Legislatura XXVII - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19170717 - Número de Diario 85
(L27A1P1eN085F19170717.xml)Núm. Diario:85ENCABEZADO
MÉXICO, MARTES 17 DE JULIO DE 1917
DIARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
PERÍODO EXTRAORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO I.- NÚMERO 85
SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA DEL DÍA 17 DE JULIO DE 1917
SUMARIO
1. Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.- 2 Iniciativas respecto la prisión del C. diputado Martín Barragán. Rectificación de hechos.- 3. Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia al C. Vega Sánchez. Es aprobada una proposición presentada por varios CC. diputados para que sea llamado el C. Subsecretario de Guerra a informar en el asunto de la prisión del C. diputado Barragán.- 4. Continúa el debate sobre la Ley de Ingresos. Discusión del inciso H, reformado, de la fracción XIII del artículo 1o. Se suspende la discusión para que informe la Comisión nombrada para pedir la libertad del C. Barragán. Continúa el debate del inciso H. Queda reprobado. Se suspende la sesión.- 5. Reanudada en la tarde, se da cuenta con los asuntos en cartera. Continúa la discusión en lo general del dictamen rendido por las Comisiones unidas primera y segunda de Justicia y especial sobre el proyecto de la Ley Orgánica del Poder Judicial del fuero común. Aprobado.- 6. Se pone a discusión, en lo particular, el artículo primero del proyecto de Ley Orgánica que se consulta. Son aprobados los artículos 1o., 2o., 5o., 6o., 7o., 8o. y 9o. y desechado el 3o.- 7. Se designa una Comisión que deposite una ofrenda floral, a nombre de la Cámara, sobre el mausoleo del C. Benito Juárez. Se da lectura a un documento enviado por el C. Subsecretario de Guerra y Marina, encargado del Despacho, referente al incidente acaecido al C. diputado Barragán Martín. A sus antecedentes. Se levanta la sesión.
DEBATE
Presidencial del C. NARRO REYNALDO
(Asistencia de 151 CC. diputados.)
El C. Presidente, a las 9 a. m.: Se abre la sesión.
El C. Secretario Mata: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados, el día dieciseis de julio de mil novecientos diecisiete.
"Presidencia del C. Narro Reynaldo.
"En la ciudad de México, a las nueve y quince a. m. del lunes dieciseis de julio de mil novecientos diecisiete, con asistencia de ciento cincuenta y tres CC. diputados según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Padrés, se abrió la sesión.
"El mismo C. Secretario leyó el acta de la sesión celebrada el día catorce del presente mes, la cual, con una modificación solicitada por el C. Chapa, fue aprobada en votación económica.
"La Secretaría dio cuenta con los siguientes documentos:
"Oficio de la Secretaría de Estado, negocios interiores, manifestado haber quedado enterada del que le dirigió esta H. Cámara, relativo a la apertura del período de sesiones extraordinarias del XXIV Congreso del Estado de Guerrero y al nombramiento que el mismo Congreso hizo en favor del C. Julio Adams, como Gobernador interino de dicho Estado.- A su expediente. "Oficio de la Secretaría de Estado, negocios interiores, por medio del cual expresa quedar enterada del telegrama que dirigió a esta Asamblea, el C. Rómulo Munguía, quejándose de la clausura e incautación de su imprenta en la ciudad de Puebla, ordenadas telegráficamente por la Secretaría de Hacienda.- A su expediente.
"Oficio de la Secretaría de Estado, negocios interiores, en que dice haberse enterado del telegrama remitido a esta H. Cámara por el C. Guillermo Hernández, de Orizaba, quejándose de órdenes de
aprehensión dictadas contra civiles por el Jefe militar de Zongolica.- A su expediente.
"Telegrama del XXIII Congreso constitucional del Estado de Puebla, en que participa haber declarado, por unanimidad de votos, Gobernador de aquel Estado, al C. doctor Alfonso Cabrera.- De enterado.
"Memorial del C. Benjamín N. Gómez, diputado suplente por el séptimo distrito electoral del Estado de San Luis Potosí, manifestando con motivo del llamamiento que le hizo esta H. Cámara por haber fallecido el diputado propietario C. Miguel Barragán, que habiendo resultado electo diputado propietario a la Legislatura local de dicho Estado, y encontrándose actualmente en funciones, opta por esta última representación.- A la Comisión de Estado, Departamento Interior.
"Solicitud del C. diputado Muñoz, para que se le conceda licencia por diez días con goce de dietas, a fin de dedicarse a atenciones de carácter familiar.
"Dispensados los trámites a esta solicitud y sin discusión, fue aprobada en votación económica.
"En seguida la Secretaría manifestó que se reanudaba el debate del dictamen de las Comisiones Unidas de Estado, Departamento Interior, y segunda de Puntos Constitucionales, relativo al caso del C. diputado Olivé, y que termina con esta proposición:
"Única. No ha lugar a recibir la propuesta de Ley al C. diputado Isaac Olivé, sino hasta el próximo período ordinario de sesiones de esta Cámara."
"Una vez que el C. Secretario Padrés, a petición del C. Mata Filomeno, leyó la parte resolutiva inserta, el C. Velásquez habló en contra, solicitando previamente algunos informes de la Mesa, que fueron proporcionados por conducto del C. Secretario Padrés, e interpeló en dos ocasiones, a la Comisión ponente, contestándole el C. Rueda Magro. Este pasó acto continuo a la tribuna, y después de hacer rectificaciones y de leer la parte expositiva del artículo 63 de la Constitución, apoyó el dictamen. En contra del mismo habló el C. Araujo, quien leyó la segunda parte del mencionado artículo 63 constitucional, considerándose inmediatamente suficientemente discutido.
"El mismo C. Araujo, apoyado por varios CC. Respectivamente, pidió votación nominal, y efectuada ésta, resultó aprobado el dictamen por noventa votos de la afirmativa, contra setenta y uno de la negativa.
"La Presidencia manifestó que encontrándose a las puertas del salón el C. Luis Cabrera, electo diputado propietario por el décimo cuarto distrito electoral del Estado de Puebla, se nombraba en Comisión, para que lo introdujeran, a fin de que rindiera la protesta de Ley, a los CC. Dávalos Ornelas y Prosecretario Ancona Albertos.
"Efectuado el acto, la Secretaría declaró que se reanudaba la discusión del dictamen relativo al proyecto de Ley de ingresos para el año fiscal de 1917 - 1918.
"Se dio lectura a una proposición del C. Padilla, miembro de la Comisión, reformando el inciso C de la fracción XIII del artículo primero, y acto seguido, el C. Blancarte manifestó que la Comisión no había obtenido de la Asamblea permiso para retirar este inciso y presentarlo reformado, por lo que debía en su forma primitiva; el C. Secretario López Lira, hizo una explicación a este respecto y en seguida el C. Hernández Luis M., pidió se le informara si el C. Padilla presentaba su proposición de acuerdo con los demás miembros de la Comisión. Y como respondiera el C. Reynoso que con la modificación del C. Padilla, no estaban de acuerdo los demás miembros de la Comisión, el C. Hernández Luis M. nuevamente usó de la palabra para expresar que el inciso C debía discutirse tal como había sido presentado en el dictamen.
"Después de que el C. Secretario López Lira hizo una explicación sobre el particular, y agregó que se pondría a debate el inciso C, una vez que se presentara reformado por todos los miembros de la Comisión, el C. Hernández Luis M. insistió en que se discutiera desde luego, sin reforma alguna, a fin de tomar en consideración las que sugiriera la Comisión.
"El C. Basáñez manifestó que esta no estaba aún de acuerdo respecto de dichas reformas, por lo que pedía en breve plazo para que la Comisión se pusiera de acuerdo respecto de ellas.
"A continuación se leyó el inciso H, que reformado dice:
"Impuesto especial del Timbre sobre ventas de primera mano de pulque y tlachique, conforme al decreto de 27 de junio de 1917."
"El C. Basáñez pasó a la tribuna para fundar las reformas de este inciso y en enseguida, el C. Siurob habló en contra, interrumpido por la Presidencia que ordenó se pasara nueva lista para cerciorase de la existencia de quórum. Prosiguió el C. Siurob, y una vez que hablo terminado, habló en pro el C. Cabrera Luis; en contra lo hizo el C. Hernández Luis M., y después de que el C. Padilla, apoyó el inciso a debate, se suspendió la sesión a las doce a. m. para reanudarla a las cuatro y diez p. m., con asistencia de ciento treinta y nueve CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Mata.
"Presidencia del C. Aguirre Escobar Juan.
"Como el C. Araujo participara que se encontraba a las puertas del salón el C. Enrique Marcelín, la Mesa comisionó al mismo C. Araujo y al C. Secretario Padrés para que lo introdujeran, y realizo esto, el C. Marcelín, rindió la protesta constitucional como diputado suplente en funciones por el quinto distrito electoral del Estado de Chiapas.
"A continuación se dio cuenta con los documentos que se expresan:
"Oficio de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público transcribiendo otro de la Secretaría de Guerra y Marina que participa que, por acuerdo del señor Presidente de la República, se ha fijado la cantidad de treinta y cinco mil pesos, oro nacional, para el sostenimiento de los yanquis sometidos, proponiendo se agregue al proyecto del presupuesto de agresos formulado por la última Secretaría mencionada.- A la Comisión de presupuestos.
"Oficio de la misma secretaría de Hacienda, al cual se acompaña el Presupuesto de agresos del Gobierno del territorio de Quintana Roo, para el
ejercicio fiscal de 1917 - 1918.- A la Comisión de presupuestos.
"Comunicaciones de pésame de las Legislaturas de los Estados de Veracruz y Zacatecas, correspondiendo la esquela en que se les participó la defunción del C. diputado Miguel Barragán.- A su expediente.
"Circular del Congreso del Estado de Guerrero en que se avisa que, constituido legítimamente el XXIII Congreso Constitucional de aquella Entidad, abrió el período de sesiones extraordinarias de su instalación, con fecha 30 de junio último.- De enterado.
"Circular del Congreso del Estado de Zacatecas comunicando que el día dos del corriente, abrió su primer período de sesiones la primera Legislatura constituyente y constitucional de dicho Estado.- De enterado.
"Telegrama procedente de la ciudad de Pachuca y subscripto por el C. Ernesto Castillo, por el cual se pone en conocimiento de esta Asamblea que, habiendo sido concedida una licencia de cinco días al C. general Nicolás Flores, Gobernador constitucional del Estado de Hidalgo, por la H. Legislatura local, se designó para substituirlo, durante ese tiempo, al ciudadano primeramente citado.- De enterado.
"Solicitud por veinte días de licencia con goce de dietas y dispensa de trámites, a fin de atender asuntos particulares, firmada por el C. Rojas Rafael R.
"Concedida la dispensa de trámites, en votación económica, fue aprobada sin discusión.
"La Secretaría declaró que había sido presentado el dictamen de la Comisión de presupuestos sobre el ramo quinto, y consultada la Asamblea sobre el particular, el trámite de la mesa fue:
"Dispensada la primera lectura Imprímase."
"Una vez que se anunció se iba a poner a discusión el dictamen de las Comisiones unidas, primera y segunda de Justicia y Especial, que consultan el proyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial del fuero común en el Distrito y Territorios Federales, el C. Cravioto hizo una interpelación a la Mesa, que contestó el C. Secretario Mata.
"Iniciado el debate en lo general, el C. Rueda Magro, miembro de las referidas Comisiones, fundó el dictamen y enseguida pasó a la tribuna el C. Subsecretario de Estado, encargado del despacho del Interior, para apoyar la iniciativa del Ejecutivo sobre la cual dictaminaron las Comisiones. "Presidencia del C. Narro Reynaldo.
"El C. Sánchez Pontón habló en pro como miembro de aquellas, y transcurrida la media hora que señala el reglamento como máximum de los discursos, la Asamblea acordó continuara en el uso de la palabra el mencionado C. representante, a consulta especial que le hizo la Secretaría. En contra habló el C. Cabrera y en pro el C. Velásquez, y así que el C. Pérez Gasga hizo una aclaración en nombre de las comisiones, el C. Medina Hilario impugnó por medio de varias observaciones el dictamen a discusión e interpeló el C. Velásquez, y que C. Rueda Magro hizo una moción de orden que dio lugar a una explicación del C. Secretario López Lira, se pasó segunda lista y a las siete p. m. se levantó la sesión.
Está a discusión. ¡No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.
El C. Chapa: Pido la palabra, señor Presidente.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Chapa: Señores diputados: (Voces: ¿Tribuna, tribuna!) La prensa de esta mañana informa que un señor diputado fue conducido a prisión ayer tarde. ¡Qué significa este nuevo atentado contra un representante?
El C. Cepeda Medrano: Favor de leer "El Universal."
El C. Chapa: Dice así. Para complacer al señor Cepeda Medrano, voy a leer el artículo.
"El fuero de un diputado y el uniforme militar. "El señor teniente coronel Martín Barragán, diputado por el 3er. distrito de Morelia, Estado de Michoacán, se presentó ayer por la tarde, portando uniforme, en la "kermesse" que se efectúa en el jardín del Carmen, por lo cual le fue vedada la entrada.
"En tal virtud, dicho diputado se fue a cambiar de ropa a su casa, y ya en traje de paisano, se dirigió al lugar de la "kermesse," y entró.
"No sabemos qué hechos hayan ocurrido; pero es el caso que el señor Mayor José Pacheco Landa, perteneciente a las fuerzas de los Supremos Poderes, jefe de día, dio orden a un oficial para que desarmara al diputado Barragán, lo que, según el decir de éste, se hizo cuando estaba descuidado.
"Una vez desarmado, se le detuvo, no obstante que presentó su credencial de diputado, en la que se estampa que goza de fuero, y rodeado de ocho hombres armados se le condujo desde el jardín del Carmen, hasta la Mayoría de Ordenes de la Plaza, donde hasta los momentos de cerrar esta edición, se encuentra detenido.
"La primera medida, consistente en impedir la entrada al señor Barragán, portando uniforme, es digna de elogio, además, se sabe que cuando el diputado está en funciones de tal, no debe usar uniforme, pues no puede darse el caso de que tenga fuero para unos casos y se obligue a la Ordenanza para otros. O el uniforme o la diputación. Hay que optar entre las prerrogativas del soldado y las del representante.
"En cuanto a la segunda medida, dejemos a la autoridad militar que la explique."
No es el caso el discutir aquí si los señores diputados tienen derecho de portar uniforme o no; pero el caso patente es que se ha violado una vez más el fuero de un diputado.
El C. Medina: ¿Cuál es el diputado?
El C. chapa: El señor Martín Barragán. Esto es intolerable. Algunas autoridades ya no se conforman con lanzar pasquines y libelos calumniosos contra algunos señores diputados, sino que compran bravos para que balaceen a otros, como el caso del señor Acuña, y ahora se le aprehende, se le lleva con fuerza armada por en medio de la calle y se le detiene; yo creo que es necesario, que es pertinente, que la Cámara de Diputados obre con toda
energía, para poner un "hasta aquí" a estos atentados de la prensa (Voces: ¿Sí!); toda la presa ha comenzado a desprestigiar a este Congreso; no pierde oportunidad......
El C. Martínez de Escobar: Saquémosla de aquí.
El C. Chapa: continuando: Para decir que dos diputados se agarraron a bofetadas en los pasillos.
El C. Cepeda Medrano: No es cierto.
El C. Chapa, continuando: De lo que se trata, señores diputados, es de desprestigiar a la Cámara y de amordazar a cada uno intimándolos para que no vengan aquí a hablar claro, a hablar independientemente; los diputados que están de acuerdo con el Gobierno y que sostienen sus iniciativas, ven todos los días sus fotografías en la prensa con elogios exagerados; pero tan pronto como un señor diputado tiene una idea un poco diferente de la del Ejecutivo y sostiene esa idea con energía, inmediatamente se le echa la prensa encima y muchas autoridades tratan de desprestigiarlo; es necesario que dejemos las banderías de partido y que sostengamos la integridad y el prestigio de esta Cámara de Diputados. Por lo tanto, yo propongo a esta H. Asamblea se nombre una Comisión, que vaya inmediatamente a informarse sobre el caso y que obre con toda energía cuando tenga los datos. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Aguirre Escobar.
El C. Aguirre Escobar: Señores diputados: Por orden de la Presidencia fui al teléfono ahorita a informarte a la Mayoría de Ordenes de la Plaza sobre el motivo que haya habido para la detención del teniente coronel Barragán. Hablé primero con el oficial de guardias y me confirmó que estaba detenido en la Mayoría de Ordenes el teniente coronel Barragán. (Siseos.) Le supliqué que permitiera al teniente coronel Barragán que háblese conmigo, y habiéndolo conseguido me manifestó lo siguiente: que anoche, como a las diez, estado en una kermesse, fue sacado por el mayor Luis de la O, jefe de día de la plaza, y creyendo que la intención del jefe De la O era robarse sus armas, no permitió que se las quitara y él mismo pidió que lo llevaran a la Mayoría de Ordenes para que se hicieran las averiguaciones correspondientes. Ya en la Mayoría de Ordenes fue detenido por orden del general Macario Hernández, Mayor de Ordenes de la Plaza.... (siseos) y uno y otro, es decir, el mayor De la O y el general Macario Hernández, hicieron esa detención, a ciencia y paciencia de que el C. teniente coronel Barragán es diputado al Congreso de la Unión. (Murmullos.) Así, pues, yo creo que la Cámara debe tomar una resolución enérgica como lo decía el compañero señor Chapa. Nosotros tenemos sobre sí una amenaza constante en la prensa. Yo no quiero decir nada, ni una palabra que suene mal para los señores de la prensa..... (Voces: ¡Sí, hombre, dígala, dígala!); pero qué quieren ustedes, señores, si a cada momento que se ofrece en que un C. diputado intervenga en cualquier asunto, no solamente comentan el caso, sino que procuran ver el lado malo que tiene para aquel C. diputado. No parece sino que la Representación Nacional ha sido considerada por la prensa como enemiga de la Nación. Por tal razón, yo pido a la Representación Nacional que se llame al Ministro de la Guerra, no solamente con una Comisión que vaya ante el Ejecutivo, porque a esa Comisión le contestará el Ejecutivo con bellas cosas; que venga aquí el Ministro de la Guerra para saber a qué debemos atenernos. Nosotros somos soldados, y como yo hay muchos en esta Cámara, que por una y otra cosa deseamos saber a qué atenernos. El otro día verían tal vez mis compañeros de Cámara ciertos ataques que me dirigió a mí ese periódico que se llama "El Universal" y que deberían llamarse " El Imparcial," siguiendo la herencia que dejaran aquéllos, en que decía que el diputado Aguirre Escobar había cometido no sé qué falta de conato de asesinato, señores, ¿y qué creen ustedes que hizo el diputado Aguirre Escobar, nada más? No permitir que un actuario, con una banda de ladrones, bribones, que eran unos cargadores, fuera a robar a una familia fronteriza, sin llenar ningún requisito de forma, sin demanda previa, sin nada; se presentó un actuario con un gomoso metropolitano, un tal licenciado Rivera Torres, y dijo: venimos a arrojar a ustedes y sus muebles; yo, naturalmente, nunca he permitido que se arroje en medio de la calle a ningún particular, sin protestar; yo llamé la atención del actuario y le dije: "esta usted violando la Constitución de 16 - 17, y él, cínicamente me contestó: "en mi Juzgado no existe ninguna Constitución de 16 - 17." Entonces le dije: "señor, mande este al Congreso, para regalarte a usted una Constitución, y sepa usted que si esto era legal en los tiempos porfirianos, hoy es un atentado, un robo que trata usted de cometer. Esos son los atentados que asienta "El Universal" en contra mía. Decía que yo había querido matar a alguien, y ahora siento mucho no haber cumplido con mi deber, quebrándole la cabeza a ese señor actuario. (Risas y aplausos.) Porque, señores, si a un ratero, porque en la calle se roba un sombrero, se le llevaba a la cárcel en tiempos anormales y se le fusilaba, ¡por qué razón no hemos de medir con el mismo cartabón a estos individuos, desde el momento en que, a nombre de la ley, van a robar, como decía el licenciado Velásquez ayer de un caso parecido? Pues estos casos se repiten todos los días en esta metrópoli; ahora en la metrópoli se teme más a los actuarios de un Juzgado de lo Civil, que en tiempos de los zapatistas a Genovevo de la O o a Emiliano Zapata y eso ¡por qué? Porque estaban esperando que llegara el 1o. de mayo de 1917 para comenzar la serie de robos que habían dejado trunca, al venir la Revolución reivindicadora. Estos robos han sido los de siempre, y si en el Norte, en las etapas del Norte hubiéramos tenido jueces de esta naturaleza, habría sido más justificada la Revolución; pero el público metropolitano, tan mal comprendido, ha sido más sufrido que nosotros, porque siempre ha tenido esa clase de ladrones y siempre los ha dispensado, siempre los ha tolerado, y hoy, cuando un individuo de esos se presenta a robar a una familia, y un individuo honrado se presenta a defenderla, dicen: "No, si es un militar que trata de arreglar todo a trancazos." No, señores; es un militar que tiene un concepto claro de lo que es honrado y justo. Así, pues, como hemos visto que
la prensa está enteramente en oposición con este Congreso, y que cualquiera cosa que se presenta, procura ponerla en las peores condiciones para nosotros, yo ruego que pongamos un "hasta aquí" a esa prensa y, en tratándose del caso del señor Barragán, pido que se cite al Ministro de la Guerra, para que venga a explicar aquí si han de tener garantías los diputados, o saber a qué atenernos. (Aplausos.)
El C. Secretario López Lira: "H. Asamblea: Respetuosamente sometemos a la aprobación de esta H. Representación Nacional, el siguiente acuerdo: Solicite del C. Presidente de la República la libertad inmediata del diputado Martín Barragán, y consíguese a las autoridades competentes al responsable o responsables del atropello de que ha sido víctima el diputado de referencia. - México, D. F., julio 17 de 1917.- Pedro A. Chapa.- López Lira.- E. Neri." (Rúbricas.)
Se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. En votación económica, los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se dispesan los trámites. Está a discusión. ¡No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobado. Para cumplimentar el acuerdo que acaba de tomarse, la Presidencia designa en Comisión a los CC. Chapa, González Torres, Avilés, y Secretario Mata, los que pasarán desde luego a cumplir con su cometido.
(La Comisión sale a cumplir su cometido.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado García Eliseo.
El C. García Eliseo: Señores diputados: En la sesión del sábado, en que fui interpelado por el señor diputado Barragán, acerca de si había servido a las órdenes del zapatismo el señor compañero diputado Torres Berdón, asenté que era exacto, y vengo a hacer una rectificación, porque lo creo de justicia. Mejor documentado, he llegado al conocimiento de que se trata de él, sino de un hermano suyo, llamado Ignacio Torres Berdón. (Aplausos.)
El C. Secretario López Lira: "H. Asamblea: "Al hacer uso de una licencia económica que se sirvió concederme el C. Presidente de la Cámara de Diputados y transladarme a esta ciudad al arreglo de asuntos familiares, fui víctima de una delicada afección intestinal, que me impidió presentarme al desempeño de mi cargo como diputado por el 5o. distrito electoral del Estado de Hidalgo, y que unos días más me impedirá asistir a las sesiones de esa H. Cámara. En esta virtud, y adjuntando como comprobación de mi dicho el certificado médico correspondiente, respetuosamente ocurro a vuestra soberanía para que, con dispensa de todo trámite, me sea concedida una licencia de diez días, con goce de dietas, por las circunstancias apuntadas, y la que, exclusivamente, emplearé en atender a mi quebrantada salud. Tan pronto sienta mejoría, y aun cuando la licencia que con toda atención solicito no se termine, me será honroso reanudar mis labores en el seno, de esa Representación Nacional, de la que espero, en justicia, dé su respetable aprobación a mi atenta solicitud.- Protesto lo necesario.- Constitución y Reformas.- Pachuca, Hgo., 12 de julio de 1917.- Rafael Vega Sánchez." (Rúbrica.)
Se pregunta a la Asamblea en votación económica si dispensa los tramites. Los que estén por la afirmativa, se sirvan poner de pie. Si se dispensan los tramites. Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? Los que estén por la afirmativa se servirá poner de pie. Aprobada.
"1a. Agraria.
"Señor:
"En el expediente que, a indicación de la Comisión de Peticiones, fue turnado a la 1a. Comisión Agraria, se trata de un escrito enviado a la H. Cámara por el C. Pedro Monroy, como delegado de la raza indígena por el Estado de México.
"El C. Monroy, en su memorial, trata dos asuntos: el primero es la relación de la situación penosa en que se encuentran los pueblos en general del Estado de México, debido a que no pueden sembrar las tierras cuya posesión tratan de reivindicar, apoyados por el decreto de 6 de enero de 1915. El C. Monroy expone que, si el derecho a las tierras de los pueblos es patente en favor de éstos, resulta razonable que los mismos sean apoyados para sembrar, desde este año, tales terrenos, a reserva de que posteriormente se haga el deslinde. Afirma también el C. Monroy que, en nombre de sus representados, se presentó personalmente a la Comisión Nacional Agraria, a pedir que se les señale una parte de las tierras que les corresponde, conforme a los títulos que han presentado, para sembrar en el presente año, entretanto se deslindan los terrenos, y que el Director le manifestó que quedaba comisionado el delegado de la Comisión Nacional Agraria en le Estado de México, a que pasara a señalarles las tierras, según sus necesidades.
"El segundo punto a que se contrae el señor Monroy en su escrito, trata de que la Secretaría de Guerra, según dicho del ocursante, no le pasa haberse desde el mes de diciembre de 1915, y de que el Juzgado cuarto de Instrucción Militar no le concede su libertad absoluta, lo cual origina una persona situación para el C. Monroy, sus ocho hijos y su esposa. El C. Monroy, envía algunos documentos en apoyo de su inocencia y contra las calumnias de que se dice objeto ante la justicia militar.
"Por lo que hace al primer punto único sobre que puede dictaminar, la Comisión que subscribe, siendo así, que este asunto está siendo tratado por la Comisión Nacional Agraria, órgano propio para la tramitación de los asuntos agrarios en el presente estado de la legislación sobre esta materia; y dado que esta Cámara no tiene facultades constitucionales para resolver ningún asunto ajeno a los que señala el artículo 6o. transitorio o a los que consulte el Poder Ejecutivo; pero siendo conveniente que la H. Cámara no pase inadvertida una solicitud que entraña tan delicado asunto, es razonable una excitativa a la Comisión Nacional Agraria para que, cuanto en su posible esté, contribuya a una solución pronta y favorable de los intereses
de los pueblos del Estado de México a que alude el C. Monroy.
"Por lo que hace al punto segundo del escrito del expresado ciudadano, esta Comisión juzga que debe dictaminar en él la Comisión de Guerra con auxilio de la Justicia.
