ido francamente a pedir amparo a la Suprema Corte de Justicia.
El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Padilla.
El C. Padilla: Señores diputados: Yo no vengo a discutir en este momento la legalidad del acuerdo tomado por el subsecretario de Guerra porque ya lo hemos visto, la fracción II del artículo 89 es una tangente escurridiza por la que se escapa perfectamente el señor subsecretario de Guerra, supuesto que todavía no tenemos la reglamentación del artículo 123 que nos defina clara y terminantemente si caen bajo la sanción de ese artículo los empleados públicos; pero yo apelo a vuestros sentimientos humanitarios, señores diputados, para que apoyéis la proposición que está debatiéndose, teniendo en cuenta, señores, que probablemente el señor subsecretario de Guerra, el general Agustín Castro, no pensó al tomar este acuerdo, en las noches sin pan, sin luz y sin abrigo, en la miseria que probablemente dentro de unos cuantos días se presentará a tantos hogares, a esos doscientos hogares donde hay ancianas, pequeños, tantos inocentes que tendrán que pasear su desnudez y su hambre por las avenidas de la metrópoli; no pensó, señores, que estas empleadas que destituyó van probablemente mañana a vender su virtud al rico, porque ya lo dijo Víctor Hugo. (Voces: ¡No, no!) Sí, señores, van a satisfacer los vicios del rico vendiendo sus desnudeces. (Siseos.) Son razones de alta moral, son razones de humanidad las que nos deben mover a probar la proposición. Yo no tengo empacho en decir que no piensa el señor subsecretario de Guerra cuando va por las amplias avenidas en el lujosísimo automóvil con un estado mayor lleno de áureos laureles cómo tiene a su estado mayor brillantemente pretoriano y no introduce allí economías, en vez de arrebatar el pan a tanta empleada que indudablemente trabaja porque tiene necesidad de hacerlo. (Aplausos.) En cambio veamos, y eso no consta a muchos revolucionarios de Sonora y Sinaloa, que allí vienen mesnadas de jefes y oficiales que tienen más combates que pelos en la cabeza y que hace siete meses no se les pagan sus haberes y que esos son los que han luchado, y en cambio cuantos dorados fifís, señores, con dorados uniformes recamados enormemente de galones, que no hacen más que llenar los cafés y las casas de prostitución de la capital. (Aplausos.) Me refiero a que los revolucionarios verdaderos están olvidados: por allí deben empezar las economías suprimiendo a los fifís que lucen capas doradas de magnífico paño, y yo aseguro que tengo más combates que todos esos individuos que se pasean por la metrópoli. (Aplausos y siseos.) Me conocen muchos; por eso, señores, debemos discutir más tarde la cuestión legal; por ahora hay que apoyar la proposición, basándose en sentimientos de humanidad que creo que siempre están al alcance de todos. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Mariel.
El C. Mariel: Señores diputados: No hay que aceptar a los hombres ni como absolutamente sabios ni como absolutamente torpes, como quisiera establecerlo el señor licenciado Urueta (aplausos), con motivo de la interpretación que diera el señor Villarreal al artículo 89 en su fracción II. Ya se planteado este problema en otras legislaturas, de si debía dejarse al Ejecutivo en absoluta libertad para remover a todos los empleados o debían exigirse ciertos requisitos; se aceptó siempre que quedaba en esa libertad el Ejecutivo para remover a sus empleados. En tal virtud, el presidente de la república, por conducto del subsecretario de Guerra, está en su pleno derecho para poder remover libremente a sus empleados. Si se establece que el artículo 123 comprende también a los empleados de gobierno, entonces deben pesarse las consecuencias de esa interpretación. Si el Ejecutivo cada cuatro años quedara en libertad de remover libremente a sus empleados, entonces la Cámara de Diputados debería aumentar el presupuesto en tres meses para pagar a todos aquellos que el Ejecutivo pudiera despedir. Si el Ejecutivo viola algunas de las garantías con la separación de las señoritas del ministerio de la Guerra, entonces no nos toca a nosotros resolver este caso ni lanzar excitativa al Ejecutivo de la Unión; para eso está la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Aplausos.) El artículo 103 dice:
"Los tribunales de la federación resolverán toda controversia que se suscite:
"I. - Por leyes o actos de la autoridad que viole las garantías individuales.