"En virtud de las anteriores consideraciones, la Comisión que subscribe, propone, atenta y respetuosamente a la H. Asamblea, la aprobación de las siguientes proposiciones:
1a. Transcríbase a la Comisión Nacional Agraria, el escrito del C. Pedro Monroy, en la parte relativa, excitando a aquélla para que se estudie y se resuelva a la mayor brevedad posible y dentro de la justicia, la situación de los pueblos del Estado de México, a que se refiere el C. Monroy. 2a. Pase el expediente a las Comisiones unidas, 1a. de Guerra y 1a. de Justicia, para que dictaminen en cuanto a la segunda parte de la petición del C. Monroy."
"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General.- México. 13 de julio de 1917.- M. G. Aranda.- B. Vadillo.- Mariano Rivas." Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada.
"H. Asamblea: Con dispensa de todo trámite, pedimos respetuosamente se apruebe la siguiente resolución:
"Única. Llámese al Subsecretario Encargado del Despacho de la Secretaría de Guerra y Marina, a fin de qué informe ante esta Asamblea, sobre la detención del C. diputado Martín Barragán, violando su fuero constitucional."
"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados. México, julio 17 de 1917.-J. Aguirre Escobar.- J. R. Padilla.- R. Aveleyra." (Rúbricas.)
Hay mayoría de diputados.
El C. Aveleyra: Diputación completa.
El C. Secretario López Lira: Hay diputación completa del Nayarit. Está a discusión. ¡No hay quien haga uso de la palabra?
El C. Silva Jesús: Pido la palabra, en contra.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Silva Jesús: CC. diputados: Vengo a atacar la solicitud contenida en esta proposición, porque ya respecto de ella se ha tomado un acuerdo por esta Asamblea. Por otra parte, porque no se funda debidamente. ¿Con qué fundamento, o más bien, en qué artículo constitucional nos vamos a apoyar para hacer venir al C. Subsecretario de Guerra? Porque el hecho que motiva la solicitud no lo amerita. (Voces: ¡No, no!) Me extraña, señores diputados, sobremanera, que el C. Aguirre Escobar, aludiendo al atropello de que se dice ser víctima el diputado Barragán y aludiendo a las manifestaciones de la prensa que es hostil para algunos CC. diputados, que él haya referido este hecho, que él tenga poca consideración respecto de las autoridades constituidas, que él dice que se le ha querido envolver en alguna afirmación de la prensa en cuanto a que el diputado C. Aguirre Escobar se opuso a que un señor actuario de un juzgado llevara a cabo un lanzamiento, afirmado que se trataba de un robo, y esta afirmación respecto de un ciudadano que no respeta las autoridades constituidas, debe ser reprobada, tanto más, cuanto que se trata de un C. diputado que sería el primero que debería respetar las órdenes de las autoridades constituidas. Ciudadanos diputados; Un actuario es un representante de la autoridad judicial; no va a los domicilios de los particulares por simple autoridad, sino que va en desempeño de la autoridad judicial y debe ser respetado debidamente. Me extraña que la H. Asamblea haya pasado desapercibido este asunto en cuanto a la defensa que el C. Aguirre Escobar trató de hacer. El ha cometido un atropello contra el señor actuario.....
El C. Domínguez: Para una moción de orden.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Domínguez: Entiendo que no se va a llamar al señor Ministro para tratar el asunto de que está hablando el señor; de manera que huelga lo que está diciendo.
El C. Presidente: El orador tiene la palabra en contra y está hablando en pro
El C. Silva, continuando: El señor Aguirre Escobar no tiene razón al atacar a un señor actuario en los términos en que lo ha hecho. Debemos reprocharle esa conducta.... (Seseos.) Contrayéndome a la proposición presentada, debemos oponernos, porque no la fundan debidamente, porque ya esta Asamblea ha tomado una determinación, a fin de que se acerque una Comisión de esta H. Asamblea al C. Presidente de la República.
- El C. Cepeda Medrano; Pido la palabra para suplicar que se lea un artículo del Reglamento.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Padilla.
El C. Padilla: Señores diputados: Parece mentira que haya un señor diputado que venga aquí a protestar contra la proposición que se ha adoptado. ¿Para cuándo cree este señor diputado que haya necesidad de mandar llamar a un ministro? ¿Cuándo cree que haya motivo suficiente? ¿Qué, esperaba que nos trajeran aquí a pedazos el cadáver del diputado Barragán? Yo creo que este señor es genuino representante de la Reacción, indudablemente era actuario; él dice que no tenemos derecho, que debemos cruzarnos de brazos y esperar que una legión de gendarmes vengan aquí a macanazos a sacar a los diputados, sólo hasta entonces podremos hablar. Se ha ultrajado a un diputado, se ha violado el fuero y todavía está detenido; se han hecho gestiones para que sea puesto en libertad, y sin embargo, no tenemos todavía derecho para interpelar a las autoridades. Nunca nos puede oír el Ministro de la Guerra, porque la Comisión que va a acercarse al Presidente de la República, indudablemente vendrá a decirnos que el Presidente lo siente mucho, que ya se pondrán las medidas necesarias, que el caso no se repetirá y con un "ustedes dispensen" se darán por satisfechos. ¿Cuáles son las armas que tenemos? Esta tribuna; la Representación Nacional no tiene cañones ni bayonetas; levantemos la voz potente y enérgica y que vengan a decir si estamos bajo un régimen verdaderamente democrático o si estamos otra vez bajo el régimen huertista.
El C. Cepeda Medrano: Pido la palabra para suplicar a la Secretaría se sirva leer el artículo 93 de la Constitución.
El C. Pro secretario Magallón: "Artículo 93.
Los Secretarios del Despacho, luego que esté abierto el período de sesiones ordinarias, darán cuenta al Congreso del estado que guarden sus respectivos ramos. Cualquiera de las Cámaras podrá citar a los Secretarios de Estado para que informen, cuando se discuta una ley o se estudie un negocio relativo a su Secretaría."
El C. Aguirre Escobar: Vengo a fundar mi proposición de que sea llamado el señor Subsecretario para informar en este caso, toda vez que si no lo llamamos ¿a quién llamamos? ¿Al Ejecutivo? ¿Vamos a llamar al general Macario Hernández? ¿Con qué derecho? ¿Vamos a mandar llamar al jefe de día, mayor De la O? ¡Con qué derecho? Y si no nos entendemos con alguien, entonces ¿qué papel vamos a representar?
El C. Cámara: Pedir amparo.
El C. Aguirre Escobar: ¿Decía el diputado Cámara?
El C. Cámara: Podemos pedir amparo. (Voces: ¡No, no! Siseos.)
El C. Aguirre Escobar: La Representación Nacional no puede pedir amparo, señor Cámara. Yo creo perfectamente fundada la proposición, señores diputados. Yo veo en el ánimo de cada uno de vosotros que aceptáis de buen grado nuestra proposición y que estáis dispuestos a dar nuestro voto. En cuanto a lo que dijo el gallardo joven que acaba de hablar aquí... (risas) este tipo hermoso de los lentes, ese individuo que en cada palabra lleva el sello de lo que es; ese individuo que por cada poro de su cuerpo va destilando su servilismo, no creo que necesite venir a decir nada sobre él, porque entiendo y probablemente no me equivoco, que el señor ha sido tinterillo de pueblo; el señor ha sido de esos que ven en cada juez y en cada actuario la Divina Providencia. Señores, yo estoy seguro que aplicando el criterio del señor, ninguno de ustedes se habría levantado en armas porque él todo lo ve bueno; se presenta un actuario a robar y dice que es la justicia la que está aquí; se presenta un juez a cometer un atropello en alguna parte y dice: "Es el señor juez." No, señores, los revolucionarios no pueden, como usted, señor, y yo creo que usted sólo pudo por un error, que sólo por un acaso que ni usted ha concebido todavía ha venido a formar parte de una congregación de hombres libres, porque trae usted el sello del servilismo impreso en su cara, impreso en sus ojos y en su cuerpo endeble y raquítico. (Aplausos y risas.)
El C. Silva Jesús: Pido la palabra. (Voces: ¡No, no!)
El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Silva Jesús.
El C. Silva Jesús: Señores diputados: El C. Aguirre Escobar se ha servido impugnarme respecto a las apreciaciones que acabo de hacer, no precisamente atacando el dictamen o la proposición que se acaba de hacer respecto a que se llame al Subsecretario de Guerra, sino aludiendo a la participación que él tomó en una diligencia judicial. Yo sostengo que le C. Aguirre Escobar se ha colocado en una posición falsa y ridícula. Ciudadanos diputados, el C. Aguirre Escobar no debe, como revolucionario, venir aquí a poner en la picota del ridículo a los revolucionarios de "deveras;" el C. Aguirre Escobar, como particular, ha debido respetar a la autoridad legal que iba en cumplimiento de órdenes debidamente expedidas a lanzar a alguna familia; los actuarios llevan órdenes precisas de la autoridad y no se presentan por si solos a ejecutar ningún mandato; en consecuencia, el C. Martínez Escobar...
El C. Martínez Escobar, interrumpiendo: No, señor, no soy yo.
El C. Silva Jesús, continuando: El C. Aguirre Escobar ha faltado al respeto que se merecen las autoridades. (Voces: ¡Ya, ya, bájese!) Me extraña que el C. Aguirre Escobar, que aquí en esta tribuna ha sostenido que él no ha tomado participación como militar, sino que es civilista, ahora parece que le queda muy bien el gorro frigio (risas) y se quiere aprovechar del uniforme; eso es lo que pasa en realidad. Yo me he formado este concepto del C. Aguirre Escobar...
El C. Aveleyra, interrumpiendo: ¿Pero es posible que usted se forme conceptos?
- El C. Silva Jesús, continuando:... por un hecho sencillo que pinta su personalidad moral: una de estas semanas pasadas, los miembros del bloque de la derecha nos íbamos a reunir en el salón verde; en número de cuarenta miembros invadimos el salón, pero estaba allí Su Señoría del señor Aguirre Escobar con el sombrero puesto en una mesa del salón. (Risas.) Pues bien, señores diputados, tal vez con motivo de interrumpir que nosotros tuviéramos sesión, no permitió ni descubrirse ni mucho menos retirarse del salón, creyendo que con ese motivo iba a impedir que celebráramos la sesión. Señores diputados: esto prueba la clase de respecto que tiene y pinta bien la fisonomía moral del C. Aguirre Escobar. Por otra parte, impugno la proposición de que se llame al Subsecretario de la Guerra, porque no tiene derecho la Cámara para que venga a informar sobre este asunto, porque se ha dado lectura al artículo noventa y cinco... (voces: ¡Al noventa y tres!) que dice cuándo la Cámara debe llamar al subsecretario de Guerra. (Aplausos y siseos.)
El C. Secretario López Lira: Se pregunta a la Asamblea si se considera suficientemente discutida la proposición. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se considera suficientemente discutida. En votación económica se pregunta si se aprueba.
El C. Cravioto: ¿Cómo dice?
- El C. Secretario volvió a leer la proposición.
El C. Cepeda Medrano: Pido la palabra, señor Presidente. Pido votación nominal... (Voces: ¡No, no! ¡Ya estamos en votación!)
El C. Secretario López Lira: Aprobada.
El C. Cravioto: Pido la palabra. (Murmullos.)
- El mismo C. Secretario: Para cumplir con el acuerdo que acaba de aprobarse, la Presidencia designa en Comisión a los CC. Aguirre Escobar, Cravioto, Sáenz y Pro secretario Magallón.
- El mismo C. Secretario: Continúa el debate sobre el inciso "H."
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Manrique.
El C. Manrique: Señores diputados: Poco me queda decir después de la disertación de nuestro compañero Siurob; sin embargo, debo tratar de confirmar algunas de sus aseveraciones, de recordar algunos hechos que él dejó pasar inadvertidos, porque natural es que no puedan tocarse en una escasa media hora y también a tratar de desvanecer la impresión que pudo haber dejado en vuestro ánimo de las aseveraciones del señor licenciado Luis Cabrera. Que el uso y más que el uso, el abuso del pulque, el abuso de esta nefasta bebida es una verdadera llaga, un verdadero cáncer para nuestras clases sociales inferiores, es cosa ya seguramente que no puede ser motivo de discusión; pero de lo que se trata ahora es de que, como legisladores, tratemos de curar este profundísmo, este arraigado mal social trayendo a colación, digo, poniendo a contribución todo nuestro entusiasmo, toda nuestra experiencia y todo nuestros conocimientos. Universal es esta llaga del alcoholismo y bien sabéis que ofrece diversas modalidades según el clima, según el país, según la raza, de manera que ora se trate de una bebida fermentada, ora se trate de una bebida destilada, siempre tiene cada raza y cada país una bebida favorita que mina su vitalidad. Tocónos en suerte a los mexicanos después del funesto descubrimiento de esta bebida fermentada, el hacer de ella un verdadero veneno, un lento pero seguro aniquilador de la vitalidad de nuestra raza. Agréguese a esto el alcohol importado por los europeos como símbolo de su mentida civilización, y se tendrá explicado el por qué, en buena parte, de nuestra inferioridad fisiológica y moral.
Muchas son las medidas que el legislador ha tratado de poner en práctica en los diversos países del mundo para tratar de arrancar este funesto mal del alcoholismo; mucho se ha soñado; muchas y muy complejas medidas se han propuesto para detener el mal, y, sin embargo, el mal avanza cada vez más arrollador, cada vez más omnipotente. Tanto es así que el tráfico de alcoholes ha llegado a construir en verdadero poder entre nosotros. Sin reboso podríamos llamarle un cuarto poder, tanta es así la influencia social de los traficantes de alcohol, y sobre todo de nuestros traficantes de pulque. Este poder casi incontrastable del tráfico de alcoholes llegó a hacer decir en Inglaterra a Lord Roseberry, pugnado porque los lores pusiesen ya coto al avance de esta plaga: "Si el Gobierno no llega a dominar el tráfico de alcoholes, el tráfico de alcoholes dominará al Gobierno." Cosa parecida se podría decir entre nosotros. La aseveración de nuestro compañero Siurob es bien sabido que es exacta. Efectivamente: las clases más poderosas de nuestra sociedad, las clases que se proclaman orgullosamente, que proclaman orgullosamente formar nuestra aristocracia social, son las que tiene en sus manos esas vastas haciendas pulqueras que producen fortunas verdaderamente cuantiosas y cuyos dueños practican el absentismo, es decir, que con sus capitales pasan una buena parte del año en los países extranjeros, sobre todo en Europa, enriqueciéndose a costa de la miseria social y fisiológica cada vez más grande de nuestro pueblo, de nuestras clases populares inferiores. De manera que toca al legislador tratar de una vez para todas de cortar el mal de raíz o siquiera de oponerse a su nefasto avance; muchos son los medios que en diversos países del mundo se han ensayado con objeto de remediar los avances del alcoholismo; en primer lugar y como sabéis, se ha comenzado por combatir el alcoholismo agudo, pero esto es más bien de reglamentaciones de policía; el alcoholismo agudo tiene mucho de aparatoso, la embriaguez, la borrachera, pero el verdadero mal, el que debe preocupar hondamente al legislador es el alcoholismo crónico, es decir, el abuso inveterado, el hábito de tomar, de ingerir constantemente una cantidad más o menos grande de licor. Alcoholismo entre nosotros y para concretar el asunto en nuestro país, ¿quién ignora la cantidad verdaderamente asombrosa que ingiere un bebedor de pulque, cantidad que puede medirse por algunos litros de agua diarios? Quienes hayan visitado alguna vez los anfiteatros de los hospitales y hayan podido ver en los cadáveres las profundas lesiones que el pulque ha hecho en el organismo humano, quienes hayan podido enterarse del aspecto del hígado, por ejemplo, la enorme dilatación sufrida por el estómago a fuerza de acostumbrarlo al abuso del pulque; quienes agreguen a esto las observaciones, ya sobre el cadáver, ya de la clínica, la observación sobre el organismo, ya sobre el aparato digestivo, sobre el sistema nervioso, comprenderán lo funesto de esta intoxicación, del agabismo que resulta del abuso de la bebida producida con el jugo extraído del agave; si agregáis a esto que la acción del alcohol puede ser directa o indirecta, es decir, que puede obrar directamente sobre el organismo y también indirectamente debilitando nuestro organismo y actuando en consecuencia como predisponente para tantas y tantas enfermedades como la tuberculosis, se comprenderá lo funesto del alcoholismo. De manera que hechas estas consideraciones y si se agregan todavía la fatal herencia alcohólica que se debe, ora a modificaciones de las células masculinas o femeninas en el acto de la concepción, o de ambos. Si se agrega también que ha podido comprobarse experimentalmente que en una hembra. - digo en una hembra porque se trata de experimentaciones hechas en animales- en estado de preñez, ha podido observarse que la proporción del alcohol en la sangre de la madre es la misma que en la sangre del feto; de manera que el alcohol ingerido por la madre pasa la madre a circular al mismo feto, de manera que el niño antes de nacer es un verdadero alcohólico; de suerte que de todo esto resulta que el mal cada vez es más creciente y es necesario que preocupe hondamente a nuestros legisladores y que éstos traten de oponerse a su avance. Muchas son las medidas que se han propuesto en los diversos países y en diversas épocas para combatir el alcoholismo. Desde Dracón condenado a muerte a los alcohólicos; desde Licurgo ordenando que se arrasasen las vides, todo se ha intentado, acertando en ocasiones y errando en otras. Sin embargo, para llegar a nuestra época y para concretar en lo posible el asunto, sólo debo enumerar primero la reglamentación o los reglamentos de policía, el número de expendios de alcoholes en las ciudades, el número de expendios, es
decir, que debe existir un expendio de alcoholes por cada quinientos o seiscientos habitantes según el clima, según la población.
Otras reglamentaciones que tienden a colocar un expendio de alcoholes a determinada distancia de una escuela o de un establecimiento de beneficencia y otras medidas indirectas que ha tomado el legislador, han sido, entre otras, las de gravar por medio de fuertes impuestos la producción de los alcoholes y a esta medida, que es la que tratamos de aplicar en estos momentos, me referiré más extensamente dentro de breves minutos. También se ha tratado de hacer del tráfico de alcoholes un verdadero monopolio en beneficio del Estado. Esta es una idea que repugna a los prejuicios y a las ideas que ya tenemos sobre la constitución del estado mexicano, el convertir, así fuese en beneficio de la nación, en comerciante al Estado mismo; pero de todas maneras el estudio de todas estas diversas medidas será materia de posteriores discusiones. Lo que queda en pie es que la acción más sólida, la acción más efectiva, la única tal vez verdaderamente eficaz, es la que debe tratar de dictarse en las escuelas, de manera que el combatir (campanilla) el combatir la plaga alcohólica es más bien obra del educador. Quienes a las tres de la tarde, en lugar de abandonarse a la siesta, hayan salido a recorrer nuestras calles y se hayan detenido a observar a nuestros niños que entran a las escuelas a la hora reglamentaria, habrán podido observar, a poco que pongan en ellos atención, que en nuestros pequeñuelos de ocho, diez o doce años, se pueden advertir todos los síntomas de una verdadera embriaguez producida por el pulque, sobre todo en nuestras clases inferiores; esto es verdaderamente pavoroso y sin embargo cierto y está al alcance de todos los señores diputados que pueden observarlo personalmente; de manera que yo ignoro si en el programa del actual Congreso de educadores, del actual Congreso de Educación Nacional está el estudio de la enseñanza antialcohólica en la escuela, pero si no lo está, debe estarlo; pero concretándonos ahora al punto a debate, a saber, cuál puede ser alcance, cuál la influencia de la elevación de los impuestos sobre el tráfico del alcohol y en nuestro caso, del pulque, debo de comenzar por desvanecer, por combatir o al menos a tratar de desvanecer la aseveración de nuestro compañero el señor licenciado Cabrera cuando afirma de una manera absoluta, categórica, dogmática, que es inútil el tratar de aumentar los impuestos al tráfico de alcoholes, que es absolutamente estéril e infecundo; este escepticismo del licenciado Cabrera sobre esta medida puede hacerse extensivo seguramente a toda clase de medidas que dicte el legislador para oponerse a los avances del alcoholismo; pero, sin embargo, es inevitable y fatal tendencia humana, es un impulso arraigado entre nosotros el procurar el bienestar propio y el de nuestros semejantes, de manera que a, pesar de los fracasos, a pesar de que los resultados prácticos no sean proporcionados a lo de ellos habíamos esperado, los legisladores estamos en el deber de insistir, de poner en práctica, de poner en vigor aquellas medidas que creemos salvadoras.
Es cierto que este asunto, los resultados prácticos alcanzados por la elevación de los impuestos o por la imposición de contribuciones verdaderamente prohibitivas al tráfico de alcoholes, es cierto, digo, que el estudio de estos resultados es materia de controversia; pero no puede en modo alguno afirmarse de una manera categórica que lo resultados hayan sido del todo estériles. La observación de estadísticas cuidadosamente formadas sobre todo en las naciones europeas, porque entre nosotros, lamentable es decirlo, todavía esta clase de investigaciones están verdaderamente en mantillas, están verdaderamente en embrión, y ateniéndonos, con el peligro naturalmente de errar, a los datos que nos suministra de estos problemas sociales en Europa, puede llegarse a esta conclusión: que si bien el resultado no ha correspondido a las esperanzas del legislador, sí ha sido efectivo y práctico, sí puede afirmarse que es beneficioso el imponer una alta contribución a los alcoholes. No hay mejor manera de equivocarse que la de exagerar, y el señor licenciado Cabrera se equivocó ayer por caer en la exageración; negó de una manera absoluta la influencia del aumento de contribuciones sobre el alcohol. No podemos desconocer, no podemos negar que hay individuos en quienes el abuso del alcohol ha llegado a ser de tal modo necesario, que seguramente que estos individuos no podrían prescindir del pulque, de su bebida favorita, aun cuando su valor, su costo, se eleve en determinada proporción; y esta clase de individuos tomaría el alcohol a expensas de la alimentación; optaría por seguir usando alcohol prescindiendo de una parte de la alimentación. La alimentación sería más escasa para poder conservar la bebida, pero seguramente, señores diputados, que esto que puede afirmarse de algunos individuos no puede afirmarse de todos. Yo recuerdo, por ejemplo, y esta es una sencilla observación que estuvo seguramente al alcance de todos nosotros, que en la época en que se elevó considerablemente el precio de los cigarros hubo muchos amigos nuestros que dejaron de fumar. Acaso muchos de vosotros hayáis dejado de fumar....(voces: ¡Ninguno, ninguno!).... por no poder comprar una cajetilla de cigarros. Hubo seguramente muchos fumadores empedernidos que aun pagando uno, dos o tres pesos de papel por una cajetilla de cigarros, no sacrificaron el cigarro antes de sacrificar acaso una parte de su alimentación u otra suerte de placeres o necesidades; pero hubo también muchos, y ya digo que esta es una observación personal al alcance de todos nosotros, que seguro prescindieron del uso del tabaco, se trataba de individuos para quienes el tabaco no era sino una necesidad relativa, para quienes el tabaco no era una verdadera necesidad, una necesidad absolutamente imprescindible, pues esto que del tabaco se dice, seguramente podremos afirmar lo del pulque, es decir, que si el precio del pulque se eleva a diez o a quince centavos, no podemos afirmar en lo absoluto que sigan usándolo todos los bebedores; habrá un número más o menos reducido si se quiere, pero siempre positivo, siempre efectivo, que dejará de tomar pulque o que lo tomará en menor cuantía, y con eso estaremos contentos; si el precio se eleva a quince o a veinte centavos, habrá todavía centenares o millares de personas que se abstengan de beber pulque, claro que quedarán en pie, es decir, seguirán abusando del pulque los incorregibles
aquellos individuos que han hecho de la bebida un uso inveterado; pero no podemos negar de una manera absoluta, a riesgo de equivocarnos, que en vano trataremos de elevar el precio del pulque, porque siempre seguirán consumiéndolo los bebedores; por lo menos se lograría una cosa, señores, verdad es que el marido, el obrero, acaso seguirán bebiendo, pero tal vez en la familia el consumo no sería ya el mismo, por lo menos si para el padre y para la madre el pulque seguirá siendo una necesidad, acaso no lo fuere ya para los pequeñuelos, éstos tal vez no exigirán ya el pulque, no lo pedirán con lágrimas, acaso ya las madres no podrán destetar - como suelen hacerlo -, a los niños necesariamente con pulque; de todas maneras creo que no puede negarse en lo absoluto la eficacia de la medida; el compañero Hernández proponía, no sé por qué, que el impuesto fuese de tal modo, que recayese exclusivamente sobre los productores; reconocerá el compañero Hernández, a poco que medite en el asunto a la luz de la ciencia económica, que la falta y forzosa incidencia de los impuestos hará naturalmente que todo impuesto sobre el producto recaiga indirectamente y más o menos aumentando, sobre el consumidor, pero querer que el impuesto gravite pura y exclusivamente sobre el productor, es solamente una ilusión; no, el impuesto, si lo aumentamos a la bebida alcohólica, al pulque, tiene que gravitar forzosamente sobre el pueblo consumidor, y ello traería como consecuencia una disminución más o menos grande, yo no puedo afirmar, no puedo cuantificarla, pero sí será positiva, del consumo del pulque entre nuestras clases populares. Quienes han estudiado esta clase de asuntos han llegado a esta dolorosa conclusión: es muy difícil la lucha contra el tráfico de alcoholes, porque son muchos y muy poderosos los intereses que tratan de dejarnos subsistentes, y, sobre todo - fijáos bien -, es precisamente en aquellos países en que está implantado un régimen democrático representativo, donde es más difícil la lucha contra el tráfico de alcoholes. Dígalo Francia, dígalo España, y es que aquí entra de por medio la influencia de los electores y entra en juego nuestro egoísmo, el temor muy humano, pero muy mezquino de perder nuestra elección en el próximo período; de manera que hago un llamamiento a vuestra honradez, señores diputados, para que todos aquellos que sean representantes de distritos pulqueros de nuestra Mesa Central, ora representantes del Distrito Federal, ora del Estado de Hidalgo, del Estado de Puebla, de Tlaxcala o de algún otro, prescindáis en absoluto de toda mezquina consideración y sin importaros ni un ápice las influencias poderosísimas que habrán de ponerse en juego para oponerse a vuestra reelección, si habéis pensado en ella, si os oponéis decididamente al tráfico del pulque, hago un llamamiento, lo repito, para que os desprendáis de toda mezquina consideración y cumpláis con vuestro deber. Lo que debemos preguntarnos es si es justo y patriótico en el diputado el oponerse al tráfico de alcoholes o tratar por lo menos de contener sus avances. Si llegamos a esta conclusión, cumplamos con nuestro deber y no nos importe la influencia de los mercenarios que se dedican a este infamante tráfico, de los que esta vez con justicia sí puede decirse, aunque la frase sea ya muy gastada, que "amasan su riqueza con el sudor, con las lágrimas y con las miserias de las clases populares;" de manera que se convierten, señores diputados, en envenenadores de profesión y, lo que es más triste, patrocinados y defendidos por el Estado; que si hay algunos intereses gubernativos o de otra suerte que quieran favorecer a los hacendados que se dedican a este infamante tráfico, el patriotismo bien entendido, el patriotismo que a más de ser sentimiento se funda en la reflexión científica de esta clase de problemas, nos aconseja, señores diputados, proceder como nuestro deber nos lo indica; que demos en suma un primer paso, a reserva de estudiar posteriormente y con la meditación pedida una legislación adecuada al alivio de este mal nacional, y a reserva de tomar esta clase de medidas, repito, cumplamos hoy con nuestro deber, dando un primer paso en este sendero, elevando el impuesto sobre efectos de primera mano del pulque y tlachique, del veinticinco al cincuenta por ciento. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión que fue a ver al ciudadano Presidente de la República, para informar.
El C. Chapa: Cumpliendo con la Comisión que se nos encomendó, nos acercamos al ciudadano Presidente, quien nos recibió inmediatamente; pusimos en su conocimiento el acuerdo de esta Cámara y nos manifestó su extrañeza por el caso, por el atentado cometido; dijo no saber nada y que iba a dar parte inmediatamente, que iba a dar órdenes inmediatamente para que se pusiera en libertad al diputado Barragán.
Presidencia del C. NERI EDUARDO
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Narro.
El C. Narro: Ciudadanos diputados: He pedido la palabra en pro, pero más bien voy a hacer unas aclaraciones, que yo creo que, posiblemente, han de modificar un poco el criterio dominante en la Asamblea, y digo el dominante, porque parece que habiendo más oradores en contra que en pro, paréceme que el criterio más común de la Asamblea es en contra del dictamen como lo ha presentado la Comisión. Al derogar o modificar una ley o un reglamento cualquiera, hay que estudiarlo bajo dos fases: los que resulten beneficiados con la modificación de la nueva ley o la expedición de la nueva ley y los que resultan perjudicados con ella.
Los que resulten beneficiados con la elevación del impuesto sobre el pulque, sobre la fabricación del pulque, evidentemente que salta a la vista que es todo el pueblo consumidor. Los perjuicios que causa el pulque, ya los conocemos todos, bastante bien detallados. Los oradores anteriores, sobre todo el compañero Siurob, los han puesto bien de relieve y son bien conocidos. La bebida es mala, y es mala por un detalle que no se ha citado aquí todavía, quizá porque no se ha tratado bajo el punto de vista técnico; pero con dos o tres palabras podré manifestar mi opinión sobre el particular.
Es mala esta bebida, más mala que el alcohol, por las siguientes circunstancias: su composición química difiere de la alcohol en pequeños detalles, pero su composición microbiana, sus gérmenes, sí difieren de una manera absoluta. Las bebidas alcohólicas, en general todas, pero particularmente los alcoholes fuertes, está demostrado que casi están exentos de gérmenes de todas clases. En cambio, el pulque está demostrado que es un semillero de gérmenes; es un cultivo, lo que en términos técnicos se llama campo de cultivo, es un elemento de cultivo para toda clase de gérmenes. Así es que, como bebida alcohólica, es infinitamente más perjudicial todavía que cualquiera otra clase de alcohol. La supresión, la disminución paulatina, la supresión a la postre, a la larga, del pulque, pues es una cosa, como ya he manifestado antes, que salta a la vista la necesidad de ella, la necesidad de regenerar al pueblo suprimido ese elemento de degeneración, es una suprema necesidad, que no escapa a nadie ni ha escapado nunca. El pulque lo toman los hombres adultos, las mujeres y los niños, y, como ha dicho perfectamente el compañero Manrique, a los niños se les desteta con pulque. Hay haciendas en la Mesa Central, tal vez pequeñas, quizá haya algo de exageración, pero evidentemente hay algo de verdad en ello, que no tienen agua de ninguna especie; todo el mundo toma pulque, chicos y grandes, no hay agua para nadie, casi para ninguno; quizá sea una exageración; pero sí evidentemente, se toma casi exclusivamente pulque; pues bien, la medida radical de la supresión del pulque beneficia al pueblo, eso es indiscutible; ahora bien, ¿a quiénes perjudica? Los hacendados, los dueños de grandes haciendas pulqueras, evidentemente resultarían perjudicados, pero sus perjuicios pueden resarcirlos de otra manera, y creemos nosotros que no son dignos absolutamente de tenerse en cuenta. Pero en toda industria y, sobre todo, en una industria tan extendida, tan floreciente, pudiéramos decir, como la industria pulquera, hay muchas familias pobres del pueblo, que viven precisamente a costa de ella. Cálculos que han llegado al Consejo de Salubridad, el cual tiene mucha literatura a este respecto, todo lo que se ha publicado, ha manifestado que no menos de trescientas mil familias del pueblo viven a costa de la explotación del pulque en todos sus detalles, desde la explotación de las mismas haciendas, en los tinacales, en los transportes, las ventas al menudeo en la capital, acarreo, etc., total, no menos de trescientas mil familias del pueblo pobre viven a costillas de esa industria perfectamente cimentada y perfectamente ramificada. De aquí se deduce esta consecuencia: suprimir radicalmente, de un golpe, darle un golpe fuerte, pudiéramos decir usando el sentido paradógico de la palabra fuerte, a esta industria, quizá muchas familias resultarían perjudicadas y eso sí debe llamar nuestra atención, porque se trata del pueblo, de familias enteramente indigentes, que tienen otros elementos de vida. En mi humilde opinión, señores diputados, creo que lo que debemos hacer, es ir llegando poco a poco, paulatinamente, a conseguir ese objeto. De allí la aclaración que quería de esto, respecto de lo siguiente: el Departamento de la Salubridad en México, tiene ya perfectamente lista para su publicación y ponerla en vigor, una ley y algunos reglamentos respecto de la explotación y venta del pulque. Dichas leyes, entre otros detalles, tienen, por ejemplo, los siguientes: Todo el mundo sabe, todos sabemos, casi muchos de oídas y otros porque lo han visto, cómo se hace la fermentación de la bebida en los tinacales; en vasijas de cuero, que le dan ese olor particular, nauseabundo, que tiene el pulque. Pues bien, se va a exigir que lo hagan en depósitos de lona, que serán debidamente esterilizados en estufas especiales, por medio de agua hirviendo o del vapor de agua a altas temperaturas, esterilizadas a cada operación. Una vez hecho esto, el pulque será envasado en depósitos o barricas, me parece que de aluminio, esta es la idea, de aluminio, que es un metal inoxidable, con unas llaves especiales patentadas. Estas barricas conservarán una perfecta limpieza y serán también esterilizadas convenientemente. En estas mismas barricas, en las cuales el pulque es transportado de los tinacales a la capital, será expendido aquí mismo también en el mismo envase en que viene; no será transportado a otro envase, será puesto en el mismo envase, será vendido y extraído del mismo envase para su venta. Además, el consejo o el Departamento de Salubridad, entre las leyes que va a expedir, va a expedir una relativa a que se impida completamente, de una manera absoluta, la venta del pulque, tal como se hace actualmente, es decir, en vasos, al vaseo. El Departamento de Salubridad va a prohibir por completo el consumo de la bebida en los lugares donde se expende, así es que todo el pulque va a ser expendido envasado probablemente en botellas o en pequeños depósitos o recipientes, donde lo puedan llevar los compradores.
Esto referente al pulque, también sé que esas medidas se van a extender a todas las bebidas alcohólicas en general; se va a impedir, según parece, el consumo de las bebidas alcohólicas en los lugares de la venta, pero por lo se refiere al pulque va a ser impedido absolutamente su consumo en los lugares donde se ha de expender; de todo esto resulta, señores, que indudablemente el consumo va a disminuir de una manera considerable, porque evidentemente, que la falta de ocasión, la falta de reunión en el mismo sitio donde se da lugar a un consumo mucho menor que el que se hace actualmente, de manera que con todo esto, con todas estas circunstancias, es evidente que una vez dadas estas leyes y puestas en vigor va a consumirse, evidentemente, una cantidad mucho menor; el Departamento de Salubridad calcula perfectamente o cree fundadamente que el consumo va a bajar a una tercera o a una cuarta parte de lo que es actualmente. Pues bien, estas leyes van a ser expedidas, señores diputados, y he tenido una entrevista con el Presidente del Consejo y es su propósito expedirlas y ponerlas en vigor tan luego como se aprueben los presupuestos y los empleados o funcionarios tengan el nombramiento legal; de manera que esto es en un corto plazo, sólo necesitan estas leyes, como Vuestras Señorías saben perfectamente bien, la sanción del Ejecutivo; así es que estas leyes van a ponerse seguramente
en vigor en su plazo sumamente corto, quizá antes de un mes; desde luego se comprende que una vez disminuido hasta la mitad si se quiere o a la tercera parte, el consumo de la bebida, "ipso facto" se obtiene el propósito que deseamos obtener nosotros, es decir, disminuir en lo posible el consumo del pulque por el pueblo. Es el objeto que nosotros perseguimos; desde luego que sean expedidas esas medidas hacen bajar a la mitad o a la tercera parte el consumo del pulque habrá necesidad de mayor elevación en el impuesto.
He mencionado todos estos hechos, porque pueden servir de criterio al discutir si es absolutamente indispensable, para disminuir la cantidad de consumo, expedir un impuesto mucho más considerable, un impuesto mucho más fuerte; creo que ya puestas en vigor esas leyes y esos reglamentos, que si no son prohibitivas, si son restrictivas evidentemente se obtiene, repito, el objeto que precisamente perseguimos: disminuir la cantidad de pulque elaborado en las haciendas y consumido por el pueblo, haciéndolo disminuir a una mitad. Ya pues, creo yo que desde luego ese mundo de trabajadores, o de operarios o de industriales que se ocupan del asunto, pues disminuirá también a la mitad, y esas familias, todos esos trabajadores irán a buscar a otra parte o en otros medios, elementos de vida. Así es que estos reglamentos vienen precisamente a efectuar o a hacer lo que nosotros buscamos, es decir, ir disminuyendo poco a poco y, repito, en mi modesta opinión, señores diputados, necesitamos tomar medidas que vayan disminuyendo poco a poco esa industria en virtud de las condiciones verdaderamente aflictivas en que va a encontrarse un número considerabilísimo de familias pobres que viven a costa de esa industria y que esas sí nos preocupan a nosotros porque los dueños de las haciendas, los propietarios, por razones que saltan a la vista, no nos deben preocupar gran cosa, pero sí nos deben preocupar los que a costa de esa industria viven, y este dato de trescientas mil familias que viven de esta industria es un dato que se aproxima mucho a la verdad. Por lo mismo, yo invito a la Asamblea para que reflexione al hacer la votación al formar, más bien dicho, su criterio de si es absolutamente indispensable el alza de la contribución sobre el pulque, sobre la producción del pulque, para que la bebida vaya disminuyendo poco a poco. En mi modesta opinión creo estas leyes que dará el Consejo, probablemente antes de un mes, creo que no es necesario, porque precisamente se dedican al objeto deseado: Ir disminuyendo poco a poco el consumo de la fatal bebida que es, en efecto, la lepra mortífera de la cual padece nuestro pueblo. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Vadillo.
El C. Vadillo: Señores diputados: Continúa notándose la división de criterios para juzgar el impuesto que se consulta al pulque; el criterio moralista y el criterio economista, criterios que ya se manifestaron la primera vez que en la XXVI Legislatura, cuando se trató este mismo punto que está hoy a la consideración de Vuestra Soberanía. En breves palabras me voy a referir al discurso del C. Cabrera, que ha sido uno de los que más ceñidamente a la cuestión han apoyado el dictamen o el proyecto de ley; el C. Cabrera, a pretexto de una lógica rigurosamente ceñida al debate, nos propone el impuesto del pulque, tratado exclusivamente frente a los presupuestos, es decir, frente al problema lógicamente único que tenemos en esta Asamblea en estos momentos. El Gobierno consulta el ingreso por cierto capital de industria de ciertas cantidades que él tiene calculadoras para su subsistencia, y la Cámara vendrá a resolver si se aprueba esa cantidad o más o menos y el C. Cabrera desea que el debate no salga de estos estrechos límites de la economía política; él razona de este modo; la industria pulquera en México, ¿resiste ese impuesto o no lo resiste? Si lo resiste, se debe poner a favor del Gobierno porque es un emolumento lógico que obtendrá; si no lo resiste, es preciso prescindir de él, porque no se puede matar en buena economía o en buen Gobierno, ninguna industria. Ahora bien, señores diputados, algunos ciudadanos de los que han intervenido en este debate pretenden que la Revolución, el Gobierno emanado de ella, tiene también una obligación de moralización nacional dentro de la justicia que ha realizado en el periódico preconstitucional, es decir, en el período de lucha; para muchos ciudadanos diputados es inconcuso que la labor regeneradora emprendida en el Estado de Sonora, por ejemplo, en el Estado de Jalisco, en el Estado de Coahuila, en el de Colima y en gran parte de las entidades de la República contra este mal nacional que se llama el alcoholismo mexicano, debe continuar en alguna forma; por la forma de presión económica sobre los productos que contribuyen a este mal: el alcoholismo nacional. Desde este doble punto de vista, señores diputados, pero preferentemente desde el punto de vista que ha citado el C. Cabrera, me voy a permitir hacer algunas alusiones a este impuesto que discutimos. Por algo el pulque ha sido llamado el mal comprendido licor. Algunos ciudadanos diputados están ofuscados creyendo que es precisa y únicamente el pulque un alcohol, pero olvidan que nuestro pueblo, con razón o sin ella, con conocimiento técnico o sin conocimiento técnico, estima el pulque como un alimento. No es nuevo en la historia de la humanidad que el pueblo se alimente con cosas que no son alimenticias y que, sin embargo, satisfacen esa necesidad fisiológica del hambre.
Los ciudadanos diputados quizá conozcan que alguna tribu africana se alimenta con barro, con un cierto barro que tiene algunos sedimientos orgánicos y que es infinitesimalmente alimenticio para ellos. Saben los señores diputados que los indígenas bolivianos fueron los que descubrieron la "cocaína" debido a que ellos, para satisfacer sus necesidad, masticaban ciertas hojas que ellos habían descubierto y con las cuales satisfacían esa necesidad. En México podemos poner, por ejemplo, que el pueblo se alimente de verdaderas porquerías por una verdadera necesidad, por una necesidad fisiológica, como lo voy a demostrar. Hace algunos años visité una hacienda del Estado de Jalisco y pude observar que se les daba a los peones por todo alimento unas yerbas cocidas que se llaman "quelites" y ese era el único alimento de los peones. (Risas y voces: ¡Son sabrosos! ¿Son muy
sabrosos los quelites! ¡En todas partes!) A la Asamblea le causa risa esto porque no sabe en los términos en que allí se les alimenta; esta yerba, que es alimento para los puercos en el Estado de Jalisco, muchas veces es también un aditamento para un alimento de cualquiera; pero como exclusivo alimento de los peones es absolutamente una iniquidad, una inhumanidad, que nadie lo podría negar. Además, ciertas tribus indígenas, ciertas tribus del Estado de Jalisco se alimentan con una planta llamada "charagüesca," otros con unos animales que ellos mismos llama "camarón de árbol" porque se producen en los tepames, en los árboles que se llaman los tepames; señores, el alimento tan usual en la Mesa Central de los gusanos de maguey y en algunas vertientes de los gusanos de huaxtle, que no es precisamente un alimento suculento inventado por sibaritas del estómago, sino una necesidad que ha llegado a adquirir el rango de alimento, aún para las mesas escogidas. El pulque, señores diputados, en mi concepto tiene también razón de alimento forzoso; yo defino el pulque diciendo que el pulque es un alimento obligado de la clase inferior de la Mesa Central; es alimento, porque ya se ha demostrado aquí que el pueblo lo toma en la mesa, que lo da a sus niños y hasta a los niños pequeños cuando aún están en el período de la lactancia y es imposible creer, señores diputados, que el pueblo mexicano hubiese llegado a ese grado de monstruosidad, de inmoralidad, que conscientemente emborrache a sus hijos; la razón de que en México, la razón de que el corazón de la República esté borracho diariamente, es de orden económico, consiste en lo bajo de los salarios en México; el C. Cabrera hace algunos años nos demostraba muy claramente que en las haciendas del Estado de Tlaxcala, el pulque es un aditamento forzoso del salario que ganan los peones; en México podemos decir otro tanto; la producción, siendo tan escasa, siendo tanto el maíz, el frijol y el chile, que son la base de alimentación de nuestro pueblo inferior, son más caros necesariamente que el pulque; el pueblo está obligado a alimentarse con pulque mientras no tenga otra cosa con qué llenar sus necesidades. Vista por el lado optimista esta tendencia ancestral del pueblo mexicano hacia el pulque, tenemos que convenir en que es un alimento obligado y mientras los legisladores, mientras las condiciones económicas de nuestro pueblo no transformen el concepto de la alimentación del pueblo inferior, tenemos nosotros necesidad de creer que el pulque seguirá siendo un alimento forzoso y obligado de nuestro pueblo. Por consiguiente, señores diputados, aquellos moralizadores severos que vienen a la tribuna a hablar en contra del vicio de la embriaguez y a condenar en nombre de una moralidad puritana el pulque, olvidan absolutamente que antes de condenar ese alimento, bueno o malo, perjudicial o no, es preciso buscar un medio de substituir este pulque, este alimento. El medio, señores diputados, vosotros lo sabéis: estimular la producción y hacer bajar el precio de lo que es base de alimentación en México. Mientras haya enormes cantidades de tierra sin cultivo; mientras el cultivo de maguey, que es el más sencillo, sea el que prepondere en nuestras clases burocráticas, rutinarias en su cultivo, mal acostumbradas a obtener ganancias sin trabajo de ninguna especie, entonces estará siempre pendiente este problema moral de legislación, este problema nacional de alimentación del pueblo con pulque. Por esta razón, señores diputados, cuando los individuos del contra vienen a pedir un exceso en el impuesto del pulque, van directamente contra los intereses del pueblo. Aumentar exclusivamente los impuestos, como lo ha demostrado de una manera innegablemente correcta el C. Cabrera, es ir directamente a aumentar la miseria popular.
Por lo contrario, señores diputados, solicitar exclusivamente que baje el impuesto al pulque, es decir, que quedara hasta libre de gravamen esta industria que es accidentalmente nociva al pueblo, es fomentar de un modo indirecto esta verdadera llaga nacional que se llama el alcoholismo; quiero decir que estamos obligados a tomar un término medio, señores diputados, una medida que no sea exagerada, para que estén bien representadas en esta Asamblea las intenciones revolucionarias de moralidad y a la vez esté bien representado el criterio científico de la economía nacional. Necesitamos aprobar al mismo tiempo que esa alza limitada al impuesto del pulque, correlativa y necesariamente, un impuesto a las tierras no cultivadas de la República. Ya sabemos y tendremos que tocar este punto cuando se presente una iniciativa sobre este particular, que la gran mayoría de las tierras nacionales permanecen en manos de latifundistas que no cultivan su tierra, esta ha producido siempre el fenómeno de la depresión en los cereales de la República, al grado de que tengamos que pedir siempre, todos los años, maíz extranjero. Por consiguiente, señores diputados, quien quiera tener un concepto cumplido de este problema, no debe verlo solo, si es que pretende, si es que tiene las ideas moralizadoras de la Revolución, no matar el alimento del pulque; pésimo como es, es un alimento, sino a substituirlo mediante medidas que tiendan a que alguna vez sea redimido nuestro pueblo; en este concepto condicional, yo soy partidario de un aumento al impuesto, pero siempre en el concepto de que habré de propugnar constantemente por un impuesto más alto a las tierras que no producen actualmente los cereales necesarios para la alimentación nacional.
El C. Presidente: Tiene la palabra el Presidente de la Comisión que fue a ver al C. Subsecretario de Guerra y Marina, acatando un acuerdo de esta Asamblea.
El C. Aguirre Escobar: Señores diputados: La Comisión nombrada para invitar al C. Subsecretario de Guerra y Marin a fin de que pasara ante esta Representación Nacional a informar sobre los motivos de la detención del diputado teniente coronel Barragán, cumplió con su cometido. Pasamos al Ministerio de Guerra y habiéndonos recibido el señor Subsecretario , le expusimos lo acordado por esta Asamblea; él a su vez nos manifestó pena por lo ocurrido y nos dijo que hacía media hora que no sabía nada de que estuviera detenido un diputado y menos por las autoridades militares; que él, como el que más, le da toda su fuerza y todo el valor que tiene el fuero constitucional, puesto que, como afortunadamente lo dice, como con toda razón lo manifiesta, dice que si no se respeta el
fuero constitucional resulta que algunos diputados que no sean hombres enteros, que no sean hombres de carácter, por cualquiera vejación de estas, por cualquiera falta así de una detención de una hora o de un día bastaría para que estuvieran callados todo el período de sesiones del Congreso; pero que para todos los hombres de valor que tienen algo de carácter, que saben que vienen a este Congreso a defender los intereses populares, una falta de éstas, una prisión de estas no serviría más que para acrecentar su valer; de manera que él, repito, respeta como el que más el fuero constitucional, le da el valor que debe tener. Con tal motivo, ruega a la Cámara que le permita averiguar del asunto, hoy, para venir mañana a informar a esta Representación Nacional. Este es el resultado. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Luis Cabrera.
El C. Cabrera: Señores diputados: Para un orador tan sesudo como lo es Manrique, es innecesario coger argumentos de falta de patriotismo en los diputados al resolver las cuestiones. Todo diputado debe gozar del beneficio, de la certeza de que al hablar o votar se está cumpliendo con su deber. No creo que haya ningún ciudadano diputado que esté impulsado por motivos que no sean nobles y altos y el que habla, que como dijo ayer el ciudadano diputado Siurob, no tiene ningún interés en ninguna casilla de pulque, ni siquiera tiene arrendada ninguna hacienda pulquera, ha comenzado desde hace años, en su concepto, la campaña que exactamente acaba de delinear aquí el diputado Vadillo, es decir: el maguey como planta responde a una necesidad de nuestra Mesa Central; el pulque, como bebida, responde a una necesidad de nuestras clases bajas y cuando un pueblo bebe o come algo, es el deber del legislador y del Gobierno no quitárselo hasta que no le haya dado lo que debe substituirlo. El maguey, en opinión de algunos revolucionarios demasiado entusiastas, es una planta maldita que hay que cortar, y en efecto, la comenzamos a cortar; para otros el maguey no necesita más que una transformación, de productor de bebida en productor de fibra y entonces será una de las más grandes riquezas de nuestro país, pero hasta que no esté efectuada la transformación del maguey de pulque a fibra, no podremos, dentro de ciertos lineamientos económicos, hacer de golpe la muerte del maguey; las condiciones del maguey y del pulque en México son totalmente distintas de las condiciones de la uva y de cualquiera otra de las fuentes de bebidas alcohólicas de otros países; el pulque no es artículo de exportación y, por consiguiente, la presión que sobre él pongamos no lo impulsa hacia el extranjero convirtiéndolo en una fuente de recursos por la vía de ingresos, como sucedería en España o en Francia, donde los legisladores, como nos decía muy bien el señor diputado Manrique, defienden la industria, no porque vayan a defender la bebida de su pueblo, sino porque van a defender la fuente de recursos que les proporciona el que esas naciones den de beber vino al resto del mundo; hay que tomar en consideración que el pulque es una bebida nacional que no tiene más consumo que el nacional y que, por consiguiente, cualesquiera efectos que se la haga sufrir, físicamente han de ser estudiados en México y respecto de nuestras clases consumidoras. Deseo hacer la siguiente aclaración que probablemente no está en el espíritu de la mayor parte de los ciudadanos diputados: el impuesto de que se trata, todavía no se comienza a cobrar. Había sido decretado un impuesto del Timbre a fines del año pasado sin reglamentarlo todavía, pero se tropezó con grandes dificultades para hacerlo efectivo a consecuencia de las condiciones todavía no suficientemente tranquilas en toda la Mesa Central, que impedir que las maniobras de la producción de pulque en los tinacales se hicieran en debida regla. A esto se debió que la Secretaría de Hacienda pensase en transformar más tarde este impuesto del Timbre sobre la producción del tinacal. Se pensó desde un principio en que fuese un impuesto del timbre sobre la producción del tinacal para hacerlo más directo sobre el productor mismo y dejar menos abierta la puerta para la incidencia hacia abajo; pero este impuesto del Timbre a la producción del tinacal no pudo ser puesto en vigor, no pudo ser reglamentado y más tarde la Secretaría de Hacienda, antes de comenzar a cubrirlo, optó por asimilarlo a las demás bebidas alcohólicas y colocarlo entre la cerveza y los alcoholes, imponiéndole un veinticinco por ciento sobre ventas de primera mano. Este veinticinco por ciento, que es del que se trata en este debate, todavía no se ha comenzado a cobrar. En los momentos actuales el Fisco federal no cobra más impuesto al pulque que el de introducción en el Distrito Federal. Hago esta aclaración para que se vea que se trata de un impuesto nuevo; no es que el pulque esté ya pagando el veinticinco y ahora se pretenda que pongamos el cincuenta; el pulque está pagando ahora, por bebida alcohólica, cero, y debemos subir al veinticinco. Debo hacer algunas aclaraciones que son de orden no político, ni científico, ni hacendario, porque creo que el primer deber de los diputados es tratar los asuntos como están. El ciudadano diputado Hernández nos hablaba ayer desde esta tribuna de algunas personas de influencia interesadas en la venta del pulque. Yo no dudo que las haya, pero debemos tener en cuenta la condición actual de las tierras que tienen maguey. Es falso que las tierras que tienen maguey sean tierras incultas. Las principales producciones de pulque se encuentran en la Mesa Central especialmente en los Estados de Puebla, Tlaxcala e Hidalgo y parte en la parte baja del Estado de México. Todas esas tierras son tierras de sembradío, en su mayor parte de temporal. El maguey en ellas, agrícolamente, desde el punto de vista agrícola representa el papel de una planta que contiene los arrestos de la tierra, es la defensa de la tierra contra el deslave de nuestras grandes pendientes de la Mesa Central; el papel del pulque en la hacienda pulquera es la refacción; el que ha sido agricultor, digamos por ejemplo en La Laguna, sabe que el agricultor no puede sembrar en un año o dos si no tiene quien lo refaccione; la riqueza de las haciendas pulqueras está en que no necesita de una refacción, sino que el pulque, la producción ya sea año o año y día a día, constituye la refacción natural de esos lugares. Por consiguiente, siempre que pensemos en desterrar la bebida del pulque, debemos pensar en que el pulque es la refacción de la cebada sobre todo, que es
el grano que se siembra en las haciendas pulqueras. Os basta pasar el Ferrocarril Mexicano por los llanos de pie grande y de pie chico, es decir, por el renglón de Apam, Calpullalpan y Huamantla para ver qué cosa es lo que se siembra en el maguey; ¿se siembra maíz, cebada y haba o se siembra principalmente cebada? La destrucción del pulque, la destrucción del maguey es una medida que notoriamente no es aconsejable si no se han tomado las medidas apropósito para compensarlo, pero rectificando los conceptos del diputado Vadillo, le manifestaré que no piense en el impuesto del pulque exclusivamente por lo que va a dar a la Secretaría de Hacienda, que piense en el impuesto al pulque exclusivamente por las posibilidades de que se cubra y por las posibilidades de que quien lo cubra no sea precisamente el pueblo consumidor. En la actualidad el único que paga los impuestos del pulque es el pueblo consumidor y en la actualidad, menos que nunca, podemos agregar los impuestos al productor, porque sépanlo, señores diputados, que los productores del pulque en la actualidad no son los dueños de las haciendas; los productores del pulque en los momentos actuales son arrendatarios de influencia en las haciendas que las han tomado en arrendamiento, porque el propietario no las puede cultivar. ¿Me entienden? (Voces: ¡Si, no! Risas.) hace algunos días andaba yo en compañía del general don Jacinto B. Treviño rumbo a las avanzadas frente a los zapatistas en San Ángel, y encontrábamos que en todas las avanzadas había tierras de sembradío baldías; los magueyes era lo único que se explotaba en esas tierras de sembradío y era lo único que las autoridades militares que tienen a su cargo aquellas avanzadas permitían que se explotara. El propietario de una pequeña parcela de terreno en el pueblo de Santa Rosa, y en San Bartolo Ameyalco, en San Mateo o en cualquiera de estas pequeñas poblaciones, no tenía permiso de venir a sembrar las tierra que estaban desocupadas, no obstante que estaba dispuesto a aceptar los riesgos de cualquiera incursión armada de los zapatistas. El único producto que se sacaba de aquellas tierras era el pulque, y eso, no lo sacaba el propietario; generalmente los soldados o algunas otras personas que contaban con el consentimiento de las guarniciones de las avanzadas. Esto que relato en pequeña para que no me pidan nombres, pasa en grande; todos vosotros sabéis que un gran número de haciendas productoras de pulque, sobre todo de la región del Estado de México que se encontraban en el Oriente del Distrito Federal, están arrendadas a personas que las explotan, pero que explotan naturalmente la riqueza de más inmediata explotación; que no son los propietarios de las fincas que tienen que ver con dos, cinco o diez años adelante, sino que es un arrendatario transitorio que necesita sacar de la finca todo el provecho; de modo que si fuésemos a ver el interés del propietario del pulque, no habría un enemigo más acérrimo del introductor del pulque que este servidor de ustedes... (Voces: ¡Muchas gracias!) Me refiero... bueno, esto no importa. (Risas.) El cálculo más reciente hecho en el Distrito Federal, (debo advertir también a los señores diputados, me perdonen que aveces parezca hasta demasiado nimio y que aveces no confíe o haga que no confíe en los conocimientos que tengan de esta materia.) En el Distrito Federal se cobra un impuesto que, como bien decía el diputado Siurob, tiene algo de anticonstitucional que se llama impuesto a la introducción del pulque al Distrito Federal; este impuesto consiste en dos pesos el hectolitro y no se paga más que por los que beben pulque en el Distrito Federal. ¿Tienen una idea de cuánto pagan los que beben pulque en el Distrito Federal por impuesto del pulque que beben? Aproximadamente la cantidad de cinco millones de pesos al año.