"II. - Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados.
"III. - Por leyes o actos de las autoridades de éstos, que invadan la esfera de la autoridad federal."
Luego deben recurrir las señoritas a la vía del amparo. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Peña.
El C. Peña: Señores diputados: Era natural que tratándose de un asunto como el de las señoritas empleadas, volara la imaginación por todos los campos y cada obstáculo que encontrará, si era agradable, desde luego emitir conceptos favorables, y si no lo era, por el contrario. Los señores que han hecho uso de la palabra han demostrado desde el punto de vista legal, que nosotros no tenemos ninguna facultad para tratar este asunto; no obstante eso, se ha presentado una proposición que, en mi concepto, si no del todo favorece a las señoritas, si tengo la convicción íntima de que gran parte alivia sus males en este caso; pero algunos señores diputados
han emitido conceptos que, a mi modo de entender, no son exactos. El señor diputado Ibarra, al referirse al señor general Castro, nos ha venido a decir que este funcionario ha insultado a las señoritas; no señores, el señor general Castro es un perfecto caballero, es incapaz, no de insultar a una señorita, pero ni tampoco de dirigirle frases discordantes a un caballero; de manera que en este caso el general Castro no ha dicho una sola palabra. En el escrito de las señoritas, ellas dicen que alguien les dijo que se había expresado en estos términos; no es el general Castro el que va a dirigir por persona intermediaria insultos a una multitud de señoritas a quienes respeta; la suprema necesidad en este caso lo ha obligado. Como antes decía el diputado Garrido, en Oaxaca, en el gobierno preconstitucional, separó a todas las señoritas; no obstante eso, algunas de ellas fueron y hablaron personalmente con él, y entonces, mirando que no era posible que subsistieran de otra manera, porque no tenían ningún apoyo, lo que hizo fue restituirlas a su empleo, en tanto que les era posible vivir por otros medios. El general Castro no solamente respeta al general Obregón, sino que siempre lo ha considerado como superior; de manera que no era posible en este caso, por originalidad, viniera a destruir la obra que le señor general Obregón había construido. Así, señores, entiendo que solamente por necesidad y porque en su convicción está de que allí, a esa secretaría, deben llevarse empleados, no precisamente como se ha dicho aquí que tienen que llevar soldados; no, señores, el general Castro quiere que a esa secretaría vayan hombres que sepan cumplir con su deber, por una parte, y por otra, que sean lo suficientemente competentes; no se va a admitir al primero que llegue; en Oaxaca, antes de admitir a un empleado, se le examinaba para ver si era lo suficientemente competente para desempeñar el cargo para el que era llamado. Así, señores, en mi concepto, aun cuando no estemos facultados constitucionalmente para estudiar este asunto, creo yo que debe aceptarse esta proposición, porque de estas señoritas, muchas de ellas realmente han trabajado con nosotros, algunas de ellas las vi en Veracruz, y otras, aun cuando aquí es donde han comenzado sus labores, en esta oficina, debe también guardárseles consideraciones y creo que con los tres meses que se les asigna tendrán lo suficiente.
El C. secretario López Lira: Habiendo hablado seis oradores en pro y seis en contra, se pregunta a la asamblea si considera suficientemente discutido el punto. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se considera suficientemente discutido.
El C. secretario Mata: Se pregunta a la asamblea si se aprueba la siguiente proposición: (leyó la proposición del C. Neri y demás firmantes.)
El C. Padrés: Pido la palabra, señor presidente. (Voces: ¡No hay nada a discusión!.....)
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Padrés: Tengo conocimiento, señores, o más bien dicho, estoy seguro de que hay una proposición adicionada a ella, y los señores firmantes de ella están anuentes a retirarla. Deseo que se le dé lectura a la nueva proposición.
El C. secretario Mata: En votación económica se pregunta a la asamblea si aprueba la proposición a que se ha dado lectura. Las personas que estén por la afirmativa se servirán poner de pie.
El C. Rivera Cabrera: Tenga la bondad de repetir la proposición, a efecto de que la Cámara quede bien enterada.