Mucho más de lo que producen por impuesto todas las fincas rústicas del Distrito Federal, mucho más de lo que producen todas las fincas urbanas del Distrito Federal, con exclusión de la ciudad de México; el pueblo que consume pulque en el Distrito Federal paga a demás del valor del pulque que le cobra el vendedor, cinco millones al año de impuesto. Este es el impuesto que en la actualidad está vigente. Sobre este impuesto es sobre el que vamos a agregar como cargo, del federal del Timbre el veinticinco por ciento sobre ventas de primera mano. Para que tengáis una idea de la posibilidad de la compra del pulque por parte del pueblo bajo, os diré que antes de la Revolución, antes de mil novecientos diez, el pulque se vendía frecuentemente entre uno y medio y dos centavos el litro al consumidor al menudeo; en la actualidad el pulque se vende al menudeo entre ocho y diez centavos el litro, es decir, cuatro o cinco veces más de lo que valía; ni los salarios, ni siquiera los demás alimentos han subido de valor lo que ha subido el pulque, y, sin embargo, el pulque sigue consumiéndose. Una observación que tal vez tampoco esté bien clara en el ánimo de los señores diputados es la siguiente: de las bebidas alcohólicas que están gravadas con el Timbre en estos momentos, las fermentadas, como la cerveza, pagan únicamente diez y seis por ciento sobre ventas de primera mano y en estos momentos no hay negocio comparable al de la fabricación de la cerveza. Los alcoholes pagan el cincuenta por ciento de ventas de primera mano; entre estas dos bebidas hemos colocado el pulque pidiendo veinticinco por ciento sobre ventas de primera mano, es decir, la Comisión consulta y el Gobierno había consultado antes a la Comisión en su ley, que se cobrase al pulque más que a la cerveza y menos que al alcohol puro. Vuelvo a insistir en un argumento que es el argumento moral en el cual todos estamos de acuerdo; este debate tiene de particular que en el propósito todos estamos de acuerdo; en los medios de obtener este propósito es en donde difieren el pro y el contra.
Tanto el diputado Siurob, como el diputado Manrique, como el diputado Vadillo, todos estamos de acuerdo en que es una necesidad emprender una campaña contra el alcoholismo en México; solamente que los procedimientos son distintos. Los del contra opinan que es necesario apretar fiscalmente para desterrar el pulque. Yo creo que el apretar fiscalmente, mientras no se llenen las demás condiciones que ha señalado el diputado Vadillo, no producirá con resultados desterrar el pulque. Llamo la atención sobre el hecho de que el pulque no tiene salida de explotación ni siquiera se exporta de la Mesa Central a las vertientes porque, como ustedes saben muy bien, el pulque es un
artículo de muy pronta descomposición y que no se ha podido encontrar la manera para conservarlo por varios días, y que no tiene una vida arriba de tres días salido del tinacal. No puede salir ni siquiera de la Mesa Central hacia las costas, ni de la Mesa central al Norte, sino que es un artículo exclusivamente de consumo en la Mesa central, pero debo precaverlos desde otro punto de vista: cuando en el año de mil novecientos doce se comenzó también una campaña contra el pulque, los hacendados pulqueros y sobre todo los principales pulqueros asociados bajo el nombre de la Compañía Explotadora de Pulques, inmediatamente comenzaron sus investigaciones para ver la mejor utilidad que podría sacarse del aguamiel. Esa utilidad dio por resultado la fabricación de mieles, vinagres, azúcar y alcohol. No se necesita toda esta investigación científica y bastaría haber sido tinacalero para saber que cuando el tinacalero tiene que tirar el pulque, en vez de mandarlo tirar a la calle lo hecha al ambique y lo convierte en alcohol. Por consiguiente, el pulque tiene una salida completamente clara: la fabricación del alcohol.
Se fabrica en la actualidad alcohol de aguamiel; en vez de fabricar pulque, si nosotros apretamos - usaré ese término - al pulque más que al alcohol, es natural que el hacendado que tiene sus plantíos calculados para años y años, no va a deshacerse de su riqueza, sino que va a procurar sacar de ella el beneficio que más le acomode; el beneficio más directo, más inmediato y sencillo, puesto que hasta tener una serpentina y un poco de alumbre para fabricar alcohol. Se trata en los momentos actuales de un ensayo de impuesto al pulque, no de impuesto que esté ya establecido; ruego por lo tanto, a los señores diputados del contra, que amainen y dejen hacer el ensayo del veinticinco por ciento en ventas de primera mano, considerando el pulque arriba de la cerveza y abajo del alcohol, y nunca pierde esta Cámara su derecho para estudiar las medidas que deban tomarse antes de procurar la muerte de la industria pulquera. Estoy absolutamente conforme con todos los motivos morales; creo que el legislador en ningún momento debe desatender esos motivos morales ni en el momento de hacer sus impuestos, pero soy un decepcionado del impuesto como medida moralizadora en las bebidas alcohólicas y desafío al diputado Manrique o a cualquier ciudadano del contra para que me diga en que país han producido resultados los impuestos como medida moralizadora en las bebidas alcohólicas. En ninguno; lo único que ha producido efectos, es la prohibición. Y para concluir le diré al C. Vadillo que yo no creo que sea alimenticio el pulque fuera de la natural cantidad de azúcar y alcohol que pueda contener, como lo sería cualquier otro alcohol, pero le suplico que no arremeta contra todos los demás alimentos de la raza indígena, que tiene su historia. La fuerza de la raza indígena consiste en su alimentación exclusivamente vegetariana; los mexicanos - permítame este desvío filológico - conocen las tres yerbas clásicas: el zacatl, el quilitl y el xihuitl; el zacate, el quelite y el jihuite. Es decir, el zacate que comen las bestias, el quelite que comen los hombres y el jihuite,que no se come. Son tres yerbas. La raza indígena tiene condiciones no de impulso, sino de grandísima resistencia para el trabajo, debido a la alimentación vegetariana, y en ese sentido es inaudita la cantidad de yerbas que aprovechan con el nombre de "quelites" - pues todos se llaman quelites, lo mismo las verdolagas que los "quintoniles," etc. - tienen en la alimentación vegetariana una defensa que no ha venido a ser conocida sino cuando todos los dispépticos europeos y americanos han fracasado en otros remedios: todos vuelven al punto de partida, todos vuelven a ser vegetarianos. Yo siempre ha abogado por que la alimentación mexicana sea vegetariana. Resumiendo, como tengo la costumbre de hacerlo, manifiesto a los ciudadanos diputados, les pido que voten en pro de la medida consultada por el dictamen, primero, porque no estamos preparados para tomar las otras medidas para la supresión del pulque; en seguida, porque la incidencia de este impuesto hará recaer todo el peso del impuesto sobre las clases consumidoras del pulque que no son susceptibles de aumento, sino que son exclusivamente las clases bajas de la Mesa Central, y, tercero, porque antes de permitir que el maguey dé aguardiente, estoy por que dé pulque. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Siurob. (Voces: ¡A votar, a votar!)
El C. Siurob: Señores diputados: A pesar de... (Voces: ¡A votar, a votar!)
El C. Presidente: Solamente han hablado cuatro ciudadanos diputados en contra, conforme al Reglamento pueden ser seis. Tiene la palabra el C. Siurob.
El C. Siurob: A pesar de que noto, con bastante sentimiento por mis ideas revolucionarias, que la Asamblea ya quiere tomar una decisión y que desgraciadamente quizá esta decisión no vaya a ser favorable a los intereses que defiende la Revolución en toda la República, sin embargo, dejaría de cumplir con mi deber de servir en lo más profundo de mis convicciones, si yo no viniera a esta tribuna una vez más a defender las ideas radicales que hemos traído a nuestra mente y en nuestro corazón desde que se iniciara la lucha libertaria. Comenzaré por combatir desde luego una idea del señor licenciado Cabrera y es la idea de que no debemos ahondar en el detalle de las leyes a que se relaciona el dictamen presentado por la Comisión. Yo creo precisamente lo contrario, creo que es interesante que nosotros, a medida que vayamos notando los crasos errores, a medida que vayamos notando las deficiencias de las leyes referentes al pulque que han sido expedidas en el calor de la lucha en el seno de un Gobierno que no ha tenido tiempo de ver con calma todavía las circunstancias por las cuales atraviesa actualmente nuestra nación, creo que debemos ir de paso retocando cada una de aquellas leyes, precisamente porque es nuestra obligación, porque es un medio de llevar la moral al seno de todas las conciencias de la República, y porque es un medio de demostrar a todos nuestros comitentes, que nos estamos preocupando porque desde luego y desde el momento en que nos hemos constituido en Congreso General, comienza a sentirse una mejoría en
todas las condiciones de las diversas regiones de la República. Yo creo que es una tendencia conservadora no querer desde luego comenzar a modificar lo que está mal hecho, lo que es poco liberal, lo que no va al fondo de los ideales que se propone el legislador revolucionario; así es que yo creo que estamos en nuestro perfecto derecho al comenzar en estas sesiones a discutir desde luego alguno de los errores de brocha gorda y las miserias disentibles de las más salientes que se encuentran en las leyes expedidas durante el gobierno preconstitucional y durante el Gobierno Constitucional que actualmente tenemos y que se encuentran relacionadas o adjuntas al dictamen que nos ha presentado la Comisión. Paso en seguida, señores, a abordar el asunto preciso a discusión, que es el que se refiere a problemas de pulque. Por mí, señores, para mí que soy radical, quizá por que he sido educado en el ambiente de la cirugía moderna, el único método verdaderamente real en medicina, y que consiste en extirpar el mal con radicalismo, con espíritu liberal en donde quiera que se encuentre; para mí que he sido educado en esa escuela en que, si se encuentra un cáncer, se nos ha enseñado primero a hacer clínica y a encontrar sus raigambres, a encontrar hasta dónde se extiende aquella infección y después a proceder con absoluto criterio científico a la extirpación, sin que nos importe en absoluto que el organismo aquél se debilite por algún tiempo, sin que nos importe que se pierda sangre durante la operación, y la convalecencia de quince días, sin que tengamos en cuenta tampoco que la familia de aquel enfermo se va a ver privada del concurso de su trabajo y del dinero que aquel trabajo podría producir, pues, en cambio, lo único que nos importa es que aquel enfermo quede perfectamente curado y quede perfectamente sano. El mismo caso es señores tratándose tratándose de este cáncer nacional que se llama el pulque. Ya la clínica se ha hecho en las sesiones pasadas, ya hemos visto hasta dónde se extienden sus raigambres; ya hemos visto que el pulque ha echado hondas raíces en el vicio nacional, que es uno de los elementos que han colaborado a formar el cáncer de nuestros indios, ese carácter abandonado, ese carácter poco activo, ese carácter demasiado apegado a la molicie, y que, por el contrario, ha debilitado su iniciativa propia, su tendencia progresista que en las pasadas épocas ha hecho que siendo el pueblo azteca el último que llegó a la Mesa Central, fuera el que dominara a los demás pueblos apenas transcurridos unos cuantos lustros. Quizá desde que Xochitl presentó al monarca por primera vez la bebida del pulque, comenzó la degeneración de aquella raza que trajo posteriormente a un primer Moctezuma traidor a su Patria y aliado de los invasores. Pero voy a tomar el asunto de una manera más concreta, tal como lo ha tomado el intelectual licenciado Cabrera, que se ha concretado estrictamente a las circunstancias. Nos dice, señores, que los impuestos son excesivos sobre el pulque; que todo aumento que vayamos a poner sobre esta bebida recae inmediatamente sobre el consumidor...
El C. Presidente, interrumpiendo: Se suplica al C. García Vigil se sirva ocupar su curul y guardar silencio. (Aplausos.)
El C. Siurob, continuando: Se dice que todos estos impuestos recaen sobre el consumidor solamente, y que ya son exhorbitantes puesto que, en efecto, me asombra la cifra citada por el licenciado Cabrera, que hace montar a cinco millones de pesos anuales, la contribución que recae sobre los habitantes de toda la Mesa Central...
El C. Basáñez, de la Comisión, interrumpiendo: No, sólo el Distrito Federal.
El C. Siurob, continuando: ¿Sólo del Distrito Federal? Pues bien, señores diputados, vamos suprimiendo en absoluto la bebida y suprimiremos ese pesado impuesto que la grava; (aplausos) con eso lograremos dos cosas: suprimir el vicio y suprimir el impuesto. Allí tienen ustedes la ventaja de las medidas radicales; se suprimen dos males con una sola medida; se suprime el mal que resulta de la industria de la bebida, de la embriaguez y el curso de las degeneraciones que son sus consecuencias, de la desgracia en las familias bebedoras, y se suprime también el impuesto, esa pesada gabela que no quiere el licenciado Cabrera que pese sobre nuestros proletarios y que, sin embargo, la va a gravar votando por el veinticinco por ciento de valor bruto. Es, pues, ésta una medida radical que honrará muchísimo a este Congreso por ser el primer Congreso de la República que, sabiendo sobreponerse a los inmensos intereses de los especuladores, de los intermediarios y de los introductores, sepa cumplir con su deber y considerando los argumentos solidísimos que hay en contra de esta bebida, la suprima de una manera definitiva del uso de las masas populares. Voy a demostrar con otras razones al licenciado Cabrera y a todos los ciudadanos del pro, la enorme ventaja que resulta al suprimir el pulque; se ha dicho que el pulque es un alimento , y, sin embargo, señores, nadie lo ha podido comprobar aquí. Acabo de ver que los que han estudiado este asunto, que la cantidad de azúcar que contiene el pulque es únicamente de 64 gramos por litro; 64 gramos por litro constituye una cantidad excesivamente baja. Ahora, señores, vamos viendo cuál es el valor de un litro de pulque en la actualidad: según las personas, los miembros de la Comisión y el licenciado Cabrera vale diez centavos un litro; de esta azúcar que contiene cada litro, hay que advertir que contiene la fermentación en el interior del estómago, y, por consiguiente, la cantidad aprovechable al cabo de dos o tres horas en virtud de la fermentación se hace todavía más pequeña por el aumento de calor y demás condiciones biológicas en el interior del organismo y resulta que el órgano sólo aprovechará como alimento una mitad o una tercera parte, es decir unos cuantos gramos de azúcar por cada litro. Ahora, señores, cada bebedor ingiere aproximadamente de dos a tres litros de pulque, cada litro, valiendo diez centavos, resulta que ingiere treinta centavos de pulque. Ahora, señores, con treinta centavos se puede comprar un cuarterón de maíz. Yo pregunto a los señores diputados: qué cosa creen que alimenta más ¿un cuarterón de maíz, o tres litros de pulque? (Voces: ¡El maíz! ¡El maíz!) Perfectamente, pues allí tienen ustedes cómo no se le hace ningún mal al pueblo mexicano con suprimir el pulque. Esa es la prueba evidente,
la prueba verdaderamente convincente para que ustedes se den cuenta de que el argumento de que el pulque sea un artículo alimenticio en las actuales circunstancias, resulta precisamente un argumento en contra de que se apruebe el pulque como substituto en la alimentación nacional. Pero el mismo señor licenciado Cabrera me ha dado muchas más razones y voy a tomarle sus argumentos uno por uno, porque todos esos argumentos se convierten precisamente en contra del tema a debate. En efecto, nos ha dicho que todas las grandes haciendas dejan sin sembrar los terrenos en donde están los magueyes y que los dejan absolutamente sin cultivo. Este es un argumento, más hay, señores, que quitar este pretexto para el cultivo de la tierras. Se nos ha dicho que el número de familias que trabajan en todo lo que se refiere al pulque, es de cerca de trescientos mil individuos. Arrebatados esos trescientos mil individuos a un comercio que versa exclusivamente sobre un vicio, aquellos individuos irán a buscar en algo más útil el pan con que se alimentarán diariamente. Quitada aquellos trescientos mil intermediarios que si bien es cierto que muchos de ellos son productores, en cambio hay otros que sólo son intermediarios. El señor licenciado Cabrera nos relataba precisamente que entre el productor que está en la hacienda y el expendedor hay un gran número de intermediarios, hay un gran número de individuos que cobran, que aumentan el valor al pulque desde el momento de sacarlo de la hacienda; otros, desde el momento de recibirlo en las estaciones, y otros todavía le aumentan el valor en el momento de entregarlo en la pulquería. Todos los diputados estarán de acuerdo y me refiero con mucha especialidad a los diputados socialistas, en que el problema en los actuales tiempos, el problema social en la Nación, el problema hacendario consiste en suprimir los intermediarios, en procurar que todos los artículos de primera necesidad y cualquiera clase de artículos en general, pasen por el menor número de manos posibles; así es, señores, que si suprimimos el pulque, como alimentación de nuestro proletariado, daremos una ocupación más útil, porque haremos que la necesidad haga que aquellos trescientos mil individuos que hoy se dedican exclusivamente a un comercio o industria que perjudica a la Nación entera, vayan a fecundar los campos, vayan a cultivar el maíz de que tanta necesidad tenemos y que tanta falta nos hace. Ya sé, señores que cuando se trata de algo como el pulque, cuando se trata de embrutecer al pueblo, en que se trata, señores, de producir grandes especulaciones a individuos burócratas, siempre tendrá enormes defensores cualquiera idea en ese sentido. Yo recuerdo que en el Congreso Constituyente el señor Nieto dijo, no tuvo ningún empacho como hombre honrado en confesar que le habían ofrecido cuatrocientos mil pesos si no se suprimía el pulque en la capital de la República; todos los que hayan sido constituyentes recordarán perfectamente que el señor licenciado Nieto dijo esto. (Voces: ¡Fue el doctor Rodríguez!) Eso es, fue el doctor Rodríguez, rectifico ante la H. Asamblea; allí tienen ustedes, señores, como realmente sí producen enormes especulaciones a personas que se encuentran en el extranjero y que son enteramente contrarias a nuestra causa. Nos dice el licenciado Cabrera que aumentar el impuesto no daría absolutamente ningún resultado; yo voy a demostrar lo contrario: los impuestos deben distinguirse entre los impuestos restrictivos o impuestos prohibitivos; los impuestos restrictivos aplicados a las bebidas embriagantes nunca han dado resultado; en este punto estoy de acuerdo con el estimable estadista, pero en lo que no estoy de acuerdo es en que los impuestos prohibitivos no consigan su objeto, porque eso sería negar la luz del sol. Se sabe perfectamente que apenas la Secretaría de Hacienda ha doblado el impuesto sobre la exportación del frijol, de los cueros, etc., se ha suprimido en lo absoluto o casi en lo absoluto dicha exportación; pues lo mismo sucederá con el pulque, y el impuesto en vez de ser un simple impuesto restrictivo, se convierte en prohibitivo, que es una medida radical y que lo propongo para suprimir estos males; habremos logrado nuestro objeto, habremos logrado suprimir el pulque sin ponernos fuera de la ley al gravar esta industria netamente nacional. Yo no vengo a luchar aquí en contra del maguey, señores, yo no vengo a declarar que el maguey es una cosa inútil, puesto que ya se han dicho todas las ventajas que se pueden sacar de él. Yo, antes, me he esmerado en demostrar ante vosotros que desde el aguamiel que se extrae y que es una bebida sana y mucho más alimenticia que el pulque, hasta el "mesote" que sirve como leña o que sirve para cubrir los techos de las humildes casas en donde viven nuestros proletarios de los campos; en el maguey todo es aprovechable: la fibra, las hojas como leña; en una palabra, yo no he venido a combatir esta planta que es una de las plantas con que nos ha dotado la madre naturaleza en nuestro país, y que es de un gran porvenir nacional, indudablemente. Yo, lo que he venido a combatir, señores, es ese cáncer que debemos arrancar de una manera radical, que debemos arrancar con tanto más radicalismo cuanto que es el único momento, señores, es el último momento aprovechable que le queda a la Revolución para desembarazar al pueblo mexicano y muy especialmente al pueblo del Distrito Federal y de la Mesa Central, formado por aquellos primitivos aztecas a los cuales debemos el nombre de nuestra Patria, para desembarazarlo de lo que constituye para ellos una grande masa de grandes obstáculos para su regeneración y para su progreso. El único inconveniente que yo encuentro, verdadero, es el de los millones que se suprimen por medio de la supresión de este impuesto, pero yo pregunto: ¿No debemos hacer algún sacrificio, recargar algún otro producto con tal de quitarnos para siempre un cáncer nacional? ¿No debemos, señores, no estamos casi en vísperas de sancionar el sesenta por ciento sobre las propiedades raíces con lo que seguramente se va a cubrir este déficit de cinco millones de pesos, y en cambio podemos de una vez suprimir en absoluto el pulque como bebida embriagante? Esto es lo que nos ordena el sano radicalismo; yo, señores, creo que si la Patria se debilita un momento quitándole el impuesto del pulque, ya hay que ver que este debilitamiento será en absoluto una insignificancia. En cambio, podemos estar seguros de que suprimiendo el impuesto
sobre el pulque vamos a darle la verdadera salud, esa salud vigorosa y sana que consiste en que los hombres honrados no vean su organismo roído por una lacra. Ya alguien ha dicho que en la escuela de los individuos que se dedican a la economía política, que se llaman naturalistas, que para que una nación sea fuerte, antes que el dominio de las grandes leyes, antes que todas las demás circunstancias, se necesita que todos y cada uno de los habitantes sean buenos animales, es decir, individuos sanos y vigorosos.
El C. Martínez Escobar, interrumpiendo: ¿Animales? ¡Protesto!
El C. Siurob, continuando: Es decir, individuos sanos, vigorosos, fuertes, individuos que en su parte esencialmente animal sean suficientemente vigorosos para soportar todas las pruebas para ir a la guerra, para fecundar los campos y para todo lo que sea necesario que el ciudadano conserve íntegra su energía, para la generación de la especie. Ahora, señores, es el momento precisamente de que estos principios universales admitidos por todos los políticos del mundo, universalmente admitidos por todos los hombres de ciencia, los implantaremos y la primera medida es suprimir en lo absoluto el pulque de nuestras masas populares. Voy a terminar, señores, porque creo que ya la Asamblea está cansada y lo lamento sinceramente, porque tratándose de un asunto que es urgente para las clases proletarias, está Asamblea debía estar más atenta y debía de fijarse con más conciencia de este asunto.
El C. Presidente: Se llama al orden al diputado Avilés, y se suplica a la H. Asamblea se sirva guardar silencio.
El C. Siurob, continuando: Si el diputado Cabrera ha merecido toda la atención de esta Asamblea porque es un estadista, porque ha ocupado altos puestos públicos, yo no veo la razón por qué esta Asamblea, cuando se trata de los problemas nacionales no nos concede la misma atención a los que no traemos más caudales que nuestra buena voluntad; (aplausos) a los que no venimos animados sino por los estudios concienzudos que hemos hecho en el calor de nuestros ideales, animados por el soplo vivificante que desde el Padre Hidalgo que nos dio una nacionalidad, hasta Benito Juárez que nos permitió la reforma de nuestras costumbres, venimos aquí precisamente inspirados por esos grandiosos ejemplos tratando de que la Revolución Constitucionalista no sea un mito, que no vaya a convertir al obrero en enemigo del pueblo, sino que vaya a convertirlo en la columna sostenedora de esa poderosa nacionalidad que será México en lo futuro, que será la nación ejemplo para las demás naciones latinoamericanas en el Continente. Termino, señores, volviendo hacer un resumen de las principales causas por las que pido que se deseche en lo absoluto el pulque como bebida nacional, y son las siguientes: primero, que de esa manera se logran quitar los hombres del pueblo dos cargas pesadas, primero, la de los enormes impuestos que se pagan por esta bebida embriagadora; segundo, los males terribles que causa el pulque; después, porque el impuesto prohitivo sí consigue perfectamente los resultados que apetecemos; en seguida, porque dada la carestía que actualmente tiene el pulque, perfectamente puede el individuo que lo consume comparar con aquel producto elementos alimenticios bastante suficientes para su subsistencia durante un día, sin recurrir a una alimentación problemática y que dadas las actuales condiciones en que se encuentra esta bebida, y el poco caso que se hace del Consejo de Salubridad, resulta más veneno que otra cosa, el verdadero "fango blanco," como lo llamaron algunos higienistas de Norteamérica.
Hago, por último, señores, un llamamiento enérgico al radicalismo de los señores diputados, para que recuerden que este es el momento, señores, quizá el último en que nosotros podamos abolir esta bebida. ¿Cómo vamos a abolir totalmente esta bebida? ¿Cómo vamos a abolir en lo absoluto este impuesto? Este es el momento posible, porque después, señores, los interesados se interpondrán con mayor fuerza. ¿Cuántos Congresos han habido ya que se han preocupado por establecer esta medida absolutamente benéfica para nuestras clases proletarias y cuántos han fracasado! Yo no digo que porque el oro compre a estadistas y hombres honrados como el licenciado Cabrera; pero sí, porque en el fondo la presión del oro se hace sentir en la conciencia casi a la misma altura que la de los ideales, desgraciadamente, porque, señores, todavía no se comprende de una manera absoluta este criterio absolutamente redentor que ha animado a la Revolución Constitucionalista y que consiste en hacernos ver de una manera clara que nuestra lucha es de preferencia por los humildes, por los que necesitan regeneración, por los que debemos levantar a la categoría de ciudadanos y en contra de aquellos que siempre se han burlado de lo que significa ciudadanía, honor y soberanía nacional. Pido a los señores diputados, fundado en estas razones, que voten en contra del artículo relativo al dictamen de la Comisión. (Aplausos. Voces: ¡A votar, a votar!)
El C. Pro secretario Villarreal: Se procede a pasar lista.
El C. Cabrera: Yo suplicaría a la Asamblea que si considera suficientemente discutido el asunto, se votara desde luego. (Voces: ¡No, no!)
El C. Presidente leyó una lista de oradores inscriptos en contra. En vista de que hay muchos oradores inscriptos, por esto la Presidencia no ha preguntado si está suficientemente discutido. (Voces: ¡Que se pregunte!)
- El mismo C. Pro secretario: Se procede a pasar lista.
El C. Secretario López Lira: Se pregunta a la Asamblea si está suficientemente discutido el dictamen. Está suficientemente discutido.
El C. Presidente: La votación servirá de lista.
El C. Ancona Albertos: Se procede a la votación nominal.
- El mismo C. Secretario: Se va a votar el inciso H. que dice: "Impuesto especial del Timbre, sobre ventas de primera mano de pulque y tlachique, conforme al decreto de 27 de junio de 1917."
El C. Pro secretario Ancona Albertos: Se procede a la votación nominal.
El C. Hay: ¡Moción de orden!
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Hay, para una moción de orden.
El C. Hay: Continuamente estamos aquí votando adiciones y modificaciones que se basan en tal o cual decreto o en tal o cual ley; esas leyes y esos decretos no han sido puestos en conocimiento de la Asamblea; pido, por lo tanto, que en cada caso se lea el decreto correspondiente y que desde luego como respetuosamente pido a la Mesa, que desde luego proceda a formular esos decretos y esas leyes para que sean repartidos aquí en la Asamblea. Es muy difícil que escuchemos y podamos decidir sobre asuntos de impuestos cuando solamente en seis o siete proposiciones que hay allí, una para hilados y tejidos, se necesita la ley de 21 de noviembre de 1903 y la ley de 3 de junio de 1912, para el petróleo la ley de abril de 1917, etc. No quiero cansar la atención de ustedes dándole todas las leyes y decretos que necesitamos, yo creo que para poder decidir y votar de una manera perfectamente consciente en estos asuntos de trascendencia para el país, es muy conveniente que la Mesa mande hacer la impresión de las leyes para poner en conocimiento de los diputados todo lo que se relaciona con los debates.
El C. Presidente: En el curso del debate las Comisiones se habían referido al decreto que desea conocer Su Señoría, pero para complacerlo se iba a mandar dar lectura a ese decreto.
El C. Bravo Izquierdo: No necesitamos ya de discusiones, sino que se lea el decreto.
El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión. (Voces: ¡A votar!)
El C. Basáñez, de la Comisión: Señores diputados; señor diputado Hay: El decreto a que se refiere el inciso que está a votación es el que trata del veinticinco por ciento sobre el valor de ventas de primera mano, únicamente.
El C. Hay: Estoy dispuesto a votar en este caso sin necesidad de que se me presenten los decretos correspondientes, pero yo llamo la atención para que en otras votaciones no suceda lo mismo, porque tendremos muchos de nosotros que abstenernos de votar porque no hemos escuchado debidamente el decreto. No podemos realmente hacer el estudio del asunto y ahora propongo que pasemos a votar esto; pero que en lo de adelante la Comisión, ya sea un decreto o ley anterior, lo haga circular entre los ciudadanos diputados.
El C. Secretario López Lira: Se procede a la votación nominal.
(Comienza la votación.)
El C. Presidente (durante la votación): Se manifiesta a la Asamblea que están prohibidas las manifestaciones durante la votación.
El C. Jurado: Moción de orden. En nombre de la Asamblea suplico al señor primer Vicepresidente pase a ocupar su lugar. (Siseos.)
El C. Gómez Mauricio: Pido la palabra. Son igualmente vicepresidentes los dos; no hay primero ni segundo. El Reglamento claramente manda que se nombre un Presidente y dos Vicepresidente. Así pues esta bien presidiendo tanto un vicepresidente como otro.
El C. Presidente: (Ocupa el sitial de la Presidencia el C. Neri): Manifiesto al C. Jurado que yo había indicado al C. Aguirre Escobar que pasara a ocupar su lugar y él me indicó que yo siguiera presidiendo.
(Durante la votación y al tocarle su turno al C. Cienfuegos y Camus, éste funda su voto.)
El C. Presidente: Se manifiesta el C. Cienfuegos y Camus que conforme al Reglamento solamente se debe contestar "si" o "no." Tiene la palabra el C. Cabrera, para una moción de orden.
El C. Cabrera: Considero que la única oportunidad de coartar la libertad de votar que existe, es la de las manifestaciones en pro o en contra que están expresamente prohibidas en el Reglamento. Por consiguiente, los ciudadanos diputados que manifiesten su desaprobación faltan a conciencia, después de haberse llamado una vez la atención de ellos, faltan a conciencia al cumplimiento de la ley. Si o no cada quien es libre de votar. (Siseos.) En este momento no faltan a la ley porque simplemente desaprueban lo que yo hablo y pueden y tienen derecho a desaprobarlo, (siseos) pero cuando se está votando sí faltan a la ley y a su deber haciendo eses manifestaciones.
El C. Presidente : Manifiesto al C. Cabrera que hace un momento la Presidencia hizo observar a la Asamblea que estaban prohibidas por el Reglamento toda clase de manifestaciones a la hora de la votación.
(continua la votación.)
El C. Prosecretario Villarreal: Votaron negativamente los CC. Aguirre Efrén, Aguirre Escobar, Alejandre, Andrade, Arlanzón, Arrazola, Arreola, Aveleyra, Avilés, Bandera y Mata, de la Barrera, Bravo Izquierdo, Breceda, Cámara, Cancino Gómez, Cano, Carrillo Iturriaga, Cepeda Medrano, Cienfuegos y Camus, Cisneros, Córdoba Daniel S., Cruz José C., Curiel, Chapa, Domínguez, Dyer, Echeverría, Esparza, Fernández Aurelio M., Fernández Martínez, Figueroa, Gámez Gustavo, Gárate, García Jonás, García Salvador Gonzalo, García Vigil, Garza Ernesto, Garza González, Garza Pérez, Gaxiola, Gay Baños, González Galindo, González Jesús M., González Justo, González Marciano, González Torres, Guajardo, Guerrero, Gutiérrez, Hermosillo, Hernández Luis M., Hernández Maldonado, Herrera, Higareda, Ibarra, Jurado, Lanz Galera, Leyva, Lizalde, López F. Ricardo, López Ignacio, López Lira, Malpica, Manjarrez, Manrique, Mariel, Márquez Rafael, Martínez Joaquín, Mata Filomeno, Medina Juan, Méndez, Mendoza, Montiel, Múgica, Navarrete, Neri, Ortega José M., Ortiz, Pedroza, Peña, Peñafiel, Peralta, Pérez Brambila, Pérez Gasga, Pesqueira, Pineda, Plank, Pruneda, Ramírez G. Benito, Ramírez Llaca, Ríos Landeros, Rivas, Rocha, Román, Ruiz José P., Sáenz, Sánchez Daniel, Sánchez José M., Saucedo J. Concepción, Saucedo Salvador, Sepúlveda, Siurob, Soto, Torre Jesús de la, Torre Rómulo de la, Torres Berdón, Treviño, Vadillo, Valle, Ventura, Zapata y Zavala.
El C. Pro secretario Ancona Albertos: Votaron por la afirmativa los CC. Acuña, Aguilar, Aguirre Berlanga, Aguirre Crisóforo, Alonzo Romero, Ancona Albertos, Aranda, Araujo, Arellano, Barragán Juan Francisco, Basáñez, Bello, Benites, Betancourt, Blancarte, Cabrera, Cárdenas, Carrillo Eduardo S., Córdova Gabriel J., Cravioto, Cristiani, Dávalos Ornelas, Dávila, Díaz González, Escudero, Fentanes, Gaitán, Gámez Ramón, García Adolfo G., García Elíseo, García Pablo, Gómez Mauricio, González Lauro, Hay, Hernández Garibay,
Hernández Jerónimo, Izquierdo, Lailson Banuet, Lechuga Val, Leyzaola, Limón, Marcelín, Manzano, Márquez Josafat, Martínez de Escobar, Medina Francisco, Meneses, Moctezuma, Montes, Narro, Otero, Padilla, Paredes Colín, Ramírez Genaro, Rebolledo, Rivera Cabrera, Robles Domínguez, Rojas Dugelay, Rosas, Ruiz Estrada, Ruiz Juan A., Sánchez Pontón, Sánchez Tenorio, Segovia, Silva Herrera, Silva Jesús, Suárez, Téllez Escudero, Torres José D., Uruñuela, Velásquez, Villarreal Filiberto C., Villarreal Jesús J., y Villaseñor.
El C. Secretario López Lira: Votaron por la afirmativa, 74 CC. diputados; por la negativa, 112. (Aplausos.) Queda reprobado y vuelve a la Comisión para que se reforme en el sentido de la discusión. (Aplausos.)
El C. Presidente: Se suspende la sesión y se cita para la tarde a las cuatro en punto para seguir tratando de la Ley Orgánica del Fuero Común.
(Asistencia de 167 CC. diputados.)
El C. Presidente, a las 4 p.m.: Se reanuda la sesión de la Cámara de Diputados.
El C. Secretario Mata: "Telegrama recibido en México, D.F., el 17 de julio de 1917.
"C. Presidente de la Cámara de diputados.
"Comité Liberal Juarista se honra en invitar al alto Cuerpo que usted preside para concurrir al homenaje nacional que el próximo 18 celebraráse en esta ciudad conforme programas publicados prensa. Punto reunión: costado Norte Palacio Nacional sitio donde murió Juárez y hora de cita, las nueve de la mañana. Nombre mismo Comité expreso a usted cordial agradecimiento.- El Presidente.- Rafael Martínez."
La Presidencia ha tenido a bien nombrar para que concurran a este acto, a los CC. diputados Treviño Jacinto, Padilla José, Garza Pérez Vidal, Medina Francisco, Peralta Miguel y Pro secretario Villarreal Filiberto.
El C. Peña: Pido la palabra para hacer una proposición.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Peña.
El C. Peña: Para suplicar a usted a ver si tiene a bien nombrar a algunos diputados por Oaxaca, que hay aquí varios. Sería muy conveniente.
El C. Secretario Mata: Continúa la discusión en lo general del dictamen rendido por las Comisiones unidas, 1a. y 2a. de Justicia y Especial, sobre el proyecto de la Ley Orgánica del Poder Judicial del Fuero Común. Las personas que deseen hacer uso de la palabra en pro o en contra se servirán pasar a inscribirse.
El C. Hay: Moción de Orden, señor Presidente, para reclamar el trámite de la Mesa.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Hay.
El C. Hay: Señores diputados: He pedido la palabra para tratar de un asunto que ya está decidido aquí económicamente y es que las mañanas se dedican a la cuestión de los Presupuestos y las tardes a la discusión de la Ley Orgánica. Esto es, como dije en otra ocasión, hacer la labor por fragmentos, en pedacería, y naturalmente el trabajo no puede quedar bien hecho. Algunos diputados creen quizá que en esta forma vamos a ir más de prisa, pero es un error indudablemente, que acabaremos igualmente tarde o igualmente pronto, ya sea que hagamos primero una ley y después la otra o que abordemos las dos en conjunto. Indudablemente que si vamos trabajando la mañana una ley y en la tarde otra ley, que las dos leyes se acaban tarde; mientras que si escogemos una ley, la más urgente, esa se termina pronto y podemos dedicar entonces el resto del tiempo a la otra ley que es de carácter menos urgente. Eso de estar trabajando en la mañana una ley, suspender la discusión y reanudarla a las veinticuatro horas y en el intermedio tratar de otro asunto diferente, trae indudablemente, si no grandes confusiones, sí algo de confusión en el criterio de los señores diputados, porque es imposible dedicarse con toda conciencia a uno asunto unas horas y después a otro asunto totalmente diferente en otras horas, y de esto resulta que se pierde la hilación de lo que se está tratando. Por eso pido yo que la Asamblea decida cuál de los dos asuntos que tiene entre manos es el más urgente y que a ese dediquemos la mañana y tarde, hasta terminar con él de una manera sistemática; todo lo que no sea esto de trabajar sin sistema, es inconveniente; cuando se trabaja sin sistema, entonces no luce el trabajo ni se producen resultados verdaderamente benéficos; por eso pido muy atentamente a la H. Asamblea que reconsidere su decisión de que en la mañana tratemos un asunto y en la tarde otro y que acabemos con la Ley Orgánica y después vayamos con la de Presupuestos en caso de que la Ley Orgánica se considere más urgente o al contrario, eso queda a la decisión de la H. Asamblea y pido que se tome en consideración esta proposición, porque solamente con este sistema podremos hacer algo bien y pronto. (Voces: ¡No, no!)
El C. Presidente: Se suplica al C. Hay presente su proposición por escrito.
El C. Hay: Entiendo, señor Presidente, que también es de Reglamento que una vez que se procede a la discusión de una ley no se pueda interrumpir, sino hasta terminarla.
El C. Chapa: Pido la palabra, señor Presidente.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Chapa: Es perder el tiempo con tantas proposiciones, señores diputados; la Asamblea acordó trabajar mañana y tarde, luego acordó trabajar solamente la mañana, luego solamente en la tarde, luego acordó trabajar mañana y tarde y hoy viene el ciudadano Hay con una nueva proposición; estamos perdiendo el tiempo lastimosamente, creo que debemos sujetarnos a lo ya acordado y discutir en la mañana los presupuestos y en la tarde la ley orgánica.
El C. Presidente: Tiene la palabra en pro en ciudadano Martínez de Escobar. - El C. Martínez de Escobar: Señores diputados: Tuve el alto honor, y llevo conmigo satisfecho ese orgullo, de haber sido alumno de la Escuela Nacional de Jurisprudencia del señor licenciado Luis Cabrera, de manera que durante algún tiempo cayó en mi cerebro la lluvia de oro de sus jugosas explicaciones jurídicas; el fecundante polen y la simiente de luz de su intensa, de su vasta y de
su honda cultura en cuestiones de derecho. (Voces: ¡Pruebas, pruebas! Risas.) De aquí que cuando por virtud de una abstracción vivo aquel momento de mi vida estudiantil, me parece mentira que venga a esta tribuna a contender con él en el punto a discusión. Parece mentira que venga a contender con él el modesto discípulo y sencillo alumno con el selecto y respetable profesor. (Voces: ¡Pruebas, pruebas!) Pero, señores diputados, no estoy de acuerdo en la argumentación del señor licenciado Cabrera, que hizo ayer en esta tribuna, por que en mi sentir carece de base, carece de fundamento. El señor licenciado Cabrera trajo aquí la vigorización del argumento esgrimido por el señor licenciado Aguirre Berlanga, Subsecretario de Estado del Interior, argumento de que se valió el señor licenciado Aguirre Berlanga, no porque realmente fuera de esencia y substancia en la cuestión a debate, sino únicamente como un argumento de tribuna, de oratoria, a fin de sugestionar, a fin de despertar la sensibilidad a este respecto en el espíritu de la Asamblea. Me refiero a aquel aserto que tuvo el licenciado Aguirre Berlanga y que después intensificó el licenciado Cabrera, diciendo que la Comisión estaba asesinando a la base fundamental de las libertades públicas, que es la libertad municipal que se obtiene con la autonomía del municipio. Antes de entrar, señores diputados, a examinar este argumento, quiero, aunque sea al correr de la palabra, analizar de paso algunas de las otras argumentaciones que aunque ya fueron tratadas por el señor licenciado Sánchez Pontón, no está por demás hacerlas más palpables para que vea la Asamblea cómo el dictamen de la comisión está perfectamente justificado de acuerdo con la ciencia del derecho y con las teorías modernas de esta misma ciencia. El señor licenciado Aguirre Berlanga manifestó en todos los tonos, señores diputados, que el dictamen de la comisión en muchos de sus puntos era anticonstitucional, porque violaba preceptos de nuestra Carta Magna. No es verdad este argumento de que hizo gala el licenciado Aguirre Berlanga, porque no existe un solo punto en el dictamen de las Comisiones unidas de Justicia que contraríe ni letra ni el espíritu de la Carta Fundamental. El señor licenciado Aguirre Berlanga se asombraba de ver que la Comisión condensara en su proyecto, en su dictamen, una innovación: la división en dos salas al referirse al Tribunal Superior. No sé por qué el señor licenciado Aguirre Berlanga se siente temeroso y vacilante ante esta innovación radical que ha traído aquí la Comisión. Es rudimentario, como decía ayer el licenciado Sánchez Pontón, cómo en todas las órdenes de la actividad humana la división del trabajo y la especialización de funciones se impone en cualquiera de los órdenes de la actividad humana y por ello muy especialmente debemos tenerlo presente en la cuestión de la administración de justicia que de suyo ha sido tan mal, tan deficiente en nuestro país. Yo me habría venido a oponer al dictamen de la Comisión quizá porque aún el dictamen de la Comisión es en mi sentir algo conservador. No sólo, señores diputados, tenemos la necesidad de esa especialización de funciones en las Salas del Tribunal Superior al decir que una conocerá de los asuntos meramente penales y otra de los asuntos meramente civiles, sin que aún se pretenda en México crear una Sala especial para asuntos esencialmente mercantiles. En este sentido y cuando lleguemos a la discusión en lo particular del proyecto, si voy a atacar esa parte del dictamen, porque a mí me parece que es bastante conservador, por virtud de no crear esa sala, que ya es indispensable y necesaria dada la gran serie de transacciones mercantiles que constantemente se verifican en México y la serie de juicios especiales que engendran los conflictos de derecho mercantil. La división en Salas está de acuerdo con la evolución: el derecho penal y el derecho civil, señores diputados, no obstante que tienen el mismo fondo son ramificantes de un mismo árbol; no obstante eso tienen principios ya esencialmente distintos en cuanto a la vida práctica. Los conocimientos que debe tener un abogado en conocimiento civil, no son los mismos conocimientos que debe tener un abogado en derecho penal; la cultura de un abogado que se dedica a las cuestiones penales es muy otra y muy distinta de la cultura, de los conocimientos que tenga el abogado que se dedica a las cuestiones de derecho civil. El abogado que se dedica a las cuestiones de derecho civil puede ser muy buen abogado en esa materia con sólo tener conocimiento de lo que es compra -venta, depósito, etc., los principios generales de los contratos, las obligaciones, haber leído los comentaristas a este respecto, haber hecho estudios especiales en esa materia; pero ese abogado, perfecto en cuestiones de derecho civil, puede ser suficientemente ignorante en cuestiones de derecho penal, porque la cultura que necesita un abogado en derecho penal es mucho más amplia y más vasta; indudablemente que sí. Debe tener conocimientos más hondos de psicología, de sociología; tiene que ser más observador que el abogado que estudia las cuestiones de derecho civil; tiene que conocer más la realidad de la vida humana, no solamente conocer lo que es robo, fraude y estafa, sino tener una cultura más amplia, estudiar la educación, el medio en que vive, la herencia, los antecedentes de aquel individuo, en fin, una serie de circunstancias que ameritan más lectura, que ameritan estudios más profundos y más vastos que los del abogado que se dedica exclusivamente a las cuestiones de derecho civil.
De tal manera, señores diputados, que es imposible que, dado lo complejo, lo heterogéneo, lo ramificada que es la ciencia del derecho, es imposible que a conciencia, a fondo, vayan los Magistrados a conocer al mismo tiempo, hoy, un asunto de derecho civil y un asunto de derecho penal, porque ya estas ramas del derecho, por decirlo así, constituyen una ciencia nueva, cada una de ellas, por la extensión y por la complejidad de los problemas que entrañan; de manera que es indispensable y necesario que se haga allí la división del trabajo, la especialización de funciones, que un número de abogados que vayan a conocer asuntos de derecho penal, se especialice en estas cuestiones de derecho penal, para que, a conciencia y con conocimiento de causas, fallen bien un asunto de éstos que se lleve a su conocimiento. Por la misma razón, que se especialicen, igualmente, en derecho civil, los abogados que van a conocer cuestiones
de derecho civil. Esto es rudimentario y deben tener presente que es una necesidad ingente del país y que está de acuerdo con la evolución de la ciencia el dictamen tal como lo presenta la Comisión. Yo digo, cuando esto se discuta en fracciones, voy a sostener la creación de una nueva sala, para que se vea que, en el fondo del derecho civil, está el derecho mercantil, y que esta rama del derecho necesita también conocimientos especiales, el hombre que solamente vaya a fallar los asuntos de carácter mercantil que a diario se llevan a conocimiento de los jueces.
El señor licenciado Aguirre Berlanga trataba también la cuestión de lo que debe entenderse por jueces de primera instancia; decía el señor licenciado Aguirre Berlanga que la jurisprudencia estaba de acuerdo en toda la ciencia del derecho y las argumentaciones hechas por él, y esto no es verdad, señores diputados; ya vimos que aquí ayer el señor licenciado Luis Cabrera nos llegó a decir, llegó a aseverar esto: podemos decir que serán jueces de primera instancia aquellos que no son jueces municipales, éstos serán de única instancia. En el fondo existía este pensamiento; serán jueces municipales aquellos que no son por nombramiento del Congreso; municipales y de única instancia aquellos que sean nombrados directamente por el Ayuntamiento. No hay una base científica y fundamental para que se diga: estos son jueces de primera instancia; no, señores diputados, los que eran ayer jueces de primera instancia, por una reforma de esta Cámara pueden extender su competencia, la medida de su jurisdicción, la potestad de conocer los asuntos ya civiles o criminales, ya de seguir el proceso y sentenciar las cuestiones que lleven a su conocimiento. La extensión de esta competencia, puede transformar a un juez menor en juez de primera instancia; los jueces menores, que ayer apenas conocían de asuntos hasta de quinientos pesos, y que sus resoluciones no eran apelables, hoy nos presenta razonadamente y conscientemente la Comisión, una reforma a este respecto, diciendo que los jueces menores deben conocer hasta la cantidad de mil pesos en asuntos civiles. Vemos, pues, que ya por más de quinientos pesos se admite la apelación; entonces los jueces menores quedan siendo jueces de primera instancia, quiera o no quiera el señor licenciado Aguirre Berlanga. Son jueces de primera instancia aquellos que admiten la segunda instancia, aquellos cuyas resoluciones pueden y deben ser revisadas, y son jueces de única instancia, aquellos que no admiten otra instancia. Si la idea fundamental del Constituyente fue que los jueces de primera instancia fuesen nombrados directamente por el Congreso, y la Comisión nos trae esta innovación, que responde a una necesidad del país, entonces, ¿por qué razón vamos, con un criterio raquítico y pequeño, a decir que los jueces correccionales deben ser jueces municipales y no de primera instancia? ¿Porque la ley orgánica de 1903 decía: "de los jueces de primera instancia" y no involucraba allí a los jueces menores? Desde ese momento estoy seguro de que en México nadie va a ser la excepción de la competencia a los jueces menores para cantidades mayores de quinientos pesos.
¿Que se ataca al Municipio libre? ¿que se ataca la libertad municipal, porque no sea facultad de los Ayuntamientos el nombramiento de jueces menores y correccionales? No es verdad, señores diputados. Esto no fué más que un argumento, vuelvo a repetir, de tribuna, con el objeto de impresionar a la Asamblea y obtener el éxito con respecto a la opinión del señor Subsecretario de Estado del Interior. No, ¿Quién no quiere la libertad municipal? Absolutamente nadie; todos, absolutamente todos, deseamos el advenimiento de la libertad, que solamente podrá venir con la descentralización del poder. ¿En qué forma? Haciendo que los Ayuntamientos tengan derechos propios, personalidad propia y tengan responsabilidades inherentes a todos poder democrático; hacer que los Ayuntamientos no solamente sean agrupaciones meramente económicas, administrativas, sino que también tengan una vida dinámica esencialmente política. Todos están de acuerdo en esto; pero yo no veo qué relación de afinidad, qué identificación, qué contacto existe entre la esencia, entre el jugo, entre la substancia de lo que es libertad municipal, con que los Municipios nombren a estos jueces correccionales. Esencialmente ninguna, señores diputados. Muy otra, es la esencia de la libertad municipal, y nada tiene que ver con que se deje nombrar o con que se nombre los jueces menores. En el Constituyente fui yo, como deben recordarlo los señores diputados que asistieron a ese Congreso, uno de los que sostuvieron en la tribuna, constantemente, la cuestión de la autonomía municipal, sobre todo, en la capital de la República. Se establecía la libertad municipal para toda la República y para todos los Estados menos para el Distrito Federal. Yo fui allí el que estuvo sosteniendo esa tesis hasta que, por una mayoría se obtuvo la impara todos los Estados, menos para el Distrito Federal. Y allí se expusieron argumentaciones de carácter económico, diciendo que, sin recursos suficientes, propios del Ayuntamiento, no podría subsistir políticamente y, por lo tanto, sería letra muerta el artículo constitucional que los estableciera. Y ahora, yo pregunto: ¿Cómo es posible que se venga argumentando en ese sentido, si estamos viendo que los que integran el Municipio de aquí ni siquiera han sido electos por el pueblo, sino que, a pretexto de lo que ustedes quieran, se ha dicho que hasta el mes de diciembre ellos serán los que designe el Poder Ejecutivo en los miembros que él haya tenido a bien hacerlo? De manera que en estos momentos, si nosotros dejamos el nombramiento de jueces menores y correccionales al llamado Ayuntamiento, no es verdad que sea Ayuntamiento y no es verdad que vengan a tener el carácter de jueces municipales, porque han sido directamente designados y nombrados por el Ejecutivo. No es un ataque al Ejecutivo el que vengo a hacer aquí, no sería yo el propio para esos ataques, no, señores; si el pensamiento del Constituyente fue éste: arrancar de manos del poder Ejecutivo - no me estoy refiriendo a la respetable personalidad del ciudadano Carranza -,fue arrancar de sus manos, quitarle el control que tenía sobre la administración de justicia, sobre el Poder Judicial, y en este caso, señores diputados, una parte de ese control que nosotros en el Constituyente
quisimos quitarle, se le quiere volver a dar el Ejecutivo, y entonces se rompe de una manera violenta la idea fundamental, el pensamiento que tuvimos los constituyentes, de arrancar ese control del Poder Ejecutivo, porque, en último análisis, no sería más que el Poder Ejecutivo el que designara a los jueces menores y correccionales, y se ha deseado que el Poder Judicial no esté subordinado jamás al Poder Ejecutivo.