El C. secretario Mata: Se suplica a los señores diputados se sirvan permanecer de pie los que hayan votado en pro, a fin de que se cuenten los votos. La presidencia comisiona a los señores diputados Alonzo Romero y Neri para que se sirvan contar a los CC. diputados que están de pie, y a los señores Jonás García y Córdova para que se sirvan contar a los que están sentados.
El C. García Eliseo: Debe ser uno de los señores diputados que están en pie acompañado por otro de los que están sentados. (Los comisionados pasan a cumplir con su cometido.)
El C. secretario Mata: La votación da el siguiente resultado: Por la afirmativa, 68; por la negativa, 64. Queda aprobada la proposición. (Aplausos nutridos.)
El C. Sáenz: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Sáenz: Suplico a la mesa tenga la bondad de preguntar a la asamblea si es de tomarse en consideración la adición que nosotros propusimos, en la inteligencia de que la proposición, tal y como la hemos presentado después, como obra en la mesa, creo que está más clara que la que acabamos de aprobar.
El C. secretario Mata: La presidencia comunica a usted que es una nueva proposición, no es una nueva adición.
El C. Sáenz: Era una adición a la proposición; lo que pasó es que.... ¿Se me permite hacer una aclaración, señores presidente?
El C. secretario Mata: Se va a dar lectura a la proposición....
El C. Sáenz, interrumpiendo: Para una aclaración, señor presidente.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Sáenz: La habíamos presentado como adición, pero de acuerdo con los firmantes de la primera proposición, la habíamos modificado porque ellos estaban de acuerdo en retirar la primera proposición para aceptar la nuestra.... (Voces: ¡No, no!) El diputado Neri me lo manifestó así, no sé si será exacto.
El C. Neri: Pido la palabra para una
aclaración. La proposición estaba firmada por seis o siete personas.
El C. presidente: Estando aprobada la primera proposición, no hay caso.
El C. secretario Mata: "Comisión de Estado, departamento Interior.
"Señor:
"Habiendo sido desechado por la honorable Cámara de Diputados en sesión verificada el 31 del mes próximo pasado, el dictamen de esta comisión de Estado, departamento Interior, relativo a la solicitud de la licencia por tres meses del C. diputado Manuel Vargas, nos permitamos reformarlo y someter a la consideración de esta honorable asamblea la siguiente proposición:
"Concédase licencia hasta por tres meses, para el arreglo de asuntos de la familia, al C. diputado Manuel Vargas, y llámese a su suplente.
"Sala de comisiones de la Cámara de Diputados. - México, 2 de junio de 1917.- Francisco Medina. - Flavio Pérez Gasca, rúbricas."
Está a discusión el dictamen. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado.
- El mismo C. secretario leyó una iniciativa de los ciudadanos Méndez y Céspedes, en que solicitan que el ciudadano José Pereyra Carbonell otorgue la protesta de ley. Se pregunta a la asamblea si se dispensan los trámites pedidos. (Voces: ¡No, no!)
El C. Padrés: Pido la palabra.
El C. secretario Mata: A fin de que pase a comisión. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie.
El C. Ancona Albertos: Pido la palabra para una interpelación a la secretaría.
El C. Aguirre Escobar: Moción de orden. Entiendo, señor presidente, que para introducir a un diputado al salón no es necesario más que el acuerdo de la mesa nombrando a la comisión.
- El Ancona Albertos: Es un caso especial.
El C. secretario López Lira: La mesa ha tenido en cuenta que el señor diputado Pereyra Carbonell ha faltado más de diez días consecutivos, sin permiso de la mesa ni de la Cámara, a las sesiones de la representación nacional; en consecuencia, la mesa entiende que cae en la sanción de la 2a. parte del artículo 63 constitucional, que dice: "Si no hubiere quórum para instalar cualquiera de las Cámaras o para que ejerzan sus funciones una vez instaladas, se convocará inmediatamente a los suplentes para que se presenten a la mayor brevedad a desempeñar su cargo, entretanto transcurren los treinta días de que antes se hablaba."
La fracción anterior dice, entre otras cosas: "Se entiende también que los diputados o senadores que falten diez días consecutivos, sin causa justificada o sin previa licencia de su respectiva Cámara, con la cual se dará conocimiento a ésta, renuncian a concurrir hasta el período inmediato, llamándose desde luego a los suplentes."