Decía muy bien, decía brillantemente el señor licenciado Cabrera: es por virtud de un incidente natural de un poder, tender a invadir la esfera de acción de otro poder, y así vemos a través de la historia como el Poder Ejecutivo constantemente ha estado queriéndole quitar muchas de sus facultades al Poder Judicial, todas casi, y al Poder Legislativo una gran parte de ellas, y entonces, como por instinto lógico de defensa, por instinto de conservación, por instinto reflejo, también el Poder Legislativo, queriendo asegurarse, ha querido invadir la esfera de acción del Ejecutivo, y de aquí han venido esos choques violentos que en nuestro país se han traducido en revolución por falta de garantías y de ponderación de los poderes públicos. Pero, señores diputados, si es peligroso en esencia que el Poder Judicial en cierta forma esté subordinado el Legislativo, es mil veces más peligroso que el Judicial esté subordinado en cualquier forma al Ejecutivo. El licenciado Velásquez decía ayer muy bien, haciendo este razonamiento: si los poderes públicos dimanan esencialmente del pueblo y es el Poder Judicial un Poder Público, debe dimanar también del pueblo la elección de los miembros que vayan a integrar el Poder Judicial; pero bien sabemos, señores diputados, que en nuestro país muy especialmente sería imposible dejar a la elección popular la integración del Poder Judicial; ya hemos visto las elecciones legislativas, las mentiras convencionales de las dictaduras, de los Gobiernos pasados; se decía que la Suprema Corte fuera de elección popular, y esto es completamente imposible, porque, ¿acaso los jueces, acaso los magistrados, ya del Tribunal Superior o de la Suprema Corte, van a poder ir a hacer jiras de propaganda, van a formar clubes políticos, van a tener compromisos políticos con sus electores, van a sujetarse a un programa de los mismos? Eso es contrario a la función seria a que está destinado y que debe tener el Poder Judicial; de manera que es absolutamente imposible que tuviera una elección directamente del pueblo, el Poder Judicial, por razón de la materia misma que entraña el funcionamiento del Poder Judicial; pero entonces viene perfectamente bien el pensamiento del licenciado Velásquez: por medio de una elección indirecta es el pueblo el que representado en el Congreso de la Unión elija al Poder Judicial, y es por esto que los constituyentes, no encontrando otro modo más eficiente, más fácil y más razonables tuvimos que poner en manos del Congreso de la Unión la designación de los miembros del Poder Judicial, arrancando así el control que ayer tristemente tenía el Poder Ejecutivo sobre ese mismo Poder Judicial. Se me dirá que también por elección indirecta sería dejándoles el nombramiento a los Ayuntamientos, puesto que si éste tiene una base netamente popular, si el pueblo lo elige, pues también el pueblo estaría designando a los jueces. Y esto, aunque en teoría es verdad, en la práctica no es cierto, porque después de una época en que para nada hemos tenido Ayuntamientos libres, ¿creéis que de una manera exabrupta y violenta, que por virtud de una brusca transición vamos a tener una autonomía municipal verdaderamente bella como en los países esencialmente democráticos y perfectamente evolucionados a este respecto? No, todavía quedan en los Ayuntamientos de los pueblos vestigios de lo que fueron jefes políticos; en los Estados, señores diputados, la mayoría de los Ayuntamientos, por razón de las fuerzas estáticas, por razón de las fuerzas del pasado, están enteramente subordinadas al Poder Ejecutivo y consultan todo, absolutamente todo, con el Gobernador del Estado. Y esto hasta es natural; no es posible que la evolución de un pueblo se produzca como por encanto mágico, de una manera violenta. No, de manera que sería una bella mentira decir que el pueblo eligiría los jueces menores y los correccionales, y mucho menos, señores diputados, aquí en la capital, en donde sería completamente imposible. Y si fuera verdad que realmente sin consultar al Ejecutivo de los Estados pudieran ellos elegir a los jueces menores y correccionales, ¡quién sabe qué jueces eligirían, porque, dado el atraso en que estamos, es indudable que todos los Ayuntamientos, cuando menos la mayoría de los hombres que los integran, son hombres sin conocimientos, ¡quién sabe qué clase de jueces nos nombrarían!, y la administración de justicia sería deficiente. Respecto de la edad de que hablaba el señor Aguirre Berlanga, aunque sea al correr de la palabra, debe tratarse esto. Yo no sé por qué asusta tanto a estos señores que solamente tengan título profesional los hombres que deben integrar el Poder Judicial. ¿No estamos viendo, señores diputados, que la Revolución justamente ha traído esa innovación, que los corazones jóvenes, que las conciencias jóvenes, sean los que vayan descollando en la administración? ¿No estamos viendo en el Estado de Veracruz a un joven que no llega a los treinta años?, ¿No estamos viendo en San Luis Potosí a un joven que no tiene veintisiete años? ¿no estamos viendo que es ésta la tendencia aun del mismo Presidente de la República? ¿No es la tendencia que trae consigo la Revolución? ¿Por qué, pues, hemos de creer que hombres que ya tienen un título profesional, que han pasado de los veintiún años, porque es muy raro que antes de los veintiún años el hombre se reciba, no puedan venir a desempeñar el cargo de magistrados o jueces? No, señores diputados, no os asustéis; generalmente todas las grandes innovaciones científicas las han dado los genios antes de cumplir los treinta años; los grandes filósofos, tenemos por ejemplo a Kant, señores diputados, el que decía que eran insostenibles ante la razón pura las palabras Dios, inmortalidad del alma, libertad, etc., después dijo que eran perfectamente indiscutibles ante la razón práctica, ya cuando estaba envejecido; ante la razón práctica, ¿no el mismo Spencer, monista por excelencia, después en su vejez estableció el dualismo? ¿No tenemos en otras partes ejemplos de esta naturaleza de cómo los jóvenes ya cuando envejecen y decaen en la hora del crepúsculo son más bien estacionarios? ¿Por qué os asustáis de que jóvenes abogados, porque tengan
veinticuatro o veinticinco años no puedan venir a desempeñar el puesto de magistrado? La ciencia dice qué sólo basta tener un titulo profesional. (Voces: No lo dijo Velázquez. ¿Cómo decía? ¡No les haga caso!) Estas argumentaciones, señores diputados, indudablemente que son de tomarse en cuenta y por ningún concepto deben tomarse en consideración las pseudo - argumentaciones del C. Subsecretario del Interior. No, el señor licenciado Cabrera, estoy perfectamente seguro que está de acuerdo con estas argumentaciones; no lo sé si también el señor licenciado Aguirre Berlanga, pero esto es indudable; estoy seguro de que ayer el señor licenciado Cabrera, cuando rápidamente se levantó de su sillón y vino a sostener el proyecto del Ejecutivo, únicamente lo hizo porque es del Ejecutivo, si bien tiene que tomar en consideración y hasta abundará en favor del dictamen en virtud de las argumentaciones que he hecho. (Aplausos.) Señores diputados, repito que cuando se trate de la cuestión del dictamen en lo particular, voy a atacar el dictamen, porque, como antes dije, me parece aún conservador, porque solamente establece dos salas, una para asuntos penales y otra para asuntos civiles; yo voy a sostener que debe crearse una sala para asuntos mercantiles, porque, señores, si el comercio se ha visto con desdén, con menosprecio y poco menos que como un estigma de deshonor por los antiguos, sabemos que los griegos casi no lo cultivaban, que los romanos apenas le dedicaban su atención por conducto se sus esclavos.
Si ayer el comercio se hacía entre el productor y el consumidor, después, en virtud de la multiplicación de las necesidades del hombre, ha habido necesidad de un agente, de un intermediario que tenga que poner en contacto al productor con el consumidor; que ese intermediario tiene que salvar las fronteras, tiene que ir a todas partes y por esa necesidad intensa ha traído consigo una derogación a los preceptos del derecho común para dar cabida, para dar paso a una nueva legislación, que es la legislación del Derecho Mercantil; si en los tiempos antiguos, si en la Edad Media no había esa legislación mercantil que resolviera las transacciones mercantiles, un grupo de leyes especiales, sí es verdad que existía algo en esas épocas bajo la forma de compilación de costumbre; es verdad que en la idea moderna existe una legislación, un grupo de leyes especiales que aunque las teorías generales son de derecho civil, ya hay ciertos preceptos de derecho mercantil que no rigen en los actos de la vida civil. Este punto lo trataré ampliamente cuando se discuta el dictamen de la Comisión en lo particular. Yo me explico, señores diputados, que se vengan a sostener aquí ideas antiguas, y esto no es ofensa a los señores que hablaron en contra del dictamen; yo creo que es una ley natural, inflexible que así, señores diputados, como los frascos de esencias conservan a través del tiempo el perfume de la esencia que han contenido, así también los hombres conservan a través del tiempo una vaguísima parte del medio educativo y conservador en que han nutrido su espíritu. Por eso me explico yo que aquí se haya venido a hacer la defensa de las ideas pasadas y anticuadas, pero para eso estamos los jóvenes que de acuerdo con las tendencias naturales, con las ideas evolutiva y progresistas, vengamos a defender dictámenes radicales como este, que aquí han presentado las Comisiones unidas de Justicia. Sí me extraña que el licenciado Medina haya venido a sostener el contra después de que en pláticas particulares con los individuos de las comisiones habían sostenido precisamente el pro. Por estas consideraciones, señores diputados, yo os pido que votéis en favor del proyecto de la Comisión en lo general y me anticipo a decirles que también en lo particular, cuando se venga tratando a detalle las cuestiones que a grandes rasgos he tratado ante vosotros. (Aplausos.)
Presidencia del C. NERI EDUARDO
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. diputado Gaitán.
El C. Gaitán José: Señores diputados: Vengo a atacar en lo general el dictamen de las Comisiones, porque en mi concepto no llena los principios jurídicos y ante el problema de que la Constitución determina que los jueces de primera instancia serán nombrados por el Ejecutivo, opta por una medida sin fundamento ninguno, por convertir en jueces de primera instancia a los jueces de única instancia, pasando sobre los principios jurídicos. En efecto, la división en jueces de única instancia, jueces de primera instancia y jueces de segunda instancia, no es una división arbitraria, es una división que se funda en la materia, es decir en los asuntos que se someten a su conocimiento. En materia jurídica, es decir, en las contiendas judiciales, así como en los delitos, hay asuntos que tienen una sola instancia, que la resolución que dicta el juez que conoce de ellos es perfectamente ejecutoria; hay asuntos que tienen dos instancias de los cuales conoce el juez de primera instancia en la primera instancia como lo dice, y los tribunales superiores en la segunda instancia; no es, pues, una división, sino una división fundada en la naturaleza de las cosas y las Comisiones al dar a los alcaldes jurisdicción de jueces de primera instancia, no los convierte en jueces de primera instancia, cuando mucho harán jueces mixtos que serán de única instancia y no salvan, es decir, no consiguen su objeto haciendo que el Congreso nombre a los jueces de primera instancia, comprendiendo en esta denominación a los alcaldes: lo que hace es dar una división arbitraria al Poder Judicial contraria a los principios jurídicos y pretenden con ello pasar sobre el texto constitucional. Por eso pido que se repruebe ese dictamen; primero, porque establece una división de competencia entre los jueces contraria a los principios del derecho y segundo, porque por medio de esa división se pretende hacer que el Congreso a los jueces menores y correccionales, para lo cual no tiene ninguna facultad, pero esto no quiere decir que yo sostenga que estos jueces deban nombrarse por los ayuntamientos; los jueces menores son jueces en toda la extensión de la palabra, no son, como se dice, jueces municipales; yo no conozco la justicia municipal en el sentido en que se dice, es un sistema de
división de poderes admitido por nuestra Constitución, no conozco yo más que tres poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y Judicial, y los ayuntamientos son una autoridad administrativa dentro de nuestro sistema. Ahora, los jueces menores que conocen asuntos hasta de quinientos pesos en lo civil, hasta de mil pesos, como dice la Comisión, por que yo no estoy de acuerdo, y los jueces menores foráneos que conocen no sólo de asuntos civiles sino también de asuntos que conforme al proyecto del Ejecutivo son hasta de doscientos pesos de multa y arresto mayor, parece que hasta de dos meses, no estoy cierto, y que conforme al dictamen de la Comisión conocen de arresto mayor y multa hasta de quinientos pesos, es decir, son verdaderos jueces en el sentido absoluto de la palabra y para ello basta leer la justicia por lo que ve a lo civil, decide las contiendas en partes aplicando el derecho y la ley que es lo que da la jurisdicción civil; y por lo que se ve a lo criminal, basta leer el artículo veintitrés para convencernos de que son verdadera justicia criminal: "La imposición de la pena fijada en la ley no pase de arresto mayor o quinientos pesos de multa, sea alternativa o conjuntiva y de los robos simples cuya cuantía no exceda de cien pesos..."
Sí, pues, se imponen penas, son autoridades judiciales; yo veo eso indiscutible. Dice: (Leyó.)
Todo aquello, pues, que exceda de treinta y seis horas indudablemente que es una pena, y la autoridad que la aplique, por consecuencia, es judicial. Respecto de la multa, dice que se conmutará con el arresto correspondiente que no podrá exceder de quince días y aplicando las reglas de la conmutación, quiere decir, que sólo podrán imponer las autoridades administrativas multas hasta por quince pesos, salvo que se adopte otro sistema de conmutación. Establecido, pues, que los jueces menores, conforme a la Constitución y conforme a los principios mismos que nos rigen, son jueces en toda la extensión de la palabra, son autoridades judiciales, es indudable que serían verdaderamente atentatorio que a estos funcionarios los nombraran los ayuntamientos, porque los ayuntamientos, como autoridades administrativas, no pueden dar lo que no tienen y no pueden por medio de un nombramiento constituir una organización judicial.
Esto sólo fuera sostenible en el sentido de que los ayuntamientos se constituyeran en colegio electoral y vinieran a nombrar los jueces menores una elección indirecta, pero para esto era necesario, como no es facultad de su resorte, que lo hubiera establecido expresamente la Constitución. Si no se estableció por la Constitución, quiere decir que los Ayuntamientos no tienen facultad ninguna para nombrar jueces menores. Entonces, ¡a quién corresponde el nombramiento de estos jueces? (Voces: ¡A la Cámara!) Lo contestan los principios, corresponde al Tribunal del Distrito que se elija por el Congreso; esto creo que es lo más lógico y esto parece adaptarse al sistema de la Constitución, que respecto a los magistrados de la Suprema Corte, deja a ellos nombrar los magistrados y jueces de Distrito; pero ¡qué, el municipio no tendrá algo que parezca justicia propia? ¿Cuál es? Dice perfectamente, los jueces de paz, porque en materia civil dirimen contiendas entre las partes sin aplicar la ley, y en consecuencia no ejercen jurisdicción, y en materia criminal habrá que reducirles, no dejarles las facultades que tienen conforme al dictamen, sino reducírselas a los limites de la Constitución. Estas son, en mi concepto, las razones que yo aduzco en lo principal, fuera de muchas otras que tengo, para que se deseche el dictamen en lo general y se arregle conforme a los principios del derecho y ajustándose a la Constitución.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Zapata Julio.
- C Zapata Julio: Señores diputados: Sólo son dos palabras las que tengo que decir a ustedes. Estoy verdaderamente maravillado de la complacencia de la Mesa que ha permitido que por toda una sesión, la de ayer, y por más de la sesión de hoy, se esté discutiendo este proyecto en lo particular cuando únicamente debe discutirse en lo general; pero si estoy maravillado de la complacencia de la Mesa, señores diputados, lo estoy aún más de la paciencia de esta Asamblea para haber escuchado tal número de discursos muy sentenciosos y muy filosóficos; (aplausos) pero que real y positivamente sólo han hecho perder el tiempo, señores diputados, tiempo que ustedes son los primeros en estar obligados a cuidar. Se ha hablado aquí de la edad que deben tener los encargados de la administración de justicia; se ha hablado de quiénes debe hacer el nombramiento, si el Ejecutivo, o si el Legislativo o el municipio; se ha hablado de que hay pugna entre varios poderes, señores diputados, y se hablado de muchas cosas, en mi concepto completamente inconducentes para el punto a debate. Yo creo que cuando se discuta esa ley en lo general, el concepto debe ser este: ¿es de aprobarse o no aprobarse que existía una ley que reglamente el funcionamiento de los tribunales? Sí o no. Lo demás es materia de discusión en lo particular. Ya tendremos oportunidad, señores diputados, de discutir ampliamente cada uno de estos puntos, y después de dos sesiones que se han perdido en la discusión en lo general, ya veréis como es necesario repetir la discusión en cada uno de los artículos en que ya se inició el debate. Yo quiero únicamente, señores diputados, que tomando en cuenta ustedes lo precioso del tiempo, se sirvan desde luego declarar que está suficientemente discutido en lo general y proceder a la discusión en lo particular. (Voces: ¡Muy bien! ¡A votar!) (Aplausos.)
El C. Presidente: La Mesa manifiesta al C. Zapata que, conforme al reglamento, tienen derecho a hablar seis oradores en pro y seis en contra y no van más que cuatro... (Voces: ¡Que se pregunte, que se pregunte!)
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Subsecretario del Interior.
El C. Subsecretario del Interior: Señores diputados: Estoy enteramente conforme en que se ha discutido el proyecto en lo general y seré breve. Progresar es una idea hermosa con la cual todos estamos conformes, si las proposiciones que yo he impugnado fuesen de progreso, en vez de venir aquí a rechazarlas vendría
a sostenerlas; una demostración palmaria de que no solamente porque la Comisión ha tenido ideas distintas del Ejecutivo en algunos puntos venga a sostener la iniciativa del Ejecutivo, es que de las once cláusulas que modifican el proyecto, solamente impugna cuatro, de manera que acepta...
El C. Peralta, interrumpiendo: Ayer dijo tres.
El C. Presidente: Se llama al orden al C. Peralta para que se sirva guardara silencio. (Aplausos.)
El C. Aguirre Berlanga, continuando: No se han destruido los argumentos sostenidos en contra porque son indestructibles, se ha bordado alrededor de ellos, pero no se ha demostrado lo contrario de lo que asiento aquí, y es que cuando el Congreso de Querétaro dispuso que el Congreso de la Unión nombrase a los jueces de primera instancia, la palabra jueces de primera Instancia en el lenguaje común, en al lenguaje técnico y en el lenguaje legal significa que solamente eran éstos los que tenían jurisdicción en un distrito judicial, los llamados de letras; no se ha destruido tampoco otras de las aseveraciones mías en esta tribuna y ha sido que en toda la República todos los municipios han tenido como jueces municipales los menores y los correccionales; tampoco se ha destruido que en la época de la dictadura los jueces menores y los jueces municipales no se arrebataron a los ayuntamientos, por que llegó hasta allí el cinismo de la dictadura y hoy hemos pregonado la libertad del municipio que hemos venido a devolver la libertad que le corresponde, es un sarcasmo querer arrebatarle una de las partes más importantes de la administración municipal que es la justicia. De manera que estando en pie absolutamente estas argumentaciones, sin que nadie las haya seguido, porque ni siquiera las han negado, han bordado alrededor de ellas, pero no las han destruido. Subsisten las causas por las cuales debe desecharse en lo general el dictamen presentado por la Comisión respectiva. Como único argumento, el más serio que se ha aducido, es que por un golpe de oratoria he traído a colación el municipio libre y no porque lo apoyen argumentos como los que he asentado. No, señores, no he usado una sola palabra de oratoria, no he usado de un solo término que vaya a los sentidos; me he dirigido a las inteligencias, señores. No he querido que cualquiera que sea la resolución que se tome, que sea por una impresión, sino por un convencimiento. Todos los señores diputados, así como los funcionarios públicos, hemos protestado cumplir la Constitución, y ahora, señores diputados, la Comisión nos propone violar dos artículos. ¡Lo consentiremos? Indudablemente que no debe ser así. Si la votación es desfavorable, pues no tiene remedio; pero se ha hecho aquí la protesta y se han puesto en claro las cosas para que se haga y se obre con todo conocimiento. De una manera estrecha, los señores diputados que fueron también representantes del pueblo en el Congreso Constituyente, tienen el deber de sostener los principios de la Constitución fue su obra. Defended esa obra.
A reserva de tratar en lo particular si acaso no se consigue en la votación en lo general el propósito de hacer que se respeten las instituciones del Municipio Libre, entre las cuales figura como fundamental el nombramiento de la justicia municipal, solamente me resta suplicar a los señores diputados que en su voto obren, no sencillamente por compromisos, sino conforme a su conciencia.
El C. Presidente: No habiendo más oradores inscriptos se va a preguntar si se declara suficientemente discutido el asunto.
El C. Prosecretario Magallón: Se pregunta a la Asamblea si considera suficientemente discutido el asunto. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Suficientemente discutido. En votación nominal se pregunta a la Asamblea si ha lugar a votarlo en lo general.
- El mismo C. Prosecretario: Votaron por la afirmativa los CC. Acuña, Aguilar, Aguirre Colorado, Aguirre Crisóforo, Aguirre Efrén, Alejandre, Alonzo Romero, Alvarez del Castillo, Aranda, Araujo, Arrazola, Arreola, Aveleyra, de la Barrera, Basáñez, Bello, Benítez, Betancuort, Blancarte, Bravo Izquierdo, Breceda, Cámara, Cano, Cárdenas, Carrillo Eduardo S., Carrillo Ituriaga, Cienfuegos y Camus, Cisneros, Córdoba Daniel S., Córdova Gabriel J., Cruz José C., Curiel, Chapa, Dávalos Ornelas, Domínguez, Dyer, Echeverría, Escudero, Esparza, Esquivel, Fentanes, Fernández Aurelio M., Figueroa, Gárate, García Adolfo G., García Eliseo, García Jonás, García Pablo, García Vigil, Garza Ernesto, Garza Pérez, Gaxiola, González Galindo, González Jesús Lauro, González Marciano, González Torres, Guajardo, Guerrero, Gutíerrez, Hay, Hernández Jerónimo, Hernández Luis M., Hernández Maldonado, Herrera, Higareda, Ibarra, Lailson Banuet, Lanz Galera, Lechuga Val, Leyva, Leyzaola, Limón, Lizalde, López F. Ricardo, López Miro, Marcelín, Magallón, Malpica, Manrique, Mariel, Márquez Rafael, Medina Juan, Méndez, Mendoza, Meneses, Moctezuma, Múgica, Neri, Ortega José M., Padilla, Parra, Pedroza, Peña, Peñafiel, Peralta, Pérez Brambila, Pesqueira, Pineda, Plank, Portillo, Pruneda, Ramírez G. Benito, Ramírez Genaro, Ramírez Llaca, Reynoso, Ríos Landeros, Rivas, Robles Domínguez, Rodríguez, Saro, Rojas Dugelay, Román, Rueda Magro, Ruiz Estrada, Ruiz José P., Ruiz Juan A., Sáenz, Sánchez Daniel, Sánchez José M., Sánchez Pontón, Sánchez Tenorio, Saucedo Salvador, Sepúlveda, Silva Jesús, Siurob, Soto, Téllez Escudero, Torre Rómulo de la, Torres Berdón, Torres José D., Treviño, Uruñuela, Vadillo, Velásquez, Ventura, Villarreal Filiberto C., Villaseñor y Zapata.
El C. Prosecretario Villarreal: Votaron por la negativa los CC. Aguirre Berlanga, Avilés, Cabrera, Cepeda Medrano, Cravioto, Cristiani, Dávila, Gaitán, Hermosillo, Márquez Josafat, Medina Hilario, Ordorica, Paredes Colín, Rebolledo, Rosas y Silva Herrera.
El C. Prosecretario Magallón: Aprobado el proyecto de ley en lo general por 139 votos de la afirmativa contra 17 de la negativa.
El C. Presidente: Está a discusión en lo particular el título primero del proyecto, que comprende
del artículo 1o. al 9o. inclusive. Las personas que deseen hacer uso de la palabra se servirán pasar a inscribirse.
El C. Prosecretario Magallón: ¿No hay quien desee hacer uso de la palabra?
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Cabrera Luis.
El C. Cabrera: Es de regla que la división que se establece en una ley al discutirla, es la misma división que debe tenerse al votarla. La Presidencia ha acordado que se discuta esta ley por títulos, a lo que entiendo, y estando a discusión el título primero en él solamente tengo objetar el artículo 3o.
El C. Presidente: Debo manifestar al C. Cabrera que al discutirse otras leyes se han puesto por capítulos, pero cuando se quiere impugnar únicamente algunos artículos se separan y se aprueban los otros. De suerte que si Su Señoría quiere impugnar solamente al artículo 3o., lo inscribiré en contra del artículo 3o.
El C. Cabrera, continuando: Hemos escuchado que la Presidencia ha puesto a discusión el título primero y he dicho que de ese título primero voy a impugnar el artículo 3o. Durante la discusión en lo general, hice uso de la palabra en contra del dictamen, tocando únicamente los puntos que son, en mi concepto, substanciales en la ley. La experiencia enseñará a los señores diputados que las discusiones en lo general muchas veces se desvían y entran a asuntos que deberían tratarse en lo particular, pero que en otras ocasiones, creyéndose que en lo general un proyecto de ley no tiene objeción, se le aprueba sin tener en cuenta que en la construcción misma del dictamen existen errores substanciales, sobre todo los que pugnan contra la Constitución que deben ser los impugnados en la discusión en lo general. Respecto a la decisión de la Asamblea que aprobó este proyecto de ley en lo general y voy a concretar mis objeciones a un punto que, en mi concepto, es trascendental y substancial. No sé por qué parezco deducir de la opinión general de la Cámara un criterio que consiste en suponer que todo aquello en que se objeta una ley en lo particular es algo de detalle que no vale la pena de ocupar nuestra atención; por eso me permito llamar la atención de los ciudadanos diputados, sobre que el artículo 3o. que les suplico lean, contiene una innovación respecto a la iniciativa del Ejecutivo que es esencial; la Comisión o la Secretaría ¿podría darme la iniciativa del Ejecutivo? El Ejecutivo de la Unión, al presentar su iniciativa, en el segundo inciso del artículo 2o., dijo que "Los tribunales Superiores, siempre que tengan que recurrir al Ejecutivo Federal lo harán por conducto del Gobernador correspondiente. Cuando los Tribunales inferiores tengan que ocurrir al mismo Ejecutivo, se dirigirán primero al Tribunal Superior respectivo, para que este de curso al oficio en la forma antes indicada, si así lo estimare al procedente."