Cuando el señor diputado Méndez hizo notar a la presidencia que se encontraba a las puertas del salón el señor Pereyra Carbonell, la presidencia le manifestó que este asunto deseaba estudiarlo para ver qué resolución tomaba de acuerdo con los preceptos constitucionales a que acabo de dar lectura; de manera que esta es la razón porque la mesa no ha creído que esté facultada para introducir al señor diputado propietario de Veracruz: después dos miembros de la diputación veracruzana presentaron esta moción. Como de aprobarse sin oír una opinión autorizada de la comisión, pudieran violarse esos artículos constitucionales, la mesa tiene empeño en que este asunto pase a comisión. (Voces: ¡Muy bien!)
El C. Céspedes: Pido la palabra para fundar una proposición.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Céspedes: Señores diputados: Las partes del artículo 63 que se han querido aplicar al caso especial del diputado Pereyra Carbonell, no son absolutamente aplicables....
El C. Neri, interrumpiendo: Moción de orden, señor presidente. Ruego a la secretaría se sirva decirme si ha reclamado el trámite el ciudadano que está hablando.
El C. presidente: Solamente se le concedió la palabra para fundar la proposición.
El C. Neri: ¿Para fundar la dispensa de trámites?
El C. Céspedes: Precisamente porque lo veo claro vengo a apoyar la dispensa de trámites. Estaba yo en la mesa, señores, como secretario, en la mesa de las juntas previas, cuando el C. Agustín Arrazola, suplente del diputado Pereyra Carbonell, hizo su protesta de ley e ingresó a esta Cámara; pero el caso fue así: era tan angustiado el número de los señores representantes para que pudiéramos cumplir con el precepto constitucional e instalar la Cámara con su quórum necesario, que la presidencia se basó en la última parte del artículo 63, que dice: "Si no hubiere quórum para instalar cualquiera de las Cámaras o para que ejerzan sus funciones una vez instaladas, se convocará inmediatamente a los suplentes para que se presenten a la mayor brevedad a desempeñar su cargo, entretanto transcurren los treinta días de que antes se hablaba."
Con fundamento en esta parte, el presidente de la mesa, queriendo cumplir con el mandato constitucional e instalar la Cámara de Diputados el día señalado por la ley, hizo una invitación a sus suplentes que se
encontraran accidentalmente en las galerías, con objeto de cubrir el quórum de ley. Nos faltaban entonces dos señores representantes para que hubiera los ciento veinticuatro necesarios para llenar el número. En virtud de ese llamado, el señor Arrazola, repito, prestó su protesta de ley; la representación por el distrito en cuestión estaba cubierta; no era el caso de llamar, de excitar al propietario, porque esta representación estaba cubierta, lo repito. En tal virtud, no hubo la falta de los diez días consecutivos de representación de ese distrito; no la hubo, estuvo cubierta por el suplente. Tampoco hubo la excitativa del presidente de la Cámara, porque no era necesaria, para que dentro de los treinta días se presentara el diputado propietario, porque, ya digo, estaba cubierto por el suplente, y la parte relativa dice así: "Las Cámaras no pueden abrir sus sesiones ni ejercer su cargo sin la concurrencia, en la de senadores, de las dos terceras partes, y en la de diputados, de más de la mitad del número total de sus miembros; pero los presentes de una y otra deberán reunirse el día señalado por la ley, y compeler a los ausentes a que concurran dentro de los treinta días siguientes, con la advertencia de que si no lo hicieren, se entenderá por ese solo hecho que no aceptan su encargo, llamándose luego a los suplentes, los que deberán presentarse en un plazo igual, y si tampoco lo hiciesen, se declarará vacante el puesto y se convocará a nuevas elecciones."
Se entiende que el distrito de que se trata no está cubierto por ninguna representación, está ausente el propietario y el suplente; en tal virtud, señores, si el propietario diputado Pereyra Carbonell no se presentó dentro de los diez días consecutivos que señala esa ley, fue porque no había necesidad de que se presentara; la representación de ese distrito estaba cubierta por su suplente llamado por la mesa, en virtud de una necesidad de momento. En tal virtud, señores, creo que el caso en cuestión es perfectamente claro y obvio: debemos dispensarle los trámites y evitar que pase a comisión. ¿Cómo vamos a negar que el señor Pereyra Carbonell preste la protesta de ley? ¿Por qué le negamos la representación aquí en la Cámara si el suplente es, como su nombre lo indica, para suplir las faltas del propietario, pero en cuanto el propietario se presente, el suplente sale sobrando y más en el caso de que me ocupo? En tal virtud, señores diputados, pido atentamente a ustedes que resuelvan el caso desde luego, que no pase a comisión. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Magallón.