El dictamen de las comisiones dice así: "Artículo 3o. Los Tribunales Superiores, siempre que tengan que ocurrir al Ejecutivo Federal, lo harán por conducto de la Secretaría de Estado, Departamento Interior; y los Tribunales Inferiores por conducto del Tribunal Superior respectivo."
Es decir, el criterio del Ejecutivo es que el Gobierno del Distrito, cuando se trata de la organización judicial del Distrito Federal, es el órgano por cuyo conducto deberán tratarse todas las materias relativas a los tribunales. La Comisión dice que estos asuntos deberán tratarse por el conducto de la Secretaria de Estado. Como ayer decía en la discusión, si fuésemos a desentendernos de personalidades, probablemente no habría tenido cabida esa modificación en este dictamen. (Voces: ¡No, no!) Pero por un momento vamos solamente a considerar el caso desde un punto de vista estrictamente constitucional y diré más, revolucionario. La tendencia de la Constitución de 1917 ha sido autonomizar el Gobierno del Distrito; la Secretaría de Hacienda comenzó por entregar todas las fuentes de recursos y dejar todos los gastos que se referían al Distrito Federal, al Gobierno del Distrito Federal para que éste tuviera una autonomía Hacendaria. La organización política que de hecho tiene el Distrito Federal ahora que el Gobernador del Distrito está equiparado a un Secretario de Estado, es la autonomización, la independencia política del Distrito Federal. Veamos si la Comisión ha seguido este criterio o si ha regresado. La Constitución suprimo la Secretaria de Justicia porque consideró que la justicia del Distrito Federal debía estar fuera de la acción de ninguna de las Secretarías del Gobierno General. La Comisión no solamente desconoce esta tendencia, y olvidó, diré, esta tendencia, sino que vuelve que insistir en el error de la existencia de la Secretaría de Justicia; para el caso de que el medio de comunicación entre el Ejecutivo y los tribunales fuese la Secretaría de Estado, más valía que siguiese siendo la Secretaría de Justicia en toda forma como antes era. Por consiguiente, yo ataco el artículo 3o. de este proyecto de ley porque va contra la tendencia de la autonomía del Gobierno del Distrito Federal y hace que después de que en hacienda y política hayamos autonomizado el Distrito Federal, en materia de justicia volvamos al sistema anterior. El Ejecutivo fue más consecuente en su iniciativa: dijo que sería por conducto del Gobernador. La Comisión dice: por conducto de la Secretaria de Estado, Departamento del Interior. Esta es la objeción fundamental; las consecuencias que de ella se derivan creo inútil exponerlas; no voy a manifestar aquí en detalle si tiene o no tiene demasiado que hacer esa Secretaria de Estado a la cual pretendemos agregar Universidad, encargarle la administración de justicia, la cual Secretaría ya tiene lo que tenía antes Gobernación; lo que tenía antes Relaciones. En fin, estamos nosotros poniendo las bases de una Secretaría omnímoda dentro del Poder Ejecutivo. Las Secretarías del Ejecutivo, señores diputados, son y yo suplico perdonen esta lección de sentido común, de dos órdenes, administrativas y políticas: las Secretarías administrativas, como es Comunicaciones, como es Fomento , como es Hacienda; y las Secretarías como son, -eran antiguamente -, Gobernación y Relaciones, que deben equilibrarse en cierto sentido para no crear dentro del Ejecutivo mismo un órgano demasiado fuerte. En la actualidad ya se siente tanto el peso de la Secretaría de Estado que apenas si bastan los dos Subsecretarios que existen para su despacho; ninguna otra Secretaría del Ejecutivo
tiene dos Subsecretarios; y para el despacho de la de Estado ha habido necesidad de crear dos Subsecretarios; el hecho de que agreguemos a ella la materia de la administración de justicia que en apariencia va a ser puramente administrativa, pero que de hecho, por las costumbres inveteradas y por los primeros ensayos del nuevo sistema va a ser muy importante, estamos de hecho con el dictamen de la Comisión, no solamente acumulando a la Secretaría de Estado la de Relaciones, Gobernación, sino que vamos también a hacer la de justicia, y ya en el Senado en estos momentos están tratando de echarle encima la Secretaría de Instrucción Pública; en este momento se discute en el Senado si el Departamento Universitario será un departamento o una dependencia de la Secretaría de Estado; si en el Senado aprueban aquello y aquí aprobamos esto, habremos hecho dentro del Ejecutivo una Secretaría imposible de manejarse, por el gran número de asuntos que recaerán sobre ella; la cuestión del trabajo no es sin embargo un obstáculo, habrá cuatro Subsecretarios en vez de haber dos Subsecretarios; el punto es el constitucional de que estamos yendo contra las tendencias revolucionarias de dar su autónoma al Gobierno del Distrito Federal; en ese sentido pido a los ciudadanos diputados un voto negativo para el artículo 3o. y en su oportunidad a la Mesa que se sirva separar el artículo 3o. para el efecto de la votación.
- El Presidente: Tiene la palabra la Comisión.
El C. Sánchez Pontón, de la Comisión: Ciudadanos diputados: Como miembro de la Comisión, desde luego que no hemos tenido un gran empeño en que la Secretaría de Estado, Departamento Interior, sea el conducto para que los tribunales superiores se dirijan al Ejecutivo; pero para haber aceptado esta modificación a la iniciativa del Ejecutivo, hemos tenido las razones siguientes: la iniciativa del Ejecutivo propone que el conducto para los tribunales superiores sea el Gobernador del Distrito Federal o de los Territorios respectivos; nosotros hemos encontrado desde luego que en los principios generales de administración, un conducto tiene que ser siempre una autoridad de orden superior a aquella a quien va a servir de conducto. Evidentemente no se puede acepta racionalmente de una autoridad de carácter inferior, aunque no sea dentro de la misma jerarquía, pero sí por su posición dentro de la esfera administrativa y política, sea el conducto entre una autoridad judicial como es un tribunal superior, y el Ejecutivo de la Federación. Nosotros encontramos desde luego que la Constitución, seguramente contrariando esa idea que el señor licenciado Cabrera acaba de exponer, no tiende a la autonomía del Distrito Federal, no trata de autonomizar el Distrito Federal, sino que por el contrario, de una manera terminante dice que los Gobiernos del Distrito Federal y Territorios estarán a cargo de Gobernadores que dependerán directamente del Presidente de la República; el Gobernador del Distrito acordará con el Presidente de la República, y los de los territorios por el conducto que determine la ley.
Después de leído este artículo constitucional, yo pregunto, ¿cuál es la autonomía del Gobierno del Distrito? ¿Qué independencia tiene el Ejecutivo si dependen directamente, si ni siquiera se hace una dependencia, como era antes, de la Secretaría de Gobernación, sino que depende directamente del Ejecutivo? Y dada la categoría que tiene el Gobernador del Distrito dentro de la jerarquía administrativa y dada esa dependencia directa del Ejecutivo, no es lógico que sirva de conducto entre los tribunales superiores del Distrito Federal y Territorios y el Ejecutivo de la Federación. Teniendo en consideración estas razones, pensamos nosotros que podrían los Tribunales Superiores comunicarse directamente con el Ejecutivo sin necesidad de conducto de ninguna especie; pero entonces pensamos que sí se vulneraría el principio de que debe haber siempre una Secretaria de Estado que sea el conducto entre las autoridades locales del Estado y los Territorios ante el Ejecutivo de la Unión. No es posible asentar que una autoridad local, por alta que sea su función, se comunique directamente con el Ejecutivo, porque el Ejecutivo tiene Secretarías que deben absolutamente comprender todos los ramos de la actividad nacional, todas las funciones posibles en que pueda estar dividido el poder. ¿Cuál Secretaría, una vez suprimida la de justicia, podría ser conducto de los tribunales superiores? Queda todavía por examinar si el Departamento de Justicia podría ser el conducto y nos encontramos con que dada la organización actual de las Secretarías y los Departamentos de Estado, ese departamento judicial queda solamente encargado de las cuestiones de justicia de la Federación, que de una manera, hasta cierto punto arbitraria e ilógica, sea puesto al frente del Departamento de Justicia al Procurador General de la Federación, cuando las funciones del Procurador, constitucionalmente hablando, son solamente los de ser el jefe del Ministerio Público de la Federación; no es posible vincular, y ya a su tiempo tendré el honor de presentar una proposición sobre este particular, no es posible que el Procurador que debe tener como única misión la de ser el jefe de los representantes del Ministerio Público de la Federación, sea el jefe administrativo de ese Departamento Judicial, que tiene otras funciones muy distintas de las del Ministerio Público. La ley que creó o que suprimió la Secretaría de Justicia, digo que dividió los asuntos que a ella estaban encomendados, entre ese Departamento Judicial encargado al Procurador General, y el Gobierno del Distrito, por lo que hace a las funciones meramente administrativas, de la Secretaría de Justicia en el Distrito Federal; de manera que por esta consideración, por ese decreto dado en el período preconstitucional, podría sostenerse que el Gobierno del Distrito es el facultado para hacer el conducto entre los tribunales superiores y el Ejecutivo, pero nosotros no tenemos que ceñirnos a esa ley preconstitucional, no tenemos absolutamente, cuando se trata de un estudio de una ley orgánica definitiva, que tomar en cuenta las leyes transitorias que se dieron en ese período y también cuando se le dan al Gobierno del Distrito funciones que nunca ha tenido, que no puede tener de ninguna manera, no porque como cree el señor licenciado Cabrera esté actualmente presidido por el general López de Lara, no, señores, no hay ninguna animadversión a este funcionario,
por lo que hace a este asunto que se está tratando. Cualquiera que sea el Gobernador del Distrito, con sólo ser Gobernador del Distrito, dadas las funciones que administrativamente le corresponden, no puede tener ninguna intervención en la administración de justicia en el Distrito Federal; así como nosotros pretendemos que los ayuntamientos no tengan otra intervención que la justicia meramente de paz, claro está que si nosotros venimos precisamente a pugnar por la independencia del Poder Judicial, debemos buscar que se supriman todas aquellas trabas, todos aquellos obstáculos que pudieran tenderles las autoridades administrativas y aunque parezca que esto es insignificante, no lo es, porque cuántas veces hemos visto, cuántas veces hemos podido ver que un oficio que pasa por una autoridad, como conducto únicamente, no se limita esa autoridad a pasarlo inmediatamente con la brevedad necesaria a la autoridad superior a quien va dirigido, si no que se hace política allí, se demora el expediente, se detienen y se traspapelan muchas veces los oficios cuando no conviene a los Gobernadores darles curso. Vamos a pensar por un momento que el tribunal superior de la Baja California quiere dirigirse al Ejecutivo de la Federación sobre algo que directa o indirectamente interese al Gobernador de ese Territorio. ¿Qué pasará, señores? ¿Este Gobernador va a tramitar aquella excitativa, aquella consulta, aquella iniciativa del tribunal superior de la Baja California? Evidentemente que se detendrá allí con perjuicio de los intereses sociales. Lo mismo puede suceder en el Distrito Federal en ésta como en cualquiera otra época. Nosotros no legislamos para el momento presente; no debemos tener en cuenta al hacer una ley, quien es la persona que está en tal Secretaría o en el Gobierno del Distrito. Si esta ley es definitiva, si merece que el paso del tiempo la respete, naturalmente es necesario que nosotros nos desliguemos por completo de las personalidades que en estos momentos desempeñan esos puestos; solamente queremos conservar la independencia más completa de la autoridad judicial. Nos quedaba solamente, señores, la Secretaría de Estado; claro es que comprendemos que no es una función perfectamente definida. La Secretaría de Estado con intervenir en estos asuntos es recargarla con mayores negocios; es quizá salirnos de algo lógico dentro de las funciones de la Secretaría de Estado en su Departamento Interior. ¿Pero qué nos queda suprimida la Secretaría e Justicia? ¿Qué nos queda suprimido ese organismo que no tenía más explicación racional en los pasados tiempos, sino la de que necesariamente el Ejecutivo debía tener algún conducto para comunicarse con las autoridades judiciales? Nosotros no le damos a la Secretaría de Gobernación, o a la Secretaría de Estado, Departamento Interior, ninguna función de la Secretaría de Justicia antigua; no se le da la del nombramiento de jueces; no se le impone ninguna intervención en ninguna forma en la administración de justicia, solamente que sirva de conducto ante el Ejecutivo. Para que no os espantéis y creáis que se va a recargar a la Secretaría de Estado de un gran número de asuntos, solamente os diré tendrá que ser el conducto para las comunicaciones del Tribunal Superior del Distrito Federal y del Tribunal Superior de la Baja California que es unitario. El Territorio de Quintana Roo, según la ley, está vinculado en el Tribunal Superior del Distrito Federal. Por lo tanto, son dos tribunales los que van a comunicarse con el Ejecutivo con intervención de la Secretaría de Estado, Departamento Interior; le bastaría un solo empleado que podría perfectamente ser el conducto para tramitar estos asuntos; no es recargo. Por lo tanto, yo desearía, señores, que en caso de que hubiera otra organización mejor, entonces se le diera la facultad de ser el conducto, pero el Gobierno del Distrito de ninguna manera parece el adecuado a las Comisiones para servir de conducto entre los tribunales superiores y el Ejecutivo de la Nación. (Aplausos.)
El C. Presidente: No habiendo más oradores inscriptos, se va a preguntar a la Asamblea si se considera este asunto suficientemente discutido.
El C. Cabrera Luis: Pido la palabra en contra.
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Luis Cabrera.
El C. Cabrera: Señores diputados: Después de haber escuchado la peroración, perdóneseme que no le llame argumentación, del C. Sánchez Pontón, podréis creer que ésta es una materia en que sería absolutamente indiferente una cosa u otra. Los orígenes de las leyes, las leyes en su origen no crean los defectos en los Gobiernos; son las costumbres previamente establecidas puestas en relación con las leyes que nuevamente vamos a conocer, las que realmente crean los defectos. Dice el señor licenciado Sánchez Pontón que hay una tendencia a autonomizar al Gobierno del Distrito Federal, y lo ha dicho en una forma tan enfática y tan discutida que podríais creer que en efecto la nueva Constitución no ha tendido a eso; sin embargo, bastará recordar que antiguamente el Gobierno del Distrito Federal no era en substancia más que un departamento de la Secretaría de Gobernación; la Secretaria de Gobernación; fue suprimida y pasó a formar un departamento de la Secretaría de Estado y el Gobierno del Distrito Federal fue elevado en rango de tal manera que en la actualidad es un funcionario que no depende de ninguna de las demás Secretarías; hay aquí real y efectivamente una independencia respecto del resto del organismo del Ejecutivo, independencia que corresponde exactamente con todas las demás disposiciones de organización del Distrito Federal, especialmente en hacienda. Los señores diputados saben que todo lo relativo a recaudación de fondos municipales y de fondos de contribuciones que se causan exclusivamente en el Distrito Federal, ha dejado se ser del resorte de la Secretaría de Hacienda y ha pasado a ser del resorte del Gobierno del Distrito. Se ha querido llevar tan adelante la autonomía del Distrito Federal, que se le ha dado la autonomía suprema que es la que consiste en poder cobrar y gastar, en tener su presupuesto de ingresos y de egresos con total independencia del resto de los presupuestos federales. La sola lectura de los artículos constitucionales acerca del Distrito Federal, teniendo en cuenta que antes éste pertenecía a la Secretaría de Gobernación, indica claramente que la tendencia de la
Constitución era hacer autónomo al Gobierno del Distrito Federal.
Antes acordaba con el Secretario de Gobernación. En substancia, dice el señor licenciado Sánchez Pontón, si no va a conocer la Secretaría de Estado más que las comunicaciones que se crucen con el Ejecutivo. No, va a conocer de todos los esfuerzos del público para hacerse oír en justicia; el vicio de nuestros tribunales anteriores no lo vamos a borrar de la noche a la mañana, de una plumada, sino que tenemos que desarraigarlo a fuerza de constantes trabajos. Las tiranías no se destruyen únicamente por medio de las leyes, sino por la constancia y perpetua voluntad de los ciudadanos para luchar contra ellos. Durante mucho tiempo nos hemos tenido administración de justicia independiente y durante mucho tiempo todos los litigantes querrán seguir acudiendo, como antes, a la Secretaría de Justicia, para que ésta sea la que les ayude a obtenerla cerca de los tribunales; no habrá Secretaría de Justicia, será la Secretaría de Estado y entonces yo digo: entre dar esta función de comunicación a una entidad que acuerde directamente con el Presidente de la República sobre asuntos meramente administrativos, o dar estas facultades a una Secretaría que tiene funciones políticas, es preferible darlas al Gobierno del Distrito que darlas a la Secretaría que tiene funciones políticas. Durante toda la administración del general Díaz, la Secretaría de Justicia fue una Secretaría política, porque allí estaba la persecución de los conspiradores, y por este conducto se manejaba la justicia federal que era la que realmente servía de instrumento, de represión contra las libertades. Si nosotros volvemos a incidir en el error de dar a una Secretaría de Estado esas funciones, necesariamente volveremos a poner en manos de la Secretaría de Estado el arma política que se llama la justicia; el Secretario de Estado con todas sus funciones políticas, es ya una organización de consideración dentro del Ejecutivo, agregarle las funciones de justicia e indiscutiblemente estaremos sembrando, no digo que para hoy o para mañana, pero tal vez para pasado mañana, la semilla de una nueva dificultad; la Secretaría de Estado será una organización que tendrá además de las otras armas políticas, el arma de la justicia. A primera vista es indiferente; el Presidente de la República acuerda con el Gobernador del Distrito; en el fondo, el Gobierno del Distrito es una organización meramente administrativa y de carácter local; la Secretaría de Estado tiene funciones enteramente generales; otra de las tendencias de la Constitución, indudablemente acerca que aquellas funciones del Gobierno Federal, que eran locales, quedarán desligadas de las Secretarías de Estado y pasarán a los departamentos; así se hizo con Instrucción Pública así se hizo con justicia, suprimiéndose las Secretarías respectivas porque se consideró que una Secretará debe atender a negocios de carácter general y que afectan a toda la República, mientras que un departamento puede atender exclusivamente a negocios de carácter concreto y local. No interpretéis mi oposición a este artículo como disentimiento respecto del fondo de las ideas de la Comisión; ambos estamos queriendo lograr la independencia del Poder Judicial y queriendo evitar los errores y los vicios de la administración de justicia anterior; yo creo honrada y firmemente que si volvemos a dar a una Secretaría de Estado relaciones directas con el Poder Judicial, estamos poniendo las bases nuevamente de un nuevo vicio en la administración de justicia, igual al que existió antiguamente. Si lo ponemos en el Gobernador del Distrito Federal, tiene, por lo que hace a la proximidad con el Presidente de la República, la misma distancia; tan acuerda el Gobernador del Distrito con el Presidente de la República, como el Secretario de Estado pero el Gobernador del Distrito tiene más conocimiento directo de las condiciones locales. El Gobernador de la Baja California tiene más conocimientos sobre las condiciones locales que la Secretaría de Estado; el Gobernador del Distrito tiene en sus manos toda la administración del Distrito Federal, y, por consiguiente, todo lo que se relaciona con la administración de justicia no le será nunca extraño. Más aún, cuando pongamos en la Secretaría de Estado la comunicación para la administración de justicia, será siempre el Gobernador del Distrito Federal el encargado de la ejecución de las resoluciones judiciales. Saben muy bien los señores abogados autores del dictamen, que los jueces no tienen más que esa jurisdicción y un relativo corto imperio, pero que la ejecución propiamente de la sentencia, el uso de la fuerza pública, para hacer cumplir las determinaciones judiciales, radica en el Poder Ejecutivo y que será siempre el Gobernador del Distrito Federal, como lo será el Gobernador de la Baja California, el que tenga que prestar el apoyo a que se refiere el artículo 2o. de la ley para hacer cumplir todas las determinaciones judiciales; por consiguiente, si la autoridad política del Distrito Federal y la autoridad política de los territorios son las que tendrán que ver con la ejecución de las sentencias, es muy natural que sean ellas también el conducto directo para todas las comunicaciones entre el Poder Judicial y el Ejecutivo. Si ponemos el ejemplo de determinadas resistencias para el cumplimiento de una orden judicial, lanzamiento, y no hablo del lanzamiento porque se siente afectado aquí un señor diputado... (risas y voces: ¡Aguirre Escobar!) o interdicto o cualquiera de los interdictos que son de acción pública, en general cualquiera determinación judicial que tenga que cumplirse con la intervención de la autoridad, tendrá que acudir en el Distrito Federal al Gobernador del Distrito y en los Territorios al Gobernador del Territorio. Si para la ejecución de esas resoluciones hay que dirigirse al Ejecutivo, nos dice el dictamen que vaya por la Secretaría de Estado al conocimiento del Presidente de la República, es decir, que usamos dos conductos: uno, para la ejecución de la resolución y otro para la comunicación. En mi concepto, el artículo 2o. está bien, y que lo votaré en pro, está en contradicción con el artículo 3o. Estas son las consideraciones que me permito hacer del conocimiento de los señores diputados, pidiéndoles se sirvan dar su voto negativo al artículo 3o. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.
- El C. Rueda Magro, miembro de la Comisión:
Señores diputados: Las Comisiones unidas de Justicia, al estudiar la ley que sometió a la consideración de esta Cámara el Ejecutivo de Unión, pretendemos dar absoluta y completa autonomía al Poder Judicial siguiendo en todo el espíritu que animó a los constituyentes de Querétaro al establecer las bases para la justicia, tanto del Distrito Federal y Territorios, como la Federal en la forma en que lo establece la constitución en vigor. Desde luego, como primer paso para esa autonomía, redactamos el artículo 2o. en la forma en que está, porque, como podréis ver, comparando el proyecto de ley del Ejecutivo con el proyecto de las Comisiones, nosotros solamente deseamos que el Ejecutivo de la Unión facilite al Poder judicial los medios que necesite para el ejercicio expedito de sus funciones, porque así lo dice expresamente el artículo constitucional relativo al relatar cuáles son las atribuciones y facultades del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. El proyecto del Ejecutivo dice, copiando casi el texto expreso de la ley de septiembre de 1903: "El Ejecutivo de la Unión en ejercicio de la facultad que le otorga el artículo 89 de la Constitución Federal, dictará los acuerdos y disposiciones reglamentarias del orden administrativos conducentes al funcionamiento eficaz y expedito de la administración de justicia."
Con esta redacción y atribuyéndole al Poder Ejecutivo más facultades que las que la Constitución le da, sí supeditamos el Poder Judicial al Ejecutivo y por eso redactamos el artículo 2o. en la forma en que el licenciado Cabrera dice que votará con la Comisión. En el artículo 3o. cuando lo estudiamos, habíamos pretendido que los Tribunales Superiores, tanto del Distrito Federal como de los Territorios, se entendieran directamente con el Ejecutivo de la Unión en las relaciones que deben tener; las relaciones serán propiamente hacer iniciativas de ley ante el Ejecutivo, más bien dicho, remitir al Ejecutivo proyectos de ley, para que éste, con su facultad de iniciativa los presente ante la Cámara, informe en los casos de indulto, conmutación y reducción de penas y en otros casos de verdadera y escasa impotencia, y por lo mismo poner como conducto de estas relaciones a la Secretaría de Estado, por más que ésta sea y tenga un aspecto verdaderamente político; no es supeditar la justicia al Ejecutivo, porque, como muy bien lo ha dicho el señor licenciado Cabrera, tanto la Secretaría de Estado, Departamento Interior, como el Gobierno del Distrito, tienen que acordar directamente con el Ejecutivo y para el caso, señores, sería lo mismo.
Solamente, dice, y por un escrúpulo, quiero que sea ante el Gobernador del Distrito , porque es neta y exclusivamente administrativo y la Secretaría de Estado es esencialmente política. Las relaciones, pues son aquellas que dijo el señor licenciado Sánchez Pontón. La Secretaría de Justicia anteriormente, políticamente hacía lo que el señor licenciado Cabrera ha dicho, porque tenía el control efectivo de la administración de justicia en el Distrito Federal y Territorios. ¿Y qué mejor control podía tener la Secretaría de Justicia cuando ella era la que nombraba y removía a los jueces y magistrado en la forma que establece la ley de septiembre de 1903? Así sí, señores el Ejecutivo de la Unión podría ejercer venganza sobre determinadas personas sujetándolas a juicio en cualquier tiempo, aunque sin motivo; pero en la actualidad queremos nosotros que de esta Representación Nacional, de sus dos Cámaras unidas, salgan de acuerdo con la Constitución los que van a administrar justicia en todos los órdenes, a excepción hecha de la justicia netamente municipal que es la que imparten los jueces de paz. En esa virtud, pues, vuelvo a pedir que aprobéis el artículo 3o. en la forma que lo han propuesto los Comisiones.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Subsecretario del Interior.
El C. Subsecretario del Interior: Concretaré mis argumentos sin rebatir los que ya se han aducido. Es fundamental el trabajo de ejecución encomendado a las autoridades para hacer cumplir las determinaciones de los funcionarios del orden judicial. Pronta y completa debe impartirse: así lo ordena la Constitución. Si rodeamos para cumplir las determinaciones judiciales, retardamos la justicia; si por conducto de la Secretaría de Estado se tratan los asuntos de los tribunales en sus relaciones con el Ejecutivo, el retardo es más grande que si se trata directamente por el órgano indicado: los Gobernadores del Distrito Federal y Territorios, respectivamente.