El C. Magallón: Señores diputados: He pedido la palabra en contra de la dispensa de trámites, porque estimo que este es un caso que debe estudiarse detenidamente por la comisión respectiva. Yo creo que el señor Pereyra Carbonell no está dentro del caso del segundo párrafo del artículo 63 de la Constitución, sino dentro del primero, pues, efectivamente, el artículo 63 dice: (leyó.) Es el caso, señores diputados, que el señor Pereyra Carbonell, hoy dos de junio, en este momento, dos de junio, hace sesenta días que se abrió el período extraordinario de sesiones y no ha concurrido a una sola de éstas; quiere decir que ya pasaron los treinta días, y no solamente treinta, sino hasta sesenta, y que, por lo tanto, se entenderá por ese hecho que no acepta su encargo. Por otra parte, el suplente ha estado aquí funcionando desde que comenzó el período, y ¿Qué se le va a decir a este señor: "salga usted para que entre el otro señor?" (Voces: ¡No, no!) Yo creo que estamos aquí, señores, para acatar las prescripciones constitucionales, porque no debemos acatarlas hoy de un modo y mañana de otro. Hay que tomar en consideración, también, señores, que el señor Pereyra Carbonell no ha tenido ni siquiera la deferencia de dirigirle un solo mensaje a esta Cámara diciéndole que se le concediera licencia de determinado número de días para presentarse a cubrir su encargo; ¿Por qué no ha tenido esa deferencia el señor Pereyra Carbonell? Seguramente porque se considera una persona de tal manera poderosa, que a su sola presencia todos los diputados van a hacer lo que él quiera. Además, el señor Pereyra Carbonell ha andado en jira democrática durante estos dos meses en el Estado de Veracruz, y no es justo que los señores que dan muestra de hacer muy poco caso del mandato del pueblo, porque quieren agasajar y tener contentos a sus jefes, no es justo, repito, que a esa clase de personas se les permita venir a ocupar su curul después de haber dado esa clase de muestras. Pido, por lo tanto, que este asunto pase a la comisión respectiva para que, después de un maduro examen y después de una discusión detenida, se resuelva en definitiva.
El C. secretario López Lira: ¿Hay algún otro orador que desee tomar la palabra en pro de la dispensa de trámites? (Voces: ¡No, no hay derecho!) En contra pueden hablar todos los inscriptos en la lista. (Voces: ¡No, no!)
El C. secretario Mata: Artículo 121; "Cuando sólo se pidiere en contra, hablarán todos los que la tuvieren; pero después de haber hablado tres, se preguntará si el punto está suficientemente discutido."
El C. Manrique: Pido la palabra. (Voces: ¡No, no!)
El C. presidente: Tiene usted derecho.
El C. Ancona Albertos: Moción de orden, señor presidente.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Ancona Albertos: Entiendo que el reglamento determina que cuando se trata de dispensa de trámites, sólo puede hablar uno en pro y otro en contra; no recuerdo el número del artículo; pero la secretaría tiene obligación de leer ese artículo.
El C. Manrique: Es cierto.
El C. Aguirre Colorado: Artículo 41.
El C. Manrique: Yo renuncio al uso de la palabra.
El C. secretario Mata: Se pregunta a la asamblea si se dispensan los trámites. Las personas que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. No se dispensan los trámites. Pasa a la 1a. comisión de Puntos Constitucionales.
El C. Neri: Reclamo el trámite. Queda de primera lectura, únicamente, porque no se han dispensado los trámites. Queda de primera lectura.
El C. secretario Mata: Está bien, queda de primera lectura.
El C. presidente, a las 8 p. m.: Se cita a los señores diputados para el lunes a las cuatro de la tarde a sesión del colegio electoral. Se levanta la sesión.
El jefe de la sección de taquigrafía,
JOAQUIN Z. VALADEZ.