Supongamos la ejecución de una sentencia judicial para recurrir al Ejecutivo a que proporcione la fuerza pública; para hacer cumplir esa disposición se necesita ir a la Secretaría de Estado, la Secretaría de Estado acordar con el Presidente , el Presidente ordenar a la Secretaría de Estado y como ésta no tiene fuerzas ni policía ni cosa parecida, tiene que ocurrir al Gobierno del Distrito para que vaya a cumplirla. Ya ven ustedes qué rodeo y de todas maneras siempre va a dar al Gobierno del Distrito. Se ha asentado un argumento: el Gobierno del Distrito no tiene la jerarquía ni la representación que es indispensable para esta clase de negocios; los funcionarios del orden judicial son superiores al Gobierno del Distrito. No hay superioridad entre los funcionarios del orden judicial y los funcionarios del orden Ejecutivo, pues ni uno ni otro es posterior, respectivamente; la entidad del Gobernador del Distrito es, según el espíritu de la Constitución, un Estado con la única diferencia de que el Gobernador no es electo, no es nombrado popularmente; tiene su Congreso ¿y cuál es? el de la Unión; tiene su Poder Judicial, ¿y cuál es? los Tribunales Superiores de Justicia, los de Primera Instancia, los municipales, es decir, jueces correccionales, jueces menores y jueces de paz. (Voces: ¡Jueces de paz, no!) Y para patentizar la importancia del Gobernador del Distrito, bastaría compararlo con la de muchos Estados de la República. El Gobierno del Distrito tiene mayor número de habitantes quizá que cuatro o cinco Estados juntos de la República; el Gobierno del Distrito en la parte hacendaría, función importante, recauda más impuestos, mayor cantidad de dinero que cuatro o cinco Estados de la República juntos; el Gobierno del Distrito, se decía, no tiene sino muy pocas funciones y ya vemos que tiene un número de habitantes mayor que muchos Estados; que recauda más caudales, y voy a referirme someramente
a algunas de las facultades de mucha entidad y de gran importancia que ahora le corresponde y que no tenía antes. La institución de beneficencia pública que antes dependía de la Secretaría de Gobernación, pasa a depender del Gobierno del Distrito. Se trata nada menos que de una administración muy extensa y laboriosa; sus dependencias son numerosísimas y el capital que se maneja allí es también elevado. Obras públicas también dependen ahora del Gobierno del Distrito y antes dependían de Gobernación. La Inspección de Policía antes tenía algunas relaciones con la Secretaría de Gobernación y ahora depende exclusivamente del Gobierno del Distrito. Y sería largo seguir enumerando lo que tiene hoy más que antes, en concepto de una entidad igual o superior en importancia administrativa que otros Estados. Esto basta para demostrar la alta jerarquía del Gobierno de Distrito y, en consecuencia, que no existe ninguna depreciación en que se traten por conducto del Gobierno de Distrito los asuntos relacionados al Poder Judicial a que se refiere el artículo 3o. a discusión. En esta virtud debe desecharse el que propone la Comisión y aceptarse el del Ejecutivo, repito, no porque sea del Ejecutivo, sino porque es lógico.
El C Presidente: Habiendo hablado en contra el licenciado Luis Cabrera dos veces, una vez el señor Subsecretario del Interior y dos veces la Comisión y no habiendo más oradores inscriptos, se va a preguntar a la Asamblea si está suficientemente discutido el asunto.
El C. Prosecretario Magallón: En votación económica se pregunta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido. Esta suficientemente discutido.
El C. Presidente: Se van a votar los artículos 1o. 2o. 4o. 5o. 6o. 7o. 8o. y 9o. en un solo acto.
El C. mismo C. Prosecretario: Deseando el C. Subsecretario del Interior que se vote por separado el artículo 4o., se consulta a la Asamblea si accede a esa petición. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie.
El C. Cabrera: Suplico a la Secretaría repita su proposición.
- El mismo C. Prosecretario: No se accede a la solicitud del C. Subsecretario del Interior. (Voces: ¡No se oye!) Se va a repetir lo que se dijo antes: que habiendo pedido el Subsecretario del Interior por que se vote por separado el artículo 4o. se pregunta a la Asamblea si accede a esa solicitud. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie.
El C. Blancarte: La interpretación debe ser en el sentido de que si se espera para impugnarlo.
Presidencia del C.
AGUIRRE ESCOBAR JUAN
El C. Neri: Pido la palabra para informar que estando fungiendo como Presidente, puse a discusión, de acuerdo con un artículo reglamentario, todo el capítulo primero dije: "las personas que deseen impugnar todos estos artículos, es decir, del 1o. al 9o. se servirán pasar a inscribirse. Sólo el C. Cabrera separó el artículo 3o.; de suerte que, conforme al mismo Reglamento, tiene que votar del 1o. al 9o. en un solo acto con excepción del 3o. que separó el C. Cabrera.
El C. Hernández Luis M.: Desde la discusión en lo general, tanto el señor Subsecretario del Interior como el señor licenciado Cabrera y algunos otros oradores, impugnaron el artículo 4o. Como al pedir la palabra el señor licenciado Cabrera en la discusión en lo particular, indicó que iba a atacar el artículo 3o. posteriormente nadie se había inscripto ciertamente; pero en ese momento, cuando se iba a poner a votación llamándome a mí la atención que nadie se hubiese inscripto en el artículo 4o., que es el 3o. de la ley Orgánica del proyecto del Ejecutivo, entonces iba a inscribirme cuando el señor Subsecretario solicitaba que se apartara. Nosotros solicitamos que se aparte, no el señor Subsecretario.
El C. Rueda Magro, de la Comisión: No está a discusión el artículo 3o. del proyecto del Ejecutivo: se discutió el artículo 3o. del proyecto de la Comisión. En la consecuencia, es el único separado y objetado y además ya se votó que se desechaba la moción del señor Subsecretario.
El C. Hernández Luis M.: Yo creo que la Comisión debe tener debidamente bien fundado su dictamen para no tener la discusión de un artículo que ya se había discutido en lo general.
El C. Rueda Magro: La Comisión no tiene miedo a ningún orador, ni menos al señor general Hernández. (Aplausos.)
El C. Manrique: Moción de orden.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manrique.
El C. Manrique: Yo creo, señores diputados, que no hay ningún inconveniente serio para acceder a lo pedido por el señor Aguirre Berlanga; se puso a votación del señor Aguirre Berlanga y la votación fue precipitada. En realidad, como no se oyó perfectamente al señor Aguirre Berlanga exponer las razones que tenía para solicitar que el artículo 4o. se apartase, en realidad esta votación no tiene razón de ser. Tenemos razón para votar en un solo acto todos aquellos artículos no impugnados, pero el señor Aguirre Berlanga desea impugnar el artículo 4o. ¿por qué no oírlo, si tiene razones en contra de este artículo?
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Neri, para una moción de orden.
El C. Neri: Se ha votado por la Asamblea que se considere este asunto suficientemente discutido, es decir, todo el capítulo; si el C. Subsecretario del Interior quiere impugnar el artículo 4o., bien puede pedir una reconsideración, pero esto es una cosa por separado y en ese caso debe estarse a las reglas generales que establece el Reglamento para todos los diputados.
El C. Manrique: Pido la palabra.
- El C. Presidente Tiene la palabra el C. Manrique.
El C. Manrique: Cuando el señor Aguirre Berlanga pidió que se apartese el artículo 4o., la Mesa cometió, en mi sentir, un error al consultar este asunto inmediatamente, sin discusión previa; debió haber preguntando si se tomaba en consideración la moción del señor Aguirre Berlanga y se habría tomado seguramente en consideración puesto que
no hay razón alguna en contrario; entonces se habría puesto a discusión y el señor Aguirre Berlanga habría expuesto las razones que en su sentir hubiera habido y le habríamos hecho o no caso, pero es necesario que se discuta este asunto si es materia de debate.
El C. Aguirre Colorado: Una aclaración. Cuando se discutió la ley de los Tribunales que ya se mandó al Senado, se procedió a la discusión por capítulos, pero la Secretaría siempre leía el capítulo que estaba a debate y cada uno de los CC. diputados, sin necesidad de aprobación exclusiva de toda la Asamblea que se separo el artículo tantos o la fracción X; si hoy el C. Subsecretario Encargado del Despacho del Interior, que viene a defender su dictamen, pide que se separe el artículo 4o. ¿por qué ha de haber una obstinación y por qué se ha preguntado a la Asamblea si se separa o no el artículo. Permitidme hacer una aclaración respecto de lo que decía el señor Neri: se preguntó a la Asamblea si estaba suficientemente discutido el asunto que estaba a discusión, que era el artículo 3o. (Voces: ¡No, no!) Sí, señores, en consecuencia, yo creo, para que todos demos un voto afirmativo o negativo a determinado artículo de la ley sobre la cual se basará la justicia, que debemos escuchar luces, escuchar opiniones, oír en qué forma debemos votar. ¿Cómo va a ser posible que uno que no sea abogado vaya a votar sin saber cómo votar?
El C. prosecretario Magallón: La mesa consulta a la Asamblea si se considera para su discusión el artículo 4o. los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se reconsidera. En esta caso terminada la votación que se va a hacer, se pondrá a discusión el artículo 4o. están a votación los artículos del 1o. al 9o. con excepción del 3o. y 4o.
El C. Cabrera: Moción de orden.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Cabrera.
El C. Cabrera: Suplico a la Presidencia mande a la Secretaría se sirva repetir las proposiciones que se van a votar, con el fin de que los señores diputados se den cuenta exacta de lo que se va a votar. Es una medida que ya estaba cumplida bien por la Secretaría, pero para hacerla más clara.
Presidencia del C. NARRO REYNALDO
El C. Prosecretario Magallón: Se van a votar los artículos: "1o. Corresponde a los tribunales del orden común en el Distrito Y Territorios Federales, la facultad de juzgar y sentenciar con arreglo a la ley, en asuntos civiles y criminales del mismo orden, así como en asuntos del orden federal, en los casos en que la Constitución de la República, les confiere expresamente jurisdicción.
"Artículo 2o. El Ejecutivo de la Unión, facilitará al Poder Judicial. los auxilios que necesite para el ejercicio expedito de sus funciones.
"Artículo 5o. Cada uno de los jueces y tribunales expresados en el artículo anterior, ejercerá la jurisdicción en la parte, grado y términos que les asignen, la presente ley y las de procedimientos.
"Artículo 6o. Los artículos no ejercerán autoridad pública, pero bajo las reglas y con las restricciones que fijen las leyes de enjuiciamiento, conocerán según los términos de los respectivos compromisos, del negocio civil que les encomienden los interesados, y sus resoluciones tendrán la eficacia que las mismas leyes atribuyan.
"Artículo 7o. Son auxiliares de la administración de justicia, y por tanto, deberán cumplir las órdenes de los funcionarios de este ramo:
"I. El Inspector General o jefe de la Policía del Distrito Federal.
"II. Los inspectores o jefes de las diversas demarcaciones en que se divide la ciudad de México.
"III. Los empleados de policía foráneos que funcionen en las municipalidades en que está dividido o se divide el Distrito Federal.
"IV. El Inspector General o Jefe de la policía de cada uno de los territorios federales, de los Inspectores y jefes de las diversas demarcaciones en que se divida, así como los demás empleados de policía que se nombren para los diversos partidos, municipalidades o circunscripciones de un Territorio.
"V .Los peritos médico - legistas, los intérpretes y los demás peritos, en los ramos estén encomendados.
"Artículo 8o. Los funcionarios y empleados de la administración de justicia del Distrito y Territorios, lo mismo que los jurados, recibirán por sus servicios una compensación que será fijada por la ley y pagada por la Tesorería del mismo Distrito o Territorio que corresponda.
"Los árbitros, secretarios y escribanos de diligencias, que intervengan en el juicio arbitral, serán remunerados por los particulares que se sometan a dicho juicio, según convenio, y a falta de éste con arreglo al arancel.
"Artículo 9o. Las autoridades castigarán disciplinariamente:
"I. A las autoridades inferiores de su jurisdicción por las faltas u omisiones que encuentren en los expedientes y de que tuvieron conocimiento al revisarlos, al practicar una vista o por queja de parte o del Ministerio Público.
"II. A los funcionarios y empleados de su jurisdicción, por las faltas y omisiones relativas al régimen interior de la oficina.
"III. A los litigantes, a sus abogados, procuradores, gestores oficiosos, y, en general, a todas las personas que comparezcan ante dichas autoridades judiciales con cualquier carácter, por las faltas en que incurran ante las mismas autoridades."
Se procede a la votación nominal.
El C. Secretario Villarreal: Votó por la negativa el C. diputado Fernández Martínez Luis.
El C. Prosecretario Magallón: Votaron por la afirmativa los CC. Acuña, Aguilar, Aguirre Berlanga, Aguirre Colorado, Aguirre Crisóforo, Aguirre Efrén, Aguirre Escobar, Alejandre, Alonzo Romero, Alvarez del Castillo, Ancona Albertos, Andrade, Aranda, Arellano, Arrazola, Arreola, Aveleyra, Avilés, Bandera y Mata, Barragán Juan Francisco, De la Barrera, Basáñez, Bello, Benítez, Betancourt, Blancarte, Bravo Izquierdo, Breceda, Cabrera, Cámara, Campero, Cano, Cárdenas, Carrillo Eduardo s., Carrillo Iturriaga, Cepeda Medrano, Cienfuegos
y Camus, Cisneros, Córdova Daniel S., Córdova Gabriel J., Cravioto, Cristiani, Cruz José C., Curiel, Chapa, Dávalos Ornelas, Díaz González, Domínguez, Drey Echeverría, Escudero Esparza, Esquivel, Fentanes, Fernández Aurelio M., Figueroa, Gaitán, Gámez Gustavo, García Eliseo, García Jonás, García Pablo, Garza Ernesto, Garza González, Garza Pérez, Gaxiola, Gómez Mauricio, González Galindo, González Jesús M., González Lauro, González Marciano, González Torres, Guajardo, Gutiérrez, Guerrero, hay, Hermosillo, Hernández Jerónimo, Hernández Luis M., Hernández Maldonado, Higareda, Ibarra, Laison Banuet, Lanz Galera, Leyva, Leyzaola, Limón, Lizalde, López F. Ricardo, López Miro, Marcelín, Magallón, Malpica, Manjarrez, Manrique, Manzano, Mariel, Márquez Josafat, Martínez de Escobar, Martínez Joaquín, Medina Juan, Méndez, Mendoza, Meneses, Moctezuma, Narro, Navarrete, Neri, Ordorica, Ortega José M., Ortiz, Otero, Paredes Colín, Pedroza, Peña, Peñafiel, Peralta, Pérez Brambilia, Pesqueria, Pineda, Plank, Portillo, Pruneda, Ramírez G. Benito, Ramírez Genaro, Ramírez Llaca, Rebollado, Reynoso, Ríos Landeros, Rivas Rivera Cabrera, Robles Domínguez, Rocha, Rojas Dugelay, Román, Rosas, Rueda Magro, Ruiz Estrada, Ruiz José P., Juan A., Sáenz, Sánchez Daniel, Sánchez José M., Sánchez Pontón, Sánchez Tenorio, Saucedo Salvador, Segovia, Sepúlveda, Silva Herrera, Silva Jesús, Siurob, Soto, Téllez Escudero, Torre Jesús de la, Torre Rómulo de la, Torres Berdón, Torres José D., Treviño, Uruñuela, Vadillo, Valle, Velázquez, Ventura, Villarreal Filiberto C., Villarreal Jesús J. y Zapata.
Aprobados los artículos por 166 votos de la afirmativa, contra uno de la negativa. Se procede a la votación nominal del artículo 3o. que dice:
"Los tribunales Superiores, siempre que tengan que ocurrir al Ejecutivo Federal, lo harán por conducto de la Secretaría de Estado, Departamento Interior: y los Tribunales inferiores, por conducto del Tribunal Superior respectivo."
El C. Prosecretario Villarreal: Votaron por la negativa los CC. Aguilar, Aguirre Colorado, Aguirre Crisóforo, Alejandre, Alvarez del Castillo, Andrade Araujo, Arellano, Avilés, Barragán Juan Francisco, De la Barrera, Basánez, Bello, Blancarte, Cabrera, Cano, Cárdenas, Carrillo Eduardo S., Carrillo Iturriaga, Cisneros, Córdoba Daniel s., Córdova Gabriel J., Cravioto, Cristiani, Cruz José C., Curiel, Dávalos Ornelas, Dávila, Díaz González, Domínguez, Dyer, Escudero, Esparza, Fentanes, Fernández Aurelio M., Gaitán, Gámez Gustavo, Gámez Ramón, Garate, García Adolfo G., García Eliseo, García Jonás, Gaxiola, Gómez Mauricio, González Galindo, González Marciano, González Torres, Gutiérrez, Hermosillo, Hernández Jerónimo, Hernández Luis M., Higareda, Lailson Banuet, Lechuga Val, Lizalde, López Miro, Marcelín, Manjarrez, Manrique, Manzano, Mariel, Márquez Josafat, Martínez de Escobar, Martínez Joaquín, Medina Francisco, Medina Juan Moctezuma, Múgica, Ordorica, Ortega José M., Ortiz, Otero Paredes Colín, Pedroza, Peña, Peñafiel, Pérez Brambilia, Pesqueira, Plank, Ramírez Genaro, Rebollado, Rocha, Rodríguez Saro, Rosas, Ruiz José P., Segovia, Sepúlveda, Silva Herrera, Silva Jesús, Siurob, Soto, Suárez, Téllez Escudero, Torre Jesús de La, Uruñuela, Ventura, Villarreal Filiberto C., Villarreal Jesús J., Villaseñor y Zapata.
El C. Prosecretario Magallón: Votaron por la afirmativa los CC. Acuña, Aguirre Berlanga, Aguirre Efrén, Aguirre Escobar, Alonzo Romero, Ancona Albertos, Aranda, Arrazola, Arreola, Aveleyra, Bandera y Mata, Benítez, Betancourt, Bravo Izquierdo, Cámara, Campero, Cancino Gómez, Cienfuegos y Camus, Chapa, Echeverría, Esquivel, Fernández Martínez, Figueroa García Pablo, Garza Ernesto, Garza González, Garza Pérez, González Jesús M., González Lauro, Guajardo, Guerrero, Hay, Hernández Maldonado, Jurado, Lanz Galera, Leyzaola, Leyva, López F. Ricardo, Magallón, Malpica, Márquez Rafael, Méndez, Mendoza, Meneses, Montiel, Narro, Neri, Padilla, Peralta, Pineda, Portillo, Pruneda, Ramírez G. Benito, Reynoso, Ríos Landeros, Rivas, Robles Domínguez, Rojas Dugelay, Román, Rueda Magro. Ruiz Estrada, Ruiz Juan A., Sáenz, Sánchez Daniel, Sánchez José M., Sánchez Pontón, Sánchez Tenorio, Saucedo Salvador, Torre Rómulo de la, Torre Berdón, Torres José D., Vadillo, Valle y Velázquez.
Reprobado el artículo tercero por 101 votos de la negativa contra 74 de la afirmativa. La Mesa manifiesta a la Asamblea que siendo una costumbre mandar cada año ante la tumba del Benemérito de las Américas una corona, se comisión especialmente para que esa misión a los ciudadanos diputados Padilla José R. González Marciano y Limón Cristobal.
El C. Zapata: Me supongo que mañana no tendremos sesión y en este concepto.... (Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí; Campanilla.) En este concepto deseo suplicar a la Mesa tenga la bondad de darnos un rato de sesión secreta para conocer en resultado de la Comisión que se mandó al Ejecutivo sobre los asuntos de Sinaloa.
El C. Presidente: Habiendo llegado la hora reglamentaria, la Presidencia consulta a la Asamblea si se prolonga la hora para tener una sesión secreta.
El C. Prosecretario Magallón: La Mesa manifiesta a la Asamblea que se prorrogará en sesión secreta, en virtud de que mañana no habrá sesión.
El C. Cabrera Luis: ¿Es verdadera sesión secreta o es sesión de miedo?
El C. Presidente: Se va a erigir la Cámara en sesión secreta, porque se trata de un asunto económico y además de una acusación contra un funcionario público y el Reglamento expresa que esto se trate en sesión secreta.
El C. Cabrera Luis: Es el caso de que ya hay el precedente de que bajo el pretexto de asuntos económicos se dictan leyes en sesión secreta.
El C. Presidente: Antes de comenzar la sesión secreta, se va a dar lectura a un documento enviado por el señor general Castro, relativo al asunto de hoy en la mañana.
El C. Prosecreto Magallón: "Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra y Marina.- México.
C. Presidente de la H. Cámara de Diputados:
"Ruego a usted atentamente se sirva hacer del conocimiento de esa H. Asamblea lo siguiente: "Hoy a las once y minutos de la mañana, tuve
el honor de recibir a la Comisión que esa H. Cámara designó para que se acercara a mí solicitando informes a la misma sobre la detención del teniente coronel y diputado Martín Barragán, a la cual manifesté que desde luego me ocuparía asunto para informarle, como ahora tengo el alto honor de hacerlo.
"A las diez y treinta minutos de la mañana, el C. Jefe de mi Estado Mayor, Rafael Cánovas, me informó saber que en la Mayoría de Ordenes de esta Plaza se encontraba detenido un diputado por haber cometido un escándalo, por lo que me apresuré desde luego a dictar órdenes directas para que fuera puesto inmediatamente en libertad. Momentos después, se acercó a mí la Comisión de referencia, y al despedirla, ordené al C. general de brigada Macario M. Hernández, Mayor de Ordenes de la Plaza, me informara sobre el particular, a lo que me manifestó no tener conocimiento de que hubiera sido detenido diputado alguno de nombre Martín Barragán, y que sí lo había sido el teniente coronel de caballería del mismo, según partes que me transcribe y que a la vez lo hago a esa H. Cámara:
"C. general de división Subsecretario de Guerra y Marina, Encargado del Despacho.- Presente.- Tengo la honra de insertar a usted el parte de novedades rendido por el Jefe de Díaz, C. mayor Luis de la O, y que a la letra dice: "Tengo la hora de poner en el superior de usted, que siendo Jefe de Día me presenté a las diversas kermesses efectúales anoche con el objeto de que se llevara a cabo el buen y moralidad, y al llegar a la del Carmen, recibí parte verbal del C. capitán segundo Joaquín Arriaga y teniente Adolfo Gutiérrez, de que el C. teniente coronel Martín Barragán se había presentado uniformado, resistiéndose a entregar su arma, contraviniendo así las órdenes recibidas por esa Mayoría, por lo que había procedido a sacarlo de la mencionada kermesse; que minutos después se presentó nuevamente en estado de ebriedad, de paisano, y como el centinela, requiriéndole, le entregara la pistola, manifestó de una manera altiva e insolente que no había en dicho espectáculo persona capaz de quitársela, acudió a mí en solicitud de lo que debía hacer en tal caso. En vista de los acontecimientos desarrollados me presenté personalmente al lugar de los acontecimientos, y cumpliendo con mi deber y obedeciendo las órdenes emanadas de esa superioridad, le exigí la entrega, o en su defecto se saliera, por lo que me respondió de una manera que desdice del grado que representaba, que ni hacía ni una cosa ni otra. Todavía prudenciando, nuevamente le supliqué cumpliera con los requisitos que se exigían para entrar en tal espectáculo, y como negara a ello, entonces ordené se le desarmara,habiendo un escándalo tal, que de no haber estado presente, hubiera tomado proporciones considerables. Como consecuencia de esto dejándose llevar por los vapores de la embriaguez, profirió palabras obscenas, denigrando a las autoridades civiles y militares y más directamente a mí, por lo que consulté si lo remitían a la Mayoría, y como contestaron afirmativamente, así lo hice; momentos después recibí un telefonema de la Mayoría, en la cual me ordenaba me presentara inmediatamente, como en efecto lo hice. Una vez presente, como me manifestara el oficial de guardia, teniente Miguel Calderón G., que preguntaba el C. general Mayor de Ordenes de la Plaza, que si en efecto había cometido escándalos se le detuviera, manifesté que sí, como él estuviera presente, se desató en denuestos contra mí, diciéndome literalmente, entre otras cosas: "que él era teniente coronel del Ejército, que hombre a hombre no se la hubiera quitado, y que hoy, día de la fecha, iba yo a ver qué era jugar con los soldaditos." y más frases injuriantes, por lo que mencionado oficial de guardia. lo ordenó se sirviera conducirse con más corrección. Tengo el honor, mi general, de hacer a usted presentes mi subordinación y respeto - Constitución y Reformas.- México, julio 17 de 1917.- El mayor jefe de Día. - Luis de la O." (Rúbrica.) Lo que tengo la honra de transcribir a usted para su conocimiento y efectos consiguientes, manifestándole a la vez que tuve conocimiento de lo ocurrido en este lugar el día de ayer, entre diez y once de la noche.- Protesto a usted mi atenta y distinguida subordinación y respeto. - Constitución y Reformas.- México, julio 17 de 1917.- El general de brigada, Mayor de Ordenes.- Macario M. Hernández. (Rúbricas.)
"Mayoría de Ordenes de la Plaza.- México.- Sección cuarta.- Número 882."
"Tengo la honra de transcribir a usted el oficio que bajo el número un mil trescientos setenta, girado por la sección primera, con esta fecha me dirige el C. general brigadier, Jefe de la Inspección de cuarteles y edificios militares, dependientes de esta oficina." - En parte que me rinde con esta fecha el capitán segundo Joaquín Arriaga, me dice: "Tengo la honra de poner en el superior conocimiento de usted las novedades ocurridas durante mi servicio, desempeñado en la kermesse del jardín del Carmen. Fue remitido a la Mayoría de Ordenes, de orden del mayor Jefe de Día, Luis de la O, el teniente coronel de caballería Martín Barragán, que en compañía del licenciado Salvador Dumaine, y en completo estado de ebriedad, se introdujo uniformado y armado, y al hacerle saber la disposición que hay, no quiso ni siquiera informarse del oficio girado por la Mayoría de Ordenes, manifestando que era absoluto de penetrar a cualquier sitio, en la forma que quisiera. Logrando convencerle de que saliera, regresando después de paisano y armando, fue nuevamente requerido para que entregara su arma, a lo que contestó con improperios para los oficiales de guardia en dicha kermesse y para las autoridades superiores, diciendo que con tales procedimientos se volvía a los tiempos de antes, habiendo sido estériles los sacrificios de la Revolución, y que se exoneraba en la Constitución, recogiéndosele su pistola, que fue entregada en la mencionada Mayoría de Ordenes, donde se comprobó el estado de ebriedad en que se encontraba.- " Lo que tengo la hora de insertar a usted, para su superior conocimiento."- Y a mi vez tengo el honor de insertarlo a usted para su conocimiento y efectos, haciéndoles presentes mi subordinación y respeto. - Constitución y Reformas.- México.- 17 de julio de 1917.- El general de brigada, Mayor de Ordenes.- Macario M. Hernández.- Al C. general de división, Subsecretario, Encargado del Despacho de Guerra y Marina.- Presente."
"En los partes insertos, como se ve, no se menciona que el teniente coronel Martín Barragán sea el diputado del mismo nombre, aunque posteriormente fuí informado que el teniente coronel y diputado de referencia, es la misma persona, y a quien, como antes digo, tan pronto como tuve conocimiento de su detención, fué puesto desde luego en absoluta libertad.
"Siendo todo lo anterior cuanto sobre el asunto a que me vengo refiriendo conoce la Secretaría de Guerra y Marina,que es a mi cargo, réstame tan sólo hacer conocer a esa H. Cámara mi pena por el incidente ocurrido y expresarle las seguridades de mi consideración muy distinguida. - Constitución y Reformas. - México, D. F., 17 de julio de 1917.-El general Subsecretario de Guerra y Marina, Encargado del Despacho.-J. A. Castro." (Rúbrica.)
- El C. Presidente, a las 7:10 p. m.: Se levanta la sesión pública y se pasa a la secreta.
El Jefe de la Sección de Taquigrafía,
JOAQUÍN Z. VALADEZ.